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Jorge Alberto López González

CURSO DE

D erecho
P rocesal C ivil
C ostarricense
I
SEGÚN EL NUEVO CÓDIGO

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C U R S O DE

D erech o

P ro cesal C iv il

C o s t a r r ic e n s e

1
SEGÚN EL NUEVO CÓDIGO
- PARTE GENERAL -

lorge Alberto López González

EDiNexo

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C urso de D erecho P rocesal C ivil C ostarricense I
SEGÚN EL NUEVO CÓDIGO PARTE GENERAL

© Jorge A lberto López González

Edición e impresión digital:


IT EDiNexo
w\vw. ed inexo, co.cr

37S.24 López González. Jorge Alberto


L864c Curso de derecho procesal civil costarricense: según el nuevo
código (parte general) / Jorge Alberto López González
- r , ed. - San José. C .R. : EDiNexo. 2017.

524 p. : 23 cm, x 16,5 cm.

Nota: J.exlo universitario. Código procesal civil

ISBN 978-9930-539-13-2

I. Derecho procesal civil. 2. Educación-enseñanza.


3. Educación superior, I. Titulo

Prod ueto cent roam er ica no


1fecho en Costa Rica
Mayo. 2017

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra,


por cualquier medio, sin el permiso escrito del autor.

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DEDICATORIA
D e d i c o e s re libroo lo vU
a aquellas personas
que me ayudaron. me apoyaroneimpulsaron a .salir adelante.

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índice

Introducción! 17
Antecedentes sobre e! proceso civil t 2!
de Costil Rica i 2 1
Consideraciones generales / 2 1
E! Código Procesal Civil de 1990 2ü
Antecedentes históricos del Código Procesal Civil /43
Líneas filosóficas generales del Código Procesal Civil 50
Derecho procesal civil: su relación con el derecho procesal general
y con otras ramas del derecho! 5 1
Proceso / 5 1
Procedimiento l 51
Derecho Procesal Civil / 52
Estructura y organización jurisdiccional 52
Juzgado Civiles / 53
Tribunales Colegiados de primera instancia /53
Tribunales Colegiados de apelación civiles 53
Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia / 54
Estructura del Código / 5ó
Precisión terminológica / 57
Concordancia entre títulos y contenidos / 5S
La posición de la persona juzgadora / 5$
Eliminación de temas que deben regularse en Ley Orgánica ' 59
Principios del Código Procesal Civil 1 59
Aplicación de las normas procesales / óó
Sujetos procesales: derechos, deberes y potestades i 67
Competencia / 70
Consideraciones generales i 70
Elementos y criterios que determinan la competencia 71
Competencia Objetiva t 72
E! demento territorial 73
El demento cuantía 177
Competencia Subjetiva / 77

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Las causales de incompetencia subjetiva 78
Perpetuidad de la competencia subjetiva / 80
Suspensión de la competencia / 81
Perdida de la competencia / 82
Excepciones a las reglas de competencia S3
Acumulación de procesos / 83
Lidependencia / 86
Delegación de la competencia / 86
Prórroga de competencia / 87
Fuero de atracción i 89
Competencia internacional i9(1
Competencia del tribunal costarricense / 90
Competencia internacional exclusiva / 92
Procedimientos para declarar y cuestionar la competencia S92
Cuestión amiento de la competencia objetiva / 93
Cuestionan!iento de la competencia subjetiva /9 4
Inhibitoria / 94
Recusación i96
Inadmisilriíidad de la gestión de recusación / 97
Momento para proponer la recusación / 97
Forma de interponer la recusación / 98
Efectos de la solicitud de recusación / 98
Procedimiento de la recusación '9 9

Procedimiento y recursos en la recusación i 101


Con ti ietos de competencia / 101
Procedimiento de la declaratoria de incompetencia
internacional / 102
Sujetos procesales i 103
La persona juzgadora / 104
Las partes / 109
Capacidad para ser parte y capacidad procesal 110
Acreditación de la capacidad de actuar / 1 12
Arraigo i1Í3

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Curador procesal f114
Procedimiento para e! nombramiento
de curador procesal / 1 16
Patrocinio letrado / 117
Abogado director / 118
Apoderado judicial i119
Gestoría procesal / 120
Legitimación / 121
Determinación de la capacidad y la legitimación / 124
Sustitución procesal '125
Sucesión procesal / 125
Pluralidad de partes y personas i 127
Litisconsorcio necesario / 127
Litisconsorcio facultativo / 130
Intervención excluyen te i131
Intervención adhesiva / 131
Llamada al garante y al poseedor mediato 132
Patronato Nacional de la Infancia y Procuraduría General
de la República / 134
Pretensión Procesal i134
Acumulación de pretcnsiones / 137
Actos Procesales / 142
Constancia do recibo de gestiones 143
Actuación procesal por medios tecnológicos 143
Formación y reposición de expedientes / 144
Publicidad de las actuaciones escritas / 146
Lugar de las actuaciones i147
Tiempo de las actuaciones / 148
Actos de parte / 14‘J
Copias de escritos y documentos /1 5 0
Electos tic los actos procesales de parte / 15 I
Actos del tribunal -152
1-as comunicaciones judiciales i 153
Notificaciones judiciales / 154

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Objetivos de la Ley de Notificaciones / 156
facultados para notificar / I 57
Medios para notificar i 157
Formas de notificación i158
Posibilidades que da la tev a los litigantes para señalar / 159
¿A quiénes se les puede entregar las notificaciones? / I 59
Procedimientos de notificación / 160
Notificación en el domicilio electrónico permanente / 160
Notificaciones en procesos de intereses de grepo i 160
Notificaciones por comisión / 160
Notificación a personas jurídicas / 161
Notificación en el domicilio rcgistrnl (Arl. 21) 161
Notificación en el domicilio contractual (Art. 22) 1 61
Curador procesal (Alt, 23) / 162
Notificación por correo postal certificado i 162
Notificación por notario público / 162
Notificación por correo electrónico / 163
Notificación por fax / 164
Notificación por casillero / 164
Notificación en estrados / 165
Notificación en el mostrador / 165
Notificaciones a personas con discapacidad / 166
Presunción de notificación / 166
Nulidad de notificaciones / 167
Plazos / 167
Concepto y diferencia entre término y plazo / 168
Clasificación de los plazos / 168
Plazos perentorios y no perentorios (ordenatorios) / 168
Plazos prorrogarese improrrogables/ 169
Plazos legales, judiciales y convencionales i 169
Plazos comunes y particulares / 170
Conten de los plazos / 170
Suspensión de plazos t 174
Actividad procesal defectuosa, subsanación y nulidades procesales l 174

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Procedí míen lo para reclamar la nulidad / 181)
Alegación de nulidad con posterioridad a la semencia firme / 182
Suspensión del procedimiento / 183
Prcjudieinlidad / 185
Actos de alegación y proposición / 19 I
La demanda / 192
El fundamento jurídico de las pretcnsiones / 209
El ofrecimiento detallado y ordenado de lodos
Jos medios de prueba / 210
E;orumiación clara, precisa c individualizada de las
pretcnsiones f211
La estimación justificada de la demanda
en moneda nacional / 21 i
1:1 nombre del ahogado responsable de la
dirección del proceso y el de los suplentes / 216
E£l señalamiento de medio para recibir las
comunicaciones futuras / 2 I 7
I .a firma de la pane o de su representante / 17
Autenticación de abogado / 21 7
Presentación de documentos con la demanda / Sil
Demanda defectuosa i219
Demanda impropon ible / 220
Modificación o ampliación de la demanda / 226
Emplazamiento / 227
Efectos Je! emplazamiento / 228
Contestación de la demanda / 230
l..as excepciones/242
Momento y forma para interponer las excepciones / 245
Reconvención ■ 241
Replica / 252
J alla de contestación /252
Contestación extemporánea / 254
Allanamiento /254
Demanda y contestación conjuntas /'255

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La Prueba / 256
La carga Je la prueba / 256
El ofrecimiento de la prueba/257
Los medios Je prueba i258
La admisión Je la prueba i 261
La práctica de la prueba: Generalidades 265
El deber de cooperación en la práctica de la prueba / 266
Deber de veracidad y juramento / 268
Inmediación 1270
Concentración / 272
Orden en la práctica de las pruebas / 273
Generalidades sobre la forma del interrogatorio / 274
Práctica de prueba en el lugar Je los hechos / 278
Declaración domiciliaria i279
Nombramiento Je intérpretes / 280
Traslado e incorporación de pruebas /2SI)
Inevacuabilidad / 2 8 6
Apreciación de la prueba i 286
Declaración de parte i 292
Declaración de testigos / 297
Admisibilidad de la prueba testimonial / 298
Abstención de declarar por parte de los testigos i 299
Sustitución de testigos / 299
Práctica Je la prueba testimonial / 300
Careos i 301
Indemnización a los testigos / 302
Prueba pericial / 303
Designación, aceptación y honorarios
de peritos judiciales 303
Elaboración y presentación del dictamen / 305
Examen del dictamen en audiencia / 308
Dictámenes o informes especiales 309
Verificación Je cstadus económicos, financieros
y rendición Je cuentas 310

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Prueba documental l3It)
Presunción de autenticidad, validez y eficacia de los
documentos / 313
Documentos públicos / 313
Documentos privados y reconocimiento / 3 15
Exhibición de documentos / 31 6
Impugnación de documentos 31 7
Verificación de la autenticidad de los documentos / 31 9
Informes, expedientes y documentos / 320
Fecha cierta de los documentos privados / 320
Reconocimiento judicial / 321
Práctica de Ja prueba de reconocimiento judicial f ‘522
Reconocimiento de personas / 323
Reconstrucción de hechos / 324
Medios científicos / 324
Prueba anticipada .'325
Procedimiento de la prueba anticipada 327
Audiencias orales i32H
Asistencia a Itis audiencias y efectos de la ineo ni parecen cíes 323
Inasistencia a la audiencia preliminar / 330
Inasistencia a la audiencia de prueba / 331
Inasistencia a la audiencia en los procesos de audiencia única 1332
Inasistencia de la persona juzgadora o integrante del tribunal / 333
Posposición de audiencias / 333
Suspensión de audiencias / 334
La dirección de la audiencia / 337
Documentación de tas audiencias 339
Documentación mediante sopones aptos para
la grabación de la imagen y el sonido / 339
Documentación mediante acta / 340
Contenido del acta i341
Deliberación /344
Formas extraordinarias de conclusión del proceso 346
Conciliación / 346

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La conciliación en Costa Rica antes del Código de 2018 i 351
La conciliación en el Código Procesal Civil de 2018 / 354
Conciliación extrajudicial / 354
Conciliación judicial / 355
Homologación, efectos y ejecución de!
acuerdo conciliatorio / 35b
Transacción / 358
Homologación, efectos y límite de la transacción / 359
Renuncia del derecho / 359
Satisfacción cxtraprocesal S360
Imposibilidad sobrevenida del proceso /3 6 i
Desistimiento i363
Efectos del desistimiento i 365
Efectos del desistimiento sobre la intervención
excluyeme / 366
Desistimiento de las impugnaciones / 367
Caducidad del proceso/ 368
Efectos de la declaratoria de caducidad / 370
Resoluciones judiciales i 372
Elazo para dictar providencias y autos / 373
Adición, aclaración y corrección de autos ■374
Resoluciones en tribunales unipersonales /' 375
Resoluciones en tribunales colegiados '375
Deliberación, votación y redacción de las resoluciones/377
Discordia i 378
La sentencia / 380
La formación interna de la sentencia .■382
La estructura extema de la sentencia/384
La sentencia en tos procesos influenciados
por la oral idad i387
Generalidades sobre Ja forma de emisión y contenido
de la sentencia / 393
La sentencia que se dieta lucra del plazo previsto lega Intente 394
Contenido de la sentencia i396

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La emisión de las sentencias dependiendo del tipo de condena / 400
fnvariabilidad, adición, aclaración y corrección de
errores materiales en fas sentencias 403
Cosa j migada / 405
Cosa juzgada formal y cosa juzgada material /406
Cosa juzgada en relación con los autos t 407
Cosa Juzgada en el nuevo código procesal civil 408
Modernas tendencias sobre cf instituto de la cosa juzgada / 410
Medios de impugnación / 412
El sistema de doble instancia / 4 13
El sistema de única instancia i416
El sistema de impugnación en los procesos
influenciados por la oral idad -'417
Un sistema de impugnación concordante con los
principios de la oralidad / 421
El sistema de impugnación en el código procesal civil 425
Taxalividad de los medios de impugnación / 425
Legitimación para impugnar /426
Renuncia al derecho de impugnar i 426
Efectos de la impugnación sobre Jos plazos / 427
Motivación de la impugnación .'427
Prohibición de reforma en perjuicio / 432
Ejecución provisional / 433
Desistimiento de la impugnación 433
Providencias / 4 3 4
Recurso de revocatoria 435
El recurso de apelación i 43fi
Resoluciones recurribles mediante apelación / 437
Apelación de sentencias / 437
Apelación de autos / 438
Procedimiento del recurso de apelación /449
Apelación d i f e r i d a !451
Concepto y finalidad de la apelación diferida / 453
Naturaleza jurídica de la apelación diferida /454

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La apelación diferida coma instituto indispensable
en un sistema influenciado par la oralidad / 454
Apelación diferida y resoluciones apelables / 455
La apelación diferida crt el Código Procesa! Civil / 456
La necesidad de reiterar la inconformidad /4 5 b
Apelación por inadmisión ''459
Admisibilidad del recurso de apelación /462
La secunda instancia ! 462
Prueba en segunda instancia / 463
Audiencia oral en segunda instancia y resolución / 463
Recurso de casación / 464
El recurso de casación en el Código Procesal Civil / 467
Resoluciones contra las que procede el recurso de casación 468
Causales del recurso de casación / 470
Causales de orden procesal / 471
Casación por razones de fondo /4 7 4
Procedimiento del recurso de casación en el
Código Procesal Civil / 476
Requisitos del recurso de casación / 477
Rechazo de plano del recurso de casación / 479
Efectos del recurso de casación 482
Procedimiento del recurso de casación / 482
Casación en interés de la ley >484
Casación en interés de la jurisprudencia / 486
Revisión / 487
Procedimiento de la revisión / 489
Sentencia de la revisión / 491
Repercusión económica de la actividad procesal / 492
Gastos de funcionarios y empleados judiciales
y otros auxiliares / 492
Dietas y gastos de testigos f493
Honorarios de abogado / 493
Fijación del monto de honorarios de abogado / 494
Procedimientos para lijar honorarios de abogado / 494

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Casias i497
Condena en cosías / 498
Exención Je contiena en cosías / 498
Condena en cosías en casos de plural ¡dad su hj el iva / 499
Procedimiento para el cobro de cosías / 499
Garantías / 500
Tu ida cautelar / 501
Principales características de ías medidas cautelares 502
Presupuestos para la adopción de las medidas cautelares / 503
Peligro en la demora (pcrículum in mora) / 503
Apariencia de buen derecho (humus bou i iuris}/ 503
Caución (garantías) / 503
Clasificación de las medidas camelares / 504
Medidas cautelares l[picas o nominadas / :!04
Medidas cautelares atípicas o innominadas i 504
Generalidades sobre el procedimiento de las
tn ed idas cautelares / 505
Condena al pago tic costas, daños y perjuicios
al solicitan te de una medida cautelar / 508
Medidas cautelares típicas o nominadas /509
Embargo preventivo / 5Ü9
Anotación de demanda / 51 1
Administración e intervención de bienes productivos / 5 12
Suspensión provisional de acuerdos sociales,
con do ¡nina les y similares / 5 4
Depósito de bienes muebles o inmuebles / 515
Prohibición de innovar, modificar, contratar o cesar una
actividad / 5 10
Procedimiento de las medidas cautelares / 51 ó
Admisión provisional sin audiencia /51 7
Ejecución de las medidas cautelares / 51 li
Normas procesales internacionales 5 IÜ
Eficacia de sentencias y laudos extranjeros i 520
Auxilio judicial internacional / 522

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INTRODUCCIÓN

Este libro se comenzó a escribir a finales de 1998, cuando la Corle Suprema


de Justicia me dio la oportunidad de viajar a España, para hacer un doctora­
do en la Universidad Complutense de Madrid. Desde que inicie mi viaje a
tierras desconocidas en esc momento, además de la compañía indispensable
de mi familia (esposa y tres hijos), llevaba en mis maletas y cu mi mente la
ilusión de volver y trabajar en la reforma del proceso civil costarricense. Ya
para esa época se hablaba de que el Código Procesal Civil de 1990 era ino­
perante y el entonces magistrado Ricardo Zelcdón Zcledón había lanzado
el desafio sobre l'La Gran Reforma Prof' y "Salvemos ia Justicia
tesis doctoral la hice pensando en la necesidad de la reforma y en la forma
de hacerlo. Dios quiso que volviera y que se me diera [a oportunidad de
colaborar en esa tarea.
Construir un Código Procesal Civil como el que ahora tenemos, no fue un
trabajo fácil, imposible sin el auxilio de excelentes profesionales y amigos
como mis compañeros de la comisión redactor;) lo.s doctores Gerardo Pa-
rajclcs Viudas y José Rodolfo León Díaz. Tengo que rendirles homenaje
en este escrito. Jueces probos, hombres inteligentes, con profundo conoci­
mientos de derecho y con gran experiencia en la actividad jurisdiccional.
Personas con una mentalidad abierta, prestos a discrepar y abundantes en
la coincidencia. El trabajo no fue fácil, pero con profesionales y, ante todo,
personas buenas como ellos, fue cnriqueccdor, placentero y edificante. Mi
agradecimiento a Gerardo y a José Rodolfo, por todo lo que aprendí durante
los años en que luchamos por Ja aprobación de este nuevo código.
Muchas otras personas empujaron el cairo de la modernidad procesal. F.l
ex magistrado Ricardo Zcledón Zelcdón, con el ímpetu académico que siem­
pre le ha caracterizado, inició este camino. El magistrado Luís Guillermo
Rivas Loáiciga fue el impulsor de la reforma a partir del año 2003. Quedará
para la historia y para el recuerdo, las caminatas constantes a la Asamblea
Legislativa para reunimos, un día sí y otro también, lloviera o tronara, con
cualquiera que nos hiciera un guiño de interés por esta reforma. Ya al final,
en broma, decíamos que en dos legislaturas habíamos acumulado más de
100 votos para que el proyecto se aprobara.

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Jorge Alberto López Gor^ález

Don Luís Paulino Mora como presidente de la Corte, con su visión futurista
brindó su apoyo incondicional. La calidad de esta normativa, no se hubiera
logrado, sin el sostén ilimitado de Don Luis Paulino y sin la constancia del
magistrado Rivas, Doña Anabelle León Fcolli, Don Orlando Aguirre Gó­
mez, magistrados de la Corte Suprema de Justicia, brindaron sus aportes y
apoyaron incansablemente la propuesta. El abogado litigante Sergio Artavia
Barrantes, colaboró, como miembro de la comisión l evisora, en la revisión
final del texto elaborado por la comisión redaclom. El abogado litigante
Eduardo Rojas, en representación del Colegio de Abogados, fue un bastión
fundamental en la actividad de convencimiento a los diputados sobre las
bondades de la propuesta.
Mis excompañeros jueces civiles clamaron por su aprobación y cuando fue
necesario hicieron sentir su pensamiento, en las mismas barras de la Asam­
blea Legislativa, en pro de la reforma. Los alumnos de licenciatura de la
Universidad de Costa Rica y los estudiantes de la Maestría en Administra­
ción de Justicia de la Universidad Nacional y el Poder Judicial inspiraron
muchas de las ideas que aquí se exponen. Diputados de la Comisión de
Asuntos Jurídicos de la Asamblea Legislativa y asesores de los diputados,
impulsaron esta nueva legislación.
Seria injusto no destacar el apoyo que durante anos, sin distinción partida­
ria, como debe ser. dieron las asesoras de la Asamblea Legislativa Deisy
Ospina, Emily Reyes y Claudia Arroyo. Ellas se constituyeron en la tabla
de salvación, en momentos en que parecía que el texto quedaría como un
antecedente puramente histórico. La lisia de personas que ayudaron seria
interminable y por ello pido disculpas por aquellos y aquellas a quienes no
nombré. Muchas personas, de una u otra forma, contribuyeron a hacer de
este Código una realidad.
Como todo tiene un precio, trabajar en la elaboración y promulgación de
un nuevo código y luchar por su aprobación en la Asamblea Legislativa
tuvo algunos costos políticos personales; aun así, la ganancia para el país es
invaluable y eso es lo que realmente importa. Aprendí muchísimo, de dere­
cho. de política buena y de política mala, de perseverancia, de tolerancia y
de espera silenciosa. Todo requiere tiempo y las reformas procesales más.

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Cuno de Derecho Procesal Ovil Costarricense

] ioy leñemos un nuevo código, Para mí, significa devolver en algo a la


sociedad costarricense, la inversión que hizo en mis estudios doctorales en
el extranjero, Y en cí crepúsculo de mi carrera judicial, otra satisfacción
profesional de las muchas que Dios me deparó.
[.a aplicación de esta nueva normal iva presentará no pocos inconvenien­
tes. El primero y de mayor calado, la organización y funcionamiento de
los tribunales. Este Código, como ningún otro, un pactará en gran medida
a la justicia costarricense de lodos los órdenes y en el pensamiento de los
operadores jurídicos. Este Código representa la gran reforma procesal, con
la que sonó alguna vez d magistrado Zctedón. Estoy seguro, por lo menos
eso espero, que las alias autoridades del país y del Poder Judicial, tengan la
sabiduría para brindar el respaldo económico, administrativo y mult idisci­
plinan o que su imptemenlación requiere.
Entendiendo que la ea pac ilación será un elemento fundamental de su éxito,
he decidido ofrecer al público, este libro. Dios quiera que sea útil para lodos
los que requieran de un texto que se refiera a la nueva legislación procesal
costarricense. Y que no sea el único, que [as reformas procesales que se han
aprobado, sean el germen de una frliel itera producción jurídica cu el ámbito
procesal.
Finalizo expresando mi agradecimiento a tres de mis grandes amigos, los
exjueces jubilados Liana Rojas Barquero, llenry Madrigal Cordero y Juan
Ramón Coronado Huertas. Jueces dd mejor linaje, ejemplo de rectitud y
trabajo. A Doña Liana, por su lucha incansable para montar me en d avión
que me llevó a estudiar a Europa, A ] lenry. porque siendo mi profesor de
derecho procesal civil y unos de mis primeros jefes me regaló Lies enseñan­
zas que llevaré por siempre: el respeto a la opinión ajena, la importa neta de
estudiar la jurisprudencia y la pasión por el estudio del derecho procesal.
A Juan Ramón, porque con su ejemplo me enseñó el valor de la humildad,
del trabajo silencioso y sin aspavientos, de la escuza importancia dd alarde
público, pura ser, como lo fue él, uno de los mejores, sino el mejor, juez civil
que conocí. Nunca podré olvidar los ratos de discusión y análisis que tuve
con mi entrañable amigo, recibiendo algunas veces, con sorfirosa y confu­
sión, sus opiniones frontales y llenas de experiencia, contradiciendo lo que
en mi criterio eran verdades absolutas.

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Jorge Alberto López González

A quienes lean este libro les pido clemencia: se trata de un producLo humano
con defectos, que he preparado con la buena voluntad, con la que siempre
he tratado de actuar. Sueño que, con el tiempo, haya una importante, seria y
responsable producción jurídica, que enfoque detalladamente cada uno de
los temas que aquí se aborda. Aquí no lo pude hacer, porque este pretende
ser un curso básico, muy básico, aunque he tratado de remitir al lector a
bibliografía con la cual podría iniciar pura ampliar la perspectiva,
finalmente, algunas instrucciones y una promesa. Los números que apa­
recen entre paréntesis, son los artículos del código que se refieren al tema
concreto. Cuando se utiliza el concepto tribunal, no se refiere a tribunal
colegiado, sino a cualquier tribunal unipersonal o colegiado: la idea es no
utilizar la palabra juez, salvo cuando sea indispensable, para ajustar la lec­
tura al tema de género. Y la promesa, es que si Dios rjie presta vida y fuerza,
pronto saldrá a la luz la segunda parte del curso de derecho procesal civil
costarricense. Y esta vez, haré todo lo que esté a mi alcance para cumplir.

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N

Curso de Derecho P in c e l Civil Costarricense

ANTECEDENTES SOBRE EL PROCESO OVIL


DE COSTA RICA

C onsideraciones generales

Cuando Costil Rica so separó do la Monarquía Española, et ordenamiento


jurídico estaba compuesto por no mías do distinto origen y naturaleza. Ocu­
paba la cúspide la Constitución de 1812 y regían las leyes de las Cortes, las
Leyes de indias, diversas leyes del derecho castellano (la Novísima Recopi­
lación de 1805, la Nueva Recopilación de 1567 y las Siete Partidas), reales
decretos, disposiciones de la Audiencia de Guatemala y de la Diputación
Provincial de Nicaragua y Costa Rica, regulaciones municipales y oLra serie
de normas. La separación de España trajo consigo el desarrollo autóno­
mo del Derecho costarricense, lo que se i¡mni íes tú en la promulgación del
Pacto de Concordia de IS21. los Estatutos Políticos de 1823 y las normas
emanadas de las Juntas Gubernativas que funcionaron hasta 1824. La incor­
poración de Costa Rica ul imperio Mejicano, al Congreso Constituyente y
del Emperador y li la Federación ( en Imam eri cana, tuvo como consecuencia
que las disposiciones emanadas de éstos pasaron a formar parle del derecho
costarricense. El casuismo deesas disposiciones, la carencia de principios
ge] lera les, las gigantescas dimensiones del ordenamiento y el reducido nú­
mero de profesionales en Derecho, hacían prácticamente irrealizables las
tareas forenses. Ello trajo como consecuencia que a mediados de ÍKj O se
comenzara a expresar insistentemente en Costa Rica, la necesidad de que se
emitieran códigos modernos.1
■ kr

Veinte anos después de la declaratoria de independencia (1821), siendo jefe


de Estado el Licenciado Braulio Carrillo, comenzó la elaboración del pri­
mero de los códigos existentes en Costa Rica, denominado
de Canillo y que comprendía las materias civil, penal y procesal. No exis­
te unanimidad entre los historiadores costarricenses sobre quién o quiénes
fueron sus autores, no obstante, alguna doctrina estima que es casi seguro

I Sien/ Carbnnel, Jcn ge h añasco, JI islona del Dcrcdiu Costarricense, Sun José, Edi
tonal Juricenín>, I9(J7, pág. I83 a 18?.

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Jorge Alberto López González

que Carrillo, que era uno de los pocos jurisconsulto* de aquel tiempo, inter­
viniera en su adaptación.1
Para algún autor el Códigode Cami
elaborado para regir los destinos de la Confederación de Perú y Bolivia,
emitido por el doctor Santa Cruz en 1836,3 lo que sí es un hecho es que la
parte procesal se nutrió de las fuentes que Je suministraron las viejas leyes y
doctrinas españolas, que ya en España por esa época se tenían por anticua­
das y engorrosas.4
En cuanto al funcionamiento de ese cuerpo legal, merece destacar que con
el transcurso del tiempo todas sus panes fueron reformadas, llegándose a
un punto en que no se sabía exactamente qué parte estaba vigente, lo que
ameritó su reimpresión mediante Decreto N° Ó del 23 de julio de 1858.
Pronto se inició una nueva ora'de enmiendas, que motivó la necesidad de
una nueva reforma genera!. Mediante Decreto N“ IX de lecha 28 de agosto
de 1882 se autorizó al Poder Ejecutivo para que encargara a una comisión
de jurisconsultos elaborar los Códigos Civil y de Procedimientos Civiles.5
En 1887, medíante Ley N'*13 de 25 de marzo se promulga un nuevo Código
Procesal Civil en Costa Rica, mismo que se elaboró con base en las leyes
de enjuiciamiento vigentes en la época en España. Ese cuerpo legal, aunque
aventajaba al que había sustituido, estaba plagado de deficiencias que per­
mitieron que los procesos se dilataran debido a la existencia desmedida de
incidentes y recursos/

Algunos sostienen que ese código es obra óel jurista salvadoreño Isidro Menéndcz.
l>on Ricardo Jiménez Guardia sostiene que la hechura de esa obra le corresponde cit
su totalidad a Carrillo, Guier, Jorge brinque. Historia San José, lidiio-
rinl fusta Rica, 1968, pág. 118-1 a IIK8.
Momúfar. Histórica de( erica* citado por Guier, Ilistona
frocim
\-u
Cit,, pág. IE85
Guier, Historia del Do,Ob. Cil., pág. 1190,
erch
Gllier, Historia del Derecho, Ob. CU., págs. 1193 y 1209.
Guier, Historia del Daccht) Ob. Cil., pág, 120X. Señala este autor, que con este Có­
digo apareció ert Costa Rita el sistema (ranees del recurso de casación, que sustituyó
al antiguo recurso llamado de súplica de ascendencia española y desaparecieron los
fueros especiales judiciales, especialmente los religiosos,

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Curso de Derecho Procesal Civil Costa tí ¡cense

Igual que sus antecesores, d Código de 1887 fue objeto de numerosas en­
miendas yparelies parciales, una de ellas fue la realizada en I933 que no lo­
gró acabar con los defectos de la legislación procesal, que se manifestaban
en la lentitud y complejidad del proceso civil,7
Como consecuencia de su inope rancia, en 1035 se integra una nueva comi­
sión. En 1937 se publicó un nuevo Código de Procedimientos Civiles refor­
mado, que se mantuvo vigente hasta la promulgación del Código Procesal
Civil que estuvo vigente en Costa Rica desde el 4 de mayo de 1990. *
Del Código reformado en E937, aprobado en el Congreso en octubre de ese
ano y que entró: en vigor a partir del lJ de enero de 1938, se dice que ali­
geró en mué lio los procedimientos, c introdujo al proceso civil costarricen­
se innovaciones como las pruebas para mejor proveer, la su stand ación del
proceso para la indemnización por reparación civil en los juzgados civiles,
los notarios receptores de prueba, la mejora en el trámite de los juicios ar­
bitrales, el llamado recurso de inconstitucionalidad y la creación del juicio
de cuantía mínima. 9
De lo expuesto en lineas precedentes, se debe destacar que en Costa Etica
existió un Código de Procedimientos Civiles casi centenario, que, aunque
con intensas reformas, se mantuvo vigente desde IKK7 hasta 1990. Su fuen­
te inmediata lo fue la Ley de Enjuiciamiento Civil Española de 1855, tal
como lo admite la doctrina111y se destacó en las explicaciones que just itica-
ron su derogación.11
El Código de Pruccdimienlus Ci\ iles de I &í¡7 constaba de cuatro libros, que
no tenían denominación alguna* So curaderizó por su falta de coordinación,
carencia do un orden lógico en el tratamiento de las materias, el tribunal

7 Guier. /f ¿noria deí Derecho, O k Cil.,, 1208.


$ Fue publicada L¡n et Alcance NH ".i5 a /.¿j Gaceta N° 208 deí 3 de noviembre de l
y su vigencia se estableció suis meses después de su publicación >
0 Cjuicr; Htsiotiít deí Derecho, Ob_ í ’ir, páu. 1200,
Id Sobre lu mlliiCndu de la legislaciónespañola sobre csíccódigo v¿;^e: Akatá-Zamora
y Castillo, Nice(í\ fíw c,v dé (rtihujo partí redactar el firtiwfíttda Jetptjjweto ¿iei t
digo Pmcexüi Civil Ctwltíwicenxr, « Revista Judicial», Aílo 2, 7, San José, Carie
Suprema de Just i da, marzo 107S, pág. I7.
M Cnleuio de A bogados de Cosía Rica, Proyecto de Códi^i/ Pj-ocesat Civitr Sun JoSCn
i m p á g . 7,

2i

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Jorge Alberto López González

carecía de los suficientes poderes y permitía en exceso e! recurso de apela­


ción lo que traía como consecuencia Ja lentitud de los procesos. Su princi­
pal virtud, desde el punto de vista de técnica legislativa, fue la ausencia de
definiciones,11 aunque desde una perspectiva terminológica, fue calificado
por Alcalá-Zamora como anticuado a veces, insuficiente con frecuencia y
conculeador de la correspondencia entre nombre y contenido.15
Su estructura estaba conformada de la siguiente manera: en el libro primero,
titulo primero regulaba las es;en el titulo segundo, los
acion
tos de jurisdicción eyntre los que se incluía lo relativo a competencias, im­
pedimentos, recusaciones y excusas; el título tercero, contenía el despacho
de los asuntos judicialesen fas Salas de la Corte Suprema; en el título
cuarto, las formalidades judiciales; en el quinto lo relativo a copias de tos
escritos y documentos: en el sexto, las resoluciones judiciales: en el sétimo,
las notificaciones: en el octavo, lo que se denominaba citaciones can
zamiento; en el noveno, los términos ju
dicalen el décimo, lo relativo
suplicatorios, exhortas y mandamientos; y, en el undécimo, la acumulación
de autos.En el libro segundo regulaba: En el título primero, los actos preju­
diciales: en el título segundo, el juicio de en el título terc
el juicio de menor cuantía; en el título cuarto, los incidentes; en el quinto, et
juicio arbitral; en et sexto, el juicio ej n el sétimo, las s
en ci octavo el concurso de acreedores; en el noveno, los interdictos y; en
el último, el desahucio E;1 libro tercero contenía: En el título primero, las
disposiciones generales sobre actos de jurisdicción ; en el título
segundo, las oposiciones ai matrimonio; en el tercero, el de per­
sonas; en el cuarto, la tutela y cíñatela; en el quinto, los
sobre enajenaciónde bienesde menores incapacitados; en el s
deslinde y amojonam iento:en et sétimo, la consignación; en el octavo, los
procesos de ci:en el noveno, los de
sen
au de
(estamentos y; en el décimo, el desistimiento y la deserción. Finalmente, en
el libro cuarto se encontraban los recursos cu el titulo primero, ta

12 Colegio de Abogados de Cosía Rita, Proyecto de Ob. Cit.,


págs. 8 y 9.
ü Alcalá-Zamora, flavo jaO
im
deru h. (,’it. pág,

2.4

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Curso de Derecho Procesal Civil Costar ricen se

de sentencias en d limlo segundo, las casta* en el tercero, las disposiciones


comunes en el cuarto y los juicios de cuaen el quinto y último 1
Desde el punió de vista del procedimiento, como es de suponer, dados sus
antecedentes, d código do 1887, aún con sus reformas, respondía al siste­
ma de la escritura. Sin ninguna duda, se puede decir que este código sólo
contenía manifestaciones aisladas de oral idad que en muchos casos no se
cumplían en la realidad práctica.
Desde la perspectiva del principio de inmediación, a pesar de que en general
en la regulación de la practica de la prueba la normativa solía referirse al
,íue¡', este principio era normalmente inaplicado por dos razones fundamen­
tales: primero, porque debido al exceso de trabajo de los jueces, lo corriente
era que en la práctica, muchas de las pruebas se asignaran al personal au­
xiliar; segundo, porque desde la promulgación de la ley de creación de ia
figura de los actuariosjudiciales*** las pruebas eran practicadas por este
funcionario, que no CFa la persona encargada de dictar las semencias. Esa
actividad correspondía al llamado juez de que. normalmente, era un
funcionario con mayor experiencia que el actuario,16
El principio de inmediación no se encontraba en el espíritu de la legislación,
tampoco estuvo entre los ideales del legislador de 1887, ni en el de sus pos­
teriores reformadores. Un ejemplo de ello lo encontramos en el articulo 62,
en el cual, la presencia judicial en segunda instancia sólo se exige respecto
del presidente del tribunal y se da la posibilidad de que se requiera el auxilio
de los jueces de las instancias inferiores para la práctica de las pruebas. Dis­
ponía esta norma: «El Presidente detdeclaraciones y
]4 File capitulo único, Ululo V, Libro IV, que regulaba los denominados juicios de cuan­
tía mínima, fue derogado por Ley 2315 de 22 de diciembre do l95St
15 Ley 4322 de 11 de febrero de !%ÉL demuda medíanle Ley Ov^árucM del Poder Ju­
dicial N* 7333ppublícela en el Alcance Nfl 24 a la Gacela N" I del T do julio de
I993+que comen/.ó a regir seis meses después de su publicación, I!sel Ley, sus! ¡luyó
la liimrj del ¡letuario judicial por ki de] denominado actualmente Juez Tramitador
(Art. 125 a \3Üy
IG La ligura del actuario judicial encomraba jusíiTicación porque aún cu los juzgados
c ivi les no ini.vtos de no e\istir este funcionarle^ al juez, le ]i abría corres prendido li r-
iiiítr Lodas las resoluciones, atender consultas del personal, atender al público, recibir
pruebas, hacer remates y realizar diligencias fuera dd DcspEKbohJo que excedía las
capacidades de un a su la persono.

25

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Jorge Alberto López González

presidirá los demásactos de prueba.Puedecomisionarse a


puro el recibo de ellas».
Para el tratamiento de los asuntos en las Salas de la Corte Suprema, existía
la posibilidad de una vista, en la cual si informaba el abogado no podía ha­
cerlo la parte y viceversa. Los informes de los abogados podían ser escritos
y que se dejaban en la secretaría. En el caso de que se informara en forma
verbal, era posible dejar una nota firmada que contuviera los hechos y Jas ci­
tas de leyes y doctrina en que el informe se hubiere fundado (Arts. 4b a 52).
En cuanto al principio de concentración, a pesar de existir algunas manifes­
taciones de su existencia, como por ejemplo la regulación de la acumulación
de procesos, basta transitar brevemente por las disposiciones que regulaban
al proceso ordinario de mayor cuantía para determinar que su estructura no
atendía a la concentración de! proceso, sino que permitía su extensión des­
medida, En este proceso todo era escrito, lógicamente lo eran la demanda, la
contestación y la reconvención, la réplica y duplica (208 a 229). El deman­
dado podía objetar la cuantía, lo que implicaba iniciar el proceso con un in­
cidente, cuya resolución final gozaba del recurso de apelación (188 a 190).
Dentro de los dos primeros tercios del emplazamiento el demandado podía
oponer las que en esc tiempo se denominaban excepciones dilatorias que
provocaban un trámite incidental con práctica de prueba, cuya resolución
final también tenía apelación (214 a 221). Para la declaratoria de rebeldía
del demandado, era necesario que la parte aclora realizara lo que se deno­
minaba acuse derebeldía, mientras no se acusara la rebeldía el demandado
tenía plazo para contestar y la resolución que declaraba la rebeldía debía
notificarse personalmente al demandado (228). Cuando al demandado no
se le notificaba personalmente, sino en su casa de habitación, era necesario
realizar el denominado segundo llamamiento, concediéndole un nuevo pla­
zo para contestar, transcurrido el cual se declaraba su rebeldía (229).
La etapa de prueba, estaba dividida en dos períodos, diez dias para propo­
nerla y cuarenta para practicarla1"7, con una posterior declaratoria de ineva-17

17 Lo corriente era que el plazo para practicar la prueba no se cumpliera. Tomando en


consideración el excuso de trabajo que tenían Las tribunales, el exceso de señalamien­
tos en las agendas, no era de extrañar que nn proceso se mantuviera irás de seis meses
en el trámite de práctica de las pruebas,

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

cuabilidnd de la no practicado por culpa de la parte (231 a 233). Existía la


posibilidad de que las parles solicitaran un pía/a extraordinario para prue­
bas y la resolución que se adoptara al respecto tenía recurso de apelación
(234 a 236).
Una vez que eslaba practicada toda la prueba, o se Ilabia declarado incva­
cua ble la que no se había recibido por culpa de la parte, el juez ordenaba
unir los legajos de prueba al expediente principal y concedía a las partes
un plazo de ocho a quince días para que, por escrito, formularan el llamado
alegato debien probado (331 y 332), Estando el proceso listo para dictar
sentencia* el juez podía ordenar prueba para mejor proveer, la cual suspen­
día el plazo para el dictado de la sentencia; El juez tenía la facultad de or­
denar la recepción de pruebas nuevas o incluso las declaradas inadmisibles
o in evacúa bles por culpa de la parte. La única limitación que tenia, era que
las pruebas tuvieran influencia decisiva en el resultado del proceso (335).
La sentencia era susceptible de recurso de apelación (S63) y de la llamada
apelación (adh
esiv887). En el trámite de la segunda instancia d superior
podía ordenar la recepción de pruebas, aunque limitado a los supuestos ex­
presamente previstos en b ley (KK9). Finalmente, dependiendo de su natu­
raleza y cuantía, la sentencia podía ser recurrida en casación por defectos
formales o de fondo (002 a 0.31).
En relación con ei principio de publicidad, la legislación contenía una de­
claración que por razones prácticas puede considerarse meramente enuncia­
tiva. El artículo 243 exigía que toda diligencia de prueba se practicaría en
audiencia pública, sin embargo, lo normal era que las pruebas se recibieran
en la oficina del actuario o del juez, sin la presencia de terceros y en muchas
ocasiones, por desconocimiento o por comodidad, los jueces negaban el
acceso de terceros a las audiencias de prueba. La publicidad de las audien­
cias, no sólo era una declaración retórica, sino que era desvirtuada por otras

Ifc Se regulaba además el llamado/vcuj.vfj n para la anulación de sentencias


firmes. Este recurso sólo procedía en casos graves de indefensión debida a fuerza
mayor, por haberse sustentado la sentencia en don límenlos o testimonios falsos, si L
semencia se hubiere dictado cu virtud de cohecho, violencia o cualquier otra maqui­
nación fraudulenta y en aquellos casos en que el juicio fuere seguido con un defensor
legal, si el recurre me jtisli Meaba haber estado ausente de| país desde el principio, de
manera que no pudo presentarse era tiempo hábil para rendir prueba. ((>33 a

27

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Jorge Alberto López González

disposiciones del código. Ejemplo de ello, encontramos en el artículo 260


párrafo 4°, en el cual expresamente se señala: de fus posiciones
sólo se permitirá la presenciade la
directores» y en el artículo 307, referido a la práctica de la prueba testimo­
nial, en el cual se dispone «A este acto sólo podrán comparecer las
sus ahogados defensores».
Lo anterior, nos parece suficiente, para dar una visión global demostrativa
de que en el Código de Procedimientos Civiles de tSS7 no existían más
que algunas manifestaciones aisladas de oralidad como forma de expresión
verbal, que en muchos casos no se cumplían. La inmediación no era exigi­
da, la concentración era imposible por la forma en que estaba configurado
el procedimiento y la publicidad, en su recto sentido, estaba prácticamente
prohibida en la misma legislación.

E l C ó d ig o P rocesal C ivil dl 1990

I I Código Procesal Civil de Costa Rica, promulgado como ley el 3 de no­


viembre de 1989 y que estuvo vigente a partir del 4 de mayo de 1990 y hasta
el 7 de octubre de 20] 8, fue producto de una necesidad existente en el país,
como consecuencia de los problemas que presentaba la administración de
justicia civil, principalmente, la duración de los procesos, fundamental men­
te por el aumento cuantitativo y cualitativo de los litigios.
La evolución constante, tanto desde el punto de vista social como económi­
co de la sociedad costarricense, reflejaba ya hacia muchos años que el có­
digo de procedimientosciviles* no respondía a las necesidades de la justicia
civil. Tal como lo señalaba Alcalá-Xamora, si la legislación procesal civil
de Costa Rica estaba influenciada por la española, de ésta podía decirse, lo
mismo que de aquella, que nació anticuada, fundamentalmente, a causa del
atraso evidente de los estudios procesales civiles en la España de aquella
época y por la poca influencia que sobre la legislación de la metrópoli tuvo
el Código Procesal Civil francés de 1806 o el ginebrino de 1819,'^*28

19 Aleaíá-Zamora, " Rumis fruhujo ", Ob. t il., páy. 18.

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Curso de Derecho F}rocesa1 Civil Costarricense

Desde un punto de vista intrínseco, como lo señala Alcnlá-Zamoni, quizá La


razón fundamento] por lo que se hizo necesaria la reforma del proceso civil
costarricense en aquella época, lúe que en los últimos años se había operado
un cambio radical en la justicia administrativa (1966) y en la penal (1973),
lo que dejaba malparado al proceso civil, cuya vejez y deficiencias notorias
reclamaban un pronto reemplazo.311
Muchos años antes de la promulgación del Código Procesal Civil, era evi­
dente que esa non na ti va no era idónea para hacer realidad el principio de
justicia pronta y cumplida proclamado en el artículo 41 de la Constitución
Política de Costa Rica. lt
El 29 de setiembre de 1975, la Corle Suprema de Justicia, da el primer paso
hacia la elaboración del Código Procesal Civil de 1990, disponiendo la ne­
cesidad de establecer y aprobar las bases de esa nueva legislación. Para ello
se nombró una comisión cuya misión era buscar un connotado procesal isla
que redactara las bases del proyecto. Esa tarca fue encomendada al Doctor
N iceto Alcalá-Zamora, quien en su cumplimiento analizó la legislación a
derogar y realizó gran cantidad de recomendaciones en un documento de
fecha 20 de marzo de 1977. La redacción del proyecto fue encomendada al
ilustre procesal ista costarricense Dr. O Imán Arguedas fia lazar, quien fungia
como Juez Superior del Tribunal Primero Civil de fian José.
Después de varios congresos internos, modificaciones y adiciones propues­
tas por diferentes sectores interesados, d proyecto recibió su sanción como
Ley c! 21 de julio de 19X9, publicado el 3 de noviembre de 19X9 y entró
en vigencia a partir del 4 de mayo de 1990. Es necesario decir que en su
redacción se acudió a la consulta de los siguientes Códigos, Proyectos y
Anteproyectos: Ley de Enjuiciamiento Civil de España de 1X81, Conven­
ción de Derecho Internacional Privado (Código de Rusta man te), de 1928,
Código de Procedimientos Civiles del Distrito Federal (México) de 1932,
Código de Procedimientos Civiles para el Estado de México de 1937, Có-29

20 AlcalA-Zamora, Btixestiutrabajo.... Oh. Cil., pág. Iü.


21 lücc el articulo 4 |: <¿ Ocurriendo ;| lus leyes, indos li;m de encontrar reparación psira
las injurias o daños que hayan recibido en su persona, propiedad o intereses morales.
Debe hacérseles justicia pronta, cumplida, sin denegación y en e-urícla conformidad
Con 1% leyes ».

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Jorge Alberto López González

digo de Procedimiento Civil Italiano de 1940, Código de Procedimientos


Civiles de Sonora ( México) 1940, Código Procesal y Comercial de Santa
Fe (Argentina) de 1962, Código Procesal Civil y Mercantil de Guatemala
de 1963, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (Argentina) de
1967, Código de Procedimiento Civil ecuatoriano de 1967, Código de Pro­
cedimiento Civil de Colombia de 1970, Código de Proceso Civil brasileño
de 1973, Código de Procedimientos Penales de Costa Rica de 1973, Códi-
go de Procedimientos Civiles de Nuevo León (México) de 1973, Proyecto
de Código de Procedimiento Civil para Uruguay (de Eduardo Couture) de
1945, Proyecto de Código Procesal Civil de Daniel Quirós Solazar, Gonza­
lo Trejos y Juan Rafael Calzada Carbón i de 196b, Proyecto de Código de
Procedimiento Civil para Ecuador de 19S0. Proyecto de Código Procesal
Civil y Mercantil para El Salvador de 1980 y Anteproyecto de Código de
Procedimientos Civiles para el Estado de México de 1974.31
El Código Procesal Civil, sería presentado posteriormente al foro costarri­
cense, como un cuerpo legal que respondía a las necesidades de la realidad
del momento, como recopilación de las ideas básicas que debían informar
una reforma procesal ci\ il, que habían sido expuestas, analizadas y madu­
radas en congresos de derecho procesal de Europa y de América. Se resaltó
la importancia que se le daba al impulso oficial, al aumento de los poderes
del tribunal y a la buena fe en el debate. Se dijo, que esa normativa pretendía
eliminar o sancionar la deslealtad, la jaita de probidad y el fraude proce­
sal. Se destacó como parte de sus principios inspiradores los llamados de
celeridad y economía* la humanización del proceso y la simplificación del
procedimiento.13
Después de cinco aflos de su vigencia y aplicación, respecto de esa norma­
tiva se diría: '"Existió laesperanza de que el nuevo instrumento
los procesas enesa área, haciendo asíre

11 Colegia da Abogadas de Cosía liica. j’rnwcfo thr Código Procesal Civil, Ob. Cit..
pág. 33.
23 Argüidas Salazar* OI man, £7 nueva Código Procesal ('¿vil Cvrt&iutidtídes. Di*po­
siciones Generales* Tifulo prei ¡minan <* lv si ilia», San Jos é, Ivsíitia S.A„ Na 37* aña
4, 1990, págSr 4 a 8. Debe destacarte t|uc d Código Procesal Civil, no coniicnc una
exposición tic motivos.

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Curso de Derecho Procesa! Civil Costarricense

cional de justicia pronta y cumplida.embargo, el resultado no sido


ese, pues tosinconvenientes, en lo medhan subsistid
razones que han incidido cu un resultado distinto al de las expectativas que
sei tuvieron. La mayoría de días encuentran su origen en el propio Código.
Este mantuvoel viejo modelo del procesobásico y agregó otr
algunas simplificaciones y abreviaciones, pero remisiones
meror Esas formulaciones han producidoen los jueces alguna con
se dice muchas veces que sus interpretacionesconservadoras y form
han enervado las abreviaciones bu scads."
A
La realidad nacional costarricense, dejó patente que el Código Procesal Ci­
vil de 1990 no había rendido los frutos esperados, como consecuencia de la
deficiente regulación, de problemas de organización judicial, de la falta un
recurso humano más elídeme, de la falla de jueces15 y de la falta de prepa­
ración de los abogados para la función que les estaba encomendada.3*
Con la reforma de 1990 se dejó pasar una valiosa oportunidad para intro­
ducir h oral idad en el proceso civil costarricense Para ello no faltaron ra­
zones. Creemos que la influencia de la legislación y de alguna doctrina es­
pañola encontraron eco en esa decisión. I.a doctrina española clásica de la
época, no carecía de autores que veían a la oraiidad con muchas reservas.
De esa corriente de pensamiento no estaba exento AlcaIú-Zeiinora, posible­
mente por sus orígenes. La influencia de dicho pro cesa lisia, sobre la forma
en que al final se estructuró el proceso civil costarricense es evidente. Va
desde sus Bases de trabajo para redactar el articulado del proyecto de t ’ódi-2456

24 Aguirrc Cióme/, Orlando, prese ituición a: Rojas barquero, Liana, Enrifttación


aplicación del Código Procesal Civil a de vigencia, San José, Pod
Judiel¡i]-Ifaitud, 19%, ,w , 3.
25 Aquí son válidas y adoptables las palabras de MonlcroAruia, en cnanto señala rd’i-
ntodose a la realidad española, que si hubiéramos de atribuir responsabilidades par
el anormal funcionamiento de la justicia etl Costa Rica, na pondríamos en primer
lugar a la judicatura, sino a la sociedad y a sus representantes políticos, porque la
misma sociedad que abandona cea nonti carne me a sus jueces, le exige luego celeridad
procesal, y de esta tensión la primera víctima es la propia judicatura. Montero Aro-
ea, Juan. El principio de oraiidad y supractica en vigente Ley de
Criminal, «Justicia 83 », N°. ti, Barcelona, I.iberia Basch, 19N3, pug, 278.
26 Rojas Barquero, Liana, ^valuación de la aplicación del Código Procesal Civil a su
quinquenio de vigencia, San José. Poder Judieiül-Ilúnud, 39%, púas. 28 a 39.

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Jorge Alberto López González

go Procesal Civil de 1990, Alcalá-Zamora anunciaba su postura en relación


con la o ral idad, cuando advertía sobre la prudencia que se debía tener con
la reforma y sobre la necesidad de ¡(acatécnicos esenci
fin deevitar temerariossaltos enel vacia, vio
(fue merezcanser respetadaso entronizacióde disposiciones
paginen con posibilidades deidios¡nereida nacionales, aún en el
de que hayan rendidoóptimos frutos otras o
diferentes
Utilizando una frase de Chiovenda, decía este autor que «hay que decidirse
por una reforma fundamentalo renunci
gresos, lo cual según su criterio no pugnaba con el consejo de prudencia
que había formulado. Posteriormente advertía, que debe atenerse
a! mediopara ei que legisle y pesar y sopesar que hagan
o, par ei contrario, imposibleen él fórmulas experimentadas con éxit
otras latitudes». Finalmente, para remachar su criterio señala:
luces defectuosode 187ha podido f
constituye ambición desmesurada aspirar a que ei se aplique, por lo
menos, durante una cincuentena deanas».1* Por lo que li
aquí y por lo que sabemos en este momento histórico, es evidente que sus
palabras no fueron proféticas.
Alcalá-Zamora, no descartó expresamente la imple mentación de la orali-
dad en Costa Rica en ese momento, pero las condiciones que puso para
eflo, mermaron el interés por ese sistema procesal. Dicho autor señaló que
para implantar la oral idad era necesaria la solución de aspectos orgánicos
y presupuestarios, la preparación de los funcionarios judiciales para que la
encaucen, la seriedad de los abogados que la utilicen y que en primera ins­
tancia conociera un órgano jurisdiccional y monoerátieo y no uno colegia­
do, Finalmente, señaló «Si por las circunstancias no es posible
establecer así fa oralidad. preferible será a un proceso
si bien simplificadoen su desarolo,es decir, de trámites in­
útiles y con aumento de las atribuciones Esto

21 Alcahi'Zainora, 1Bases de fnilnijo ., ", Ob. Cit., pág. IS.


2X Alcalá-Zamora* " Bases d e Indmjt}.. ",0b. Cit.. pág. 19.
29 Alcalá-Zamora, " Bases d e trabajo. .. ", Ob. Cit., pág. 31.

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Curso de Derecho Procesé Civil Costa rr¡cense

último fue lo que intentó hacer el legislador de esa época, con los resultados
que ya sabemos.
Las reservas en relación con la implantación de la oral ¡dad, so observan en
las palabras do uno de los principal es, sino el principal redactor del Código
Procesal Civil de 1990, quien escribió: «..Jodo se sin caer cu
la fiebre reformista que a la larga sería más que beneficiosa y
por eso. siguiendo esa directriz. enel nuevo
instituciones que nohan ocasionadoen la y
motivo, su eliminaciónhabría sido contraproducente». J0
A la influencia ejercida por la doctrina citada, se sumaron los inconvenien­
tes que se te señalan a la oral idad desde los tiempos de Ch inven da, lo que
sustentó la creencia del legislador costarricense de que la implantación de
la oral idad implicaba una erogación económica que en ese momento el país
no esLaba en condiciones de afrontar.11
No nos corresponde ahora, ni tenemos los medios para realizar los estudios
económicos y de organización básicos que se requieren para juzgar la de­
cís ion del legislador. Bástenos por ahora decir, que se pudo aprovechar la
oportunidad para implantar la oral idad, al menos en algunos aspectos que
incidieran en el mejoramiento de la calidad de la justicia y no desecharla
casi absolutamente como en realidad se hizo. 1:3012

30 Argüe das Sa lazar, " iii nuevo Código Procesa! ", Oh. t'it., pág. 4.
31 Comentando las bases de trabajo para la redacción del Código Procesal Civil re­
firiéndose concretamente a la oral idad, decía el redactor del proyecto: que
ici artilitiat! funcione&tmo carrespuade, e.s menester dotar ai sistema de todos tas
medios materiales y humanos yecsario, nuestro país
n Suficientemente
para ello».Aguedas S alazar, O Imán, Rápidos ármentenos y sugerencia* sobre tas
bases de trabajo paratíi Código procesal « Revista Judicial», Año 2, Nfl. 7. San
José, forte Suprema de Justicia, marzo 197JJ, p%. 49,
32 Para algún escritor costarricense, la jurisdicción ogran ¡i en Costa Rica licué aun mo­
mia procesal y el proceso en dicha malcría está concebido cotilo un proceso eminen­
temente oral- Artavía Barraníes, Sergio, t)i:rec:t¡tj lomo I, San José,
Pditorial Jurídica Ehipas S.A., Iúófi, póg. 6S. Por nuestra parle, consideramos que un
es ludio serio ai respeelo es una larca pendí e ule en nuestro país, que por Eos objetivos
de nuestro estudio no nos corresponde hacer aqrlí.

33

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Jorqe Alberto López González

Decimos que casi absolutamente, porque en el Código Procesal Civil de


1990, existen manifestaciones deoralidad, aunque ésta no sea asistemática,
ni mucho menos sistemática.
Es pertinente hacer una síntesis muy breve de las principales características
del Código Procesal Civil de 1990; fundamentalmente, de aquellas que, se­
gún mi criterio, incidieron en su falta de eficacia. Sí el lector quisiera pro-
fundiznr en el análisis de esa legislación, deberá recurrir a ía doctrina que
quedó escrita sobre el.33
Cuando se promulgó el Código Procesal Civil de 1990, se dijo que se aumen­
taban los poderes del tribunal, sin embargo, ello no pasó de ser una intención
y terminó siendo una declaración retórica. Es verdad que le atribuía al tribunal
el deber de dirigir el proceso y velar por su rápida solución (98); sin embargo,
todos esos poderes carecieron de significado frente a una legislación en la
cual, además de que todo o casi todo se formulaba por escrito, muchas de las
resoluciones ínterlocutor ias tenían apelación, las posibilidades de interponer
incidentes eran ilimitadas y las sanciones por actos contrarios a la dignidad de
la justicia, desde el punto de vista del proceso brillaban por su ausencia.* En
otras palabras, la regulación contenida en el Código Procesal Civil de 1990
era incapaz de eliminar, con efectos verdaderamente graves para el incum­
pliente del principio de moralidad, las actuaciones dilatorias y el retraso del
procedimiento, hl mismo poder conferido al tribunal de rechazar gestiones
evidentemente improcedentes, era utilizado por los litigantes inescrupulosos
para retrasare! procedimiento. En lo que se refiere al proceso, a su tramitación
y celeridad, el juez costarricense es entonces un poderoso 15 en el papel

Sobre lia primera parto del Código* entre oirás de este servidor, puede verse nuestro
escrito: Curso de Detecho Procesa/ Civil Costarricense, Volumen J, Editorial Isolmn,
2011. También se encuentra doctrina sobre el Código de 19% en los escritos de va-
■fcr

ríos autores nacionales: üíman Arguedas Sala/ar Gerardo Parajdcs Viudas. Carlos
Picado Vargas, Sergio Artavia Barrantes y oiros.
34 La Ley Orgánica del Poder Judie ial (An. 216 a 223) regulaba el régimen disciplinan o
sobre las parles y sus abogados por faltas de respeio y consideración al tribunal o a Ja
parle contraría, estableciendo como sanción principal el sistema de dias mulla.
Ya en 1977. Alcalá-Zamora, se refería a que en Cosía Jíiea se había acentuado l;i ten­
dencia a ampliar los poderes dd juez en d proceso civil, aún cuando, por extraño que
pareciera, no siempre los integrantes de la judicatura fo huyan acogido con simpatía.
" Haxes tic Trabajo... ", Ob. Cit., pñg. 30.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

y amarrado en Ja realidad. Las dificultades que presentaba Ja misma legisla­


ción. propiciaba que algunos jueces trataban de ajustarse al procedimiento
para hacer avanzar válidamente los procesos, eran calificados de
olvidando o desconociendo que las formas procesales responden a tina nece­
sidad de orden, de certeza, de eficiencia, y que su escrupulosa observancia
representa una garantía de regular y leal desarrollo del proceso y de respeto a
los derechos de las parles.-’6
El proceso civil costarricense de 1990, estaba sustentado en la escritura y
lo normal era que las partes no participaban en su tramitación, lisa falta de
intervención se acrecentaba, porque todos tos escritos para ser atendidos
requerían la autenticación de un abogado (114) y, además, existía la po­
sibilidad de que otorgaran poder especial judicial al abogado, para que se
encargara de la tramitación del proceso ( 118). La intervención de las partes
en el procedimiento era mínima y sólo comparecían ante el tribunal el día
en que se recibían las pruebas, salvo que lucran llamadas a declaración de
parte, en cuyo caso tenían la carga de asistir, con la consecuencia que de no
hacerlo podrían ser declaradas confesas (336 y 343). Además de su dilicil
aplicación a tas partes, quienes normalmente actúan por consejo y dirección
de su abogado, el Código Procesal Civil exigía a quienes intervenían en un
proceso, actuar conforme a la dignidad de la justicia, la lealtad, la probi­
dad y la buena fe, evitando el fraude procesal, estableciendo, d poder del
juez de sancionar el incumplimiento de esas reglas (ÓS). Esa declaración de
principio, encontraba escasa aplicación, por la falta de intervención de las
partes en los actos del proceso y por la inexistencia de verdaderas caigas
procesales ante su incumplimiento.
No me corresponde, decir sí los abogados de Costa Rica eran académica­
mente idóneos para su función. Sin embargo, si desde ct punto de vista prác­
tico la preparación de los jueces, salvo las excepciones que siempre existen,

j(> Licbnum, i 'arico Tu 11io, Manual tic derecho procesal „(Traducción por Santiago
Sentis. Melcndo de tos tres volúmenes de la obra “ Manualc di tliriiio praeessuale
civile", publicada por DoU, A. í'ÜulVre fdtlorc -Milano, 1973. 1074, [976), lUicnos
Aires, 1980. pág. Ifí*). Nos referimos a las personas juzgadoras que aplican el pro­
cedimiento para que ésle se desarrolle válidamente y termine a la mayor brevedad
posible, no a aquellos otros, que existen, que dignifican y exigen el cumplimiento de
requisitos superfinos para los fines del proceso.

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Jorge Alberto Lope* González

no era lodo lo idónea que requería el sistema judicial costarricense, de la


de los abogados debía decirse exactamente lo mismo, incluso en lo relativo
a su formación basada en un sistema procesal sustentado en la escritura.'17
Lastimosamente, tenemos que decirlo, desde la perspectiva de los abogados
litigantes, salvadas las excepciones que como siempre existían, se tenia aún
la concepción de que el proceso civil era un duelo privado en que se pueden
utilizar todas las artimañas, argucias, armas y trampas contra el adversario y
contra la persona juzgadora, para ganar el proceso a toda costa. Es por dio
que se observaban trámites dilatorios, ofrecimientos de prueba innecesaria
e improcedentes, apelaciones con fines dilatorios, quejas infundadas contra
las personas juzgadoras y ramilletes de incidentes para mermar la voluntad
del tribunal y de la parte contraría. Era común que los abogados no se vieran
como colaboradores de la justicia, sino como profesionales independientes
que debían ganar los juicios para su éxito profesional, aunque para ello
debiera realizar gestiones que evidentemente dilatarán el proceso y consti­
tuyeran un exceso de trabajo para d tribunal.
Esa realidad se observó en el diagnóstico efectuado a requerimiento del
Poder Judicial a los cinco años de vigencia del Código Procesal Civil. En
ese informe se dijo: "Es necesario instara encargados ta educación
enmiestro país, para quese preocupenpor profes
deios profesionales en derecho.Quese les den cursos intensivos
papel en la sociedad y sobre ¡a importancia de su función como colabora­
dores cu laadministración de justicia...Serecomienda instar Col
Abogados, a fin de quese brinden cursos refrescamiento a abog
litigantes sobre la forma enque d
civiles, y su tramitación.Asimismo se hopa hincapié que
abopado es brindar „colabrión en hipar de entorpecer
juez... " J>
Desde nuestra perspectiva, la forma en que ei abogado costarricense enten­
día su función, era consecuencia de la tradición y fundamentalmente de la378

37 I.os mismos ahogados litigantes consideraban que requerían una mayor capacitación.
Véase ;il i especio: Rojas Barquero, Evalúa t/e ación Código /V oa™ /
Civil..., Oh. CU., pág. 17.
38 Rojas Barquero," Evaluación de la aplicación dd Código Procesal Civil-, ”, Ob, Cit.,
pág, 3K.

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Cursa d f Drrpctio Procesal Civil Costarricense

legislación procesal civil existente. La falta de con lacio personal entre el


tribunal y ct abogado litigante, les impedía conocerse y valorar las razones
que sustentaban la actuación de u n o u otro y les imposibilitaba hacer co­
m ú n luí problema que entre ambos debían solucionar Ese alejamiento tenía
como consecuencia, que en ocasiones por falta de comunicación, a causa de
un litigio, existían dos conflictos; c! do las partes entre sí y el dd abo-gado
con d tribunal. Manifestación de ese enfrentamiento y de la desconfianza
existente, era la multitud de quejas que se presentaban diariamente ante
la inspección Judicial, en muchos casos injustificadamente, con el fin de
amedrentar a las personas juzgadoras y de obligarlas a preocuparse p o r Ltn
expediente en particular.
Durante la vigencia dd Código Procesal Civil de 1990, la comunicación
entie las parles y d tribunal se daba funda mental mente por escrito, aunque
no puede negarse que en ocasiones las parles formulan gestiones oralmente
y el tribunal las resolvía de la misma formad
Las pailcs se comunicaban con el tribu na L fundamentalmente, por escritos,
[.os órganos juria dicción ales lo hacían a través de resoluciones denomi­
nadas, providencias, autos, autos con carácter de sentencia y sentencias/0
que se notificaban a las partes mediante emrega de una copia al carbón del
documento original, en el lugar señalado para atender notificaciones o más
recientemente al medio tecnológico señalado. Pero esa no es la única forma
de comunicación, también se Liaba en forma oral en casos verdaderamente
excepcionales en que se posibilitaba.
Con et Código Procesal Civil de 1990, era posible realizar audiencias orales
cu los siguientes supuestos: a) para alegar conclusiones en las demandas
de responsabilidad contra los funcionarios que administren justicia (9,1); b)39*

39 Qui zá e! ej emplo por excelencia IO«tris t¡luy mi Ias repregu ntas. En co£n e Eaboga-
do lórmula la repregunta. Después de oírla, el juez decide si la admite o la rechaza, lo
une implica obviamente una decisión del juzgador, externada en forma oral, respecto
de la cual cafre la protesta formulada en ese rilo separado. (359)-
3(1 Se denom ir aba ptiwuícHciax a Ios ruso luc ¡ores de mero trámite; auto*, a aquel Ias q Lie
contenían un juicio va toral ivo o criterio del juez; atrios tía
Cuando decidían sobre excepciones o pretensiones incidentales que pusieran término
al proceso; y. sentencias las que decidían deludí i vamente las cuestiones debatidas
ni ed iante pronu Helamiento sobre la pretensión formulada cu la demanda. (Arl 153).

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Jorge Alberto López González

para intentar la conciliación en el proceso ordinario de mayor cuantía (314);


c) para la práctica de las pruebas en primera instancia (333, 335, 342, 346,
349, 356, 358, 361.409, 459 ); e) para la práctica de las pruebas en segunda
instancia (575), y, f) para la vista ante la Sala de Casación, siempre que la
parte lo hubiere solicitado en el escrito de interposición (602).
La forma de realización de las audiencias estaba regulada en el artículo 152
del Código Procesal Civil, norma en la cual se establecía que las audiencias,
comparecencias y juntas debían ser presididas por el juez y autorizadas en
el acta por el juez y el secretario, el mismo din de su práctica, o dentro de
tercero día, cuando se emplearan versiones taquigráficas o de grabación.
Si lo ocurrido en la diligencia se narraba taquigráficamente, debía dejarse,
además, en el expediente, la relación taquigráfica firmada por el juez y por
el taquígrafo. Si se trata de .grabación, el acta la tenía que firmar el emplea­
do que manejó los aparatos. Debía, además, conservarse la grabación por
tres días, plazo dentro del cual las partes podían pedir su confrontación.
Igualmente, podía utilizarse cualquier otro medio científico, conforme con
la reglamentación que hiciera la Corle Plena/"
La obligación establecida en la norma de que las audiencias fueran presidi­
das por el juez, podría llevamos a sostener que en esa legislación se exigía
la inmediación; sin embargo, eso no seria correcto, o por lo menos no era lo
que sucedía en la práctica. Esa disposición sólo constituía una exigencia de
presencia judicial, que en muchos casos no se cumplía porque la realización
de algunas audiencias y la práctica de muchas pruebas se asignaron durante
mucho tiempo al personal de apoyo/'2412

41 Kn usa norma 4c carácter general, se regulaban Lítennos aspectos relativos con la


forma tic realización de las comparecencias y con su documentación, no obstante, en
c:ula una (le aquellas actuaciones que impliquen contacto directo entre el juez y Lis
parles se establecen realas que tienden a regular la forma de proceder, dependiendo
en muchos casos de los fines de la diligencia. Ejemplos de ello son las disposiciones
que regulan la práctica de la prueba confesional (342), testimonial (357) y de recono­
cimiento judicial (40Ó).
42 Elay que reconocer que muchos años antes de la derogatoria del código procesal civil
de 1990, se eliminó la práctica de prueba por auxiliares, pero no porque el código
procesal eisil lo prohibiera, sino porque ya se había tomado conciencia de la incon­
veniencia de esa práctica.

3fi

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Curso de Derecho Procesé Civil Contar; icense

La inmediación tampoco era una exigencia, porque la legislación partió


durante mucho tiempo de la existencia del funcionario denominado
tramitador al que íc correspondía la práctica de las pruehas. Además, la
inmediación no era una realidad como consecuencia de la comisión para
di licencias -auxi lio judicial-, que exigía encargar c I cumplimiento de Ens di­
ligencias al juez competente, cuando hubieren de ejecutarse fuera del lugar
donde se tramitaba el proceso {IHó, 364),
En lo que respecta a la documentación de las actuaciones, la realidad es que
en aquellos actos en que se levanta acta, ésta se realizaba simultáneamente,
sea en forma manuscrita o a máquina, los especialistas en taquigrafía nunca
existieron en la actividad judicial y los medios de grabación, salvo casos
excepcionales, no estaban a disposición de los jueces. En esos aspectos téc­
nicos la normativa constituía sólo una previsión, que por falta de recursos
o de interés no era una realidad. Incidía en gran medida en la celeridad del
procedimiento, que Ea normativa, exigía aelEis exhaustivas, es decir, aquellas
en que es necesario hacer constar todo lo que sucede en el acto, para que
sirviera en las demás instancias, lo que era propio del sistema de la escritura
que regia. En conclusión, en relación con el tema de la documentación de
las actuaciones, como no podía ser de otra manera, la forma de las actuacio­
nes y su documentación, obedecía al sistema de la escritura y a la necesidad
de conservar el máximo de la> actuaciones.
El Código Procesal Civil de 1990 regulaba como recursos admisibles, los
de revocatoria, apelación, apelación por inadmisión, apelación adhesiva,
casación y revisión (551). El de revocatoria, procedía contra lodos los au­
tos a los que no se les denegara expresamente (5541 y el de apelación por
inadmisión, contra las resoluciones que denegaran ilegal mente un recurso
de apelación (5S3). La apelación adhesiva, era en realidad una modalidad
ti el recurso de apelación; que podia interponer la parle contraria al apelante
que Juera vencido en parte de sus pretensiones, quien inicial mente no quiso
recurrir, pero que ante la apelación de su contrario decidía hacer valer esc
recurso en cuanto a los extremos de la resolución que le resultaban desfavo­
rables (562). El recurso de casación; por su parte, procedía en los supuestos
expresamente señalados en la ley, fundamentalmente, tratándose de resolu­
ciones que tuvieran efecto de cosa juzgada material, siempre que la cuantía
lo permitiera (591). El denominado recurso , aunque la lev lo39

39

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Jorge Alberto López González

denomine asi, no era propiamente un recurso, sino una forma de anular


semencias firmes en casos graves de indefensión, expresamente señalados
en la ley (619),
El recurso de apelación, constituyó uno de los problemas fundamentales a
los que se enfrentó el sistema costarricense durante la vigencia del Código
Procesal de 1990. Ese Código significó, en relación con su antecesor de
1887, el paso de un sistema de impugnación en el cual casi iodo tenia ape­
lación, a un sistema de apelación que pretendió ser limitado en cuanto a la
apelación de autos.4’ Se pretendió que solo gozaran de ese recurso aquellas
resoluciones a las que expresamente se les concedía.44 Sin embargo, esa
limitación de la apelación no se logró. La realidad es que se trataba de un
sistema en el cual las posibilidades de apelación de resoluciones interlocu-
torias qran muy amplias,45 La característica fundamental de esa normativa
era que disponía expresamente cuales autos gozaban del recurso de apela­
ción, pero en definitiva la limitación no existia. No puede entenderse como
de apelación limitada, un sistema en el cual muchas de las resoluciones
intcrlocutorias que se dictan tienen recurso de apelación. Las posibilidades
de apelación eran excesivamente amplias, de tal manera que el proceso civil
costarricense de entonces, era en definitiva un proceso susceptible a la des-
concentración y al retardo malicioso. El recurso de apelación era contrario
al principio de inmediación, porque al conocer de los recursos el superior
dehia atenerse a lo que constara en las actas exhaustivas.™

43 Arguedas Solazar, “ El hulu-qC ódigo Proc


44 Procedía el recurso de apelación en los supuestos de los siguientes artículos: 64, R4,
130, 200,201, 202, 204,217, 233,235.236. 253,257,271, 281.291,297, 329. 429,
435. 440, 50». 559, 560. 741. 758, S22 y 931.
45 líl mejor reflejo del culto a ta apelación que existía en esa normativa se encuentra
en el articulo 2 que dice: « Los procesos tendrán dos instancias, salvo que en forma
expresa se disponga lo contrario», Disposición casi idéntica tenía el artículo 3 del Có­
digo Procesal Civil de Colombia (Decretos 1400 y 2019 de 1970 (Agosto 6 y octubre
26) vigente a partir det t de julio de 1971.
46 Que a veces tío lo eran tanto y además imposibles de leer.

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Curso dp Derecho Procesal Civil Costarricense

En cnanto a la segunda instancia, además de que no se trataba de una segun­


da instancia limitada,47 porque se permitía la recepción de prueba antee! ór­
gano superior, lo normal es que éstas no se practicaban por aquellos jueces
que en definitiva resolverían el recurso, sino que en aplicación del artículo
575 so comisionaba para su práctica al juez de primera instancia. En defi­
nitiva, el sistema de apelación, alomaba contra la concentración doí proce­
dimiento y eliminaba cualquier posibilidad de inmediación, porque dichos
principios no eran criterios que sustentaran al sistema, lo que se manifestaba
en el excesivo alejamiento entre el inicio del proceso y la sentencia.
Conjuntamente con la apelación, el sistema incidental costarricense, cons­
tituía tina de las causas de retraso y lentitud del sistema procesal civil. En
el desenvolvimiento de un proceso existía la posibilidad de interponer una
gran cantidad de incidentes, para conseguir una dilatación del procedimien­
to verdaderamente excesiva. Además de las múltiples posibilidades de inter­
poner incidentes, existían los denominados que
tenían como efecto la suspensión del procedimiento. Entre ellos, además de
otros a los que la ley les concedía ese electo, pueden citarse los que se re lo­
rian a la nulidad de los actos procesales, los que se referían u la competencia
o a la capacidad procesal de una parte, ititcrvinientes o sus apoderados, por
hechos ocurridos después del emplazamiento (484). 8i a ello se le suma la
posibilidad que se tenia de formular un LÍpo de incidente varias veces en
un mismo proceso411y que existía la posibilidad de formularlos en segunda

47 Consideramos que no se trataba de una segunda distancia 1un iluda, porque las posi­
bilidades que Lenta el tribunal de ordenar prueba Cfitu triuy amplias. Podía ordenar
prueba documental y confesional, cuando por causas no imputables al apelante no
hubiere podido practicarse loda o parte de la propuesta en primera instancia; lraían
dosc du hechos nuevos que importe excepción supervinrente' cji el caso del deman­
dado ausente al que se fe fluya nom lirado curador y se apersone al proceso después de
la oportunidad ik ofrecer prueba en primera instancia: en el caso de hechos nuevos
o de nueva noticia; cuando ambas panes estuvieren de acuerdo con 1;. necesidad y
procedencia de la prueba. Además, toando ti tribunal lo enmaderara necesario, para
mejor resolver (Art. 575).
48 No fallan ejemplos en la legislación costarricense, de expedientes en los cuales un
tipo de incidente se ha IbrmuLudo seis veces o más. IJno do ellos es el incidente de
deserción. Como en Costa Rica, el plazo puraque opere la deserción es de tres meses,
algunos litigantes l'onmilnn un incidente do este tipo cada tres meses, lo que implica
el estudio del expediente aunque sea para redituarlo de plano.

41

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Jorge Alberto López González

instancia, se llega a la conclusión de que la cuestión de los incidentes era


caótica (489)/’
En cuanto al trámite, además de su formulación por escrito con ofrecimien­
to de las pruebas, se confería un traslado a la parte contraria y posteriormen­
te a su contestación se señalaba hora y fecha para la práctica de las pruebas.
Una vez practicadas las pruebas, se dicta la resolución final (483). En apa­
riencia, el trámite incidental era sencillo y rápido, sin emhnrgo la realidad
era otra y en ocasiones se convertían en un litigio de mayor entidad que el
principal. Si a esa regulación se le suman las dificultades relacionadas con
los señalamientos a largo plazo, el ofrecimiento de gran cantidad de prue­
bas, las posibilidades de recurso contra la resolución que deniega pruebas
y la facultad del juez de ordenar prueba para mejor resolver, no queda otro
camino que entender que constituían una gran dificultad para la tramitación
de los procesos civiles,*50 En conclusión, el tratamiento de las cuestiones
incidentales, permite sostener que se trataba de un proceso totalmente des-
concentrado, cuyo alejamiento entre el inicio del proceso y la sentencia
impedía la inmediación.
Estrechamente ligado al tema anterior, era el de las nulidades procesales.
Fundam ental mente, en lo que se refiere al denominado incidente
de actuaciones, la regulación de las nulidades en esa legislación, enfrentó
a la judicatura, a la dificultades que Implicaba determinar en que caso se
estaba ante una nulidad absoluta *v cuando ante una relativa, con el ineón ve-

n¡ente que precisamente de esa determinación dependía e! procedimiento y

A9 Lo anterior no se desvirtúa por el hecho de que el un ludo 4S7 estableciera que en


Liri-íi misma presentación o simultáneamente deberán promoverse todos los incidentes
<i que pueda tener derecho la parte. Esa norma era inaplicable porque la parte estaba
obligada a presentar los incidentes a que tuviera derecho en ese momento y general­
mente las oportunidades vienen sucesivamente.
50 Entre los incidentes que podrían citarse y promoverse en Cosía Rica podemos scfiu-
lar; objeción a la cuantía, beneficio de pobreza, recusación, acumulación de procesos,
mil idad de notificación, nulidad de otras actuaciones, cobro de honorarios de aboba­
do, cobro du honorarios de perito y deserción. Además de una serie de gestiones que
aunque no son propiamente incidentes reciben un trámite incidental como por ejem­
plo, ct desistimiento y todos aquellos supuestos en que es necesario dar audiencia a
ia pane contraria para que se manifieste.

4?

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Curso do Derecho Procesal Civil Costarricense

la admisión o no del incidente.*1 De las imprecisiones del sistema, o mejor


dicho do sus do ícelos científicos, se aprovechaban los litigantes inescrupu­
losos para atacar de nulidad cuantas actuaciones se realizaran en el proceso,
□l punto que en muchos de ellos se acumulaban cinco o más incidentes de
nulidad, todos en trámite y pendientes de resolución, lo que se agravaba
porque esc tipo de incidente estaba calificado como de previo pronuncia­
miento y por lo tunlo con efecto suspensivo (41J4).**53*
Para finalizar este apartado hay que decir que el Código Procesal Civil regu­
laba un proceso ordinario con más de cien pasos, que se sustentaba en la es­
critura y que impedía la realización del ideal de justicia pronta. Se regulaba
también un proceso abreviado, que do abreviado solo tenia el nombre porque
generalmente tenía una duración similar a la del ordinario. Ante la ausencia
de oral idad y de audiencias para el debate, hLista los procesos sumarios y
especiales, eran especialmente lentos, henos de etapas y complicados.**

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL CÓDIGO PROCESAL


OVIL

En abril de I1-)98 la Corte Suprema de Justicia** encargó al entonces magis­


trado Ricardo Zeledón Zeledón, la elaboración de un esquema conceptúo]
que sirviera para sustentar un anteproyecto de oral idad en los procesos civi­
les, laborales, de familia y agrarios.
En diciembre de 199tS. en Ili Sesión de Corte Plena No. 34, los Doctores
Ricardo Zeledón Zeledón y ( timan Argüedas Sa lazar presentaron un bo­

íl Sobre ííls ruilitiadefi procesales y I;j óíJíchEIiilI para determinar L existencia lIc ikjIní.íd
LLhsoluln en [a legislación costarricense ¡Hiede verse: Herrera Castro, ],ljís Guillermo,
Las nirfktmtexproc¿r$aÍLjs, San José, F:.diLurill3 Porvenir S.A,* IWO, p;ig. pág. 142
Para ello rjo es solución inEttímiLir los incidentes. Fu primer tirjiiir porque ptKlriun
formularlos nuevamente cuanta veces quieran y en segundo lugar parque el tener que
di uí3T una restitución que declara lu inadmisión y adornas notificar!^ imp-ic;i i lempo
y retraso para el proceso.
=0 Sobre e! proceso sumario véase nuestra obra: Ltfccivwx £k*recku Procesal Civj7+
Editorial Jurkenlro, San .losé. 20U7. Sobre el proceso ordinario* nuestro escrito; /Yu-
cv.io Ordinario Civil, Editorial ¿uricentro, San Jóse. 2015.
54 Sesión de Corte Plena No. 12. Adíenlo XXXI.

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Jorge Alberto López González

nador para que sirviera de base a un anteproyecto. Como impulso a esas


ideas reformadoras, en 1999 se realiza el que se denominó
Modernización delProceso Civil", organizado por la Comisión Nacional
para el Mejoramiento de la Administración de Justicia, Ja Corte Suprema de
Justicia y la Escuela Judicial.
En marzo del año 2000, la Comisión de Oral idad, integrada por el entonces
magistrado Ricardo Celedón Zeledón y e! abogado litigante Sergio Ana­
via Barrantes, entregó una versión preliminar de un anteproyecto de Códi­
go Procesal General.5556Era solo una parle porque todavía faltaban algunas
correcciones al libro segundo referido a los procesos concúrsales. En esa
oportunidad tampoco se entregó el libro tercero denominado "Jurisdiccio­
nes especializadas", porque la Comisión de Familia trabajaba en el texto
definitivo de esa área y la Comisión Laboral debia entregar las reformas al
Código de Trabajo. Faltaban, además, todas las normas derogatorias y de
reformas necesarias. Se dijo, que esa versión preliminar de Código Procesal
General se presentaba con la finalidad de continuar recibiendo observacio­
nes de la comunidad jurídica costarricense, con la idea de llevar a la Asam­
blea Legislativa un cuerpo normativo muy bien pensado y de alto contenido
técnico y jurídico/4
En Julio de 2002, sale a la luz otra versión de Código Procesal Genera!, En
la emisión de esta nueva propuesta participaron dos comisiones: una Re­
dactara, integrada por los magistrados Don Ricardo Zeledón Zeledón y Don
Rodrigo Montenegro í rejos, asi como por el abogado litigante Sergio Ar-
tavia Barruntes. La oLru comisión, la revisora, estuvo integrada por los Ma­
gistrados Orlando Aguirre Gómez, Rodrigo Montenegro Trejos y Ricardo
Zeledón Zeledón. Esta versión más elaborada, igual que la versión prelimi­
nar propone la introducción de la oral idad en los procesos civiles agrarios y
de familia y se contemplan institutos novedosos en nuestra legislación, en­
tre los que merece destacar la demanda improponible y la tutela de intereses
supraindividuales (colectivos, difusos e individuales homogéneos). Dicho
proyecto fue objeto de estudio por Corte plena. Como consecuencia de ese
55 Ese documento se entregó para efectos dd Seminaria .vííftre lo jtntcesal, que
se celebraría en San José dd 21 at 25 tle mar/o dd año 2000.
56 Presentación a la versión 20t)0 por parte tlel IJr, Ricardo Zeledón Zeledón, en ese
entonces Presidente Comisión de Oral i dad v ( :onei1iaeió».

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Curso de Derecho ProcesoI Ovil Costarricense

análisis: se hicieron muchas observaciones, que fueron determinantes en la


labor que realizó la última de las Comisiones Redactores. Ese proyecto fue
presentado a la Asamblea Legislativa y adoptó el expediente número 15979-
Entrc finales de 2t)Ü2 y principios de 7003, la jurisdicción laboral lomó la
decisión de separarse de la propuesta de un Código Procesal General y se
inició la redacción de un proyecto para esa materia, el que finalmente fue
presentado a la Asamblea Legislativa,"
A mediados dd año 2003, Ja Corte Suprema de Justicia lomó la decisión
de designar una nueva comisión revi sera del Proyecto de Código Procesal
General. Esta vez la integró con tres jueces: los doctores José Rodolfo León
Díaz, Gerardo Parajdcs Viudas y este servidor. Se pretendía que en un corto
plazo5* se incorporaran todas las observaciones que a dicho proyecto se le
habían realizado cu Corle Plena, Después de revisar esa versión de 2002 y
tomando en consideración la gran cantidad de observaciones que se habían
hecho en Corte Plena, decidimos que era necesaria una revisión exhaustiva
y detallada y una nueva redacción, para buscar armonía y coincidencia en
toda la normativa. Dicho proyecto de 2002 tenía algunos aspectos que no
eran del agrado de la comisión: estaba redactado en términos prohibitivos
para las personas juzgadoras, había desarmonía en la redacción, tenía pers­
pectivas científicas inadmisibles en nuestro entorno jurídico y muchas repe­
ticiones, Del trabajo de la comisión rcdaciora que funcionó) de 2t)03 hasta
la a probación del código, (la que en adelante Se identificará solo como “!u
comisión redactará")se elaboraron documentos e informes que se pusieron
a disposición de quienes tuvieran interés y se envió por correo electrónico
a muchos estudiantes de derecho, abogados, jueces, magistrados y personas
interesadas. Como consecuencia, se recibieron muchas observaciones que
fueron tomadas en consideración.

57 ILa comisión estuvo ime erada pur los cxmaijislrados Doctores Bernardo van der
Laat Echeverría (qdDg) y Jon-e Rojas Sanche/ y los Jueces Superiores de Trabajo
señores Víctor Ardón A cosía (t|d[J¡;) y Luis Femando Salozur Al varado, con partici­
pación lato bien del Lie. Mauricio Castro, de la Asociación Nacional de Empicados
Públicos!
58 Informe rendido por dicha CoEitistón al Presidente de la Corte Suprema de Justicia d
2 I de diciembre de 2(H)4.

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Jorge Alberto López González

En diciembre de 2004, entregamos (me refiero y lo haré en lo sucesivo a la


comisión rodadora integrada por los doctores Parejelcs, Léon y el suscrito)
al señor Presidente de la Corte, de entonces, Dr. Luis Paulino Mora Mora,
una nueva versión de] Proyecto de Código Procesal Genera!,
En el año 2005 entregamos otra versión del Proyecto tic Código Procesal
Genera!. Esta contenía un libro dedicado a la malcría du lamilla y otro que
contemplaba las materias agraria y ambiental,
En virtud de que dichas jurisdicciones decidieron elaborar un Código para
cada una de esas materias, se tomó la decisión de abandonar la idea de un
Código Procesa] General y a partir de ese momento so comenzó a trabajar
en un Proyecto de Código Procesal Civil, Así surgió la versión setiembre de
2006 ahora denominada "Proyecto de Procesal C7vj7’\ que fue pre­
sentado y expuesto por la comisión redaciora a la Corte Suprema de Justicia
en sesión del 21 de abril de 2G08.
Ese proyecto fue presentado a la Asamblea Legislativa y el 21 de setiembre
de 20! 0 la Comisión de Asuntos Jurídicos lo aprueba y lo adopta como tex­
to sustitutivo del Proyecto de Código Procesal General, ocupando el mismo
número de expediente. Se publicó en la Gaceta No. 227 del 23 de noviem­
bre de 2010. Ese texto se consultó a la Cátedra de Derecho Procesal Civil
de la Universidad de Costa Rica, al Colegio de Abogados, a la Asociación
Costarricense de la Judicatura y a la Corle Suprema de Justicia.
Como consecuencia de las respuestas a esas consultas, en febrero de 201! la
Corte Suprema de Justicia decidió que antes de rendir su informe se le diera
una nueva re\ isión al proyecto. Durante un mes la Comisión redactora tra­
bajó en ct. lin ese plazo se introdujeron mejoras, propiciadas por observa­
ciones surgidas de las universidades y del Colegio de Abogados, se ajustó la
normativa a la estructura jurisdiccional prevista y se terminó de redactar lo
correspondiente a derogatorias, reformas y normas transí lorias, lisa versión,
de abril de 2011, fue entregada a una Comisión Rcvisora integrada por los
magistrados Anabelle León Feoli, Luis Guillermo Rivas Loaiciga, Orlando
Aguirre Gómez, el abogado litigante Sergio Arta\ ia Barrantes. Además, co­
laboramos en las reuniones de la comisión rcvisora, los Lees redactores del
proyecto León, Para ¡des y esle servidor.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costar rite use

til 26 de noviembre de 2008, la Asamblea Legislativa de entonces, nombró


tina subcomisión integrada por los Diputados Jorge Méndez Zamora, <i re­
lie] Orliz Álvarez y Mario Quirós Lara, para que en un plazo de tres meses
rindieran un informe de i proyecto.
El 31 de marzo de 2009 se presentó el informe de la subcomisión, donde se
propuso un nuevo texto suslitutivo, que según se dijo, se trabajó con Magis­
trados, Jueces y Abogados Litigantes. La idea era reducir el proyecto a una
ley corla, concreta y sencilla de tan solo 16 artículos, denominado
O raiitinú puníios Procesos Agrarios y Civiles". Este texto fue publicado en
la Gaceta N" 75 del 20 de abril de 2000. La reacción de la judicatura civil no
se hizo esperar. El día 28 de Octubre del 2009, comparecimos en audiencia
ante la Comisión de Jurídicos de la Asamblea Legislativa, la Jueza Adriana
Orneó Cha varria, el compañero Juez Dn Alvaro Hernández Aguí lar y d sus­
crito, como representantes de! Consejo de Jueces Civiles de Costa Rica. En
la barra estaba un grupo importante de jueces civiles. En dicha audiencia,
expresamos el sentir de los jueces sobre la inconveniencia de aprobar esc
proyecto y la necesidad de aprobar el Proyecto de Código Procesal Civil
por tratarse de una normativa completa e integral. Como consecueticia de
nuestra oposición, se abandonó esa idea y se propuso que se conociera cu
sustitución de esc texto, el proyecto que habíamos trabajado desde el año
2003 Paraje les, León y e| suscrito. El 21 de setiembre de 2010 se aprobó un
nuevo texto sustituí ivo que redactamos nosotros, que fue publicado en la
Gaceta N" 227 del 23 de noviembre de 2010.
En sesión número 35, de la Comisión de Asuntos Jurídicos de la Asamblea
Legislativa Jel 13 de Octuhre de 2010, se nombró una subcomisión de di­
putados, que valórala el texto propuesto por la Corte Suprema de Justicia.
En sesión número 36 del 19 de Octubre de 2010, se aprobó una moción para
que el texto fuera Consultado nuevamente a la Corle Suprema de Justicia,
la Procuraduría General de la República, d Colegio de Abogados de Costa
Rica, la Asociación Costarricense de Judicatura, (ACOJUI3) y la Cátedra de
Derecho Procesal Civil de ta Universidad de Costa Rica. Todos los consul­
tados expresaron su aprobación al proyecto.
Mediante olido SP N” 524-11 del H de noviembre de 2011. la Corte Su­
prema de Justicia, remite acuerdo tomado en la sesión NLI 35-11 del 31 de

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Jorge Alberto López González

octubre de 2011, donde consta la versión final del proyecto con las modifi­
caciones incorporadas, Ese texto fije aprobado como texto base. En sesión
de trabajo realizada el 24 de enero de 2012 comparecimos en audiencia a la
Comisión de Asuntos Jurídicos la Doctora Anabelle León Feolli, entonces
presidenta de la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia, los doctores
Gerardo Parajeles Vindas, José Rodolfo León Día/, y este servidor.
En sesiones del 14 y 15 de lebrero de 2012, la Comisión recibió en au­
diencia a los doctores Francisco Chacón Bravo y Olman Arguedas Salazar,
quienes te hicieron observaciones al proyecto.
En ese mes de lebrero de 2012 el proyecto fue consultado a la Procura­
duría General de la República, al Registro Nacional adscrito al Ministerio
de Justicia y Paz, Colegio de Abogados de Costa Rica, Cátedra de Dere­
cho Procesal Civil y de Derecho Comercial de la Facultad de Derecho de
la Universidad de Costa Rica, Asociación Bancada Costarricense, Bancos
Comerciales del Estado, Banco Popular y de Desarrollo Comunal, Unión
Costarricense de Cámaras de la Empresa Privada, Cámara de Propietarios
de Bienes Inmuebles de Costa Rica, Grupo Mutual A hijuela - La Vivienda,
Mutual Cartago, Asociación Movimiento Solidarista, Confederación Costa­
rricense de Asociaciones Solidarista (CONCASOL), Defensa Pública, Aso­
ciación Costarricense de la Judicatura (ACOJUD), Cámara Costarricense
de Corredores de Bienes y Raíces, Instituto Costarricense de Derecho Nota­
da (ICODEN), Dirección Nacional de Notariado (DDN).
Mediante oficio N° SP-44-12 del 21 de lebrero de 2012 la Corle Suprema de
Justicia envió un nuevo texto para el análisis de los Diputados, La Comisión
Rodadora de la Corte Suprema de Justicia seguía conformada, como lo es­
tuvo hasta el final, por los doctores Gerardo Parajeles Vindas, José Rodolfo
León Diaz y el suscrito. Además existía una Comisión Revisura integrada
por los Magistrados Anabelle León Feoli, Orlando Aguirro Gómez, Luis
Guillermo Rivas Loaiciga y Sergio Artavia Barrantes, que trabajaba con la
intervención de la comisión red achira.
El proyecto fue aprobado en primer debate el día 23 de Julio del 2013 y el
día 24 de Julio del 2013 fue enviado a la comisión de redacción. Una vez
votado el proyecto en primer debate, surgió un descontento en relación con

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Curso dí? Derecho Procesar Civil Cü&larricense

el capítulo que regalaba el proceso para la Tutela de Intereses Suprain di vi­


duales. El ministro de la presidencia del gobierno de doña Laura Chinchilla
nos expresó personalmente en litui reunión, que el proyecto no se podía
aprobar con ese capítulo y que si eso pasaba sería vetado por el ejecutivo.
En ese estado de cosas, terminó el período presidencia] de Doña Laura Chin­
chilla y se inició d gobierno de Luis Guillermo Solís Rivera. Aprovechando
que había una nueva Asamblea Legislativa, el Magistrado Luis Guillermo
Rivas Loaiciga, el abogado litigante Eduardo Rojas, José Rodolfo León y el
suscrito, decidimos iniciar una nueva campana de lucha por la aprobación
del código. Para tal electo nos reunimos con los jefes de fracción de todos
los partidos políticos, con el Ministro de la Presidencia y con muchos de los
diputados. De cada una de esas reuniones salíamos llenos de optimismo, al
punto que, en broma, nos deciamos que ya teníamos más de sesenta votos.
Con ayuda del \ íceminisiro de Justicia Luis Paulino Mora Lizan o organiza­
mos una actividad de presentación del proyecto en e! Salón de exprés iden­
les de la Asamblea Legislativa, que tuvimos que financiar éeonómicamente
y en parte e! magistrado Rivas y el suscrito. La labor de revivir el Código
continúo. Tengo que reiterar y destacar el ímpetu del magistrado Luis Gui­
llermo Rivas 1.oaiciga, del ahogado Eduardo Rojas y de mí compañero Jasé
Rodolfo León Día/., sin dejar de lado a las asesoras de la Asamblea Legisla­
tiva Deisy Ospína, Emily Reyes y Claudia Arroyo.
Toda esa ardua labor culminó con la aprobación en primer debate (por se­
gunda vez) el 24 de noviembre de 2015 y con la aprobación en segundo
debate el I de diciembre de 201 5. La noticia nos llenó de alegría y causó
revuelo en las redes sociales, fundamentalmente entre los abogados, amigos
y estudiantes de derecho.
El Código fue publicado en el Alcance número 54 a la Gaceta número 68
del 8 de abril de 201 ft y comienza su vigencia el S de octubre de 2018.
A partir de su aprobación, la Comisión de la Jurisdicción Civil, de la que
el suscrito forma parte, comenzó con el proyecto de implementación del
nuevo códiuo.
■L-H4
9

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Joreje Alberto López González

LÍNEAS FILOSÓFICAS GENERALES DEL CÓDIGO


PROCESAL CIVIL

Lina reforma procesal como la que nos ocupa no pócele carecer de objetivos*
porque éstos son los que le dan fúndamemo a la ardua labor que implica un
nuevo código, lisos objetivos deben responder a las razones por las cuales
se emprende la tarea de hacer una reforma.
Tratándose de la materia civil, no cabe duda que encuentran sustento en
la necesidad de adaptar la legislación a las necesidades de la vida moder­
na. Con e| fin de facilitar el estudio de la nueva legislación quiero en esta
primera parle, hacer apreciaciones de carácter general sobre lo que podría
denominarse la filoso fia del nuevo código, con lo cual, pretendo recoger
algunos pensamientos e ideas generales que impregnaron La discusión sana
y respetuosa que tuvimos quienes participamos en la elaboración de esin
normativa.
Algunas de las ideas que aqui se expresan aparecen en la exposición de
motivos del Código, no porque las haya copiado de ese texto, al contrario*
ya las tenía escritas desde antes de que aparecieran por primera vez en uno
de los proyectos, incluso fueron publicadas en una revista jurídica muchos
años antes.í!>
Comienzo diciendo que para la redacción o adecuación de las normas sir­
vieron de parámetro, fundamentalmente: El Código Procesal Modelo para
Iberoamérica; el Anteproyecto de Código Modelo de Procesos Colectivos
para Iberoamérica, el Código General del Proceso de Uruguay, la Ley de
Enjuiciamiento Civil de España 1/2001), el Código de Proceso de Brasil, el
Código Procesal Civil Alemán, el proyecto de Código Procesal Civil de El
Salvador y la doctrina que comenta toda esa normativa.S
O

Viiiyn y (llosOÍTa dd Proy^ lo de Código Procesal Civil, Kevisu Jvstljia, Año 2 1. No.
24Í-246.

SO

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

DERECHO PROCESAL CIVIL: SU RELACIÓN CON EL


DERECHO PROCESAL GENERAL Y CON OTRAS RAMAS
DEL DERECHO

P roceso

Dice la doctrina procesal * que de proceso sólo se puede hablar cuando nos
referimos a esa construcción jurídica i]tie haced legislador, para que el ciu­
dadano acuda ame los órganos jurisdicción al es en búsqueda do una solución
a un conflicto de intereses.
Se entiende que es una creación artificial, porque el legislador de eada pais
establece el proceso y los procedimientos que le parecen apropiados o ne­
cesarios. En otras palabras, el proceso es una construcción jurídica que nos
dice como acudir ante los ri banales a pedir justicia, los derechos que tene­
mos como usuarios del sistema judicial y lo que debemos hacer para obte­
ner una solución al conflicto.
De acuerdo con la doctrina procesal, solo podemos hablar de proceso cuan­
do nos referimos a la actividad que se realiza ante los órganos jurisdic­
cionales60 y solo estamos ante un verdadero proceso cuando se respetan
los principios fundamentales del proceso, entre ellos los de contradicción e
igualdad.

P rocedimiento

El procedimiento es la serie de serie de pasos que se deben seguir para cons­


truir algo. Existe procedimientos para hacer un edificio, para construir un
vehículo y hasta para hacer un tamal Desde la perspectiva jurídica procesal,
el procedimiento es la serie de pasos que se deben cumplir para llegar a una
solución del conflicto, en principio, la sentencia definitiva. Cada proceso
tiene un procedimiento, de hecho hay varios tipos de proceso y cada tipo de
proceso lienc un procedimiento. El procedimiento depende generalmente
dei tipo de pretensión que se formule, incluso de la mayor o menor imper­51

tíf) Desde una perspectiva cient¡fico-procesal loque se real iwm


¡íe los órganos adm inis-
l ral ivos no es proceso sino procedimiento.

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Jorge Alberto López González

tunda que ésta tenga, según el legislador. Esa es la razón por la cual existen
procesos con procedimientos muy sencillos y otros procesos con procedi­
mientos menos sencillos (como el ordinario).

DERECHO PROCESAL CIVIL


El Derecho Procesal Civil está integrado por las normas constitucionales y
por todas las disposiciones legales que regulan el proceso civil y comercial.
A su vez, el proceso civil está previsto para la solución de conflictos que se
originan en las relaciones de Derecho Privado, fundamentalmente civiles y
comerciales.
El Código Procesal Civil, es la base de toda la normativa procesal del país
y es de aplicación supletoria en todas las demás legislaciones procesales
de Costa Rica, incluida la penal."1 I (asta las materias que tienen normativa
procesal especial (familia, agrario, laboral y contencioso administrativo),
acuden supletoriamente al Código Procesal Civil. En definitiva, la procesal
civil es la normativa general procesa! en Costa Rica, como históricamente
ha sido en todos los países del civil law. Por esa razón, el Código Procesal
Civil nuevo, dice que este Código se aplicará a lodos aquellos procesos
que no tengan legislación procesal especial (I ). Esa ausencia de legislación
procesal especial puede referirse a algún tema concreto, que la normativa
específica no regule.6,2

ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN JURISDICCIONAL

El nuevo Código Procesal Civil establece una nueva organización jurisdic­


cional para la materia civil. Existirán los siguientes órganos: Juzgados Civi­
les, Tribunales Colegiados de Primera Instancia, Tribunales Colegiados de
Apelación; y, Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia. Se mantendrán
donde existan, los juzgados especializados de cobro judicial y concursa! y612

61 En materia penal, pnr ejemplo, en lu relativo a la acción civil resane ¡loria es aplicable
el Código Procesa] Civil.
62 Hs paradigmático, que ninguno de los otros códigos procesales regulen lo relativo a
los remates y pur ello, se debe acudir al Código Procesal Civil que es el que tradicio­
nal mente lia conIciitcLu use H.:ni;i.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

se autoriza a la Corte Suprema de Justicia a crear los que se estimen noce


siirios (185).

J uzg a d o C iviles

He conformidad con el artículo i05 de Ea Ley Orgánica del Poder Judicial


que este Código reforma, los Juzgados Civiles conocerán de todos los pro­
cesos civiles y comerciales, independientemente de su cuantía, con excep­
ción de los procesos ordinarios de mayor cuantía e inestimables, que serán
de conocimiento de los Tribunales Colegiados de Primera Instancia.
Conocerán, además, de los euestionumientos sobre competencia subjetiva,
cuando corresponda y los demás procesos que determine la ley.
La consecuencia destacable es que desaparecen los juzgados civiles de me­
nor cuantía. Ahora los juzgados civiles conocerán procesos de cualquier
cuantía, salvo los ordinarios de mayor cuantía e inestimables, que serán
competencia de los Tribunales Colegiados de Primera Instancia,

T ribunales C olegiados df primera instancia

De conformidad con el artículo 95 bis de la Ley Orgánica del Poder Judicial,


que el código modifica, los Tribunales Colegiados de Primera Instancia ten­
drán competencia para resolver de lodos los procesos ordinarios de mayor
cuantía. Aunque la norma no lo dice, también deberán conocer de procesos
inestimables. Además, de los cucslíonamientos de competencia subjetiva
de sus integrantes y los demás procesos que determine la ley, T.a referencia
a los demás procesos que determine la ley es simplemente una norma de
cierre, por si alguna normativa posterior modifica esa competencia.

T ribunales C olegiados de apelación civiles

De conformidad con lo dispuesto por el artículo 95 de la Ley Orgánica del


Poder Judicial, reformado por el nuevo código, los tribunales colegiados de
apelación civiles deben conocer de los recursos de apelación que procedan,
contra las resoluciones de los tribunales colegiados de primera instancia y
de los juzgados civiles. Se entiende, que conocerá las apelaciones de re-3

S3

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Jorge Alberto López González

soluciones interineulorias que dicten los tribunales colegiados de primera


instancia (de las sentencias no, porque solo tienen casación) y de todos los
pronunciamientos susceptibles de apelación de los juzgados civiles, inclui­
das las sentencias.
En el Tribuna] de Apelaciones Civiles, se introduce una forma de actuación
que dista del tradicionalmente funcionamiento de los tribunales de apela­
ción.40 Si el proceso es de menor cuantía, el recurso será conocido por un
integrante del tribunal en forma unipersonal; si es de mayor cuantía, será
resuelto por el tribunal en forma colegiada.
Además, dicho tribunal deberá resolver los cueslionainientos sobre compe­
tencia subjetiva de sus integrantes.

Sala P rimera de la C orte S uprema de J usticia

La competencia de la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia, está re­


gulada en el articulo 54 de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Este Código
solo modilica dos incisos de esa disposición legal, el inciso l) y e! 7). Como
consecuencia de la reforma, ese artículo dice:
1) De los recursos de casación y revisión, que procedan, conforme a la
ley, en los procesos ordinarios,'0 en las materias civil y comercial, con
salvedad de los asuntos referentes al Derecho de familia y a procesos
universales.
2) Del recurso extraordinario de casación en materia contenc¡oso-ad­
ministrativa y civil de Hacienda, cuando intervenga alguno de los si­
guientes órganos y no sean competencia del Tribunal de Casación de
lo Con lene ioso-Administrativo y Civil de Hacienda: a) El presidente
de la República, b) El Consejo de Gobierno, e) El Poder Ejecutivo,
entendido como el presidente de la República y el respectivo minis­
tro del ramo, d) Los ministerios y sus órganos dcsconcentrados, c) La
Asamblea Legislativa, el Poder Judicial, el Tribunal Supremo de Elec-63*

63 Esta forma de finí e ion amíe ni» ya evístía a partir de la vigencia de la Ley de Cobro,
no obstante, no es lo tradicional en nuestra normativa procesal.
6-3 I.a única modificación que tiene este inciso es que se eliminó la referencia a procesos
abreviados, porque en la nueva normativa desaparece el proceso abreviado.

S4

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Cuno de Derecho FJrocera l Civil Costa tí icense

0iores, la Contra Inri a General de la República y la De tensaría de los


1[abitantes, cuando ejerzan función administrativa, f) Las instituciones
descentralizadas, incluso las de carácter municipal y sus órganos des-
concentrados. g) Los órganos con personería instrumental.
3) Cuando Ea conducta objeto de impugnación emane, conjuntamente de
algunos de ios órganos señalados con anterioridad y de los que se indi­
can en el primer párrafo det artículo 94 bis de esta I,cy, siempre que el
neto sea complejo o se trate de autorizaciones o aprobaciones dictadas
en el ejercicio de la tutela administrativa.
4) A esta Sala también le corresponderá conocer y resolver, con indepen­
dencia del ente u órgano autor de la conducta, los recursos de casación
en los procesos en que se discutan la validez y eficacia de los reglamen­

tos, así como lo relativo a la materia tributaria y al recurso de casación,


en interés del ordenamiento jurídico establee ido en el Código Procesal
Administrativo.
5) De los recursos de revisión que procedan conforme a Ja ley, en la ma­
teria con tcnci oso-administrativa y civil de Hacienda.
6) De lu tercera instancia rogada en asuntos de la jurisdicción agraria,
cuando el recurso tenga cabida de conformidad con la ley.
7) Del auxilio judicial internacional y deE reconocimiento y eficacia de
semencias y laudos extranjeros en materia civil y comercial, con la
salvedad de lo que corresponda conocerá las otras salas de la Corte/"
H) De los conflictos de competencia que se susciten en los tribunales ci­
viles o entre csios y los de otra materia, siempre que aquellos hayan
prevenido en el conocimiento del asumo.65

65 [-.*1: incido antas de ki relamía decid; Dd cumplimiento de sentarte iu£ pranuntiELcbs


por Lnbmuik's t:\trMTiicros¥ con Eimejjlü a los trotados, hs leyes videntes y k*s dirruí
casos de en tin tar. T _ nueva reibedúncs lints Leeniva y completa, Pero ki m¡is
ei

ficnlivo es qut Hmitii ki competencia de lo SíhLlPrimera. en ansí lio ínierupciona], a b


mataría civil y comercia |r to n forme a los lliiícilIos 55 y 5ti que esta Código modifica,
ceuIü Sala de la Corte [Tramitará lo referido a auxilio iutamEiuional, di] acuerdo con su
malcría.

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Jorge Alberto López González

9) De los conflicios de competencia que se susciten entre un juzgado o


Tribunal de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa y Civil de I la-
cienda, con cualquier otro de materia diversa.
10) De la inconformidad formulada dentro del tercer día, por cualquiera
de las parles, sobre la resolución emitida por órganos do la Jurisdic­
ción Contencioso-Administrativa y Civil de Hacienda, definiendo su
competencia,
13) De las competencias entre juzgados civiles pertenecientes a la jurisdic­
ción de tribunales superiores diferentes, siempre que se trate de juicios
ordinarios civiles o comerciales, excepto en juicios universales y en
asuntos de familia y Derecho laboral,
i 2) De los conflictos de competencia que se planteen respecto de autorida­
des judiciales y administrativas.
13) De los demás asuntos que indique la ley, cuando, por su naturaleza,
no correspondan a otra de las salas de la Corle. (Asi
articulo 2J2 de la Ley !\fa8508de28 abril
C 'ontendoso-A dmini.sti-tilivo).

ESTRUCTURA DEL CODIGO

Aunque el Código no puede ser un curso de derecho procesal civil, nada


impide qne su estructura facilite el aprendizaje. Con esa idea se introduce
un orden lógico en la presen tació n de los temas, que va de lo general a lo
particular.
l.o referente a los principios, la aplicación de las normas procesales, los su­
jetos procesales, la competencia, la actividad procesal y la prueba se ubicó
en la parte general porque son aplicables a lodos los procesos. Esa parte ge­
neral es la que se contiene en el primer libro f i a ) 00). Se abandonó aquella
técnica legislativa que se siguió en las legislaciones procesales anteriores a
1990, según la cual se regulaba un proceso tipo, generalmente el ordinario,
y a él se remitían los demás, generando confusión sobre cuales normas se­
rían aplicables a tal o cual proceso, dependiendo de su naturaleza.

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Curso de Derecho Procesa! Civil Costarricense

Además, se puso especial énfasis en lograr un estríe Lo orden temático que


facilite el estudio del Código, evitando en lo posihle que un aspecto esté
regulado en varias partes.

PRECISION TERMINOLOGICA

Si el derecho procesal es una ciencia, los conceptos son los que la identifi­
can. V aunque se quiera minimizar, la perspectiva científica es funda men­
tal, porque es lo que hace la diferencia entre la aplicación “cor/igi
si ti fundamento de las leyes y la utilización de la legislación para los fines
sociales que ha sido creada. Por ello, se trató en lo posible de hacer una
normativa con precisión conceptual, utilizando los términos más reconoci­
dos tamo desde el punto de vista gramatical como de la doctrina procesal.
Se pretendió eliminar la utilización de conceptos que siempre se han visto
como sinónimos y que la doctrina procesal moderna distingue claramente.
Se trata de evitar la confusión entre los conceptos proceso-procedímiento,
interprctac ión -va 1orac ión, ob Iigac ión-carga, ínm ed iac ión -ident idad IIs ic a
del juzgador.**
Para ajustar la nueva normativa a la perspectiva de género, en cuanto fue
posible se utilizó el termino "tribuna?* en lugar de juez o jueza. Asi. en la
lectura de las nuevas disposiciones, será necesario entender por tribu nal no
sólo el compuesto por tres o más personas, también recibe esa denomina­
ción el órgano jurisdiccional unipersonal,17
Siempre que fije posible, se trató de mantener conceptos propios de nuestra
legislación y de nuestro país, si su desaparición no se justifica, finalmente,
se intentó eliminar redundancias, repeticiones y explicaciones.*57

66 No se utilizad concepto inmediatez porque aunque se le quiera utilizar como sinóni­


mo de inmediación es cosa di i eren le. Inmediatez refiere solo a cercanía y la inmedia­
ción es más que ew.
(57 Eso no es nada extraño ni novedoso: en d Código Procesal Civil de existían
disposiciones que se referían a tribunal en minúscula. haciendo referencia al órgano
jurisdiccional sea este unipersonal o colegiado.

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iorge Alberto López González

CONCORDANCIA ENTRE TÍTULOS Y CONTENIDOS

Actualmente se acostumbra, titular los artículos para facilitar el estudio de


la normativa, El problema se presenta cuando el título no refleja lo que
contiene la disposición. Por esa razón, se realizó un gran esfuerzo para dar
concordancia entre títulos y contenidos, utilizando fórmulas genéricas de
descripción, de tal manera que quien lea el título tenga claro la información
que encontrará en éste.

LA POSICIÓN DE LA PERSONA JUZGADORA

Partiendo de la base de que una normativa moderna debe darle al tribunal


un papel preponderante en cuanto quepa, se puso especial énfasis en elimi­
nar cualquier vestigio de redacción prohibitiva para la persona juzgadora.
Esa visión, es concordante con la informalidad, amplitud y flexibilidad de
la nueva legislación, cuyo límite esencial es el debido proceso, que incluye
como ya sabemos el derecho de las partes de participar en lodo el procedi­
miento y hacer valer sus derechos procesales.
Se cuestionó la idea de mantener uno o dos artículos en los que se establez­
can los poderes y deberes de Jas partes y del tribunal. Se concluyó que esos
poderes y deberes deben desprenderse de toda la normativa, porque si se
resumen en un articulo, se puede hacer creer que el tribunal no tiene otros
poderes que los que dicen esas normas, lo que es desajustado con la reali­
dad. Se siguió en ello, la experiencia de otras legislaciones, que no dedican
artículos específicos para enumerar esos poderes deberes, por innecesario,
pues se desprenden de toda la normativa.
No obstante, con fines meramente ejemplilicativos, se mantuvo una disposi­
ción general conteniendo potestades del tribunal, en el entendido que tiene
otras específicas y sin entrar a realizar la separación, siempre difícil, entre
poderes y deberes. Se consignó, entonces, el epígrafe "Potestades", que eng­
loba lo que se refiere a los poderes-deberes y se consignó en una sola norma
todos esos poderes-deberes, sin hacer separación entre ambas categorías (5).
Se parte de la base, expresada en términos más que claros por el procesa lista
NÍcelo Alcalá-Zamora y Castillo en las siguientes palabras: "El logisladnr

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense5

procesal ha departir de que el juez es una persona sensata, con


ciónjurídica suficiente y con sentido a quien hay
que estarle marcandoa cada paso los a realizar, hasta los
más minúsculos :_y si,por el contrario,de funcionario
les es tan defectuosa que entre ellos predomlos ignoran
e irresponsables, entonces, mientras no se les escoja bien, todas las pre­
cauciones legislativas serán inútiles. Por tanto, en lugar ele atiborrar ¡os
códigos de innumerables ptocedimientos farragosdetallistas, la so­
lución que se impone es la contraria;unos sumamente elásticos que
contengan las garantíasmínimas del enjuiciamiento y aseguren el principio
de igualdad de anuasentre las partes y que en los aspectos ritualistas
queden libradasa la experiencia profesional y a! buen sentido
intervenganen lo administraciónde justicia.. ,'iíi

ELIMINACIÓN DETEMAS QUE DEBEN RECULARSE EN


LEY ORGÁNICA

F-!l dualismo legislativo procesal e\ i.sien te por muchos años, que se manifes­
taba en que muchos temas estaban regulados en forma similar (no idéntica)
en la normativa procesal y en la legislación orgánica no podía mantenerse,
pues se dificultaba el entendí miento y el estudio. Por ello se trató de no
regular en el Código Procesal lo que corresponde a ley orgánica. Se omitió
entonces, por ejemplo* la regulación del régimen de sanciones diseipl¡tui­
nas, competencia por materia y organización de tribunales. Fue determinan­
te para esa decisión, la realidad ya sabida, de que lo organizativo es muy
cambiante debido a la evolución de la sociedad en cuanto a los aspectos
materiales* a lo que no debe supeditarse una normativa procesal, que se
pretende sea duradera.

PRINCIPIOS DEL CÓDIGO PROCESAL CIVIL

Hablando de principios,es normal encontrar que la doctrina útil i/.a esc tér­
mino con mucha ligereza, para darle esa denominación a ideas o reglas que*59

fiS Esnidios proc escitas, Editorial léenos, Madrid, I97S. pfig. 290 y 291.

59

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Jorge Alberto Lópe2 González

en realidad no deben llevarla. Enseña la doctrina, que no es acertado ni


conveniente, desde ningún punto de vista, denominar principios a todos los
criterios generales en virtud de los cuales so opta por regular de un modo
u otro el proceso o ciertos aspectos o actuaciones de éste. Para esos crite­
rios es preferible utilizar los conceptos y términos “reglas” o “máximas".
Y no es conveniente, porque cuando todo es principio, nada lo es, Y no se
trata sólo de procurar que los términos y conceptos se ajusten a la realidad
y se aprovechen las conquistas de la ciencia y de la técnica, sino de evitar
equiparaciones que degradan los genuinos principios. Con ello se incurre en
imprecisión terminológica que aleja a nuestra disciplina de rigor técnico/'''
Tal como lo señala doctrina moderna muy autorizada, son principios proce­
sales, las ideas o reglas que constituyen puntos de partida para la construc­
ción de los instrumentos esencial de la función jurisdiccional, en cí sentido
de originarios, determinando que sean sustancial mente como son. No se tra­
ta de cualquier criterio o de cualquier idea, sino de aquellas determinantes e
imprescindibles para la configuración de un proceso. Estamos ante un prin­
cipio del proceso, cuanto una idea presenta un carácter radical (principio:
del latín Radex-icis:raíz) por su relación con dos necesidades primarias: a)
La de superar de verdad una situación de aulotela o justicia privada, b) la
necesidad de ajustar el instrumento procesal, a la finalidad de tutelar efi­
cazmente las distintas parcelas de! derecho objetivo y los muy diversos de­
rechos subjetivos. Para superar la situación de auloUitcla, es necesario que
el proceso se configure de modo que sean siempre electivos y respetados
determinados postulados elementales de justicia; estos son los principios
procesales que la doctrina identifica como necesarios o jurídicos naturales/1,
Con el fin de atender a la segunda necesidad, es decir la de ajustar el instru­
mento procesal a las finalidad de tutelar dicazmente las distintas parcelas
del derecho objetivo y los muy diversos derechos subjetivos, los procesos se

09 [Je la Oliva Santos. Andrea. Diez-Pitazo Giménez, Ignacio y Vega'Iones, Jaime,


recho Pm cesal C ivil fhtirotinci:íónj, Madrid, Edil. Centro de Estudios Ramón A reces
S.A.,1999, pág. 48.
70 I>c la Oliva Santos, Andrés, Diez-Picazo Giménez, Ignacio y Vega Torres, Jaime. De-
i-echo Procesal C ivil(Introducción). Ob. Gil., pág. 48. Principios jurídico naturales
serían los de audiencia e igualdad, que no pueden fallar en ningún proceso, porque
entonces éste seria cualquier cosa, menos un proceso.

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Cursa de Derecho Procesal Civil Costarricense

construyen, se configuran según criterios diferentes, los que se consideran


más adecuados a la realidad jurídica en función de la cual aquellos tienen
sentido. Nos referimos a aquellos principios que no están en todos los pro­
cesos, sino que inspiran algunas construcciones procesales y otras no.7; Son
ios denominados por la doctrina principios Un principio
es entonces una idea base, una idea radical que tiene la virtud de darle cier­
tas características al proceso.
La doctrina distingue entre principios procesales y principios del proce­
dimiento. Un principio procesal es una idea tan básica, tan radical que se
puede decir que si no existe no hay proceso. Tal es el caso del principio de
contradicción. Un procedimiento en el que al demandado no se le permitie­
ra defenderse no seria un proceso. Por esa razón, mucha doctrina procesal
rechaza ta denominación "proceso Inquisitivo”, porque lo que caracterizaba
a esa forma de hacer justicia en la época antigua es que al demandado se le
hacia confesar bajo tortura.
Existe los que se denominan principios del procedimiento. Se trata de ideas
en las que se basa un ordenamiento concreto. Son principios de! procedi­
miento, no procesales, porque aún si fallaran existiría proceso. Un ejemplo
muy de moda es el de oral idad. Se le denomina principio, pero no es un
principio procesal, sino del procedimiento. Si fuera un principio procesal,
tendríamos que concluir que en Costa Rica en materia civil, antes de esta
reforma no teníamos proceso, l.o mismo podríamos decir de los denomi­
nados principios de celeridad y economía, que son incluso ideales que esta
legislación pretende alcanzar.
Los principios tienen como finalidad servir de orientación a quienes tie­
nen que aplicar c interpretar las normas procesales. Por esa razón muchos
códigos comienzan con una lista de principios. Pero esos que aparecen en
las primeras páginas de los códigos no son los únicos que informan a esa
normativa, existen otros que no se mencionan porque están implícitos en712
71 Por ejemplo, el principia da ornlidnd, que iiu deba estar presente an un proceso siem­
pre. de hacho en núes ira procesa civil na lo está.
72 l>c la Oliva Santos. Andrés, Diez-Picazo Giménez, Ignacio y Vega Torres, Jai me,
DerechaPmcesct i Civil(Intrixütcciátt), Ob. Cil-, pá¿s. 47 a 48. J[asta aquí venimos
siguiendo al pie de la leira, hs ideas que sustentan dichos autores y que compartimos
plenamente.

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Jorge Alberto López González

todos los artículos. Podemos decir que existen principios explícitos que son
tos que se enumeran y mencionan en la ley y principios implícitos que son
aquellos que no se identifican pero que se desprenden del articulado.
Tomando partido en la discusión existente en Ja doctrina procesal, sobre si
en un Código hay que hacer una lista de principios o basta con que ellos se
desprendan de todo el cuerpo normativo, esta legislación procesal mantiene
la idea, que ya tenían las versiones anteriores de citar algunos principios. No
obstante, se tuvo especial cuidado de no denominarlos principios procesa­
les, porque no todos tienen esa connotación. Por ello, en cuanto principios,
se evitó calificarlos como procesales, pues muchos de los que se consignan
no lo son, de acuerdo con la moderna doctrina procesal. Sin embargo, como
parece conveniente insertar principios cuando se trata de una normativa
nueva, que cambia sustancial mente el sistema procesal civil costarricense,
se decidió denominarlos simplemente principios, en el entendido que se tra­
ta de principios de esta normativa y no exactamente principios procesales.
Se incluyeron principios trascendentales que no estaban en algunas de las
versiones del proyecto, como los de igualdad procesal, debido proceso, bue­
na fe y lealtad procesal. Además, se cambió el orden poniendo primero los
principios procesales indiscutibles y posteriormente los principios que son
discutibles como procesales pero que se refieren ai procedimiento.73
El principio de igualdad procesal,se incluyó en esta normativa, aunq
omitirse, la igualdad es consustancial al debido proceso y tal principio procesal
no es necesario mencionarlo. También influyó cu su mantenimiento, que esta­
ba en el Código Procesal Civil anterior. Se estableció, ordenando que d tribu­
nal debe mantener la igualdad de las parles respetando el debido proceso (2.1).

7j Kccordcriles que en la versión abril 2003. se consignó como primer principio el de


generalidad pues en ese pitar básico se sustentaba la propuesla que pretendía abarcar
varias materias de la actividad jurisdiccional entre ellas 9a civil, la comercial, fami­
liar, agraria, ambiental y aquellas que no tuvieran legislación procesal especial. La
inclusión de este principio en ese momento no fue pacífica, muchos sectores mostra­
ron su oposición, considerando que no era un principio procesal. La oposición partía
del error de entender que los redactores estábamos haciendo una lisia de principios
procesales, lo que no era correcto. Al linal dicho principio se quitó, pues los sectores
de familia y agrario se separaron del proyecto, quedando este únicamente como pro­
cesal civil,

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

131 de instriimentalicfad semantuvo, pues éste es un principio procesal que


es determinante en la interpretación de las normas procesales. Se consideró
establecer como mandato para los tribunales, que al aplicar la norma pro­
cesal deben tener en cuenta, que su lina ti dad es dar aplicación a las normas
de fondo. Se pretendió erradicar el formalismo, de aplicar la Forma por la
forma aunque ésta no tuviera electos prácticos (2.2).
La buena fe procesales consustancial al nuevo orden normativo y por ello
se consignó como principio, estableciendo que lodos los partícipes del pro­
ceso deben ajustar su conducta a la buena le, al respeto, a la lealtad y la
probidad. Para liucer valer ese principio se dispuso como deber del tribunal
tomar, a petición de parle o de oficio, todas las medidas necesarias que re­
sultaran de la ley o de sus poderes de dirección, para prevenir o sancionar
cualquier acción u omisión contrarias al orden o a los principios del pro­
ceso, impidiendo el fraude procesal, la colusión y cualquier otra conducta
ilícita ü dilatoria (2.3,, 4,2. y ó).
lil principio dispositivo,de amplia discusión en la doctrina, se incluyó en
esta normativa. Para su correcto entendimiento se le di mansión ó y se dijo
claramente en qué aspectos tenía su influencia. Tal principio dispositivo
rige en forma atenuada, únicamente en la iniciación del proceso que incum­
be exclusivamente a los interesados, en Ea terminación y en la disposición
de los derechos procesales siempre que no sean indisponibles. Finalmente,
como manifestación de ese principio se establece que i\ nadie se puede obli­
gar a demandar, salvo disposición legal en contrario (2.4),
131 impulsoprocesa !es consustancial a nuestra legislación procesal desde que
entró en vigencia el ( odigo Procesal Civil de 1990, y se mantiene en esta nor­
mativa. Se dispone la obligación de las partes de impulsar el procedimiento y se
establece la obligación del tribunal de adoptar de oficio, con amplias facultades,
todas las disposiciones necesarias para sll avance y finalización, evitando la pa­
ralización e impulsando el procedimiento con la mayor celeridad posible, Dice
el Código que en lodo caso se debe aplicar el principio prosentencia (2.5),*62

74 Lo relativo al principio “pro sentune¡a" su introdujo en Sesión tk Corte Plena del


22 de agosto de 2(1 M ti iniciativa del magistrado presidente (qdDg) Luis Paulino
Mora Mora. Solo hay que decir, que luí principio no encuentra raigambre en la doc­
trina procesal conocida. La sentencia es uno de fr>s objetivos del proceso, pero el lili

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Jnrgo Alberto López González

FJ principio deoral ¡dad, reconocido por la mayoría de la doctrina procesa]


no como un principio procesal, sino como un principio del procedimiento,
además de ser novedoso en esta nueva normativa, es su pilar fundamental.
Se concibe atendiendo a sus contornos definitorios, aunque se manifiesta de
diferentes formas en todo el cuerpo legal.
Como una declaración imperativa, se dice que el proceso deberá ajustarse a
dicho principio y que la expresión oral será el medio fundamental de comu­
nicación. Con el fin de vacunar al sistema contra una tendencia observada
en otras legislaciones, en que a pesar de que se implantó la oralídad los
operadores jurídicos poco a poco entronizaron la escritura, se establece que
solo serán escritos aquellos actos autorizados expresamente por este Código
y los que por su naturaleza deban constar de esa forma.
Con el fin de evitar erróneas interpretaciones, se deja dicho en la misma
normativa, que dentro del concepto escritura deben incluirse lo que conste
tanto en soporte físico como tecnológico.7*
Finalmente se introduce io que se puede denominar (labio
d a d \ según el cual, en caso de duda entre la aplicación de la oral idad y la
escritura, el tribunal debe escoger siempre la oralidad (2.6).
Aunque desde un punto de vista estrictamente técnico era innecesario con­
signarlo, pues forma parte del principio de oralidad. se consignó el deno­
minado principio de inmediación, introducción que también se consideró
necesaria por lo novedoso de la normativa (2.7). No obstante, so consignó
en sus verdaderas dimensiones, señalando que todas las audiencias serían
realizadas por el tribunal que conoce del proceso, salvo disposición legal en
contrario; que las sentencias se deben dictar por el tribunal ante el cual se
practicaron todas las pruebas; y, que la utilización de medios tecnológicos
que garanticen la relación directa con los elementos del proceso no implica
ruptura del principio de inmediación. En esas líneas, se describen en forma
muy concreta los electos y la importancia de dicho principio.75

esencial es la solución al conflicto a lo que no se llega solo y exclusivamente por la


sentencia,
75 Podría parecer innecesaria esa referencia, desde que modernamente se entiende que
el concepto escritura tiene otra connotación y que las formas de documentación y
transmisión de datos por medios tecnológicos son formas de escritura modernas.

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Curso (fe Derecho Procesal Civil Costarricense

Desde un punto de vista es Indamente técnico, pudría considerarse inne­


cesario consignar el principio de concentración, pues de acuerdo con la
doctrina procesal, también forma parte de los subprincípios que integran al
de oral idad (2.8). Se consideró conveniente incluirlo expresamente por la
novedad de la normativa y para que sirviera de regla de interpretación de
las normas procesales. No obstante, se consignó en sus verdaderas dimen­
siones, estableciendo que toda la actividad procesal debe desarrollarse en
la menor cantidad de acLos y tiempo posible; que las audiencias deben cele­
bra rsc en el menor número de sesiones;7'’que la posposición, interrupción o
suspensión de audiencias solo es procedente por causa justificada a criterio
del tribunal y siempre que no se contraríen las disposiciones de este Código,
1:1 de preclusiónes un principio fundamental para el sistema procesal, pues
mediante él se evita que las parles gestionen lo que quieran y cuando quie­
ran abriendo etapas ya superadas. Por ello se estableció que los actos y
etapas procesales se cumplirán en el orden establecido por la ley y que una
\c¿ cumplidos o vencida una etapa, salvo lo expresamente previsto por este
código, no podrá reabrirse o repetirse (2.9).
La inclusión dd principio depublicidad no fue pacífica. Algún sector co
deró que las materias que se regulaban en esta normativa debían regirse por
el principio dd secreto y no por ei de publicidad. No obstante, atendiendo
a los fines de ese principio cuyo sustento doctrinal y filosófico exige su
existencia, se mantuvo. No obstante, se expresó en sus justas dimensiones,
estableciendo como regla general que el proceso seria de conocimiento pú­
blico, salvo que expresamente la ley disponga lo contrario o el ti'i bu nal lo
decida de oficio o a solicitud (le parte, cuando por circunstancias especiales
se puedan perjudicar los intereses de la justicia, los intereses privados de las
panes o los derechos fundamentales de los sujetos procesales (2,10},1'7*65

7b La Crase ,HtF/ m ew r jrríftJL-™ xi.rxititti*x" sl: intriuJiijo por cuerdo tiü Cune Pknan
adoptado el 22 de agosto de 20] I .
Anipli;im4;Tilcha o b r e d principio d e f u i b l i t i d u d , Y M ü e mieslru ¿ > b r t L 7c a r ia G e n e ra l
.\oht:r t'f Principio <A' Orttíidad, Ldikiriíil Juricertfro, Sun Josúk2U07h 73 y si­
guientes. Por ln l ] i l u decimos ¿si nbra„ nos parece inunncLibihlc ackialrsienlc un
proceso eti el qitc lo general sea el seeretismo y la publicidad ln otue|K:íÓn

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Jorge Alberto López González

APLICACION DE LAS NORMAS PROCESALES

Este Código Procesal Civil es aplicable en tos procesos civiles y comercia­


les y en aquellos que no tengan legislación procesal especial (1). Mantiene
así su condición histórica de normativa procesal general de aplicación resi­
dual en todas tas materias.
Reconocido por la doctrina, que tas normas procesales son de orden públi­
co, históricamente se ha considerado necesario dejarlo establecido en una
norma (3.1 ), aunque los efectos de esa calificación se evidencian fundamen­
talmente en la general indisponihílidad del procedimiento por las partes. Lo
relativo a la aplicación inmediata es una declaración de principio, pues eso
dependerá de la normativa transitoria (3.1).
La aplicación en el espacio, se establece señalando que esta normativa regi*
rá en lodo et territorio nacional; sin embargo, se hizo reserva de las normas
especiales y de la aplicación del Derecho Internacional contenido en Trata­
dos o Conventos ratificados por Cosía Rica (3.2).
Como máxima de interpretación del Código, se establece que los tribunales
deberán considerar el carácter instrumental de las normas procesales, aten­
diendo fundamentalmente a su espíritu y finalidad (3.3). Con ello se destaca
que e! proceso no es un fin en sí mismo, sino un instrumento para la aplica­
ción del derecho de fondo, instrumento que debe interpretarse atendiendo a
su espíritu y finalidad, tomando en cuenta el se mido propio de las palabras,
en relación con el contexto, los antecedentes históricos y la realidad social
del momento en que han de ser aplicadas. Tal expresión pretende decirle al
aplicador que la normativa no 1c dirá paso a paso todo lo que debe hacer,
sino, que interpretando las normas y garantizando el debido proceso deberá
enfrentar el conflicto y sus vicisitudes, sin atenderá ritualismos ni a formas
predeterminadas. En Sesión de Corte Plena del 22 de agosto de 2011 se
decidió introducir la última parte de la norma en cuanto á\w “despajándose
dejormuiismus innecesarios”.Con ello se recalcó el antiformalismo que es
una consecuencia del carácter instrumental de la normativa procesal.
La integración normativa, es ya tradicional en nuestra legislación procesal, por
ello se dispuso que en ausencia de norma expresa se acudirá a la aplicación
analógica de otras disposiciones que contemplen supuestos semejantes, en los

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

que se aprecie identidad de razón. Se man Licué la restricción, siempre saluda­


ble, de que no podrán aplicarse por analogía normas de carácter sitneionutorio,
excepcionales o temporales (3-4), No obstante, en Corte Plena741se introdujo
una disposición que me parece inconveniente. Se consignó que si no es posible
la aplicación analógica, el vacío será suplido ideando procedimientos con apli­
cación de los principios constitucionales, generales del derecho y especiales
del proceso y atendiendo a las circunstancias. Originalmente esa norma decía
que se debía acudir a los principios constitucionales, generales del derecho y
especiales del proceso y a la doctrina, atendiendo a las circunstancias. No con­
tenía el aditamento que permite a los jueces idear procedimientos, lo que nos
parece inconveniente por el uso que se pueda hacer de esa fórmula y porque se
contraviene el principio de reserva de ley en derecho procesal.
Finalmente, se consignó el principio de normas pro­
cesales (3.5), según el cual, las partes no pueden, por acuerdo entre ellas
y ni siquiera con la autorización del tribunal, disponer o renunciar de ma­
nera anticipada a las normas procesales, salvo los supuestos de mecanis­
mos alternos de solución de conflictos, sumisión de competencia admisible,
ejecuciones extrajud¡dales o actos jurídicos expresamente previstos en el
ordenamiento j ur ídico.787908

SUJETOS PROCESALES: DERECHOS, DEBERES Y


POTESTADES
Conscientes de la discutible conveniencia de establecer en una norma con­
creta un tema tan controversial como el de los derechos y deberes de las
partes e intervmientes, el legislador optó por continuar nuestra tradición
procesal al respecto/0 Asi, se dispuso con carácter de generalidad, que a las

78 Sesión det 22 de agosto de 20 i I.


70 Algún sector consideró que ¿sea es una consecuencia del orden público de las normas
procesales y por dio se pensó en consignar ese principio en la disposición que se
rcñcTc a ese lema; sin embargo, en ta comisión redaciora consideramos inconvenien­
te esa solución, pues uqui se hace referencia a lo relativo a la indisfionibiliílad. que
admite excepciones, lo que establece alguna diferencia importarte con el tema dd
orden público.
80 Recordemos los muy conocidos y pocos efectivos artículos 97 y 98 del Código Pro­
cesal Civil de 1990.

<37

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Jorge Alberto López González

partes e intervinientes se les debe garantizar el acceso a la justicia,81 tribu­


nales imparciales, independientes e idóneos, el uso de medios altemos de
solución de conflictos y los demás derechos reconocidos por la ley.R:
A pesar de que en ese momento, la doctrina procesal se debatía intensamen­
te en relación con el tema de la buena fe procesal,*3 se consideró necesario
establecer como principio que las partes deberían ajustar su conducta a la
buena fe, a la lealtad, a la probidad, al uso racional del sistema procesal, al
respeto debido de los sujetos procesales y al deber de cooperación con la
administración de justicia, evitando lodo comportamiento malicioso, teme­
rario, negligente, dilatorio, irrespetuoso o fraudulento (3.5), La necesidad
de una disposición de esa naturaleza era indiscutible pues el proceso civil
anterior a 1990, sustentado en la escritura, no tenia mecanismos eficaces
de contrarrestar esos antivalores en e( desarrollo del procedimiento. En el
nuevo código, actuar de buena fe será obligatorio, fundamentalmente, para
no hacer el ridículo ante el tribunal. Como era necesario establecer una
consecuencia, se dispuso que cualquier acto contrario a estos deberes, será
considerado como abuso procesal y será sancionado con el rechazo de plano
de la gestión, sin perjuicio de las responsabilidades disciplinarias, penales y
civiles que correspondan (4.2., 2.3 y ó),
En cuanto al Lribunal, se enumeraron sus potestades (5) señalando entre
ellas las de asegurar la igualdad de las partes respetando el debido proceso;
dirigir el proceso y velar por su pronta solución; desechar cualquier solici-*3

Jíl La inclusión de uii4i disposición como esa es cuestionable y eso fue objeto de discu­
sión, pues el derecho fundamental y genérico de acceso a la justicia ya consta en las
disposiciones constitucionales y por dio no era necesario repetirlo aquí. No obstante,
pensando que lo que abunda no daña se prefirió dej arló­
te Ln una de tas versiones se establecía el derecho a asistencia jurídica gratuita. Rso se
eliminó en Sesión de Corle llena del 22 de agosto de 2011 atendiendo a las di fie ulin­
des económicas de l;i época, Fs un tenia que queda pendiente. Pienso que eso deberá
regularse en una ley especial que come ni pie dicha asistencia en codas las materias y
con programas a nivel nacional, lat como se liaec en otros países como por ejemplo
en Francia y España.
S3 Deben destacarse en ese sentido las siguientes obras: Montero A roca Juan (coordina­
dor), Proceso Civil c Ideología (libro en uOautüríuX Tiran! I.o Blandí. Valencia 200ó
y Al varado lidioso Adolfo. Guranfix/nr* Procesal versus prueba judicial oficiosa,
Editorial Juris, 2(H)Gr

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Curso de Derecho Procesal Civil Cosíarrícense

tud o incidencia notoriamente improcedente o que implique una dilación


maní fiesta. Se te impone al tribunal, La obligación de aplicar c| régimen
disciplinario solí re fas partes y sus ahogados, sancionando cualquier acto
contrario a la dignidad de Injusticia, la buena fe, b lealtad y la probidad;
y, sancionar cualquier Corma de abuso y fraude procesal. Se dispuso, que
cuando se comprueba que han realizado gestiones o han asumido actitudes
dilatorias o litigado con lemcridad, según la gravedad de la conducta, el
trihuual aplicará amonestaciones, mullas, expulsión de la oficina o local.
Cuando la actuación indebida constituya de ti lo, contravención o falta debe-
rá ponerlo en conocimiento de la autoridad respectiva para su juzgamiento
{5.4}, En casos graves, se establece, además, la suspensión del abogado,
aj según lo que dispone la Ley Orgánica del Poder Judicial.*• Finalmente,
se establece como deber del tribunal dictar las resoluciones dentro de los
plazos legales (5.5): procurar la búsqueda de la verdad dentro de los límites
establecidos por el ordenamiento jurídico (5.6); y, los demás establecidos
en b ley, I,a referencia a los demás establecidos en la Ley, parte de la reali­
dad de que es Imposible establecer todos los poderes y deberes que tiene el
tribunal, pues la mayoría se desprenden de toda ia normativa. Quizá esa fue
una de las razones por las que tanto se discutió sobre ia conveniencia de esa
disposición.
M abuso procesal se le dio un trato diverso, con consecuencias muy dife­
rentes, Cuando del resultado del proceso, haya mérito para considerar que
se actuó con temeridad, mala fe o abuso en d ejercicio de los derechos pro­
cesales, el tribunal deberá declararlo en sentencie! dentro del mismo proceso
y condenar al responsable al pago de los daños y perjuicios que liuhiere
ocasionado, los que se liquidarán y ejecutarán de inmediato ló).
íin algún momento se pensó, que la posibilidad de qtte se condene a ia parle
al pago de daños y perjuicios en abstracto, podría resultar inconstitucional.*85

S4 La suspensión cu el ejercicio profesional, se introdujo cu Sesión de (.'orle Mena del


5 de setiembre de 2DM. lo que aprobó la Asamblea Legislativa en la Comisión de
A su ni us Jurídicos. Moción de fondo No. .'7 11 7-36-C'J). Sesión ordinaria número ló
del miércoles 8 de agosto de 2012.
85 E . o relativo ; j l a s «mitas, c \ pulsión d e t ¡ s oficina o loc.il, suspensión del aboyado >■

denuncia panal, fueron aspados que se discutieron ampliamente en la comisión te


daclora y no tenían mudin apoyo. Al final, se introdujeron.

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Jorge Alberto López González

Discutido ampliamente ese aspecto, la comisión red actora consideró que no


debe verse la condena en abstracto como una solución inaceptable, pues de
ello existen muchos ejemplos, incluso en las resoluciones de la Sala Consti­
tucional (recursos de amparo). Eliminar esa condenatoria, significaba dejar
sin contenido esa solución, absolutamente necesaria para el proceso. De
todas formas, para la condenatoria serviría de base la conduela de la parte
durante el proceso y no existiría violación al debido proceso, pues siempre
existiría la posibilidad de revisión de lo resuelto. En lodo caso, esa medida
tiene una naturaleza preventiva, que justifica su necesidad.
En lo que respecta al proceso fraudulento también se estableció un trata­
miento y consecuencias diferenciados (6 pá. 2o). Si el tribunal llega al con­
vencimiento del uso de un proceso para obtener un móvil prohibido por
la ley, deberá dictar, sentencia desestimando la demanda y condenando a
los sujetos activos al pago de los danos y perjuicios, los cuales se podrán
cuanlificar en ejecución, lodo ello sin perjuicio do las responsabilidades
disciplinarias, penales y civiles que sean pertinentes.
Cuando el tribunal estime que existe la posibilidad de imponer sanción,
debe seguir el procedimiento incidental previsto en este Código (113).

COMPETENCIA

C onsideraciones genérales

Debemos advertir que en este aparte nos vamos a dedicar al estudio del
tema de la competencia, mismo que no se debe confundir con el de juris­
dicción. La jurisdicción es el poder-deber conferido al Estado, para resolver
con Hielos de orden jurisdiccional entro los ciudadanos y entre éstos y el
Estado. Se confiere al Poder Judicial en los artículos 1 y 153 de la Cons­
titución Política. Ese poder-deber se ejerce por los jueces del Poder Judicial
y por los árbitros. La potestad jurisdiccional comprende cuatro actividades
fundamentales: a) Adoptar medidas de seguridad o cautelares, b) Dictar las
resoluciones inlcrlocutorias. e) Resolver el conflicto, d) Hacer que se cum­
pla lo que el juez ordena. La facultad de administrar justicia se adquiere con
el cargo a que está anexa, es decir, con el nombramiento. (Artículo 162 de la

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Curio dp Derecho Pior.eial Civil Coslairitenie

Ley Orgánica del Poder Judicial). Esa facultad se suspende cuando el juez
os suspendido temporalmente en sus funciones. (Art. [62 de la l.ey Orgáni­
ca del Poder Judicial y se pierde cuando el juez deja su cargo (Art. 162 de
¡a l ey Orgánica de! Poder Judicial).
La potestad jurisdiccional es única y se atribuye al Estado como un todo.
Como el Estado es una organización compleja formada por muchos órga-
nos, se ve obligado a distribuir el ejercicio de la jurisdicción. Esas reglas
que regulan la distribución del ejercicio de la jurisdicción entre los distin­
tos tribunales, jueces y árbitros es lo que se denomina competencia. Decir
competencia es referirse a la forma en que se distribuye el ejercicio de la
potestad jurisdiccional. No a la forma en que se divide, porque la potestad
jurisdiccional no se divide: se distribuye su ejercicio.

E lementos y criterios q u e determinan la competencia

Para establecer la competencia o lo que es lo mismo para distribuir el ejer­


cicio de la potestad jurisdiccional, el legislador establece elementos objeti­
vos y subjetivos, por ello se habla de competencia objetiva y competencia
subjetiva. Dentro de cada uno de esos elementos, el legislador establece
criterios. Asi, existen criterios para establecer la competencia por e! territo­
rio (domicilio del demandado, ubicación del bien, etcétera) y criterios para
establecer el elemento cuantía (mayor, menor cuantía, inestimables).
En el tema de competencia, se establecieron disposiciones generales com­
pletamente necesarias para la interpretación c integración de la normativa.
Con ia fi nal ¡dad de eliminar el trasiego del expediente de un tribunal a otro
durante el procedimiento, se estableció como regla general la
de la competencia, de tal manera que una vez del inida, las alteraciones en
cuanto al domicilio de las partes, la situación del bien litigioso y del objeto
del proceso, no la modificarán, salvo disposición legal en contrario (7.1).
Se mantuvo el criterio de la competencia preventiva, según el cual, si para
un mismo proceso hubiere más de un tribunal competente, conocerá el que
prevenga en su conocimiento (7,2), entendiendo que previene en el conoci­
miento el tribunal que primero le haya dado curso al proceso. Se cambia el
concepto de prevención en el conocimiento que en legislaciones anteriores71

71

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Jorge Alberto López González

tomaba como punto de partida, el tribunal ante el que se hubiera presentado


primero la demanda.
Tratándose de un concepto de naturaleza general, que incide sobre la com­
petencia de diversas formas, se mantuvo el criterio de la esta­
bleciendo que existe con referencia a dos o más procesos o pretensiones,
cuando dos elementos son idénticos, o uno solo si es la causa (7,3).
Finalmente, se enuncia la competencia funcional (7,4), es decir, la com­
petencia de los tribunales de las diversas jerarquías, y solo se menciona
porque tal elemento competencia] debe estar dispuesto específicamente en
la Ley Orgánica del Poder Judicial y cuando sea estrictamente necesario,
en leyes especiales. Se renuncia a regular la competencia funcional en el
Código Procesal Civil, pues ese es un aspecto que cambia de acuerdo a las
necesidades de cobertura de la actividad jurisdiccional y no es conveniente
que se regulen en un código procesal que pretende mantenerse en el tiempo.
De todas formas se trata de un tema relacionado con la organización y es
mejor que la normativa principal, al respecto, sea la Ley Orgánica.

C ompetencia O bietiva

Nos referimos a la competencia objetiva, cuando, para Ja determinación


del tribunal competente no se toman en consideración aspectos atinentes
directamente a los sujetos procesales. El tratamiento de este tema, exige
distinguir entre lo que es un elementa determinante de la competencia y
lo que es un criteriodeterminante de la asignación de la competencia. Los
elementos determinantes de la competencia objetiva, son en esta normativa,
la materia, la cuantía, el territorio y el grado, aunque lo relativo u la materia
no se regule pormenorizad amentó en este Código Procesal Civil, sino en la
Ley Orgánica,
Hay que tener muy claro, que cada uno de esos elementos determinantes,
tiene criterios específicos. Así, por ejemplo, en elemento territorial, existen
los criterios del domicilio del demandado y de la ubicación del inmueble.
Se establecen además, una serie de criterios especiales, no referidos espe­
cíficamente a ninguno de los elementos que determinan la competencia,
sino que se toman crt consideración otros aspectos de política legislativa.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

que se explicarán oportunamente y que pretenden solucionar ir con ven ien­


tes históricos.
Por tratarse de temas relacionados con la competencia, se ubica en este apar­
tado lo relativo a la acumulación de procesos y lidependencia (8.5, y 8,6).
En el desarrollo de los criterios determinantes de la competencia, se dispo­
ne, en cuanto a la materia, que los tribunales serán competentes conforme
a la especialidad de la materia de debate (8.1), En cuanto a esa disposición,
podría cuestionarse su ubicación en el Código Procesa) Civil, sin embargo,
se consideró pertinente mantenerla para hacer referencia, aunque sea breve,
al elemento materia. Recordemos que la materia hace referencia a lo penal,
agrario, familia, entre otras, y las que surjan en el futuro, por lo que convie­
ne que eso sea regulado en Ley Orgánica y no en el Código Procesal Civil,
para que no quede sujeto a ios constantes cambios que trae la evolución de
nuestra organización.

El elemento territorial

En cuanto al territorio se enuncia su finalidad, es decir, limitar la compe­


tencia del tribunal al territorio establecido para ejercerla (8.3). No obstante,
esa es una declaración de principio, pues se establece que dicha disposición
regirá con las salvedades establecidas por ley.
El primer criterio, dentro del elemento territorial que se enuncia, es el de
la ubicación del (in
ebl8,3,1
u
m hDicho criterio, se justifica en el
de inmediación que es pilar fundamental de este nuevo orden. Su parle de
la base, que entre más cerca este d inmueble del tribunal que conoce del
proceso, más facilidad existirá para hacer realidad ese principio, fundamen­
talmente cuando sea necesario reconocer judicialmente el bien.
Pero tai ¡dea, no se justifica solo en la inmediación. í.a concentración y la
publicidad, también tendrán beneficios, pues la cercanía implica reducción
de tiempos y el conocimiento del bien por los terceros se facilita. Por esa ra­
zón se dispone como norma de principio que será competente el tribunal del
lugar donde se encuentre situado el bien, para conocer de las siguientes pre­
tensiones: Relativas a la constitución, modificación y extinción de derechos
reales sobre inmuebles; arrecida Licios sobre inmuebles o sobre uní versal ida-7
3

73

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Jorge Alberto López González

des comprensivas de ellos; mixtas o personales referidas o con efectos sobre


inmuebles; relacionadas con ta gestión, administración o mantenimiento de
bienes inmuebles (8.3.1).
Et criteriodel domicilio del demandanteo no puede gene
se. Las legislaciones y la doctrina reconocen que solo debe determinar la
competencia en supuestos especiales, en que verdaderamente se justifique
darle esa prerrogativa al demandante o promotor, pues, si se establecie­
ra como criterio generalidad se afectaría al demandado, quien, además de
tener que defenderse, tendría que hacerlo en el lugar del domicilio del ata­
cante. Por esa razón, dicho criterio se adopta solo en ciertos supuestos que
veremos. Se establece en infracciones en temas de propiedad intelectual,
competencia desleal y protección al consumidor, aunque también se con­
fiere la posibilidad al demandante de escoger el tribunal del lugar donde
sucedieron los hechos (8.3.2). Pesó aquí, la naturaleza de los derechos en
disputa, fundamentalmente para facilitar la acción del afectado, quizá por
tratarse de derechos de reciente reconocimiento a nivel general. Igualmente,
dada su naturaleza, en que el mayor interés recae en el promovente y no
hay una necesidad inminente de facilitar la defensa de la parle contraria, se
establece el criterio del domicilio del promotor en ios procesos judiciales no
contenciosos, salvo lo previsto para casos especial es,w
En el elemento territorio, se mantuvo el del domicilio del
dado (8,3.3), mismo que es prudente mantener con carácter general pues
se fundamenta en la necesidad de facilitar la delensa del aec¡onado. No se
concibe, un sistema procesal en d que, además de soportar los efectos de
una demanda, el accionado tenga que defenderse en el lugar que al deman­
dante le parezca conveniente. Hilo impücaria dejaral actor la posibilidad de
demandar en un lugar que dificulte el efectivo ejercicio del derecho de con­
tradicción. Por la forma en que se regula en la nueva normativa, este criterio
puede recibir el calificativo de general, pues se prefiere, tratándose de pre­
tensiones de carácter personal, que son la mayoría. Además, se sigue este

Cuando la norma líate la salvedad de lo previsto para casos especiales, pretende res­
petar lo que se disponga ctl disposiciones especiales de este código o de til ras leyes,
en cuanto a los procesos no contenciosos. Recordemos que al proceso no contencioso
hay remisiones en el Código Civil, en el Código de Comercio y en disposiciones
especiales.

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Cuno de Derecho Procesal Civil Costarricense

criterio, en pretensiones de cualquier naturaleza referida a bienes mnebíes,


partiendo de la base de que, generalmente los bienes muebles están ubica­
dos cerca de su tenedor, poseedor o propietario. Con esa idea, se pretende
hacer concordar las reglas de competencia con tos principios fundamentales
de este Código, concretamente los de inmediación y concentración.
Tratándose de procesos concúrsales de personas no empresar ias, se consi­
deró pertinente mantener el criterio del domicilio del demandado, porque la
persona no empresar ia que es sometida a un proceso concursa!, es en reali­
dad un demandado común, de tal manera que no se le puede ligar a ningún
otro aspecto objetivo, como si sucede cuando el proceso concursaI se refiere
a personas cm presari as, para los cuales se sigue otro criterio que veremos
oportunamente.
Siempre dentro del elemento territorial, se establece cu forma expresa en la
normativa, el criterio(te actividad (S.3.4}, Se concluye, que en ocasiones
lo determinante no es el domicilio de las partes, ni la ubicación del objeto
del litigio, sino el lugar en que se desarrollo la actividad de la cual deriva
el conflicto. Se considera que tratándose de ciertos tipos de pretensiones.
3a cercanía del tribunal con el lugar en que se realizó la actividad, es indis­
pensable para hacer realidad los principios en los que se inspira el nuevo
código procesal civil. No obstante, para facilitar la defensa, siguiendo el
criterio expuesto en relación con el domicilio del demandado, se consideró
conveniente establecer con carácter de generalidad, que la competencia se
determinaría por el lugar donde ejerce o ejerció la actividad principal el
deudor o demandado. Pura evitar dilicultades interpretativas, en cuanto al
concepto de actividad principal, se dispuso que el lugar de la actividad prin­
cipal estará donde se ubique la organización empresarial o el negocio más
importante, del demandado o deudor y si tuviere o hubiere tenido varios
centros de actividad, será el que coincida con su domicilio, real o estatuta­
rio/" A falta de esa coincidencia, el proceso podrá radicarse en e! territorio
de cualquiera de esos centros.

a: El concepto «launa™ se refiere ;il iritisi(iaadi> cu los «latinos de una persona


jurídica.

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Jorge Alberto López González

El criterio de actividad, se estableció para los procesos concúrsales de per­


sonas em presan as (8.3.4.1);SHcuando se impugnen acuerdos de personas
jurídicas y cualquier reclamación de los socios o miembros de esas personas
contra éstas y viceversa; y, tratándose de rendiciones de cuentas provenien­
tes de cualquier administración u otra causa semejante.
Aún dentro del elemento territorial se nota la insuficiencia, en algunos ca­
sos, de los criterios del domicilio del demandado, de la ubicación del bien
y de la actividad. En ciertos supuestos, se ve la necesidad de establecer
criterios especiales (8,3,5), atendiendo a Ea urgencia o a la naturaleza de la
pretensión. Tratándose de aseguramientos de bienes, apertura y reconoci­
miento de testamentos, sucesiones y ausencias, se asignó la competencia al
tribunal del último domicilio del causante o ausente y, en su defecto, al del
lugar donde esté la mayor parle de los bienes. Si no es posible aplicar nin­
guno de los criterios anteriores, la competencia se atribuye al tribunal ante
el que se hubiere presentado la gestión por primera vez.889
Otro criterio especial se siguió tratándose del reclamo de dañosy perjuicios
(8.3,5.2). En ese caso )a competencia se le asignó al tribunal del lugar en
que sucedieron los hechos o del domicilio del actor, a elección de éste; salvo
que los daños y perjuicios sean reclamados como accesorios de una preten­
sión principal de otra naturaleza, pues en esc caso competerá al tribunal de
la principal.
En cuanto a las actividades cautelaresy preparatorias, también
ció un criterio especial. Se dispuso que es competente el tribunal a quien
corresponde conocer dd proceso principal y en caso de urgencia cualquier
tribunal y las actuaciones practicadas pasarán a formar parte del proceso
principal.

88 Véase, que u diferencia de las personas no empresa rías, cuando la persona es empre­
sario se le entiende ligada a una empresa que tendrá su actividad principal en algún
lugar, lugar que determinará la competencia para hacer realidad los principios que
¡mearan al de oral idad.
89 El criterio del tribunal amo el <)uc se hubiere presentado kí gestión por primera vez,
no es lo mismo, en este código, tju el criterio del que previno en el conocimiento.
El que previno un el conocimiento es lk| ulI tribunal que cursó el proceso primero.
Se estableció esa regla especial para simplificar el tema de ki competencia en estos
supuestos concretos,

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Curio Demrhn Procedí Civil Costarridense

Si se solicita en relación con un proceso arbitral nacional o con un proceso


jurisdicción til o arbitral extranjero, la competencia se atribuye al tribunal
de primera instancia del lugar donde se deba ejecutar el laudo o sentencia o
donde deban surtir efectos las medidas, a elección del promovenLe.

E l ELEMENTO CUANTÍA

Durante mucho tiempo, la iden de los reductores (ue prescindir del elemento
cuantía para determinar la competencia del tribunal. Si se revisan las ver­
siones anteriores a la de mayo de 2011, se notará que el demento cuantía no
aparece, En las últimas sesiones de estudio y redacción, se llegó a la conclu­
sión que tal parámetro era indispensable para establecer la organización de
la jurisdicción civil y para racionalizar el gasto que implica la actividad de
impartir justicia. Se introdujo entonces la norma que establece, que cuando
el elemento determinante sea la cuantía, los procesos serán de mayor y de
menor cuantía, conforme a La estimación de la demanda (8.2). Entonces,
dentro del elemento cuantía, se incluyen expresamente dos criterios: mayor
y menor cuantía, pero la realidad es que son tres criterios y uno de ellos
no se consignó en esa disposición por inadvertencia involuntaria: menor
cuantía, mayor cuantía e inestimables. En otras disposiciones dd Código,
por ejemplo, en el articulo 69.1, referido al recurso de casación, se hace
referencia a los procesos inestimables,
[.a cuantía sigue siendo determinante en algunos casos para fijar honorarios
y gastos, para la admisibilidad de los recursos, para establecer la competen­
cia en segunda instancia y hasta para establecer la forma de actuación de los
órganos jti ri sd icotona les.00

C ompetencia S ubjetiva

Además de los supuestos en que el tribunal es incompetente por razones


objetivas 1territorio, materia o grado), existen otros motivos que obligan al
órgano jurisdiccional, sea en forma total o parcial (d único, todos o algunos
de los integrantes) a separarse dd conocimiento de un proceso, pero por*7
[,(l tu apelación, si d proceso es de menor cuantía Jn conoce un ii(legrante cu lumia
uní personal

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Jorge Alberto López González

razones subjetivas, es decir, cuando haya interés directo en el proceso o


cuando interese a familiares o personas estrechamente relacionadas con uno
o todos los miembros del tribunal. La nueva normativa, eliminó aquella dis­
tinción que se hacía en el Código Procesal Civil de E990, entre recusación
y excusa, que sustentaba sus diferencias en la gravedad de Jas causales, lo
que a su vez determinaba el procedimiento a seguir y los efectos de una y
otra forma de separación. En este cuerpo legal, se simplifica la institución
de la competencia subjetiva, estableciendo las causales de impedimento y el
procedimiento a seguir para la separación del juzgador.

Las causales de incompetencia subjetiva


En algún momento se pensó en eliminar la lista taxativa de causales de
impugnación de la competencia subjetiva, con fa finalidad de garantizar
un tribunal objelivo e imparcial, introduciendo una disposición amplia. En
principio tal solución no pareció conveniente, porque se entendía que el có­
digo procesal civil se sustentaba en el principio de concentración, de tal ma­
nera que era necesario restringir al máximo la posibilidad de cuestionar la
competencia del tribunal, precisamente para evitar que el proceso se atrase
por la necesidad de resolver sobre esos aspectos. Por esa razón se estableció
una lista de causales con cierta amplitud para garantizar un juez objetivo e
imparctal (12).
Con esta forma de regulación se pretendió evitar lo que ha sucedido en otras
materias, como la penal, en que las recusaciones influyen negativamente en
el desenvolvimiento del proceso. La idea era no abrir un portillo para que,
con o sin razón, se introdujera la discusión sobre la competencia subjetiva,
con perjuicio de la celeridad del proceso.
No obstante esas ideas, en las últimas sesiones de trabajo con la comisión
revisora, se lomó la decisión de incluir un último inciso que dijera:
existencia de circunstancias tjueden lugar a dudas justifica
de su imparcialidad u objetividad "(12.16). lisa disposición le dio un giro
al sistema, introduciendo conceptos jurídicos indeterminados que podrían
suscitar muchas recusaciones y con ello afectar la celeridad del proceso.
En definitiva, pasamos de un sistema cerrado de causales taxativas y a uno
ejemplificativo en algunos casos y abierto en su totalidad.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

Se eslahlece, entonces* una lista de causales de impedí menlo que incluye:


1, Bl Interés directo en d resultado del proceso. 2. Ser una de las parles cón­
yuge, conviviente, ascendiente descendiente o pariente hasta el tercer grado
de consanguinidad, o segundo de afinidad del juez. 3- El interés directo en
d resultado dd proceso de cualquiera de los familiares del juez indicados en
el inciso anterior. En tribunales colegiados, las causales de los incisos ante­
riores se extienden a los demás integrantes. 4. Haber sido sido el juez abo­
gado, tutor, curador, apoderado, representante o administrador de alguna
de las partes. Esta causal se extiende al cónyuge, conviviente, ascendiente
y descendiente dd juez, 5, Ser acreedor* deudor, fiador o liado, empicado o
patrono en relación con alguna de las partes. No hay causal si el nexo fuere
con el Estado o cualquier institución Pública. Tampoco si se diere con una
sociedad mercantil, una corporación, una asociación o cualquier otra per­
sona jurídica, cuando el nexo con ellas Fuere irrelevante para demeritar la
objetividad del funcionario, 6, Ser el juez o algunos de los parientes indica­
dos en el inciso 2) parte contraria de algunas partes en otro proceso, siempre
que este no hubiere sido instaurado con el único propósito de inhabilitarlo.
7, Existir o haber existido, en los dos años precedentes a la iniciación dd
proceso, un proceso jurisdiccional o administrativo91 en que figuren como
contrarios, respecto de alguna de las paites, el juez o sus parientes indica­
dos en el inciso 2). il Deba d ¡ucz fallaren grado acerca de una resolución
dictada por alguno de los parientes indicados en d inciso 2). Ó. Ser o haber
sido en el último ano1'3 compañero de oficina o de Irabajo de alguna de las
partes, 10. Sostener d juez, su cónyuge, ascendiente o descendiente* opi­
nión contraria a la de algunas de las partes, en otro proceso de su interés. 11.
Ser una de Ius partes juez o árbitro en otro proceso en que sea parle el juez
o los parientes indicados en d inciso anterior. 12. Haberse impuesto al juez
alguna corrección disciplinaria, en el mismo proceso, por queja presentada
por una de las partes. 13. Haber extemado fuera de sus funciones opinión
a favor o en contra de alguna de las panes. Las opiniones expuestas o los
informes rendidos que no se refieran af caso controlo, como aquellas dadas
con carácter doctrinario o en virtud de requerimientos de los otros poderes*19
yt La referencia a! prooísu Lidm¡íiistrati vo se ind uyó cuculí' trabajó con la com isjón
revísora, abriendo aún más d sistema de impugnación subjetiva de tu competencia.
Ln frase "ser o huber si di) en el último año" se intrúdlijü cil Corte Plena en Sesión del
29 de aaosio Je 2ÍI11.

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Jorge Alberto López González

o en oíros asuntos de que conozcan o hallan conocido de acuerdo con la ley,


no configuran esta casual, 14. Haber sido el juez perita o testigo en el pro­
ceso. 15. Haber participado en la decisión del acto objeto del proceso. 16.
La existencia de circunstancias que den lugar a dudas justificadas respecto
de su imparcialidad u objetividad

Perpetuidad de In competencia subjetiva


Como una manifestación de !a regla de perpetuidad de la competencia que
se introduce en esta normativa, según vimos al referimos a las reglas gene­
rales sobre la competencia, se establece la perpetuidad de la competencia
subjetiva ( 16). Se dispone que la intervención de los jueces sustitutos como
consecuencia de la inhibitoria o recusación será definitiva, aunque poste­
riormente desaparezcan los motivos determinantes de la separación. Así, se-
elimina la posibilidad de que una vez desaparecida la causal que dio lugar
a la separación del tribunal, se discuta la posibilidad de que el proceso siga
siendo conocido por el tribunal que originalmente lo tramitaba, con lo cual
se propiciaría el atraso en el procedimiento.
lía una de las versiones iniciales del proyecto, en la búsqueda de eliminar
cualquier posibilidad de afectación al principio de justicia pronta y cum­
plida, se estableció que una vez iniciado el proceso por un juez que no
tuviera causal de impedimento, no podrían participar en él abogados cuya
actuación pudiera determinar su separación. Esa disposición tenía como fi­
nalidad de eliminar una práctica indebida que se había suscitado en otras
legislaciones y materias, Se lenta conocimiento de que en algunos procesos,
con la finalidad de excluir la participación de un Juez que no convenía a una
de las parles y de suscitar una discusión que atrasara la solución del litigio,
se contrataba a algún abogado que suscitara un problema de impedimento.
Una vez que el abogado ingresaba al proceso interponían o provocaban hi
recusación y no solo separaban al Juez, sino que atrasaban la solución. Eso
era lo que se pretendía evitar, poniendo por encima de cualquier otro aspec­
to el cumplimiento del principio constitucional de justicia pronta y cum­
plida. Esa solución fue cuestionada por algunos desde el punto de vista del
derecho fundamental al trabajo, concretamente al ejercicio de la profesión
y al final se eliminó, lo que constituye a mi juicio un error, que podría tener

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

iinpo nimios electos en el ideal de justicia pronta. I:s de esperar que la juris­
prudencia adopte las mejores soluciones para impedir tal comportamiento
dilatorio.

S uspensión de la competencia

El nuevo código procesal civil no regula lo relativo a la suspensión de la


competencia. Se consideró innecesario incluir normas sobre ello, porque
se trata de un tema muy tratado en doctrina y* por lo general, que se sus*
penda o no la competencia depende de circunstancias concretas del mismo
proceso. Desde esa perspectiva, establecer una lista taxativa de causales
de suspensión de la competencia puede resultar contraproducente y la lista
incompleta. Por ahora, mientras esté vigente, ese tema se encuentra previsto
en la Ley Orgánica de! Poder Judicial.
Dicha normativa, en su artículo lf>4 establece los supuestos de suspensión
tic la competencia. Dispone, que salvo los casos exceptuados por la ley, la
competencia se suspende en los siguientes supuestos:
a) Por excusa del juez, desde que la exponga hasta que las partes se alla­
nen o se declare inadmisible en primera instancia.
b) Por recusación, desde que sea legal mente interpuesta, hasta que se de­
clare improcedente en primera instancia.
c) Por la excepción de incompetencia o declinatoria de competencia, des­
de que se le presenta el escrito en que se alega hasta que se declare sin
lugar, salvo para tramitar y resolver dicha excepción, o por la decla­
ratoria de incompetencia que haga e! funcionario liasla tanto no sea
revocada por el superior.
d) Por la apelación otorgada en ambos efectos.
Si se analizan dichas disposiciones en relación con la nueva normativa es
necesario realizar algunas apreciaciones. En todo caso, se entiende que la
suspensión de la competencia, se da en un proceso concreto, es decir, el
tribunal tiene suspendida In competencia solo en el proceso en el que se da
una de las circunstancias previstas. De conformidad con la ley orgánica, es
posible decir que dicha situación se da en dos supuestos: cuando se eueslio*

B1

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Júrgí Alhertti López González

na la competencia del tribunal, sea por razones objetivas o subjetivas y en


caso que se admita una apelación en ambos efectos o en efecto suspensivo,
como se decía con el código de 1990,
Con ol nuevo código esa normativa hay que analizarla partiendo de algu­
nos cambios que se dan en nuestra legislación. La excusa desaparece el en
nuevo orden normativo y el código no utiliza el término declinatoria, sino
inhibitoria. Finalmente, también desaparece de nuestra legislación la frase
"'ambos efectos”,aunque ciertamente existirán casos en que la admisión de
la apelación impedirá al tribunal continuar con el procedimiento. Fsa im­
posibilidad no será por el efecto en que se admita la apelación porque eso
desaparece, sino por la naturaleza de la resolución cuya ejecución se pida.
May resoluciones, que de acuerdo con su contenido, permitirán ejecutarlas
inmediatamente aunque estén apeladas y otras que no (turna que veremos al
tratarlos medios de impugnación). Igualmente, en algunos supuestos podrá
el tribuna] continuar con c! procedimiento y en otros no. liso dependerá del
caso concreto y de lo que al respecto disponga el tribunal.

PÉRDIDA DE LA COMPETENCIA

La competencia es susceptible de pérdida. Tampoco regula este lema el nue­


vo Código Procesal Civil, por las mismas razones que no se dice nada sobre
la suspensión. Si contiene disposiciones al respecto la Ley Orgánica del
Poder Judicial, en el artículo 163. Conforme con dicha normativa, el Juez
pierde la competencia en los siguientes supuestos:
Cuando esté fenecida la causa y ejecutada la sentencia.'*
Cuando el juez haya sido comisionado por otro para practicar alguna dili­
gencia, al quedar cumplido el encargo.
Cuando, por ser accesoria, se mande la causa al juez que conoce del proceso
principal.
Cuando el juez haya sido declarado inhábil en virtud de impedimento, ex­
cusa o recusación.39

93 Et Código Procesal Civil de I990. con un poco más de rigor científico decía: "Cuan­
do haya sido decidido el proceso y ejecutada la sentencia."

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Curso de Derecho Pío te sal Civil Costjni cense

Hay que tener claro que hiles supuestos ele pérdida de la competencia se
refieren ai caso concreto. Cuando se da una de las circunstancias previsteis
en la norma, el tribunal pierde su competencia para conocer de esc proceso.
Una cosa es perder la competencia y otra muy diferente perder la potestad
jurisdiccional.
Precisa reiterar que el estudio de esa normativa, debe partir de que en el
nuevo código procesal civil, se limita el auxilio judicial, desaparece el fuero
de atracción y desaparece la exclusa.

E xcepciones a las reglas i>e competencia

Las reglas de la competencia vistas hasta aquí tienen un carácter general,


son aplicables salvo que existan circunstancias especiales que las modifi­
quen. Esas circunstancias especíales son las siguientes: a) Acumulación de
procesos; b) Litíspendelicia; c) Delegación de la competencia; d) Prórroga
de competencia; y, e) Fuero de atracción. Se dice que son circunstancias es­
peciales que constituyen excepciones a la* reglas de la competencia, porque
si surge el fenómeno (acumulación por ejemplo), las reglas generales de la
competencia dejan de funcionar. El tribunal que originalmente era compe­
tente deja de serlo, para cederle la competencia a aquel que lo sea según el
instituto concreto.

Acumulación de procesos
Denominada en la doctrina como acumulación sucesiva por reunión do pre­
tensiones. se entiende que estamos ame una acumulación de procesos cuan­
do dos o más procesos pendientes pasan a sustanciarse en un sólo procedi­
miento para ser resueltos en una misma sentencia. Dicho en forma sencilla,
un expediente se amarra al otro o en la actualidad, una carpeta tecnológica
se unirá a otra. Foreste medio se produce una acumulación de pretcnsiones
y su fundamento está en la economía procesal y en la necesidad de evitar
pronunciamientos contradictorios sobre pretensiones conexas.
La acumulación do procesos, por c! momento en que surge la necesidad
de hacerla, presenta mayores inconvenientes que la acumulación inicial de
pretensiones y os por ello por lo que la mayoría de las legislaciones regu-83

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Jurye Alberto López González

lan esta forma de acumulación con bastante rigor, En definitiva, se trata de


un procedimiento que de no regularse adecuadamente podría traer electos
perniciosos en la celeridad del proceso y en la misma economía procesal.
Se trata de una excepción a las reglas generales de la competencia, es decir,
constituye un criterio especial, pues tiene como efecto la modificación de la
competencia atendiendo a otros aspectos, fundamentalmente a la economía
procesal y a la necesidad de evitar sentencias contradictorias.
Se presenta en la normativa con una declaración de principio, ella es, que
si dos procesos conexos entre sí se inician por aparte, se debe ordenar su
acumulación. En esa frase inicial, se consigna el primer requisito para la
procedencia de la acumulación de procesos; es decir, la conexidad, enten­
diendo por tal, que dos de los elementos sean idénticos o uno solo si es la
causa (7-3), '
Cuando hablamos de elementos, tíos referimos a ios que integran la relación
o situación jurídica procesal, es decir, partes objeto y causa, entendiendo
por objeto el fin que persigue ci actor y causa como el motivo que dio na-
cimiento al proceso. Sobra decir, que si existe identidad de elementos y
no es posible utilizar otros mecanismos para e\ ilar sentencias contradicto­
rias (litispcndcucia o cosa juzgada), también procederá la acumulación de
procesos.
No dice el nuevo código, como lo establecía expresamente el anterior, que
la competencia y el procedimiento sean comunes. Se evitó hacer referencia
a tales presupuestos como consecuencia de la ideología amplia que tiene
la nueva normativa. Los elementos de la competencia, salvo el caso de la
materia, no pueden constituir un obstáculo para la acumulación de proce­
sos, cuando, precisamente, la acumulación de procesos es un supuesto de
excepción a esas reglas generales de competencia. La economía procesal y
la necesidad de evitar sentencias contradictorias, tiene que estar por encima
de las reglas generales de competencia. La identidad de procedimientos,
salvo que implique una grave afectación al derecho de alguna de las partes,
tampoco debe ser un estorbo para la procedencia de la acumulación, cuando
esa acumulación sea la mejor opción para la economía procesal y para evitar
la posibilidad do que se dicten sentencias contradictorias. En este aspecto,

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

su observa otras de las manifestaciones del aumento de los poderes del tri­
bunal, con La finalidad de que el proceso sea electivo.
EL momento procesal dispuesto para la procedencia de la acumulación, está
deten n¡ruido por la estructura procedí mental de ios nuevos procesos. Por
dio se dispone, que no procede si en uno de los procesos se hubiere señala­
do para Ea audiencia de práctica de prueba o se ba dictado sentencia (8.5),9'1
Establecer como limite el señalamiento para Ja audiencia de práctica de
prueba, tiene una razón. Si no se establece de esa forma, se posibilita que
litigantes inescrupulosos soliciten la suspensión, el cambio o repetición de
audiencias, con solo pedir la acumulación, lo que no debe permitirse.
1.a acumulación de procesos de ejecución hipotecaria o prendaria, siempre
ha tenido inconvenientes. Debemos recordar las dificultades de tramitación
que propiciaba la acumulación, permitida en algún tiempo por la jurispru­
dencia costarricense, entre ejecutivos hipotecarios y prendarios. Las difi­
cultades eran de diversa Índole, desde el disímil tratamiento procesal queso
daba al hipotecario y at prendario, hasta los nuil tiples procedimientos que
debían darse a las liquidaciones de intereses y a la interpretación de las nor­
mas dependiendo del título. La nueva normativa, permite la acumulación de
procesos de ejecución, sólo cuando exista identidad de causa (8.5); es decir,
ya no será posible, la acumulación de un hipotecario con un prendario, ni
por via de interpretación, pues no existiría identidad de causa. Lógicamente,
fa acumulación solo sería procedente, si no existe otra Ibrma de ordenar La
prclación en la ejecución, -es decir, cuando no sea posible remitir a Los de­
más acreedores a hacer valer sus créditos al proceso ya establecido.
La acumulación La puede pedir cualquiera de las parles o el tribunal la pue­
de decretar de oficio. Si es a gestión de parte o interviú ientes la solicitud se
presienta ante el tribunal que tramita e! proceso más antiguo. La gestión se
del)c acompañar de una copia de la segunda demanda, con indicación de su
estado procesal, y la fecha en que se le dio curso. El Erihutía] ame el que se
formule la solicitud debe resolver sin más trámite y si la acoge ordena traer
el otro proceso, para agregarlo al ya existente (8,5. párrafo 21-*}. A partir de
ese momento, formarán una unidad.*65

9‘f Si yíi se ha dictado sentencia en uno de los procesos, lo que procede es. alegar la es-
Cc[XL¡Vn de eosa ¡uügada o declararla de oficio, part evitar sentencias cünlradieLorias.

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Jorge Alberto López González

Litispendencia
El instituto de la litispendencia aparece ubicado deturo cid lema de la com­
petencia (8,6) y eso tiene una razón. La litispendelicia es otra de Jas excep­
ciones a las reglas generales de la competencia, aunque su efeeto no sea ta
remisión del expediente a oLro órgano jurisdiccional, sino la desaparición
del proceso más nuevo. Se produce este fenómeno cuando existen, en trá­
mite. dos procesos idénticos. Debemos recordar que dos procesos son idén­
ticos cuando son exactamente iguales los elementos de la relación jurídica
procesal: es decir, los sujetos, el objeto y la causa.
l.o cierto es que, existiendo otro proceso idéntico, el órgano jurisdiccional
carece de competencia para conocer del recién presentado y por ello no le
queda otra alternativa que darlo por terminado, sea de oficio o a gestión de
parte (8.6),
La demanda presentada ante tribunal extranjero, no produce litispendencia.
salvo disposición expresa en contrarío (S.ó). Se entiende que no se produce
el efecto de litispendencia, porque el proceso extranjero no puede conce­
birse como idéntico al que existiría en Costa Rica, desde que el sustento
jurídico (que integra la causa) no es el mismo: en otras palabras, que no
seria extraño que en dos países se dicten sentencias contradictorias, por
aplicación de las normas de cada tina de Jas jurisdicciones.

Delegación de la com petencia

I.a legislación anterior permitía la delegación de la competencia, es decir,


que para la práctica de determinados actos, se pedía comisionar a otra au­
toridad jurisdiccional o recargar en un órgano de inferior o igual categoría.
Quizá, la principal manifestación de esa delegación era que si en segunda
instancia se admitía prueba, se delegaba la competencia en el inferior para
que la practicara.’5

Ó5 Hil Fa normativa li eso se le llamaba comisión, aunque en realidad se traíate de una


delegación de la competencia, pues c t '‘comisionado”, lo que hacia era practicar prue­
bas que debía recabar el órgano que la ordenó,

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Curíodp Dfrprhn Procrsal Civil Costarricense

Tal posibilidad se limita en la nueva normativa con una declaración de prin­


cipio: los tribunales no pueden delegar su competencia (9.2). 'lál cambio de
paradigma encuentra sustento en los principios de la oral idad. queso verían
muy afectados si se admitiera con amplitud la posibilidad de que un tribunal
diferente ai que va a dictar!a semencia, practique actos procesales. No obs-
tan le. tal posibilidad no se podía cerraren forma absoluta, pues hay su pues ■
tos en que ello es necesario. Por ello se estableció que se pudría requerir el
auxilio de otros órganos jurisdiccionales y autoridades, únicamente en los
casos expresamente establecidos por la ley, generalmente para actuaciones
en que no se afecte al principio de inmediación o ul de concentración (9.2).
En definitiva, la delegación de la competencia, a pesar de la declaración de
principio, no desaparece totalmente, aunque su aplicación debe ser muy
excepcional y se debe poner especial cuidado de no afectar principios fun­
damentales como los de inmediación y concentración, Precisamente, para
evitar que eso no se de, el articulo 4 1.4,6 permite la práctica de la prueba en
el lugar de los hechos, sin limites de competencia por razón del territorio.

Prórroga de competencia

Se entiende que hay prórroga de Competencia, cuando se permite que un


tribunal que, en principio, no es competente, conozca de un proceso. Se pro­
rroga Ili competencia, porque se le impide al tribunal declararse incompe­
tente de ofició, si las parles no le impugnan su competencia. La prórroga de
competencia parte de la presunción, de que tácitamente las partes llegaron
a un acuerdo sobre el órgano jurisdiccional competente, es itamlu en alguna
medida discusiones por ese aspecto. Se entiende que es una prórroga, por­
que la parte actor a. a pesar de que sabe que ese tribunal es incompetente
por el territorio presenta la demanda ante él y d demandado, sabiendo que
ese tribunal es incompetente por razón del territorio eio alega esa falta de
competencia.
La prórroga de competencia solo es procedente por razón del te ir itorio, fin
otras palabras no se da por razón de la cuantía, La materia o el grado. En esos
casos la competencia es improrrogable, es decir, el Juez debe declararse
incompetente de oficio y en forma inmediata.87

87

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Jorge Alberto López González

La prórroga puede darse de forma expresa o tácita. Es expresa cuando se ic


manifiesta al tribunal que puede seguir con el proceso a pesar de no tener la
competencia por el territorio. Eso se hace por el hecho de presentar la de­
manda. Es tácita, cuando el demandado, a pesar de saber que el tribunal es
incompetente por el territorio, no le alega la falta de competencia o después
de haberla alegado, la retira.
El nuevo código procesal civil no elimina la prórroga de competencia, como
se podría creer, pero cambia sustancialmente el tratamiento de dicho institu­
to procesal. La regla general es la improrrogabilidad, es decir, que se faculta
al tribunal para que se declare incompetente de oficio, a pesar de que el
actor haya presentado la demanda ante el y el demandado no haya alegado
la falla de competencia. Se dispone que los tribunales pueden declarar su
incompetencia por razón del territorio, de oficio, es decir, sin que nadie haya
alegado la falta de competencia, pero deben hacerlo, antes de que se haya
cursado la demanda (9), Una vez que se le lia dado curso a la demanda, es
decir, se ha dictado el auto inicial, la competencia es prorrogable y el tribu­
nal solo se puede declarar incompetente si el demandado alega la falta de
competencia en el plazo previsto legalmente y ésta es procedente.
La forma en que se reguló este tema tiene grandes connotaciones que se
advertirán una vez que la reforma comience a aplicarse. En nuestro pais,
tradieionalmeme el litigio ha estado concentrado en la gran área metropoli­
tana. que es donde existen la mayor cantidad de abogados y tribunales. Eso
lia tenido como consecuencia una concentración de la aeró idad de la justi­
cia en ese sector, con perjuicios y beneficios muy concentrados. La nueva
normativa pretende extender la actividad de Injusticia fuera de la gran área
metropolitana, obligando a los litigantes a resolver el conflicto cerca de
los elementos de la relación jurídica material con lo que se lograría facili­
dad probatoria y otros beneficios. Sería discordante con un sistema procesal
sustentado en la inmediación y en la concentración, mantener un sistema
de prórroga de competencia como el que existía con los códigos anteriores.
Se repite, la prórroga de competencia limitada que contiene el nuevo códi­
go, solo funciona por razón del territorio. Tratándose de la materia, cuantía
y territorio nacional (cuando existen elementos extranjeros), la impronoga-
bilidad es la regla. (9 pá.2°).

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

Futro de ít tracción
Existen en nuestra legislación los denominados procesos universales, en
los que la finalidad es liquidar o distribuir bienes (concursos, quiebras y
sucesiones). Por lo general en dichos procesos existen muchos interesados
(acreedores) en relación con los mismos bienes. En esos casos, tradicio­
nal mente, la legislación costarricense ha estimado indispensable que todos
aquellos que pretendan reclamar algún derecho en relación con esos bienes,
acudan ante el mismo tribunal. Por ello se ha regulado siempre lo que se
conoce en doctrina como fuero de atrDicho instituto identifica
fenómeno que se produce cuando, ante la existencia de un proceso universal
todos los demás procesos son atraídos por éste. Es decir, en el momento en
que un tribunal tiene conocimiento de la existencia de un proceso universal,
se declara incompetente y remite esc proceso concreto at tribunal que trami­
ta el universal. La idea es que lo re lucio ruido con los bienes del deudor sea
decidido por un mismo tribunal que conoce a fondo la situación patrimo­
nial. En el Código Procesal Civil de 1990, se regulaba cu los artículos 900
para el proceso sucesorio y 767 para el concurso y las quiebras, ruando se
daba esa atracción, las reglas generales de la competencia dejaban de tener
importancia para los procesos atraídos.
El nuevo código procesal desaparece el fuero de atracción en relación con
los procesos sucesorios al derogar el numeral 900 del Código Procesal Civ il
de 1990. Pero no lo elimina expresamente, tratándose de concursos o quie­
bras. En este segundo caso (concursos y quiebras) no desapareció porque
las normas relativas a ese tema, específicamente el numeral 767 del Código
Procesal Civil de 1990 quedaron vigentes, a la espera de que se promulgue
Lina ley especial sobre quiebras y concursos.
I.a intención de los redactores de este código siempre fue eliminar el fuero
de atracción de nuestra normativa. Solo se logró [rutándose de procesos
sucesorios. Se entendió que durante su vigencia no tuvo ninguna utilidad y,
contrariamente, provocó retrasos innecesarios en la tramitación de los pro­
cesos, como consecuencia del trasiego de expedientes de un tribunal a otro.
En lodo caso, d manejo de tal instituto sería muy difícil y de poca utilidad,
atendiendo a la nueva organización jurisdiccional civil. Los medios lec-89

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Jorge Alberto López González

nológicos actuales hacen innecesario mantener esa figura, que encontraba


justificación cuando el acceso a la información era muy difícil.

C ompetencia internacional

Como lo reconoce la doctrina moderna, en el ámbito internacional los tér­


minos jurisdicción y competencia se utilizan indistintamente para referirse
a la potestad pública de juzgar y hacer cumplir lo resuelto, obviamente, en­
tendiendo que esa potestad genérica está repartida entre los distintos países
conforme a las normas de distribución vigentes.
Cuando un Estado carece de competencia en la esfera internacional para
conocer de un litigio, se dice que carece de jurisdicción. La doctrina parece
decantarse por utilizar el concepto jurisdicción en el ámbito internacional,
aunque en lenguaje internacional y en el uso corriente do los términos en la
expresión del Derecho Procesal Internacional, se sigue hablando indistinta­
mente de jurisdicción y competencia.*1
En la redacción del Código Procesal Civil, en este tema exclusivamente,
se siguió esa línea de pensamiento, para no entrar en la vieja discusión en
torno a las diferencias entre ambos conceptos, que presenta no pocos in­
convenientes en el ámbito internacional. Pero vale la pena recordar lo que
ya sabemos pero que a veces olvidamos: que se trata de conceptos muy
diferentes.

Competencia del tribunal costarricense


La normativa procesal nacional no puede renunciar a la necesidad de esta­
blecer reglas medíante las cuales, atendiendo al principio de soberanía, la
competencia le sea atribuida a los tribunales costarricenses. Está claro que
dichas disposiciones deben respetar los Tratados Internacionales vigentes.
Por ello se dispuso que la competencia de los tribunales costarricenses es­
tará determinada en primer lugar, por lo que digan los Tratados Internacio­
nales vigentes ( l ! .l ).46*

46 Al respecto, véase: Vése ovi, Eduardo, Derecho Procesa! Civil Internacional, Edicio­
nes Idea, Montevideo, 2000, páir. 24.

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Cuíhc; de Derec ho Procesal Civil Costar rícense

1:1 primer criterio que se adoptó es el del domicilio del demandado, es de­
cir, licite tt competencia los tribuna les costarricenses, sí el demandado, cual­
quiera sea su nacionalidad, estuviere domiciliado en Cosía Rica (11,1.1).
Dicha disposición, que ya existía en mies ira legislación procesal civil, pre­
tende hacer realidad el principio de contradicción, es decir, que el accionado
no tenga di lie tillad es espaciales para ejercer su derecho de contradicción,
lo que se procura estableciendo la competencia en el lugar de su domicilio.
Partí evitar dificultades de interpretación se consignó la presunción legal de
que se presume domiciliada en Cosía Rica la persona jurídica extranjera que
tenga en el pais agencia, filial o sucursal, pero solo respecto de Eos actos o
contratos celebrados por ellas.
También es competente el tribunal costarricense, cuando la obligación debe
ser cumplida en Costa Rica {11.1.■?); cuando la pretensión se funda en un
hecho, acto o negocio jurídico ocurrido, celebrado o con efectos en el te­
rritorio nacional (11.1.3); cuando las partes así lo han establecido contrac­
tual mente, siempre que alguno de ellos sea costarricense y al mismo tiem­
po exista algún criterio de conexión con el territorio nacional ( 11.1.4). I.a
referencia al criterio de conexión con el territorio nacional implica, que
tiene que existir alguna relación de los sujetos, el objeto o la causa, con el
territorio costa rr icense.
Es importante tomaren consideración que el artículo 135.1 dd nuevo códi­
go. Lartihién se refiere a la competencia internacional. Dice que si una per­
sona domiciliada en el extranjero dejara bienes Ctl Costa Rica y se hubiera
seguido proceso sucesorio en el exterior, serán válidos aquí las adjudicacio­
nes y demás actos realizados, siempre que se haya tramitado por quienes
tengan derecho para hacerlo y se haya procedido can forme a las leyes de
aquel lugar.
Finalmente, d numeral 135. j establece que los acreedores de una sucesión
radicada en el extranjero podrán demandar en Costa Rica, cuando tuvieren
una garantía real o equiparada, el deudor hubiera renunciado válidamente
a su domicilio o se trate de ejecutar una sentencia obtenida en el domicilio
de la sucesión.91

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Jorge Alberto López González

Competencia internacional exclusiva


Existen supuestos en que la competencia debe asignarse en Jornia exclusiva
a los tribunales costarricenses, por razones de soberanía (11.2). Por ello se
dispuso, que son competentes los tribunales costarricenses, con exclusión
d¡e cualquier otro, para conocer de tas siguientes pretensiones: Reales o mix­
tas relativas a muebles e inmuebles simados en Costa Rica (IJ .2.1); contra
personas jurídicas inscritas en Costa Rica que afecten su constitución, va­
lidez. disolución o lucren relativas a decisiones o acuerdos de sus órganos
( 11.2.2) ; cuando las partes sean costarricenses o extranjeros domiciliados
en el país, siempre que sus efectos y ejecución deban darse en Costa Rica
(11.2.3) .

P rocedimientos para declarar y cufstionak la


COMPETENCIA

Tradicionalmenie la doctrina y las legislaciones le atribuyen una gran im­


portancia al tema de la competencia. Se trata de que el proceso sea conocido
y resucito por un tribunal que garantice idoneidad, imparcialidad e inde­
pendencia. Uno de los mecanismos para brindar esas garantías es estable­
cer, legal y previamente, el tribunal que resulta competente para resolver el
conflicto. Se evita por ese medio, el peligro de constitución de tribunales
especiales para resolver casos específicos atendiendo al caso concreto o, eti
el peor de los escenarios, a las personas involucradas. Es tal la importancia
que se le da al tema, que la mayoría de las legislaciones disponen que los
actos y procedimientos judiciales do quienes no tienen facultad legal para
ejecutarlos, son absolutamente nulos. Una disposición de esa naturaleza la
encontramos en el artículo 168 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, mis­
ma que no existe en el nuevo código procesal civil, No existe en la nueva
normativa, porque dicho código solo permite la nulidad cuando se cause
indefensión. Desde esa perspectiva, aunque un acto se realice por quien no
es competente, podría no causar indefensión y por ello es innecesario inva­
lidarlo. No obstante; como ya vimos, el código sí le da gran trascendencia
al lema de la competencia y por ello establece varios procedimientos fiara
revisarla v declararla si es necesario.

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Curso de Derecho Procesal Ovil Costarricense

El cucstionamicnlo do íu competencia puede provenir del mismo tribuna] o


de las partes, Depon d ion tío de quien provenga, el camino a seguir es dife­
rente. Además, el procedimiento difiere de si so trata de causales objetivas y
subjetivas. Al análisis de esos detalles nos dedicaremos seguidamente.

C uestiona miento de la competencia objetiva

Si mediante las reglas de la competencia, se distribuye el ejercicio de la


potestad jurisdiccional, la incompetencia surge cuando a un determinado
tribunal se le niega la posibilidad de conocer o resol ver un conflicto jurídico
concreto. La historia costarricense en materia de competencia ha sido más
l|Lic decepcionante: en ocasiones los procesos se tardaban hasta seis meses
solo en discutir cual era el tribunal compelerte, lo que afectaba en gran me­
did;! el tiempo de duración de los litigios y propiciaba la prescripción de los
derechos estando la demanda presentada.
La nueva normativa, pretende disminuir las posibilidades de que los tribu­
nales declaren su incompetencia de oficio, para evitar que por discusiones
relativas a ese tema, se retrase el inicio del proceso. Se parte de una reali­
dad: a los ciudadanos les interesa que se les brinda justicia pronta por un
tribunal independiente c ¡ñipare mi, rara vez le importa cual.
Se dispone, que los tribunales soto pueden declarar su incompetencia, por
razón del territorio, antes de dar curso a la demanda (9,1), Obviamente,
por razón del territorio, se podrá declinar el conocimiento del litigio, solo
cuando la legislación expresamente lo permita. Una vez que se cursó la
demanda, solo existe posibilidad de declarar la incompetencia por razón del
territorio, si la parte demandada interpone la excepción de incompetencia
(9.1) en tiempo y ésta es procedente.
Por razón de ki materia, la cuantía y por territorio nacional,97 la competencia
es improrrogable y como consecuencia la incompetencia se debe declarar
de olicio en cualquier estado del proceso. Aún en un caso de improrroga-*93

97 tírr¡torio nacicmal, se relien; a chanda cuestiona la compelencia de los jue­


ces cas [arrice tise?Tnielando nuil ivos de iiaturak'ia LerriLurial, en id ación eon nlrtís
países.

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Jorge A Iberio López González

bilidad, si la competencia se lia definido mediante resolución firme no es


posible volver sobre ese tema (9.1,pá.2°).
Con esas disposiciones se sale al paso del problema que se daba durante la
vigencia de normativas procesales anteriores, Muchas veces estando resuel­
la la cuestión de competencia por la materia y la cuan lia, alguna de las partes
0 el juez de oficio, suscitaban la controversia y se emitía otra resolución al
respecto, con el consiguiente retraso en la solución dd conflicto principal.

CUESTIONAMIENTO DE LA COMPETENCIA SUBJETIVA

La competencia subjetiva debe verse desde una perspectiva negativa. Tiene


como finalidad exduir la competencia dd tribunal unipersonal o colegiado
cuando existan elementos subjetivos que justifican su incompetencia, lis
decir, supuestos cu que por razón de la relación de la persona juzgadora con
otros sujetos, se le considera incompetente para resolver el conflicto. Se
establecen muchos criterios subjetivos, los más importantes el parentesco,
la amistad, la relación de trabajo, etcétera. Tiene como finalidad garantizar
la confianza en [ajusticia, evitando cuestionamientos sobre la Imparcialidad
de los jueces. Constituye, además, una garantía de imparcialidad, evitando
que fos juzgadores vean comprometido su criterio por una relación de pa­
rentesco, de amistad o de cualquier otra índole.
1.os mecanismos establecidos por el legislador del nuevo código para vigilar
el tema de la competencia subjetiva son dos: la inhibitoria y la recusación.^
Vamos a estudiar cada tina de ellas,

hihihittn ■iíi

Ll concepto inhibitoriase utiliza en el nuevo código, en un sentido diverso


a como se entendía en las normativas procesales anteriores. Ahora identifica
a un procedimiento;'* el procedimiento tíc inhibitoria, es decir, el que debe
seguir el tribunal para separarse, de oficio, del conocimiento del proceso.98

98 Como pueden notar quienes estudiaron la lugislüdún anterior, desaparece la excusa.


I'al decisión tiene como finalidad simplificar el procedimiento de declaratoria de in­
competencia, pues la excusa requería mueho procedimiento.
99 Recordemos que antes identificaba al procedimiento y a las causales de cierta entidad.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

Obviamente* dicha separación se dará cuando determine que se encuentra


en alguno de los supuestos previstos por las causales de impedimento. Se
establece un procedimiento diferente, dependiendo de si se trata de un tri­
bunal unipersonal n colegiado.
Si el tribunal es unipersonal* la persona juzgadora que tuviere causal de
impedimento, dicta una resolución separándose del conocimiento y pasa
el proceso a quien deba sustituirlo ( 13). 131 sustituto continuará con el pro­
cedimiento, salvo que estime infundada la inhibitoria, en cuyo caso podrá
plantear conflicto que deberá resolver el superior respectivo.
En tribunales colegiados,150 la inhibitoria de uno de los integrantes la deben
resolver ios restantes miembros; pero s i!a causal los comprendiera a todos,
debe decidir el tribunal sustituto conforme lo dispone la Ley Orgánica del
Poder Judicial (13.pá.2°).
Con el fin de buscar concentración y como consecuencia celeridad del pro­
cedimiento, se dispone que en todo caso lo relativo al conflicto por inhibi­
toria se debe resolver en e] plazo de veinticuatro horas (13 Pá. 2°}, Es de
suponer, Jada la claridad de las causales y la sencillez del procedimiento,
que la discusiones al respecto serán mínimas* pues los tribunales revisarán
de oficio tales aspectos y las paites estarán pendientes para hacerlas ver al
tribunal incluso en forma oral, por telefono o cualquier otro medio de co­
municación, sin que implique cuestionan ti cuto procesal de ia competencia
subjetiva.
En lodo caso* la inhibitoria deberá quedar resuelta antes de la celebración
de la audiencia de prueba. De liaber.se superado esa etapa, antes de que se
dicte sentencia (15).
finalmente* es preciso recordar que las resoluciones que se dicten con mo­
tivo de la inhibí loria, no tendrán recurso alguno (17),*95

IflO Origina límenle en lu^ir ild coiwepio colegiados, estriba el de plurijvr anales. pen-
sánelo en tribunales que aunque no actuaran en l'nrma colegiada oslaba integrado por
varios jueces. En los últimos trabajas cem la comisión revisara se quilo pkir iperso­
na tes y se dejó colegiados, lo que en mi criterio podría complicar la aplicación de la
norma. íkiy que entender que así se debe proceder cuando en un juagado haya carias
pursoriLLs j 11 ZgHÜCtoras atmi| cte ;jc1Úen en Iór11r j i.m¡ [íersona I

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Jorge Alberto López González

Recusación
l-'l concepto recusación, igual que el de inhibitoria, tiene en la nueva norma­
tiva un sentido ligeramente diverso al que tenía en las legislaciones proce­
sales anteriores. Ahora solo identifica c! procedimiento a seguir cuando una
de las parles alega una causal de impedimento, mediante el procedimiento
establecido.101
Recusar implica denunciar la falta de competencia subjetiva del tribunal,
por encontrarse en uno de los supuestos en que la ley considera que existe
un interes personal del juzgador.
La legitimación para recusar la tiene únicamente la parte o el ¡ntcrvinicnte
perjudicado o que pueda resultar perjudicado con la causal (14.1).
No es procedente la recusación del tribunal llamado a conocer de luía re­
cusación. Si a un tribunal le corresponde conocer una recusación, no se le
podría recusar a su vez, para evitar que conozca de esa impugnación, pues
se crearía una cadena interminable de cucstionam ¡entos de la competencia,
atentatoria contra el principio de justicia pronta y cumplida.
lampoco es procedente la recusación en el cumplimiento de comisiones.11-
La disposición, además de sana, es lógica, porque quien actúa por encargo
se entiende que no decide nada. En esas circunstancias no se justifica que se
le cuestione la competencia.
Finalmente, el Código descarta la recusación en procesos o actos de mera
ejecución,101 Tal disposición tiene sentido, porque si la actividad del tribunal
se limita a la mera ejecución, no hay razón para que se permita cuestionarle
la competencia, desde que. se supone, no tomará decisiones que se puedan
ver afectadas por un interés persona.

101 Nuevamente, recontemos que untes la recusación incluía las causales y el procedi­
miento. asi como La competencia pura conocer de tales cuestionan!¡cutos,
102 ¡¿so no es nuevo, d articulo 5? inciso 2) del Código Procesal Civil de 1990, negaba
toda posibilidad Je recusar cuando se trata del cumplimiento de comisiones,
103 f s lo que decía el articulo 55 inciso 3) del Código Procesal Civil de 1990.

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Curso cíe Derecho Procesal Civil Costarricense

I núdmisibilichid tic i;i gestión de reeussiciún

Con el fin de evitar el cuestión amiento de la competencia subjetiva con


fines meramente dilatorios, se confiere al tribunal recusado la potestad de
declarar inadmisible la recusación ( 14,3), en una resolución que de acuerdo
al sistema de impugnación no tiene recurso alguno (17).
P\ tribunal podrá rechazar de plano la recusación; cuando se interponga
contra el tribunal llamado a conocer de una recusación (14,2.1); cuando
se recuse a un tribunal que está cumpliendo con lina comisión (14.2.2); se
formule en procesos o actos de mera ejecución (14.2,3);’w no se sustente en
una de las causales expresamente previstas por ley (14.3.2); la parte intere­
sada haya intervenido antes en el proceso teniendo Conocimiento de la cau­
sal (I4,3,3);1DS no se presente, al menos, un principio de prueba del hecho
alegado como causal (14.3.4).rw

Mi míen tu para proponer Ja recusación

1:1 momento en que se debe interponer la recusación está determinado por


la dinámica del nuevo procedimiento sustentado fiinda menta Intente en la
oral idad y en el sistema de audiencias. Como en todos los demás aspectos
del procedimiento, es necesario buscar el momento adecuado, de tal ruine­
ra que, en cuanto sea posible, no constituya Ufl supuesto de suspensión del
procedimiento.
En primer iligar, se exige alegarla tan pronto como la parte tenga conoci­
miento de la causa en que se funde (14.4). No se establece sanción si no lo
hace con la prontitud deseada. Se trata, en ese aspecto, de una declaración
de principio sustentada en la idea de colaboración con la administración

1(14 Se parte de la bíSsC de que en tus (letes de mero ejecución ¿I tribunal, a postfr de (caer
impedimento, solo real ¡/a el acto material de cumplir con Lo ordenado, os decir, no
decido y si no lo hace, no podría afectar a la parlo que está en posibilidad do impugnar
la competencia subjetiva.
(05 Véase como so introduce una ospeoic do sumisión cu la competencia subjetiva. No
Se Utiliza el concepto de prórroga, pues la prórroga se refiere a la competencia por
territorio.
Í06 Estaríamos amo un supuesto de alegación sin pruebo, lo que es inadmisible en un
orden que pretende imponer ta seriedad en la impugnación de la competencia.

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Jorge Alberto López González

de justicia, que se encuentra entre los ideales que se exponen al inicio del
código.
Los momentos para alegar están claramente determinados. Puede interpo­
nerse en cualquier momento antes del señalamiento para la única audiencia
en los procesos que solo tengan una o antes del señalamiento para la audien­
cia preliminar cuando el proceso sea de dos audiencias (14,4),
Si ya está señalada la lecha para la audiencia, se deberá interponer al inicio
de la audiencia (14.4),
Se puede formular con posterioridad a la audiencia de prueba y antes de
sentencia definitiva, siempre que se ira Le de causas no conocidas o sob reve­
nientes a la finalización de esa audiencia (14.4),

Forma de interponer la recusación

Si se alega antes del señalamiento para la audiencia única o preliminar, de­


berá hacerse por escrito (14,4, Pa, 2”). Por tratarse de un incidente lucra de
audiencia, se resuelve antes del señalamiento para la audiencia, con lo que
se evita la pérdida de un señalamiento por cuestiones de agenda en caso de
que el proceso deba trasladarse a otro tribunal.
Siempre que se alegue en la audiencia deberá formularse verbal mente. Hn
lodo caso, sea oralmente o por escrito, la parte deberá indicaren d momen­
to de su alegación la causa y los motivos de su gestión, acompañando toda
la prueba.

Fícelos de la solicitud de recusación

A diferencia de la legislación procesid anterior, en \¡rlud de la cual, la sim­


ple gestión de recusación implicaba suspensión de la competencia del tri­
bunal,Mí7 esta nueva normativa establece que la solicitud de recusación no
suspende la práctica de los actos procesales y éstos son válidos, aún cuan­
do se declare fundada la recusación, salvo que se lesione el principio de
inmediación.*98

107 Articulo 3¡i imaso 2) dd Código Procesal Civil de 1990-

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Ckuso de Derecho Procesaf Civil Costarricense

Es definitivo, que se apuesta por evitar la suspensión del procedimiento,


dejando para d recuerdo acuella disposición según la cual los actos practi­
cados por un tribunal incompetente serían absoluta mente nulos,,M Ello es
concordante con la filosofía imperante en esta legislación, según la cual ios
actos procesales aunque realizados de otra forma y por otro tribunal (en
Lodo caso es un tribunal), serán válidos si alcanzaron su finalidad (32).

Procedimiento de ki recusación

Si la gestión de recusación es admisible, es decir, no es de las que se deben


rechazar de plano y el tribunal admite la existencia de la causal, debe inhi­
birse, es decir, separarse del conocimiento del proceso y remitirlo al tribunal
que corresponda en sustitución (14.5).lf<l
Si el tribunal niega En existencia y veracidad do la causal deberá dictar una
resolución motivada, que puede ser oral o escrita ordenando pasar el proce­
so al tribunal correspondiente, quien la tramitará y decidirá si continúa con
ei procedimiento o lo devuelva al recusado.
En tribunales colegiados, la recusación tic uno de los sus integrantes la de­
ben resolver los restantes miembros; pero si la causal los comprende a lo­
dos, el competente para decidir es el tribunal sustituto conlóeme lo dispone
la Ley Orgánica del I'odcr Judie iah La cuestión de competencia so debe
resolveren el plazo de veinticuatro horas.
Cuando la recusación se formule en la audiencia y la persona juzgadora
niega la causal, siempre que sea posible se debe resolver en ese acto (14.5.
pá. 2U). Para ello se debe, sustituir a la persona o personas juzgadoras recu­
sadas."11Denegada la recusación, los titulares continúan con el desaíro] lo de*li

108 Artículo !(1 de LCódigo Procesal Civil de 1900,


109 Sí supone t|lM¡ el Tribunal correspondiente SC determina por normas de organización
judicial, que no deben estar en un Código Procesal.
J 10 lil sistema está prevista para tribunales integrados por tartas personas, de la! manera
que ante una solicitud de recusación, entran personas juzgadoras que no son las t|Ue
están conociendo en la audiencia, resuelven la recusación y se retiran. Si se deniega
la recusación, J o s ¡ucees recusados, continuarán con la audiencia.

99

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Jurye Albeilo López González

la audiencia. Cuando so admita la recusación, se procede a la sustitución y,


de ser posible,'" se continua con la audiencia.11'
La recusación debe quedar resuelta antes de la celebración de la audiencia
de prueba (15). De haberse superado esa etapa, antes de que se di ele sen­
tencia (15).
Finalmente, liay que tener en Consideración, para electos de la celeridad del
procedimiento, que las resoluciones que se dicten con motivo de la recusa­
ción, no tienen recurso alguno (17),

Recusación de peritos y otros auxiliares judiciales

Los peritos son recusables pues son determinantes en la solución del con­
flicto. También lo son, los demó& auxiliares judiciales, cuando tengan deci­
dida influencia en Indecisión (18 al (inal).
Como manifestación de la seriedad cotí la justicia, que es tina de las ideas
que inspiran a esta nueva legislación, se establece que los peritos desig­
nados por acuerdo entre parles, no podrán ser recusados, salvo por causas
so brevi ni en les o ignoradas por las partes al momento de la escogerte ¡a (18).
1.a razón es clara, Si ambas panes escogieron al perito, se supone que valo­
raron su idoneidad, de tal manera que no es posible que después de haberlo
recomendado, lo recusen. Siempre se debe dejar la posibilidad de que el
motivo de recusación surja después o que d proponente ignorara los moti­
vos de impedimento al momento de su elección. Este cuso, para determinar
si el pe rúo o auxiliar es recusable, debemos remitimos a las causas de im-
pedimento establecidas para las personas juzgadoras, las que se aplicarán
según la condición que ostente el recusado (perito o auxiliar). No obstante,
se establecen causales especialmente determinadas para los peritos como

LUI A lendie ndu ni pr ilie ipió de uélites 11raciói i y pa ra hac ur rea Iidad üI p rinci pi n dlhj usr iciü
pronta y cumplida es de esperar que siempre sea posible.
I 12 Se p a n e ck la tu se úe que Linlc unu recusación un audiencia tkcEaradu ton lu^iir, se
coniiiuia la audiencia y utros jueces continuarán el proceso luaia su fimili/adón,
sin quu sl¡ suspenda ti i w\ cele el proccd imiento- Lógicamente la] mecanismo requerirá
un gran esfuerzo de Divinización. De indas lonnas cu de suponer que a esa altura dd
procedimiento, va a ser extraño que el tribuna] na se huya pinealadu de su incumpc-
1encía subjetiv a.

10Ü

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

son la falta de idoneidad o pericia y haber vertido sobre el mismo asunto un


dictamen contrarío a una de las partes.

Procedimiento v recursos en la recusación

ti procedimiento que se ha dispuesto es el incidental, en u>do su tenor ( 14.5).


Recordemos que en esta normativa se regulan los incidentes escritos y los
incidentes orales (114), a lo eual debe ajustarse la cuestión de recusación.
Como consecuencia de la linea de pensamiento que se sigue en esta norma­
tiva, que se ajusta al sistema de apelación limitada de amos, las resoluciones
que se dicten con motivo de inhibitoria y recusación, no tendrán recurso
alguno (17),

C onflictos de competencia

Tomando en consideración las estrictas reglas que se siguen en cuanto a los


elementos y criterios de la competencia, es previsible que yn no se produzca
el trasiego del expediente de un lugar a otro para dirimir a quién corres­
ponde su conocimiento. Fue necesario prever, aunque sea por remisión, el
procedimiento a seguir cuando se dé un conflicto de competencia. Por ello
se estableció, que si lo dispuesto sobre la competencia es objeto de apela­
ción o dentro de tercero día el tribunal que lo recibe disintiere, la cuestión
se resolverá conforme a lo dispuesto por la Ley Orgánica del Poder Judicial
(10 y 13).
La solución que daba d proyecto en la mayoría de sus versiones, era que el
conJlieto lo resolvería el superior común y si el conflicto era cmre Salas lo
resolvería Ja Corte Plena. Ln la versión de mayo de dos mil once que surgió
del trabajo de la Comisión Redactara y la Comisión Kevisora, se dispuso
remitir el tema del conflicto a lo que dispusiera la Ley Orgánica del Poder
judicial. Precisamente el artículo 169 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
establece normas sobre el procedimiento a seguir en caso de conflictos. F1
problema es que dicha Ley contiene una normativa muy básica y remite, en
d artículo 173, a los Códigos Procesales y leyes respectivas para integrar
esa disposición, lín mí criterio, el lema del procedimiento V competencia
para resolver confie tos de competencia, debió regularse cu forma completa10

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Jarge Alberto López González

en el Código Procesal Civil, para no crear tina dependencia de esta norma­


tiva en relación con la Ley Orgánica del Poder Judicial, cuya reforma está
planteada. En lodo caso, lo relativo al conflicto de competencia es un tema
procesal, atendiendo a la nueva estructura jurisdiccional civil. Ese no fue el
criterio de los demás inlegrantes de las comisiones red adora y re visura y
por eso quedó así.
De conformidad con el articulo 169 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, a
la que remite el Código, si un tribunal considera que es incompetente, debe
dictar una resolución que lo disponga y remitir el expediente al funcionario
que en su criterio es el competente para conocer. Si media apelación de una
de las panes o el tribunal que lo recibe discrepa de criterio, debe dictar una
resolución fundada (establecer confite lo) y enviar el expediente al superior
común, par ¡i que a la mayor brevedad establezca quien es el competente.
Aquí se plantea una cuestión interesante. Según las disposiciones del nuevo
código procesal civil, solo tienen apelación aquellas resoluciones a las que
expresamente se les permita (67.3). Desde esa perspectiva, la resolución
que declara de oficio la incompetencia no tiene recurso de apelación. Igual*
mente, cuando un demandado alegue falta de competencia y el tribunal se
la rechace, dicho pronunciamiento tampoco es susceptible de recurso de
apelación, porque el 67.3.6 solo le da recurso de apelación al pronuncia­
miento que acoge la excepción. Así las cosas, solo puede surgir conflicto de
competencia en dos supuestos: si un tribunal acoge una excepción de falta
de competencia y una parle apela y sí ante la declaratoria de incompetencia
de un tribunal el que lo reeibe disiente de criterio. I.a solución es plausible,
para la celeridad del procedimiento.

P rocedim iento de la declaratoria de incompetencia


INTERNACIONAL

Como vimos en un apartado anterior, existen supuestos en que la competen­


cia no se atribuye a los tribunales costarricenses, y como consecuencia el
tribunal se ve obligado a declarar su talla de jurisdicción, Jales supuestos se
contemplan en la normativa en varios supuestos: a) Cuando la demanda o
solicitud de ejecución, se refiera a sujetos o bienes que gocen de inmunidad

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

conforme íi las normas de Derecho Internacional; b) cuando el asunto se


encuentre atribuido, con carácter exclusivo, a la jurisdicción de otro Estado
en virtud de Tratados o Convenios internacionales.
A pesar de que el tribunal debe declarar su falla de jurisdicción por la
inexistencia de un factor de conexión, si el tribunal no la declara de oficio
se produce lo que la normativa denomina prórroga"" que se da cuando el
demandado expresa su conformidad con la jurisdicción del tribunal costa­
rricense11'5n no opone la excepción de falta de competencia,*1415 en cuyo caso
el tribunal costarricense puede continuar conociendo del litigio.

SUJETOS PROCESALES
E:1 título que identifica a este apartado, es reflejo de que en un proceso in­
tervienen muchas personas, ostentando diferentes posiciones, que cumplen
diversas funciones y que reciben diferentes denominaciones. Sin embargo,
la noción sujetos procesales, no puede entenderse en el sentido de que todo
aquel que intervenga en un proceso es sujeto procesal. No recibiría ese ca­
lificativo el auxiliar que tramita el asunto, ni el traductor que ayudó a la
práctica de una prueba, ni el perito que informó sobre algún asunto extraño
al derecho; tampoco el testigo. Estas personas no serían sujetos procesales
porque no tienen vinculación directa con el resultado del 1¡ligio, son cola­
boradores de la administración de justicia únicamente.
Desde vieja fecha, la doctrina ha entendido que sujetos procesales son el
juez, las partes y aquellas personas a las que se permite intervenir en un

11j Como sabemos* la prórroga de competencia es un instituto propio de la competencia


doméstica por rj/.ón del territorio. Fn una correcta terminología procesa! internacio­
nal, a esc fenómeno se !c den nm ¡na su misión, para hacer diferencia entre la prórroga
que se da por razón del territorio y este Fenómeno relacionada con la jurisdicción
internacional.
114 1.a sumisión incluso eslá admitida por la Convención de Derecho íniemiidojia] Pri­
vado (Código de fíasiamante), ratificada por Costa Eíiea d trece de diciembre de
1928, eE que en su articulo 32 l , dice: "Se entenderá por sumisión expresa la hecha por
los interesado*; renunciando clara y temíiiuintuiieme a su fuero propio y designando
con toda precisión el juez a quien se someten.1’
115 liste es un supuesto de sumisión tácita, también admitida por el Código de i Ínstame­
le en el anicuio 322.

1(13

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Jorge A Iberio Lópe? González

procese] (inlervinien1.es) realizando alguna actividad que leniza influencia


en la resolución del con Hielo de intereses. Lo normal es que en un proceso
intervenga el juez, las panes y los inlerv mientes y que en algunos casos se
permita la intervención del listado, en algunas ocasiones como parte y en
otras como interviú lente, como ha sucedido históricamente en nuestro me­
dio con la Procuraduría General de la República en supuestos excepcionales
vel Pairo na lo Nacional déla Infancia.
jm

Conviene decir, que el proceso es una actividad en la que está reservado


el derecho de admisión. Al proceso no puede entrar quien quiera y cuando
quiera. Las legislaciones procesales establecen los supuestos, requisitos y
condiciones puraque una persona ingrese al proceso. Aún los lenceros, solo
pueden participaren los supuestos expresamente previstos legal mente.

La persona juzgadora

El primer sujeto procesal al que hay que hacer referencia es a la persona


juzgadora: el juez o la jueza, liste es un profesional en derectio que integra,
como funcionario, al Poder Judicial. Por ser parte de un poder independien­
te, está sometido únicamente a la ley (154 de la Constitución Política. Esa
sujeción, no s ¡guiñe a que éste tenga que ser ti ti funcionario mudo, mecáni­
co, aplicador de la letrado ley. Es indiscutible que tiene una función creado­
ra como intérprete de la Constitución y del resto del ordenamiento jurídico.
Su función es resolver conflictos de intereses y para ello, como garantía
y expresión de su labor debe ser imparcial, es decir, resolver ajLisiándose
a la ley únicamente, lisa imparcialidad no es sólo una conducta que debe
asumir; la normativa procesal establece mecanismos para garantizar que en
ningún caso intervenga en asuntos en que lenga ínteres directo. Tales meca­
nismos como ya sabemos son la inhibitoria y la recusación.
Es indiscutible que l:i persona juzgadora tiene a su cargo una función públi­
ca y por tanto debe cumplir los fines sociales para los que lia sido designado.
Uno de los problemas graves a los que licué que enfrentarse la actividad
jurisdiccional actualmente, en no pacos paises. es el de la formación de los
jueces y su adecuación al sistema, porque el desenvolvimiento del proceso

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

tic pende, no sólo de un buen sistema procer! y de recursos inmérjales, sino


también de excelentes jueces."''
La posición de! irribunal, puedes erse desde dos perspectivas; desde la ópti­
ca de los poderes que la ley debe conferí He y desde el pumo de vista de las
condiciones personales de ln persona juzgadora. Asi como la independencia
es el secreto de su dignidad; la autoridad de que se le reviste es la clave de
su eficacia. Las personas juzgadoras sin autoridad son fantoches en manos
de las partes, por lo cual, después de encontrar a las personas que desem­
peñen la función de juzgar, es indispensable darles el mando y la autoridad,
es decir, los atributos mismos de su investidura y La medida exacta de sus
posibilidades materiales de realización.*117
Como consecuencia del reconocimiento del carácter público de la función
jurisdiccional, la doctrina desde hace mucho tiempo ha venido e ons id eran­
do como técnicamente inadecuado ;i los fines de la justicia, un sistema en el
que el tribunal asiste como espectador impasible, y acaso impotente, como
si fuc.se un árbitro de un campo de deportes 1:’ que se limita a señalar los
puntos y a controlar la observancia de las reglas del juego en una lucha que
compromete, por el contrario, directamente la más celosa y la más alta fun­
ción y responsabilidad del listado.111

llfr E:jirvn tmillüi, E Ptittaípfíw \ie tirp/i/oí/ üif y Je xrnaiutfc&c¡án r/flí


finnv.so. l7 ?ívftu.ióu i-itti tfr Lay<Ar ftilfUfcitniiLwhi Civil, "I<llvís:u tk IkT^chu l^mcc-
Eheroumuriciiim ». N"‘. 4, IQHI'T- p g s . y >57,
117 i m-n tías expresiones. tlklias hin.v yj mudii^nrm ikni|n>, <bullí rk; cksíijtjha h im-
]iL>rEJiicia ti.- It.s poikrcs ¡ic kib. pltsoiiím? |ii/;;í¡Jm¡i^ eu el <.k sn I'iiiilumi.
t trLiUiiLr MíinLirtlo, Je t.h'iL'cho PnKcsai CiwL Tonu» I í La f. <?nsi iHit ion y l-1
proceso civil), 3!l ed., i 1Líenos ALri'n. Kdit- IJüpiLhn^ 15-T
11S [ u e\ pn^tfiinienuj ix^cnsino pu rut ^ partes eran libres lIu dclenniinr el objeto dd
procesa, perdón cuhi)(c»íl ln dirección Ibniui! del príiccdiuiicmc. dki estiba euiiliaikl
.■¡I únííino juzgador, cuyo pape! ltíi imío h> contrario de un papel pumniíiitt |i-isi-
v o . Cap|iclk'HÍ, Maiir*1* f.7 ^rrMV-viJ < ir if ilitlúitit} ¡.vr t.7 *-¡tejj -Zitj- Je I*j etittTftijittxit'ióii
"(' iI I:iw " - '' C"onml>it i¿i\\ "Ll'11 ■■IJroce Itk-t ii\ '-li i:ls, Siv il1J:llI>■, 1 1fllJuc ¿i-,'ii ^Ie
S:mii;s¿Li S í_-ciL¡^ MclenJu \ Tulii;is A. líiir^lüil'j. Buenas A ríes, E-.d¡cianea jurídicas
Eumpz-A iiiciícel I(í7-J , pjg
11^ (."elLittiLint! rei, P ium. "/)r . v f </ljíí¡mV ía f*rocti$üt ¿■ñ■//, .tí^ íÍíí <7 jjrnci rj ívi/fyr/
( ] V; Hll i (X- iiJTl lIl1 5J:hn Ii ElLífc' St-:l l i^ \\c i1.’ ! i lIí F*l> ^]i iv i ¡ ¿k - II lis? u A J^ Híl k Vb I. L. I i Lici to-
AífLS. I.'iíln I ¡bvriii I 11 LtroS.A., M^Xi, ¡’i'iu.. pshi.-.

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Jorge Alberto López González

Ln la actualidad, independientemente clel sistema procesal que rija (oral o


escrito) es necesario dotar al tribuna! de verdaderos poderes disciplinarios,
de dirección y de instrucción. Esos poderes le permitirán mantener el orden
en las audiencias, auxiliar a las parles para definir corree lamen le el objeto
det juicio y sanear el proceso en cualquier momento para evitar vicios que
en el futuro puedan causar nulidades. Es conveniente que se le faculte para
desechar pedimentos que considere improcedentes, asegurar a las panes
igualdad de tratamiento, limitar el ámbito de la discusión, rechazar pruebas
inadmisibles y admitir todo tipo de prueba que considere indispensable para
la solución de la controversia, -aunque se trate de prueba que nadie ha ofre­
cido-. El tribunal tiene que estar empoderado para suspender audiencias por
algunos minutos o pocas horas cuando lo considere conveniente, pedir in­
formación inmediata a oficinas públicas y privadas, interrogar, repreguntar
y confrontar el dicho de las partes y de los testigos, delimitar el número de
testigos, decidir si dicta la sentencia en el momento de la audiencia o des­
pués -dentro del plazo establecido por ley- y apreciar libremente la prueba.
Sólo en un sistema en que la persona juzgadora tenga esos poderes, es po­
sible hablar de justicia de calidad, de lo contrario, el proceso seguirá de­
pendiendo de la voluntad de las parles y de su buena o mala fe \ la justicia
seguirá sustentada en la verdad formal.
Lógicamente, el aumento de los poderes del tribunal no debe manifestarse
de tal manera que atente contra los principios del debido proceso, que cons­
tituyen el mareo dentro de! cual se desenvuelve la actividad del juzgador;
sin embargo, no hn\ duda que. sin llegar al juez dictador en el proceso,
debemos alejarnos del tribunal espectador, para volcarnos a la ligara de una
persona juzgadora directora o protagonista del proceso. ! "
Una nueva concepción de la figura del juez implica, la revaloración de princi­
pios procesales como el dispositivo y el de aportación de parle, cuya interpre­
tación errónea ampara en muchas legislaciones la actitud pasiva de los jueces.
La neutralidad de las personas que juzgan, debe estar limitada a la cuestión
de fondo, esto es, no debe lomar partido por ninguna de las partes: pero el
(2 0 V é s e o v i , Litirujue. /iUciiioi,los partí tina'uc>\ií lafintHitiien
tn,M é x ic o ,
L J u iu o n a l in s titu to d e Im e s t i l a c i ó n u s lu r á lit ü s d e U N .A M . | v ? s .
pág. 2 1.

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Curso de Derocho Procesal Civil Costarricense

tribunal no puede- serneutral dentro del procedimiento, donde está empeña­


do en Ja búsqueda de la verdad y la exclusión de La mentira, el fraude y la
mala le: pues ese es el lin del proceso y esa es su función como represen­
tante del lisiado. Para ello debe estar dotado de la autoridad necesaria que íe
permita e> ilar abusos y ejercer adecuadamente su función.
Y es que el interés público del proceso civil exige tener presente luí aspecto
social que se tuvo en consideración a (¡nales del siglo XIX por Ja legislación
austríaca, y es la realidad inobjetable, de que un proceso en el cual el juez
asume lio ro'. completamente pasivo y d funcionamiento de la justicia es con­
siderada cosa privada ríe las. parles, lleva enorme ventaja aquel litigante que
está en condiciones de asegurarse el mejor abogado. Además, en una con­
troversia entre un pobre y un rico, es normalmente el segundo quien puede
esperar tranquilamente y puede'por tanto imprimir al proceso sin demasiado
daño, d ritmo más lemo posible, mientras que la parte pobre normalmente es
apremiada por la urgencia de obtener Jo que cree serte debido.*1''
Para el análisis de un sistema procesal, desde el punto de \ Ls:a de las perso­
nas jn/gat lo ras, es necesario partir de tres aspectos básicos: en primer lugar,
de lu forma en que se accede al cargo, de sus condiciones personales y de
los poderes que le concede la !c\
J:.n lo que se refiere al acceso al cargo, antes de 1993 en que se promulgó la
denominada Ley de Carrera Judicial, los jueces eran nombrados mediante
concurso (Ee antecedentes, que incluía publicación de un aviso en el íloletín
Judicial con indicación del puesto vacante > de lo requisitos para acceder al
puesto. Sólo se exigía icrtdrr pruebas de idoneidad, cuando así lo dispusiera
la Corte Plena, cuando se tratara de concursos para puestos de Alcalde o
Agente Judicial y las personas interesadas no fueren abogados o se tratara
de bachilleres en leyó o egresados de derecho. Pnlos demás casos, para
ingresar a [;: administración de justicia, has [aba el titulo de licenciado en
derecho incorporado al colegio correspondiente. El nombramiento corres­
pondía a la Córte Plena.1--

121 Ciippel leí Li. L i pntt v.s <>í ó si fu ti unn >eu tV crW n >tic ia tv ¡>ifr¿ ifn imciór? t iuw "
- ' í ’a/fun jii í ¿ne '. en '?■PriKicsti. Ideologías, Suciedad », ()b. t’i;., pág. 35t).
122 I miilieui Jii S c n k in JodielelI, I,cy Mu, 5IÜ3 de II) de íjitm dv 1073. Alcance Mu. 13
.: I;i f ¡ocv'liH d e lL- Icbren* i Ll [*> ; . artículos bU a X4.

10-/

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Jorge Alberto López González

A partir del 5 de mayo de 1993, rige en Cosía Rica la denominada Ley de


Carrera Judicial, que establece un nuevo procedimiento para el nombra­
miento de los jueces, Mediante ella se pretende regular por medio de con­
curso de antecedentes y de oposición, el ingreso, los traslados y ascensos de
los funcionar ios que administren justicia, con excepción de los magistrados
de la Corte Plena cuyo nombramiento corresponde a la Asamblea Legislati­
va. Lo fundamental y novedoso de la nueva legislación es que para acceder
a la administración de justicia es necesario realizar oposiciones.I2J
Antes de la Ley de Carrera Judicial, se ingresaba con sólo ser abogado, sin
tener que realizar exámenes. A partir de esa Ley, se ingresa después de ha­
ber obtenido el título de abogado y de haber superado las oposiciones. Lo
destac3ble, es que no lia existido nunca un sistema mediante el eual, antes
de que el postulante comience a administrar justicia, adquiriera la experien­
cia necesaria para el ejercicio del cargo.1’4 Lo niás cercano a un deseable
sistema de esa naturaleza, frac la posibilidad que se le concedía a algunos
funcionarios judiciales de hacer prácticas con miras a su posterior nombra­
miento como jueces, los llamados pupilos de la escuela judicial y el deno­
minado programa de supernumerarios mediante el cual se nombró a varios
grupos de ahogados -en años diferentes- para que realizaran prácticas en
los tribunales y para hacer sustituciones en casos de vacantes temporales.115
Lo anterior, nos enfrenta a la realidad de que la judicatura costarricense, en
materia civil, se había mantenido al amparo de una legislación sustentada en*125

12.1 La aplicación de esa Ley se viu obstaculizada por acciones de inconstitucional idad
y de amparo interpuestos por los mismos Funci únanos judiciales» al pumo que hasta
mucho tiempo después se comenzaron a realizar los primeros nombramientos y un
alto porcentaje (le los jueces se encontraban interinos,
12-1 En el año 2010 comenzó a Funcionar un sistema du preparación de abogados. El
número de escogidos fue de veinticinco personas. Las bondades de ese sistema de­
penderá de la Formación que se les dé J o que estará supeditado a la forma y a los
profesionales que se encarguen de la formación.
125 En ese estado de cosos, to normal era que se comenzara a administrar justicia sin nin­
guna experiencia, salvo la que se hubiere obtenido como abogado en ejercicio o como
escrihienie en un Despacho Judicial. A raíz de ello, también era corriente que quienes
querían ingresar ala carrera judicial comenzaran como meritorios-trabajando sin paga­
r o n el íin de adquirir la experiencia que posteriormente les permitiera ser nombrados.
Actualmente, muclms de to>. jueces que están nombrados, fueron alguna vez meritorios.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

la escritura, en la laita <Jc poderes del tribunal y en ausencia de preparación


suficiente para la función que les está encomendada.
Desde el punto de vista de tas condiciones personales de las personas juzga­
doras costarricenses, fundamentalmente desde la perspectiva de su actitud
frente al proceso, no puede negarse la existencia de jucees y juezas dinámi­
cos, interesados por la correcta solución del conflicto; sin embargo, la misma
legislación procesal civil y las interpretaciones que de ella se realizaban en
algunos casos, limitan sus posibilidades. Pero la mayor limitación del juez
costarricense frente al proceso, durante la vigencia del Código Procesal Ci­
vil de 1990, estaba en el exceso de trabajo que normalmente tenia asigna­
do, aspecto que lo obligaba a escudarse en una particular interpretación del
principio dispositivo y <i limitar su actuación a la actividad de las panes. La
razón fundamental de la actitud de la persona juzgad ora en cuanto al proceso
civil, estaba en la falLa de apoyo legislativo para realizar un proceso rápido.
Tomando en consideración todos esos antecedentes y los estudios doctri­
narios que se reíieren a la persona juzgadora, el Código Procesal Civil de
2018. tomó partido por darte mayores poderes al tribunal. Poderes que tie­
nen como contrapartida el respeto al debido proceso y una act iLud dirigida a
la solución del cortil teto, fin lodo el código encontramos disposiciones que
se dirigen a ese Un y solo como ejemplo vale la pena citar la posibilidad de
rechazar de plano una demanda en casos do evidente improcedencia (35.5)
y la posibilidad de admitir prueba de oficio (41.3),

L as partes

Las partes son aquellas personas que intervienen en un proceso en cieña


condición. El actor es quien pretende en nombre propio la tutela jurisdic­
cional y aquel frente al cual se pretende esa tutela es el demandado. Partes
procesales son, entonces, ios sujetos que pretenden el ejercicio de su res­
pectivo derecho a la tutela judicial a través de un proceso. Son los sujetos
esenciales dd proceso que resultan afectados por la sentencia. Son sujetos
de los actos del proceso, son sujetos de tos efectos del proceso y sujetos de
los electos de la sentenciad-''*109
126 bn un inkfüsstnte trabajo. N'iwtt» ALalá-Znninray Castillo desarrolla el tumi pregun­
tándose culimas posiciones de parto existen. Se remite ;if lector que quiera proftmdi-

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Jorge Alberto López González

Precisa advertir, que no deben confundirse los conceptos parle y persona,


porque una parte {la actora por ejemplo) puede estar constituida por dos o
más personas. En todo proceso civil existen al menos dos partes: la adora
y la demandada.
1(ay que tener claro que en caso de representación, la parle es el representa­
do, no el representante. En algunos casos la condición de parte la da la ley
en forma expresa.
Esa es la base científica que sustenta la nueva normativa, al decir que parte
es Ea persona que interpone la pretensión procesal en nombre propio, o en
cuyo nombre se formula (actora) y la persona contra la cual se dirige (de-
m a n d a d a )(1 9 .1 A pesar de esa declaración de principio, no se renuncia
a realizar una enumeración de quienes pueden ser parte en los procesos,
con el fin de dar lincamientos que sirvan de orientación a Ja interpretación
y aplicación de las normas relativas a las partes. Así, se dispone que podrán
ser parte las personas físicas, el concebido no nacido en la forma que se­
ñala el Código Civil, las personas jurídicas, las entidades sin personalidad
jurídica a las que la ley reconozca capacidad para ser paite, los patrimonios
separados a los que la ley reconozca capacidad para ser parte, los grupos
organizados a los que se les reconoce legitimación de grupo y cualquiera
que en interés de la colectividad haga valer intereses difusos (19,1).

C apacidad para ser parte y capacidad procesal

listas dos formas de capacidad presentan algunas dificultades de ídem idea­


ción, por lo cual es necesario que nos refiramos a ellas conjuntamente para
tratar de establecer la diferencia que existe entre ellas. En cuanto a su exten­
sión, es necesario decir que la capacidad para ser parte es más amplia, que
la capacidad procesal. 1.a capacidad para ser parte es la posibilidad genérica*127

zar en el toma a esa valiosa obra. Estudios de Teoría General e Ilistona Jet Pruce-sn
{ I945-1972}, Universidad Autónoma de Mc\ico, Instituto de Investigaciones Jurídi­
cas, México, 1974. pág. 279.
127 l!t Código l*r<n;cs;il Civil detía en su artículo 1(14; “Parte legitima es aquella que
alega tener una determinada relación jurídica eon la pretensión procesal”, Comu se
puede ver, esa norma se refiere a la parte desde d punto de vista activo, dejando de
lado la perspectiva pasiva.

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Curíü de DereíhD Procesal Civil Costarricense

de figurar como parte demandante o demandada en un proceso, asumiendo


la titularidad de las facultades y cargas que comporta tal condición. La ca­
pacidad para ser parle, entonces, es el correlativo a la capacidad jurídica del
derecho privado. De conformidad con nuestra legislación, tienen capacidad
para ser parle todas las personas durante su existencia de un modo absoluto
y general (Art. 36 del Código t i vil), esa capacidad se presume y deben te­
nerla ambas partes para que el juez pueda dictar semencia.
La capacidad procesal a diferencia de la capacidad para ser parte, es más limi­
tada. Sólo la tienen quienes pueden obrar o actuar con eficacia ante los órganos
jurisdiccionales. La capacidad procesal presupone líi capacidad para ser parle,
en otras palabras, los que no están en el pleno ejercicio de sos derechos según
los términos del Código Civil, no tienen capacidad para ser parte y por lo lanío
tampoco tendrán capacidad procesal. Igual que en d derecho civil, e| titular de
derechos y obligaciones (el que tiene capacidad para ser parte en un contrato),
no siempre tiene capacidad para adquirir por sí los derechos para ejercitarlos.
Ln derecho procesal no todos los que tienen capacidad para ser parte tienen
capacidad procesal. Según la doctrina procesal mayor itari a, tienen capacidad
para sur porte quienes tienen el libre ejercicio de sus derechos. Si no tuvieren
el libre ejercicio de sus derechos, deben acatar por medio de representación,
lisa es la doctrina que inspira a la nueva legislación al decir, que tienen
capacidad procesal quienes conforme a la ley posean capacidad de actuar
(19.2), Leí cuanto a los menores de edad, se establece que lo relativo a la ca­
pacidad, participación y garantías procesales se regirá por lo que dispone et
ordenamiento jurídico ahítente a personas menores de edad y adolescentes.
1:1 tratamiento especial a los menores de edad se justifica en una realidad
que destaca la doctrina; que los límites de edad soti insuficientes para me­
dir la capacidad de los ntenores de edad.1’* Quienes, conforme a la ley, no
1 S o b r e el tema se reinite liLlector u un interesante trabajo* que in sp iró esta disposición
kgaL denominado Capacidad civil y Capacidad /toren i/ i/é iVíño.'s i Adolescentes
de M a n :, a H errera, \*u autora es Doctora en D e re c h o de In. Universidad iL- LSueños
AiresTArgentina. Investigadora de] COMíCEíTfCunsejo Naeiíinal de Investigue iones
Cien tilicas y Técnicas), S u b d i redora t k la Carrera de Especial izEición cei Derecho
de í Limiliu y Coordinadora de la Maestría cu [predio de Fatnilb. Infarte ¡a y Ado­
lescencia, Deparóme ni o de Fos&rado. Facultad de Derecho, L ISA. Uocense de la
m a la r ia H
lDerecho de J'antiüa y Sucesiones11, Faculiad de Derecho, UJiA y Iñu lar de
Ea m alcría "'Derecho de l a m d ia " , Universidad de P a le m o . Coordinadora ia Revisita

111

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Jorge Alberto López González

tengan capacidad procesal, deben actuar por medio de sus representantes, o


personas autorizadas según la ley, sus estatutos o la escritura social (19,2,
p á .n

A creditación de la capacidad de a c tu a r

La capacidad procesal se presume; no obstante, cuando se diga que se actúa


por representación, quien se presente como representante deberá demos­
trar su capacidad procesal desde la primera gestión que haga en el proceso
(19.2. pá. 2o). No tienen obligación de presentar documento acreditativo de
la representación en todos los procesos, aquellos usuarios a quienes se les
autorice para ese efecto, lista última disposición tiene como objetivo facili­
tar la actuación de grandes usuarios (Bancos, por ejemplo), con la finalidad
de que no tengan que acreditar su representación en lodos los litigios. ‘
Suavizando el rigor de esc requisito, se dispone que cuando se demande a
una persona jurídica con domicilio en el extranjero, no es necesario acredi­
tar la personería. En ese caso, la autoridad comisionada para notificar cons­
tatará lo relativo a la representación y la parle demandada deberá acreditarla
en su primera gestión ( 19,2 Pá. j "). Dicha disposición lo que hace es recoger
una práctica de muchísimos años tratándose de personas jurídicas de los Es­
tados Unidos de Norteamérica, en relación con las cuates, como consecuen­
cia de la inexistencia de un registro de personas jurídicas, por jurisprudencia
se estableció esa posibilidad, que ahora se convierto en una norma procesal.
Se parte de la base, que si existe algún problema de representación, la res­
ponsabilidad recae en la parle contraria, quien tiene como deber controlar
esc aspecto, pues si intervino en la relación material, tendrá más posibilidad
que el tribunal de controlar ese aspecto.
Como parte de la filosoliu de aumento de tos poderes del tribunal, sin per­
juicio de las posibilidades que al respecto se le da a la parle contraria, se
dispone que la falta de capacidad procesal y la defectuosa representación
podrán ser apreciadas de oficio. Como es de esperar, dichos defectos pueden
ser denunciadas en cualquier momento por la parte contraria, por simple

Interdiscipl inana de Doctrina y Jurisprudencia. Derecho de Familia (números sobre


jurisprudencia) que publica la editorial Ahetedo Pemil, Unenos Aires, Argentina.

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Curso tíe Derecho Procesal Civil Costarricense

alegación.,3y Hay q lis entender, que en cualquier mu mentó no significa que


lo pueda hacer cuantas veces quiera. I:s claro que, salvo que se trate de he­
chos posteriores, una vez dilucidado ese aspecto no es posible volver sobre
la cuestión de falta de capacidad y defectuosa representación. Jin todo caso,
el tribunal debe rechazar gestiones improcedentes o con fines meramente
dilatorios.

A rraigo

El instituto procesal denominado arraigodehe ubicarse donde


relativo a la representación, pues su li nal idad primordial es asegurar la exis­
tencia de un representantc para que sostenga un proceso existente o futuro.
No se trata de una medida cautelar como erróneamente se entendía en le­
gislaciones anteriores. Es en realidad una medida que se relaciona con la
representación y a la que puede acudirse antes o durante c| proceso.
Ls procedente, cuando exista fundado temor de que se ausente u oculte la
persona contra quien se haya de establecer, o se hubiere interpuesto una
demanda (19J). Sus efectos se manifiestan, porque al es decir,
contra quien se pide el arraigo, se le prevendrá nombrar un representante le-
gítimo con tacúllades suficientes para representarlo en el proceso y señalar
medio para atender notificaciones.
I:n caso de negativa o de insuficiente representación, el proceso se sigue vá­
lidamente sin inlei"vención del arraigado y todas tas resoluciones que se dic­
ten se tienen por notificadas en forma automática.1-"1Si el arraigado se aper­
sona posteriormente toma d proceso en el oslado en que se encuentre, es
decir, si comparece con motivo del emplazamiento que se le haga y dentro
del plazo, podrá contestar fa demanda; si se apersona después de que trans­
currió el plazo, no podrá contestar la demanda, pero podrá realizar los actos

[29 Se diee que pur simple alegación, porque nu será necesario ustublueer un ine¡denle:
pura olio. Recordemos l| lil- tal aspecto puede salir ¡i relucir cu LiltiursEt audiencia, con
lo cual bailará con que se exprese, se discuta y resuelva en Iomití mmcdiütELr
Ej O t 'mno lur V ah íd o un atras publicaciones, mita de una presunción 1í:±pl| lL’ que fue
nulificada, porque lo que llamamos notificación aiLtomáika tij siquiera es nulifica­
ción. No Seda ese Litio llamado nolificocióny mucEio menos en forma automática. Se
(rain, se repite, de Lina presunción de nfiti litación.

T13

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Jorge Alberto López González

no precluidos. Como la finalidad de este instituto es dotar de representante,


no procede si la persona tuviere nombrado un apoderado o representante
con facultades suficientes para actuar en el proceso, cuyo nombramiento se
encuentre debidamente inscrito en el Registro Público.

C u r a d o r pro cesal

El nombramiento de curador procesal constituye una previsión para proveer


de representante a una persona a la que no es posible exigirle que nombre
representante, Hsa imposibilidad puede ser total o relativa, sea porque no
hay a quien exigirle que nombre un representante o porque tal prevención
sea imposible o especialmente difícil. En realidad, el nombramiento de cu­
rador procesal es una solución procesal, con el fin de evitar que por carencia
de representante, una persona lesionada se vea imposibilitada para accionar
en protección de un derecho. Desdichadamente son muchos los casos en
que un deudor desaparece sin dejar representante, para no honrar sus obliga­
ciones o se crean personas jurídicas con representante efímero o inexistente,
con la finalidad de suscitar problemas de representación que dificulten la
acción de la justicia.
No se puede dejar de mencionar que la representación por curador no es
igual a la que pudiera realizar la persona representada, es decir, que se sa­
crifica de alguna manera la calidad de la defensa en el proceso. .Se dice lo
anterior, porque es lógico que un curador procesal no ha tenido un contacto
directo con la relación material que suscita el proceso y como consecuencia
es posible que desconozca los hechos y conductas que se le imputan a su
representado. Ante esa ignorancia, las posibilidades de defensa se disminu­
yen. No obstante, esta es una figura imprescindible, que da solución a uii
mal mayor, cual seria la imposibilidad de ejercer el derecho de acción en
algunos supuestos, ante el ocultamiento o fraude del eventual demandado.
Hay que tener claro que el curador procesal es solo un representante para el
proceso concreto,
El nuevo código procesal civil regula el nombramiento de curadores pro­
cesales, sin embargo, lo hace sin perjuicio de lo dispuesto en leyes espe­
ciales (19,4). Recordemos que en algunas leyes especiales se establecen

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Qirsc- rfe Derecho Procesal Civil Costarricense

supuestos de nombramiento de curador procesal que deben lomarse en


consideración.131132
□ nombramiento de curador procesal es procedente ignore ei
domicilio o lugar de ubicacióndel demandado y no se estuviere en el caso
de declarar su ausencia (19.4.1 ).l3: Que Se ignore el domicilio tlel demanda­
do es un presupuesto que tiene relación con la imposibilidad de notificarle
la demanda. I lay que tener claro que aquí se habla de procesal,
es decir, de quien momentáneamente no es localizable para notificarle la
demanda. Cuando se discutió la propuesta de reforma algunos pidieron que
se dijera que para nombrar curador por ignorancia del domicilio det deman­
dado, era indispensable agotar, en et procedimiento, los medios razonables
para ubicarlo. 1.a Comisión Rednetora consideró que eso era innecesario y
que había que presumir que la parte demandante agotó esas posibilidades.
Se pensó que tal previsión significaría devolverse a lo que sucedía con las
legislaciones anteriores en que nombrar un curador procesal era un suplicio
para la parle interesada en dotar de representante a su contraparte,131 Ese
razonamiento se sustenta en que se debe presumir el deber de colaboración
de la parle demandante, quien en todo caso asumiría las consecuencias que
tiene el fraude procesal y la falta o defecto en el emplazamiento del deman­
dado. Conviene tener presente, desde la perspectiva del demandado, que la

131 Vov cjempk>+el Etnkuki 23 de h Ley de Nulificaciones No. dice: L'F.n caso de
Jos domicilios rey si mi y cune mullía I, si el cambio du domicilio ini se comunica y h
persona nu se localiza en el lunar original me ule señalado, esni cerrado cu Forma de­
finitiva o es incierto, impreciso t> ine>¡is[c¡i[eHel nntificador asi lo hará constar y. sin
más trámite* se procederá ei nombrar curador procesal. H plazo torrera a partir de tu
aceptación del cargo. El curador procesal procurara comunicar n su representado ta
existencia del proceso.
132 Se hace la salvedad, poique si se csIljvjci'li en el caso de declarar la ausencia., el num-
brámienlo de represenlanle tendría que hacerse en el proceso dispuesto ;il efecto hque
se encuentra regulado en el articulo IS1 de este Código. Fl representante que se de­
signa en el proceso de declaratoria de ausencia, es solo partí represe ni ¡.ir en el proceso
de duclamor ia de ausencia.
I33 Recordemos que para nombrar un curador se exigía demostrar que no tenía représen-
lame inserí lo, Iielíilaque ofrecer tres lesi ¡gozque lo hubieran conocido y que manifes­
taran unte el tribunal que no lo htibian vuelto a ver y que desconocían donde estaba.
Eso significaba hacer un señal ¿interno para recibir a los les ti tíos, lo que atrasaba el
proceso.

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Jorge Alberto López González

falta de emplazamiento y la defectuosa representación constituyen motivos


para anular lo actuado mediante el incidente de nulidad posterior en los
procesos en que no cabe la revisión (33.3) y la demanda de revisión en los
procesos en que cabe (72). Es de suponer que quien quiera obtener una sen-
teneia eficaz y duradera, tratará que no se cause indefensión al demandado.
También es procedente el nombramiento de curador procesal, tratándose de
una persona jurídica quecarece de representante (19.4.2), fin la
legislación anterior se hacía una distinción que ahora desaparece. Hn caso de
personas físicas se hablaba de curador y tratándose de personas jurídicas de
representante. Esa distinción carecía de base científica, pues independiente­
mente de si trata de una persona física o jurídica, su naturaleza es de curador
procesal, pues es un representante para actuar en el proceso, de tal manera
que la denominación curador procesal es correcta. este caso, se trata de
una persona jurídica que carece de representante, en cuyo caso, constatada
esa circunstancia, procederá el nombramiento de curador procesal.
Finalmente, es procedente nombrar curador procesal cuando existe incom­
patibilidad o intereses contrapuestos entre representante y representado
(19.4.3). Obviamente, esa incompatibilidad o intereses contrapuestos, debe
referirse a lo que es el objeto del proceso y se deberá alegar y determinar, de
acuerdo con las circunstancias.

Procedí miento para el nombramiento de curador procesal


El nombramiento de curador procesal a menores, ausentes o personas con
capacidades especiales, requiere la realización de un trámite especial. Sal­
vo que por las circunstancias sea imposible hacerlo, en la designación de
curador procesal de personas menores de edad y personas con capacidades
especiales es indispensable tomar en cuenta la opinión del futuro represen­
tado. Además, es necesario hacer un llamamiento, a quienes, según la ley,
corresponda ejercer la representación, para que dentro de cinco días mani­
fiesten si están dispuestos a asumirla. Ese llamamiento, se debe notificar
a los presuntos representantes, personalmente o en su casa de habitación
cuando conste en el expediente la dirección. Si no consta la dirección, se
les deberá notificar por medio de un edicto que se publicará en el Boletín
Judicial.

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Curso de Defecho Procesal Civil Costarricense

El tribunal debe designara! represéntame entre quienes se apersonen y si na­


die comparece en el plazo señalado, debe nombrar curador.l3J La resolución
en !a que se haga la designación se debe publicar en un diario de circulación
nacional, con la finalidad de que el representado tenga otra oportunidad de
saber que existe un proceso en su contra y de la persona que se nombró en
su representación.155
El mismo procedimiento dispuesto para nombrar curador procesal a los me­
nores, ausentes e incapaces se debe seguir cuando se trate de una persona
jurídica que careciere de representante legítimo. El llamamiento deberá ha­
cerse a los socios, asociados o a quienes corresponda designar representan­
te, bajo el apercibimiento que de no acreditar tal nombramiento en el plazo
señalado, el tribunal procederá a nombrar curador.
Cuando proceda el nombramiento de curador, en la misma resolución en
que se designe se fijarán sus honorarios, según lo dispuesto por el Decreto
de Honorarios de Abogados, podiendo girar anticipos según la etapa Jel
proceso y Ea labor realizada.

P atrocinio letrado

La doctrina procesal refiere sobre las experiencias negativas que vivieron


aquellos países que intentaron minimizar la importancia de los ahogados
cu los litigios. Por ello, en el nuevo ordenamiento procesal civil, siguiendo
la misma línea de pensamiento del anterior, se parte de la necesidad de la
existencia de patrocinio letrado, como consecuencia de una justicia más
profesional y de mejor calidad.
En las audiencias las partes deberán actuar asistidas por abogado, salvo que
sean profesionales en derecho, en cuyo caso podrán actuar personalmente,
Pura garantizar el ajuste a los nuevos lincamientos técnicos, se establece
que en los actos escritos se requerirá la autenticación de un ahogado y si tal1345*

134 Acluulnumlc esc curadur k dL'iipnr;i de l;i lislil qilc publ¡i’:i ^'rtódicamcnic la D ircc’
eión Ejecutiva,
135 No es deseabdlatín pensar que una. persona sa no quiera enin|*irectr al proteo y que
informada por medio de las publicaciones decida comiurccei por estar ineónforme
con el representante designado.

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Jorge Alberto López Gonzalos

requisito se omite, los tribunales deberán prevenir la subsanación en un pla­


zo de tres dias, o la ratificación escrita, bajo pena de declarar inatendible13*
la gestión (2Ü.I).

A bo g a d o director

Se establece la obligEieión de las panes de nombrar a un abogado dircaor


judicial. Además, se dispuso, que una ve?, designado cí abogado director,
éste por su cuenta y bajo su responsabilidad puede designar uno o dos abo­
gados suplentes, sin que ello implique costo adicional de honorarios para
el cliente. Tal designación de suplentes puede hacerse, aun cuando la parte
sea abogada y actúe personalmente. Los suplenles tendrían, en ausencia del
director, sus mismas facultades y deberes (20.2).
t
En alguna de las versiones del proyecto de Código, se pensó en establecer la
designación de los abogados suplentes como una obligación del abogado di­
rector. Esa propuesta fue cuestionada por algunos estudiosos y por la Comi­
sión de Derecho Civil y Comercial del Colegio de abogados. Se decía que
ello encarecía el proceso y, además, que limitaba el ejercicio libre c indivi­
dual de la profesión. Ln cuanto a la carestía, quienes así opinaban, parí ¡un
del supuesto, no comprobado, de que al final la parle terminaría pagando.
Eri sentido contrario decíamos los redactores, que esa premisa era falsa,
que los honorarios por la atención del proceso estaban debidamente estipu­
lados en la normativa correspondiente y en el mismo artículo se decía que
la designación de suplentes no implica costo adicional para el cliente. Tal
disposición, en la forma propuesta, tenia como linalidad darle efectividad
al proceso, en concreto, ev itar que por la falla del abogado director se sus­
pendieran los procedimientos. La razón fundamental de dicha disposición
era evitar la suspensión de audiencias, con los electos negativos que ello
puede tener para hacer realidad el principio de justicia pronta y cumplida.
En realidad, para entender esa disposición y para encontrar su importancia,
debíamos cambiar de mentalidad. Una normativa sustentada en la oral idad
implica un cambio en la organización judicial y por añadidura un cambio
en el funcionamiento de las oficinas de los abogados. De todas formas, ya
t3b Declarar inatendible l;i eestiün es simplemente que esta no se atiende y d procedi-
miento continúa.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costar ricen se

es palpable que actualmente la mayoría de los abogados están organizados


grupa 1mente y trabajan en equipo. Al lili al, el Código salió con que el nom­
bramiento de suplentes es una facultad del abogado director, con lo cual se
mantiene el peligro de suspensión de audiencias, a pesar de las restricciones
que al respecto se establecen, lo que veremos oportunamente.
Para evitar discusiones, se establece la presunción de que la firma del abo­
gado autenticante implicará, salvo mam Testación expresa en contrario, di­
rección dd proceso con las facultades de actuar en nombre de la parte para
todo lo que le beneficie, siempre y cuando no se requiera poder especial
judicial o la participación personal de la parte. Finalmente, atendiendo a las
reglas de moralización y responsabilidad que caracterizan a esta normativa,
se dispone que el autenticante es responsable por el contenido de sus ges­
tiones (20.2 pá. 2o).

A poderado [udiciai

La designación del abogado director se puede hacer, mediante otorgamiento


de un mandato, es decir, un poder especial judicial, apoderado que actuará
en el proceso en representación de lu parte. No se establecen formalidades
especiales para el otorgamiento de dicho poder. Puede ser otorgado median­
te simple escrito; no obstan Le, para garantizar la eficacia del mandato se
establece que la firma del poderdante deberá ser autenticada por un abogado
distinto al apoderado. Se presume que el poderse confiere para todo el pro­
ceso. salvo disposición en contrario (20.3).
Un la versión del proyecto de setiembre de 20(Jó, el párrafo segundo del
artículo (20.3) decía: "Pora ¡a cia, ¡a transacción. conciliación,
u
ren
ci desistimiento, ei allanamiento, el soma
otro neto de disposición delobjeto de i proceso, es necesario poder
expreso ental sentido", lisa disposición se incluyó pür parte de la Comi­
sión Rodadora, entendiendo que una norma en esc sentido era saludable.
Pensábamos que por tratarse de actos de disposición, en algún caso podrían
entrar en conflicto los intereses de las partes con los del abogado. Se pre le li­
dia, además, terminar con la discusión que existía durante la vigencia de la
normativa anterior, sobre si un apoderado especial judicial tenía facultades
suficientes para tales efectos. Esa disposición, en ese aspecto, fue eliminada19

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Jorge Alberto López González

en la versión final, por lo que habrá que esperar a ver lo que dirá la doctrina
y la jurisprudencia.
fin cuanto a los poderes especiales judiciales otorgados en el extranjero se
dispuso que se regirán por las normas de derecho internacional. Además,
se estableció que será válido el otorgado por cualquier medio que garan­
tice su veracidad (20,4). Inicialmentc el proyecto decía que serían válidos
los otorgados ante Cónsul, notario público o autoridad encargada, siempre
que se diera fe en el documento, de la existencia y vigencia de la persona
representada y de] poder que ostentaba el compareciente, Cuando se trabajó
con la Comisión Revisora se lomó la decisión de incluir una forma aún más
genérica como la que aparece actualmente.

G estoría procesal

Durante Ja vigencia de la normativa anterior el instituto de la gestoría proce­


sa! se ubicó indebidamente en el capitulo de las medidas cautelares, natura­
leza que evidentemente no tiene. Por esa razón, en el nuevo orden procesal,
se ubicó donde le corresponde, como un supuesto de representación, elunera
y condicionada, pero representación a) fin. Mediante la gestoría procesal se
permite comparecer en nombre de una persona de quien no se tenga poder
(20.5), en varios supuestos especiales y debidamente establecidos. Como
gestor procesal puede actuar un tercero, un familiar o quien acredite un in­
terés común. Para que actúe un tercero, sin interés común, es indispensable
que la persona por quien se comparece, se encuentre impedida para hacerlo
y dentro de esos impedimentos expresamente se incluye que se encuentre
ausente del país (20.5.1). Aún no existiendo impedimento para comparecer,
pueden actuar mediante gestoría, un ascendiente, descendiente, pariente por
consanguinidad o afinidad hasta el segundo grado, cónyuge, socio o comu­
nero o que posea algún interés común que legitime la actuación (20,5.2).
Véase como en la nueva normativa se regula con mucha apertura el instituto
de la gestoría y se elimina la restricción existente durante la legislación an-
tenor, según la cual, solo se justificaba cuando hubieren de
resultarle perjuicios evidentes aiducho del negocia'' lo que le
cautelar que posiblemente determinó su ubicación en aquella normativa.

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Curso do Do rocho Procesal Civil Costarricense

A diferencia de la normativa anterior en que solo se permitía para deman­


dar, la gestoría es procedente, además, pava contestar demandas, actuación
sujeta a las condiciones que veremos oportunamente.
En principio el gestor no debe rendir garantía, lo que es otea muestra de la
apertura del instituto y establece una diferencia con la normativa anterior en
que la garantía era un requisito para actuar. T-l gestor debe rendir garantía
únicamente si la parte contraria lo solicita (20.5.2), Si debe hacerlo, deberá
prestar caución suficiente de que su gestión será ratificada por el represen­
tado o pagará costas, daños y perjuicios en el caso contrario y si asi corres­
pondiere, Lógicamente, si prevenido ai efecto no rinde garantía, su gestión
será rechazada de plano, sin condenatoria en costas, daños y perjuicios,
pues ello está previsto solo para los casos en que la intervención del gestor
fue admitida y no ratificada.
ti\ gestor tiene la obligación de comunicarle al representado su actuación, y
ésta sólo tendrá valide/, sí se ratifica la demanda o contestación dentro del
mes de presentadas. Se podría cuestionar que mientras se ratifica la deman­
da o la contestación d proceso estaría paralizado un mes, lo que significa­
ría un atraso del procedimiento. Eso es cierto, sin embargo, la actuación
mediante gestoría es un supuesto limite que merece tai espera con el fin de
asegurar la eficacia de lo actuado. De todas formas, nada impide que la rati­
ficación se haga antes del mes, con lo cual el procedimiento no se dilatará.
Transcurrido el mes, sin que la gestión sea ratificada por el representado,
de oficio, se ordena dar por terminado el proceso, o se tendrá por no con­
testada la demanda y se condenará al gestionante, al pago de costas, daños
y perjuicios.

LEGITIMACIÓN

Dice Ij doctrina, que antiguamente no se distinguía entre derecho subjetivo


y acción; como consecuencia, sólo podía ejercitar el derecho de accionar
acción el titular del derecho materí al. A sé, era lógico que lo relativo a la
legitimación no se discutiera. Del lema se empieza a hablar cuando se dis­
tingue entre derecho subjetivo (material) y acción. Si para un jurista de la
época era inimaginable la distinción entre derecho subjetivo y acción, y si

ui

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Jorge Alberto López González

el titular de la acción tenía que ser necesariamente el titular de! derecho


subjetivo, ni siquiera se cuestionaba que quien no fuera titular del derecho
suhjciivo pudiera demandar en juicio su cumplimiento; el tema de la legiti­
mación ni siquiera podía existir.1'7Actualmente se reconoce la existencia de
dos derechos diversos; el derecho subjetivo material y el derecho de accio­
nar. Se distingue también entre partes materiales (acreedor y deudor en una
letra de cambio) y partes procesales (quienes ostentan la condición de parte
en un proceso). Precisamente, de esas distinciones surge la conclusión de
que es posible que en un proceso una de las partes1311-procesales- a pesar de
haber litigado, no tenga legitimación y como consecuencia el derecho que
reclama no le puede ser concedido, En definitiva, que es posible, y de hecho
sucede muy a menudo, que una persona esté legitimada procesal mente y no
tenga derecho.
La doctrina procesal distingue entre legitimación ordinaria y legitimación
extraordinaria. Estamos ante legitimación ordinaria, cuando decimos que es
parle legítima es aquella que alega tener una determinada relación jurídica
con la pretensión procesal. Esta clase de legitimación encuentra su razón
de ser en la realidad de que en los casos normales de derecho privado, la
función jurisdiccional actúa con sujeción a la autonomía de la voluntad y la
existencia de verdaderos derechos subjetivos privados supone que la tutela
jurisdiccional de los mismos sólo puede llevarse a cabo, cuando quien com­
parece ante el órgano judicial afirma la titularidad del derecho subjetivo e
imputa al demandado la titularidad de la obligación. Por su parte, estamos
ante legitimación extraordinaria cuando se permite hacer valeren proceso
un derecho ajeno, es decir, que se reconoce la falta de relación jurídica di­
recta con la pretensión procesal y aún así se reclama en proceso un derecho
ajeno. Obviamente, la legitimación extraordinaria solo es permitida expre­
samente por la ley,1™

137 Montero A roca, Juan y otros. Derecho Jurisdiccional II. Editorial Tirar» Lo Ulaneh,
Valencia 2000. págs, 70 a 78.
138 Recordemos que solo son parte, aquellos a quienes la sentencia ule ciará directamen­
te, lo que distingue a lu parte de otros sujetos que intervienen en el procedimiento.
139 Al respecto, entre otros, véase: Montero A roca. Juan y otros, Derecho Jurisdicción a!
II, Editorial Tirar» Lo Ulanch. Valencia 200Ü. pájis. 70 a 7S.

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Cu.r5C de Derecho Procese! Civil Costarricense

Nuestra legislación procesal civil anterior establecía como parte legítima


aquella que alegara tener una determinada relación jurídica con la preten­
sión procesa]. A priori, entonces, sin petjuicio de lo que se resolviera al
conocer sobre el fondo del litigio. la legitimación se presumía con la afirma­
ción de ser titular del derecho reclamado.1'*" Al decir* que bastaba la simple
alegación de tener una determinada relación con la pretcnsión procesal, se
ajustaba a la realidad, destacada por la doctrina procesal, de que la legitima­
ción. con ser una cualidad predicable de las partes en un proceso, no cons­
tituye en realidad un presupuesto ineludible del derecho al proceso, sino un
presupuesto de la pretcnsión, es decir, uno de los elementos necesarios para
tener derecho a una tutela jurisdiccional concreta. Tal tendencia doctrinal,
encontró eco en la jurisprudencia nacional, misma que desde vieja fecha
estableció que la legitimación era un presupuesto de la sentencia eslimaloria
y por lo tanto su existencia se determinaba en semencia* Obviamente, para
establecer si una parte estaba legitimada, era imprescindible atender a la
tutela jurisdiccional concreta pedida, tsa tendencia doctrinal se mantuvo
en la nueva normativa, al decir ésta, que será parte legitima aquella que
alega tener o a quien se le atribuya una determinada relación jurídica con la
pretcnsión, sin embargo salla a la vista, que en el nuevo orden se incluye la
legitimación pasiva, que no se contemplaba expresamente en la normativa
anterior.
Vale la pena decir, que en algún momento, durante la redacción del nuevo
código procesal civil, se quiso cambiar de filosofía en relación con la legi­
timación. En una de fas versiones del proyecto, concretamente la de abril
de dos mil tres,1"1en su articulo 15 se decía que parte legítima; “Será quien
o ciñe y compruebe ser titular tíela retau li tig i o s o lis
evidente, que mediante dicha fórmula se atendía a una iilosotia de la legiti­
mación procesal que se le atribula a quien comprobara ser titular de la rela­
ción jurídica. La Comisión Redad ora estimó que esa fórmula era restrictiva
y limitativa del derecho de accionar y que no se avenía con un concepto
amplio de legitimación procesal que es tradicional de nuestra iegi si ación
procesal, garantista del derecho de accionar. Por esa razón, en el proyecto*123

Ni) Articulo 104 del Código Procesal Civil dv l ‘)cJ0.


NI Cuya reducción se atribuyó a hw profesores Ricardo ZcLdón Zclcdon. Oriundo A eui-
m M i L t n l t í . S c r e i u A r l a v i ¡i P a r í a n l e s y R n d n j i n M e n t e n C iim 'iV e ji'is .

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Jorge Alberto López González

de setiembre de 2006, se volvió al concepto de legitimación procesal que


ya tenia nuestra legislación. El artículo 21.1 dispone: “Será
aquella que aleguetener o a quien se una determinada
jurídica con la pretensión”

D eterminación de la capacidad y la legitimación

No es extraño, que en ocasiones se demande sin tener certeza de la capa-


cidad o legitimación del sujeto demandado. Con ello se corre el riesgo de
que avanzado el proceso surjan alegaciones y discusiones sobre esc aspecto.
Para evitar tal posibilidad, la nueva normativa introduce un procedimiento
para determinar o completar la capacidad o legitimación.
Como actividad previa al establecimiento de la demanda o dentro del pro­
ceso, se establece la posibilidad de solicitar que se determine o complete ia
capacidad o legitimación, cuando se desconoce o no se tiene certeza sobre
la persona a quien se propone demandar. Para tal efecto se podrá citar a
cualquier persona a declarar bajo juramento sobre los hechos referentes a la
capacidad y legitimación, identificando al sujeto legitimado.
Corno consecuencia del aumenlo de los poderes dd tribunal, que propugna
la nueva normativa, se establece que tos tribunales tomarán las medidas
necesarias para efectuar esa verificación. F.s de esperar que tales solicitudes
se formulen como previas al establecimiento de la demanda, para evitar
discusiones una vez iniciado el procedimiento,1"'
Esta solución se encuentra muy frecuentemente en las legislaciones que
contemplan la tutela de intereses supraindividuales y los redactores consi­
deramos prudente incluirla en este código, que desdichadamente no pudo
tener entre su contenido aquel tipo de tutela.142

142 Tomando en consideración que esta normativa tuvo pretcnsiones de ser ¡teñera!. di­
cha disposición habría sido muy útil en el proceso laboral, donde, generalmente, a
medio camino se descubre que el trabajador no demandó a quien correspondía, sin
embargo, esa misma utilidad es predicable de la materia civil y en todo caso se podría
aplicar supletoriamente a toda otra materia en que no se regule dicho trámite.

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Cuno d e Derecho P r o L e ia l Civil CostarriccnsG

S ustitución procesal

El instituto de la sustitución procesal, es un supuesto de legitimación ex­


traordinaria. í iay sustitución procesal en los casos expresamente previstos
en que la ley permite a un sujeto, reclamar en proceso, en nombre propio,
un derecho ajeno (21.3). Esos supuestos no se encuentran generalmente en
la normativa procesal, sino en las normas sustantivas. Un ejemplo lo encon­
trarnos en nuestro código civil, cuandoon supuestos especíales se permite al
acreedor, aun contra su voluntad, ejercer los derechos del deudor. Ili:i

S u c e s ió n pro cesal

El instituto de la sucesión procesal tiene como linalidad asegurar h conti­


nuación deí proceso, a pesar de la existencia de crisis en los elementos de
la relación procesal. Esas crisis, o cambios de circunstancias pueden ser
objetivas o subjetivas. Es subjetiva en relación con las partes* pnr muerte,
ausencia, inhabilitación, disolución, fusión, transformación o Concurso. Es
objetiva, cuando se tía la enajenación del derecho litigioso.
La muerte de una de las panes no es razón suficiente parea que termine el
proceso, lín tal caso, éste debe continuar con el representante del sucesorio,
es decir, el al hacen (21.4.1). 11 Lógicamente, tomo no hay un sucesorio en
trámite, es necesario que se proceda a la apertura del proceso sucesorio para
lo cual tiene legitimación la parle contraria.| t? Si una de las parles se ausenta
o se inhabilita, el proceso deberá continuar con et representante y en caso
de que no lo tenga, es posible la designación de representante cu el mismo
proceso (2 1,4.2).
Si quien es parte es una sociedad (persona jurídica) y esta es d¡suelta, d
proceso debe continuar con el liquidador y si lo que existe es una fusión*

143 Amenlos 715 \ TIA de! Código Civil.


144 Según d¡spone el numera] 54S del Código Civil, el altueea es el administrador y el
represen tan le legal de la sucesión, asi en jttkiú eomo Juera de él, y tiene las J;icuIlu­
des de uit mandatario con poder general, can las modiñcociones que establece dicha
normativa.
145 Es doctrina general que el proceso sucesorio puede ser promovido por cualquiera que
tenga interés legitimo, doetrina que se rccoue en el numeral 12ír. I del nuevo código.

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o transformación de personas jurídicas, el proceso deberá continuar con el


nuevo representante (3 3.4.3). Si se trata de una persona sometida a con­
curso, el proceso deberá continuar con quien asuma la representación del
concursado (2 1.4,4).
I.a sucesión procesal por crisis objetiva, se da por la enajenación de la cosa
o del derecho litigioso, a título particular, por acto entre vivos (21.4,5), En
tal caso, se permito al adquirente o cesionario suceder al enajenante o ee-
dente. es decir, continuar la condición de parte que éste tenía. Tal sucesión
es procedente, siempre que la parte contraria no muestre oposición contra la
resolución que la aprueba.
Para evitar atrasos en el procedimiento, no se establece en el nuevo código
la obligación proccdimcntal de dar audiencia acerca de la solicitud, como se
disponía en la legislación derogada. Si una de las partes enajena su derecho
y el comprador gestiona la sucesión, el tribunal se limitará a admitirla si no
contraviene la ley. Si la otra parle no está de acuerdo, lo que debe hacer es
recurrir la resolución que admitió la sucesión. Si no la recurre, no existe
ningún otro procedimiento de oposición y ésta se tiene por firme. En caso de
que se acepte la oposición de la parte contraria, el adquirente o cesionario
podrá intervenir como tercero o litisconsortc según corresponda (21,4,5).Uí'
Hay que precisar, que podrá intervenir como litisconsoile o como tercero,
cuando ello sea posible, atendiendo a las presupuestos que exige la ley para
ser tercero o litisconsortc.
Dispone la nueva normativa, que en todo caso, el transmíteme, se entiende
ha sido sustituido por que se admitió la sustitución, continuará como pane
para lodos los electos procesales que beneficien a la contraria. Hay que
entender, entonces, que al transmíteme sustituido, por ser parte, se le po­
drá llamar a declarar como parte y estará sujeto a las mismas obligaciones,
como si no hubiera salido del proceso. I.a disposición es saludable y pre­
visora. (Ion ello se protege a la parle contraria, de los efectos nocivos que
podría traer 3a enajenación del derecho, para evadir responsabilidades que
provienen de la relación jurídica material.145

145 Si es lilisconsortc es parto. Como tercero podrá intervenir cuando su derecho sea
alegante en esa condición.

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Cur^üde Derecho Procesal Civil Costarricense

P luralidad üe partís y personas

Tomando en consideración que en un proceso civil siempre hay, al menos


dos punes, una denominada actora y oini demandada, hay que decir que
siempre hay pluralidad de paites y como Consecuencia pluralidad de perso­
nas. liso no requiere regulación especia], pues es lo normal, [.a cuestión se
complica cuando en un proceso participan más de dos partes o una de las
parles está constituida por varias personas. Entonces, una cosa es pluralidad
de parles y otra muy diferente pluralidad de personas.
La doctrina distingue entre litisconsorcioe intervención, diciendo que exis­
te litisconsorcio cuando la pluralidad de personas es originaria (desde el
inicio) y que existe intervención cuando la pluralidad de panes es sobreve­
nida (durante el procedimiento). El sustento de la distinción no me parece
acertado y es hasta innecesario: una cosa esc! litisconsorcio y otra la inter­
vención. Ciertamente la intervención es sobre ven ida y de la intervención
puede surgir un litisconsorcio, según la posición que asuma el interviniente.
La intervención puede tener como consecuencia el nacimiento de una plu­
ralidad de partes. Ello se daría en el caso de que uno persona ingrese al
proceso como interviniente y posteriormente, por la naturaleza de su dere­
cho, se convierta en parte, como puede suceder, por ejemplo, en el caso del
interventor principal excluycnlc.
En términos sencillos, existe litisconsorcio cuando la demanda es interpues­
ta por varías personas en calidad de parle actora o contra varias personas
que ostentan la condición de parte demandada. En el primer caso decimos
que estamos ante un supuesto de litisconsorcio activo; el segundo, es pasivo.

Litisconsorcio necesario
El litisconsorcio necesario es un supuesto de indebida constitución de fa
litis por legitimación incompleta, es dech, de luis subjetiva incompleta. Se
entiende necesario, cuando su existencia está determinada por una necesi­
dad procesal.
La doctrina no es pacifica en cuanto a que necesidad pretende satisfacer tal
instituto. Se da cuando una de las partes necesariamente debe estar inle-127

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grada por varios sujetos que están indisolublemente ligados por la relación
jurídica material. Precisamente porosa referencia a la relación jurídica ma­
terial. aún cuando el litisconsoreio necesario está dispuesto por la ley, es
indiscutible que el legislador, para establecerlo en las normas parle de la
existencia de una relación material indisoluble.
Durante mucho tiempo la doctrina señaló, que la razón de la existencia de
esta figura estaba en la necesidad de evitar indefensión, es decir, garantizar
el debido proceso y para evitar que la sentencia afectara a quienes no habían
litigado. La doctrina moderna parece decantarse por el criterio, de que el li-
tisconsorcio pasivo necesario encuentra como único fundamento la utilidad
de la sentencia, es decir, que ésta sea eficaz y como consecuencia oponible
a quienes serán sus sujetos pasivos. Ya no se piensa en evitar indefensión
pues se dice, que la sentencia dictada sin la participación de un litisponsorte
no fe es oponible a éste y como consecuencia ninguna indefensión se le pue­
de causar a quien no participó en el litigio. Tampoco es posible que la sen­
tencia afecte a quien no participó en el proceso, porque en cuanto a dichas
personas tal sentencia es inopon ible.147*149Asi, la necesidad de integrar la litis
subjetivamente, satisface la utilidad de la sentencia, pues si en el proceso
participaron lodos los que debían hacerlo, la sentencia será oponible a todos
y por lo tanto eficaz.141.
La nueva normativa, sobre el Lema, sigue los pasos de su antecesora. Hay
litisconsoreio necesario, cuando por disposición de la ley o por la naturale­
za de la relación jurídica material, la decisión deba hacerse en relación con
varias personas. En tal caso, éstas deberán demandar o ser demandadas en
d mismo proceso (22,1).
Se entiende que es por disposición de la ley, cuando ésta lo exige expresa­
mente14'1y que lo es por la relación jurídica material cuando, para la utilidad

147 Ampliamente sobre el lema y sobre lo que él entiende Iti jurisprudencia española,
véase: González Gratula, Piedad, MI litisconsoreio necesario en el proceso civil, Edi­
torial Contares, Granada, 19%.
14K Muy ilustrativa, sobre la idea que se tenía sobre el litiseonsorcio es la Sentencia nú­
mero 72 <le 15 lloras del 3 setiembre 1982. de la Saín Primera de la Corte Suprema de
Justicia.
149 Por ejemplo, en el proceso hipotecario, en el que se exige demandar a quien consintió
en el gravamen (Articulo 167 del Código Procesal Civil).

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Curso de Derecho Procesal Civil Costar ricen se

tic b sentencia, es indispensable que sean parte los que participaron en el


acto o contrato que motiva la demanda. Por ejemplo, si se quiere pedir la
nulidad de una venta por un tercero, es indispensable que en el proceso par­
ticipen el comprador y el vendedor.
En cuanto al procedimiento, la nueva normativa incurre cu el mismo error
de perspectiva que tenía la legislación anterior. Se dice que tos tribunales
deben ordenar a la parle, que dentro de cinco días amplié su demanda o
contrademanda contra quienes fallen, bajo el apercibimiento de dar por ter­
minado el proceso en cuanto a la demanda o conlrademanda según corres­
ponda, Decimos que hay un error de perspectiva en ta norma, porque en la
forma en que se mantuvo, se obliga a una pane a demandar, porque se le da
una orden de hacerlo. Lo correcto habría sido, que, apreciada la existencia
del litisconsorcio necesario, se instara a la parte a demandar, si lo conside­
raba pertinente, eso sí, bajo las mismas consecuencias establee idus, Nuestra
objeción es en cuanto a la redacción, porque obliga a demandar, contrarian­
do lo que es doctrina general, de que a nadie se le puede obligar a demandan
No so trata de una sutileza, si se toma en cuerna la experiencia. Hn muchos
casos, hasta por un erróneo entendimiento de la figura del litisconsorcio
necesario, d tribunal obliga a demandar a tina persona que no era necesaria
y en semencia declara sin lugar la demanda contra esa persona por falta de
legitimación y condena en costas al actor que se vio obligado a demandar.
En la nueva normativa, se ofrece una solución a una de las cuestiones más
discutidas y que no resolvía la legislación anterior: concretamente, si al
integrara un litisconsorlc había que redactar una nueva demanda. Ahora se
dispone, como de he ser, que el demandante, al integrar la litis, solo podrá
añadir a las alegaciones de la demanda inicial aquéllas otras imprescindi­
bles para justificar las pretensiones contra los nuevos demandados, sin al­
terar sustancial mente lo pedido (22 al final). Véase que solo puede hacer
nuevas alegaciones. No puede incluir nuevas pretcnsiones, pues si lo hicie­
ra. se corre el peligro de que el litisconsorcio necesario se amplíe en ti otros
sujetos, lo que atentaría contra los fines del nuevo proceso.129

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Joíge Alberto López González

Vale la porta destacar, que en Ea nueva normativa, se incluye el litisconsordo


necesario activo (22.11, cuya existencia reconoce la doctrina, pero que fue
nogada en algún momento por alguna jurisprudencia nacional,140
Finalmente, en cuanto al momento en que debe integrarse el litiscotisoreio
necesario, la nueva legislación procesal civil no lo dice expresamente, pero
atendiendo a la estructura del proceso, caracterizado por la existencia de
una o dos audiencias y por su celeridad, es claro que la integración deberá
hacerse al inicio de Ea audiencia en los procesos de única audiencia o en la
audiencia preliminar en los procesos que tengan dos audiencias. Es cues­
tionable la posibilidad de integrar a un liiisconsorte necesario una vez que
haya iniciado la práctica de las pruebas. Kilo solo sería posible, si existe
absoluta seguridad de que no hay a fe elación al debido proceso por no haber
participado en la práctica de la prueba.! labrúj que analizar el caso concreto.

Litisconsordo facultativo
El 1itiseonsorcio facultativo es una posibilidad que ofrece el legislador para
que se de una acumulación de pretcnsiones con fines de economía procesa!
y para ev itar sentencias contradictorias. Se establece la posibilidad de que
dos o más personas litiguen en un mismo proceso en forma conjunta, sea
activa o pasivamente, euando sus pretensiones sean conexas por su causa u
objeto (22.2).
Se limita a los supuestos de conexidad por la causa o el objeto, es decir que
las pretensiones de los colitigantes sean idénticas en cuanto al motivo o en
cuanto al fin perseguido, Atendiendo a hi celeridad que se pretende lograr
con los nuevos procesos, es de esperar que la integración del 1itiseonsorcio
facultativo sea una opción cuidadosamente analizada antes de admitirla por
la ampliación de la litis que con ella se produce.IS
O

ISO Resolución número >44-2000 del Tribunal Segundo Civil de San José, Succión
Segunda.

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Curso de De rocho Proceso! Ovil Costarricense

I ntervención excluyante

Un tercera, quien na cu parte en el proceso, suio puede intervenir enuncio


la ley expresamente se lo permite. La razón es lógica, si asi no friera, cual-
quiera podría ingresar al un proceso hacienda alegaciones y solicitudes con
la finalidad de retrasar la solución que solo interesa a las partes en conflicto.
La intervención excluyen te es uno de los s-Liptiestos en que se permite la
intervención de un tercero en el proceso, tercero que, de admitirse su parti­
cipación, se convierte en parte.
Puede ingresar al proceso como interventor excluyen te, quien pretenda para
si, en lodo o en parte, la cosa o derecho sobre los cuales se sigue un proceso
{'113)- Debe ejercitar su pretcnsión por medio de una demanda contra Jas
panes del proceso pendiente. Dicho tiro de intervención solo se permite cu
un proceso ordinario y ello es así, porque dicho tipo de proceso es el que
permite una amplia discusión y su sentencia tiene efectos de cosa juzgada
material.
J.a intervención excluyeme debe formularse antes de la audiencia prelimi­
nar y se dehe tramitar conjuntamente con el principal. Admitida, el tribunal
debe emplazar a las parles originarias, es decir, a quienes ya figtimban en el
proceso. 1:1 pronunciamiento sobre la intervención se debe hacer en senten­
cia, en cuyo caso el tribunal se debe pronunciar primero sobre la interven­
ción, y luego sobre la demanda principal. Se entiende que es una interven­
ción excluyeme, porque en caso de sea admitida y estimada en sentencia,
practícame me elimina ia discusión existente entre los IiLigantes originarios,
quienes, se entiende, estaban luchando por un derecho, que en realidad per­
tenecía al interventor cxeluventc.

I ntervención adhesiva

La intervención adhesiva es otro de los supuestos excepcionales en que se


permite la participación de terceros en un liligio. Dicho tercero, puede inter­

tai

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Jorge Alberto López González

venir sin alegar derecho alguno, solo con el fui de coadyuvar a la victoria151*
de una parte, por tener un interés jurídico propio en el resultado (22,4).
El interés jurídico propio en el resultado, que exige la norma, como lo re­
quería la legislación anterior, podría ser obtener un precedente jurisdiccio­
nal que sirva de sustento a un proceso preexistente, existente o posterior.
También se podría pensar en obtener un procedente que evite la interposi­
ción de un nuevo proceso o la terminación de otro existente. Aunque en la
práctica jurisdiccional civil se conocen pocos casos de intervención adhesi­
va, es un instituto que podría dar algún problema, pues no se dice cuantos
interventores adhesivos pueden existir, lo que podría motivar la formula­
ción de muchas solicitudes con tiñes meramente dilatorios.
Tomando en consideración su escasa trascendencia para el proceso, se per­
mite que este tipo de intervención se formule hasta antes de la sentencia
de primera instancia (22.4). Si la solicitud de intervención se efectúa en
audiencia, previo emplazamiento a las partes presentes, debe ser resuelta en
ésta de forma inmediata. Si se hace fuera de audiencia, se debe tramitar por
la vía incidental.153

L lamada al garante y al poseedor mediato

Cada una de las partes podrá llamar al proceso a un tercero respecto del cual
pretende una garantía ( 2 2 . 5 La norma es clara, confiere el derecho a am­
bas partes y éstas lo pueden hacer valer cuando, mediante el redamo de una
garantía puedan obtener beneficios. Se entiende que el derecho de garantía

151 Precisamente por tratarse de una coadyuvancia pura la victoria de una parte, hay quie­
nes piensan que es improcedente en procesos de ejecución pura, en que el derecho es
irutisculiblc y solo se está ejecutando, l:n esc sentido véase resolución 13 I5-2001 del
Tribuna! Primero Civil de San Jóse.
152 Recordemos que vía incidental es simplemente audiencia a la puric contraría, práctica
de prueba absolutamente indispensable y resolución inmediata.
153 Hn esos mismos términos estaba redactada esa parle en el artículo 109 del Código
Procesal Civil de E990P sin embargo, algunos tribunales entendían que era una fa­
cultad establecida exclusivamente en beneficio del demandada. Véase al respecto
resolución No. -1^87 del Tribunal Segundo Civil, Sección Primera.

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Curso cié Derecho Procesal Civil Costarricense

puede ser establecido por convenio1-1o por disposición de ley, en cuyo caso
es posible llamar a] garante al proceso.IíS
Quien invoque Ja llamada al garante, deberá demostrar su derecho de garan­
tía con documento, y en la sentencia se deberá emitir pronunciamiento so­
bre ta garantía exigida, la cual producirá, en cuanto al garante, la autoridad
y eficacia de cosa juzgada material.
La intervención del garante no confiere ningún derecho a la parte contraria
sobredi, salvo la responsabilidad relativa a costas. Obviamente, se entiende
que el garante incurrirá en costas en cuanto a la parle contraria, cuando, por
su intervención se ocasionen gastos.
La llamada al poseedor mediato, es otro tipo de intervención de terceros, au­
torizada por ley, con fines de economía procesal. Se regula conjuntamente
con la lia toada al garante, únicamente porque el procedimiento para ambos
institutos es el mismo. Quien tuviere el bien en nombre ajeno, por ejem­
plo un inquilino, siendo demandado en nombre propio, en relación con el
derecho de propiedad por ejemplo, deberá manifestarlo en la contestación,
a cuyo efecto dará los datos de identificación y domicilio del titular (pro­
pietario) para que se le cite. Dicho instituto tiene como finalidad, que el
verdadero titular del derecho en discusión, es decir, el legitimado en la ro­

sea eficaz. Constituye, incluso, una oportunidad para quien demandó a un


sujeto no legitimado, para que se torrija ese aspecto.
lamo la llamada al garante como la llamada ai poseedor mediato deben
solicitarse antes de concluida la audiencia preliminar. Si se admiten, el tri­
bunal concede al garante o al poseedor, según sea el caso, un plazo de cinco
días para que intervenga en el proceso. Si uno u otro asumen ser parte,
podrá quien pidió que los citaran, si fiiere procedente, que se le excluya det
proceso para lo cual se necesita la aceptación de la parte aclora. Si la parte*13

I54 Un contrato de segura, por ejernpt':>.


ISS Por disposición de ley es, por ejemplo* Iti garantía que debe aqud que huí transmi­
tido a ululo oneroso un derecho real ü personal (1034 del Código Civil) y un cuya
virtud* ante ima o iedün pardal el adq ni rente puede elegir entre una indemnización
proporcional a la pérdida que ha padecido o In resolución de ki enajenación (1041 del
Código Civil).

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Jorge Alberto López González

contraria no acepta la exclusión de! que originalmente fue demandado a


pesar de su falla de legitimación, se expone a una condenatoria en costas.
Si acepta la exclusión y aí final resulta que el legitimado era el excluido, se
expone a que se declare sin lugar Iei demanda por falta de legitimación del
accionado.

P atronato N acional de la I nfancia y P rocuraduría


G eneral de la R epública

El Patronato Nacional de la Infancia y la Procuraduría General de la Re­


pública participan en algunos procesos, en unos casos como intervinientcs
y en olios como paite. La forma en que intervienen no La determinan las
normas procesales, sino las disposiciones especiales que regulan sus funcio­
nes. La normativa procesal, se limita entonces a establecer que conforme a
lo dispuesto en la ley, y con las facultades que en ella se determina, en los
procesos podrán ser pane o se les dará intervención, según corresponda, al
Patronato Nacional de la Infancia y a la Procuraduría General de la Repú­
blica {22.6).,5É

PRETENSION PROCESAL

Por pretcnsión procesal se entiende, la declaración de voluntad por la que se


solicita una actuación de un órgano jurisdiccional frente a persona determi­
nada y distinta de! autor de la declaración.1 Es una declaración de voluntad;
en ella se expone lo que un sujeto quiere, no lo que sabe o siente. Se trata de
una declaración petitoria, que puede ser fundada y sincera como infundada1567

156 Recordemos que las funciones del Patronato Nacional de fa Inláiieia provienen de
lo dispuesto por el articulo 55 de la Constitución y que muchas de sus Tuneiones a
nivel judicial están dispuestas en su Ley Orgánica y en normativas especiales como
e l Código de la Nirte7 y la Adolescencia y el Código de Familia, hn cuanto a la Pro­

curaduría, sus Funciones están dispuestas en forma similar.


157 Ciuasp, Jaime, Derecho Procesa! ivl, Tomo I, 4:1ed, Revisada y
C
Redro Aragoneses, Madrid, Edil. Civilas, 1998, pág. 206. El concepto de pretensión
que da este autor, es repetido por muchos procesa listas, entre ellos, Véscovi y Manuel
de la Plaza.

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Cuiíü de Derecho Procesal Civil Costarricense

y falsa. Es el verdadero objeto del proceso. La pretensión procesa! no debe


confundirse de la pretensión civil o material, porque ia procesal redama
una cierta actuación del órgano jurisdiccional, mientras que la civil licué
por destinatario aun particular. Mediante la pretensión procesal se pueden
solicitar varios tipos de actuación del órgano jurisdiccional, por lo cual lia
sido necesario hablar de distintas clases de pretensiones (declarativas, de
condena, etcétera). Es indispensable al concepto de pretensión procesal, que
ésta se interponga siempre frente a persona o personas distintas del autor de
la reclamación. Para alguna doctrina la pretensión es un derecho»1-’* (íuasp,
a quien venimos siguiendo en esta exposición, considera que es un acto.139
Para Morón Palomino, la pretcnsión procesal es un acto de parte que se
inscribe en la categoría de los actos de obtención. Según este autor, la pre­
tcnsión configura el proyecto de semencia y ¡unto con ta resistencia del
demandado fija los términos del debate y por tanto el objeto del proceso que
vincula al juzgador porque lo obliga a resolver en los términos propuestos
por los litigantes y ¿i dar respuesta ;t todos los pumos litigiosos que le han
sido sometidos.11^
En sentido técnico-procesal, no es admisible confundir la pretensión con la
acción, ni la pietelisión coi) la demanda. Esos conceptos fueron claramente
delimitados por Guasp en la siguiente frase: ‘ Concedido Estado
poder de acudir a losTribunales de Justicia ;
derecho tic acción, el particular puede cualquier bien de
frente a otrosujeto distinto de un
sal. iniciandopara ello, atediante un acta el corres­
pondiente proceso, el cual tendrácomo !"
Se debe destacar que, tal como lo reitera la mayoría de la doctrina, el objeto
del proceso es precisamente la pretensión. Además, precisa decir, que los
elementos identificaciones de la pretensión son los sujetos, el nbjeio (el pc-

Í5K Así lo puliendo Itnscnhín;. d u d o por: Morón hlumiiiu, CEU,


(C u esfiow s Fundamentales), Madrid, i id. Marcial l'on*. 1995, |>áy, 196.
159 l\s un ¡teto portille es alsu> que se hace pero que no se tiene. Guasp,
Civil, Oh. Cil„ páj. 206.
LChU Morón 9'alamino, Dcr& hrt Procesa1Civil, Oh. L’il., pácu 196.
tól Guasp, Derecho Procesal Civil, Oh. C‘iE..pág. 2t)6.

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Jorge Alberto López González

íitum)y la causa. Normalmente los sujetos son dos; 3a persona contra quien
se dirige la pretensión material (la procesal se dirige contra el Estado) que
será la paite demandada; y, la persona que deduce la pretensión que será el
actor. El objeto de Ja pretensión es el bien de la vida que solicita el actor;
la utilidad que quiere alcanzar con la sentencia, que puede ser una cosa o
conducta ajena. La causa se refiere a los hechos o al hecho fundamental en
que el actor funda su petición, por ejemplo, el incumplimiento del deudor.
Es el motivo que sustenta el reclamo ante el órgano jurisdiccional.
Si la característica fundamenta] de Ja pretensión procesal es que mediante
ella se reclama una cierta actuación del órgano jurisdiccional, es lógico que
la clase de pretensión varíe según la naturaleza de la actuación pretendida.
La doctrina formula varias clasificaciones de tas pretensiones. Algunos se
refieren a pretensiones de pura declaración de certeza, de condena, ejecuti­
vas y cautelares.1*2 Guasp distingue entre pretensiones de cognición y pre­
tensiones de ejecución, Entre las de cognición ubica las declarativas, las
constitutivas y las de condena. Entre las de ejecución sitúa las que denomi­
na pretensión ejecutiva de dación y la pretensión ejecutiva de transforma­
ción.1*3 Una pretensión es declarativa cuando en ella se solicita la simple
declaración de una situación jurídica que ya existía con anterioridad a la de­
cisión, buscando sólo certeza. Se trata de una mera constatación, fijación o
expresión judicial de una situación jurídica ya existente. Esas pretensiones
declarativas pueden ser positivas o negativas. Es positiva cuando se pide
la declaración de un derecho (reconocimiento de la paternidad) y negativa
cuando se pide se declare ia inexistencia de una situación jurídica (nulidad
de un contrato). La pretensión es constitutiva cuando lo que se pide al órga­
no jurisdiccional es la creación, modificación o extinción de una situación
jurídica. Se pretende, con ellas, que se produzca un estado jurídico que antes
no existía (resolución de un contrato). La pretensión es de cuando
se pide al órgano jurisdiccional la imposición de una situación jurídica al*163

Monroy Cabra, Marco Gerardo, principios cíe De re cito P ro cesa lC ivil. 3a. cd.. lío-
t (¡2
(■olá-Colombin, l ‘J8S, pig. I59. Consideramos que este autor incurre en una impre­
cisión terminológica que no debería incurrir mi procesal lata, ni siquiera amparado en
la costumbre, pues en lustai de decir pretensiones, dice acciones,
163 l.iuasp. Derecho Procesal Civil, Ob. t ' i i . . pág, 207 a 210.

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Curso de Derecho Procesal Civil Coila rócense

sujeto pasivo de lu pretensión. Ls decir* se hace pesar sobre el sujeto pasivo


una obligación y ante el incumplimiento se abre la vía de ejecución,lw
Desde el pitillo de vista dd fundamento de la pretensión procesal, esta pue­
de ser personal, real o mixta.'10 La pretcnsión es personal cuando d limdli­
men lo o causa de pedir descansa en la afirmación de un derecho de carácter
relativo o de crédito; y es real,cuando se invoca un derecho real o absolu
La pretensión es mixta, cuando participa de una doble naturaleza (personal
y real) (por ejemplo, la que se dirige a que se declare la nulidad de un lesta-
mento (personal) de cuya ineficacia ha de resultar lu entrega al demandante
de determinados bienes (real). Desde el punto de vista del momento de su
formulación, la pretensión puede ser originaria o sobrevenida, Bs originaria
cuando se formula en 9a demanda que da inicio a la acóvidad jurisdiccional
y es sobrevenida o reconvencióla! cuando se ■formo la en el curso del proce­
so, mediante recon vención. ^
Toda esa doctrina, que delimita con precisión un tema tan trascendente para
la comprensión de los institutos procesales, es la que informa a la nueva
legislación procesal civil. Hilo se refleja cuando la nueva normativa señala
que se podrá pretender ante los tribunales, la condena a determinada presta­
ción, la declaratoria de constitución, modificación o extinción de derechos
y situaciones jurídicas, la adopción de medidas cautelares, b ejecución y
cualquier otra dase de luida prevista por la ley (23.1).
Hay que destacar la amplitud con que su expresa el derecho a formular una
pretensión y la descripción precisa de los lipos de pretensiones admisibles.

A c u m u l a c ió n d e p r e t e n sio n e s

La acumulación de pretensiones surge como consecuencia de la existen­


cia de pluralidad de pretensiones. Hablamos de pluralidad de pretensiones,
cuando existen dos o más pretensiones. Lo ordinario es que un proceso*I

I6d Giiíisp, Derecha- Procesal Civil, ( )h. CiL, pág. 207 ¿i 210
líií l-.nire Hasoíros esta clusificiitiúii ¿s muy impf>tiati1ehparque cunsEiuiye la bww sabru
h que se establecieron las reglas de b L'ompciiznch por razón *lel lerrUoria du los
órganos j uri sd ite >nales civiles.
I óó Marón Palomino, Derecho Pnx't'jutl í 'ivi!, Ob. Cil_, |>óg. 208 li 2](J.

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tonga una sola pretensión, sin embargo, nada se opone a que en un proceso
existan más de dos.
Atendiendo a la forma en que esa pluralidad se puede manifestar en un pro­
ceso. la doctrina distingue entre varios tipos de pluralidad de pretensiones.
Se habla de pluralidad simplecuando en una demanda se formulan varias
pretcnsiones con el fin de que al demandante se le concedan todas simultá­
neamente. (Por ejemplo, cuando se demanda la resolución de un contrato y
el pago de daños y perjuicios). Nos encontramos ame alterna­
tiva cuando el demandante formula dos o más pretensiones, con el fin de
que el tribunal le conceda cualquiera de ellas. (Por ejemplo, el actor pide al
tribunal que el demandado le devuelva el inmueble o le pague el precio del
mismo).
También se refiere la doctrina y es muy común en la práctica, la pluralidad
eventual o subsidiaria. Ln este supuesto, el actor pide al órgano jurisdic­
cional una pretensión principal y para el caso o eventualidad que la primera
sea denegada formula una segunda pretcnsión. Esta forma de pretender, ha
llamado la atención de alguna doctrina, principalmente porque da ia idea de
que el mismo pretendiente duda de la bondad de su petición principal. Tra­
tándose de la pluralidad subsidiaria o eventual, para conceder la pretcnsión
subsidiaria será indispensable que la principal sea desestimada. Vale la pena
advertir, lo que se verá con detalle posteriormente, que la acumulación de
pretcnsiones puede darse por muchas razones, entre ellas, por la acumula­
ción de procesos. Es decir, que no es lo mismo acumulación de pretensiones
y acumulación de procesos, aunque la acumulación de procesos sea un su­
puesto, no el único, de acumulación de pretensiones.
La acumulación de pretensiones es un fenómeno procesal que surge como
consecuencia de la pluralidad de pretensiones. Consiste en una reunión de
dos o más pretensiones (no procesos) con el objeto de que sean ventiladas
dentro de un solo proceso. Su admisión legal y doctrinal se sustenta en ra­
zones de armonía procesal y de economía procesal. Mediante esta figura se
pretende evitar decisiones contradictorias y unificar el tratamiento de varias
pretensiones entre las que existe comunidad de elementos para reducir el
costo de tiempo, esfuerzo y dinero que supondría ventilarlas por separado,
Su justificación fundamenta! se encuentra en ia comunidad de elementos.

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Curso de Derecho Procesal Civ¡l Costarricense

os decir, cuando dos pretensiones tienen en común alguno o algunos de sus


elementos definidores (sujetos, objeto o causa). La causa de la acumulación
de pretensiones se encuentra entonces en la conexión, es decir, en la identi­
dad de algunos de tos elementos de dos o más pretensiones,1**
Por razón del tiempo en que ésta puede darse, se identifican dos tipos de
acumulación de pretensiones; la inicial y la sucesiva. La acumulación es
calificada como inicial cuando se produce desde el inicio de un proceso. Si
ta demanda es el acto de iniciación del proceso, lógico es concluir que la
acumulación inicial se da en ésta, aunque nada impide que se realice en otro
momento procesal, dependiendo dd sistema procesal imperante. Requisito
para la procedencia de la acumulación inicial es que las pretcnsiones no so
excluyan entre si y debe entenderse que se excluyen entre sí cuando la ad-

en que se demande la nulidad de un contrato y además su cumplimiento. 1.a


nulidad del contrato haría improcedente exigir su cumplimiento.
El requisito de que el procedimiento sea común, se puede decir que es re­
lativo. Obviamente, no podría acumularse una pretensión ventilable por un
proceso de conocimiento, a una que debe seguirse por Ea vi a de ejecución;
sin embargo, en algunos casos se ha admitido, que una pretcnsión propia
del proceso sumario se tramite por la vía del proceso ordinario, porque el
segundo ofrece mayores garantías procesales.
La competencia del juez para conocer de todas las pretcnsiones acumuladas
es indispensable (23.2), atendiendo a los Unes en que se inspiran las reglas
de la competencia.1Cfl Así, no seria posible acumular una pretensión penal a
una civil, ni una laboral a una civil.

167 Se entiende que se da el fenómeno de la conexidad, cuando entre dos pretcnsiones


exista identidad de do* elemento.', (sujetos objeto, causa y sujetos, objeto y causa) o
identidad de causa (Articulo 7.3),
163 Ls lo que la doctrina denomina incompatibilidad iría [erial. Guosp, Derecho
C iv il,t Jb. ( ’it,, fióy., 231 -
169 1.a exigencia rclaliva al procedimiento común y a la competencia del tribunal, es lo
que la doctrina denomina compatibilidad o incompatibilidad procesal. Guasp, Dere­
cho Procesal C ivil, Ob. Gil., pág, 231.

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La acumulación sucesiva por inserción de pretensiones, se da, cuando a una


pretensión hecha valeren un proceso, se añade o se incorpora otra que no ha
sido decidida judicialmente. La inserción puede proceder de! primitivo de­
mandante, del primitivo demandado o de un tercero. Eí actor puede acumular
en la demanda cuantas pretcnsiones sean procedentes, pero además puede
hacerlo en otra oportunidad mediante ampliación de la demanda, siempre que
lo haga en el momento procesal oportuno. La inserción puede proceder dd
primitivo demandado, quien en la contestación a la demanda puede contra de­
mandar (reconvenir) al actor, introduciendo otra pretcnsión al proceso.
La acumulación sucesiva puede provenir de un tercero. Se daría en el su­
puesto de la intervención Excluyeme, mediante la cual se permite que un
tercero que pretenda para sí, en todo o en parte la cusa o derecho sobre el
que se sigue un proceso entre dos partes, pueda formular una pretensión
contra las dos partes del proceso pendiente. Es definitivo que por esa via se
permite la introducción por pane de un lencero, de otra pretensión dentro
de un proceso en el que ya se ventilaba un objeto. Esa doctrina es fuente de
inspiración de la nueva normativa en la cual se dispone que en una demanda
o contrademanda pueden proponerse varias pretensiones, siempre que haya
conexión entre ellas, que no se excluyan entre sí y que el tribunal sea com­
petente para conocer de todas (23.2).
Es posible que en un proceso se determine la existencia de una indebida
acumulación de pretensiones, lo que se da cuando no existe conexión entre
ellas, son exciuyentcs entre si o d tribunal no es competente para conocer­
las tocias. Si se determina que dichas pretensiones son exciuyentcs, podrán
acumularse como principales y subsidiarias (23.2, pá. 2"), Si se hubieran
acumulado varias pretensiones indebidamente, el tribunal debe requerirá la
parte demandante pan» que se subsane el defecto en el plazo de cinco días,
manteniendo las pretensiones cuya acumulación lucro posible.
Transcurrido el plazo sin que se produzca la subsanación y si se mantiene
la circunstancia de no acumulahilidad entre las pretensiones escogidas por
el accionante, el tribunal deberá declarar inadmisible la demanda.17" En esta170

170 En l;i versión setiembre de 2000 se establecí un dos sanciones: “ inadmisible Ui


da a desistidoi'l .osecrps egiin corespn
díi. " L!n l.i v e r s i ó n
d e s i s t i m i e n t o t á c it o .

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarrieensr?

nueva normativa se corrige el error que tenia la anterior, según la cual, si


la parle no escogía el tribunal tramitaba la que estimara de acuerdo con las
circunstancias. Durante 3a discusión de i proyecto se pensó en varias posi­
bilidades, Una solución era establecer la presunción do que si la parte no
cumplía se tendría a una de las pretensiones como principa! y a la otra como
subsidiaria, sin embargo tal propuesta no parecía conveniente. En primer
lugar, porque se ponía al tribunal en una encrucijada en el caso de que dos
pretensiones indebidamente acumuladas sean procedentes, al tener que adi­
vinar cual es la que le interesa al actor primordial mente; en segundo lugar,
porque el nuevo sistema procesal se asienta en el deber de colaboración de
las parles: y. en tercer lugar, porque establecer con claridad lo que con si ilu­
ye objeto de debate es fundamental para la eficacia de! nuevo sistema proce­
sal. A] linal quedó, en mi criterio la mejor solución. Ante el incumplimiento,
se declara inadmisible la demanda, para no comenzar un proceso en el que
el mismo actor no tiene claro lo que pretende.
La experiencia enseña, que en ocasiones, al tratar de cumplir con lo preve­
nido, los litigantes incumplen ligeramente con lo que tenían que subsanar.
Ante ese incumplimiento menor, era normal que se disparara la sanción
de inadmisibilidad, cuando faltaba realmente poco para que se tuviera una
demanda completa y correcta, con la consecuente pérdida de tiempo y es­
fuerzo tanto para la parte como para el tribunal. F ti esos Casos, cor el lin de
facilitar el acceso a la justicia, la nueva legislación establece una norma de
gran razonahilidad, por única vez, el tribunal podrá liacer una segunda pre­
vención en casos excepcionales, cuando es evidente la intención de la parte
en subsanare! delecto señalado (23-2, Pá. 3*')- Hay aspectos del proceso en
que se impone tlcxibi fizar el rigor y éste es uno de ellos, para garantizar el
derecho de acceso a la justicia.
La nueva legislación parte de una ¡dea fundamental: la no dependencia en­
tre la demanda y la reconvención, para garantizar eJ d cree lio a la tutela judi­
cial efectiva. Se dice expresamente, que si se declara declarada inadmisible
la demanda subsiste la conlrademanda y viceversa (23.2). Se evitan por ese
medio, maquinaciones fraudulentas, mediante las cuales, por arrastre, se
logre la eliminación de todo el proceso con solo presentar una dem anda o
reconvención con defectos de acumulación de pretensiones.14

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ACTOS PROCESALES

Como os característico cti esta nueva normativa, el desarrollo de cada ins­


tituto tiene un orden. Tratándose de los actos procesales, en primer lugar se
consigna la normativa que regula las disposiciones generales aplieables a
todos los actos, en el entendido que existen actos que por su naturaleza con­
denen una regulación específica en otras parles del código. Obviamente, las
disposiciones generales son aplicables a lodos los actos, salvo disposición
expresa en contrario.
La primera característica de los actos procesales, según el principio que
recibe esa denominación es la informalidad, pues no están no están sujetos
a formas determinadas, sino cuando la ley expresamente lo exija (24.1), No
obstante, como una manifestación de nuestra soberanía, se dispone que en
lodos los actos procesales es obligatorio el uso del idioma español,171
En cuanto a documentos, se establece la previsión de que a los redactados
en otro idioma, que se presenten al proceso por cualquier motivo, deberá
acompañarse su traducción {24.2}. Razones de seguridad jurídica exigen tal
disposición, pues no se puede obligar a la parte contraria a conocer todos
los idiomas en que se presenten los documentos para referirse a ellos o im­
pugnarlos, Ni es previsible que los jueces conozcan lodos los idiomas para
apreciar esa prueba documental.
Siempre en relación con el idioma, se establece que a quienes no hablen
español, o no puedan comunicarse oralmente, se Ies tomará declaración por
los medios que sean pertinentes, de acuerdo con las circunstancias y cuando
sea necesario se liará con el auxilio de un intérprete, cuyo costo estará a car­
go de la parte proponente de la prueba, salvo en los casos que deha suplirse
gratuitamente (24,2)/

171 En la versión Je setiembre de 20(16, se decía que era obligatorio utilizar el idioma
castellano. Se pensó que decir español era impreciso, desde que en España no solo se
habla castellano, sino otros como el Catalán. I:n la versión definitiva, igual que en el
código de ]‘W se dejó español, lo que mine;» ha dado problemas,
I 72 La suplencia gratuita es una previsión sana, pues es de esperar que en nuestra legis­
lación se haga algún día una verdadera reforma de la justicia gratuita, aún en materia
civil. Además, es conveniente por la residuaiidad de este código procesal civil en
relación con otras materias.

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Curso de Defecho Procesal Civil Costarricense

C o n s t a n c i a d e r e c i b o d e g e s t i o n e s

La constancia de recihida de las gestiones que hacen las partes c intervi-


nientes al tribunal es una práctica arraigada en nuestro país. Por ese medio
se garantiza, que en caso de no ser atendida, la parle pueda insistir en el
conocimiento de su petición y demostrar que la realizó. Históricamente,
con el proceso escrito ha servido para repone]- escritos documentos que se
perdían en los tribunales.
Como en el nuevo orden, no desaparece la presentación de escritos, tal dis­
posición sigue siendo necesaria. Por ello se dispone que de toda gestión se
debe extender inmediatamente acuse de recibo por parte del despacho, por
medios tecnológicos cuando ingresen de esa forma, o bien por medio de
constancia en una copia lisien que el gestionante presentará para ese íin.
La razón deberá indicar al menos la hora y lecha de recepción, asi como
identificación del despacho.|:’ No sobra decir, que la hora y !a lecha de re­
cepción es de trascendental importancia para acreditar, de ser necesario, que
la gestión se hizo en el plazo que correspondía.

A c t u a c i ó n p r o c e s a l p o r m e d i o s t e c n o l ó g i c o s

Atendiendo a la época en que se promulga esta normativa, no podía faltar


la previsión genérica de que los tribunales, las parles y demás intervintentes
en el proceso, puedan utilizar medios tecnológicos autorizados para realizar
cualquier acto procesal, aún para la recepción de pruebas (14,4),'^
Por razones de seguridad jurídica, talos medios tecnológicos son ulilizablcs,
sujetos aJ acatamiento de los mecanismos de autenticación y seguridad cs-

]?3 Aquí se consignan los aspectos mínimos que debe voittmicr una razón de recibida,
No se excluye lo posibilidad de que se consiguen oíros dalos. Tomando en cuenta que
muchos documentos se recibirán por medios tecnológicos, es im proceden le se na lar
lado la que debe contener el recibo, pues pondríamos, o los tribunales a incumplir la
norma. Lo relativa al recibo de documentos es una cuestión Je organización que no
Jebe establecerse con tanta amplitud en el código procesal,
17J La frase "cifír pasa fu recepción de prueba" 1a est
párrafo segundo del artículo 24.4. Lo relativo a la prueba era iunce esa rio porque está
contemplada en la primera parte de la norma.

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tableados en las disposiciones especiales (24.4), No dice el código, cuáles


son esos medios Lcciiológieos. Hay que tener claro, que por la vertiginosa
evolución de ia tecnología no es conveniente establecer en un código pro­
cesal cuales sean esos medios tecnológicos, pues se introduciría una limita­
ción por omisión al no prever nuevos medios que surgirán con el tiempo. En
todo caso, por esa misma razón, la lista siempre sería incompleta.
Se dispone que si un proceso se tramita por medios tecnológicos y se pre­
sentan peticiones o documentos, deben ser estancados con constancia de
que están siendo utilizados en un proceso y devueltos a los interesados,
quienes tienen la obligación de custodiarlos y presentarlos al tribunal, cuan­
do sean requeridos. Esa disposición, que no es novedosa, porque ya hay
antecedentes en la Lev de Cobro Judicial. .Se introdujo con la ti nulidad de
evitarle al Poder Judicial la custodia de documentos, actividad que exigiría
disponer de muchos recursos materiales y humanos.

F o r m a c ió n y r e p o s ic ió n d e e x p e d ie n t e s

El proceso civil costarricense se ha caracterizado históricamente por ser


escrito, lo que ocasionaba la formación de un cúmulo de cientos y hasta
miles de folios de papel denominado expediente. El concepto expediente
se mantiene en la nueva normativa, tío obstante, se prevé la posibilidad de
documentar el proceso mediante un expediente tecnológico, No se descarta,
la existencia de expedientes tísicos, en lo que inHuye una razón eoyuntu-
ral. El avance tecnológico en nuestro país, no es tal como para pensar que
a la entrada en vigencia del código no existirán expedientes de papel. La
experiencia que se ha tenido en otras materias en que se ha introducido la
oral idad enseña, que siempre, por alguna razón, es posible la existencia de
expedientes físicos. Por esc motivo se ha mantenido, con la idea de que en
algún momento, todos los expedientes sean tecnológicos.
Se establece, como principio, que las gestiones, resoluciones y actuaciones
del proceso, darán lugar a la formación de una carpeta informática ordenada
secuencia! y cronológicamente. Se formará, por medios tecnológicos y por
esos mismos medios se conservará y lo consultarán las paites. Se autoriza
a la Corte Suprema de Justicia para que disponga cómo se formarán los
expedientes, como se respaldarán los actos procesales y la forma en que

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

esos expedientes se adecuarán a los avances tecnológicos (251.). Véase,


que la previsión normativa es que los expedientes sean tecnológicos y solo
excepcional mente existirá un expediente físico. Solo serán físicos cuando
no puedan ser tecnológicos. Cuando existan piezas (documentos) que por
sli naturaleza no sea posible agregar al expediente tecnológico principal, se
deberá crear un expediente físico para cada proceso. En dicho expedien­
te, que debe mantenerse debidamente foliado (páginas numeradas), servirá
para conservar y consultar esas piezas. (25,2).
H) nuevo código parle de una declaración de principio: de los documen­
tos privados originales que se aporten, la oficina judicial solo guardará una
copia y el original se le devuelve a las partes (25.2). Esa afirmación de
principio se ve modificada tratándose del documento base, pues el mismo
aiií cu lo dispone que et tribunal sí custodiará el documento base en aquellos
procesos en que se requiera el original (25.2).
Cuando los documentos sean devueltos, la parte que los tenga en custodia
tiene la carga de presentarlos al tribunal cuando ésto lo ordene (25.2).|TÍ
Tales disposiciones pretenden salir al paso de los inconvenientes que histó­
ricamente se han dado en la custodia de documentos. La pérdida (muchas
veces por hurto) de expedientes físicos lia constituido un problema en la
prádica jurisdiccional costarricense, que ha tenido como consecuencia has­
ta el despido de funcionarios. Por esc motivo la previsión de que si se llega­
ra a perder o a extraviar el expediente físico, será repuesto inmediatamente
y por cualquier medio a costa del culpable, quien pagará, además, los daños
y perjuicios.
El procedimiento de reposición de expedientes, que ya existia en el Código
Procesal Civil de 1990. inicia con una orden de! tribunal a las partes de que
aporten copias de las piezas anteriormente presentadas y de las resoluciones

[75 No dice el código cuates sean las consecuencias por m> presentar los documentos a
requerimiento del tribunal. Pienso que la consecuencia seria lomar en consideración
ta conduela omisiva de la parle como elemento de convicción ratilieanle de los oíros
elementos de prueba, conforme at numeral 41.5. Además, esa conduela podría ser
v¡«latóna de la buena fe procesal (2.3 y 4,2) que exige el código y podría constituir
un abuso procesal que permita al tribunal desplegar las sanciones procesales previs­
tas (ó).

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Jorge Alberto López González

escritas que tengan en sus archivos. Se establece la previsión Je que, Je ser


necesario, se repondrán las pruebas indispensables para decidir con arreglo
a derecho (25,3), En un sistema oral como el que se establece en la nueva
normativa, se dice que la reposición de pruebas se hará, de ser necesario,
porque es previsible que atendiendo al principio de inmediación, no haya
necesidad de tal tramite. La pérdida puede ser de una parte del expediente
físico, un Iblio o un documento, en cuyo caso se procederá a su reposición
de lo que falta,
Para el caso, muy eventual, de que no existan copias o respaldos de los actos
extraviados; es decir, que ninguna de las parles, ni el órgano jurisdiccional
las tienen, el tribunal deberá ordenar que se repongan y deberá disponer que
se practiquen las actuaciones necesarias que determinen su preexistencia
y contenido. Tal sería el caso, que se ordqncn extraer de un archivo en un
registro público o que se pidan a alguna otra autoridad o persona.
Si no existe forma de reponer las actuaciones, si es indispensable, el tri­
bunal debe ordenar repetir los actos, disponiendo, de acuerdo con las cir­
cunstancias la forma de hacerlo (25.3 Pá. 2°). Véase como el legislador no
establece que en lodo caso deban repetirse las actuaciones. Ello solo será
si es indispensable (por ejemplo para que consten en et expediente ante un
eventual recurso). Además el tribunal tiene el poder de establecer Ea forma
de repetir los actos, tomando en consideración el tipo de acto.

P u b l i c i d a d d e la s a c t u a c i o n e s e s c r it a s

Bn esta normativa se regula especialmente lo relativo a la publicidad de


las actuaciones escritas (25.4). 'Pal previsión debe entenderse de acuerdo
con uno de los principios fundamentales de esta normativa que es el de
publicidad y al que nos referimos al inicio de este libro. Recordemos que es
principio de este cuerpo legal, que el proceso será de conocimiento público,
salvo que expresamente la ley disponga lo contrario o el tribunal lo decida
de oficio o a solicitud de parle, cuando por circunstancias especiales se pue­
dan perjudicar los intereses de la justicia, los intereses privados de las partes
o los derechos fundamentales de los sujetos procesales (2.10),

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f urjo de Derpcho Piocasal Civil C o i tarrícense

Tratándose de lasActuaciones esc rilas se dispone, que todo expediente, será


de acceso a las partes, los abogados, los asistentes del abogado director
debidamente autorizados por este y a quienes la ley le otorgue esa facultad.
Con ese lin se dispone, que el tribunal deberá mantener permanentemente
un medio ágil para la consulta del expediente (25.4) En relación con esa
disposición hay que hacer algunas precisiones, El principio de publicidad
exige que las actuaciones jurisdiccionales sean públicas, salvo disposición
o resolución expresa en contrario, Desde esa perspectiva, el expediente pue­
de ser consultado por cualquier abogado, no solo el que tramita el proce­
so. Tratándose de asistentes, personas que no sean abogadas, para poder
examinar un expediente, deben ser autorizados por el abogado director del
proceso. Es claro que esa forma de regulación no es consecuente con el
principio de publicidad en su recto sentido, pues lo ideal sería que el expe­
diente sea de acceso a cualquier persona, salvo que se declare el secreto de
las actuaciones o que fa ley expresamente lo señale. El legislador optó por
mantener restricciones, en relación con las actuación es escritas, que podrían
ser cuestionables. Sobre la publicidad en las audiencias orales y el acceso al
público, nos referiremos en el lugar que corresponde.

L u g a r d e l a s a c t u a c i o n e s

El Código regula lo relativo al lugar de tas actuaciones del tribunal. Señala,


en principio, que las actuaciones deben practicarse en la sede del Tribunal,
salvo aquellas que por su naturaleza o disposición legal se deban practicar'
en otro lugar (26.1). Se dice que en principio, porque la doctrina, la mayoría
de las legislaciones y ia practica jurisdiccional reconocen, que hay casos
en que las actuaciones se deben realizar en lugar distinto al de la sede riel
tribunal, de lo que son ejemplos muy daros los supuestos de auxilio judicial
y rccon ocim ien los j udic ialcs.
En cuanto a las partes, salvo casos especiales, sus actuaciones deben rea­
lizarse en la sede del tribunal, lo que es predicable de los escritos que pre­
sentan, pues dichos memoriales solo surten efectos desde el mámenlo en
que son recibidos de forma efectiva por el tribunal competente (27.3). Con
todo, es posible que en supuestos de auxilio judicial por ejemplo, las partes
actúen en otra circunscripción territorial, pero excepcional mente.147

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T ie m p o he l a s a c t u a c i o n e s

Los principios de igualdad y seguridad jurídica exigen ljuic la legislación


procesal distinga entre días y horas hábiles y dias y horas inhábiles. En prin­
cipio, las actuaciones, tanto del tribunal como de las partes deben realizarse
en horas hábiles. Si no existiera previsión expresa al respecto, se crearía un
desorden porque una parle podría actuar en dia y hora inhábil con perjuicio
de la otra parte. Además, esa distinción es fundamental para contar plazos,
pues de acuerdo con la legislación procesal, los plazos por dias se entienden
que son hábiles ( 30.5). Establecer esa restricción, permite asegurar que am­
bas partes tendrán las mismas oportunidades temporales de actuar.
En nuestra legislación, en ct código de 1990 se identificaban las horas há­
biles, como aquellas en las que el tribunal tuviera sus puertas abiertas al
público. También se establecía la posibilidad de que el tribunal dictara una
resolución habilitando determinadas horas para practicar actos, general­
mente urgentes,176
La nueva normativa cambió el sistema. Según el nuevo código, en principio,
todos los dias y horas son hábiles para las actuaciones judiciales (26.2).177 Esa
es la regla de principio, con lo cual, no será necesario que los tribunales se
auto habiliten para actuar en ciertas horas. Como es de prever, no son hábiles
aquellas horas y días, en que por disposición de la ley o de los órganos com­
petentes hayan sido declarados inhábiles. En todo caso, se faculta a los tribu­
nales para señalar y continuar audiencias en horas y días inhábiles, cuando
las circunstancias lo ameriten (26.2). Tal previsión pretende evitar que por la
inhabilitación de horas o días, se propicie la indicada de un proceso, por vio­
lación de los principios de inmediación y concentración. Así, si es indispen­
sable terminar un proceso en horas o días inhábiles, la legislación lo permite.

I7f> La misiiui persona juzgadora dictaba la resolución y se aulolmbt litaba para actuar o
le habilitaba las horas a algún funcionario de su oficina. Aunque ello era una maní'
testación de la carencia de poderes deJ tribunal. en realidad la habilitación de horas
tenia la finalidad de que la parte contraria tuviera conocimiento de que la actuación se
bahía hecho en horas anión/atlas. ( ’laro, en ocasiones, la parte contraria sabia hasta
después de que se bahía actuado.
177 La norma tiene una finalidad clara, la de que en mi futuro baya tribunales que se
rmmtenuan en funcionamiento las veinticuatro horas del día,

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

Atendiendo a la seriedad con ia que se concibe el nuevo proceso, se dispone


que cuando se señale una hora precisa para practicar actuaciones judiciales*
éstas deberán iniciar a En hora exacta (26.3). En situaciones excepcionales,
a criterio del tribunal, podrán comenzar quince minutos después de la hora
jijada. Véase que el inicio dentro de los quince minutos después de la hora
lijada es a criterio del tribunal y en situaciones excepcionales, lo que cons­
tituye una manifestación del aumento de tos poderes del tribunal. La actua­
ción judicial puede iniciar después de que hayan pasado quince minutos de
la hora señalada, cuando exista causa justa. Y también puede iniciar pasa­
dos los quince minutos de Ea hora señalada cuando, consultadas las partes,
ni na una de ellas formule oposición, es decir, cuando haya acuerdo. Como
consecuencia del aumento de los poderes del tribunal, la causa justa será
valorada por este, quien al decidir deberá tener presentes ios principios de
esta normativa. Si el acto no se realiza a la hora exacta, tal incumplimiento
no podría generar nulidad alguna, pues se trata de disposiciones ordenato-
rias, que lo más que podrían sustentar es una sanción contra el responsable
del atraso.

A c t o s d e parte

El Código Procesal Civil de 201S regula en tinos pocos artículos unas dis­
posiciones generales de actos de parle; no obstanic, se contemplan aquí
únicamente los actos de parle escritos. Ello es así, porque ías actuaciones
orales se regulan en la parte referida a las audiencias. En cuanto a los actos
de parte escritos, se estableció que las gestiones escritas deberán llevar la
lirma del gestionante, obviamente, autenticada por un abogado (27.1).
Cuando una persono no pueda firmar, firmará otra a su ruego y la firma del
firman Le a ruego deberá ser autenticada por un ahogado. En todo caso, el
imposibilitado para firmar, deberá estampar su huella digital, salvo que este
imposibilitado para ello (27.1). Durante la vigencia del Código Procesal
Civil de 1990, la huella digital había perdido toda utilidad en cuanto a las
actuaciones de naturaleza procesal. En la nueva normativa se introduce,
como una forma de evitar cuestionan! ientos posteriores, atendiendo a la
importancia de ciertos actos. De todas formas, la huello digital no está des-149

149

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Jorge Alberto l.ópez González

cariada de nuestro ordenamiento, pues es tomada en cuenta en actuaciones


notariales, según lo dispuesto por el artículo 78 del Código Notarial.
Dispone el código, que cuando se utilicen medios telemáticos, informáticos
o de nuevas tecnologías, la autorización del documento se hará de la forma
establecida por la Ley o por la Corte Suprema de Justicia, según lo dispone
la Ley Orgánica del Poder Judicial.T7S Esa disposición que no estaba en la
versión original, pretende tomar previsiones en relación con la autoriza-
ción de documentos tecnológicos, lo que era innecesario pues en el artículo
24.4 se dispone con amplitud lo relativo a los actos procesales por medios
tecnológicos.

Copias de escritos y documentos


En casi todo proceso es necesario presentar escritos y documentos. Median­
te escritos se formulan las solicitudes al tribunal y los documentos son los
que respaldan esas gestiones. De acuerdo con el principio de contradicción,
tales piezas tienen que ser conocidas en su integridad por la parte contraria.
Desde el punto de vista de la práctica jurisdiccional se presentan dos proble­
mas fundamentales: hacer llegar esos documentos a la parte contraria y Ja
custodia de los documentos originales. El inconveniente es mayor, cuando
se Irata de documentos de imposible reposición.
La nueva normativa exige a las partes presentar tantas copias de los escritos
y documentos como personas litigantes haya (27.2). Para facilitar la cus­
todia y su agregado al expediente, se dispone que las copias de planos se
deben presentar reducidas al tamaño de papel caria.-7*1Como consecuencia
de la previsión de que, salvo supuestos excepcionales, los tribunales no cus-178

178 lisa disposición no estaba en la versión original del Código Procesal Civil, se in­
trodujo en la Asamblea Legislativa, con el inconveniente de que al remitir a la Ley
Orgánica su consignó el número y [celta de esa Ley. Tal íidit imiento contraviene las
ideas que tuvimos los redactores de no haecr remisiones a leves específicas. Asi las
cosas, cuando se derogue la actual l.ev Orgánica del Poder Judicial, el código tendrá
una remisión incorrecta. Es de esperar que en la nueva Ley Orgánica haya regulación
sobre la forma de actuación por medios tecnológicos.
17Ó A pesar de la existencia de una disposición similar en el Código Procesal Civil, era
común ver expedientes en que, por su tamaño, las copias de los planos y otros docu­
mentos se salían de los bordes del expediente, lo que dificultaba su manipulación.

150

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Cliísq -ele Derecho Procesal Civil Costarricense

[odiarán documentos originales (25,2), se establece que de los documentos


deberá presentarse tina copia más, para que figure en d expediente (27,2).
Para efectos de presentación de copias y para reducir la manipulación de
éstas, se instituye una presunción; se considera como una sola persona liti­
gante a los que litiguen unidos y bajo una misma representación (el mismo
representante). Con tal disposición, con solo que se entregue un juego de
copias al representante de ledos, se tiene por notificados a todos los que
litiguen unidos y bajo esa representación.
El principio de moralidad y de buena fe en el Iiligio exige que las copias
permitan a la parte contraría ejcreer sus derechos procesales, de tal manera
que si las copias no se presentan en la forma establecida o si se presentan
incompletas, sucias, con borrones, ilegibles o extendidas en retazos de pa­
pel, d tribunal deberá ordenar que se prese]lien como corresponde dentro de
tercero día, bajo el apercibimiento de no atender la gestión si no cumplie­
re.1™El preséntame será el responsable de la exactitud de las copias y no es
necesario acompañar copias de libros o folletos, pero estos deberán estar a
disposición de los Ii ligantes.1*'

Efectos de los actos procesales de parte


Las partes realizan actuaciones con la finalidad de constituir, modificar o
extinguir derechos y deberes procesales. Asi, cuando el actor establece la
demanda constituye su derecho de accionar; cuando el demandado presenta
la contestación a la demanda ejerce su derecho constitucional de contradic­
ción y su deber procesal de comparecer al proceso. Esos actos procesales
tienen esc efecto en forma inmediata, salvo disposición legal en contrario,
siempre que se hayan recibido de manera efectiva por el tribunal compé­
leme (27.3). En otras palabras, las gestiones presentadas ante otro tribunal,150

150 lis cuestionable l|lic no su aricada hi gestión cuando Las copáis no sean trascendentes
para resolver lo pedido. Por ejemplo, cuando SC conteste la demanda y se presenten
como prueba copias ilegibles. I'n ese caso, debió establece] su como sanción la inuil-
ciiciu, en sentencia, de tales docLímenlos.
151 En algún momento dd trámite legislativo se introdujo la frase: "ftiro iu presentación
y conservación decapias. se puede utilizar cuatqu inedia
to innecesario, pimple ya existe previsión al respecto en el 24.4.

1S1

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Jorge Alberto López González

no surten efecto hasta que lleguen al tribunal competente, salvo el caso de


existencia de una oficina común de recepción de documentos, que consti­
tuye una excepción a la regla, Al decir la norma, salvo disposición legal en
contrario, se refiere a supuestos en que la sola presentación de la gestión
no tiene efecto inmediato, como por ejemplo cuando se presenta al tribunal
una gestión de transacción, en que la misma no surte efecto hasta que sea
homologada por el tribunal (52,2). También es un supuesto en que el acto
procesal no surte efectos inmediatos, cuando se pide el desistimiento del
proceso, gestión que necesita la aprobación del tribunal (56.2),

A c t o s d e l t r ib u n a l

El nuevo código contiene una sección dedicada a regular, en términos gene­


rales, los actos del tribunal. Se trata de disposiciones muy generales, porque
la realidad es que en lodo el código existen disposiciones específicas dedi­
cadas a establecer lodo lo relativo a Ins actos del tribunal.
Como disposición generalísima, se establece la forma de las resoluciones y
actuaciones diciendo que en ellas se identificará al tribunal y se consignará
el lugar, la hora, la lecha, el número de expediente, el nombre de los jueces
y el número de resolución cuando sea necesario. En cuanto a las resolucio­
nes se dispone que deben ser fundamentadas, claras, precisas, concretas y
congruentes con lo solicitado o previsto por 3a ley (28.1).
La nueva normativa mantiene la regla de la congruencia en las resoluciones,
soto que introduce una variante. La congruencia puede estar supeditada a
lo solicitado o a lo previsto por la ley. Dicha disposición encuentra sentido,
porque en esta normativa el tema de Ja congruencia de la sentencia, sufre
importantes modificaciones. Atendiendo a las nuevas teorías procesales so­
bre la relatividad de la congruencia, el código tiene algunos supuestos espe­
ciales debidamente establecidos, en que el tribunal podrá conceder aspectos
no pedidos, como por ejemplo en la adecuación de la sentencia (62.1). En
realidad, se trata de una manifestación de las tendencias actuales de suavi­
zar la rigidez de las reglas de la congruencia, con el fin do que las semencias
sean justas y ejecutables.

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C tirso d e Dere c ho Pror P Sn I CEv 11 Costar rite n se

Hn cnanto a la fintuí do lus resoluciones, se establecen previsiones depen­


diendo de ai d tribunal es unipersonal o colegiado {28.2), Un los tribunales
unipersonales, todas las resoluciones deben ser firmadas por la persona juz­
gadora, Tratándose tle órganos colegiados, las providencias las firmará la
persona juzgadora informante y los autos y las sentencias deberán firmarlos
todos los integrantes. Como ya es costumbre en nuestra legislación, cuando
un integrante de luí tribunal tuviere algún tipo de imposibilidad para firmar,
peno participó en la emisión del voto, se deberá dejar constancia de ello y la
resolución se tiene por emitida,
Se dispuso expresamente, que en los procesos que se tramiten por medios
tecnológicos, las firmas se realizan según lo disponga la ley o la Corte Su­
prema de Ju.sLicia.IBÍ

Las eumiimenciones judiciales

La mayoría de las legislaciones procesales tienen en su normativa disposi­


ciones que se refieren a las común lea c iones judiciales. Se ha considerado
necesario regular la forma en que se comunican los tribunales con sujetos
de derecho privado y con otras dependencias de los demás poderes del lis­
iado. Además, se establecen disposiciones en cuanto a la comunicación de
los tribunales entre sí y funda menta Emente entre los tribunales y los sujetos
procesales. Esas comunicaciones son necesarias, principalmente cuando se
requiere información de otras oficinas y para informar a las parles sobre lo
que acontece en el proceso.
f.’omo es propio de cualquier sistema judicial, al igual que la anterior, la
nueva normativa no pudo prescindir del auxilio judicial. Con conciencia de
que por razones de distancia un tribunal no puede neniar en otros territo­
rios, se mantuvo el auxilio judicial disponiendo que los tribunales deberán
prestarse auxilio en las actuaciones que ordenadas por uno, requieran la
colaboración de otro (29.4),*153

1,^2 Este es dii adi [ámenlo que se «gregó en alguna |wric* i)d trámite legislativo que es
innecesaria pues el código tiene les previsiones pura la utilización de medios tecno­
lógicos en lodos los ¡idos procesales, mulo vendo los de parle (24.4). J-I agregado es
cunClisó, pues la turma de la firma debe estar dispuesto por ley.

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Jorge Alberto López González

No obstante, dicho auxilio judicial so permite excepcionalnicntc para acti­


vidades donde no se vean involucrados principios fundamentales del nuevo
proceso. Por esa razón se prohíbe el auxilio judicial cuando se trata de prác­
tica de prueba o de actos propios de una audiencia que vulneren el principio
de inmediación (29,4), En otras palabras, cuando sea necesaria ta presen­
cia del tribunal para garantizar una idónea apreciación de los elementos de
prueba, no será posible el auxilio judicial.
Ese auxilio judicial excepcional, se podrá pedirá cualquier funcionario ad­
ministrativo que ejerza sus funciones en el territorio de la República.
En nuestra legislación anterior, era tradicional la distinción entre suplica­
torios, exhorto? y mandamientos, como forma de pedir auxilio judicial.183
La comunicación se denominaba suplicatorio, cuando un inferior se comu­
nicaba con un superior. Cuando la comunicación se daba entre oñeinas del
mismo rango se denominaba exhorto. Si era de un superior a un inferior o a
una autoridad administrativa, se denomina mandamiento. Esa clasificación
desaparece en el nuevo código. El concepto suplicatorio se elimina y el tér­
mino exhorto, solo se encuentra en el artículo 41,4.5 por una inadvertencia
legislativa. Siempre que es posible se utiliza el concepto mandamiento.

Notificaciones ju (riciales
Para Ja efectividad de los principios de audiencia y contradicción es indis­
pensable que de lodos los actos procesales tengan conocimiento las partes
y los ¡ntervmientes, Por esa razón es necesaria la existencia de formas de
comunicación entre las partes, los interv mientes y el órgano jurisdiccional.
Tratándose de resoluciones orales, lo lógico es que se comuniquen oral­
mente en el acto o audiencia en que se realizan. A ello se refiere la nueva
normativa, cuando dice que la comunicación de las resoluciones dictadas
en audiencia se hará en forma oral en el acto y se tendrán por notificadas en
esc momento (29.1). La disposición expresa del momento en que se tienen
por notificadas es trascendente para e! conten de los plazos y para evitar
con fusiones.

183 Ani cu Lis 186 a 193 del Cenligo Procesal Civil de I9TO,

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Curso de Derecho Procesa] Civil Costarricense

Tra lamióse de resolución os escritas, establece el código, que la comuni­


cación se efectuará conforme a lo dispuesto en la tey (29,2). Vale En pena
advertir, que en Costa Rica existe una Ley especial que regula las notifica­
ciones, denominada "Ley de Notificaciones Judiciales". Esa Ley es aplica­
ble a las demás jurisdicciones, razón por la cual no se consideró pertinente
establecer lo relativo a esc tema en este cuerpo Legal.IS4
A pesar de que en eí tema rige la Ley de Notificaciones, et código sí contem­
pla algunos aspectos mínimos.
Se reguló lo relativo a la notificación por edictos. Tal forma de comunica­
ción solo se utilizará cuando la ley expresamente lo permita. Salvo disposi­
ción en contrario, la publicación deberá hacerse por una vez y en el Boletín
Judicial. Durante la redacción del proyecto se concluyó que lina publicación
era suficiente. Se discutió mucho sobre la posibilidad <lc permitir la publi­
cación en un diario de circulación nacional. Se pensó en tío tomar pan ido
por ningún diario concreto, como podría ser el bolelin judicial o cualquier
otro, para dejar abierta la posibilidad de que fuera cualquier diario. Además,
se pensaba que la publicación en el Boletín Judicial no era conveniente,
porque es sabido que ese periódico no ofrece una publicidad fiable, desde
que son pocos los ciudadanos que tienen acceso a él. Al final, a pesar de
esas observaciones, se dejó Boletín Judicial como es tradicional en nuestra
normativa.
En Costa Rica, lo relativo a las notificaciones estuvo regulado en el Código
Procesa! Civil durante mucho tiempo, Actualmente no es así.
En la Clacota No. 20 del 29 de enero do 2009, se publicó la Ley Notifica­
ciones Judiciales, que rige en Costa Rica a partir del primero de marzo de
2009.1®5
Se trata de una normativa procesal que introdujo cambios iulpo ríanles en el
sistema de comunicaciones judiciales, modificaciones de indiscutible tras-*15

IK4 Se pudría cuestionar que un as pecio utu procesal como las notificaciones se recule
en una ley es pedal, sin embargo, en nuestro medio, eso parece una medula prudente,
dada L:l existencia de un reclinen de notificaciones que atiende a ia idea de ser un
servicio común para todas las jurisdicciones.
J Puede verse nuestra nl>ru: Leyde Notificaciones Judiciales lid norial
Juricentro S.A., San José. 2<J(J9.

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Jorge Alberto Lope? González

tendencia para los usuarios del servicio de justicia y para los operadores del
sistema jur isd iccional.

O bjetivos de la Ley de Nulificaciones

De la lectura del artículo 1 de la Ley se desprenden con claridad sus objeti­


vos. Ellos son; centralización, especialización funcional, adecuada distribu­
ción del trabajo, modernización y eficiencia del servicio.
lisa normativa no carece de principios. Podemos encontrar los siguientes:
Generalidad: es una legislación aplicable a todas las materias, civil, penal,
familia, agrario, laboral, contencioso administrativa. (ArU. párrafo 2").
Comunicación total: [Dispone como regla general, atendiendo al debido pro­
ceso, que toda resolución judicial debe notificarse a las partes y a terceros
cuando pueda causar perjuicio (Arl.2).
Comunicación efectiva: Establece una serie de mecanismos con la finalidad
de garantizar la efectividad de la comunicación.
Colaboración con el usuario: Concede muchas facilidades a los sujetos pro­
cesales para que reciban notificaciones.
Colaboración del usuario: Como consecuencia del principio de responsabi­
lidad del ciudadano con la administración de justicia, le exige a los usuarios
que ayuden al sistema judicial en lo que tiene que ver con los actos de co­
municación. (Por ejemplo, devolviendo las nolideaciones incorrectas. Arl.
55).
Responsabilidad del usuario: Le exige a los sujetos procesales, señalar un
medio para atender notificaciones íArl. 11).
Igualdad: Establece normativa protectora de las personas con discapacidad
(An. 5).
Modernidad: Permite y propicia la utilización de medios tecnológicos.
Facilidad: Facilita la actividad de notificación con diferentes mecanismos.
Informalidad: Las notificaciones no están sujetas a formalidades especiales.

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Cu ruó de Derecho Procesal Civil Costarricense

Eficacia presumida: Se presume que una notificación defectuosa es eficaz,


si no se alega la nulidad.
Auxilio: Se establece la posibilidad de comisionar para realizar notificacio­
nes (Arl. 15 y 16),
Plenitud horaria: Todos los días y lloras son hábiles para notificar (Arl. 17).

Facultados para mitificar

En la legislación procesal de notificaciones, como consecuencia de los prin­


cipios en que se inspira, se aumentó el número de sujetos que pueden reali­
zar notificaciones. Pueden notificar:
El .Juez. (Art. 4,3) Lo puede hacer cuando la resolución es escrita y también
cuando es oral (10 in fine).
El auxiliar judicial autorizado por el Juez, (Art, 4.3}
El noli [i cador judicial (Art, 8) (De la O UN o del Tribunal)
La policía (Arl. 15 se refiere a autoridad competente)
Funcionario noliiieador de la oficina de correos (Art. 26).
Cónsul eos Larri cense en el extranjero {Art, 16).
Cónsul de tina nación amiga (Art. 16),
Notario público (Art, 29)

Medios para notificar


Como mecanismo para laci litar las notificaciones, se establecen muchos
medios para realizar este tipo de comunicaciones:
¿Vi Lugarseñalado (An. 5S.2 y 34 in fine). El lugar señalado se refiere a la
indicación que hacen las parles para que se les notifique en alguna oficina
o casa de habitación que se encuentre dentro del perímetro judicial (lincas
imaginarias lijadas por acuerdo de Corte Plena, cercanas al tribunal, que
delimitan un radio de acción). La Ley de notificaciones eliminó esta forma
de notificación. No obstante atendiendo al tipo de personas que participan157

157

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Jorge Alberto Lope? González

en esos procesos y para evitar afectar derechos fundamentales, se prevé ia


posibilidad de señalar lugar en los procesos de pensiones alimentarias, vio-
leticia doméstica y en las materias en que existan disposiciones especiales
como cti penal.
Correo Electrón ico(An. 39)
Correo (postalAri. 24)
Fax (Art. 47)
Casillero (Art. 52)
Estrados (Art. 56)
Oralmente ( H) in fine en audiencia)

Formas de notificación

Personalmente. A la persona física directamente (Arls. 19 y 20). Puede


ser la parte o el representante de la persona física o jurídica. De esta for­
ma se puede notificar ai demandado, la primera resolución de un proceso
(ernplazam icnto).
L ii el domicilio: (Art. 21: Casa de habitación de las personas físicas y sede
social para las jurídicas). De esta forma se puede notificar al demandado, la
primera resolución de un proceso (emplazamiento).
Tipos de domicilio:
Casa de habitación de las personas físicas. (Art,2 1).
Domicilio Electrónico permanente (Art. 3).
Domicilio Real. Personas Jisica: Donde ha establecido la sede principal de
sus negocios e intereses o el lugar donde se halle (Art. 60 del Código Civil).
Fersona Jurídica: lugar donde esté situada su dirección o administración
(Art. 61 det Código Civil).
Domicilio Contractual (Art. 22)
Domicilio Social (Art, 20) El que aparece en la escritura constitutiva. ( IS, 10
Código de Comercio)

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Curso de Deiecho Procesal Civil Costarricense

Domicilio Registra I (Art. 21) Entró a regir 12 meses después de ín entrada


en vigencia de la Ley (Transitorio 31)
En el medio señalado (Art. 34)
En d mostrador (Art. 4 tn fine)
Por edicto (Art. 13 y 14)

Posibilidades que <!¡i la ley a los litigantes para señalar

Pueden señalar un domicilio electrónico permanente, es decir, una dirección


única de correo electrónico para que se les notifique de cualquier proceso en
el que deban intervenir (Art. 3),
Pueden señalar dos medios distintos en forma simultánea indicando cuál es
principal y cual subsidiario (Art 36).
El Estado, las instituciones públicas, las financieras o cualquier persona físi­
ca o jurídica, puede señalar un único corroo electrónico, fax o casillero para
recibir las notificaciones en todos los procesos donde irlerv ienen. radicados
en un mismo circuito (Art. 37).
En ausencia de correo electrónico, fá\, casi iloro u otro medio, queda obli­
gada a señalar estrados (Art, 58)
Solo en procesos de violencia doméstica y pensiones alimentarias y penal es
posible señalar lugar (Art. 5Íi.2),

¿A quiénes se íes puede en treg ar las notificaciones?

Directamente al destinatario de la notificación (Partes, representantes, cura­


dor procesa], o terceros).
A cualquier persona que aparente ser mayor de quince años (Art, 4),
Al encargado de regular la entrada en zonas o edificaciones de acceso res-
Lringido (An. 4).19

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Jorge Alberto López González

Procedimientos de notificación

Notificación personal. So refiere a la notificación que se entrega personal­


mente al destinatario, lo que implica que el funcionario notificador debe
identificar a la persona (Art. 8) y entregarle la cédula (copia de la resolución
a notificar) (4), con los requisitos que exige la ley (6) y levantar un acta
donde so litiga constar el acto realizado (Art. 4),
Notificación cu la casa de habitación. El funcionario notificador se aper­
sona a la casa de habitación de la persona a notificar. Si encuentra al desli-
naiario lo notifica personalmente, si no se encuentra, puede dejar los docu­
mentos con cualquier persona que se encuentre en la casa que aparente ser
mayor de quince años (Art. 4). Si tiene dificultades para entrar, por ejemplo
en un condominio, puede dejar los documentos con la persona encargada de
regular la entrada (Art. 4).

Notificación en el domicilio electrónico permanente

Toda persona (física o jurídica) puede señalar al Poder Judicial una dirección
única de correo electrónico para recibir emplazamientos o resoluciones, en
cualquier proceso judicial en que deban intervenir. Esa fijación puede ser
modificada o revocada en cualquier momento por el interesado (Art. 3).

Notificaciones en procesos de intereses de «ñipo

Si se afectan intereses difusos (sujetos de difícil determinación) su notifica


por edicto (Art, 13),
Sise trata de sujetos determinados o fácilmente determinahles se prevé no­
li (icarios mediante publicaciones en los centros de trabajo o en los centros
de interés (Art. 13),
Si no señalan medio, no se les notifica las resoluciones de trámite (Art. 14).

Notificaciones por comisión

Tratándose de persona residente lucra del asiento del tribunal, se faculta ni


tribunal para que remita por vía electrónica la comisión a la pane imeresa-

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

da, quien le agregara las copias y la gestionará ante la autoridad comisio­


nada. La parte es responsable de la autenticidad y veracidad de las copias
(Alt. 15).

Notificación a personas jurídicas


Según d artículo 20 de dicha 1.ey, hay ocho formas de notificar a las perso­
nas jnri di cas, Esas formas son: Personalmente al representante, en la casa
de habitación del representa ule, en el domicilio real del representante (60
del Código Civil), en el domicilio contractual, en el domicilio social, en el
domicilio real de la persona jurídica (61 C.C.), en el domicilio registraI y
con el Agento Residente ( 18 inciso 13 del Código de Comercio).

Notificación en el domicilio registral (A rt. 21)

La Ley de Notificaciones lu permite <i quienes participan en un proceso sc-


ña lar un domicilio registra I que debe ser la casa tic habitación en el cuso de
las personas físicas o la sede social ir atándose de personas jurídicas,
R&a I ey establece la obligación de todas las personas lis icas de mantener
actualizado su domicilio en el Registro Civil, Igualmente se establece la
obligación de las personas jurídicas de mantener actualizado su domicilio
en el Registro Público. Se entiende que ello (sene como finalidad que las
personas realicen En actualización y que los Registros respectivos asuman y
cumplan con lo que Ja aplicación de esta ley les demanda. Si no es posible
practicar la notificación en el domicilio rcgislral por la razón que sea, SO
procedo, sin más Inimite, a nombrar un curador procesal (23).

Notificación en el domicilio contractual (A rt. 22)

La ley permite y propugna que en todo contrato se csLable/ca un domicilio


contractual ante la posibilidad de que exista un conflicto.
Ese domicilio contractual solo puede ser la Casa de h ah ilación de la persona
tísica, el domicilio real de la persona física o el domicilio social o real de la
persona jurídica.16

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Jorge Alberto López González

La parto está obligada a comunicar el cambio de domicilio (Art. 23) y si no


se puede notificar en el lugar señalado, sin más trámite, se nombra curador
procesal (Art. 23).

Curador procesal (Art. 23)

Procede el nombramiento de curador procesal en los siguientes supuestos:


Cuando el domicilio contractual sea ineficaz (Art. 23), cuando el domicilio
regislral sea ineficaz (Art. 23), en el supuesto de ausencia procesal (Art,
19.4 delCPC)

Notificación por correo postal certificado


Si la parle interesada lo pide, es posible ordenar que ia primera resolución
del proceso (la que debe notificarse personalmente o en la casa de habita­
ción),se notifique a la parte contraria por correo postal certificado, por inter­
medio del correo oficial de la República (24). Quien solicita notificar de esa
forma debe pagar los gastos (28).
Al correo se envían Lros cédulas de notificación originales con la firma del
notificado!' o de la persona que el tribunal designe.
Un ejemplar se agrega al expediente con la constancia de remisión, los otros
dos se remiten a la oficina de correos.
Hl funcionario del correo entrega uno al destinatario y el otro lo devuelve en
el plazo de ocho días a] tribunal con la constancia de notificación (Ari. 25).
Se puede intentar notificar en forma simultánea en dos lugares y el plazo
corre a partir de la primera notificación (Art, 25 in fine).

Notificación por notario público

Esta forma de notificación está prevista fundamentalmente para notifica­


ciones que deban practicarse personalmente (Art, 29). pero nada obsta para
que otras resoluciones se notifiquen de esa forma. Rl notario puede actuar
fuera de protocolo pero debe hacerlo en papel de seguridad. Tiene que estar

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

habilitado (30) y puede notificar dentro o litera do Costa Rica (An. 29), Es
requisito que el notario no terigir inlcrcs en el proceso (An. 31).
Quien pretenda que se notifique de esta forma de he comunicar al tribunal,
en forma verbal o escrita, el nombre del notario. El Juzgado acepta o recha­
zo la designación. Si la rechaza debe fundamentar la resolución. Si la acepta
le entrega la documentación (ArL. 31). En el momento de la notificación el
notario delx; levantar un acta y de he devolver los documentos al juzgado
dentro de tercero día (Ari. 32). lil notario lo paga quien lo contrató y lo pa­
gado no constituye costas (Art. 33).

Notificación por correo electrónico


Esta forma de notificación está pre vista para notificar las resoluciones pos­
teriores (34), es decir, no es posible hacer el emplaza miento por este medio.
Si hay documentos de ios que se deba entregar copias, estas no se envían
por correo electrónico, pero quedan a disposición de las partes en el tribunal
(34),
Si una persena señala correo electrónico, se le notifica por ese medio in­
dependientemente del lugar donde esté el expediente (l'1 o 21 instancia o
casación) (34).
La persona queda notificada el día “hábil" siguiente de la transmisión. (38).
Para que se notifique por ese medio, el interesado debe gestionar ante ef
Poder Judicial, para que se le acredite Ea cuenta. Lo puede hacer mediante
petición verbaImente, por escrito o por correo electrónico. El Poder Judicial
hace una prueba y si se con firma Ja entrega ingresa la cuenta a la [isla oficial
que podrán consultar lodos los tribunales (39).
Cualquier imposibilidad de entrega, se entiende que es responsabilidad de
la parte (Art. 4 i ).
En cada tribunal hay un servidor judicial responsable de verificar cuatro
veces al di a el envío de las notificaciones [Art. 44] y dehe llevar un registro
de las comunicaciones recibidas (An. 44).163

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Jorge Alberto López González

Nütiliciición por lux

Los sujetos procesales pueden señalar un fax para atender notificaciones.


Basta indicar el número de fax cu un escrito. Por este medio solo se pueden
notificar las resoluciones posteriores a la inicial (emplazamiento) (34), Las
copias quedan a disposición de las partes (34). Si una persona señala fax, se
le notifica por esc medio independientemente del lugar donde este d expe­
diente {Ia o 2“ instancia o casación) (35). La persona queda notificada ei día
“hábil” siguiente de la transmisión (38).
Por este medio puede notificar ta oficina de notificaciones o el tribunal que
cuente con fax (Art. 47). La notificación se acredita con el comprobante que
emite el aparato (48). No es necesario que el auxiliar que hace la transmi­
sión esté nombrado como notificador (48). El comprobante no requiere la
firma de quien transmite, basta coit que conste el nombre (48).

Notificación por casillero


Las partes pueden gestionar para que ta administración del edificio les
asigne un casi lloro, debidamente numerado, para atender notificaciones.
Una vez asignado, pueden señalar esc medio para que se les entreguen las
notificaciones.
Tal medio solo sirve para segunda instancia y casación, cuando ambos tri­
bunales tengan el mismo asiento (35). Pueden ser utilizados por cualquier
persona física o jurídica (53). La solicitud de autorización para utilizarlos se
dirige a la administración del edificio. (53).
Si hay oficina de notificaciones a ésta corresponde depositar las cédulas.
Si no existe oficina de notificaciones lo debe hacer el tribunal que dicta la
resolución (52).
El adjudicatario o el autorizado puede retirar notificaciones lodos los días
(54) y la persona queda notificada el día ‘'hábil” siguiente al depósito (38).
Después de quince días se recogen las cédulas para su destrucción. (54),
Si por error se depositan notificaciones en un casillero que no corresponde,
el adjudicatario del casillero, atendiendo a su deber de colaboración con

164

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Cufsú de Derecho Procesal Civil Cn^tarrÉcense

la administración de justicia y para evitar perjuicios, debe devolverlas a la


oficina correspondiente (55).

Notificación en estrados

Siguiendo a la legislación española, ia Ley de Notificaciones Ilabia de estra­


dos. No obstante, la realidad es que las notificaciones se practican mediante
la utilización de pizarras. Se entiende por estrados, los lugares públicos desti­
nados para exhibir las listas de procesos con resoluciones para notificar (56).
Esc medio para atender notificaciones, solo sirve para 2:| instancia y casa­
ción, cuando amhns tribunales tienen el mismo asiento (35) y es válida la
notificación recibida en estrados por la parle, su abogado director o apode­
rado en el despacho judicial o en la oficina centralizada de notificaciones (4
in fine).
Rs compéleme para practicar notificaciones por estrados la oficina centrali­
zada o el tribunal (57).
Los días martes y jueves se exhiben las listas de procesos con resoluciones
para notificar y el destinatario de la notificación (51)}. La lisia indica el nú­
mero único de expediente, el nombre de las parles y naturaleza del proceso.
(5Ó). Esas listas se imprimen por duplicado y pueden ser consultadas por
las partes, los abogados y las personas autorizadas (ód). Si una persona re­
visa la lista y aparece alguna notificación para ella, el notificad or le entrega
las cédulas y copias correspondientes, deja constancia y fuma con quien la
recibe (fiíl).
Si los documentos para notificar no se retiran el día en que se exhiben, se
guardan y vencido el plazo para recurrir se destruyen. De ello se deja un
registro lacónico. (61)

Notificación en el mostrador

Es posible practicar notificaciones en e! mostrador del tribunal, cuando


una persona que deba ser notificada se presente al tribunal o lo requiera
expresamente.

1É5

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Jorge Alberto López González

Tal acto lo puede realizar la persona juzgadora o el auxiliar designado y


puede hacerlo a la parte, al abogado director u al apoderado en la oficina
judicial. La misma competencia está atribuida a la oficina de notificaciones,
(4 pá- 3“).

Notificaciones a personas con discapacidad

Tratándose de personas con alguna discapacidad, la Ley de Notificaciones


establece previsiones especiales, .Se dispone que deben realizarse en forma
comprensible y accesible para la persona, considerando el tipo de discapa­
cidad (5). Cuando sea necesario se debe facilitar el servicio de intérprete o
los medios tecnológicos que le permitan obtener la información (5), Igual­
mente, cuando se requiera la cédula debe ir acompañada de un documento
efi formato accesible de audio, digital, electrónico, braille o cualquier otro
(ó). Los medios electrónicos, informáticos, telemáticos o de cualquier clase,
deben ser accesibles a los lectores de pantalla para no videntes (12.2),

Presunción ele notificación

La Ley de notificaciones establece dos mecanismos mediante los cuales se


presume que una persona ha sido notificada. Id los son: la notificación que
se tiene por realizada y la mal llamada '"notificación automática”
1) Notificación que se tiene por realizada (An. 10),
Se presume que ha sido notificada la persona que sin haber recibido
notificación o recibida de forma irregular se apersone ai proceso, in­
dependientemente de la naturaleza de su gestión. Si pide ta nulidad
deberá realizar el acto correspondiente, Los plazos corren a partir de la
notificación a todas las partes.
2) Not ifieaeió n auto mát ica fArt. II).
La Ley la denomina "'notificación a u to m á tica " , pero ni siquiera es no­
tificación y mucho menos automática, Se trata de una presunción legal.
A la parte que prevenida por el Juez no indique medio para atender
notificaciones, las resoluciones posteriores le quedarán notificadas con

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Curso dí? Derecho Procesal Civil Costarricense

el solo transcurso de veinticuatro horas de dictadas. Tal disposición


aplica incluso para las sentencias.
También se produce ese efecto, cuando no se haya podido notificar en los
medios señalados, después de agolado c! medio principal y ci subsidiario
(Art. 11 y 36),

Nulidad de notificaciones

Como si se tratara de un acto procesal especial (algunos consideran que lo


es), la Ley de Notificaciones dedica un articulo para hacer referencia a la
nulidad de notificaciones. En el articulo 9 se dice que será nula la notifica­
ción contraria a lo previsto en la Ley, salvo que la parte se dé por notificada.
Señala, además, que en todo caso, la nulidad se decretará nolo cuando se le
haya causado indefensión y que lo relativo a la le pública del nolific
debe impugnarse en via incidental. Si se acude a la via penal, no se suspen­
de el procedimiento.
La regulación de la nulidad de notificación en la misma ley no parece acer­
tada. La notificación es un acto procesal como cualquier otro y la nulidad de
ella se rige por las disposiciones generales que regulan ese tema que vimos
oportunamente. Cuando se dice que es nula la notificación contraria a lo
previsto en la ley, se da a entender que la violación a tas formas establecidas
tiene como consecuencia la nulidad, lo que no es cierto. En primer lugar
no hay nulidad si no se ha declarado. En segundo lugar, solo se produce
nulidad, cuando hay actividad procesa! defectuosa que tenga como conse­
cuencia indefensión. Desde esa perspectiva, de acuerdo a la doctrina de las
nulidades procesales, si el acto aunque defectuoso cumplió su cometido, no
hay razón para anularlo. Dichosamente, la misma norma establece, lo que
es correcto, que solo se declarará cuando haya indefensión.

PLAZOS

Este tema de los plazos es muy importante. Lo es. porque atendiendo al


principio de preclusión, en el proceso, siempre hay un momento oportuno
para actuar, al punto que si no se hace en el instante que corresponde, la167

167

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Jorge Alberto López González

actuación es ineficaz. Si se contesta la demanda una vez que ha transcurrido


el plazo para cito, es muy posible que el demandado sufra una condena. A
ello se refiere el artículo 30.2 cuando dice que tribunal rechazará de plano
toda gestión que se haga cuando ya hubiere vencido un plazo perentorio.

C oncepto v diferencia entre término y plazo

Desde una perspectiva doctrina es necesario distinguir entre plazo y término,


conceptos que normalmente se confunden. Algún autor acuño la siguiente
frase que sirve para enseñar la diferencia entre plazo y término:
una r a y a y e l térm in o es unpunto*1. m Con ello se no.s dice
un momento inicial y uno final, fin otras palabras que la actuación se puede
realizar en cualquier momento entre el inicio y el final del plazo. Si nos dan
30 días para contestar la demanda podemos hacerlo al 1, al 15 o al 30. E!
término, al contrario, es un punto, es un solo momento, no hay un inicio y
un final. Un término es por ejemplo, una llora y fecha señalada para hacer
un remate, una hora y fecha concreta para la práctica de una prueba. No hay
un momento inicial y uno final. Es un punto en el tiempo.

C l a s if ic a c ió n d e l o s p l a z o s

Como en la mayoría de los temas la doctrina conoce muchas clasificacio­


nes de los plazos. Aqui nos ocuparemos de la que sigue nuestro Código
Procesal Civil. Nuestra legislación procesal, está sustentada sobre cuatro
clasificaciones:

(Mazos perentorios y no perentorios (ordenatorios)


El plazo perentorio, también denominado fatal o preelusivo, es aquel que
una vez vencido hace imposible el ejercicio eficaz del derecho procesal, Por
ejemplo, el plazo para contestar Ja demanda. Una vez vencido, aunque el
demandado presente la contestación, ésta es ineficaz. Al demandado se le
considera rebelde con las consecuencias negativas que ello tiene, General­
mente el plazo perentorio está identificado como tal en las normas procesa-1
1S6 El autor es barrio De Angclts, c ilado por Vcscovi, Enrique, M a n i u i i
Lí’stti. ->J Edición. Ediciones idea, !dÓ4,pag. T24.

168

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Curm de Derecho Procesal CivíJ Costarricense

les y si no In está hay que deducirlo de las circunstancias y de Ja importancia


del acto para ambas partes, Por regla general, salvo que se acredite una
imposibilidad. Jos plazos perentorios son improrrogables. Está prohibido a
las parles, aunque estén de acuerdo, prorrogar un plazo perentorio (30.2),
El plazo no perentorio, también llamado orden alorio, es aquel que aún ven­
cido permite el ejercicio del derecho o facultad. Por ejemplo, el plazo que
se concede a un perito para aceptar d cargo. Si tenía que aceptarlo al tercero
día, pero lo aceptó al quinto, no se justifica desperdiciar la oportunidad e
iniciar con el nombramiento de otro experto. En términos generales, el ven­
cimiento del plazo, en ese caso, no tiene tanta gravedad, como para que la
aceptación del nombramiento sea ineficaz.

Plazos prorrogabas e improrrogables


Es prorrogable el plazo que puede ser extendido por el tribunal de oficio o
a solicitud de parte. Para oh tener una prórroga es necesario solicitarla antes
de qtic venza el plazo principal y alegar causa justa.
La resolución del juez concediéndola o denegándola no tiene ningún recur­
so (30,1).
Un plazo es improrrogable cuando no puede ser extendido por ninguna cau­
sa. Tienen naturaleza de improrrogables los plazos perentorios, por ejem­
plo, d plazo para contestar la demanda.

Plazos legales, judiciales y convencionales

Son plazos legales lo que están establecidos por la ley y a los cuales de­
ben ajustarse los jueces \ las partes. Por ejemplo, el plazo para establecer
recursos.
Los plazos judiciales son aquellos que concede el tribunal a falla de dis­
posición expresa del legislador. También es judicial el plazo que concede
c! tribunal cuando el código establece un máximo y un mínimo. En ambos
casos, para establecer la duración, se deberá tomar en cuenta la naturaleza
del proceso, la importancia y las condiciones del acto. (30.4),169

169

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Jorge Alberto Lope? González

Plazos convencionales son los que se clan las partes en casos muy excep­
cionales- Por ejemplo, cuando piden al tribunal suspender el proceso por un
mes para llegar a un acuerdo extrajudicial.

Plazos comunes y particulares


l.os plazos son comunes cuando corren para ambas partes, ti plazo para
recurrir de la sentencia es un plazo común para ambas partes.
Son particulares cuando comen solo para una pane. El plazo para contestar
la demanda es un plazo particular para el demandado.

CO NTEO DE LOS PLAZOS

El conieo de los plazos es un tema de gran trascendencia porque un error en


ese aspecto puede implicar la pérdida de un derecho fundamental en el pro­
ceso. Por ejemplo: no contar adecuadamente el plazo para recurrir, puede
significar que una sentencia injusta y perjudicial para el cliente quede firme,
sin posibilidad de revertir la injusticia.
La regla general es que los plazos comienzan a correr a partir del día in­
mediato siguiente a aquel en que la resolución quedó notificada a todas las
partes. (30.51. Un litigante diligente, salvo que sea estrictamente necesario,
no debería esperar a que se notifique a la parte contraria para actuar, debería
contar el plazo a partir del momento en que se le notifique a él. En lodo caso
la ley dice que el plazo le corre a partir de que se notifique al último.
En nuestra legislación hay plazos líc veinticuatro horas, por días, por años
y por meses. El plazo se tiene por concluido en el instante en que se cierra
la oficina judicial (30.5).
Si un plaz.o es de veinticuatro horas, se entiende reducido a las que fueren
de Despacho del día en que esc plazo comienza a correr (30,5). Un ejemplo:
Si la resolución se notifica el lunes, el plazo comienza a correr el martes.
Bueno, quien deha aciuar tiene que hacerlo en las horas en que este abierto
el tribunal el martes. En definitiva, el plazo se reduce a ocho horas y no a
veinticuatro como dice la norma. (30.5).

170

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Curso de Derecho Prccesaf Civil Cosíarócense

Los plazos por días se entiende que han tic ser hábiles (30.5). Si el día final
del plazo o pane de el es inhábil, el plazo se entiende prorrogado hasta el
día hábil siguiente (30,5 pá. 3U),
Los plazos por años o meses, se cuentan según cf calendario, es decir, de
fecha a fecha {30.5 pá, 2"), Cuando el ordinal del día de partida no exista en
el mes de vencimiento, el plazo concluirá el último día del mes. Por ejem­
plo: Se concede un plazo de un mes que comienza a correr el 30 du enero.
Como el mes de febrero no tiene 30 días, el plazo se vence d día final del
mes de febrero, dependiendo de los días que tenga ese año. La misma regla
se aplica si el plazo concedido es de años.
lin relación con este tema, hay que destacar, que durante la etapa de redac­
ción se intentó eliminar los inconvenientes que existían en la normativa
anterior, en que no existia uniformidad en cuanto a los plazos. En el Código
Procesal Civil de 1990 se encontraban plazos de veinticuatro horas, tres
di as, cinco días, ocho días, quince días, treinta días, un mes y hasta cuatro
meses. Lsn idea no se mate nal izó pues el código establece plazos de dos,
ires, cinco, diez, quince, veinte y treinta días, dependiendo de !n que se esté
regulando. Hay cierta uniformidad, pues en la may orín de los casos los pla­
zos son de tres, cinco y quince días.
Con precisión conceptual y técnica, en este código se utiliza eí concepto
"plazo" en su recto sentido, es decir para hacer referencia a un conjunto de
días o de meses, en cualquiera de cuyos momentos se puede realizar el acto
procesal.11,7Entre las clasificaciones de plazos que hace la doctrina procesal,
ki nueva normativa recoge la distinción entre plazos legales y judiciales,
perentorios y no perentorios y prorrogabas e improrrogables. Plazo legal
es el que expresamente señala la ley, como por ejemplo el que se dispone
para contestar la demanda. Plazo judicial es aquel que lija d tribunal por
falta de una norma que lo establezca, En la nueva normativa se aumenta la
incidencia de plazos judiciales, pues atendiendo al aumento de Eos poderes
deE tribunal que se propugna, en muchos casos se deja a la discreción del*1

3N7 Es Silbido C]UC Cornümnci He se USUn i ntlisl inLámenle 10S concepta >s‘ "plazu” y“tcnii i-
no" como si significaran lo mismo. Líi doctrina distingue ambos conceptea, enten­
diendo l ] l l u catamos ante un termino cuando, para la realización de tai acto procesal
se señala luí Lita v hora determinados.

171

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Jorge Alberto López González

tribunal fijar el plazo en que se debe actuar. A los plazos judiciales se refiere
la nueva normativa al decir, que cuando este código fuere omiso cu cuanto
a la duración de un plazo, este será establecido por el tribunal, tomando
en cuenta la naturaleza del proceso, la importancia y condiciones dd acto
(30.4), Se entiende, además que estamos ante un plazo judicial, cuando se
confiere al tribunal la posibilidad de fijarlo, cuando d plazo deba establecer­
se entre un máximo y un mínimo.1®*
Un plazo es perentorio cuando transcurrido, la actuación es ineficaz y es no
perentorio, también denominado ordenatorio, cuando aún transcurrido el
plazo la actuación que se realice es eficaz.Iífl La nueva normativa dispone
que el tribunal rechazará de plano toda gestión que se haga cuando hubiere
vencido un plazo perentorio y, además señala, que los plazos perentorios no
pueden ser reducidos ni prorrogados, ni aun por acuerdo de partes (30.2),
Un plazo es prorrogadle cuando, en circunstancias especiales puede am­
pliarse y es improrrogable cuando en ninguna circunstancia se admite su
ampliación. En 3a nueva normativa, la regla de principio es que los pla­
zos establecidos son improrrogables, salvo disposición legal en contrario
(30.1 lSe establece, que cuando se permita la prórroga, ésta deberá solici­
tarse antes del vencimiento del plazo y lo que se resuelva sobre esa solicitud
carecerá de recurso (30.1).''HI
Todo lo anterior no contradice la disposición que señala que los plazos pue­
den renunciarse, ampliarse o restringirse con el consentimiento de las par­
tes, salvo disposición legal en contrario, Ls claro, que quien contesta una
demanda en los primeros días del emplazamiento renuncia al resto de ese
plazo, que tratándose de un plazo no perentorio éste puede ampliarse y que

m Se refiere a los supuestos en que el legislador dice que el tribunal fijará un plazo, por
ejemplo que no será mayor de tres días, ni mayor Je quince.
isy El plazo para contestar la demanda es mi plazo perentorio, además de ser legal, pues
una vez. transcurrido el plazo la contestación extemporánea l". ineficaz. I-.I plazo para
que el perito acepte el caigo es un plazo no perentorio, pues si se le previene que
acepte el careo en tres días y lo hace al cuarto, la aceptación es eficaz y debe admitirse
para no dejar sin efecto la prueba.
190 1.a re lerenda a la carencia de recurso es innecesaria, dada la forma en que se rejuda
d sistema do recursos en este código, en el que solo existo una norma en que so esta­
blecen las resoluciones recurribles.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

en supuestos especiales los plazos pueden restringirse con el consentimien­


to de ambas partes, fundamentalmente tos plazos judiciales no perentorios.
El con leo de plazos es una de las actividades de mayor trascendencia en
la actividad jurisdiccional, pues mediante dicho contco se determina hasta
que momento pueden los sujetos procesales realizar la actividad que les
corresponde. Esa es la razón por la que la mayoría de las legislaciones se
preocupan por establecer reglas claras, Esas reglas precisas, permiten de­
terminar si, por ejemplo, un recurso fue presentado en tiempo o en forma
extemporánea o si el demandado contestó la demanda en el plazo que se le
dio para ello, de lo que depende la pérdida de derechos de las partes.
Sigue la nueva legislación la idea general de los plazos comunes, es decir,
que salvo que la ley determine otro punto de partida, los plazos comenzarán
a correr a partir del dia inmediato siguiente a aquel en el que hubiere queda­
do notificada la resolución a todas las parles (30.5). Se mantiene que cuando
se fije un plazo de veinticuatro Inoras, se entenderá reducido a las que fueran
de despacho el din en que comienza a correr,1'” Los plazos por di as, se en­
tiende que han de ser hábiles, es decir, días en que las partes pueden actuar
porque las oficinas están abiertas al público. No es posible contar el plazo
tornando en cuenta los días inhábiles, pues si las oficinas no están abiertas
o los tribunales están cerrados no se puede imputar responsabilidad por lo
que en esos días no se haga, I .os plazos por años o meses se cuentan según
el calendario, sea, de lecha a lecha y cuando el ordinal del día de partida no
exista en el mes de vencimiento, d plazo concluirá el último día de este. Si
el día linal de un plazo lucre inhábil, se deberá tener por prorrogado hasta el
dia hábil siguiente y la misma regla se debe aplicar cuando se declare asueto
parte de ese dia final (3Q.5). La idea de esa disposición es mantener intacto
el plazo que corresponde. Se dispone, que en lodo plazo, el día de venci­
miento se tendrá por concluido, para efecto de gestiones que se realicen por

Iy 1 Este plazo de ve¡ nticuat ro lloras en l rí buna'les qne i ienen sus «lid ñas abiertas darante
ocho horas al día produjo muchos inconvenientes en otras tc^.¡skietoncs procesales,
pues ocho horas diarias, son en realidad tres días. Ese pla/n de veitil¡cuatro lloras
solo sería aplicable en relación con las parles, tratándose de oficinas que se man­
tengan abiertas al público durante las veinticuatro horas. f>c indas formas, conviene
mantener la previsión, pues es de esperar que ese servicio continuo sea una realidad
generalizada airón día.

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Jorge Alberto López González

estrilo, en el ínstame en que, según la ley* deba cerrar la oficina en donde


deba presentarse192 y serán admisibles y válidas las gestiones presentadas
y las actuaciones iniciadas a la hora exacta en que se cierran las oficinas
judiciales. Si una gestión se presenta después de la hora exacta de cierre, se
deberá tener por efectuada el dia hábil siguiente, salvo disposición legal en
contrario. Para determinar la hora de realización del acto, se estará al reloj
del tribunal o a lo que se desprenda de los sistemas tecnológicos de que
disponga el Poder Judicial.193194

S uspensión de plazos

Aunque el código se refiere a interrupción,,ÍM lo cierto es que lo que se


regula es un supuesto de suspensión de plazos. Eso se concluye cuando
el código dice que podrán “interrumpirse" por caso fortuito o fuerza ma­
yor, re ¡ni ciándose en el momento en que hubiere cesado la causa (30,1 pá.
2^). Al utilizar el concepto reinicio, se entiende que no desaparece el plazo
transcurrido con anterioridad, por lo que sin duda estamos ante un supuesto
de suspensión de plazos. La necesidad de suspender el plazo deberá ser
apreciada por el tribunal de oficio o a instancia de la parle que la sufrió y
no son eficaces los motivos que se invoquen, cuando se aleguen por la parte
que ha gestionado después de ocurridos, o no se hagan ver al tribunal dentro
de los cinco días después de haber cesado la imposibilidad (30.1 pá. 2").

AC TIVIDAD PROCESAL DEFECTUOSA, SUUSANACIÓN Y


NULIDADES PROCESALES

Desde siempre, la doctrina y la mayoría de las legislaciones se refieren a


este tema identificándolo como nulidadesprocesales. Es

192 Hay que tomar en cuenta la |H>sib¡lidad que tiene la parte de presidiar la gestión en
oficinas comunes de recepción de documentos que tengan abierto al pública más
horas que la que permanecen abiertas las oficinas de tribunales.
193 Actualmente, al momento de recibir un escrito se le pone un sello con un marcador
electrónico en el que consta la hora y los minutos exactos en que so recibe, lo que
sirve para seguridad en el conleo d e los plazos.
194 Articulo JIM pá, 2” , cuya corrección se advirtió, pero inexplicablemente no se hizo.

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Curso do Derecho Procesal Civil Costarricense

que el estudio y ]i3 exposición dd tema comienza siempre eú revés, porque


primero se menciona e! efecto y después 3a causa.
Para estudiar la nulidad como efecto de la actividad procesal defectuosa,
nos parece prudente comenzar con el análisis de los elementos de los actos
procesales, posteriormente de los defectos y una vez ilustrados suficien­
temente sobre ello, determinar como v cuando se da el efecto era ve que
denominamos nulidad.
Este es un teína, que sigue siendo trascendental y que, como sabemos, inci­
de en gran medida en Iei falta de cumplimiento dd principio de justicia pron­
ta y cumplida. Como una reacción, hoy se escuchan voces que pregonan lo
que denominan eiant¡formalismo y hay quienes, estoy seguro que sin mala
fe, 1c imputan esc "delito" a los procesa listas, desconociendo que nadie que
pueda ser calificado cotí tm verdadero procesa lista propiciaría el formalismo
vació e inútil. Cor esto del oedl que se habla muy a menudo,
h
tijóm
an
hay que tener mucho cuidado. Ya no se discute en la doctrina d fin público
que tiene el proceso, en virtud de lo cuat el legislador impone la forma de
realización de los actos procesales. Precisamente, esas formas, que se supo­
nen fueron debidamente estudiadas al redactar las normas procesales, tienen
como finalidad garantizar la seguridad jurídica en definitiva el debido
proceso, de tal manera que cuando no se cumplen, hay muchas posibilida­
des de que se incline Ea balanza en perjuicio de una de las partes. Esto tiene
parangón con un partido de fútbol, perdonen el símil. Cuando el árbitro al
inicio del proceso expulsa a un jugador importante, y saca tarjeta amarilla
a muchos de los jugadores de uno de los equipos, produce una afectación
que redundará en el resultado lina!, como si un tribunal rechazara en forma
indebida una prueba determinante, fónicamente hay que despojarse de Ja
idea de minimizar el procedimiento dándole preponderancia a la semencia,
olvidando que durante el camino, se puede labrar una injusticia que al final,
el tribunal se limitará a declarar, En relación con este lema la nueva norma­
tiva contiene precisiones y replantean» en tos que podrían ayudar a mejorar
el tratamiento y resolución de los cuestiona mi en tos de nulidad.
P arad correcto entendimiento de ia nueva normativa, vale la pena recordar
muy brevemente que los elementos dd acto procesal son los sujo Los, la for­
ma y el contenido. Sujetos snn el tribunal, las parles y Eos intervin ¡entes. E3175

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Jorge Alberto López González

tribunal debe tener competencia: los sujetos capacidad y legitimación. En


cuanto a la forma externa de los actos procesales, sabemos que la legisla­
ción procesal la establece.|t,s Dichas formas deben ser observadas, pues si
no se cumplen el tribunal se aparta de su función como aplicador de la ley
y provoca19* la invalidez de los actos. Cuando la doctrina procesal analiza
el contenido de los acios procesales, se refiere a su causa. Se reconoce que
la falla de causa, así como el error no vicia los actos procesales, pues no
estamos ante un contrato; lo que si vicia los actos procesales es el y la

nen que se lícitos(conforme a la ley), pertinentes (procedentes de acuerdo


con las circunstancias) y útiles (que sirvan al proceso).
Siguiendo a la doctrina sustantiva, en derecho procesal se habla de invalidez
y eficacia del acto procesal. Se entiende que es , ajando contiene los
elementos esenciales. Es eficaz, cuando alcanza el íin propuesto. General­
mente el acto válido es eficaz, pero en derecho procesal es posible que un
acto inválido, sea eficaz.
Un acto procesal se entiende defectuoso cuando no cumple los requisitos
de forma y de fondo dispuestos por el legislador. Es defectuosa una deman­
da que no cumple los requisitos establecidos por la ley; una notificación
practicada en un lugar distinto al del domicilio del demandado; un remate
realizado a una hora distinta de la señalada. No obstante, no todo acto defec­
tuoso debe anularse; el legislador establece diversos tipos de consecuencias
dependiendo del defecto del acto.
En cuanto a la demanda que no cumple los requisitos la sanción es la inad­
misibilidad, no la nulidad, aparte de que no es admisible la anulación de los
actos procesales de pane. Tal como lo reconoce la doctrina, para determinar
la consecuencia de los delectes de un acto es necesario examinar uno a uno
sus elementos, sus formas, sus contenidos.1'^ Atendiendo a to que se dirá
oportunamente, entendemos que otro aspecto que debe analizarse es 9a efi­
cacia dd acto, en otras palabras, si aún con el defecto, alcanzó su finalidad.*196

105 Requisitos de íom u y Cundan] entación, esla última la más importante.


196 Digo provoca, no determina, pues no siempre se produce id nulidad por esa razón.
] 97 Véseovi, F noque, M.inuut<■/*■ Derecho
ral del Proceso, 5a. Ftl. Ediciones IDFA, Montevideo 1994, púg. 291.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

La forma en que se encontraba regulada la actividad procesal defectuosa


y sus consecuencias en d Código Procesal Civil de 1990 era confusa y
obligaba a realizar grandes esfuerzos mentales para resolver conforme a
la filosofía que imperaba en esas disposiciones. Se distinguía entre formas
con pena de nulidad y formas sin pena de nulidad, lo que de entrada, daba
la idea de que se establecían defectos que determinaban la nulidad y defec­
tos que no ameritaban esa sanción. En realidad era asi, aunque Eas normas
que regulaban el lema oslan ubicadas en varias partes, lo que di fi cu liaba
su análisis. Hn realidad lí> que hacia el Código Procesal Civil de 1990 era
establecer supuestos en que consideraba que el defecto era tan grave que
ameritaba la nulidad y en otros casos se ocupaba de decir que aun existiendo
el vicio, éste no ameritaba anular. En definitiva, la lórtra en que se estructu­
raba el régimen de nulidades era muy complicada y cuestionable, pues no es
conveniente hacer listas de supuestos cu que se debe anular y en que no se
dehe anular, pues tas listas siempre son incompletas. Además, se limitaba la
actuación dd órgano jurisdiccional y se dejaba de lado que cualquier vicio,
aún el más grave puede subsanarse.
En el Código Procesal Civil de 1990, se distinguía entre nulidad relativa y
nulidad absoluta, categorías en que la doctrina procesal no es pacifica. La
determinación de cuando existía nulidad relativa o nulidad absoluta era un
verdadero problema para los tribunales. Durante mucho tiempo, se insistió
en mantener En distinción entre nulidades relativas y nulidades absolutas,
distinción que se hacía coincidir con las de ¡mutabilidad y nulidad o de nuli­
dades perscguibles de oficio o solo a petición de parle.158 Esa es la tendencia
que siguió nuestro Código Procesal Civil de 1990, por lo cual vale la pena
tomar en consideración que esas categorías de nulidad relativa y absoluta
nos vienen del derecho civil, pero son difícilmente trasladables al proceso
sin hacer algunas precisiones necesarias,
[tara el Derecho Civil, la nulidad absoluta es aquella que por recaer en un re­
quisito esencial, impide la formación del acto, no puede ser convalidada, es
insanable, ni siquiera necesita ser invalidada, puede ser declarada de oficio
o a petición de cualquier persona interesada, En cuanto a la nulidad relativa,
para el derecho civil, se refiere a requisitos accesorios, lo que no impide la198

198 Vúscmi. Ob.C¡(..pág. m

17?

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Jorge Alberto López González

formación del jeto, que nace incluso válido pese al defecto. Dicha nulidad
relativa necesita ser declarada, pues el acto subsiste hasta que se declare, la
sentencia que la declara es constitutiva y no puede ser pedida más que por
la parte perjudicada.m En Derecho procesa! es posible negar la existencia
de la categoría nulidades absolutas, o por lo menos decir, que en el proceso
todas las nulidades son conval [dables y que hasta que no se declare la nuli­
dad el acLo surte todos sus efectos,2*10
A diferencia de lo que establece la doctrina mayorílaria del Derecho Civil,
en Derecho Procesal todas las nulidades pueden ser convalidadas, de tal
forma que no es acertado decir que las nulidades procesales no pueden ser
convalidadas o que son insanables, para que dejen de surtir efectos y que en
todo caso los actos tienen que ser invalidados. Hay vicios de los actos que
deben ser declarados de oficio, pero np por su calificación, sino por el efecto
que producen si se mantienen: indefensión.
Tampoco sería totalmente cierto, que la nulidad en el proceso puede decla­
rarse a petición de cualquier persona interesada, pues es sabido que en el
proceso intervienen y tienen derecho a impugnar solo aquellos a quienes
se les permite actuar por tener un interés legítimo. Bien lo dice la doctrina
que inspira estas líneas: en la rama procesal, más que los grados de nulidad,
interesa cual es el objeto (acto) viciado.-'"1Interesa la trascendencia del acto,
porque de su importancia surge la necesidad o no de invalidarlo.
Toda esa doctrina, es la que inspira a la nueva normativa. Como regla de prin­
cipio y de primero, se establece la de la subsan ación. Se dice que los defectos
de los actos procesales deberán ser subsanados, siempre que sea posible (3I. I),
es decir, cuando no se cause indefensión. Se sienta como premisa básica, que
los actos procesales defectuosos se convalidarán y se tendrán por subsanados
cuando tío se hubiere redamado la reparación del vicio en hi primera oportu­
nidad hábil (31,1). Se establece, entonces, la presunción de consentimiento
tácito cuando no se reclame la reparación del vicio en forma inmediata.*201

|99 Vcseovi, Oh. Cil., pág. 33ü,


200 Esa es la razón por la que algunas legislaciones se refieren a la nulidad sin calificarla,
como la Uruguaya que exeepcionalniüntc se refiere a nulidad absoluta y no menciona
la nulidad relativa. Véscnvi. Ob, Cil. f’tig. 339.
201 Véscovi, Üb. Cit., púa. 340.

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Cuno de Derecho Procesal Civil Costerr¡cense

Pero el legislador no se contenta con la subsan ación, establece oirá premisa:


la conservación de los actos procesales. Se dispone que cuando sea impres­
cindible la declaratoria de nulidad, se procurará evitar la eliminación inne­
cesaria, pérdida o repetición de actos o etapas del proceso. La idea es que se
conserven todas las actuaciones que en si mismas .sean válidas, de modo que
puedan ser aprovechadas una ve ¿que el proceso se ajuslc a la norm
Un esa línea de pensamiento, se dispone que la nulidad de un acto no con­
lleva la de las actuaciones que sean independientes del acto que se anula.
Igualmente, la nulidad de una parte de un acto no afecta a las otras que son
independíenles deesa parte dei acto defectuosa. Finalmente, la nulidad de
una parte de un acto, como regla general, lo que admitirá excepciones, aten­
diendo a las circunstancias, que el acio produzca los efectos para los cuales
es idóneo, salvo disposición legal en contrario. Se regula así, con detalle y
restringiendo al máximo la sanción de nulidad, lo que la doctrina denomina
principie de trascendencia, que permite mantener actos y partes de actos
que son independientes del defectuoso.
Para que proceda la declaratoria de nulidad, dice la nueva normativa* en
forma tajan Le, es indispensable que el defecto procesal cause indefensión
(32.1).
El concepto indefensión adquiere, en la nueva normativa, la relevancia que
la doctrina procesal le \ ¡ene concediendo en el tema de las nulidades proce­
sales. Como consecuencia, la simple transgresión de las normas procesales
no es suficiente para decretar esa sanción: es indispensable que se produzca
indefensión. Se acaba asi con erróneos entendimientos del tema. Con la
legislación anterior, era común que en las resoluciones de los tribunales se
dijera que sedee re taha la nulidad para evitar indefensión o para evitar futu­
ras alegaciones de nulidad. lisa idea preventiva de la indefensión y de la nu­
lidad tendrá que desaparecer en la aplicación de las normas procesales. Con
la nueva legislación la indefensión se [¡ene que consumar y redamar y no
basta la simple transgresión de las normas de procedimiento, es necesario
que esa transgresión haya causado un efecto negativo, es decir: indefensión.
En esa linea de pensamiento, es de esperar, que las resoluciones que de­
claran de oficio la nulidad sean excepcionales, pues tal como se señala en
tas nuevas disposiciones los actos defectuosos, en todo caso, son con val i-179

179

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Jorge Alberto López González

dables. Como si fuera poco, se dispone que no podrá declararse la nulidad,


cuando sea posible la subsanación del acto defectuoso, sí el acto, aunque
irregular, ha logrado el fin al que estaba destinado, si quien !a pide es la
parte que concurrió a causarla o no ha sufrido perjuicios por la violación y
cuando se trate de solicitudes de nulidad reiterativas de otras denegadas. Es
tal la restricción a la declaratoria de nulidades que adopta el legislador que
se establece en forma imperativa, que cuando sea evidente que una solici­
tud de nulidad esta comprendida en uno de los supuestos anteriores, deberá
rechazarse de plano (32.2).

P r o c e d i m i e n t o p a r a r e c l a m a r la n u l i d a d

El tratamiento prnceriimental para determinar los efectos de la actividad


procesal defectuosa, es reflejo de la restricción a la declaratoria de nulidad
que se siente en la normativa anteriormente analizada.
Se conserva el sistema tradicional costarricense, según el cual para alegar
la nulidad de un acto | notificación, prueba, etcétera) se debe acudir a la vía
incidental y si se trata de resoluciones, la nulidad se debe alegar concomi-
tantcmente con el recurso que quepa (33.2).
Eli. cuanto al inomento en que debe pedirse y declararse, dice el nuevo có­
digo que la nulidad de los actos defectuosos podrá declararse de oficio,
en cualquier estado del proceso (33.!). Lógicamente, dicha declaratoria
de oficio lo será, cuando se constate fehacientemente que se ha causado
indefensión.
Cuando la nulidad se alegue en vía incidental, por imposibilidad de hacerlo
con los recursos o en audiencia, deberá interponerse dentro de los cinco días
siguientes at del conocimiento del aetu defectuoso (33.1). lin todo caso, la
nulidad solo se declarará cuando se cause indefensión. I.a solicitud de nuli­
dad, está sujeta a una estricta regla de prcclusíón; ella es, que salvo el caso
de nulidades en actos^ esenciales c insubsanables, preeluirá el derecho de
alegarla si no se formula en el momento que corresponde.20

202 l-:l Código, j>or la Eucrzu tic la tradición eonserx ó la frase “vicios esenciales c insubsa­
nables", In que constituye un error. Existen actos esenciales e insubsanables. Un vicio
es un defecto los defectos no pueden ser calificados de esenciales e insubsanables.

! 30

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Curien de Derecha Piacesíil Civil Ca^tarficense

La nulidad de las actuaciones practicadas en una audiencia deben alegarse


necesariamente, en Ibrma inmediata a la conclusión del acto que se conside­
ra defectuoso. En ese misino momento debe resolverse, siguiendo ol proce­
dí miento incidental oral (33,2.p, Io) que, como lo veremos oportunamente,
se limita a escuchar la solicitud, emplazar a la parte contraria, practicar la
prueba cuando sea de prueba cuando y resolver oralmente, Esa resolución
quedará notificada en el acto, según vimos al referirnos a la notificación de
las resoluciones orales.
Cuanto la nulidad se alegue en relación con actuaciones practicadas fuera
de audiencia o cuando por la naturaleza del acto por otra circunstancia no
corres ponda o tío haya sido posible hacerlo por vía de recursos o en audien­
cia, se deberá seguir el procedimiento incidental escrito (33.2.P.2"). Aten­
diendo a la idea pro-o ral idad, que está inmersa en el código, cuando haya
que practicar prueba personal (testigos o declaración de parte), el trámite
escrito se limitará a dar el emplazamiento a la parte contraria. Debe ser así,
porque si hay que practicar prueba, se debe señalar para una audiencia oral
de práctica de prueba, se practica y al finalizar, en la misma audiencia oral
se dieta la resolución final del incidente y en ese mismo acto se establece
el recurso que corresponde. Sería contraproducente y un retroceso, que se
señale audiencia oral y que posterior mente la re sol Lición del incidente se
emita por escrito.
fin cuanto a resoluciones, cuando se trate de vicios intrínsecos a ellas, la
nulidad deberá alegarse concomitan temen te con los recursos que quepan
(33,2.pá.3°). La referencia a vicios intrínsecos a la resolución, se refiere a
defectos que consten en el mismo pronunciamiento y que lo invaliden (con­
tradicción grave o falla de fundamentación). Si se trata de vicios anteriores
al pronunciamiento la situación es diferente: si el detecto estaba en una
resolución anterior y no se alegó oportunamente, el vicio se convalidó por
fultíi de alegación; si se trata de un vicio en una actuación anterior, lo que se
debe plantear o se debió interponer era un incidente de nulidad.
finia luiente, cuando la alee ación ile nulidad se relíela a Li^ adúnenme* de
un tribunal superior, el competente para resolveres el superior (33.2.pá.4),
fin la versión final del código, aparece una frase que dice: n u lid a d e s
alegúelos sobre ias quese hayaresucito en la

1B1

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Jorge Alberto López González

no podrán ser presentadas de nuevon(3,2p¿,5°), Esa frase no estaba


versión original, desconozco el momento y a gestión de quien se introdujo.
Es claramente desafortunada e innecesaria, aparte de que desmejora la re­
dacción del artículo. I .o que se alega no es la nulidad, es el defecto de) acto,
pretendiendo la nulidad. Y claramente, conforme al principio de precios ion
que rige et sistema de nulidades, es evidentísimo que no es posible reiterar
solicitudes de nulidad.

A l e g a c ió n d e n u l id a d c o n p o s t e r io r id a d a la se n t e n c ia

FIRME

Durante la vigencia del Código Procesal Civil de 1990 se reguló el mal


llamado recurso "de m
. ediante d cual era posible demandar
"
revisón
la nulidad de una sentencia ante la existencia de un defecto especialmente
grave ( indefensión, documentos testimonios o dictámenes falsos, cohecho,
violencia o maquinación fraudulenta, indebida representación, etcétera). Tal
“recurso", sin embargo, solo era procedente tratándose de sentencias que
tuvieran electo de cosa juzgada material. En cuanto a las demás sentencias
(las que no tenían efecto de cosa juzgada material), que eran la mayoría, no
existía un procedimiento para alegar la nulidad cuando se estuviera ante uno
de los supuestos en que era procedente la revisión. Quedaba al litigante la
posibilidad de establecer un incidente de nulidad; sin embargo, se entendía
que tal incidente estaba previsto para alegar la nulidad de los actos defec­
tuosos realizados antes de la sentencia, lo que dejaba por fuera, el caso de
que el vicio se descubriera con posterioridad al fallo. Finalmente, se podía
intentar la nulidad en un proceso ordinario; sin embargo, la jurisprudencia
era constante al establecer la improcedencia de esos procesos ordinarios,
porque los vicios del procedimiento debían alegarse en el proceso en que se
habían causado. La nueva legislación pretende llenar esa laguna normativa
estableciendo un incidente de nulidad con posterioridad a la sentencia, en
el que se puedan alegar defectos que en los procesos que es admisible per-203

203 l'l error en E;i denominación está en cnanto se k concebía como un recurso, condi­
ción que no tiene, pues desde mi pumo de vista eiemilku procesal solo es rueurso
aquel medio de impugnación previsto para impugnar resolución que no han adquirido
firmeza.

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Curso de Derecho Procesar Civif Costarricense

milen interponer la demanda de revisión. Por ello se dispone que la nulidad


sólo podrá alegarse con posterioridad a la sentencia firme o a la conclusión
dd proceso, por vía incidcnlal, cuando se sustente en una de las causales
por las que es admisible la demanda de revisión, siempre que se trate de
procesos en los que la revisión no proceda (33.3). Dicho incidente solo es
admisible,, si se plantea dentro de los tres meses posteriores a! conocimiento
de la causal, dd momento en que debió conocerla o pudo hacerla valer la
pane perjudicada,
Tratándose de defectos no señalados entre las causales de la demanda de re­
visión, la nulidad debe alegarse al interponer el recurso contra la sentencia,
porque siguiendo la doctrina que inspira a la nueva normativa, ios defectos
no alegados al impugnar el fallo, se convalidan. Se presume que al apelar
de la sentencia, el litigante conoce todo el proceso y es en ese momento
que debe alegar y pedir la nulidad. Se sigue en esa normativa, lo que al
respecto establece Ili moderna doctrina del derecho procesal. Salvo que se
trate de defectos gravísimos, que la parte no podía conocer o saber durante
el procedimiento, todos los actos procesales defectuosos se convalidan y
el acto fundamental de convalidación es la sentencia o la resolución que
cumpla esa función.2WDespués de la sentencia, las alegaciones de nulidad
solo deben admitirse en supuestos excepcionales, como los que justifican la
interposición de una demanda de revisión.

SUSPENSIÓN DEL PROCEDIMIENTO

Si el procedimiento es el camino a seguir1para pretender la satis facción de


un derecho lesionado, es de esperar que no se interrumpa, para que el recla­
mante llegue a la mayor brevedad a su destino. No obstante, el legislador
procesa] no puede desconocer que en ocasiones debe suspenderse y aunque
se trata de supuestos excepcionales, éstos deben regularse adecuadamente,
cun mayor razón en un procedimiento que se sustenta en el principio de
concentración.*183

204 l.a resolución quE aprueba el remate ve) mn h¡potcear¡o(í|Uie iisdi: ejecución), por ejem­
plo, cumple las veces de la sentencia que ye tirela en los procesas de omine im lento.

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Jorge Aíberro López González

íil legislador debe establecer como regla de principio la excepcional idad de


la suspensión de! procedimiento. En materia civil es procedente, por acuer­
do de partes, por prejudicial idad y en supuestos expresamente previstos por
ley, de acuerdo a las necesidades del proceso o a los intereses de las partes
(34). Hay que recordar que en materia civil, que se rige por el principio dis­
positivo, las parles podrían de común acuerdo suspender el procedimiento
para llegar a un acuerdo, lo que debe permitirse con el Iin de facilitar la so­
lución del conflicto. Sin embargo, el legislador debe regular la forma en que
se puede hacerse, para evitar que se contravenga el fin de proceso, mediante
acuerdos dudosos. Por ello se dispone, en la nueva normativa, que las par­
tes, de común acuerdo, podrán pedir la suspensión de! procedimiento y que
el Lrihuna! solo la decretará, por un plazo máximo de dos meses, prorrogable
por un período igual, cuando no se vulnere el principio de inmediación2QSy
no se perjudique al interés general o a terceros (34.1).2íB
En alguna versión del código se proponía que la suspensión del procedi­
miento soto se podía pedir una vez. liso se eliminó como consecuencia del
aumento de los poderes del tribunal y del principio dispositivo. Además,
con la idea de facilitar las soluciones extrajudiciales El único límite que
tendrá el poder de las partes de solicitar la suspensión del procedimiento,
(le común acuerdo, será la protección del principio de inmediación y la vi­
gilancia de! interés general y de los terceros. El principio de inmediación se
vería afectado, si después de que se ha iniciado Ea práctica de la prueba, se
suspende el proceso por más de diez días. La afectación al interés general y
el perjuicio a terceros se daría, por ejemplo, cuando las partes se ponen de
acuerdo para retrasar la solución del conflicto para perjudicar a un tercero
que adquiere un interés en el resultado. Se afecta al interés general porque
no se cumple el fin público del proceso, que es la solución del conflicto.205*

205 Con L.'sa fórmula genérica se evita establecer un parámetro temporal concreto en el
cual se pueda .suspender d procedimiento. Con ello se amplían las posibilidades al
Juez, para suspender, cuando en et proceso no se practicó prueba en la que el princi­
pio de inmediación sea trascendente.
2(Ki l-.l perjuicio a terceros se daria. por ejemplo, cuando las panes se ponen de acuerdo
para retrasar la solución del eonllielo para perjudicar a un tercero que adquiere un
interés en el resultado. Se afecta ai interés general cuando no se cumple d lili públieo
del proceso, que es la solución del conflicto.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

P k e j u d i c i a l i d a d

El instituto de la prejudicial idad os uno de los suplíoslos do lo que la doctri­


na denomina crisis procesal.La doctrina entiende que existen muchas crisis
procesales* la mayoría relacionada con algún Lema procesal en particular,207*209
Existe crisis procesal cuando se da la suspensión o interrupción del proce­
dimiento y si la prejudicial idad tiene esos efectos, no hay duda que es un
supuesto de crisis procesal.
Del lema de la prejudicial idad, se puede hablaren sentido amplío y en sen­
tido estricto. En sentido amplio, siempre que en relación con un proceso,
una cuestión deba ser decidida antes de la cuestión principal. Hablaríamos
de prejudicial idad en sentido amplio, además, citando un antecedente lógico
de la cuestión principal objeto del proceso, ha sido previamente resuelto
en otro proceso terminado por semencia con fuerza de cosa juzgada. Esto
último es lo que la doctrina denomina función positiva o prejudicial de la
cosa juzgada.1m
En sentido estricto y como generalmente se le suele entender, hay prejudi­
cial ¡dad cuando la decisión de la cuestión de fondo principal que constitu­
ye el objeto del proceso, exige, o tiene como antecedente lógico, resolver
previamente otra cuestión sustantiva (no procesal), que en hipótesis podría
haber dado lugar -o podría dar lugar en el futuro- a otro proceso en el que la
cuestión ahora prejudicial sería la cuestión principal,34” Así, puede hablarse
de pnejudicialidad civil-civil, penal-civil, constitucional-civil, etcétera.
En cuanto a nuestra legislación, durante la vigencia del Código Procesal
Civil de 1990, el lema de la prejudicial idad penal-civil era muy conocido
en nuestro medio, por los efectos nocivos que producía en la celeridad de
los procedimientos y por la utilización que de tal figura hadan aquellos íi
quienes interesaba suspender un proceso para aprovecharse de su duración.

207 1!;iy crisis procesales en el lema de las competencias, un la actividad procesal deí'uc-
ILiosa, etcétera, lo que se estudia al ver cada uno de esos lemas. Al respecto venimos
siguiendo a De la Oliva, Curso deDerechu Editorial Centro de Est
dios Ramón Arcees S.A., Madrid, 2004, pig. 542 a >61,
7OS De fa Oliva, Curso de DewhoPnnesid Oh. til... pág. $4.V
209 De la Oliva. Cursodvi >fi-ec/irt Pfoc'ü.'MfCivil, Oh. C’it., pág. $43.

IBS

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Jorge Alberto Lope* González

En los procesos de ejecución pura (hipotecarios y prendarios), los electos ne­


gativos eran menos graves, pues el Código establecía que si se inicia un pro­
ceso penal por falsedad del documento base de la ejecución, e! remate se reali­
zaba, solo que no se aprobaba mientras no estuviera definido el proceso penal.
[.os dificultades se presentaban en los procesos de conocimiento, en los
cuales por muchos años se siguió como práctica, que una vez acreditado
que existía un proceso penal, se suspendía el procedimiento en el estado
en que se encontrara, con las consecuencias nefastas que ello tenía, toman­
do en consideración que la suspensión era por dos años, como mínimo. El
problema era que se suspendía el procedimiento en cualquier etapa, aún
comenzando. La normativa establecía algunas limitaciones a la suspensión
del procedimiento, cuando señalaba que para su procedencia era necesario
que la decisión del proceso penal influyera necesariamente en la del civil y
cuando advertía que la suspensión no podía durar más de dos años. El pro­
blema es que, existía una grave omisión del legislador, porque el código no
decía en que momento debía decretarse esa suspensión.
La doctrina se cuestionaba si la prejudicial idad penal-civil procedía en
cualquier tipo de proceso, si siempre que existiera proceso penal relaciona­
do con el civil debía suspenderse el procedimiento y, finalmente, el momen­
to en que debía suspenderse el procedimiento. Jurisprudencia’1®y doctrina
procesal subjetivamente ligada 11 dio el primer paso en la búsqueda de una
respuesta. Después de un riguroso estudio, se dijo que la prejudidalidad
penal civil no es admisible en cualquier tipo de proceso, concretamente que
era improcedente en tul proceso de interdicto posesorio donde lo único que
interesaba era la posesión momentánea y actual, es decir, por la propia na­
turaleza del proceso de interdicto y por tos derechos que en él se disputan.
.Se concluyó, también, que la suspensión por prejudicial idad era procedente
dependiendo del delito que se imputaba, atendiendo al objeto del proceso

210 Me refiero ¡t tos votos 300-2004,304-2004 y '12-2003 del Tribunal Civil de Hercdiu.
redactados por este servidor, integrando con los jueces Lie. Carmen blanco Mdén-
dc/. y Lie, llenry Madrigal Cordero.
211 Subjetivamente ligada, porque las ideas expuestas en esas resoluciones, fueron pos­
teriormente publicadas cu mi escrito: Prcjmlic
interpretación que arm onice con el principio tie ju sticia premia cum plida, Revista
[v sí ilia, Afio Iy. No, 225-226, setiembre oetuhre 21105,

tae

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

penal, es decir la conducía a párenteme tile ilícita de un sujeto.’12 La afirma­


ción de la normativa, de que solo existía prejudicial idad cuando la decisión
dd proceso penal influyera necesariamente en la resolución del proceso ci­
vil, llevó a cuestionarse cómo determinar esa influencia necesaria.
F ! legislador de 1990, establecía dos supuestos en los cuales surgía la preju-
dicialidad: primero, cuando se acusara de falso un documento de influencia
en el proceso civil '11; segundo, cuando existiera un proceso penal que tuvie­
ra influencia necesaria en la decisión del civil, supuesto éste que se refería
al cuestionamícnto de algún hecho fundamental del proceso civil, no a un
documento de influencia en la decisión-1,1.
De la lectura do la normativa se desprendía que la finalidad de esa suspensión
era evitar que un actor obtuviera en sentencia civil el derecho que pretendía,
a pesar de que tal derecho, aparentemente lo había obtenido medíanle un
acto ilícito que se encontraba en investigación. Ls por ello que se permitía
la continuación del procedimiento, si el actor rendía garantía para responder
por todo lo que obtuviera en la sentencia y las costas que causare. No decía
la legislación cuál era la influencia que debía tener el proceso penal sobre el
civil para que procediera la suspensión; no obstante, la lógica imponía, que
la prejudicialidad sólo se daba si la calificación del o tos hechos cuestiona­
dos penalmente eran relevantes para el sentido del fallo de la sentencia civil,
pues la doctrina ya reconocía que para calificar la influencia de la cuestión
penal era necesario valorar la Iberia vinculante, que para el proceso civil tu­
viera la decisión que se adoptara en vía penal. Además, se había establecido
por la doctrina que si en ambos procesos se ventilan pretensiones similares
(por ejemplo, la responsabilidad civil), lo que surge no es un supuesto de
prejudicialidad sino de litispcndcncia, pues la prejudicialidad civil-penal,
implicaba la necesidad de que la cuestión prejudicial se resolviera antes que
la civil y en ese caso estarían en un plano de igualdad.-IS*137

212 Por ejemplo, si el tJetiio era de estafa, no era procedente la suspensión del proceso,
porque la decisión del proceso penal en ningún caso podía influir en el proceso civil.
213 Artículos 399 y 400 del Código Procesal Civil de 1991),
214 Articulo 202 del Código Procesal Civil de 1990.
215 De la Oliva Santos, Andrés y Diez-Picazo tiiméne/., Ignacio, Duret.ho
Pditonal Centro de Estudios Ramón Areccs S.A.. Madrid. 2000. pág 547.

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Jorge Alberto López González

De acuerdo con nuestra legislación procesal de 1990rlft las sentencias firmes


de los tribunales penales producían cosa juzgada material para o contra toda
persona, indistintamente y de una manera absoluta solo cuando decidieran
si la persona a quien se imputaban hechos que constituían una infracción
penal, era o no el autor de ellos; si esos hechos le eran imputables desde el
pumo de vista de la ley penal; y, finalmente si esos hechos presentaban los
caracteres requeridos para la aplicación de tal o cual disposición de la Ley
penal. Se entendió, entonces, que existía prejudicial idad penal, cuando ta
resolución del proceso civil estaba supeditada o era dependiente de lo que
se resolviera en el proceso penal, porque la cosa juzgada penal, exccpcio-
na!mente, determinaba el sentido de la sentencia civil.*217 En otras palabras,
que si lo que se resolviera en el proceso penal, no producía cosa juzgada
en el proceso civil, no existía prejudicial idad, cuando el cuestión amiento se
refiriera a algún hecho fundamental del proceso civil. Si lo impugnado en la
vía represiva era un documento, era necesario valorar la posibilidad de que
tal elemento probatorio fuera trascendente para el dictado de la sentencia
civil, porque si era posible dictar la sentencia prescindiendo del documento
cuestionado, no existía prejudicial ¡dad.
En cuanto al momento en que debía ordenarse la suspensión del procedi­
miento, se concluyó que era inconveniente suspenderlo en cualquier estado
en que se encontrara; en su lugar se dijo, que las normas que regulaban la
prejudicial idad, debían interpretarse en armonía con ios principios de jus­
ticia pronta, impulso procesal, instrumental idad y economía. Por esa linea
de pensamiento, se llegó a la conclusión de que no era posible suspender el
procedimiento en el mismo instante en que se demostrara la existencia de
una causa penal que tuviera influencia en la decisión del proceso civil. Se
dijo, que la misma letra de ley impedía tal interpretación, pues la influen­
cia debía recaer sobre la decisión del proceso civil y ese momento llegaba
cuando el proceso estaba listo para dictar sentencia. En definitiva, se sentó
el criterio, poco celebrado por algunos litigantes inescrupulosos, que exis­
tiendo proceso penal de influencia en la decisión del civil, el procedimiento

2.1 -fj Articula 163 ikl Código Procesal Civil.


217 Este criterio liie expuesto, con redacción de este veividor, en el voto 312-2004 del
Tribunal Civil de llercdiu.

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Curso d e Derecho Procesal Civil Costarricense

sóln se podía suspender cuando se encontrara listo para dictar sentencia.315


Se entendió, después de décadas de hacerlo en forma inconveniente, que tal
interpretación era admisible en nuestra normativa, a pesar de que el Código
Procesal Civil no decía, concretamente, el momento en d que procedía la
suspensión. Razones de lógica, celeridad y seguridad jurídica exigían esa
interpretación y a la luz de los principios de justicia pronta y cumplida, la
suspensión del procedimiento era una medida que debía aplicarse restricti­
vamente para evitar la duración excesiva de los litigios. A esas razones se
agregó, el peligro latente de la imposibilidad de practicar pruebas poste­
riormente, como consecuencia de elementos de convicción desaparecidos
durante la suspensión y el riesgo de que d proceso de paralizara como con­
secuencia de hechos que llegado al momento de la sentencia carecían de
influencia en la decisión, por existir otros elementos que permitían solucio-
niir la controversia, prescindiendo de lo cuestionado. La referencia histórica
anterior podría no ser necesaria, pero sirve para tener una idea de lo que
es la prejudicial idad. para damos cuenta que durante décadas resolvimos
erróneamente suspendiendo d proceso en sus inicios y para destacar la ne­
cesidad de su correcta regulación en la normativa procesal. Aprovechando
esa experiencia, el nuevo eódigo procesal civil sale al paso de los posibles
inconvenientes que podría suscitar dicho instituto, sin dejar de lado su im­
portancia paT¿i una solución eficaz del conflicto. La nueva legislación limita
expresamente, easi excluye, la prejudie ¡id idad civil-penal. La elimina en los
procesos de conocimiento. Así lo señala, cuando establece que la existencia
de un proceso penal en ningún caso dará lugar a prejudicial idad (34.2).:'::
A quienes nos acostumbramos a la suspensión de los procesos civiles por*219

21W Hay que reconocer que di cha interpretación se inspiró un doctrina extranjera que
referí unos, cilla que encentramos con sorpresa, una solución que nunca se nos había
ocurrido: López Blanco, Hernán Fahio, Instituciones tfe Derecho Civil Cu­
lombiano. 5a etl. [editorial ABC, Bogotá, IWl, páy, 722}. En ese mismo sentido se
pronuncia la más nuluri/iula doctrina procesal español;: refiriéndose la derogada Ley
de Enjuiciamiento ( ' i v i ! u la Nueva l .eyde l ’nju ¡cimiento Civil 1/30(10, N'óus.c; He
la Oliva Santos, Andrés yDiez-Picazo Giménez, Ignacio, Derecho Procesal C
Ldilotial Centro Je Estudios Ramón Arcccs S.A., Madrid, 2000, pág. 5JO.
219 No tengo conocimiento de que alguna otra legislación contenga una disposición
igual. El Lúdiyo Procesal Civil Alemán en el articulo 149 permite la suspensión por
prejudicialidod. La Ley de Enjuiciamiento Civil espadóla 1/2000 establece la suspen­
sión por prejudicial idad en los articules 40 y 5(59.

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Jorge Alberto López González

la existencia Je un proceso penal, esa disposición nos resultará extraña;


no obstante el giro normativo procesal tiene una explicación. Do acuerdo
con la nueva normativa, la impugnación por falsedad Je liti documento de
influencia en la decisión puede hacerse en el mismo proceso civil, aunque
lo que se resuelva sobre dicha falsedad en sede civil, no constituirá cosa
juzgada en relación con un eventual proceso penal (45.5 in fine).--0 5¡ en el
proceso penal se declarara la falsedad de un documento de influencia en el
proceso civil, dicho pronunciamiento penal sí tendrá efecto, pero de cosa
juzgada en el proceso civil, lo l]lic deberá lomarse cu cuenta en este, si no se
ha dictado la sentencia civil (45.5), Si ya se ha dictado la sentencia civil y el
documento se considera decisivo en el pronunciamiento, se podrá recurrir a
la demanda de revisión.
En este tema e! legislador apuesta por una solución acorde con el principio
de concentración que tendrá como consecuencia la celeridad procesal, lo
que no se lograría si se supedita el proceso civil a lo que se resuelva en un
proceso penal, sobre algún elemento que a lo mejor tendrá poca ninguna
influencia en la decisión del civil. Pero también se atiende a una realidad
que se obtiene de la experiencia: en la mayoría de los casos, las denuncias
penales se interponen para atrasar la solución del proceso civil y rara vez lo
resuelto en vía penal tienen influencia en la decisión civil.
El único supuesto en que se mantiene la prejudie ial idad penal-civil es cuan­
do se haya ordenado instruir proceso penal por falsedad del documento base
de una ejecución hipotecaria y prendaria, en cuyo caso el remate no se apro­
bará mientras no esté resuelto el proceso penal (34.2.pá.3M).::5
A pesar de esas disposiciones que pretenden eliminar los efectos negati­
vos de la prejudicial [dad, el código, en una forma amplia, sin referirse a
ninguna, reconoce la existencia de los otros tipos de prejudicial idad, entre
ellas civil-civil, administrativa civil, constitucional-civil, etcétera. Por ello
se dispone, sin hacer referencia expresa a ninguna de ellas, que si para resol-

2:o Eso es lo que dice el numeral 45,5, in tiñe de la nueva normativa.


221 Ln ínteres del oferente se dispone que quedará a opción de éste si mantiene la pro­
puesta, cuando al efectuarse el remite no se tuviere conocimiento Je la existencia del
procesa penal, l-.s decir, que si ni o (érenle no le interesa mantener la propuesta y el
dinero del depósito inactivo, podrá retiñir su oferta y se le devolverá In garantía.

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ver sobre el objeto del litigio es necesario decidir acerca de alguna cuestión
que, asu vez, constituya el objeto principal tic otro proceso no penal pen­
diente ame el misino o distinto tribunal, si no fuera posible la acumulación
de procesos,-2 el tribunal, de oficio o a solicitud de parle podrá decretar la
suspensión del curso de las actuaciones.223
A pesar de que el código, ajustándose a la doctrina procesal modemn, reco­
noce la existencia de otros tipos de prejudicial idad. además de la penal, en
todo caso será necesario que ios tribunales hagan un riguroso examen sobre
la influencia que el otro proceso tenga en el civil, porque si esa influencia es
inexistente o escasa, no hay justificación para desplegar esos efectos nega­
tivos para la justicia pronta.

ACTOS DÉ ALEGACIÓN Y PROPOSICIÓN

Son actos de alegación*aquellos en que las partes tienen la posibilidad de


exponer argumentos al tribunal Para mantener el orden y asegurar la igual­
dad de las partes, el momento para realizarlos está previamente dispuesto
por la ley, Por actos de proposiciónse entiende, aquellos en que las parle
están en posibilidad de proponerle al tribunal algún elemento de importan­
cia para la litis, como puede ser una prueba. Generalmente hay coincidencia
entre los actos de alegación y los de proposición, pero lio siempre es asi, en
ocasiones porque las partes así lo quieren, por la naturaleza de la gestión o
porque la misma ley solo permite a legar y no proponer.2:,t

■ JT J ] leíy que suponer que tampoco os pasible ti trotar Iilispcridenci a. porque, como sa­
hornos, solo os procedente Iellitispendoncja cuando se imln do procesos idénticos, os
decir* can identidad di; piuría, objeto y causa. Fu esle caso, do prejudicial!dad, pnudo
tratarse de una sr>(a prelusión idéiiltea, culro varias.
223 En una de Jas versiones decía que ia suspensión do las aelunciones podía decretarse
"'en oí estado en que so hallen". Dichosamente, osa liase so eliminó porque daba lugar
a entender que el proceso se debía suspender inmediatamente dtripues de que so cons-
taiara la existencia de la cuestión prejudicial, loque implicaría volver a soluciones ya
superadas, según vimos oporuinamcnte.
T\1
k jj T Ln ocasiones la untura] cza de Ja gestión, icupido hacer proposiciones, Eor ejemplo,
cuando so aloga sobro aspectos que no requieren prueba, parque ésta ya consta en d
espediente.

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Actos de alegación y proposición por antonomasia son La dema]ida y la


contestación, precisamente por el contenido de ambas, pero también lo son
los incidentes.

La d em a n d a

El primer acto de alegación y de proposición que se regula en la nueva nor­


mativa procesal es la demanda. A pesar de que el ¡nformalismo es una de
las ideas de las nuevas disposiciones, tratándose de la demanda se introduce
cierto rigor, atendiendo a la experiencia ya centenaria, de qiitr una demanda
debidamente confeccionada, constituye un elemento fundamental para la
celeridad y eficacia del proceso. Se puede decir, que ta demanda en el nuevo
código no es igual que la demanda de ta legislación anterior: ahora es más
rigurosa, pretendiendo que el proceso inicie con precisión y seriedad.
Una primera aproximación, al concepto de denutnefa, exige tener presente
ia vigencia actual del principio dispositivo,-2-' en virtud del cual, el proceso
civil inicia a solicitud de quien requiere la intervención del órgano jurisdic­
cional. Como señala Guasp, es necesaria la actividad de un sujeto procesal
distinto del juez, que declare su voluntad de que el proceso ex isla, declara­
ción de voluntad que asume la forma de una petición, puesto que se pide el
comienzo del proceso, lo que en la doctrina recibe el nombre de demanda.221'
La formulación tlcl concepto y la determinación de su naturaleza jurídica,
no ha escapado a la discusión de la doctrina y es por ello que dependiendo
del punto de vista de caria uno de los autores, la demanda ha sido concebi­
da de diversas maneras: algunos la consideran un acto de iniciación, otros
como un acto de postulación (forma de hacer valer una pretensión), otros
como acto de alegación (de aportación de datos al proceso); 2:7 y no falta
225 Soslayando las discrepancias existentes en la doctrina, el principio dispositivo con­
siste en que las parles poseen dominio completo tanto sobre el derecho sustantivo
como sobre los derechos procesales Linplioilus en el jnieto, en el sentido de que son
libres de ejercí latios o no. E-Nlo contrario ¡i principio de oficialidad. Aragoneses Alon­
so, Pedro, P r u c e . ' i ü y D v t v c h o Procesal, 2 1ed., Madrid, Edersu
226 Uuasp, Deracha Procesal Civil. Tonto I, Oh. C’it.. pólj.. 2ít|,
227 La teoría de la demanda como ¡telo de alegación, es aquella que la entiende, como el
medio por el cual se suministra ;il órgano jurisdtcciomil, los elementos para la reso­
lución, desde el punto de vista del actor. Prieta-Castro Eerranrji/, Leonardo, Derecho
Procesal V
ivl. al. L Madrid, J:d. Re\ isla Je Derecho Privado, t%S. pág- T43.
C

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Curso de Derecho Procesal Civil Costar rico n■¡o

quien considere que os al mismo tiempo un neto de iniciación, de postula­


ción y de alegación. r'&
Eil problema fundamental con esas diversas concepciones, es el enfrenta­
miento entre la teoría que considera que ésta es un acto de iniciación con
prcscindcncia de la postulación (pretcnsión) y entre !a que considera, que
la pretensión es indispensable al concepto de demanda. Ciuasp, revela su
posición, en una formula que según sus palabras, condensa las verdaderas
relaciones entre los tres conceptos; dice:« Concedido por cE listado el poder
de acudir a los Tribunales de Justicia para formular pretensiones: derecho
di' acción, el particular puedo reclamar cualquier bien de h vida, fronte a
otro sujeto distinto de un órgano jurisdiccional: procesal, ini­
ciando para ello, mediante un acto específico: demanda, el correspondiente
proceso, el cual tendrá como objeto aquella pretensión. » “ J Pora este autor,
entonces, la acción es el poder de acudir a los Tribunales de Justicia para
formular pretensiones, la pretensión es una declaración de voluntad, en lo
que se contiene ol derecho y se reclama una cierta actuación dd tuga no
jurisdiccional, que necesariamente debe interponerse frente a una persona
determinada y distinta del autor de la reclamación.-'" La demanda, aparte
de ser una petición, es el acto típico y ordinario de iniciación procesal; es
aquella declaración de voluntad de una parte, por la cual solicita se dé vida
a un proceso y que comience su tramitación; es, según sus palabras, el acto
de iniciación procesal por antonomasia. ■
Usa forma de concebir la relación es ¡siente entre lo acción, la pretensión
y lo demanda, sirve a Guasp, no sólo para rechazar aquellas teorías que
confunden la pretensión con la demanda, sino también para sentar como
premisa básica de su Lesis, que aunque la demanda es un acto de iniciación
procesa!, no tiene necesariamente que ser una formulación de peticiones de
fondo, Ad\ iertc además, que lo característico de la demanda es su leuden-
eia a la iniciación del proceso y que el añadirte teóricamente las notas de!

l-oreaGaitia, José. Derecho Procesal Civil{Partegeneral), C mítica, ]£J72.p;iji,2 II a


2M,
229 Guasp, Derecho Procesal Civil, lomo E. 1998, Ob. Cit.. pdg. 2h5 y 206.
230 Guasp, Derecho Procesal Civil, Tomo I, IMS, üb. Cit.. pág. 2Ú6.
231 Guasp. Derecho Procesal Civil, Tomo I. I£>98, Ob. Cit. pág. 281.

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acto que tiende a la decisión de fondo, perturba la líneas del concepto de


demanda judicial.
Aparte de la distinción entre demanda como petición de iniciación del pro­
ceso y pretensión como petición de fondo, la teoría de Guasp, debe desta­
carse en cuanto propugna, que la demanda es tal sin necesidad de que con­
tenga Ea pretcnsión; en otras palabras, que la formulación de la pretensión
no es indispensable para que el acto reciba el nombre de demanda, sino la
petición de iniciación del proceso, lo cual ejemplifica con el proceso penal
y el administrativo, donde la separación entre el acto de iniciación y la for­
mulación de la pretensión es incluso normal,:v>
Contrariamente, para la teoría de la demanda como acto de postulación, lo
que la identifica es la formulación en ella de una pretensión, de la! manera
que si estaño eviste, no nos encontraremos ante una demanda. En otras pa­
labras, d requisito esencial, sin el cual ln demanda no es demanda, es pedir
que se declare un efecto jurídico por la semencia. Esta teoría sustentada,
entre otros, por Chiovenda, propugna que el neto
mediante el cual, la par Je, afirmando existente ¡tna de ley
que le garantizaun bien. declaraquerer que esa sea
invoca a tal fin la autoridad del órgano
En el estado actual de la ciencia procesal, la doctrina coincide en distinguir
entre acción y pretcnsión, entendiendo por acción, que
tiene todo sujeto de derechode acudi
tvdamarla satisfacción de una pretensión» y, por pretensión, «la autoatri-

LM Guasp, Derecho Procesal Civil, Tomo I, I99H, Ub. Cit. pág. 2K2. Lslc autor, admite
que la posición que ataca tiene razón en cuanto a que de hedió y ordinariamente,
demanda y pretensión se funden en un solo acto, pera que la simultaneidad temporal
de ambas actividades no equivale a Sil absoluta identidad.
Z-O Guasp, Derecho Procesal trivil, Tomo I. 1998, Oh, Cit, pág, 283. lisa concepción
de la demanda como acto de iniciación procesal, es lo que según el autor, diferencia
a la demanda del resto de peticiones instrumentales o decisorias, que en el proceso
pueden surgir.
:_t4 Chio venda, Giuseppe, tita inte tunes tic Derecha Procesal di
preces sítale civile). Volumen IH, (Traducción de la segunda edición italiana y notas
tle Derecho Español por ti. Gómez Grhanejti), Madrid, Edit. Revista de Derecho l'ri-
vado, 1940, p:ig.ó,

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Cursu cié Derecho Procesal Civil Costarricense

luición deun derecho}>oi'parle deun sujeto que pid


mente que s e h a g a efectivaa su respecto tutela jundicay>m Precisamente,
como consecuencia Je esa clara distinción, es que de alguna manera se ha
abandonado el radicalismo, de entender a la demanda como un acto de ini­
ciación, de postulación o do alegación y la doctrina moderna se ha dirigido
a incluir en la demanda a la acción y a Ja pretensión, sin llegar a confun­
dirlas.236 Esa tendencia se observa, entre otros, en la concepción de Devis
Echandía, para quien la demanda ves acto de declaración
introductivo y de postulación,quesirve de instrumento para el
de la acción y ¡a formulaciónde !a pretensión, con el fin de ob
aplicación de ¡a voluntad concreta de la ley, por una
mediante un proceso,enun caso determinado»-11
Esa forma de concebir la demanda, no es exclusiva de la doctrina, la mayo­
ría de las legislaciones procesales, incluso aquellas sustentadas en la ora li­
jad, exigen generalmente, la formulación de la pretensión en la demanda.:,s
En nuestro criterio, la demanda siempre ha sido un acto de iniciación y un
acto de postulación, es decir, es indispensable que en ella se indique una
pretensión. Tal como lo señala doctrina que compartimos, pensar en una de­
manda sin pretensión, así sea con fines meramente especulativos, resulta un
imposible. No estaríamos hablando de demanda, si recordamos que el dere­
cho de acción nos faculta para pedir algo, para elevar una petición concreta.
Si acudimos ante el .loe/, con una demanda cu la que no se dice qué se pide,

235 Couture, Eduardo, ! unik¡menio$ d e lÜLwr/rr* Procesal Q ' lmV, 4Al.¿., Editorial 15 de h
Hílenos Aires, 2002, pág. 58 y 72.
2 3 6 Lurca, Derecho Procesal Civil, Oh. Cit.. ptlg. 212.
237 Devis Echan día, Itemando» Compendio de derucho procesal ci\il¥Tomo I, 2¿ cd., lío-
gota, Edít, A E C , 1972, pág. 240, Un tse mismo sentido, Véscovi concibe a la deman­
da como un ocio du mié iLición del proceso, un acto del procedimiento, que nonnal-
menie da comiendo al proceso y en el cual se ejerce el poder de acción y se deduce lo
pretensión , LtTeoría General t.."\ Ob. Cit. pág. 76*
:3S Así tos establecen: el Código C5cner.il de! Proceso de Uruguay, en su artículo 11 7.5, el
testo refundido de la I,ey de Procedimiento Laboral Española ( Real Decreto Legis­
lativo 2/1995 de 7 de abril en su articulo SO.d ), la Ley Reguladora de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa ( 29/ l99Hdc 13 de julio en su arlieulo 5ft.L), la Ley de
Enjuiciamiento Civil de 1881+ para el proceso verbal (Are. 72(1 i y el Real Decreto de
21 de noviembre de 1952 (An, 291, donde ^ regula el juicio de cognición.

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Jorye Alberto López González

estaremos ante una conducta sin finalidad, extraña a la esfera jurídica por
cuanto en ella, toda conducta -positiva u omisiva-, tiene que producir algún
electo, perseguir algún fin. Al órgano jurisdiccional solamente so recurre
cuando se pretende la declaración o tutela de un derecho; la causa eficiente
de esa comparecencia obliga a precisar la petición y esa concreción la cons­
tituye precisamente la pretcnsión.239
Cuestión diferente, sería que el proceso iniciara con una solicitud en la que
aun indicando los hechos que motivan el conllieto, sólo se pretende el lla­
mamiento del demandado, sin que se formule una pretensión, la cual se
realiza en un momento posterior. Esa gestión no es aún una demanda, sino
una solicitud para que se inicie un proceso, cuya demanda se completará
en el momento en que se formule la pretensión. Es decir, es un acto pre­
paratorio pata, la formulación de la pretensión.240*24Ello nos permite afirmar,
que independientemente del momento en que se formule, lo que obedece
necesariamente al procedimiento establecido en la legislación procesal,24
la demanda tiene como requisito indispensable la pretensión. Sólo cuando
se haya formulado la pretensión existe una demanda, en virtud de la cual
el órgano jurisdiccional desarrolla su actividad. Antes de ello, aún cuando
se encuentre requerida la intervención de! tribunal, sólo puede hablarse de
actos preparatorios, para la formulación de la demanda,
Tanto la doctrina como la diversidad de legislaciones procesales, establecen
que la demanda debe contener aquellos elementos que permitan delimitar
subjetiva y objetivamente la materia sobre la que va a versar el proceso. J:
Para ello, se suele requerir la indicación del órgano jurisdiccional ante quien
se acude, la designación de las partes, una relación de los hechos que la

2 39 López. 13Linca* “ Instituciones...", Oh. Cit., pág. 31*.


2 40 Asi lo entiende Pairen* para quien la demanda es el acto procesal consistente en una
declaración petitoria de voluntad* par medio del cual se ejercí la el derecho de acción
ante las tribunales* podiendo lumbién, mediante ella, prepararse o interponerse la
pretensión procesal Pairen Guillen, Víctor. Estudios de Derecho Procesal, Madrid,
Edil. Revista de Derecho Privada* 1955, pág, Kairén, pág. 4-41,
24 i Guasp. atendiendo a 3a regulación en España, clasifica a las demandas en puras o
simples y en mixtas o complejas, entendiendo a tas primeras como ¡icios esl ríelos de
iniciación procesal y a las secundas tomo aquellas en que además de la inid ación
incluyen la pretensión. Derecho P w cv\al C ivil, Tomo 1, 199EL Ob. Cit.. pile. 2W4.
242 Loruu Derecho Procesal Civil* Oh. Gil., pág. 21 7.

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sustentan, los fundamentos de derecho, la pretensión2*3y su valor. Esc con­


tenido de ia demanda, similar en la mayoría de los ordenamientos jurídicos,
no presenta mayores inconvenientes en cuanto a la indicación del órgano
judicial,2** la identificación de las partes y los fundamentos de derecho *245*,
sin embargo, no puede decirse lo mismo en relación con !a indicación de los
hechos y con respecto a la pretensión. Especial referencia debe hacerse, en
cuanto a la aportación con la demanda de prueba documental y en relación
con el ofrecimiento de aquellas pruebas que las partes no tienen n su dispo­
sición o para cuya práctica requieren el auxilio del tribunal.
La pretensión, según vimos, es parte del obligatorio-1^ de la de­
manda o como señala Guasp, es el inequívoco objeto del proceso.’*1 Con
independencia del momento en que se formule, sea con el escrito inicial o
posteriormente, cada vez que se ejercita el derecho de acción para el recla­
mo de una pretensión, es necesario realizar una identificación exacta del
bien de la vida que se reclama, es decir, lo que se pretende se declare por el
órgano jurisdiccional.
Esa determinación del objeto dd proceso es de trascendental importancia,
porque de ello depende en muchos casos la competencia de! órgano ju­
risdiccional, la contestación del demandado, la actividad probatoria y fi­
nalmente la sentencia. Cuando en un proceso existe una pretcnsión cuya

24 3 Refiriéndonos a la demanda, entendemos por pretcnsión lo que la legislación y la


doctrina espartóla denomina “ súplica" y que en algunas legislaciones se conoce
como "petitoria". Utilizamos el término pretensión por cnanto, aunque respetamos
su uso inmemorial, consideramos con l-'enech, que el concepto súplica es inexacto,
desde que a los Tribunales de Justicia se les pide, lio se les suplica, Fencch, Miguel,
Derecho practica! civil, 2a cd., Agcsa, Madrid, 19S6, pág. 242
244 Para la indicación del órgano jurisdiccional, le» normal en todas las legislaciones es
atenerse a las reglas de competencia establecidas por la ley.
245 Esc es un aspecto que las partes y los letrados deberían cumplir c o t í rigor, en atención
a la necesaria colaboración que deben prestar al tribunal, aunque la doctrina suele mi­
nimizar su importancia, al decir que no hace Palta indicarlos y menos que éstos tengan
necesariamente que ser conducentes y precisos, por cuanto se aplica el principio de
iura novit curia, l.nrca. Derecho Procesal Civil. Ob. Cit.. pág, 221.
246 Asi Jo dispone el articulo 253, párrafo 2“ de la ZPO de Alemania. Leíble, Sietán,
Proceso CivilAlem án (Traducción de RodolfoE. Witlhaus), ¡Vledellin-Colonihia. lli-
blioteca Jurídica Dikc, I999, pág. IKó.
247 Guasp, Derecho Procesal Civil. Tomo l, 1998. Oh. Cit. pág. 20I.

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identificación es dificil o prácticamente imposible, se ve afectado el desa­


rrollo del procedimiento, pues todos los sujetos de la relación jurídica se
desenvuelven en la incertidumbre, lo que se manifiesta Fundamentalmente
en incompetencias descubiertas a última hora, contestaciones de demanda
incompletas o erróneas, sentencias incongruentes y nulidades. Es por ello
que en la formulación de la pretensión se suele exigir una exacta identifica­
ción, cuando se reclama un bien determinado; Indicación exacta de la suma
reclamada, cuando se trate de importes di ñera ríos; en qué consisten y la
¥

estimación específica de cada uno, cuando se redaman daños y peijuicios;


y, tratándose de pretcnsiones acumuladas, una debida separación entre ellas.
La indicación de la suma reclamada o la estimación del valor de la preten­
sión, presenta serios inconvenientes en aquellos casos en que la determina­
ción del valor de lo reclamado es prácticamente imposible, como sucede en
las pretensiones de indemnización por daño moral o en aquellos casos en
que el valor de lo pretendido se desconoce, como por ejemplo en las ren­
diciones de cuentas. En ambos casos, es necesaria una referencia al monto
aproximado de lo pretendido, lo cual debe indicar el demandante.
Cuestión de trascendente importancia, es la de determinar si en el contenido
de la demanda es posible y conveniente incluir el ofrecimiento de la prue­
ba. Prieto Castro, señala acertadamente, que los escritos iniciales no deben
limitarse a exponer los hechos, sino, que si tienen la finalidad de preparar
el trabajo, el demandante al demandado y a la inversa, y ambos al Juez, no
solamente, deben contener una indicación de los hechos y los fundamentos
jurídicos, sino también anticipar la solución de ios medios de prueba de
que cada paite intente valerse, con el fin de evitar sorpresas de última ho­
ra.-^ Superada, actualmente, la práctica recogida en muchas legislaciones
de establecer una etapa del procedimiento exclusivamente para ofrecer la
prueba; en la demanda, no sólo se deben indicar los medios probatorias que
es necesario practicar con intervención del tribunal. También debe aportarse
con ella la prueba documental, a fin darle celeridad al proceso y facilitar
el contradictorio. Pero ese ofrecimiento de la prueba, no se cumple con
sólo mencionar el medio probatorio, es además fundamental, que se ha-248

248 Prictn-Caslro Ferrandiz, Lamardo, Trabajos r Procesal,


Madrid, ILdíi. Revista de l>crecho Privado. 1964, pác. 210.

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gan todas íiquet las indicaciones que aseguren la recepción y su cfccLividad


para el proceso. Dentmile esas indicaciones pueden señalarse, por ejemplo,
la mención concreta y clara -sin interrogatorio- de aquellos hechos a los
cuales se va a referir cada testigo, -J1Í proponer d interrogatorio que en su
criterio debe responder el perito e identificar claramente el bien que se va a
reconocer.
Si en un proceso regido por el sistema de la escritura Ja demanda debe
formularse en forma escrita* podría pensarse que en un procedimiento in-
II uendado por la oral idad, este acto procesal debería formularse oralmen­
te, La experiencia que ha sido recogida en la doctrina en todas aquellas
legislaciones que han optado por la oraiidad, ha puesto de manifiesto que
ningún sistema procesal puede prescindir de la escritura y que ello pare­
ce inconveniente, tomando en consideración las bondades de aquella. Mo­
dernamente, nadie discute que el problema de la oraiidad y la escritura no
es ya de predominio de uno u otro sistema, sino de lograr tina armoniosa
comunión entre ambas formas de comunicación igualmente importantes.
Actualmente, se puede decir que la interrogante sobre si la demanda debe
ser escrita u oral, no tiene que ver tanto con las bondades tic uno u otro sis­
tema, sino con la necesidad de conservación de las actuaciones. Razones de
orden y de seguridad jurídica, obligan a dejar constancia exacta de aquellos
hechos y pretensiones en los cuales se sustentó la demanda. F,s por ello que
dependiendo de la complejidad de lo pretendido, en algunos casos se per­
mite la presentación de demandas parcialmente escritas, que son aquellas
en que por escrito sólo es obligatorio hacer la identificación de las parles y
el señalamiento de la pretensión, dejando que la exposición de los hechos
se haga en forma oral en otra oportunidad. Salvadas las excepciones en que
debido a la escasa entidad de la pretensión, la demanda puede formularse
en forma parcialmente escrita, en general, la doctrina^' y la mayoría de las24
24l) En Costa Rica, debuta a que los hechos de la demanda debían ser numerados, era
común l| liu tas litigantes al ofrecer la prueba testimonial señalaran que el testigo se
referiría a [os hechos, 1, 2 o 3. lista práctica seguida con sus temo en el articulo 354
del derogado Código Procesal Civil, permitía a los tribunales declarar inadmisible
gran cantidad de testigos ofrecidos para determinado hecho, precisamente porque al
contestar el demandado lo había aceptado expresamente.
Para Prieto-Castro, la « instrucción inicial de Ja causa, del proceso, es siempre pre­
ferible que se haga en materia civil, por escrito, a causa de las complicaciones de los

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legislaciones modernas, se indinan por una demanda totalmente escrita;251


A ello se refiere Cappcllctti, cuando dice que no hay duda de que en la
normalidad de los casos, la forma escrita contribuye a la precisión, a la se­
riedad, a la puntualización de la demanda, lo que se confirma por casi todos
los ordenamientos procesales modernos, los cuales, aún habiendo adoptado
el principio de la oraiidad, han prescrito, sin embargo, como regia general
la formo escrita de la demanda judicial. Concretamente, con respecto a las
argumentaciones jurídicas, dice este autor, que sin negar la importancia del
debate oral y sobre todo el coloquio oral entre juez y abogados, normalmen­
te es mucho mis seria y útil la elaboración escrita, «que
y hasta su defensor,yal juez mismo una más elabora­
ción; permite la consulta profunda de y de colecciones
prácticas y jurisprudencialesy garantiza (as superficialidades de ía
retórica y de la improvisación, contra los olvidos, las perniciosas
desigualdades derivadas del diverso de habilidad y rapidez de las
partes contrapuestas y de los respectivos defensores...ir'-
Pensamos que aún con equipos de documentación como los existentes en
la actualidad, por razones de orden, la demanda debe presentarse en forma
escrita y sólo en casos excepcionales debe permitirse ta formulación de de­
mandas oralmente. Demandar, no es un simple acto de indicar unos hechos
y pedirle al juez que conceda determinada pretensión; antes de ello, to nor­
mal es que una persona conocedora del derecho, haga una ponderación de
los hechos y de la ley, para determinar, en primer lugar, si puede obtener
alguna protección jurisdiccional y en segundo lugar, aquello que le es posi­
ble pedir. Posteriormente, es necesario exponer al juez claramente los datos
que permitan la identificación de las partes, los hechos, la pretensión y los
fundamentos de derecho, lisa exposición, será la base sobre ía que eonti-

problemas que se debaten cu el juicio, sobre lodo en aquellos que son de una cuantía
importante. » Prieto-Castro, " Trabajos y orientaciones,..”, Ob. Cil., pág. 209.
251 Ejemplo de ello son los arts. 56 y 7S de la Ley 29-1998, de 13 de julio. Reguladora
de la Jurisdición Contencioso Administrativa.
252 Sostiene este autor, que los más coherentes códigos modernos, que han realizado el
principio de la oraiidad, no prohíben o bis partes presentar sus escritos de defensa, en
los cuales las argumentaciones jurídicas pueden ser expuestas. Cappcllctti, Mauro,
La ora!idad y ¡as pruebas en el proceso
do} , buenos Aires, Ediciones Jurídicas Europa-América, 3972, paos. 87 y SS.

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nuará el proceso y de día dependerá la actividad dd demandado y del resto


del procedimiento.
La doctrina hace referencia a las dificultades que presentan las demandas
orales, porque en esos casos es el secretario o un funcionario del tribunal
quien dehe levantar el acta respectiva y dependiendo de la asesoría que ten­
ga el demandante, deben omitirse aspectos como la enunciación del derecho
aplicable y aparte de que es necesario asesorar al demandante en la expo­
sición de los hechos, el ofrecimiento de las pruebas y la formulación espe­
cifica de las pretensiones. "Sí Si esa demanda se formulara oralmente, sin
utilización de algún medio de documentación fehaciente, el procedimiento
quedaría expuesto a imprecisiones, olvidos y confusiones, lo que unido a
una actitud de mala fe de alguna o de ambas partes, haria del proceso una
actividad caracterizada por la incerteza, violatoria de la seguridad jurídica y
atentatoria contra una efectiva tutela judicial,
A pesar de nuestro favoritismo en relación con la demanda escrita, no po­
demos negar la importancia de que en ciertos casos se formulen oralmente,
nos referimos a aquellos supuestos en que la relación láctica es muy simple
y el objeto del proceso, además de ser de escasa entidad, reúne caracteris-
ticas que ameriten facilitar el acceso a la justicia. En esos supuestos, que
ofrecen poca complejidad, tul como se ha recogido en algunas legislacio­
nes, nada se opone a que la demanda se formule oralmente, a pesar de sus
inconvenientes y a que en definitiva constituye una carga para el tribunal,
al exigir un acta circunstanciada, con las inherentes exigencias de tiempo,
personal y medios materiales.
Hechas esas precisiones doctrinarias procederemos seguidamente al análi­
sis de nuestro nuevo código procesal civil.
El primer acto de alegación y de proposición que se regula en la nueva
normativa procesal es la demanda. A posar de que el informalismo es una
de las ideas de las nuevas disposiciones (24. t ), tratándose de la demanda se
introduce cierto rigor, atendiendo a la experiencia ya centenaria, deque una
demanda debidamente confeccionada, constituye un elemento fundamental*201

253 Aguirre Godoy, Mario, Dt’rccho ProcesalCivil de Guatemala, Tomo ti,


temala, Facultad de Ciencia* Jurídicas V Sociales <U- Guatemala, I9R2, págs.lS y t9.

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para la celeridad y eficacia del proceso. Por esa razón, se ocupa el legisla­
dor de establecer su forma y sus contenidos (35.!). Se trata de uno de los
excepcionales actos ese ritos que se contemplan y el escrito debe contener
en jornia obligatoria la designación del órgano destinatario,25,1 el tipo y ma­
teria jurídica del proceso planteado,-55 el nombre, las calidades, el número
de documento de identificación y el domicilio exacto de las partes. Cuando
la parle sea una persona física, se debe indicar el sitio exacto de residencia.
La demanda en el nuevo proceso civil costarricense es, entonces, una de­
manda escrita, completa y formal. No existe la posibilidad de presentar de­
mandas en forma oral: se debe bacer por escrito. La escritura le permite al
abogado exponer el easo con todo detalle láctico, legal y jurisprudencial.
Además, facilita concretar con mucho cuidado la pretensión.
La demanda es completa, porque a diferencia de otras legislaciones, no se
permite que se aleguen los hechos primero y que posteriormente se formule
la pretensión. Y es formal, porque se establecen una serie de requisitos que
se deben cumplir para que el tribunal la admita.
La exigencia tiene como finalidad que el proceso inicie en forma ordena­
da, evitando discusiones posteriores en cuanto a defectos de la demanda,
que atonten contra Ea celeridad del procedimiento. Por esa razón, tanto los
abogados como el tribunal deben vigilar que se cumplan los requisitos, tal
como lo exige la ley.
El cumplimiento de los requisitos de la demanda es un contralor del resto
del procedimiento; no obstante, algunas de esas exigencias se deben ver con
cierta restricción, a fin no caer en excesivo formalismo y de garantizar a las
panes el acceso a la justicia.
A continuación analizaremos, en to trascendente cada uno de esos requisi­
tos, que están contenidos en el articulo 35 del Código Procesal Civil.
La designación del órgano destinatario, el tipoy la materia jurídica del pro­
ceso planteado (35.1.1}254

254 JV>r órgano destinaturio habría que entender ahora, Juzgado, Tribunal o Sala.
255 Aquí liabría que consignar ( ’ivil. salvo cuando usías disposiciones funcionen con
carácter genera! para otras materias.

202

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

1.11 concordancia con el nuevo orden normativo, la determinación del ór­


gano compelen te es una responsabilidad que asume el demandante, fun­
da ni en LaEmente su asesor jurídico. Establecer la autoridad competente será
determinante para el pronto inicio del proceso, porque si hay inexactitud el
órgano jurisdiccional que reciba la demanda, se podrá declarar incompeten­
te de oficio antes de dar curso a la demanda (9.1). En el nuevo orden nor­
mativo. la impro notabilidad será la regla y la prórroga ia excepción (9.1).
En la demanda no solo se debe indicar el órgano destinatario, sino que éste
debe ser el correcto.
Cuando el código exige la indicación dd tipo y materia jurídica del proceso,
lo que pretende es que se señale si se trata de un conflicto civil, comercial
o de otra Índole y que se intente precisar si se refiere a incumplimiento
de contrato, danos y perjuicios, protección al consumidor o cualquier otro
tema. En iodo caso, la imprecisión en que incurra el litigante en esc aspecto
no tendrá ninguna consecuencia negativa porque lo relativo al tipo y materia
jurídica del proceso solo se determinará en forma definitiva en la sentencia.
El nombre, las calidades, el número del documento de identificación, el
domicilio exacto de las partes y cualquier otra información que sea necesa­
ria. Cuando la parte sea una persona Jisica, se indicará el sitio exacto de su
residencia (35.1 .2)
En la demanda ia parle actora debe consignar su nombre, su estado civil, su
número de cédula de identidad, de pasaporte, cédula de residencia, etcétera.
Además, debe consignar su domicilio exacto y cualquier otra información
que sea necesaria para su efectiva localización cuando sea necesario, In­
cluso, podría indicar sus direcciones de correo electrónico. Esos datos de
identificación también deben consignarse tratándose de la parte demanda­
da. Hn ambos casos, tratándose de personas lisicas deben indicarse los dos
apellidos, salvo que por razones de nacionalidad solo tengan uno. No es
conveniente presentar una demanda con solo un apellido dd demandado;
hacerlo implicaría facilitar que el accionado alegue que no fue correcta­
mente emplazado, pues existen otras personas con su mismo nombre. Lo
mejor es presentar la demanda con los dos apellidos para evitar atrasos pos­
teriores. De todas formas, actualmente, como consecuencia de los medios203

203

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Jorge? Alberto López González

tecnológicos de que disponemos, es prácticamente imposible decir que no


se puede obtener el segundo apellido de un accionado.
ti número del documento de identificación (cédula o pasaporte) es un requi­
sito muy importante. Existiendo nombres y apellidos idénticos, constituye
el medio idóneo para una correcta identificación de los sujetos procesales.
Ese requisito es necesario, principalmente cuando hay que pedir informa­
ción a oficinas públicas o privadas. También es importante para identificar
a los sujetos procesales en las audiencias orales y para el momento de la
ejecución, funda mental mente, cuando hay que comunicar anotaciones o
embargos a tos registros públicos. Con la tecnología que existe actualmen­
te, no parece existir motivo para que se omita la indicación del número de
documento de identificación, sea una persona física o jurídica.
Desde la perspectiva de los tribunales, vale la pena exigir su cumplimiento,
aunque no es conveniente declarar inadmisible la demanda si se omite y se
indica alguna imposibilidad para obtenerlo. En todo caso, de existir algún
problema de identificación corresponderá a la parte contraria cuestionar la
legitimación y demostrar lo que sea pertinente.
Narración precisa de los hechos, expuestos uno por uno, numerados y bien
especificados. Deberán redactarse ordenadamente, con claridad, precisión y
de forma cronológica, en la medida de lo posible (35.1.3).
La mayoría de las legislaciones exige que en la demanda se introduzca una
relación de hechos, que permita al juez conocer el motivo de la reclamación.
No obstante, en la doctrina no ha existido una posición uniforme desde el
punto de vista cuantitativo. La principal dificultad que presenta la relación
táctica de la demanda, está en determinar los hechos que son necesarios
para su formulación.
Teóricamente se conocen dos corrientes: la teoría de la individualización y
la teoría de la sustatic¡ación.^ En virtud de la primera, la indicación de los
hechos puede limitarse a loquees necesario para individualizar o identificar256

256 Para Chiovcnda, en un jaan número de casos ambas teorías \ ienen a coincidir, puesto
que una imillilud de derechos no pueden ser individualizados sino medíanle indicacio­
nes precisas dd hecho mismo de que han nacido. “ Instituciones...''. Oh. C¡t„ póg. 9,

20¿t

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Curso do Derecho Procesal Civil Costarricense

la pretensión que se eje re ite, para determinar los límites objetivos de ]a cosa
juzgada, el contenido necesario de la demanda y delimitar la prohibición
de modificar lo pedido,*25*57*Partidario de esta teoría es Wach, para quien, la
comunicación de la pretcnsión individualizada es obligatoria, pero no su
fundamento real, A pesar de seguir esta teoría, sostiene que, está en el pro­
pio interés de la parte no omitir lina sustanciación de la demanda, porque
una demanda sin indicación suficiente de los hechos en que se funda, no da
la posibilidad de obtener la condena en rebeldía del demandado, circunstan­
cia que basta para inducirá lodo abogado consciente, a que comunique los
hechos de la demanda y con esto prepare adecuadamente el debate oral,2íh
De acuerdo con la teoría de la sustanciación, es necesario indicar en la de­
manda el fundamento de la acción, es decir, el hecho jurídico que ha dado
vida al derecho que se hace valer, lo que en un sentido más riguroso todavía,
esige que todas las circunstancias de hecho de que el actor vaya a servirse
en el proceso, se indiquen en la demanda, de tal manera que las deducciones
posteriores de un hecho no comprendido en ella significada modificación de
la demanda y por ello inadmisible.2-^
Por nuestra parte, entendemos que la demanda debe tener una relación de he­
chos. en virtud de la cual, previa su comprobación, sea posible determinar la
procedencia o improcedencia de la pretensión. No podemos desconocer que
en ocasiones La pretensión deducida puede ser determinante. La relación de
hechos no puede ser igual, cuando lo que se pretende es el pago de una suma
de dinero proveniente de un titulo de crédito, que en aquellos casos en que
la redamación es por el pago de daños y perjuicios. Dependiendo del caso
concreto y de la naturaleza de la pretcnsión, la relación de hechos debe ser
suficiente, entendiendo por tal, que sea idónea para informar al tribunal y a
la parte contraria sobre la causa de b demanda. Así lo establece la doctrina
al decir que el contenido láctico determinante de la pretcnsión procesal no
necesita ser indefectiblemente completo, pero en todo caso ser mencionado

257 Chiovenda," Instituciones.,,", Oh, t'ii-.pág. S.


25S Wiich, Adol f, ( 't)nfcn‘nciax x o / n v l a ordenacivil (traducción de
Ernesto Lroloschin ,il libro alemán "VortriLge ¡iberdie Rciehs-Ci\ilproeessordnuini",
publicado por Uei A dolí Maro us, llorín, lS7ó>. Unenos Aires. Ediciones Jurídicas
buropa-Aniérica, l*J5S. páp. 5b.
25^ Chiovenda, " Instituciones../', Oh. t'it., pítg. 1(1.

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Jorge Alberlt] López González

con suficiente alcance, para que el complejo de hechos pueda ser delimitado
de otros fundamentos de la demanda; ya que sólo así el tribunal y el deman­
dado pueden saber, qué objeto litigioso debe ser sustanciado, es decir, qué
pretensión en el sentido del derecho procesal debe ser deducida.260261
Establecida la posición del legislador, respecto a la necesidad de una su­
ficiente relación de hechos en cualquier tipo de demanda, se exige, ade­
más, que esa exposición se realice obligatoriamente en una forma orde­
nada, haciendo la debida separación y numeración de cada uno de los he­
chos (35.1.3). Tal disposición es un acierto legislativo, pues esc detalle es
fundamenta i para la celeridad del procedimiento, porque facilita no sólo
la contestación de la demanda, sino también el estudio deí cortil icio y la
necesaria determinación de hechos negados o admitidos expresamente, lo
que es fundamental no sólo para la sentencia, sino también para la admisión
de prueba,201
La demanda es un relato. La parte aetora. que es la que ejerce el derecho de
acción con el fin de que el tribunal le conceda una pretensión, debe narrarle
al tribunal con mucho detalle todos y cada uno de los hechos relevantes.
!;l nuevo Código Procesal Civil exige que se haga una narración precisa,
que los hechos se expongan uno por uno, numerados y bien cspecilicados
(35.1.3). Ese requerimiento, no es un simple capricho del legislador, su in­
cumplimiento tiene graves implicaciones. Es muy común que los litigantes

260 Leíble, Ktelan. ProcesoCivil, Ob. CiL, púg. ] fiX.


261 El Código Eh'ucesal Civil Je |W() (Art. 290.2). establecía comu contenido de la de­
manda: « Los hechos en que se funde, expuestos uno por uno, numerados y bien
especificados ». El Código General del Proceso de Uruguay en eí articulo 117.4,
ordena que se realice una « narración precisa de Jos hechos en capítulos numerados»
La Ley de Procedimiento laboral Española (An. 80.e). nn exige que los hechos sean
numerados, sino que sean enumerados ciara y concretamente. La Ley Reguladora de
la Jurisdicción ('onlcncioso Administrativa ( Art. 56.1), sólo establece que los hechos
m: consignen con la debida separación. La Ley de Enjuiciamiento f.'isil de ISSL tanto
para el proceso ordinario como para el menor cuantía, ( Arts. 524 y 6X0), ordena que
la exposición de los hechos sea sucinta, pero además, que seait numeradas. Novedosa
y acertada es la Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000. que entra en vigore! Xde enero
de 2001, que no sólo exige que los hechos sean numerados, sino que se narren en for­
ma ordenada y clara, con objeto de facilitar su admisión o negación por el demandado
al contestar, (Art. 399).

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Curio tíe Deredin PioLesdl Civil Costa fricase

en lugar de exponer los hechos uno por uno y debidamente numerados, lo


que hacen es consignar números y en cada uno de ellas inserían un extenso
relato que con tiene una serie de hechos, muchas de ellas sin orden tem­
poral y algunos sin relación entre sí. Tal Ion na de exposición tiene como
consecuencia aclaraciones posteriores, dificultad para contestar la demanda
e imposibilidad para delimitar los hechos controvertidos. Párese motivo,
la nueva legislación exige que la relación táctica se redacte en forma or­
denada , con claridad y precisión y de forma cronológica en la medida de
lo posible. Sí la demanda es fundamental mente un relato, lo correcto es
que se expongan primero los hechos que sucedieron hace mucho tiempo y
posteriormente, siguiendo un orden temporal, los que acaecieron hasta el
mámenlo cercano a la presentación de la demanda. La nueva normativa no
exige una relación de hechos: pide una narración precisa de los hechos. Esa
forma de redacción es tan importante que obligará al demandado a respon­
der también con claridad yeso facilitará el estudia del procesa para admitir
la prueba y para dictar la sentencia, lodo lo cual es indispensable en un sis­
tema que busca la concentración de todo el procedimiento.
Una demanda bien hecha, debe contener Ea cantidad de números que sean
necesarios, pero lo fundamental es que en cada uno de ellos se consigne un
hecho concreto. Los beneficios se verán cuando llegue el momento de con­
testar la demanda, admitir prueba, practicar prueba y, fundamentalmente, a
la hora de dictar la sentencia.
Como veremos oportunamente, al demandado se le exige que al contestar
la demanda exprese cuáles hechos admite y cuáles no. Si la demanda está
correctamente estructurada, bastará con que el demandado indique única­
mente el número de hecho que admite y el número del hecho que rechaza.
Eso será determinante, fundamental mente, a la hora de admitir la prueba
y de diciar la sentencia. Si el tribunal tiene claro cuales hechos admitió
el demandado tendrá mayores facilidades para admitir o rechazar prueba.
Igualmente, a la hora de hacer la relación de hechos probados, el tribunal
encontrará muchas facilidades como consecuencia del orden imperante tan­
to en la demanda como en la contestación, porque el orden de la demanda
obliua al orden de la contestación.207

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Jorge Alberto López González

Cuando se reclamen daños y perjuicios, la indicación en forma separada de


su causa, descripción y estimación de cada uno (35,1.4).
Durante la vigencia del código procesal civil anterior, dicha normativa solo
exigía tal concreción cuando los danos y perjuicios se demandaban como
accesorios de una pretensión principal. En otras palabras, si la pretensión
principal era de daños y perjuicios no era necesario concretar el motivo que
los originaba, ni decir en qué consistían, ni hacer la estimación específica
de cada uno de ellos.
En la práctica tal disposición tuvo como consecuencia el retraso en la admi­
nistración de justicia, porque si el actor, amparado en esa norma, no hacía
ese desglose, la sentencia establecía una condena en abstracto (sin esta­
blecer el monto de la condena) y era indispensable acudir a la ejecución
de sentencia para lograr la tutela del derecho pretendido por el accionante.
Esa ejecución implicaba una etapa procesal tan larga y complicada como el
mismo proeeso base.
Unas breves acotaciones nos permiten dejar este punto mejor explicado. En
una demanda se puede Formular una sola pretensión, por ejemplo, que se
declare la resolución del contrato, Pero también se pueden Formular varias
pretensiones, por ejemplo, que se declare la resolución del contrato y, ade­
más, el pago de daños y perjuicios. Solo en este segundo caso el legislador
exigía concretar el motivo que originaba los daños y los perjuicios, en qué
consistían y la estimación especifica de cada uno de ellos. Solo en ese su­
puesto era necesario hacer lina lista de los daños y otra lista de los perjui­
cios, explicar en qué consistían cada uno de esos daños y esos perjuicios y
en cuanto se estimaba cada uno.
Este era un requisito que en la generalidad de los casos los litigantes no
cumplían y ios Tribunales no exigían. Eso traía problemas al momento de
dictar la sentencia, fundamentalmente cuando había pretensiones poco chi­
ras, no explicadas y carentes de prueba.
Desde una perspectiva teórica, era cuestionable que el desglose solo se exi­
gía cuando los daños y perjuicios se demandaban en Forma accesoria. No
veíamos ningún inconveniente que eso se hiciera cuando la demanda prin­
cipal era eí pago de daños y perjuicios. En ese tiempo pensábamos que si

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Curso de Derecho Procesal Civil Costamcense

una demanda tenía como única pretensión e! pago de daños y perjuicios y


el litigante hacia el desglose detallado, se evitaría que la sentencia se emi­
tiera con condena en abstracto (sin indicación de las sumas respectivas),
Decíamos que si de una vez se dictaba la sentencia identificando los danos
y los perjuicios y sll Entinto, se haría realidad el principio de justicia pronta
y cumplida* porque lo quedaría seria únicamente la ejecución si el deman­
dado no pagaba voluntariamente.
El nuevo Código terminó con ese estado de cosas, porque sale til paso y
pretende dar solución a esa situación inconveniente, estableciendo que en
todo caso en que se reclamen daños y perjuicios2^ se debe indicar en forma
separada su causa, describir el daño y el perjuicio según corresponda y la
estimación específica de cada uno (35.1.4), Tal disposición tendrá como
consecuencia la disminución de las posibilidades de que se dicten semencia
con condena en abstracto.-”' Lo que pretended legislador es que la deman­
da sea lo suficientemente clara para que al momento de dictar ia sentencia
el tribunal determine con facilidad todos y cada uno de los extremos que
reclama el demandante y su monto. Asi, lo único que quedará pendiente es
la ejecución coactiva* con lo que se ganará mucho tiempo. Este es un deta­
lle que los litigantes deben tener muy presente y que los tribunales deben
exigir.

El fundamento jurídico cJe las pretensiones

Con rigor científico, el código establece que lo que se debe indicar es el


fundamento jurídico de las pretensiones (.35,1,5). Cuando se pide al tribunal
una condena* una declaración de derechos o la constitución de un derecho,
se entiende que es porque esas pretensiones tienen un fundamento jurídico,
es decir, que tienen amparo en la ley. Con todo* ese fundamento jurídico no
es solamente sustantivo, también es procesal* pues las normas procesales
son las que establecen el derecho de accionar y la forma de hacerlo.*209

2ft2Recordemos, en términos sencillos., t|uc el daño l-s I ; disminución en el patrimonio >■


i

que ti perjuicio es la que se deja de percibir coma consecuencia Jcl daño,


2ó3 U n a c o n d e n s e n ahslracln es aquel fa en que Condena li p a g a r daños y p e rju ic io s sin
in d ic a r tone relámeme el rrmnlu de esiüa daño y eadíj p e rju ic io . lo que oblieíl el ¡rain
e jecu ció n de sentencia ;i Iol; i ¡ir esa determinación.

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Jorge Alberto López González

Desde esa perspectiva básica, en la demanda, a la hora de dar los funda­


mentos jurídicos, es indispensable indicar los procesales y los sustantivos,
incluso, los constitucionales.
Desde la perspectiva dd abogado litigante, conviene que sea estricto en el
cumplí miento de esc requisito. Produce una mala impresión en el tribunal
y en la parte contraria, que en una demanda se citen textos legales que no
tengan ninguna relación con lo que será objeto de debate. De ninguna ma­
nera se debe utilizar la frase "articulo ¡ y siguientes CmF\ que
refleja incluso falta de responsabilidad del profesional.
Desde la perspectiva del tribunal, atendiendo al interés en lograr una jus­
ticia pronta, no parece conveniente prevenir su corrección, ni siquiera su
indicación bajo apercibimiento de ¡nadmisihilidad. Hacer una prevención
sobre este requisito bajo apercibimiento de inadmisibilidad y declarar in­
admisible la demanda por esc aspecto, constituye un castigo para la parte
que es la afectada, lo que no parece justo. I:n nuestro criterio, ya se trate de
normas procesales o sustantivas debe aplicarse el principio iara
(el juez, conoce el derecho), La realidad es que durante el procedimiento y al
momento de diciar la sentencia, es al tribunal al que corresponde establecer
la legislación aplicable, de acuerdo a lo que es objeto dd debate,

F.l ofrecimiento detallado y ordenado de lodos los medios de prueba


Prieto Castro, señalaba, acertadamente, que los escritos iniciales no deben
limitarse a exponer los hechos, sino, que si tienen la finalidad de preparar el
trabajo, el demandante al demandado y a la inversa, y ambos al tribunal, no
solamente, deben contener una indicación de los hechos y los fundamentos
jurídicos, sino también anticipar los medios de prueba de que cada parle
intente valerse, con el fin de evitar sorpresas de última hora,26-1 Superada,
actualmente, la práctica inconveniente recogida en muchas legislaciones
de establecer una etapa del procedimiento exclusivamente para ofrecer la
prueba, el nuevo código establece que en la demanda y lógicamente en la
contestación, se debe hacer un ofrecimiento detallado y ordenado de todos
los medios de prueba (35,1.6).64*

64 Prioto-Caslro Lerrandiz. Leonardo, rabjr Procesal.


T
Madrid, l'-dii. Revista de Derecho Privado, f%4, pjy, 210.

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No basta con mencionar el medio probatorio que se o Crece. El código esta­


blece una serie de lincamientos para que la demanda sea completa en este
aspecto que es funda mental para resolver el conflicto. Tratándose de prueba
testimonial se deben indicar los hechos sobre los cuales declarará el testi­
go. Esa indicación de hechos no es un interrogatorio formal implica que de
acuerdo con la numeración de los hechos de la demanda, se debe expresar a
cuales se referirá el te s tig o .E n cuanto a la prueba pericial, se deben indi­
car. al ofrecer la prueba, los temas concretos de la pericia y la especialidad
del experto. En la indicación de los temas concretos de la pericia, conviene
que se le formule un interrogatorio al perito sobre lo que es de interés por
parte del pro ponen le. Se entiende que esc interrogatorio no es lo único que
tiene que responder el experto, quien deberá rodear su informe de toda la
base técnica y científica que sea procedente y necesaria.
Cuando la prueba conste en un registro público, con acceso por medios
informáticos, la parte interesada en esa prueba debe señalar la forma de
identificarla en el registro, para que el tribunal que deba recibirla pueda
acceder a ella en el momento en que la necesite y ponga Jas constancias
respectivas en la tramitación del proceso (35.1.ó), La referencia a que ponga
las constancias (¡ene una finalidad. Cuando se trate de un simple dato que
conste en un archivo público, bastará que el tribunal haga constar que ve­
rificó la información y que identifique el archivo para que esa información
quede incorporada al expediente. Una vez incorporada al expediente, es
Indispensable ponerla en conocimiento de la parte contraria para garantizar
el debido proceso y ta eficacia de ese elemento probatorio.

Formulación clara, precisa c individualizad» de las pretensiones


L.a pretensión, es pane del contenido obligatorio264 de la demanda o como
señala Ciuasp, es el Inequívoco objeto del proceso.267 Cada vez que se ejerci­
ta el derecho de acción para el reclamo de una pretensión, es necesario rea-*21

265 Por ejemplo, a los hechos I, 5 y *),


266 Asi lo dispone el articulo 255, párrafo 2“ tic
la ZPO de Alemania. Leíble, Proceso
Ch ti A lemán,Ob. Cil. pág. IKó. Ampliamente sobre la pretcnsión véase nuestra obra
Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense Volumen I.
267 Guaxp, Derecho Procesal Civil, Tomo I, ]99K, Oh. Cil. púg. 201,

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Jorge Alberto López González

lizar una identificación exacta dd bien de la vida que se reclama, es decir,


lo que se pretende se declare por el órgano jurisdiccional.
Esa determinación del objeto del proceso es de trascendental importancia,
porque de ello depende el tipo de proceso, la competencia del órgano juris-
di ccional, la contestación del demandado, la actividad probatoria y final­
mente la semencia.
Cuando en un proceso existe Lina pretensión cuya identificación es difícil
o prácticamente imposible, se ve afectado el desarrollo del procedimiento,
pues todos los sujetos de la relación jurídica se desenvuelven en la incerti-
dunibre, lo que se manifiesta fundamentalmente en incompetencias descu­
biertas a última hora, contestaciones de demandas incompletas o erróneas,
sentencias incongruentes y nulidades. Es por ello que en tu formulación de
la pretensión se suele exigir una exacta identificación, cuando se reclama un
bien determinado; indicación exacta de la suma reclamada, cuando se trate
de importes dincraríos; en que consisten y la estimación específica de cada
uno, cuando se reclaman daños y perjuicios; y, tratándose de pretensiones
acumuladas, una debida separación entre ellas.
1.a indicación de la suma reclamada o la estimación del valor de la pretcn­
sión, presenta serios inconvenientes en aquellos casos en que la determina­
ción del valor de lo redamado es prácticamente imposible, como sucede en
las pretcnsiones de indemnización por daño moral o en aquellos casos en
que el valor de lo pretendido se desconoce, como por ejemplo, en las ree­
diciones de cuentas, f-ln ambos casos, es necesaria una referencia al monto
aproximado de Jo pretendido, lo cual debe indicare! demandante.
Por pretensión entendemos para efectos prácticos, lo que la parle autora so­
licita al tribunal que disponga en la sentencia. La formulación de la preten­
sión o petitoria en una demanda implica una gran responsabilidad. Tomando
en consideración que en e! proceso civil rige el principio dispositivo y por lo
tanto el principio de congruencia, hay que tener presente, que, salvo corna­
das excepciones, lo que no pidamos en la demanda, no se nos va a conceder
en la sentencia, pues d tribunal no puede pronunciarse subre aspectos no
discutidos o pedidos (6 1.2),

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

Al proparar la demanda, la persona profesional en derecho debe .ser muy


cuidadosa, dehe pedir al tribunal todo aquello a que tenga derecho su cliente
y debe, cuando corresponda, hacer peticiones ajustadas a la realidad y pre­
visoras del cambio de circunstancias. Una demanda formulada sin previsión
es, por ejemplo, aquella en la que no se pide el pago de intereses cuando lo
que se reclama es una suma de dinero o una demanda de daños y perjuicios
en la que se pide una suma que no es concordante con el transcurso del
tiempo.
Atendiendo a Lodo ese sustento doctrinario, el nuevo código exige la formu­
lación clara, precisa e individualizada de las pretensiones (35.1.7). Además,
exige que si se formulan pretensiones subsidiarias se deben hacer constar
por su orden y separadamente (35.1,7). 1.a idea es que exista claridad en la
formulación de pretensiones, que permita a la parle contraria tener claro lo
que se le pretende exigir y al tribunal lo que debe examinar para determinar
la es Limación o no de la demanda.

La estimación justificada de la demanda en moneda nacional

Estimar una demanda es cuantiñcarla en términos dinerarios, es decir, darle


un valor económico a la pretensión. En el nuevo orden procesal civil, la
regla general sigue siendo, que el aetor debe estimar su demanda (35.1,8),
Esa estimación constituye una propuesta que le hace el actor al tribunal,
sobre el valor de la pretensión qLic se formula. Se dice qLie el actor lo que
hace es una propuesta, porque es posible que la cuantía dada a la demanda
por el accionante no sea la correcta. Si el demandante propone una cuantía
exagerada con el fin de obtener beneficios indebidos, el demandado puede
objetarla al momento de la contestación de la demanda (37.1) y en ese caso,
practicada la prueba que sea necesaria el tribunal establecerá, en la audien­
cia preliminar (102.3.7), mediante resolución, la cuantía del litigio. Debe
quedar claro, que la definición de la cuantía en la audiencia preliminar solo
es indispensable, cuando la parte contraria objete la estimación, porque de
no ser asi, la estimación del proceso, ame la aceptación tácita de la parte
contraria, será la que el actor propuso, l:n otras palabras, que la actividad
de definición de la cuantía en la audiencia preliminar es eventual, solo si
existe objeción a la propuesta por el aetor. Esa cuantía, sirve de parámetro213

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Jorge Alberto López González

para determinar la competencia en segunda instancia y establecer momos


de garantías y honorarios.
El nuevo código toma partido, como no lo hacía el anterior, en cuanto a la
moneda: dice, que la demanda se debe estimar en moneda nacional, es de­
cir, en colones (35,1.8). La jurisprudencia así lo había venido señalando, de
tal manera que lo que se hizo fue legalizar una línea de pensamiento de los
tribunales costarricenses. La fijación en moneda nacional facilita el cálculo
de honorarios y gastos para cuya estimación el parámetro sen la cuantía.
En todo caso, la moneda en la que se estime la demanda no es trascendente
para la concesión de pretensiones, pues si estas se formulan en oLra moneda,
siempre es posible hacer la conversión a colones. Asi lo señala expresa­
mente el Código cuando establece que si existen pretensiones en moneda
extranjera, se usará el tipo de cambio respectivo al momento de la presenta­
ción de la demanda, sin perjuicio de que en la sentencia se pueda conceder
lo pedido en la moneda extranjera solicitada (35.1,8).
Para estimar la demanda y fijar la cuantía, las parles y el tribunal deberán
seguir las paulas que señala el articulo 35.3 del Código Procesal Civil. En
esa disposición legal se establecen con claridad las bases que se deben ob­
servar al estimar una demanda. Se establecen una serie de reglas sencillas
para estimar las demandadas. Se toma como parámetro fundamental el tipo
tic pretcnsión que se reclama, concretamente el bien do la %ida que cons­
tituye el objeto de la pretensión. En las pretensiones sobre bienes muebles
o inmuebles, sirve de base el valor de la cosa objeto de la pretensión que
conste documental mente y en caso contrario, es decir no constando docu­
mental mente su valor, el que, con fundamento en parámetros objetivos, le
de el actor (35.3.1). En las ejecuciones hipotecarias o prendarias el monto
det crédito reclamado (35,3,2), Obviamente el monto del crédito lo consti­
tuye la suma del capital, intereses y otros extremos susceptibles de reclamo
por esta vía.
Si se trata de cédulas hipotecarias, el \ alor lo determinará el monto total de
la obligación por el que fueron emitidas (35.3.2). Si se reclama una cantidad
de dinero, la cuantía de la demanda estará representada por la suma preten­
dida (35.3.3). Si se pretende el cobro de daños y perjuicios, soto se lomarán

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Cu*so de Derecho Procesal Civil Co 5r.irriccnse

en enema Eos producidos hasta La presentación do la demanda (35.3.4 ),***


Cuando la pretensión verse sobre la constitución, existencia, modificación,
valide/., eficacia o extinción de un titulo obligad onal, su valor se calcu­
lará por el total de lo debido, aunque sea pagadero a plazos. Igual regla
se aplicará cuando se reclame el cumplimiento de obligaciones personales
(35.3.5). Tratándose de pretcnsiones persona lis ¡mas y de no hacer, se toma
como base el importe de tos danos y perjuicios, aun cuando se recta me su
cumplimiento. Y cu ando !a demanda tenga por objeto prestaciones de hacer,
servirá de parámetro el costo de aquello cuya realización se inste o el impor­
te de los daños y perjuicios derivados del incumplimiento (35.3.6). En Los
procesos relativos a una herencia o a un conjunto de masas patrimoniales
o patrimonios separados, se deben aplicar las reglas anteriores respecto de
los bienes, derechos o crédiLos que figuren compre]id idos en la herencia o
en el patrimonio objeto del litigio (35.3,7). En las demandas de desahucio o
sobre prestaciones periódicas, perpetuas o indefinidas, el valor de la renta o
prestación de un semestre (35.3,8).
No abandona el legislador costarricense la tradición de entender que existen
procesos que se consideran inestimables, ídem ili cando como Lates los pro­
cesos concúrsales y aquellos en que por su naturaleza la cuantía sea de im­
posible determinación, aunque tuvieren trascendencia económica (35.3.9).
El hecho de que un proceso tenga la condición de inestimable, según la
tradición costarricense, hace presumir que se trata de un proceso de mayor
cuantía, bn ese caso el actor debe indicar que el proceso es inestimable, No
es suficiente que la cuantía sea de dillcil cálculo, tiene que ser imposible
(35.3,9). Tal sucede, según la doctrina, cuando se redaman prestaciones
periódicas por tiempo indefinido, como puede ser, por ejemplo, una pensión
vitalicia.
Si la pretensión que se formula 110 encuadra en ninguno de los supuestos
que regula esa disposición legal, el actor deberá estimar su demanda pru­
dencial mente, atendiendo al valor estimado de lo que pretenda.

26£ lista di sposic iún es iráAccndtule en lod4 demanda en que se fcelam on i ntereses, pues,
solo podrán pedirse los t|ue presumí Neníenle se hayan producido leisia el día en 1)110
se presente la demanda.

21b

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Jorge Alberto López González

El nom bre del a b o lid o responsable de la dirección del proceso y


oí de los suplentes

La indicación, en la demanda, del nombre del abogado responsable de la


dirección del proceso y el de los suplentes es un requisito que no exigía la
legislación procesal anterior Su introducción es una consecuencia del prin­
cipio de responsabilidad que es inherente a la nueva normativa. Se trata de
atribuirle la responsabilidad a algún profesional, por el desenvolvimiento
del litigio. La parte debe indicar el nombre del responsable de la dirección
del proceso y el de los suplentes (35.1.9). La obligación de nombrar un
abogado director se encuentra en el articulo 20.2 de este cuerpo legal. Si
la parte no nombra abogado director, la ley presume quien es: dice, que la
firma del abogado autenticante, implicará, salvo manifestación expresa en
contrario, dirección del proceso con las facultades de actuar en nombre de
la parte para todo lo que le beneficie, siempre y cuando no se requiera poder
especial judicial o la participación personal de la parte. Esa indicación es
muy necesaria cuando actúen varios abogados y si no se hace, se entiende
que todos son responsables. La cuestión no es intrascendente, tiene impor­
tancia por las nuevas disposiciones en cuanto a la fijación de honorarios y
las responsabilidades de los abogados (76.3).
El demandante puede designar a uno o dos suplentes {20.2. y 35.1.9). La
designación de abogados suplentes tiene como finalidad garantizar el cum­
plimiento del principio de justicia pronta, fundamentalmente, para evitar la
suspensión de las audiencias por la ausencia de los abogados. La introduc­
ción de esa disposición fue especialmente controvertida. En algunas ver­
siones del código los redactores tratamos de que la designación del o los
suplentes fuera obligatoria, con la finalidad de asegurar que no se interrum­
piera el proceso como consecuencia de la falta de abogados. No obstante,
ante Ja oposición de algunos abogados, en la Asamblea legislativa se con­
signó que tal designación es facultativa. Estoy seguro, que no se adoptó Ja
mejor solución. Con ello, se introdujo la posibilidad de que no se nombre
suplente o suplentes y con solo que se acredite una incapacidad del abogado
director se logrará la suspensión de las audiencias. Con la finalidad de sol­
ventar la preocupación de algunas personas, se consignó que la designación
de suplentes no implica costo adicional de honorarios para el diente, lo que

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

obedece a la realidad de que actualmente, casi rodos, por no decir todos, los
abogados trabajan en grupos.
Desde la perspectiva dei deber de colaboración con la administración de
justicia, es de esperar que todos los abogados nombren al menos un suplen­
te, para que se logre el objetivo que pretende 3a nueva legislación.

Et señalamiento de medio para recibir las común junciones


futuras

El código solo hace referencia a ese requisito {35.1.10). El fundamento le­


gal específico lo encontramos en el artículo 11 de la l.ey de Notificaciones,
según el cual, la paite que en su primer escrito no indique el medio para
atender notificaciones, de conformidad con la ley, se expone a que todas
resoluciones posteriores, incluida la sentencia, le queden notificadas con el
solo transcurso de veinticuatro Inoras después de dictadas.

L.a firma de la parte o de su representante

Se entiende que la firma de la parte o de su representante un requisito de


las gestiones escrita (35.1. 11). Entre los requisitos de la demanda, el código
se limita a señalarlo. El sustento específico tic tal requerimiento lo encon­
tramos en el articulo 27.1 del Código Procesal Civil que establece:
tas gestionas delas partes deban hacerseescrito.

A utenticación de abogado

En la lista de requisitos de la demanda, el código no incluyó el de la auten­


ticación del abogado. Se introduce en este aparte para electos didácticos,
porque tal exigencia debe analizarse en términos generales al estudiar el pa­
trocinio letrado. No obstante, conviene recordar que en los actos escritos se
requiere la autenticación de abogado y que si se omite el tribunal previene
la subsanación del defecto en el plazo de tres dias. La subsanación se puede
hacer de dos formas: compareciendo el abogado a autenticar el escrito o
ratificando pu rescrito su contenido. Si no se cumple con la subsanación, se
declara inatendible la gestión, en este caso, la demanda (20.1).217

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Jorge? Alberto López Gonzíilez

Presentación de docum entos con la dem anda

Superado d sistema en que los documentos se presentaban cuando se abría


el proceso a pruebas, la nueva normativa sigue con la idea, que ya se ma­
nejaba durante la vigencia del Código Procesal Civil de 1990, de que los
documentos deben presentarse con los escritos de alegaciones, en este caso
con la demanda (35.2). En cuanto a los documentos que os posible solicitar
por medio del tribunal, se da un giro importante: ahora solo se podrá soli­
citar el auxilio de los tribunales para traer documentos cuando éstos sean
de imposible obtención (35.2). Se abandona aquella práctica inconveniente,
respaldada por algunos tribunales, según la cual, bastaba con que el aboga­
do lo solicitara para que el tribunal se viera obligado a pedir cualquier docu­
mento. aunque la parre lo pudiera pedir y presentarlo. Como manifestación
del deber de colaboración de las partes con la administración de justicia, se
dispone que el diligencíamiento de esa prueba documental siempre estará
a cargo y responsabilidad del solicitante (35.2). Luí este último caso, el di-
ligencíamiento consistiría en llevar el mandamiento o procurar su traslado
efectivo y retirar el documento una vez emitido, o procurar su pronto envío
al tribunal. Se trata de que no sea e] tribunal el que esté instando y gestio­
nando la obtención de documentos que interesan a las partes,
tratándose de documentos justificativos de la capacidad procesal, si tie­
nen algún defecto, el tribunal deberá prevenir su subsanación en el pla­
zo de eineo dias, bajo apercibimiento de declarar inadmisible la demanda
(35.2.pá.2°). Si los documentos constan en un registro público, con acceso
por medios informáticos, la parte interesada debe señalar al tribuna] la for­
ma de constatarla (35.2.pó.2"}.
Una situación especial se presenta con los documentos ofrecidos como prue­
ba, en los que no se cancelaron las especiales fiscales o timbres respectivos.
De conformidad con el artículo 286 del Código Fiscal, un documento que
debiendo pagar timbres no los contenga es inútil e ineficaz para apoyar en él
acción o derecho alguno.^ En esc caso, atendiendo a lo que dispone la Ley
General de Timbre de vieja data, lo que corresponde al tribunal es prevenir

2W Los artículos 270 y siguientes, especia luiente 272 y 273 establece la lomia de pago

lIc timbres, dependiendo del tipo de documento.

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s>n pililo, incluida Ja imilla de ley. lis de suponer que si del pago corroclo de
los timbres depende Ja eficacia de la prueba documental, la prevención será
bajo apercibimiento de que si no se pagan, e] documento será ineficaz cuino
prueba de lo que pretende acreditar En todo caso, la prevención deberá
hacerse con una sanción establecida por la ley y no bajo apercibimiento de
inadmisibilidad, pues tal supuesto no se contempla.

D em anda d efec t u o sa

La demanda debe cumplir lodos y cada uno de los requisitos que establece
la ley y en dio se debe ser estricto, tanto por parte de los abogados como
por los tribunales. Cada uno de ellos tiene una finalidad y su jalla de cumpli­
miento tiene como consecuencia el retraso de La solución. Por dio, si la de­
manda no cumple los requisitos legales, el tribunal deberá puntualizar todos
efe una ve/ y ordenará su corrección en el plazo de cinco días (j5.4.pá. Io).
El código le exige al tribunal puntualizar todos los defectos en una misma
resolución, precisamente para garantizar que una vez subsanados, se ini­
ciará el procedimiento. Con eso se evita, to que sucedía con la legislación
anterior, que los tribunales prevenían un requisito, y después otros, lo que
tenia como consecuencia ta dilación indebida del proceso.
Si la prevención no se cumple cu el plazo establecido, el tribunal deberá de­
clarar la inadmisibilidad de la demanda y ordenar su archivo. Se introduce
Lina disposición que tiende a facilitar ei derecho de accionar, que no estaba
en la legislación anterior: en casos excepcionales, cuando sea evidente la
intención de la parte de subsanar los defectos, por única vez, se podrá hacer
una segunda pro vene ión (35.4.pá. 1J1). Se contempla aquí el caso de procesos
complejos, donde a pesar de la intención de En parte de cumplir lo preveni­
do, se comete un error de escasa trascendencia o se deja de cumplir con algo
entre mucho rio lo prevenido. Fu tafos casos, en que el actor ha realizado
una gran labor para acumular gran cantidad de documentos, no se justifica
declarar inadmisible la demanda por falta de un requisito mínimo. En reali­
dad, dicha norma es un ejemplo del aumento de los poderes del tribunal y de
la idea de facilitar el acceso a la justicia, que propugna Lu nueva normativa.
Si a pesar de que la demanda es defectuosa el tribunal le dio curso, el de­
mandado. dentro del emplazamiento, puede pedir que se corrijan los defec-214

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Jorge Alberto López González

tos de la demanda o se subsane cualquier vicio de capacidad o representa­


ción de la parte adora (35.4,pá.2°).
Mecha una petición de esa naturaleza, deberá ser resuelta de inmediato. Si
la corrección implica cambios sustanciales en la demanda, se debe conferir
un nuevo traslado al demandado y la resolución que lo confiera se debe no­
tificar en e! medio que e! accionado haya señalado.
La referencia a la posibilidad de realizar cambios sustanciales en la deman­
da, merece un análisis cuidadoso. No siempre será posible realizar cambios
sustanciales; mejor dicho, ello solo será cuando la corrección de Ja demanda
la ordene de oficio el tr ibunal, antes de cursarla o cuando las paites estén de
acuerdo, lis así, porque el código mantiene la idea, de que la demanda solo
puede ser modificada o ampliada en cuanto a las partes, hechos, pretcnsio­
nes y prueba, antes de que el demandado haya contestado o de vencido el
plazo para contestar (35.6). Si el defecto de la demanda es invocado por el
demandado, conjuntamente con la contestación, ya et actor, salvo acuer­
do de ambas partes (35.6), no podrá hacer modificaciones sustanciales a la
demanda.

D eMANIJA fMPHOPQNIBLE

La demanda improponiblc constituye la respuesta a una necesidad senti­


da en las legislaciones procesales hispanoamericanas desde hace muchas
décadas, ( outure expresaba esa necesidad en 1942. 1:1 maestro uruguayo,
refiriéndose a los presupuestos procesales de la pretensión después de ilus­
trarnos sobre Jos presupuestos procesales de la acción, decía que en nues­
tro entorno, el derecho positivo carecía del instrumento procesal idóneo
para debatir nitimine litis la existencia de los presupuestos procesales de
la pretcnsión, posibilidad que si se encuentra en el derecho brasileño con el
despacho saneadt«■; en el francés con el recavo ir en el derecho angloa­
mericano con el detnnrrer. Decía Couture, que la falta de tales instrumentos
constituía una seria dificultad en nuestro derecho.:7Ú

270 Coülurc, Eduardo, LundanurtiUvult: Derecho Procesal Civil, j Jcd. (postuma), Edicio­
nes Depuhiiu [ilíones Aires, 1990, pág 105 y lOh.

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Curan rio Derecho Proceso! Civil Costarricense

Para la regulación de la demanda improponible en el nuevo código sirvie­


ron de inspiración fundamentalmente, la Ley de Enjuiciamiento Civil de
España 1/2000 y el Código Procesal de Uruguay. Se consideró pertinente
su inclusión, para responder a una necesidad sentida en nuestra práctica
jurisdiccional, porque los tribunales estaban limitados, principalmente tra­
tándose de procesos ordinarios, para rechazar demandas evidentemente im­
procedentes. Esa limitación obligaba a seguir todo un procedimiento, que
culminaba con una sentencia desestimatoria, a pesar de que, desde el inicio
era previsible la improcedencia de la demanda.
En honor la verdad* se puede decir que este nuevo instituto no era absoluta­
mente extraño a nuestro sistema procesal histórico. En nuestra legislación
anterior, en ciertos tipos de proceso, como, por ejemplo, en los monitorios
e interdictos, era posible el rechazo de plano de la demanda. En los monito­
rios cuando existía falla de legitimación activa o pasiva evidente (porque en
el documento base el actor no era el acreedor o el demandado no aparecía
como deudor) y en los interdictos cuando el mismo actor hacia ver la cadu­
cidad por el transcurso del plazo para accionar.
Atendiendo a la finalidad de ese instituto, que es evitar el desperdicio de
tiempo y esfuerzo que implica tramitar demandas evidentemente improce­
dentes, la nueva legislación dispone que será rechazada, de oficio o a solici­
tud de parte, mediante sentencia anticipada dictada al inicio o en cualquier
estado del proceso, la demanda manifiestamente improponible (35.5).
La impropon ib i1idad de la demanda, tal como lo señala el código, se puede
declarar de oficio o a solicitud de parte, en cualquier estado del proceso,-71
El legislador le da a la resolución mediante la cual se declara improponi-
blc la demanda Ja denominación de sentencia, aunque ésta sea dictada al
inicio o en cualquier estado del proceso, solo que la llama anticiparla. La
denominación sentencia anticipada, es correcta, pues tal resolución se dieta
antes de que el proceso esté en condiciones de dictar la sentencia definitiva.*21

27! En c I proyecto de] cod igo, versión sol iembre de 2006, articulo 37,2.6, se coni em pl aba
Jj posibilidad de que o! demandado alegara lo relativo a la demanda improponible
vía excepción procesal. t-,n la versión final se reestructuró el lime ionamiaiio procedí -
mental, estableciendo la posibilidad de que se alegue en cualquier estado de! proceso,
lo que le podría mayor electividad a dicho instituto.

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Jorge Alberto López González

En realidad, tal como lo reconoce la doctrina, dicho pronunciamiento no es


de inadmisión, sino de improcedencia del proceso, es decir, se trata de un
adelanto de sentenciad7- Vale la pena decir, que dada la Importancia de ese
pronunciamiento el legislador ha previsto que dicha resolución goce del
recurso de apeí ación.171
Hs preciso advertir. El instituto de la demanda impropon ible tiene una es­
trecha relación con el derecho de acceso a la justicia y es una herramienta
que en manos de funcionarios judiciales poco garantidas del derecho fun­
damental al proceso, podría constituir una limitación vinlatnria del derecho
a la tutela judicial efectiva. No es ninguna invención, que en muchos casos
existe Ea tendencia a terminar los procesos a la mayor brevedad y por cual­
quier razón, Por ese motivo, el código establece que la demanda impropo-
niblc solo se puede declarar en supuestos de demandas man iiiesf amento iin-
proponiblcs. La referencia a que la impmponibilidad sea manifiesta, lanza
un claro mensaje que dicho instituto debe aplicarse en forma restrictiva y
en supuestos muy evidentes. En otras palabras, si no hay absoluta certeza,
lo que corresponde es iniciar o continuar el proceso, a la espera de mejo­
res elementos de convicción que permitan adoptar una resolución correcta
y respetuosa del derecho a la tutela judicial electiva. Por esa razón, para
que no se constituya en una limitación al derecho de accionar, lo supues­
tos previstos legalmente, deben considerarse taxativos y de interpretación
restrictiva.
De acuerdo cun la nueva normativa, se considera improponible la demanda
en los siguientes supuestos:
* El objeto o la pretcnsión sean evidentemente contrarios al ordenamien­
to, imposibles, absurdos o carentes de interés.
• El objeto, se refiere al fin que se persigue eon la demanda y la pretcn­
sión lo que se pide se disponga en la sentencia. El sistema judicial no
puede desplegar su actividad para ventilar pretensiones evidentemente271

272 Gutiémv. iX'Cabiedcs, Pablo y He C’abiudcs, Illdalgo, Ln tul da jurisdiccional de los


inlcresLS supramJivídualevcolectnos y difusos, Navarra, Editorial Araiuadi 1909,
pag. Iftá.
2 7 1 El articulo 67.3.2, le da recurso de apelación a las resoluciones que pongan íiu al
proceso por cualquier causa.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costa mee ni e?

contrarias al ordenamiento jurídico, La imposibilidad se entiende ju­


rídica y, dependiendo de las c ireuní*tandas, material. Una pretcnsión
puede ser absurda por irracional y carece de Interés cuando el beneficio
que se pretendííi obtener con el proceso no existe o se ha desvanecido.
* Se ejercite en fraude procesal o con abuso tlcl proceso.
Si el nuevo código le da gran preponderancia a la buena fe y proscribe el
fraude procesal (2.3, 4.2 y 6), es razonable que contemple entre los supues­
tos de demanda impío pon ible cuando se ejercite en fraude procesal o con
abuso del proceso. Una demanda se puede ejercitar en fraude procesal o con
abuso de! proceso, con la finalidad de afectara terceros.
* Exista caduc ídad.
Hay que agregar, que esa caducidad tiene que ser manifiesta, es decir, que
haya claridad en cuanto a sll existencia. La caducidad a la que se refiere esa
norma, por tratarse de una excepción procesal, es a la caducidad del dere­
cho de accionar. Un ejemplo lo encomiamos en el artículo í(Jó. 1 al final,
en cuanto establece que no es posible establecer un interdicto, si han trans­
currido tres meses desde el inicio de las obras contra las cuales se reclama.
La pretensión ya fue objeto de pronunciamiento en un proceso anterior con
autoridad de cosa juzgada, de modo que el nuevo proceso sea reiteración
del anterior.
La función negativa de la cosa juzgada, es evitar una nueva demanda idén­
tica, es decir, la reiteración de procesos. El articulo se refiere a cosa juzgada
sin darle ninguna calificación. Eso tiene una razón. En cualquier caso, sea
cosa juzgada formal o material, es posible que esos el ectos se den. Así, si se
fia dictado una sentencia con electo de cosa juzgada formal y se establece
otro idéntico del que pueda surgir otra sentencia con ese mismo efecto (cosa
juzgada formal), la demanda puede ser declarada impropon ifile. Podría no
suceder lo mismo, si medíanle un proceso cuya sen te tic ia tenga efecto de
cosa juzgada material, se pretenda ver nuevamente lo resuelto en un proceso
con efecto de cosa juzgada formal,
* Quien la propone carece en forma evidente de legitimación.23

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Jorge Alberto López González

Esta disposición se refiere exclusivamente a falta de legitimación evidente


del actor e»1 proponer la demanda. Ciertamente, se pudo incluir en este mis­
mo inciso la falta de legitimación pasiva e\ ¡dente, pero no se consideró así.
Lo relativo a la legitimación pasiva, quedó en una disposición amplia que
está en el inciso 9).
Es esta una de las disposiciones con laque habrá que tener mucho cuidado.
La falta de legitimación, además de evidente, debe ser insubsanable. In­
cluso, la interpretación deberá hacerse con mucho rigor científico, pues la
doctrina moderna ha venido admitiendo, incluso, la adquisición de la legiti­
mación en el curso del proceso. Ante esa mínima posibilidad, la declaratoria
improponibilidad es inconveniente.
* En proceso anterior fue renunciado el derecho.
Sí en un proceso anterior el actor renunció al derecho no podrá plantear nue­
va demanda y si la establece hay que declararla impropon ible. Esos efectos
de la renuncia del derecho los encontramos en el artículo 53 de este mismo
código. Existe la posibilidad de que en el otra proceso la renuncia haya sido
parcial, en cuyo caso, será procedente declarar la improponibiltdad parcial
de la demanda.
• El derecho hubiese sido conciliado o transado con anterioridad.
La conciliación o transacción del derecho, enerva las posibilidades de una
nueva demanda, porque ct mismo código les confiere el efecto de cosa juz­
gada material (51.3 y 52.2). Si, es evidente que el derecho fue concillado
o transado, no es posible iniciar o continuar un nuevo proceso sobre esa
misma pretensión.
* Hl proceso se refiera a nulidades procesales que han debido alegarse en
el proceso donde se causaron.
Este supuesto, de demanda ¡mproponibic, es concordante con la ideología
que se sigue en este código en cuanto a los efectos de hi actividad procesal
defectuosa. Para la nueva normativa, en concordancia con las modernas
tendencias en el tema de nulidades, salvo los supuestos excepcionales en
que el legislador permite alegar la nulidad con posterioridad a la sentencia
firme, todos los defectos procesales no alegados oportunamente, se subsa­
nan con la sentencia firme o resolución que haga las veces de la sentencia.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

Razones de seguridad jurídica respaldan usa linea de pensamiento que aqui


se manifiesta en forma crista lina.
* Sea evidente la falla de un presupuesto material o esencial de la
pretensión.
La estimación de una pretensión depende de la existencia de presupuestos
materiales u esenciales. Si es evidente que falta alguno de ellos y es evi-
dunLc que no hay forma de que la demanda prospere, es posible declar ar la
improponibiüdad, Entre los presupuestos esenciales de la pretensión está la
legitimación tanto aclis a como pasiva, el interés y cE derecho. Si de la revi­
sión de todos esos aspectos, se observa la improcedencia de la pretcnsión,
la de manda hay que declararla improponible. Esta es una du las causales
que solo debu aplicarse en supuestos evidentes y muy excepcionales, para
que el instituto du la improponibiüdad no se convierta en una forma de ne­
gar el acceso a la justicia. Si no hay seguridad, se debe iniciar el proceso o
continuarlo, hasta que, teniendo mayores elementos de juicio, se emita un
pronunciamiento.
Durante el trámite legislativo, se introdujo una frase final a! artículo 35. 5 que
no estaba en la versión original. Se consignó: “Previo o in declaratorio
impropomhiiidad, se. amauferá audienciahasta por r de fres d
Hay que entender, que dicha audiencia solo se dará cuando la improponibi-
1idad se plantee a gestión de la parte contraria, fin ese caso es razonable que
se le cotillera audiencia a ia parle, sobre las razones que da su contraparte.
Tal audiencia no es procedente, cuando el iribú nal declara la impropon ibili-
dad de oficio, porque en tal uaso, lo que le queda a la parle es establecer los
recursos que sean procedentes. Establecer la audiencia a la parte contraría
era ioneces ario, porque el código contiene una disposición general, según
la cual, cuando sea necesario resolver cuestiones cpie tengan íntima relación
con el proceso principal y no exista otro procedimiento establecido, se debe
seguir el procedimiento incidental (113,1). El procedimiento incidental no
es necesariamente un incidente, sino, conferir audiencia a la parte contraria.25

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Jorge Alherto López González

M o d if ic a c ió n o a m p l ia c ió n d e la d e m a n d a

Con mejoras en la redacción, lo relativo a la modificación o ampliación


de la demanda se mantiene en forma parecida a como se regulaba en la le­
gislación anterior. Puede ser modificada o ampliada en cuanto a las partes,
hechos, pretcnsiones y pruebas, antes de la contestación del demandado o
de uno de los demandados o de que haya vencido el plazo para contestar
(35.6.pá.l°). En otras palabras, una vez que el demandado contesta o uno de
los demandados contestó, se extingue la posibilidad de modificar o ampliar
la demanda.-7J No obstante, fiel a la ¡dea de llexibilizarel procedimiento que
tiene el código, se deja prevista la posibilidad de que la ampliación de la
demanda incluso en cuanto a la pretensión se haga, de común acuerdo, antes
de que finalice la audiencia preliminar. Cuando se realice válidamente la
modificación o ampliación de la demanda, el emplazamiento dehe hacerse
de nuevo, para garantizar el principio de contradicción (35-ópá-!0).
En el proceso ordinario subsiste la posibilidad de hacer una ampliación de
la demanda en cuanto a los hechos, aún después de la contestación o de la
réplica y hasta antes de que se celebre ht audiencia de prueba, pero única­
mente en cuanto a los hechos, cuando ocurriere alguno de influencia notoria
en la decisión, o hubiere llegado a conocimiento de la parte alguno de la
importancia dicha, y del cual asegurare no haber tenido conocimiento antes
(35,6.pá.2°). El límite temporal es antes de la celebración de la audiencia de
pruebas. ¿Qué pasa si se propone el '"hachos nuevas
nocidos” un día antes de que se celebre la audiencia de pruebas? Es indiscu­
tible que va no habría tiempo para dar los tres días y resolverlo. En un caso
como esc, seria de aplicación el numeral que dispone que las cuestiones
incidentales que se susciten después de! señalamiento para audiencia, se
dehen proponer y decidir en ella ( 113,2J, Entonces, propuesta fuera de au­
diencia. después de! señal amiento, se tramitará y resolverá en la audiencia,
aún en la audiencia de prueba.274

274 En realidad lo que se hoce es incorporar en la normativa una interpretación que desde
vieja lecha hacían los tribunales, pero que no estaba tan el aro en las legislaciones
procesales anteriores. Véase al respecto resoluciones £02 de 1984 del Tribunal Se­
gundo Civil, Sección Primera y 220-1086 del Tribunal Primero Civil, que inspiraron
la normativa de iW ll.

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Curso de Derecho Proreínl Civil Costarricense

Esa gestión de ampliación de hechos, dehe tramitarse en el proceso prin­


cipa I y sohre ella se debe emplazar a la parte contraria por por tres días.
La prueba se practica en la audiencia respectiva y sobre ese incidente se
resuelve en la sentencia definitiva del proceso (35.6,pá,3"). Es posible, que
dicha gestión sea rechazada en sentencia si la parte contraria demuestra
que los hechos no son nuevos, que no ocurrieron recientemente o que la
parte tos conocía con anterioridad a formular su escrito de alegaciones. El
procedimiento a seguir en este tipo de incidente, tiene como finalidad que
si la gestión es admisible, tales hechos y su prueba, sean parte del debato y
tengan influencia en la decisión final.
En procesos ordinarios, el código introduce una solución novedosa para d
caso de que un hecho nuevo, que sucedió basta antes del inicio de la audien­
cia de prueba, determine la imposibilidad de conservar en todo o en parte r
la pretensión original (35.6.pá,4u). En ese supuesto, se permite que, por una
única vez, se amplíe o modifique ln demanda o la contra de manda, en cuanto
a las partes, hechos, pretensiones y prueba. Se rompe, relativamente, con la
regla general dei código, según la cual, la ampliación de la demanda, solo
es posible hasta antes de la contestación. La norma tiene sentido y relación
con el principio de economía procesal, porque un hecho nuevo puedo ser
determinante de lo que es objeto de! debate en un proceso y no tiene sentido
mantener la discusión sobre cuestiones que carecen de interés, como conse­
cuencia de tm hecho nuevo que afecta esc aspecto del litigio.
Planteada la ampliación o modificación de Ea demanda como consecuencia
del hecho nuevo que alceta la pretcnsión original, sobre ella se resolverá en
la audiencia de prueba. Si se admite la ampliación, se deben realizar los actos
procesales que sean necesarios para garantizar el debido proceso (35,6,pá.4u),
No hay duda que esos actos procesales necesarios son, fundamentalmente,
conceder el emplazamiento y practicar la prueba quesea necesaria.

EMPLAZAMIENTO

En sentido amplio, hay emplazamiento cuando se da un plazo actuar; con­


cretamente, cuando se concede, entre un mínimo y un máximo, un número
de horas, días o meses para que se realice una actividad. Asi, se entiende27

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Jorge Alberto López González

que hay emplaza miento cuando el tribunal concede plazo para contestar la
demanda, para presentar algún documento o cumplir algún requisito. Como
es de suponer, durante el curso del procedimiento se conceden muchos em­
plazamientos y la actividad de los sujetos procesales, generalmente está
sujeta a plazos. En esta parte nos interesa funda mental mente c! emplaza­
miento que se da con la notificación de la demanda, es decir, el efecto que
se produce con la notificación de la demanda al accionado,
l;l emplazamiento se da, por el tribunal, si la demanda es admisible; es de­
cir, si no se está en alguno de los supuestos en que ésta puede ser rechazada
de plano. Si la demanda es admisible, se le confiere al demandado el plazo
que se dispone para cada tipo de proceso para que conteste la demanda,
indicándole la forma en que debe hacerlo y las consecuencias en caso de
omisión (36,1).

Ei e c t o s d e l e m p l a z a m ie n t o

El emplazamiento produce efectos tanto procesales como materiales, que


inician a partir de la notificación eficaz de la demanda. Los efccLos pro­
cesales, tienen incidencia sobre aspectos estrictamente procesales y los
materiales inciden sobre el derecho que se pretende hacer valer. La nueva
normativa señala entre los efectos procesales (36.2), prevenir al tribunal cu
el conocimiento del proceso y sujetar a las parles a la competencia del tri­
bunal, si el demandado no la objeta. Aunque el código solo destaca esos dos
efectos, es preciso reconocer que esos no son los únicos efectos procesales.
El emplazamiento produce una serie de efectos procesales que si se enume­
raran, la lista sería interminable. Así, se producen, entre otros, los efectos de
hi lili ¿pendencia, que se manifiestan en la prohibición relativa de Ea mutulla
iibeltis (prohibición de modificar el contenido de la demanda), la imposibi­
lidad de iniciar otro proceso con las mismas pretensiones y hasta el deber
procesal de contestar la demanda o asumir tas consecuencia por la inercia.
El efecto procesal de prevenir al tribunal en el conocimiento del proceso,
adquiere relevancia, fundamentalmente, cuando es preciso resolver cuestio­
nes que dependen de la determinación del tribunal que tiene prioridad para
conocer de un proceso. Tal es el caso que señala el artículo 7.2, cuando dis­
pone que si para un mismo proceso hubiera más de un tribunal competcn-

226

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

le, conocerá el que prevenga en el conocimiento. De conformidad con ese


artículo 36.2.1, se entiende que previno en el conocimiento el tribunal que
haya notificado primero. La nueva legislación elimina cualquier interpreta­
ción como En que se hacia históricamente en nuestro país, según la cual, se
entendía que prevenía en el conocimiento el tribunal que primero cursaba
la demanda.
El nuevo Código Procesal Civil señala entre los efectos materiales, que in­
ciden sobre el derecho en litigio, la interr(36.2.a).
La inclusión de ese efecto material es concordante con la normativa sus­
tantiva, que incluye entre las causales de interrupción de Ea prescripción
cualquier genero de interpelación judicial notificada al deudor, tal como
lo señalan los artículos 876 inciso 2) del Código Civil y 977 inciso a) del
Código de Comercio.
[.a nueva normativa sale al paso de las diversas interpretaciones que se da­
ban durante la vigencia del Código Procesal Civil de 1990, en cuanto a la
duración de esc efecto material del emplazamiento. Ahora, se señala con to­
tal claridad, que el electo interruptor de la prescripción se mantiene, durante
todo el proceso, hasta la sentencia definitiva. Aquí hay que entender, hasta
la sentencia definitiva o resolución que Lcnga esc carácter Eso permitiría
extender esa disposición a procesos que no tienen sentencia, por ejemplo
los hipotecarios, en que por ficción se entiende que tiene esc carácter la
resolución que aprueba el remate. En otras palabras, que mientras el dere­
cho este en discusión, lo que sucede por lo general cuando el proceso está
pendiente, no hay posibilidad de que se den los efectos de la prescripción.
Se acaba asi con la confusión imperante durante la vigencia de la legislación
anterior, según la cual se confundían los electos materiales y procesales de
un proceso, lo que era causa de incertidumbre y de inseguridad jurídica, Era
necesario acabar con ese desorden normativo, según el cual estando vigente
el proceso prescribían los derechos, cuando, precisamente, existía un litigio
para hacerlos valer. No obstante; se deja claro, que si la demanda es decla­
rada inadmisible después del emplazamiento, la interrupción se tiene por no
operada. Dicha disposición tiene sentido, en la medida que evita que se es­
tablezcan demandas que posteriormente se dejan en abandono, con la única
finalidad de interrumpir la prescripción, lo que constituiría un indebido uso
de la actividad jurisdiccional que no se puede permitir.29

229

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Ju rg tf A lb e r t o L ó p e z G o n z á le z

Otro efecto material del emplazamiento que contempla la nueva normativa


pro cciáis es la de constituir en moraa! demandado, lógica me
haya otra forma de establecer el estado de mora (3ó.2,b). La constitución en
mora dd demandado por el emplazamiento, será en los supuestos en que el
momento de la entrada en mora no este expresamente dispuesto en el conve­
nio y aún estándolo, cuando la ley presume el vencimiento de la obligación.
En realidad, lo que se hace es dar concordancia entre la normativa procesal
y la sustantiva, como ya se hacía en la legislación anterior, en cuanto a los
electos que se desprenden dd numeral 774 de! Código Civil que permite
demandar el pago inmediatamente y de los numerales 420 dd Código de
Comercio y 777 del Código Civil en cuanto se permite el vencimiento anti­
cipado de la obligación por las circunstancias que se citan.
El último efecto del emplazamiento que establece la normativa procesal,
el de impedir í¡ue el demandado haga ios frutos de la cosa, si fuere
condenado a (en
trgal 36,2.e) y 285 del Código Civil). Con dicha dispo­
sición se refleja en la normativa procesal un efecto del emplazamiento que
también se regula en el derecho sustantivo, por ejemplo, en el articulo 327
de] Código Civil, en cuanto dispone que d poseedor de buena fe que deba
restituir alguna cosa, no está obligado a pagar daños y perjuicios ni a devol­
ver los frutos que hubiere percibido antes de la notificación de la demanda, ni
a responder de los deterioros que sin su culpa hubieren sobrevenido a la cosa.

CONTESTACION DE LA DEMANDA

Contestación es sinónimo de respuesta, no de oposición-' ’ y desde el punto


de vista jurídico constituye una de las posiciones jurídicas procesales que
puede asumir el demandado, frente a la d e m a n d a . L a otra posición -que
también es jurídica- que puede adoptar, es la de no contestar, en cuyo su­
puesto asume la responsabilidad que le corresponde, porque se expone a2756

275 Porque consideramos que ta contestación lo «lemanita, no es sinónimo de oposición,


no podemos compartir la siguiente expresión: cimtvs folión mia e.v
escrita cjnc condenetu oposición de! defrente n i<¡ ptvfem
Morón Palomino, Derecho Procesal Civil, Ob. Cal., pág. 266.
276 Cortés Domínguez, Valentín, et.ul.. DerechoProcesal Ma
lé*, 1097.pág. 183.

730

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Curso de Derecho Procedí Civil Costar i i cense

dos riesgos. El primero, que se le establezca un estado de rebeldía y como


consecuencia se tengan por contestados afirmativamente los hechos de En
demanda, lo que podría a su vez suscitar que se tengan por ciertos esos
hechos invocados por c! a c t o r . E l segundo, que en virtud de su inercia c
indefensión voluntaria, permita que el actor obtenga lo que pretende con
mayor facilidad, incluso injustamente.
Siendo la contestación un acto volitivo, en ella el demandado puede asumir
diversas posiciones en relación con la demanda, según hs cuales las con­
secuencias varían. Puede oponerse, es decir, contestar negativamente, lo
que significa que niega, aunque sea parcialmente, la pretcnsión deducida
En esc caso, no solo os necesaria la recepción y práctica de la prueba para
establecer los hechos, verdaderos, sino que es preciso que posteriormente se
dicte una sentencia que determine si se acoge o no Ja pretensión. Puede sólo
negar los hechos y aceptar la pretensión, lo que tiene como consecuencia,
generalmente, una sentencia inmediata. Está en la posibilidad de aceptar los
hechos y también la pretensión, pero alegar circunstancias modificativas o
extintivas dd derecho de! demandante -excepciones-, lo que sucede, por
ejemplo, cuando reconoce la existencia de un crédito pero a su vez se alega
que está prescrito. En osle último caso, salvo que el hecho modificativo o
uxliniivo, sea admitido expresamente por el actor, puede ser necesario tam­
bién, recibir y practicar prueba acerca de ese hecho.
Según nuestra posición, con la demanda se ejercita el derecho de acción,'''*
por ello entendemos que cotí la contestación negativa (oposición) de Ja de­
manda, se ejerce el derecho de contradiceión.*27

277 Hay que recordar que cu un estado de rebeldía, solo es posible lencr por ciertos los
hechos, si no existe en el expediente prueba cti contrario que desvirtúe En historia del
demándame.
j 7 n Con (¡Liasp. consideramos conn1opos ¡ción, t uaJqui e r en frentam ietilo a la pretcnsión
del actor, en ti tras palabras, es el aeto, lu declaración de i ultimad por la que el sajelo
pasivo de la pretcnsión solicita del jllcz, trente al actor, lu desestimación de la actua-
Ciún pedida por «¿Le. Derecho Procesa! t i vil. Tomo JT I99H, Ob. t'il. p:íg. 1 19 221.
27 V «La demanda es, pites, el vehículo Jornia! a través del cual ejercí laníos la acción ton­
ca el demandado». Cortés Dumíngucv, et,a(„ DctccIio Procesal Civil, 1997, Ob. Cit.,
pág. Hit).

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Jorge Alberto López González

No compartimos la opinión de quien considera que Ja contestación es lo


mismo que otra pretcnsión,180 porque en la contestación es posible que no
se pida nada o que d demandado simplemente haya una aceptación de lo
pretendido por el actor y en ambos casos estaremos ante una contestación.
Ni siquiera en Jos casos en que hay oposición podemos decir que la acti­
vidad del demandado tiende a ejercer una pretensión. Al contrario, cuando
hay oposición-381 el demandado sólo se está defendiendo y no puede en­
tenderse que Ja solicitud que normalmente se hace de que se declare sin
lugar la demanda sea una pretensión,18- Es esaTuna simple solicitud como
consecuencia de la defensa ejercida. Sólo podemos hablar de pretensión del
demandado, cuando éste a su ve?, establece una reconvención.
La contestación a Ja demanda, cuando es negativa toposición), dada su na­
turaleza jurídica, tiene como consecuencia fundamental para el proceso, li­
mitar su contenido, es decir, «sirve para ¡as lineas de discusión,
teóricamente infinitas que la pretensión puede suscitar aquellas que
mayor significación y trascendenc ia prácticas, Igualmente, precisa ad­
vertir, que no debe confundirse la tarea de limitar el contenido del proceso,
con la de proporcionar su objeto. La primera corresponde al demandado, la
segunda es potestad exclusiva def actor,
Debemos recordar, que en el contenido de la demanda incluimos, entre
otros, la relación láctica, la pretcnsión y el ofrecimiento de las pruebas. Ello
es fundamental, porque en el análisis del contenido de la contestación, se

2Su Alvares Sacristán, comentando d articulo 3S(J de la Ley de Enjuidanucnio Civ il de


1*81, considere! que la eonlcsiacióii es otra pretcnsión. A Iva re/ Saerisidn, Isidoro, El
juicio fn'til en elproceso lahoraí, Madrid, lid. Montccnndn S.A., 1993, p:ig. 115.
:si Alguna doctrina distingue entre oposición propia o üenuina y oposición impropia, la
primera tiene lugar un virtud de la con [cal ación j Ja demanda, la segunda, se confi­
gura medíanle indas las iniciativas que compelen ül demandado para hacer fracasar
la acción que corma él se dirige. Mol ero M ¡inglano. Cbirlos (Director) el, aL„ La opa*
lición a h detnamfa, Mcgrjwdlill/inicram encana de Esparta. S.A.l Madrid, llW ,
Pág 2.
282 Nos adherimos a la posición de tiuü.sp, para quién la oposición a la pretcnsión, no
constituye a su ve/, una pretensión arntémiea. Derecho Procesal Civil,Tomo 1, 1998,
Oh, Cit. pdg.219.
283 titiasp, Derecho Procesal Civil, Torno TJÍWJJ, Ob. Cii.. pÜLi.22U.
284 Guasp, Derecho Procesal Civil.Tomo I, I99K, Ob. Cit., pág.220.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

debe lomar como premisa básica la posición que d demandado adopte en


relación cotí esos aspectos, que integran el contenido de la demanda. Por
ello, consideramos que, incluyendo la alegación de defectos procesales, lo
que será objeto de análisis en su oportunidad, el contenido de ln contes­
tación puede desglosarse en tres aspectos fundamentales; la respuesta en
cuanto a la relación táctica, la respuesta en relación enn la pretensión y su
posición en cuanto al material probatorio.
I .a doctrina y la experiencia enseñan, que en una demanda, sea por defectos
de formación de quien la formula o por mala fe, en cuanto a los hechos, es
posible encontrar manifestaciones carentes de alcance Táctico, es decir, que
no constituyen un hecho en sí. sino, valoraciones jurídicas o juicios de valor
Asimismo, es normal encontrar hechos inoportunos; por referirse a circuns­
tancias extrañas a la discusión; hechos que pervierten, alteran y con Ilinden
Ea realidad; hechos falsos o inexistentes; incompletos y contradictorios. Es
igualmente posible, una relación de hechos, que lejos de perjudicar, bene­
ficien sólo al demandado. Frente a esc cuadro se encuentra el tribunal,
que desconoce las intenciones de la exposición efectuada en la demanda y,
obviamente, la verdad o no de lo que se afirma, Es por ello, que para iniciar
al juzgador en osa búsqueda de la verdad, hacia una solución dd conflicto,
es necesario que en la contestación a la demanda, se diga expresamente si
los hechos que la sustentan, sucedieron tal y como lo relata el actor. De esa
forma de actuación, que implica además un orden en d proceso, se derivan
consecuencias lanío para las partes, como para la justicia, cu cuanto a esta
última, desde el punto de vista de su calidad y de su eficacia.
Si el demandado acepta cada uno de ios [techos, tal como fueron relatados,
posiblemente el procedimiento se vea reducido, al constituirse en innece­
saria la práctica de Ja prueba. Si se aceptan unos hechos y otros no, y así
se manifiesta claramente, posiblemente sea necesario recibir prueba sobre
aquellos que no fueron admitidos; pera en todo caso, c! procedimiento se
habrá reducido sustancial mente.
La respuesta chira sobre ln admisión de los hechos, encuentra sustento en
la buena fe que debe regir la actuación de los litigantes y en la necesidad
de que quede fijada el ara mente la materia de debate. Es indispensable que*21

2K? M olcin MaiurTfino, / o nptsifíinu ln hit, Oh. C’ il.,


n>

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Jorqe Alberto López González

se indique expresamente porqué se niegan los hechos y, además, referir la


forma en que según el demandado sucedieron. La obligación de formular
una contestación clara, que permita identificar la posición del demandado
en relación con d cuadro láctico, es sancionada por algunas legislaciones,
con la admisión de los hechos de la demanda, cuando d demandado no
cumple la prevención de corregirla. Es precisamente de la contradicción en
relación con los hechos, -discrepancia que puede provenir de un puro subje­
tivismo o de una interpretación jurídica-, de donde surge lo que la doctrina
denomina hechos controvertidos,que son precisamente los que le dan razó
a la prueba.
Pero la posición del demandado en cuanto a los hechos de la demanda, no
necesariamente tiene que ser pasiva; esencial a su derecho de defensa, es
la posibilidad de alegar otros hechos, que vengan a impedir, a excluir o a
extinguir el derecho reclamado o a suplir la insuficiencia de la relación ex­
puesta por el dem andante. ^
Señala ta doctrina, que los motivos de oposición a la pretensión, se pueden
estudiar en dos grandes grupos: d primero, englobaría aquellas causas de
oposición relacionadas con la propia seguridad jurídica de las panes inter-
vinientcs en el pleito, como pueden ser la obligación de concretar el objeto
tle la pretcnsión. El segundo grupo, tiene que ver con aquellas relacionadas
con la estricta legalidad, por ejemplo, variaciones sustanciales, condenas
de futuro o acciones declarativas.^7 En cuanto a las causas señaladas en el
primer grupo, en caso de que la legislación no establezca los mecanismos
para evitarlas o que aún establecidos, estos no se cumplan, sólo queda al
demandado denunciarlos para que el tribunal ordene su subsanación.-*1*

2X6 Motero Mangla no. /.< i opa*iríana lademanda^ Oh


2X7 Navarro (Salid, Carmen, La aposición til tupi ico* en «La aposición a »,
Oh. Cit., pág. 14?.
2X8 La doctrina española, refiriéndose al proceso laboral señala, que a pesar deque la Ley
le impone al juzgador el deber ile requerir de olieio al demandante para que previo
a la celebración de la vista oral, o en el momento de iniciarse ésta, subsane todas
aquellas deficiencias que se hubieren podido delectar, la práctica diana evidencia
que son numerosos los casos en que rio se respeta esc deber legal. Navarro Gal leí.
aposición al suplico, Ob- Cit,. páji. 145,

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Curso (Je Derecho Procesal Civil Costarricense

En relación con la pretcnsión, al demandado le cal>en dos posibilidades:


admitirla, o rechazarla; en ambos casos, parcial o totalmente. Por rechazo
debe entenderse, no sólo el caso en que el demandado manifieste la inexis­
tencia del derecho pretendido, sino también, cuando niegue su legitima­
ción, o cuando señale algún hecho modificativo, excluyenle o extinlivo de
la pretensión deducida. I.a admisión de la pretensión es lo que (adoctrina
denomina allanamiento, que implica además del reconocimiento de la exis­
tencia del derecho pretendido por el actor, la admisión del demandado de su
obligación de satisfacerlo,3*’
En un sistema procesal en que se garantice la formulación de demandas bien
estructuradas,?KI cuya pretensión (petitoria), sea consecuencia lógica de los
hechos y fundamentos de derecho invocados, la respuesta n la pretensión,
no-presenta mayores inconvenientes, dado que ella, aunque se manifieste
expresamente, es posible deducirla de Ea posición adoptada en cuanto a los
hechos. Sin embargo, la experiencia enseña que, en muchos casos las pre­
tcnsiones son incongruentes en relación con los hechos y los fundamentos
de derecho,391 en cuyo caso la concreción se debe hacer con rigor por parte
del demandado al contestar. Con ello se evita que por erróneas interpreta­
ciones, surjan condenas en aspectos no pedidos, sentencias incongruentes
o nulidades.
De Ea posición que adopte el demandado en relación con la prcLensión de­
pende el resto del procedimiento. Si se produce un allanamiento lo normal
es que el juez dicte sentencia inmediatamente*'^, salvo que este suponga

íí F.l demandado puede ¡illannrsches decir, aquietarse de forma cola! con Ju.s términos
un que urscá concebida la demanda y. pot consiguiente, aceptar como existente la pre­
tcnsión del ador Conús Uommfiue?., et.nl.pDerecho l 3n*ccwl Civil, I397hí ib. Cu.,
pág. IÍÍ9.
290 Insi.sóinus en que, cxisEcn mayores posibilidades de demanda y procesos bien es­
tructurados* en iiqneilos sistemas un que Lr\isit; la obligación-deber del tribunal* du
revisar la demanda anlc>; de díirk el tramite qu<1 le corresponda.
2‘)| Navarro Gal le I, i.a optysiL'ión mí suplico. Ob. Cíl, pág. 143.
2i)2 IIn ki Ley di1 Knjuiciamicnio Civil Españolase reunía el alljiiaink-mo en el articulo
154! f ter cernís) y en el artículo 41 del Decreto de 21 de noviembre du 1952 (proceso
de cognición). Para la doeirina+ d régimen del allanamicnTO regulado en diuha Ley.
es siempre un meconismo indirecto de terminación del proceso* cu cuanto impone
al juez la necesidad de Liictar una sentencia* bien sea condenatoria, bren del signo

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Jorge Alberto López González

una renuncia contra el interés o el orden público o en perjuicio de tercero,


en cuyo caso lo que procede es que ordene la continuación del procedi­
miento,^ Por el contrario, si el demandado se opone a lo pretendido, será
necesaria la continuación del procedimiento.
En la contestación, el demandado tiene la oportunidad de defensa, que in­
cluye no sólo el derecho a negar los hechos u oponerse a la pretensión, sino
también a manifestarse en cuanto a la prueba propuesta por el demandante.
Esa posición adoptable, depende de las posibilidades que le permita el or­
denamiento procesal, lo que se encuentra supeditado normalmente at tipo
de prueba y a la forma en que esta se encuentra regulada. En términos ge­
nerales, tas posiciones que puede adoptare! demandado en relación con la
prueba son dos; aceptarla, lo que puede ser incluso tácitamente o impugnar­
la, En el primer caso, estamos ante la circunstancia en la cual el demandado
no alega motivos válidos para desconfiar de la prueba propuesta por el actor,
sea porque los desconoce, o porque considera que de ese elemento proba­
torio es posible extraer la verdad que evenlualmentc podría beneficiarle. En
caso de aceptación, quedaría al demandado la posibilidad de ofrecer, por su
parle, esas mismas pruebas o adicionar al elenco probatorio otros elementos
que considere admisibles. Lo contrario a la aceptación de la prueba pro­
puesta por el actor, es que el demandado tenga motivos suficientes para des­
confiar de uno o varios elementos probatorios, en cuyo caso, es eon\ uniente
que sea en la demanda donde manilicsle la impugnación, con indicación de
los motivos y pruebas que tenga para ello.
Tratándose de prueba documental ofrecida en la demanda, algunas legisla­
ciones establecen la obligación de que sea en Ja contestación donde se for­
mule expresa alegación sobre su autenticidad. Eara el cumplimiento de ese
requisito, se establece como sanción, que la falta de impugnación se tiene

que sea. cuando se tratan Je violare defraudar preccpios de carácter público. Cortés
Domínguez, et.al., D& vdtv Prua*t í l Ci vi l , l l>97, Ob. CU., págs. 324 y 325.
Asi lo estabUsan el artículo 41 dol Decreto de 2 1 de noviembre de t D52. que regu­
laba el juicio de cognición, líl articulo 304 del Código Procesa! Civil de Costa kica,
establece que si el demandado se allanare el juez dictará semencia sin más trámite,
salvo que sospeche que hay un fraude procesal, en cuyo caso ordenará la práctica de
las pruebas.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

como admisión tic la autenticidad de los documentos cuya


-I autoría le fuere
atribuida aJ demandado1'14
Desde el punto de vísta dd principio de concentración, es necesario que
en la contestación el demandado no sólo ofrezca la prueba que considere
necesaria para demostrar los hechos que a su derecho convengan, sino que
haga expresa manifestación en relación con la inadmisibilidad de alguna o
algunas de las pruebas ofrecidas por el actor, sea esta documental o de cual­
quier oirá naturaleza, de tal manera que ante su silencio, la prueba quede
como eventualmente admisible, salvo que circunstancias posteriores le qui­
ten esa condición. Si partimos de nuestra posición, de la necesidad de que
con la demanda se apolle la prueba documental y se indiquen los medios
de prueba, señalando en su caso del nombre de los testigos y de los hechos
a los cuales se van a referir, desde un punto de vista pragmático no parece
existir ningún inconveniente para el funcionamiento do un sistema procesal,
en e! que en la contestación sea obligatorio referirse a la prueba ofrecida en
la demanda. Un procedimiento asi concebido, tiene electos positivos en su
celeridad, en la concentración, en la defensa efectiva y en la actividad del
juez. Hilo permite además, que en tas posteriores etapas del procedimiento,
lodos los interviú ientes tengan un conocimiento profundo de los elementos
básicos dd caso, incluidos los probatorios. Nos parece que un sistema así,
es el adecuado para un proceso influenciado por los principios de la ora-
lidad, porque no sólo limita la discusión en una posterior audiencia, sino
que permite al tribunal un conocimiento y estudio previo de la posición de
las partes, lo que facilita y da mayor certeza a su decisión en el momento
correspondiente.
Kn algún moni en lo surgió la idea de que en un proceso oral, la contestación
a la demanda tiene que ser oral. Quienes se cuestionaban la contestación
escrita, sostenían que ésta genera varios inconvenientes, entre los que se se­
ñalan; obliga a la elaboración de una demanda minuciosa y detallada; exige
la aportación con los escritos de demanda y contestación de los documentos
en que las partes funden sus derechos; corre el peligro de ser más rica en*237

2<N Articuli) 130 del Código OeneraI del Proceso de Uniaiiay.

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Jorge Alberto López González

oposición y en excepciones, lo que atenta contra la sumariedad del proceso


y da lugar a la aparición de ínc id entes
Con referencia al proceso laboral español, alguna doctrina sostenía que la
necesidad de la contestación verbal es uno de los fundamentos del principio
de oralidad,295296 lo que sustentó el Tribunal Central de Trabajo, el que, en una
de sus resoluciones expresó que la contestación por escrito de la deman­
da vulnera el principio de oralidatí recogido en la Ley de Procedimientos
Laborales, motivo por el cual declaró la nulidad de las actuaciones. Estoy
en desacuerdo con un pronunciamiento como ese, en cuanto considera que
hay una vulneración al principio de la oral idad. Si en un proceso en el cual
esta previsto que la contestación sea oral, ésta se formula por escrito, no se
infringe el principio de oralidad. Estaríamos ante una vulneración de las
normas procesales que regulan la contestación a la demanda, que según la
doctrina y la jurisprudencia española, en el proceso laboral, debe hacerse
en forma oral. Por último, Ea oralidad no exige que la contestación a la de­
manda se formule oralmente. Tomando como ejemplo c! proceso laboral en
España, en que la demanda es escrita y la contestación debe hacerse en el
acto del juicio, alguna doctrina ha señalado que en ese supuesto se pierde el
equilibrio que debe regir en el proceso y se coloca a las partes en posición
de inferioridad en uno y en otro caso; desde el punto de vista del demanda­
do. porque no puede formular una contestación con la misma precisión que
podría hacerlo por escrito y desde el punto de vista del actor porque Itega a
conocer las defensas o excepciones del demandado una vez comenzado el
juicio.'297 Posición contraria sostiene Al va rez Sacristán, para quien, el equili­
brio no se logra porque los dos contendientes lo hagan por el mismo sistema.
Dice que en un sistema de demanda escrita y contestación oral, así como el
demandante ratifica el hecho, el demandado puede oponerse o afirmar otros
hechos y nada le impide alegar fundamentos de derecho que quedan rcco-
295 La idea de una regulación en la que se incluyera ia contestación escrita, tuvo esas
razones de oposición en el Proyecto tic la Ley de liases Laboral, por parte del (.’on-
sejo General del Poder Judicial y de la Cmi federación Espinuda de Organizaciones
Impresa ríales, como aparecería en el anteproyecto de la fiase 18. Alvarez Sacristán,
El Juicio Orai tina!Provena Laboral* Oh. Cit. pág. 114.
296 Aleare/ Sacristán, lJuicio Oral
E enel Fr
297 Val des Du[-Ke, Femando, La nueva plaJe la Je i arden
RFJUT. núm. 28, Madrid, 1986, páu. 242.

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Curso d i Derecho Procesal Civil Costarricense

gidos en el acia, aparte de que no existe doctrina que vincule la desigualdad


de las partes en el proceso con la escritura de la demanda y la oralidad en la
contestación.■9BPara el análisis de la conveniencia o no de una contestación
oral en el proceso civil* podemos recurrir nuevamente,, a la experiencia que
durante varios años se ha venido acumulando al respecto en el proceso labo­
ra] en fispana. Señala la doctrina, que los argumentos tradicionales utiliza­
dos para justificar la existencia de una contestación oral, son Ea celeridad y la
inmediación,w sin embargo, ninguno de tales criterios quedaría seriamente
lesionado, por el hecho de que a la comparecencia ante el tribunal, las partes
lleguen ya habiendo centrado documentalmcnte el objeto del pleito median­
te las respectivas posiciones.-"’1Quien propugna por la contestación escrita,
hace ver que la contestación oral presenta una serie de inconvenientes, que
no necesariamente ayudan a la celeridad y a la inmediación y que además
causan inseguridad. Se producen retrasos en el procedimiento, debido a que
el demandado al llegar ante el tribunal, plantea cuestiones procesales o de
fondo que exigen la suspensión del juicio y una nueva citación. Se afecta la
intervención inmediata del tribunal, debido a que la inmediación se ejerce,
no frente al auténtico objeto del pleito, sino, frente a los intentos desvira La-
dores del mismo. Se crea inseguridad para el demandado, en cuanto es más
difícil delimitar con precisión el objeto del pleito > de las pruebas necesa­
rias. fin cuanto a la constancia de lo ocurrido en la audiencia oral, se produce
dependencia respecto dd acta, que muchas veces resulta un resumen exce­
sivamente lacónico de los argumentos del demandado. La contestación oral
fomenta la menor calidad en las contestaciones y significa un elemento de
sorpresa en perjuicio del actor, quien hasta ese momento se va a enterar de
los términos de la defensa, sin estar preparado para ello. Por último, con el
pretexto de que la contestación es oral y en ella reside el derecho de defensa,
es frecuente que los letrados defensores abusen en d tumo de la palabra.-01298301

298 Alvaro/ Sacrisláll, Ei juicin ara! en ef frmee¡abara!. Oh, ( ’it,, pac, 117,
299 .Sánchez Pego, ('oitw
n
tu
riM
'a lasatieras hshnndrs, la nueva
miento Laboral. Rdersa, Madrid, l c>90, lomo XI ti. vol. I, |iág. 7| >,
300 Mulero Mamila no, La oposición a ¡a ,tíenOh. Cil.. pág. 16.
301 Además de señalarlos inconvenientes de lacontesteción dral, se proponen solucione!»
como: □} fijar un breve plazo para La contestación; b) que el plazo para contestar la
demanda corra una vez realizado el señalamiento para el juicio, con la única exigen­
cia que se presente con una antelación de 3 a 5 dias respecte de la fecha señalada para

239

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jorge Alborto 1ópez González

Desde mi punto de vista, no soto por tos ineón venientes que se señalan por
la doctrina supracilada, muchos de los cuales pueden obedecer a defectos de
configuración del sistema o a la actitud de3 órgano jurisdiccional, considero
que el procedimiento debe tener un orden estricto, sin que propugnemos el
mero proced imenta Iís mo. La oral idad tiene como principios informadores,
la inmediación, la concentración y la publicidad, que no sufren menoscabo
cuando la contestación es escrita, La existencia de una demanda escrita y
una contestación oral, no constituye desigualdad entre las partes, siempre
que, en ambos casos, no se limiten las posibilidades de alegación y existan
los medios materiales para una adecuada documentación de las actuaciones.
La oralidad, como se vio oportunamente y como lo acepta la doctrina, debe
combinarse con la escritura en algunos casos y la contestación es uno de
ellos. La contestación, al igual que la,demanda, constituyen aetos proce­
sales básicos para el resto del procedimiento, de tal manera que en ambos
casos nos inclinamos por la escritura, mediante la cual se logra la precisión
necesaria para que desde el inicio queden fijadas las bases de la discusión.1"'
La minuciosidad, el detalle y la presentación de los documentos, facilitan
la comprensión del caso y permiten la concentración del procedimiento.
El peligro de que la contestación sea más rica en oposición y en excep­
ciones, no existe sólo en una contestación escrita, existe también en una
contestación oral, dependiendo de la forma en que se configure lega Intente
el procedimiento y de la actitud que asuma el tribunal en la dirección de la
audiencia. La contestación, al igual que la demanda, salvo en procesos de
escasa entidad, requiere precisión, estudio del caso y asesoría profesional,
para brindar al tribunal y a la pane contraria una explicación razonable de
la posición que adopta el demandado y de las razones que la fundamentan.
Se trata de un acto en el cual, se encuentra inmerso como en ningún otro el
principio de defensa, por lo cual, es necesario que sea debidamente docu­
mentado, Si no existen suficientes e idóneos médicos técnicos de grabación
de las palabras, del sonido y de la imagen, el acto judicial en el cual se for­
mule la contestación podría convertirse en una larga audiencia, en la cual,*502

9a comparecencia. Melero Munglnno, Laoposición n fti


y 97.
502 J:n e s e m i s m o s e n tid o : M u le r o M a n g la n o . ¡.a o A /, (>b. C'il,, páLi,
17.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense1

su mayor parlo oslará dedicada a que un funcionario deje constancia do todo


aquello que según el demandado deba comunicar para ejercer su defensa.
Ello alentaría contra la celeridad de la audiencia y significaría prescindir de
la escritura innecesariamente, bajo el pretexto de la aplicación del principio
do la oral idad,
La contestación a la demanda en forma oral, se suele justificar desde tres
punios de vista; el primero que podríamos llamar económico, el segundo
que llamaríamos sociológico y el tercero que llamaríamos de oral idad a
ultransa, Desde el punto de vista económico, se parte de la premisa de que
la contestación oral sólo es conveniente en procesos de escasa entidad o
cuantía, en que los intereses en disputa no requieren la precisión de una
contestación escrita. Desde el punto de vista sociológico, siempre haciendo
referencia generalmente a la escasa entidad o cuantía, se dispone la contes­
tación oral a Ihvor de aquellos ciudadanos que no tienen los medios econó­
micos suficientes para hacerse asistir por un abogado y por ello se tes per­
mite contestar a la demanda directamente ante el juey. Con ello se busca se
dice- un acercamiento de la justicia al justiciable, concretamente a ese tipo
Je justiciables. Finalmente, el criterio de oral idad a ultransa, se utiliza para
justificar la necesidad de que en ciertos casos se apliquen en forma estricta
los principios de inmediación, concentración y publicidad. En atención a
la seguridad jurídica, descartamos cualquier posibilidad, de que la contes­
tación a la demanda se formule en algunos casos en forma oral y en otros
en forma escrita,11*’ o que quede a discreción del tribunal ordenar la forma
de contestación. Igualmente, nos mostramos contrarios a la posibilidad de
conceder a las partes la facultad de contestar en la forma que mejor les con­
venga, atendiendo a la complejidad del caso y a las necesidades de defensa.
Todas esas perspectivas científicas y esas discusiones doctrinarias informa­
ron a la nueva legislación procesal. El demandado debe contestar la deman­
da por escrito, dentro del emplazamiento, aún cuando se formule cualquier
excepción procesal, recusación o alegación de cualquier naturaleza (37.1).*241

Til? Sobre la existencia de lal sistemo nos dice la doctrina;« La contestación de la doman
da debe Henar los mismos requisitos establecidos para la demanda y puede hacerse
(intímenle en la primera audiencia. Sui embargo, puede también presentarse por es­
crito «hasta en el momento de la primera audiencia » (Art. 204, párrafos | “ y ).
Acnirre (iodoy, Ou
ntt'ho Prettc.\a lCivil e O b Cit.. pág. 20.

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Jorge Alberto López González

Se di mi na la existencia de un plazo inicial para oponer excepciones proce­


sales, Desaparecen los electos suspensivos del cuestión amiento de la com­
petencia por razones subjetivas (14.6).
El demandado debe contestar todos los hedí os de la demanda, en el orden
en que fueron expuestos, expresando en !orín a razonada si los rechaza por
inexactos, si los admite como ciertos, con variantes o rectificaciones, o si
los desconoce de manera absoluta. También debe manifestar con claridad su
posición en cuanto a la pretensión y su estimación, los fundamentos legales
y la prueba presentada y propuesta por el actor Deberá igualmente, ofrecer
y presentar31” todas sus pruebas en la misma Jornia prevista pura la demanda
(37,1 .pá, I").
Si no contesta los hechos en la forma dicha, el tribunal deberá preve mirle,
indicándole los defectos, que debe corregirlos dentro de quinto día. Si el
demandado incumple esta prevención, se tendrán por admitidos los hechos
sobre los que no haya dado respuesta en la forma expresada (37,l.pá.2").
No establece el legislador la posibilidad de prevenir la corrección de los de­
más aspectos de la contestación, como su posición en cuanto a la pretensión
y en cuanto a las pruebas, pues ello depende dd interés del demandado y cu
esc aspecto ello constituye una carga procesal.30*

Las excepciones

Tal como enseña la doctrina, la palabra excepción™ deriva de la locución


latina exceptio, pero la excepción fue una creación propia del derecho roma­
no clásico.1'^ El Código Procesal Civil de 1990, distinguía entre excepcio-

304 Prcuertlará la i ¡ u e disposición y ofrecerá


eslé a su la q u e no cs[t a su disposición o q u e
haya que practicar con auxilio del tribunal.
j<>5 Carga procesal, porque asume las consecuencias tic su omisión.
jtífi Quien quien estudiar el tema Je las excepcitmes liistñri cimiente Jebe re mi [irse a la
siguiente bibliografía Von llüJmv Oskar, La [corla de las OLcpeionus procesales y
los IV1su puestos Procesales, Traducción de Miguel Angel Rosas Lielilschcin, LJiuio-
ues JuridiuLis Europa - América, Buenos A ires h IStiJi, impreso en 1964.
307 Morón Palomino, M&iuni. Derecho Procexat Civil (Cuesl iones Eumlamervlales), Ma­
drid. Edil. Marcial Pons. 3993, pag.25ó_

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

nos previas, de Ion do y privilegiadas.^" El problema no era la clasificación,


sino el procedimiento dispuesto para su resolución. Entre las excepciones
previas había excepciones procesa tes (para hacer ver defectos procesales) y
materiales (para cuestionar el derecho redamado) lo que daba lugar tina se­
rie de inconvenientes que daban al traste con la celeridad del proceso. Corno
consecuencia de ese sistema era posible que una excepción de prescripción
(material) se resolviera como previa, lo que daba lugar a otros inconve­
nientes corno, por ejemplo, que en ese estado del proceso ni siquiera se
había practicado la prueba. Además, la resolución de esa excepción previa
de prescripción era susceptible de recurso de apelación y hasta de casación
si la cuantía lo permitía. Así, en la resolución de esa excepción previa de
prescripción, el proceso podía atrasarse un año o más,
En lo relativo a la regulación de las excepciones, el nuevo código da un *
giro radical que tendrá importante influencia en la duración del proceso. Se
sale al paso de la experiencia, a nuestro en tender negativa, de la legislación
anterior, no solo por modernizar, mejorar y simplificar la regulación de las
excepciones, sino porque la nueva dinámica procedí mental lo exige. En el
nuevo orden, se parte de la clasificación admitida por la doctrina entre ex­
cepciones procesales y materiales. Procesales, las que alertan sobre algún
delecto de naturaleza procesal y materiales *las que alega quien es deman­
dado para impedir, modificar o extinguir el derecho pretendido.
Con conciencia de que las excepciones materiales, dependen del derecho
que se redame5110 y que es imposible hacer una lista completa de ese tipo
de excepciones, .se llegó a la conclusión de no hacer una norma que contu­
viera una [isla. Por esa razón, solo se hizo una lista taxativa de excepciones*30

?f)N Hay que recordar que durante la vigencia del Código de Procedimientos Civiles (an­
terior a 19LJ(>J, las excepciones se clasificaban en perentorias, que e¡au en realidad ex­
cepción es malcría les o de lóndo y dilatorias, que eran excepciones procesales tam­
bién existían Las denominadas mixtas, que eran algunas materia Les y oirás procesales
y que pm lian oponerse en cualquier Oteme lito lia si a antes de que estuvieran citadas
Las parles pañi dictar sentencia de se anuda instancia que correspondía en ese tiempo
a la Sala Civil, porque no existían los tribunales chiles,
300 Algunos Códigos recogen como excepciones malcríales ta de prescripción, pago y
otras. Sin embargo esas lillas siempre sdn incumple tas, pues hay tantas excepciones
como derechos existen. Asi, excepción de contrato no cumplido, exccpiio doli, ex-
ceptio mala ñdei, para citar solo algunas.

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Jorge Alberto López González

procesales en la que se incluyó: falta de competencia, acuerdo arbitral, ti-


tisconsorcio necesario incompleto, indebida acumulación de pretensiones y
ltdependencia (37.3).
Quien revise esa lisia con los ojos de nuestra normativa anterior, probable­
mente estime que es incompleta. Se podría extrañar la de falta de capacidad,
defectuosa representación, acuerdo arbitral, cosa juzgada y transacción. La
razón por la que no aparecen en la lista de excepciones procesales es porque
tales aspectos tienen procedimientos específicos de alegación y solución.
Por su naturaleza y por la importancia que tienen para el proceso, se les
quitó la condición de excepción para que se ajusten a la flexibilidad proce­
dí mental de la nueva normativa, de tal manera que no solo se puedan alegar
como excepciones, al contestar la demanda.
Como consecuencia, la falta de capacidad o la defectuosa representación se
puede alegar en cualquier momento ( I9.2.pá.4°); el acuerdo arbitral en rea­
lidad está, porque es un supuesto de falta de competencia; la cosa juzgada se
puede alegar en cualquier momento, hasta antes de que inicie la alegación
de conclusiones (37.2); y, la transacción, se puede alegar en cualquier esta­
do del procedimiento (52. t ).
El orden en que aparecen, aunque no se diga, pretende ser el que debe se­
guirse para resolverlas en la misma audiencia, salvo que se acoja alguna ex­
cepción que implique inevitablemente la suspensión del procedimiento/11*o
que las circunstancias obliguen a seguir un orden diferente,
Como manifestación del aumento de los poderes del tribunal, se le confiere
la potestad de rechazar de plano aquellas que sean evidentemente improce­
dentes y las que se presenten sin prueba o sin su ofrecimiento, cuando sea
necesaria {j7.3.pá.2"). Además, puede declararlas sin lugar en forma inme­
diata, cuando se haya ordenado practicar prueba y ésta no se haya efectuado
en el momento oportuno. En cuanto al momento en que se deben resolver,
como manifestación del principio de concentración se dispone que si es
necesario practicar prueba de las excepciones procesales se deberán resol-

3 f () Cuantió se declare con lugar la excepción de I[tisconsorcio pasivo necesario incom­


pleto, inevitablemente se va a dar una suspensión del procedimiento, porque hay que
integrar subjetivamente la lilis y cumplir con el debido proceso en cuanto al nuevo
¡ntegrante del proceso.

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ver en audiencia o en la primera audiencia, según corresponda^" Termina


diciendo el código (37.3.pá.3°), que en los demás casos se seguirá el pro­
cedimiento incidental lucra de audiencia. No hay duda, que atendiendo a la
flexibilidad procedí mental que instaura este código, que no pretende exage­
rar la oral idad, se permite la resolución de excepciones procesales mediante
procedimiento escrito. Filo es muy apropiado, fundamentalmente cuando
no hay prueba que practicar, porque evitará que se carguen las agendas para
resolver aspectos que se pueden dilucidar por escrito,

Momento y forma
L L I I L J para

Manifestación del principio de concentración es que tanto las excepciones


procesales como las materiales deben oponerse con la contestación de la
demanda (37,2),' Siguiendo la filosofía de la nueva normativa, de seriedad
con el proceso, se exige que todas las excepciones sean debidamente razo­
nadas. Con ello se pretende desterrar la práctica inconveniente que existió
durante mucho tiempo, según la cual, el demandado se limitaba a copiar la
lista de excepciones, sin siquiera justificar su interposición, lo que implica­
ba un desperdicio de tiempo y esfuerzo tanto para el tribunal como para la
parte contraria y redundaba en la lentitud del procedimiento. Además esa
falta de lundamentación de las excepciones constituía una violación al prin­
cipio de audiencia, pues el demandado se limitaba a interponerlas y en mu­
chos casos el tribunal adivinaba sus fundamentos, sin que la parle contraria
pudiera defenderse de unas razones que no se habían expresado.
I a regla general es que las excepciones deben alegarse con la contestación;
sin embargo, tratándose de excepciones materiales, existe la posibilidad de
invocarlas basta en la audiencia de prueba, cuando los hechos en que se
sustente la excepción ocurran con posterioridad a la contestación (hechos
nuevos) o lian llegado a conocimiento del demandado después de expirado*312
.111 En nuil ¡encía, cuando slt lrale de llii proceso de audiencia juica, ('liando se acoja una
excepción procesal Ljiie tenga como consecuencia la suspensión del procedimiento,
se suspenderá la audiencia, se corregirá e! aspecto procesal y posteriormente se con-
línuará la audiencia.
312 Se elimina como de he ser, la posibilidad i neón veniente, ex isiente durante la vigencia
del Código Procesal Civil de 1990, de alegar unas excepciones un los primeros días
del emplazamiento y mnis t i l comes Lar la demanda.

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el plazo para contestar (hechos de nueva noticia), Como excepciones nue­


vas pueden alegarse hasta en la audiencia de pruebas, deben tramitase y re­
solverse en dicha audiencia. Alguien podría estar pensando ya, en la posibi­
lidad de que dichas excepciones materiales se puedan alegar por escrito en
el tiempo que hay entre el señalamiento y la audiencia de prueba. Hay que
decir, que eso no es posible, hay que hacerlo en la audiencia, pues de acuer­
do al Código, solo serán escritos aquellos actos autorizados expresamente y
los que por su naturaleza deban constar de esa forma. El Código no autoriza
a formular excepciones en otros escritos que no sea el de contestación y Ea
naturaleza del acto no exige que deba constar por escrito (Artículo 2.6).
El código mantiene la posibilidad de que en procesos ordinarios, las excep­
ciones de cosa juzgada, transacción y caducidad se formulen hasta antes
de que inicie la alegación de conclusiones (37.2 in fine). Esas excepciones
se encuentran entre las que el código anterior denominaba
excepciones respecto de las cuales existe un marcado interés público. En
cuarto a las de cosa juzgada y transacción, tienen como finalidad evitar
sentencias contradictorias o lo que es lo mismo, soluciones contradictorias
y economía procesal. Y en lo que respecta a la de caducidad, se justifica
que las posibilidades de su alegación sean amplias, porque la caducidad
se puede declarar de oficio y no es susceptible de interrupción. Quienes
estuvimos acostumbrados a las que el código anterior denominaba excep­
ciones privilegiadas, notaremos que entre esas excepciones, que enumera
el nuevo código, no se encuentra la de prescripción. La razón es clara, las
excepciones de cosa juzgada, transacción y caducidad, tienen como efecto
la extinción del proceso por una causa independiente de la voluntad de los
litigantes. Recordemos que la caducidad no es susceptible de interrupción
y es declarable de oficio. La prescripción sí depende de la voluntad de los
litigantes y como consecuencia el demandado debió alegarla al contestar.
Si no lo hizo, renunció a los beneficios de ese instituto, incluso, se puede
decir, que renunció a invocar esa causa de extinción de las obligaciones,
para asumir su deber de cumplimiento. Pero existe otra razón por la que no
se incluyó entre las que pueden interponerse casi terminando el proceso y
es que la prescripción puede dar lugar a una amplia discusión en cuanto a
cuestiones de interrupción, lo que no es conveniente, en ese estado del pro-

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ceso, para la celeridad do) procedimiento y para hacer realidad el principio


de justicia pronta y cumplida.

RECONVENCIÓN

ti fenómeno procesal denominado por la doctrina reconvención, es ma­


nifestación de la realidad inobjetable de que en relación con un proceso
pueden existir varios intereses y pretensiones enjuego, que puede ser con­
veniente tramitar conjuntamente por razones de economia y armonía pro­
cesal. Desde el punto de vista de la armonía, se pretende evitar decisiones
contradictorias y desde la perspectiva de la economía, reducir el coste de
tiempo, esfuerzo y dinero, que supondría decidir por separado pretensiones
entre las que existe comunidad de elementos,-113
En la distinción que formula la doctrina, entre y
dad sucesiva, la reconvención se ubica en la segunda categoría, dado que
se origina después de haber comenzado el proceso. Dentro de esa segunda
clasificación, es enmareabíe en el subgrupo denominado acumulación/jor in­
serción, nombre que recibe aquella pretensión que por no haberse hecho valer
procesa luiente, se añade a otra que ya ha originado un proceso pendiente.'1'1
Elemento fundamental para la concepción de la reconvención, también
denominada contrademanda, es que ésta proviene del demandado, quien
aprovechando la existencia de un proceso en su contra, inserta en su propio
interés una nueva pretensión contra quien ¡nicialmente lo demandó. Asi lo
señala la doctrina cuando dice que la reconvención es la
teada por eldemandado, llamada reconviniente,en pendiente,
contra el actor, llamado reconvenido,la cual una pre­
tensión independiente»]l\ o «uno demapor el demanda
(reconviniente), dentro del procesocontra el demandante * 247

313 Ouasp, DerechoPrncesa! ,C


ivl Tomo I, 1998, Üb. Cit., pág. 227.
314 ( iunsp, Derecha Trncexai ( ";Ví/,Tnitio I. 1998, Ob. (.’il , pág. 228,
315 Rosen berg, Leo, Troludade Derecho ProcesCivil, To
gela Romera Vera de la V edición de la obra alemana
\ it¡>n>-,■s.srt'c.ltfa", 19511. Hílenos Aires. Kilidnríes Jurídicas Europa- América, IS>5j,
pág. 80.

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con laque se introduceen el procesouna pretensión autó


IZn ese mismo sentido, se dice que: «La reconvención es una demanda plan­
teada por el demandado, en el proceso el
la cual aduce una acción independientepara su resolución con
de cosa juzgada»*17
Desde nuestro punto de vista, descartamos la consideración de la recon­
vención como una pretensión que se formule contra la demanda inicial del
demandante, o como cualquier otro medio de defensa.11* Con Guasp, coin­
cidimos en que la reconvención no debe entenderse coinu una forma de
oposición, ni puede concebirse como un tipo de excepción, sino que es una
verdadera reclamación de fondo119 y por lo tanto, no debe, necesariamen­
te, entrar en contradicción con la pretensión formulada en la demanda. La
autonomía y la independencia de la reconvención, a que hace referencia la
doctrina que aquí se cita, permiten la posibilidad de que el demandado no
desconozca el objeto de ía demanda y eon base en los mismos hechos, en su
interés, formule una pretensión que también sea viable. No debe limitarse
a la sola negación de la pretensión demandada, en cuyo caso no estaríamos
ante una reconvención.™ sino que por su contenido, debe ser posible como
demanda autónoma."1 E:.n ese caso, la acumulación producirá el efecto que­
rido, que es la satisfacción de dos pretcnsiones en un mismo proceso con
armonía y economía procesal.
Siendo la reconvención una demanda, su contenido es el mismo que se luí
señalado para aquella (38.1), de tal manera que lo dicho respecto de los
fundamentos de derecho, de la relación fáetica, de la aportación de prueba
documental y del ofrecimiento de las pruebas, es enteramente válido para la
contrademanda. No obstante, es necesario reconocer que en la formulación
de algunos de sus elementos, se requiera un menor rigor. I.a indicación del
órgano jurisdiccional y la identificación de las partes, no requiere mayor

319 .CÍble, Proceso Cid! O


. h. CiL. pág. 243.
án
lem
A
317 'orles Domínguez, et.al. Derecho Proc esal Civil 1997, Oh. Cit., púti
318 tsí la concibe, Al vare/ Sacristán, El juicio oral en ct laboral, Oh, CiL, pág.
49.
3J9 Guasp, DerechoProcesa! Civil, Tomo I, 1998, Oh. t'it„ pág. 234.
320 Cortés Domínguez, cual., DerechoProcesa 1997, Ob. CLit., pág. 192.
321 Leíble, Proceso Civil O
, h. Cit. pág. 243.
án
lem
A

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C u rs tu fe D e ie c h o P f Q c e s i i l C i v i l Cu&t¿ar r í c e n l e

precisión. En el primer cuso, parque l;t reconvención se formula ante el


tribunal que conoce del proceso, y en el segundo, por la razón de que, lanío
en la demanda como en la contestación, el ahora reconviniente y el recon­
venido, se identificaron suficientemente. La identificación detallada de las
parles, sólo parece necesario, en aquellos casos en t|tie, como se establece
actualmente en el nuevo código procesal civil (3H. 1),3:1 se permite que por
vía de reconvención se traiga al proceso a quien no sea actor.5:5
No obstante, ese tratamiento similar entre demanda y reconvención requiere
alguna precisión cuando se trata de la pretensión, que constituye uno de los
elementos esenciales del contenido de ambas, A pesar de la existencia de
sistemas procesales cu que se seguía un criterio que podría denominarse
abierto o amplio, en el cual cni posible hacer valer a través de la recon­
vención cualquier clase de pretcnsión, aunque no tuviera ninguna relación
con la que era objeto de la demanda, moderna mente habría que descartar
un sistema procesal de esa naturaleza,5^ cómo también es inconveniente
aquél sistema, en el que, con excesiva amplitud, no se reconozca ninguna
limitación objetiva especifica de la reconvención, es decir, ningún vínculo
superior al de la pura conexión personal entre reconvención y pretensión
primitiva,t;í Descartamos la admisibilidad de un sistema así, por Ea razón32*45

322 No siempre SC ha penilitido que se irstigíl ni proceso, por vjj de reconvención ¡i quien
no sea actor. Algunas legislaciones como la Ley de Enjuiciamiento Civil española de
ISKI no lo permitían. Asi lo señalaba Cortés Domínguez, cuando «I relercrirse a la lo
gisIavión española decía: « ¡ .a r e c o n e c ta ió » e s
alguien ítislinlo a las persa mis(¡iteforman p a rtea pues
neí-onvetti'ivn es siempre demandacon tm i SSl'S de i 99 i, 2
febrer a de i 992 y ÍJ Je ttuteo de i 992)#. Cortés Domínguez, el.al., Derecho Procesal
Civil. 1997, Ob. C il.. p á e 193,
32? El articulo 30S del Código Procesal Civil de 1990, establéela: <«□ demandado podrá
reconvenir al actor, pero únicamente en d eserito en el que conteste la demanda, y
podrá i raer ¡si proceso como reconvenido a quien no sea actor...».-
324 Aguine (¡odny, Derecha Procesal Civil tle, O b. C il., pág. 21.
325 Señala tiuasp. que ese t;s el sistema que He sigue ers el derecho español, aunque reco­
noce que a pesar del silencio de la ley « es evidente que la pretensión del demandado,
por lo mismo que constituye un caso de acumulación, tendrá que ser compatible cotí
el objdn inicial deI proceso; compatible no sólo materialmente, .sino también proce­
so! mente CU cuanto a la competencia ilél juez y a la naturaleza del procedimiento,.,».
DerechaProcesa! Ctrif, Jomo I, | L J9N.OI>. t.’it., pág, 2"^.

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Jorge Alberto López González

claramente señalada por Ja doctrina, de acuerdo a la propia experiencia, de


que la reconvención inconexa,aunque ofrece la ventaja de un mejor a
vechamiento de la economía del proceso, tiene el grave inconveniente de
que el contenido del juicio se complica muchísimo, al ensancharse ilimita­
damente su objeto.3^’
Si la reconvención es una forma de acumulación de pretensiones y tiene
como fin la armonía y la economía procesal, es necesario que entre la pre­
tensión de la demanda y Ja de la conirademanda exista algún tipo de rela­
ción que justifique su tratamiento conjunto, porque de no ser así, la recon­
vención tendría efectos contrarios a ios que se pretenden con ella. Es por esc
motivo que la doctrina, la mayoría de las legislaciones y el nuevo código
procesal civil exigen para la procedencia de la acumulación de pretensiones
por vía de reconvención, la existencia de conexión entre la demanda y la
reconvención. La conexidad, según lo dispuesto por el artículo 7.3 de este
código, se da cuando dos de los elementos de la relación jurídica procesal
(sujetos, objeto y causa) son idénticos o cuando es idéntica la causa aunque
no lo sean los otros dos elementos/37
El código procesal civil contiene una amplitud que no encontrábamos en el
anterior. Se dice que es admisible la reconvención, cuando sea consecuencia
del resultado de la demanda (3N. 1). La referencia a que sea consecuencia del
resultado de la demanda nos ubica en una situación según la cual, en virtud
de la interposición de la demanda y su resultado haya surgido un derecho o
interés del demandado reconvenido que pueda hacer valer al momento de la
contestación. Este será un aspecto que tendrá que delinear la jurisprudencia,
teniendo siempre presente que la demanda y la reconvención deben surgir
de una misma situación o relación jurídica material.

326 Ortugo Pcrez, Francisco, ¿Oí escritas cíeategaciones: Lo cont


cu LV ¡nieto ordinario,«Presente y Futuro del Proceso Civil ». (Juan Pico i Junoy,
Director), Barcelona, JAI. Boch Editor, 1998, pág. 213,
327 (¡uasp señal ah;!, en relación con la legislación española de 1881 que la pluralidad
inicial de pretensiones, sólo está legitímente justificada cuando se da la primera o la
tercera de estas conexiones, turnea la segunda, es decir, cuando hay identidad de ele­
mentos personales o de elementas causales. Derecho Procesal , Tomo I, 1998,
Oh, CiL.pág. 230.

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Curso ríe Derecho Procesal Civil Costarricense

Con la legislación anterior, siguiendo a la doctrina procesal, se establecía


como requisito de admisibilidad de ta reconvención, que las pretensiones
fueran susceptibles de tramitación por los mismos procedimientos y que el
tribunal fuera competente para conocerlas todas, "* Ese requisito no se seña­
la expresamente al regular la reconvención, pero se debe entender incluido.
La reconvención es un supuesto de acumulación de pretensiones y para que
proceda la acumulación de pretensiones, según lo establece el numeral 23.2
es indispensable que el tribunal sea competente para tramitarlas todas. Lo
contrario implicaría irrespetar las reglas de la competencia.
La reconvención se tiene que formular por escrito. Cuando nos referimos a
la conveniencia de una demanda y una contestación oral o eseriia, después
de señalar que la mayoría de las legislaciones, incluso las que han adopta­
do el principio de la oralidad, propugnaban la forma escrita, llegamos a la
conclusión de que por certeza y seguridad jurídica, aún en un proceso in­
fluenciado por la oralidad, es necesaria la forma escrita para que el proceso
inicie con precisión* con seriedad y desde el inicio queden debidamente
puntualizados los términos de! debate.
Las precisiones hechas para la demanda y para la contestación, son apli­
cables a la reconvención, sin perjuicio de que, tal como lo señalamos para
la demanda, pudiera pensarse en la posibilidad, de que en ciertos casos de
poca complejidad se formulen en forma totalmente oral, posibilidad que el
nuevo Código Procesal Civil no acogió.
De acuerdo con la nueva normativa el demandado podrá reconvenir al actor,
pero únicamente en el escrito donde conteste la demanda, y podrá traer al pro­
ceso como reconven ido a quien no sea actor (38.1). La demanda y la reconven­
ción deberán ser conexas o ser consecuencia del resultado de la demanda.3-'11Rl
escrito de reconvención deberá reunir los mismos requisitos del de demanda.
Si fuera defectuoso, se prevendrá su corrección en los mismos términos de la*251

32K López Illanco, " lumiiiiciones..", Ob. í.’ii„ pág. 279.


Se introduce l,i posibilidad de que el establecimiento de la demanda tenga decios
negativos para el demandado, que justifiquen la protección de derechos, lo que podrá
reclamar por vía de reconvención, bsla esa mía posibilidad que no contenía expresa­
mente la legislación anterior.

251

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>orge Albefio López González

demanda. Salvo disposición legal en contrario™ Ja reconvención solo será


admisible en procesos ordinarios. Solo se permite en procesos ordinarios y se
dice expresamente, pues solo la naturaleza de ese tipo de procesos y los efectos
de su sentencia justifican la ampliación de ta discusión por vía de reconvención.

RÉPLICA

Se entiende por réplica, la contestación a la reconvención. Se denomina así al


acto de la parte reconvenida mediante el cual responde a la demanda reconven-
cional. Para llegar a ese acto de parte es necesario que el tribunal, ante una re­
convención admisible, conceda un plazo al reconvenido. En el Código Procesa!
Civil se establecía un plazo menor para contestar la reconvención que el que se
daba para contestar la demanda, lo que ameritó la crítica de algunos, tomando
en consideración que la reconvención es en realidad una demanda. Por ello, en
la nueva legislación se establece que el plazo para contestar la reconvención
debe ser igual al que se de para contestar la demanda (38.2).vn Como no puede
ser de otra manera, el escrito de contestación a la reconvención debe tener lus
mismos requisitos que se exigen para la contestación a la demanda (38.2).

FALTA DE CONTESTACIÓN
Si el demandado no contesta la demanda se pone cu [a condición que la
doctrina procesal denomina rebeldía. Con el nuevo código procesal civil no
es necesario dictar una resolución que declare la rebeldía, cotilo se exigía
durante la vigencia del Código Procesal Civil de 1990.113 El estado de rebel-30*

330 S a lv o d is p o s ic ió n en co n tra rio , pulís la re c o n v e n c ió n se p e rm ite en o tros supuestos


capee ifico s expresam ente señalados* c o m o en el in cid e n te de c o b ro de h o n o rario s,
según lo disp u esto p o r el a rticu lo 7b.3_
.1 f l En el prouesu ordinario sor j 0 días, se«ún dice eí numeral 102,i,
1
j
T T.
En o ca sio n es se oye decir que en determ inado sistem a procesal no existe la re b e ld ía
ío que es falso y constituye un erróneo entendim ien to de lo que co n stitu ye ese instituto
procesal. La rebeldía se da cu a n d o no se responde a la dem anda y su e le c to es el riesgo
ele que se tengan por adm itido s los h ech o s no contestados, salvo que exista prueba en
contrarío, A s í, en todo proceso en que exista p o sib ilid a d de tener p o r ciertos los hechos
si no hay respuesta, cniste rebeldía porque se dan sus ¿Icelos. Q u e n o se dicte Lina re­
so lu ció n estableciendo la c o n d ic ió n de rebelde, c o m o se h izo tinliguarnenle en nuestra
le g isla ció n procesal e s o tr a cosa, pero sí existe la rebeldía porque sus efectos se dan.

252

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Cuí5ode Derecho Procesal Civil Costarricense

día, le da a! tribunal la posibilidad de tener por contestados iiiirmativamcnle


los hechos, de tal manera que si no existe prueba en contrario la consecuen­
cia es tener por ciertos los hechos (39). El código dice, que se tendrán por
acreditados los hechos, lo que es correcto. Un hecho que se tiene por cierto,
se deberá tener por acreditado en sentencia. Se trata de una presunción,
obviamente legal y relativa, a la que debe oponerse la prueba que conste en
el expediente. Se trata una posibilidad, porque el tribunal no puede tener
por ciertos los hechos, cuando en el proceso exista prueba que lo impida,
por ser contradictoria con esa presunción. En otras palabras, el estado de
rebeldía, no implica automáticamente tener por ciertos los hechos: si existe
prueba en contrario, no se puede llegar a esa conclusión. En realidad, ese
efecto de la rebeldía (tener por ciertos los hechos) se puede dar y materia­
lizar al momento de dictar la sentencia, pues, con anterioridad, el tribunal
no enjuicia sobre la veracidad de las afirmaciones hechas en la demanda o
la reconvención,
Ante la falla de contestación, d tribunal debe dictar sentencia anticipada sin
más trámite, salvo que hubiera indicios de fraude procesal, si la cuestión plan­
teada fuera de orden público, se trate de derechos indisponibles o fuera indis­
pensable practicar prueba para resolver, en cuyo caso deberá continuar con
el procedimiento (39.pá.P>. Se dice que se trata de una sentencia anticipada,
porque se dictaría en un momento que no correspondía. Ya sabemos que el mo­
mento ordinario para dictar sentencia es después de la practica de la prueba. En
ese supuesto concreto, como, en principio, no es necesario practicar la prueba
ante la falta de contestación del demandado, se dicta la sentencia en horma.
En nuestro medio, a diferencia de lo que sucede en otras legislaciones,1” el
demandado rebelde puede comparecer en cualquier momento, pero tomará el
proceso en el estado en que se encuentre (39). En oLras palabras, podrá interve­
nir en lodo aquello que no se haya visto afectado por el principio de proelustón.3

333 Por ejemplo, en el proceso civil norleamcneano, salvo contadas excepciones, el de­
mandado declarado en rebeldía o tíc/n iiIr,mi puede incorporarse al proce
no alegue una excusa válida para rehuir d La falla de coiilesiación precluye
el derecho de defensa y desde ese momento se úeilcrt por admitidos los heetios alega­
dos por el ador c u su demanda. Hachmaier Winier, Lorena, La rebeldía e!proceso
civil norteamericano y S
l. erv icio de Publicaciones-facultad de Derecho, Ma­
espafm
drid, pág. S>.

253

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Jorcpe Alberto López González

CONTESTACIÓN EXTEMPORÁNEA

Si el demandado presenta un escrito de contestación en forma extemporá­


nea, significa simplemente que no contestó, pues el mismo Código establece
la obligación de rechazar de plano toda gestión que se haga cuando hubiere
vencido un plazo perentorio.351Rn esc caso, aunque con la nueva legislación
no se declara formalmente la rebeldía, es definitivo que se dan sus efectos,
es decir, el tribunal deberá tener por contestados afirmativamente los hechos
y tenerlos por ciertos si no hay prueba en contrario.
Pero, además, igual que cuando no contesta, el tribunal debe dictar senten­
cia anticipada sin más trámite, salvo que hubiera indicios de fraude pro­
cesal, si la cuestión planteada fuera de orden público, se trate de derechos
indisponibles o fuera indispensable practicar prueba para resolver, en cuyo
caso deberá continuar con el procedimiento (39,pá.l°).

ALLANAMIENTO

Si por allanamiento se entiende la contestación afirmativa de la demanda, se


incurre en un error conceptual. De acuerdo con la doctrina procesal, solo esta­
mos ante un allanamiento,cuando el demandado admite !a pretcnsión, lo que
implica, además, el reconocimiento de la existencia del derecho pretendido
por el actor y la admisión del demandado de su obligación de satisfacerlo.3JS
De acuerdo con la nueva normativa, ante un allanamiento loque debe hacer
el tribunal es dictar sentencia anticipada sin más trámite (39), salvo que
hubiere indicios de fraude procesal, que la cuestión planteada sea de orden
público, se trate de derechos indisponibles o sea indispensable practicar
prueba para resolver. Si hay indicios de fraude procesal se debe proceder
como lo ordena el numeral ó del Código Procesal Civil, adoptando las me­
didas que sean pertinentes para evitar el abuso. Si la cuestión planteada es*35

3.14 Artíeulo 30.2,


335 El demandado puede allanarse, es decir, aquietarse de lomiu iota! con tos términos en
que eslá concebida Ja demanda y, por consiguiente, aceptar como existente la pretcn­
sión del actor. Cortés Domínguez, el .ai., DewtJia Prvcexa Civil. 1997, üb. Cil., pág.
IR9,

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Curso do Derecho Procesé Civil Costarricense

Lie orden público, dependiendo de hs circunstancias, el tribunal debe adop­


tar las medidas pertinentes para preservar el orden público. Si se trata de
derechos indisponibles, es decir, de derechos para cuya concesión no basta
el allanamiento de la parte contraria, se debe practicar la prueba que sea
necesaria y que sustente lo pretendido,136
Si el allanamiento es parcial, es posible dictar, sin más trámite, sentencia
anticipada sobre los extremos aceptados, pudiendo ser ejecutada de inme­
diato, en legajo separado o cu expediente o carpeta separada, si se trata de
expediente electrónico. En ese caso, de allanamiento parcial y sentencia
parcial, el proceso seguirá su curso normal en cuanto a los extremos no
aceptados (39.pá,215).

DEMANDA Y CONTESTACIÓN CONJUNTAS

La posibilidad de que el actor y el demandado presenten la demanda y la


contestación en forma conjunta está admitida en otras latitudes. Nuestro
legislador, con conciencia de ello, tío dejó pasar la posibilidad de introducir
esta modalidad exótica y novedosa que no es contradictoria con nuestro
sistema procesal. No es extraño que un Etctor y un demandado, ante un con­
flicto que reconocen están en imposibilidad de resolver, acudan de mutuo
acuerdo ante el órgano jurisdiccional para que dicte una sentencia solu­
cionando el di lerendo. El hendí ció de esta modalidad está en el ahorro de
tiempo y esfuerzo, pues su entiende que el demandado renuncia al emplaza­
miento y con ello es probable que la sentencia se dicte en forma inmediata,
si no hay prueba que practicar (40), Está claro, que si hay prueba que prac­
ticar, o aspectos que resolver, será necesario señalar para la o las audiencias
necesarias, pero en todo easo existirá un ahorro de tiempo valioso.

'Ift Hs importante destacar que estas referencias ¡ti orden público y a derechos indispo­
nibles, aparecen en este código, como consecuencia de que esta normativa pretendía
ser general, es decir, api ic ah le a carias materias no penales 11ami lia, laboral, agrario,
etcétera). Aunque termino siendo un código procesal para la materia civil, se conser­
varon esas disposiciones porque loque abunda no daña y hasta podrían ser útiles en
alíiún caso concreto.

2SS

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Jorge Alberto López González

LA PRUEBA

Un estudio completo del importantísimo tema de ln prueba implica refe­


rirse a cinco grandes subtemas: la carga de la prueba, el ofrecimiento de la
prueba, los medios de prueba, la admisibilidad de la prueba, la práctica de
la prueba, y; finalmente, la apreciación de la prueba. Desde esa perspectiva
están organizadas las normas en el nuevo Código Procesal Civil, Hay que
advertir que cada uno de esos temas no se agota eti el artículo que lo anun­
cia, pues sobre el ofrecimiento de la prueba, por ejemplo, hay referencia
donde se regulan las alegaciones orales y escritas y en cada proceso y medio
probatorio en particular.

La c a r c a d e la p r u e b a

Si. generalmente el proceso constituye un enfrentamiento láctico, la doctri­


na y las legislaciones han estimado necesario disponer de antemano a quien
corresponde la responsabilidad de probar los hechos controvertidos. A ello
se refiere el tema de la carga de la prueba. Y se habla de carga y no de obli­
gación. porque la doctrina procesal distingue entre lo que constituye una
obligación y lo que constituye una carga. Mediante las se
confia el respeto de ese deber nt propio interés y responsabilidad de las par-
Les, las cuales, aún no estando jurídicamente obligadas a observarlas, saben
que, si tío lo hacen, se exponen al peligro de ver al tribunal deducir de este
comportamiento negativo, razones suficientes para el rechazo de sus solici­
tudes’’J o argumentos de prueba para decidir la causa contra ellas,-1-* Por su
parte, cuando estamos ante una obligación, las consecuencias negativas, no
a lee tan directamente al incumpliente, sino a otros sujetos.
1:1 nuevo Código sigue esas líneas doctrinarias. Se mantiene, como regla
general, que la carga de la prueba le corresponde a quien formule una pre-

tt
j
n Una sanción de esta naturaleza se encuentra contenida en el articulo 83.2 de la Ley
j 7
de Procedimientos Laborales de I.spaiiu. misma i|ue sanciona con tener por desistida
la demanda, si el actor no comparece al juicio oral.
33R Calamandrei, Instituciones de derecho procesal civil.... Vol. I, Oh. Lit„ pág, 9 1Ji­
339 par ejemplo, la obligación alimentaria, cuyo principal afretado generalmente es ana
persona menor de edad.

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CuiSDde? Derecho Procesa! Civil Costarricense

tensión, respecto de los hechos constitutivos dü su derecho (41,1,1), Igual­


mente. sq mantiene la máxima de que ¡i quien se opone a una pretensión le
corresponde demostrar tos hechos que impidan, modifican o extingan el
derecho pretendido por el demandante (4 1. 1.2),
Aunque, cuino vemos, se mantiene como regla general que el que afirma
prueba, se introduce una excepción a esa norma de principio. Ahora se dice,
lo que constituye una novedad, que para la aplicación de esa máxima se
debe tener presente la disponibilidad y facilidad probatoria que correspon­
de a cada una de las parles, de acuerdo con la naturaleza de lo debatido
(41,2,pá,2"). Es decir, se introduce el principio de facilidad probatoria, de
tal manera que si quien tenia las facilidades para acreditar un hecho no lo
tutee, aunque el otro lo haya afirmado, puede sufrir tas consecuencias de su
falta de colaboración con la administración de justicia. Ksta es otra manifes­
tación de la seriedad que adopta el nuevo orden procesal y de la responsabi­
lidad que asigna ¡\ quienes participan en un proceso, como consecuencia del
denominado principio de moralización.
Con conciencia que en otras disposiciones legales, por razón de ];t especiali­
dad de la materia, se regulan aspectos de carga de la prueba, se dispone que
estas se aplicarán siempre que una disposición legal expresa no distribuya
cotí criterios especiales la carga de lu prueba/44*

E l o f r e c im ie n t o d f la p r u e b a

Al tema del ofrecimiento de la prueba nos referimos cuando anal i/amos los
escritos de alegaciones, demanda, contestación, reconvención, réplica, et­
cétera. La regla general, entonces* es que siempre que se nos permita hacer
una alegación, será posible ofrecer y entregar prueba, salvo que expresa­
mente se deniegue esa posibilidad.

34(1 Solí» to n o oii lycmplo, recordcnuis que tu u3 CYxjigotlc Comercio existe reguIlición
de la prueba de las f]j>tracima mercaruijes y se establecen presunciones legales que
podrían modificar (la aljama manara llI rí sitan a general (le carga probatoria t|Ue lujuí
<[i establece. De toda.1; lom as la prc\ isián es sana. Se justifica, aún mas, 4i se toma en
considerarían que esta normativa, es de aplitadóri supletoria a otras materias.

257

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Jorge Alheño López González

Hay que advertir, que en algunos casos el ofrecimiento de la prueba se ve


permeado por el tipo de prueba que se este proponiendo, para lo cual será
necesario estudiar la forma en que se regula cada medio concreto de prueba.

LOS MFDIOS DF PRUEBA

lili relación con este lerna existe mucha confusión conceptual, misma que
se ha extendido a nuestro medio y que se observa en no pocos escritos. So­
lemos decii', siguiendo doctrina que estudiamos hace muchos años, que por
el hecho de que en la ley se haga una lista de medios probatorios, estamos
ante un sistema de pruebalega/. Con una visión crítica y replanteándon
los conceptos, hay que concluir que lodo sistema probatorio jurisdiccional
es legal desde que iodos los aspectos que comprende el tema de la prueba
están amparados en la ley. Si no se entendiera que la prueba es legal, habría
que concluir que es ilegal y lo que es ilegal no encaja en el tema (le la prueba
judicial. En definitiva, el concepto de legal es cuestionable desde
todo punto de vista. Lo que sí debe admitirse es que hay sistemas procesales
en que se hace una lista taxativa de medios de prueba admisibles y en otros
el tema de los medios de prueba se regula en forma amplia.
El concepto pruebalegal es impreciso y además, se presta a confusión con
el que sí es un sistema: el de pruebatasada, que veremos cuando
mos de la apreciación de la prueba,” 1En las legislaciones en que se establece
una lista de medios de prueba, es normal que la doctrina y la jurisprudencia
se cuestionen''1-' si la lista de medios de prueba señaladas en la ley, es luxa-

341 Debemos cuidamos aquí, de caer en d error, señalado por la doctrina, de contundir lo
que se conoce como sisteme d>- prueba legal, en el cual la ley fija los medios proba­
torios admisibles en eJ juicio, con el de tanja legal, que es aquel en que se regula el
valor de convicción de cada medio probatorio. Devis l-.diandia, 1temándo, Estudios
¿te DerechoPiacesaLTomo II, Bogotá, 19X0, pág. 459.
342 Según alguna d o e tn n a española, en este país los a rtíc u lo s 1215 del Código Civil y
57S de la Ley de I.-njii id amiento Civil, establecen taxativamente los medios probato­
rios admisibles. Hilo ha suscitado problemas para introducir otros medios probatorios
modernos y obligó al T rib u n a l Constitucional y al Tribunal Supremo a disciplinar
la entrada de los mismos. Vicente Díaz, Matilde. Denxhu Tomo I. 2J ed.
actualizada, Barcelona, Ld. Coyve S.A., 1993, pág. 9-X.

25fl

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Curso de De redi a Precesé Civil Costar ri cense

ti va o ikí.14' Incluso, en algunas legislaciones, se considera que esa lista es


taxativa, es decir, que nu se admite prueba diferente de la que se indica cu me
aceptable en Ea ley. A ello se refieren algunos autores cuando expresan que
en su país rige el denominado sistema de prueba Con motivo
de esos cuestionan lientos surgieron tres tendencias doctrínales denominadas
legalista, analógica y discrecional. Para la tendencia , no es posible
hacer uso de medios distintos de los previstos lega Intente; para la analógica
es posible introducir nuevos medios, siempre que puedan incluirse dentro de
algunas de las categorías propias de las enumeraciones legales; para la
crecional el juez debe decidir si admite un nuevo medio de prueba.545
Para Montero Aroca, toda esa discusión doctrinal y jurisprudencia!, se basa
en el error de no distinguir entre fuentes y medios de prueba, lo que ha obli­
gado a hacer esfuerzos inútiles pitra hacer que la ley diga lo que nu puede
decir y para evitar que diga lo que nunca pretendió decir. IJiec, que no se
ha comprendido que las enumeraciones legales lo son de medios de prueba,
pero no de fuentes de prueba. Sostiene, que los medios de prueba tienen
que ser siempre numeras s, por la razón de que las únicas actividades
tu
cU
posibles en eí proceso son las reguladas por la ley. t:u relación a las fuentes
de prueba, desdo su consideración de éstas como algo cxtrajurídico, porque
existen independientemente del proceso, considera que las leves no pueden
abarcarlas todas y que cualquier pretensión del legislador en ese sentido,
seria absurda, por cuanto equivale a detener el paso del tiempo.

"'4.1 J r] relación con esa discusión, Morón Palomino opbia que debe favorecerse |;.i admi­
sión de pupila con la ayuda del melado analógico snhre indo bajo la inspiración
del artículo 24,2 di? la Constitución Española, que reconoce el derecho n útil Car los
medios de prueba pertinentes partí la defensa, entre los cuales, no deben ser excluidos
los rtlútlenlú5 medios probatorios. ^Derecho PrMe.tút Civil. Oh. f u pá¡¡, 2S5.
344 I,oíble, t ’rvceso Civil/Hernán, Ob, Cil. pág. -48, Véase eoinn se introduce otro con-
cepio aún más impreciso, el do “prueba eslriela”.
145 Montero A roca, Juan, ¿o prueba e n e l procescivil, 2* ed., Madrid, Edi
S.A., 1WB, pág.73.
34(í Montero A mea, Lap in ch a en e l procesa civil. Oh. Ck., p;tg. 74.

2S9

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Jorge Al herí o López González

Esa distinción cutre medios y fuentes*17de prueba, sirve al autor, para sos­
tener que el problema no está en determinar si los medios o las fuentes
son numeras clausus o apenas,sino en cómo introducir una nueva
en el proceso por alguno de los medios regulados en la ley/'"1Tal como se
desprende de la doctrina analizada anteriormente, el problema está en la
normas que rigen Jos medios de prueba, es decir, en si la regulación de un
medio se hace pensando en una única fuente de prueba o si esta se realiza
pensando en la inclusión de nuevas fuentes. Ello nos lleva a la conclusión
a que llega este autor y que compartimos, de que lo conveniente es regular
algunos medios de prueba en forma amplia, para que la introducción de
nuevas fuentes no presente los inconvenientes que se batí suscitado y que
denuncia la doctrina.
El nuevo Código Procesal Civil toma en consideración esa perspectiva doc­
trinaria. No se abandona la idea de establecer una lista de medios de prue­
ba admisible: no obstante, se regulan en términos amplios para que exista
concordancia con un sistema procesal informal, práctico y útil. Se enlistan
como medios de prueba admisibles: declaración de parle, declaración de
testigos, dictamen de peritos, documentos e informes,*”1reconocimiento ju­
dicial, medios científicos y tecnológicos (41.2). Como norma de cierre, y
aquí se expresa la amplitud y flexibilidad de la normativa, se establece que
es admisible cualquier medio probatorio no prohibido (41.2), Con ello, se
deja abierto el sistema procesal a cualquier otro medio probatorio que surja
como consecuencia de la evolución de la humanidad.
Siguiendo a la doctrina expuesta, se parte de la idea de que en esos medios
probatorios que se enlistan pueden incluirse fuentes de prueba no previstas
expresamente. Se ajusta el sistema procesal costarricense, a las enseñanzas

547 i:l amor pone de manifiesto que la distinción enirc fuentes y medios de prueba se
debe a Camclutli y su desarrollo a Sentís Melcndo. Montero Artica. en el
proceso civil, Ob. Cíl., pág, 70,
348 Montero Artica, La prueba en el procesa civil. Oh. Cu,, pitu. 74.
349 J.a doctrina judicial española lia venido entendiendo que a los informes no se les
puedo dar valor de prueba confesional eonn> algunos lian pensado, sitio u to más de
prueba documental. Motero Manglano, Carlos (Director) y otros. La prueba de con­
fesión judicial, «Cuadernos de Derecho Procesal Laboral», Madrid, Mcgniw-f lili/
inieramericana de España, S.A.U., 1999, pac. 40,

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

de la doctrina procesal, que propugna por la existencia de eiu sistema, que


no obstante señalar los medios de prueba admisibles, deje al tribunal en
libertad para admitir las que estén comprendidas en tal enumeración, de tal
manera que sea suficiente que al tribunal te parezca, razonablemente, que
un elemento allegado al proceso en debida forma tiene cierta fuerza pro­
batoria, para que pueda considerarlo. Con esa visión amplia, se da cabida,
a los medios nuevos que el adelanto científico va trayendo y que no sea
posible incluir en los enumerados por la ley, ni siquiera entendiéndose en la
forma más amplia.15*

La admisión de la prueba

Se entiende por admisión de prueba, la actividad que realiza el tribunal para


determinar, de acuerdo a lo que es objeto de controversia, la prueba que es
necesaria para la búsqueda de la verdad o, como lo expresa la doctrina: «el
acto del juez por el que, previo examen de los requisitos necesarios, deter­
mina los medios de prueba que, entre los propuestos por las partes, deben
practicarse en el proceso ».-15r
La doctrina reconoce que la admisión de las pruebas está condicionada por
la mayor o menor influencia de la escritura o de la oralidad en el procedi­
miento, Se hace ver esa influencia'51 desde dos puntos de visLa; de Ea forma
que debe revestir la resolución y de los recursos contra ta disposición que
admita o deniegue prueba. En uei proceso influenciado por la oral idado, la
denegatoria de prueba se hace en audiencia y la resolución que lo dispone
no debe tener recurso ante un superior, pues ello sería contrario a la concen­
tración y celeridad del procedimiento. Además, la oralidad en el procedi­
miento tiene efectos en la posibilidad que tienen las partes en la audiencia,
para hacer v eril tribunal ya la parte contraria, la impertinencia o inutilidad
de una prueba. Desde esa perspectiva, en la admisión de la prueba, la ora-

35() Devis Echandiu, " Estudias... Oh. Cit.. pág. -15£).


3 51 Montero A roca, L a p m e tw enle proceso cit)b
352 Montero Aroca. dice que la lamia de admisión viene condicionada por el predominio
de la oralidad n de la escritura en el procedimiento, obviárteme Jo hace como intro­
ducción a la explicación de la admisión de la prueba en la legislación procesal civil
española, l.n prueba en el proceso civl,Ote Cil., pág. 100.

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Jorge Alberto l.ópev González

lidad le ofrece a las partes la posibilidad de alegar contra o a favor de las


pruebas del contrario, posibilitando la renuncia de prueba por innecesaria,
impertinente o inútil. Además, le confiere un amplia margen al tribunal para
decidir sobre su admisibilidad.
La nueva legislación procesal se inspira en esa base doctrinaria. A pesar de la
amplitud con que se regula lo relativo a la admisión de la prueba, se señalan
algunos requisitos de admisibilidad, con la finalidad de man tener al procedi­
miento dentro de los lincamientos establecidos por los principios que inspiran
a la nueva legislación. Dentro de esos presupuestos pueden señalarse; el esta­
blecimiento de un momento preelusivo en el cual la prueba debe ser ofrecida
a fin de que el procedimiento se mantenga dentro de los limites señalados por
el principio de concentración y la fijación de requisitos indispensables para
cada una de las pruebas, que eviten la creación de incidencias con motivo do
su práctica, Por ejemplo, en Ja prueba pericial, es necesario que en el momen­
to del ofrecimiento, el oferente indique los temas concretos de la pericia y
la especialidad del experto y en la prueba testimonial y en la declaración de
parte sobre hechos personales se elimina el interrogatorio formal (35.1.6).353354
Tomando en consideración, que modernamente el proceso civil no es cosa
de las partes, aunque lo sea el poder de pedir o no la tutela jurisdiccional
y el de determinar los límites esenciales de la acción, la nueva normativa
quiere ir a la vanguardia en el desarrollo de su proceso. Por ello propugna
por la abolición parcial y a veces total, del poder monopolistico de las partes
respecto de las pruebas. Manifestación de esa linea de pensamiento, es que
se confieren al tribunal poderes suficientes para la búsqueda de la verdad
que permitan la resolución del conflicto, estableciendo la posibilidad de que
ordene prueba de oficio que considere necesaria (41.3).JMNo se trata de que

353 Ll interrogatorio escrito para tos testigos ñie eliminado en Costa Rica por el Código
Procesal Civil de 19S*>. Siendo obligación de las partes Inmudar la demanda y ia con­
testación en párrafos separados y debidamente numerados, las partes están obligadas
a indicar sobre que hechos declararán ios tcsligos, lo cual sirve de base al juez para
formular su interrogatorio.
354 La necesidad <lc que el juez lame los mcdnkis que hagan posible el completo esckire-
cimknEo del litigio, ordenando pruebas de oficio, viene poniéndose de manifiesto por
la doctrina, desde hace varias décadas. Baur, lTriE/, Liheruiizución y socialización del
proceso civil. « Revista de Derecho Procesal Iberoamericana^, Nü2-3, 1U72H325 v 32fi.

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Curso do Ltercclio Procesal Civil Costarricense

solvente I» inercia de las partes en cuanto n la carga que les corresponde,


sino de que cu casos excepcionales, utilice su poder para brindar una solu­
ción al conflicto, Se optó por la tesis de que actualmente, el tribunal no debe
resolver un litigio limitado a la prueba que le ofrezcan las partes, porque ello
implicaría mantener en el proceso civil, la mal entendida neutralidad en cuyo
nombre se lian cometido a través de los siglos, grandes abusos y flagrantes
injusticias, como consecuencia del apartamiento del tribunal y de una igual­
dad puramente formal, basada principalmente, en el poder del mas fuerte.1*'
Se ntantiene la posibilidad, que ya existía en nuestra legislación procesal
de que el tribunal admita pruebas u ordene la recepción y práctica de aque­
llas que considere pertinentes, een sólo que alguna de las partes las haya
mencionado y en último caso cuando nadie lo haya solicitado.3** Tal como
lo señala doctrina que compartimos, las objeciones contra las facultades
oficiosas de! tribunal en la producción de la prueba parad proceso civil, en
d sentido de que se traía de un litigio de interés privado, que se perjudica a
h parte desfavorecida con las pruebas decretadas de olido y que el tribunal
debe permanecer inactivo y limitarse a juagar con base en las pruebas que
las partes le aporten partí no romper su imparcialidad o neutralidad, son
razones de tan débil contextura que no resisten el menor análisis.3' Esas
razones se basan en la tesis ya completamente rectificada de que el proceso
civil es un negocio particular y con un fin privado. Desde hace más de se­
tenta años en que la doctrina universal archivo esa concepción pri val isla y
la sustituyó por la publicista, el proceso civil adquirió un interés publico que
se manifiesta en la recta aplicación de la ley material y la administración

355 fisie criterio lúe adtipiado per la Ley de Enjuiciamiento Civil Española 1/2001) en el
articulo 282.
356 Manifestación de que d juez no dehe quedar alado a la prueba ofrecida por las par­
les. cuando esiá seguro de necesitar algún tipo de prueba para resolver el [¡ligio, es
i]ue, una parle de los ¡ucees españoles admite la necesidad de tencT Capacidad para
acordar, desde ia admisión, alguna prueba que las parles ru> han propuesto. Consejo
General del Poder Judicial, LifiwBlimt-a tie iu Justicia. Oh. Cit.. pag. 44.
357 IEay que tener presente que esa lite la opción admitida por el legislador costarricense,
pues cuando se redactó el Código estaba en SU apogeo la discusión doctrinaria entre
ia leona del "gEiríui ti sino procesa!" uue propugna ha por negar la posibilidad de que
el tribunal ordenara pruebas de oficio y la teoría de la “socialización n puhlici/aeión”
que decía todo lo contrario.

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de justicia para la paz y la tranquilidad sociales. Si hay un interés público


en que el resultado del proceso sea justo y legal, el Estado debe dotar al
tribunal de poderes para investigar la verdad de los hechos que las partes
afirman. iS“
El Código parte de una idea primaria: la razón ubi Iidad en la admisión de la
prueba. No es posible, que en un proceso oral, se mantenga la práctica seguida
por muchos anos de admitir toda la prueba propuesta por las partes, con las
consecuencias que ello tenía para la celeridad del procedimiento. Por ello se
dispone que solo se admitirán las pruebas que tengan relación directa con los
hechos y con la pretcnsión, siempre que sean controvertidos (4l.3.pá.l°). Es
decir, pertinente y presumiblemente útil. Además, se faculta expresamente al
tribunal para rechazar la que se refiera a hechos admitidos expresamente o que
deban tenerse como tales conforme a la ley, amparados a una presunción ab­
soluta. ev identes o notorios; asi como la impertinente, excesiva, inconducente
o ilegal, Esa actividad de admisión de prueba implicará dictar una resolución
oral en la que se indicará claramente la prueba que se admite. En cuanto a la
que se rechaza, será necesario explicar las razones de esa disposición.
Atendiendo a los poderes que se le confieren ai tribunal en la nueva nor­
mativa, se establece que en la audiencia en que se admiten las pruebas, el
tribuna] podrá proponer a las panes la incorporación de otras no ofrecidas e
incluso ordenarlas de oficio (4 1.3.pá.2°).
Partiendo de la existencia de una primera audiencia y otra complementaria,
se regula lo que en la legislación española se denomina prueba complemen­
taria. Se establece que en la audiencia de práctica de prueba, excepcional'
mente, si fuere indispensable, dando razones fundadas, se podrá ordenar
otras pruebas para comprobar o aclarar hechos relevantes/*' respetando los
358 Devis E c h a n d ía . " Estudios,,, üb. Cit.. pág. 45 I,
",
35<> El profesor Don Orlando Aguirre Gómez, principal redactor del nuevo código proce­
sal laboral, mi c o t e r r á n e o y maestro con quien tuve la oportunidad de comentar este
Código, cuando era proyecto, expresó en una conferencia que se trata en definitiva
de prueba para mejor resolver. No puedo compartir su pensamiento en este aspecto
concreto, porque la prueba complementaria es muy excepcional. Por lo menos no es
igual a la prueba para mejor resolver como estaba regulada en Ja legislación anterior,
que estaba dispuesta a la libertad del tribunal. La prueba complementaria se mueve
en otro contexto y debe ser excepcional, torno consecuencia del estado del procedi­
miento y para no retrasar el dictado Je la sentencia.

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C uííkí de Derecho Procesal Ovil Costarricense

principios de contradicción y de concentración. El respelo al principio de


concentración implica que la admisión y práctica de esa prueba no tenga
como consecuencia un retraso considerable en el dictado de la semencia,
con afee [ación dd principio de inmediación. El respeto al principio de con­
tradicción obliga a darle intervención a la parte contraria, en codo lo que
tenga que ver con esa prueba.

L a p r á c t ic a de la p r u e h a : G e n e r a l id a d e s

Por práctica de la prueba, emendemos aquel momento en que se ponen a


disposición del tribunal las fuentes de prueba, que tienen como lin llevar a
su con vene i mi en Lo la existencia de los hechos alegados. Desde esa perspec­
tiva, la prueba se entiende practicada, por ejemplo, cuando se ha recibido el
testimonio « se han entregado al tribunal los documentos ofrecidos.
Tal como lo señala la doctrina, la práctica de la prueba difiere según la índo­
le de I proceso a que ésta se incorpora y según la clase particular de prueba
de que se trate.560 En relación con la clase de prueba, debe distinguirse, entre
aquella para cuya recepción es necesario un acto formal (prueba testimo­
nial), de la que sólo requiere la actividad de la parte para su presentación al
tribunal (prueba documental), por cuanto están sujetas a una regulación y a
un procedimiento diferente, Desde una visión amplia, es cierto que la prác­
tica de la prueba depende del sistema procesal existente y, también lo es,
que es la etapa dd proceso, en que la oral idad como principio dd procedi­
miento adquiere mayor importancia, dado qtic es aquí donde entran en apli­
cación directa los principios de inmediación, concentración y publicidad.
Uno de los aspectos que ha preocupado a la doctrina y que se ha visto en los
países donde se inicia con la oral idad, es que en la actividad preparatoria Uc
la audiencia de práctica de la prueba reside su eficacia. Lo idea], entonces,
es que el día señalado, no existan circunstancias que obliguen a la suspen­
sión del acto, sea por cuestiones de trámite o por la simple solicitud o arti­
maña de una parte. Por ello, es incuestionable que una debida configuración
de esa etapa preparatoria, es fundamental para la eficacia tle la prueba y paro
imprimirle celeridad al procedimiento.*26

3íitl Giifusp, Dvrvciw Procejinf T


ivl, <mu) ]. 1
C , Oh. í.’il., páy. 3 14.

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Jorge? Alberto López González

En c! nuevo código, se consideró pertinente consignar expresamente, una


serie de ideas básicas que sirvieran de base para la interpretación de las
normas relacionadas con la prueba. En esa linca de pensamiento, se regula­
ron los deberes de cooperación, de veracidad, entre otros, y se estableció el
efecto que en relación con la prueba tienen los principios de inmediación y
concentración, reconociendo que dichos principios tienen efectos diferentes
en cada una de las etapas del procedimiento.

E l DElUEK DE COOPERACIÓN EN LA PRÁCTICA DE LA PRUEÍÍA

A pesar de que d deber de colaboración de las parles, no es algo novedoso,


pues éste ya existia en las Partidas y en el Fuero Juzgo,561 puede decirse que
encuentra terreno fértil en el sistema procesal de la oral idad, que inspirado
en lodos los demás principios procesales, pretende la realización efectiva
de la justicia.*36236El mejoramiento de la calidad de la actividad jurisdiccional
que ese sistema propugna, requiere otra forma de actuación de las partes,
en relación con el ejercicio de los derechos que la legislación procesal le
confiere. Esa actuación no puede traducirse simplemente en la realización
de actos materiales encaminados al beneficio individual de cada uno de los
litigantes, sino que, en ese sistema, todos los participantes deben aportar
los elementos necesarios para la solución de la lilis, es decir, se requiere la
colaboración de todos. El deber de colaboración, no sólo implica la omisión
de actuaciones que atonten contra los fines del proceso, es necesario además
que se actúe en concordancia con esos fines. En otras palabras, es necesario
que en ef proceso se actúe con lealtad y buena fe. Es este un aspecto de lo
que la doctrina conoce como principiodel proceso/6’ según
'd i « Las Partidas, como el Fuero Juzgo, persiguen ahincadamente iodo tuque pueda tor­
cer el curso tic la justicia intrínseca. Resalla el alan de aplicar sanciones a la malicia
Je ti liga mes. profesionales y jueces. Se impone el deber de decir verdad, con ásperas
sane io lies ». I*odctt ¡ Uamiro. Teoría y 7V<'nica del procesa civil y trilogía estructura!
deltt ciencia de¡proceso civl,Buenos Aires, 1963, pág. 63.
362 Sobre eí tema de la moralización véase nuestra obra: Teoría General Sobre el Princi­
pio de Oralidad en d proceso civil, Editorial Juriccniro, San José. 2<K)7.
363 Alguna doctrina concibe el principio de moralidad como el deher de ser veraces y
proceder con buena Je, por parte de quienes intervienen cu el proceso, a fin de hacer
posible el dase ubrim ionio de la verdad. Pudetti. Ramiro, Teoría y Técnica del proceso
civl\ trilogía estructuralde la ciencia dc¡proceso civil, Ob. Gil., pág. 145,

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Curso rJe Derecho Procesal Civil Costarricense

el cual, los intervi nienics deben omitir acciones que aten ten contra la bús­
queda de la verdad.
Tal como lo señala la doctrina, si no partimos de la base de concebir e!
proceso judicial como una contienda ordenada por las reatas de la buena fe,
difícilmente podremos conseguir los efectos pretendidos, porque el interés
general al cual éste sirve, se ve burlado cuando las partes lo utilizan con
propósitos fraudulentos, o se persiguen resultados ilegales.ÍM
Tratándose de un nuevo orden procesal, es razonable que en el código se
diga claramente que es responsabilidad exclusiva de la parte proponente
ofrecef y presentar sus fuentes probatorias (41.4.1). Lógicamente, para la
presentación se establece la posibilidad de pedir la colaboración del tribu­
nal. por ejemplo, para obtener órdenes, citar testigos y peritos u ordenar

su comparecencia en forma escrita, telefónica o por cualquier otro medio


disponible (4 1.4.1).
Pise deber de cooperación con la administración de justicia se extiende a
las partes y a los testigos, a quienes se les impone el deber legal de declarar
(41,4.1.pá.2''). Igual obligación se le impone a los funcionarios públicos res­
pecto de los informes y certificaciones que emitan (41.4,2), A todos aque­
llos que tienen la obligación de declarar, los tribunales pueden requerirlos
para que asistan a las audiencias por cualquier medio escrito o tecnológico,
incluso con el auxilio de la fuerza pública si es necesario (4 1.4.1 ,pá.2u). Si
quien no comparece es una parle, salvo casos excepcionales que no deben
descartarse, no parece que sea procedente traerlo por la fuerza, pues respec­
to de las partes existen consecuencias procesales por inasistencia. Por ello,
cuando se trate de una paite declarante que no asiste o se rehúsa a respon­
der. se debe hacer constar esa circunstancia y documentar el interrogatorio
(4 1.4.1.pá,2“) que en esc acto formule la paite contraria.*

sM Reacciona usté autor contra la doctrina t|uü chillando los derechos individuales, ha­
bí;! de] derecho a la mentira en d proceso* como su p re m o homtrnajc a la litu-nad rmn
a costa de U\ moralidad del proceso. Gome?, de Liarlo González. rcrnnndu, ftstnnAic-
civti al ditrcchx) pt-octrwí fAbtjgaciü y Proceso}, F.d., Oviedo, l-.dit, F'nruni S.A.,
1995+págs, 2J33 y 224.

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Jorge Alberto López González

D eb er d e v e r a c i d a d y j u r a m e n t o

Durante el siglo XVIII y a inicios del XIX la doctrina procesal isla discutió
ampliamente, el problema de introducir en las leyes procesales civiles un
deber de buena fe, especialmente el deber de las partes de decir verdad.34-
Proccsalistas comoAdolfWach, Richard SchmidL, Pitra Calamundrei yKn-
rico Rcdcnti, se opusieron a la introducción de un deber de tal naturaleza,
considerándolo como un instituto inquisitorio y contrario a la libre dispo­
sición de las parles, un instrumento de contra la parte en el
proceso civil.
Manifestación de esa corriente de pensamiento en España es la posición
de Sorra, quien sostiene que ni jurídica ni moralmente puede existir en el
proceso dicho supuesto deber de veracidad, que de ser recogido y aplicado
podría suponer un serio obstáculo para el principio de igualdad de las partes
que debe presidir Lodo proceso. Sostiene, que de acogerse ese principio,
sería de peor condición la parte que lo cumpliera que la que lo infringiera,
considerando que sólo en un mundo ideal, en que todos los ciudadanos de­
clararan la verdad, aun cuando esta pudiera suponerles un grave perjuicio,
podría admitirse un deber de veracidad. Por último entiende, que si se admi­
tiera ese deber entonces sobraría incluso el proceso, que podría quedar re­
ducido a alegaciones y sentencia, ante la ¡nneeesariedad de proponer prueba
de unas afirmaciones que, por definición, no podrían ser inexactas.1'*1'
A pesar de la discusión existente, la doctrina y las legislaciones mostraron
abiertamente la tendencia a afirmar la oportunidad y la conveniencia de
que exista un deber de verdad de las panes en el proceso civil,*1’ señalando
que esta obligación de común rectitud puede ser impuesta como regla de3657

365 Un deber de este genero era conocido cu el proceso clásico romano, y en ei medioevo
sobrevivían cierto* institutos corito el jusfurantinm mVic, que estaban dirigidos
a impedir a la parte comportarse de mala fe respecto del adversario. Cappellctli, £7
ptxvesn ct vil en elderecho comparado(Tradu
Buenos Aires, Ediciones Jurídicas Europa-América, 1972. pág, 80.
366 Serra Domínguez, Manuel, L ilteralizudón y socializ proceso « Re
de Derecho Procesal », Nü. 2-3 de 1972. pág. 543,
367 Cappelteíti, El proceso civil en el derecho comparado, <>b. Clt., pág. 81.

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Curso do Derecho Procesal Civil Costarricense

cuntí neta procesa!, sin temor Je eoluear en situación embarazosa a las con­
ciencias honestas,345*
Esa tendencia se observa en el Código Austríaco de 1895, en la ZPO ale­
mana a partir de una modificación ocurrida en 1935 y en el Código Federal
Sui/.o,i6,f El mismo Código Procesal Civil costarricense de 1989, estable­
cía (Arí, 98,3) como uno de los deberes del juez, sancionar cualquier acto
contrario a la dignidad de iu justicia, la lealtad, la probidad y la buena Je,
lo mismo que sancionar el fraude procesal.368*370 Desde un punto de vista pu­
ramente ético, no se puede negar que aquellos que participan en un proceso
están obligados a actuar con veracidad, como consecuencia de un deber que
podríamos llamar natural de actuar de buena fe; sin embargo, desde el pun­
to de vista jurídico, ello tiene algunas connotaciones teóricas, que algunas
legislaciones regulan con bastante amplitud.371
El legislador costarricense optó por establecer el deber de veracidad (4 1.4,2),
lo que es plausible, pues parece indiscutible, que siendo la justicia un bien
de interés público, las partes tienen en el proceso un deber de colaboración.

368 Chiovenda, (imscppc, Hnsayn.t tic Detvtíi Procesal Val. tí, (T


.Santiago Sentís Melcndn a la S:tggi di diritlo FiDcessuale civilti, publicados por So-
eielá Bditrice Foro Indiano. goma 1£J3 E), Buenos Aires, Editorial Rosch y Cía Edito­
res, I[M9,púg. 296.
.>69 Cappcllclti, 1:1 proceso civil en el derecho comparado. Oh. Cit., púg. SI.
,'70 |’| Código General del Proceso de Uruguay, en su articulo 5o, dispone: abas partes,
sus représenla riles o asistentes y, en ycivcraf Unios los participes del proceso, ajusta­
rán so conducta a la dignidad de Injusticia, al respeto que se deben los hoyantes y a
l:i lealtad y a la buena Pe. 1:1 tribunal deberá impedir el fraude procesal, la colusión o
cualquier otra conducía i ti cita n dilatoria ».
371 En la ZPO alemana (138), se regulad deber de las partes a la verdad e integridad. Es­
tas deben atenerse a la verdad en su relato de los hechos y no deben conscientemente
relatat falsedades. Si se descubre la mentira, las alegaciones
■■r no son consideradas. Se
prohíhe únicamente Uementira consciente y es admisible que Iu pEtrie formule afirma-
ciones o cuestione bis del eonlrario, respecto de cuy:] verdad no l’sIl'lsecura. No sólo
>e debe manifestar ki pura verdad, sino v|uc tampoco es posible omitir -figo. Si una
fiarte vitela su deber de decir verdadhpuede incurrir en una estafa procesal, punible se-
yún la normativa penal y la sentencia civil podría ser atacada iras una sentencia penal
condenatoria, medíame ei recurso de revisión. La mentira procesa! podría también
provocar una pretcnsión de daños y perjuicios. Leíble, F n w v s o C iv il A lem án^ Ob.
Cit,, págs. 13(>y 140.

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Jorge Alberto tópe* González

que comporta no alegar hechos falsos y no negar los verdaderos, es decir,


que el derecho de defensa no puede incluir el derecho a mentir.3 373 Por ello
2
7
se establece expresamente en la normativa que toda declaración e informe
pericial o de oficina pública deberá expresar !a verdad sobre los hechos
(41.4.2) , Con la finalidad de mantener un condicionamiento sustentado en
tas creencias, siguiendo nuestra tradición se dispuso, que en las declaracio­
nes de partes, testigos o peritos, se recibirá el juramento por Dios o lo más
sagrado de las creencias, con las advertencias legales de la trascendencia
de infringir el deber de veracidad u omitir elementos esenciales (41,4,2).
Se establece que el juramento no sería exigido a los menores de doce años
(41.4.2) , lo que se sustenta en que la responsabilidad penal de las personas
menores de edad, de acuerdo a la Ley Penal Juvenil, es a partir de los doce
anos. Además, en Costa Rica se estima que las personas menores de doce
años son niños y los que se encuentran entre los doce y ios dieciocho años
son adolescentes. (Artículo 2 del Código de la Niñez y la Adolescencia). Si
se entiende que a partir de los doce años tienen responsabilidad penal, se
concluye que a partir de esa edad es posible recibirles juramento.

Inmediación

Este principio no se consignó expresamente en las normas sobre prueba,


por ser consustancial al sistema de la oralidad y porque sus alcances están
claramente determinados al inicio del Código. No obstante, lo desarrollare­
mos en concreto en relación con la prueba, para tener clara su influencia y
trascendencia sobre este tema.
Generalmente se suele decir que inmediación implica relación directa entre
el juez y las partes o que inmediación significa que las personas juzgadoras
deben estar presentes en la práctica de las pruebas. Eso es parcialmente co­
rrecto, pero dicho principio significa mucho más.

372 MI "deber de lealtad y probidad1al que la doctrina lia coueehido como aspecto de
la "publiciwciótr o “ murali/iiciOn “ del proceso , es aquel que obliga a las partes
a no alegar hechos que sepa que SOH falsos ;s rio negar hechos que sepa que son
verdaderos.

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Curso de Derecho Procesal Civrl Costarricense

La experiencia do aquellos sistemas procesales cu que se ha introducido


la oral idad, ha permitido determinar lo que debe entenderse re al morno por
inmediación, precisamente, porque de una incorrecta concepción de! princi­
pio, sea por defectos legales de formulación o por prácticas desviadas de su
esencia, la inmediación en sus verdaderas dimensiones y con los linos que
persigue, ha sido pocas veces llevada a la práctica jurisdiccional.
lisa defectuosa formulación Je los sistemas procesales, cuya finalidad era ha­
cer realidad el principio de inmediación, ha dado la posibilidad de establecer
que para que ésta se de electivamente, es preciso que se cumplan tres requisitos
fundamentales, ellos son: a} una posición activa de la persona juzgadora en la
práctica de tas pruebas; h) necesariamente, el tribunal que interviene en la prác­
tica de las pruebas debe sorel mismo que dicte la sentencia, c) entre la práctica
de ta prueba y el dictado de la sentencia elche existir un plazo muy hreve.
En cuanto a la intervención del juez, la doctrina ha llegado a distinguir entre
inmediación y presencia judicial, entendiendo que existe presencia judicial,
cuando la persona juzgadora se limita a es Lar presente, a ver lo que sucede
entre los contendientes, como un árbitro,'73
Uno de los linos esenciales de la inmediación, es que el tribunal obtenga, de
forma inmediata, toda aquella información que le permita posteriormente
tomar una decisión ajustada a la verdad. Eso signiliea que cuando hablamos
de inmediación no nos estarnos refriendo a ia sola presencia y observación
de! tribunal, se trata de que interrogue a las partes y a los testigos, pida
aclaraciones, enfrente a las partes sobre algún punió que no está suficiente­
mente claro, confronte testimonios, observe objetos y lugares y realice toda
aquella actividad que le permita tener el mayor conocimiento de los hechos
que sustentan la disputa.
Sólo es posible decir que se cumple el principio de inmediación en la asun­
ción de las pruebas, cuando el tribunal que las practica es el que dicta la sen­
tencia. Este presupuesto para entender efectivamente cumplido el principio
de inmediación, ha debido enfrentarse a tres dificultades fundamentales,
ella son; el den ominado juez insintctóf', la práctica de las pruebas por per­
sonal auxiliar y el llamado auxilio judicial

575 Monlcru Artica, L¿\ prut’hti cu c!proceso civil Oh Cil., p;ig. JÓ2.

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Jorge Alberto López González

ti nuevo código procesal civil se preocupó por resolver estos tres aspectos.
Descarta que la prueba sea practicada por otras personas que no sean aque­
llas que van a dictar sentencia. El artículo 2,7 ordena que las pruebas deben
ser practicadas por el tribunal que dicta la sentencia. Se entiende que la vul­
neración al principio de inmediación, constituye una grave y trascendente
violación al debido proceso (72.1.11),
Y en cuanto al auxilio judicial (comisionar para practicar prueba) lo prohíbe
expresamente, al disponer que los tribunales podrán requerir el auxilio de otros
órganos jurisdiccionales y autoridades en los casos expresamente establecidos
(9.2), He acuerdo con todas las disposiciones legales del código, pedir auxilio
judicial para practicar pruebas, contraviene el principio de inmediación.

C oncentración

Desde el punto de vista de la práctica de la prueba, el principio de concen­


tración debe entenderse, como aquel «carácter que el procedimiento asume
cuando los actos procesales que componen la serie se aproximan en el es­
pacio y en el tiempo, de modo que se suceden con ininterrumpida continui­
dad».174 Debe entenderse de esa forma, porque la práctica de las pruebas
debe realizarse si es posible en una sola audiencia y de no ser asi en varias
muy próximas en el tiempo y con carácter de continuidad. Aquí, el principio
de concentración sirve al de inmediación, porque la práctica de la prueba
en audiencias continuas y próximas tiene como fin esencial mantener los
efectos de !a inmediación, es decir, que lo percibido en la audiencia, no des­
aparezca de la mente de las personas juzgadoras cuando dicten la sentencia.
La realización efectiva del principio de concentración en la práctica de las
pruebas, tampoco está exenta de dificultades, las que se suscitan principal­
mente por la suspensión de las audiencias, suspensión que puede provenir
de una defectuosa configuración legal del sistema o de prácticas ilegales.
En términos generales, una defectuosa configuración legal puede provenir,
por ejemplo, de un sistema de impugnación que no se ajuste a los fines de
la oral idad, o de un procedimiento que facilite a las partes la realización de
gestiones con fines dilatorios.

.>74 Cqltinuruírei, ]lisiándonos de derecho procesal civil,.,, i )b, Cil., pág, I.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarr¡cense

Aprovechando toda usa experiencia que nos trac la doctrina, el nuevo código
ordena que la prueba .se practique en una sola audiencia. No obstante, para ajLis­
tar la non na i3e principio a la realidad, se dispone que si no es posible en un solo
día, se prorrogará la audiencia en días inmediatos y consecutivos, En todo caso,
hay que procurar recibir la mayor cantidad de prueba por dia, estableciendo
cual habrá de practicarse en cada señalamiento (41.4.3). Como una concesión
a la estrategia probatoria de las partes, se establece que estas podrán disponer
d orden de la declaración de sus testigos, regla que pudría facilitar esa labor.

O rden en la p r á c t ic a d e la s p r u e r a s

La nueva normativa establece un orden en la práctica de las pruebas, orden


que podría cuestionarse y que de hecho motivó comentarios cuando se ges­
taba la reforma. Se establece que la pruebas se practicarán en el siguiente
orden: reconocimiento judicial, declaración de partes, declaración de pe­
ritos, c interrogatorio de testigos (41.4,4), Ese orden que se establece no
es absoluto; se dispone que a solicitud de las partes o de oficio, por causa
justificada, se podrá alterar el orden establecido (41.4.4).
El motivo por el que se establece ese orden no es antojadizo, ni es una
ocurrencia del legislador proce sal.375 La experiencia enseña que la primera
actividad que debe realizarse es el reconocimiento judicial para que el tri­
bunal tenga claras las verdaderas dimensiones del conflicto. Seguidamente,
la declaración de las parles permitiría al tribunal tener la versión real de
los hechos controvertidos, lo que podría motivar a que se renuncie prue­
ba admitida, por ejemplo, cuando ¿e dé la confesión. La declaración de
los peritos en tercer lugar, antes de los testigos, tiene como finalidad que
se ilustre al tribunal sobre lo que es objeto de discordia. Los testigos de
último, porque es una prueba que podría quedar controvertida con toda la
practicada eun anterioridad, por ejemplo, cuando un testigo refiera un hecho
totalmente increíble atendiendo a lo que se desprende del reconocimiento,
de la declaración de las partes y del informe pericial. Pero lo fundamental
es tener claro que el orden no es una camisa de fuerza que alen Le contra la
flexibilidad procedí mental que contiene esta nueva normativa.375
375 L a ¡den se tomé del a rtie u lo 300 de la Ley de Knjuiciajiiicnlu Civil Española del año
2tl00. pero na es Una t u p ia de este articulo, pues se varié Iiye rameóle el orden.

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Jorge Alberto López González

G E N E R A L I D A D E S S O U K E LA H O R M A D E L I N T E R R O G A T O R I O

El principio do orulidad exige que el interrogatorio sea oral, tal como se


dispone en la normativa. Pero, además, se establece que éste será directo
(41.4.5). Directo, porque se ajusta el procedimiento al sistema oral, en el
que el interrogatorio debe hacerlo directamente la parte o su abogado. Se
elimina el sistema existente durante la legislación anterior, según el cual, la
persona juzgadora tenía que estudiar todo el expediente y hacer las pregun­
tas. El sistema era erróneo, porque quien menos conocía del conflicto, era
quien tenía sobre sí el peso del interrogatorio.
igualmente, desaparece la práctica existente con el código anterior, según la
cual, en las repreguntas el abogado hacia la pregunta y el tribunal se la repelía
al declarante, es decir, que en definitiva, quien interrogaba era el tribunal.
Con la nueva normativa, la parle o su abogado se dirigirá al testigo y le hará
la pregunta directamente, sin intermediación del tribunal (4l.4.5.pá.r), Solo
cuando el tribunal tenga alguna duda preguntará y pedirá aclaraciones.
Con la finalidad de que el interrogatorio sea eficaz, se establece que tas
preguntas deben ser claras, precisas y referirse a un solo hecho. Para evitar
imposiciones subjetivas veladas, se establece, además, que las preguntas no
deben incluir valoraciones, ni calificaciones (41.4.5). Tratándose de peritos
y testigos técnicos por la especialidad de dichas declaraciones se permite
la inclusión de valoraciones y calificaciones en el interrogatorio (41.4.5).
Si se incumple con esas disposiciones el tribunal debe rechazar las pre­
guntas. igualmente deberá rechazar las preguntas y declaraciones que no
guarden relación directa con los hechos controvertidos o con el objeto de
pretcnsión/76 Se mantiene, tal como luí sido característico en nuestra Icgis-

.176 F,n ta pciiúllimu versión de! codieo, se estableció la posibilidad de rechazar premun­
ías que tuvieran fines meramente dilatorios c inconducentes. Eso m> apareció en la
versión final, aunque por un error de imprenta quedó la palabra dilatoria a la par de
pretensión, lo que es solo eso, un error de imprenta.

27 A

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Curso do Derecho Procosaf Civil Costar ríceme

líición improcedencia de preguntas que se refieran a hechos evidentes,3”


notorios378 ci admitidos por la parte contraria,
hn cuanto a tos hechas admitidos por la parle contraria, no dice d Código si
esa admisión debe ser expresa o si también puede ser tacita. Con la doctrina
moderna, hay que concluir que esa admisión puede ser tacita. Rilo encuen­
tra fundamento en la experiencia de que suelen ser ciertos aquellos hechos
sobre los que las partes no discuten,179
Con el lin de obtener un producto probatorio cristalino, libre de presiones
externas, se prohíbe totalmente que las preguntas sean sugestivas,380 insi­
nuadoras de la respuesta, ofensivas, vejatorias o cape ios as.
377 Se entienda que un hucho es evidente y pur tllu se tiene por cierto, amparando el razo-
namienLo en principios prédicas de la vidn y tic l;i experiencia de lo que generaliiKiite
ocurre en el nulliru] desarrollo de ías cosa*. Un hecho que en tundiciones normales
debe tenerle por cierto de un modo claro, que alo llay dudu. Par ejemplo: Quv ieei vehí­
culo que viene a una velocidad de cien kilómelros por hora na puede detenerse en un
espacia de dos meiruv Can la doctrina que tíos i lustra al respee Lo, hay que tener claro,
que existiendo un licelio que ie ¿si Lina evidente, siempre existe la posibilidad de alegar
prueba en contrarío, pues un hecho que e* evidente puede dejar de üerto por nuevos
hechos y par nuevas circunstancias. Couture, Eduardo, l'UtkiütttviUóS de! Detvi htt f'tv-
cexat Civil* 4* Ed.HlOliluriul i i de l\ Uuenos Aires, 2G0Q. pies. 'M y ISG.
373 Se entiende par hechos notorios: “aquellas que entran naturalmente on el conoci-
ciMeniLh, en In cultura o en tíl inlumiación nomi ni de los individuas, con relación a un
lugar l) a un circulo social y íl un monienru determinado, miel momento en que ocurro
la deei.sión." Couture, Eduardo, f;un Jámenlos del Derecho Procesal Ti vil, 4? Ed.,
Edil aria! B de FpB ucnOs Aires, 2Ü()2> pág. Ic^. E,-ii ¿temido casi idéntico Cakiinandrc i,
citado por Montero A mea, Juan. La Prueba en el proceso civil, 24 ed., Madrid, Edu.
L’iv ¡tas S.A., I‘O5.!tí, pjíu. 4J. Por ejemplo, el cambia de gobierno en un país. l ira ¡oda
caso, no puede negarse la prueba en contrario de ¿se hceho que se considera nolOrio.
j 7(> De la Oliva Santos, Andrés y Diez-Picazo CJkitnfníZ \gnació, Derecha Procesal Civil.
Ef procesa t.fe tfecíarución conforme ti la t.ey 1/2000 ife17 efe mera de liiyuiuomienta
Civil, Madrid, Edit, C!uinrL> de Estudios Ramón Arcces S. A.. 2(H)W, pág. 27cí.
F.n el proyecto ile este Código, en III versión de setiembre de ÜUOfs, se establecía ex-
presn mente la prohibición de hacer preguntas sugestivas. lisa prahibieión se eliminó
en olra de las versiones, pura dejar la posibilidad Je que en el etrntraimerrogaiorio se
pudieron hacer esas prego mas sugestivas puní confrontar al testigo, tal eomo lo reco­
mí crida la doctrina procesa! que se refiere al interrogatorio dtrccM y al interrogatorio
en un sistema procesal oral. Yo propuse que se mantuviera la prohibición de la pre­
gunta sugestiva en el interrogatorio* pero que se permitiera en el contra interrogatorio
{es decir uua[ido la parte interroga testigo de h contraria) üil como lo permite la

27S

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Jorge Alberto Lópe2 González

I)ice el código a renglón seguido, que cuando se consideren preguntas esen­


ciales, si la parte lo pide, se debe dejar constancia de la pregunta rechazada.
La norma puede parecer extraña. ¿Cómo entender que una pregunta recha­
zada por contener un defecto que impide su admisión, pueda ser esencial
para resolver? Eso es posible, la cuestión es que puede ser esencial para la
parte contraria. Esa posibilidad encuentra su fundamento en que una pre­
gunta formulada, aunque rechazada, podría dar lugar a confesión, pues ese
efecto tienen las afirmaciones espontáneas contenidas en los escritos o en
las manifestaciones realizadas en el proceso.1*1
Tratándose de testigos menores de edad, por sus condiciones de vulnerabi­
lidad, se establece que serán interrogados a través del tribunal. La razón es
clara, no es sano para la estabilidad mental y emocional de una persona me­
nor, que se le exponga a un interrogatorio directo. Por ello debe hacerlo el
tribunal, con el tacto que corresponde. N<> obstante, se prevé la posibilidad
que deberá ser excepcional, de autorizar el interrogatorio directo, cuando se
estime que por su grado de madurez no se verá afectado (4l.4.5.pá.3''). En
lodo caso, el tribunal deberá estar vigilante, para proteger al menor de una
actividad más allá de lo que por su escasa madurez, pueda soportar.
El retiro del declarante de la audiencia ya no será un procedimiento común
y corriente, como sucedía con la normativa procesal derogada, trámite que
causaba grandes retrasos en la práctica de la prueba personal. Corno ma­
nifestación del interrogatorio directo y frontal, cuando haya que discutir
sobre la forma y contenido de alguna pregunta se discute en el mismo acto,
sin necesidad de suspender el acto o retirar al declarante de la sala,™1 salvo
en casos muy calificados. En todo caso, el tribunal dehe velar porque en la
discusión no se sugiera o insinúe la respuesta (41.4,5.pá.40).

doctrina, poro dicha propuesta no fue admitida por Iris restantes miembros de última
comisión revisora. .Asi las cosas, quedó totalmente prohibida la pregunta sugestiva,
aun en el rantrainicmopturío.
4X1 lisa es La doctrina que se desprende del numeral 42.2 del nuevo Código.
}x: Cuando se discutía la reforma, se propuso establecer que el retiro del declarante se
hiciera s¡ el juzgador lu consideraba conveniente. La comisión redaetora estimó que
era mejor mantener la fórmula propuesta, para no dejar la decisión únicamente a cri­
terio del tribunal, dándole a las partes la posibilidad de invocar la calificación de la
situación y pedirle al tribunal el retiro, quien será, cotilo debe ser. el que decidirá.

276

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Curso de Derecho Procevit Civil Costarricense

La regla general es que al momento de la declaración, el deponente no pue­


de leer notas ni apuntes (41 .4.5.pá.5u). La finalidad es que la declaración sea
espontánea y evitar su preparación anterior. Excepcionalmente, el tribunal
puede autorizar la lectura cuando exista alguna justificación, por ejemplo,
que se trate de preguntas referidas a cifras, fechas o datos de difícil preci­
sión. Con la finalidad de que no se introduzca un motivo para suspender la
audiencia, si el declarante puede prever que se le preguntará sobre aspectos
que debe consultar en un archivo o documento, debe llevar la fuente de la
información el día de la audiencia. Solo en casos excepcionales se penniLe
suspender la audiencia, si el declarante necesita consultar documentos y no
los lleva consigo (41.4.5.pá.5"), obviamente, esa suspensión debe ser breve,
mientras el declarante se procura la fuente de información.
En caso de pluralidad de declarantes sobre los mismos hechos, el tribunal
debe tomar las medidas necesarias para evitar la comunicación entre ellos du­
rante el transcurso de la audiencia (4l.4.5.pá.6°). Esa disposición tiene como
finalidad que los testigos no se pongan de acuerdo sobre lo que van a declarar.
En relación con la práctica de prueba en el extranjero o en lugares distantes
de la sede del tribunal, se adoptan soluciones que pretenden hacer realidad
el principio de inmediación, que es pilar fundamental de la reforma. En con­
cordancia con los principios generales de la nueva normativa, se establece
la posibilidad que esa prueba se practique por medios tecnológicos, siem­
pre que éstos garanticen la inmediación (4L4.5.pá.7°). Cuando se dice que
garanticen la inmediación, hay que entender sin rodeos, que debe tratarse
de medios tecnológicos que permitan percibir las declaraciones corno si el
tribunal estuviera presente, por lo menos por los sentidos auditivo y visual.
Vale la pena recordar que en las disposiciones generales de la nueva normati­
va se sienta el principio de que lo utilización de medios tecnológicos que ga­
ranticen la relación directa con los elementos del proceso, no implica ruptura
del principio de inmediación.**' No obstante, en mi criterio, debe descartarse
la práctica de prueba, en esos supuestos, únicamente mediante audio, o solo
mediante video. No es lo mismo documentar una prueba en presencia del
tribunal con solo audio o soto video, que practicar toda la prueba, sin la pre­
sencia del tribunal son solo uno de esos medios de documentación.38

383 Articulo 2.7. in fine.

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Jorge Alberto López González

El principio de inmediación exige, qtie el misino tribunal que practica la


prueba sea el que dicta la sentencia. Por ello, el código exige el cumpli­
miento de esa disposición. No obstante, se permite, en casos excepcionales,
atendiendo a la importancia de la prueba y a la dificultad de practicarla di­
rectamente o por medios tecnológicos, se remita exhorto para la práctica de
prueba en el extranjero. Solo cuando se trate de prueba en el extranjero; si la
prueba debe practicarse en el país, el tribunal puede desplazarse a cualquier
lugar del territorio nacional (41.4,7), Esta es una excepción a la prohibición
del auxilio judicial cuando se trate de práctica de prueba o de actos propios
de una audiencia que vulneren el principio de inmediación,384
Si la fuente de prueba (la parte, el testigo, o el perito) se encuentra en el
extranjero y la prueba se practica por medios electrónicos o de nuevas Tec-
nologías, la prueba se debe practicar siguiendo las disposiciones de este
código y la prueba se tiene como practicada en el territorio nacional para
todos los efectos (4l,4.5.pá.8°), Se regula aquí el supuesto de que, en una
sala de Costa Rica, se practique una prueba personal (declaración), de una
persona ubicada en el extranjero. Se entiende que la persona juzgadora ubi­
cada en nuestro territorio dirige la prueba y aplica la legislación procesal
nacional. Lo único que estará en el extranjero será el declarante y la persona
que de fe de la identidad del declarante (cónsul por ejemplo). Véase que no
estamos en un supuesto de auxilio judicial internacional, en que la prueba la
practica un funcionario en el extranjero, en cuyo caso la legislación procesal
aplicable de acuerdo al derecho procesal internacional es la de la autoridad
comisionada,385

P r á c t ic a d e p r u e b a en el l u g a r d e l o s h e c h o s

Aunque la regla general es que los tribunales tienen limitada su compe­


tencia al territorio señalado para ejercerla (8.3), el mismo código hace la
excepción de las salvedades establecidas por ley. Precisamente, una de esas
salvedades se encuentran en el tema de la práctica de la prueba. Las reglas

3R4 Artículo 29.4.


}R5 Ampliamente sobre cJ tema Voscovi, Fdmmlot Derecho Procesal Civil EntermirionaL
Ediciones Idea, Montevideo, 200, ] líi y siguientes.

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Curso de Derecho ProcesoI Ovil Costarricense

de la competencia territorial ya no serán un obstáculo para que eí tribunal


practique la prueba fuera de los límites de su competencia. El respeto al
principio de inmediación trae como consecuencia la posibilidad de que la
prueba se practique en el lugar de los hechos (41-4-6). La frase
los hechos "debe entenderse en sentido amplio, como e! lugar que permita
al tribunal un contacto directo c inmediato con los ciernen tus de la relación
jurídica procesal (sujetos, objeto y causa). Esa posibilidad es viable cuando
el tribuna] lo estime conveniente y cuando sea necesario para la vigencia
del principio de inmediación, según la naturaleza de lo debatido. Kn otras
palabras, no se establece como regla general, que en todo caso la prueba
deba practicarse en el lugar de los hechos, Si no se afecta al principio de in­
mediación, ello no es necesario, salvo que el tribunal lo estime conveniente,
Y se entiende que se afecta el principio Je inmediación cuando la práctica
de la prueba, lejos del lugar de los hechos, disminuya significativamente el
conocimiento que la persona juzgadora deba tener para dictar una sentencia
ajustada a la verdad real.

D e c l a r a c ió n d o m i c i l i a r i a

!:1 principio de inmediación exige el contacto directo entre el tribunal y los


ded aran tes y un sistema procesal moderno, debe prever condiciones míni­
mas de respeto a los derechos humanos; fundamentalmente, de aquellos que
se encuentran en condiciones que les impida comparecer ante el tribunal. Si
por enfermedad, o por otras circunstancias especialmente justificadas, quien
deba declarar no pudiera comparecerá la oficina judicial, el tribunal puede
disponer, a solicitud de parte, que la declaración se reciba en el domicilio o
en el lugar en que su encuentre (41,4,7). Esa declaración domiciliaria solo
se puede disponer a solicitud de parte, ello porque se entiende que las paites
son las que conocen el estado de las personas que ofrecen como lestígos.
Pero, eso no significa que el tribunal nú lo pueda ordenar de oficio, cuando
lo estime indispensable. Por circunstancias muy especiales, es posible que
no sea prudente no permitir a las palles y a sus abogados que concurran
¿l la declaración domiciliaria. IIn ese caso, para garanli/ar el principio de
contradicción, lo que se debe hacer es poner conocimiento de las partes tas
respuestas obtenidas para que soliciten las aclaraciones u adiciones que cs-

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Jorye Alberto López González

timen necesarias. Es de esperar que la declaración domiciliaria, la! como ha


sucedido siempre, sea excepcional, para que no se convierta en un obstáculo
a la realización de una justicia pronta.

N o m b r a m ie n t o de in t é r pr e t e s

Previendo la posibilidad de que un declarante tenga limitaciones tísicas u


idiomátlcas, quien ofrece la prueba deberá solicitar el nombramiento de
intérpretes al momento de ofrecer la prueba. Se impone esa carga a quien
propone la fuente de prueba, parque se supone que es quien conoce las limi­
taciones que tiene el declarante (41,4.8). Se dice que debe pedirlo al ofrecer
la prueba, para evitar que sea al momento en que se va a recibir la declara­
ción que se determinen las limitaciones. Desde esa perspectiva, si a la hora
de ia declaración se observa que el declarante tiene limitaciones y quien
olVeeió su declaración no pidió ei nombramiento de intérprete, debe decla­
rarse inevacuablc dicha prueba. Dicha disposición, además de sustentarse
en los principios de seriedad > responsabilidad que sustentan esta normati­
va. pretende evitar maniobras para suspender las audiencias o para dilatar
el procedimiento. Quien pide el nombramiento de intérprete debe cubrir los
honorarios de éste, salvo disposición en contrario. La posibilidad de que
exista una disposición en contrario se justifica, por ejemplo, en la eventua­
lidad de que atendiendo al principio de gratuidad se establezca un servicio
de intérpretes pagados por el Estado. Se utiliza el concepto intérprete en
sentido amplio, referido a cualquier tipo de limitación en la comunicación.

T r aslado e i n c o r p o r a c i ó n de p r u e b a s

Referirse al tema de la prueba trasladada implica, en primer lugar, dar res­


puesta a una pregunta: ¿la prueba practicada en un proceso, sirve en otro?
Una contestación afirmativa, como tiene que ser, de acuerdo con la doctrina,
[a jurisprudencia y lo que disponen algunas legislaciones, (¡ene como con­
secuencia una serie de interrogantes que es preciso responder para tener una
idea clara sobre el tratamiento que se da y que hay que dar a este instituto,
que no es nuevo, pero merece un intento de clarificación por lo menos para
nuestros intereses. Es necesario, entonces, establecer qué se entiende por

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

prueba trasladada, cuál es su Finalidad, en qué supuestos es admisible, como


se introduce ul proceso y final mente, como se aprecia,3**
Enlenta rulo dar una definición, alguna doctrina entiende que estamos ame
el supuesto de prueba trasladada, cuando en un proceso se utiliza prueba
practicada en otro proceso anterior o simultáneo.3"7 Para completar esta de­
finición que a nosotros nos parece correcta y, además, sencilla, es necesario
decir que también estamos ante un supuesto de prueba trasladada cuando
se permite la utilización de prueba practicada en un procedimiento ante­
rior o simultáneo. La adición se justifica desde un punto de vista científico
procesal, porque la noción proceso se refiere exclusivamente a la actividad
jurisdiccional y por esa vía se dejaría de lado la prueba que se practica en
sede administrativa, que según veremos, también es trasladable. Por ello, es
necesario incluir en la definición el vocablo procedimiento, que es la deno­
minación que deben recibir las actividades de solución de conflictos que no
se realicen en sede jurisdiccional.
Podemos concluir, por loque se viene diciendo, que la prueba trasladada no
es un medio de prueba, sino, una forma de Utilización o reultlización389 de
prueba ya practicada.

fWí Recordemos que si queremos reí elimos .|3 eshidiu <lc I,lpruclxi e:i Leíminos gcuério is
luy que hablar de apreciación, operación mental que incluya otras dos; Ul3ii[c.rprL,L:i-
eióu y la valoración. Sobre diciiü disiinción siguiendo a Sentís Mdundo y a Monkro
Aroca, véase nuestro [rebajo: 'fioríu OVwra/.Wwv ci rríncipiv skr Oratuíüd, Ldito­
nal Juri centro. San Jóse, 2007, pág, 249 y ss.
3B7 Delgado PeflaTNelson, AnáiiHv juridio* y jurisprudencial ¿fc Ivprueba iraxfotfodv,
Rotatorio do] Congreso Panameño de Dofecho Procesal, Instituto Colqnibo-Pauiame
fio de Derecho Procesal, 2006, pá^;. 150.
Refiriéndose al proceso nos dice Montero Aroca: ILEs el único inslrumcnlci para el
ejercicio de U poleslad jurisdiccional, la cual no se real i/a fiiera del proceso i\ tjiclin
de nlra tbmia, la jurisdicción sólo actúa por medio de] proceso o bien j'uej ii del pro
ceso no se ejerce jurisdicción.11 Montero A ruca, Jniin, El proceso no lienc natural e/a
jurídica «Ensayos de Derecho FVocesa! í_,'iv,i]>h. J.M. Bocsch EdilorS.A., Barcelona,
] 99ónpág. E64.
3 SÓ Deei mos uci Ii na c Ión o reLatí ti zac ion, po rque, com o v urem os, e s pos ible trnsladai pme
bu ya utilizada o prueba que nunca io LUe.

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Jorge Alberto López González

¿Cuál es la finalidad que tiene trasladar prueba de un proceso a otro? El


primer aspecto que lo justifica es la economía procesal. Si en un proceso
anterior o simultáneo ya se practicó una prueba que puede ser de utilidad,
la economía de recursos y tiempo justifica uiilizarla nuevamente en otro
proceso. La economía de recursos podría tener como consecuencia un me­
nor costo económico del proceso y la economía de tiempo celeridad en la
solución del conflicto.** El segundo aspecto que justifica el traslado de la
prueba es la unidad™ de la justicia, mejor dicho su certeza, Si la prueba
tiene como finalidad convencer al tribunal acerca de la certeza de hechos o
datos afirmados y controvertidos,-193 es razonable que si una fuente de prue­
ba sirvió para brindar esa certeza en otro proceso, sea nuevamente utilizada
para el mismo fin. La unidad de la justicia se rompería si la prueba se prac­
tica nuevamente y arroja un resultado diferente,’" o si, por imposibilidad de
practicarla,394 se llegara a la conclusión que c! hecho no pudo ser acreditado
en el nuevo proceso. El mensaje que se da al ciudadano en tales circuns­
tancias es, que la justicia, además de ciega, se rige por parámetros irreales,
incluso absurdos.3”
El Código Procesal Civil costarricense de 1990 no contenía disposiciones
que regularan el tema de la prueba trasladada, como si lo hacen otras le­
gislaciones. Al respecto, la normativa procesal civil de Uruguay, establece:
'"Lus pruebas practicadas ’ válidamenteproceso podrán a
afro y tendrán eficacia .sim
ilarala quede
en este último proceso, siempre que en se hubieren practicado u

390 I menderuos que ni Ja celeridad ni el menor costo económico son ¡i mili dad es en sí
mismas. Ambas son en realidad, eventuales consecuencias de la economía procesal.
Delgado Peña, Olí. Cit„ pág, 149,
391 Alguna doctrina se limita a señalar la unidad como una de las razones que respalda el
traslado de prueba, sin embargo, no se explica en que sentido se entiende el concepto
unidad. Delgado Pena, Oh. Cit., pág. 149.
392 Sobre el objeto de Ja prueba véase: Montero Aroea, Juan. Ím Prucha
civil, 2a ed., Madrid, l-'dil. C.'ivitas S.A., ! 998, pág.34 a 5 I.
393 Por ejemplo que el testigo haga una relación de hechos diferente.
394 Porque el testigo falleció, por ejemplo.
395 Mensaje propiciado por la normativa procesal, que integra, en definitiva, todo d con­
cepto de justicia.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

petición de laparte contra quiense aducen o con de fin


ese mismo sentido, en la legislación procesal civil colombiana encontramos
Ja siguiente disposición: ''Las pruebas practicadas un pro­
ceso podrán trasladarsea otro en copia auténtica, r apreciadas sin
más formalidades siempre que en el proceso primitivo se
do a petición de la parte contra quien se aduce o con de
Ambas disposiciones, que no son idénticas y que son útiles para el ejercicio
expositivo que estamos haciendo, además de permitir el traslado de prueba,
establecen como requisito para su eficacia, que se hayan practicado váli­
damente y que se hubieren realizado a petición de Ea parle contra la que se
aduce o con audiencia de ella. Se deduce entonces, que el traslado de prueba
requiere únicamente que se huyan practicado válidamente y que se observe
el principio de contradicción, que es una manifestación del debido proceso
y consustancial a cualquier prueha.
Con las legislaciones procesales anteriores, la incorporación de prueba prac­
ticada en otro proceso o procedimiento™8 ofrecía serios inconvenientes en
cuanto a su incorporación y fundamentalmente en Jo referente a su aprecia­
ción. Se decía, que la prueba de testigos practicada en un proceso no surtía
efectos en otro, si las declaraciones no eran ratificadas.-"™ Algunos sostenían
que para tener eficacia era necesario repetirlas y otros entendían que eso era
innecesario. Incluso se llegó a decir que ta prueba testimonial practicada en
un proceso, cuando se trasladaba a otro, se convertía en documental. Ma­
nifestación de Ja incert¡(lumbre que existía sobre el lema es una sentencia
de la Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia número 17 de 1999 en
la que se lee: "...En la jurisdicción laha primado la tesis de
un servidorpúblico, es despedido y,*3978

3% Artículo 14? del Código General deL E’rneeso de Uruguay, Ley 15982 de 18 de octu­
bre de 1988.
397 Artículo 185 itel Código Procesal Civil de Colombia,
398 Recordemos que un os lo mismo proceso y procedimiento. También tengamos pré­
senle que desde una perspectiva científica solo es proceso el que se realiza por una
a litoridad jllri sd icd o nal para impartir justicia. Lo que se realiza en otras sedes, disci­
plinaria o administrativa n<> puede recibir la denominación de proceso, sitio de proce­
dimiento pitra y simplemente.
399 Sentencias de Casación de las 16:15 horas del 25 de agosto de 1959; de 14:45 horas
del 19 de octubre de 1962; y, 14:5(1 horas del S de marzo de 1974.

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Jorge Alberto López González

en reclamode sus prestaciones laborales, argumentando arbitrariedad o


improcedenciadel despido, el Estado y sus Instituciones, para librarse del
respectivo pago, deben ratificaro reproenel
las probanzas ya evacuadas adm
inistrativamenentreotras, ¡os
de Auditorías Internaso Externas, asi como los por el de­
signado como instructordel respectivoproce
pudieron servir de base -motivo, motivacióo causal- para
del despido; pues, de (o contrario y auel expediente
los informes se incorporen al proceso judicial, la destitución dehe tenerse
como no justificada;dado que aquellas por más elocuentes
demostrativas que sean de una conducta no pueden en
atenta,por razones de respeto de un debido proceso. Ese tajante razona­
miento no es del todo correcto, por cobásicos de der
cho y las normas legales que los recogen;tintende ir contra r
fiicticas y jurídicas.Considera la actualde la Sida.
premisa, en el sentido de que. las actuacadministrativas
un acto de despido, carezcan, de pleno derecho, de validez alguna, ante ¡a
A dmitiisn ación de Jus t icio. La Adm inis tración Pu idico se rige miníen­
te por el principio de legalidad,demodo que sus actuaciones, al ejercer sus
potestades (que son poderes-deberes)debenajustarse a (as disposiciones
legales,tanto de naturaleza forma!comosustancial previstas en el
mientojurídico positivo -articulo11 de la Ley General de
Pública-. Tanto el derecho privado como el con base en
la presunción de que los actos de las personas o entes son mien­
tras no se acreditenhechos o circunstancias que desconocerlos,
desaplicarlos y hasta invalidarlos (doctridelos artículos Có
Procesal Civil y 140 de ¡a mencionada Ley), Gomo lo Eduardo
(jarcia de Enterrla y Tomas-Ramón su Curso de Dere
Administrativo. Tomo í, pagina 536, louna
presunción "inristantum que, en el ca m p o administrativo, traslada a!
particular la carga de probar lo contramediante la corresp
impugnación.Esta exigencia debe adecuarse ti las necesidades procesales
propias de los conflictosderivados de las relaciones de empleo
que aún se ventilan en esta sede labora!; en el sentido de que
puede hacerse.eneste otro proceso, ventilándose según sus reglas.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

sin tener que acudir a h vía contencioso-adm


iL
ajurisprudencia
fahora f que se ha señalado,tiene, en la un efecto i1con­
trario ai ordenamiento, cuates el de lapresunción de invalid
cia de un acto de despido: con la velada intención de al particular
de la carga de impugnarlo y de señalar los , las irregularidades o las
deficiencias graves que lo afecten: lo cual no puede ser asi por
Como ¡a jurisdicciónde. ir abajo es tade rango const
plenas autonomía eindependencia de la
ramiza cumplidamente, a los servidoresuna vía jurisdiccional,
verdaderamentetal, para la tutela desúsderechos. El proceso
principio que dehe ineludiblementecumplirse en todos tos procedimientos
y en todos los procesos-tanto administrativos por expresa
disposición constitucional,yno puede válidamente que, en aras
de su cabal cum plim iento.seanecesaria la sustancial repetición del
administrativo, en la sede jurisdiccional. Un eventual incumplimiento del
debido proceso,constituiría un vicio deel afectado.
lo. La exigencia de repmdudr o de proceder a ratificar, en la sede judicial
fas probamos ya debidamente evacuadas administrativamente, es una pre­
tensión que atenta defrente contra ese además de a la
Administración en una situación de vedesventaja, en con
la contraparte: dado que no siempre espoder ratificar o repro
en ¡o esencial los respectivos elementos todo i o cual puede,
fácilmente, llevar a resultadostan injustos como itl interés pú­
blico..., "iVotonúmero 285-9H). "Por elfo, nada impide en esa otra
sede, la totalidad de la prueba rendida en ", (Lo desta­
cado no aparece así en el original).
[.a nueva legislación procesa] sale ai paso y pretende acabar con esa in-
eenidumbre interpretativa, estableciendo que podrán admitirse las pruebas
practicadas válidamente en otro o en el mismo proceso y en procedimientos
administrativos (41.4.9).
Se establece claramente que cuando se traslade prueba, esta conserva su
naturaleza: es decir, si lo traslado es un testimonio, sigue siendo prueba
testimonial. Hsc traslado se puede disponer, cuando no sea posible repetirlas
o ello se considere innecesario. 1.a prueba es elicaz, si al momento de su
práctica se garantizó la participación de la parte a quien pudiera afectar, lis2
5
8

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decir, que si en un procedimiento administrativo se recibió un testimonio


y la parte contra quien se opone la prueba fue citada y no compareció a la
audiencia de prueba, esa prueba es eficaz,
Pero también podría ser eficaz, si después del traslado se garantiza la par­
ticipación de la parte a quien afecta. Imaginémonos que se traslada un tes­
timonio que afecta a la parte demandada en cuya práctica esa persona no
participó. Hay que valorar si tuvo la oportunidad de hacerlo. Si no tuvo la
oportunidad de hacerlo, pero al ponérsele en conocimiento del traslado de
prueba no dice nada, se entiende que se le dio la oportunidad de participar y
no lo hizo, lo cual le da eficacia a dicha prueba. Hilo poi que bien pudo pedir
la ratificación o hacer alguna alegación al respecto.
En la audiencia en que se incorpora la prueba, se debe dejar constancia y
queda a criterio del tribunal la lectura o reproducción (41.4.9), Obviamente
si una parte pide la lectura o la reproducción el tribuna! deberá dar razones
fundadas para omitir la lectura o reproducción, pero en todo caso queda a
su criterio.

I n e v a c u a g il id a d

La nueva legislación mantiene el instituto do la incvacuabilidad con una


perspectiva diferente a la que tenía en el proceso ordinario de la legislación
anterior. Ahora ya no será necesario dictar una resolución que declare Ea
incvacuabilidad (41.4,10). El tribunal se limita a constatar que la prueba no
se practicó por culpa de la parte que la ofreció y sin necesidad de resolu­
ción expresa la tiene por incvacuable y continúa con el procedimiento. Se
abandona así el procedimiento que existía con la legislación anterior, que
obligaba al tribunal a dictar una resolución que declaraba la incvacuabili-
dud, resolución que además tenía recurso de revocatoria y que propiciaba
discusiones y atrasos en el procedimiento.

A preciación de la pruiiha

Antes de dedicamos al análisis de este tema es necesario realizar algunas


precisiones teóricas que constituyen la base científica de la nueva normativa
sobre prueba y hasta pura d recurso de casación. La doctrina distingue entre

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

apreciación y valoración de ta prueba.'1"' El concepto apreciación,, aparte de


icncr un significado más amplio que el de valoración, contiene implícitas
dos actividades intelectuales claramente diferenciadas, ella son: ta inter­
pretación y la valoración. La actividad Je interpretación se da cuando el
juez determina el resultado que se desprende de la prueba, es decir, cuando
adquiere certeza de lo que e! testigo ha dicho o de la conclusión a la que
llega el perito. Por su parte, la actividad de valoración se da cuando el juez
determina el valor concreto que debe atribuirse al dicho del testigo o a la
conclusión del perito, es decir, el mayor o menor crédito que e¡ elemento
probatorio ofrece. En otras palabras, cuando la persona juzgadora valora la
prueba, lo que hace es determinar el peso que esta tiene en su convicción.
La actividad de interpretación tiene que ver con el entendimiento y com­
prensión de [a prueba. Un error en la interpretación supone que la perso­
na juzgadora no lia captado el contenido exacto de lo dicho por el testigo,
mientras que un error en la valoración implica que se ha concedido a la
fuente o medio de prueba un valor que no le corresponde. Así, un error en la
interpretación repercute siempre en la valoración, mientras que un error en
la valoración no tiene porque afectar a la interpretación.
Respecto de la interpretación de la prueba no pueden existir reglas legales,
porque el ordenamiento jurídico no puede establecer lincamientos para que
la persona juzgadora entienda la prueba o comprenda lo que quiso decir
el testigo. Sí es posible la existencia de reglas legales, en relación con la
valoración, porque es normal que en algunas legislaciones se diga, como se
decía en la nuestra de I99G, que la confesión era plena prueba.
Con la doctrina que así lo entiende y que el suscrito comparte, es posi­
ble decir que los sistemas teóricos que se conocen como de prueba legal
y de prueba libre, no se refieren a la interpretación de la prueba, sino a la
valoración.401

400 Se utiliza el término apreciación porque es más general. lie acuerdo a la moderna
doctrina procesal la apreciación incluye los dos aspectos la valoración y la inler-
prefación de la prueba \ por ello ese concepto es más exacto. Sobre el tema véase:
Montero Arpea, Juan. 1.a l’meba en el proceso civil, 21 ed,, Madrid, lidil. Civitas
S.A., 1098, págs..307 a j 10.
40 i Montero Amea. Laprueba enel proceso t'ñ'i'A Oh. Cil.. p

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Jorge Alberto López González

Tratándose de la valoración, la doctrina suele distinguir entre sana crítica y


libre convicción"- o convicción intima y, entre libro valoración (libre apre­
ciación) y convicción intima o libre convicción. Con Devis Echandía, coin­
cidimos en que esas distinciones carecen de sentido, porque en todo caso la
persona juzgadora está obligada a someterse a las reglas de la lógica, de la
sicología y de la técnica, con un criterio objetivo y social."3
En cuanto a la distinción entre libre apreciación y convicción íntima o li­
bre convicción, se trata de distintas formulaciones de un mismo concepto,
porque todos se refieren a la formación libre del convencimiento, mediante
la critica personal razonada y lógica del tribunal. Sana crítica/14libre valo­
ración y libre apreciación razonada, significan lo mismo, es decir, libertad
para valorar las pruebas de acuerdo con la lógica y las reglas de la experien­
cia, que según el criterio personal del tribunal sean aplicables al caso. Aque­
llos supuestos, en que los encargados de juzgar están eximidos de motivar la
decisión, como en los jurados de conciencia, constituyen una modalidad ex­
cepcional del sistema de libre valoración (apreciación en conciencia). Inda
esa disquisición doctrinaria, nos lleva a la conclusión de que en realidad
sólo existen dos sistemas de valoración de las pruebas en el proceso: el de
la tarifa legal o prueba tasada y el de la libre valoración.4"1

*102Poní Coulure. ct sistuiiui de libre convicción, es aquel en que la ley permite oJ juez,
como ocurre en e! jurado crin]¡mil, juzgar los hechos sin necesidad de fundamentar
racionalmente sus conclusiones, sin servirse de dáñenlos de convicción que apare­
cen en el proceso, padiendo utilizar su saber privado y sin acudir a los medios nor­
males de valoración de la prueba. Cnulure, Eduardo, Extintios de Derecho Procesal
Civil, Tomo II. y edr, Huellos Aires, 1979, pagr 221.
403 Devis Echandía, Estudios..* . Ob.Cit.* pág. 457.
404 Dice A [sina, que la expresión reatas de (a sana criden, se usó pur primera vez al
sancionarse d Reglamento para el Consejo Real de España en LK46, Señala además
que no es un concepto uniforme en la doctrina, porque, para Couiure la sana critica se
configura como una categoría intermedia entre el sistema de prueba legal y el de libre
convicción. En su criterio no es un sistema intermedio* sino que exige en primer lugar
que el juez aplique la regla legal y en ausencia do oslas, el juez apreciará las pruebas
según su criterio, pero no en forma arbitraria, sino con sujecdón a los principios de
ia lógica y las máxima* do la experiencia. Alsina, ” Tramita 7enrico práctico... Ob.
Cib, pág. 127 a 130
405 Devis r.chandja. " Estudios... ", Ob.Cil.. pág, -45H.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

Líi existencia de una enumeración legal de los medios de prueba, no está en


con imposición con d sistema de libre apreciación, porque se (rata de dos
aspectos que aunque vinculados, son totalmente diferentes. Aunque ci or­
denamiento jurídico establezca una lista de medios de pruebas admisibles,
el sistema de la libre apreciación, atiende a la forma en que esos elementos
probatorios van a influir en la convicción de la persona juzgadora sin un
valor preestablecido legal mente. El primero tiene que ver con su ingreso
al proceso, el segundo con su influencia en la decisión/""' Alguna doctrina
propugna por la no desaparición absoluta del criterio de tari la legal o prueba
lasada, porque se reconoce que en algunos supuestos su existencia es ne­
cesaria; al contrario, se aconseja la consagración de normas basadas en la
experiencia para orientar el criterio de los jueces o procurar la economía y
ji de! idad de la prueba, sin darie el carácter de textos obligatorios/"" Se con­
sidera natural, que el tribunal pueda seguir algunos de los puntos de vista
que fueron decisivos bajo el imperio absoluto del sistema de prueba tasada
o tarifa legal, pero no como normas jurídicas vinculantes, sino como reglas
de la vida, como principios de la lógica, como resultados de la experien­
cia/"3* Id sistema de libre apreciación, implica una valoración que realiza el
tribunal, basada en la observación concreta de los medios probatorios, que
no está vinculada a premisas abstractas, ni a verdades apriorís tica mente fija­
das por la l e y . e s decir, ei tribunal reacciona frente a la prueba, mediante
juicios lógicos o máximas de experiencia de su propio entendimiento. Esas
valoraciones, a su ve/,, lógicas y empíricas* guían la decisión, sin ningún
criterio determinativo de la eficacia particular del medio proba lorio.4"’ Libre
apreciación de la prueba no signiiiea absoluta discrecional idad para valorar
la prueba, mas bien lo contrario: el juzgador aprecia según su propio criterio,
pero ateniéndose a reglas de coherencia lógica. La persona juzgadora debe
incluir en la sentencia el razonamiento de la prueba, es decir, tendrá que
describir las operaciones lógicas que permitan comprender como ha llegado*4079

4tífc Dcvís t'chüiKlki, " Estudios. " Ob. C il¿ Pág. 460.
407 De vis Lcliandh,11 stidk«
E... Oh. Cit,, Pág. 4(i2.
40fí Kisch. Etcnsc¡Uti\finilxtlurius tic tlcrccho Madrid, Edil, lievistíi J l:
Derecho Privado, (94(J, pág. 2(K5.
409 Cappclltlli, El proceso Civil cuei derechocomparado, Oh. Cit., pau
mismo scntidi»; Sdionkc, Derecha tJmee,vil (Jb. Cit., 47.
4 Ia rtintine, í'.hryFí/f A'iVí'/ifi /’mos*;/ üvi/, Tomo II. Olí, Cit., p¡i¡;. Sí
lw

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Jorge Alberto López González

«i la conclusión probatoria, es decir, el camino que ha seguido para llegar a


obtener su convicción.*411 Hoy en la mayoría de las legislaciones procesales,
independientemente del nombre que se les de a los sistemas de apreciación
de la prueba, existe un sistema mixto, es decir una combinación de reglas
de prueba lasada con libre apreciación.412*Rilo se demuestra fácilmente con
sólo observar, que en la mayoría de las legislaciones, existen normas que
en unos casos permiten una valoración en la cual prevalece al criterio del
juzgador y otras en que la fuente de prueba tiene un valor prc-establecido.4lJ
Para Cappelletti, el sistema probatorio se encuentra estrechamente ligado a
los principios, respectivamente, de la escritura o de la oralidad, y de la mc-
diaeión o de la inmediación.4,J Adviene, que la oralidad implica la libre va­
loración de la prueba a constituir; pero no implica, en cambio, el abandono
integral .de la prueba tasada, cuando ésta se limite a pruebas preconsLituidas
(documentales), que tienen más bien el carácter de fenómeno preprocesal
(sustancial) y no propiamente procesal.415 Según este autor, en un sistema
influenciado por el principio de la oralidad deben subsistir, para algunas
fuentes de prueba el sistema de la prueba tasada y para otras el de la libre
valoración; en otras palabras, propugna por un sistema mixto, igual al que
existe en la mayoría de las legislaciones. Eso nos lleva a la conclusión de
que la influencia de ía oralidad en el proceso, no implica un sistema de va­
loración de prueba diferente, sino el mantenimiento del ya existente y que la

411 Valencia Mirón, InmuJucción al Derecho Procesal, Ota Cita pág- 3í)9r fin ese m is m o
sem illo ; G ó m e z de l.iaño, twr*HÍuccidn al Derecho Procesal O h . r i t a pág, 244.
412 Desdi- hace algún tiempo, algún» d o ctrin a advierte sobre la percepción de a lg u n o s
signos de creciente evolución del método de “ libre valoración", hacia el método qu e
se denominada “ valoración eienlifica de las pruebas. Morales Augusta, Lo justicia
caire dos épocas, Oh. 07.. pág. 2b.
4 1j En relación con d proceso español. Montero A m a . La prueba en el proceso civil,
Ota Cita pág. 316 y 317.
414 Cappclfcui» Mauro. E l proceso civil en el derecho compartido, (Traducción de San­
tiago Sentís Melendo), Buenos Aires» Ediciones Jurídicas Uuropa-América, 1972,
pág. S4).
415 Capdlctii, Ltt oralidad y las pruebas,... Ota Cita pág. JW. Señala esic amor t|ue el
sistema de la prueba kgal en relación con las pruebas a constituir \:í las que deben
recibirse en d proceso que no son documentales ) sólo se justifica como expresión
de un aniicuado ordenamiento procesal escrito, pero no en cambio en un coherente
ordenamiento procesal oral.

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Curso do Derecho Proresal Civil Costarricense

doctrina denomina mixto, que armoniza el sistema de la prueba tasada con


el de la sana crítica,'"4 Lo que sí es cierto, es que la apreciación de las prue­
bas viene de alguna manera condicionada por la influencia de la oralídad en
el procedimiento. Tal como vimos anteriormente, en la doctrina señalada y
cuyo planteamiento compartimos, un error en la interpretación, por ejem­
plo, que el tribunal no logró captar el contenido exacto de lo dicho por el
testigo, repercute siempre en la valoración, tilo nos llevaría a la conclusión
de que, en todo caso se debe facilitar al tribunal su labor interpretativa de las
pruebas, lo cual nos remite directamente a la oralidad, concretamente a su
principio consustancial que es la inmediación. La seguridad en la interpreta­
ción de las pruebas, sólo se logra en un proceso influenciado por la oralidad,
garantizando no sólo la inmediación, sino también estableciendo la posibi­
lidad de que éste realice toda la actividad que necesite pura comprender el
dicho del testigo y el informe del perito, por ejemplo, pidiendo aclaraciones
o explicaciones. A ello se refería Cappellctti, hace más de treinta anos refi­
riéndose a la legislación italiana, cuando decía: amplia-
mente cómo la libre valoraciónes tina utopia en un sistema procesa! en
cual no se lleva a efecto la inmediación tanto en significado
(falta deuna largadistancia entre el momento (a asunción
el de la decisión) como ensu significadaespacial e
diata entre elórgano juzgador y las E
p n un siste
en el que no se facilite la interpretación de las pruebas, no se puede hablar
de una correcta valoración y por lo tanto, será un sistema que no es acorde
con aquel que es propio de un sistema moderno influenciado por la oralidad.
En alguna oportunidad se dijo, que la oralidad implica una mayor calidad de
la justicia, de tal manera que, aunque en un sistema procesal influenciado
por ella subsista el sistema de valoración mixto, podríamos decir que es un
sistema mixto ajustado a la oralidad, es decir, no estaríamos hablando del
mismo sistema mixto, sino de uno que facilita la interpretación y por tanto
la valoración, lo que redunda en un beneficio para la justicia.4167

416 Dice Pairen tpio un d proceso ante d tribunal de las Ajinas Je Valencia, coexisten d
sistema de prueba tasada con el de libre apreciación. " F.t T r ib u m i t i a s
Ob. C’il. pag. 433.
417 t ’appelletti, Un ídolo falso: I I Código de 1C
J43( Balance de un Trcintenio ). e n » Pro­
ceso, Ideologías, Sociedad » , Ob C íe., pág, 7-89,

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Toda osa doctrina está implícita en d nuevo código procesal civil, tanto, que
el legislador se cuida de nu matricularse eon un sistema de valoración de los
que identifica y clasifica la doctrina. No se hace referencia a sana critica, ni
a prueba legal, ni a libre convicción, ni a íntima convicción. Se utiliza una
fórmula clara y descriptiva. "Laspruebas se apreciarán en su t
conforme a criterios de lógica, experiencia,correcto
to humano;salvo texto legal que expresamdisponga tina re
ciación di versa. "(41,5), Véase que se utiliza d concepto "apreciarán", ac­
tividad en la que se incluye la interpretación y la valoración. La referencia a
que deben apreciarse en su totalidad, es un mandato, para que al dictar sen­
tencia se tome en consideración toda la prueba, no solo aquella que permite
al tribunal sustentar la solución que ofrecerá. El concepto ciencia debe verse
ett sentido amplio, incluyendo lógicamente la ciencia del derecho, tanto d
sustantivo como el procesal. Por cualquier eventualidad y para que la norma
sea completa, se deja la posibilidad de que en algún caso o en algún proceso
o en alguna materia, se establezca alguna regla de apreciación diversa.
Finalmente, atendiendo a los principios de moralización, buena fe y cola­
boración con la administración de justicia, que son pilares fundamentales
de la nueva normativa, se establece la posibilidad de que la conducta de las
partes durante el procedimiento pueda constituir un elemento de convicción
ratificante de las pruebas, Se introduce así. una presunción legal relativa,
según la cual la parte que tiene una actitud obstruccionista en d ámbito pro­
batorio, pretende esconder un hecho que es como lo relata la parle contraria
y lo evidencia el resto de la prueba.

D e c l a m a c ió n d e parte

En la legislación procesal anterior, el tema de la declaración de parte se en­


contraba regulado en forma confusa. Se puede decir que había un incorrecto
entendimiento de ese medio de prueba y faltaba precisión científica y con­
ceptual. Ello tenia como consecuencia, que se complicaba el entendimiento
de ese medio de prueba, lo que redundaba en su práctica y apreciación. El
código distinguía entre interrogatorio de partes y confesión como especies
del género declaración de partes y se entendía que el interrogatorio de par­
te se refería a hechos no personales y que la confesión se refería a hechos

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

personales. El problema es que eso determinaba la forma do práctica de la


prueba y propiciaba confusión.
En el nuevo código procesal civil se termina con ese desconcierto, estable­
ciendo normas claras que serán fundamentales para la proposición, admi­
sión, práctica y apreciación de dicho medio de prueba. Ya no se hablará más
de confesión como medio de prueba; la confesión se identifica como lo que
es, una fuente de prueba eventual, que puede surgir de una declaración de
parte. La declaración de parte es el medio de prueba. En esa declaración,
es posible que una de las partes declare sobre hechos personales*1* y sobre
hechos no personales. Entonces, la declaración de pane se clasifica en dos:
declaración de parle sobre hechos personales y declaración de pane sobre
hechos no personales. Esa distinción no exige que esc medio de prueba
esté supeditado a regulaciones diferentes que dependan de si lo que la parte
declara es un hecho personal o no. Cuando se llama a una de las partes a
declarar, a ésta puede preguntársele sobre hechos personales o sobre hechos
que no siendo personales le constan. La diferencia surgirá al momento de
apreciarla prueba. Si lo admitido es un hecho personal, favorables al adver­
sario y contrario a los intereses det declarante, el efecto será la confesión.
La confesión, entonces, lejos de ser un medio de prueba, es un efecto de la
declaración de parte sobre hechos personales contrarios a sus intereses y fa­
vorables a los del adversario. La confesión es en realidad un producto de esa
declaración sobre hechos personales, que puede darse o no, dependiendo de
las respuestas y de lo preguntado. Si la respuesta afirmativa a un interroga­
torio se refiere a hechos no personales, el efecto no será la confesión, pero
lo que se exprese podrá ser determinante en la sentencia.
Como regla de principio se establece que las partes tienen el deber de de­
clarar. ya sea sobre hechos propios o ajenos (42.1). Igualmente, con el lin
de propiciar un debate directo, se permite que ambas panes se formulen
preguntas reciprocamente. La idea de que puedan formúlame preguntas re­
cíprocamente no puede llevamos a creer que mientras se está interrogando a418

418 Su uruiundu que un hecho es personal, miando la p a r t e lia tenido un papel protago­
nice en ellos. De la Oliva Santos, Andrés y Diez'Picazo Giménez Ignacio,
Procesal Civil.¿V proceso t i e declaración conforme u la Ley 7 tic
de Enjuicmrmcnlv ivl,Madrid, Edil. Centro de Hsludios Ramón A reces S. A... 2000,
C
pág. 315.

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Jorge Alberto López González

lina parte, la otra pueda inmediatamente formular preguntas a la oirá. Irisa no


es la idea, porque se crearía un desorden en la práctica de prueba. Si lo que
se quiere es confrontar a las partes, para ello existe el careo (43.5), De lo
que se trata es de que, una vez interrogada una parte, la otra también pueda
hacerlo, si solicitó esa prueba en forma oportuna.
Tratándose de personas físicas, se establece que la declaración será perso­
na], es decir, que para ello no pueden designar un representante.
Si la declaración es de personas jurídicas, quien debe responder es su repre­
sentante legal. En todos los supuestos de mandato o representación, los repre­
sentantes deben declarar cuanto se trate de hechos realizados en su función.
Previendo la posibilidad de que el representante legal no hubiera interveni­
do en los hechos debatidos, se dispone que debe hacer expresa indicación de
que no tuvo intervención en tales hechos. A pesar de que no haya interveni­
do en los hechos y lo haya indicado al tribunal, si es citado o si ya está en la
audiencia oral, está obligado a responder según el conocimiento que tenga.
Una vez que el representante es llamado a declarar, si no fue el que participó
en los hechos controvertidos, debe hacerlo ver al tribunal dentro del quinto
dia a partir de la notificación del señalamiento o, cuando no hubiere sido
posible hacerlo, en el momento de la práctica de la prueba, En ese caso, de­
berá. además, facilitar la identidad del que intervino en nombre de la perso­
na jurídica, a quién se podrá citar corno testigo f42.l,pá.3°). La obligatoria
indicación de lo o las personas que participaron en los hechos tiene como
finalidad que la parte interesada ofrezca esos testimonios o que el tribunal
lo ordene de oficio con el lin de llegar a la verdad. También pretende evitar
lo que sucedía con la legislación anterior, en que mediante subterfugios .se
evitaba declarar sobre hechos que podrían comprometer los intereses de tas
personas jurídicas involucradas en un proceso. Si no indica el nombre de la
persona que participó directamente en los hechos o si manifiesta desconocer
a la persona intervinicnte en los hechos, el tribunal puede considerar esa
manifestación como respuesta evasiva (42.1 .pá.311), pues no es creíble que
quien representa a una persona jurídica ignore esos detalles.
Una parte no puede ser obligada a declarar dos o más veces sobre tos mis­
mos hechos (42.1.pá.4°), es decir, una parte solo puede exigirle a la otra

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Curso de Derecho Proce^il Civil Costarricense

que declare una vez sobre determinados hechos. Ello es consecuencia de los
principios de preclu&ión, concentración y responsabilidad que están inmer­
sos en la nueva normativa. Si ya la parte compareció y no se le preguntó lodo
lo que era de interés de la contraria, la preguntante asume las consecuencias.
Hay que destacar, que la limitación a una nueva declaración se refiere a los
mismos hechos, de tnl manera que si al proceso de introducen hechos nuevos
sí es posible obligar a la parte que ya declaró, deponer sobre esos hechos
nuevos. Entender lo contrario implicaría eliminar la prueba de declaración
de parte para probar hechos nuevos ingresados al litigio legalmentc. En caso
de un nuevo interrogatorio, la parte contraría, debe estar vigilante para que,
con el pretexto de preguntas nuevas, no se vulnere tal derecho.
La diferencia entre declaración de parte sobre hechos personales y declara­
ción de parte sobre hechos no personales, tal como se concibe en la nueva
normativa, manifiesta sus principales electos prácticos en la eficacia pro­
batoria. Si lo que se admite soei hechos personales, sea en forma expresa o
tácita, se permite que el tribunal los presuma como ciertos (42,2). Se habla
de presunción, aún cuando la admisión del hecho sea expresa, porque exis­
ten supuestos en que aún cuando la parle responda afirmativamente no es
posible tener por cieno el hecho. Tal es el caso que el proceso verse sobre
derechos indisponibles, que el declarante no tenga facultades para confesar
en representación o que las demás pruebas que constan en el expediente
contradigan evidentemente la realidad sobre el hecho declarado.
La admisión tácita del hecho personal se puede presumir cuando la parte
no comparece sin justa causa, no llega a la hora señalada, rehúsa declarar,
responde en forma evasiva o no lleva consigo documentos de apoyo cuando
son necesarios. Aún existiendo esa presunción de admisión tácita del hecho
personal, tampoco es posible tenerlo por cierto sí se trata de derechos in­
disponibles, si e! declarante no tiene facultades para confesar o si la prueba
que consta en el expediente imposibilita tener por cierto ese hecho (42.2).
Hay que tener claro que la presunción es que el declarante respondió afir­
mativamente. Tener por cierto el hecho depende de que esa respuesta afir­
mativa, tácita o expresa, sea suficiente, Cuando sea posible tener por cierto
el hecho, con esa respuesta afirmativa (expresa o tácita), surge el producto
denominado confesión, que, según la dicción de la misma normativa, cons-

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ti tu ye prueba contra d declarante. Esc mismo efecto tienen bis afirmaciones


espontáneas que se realicen válidamente en el proceso/1^
Cuando la parte llamada a declarar comparece y afirma hechos perso­
nales, tal declaración se debe lomar en consideración en sentencia, pero no
como confesión, sino como una especie de testimonio calificado. Ello es así,
porque, se repite. para que haya confesión es necesario que se declare sobre
hechos personales, contrarios a los intereses del declarante y favorables al
adversario. La apreciación lIc la declaración de parte sobre hechos no per­
sonales hay que hacerla despojándonos de ideas que se tenían en tiempos
pasados, en cuanto al formalismo y la rigurosidad de la legislación sobre
prueba, El nuevo código procesal civil ya no contempla a la confesión como
medio probatorio. Ahora se regula la declaración de parte, que en cuanto
a su objeto, práctica y apreciación se presenta como un medio de prueba
amplio y flexible que es concordante con el sistema de apreciación que se
instaura y que se identifica con el sistema de la sana crítica, aunque se baya
puesto especial cuidado en evitar la denominación.
E! problema se presenta cuando al declarante se le llama p.ira ser interroga­
do sobre hechos nopersonales y no comparece sin justa causa, no llega a la
hora señalada, rehúsa declarar, responde en forma evasiva o no lleva consi­
go documentos de apoyo cuando son necesarios. Aqui debemos preguntar­
nos: ^sc puede acudiren este cuso a la presunción de respuesta afirmativa!
Creemos que no es posihle, porque no es lógico tener por con (esta das afir­
mativamente preguntas que no se refieren a hechos personales del declaran­
te y que por lo tanto no tenemos certeza si conoce o no. Si lo preguntado es
sobre hechos personales, es lógico que la parle tenga conocimiento de ellos,
pero no puede decirse lo mismo cuando el hecho no es personal. En defini­
tiva, creo que si se llama a declarar a una parte sobre hechos no personales
y no comparece, no llega a la hora señalada, rehúsa declarar, responde en
forma evasiva o no lleva consigo documentos de apoyo cuando son necesa­
rios, eso no le depara ninguna consecuencia negativa desde la perspectiva

439 l-n la versión setiembre de 200ti, su d e cía que esc mismo efecto tendrán las afir­
maciones espontáneas contenidas en los escritos judiciales presentados si proceso.
Oporltiriíiincnte mam ¡estamos nuestras reservas en relación con esa nonti a. que se
refiere a escritos ju d ic ia le s , o lv id a n d o que estamos en un sistem a o ra l en q u e dichas
manifestaciones pueden darse también oralmente.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

estrictamente probatoria. En lo quo sí se puede ver afectada esa parte, es en


cuanto a la estimación que pueda tener el tribunal en cuanto a su actitud y al
incumplimiento del deber de colaboración (41.5. in fine). Ello puede tenor
influencia en la estimación de los demás elementos probatorios en su con­
junto. fundamentalmente, cuando exista prueba para tener por acreditados
los hechos sobre los que esa parte no declaró.
Si en declaración anticipada,*2®se reconoce la existencia de una deuda u
obligación, líquida y exigiblc, el acreedor puede demandar inmediatamente
en el proceso de cobro correspondiente.

D E C L A R A C I Ó N DE TESTIGOS

De acuerdo con ta doctrina, es testigo un sujeto distinto de las partes, que


declara, sobre sus percepciones sensoriales relativas a hechos que se discu­
ten en un proceso.*-' Do acuerdo con la nueva legislación, es admisible la
prueba de testigos para demostrar todo tipo de hechos (43.1). Se produce
asi una apertura de la prueba testimonial y se eliminan las restricciones que
existían en la legislación anterior, según la cual el testigo debía limitarse
a hechos puros y simples. Esa eliminación de (as limitaciones, tiene como
consecuencia un aumento de ios poderes de apreciación del tribunal. Se es­
tablece claramente que puede ser testigo cualquier persona física que tenga
conocimiento sobre los hechos controvertidos, sea mayor de doce años y
posea c a p a c id a d .D e todas formas, en la amplitud probatoria que prctcn-*421

430 Se entiende que la declaración es anticipada cuando se practica untes de! momento
que procedí menta ImeiHC corresponde, (aprueba anticipada es genera luiente prepa­
ratoria de un proceso que se va a presentar ti se practica ni inicio del prneesu p o r
razones de urgencia.
421 De la Oliva Santos, Andrés y Diez-Picazo Giménez, ítmaeio, Derecho Procesal Ci\if.
f-l p ro ce so de tícela ración c o n fo rm e a la l.cy l/2(H>0de 7 tic enero de Enjuiciamiento
Civil. Madrid, Edil, C e n tro de E stu d io s Ramón A ro c e s S .A ., 2000. pág. 3 IN.
422 Se estableció como general la edad de doce años, pues la l.cy número 7:570, denomi­
nada l.ey de Justicia Penal Juvenir, establece esa edad |taru otorgar lea los menores la
posibdidad de ser sujetos de esa ley. Dice el ariiculo 1 de esa normativa: “Serán su­
jetos d e e s i u ley toda* Jas ta. que
u
perm
años y menos de dieciochoaños al momende
como delito o íraveióu
ctn c el C ódigo o leyes especiales"

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de implantar la nueva legislación se dispone que los menores de doce años


podrán ser admitidos como testigos cuando, a criterio del tribunal, tengan el
discernimiento necesario para conocer y declarar verazmente (43,1).
Admite la nueva legislación la figura del llamado “testigo-perito'" o también
denominado "testigo-técnico”, estableciendo que si el tesligo tiene conoci­
mientos científicos, técnicos, profesionales, artísticos o prácticos, se deben ad­
mitir las manifestaciones que en virtud de dichos conocimientos agregue a sus
respuestas (43.1 .pá.2°). Obviamente, en la apreciación del testimonio hay que
tener la seguridad deque electivamente tiene los conocimientos que dice tener.

A dmisibilidad df la prueba testimonial

En el momento de la admisión de la prueba testimonial la regla es la ad­


misibilidad de la que se proponga, sin embargo, se le confiere al tribunal
la posibilidad de ampliar o reducir el número de testigos (43-l.pá.j0). Esa
potestad no es irrestricta, ni puede dar lugar a la arbitrariedad, la ampliación
o reducción se hará según la trascendencia y necesidad de dicha prueba.
Con el fin de garantizar un proceso rápido y de evitar el abuso en que se
incurría con la legislación anterior, se restringe la admisibilidad de testigos
que se encuentren en el extranjero. Dichos testimonios solo se admitirán
cuando se consideren absolutamente indispensables y el proponenie carezca
de otros medios de prueba suficientes en el país para demostrar los hechos
invocados. En otras palabras, que si existen suficientes medios de pruebo en
el país para acreditar los hechos, el tribunal procurará no admitir testimo­
nios de personas que se ubiquen en el extranjero, para evitar el atraso que
produce la coordinación para practicar tales declaraciones.
Durante la discusión de esta normativa, se propuso que se agregara que
dicha prueba debía practicarse en un plazo razonable que apreciaría el tri­
bunal en cada caso concreto, l.a comisión no estimó necesario hacer esa
indicación, dado que el nuevo sistema procesal está influenciado por el prin­
cipio de concentración como forma de acelerar el procedimiento. Por ello
era innecesario hacer esa indicación. El señalamiento de plazos concretos
para la práctica de la prueba, no es concordante con los principios e ideas
de la nueva normativa.

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A bstención de declarar por parte de los testigos

El artículo 36 de nuestra Constitución Política establece que en materia pe-


nal nadie está obligado a declarar contra sí mismo, ni contra su cónyuge,
ascendientes, descendientes o parientes colaterales hasta tercer grado inclu­
sive de consanguinidad. Como desarrollo de ese principio constitucional,
que se podría ver vulnerado en un proceso civil, el nuevo Código Proce­
sal Civil dispone que pueden abstenerse de declarar como testigos los que
sean examinados sobre hechos que importen responsabilidad penal con ira
el declarante o contra su cónyuge, conviviente, ascendiente, descendiente
o parientes colaterales hasta el tercer grado, inclusive, de consanguinidad o
afinidad (43.2), Pero la protección no se queda en esos límites, se dispone
que podrá negarse a contestar preguntas que violen su deber o facultad de
reserva aquellos que están amparados por el secreto profesional o que por
disposición de la ley deban guardar secreto (47.2.pá.2n).
En relación con los testigos menores, en protección de la salud de su vin­
culo familiar, se dispone que tendrán derecho de abstenerse a declarar, o
a responder preguntas concretas, cuando dicho acto les pueda generar un
conflicto de lealtad con sus progenitores. De trascendental importancia es el
deber que se impone al tribunal de comunicar al testigo menor de edad, que
tiene ese derecho (43.2.pá,3D).

Sustitución de testigos

Con conciencia de que una normativa flexible debe facilitar la sustitución


de testigos, se estableció esa posibilidad. No obstante, una apertura ilimitada
podría tener graves consecuencias para la celeridad del procedimiento, princi­
palmente por la práctica indebida ya conocida de pedir sustitución de testigos
en la misma audiencia oral o muy cerca de la hora y lecha de su realización,
con la finalidad de sorprender a la parte contraria. Por esa razón se hizo una
distinción entre testigos ofrecidos y testigos admitidos. Mientras el testigo
esté solo ofrecido, es decir, tío se haya ordenado la práctica de la prueba y
no se haya señalado para la audiencia de práctica del testimonio, basta con
que la parte pida la sustitución (43.3). Cuando el testigo ya flte admitido y
se lia señalado hora y lecha para la audiencia oral, la sustitución del testigo

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Jorge Alberto López González

solo procede en casos excepcionales. Esa restricción en relación con los tes­
tigos admitidas tiene como finalidad evitar el cambio de señalamientos para
audiencia como consecuencia de la sustitución de testigos, pues la parte con­
traría tiene derecho a conocer con antelación sobre la persona que declarará
en el proceso,423
En los procesos en que exista audiencia preliminar, la sustitución del testi­
go ofrecido se resolverá en esa audiencia. En cuanto a los testigos que ya
fueron admitidos, se podrá solicitar y resolver basta en la audiencia de paté­
tica de prueba (43.3,pá.P). Se entiende que si la sustitución de un testigo
admitido se pide y se permite en la audiencia de práctica de prueba pueden
darse dos situaciones. Que la parte contraría lo conozca y manifieste su
anuencia a que el testigo se recibido en esa misma audiencia o que la parte
contraria haga valer su derecho de investigar al Lesligo, en cuyo caso deberá
suspenderse la audiencia para otro día, dando un plazo razonable a la parte
contraria. A ello se relicre el Código al establecer que siempre que se admita
la sustitución de testigos, el tribunal adoptará las medidas necesarias para
asegurar el derecho af contradictorio {43.3.pá.3!’),
En los procesos de única audiencia, sea que la sustitución se refiera a tes­
tigos ofrecidos o admitidos, la solicitud se podrá realizar antes de la fina­
lización de la audiencia oral y se tramitará y resolverá en ésta (43,3,pá 2").
Igualmente, si la parle contraria lo exige, será necesario, darle oportunidad
de investigar al testigo para determinar su idoneidad (43.3.pá.3").

P l i Á C T I C A D E L A P RUE IÍ A T E S T I M O N I A L

Para no ser reiterativos, en esta parte estudiaremos concretamente la prácti­


ca de la prueba testimonial, remitiendo al lector a todo lo que se dijo en tas
consideraciones generales sobre la forma de los interrogatorios. Después de
la debida identificación de los comparecientes, al inicio de la declaración

423 Esto es algo a lo que en ocasiones se le da poca trascendencia. Uno de los aspectos
¡I evaluar de tul testigo es su conocimiento, la lítenle de su conocí miento (razón de
ciencia) y l;is c ircu n sta n cia s cti que obtuvo la información. Si la parle contraria no
tiene tiempo para inv estigar al raspéelo, se p ro p ic ia que cualquier personase presente
a declarar sin posibilidad de ser cuestionada eficaz me me.

300

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Cu rio de Derecho Procesal Civil Costarricense

el tribuna] debe juramentar al testigo (43.4),J~4 Debe preguntarle sobre sus


dalos personales de identificación, su relación con las partes o sus abogados
y si tiene interés directo o indirecto en el resultado del litigio.
El testigo debe ser interrogado primero por la parte proponen le, luego por
la contraria y finalmente por el tribunal Durante la redacción de! código,
en uno de los talleres de validación que se hicieron con algunos jueces, se
propuso que se agregara que ese orden se observaría “salvo disposición es­
pecial que imponga un orden diferente”.La Comisión Kedaetora no
Eipmpiado incluir esa disposición. Un interrogatorio dehe seguir la nomen­
clatura de un proceso, El que ofreció la prueba hace una propuesta proba-
toria, que la pane contraria tiene derecho a controvertir después de o ir la
propuesta. Invertir el orden, podría ser violatorio de! debido proceso. No
obstante, eso no excluye y no es necesario que la norma lo diga, un posible
acuerdo entre las paites sobre quien interroga primero.
Para obtener una prueba de calidad, tanto el tribunal como las parles deben vi­
gilar que el testigo responda justificando las circunstancias de tiempo, lugar y
modo en que ocurrieron los hechos y de cómo obtuvo conocimiento de ellos,
en la forma más amplia posible. Una vez que concluya la declaración, tas par­
tes y el tribunal podrán interrogar nuevamente para pedir aclaraciones (43.4j.

G a r io s

Tal como lo reconoce la doctrina procesal, el careo tu» es un medio de prue­


ba, es sene iliatríente un método para indagar a los testigos confrontándolos
entre sí o con las parles. Es una actividad jurisdiccional que sirve de cum­
ple rnento al testimonio.4-* El careo encuentra sustento en Ja idea de que es
más difícil memír en presencia de kt persona a la cual puede perjtidicEtr la
declaración o que tiene otra versión de lo sucedido.425
424 Itocordemus io dicho anlcrioniienlc, l-|lic se reetbirii el juramenta por Dios o in mjy
mi Lirado ilc Uis creencias* con lus advertencias legales de ki irasctmdtncia de infringir
d delncr de veracidad u omitir elementas esenei ates. El juramenta no sería v\igidu u
los menores ite dín:u nfios.
425 Parra Quijatio Jni«\ ^Manual íA.j Dovrfca I*nihtitoni¡S\ (La prueba en los proce­
dí] miemos eivilP penal, laboral, conienejiso admini.síraiivo, canónico y en d dere­
cho comparado), 3J lid. Ediciones Libraría Pro lesiona I, Bogotá, I992t pág_ 140 y
sigu ¡entes.

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Jorge- Alberto López González

El nticvo Código Procesal Civil dispone que si los testigos incurren en gra­
ves contradicciones, el tribunal, de oficio o a petición de parte, puede acor­
dar que se sometan a un careo (45..1). También se puede disponer, en razón
de las respectivas declaraciones, la celebración de careo entre las parles y
alguno o algunos testigos. La solicitud de careo debe hacerse al finalizar el
interrogatorio y, en ese caso, deberá advertirse al testigo que no se ausente
para que dichas actuaciones puedan practicarse a continuación.
La solicitud debe hacerse al finalizar con la primera declaración, pues si
no se hace en ese momento y tas contradicciones se dan con lo que diga
el segundo, es probable que ya el primero se haya retirado, con lo cual se
frustraría el careo, Eso seria aplicable lanío en caso de testigos como de
declaración de parte.
La práctica del careo requiere una intervención preponderante del tribunal
para determinar, conjuntamente con las partes, las contradicciones sobre tas
que versará esa actividad concreta. No se trata de que los declarantes repitan
lo dicho, sino que se aclaren las versiones en esos aspectos concretos.

I n d em n iz a c ió n a i os t es t ig o s

La necesidad de la declaración y el deber de declarar, trac como correlativo


que los gastos en que incurran los testigos, con motivo de la comparecen­
cia, sean satisfechos por la parte proponente (45,6), También es justo que si
varias partes proponen a un mismo testigo, el importe de la indemnización
se prorratee entre ellas.
La idea es que el monto a retribuir se establezca por acuerdo entre Ea par­
te que lo propone y el testigo. Si no existe ese acuerdo, la suma la debe
establecer el tribunal, en la audiencia oral, teniendo en cuenta los datos
y circunstancias que consten. En ese momento el tribunal tija el monto y
previene su pago, sin dilación (43.6) y la resolución que lija el monto y
previene el pago solo tiene recurso de revocatoria. Si la parte o partes que
hayan de indemnizar no lo hacen en el plazo de cinco días desde 1n firmeza
de la resolución, el testigo podrá solicitar la ejecución en vía incidental,1’>2,‘426

426 Embargo y remate de bienes.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

Si el proponente resulta victorioso y favorecido cují la condena en costas


procesales, tiene derecho a que el vencido le reembolse lo pagado por gas­
tos a testigos (43,ó.pá.2°).

P rueba hericiai

El legislador se preocupa por establecer los fines y la trascendencia de la


prueba pericial, al decir que será admisible cuando sean necesarios conoci­
mientos ajenos al derecho, para apreciar hechos o circunstancias relevantes
o adquirir certeza de ellos (44,1,pá.l°). Ademas se expresa, con la idea de
ejemplificar, que la necesidad puede surgir en conocimientos científicos,
artísticos, técnicos o prácticos. La forma en que se regula la prueba pericial
parte de la realidad, que en ciertos aspectos del conocimiento el tribunal
necesita de conclusiones científicas, profesionales o técnicas en las cuales
basar su resolución,
En cuanto a la forma de incorporar dicha prueba al proceso, se introduce la
novedad de que las partes pueden aportar con la demanda o la contestación
(según corresponda) los dictámenes de peritos o informes técnicos elabo­
rados por particulares o por medio de un Colegio Profesional (44.1.pá.2").
Es deeir, ya no es obligatorio, como sucedía con la legislación anterior, que
en Lodo caso se nombre un perito por parte del tribunal. En caso de que se
presenten con los escritos de alegaciones será necesario adjuntar los demás
documentos, instrumentos o materiales necesarios para la apreciación del
dictamen o informe.
Como debe serTse mantiene la posibilidad que si las parles no quieren pre­
sentar un peritaje o informe privado, pidan al tribunal la designación de un
experto de Ja lista del poder judicial.

Designación, aceptación y honorarios de peritos judiciales


Para el caso que las parles no presenten el informe pericial con la demanda
o la contestación según corresponda y pidan el nombramiento de un perito
judicial, se establece un procedimiento de designación.

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Jorge Alberto López González

Con el fin de mantener al sistema en un ambiente libre de cuestionan! ientos,


se dispone que los peritos judiciales deben ser designados de la lista elabo­
rada por el Poder Judicial, tomando en cuenta la naturaleza y el objeto de!
peritaje (44.2.pá. Io).4:7
Para evitar lo que sucedía con la legislación derogada, que se nombraban
los peritos y éstos no tenían conocimiento acerca aquello sobre lo que te­
nían que dictaminar, ahora se dispone que al hacer el nombramiento el Tri­
bunal debe indicar con precisión los aspectos sobre los cuates debe informar
(44.2.pá,211). No es que el tribunal deba establecer por si mismo cuales son
esos aspectos, la parle interesada o las parles cuando ambas hayan pedido el
nombramiento de perito, deben indicarlos al ofrecer la prueba, lo que será
determinante incluso para ta admisión de dicho medio de prueba (35.1.6),
Una vez comunicado d'nombramiento al perito, éste debe manifestar inme­
diatamente o dentro de tercero dia, por cualquier medio idóneo, si acepta
el cargo, de lo cual se debe dejar constancia en el expediente. Si no acepta
el cargo en ese plazo, se debe hacer nuevo nombramiento, se entiende, a la
mayor brevedad posible, para evitar que por esc motivo se atrase el proceso.
(44.2.pá.3‘’).
Hl Código dispone que los honorarios del perito se fijan al momento de la
designación y que so debe conceder a la parle oferente de la prueba un plazo
de cinco días para que los deposite. En otras palabras, se nombra d perito,
se lijan sus honorarios y se previene el depósito.
Se varía por disposición legal la forma de nombrar y garantizar los honora­
rios de los expertos, porque durante la vigencia del Código Procesal Civil
de 1990, el procedimiento era que primero se depositaban los honorarios y
después se nombraba al perito. El procedimiento del nuevo código admiti­
ría un cuestión amiento, porque podría suceder lo que pasó durante mucho
tiempo, que se nombraba al experto, éste rendía el dictamen y si a la parle
no le gustaba la pericia no depositaba los honorarios. A pesar de esc riesgo,
fue necesario cambiar el procedimiento por uno más simple que acelerara
la obtención de la prueba pericial. 1lay que recordar que d nuevo proceso
se realizará en audiencias orales, entre las cuates no podrá existir mucha
-127 Para el nombramiento de peritos, el Poder Judicial mantiene una lista de personas
profesionales y técnicas tic honorabilidad ac red ¡tuda.

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Curio rio Derecho Procesal Civil Costar ricen se

distancia temporal. En la práctica será necesario poner el énfasis en que los


honorarios sean depositados a la mayor brevedad. Hay que lomar en consi­
deración que el perito tiene 3 dius para aceptar el cargo y que la falta de de­
pósito de los honorarios en d pinito de cinco días tiene como consecuencia
la inevjcuabilidad de la prueba (44.2,pá.5n). Un litigante diligente deposita­
rá los honorarios dentro de ios tres días que tiene el experto para aceptar el
cargo, para que cu cuanto lo acepte inicie su labor. Es muy probable que el
experto, a pesar de haber aceptado el cargo a! tercer día, no inicíe su trabajo
sino hasta después de las cinco días, para tener seguridad de que sus hono­
rarios estarán depositados. Con ello se evitaría que se declare inevacunble
la prueba cuando ya inició su trabajo, o tener que acudir a un incidente de
cobro de honorarios de perito, para cobra Sus emolumentos.
Si Ea parte contraria Einipliu los temas objeto de la pericia, deberá contribuir
proporcional mente, según !o disponga c! tribu mil (44.2.pú.4<l). La falta de
depósito de tos honorarios, en el plazo establecido, tiene como consecuen­
cia Ea incvacHabilidad total o parcial de la prueba. Si la parle que propuso
la prueba nn deposita los honorarios del experto, pero la otra parte liene
interés en su práctica, esta parle que mantiene el interés dehe depositar la to­
talidad de los honorarios en el plazo de cinco siguientes ni vencimiento del
plazo que se le había concedido a la parte que perdió interés en la pericia.™

Elaboración y presentación dol dictamen


Aunque el nuevo proceso civil está influenciado por la oralidad, eso no
Significa que el dictamen se lenga que emitir oralmente, lid procedimiento

Duran Le la ti iseus iüi t del proy ce tu se ti i/fl la SÍguíeme |>íOpuesta "S tria recomen* lable
estudiar Ja posibilijad 4c rotular la Fijación tic honorarios con base en parámetros que
se ajusten al valor real Je! trabajo realizado, o bien se establezcan ajustes periódica-
incnlc. para evitar los problemas actuales di CUL i n i o a l rechazo de pe ríe tas. J)chc Han
equiparse 'as i aritos con las de los colegios profesionales, o rebajarse de ules un por­
centaje razonable, pero no como sucede actualinenie. I>ebc determinarse si la cuantía
del proceso es ci parámetro idóneo para realizar cálculos en la actualidad, por Lodos
los problemas que ello encierra.” La comisión rodadora, aunque estimó que se trata
Je una ctieslión muy importante, consideró improcedente incluir esos aspectos en Ea
normal iv ;i procesal, pues se trata de disposiciones Je tipo orgánico que no deben estar
en un código procesa!.

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Jorge Alberto López González

implicaría una exageración de la ora)ídad que no ha sido ia idea del legis­


lador. El dictamen debe rendirse por escrito, aunque nada excluye que se
rinda oralmente de acuerdo con las circunstancias. En todo caso, siempre
se deberá documentar mediante and ¡o y vídeo o si no es posible solo audio.
Lo que no sería razonable es que se emita el dictamen en forma oral y que
se documente en un acta exhaustiva. En general, entonces, debe rendirse
por escrito. La razón es clara: nn informe de experto contiene análisis y
conclusiones que requieren la documentación escrita para su apreciación.
Y por escrito no hay que entender simplemente lo escrito en papel, podría
ser undocumento dígita! de cualquier naturaleza. No dice el código que el
perito deba firmar el informe y no era necesario que lo dijera, porque depen­
diendo de la forma de documentación, como consecuencia de los avances
tecnológicos, ello podría no ser posible. Si emite una versión escrita en pa­
pel, lógicamente que deberá expresar su responsabilidad con lo consignado,
mediante su rúbrica o cualquier otra señal equivalente.
Como consecuencia de la seriedad con que se adopta el tema de la prueba de
expertos, se establecen requisitos para su emisión. El perito debe manifes­
tar, bajo juramento o promesa de decir verdad, que ha actuado y, en su caso,
actuará con objetividad e imparcialidad y que conoce las sanciones penales
y civiles en las que podría incurrir si incumple su deber. El dictamen debe
ser fundamentado V contener, de manera clara y precisa, una relación deta­
llada de las operaciones practicadas, sus resultados, los elementos técnicos
y probatorios utilizados y las conclusiones. Al dictamen debe adjuntar los
documentos y anexos respectivos c indicar la fuente correspondiente cuan­
do no sea posible anexarlos (44,3.pá.2">.
El experto debe presentar el dictamen al menos cinco dias antes de la au­
diencia de práctica de pruebas (44.3.pá.2°)* Esa disposición hay que rela­
cionarla con el procedimiento previsto, Hn un proceso ordinario la prueba
se admite en la audiencia preliminar (102.3,9) y la audiencia complemen­
taria se debe realizar dentro de los veinte días siguientes a la celebración
de la preliminar (102.5). Suponiendo que en el trámite de nombramiento y
depósito de honorarios transcurra un plazo de cinco días, el experto tiene
diez días hábiles para realizar d informe, porque hay que recordar que debe
presentarlo al menos cinco días hábiles antes de la audiencia. El plazo de

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

diez días puede ser suficiente para realizar el informe, pero, puede no serlo.
Esos solí los aspectos que deberá tomar en cuenta el tribunal, para decidir
si el señalamiento para la audiencia complementaria lo hace dentro de los
veinte días o lucra de ese plazo. Para ello el código establece que, cuando
se justifique, puede existir un plazo mayor entre Ea audiencia preliminar y
la complementaria (102.5). En todo caso, si aún no se ha practicado prueba
personal, no hay ninguna vulneración al principio de inmediación que es el
pilar fundamental de la nueva normativa.
Si se trata de un proceso de única audiencia, el procedimiento de la prueba
pericial varia sustancial mente. Podríamos seguir dos procedimientos. Pri­
mer procedimiento: Señalar para la audiencia, realizar las actividades que
sea posible, admitir la prueba pericial, nombrar al perito y prevenir el de­
pósito de los honorarios, En ese caso, se debe suspender la audiencia ora! y
señalar para su continuación, tomando en consideración el tiempo suficiente
para que el experto haga su labor. Aunque el código establece que el plazo
máximo de suspensión es de 10 días (50.3.pá.2a), tal exigencia solo es tras­
cendente cuando se afecte al principio de inmediación. En tal caso, si no se
ha practicado ninguna otra prueba, no hay inconveniente en suspender la
audiencia por un plazo mayor. Seguir este primer procedimiento implicará
no practicar prueba que se pueda ver afectada por el principio de inme­
diación. antes de que se rinda el informe pericial. Será necesario tener ese
cuidado, porque la prueba pericial está sujeta a muchas vicisitudes, como
puede ser que la parle que propuso la prueba no deposite los honorarios y la
otra parle mantenga el interés en su práctica.
Segundo procedimiento: Como consecuencia tic la flexibilidad proeedimen-
ta! que contiene el nuevo código, se prevé que el tribunal ordene la práctica
de prueba antes de la audiencia única (103.3,pá.l'>). Esa es una posibilidad
tratándose de prueba pericial. En esc caso, si dei análisis de la demanda y
contestación se nota la necesidad de la prueba pericial, con mayor razón
sí ambas partes la solicitaron, el tribunal puede, en una misma resolución
escrita, señalar para la audiencia única, admitir la prueba pericial, nombrar
al perito, prevenir el depósito de los honorarios y conceder un plazo para
que el experto rinda el dictamen. Lógicamente el señalamiento para la au­
diencia debe tomar en consideración que el experto debe rendir el dictamen
cinco días antes del dia señalado para la audiencia í44.3,pá.2n). En ese caso.

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Jorge Alberto López Gon7,ile?

rendido el informe cinco días antes de la audiencia, como tiene que ser, las
partes no tienen que esperar que se le ponga en conocimiento. Lo que deben
hacer es solicitar al tribunal el expediente o copia del informe y estudiarlo
para llegar preparados a la audiencia, En la audiencia se les conferirá au­
diencia sobre la pericia y en el momento del análisis podrán hacer valer sus
derechos. Véase que la audiencia se les confiere para que digan lo que ten­
gan que decir, no para que en ese momento comiencen a estudiar la pericia.
Deben llegar a la audiencia con Ea prueba estudiada. Y tal como lo dice el
código, deben comparecer con todas las pruebas ofrecidas y que pretendan
proponer (! 03.3 ,pá. 1").
La nueva legislación procesal acentúa la responsabilidad del perito. Si no
rinde el dictamen en el pla/.o de ley o no lo amplía cuando alguna de las
partes lo pida y el tribunal lo ordene, pierde los honorarios y debe pagar los
daños y perjuicios causados. La mismas consecuencias tendrá si no compa­
rece a la audiencia oral, cuando sea citado (44,3,pá,3").
Como contrapartida a la responsabilidad que le incumbe, se establecen una
serie de medidas que pretenden garantizar la efectividad de su labor. Se dispo­
ne que las parles están obligadas a prestarle auxilio al perito en cuanto sea ne­
cesario; y, en caso de negativa a colaborar, el experto puede pedir al tribunal
la adopción de las medidas pertinentes. Entre esas medidas, de acuerdo con
las circunstancias, podríamos pensaren un allanamiento, la captura de un ve­
hículo, etcétera. Tales medidas lo serán sin perjuicio de las consecuencias que
se derivan de la carga Je la prueba, por ejemplo, cuando una parle ofrezca una
prueba pericial y después la misma parle se niegue a colaborar con el experto.

Exam en del dictam en en audiencia

Nada más concordante con un proceso influenciado por la oral idad, que
el dictamen pericial sea examinado en la audiencia oral, Lo regla será, en­
tonces. que el informe se analizará en la audiencia, con intervención del
tribunal y de las partes. Además, debe comparecer el perito. 1:1 experto no
estará obligado a asistir, solo cuando las partes y el tribunal lo estimen in­
necesario (44.4). Es de esperar que la ausencia del perito sea excepcional,
porque hasta el momento de la audiencia, no es posible saber la postura que
adoptarán las partes frente al informe. Otra posibilidad es que antes de la

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Curso ííp Derecho Procesal Civil Costarricense

audiencia, todas las parles manifiesten su conformidad con el informe y que


la asistencia del experto es innecesaria.
Et análisis del informe pericial requerirá, en primer termino, concederle
la palabra a ambas partes para que expresen lo que estimen conveniente.
Primero intervendrá la parle proponente, luego la contraria y por último el
tribunal. El tribunal deberá determinar claramente si las partes se limitarán a
hacer observaciones o a impugnar y cuestionar el informe con otros medios
probatorios (44.4), Si a eso se limita la actividad de las partes, puede no ser
necesario que intervenga el experto. Su participación será indispensable si
piden aclaraciones, ampliaciones, explicaciones de operaciones, métodos,
premisas o fuentes (44.4).
Un aspecto trascendente para la celeridad de la audiencia oral es tener pre­
sente que el informe ya fue rendido antes de la comparecencia. En ese caso,
se parte de la base que las partes y el tribunal lo conocen. Como conse­
cuencia. no es necesario que el experto haga una exposición detallada deí
informe, lo que implicaría pérdida de tiempo. Lo que corresponde es que
las partes y el tribunal lleven estudiado el informe y en la audiencia oral se
limiten a discutir lo que sea discutible. Para tal efecto, las partes se pueden
auxiliar con expertos técnicos o consultores <44.4).

D ictámenes o in f o r m e s e s p e c ia l e s

Además de la prueba pericial común, se establece la posibilidad de que el


tribunal, de oficio o a petición de parte, solicite dictámenes o informes de
universidades, institutos, academias, colegios u otros organismos especia­
lizados, públicos o privados, cuando se refieran a aspectos técnicos de su
conocimiento y experiencia (44.5).
En el informe se deberá indicar la persona encargada de realizarlo. La fina­
lidad de esta última disposición, aunque el código no lo diga expresamente,
es que se tenga la posibilidad de llamar al especialista a sustentar su dicta­
men o informe el día de la audiencia oral de prueba y para ello será necesa­
rio seguir el procedimiento de examen dispuesto para la prueba pericial. Si
así no se entendiera, se caería en el contrasentido de que no existiría forma
de verificar la autenticidad de tales elementos de convicción.

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Jürge Alberto López González

V e r if ic a c ió n de e s t a d o s e c o n ó m i c o s , f in a n c ie r o s y
RENDICIÓN DE CUENTAS

Se preocupa el legislador por identificar supuestos especiales, que constitu­


yen en realidad pinchas periciales, so lo que referidas a aspectos concretos,
que justifican una regulación especial. Se dispone que para la realización
de audi (orajes, invenían o de h ien es, determinación del estado económico,
rendición de cuentas, informes contables o de cualquier otro tipo* el tribu­
nal podrá nombrar profesionales en ciencias contables o en la especialidad
requerida (44.6). Véase, como se trata en definitiva de pruebas periciales,
pero se regulan aparte por las especialidades que llenen.
Se dispone que para la realización de dichas pruebas, el tribuna! puede orde­
nar cualquier otra prueba o requerir la información que sea necesaria.
Una de las especialidades que hay que destacar es que, cuando csut prueba
se solicite en forma anticipada, solo podrá ser pedida por los socios, cuotis­
las, copropietarios o asociados respecto de personas jurídicas de las cuales
sean parte o miembros, lo cual deberán demostrar con su solicitud. Cuando
se tratare de sociedades comerciales y estos tipos de prueba se pidan en
forma anticipada, los solicitantes deberán representar al menos el diez por
cíenlo del capital o en los demás casos ser Mudares de cuotas en la misma
proporción {44.ft).
Véase que la restricción al pedido de dichos medios de prueba, lo es cuando
se pidan en forma anticipada. Ya en d curso dd proceso, dichas restriccio­
nes 110 rigen. La finalidad es evitar el abuso en que se podría incurrir si se
permite que se pidan libremente como anticipadas* por personas que no
tenaan un verdadero interés o intereses indebidos.

P rueba d o c u m fn t a l

La inccrtidmnbre existente en la doetrina a la hora de concebir lo que se


entiende por documento, tuvo como consecuencia el surgimiento de tres
teorías. Una primera concepción más amplia, hace coi ncid ir documento con
cosa mueble, de tai manera que, según esta posición, Lodo objeto que pueda,
por su índole ser llevado tísicamente a la presencia del tribunal* es un docu-

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Curso do Derecho Procesal Civil Costarricense

monto. Hostil! esta perspectiva solo es documento aquella cosa mueble que
pudiendo tener utilidad probatoria puede ser trasladada al tribunal.42943012
Otra concepción más estríela exige la escritura para que se pueda hablar de
documento, de modo que por tal se entiende la incorporación de un persa-
miento por signos escritos, sean estos usuales o convencionales, independien­
temente de la materia o soporte en que estén extendidos lo signos escritos.414
Además de las expuestas en lineas precederles, la doctrina identifica una
posición intermedia, que considera como documento todo objeto material
representativo de un hecho de interés para el proceso, representación que
puede obtenerse bien mediante la escritura, bien por lodos los demás me­
dios representativos (fotografía, fonografía, cinematografía, planos, disque-
tes), siendo importante no la grulla, sino la representación,'111
%

Rara Montero Aroca, la única manera de llegar a un concepto razonable de


documento, consiste en precisar, cuales son los elementos que hacen que
algo deba ser considerado como documento. Señala que tales elementos
son: a) cosa mueble, capaz de ser transportada a presencia judicial, con
lu cual quedan excluidos los inmuebles; b) debe tener un contenido repre­
sentativo de un hecho o acto jurídico; c) la Ibrma de representación. La
cuestión es si la forma de representación ha de ser la escritura o si puede
ser cualquier oira manera de representar el hecho o acto, como puede ser la
imagen o el sonido; d) debe tener un autor. Dice que si d documento es una
cosa mueble que representa un hecho o acto en forma escriia. es evidente
que tiene que tener un autor. Cosa distinta es establecer la autoría del docu­
mento.11' Finalmente señala que el documento debe tener fecha. Reconoce,
que no podría afirmarse que sin fecha no existe documento por cuanto la

429 Guap, Jaime, Derecho Procesal Civil, Tomo I, 4a cil, Revisada y actualizada por Pe-
dro Aragoneses, Madrid, f-.dit. Civilas, lf)9N, pág. 362.
430 Gómez Orbanejs, diado por Montero Artica, Juan, t.a prueba en el proceso civil. 2a
ed. Madrid, lidii Civitas S.A., I998, púg. H4.
4 3 1 Seilala Montero Aroca. de quien venimos siguiendo las ideas que se expolien, que
esa es la lesis sostenida por S em Domínguez en España, y pnr Carne luti i eti Italia.
Montero Aroca, Juan, J.a prueba en el proceso civil, i>b. Cit. Pag. 144.
432 Aquí se ñola una concepción del autor, influenciada pnr la legislación española, se­
gún la cual, una Ibnna de representación que no sea ese rila, n o es documento. Mon­
tero Aroca, Juan, L.a prueba en el Procesó Civil. Ob. Cit.. pág. 145 y 14(i.

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Jorge Alberto López González

fecha se puede establecer por oíros medios probatorios* pero advierte que la
eficacia probatoria del documento puede sufrir graves perturbaciones cuan­
do no se puede terminar la fecha.
III Código Procesal Civil costarricense de 1990 daba una definición de do­
cumento que se ajustaba a la posición intermedia.433435Comenzaba diciendo
que eran documentos los escritos, los impresos, los dibujos, los cuadros, la
fotografías, las fotocopias, las radiografías, las cintas cinematográficas, los
discos y las grabaciones magnetofónicas. Terminaba diciendo que, es docu­
mento todo objeto mueble que tenga carácter representativo o declarativo.
Se apartaba nuestra legislación de aquellas doctrinas según las cuales se
entiende por documento solo lo que se representa por medio de la escritu­
ra. Usía claro que desde entonces en nuestra legislación procesal se sigue
un criterio amplio del concepto de documento lo que no puede menos que
aplaudirse y mantenerse en la nueva legislación.
El Código Procesal Civil costarricense de 1990, siguiendo la clasificación
tradicional de la doctrina, distinguía entre documentos c instrumentos. Res­
pecto de los documentos hacía una subclasificación entre documentos pri­
vados y documentos públicos. No se daba una definición Je lo que debía
entenderse por documento privado, de lo que tuvo que ocuparse (adoctrina,
señalando que tenían esa condición cuando procedían de simples particu­
lares/11 Sí se daba en la legislación derogada una definición de documento
público, entendiendo por tal, aquel que es redactado o extendido por fun­
cionarios públicos, según las formas requeridas y dentro del limite de sus
atribuciones/'* Además se definía como instrumento público, la escritura
otorgada ante notario público, asi como cualquier otro documento al cual se
la ley le diera expresamente ese carácter/'* 1.a nueva legislación sigue esos
mismos lincamientos conceptuales, que se conservan por tradición y porque
su utilidad es indiscutible.

433 Articulo 36K del Código Procesal Civil de l'JÓO.


434 Breiles Córdoba Alberto, Tralndo de las Obligaciones, íi' ed., San José, Editorial Ju*
ricentro, IV‘Jt>, pág. 130.
435 Articulo 3(>Ó del Ctidigo Procesal Civil de IW0,
43fj Articulo 3<i9 m itne del ('óditro Procesal Civil de 19911.

312

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Curso de Deroche Procesal Civil Costarricense

Presunción tic autenticidad, validez y eficacia de los documentos

Tratándose de la prueba documental se establece una regla general: los do­


cumentos públicos y los privados admitidos tácita o expresamente, se pre­
sumen auténticos y válidos mientras no se pruebe 3o contrario (45.1).
Un documento es admitido tácitamente cuando quien puede hacerlo no lo
impugna en el pla/.o que tiene para ello. De acuerdo con la nueva legisla­
ción, el momento para impugnar un documento es con la contestación de la
demanda o en la audiencia que se conceda sobre esa prueba (37.1).
Se entiende admitido expresamente cuando, quien pudo impugnarlo reco­
noce, explícitamente, su existencia, contenido y autoría. La presunción de
autenticidad y validez es relativa, es decir, que aún habiéndose admitido
tácita o expresamente, si existe prueba en contrario de mejor linaje, d docu­
mento no es eficaz. Usía es una consecuencia de la idea de libre apreciación
de la prueba, que subyace en la nueva normativa.
Atendiendo a la idea de que se trata de una normativa moderna, se regula lo
que la doctrina lleno mi na documentoses decir, que los docu­
mentos recibidos o conservados por medios tecnológicos, y los que los des­
pachos judiciales emitan como copias de originales almacenados por estos
mismos medios, gozan de la validez y eficacia del documento tísico original,
siempre que quede garantizada su autenticidad, integridad y conservación,
así com od cumplimiento de los requisitos exigidos por la ley (45.1).

Documentos públicos

Para el legislador fue irresistible la tendencia ya tradicional en nuestra le­


gislación procesal de dar algunas definiciones. Tal como lo hacía el Código
Procesal Civil de 1990, se identifica a los documentos públicos como aque­
llos redactados o extendidos por funcionarios públicos, según las formas
requeridas y dentro dd limite de sus atribuciones y los calificados con ese
carácter por la ley (45.2). La definición nos parece correcta. Los documen­
tos públicos protegen y miran al interés de la sociedad garantizando la au­
tenticidad mediante tres elementos relevantes: la oficialidad de quien los

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Jorge Alberto López González

autoriza,, la competencia atribuida por la ley a quien los expide V la forma


en que cada caso se exilie para su Ibrmalizacíón.
A diferencia de la legislación derogada, se extiende el concepto de docu­
mento público a los otorgados en el extranjero con ese carácter en virtud
de tratados, convenios internacionales o el derecho internacional {45.2). Se
dispone que a falta de norma escrita tales documentos deben cumplir los
requisitos del ordenamiento donde se hayan otorgado (45,2)/í7
En loque respecta a los documentos otorgados por las partes ante notario, el
código regula su eficacia probatoria con mucha precisión. Comienza diciendo
que tal documento hace fe de la existencia de la convención o disposición pani
la cual ha sido otorgado/18 liso es lo natura!, pues para eso se documentan.
Dice, además, que el documento otorgado ante notario hace fe de los hechos
0 netos jurídicos anteriores que se relatan en él, en términos simplemente
enunciativos, con tal de que la enunciación se enlace directamente con la
convención o disposición principal (45,2,pá.2M ). Para entender esta disposi­
ción legal es indispensable hacer algunas precisiones teóricas y científicas.
1al como nos lo enseñó el maestro Don Alberto Bren es Córdoba,439 tra­
tándose de documentos otorgados ante notario hay que distinguir entre la
estipulación, es decir, lo dispositivo del acto y las enunciaciones, es decir,
lo que se agrega por las partes como especie de comentarios. Por cjenv
pío: vendo este inmueble a X (dispositivo}, aunque todavía le debo la suma
de tanto a J (enunciativo). De acuerdo con el código, las enunciaciones de
hechos o actos jurídicos anteriores que se relatan en un documento otor­
gado ante notario, solo hacen prueba cuando sean, valga la redundancia,
anteriores. Es indispensable, además, que se enlacen directamente cotí la
convención o disposición principal. I.a exigencia de que los hechos y actos
jurídicos anteriores se enlacen directamentecon la convenció
437 Sin alunita de Las veis ¡unes de! código. cuando cttt proyecto, se establecía, tratándose
de documentos públicos otorgados en el extranjero, que tendrían esa eficacia previa
legalización consular y tierna1, requisitos pura su autenticidad en el país, lisos C0 li­
die ¡tinamus no aparecen en el código promulgado, posiblemente con la idea de que
podría constituir una limitante para la incorporación de tales documentos.
43 S Por convención podríamos entender un contrato y por disposición OU testamento,
4] y lirenes Córdoba, Alberto. Tratado de las Obligaciones, 6J edición. Editorial Juricen-
tro, iVyu.pnt. 13 La 133,

3H

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

principal no debut aparecer en el código. En ese mismo sentido, ct articulo


371 del Código Procesal Civil de 1990 exigía que la enunciación se enla­
zara directamentecon la convención o disposición principal, para que el
documento hiciera fe de los hechos o actos jurídicos anteriores que se rela­
taran en él. Cuando se redactamos este código, la idea era desaparecer esa
exigencia, pero en algún momento del tramite legislativo se incluyó, mejor
dicho, se volvió a lo que decía el Código Procesal Civil de 1990. Se pensó en
eliminarla perque una restricción de esa naturaleza no es concordante con la
visión y filosofía de la nueva normativa. La razón es clara: constituye una li­
mitación inconveniente para el sistema de libre apreciación de la prueba que
es la base de esta normativa. Es restrictivo al sistema de libre apreciación de
la prueba, que d legislador siente como regla general que una enunciación
que no se relacione directamente con la convención o disposición principal
carece totalmente de electos probatorios. Esa es una regla tan radical que no
es concordante ni con la realidad, ni con !a llcxibilidad de esta normativa.
Finalmente, para descartar toda duda en relación con las reproducciones
de los documentos, se establece que las fotocopias de los documentos ori­
ginales tienen la eficacia probatoria de éstos, si el funcionario autorizante
certifica la razón de ser copias lides de los originales. Y la misma eficacia
se le otorga las copias simples, cuya autenticidad no haya sido impugnada
oportunamente (4 5.2 .pá .3u),

Documentos privados y reconocimiento

Tratándose de documentos privados el legislador renuncia a dar una defi­


nición. Se limita a identificarlos por exclusión. Hice que son documentos
privados los que no tengan la condición de públicos (45,3.pá.l°), lo que
permite un claro entendimiento: son documentos privados, los que no son
redactados o extendidos por funcionarios públicos.
Siguiendo la norma general, pero en concreto en cuanto a los documentos
privados, se dispone que el reconocimiento podrá ser expreso o tácito y que
es tácito, cuando la parte no lo impugne en su oportunidad (45,3.pá,211). En
caso de que sean impugnados, deben ser reconocidos por quien los emitió
o su representante. En lo que respecta al reconocimiento de documentos
privados, se establece una disposición amplia: los testigos podrán reconocer315

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Jorge Alberto López González

tos documentos elaborados o firmados por ellos y aquellos ele los que hayan
tenido acceso o conocimiento (45.3.pá.2°).
Se establece una regla de apreciación muy importante: el reconocimiento
de la firma que consta en el documento, salvo objeción, implica acepta­
ción del contenido. Además, se dispone que el contenido del documento
podrá ser expuesto a reconocimiento aunque eí documento no este firmado
(45.3.pü.3°).

Exhibición de documentos
La exhibición de documentos tío es un medio de prueba específico. Es una
forma de tratamiento de la prueba documental, para regular su incorpora­
ción al proceso. El tribunal puede, se entiende que de oficio o a petición de
los contendientes, ordenar a las parles la exhibición de documentos, infor­
mes, libros o cualquier otra fuente probatoria, si están bajo su dominio o
disposición. Para ordenar esa exhibición es necesario que tos documentos
se refieran al objeto del proceso, sean comunes a ambas partes o puedan
derivarse conclusiones probatorias para quién lo solicita (45.4.pá.ln), To­
das esas restricciones pretenden evitar el abuso del proceso, para obtener
información que solo atañe a quien tiene bajo sti poder los documentos. El
tribunal puede ordenar esa exhibición ante el perito, cuando así lo pidan las
partes o lo solicite el experto para los (íncs de la pericia (45 Apa. Io).
Con la finalidad de identificar al documento que se pide exhibir, con fa pe­
tición de exhibición la parte solicitante podrá aportar una copia o reproduc­
ción del documento, pero si no lo tiene en su poder debe indicar en términos
concretos su contenido {45.4.pá.2").
La exhibición es obligatoria y en la resolución que la ordena se debe adver­
tir al requerido, que su negativa permitirá atribuirle valor a la copia simple,
a la reproducción o a la versión del contenido del documento y se podrá
tener como confirmación de la exactitud de las afirmaciones de la parte
contraria, respecto del contenido del documento o del hecho que se quiere
probar (45,4.pá.3°), Se dan aquí los efectos de la rebeldía a la exhibición, en
beneficio de quien la pidió, lo que encuentra sentido en el deber de coonera-

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Curso cíe? Dororho ProcosaI Civil Costarricense

uión (41.4,1). Se trilla de presunción es relativas, que solo se verán afectadas


por la existencia de prueba en contrario.
Si el documento que se pide exhibir se encuentra en poder un tercero, se
le debe prevenir que lo presente, siempre que resulte trascendente para los
linos del proceso y no 1c depare perjuicio al requerido (45,4,pá,4L1}. Como
se puede ver, en el caso de terceros, la legislación procesal da un giro radi­
ca 1, acentuando el deber de colaboración con la administración de justicia
de quienes no son parte en tin proceso. Con la legislación anterior, que no
convenía mantener, se decía expresamente que no se debía obligar a los que
no litigaran, es decir a los terceros, a exhibir documentos privados de su
propiedad exclusiva. Incluso se decía, que si estaban dispuestos a exhibirlos
voluntariamente tampoco se les obligaría a que los presentaran al juzgado,
sino que debían certificarse por el secretario en sus casas u oficinas,440 liso
estado de cosas se modificó y ahora, en los términos que lo permite Ea ley,
es posible exigir a los terceros que exhiban documentos.
La persona obligada a la exhibición puede presentar* bajo su responsabili­
dad. copia certificada o testimonio del documentó prevenido, salvo que el
tribunal dude de su autenticidad o la contraria exija el original por razones
fundadas (45,4.pá.5n).
Los funcionarios del Estado y de las instituciones públicas no pueden ne­
garse a expedir certificaciones ni testimonios, ni oponerse a exhibir los do­
cumentos de sus dependencias y archivos (45.4,pá,ótl) .441

Impii^nación de documentos

La oralidad introduce una nueva dinámica ai el procedimiento, que obliga


a establecer claramente los momentos en que se debe hacer la impugnación
de los documentos. Por ello se dispone que la impugnación de los présenla-

4-1í) Articulo 3^3 dd Código Procesa] Civil de V)*lK .


l Cuando so discuitó sobre esta norma surgió una propucsla pura se otorgara un
plaro a las instituciones paira cumplir y establecer una sanción pata el mctmipl¡míen­
lo. La comisión redactara lu consideró innecesario. La posibilidad de otorgar plazas
judiciales está expresamente contenida en esta normaliva y existe .sanción penal y
laboral por el incumplimiento de deberes de los lurte ionarios públicos, Lo que no se
jListilicj repetir en una legislación procesal:,

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Jorge Alberto lápez González

dos con b demanda se debe hacer en la contestación y la de los presentados


con la reconvención en la réplica (45,5,pá. 1“). Además, se establece que
aquellos que se presenten y agreguen después de la demanda y reconven­
ción deberán impugnarse en la audiencia (45.5.pá. 1").
De acuerdo con la nueva legislación no bastará con que se diga que se im­
pugnan los documentos, será necesario exponer las razones concretas de
la impugnación y las pruebas que la sustenten (45.5.pá. 1*). Tal exigencia
tendrá como consecuencia que el tribunal valorará las razones de la protesta
y determinará si le niega o no elicacia a la prueba documental. Esc será un
aspecto determinante, porque una impugnación poco seria baria innecesario
el reconocimiento de documentos privados por quien los haya emitido y el
documento tendría eficacia probatoria.
En forma amplia, la nueva normativa*dispone que la impugnación por false­
dad de un documento podrá hacerse en d mismo proceso civil (45.5.pá,2"),
Aquí es indispensable recordar, para hacer la comparación y acentuar el
cambio, que en la legislación anterior solo era posible declarar la falsedad
de un documento público o privado en sede civil, cuando no fuera posible
hacerlo en sede penal.^ La nueva legislación eliminó esa restricción, por
ello hay que entender que en cualquier caso la falsedad puede ser declarada
en el proceso civil en que se alega.42

442 (taua la legislación derogada: A rtíc u lo 2ó4.- Kal,sedad de documento en sede civil.
I.a falsedad de un documento sólo podrá sor declarada por el ju e z c iv il, en los siguien­
tes casos: 1} Cuando la pretensión penal se hubiere extinguido pnr prescripción. 2}
Cuando hubieren muerto los autores o cóm plices del delito. !>) Cuando no aparezcan
responsables de la falsedad. Un estos casos, si el documento se hubiere presentado en
la demanda o reconvención, la prueba de la falsedad se ofrecerá en la contestación o
en la replica. F,n los demás casos, en el incidente de presentación. E n uno y otro caso
la ral sedad se decidirá en l;i sentencia definitiva. A rticu lo 397.- Falsedad de docu­
mento publico en sede c iv il. La falsedad de un documento o instrumento público sólo
podrá sur declarada por el juez c iv il en tos casos d d artículo 294, cuando es un ¡ere
extinguida por prescripción !a acción pemil» o cuando, establecida no pudiere juzgar­
se por haber muerto los actores o cóm plices del de!do, o por no aparecer responsables
de la falsedad. En estos casos,, si el documento se hubiere presentado con la demanda
o reconvención, la prueba de la falsedad se ofrecerá en la contestación o en la réplica;
si fuere presentado después, se hará en el incidente de presentación, F,n uno y otro
caso la falsedad se decidirá en la sentencia defin Una.

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Curí,o de Derecho Procesal Civil Costarricense

Hice el Código que tal declaratoria de falsedad, declarada en d proceso civil,


solo llene efecto para el proceso civil concreto. Tal disposición encuentra su
razón de ser en la naturaleza del proceso civil, fundamentalmente dispositi­
vo, en el que la falsedad podría ser declarada sin el suficiente contradictorio,
fundamentalmente cuando una de las partes no hizo una defensa adecuada.
Esa realidad, no descarta la posibilidad que en otro proceso de la misma o de
otra materia, como la penal, se diga lo contrario. En otras palabras, que rio es
posible fundar un proceso penal en lo resuelto en el proceso civil.
En relación con las sentencias dictadas por los tribunales penales, sobre la
falsedad de un documento de influencia en un proceso civil, se les confiere
valor de cosa juzgada material (45.5,pá,2l)), En otras palabras, si en un pro­
ceso penal se determina que un documento es falso, esa será una conclusión
indiscutible en el proceso civ il y como consecuencia el tribunal civil deberá
resolver lomando en consideración lo dispuesto en el proceso penal.

Verificación (le la autenticidad de los documentos

La nueva legislación regula con mucha amplitud lo relativo a la verificación


de la autenticidad de los documentos. En primer lugar no distingue entre
documentos públicos \ privados. En segundo lugar, se dispone con carácter
general, que si se desconoce la firma o se manifiesta ignorancia de la au­
toría de un documento, la parte interesada podrá demostrar su autenticidad
(45,6), Hay que advertir, que la posibilidad de acreditar la autenticidad se
le confiere a la parle interesada, es decir a cualquiera de las partes que,
conforme a las reglas de la carga de la prueba, se pueda ver afectado por
la impugnación de autenticidad. La amplitud de medios de prueba que se
dispone para tal efecto es destaca ble: declaración de parte, prueba técnica,
cotejo, documentos y cualquier otro medio de prueba (45.6). Tales medios
de prueba, en definitixa. serán apreciados de acuerdo con las reglas de apre­
ciación establecidas en el código (41.5) para determinar si el documento
impugnado es eficaz o no.

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Jorge Alberto López González

In f o r m e s , e x p e d ie n t e s y d o c u m e n t o s

No es extraño que se le confiera ni tribunal la potestad de solicitar informes


de cualquier persona lisien o jurídica, institución u oficina pública o priva­
da, en relación con los hechos o actos de interés para el proceso. Menos raro
es que lo pueda hacer a solicitud de parte. Lo que sí constituye un aumento
en los poderes del tribunal, con la finalidad de buscar un acercamiento a la
verdad, es que to pueda hacer de oficio (45.7). Eso parece aceptable, siem­
pre que dicho poder se haya efectivo en circunstancias excepcionales y que
no se utilice para subsanar la inercia probatoria de una de las partes.
No es procedente recurrirá los informes cuando, manifiestamente, se utilice
para sustituir otro medio de prueba. En otras palabras, existiendo el medio
de prueba idónco„periciaJ por ejemplo, para acreditar determinado hecho es
inamisible recurrir a los informes.
Cuando se pida, el informe debe remitirse a la mayor brevedad posible,
por escrito o por cualquier medio tecnológico autorizado hajo juramento
Je exactitud y la entidad requerida solo podrá negarse a rendir el informe
cuando se trate de información declarada como secreto de Estado o pueda
comprometer seriamente el secreto comercial o información no divulgada.
En ese caso, una vez recibida la solicitud, de inmediato, el requerido deberá
exponer ante el tribunal con claridad v precisión los motivos de su negativa
(45.7.pá.2a).
Conjuntamente, con el poder de pedir informes, se confiere al tribunal la
potestad de requerir que se le remitan expedientes, testimonios, documen­
tos, anexos, estudios relacionados con los informes, anotaciones, asientos
de libros, archivos o similares (45.7.pá. 3").

F e c h a c ie r t a d e l o s d o c u m e n t o s p r iv a d o s

Fecha cierta quiere decir “fecha indudable”, en otras palabras: que según
la ley, la fecha que tiene ese documento se presume cierta. Se trata de una
presunción relativa, que como tal, admite prueba en contrario. La lecha de
un documento privado surte efecto generalmente entre quienes participaron
en la relación jurídica material de la que proviene. En cuanto a terceros, la

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

fecha del documento es cierto según lo que dispone la ley. Según nuestro
ordenamiento jurídico, un documento privado tiene fecha cierta a partir del
instante que se realiza algunos de los hechos designados por La ley, para
establecer el momento en que el documento fue emitido.1,1’1
Siguiendo a la legislación anterior, el nuevo código {45.8) establece que la
fecha cierta de un documento privado se debe contar respecto de tercero,
cuando se verifique tino de los siguientes hechos: la muerte de alguno de
los firmantes; la presentación del documento ante cualquier oficina pública
para que forme parte de un expediente con cualquier fin; y, la presentación
del documento ante un notario, a fin de que autentique Ea fecha en que se
presente. Además so establece una regia general, que es aplicable a quienes
no tienen la condición de parles materiales en el contrato o convenio: si cj
tercero al tiempo de contratar, tuviera conocimiento de la existencia del do­
cumento, no podrá rechazarlo con eí pretexto de que no se haya en uno de
los tres casos anteriores (45.ií).

R eíCONOCIMILNTO JUDICIAL

Ala prueba de reconocimiento judicial, se le denominaba, antes de la vigen­


cia del Código I'recesa! Civil de 1990, prueba de "inspección acular". Se
te cambió e| nombre por una cuestión de técnica conceptual, i.a inspección
ocular hacia referencia a que la persona juzgadora solo utilizaba en ese acto
el sentido de la vista. La de tío ni inación reconocimiento judicial, se con sitie­
ra más amplia, porque en ese acto la persona juzgadora puede utilizar todos
sus sentidos para apreciar el objeto o la situación que se fe présenla (vista,
olfato, gusto, tacto y audición).
Ll reconoc imiento judicial solo es admisible, para el esclarecimiento y
apreciación de hechos, cuando sea necesario o conveniente que el tribunal
examine, por sí mismo, algún lugar, objeto o persona (46.1).
Cuando dicha prueba sea propuesta por una de las partes, ésta debe indicar
los aspectos a constatar. Si pretende concurrir al acto con algún técnico o4

44 j t’.ii sentido similar Bren es Córdoba, Alberto, Trinada de las Obi igac iones, [idilnrial
Juriecnlnp. San .losé, ]49Ú, pgg. 135

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Jorge Alberto López González

especialista, debe manifestarlo al tribunal para que éste y la parte contraria


tenga conocimiento de la intervención de otro experto. La contraria a la que
ofrece la prueba, puede, antes de la práctica del reconocimiento, proponer
otros aspectos de su interés (46,2 , ])* No dice d código con cuanta antela­
ción se debe hacer la indicación de que la parte contraria comparecerá con
un experto, ni el momento en que la parte contraria debe proponer otros
aspectos de su interés. Atendiendo a la informalidad que propugna la nueva
normativa, es posible concluir que ello es posible tres días antes de la au­
diencia, tiempo suficiente para que la parle contraria lome las medidas que
estime pertinentes.

Práctica de la prueba de reconocimiento judicial


' La práctica de este tipo de pincha se rige por las reglas generales que vimos
oportunamente y por las especiales que se establecen para ello. Por princi­
pio general las partes y sus abogados pueden concurrir al reconocimiento
(46.2.2). De acuerdo con el principio de inmediación, la idea es que las par­
tes asistan siempre. En ej acto, como manifestación del principio de audien­
cia. pueden formular las observaciones que consideren pertinentes y ofrecer
fotografías, calcos, grabaciones de imagen o sonido u otros semejantes para
dejar constancia. A solicitud de parte o de oficio (a instancia del tribunal),
se puede disponer la concurrencia de peritos o testigos"'1,1a la audiencia oral,
acto en e! que pueden ser examinados (46.2,2),
Las parles y los terceros, tienen d deber de prestar la máxima colaboración
para la electiva práctica dd reconocimiento. En cuanto a las partes, se trata
de una manifestación del principio de buena fe que inspira a la nueva nor­
mativa. En lo que se refiere a los terceros e! deber de colaborar surge del
ideal que sustenta Leí nueva normativa de lograr una justicia efectiva a toda
costa. Es tal la seriedad con !a que se adoptan esas ideas, que la negativa
injustificada de los terceros faculta a los tribunales para tomar las medidas
conminatorias que correspondan, sin perjuicio de la posibilidad de testimo­
niar piezas para el Ministerio Público, si estima que se está ante la comisión
de un ilícito (46,2,3).

44a Racordemos que pueden ser no sim pIes testigos, sino, les tigos es pe nos.

322

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Curso de Derecho ¡Procesal Civil Costarricense

Si h negativa injustificada procede de una de las partes, se le debe intimar


para que preste colaboración. Si mantiene su actitud, el tribunal queda fa­
cultado para interpretar su falta de colaboración como una confirmación de
la exactitud de las afirmaciones de la parte contraria respecto del hecho a
probar (46.2.3),
Para asegurar la práctica efectiva de la prueba, se faculta a los tribunales
para que ingresen a los inmuebles o a los recintos objeto de controversia,
o donde se hallen los bienes a examinar. Para tal efecto, pueden ordenar el
allanamiento y para auxiliarse con la fuerza pública si es necesario [46.2.).
El reconocimiento se debe documentar utilizando medios de grabación de
imagen y sonido. Cuando ello no sea posible, se debe consignar en un acta.
Se deben asentar en el medio electrónico utilizado o en el acta los aspectos
releva ules. Sólo en casos excepcionales, es posible diferir (hacerlo poste­
riormente} la documentación dd reconocimiento judicial (4b. 2.4).

R fC O N O C IM IF N T O D F PFR SO N A 5

En un proceso puede ser necesario que el tribunal constate algún aspecto


en relación con una persona (Lena cicatriz, una característica lisíca, etcéte­
ra). En ese caso, puede ser de utilidad que ul tribunal haga una verificación
directa, mediante un reconocimiento de persona. Cuando sea admisible e
indispensable lal medio probatorio, además de seguir las normas generales
sobre la práctica de la prueba de reconocimiento judicial, os necesario que
se tomen las medidas necesarias a fin de respetarles, al máximo, a quienes
se puedan ver afectados por dicho acto, los derechos de la personalidad
(46.2.5). Se refiere, esa disposición, entre otros, al derecho al honor y al
pudor. Con esa finalidad, se les debe permitir la componía de algún fami­
liar o persona de su confianza, c incluso se puede ordenar que la prueba se
practique sin asistencia de partes o abogados, o en la propia cusa o lugar
donde se encuentre quien deba ser reconocido (46.2,5). Para garantizar tales
derechos, es indispensable que el acto de práctica de prueba no se doeLi­
men le utilizando medios tecnológicos que permitan fací lid ad de acceso a la
información (video) v que si se hace una documentación de esa naturaleza,
d acceso al mismo sea muy restringido.

ttl

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Jorge Alberto López González

R econstrucción he hechos

La reconstrucción de hechos no es un medio de prueba diferente, es una es­


pecie de reconocimiento judicial que permite confrontar los alegatos de las
partes con las condiciones físicas, estructurales o territoriales del lugar en
el que sucedieron los hechos. Incluso sirve para confrontar toda la prueba,
si ésta se practica en el mismo lugar. Por esc motivo se dispone que para
realizar dicha actividad procesal se de he seguir el mismo procedimiento
dispuesto para el reconocimiento judicial (47).
La reconstrucción de hechos, en términos muy amplios, consiste en ubicar
las cosas y personas en el mismo lugar en que estaban en el momento del
hecho, con el fin de deducir aspectos que pueden ser determinantes a la hora
de apreciar el resto de la prueba.

M edios c ie n t íf ic o s

Se denominan medios científicos. Se trata en realidad de cualquier prueba


que se realice utilizando la ciencia. Puede tratarse de reproducciones de
cualquier naturaleza, calcos, relieves, filmes o fotografías de objetos, perso­
nas, documentos y lugares, radiografías, radioscopias, análisis hcmalológi-
eos, bacteriológicos, y, en general, cualquier prueba científica (48).
Se puede ordenar su realización como prueba anticipada o durante el curso
del proceso. Si so realiza como prueba anticipada, se debe garantizar la in­
tervención de las partes, hasta donde los permitan las circunstancias, según
lo previsto para la prueba anticipada.
Si se practica, en la audiencia de prueba se le debe dar el mismo tratamiento
dispuesto para la prueba pericial. Eso tiene una razón: a diferencia de la
prueba documental, la de medios científicos no es prueba preconstituida
(preexistente antes de! proceso), se traía de actividades que se realizan en
el curso del procedimiento cuya autenticidad podria ser necesario verificar
en la audiencia. Desde esa perspectiva, podría citarse a la audiencia a los
especialistas en calcos, relieves, filmes, etcétera, para que se refieran a la
prueba, incluso que éstos se realicen en presencia de las partes en la misma
audiencia oral.

32 A

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Curso de Derecho PjacxfStil Civil Costarricense

P rueba a n t ic ip a d a

En el nuevo orden normativo la regla general es que las pruebas se practi­


can en una audiencia oral, después de la contestación del demandado. Una
prueba se denomina anticipada porque se practica antes de] momento ordi­
nario previsto legalmente, generalmente, antes de que inicie el proceso o se
conteste la demanda.
Precisamente, porque se practica antes del momento procesal previsto como
regla general por el legislador se regula con cierto detalle. Y se regula con
alguna precisión, porque la prueba anticipada puede ser utilizada con la li­
na lidad de obtener ventajas indebidas. Existe la posibilidad de que se inten­
te adelantar prueba en perjuicio de la parte contraria. 1lay que lener presente
que en ocasiones se permite practicarla sin intervención de la contraparte,
lo que podría servir para prcconslítuir prueba violando el debido proceso en
perjuicio de la parle que no está presente.
La prueha anticipada tiene dos linulidades esenciales: a) evitar que un ele­
mento de prueba desaparezca antes de que se interponga el proceso o se
conteste la demanda o que se esfume antes de que el proceso ya en trámite
llegue a kt etapa probatoria, b) preparar un proceso posterior o una contes­
tación de demanda.
Así las cosas, antes del establecimiento de la demanda, o en el curso del
procedimiento, pero antes del momento procesal oportuno, se puede soli­
citar, admitir y practicar cualquier medio de prueba. Puede pedirla no sólo
quien quiera preparar una demanda, sino también por aquél que pretenda
probar una (defensa) excepción.
Del estudio de la normativa es posible distinguir entre prueba que requiere
una justificación para practicarla en forma anticipada y prueba que no siem­
pre requiere lina justificación para anticiparla. Respecto de la que requiere
justificación, con la linulidad de evitar el abuso en que se podría incurrir,
se dispone que Ja anticipación sólo es procedente cuando existe peligro de
imposibilidad de practicarla posteriormente o que aún pu di endo practicarla
pueda perder su eficacia (4LJ pá.l").

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Jorge Alberto López González

El código da un trato diferente a la prueba de vcrilicaeióti de estados econó­


micos, financieros, rendición de cuentas, declaración de parte sobre hechos
personales y exhibición de documentos o bienes muebles (49 pá. 2"). Si no se
profundiza, podríamos concluir que tratándose de esos tipos de prueba, ex­
cluye en todo caso la necesidad de justificación. La conclusión así de simple,
no sería exacta. Ciertamente se elimina !a necesidad de justificación, cuando
se pida antes de la presentación de la demanda, porque tiene como finalidad
la preparación del proceso. Diferente seria, que en trámite el proceso, el de­
mandado solicite la anticipación de cualquiera de esos medios de prueba. En
tal caso, tomando en consideración que hay un momento previsto legalmen­
te para practicar esos medios de prueba, la anticipación de la prueba, aunque
se trate de esos medios, solo seria admisible si existe causa justificada. Lo
contrario implicaría permitir que las pruebas se practiquen cuando tina pane
quiera y nn en el momento establecido por la ley, lo que significaría desco­
nocer la naturaleza de orden publico de las normas procesales.
En apretadísima síntesis, podemos decir que el código regula la prueba an­
ticipada que podría denominarse preventiva, pues parte del supuesto de la
existencia de perici ttum itt mora(peligro en la demora) y tambié
pla la prueba anticipada preparatoriacon la que se pretende sentar l
de un proceso posterior.
La necesidad de justificar pura anticipar prueba, que en la mayoría de los
casos exige la ley, nos lleva a otro tema no menos importante, ¿Qué sucede
con la prueba que se anticipó sin que la justificación realmente existiera?
Por ejemplo, que se pidiera la anticipación de la prueba por inminente falle-
c ini ionio futuro del testigo y este no fallece. [,a legislación anterior le nega­
ba toda eficacia. La nueva normativa solo establece una condena en costas
a) solicitante (49). La interrogante es si esa prueba conserva su eficacia.
Atendiendo a la amplitud de las nuevas disposiciones, en que rige el sistema
de libre apreciación y el principio de conservación de los actos procesales,
no queda duda alguna que esa prueba sigue siendo, en principio, eficaz. Por
ejemplo, no se le podría quitar electo a una prueba, que se practicó, con la
intervención de ambas parles, aunque su anticipación haya sido injustifi­
cada. No obstante, tomando en consideración I circunstancias en que se
l i n

practicó (anticipada en forma injustificada) y la afectación que se pueda


producir a alguna de las panes, el tribunal podría ordenar nueva prueba o

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarrirensp

incluso negarle valor probatorio al momento do la apreciación, si hay mérito


para llegar a esa conclusión, lisa es una consecuencia de i aumento de los
poderes del tribunal y dd sistema de libre apreciación que es inherente a la
nueva normativa.

Procedimiento de Ja prueba anticipada


En la solicitud se debe indicar d nombre y calidades de las parles, el objeto
y estimación dd luí uro proceso cuando éste no se haya establecido, la justi­
ficación, la prueba que se pide y d señalamiento para atender notificaciones
[49 pá, 3Ü). Si e] proceso ya está establecido, bastará con indicar la prueba
que se pide y las razones por las que se pide la anticipación. Podría ser con­
veniente algún principio de prueba que acredite la necesidad de anticipar la
prueba estando d proceso en trámite.
En términos generales, atendiendo al debido proceso, ambas partes deben
intervenir en la práctica de la prueba, aún si se trata de prueba anticipada.
Si la pane es citada y no comparece, asume las consecuencias de su inercia,
porque no tendrá oportunidad de hacer valer sus derechos en relación con la
práctica de esa prueba.
No obstante, cuando la comunicación a la parte contraria pueda frustrar la
finalidad u eficacia Je la actividad, y en casos de urgencia, el código permite
que se practique sin notificación previa, Si la parte contraria se presenta en
el acto de la prueba, a pesar de no haber sido citada, puede intervenir. Si la
parle contraria no interviene, lógicamente porque no fue citada, el resultado
debe notificársele dentro del plazo de cinco días posteriores a la práctica de
la prueba. La notificación del resultado implica hacerle llegar una reproduc­
ción de la grabación o una copia del acta en que se documentó la prueba.
En los demás casos, es decir, cuando no haya razones de urgencia, se debe
garantizar la participación de la parle contraria.
El tribunal debe disponer lo necesario para el efectivo cumplimiento de !o
que ordene, en cualquier día y hora, aún con auxilio de la fuerza pública.
La prueba anticipada practicada se debe incorporar al proceso, cuando este
se establezca, para que forme parte de él y se aprecie al momento de dictar
sentencia (49 pá. 4',}J

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Jorge Alberto López Gonzáleí

AUDIENCIAS ORALES

Las audiencias orales constituyen una de las actividades más importantes


en procesos influenciados por la oratidad. Debido a su trascendencia el le­
gislador se ha preocupado por regularlas con mucho detalle, al pumo de re­
iterar y describir principios básicos del nuevo sistema procesal. Connatural
al proceso, cotilo consecuencia del principio de concentración, es que las
audiencias se verifiquen en una sesión y excepcional mente en varias (2.S
y 50,1) Cuando se diee que son varias sesiones, no debe entenderse que
estamos ante una pluralidad de audiencias; al contrario, se trata de una sola
audiencia dividida en varias sesiones (50.1).
Tiene conciencia el legislador de que en ocasiones será necesario disponer
recesos, por ello exige la continuación al dia siguiente, reiterando que se
trata de la misma audiencia o como lo dice la normativa, una misma unidad
procesal (50.1).

A s i s t e n c i a a las a u d i e n c i a s y e f e c t o s o í la

INCOMPARECENCIA

La asistencia a las audiencias orales, es uno de los grandes inconvenientes


que han tenido que enfrentar los sistemas procesales que pasan de la escritu­
ra a la oratidad. Esc fenómeno encuentra su causa en décadas de existencia
de sistemas procesales sustentados en la escritura, Cambiar la mentalidad
es muy difícil. Como consecuencia de la cultura escrita, lo normal es que a
las audiencias no concurran las partes sino sus abogados.
En el sistema de la oralidad uno de los deberes fundamentales de las panes,
para garantizar la efectividad dd proceso, es la de asistir a las audiencias,
porque de ello depende que la inmediación surta sus efectos. Y decirnos
asistencia de Jas partes, porque es necesaria la presencia de las personas
directamente implicadas en el litigo, lo que significan a, en un sistema pro­
cesal ideal, desterrar la práctica generalizada y propiciada por algunas legis­
laciones, en que d único que asiste a la audiencia es el abogado, con lo cual
se vulnera el principio de inmediación y se ignoran sus beneficios. Muchas
soluciones se han propuesto por la doctrina. Todas ellas se tomaron en cuen-

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tq al redactar la nueva normativa; sin embargo, se optó por asumir las que se
consideraron adaptables a nuestra idiosincrasia y a nuestra realidad.
Se establece como regla general para las parles el deber de asistencia, lis-
tas deben comparecer a las audiencias personalmente o representadas por
abogados con facultades para conciliar (50.2.1). Es notorio, ante la imposi­
bilidad de obligar a las parles a comparecer personalmente, el legislador se
conforma con !n asistencia de un abogado con facultades para conciliar. En
otras palabras, las partes pueden no asistir y en su lugar debe comparecer
un apoderado. Atendiendo al principio de inmediación, la solución no es
la mejor, porque Jo ideal es que estén las parles, pero la realidad oh liga a
adoptar esa solución.
La exigencia de poder con facultades para conciliar, tiene como finalidad

que, en todo caso, aunque no lleguen las panes, exista la posibilidad de


llegar a un acuerdo conciliatorio. Esa norma podría dar problemas, si se
entendiera que el apoderado no puede participar en otras actividades de 3a
audiencia porque no tiene poder para conciliar. Es decir, que se entienda que
d poder es defectuoso y se le niegue eficacia, para otras actividades, porque
el apoderado no tiene facultades para conciliar. Tal resolución sería excesi­
vamente formalista y podría enfrentarse al debido proceso, porque dejaría
sin representación a una de las parres.
Fermitir que a la audiencia oral comparezcan abogados sin facultades para
conciliar, implica disminuir las posibilidades de llegar a un arreglo. Es asi,
porque en materia civil lo normal es que las partes no asistan a las ai «lien-
cías y si el abogado tío licnc iaeuliades para conciliar esta actividad no se
podrá ni siquiera intentar.
Finalmente, hay que destacar que a las audiencias orales las partes deben
asistir con una persona que se abogada para que realice el patrocinio legal.
Eso no quita la posibilidad de que una parte asista sin abogado. En tal cuso,
podrá actuar, pero bajo su responsabilidad, en caso de desconocimiento de i
procedimiento legal.

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Jorge Altoe:lo López González

In a s i s t e n c i a a la a u d i e n c i a p k e l i m i n a k

Las partes, entonces, deben asistir a las audiencias, si es posible, personal­


mente y no por apoderado. El código castiga drásticamente la inasistencia a
las audiencias, como consecuencia del principio de responsabilidad que es
inherente a la nueva normativa. Se pretende que las audiencias no fracasen
en supuestos en que sea necesaria la presencia de una de las paites, con el
desperdicio de tiempo, esfuerzo y dinero que ello significa.
Tratándose de la audiencia preliminar, si quien figura como demandante no
comparece, se debe tener por desistida la demanda o la reconvención y, ade­
más. se debe condenar al ador al pago de las costas y los daños y perjuicios
causados (50,2.2).J<li La inasistencia deí actor no implica que en todo caso
se deba tener por desistida la demanda, el código establece dos supuestos t;n
que es posible continuar el proceso. Puede seguir a pesar de la inasistencia
del actor, si alguna de las partes presentes alega interés legítimo (50.2.2). Un
interés legítimo que podría invocar un demandado sería, que se dicte senten­
cia para adquirir la certeza que brinda la cosa juzgada y evitar futuros litigios
por los mismos hechos. También se puede continuar, cuando la naturaleza de
lo debatido exija la continuación, siempre que no exista impedimento cuya
superación dependa exclusivamente de la parte demandante (50.2.2). I .a na­
tura íe/a de lo debatido hace referencia a litigios en que se discuten derechos
indisponibles en que las partes tienen limitada la disposición del derecho
litigioso, Pero, aún si la naturaleza de lo debatido exige la continuación, ello
no es posible si hay un impedimento que solo el actor puede eliminar (por
ejemplo, una indebida constitución subjetiva de la litis: litisconsorcio nece­
sario, cuya integración depende exclusivamente del actor).
Si el inasistente es el demandado, la regla general es que se debe dictar
sentencia de inmediato, salvo que sea necesario practicar la prueba ofreci­
da por el actor, por tratarse de hechos no susceptibles de ser probados por
con festón o que las pretensiones se refieran a cuestiones do orden público o
derechos indisponibles (50.2.2. pá. 2")/“* Esta disposición encuentra su ra-

445 t.'ruj disposición similar m encuentra un d articulo 442 de la Ley de Enjuiciamiento


Civil de Esparta 1/2000.
44 (i Una solución sim ilar se encuentra en el articulo 340 de! C ó d ig o d e tlnuuiav.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

zón de ser en algunas ideas fundamenta ies. El Código Procesal Civil, sigue
siendo la normativa general en derecho procesal; es decir, que es aplicable
en otras materias. Con esa vocación de normativa general se redactó ese ar­
tículo* pues en ciertas materias se disputan temas que se refieren a derechos
indisponibles (c! estado civil, la filiación, etcétera), sobre los cuales puede
no ser admisible la confesión como prueba. En todo caso, como no es des-
cartabíc que en materia civil se dispute sobre derechos indisponibles (daños
al ambiente, por ejemplo), se conservó esa disposición, que podría ser muy
necesaria. En definitiva, entonces, solo si no es obligatorio practicar prueba,
se dicta la sentencia de inmediato.
Si a la audiencia preliminar no asisLe ninguna de las partes, se debe tener por
desistido el proceso sin condenatoria alguna (50,2.2. pá. final). Esa norma
parle de la premisa, que sí ninguna de las paites asiste al acto fundamental
del proceso que es la audiencia oral, es porque no tienen interés en este, por
lo cual su subsistencia no se justifica. Y se decidió que tal disposición se
adopte sin condenatoria alguna, para facilitar los arreglos entre las partes,
acuerdo que se puede manifestar claramente no asistiendo a la audiencia oral.

I n a s is t e n c ia a la a u d ie n c ia de prueba

lina regulación especial se establece en relación con la inasistencia de las


partes a la audiencia de prueba. En este caso se hace recaer sobre las parles
una pesada carga, que tiene como fin asegurar la seriedad en el litigio.
Solo se practica la prueba de la parte que asiste (50.2.,1). I'al disposición que
podría parecer muy drástica, encuentra justificación en la forma en que se
regula la práctica de la prueba. Si de acuerdo con la nueva normativa, los
interrogatorios debe hacerlos l o s abogados de las p a r t e s , es lógico que a La
audiencia deben asistir las partes con sus abogados o los apoderados. Enton­
ces no se debe practicar la prueba ofrecida por la parte que no se presente,
salvo que la contraria manifieste interés en ella o el tribunal la considere
indispensable.
Si a la audiencia de prueba no comparece ninguna de las partes, se debe
dictar sentencia inmediatamente, si fuere posible, de acuerdo con lo que
consla en el expediente (50.2.5). Véase que la inasistencia de ambas panes

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a la audiencia de prueba se regula en forma muy diferente a !a inasistencia


a la audiencia preliminar En este caso, lo que se hace es dictar sentencia
en forma inmediata, sin practicar la prueba. Eso si, se deben tomar en can-
sideración los elementos de convicción que ya existen (la documental, por
ejemplo). Si ninguna de las partes asiste, no se debe practicar prueba per*
somil (testimonios o declaración de parles) porque en tales tipos de prueba,
la intervención de la parte haciendo valer su teoría del caso es fundamental.

I n a s is t e n c ia a la a u d ie n c ia en l o s i -k o c e s o s d e a u d ie n c ia
ú n ic a

Un proceso de audiencia única es aquel que por disposición legal no tiene


prevista la realización de una audiencia preliminar y otra complementaria
(103.3), Se iratEi de procesos en los que se tramitan pretensiones sencillas y
cuya sentencia no tiene efecLo de cosa juzgada material (procesos sumarios,
por ejemplo). En esos procesos, si quien no comparece a la audiencia es el
demandante se debe tener por desistida la demanda o la reconvención se
debe condenar al actor o reconventoral pago de las costas y los daños y per*
juicios causados al demandado o reconvenido (50,2,4). A pesar de esa regla
de principio, es posible continuar el procedimiento si alguna de las partes
presentes alega interés legítimo o cuando la naturaleza de lo debatido exija
la continuación, siempre que no exista impedimento cuya superación de­
penda exclusivamente de la parte demandante (50,2.4), No se debe descar­
tar la posibilidad de que el demandado exprese su interés en la continuación
del proceso, Este debe continuar si quien lo pide tiene la condición de parte.
No seria admisible tratándose de un intervinicnle adhesivo por ejemplo. Si
el proceso continúa, se debe practicar la prueba y dictar Ea sentencia.
Si en un proceso de audiencia única, el que no asiste es el demandado, el tri­
bunal debe dictar sentencia de inmediato, salvo que sea necesario practicar
la prueba ofrecida por el actor, por tratarse de hechos no susceptibles de ser
probados poreonresiiin,J+; o que las pretensiones se reiteran a cuestiones de
orden público o derechos indisponibles.47
447 l!n e s t e c a s o s e p u e d e m a n te n e r d té r m in o c o n f e s ió n . L;i c o n f e s ió n s ig u e s ie n d o un
d e m e n t o d e c o n v i c c i ó n , q u e p o d r ía s u ig ir d d m e d io p r o b a to r io d e n o r ii in fid o d e d a r a -
c i ó n d e p a r le , s ie m p r e q u e ln d e c la r a d o s e re fiera a h e c h o s p e r s o n a le s del confesante.

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Curso de Derecho Procesal Ovil Cosían ¡cense

Si Ei la comparecencia del proceso de audiencia única no llega ninguna de


las parles, se debe tener por desistido el proceso, sin condenatoria alguna
(50,2.4.pá. final), El proceso .se debe tener por desistido, partiendo de la
presunción de que existe falta de interés por ambas partes. La exclusión de
Ea condenatoria tiene como finalidad eliminar trámites innecesarios, princi­
palmente cuando las partes llegaron a un acuerdo de no continuar litigando
para lo cual no será necesaria una manifestación expresa, bastará con que
no asistan a la audiencia para lograr el electo de tener por desistido el pro­
ceso de común acuerdo.

I n a s is t e n c ia u e la p e r s o n a j u z g a d o r a o in t e g r a n t e del

TRIBUNAL

La inasistencia de la persona juzgadora o de algún miembro del tribunal


colegiado es algo probable, principalmente en supuestos de enfermedad. En
ese caso, si existe imposibilidad para celebrar la audiencia, de inmediato se
debe lijar una hora y una lecha para su celebración, dentro de Jos diez di as
siguientes (50,2.5),
No se contempla aquí lo relativo a la responsabilidad disciplinaria de la perso­
na juzgadora. Cuando se redactó este código se pensó que no era conveniente
contaminar las disposiciones legales procesales con temas disciplinarios. En
lodo caso J o disciplinario está regulado en la Ley Orgánica del Poder Judicial,

P osposic ió n de a u d ien c ia s

Posponer una audiencia es diferir su realización para otro momento. La idea


de la nueva normativa es eliminar al máximo las posibilidades de cambiar
señalamientos para fecha posterior Razones de celeridad y de justicia pron­
ta determinan ese pensamiento. En otras palabras, no está permitido cam­
biar señalamientos para lecha posterior, salvo que se demuestre que existe
una causa justa (5(J.j ).
La referencia® caso fortuito o luerza mayor, debidamente comprobados, no
es un capricho del legislador: es la fórmula mediante la cual se pone limite
a la práctica de suspender y posponer audiencias con fines dilatorios.

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Jorge Alberto López González

No basta alegar caso fortuito o fuerza mayor, salvo que se trate de hechos
notorios, será indispensable comprobar el impedimento. Lo que se pretende
en todo caso, es que la realización de una audiencia judicial no se suspenda
por cualquier motivo.
El caso fortuito tiene como eje de 11ni torio la im previ sibil idad, por esa razón es
determinante que el litigante, antes de que se produzca el acontecimiento haya
actuado con la diligencia debida, es decir, debe actuar con diligencia, sabiendo
que tiene un señalamiento pendiente. Sí a pesar de tal diligencia, se mantiene
la imprevi sibil idad, estaremos ante un supuesto de caso fortuito y es de rigor
hacer un nuevo señalamiento. Pero si el hecho no fue previsto, porque no se
tuvo la debida diligencia, hay que entender que es culpa del interesado por ne­
gligencia y por ello se excluye que estemos ante un supuesto de caso fortuito.
Partiendo de la base que la fuerza mayor es un evento, que aunque sea pre­
visible es inevitable,J4> es razonable que si se acredita que sucedió un hecho
que impidió n pueda impedir la asistencia o realización de la audiencia, esta
se pueda posponer.’4*
Fuera de esos supuestos, nada más se estima suficiente para suspender la
audiencia, pues en todo caso, está previsto que las partes deben contar con
abogados principales y que éstos tienen la posibilidad de nombrar sustitutos.

S u s p e n s ió n de a u d ie n c ia s

El ideal de un proceso influenciado por el principio de oral idad, es que las


audiencias no se suspendan, porque desde un punto de vista práctico ello
implica retrasar la solución, atenta contra la celeridad del procedimiento y48

448 Sobru los conceptos caso fortuito y fner/a mayor desde el punto de visia sustantivo
véase: Tero/. Vargas, Víctor* Principios de Responsabilidad Civil Exiraconiractual,
Departamento de Publicaciones del Instituto Nacional de Seguros, San José, 1984,
pájjs. 106 y 107. Si una parte licué una audiencia, el deber de diligencia le impone
tomaren consideración cualquier imprevisto que pueda tener para llegara ¡a sede del
tribunal. Si no tiene esa diligencia, no es posible que teniendo un imprevislo alegue
caso fortuito para pedir curo señalamiento.
-149 Imaginémonos que varios dias antes de la audiencia suceda un terremoto que álcete
grave mente a una de las panes, imposibilitando su asistencia. F.s lógico que la au­
diencia tendrá que suspenderse.

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Curio de Derecho Procesal Civil Costarricenie

contra In justicia pronta. No obstante, la experiencia de aquellos sistemas


que han recurrido al sistema de Ea o rali dad enseña, que en muchos casos
la suspensión es inevitable, cotí el fin de garantizar el dehido proceso. Esa
suspensión se dn, fundamentalmente, cuando se trata de defectos no sus*
ceptiblcs de subsan ación en el mismo acto (por ejemplo, integración de un
lilisconsorte necesario), para lo cual lo normal es que se conceda un plazo.
Reconociendo que en muchos supuestos es necesario que la audiencia se
suspenda, el legislador ha regulado ese aspecto con bastante detalle. Se es­
tablece que una vez que la audiencia ha iniciado, solo puede suspenderse
en casos muy calificados (50.3.pá.2ü). El legislador considera casos califi­
cados, cuando sea necesario para la buena marcha del proceso, eon el fin
de deliberar sobre aspectos complejos, o a petición de parte para instar a un
acuerdo conciliatorio. Esa suspensión, en los casos excepcionales en que se
decrete, debe ser breve y al disponerla el tribunal debe hacer el señalamien­
to de hora y fecha para la reanudación (50.3.pá.2°).
La reanudación no puede hacerse más allá del plazo máximo de diez días
(50.3-pá, 3Ü). Originalmente, el plazo máximo de suspensión era de cinco
días, no obstante, eso se vio modificado porque en alguna parte del trámite
legislativo, sin intervención de la Comisión Redactara, se introdujo ese pla­
zo de diez dias. Véase como en el artículo 50,3 dice diez días en el párrafo
segundo y cinco días en el tercero, lo que es contradictorio. Atendiendo a la
idea de evitar nulidades y con sustento en el principio de conservación de los
actos procesales, habrá que interpretar esa disposición aplicando el plazo de
diez dias.
La idea es que no se suspendan las audiencias. Cuando la suspensión supere
los diez días -asi hay que entenderlo- y se afecte el principio de inmedia­
ción, no es posible reanudarla y será necesario citar a una nueva audiencia,450
Hay que destacar, por la trascendencia que tiene, que solo se cita a nueva
audiencia, cuando hay afectación del principio de inmediación. 151 Así las
Dice el Código que sin perjuicio de la respnnsahiJidad que coitos ponda. Se rcílere :i
hs responsabilidades disciplinarias cu caso de que la reanudación de la audiencia no
se de en los pla/u.i prei isuis. Ese es un (emú que solo se menciona, porque lo disci­
plinario, como yu vimos, no eslá regulado en esle código.
4,il Se regula aquí el supuesto de interrupción du la audiencia, pues se obliga a la repeti­
ción de los actos. Sobre interrupción de los ocios procesales víase: Moni ero Aroca,

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Jorge Alberto López González

cosas, la citación a otra audiencia solo será procedente cuando haya iniciado
Ea práctica de la prueba y se haya practicado prueba que se pueda ver afée­
la da por el transcurso del tiempo. Si eso no se da, es posible conservar la
audiencia, a pesar de que haya transcurrido el plazo previsto legalmente, No
es aventurado decir, que esc límite al plazo de suspensión no se aplicará, o
se aplicará muy excepcional mente en audiencias preliminares, pues en ese
tipo de audiencias, será infrecuente la práctica de prueba. Recordemos, que
la afectación fundamental al principio de inmediación se da cuando existe
posibilidad de que el tribunal olvide percibido en la audiencia oral.
Dice el código, que las audiencias no se pueden suspender, ni posponer, por
la ausencia de los abogados (50,3. pá. 4o). Eso disposición se fundamenta
en que los abogados y las partes tienen la posibilidad (20.2) de designar
abogado sustituto, de tal manera, que si por alguna razón no puede asisLir el
abogado titular, puede enviar al sustituto.413
Se dice, como regla de principio, que la superposición (tener otras audien­
cias en otros tribunales) de audiencias a las que deban asistir las partes o
sus abogados, no es causa de justificación de las ausencias (50.3,pá.4"). Esa
regla general tiene una excepción: que si la superposición de audiencias
se pone en conocimiento del tribunal dentro de los tres dias siguientes a la*452

Juan y otros* Derecho Jurisdiccional II (Procesa Civil. Conforme a la nueva Ley de


Enjuiciamiento ('¡vil }. 9a ed., Valencia,. Edil. Tirant lo blandí, 2000, pág, 361, No
'iC contempla aquí el supuesto de que una pane se vea absolutamente imposibilitad;!
para participar en una audiencia y se dicte una resolución que no haya podido im­
pugnar, pues en esc casi), existiendo causa justa, loque existiría e.s actividad procesal
defectuosa pur caso fortuito o fuerza mayor, y la via para anular lo actuado y reponer
las actuaciones seria alegar actividad procesal defectuosa por hi vía incidental.
452 La idea original era obligar a los abobados a nombrar sustituto, para evitar la suspen­
sión de audiencias. A esa solución se opusieron algunos abogados litigantes. Dijeron
que una disposición como esa atentaba contra el derecho al trabajo, pues los obliga
a realizar su función cmijuii tanaente con otros profesionales. A pesar del esfuerzo y
las explicaciones* tío logramos convencer a los opositores y a los diputados que los
apoyaron, que se trataba de una solución en beneficio de la eficacia de la justicia y de
los mismos litigantes. Nunca se quiso tomaren consideración, la realidad indiscutible
de que actualmente la mayoría de los alionados desempeñan su función con otros
colegas, que la asi si ene ia del sustil uto seria excepcional y que una disposición como
esa constituía a bsunio una incomodidad como consecuencia Jcl cambio del sistema
procesal: un sacrificio eventual para lograr celeridad de [a justicia.

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Curso Je Derecho Procedí Civil Costarricense

notificación del señalamiento para audiencia, se deberá reprogramar la que


se haya señalado de último (50. 3. pá. 4U). En definitiva, sólo excepcional­
mente será posible cambiar un señalamiento porque el abogado o la parte
tenga otra audiencia judicial señalada.

L a d ir e c c ió n d e la a u d ie n c ia

Actual mente y fundamentalmente en un proceso influenciado por la oi:t-


lidad, es necesario dolar al juez de verdaderos poderes disciplinarios, de
dirección"1" y de instrucción, que le permitan en cada una de las audiencias
mantener el orden, auxiliara las parles para definir correctamente el objeto
del proceso, sanearlo en cualquier momento para evitar vicios que en el
futuro puedan causar nulidades, desechar pedimentos que considere impro­
cede rúes, asegurar a las partes igualdad de tratamiento, limitar el ámbito
de la discusión, rechazar pruebas inadmisibles, suspender la audiencia por
algunos minutos o pocas horas cuando lo considere conveniente, pedir in­
formación inmediata a oficinas públicas y privadas, interrogar, repreguntar
y confrontar el dicho de las partes y de los testigos, delimitar el número
do testigos, decidir si dicta ta sentencia en el mornen Lo de la audiencia o
después dentro del plazo establecido por ley.+í4 Siguiendo esa línea de pen­
samiento. en el nuevo orden normativo procesal se produce un aumento en
los poderos del tribunal, Se dispone que quien presida la audiencia, debe
dirigirla según los poderes y deberes que 1c confiero la ley (50.4).
Kn términos generales, lo impone al tribunal una participación activa en el
desarrollo de la audiencia. En primor lugar, lo exige verificar y consignar
al inicio, la hora, techa, naturaleza do la audiencia (si es preliminar o com­
plementaria), identificación de las partes, testigos y demás auxiliares que
comparezcan (50.4.pá. 3")-*

1)3 La doctrina distingue entre poderes de dirección formal y puderes de dilección mate­
rial. Los primeros se ..... i fi están cuantiad juez fija términos, prorroga plazos, cunee-
de n ruiira la palabra. Los segundos se manifiestan cuando se ordena la acumulación,
desücumulación y archivo de procesos. K isd i, \V., de D&vehit Pm ccsit
C ivil, (Traducción de la -red. Alemana), 3a. ed., Madrid, f-.dii. Revista de D cree lio
Privado, |*)32, pág. 13*) y 140.
4"'4 Al respecto véase: Llilin Edgardo. n dv tÍL.tL'ftifjffñtirsv en
dit'itilí'.'i",Editorial y Librería Jurídica Amaliü M. Fernández, Montevideo, 200).

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Debo explicarle a los asistentes sobre los fines de la audiencia y las activida­
des que se van a realizar en ella (50.4,pá.2°). Se entiende que es una breve
explicación, muy breve, para que sepan en términos generales que es lo que
se va a hacer Y hay que explicarlo en términos sencillos y comprensibles
para todos los presentes, evitando la utilización de conceptos jurídicos que
los presentes pueden no entender.
Con el lin de asegurar que la audiencia se llevará dentro de los límites de
respeto y consideración, el tribunal debe hacer las advertencias legales que
correspondan (50Apá.2°), incluso adelantándoles las posibles sanciones
que podrían recibir si incurren en conductas indebidas.
Debe mantener el orden en los interrogatorios evitando la formulación de
preguntas impertinentes. Para evitar que se viole el principio de oral idad,
conviene evitar la lectura innecesaria de textos y documentos. Debe cuidar
que el debate se realice con moderación, evitando que se alargue con di­
vagaciones que no tengan que ver con lo que es objeto de discusión. Debe
cuidarse de no coartar el derecho de defensa (5£).4,pá,211)'
Debe mantener el orden y velar por que se guarde el respeto y la considera­
ción debidos, usando para ello las potestades de corrección y disciplina que
le confiere la ley. Aquí el concepto ley debe entenderse en términos genera­
les, por lo que serían de aplicación las disposiciones de la Ley Orgánica det
Poder judicial.'1'' Se le establece la posibilidad de retirar el uso de la palabra
o de ordenar el abandono del recinto a quien no se ajusten las instrucciones
que haya dado (50,4,pá,2°).
Generalmente, cuando se presentan varios abogados representando a una
de las partes, pretenden participar todos. El código sale al paso de esa si­
tuación y evita esc tipo de discusiones. Dice claramente, que si a una parte
ta acompaña más de un abogado, solo puede intervenir uno por declarante
(5<).4.pá.3,v)- Es decir los abogados pueden distribuirse entre ellos, que uno
actuará en el testimonio de tal testigo y el otro en el testimonio de otro testi­
go. Y en las demás actividades, deben decidir a quien le corresponde actuar.45

455 I)ebemos recordar tjue en los artículos 2 1ó y siguientes de In Ley Orgánica del Poder
Judicial se establece un capitulo denominado: “Del régimen disciplinario sobre las
partes y sus abogados” .

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l,o que no se puede permitir es que actúen iodos simultáneamente porque


se crearía el desorden.

D o c u m e n t a c i ó n de la s a u d i e n c i a s

Lo relativo a la documentación de las audiencias no deja de ser un tema de


aran trascendencia para la efectividad de un sistema procesal in ti uen ciado
por la oral idad. Se puede decir, que en muchos casos, de la forma cu que
se reaule este tema dependerá si se logra una justicia de calidad. Y no es
solamente la dotación de las tecnologías modernas, también es impórtame
la forma en que se utilicen tatito por ios tribunales como por los litigantes.
Como veremos seguidamente, el Código Procesal Civil contiene una nor­
mativa que pretende dar solución a muchos de los problcnriEis que destaca la
doctrina y que ha evidenciado la práctica.
Como consecuencia de las nuevas tecnologías, en principio, ya no hay que
pensaren aquellas e Mensas actas ese ritas que después de leídas las firmaban
todos los presentes. La idea que su byace es deque las ac time ion es se graba­
rán medíanle sistemas de nudio v video.

Documentación mediante soportes aptos para la grabación de la


imagen y el sonido

1.a forma en que se regula este tema, encuentra su antecedente cti la Ley de
Enjuiciamiento Civil de España del año 2000, normativa que establece una
serie de posibilidades atendiendo a la realidad de que no siempre se tienen
ios medios tecnológicos. En ocasiones, tío están a la disposición, como por
ejemplo cuando la prueba se practica en lugares de difícil acceso, donde no
hay fuenles de energía.
El Código Procesal Civil establece, como principio general, que en las au­
diencias, las actuaciones orales se registrarán en so pone apto para la gra­
bación y reproducción del sonido y, si fuera posible, también de la imagen
(50.5.1). Esa es la visión positiva que tiene la normativa, se parte de la base
de que existirán. Sin embargo, con conciencia de la realidad, de que en oca­
siones posiblemente no se lenga la forma de grabar imágenes, se establece
que se documentará sólo el sonido. Ya sea que se grabe solo la imagen.

339

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Jorge Alberto López González

únicamente el sonido o ambas, las partes pueden pedir, asumiendo el costo


que ello implique, que se les entregue una copia de la información que haya
quedado grabada (50.5.1), Los interesados deben asumir el costo de las re­
producciones, porque sería demasiado oneroso para el Poder Judicial que se
le imponga el deber de facilitar el medio de soporte.

D ock m entación mediante acta

Aunque sea excepcional, la posibilidad de documentar mediante acta no ha


desaparecido de nuestra legislación procesal civil. Debe mantenerse para
cuando no sea posible la grabación por medios tecnológicos. Por ello, se
consideró necesario regular esa forma de documentación. I.a nueva norma­
tiva establece, que si los medios de registro tecnológico no pudieran utili­
zarse por cualquier causa, se documentará mediante acta (50.5.2).
El nuevo código clasifica las actas en lacónicas y exhaustivas. Dice, serán
lacónicas, salvo disposición legal en contrario. Lacónicas, significa que solo
se consigna lo estrictamente necesario. El problema está en definir, en me­
dio debate, que es lo estrictamente necesario, porque a los abogados todo
les suele parecer estrictamente necesario, y sin duda lo es, porque de ello
dependerá cualquier análisis en una eventual segunda instancia.
I .a disposición legal en contrario la encontramos, cuando se establece que
si se trata de documentar la práctica de la prueba, las actas serán necesaria­
mente exhaustivas (50.5.2). Esa disposición legal encuentra justificación,
en el hecho de que en lodo proceso existirá la posibilidad de un recurso
(apelación o casación) y, como consecuencia, el superior jerárquico necesi­
tará revisar la información relaiivEt a la prueba que consta en el expediente.
Si c! acta de documentación de la prueba no es completa, fallarán al supe­
rior elementos para adoptar una decisión, lo que seria vioiatorio del debido
proceso.
La regla general, entonces, es que no se permite la transcripción literal de
la audiencia; sin embargo, tienen que existir excepciones que el legislador
no puede ignorar. Siempre existirán supuestos cu que sea necesario levan­
tar acta escrita, en cuyo caso se debe ordenar la transcripción literal de la
audiencia.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

Para minimizar tos decios que ello tiene en la celeridad y calidad de la


audiencia, la normativa dispone que esa transcripción literal se dehe hacer,
excepcional mente, cuando a criterio del tribunal sea necesario (50,5. pá. 2Ú).

C unten ido del acta

Es evidente la intención dd legislador, de señalar ctx forma detallada lo que


dehe contener el acto. También es claro, que ese detalle pretende limitar
al máximo aquello que dehe quedar constando, cuando el acta sea escrita.
Cuando la Ley dice “según ¡asactividades1 se (50.5,pá
se refiere a que no siempre se debe hacer constar lodo lo que se enlista. Es
muy probable que, según las actividades que se realicen, muchos de esos
elementos no se tengan que hacer constar,
ilay que tener presente que el acta solo se realiza cuando los medios de
documentación tecnológicos no pueden utilizarse por cualquier causa, que
por regla general deben ser lacónicas, salvo cuando se trate de la práctica
de pruebas.
La indicación del lugar, la fecha y la hora de inicio de la audiencia son re­
quisitos indispensables que deben constaren el acta, pues con ello se logra
la ubicación espacial y temporal dd acto, lo que podría ser determinante
de su eficacia, l.a naturaleza de la audiencia, se refiere a si es preliminar,
única o complementaría. La fecha y hora de finalización es importante, para
establecer la duración de esa actividad y el momento de su culminación
(50.5.2.a). Es indispensable hacer constar la horas y lechas de las suspen­
siones y reanudaciones, pues el tiempo de las suspensiones tiene un plazo
dd que depende la eficacia de la audiencia misma/*5*
El Código es ige que se consigne en el acta Eos nombres de los integrantes
del tribunal, las panes presentes, los defensores y representantes (50.5.2.b).
El nombre de la persona juzgadora es necesario por la responsabilidad que
le cabe cu la dirección de la audiencia. En cuanto a las partes, defensores y
representantes, se entiende que no sólo se debe indicar el nombre, sino las
calidades que permitan su identificación, pues en la audiencia solo pueden

45íi Recordemos, que en algunos casos i a suspensión de la audiencia por más de diez
dias. implica citar a una nueva comparecencia.

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participar los sujetos legitimados, a quienes también es posible exigirles


responsabilidad por su actuación.
En cuanto a los testigos, peritos y demás auxiliares que declaren (5Ü.5.2.e),
aunque el Código solo se refiere al nombre, debemos entender que se de­
ben indicar las demás calidades que permitan su posterior identificación y
localización. Recordemos que tanto los testigos como los demás auxiliares,
incluidos los peritos, tienen deberes y responsabilidades por su participa­
ción en el proceso.
Requiere la nueva normativa que en el acta se haga referencia a la prueba
trasladada. Lógicamente, lo que se pretende es que se consignen los dalos
que permitan identificar posteriormente la prueba que se trasladó. No se tra­
ta de transcribir esa prueba, pues eso iría contra la celeridad de la audiencia.
Cambien se exige que se consigne una referencia a tos otros elementos pro­
batorios reproducidos. Lo que quiere decir el Código es que hay que hacer
referencia ala demás prueba practicada. Si se trata de documentación de
prueba, el acta tendrá que ser exhaustiva en ese aspecto.
Se exige la consignación de las resoluciones que se dicten (50.5.2.d), No
se trata de escribir con detalle los fundamentos de lo que se resuelva. Solo
se debe consignar la disposición.'*' El mismo procedimiento se debe seguir
con las impugnaciones y lo resuelLo sobre ellas, solo que al resolver sobre
las impugnaciones se exige que se consignen en forma breve los funda­
mentos de la decisión (50.5.2.d). l.a idea es que en et acta quede constan­
do someramente lo que motivó la decisión del tribunal. Tampoco se deben
consignar todas las consideraciones que se dieron al impugnar. Al resolver
la impugnación se consignará lo que se resuelva sobre ella y en forma muy
resumida, los fundamentos de la decisión del recurso.
Exige el código, que en e! acta se consignen los nuevos señalamientos para
la continuación de la audiencia (50.5.2.e). Está claro, que tal anotación es
procedente en supuestos de suspensión de audiencias, para facilitar el con­
trol de los señalamientos y verificación de agendas.
El tribunal debe consignar en el acta una síntesis de las principales conclu­
siones de las partes (50.5.2.f). La síntesis debe ser muy breve, pues, aten-457
457 Por ejemplo. Se recliaza 1,>prueba pericial

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diendo al principio do inmediación, el tribunal tendrá muy claro lo expresa­


do al momento de la decisión.
Finalmente, en d acta se debe hacer constar que se leyó la sentencia
(50,5.2,g). Se trata de consignar que la sentencia fue leída.
En cuanto a cualquier otro dato que el tribunal considere pertinente
(50.5,2,h), se trata de una manifestación del aumento de los poderes del
tribunal quien no puede verse limitado para consignar lo que estime con­
veniente, ineluso a gestión de panes. En este caso, el tribunal debe tener
mucho cuidado, porque al calor del debate a los abogados lodo les parece
pertinente y posiblemente presionen para que se anote en el aeta todo lo
que ellos quieren. En ese caso el tribunal debe ser estricto para no alargar
la audiencia.
Exige el código que en d acta se identifique a los jueces que participaron
en la audiencia (50.5,2,i). Tal requerimiento es fundamenta), para que que­
de constando el cumplimiento del principio de inmediación, es decir, que
aquellos miembros del tribunal que participaron en la audiencia fueron ios
que dictaron la sentencia, En todo caso, la indicación de Jos nombres de los
integrantes del tribunal es determinante para efectos de responsabilidad.
Finalmente, dice el Código, que el medio de respaldo utilizado para el regis­
tro de la audiencia quedará en el tribunal como anexo al expediente (50.5.2.
al final), lomando en consideración que en esta norma se regula lo relativo
al acta, cuando no se puedan utilizar los medios tecnológicos de documenta­
ción. hay que entender que lo que quedará agregado al expediente es el acta.
No dice el código que el acta debe ser firmada. Y no lo dice, precisamente
porque lo normal es que se utilicen medios tecnológicos de documentación,
aunque no sea audio y video (por ejemplo, computadoras). En esc caso,
ninguna justificación tendría imprimir el acta, solo para que las partes la fir­
men. Se supone que la persona, o las personas juzgadoras, dan fe de lo que
queda constando en el registro. Si por algún motivo e s inevitable imprimir
el acta, no parece existir inconveniente en que el acta sea firmada por lodos
los presentes.

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D eliberación

Se entiende por deliberación* la reflexión que debe hacer el tribunal, sea


colegiado o unipersonal, para dictar ta sentencia. Esa actividad debo ser
secreta (50.6). El secreto tiene como finalidad liberar a los integrantes del
tribunal, para que expresen sus ideas sin ningún tipo de limitación. En ese
instante se construye la decisión y se determinan los fundamentos, que se
ex pondrán oportunamenl e.
Que la deliberación sea secreta, no implica que en todo caso los integrantes
del tribunal tengan que retirarse de la sala de audiencia; hay aspectos que
se pueden deliberar rápidamente, hablando bajo para que no escuchen los
presentes, sin que sea necesario el retiro de las personas juzgadoras. En todo
caso, tal como lo establece la normativa, el tribunal puede retirarse de la
audiencia cuando lo estime conveniente.
Tratándose de sentencias, se establecen plazos para la deliberación, con la
finalidad de que la adopción de la decisión sea pronta. No puede exceder de
dos días, salvo que se trate de procesos complejos, en cuyo caso se puede
extender a cinco días (50,6),
Dicha disposición exige hacer algunas precisiones. El código establece que
la sentencia se puede dictar oralmente al finalizar la audiencia, en algunos
casos en el plazo de cinco días y excepcional mente en el plazo de quince
días (61.1). Tratándose de una sentencia, hay que distinguir entre delibera­
ción, redacción y emisión. Después de la deliberación surge la decisión. Esa
decisión hay que plasmarla (redactarla) y digitada. Finalmente, redactada
la sentencia hay que emitirla. Se entiende que la sentencia queda emiti­
da cuando el tribunal la firma manual o digitalmente, es decir, cuando los
miembros del tribunal expresan su confonnidadcon lo redactado. Posterior­
mente hay que comunicarla a las partes.
Surge una interrogante: ¿el plazo para deliberares aparte del plazo estable­
cido para dictar la sentencia?, ¿el plazo establecido por la ley para dictar
sentencia, corre una vez. que ha transcurrido el plazo previsto legalmen­
te para deliberar? Pienso, que en un sistema influenciado por la oral idad,
la respuesta a estas preguntas debe ser afirmativa. Si la sentencia se dicta
oralmente al finalizar la audiencia, no hay problema: ei tribunal adoptó la

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decisión rápidamente (quizá porque el pumo en discusión es sencillo) y


consideró estar en condiciones óptimas para emitir el pronunciamiento.
Si hay un plazo de dos días para deliberar y de cinco pura dictar {redactar y
firmar) la sentencia, el plazo de cinco días corre a partir de vencido el plazo
para deliberar. Si hay un plazo de cinco días para deliberar y de cinco días
para dictar sentencia, se debe entender que el plazo de cinco días para dictar
(redactar y firmar) corre después de que ha vencido el plazo para deliherar.
Si el plazo para deliberar es de cinco días (procesos complejos) y para dictar
sentencia (redactar y firmar) es de quince días, el plazo de quince dias corre
a partir del momento en que se venció el plazo para deliberar. A mi juicio
esa es la interpretación que se debe dar a la normativa, pues los plazos es­
tablecidos son muy cortos. Además, cuando el plazo para deliberar sea de
cinco días y para dictar sentencia de cinco dias, no le quedará al tribunal
(suponiendo que lleguen a una decisión hasta el quinto día de la delibera­
ción) ningún plazo para redactar y firmar el pronunciamiento.
Terminada la redacción y, lógicamente, ii miada la resolución cuando ello
sea necesario, se debe comunicar lo resuelto a las partes (50.6).
Dice el Código (50.6). que si la sentencia se comunica oralmente en au­
diencia. debe estar presente al menos un integrante del tribunal (50.6). En
principio, se podría decir que si las semencias se comunican oralmente cu
audiencia, basta con la presencia de uno de los integrantes; no obstante, tal
práctica generalizada podría presentar algún inconveniente, pues el código
dispone que si la sentencia se dicta oralmente, las parles, en ese acto, pue­
den pedir adición y aclaración y el tribunal debe resolver de inmediato (63.
pá. 2°). No hay duda, que para deliberar y resolver sobre la adición o acla­
ración, que es parte de la sentencia, tiene que estar el tribunal en pleno. Así
las cosas, en la práctica será prudente, que en lodo caso en que se dicte oral­
mente una sentencia, estén presentes todos Jos integrantes del tribunal.'15*

45 S Fs previsible que ia unmmicadón de semencias en forma ora] y en audiencia, pnr la


presión que lat práclic;i puede ejercer sobre las agendas, no sea generalizada.

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FORMAS EXTRAORDINARIAS DE CONCLUSION DEL


PROCESO

Durante la vigencia del Código Procesal de 1990 a las formas extraordi­


narias de terminación del proceso se les denominaba lórmas anormales.
Se partía de la base, y así se ensenaba en las universidades, que la forma
normal era la sentencia y que las demás eran anormales. Lo de normal y
anormal no parece una distinción feliz, porque no hay nada más normal que
la conclusión de un proceso mediante conciliación. K! concepto "extraordi­
naria” se tomó del Código Procesal Civil Modelo para Iberoamérica y del
Código Procesal General de Uruguay, aunque acerca de tal denominación
encontramos antecedentes en la doctrina italiana. Ese concepto nos parece
acertado desde que la forma ordinaria de terminación del proceso es la sen­
tencia. Afinando el análisis, es cuestionable que se entienda que la sentencia
y las formas extraordinarias lo son de terminación del proceso, porque lo
cierto es que un proceso no termina con sentencia. Después de la sentencia
os posible que el proceso continúe en ejecución de lo resuelto. Las formas
extraordinarias que regula el código son: conciliación, transacción, renun­
cia del derecho, satisfacción extraprocesa!, imposibilidad sobrevenida del
proceso, desistimiento y caducidad del proceso (51 a 57),

C onciliación

Por conciliación entendemos, siguiendo u Montero A roca, la comparecen­


cia necesaria o facultativa de las partes en un conflicto de intereses, ante
una autoridad designada por c! Estado, para que en su presencia traten de
solucionar el conflicto que las separa, actividad regulada por el ordenamien­
to jurídico que atribuye determinados electos jurídicos a lo que en ella se
convino,4*9 En esa definición, se destaca una característica esencial para
entender que estamos ante una conciliación, ella es que se realiza ante una
autoridad designada o reconocida por el Estado para esa actividad. Esa es
una diferencia con la transacción: la existencia de una autoridad reconocida
por el Estado.459

459 Montero A roca. Juan, el. al.. Derecho Jurisdiccional II. 91 eiL Valencia, Tirant l.i>
Idandi, 2000, pág. 144 y 145,

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Curso de Dere r he h recesa f Civil Costar ricen se

Desde hace varias décadas, la mayoría de las legislaciones procesales in­


troducen esta actividad como una alternativa a la resolución de Ins conflic­
tos.460 La doctrina es concordante, en que este acto tiene corno fin esencial
la eliminación dd proceso461 con el objetivo de reducir la carga de trabajo
do los tribunales.462 Se trata, en definitiva, de aprovechar la presencia de las
partes ante el tribunal para que se lleguen a un acuerdo que termine con el
litigio. No se trata de una renuncia a la jurisdicción porque ésta es ineficaz,
sino de buscar otra solución a los conflictos de intereses en una sociedad
que modernamente se pretende sea más culta y civilizada.
La configuración legal de esta actividad, envuelve algunos aspectos de los
que ha tenido que ocuparse la doctrina y que es necesario analizar, no solo
por Su influencia directa sobre el fm del proceso, sino también, sobre el
procedimiento.4'’3
En primer lugar, es necesario hacer referencia a la actividad de las personas
juzgadoras, quienes atendiendo a la fundón moderna de su gestión, es pre­
sumible que no continúen en actitud pasiva unte el conflicto que enfrenta a
460 Siguiendo a su ajik¡cts.É>r:L. la aciunl Ley de Enjuiciamiento Civil española, introduce
esta fundón en la audiencia previa del proceso ordinario, Con anterioridad a la Ley
de 6 de ¿íroslo de 14S-L evi&iía un sisicniu de conciliaciones preproceAü que fueron
eliminadas ji partí i í\h l-sll ley. En su JugEir su estableció, üoIo en ni proceso de menor
cuanlia un nn los. demás-, una comparecerían en la cual el juez debía exhortar a las
parles a qun llegaran un acuerdo. Fairíil íhullén, Víctor, /. lí audiencia previa. Con­
el

sideraciones Técnia*-Prát'líirax, Madrid, I díl, Civilas» 2000, pag, 78.


461 Parece 'ier que ese iniuum se inscribe en et deseo del leg¡^Lidiir de reducir Ja duración
de los pleitos y la mejor manera de conseguirlo es hacer desaparecer u] propio pleito.
Brmcl Navarro, Angel, i a Vwt'iw Comparecencia en el juicio de ntzfjor cuantié* Bar­
celona. Edil. Librería ttosck l rí£í¡npág. 55.s y acelerar aquellos proeedimicrilü* cuya
conciliación no fue posible.
462 Ln solución no es novedosa, ya cxislia en ki íagis act iones de] proceso romano, don de
irnos de ku> posibles aelos preliminares det proceso eran el pacto y la transacción.
ñoncL "/.¿rnueva comparecencia Oh. Ci|P1 \r¿¿, 56-
■163 Una de Lt^ cuestiones l|lil- preocupó el I¡i doctrina era la de si la conciliación era
o no aelti jurisdiccionii!. Uniré otros: S U . Su]valore, Derecha Procesal Civil,
l u í m el

traducción de Santiago Sentís Me] endo y Femando du la Rlíli. de la ObrEi u\Dirííto


proccttíulte oWe", set Lima ediziont\ publicada por Su dan-casa cdiuice dolí., An-
ionio Milani, Ladovn, I W 1+, Huenos Aires, luiciones Jurídicas Ikiropa-América
I971,pag, 292 y 293. Actualmente, como Venimos viendo, la posición mayoritaria
considera que pEinicijíLi de esa naiuralczu.

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quienes acuden ame él. Se supone, que aprovechando la oportunidad que se


concede en esta audiencia, deben hacer todo lo que esté a su alcance para
buscar una solución. Es obvio, que para la eficacia de la conciliación es ne­
cesaria la presencia de la persona juzgadora quien, además, debe asistir a la
audiencia con conocimiento del caso, es decir, habiendo estudiado detallada
y cuidadosamente los escritos, documentos y pruebas del litigio. Solo asi
podría garantizarse una actividad conciliadora elicaz/*"
Otra de las preocupaciones que desde siempre ha existido en la doctrina y
que. aunque se quiera disimular ha tenido notable influencia en la actitud
de las personas juzgadoras, es que en el intento de conciliación estas dejen
patente su modo de pensar sobre el asunto, es decir, que las opiniones que
emitan en la audiencia impliquen adelanto de criterio sobre la forma en que
debe resolverse Ja controversia,^64 Al respecto señala Gómez de Liano, que
si la persona juzgadora adopta una verdadera mediación, diálogo e interven­
ción, entra en el peligroso terreno de manifestaciones y actitudes anticipa­
das e inoportunas.’’66 Se teme, que en aquellos casos en que la conciliación
se realiza por la o las personas que deben dictar sentencia, se ponga en pe­
ligro su imparcialidad, debido a que su participación, constituye una fuerte
tentación para librar a los tribunales de la sobrecarga de trabajo, mediante
la imposición a los litigantes de soluciones que ellos pueden no desear.467
Frente a esa postura, algunos consideran que para ser lógicos con el funda­
mental papel de un tribunal, que debe promover la conciliación, es natural
que de su sugerencia o recomendación, en la que no habrá de temer que las
partes adivinen como piensa. Entienden que pura ello se requiere un cambio

464 En similares temimos. sobre c¡sle Lema víase nuestro escrito hhbravoso y Eficfvs jVf-
gaiivos de la Conciliación Inimprocesaf en eíproceso civil do Owfo Rica", Revista
Ivslitia. 175-176, juliu-agoslu 2001, pág. 35 a 41.
465 Señala Muñoz Sabalé, que* puesto que la conciliación se intenta ante el prnpin juc/
de la causa, nunca sera posible soslayar el nesgo de prejuzgamientos y mas o me­
nos veladas coerciones, (al como perfectamente conocen los abogados laboral islas
españoles. "*Cf?ttsidcraciom\s sobre fu coniparei'em'ttt previa en al metun-
Revista Jurídica de Catalunya. N», 1, Haredona, 1985,
466 Gómez de Liftño-Gonzálcz, Femando, El proceso civil L Oviedo, Edil. Formo S.A.,
1W0. págr 122.
467 Serra Domínguez* Mirmel. Observaciones eriLieas sobre d proyecto de reforma ur-
gentc de la Ley de I-Ajuiciamiento civil, justicia, 1982, No. IV, págs. 304 y 305.

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total de mentalidad de las personas juzgadoras.468 Lo anterior ha suscitado


la discusión sobre hi con ven lene ia o no de la conciliación iiuraprocesal, sin
decir, de las diversas posiciones existentes sobre el momento procesal en
que ésta dehe desarrollarse.
Desde nuestro punto de vista, las dificultades se presentan cuando la nor­
mativa que ri líe el proceso no sena la claramente Iei actividad que debe desa­
rrollar la persona juzgadora en relación con la conciliación, concretamente,
si le es posihle emitir opiniones sobre el caso o proponer arreglos.'1*" lisa
indeterminación, la costumbre arraigada del juez pasivo y legislaciones que
limitan los poderes del tribunal y su actuación, Ein tenido como consecuen­
cia que la conciliación en muchos países haya tenido escasa efectividad o
por los menos sus efectos no son perceptibles.
La limitación de los poderes del tribunal en muchas legislaciones, se obser­
va con absoluta nitidez, si se les compara con sistemas como el existente en
Alemania en el denominado modelo de Situtgart. donde el tribunal no solo
recomendaba o sugería a las partes resolver el pleito pacíficamente, sino
que, en aquellos casos en que veía las cosas muy ciaras, tal recomendación
-que debía ser razonada-, podía consistir en sugerir al actor la retirada de
.su demanda - des is t imi ctifo o renuncia-, o al demandado que se allanara,4™

4 ( > X Fui re n G u ille n , V ic ia r , f.ts p n . ' ¡ x m t i t á n ( h t j u i c i o ( A k g u c i u u c s , A u d ie n c ia P r e lim


nar, C o m a l ilic ió n } , I I J u ic io o r a l.,« R e v is t a d e D e r e c h o P r o c e s a l» , M a d r id , i i d e is a ,
V9 9 2 , pftg. 5 3 0 ,
-169 A lg u n a d o c tr in a e s p a ñ o la n ie g a la p o s ib ilid a d d e q u e el Juey, p r o p o n g a a r r e g lo s , d i­
ciendo q u e u 1 1ru la rse d e u n a c o n c ilia c ió n en s e n tid o e s m e r o , n o d e u n a m e d ia c ió n ,
et tr ib u n a l tle lw lim ita r s e a fa c ilita r e l acu erd o e n tr e la s p a rte s, p ero s o n é s ta s la s q u e
h a n d e p o n e r Un :i! litig io , s in q u e a q u e l p u e d a fo r m u la r pro p u e s ta s d e a r r e g lo para
q u e la s p a r te s la s acep ten , o la s r e c h a c e n S e s o s t i e n e q u e . d a d o q u e e s e t m i s m o tri­
b u n a l e l q u e e stá c o n o c i e n d o el p r o c e s o y e l q u e in te n ta la c o n c ilia c ió n , al n o p o d e r
h a c e r p r o p u e s ta s d e a r r e g lo , n o c a b l e e l r i e s g o d e q u e el trib u n a l p r e j u z g u e la c u e s ­
tió n yfu e r c e la v o lu n ta d d e la s p artes. M o n te r o A roe a, e l.a l,. I > ereeh o J u r is d ic c io n a l
II, O h . C.'ii., p á g . 22H.
470 E l m o d e lo Sltulcai t. c a r a c te r iz a d o p o r un p r o c e d im ie n t o p r e lim in a r e s c r ito y p o r un
j u i c i o o ra l, e s p r o d u c to d e un a c u e r d o e n tr e lo s ni a e i si ru d os d e En S a la N o , 2£> d e l
L a n d e s g c r íc h t d e K ttu lg a it, lo s p e r ito s y a b o g a d o s q u e ib a n a to m a r p a rte e n d m o ­
d e l o , q u i e n e s ap ro e e c h a n d o al m á x im o la s p o s ib ilid a d e s o fr e c id a s por la ZE3U y si
s a lir s e d e s u s m o ld e s , crea ro n e s e p r o c e d im ie n t o p r á c tic o . |-a iró n ,
firicio.„, Ü b . C'il., p á g . 4 9 9 .

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Por nuestra parte, con la doctrina que asi lo entiende, estimamos superadas
o superables las objeciones que formula la mayoría de la doctrina contra los
actos de conciliación intraprocesal, en cuanto entienden que se afecta la im­
parcialidad del tribunal. La solución de confiarlas en todo caso, a personas
fuera del proceso, atenta contra la inmediación’71y elimina la posibilidad
de que en el seno de un proceso se intente la composición del litigio, lo
que constituirla un retroceso inaceptable en nuestro estado actual de civi­
lización. En otras palabras, sin perjuicio de que existan organismos y fun­
cionarios dedicados a la actividad conciliadora, siempre es necesario dejar
abierta esa posibilidad dentro del proceso.
No parece conveniente que las personas juzgadoras propongan proyectos
de conciliación, es decir, que mediante el estudio del caso ofrezcan una o
varias soluciones a las partas, para que estas escojan cutre ellas, porque eso
implicaría adelantar las posibles soluciones que adoptaría el tribunal. Lo
que sí conviene es establecer, en la ley, las posibilidades de actuación de la
persona juzgadora, mediante la utilización de técnicas de negociación.
Intentar la conciliación por parte del tribunal, no significa ofrecer solucio­
nes de acuerdo al caso, mucho menos ejercer presión sobre las partes. Con
una buena preparación, el tribunal podría realizar Jas actividades necesarias
para propiciar el acuerdo entre las partes, sin necesidad de comprometer su
imparcialidad.
Es preciso recordar que no todo derecho es conciliable. Conciliar implica
disponer del derecho que se redama o defiende en el proceso, siempre que
este derecho sea de los que tienen el carácter de disponibles.
De lo que se (rata, en definitiva, es que la actividad de conciliación no se
limite a la simple expresión «t¡itctlun debidamente exhortados para lle­
guen a unacuerdo (¡ue de par terminado el litigio», porqu
ha demostrado su fracaso.
La asistencia de las partes a la audiencia, es otra de las dificultades a la que
se enfrenta la conciliación. Lina de las razones por la que en algunos países*472

47] Pairen, La audiencia . .. Üb. Cil., pág. SU.


472 Entre los derechos indisponibles, entre oíros, podemos citar: a Ja integridad personal,
a Ja salud, al estado civil.

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Curso d e Derecho Procesal Civil Costarricense

fracasa el ir lento tic conciliación, es porque la asistencia tic las panes a la nu­
il iene ia no es obligatoria, La legislación procesal se limita a enunciar que los li­
tiga nics deberán comparecer por si mismos* sin establecer n ing una consecucn-
cia directa. Tampoco se establecen mecanismos para asegurar su presencia.

La conciliación en Costa Rica antes del Código de 2018

La conciliación se introdujo en Costa Rica, en el Código Procesal Civil de


I 990, para “evitar desperdiciogrande de jurisdiccional y pura
descargar de trabajo a loa tribunales Para ello se Lomaron
en consideración razones efe orden cultural. Se dijo: “la debe
adoptarse a ia idiosincrasia delcostarricense* que en la de
sos preferimosno pelearsi hay alguienque nos invite a la
estamos dispuestos a reconocer ip justiciy la razón de i
necesitamos q u e alguien nos estimule a hacerlo. Y ese no puede
ser otro queel propio juez que representa ia lo justicia d i7AAl
regularla se tomó en consideración, fundamental me me, el artículo 185 del
Código Procesal Civil Italiano,473475476En lo que se reitere al momento en que
esa acii\ idud fue situada dentro del procedimiento, tuvo decisiva influencia
lu discutido en el Congreso Jurídico Nacional de 1977, en ei que se llegó a
la conclusión de que debía ser iniruprocesa! y después de la contestación a
la demanda.4™
Sería injusto no deeir. que algunas de las dificultades que enfrenta 3a conci­
liación immproceso a nivel mundial oslan solucionadas desde hace mucho

473 Universidad de Costa Krca, l-'acultad de Derecho, Colegio de Abobados,


¿le an Nuevo íod/gu procesalCivil. R evista do C ie n c ia s -tur id teas, ¡No. j ó , S a n José,
Editorial Universitaria, 1978, pág. 133,
474 Universidad de Cosía Rita, et. al., NccesLinu Ob, Cit., pág.
1j 3. J“or los e Icelos que la conciliación lia tenido en el proceso civil costarricense,
parece que esc persa miento no <¡c ajusta a la realidad, o se ajustaba a ge ule de oirás
épocas. Ln cierto es que actualmente nuestra sociedad gusta del liligio.
47? Mediante re fon na del 26 de noviembre di 1990, se modificó ese articulo eslahle-
e iendo la posibilidad de que el juez interne la conciliación en cualquier etapa del
procedí míenlo,
476 Universidad de Cosía Rica, et.al, iVetvsIt/at nn <’)h. Cit„ pág.
|“i 75

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Jorge Alberto López González

tiempo en la legislación costarricense. Entre nosotros, con el fin de propi­


ciar la participación activa del juez en la conciliación, mediante Ley 7727'177
se estableció que el juez o conciliador judicial no es recusable por las opi­
niones a propuestas que emita en la audiencia de conciliación, ni podrá
atribuírsele responsabilidad civil o penal por ese solo hecho.47®
A pesar de ello, hay tres aspectos que tuvieron una decisiva influencia ne­
gativa sobre esa actividad; ellos son: que la conciliación en Costa Rica,
históricamente, fue concebida como una etapa obligatoria en ios procesos
plenartos; que fue situada rígidamente en un momento del procedimiento;
y, que no se establecieron mecanismos eficaces para obligar a las parles a
comparecer a la audiencia.
Que se concibió como una etapa obligatoria del procedimiento civil de Cos­
ta Ric;í, es una realidad inobjetable. Asi se entendió en la práctica47’ así
lo expuso el Licenciado Antonio Rojas López relator de una comisión que
trabajó en la elaboración del Código Procesal Civil de 1990: ' El intento
conciliación será forzoso pañi el Juezy tendrá lugar
después de quehaya sido contestada la demanda.''™
Para concluir que la conciliación fue situada rígidamente en un momento
del procedimiento, bastaba leer el artículo 314 dd Código Procesal Civil de
1990, en el cual se disponía en su inciso I" que se debía llamar a concilia­
ción después de resueltas las excepciones previas, contestada o tenida por
contestada la demanda y en su caso la reconvención.
Finalmente, para esa actividad se establecía la obligación de citar a las par­
les y a sus abogados y se disponía la necesaria presencia de todos los cila-

477 Denominada E.cy de Resolución Alterna de Candidos y Promoción de Iti Paz Social,
publicada en la Gaceta No. 9 del 4 de enero de 1998, Rige a partir de su publicación.
478 Previsión semejante existe en el Código General del Proceso de Uruguay, que en
su artículo .742.7 seríala: “l-as manifestaciones del Tribunal en esta audiencia y en
cuanto ordenadas al cumplimiento de las actividades previstas, en ningún caso signi­
ficarán prcjiízgamiento."
47*1 Así lo entendió d Tribunal Segundo Civil Sección Primera, cuando sellaIó que no
es motivo de nulidad la no celebración de la conciliación, si ésta fue debidamente
convocada. Re solución No. 125 de 1992.
180 Universidad de Costa Rica. lit. al.. NecesiJai!tic un nuevo Cotillo Procesal C¡ijí'.
Revista de Ciencias Jurídicas No. 36 Ob. C’it. pág. 133 y 134.

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Curso dr Derecho Procesal Civil Costarricense

ilos, ni punto que lít ausencia de cualquiera de dios significa ha que no había
conciliación. Solo se permitía la inasistencia de las panes si se hacían repre­
sentar por un apoderado especial pana d acto o generalísimo sin limite de
suma (con poderes de disposición), No obstante, no se es (abloc ia ninguna
consecuencia por la inasistencia de las partes.
A diferencia de la legislación italiana, en 3a cual encontró gran parte de
su inspiración, en Costa Rica la conciliación se estableció, históricamente,
como una etapa obligatoria en el procedimiento. A pesar de la normativa,
en la que no solo se eximió de responsabilidad a la persona juzgadora por
las manifestaciones que hiciera en La audiencia y se señaló expresamente la
posibilidad de que formulara propuestas de arreglo. Ja conciliación no tuvo
el éxito esperado. Bastaba hacer un superficial estudio en juzgado civil de
mayor cuantía de San José, para determinar que a ln hora y fecha señalada
para la conciliación las partes no asistían y cuando se presentaban lo hacían
para aparentar estar abiertas a un arreglo, aunque en el fondo eso no era
cierío. En muy pocos casos, se llegaba a la solución del conflicto por esta
vía. Las razones del fracaso se encontraban en la falla de cu llura concilia­
dora de los litigantes y la inasistencia de los interesados por culpa de una
legislación que no acentuaba d deber de la colaboración de las partes con la
administ ración de juslicia,” 1
La dificultad de la conciliación in Ira proceso en Costa Rica, estaba en que,
alentando contra el principio dispositivo que rige en el proceso civil, se
obligaba a los litigantes a superar una etapa que en muchos casos no que­
rían y se obligaba a los tribunales a realizar un señalamiento que en muchos
casos sabían que seria ineficaz. Se olvidaba que existen casos que son in­
conciliables y se desconocía la realidad de que una persona juzgadora con
un poco de experiencia, es capaz de prever con algún grado de probabilidad

4}t 1 EI ari icttlo 314 <fcl Cód igo Procesal C ivi l esl ah ieec que p¡int 1le va r a eu bo I» cu-nci I r;t-
ciórt es necesaria la presencia de las parles y sus ahogarles, la ausencia de cualquiera
de elfos impide la conciliación y las partes pueden Itaeerse representar por un apode­
rado es pee i.il p a r a d acto, e ene ral istmo sin líem e de sum a, sin e n d u re n , no establece
la obligación de que asistan las partes por sí o por apoderado, ai la obligación do e|uc
asistan los abogados. tíenerotm enie, cuando no fallan iodos, falta uno y la concilia­
ción mi se realiza después de estar paralizado eE proceso por un señalam iento de tros
o más meses.

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Jorge Alberto López González

cuando tu conciliación de seguro fracasará. En síntesis, en la práctica, la


conciliación, era una etapa muerta del procedimiento y era causa de grandes
retrasos en la tramitación de los procesos civiles.

Ln conciliación en el Código Procesal Civil de 2018


El nuevo código, pretende dar solución a iodos los inconvenientes que se
han expuesto en lincas precedentes. Es claro que en la conciliación hay un
evidente interés estatal, pues la solución de conflictos por este medio pro­
picia justicia rápida y económica. Por ese motivo, en la nueva normativa se
dispone que el tribunal debe instar acuerdos conciliatorios durante el pro­
cedimiento (en las etapas establecidas por la ley), cuando las circunstancias
favorezcan el arreglo o lo soliciten las partes de mutuo acuerdo (51.2. pá.
último). Para tal efecto, pueden solicitar la suspensión del procedimiento
por un plazo razonable que no debe exceder de tres meses, prorrogable por
un plazo igual a conveniencia de las partes.492 8c regula por primera vez
en un código procesal civil la conciliación extrajudicial49- y lógicamente la
conciliación judicial.

Conciliación extrajudicial
Dispone la nueva normativa, que la conciliación se puede realizaren forma
exlrajudictal, antes o durante el proceso, según lo que al efecto dispone este
Código y las leyes especiales (51,1). Se regula asi la conciliación extraju­
dicial antes de iniciado el proceso y la conciliación exlrajudiciat una vez
iniciado el proceso. La referencia a leyes especiales, lo es, actualmente y
funda ni en tal mente, a la Ley de Resolución Alterna de Conflictos, que regu­
la, como ya vimos, el tema de la conciliación en términos generales.
Que el acuerdo de conciliación sea extrajudicial, no significa ausencia de in­
tervención de una autoridad reconocida por el Estado y no debe confundirse4823*
482 Viéndolo bien, un plazo de tres meses, prorrogablc por euros tres meses más es un
plazo excesivo, que podría no ser concordante con tos plazos en que se pretende im­
partir justicia en el nuevo orden normativo.
483 11ay que deeir, que la cohióIÍHcíóti extrajudicial se reguló en este Código, por insis­
tencia del cxmngistrado Rolando Vega Roben, con quien tuvimos que reunimos, los
redactores, para tal efecto.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

con !a transacción. So prevé La posibilidad tic que se realice por centros de


conciliación separados de la actividad judicial y reconocidos por el Estado,
según lo que establece J:l Ley de Resolución Alterna de Conflictos.
El acuerdo de conciliación cxtrajudicial, sea que se realice ames del proceso
o estando pendiente el litigio, una vez homologado (aprobado por el tribu­
nal), se puede ejecutar por el trámite de ejecución de sentencias, previsto en
esta normativa (51,1 y 136 y siguientes).
La nueva normativa no deja lugar a dudas, el acuerdo extrajudicial debe ser
homologado para que sea ejecutorio (51 +1.pá. 2*1).

Conciliación judicial

La conciliación es judicial si interviene como conciliador ima persona juz­


gadora o un funcionario designado por el Poder Judicial para que se dedique
a esa actividad.
La conciliación judicial se puede intentar antes de iniciar el proceso o en
cualquier estado del procedimiento (51.2), t i intento de conciliación antes
de iniciar el proceso, presupone que la parle aclora solicite al tribunal que
antes de dar curso ala demanda, se señale hora y fecha y se cite a la parte
contraría para propiciar un acuerdo. Si a cualquiera de las partes 1c interesa
que se haga durante el curso del procedimiento, bastará con que formule la
solicitud y que el tribunal la estime pertinente.
Dice el Código que las partes pueden cuEHar con la asesoría de un abogado
{i t .2). Se trata de un derecho de las parles, no de una obligación, Es asi por­
que la Ley de Resolución Alterna de C un fíjelos establece, que los abogados
soto pueden estar presentes en la conciliación si tas parles solicitan expresa­
mente su asistencia, Esa disposición tiene en sí misma, la idea negativa de
que los abogados son reacios a la conciliación y muchas veces son la causa
fundamental del fracaso de esa forma de solución.
Como consecuencia de la discusión doctrinaria sobre la conveniencia de
que el mismo tribunal que dieta sentencia participe en la conciliación, el
código consideró varias posibilidades. Estando pendiente el proceso* se
permite que bis partes intenten la conciliación ante un conciliador judicial
del tribunal o que lleven su caso a un centro de Conciliación judicial con

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Jorge Alberto López González

especialidad en la materia. Incluso, pueden intentarlo en un centro de con­


ciliación extrajudicial. Si todo eso no es posible, la conciliación debe in­
tentarse ante el tribunal que conoce del proceso (51.2.pá.2°). El intento de
conciliación ante el tribunal que conoce del proceso se dejó como la última
posibilidad, lo que no significa que para ello sea indispensable agotar todas
las otras posibilidades.
Si la conciliación se realiza ante un tribunal unipersonal la realiza la persona
juzgadora que tramita el proceso. Si el proceso se tramita ante un tribunal
colegiado, esa actividad la puede presidir uno solo de los integrantes. Se
dice, que es una opción, porque no hay inconveniente en que la presidan los
tres, si las circunstancias se prestan para ello.
Si en el curso de una audiencia oral existe la posibilidad de que la conci­
liación la intente una persona conciliadora judicial, porque la olicina tenga
una persona a mano para tal efecto, el código establece la posibilidad de
que el tribunal (unipersonal o colegiado) se retire de la audiencia, que inme­
diatamente entre la persona conciliadora e intente la conciliación. Una vez
superada esa actividad e! procedimiento dependerá de si existe conciliación
o no. Si existe conciliación el tribunal (unipersonal o colegiado) regresa a la
audiencia y homologa la conciliación. Si no hay conciliación el tribunal con­
tinúa con la audiencia. Esa es la previsión legislativa y asi se pensó que fuera.
Aunque no lo diga el Código expresamente, la conciliación no se debe do­
cumentar ni mediante audio, ni video. Se debe documentar en un acta lacó­
nica, en la que no se deben incluir las manifestaciones hechas por las partes
(5l.2.pá,5n). Además, para liberara esa actividad de cualquier condicionan­
te o afectación a la disposición de las partes, se establece que las manifes­
taciones que se hagan en esc momento no se pueden interpretar como acep­
tación de las proposiciones efectuadas y en lo que respecta a las personas
juzgadoras, no pueden constituir motivo de recusación (5 1.2. pá.4“).

Homologación, efectos y ejecución del acuerdo conciliatorio

Después de que las partes han llegado a un acuerdo conciliatorio, éste debe
ser examinado por el tribunal (5 1.2.pa.6n y 51.3) para determinar si está a
derecho y no quebranta normas de orden público o alcanza derechos indis­
ponibles o irrenunciables (51.3).

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Curso de Derecho Procesal Ovil Costarricense

Si está a derecho el tribunal debe homologarlo y dar por terminado el proce­


so si la conciliación comprende todas las pretcnsiones debatidas. Si no com­
prende todas las pretensiones, es decir, es una conciliación parcial, el proce­
so debe continuar respecto de las pretensiones que no se hayan solucionado,
salvo que las partes expresamente dispongan otra cosa (51.2,pá,6"),
bl acuerdo de conciliación debidamente homologado, por resolución firme,
tiene efectos de cosa juzgada material, excepto cuando la ley disponga lo
contrario por la naturaleza de la controversia (51 J.pá.2“), Que tenga efecto
do cosa juzgada material o formal dependo de la naturaleza del derecho de­
batido. Como sabemos, hay supuestos en los cuales la ley excluye el efecto
de cosa juzgada material de las sentencias y acuerdos que se refieren a tales
derechos.
En cuanto a la autoridad competente, d código establece, como regla ge­
neral, que puede ejecutarse judicialmente en el mismo proceso en el que se
llegó al acuerdo, lógicamente por ef tribunal que lo tramita (51,3, pá. final).
Tomando en consideración que existirán acuerdos conciliatorios extrajudi-
ciales, que deberán ser homologados judicialmente, se establece que, en tal
caso, será competente para su ejecución el tribunal que hubiere homologado
el acuerdo. Si existen tribunales especializados de ejecución, independien­
temente de que tribunal tramitó el proceso o de que tribunal lo homologó, el
competente para tramitar la ejecución seria el tribunal de ejecución (espe­
cial ización de la ejecución).'1*41'inaimente, si por razones de orden legal, no
es posible la ejecución por el tribuna) que hubiere tramitado d proceso u ho­
mologado el acuerdo o los tribunales especializados, se hará por el tribunal
que corresponda, según las reglas generales de la competencia (136). Esa
referencia a las reglas generales de la competencia, nos obligaría ¿i analizar
el derecho conciliado para ubicarlo territorial mente y darle la competencia
a determinado tribunal.
Para la ejecución sirve como base el documento auténtico en d que conste
el acto o el acuerdo respectivo (136).

4N4 Cuando su redactó d código procesal có ¡I. se pulsaba en la posibilidad de crear tri­
bunales especializados en ejecución. Esa ¡dea nunca se descartó ni se ha descartado y
el legislador debió lomar esa previsión.

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Jorge Alberto López González

En h ejecución de acuerdos conciliatorios podría surgir un tema que es tras­


cendental. ¿Cuál es el procedimiento a seguir, si se presenta a ejecución un
acuerdo conciliatorio homologado, que para el tribunal de ejecución afecta
derechos indisponibles o es contrario a normas de interés público? En una
norma que contenía el proyecto y que no aparece en el código, se establecía
que un acuerdo en esas circunstancias, aún homologado, era nulo. Cuando
se discutió esa idea alguien proponía que se estableciera que dicha nulidad
se debía alegar en vía incidental. En esc momento se consideró inconve-
ni ente esa solución con sustento en nuestra tradición jurídica, según la cual
la nulidad de los contratos se ha reclamado siempre en un proceso plcnario.
El tema recobra actualidad, por la desaparición de esa propuesta normativa,
pues el código tío señala el camino a seguir en un caso como esc. Haciendo
un análisis profundo la solución parece ser única: si se pretende ejecutar un
acuerdo conciliatorio aún homologado, que se reitera a derechos indisponi­
bles o contrario a normas de interés público, lo que procede es denegar ia
ejecución. Si a solicitud del actor la ejecución se inició, lo que procede es
que el demandado se oponga y que el tribunal revoque la orden de ejecu­
ción. Se trata de un supuesto, no de nulidad, sino de ineficacia del acuerdo
conciliatorio, que impide su ejecución.

TR A N S A C C IÓ N
La transacción es una forma extraordinaria de solución de conflictos, aun­
que el código entienda, siguiendo nuestra tradición, que es una forma de
terminación del proceso.4"' Es una de las formas que establece nuestra legis­
lación sustantiva para terminar diferencias de carácter patrimonial. A ello se
refiere el artículo 130" del Código Civil cuando dice que toda cuestión este
o no pendiente ante los Tribunales puede terminarse por transacción.
Dicho convenio se rige por las reglas generales de los contratos (1368 del
Código Civil en adelante C.C.) y si hay pleito pendiente, una vez realizada,
se puede presentar al tribunal firmada por los interesados o a su mego, me­
diando la respectiva autenticidad con arreglo a la ley (1371 C.C.),

4K5 Hay que reiterar que el proceso lio siempre termina. existe la eventualidad de una
etapa de ejecución.

35 B

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Curse de Derecho Procesal Civil Costarricense

La transacción tiene respecto de las parles la misma eficacia y autoridad que


la cosa juzgada (1385 C.C.).
Siguiendo esas Iíticas de pensamiento, el Código establece que las partes,
en cualquier estado del procedimiento, pueden hacer valer la transacción
sobre el derecho en litigio, apollando el documento privado o público, en
que conste lo convenido. También se puede suscribir mediante acta ante el
tribunal, el que durante lo realización puede hacer las objeciones que consi­
dere pertinentes (52.1).

Homologación, efectos y limite de la transacción

Presentada la transacción ante el tribunal, éste deberá analizar si concurren


los requisitos legales para su validez y eficacia. Si no encuentra ningún do*
lecio debe homologar el convenio. Si contiene vicios subsanables, de previo
a resolver lo que corresponda, debe prevenir su corrección. Salvo disposi­
ción legal en contrario, la transacción homologada produce electos de cosa
juzgada material. Solo si comprende todas las pretensiones debatidas, ten­
drá como consecuencia la terminación del proceso (52.2). Kso no excluye
que como consecuencia de tina transacción parcial, las partes, de común
acuerdo, puedan pedirle al tribunal dar por terminado el proceso.

R e n u n c i a p f l d e r e c h o

La renuncia del derecho es una forma extraordinaria de conclusión del pro­


ceso, porque no tendría sentido continuar con el litigio, una vez que la parte
actora ha expresado que renuncia al derecho por el cual demandó, 1,a renun­
cia del derecho se refiere no al derecho de accionar, sino al derecho material
que es objeto de la pretensión formulada en la demanda.
La puede hacer el actor, en cualquier estado del proceso y basta la mani­
festación del demandante para tener por renunciado eí de iveho; en otras
palabras, no es necesaria la conformidad de la parte contraria para que sea
admitida (53),
No iodo derecho se puede renunciar, ello no es posible cuando se trata de
derechos indisponibles. I’or ello el código establece que el proceso solo se

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dará por terminado cuando la renuncia del derecho sea procedente (53), Si
la renuncia es parcial, es decir en relación con uno de varios de los derechos
reclamados, el proceso debe continuaren relación con lo no renunciado.
El que renuncia debe ser condenado, por el tribunal al admitir la gestión, al
pago de las cosías y daños y perjuicios ocasionados a la parte contraria y no
puede promover nuevo proceso por la misma causa u objeto (53), La conde­
natoria es imperativa y se rodea de todas esas sanciones para evitar abusos
con la actividad jurisdiccional, Se pretende evitar la aparente renuncia de
un derecho que ni siquiera ha sido reconocido, con la finalidad de evitar una
condenatoria en costas. La imposibilidad de interponer otro proceso por el

co, ni justo que se le permitiera demandar nuevamente.


Lo que es cuestionable es que no se le permita demandar nuevamente por
la misma causa. La causa es el motivo que da lugar a la acción y lo que se
renunció fue el derecho. Una causa (motivo) puede dar lugar a varios obje­
tos (fines de la demanda), por ello es discutible que se impida plantear una
nueva demanda con otra pretcnsión, sustentada en los mismos hechos. Todo
parece indicar que el legislador optó por cerrar et paso a la posibilidad de
demandas consecutivas por la misma causa, ampliando de alguna numera
los efectos de la cosa juzgada.
Finalmente, tal como lo establece el código, la renuncia a los derechos de la
demanda no afecta la contrademanda o la intervención excluyeme (53), en
otras palabras que aún si el actor renunció a su derecho, la contrademanda
o la intervención excluyeme deben continuar. Se elimina toda posibilidad
de que el actor acabe con la reconvención y la intervención excluyeme, con
solo renunciar al derecho pretendido en la demanda.

S atisfacción extiíaprocesal

El instituto de la saLis facción extraproccsal no se regulaba en el código pro­


cesal civil de 1990, pero se aplicaba por parte de la jurisprudencia. El nuevo
código se encargó de regularla.

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Curso di? Derecho Procesal Civit Costarricense

Se produce satisfacción ex ira procesal, cuando el demandado o eonirade-


nmudado satisface total o parcialmente, fuera de proceso, la pretensión for­
mulada por el demandante (54.1),
Cualiiuiera de las partes puede poner en conocimiento del tribunal que exis­
tió satisfacción cxiraprocesal (54,1), Si el demandado la alega en forma
unilateral, deberá comprobarla; si es el actor el que la hace ver, bastará con
que lo indique. La característica esencial de este instituto es que seda fuera
de proeesu, cuando el demandado real iza ante el actor lo que este pretendía
cun la demanda, fin ose supuesto tampoco se justifica mantener el proceso
y por ello se debe dar por terminado cuando la satisfacción es total. Si es
parcial, no se puede dar por terminado y el proceso deberá continuar con lo
que no ha sido satisfecho (54.2).
En cuanto a las consecuencias que surgen de la satisfacción ex trapío cesa!,
todo depende de si se dio por voluntad unilateral o por convenio de panes.
Si es consecuencia de la voluntad uní latera I del demandado se le podrá con­
denar al pago de costas, intereses, daños o perjuicios, tomando en cuenta la
naturaleza y el estado del proceso, los derechos satisfechos y la estimación
de h demanda. Si deriva de un convenio entre las partes, se podrá eximir
al demandado del pago de costas, daños y perjuicios, de acuerdo con las
circunstancias.
Iiay que destacar, que en todo caso la condenatoria está supeditada a la apre­
ciación de la persona juzgadora quien puede imponerla o eximir. En este caso
es de importancia, si es ci actor el que hacer ver la existencia de satisfacción
cxiraprocesal en forma unilateral. En tal supuesto, lo correcto seria no conde­
nar en costas daños y perjuicios, para evitar sorprender al demandado con una
condenatoria que se sustenta solo en d dicho del accionante.

liV I P O S lU lü D A D S O U K tV L N ID A U t L P R O C E S O

El legislador del nuevo código aprovechó para introducir en nuestro sistema


procesal un instituto de vieja data para la doctrina, con el que no contaba-

4Xíi ! „s plausible que d legislador haya aprovechado la oportunidad, pant ¡rioluir normas
que regulen esas sitiiadones que.íc presentan en la practica y que los jueces nr» tienen
cuno resolver por taita de pre\ isioucs normal ivas. Sobre el lema, con amplitud. \éa-

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Jorge Alberto López González

mos y que permite resolver siiuaeiunes que se presentan en la práctica para


las cuales no había expresa solución legislativa.41^
En la doctrina procesal se conoce como imposibilidad del litigio, pero el
código adoptó la denominación de imposibilidad del proceso. Existe im­
posibilidad del proceso, la continuación del proceso es imposible a partir
de esc momento, en tos supuestos previstos expresamente por el legislador,
siguiendo a la doctrina procesal. Esa imposibilidad se entiende sobrevenida,
porque surge durutite el curso del proceso.
La imposibilidad del proceso, según el código, se puede dar por varias cir­
cunstancias: a) por desaparición de partes. El código habla de desaparición
de una de las partes (55), lo que no excluye que sean las dos. La extinción
de una de las partes solo puede suscitar la imposibilidad, según el código,
cuando no suija el fenómeno de la sucesión; ',ss es decir, cuando esa parte no
encuentra sustituto conforme at instituto de la sucesión procesal regulada en
este código en el artículo 21.4, Pero también, aunque no lo diga el código,
pero lo establece la doctrina, es posible que la sucesión procesal carezca de
interés, en cuyo caso surge la imposibilidad del proceso.4119b) por desapari­
ción del objeto cuando no sea posible su sustitución. Entendiendo objeto
corno el fin que se persigue con el proceso, es bastante difícil encontrar un
supuesto en que el objeto sea insustituible; sin embargo, ello no es dcscar-
table. Imaginémonos que se demanda para la reivindicación de un inmueble
que desaparece como consecuencia de una inundación. Desaparecido el bien
y siendo la reivindicación de esc bien concreto Ja única pretensión, no tiene
sentido que el proceso continúe. Lo mismo podría pasar en supuestos espe­
ciales de desaparición de bienes insustituibles cuando el único interés sea esc
bien o en supuestos de confusión de obligaciones, c) por desaparición de
se: Francesco Cameltnii, h l i l i t l i c i o n e s d Derecho Procesal
Mexicana, reimpresión 1997, pág. ] 17-t
’IK7 A ¡tesar tic no existir legislación, la jurisprudencia lia debido acudir ;i la doctrina para
resolver un caso concreto, Al respecto véase sentencia No. 15-2003 del Tribunal Se­
cundo Civil, Sección Secunda, redactada por este servidor.
-JXÜ Lo normal es que si en un proceso desaparece una persona iisiea el proceso continúe
con el al bucea en cuyo caso no hay imposibilidad del liiieio,
■189 Por ejemplo, en un proceso de divorcio en que sólo se pide la disolución del \ incido,
si desaparece una de las partes el proceso carece de Ínteres pues la muerte de uno de
los cúnvu£cs disuelve el vinculo maliimoniul.

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Curso etc Derecho ProeCSni Civil Costilrkem e

I;) causa. Entendiendo por causa el motivo que suscitó el litigio, si la causa
desaparece no se justifica mantener el proceso. Un ejemplo de ello seria un
proceso ele divorcio en el que la adora y demandado expresan que hubo
reconciliación y perdón. Si no solicitan dar por terminado el proceso, corres­
ponde al tribunal declararlo de oficio, pues ya no tendría causa para emitir
una sentencia, d) por imposibilidad del efecto jurídico que se trata de
constituir. Imaginémonos que alguien presenta una demanda pretendiendo
única y exclusivamente que el accionado por sus condiciones personalísimas
le pinte un cuadro.™ La circunstancia do que el demandado quede en con­
diciones ii si cas o mentales irreversibles que le impidan cualquier actividad,
dejaría sin objeto al proceso, pues la pretensión en esas condiciones es impo­
sible. Véase, que aquí no ha desaparecido el sujeto, lo que desaparece es d
objeto, por imposibilidad de condenar al dertumdudo a pintar el cuadro. Sea
que d tribuna] lo aprecie de olido o que lo haga ver alguna de las panes, se
debe dar por terminado el proceso mediante resolución razonada y cada una
de las partes deberá soportar los gastos propios del proceso fenecido.
El tribunal puede llegar a la conclusión de que existe imposibilidad dd
proceso, de oficio o a petición de parte (55). Si es a petición de parle, será
necesario que de la gestión conceda audiencia (emplazamiento) a la parte
contraría, parí) que exprese lo que estime pertinente. Si lo aprecia de oficio,
debe dictar una resolución razonada (55) estableciéndolo y la parte hará
valer sus derechos mediante los recursos previstos legal mente.4'’1
Declarada la imposibilidad dd proceso, por resolución firme, cada una de
las partes soportará los propios gastos del proceso fenecido (55). Tal dispo­
sición encuentra, su fundamento en que la imposibilidad es sobrevenida y se
trata de aspectos que las parles no podían prever.

D esistimiento
Estamos ante un desistimiento, cuando aquel que tiene la condición de actor
manifiesta expresamente su decisión de no continuar con d proceso. Es una

490 Supongamos* para liarla sentido a] caso* i|iit la parli: rcminuij exprésaimnn¡c a Lnial-
*|uitr LimJciiH su&imiEiva ;i[ pago du daños y ptrpuitioi.
491 Adühnttimis* qLikrlj rtsuiumOn i\\n¿ ponu fin al proceso fw imposibilidad ^obrov^ni-
t í a del p r o c e s o 1 iuitL- a p c h n j i ó t s { t í 7. v i ! ) .

363

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Jorge Alborto López González

consecuencia del principio dispositivo: asi como tos litigantes tienen !u po­
sibilidad de demandar, o de oponerse también tienen la de no continuar con
eí proceso o de retirar la oposición. No obstante, esa libertad, no es absoluta.
Tomando en consideración que el proceso es un cúmulo de responsabili­
dades, el legislador regula el tema para evitar que se afecten derechos sin
consecuencias para el sujeto que causa el daño y decide no continuar.
Hay desistimiento mientras exista lirispen den cía, es decir, mientras haya
incerlidumbre sobre la bondad o no de ta pretensión. Una vez que hay sen­
tencia definitiva, no existe desistimiento (56,i).
El desistimiento puede ser pardal. Se puede desistir de alguna o algunas de
las pretensiones (desistimiento objetivo) o de alguno o algunos demandados
(desistimiento subjetivo) (56.1). Como es lógico, no se puede desistir de
alguna o algunas de las partes cuando estemos ante un supuesto de litis-
consorcio necesario, porque el proceso quedaría sin uno de los pilares fun­
damentales pam su subsistencia: la constitución subjetiva de la litis (56.1).
El nuevo código admite, como nu lo hacia d anterior, que se desista de la
oposición (56,1), con lo cual un demandado podría allanar el camino para la
estimación de lu demanda en beneficio del actor.
El desistimiento tiene una regulación especial tratándose de un proceso con­
creto: el proceso ordinario. Se justifica dicha especialidad porque el ordi­
nario es un proceso plenarii/92 cuya sentencia tiene autoridad y eficacia de
cosa juzgada material. Como consecuencia de esas características, el legis­
lador piensa en la posibilidad de que el demandado tenga un interés legítimo
en que se continúe et proceso y se dicte una sentencia definitiva que evite
posteriores litigios. Por ello, en este tipo de proceso, si el desistimiento se
pide después de la contestación (56. l.pá.2'1) es indispensable la aceptación
de la parte contraria. En algún momento se pensó en exigir la aceptación
de Ja parte contraria después de la notificación, fundamentalmente, poique
a partir de esc momento se dan los electos del emplazamiento, no obstímte,
esa idea no tuvo acogida, ante 3a incerlidumbre de si el demandado contes­
taría o no.

-192 Ks un p ro ceso pl e n a n o . no d e c la ra tiv o , c o m o su* suele Hum ar co n palniEiriu in c o rrc c ’


e ió n cie n tífic a .

.164

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Curse] de Derecho Procesal Civii Costare irense

En esc lipu Je proceso ordinario» si el desistimiento es unilateral, se dehe


emplastar a la parte contraria por cinco diast para que manifieste si os La de
acuerdo con la solicitud, hajo apercibimiento de tenerlo por aceptado si
guarda silencio. .Si la parle contraria se opone no es posible admitir el desis­
timiento y e! proceso debe continuar.
En los demás procesos, que no sean ordinarios, no es indispensable la acep­
tación de la parte contraria, como tampoco es necesario, porque no lo exige
la ley, que el actor acepte el desistimiento de la oposición,

riectos del desistimiento


El desistimiento produce electo después de que sea admitido por resolución
firme del tribunal (56.2); en otras palabras, si se desiste y la resolución que
ucogc la solicitud no está linne, es posible pedir que se revoque el desisti­
miento. Esa es una doctrina que incluso ya existía en el código procesal dc-
rogado.'*1Admitido el desistimiento, se debe dar por terminado d pruceso
total o parcialmente. Si se desiste de la demanda subsiste la contra de man da
y viceversa, salvo manifestación expresa de la pane contraria desistiendo
también de su acción (56.2),
El nuevo código también permite que el demandado desista de la oposición,
en cuyo caso, se dan los efectos del allanamiento, concretamente, se tiene
por aceptada la pretensión.
Quien desiste debe ser condenado, al pago de las costas, así como a los da­
ños y perjuicios ocasionados a la contraria. Dicha condenatoria no es proce­
dente, si no se ha notificado al demandado, si éste se encuentra en rebe tdi a
o si el dcsisl¡miento es mutuo, de común acuerdo (56.2).
Cuando el desistimiento sea parcial o referido a un acto del procedimiento*
la condena en costas, daños y perjuicios debe ser proporcional. Por disposi­
ción expresa, las cosas quedan en el mismo estado en que estaban antes de
establecerse la demanda (56.2). Es decir* que una ve/ desistido el proceso es
como si nunca se hubiera interpuesto. Eso tiene graves implicaciones desde
la perspectiva de los decios procesales y materiales del emplazamiento. Por
4‘J3 Articule 135 quu c tiranamente «taba en otra parte y no un bis normas que regulaban
el desistí miente.

3ÓS

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Jorge Alberto López González

ejemplo: si la notificación de esa demanda interrumpió La prescripción del


derecho en disputa, el desistimiento admitido elimina los efectos interrup­
tores de ese acto y extingue todos los demás efectos procesales y materiales
del emplazamiento.

Efectos del desistimiento sobre la intervención excluyente

Cuestión itítere santo, que el código no aborda expresamente y que vale la


pena tratar en este momento, es si entre el proceso que inició primero y el
iniciado por intervención excluyente existe alguna relación de dependencia
o de prcjudicialidad que convierta en imposible el desistimiento de una de
las dos. En nuestro criterio, esa relación de dependencia no existe, ni tampo­
co se da el supuesto de prejudicial idad. Es aplicable aquí el artículo 3.4 del
Código Procesal Civil e'n cuanto permite la aplicación analógica y el artícu­
lo 5fi.2 de este mismo código, en cuanto sienta un principio de independen­
cia entre la demanda y la reconvención, que es aplicable a la intervención
excluyeme. Quien demanda por la vía de la intervención excluyente (salvo
que haya demandado mal y que el Despacho judicial haya cursado indebi­
damente el nuevo litigio) pretende para si el derecho que sus demandados
discuten (22,3), es decir, como lo tiene reconocido la doctrina, se trata de
tina solicitud de tutela totalmente incompatible con la solicitada por Las par­
tes originarias. En otras palabras, el pronunciamiento de la Intervención
será totalmente contrario y diverso al que pudiera lomarse en d proceso
acumulado. Vamos a lo que nos interesa: ¿es posible desistir del proceso
originario, existiendo una intervención excluyente? De acuerdo a la nueva
normativa costarricense eso es posible. El legislador parte de la idea de que
la intervención excluyeme es un proceso autónomo, en relación con el ori­
ginario. Decimos que es autónomo, porque la concesión de las pretensiones
formuladas en la Intervención, no están supeditadas a lo que se resuelva en
el proceso originario. Es cierto que entre ambos existe identidad en cuanto
a la cosa o derecho reclamado y que la prueba practicada en tino es apro­
vechable en el otro como electo de la acumulación y la economía procesal
que se busca con esa figura procesal, pero las pretensiones de tino son dife­
rentes y hasta contradictorias con las del otro. Tampoco se da un problema
de litísconsorcio necesario que haga indispensable el mantenimiento del
proceso originario, pues en el proceso de Intervención permanecen aque-

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

ilos que: intervinieron en el proceso originario. Lo que se viene diciendo es


predicable en el caso del desistimiento, mismo que sólo tiene efectos proce­
sales. Ese desistimiento no requiere ser aceptado por quien planteó la inter­
vención excluyeme, pues esa persona no es parte en el proceso originario.
Diferente sería el caso de aquellas figuras procesales cuya admisión tienen
efectos materiales, en cuyo caso la terminación del proceso por acuerdo de
las parles, podría tener algunos inconvenientes, que será preciso analizar
En el caso del desistimiento, es preciso recordar que al interpretar las nor­
mas procesales, el tribunal debe lomar en cuenta que la finalklad de éstas
es dar aplicación a las normas de fondo. En esc caso, razones de economía
y de técnica procesal justifican la admisión del desistimiento de la parle
actora del proceso original, si se cumplen los requisitos de ley. Si así no se
procediera, se obligaría a permanecer en litigio a quien ya no tiene ninguna
pretensión y no se está en el caso de litisconsorcío activo nceesEirio, único
supuesto en que ello es posible.

Desistimiento de íns impugnaciones

No solo se puede desistir de las demandas y de la oposición; también es


posible desistir de las impugnaciones (65.S), Y cuando el código se refiere
a impugnaciones, no lo hace únicamente en relación con los recursos ordi­
narios y extraordinarios, sino en relación con cualquier impugnación. Se
podría cuestionar la ubicación de tal disposición, pues no se encuentra entre
las normas que regulan el desistimiento, sino, entre aquellas que regulan las
impugnaciones. No obstante, se consideró pertinente ubicarla en ese lugar,
para facilitar el estudio del terna y para que no haya duda de la posibilidad
de desistir de las impugnaciones.
Quien se arrepienta de haber establecido una impugnación, de cualquier
naturaleza puede desistir de esta, antes de que sea resuelta (65. B). Una ve/,
que se ha emitido pronunciamiento sobre la impugnación, el desistimiento
no es posible, porque el fin de la gestión ya se cumplió.
Se debe expresar el desistimiento ante el irihunal que emitió la resolución
cuestionada u el que realizó el acto que se impugna. Si ya el expedien­
te se envió ante el superior se debe gestionar el desistimiento ante dicha
autoridad.

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Jorge Alberto López González

Ame un supuesto claro de desistimiento, que debe ser expreso, no presunto,


el tribunal debe admitirlo sin más trámite ni ulterior recurso y como conse­
cuencia declara firmo la resolución cuestionada (65,8).
Tratándose de la condenatoria en costas por e! desistimiento de impugna­
ciones, el nuevo código da un giro total en relación con la legislación dero­
gada. Con el código procesal civil de 1990, el desistimiento de los recursos
tenía como consecuencia la condena en costas. El nuevo código dispone que
en ningún caso se condenará al pago de costas del recurso a quien dcsisie
(65.8 al [nial), Tal disposición tiene como finalidad, liberar al desistimiento
de impugnaciones de la condenatoria en costas. Se estimó pertinente tomar
esa disposición, porque en la práctica tal condenatoria siempre constituyó
una restricción, pues muchas veces quien establecía una impugnación, se
limitaba para desistir por temor a la condenatoria en costas. Liso tenía como
consecuencia la subsistencia de impugnaciones carentes de interés, aumen­
tando la carga de trabajo de los tribunales.

C aducidad del proceso

Lo que el nuevo código denomina caducidad del proceso es lo que en las


legislaciones anteriores se llamaba deserción. En la doctrina también se co­
noce como "perenciónüe lainstancia"’, la instancia perece por el tr
del tiempo. Pero el termino caducidad no es extraño a nuestra legislación.
Ese era el nombre que se le daba a la deserción, pero tratándose de los in­
cidentes. En realidad era lo mismo, pero en ct proceso principal se llamaba
deserción y en los incidentes caducidad.
La denominación caducidad parece la más apropiada, porque lo que se da
es una caducidad del proceso, entendiendo por tal, la pérdida del derecho de
accionar por el transcurso de un tiempo que establece el legislador.
El nuevo código dispone, que mientras no se haya dictado sentencia de
primera instancia, caducará la demanda o la contrademanda cuando no se
hubiere instado su curso durante más de sets meses (57,1),
Hay que advertir que durante el trámite legislativo, se hicieron dos modi­
ficaciones al tema. Mientras en la penúltima versión se decía que lo que
caducaba era el proceso, tal como siempre lo ha concebido la doctrina, en la

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Curio cíe ? Derecho Procesal Civil Costilrricense

versión final se dice que lo que caduca es Ea demanda y la contradenla nda.


La segunda modificación es que se pasó c! plazo de Ea caducidad de tres
meses a seis meses. Esta última modificación es trascendente, pues para que
se declare la caducidad, tendrá que transcurrir un tiempo bastante amplio
de abandono.
El plazo se cuenta a partir de la última actividad dirigida a la efectiva pro­
secución del procedimiento (57,!). El conloo de! plazo adquiere un matiz
objetivo, ya no interesa a gestión de quien se dio el último acto, incluso una
actuación oficiosa del tribunal tiene la virtud de servir como parámetro para
iniciar esc plazo fatal. La exigencia de que se trate de una actividad que
tienda a la electiva prosecución del proceso, hace referencia a que sea un
acto que se dirija a la búsqueda de la solución, especialmente al dictado de
La sentencia. Desde esa perspectiva, quedan excluidos como actos interrup­
tores de la caducidad, como ya lo hacia In jurisprudencia emitida durante
la legislación anterior, las solicitudes y decretos de cmhargo. Por eso se
reitera, en la norma (57.]) que no interrumpen el plazo tic caducidad las
actuaciones que no tiendan al electivo avance del procedimiento.
Se mantiene en nuestra legislación, la posibilidad de que tu caducidad sea
declarada de oficio por parte deJ tribunal (57.1). Esa facultad, en mi criterio,
es cuestionable. Jal como lo propuse durante la redacción del código, se de­
bió aprovechar la oportunidad para eliminarla. En un sistema procesal que
se rige por el principio dispositivo, no es bien visto que In persona juzga­
dora realice actividad oñeiosa para acabar con el Iiligio, funda mental mente
cuando el impulso de i proceso es también responsabilidad tlel tribunal. Par­
tiendo de esa idea, existen legislaciones, como Eli española, en las cuales el
plazo de caducidad es de dos años.494
La caducidad puede ser declarada a solicitud de parte o de cualquier inte­
resado legitimado (57.1). Por partes se entiende la actora, la demandada o
el interventor excluyeme. Interesado legitimado es cualquier persona que
pueda derivar un beneficio de Eli extinción del proceso.
Además de establecer los requisitos para que proceda la caducidad, se esta­
blecen con claridad los supuestos en que dicha medida es improcedente. No

-94 AitícuEit 3jf> lío En L o lIv Kiijuieian líenlo í"

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Jorge Alberto López González

procede si la paralización es imputable exclusivamente al tribunal (57,1.1).


La norma os clara, si la parte pudo hacer a lito para evitar la inercia, la ca­
ducidad es procedente. Solo se excluye cuando a pesar de la actividad de la
parte, el tribunal mantuvo la paralización.
Tampoco es posible decretarla cuando el proceso se haya paralizado por ra­
zones de fuerza mayor o por cualquier otra causa independiente de la volun­
tad de las partes (57.1.1). Aplica aquí la máxima de que nadie está obligado
a lo imposible. Si la parle tuvo alguna imposibilidad que no dependa de su
voluntad, la caducidad es improcedente.
Lógicamente, no será posihle declararla, cuando cualquiera de las partes o
inlervinientes impulsen el procedimiento, antes de la declaratoria de oficio
o de la solicitud (57.1.2). La razón es obvia: si antes de que se declare o se
solicite la caducidad hay actividad procesal, implica que el proceso no está
inactivo y si está activo no procede la caducidad.
Sc excluye la posibilidad de declarar la caducidad en procesos universales
(sucesiones y quiebras) y en procesos no contenciosos (57.L3). El legis­
lador ha considerado que en tales procesos no es conveniente instaurar la
caducidad. En los procesos universales por el interés público de que están
revestidos. En los procesos no contenciosos, en virtud de que se trata de
actividad judicial de mera constatación, en la que no hay contención.
En los procesos monitorios y de ejecución sí es procedente declarar la ca­
ducidad, pero el legislador pone una condición: la existencia de embargo
efectivo (57.1,4). Se entiende que nos encontramos ante procesos en que
existe un derecho declarado o cierta certeza de la existencia del derecho
que se pretende, por lo que el legislador exige que haya un elemento de
afectación: el embargo efectivo. El concepto embargo tiene como
finalidad evitar la declaratoria de caducidad por la existencia de un embargo
decretado pero que no recayó sobre ningún bien; en ese caso el embargo no
es efectivo y por lo tanto la caducidad no procede.

Efectos de la declaratoria de caducidad

La declaratoria de la caducidad, aunque el código extrañamente la refiera a


la demanda y contrademanda, tiene varios efectos importantes. En primer

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Cursode Derecho Procesa! Civil Costarricense

tildar, extingue el proceso, es decir, se tiene por terminado (57.2). Pero, ade­
más, el legislador costarricense ha optado por dar un efecto especialmente
grave a la declaratoria de caducidad: se tiene por extinguido cualquier de­
recho adquirido con la interposición o notificación de la demanda y rccon-
veneióm (57,2), La solución podría ser cuestionable desde la perspectiva
de la conservación de los derechos. Con esa disposición, la notificación
de Ea demanda que se declaró caduca no tendría efectos interruptores de la
prescripción, lo que parece desconocer que esa notificación es un género
de interpelación judicial notificada y que como tal debería tener efectos
interruptores de la prescripción, según lo que señalan las normas sustanti­
vas sobre interrupción de la prescripción. Yo habría preferido eliminar esc
efecto de la norma, por su extrema gravedad, pues permitiría la prescripción
de un derecho que la parte reclamó y que no consolidó como consecuencia
de la caducidad.

nes, es decir, plantear nueva demanda (57.2).


El código aprof>ado contiene un párrafo, que requiere explicación, por no­
vedoso. Dice: '"Sin e m b a r g o , s i la inercia es
una cíeios partes, la contrariapodrá solicitar que se continúe con su p
tensión. En esecaso, los efectosde fu producirán únicamen
respecto de la parte responsable de la inercia, a condenará a! pago
de las costas causadas".
Para introducir ese párrafo, se eliminó lo que decía el articulo en el proyec­
to, concretamente, que la declaratoria de caducidad implicaba condenatoria
en costas para quien abandonó el proceso. Pero la condenatoria en costas
no desapareció, hay que entender que subsiste y es imperativa, porque en
toda resolución que le ponga fin al proceso, de oficio, se debe condenar al
vencido al pago de costas (73.1).
El legislador, en el tema de la caducidad, en esc párrafo dividió el proceso.
Con la legislación anterior, caducaba (se declaraba desierto) lodo el proce­
so. Con la nueva legislación es posible que se declare la caducidad de la de­
manda y subsista la contrademanda o viceversa, ello cuando la inactividad
sea imputable exclusivamente a una de las partes. En tal caso, se declara

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Jorge Alberto l ópez González

|¿i caducidad respecLo de las pretensiones del omiso y al responsable de ta


inercia se le condena al pago de Las costas causadas (57.2)/,,,J

RESOLUCIONES JUDICIALES

En sentido amplio, las resoluciones judiciales son actuaciones jurisdiccio­


nales. Ln sentido estricto, las resoluciones son una categoría especial de
actuaciones jurisdiccionales, es la forma como se manifiestan las decisiones
de las personas juzgadoras.
El nuevo código introduce modificaciones en este tema. E-In primer lugar im­
planta expresamente la clasificación de resoluciones orales y escritas (58,1),
Durante la discusión del proyecto algunos estudiosos propusieron eliminar
dicha clasificación. Sustentaron su propuesta en que toda resolución debe
quedar materializada en un documento o soporte informático. Además, sos­
tenían, que en todo caso, aunque la resolución sea ora] o escrita no se mo­
dificarla 9a estructura escrita. Sugirieron eliminar la caracterización de los
autos como resoluciones que contienen un juicio de valor, entendiendo que
ello es consustancial a todas las resoluciones, lisas ideas no fueron aco­
gidas. No es cierto que la resoluciones no modifican su estructura por ser
orales o escritas y tampoco lo es que toda resolución debe quedar materiali­
zada en un documento o soporte informático. Tampoco hay coincidencia en
que toda resolución contiene un juicio valoradvo. No contiene valoración
alguna la resolución que se limita o realizar una conduela establecida expre­
samente por ley; por ejemplo, dar una audiencia.
La Comisión líedactora discutió ampliamente sobre la conveniencia de
mantener la clasificación de providencias, autos y sentencias y no se encon­
traron razones de peso para eliminarla. Ln primer lugar, la propuesta llegó
cuando el proyecto estaba muy avanzado, lo que habría obligado a modificar
muchas de las normas, pues todo el sistema procesal está estructurado sobre
esa distinción. En segundo lugar, dicha clasificación y sus denominaciones

4*>5 En ¡ticuna tk las. versiones Jet proyecto .se propuso que si había demanda y conlradc-
inüiicb y el proceso se declaraba caduco como consecuencia de la inercia de ambas
panes, se resolvería sin sanción en costas. Esa solución, sin que nos percatáramos,
fue eliminada en alguna parte del trámite les»«dativo.

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Curso de Derecho Proressl Civil CostarrÍcense

es tradicional cu nuestro derecho procesal. Pero la razón fundamental por la


que se consideró inconveniente fue, porque sobre esa clasificación descansa
el sistema de emisión de resoluciones y su régimen de impugnación.
En algún sentido se modificó el concepto. El nuevo código identifico a las
providencias corno resoluciones de simple trámite, es decir, pronunciamien­
tos que no contienen juicio valorativo del tribunal. Los autos, por su parte,
se distinguen porque contienen un juicio valorativo, aunque también son de
trámite. Finalmente, las sentencias son aquellas resoluciones que deciden
definitivamente las cuestiones debatidas (58.1). Se entiende por sentencia
La resolución final, que resuelve sobre et conflicto de intereses ventilado en
el proceso. Sobra decir que cu un proceso pueden existir dos sentencias, la
de primera instancia y la de segunda instancia.
La novedad es que se eliminó el tipo de resolución denominado ''auto-senten­
cia”. Dicho tipo de pronunciamiento, que tiene como antecedente la legisla­
ción italiana, provocaba no pocos inconvenientes en la práctica jurisdiccional.
En primer lugar, no estaba muy claro cuando una resolución era sentencia
o auto-sentencia, a pesar de que el código daba una definición; en segundo
lugar, daba problemas desde la perspectiva de los medios de impugnación.’1*’

P l a z o para d ic t a r p r o v id e n c ia s y a u t o s

En una norma específica se regula eí plazo para dictar providencias y au­


tos,” 7 Se establece, que las resoluciones orales que se dicten en audiencias
se deben emitir en forma inmediata, salvo que la complejidad de lo plantea­
do requiera de un estudio especial o deliberación, caso en el cual se podrá
decretar un breve receso (58.2).*497

-»96 Recordemos tu vieja discusión sobre si una resolución que rechazara una excepción
de prescripción era mito o auto- semencia. Se decía que si se acogía la proscripción
era auto-sen lene ia, pera si la denegaba era un auto, Eso trajo muchas discusiones \
votos salt ados cuando se trató Je establecer el plazo para recurrir y a la hora de ad­
mitir el recurso de casación.
497 I■!mesia parte rui se establece el plazo para di ciar las sentencias. La introducción de la
oralidad en el procedínuenm obliga a regular el tema de la emisión de la sentencia >
so pla/.o, atendiendo a las posibilidades que podrían existir sobre la formas íle dictar
sentencias en sistemas influenciados por la oral idad.

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Jorge Alberto Lope; González

En cuanto a las providencias y autos escritos se unifica el plazo, y se dis­


pone que deberán dictarse en el plazo de cinco días, sin perjuicio de lo dis­
puesto en normas especiales.

A d ic ió n , a c l a r a c ió n y c o r r e c c ió n de a u t o s

Kl Código regula en loma a separada este tema en relación con los autos y en
relación con las sentencias. En lo que respecta a los amos lo encontramos en
el artículo 5S-3 y en cuanto a las sentencias en el artículo 63, La naturaleza
de ambos pronunciamientos justifica una regulación separada. Sobre la sen­
tencia, estudiaremos oportunamente. No dice el código, como lo expresaba
la legislación anterior, en qué supuestos procede la adición y la aclaración.
Hay que entender, siguiendo la doctrina que se ha venido dando en nuestro
país, que Eli adición procede cuando se omite resolver sobre alguna petición
concreta. Y la aclaración, por su parte, cuando una resolución contenga con­
ceptos o disposiciones poco claros.
La posibilidad de que los autos, sean orales o escritos, ameriten una adi­
ción, corrección o aclaración, no la descartó el legislador. Por ese motivo el
nuevo código conserva disposiciones para ello. En cuanto a los autos que
se dicten oralmente, mi adición, aclaración o corrección se debe gestionar y
hacer en la misma audiencia (58,3). En otras palabras, una vez concluida la
audiencia, cualquier solicitud en ese sentido sería extemporánea. Así debe
ser, porque de lo contrario se permitiría volver a una actividad de la audien­
cia cuando ésta ya concluyó.
En lo que se refiere a ios autos escritos, pueden ser aclarados de oficio, antes
de que se notifique la resolución o a instancia de parte realizada dentro del
plazo de tres dias (58.3).
Cuando se pida, el tribunal debe resolver en el plazo de veinticuatro lloras
(58,3),
,S¡ se omite resolver acerca de una petición concreta, se puede pedir ver­
bal mente al tribunal que subsane la omisión y se confiere a los tribunales,
el poder-deber de corregir los errores puramente materiales en cualquier
tiempo (58.3. Se debe entender que un error material es aquel, que al sub­
sanarlo no tendrá como electo la modificación de lo resuello. Atendiendo a

3/4

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Curio de Derecho Procesal Civil Costarricense

las circunstancias, un error materia] podría ser d cambio de un dígito en una


suma o el apellido de una de las partes que consta en el expediente, pero que
se consignó mal por inadvertencia.

R e s o l u c i o n e s EN TRIBUNALES u n i p e r s o n a l e s

La introducción de Ja oral idad en el procedimiento, obliga al legislador a


lomar previsiones atendiendo a las circunstancias que podrían presentarse
en un proceso. Una de esas situaciones sería, que después de realizada la
audiencia y practicada la prueba en un tribunal unipersonal, la persona juz­
gadora que dirigió el debate se vea imposibilitada para emitir la resolución
íinai. Hn ese caso !a solución siempre es problemática. Si se permite que
pira persona que no participó en el debate dicte la resolución tí nal, so vul­
neraria el principio de inmediación que es pilar de un proceso moderno y de
esta normativa. Si litay que repetir la audiencia, se encarece el proceso y se
vulnera el principio de economía procesal. En esa disyuntiva, el legislador
del nuevo código se decantó por establecer que debe celebrarse una nueva
audiencia por la persona juzgadora que sustituya a la impedida (599. Es
evidente que se optó por darle preponderancia al principio de inmediación,
lo que no es extraño. 1.a oralidad pretende calidad en el conocimiento de la
persona juzga dora, calidad que se vería seriamente afectada si so permitiera
que otra persona dicte sentencia sin haber estado cu el debí tic.

R eso lu cio n es e n t r i h u n a i fs c o l e c t a d o s

Como consecuencia de la vigencia de la oralidad y del principio de inmedia­


ción. el legislador ha debido regularen forma detallada la forma de emisión
de las resoluciones en tribunales colegiados, mismos en los que el pro ti un­
cía miento tiene como antecedente una audiencia, una deliberación y una
votación. Se dispone expresamente, que todas esas actividades, incluidas
la redacción y la validación (firma), corresponde a los integrantes que 1la­
yan asistido a la audiencia (fit).l). I.a protección al principio de inmedia­
ción es tal, que en todo caso esas personas juzgadoras deben participar en
lates actividades, incluso, aunque dejen ejercer sus funciones en el tribunal
por traslado, ascenso, vencimiento del nombramiento, jubilación o renuncia

37*

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Jorge Alberto López González

((i0J .pá. T). En otras palabras, que el poder judicial deberá tomar las dispo­
siciones que sean necesarias, para que en lodo caso el funcionario que parti­
cipa en una audiencia intervenga en la emisión de la resolución final, sea que
haya renunciado o se haya jubilado. Con mayor razón tendrá que hacerlo,
si es trasladado de puesto o tiene que dejarlo por alguna situación análoga.
Se dispone, previendo situaciones de otra naturaleza como las delictivas
o de otra índole, que estarán imposibilitados de participar, quienes fueren
suspendidos o hayan dejado su cargo por otros motivos (60, l.pá, 1
En e] caso que después de la audiencia se imposibilite alguno de los miem­
bros del tribunal, de tal manera que no pueda asistirá la discusión y votación,
se establece que los restantes miembros deberán tomar las medidas perti­
nentes para realizar la deliberación, incluso, trasladándose al lugar donde
se encuentre el integrante imposibilitado o utilizando medios tecnológicos *
que permitan la decisión. Es sorprendente la importancia que el legislador
concede al principio de inmediación y el sentido de responsabilidad con el
que se regula el tema. Ciertamente, hay supuestos en que un integrante, se
ve imposibilitado (por ejemplo, tísicamente), para asistir a la votación. En
ese supuesto, el legislador prevé la posibilidad de superar la limitación de
traslado para que la resolución se dicte en beneficio de la persona usuaria y
por economía procesal.J,,H
Si no es factible integrar al imposibilitado, se deberá decidir el caso por los
demás que hubieren asistido a la audiencia, si pueden formar mayoría. Si no
es posible formar mayoría entre los que subsisten, será necesario proceder
conforme a lo dispuesto para la discordia (60,1 ,pá,2“) que veremos seguida­
mente, a lo cual nos remitimos. La posibilidad de que dos de los integrantes
puedan dictar una resolución, sin la participación del tercero es no solo no­
vedosa, sino atrevida. Es una medida extraordinaria para evitar afectación
al principio de inmediación y consecuentemente a Ea calidad y eficacia de
la justicia. Ls procedente, si hay coincidencia total ente los dos integrantes
posibilitados sobre todos los puntos objeto de pronunciamiento. En caso
de que no exista concordancia absoluta entre los dos integrantes se debe49

49S Cuando lie tenido que tl¡ir alguna charla, para ejemplilicur, me gusta decir e imaginar
a ios otros dos miembros del tribunal deliherando sentados m una silla a La par de La
cama de un hospital.

376

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

integrar el tribunal con el o los miembros necesarios para conformar un


tribunal impar, Un esc caso, el integrante o los nuevos integrantes, formarán
sli criterio con sustento en el soporte de la audiencia (60.3). En ese supues-
to, en que haya que integrara una persona juzgadora que no participó en la
audiencia, sufre en alguna medida el principio de inmediación: no obstante,
ese sería el mal menor. Lo peor que puede pasar es que sea necesario repetir
la audiencia, porque en esc caso se afecta la justicia pronta y cumplida y se
desvanece la idea de la economía procesa!, que es pilar fundamental de la
nueva normativa.

D e l ib e r a c ió n , v o t a c ió n y r e d a c c ió n de las r e s o l u c io n e s

Tratándose d e tribunales colegiados, el legislador emite luí mándalo claro:


la discusión para emitir resoluciones y las votaciones deben ser secretas
(60.2). Hay que celebrar la claridad del legislador en este aspecto, porque
no faltan quienes, eon una visión sesgada y exagerada de la orulidad, en­
tienden que las discusiones y votaciones deben ser públicas. Esa idea es
insostenible, porque la existencia d e público en una deliberación y votación
podría tener efectos perniciosos en la expresión de ideas por parte de las
personas juzgadoras,
Tanto la discusión como la votación deben ser dirigidas por quien presidió
la audiencia oral y la comparecencia tiene que ser presidida por el informan­
te, Se entiende que el informante es quien presidió la audiencia oral.
El informante debe someter ala deliberación del tribuntd las cuestion
hecho y de derecho que se hayan planteado en el proceso. En este aspecto
hay que destacar que la labor de! infórmame no tiene que ser tan detallada
c ol no l o era con el sistema de la escritura. E s d e suponer, que como con­

secuencia del principio de inmediación, por la presencia y participación de


todos los integrantes en el debate, el conocimiento que tienen del caso es
amplio y profundo. Así, la labor del informante será menos extenuante.
Una vez concluida la discusión el tribunal debe proceder a la votación, la que
no se debe interrumpir sino por algún impedimento insuperable (60.2). La idea
de evitar interrupciones de la votación, tiene como finalidad que no desaparez­
can los beneficios que se producen por el principio de inmediación.

377

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Jorge Alberto López González

Para que haya resolución es necesario el volo conforme de la mayoría tic todos
los miembros, sobre cada uno de los punios objeto de pronunciamiento (60.2).
Cuando la resolución tenga varios extremos que dependan unos de otros, el
haber votado negativamente en los primeros, sobre los cuales haya habido
mayoría, no será motivo que autorice al integrante que así hubiere votado,
para dejar de concurrir con su opinión y voto a la resolución de los demás
(60,2.pá.l"). Se regula aquí un supuesto interesante, que vale la pena ejem­
plificar para mayor claridad. Un integrante salva el voto porque considera
que en un proceso hay falla de legitimación del actor. La creencia de que
existe falta de legitimación, le podría llevar a concluir que no debe inter­
venir en lo que resta por resolver, por ejemplo sobre Ja prescripción. En lili
caso, la ley expresamente le señala todo lo contrario, aunque según su crite­
rio el actor no tiene legitimación, debe votar lo relativo a la prescripción. Es
decir, tendrá que involucrarse, porque la ley lo obliga, en un tema que desde
un punto de visla estrictamente técnico no debería.
Corresponde al informante la elaboración, es decir, la redacción de la reso­
lución (60.2.pá,2rt). Si el informante, que es a quien corresponde redactar,
no está conforme con el voto de mayoría, la redacción le corresponde a otro
de los integrantes que asuman la posición de mayoría.^
Si alguno o algunos de los integrantes, no están de acuerdo con el voto de ma­
yoría, debe salvar su volo en forma razonada. El volo salvado debe estar redac­
tado dentro del plazo establecido para la redacción de la resolución. Si el voto
disidente no se elabora en el plazo señalado, se tendrá por no puesto de pleno
derecho, sin que se afecte lo resuelto (60.2.pá.2'’). El código no lo dice expre­
samente, pero no parece existir inconveniente en que el integrante disidente
redacte su voto, aún después de \ encido el plazo, aunque siempre se tendrá por
no puesto. En ese caso, el voto salvado constituirá un documento doctrinario.

D iscordia
En la votación puede suceder que no se alcance mayoría sobre algún punto
sometido a debate. En ese caso se debe elaborar y suscribir la decisión sobre
■JW Ksa es una situación muy común en tribunales, colegiados. Durante muchos años, en
algunos ta práctica fue determinar n quien corresponde la redacción por sorteo, con
dados. Lo mejor es establecer un rol para tina adecuada distribución del trabajo.

378

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

lo que se obtuvo mayoría. Esa decisión de mayaría se mantiene reservada


y se agrega luego a lo que se resuelva sobre los puntos en los que hubo
discordancia (60.3). La reserva de la que habla el código en esa disposición
es una cuestión orden* se trata de ir separando aquello sobre lo que ya hay
decisión conforme.
Para resolver la discordia, se debe integrar el tribunal con las personas juz­
gadoras necesarias para conformar un tribunal impar. En otras palabras, que
si tres no se ponen de acuerdo, debe integrarse el tribunal con dos más para
hacer cinco.
El o los nuevos integrantes deben formar su criterio con sustento en el so-
poiie de la audiencia (60.3). Es claro, en tal caso se sacrifica en algo al
principio de inmediación por celeridad y economía procesal, aunque de­
pendiendo del sis Lema de documentación (audio y video) la afectación al
principia de inmediación puede ser mínima.
Ante la posibilidad de que se vea afectado el principio de inmediación, se
entiende, cuando exista una real afectación, será necesario celebrar una
nueva audiencia oral, dentro de los diez dias siguientes (60.3). ¿En qué
supuestos se podría dar una real afectación al principio de inmediación por
la integración de más jueces al tribunal? Nada dice el código al respecto,
lo dejó a la interpretación jurisprudencial. En mi criterio, solo se podría ver
muy afectado el principio de inmediación* si los medios de documentación
imposibilitan la obtención de los beneficios de la inmediación (documenta­
ción mediante actas) y, además, el número de integrantes que no participa­
ron sea superior a los que sí participaron. Tienen que darse ambas circuns­
tancias, pues si la audiencia se grabó en audio y video, independientemente
del número de integrantes* iodos pueden formar su conocimiento con las
grabaciones. Dichosamente, ios casos de discordia, al punto de dificultad la
resolución, no suelen ser muy frecuentes.
Si hay que realizar audiencia oral, como consecuencia de la afectación real
al principio de inmediación, esa audiencia oral ,sc debe limitar a los puntos
sobre los que exista discordia y los que dependan de estos (60.3).
Si no se obtiene mayoría y existe voto único (disidente), este deberá adhe­
rirse forzosamente a cualquiera de los otros votos, a fin de formar mayoría

379

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(60,3 al final), Esta disposición requiere explicación. Si en un tribunal de


tres, existe un voto disidente, el integrante salva el voto. Si en un tribunal dq
cinco, hay tres que asumen una posición y dos que asumen otra, hay resolu­
ción porque existe un criterio unánime de tres y los otros dos salvan el voto.
Si en un tribunal de cinco dos tienen un criterio y los otros dos tienen otro,
Ja ley obliga al único que es disidente a adherirse forzosamente a cualquiera
de los otros votos, a íin de que se forme mayoría. En la legislación anterior
(171 al final), el código decía expresamente que en ese caso, de forzada
adhesión, el integrante no incurría en responsabilidad civil ni penal. Tal
exclusión de responsabilidad no aparece en el nuevo código, por lo que hay
que sobreentenderla, es decir, partir del principio de que el integrante que
flie forzado a adherirse, salvo algún supuesto excepcional, no tiene respon­
sabilidad por lo resuello.
+

LA SENTENCIA

Existe coincidencia en la doctrina, en que la sentencia es un acto procesal,


se trata indudablemente de una resolución judicial, es además un acto de
decisión y finalmente es, en principio, un acto de terminación referido a
un proceso de cognición. Se dice que en principio, porque la sentencia no
termina con el proceso cuando es necesaria la ejecución forzosa del pronun­
ciamiento. Se concibe, como "aquel acto órgano en que
éste emite su juicio sobre la conformidad ola
de Ui parte ron el derecho objetivoy, en consecuencia, actúa
actuar esa pretensión, satisfaciéndola en todo caso " T1" En casi idéntico
sentido se pronuncia Montero Aroea al decir, que es “el acto de!
juez (unipersonal) o del tribunal (colegienci se decide s
estimacióno desestimación (total o parcial) de ejercitada
ductor,can base en su conformidad o disconformidad con d ordenamiento
jurídico. Se trata, pues, de fa clase de resolución que se para deci­
dir sobre el fondodel as tuno " , flíl1 Para Cortés Domínguez, es “un acto del501

500 Gltasp, Derecho Procesa! Civil, Tumo [, I99N, Ob. Cil. p:ig. 477 y 478. Entienden a
la sentencia como un ítem que emana del órgano jurisdiccional, medíanle cE cual se
decide la causa » ¡Huno sometido a su cono un liento, entre otros: C'ouluru, " Fumiu-
tnenias.,. ", O h . C i l . , |iág. 217.
501 Montero Aroca, el. al.,. DerechoJurisJiccionut //, Oh. t il,, páy, 34().

3S0

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Curj.0 de Derecho Procesal Civil Costarricense

jucr (Y, por c o n s i g u i e n t e , u n acto de


de voluntad de iEstado en laque se
jurídico pedido en la demanda”.562
En definitiva, la semencia es aquella resolución jurisdiccional mediante la
cual se determina la procedencia o improcedencia de las pretcnsiones for­
muladas en la demanda. Es por esa condición de acto final determinante,
que rechazamos, en coincidencia con Guasp, la distinción que se formula
en la doctrina y en algunas legislaciones, entre sentencias definitivas y sen­
tencias ínter locutor ias, ™ o como las denomina la doctrina alemana, sen-
rene ios de fondo ysentencian procesales.5™Con
denominación de sentencia, para aquellas resoluciones que no cumplen los
presupuestos de ser actos de decisión de lo que es objeto de debate, que
resuelven sobre el fondo de la pretensiones formuladas,*” porque parece
innecesaria la contaminación de un concepto para cuya elaboración lia sido
necesario el esfuerzo doctrinal de muchos siglos. Si en el procedimiento
existen resoluciones importantes, a las cuales se les quiere revestir de cier­
tas formalidades, es innecesario que se les denomine sentencia.50234

502 Cortés Domínguez, ut.al.. tícm-tm procesal Civil 1997. <.)h. CLl., pási. 3U0.
503 Señala Cuasp, cotí acierto, que las llamadas sentencias intcrlocutorías. no son real­
mente (ales, sino resoluciones judiciales de otra clase, a Las que, puf las razones que
sea, se les quiere revestir de las modalidades solemnes de una sentencia, como ocurre
en el derecho positivo español. Derecho Procesal Civil, Tomo I, 1WX, Oh. Cit.Tpág.
4 SU.
504 La doctrina alemana denomina sentencias de fondo, a aquellas que deciden sobre la
pretensión de la demanda y semencias procesales, a las que sólo deciden sobre cues­
tiones procesales, en especial sobre la admisibilidad de la demanda, Además se liaec
Ja distinción entre sentencias definitivas y semencias inlerlocutorias. Definitivas son
aquellas contra las que no cabe ningún recurso. Son inlerlocutoriax los que resuelven
sobre cuestiones procesales previas que nunca concluyen el procedimiento pero vin­
culan al tribunal y son recurribles conjuntamente con la sentencia. Le ¡lile. Procese
Civil Alem
án,Üb. t il., pág. 322 a 324.
505 I I C’ódieo Procesal <’icil de Costa Rica ( Arl. 153),1 identilica a las resoluciones como
-IT V

semencia; « cuando decidan definitiva me ni e las cuestiones debatidas medíante pro­


nuncia míe uto sobre ki pretcnsión formulada en ia demanda Aquellas resoluciones
que deciden sobre excepciones o pretensiones incidentales que ponen término ai pro­
ceso, reciben la denominación de a u to s can c a r á c te r d e $w itvncmitít denominación cjtie
imu parece aceptable y no be apreciado en ninguna oirá legislación lin&ia el momento.

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En cuanto a ln naturaleza jurídica de la sentencia, señala ííi doctrina, que du­


rante el siglo XVIII y en la primera mitad dd XIX, ésta era concebida como
La ley del caso concreto. Se entendía que entre la ley y la sentencia sólo
existía una diferencia de extensión pero no de contenido, que la sentencia
no creaba ninguna nueva norma jur ídica, sino que se limitaba a declarar la
vigencia de una norma legal. Todo ello se rccogia en la frase consignada en
El Espíritu de ¡as eys, “que el juez
L es sino boca que pronuncia las
palabras de la ley"'.Posteriormente se consideró que entre la ley y la sen*
teñe ia existían diferencias de contenido y de carácter intrínsecos derivados
de la función de una y otra, lo que trajo como consecuencia que se dijera
que la ley y la sentencia son mandatos distintos del orden jurídico: la prime­
ra mandato original y Ea segunda mandato complementario,
Para ( iuasp, la naturaleza jurídica de la sentencia se presenta como algo
típico, explicable sólo en términos procesales, y no mudable a categorías
ajenas. En su criicrio, no es un supuesto de producción del derecho, no es
¡ex specialis y tampoco es simple aplicación de la ley al caso concreto, su
esencia constituye en ser fa actuación o denegación de la actuación de una
pretcnsión de cognición. w

La form ación interna de la sentencia

l.a formación interna de la sentencia, se refiere al razonamiento que ha de


seguir la persona o las personas juzgadoras para tomar una decisión me­
diante la cual se dé una solución a la controversia. La doctrina que se ha
ocupado de este tema, ha precisado, los pasos que debe seguir el tribunal en
esa actividad.
Para Morón Palomino, lo primero que debe hacer es la fijación de los he­
chos, en segundo lugar el hallazgo de la norma jurídica que justifica el fallo
o decisión del conflicto y finalmente debe hacer la calificación jurídica de
hechos para su posible subsunción en la norma. m Para Cortés Domínguez,5067*

506 (.'otiüirc, EtiuiiamenUis liei derechoprocesa! civil. üb. t’il., p.ig. 305 a 3
autor, en todas esos ideas existe la noción común Je que la sentencia constituye un
proceso de individualización, de especificación > de actuación de la norma legal.
507 (iuasp. Derecho Proceso! CiwV.Tomo [, 1008, Oh. Cit., pág, 480.
50X M o r ó n P a lo m in o , Derecho Proceso! ivl, Ob. C il . , p á g s. 32S a
C

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Cur^o rir- Derecho Proreí ai Civil Costarricense

el razono míenlo iónico no puede empezar por el hecho, pues dio significa­
ría una labor inmensa para poder llegar más tarde a la conclusión de que o
bien el hecho no entra en el supuesto de hecho de la norma, o que la no riña
lal como ha sido planteada la demanda no existe.JÍN
Para Montero Aroca, en primer tugar se debe determinar, en abstracto, la
existencia de la consecuencia jurídica pedida; posteriormente, buscar, en
concreto, la existencia de esa consecuencia jurídica; a continuación verifi­
car la existencia de los hechos afirmados; posteriormente, realizar la sub-
sunción de los hechos en la norma jurídica; y, finalmente, buscar la conse-
eucncí a jurídica,*1" La determinación en abstracto de la existencia de la con­
secuencia jurídica pedida, implica precisar si en el ordenamiento jurídico
en general, se encuentra amparada La pretcnsión del actor; porque de no ser
así, lo procedente es rechazarla sin continuar el razonamiento. La búsqueda
en concreto de la consecuencia jurídica solicitada, significa cuestionarse
si existiendo concordancia entre los hechos (suponiendo que .sean ciertos)
y |o pedido por el actor, esa pretensión es ¡imparable por el ordenamiento
jurídico.
La determinación de la existencia de los hechos afirmados, obliaa a ve-
rificar cuales de esos hechos por verdaderos o por estar amparados a una
presunción de verdad, sustentan onu las pretcnsiones formuladas, Para ello,
se debe hacer una valoración de los hechos alegados y una valoración e
interpretación de las pruebas aportadas. La subsunción de los hechos en la
norma jurídica, exige determinar si esos hechos constituyen el supuesto que
la norma regula. Por ultimo, establecida la concordancia entre los hechos
reales y la previsión contenida en la norma, debe el tribunal establecer la
consecuencia jurídica.?LI
Desde nuestro punto de vista, la formación interna de la sentencia, tal como
se estudia en la doctrina que se analiza, constituye básicamente el razona­
miento que debe seguir el tribunal en esa labor, sin embargo, ello no signi­
fica, como lógicamente no podría Serio, que en lodo caso deba seguirse ese
orden. La necesidad de determinaren primer lugar y en términos generales5091*

509 Í7nrt£s Domínguez, Der¿r¿:ho Prttrcsai Civil, ] W7, Oh. rit.. págA^4.
510 Mortero Amea. el. ¿sl.,r Dervi'ho Jurisdiccional II. Ob. CiL.r p¿gs.!>44 li .'47.
5] 1 Montürü AmuuhcL <il., D&vclin Jurisdiccional fít Ob. 0¡L, p;igs. }44 ¡i .:47.

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la consecuencia jurídica pedida, por ejemplo, puede depender de la prepa­


ración de la persona juzgadora y de su experiencia, de tal manera que habrá
casos en que esa determinación inmediata sea innecesaria, como podría ser­
lo alguna de las demás operaciones que debe realizar.
Partiendo de que la sentencia tiene, sin duda, una lógica que le es particu­
lar y que no puede hallarse ausente de ella, pero su proceso intelectual no
es pura operación lógica, porque hay en ella muchas circunstancias ajenas
al simple silogismo, podemos concluir que es más bien frente a cada caso
concreto, que el tribunal debe decidir si su razonamiento debe comenzar por
la significación jurídica del asunto, o por el análisis de los hechos sobre los
cuales se basa la lilis.s,:
Indiscutiblemente lo más importante de la operación mental que debe reali­
zar el tribunal en la formación interna de la sentencia, no es la forma en que
esta se realice, sino en que esa operación se dé realmente, porque de esos
razonamientos se derivan los motivos que dan lugar a la decisión. Una vez
realizada esa operación mental y encontrados aquellos motivos que susten­
ten la decisión, no basta con que el tribunal exprese únicamente la solución,
es necesario que externe ese razonamiento, para que el justiciable tenga co­
nocimiento de los motivos por los cuales su pretensión lúe admitida o recha­
zada. Hso es lo que se denomina motivacide la sentencia
man itiesta de alguna manera en la estructura externa de ésta, su nacimiento
está en el juicio lógico jurídico que debe realizare! tribunal. La motivación
de la sentencia exige expresar las razones de hecho y de derecho que susten­
tan la decisión, como una manera de permitir que se fiscalice su actividad
intelectual y se compruebe que su decisión es un acto reflexivo, emanado de
un estudio de las circunstancias particulares y no un acto discrecional de su
voluntad autoritaria, de tal manera que si ésta no existiera, se privaría a las
partes de su elemental derecho de fiscalizar la reflexión del tribunal.*513

La e s t r u c t u r a e x t e r n a d e la s e n t e n c i a

Por estructura externa de la sentencia, entendemos la forma en que ésta se


manifiesta al exterior, es decir, la forma que adquiere cuando se pone en
5 12 Couture, Fum
lim
ar.toxdel derechoprocesal civil. Oh. Cu., págs. 28d a
513 Couture, Fundamentos del derecho procesal civil, Ob. Cit., pág. 286.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

condiciones de ser visualizada por aquellos que no han intervenido en su


creación.
E-isn estructura, establee iti a previamente por el legislador, obedece a una de­
terminada concepción de lu que debe ser la semencia. Por lo general, tiende
a garantizar que su formación interna se realice, conforme a la concepción
de sentencia que se tiene. A ello obedeció posiblemente, que durante siglos
los tribunales no tuvieran necesidad de motivarlas, e incluso, se llegó a pro­
hibir expresamente La motivación,^4 y a dio obedece que actualmente, que
cada una de las legislaciones establezca una estructura externa de sentencia
diferente 5ls, aunque en general todas tienden a una misma concepción.
En términos generales* con mas o menos variantes, puede decirse que las le­
gislaciones actuales, establecen como requisitos de la sentencia los siguientes:
a) el lugar, labora, la fecha,el tribunal y la identílicación de las panes; b) una
relación suctnla de los hechos litigiosos y de la posición asumida por ambas
partes; c) relación de los hechos que se lian tenido por demostrados; d) exposi­
ción de las razones jurídicas y de hecho de la decisión; d) una parte dispositiva.
Esa estructura, similar en la mayoría de las legislaciones, pretende garan­
tizar que e l tribunal que dicta la sentencia, entre otros aspectos, revise su
competencia, determine !a legitimación de las partes, penetre en el con hielo
a la hora de hacer la relación sucinta de los hechos litigiosos y de la posi­
ción asumida por las panes. La necesidad de indicar en el fallo los hechos
que se h a n tenido por demostrados, implica no sólo revisar, interpretar y514

514 Por Kcal Cédala de 23 de junto dü 177S, Carlea NI prohibió a la audiencia y a Ion
demás jueces de .Via[Jorca la práctica que hasta talonees observaban de motivar las
semencias, (jarrina, Carlos y Loiente» Mana, fu La motivación lux
sentencias { Castilla. Í489-E$¡iafia x185 en « La vinculación del Juez a
Anuario de l a E acuitad d e Derecho de I Universidad Autónoma de Madrid, V I .
jl

1997, Madrid. Librería del BOEi, 1997, pife, 101.


515 Fin Alemania, con el Fin de garantizar su uniformidad y facilitar 9¡i tarea de los tri­
bunales de apelación, las sentencias, en el orden que se indica, tienen la siguiente
estructura; El titular del órgano que la dieta í en nombre Jel pueblo); denominación
ríe las partes, representarles s apoderados: denominación del tribunal, mención del
día en que cune tuyo Ja deliberación oral. Ja parte dispositiva ( denominada K
que contiene la decisión sobre la pretensión. Las costas y la ejecutó i dad provisional;
i mafínente, la lim[lamentación de Ea sentencia que contiene la relación Táctica y los
funda montos de la decisión. Leihle, Prweso -t lemán, f >b. Cit,, pifes. 3 3 1 y 332.

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valorar !a prueba, sino, hacer una ponderación legal del valor asignado a
ésta y de aquellos hechos que por disposición legal carecen de la necesidad
de demostración, como los hechos notorios, evidentes o amparados en una
presunción. La exposición de las razones jurídicas y de hecho, obliga at
tribunal a hacer una relación, una elaboración mental, que 1c permita deter­
minar en base a que normal iva y a que hechos es posible admitir o rechazar
la pretensión. Finalmente, la existencia de una parle dispositiva, le obliga a
tomar una decisión, que, en principio, debe ser concordante con lo pedido
por las partes y con el resto de la elaboración mental ya realizada.
Desde nuestra perspectiva, no concebimos, actualmente, un sistema pro­
cesal en el cual, el tribunal no esté obligado a realizar en la sentencia una
relación de hechos probados,ín como tampoco seria aceptable que al exter­
nar los fundamentos de la decisión, se limite a expresar que realizada tina
valoración conjunta de la prueba, loma esta o aquella decisión. Fsa forma
de expresar la valoración conjunta de la prueba, tal como lo señala la doc­
trina "es unaciara manifestaciónde l dede la sen
en cnanto que, en /validad.lavaloración
a tina falta de determinación de los motivos que han al
órgano judicial a la valoración de certezade unos determi
Para atender al fin de la estructura extema de la sentencia, que es satisfa­
cer eí derecho y la necesidad de fiscalización de la reflexión del tribunal,
es necesario que ésta se exprese con claridad, a lili de que quienes acuden
en búsqueda de una solución jurisdiccional, entiendan los términos de la
decisión. Con ello se evita, lo que denuncia la doctrina, que muchas veces,
en que no es posible saber si la pretensión fue acogida o no o, en el peor de516*
516 Se dice que, un principio, porque la congruencia ha perdido la radien ti dad que lia
tenido históricamente.
^17 Eli España a partir de la promulgación de la Ley Orgánica 6.' 14J85 (Se 1 de julio, <lcl
Poder Judicial, la práctica, la jurisprudencia y alguna doctrina admite que la LOPJ
derugó el artículo 372 de la LliC de 1X81, y que por ello no es necesario hacer una
relación de hechos probados en las sentencias civiles. I.a LfiC de 2000, ha terminado
con esa discusión, al exigir en su articulo 20(>.2 la obligación de consignar hechos
probados.
51X Cortés IKnninguc/., ei.al.. Derecho iJrócese! í Vi 1W7, ( ib, CiL., pág. 3U7, Para este
amor, en España la corruptela de la valoración conjunta de la prueba ha sido elevada
a doctrina jurisprudencial.

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Curso de Derecho Proceso! Civil Costarricense

las casos, no se sube que fue lo que el tribunal resolvió, lo que trae iiieon-
venientes cuando se trata de ejecutar la sentencia. Ello implica, preparación
del tribunal y cuidado en la terminología.5,v

La s e n t e n c ia e n l o s p r o c e s o s i n f l u e n c i a d o s p o r la

O R A LID AD

En la teoría general del derecho procesal relativa a la sentencia, ct análisis


desde el punto de vista de un proceso escrito, ha debido enfrentarse a los
temas brevemente recordados aquíTde la concepción de ta sentencia, de su
naturaleza jurídica, de su formación interna, de su estructura externa, de la
congruencia, de la clasificación y de los efectos. Esa teoría, hace referencia
a los inconvenientes que presenta la realización de esa función esencial a
la actividad jurisdiccional que es la de juzgar y las dificultades que implica
plasmar esa decisión en la sentencia. Parece conveniente ahora, intentar de­
terminar si la oral idad tiene alguna influencia en relación con la sentencia,
principalmente en cuanto a su formación interna ya su estructura externa y
sí esa influencia permite afirmar, tal como ya lo ha hecho alguna doctrina,
que las sentencias en los procesos orales son diferentes a las de los procesos
escritos, tanto en su estructura como en el razonamiento jurídico.5-0
La formación interna de la sentencia en un proceso influenciado por la ora-
lidad, no puede ser diferente de la formación de cualquier sentencia, según
la que expusimos anteriormente. En ambos casos es necesario determinar,
en abstracto la existencia de la consecuencia jurídica pedida, buscaren con­
creto la existencia de esa consecuencia jurídica, verificar la existencia de los
hechos afirmados, realizar la subsunción de los hechos en la norma jurídica
y, finalmente, determinar la consecuencia jurídica. En otras palabras, desde51920
519 Respecto li la práctica jurisdiccional española, dice la doctrina: k 1.a sentencia como
obra literaria es una realidad C]UCdecepciona notablemente. Yo dudo mucho que un
lego en Derecho sea capuz de leer más allá de unos, muy pocos renglones. Para un
profesional avezado, la lectura es sumamente difícil, y siempre la inteligencia de
aquello que lee. muy confusa. A veces incluso, confesémoslo sin rubor, imposible »,
Diez-Piemezo. Estudias de Jurisprudencia Civil, Tomo IT197.’, pág. 9.
520 Al respecto la doctrina señala: « Porque usías sentencias en los procesos de cono­
cimiento orales son ditérenles a las de los procesos ese riios. Tanto en su estructura
como en el razonamientojurídico ». Zekdón, Oh. Cil.. puje. 105.

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Jorge Alborto Lope? González

un plinto tic vista cuantitativo y cualitativo, el tribunal debe hacer el mismo


razonamiento tanto para dictar sentencia en un proceso influenciado por la
oral idad, como cu un proceso influenciado por la escritura. Obviamente, en
cada caso el tribunal debe decidir el orden en que razona acerca de la solución
del conflicto, siendo lo más importante que ese razonamiento se realice y que
este se externe fielmente, para que las panes conozcan las razones que moti­
varon la decisión. Eso es lo que la doctrina procesal conoce como motivación,
que no es otra cosa que exponer a las partes el razonamiento del tribunal.5:1
En la formación interna de la sentencia, la principal y fundamental diferen­
cia que es posible encontrar entre el sistema procesal de la oral idad y el de
la escritura, es que en la oral idad, como consecuencia de la inmediación y
del necesario debate que con ella se propicia, el tribunal va a realizar con
mayor facilidad la verificación de ios hechos afirmados y la subsunción de
ios hechos en la norma, Ese es un aspecto, que es una consecuencia dcsta-
cable del sistema de la oral idad y que podría sustentar el criterio de que la
oral idad propicia una mejor sentencia.
La primera interrogante que surge, es si la sentencia en un proceso influen­
ciado por el sistema de la oral ¡dad, debe necesariamente emitirse en forma
oral. May quienes piensan, que un sistema no se rige por la oral idad si la
sentencia nn se dicta en forma oral y hay ordenamientos procesales que han
adoptado ese criterio ’' Otros entiende que es necesario que Ja sentencia se521

521 F.l razonamiento es propio de t¡¡ Hacinación interna de la sentencia, mismo que se
manifiesta en el esfuerzo mental que realiza el juez: peno también es propio de la es-
tructura externa, porque de nada servirla que el juez haya realizado mi ¡irán esfuerzo
mental, si éste no es perceptible al externar el pronunciamiento.
522 Un sistema asi existe en la legislación procesal penal de (.'osla Rica. El Código Pro­
cesal Penal, Ley N‘. 7594 de 10 de abril de 1996, en vigor a partir del l de enero de
1998, basado en la maliciad, en su articulo 364, en lo que nos interesa, establece: «
La sentencia será redactada y firmada i timedí ala me Ule después de la deliberación.
Enseguida, el tribunal se constituirá nuevamente en la sala de audiencias, después
de ser convocadas verbal mulle las parles,. I£l documento será leído en voz alta por
el seerelario ante quienes comparezcan... (.'liando por la complejidad del asunto o lo
avanzado de la hora sea necesario deferir la redacción de la sentencia, en esa oportu­
nidad se leerá tan sólo su parte dispositiva y uno de tos jueees relatará sintéticamente,
al público, los fundamentos que motivaron la decisión: asimismo, anunciará el día y
la hora para la lectura integral, la que se llevará a cabo en el plazo máximo de los cin­

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

dicte en fbruna oral, como consecuencia del principio de publicidad, que es


una de las ideas funda menta les que integran al de la oral idad. El lerna tiene
indiscutibles repercusiones prácticas, porque si se establece que es obliga-
torio que el tribunal dicte la sentencia en forma oral, es necesaria una nueva
audiencia, varios días después de aquella en que finalizó tu práctica de la
prueba, para el pronunciamiento oral de la sentencia. Eso tendría indiscu­
tible influencia en la organización del trabajo en la oficina judicial. Cabría
cuestionarse si con una disposición deesa naturaleza, se está llevando a los
extremos al principio de oratidad.
El principio de publicidad, exige que la causa sea vista públicamente, es
decir, que el debate se realice ante la presencia del público para que exisLa la
posibilidad de fiscalización de la actividad del tribunal. Una vez terminado
el debate, la semencia es una actividad exclusiva del tribunal, de tal forma
que en su emisión ninguna intervención tienen aquellos a quienes beneficia
la publicidad. Eso se nota claramente en todas las legislaciones al disponer
el secreto de las votaciones. El principio de publicidad se satisface evitando
el secreto de las actuaciones, fin esa tesitura, para quien presenció el debate
y quiera conocer la decisión, bastará con que tenga la posibilidad de recibir
información al respecto. Desde esa perspectiva, es innecesario exigir que
en lodo caso la sentencia se pronuncie a viva voz y que para cito sea obli­
gatorio realizar una nueva audiencia. La oral ¡dad no lo justifica y el señalar
otra audiencia oral solo para la emisión de la sentencia a viva voz, puede
implicar inversión de tiempo del tribunal que requiere para otros meneste­
res, 1:1 pronunciamiento de Ja semencia en forma oral es sólo una forma de
notificación; para ese efecto, se pueden utilizar otros medios que ofrecen
mayores facilidades/"
La tesis que sostenemos, la consideramos rubricada por la mayoría de los
sistemas procesales influenciados por la oratidad. De acuerdo a la concep­
ción que se tiene en la mayoría de las legislaciones, en los procesos ¡n-
íluenciados por la oral idad no es estrictamente necesario que la sentencia .se523

co dias posleriores uf pronunciamiento de la pane dispositiva. La semencia quedará


notificada con la lectura integral \ las panes recibirán copia de cita ».
523 fin l a justicia civil es conocido que las p a r t e s no « L is t a n de asistirá las audiencias itm-
tlaoKTii.iles. como son las de recepción de pruebas. Si ello es asi, parece muy grávense
que tengan que asistir nuevamente, sólo para oir el pronunciamiento del juez.

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Jorge Alberto López González

dibit; un forma orül.K4 En la legislación española, ninguno de los procesos


influenciados por la oralidad, 52425526tiene una exigencia de esa naturaleza o por
lo menos eso Etc se desprende de las disposiciones que los regulan. En algu­
nos de ellos sólo se establece el dictado de hi sentencia en forma oral como
una posibilidad, exigiendo su documentación.
La Ley de Enjuiciamiento Criminal (Art. 794) establece que el tribunal de lo
penal podrá dictar sentencia oralmente en el acto del juicio, documentándose el
fallo mediante la fe del secretario o en anexo al acta, sin perjuicio de la ulterior
redacción de aquella. La Ley de Procedimientos Laborales (Art, 5) dispone
que cE tribuna] en el momento de terminar el juicio, podrá dictar sentencia de
viva voz. En los demás procesos influenciados pur la oralidad que existen en
La legislación española, ni siquiera se prevé la posibilidad de que Ja sentencia
se dicte en forma oral, aunque no se prohíbe expresamente, como si lo hace la
Ley de Enjuiciamiento Civil de 1/2000 que en su artículo 209.3 establece que
<tun ningún caso se dictarán oralmente sentencias en los procesos civiles »
El dictado de la sentencia en forma oral, es una posibilidad que se debe de­
jar establecida en la legislación procesal, no como forma obligatoria, sino
facultativa, a discreción del tribunal. Es innegable, la práctica lo confirma
y el sistema de la oralidad lo propicia, que en muchos casos, después de
terminada la audiencia, sea por la escasa entidad dd aspecto debatido o por
la aceptación de las partes, el tribunal se encontrará en posibilidad de dictar
sentencia de forma inmediata, lo cual debe permitirse, por el aburro de re­
cursos que ello implica.

524 Ln A Si:ni ¡mi lI !a publicación de ki sentencia se realiza mediarle una lempira pühlkíi
de la |iar(e dispositiva* pero la lectura di: los fundamentos de la sentencia, qLie desde
luego deben £\Mir redaelndos por estrilo, qLsedu a disensión del Tribunal. Leíble,
Pmr.&jto Civil lemán, Oh. Cit.T|>ág,
525 Fn la legislación de Espilla, pueden considerarse procesos influenciados por la uti­
lidad los siguientes; El proejo abreviado de la Ley R e g u la d o r a de la Jurisdicción
ConletlduSü Admi rustrid va; el proceso ordinario laboral- los procesos verbal, cogn i­
ción y menor cuantía de la I,ey de Knjutei ándenlo C iv il de 1SS h el proceso ordinario
y el verbal de la iiue\ü Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000,
526 Desde ya, aunque sobre ello volvamos cu el imímenlo correspondiente debe criticar­
se di e ba dispo s ie ion en e uan Lo, pod r ia si gn i Jtear q ue se dése: Etna euaíqu ter posi bi Iidud
de Ljne el juez dicte semencia inmediatamente en la audiencia, salvo que la (raiga
redactada, lo que parece i neón ven tente.

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Curio de Derpdio Procesal Civil Costarricense

Una opción sería, que finalizada la audiencia se pronuncie la parle disposi­


tiva de t falle y que algunos días después se notifique ia sentencia en forma
integra, para lo cual no es necesario señalar una nueva audiencia, sino que
ésta notificación se haga mediante copia de la sentencia documentada. En
ese caso, a pesar de los cuestionamientos que podrían hacerse, en el seniido
de que ya tenía hecha la sentencia antes de la audiencia final, que su fún­
da mentación es insuficiente o que la decisión se tomó con ligereza, no de­
bería descartarse la posibilidad de que el tribunal haga pública la totalidad
de la sentencia al final de la üliima audiencia, Después de muchos años de
experiencia en el enjuiciamiento en el sistema de la oralidad, es previsible
la existencia de excelentes personas juzgadoras, que sean capaces de dictar
sentencias completas debidamente fundamentadas en forma oral, sin per­
juicio de su inmediata o posterior documentación. Igualmente, con el fin de
acentuar la colaboración de las partes con la administración de justicia, es
conveniente establecer la posibilidad de que una vez dictada la parte dispo­
sitiva del fallo, las partes renuncien a los fundamentos de la decisión cuando
estén conformes con la sentencia.5"
En aquellos supuestos en que el tribunal no considere prudente tomar una
decisión al final de la última audiencia, parece admisible, tal como se esta­
blece en la mayoría de legislaciones influenciadas por la oralidad, que en un
plazo relativamente corto, el tribunal omita la sentencia en forma escrita52",
con notificación a las partes mediante copia, sin que sea necesario para ello
una audiencia oral. Cuando la sentencia se formule en forma escrita, ningu­
na duda cabe que debe cumplir una estructura externa que cumpla con los
requisitos de identificación de las partes, relación de hechos litigiosos, he­
chos probados, consideraciones tácticas y jurídicas» y una parte dispositiva.
Establecida la posibilidad, de que la sentencia se diele oralmente, cabe pre­
guntamos cuáles son los requisitos que debe cumplir el fallo, cuando se
formule oralmente. Caben dos posibilidades; que sólo emita de esa forma*391

527 Ello está permitido en la ZPO alemana < 7»13 a párr. I oración 2 ). Leíble, Proceso
Civil Alemán, Ob.Cit,, pdg. 233.
52S Asi lo dispone el articula 203 ik'l Código General del Proceso i1c Uruguay.

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Iü parte dispositiva5*9 o, que la dicte en forma completa. En ambos casos


debe cumplir una estructura externa que refleje una formación interna, en
la cual se haya tomado en cuenta la legitimación de las partes, la posición
adoptada por éstas en cuanto a la litis, el análisis de los hechos alegados, la
determinación de los hechos probados 5141y de las consideraciones jurídicas
realizadas. En todo caso consideramos necesaria una parte dispositiva clara,
concreta, detallada y pormenorizada,511 lal como se dispone en el proceso
civil alemán, en el que, a pesar de estar influenciado por la oralidad, se exige
que ci denominado tenor,o parle dispositiva del fallo, se formule con ex
titud, pues constituye la base de Ea ejecución.5J:
En cuanto a los hechos que se tienen por probados, es necesario y no encon­
tramos razón para que sea de otra forma, que se haga una referencia directa
a la forma de cómo se probó o se dejó de probar cada hecho específico y a.
los criterios de apreciación utilizados.53012
52(> Cuando pensamos en el dictado de sólo la parte dispositiva, suponemos un breve
receso en la audiencia en el cual d juez se retire a formular una parte dispositiva
congruente, concreta, clara y detallada, que posteriormente leerá a los presentes y
documentará en el acta de la audiencia. Lo entendemos asi por el tecnicismo que
caracteriza al derecho civil.
530 Cuando nos referimos a hechos probados, tío aludimos solamente a su determinación,
sino a su influencia en la decisión. t:n uueslro concepto, la relación de hechos proba-
dus es consustancial a la sentencia, desde que el justiciable debe 1ener conocimiento
exacto de aquellos hechos que motivaron la decisión. Si ello es [undunicniaf eri el
sistema escrito, con mayor razón lo es en el sistema de la oralidad, que además ofrece
mayores facilidades. Causa extraAcia la aversión que se tiene a la relación de hechos
probados, cuando es sabido que éstos facilitan la labor del juez, ayudan al entendi­
miento del fallo y Indinan el análisis en las demás instancias.
5 3 1 Estamos en desacuerdo con doctrina que considera, que en la sentencia en el sistema
de la oralidad la parte dispositiva nu requiere ser detallada y pormenorizada, Zeledón.
Salvemos la Justicia. OI», Cit,, pág. IU5.
532 Leíble, Proceso Civil Alemán, Ob. Cit.. pág. 332.
533 Alguna doctrina, refiriéndose a la sentencia en los procesos ¡nllucociados por La ora­
lidad, señala: «Los hechos probados y no probados derivan de la libre valoración
del elemento probatorio verificado por el Tribunal al evacuar la totalidad de las pro*
bauzas. La configuración de esos hechos son (sie) consecuencia de la relación de
inmediatez y de la convicción del órgano jurisdiccional. No necesitan una referencia
directa a la forma de cómo se probó, o dejó de probar, cada hecho especifico. Ni a los
criterios de valoración utilizados. Pero en Lodos los easos debe justificarse su razona-
bilidad ». Celedón, Soleemosla justicia, Ob. Cit. pág. 105.

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Curio de Derecho Procesal Civil Costarricense

Cuando la sentencia se dicte al final de la audiencia oral, en forma cúmple­


la y oralmente, es necesario que éste completamente documentada.51* Lu
que consideramos fundamental, es que la semencia, en la forma y en los
términos en que fue pronunciada, quede debidamente documentada para un
examen posterior detallado, sea por las partes o por un órgano superior en
caso de recurso.

G e n e h a l id a ü e s s o c h e la f o h m a d e e m is ió n y c o n t e n id o
DE LA SENTENCIA

El nuevo código contiene disposiciones generales sobre la forma de emisión


de las sentencias y sobre su contenido (61). En cualquier tipo de proceso,
la sentencia se debe dictar una vez que ha concluido la audiencia oral de
prueba, se entiende, cuando se haya celebrado una audiencia oral para ese
efecto. En cualquier otro supuesto, será una vez que se haya cumplido el
procedimiento previsto legal mente.
En principio la sentencia se debe dictar en forma oral, si ello es posible. La
posibilidad, tal como lo adelantamos en algún momento, dependerá de la
complejidad del litigio, incluso de la experiencia y preparación de la perso­
na juzgadora. En todo caso, para dictar sentencia el tribunal podrá ordenar
un receso. No establece el código cuanto puede durar esc receso para dictar
sentencia, por lo cual debemos recurrir a las normas que regulan los recesos
en términos generales, para concluir que puede ser de hasta diez días, según
lo establece el numeral 50.3, páralo 2Üque analizamos oportunamente.
En lodo easo, aunque la sentencia se dicte oralmente, el legislador ordena
digitarla y entregarle a las partes una reproducción en el acto de 1n notifica­
ción. Este fue uno de los puntos de mucho análisis durante la redacción del
código, que provocó un profundo debate en Corle Elena cuando se presentó
esta propuesta. Al final privó la tesis, que compartimos, que Ja sentencia
tiene que ser digitada para que las partes tengan un detalle exacto de la mo­
tivación y para facilitar la conservación y acceso de la jurisprudencia.*

53-1 Documentar la sentencia im ofrecí; mayores inconvenientes m el órgano jurisdiccio­


nal hace un receso y so retira a dictar sentencia, nuimeriki en d cual puede hacer el
documento. Tampoco dehe olvidarse i|ue ta nueva tecnología permite Ih posibilidad
de que un ordenador documente E» que se manifiesta de viva voz.

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Cuando no soa posible emitirla en el acto oralmente, se debe dictar por es­
crito dentro de los cinco dias siguientes (61.1 ,pá.2°). En procesos muy com­
plejos se debe dictar por escrito dentro del plazo de quince días (61.1 .pá.3°).
En esos casos, a pesar de que se permite dictarla en ese plazo amplio, se
exige que de ello se míenme a las partes, es decir, que se les diga a las par-
Les que se dictará en ese plazo y se les explique las razones. Se trata de una
norma que atiende al buen servicio, para que las partes queden informadas
sobre el plazo en que se dictará la sentencia y las razones para ello. Es in­
ri ispensa b 1e pregu nlaníos:

La s e n t e n c ia q u e se d ic t a f u e r a DEL p l a z o p r e v is t o
LEGALMENTE

¿Qué sucede si la sentencia nu se dicta en el plazo previsto legalmenleV Esta


es una interrogante que requiere un profundo análisis.
Ll plazo para dictar sentencia en un proceso influenciado por la oralidad.
tiende, fundamentalmente, a proteger los electos de la inmediación. Es de­
cir, no es conveniente que transcurra mucho tiempo entre el momento cu
que se termina de practicar la prueba y el momento en que se dicta la senten­
cia. Si se toma en consideración la forma en que se documenta la práctica de
la prueba, el principio de inmediación podría verse menos sacrificado, por
ejemplo, cuando se documenta en audio y video.
En algunas legislaciones5'5 se dispone que si la sentencia no se dicta en el
plazo previsto legalmente es nula, mejor dicho atuilablc porque nada es nulo
si un tribunal no lo ha establecido mediante resolución firme. A pesar de las
discusiones que se suscitaron durante la redacción del código, felizmente
en mi criterio, tal solución no se adoptó en esta normativa. Y no se acogió,
porque dependiendo de las circunstancias una medida como esa constituye
una exageración de la oralidad, concretamente del principio de inmedia­
ción, en perjuicio de la economía procesal y de! principio de justicia pronta53

535 Por ejemplo, en el 113 del Código Procesal Contencioso Administrativo. Es i;iE la
importancia que se da en esa normativa al tema, que el numeral 137 inciso e} del
mismo cuerpo le<yd establece como motivo de casación: " i i u i h s r e g i a s
previstos enel este Código paro la deliberafa
u fa reduce'ion del taifa en sus elementos esenciales'.

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Curso cié Derecho Procesal Civil Costarricense

y cumplida. Tal disposición es muy criticable y espero que nunca se adopte


en la legislación procesal civil, incluso, que sea derogada de las normati­
vas que la tienen. La declaratoria de nulidades es materia odiosa que debe
interpretarse restrictivamente y solo es admisible cuando se cause indefen­
sión. No es suficiente el quebrantamiento de una formalidad legal. No basta
el mero incumplimiento del plazo para dictar sentencia; es indispensable,
que se alegue por la parte a quien haya perjudicado el vicio. El recurrente
debe invocar la indefensión cansada, lo que tiene como lógica consecuen­
cia expresar la afectación que le causó que la sentencia no se dictara en el
plazo, os decir, explicar en que se vio afectada ta memoria de las personas
juzgadoras, al punto que 1c causó indefensión. Se trata de que el orden pro­
cesal moderno no puede aceptar que se declare la nulidad por la nulidad
misma. La declaratoria de nulidad tiene como presupuesto indispensable
que se cause indefensión. Desde esa perspectiva es indispensable que el
recurrente exprese concretamente la afectación causada por el hecho de que
la semencia no se dictara dentro del plazo. Perfectamente podría invocar
errónea apreciación de la prueba como consecuencia del olvido u otra razón
equivalente. Lo determinante es la afectación al principio de inmediación,
de tal manera que si ni siquiera se hace un alegato expreso en relación, no
hay vicio que amerite la nulidad. Otra interpretación nos llevada al con­
trasentido de declarar la nulidad por la simple inobservancia de las formas
y aún sin alegación de perjuicio. Ante una disposición como esa, criticada
en otras latitudes por contrariar la economía procesal y la idea de instru­
menta] idad de las normas procesales, la interpretación debe ser restrictiva.
No se justifica retrotraer un proceso a etapas superadas, con afectación del
principio de justicia pronta y cumplida y dd derecho de las parles a obtener
una sentencia en un plazo razonable, por el simple incumplimiento de una
disposición legal, que debe ser interpretada atendiendo a los principios pro­
cesales y constitucionales, pero fundamentalmente, atendiendo al interés de
quienes piden justicia.
Mucho menos es admisible, establecer en un código procesal civil, que si la
sentencia no se dieta en el plazo, se debe sancionar al tribunal que la emitió.
En un sistema procesal influenciado por la oralidad, es trascendente que la
sentencia se dicte a la mayor brevedad posible para conservar los efectos po­
sitivos del principio de inmediación. Sin embargo, no es conveniente que esa395

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Jorge Alberto López González

necesidad so mi tice como un mecanismo para sancionar t\ las personas juz­


gadoras por el incumpl¡miento de un plazo perentorio, a veces, imposible de
cumplir por cuestiones de organización y distribución del trabajo. Lo que es
disciplinario no se debe regular en un código procesaI civil, porque se cae en
el peligro de afectar la esencia de una función especial que es lajurisdiccional.
Finalmente, carece de trascendencia, declarar la nulidad de la sentencia dieta-
da lucra del plazo previsto legitímenle, en un proceso en el que se señaló para
audiencia oral, pero no se practicó ninguna prueba personal (declaración de
parte, testigos o peritos), pues en ese caso no se causa ninguna afectación al
principio de inmediación. Silo único que queda por apreciar es prueba docu­
mental ninguna afectación se produce en la memoria de los jueces,
¿Lo que venimos diciendo, implica que los tribunales no tienen plazo para
dictar sentencia y pueden emitirla cuando quieran o puedan? Una respuesta
afirmativa a esa pregunta sería irresponsable y contradictoria con ias dis­
posiciones de este código y cen su espíritu y filosofía. Si esta normativa
pretende una justicia pronta y de calidad, para lo cual son preponderantes
los principios de concentración y de inmediación, si la sentencia no se dicta
en el plazo previsto legal mente, debe emitirse en un plazo breve. Para de­
terminar esa brevedad, es fundamental atender a la forma en que se docu­
mentó la audiencia y a la posible afectación que mj pueda dar al principio de
inmediación: fundamentalmente, que se cause indefensión. El único motivo
previsto para justificar la nulidad de la semencia porque se dictó en un plazo
excesivo, es la vulneración de! principio tic inmediación; es decir, porque
el transcurso de un plazo muy superior a previsto, tuvo influencia negati­
va en la apreciación de las pruebas, lisa filoso lia se desprende del artículo
óÓ.2.1. en cuanto establece como causal del recurso de casación la infrac­
ción o errónea aplicación de lus normas procesales que sean esenciales para
la garantía del debido proceso. Es incuestionable que si transcurre un plazo
excesivo y con ello se afectó la apreciación de Ea prueba, la nulidad de la
sentencia se impone y además, se justifica.

C o n ten id o eje la sentencia

fin relación con el contenido de las sentencias, el legislador emite mandatos


claros: tas sentencias deben resolver todos y cada uno de los puntos que ha-

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

yun sitio objeto cié debate (61.2). En otras palabras, los tribunales se deben
pronunciar sobre las alegaciones y propuestas de las partes contendientes,
sin omitir pronunciamiento sobre ningún aspecto.
Se introduce además, el principio de congruencia, según el cual, en prin­
cipio los tribunales no pueden conceder más de lo pedido. Se dice que, en
principio, porque seguidamente hace una excepción: "salva disposición
contrarío'’. En esta parte, el código hace referencia a la idea moderna de
relatividad de la congruencia, que de alguna forma se asume en este códi­
go, Dicha teoría moderna sustenta, en lo fundamental, que la congruencia
no debe verse de una forma rígida, pues la experiencia ha enseñado que
en ciertos supuestos existen necesidades insoslayables de flexibilixarla. .Se
dice: "Nopuede extrañar,pues, que unte situaciones excep­
cionales el respecto irrestricto a lacongruencia deha ante la in
cia de otros principios procesalescuya más valios
en el caso" Igualmente, se ha expresado: "En este
de congruencia)está en crisis ya quecotí las de la ind
oficio, la reclamación def pago de los frutos, ha venido siendo
depuesta suautoridad."^
En principio, entonces, los tribunales no pueden conceder más de lo pedido,
salvo disposición legal en contrario558 y no pueden comprender otras cues-5367*

536 Do tos Santos. Mítbel. Los \alores en el proceso civil actual y la consecuente necesi­
dad de re formular los principios procesales, en J.A. 2001-77. Citado por W. Pcyrano.
Jorge, La Flcxibilizacíón de la congruencia en sede civil. Cuando se concede judi­
cialmente algo distinto de lo requerido por el justiciable, en 'd’rmeipio.s Procesales»,
Tomo I, pág. 240 y 241.
537 Parra Quijano, Jairo. El Enturo del proeeso civil, en Libro de Ponencias de las X V
Jomadas iberoamericanas de Derecho Procesal, pág. 463. Citado por W. Pcyrano,
Jorge, La Ftexibilzacióndetu congruencia en civil. Cuando .ve
almente(ligo distinto íte ¡o requerida p ar icitíhh:, en "Principios Procesales»,
Tomo I, p,ig. 241.
53S Una disposición legal cu contrario la encontrarnos, por ejemplo, en d articulo 62.1,
que le ordena al tribunal, aún sin que la parte to hayn pedido, determinar las adecua­
ciones hasta la sentencia, cuando condene al pago de cantidades determinadas de
dinero.

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Jorge Alberto López González

íiones que las demandadas, con excepción de aquellas para las que la ley no
exige iniciativa de parte (6 1,2).aw
El contenido de las sentencias, está determinado por la estructura exter­
na que ha dispuesto el legislador (61.2), Además de los requisitos propios
de roda resolución judicial, las semencias deben tener un encabezamiento,
una pane considerativa y otra dispositiva. Eí encabezamiento debe contener
como mínimo la dase de proceso, el nombre de las parles, sus representan­
tes y sus abogados. Se dice, como mínimo, porque no hay inconveniente en
hacer constar otros detalles que posteriormente se consideren importantes,
Durante la vigencia de la legislación anterior, las sentencias tcnian un aparte
denominado “resultandos”. El nuevo código modifica la estructura externa
de la sentencia, de tal manera que no exige que tenga esa parte con esa
denominación.* No obstante, d contenido de lo que ames tenía esa deno­
minación no desapareció, se trasladó al inicio de la parte considerativa, me
refiero, concretamente, a la síntesis de las alegaciones, pretensiones y ex­
cepciones do las partes.
La parte considerativa, es La parte, digamos, reflexiva del pronunciamiento.
Es el momento en et que se hace un análisis de todo el conflicto. Por ese
motivo, para garantizar Ea formación interna de la semencia, el código exige
que tenga, los siguientes apartados.
Una síntesis de las alegaciones y pretensiones y mención de las excepcio­
nes opuestas (61.2.1). La idea deí legislador es que la sentencia refleje un
estudio detallado de los escritos de alegaciones de las partes. Re trata de
que el tribunal haga un resumen breve de las principales alegaciones, de las
pretensiones formuladas y de las excepciones opuestas. Ese resumen breve,
funda me nial mente tratándose de las pretensiones y excepciones constituirá
la ruta que deberá seguir el tribunal a la hora de emitir el lallo.
Las sentencias de segunda instancia y casación deben incluir un breve resu­
men de los aspectos debatidos en la resolución impugnada y de los alegatos
de los recurrentes (óL2,pá, final).

5!»y L.a ley no exige iniciativa de parte tratándose, por ejemplo, ce la condena en eoslas,
que se debe disponer tic ulicio cni toda resolución que le ponía tin al proceso (73.1).

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Curso de Derecho Procedí Civil Costarricense

Como segundo punto do la parte considerativa, la sentencia debe contener


ia enunciación, clara, precisa y ordenada cronológicamente de los hechos
probados y no probados de importancia para la decisión, con referencia con­
creta a los medios de prueba en que se apoya la conclusión y de los criterios
de apreciación de esos elementos (61.2,2). 1:1 tribunal tiene que hacer una
lista de hechos probados y al final de cada hecho que tiene por acreditado
debe enunciar las fuentes de prueba que le permitieron llegar a esa conclu­
sión. Debe, además, indicar los criterios de apreciación de esos elementos.
La referencia a los criterios de apreciación, tratándose de esta normativa,
nos remite a lo que dispone el artículo 41.5, según el cual, la prueba se debe
apreciar en su totalidad, conforme a criterios de lógica, experiencia, ciencia,
correcto entendimiento humano y la conducta de la parte cuando tal aspecto
se pueda tomar en consideración. Desde esa perspectiva to que tendrá que
indicar el tribunal es, dentro de todos esos criterios, cuales aplicó y si los
aplicó todos, pues los indicará todos.
El tercer aspecto que debe contener la sentencia es el análisis de las cues­
tiones debatidas por las partes, de las excepciones opuestas y lo relativo a
costas, con la debida fundarnentación jurídica, con las citas estrictamente
indispensables de legislación, jurisprudencia y doctrina que se consideren
aplicables (61.2.3). Esta parte de la sentencia supone un análisis cuidadoso
de las alegaciones de cada una de las panes y de las excepciones del deman­
dado, Lo recomendable, cuando ello sea posible, es que se haga un análisis
separado de la procedencia de cada pretensión formulada por el actor a la
luz de la oposición del demandado. Lógicamente, en relación con cada pre­
tensión, se debe hacer el estudio de las excepciones del demandado, salvo
que una excepción se alegue específicamente en relación con determinada
pretensión, finalmente, se debe disponer lo relativo a costas, pues como ya
vimos, el articulo 73.1. exige hacer pronunciamiento sobre costas, en toda
sentencia.
La debida fundarnentación jurídica, se refiere a que el tribunal debe indicar
las normas legales que sustentan su sentencia. Y cuando se dice que debe ser
una debida funda mentación, se refiere a que el tribunal debe hacer el estudio
adecuado para aplicar la normativa correcta. Ya se sabe que determinadas
pretensiones se sustentan en normativa especial, como por ejemplo, las que
encuentran fundamento en la denominada responsabilidad objetiva.

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Jorge Afberlo López González

El legislador no ha querido cerrar [os ojos a una realidad: la utilización de


las tecnologías modernas lia tenido como consecuencia que muchas sen­
tencias son excesivamente extensas. Lo que realmente sucede es que las
computadoras permiten copiar y pegar textos de doctrina y jurisprudencia
con mucha facilidad. El problema es que la transcripción indiscriminada de
legislación, doctrina y jurisprudencia propicia que al final no se penetre en
los entretelónos del caso concreto y al final se dicte una sentencia “académi­
ca”, sin realizar un verdadero análisis del conflicto- Por esc motivo, se dice
expresamente que en las sentencias se deben Incluir, [as citas estrictamente
indispensables de legislación, jurisprudencia y doctrina que se consideren
aplicables. No se trata de limitar Ea creatividad de las personas juzgadoras,
la idea es que se estudie el caso en forma detallada y que el análisis sea el
adecuado.
La parte final de la sentencia, prevista por el legislador, os la parte dispositi­
va. Dicha parte, tiene como característica que se debe redactaren términos
imperativos, es decir, disponiendo. No es correcto que en esta parte de la
sentencia seden fundamentos o explicaciones, lis. en definitiva, un resumen
en términos imperativos de lo que se decidió en la parte considerativa. En
esla paite, el tribunal debe decir si se admiten o rechazan los incidentes
que no pudieron ser resueltos con anterioridad. Dehe expresar si admite n
deniega las excepciones que formuló el demandado. Siempre, en términos
imperativos y concretos y en forma separada, se debe expresarlos exiremos
de la pretcnsión que se declaran procedentes y los que se deniegan.
Finalmente, debe disponer lo que corresponda sobre repercusión económica
de la actividad procesal, es decir, lo relativo a quien corresponde pagar los
costos del proceso.

L a em isió n de las sen ten cias d ep en d ien d o del t i p o de

CONDENA

Además de los directrices generales para la emisión de las sentencias, el


legislador ha estimado pertinente establecer lincamientos especiales, de­
pendiendo del tipo de condena, lodo ello con Ja finalidad de garantizar la
eficacia del fallo y, fundamental mente, facilitar su ejecución.

400

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Curso de Derecho Proceso! Civif Costarricense

Si la sentencia es de condena, sobre extremos económicos determinares


en dinero, el tribunal dehe establecer d monto exacto de las cantidades
otorgadas, de una ve?:. Además, dehe disponer la forma en que esos montos
deberán adecuarse hasta la sentencia que se pronuncie sobre la ejecución,
incluidos los intereses y las cosías (62.1). La adecuación de los montos,
pretendo que la condena mantenga su valor real basta que el derecho se haga
efectivo a favor del acreedor.
La obligación de establecer los montos de una vezT tiene una excepción.
Es el caso en que se demuestra la existencia de los extremos pedidos, pero
no se acredita su cuantía o extensión. Solo en ese supuesto, se permite al
tribunal que condene en abstracto, indicando las bases sobre las cuales se
ha de hacer la fijación do los montos (62.1). La restricción a las condena
en abstracto ya existía en la legislación anterior, pero en ésta se acentúa. El
legislador le dice a los tribunales con absoluta claridad que siempre debe
establecer el monto exacto de las cantidades que conceda y solo excepcio-
nalmente puede condenaren abstracto. El problema de las condenas en abs­
tracto es que las panes deben enfrentar dos procesos para obtener el derecho
pretendido: el proceso de conocimiento y posteriormente la ejecución, lo
que atenta contra el principio de justicia pronta. Por eso motivo se restringe
la emisión de condenas en abstracto.
En una sentencia que imponga una condena a pagar periódicamente sumas
de dinero, el tribunal debe establecer los parámetros para la determinación
de los montos y períodos de pago. Además, debe establecer las bases para
la adecuación o actualización futura de esos momos y su forma de pago.
Asimismo, a solicitud de parte podrá realizarse su conmutación (62.2). La
conmutación implica el pago total de toda la condena, para lo cual es indis­
pensable hacer los cálenlos correspondientes tomando en cuenta el período
y las sumas a pagar. Procede a solicitud de parte. La referencia a solicitud
de parte, nos indica que lo puede solicitar tanto la parle actoru como la
parte demandada. Aunque no lo diga el código, si la solicitud la hace una
parte será necesario emplazara la contraria, para que exprese lo que estime
conveniente.
Cuando la sentencia condene a pagar una cantidad por liquidar, procedente
de frutos, rentas, utilidades o productos de cualquier clase, así como en la

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Jorge Alberto López Gun¿jlez

rendición de cuernas, el tribunal debe otorgar en ln misma sentencia, un pla­


zo de diez dias aI obligado para presentar la liquidación o rendición de las
cuentas, con arreglo a las bases que establezca, Véase como, desde que se
emite la sentencia se va adelantando la ejecución y la carga de presentar la

su causa en que, tratándose frutos, rentas, utilidades y productos el obligado


es quien tiene mayor conocimiento. Esa perspectiva podría cuestionarse,
con la idea de que el obligado siempre presentará una liquidación menor a
la que corresponde para disminuir su responsabilidad; sin embargo, el pro­
cedí miento previsto no le da facilidades al obligado para ese efecto, porque
le exige demostrar que los montos y extremos liquidados son los que real­
mente corresponden y la otra parle tiene la posibilidad de ofrecer prueba en
contrario.
Si cu el plazo conferido el obligado no presenta la liquidación, transcurrido
ese plazo, queda autorizado de pleno derecho el acreedor, sin resolución
alguna, para que formule la liquidación o cuenta respectiva (62.3).
En la misma sentencia que disponga la entrega de un bien, el tribunal debe
prevenir al obligado que cumpla en el plazo que le indique. Ese plazo se
debe establecer de acuerdo con las circunstancias y una vez que irán se una.
sin que el obligado cumpla, el tribunal, a solicitud de parte, debe ordenar la
ejecución forzosa mediante la puesta en posesión (ó2.4).
La sentencia que condene a la entrega de cantidad determinada de frutos
en especie o tic electos de comercio, le debe advertir al deudor que si no
cumple en el plazo fijado, esa cantidad de frutos en especie o efectos de
comercio se va a convertirá dinero y se procederá a hacer electiva la suma
resultante (62,4). Hacer efectiva la suma resultante implicará el inicio de la
ejecución por suma liquida sobre el patrimonio del obligado cuyo procedi­
miento fundamental es el embargo y remate de bienes.
Si la sentencia obligara hacer (por ejemplo, construir una tapia), el tribunal
debe conferirle al vencido un plazo, de acuerdo con las circunstancias, para
que cumpla. En esc mismo acto le debe advertir al obligado que si no lo lu­
ciera en esc plazo dado, e] victorioso quedará autorizado, de pleno derecho,
sin necesidad de ulterior resolución, para realizarlo por cuerna del vencido.
En caso de que el victorioso sea el que baga lo que se ordenó en sentencia.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

el obligado deberá pagar, además, los danos y perjuicios ocasionados con


su negativa (62.5).
En una sentencia que condene al perdidoso a otorgar escritura, el tribunal
debe concederle al vencido un plazo para su cumplimiento. El plazo depen­
derá de las circunstancias y al momento de concederlo se le debe advertir,
que de no hacerlo en el tiempo dado, el tribunal procederá a su otorgamiento
en nombre del obligado vencido (62.6), No dispone el código, como tampo­
co lo hacia el anterior, el procedimiento a seguir para e! otorgamiento de esa
escritura. En ese caso, si se trata de una escritura notarial, el interesado debe
buscar a un notario que confeccione la escritura, Se le presenta al tribunal
un proyecto de escritura para que éste lo revise. Una vez que hay consenso,
se ponen de acuerdo sobre una hora y fecha en que se procederá al acio de
firma del documento en el que la persona juzgadora en nombre del obligado
y con sustento en la sentencia otorga la escritura.
Existen supuestos en que el tribunal, al dicttir semencia constata que a pe­
sar de la procedencia de lo pedido la ejecución resulta imposible. En esc
caso, partí asegura que el vencedor satisfaga sus pretcnsiones, e] tribunal
puede disponer que el obligado indemnice a la parte victoriosa los daños y
perjuicios causados (62,7). Es este otro supuesto legal de relatividad de la
congruencia, lema que vimos en páginas anteriores.

I n v a r ia e íiiid a d , a d i c i ó n , a c l a r a c ió n y c o r r e c c ió n df

ERRORES MATERIALES EN LAS SENTENCIAS

Es una idea radical, que los tribunales no pueden revocar sus propias sen­
tencias. Seria contraproducente, que después del análisis que el legislador
ha previsto que se haga, el mismo tribunal que la dictó se desdiga y resuelve
en un sentido diferente. Lógicamente, ct superior jerárquico sí puede revo­
car una semencia del inferior jerárquico.
El código asume esa idea. Los tribunales no pueden revocar, ni modificar
sus sentencia (63,pá.l°), Lo que si pueden hacer, es aclarar cualquier pro­
nuncian iemo oscuro o contradictorio (aclarar) o suplir cualquier omisión
sobre algún punto discutido en el litigio (adicionar).

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Jorge Alberto López González

Esas aclaraciones o adiciones solo procederán respecto de la parle disposi­


tiva (63.pá. Iü). Que la adición y aclaración solo proceda respecto de la pane
dispositiva, excluye Ea posibilidad de que se adicionen o aclaren los hechos
probados o los fundamentos del fallo. Tampoco es procedente que por vía
de aclaración o adición se cuestione la decisión del tribunal, porque no son
medios de impugnación, sino, mecanismos de suh san ación.
El procedimiento para solicitar adiciones o aclaraciones es sencillo. Sí la
sentencia se dicta oralmente, las partes pueden gestionar en el acLo, se en­
tiende inmediatamente después de que se ha terminado de emitir el fallo y
se resolverá de inmediato. Aún cuando la sentencia se emita oralmente, las
partes pueden pedir adición y aclaración dentro de los tres día siguientes.
Esto se comprende porque al momento de emitir el lado es obligatorio en­
tregar a las partes la reproducción escrita, de cuya lecLura las partes pueden
determinar Ea necesidad de adicionar o aclarar algo.
Si la sentencia se emite por escrito, el tribunal puede adicionar y aclarar
la sentencia, de oficio, antes de la notificación. Igualmente, cuando la sen­
tencia se emita por escrito las parles pueden solicitar adición y aclaración
dentro de los tres di as siguientes a la notificación. Siempre que se trate de
sentencia escrita y solicitud escrita, el tribunal deberá resolveren el plazo
de tres días (63,pá.2t>).
Un trato diferente recibe lo que se denomina errurea metíta-iaies^ es decir, un
defecto leve que no altere lo resuelta, un error en un dígito de una cantidad
o de un número de identificación de un bien o cualquier otro. En tales casos
el código señala que se pueden corregir en cualquier tiempo, aún en
etapa de ejecución (63.pá.3l‘). Trascendente y destacalde os que se permita
hacerlo en Cualquier tiempo, aún en etapa de ejecución. Se da solución a los
problemas que existían en otros momentos, en que se dudaba si era posible
corregir un dígito de un inmueble para efectos de inscripción en el Registro
Público.
En las normas que regulan la adición y aclaración se incluye una dispo­
sición que podríamos decir que está mal ubicada, pues se refiere a con leo
de plazos. Dice el código, tal como se regulaba en Ja legislación anterior,
que la simple solicitud de adición y aclaración interrumpe el plazo para la
interposición de los recursos (63 .pá.2°). Hay que entender que el plazo para

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

interponer los recursos corre a partir del momento en que se notifique la


resolución que se pronuncia sobre la solicitud de adición y aclaración. Es
indiferente si se acoge o no la solicitud, en todo cuso, se amplia el plazo.

COSA JUZGADA

El instituto científico que la doctrina y las legislaciones identifican como


cosa juzgada es uno de los más trascendentes para el derecho procesal. Su
importancia radica, fundamentalmente, en que, en el momento que surge
crea un estado de seguridad jurídica en hendido de las partes y del sistema
j udicial
A pesar de que un sector de la doctrina procesal estima que la cosa juzgada
es un efecto de las resoluciones, con otra doctrina que lo sustenta, enten­
demos que la cosa juzgada es en realidad un que adquie­
ren las resoluciones. Ese estado jurídico se produce cuando se da el evento
que determina su nacimiento. Ese evento es la firmeza de la resolución.
Ciertamente, ese estado jurídico (de cosa juzgada} tiene efectos trascen­
dentes. pero esos efectos se producen por el estado en que se encuentra el
pronunciamiento.
Entonces, se entiende que se produee el cosa juzgada cuan­
do una cuestión o litigio ha sido objeto de pronunciamiento firme. Corno los
pronunciamientos se emiten en resoluciones, se suele decir que determinada
resolución es cosa juzgada, l.o correcto sería decir, que esa resolución se
encuentra en estado de cosa juzgada, Y se entiende que una resolución está
firme, cuando ya no puedo ser impugnada mediante los recursos ordinarios,
sea porque no tiene recurso, porque la parte no hizo uso en tiempo de los
recursos o porque después de recurrida fue confirmada por el superior, Ex-
ccpcionülmcnle se permite que tas resoluciones que se encuentran en estado
de cosa juzgada puedan ser revisadas en un proceso posterior (revisión),
pero esas son medidas extremas para acabar con graves injusticias que se
pueden dar en la actividad jurisdiccional.

54(1 De Ij Oliva Santos, Andrés y otro. Derecho Pm e eso de Declara­


ción, I (liloniil Centro de Estudies Ramón Aretes S.A. Madrid, 2000, piig. 4R5.

AOS

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Jorge Alberto López González:

La cosa juzgada tiene un aspe cío negativo y otro positivo: negativo porque
impide volver a emitir pronunciamiento sobre un con nielo o punto ya de­
cidido; positivo, porque le brinda a las partes seguridad jurídica, de que la
discusión no puede ser rea b¡ orla .M1
La cosa juzgada tiene su principal manifestación, en que si después de un li­
tigio se presenta otra demanda idéntica a la que ya fue objeto de juzga mien­
to, el demandado puede alegar cosa juzgada y por esa vía impide que se
dicte otra scnlcncia, que incluso podría sor contradictoria con una anterior
que está firme. Es evidente el interés público que tiene este instituto, desde
la perspectiva de la necesidad de evitar sentencias contradictorias.

C osa juzgada formal v losa juzgada material

La doctrina procesal distingue entre cosa juzgada formal y cosa juzgada


material; no obstante, existen concepciones diversas sobre lo que sea una
u otra. Para la doctrina española, por ejemplo, producen cosa juzgada for­
mal las resoluciones inlcrlocuLorias (los autos) y cosa juzgada material las
semencias/41 En nuestra tradición jurídica, se en lien de y se ha entendido de
forma diferente, tal como lo veremos seguidamente.
F,n b doctrina costarricense**1-1 y en nuestras legislaciones procesales ante­
riores. si una semencia tiene electo de cosa juzgada formal, significa que
lo resuelto en d proceso en que se dictó, puede ser revisado y analizado de
nuevo en olio proceso. Asi las cosas, el legislador distingue entre procesos
cuya sentencia tiene electo de cosa juzgada forma] y procesos Cuya sen-
lene ia tiene efectos de cosa juzgada material: en otros términos, procesos
en que es posible revisar lo resuelto en oiro proceso y procesos en que esa
posibilidad está vedada.
Para asumir esc sistema el legislador parle de una premisa básica: si se trata
de un proceso píen ario (ordinario), en que la discusión es muy amplia, la

541 A l respecto, ampliamente, De la Oliva, Derecho Prüivsai C ivil, Oh. Lit,, pág
487.
542 IJe ia Oliva, Derecha Prini'sal ivl,Uh. Gil., p:tg. 4SX.
C
543 1‘arajcleü Viudas, Gerardo, Curta /tu Derecho so / C ivil, volumen
[uves ti (raciones Jurídicas S.A., Selii José, 2000, pdg. 104 a 108.

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Curso dp De roe hn Prares.il Civil Costarricense

semencia debe tener efecto de cosa juzgada material. Entenderlo de otra for­
ma implicaría tener un sistema de justicia, en que después de una discusión
muy amplia, se permita que un conflicto se analice y resuelva dos veces y
en dos procesos, atentando contra la seguridad jurídica y la justicia pronta.
tratándose de cosa juzgada eform
al,l pensamiento legislativo es diverso.
Ese efecto se le asigna a las sentencias que se dictan en procesos limitados
en el conocimiento y por lo tanto limitados en la discusión. El ejemplo pa­
radigmático es el proceso sumario. Como se trata de un proceso en que la
pretensión es concreta y las defensas muy limitadas, su sentencia tiene efec­
to de cosa juzgada formal, es decir, que lo decidido en ese proceso sumario
puede ser objeto de análisis y resolución en un proceso plcnarto (ordinario).
El sistema podría ser cuestionable, pues tratándose de procesos sumarios, se
permite que un conflicto se analice y resuelva dos veces y en dos procesos,
lo que puede atentar contra la seguridad jurídica y la justicia pronta. Ese
cuestionan!ionio, si se hiciera, de acuerdo con la experiencia sería injus­
tificado. pues no ha sido tradicional que se presente un proceso ordinario
para cuestionar lo resuelto en un sumario. Posiblemente se considere muy
aventurado ir a otro proceso cuando ya un tribunal ha señalado que una de
las partes no tiene la razón.

C o s a ju z g a d a en r e l a c ió n c o n l o s a u t o s

Como vimos oportunamente, de acuerdo con alguna doctrina, el estado jurí­


dico de cosa juzgada no es exclusivo de las semencias; también pueden lle­
gar a ese estado los autos, cuando adquieren firmeza . E n nuestra tradición
jurídica, nunca se ha entendido que los autos adquieran el estado de cosa
juzgada. Y nunca se lia considerado así. porque a diferencia de la legislación
española, en nuestro país no se distingue la cosa juzgada formal y la mate­
rial diciendo que la formal la produce la firmeza de los autos y la material
la firmeza de la sentencia. Mi criterio es que. en nuestro sistema jurídico,
por Ea forma en que está estructurado el tema de la cosa juzgada, es inútil,
innecesario e inconveniente darle efecto de cosa juzgada a los autos. Un
auto adquiere Iinueza y como consecuencia se producen los efectos de la54

544 De la Oliva, Í W d i <>Pwct'sní(Oh, {.‘¡t., pág, 4¡Í6.

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Jorge Alberto López González

prcclusión, poro ía subsistencia do sus efectos puede depender del desenvol­


vimiento del litigio al punió que existen autos que pueden ser modificados
por el cambio de circunstancias (127.pá,2u),

C o s a J u z g a d a e n el n u e v o c ó d i g o p r o c e s a l c i v i l

El nuevo código procesal civil asume la distinción tradicional entre cosa


juzgada material y cosa juzgada formaL
Dice, que producen cosa juzgada material las sentencias firmes dictadas
en procesos ordinarios y las resoluciones expresamente indicadas por la
ley. Hn síntesis, [as sentencias que se dicten en procesos ordinarios (plena-
ríos) tienen efecto de cosa juzgada material. Además, tienen ese efecto las
resoluciones que expresamente indique la ley. La referencia a las ^solu­
ciones que expresamente indique la ley, es precisamente, porque hay otros
pronunciamientos a los cuales se les da el efecto de cosa juzgada material;
concretamente, al que resuelva sobre el incidente de cobro de honorarios de
abogado (763) y al que aprueba luí proyecto de partición en un sucesorio
en d que hay oposición (133.3 al final).
De acuerdo con la nueva normativa, tienen efecto de cosa juzgada formal,
las sentencias que se dicten en los demás procesos. En otras palabras, solo
en los supuestos expresamente previstos en la ley lo resuelto produce efec­
tos de cosa juzgada material: cu todos los demás, cosa juzgada formal. Le-
galmente, entonces, lo general es permitir un nuevo análisis del conflicto
y lo excepcional es no permitirlo. Digo legal mente, porque en la práctica
nunca ha sido asi; además, es muy probable, por la configuración legal de
los tipos de proceso, que los ordinarios sean los más y los otros procesos
los menos. Con el fin de desmolívar la presentación Je procesos ordinarios,
para el análisis de conflictos ya resueltos, en procesos cuya semencia no tie­
ne efecto de cosa juzgada material, se dipone expresamente que la presen­
tación del proceso ordinario no impedirá la ejecución de lo resuelto (64).54

545 F.s normal que después de fracasar cu un proceso sumario, se píeseme un ordinario
y se pida como medida cautelar la suspensión de la ejecución de lo resucito cu el su­
mario. El legislador sale ni paso para evitar que ta nueva de ni amia sea una maniobra
para suspender la ejecución, vedando esa posibilidad.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

Cuando Lina resolución llega al estado de cosa juzgada, dice el código, hace
indiscutible, en otro proceso, la existencia o no de la relación jurídica juzga­
da (64). Esa afirmación hay que entenderla de la siguiente manera: sí se trata
de una sentencia en estado de cosa juzgada material, no es posible discutir
en otro proceso la existencia o no de la relación jurídica ya juzgada. En esc
caso, no es posible, se repite, porque la sentencia del proceso ordinario pro­
duce cosa juzgada material. Sí se trata de una sentencia en estado de cosa
juzgada formal, no es posible discutir el mismo conflicto en un proceso del
mismo tipo. Por ejemplo, si se dicta la sentencia en un proceso sumario, no
es posible discutir lo mismo en otro proceso sumario. Pero, si la sentencia se
dicta en un proceso sumario, si es posible discutir en un proceso ordinario
la existencia o no de la relación jurídica que fue analizada en el sumario.
La nueva legislación establece, como la anterior, que. para que se den los
efectos de la cosa juzgada es indispensable Ja identidad de sujetos, objelo y
causa {64), Es decir, que solo es posible invocar cosa juzgada para evitar un
nuevo proceso, cuando el lin (objeto) que so persigue en el proceso nuevo
es idéntico al anterior y el motivo (causa) del nuevo proceso es el mismo del
proceso anterior que ya tiene sentencia firme.
El tribunal puede declarar la existencia de cosa juzgada de oficio, es decir,
sin que ninguna de las partes lo pida (64). Eso encuentra razón en el inte­
rés público de evitar que se dicten sentencias contradictorias en procesos
idénticos.
Dice el nuevo código, que los efectos de la cosa juzgada, se limitan a lo
dispositivo de la resolución (64). Esa idea limitativa de los efectos de la
cosa juzgada, se fudamenta en la concepción que se tiene sobre las reso­
luciones. La resolución es un todo que de acuerdo a su estructura externa
tiene varias partes. Pero el pronunciamiento es en realidad lo que se dice
en Ea parle dispositiva o por tanto. Es por esc motivo que se exige que en la
parte dispositiva se emita pronunciamiento sobre lodo lo que ha sido objeto
de debate. Con esa concepción se evita que se invoque cosa juzgada por lo
que un tribunal haya dicho en la parte considerativa, pues si se permitiera,
se abriría el camino para que simples manifestaciones, incluso ¡Relevantes
de un tribunal, impidan un nuevo proceso, lo que alentaría contrae! derecho
constitucional de acceso a la justicia.

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Jorge Alberto López González

De acuerdo con la nueva normativa, la cosa juzgada debe alegarse con la


contestación de la demanda y en procesos ordinarios hasta antes de que se
inicie la alegación de conclusiones (37.2). Es decir, en procesos ordinarios
hasta antes de que se inicie la alegación de conclusiones y en lodos los otros
procesos con la contestación de La demanda. La diferencia de trato en la
oportunidad para alegarla, dependiendo del tipo de proceso no parece lógi­
ca, Bien se pudo permitir alegarla, en cualquier otro proceso, hasta antes de
que inicie la alegación de conclusiones.
Dichosamente las limitaciones establecidas son por una cuestión de orden,
No se podiu permitir que la parte interesada en dilatar un poceso, alegara
cosa juzgada en el momento que le pareciera conveniente. Por ese motivo
se estableció un momento. Asi, ante una alegación inoportuna, simplemente
se rechaza de plano, Y digo que dichosamente es así, porque, dado el interés
público que existe en los efectos de la cosa juzgada, el tribunal ante simple
solicitud (que no tenga fines dilatorios) o incluso de oficio puede declararla
en cualquier estado del proceso. Los fines de la cosa juzgada, fundamen­
talmente, de evitar sentencias contradictorias, subsisten hasta que no exista
semencia de segunda instancia o casación firmes. Finalmente, hay que de­
cir, que es por ese motivo, porque se puede alegar en cualquier momento,
que la cosa juzgada, a pesar de que la doctrina entiende que se trata de una
excepción procesal, no aparece en la lista de excepciones procesales (37.3).

M o d e r n a s t e n d e n c i a s s o r r e ei i n s t i t u t o d e l a c o s a
JUZGADA

Sin pretensiones de exhaustividad, es indipensable hacer referencia, aunque


sea brevemente, a dos aspectos que son de gran trasccnccncia para com­
prender desde la perspectiva actual el tema de la cosa juzgada. En el mundo
moderno, estamos asistiendo a una rclativización de los conceptos tradicio­
nales y por lo tamo es importante que los institutos del derecho procesal
sean vistos con otro prisma. Tal fenómeno es predicable del instituto de la
cosa juzgada, respecto del cual se pueden destacar dos supuestos de relati-
vización: la extensión de su efectos a terceros y su impugnabilidad.

f110

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Curio üe Derecho Procesal Civil Costarricense

En la doctrina moderna y en las legislaciones, es frecuente encontrar la refe­


rencia a la extensión de los doctos de la sentencia otunes, ultra partes,
secttndnm eventumlitis,^ lúi otras palabras, que los efectos tic la cosa juzga­
da, ya no so pueden limitar a afectar (positiva o negativamente) únicamente a
quienes fueron parteen el proceso. Se afirma que la tendencia de la doctrina
de extender la eficacia de la sentencia a los terceros, responde a una concep­
ción del derecho y a una particular del proceso, no tan restringida como la del
individualismo decimonónico, sino consciente del inegablc dalo social, de Ea
complejidad e iiitencomunicabilídad de las relaciones; en resumidas cuentas,
de la purificación siempre más ancentuada del proceso, espejo del momento
histórico y de las correspondientes ideologías,1''***7 Durante la redacción del
nuevo código se intentó ajustar nuestra legislación a esta idea, fundamen­
talmente, con la introducción de la tutela de intereses supraindividuales, no
obstante, razones políticas fuera del control de los redactores, evitaron la
incorporación seria y sistemática de esas corrientes de pensamiento.
La idea que una sentencia en estado de cosa juzgada no es revi sable, ni es
posible pronunciarse sobre su contenido, ha venido cediendo espacio a la
realidad que la certeza y firmeza que propicia dicho instituto, debe ceder en
determinadas circunstancias ante la necesidad de que triunfe la verdad, l'or
esc momo, se viene admitiendo la posibilidad de revisión de las sentencias
firmes, aunque colisione la inmutabilidad como pilar de seguridad, con la
necesidad de tutelar la verdad como contenido intrínseco del valor justi­
cia/1" Cómo señala doctrina que compartimos, Ea temática debe plantearse
y resolverse en su justo medio, ni una cosa juzgada con toque de divinidad.

546 Borda!í Salamanca, Andrés, ITectos de la Semencia pronunciada en los proceso» de


[ulela de intereso o d i c h o s difusos, en Gid¡ Antonio, La Tutela de los Derechos Di­
fusos, Colectivos e Individuales Homogéneos, Editorial Forma, Mc\ieo, 2Ü03, pág.
296,
>17 Carpí, F.L. L" eficacia L’uitra partes" de IIa sentenza civil, tiiuíré, Milán, 1974, pág,
7 y 5s.. citado por Bardal i Salamanca, Andrea Efectos de La Semencia pronunciada
en Iüs procesas de i ule la de intereses o derechos difusos, en Gidi Antonio, La Tutela
de Ins Derechos Difusos, Cúlcelivo* e Individuales FluniólencnsPEditorial Porrija,
México, 2003, psig. 29* y 297,
MS Lnndoni Sosa, Angel, l.a casa juzgada: absoluto o roiatiw, en XVII] Jomadas
Iberoamericanas XI Jomadas Uruguayas de Derecho Procesal, Fundación Cultora
Untvositaruu Uruguay, 7001, pág, 4K| a 483,

411

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Jurye AFberto López González

de carácter infalible c indiscutible, ni una total posibilidad de revisión sin


límites de tiempo y motivos.54* Es precisamente, atendiendo a esas ideas,,
que se regula en este código yen la mayoría de las legislaciones la demanda
de revisión, de la que nos ocuparemos oportunamente,

MEDIOS DE IMPUGNACIÓN

Desde Ja óptica del proceso entendemos por medios de impugnación, aque­


llos instrumentos legales puestos a disposición de los sujetos legitimados,
para intentar la modificación o anulación de las resoluciones judiciales. WI1
Tienen como fin proteger a quienes litigan, frente el poder de los tribunales
y frente a la innegable falibilidad humana. La razón de su existencia la en­
contramos en la necesidad de evitar la justicia por mano propia, brindando
a quienes iniervienen en un proceso, una presunción de que acudiendo a
los órganos jurisdiccionales obtendrán resoluciones acenadas. Por ello se
dice que los medios de impugnación no sirven únicamente al interés de las
partes, sino al interés general que se sustenta en la presunción de un sistema
jurídico eficaz. Los medios de impugnación refuerzan La certeza de la de­
cisión, a| obligar al tribuna! a extremar las precauciones en d momento de
emitir un pronuncia intento y en mayor o menor medida, brindan seguridad
jurídica general con motivo de la jurisprudencia.
Aparte de las señaladas ventajas que los medios de impugnación tienen para
un sistema judicial, se señalan como desventajas que ocasionan costas adi­
cionales, aumentan el trabajo de los tribunales, demoran ia conclusión de los
procedimientos y promueven la desconfianza pública en la administración
de justicia, debido principalmente a la reiteración de decisiones contradicto­
rias en diversas instancias.5495051 Debido a esas ventajas y desventajas, se puede

549 Hniers, Juun Carlos Revisión tfc tet cosa juzgcuta, t.itirL-ULi I;d¡it*ra Mátense SRL>
l lJ77, pig. 172. Ciladu por Líindoni ÍJdsll Anud. 1.a casa juzgada: valar absoluto
o relativa* en XVNl Jurn:jiLs Iberounieritaníts W Jumiidis Uruguayas do Derecho
PructsaL Fundación Culium l Inivi^jtarín, Uruguay, 20ÜI, pdg. 4H2.
550 Mufliere» Aroca+Juan, c elIhDerecha Jurisdiccional 11 (Proceso Civil. Conforme a la
e .

nueva Ley de Lnjuiriaimejslu Civil) „ C J:| ed,hValcncin, Edil- Tirunl lo blnnch. 20(10,
págSH 390 y 397.
551 En ví;c scjh[ido: l.dFk1, F w trv x a ( 'ivfl Ah.'uu'tt?, (Jh. CÍL,t páirs, y 3^1,

412

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Curso do Derecho Procedí Civil Costarricense

decir, que el problema de la configuración dd sistema de impugnación lia


sido históricamente et de armonizar la seguridad jurídica con la celeridad en
la tramitación de los procesos.
De acuerdo con ki doctrina, medios de impugnación es lo genérico. Dentro
de los medios de impugnación encontramos los recursos, los incidentes y
las demandas.55253Los incidentes (de nulidad, por ejemplo) y las demandas
(revisión, por ejemplo), son medios de impugnación que no entran en la
categoría de recursos.
Solo se denomina recursos a los instrumentos legales puestos a disposición
de las partes para impugnar resoluciones y resoluciones que no han adqui­
rido firmeza, lili definitiva, solo tienen la categoría de recursos, aquellos
medios de impugnación previstos para cuestionar resoluciones que no están
firmes (revocatoria, apelación y casación),
Por el órgano competente para conocer, se dislinguc entre recursos devolu­
tivos. que son aquellos, como el de apelación, en los que el examen lo rea­
liza un órgano distinto y superior y, no devolutivos, también denominados
remedios, en que el segundo examen lo realiza el mismo órgano que dictó
la resolución impugnada. Los recursos se clasifican a su vez en ordinarios
y extraordinarios. Los ordinarios (revocatoria y apelación) a diferencia de
los extraordinarios (casación), no tienen establecidos sus ios
motivos que condicionan su admisión, ni tienen delimitado por ley el marco
de los poderes del superior. "-1
Doctrinan anten le, existen dos sistemas de impugnación claramente diferen­
ciados; el de doble instancia y el de única instancia, aunque ambos coexis­
ten en la mayoría de los ordenamientos.

El s is t e m a de d o b l e in s t a n c ia

El doble grado de la jurisdicción o doble instancia, nace cuando se distingue


entre el órgano que dieta la sentencia y el poder del que emana Injusticia.

552 La doctrina distingue entre medios de impugnación en sentido amplio y medios de


impugnación en senado estríelo u verdaderos recursos. Morón hilominn, " Derecho
ProcesalCM .., ", Ob. Cit., pá^. 352.
553 Motuero A roca, et. al, üwvchtt Mirintlicatu mi /
.OK t’it.. pá&. 3% a 4U2.

-113

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Jorge Alberto López González

Si el poder de la justicia emanaba del soberano, lo lógico era pensar que las
decisiones de aquellos en quienes se delegaba su ejercicio no siempre eran
justas, lo que obligó a propiciar y admitir un recurso ame el rey. Así, la bús­
queda de una justicia superior, más favorable, determina el nacimiento de la
denominada doble instancia,SíJ
Entendemos que nos encontramos ante un sistema de doble instancia, cuyo
ejemplo lipico es el denominado recurso de apelación, cuando existe posi­
bilidad que mediante Ja impugnación de las resoluciones dictadas por los
tribunales de primera instancia, estas sean revisadas por tribunales de una
instancia superior,S5S
Este sistema, no sólo propició e hizo necesaria la introducción de la escri­
tura en los procesos jurisdiccionales, sino que, su funcionamiento se en-
euentrrfestrechamente ligado a esa forma de comunicación. En los sistemas
procesales escritos, la doble instancia tiene la importantísima función de su­
plir las deficiencias que existen cuando los hechos y las pruebas se aprecian
basándose en las actas y en los escritos. La extracción de la verdad material
a través de la lectura de un voluminoso expediente escrito, a cuya formación
el tribunal que dicta la sentencia generalmente no ha contribuido, implica
una ardua labor de interpretación y de análisis que excede la capacidad de
una sola persona, lo que justifica que varias revisen lo resucho.
Al día de hoy, la doctrina no es pacifica en cuanto a la conveniencia o no de
Ea segunda instancia. Quienes se decantan por este sistema, se sustentan en
que la posibilidad de interposición de recursos no sólo sirve a los intereses
de Jas partes, sino también al interés general de un sistema jurídico eficaz

55a Cortés Domínguez, Valentín, et.nl., Dtrecfitt ProcMadrid, Edit. Co-


Ecx, l 1)1)?, pág. 537,
555 Aunque no es ese el sentido que le damos en d análisis que estamos realizando aquí,
debe recordarse que desde un pumo de vista estrictamente leen ico, no todo recurso
de apelación abre la segunda instancia. Apelación, es d recurso que en algunos casos
abre la segunda instancia; y, segunda instancia es el segundo conocimiento del asunto
cuando éste versa sobre el fondo resuello en la primera instancia ya terminada. La
segunda instancia sólo se abre cuando e! recurso de apelación se admite contra una
sentencia definitiva de fondo. Qonet Navarro, Angel, Aias Recuraos en ei
Civil. (¿Colección Ley de Eúijti¡eiamiento Civil 2000» Ignacio Diez-Picara Giménez
(Coordinador), Madrid, Edil. La Ley, 2000, pág. 97 a 100.

414

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Curio dt? Derecho Procesal Civil Costarricense

y, además, en que ene sistema sirve para seguridad de una jurisprudencia


uniforme, ev it ando que el derecho sea inabarcable y disperso. S5h
A pesar de esas manífestaciones a favor de la segunda instancia, ya desde
hace mucho tiempo se han venido señalando sos inconvenientes, entre los
que ocupa lugar preponderante, el constituir una de Jas futida menta les cau­
sas de retraso en la tramitación de los procesos, principalmente cuando las
legislaciones facilitan excesivamente el acceso al recurso de apelación y
cuando ésta implica un nuevo examen del litigo, con aportación de nuevas
alegaciones y pruebas, En relación con las excesivas posibilidades de
recurso, el principal inconveniente se presenta cuando se permite la inme­
diata apeiabilidud de las decisiones mierloeulorias, lo que ofrece a la parte
Erile resuda en dilatar el proceso, amplios poderes para paralizar su marcha,
fragmentándolo y alargando su tramitación,iSS
Con el Im de disminuir los electos nocivos de la segunda instancia, las le­
gislaciones procesales debieron tomar medidas que posteriormente se adop­
tarían casi a nivel mundial, Frente al inconveniente que presentaba el nuevo
examen del liiigioen segunda instancia, en Ea legislación procesal civil aus­
tríaca se adoptó la solución de reducir el examen al de ta sentencia dictada
por el tribunal de primera instancia, con lo cual se introdujo la concentra­
ción en el tratamiento del fondo del asunto, estableciendo la obligación de
alegar los hechos y las pruebas en la primera instancia.: "Esa solución, des­
de nuestro punto de vísta admisible, marcó la tendencia evolutiva que desde
hace muchos años se observa en la familia procesal del civil ir. de restrin­
gir la admisibilidad de nuevos materiales en apelación, y la de atenuar, por
tanto, aquella desvalorización del juicio de primer grado, característica de
esos sistemas procesales.5"

556 Leíble, E¡proceso civil O


, b, Cit., pág. 380.
án
alem
55? t-.n d sistema procesal en d alemán, se permite en segunda instancia et análisis del
LaNo de primera instancia desde el punto de vista tiidico y jurídico, con el inconve­
niente para Iti celeridad del proceso, que éste es sustanciado nuevamente en segunda
instancia. Leíble. £1 pntcesa civil aten
ií,Ob, Cil„ pAg. 332.
u
55S t’appelletti, i a oifi/w/íjí/y k 1;p if íia r . „ Oh, Ch.,páj>, 29,
559 Pairen Guillen, Viclnr, EshuHús de DarechaMadrid, I-lidit- Revistó dü De­
recho Privado, 1955, pág. 312.
560 Cappetlctli, Lu tu aíiJtidy las pru
ebas.., Oh, t il., pác, 26.

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Jorge Alberto López González

En cuanto a la excesiva posibilidad de apelación inmediata de las cuestio­


nes Ínter loe ulorias, la solución adoptada fue la de limitar las posibilidades
en ese sentido, estableciendo, como norma general, que las decisiones de
trámite sólo serian apelables conjuntamente con la sentencia definitiva.461

El sistem a de ú n ic a in stan cia

El sistema de impugnación de única instancia, podría ser erróneamente en­


tendido, como aquel que no permite recurso contra las resoluciones dicta­
das. Decimos que erróneamente, porque en ese caso tío estaríamos ante un
sistema de impugnación, sino, ante uno de no impugnación. El otro sentido
en que podría ser entendido, es aquel, en el que, a pesar de que se permite
impugnar un pronunciamiento jurisdiccional, con el íin de lograr su modifi­
cación o desaparición, la revisión de la resolución la realiza el mismo tribu­
nal que la emitió. Ejemplo típico es el denominado recurso de revocatoria,
también denominado en algunos sistemas reposición
Igualmente, podría entenderse, también erróneamente, como sistema de
única instancia aquel en el cual las resoluciones interlocutor tas sólo pueden
acceder a la doble instancia, mediante el recurso que en ese sentido se inter­
ponga contra la sentencia definitiva. Desde esc punto de vista, es evidente,
que en ese caso no nos encontraríamos ante un supuesto de única instancia,
sino, de doble instancia, aunque diferida, limitada momentáneamente.
fijando nuestra posición al respecto, debemos decir, que en un proceso sería
de única instancia, únicamente cuando las resoluciones que se dicten sólo
sean re\ ¡sables por el tribunal que las dictó. A contrario sensu; cuando tam­
bién es posible que sean revisadas por una instancia superior, sólo que en561
561 Man lies (ación tic esa corriente (le pensamiento es d proceso civil alemán actual,
donde las «nicas resoluciones inlerlocutorias susceptibles de apelación son aquellas
que decidan sobre la admisibilidad de la demanda. Las demás resoluciones, en cuanto
sectil recurribles, sólo podrán Ser apeladas con la sentencia definitiva. (203 y 2S0 de la
/E’O}, Leíble, Procesa Civil O
eti), h, Cit„ pág. 307. En la legislación Española
fam
A
el articulo 61 det decreto de 21 de noviembre de 1652, que regula el denominado
juicio de cognición, establece que los recursos de reposición sólo serán admisibles en
la lase declarativa del juicio cuando la resolución impugnada impida la conminación
del juicio. En las dcinis resoluciones o acuerdos, sólo podrá la parte consignar su
protesta para hacer valer su derecho al apelar de la sentencia definitiva.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

otro momento, estaríamos ante el sistema de doble instancia, sólo que


rida. Desde nuestra perspectiva, un sistema de única instancia sólo es aquel,
en e! que ni las resoluciones ínter locutor ias ni las sentencias son re v¡sables
un una segunda instancia*
E’-l denominado sistema de única instancia, que se ha adoptado incluso en
nuestro país,S(i;! presenta ventajas y desventajas. Como inconveniente, se
dice que atenta contra el fin esencial que Liene asignada la dohlc instancia,
que es proteger a las partes del poder y de la falibilidad de los tribunales,
igualmente, podría promover la desconfianza pública en la justicia, debido
principalmente a la infinidad decisiones contradictorias en diversos tribu­
nales. Como ventajas, se dice que disminuye considerablemente las costas
adicionales, reduce d trabajo de ios tribunales y acelera el procedimiento.

El s i s t e m a de im p u g n a c ió n en l o s p r o c e s o s

INFLUENCIADOS POR LA ORALIDAD

restablecida nuestra posición, acerca de lo que entendemos como única y


doble instancia, debemos ahora enfocar el análisis hacia el tema del sistema
de impugnación en los procesos influenciado por la oral idad. partiendo de la
necesidad de encontrar un sistema que sea acorde con los principios y fines
de este sistema procesal.
I£] problema fundamental en la concepción de un sistema de impugnación,
es lograr la armonía entre la seguridad jurídica, que es d fin esencial de la
administración de justicia y la necesidad de una justicia eficaz en cuanto a
su celeridad.
Tal como lo reconoce la doctrina, el establecimiento de un sustenta u otro es
una cuestión de política legislativa, por eLlanto la doble instancia en materia
civ¡!, ni es un principio procesal, ni es un derecho fundamental que se en­
cuentre garantizado por la normativa internacional de derechos humanos, o
desde el punto de vista constitucional A pesar de ello, al igual que toda la
legislación procesal, el método de impugnación debe cumplir una finalidad,562

562 Fl sistema de única instancia se implemento en nuesirn pjiis en bs procesos trami-


lados por los tribuníilci de traba jn de menor cuantía, a i los cuales, ni I;l saileticia es
apelable.

<117

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dependiendo de las necesidades y de los fines que se persigan en el proce­


so. lo que resulta un tema de insoslayable análisis cuando se trata del paso
de un sistema escrito a uno oral. Desde el punto de vista de la oral idad. el
análisis del sistema de impugnación debe hacerse a partir de su adecuación
a los principios de inmediación y concentración.
El principio de concentración, entendido como aquel que propende a reunir
toda la actividad procesal en la menor cantidad posible de actos para evitar
la dispersión y contribuirá la aceleración del proceso, también tiene impli­
caciones en el sistema de impugnación. Por ello, sería impensable un siste­
ma procesal en el que exista posibilidad de establecer recursos devolutivos
contra las resoluciones intcrlocutorías dictadas en una audiencia oral, que
permita la impugnación de las resoluciones con posterioridad a la audiencia,
que consienta la interposición de recursos inmotivados, o admita que con el
recurso se formulen nuevas alegaciones y se ofrezcan nuevas pruebas.
I.vn un sistema influenciado por la oral idad, el proceso se tramita en audien­
cias, donde cada una de tas parles realiza las peticiones, alegaciones y recur­
sos que la ley le permite. Consecuentemente, el tribunal dicta resoluciones
en forma fundamentalmente oral y contra ellas debe existir la posibilidad de
establecer las impugnaciones que garanticen el debido proceso. No obstan­
te. esas impugnaciones no pueden tener como efecto que la audiencia oral
deba suspenderse para que un órgano superior se pronuncie sobre el aspecto
impugnado. De ser asi, las audiencias serían interminables ante las innume­
rables suspensiones que provocarían las impugnaciones.
Para evitar esos inconvenientes, las legislaciones sustentadas en la oral idad
recurren al establecimiento de recursos no devolutivos (revocatoria) y al ya
mencionado de reiterar el recurso (protesta) al recurrir de la sentencia final.
Con ello se produce la concentración del examen de los aspectos impugna­
dos en un solo momento, con to que se garantiza la concentración del proce­
so. Ese sistema de recurso concentrado, denominado de diferida,
no establece un momento posterior pura recurrir de una resolución dictada
en la audiencia, sino que la protesta debe hacerse en el acto, bajo sanción de
inadmisión si se hace posteriormente y, además, debe reproducirse al apelar
de la sentencia definitiva. Este tipo de apelación, presenta el inconveniente,
que si se acoge el recurso y se admite la existencia de un vicio en el proce-

41S

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

di míenlo, es necesario retrotraer tocto el trámite; con los cíbolos negativos


correspondientes, no sólo en tiempo perdido, sino probablemente, por la
pérdida de pruebas irrepetibles, en caso de que se declare la nulidad. Tratán­
dose de la admisión de prueba, una de las soluciones que ofrece la doctrina
es que el tribunal de segunda instancia reciba la que admita, cuando acoja
una apelación diferida.5U Hn relación con los vicios en el procedimiento,
lo que corresponde es estructurar un sistema de nulidades cuya declara Lo­
ria sea excepcional y en el cual se prevea la posibilidad de subsanación de
defectos procesales en segunda instancia. Sin embargo, con ello no se
di minan los inconvenientes que se presuman en aquellos supuestos en que
el vicio es insubsanable, para lo cual, Ul única solución es un sistema proce­
sal armónico, en que todos los inte mínenles, incluyendo al tribunal, vigilen
celosamente el procedimiento.
El principio de concentraciónexige que los recursos sean su fie ¡entemen le
motivados en el momento de su interposición, porque de esa forma se faci­
lita no sólo Ej resolución inmediata de la impugnación, sino también, que
la parle contraria que está presente en la audiencia, conozca los motivos
de la impugnación y emita un pronunciamiento, que podría eventual mente
ayudar a la decisión del tribunal.
igualmente necesario, para la concentración del procedimiento, es la restric­
ción a la formulación de nuevas alegaciones y pruebas en los recursos, por­
que de lo contrario los procesos serian interminables. Precisamente, uno de
los principales inconvenientes que tenúi el proceso civil austríaco antes de
la reforma protagonizada por Klein en 1895, era que aceptaba ampliamente
la admisibilidad de nuevas alegaciones y pruebas en la segunda instancia.
EClein, determinó que el examen del proceso en apelación debía reducirse al
de la sentencia dictada por el tribuna! inferior, con lo cual introdujo la con­
centración en el trámite de la segunda instancia. Ello, obviamente, se sus­
tentaba en una buena documentación de lo actuado en la primera instancia.5634

563 Bcr¡íoniLh. Rnlwrto Oni:ir. Observaciones al Anteproyecto de Código Procesal Civil


Modulo piiTíL Iburojriúriua. in:idmisibilidad dt la p r n u b íL . u p c k L u ó n ton suslanriacíótl
difunda y recurso du u^ lLcíóji, «M i Jomadas IherüaincriearLiisdt: Derecho PrucusLil»,
Ministerio de Jusücin, (Múrida, ? li II di mayo de I99Q) I] Volumen, Oh. Cil., pái
Ifi49a 1651.
564 Véase la regulación nontunidn en Iel LEC apuñóla l/20Ü0Tart^. 459 y 465.

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Jorge Alberto López González

con lo cual se simplifica la apelación. Mí En aquellos supuestos en que sea


posible aportar nuevas alegaciones y pruebas, es indispensable que éstas,
sean formuladas en el momento o escrito en que se formula d recurso, para
disminuir la tramitación y darle celeridad al procedimiento.
Tratándose del sistema de la oral idad, en que por el inmedia*
ción el tribunal debe tener contacto directo con los elementos del proceso,
la doble instancia encuentra menos justilicación y salvo por constituir una
garantía frente a los errores del tribunal, es si se quiere problemática. Repre­
senta un grave inconveniente para la seguridad jurídica, porque el tribunal
de primera instancia resuelve con base en lo visto y oído en la audiencia
oral, pero el superior no puede tener esa misma cercanía.
Eso significa que para que el tribunal ¡ítem resuelva respetando el prin­
cipio de inmediación es necesario reproducir todo el juicio en la segunda
instancia,srrfl porque si emite un pronunciamiento lomando en consideración
los hechos que sustentaron la resolución de primera instancia, sin tener un
contacto directo con los elementos dejuieio, tío sólo se vulnera el principio
de inmediación, sino que significa una burla al sistema sustentado en la
oralidad. -A7
Es por eso por lo que se lia llegado a decir, que tratándose de procesos in­
fluenciados por la oralidad, debe regir el sistema de la única instancia. 5filL

económico, sin embargo, presenta el inconveniente, de que no resuelve el


problema de En falibilidad humana, aspecto que una legislación procesal

565 (ó iren. Estudios. ... Ob. Cu., púu. 312.


566 Tal como sucede en el proceso civil alemán, en que el procesaos sustanciado nueva­
mente en Segunda instancia. Le ible, Lf proceso Ob. Cil-, pág, 3K2.
567 lisie es un aspecto, que lia sido objeto de crítica en relación con la legislación proce­
sa! española, donde una de las del ie iencías de! sistema, es que el tribunal de apelación
juzua a través de unos autos y de tula impresión personal que oirá juez. Ira
Prtelu-Castru, "Trabajos r oricntaciottLW . . . Ob. Cil.. pág. 220.
568 [(Consecuencia asimismo de la inmediación es que c! desarrollo del proceso se lleva
a cabo en una sola instancia, desenvolviéndose totalmente en una primera y única
etapa procedimcnlal; y esto ha de ser así, por cuanto una ulterior in stan cia reuniere,
lógicamente un órgano jurisdiccional disiinio que ya no podrá recibir, Je manera di­
recta y personal, el material de conocimiento que se (orinó en la primera». Montón,
Iniciación.... Ob, Cil., pág. ^5.

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Curio iic Derecho Procesal Civil Costarricense

que se precie dü moderna, no puede dejar sin solución. Hs cierío que el es­
tablecimiento dd sistema de la ornlidad, implica de por sí, una limitación
al recurso de apelación, cuya primera manifestación, según se vio unte nór­
mente, es la llamada apelación diferida tratándose de las cuestiones interlo­
cutor! as.w Pero tratándose de la sentencia, no parece admisible un sistema
procesal en el cual no exista una segunda oportunidad de revisión.
Es evidente, que la segunda instancia desentona con los principios de la
ornlidad,. por la razón fundamental, de que sólo el tribunal que ha estado en
relación inmediata con las pruebas es quien tiene los suficientes elementos
para valorarlas, fin una segunda instancia, tul como se dijo anteriormente,
para que el superior haga una correcta apreciación (interpretación y valora­
ción) de la prueba, sería necesario reproducir Lodo el juicio, jo que atentaría
contra celeridad, que precisamente se pretende conseguir con la oral idad.
Es debido a esa problemática, que alguna doctrina propone limitar el cono­
cí miento en la segunda instancia a las cuestiones de derecho, sin embargo,
esa solución podría objetarse diciendo que es contraria a los ideales del sis­
tema de la oral idad, dado que le da preponderancia al derecho que al hecho,
cuando precisamente ese sistema está estructurado hacia la humanización
de Ja justicia.
El problema permanece latente, porque frente a un error del tribunal en la
apreciación de los hechos, el justiciable quedaría desprotegido, salvo, que
se establezca la presunción de qiee los tribunales minea extraerán conclusio­
nes erróneas de los elementos probatorios, lo que es irreal.

U n SISTEMA DE IMPUGNACIÓN concordante C O N LOS


PRINCIPIOS DE LA ORALIDAD

La cuestión fundamental del sistema de impugnación en los procesos in­


fluenciados por la oral ¡dad, aparte de atender a los fines del principio de
Concentración, está en la búsqueda de un sistema que proteja a los justicia­
bles de 3a falibilidad humana: es decir, de ios errores de hecho o de daecho
que se cometan en el enjuiciamiento. Desde la perspectiva del principio de56

5 6 (J V é a s e Lo d ic h o p o r Jiosnl m s e n e l capitulo prira c ru. s o b r e la in c o n v e n i u n e i a d e a d in ili r


r e c u r so s d e v o lu tiv o s 011 fo r m a in m e d ia ta IMlúitdoSc d e resoluciones m lu r lo c u lo r ú is .

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Jorge Alberto López González

inmediación, lo deseable, es que ningún órgano que no haya tenido contacto


directo e inmediato con los medios de prueba practicados con inmediación,
conozca de esos hechos en segunda instancia. La apreciación de la prueba
por un órgano jurisdiccional diferente a aquel que practicó la prueba dismi­
nuye los electos positivos de la inmediación. Se trata como lo ha señalado
la doctrina, de estructurar mejor y tomar más justo el juicio de primer grado,
que es el único que puede efectivamente colocar al tribunal en contacto di­
recto y personal con las partes y con los hechos de la causa y asegurar así a
las partes una justicia más rápida y más humana.57®
La doble instancia, no es concordante con los principios de inmediación y con­
centración, porque el tribunal de apelación, o tendrá que valorar las pruebas so­
bre la base de las acias del debate, con lo cual se cae en el más crudo escrituris-
mo, o deberá renovar íntegramente el debate, con lo cual deja de actuar como
tribunal de apelación para convertirse en una primera instancia renovada.571
Parece que la solución no está en denegar el recurso de apelación en todas
las resoluciones incluida la sentencia-, en aquellos procesos denominados
de Ínfima cuantía.Esa posibilidad, aunque no es desea rtable, es un remedio
sólo parcial al problema central que aqui nos planteamos, aparte de que
presenta inconvenientes de tipo sociológico, porque significa restar impor­
tancia y, en alguna medida, establecer un procedimiento diferente a los con­
flictos de las clases más desposeídas. 572
La solución tampoco la encontramos en la Ley de Enjuiciamiento Civil es­
pañola de 1881, ni siquiera en lo que se refiere a los procesos influencia­
dos por la oralidad, porque en ésta, en todos los procesos, el conocimiento

570 (. npjnjEIct11, Justicia: Un procedimiento nuevo en los controversias , «Pro­


ceso, Ideologías, Sociedad», Ob. C iu pág. 23íi.
571 De La Rúa, Teoría General del Ü
roces, b. C.'il., pág. 111, Señala este autor
P
en Argentina, ludas las provincias que han adoptado d juicio oral han establecido d
sistema de la instancia única, tal como tn lia recomendado la doctrina.
572 Esa solución es adoptada por alguna doctrina, según La eual los recursos ocasionan
cosías adicionales y aumentan el trabajo en los tribunales, por lo cual d Estado debe
cuidar, que el dispendio de actividad judicial y cu las costas, estén en tina adecuada
relación a la importancia de la controversia jurídica, por lo que carecería de sentido
poner a disposición varias instancias para asuntos de ínfima cuantía. Leíble. pro­
ceso civil alemán, Ob. Cil., pág, 181.

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Curso de Derecho Proce 5.il C m ( Cosía rricen se

en segunda instancia correspondía a un órgano diferente (704, 855 y 888)


y, además, en sude de apelación cabía el examen de los hechos y de las
pruebas de primera instancia, a pesar de que se consideraba un sistema de
apelación limitada, porque sólo excepcional mente son admisibles nuevas
pruebas y pretensiones,573 En este sistema imperante en la Ley de Enjuicia­
miento Civil de ! 881. hasta los procesos sustentados en la oral idad, seguían
dependiendo de una exacta documentación de las audiencias orales, actas
en las cuales el superior debía sustentar su decisión, con lo cual se violaba
el principio de inmediación.
Un sistema interesante, de alguna forma concordante con el sistema proce­
sal de la o ral ¡dad, a pesar de que pueda presentar algunas imperfecciones,
lo encontramos en ín Ley de Procedimiento Laboral española de 1995. El
ordenamiento laboral español, conjugó las exigencias del derecho a la lu­
ida judicial efectiva, tomando en consideración a la inmediación y a la
celeridad como pilares fundamentales de esc sistema procesal. Así, en c^e
procedimiento, no existe lo que podríamos denominar una segunda instan­
cia, ni un recurso de apelación. No obstante, existe un sistema de recursos
devolutivos y extraordinarios, inspirados en c! principio de dnhle grado de
jurisdicción: ellos son los denominados de suplicación y de casación.
El recurso de suplicación.'73 que es el que nos interesa fundamentalmente,
tiene por objeto reponer los autos al estado en que se encontraban en el mu-

575 Este sistema responde al modela recogido en los parágrafos JÜ2 y 4X5 de la /V O aus
triaca, es Jet ir, til de apelación limitadu. M orón Palom ino, Derecho /Vocear/
O b .C il. pág. 359.
574 La doctrina es Concordante en que el rectirso de suplicación, al igual que el de ca­
sación, ch un recurso extraordinario. I n ese sentido; Alonso Oka, Manuel,
p ro cesa l Je! IT
rabjo,V ed-, M adrid, E d il. C iv ila s. 1999, pág- 319. Espinosa C a ­
sares, Ignacio, Técnica Je! Recurso Je pL ampión a. Editorial Aranzad
u
S
S.A., I99S, pág. 64. Montero A roca, Juan. ¿tí proceso 4a ed.
E d il. Hostil. Barcelona, 1997, páj¿, 255, Mortoya Melgar, Alfredo, ei. al.,. Curso
pnn-fifiniii'nm 4
fcibar!-, '1ed.. M adrid, I! el i C. Tecnus, ]9 L>5. pág. |69.
575 P a n la doctrina laboral, el m otil o determinante de la aparición del recurso de supli­
cación liie reducir la lardan a i en la suMauci.ieión de los recursos de casación en sisun-
tos i]ite ca rocían de gran importancia cual ilativa o cuamitaiiva. González Vdasco,
Jesús, T¿>s recursos comrct ías sentencias ¡abrjes, l’ uhli cae iones del Real C olecto
de España, Polonia, 1976, pág. ó.v

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Jorge Alberto López González

mentó Je haberse infringido normas o garantías del procedimiento que ha­


yan producido indefensión, revisar los hechos declarados probados a la vista
de las pruebas documentales y periciales y examinar las infracciones de
normas sustantivas o de la jurisprudencia (191 y 200). El objeto del recurso
de casación se desprende de los motivos por los cuales puede ser interpues­
to, tales son: a) Abuso, exceso o defecto en el ejercicio de la jurisdicción, b)
Incompetencia o inadecuación del procedimiento, c} Quebrantamiento de
las formas esenciales del juicio por infracción de las normas reguladoras de
la sentencia o de las que rigen los actos y garantías procesales siempre que,
en este último caso, se haya producido indefensión para la parte, d) Error en
la apreciación de la prueba basado en documentos que obren en autos que
demuestre la equivocación del tribunal, sin resultar contradichos por otros
elementos probatorios, e) Infracción de las normas del ordenamiento jurídi­
co o de la jurisprudencia que fueren aplicables para resolver las cuestiones
objeto de debate (20?),
Si observamos con detenimiento, en este sistema de impugnación, en el
recurso de suplicación, que la doctrina equipara en unos casos al recurso
de apelación y en otros al recurso de casación, sólo se permite la revisión
en segunda instancia de tres aspectos fundamentales: el cumplimiento de
tas normas de procedimiento, la interpretación de las pruebas documental
y pericial y la observación del derecho y la jurisprudencia. Por su parte el
recurso de casación laboral, sólo permite examinar el error en la apreciación
de la prueba, cuando el yerro se desprende de la interpretación de la prueba
documental que conste en el expediente y que demuestre la equivocación
del juzgador (2G5.d) LPL),
Este sistema seguido en el proceso laboral español, se ajusta al principio
de oral ¡dad. fundamentalmente al de inmediación, aunque no soluciona los
inconvenientes que podrían suscitarse por la errónea apreciación de las de­
más pruebas que no sean la documental y la pericial, como pueden ser las
pruebas testimoniales y de declaración de partes. Y a pesar de que es un
sistema de doble instancia, se disminuyen las posibilidades do que se vul­
nere el principio de inmediación, porque tratándose de las pruebas que no
sean documentales y periciales, el adt/nedbe sujetarse a la ap
realizada por el juzgador de primera instancia, que en virtud del principio

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Curso de Derecho Procesal Civil Cosía rr ícen se

do inmediación tiene los suficientes elementos do convicción para hacer una


correcta valoración de los hechos.

EL SISTEMA DE IMPUGNACIÓN EN EL CÓDIGO


PROCESAL OVIL

Toda esa doctrina, y mucha más que no es posible citar por razones de tiem­
po y espacio, que se ha expuesto paro ampliar el panorama del lector, fue
tomada en cuerna para el diseño de los medios de impugnación en el código
procesal civil de 2018, aunque, ciertamente, solo se adoptaron las mejores
soluciones.
El lema de los recursos tiene un orden que va de lo general a lo particular. Se
establecen una serie de disposiciones generales entre las que encontramos
la laxad vi dad de los medios de impugnación, legitimación para impugnar
renuncia del derecho a impugnar, electos de la impugnación sobre los pla­
zos, motivación de la impugnación, prohibición de reforma en perjuicio,
ejecución provisional, desistimiento de la impugnación y lo relativo a las
providencias. Se entiende que esas disposiciones generales son aplicables
a cada uno de los recursos, en cuanto fueren aplicables. Seguidamente se
regula detalladamente cada uno de los tipos de recurso, Ese es el mismo
orden que vamos a seguir en esta exposición.

T a x a t iv id a d d e l o s m e d io s d e im p u g n a c ió n

Introduce la nueva normativa la ¡dea de taxatividad de los medios de im­


pugnación. trotándose de resoluciones, lo que significa que no será posi­
ble utilizar otros que no estén expresamente previstos por el código (65.1).
Además, se señala que solo es posible impugnar resoluciones en los casos
expresamente establecidos (65.1}, es decir, en los supuestos en que ello es
procedente, conforme a tas disposiciones legales que regulan el tema.
Aunque el artículo se refiere a medios de impugnación, en realidad no con­
templa todos los medios de impugnación que establece el código, se refiere576

576 Sobre d Recurso de Suplicación laboral, vcuse: Espinoza Casares, Técniiv


ct>r¿<> de Suplicación, Oh, L'it., 1'>[>X

■125

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Jorge Alberto López González

solo a los medios para impugnar resoluciones. Deja de lado otros medios de
impugnación, como los incidentes. Eso se refleja cuando dice que son me­
dios de impugnación la revocatoria, la apelación, Ea casación y la revisión
(65.1). Si se observa con cuidado, vemos que solo contempla dos recursos
ordinarios (revocatoria y apelación), uno extraordinario (casación) y la revi­
sión que no es un recurso, sino una demanda de impugnación de sentencias
firmes. No se refiere ai medio de impugnación, que nn es recurso, llamado
incidente y que está regulado en otra parte del mismo cuerpo normativo.

L e g it im a c ió n pa r a im p u g n a r

Como lo vimos oportunamente, en un proceso participan muchas personas.


Aunque existe el derecho a impugnar, no todos los sujetos procesales están
legitimados para cuestionar una resolución que no les es satisfactoria. Es
por ese motivo, para mantener el orden en el proceso, que el legislador
solo le da legitimación a quienes sean perjudicados por las resoluciones. Es
decir, a quienes tengan un interés porque lo resuelto les afecta. Esa legiti­
mación se extiende a terceros (que no sor parle en el proceso), lógicamente,
cuando se vean afectados y según los términos y condiciones dispuestos por
la ley (65.2). La referencia a los términos > condiciones dispuestos por la
ley, implica que los terceros solo pueden recurrir cuando les este expresa­
mente permitido'” y deben hacerlo en tiempo y cumpliendo con todos los
otros lincamientos que exige el código.

R e n u n c ia a l d e r e c h o d e im p u g n a r

Así como una persona puede impugnar un acto procesal por tener legiti­
mación para ello, puede renunciar a ese derecho. Esa es una consecuencia57

577 Precisamente, en la elapa de análisis dd proyecto con los jueces civiles, una de las
preocupaciones que externaron era que se permitiera a un tercero establecer recurso
de revocatoria. Se extrañaba esa posibilidad porque en Costa Rica, iradicionalmcttc.
a tos terceros solo se les tía permitido apelar. Al final, el código quedó con esa dispo­
sición general nn referida a ningún recurso coiu-felo, cuestión que tendrá que delinear
la jurisprudencia. Queda entonces la interrogante: ¿pueden los terceros plantear cual­
quier tipo de recurso?

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

del principio dispositivo. Puede hacerlo en el acto de la notificación expre­


samente, es decir manifestando que renuncia a establecer cualquier tipo de
impugnación. Puede hacerlo en el plazo para impugnar, expresamente o
tácitamente. Expresamente, indicando que no impugnará; tácitamente, si
no lo hace en el plazo establecido para hacerlo. En cualquier supuesto, la
ausencia de impugnación tiene como efecto la firmeza del acto procesal. Si
la renuncia a la impugnación se liaccen una audiencia oral, el tribunal debe
tener por firme la resolución en forma inmediata, cuando proceda (65.3).

Efectos de la im pugnación sobre los plazos

Quien se vea competido por una resolución a realizar algún acto procesal,
podría pensar que interponiendo un recurso ganará tiempo. Para eliminar
cualquier sorpresa o malentendido en perjuicio de los litigantes, el código
señala con claridad, que la interposición de los recursos no interrumpe ni
suspende los plazos concedidos por la resolución impugnada, para la reali­
zación o cumplimiento de (os actos procesales (65.4). En otras palabras, si
una resolución ordena hacer algo, el recurrente debe cumplir con lo orde­
nado en el plazo establecido, a pesar de que haya impugnado, Si se espera
a que se le resuelva la impugnación y cumple posteriormente, la gestión
resultaría extemporánea y por lo tanto ineficaz. Tal regulación constituye
en el fondo, una forma de desmotivar Ja impugnación con fines dilatorios.

M o t i v a c i ó n d e la i m p u g n a c i ó n

Durante la vigencia de la legislación anterior, existía la posibilidad de que,


en supuestos excepcionales, el recurrente solo dijera que apelaba sin dar
los fundamentos del recurso. Los motivos se podían dar eon posterioridad
en un plazo establecido por el código, Tal sistema de impugnación impli­
caba retraso en la solución, pues había un pin/o para recurrir y otro para
fundamentar.
L,a nueva normativa asume el tema con mucha seriedad para hacer efectivo
el principio de concentración. Se dispone que la impugnación, sea que se
haga oralmente o por escrito, debe contener las razones claras y precisas
que ameritan la modificación o nulidad de lo resuelto y el ofrecimiento de

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Jorge Alberto López González

las pruebas. Y la! exigencia lo es bajo pena Je itudmisibilidad; en otras


palabras, a quien interponga un recurso y no explique las razones por las
cuales la resolución es errónea o no ofrezca las pruebas cuando es necesa­
rio, se le declarará inadmisible. Tal declaratoria de inadmisibilidad, tendrá
como consecuencia la firmeza de la resolución cuestionada. Con la finalidad
de establecer un orden lógico, se dispone que primero se deben expresar las
razones que cuestionen aspectos de índole procesal y posteriormente las de
fondo.
Como una manifestación del principio de congruencia recursiva, se dice
con toda claridad lo que ya venia señalando la jurisprudencia y lo que ya
establecía el artículo 565 del Código Procesal Civil de I990; es decir, que el
tribunal se debe limitar a resolver sobre los aspectos impugnados y sobre las
razones expresadas al Iqrmukir la impugnación (65.5). En otras palabras, el
tribuna! de segunda instancia no puede revisar aspectos que no hayan sido
objeto de recurso,
Tales disposiciones, reproducen lo que señalaba d artículo 565 del Código
Procesal Civil de 1990. Esa disposición legal fue aplicada erróneamente
durante mucho tiempo. Se entendía que la apelación le daba la posibilidad
al superior de revisar todo el caso, hasta en lo que no había sido objeto de
impugnación. Esa forma de entender dicha disposición legal se vio modifi­
cada por resoluciones de la Sala Constitucional (Votos 5798 de 1998 y 1306
de 1999) y por la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia (Voto 195 de
3002), según las cuales el recurso se debe considerar en lo desfavorable al
recurrente, en cuanto forme parte de lo recurrido V en el sentido en que se
haya impugnado. Solo como ilustración es valioso transcribir una resolu­
ción que es producto Je! cambio de paradigma que se dio en nuestro país en
la comprensión del tema. ‘‘Actualmente, la jurisprudencia costarricense ha
dado un cambio radical en cuanto a Jos límites en el conocimiento en la se­
gunda instancia, al punto que si en un proceso civil se establece recurso
contra una sentencia y no se expresan agravios o la fundamentación del re­
curso es escasa, se confirma la sentencia apelada. Al respecto se dijo: “El
artículo 565 del Código Procesal Civil señala que la apelación se considera­
rá solo en lo desfavorable al recurrente, lo que significa, por un lado, que el
Superior no puede enmendar o revocar la resolución en la paite que no sea
objeto del recurso (prohibición de reforma en perjuicio). Pero tnmiiién la

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G ir s n rir Ü p r r r h n Prorí^¿]l C iv il C o s ta r rice ribe

norma significa, que el Superior sólo puede enmendar o revocar lo resuello


por d juez aquo, pero en el tanto forme parle de lo apelado y en el sentido
en que lo haya apelado la parle respectiva (como antecedentes que fijan o
marean pauta al respecto, las senten das de la Sala Constitucional números
5798-98 y 1306-99), Es por ello que existe precisamente el plazo para ex­
presar agravios y la nhligaeión de hacerlo, a fin de que se le pueda dar plena
aplicación a la norma de comentario, e incluso para poder después ejercer el
recurso de casación respectivo (relación de los artículos 430, 559 párrafo
último, 574, 575, 576, 594 inciso 7), 597, 598 párrafo segundo y 60S de!
Código Procesal Civil}. Pero además de lo anterior, este Tribunal también
considera, siguiendo lo que la doctrina y la jurisprudencia ha señalado al
respecto, que interpretar el citado articulo 565 en forma distinta a la indica­
da .seria conculcatorío de! principio de igualdad consagrado en el artículo 33
de la Constitución Poli tica, porque en aquellos casos donde hubieren varios
apelantes y unos hayan expresado agravios y otros no, con respecto a los
primeros solo se podría revisar el fallo en cuanto a lo que fue objeto de
agravio (doctrina del artículo 155 del Código Procesal Civil), mientras que
en relación con los segundos existiría la obligación de revisar lodos los ex­
tremos la sentencia, a pesar de que no buho preocupación o diligencia de su
pitrio por señalar los motivos de disconformidad, en perjuicio de aquellos
que si lo hicieron. El criterio que aquí se sostiene, es constante en la juris­
prudencia nacional y constituye una novedosa forma de acentuar d deber de
las partes de colaborar con la administración de justicia. Al respecto la Sala
Primera de la Corle expresó: *\,Ja impugnación es un derecho en favor de
ja pane que se considera agraviada con lo dispuesto en una resolución judi­
cial, Es requisito, entonces, la existencia de un perjuicio en su contra, de
donde resulta la legitimación e interés para recurrir, al abrigo de lo estipula­
do en el artículo 561 del Código Procesal Civil. El derecho a impugnar se
manifiesta en una pretensión dirigida al juez, enterándolo del deseo de corn­
il atir lo resuello. Como pretensión que es, requiere, también, de una decla­
ración de voluntad expresa tendiente a poner de manifiesto los aspectos que
considera adversos a sus intereses, contrarios a derecho o al mérito de los
autos. De esta manera, al estimarse afectada debe tomar la iniciativa de di-
rigirse al. Tribunal, instándolo al conocimiento del recurso. Obviamente, se
deben exteriorizar esos reproches, los cuales servirán, en el caso Lfel recurso

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Jorge Alberto López González

de apelación, para que el órgano de alzada pueda resolver con plena compe­
tencia, Las censuras delimitarán la actuación del juzgador de segunda ins­
tancia, en este punto, como lo regula el articulo 565 del Código Procesal
Civil al decir que: "El superior no podrá, por lo tanto, enmendar o revocar
la resolución en la parte que no sea objeto del recurso, salvo que la varia­
ción, en la parte que comprenda el recurso, requiera necesariamente modi­
ficar o revocar otros puntos de la resolución apelada", (El subrayado no es
del original). Es claro, así, que el superior ejerce su competencia en función
del ruego específico del recurrente, quien al expresar los motivos de incon­
formidad, fundamentando con ello su interés en apelar, delimita el control
que debe llevarse a cabo sobre lo decidido por el juez de primera instancia,
lo cual corresponde con la tesis moderna orientada hacia tina apelación li­
mitada. en donde la revisión del primer proceso se realiza bajo estrictos lí­
mites. El Tribunal Supremo Español, por ejemplo, ha señalado que la ape­
lación tiene como finalidad comprobar la exactitud o inexactitud de los re­
sultados obtenidos en eí proceso. En la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil
Española, del 6 de enero del 2000, este tema se encuentra resuelto en forma
muy concreta. Como en el proceso no se pueden introducir asuntos nuevos,
fuera de las excepciones o limites calificados, en segunda instancia la acti­
vidad revisora debe limitarse a las mismas pretensiones, oposiciones, prue­
bas y conclusiones. La doctrina reciente referida a dicha Ley (Bonet Nava-
no (Angel). Los Recursos en el Proceso Civil, Madrid, La Ley-Actual idad,
S.A., 2000, p. 111) explica el contenido de la decisión del superior otorgado
por las partes para definir un cierto ámbito de conocimiento, en función del
mandato expreso del artículo 465,4, en punto a que e! fribunal deberá pro­
nunciarse "... sobre los puntos y cuestiones planteados en el recurso y, en su
caso, en los escritos de oposición, o impugnación". Desde esa perspectiva,
un examen oficioso de la sentencia impugnada, no sólo desbordaría tas atri­
buciones del tribunal de alzada, sino que afectaría Ja competencia, libertad
y autoridad del juez, de primera instancia, pues aunque el recurrente no tome
la iniciativa de exponer tos motivos por los cuales, a su juicio, le desfavore­
ce lo resuelto, podría modificarse a capricho del superior, quien se sentiría
con absoluta libertad de explorar cada detalle del asunto, limitándose tan
solo con la prohibición de reformar en perjuicio, pero esta prohibición, en
su correcto sentido, debe entenderse íntimamente relacionada con la irnpo-

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

sibil id ud de "enmendar o revocar in resolución en la parte que no sea objeto


del recurso", lo que presupone que el apelante debe ser duro en indicar
en ales son esos aspectos que le resultan desfavorables. Sería, pues, paradó­
jico, que se examine en forma absoluta la resolución impugnada y se pueda
proceder coruin margen mucho más amplio cuando d recurrente,, negligen­
temente, apela sin ex presar agravios, frente a otros que, observando las nor­
mas mínimas de diligencia, exponen censuras concretas, pues en tales casos
sólo se revisará en orden a lo rogado. E^or principio general, entonces, lodos
los recursos deber estar debidamente fundamentados, porque quien comba­
te una resolución debe expresar los criterios de su inconformidad. Cuando
el recurso es planteado contra una sentencia este principio adquiere exigen­
cias mayores respecto de aquéllas con efecto no devolutivo, por cuanto el
inferior pierde la competencia sea para quedar radicada en el superior o para
continuar otro iter procesal para ser conocido por un nuevo órgano, tal es el
C eiso de cuando la sentencia de aquel gozare del recurso de casación. 'Cam­

bien, como principio general de los recursos, está cí deber del órgano de
alzada de limitar su competencia a lo expresamente combatido, ya que ella
deriva de la impugnación, por ello se le señala como recurso en relación.
Siguiendo cí principio de legalidad procesal, la doctrina más generalizada
critica la tesis minoritaria de otorgarse a sí misma una competencia mayor
deí análisis del asunto, más allá de fo recurrido, porque en esc caso sería
desbordada. La competencia precisa la otorgan los reproches; consecuente­
mente, el superior no puede entrar a conocer sobre ámbitos no rogados. En
Costa Rica, el proceso sigue el principio dispositivo. Las pretcnsiones, las
oposiciones, el ofrecimiento de pruebas, las conclusiones son patrimonio
exclusivo de las partes. El principio inquisitivo es d opuesto, propio de los
sistemas autoritarios y dictatoriales, donde el juez, dispone sohre tos alcan­
ces de la pretensión, las posibilidades de las oposiciones (incluso defen­
diendo a una de las partes, bajo el argumento de la defensa al más débil), y
disponiendo de prueba no ofrecida por las partes para la determinación de
una cierta “verdad real" impuesta por el interés público. Democráticamente,
cada ve/, se sostiene más la necesidad de fortalecer el principio dispositiva,
apoyando al más débil de la relación procesal a iravé.s de diferentes meca­
nismos, pues el sustento fundamental del juez es la imparcialidad, por tal
razón no puede variar las pretensiones y, en principio, disponer de prueba

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Jorge Alherto López González

distinta a la ofrecida por las partes. Existe hoy la corriente denominada “(ja­
ra nti sino Procesal" (en América Latina encabezada por Adolfo Al varado
Velloso) cuya tesis os repudiar todo sistema procesal autoritario. El primer
resultado se encuentra en materia penal donde se pasó del sistema inquisiti­
vo al acusatorio. Otro tanto se intenta hacer en todas las materias distintas a
la penal, fundainentalmente desarrollando el principio del Derecho Romano
Judex secundum llegata et probata partium decidero debet, el cual tantas
veces ha citado nuestra Salado Casación. Ello implica que el juez sólo pue­
de resolver, en el caso de ta apelación, sobre lo alegado por las partes y no
le es dable pronunciarse sobre algo diferente.” - (Lo anteriores un resumen,
casi textual de lo dicho por la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia
en Resolución No, l95-f-02 de las dieciséis lloras quince minutos del veinte
de febrero del año dos mil dos, criterio seguido por el Tribunal Segundo
Civil, Sección Segunda en sentencia No. 385 de las 9:50 horas del 28 de
setiembre de 2001, ambos órganos jurisdiccionales, amparados en lo resuel­
to por la Sala Constitucional en sentencias números 5798-98 y 1306-99).”
J7S

P ro h ibició n de reforma fn perjuicio

Reformar en perjuicio implica resolver en detrimento del mismo recurrente.


Es decir, hacer más gravosa la afectación que ya le venia causando lo resuel­
to, afectación que precisamente motivó la impugnación. El código estipula
que la impugnación solo se debe considerar en lo desfavorable al recurrente.
Y para eliminar cualquier posibilidad se resalta una prohibición: no se podrá
modificar o revocar una resolución, oti lo que no sea objeto de disconfor­
midad. Con todo, se establece una excepción, solo es posible enmendar o
revocar en lo que no sea objeto de inconformidad, cuando la variación, en
la parte impugnada, requiera necesariamente modificar otros punios de tu
resolución apelada o si es necesario para corregir incongruencias, ambigüe­
dades. oscuridades o errores materiales (65,6). Como vemos, lo relativo a
la reforma en perjuicio es un tema muy ligado ai de los límites del recurso
que vimos anteriormente y que estudiamos por separado solo para no crear
confusiones académicas, porque so trata de dos lemas distintos.

?78 E-.mrc- íttrns Vom 81-2004 de] Tribunal do Cariaco.

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Curso d r Procesal Civil Costía rícense

Ejecución provisional

Permitir la ejecución provisional de resoluciones impugnadas, es decir, que


no han adquirido firmeza, es una opción legislativa. La idea fundamental es
desterrar det pensamiento de quienes litigan, la idea de que estableciendo
impugnaciones sanan tiempo en su beneficio y en perjuicio de la parte con­
traria. Se pretende con ello, desmotivar la interposición de impugnaciones
meramente dilatorias en perjuicio de la celeridad de Ea justicia. Con esa
finalidad, el código dispone que las sentencias de condena impugnadas, que
no hayan adquirido firmeza, podrán ser ejecutadas provisionalmente según
lo establecido en las normas que regulan la ejecución (65.7). May que des­
tacar, que esa disposición legal, se refiere exelusivamene a las sentencias
de condena, dejando de lado las sentencias declarativas y constitutivas. En
realidad, está disposición legal, es un anuncio dd regimen de ejecución pro­
visional que contiene este código en los artículos 341 a 145. Siendo asi, para
la comprensión de tal régimen de ejecución, me permito remitir al lector a
lo que explico al tratar el tema de la ejecución provisional.

D esistimiento de la im pu g n a ció n

El desistimiento de la impugnación es una modalidad de desistimiento, solo


que de la impugnación propiamente. Quien desiste, toma la determinación
de manifestar su decisión de no mantener el cuestionan! ien lo, El legisla­
dor permite e! desistimiento de una impugnación, antes deque sea resuel­
ta (65.8), flay que entender que ya fue resuelta cuando se ha emitido un
pronunciamiento y éste adquirió eficacia según 3o dispuesto por la ley. En
términos simples, cuando se ha emitido la resolución y esta fue firmada por
los integrantes del tribunal.
Quien pretenda desistir de una impugnación debe solicitarlo ante el tribunal
que dictó la resolución cuestionada y, además. Jo puede hacer ante el supe­
rior (en segunda instancia).
Una vez formulada la gestión, d tribunal ante el que se pida, admite el de­
sistimiento sin más trámite ni ulierior recurso y declara firme la resolución
cuestionada (65,3).

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Jorge Alberto l ópe? González

Una solución novedosa contiene el nuevo código procesal civil en materia


de condena en costas cuando se trata del desistimiento de la impugnación.
Dice, que cu ningún caso se condenará al pago de las costas del recurso a
quien desiste de éste (fió.R). Durante la discusión y análisis del proyecto, un
grupo de jueces civiles sugirió que se mantuviera la condena en costas en
contra de quien interpone un recurso y luego desiste de él. Decían que la
solución del proyecto implicaba permitir una gestión dilatoria, sin imponer
ninguna sanción. Dicha recomendación, que se analizó cuidadosamente, no
fue acogida. Pesó en los miembros de la Comisión Redactor a la idea de que
es prudente eliminar una condenatoria que nunca ha tenido mayor trascen­
dencia. Se pensó que eliminando la condena en costas se propicia y motiva
el desistimiento de recursos que se interponen algunas veces por compromi­
so profesional del abogado. Se tomó en consideración, además, que en este
código se elimina la apelación adhesiva, de tal manera que ante la eventua­
lidad de una parte apele para evitar sorpresas y la contraria no impugne, el
que sí recurrió tenga la posibilidad de desistir sin el temor a ser condenado
en costas, lo que implicará la finalización inmediata del litigio.

P r o v id en cia s

De una vez. en una disposición general se afronta el tema providencias-re­


cursos (Ó5 ÓJ, para dejar establecido el principio general, tradicional en
nuestro sistema jurídico, que contra las providencias no cabe recurso algu­
no. Hay que recordar, tal como lo vimos oportunamente, que el concepto
providencia no significa lo mismo en Costa Rica que en otras legislaciones
y doctrinas, como por ejemplo la española. En Costa Rica la providencia es
una resolución de mero trámite, incapaz de afectar a alguna de las partes.
Dada su poca trascendencia para Jos derechos de los litigantes, el legislador
ha considerado siempre, no conferirle recurso alguno.
A pesar de esa opción legislativa, la providencia es una resolución que no
está exenta de control. El código señala, que los tribunales pueden dejarlas
sin efecto o modificarlas dentro de los tres días posteriores a su notificación,
de oficio o en virtud de observaciones escritas u orales de la parte interesa­
da. Como una manifestación de los poderes dd tribunal se establece, que
si juzga improcedentes las observaciones no debe dictar resolución alguna

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Curso de Derecho Procesal Civil Coüt ar rífense

(65.9). La razón du esto última disposición, es evitar que tino parte intere­
sada en lo di loción del procedimiento cuestione todas las providencias y
que por cada uno de esos o ucs liona miemos d tribunal tengo que emitir un
pronunciamiento. Admitir esa posibilidad es ir contra la seriedad del IiLigio
y permitir d irrespeto al tribunal.

R ecurso de revocatoria

E! de revocatoria es un medio de impugnación que entra en la categoría


de recurso, porque está previa lo para impugnar resoluciones que no están
firmes. Es el típico recurso no devolutivo, porque el segundo examen lo rea-
li/.a el mismo tribunal que dictó la resolución que motiva la inconformidad.
Es, además, de acuerdo con la doctrina, un recurso ordinario porque tío tie­
ne establecidos por ley los motivos por los que puede ser interpuesto. Está
previsto pal a que la persona que se vea afectada por una resolución, solicite
y convenza al mismo tribunal que la dictó, para que modifique lo resuelto.
Es un recurso previsto solo para cuestionar autos (66.í); no es posible im­
pugnar semencias por este medio, pues el mismo tribunal no puede revocar
sus propios pronunciamientos (63), Si se trata de un ¿tuto dictado en una
audiencia oral, el recurso de revocatoria se debe interponer inmediatamente
después de que se emita. Si se Líala de un auto emitido por escrito, h revo­
catoria se debe interponer dentro del tercer di a a partir de la notificación a
todas las partes (66.1).
Admite nuestra legislación, como lo ha admitido siempre, la revocatoria de
oficio, es decir, que d tribunal modifique su criterio por propia convicción,
sin que nadie le baga ver el error. Puede el tribunal cambiar sus pronuncia­
mientos en la audiencia si se traía de una resolución oral o dentro de los (res
días posteriores a la notificación a todas las partes si la resolución se emite
por escrito.
Si se interpone el recurso de revocatoria y el tribunal emite una resolución
denegando et recurso, d auto que deniega el recurso no tiene ningún recurso
( 66. 1).

Si el recurso de revocatoria se interpone en una audiencia, lógicamente con­


tra una resolución oral emitida en ésta, d interesado debe mostrar su ineon-

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Jorge Alberto Lope? Gonzáier

lormidad oralmente y en el acto, En ese caso, el tribunal resuelve inmediata­


mente, salvo que se trate de un aspecto complejo que merezca discusión, en
cuyo caso deberá emplazar a la pane contraria para que exprese su opinión
en esa misma audiencia, (66,2).
Es tradicional en nuestro derecho procesal, que exisla la posibilidad de es­
tablecer el recurso de revocatoria con nulidad concomitante. En la práctica,
d litigante que Lenia un verdadero interés en que se modificara lo resuelto
establecía amhos recursos. La idea era que si el tribunal que había dictado
la resolución no la revocaba, lo hiciera, en su defecto, el superior jerárquico.
Ese sistema tenia un inconveniente. Como era potestativo establecer uno o
ambos, el litigante que estaba interesado en atrasar el procedimiento, no in­
vocaba el recurso de revocatoria. Es decir, le negaba al tribunal que dietó Ea
resolución la posibilidad de modificar por sí mismo lo resuelto. Así las co­
sas, estableciendo únicamente le recurso de apelación, obligaba al tribunal
de primera instancia a remitir el expediente al superior, ganándose el tiempo
que tardara el órgano de alzada en resolver.
El nuevo código regula el tema con otra perspectiva. En los supuestos en los
que sea procedente el recurso de revocatoria y el de apelación, la interpo­
sición del recurso de apelación hace presumir, aunque no se diga expresa­
mente, la interposición de la revocatoria. En otras palabras, que siempre que
se interponga el recurso de apelación, se le abrirá la posibilidad ai mismo
tribunal de modificar lo resuello. Desde otra perspectiva, el instituto de la
revocatoria itiiplíciiu.le impone al tribunal el deber de revisar lo resuel­
lo, atendiendo a los argumentos que expone el impugnante y revocar si es
procedente. En la misma resolución el tribunal deberá pronunciarse sobre
la revocatoria implícita y sobre la admisión de la apelación, en caso que no
estime procedente revocar (66,3). Tai disposición constituye sin duda un
aumento de los poderes del tribunal pretendiendo celeridad de la justicia.

E l R E C U R S O DE A P E L A C I Ó N

El de apelación es un medio de impugnación que entra dentro de la catego­


ría de recurso, porque está previsto para impugnar resoluciones que no están
firmes. Es el típico recurso devolutivo, porque el segundo examen lo realiza
un tribunal superior jerárquico de aquel que dictó la resolución que motiva

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Curso cJc Derecho Procral Civil Costarricense

In inconformidad. Es, además, do acuerdo con la doctrina, un recurso ordi­


nario porque no tiene establecidos por loy los motivos por los que puede
ser interpuesto. Está previsto para que h persona que se vea afectada por
una resolución, solicite y convenza al tribunal superior jerárquico del que la
dictó, para que modifique lo resuelto.

R esoluciones recurribles mediante apelación

Durante la vigencia de la legislación anterior todas las sentencias tenían


recurso de apelación. En cuanto a los autos, no todos eran impugnables por
esc medio. El Código de 199Ü intentó limitar las apelaciones de autos, pero
tío lo logró y la jurisprudencia veneradora de la segunda instancia579 amplió
los supuestos de admisibilidad de apelaciones tratándose de autos. La nueva
legislación modificó ese estado de cosas, razón por la cual para entender el
$isicíiia es indispensable tratar por separado lo relativo a la apelación de
sentencias y la apelación de autos.

A pelac ión de sentencias

No tocias las sentencias son impugnables mediante el recurso ordinario de


apelación. Lo son casi todas, excepto las que se dielen en procesos ordi­
narios de mayor cuan lia. 5,8 Las que se emiten en procesos ordinarios de57

57(> nivel intenuctotial, se acusa a alguno; países limnoanieri canos ser veneradores
a
du la segunda instancia. Se dice que a Ion tribuna les de primo a i usencia lesyustaque
el superior revise ct trabajo y a los de segunda insume in, ks, parece que cu vjruid
de su mayor cminoimientny entegnrííi deben revisarle Lodo ;lJ inferior
ÍRO Durante la LÜscusnm del proyecto, a un grupo do perdonas ju/guJoras no k pareció
la eliminación del reunirse de apelación en cuanto a Ihs senkueus de los procesos
L>rt1niLLrÍLh;i de mayor cuantía, Aleaban que ira necesaria la exisicnda de segunda ins­
tancia de acuerdo con i a Convención Americana de Derechos Humanos. Tal criterio
fio varió la idea del Código, pues la Sala ConstilLrciunul l!c Costa Rica, lia Pialado
que dicha Convención sóto esige la existencia de la segunda instancia para los pro­
ceros penales y no para los civiles. La -Sala CoristilucionaE, en sentencias 64E J2-IW3
y ú375-lt>'J4 expresó qLic en cnanto a resoluciones apelables, el articulo 8,2 inciso h)
de La Convención Americana de Derechos Humanos, solo se aplica en materia penal.
Con ese Criterio coincide La doctrina procesal y hasta el Tribunal Supremo Español,
expresando, cu lo que respecta a las resoluciones apela Liles, qüc se Lraln de una cucs-

4.37

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Jorge Alberto López González

mayor cuantía no tienen apelación, porque son impugnables, únicamente,


mediante el recurso de casación. Asi las cosas, las sentencias de los proce­
sos ordinarios de menor cuantía y todas las demás que se dicten en los otros
procesos, son apelables (67.5).
Modificando el sistema existente durante la vigencia del Código Procesal
Civil de 1990, ninguna sentencia que se dicte en procesos de ejecución de
sentencia va a tener casación; este tipo de sentencias, incluidas las de eje­
cución de sentencias de procesos ordinarios de mayor cuantía, solo serán
recurribles mediante apelación (67.5).
Ante la admisión de un recurso de apelación que se interpone contra una
sentencia, se elimina, con carácter general, el carácter suspensivo que antes
se 1c daba a la admisión de! recurso en algunos casos. Ahora se establece
claramente que la admisión del recurso no produce efectos suspensivos y
que el tribunal mantiene su competencia para seguir conociendo de todas
las cuestiones que se tramiten en pieza separada, medidas cautelares, tutela­
res y ejecución provisional (67,5).

A p e l a c ió n de a u t o s

La apelación de autos, es decir, de las resoluciones interlocutorias, las que


se dictan en el curso del procedimiento, fue siempre el problema sin resol­
ver en nuestro derecho procesal y, quizá, la causa principal de la lentitud de
la justicia. Apelar de todas las resoluciones de trámite, era el mecanismo
preferido e idóneo que utilizaban los litigantes inescrupulosos para lograr
que un proceso durara muchos años.
Siguiendo Ja corriente de pensamiento que propugna la doctrina procesal
moderna, el nuevo Código Procesal Civil se ajusta, como no lo logró el Có­
digo Procesal Civil de 1990, a un verdadero sistema de apelación limitada
en cuanto a los autos.
Atendiendo a] cambio de sistema procesal, de la escritura hacia la urulidad,
ya no se justifica que para garantizare! contralor de legalidad en el proceso,
todas las resoluciones tengan que se revisadas en una segunda instancia.

lió» (fe politieu legislativa, por lo que el legislador es libre de limitar los recursos o
incluso elimiikirlrts. ulendicitdu a los intereses enjuego.

43f?

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Curso de Derecho Procesal Civil Costa rr¡cense

Eso su entundía en el sistema escrito, en que las partes pocas veces se re­
unían a debatir. Ahora, mediante el proceso por audiencias, muchas de Jas
cuestiones álgidas del proceso podrán ventilarse en las comparecencias. En
realidad, de acuerdo con la doctrina, la introducción de la o ral idad, justifica
la limitación del recurso de apelación en cuanto a los autos, al extremo que
algunos piensan incluso en un proceso en única instancia.5,11
En la nueva normativa procederá ct recurso de apelación únicamente contra
las resoluciones que expresamente se disponga (67.1). Se elimina Ja pro­
blemática existente durante la vigencia de! Código Procesal Civil de 1990,
en que era particularmente difícil determinar que autos eran apelables. Se
simplifica el sistema, enumerando todos los autos impugnables mediante
apelación cu un solo artículo (67,3). Lo que no esté en esa norma, no tiene
apelación y será innecesario buscar en las demás disposiciones.
I lacer esa lista, implicó un análisis concienzudo y de tal ludo de todas y cada
una de las resoluciones que tenían apelación durante la vigencia del ( ’ódigo
Procesal Civil, excluyendo en esta nueva normativa, todas aquellas que ya
no merecían conservar dicha forma de impugnación. Por ejemplo, una de
las resoluciones que no tendrá apelación es La que rechaza prueba, lu que
provoca estupor entre quienes desconocen el nuevo sistema procesal. No
comprenden que ya no se justifica darle apelación a una resolución que ?>c
dieta en presencia de las partes, después de que éstas conjuntamente con
el tribunal lian determinado los hechos controvertidos y como consecuen­
cia habrán discutido y ponderado la necesidad y utilidad de cada medio de
prueba propuesto. Tampoco se comprende que si se le da apelación a la
resolución que rechaza prueba, que se dicta en la audiencia preliminar, esa
sería tina causa constante de suspensión de audiencias pura que el superior
conozca el recurso. Y La solución en este caso no os la apelación diferida,
porque ta apelación diferida, como lo veremos oportunamente, solo funcio­
na en la audiencia de práctica de prueba. Por ello, en los sistemas procesales
influenciados por la oral ¡dad, bien concebidos, no es común que se admite
apelación de la resolución que rechaza prueba.

Í 8 1 Al respecto, v<¿aüt; rlilvüiro trabajo: TendíaCieitrrüt .\nh>-i> Principio


Oh, Cit., páj:. J09,

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Jorge Alberto López González

No obstante, como a pesar Je lodo existe al juina posibilidad de h.|lie baya


denegación arbitraria de prueba admisible, el nuevo sistema procesal civil
costarricense prevé la posibilidad de alegarlo en casación por infracción de
las normas procesales que sean esenciales para la garantía del debido pro­
ceso (69,2,1), lo que podría invocarse como motivo de nulidad en apelación
de la sentencia, en los supuestos en qtic no cabe casación.
En un solo artículo, se repite, se consigna la lista de autos apelables en todos
los procesos. Estos autos son:
El (fue deniegue el procedimientoelegido por la parle (67.3.1). Se re
re este inciso, al supuesto, por ejemplo, que una parte escoja el procedi­
miento sumario y el tribunal lo quiera obligara litigar por el procedimiento
ordinario.
Ponga fin ai proceso por cualquier s(67.3.2). El legislado
cau
rado, que cualquier resolución, de cualquier naturalcxa que le ponga iin al
proceso debe ser impugnable mediante el recurso de apelación. Tal solución
es plausible, pues en la subsistencia de un proceso está inmerso el derecho
fundamental de acceso a la justicia.
Decrete lasuspensión e interrupción (67,3.3). La suspensión
o interrupción del proceso es un supuesto de los que la doctrina denomina
crisis procesales. Constituyen crisis procedimenlal, porque implica retraso
en la solución del conflicto. Desde esa perspectiva, se justifica que las par­
les puedan cuestionar mediante la apelación una resolución que tiene tales
efectos en el proceso. Se entiende que solo es apelable la resolución que
ordene la suspensión o la interrupción del proceso, no la que deniegue una
solicitud con esa finalidad. Y la norma no se refiere a la suspensión o inte­
rrupción de audiencias.
Se pronuncie sobre la solicitud de concesión, modificación, sustitu
levantamiento deuna medida cautelar o (67,3,4). En el tema de
medidas cautelares el legislador quiso ser amplio en relación con el recurso
de apelación. Se dispuso permitirlo respecto de cualquier resolución que se
pronuncie sobre la concesión, modificación, sustitución o levantamiento.
Se modifica así el sistema imperante durante la vigencia del Código Pro­
cesal Civil de 1990, en que solo se concedía el recurso de apelación a la

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

resolución que denegara la cancelación tic tas medidas cautelares (560,9),


La solución dada por el legislador es cuestionable y lo hicimos ver en su
oportunidad, porque atenta en alguna medida contra la naturaleza de tales
medidas, fundamentalmente con su característica de provisional idad.
Esa provisional idad, desde una perspectiva doctrinaria, permitía descartar
el recurso de apelación en relación con Ja resolución que la concede. Es asi,
porque en el supuesto que se haya decretado erróneamente, ia parte afectada
puede pedir revocatoria y si se trata de nuevas circunstancias, cstahlccer un
incidente de levantamiento. Pero no toda resolución que concede una medi­
da cautelar tieno recurso de apelación. El Código contiene una solución qtic
encuentra su antecedente en la legislación española. Es posible conceder
medidas cautelares con audiencia o sin audiencia (95 y 96). En el supuesto
en que se conceda una medida cautelar sin audiencia (embargo preventivo,
por ejemplo), la resolución que la ordena, no tiene recurso alguno (96). La
idea fundamental de esa disposición es permitir su ejecución inmediata y si
el afectado quiere cuestionarla debe establecer un incidente de levantamien­
to de la medida cautelar.
En lo que respecta a la modificación o sustitución, permitir recurso de ape­
lación es contradictorio con una de las características de las medidas cau­
telares que es su variabilidad, es decir, que se debe conferir al tribunal la
potestad de variarlas de acuerdo con las circunstancias. Ante una resolución
en ese sentido, la revocatoria habría sido suficiente recurso. El levantamien­
to de la medida cautelar, si se justiiiea que tenga recurso de apelación, pues
implica la finalización del proceso cautelar.
La referencia a las medidas tutelares debe tenerse por no puesta, pues el que
era el artículo 93 del Proyecto fue eliminado en ta Asamblea Legislativa
vía moción 137, obligando a correr la numeración del articulado. La idea
original de los redactores fue introducir las medidas tutelares, permitiendo
que se adoptaran, aún de oficio, sin rendir garantía, para la protección de
derechos e intereses de carácter público o social.
Rechace la representación dealguna de las parles (67.3.5). Si una per
se presenta al proceso como representante de otra y el tribunal deniega te­
ner por acreditada esa representación, se produce una situación di lie i I para
aquel al que se le denegó. Esa persona podría sufrir efectos tan negativos

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como que no se le atienda la contestación a la demanda. Desde esa perspec­


tiva, por encontrarse inmerso el derecho al debido proceso, se justifica que
una resolución en tal sentido sea apelable.
Declare can lugar excepciones procesales (67.3.6). Solo es apelable la re­
solución que declare con lugar excepciones procesales. Recordemos que el
nuevo código distingue entre excepciones procesales y excepciones mate­
riales. Se descartó la opción de darle apelación a la resolución que rechaza
excepciones procesales. Con tal disposición se elimina la posibilidad que
litigantes inescrupulosos retrasen el procedimiento con solo interponer ex­
cepciones procesales incluso infundadas. La solución se justifica, además,
porque la dinámica del nuevo sistema procesal posibilita la revisión oficiosa
de tales aspectos, por parte del tribunal, en cualquier momento del procedi­
miento. Se parle en este sistema, de. la necesidad de dar mayores poderes al
tribunal para acelerar el procedimiento. I:n el caso de tribunales colegiados,
atendiendo al número de personas que analizan el caso, no se justifica que
una resolución que rechaza una excepción procesal tenga apelación.
.Ve pronuncieinterlocn torianientc sobre fiJe rentas.
rantías (67.3.7), La fijación de una renta provisión a Lili: de una pensión pro­
visional, o de una garantía, puede ser determinante en la situación económi­
ca de una persona. Una renta, pensión o garantía excesiva puede constituir
una seria afectación del derecho de acceso a la justicia. Por eso se justifica
que una resolución que adopte una decisión en ese sentido pueda ser im­
pugnada mediante el recurso de apelación. Pero no toda resolución que se
pronuncie sobre fijación de rentas, pensiones o garantías es apelable. No
lo será cuando en un proceso de mayor cuantía se fije un monto que sea de
menor cuantía. Asi Jo dispone expresamente el numeral 67.3, párrafo final.
Resuelva .tabre acumulacióno JesacitnuJeproces
acumulación o dcsacumulación de procesos tiene incidencia en la idea de
economía procesal y en el ideal de justicia pronta. Ambas tienen incidencia
en la competencia del tribunal y en los derechos procesales tic las partes.
Porcse motivo el legislador consideró pertinente concederle apelación a la
resolución que resuelva sobre una solicitud en eso sentido.582

582 t n su p u r o de fijación de renta provisional encontramos en el articulo 105,3 de este


código, en el proceso sumario de reajuste del precio del arrendamiento.

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Curün dn Oerprho P ro ce d í O vil Costarricense

Decida sobre taintervención de sucesores procesales o de terceros (67.3,9),


El nuevo sistema procesal es riguroso en lo que se refiere ei la participación
de personas en el proceso. A éste, solo es posible ingresar teniendo la condi­
ción de sucesor procesal o de tercero en los supuestos que establece la ley.
Así, para evitar el desorden desde la perspectiva subjetiva le confiere a los
litigantes una herramienta, para que un tribunal superior revise si la persona
que ingresó id proceso, porque se lo permitió el tribunal de primera instan­
cia, tiene los requisitos para hacerlo.
Resuelva sobre eldesistimiento y la (67.3.10). Ante una so­
licitud de desistimiento y ante una gestión para el reconocimiento de una
transacción, et tribunal puede resolver rechazándolas o admitiéndolas. En
el caso del desistimiento aceptado por el tribunal, se trata de una resolución
que le pone fin al proceso, en cuyo caso entraría también cu el supuesto del
inciso 2 del artículo 67.3. La idea, en definitiva, es que la resolución que
deniega el desistimiento tenga apelación porque el desistimiento es un de­
recho que surge del principio dispositivo y dependiendo las circunstancias
no se justifica que a una parte se le niegue el derecho ei desistir. Por eso es
que se concede apelación a la resolución que deniegue el desistimiento y
por añadidura a la que lo acoge.
En lo que se refiere a la resolución que se pronuncia sobre una solicitud de
transacción sus efectos son diferentes. Si so acoge totalmente, podría entrar
en el supuesto del inciso 2 del articulo 67,3, que le confiere apelación a
cualquier resolución que le ponga fin al proceso. El problema es que una
solicitud de transacción puede ser acogida parcial o totalmente. Si se acoge
parcialmente el proceso tío se tiene por terminado. Y si se rechaza la soli­
citud de reconocimiento de la transacción, existe la posibilidad de que se
atente contra los derechos que le confiere a las panes el principio dispositi­
vo. lo que es importante vigilar. Por esos motivos, para evitar una omisión
de graves implicaciones, se le confirió apelación a la resolución que resuel­
va sobre la gestión de reconocimiento de una transacción, sceí que la admita,
la rechace o ta rechace o admita parcial mente.
Decrete lanulidad de es(67.3.11). Una resolución que decreta la
ion
actu
nulidad de actuaciones tiene como electo la desaparición de derechos proce­
sales y, en algunos casos, la repetición de actos procesales. La declaratoria

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de nulidad es una medida grave, razón por !a cual la doctrina y este mismo
código restringen tal decreto. Desde esa perspectiva, nada más justificado
que darle apelación a tina resolución que disponga una sanción tan dañina.
Por el contrario, la resolución que deniegue una solicitud de declaratoria de
nulidad, no tendrá apelación.
Emita pronunciamiento sobre el fondode un , salvo que
la nulidad(67,3.12). El incidental es un proceso. Se presume que el pronun­
ciamiento sobre el fondo de un incidente se reliere a un aspecto trascendente
del proceso. Por ese motivo se establece la posibilidad de recurrido en ape­
lación. Se excluye el supuesto en que se deniegue la nulidad para ser conse­
cuentes con el inciso 11 del articulo 67,3, Y es que la resolución de fondo de
un incidente de nulidad rechazado no puede ser apelable, porque el sistema
influenciado pfir la oral idad no lo permite, Muchos incidentes de nulidad se
resolverán en las audiencias orales y si se da la posibilidad de apelar de las
resoluciones que se emitan rechazando esas solicitudes de nulidad, algunas
con fines puramente dilatorios, las audiencias serán interminables.
Diponga la entregadel inmueble por falta pago de dif
ler [67.3. 13). lin la nueva normativa se establece la posibilidad de que en un
proceso que involucro el pago de rentas, se prevenga al demandado el pago
de las rentas posteriores, mientras se tramita el proceso. Si el demandado no
paga las rentas posteriores o no paga las diferencias de alquiler, procede el
desalojo en forma inmediata (104.4). Una resolución con esos efectos debe
tener apelación y asi lo entendió el legislador.
Se pronuncie sobre la fijaciónde (h
ra67.
on
la retribución por la prestación de un servicio. En este caso se refiere a cual­
quier tipo de honorarios (peritos, curadores, al buceas, etcétera). Dada su
trascendencia, el legislador ha querido conceder recurso de apelación a la
resolución que se pronuncia sobre tul fijación. Y cuando se dice que procede
contra la resolución que se pronuncia sobre tal aspecto, se quiere decir, de
la resolución que admite o rechaza la fijación. Lógicamente, es recurrible,
además, cuando no hay conformidad con el monto fijado. Pero no toda re­
solución que se pronuncia sobre honorarios tiene apelación. El código ex­
cluye la posibilidad de recurrir en apelación, los autos que se dicten sobre

‘144

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Curso de □ tietho Procesal Civil Costarricense

incidentes o aspectos que no excedan la suma prevista pura menor cuantía


(67.3. al final).
Tratándose de honorarios de abogado hay norma expresa (76.3. al final) que
confiere apelación a la resolución que resuelve sobre el Ibndo de un inciden­
te de cobro de honorarios. En tal caso, también es aplicable ia disposición
que niega apelación a la resolución final de un incidente de menor cuantía,
en un proceso de mayor cuantía (67.3, al final).
Finalice laapertura y comprobacióntestamentos (67.3,15). La
lución fin al de un proceso de apertura y comprobación de testamentos es
aquella en la que el tribunal decide si el testamento es válido (118.4). Un
pronunciamiento de esa naturaleza y con esos efectos, tiene que tener ape­
lación y asi lo entendió el legislador.
Declare sucesores(67.3.16). Una resolución que declare sucesores (here­
deros y legatarios) tiene la virtud de señalar quienes serán los beneficiarios
de los bienes de una persona fallecida. Es. sin duda, lliul de las resoluciones
más importantes en un proceso sucesorio (127). Se justifica, como lo en­
tendió el legislador, que tenga apelación, para que c! superior determine si
lo resuello se ajusta o no a derecho. Atinque el código se refiere solo a la
resolución que declare, se entiende que es impugnable el pronunciamiento
como un todo, es decir, en caso de que excluya a alguno de los que preten­
den ser sucesores.
Emitan pronuncian} ienío sobre exclusión o inclusión bienes (67.3.17).
En un proceso sucesorio se puede plantear una discrepancia sobre si se
excluyen o incluyen bienes (128,4), El resultado de esa discusión puede
implicar una seria afectación, a alguna persona o al haber hereditario. Es
razonable, entonces, que ese pronunciamiento sea impugnable mediante el
recurso de apelación. Y es apelable la resolución que acepte la solicitud de
exclusión o inclusión o la que la rechace.
Resuelva sobre lo remocióndel a1bu
cea(67.3.16). finalizando la vigen
del Código Procesal Civil de 1690. se suscitó alguna jurisprudencia menor
(denominación que 1c da la doctrina a las resoluciones reiteradas que no
provienen de las Salas de la Cone Suprema de Justicia), según la cual, la

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Jorge Alberto López González

recurso tic apelación.4” El nuevo código procesal civil toma partido en esa
discusión y señala claramente que es apelable la resolución que resuelva
sobre la remoción del albacea. Se entiende que anle una solicitud, sea que
se acoja o rechace, lo que se resuelva es apelable. Y si la remoción se dispo­
ne de oficio, el pronunciamiento es impugnable en apelación. Es claro que
privó el derecho del albacea cuestionado a que su separación sea analizada
por una instancia superior.
Resuelva deforma definifiva sobre lade cue
Código contempla varios supuestos de rendición de cuentas (abogados, al-
bacoas, curadores, etcétera). En lodos esos supuestos, para la rendición de
cuentas se debe seguir el procedimiento previsto legal mente {147) y al final
el tribunal tendrá que emitir un pronunciamiento decidiendo si las aprueba
o no. Esa resolución es apelable, como debe serlo, por su trascendencia pura
los derechos de los contendientes.
Deniegue la reapertura del proceso sucesorio (67.3.21). Después de ter­
minado un proceso sucesorio es posible sll reapertura (por ejemplo, porque
aparecieron otros bienes) (134.1), Si la solicitud de reapertura es denegada,
tal resolución es apelable y así debe ser. En realidad, se trata de una denega­
ción al acceso a la justicia y una disposición como esa debe ser revisada en
otra instancia, como es Ja línea general de este código.
Se pronuncie sobre la adjudicacióntransmisión acto sucesorio
en el extranjero(67.3,22). El reconocimiento de un acto del proceso suce­
sorio que se realice en el extranjero, es un pronunciamiento de gran trascen­
dencia porque determina la adjudicación de bienes de la persona fallecida
(135). Eso justifica, como lo entendió el legislador, que tenga apelación lo
que sobre ello se resuelva.
Deniegue la ejecución provista(67.3.23). Una de las novedades que tie­
ne el Código Procesal Civil es un moderno sistema de ejecución provisio­
nal. generalmente, sin necesidad de caución (147). Garantizar el funciona­
miento idóneo de esc sistema, empieza por asegurarle a b parle interesada
el acceso a ese mecanismo de ejecución. Desde esa perspectiva, una resohi-

5X3 Fn ese SLüilidn plicátil verse entre muchas otras, resoluciones 777-20 U) y 81U-2U10
del Tribnrtísl Primero Ci\ ¡I <fe San José.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

ción denegatoria do la ejecución puede ser ¡imitativa de ese derecho y por


eso se justifica que un superior la revise.
Apruebe a im prnebe¡aliquidación deintereses costas (67
una parte obtiene el derecho a que le paguen intereses o costas debe hacer
una liquidación de lo que estima se Je debe y el tribuna] decide si la aprueba
o no y establece el monto que legal mente procedo. Bueno, esa resolución
implica conceder o denegar derechos patrimoniales. Se trata de un impór­
tame pronunciamiento de la ejecución, que merece sea revisada en segunda
instancia. Pero no toda resolución que se pronuncia sobre intereses o costas
tiene apelación. El código excluye la posibilidad de recurrir en apelación,
los autos que se dicten sobre incidentes o aspectos que no excedan la suma
prevista para menor cuantía (67.3. al final), Ms decir, si lo liquidado es me­
nor cuantía, en un proceso de mayor cuantía, lo que*se resuelva no tiene
apelación.
Ordenen o denieguenel embargo o su (67.3.25). Un embargo
puede ser preventivo, cuando el derecho no lia sido reconocido; o puede ser
ejecutivo, una vez que hay una resolución firme que consolida el derecho.
En la legislación anterior no había claridad en cuanto al recurso de apela­
ción dependiendo del lipa de embargo. El código clarifica el punto. Inde­
pendientemente se trate de un embargo preventivo o ejecutivo, la resolución
que lo ordene, la que lo deniegue o rechace una solicitud de levantamiento,
tiene apelación. Tratándose del embargo preventivo (cautelar), esta disposi­
ción es concordante con lo que establece el inciso 4 del numeral 67.3. que
estamos analizando.
Ordenen o denieguenla solicitud de remate (67.3.26). El remate es un acto
procesal complejo, que se compone de tres elementos fundamentales: la re­
solución que lo ordena, el acLo de la subasta y la resolución que lo aprueba.
La orden de remate (157.4) es tan importante, que en algún momento basta
se le ha considerado, en mi criterio erróneamente, como una especie de
sentencia (por ficción legal, se ha dicho). Su trascendencia es indiscutible;
en esc pronunciamiento, el tribunal toma la decisión de vender ios bienes
del deudor con el fin de obtener el pago de la deuda. Por eso se justifica que
tenga apelación, aunque esa impugnación pueda representar un atraso en la
ejecución. Y también es razonable que tenga ese recurso la resolución que

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Jorge Alborto López González

deniega la solicitud de remate, jorque una disposición como esa implica


enervar los derechos del acreedor a satisfacer su crédito.
Apruebe el (rem
at67.3-27}. La resolución que aprueba el remate (163), en
el contexto de la nueva normativa, es de gran trascendencia ante la inexis­
tencia del viejo incidente común de nulidad de remate. En ese pronuncia­
miento el tribunal no solo valida el procedimiento anterior, sino que adjudi­
ca los bienes al mejor postor. No hay duda, entonces, que es una resolución
que amerita otro examen en segunda instancia.
Declare la insubsistencia de! term
a(67,3,28), La declaratoria de in
icncia de un remate (162) es un pronunciamiento que tiene graves implica­
ciones para el oferente que no depositó el resto de lo ofrecido porque pierde
el depósito y para el deudor, porque se reducen las posibilidades de venta
del bien al aumentar el depósito para participar en la subasta. Es por eso que
debe tener apelación.
Resuelva sobre la liquidación delproducto del (67,3.29)
dación del producto del remate, es el reparto que dispone el tribunal, del
dinero obtenido con la subasta. Además del pago de costas, una de las prin­
cipales decisiones es a cuál de los acreedores se les paga primero (164).
Además, hay que disponer sobre el remanente, si existe. Finalmente, esa
resolución es, prácticamente, la culminación del proceso, No hay duda que
el examen en segunda instancia es prudente.
Se pronuncie sobre el fondo de las terc(67.3.30), 1.as tercer
incidente de la ejecución, un proceso incidental, al final del cual se deter­
mina si un acreedor tiene derecho preferente de pago, la forma en que se
distribuye el producto del embargo o la liberación de un bien que ha sido
indebidamente embargado. En realidad, la resolución que se pronuncia so­
bre el fondo de una tercería, es un pronunciamiento sobre el fondo de un
incidente que cabe en el supuesto del inciso 12 de artículo 67.3. Para mayor
claridad y con la finalidad de evitar dudas c interpretaciones, se consignó
este inciso, que repito, podría entenderse como repetitivo. Pero no toda re­
solución que se pronuncia sobre tercerías tiene apelación, El código excluye
la posibilidad de recurrir en apelación, los autos que se dicten sobre inciden­
tes o aspectos que no excedan la suma prevista para menor cuantía (67.3.

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Cu^so de Derecho Procesa! Civil Costarricense

al linal}. Es decir, sí la estimación de (a tercería es de menor cuantía» en un


proceso de mayor cuantía, Ja resolución final no tiene apelación.
Imponga sanciones conminatoriaso disciplinarias (67.3JI). El Código
Procesal Civil no establece sanciones di se iplinarias. Eso se dejó para que
quede regulado en la Ley Orgánica del Poder Judicial, Una resolución que
imponga sanciones disciplinarias o conminatorias, debe tener apelación
porque se trata de una pena y. como tal, es indispensable el derecho a una
segunda instancia, tal como lo tiene establecido la Corte Iiiteramericana de
Derechos Humanos.
Las restituciones q w disponga expresamente (67.3.32). La Comisión
Rodadora pretendió enlistar en un solo y exclusivo articulo todas lasresulu-
ciones impugnables mediante el recurso de apelación. No obstante, es inevi­
table. como consecuencia del trámite legislativo, que aparezcan referencias
a resoluciones apelables en algunas disposiciones aisladas. También es po­
sible, como consecuencia de otras leyes. Se conceda apelación a determina­
dos pronunciamientos.4*-1Se trata de una norma previsora de esa realidad.

P rocedimiento HEI RECURSO DE ARELACIÓN

El recurso de apelación debe ser establecido ante el Tribunal que dictó la


reso Eución que motiva la inconformidad. Aunque se pensó en ia posibilidad
de que se interpusiera directamente ante el superior, como en otras legisla^
ciones, no se consideró pertinente cambiar el sistema existente cotí el Có­
digo Procesal Civil de J9*)Ü, para mantener lo relativo a la admisibilidad
en el tribunal de primera instancia, con lo cual se disminuye d trasiego de
expedientes. Como el recurso se puede interponer en audiencia, en forma
oral, se establece como único momento para hacerlo, en forma inmediata al
dictado de la resolución oral (67J.pá.2"), obviamente, cuando dicha resolu­
ción es apelable. Tratándose de autos escritos y de sentencias, el plazo será
de tres y cinco días, respectivamente (67,1 .pa-í").

>84 Algunos ejemplos cneuntranios: en d articulo 76,3., se liace reJereitcLi n! recurse de


apdüdoa (miándose Je Ui resolución fiiud del i neníeme tubro de honorarios de
abogado, íi pejHjr <lt= ;]ue y;i ln L-unietaipfn el inciso 12 del grítenlo 67.3.- Igual menie,
cci el que se refiere a la resolución qité se pronuncia sobre un proyecin de pur-
liei ÓTi d e m e n o r e i u m l i í i

«9

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Jorge Alberto López González

interpuesto el recurso, el tribunal debe decidir si lo admite o no y emitir un


pronunciamiento al respecto. En el supuesto tjue sea admitido, las partes pue­
den gestionar ante el superior para hacer valer sus derechos dentro de quinto
día (67.1.pá.2°). Deben comparecer (gestionar) en ese plazo, a partir del mo­
mento en que se les notifique la resolución que admite ta apelación, sin espe­
rar ninguna resolución que los conmine, pues ese plazo está dispuesto por ley
y el tribunal no tiene que darlo. No parece que haya problema si lo da, pero el
sistema está previsto para que no sea necesario que e! tribunal lo dé.
¿Cuál es la razón por la que se da ese plazo para que las partes acudan ante
el superior? El tema tiene importantes implicaciones. Si se trata de un auto
o sentencia, dictados en Ibrma oral en una audiencia oral, la apelación se
interpone en ese mismo momento, el tribunal decide si la admite o no y si la
difiere o admite la apelación en forma directa. Como la otra parte tiene que
estar presente, ese será e! único momento que tendrá para hacer valer sus
derechos en relación con el recurso. No podrá hacerlo posteriormente ante
el superior, salvo que su ausencia haya sido justificada.
Si se trata de un auto o de una sentencia dictada por escrito, la parle apelante
debe indicar todos los motivos al interponer el recurso y una vez admitido
éste, la parte contraria debe hacer utler sus derechos ante ef superior en el
plazo establecido por la ley, En conclusión, ese plazo para acudir ante el
superior, nu está previsto para el apelante, solo para la parte contraria, que
por las circunstancias no pudo hacer valer sus derechos ante el tribunal de
primera instancia. Ni siquiera es viable pensar que ante el superior el ape­
lante solicite prueba en segunda instancia, pues debió pedirla al establecer
el recurso. 'Iodo eso es consecuencia del principio de concentración, en
virtud del cual no es posible conceder varias oportunidades, en perjuicio de
la celeridad procesal, para hacer valer derechos.
Es posible, que al admitir el recurso haya en el proceso algún acto procesal
trascendente y pendiente que sea necesario cumplir, de previo a todo trámite
(resolución de una petición de medida cautelar, por ejemplo). En ese caso,
el expediente no se debe remitir al superior, hasta se cumpla lo que está pen­
diente y es trascendente.1*’ Si el expediente ya está en el tribunal superior y

585 Durante la redacción del proyecto un grupo de jueces civiles propuso eliminar el
concepto trascendente. Lj Comisión Rodadora no lo estimó conveniente, pues la

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Curso de Derecho Procesa! Civil Costarricense

lo necesita el tribunal Je primera instancia para dar cumplimiento a alguna


actuación, lo debe pedir, el superior lo debe enviar en forma inmediata y e]
tribunal de primera instancia deberá devolverlo n la mayor brevedad posi­
ble, cuando se realice lo que está pendiente.

A p ela c ió n diferida

El instituto de la apelación diferida no es nuevo en nuestra normativa pro­


cesal civil. Fue regulado por primera vez en la Ley de Cobro .ludicial que
entró en vigencia el 20 de mayo de 2008 y también en la Ley de Monitorio
Arrenda tic io que entró a regir a partir del 5 de setiembre de 2013. Sobre
dicha normativa hago algunas observaciones para efectos históricos. Se ex­
trajeron del que en ese momento era el proyecto de código procesal civil,
con el inconveniente que se cambió ligeramente la redacción y por lo tanto
el sentido de la apelación diferida. Como consecuencia de que ambas leyes
regulaban procesos simples, como monitorios, hipotecarios y prendarios,
la referencia a sentencias anticipadas no era concordante con esos tipos
de proceso, cuyo procedimiento se limitaba a una única audiencia y a una
única sentencia. Se establecía la posibilidad de que se dictaran sentencias
anticipadas, lo que no parecía viable en un proceso monitorio, que se ca­
racteriza por contener pretensiones muy reducidas. Además, mientras que
el Proyecto de Código Procesal Civil decía que sobre la apelación diferida
se resolvería al conocer de la sentencia, en ambas leyes se introdujo una in-
correeción: se decía que la apelación diferida se conocería al conocer de la
sentencia de segunda instancia, lo que era imposible, porque la sentencia de
segunda instancia no tenia más recursos. En el proyecto de código procesal
civil se condicionaba el conocimiento de las apelaciones diferidas de quien
no había apelado, al hecho de que resultara victorioso. Esa condición se
eliminó en las leyes que contentamos. Desde esa perspectiva, se propiciaba
el contrasentido de que bastaba que una parte no figurara como apelante, sin
importar la razón, quizá hasta porque no quiso, para que se le conocieran las
apelaciones diferidas que no reiteró. Estos son ejemplos, de cómo preten­
diendo mejorar la redacción se varió el sentido de las normas.

introducción de esc concepto tiene como fin a lid a d evitar que con cualquier gestión
intrascendente se atrase el procedan iettU>.

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Jorge Alberto López González

Finalmente, pura terminar esto breve desarrollo histórico, la apelación di­


ferida era inaplicable, aunque estuviera regulada en ambas leyes. De con­
formidad con lo que disponían las Leyes de Cobro Judicial y Monitorio
Arrendando solo eran recurribles en apelación las siguientes resoluciones:
la que rechazaba la demanda, la que declaraba con lugar excepciones proce­
sales, Ja sentencia que se pronunciaba sobre Ja oposición, la que aprobara o
improbara la liquidación de intereses o costas, ordenara el levantamiento de
los embargos, denegara el embargo, ordenara el remate, declarara insubsis­
tente el remate, resolviera sobre la liquidación del producto del remate y se
pronunciara sobre el fondo de las tercerías. Con fines argumentativos, digo,
que solo en osos supuestos era admisible el recurso de apelación en el curso
de un proceso de los que regulaban esas leyes. Del análisis de las resolucio­
nes apelables en la etapa de conocimiento en un proceso regulado por las
citadas leyes, se concluye que no existia posibilidad que ninguna de ellas
se dictara en audiencia. La resolución que rechaza la demanda, salvo algún
supuesto excepcional, no se dicta en audiencia, se emite al inicio. Y aún si
se pronunciara en audiencia la apelación no podría diferirse porque para po­
der continuar con el proceso es indispensable dilucidar si se mantiene o no
el rechazo, En esa tesitura, aún si se dictara en audiencia, tal resolución se­
ría apelable directamente. La resolución que declara con lugar excepciones
procesales es apelable directamente, es decir, la apelación no se puede dife­
rir. Hay que admitir la apelación en forma directa e inmediata, porque de lo
que se resuelva sobre esa excepción procesal puede depender la validez y
eficacia del resto del procedimiento. La sentencia que se pronuncia sobre la
oposición, es la resolución final de la etapa de conocimiento y sería ilógico
que la apelación se admita en forma diferida, f inalmente, todas las demás
resoluciones apelables, según las leves que comentamos (la que apruebe o
impruebe la liquidación de intereses o costas, ordene el levantamiento de
los embargos, deniegue el embargo, ordene el remate, declare insubsistente
el remate, resuelva sobre la liquidación del producto del remate y se pro­
nuncie sobre el fondo de las tercerías), son propias de la etapa de ejecución,
es decir, posteriores a la audiencia. Si la apelación diferida solo tiene senti­
do para hacer electivos los principios de inmediación y concentración en la
audiencia, es inaplicable a esas alturas del procedimiento.

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C u ííü de Derecho Procesa! Civil" Costarricense

Concepto y finalidad ríe tu apelación diferida

til recurso de apeloción, como lodos sabemos, os d medio que ha. establecí’
do la doctrina y las legislaciones para impugnar resoluciones que no están
firmes. Una de las características funda mentales de ese tipo de recurso, es
que d expediente se remite a una secunda instancia superior jerárquica,
para que revise lo resuelto por h persona juzgadora de primera instancia.
En relación con el recurso de apelación la doctrina ha tenido dos gratules
preocupaciones: garantizar la idoneidad de las resoluciones y disminuir los
electos negativos que produce, en d procedimiento y en la celeridad de la
justicia, el trámite de una apelación.
Durante Ja vigencia del sistema de la escritura esas eran las dos preocupa­

ciones de la docLrina y de los legisladores. Hoy con la introducción de la
oral idad se introduce una tercera inquietud: ¿Cómo garantizar el derecho
a la segunda instancia, cuando es necesario, sin afectar el desarrollo de las
audiencias orales? Hay que reconocer que seria muy dañino para la celeri­
dad de! procedimiento y para hacer realidad el principio de justicia pronta
y cumplida, que cada vez que una de las partes este en desacuerdo eon una
resolución judicial, en la audiencia oral, pueda establecer recurso de apela­
ción. Aún más grave serta, que como consecuencia de ese recurso se abra
una segunda instancia, con remisión del expediente a otro órgano jurisdic­
cional de superior categoría.
Con La finalidad de superar esa dificultad surge el instituto de la apelación
diferida que tiene como antecedente el articulo 340 de! Códice Di Proccdu-
ra Civile italiano.
Siempre que se expone sohrc un instituto científico se intenta dar una defi­
nición, Tengo la idea, de que el ensayo de conceptos debe tener como finali­
dad darle al lector o al oyente una ubicación primaria y básica sobre lo que
se va a tratar. Es asi, porque el eon oe imi en Lo de un instituto solo se logra
una vez que se han estudiado todas sus características.
Para dar una idea de cómo concebirlo, cito textual mente lo que dice el Có­
digo General del Proceso de Uruguay, que conceptúa al diler¡miento como
un efecto de cierto tipo de apelaciones:

*51

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Jorge Alberto López González

" (on efecto ,difero limitadoo la simplede i recurso, c


caso y sin perjuicio delcumplimiento de la resolución impugnada, se re
vará fundamentarlo conjuntamentecon el de eventual apelación
sentencia definitiva. En este caso, se conferirá traslado de ambos
a la contraparte y se resolverán los mismos “La
tendrá efecto diferido en los casos expresamente establecidos en la

Natu raleza jurídica de la apelación diferida

Hay que precisar que, desde nuestra perspectiva, la apelación diferida no


tiene ninguna relación con los efectos de la apelación como suele creer al­
guna doctrina, criterio que se adopta en legislaciones como la Uruguaya
citada.
Los efectos suspensivos y no suspensivos de la apelación se refieren a la
posibilidad de ejecutar o no una resolución impugnada, lo que no tiene re­
lación con la naturaleza de la apelación diferida. Lo anterior lo digo, para
sustentar mi criterio, de que la apelación diferida os solo otra modalidad de
apelación, como la adhesiva y la apelación por inadmisión, que tiene finali­
dades específicas, requisitos de admisibilidad y efectos diferentes.

La apelación diferida como instituto indispensable en un sistema


influenciado por la oral idad
l.a introducción de la oral idad en un sistema procesal obliga a configurar un
procedimiento diferente al que existía durante la vigencia del sistema de la
escritura.
La inclusión de una audiencia oral en el procedimiento exige plantearse
una realidad inobjetable: durante la audiencia oral no se pueden admitir
apelaciones, que tengan como consecuencia la suspensión de la audiencia y
la remisión deí expediente a un superior. Aceptar esa posibilidad, implicaría
la suspensión de la audiencia por un lapso de tiempo inconveniente para la
vigencia de los principios de inmediación y concentración consustanciales
a la oral idad.

A5A

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Curso de Derediú Procesal Civil Costarricense

Lu apelación diferida, entonces, se constituye en un mecanismo que pre-


leude garantizar el examen de aspectos del litigio por parte de una instancia
superior, sin suspender la audiencia oral, PurTeso se entiende que se trata de
un instituto indispensable para el funcionamiento do un sistema mil acucia­
do por la oral ¡dad.

Apelación diferida y resoluciones apelables

Siendo como lo es la apelación diferida, un instituto indispensable para el


fono ion amiento de un sistema procesal influenciado por la oral idad, en su
configuración se plantean varias interrogantes; ¿Cuáles resoluciones son
apelables mediante c! sistema de apelación diferida? ¿Son apelables todas
las que se dicten en la audiencia? ¿Solo son recurribles por este medio las
que et legislador establece como apelables? ¿Mi legislador debe distinguir
entre resoluciones de apelación directa y resoluciones de apelación diferida?
La respuesta a estas interrogantes tiene muchas aristas. La mayoría de la
doctrina procesal tiene la idea de que es necesario limitar el número de
resoluciones apelables; e! denominado sistema de apelación limitada. En
otras palabras, que hay que mantener la posibilidad de apelar solo de las
resoluciones indispensables para garantizar el debido proceso. Desde esa
perspectiva, lodo parece indicar que el Legislador debe, en primer lugar, de-
terminar cuáles resoluciones son de tanta trascendencia para que merezcan
conservar la posibilidad de recurrirías, La idea, entonces, es que, solo en
esos supuestas se pueda establecer un recurso de apelación.
La diferencia de si a la apelación se le da trata miento como directa o diferi­
da, se da por la circunstancia de que se plantee durante la audiencia o fuera
de ella. Si la resolución es apelable y se dicta fuera de audiencia la apelación
no será diferida, porque no se aiccta a los principios de inmediación y con­
centración. Si es. apelable y se dicta en audiencia, la apelación será diferida
para no afectare) desenvolvimiento de la Comparecencia oral.
Pero, además, para que la apelación sea directa y no suspensiva, es indis­
pensable que el aspecto sobre ci que se impugna tenga decios suspensivos,
es decir, que no sea posible continuar sin resolver al respecto. Por esa razón.

45S

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Jorge Alberto López González

la tarca det legislador os no concederle apelación directa a resoluciones que


se dicten ett audiencia, sobre aspectos que no tienen efecto suspensivo.
No parece conveniente establecer una lista de resoluciones apelables en for­
ma directa y otra lista de resoluciones apelables en forma diferida, porque
una distinción de esa naturaleza sería contraria a la naturaleza y finalidad de
ese tipo de apelación. Tampoco parece saludable para el sistema de justicia
que se establezca una lista de autos apelables en forma directa y que todos
los demás sean apelables en forma diferida. Una disposición de esa natura­
leza tendría como consecuencia la interrupción constante de la audiencia.

La apelación diferida en el Código Procesal Civil

El Código Procesal Civil, está influenciado por la oralidad. En el proce­


dimiento de los procesos ordinarios se introducen dos audiencias orales,
una preliminar y otra complementaria. En los demás procesos se prevé una
audiencia oral, sin perjuicio de que ésta se fraccione y se realice en días
consecutivos.
En esta normativa, para superar el desorden existente durante la vigencia
del código procesal civil de 1990, se establece una única lista de resolucio­
nes apelables. En esa enumeración se contienen las resoluciones apelables
en todo el procedimiento y en lodos los procesos. En otras palabras, las
resoluciones que no aparezcan en esa lista no se pueden impugnar mediante
el recurso de apelación, en ningún proceso. Rige, un sistema de apelación
limitada estricta. Para estructurar el sistema, .se hi/o un cuidadoso trabajo de
selección de resoluciones trascendentes, respecto de las cuales no se consi­
deró pertinente eliminar ta posibilidad de una segunda instancia.
El artículo 67,4. del Código Procesal Civil dispone:
“Cuando la apelación deautos o desentencias
en la audienciade pruebas, no se suspenderá salvo ¡a
resolución apelada le ponga fin ai procesa. aspecto recurrido no
efectos suspensivos, la apelación se tendife­
rida y condicionada a que ¡a parte impla sentencia,
ción y que el puntotenga trascendencia la resolución final. cuyo
será resueltoal conocer de la sentencia.Sila parle que interpuso

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

tío figura comoapelante de ia sentencia por haber victoriosa.


con motivo deia procedencia delrecuno otro
objeción recobra interés,iaapelación deberá ser
Si la sentencia lo que admite esel recurso de casación no
apelación diferida; sinembargo. laparte pod
dad alrecurrir contra ela,si ia alegado de “
Esa disposición legal comienza identificando, en términos generales, las
resoluciones apelables en forma diferida y señala claramente que pueden
serlo los autos y las sentencias anticipadas. Pero no serán apelables todos
los autos, sino los que la normativa expresamente identifica como apelables.
Cuando el artículo habla de sentencias anticipadas, se refiere a aquellas re­
soluciones qLie se pronuncian sobre cuestiones de fondo, pero que se dictan
antes de la finalización del procedimiento.
Para que La apelación reciba tratamiento de diferida, dice la norma, es in­
dispensable que se formule en la audiencia de pruebas. Recordemos que
en el proceso tipo, el ordinario, el procedimiento csLá previsto para dos
audiencias: una preliminar y otra complementaria. La audiencia de pruebas
es en realidad la audiencia complementaria. Es impensable dar tratamiento
de diferida a una apelación que se formule en la audiencia preliminar. Tal
procedimiento solo es dable en la audiencia complementaria, cuando haya
iniciado la práctica de la prueba.
Si se trata de un proceso de una sola audiencia, el tratamiento diferido, solo
se debe dar una vez que haya iniciado la práctica de la prueba,
Lo qtic vengo diciendo solo encuentra explicación, si el tema se analiza en
el contexto de un proceso influenciado por la oral idad y en el marco que
ofrecen tos principios de inmediación y concentración. Diferir la apelación
solo tiene sentido para garantizar que no se afecten los principios de inme­
diación y concentración. Si se tiene claro que tales principios tienen como
finalidad mantener la unidad del procedimiento, que no transcurra mucho
tiempo entre el momento en que se practica la prueba y aquel en que se dic­
ta la sentencia, se concluye que el tratamiento diferido solo es procedente
cuando ha iniciado la práctica de la prueba, Solo a partir de esc momento es
posible que se corra el riesgo de que por el transcurso del tiempo la persona

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Jorge Alberto López González

juzgadora olvide lo percibido cri la audiencia. Es por esa razón que ese ar­
tículo dice, que si la apelación se formula en la audiencia de pruebas no se
suspende la audiencia, salvo que la resolución le ponga fin al proceso y si
el aspecto recurrido no tiene efectos suspensivos la apelación se tendrá por
interpuesta en forma diferida. La redacción de la norma es correcta, si la re­
solución que se dicta le pone fin al proceso y se formula apelación, lo que se
produce es una suspensión de la audiencia, al menos hasta que se resuelva la
apelación, porque si esa resolución es confirmada lo que se da es la termina­
ción del litigio, pero tal terminación es una eventualidad. Si la resolución no
tiene efectos suspensivos, lo que se da es tratamiento de apelación diferida,
pues el proceso puede continuar a pesar de la existencia de la impugnación.
No sobra decir, porque la legislación parte de esa base, que aún la apelación
diferida, debe ser fundamentada al momento de su interposición, bajo san­
ción de rechazo de piano ante esa omisión (65.5),
Tratándose de procesos en los que la sentencia no tiene apelación, no es
procedente la apelación diferida. Si la sentencia no tiene apelación lo que
tendrá es casación, en cuyo caso, la propuesta legislativa le permite a la
parte afectada que al impugnar la sentencia mediante el recurso de casación,
haga valer la inconformidad, si to alegado constituye motivo de casación.
El disímil tratamiento se justifica en que los procesos que gozan del recurso
de casación serán conocidos en primera instancia por tribunales colegiados,
respecto de los cuales se entiende que constituyen mayor garantía de obser­
vancia del debido proceso.

La necesidad de reiterar la inconformidad

Una característica especial con importantes efectos proccdimcntales y sus­


tanciales de la apelación diferida, es que queda condicionada a que la parte
que apeló en la audiencia reitere el recurso ai apelar de la sentencia. En
otras palabras, que si se apela en la audiencia y e! recurso quedó diferido,
al apelar de la sentencia el recurrente debe reiterar la inconformidad. Si
no lo hace, el superior omitirá todo pronunciamiento sobre ese aspecto. Es
interesante, porque el que obtuvo semencia totalmente cstimatoria no va a
poder recurrir. No puede hacerlo, porque le falla el interés desde que resultó
victorioso. Ahora, si el apelante diferido resultó parcialmente ganancioso y

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

quiere apelar por |n no concedido, deberá reiterar las apelaciones diferidas


para que el superior las analice.
Pero no hasta con que el afectado total o parcialmente por la sentencia reite­
re las apelaciones diferidas, es indispensable que lo que es motivo de incon­
formidad tonga trascendencia en la resolución final, fin otras palabras, que.
aunque sean reiteradas, si lo que motiva las apelaciones diferidas no tiene
implicaciones en lo que es motivo de recurso, el superior las rechazará. No
es que no las analiza, es que las rechaza, porque para el rechazo tiene que
estudiarlas, fundamentalmente, desde la perspectiva de su trascendcneia en
relación con la apelación de la sentencia.
Si las apelaciones diferidas son reiteradas y tienen trascendencia en la re­
solución final, sobre ellas se emitirá pronunciamiento en la sentencia de
segunda instancia.
Una situación especial se puede dar con la parte que llega a la segunda ins­
tancia ganando, por apelación de la contraria, fin ese caso, quien va ganan­
do no apela, porque no tiene interés en hacerlo. £1 problema se presenta si el
superior revoca la sentencia y quien venía ganando va a terminar perdiendo,
fin ese caso, para garantizar el derecho de contradicción, el legislador exige
que se analicen de oficio las apelaciones diferidas de quien venía ganando
(67.4).
fin todo caso, si la apelación diferida se sustenta en un vicio del procedi­
miento que cause indefensión, se impone la nulidad de la sentencia para que
el inferior subsane los defectos y emita nuevo pronunciamiento. Tal electo
solo se daría, se repite, si existiera indefensión.

A p e l a c ió n e»o r i n a d m i s i ó n

El instituto de la apelación por inadmisión, tiene muchas características que


lo diferencian de lo que es el recurso ordinario de apelación, por lo cual,
parece que la denominación que se le da no es precisa. Fn otras legislacio­
nes se le denomina recurso dequeja, porque es efectivamente una
Aquella parte que considere que el tribunal de primera instancia le denegó
indebidamente un recurso de apelación, plantea una apelación por inadmi­
sión para intentar que el superior lo admita.

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Jorge Alberto López González

E! nuevo código mantiene el recurso de apelación por inadmisión, con h iina-


tidad que por su medio 'te impugnen tas resoluciones que deniegan i legal mente
un recurso de apelación ((38.1). Originalmente fa propuesta establecía que solo
era pasible recurrir por este medio, cuando lo que se denegara era un recurso
de apelación nodiferibíe; es decir, cuando se denegara un recurso de apelación
interpuesto contra un pronunciamiento que tuviera efecto suspensivo del pro­
cedimiento. De un estudio posterior y detallado de la propuesta, se llegó a la
conclusión que lo mejor era quitar esa limitación en cuanto a la apelación no
diferibíe pues complicaba ia aplicación de la norma. Finalmente, el artículo
quedó en lo que interesa: "Procederá erecurso de apelación fx>r
anura laresolución que deniegue un recurso de ” (68.1) **“
A diferencia de la legislación procesal anterior, en que la apelación por in­
admisión sp debía presentar ante el superior, el nuevo código dispone que
debe establecerse ante el mismo tribunal que denegó el recurso (68,2). El
influjo de la oralidad obligó a ese cambio. Asi debe ser. porque existe la
posibilidad que se deniegue una apelación en tina audiencia oral, mediante
resolución oral, E;n esc caso, la dinámica proced¡mental y el principio de
concentración obliga a que deba plantearse la apelación por inadmisión ante
el mismo tribunal que denegó el recurso.51,7 Para no establecer dos procedi­
mientos diferentes si la resolución es oral o escrita, se uniformó el sistema
para que en todo caso se presente ante el mismo tribunal que denegó el
recurso. Pero la presentación de la apelación por inadmisión ante el mismo
tribunal que denegó el recurso, no implica que esc mismo tribunal decida
sobre la admisibilidad o no de la apelación por inadmisión. Ese tribunal de
primera instancia es im simple receptor.

5R6 En l:i legislación uruguaya se admite ¡a apelación por inadmisión aunque se trate de
un supuesto Je apelación con efeelo dilerido. (Articulo 262 del Código General del
Proceso).
5H7 Estableciendo que el recurso de apelación por inadmisión se puede presentar ante ei
mismo tribunal que denegó» el recurso, lo que se pretende es raed llar el acceso a los
recursos cuando legalmente procedan. Con ello se evita lo que sucedía durante la
' igencia del Código Procesal Civil de I9V0, que una pane que tramitaba un proceso
ordinario en Liberta debía hacer un gran esfuerzo para plantear una apelación por in­
admisión en el IVihunal Segundo Civil de San José, Pe todas Jórmas, la presentación
ante el mismo tribunal que denegó el recurso propicia la inmediación característica
de un proceso mil tiene indo por la oral idad.

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Cl ií ^u de Derecha Procesal Civil Costarricense

Si la apelación se deniega en relación con tina resolución escrita, el plazo


para interponer la apelación por inadmisión es de tres días, y también ante
el mismo tribunal qtic denegó el recurso (68,2). En la gestión, ora! o escrita,
se debe expresar con claridad las razones por las cuales se estima ilegal la
denegatoria (68,2).
Es posible interponer apelación por inadmisión, cuando sea denegada una
apelación que debió admitirse con efecto diferido. En ese caso, lo novedoso
es el procedimiento, porque el tribunal debe limitarse a tener por interpuesta
la apelación por inadmisión (apelación por inadmisión diferida). Esa apela­
ción por inadmisión queda reservada para que sea resuella y tomada en con­
sideración en el momento en que el superior se pronuncie sobre el recurso
interpuesto contra la semencia definitiva, siempre que subsista d interés del
apelante por inadmisión (68,2. al final). En otras palabras, aquel 1óigante
que sepa que tiene una apelación por inadmisión diferida, deberá reiterarla
al apelar de la semencia. Si el tribunal revoca la resolución del tribunal de
primera instancia que denegó la apelación y admite la apelación, resuelve el
punto de una sola vez.
Cuando se interponga apelación por inadmisión en relación con una ape­
lación que debió admitirse en forma inmediata, alegada la apelación por
inadmisión, el tribunal de primera instancia debe remitir el expediente al
superior inmediatamente (68.2, al final). Véase como el tribunal que denegó
la apelación, no emite pronunciamiento sobre la admisibilidad o no Je lu
apelación por inadmisión.
La interposición de un recurso de apelación por inadmisión rus tiene efecto
suspensivo del procedimiento, salvo que el tribunal, atendiendo a lo que es
objeto de discusión lo disponga expresamente (68.3).
Si el superior declara improcedente la apelación por inadmisión, confir­
ma el auto denegatorio de la apelación que dispuso el tribunal de primera
instancia. Tal pronunciamiento implica la firmeza de ia resolución que se
cuestionó en primera instancia,
Si el superior declara con lugar la apelación por inadmisión, revoca el auto
denegatorio emitido por el tribunal de primera instancia y admite ia apela­
ción. A partir de la notificación de la resolución que admite la apelación por
inadmisión, las parles tienen un plazo de cinco días para comparecer ante el

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Jorge Alberto Lópe2 González

superior a hacer valer sus derechos. Se dice que a parlir de la notificación de


la resolución que admite la apelación por inadmisión, porque el código no
prevé que se dicte resolución alguna emplazando a las partes. Ya ese empla­
zamiento está dado por disposición legal (68.3.pá.2°).

A d m is ib ilid a d uel r ecu r so ue a p ela c ió n

Aunque ya se ha expuesto ampliamente sobre el tema, es preciso recapitu­


lar sobre algunos aspectos fundamentales en relación con la admisibilidad
det recurso de apelación. Para que un recurso de apelación sea admisible
es indispensable que se cumplan varios presupuestos; que se interponga en
tiempo, que ta resolución sea susceptible de impugnación mediante ese tipo
de recurso, que sea debidamente fundamentado y que el recurrente tenga in­
terés para apelar. ¿Qué significa que el recurrente tenga interés para apelar?
Que la resolución le sea desfavorable en algún aspecto, Y como ya vimos
oportunamente, hay supuestos en que es indispensable que el punto sea de
mayor cuantía, porque si se trata de un aspecto de menor cuantía, en un pro­
ceso de mayor cuantía, no es susceptible de impugnación por este medio.

La s e g u n d a in s t a n c ia

Un recurso de apelación correctamente formulado, es la llave que abre la


puerta a otra dimensión: la segunda instancia. A ese estrato, solo se llega si
se cumple con lo que dice la ley y los tribunales admiten el recurso/*"
Admitido el recurso, se remite el expediente al tribunal superior. Dicho tri­
bunal, debe hacer una revisión formal del recurso, el procedimiento y las
cuestiones de nulidad propuestas. En todos los casos debe disponer las co­
rrecciones que sean necesarias, conservando todas las actuaciones no afec­
tadas por el vicio de nulidad alegado o que sea posible subsanar (67.ó).
En esta instancia el superior, con sustento en la ley, puede declarar mal ad­
mitida la apelación, anular, confirmar o revocar. La declarará mal admitida
cuando el tribunal de primera instancia haya errado al admitir la apelación.
Anulará, cuando exista indefensión de conformidad con la teoría de las mi-

5 XX I >igi> tribunales, porque en algunos casos la apelación la admite el de primera instan


da y en oíros d de secunda instancia (apelación por inadmisión!.

46?

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Curso do Derecho Procesal Civil Costarricense

lidades que sigue el código. Revocara total o parcialmente cuando disienta


de criterio con el inferior. Confirmará cuando no haya mérito para variar lo
resuelto por el tribunal de primera instancia.

Prueba en segunda instancia

En un sistema procesal influenciado por la oral idad, fa admisión y práctica


de prueba en segunda instancia no es recomendable. Fundamentalmente,
porque puede implicar un mecanismo que utilice alguna de las partes para
lograr la dilación del procedimiento. No obstante, es posible que haya su­
puestos en que admitir y practicar prueba sea la única forma de hacer jus­
ticia. Desde esa perspectiva, un sistema procesal moderno no puede cerrar
Ieis puertas a la posibilidad de practicar prueba en segunda instancia, en
supuestos excepcionales.
Partiendo de esas premisas básicas, el Código Procesal Civil establece que
la admisión de prueba en segunda instancia tendrá carácter restrictivo y

excepcional (67.2). Unicamente es posible admitir aquella prueba que sea


estrictamente necesaria para resolver los puntos que sean objeto del recur­
so, cuando no se haya podido ofrecer o practicar en primera instancia por
causas ajenas a la parte (67.2), Así las cosas, para admitir prueba en segunda
instancia, el tribunal debe establecer que la parte no pudo ofrecer esa prueba
en primera instancia o que no se pudo practicar por causas ajenas esa parle.
Para ser consecuente con las disposiciones generales que permiten que el tri­
bunal ordene pruebas de oficio (4 [.3), es decir, sin que ninguna de las partes
lo pida, se le da al tribunal el poder de ordenarla de oficio en segunda instan­
cia, pero solo cuando esa prueba sea indispensable, se entiende, para resolver
Í67.2). En qué supuestos sea indispensable, es una decisión que deberá tomar
el tribunal, atendiendo a la idea que tenga de sti función. Podría considerar
que es indispensable para resolver en justicia o conforme a derecho.

Audiencia oral en segunda instancia y resolución

Es discutible la necesidad de realizar audiencia oral en segunda instancia.


En esa discusión el legislador del nuevo código tomó partido. I.a audiencia
oral en segunda instancia será excepcional: solo si se admite prueba, si el

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Jorge Alberto López González

tribunal lo considera necesario o si alguna de las partes lo solicita y el tribu­


nal lo estima pertinente.
dispone el código, que si se ordena realizar audiencia oral, ésta debe ha­
cerse dentro de los quince días, pero no dice a partir de qué momento, Se
entiende que es a partir del momento en que se haga e! señalamiento y, sin
duda, se trata de un plazo ordenatorio, no perentorio. Es decir, que si no se
reatiza en ese plazo no hay ninguna consecuencia.
En la audiencia oral se debe practicar la prueba que se admita. El orden de
intervención es el común en una audiencia oral: primero los apelantes y des­
pués las demás partes. Como una manifestación del aumento de los poderes
del tribunal, se dispone que puede interrogar a las partes sobre las cuestiones
planteadas. Concluida la audiencia se debe dictar la resolución lina! y contra
lo que resuelva c! tribunal no cabe recurso alguno (67.7). En lo que respecta
al dictado de la resolución final, hay que entender que esa es una declaración
de principio. Es asi, porque el código establece la posibilidad de dictar sen­
tencias dentro de un plazo y no inmediatamente (61.11, Es decir, que si le es
posible la dictará inmediatamente y si no, en el plazo dispuesto legal mente,

RECURSO DE CASACION

El recurso de casación en Costa Rica, encuentra entre sus antecedentes in­


mediatos la legislación española. Por ese motivo, para la comprensión de
ese recurso en el nuevo orden normativo, conviene hacer un repaso muy
breve sobre el recurso de casación en aquel país, 1lay que destacar, que la
casación en España que se caracterizó, en un primer momento, por acentuar
la tendencia a la defensa del tus lítigataris(derechos de las
cierta posibilidad de revisión del juicio de hecho5**1 y mantenía en ei Tri­
bunal Supremo la competencia para dictar la sentencia después de estimar
una casación de fondo. ^ La doctrina española es concordante en que las

5K<>Molíanle la reforma del 30 de abril Je 1992 se elimine inda posibilidad de ovilr<>| en


casación de les estríelos errores de tacho.
590 I I recurso de casación en España, fue recibido con el nombre de recurso i&t mtiúkul,
en el Decreto del 4 de noviembre de 1&3K. Postcrimmeiile fue reculado en la LEC de
1855, en la Ley provisional de reforma de la casación civil de 18 de junio de 1&70. en

4ó<1

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

ú]timas reformas parciales del recurso üe casación no parecían tener un ob­


jetivo relacionado con los fines clásicos de la casación o con la renovación
tic los mismos, sino t|Lie parecían dirigirse a descargar de trabajo a la Sala
de lo Civil del Tribuna! Supremo, utilizando la técnica de la restricción a la
admisión de este recurso.591 El recurso de casación en la Ley de Enjuicia­
miento Civil española 1/2000 mantiene la exclusión del acceso al recurso
por errores en el juicio de hecho, suprime la casación por infracción proce­
sal. procura alcanzar objetivos de unificación de jurisprudencia sin dejar de
Jado la función de gara mía de correcta interpretación y aplicación de la ley
y. además, procura evitar el crecimiento excesivo de la carga de trabajo de!
Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo.s,: En definitiva, el recurso
de casación en España sigue siendo un recurso extraordinario, no es una
tercera instancia, sólo permite,revisar el juicio de derecho sobre c! objeto
del proceso y su función es fijar y unificar la jurisprudencia.
En cuanto a su tramitación, es fundamentalmente escrito, S me­
diante un escrito que debe presentarse ame el mismo tribunal que dictó la
sentencia a recurrir. Ante ese tribunal -en caso de que se tenga por prepara­
do-, el interesado debe interponer el recurso, mediante un escrito en d que
deberá exponer con la necesaria extensión sus fundamentos. En ese escrito,
si lo considera necesario, podrá pedir la celebración de vista. Presentado el
escrito de interposición, se remite el expediente original al tribunal compe­
teme para conoce rio, quien decide sobre su competencia y sobre la admi­
sión riel recurso. Admitido, el tribunal de casación confiere audiencia a las
partes pura que, si lo estiman procedente, formalicen oposición por escrito
y manifiesten si consideran necesaria la celebración de vista (477 ¡i 480),*"

Ja Ley sokre curación civil de JÜ7S y en Itt I-LC de IS>¡ J reformada recientemente en
1984 y en 1992.
591 Ortclts TDerecho I*rocesut C ivil,, Qb. C Li_s púg. >ófl.
592 Ortclis r Derechu /'m-cvW Civil., Ob. Cii.„ psíg. íúO.
59.1 Ltaelrina (jue compartimos se manifiesta muyorícariumunU; contraría [ti ímmk'itimiim-
in Je la láse de admisión del recurso dé casación >misma que su considera inútil y
L|ue sololéTiia ¡ujitilkíicióii iiúdiibiénle cumulo su repartid l¡i admisión y lu decisión
del reLtjrsn un Jivur^is S;ikis del hihuial Supremo. R*ta fasu earecc actualmente de
iodo sentido porque eonlrilutye llretardar, en ki mayoría du lo* ulisos, la decisión de
los recursos de eusaeióu. Serra. El recama de cusución en el Anteproyecto, Ob. CiL,

465

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Jorge Alberto López González

Desde la perspectiva que ¿i nosotros nos interesa, quizá una ele las caracterís­
ticas esenciales del recurso de casación en España, que se mantiene, sea su
limitación a los errores producidos en d enjuiciamiento jurídico de la pre­
tensión y de las defensas de fondo hechas valer por las partes, es decir, sólo
permite denunciar errores de derecho,''* Consideramos que esa limitación y,
por tanto, exclusión de tas cuestiones procesales de este recurso, constituye
una restricción a la alegación de defectos procesales con fines meramente
dilatorios, lo que permitirá una mayor concentración del procedimiento.
La exclusión del análisis de los errores de hecho en el recurso de casación,
a pesar de constituir una característica que atiende a la naturaleza de este
recurso, tiene efectos sobre la inmediación en el procedimiento de primera
instancia. Si en una primera etapa el proceso se ha tramitado con inmedia­
ción y en la segunda este principio se ha respetado; en casación no existe
posibilidad de inobservancia de la inmediación que se tuvo anteriormente,
pues no es posible aquí, variar la relación Táctica proveniente de la senten­
cias anteriores. Por esa razón, ni siquiera cuando en la segunda instancia se
ha vulnerado el principio de inmediación, el recurso de casación propicia
esa infracción, por cuanto en éste prevalece la relación fáctiea contenida en
la sentencia objeto de su conocimiento.
La principal manifestación de ora ¡idad e inmediación en el procedimiento
del recurso de casación en España es la vista, sin embargo, su celebración
es una eventualidad casi descartada. En primer lugar, se dispone la potestad
del tribunal de casación de decidir lo que considere conveniente para la
mejor impaitición de justicia en relación con su celebración y, en segundo
lugar, ésta sólo es obligatoria si lo solicitan todas las partes (4X6.21'), lo que
alguna doctrina considera una desacertada regulación.w
En síntesis, se puede decir que el recurso de casación en España, a partir de
la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000, atiende al principio de concentra­
ción, es respetuoso de la inmediación contenida en el procedimiento en sus
etapas anteriores y sólo contiene una eventual vista como manifestación de
oral ¡dad y posibilidad de que se dé la inmediación en su tramitación.594

594 One lis. Derecho Prncexal ivl.Oh, Cíl,, (tily. 569.


C
595 Senx til «curso de casación en el A m e p ro ve eiu ..()b. Cíe., púe. 522.

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Curio de derecho Procesal Civil Costarriterite

E l recurso df casación en el C ó d ig o P rocesal C ivil

£1 de casación* en el nuevo código procesal civil, continúa siendo un íi


.to, porque está previsto para impugnar resoluciones judiciales que no están
firmes, f;s extraordinario, porque solo puede ser interpuesto por las causa­
les expresamente señaladas y contra las resoluciones que la ley establece.
A pesar de que conserva esas características, la configuración cid recurso de
casación en el nuevo código procesal civil está claramente influenciada por
tres aspectos fundamentales: la introducción de la oralidad, la modificación
al régimen de impugnación y el cambio en la estructura jurisdiccional civil.
Es posible decir, incluso, que la introducción de la oralidad, determina los
otros dos aspectos. Todos esos fílelo res confluyen pitra que se pueda decir,
que tenemos un recurso de casación diferente al que ex istia durante Ja vi­
gencia dc| código procesal civil de 1990. La introducción de la oralidad,
obliga a regular este recurso, atendiendo a principios fúndame uta ies del
nuevo urden normativo, fundamental mente a los de inmediación, concen­
tración y publicidad.
Y la oralidad y la modificación de la estructura jurisdiccional civil, tiene
grandes implicaciones en el diseño del recurso de casación. Adelantemos,
para evitar que se nos olvide después: la eliminación de una instancia tiene
como consecuencia ineludible, la configuración de un recurso de casación
más accesible y menos formalista. Y las normas deben propiciar la interpre­
tación en pro del acceso ai recurso de casación y no ai contrarío. Si se eli­
mina la segunda instancia tradicional, como se hi/o, un recurso de casación
inaccesible, riguroso y formal puede ser vio ¡atorio del derecho al debido
proceso, que como vimos, tiene rango constitucional.
Y en relación con el nuevo recurso de casación hay un lema que hay que
afrontar y que determina el pensamiento que tengamos sobre este recurso.
Es sabido que una definición sobre el recurso de casación, que sea aplicable
a todos los países es casi imposible. Si hiciéramos un estudio profundo so­
bre las características comunes de la casación francesa, italiana, española,
alemana y austríaca, seria indispensable tomar en consideración la evolu­
ción histórica del recurso de casación en cada uno de esos países y posi­
blemente no se puedan encontrar suficientes puntos de coincidencia como

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Jorge Alborto López González

para elaborar un concepto preciso*” 6 Lo mismo es predicable en relación


con el recurso de casación costarricense. El recurso de casación del Código
de 1990 es muy diferente al que se instaura con el nuevo código. El del
Código de 1990 era más formalista y respondía a los condicionantes de un
proceso sustentado en la escritura. El recurso de casación del nuevo código
es menos formalista y responde a un sistema procesa] sustentado en la ora-
iidad. Si tuviéramos que identificar al nuevo recurso de casación en pocas
palabras, hay que decir que responde a otra concepción de la justicia civil
y comercial. Una justicia más cercana ai ciudadano, más célere y de mejor
calidad. Cercana al ciudadano porque se libera a! recurso de formalismos
innecesarios. Más célere porque se elimina una instancia. De mejor calidad,
porque la oral idad y todos sus principios (inmediación, concentración y pu­
blicidad) propiciarán un mejor conocimiento del conflicto por pane de las
personas juzgadoras, lo que tendrá como consecuencia la disminución de
las posibilidades de error.

RESOLUCIONES CONTIÍA las que procede el recurso de


CASACIÓN

El recurso de casación es un recurso extraordinario y como consecuencia


el acceso a dicho medio de impugnación no puede ser ilimitado. General­
mente se restringe el acceso mediante tres mecanismos: señalando las reso­
luciones contra las que procede, estableciendo una lista taxativa de motivos
por los que puede ser interpuesto y lijando un monto de cuantía del proceso.
Todos esos mecanismos fueron incorporados en el código procesal civil;
no obstante, como veremos, algunos de ellos se suavizaron en comparación
con la legislación anterior y como consecuencia de una nueva concepción
dd sistema procesal.
Son susceptibles de impugnación mediante casación, las sentencias que se
dicten enprocesos ordinarios de Mayor e (69.1).” '

5% Ampliamente, sobre esa imposibilidad. Garberí Llobrégnt, Jasé y González Cuellar


Serrano, Nicolás, Apelación yCuxti&én vi proceso Editorial Coles, 19
pá£, 159 y siguientes.
397 lá [ c u in o lo v i m o s o p o r tu n a m e n te y lo s e ñ a la e l a r tíc u lo 3 5 .3 .9 , s o n in e s t im a b le s
a q u e llo s p r o c e s o * q u e , por su n u U im k v n . la c u a n tía sea d e im p o s ib le d ete rm in a * ;io n .

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

Tales procesos ordinarios de mayor ennniía c inestimables, de conformidad


con la nueva estructura jurisdiccional civil, serán conocidos, en primera
instancia, por un tribunal colegiado.
Por razones de economía, las sentencias que dicten esos órganos pluniper­
sonales no serán recurribles mediante apelación, solo lo serán mediante
casación.
Dice el código que es posible recurrir mediante casación, los
que señale lo ley t(69.1). Ksa referencia a los supuestos que
n
exprsam
señala la ley, debe entenderse en términos amplios, no solamente a los otros
supuestos específicos que señala este código, sino, a cualquier otra dispo­
sición legal actual o futura que expresamente lo señale/M1:1 mismo código
establece oíros supuestos en los que procede el recurso de casación, mismos
que se ubican en los artículos 133, 764,775 y 799.:iWY también encontra­
mos disposiciones especiales en códigos sustantivos que le confieren ese
recurso a cierto tipo de resoluciones, por ejemplo el artículo 957 del Código
de Comercio, que lo establece para la sentencia que conceda o deniegue la
rehabilitación del quebrado.
Para evitar equívocos científicos futuros es preciso hacer una advertencia.
En nuestro sistema jurídico procesal fue tradicional, que una resolución que
tenía efecto de cosa juzgada material era impugnable mediante casación:
es decir, había una estricta relación entre cosa juzgada material y casación.
Id nuevo código procesal civil quiebra esa correspondencia. Ahora, solo
tendrán recurso de casación las resoluciones a las que expresamente se le
conceda. Ejemplo de lo que se viene diciendo, es el supuesto que se regula
en el articulo 7Ó.3 a! final, según el cual, la resolución final del incidente de
cobro de honorarios de abogado tiene efecto de cosa juzgada material y solo
será recurrible mediante apelación.

aunque tengan trascendencia económica- Las sentencias que se dicten en procesos


ordinarios de menor cuantía, solo tendrán apelación.
598 Recordemos que constantemente se promulgan leyes que tienen incidencia en el ám ­
bito prucos j ], que establecen procesos y procedim ientos específicos, supuestamente
especia les para ciertos temas.
59lj Esos tres artículos d d Código Procesal C iv il de 3991) se mantienen vigentes, mientras
no se publique una nueva ley de quiebras y procesos concúrsales, por disposición
expresa del nuevo código, en el artículo 183.1.

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Jorge Alberto López González

Se introduce en la nueva normativa lo que podríamos denominar perpetui­


dad de la cuantíapara efectos de recursos. Se establece, que la modifica­
ción del monto lijado para establecer la mayor cuantía, luego de iniciado
un proceso, no impide el acceso al recurso de casación (69,1). Se acaba,
en nuestro sistema jurídico, con una situación irregular que se presentaba
durante la legislación anterior. Era tnuy probable que una persona iniciara
un proceso con una cuantía, en virtud de la cual podía acceder al recurso de
casación. Durante el curso del proceso, generalmente de larga duración, la
Coilc Plena modificaba la cuantía y esa persona que hubia iniciado el litigio
con esa perspectiva perdía esa posibilidad. La nueva normativa modifica
ese estado de cosas: quien inicia un proceso con el derecho a que su con­
flicto sea analizado en casación, tendrá asegurada esa posibilidad, si logra
su admisibilidad. E! tema no es intrascendente: la estrategia procesal, puede
estar determinada por el conocimiento previo de los óiganos que conocerán
del conflicto.

C a u s a l e s del r e c u r s o d e c a s a c i ó n

Como lo vimos oportunamente, una de las características del recurso de


casación que lo identifica como extraordinario es que tiene establecidas las
causales por las que puede ser interpuesto. Durante la vigencia de] Código
Procesal Civil de 1990, la casación costarricense se distinguía por tener una
lisia de causales taxativas y cerradas. Y, además, de que las causales eran
laxativas y cerradas, se interpretaban restrictivamente, limitando el acceso
al recurso de casación. Y esa interpretación restrictiva tenia justificación,
pues el proceso se tramitaba en una instancia, la sentencia tenía apelación
ante un tribunal colegiado y finalmente casación.
Ese estado de cosas no se mantiene con el nuevo código procesal civil: la
casación sufre importantes modificaciones, que se destacarán conforme es­
tudiemos este recurso.
Se mantiene la distinción entre causales de orden procesal y causales de
fondo (69.2). Se elimina la denominación "causales de forma', que. ade­
más de imprecisa, hacía referencia a un aspecto externo, parcial y cada dia
menos trascendente del proceso.

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Ctirso di* Derecho Procesal Civil Costarricense

Causales de orden procesal

El legislador llene conciencia, que un delectó en el proceso, puede consti­


tuir el germen tic una sentencia ilegal, o peor, injusta. La vulneración de las
normas y principios procesales no solo constituye una afrenta a la persona
directamente perjudicada; también es contraria al orden constitucional, se-
gún el cual, ocurriendo a las leyes lodos lian de encontrar reparación para
los danos que hayan recibido en su persona, propiedad o intereses morales
(ArL. 4t de la Constitución Política).
En el diseño dd recurso de casación, el legislador hace una lista tic supues­
tos en los que es indiscutible que se vulnera la normativa y principios pro­
cesales; es decir, de vicios que son inaceptables, que no se deben permitir,
lo que obliga a adoptar tas medidas pertinentes para su eliminación.
La alegación de las causales procesales en el recurso de casación, tiene
como presupuesto ineludible, que sea alegada por una parle que haya sido
perjudicada por la inobservancia de la ley procesal (69.2), Es loque la doc­
trina denomina interés, es decir, que d recurrente pretenda un beneficio por
su alegación. Además, es indispensable que, si no hubo algún lipo de impo­
sibilidad, el recurrente hoya gestionado la rectificación del vicio y, además,
haya agotado todos los recursos procedentes contra lo resucito al gestionar
la rectificación del vicio. En definitiva, lo que se esige es que el recurrente
en casación haya realizado una actividad previa seria y responsable para
acabar con la vulneración de las normas procesales. Si pese a su esfuerzo no
pudo lograrlo, queda el recurso de casación para intentarlo.
El código contiene una lista de causales de orden procesal que es taxativa,
es decir, no es posible sustentar el recurso de casación en ningún otro as­
pecto que no esté previsto. En eso se parece este código al anterior, en lo
que son distintos es en que, en este código las causales son abiertas y eso
limitará cualquier interpretación restrictiva en la admisibilidad dd recurso.
Eso lo veremos seguidamente, al referirnos a cada una de las causales:
La primera causal procesal es: Infracción o errónea aplicación de normas
procesales que sean esenciales para la garantía del debido proceso,'siern-

(i00 Duran te el análisis y validación del proyecto de código procesal civil, un grupo de
personas juzgadoras de la jurisdicción civil recomendó: "Eliminar lo al

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Jorge Alberto López González

pro que la actividad defectuosa no se haya subsanado conforme a la ley


(69.2,1), En alguna oportunidad decía este servidor, que con esa disposición
el recurso de casación por rabones procesales no requería ninguna otra nor­
ma. Esta lo abarca todo, aunque ciertamente es excesivamente amplia, l a
sola infracción o errónea aplicación de las normas procesales no es motivo
para acoger un recurso de casación por razones procesales, es indispensable
que se infrinjan normas procesales que sean esenciales para garantizar el
debido proceso. En otras palabras, debe tratarse de normas procesales cuya
infracción o errónea aplicación tenga como consecuencia la vulneración del
derecho al debido proceso, l’ara examinar cualquier vulneración al debido
proceso, es requisito indispensable que se haya causado indefensión. Y, en
concordancia con la disposición general que exige haber pedido la rectifi­
cación del vicio, cuando ello sea posible, es presupuesto indispensable que
la actividad procesal defectuosa no se haya subsanado de conformidad con
la ley (69.2.1). Esta causal, en concordancia con lodo el sistema procesal,
exige seriedad y responsabilidad con el proceso, de tal manera que no se
invoque el recurso de casación, como sucede muy a menudo, por la simple
disconformidad con lo resuelto.
Vulneración cid principio de inm
ediación,porausencia de personas juz
gadoras en iaaudiencia depruebas, conclusiones o
Esta segunda causal, no es más que un desarrollo particular de la primera
causal y evidencia de que para el legislador del nuevo código el principio de
inmediación es pilar fundamental del sistema. En mi criterio, la referencia
a supuestos de vulneración del principio de inmediación como ausencia de
personas juzgadoras en la audiencia de prueba, conclusiones y deliberación,
es solo una ejempliíicación, taxativa eso sí, de supuestos en que se vulnera
el debido proceso, por violación del principio de inmediación. Creo que es
una ejempliíicación taxativa, porque como veremos, hay otras causales que
se relacionan directamente con la vulneración! al principio de inmediación.

hitio proceso. Es todo y nodoContrasta can que es un recurso Se


sugiere incluir tos causales de mMiera similar encuentra actualmente."
Como se puede ver, la opinión de las personas juzgadoras, está influenciada por el
sistema imperante, dcscouodcndo, en ese momento que la idea es tlexibilizar el re­
curso de casación como consecuencia del cambio de sistema procesal fundameji-
lalmente, de la eliminación de la segunda instancia.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarriceinsr

Haberse dictado ia s e n t e n c i a . p o r un número menor Je fot jueces


por ley(69,2,3), lista tercera causal de casación por rozones procesales se
relaciona con el principio de inmediación. Si conforme a dicho principio
la sentencia se debe dictar por las personas que practicaron las pruebas,
constituye una violación al debido proceso que la sentencia sea emitida por
una cantidad de personas juzgadoras menor a la establecida por ley. Aquí es
preciso tener presente que el código permite, en supuestos excepcionales,
que la sentencia sea dictada por dos de tres personas juzgadoras integrantes
de un tribunal colegiado (60.1).
Ausencia o contradicción grave enlo fundan tentación (69.2.4). E
con esta cuarta causal por razones procesales, el código anterior solo hacía
referencia a que la sentencia contuviere disposiciones contradictorias (ó94
inciso 3), Se introduce en la nueva normativa una causal amplia, para cues­
tionar semencias que carecen de motivación o la motivación tiene defectos
muy graves. Se entiende que hay ausencia de funda mentación, cuando no
es posible saber las razones por las cuales se resolvió de una u otra forma.
Hay contradicción grave en la tunda mentación, cuando algunas partes del
pronunciamiento contradicen frontal mente lo razón Eidu en otros apartados y
como consecuencia la sentencia es irracional.
Haberse fundado en medios prohet/or,ionilegítimas
mente ai proces(69.2.5). Esta quinta causal, está referida aspee Los pro­
batorios. El código procesal civil establece que es admisible cualquier tipo
de prueba, no prohibida (41.2). Desde osa perspectiva, so entiende que una
prueba es ilegitima, si se trata de prueba prohibida. Y una cosa es que la
prueba sea prohibida y otra muy diferente, que se haya introducido i lega I-
mente al proceso. La introducción ilegal de prneha al proceso, implica que
se haya hecho llegar, en forma subrepticia, ti espaldas de la pane contraria y
sin observar las normas procesales previstas para ese electo.
Incongruencia (69.2.6). Esta sexta causal está referida a un vicio que se
puede producir en Lli sentencia. No da el nuevo código una definición de
incongruencia, Y no da una definición, para dejar esa causal a| desarro­
llo que tendrá que hacer [a doctrina y fundamentalmente la jurisprudencia.
Recordemos, tal como lo vimos oportunamente, que la nueva normativa
mantiene la regla de la congruencia en las resoluciones, solo que introduce

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Jorge Alberto Lope? González

una variante: puede estar supeditada a lo solicitado o a lo previsto por 3a ley.


Dicha disposición encuentra sentido, porque en esta normativa el lema de la
congruencia de la sentencia, sufre importantes modificaciones. Atendiendo
a las nuevas teorías procesales sobre la relatividad de la congruencia, et có­
digo tiene algunos supuestos especiales debidamente establecidos, en que el
tribunal podrá conceder aspectos no pedidos, corno, por ejemplo, en la ade­
cuación de la sentencia (62,1). En realidad, se trata de manifestaciones de
las tendencias actuales de suavizar la rigidez de las reglas de la congruencia,
con el fin de que las sentencias sean justas y ejecutables. Todos esos aspec­
tos y otros que no se analizan por razones de tiempo, deben ser tomados en
cuenta a la hora de juzgar el vicio de incongruencia. Finalmente, en relación
con el vicio de incongruencia se dispone que no es motivo para recurrir la
falta de pronunciamiento sobre costas, ni sobre incidentes sin influencia di­
recta en el fondo del asunto. Tampoco, cuando no se hubiera pedido adición
del fallo para llenar la omisión (69.2. al final). Tales previsiones son lógicas:
si se trata de un incidente que no tiene ninguna influencia en el fondo del
asunto, loque se resuelva sobre el carecerá de trascendencia para la senten­
cia. Si se omitió pronunciamiento sobre algún aspecto y la parte perjudicada
no pidió adición pudiendo hacerlo, se presume que se conformó con lo re­
suelto y por lo tanto perdió el interés y la legitimación que es indispensable
para acudir al recurso de casación.

Casación por razones de fondo


La denominación del recurso en su modalidad ""razones de pretende
distinguir estos motivos de aquellos de orden procesal, 1filando delgado, pa­
rece que la distinción no es tan nitida. pues hay aspectos que se identifican
como de fondo, pero que se refieren a cuestiones de naturaleza procesal, como,
por ejemplo, lo relativo a la apreciación de Ea prueba.*01 Es muy claro, que lo
que justifica la denominación es el momento en que se puede dar el vicio: al
resolver sobre el fondo del conflicto. Es decir, vicios que se suscitan al emitir
pronunciamiento sobre la estimación o no de las pretensiones. Así las cosas, no
es correcto correlacionar razones de fondo, con violaciones sustantivas.

601 L{> relativo a la apreciación de la prueba es Kmprocesal que está regulado en el arti­
culo d 1.5 del Código Procesal Ch ¡I.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

Aunque el código 3o estructura como lo hace, las causales de casación por el


fondo son cuatro: a) violación de normas sustantivas, aplicables al caso con­
creto; b) Infracción a las normas legales sobre valoración de la prueba; c)
error en la interpretación de la prueba: y, d) quebranto de la cosa juzgada.
Sobre cada una de esas causales es necesario precisar algunos detalles:
Violación de normassustantivas aplicabai caso
referencia a la violación de normas sustantivas, constituye una distinción.
Una norma sustantiva es lo que denominados norma de fondo, es decir, una
disposición legal que establece derechos sustantivos, no de naturaleza pro­
cesal. En esta causal se invoca La vulneración de normas del código civil,
del código de comercio, etcétera.
infracción a fas normas legales sobre valoración (69,2,a). La
causal de infracción a las normas legales sobre valoración de la prueba, tie­
ne como antecédeme doctrinario la perspectiva que sobre el tema se sigue y
que vimos al tratar el tema de la prueba. Se abandona la vieja denominación
de “error de derecho" para precisar que lo que se produce es un error en la
valoración, aunque ello sea consecuencia de un error de derecho. El vicio
es un error en la valoración. Esc error en )a valoración solo se puede dar, en
los supuestos en que el legislador le ha dicho a los tribunales cuando vale
una prueba, es decir, cuando le ha señalado, de antemano, el peso que unn
prueba debe tener en su convicción. No sobra decir que en este código redu­
cen al mínimo los supuestos de prueba tasada. Igualmente, se produce una
infracción a normas legales sobre valoración de prueba, cuando un tribunal,
irracionalmente, le da más valora una prueba que a otra. Se trataría, en esc
caso, de una infracción de las normas legales sobre valoración de la prueba
por aplicación irracional deí ordenamiento jurídico en su plenitud.
Error en lainterpretación de la pru
eba(69,2.a). i .a causal de error
terpretación de la prueba, tiene como antecedente doctrinario, igualmente, la
perspectiva que sigue este código en el tema de la prueba. Según esa teoría,
el concepto apreciación es lo general y dentro de éste hay dos operaciones
que haced tribunal: valorare interpretar. Cuando se habla de interpretación

602 Véase como al quebranto de la cosa juzgada se le da un tratamiento similar a las cau­
sales de orden procesal, pues se exige que ese aspecto se haya alegado oportunamente.

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Jorge Alberto López González

diz laprueha, nos referimos a U actividad que hace eJ tribunal de analizar la


prueba y obtener conclusiones. Kl error en la interpretación se da, cuando el
tribunal se equivoca al sacar conclusiones sobre el resultado de i estudio de
la prueba* Hay un error en la interpretación, por ejemplo, cuando el tribunal
llega auna conclusión errada porque no entendió lo que dijo ei testigo o
tergiversó las conclusiones del perito. En este ceiso concreto, el parámetro
directo no es lo que haya señalado el legislador, porque en lo que se refiere
a la interpretación de |a prueba, e| legislador solo puede establecer, como
io hizo, reglas genéricas con conceptos jurídicos indeterminados. A ello se
refiere el artículo 4],5 que ordena apreciar (intepretar y valorar) la prueba
conforme a criterios de lógica, experiencia, ciencia y correcto ente tul imien­
to humano, Esa interpretación buena o mala depende de la inteligencia del
tribunal, de su preparación y casi siempre de la experiencia. LJn error en
la interpretación sería un entendimiento irracional como consecuencia de
conclusiones ilógicas, que no se atienen a !n experiencia, ni a la ciencia, ni
a I conecto e ntendím iento humano.
Quebranto de la cosa (ju zgadÓ9.2.b). Se produce un quebranto a la cosa
juzgada, cuando un tribunal dicta semencia, a pesar de que ya existe tina
sentencia anterior que se pronuncia sobre el mismo objeto, la misma causa y
cu relación con los mismos sujetos (64), La doctrina procesal mayorilaria es
conteste en que ta cosa juzgada es un Lema procesal, con efectos materiales,
lis así, porque si se acoge una defensa de cosa juzgada (que es procesal), el
resultado es una falta de derecho del demandante. En el código se le ubica
como una causal de fondo, se insiste, porque su análisis solo es posible al
resolver sobre la sentencia. Y como su naturaleza es procesal, es requisito
indispensable para la estimación de un recurso de casación por quebranto
de la cosa juzgada, que ese aspecto se huya alegado oportunamente (69.2.b.
al final).

P r o c e d im ie n t o d e l r e c u r s o d e c a s a c ió n en el C ó d i g o
P r o c e s a l C iv il

1:1 procedimiento de interposición del recurso de casación sufre una impor­


tante modificación en este código, Mientras que durante la vigencia de Ja
legislación anterior se presentaba unte la -Sala de Casación, la nueva nor-

476

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Curjo de Derecho Procesal Civil Costarricense

mativa establecí; que debe hacerse ante el tribunal que dictó la resolución
recurrida (69.3). El cambio encuentra sus lento, en que 3a presentación del
recurso ante la Sala no implicaba ninguna ventaja. SÍ las partes querían
presentarlo por escrito y personalmente, las obligaba a desplazarse grandes
distancias, lo que implicaba una incomodidad y una dificultad de acceso a
la justicia. Una ve?, presentado el recurso ante la Sala, se iniciaba toda una
tramito logia que incluía pedir el expediente al tribunal de primera instancia.
De ahora en adelante, el recurso se presenta ante el Tribunal que dictó la
resolución que se impugna, el que se limitará a remitir el expediente físico
o digital a la Sata de Casación. La Sala de Casación realizará el estudio de
admisibilidad que corresponde.
No dice el Código que deba presentarse por escrito, pero tomando en cuen­
ta el plazo que se da. no hay duda que tiene que ser de esa forma; en otras
palabras, que no está prevista la presentación de recursos de casación en
forma oral. H! legislador, atendiendo al tecnicismo que rodea al recurso
de casación, ha preferido que ese medio de impugnación se formalice por
escrito. Y el concepto escritura debe verse en sentido amplio, incluyendo la
utilización de cualquier tecnología moderna de documentación.
L1 plazo para presentar e! recurso es de quince dias (69.3), a partir del día
inmediato siguiente a aquel en que quedó notificada la resolución a todas
las partes (30,5).

Requisitos del recurso de casación

En Costa Rica siempre se lia entendido que el recurso de casación en ma­


teria civil es formalista. Quienes negaban que lo fuera, decían que no era
formalista, sino m uy técnico. La realidad es que, independientemente de
cómo se le calificara, lo cierto es que lograr la admisibilidad de un recurso
de casación no era tarea sencilla. Ciertamente el Código Procesal Civil de
1990 era riguroso en requisitos y la jurisprudencia de !a Sala de Casación
no lo era menos.
Id nuevo código instaura un recurso de casación menos riguroso, más sim­
ple; no obstante, atendiendo a los fines de esc tipo de recurso, es indispen­
sable que se cumplan ciertos requisitos para que el recurso sea admisible.

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Jorge Alberto López González

Los requisitos de admisibilidad no constituyen una simple formalidad. La


idea es que la impugnación sea seria y fundamentada, de lal manera que le
permita a la Sala entender los motivos que invoca el recurrente. Veamos
cuales son los requisitos:
La naturaleza del proceso, las partesy la hora re
impugnada (69.4.1). Requisitos simples, será necesario indicar si se (rata
de un proceso ordinario o de otra naturaleza, los nombres completos de las
partes y la hora y la fecha de la resolución impugnada.
La menciónde ¡cis normasde derechoinfring
(69.4.2). Desde ya hay que excluir que este sea un requisito exigible cuando
se trate de un recurso de casación que se sustente única y exclusivamente
en error en la interpretación de la prueba. Hay que recordar que en ese su­
puesto no hay una norma directamente infringida, porque no existen dispo­
siciones legales que le digan al tribunal como dehe interpretar la prueba. En
ese caso, lo único que podría invocarse es vulneración del artículo 41,5 por
interpretación irracional que no se ajuste a criterios de lógica, experiencia,
ciencia y correcto entendimiento humano.
La expresión de los motivos concretos constitutivos del fundamento de la
casación, expuestos en forma ordenada, clara y concisa (69.4.3), La funda-
mentación del recurso es un requisito indispensable de todos los recursos,
que se contempla incluso en las disposiciones generales de los medios de
impugnación (65.5). Además, el incumplimiento de ese requerimiento, se
encuentra entre los motivos para rechazar de plano el recurso (69.5.4). La
razón de esa disposición es muy clara. Si el proceso civil costarricense se
rige por el principio dispositivo, los fundamentos del recurso, son los que
establecen los limites de competencia de la Sala. Y aquí, tratándose del re­
curso de casación hay que recordar lo que sobre los medios de impugnación
ha señalado la doctrina procesal, Sala Constitucional y la misma Sala Pri­
mera de la Corte Suprema de Justicia.'*'1El recurso se debe considerar solo
en lo desfavorable a! recurrente, lo que significa, por un lado, que el supe­
rior no puede enmendar o revocar la resolución en la parte que no sea objeto
del recurso (prohibición de reforma en perjuicio). Pero también, el superior603

603 579# de 1998 y 1306 de 1999 tic la Sala Constitucional y 195 de 2002 de la Sala
Primera de la Corte Suprema de Justicia.

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Curso do Derocho Procesé Civif Costarricense

sólo puede enmendar o revocar lo resucito* en el tanto forme parte de lo


recurrido y en el sentido en que lo haya sido. Se entiende que la impugna­
ción es un derecho en favor de la parle que se considera agraviada con lo
dispuesto en una resolución judicial. Por ello es indispensable la existencia
de un perjuicio en su contra, perjuicio del cual resulta la legitimación y el
interés para recurrir. El superior ejerce su competencia en función del ruego
específico del recurrente, el que, al expresar los motivos de inconformidad,
fundamentando con ello su interés en apelar, delimita el control que se debe
llevar a cabo en la instancia superior,
Y el Código exige que ia expresión de los motivos, se haga en forma or­
denada, clara y concisa. El orden, la claridad y la concisión, tienen como
finalidad facilitar el estudio del recurso y su resolución.

Rechazo de plano clei recurso de casación


Aunque el recurso de casación no está sujeto a formalidades excesivas, el
legislador no se contenta con señalarlas, Dice a las personas juzgadoras en
qué supuestos es posible el rechazo Je plano de un recurso de casación. La
norma Liene como finalidad, brindar seguridad jurídica, garantizándole a los
ciudadanos que solo en esos supuestos será posible que le rechacen de plano
un recurso de casación. Así las cosas, una resolución con esos efectos solo
tiene amparo legal en los siguientes casos:
\'o sea posible identificar elproceso (69.5.1). El rechazo se impone, cuando
no hay forma de saber a cuál proceso va dirigido el recurso. Ello supondría
un supuesto excepcional, en que un litigante no indique ni el nombre de las
partes, ni el número de expediente, porque actualmente, con los medios tec­
nológicos disponibles, con uno u otro dato es posible hacer esa búsqueda.
Sea presentado cuforma (em
xn
portaá69.5,2), El plazo para present
recurso, es un plazo perentorio. Esta disposición constituye desarrollo de lo
que dispone el numeral 30.2 de este mismo código, según el cual, el tribunal
debe rechazar de plano toda gestión que se haga cuando haya vencido un
plazo perentorio, pues tales plazos no pueden ser reducidos ni prorrogados,
ni aún por acuerdo de partes.604

604 Fniro otros Voto ts ] -2(H)-i del Tribunal de Cartago,

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Jorge Alberto López González

La resolución im
pugnada,noinfante esfe de recurso (69.5.3), Como
vimos oportunamente, no todas las resoluciones son susceptibles de impug-
nación mediante el recurso de casación. Desde esa perspectiva, constatado
que se interpone dicho recurso contra una resolución que no es de las pre­
vistas por el legislador para ser cuestionada por este medio, el rechazo do
plano se impone.
No se expresan con claridad y precisiónlas (69.5.4).
Este código exige que al interponer el recurso, so expresen los motivos con­
cretos constitutivos del fundamento de Ea casación, expuestos en forma or­
denada, clara y concisa (69.4.3). La ausencia de expresión clara y precisa de
las infracciones acusadas, supone que se haya presentado un escrito, tan mal
redactado, que es imposible, para la Sala, saber tos motivos por los que se
interpone el recurso. Aunque el nuevo recurso de casación no es formalista,
atendiendo al principio dispositivo y a la idea de congruencia recursiva, no
es admisible que la Sala de Casación se vea obligada a interpretar un escrito
(mal redactado) para suponer cuales son los motivos. Y eso no es posible,
porque mediante la interpretación de un escrito de impugnación, se cae en el
peligro de afectar a la parte contraria, dando por cuestionados aspectos que
quizá no fueron objetados.
Se omite fundamentarlo juridiemnente(69.5.5). La mención de las normas
de derecho infringidas o erróneamente aplicadas (69.4.2), es un requisito
del recurso de casación. Si el recurso no se fundamenta jurídicamente, sig­
nifica que no se indican las normas legales que lo sustentan. Si es asi, será
imposible un análisis jurídico del recurso. En esas circunstancias, el i echazo
de plano debe ser inminente.
Tratándose de una nulidad procesal no sea de las previstas como causal,
no sea reclamada ante el tribunal correspondiente, o no se haya interpuesto
recurso contra lo resuelto al invocarla (69.5.6). El código establece una lista
de causales procesales que vimos oportunamente (69.2). Si se fundamenta
el recurso de casación en una causal que no es de las expresamente señala­
das se debe rechazar de plano. Esta es una regla que deja muy poco margen
para el análisis de admisibilidad. Si se tuvo la oportunidad de reclamar un
motivo de nulidad y no se hizo, el recurso debe ser rechazado de plano. Si se
alegó La causal, el tribunal de primera instancia resolvió y la parte interesada

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

no impugnó lü que le resolvieron, no puede acceder al recurso de casación,


porque se conformó con jo que dispuso el tribunal de primera instancia.
La cuestión es que no siempre es posible exigir que se haya alegado el mo­
tivo de casación y que .se haya impugnado lo resuelto en primera instancia,
porque hay causas de impugnación que solo se dan al momento en que se
dicta la sentencia. Por ejemplo, haberse dictado Ea sentencia por un número
menor de personas juzgadoras de las exigidos por ley. Tal vicio, solo es per­
ceptible una vez que se lia dictado la sentencia y no lmy oportunidad para
invocarlo. En ese caso, como en otros que la práctica delimitará, no es posi­
ble exigir la invocación e impugnación previa o la interposición del recurso.
Se refiera a cuestiones no alegadas oportunamente, ni debatidas en el proceso,
salvo que se involucren normas imperativas o de orden público (69.5.7). Si el
recurso de casación es un medio de impugnación, debe ser consecuente con lo
que en el proceso ha sido objeto de debate. Así las cosas, no es postble invocar
en él, cuestiones novedosas; es decir, no alegadas oportunamente. Tal prohi­
bición encuentra sentido, porque una cuestión no debatida (novedosa) puede
afectar el principio de igualdad, en perjuicio de la parte contraria.
Esa es la regla general, pero el código admite excepciones: concretamente,
cuando se involucren normas imperativas o de orden público. Las normas
imperativas o de orden público, tienen como característica fundamental,
que las partes deben observarlas en lodo ceíso y el tribunal está en la obli­
gación de aplicarlas, lili otras palabras, que allí donde las partes pueden
pactar en contra de lo estatuido en la ley, es claro que no está interesado el
orden público.60* De orden público, son solo aquellas normas que pretende
asegurar valores fundamentales de la colectividad, por lo que el legislador
limita en esos casos la autonomía privada de las panes, para impedir que
de esa forma se lesionen dichos valores fundamentales.404 Si está limita­
da la autonomía privada de las partes para desaplicarlas y el tribunal está
obligado a analizar el caso al amparo de esas disposiciones, no queda otra
alternativa al legislador que permitir la invocación y análisis al interponer
el recurso de casación, cuando las circunstancias lo permitan. Un ejemplo

íitló Rivcro Sánchez, Juan Marcos, Ley General de Arrendamientos Urbanos y Suburba­
nos comentada, Luiciones Jurídicas Arete, 1999, pág. 19 y 20,
bOíi ftivero Sánchez, Üb, t u,, pac. 19 y JU.

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Jorge Alborto López González

hipotético podría ayudamos a aclarar esta disposición. Imagine monos que


en un proceso hay un claro fraudo procesaL En lodo el procedimiento nunca
se alegó nada, ni hubo debate al respecto. Al llegar a casación, se invoca,
vulneración de las normas que regulan el fraude procesal (2.3 y 6 de este
código). Las normas que se refieren a ese tema son imperativas y de orden
público. En esc caso, a pesar de que nunca hubo debate sobre ese aspecto, el
recurso de casación es admisible y de acreditarse la circunstancia invocada,
procedente. Es asi, porque el sistema de justicia no puede permitir que se
mantenga, por inercia de las partes, algo que es contrario al orden público.

Efectos tld recurso de casación

Durante la vigencia del Código Procesal Civil de 1990, el recurso de casa-


ción era, muchas veces, un mecanismo para retrasar el cumplimiento de las
sentencias. El nuevo código señala con toda claridad, que la admisión del
recurso no produce efectos suspensivos. Se refiere, a que no se suspende
el procedimiento y el tribunal mantiene la competencia para seguir cono­
cí en do de todas las cuestiones que se tramiten en pieza separada, medidas
cautelares, tutelares y ejecución provisional (fiLJ.6). Evitar los efectos sus­
pensivos del recurso, es un mecanismo para des motivar la interposición de
recursos con fmes dilatorios.

Procedimiento del recurso de casación


Como vimos opon unamente, el recurso de casación se debe presentar ante
el tribunal que dictó la resolución objeto de impugnación. Presentado el
recurso, el tribunal se debe limitar a remitir el expediente a la Sala de Ca­
sación. En otras palabras, el tribunal ante el que se presenta el recurso, no
debo hacer ninguna ponderación de admisibilidad. Y no debo hacerla, por­
que no tiene competencia para ello. En la misma resolución que ordene
el envío del expediente, le debe conferir un plazo de cinco días a la parle
contraria para que acuda ante el superior a hacer valer sus derechos (69.7.1),
Véase que el emplazamiento para hacer valer sus derechos solo se da a la
parte contraria. Es asi. porque los derechos de i recurrente, los debe hacer
valer al interponer el recurso, pues no se contempla en esta legislación la
ampliación del recurso de casación.

482

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Curso de Derecho Pro ceso I Civil Costar rir_t?ni;e

Una vez que el expediente ingresa a la sala do casación, ésta debe resolver
sobre la admisión del recurso, St lo admite, de oficio o a solicitud de parte
y siempre que lo estime pertinente convoca a una audiencia oral (69.7,2).
Véase que la audiencia oral no es un trámite ordinario. Es, si se quiere, ex­
cepcional, pues la Sala solo ordena su realización de oficio si lo estima per­
tinente. Incluso, si lo pide una parte o ambas, solo convoca a audiencia oral
si lo considera necesario. En otras palabras, que la convocatoria a audiencia
oral no depende solo de que las partes lo pidan, sino de ío que la Sala estime
necesario. Tal forma de regulación tiene una explicación. El señalamiento
para audiencia oral puede constituir un mecanismo para dilatar el procedi­
miento. de tal forma que si la Sala entiende que esa actividad es innecesaria
puede prescindir de ella, evitando así desperdicio de tiempo y esfuerzo.
Tratándose el de casación de un recurso extraordinario, limitado a las cau­
sales ex presumen te señaladas, ta admisión de prueba en esta instancia tiene
carácter restrictivo y excepcional. Unicamente es posible admitir prueba
que sea estrictamente necesaria para resolver los puntos objeto de impugna­
ción. cuando no se haya podido ofrecer o practicar en primera instancia por
causas ajenas a la parte. La Sala solo puede ordenar prueba de olie io cuando
sea indispensable (69,7.3).
Cuando se realice audiencia oral ésta debe ser presidida por el integrante
relator. La asistencia del recurrente a la audiencia oral, cuando iiavu pedido
su celebración, es fundamental para sus intereses. Es así. porque la ausencia
injustificada de la parte recurrente que la pidió, implica que la Sala tenga
por desistido tácitamente el recurso.
La audiencia debe iniciar con la identificación del proceso, la mención de
las parles iníervinientes y la indicación de la forma como se va a desarrollar
la audiencia. El presidente debe dar la palabra, en primer lugar, a la parte
recurrente, indicando el tiempo durante d cual hará su exposición, debe
requerirle que lo baga de forma ordenada en cuanto a cada uno de los vicios
acusados.
!,n Sala no debe permitir la lectura de escritos, ni documentos, salvo que se
trate de citas de pruebas o de textos legales o doctrinarios, que pueden ser
leídos únicamente en lo conducente.

A&3

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Jorge Alberto López González

Terminada En exposición tic ios recurrentes,. debe dar !a palabra a la parle o


las parles contrarias por el mismo tiempo. Cuando se considere necesario,
puede permitir réplicas y contrarréplicas. En lodo caso, los integrantes de La
Sala pueden solicitar aclaraciones o explicaciones a tas partes.
Corte luid a la audiencia, la sata se debe retirar y podrá deliberar cuantas ve­
ces sea necesario para resolver el recurso.
Se establece un plazo orden alorio de quince días, que se cuenta a partir de la
conclusión de la audiencia oral, para que la Sala dicte la sentencia. La Sala
debe examinar en primer tugar la impugnación relativa a vicios procesales
y. en Caso de no ser procedentes, proceder al análisis de tos motivos de fon-
do (69.8).
Si la sentencia es casada por vicios de carácter procesal, la Sala debe or­
denar d reenvió al tribunal. El tribunal debe, cuando sea posible, subsanar
los vicios y dictar nueva sentencia, repitiendo la práctica de prueba, si es
necesario. Cuando la Sala de casación pueda subsanar el vicio, sin infringir
el principio de inmediación. Matándose de incongruencia o falta de motiva­
ción debe dictar sentencia sobre el fondo, sin necesidad de reenvío (69.8),
Si la semencia es casada en cuanto al tenido, la Sala debe dictar una nueva
sentencia en su lugar. Para ello, debe lomar en cuenta las defensas de la par­
le contraria a la recurrente, omitidas o preteridas en la sentencia impugnada,
si por haber resultado victoriosa esa parte no hubiera podido interponer el
recurso de casación (69,8).
Contra las sentencias que dicte la sala de casación no cabe recurso alguno.
Contra las demás resoluciones solo es posible interponer el recurso de re­
vocatoria (69.9),

C asación en interés oe la ley

El insi iLuto procesal "Ctisueiótt en tuteléley', no es un re


que no está previsto para impugnar resoluciones judiciales que tío estén
firmes. Es por esa razón que el código omite denominarlo recurso. No es
una Creación de l¿i doctrina procesal que tenga muchos adeptos, al punto que

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Curso de Derecha Procesal Civil Costarricense

algunos procesa!i stasmuy reconocidos señalan, i|ue tiene inconvenientes


prácticos muy superiores a sus discutibles excelencias teóricas.™7
El Código Procesal Civil, lo dice claramente: tiene como finalidad procurar
la uniformidad de la jurisprudencia (70.1). Y esa finalidad, se desprende de
la forma en que está regulado. Es procedente, en relación con sentencias
dictadas en recursos extraordinarios, cuando las salas de casación de la Cor­
le Suprema de Justicia, sostengan criterios discrepantes sobre cuestiones
procesales o de fondo sustancial mente iguales (70,1), La referencia a recur­
sos extraordinarios, aunque el código lo señale en plural, lo es exclusiva­
mente al recurso de casación, porque solo ei recurso de casación es recurso
y, además, extraordinario. Desde una perspectiva cicntífico procesal, queda
excluida la posibilidad de establecer casación en interés de la ley para anali­
zar sentencias dictadas en procesos de revisión, porque la revisión no es un
recurso. En definitiva, este instituto busca uniformar la jurisprudencia, pero,
como sabemos, sin efectos vinculantes.
La legitimación para gestionar en interés de la ley se le atribuye a la Pro­
curaduría General de la República, a la Defcnsoria de los J1abitantes, asi
como las personas jurídicas y a los órganos de derecho público que, por las
actividades que desarrollen y las funciones que tengan atribuidas en rela­
ción con los criterios cuestionados, acrediten interés legítimo en la unidad
jurisprudencia! (70.21.™*
I .a competencia para conocer de la casación en interés de la ley se le atribu­
ye a la Corte Plena, quien debe aplicar en todo cuanto le resulte compatible
lo dispuesto para el recurso de casación. Los integrantes de la Sala que
hayan participado en los pronunciamientos discrepantes, no tienen impedi­
mento, ni pueden ser recusados por ello. El pla/.o, que es de caducidad, para
interponer la casación en interés de Ea ley es de un año, a partir de la firmeza
de la sentencia más reciente.

(jfl7 Alcalá- Zamora y Castillo, Nicelo, Esnutius Madrid, Editorial Tecnos,


1975. pág. 444,
úOS En sentido similor está regulado en el jinjculn 491 la I.iiy de Láijuiuíimienlo Civil
de España 1/2000.

4S5

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Jorge Alberto López González

Se debe presentar directamente ante Corte Plienat,‘J,> y la gestión se debe


acompañar de copia certificada o testimonio de las resoluciones donde que­
de manifiesta la discrepancia alegada.
La presidencia de la Corte designa al relator y convoca a audiencia oral y
pública (70.3).
Las sentencias que se dicten, deben respetar las situaciones jurídicas parti­
culares derivadas de las resoluciones analizadas y, cuando sean est imaterias
servirán para fijar doctrina jurisprudencial (70.4). Se repite, no vinculante
para ningún tribunal.

C asación en interés de la jurisprudencia

El instituto de la “Casación enInterés de


curso, por ese motivo el Código se cuida de no darle esa denominado, Y
no es un recurso, porque los recursos están previstos para cuestionar resolu­
ciones que no han adquirido firmeza, finalidad que no tiene esta modalidad
casado nal,
Es procedente la casación en interés de la jurisprudencia, en relación con
las sentencias no Impugnables por medio del recurso de casación, cuando
sobre temas jurídicos concretos se hubieran dictado fallos contradictorios
por los tribunales de justicia y exista interés público en definir la discre-
paneia (71.1). Este instituto viene a llenar un vacio existente en nuestra
legislación, por ejemplo, en materia de arrendamientos. En virtud de que
las sentencias de desahucio nunca ha tenido recurso de casación, sobre los
lemas de arrendamientos era casi imposible encontrar un pronunciamiento
de las salas de casación. Con esta modalidad de casación, será posible por
lo menos, encontrar doctrina de los altos tribunales.
La competencia se atribuye a la Sala de Casación respectiva, según su
competencia.
La interposición de la casación en interés de la jurisprudencia, no tiene elec­
tos suspensivos sobre ios procesos pendientes (71.1).

fiíW Se uiiriiímle, aitlc Ea Secretaria Je La Curtí'.

48Ó

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

La legitimación para interponerlo, so atribuye a quienes puedan interponer


la casación en interés de la ley; es decir, a la Procuraduría General de la
República, a la Defensoría de los Habitantes, a las personas jurídicas y a los
órganos de derecho público que, por las actividades que desarrollen y las
funciones que tengan atribuidas en relación con los criterios cuestionados,
acrediten inLerés legítimo (70.2), asi como a grupos de tres o más jueces
vinculados directamente con los lemas propuestos (7L2).
No todas las gestiones de casación en interés de la jurisprudencia serán co­
nocidas. Se le confiere a la Sala respectiva la potestad de seleccionar, según
su criterio, tos casos que considere de interés para su análisis. El criterio
fundamental para la esc ogene ia tendrá que ser, fundamentalmente, el inte­
rés público en definir la discrepancia.
Para el trámite, la Sala debe seguir, en cuanto sea compatible, el procedi­
miento previsto para la casación en interés de la ley.
Lo resuelto contribuirá a informar el ordenamiento jurídico sin efecto vin­
culante y el pronunciamiento de la Sahi rio afectará las sentencias dictadas
con anterioridad (71.2),

REVISION

De acuerdo a la perspectiva doctrina que se bu venido exponiendo y que


sigue el código, la revisión es un medio de impugnación, pero no es un
recurso. Es un medio de impugnación porque está previsto para cuestionar
resoluciones; no es un recurso, porque su medio solo se pueden impugnar
resoluciones judiciales firmes. Se trata en realidad de un proceso de conoci­
miento, que se ubica en esa parte del código, porque es fundamentalmente
un medio de impugnación.
No toda resolución se puede impugnar mediante revisión: única y exclusi­
vamente aquellas que tengan efecto de coso juzgado material (72.1).
Y no es por cualquier motivo que se puede acudir ;i la revisión. El legislador
lia señalado clara y expresamente las circunstancias en las cuates se pueden
sustentar una demanda de esta naturaleza. En términos generales, tos moti­

a»7

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Jorge Alberto López González

vos atienden a la idea, de que el sistema de justicia no puede permitir ia sub­


sistencia de resoluciones contrarias a la lev y vi olato rías del debido proceso.
Solo es posible impugnar por este medio, si concurre una o varias de las
siguientes causales, siempre que d vicio haya causado perjuicio al deman­
dante y no haya sido posible subsanarlo en eí mismo proceso en el que se
produjo:
* La sentón cia se hub icre d iciado como consecuen cía de prevari cato, co­
hecho o actos fraudulentos declarados en sentencia penal (72,1.1).
* Cuando medió fraude procesal, colusión u otra maniobra fraudulenta
de las partes para alcanzar el fallo (72,1.2).
* Cuando alguna de las pruebas decisivas del pronunciamiento impugna­
do hubiera sido declarada falsa en fallo penal firme (72.1.3).
* La sentencia se obtuvo mediante violencia, intimidación o dolo
(72.1.4).
* Cuando, por fuerza mayor o por actos fraudulentos de la parte contra­
ria, no se hubiera presentado prueba esencial o se hubiera imposibi­
litado la comparecencia de la parte interesada a algún acto donde se
practicó prueba trascendente (72.1.5),
■ Se haya dictado la sentencia sin emplazar al impugnante (72,1,ó).
* I laya existido taita o indebida representación duranLe todo el proceso o
al menos durante la audiencia de pruebas (72.1.7).
■ Que ia semencia sea contradictoria con otra anterior con autoridad de
cosa juzgada material, siempre que no se hubiera podido alegar dicha
excepción (72.Í.H),
* Que la semencia sea contradictoria con otra penal posterior con auto­
ridad de cosa juzgada material en la que se establezca si la persona n
quien se imputan los hechos que constituyen una infracción penal es o
no !a autora de ellos (72.1 .9).
* Cuando se hubieran afectado, ilícitamente, bienes o derechos de terce­
ros que no tuvieron participación cu el proceso (72.1. 10).

438

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O.if50 de Derecho Procesal Civil Costarricense

* En cualquier otro caso en que se hubiera producido una grave y tras-


ce ndcíUe violación al debido proceso (7 2 J.lt),
* Cuando surjan nuevos medios probatorios científicos o tecnológicos
que permitan desvirtuar las conclusiones que se obtuvieron en la sen­
tencia impugnada (72 J ,12).
Para evitar lu reiteración de demandas de revisión, se dispone expresamente
que no es procedente la revisión, cuando se sustente en una causal ya cono­
cida y no invocada por el impugnante en una solicitud de revisión anterior.
La interposición de la revisión está sujeta a plazos de es decir,
que una vez transcurridos na es posible presentarla y si se presenta será
rechazada de piano como demanda impropon ib le (,15.5.3). El plazo para
interponer la demanda de revisión es de tres meses, contado a partir del
momento en el cual el perjudicado tiene la posibilidad de alegar la causal
respectiva (72.2). Y no procederá, cuando hayan transeurrido diez años des­
de la firmeza de la semencia que motiva Ea revisión (72.2),
La legitimaciónpara la interposición de una demanda de revisión, se atri­
buye a quienes hayan sido parte, sus sucesores o caris aIkl bien tes. Además,
a la Procuraduría General de la República, cuando los hechos invocados
afecten el interés público. Pero también se confiere legitimación a las demás
instituciones públicas para Ea Tutela de los fines establecidos en sus leyes,
y los terceros, cuando se trate de causales establecidas en su interés (72,3).

P rocedimiento df la revisión

E.a demanda de revisión debe presentarse ante la safa de casación corres­


pondiente y debe tener los siguientes requisitos (72.4):
* El nombre, las calidades, el lugar de notificaciones del recurrente y de
las otras partes, o de sus eausahabientes,
* La indicación de la clase de proceso donde se dictó La sentencia, La
Icclia, el tribunal y la oficina en donde se encuentra el expediente.

4B9

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Jorge Alberto López González

• La indicación expresa de la causal y los hechos concretos que la funda­


mentan. Deberá invocar todos los motivos que conozca al momento de
interponerlo.*10
■ La proposición de prueba
La interposición de la demanda de revisión no tiene como efecto la suspen­
sión de la ejecución de la semencia recurrida. No obstante, de acuerdo con
las circunstancias y a petición del impugnante, se puede suspender la eje­
cución de la sentencia, previa fijación por la Sala de un monto de garantía,
para cuya fijación se debe atender al valor de lo discutido en el principal y
los daños y perjuicios que se pudieran causar (72.4. al final).
Si la demanda no cumple los requisitos la Sala previene su subsan ación
(72.5). Se entiende que el plazo para subsanar será do cinco días, bajo aper­
cibimiento de inadmisibilidad y que es posible hacer una segunda preven­
ción, en casos excepcionales, cuando sea evidente la intención de la paite
de cumplir con lo requerido (35.4).
Si la demanda cumple los requisitos, solicita el expediente a la oficina donde
se encuentre (72.5). Una vez recibido el expediente, la Sala resolverá sobre
su admisión y sobre la garantía de suspensión, si se hubiera sido solicitado.
1.a demanda y el expediente se deben unir (acumular) para los efectos de la
revisión (72.5.pá.l°).
Admitida la demanda, se debe emplazar a quienes hubieran litigado en el
proceso o a sus causa ha bien les. para que en el plazo de quince dias contes­
ten la demanda (72.5.pá.2°).
Contestada la demanda o transcurrido el plazo para hacerlo, de oficio o a
solicitud de parte, y siempre que la Sala lo estime pertinente, se convocará
a una audiencia oral en la que se admitirán y practicarán las pruebas y se
expondrán conclusiones.

h 10 Cómo lo dice e l m i s m o c ó d ig o , no e s procedente o tra d e m a n d a de revisión, ciumdo se


Místenle en una causal ya conocida y no invocada p e rd impugnante en una solicitud
de revisión anterior (72. L al final).

490

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

SENTENCIA DE LA REVISIÓN

La emisión de la sentencia se ríjzc por lo dispuesto para el recurso de casa­


ción (72.5. al final.
Si se declara con lugar la demanda de revisión, se debe anular en lodo o en
parle, la sentencia impugnada, en cuanto sea procedente, y ordenar reponer
las actuaciones necesarias. Como una manifestación del principio de con­
servación de los actos procesales y de que no hay nulidad sin perjuicio, a
pesar de la existencia de Ja causal, si esta no tue determinante de la decisión
impugnada, se puede mantener incólume lo resuello (72,6,pá. Iw).
Una vez dictada la sentencia, se debe remitir el expediente al tribunal que
dictó la resolución impugnada para que proceda conforme se disponga. Si
es necesario reponer actuaciones, mantendrán su eficacia las pruebas recibi­
das y practicadas en la Sata que conoció de la revisión (72.6.pá.2°}-
La nulidad declarada producirá lodos sus efectos legales, salvo los derechos
adquiridos por terceros, que se deban respetar (72.6.pá.3rt).
No siempre la revisión tiene como electo la nulidad de la sentencia impug­
nada. Si la causal invocada es que ta sentencia es contradictoria con otra
anterior que produjo cosa juzgada material, la Sala debe anular la sentencia
impugnada y dictar la que corresponda (72.6.pá.4“).
fin caso que la revisión sea declarada con lugar, se debe condenar al vencido
aí pago de las costas, daños y perjuicios, si hubiera tenido participación en
los hechos determinantes de la nulidad de la sentencia (72,ó.pá.5"l.
tin el supuesto, que la demanda de revisión se declare sin lugar, se debe
condenar al demandante al pago de costas, daños y perjuicios. Y si se rindió
garantía para suspender la ejecución del fallo impugnado, ésta se le debe
girar a quien o a quienes se haya causado perjuicio por la suspensión, como
indemnización mínima, según la proporción que determine la Sala que co­
noció de la impugnación (72.7).
Contra la sentencia que resuelva la revisión no cabe recurso alguno. Id re­
chazo por razones meramente formales, no impide la interposición de una
nueva demanda de revisión (72.S).

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Jorge Alberto l_óp<?7 Gorvále7

REPERCUSIÓN ECONÓMICA DE LA ACTIVIDAD


PROCESAL

En d proceso civil y comercial, se ventilan conflictos de carácter patrimo­


nial y como consecuencia la actividad que se despliega implica erogaciones
económicas para las partes e intervinientes. Hay que rendir garantías. De­
vengan honorarios, entre otros, los abogados, los peritos, los intérpretes y
los ejecutores. Normalmente hay que cubrir gastos de traslado de los jueces,
de especies Escales, fotocopias, certificaciones, etcétera. Todo eso es lo que
la doctrina y los códigos procesales denominan repercusión económica de
la actividad procesal y se regula con mucho detalle para evitar abusos.

.G a s t o s of f u n c i o n a r i o s y e m p l e a d o s judiciales y o t r o s

AUXILIARES

lil Código Procesal Civil establece una regla de principio: ningún servidor
judicial podrá recibir remuneración o retribución de las partes por el desem­
peño de su función. Tal disposición se entiende perfectamente tratándose de
servidores judiciales que son empleados o funcionarios del Poder Judicial.
Permitir que además del salario reciban remuneraciones o retribuciones, es
abrir el camino a la corrupción. No obstante, el legislador tiene conciencia
que en ciertos supuestos es indispensable que a los funcionarios o emplea­
dos judiciales se les pague el transporte, el hospedaje y hasta la alimenta­
ción para ia realización de actuaciones judiciales. Con el nuevo código ello
será muy común, tomando en cuenta que los tribunales se pueden desplazar
a cualquier lugar del país para la vigencia del principio de inmediación. Kn
tal caso, el tribunal debe fi jar un monto prudencial y prevenir su depósito
a las partes antes de la celebración de la actuación judicial, con indicación
expresEi de la cantidad correspondiente a cada empicado o funcionario ju­
dicial (74),
Tratándose auxiliares judiciales externos, que no son empleados judiciales,
como los ejecutores, peritos y otros auxiliares judiciales, se dispone que la
Corle Suprema de Justicia reglamentará lo relativo a sus honorarios (74).

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Cur^o de Derecho Proces.il Civil Costarricense

D ietas y c a st o s de testig o s

La doctrina distingue entre testigos de asistencia y testigos declarantes. Un


testigo de asistencia es aquel que exige la ley para til eficacia de cienos
actos, es decir, cuando se permite realizar una actuación, siempre que sea
en presencia de testigos. Hay testigos de asistencia que lo son por razón
de su oficio, por ejemplo, los empleados judiciales. Existen otros que son
casuales u ocasionales, es decir, personas a Jas que se Eos pide colaboración
cuando la ley exige la presencia de testigos para ciertos actos. Los testigos
que lo son por razón de.su oficio (empleados judiciales) no devengan hono­
rarios, porque reciben un salario. A los testigos de asistencia que no lo son
por razón de su oficio, se les dehe pagar una dicta y además, se le deben
cubrir los gastos que su colaboración implique.
Además, de los testigos de asistencia, existen los denominados testigos
declarantes. Es testigo declarante aquel que siendo tercero en cí proceso,
rinde declaración sobre los hechos de los que tenga conocimiento. El tes­
tigo dee iarante también tiene derecho a que se le paguen los gastos que su
comparecencia implique. De acuerdo con el nuevo Código Procesal Civil,
corresponde al tribunal fijar, prudencial me rile, las dietas y gastos de los
testigos (74),

H onorarios dc a b o ca d o

Los honorarios dc las personas ahogadas constituyen la remuneración que


se paga a dichos profesionales por los servicios prestados. Los honorarios
dc abogado, tal como lo dice expresamente el Código, con las excepciones
establecidas por ley, le pertenecen a éste (76,1}. Y cuando el Código dice,
con las excepciones establecidas por ley, se refiere al supuesto cu que la
parte sea ahogada y haya actuado personalmente, tm ese caso, tiene derecho
a los honorarios (76.1). Durante mucho tiempo se entendió que honorarios
dc abogado y costas personales era lo mismo, lo que era incorrecto. 1Ion li­
ra ríos dc abogado son los estipendios que el cliente tiene que pagarle a su
abogado. Las costas personales es loque la parle contraria tiene que pagarle
a quien ganó el Litigio, por lo que la pane que ganó el pleito tuvo que pagarle
a su abogado. Aunque es una ficción que no se puede generalizar, lo normal

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Jorge Alberto López González

es que el cliente, al momento de la sentencia ya le haya pagado al abogado


todo lo correspondiente a sus honorarios o por lo menos una buena parle,
Desde esa perspectiva, en principio, las cosías personales son de la parte,
no del abogado. Eso rio impide que la parte, en pago de sus honorarios 1c
solicite al tribunal que las costas personales se las entreguen al abogado. En
síntesis, los honorarios del abogado pertenecen a éste, las costas personales
no. Hay un supuesto en que lo relativo a honorarios de abogado no le corres­
ponde al abogado, se trata del caso en que ta pane en persona huya seguido
el proceso, como por ejemplo cuando la parle es ahogada o no se requiera
abogado para actuar.

F ijación del monto de honorarios de abo cado

El monto de los honorarios se puede fijar por convenio entre el abogado y su


cliente, En ese caso, nada obsta para que se torneó en enema oíros aspectos,
dependiendo de las circunstancias del caso (peligrosidad, exceso de despla­
zamientos. prestigio del profesional, etcétera). En todo caso, porque lo dice
expresamente la ley, hay que tomar en consideración, fundamentalmente, el
trabajo que implica el caso, el estado del litigio y la trascendencia econó­
mica det proceso (76,1). El parámetro indispensable para lijar el monto de
los honorarios de abogado, es la Ley Orgánica de] Colegio de Ahogados
Abogadas de 28 de octubre de 1941, que remite al Decreto de Jlonorarios de
ahogados y notarios vigente. Dicho Decreto tle 1Ionorarios establece mon­
tos mínimos que puede cobrar el profesional. E.a idea es eliminar cualquier
vestigio de compete riel a desleal entre profesionales.

P rocedim ientos p a r a fijar h o n o r a r i o s de a b o c a d o

Tara la fijación de honorarios de abogado, d código establecer varios


procedan ie utos:
Fijación contraen tai.Los abogados y sus clientes pueden fijar contractual-
mente el momo de los honorarios y sus modalidades de pago, respetando
los límites impuestos por la ley y el Decreto respectivo. La fijación que haga
el ahogado con su cliente, no alé ciará íl la parte contraria, para efecto de
fijación de costas personales (76.4): en otras palabras, si el diente decidió

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

pagarle al abogado una suma mayor, ht parle contraria no tiene que pagar
esa suma cuando sea condenada en costas, sino la que diga la ley y el decre­
to correspondiente.
Convenio deCuota Litis. Es una modalidad de fijación contractual. La parte
y su abogado acuerdan que de lo que se obtenga el abogado recibirá un por­
centaje. Este es un contrato que Ja doctrina antigua veía con matos ojos por
el interés personal que asume el abogado con el caso concreto. Su licitud
es una de las grandes preocupaciones de la doctrina. Quizá por esa razón el
código comienza diciendo, que es lícito el convenio de cuota litis entre el
abogado y su cliente, siempre que no exceda det cincuenta por ciento (50%)
de lo que, por todo concepto se obtenga en el proceso respectivo (76.5). Se
preocupa el legislador, para evitar abusos, de señalar que esc porcentaje
comprenderá hasta el proceso de ejecución de sentencia, de cualquier na­
turaleza que este sea, en el caso en que el profesional supedite el cobro de
sus emolumentos al triunfo de la demanda u otro resultado favorable que
las partes determinen.
En cuanto a los requisitos del convenio, éste debe constar por escrito. Se
dehe disponer sobre et modo cómo se han de repartir o asumir los castos,
garantías o los resultados adversos del proceso. F.s nula cualquier estipu­
lación que conceda mayores beneficios a favor del abogado aún por inter­
medio de terceros y la cesión que se haga con la finalidad de permitir el
ejercicio ilegal de la profesión de abogado (76,5. pá. Io).
El abogado que renuncia sin justa causa no puede cobrar suma alguna. Si
la separación se da por imposibilidad legal o material, o por decisión uni­
lateral del cliente, antes de que el proceso concluya, el abogado o sus cau-
sahabicntes tienen derecho a una retribución proporcional a la contribución
del profesional en la obtención del resultado favorable que, en definitiva, se
alcance (76.5,pá,2°). Dicho honorario se debe liquidar una vez concluido
el proceso o definida la situación jurídica de la cual dependía el honorario
de éxito. Cuando se suscriba con varios abogados se deben establecer las
obligaciones de cada uno, el porcentaje estipulado se distribuirá proporcio­
nal mente entre ellos o conforme a lo pactado y la separación de uno de los
abogados no implica terminación del contrato, salvo disposición en contra­
rio (76,5 ,pá,2*'),

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Jorge Alberto López González

Es lidio, dice el código, el contrato mixto, en d que la retribución del abo­


gado se componga, en parte, de un honorario fijo no ligado al resultado y,
en parte, a la obtención de los resultados favorables definidos en el contrato.
Este acuerdo se rige por el principio de libertad contractual y queda sujeto a
los controles de equidad del derecho común (76.5.pá.3u).
No son embargables por deudas del cliente, la parte de los honorarios que
corresponde al abogado (76.5,pá, 4").
El cliente no puede transigir ni renunciar a la parte de los honorarios que
corresponde al abogado (76.5.pá.5ü).
Fijación por pune del al.El tribunal puede fijar los honorar
n
tribu
abogado, para lo cual existen tres procedimientos:
a) Por solicitud conjuntadel ahogado y suclien
que lo consideren el abogado y su cliente, existiendo un proceso y en cual­
quier momento de éste, pueden pedirle que fije los honorarios de abogado.
Eso se produce casi siempre cuando el abogado no continuará con el pro­
ceso por cualquier motivo. La solicitud la deben hacer conjuntamente, Kso
implica que si se formula por escrito, debe ir firmada por ambos (el abogado
y el cliente). Si no va la firma de los dos no es mutua solicitud y la gestión
debe ser rechazada.
b) Medianteincidente de cobro dehonorarios (76.3): A
se acude cuando hay conflicto entre el abogado y su cliente. En ese caso
el abogado debe presentar un “incidente de cobro de honorarios" contra su
cliente (en el mismo proceso).
Tratándose de este incidente, el código introduce novedades de mucha tras­
cendencia. Establece la posibilidad, que no existía durante la vigencia del
Código anterior, que el cliente, por la \ia del incidente exija a su abogado
responsabilidad profesional o que rinda de cuentas. Para establecer tales
incidentes existe un plazo de caducidad. Deben presentarse, bajo pena de
caducidad de la vía, dentro del año siguiente a la separación del abogado o
la terminación del proceso (76.3).
Dichos incidentes (de cobro de honorarios, de responsabilidsad profesional
o rendición de cuentas), se deben tramitar en un expediente aparte (pieza

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Curto de Derecho Procesal Civil Costarricense

separada) en el mismo proceso y no suspenden la tramitación del proceso


principal (76 J ).
Presentado el incidente por el cliente o el abogado, el incide ruad o podrá ha­
cer valer los derechos que le confiere esta norma, por vía de reconvención.
Es decir, si el abogado demanda para el cobro de honorarios, el diente lo
puede contrademandar exigiéndole rendión de cuentas o responsabilidad
profesional. Al contrario, si es el cliente el que demanda, el abogado puede
reconvenir exigiendo el pago de sus honorarios.
La resolución final (sentencia) determina las obligaciones correspondientes
a cada una de las partes y la compensación que sea procedente (76.3). Esa
resolución tiene efecto de cosa juzgada material y solo es impugnable me­
diante apelación.011
c) M e d i a n t e n n procesoordinario: El hecho de que exista la vía incidental
no impide que el abogado establezca una demanda ordinaria para redamar
sus honorarios, para obtener una sentencia que, además de tener efecto de
cosa juzgada material, sea impugnable en casación, si la cuantía del reclamo
lo permite,

C o st a s

Se entiende por costas, los gastos en que incurren las partes como conse­
cuencia directa e inmediata de la tramitación de un proceso jurisdiccional.
Se consideran costas (73.1) los honorarios de abogado, la indemnización
de! tiempo invertido por las parles en asistirá los actos del procedimiento en
que es necesaria su presencia y los demás gastos indispensables del proceso
(fotocopias, honorarios de perito, dietas de testigos, etcétera).
El código procesal civil de 1990, hacía distinción expresa entre costas per­
sonales y costas procesales. El nuevo código no contiene un artículo que los
identifique expresamente, pero mantienen la distinción, liso se puede ver al
final del artículo 76.4 en cuanto relaciona la fijación de honorarios de abo­
gado cotí las costas personales. En definitiva, es posible seguir entendiendo
que las costas personales son Jos honorarios de ahogado que la parte tuvo61

611 -Se rompe con Iíi erudición costarricense, se^ún la cual, la resolución filial d d inciden-
ie de cohio de honorarios lenta hasin reeurso de casación.

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Jorge Alberto López González

que pagarle a su letrado y la indemnización del tiempo invertido por la parte


en asistir a actos del proceso en que es necesaria su presencia.61:
Todos los demás gastos indispensables del proceso son costas procesales.
Adviértase que se habla de "gastos indispensables”, no de gastos superfluos
o en los que se incurre por comodidad del litigante.611Se incluye en las cos­
tas procesales honorarios de perito, fotocopias, especies fiscales, dietas de
testigos, etcétera.

C o n d e n a en c o s t a s

A partir de !a vigencia del nuevo Código Procesal Civil, la regla genera!


será, que en toda resolución que ponga fin al proceso, se condenará al ven­
cido al pago de cosías, bse pronunciamiento condenatorio, que se establece
en forma imperativa, lo debe hacer el tribunal de oficio, es decir, sin necesi­
dad de que alguien se lo pida (73.1).

E x e n c ió n d e c o n d e n a en c o s t a s

Eli nuestro sistema jurídico civil y comercial, la condena en costas contra el


litigante vencido es la regla. No obstante, el legislador cslablecc Ja posibili­
dad de que en ciertos casos se exima de la condena al perdedor.
De conformidad con el nuevo código (73.2), es posible eximir total o par­
cialmente. En la resolución que establezca la excensión, el tribunal deberá
exponer las razones por las que toma esa disposición.
En virtud de que la exención es excepcional, el legislador establece los su­
puestos en que ello es posible. Es posible eximir cuando:
■ La demanda o contrademanda comprenda pretensiones exageradas.
• El fallo admita defensas de importancia invocadas por el vencido, que
modifiquen sustancialmcnlc lo pretendido.*613

f*l 2 Asi lo ciilelidiu el derogado articulo 226 del Código Procesal Civil de 1990,
613 Si hay que notificar a un demandado en España, no parece un gaslo indispensable pa­
garle a tm notario para que v, ¡aje Imvta esc paisa practicar la notificación, si «posible
hacerlo medíanle el Cónsul de Cosía Rica en ese país.

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricenji?

• Haya vencimiento recíproco t ¡ase ende rite sobre pretensiones, defensas


o excepciones.
• La parte haya ajustado su conducta a la buena fe, la lealtad, la probidad
y al uso racional del sistema procesal.
• En el caso que no haya condena en costas, cada parle paga las que hu­
biera causado y ambas panes las que sean comunes.

C o n d e n a en c o s t a s en c a s o s d e p l u r a l id a d s u b je t iv a

El código regula expresamente el supuesto en que haya varias personas con­


denadas en cosías (733), En ese caso, atendiendo a las circunstancias es
necesario que el tribunal determine si la condena es solidaria o divisible.
Se entiende que es solidaria cuando lodos, conjuntamente, responden por el
todo y a cada uno invidualmcnte se le puede reclamar el monto total. Si la
condena es divisible, lo que corresponde es señalar el monto o el porcentaje
por el que responde cada uno de los vencidos, invidualmentc considerados
(73.3.pá.r).
Cuando la condenatoria es a favor de varios sujetos, el monto de la condena
aprovecha a todos por partes iguales, salvo que se justifique una distribución
diferente (73,3.pá,2°). Si se justifica una distribución diferente, el tribunal
debe determinarla expresamente, en la resolución que imponga la condena.

PKOCED(MIENTO PARA EL COBRO DE COSTAS

F.l procedimiento para c! cobro de costas es sencillo. Una ve/, obtenida la


sentencia condenatoria contra la parte contraria, suponiendo que el vencido
no las pagó inmediatamente, el vencedor debe presentar ante el tribunal una
liquidación concreta y detallada de lo que reclama por costas personales y
procesales, indicando separadamente los montos respectivos (146).
Presentada la liquidación, el tribunal le dará un procedimiento incidental
(147). El procedimiento incidental implica un emplazamiento a la parte
contraria por tres días para que conteste (se refiera a la liquidación) y una
vez transcurrido el plazo se dicta la resolución que se pronuncia sobre la
tasación ( 113). I a resolución final es apelable en un proceso de menor cuan-49

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Jorge Alberto López González

tí:i (67.3,24). En uno de mayor cuantía es apelable, si la cuantía lo permite


(67.3.24 y 67.3.pá.final).

GARANTÍAS

En d tema que estamos tratando, de la repecursíóti económica de la activi­


dad procesal, uno de tos aspectos de gran trascencencia es el de las garan­
tías. El nuevo código rescata las ideas fundamentales que tenía el Código
Procesal Civil de 1990, que fue derogado en 1997, en lo conducente, por un
error legislativo que nunca se subsanó. 6,4
Cuando se deba establecer el monto de una garantía, salvo disposición ex­
presa. el tribunal debe fijarla prudencial mente atendiendo a la naturaleza y
entidad de lo que se pretende asegurar (75).
Uno de los lemas más complicados en la actividad jurisdiccional, fue du­
rante mucho tiempo el de los tipos de garantía que eran admisibles. Durante
mucho tiempo se debatió si la lisia de garantías que establecía el código
era taxativa415 si eran admisibles las cédulas hipotecarías y si era necesario
valorar el inmueble.í'"' si la garantía real debía estar inscrita.Í,|T.si los certifi­
cados de depósito a plazo tenían que ser de un banco estatal"IHy hasta sobre
los requisitos que debía tener una hipoteca común para que fuera admiti­
da como garantía,6™El código pretende ser claro en lodos esos aspectos.
Establece que la garantía puede consistir en dinero, cheques certificados,
certificados de inversión, hipotecas, pólizas y garantías banca rías o de insti­
tuciones autorizadas (75i. Para admitir una garantía, el tribunal debe deter­
minar su idoneidad y ia solvencia del emisor. No se permiten garantías que
tengan plazos de caducidad automática o que, por sus condiciones o tenni-*

óM Medíanle Ley 7709 de 2t) de ndubre de 1997, se derogaron Los aníeulos 284 y 285
Hne s.T- releríuti |L hi garantía de cestas, que ya venía siendo cuestionada desde la
perspectiva constitucional. Por error, olvidando que tas garantáis no solo se refieren
lI eos Las, derogaron el artículo 2X6, que aquí se rescata en lo fundamental,
6] 5 99 de 1992 del Tribunal Segundo Civil, Sección Segunda.
6 Ib 315 do 1992 del Tribunal Segundo Civil, Sección Segunda,
617 3-56 del Tribunal Segundo Civil. Sección Primera.
61» 1X2 de 1989 del Tribunal Segundo Civil, Sección Segunda
619 11 de 1995 del Tribu nal Segundo Civil, Sección Primera.

500

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Curso de Derecho Procesal Ovil Costarricense

nos, hagan difícil su oobro, El tribunal debe disponer lo necesario para l)liij
la garantía se mantenga por todo el tiempo que la vigencia sea necesaria, es
decir, debe exigir garantías que subsistan durante la pendencia del proceso.
Finalmente, establece que la exigíbilidad de la garantía no podrá ser en
ningún caso mayor a un año plazo; en otras palabras, que la garantía debe
ser cxigible en un plazo máximo de un año y si transcurrido ese plazo el
proceso no ha terminado, se debe proceder a su revalidación o sustitución.
En lo que se refiere a la garantía hipotecaria, solo se admite cuando sea
de primer grado y sobre bienes inscritos (75,pá,2), Para ello es necesario
presentar un avalúo del inmueble, realizado por un profesional idóneo y de­
mostrar que el bien está libre de gravámenes y anotaciones. FJ avalúo que se
presente debe detallar la ubicación, Ea extensión y la naturaleza del inmue­
ble y una relación de todo lo que en él exista. La hipoteca debe otorgarse
a nombre del juzgado respectivo, con vencimiento condicionado al evento
garantizado y un interés de mora igual a la tasa básica pasiva vigente en el
Sistema Bancario Nacional en el momento del otorgamiento.
Si en algún momento la garantía estuviera en riesgo de perder su eficacia
{por prescripción por ejemplo), el tribunal dispondrá su renovación o sus­
titución, bajo apercibimiento de ejecutarla inmediatamente o de dejar sin
efecto las medidas o beneficios garantizados (7ó.pá.2u).

TUTELA CAUTELAR

1:1 proceso no es sólo una actividad de resultados inciertos, lo normal es


que entre la lesión al derecho del demandante y la satisfacción de ese in­
terés transcurra algún tiempo. Con ocasión de esa demora, es posible que
el demandado realice actos que impidan o dificulten la efectividad de la
satisfacción que la sentencia conceda al actor. De ese modo, es posible que
el demandante no obtenga ni siquiera una satisfacción tardía. La tutela cau­
telar es precisamente el instrumento jurídico procesal que tiene por función
evitar que esto suceda, mediante una incidencia en Ea esfera jurídica del
demandado, adecuada y suficiente para producir ese efecto.501

501

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Jorge Alberto López González

P rincieales c a r a c t e r í s t i c a s d e las m e d i d a s c a u t e l a r e s

Aunque la doctrina procesal señala muchas otras y cada autor entiende que
es posible ampliar la lisia, las principales características que se reconocen a
la Hílela cautelar son:
Provisionatidad. No son disposiciones judiciales definid vas^ sino provisio­
nales, Las resoluciones que las disponen, nunca tendrían autoridad y efica­
cia de cosa juzgada (no serán inminables).
Accesoriedad. IJe acuerdo con nuestra legislación (77), el proceso cautelar,
puede ser instaurado antes o en el curso del proceso principal, pero siempre
formará parte de este,
Prevenfividad. bise carácter se observa, en cuanto tienen como fin impedir
que el demandado realice actos que imposibiliten o di fien lien la efectividad
de la sentencia (78).
Responsabilidad, Las medidas cautelares se decretan bajo la responsabili­
dad de quien las lia solicitado (77). Así lo dispone el Código procesal civil
al señalar que sal\o disposición expresa en contrario, estas se decretarán
bajo ]a responsabilidad de la parle que las solicitó (77). Precisamente, para
disminuir los daños y perjuicios que se puedan causar, en algunos casos se
exige rendir una garantía (SO).
im tw n ten ia lid ú d . Nunca son un fin en sí mismas, están supeditadas a Ili
emanación de una resolución definitiva suyos frutos aseguran preventiva­
mente. Su fin inmediato es asegurar la. eficacia práctica de la resolución
definitiva.
Temporalidad.Sus electos están limitados en el tiempo. Su duración está
limitada, como máximo a la duración del proceso.
Variabilidad,Eslán expuestas a ser variadas por el tribunal de acuerdo con
las circunstancias (81).
Proporcionalidad. Para la adopción de las medidas cautelares debe ponde­
rarse el derecho de quien solicita la protección cautelar y el de quien se verá
afectado por esa medida. Por ello, las medidas que se ado píen deben ser
proporcionales con el presunto derecho reclamado o que se va a demandar.

502

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Curso de 0 trecho Procedí Civil Costar*Ícense

Procesalidad. No cabe ninguna duda que la tutela cautelar tienen naturaleza


procesal, en cuanto constituye un instrumento para asegurar precisamente
el resultado del proceso mismo.

P resupuestos p a r a la a d o p c i ó n d e las m e d i d a s

CAUTELARES

No basta que una parlo solicite la adopción de medidas cautela res. Para
pedirlas y para decretarlas es indispensable que se cumplan ciertos presu­
puestos que justifiquen su decreto,

Peligro en la demora {periculum


iti v t)

El per ¡enfurtí¡n mora(peligro por la mora procesal), como presupuesto de


ia tutela cautelar, se concibe como un riesgo de daño para la efectividad de
la tutela judicial pretendida cu el proceso principal. Ese riesgo que puede
surgir como consecuencia de la necesaria dilación temporal del proceso,
Calamandrci distinguía entre peligro(ejecución imposi­
ble o dille il) y peligro de retraso (daño inmediato c irreparable por el simple
re ¡raso en obtener la prestación).

A p a r i e n c i a t i c b u e n d e r e c h o {F u m a s )

Tratándose de la tutela cautelar, es aceptable, que para la concesión de una


medida cautelar, que implica injerencia en la esfera jurídica de! demandado,
se requiera formarse un juicio positivo sobre un resultado favorable al actor.
No se trata de un conocimiento profundo sobre el fondo del asunto, sino de
un juicio de probabilidad o verosimilitud, bastando que el derecho aparez­
ca verosímil. V esa apariencia de buen derecho, en sentido estricto, puede
referirse al fondo del asunto, pero funda mental mente a La oportunidad y
conveniencia de la medida cautelar.

Caución (garantías)

íli peligro de la demora y la. apariencia de buen derecho no son suficientes


para eliminar la posibilidad de que con una medida cautelar se afecten ios503

503

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Jorge Alberto López González

derechos de otra persona. Como garanda para los danos que una medida de
esta naturaleza pueda causar, en algunos supuestos, que veremos oportuna­
mente, se exige el rendimiento de una garantía.

C lasificación de las medidas cautelares

Como en todos los temas, en la doctrina encontramos muchas clasificacio­


nes de medidas cautelares. Se hace referencia a medidas
miento (no suponen una medida de coerción, sólo persiguen la declaración
preventiva de un derecho); medidas de conocimiento sumario con
de ejecución provisional (se adoptan cuando los riesgos son previsibles);
medidas deluida de lapropiedad
cuencia del propio derecho); medidas (anticipo de
la ejecución a pesar de tos recursos); (para
evitar la modificación del estado de cosas existentes; y, de contra-
cautelo (garantías para adoptar medidas cautelares).
Para efectos de este curso, destacaremos y profundizaremos en Eli clasifica­
ción de medidas cautelares que sigue el código procesal civil costarricense,
por su trascendencia para el estudio del tema.

Medidas cautelares típicas o nominadas

De acuerdo con la doctrina, se entiende que una medida cautelar es típi­


ca o nominada, cuando el legislador la menciona y además la regula con
cierto detalle. De conformidad con el código procesal ci\il, son típicas las
siguientes medidas cautelares: embargo preventivo; anotación de la deman­
da; administración c intervención de bienes productivos; suspensión provi­
sional de acuerdos sociales, con domina les y similares; depósito de bienes
muebles o inmuebles; y, prohibición de innovar, modificar, contratar o cesar
una actividad.

M edidas cautelares atípicas o innom inadas

Se les denomina al ipicas o innominadas porque no están expresamente


identificadas en la ley. Se encuentran reguladas en forma genérica y amplia.

504

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Cu rio dp Dprpfho Procesal Civil Costarricenie

La referencia a las medidas cautelares at [picas, la encontramos cuando el


código dice, que además de las medidas cautelares expresamente contem­
pladas por el ordenamiento jurídico, el tribunal podrá adoptar todas las que
sean necesarias para asegurar la efectividad de la tutela judicial que pudiera
otorgarse en la sentencia (92), El nuevo código, no se contenta con referirse
a ellas en forma genérica. Aunque no contiene una regulación detallada,
ejcmplilica las atípicas que el tribunal podría adoptar. Así dispone, que se
podrá ordenar el depósito temporal de ejemplares; la intervención y el depó­
sito de ingresos; otras anotaciones regístrales, de casos de que la publicidad
rcgisiral sea útil para el lin de la ejecución; la formación de inventarios; el
decomiso de bienes; la ineficacia provisional de cláusulas contractuales; el
acceso a fundos enclavados, y cualquier otra de naturaleza conservativa,
innovativa o anticipativa que sea procedente, de acuerdo con las circuns­
tancias (92)

G en er a lid a d es so bre ei p r o c ed im ien to de las m ed id as

CAUTELARES

Como regla general, las medidas cautelares solo se pueden disponer a so­
licitud de parle (77). Que solo se dispongan a solicitud de parte tiene dos
razones: la influencia del principio dispositivo, según el cual los tribunales
no actúan de oficio en intereses privados y la idea de responsabilidad de
quien solicita las medidas emite lares.. No obstante, lomando en cuenta que
pueden existir supuestos en que haya un interés público, se introduce una
excepción: salvo disposición expresa en contrario (77). Kn otras palabras,
se deja la salvedad de supuestos en que una disposición legal permita la
adopción de medidas cautelares de oficio (sin gestión de parte). Esa salve­
dad encuentra su razón de ser en que este código pretendía ser un código
procesal general aplicable a todas las materias y por ello contiene muchas
disposiciones amplias, que podrían ser útiles en otras materias como familia
o laboral, por ejemplo.
Se puede pedir la adopción de medidas cautelares, antes de iniciar el proce­
so, es decir, antes de la presentación de la demanda. Y también se pueden
solicitar en cualquier tipo de proceso, durante el procedimiento (77), en-

SG5

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Jorge Alberto López González

tiéndase, en cualquier etapa del procedimiento. En lodo caso, se repite, las


medidas cautelares se adoptan bajo la responsabilidad del solicitante (77),
Desde una perspectiva amplia, lo que justifica su existencia, las medidas
cautelares son admisibles cuando exista peligro de pérdida, alteración, daño
actual o potencial del derecho o intereses jurídica me ote relevantes, o cuan­
do sea necesario asegurar resultados futuros o consolidar situaciones jurídi­
cas ciertas o posibles (78).
Para decretarlas, el tribunal deberá analizar la probabilidad o verosimili­
tud de la pretensión (apariencia de buen derecho) (7S), la proporcionalidad
y razonabilidad de 3a medida, su relación con Ja pretensión y la eventual
afectación a terceros o al ínteres público. El tribunal puede disponer una
medida cautelar distinta de la solicitada (relatividad de la congruencia) si se
considera adecuada v suficiente (79.páJ°).
Cuando se admita la medida cautelar, el tribunal debe determinar su conte­
nido, duración. Además, debe prevenir la garantía si es necesaria (79, pá, l1’).
Con la finalidad de evitar abusos y proteger a quien podría ser sujeto pasivo
de una medida cautelar arbitraria, se establece que no se debe decretar una
medida cautelar, cuando se pretenda afectar situaciones de hecho consentidas
por el solicitante durante largo tiempo, sah o que se justifiquen las razones por
las que dichas medidas no se lian solicitado hasta entonces (79 pá.2LI).
Para solicitar y decretar una medida cautelar es indispensable que se rinda
garantia, salvo que por disposición expresa se exima de esa carga. En la
misma resolución en la que se conceda la medida se debe lijar el importe de
la caución, según lo dispuesto por este Código en cuanto a garantías (75).
No es posible ejecutar Ja medida mientras la caución no se haya rendido
(80.pá.lü), Excepcional mente, a criterio dd tribunal es posible eximir de
rendir garantía a quien solicite una medida cautelar, cuando existan motivos
fundados o prueba fehaciente de la seriedad de la pretensión o se trate de
procesos de interés social (80.pá.2"),
Atendiendo a la característica de variabilidad de las medidas cautelares, a
solicitud de parle, salvo disposición expresa en contrario, las medidas cau­
telares pueden ser modificadas a criterio del tribunal, cuando las circunstan­
cias lo justifiquen (81).

506

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Curso de Derecho Procesal Ovil Costarricense

Pueden ser sustituidas o levantadas, salvo que !o impida su naturaleza o


exista peí ¡uro de que el derecho del accionante se vuelva nugatorio. El so-
lidiante, de la sustitución o levantamiento dehe rendir garantía suficiente
para tu telar los intereses del beneficiario. Pura decidir sobre diclm solicitud
de sustitución o levantamiento el tribunal deberá ajustarse a los principios
de proporcionalidad y razoi lábil idad (82),
Las medidas cautelares están sujetas a tres plazos de caducidad. Se produ­
ce ese efecto, en tres supuestos: a) en el plazo de un mes a partir de que d
tribunal las decreta, cuando rui se ejecuten en esc plazo por culpa del solici­
tante. b) si después de ejecutadas no se establece la demanda en el plazo de
un mes. El pkizo eorre a partir del momento en que se materializó cualquier
tipo cíe ejecución,'0'-1 e) cuando transcurran tres meses de inactividad del
proceso imputable ai solicitante, siempre que no proceda la caducidad del
proceso (83). Esta ultima disposición excluye la caducidad de las medidas
cautelares por el transcurso de los tres meses cuando proceda la caducidad
del proceso. Es asi, porque en tal caso, lo que corresponde es solicitar la
caducidad del proceso y con ello se obtendrá el levantamiento de la medida
cautelar La solución es la misma que contenía el código procesal civil de
1990, pero en sentido inverso. Según aquel código, no procedía la caducidad
(qtie se denominaba deserción) cu procesos de ejecución, pero el interesado
podía solicitar el levantamiento de ía medida cautelar por el transcurso de
tres meses de inactividad/01 En este código, si procede la caducidad antcs
deserción), nn procede solicitar el levantamiento de la medida cautelar solo
por el transcurso de tos tres meses de inactividad.
Si una medida cautelar ha sido rechazada, levantada o declarada caduca,
no es posible volverla a decretar. El código lo prohíbe y solo se permite
excepcional mente, cuando se aleguen motivos diferentes, sustentados en
hechos nuevos o distintos (849). Dicha disposición pretender evitar que se
abuse con el instituto de las medidas cautelares, reiterándolas en perjuicio
del sujeto pasivo.*07

Í>2U Se anotó embargó SLilue Un ti ien, |tor ejemplo.


Íh2l Artículo 214 dd Código Procesal Civil tEc I9V0.

S07

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Jorge Afbeito López González

C ondena al pago de costas, daños y perjuicios al


SOLICITANTE DE UNA MEDIDA CAUTELAR

Uno de los pilares fundamentales del nuevo código es la idea de responsa­


bilidad: de las partes, de los intervinientes, de quienes integran tribunales.
Además, como vimos en su oportunidad, una de las características de las
medidas cautelares es la responsabilidad del solicitante. En relación con
las partes, éstas deben utilizar los instrumentos legales en forma razonable.
Para que esas ideas sean una realidad, tratándose de las medidas cautelares,
se establecen supuestos en que el solicitante puede ser condenado al pago
de daños, perjuicios y cosas. Se destaca que ia condena no es imperativa, es
una posibilidad. Si existen razones para eximir de esa condenatoria, el códi­
go lo permite, como consecuencia del aumento de los poderes del tribuna!
que es uno de ios ejes transversales de la nueva normativa. Se entiende que
los supuestos que establece el legislador son laxativos y, además, por tratar­
se de materia saneiunatoria, deben aplicarse restrictivamente. Conforme a
la nueva normativa, se puede condenar al solicitante, cuando (K5):
■ Se declare la caducidad de la medida.
* Se ordene la cancelación por improcedente.
• Se hubiera solicitado y ejecutado de manera abusiva.
* La demanda sea declarada inadmisible, improponible o denegada cu
sentencia.
• El proceso finalice por renuncia, desistimiento o caducidad.
L.a condenatoria se dispone, por el tribunal, en la resolución que ordene el
levantamiento de la medida cautelar La cuantía de la condenatoria se puede
establecer, si es posible de una \ cz y, cuando sea necesario, mediante el pro­
cedimiento de ejecución que corresponda/'32 Si la medida forma parte de un
proceso principal, sobre dicha condenatoria se debe resolver en la sentencia
de esc proceso principal (85,pá.2“),l

622 l '.l procedimiento que corresponde, es el de ejecución de sentencias sobre extremos


determinahlcs en dinero del articulo 1-16.

SÜ8

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Curio de Derecho Procesal Civil Costarricense

lJyr:i t; vi lar discusiones futuras, Eli nueva normativa se preocupó por esta­
blecer, en una disposición legal, el destino específico de las condenas por
monto lijo. Dispone, que en los supuestos en que este Código establezca la
obligación de rendir una garantía por monto fijo, ésta se debe hacer efectiva
a favor del afectado como indemnización mínima, sin perjuicio de que el
afectado reclame por dichos extremos una suma mayor (S5.pá3u).

M e d id a s c a u t e l a r e s t íp ic a s o n o m in a d a s

Corno vimos opon unamente, en la parte general de este tema, medidas cau­
telares lipicas o nominadas, son aquellas que el legislador no solo identifica,
sino que las regula con cierto detalle. Vamos a ver cada una de ellas.

Embargo preventivo

El embargo ei> una medida cautelar, mediante la cual se incautan bienes. Ksa
incautación se puede realizar mediante dos procedimientos. La anotación
en d registro respectivo, cuando se trata de bienes muebles o inmuebles
inscribibles y la traba forma] del embargo cuando se trata de bienes mue­
bles no inscribibles e inmuebles no inscritos. El embargo de un bien, es un
presupuesto indispensable para constituir un derecho a favor del acreedor
embargante, que le permitirá posteriormente pedir el remate de ese bien.
La doctrina distingue entre el embargo que es preve ni ívo y el que es ejecu­
tivo. ti embargo es preventivo, en todo caso, cuando el derecho no lia sido
declarado mediante resolución lirme. El embargo es ejecutivo cuando el
derecho ha sido declarado. De hecho, tm embargo preventivo se transforma
cu ejecutivo, una vez que el derecho ha sido declarado.
Hn general puede ser objeto de embargo cualquier bien mueble o inmueble.
No obstante, d artículo 984 Jd Código Civil señala aquellos bienes que no
pueden ser afectados por una medida de esa naiuraleza/'-' Además de esas*509
62 3 ARTÍCULO 9üí4_- No pueden persei] ni nse, por ti ingím ae recdor, y en cou.wcuenci a no
podrán ser embargados ni ¡¡ecuestnidos en fnnna alguna: I) Lo?* múridos, en la parle
que el Código de Trabajo los declare inembargables- 2) Las jubilaciones, pensiones
y beneficios sociales del deudor y Jas pensiones aJimenlieias. E! menaje de easa
del deudor, artículos de uso doméstico y ropa necesarios p;ir¿i Uso personal de él, de
sij cónyuge y de los liijos dependientes que con él vivan, 4) Los libros, máquinas y

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Jorge Alberto López González

rcstricciones, se dispone que si el derecho del acreedor se refiere a cosas de-


lerminadas que se hallen en poder dei deudor, a ellas se limitará el embargo.
Tal sucede en el caso que se solicite un embargo preventivo con sustento en
una prenda. En esc supuesto, el derecho del futuro demandante está referido
a una cosa determinada -el bien pignorado- y por lo tanto, el embargo pre­
ventivo debe limitarse a ese objeto.
El embargo tiene una finalidad, dispuesta por ley: impedir que el deudor,
mediante el ocultamiento o la distracción de bienes, pueda eludir una even­
tual responsabilidad patrimonial (86.1).
Para solicitar el embargo preventivo, es indispensable que el gestionante,
deposite una garantía correspondiente al veinticinco por ciento (25%) del
monto por el que pide el embargo. Dicha caución no es necesaria si la ges­
tión se funda en un título ejecutivo. La garantía puede reducirse, en pro­
porción al valor de lo electivamente embargado, cuando no se encuentren
suficientes bienes del deudor en los cuales hacer recaer ta medida (86.2).
El embargo preventivo puede reducirse cuando exceda el monto reclamado
y procede su levantamiento cuando el embargado deposite el monto por d
que se decretó (S6.3).

útiles necesarios para la profesión u olido tlel deudor. 5) l.os útiles e instrumentos del
artesano o agricultor, en cuanto sean necesarios para su trabajo individual y el de los
hijos que mantiene, ó) Los alimentos que existan en poder del deudor, en la cantidad
necesaria para el consumo de s i iramilia durante un mes. 7) Los derechos puramente
personales como el de uso y habitué ión y cualesquiera otros bienes que el deudor
haya adquirido a titulo gratuito bajo la condición de que no pueden ser perseguidos
por deuda, salvo las mejoras que provengan de su industria. No obstante, los bienes
indicados cu los incisos ,i), 4), y ?). pueden ser perseguidos por el respectivo acreedor
prendario, stemprc que el comíalo de prenda se encuentre debidamente inscrito; pero
los indicados en el inciso 3) sólo podrán perseguirse por el precio de su adquisición
cuando éste se hubiere efectuado a plazo. (Asi reformado por el articulo I*1de la Ley
V 6159 de 25 de noviembre de IV77). NOTA; 1.a Ley General de Prenda No.5 del
5 de octubre de I*341. en d articulo 4 de su Capitulo X “Disposiciones Transitorias",
adiciona el presente artículo en cuanto a la posibilidad de perseguir, por parte de
acreedor, ciertos bienes que allí se indican, siempre y cuando el contrato de prendase
encuentre debidamente inscrito).

S10

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

Anotación tic demanda

La anotación de la demanda es la única medida cautelar que no se puede de­


cretar antes de que se haya presentado la demanda. Es procedente, cuando
se pida la constitución, modificación o extinción de un derecho real o per­
sonal con efectos reales, tratándose de bienes inscritos en registros públicos
o privados que afecten a terceros (87,pá,tü). Para solicitarla y para que se
decrete, no es necesario que se rinda garantía (87.pá.l°).
Esta medida cautelar no solo está regulada en el Código Procesa! Civil. El
Código Civil (468), al respecto, señala: “Sólo sor» susceptibles de anota­
ción en el Registro Público: I. l.as demandas sobre la propiedad de bienes
inmuebles determinados y cualesquiera otras sobre ia propiedad de dere­
chos reales o en las que se pida la constitución, declaración, modificación
o extinción de cualquier derecho real sobre inmuebles. 2. Las demandas
sobre cancelación o rectificación de asientos de registro. 3. Las demás sobre
declaración de presunción de muerte, incapacidad de administrar y cual­
quier otra por la cual se trate de modificar la capacidad civil de las personas
en cuanto a la libre disposición de sus bienes. 4, El decreto de embargo y
secuestro de bienes inmuebles, sin necesidad de practicar la diligencia de
secuestro. 5, En casos análogos a los anteriores, sobre bienes muebles o
derechos reales sobre estos, inscritos en los registros respectivos.’*
La anotación de la demanda tiene como que al amparo de la pu­
blicidad registra!, se protejan los derechos del demandante. Asi. anotado el
mandamiento, cualquier acto relativo a los bienes se entenderá verificado
sin perjuicio del derecho del anotante (ST.pá.í1’}. Cualquier adquirente de un
bien anotado aceptará, implícitamente, las resultas del juicio y el registrador
lo consignará asi en el asiento respectivo, al inscribir nuevos LÍLulos (468
C.C.).
Hecha la solicitud, si ésta es procedente, los tribunales deben efectuar la
anotación (cuando eí tribunal pueda hacerlo directamente} o librarán man­
damiento a la oficina o la entidad respectiva, con expresión del nombre,
los apellidos y el número del documento de identificación del actor y el
demandado, si lo tiene, asi como las citas de inscripción dei bien en litigio
(87.pá,2°).51

511

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Jorge Alberto López González

La vigenciaJo esas anotaciones, se determina de acuerdo con el término de


prescripción cxüntiva correspondiente a la obligación o el derecho de que
se trate (46S C.C.).

A dm inistración e intervención de bienes productivos

Antecedentes inmediatos de esta medida cautelar novedosa en nuestra le­


gislación y ahora típica, los encontramos en los articulo 727 inciso 2) de la
Ley de Enjuiciamiento Civil española 1/2000 y 3 16.2 del Código General
del Proceso de Uruguay. En relación con la legislación expañola la doctri­
na de aquel pais señala que esta medida es adecuada en aquellos casos en
que el demandante pretende la entrega del bien productivo. El peligro en la
demora, consiste en que durante el trámite del proceso el demandado haga
descender la productividad como consecuencia de una explotación anóma­
la. Igualmente, puede ser idónea, en supuestos en que, aunque lo pretendi­
do no sea la entrega del bien, sino por ejemplo, una condena dineraria, se
combine con un embargo de frutos y rentas. May que distinguir la admi­
nistración de la intervención. La intervención judicial es menos gravosa
que la administración. La intervención consiste en el nombramiento de una
persona que debe autorizar los actos de administración del demandado. La
administración, por su parle, consiste en que dicha persona designada, rea­
lice directamente dichos actos de administración en sustitución del deman­
dado. Como consecuencia del criterio de menor gravedad, debe acordarse
la intervención cuando esta es suficiente para garantizar la efectividad de
la tutela judicial. Ni la intervención, ni la administración tienen un conte­
nido prefijado por la ley, por lo que los tribunales deberán determinar en
cada caso concreto, cuales son las facultades otorgadas al interventor o al
administrador/''1
1luciendo eco de esa doctrina, el Código Procesal Civil establece, que se po­
drá disponer la administración o intervención de bienes productivos, cuan­
do se pretenda su entrega a titulo de dueño, usufructuario o cualquier otro
que comporte interés legitimo en mantener o mejorar la productividad, o*

í*24 DLez-l’ieazo Giménez, loriado y otros. Derecho Procesal Civil. Ejecución Porzosa,
Procesos Especiales, Editorial Ceniru de HUidios Ramón Anjees S.A., 2000, pág.
3‘>3 y 3‘M.

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Curso de Derecho Procesal Civil Coila m ttnse

cuando l:i garantía de esta sea de primordial interés pora la efectividad de la


condena que pudiera recaer (88.1.pó, l 1').
Con el jin de introducir llii orden en la duración de la medida, en la resolu­
ción que disponga una intervención judicial necesariamente se de he fijar un
plazo. Esc plazo puede ser prorrogado cuando se justifique sumar iámente
(sin mucho trámite) su necesidad. Las facultades del interventor o adminis­
trador, se deben limitara las estrictamente indispensables para asegurar el
derecho que se invoque. En lo posible, se deberá procurar la continuación
de la explotación intervenida (88.l.pá.2rt).
El tribunal debe lijar la retribución mensual del interventor o del adminis­
trador, según corresponda. Esa remuneración dehe ser pagada por el solici­
tante de la medida cautelar. .Solo cuando median circunstancias que así lo
determinan, la retribución mensual del interventor o del administrador es
pagada por ei patrimonio intervenido o en administración. En lodo caso, al
tribunal corresponde decidir en Ibrmu definitiva, respecto de la parle, que
debe soportar ese pago. Para determinar el monto de la retribución se debe
tomar en cuenta la complejidad de la intervención t> de la administración,
según corresponda y las atribuciones que se confieran al interventor o admi­
nistrador (88. I.pá.3°).
El tribunal debe asignarle Eas facultades al interventor y al administrador,
según corresponda. Dice el Código, que si es necesario puede otorgar atri­
buciones para coadministrar con d titular y, en casos muy calificados, hasta
para sustituirlo (8H.2.pá.llV). fin un contexto doctrinario, hay que entender
que las facultades para coadministrar o para sustituir al administrador ti­
tular, se las puede conceder en el supuesto en que la medida cautelar que
se adopte es la administración de bienes productivos, lisas facultades de
coadministrar o de sustituir al titular, no se pueden conferir al interventor,
porque su función es fínica y exclusivamente la de autorizar los actos de
administración del demandado. í’l interventor, entonces, no puede sustituir
al administrador titular. Si lo que se quiere es sustituirlo, debe concederse la
medida cautelar de administración de bienes productivos.
En términos generales y amplios, son obligaciones del interventor: Desem­
peñar el cargo personal mente (88.2.1). Cuando el tribunal lo autorice puede
hacerlo en asocio con otros o sen irse de asesores (88.2.1). Debe exigir, si13

S13

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Jorge Alberto López González

es necesario con el auxilio judicial, la entrega de los bienes y los derechos


que deban estar bajo su custodia o administración (88.2.2), Vdar por la
conservación de los bienes y los derechos (88,2.3); informar sobre el estado
de los bienes y la actividad u operaciones desarrolladas, con Ea periodicidad
fijada por d tribunal (S8.2.4). Además, informar al tribunal y a las parles de
cualquier irregularidad advertida en la administración (88.2.5); y, rendir un
informe final de su gestión (88.2.6).
Son aplicables al interventor y al administrador las normas dispuestas para
los peritos sobre incompatibilidad, nombramiento, aceptación, honorarios y
remoción. Los mismos principios se deben aplicar para el nombramiento de
fiscales, auditores o agentes, cuando sea necesario nombrarlos por encon­
trarse en circunstancias análogas (88.2.pá.tinal),
Dice el código, que la administración o intervención cesa cuando se haya
cumplido con el fin perseguido, se constate Ea falta de justificación de la
medida o el intervenido deposite en el proceso las sumas reclamadas. Ade­
más, cuando se de garantía, suficiente de cumplimiento de las obligaciones
legales o contractuales (88.3). Tomando en consideración que se trata de
una medida cautelar, todo lo que dice el legislador se subsumo en una sola
razón, la falta de justificación de la medida, precisamente porque ya no hay
peligro en la demora.

Suspensión provisional de acuerdos sociales, condomina les y


similares

La medida cautelar de suspensión provisional de acuerdos sociales encuen­


tra su antecedente inmediato cu e! articulo 727 inciso 10 de la Ley de Hn-
juic¡amiento Civil española 1/2000, A diferencia de la legislación española
que se refiere únicamente a sociedades, el legislador costarricense amplió
tal medida cautelar a los acuerdos eondóminales o de cualquier otra agrupa­
ción legalmente constituida.
Así las cosas, cuando se impute la infracción de derechos legales o con­
vencionales, referidos a acuerdos sociales, condumio ales o de otras agru­
paciones legalmente constituidas, el tribunal puede disponer la suspensión

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Curso d e Derecho Procesal C iv il Costar i ¡cense

provisional do los efectos del acuerdo impugnado (89). Lo que se pretende


con esta medida, es suspender provisionalmente la eficacia del acuerdo.
Para impedir la ejecución, a pesar del decreto de la medida cautelar y para
no afectar a terceros, es posible ordenar la anotación de la medida en el re­
gistro respectivo (89).
Se establece una norma especial de legitimación para solieitEir esta medida
cautelar. Cuando se trata de sociedades comerciales, el solicitante debe de­
mostrar que representa al menos el diez por ciento (10%) del c a p ita l,S i se
trata de otras personas jurídicas o entidades, deberá demostrar que es titular
de cuotas en la misma proporción, es decir, en un 10% (89). La idea de esa
disposición especia] de legitimación, es evitar que la suspensión de la efica­
cia del acuerdo pueda ser obtenida por quien es un socio muy minoritario de
Ja sociedad, en perjuicio de los socios mayoritarios. Con la doctrina que así
lo señala, hay que entender que dicho porcentaje debe tenerse no solo en el
momento en que se pida la medida cautelar, sino también en el momento de
adopción del acuerdo; y, que debe conservarse (tomando como referencia
el capital social existente en aquel momento) durante toda la vigencia de la
medida, pues de otro modo, se defraudaría la finalidad de esa regla especial
de legitimación,6-6

Depósito de bienes muebles o inmuebles


1:1 tribunal, a solicitud de pane, puede ordenar el depósito de los bienes
muebles o inmuebles objeto de litigio cuando la demanda pretenda su en­
trega y se encuentren en posesión del demandado. I:,n ese caso, cuando sea
necesario, el tribunal debe designar depositario de los bienes, fijarle sus
honorarios y ordenar un inventario de bienes si es indispensable (90). I [ay
que tener presente que el depósito judicial desde una perspectiva fundamen­
talmente sustantiva, se encuentra regulado en los artículos 1360 a 1366 del
Código Civil. Según esa normativa, son aplicables al depósito judicial las
reglas dispuestas para el depósito convencional, es posible nombrar deposi-*S
I

625 Ln t:i legislación española |727 inciso 10 de la LEC 1/2000), solo tiene que acreditar
que representa entre un 1% y uti 5%.
(>2(> Dicz-Pi cazo, Oh. Ci i,. pág- 397.

SIS

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Jorge Alberto López González

tari o de bienes muebles e inmuebles, establece las facultades u obligaciones


de! depositario de bienes inmuebles, etcétera.

P i iííiihkíón de innovar, modificar, contratar o cesar una


actividad
La prohibición de innovar, modificar, contratar o cesar una actividad, en­
cuentra su antecedente inmediato en el artículo 727 inciso 7) de la Ley de
Enjuiciamiento Civil española 1/2000, Por su medio, el tribunal puede pro­
hibir, temporal mente, que se innove, que se modifique o se contrate,
Pero también puede decretar la prohibición de cese de una actividad. Esa
prohibición de cese, implica imponer al obligado la continuación de un ha­
cer. es decir, que continúe su actividad, porque no son pocos los casos en el
tráfico jurídico, en los que ia cesación unilateral de una actividad, supone
la injustificada ruptura del estado de cosas contractual, que puede acarrear
graves perjuicios a la parte afectada, y que, por tanto, constituye un clarísi­
ma peligro en Ea demora {jK 'r ic u la m m
El decreto de tales medidas cautelares, debe ser excepcional. Así lo entiende
el código cuando señala, que solo se deben disponer .si no existe otra medida
cautelar expresamente prevista que logre ta cautela que se pretende (91).
Y procede decretarlas cuando un bien o derecho pueda sufrir menoscabo o
deterioro por causa de modificación o alteración en el curso del proceso. Tal
restricción incluye, según el código, abstenerse temporalmente de llevara
cabo una conducta o prestación (91).

P r o c e d im ie n t o d e las m e d id a s c a u t e l a r e s

Como se expuso al inicio de esta exposición, las medidas cautelares, salvo


alguna excepción dispuesta por ley, se decretan a solicitud de parte (77). En
la solicitud se debe indicar el nombre y las calidades de tas parles, el ubjelo
del proceso, la medida cautelar que se pide, la causa o el titulo que origina
la tutela, la finalidad, la justificación, la prueba cuando sea necesaria, la
estimación actual o aproximada de la demanda y el medio para atender no-*

í >: 7 A m p lia m e n te solí re el tem a D ie z- P ic a z o . O h . C it.. p á g . 3 % .

S1G

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Curso de Derecho procesal Civil Costarricense

(ideaciones si no se huí''i era indicado previamente. Asimismo, cuando sea


procedente, se de he ofrecer la prestación de garantía, especificando de que
tipo se ofrece y con justificación del importe que se propone (93).
Presen Inda la solicitud, como regla general (por lo que veremos más ade­
lante), antes de la adopción de la medida cautelar, se dehe emplazar o dar
oportunidad de intervención a la parle contraria. Para dio se convoca a las
panes a una audiencia oral que se debe celebrar a la mayor brevedad posi­
ble. de manera preferencial, es decir, se debe dar prioridad en las agendas a
las medidas cautelares. l:n la audiencia se escucha a las partes y se admite y
practica la prueba que sea necesaria (94), No se dice en esos artículos, que
el tribunal tenga que decretar la medida cautelar oralmente en la audiencia.
Tampoco refieren que pueda hacerlo por escrito en algún plazo. Aplicando
las disposiciones generales sobre la forma de las resoluciones (2K y 2), no
existe obligación deí tribunal de resolver sobre la medida cautelar oralmen­
te en la audiencia. Lo que si debe hacer, si la emite por escrito, es hacerlo a
la mayor brevedad, una ve/ terminada esa audiencia.
Al decretar la medida cautelar, el tribunal de he fijar een precisión la medida
o las medidas que se admiten y determinar la forma, la cuantía y ql tiempo
en que deba prestarse la caución. Deberá, además, disponer lo necesario
para el efectivo cumplimiento de lo que ordene (95).

Admisión provisional sin audiencia

En relación con algunos tipos de medidas cautelaros, dar un emplazamiento


o realizar una audiencia oral, puede sor contraproducente, pues so podría
permitir que en el plazo dado o entre el momento de ia notificación y la
audiencia oral se distraigan bienes. Por oso motivo, el legislador dispuso
expresamente, que tratándose del embargo preventivo y la anotación de la
demanda se deben ordenar provisionalmente sin audiencia a la parte con­
traria (96).
Con conciencia que existen otros supuestos en que puede ser conveniente se­
guir ese procedimiento, se dispone que también, se pueden decretar, provisio­
nalmente. sin previa audiencia otras medidas cautelares, cuando el solicitante
lo pida y acredite que concurren razones tic urgencia o que la realización de517

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Jorge- Alburio Lope? González

audiencia puede comprometer su finalidad. La resolución que ordena provi­


sionalmente la medida cautelar sin audiencia no denc recurso alguno (96).
En el supuesto en que se decrete una medida cautelar sin audiencia, el pro­
cedimiento de impugnación no es el sistema de recursos, sino el incidental.
En ese caso, notificado el afectado, respecto de la adopción de la medida,
puede oponerse en el plazo de tres días, solicitando de forma justificada,
su levantamiento o modificación. Si se opone, debe ofrecer la prueba per-
tinente. La Jalla de oposición implica presunción de conformidad con la
medida. Si se formula oposición, et tribunal debe convocar a las partes a una
audiencia oral que se debe realizar a la mayor brevedad y en ella se decidirá
si las medidas provisionales se mantienen, se modifican o se levantan. De
conformidad con el numeral 67.3.4.. la resolución que se dicte sobre esa
solicitud es apelable.

Ejecución de las medidas cautelares


Una vez decretadas, las medidas cautelares se deben ejecutar inmediata­
mente. Ningún recurso, incidente o petición puede detener ía ejecución.
Si la medida es ejecutada con conocimiento del afectado (sin que importe
como obtuvo conocimiento), sin haber sido notificado formalmente, se le
debe notificar posteriormente.
Si la parle afectada interviene en la ejecución de la medida (porque está pre­
sente en el acto de embargo, por ejemplo), se le notificará en ese acto (97),

NORMAS RROCESAI.ES INTERNACIONALES

La diversidad de ordenamientos jurídicos, la constante interconexión que


se da entre ellos, marcada por el tráfico de personas y bienes a través de las
fronteras y el respeto mutuo y consideración igualitaria que debe existir en­
tre los órdenes jurídicos involucrados, constituye la razón de ser del derecho
procesal internactonal

íj2S Asi justifica la doctrina la existencia de una normativa procesal internacional. Vés-
cnv'i, Eduardo, Derecho Procesal Civil Internacional, Ediciones Idea. Montevideo,
2000, pág. 10,

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Curio de Derecho Procesal Civil Costarricense

El objeto del Derecho Procesal Internacional, es la regulación de la función


jurisdiccional de los Estados, cuando en su ejecución o cumplimiento, esta
función se conecta de algún modo con un orden jurídico extranjero; y el
Derecho Procesal Internacional es el conjunto de normas y principios que
regulan esa función jurisdiccional, cuando su cumplimiento supone algún
tipo de contacto con un orden jurídico extranjero.6:9
Con conciencia de la importancia de la existencia de normas procesales
internacionales, el Código Procesal Civil, regula el lema, ajustándose a
muchos criterios que ha venido fijando ia doctrina procesal. Es necesario
advertir, que uno de los lemas del derecho procesal internacional, que es el
de la competencia, se encuentra regulado en este código en la parle donde
se estudia el tema de la competencia, según lo vimos oportunamente (II),
Se regula en el código, un tema fundamental del derecho procesal inter­
nacional, que es el de la cooperación. El aumento constante de! tráfico ex­
terno, hace imprescindible que el servicio de justicia no se detenga en las
fronteras, que la existencia de Estados diversos y por tanto de diferentes
órdenes jurídicos, no impida que la acción de Injusticia llegue donde sea
necesaria.629630631Tratándose de cooperación judicial se estable­
ce, que se aplicarán las disposiciones de los tratados y los convenios inter­
nacionales vigentes y en su ausencia la normativa nacional (98). Esa dis­
posición encuentra sustento en la doctrina, según la cual, en este tema, las
leyes internas se aplican solo en defecto de tratado y las leyes posteriores no
derogan el tratado; o sea que, cuando se presenta un caso debe verificarse
la existencia de tratado sobre el lema en cuestión entre los países involu­
crados; solo si no existe tratado, o el mismo no resulta aplicable por alguna
circunstancia, se debe recurrir a la ley interna,633
En cuanto a la legislación aplicable, que es uno do los temas de especial in­
terés para el derecho procesal internacional, el código prohíbe la aplicación
oficiosa del derecho extranjero. No obstante, ello es posible, si las partes
fundan su derecho en una ley extranjera y acreditan legalmentc su existen-

629 Vúscovi, Enrique, Derecho l'roccsat Civil Internacional, O h , t il,, pág. 13.
630 Véscovi, Ob. Cii., pies. 20 y21.
631 Vcscovi. Oh, t il.. pác.13.

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Jorge Alberto López González

cía, vigencia, contenido e interpretación (98)* No se conforma el legislador,


con establecer la posibilidad de aplicar el derecho extranjero, también es-
lab fece el sistema de interpretación al disponer, que cuando sea aplicable,
el derecho extranjero deberá interpretarse como lo liarían los tribunales del
Estado a cuyo orden jurídico pertenece. En ese caso, quien resuelve, tendrá
que hacer un profundo análisis de la jurisprudencia extranjera para ajus­
tar su interpretación a la que harían los tribunales a cuyo orden jurídico
pertenece !□ norma. No siempre, serán aplicables en nuestro país las leyes
extranjeras, aunque así lo hayan dispuesto las partes. Se podrán declarar
inaplicables preceptos de la ley extranjera, cuando contraríen manifiesta­
mente los principios esenciales del orden público internacional en los que el
Estado asienta su individualidad jurídica (98).
El principio cardinal en materia eje derecho procesal internacional, en parti­
cular en relación a la legislación procesal aplicable, es el de que los proce­
sos y sus incidencias, se regulan por la ley del lugar donde se tramitan; es
decir, se aplica al proceso la ley territorial del país donde se lleva a cabo el
proceso.63263Ajustándose a esa máxima del derecho procesal internacional, el
nuevo código establece claramente que los procesos, cualquiera que sea su
naturaleza, se sujetarán al ordenamiento nacional (98),

Ef i c a c i a df sentencias y l a u d o s e x t r a ñ a r o s

Para alguna doctrina procesal, el tema de la eficacia de las sentencias ex­


tranjeras es, quizás, el más trascendente del derecho procesal internacio­
nal,611 Se justifica ese pensamiento diciendo, que cuando se pretende hacer
valer la eficacia de una sentencia en un estado distinto a aquel en el cual el
pronunciamiento fue emitido, se pone en funcionamiento la parte esencial
de! sistema. Es así, porque la eficacia del fallo extranjero no es una cuestión
automática, sino que la aceptación de esa eficacia, está sometida, por lo ge­
neral al cumplimiento de varios requisitos.634
El código procesal civil sienta como premisa básica, que las sentencias y
los laudos reconocidos, de cualquier materia, tendrán efectos de cosa juz-
632 Vcscovi, Ob. Cil., pág. 71.
633 Véscovi, Ob. Cil-, pág- 151.
63-t Vcscovi, Ob. C i l . , pag. 151.

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Cu\<n de Derecho Procesal Civil Costarricense

azada en ct territorio nacional (99.1). Posteriormente, establece tos requisi­


tos necesarios para que esa premisa básica se cumpla. Dispone que para el
reconocimiento de sentencias y latidos extranjeros deberán cumplirse los
siguientes presupuestos (99.2): Se debe presentar copia auténtica de la reso­
lución, expedida por la autoridad judicial o el árbitro encargado de dictarla
en el país de origen, en la que conste que se han cumplido los requisitos
diplomáticos o consulares exigidos por el paisde procedencia y Costa Rica
(99.2.1), Es necesario adjuntar traducción oficial de la resolución, cuando
el fallo se haya dictado en otro idioma (99.2.2). Es indispensable acreditar,
que en el proceso donde recayó la resolución internacional se cumplió le-
galmcnte con el emplazamiento del demandado y, en caso de rebeldía, que
se le declaró como tal, conforme a la normativa del pais de origen (99.2.3).
I.a pretensión invocada no debe ser competencia exclusiva de los órganos ■

jurisdiccionales costarricenses, debe tener conexión con Costa Rica y no ser


manifiestamente contraria al orden público nacional (99.2.4). Finalmente,
no debe existir en Costa Rica un proceso en trámite o sentencia con autori­
dad de cosa juzgada (99.2.5),
La competencia para tramitar el reconocimiento y eficacia de sentencias
y laudos extranjeros, se le atribuye a cada una de las Salas de Casación,
según su competencia (99.3.pá. I"). Tal disposición implica un cambio tras­
cendente en el lema, pues con la legislación anterior la competencia estaba
asignada única y exclusiva mente a la Sala Primera de la Corle Suprema de
Justicia, que es la que conoce materia civil, agraria y contencioso adminis­
trativa. A partir de ahora cada Sala tramitará el reconocimiento y eficacia Je
resol ucioncs ex ir ¡inj eras.
El procedimiento a seguir para el reconocimiento de sentencias y laudos
extranjeros es el incidental (99.3.pá.l°) v contra la resolución que apruebe o
rechace el reconocimiento no cabe recurso. Cuando se reconozca, en ningún
caso se podrá suspender la ejecución ordenada (99.3.pá.2°).
Si se deniega el reconocimiento, se devuelve la documentación a quien la
haya presentado. Si el rechazo se debió a cuestiones formales, una vez sub­
sanadas, se puede formular nueva solicitud (99.3.pá.3“).

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Jorge Alberto López González

.S¡ se concede el reconocimiento, se comunica al juzga do competente de] lu­


gar donde esté domiciliado el obligado para su ejecución. Si el demandado
esta domiciliado lucra de Costa Rica, la competencia para la ejecución se
atribuye al tribunal del lugar que elija el demandante (99.3.pá.4l’9,
Si se desconociera el domicilio dd demandado, se procede al nombramien­
to de curador procesal y el obligado puede comparecer en cualquier mo­
mento, pero toma el proceso cu ct estado en que se encuentre (99.3, pá, 5°),

A uxilio judicial in te r n a c io n a l

Ll auxilio judicial internacional es uno de los supuestos de cooperación ju­


dicial internacional que estudia la doctrina. Otros supuestos de cooperación
son, como ya vimos, la ejecución de laudos y sentencias extranjeras.
El nuevo código regula con amplitud este tema de la cooperación judicial
internacional, partiendo de la idea ya señalada en otra oportunidad, que la
justicia no se debe detener en las fronteras de los Estados,
La competencia para tramitar las solicitudes de auxilio judicial, provenien­
tes de tribunales o árbitros extranjeros se atribuye a la Sala de la Corte
correspondiente, por razón de la materia. Así, la Sala Primera tramitará las
solicitudes de auxilio judicial de las materias civil, comercial, agrario y con­
ten cioso administrativo. Y las demás Salas de la Corte lasque corresponden
a su materia. Se da, así. una especial i/ación cu materia de auxilio judicial
internacional, que ya era muy necesaria.
En cuanto a la legislación procesal aplicable, se preve la posibilidad de
aplicar lo dispuesto en tratados o convenios. Si no existen tratados o con­
venios, se tramitan de acuerdo con las leyes procesales nacionales. Y, con
gran amplitud se establece, que a solicitud del tribunal requirenie podrán
observarse procedimientos específicos establecidos por la Sala, previnien­
do ct cumplí miento de cualquier requisito que se considere necesario ( J00.
pá. I"). Esa amplitud en cuanto la legislación aplicable no es extraña en el
Derecho Procesa] Internacional. Tal como lo señala la doctrina que estudia
el lema, la regulación de los aspectos procedí mental es por la ley extranjera,
nos lleva de la mano al lema de la territorialidad de las normas procesales.
Pues, en principio, si cada Estado aplica su ley procesal y nu aplica nunca

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Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense

la ley procesal extranjera, estaríamos frente a una rama del derecho de ca­
rácter territorial. .Sin embargo, el principio no es absoluto, pues existe, aun­
que excepción al mente, posibilidad de aplicación extraterritorial de la ley
procesal. Normalmente los exhortos y cartas rogatorias, una ve/, llegados
al estado requerido, se tramitan conforme a sus leyes y normas procesales.
No obstante, se admite que, a solicitud del órgano jurisdiccional requirente
(el que hace la solicitud de auxilio), se pueda otorgar al exhorto una tra­
mitación especial o la observancia de ciertas formalidades adicionales o
procedimientos especiales en la práctica de la actividad solicitada. Claro,
tal tramitación especial o formalidades adicionales, no se podrán aplicar,
si son incompatibles o contrarias a la legislación del estado requerido, o de
imposible cumplimiento por este.4,35
Recibida la solicitud de auxilio judicial internacional, la Sola correspon­
diente deberá realizar el estudio de admisibilidad correspondiente. Sí es
procedente su tramitación debe ordenar que se cumpla lo solicitado. Para tal
electo, debe ordenar que se notifique a los interesados y adoptar las medidas
necesarias para garantizar el debido proceso y el electivo cumplimiento de
lo solicitado ( IOO.pá.21').
Finalmente, se introduce una disposición muy necesaria: las Salas solo tie­
nen competencia para tramitar cartas rogatorias de órganos jurisdiccionales
( I00.pá.2"). Y se dice que esa disposición es muy necesaria, porque cons­
tantemente llegan a la Sala solicitudes de auxilio judicial de instituciones
que no tienen la condición de órganos jurisdiccionales. Hay que tener pre­
sente que el servicio que presta d Poder Judicial es el de auxilio judicial Jo
que excluye trámites que no tengan ese calificativo.

615 Véscovi, Ob. C.'il., pág. 77. Véase tilinta menta Imentc: Ar(. 10 tic la Convención ln-
teramencana de Lxhorios y (.'arlas Rogatorias y los an¡culos 5 y í> c.le la Convención
Intcramcncana sobre Recepción de Pruebas en el extranjero.

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jorge Alberto López González
Doctor en Derecho Procesal de la Universidad Complutense de
Madrid, España. Exjuez jubilado del Tribunal Primero Civil de San José.
Exmagistrado suplente de la Sala Primera de la Corte Suprema de
Justicia. Coordinador de cátedra y profesor de Derecho Procesa! Civil de
la Universidad de Costa Rica. Profesor de la Maestría en Administración
de Justicia de la Universidad Nacional y el Poder Judicial. Especialista
en contenido y docente de la Escuela Judicial del Poder Judicial.
Co-redactor del nuevo Código Procesal Civil. Conferencista nacional
e internacional. Escritor de artículos y libros sobre Derecho Procesal.
Principales publicaciones: "La oralidad y sus implicaciones en el
proceso civil declarativo en España y Costa Rica" (Tesis doctoral,
Madrid, 2001); "Teoría General Sobre el Principio de la Oralidad en
el Proceso Civil" (Editorial Juricentro S. A., San José, Costa Rica, 2007);
"Nulidades Procesales" (Editorial Juricentro S. A., San José, Costa
Rica, 2008); "Ley de Notificaciones Judiciales Comentada" (Editorial
Juricentro S. A., San José, Costa Rica, 2009); "El nuevo proceso monitorio
costarricense" (Editorial Juricentro S* A., San José, Costa Rica, 2009);
"Curso de Derecho Procesal Civil Costarricense, Volumen I" (Editorial
Isolma S. A., 2011); "Ley de Cobro Judicial Comentada" (Editorial
Juricentro S. A., San José, Costa Rica, 2011); "Proceso Ordinario Civil"
(Editorial Juricentro S. A., San José, Costa Rica, 2014).

ISBN a ? & f lQ 3 f r 5 2 S .l3 J

■ * EDiNexo

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