SUPLEMENTO DOMINICAL DEL DIARIO EXPRESO Director: Juan Antonio Bazán | Domingo, 12 de junio, 2022 | Año 2 | N° 44

NÚMERO DEDICADO A LOS CAVIARES

Escriben:

Juan Antonio Bazán

Luciano Revoredo
Paúl Laurent
Pablo Carreño
Harold Alva Viale
Vanya Thais
Carlo Magno Salcedo
Richard Borja
Mariella Bianchi
Rubén Quiroz

LOS CAVIARES
Contra Homenaje a
César Hildebrandt

La dictadura y la guerra
CONTRAPODER - 1
 ContraCOLUMNAS
Marx:
Luciano Revoredo
el perfecto caviar
Analista político
L T
as revoluciones en el mundo han sido en su mayoría obra de burguesías
ilustradas. Las masas populares generalmente en las revoluciones han
seguido a líderes provenientes de clases acomodadas. A niños ricos que
en su rebeldía parricida arrastran a la sociedad. Desde que a partir de la
revolución francesa se etiquetó como izquierda al sector que supuestamente
lucha por la justicia social, contra la propiedad y por el cambio de estructuras
del modo más radical, también se ha supuesto equivocadamente que este
sector ha de estar conformado por los segmentos menos favorecidos social
y económicamente. Sin embargo, la realidad ha mostrado lo contrario.
Esta incoherencia de proclamar la revolución y vivir como rico ha llevado
a que de un tiempo a esta parte se conozca a estos inconsecuentes
como la izquierda caviar. Aludiendo a su vida de lujos y su permanente
presencia en las páginas sociales. Curiosamente el concepto fue acuñado
por la extrema izquierda francesa contra ciertos señoritos de la burguesía
progresista. En los Estados Unidos son conocidos como la limousine
liberal o los radical chic.
En el Perú siempre hubo caviares. Izquierdistas de grandes apellidos.
Esos que el chofer llevaba en Mercedes Benz a la PUCP y se bajaban unas
cuadras antes para llegar caminando. Aquellos que salían a marchar
contra el gobierno y eran sobrinos de dos o tres ministros. Así se
forjó la caviarada peruana. Entre Miraflores y Barranco. Entre oenegés
financiadas por fundaciones norteamericanas.
El caviar es incoherente, pero resulta de una combinación fatal: se asocia
el poder de la influencia familiar y social con el veneno de la ideología
marxista. Es así como han logrado imponer su agenda en el país desde
hace varias décadas. Pero nada de esta falta de coherencia nos debe
sorprender. Tal como decíamos al inicio de estas líneas, la revolución
siempre fue burguesa. El pueblo es por lo general conservador hasta
que lo corrompen.
No hay que olvidar que el propio Carlos Marx fue un Caviar. Su vida
de libertino y borrachín ocasionó que lo expulsen de la Universidad de
Bonn. Su familia, que tenía una buena posición económica lo inscribió
en la Universidad Humboldt de Berlín y luego en la Universidad de
Jena. Siempre mantuvo una conducta de pequeñoburgués disoluto.
Su vida como universitario mantenido por sus padres está llena de
excesos. Incluso en una conocida carta su padre le reclama que gasta
más que los jóvenes millonarios y que se endeuda demasiado. Su
matrimonio con una baronesa prusiana de la más alta aristocracia
le permitió pagar sus deudas y mantener su vida prostibularia y de
botarate. Una vez despilfarrada la fortuna de la baronesa vivió de la
generosidad de Engels. Jamás trabajó, nunca visitó una fábrica o se
acercó al proletariado, siempre fue un bon vivant.
Con prusiana puntualidad su suegra le pagó durante años una criada
alemana a la que además en un descuido de la baronesa, embarazó,
hijo que por cierto se negó a reconocer y que, dijo a su esposa, era de
Engels. En un gesto absolutamente discriminador, siempre se quejó
sobre uno de sus yernos al que veía como poca cosa por no ser de
buena familia. Todo esto mientras elucubraba la revolución, pregonaba
la igualdad, soñaba con la dictadura del proletariado y sentaba las
bases del comunismo. Marx era un perfecto caviar.
CONTRAPODER
Suplemento Dominical
del Diario Expreso.
12 de junio de 2022.
Año 2 / N° 44
2 - CONTRAPODER
Estirpe caviar
Paul Laurent
Filósofo y escritor
erminando de leer el libro Cómo piensan los “indios” (2019)
del académico argentino Gonzalo Lamana, reviso la
bibliografía y me detengo en una provocadora errata:
Gustavo Gorriti figura como autor del libro En busca de los pobres
de Jesucristo.
El error es palmario, pues el texto es del padre Gustavo Gutiérrez.
Pero toparme con un yerro donde al “sumo pontífice de los
caviares” (como la “derecha” dixit) se le confunde con el famoso
líder filomarxista de la teología de la liberación me invita a evocar
la estirpe del pensamiento “progresista” en el Perú.
Así es como nos deslizamos por el campo minado de los que
“hablan por los que no tiene voz”. Los predios de los que
defienden a los “débiles” coligiendo que esa debilidad les impide
expresarse, moverse o huir. Desde los días de Bartolomé de las
Casas (siglo XVI), una “debilidad” que es tenida como don angélico.
Obviamente en la realidad los “débiles” y “mudos” no son mudos
ni tan débiles, menos angélicos.
Desde Las Casas (quien nunca llegó al Perú) hay por estas tierras
una vieja tradición de moralistas que no dudan en exigir justicia
más allá de las consecuencias. He aquí un sello de distinción de
añeja traza evangelizadora que en el presente se confunde con un
tipo de “progresismo” que no quiere oír de salidas prácticas, sino
sólo de las que saben a intransigente dignidad.
La impronta de un determinado discurso católico se impone. En él
no hay cabida para corrupción alguna. ¡Ni la más mínima!, podría
decir algún émulo de maximalistas morales como Savonarola.
La perfección es el norte a seguir. Por lo mismo, la más tímida
sombra de codicia espanta. No se asume que el aire que es esencial
para la vida es el mismo elemento que le otorga al fuego su poder
destructivo.
Éste último aserto es de James Madison, para quien la ambición
debe ponerse en juego para contrarrestar a la ambición. Por ende,
los ásperos intereses en pugna son de más provecho que los
buenos y blancos deseos. En ese sentido, no hay que anularlos.
Los EE.UU. se fundarán bajo ese criterio.
Los comportamientos egoístas no sólo no son ajenos al buen
gobierno, sino que son tan inevitables como necesarios. Por
ello de la importancia de un marco institucional que los canalice
en provecho de la sociedad. Empero, la opción de nuestros
“guardianes de la moral pública” siempre fue la de la total
abrogación de la corrupción.
Esta es una historia vieja, pero no aprendida. En su día las ideas
de Las Casas se tradujeron en la tajante prohibición de que los
indios laboren en diferentes emprendimientos privados. No se
quería que se les explote, siendo que se les tuvo como incapaces
para vender su fuerza de trabajo. Curiosamente los primeros en
celebrar dicha medida fueron los productores de paños de España,
dado que así eliminaban a una competencia casi invencible por la
calidad de sus textiles. Desde entonces, todos somos víctimas de
los “moralmente superiores”, y de la estirpe caviar.
Director: Juan Antonio Bazán Columnistas: Luciano Richard Borja, Mariella Bianchi,
Director fundador: Harold Alva Revoredo, Paúl Laurent, Pablo Rubén Quiroz.
Editor: Gabriel Rimachi Sialer Carreño, Harold Alva Viale, Vanya
Arte y diseño: Jorge Fernández Thais, Carlo Magno Salcedo,

La deconstrucción
de un caviar
Pablo H. Carreño
Filósofo
U
n caviar se puede definir gruesamente como un
privilegiado de izquierda, un pituco, un señorito,
un afortunado de orígenes, que, sin embargo,
se siente abanderado de los humildes, de los pobres
de pobreza material, de los que, definitivamente,
no son como él. Pero de dónde viene esta ideología
tan peculiar, que parece estar a caballo entre dos
realidades disímiles, sin aterrizar realmente en
ninguna.
Dos hechos, en mi opinión, definen históricamente
a esta ideología de izquierda pituca en el Perú. El
primero es la aparición de Sendero Luminoso y su
política maoísta de hacerle la “revolución cultural”
incluso a la propia izquierda, asesinando a sus
políticos junto con los de derecha. Eso los separó
de la izquierda más terruca, más telúrica, como la
llaman los propios caviares, no sin mucho clasismo
de su parte. El segundo es, por supuesto, la aparición
del archienemigo caviar, Alberto Fujimori, el ganador
de la presidencia con votos de izquierda que llevó a
cabo un programa de derecha liberal que transformó
al país en los 90. Eso los hizo odiar a la derecha y al
liberalismo, por quitarles su supuesta exclusividad en
la salvación del país.
El apelativo mismo de caviar nació, que yo recuerde,
en los años posteriores a la caída de Fujimori a
inicios de los 2000. Reemplazó al anterior, más bien
aburrido, que usaban sus adversarios de la derecha
de “cívicos”, seguramente en alusión a que les gusta
referirse a sí mismos como la “sociedad civil”. Sin
duda, fue una feliz aplicación al caso peruano del
término francés gauche caviar, aplicado a François
Mitterrand y su entorno de aristócratas de izquierda.
Ignoro quién fue el autor de la chapa, pero caló, y
solo se volvió más popular conforme los caviares se
adueñaron del discurso oficial.
Luego de veinte años de reinado sobre las
consciencias nacionales, sin embargo, la suerte
del caviarismo parece haber cambiado. En años
recientes, y con más fuerza luego de la elección del
actual gobierno desastroso de izquierda, los caviares
han ido sumando enemigos y críticos. Lejanos están
los días en que las reflexiones filosóficas de afamados
caviares intelectuales definían la agenda del país,
cimentaban reputaciones, condenaban proyectos,
y hasta mandaban a la cárcel a sus adversarios
políticos, con razón o sin ella. Hoy solo reciben críticas
y burlas, y han perdido el bien político más preciado
que tenían: la capacidad de movilizar a las calles en
su favor.
¿Se recuperarán del golpe de no haber podido
capturar el gobierno de Castillo? ¿Lograrán superar la
contradicción que los define de ser privilegiados que
afirman luchar por los humildes? ¿Se definirán por un
lado u otro del espectro político? ¿Se sobrepondrán
a las acusaciones de ser hipócritas, doble discurso,
acomodaticios que no quieren tomar partido
realmente para medrar de la indefinición? Grandes
preguntas del Universo. Lo único cierto es que, hoy
por hoy, nadie los solicita en busca de respuestas
como en el pasado. La deconstrucción de un caviar
debe doler.
ContraHOMENAJE
¿Por qué estoy
con los caviares?
Estoy con los caviares porque siempre serán
mejores que los coyotes que se les enfrentan.
Porque no está mal pensar en la justicia social y,
por la noche, tomarse un buen vino…
El pecado es tener una vida decente y creer que
los infelices que no la tienen se la han merecido
por flojos, brutos, sucios e ignorantes. Puede uno
escuchar una ópera y aspirar a un mundo en el
que escuchar una sea un fenómeno de masas…
Leer a Carson McCullers tirado en una cama: eso
es caviarismo en reposo.
Ser caviar no tiene nada de malo. Vivir
esforzadamente bien y querer que todos los
humanos sean dignos de esos estándares no es
algo que deba avergonzar a nadie…
Caviares del Perú: abandonen su discreción,
griten su membresía, sorprendan a quienes los
odian.
(César Hildebrandt, de su columna ¡Caviares del
mundo, uníos!).
César Hildebrandt
(7 de agosto de 1948)
Se inició como columnista en el diario Expreso.
Realizó estudios en instituciones públicas en las
cuales normalmente no se educan los caviares,
como son la Universidad Nacional Federico
Villarreal, y el Colegio Militar Leoncio Prado.
Tiene una de las trayectorias periodísticas más
largas e importantes del Perú. Ha publicado
algunos libros como Memoria del abismo,
Cambio de palabras, Una piedra en el zapato, y
últimamente Confesiones de un inquisidor. Aún
ejerce el periodismo, actualmente dirige el
semanario Hildebrandt en sus Trece.
CONTRAPODER - 3
 ENSAYO
LOS CAVIARES:
La dictadura
y la guerra
Juan Antonio Bazán
Abogado y analista político
I definirse como de un grupo, político y
La dictadura caviar es total, y
signa el proceso político del Perú
contemporáneo. Este artículo postula
dos hipótesis: Que, en estos días,
nuestro país vive dos dictaduras
paralelas; y, que, en los últimos treinta
años, nuestro país vive una dictadura
caviar. Primera hipótesis, a presentar:
Que coexisten, de un lado, una “gran
dictadura” caviar, de tipo subyacente
y estructural, que extiende su dictado
en los últimos treinta años; y, de otro
lado, una “pequeña dictadura” de
izquierda arcaica, de tipo explícito y
desestructurada, que se extinguirá
en cualquier momento. Segunda
hipótesis, a operacionalizar: Que el
dictado caviar permite establecer
el actual sentido político de nuestra
historia, al punto que, en mayor o menor
grado, condicionó a los gobiernos
democráticos de Valentín Paniagua,
Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta
Humala y Pedro Pablo Kuczynski, y
provocó la caída de Manuel Merino; y,
que ha determinado a los gobiernos
no democráticos de Martín Vizcarra
y Francisco Sagasti, y actualmente
despabila la caída de Pedro Castillo. A
propósito, la dictadura caviar podría
4 - CONTRAPODER
burocrático. No es personal, y podría
decirse que es hasta impersonal. Por
eso, sus presidentes Vizcarra y Sagasti
terminaron desposeídos hasta de la
semántica, pues en ambos casos no
cabe la relación entre el sustantivo
y la sustantivación porque se alteró
la relación clásica, o normal, entre
dictadura y dictador.
La dictadura caviar tiene casi todos
los elementos remozados de las
dictaduras y de los totalitarismos del
siglo veinte. Veamos: Por su intensidad
coercitiva disfrazada como corrección,
casi siempre ha tenido sometidos al
Congreso de la República, al Tribunal
Constitucional, al Poder Judicial, al
Ministerio Público, al Jurado Nacional
de Elecciones, y al ejército en el clímax
de hacer que los generales vistan de
mandil rosado. Adicionemos a ello,
el control de casi todos los medios
de comunicación, y el control de la
educación tanto básica regular como
universitaria a través del Ministerio
de Educación y la Superintendencia
Nacional de Educación Superior
Universitaria – Sunedu. Por su
pensamiento político enmascarado
como enfoque, hace suya la ideología
de género, y la imparte como enfoque
curricular transversal en los colegios, y
como forma de lucha supuestamente
reivindicatoria de la mujer, en favor
del homosexualismo y en contra de
los hombres en la sociedad. La idea
central de esta ideología es que,
definida la naturaleza humana como
fundamentalmente cultural, y no
biológica, no se nace ni hombre ni
mujer, y que la identidad de género
es una construcción social y que ésta
es responsabilidad principalmente de
la escuela. Por su estrategia política
encubierta como lucha contra la
corrupción, hace suya la antipolítica,
y la implementa debilitando las
instituciones y los actores. De ahí la
faena de desprestigio del Congreso de
la República y de los partidos políticos,
y de persecución, encarcelamiento y
muerte de los políticos.
Por su origen social agazapado en el
progresismo, la dictadura caviar está
conformada y dirigida por intelectuales
y burócratas de la inteligencia, de
clase social alta, media alta, y “media
media”, formados principalmente en
las Facultades de Ciencia Sociales,
y de Letras y Ciencias Humanas de
la Pontificia Universidad Católica
del Perú. Los caviares pretenden
una posición total y objetivada ante
la política, y ante la vida. Se creen
superiores por su verdad, por su ética
y hasta por su estética. Herederos,
por la forma y no por el fondo, de
Vanguardia Revolucionaria y de Mayo
del 68, portan hasta hoy el hippie style.
Bien vistos, los caviares son totalitarios
no solo con los otros, sino también
con ellos mismos: Todos los caviares
se parecen, o buscan parecerse. En
puridad, la dictadura caviar es el
príncipe revisionista, y peruano, de
Antonio Gramsci, y es total porque
es un método -y sólo un método-
de hegemonía y de nueva violencia
política.
II
La guerra de los caviares tiene como
fin último la conformación de un nuevo
orden político en el Perú. Nuestro
proceso político está comprometido
con una lógica de guerra total por el
establecimiento de la era política post
pandémica. Los caviares asisten a
esta conflagración desde la posición
de poder que les ha sido asignada
en las últimas batallas: Desde arriba
o en el gobierno, y, a la vez, desde
abajo o en la oposición. Esta guerra,
aunque no declarada o formalizada, es

explícita. En ella, casi siempre con la
ventaja que les otorga la posesión de
territorios estratégicos del gobierno y
del Estado, los caviares implementan
principalmente dos mecanismos,
pervertidos y fatales: el infowar, que
es la política por medio de la guerra
de la información; y el lawfare, que
es la política a través de la guerra
judicial.
Para Michel Foucault el orden político
es necesariamente el orden de la
posguerra. Por ello, pone al revés la
famosa frase de Carl von Clausewitz.
Se trata de una cierta defensa y
ataque de fueros entre el teórico de
la política y el teórico de la guerra.
Mientras que para el general prusiano
dieciochesco y decimonónico “La
guerra es la política continuada por
otros medios”, para nuestro filósofo
francés vigesimonónico “La política
es la guerra continuada por otros
medios”. La versión foucaultiana
de qué fue primero, la guerra o la
política, significa: por un lado, que
todo sistema político es el resultado
de una guerra inmediatamente
anterior; y, por otro lado, que las
relaciones de poder e incluso las
relaciones jurídicas, que organizan
dicho sistema político, constituyen
maneras de continuar la guerra. Los
caviares, políticos de la guerra, lo saben.
El infowar es el mecanismo caviar que
consiste en el empleo de la prensa para
manipular a la opinión pública, aniquilar
la legitimidad del opositor o competidor
político e influir en las decisiones
judiciales e incluso congresales. Esta
política de Estado, encubierta como
publicidad e incluso financiamiento
público de los medios de comunicación
privados, es característica definitoria
de la guerra caviar. En verdad, por
la magnitud, su único antecedente
nacional se encuentra en la dictadura
de Alberto Fujimori, y su antecedente
universal más paradigmático se halla en
el totalitarismo de la Alemania de Adolfo
Hitler. Es así: En cuanto a la guerra por
la manipulación de la información, los
caviares son como los nazis y los demás
políticos peruanos son como los judíos.
El lawfare es el otro mecanismo caviar
que consiste en la instrumentalización
del sistema de justicia para proscribir,
perseguir, recluir e incluso provocar la
muerte al opositor o competidor político.
Esta es una política de Estado disfrazada,
casi siempre como lucha contra la
corrupción. La otrora normalización
de la figura excepcional denominada
prisión preventiva, las intervenciones
de hecho y no de derecho del Poder
Judicial, del Ministerio Público, de la Junta
Nacional de Justicia, del Jurado Nacional
de Elecciones, para convertirlos en
panópticos jurisdiccionales son rasgos
significadores de la guerra caviar. Es
más, por la sobre dimensión, no tiene
antecedente nacional, y su referente
internacional más importante se
halla en el proceder imperialista de
Estados Unidos que hizo que invadiera
militarmente países y que secuestrara
gobernantes para juzgarlos y por
supuesto condenarlos. Otra vez, es
así: En cuanto a la guerra por la
judicialización de la política, los caviares
son imperialistas entre nosotros
mismos, y los demás políticos peruanos
son como los sacrificados Manuel
Antonio Noriega y Sadam Husein.
La guerra caviar es constituyente de
un nuevo orden político y, a la vez,
es destituyente de la propia política.
El nuevo orden es una curiosidad
constitucional y socialista. Pero, la
dialéctica de la guerra caviar es más
radical que la ley de la “negación de
la negación”. Ello, en razón de que
la implementación sociópata de
mecanismos, como el infowar y el lawfare,
hace que la guerra interna descienda
de la lógica de la hegemonía a la ilógica
del exterminio. Foucaultianamente, los
caviares siempre creen que asisten a la
“última batalla”.
Vanya Thais
Periodista y Directora Los caviares
de ProLibertad Perú
y los diversos males
L
os caviares se definen en los diversos males del Perú. Ocurre que,
con los caviares, todos los males han llegado juntos, y cada vez los
sentimos más, porque ya no hay forma de mirar a otro lado, como
se ha hecho en el último siglo. Una corriente internacional, como las
que “nos encantan” desde que somos una República, nos dice que
el Estado es el origen de todos los males y solo desapareciéndolo
o reduciéndolo a su mínima expresión, se logrará progreso y
prosperidad. Es evidente que esto está sostenido en tinta y papel,
como las “grandes y brillantes” ideas que profesa el socialismo
académico, de salón, que hoy inunda las mejores universidades por
la soberbia y poca atención de los que defienden el sentido común, la
ciencia, la lógica, la libertad.
Si los jóvenes y académicos tienen una tendencia marxista, socialista
o mal llamada “progresista”, es porque no ha habido batalla cultural
por muchísimo tiempo, ha hecho falta debate y se ha permitido su
avance mientras los demás se preocupaban en generar capital. El
problema de ellas es que eventualmente las “lumbreras académicas”
de ideología socialista y progresista quieren probar sus teorías en la
gente, en el Estado, en lo público. Sucede que terminamos siendo
conejillos de indias en creativos experimentos sociales y políticos
en los que salimos perdiendo como país. La peor parte es que no
aprendemos de estos errores y volvemos a caer en manos de
gobernantes que quieren repetir el experimento a pesar de haberse
demostrado tener resultados fallidos.
¿Qué tal si vamos un poco más allá, a cuando no éramos aún una
República? El daño que ha hecho la larga noche de la educación peruana,
afianzada en la época de Velasco, fue justamente la sobre exaltación
de la enseñanza de la historia prehispánica y el adoctrinamiento en
leyenda negra, porque así es fácil eliminar el registro de lo que en
algún momento significó la verdadera meritocracia en suelo peruano,
eliminar la hispanidad. Se explica muy bien en el libro de Enrique
Silvestre García Vega, La meritocracia como forma de gobierno, que
la civilización busca una administración de los recursos para buscar
armonía, paz y seguridad. En el Perú, por supuesto con falencias como
en cualquier sociedad, en algún momento fue relevante, además de
la calidad profesional, el carácter moral para poder acceder a puestos
de confianza en el gobierno de una tierra tan fértil como la nuestra.
Es evidente que hoy esto se ha vulnerado y la meritocracia se reduce
únicamente a los “logros académicos” y al mérito profesional (que
terminan siendo relativos al existir tanta investigación anticientífica
en género y trabajos en ONGs adoctrinadoras, por ejemplo) que
terminan dando un poder desmesurado a individuos que suman
páginas de desgracia a la historia de nuestro país. El Estado, cada vez
es más ineficiente por crecer sin escrúpulos con cargos de confianza
que tienen nombre propio y son creados a medida, la corrupción cada
vez más incontrolable, la sociedad cada vez más harta y alterada.
Todo esto se resume, como dice García Vega en el libro mencionado
líneas arriba, “en la libre designación sin motivaciones y el abuso de
la confianza, bajo el amparo de una ciega renuncia de la población
al derecho a elegir y fiscalizar los actos de sus gobernantes, bajo el
espejismo de la democracia representativa, abre la puerta del poder
en el Estado peruano a personas abiertamente declaradas enemigas
de la República y del bien común”. Esta cita, creo yo, motiva la mejor
definición de los caviares: Individuos inescrupulosos, que, fingiendo
una ideología y una moral, venden el país a intereses foráneos, que
saben que destruyen la sociedad, pero que se enriquecen a costa de
los diversos males.
CONTRAPODER - 5
 ContraDEBATE
Carlo Magno
Salcedo
Politólogo
E S
scribo estos breves apuntes,
que entiendo serán parte de
una polémica sobre el artículo
“Por qué estoy con los caviares” de
César Hildebrandt, porque quien
me hizo la gentil invitación para
escribir estas notas asume que soy
un caviar.
En sentido estricto, la expresión
“caviar” —o “izquierda caviar”—
alude a personas de las clases
acomodadas, que tienen un estilo
de vida acorde con su posición
social (por lo que pueden darse
el lujo de incluir en su dieta la
sofisticada “huevera de esturión”),
pero profesan ideas de izquierda o
favorables a las clases trabajadoras.
Considerando mi origen y posición
social, no califico como caviar.
Podría ser, más bien, una mucho
más humilde “huevera” de mercado
de barrio.
En los últimos años, sin embargo, el
término caviar se ha estirado para ser
utilizado como epíteto agraviante,
sobre todo por gente ubicada en los
extremos derecho o izquierdo del
espectro político, dentro de los que
están los coyotes y depredadores
a que se refiere Hildebrandt —
gente que suele ser alérgica a la
meritocracia estatal, altamente
tolerante con la corrupción pública,
y poco leal con las formas y esencias
democráticas— para referirse
indiscriminadamente a todo
aquel que profese ideas políticas
progresistas, que propugne el
cambio social en busca de mejores
condiciones de vida para todos a
través del reformismo moderado, o
que critique al ejercicio corrupto del
poder.
De este modo, los coyotes, los
extremistas de derecha e izquierda,
tratan de descalificar a sus enemigos
moderados, de centro izquierda
o centro derecha, endilgándoles
un término al que han llenado de
connotaciones negativas, con la
pretensión de dañar la imagen
de las verdaderas fuerzas del
centro republicano, democrático y
6 - CONTRAPODER
No es esturión,
es justicia social
Harold Alva
Escritor y analista político
progresista, que junto a la izquierda e han equivocado los últimos 32
democrática y la derecha progresista años, pero son incapaces de hacer
tiene el potencial de ser la alternativa una autocrítica: su arrogancia
para salir de la crisis política e no se los permite; propietarios de “la
institucional que sufre el Perú. moral”, caminan “del lado correcto
Los coyotes y depredadores de la de la historia”. El artículo de César
DBA y el cerronismo necesitan un Hildebrandt, “Por qué estoy con los
enemigo y este es “el caviar”, exista caviares”, se circunscribe dentro de la
o no. Lo que se opone realmente propia tradición caviar de creer que son
a esta alianza bajo la mesa entre “superiores” porque son “honestos”,
la DBA y el cerronismo es el porque su épica contra la corrupción
centro republicano, democrático y los ha constituido en dueños de “la
progresista. Esta alianza macabra, verdad”, en los prolegómenos de “las
cuyo objetivo es tomar el Estado minorías”, porque es cool estar del lado
para beneficiarse de él, tildará de de las minorías, porque es guay estar del
“caviar” a todo lo que se les cruce en lado de las minorías. Por eso estuvieron
el camino para así estereotiparlo y durante los ochenta al acecho de una
pretender anularlo políticamente. oportunidad para recuperar el poder
La defensa de Hildebrandt a los que tuvieron en los setenta con Velasco,
caviares es metafórica. Lo que en por eso apoyaron al candidato del
esencia defiende el periodista son tractor y se opusieron al representante
las banderas que tanto incomodan de “la oligarquía” sin importarles ir con
a coyotes y depredadores: la justicia evangélicos y apristas, hasta que fueron
social y la igualdad de oportunidades expulsados por Fujimori. Desempleados,
para todos; el respeto de los retornaron a la oposición, entonces
derechos de todos, incluyendo el de urdieron en manifestaciones que frente
las minorías que a los retrógrados a la insostenible autocracia sitiaron a
les resultan incómodas; Valentín Paniagua y
la eliminación de los de nuevo se hicieron
privilegios basados en de ministerios y dan cuenta de los miserables que nos
la explotación de las Debate acerca del embajadas. Así hasta el
personas; la lucha contra artículo de César 2001 cuando se abrió el
el armamentismo y el círculo con el “renacido
calentamiento global; Hildebrant: Pachacutec” con quien
en fin, la aspiración a ¿Por qué estoy se afianzaron en el
vivir en una sociedad gobierno. Invencibles en
mejor. con los caviares? su narrativa polarizaron
Cuestiones semánticas el país entre buenos y
aparte, en un país malos, entre dignos y
cuyas instituciones políticas han corruptos. Fueron entonces Ollantistas,
sido tomadas por lo peor de la clase PPKausas, Vizcarristas, llevaron al poder
política —que ha instaurado una a Francisco Sagasti y determinaron el
caquistocracia cuyos representantes triunfo de Pedro Castillo. Por supuesto,
pululan en los palacios de la Plaza en cada elección, no estuvieron ausentes
Mayor y la Plaza de la Inquisición—, los manifiestos, las cartas públicas
defender las banderas que señala rubricadas con sus nombres y apellidos.
Hildebrandt en su artículo, es un Dueños de una ostra de desbordadas
imperativo si queremos evitar el proporciones, se desentendieron de
descalabro total de nuestra sociedad toda responsabilidad cuando cayó
y que termine de caer totalmente Toledo acusado de recibir millones de
en manos de los congelados, de Odebrecht, ninguna carta reconociendo
los podridos y de los incendiados a que se equivocaron; se desentendieron
los que se refería el amauta Jorge de Susana Villarán cuando en el
Basadre. banquillo de los acusados el ministerio
público demostró sus fechorías en
Los caviares
la campaña del NO por permanecer
en la alcaldía de Lima; tampoco se
leyeron manifiestos arrepintiéndose
por defenderla, le dieron la espalda a
Ollanta Humala Tasso, despacharon
a PPK, lo traicionaron con Martín
Vizcarra y cuando el país, estupefacto y
sorprendido, se enteró de su crueldad
con las vacunas y los viles negociados
con la excusa de la emergencia sanitaria,
lo dejaron caer como perros al acecho
y saltaron contra el cuello de Manuel
Merino de Lama a quien defenestraron
para cerrar el círculo con Sagasti. Los
caviares son expertos organizando
marchas de protesta, tienen doctorados
en convocar manifestaciones, han
salido a protestar haciendo gala de
pancartas y zapatillas, han hecho circular
innumerables cartas encabezadas por
“intelectuales”, porque ellos están con
“la razón”, porque ellos son los hijos
del materialismo dialecto, porque ellos
“nunca se equivocan”. Razones sobran
para señalarlos como responsables de la
tragedia nacional. Esto que padecemos
es su última cosecha. Ellos son los
culpables de tener a Pedro Castillo como
presidente, y ahora que las denuncias
gobiernan, los caviares están mudos,
de un momento a otro se olvidaron
de tomar las calles como si acaso el
discurso por lo digno no se intoxicara
con los Cerrón, las Karelim y los Silvas.
Es impresionante cómo desaparecen,
su habilidad escapista es a prueba de
titulares y de encuestas ¿Cómo duerme
un caviar sabiendo que es el culpable de
la inseguridad? ¿Cómo escribe un caviar
sabiendo que es el malhechor a quien
describe? ¿Cómo sentencia un caviar
sabiendo que el dedo de su consciencia lo
señala? La respuesta, aunque de reflejos
es evidente: no tienen consciencia. Por
eso defienden lo indefendible, por eso
continúan blindándose con sus cada día
más deslucidos antis, por eso insultan,
por eso en sus lenguas desfilan como
un corso las arengas del odio y sus
banderas efectistas. Un caviar es un
traidor, un débil aspiracional, un bufón
acomodaticio. Un caviar no acusa, un
caviar condena; un caviar no organiza,
un caviar complota.

Mariella Bianchi
Abogada y activista social
George Soros,
Gustavo
Gorriti y el IDL
El Instituto de Defensa Legal, o IDL, es
una ONG caviar liderada por Gustavo
Gorriti, fundada por Ernesto de la
Jara Basombrío, en 1983, y tuvo como
supuesto objetivo inicial representar la
pésima respuesta del Estado peruano
frente a los actos de violencia ejercidos
por Sendero Luminoso. En el año 2000,
cambia su junta directiva, quedando
conformada por Carlos Basombrío
Iglesias, como presidente, Ernesto de la
Jara Basombrío, como vicepresidente,
los abogados conocidos por la defensa
de terroristas Carlos Rivera Paz y
Ronald Gamarra Herrera, así como la ex
alcaldesa de Lima Susana Villarán, entre
algunos otros. Con ello, la hoja de ruta
del IDL vira hacia la extrema izquierda. Es
en el contexto del año 2000 que Gustavo
Gorriti, aterriza en la política peruana,
luego de haber sido declarado persona
no grata por la prensa panameña.
Gustavo Gorriti inocula el VIH al torrente
sanguíneo de la política peruana.
Se inicia como el Rasputín judío con
Alejandro Toledo y la marcha de los
cuatro suyos. Él es un operador político
de George Soros, aquel desestabilizador
internacional de soberanías nacionales,
el mismo que aportó un millón de
dólares para dicha marcha. A partir de
ese momento que Gorriti influye en las
políticas públicas de todos los gobiernos
peruanos, y en las líneas editoriales
de ciertos medios de comunicación.
Gorriti y el IDL, establecen siete líneas
de trabajo: En el campo jurídico
(a nivel nacional e internacional),
capacitación (ideologización), acciones
de incidencia política en políticas
públicas que incluyen al sistema
nacional de justicia, comunicaciones
(prensa, radio, televisión e internet),
constitución y fortalecimiento de “redes”
(aliados), nacionales e internacionales,
publicaciones y supuestos diálogos
entre el Estado y la sociedad civil.
El financiamiento del IDL proviene
principalmente de la Open Society, de
George Soros, cuyas donaciones están
registradas en la Agencia Peruana
de Cooperación Internacional (APCI),
reportándose que Soros envía dinero,
desde el 2005 a la fecha. Veamos:
Entre los años 2012 y 2016, las
mayores donaciones que recibió el IDL
provinieron de los bolsillos de Soros, por
una cantidad mayor a US$ 3 millones.
Cabe señalar que, en los últimos años,
Soros ha invertido US$ 14,900 millones
con la finalidad de incidir en el gobierno
de los países cuyos recursos naturales le
interesa obtener, en áreas vinculadas al
progresismo económico, “salud” sexual
y reproductiva (promoción del aborto),
educación (promoviendo la ideología
de género, lobby lgtbi y feminismo),
reforma judicial (captura del sistema
judicial de los países) y periodismo
(prensa alineada a su agenda), por
ello no resulta extraño que en Perú,
la huella de Soros esté marcada en
la línea editorial de varios medios de
prensa, abanderados de la ideología de
género y la promoción del lobby lgtbi.
Por supuesto, estas son ideas y políticas
públicas que Gorriti y el IDL promueven
siguiendo los dictados de su jefe Soros.
El financiamiento de Soros incluye a IDL
Reportero, dirigido por Gorriti. A este
medio de prensa, Soros le donó US$ 1.3,
entre los años 2016 y 2019, destinados a
financiar el “periodismo independiente”
y el “programa institucional”. Por ello,
no es casualidad que IDL Reporteros,
convenientemente, haya “destapado”
la corrupción en el Poder Judicial,
que generando una crisis política,
motivó que el Consejo Nacional de la
Magistratura sea desactivado, para
dar paso a la Junta Nacional de Justicia
integrada por caviares funcionales, en
cuya conformación IDL tuvo injerencia
directa, tal como se evidencia en una
carta de fecha 19 de diciembre de 2019,
que esta ONG dirigió a Walter Gutiérrez,
como Presidente de la Comisión Especial
a cargo del proceso de selección de
los miembros de la Junta Nacional
de Justicia, en donde solicita que se
posterguen las entrevistas personales a
los postulantes así como el protocolo de
entrevistas.
El financiamiento de Soros, y su Open
Society, cuyos encargados en Perú
serían los caviares Aldo Panfichi y
Carlos Monge, se extiende a otras
organizaciones que operan en nuestro
país, tales como: Transparencia (cuyo
Consejo Directivo incluye a Rosa María
Palacios), Instituto de Estudios Peruanos
(IEP), Instituto de Prensa y Sociedad
(IPYS), en cuya asamblea figuran Rosa
María Palacios y Gustavo Gorriti, la
Asociación de Servicios Educativos
Rurales (SER), APRODEH, Proética (de
la cual participa José Ugaz), Calandria,
Comunidad Andina de Juristas y otras
ONGs caviares. Resulta irónico saber
que el mayor benefactor de Gorriti y el
IDL sea un personaje como Soros, el cual
es inversionista de Graña y Montero en
Nueva York, y que coincidentemente el
estudio Ugaz defienda a los acusados
por el caso Lava Jato.
La incidencia política de Gorriti y el IDL
ha cobrado mayor influencia desde el
gobierno de Valentín Paniagua. El IDL
no es una ONG tradicional, sino que es
un verdadero grupo político que ejerce
un poder real en el Perú y que se sienta
a negociar con cada gobierno de turno,
ContraCRÓNICA
las áreas de influencia sobre las que
incidirán, usando para ello la captura que
ejercen sobre el sistema judicial, para lo
cual vinieron usando a la ONG JUSDEM,
institución encargada de “capacitar”
jueces ideologizándolos con la agenda
caviar. Tengamos en cuenta que la
incidencia política de IDL, también implica
el aplicar el lawfare sistemático a sus
opositores políticos y a los magistrados
que no se someten a sus intereses, como
fueron los casos de Pedro Chávarry y
Tomás Gálvez; utilizando para ello a
los medios de prensa que pertenecen
al grupo Comercio, como es el caso
del diario La República”. Estamos ante
una maquinaria del lawfare, que usa al
sistema judicial como instrumento de
persecución política, tanto en la fiscalía
como en el Poder Judicial, contando
con jueces que estarían resolviendo
según los dictados de IDL y con fiscales
funcionales a su manejo del poder
político como son los casos de Domingo
Pérez y Rafael Vela, que han llevado
el caso Lava Jato con claros indicios
de favorecimiento a los intereses de
Odebrecht y al Club de la Construcción,
dilatando las investigaciones y
permitiendo la impunidad. Además, es
pública la defensa de Gustavo Gorriti a
Odebrecht, pidiendo que pese a todo se
les deje seguir operando en nuestro país.
El financiamiento de George Soros a
IDL y a las otras organizaciones con
las que articula toda su agenda, tiene
como objetivo derrocar a cualquier
gobierno democrático, desestabilizar
la soberanía nacional y someterla a
la agenda globalista mundial, para
apropiarse de nuestros recursos
naturales. George Soros, Gustavo Gorriti
y el IDL son enemigos del Perú, y este es
básicamente su modus operandi.
CONTRAPODER - 7
 ContraPENSAMIENTO CLÁSICO
Richard Borja
Psicólogo y analista político
José Carlos Mariátegui,
nuestro primer caviar
¿José Carlos Mariátegui era un caviar? Alguna vez alguien me hizo esa
pregunta, recogiendo lo que más consensuadamente se entiende
como “caviar”, pues en estos tiempos de conceptualización liquida,
hay que tener cuidado con los significantes.
Lo cierto es que el caviar puede verse desde dos dimensiones; una
sociológica y otra psicológica; en la primera, se afirma su origen
y estilo de vida burgués con agenda global-comunista; mientras,
desde la segunda, se caracteriza por su asumida superioridad
moral, entre delirante y neurótica. Tiene como elemento común,
la actitud.
Desde la clásica acepción del rico con ideas socialistas, contranatura
al antagonismo clasista del viejo Marx; quien, en ese sentido, sí
era un caviar, Mariátegui no puede haberlo sido, pues su historia
personal es una gesta heroica entre saltos de oportunidad y a partir
del “networking” limeño de la época, al cual accedió gracias al hijo de
Manuel Gonzales Prada, Alfredo, donde sucumbió a la dispensada
arrogancia de Valdelomar y su bohemia, además de las becas
públicas que lo llevaron a Europa y al ambiente político efervescente
de esos días. Desde esta dimensión, Mariategui era una suerte de
caviar aspiracional y periférico, pero no era un caviar en esencia.
Entonces, Juan Croniqueur asoma a la caviaridad no por origen;
sino, desde la dimensión psicológica. Así provisto de agudeza
intelectual y pluma versátil, circunda todos los aspectos de la vida
social; fundando el Colónida en las mesas bien servidas del Palais
Concert, algo así como el Jazz Zone de la época, acomodando sus
actitudes a la rutilancia del placer y compensando su dura infancia
moqueguana. Es simbólica esa imagen de Mariategui y Valdelomar,
danzando sobre las tumbas del cementerio, al ritmo melancólico
de Chopin y las caderas profanas de la suiza Rouskaya, símil de
todas esas danzas transgresoras del pañuelo verde y colas de
caballo, que vemos hoy. La superioridad moral es un salvoconducto
mental que le da a quien la ostenta, la impunidad para transgredir,
para cancelar, para saltarse los convencionalismos y estar por
encima del bien y del mal y escribir sus propios códigos morales y
desechar los ajenos.
La actitud caviar de Mariategui, también se hace expresiva
cuando desde el diario el Tiempo, denosta de toda la clase
política parlamentaria; porque, si hay algo muy caviar, es
precisamente el desprecio por el parlamento como institución y
corazón democrático de una nación, y desde ese germen, surge
irreversiblemente una vocación totalitaria, suprema y disruptiva,
donde aquello tachado de mediocre, debe cederles paso a las
febriles soluciones del ingeniero social. Es por eso que el caviar es
por antonomasia de izquierda.
Monsieur Camomille, transita hacia ese socialismo estigmático
en Francia, de donde volvió para asumirse fundador de su propio
proyecto político, surgiendo el indigenista, socialista y marxista, con
la actitud salvadora de quien es, pero no es, el sujeto de salvación.
El amauta se asume hasta el final de sus días, como el llamado a
reinterpretar el Perú y en ello, su caviarismo periférico cede paso
a su marxismo militante. José Carlos Mariátegui es nuestro primer
caviar.
8 - CONTRAPODER
ContraRESEÑA
Lo que no veo en visiones Rubén Quiroz
Filósofo y escritor.
Ana Varela Tafur
(Pakarina, 2021)
Es revitalizante la reedición de este poemario
que el año 1992 obtuvo el Premio Copé
de poesía. Valera es una poeta con una
musicalidad serena y que traza los itinerarios
de sus propios orígenes amazónicos. Con los
años su propuesta escritural tiene la belleza
detenida del fragor de las historias ancestrales
y mágicas que se resisten a desaparecer en
un mundo hipertecnologizado. Es también
el registro de pueblos y comunidades que
cada vez son minoritarias y cuyas memorias,
ancladas a la propia biografía de la escritora, van
develando un mundo que se va desvaneciendo
también: “Mientras las calles nos traen noticias
de/desaparecidos,/una quebrada llamada
poza del amor/nos aguarda en los pedregales
de Shucushyacu.”
Esta voz poetiza desde un enclave de
naturaleza abundante en ríos, árboles e sembrado y/siembran porvenires/y los astros
historias. Hay una simbiosis entre los humanos que me conducen acostumbran/ a decir
y el ecosistema y desde allí se narran los atisbo, atisbo los años para que los muertos/
sucesos. Todo dolor es compartido, más bien, descansen en paz.” Varela nos va conduciendo
distribuido, en la amazonia la poesía brota con amabilidad a su universo de aldeas y
como sangre de grado a cada momento. El bosques, de soles y lluvias, de largas orillas
paisaje es bullicio y por lo mismo, un registro, donde suceden destellos de luz que merecen
un memorial: “y sé que nuestros abuelos han ser contadas una y otra vez.
El intérprete del caos
Andrés Sicchar
(Heraldos Negros, 2022)
Sicchar escoge unos versos del buen poeta
Julio Nelson como epígrafe. Es un signo que
desde el saque nos ubica hacia dónde va su
propuesta: “Niimúhe/Moo Buinaima/ por los
vítreos mendros/ellos van a la Loma de Abrir
los Ojos.” De manera torrencial este poeta
evoca los orígenes del mundo, apelando a las
deidades amazónicas. Para ello los rituales en
lenguas originarias, los hechizos persuasivos,
las ceremonias de iniciación y las plegarias
delirantes, son anuncios de una gigantesca
batalla cósmica que se lleva a cabo en la selva.
Y ese mundo que estalla lo hace con todos sus
eventos tanto de gozo como de tragedia. Una
de esas consecuencias es también política.
Es que la lectura occidentalista o limeña de la
amazonia suele ser más bien descrita como
meramente exótica, como si sus historias son
solo fantásticas e irreales, pero lo que Sicchar
poetiza es que esta zona está inundada de
ataques, hostilizaciones, olvidos del Estado, inevitable ya que se habita desde un concierto
refriegas constantes. Es un espacio bélico de voces milenarias: “las buinaimas colectan/
donde no solo batallan los dioses y los el fino aceite escondido de las Contas/el dulce
sacerdotes por el control celestial, sino que Ciiji de las agrestes colmenas/se vierte en
es un brutal lugar para la colonización y el Nogos extendidos”. Sicchar debe ser uno de
biopoder. El territorio es un brutal campo los poetas jóvenes más audaces y que es una
de batalla. La apelación al multilingüismo es grata revelación.