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Liderazgo intransigente

"Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían
recibido la palabra de Dios. Y cuando Pedro subió a Jerusalén, disputaban con él los que eran de la
circuncisión, diciendo: ¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con
ellos?" Hechos 11:1-3 RV60

Dios levanta líderes para guiar, conforme a su palabra, a su pueblo. En ese sentido todo hombre o
mujer que ocupa un puesto de liderazgo en cualquier instancia de la obra debe ser un instrumento
que facilite que el reino de Dios crezca. Sin embargo, muchas veces surgen líderes que son todo lo
opuesto y en vez de ser facilitadores son obstáculos, sirven, sí, pero de estorbo a la obra. El texto
que reflexionamos hoy es un ejemplo de este asunto, he ahí un modelo de liderazgo intransigente.
Creo que de las cosas más incómodas para el ejercicio de un ministerio honesto y fiel a Dios son
los líderes intransigentes que cierran sus mentes al fluir y a la guía del Espíritu Santo y se aferran a
tradiciones, modelos de trabajo y esquemas de pensamientos caducos y obsoletos que no
responden adecuadamente a los cambios que va experimentando la vida y en su ceguera son
incapaces ver el mover de Dios para sus tiempos y de discernir su voluntad y sus tiempos y, de
paso, bloquean el crecimiento y desempeño de otros líderes. La Biblia insiste, en Romanos 12 por
ejemplo, que debemos renovarnos en el espíritu de nuestras mente para ser ofrendas vivas. Y
metáforas hay muchas, la del águila por ejemplo, que si no se renueva muere. Y no digamos que
no podemos cambiar nuestras mentes. Recordemos que Dios hace nuevas todas las cosas. Sólo es
cuestión de dejar que Dios nos gobierne y no nuestra obstinación y soberbia. (Hno. Martin, 16
enero 2023)

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