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Redistribuir el trabajo no remunerado

Entre cocinar, limpiar, ir a buscar agua o leña o cuidar


de las niñas, los niños y las personas mayores, las
mujeres realizan al menos 2,5 veces más trabajo
doméstico y de cuidado no remunerado que los
hombres. El trabajo no remunerado de las mujeres
sufraga el costo en cuidados que sustenta a las
familias, apoya a las economías y a menudo suple las
carencias en materia de servicios sociales. Sin
embargo, pocas veces se reconoce como “trabajo”.
Para acelerar el progreso en materia de
empoderamiento económico de las mujeres, se
necesitan con carácter urgente políticas que ofrezcan
servicios, protecciones sociales e infraestructuras
básicas, que promuevan la distribución del trabajo de
cuidado entre las mujeres y los hombres, que
permitan crear más empleos remunerados en la
economía asistencial.

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