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RESUMEN CAPITULO 10

QUE LINDA ES MI BANDERA

El nacionalismo latinoamericano es, como los caballos y los jesuitas, o como el


derecho y el castellano, en el que una filosofía inventada para justificar el
aislamiento de una nación con respecto a las otras haya circulado tan extensamente
por el mundo y se haya colado por las fronteras sin respetar los aranceles mentales.
En América Latina el nacionalismo nació con la independencia y se consolidó a lo
largo de la este siglo. El nacionalismo ha sido la menos patriótica de nuestras
gestas, aunque muchos latinoamericanos se han embarcado en ellas con el
entusiasmo y la fe de los cruzados de las sagradas causas. Si el nacionalismo, a
secas, es un aporte esencialmente europeo a nuestro comportamiento político, el
caudillismo nacionalista, en cambio, es una de las contribuciones de América Latina
al mundo. independencia, cuando la política adquiere una dimensión evidentemente
heroica amparada en la fuerza militar. partir de entonces surge una generación de
caudillos que se eternizan en el poder en el siglo xix, muchos de federalismo que
marcó a tantas de nuestras repúblicas era, en el fondo, un cuento chino, pues él hizo
carrera.
El caudillo es un padre de la nación, que quiere enseñar a su hijo a leer y El caudillo
es un benefactor que gasta el dinero de todos, La> protege también, por supuesto,
contra los charlatanes que quieren conducirla por el camino equivocado,
asegurándose de que todos los posibles detractores compartan una acogedora
prisión
El Libertador Simón Bolívar es el más grande antiimperialista de América, el
defensor de nuestro ser autóctono enfrentado a la invasión cultural de los
poderosos. El perfil brillante del héroe de la gesta independentista latinoamericana
ha sido reducido casi a la caricatura por el trazo inflamado, desinformado y a veces
falsificador de nuestros patriotas, que hacen una lectura a caballo entre Carlyle, con
su fascinación por el hombre-providencia, y Marx, con su revolución proletaria.
Es por ello una ironía, sólo en apariencia, el que hacia el fin de sus días una de las
acusaciones más reiteradas contra Bolívar, quien se opuso a la monarquía, fuera
precisamente la de No hay que menospreciar las limitaciones que enfrentaba Bolívar
para plasmar sus deseos. catolicismo la religión oficial del Estado.
Detrás del nacionalismo latinoamericano, como hemos apuntado, suele haber
siempre un par de botas, charreteras y música marcial. El nacionalismo peruano fue
encarnado, en este siglo, por el general Velasco Alvarado, de quien se contaba que
alguna vez, al empezar un Consejo de ministros, dijo: «Yo pienso que. Velasco no
era ni un líder superdotado ni un hombre demasiado alejado del estadio primigenio
del Homo sapiens, por lo que la existencia de su régimen se debió a factores más
complejos que los de su propia capacidad de liderar.
Pero no llegó a abolir del todo el capitalismo, porque los empresarios peruanos,
incluso aquellos que habían sido más golpeados por el velasquis-mo, encontraron la
manera de negociar su supervivencia. Marianito Prado, eximio representante de la
oligarquía peruana, a quien el régimen expropió industrias, se apareció en la boda
de la hija del general con un regalo más grande que el tórax blanquirrojo de Velasco,
y éste moderó ligeramente sus impulsos revolucionarios. Velasco creó cerca de
doscientas empresas públicas, que a comienzos de los noventa todavía costaban
dos mil quinientos millones de dólares anuales a los peruanos, y con ello se dio
maña para arruinar la pesca y la minería, dos áreas en las que el capitalismo
peruano había logrado tener éxito.
El patriotismo de Velasco obtuvo una expresión simbólica nada más asumir éste el
gobierno con la expropiación de los yacimientos de Brea y Pariñas, que pertenecían
a la International Petroleum Company, subsidiaria de la de la Standard Oil para que
Washington sancionara al Perú, los asesores de Nixon no se dieron por enterados y
a los que acusó de haber penetrado las patrióticas del Perú y luego se negó a recibir
a amenaza pública, y una secreta negociación en la que su gobierno finalmente
pagó a los gringos el dinero de la Belaúnde de entregarse a la International
Petroleum Company
RESUMEN CAPITULO 11
EL IDIOTA TIENE AMIGOS
Amigos poderosos o influyentes en Estados Unidos y en Europa que toman las
inepcias, las falacias, las interpretaciones, excusas y espejismos del idiota
latinoamericano, las difunden en sus respectivos países y las devuelven a América
Latina debidamente estampilladas por la conciencia universal. Parece increíble que
mentiras truculentas, fabricadas en casa por ese rústico populista que es nuestro
amigo el idiota, vengan desde los grandes centros de la cultura universal
acompañadas, como los vinos, de un certificado de autenticidad. Así ha ocurrido
siempre con las fábulas nacidas en América Latina, tal vez desde los tiempos de
Cristóbal Colón. ¿Quiénes son esos amigos internacionales del perfecto idiota
latinoamericano? Periodistas, en primer término, y no exclusivamente de periódicos
de izquierda que, por razones ideológicas, estuviesen fatalmente inclinados a
compartir las mismas enajenaciones del perfecto idiota: también encuentran
inexplicables espacios y licencias para insertar sus inefables bohenas en diarios tan
respetables como Le Monde, The Times, El País, The New York Times o II Corriere
della Sera. Hay, por otra parte, escritores, filósofos, sociólogos, políticos y
diplomáticos cuya visión de América Latina es tan desatinada, tan ordinariamente
pavimentada de estereotipos y de infundios, de deformaciones y peligrosas
simplificaciones, como la que sesenta años atrás, en plena época brutal del
estalinismo, tenían de la Unión Soviética, por ejemplo, tantos homólogos suyos. Y
sobre todo en lo que respecta a América Latina, convertida por obra de esta
confabulación de idiotas en el paraíso de la desinformación.
Fueron los años sesenta y lo que ellos alcanzaron a proyectar en la década
posterior. Con las postales románticas de Fidel y sus barbudos bajando de la Sierra
y entrando en La Habana, del Che Allí parecían materializarse los sueños de esa
nueva generación que se dejaba crecer el pelo, cantaba las Todo eso se desvaneció
como el humo, de modo que quienes entonces tenían veinte años debieron
resignarse excitantes perspectivas de las sociedades industriales.
Hechizados por el mito del «buen revolucionario», como sus compatriotas lo fueron,
siglos atrás, por el mito del «buen salvaje», los viajes al continente de muy poco les
sirven, pues sólo ven allí lo que les permita confirmar Y quieren, de paso, que
aceptemos para nuestros países lo que ellos no aceptarían para el suyo. en
Alemania o en Inglaterra sólo tuviese existencia legal el Partido Comunista, que en
los periódicos solo en casa apenas cruzan el Atlántico y los pica el primer mosquito
del trópico, descubren que en nuestras tierras sus propios valores y principios
democráticos son puramente formales y que vale la pena renunciar a ellos con tal
Para ellos la democracia es, pues, o la televisión europea que, impregnados de la
misma visión tercermundista, llegan a nuestros parajes para ilustrar los estereotipos
que ya llevan en su cabeza. Pues siempre verán nuestro mundo, como el de las
antiguas hiciéramos lo mismo, podríamos pintar un cuadro truculento de Francia
parecido al que ellos hacen de nuestras sociedades
Los países que estos periodistas europeos describen, conforme a sus propias
ficciones y esquemas, no se parecen a los países donde vivimos. amparándolas con
el uso generoso del condicional (según se dice, parece que, etc.) Hablan siempre de
la Los miembros de grupos armados, aun si asaltan, que un gobierno nuestro tiene
un legítimo origen en las urnas: nuestras democracias son para ellos puros valores
Allí donde hay guerrillas, corresponde al gobierno el papel del villano autoritario el
Guin-ness por haber sido, en la historia del periodismo mundial, la más larga
entrevista hecha de rodillas), se precia de haber realizado más de treinta viajes al
continente latinoamericano, con obligada escala en La Habana, presentarse, pero lo
patéticamente cierto es que esos viajes sólo le han servido para apuntalar sus
fábulas, pues sus habituales interlocutores en Europa y al otro lado del Atlántico son
únicamente los latinoamericanos que las comparten; de esta manera, sus diálogos
no son sino variantes del mismo litúrgico monólogo
Son los viejitos verdes de la revolución latinoamericana encaprichados con sus
polvorientas pasiones. de perseguir tales mitos, estudiaran de cerca lo que está
ocurriendo en México, se darían cuenta de que Marcos se sirve de los indios
lacandones para hacer llegar al mundo sus mensajes políticos, sin hacer nada
concreto por resolver sus problemas y aspiraciones más inmediatos, cosa que sería
factible si la suerte de tales indígenas Como el mito del «buen revolucionario» está
«resultados permanentes y significativos»—, regresemos atrás, al mito del «buen
salvaje». «Allí (entre los indios) —decía el primero— no hay ricos ni la avaricia son
desconocidas.» Monseñor debe haberse creído esta fábula y nos propone volver, de
mano de los indios lacandones, a esta sociedad ideal, más sana, más justa y
humana, a ver cómo nos va.

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