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Hay muchas cosas en la vida que si las modificas afectas a otra cosa. Podemos decir que
depende la una de la otra. Para medir cuánto afecta el cambio de una variable a otra
utilizamos la elasticidad.
Por ejemplo, algunas estadísticas muestran que el aumento de los precios de los
cigarrillos no hace mucho por evitar que los fumadores sigan comprándolos, por lo que
este producto se convierte en inelástico. Sin embargo, la televisión por cable es un
producto muy elástico: conforme el precio ha aumentado, la demanda ha disminuido.
Además, servicios como Netflix, Prime Video y otros servicios de transmisión han
contribuido a que la industria del cable sea elástica. En cambio las sustituciones para el
tabaco (como los vaporizadores o parches de nicotina) no han afectado el deseo y
la capacidad del consumidor principal de seguir comprando cigarrillos.
En este caso, la demanda seguiría siendo constante, sin importar cuánto aumente el
precio del producto. Esto significa que los consumidores continuarían comprando la
misma cantidad de jabón incluso si su precio se incrementara significativamente.
En el gráfico adjunto, se observaría una línea de demanda vertical, que indica una total
falta de respuesta en la cantidad demandada ante cambios en el precio.
2. Demanda relativamente inelástica
Sin embargo, debido a que la electricidad es considerada un servicio esencial pero no tan
urgente como los productos de la canasta básica, los consumidores podrían estar menos
dispuestos a reducir su consumo incluso frente a aumentos significativos en los precios.
Esta relativa falta de sensibilidad al precio refleja una demanda que, aunque no es
completamente inelástica, muestra una resistencia a cambiar en proporción a los cambios
en el precio.