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Preguntas clave:
¿Qué de novedoso hay en los trabajos etnográficos online? ¿Nos sigue siendo útil la
observación participante y la entrevista semiestructurada para los nuevos entornos
virtuales? ¿Cuáles son sus límites y posibilidades?
El interés por la etnografía virtual o en línea surge cuando el objetivo es no sólo estudiar los
usos de Internet, sino también las prácticas sociales en línea y de qué manera estas prácticas
son significativas para la gente (Mason, 1999). La etnografía virtual (Hine, 2000) permite un
estudio detallado de las relaciones en línea, de modo que Internet no es sólo un medio de
comunicación, sino también un artefacto cotidiano en la vida de las personas y un lugar de
encuentro que permite la formación de comunidades, de grupos más o menos estables y, en
definitiva, la emergencia de una nueva forma de sociabilidad (Reid, 1994; Clodius, 1995;
Turkle, 1995; Baym, 1995; Hamman, 1998; Rutter, 1999; Lopes, 2000). De hecho, buena parte
de los estudios psicosociales y culturales sobre Internet se han centrado en la caracterización
de estas nuevas formas de interacción social, en el análisis de las manifestaciones culturales
propias en las comunidades virtuales (Reid, 1995) y en el estudio de las experiencias
personales en relación con los juegos de identidad que emergen en la comunicación mediada
por ordenador (a partir de ahora CMO), especialmente en los juegos de roles (Turkle, 1995) a
partir de observaciones de campo y de entrevistas en profundidad realizadas en línea. Desde
diferentes perspectivas teóricas, varios estudios han utilizado el método etnográfico como
estrategia de investigación para estudiar temas como la identidad y la sociabilidad en línea, el
establecimiento de categorías online, reglas de comportamiento, resolución de conflictos,
sentimiento de pertenencia al grupo, etc. adaptando la observación participante y la
realización de entrevistas a la CMO. Por ejemplo, la mayor parte de los estudios reunidos en la
edición de Internet Culture de David Porter (1997) constituyen estudios cualitativos, realizados
a partir de técnicas de observación participante, entrevistas en línea o cuestionarios por correo
electrónico.
Como señalan Velasco y Díaz de Rada:"el investigador nunca trabaja sólo como investigador,
trabaja también como vecino, como amigo, como desconocido, como hombre o mujer, como
occidental, europeo, español [...] y con otros papeles que él se haya forjado o que le haya
conferido el grupo que analiza y con el que convive" (1997).
Recién llegadas, newbies, a habituales, oldbies. El objeto de nuestro estudio se iba co Athenea
Digital, núm. 3: 72-92 (primavera 2003) 79 Etnografía virtualizada: la observación participante
y la entrevista semiestructurada en línea Elisenda Ardèvol, Marta Bertrán, Blanca Callén,
Carmen Pérez construyendo relacionalmente entre todas sus participantes, incluidas nosotras,
de modo que, las relaciones sociales del chat que pretendíamos observar y en las que
estábamos inmersas no eran ni algo controlable, ni únicamente determinado por el resto de
internautas.
La solución que Anette Markham (1998) encontró para aplacar la angustia de la espera ante la
pantalla en blanco fue realizar otra actividad mientras esperaba las respuestas, como por
ejemplo, ir rellenando su cuaderno de campo con anotaciones sobre la entrevista o ir
pensando en como reformular la siguiente pregunta.
Si nuestra intención es hacer una entrevista abierta o semiestructurada en la cual nos interesa
dejar hablar a la entrevistada y que ella vaya construyendo su propio discurso, habrá que tener
en cuenta que las propias características de la tecnología del chat y que la cultura
comunicativa en estos entornos marca un ritmo conversacional hecho de frases cortas y
continúas interrupciones que es difícil de evitar. Deberemos buscar formas creativas de
establecer el contexto de comunicación que se adapten a los intereses de la entrevista, en
definitiva, crear un modelo de entrevista en línea que, aun teniendo en cuenta las
características de este medio de comunicación, permita situar al entrevistador y al
entrevistado en el contexto pertinente de una entrevista abierta que posibilite cierto
desarrollo argumental y discursivo más extenso y continuado que el de una conversación típica
en un chat.
La etnografía virtual no es pues una mera adaptación de un "viejo" método a un nuevo
"campo" de estudio, como podría ser la CMO. El aspecto textual es solo una parte más del
objeto de estudio. Hay que tener en cuenta también que el propio artefacto (programa
informático, interficie, recursos gráficos, etc.) no es un mero "posibilitador" de las acciones
sociales, sino que en su diseño están inscritas formas de estructurar y entender la sociabilidad
(por ejemplo, la misma posibilidad de hacer privados o el sistema de jerarquización del IRC). Si
lo tecnológico es social (Latour, 2001), nuestro objeto de estudio es entonces aquella
hibridación tecnosocial que va más allá del texto y más allá de una mirada exclusivamente
sociológica o psicosocial centrada en el sujeto o en el discurso textual. La etnografía virtual es
entonces una oportunidad para transformar reflexivamente el propio método y replantear los
supuestos teóricos y epistemológicos que sustentan nuestra relación con lo técnico. Para ello
es muy importante, durante la observación participante, un primera fase de familiarización con
el contexto de los chats que nos permita ser uno más del canal y, por tanto, que la observación
participante sea realmente efectiva.
Los objetos ejercen como pequeños santuarios de memorias. Condensan tiempos y espacios
convirtiéndose en artefactos cuasi sagrados. En su materialidad pueden contener el lugar de
origen, identidades dejadas atrás, viejos amores... Así, el reloj de una antigua casa puede
convertirse – como figura metonímica - en “la vieja casa”. Una carta puede guiar a la infancia,
una fotografía recrear el hogar perdido, una maleta encerrar toda una trayectoria familiar de
exilios.
Como escribía Perec (2004: 13)3 al referirse a una pieza de puzzle, “el objeto considerado no
es una suma de elementos que haya que aislar y analizar primero, sino un conjunto, es decir,
una forma, una estructura”. En ese sentido, los objetos que poblaban el piso de la Barceloneta
conformaban un único relato coral.