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Hoy voy a hablar sobre el trabajo doméstico no remunerado.

Empecemos por algunas definiciones: el trabajo no remunerado es aquel que se


realiza sin recibir un pago a cambio. El trabajo doméstico es el que se desarrolla
dentro del hogar, generalmente se lo asocia a la limpieza y al orden. Permite que las
personas se alimenten, cuenten con un espacio en condiciones habitables,
reproduzcan sus actividades cotidianas y puedan trabajar, estudiar o disfrutar de su
tiempo libre. Dentro del trabajo doméstico se encuentran, además, las tareas de
cuidado a niños, personas con discapacidad y adultos mayores.

Históricamente asociamos este tipo de tareas a lo femenino. Los varones salían a


trabajar y eran el sostén económico del hogar,mientras las mujeres se encargaban
de lo doméstico y la crianza de los hijos. Hoy en día el trabajo remunerado no
distingue géneros. Lamentablemente no sucede lo mismo con las tareas del hogar y
de cuidado

Se estima que en Argentina 9 de cada 10 mujeres realizan trabajo doméstico no


remunerado y le dedican, en promedio, 6,4 horas diarias. Tres veces más que los
varones. Esta diferencia es aún mayor entre jóvenes de 18 a 29 años y menor entre
las personas mayores de 60 años. A su vez, la presencia de niños y niñas en el
hogar amplía la brecha: las mujeres sin niños/as menores de 6 años a cargo
realizan el 72,7% de las tareas de cuidado, mientras que quienes tienen dos o más
se hacen cargo del 77,8% de ellas. Las mujeres dedican más horas al trabajo
doméstico incluso cuando se compara a una que trabaja jornada completa, fuera del
hogar y de manera paga, con un varón desempleado. En todos los casos y en todas
sus dimensiones, la distribución del trabajo doméstico es marcadamente desigual en
términos de género.

En 2020 el trabajo de cuidados no remunerados aumentó aproximadamente 5,9%.


Algo lógico si pensamos que, debido a las medidas sanitarias, las mujeres pasan
más tiempo en sus casas.

¿Qué sucede en Santa Fe?


La tasa de participación en tareas domésticas es de 88,7% para las mujeres y de
47,7% para los hombres. En promedio las mujeres dedican aproximadamente 6
horas diarias al trabajo doméstico y los hombres 4.En hogares con ingresos bajos o
nulos la brecha aumenta, en estos casos se estima que las mujeres dedican
aproximadamente 9 horas y media diarias a las tareas de limpieza y cuidado. A
medida que el número de ingresos crece disminuye la realización de tareas
domésticas por parte de los habitantes del hogar. En estos casos se suelen
tercerizar este tipo de tareas, contrando empleadas que se dediquen a realizar estas
labores. Sin embargo, aún en los hogares con mayor soltura económica, siguen
siendo las mujeres las que se ocupan en mayor medida de las tareas domésticas y
de cuidado, por más mínimas que sean.

Esta distribución asimétrica contribuye a explicar que la participación de las mujeres


en el mercado laboral sea más baja que la de los varones. También incide en que
tengan trabajos más precarios, que implican a su vez una mayor desprotección
social; por ejemplo no tener acceso a una obra social o mayor dificultad para
acceder a una jubilación por no tener aportes. Las mujeres presentan mayores
niveles de desocupación, ganan menos, son más pobres, esto se debe a que las
condiciones del trabajo remunerado están estrechamente ligadas a cómo se
resuelven las tareas no remuneradas.

Con la fuerte expansión que los movimientos feministas tienen desde hace algunos
años, se ha popularizado la frase “eso que llaman amor es trabajo no pago”. Si nos
ponemos a pensar en nuestras crianzas es muy probable que recordemos a alguna
figura femenina como la responsable de cuidarnos, cocinar, barrer, planchar y otra
gran cantidad de quehaceres domésticos. Es muy probable que a lo largo de
nuestra vida hayamos escuchado y hasta incluso repetido, esta idea de que el
hombre ayuda a la mujer con la limpieza del hogar y el cuidado de los chicos. Esto
no quiere decir que sea culpa de los hombres o que ellos conscientemente decidan
delegar el trabajo doméstico a las mujeres. Durante siglos se han asociado tareas a
géneros. Hoy sabemos que no hay ningún impedimento biológico para que los
hombres laven los platos o las mujeres reparen un auto.
Para finalizar es importante que pensemos cuánto nos interesa que esta realidad
cambie y qué podemos hacer para modificarla. Un primer paso es cuestionar lo
impuesto y re- pensar nuestro día a día.

https://www.dw.com/es/argentina-y-su-mitad-invisible-el-trabajo-no-
remunerado-de-las-mujeres/a-55017971
https://www.tiempoar.com.ar/nota/las-tareas-domesticas-y-de-cuidados-no-remunerados-
aportan-159-del-pib-en-argentina

https://www.argentina.gob.ar/noticias/la-direccion-de-economia-igualdad-y-genero-presento-
el-informe-los-cuidados-un-sector

https://economiafeminita.com/trabajo-remunerado-y-no-remunerado-hacia-una-
compensacion-de-las-desigualdades/

Trabajo doméstico no remunerado y uso del tiempo en la provincia de Santa Fe: Una
caracterización hacia 2013
http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/handle/10915/59983/Documento_completo.7704.pdf-des.pdf-
PDFA.pdf?sequence=1&isAllowed=y

https://www.youtube.com/watch?v=QGeNGmDFlc0

https://www.pagina12.com.ar/289640-el-trabajo-domestico-no-remunerado-representa-el-
16-del-pbi

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