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LOS AUSTRIAS MENORES

- Profe, no te molestes con lo del fútbol… Te juro que ya paro de hacer comparaciones
con el fútbol, pero, por fa, termina de explicarme los Austrias, que ahora ya tengo
intriga por saber cómo siendo un imperio tan grande hemos acabado así.
- ¿Seguro que ya no vas a hacer más símiles con el fútbol?
- Te lo juro. Palabrita de Jürgen Klopp.
- ¿De quién?
- Nah, de un santo sabio de la ciudad de Liverpool.
- [Toc, toc] Buenas, profe. ¿Puedo entrar a por el bocata?
- Sí, claro. Pues, como te iba diciendo, los Austrias Menores comienzan con…
- ¿Estáis repasando para la sumativa?
- Sí, ¿por? ¿Te quieres quedar?
- Pues… no te voy a decir que no, profe, que lo llevo un poco regu.
- Pues, venga, siéntate.
- Pero está prohibido hacer comparaciones con el fútbol, que lo sepas.
- ¿Qué dices, tarao?
- Madre mía… Bueno, a lo que vamos… Los Austrias Menores comienzan con el reinado
de Felipe III.

Felipe III
Política interna
Su reinado comenzó en 1598, tras la muerte de su
padre, Felipe II. Sin embargo, a diferencia de su padre,
Felipe III no va a ser tan meticuloso con los asuntos de
estado y va a ser el primero en dejar el gobierno a sus
hombres de confianza, a los que se denominaba
validos, mientras él se dedicaba a la caza y a “disfrutar
de la vida” (¿qué dices? ¿Enserio? ¡Pero este pavo era
un grande! - Bueno, no sé yo. Si lo piensas, de esta
forma le podrían timar muy fácilmente ¿no, profe?).
Pues no vas muy desencaminada. En primer lugar, pese
a las advertencias de su mujer, Margarita de Austria
Retrato de Felipe III (1617), Antonio (que era su prima segunda y fue la madre del futuro
Vidal, Museo Nacional del Prado.
Felipe IV) Felipe III va a delegar los asuntos de
gobierno en manos de Francisco de Sandoval y Rojas, mucho más conocido como Duque de
Lerma, lo que va a provocar luchas entre diferentes facciones de nobles castellanos que querían
llegar a los cargos más altos del gobierno (¡Como en Juego de Tronos! – Bueno, sí, se podría
decir que sí, que era parecido a Juego de Tronos). El caso es que el Duque de Lerma, como
valido del rey, enchufó en los cargos más altos a familiares y personas afines, generando con
ello más tensiones todavía (Normal. Lógico.). Pero, encima, sabemos que utilizó su poder para
enriquecerse más. Él fue el encargado de convencer a Felipe III de trasladar la capital desde
Madrid a Valladolid (¿Que Valladolid fue la capital de España? - ¿Qué dices? ¿Enserio? -

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Técnicamente de España no, de Castilla y del
imperio, pero sí). Y no lo hizo para mejorar la
situación imperial, sino simplemente para
enriquecerse con el traslado de la corte del rey.
Antes de cambiar la capital a Valladolid, se
dedicó a comprar tierras y viviendas en la
ciudad a un precio muy bajo. Cuando la corte se
trasladó a Valladolid, les vendió a los nobles
estas posesiones a un precio mucho mayor, con
lo que ganó mucho dinero. Después, como
Felipe III era su marioneta, hizo lo mismo en
Madrid. Compró tierras y viviendas en Madrid
mientras la corte estaba en Valladolid, para
después convencer de nuevo al rey para que
trasladara la capital otra vez a Madrid y pudiera
vender esas posesiones a un precio mucho
mayor (¡Estoy flipando! ¡Mentalidad de
Retrato ecuestre del Duque de Lerma (1603),
Rubens, Museo Nacional del Prado. tiburón! ¡Sí señor! – Mentalidad de tiburón
para él, pero no creo que le hiciese mucha
gracia a los demás cuando se enteraran, también te digo - Pues, efectivamente. Llevas razón).
Tanto esta decisión como otras muchas que tomó fueron las que llevaron a Felipe III a quitarle
del cargo en 1618.
Por ejemplo, una de estas decisiones fue la expulsión de los moriscos de los reinos hispánicos
en 1609, con la excusa de buscar la unidad católica de los reinos y evitar así posibles alianzas
de estos moriscos con los turcos (Es decir, que consigue lo que no pudo hacer Felipe II – Sí,
básicamente). No obstante, esta expulsión no va a ser demasiado buena para la economía de
los reinos, ya que va a provocar un enorme descenso demográfico en la Corona de Aragón y
va a provocar una grave crisis en la agricultura, tanto en Aragón como en Castilla, ya que la
mayor parte de estos moriscos eran agricultores, y mucho mejores que los cristianos, hablando
en plata.
- ¿Pero si era malo para el imperio, ¿Por qué lo hizo? ¿Sólo por la religión? ¿Pero es
idiota?
- ¿Verdad? Pues eso digo yo también, pero bueno… ¿Vais entendiendo ya por qué el
imperio empezó a caer? Reyes marioneta, malas decisiones, crisis económicas…
- Ya veo, ya. Vaya tela. O sea, fuimos el Barça del siglo XVII.
- ¿Ya estamos otra vez con el fútbol? ¿enserio?
- Pero que pesados, chaval. ¿Qué os pasa a todos los tíos con el fútbol? Un día os vais
a arrancar la cabeza y a usarla como pelota ¡pesados!
- Vale, vale, perdón. Que se me ha escapado un pensamiento en alto. Lo siento, jope.
¿Seguimos?
- Aggg…. Está bien. Sigamos con la política externa.

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Política externa
En política externa este reinado fue mucho más “tranquilo” que los demás. Aunque sí que es
cierto que, durante unos años, mantuvo las guerras con Inglaterra y Francia, los cambios de
gobierno en estos reinos provocaron que Felipe III firmara la paz con todos ellos. Además,
cabe destacar que, precisamente gracias a la intervención personal del Duque de Lerma, en
1609 el imperio también consiguió la paz con los flamencos, conociéndose este tratado como
la Tregua de los Doce Años (Pues menos mal que durante su gobierno, al menos, hubo paz
con los otros países, bro, que si no me veía hablando ahora francés o inglés en España con
semejantes personajes al volante – Sí, la verdad. – Pues esperad, que todavía no hemos
acabado el siglo…).

Felipe IV
Felipe IV va a comenzar a reinar con 16 años, en
1621, tras la muerte de su padre, Felipe III. Será
el reinado más largo de la casa de Austria (44 años
hasta su muerte), pero, al igual que su padre,
dejará el gobierno del reino en manos de su valido
de confianza, el Conde-Duque de Olivares (don
Gaspar de Guzmán y Pimentel), aunque este será
bastante más capaz que el Duque de Lerma y, al
menos, sí que tendrá un mayor concepto de
gobernar por el bien del imperio y no pensando
sólo en su propio beneficio (Bueno, dentro de lo
que cabe, ni tan mal ¿no? – Bueeeeno, más o
menos. Lo que pasa que la situación durante este
reinado fue tan complicada que ni teniendo
Retrato de Felipe IV (1656), Velázquez, buenos gobernantes, la verdad. – ¿No jorobes?
National Gallery, Londres. ¿Qué pasó?).

Política interna
Pues, debido a la enorme crisis económica por la que
pasaba no sólo Castilla si no todo el imperio español en
general, el conde-duque de Olivares se vio obligado a
intentar poner en marcha una reforma muy profunda,
llamada Unión de Armas (1624), que consistía en que el
reclutamiento del ejército y su mantenimiento iban a ser
pagados por todos los reinos que componían la
Monarquía Hispánica y no sólo por Castilla, como hasta
ahora. Este pago se llevó a cabo a través de tributos
“personalizados”, es decir, cada reino aportaba una
cantidad de dinero distinta, dependiendo de su población Retrato del Conde-Duque de Olivares
y de sus recursos disponibles. De esta manera, Olivares (1638), Velázquez, Museo Hermitage,
Moscú.

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pretendió aliviar la precaria situación económica de Castilla e intentó frenar la pobreza que
comenzaba a extenderse por sus poblaciones (¡Bueno! ¡Menos mal! ¡Alguien con sentido
común! – Aaaaa, ¿pero que todas las guerras que hemos estudiado antes se pagaron sólo
con el Reino de Castilla? – Sí, recuerda que Carlos V establece Castilla como “base de
operaciones” – Efectivamente. Además, pensad que el reino de Castilla era el que tenía el
monopolio del comercio con América. Pero, ahora, América no va a dar tanto dinero, y,
además, entre las pestes y las guerras, Castilla no va a tener tanta población para poder reclutar
soldados, por lo que se van a tener que buscar otras soluciones – Aaaacabáramos. Ahora todo
encaja. Ahora entiendo muchas cosas de los Austrias Mayores…).
El caso es que esta política, además de otros problemas que van a ir surgiendo durante el reinado
de Felipe IV, va a ser la que lleve a la Monarquía Hispánica a un período de grave crisis política
en la Península Ibérica, que acabará desembocando en el intento de secesión de Cataluña
(También llamado “Guerra dels Segadors” (1640-1652)) y en la separación definitiva del reino
de Portugal (1640), ya que ambos territorios se van a negar a dar más impuestos y más recursos
a los ejércitos de Felipe IV en sus luchas contra Francia y en la Guerra de los Treinta Años.
Ambos territorios buscaron, por tanto, independizarse. Portugal lo consiguió, precisamente
porque el ejército Habsburgo estaba “entretenido” en Cataluña, pero Cataluña, tras doce largos
años de guerra, va a perder el “apoyo” de Francia y va a ser derrotada definitivamente en 1652;
y cuando digo “apoyo”, me refiero a que Francia, tras un acuerdo con los catalanes, dominó
durante unos años Cataluña, aunque no fue como los catalanes se esperaban, ya que, al igual
que con la Monarquía Hispánica, e incluso casi peor que con ella, el Cardenal Richelieu (valido
del rey francés Luis XIII) fue muy autoritario en la región y quiso acabar con sus “tradiciones”.

Revuelta Corpus de Sangre (1640). Inicio de la Guerra del Segadors.

- ¿Me estás diciendo que el problema actual de Cataluña viene desde hace casi 400 años?
¿Que no es algo solamente actual?
- Sí, más o menos, aunque ahora mismo es un tema mucho más complejo. En origen,
aunque Cataluña realmente nunca ha existido como nación independiente, desde el s.
XII los catalanes siempre tuvieron un sentimiento “nacional” propio, que se puede ver,
por ejemplo, en las Constituciones Catalanas (leyes redactadas entre los s. XII y XVIII
en Cataluña, acordadas de forma parlamentaria entre los reyes de la Corona de Aragón
y representantes de toda Cataluña, que los monarcas tenían que respetar y hacer
cumplir). Simplemente fue en este momento en el que afloró ese sentimiento “nacional”
con un sentido independentista, y más después de probar en sus propias carnes cómo se
las gastaban los franceses.

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- Eeeeee, estoy flipando ahora mismo. O sea, que lo que vemos ahora en la tele viene
ya de largo, o sea, no es algo que sea de la actualidad y ya.
- Efectivamente. ¿A que ahora entendéis mejor las cosas que pasan en el presente? Para
eso, y para más cosas, sirve la Historia, queridos míos. Bueno, sigamos.
Política externa
En política exterior, en 1621 concluyó la tan maravillosa Tregua de los Doce Años que había
conseguido el Duque de Lerma con Felipe III. Por tanto, en ese año se retomó la guerra entre la
Monarquía Hispánica y las Provincias Unidas (Flandes).
Además, desde 1618, todavía con Felipe III como rey, las tropas hispanas estaban participando
en la llamada Guerra de los Treinta Años (1618-1648), un conflicto total y extremadamente
cruel que nació como guerra civil en el Sacro Imperio Romano Germánico entre la otra parte
de la familia Habsburgo y los príncipes alemanas y que se acabó convirtiendo en una gran guerra
abierta en todo Centroeuropa, en la que se mezclaron luchas religiosas (católicos vs
protestantes, anglicanos, etc.), con luchas de poder entre monarquías (Francia, España, Sacro
Imperio Romano Germánico, Polonia, Hungría, Suecia, Dinamarca, etc.), con luchas
particulares entre nobles europeos. Felipe III entró en la guerra para apoyar a su familia
Habsburgo, y, de hecho, tanto su intervención como la de Olivares supusieron un cambio a
favor del bando católico/Habsburgo, pues comenzaron a obtener victorias. Sin embargo, la
posterior entrada en la guerra de, como no, Francia, va a suponer un cambio en la balanza (No
me lo puedo creer, bro. ¿Otra vez Francia? ¿Enserio? ¿Pero alguna vez se han llevado bien
España y Francia? ¡Si no paramos de estudiar que estuvimos a leches to el santo día! – Bueno,
sí, nos llevaremos bien un poco más adelante, pero, por el momento, como dices, a leches “to”
el santo día ). Si a la suma de Francia en el otro bando de la guerra le sumamos también la
malísima situación económica de la Monarquía Hispánica, los problemas internos que tenía
Felipe IV en la Península Ibérica (Cataluña y Portugal) y la derrota de los famosos tercios
españoles frente a los franceses en la batalla de Rocroi (1643), se entiende que, primero con la
Paz de Westfalia (1648) y después con la Paz de los Pirineos (1659), el imperio español,
habiendo perdido muchos territorios en ambos tratados, pasara de ser la primera potencia del
mundo a ser una potencia de segunda línea.
- Pero, profe, ¿no decías que Olivares fue un buen gobernante?
- Él sí, pero los que le siguieron no tanto. Y, es más, si no hubiera sido por ellos, viendo
las circunstancias del momento, este declive del imperio probablemente se hubiera
producido mucho antes.
- Ah, ¿pero que esto va a peor con el último Austria?
- Uy, con Carlos II esto va a muchísimo peor.

Carlos II
Veréis. Felipe IV murió en 1665 y, en ese mismo año, llegó al poder su hijo Carlos, que por
aquel entonces tenía 14 años, por lo que no podía gobernar. Es decir, su pronta llegada al trono
provoca que haya una breve regencia en manos de su madre, María Ana de Austria (última
esposa de Felipe IV). Además, incluso ya como mayor de edad y como rey, Carlos va a tener
muchísimos problemas de salud, ya que a sus espaldas ya eran muchas generaciones teniendo

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hijos entre miembros de una misma familia. Por tanto, Carlos va a estar constantemente
enfermo, lo que va a condicionar todo su gobierno, y, además, no va a poder engendrar un
heredero, por lo que se le va a apodar “el Hechizado”.
- Dios, sólo hay que ver su cara para ver que algo le pasaba.
- Y piensa que en este tipo de cuadros los pintores eran “amables” a la hora de
representar a los reyes.
- Madre mía, pobrecito.
- ¿Verdad que sí? Y si encima las soluciones que le daban era dormir con el cadáver de
un santo para ver si se curaba… pues imagínate ya como estaría el pobre.
- ¿Qué dices? ¿Qué le ponían a dormir con un muerto? ¿Estamos locos?
¡Puuuaaagggg, qué asco!
- Ya… pero era como en esa época pensaban que se podía curar. Vamos, que lo hacían
sin malicia. Bueno, sigamos. El caso es que…
Política interna
Su enfermiza salud va a provocar que sea un rey pelele
en manos de sus validos, que va a tener varios. Además,
esta debilidad va a provocar que haya muchas tensiones
internas entre sus diferentes validos, su madre y sus
hermanastros por ver quien conseguía influirle. Y estas
luchas por el poder van a provocar que creciera todavía
más la crisis económica de la Monarquía Hispánica,
causada por la gran cantidad de conflictos bélicos
abiertos en este momento, por varias malas cosechas,
por la caída de ingresos tributarios (de los impuestos) y
por el agotamiento de las minas de oro y plata de
América. Vamos, lo que viene siendo un desastre total
Retrato Carlos II (1679), Juan (pues sí, tenías razón, profe, la cosa iba todavía a peor
Carreño de Miranda, Museo de
– pues, espera, que no hemos acabado, que verás en
Arte de Viena, Austria.
política exterior).

Política externa
En política exterior, como no podía ser de otro modo, Carlos siguió en guerra contra la Francia
de Luis XIV, aunque esta Francia ya no era la del pasado y también va a entrar en crisis, por
lo que cambiará su política con España y, en la Paz de Ryswick (1697), los franceses
devolverán a Carlos gran parte de territorios anteriormente ganados a los españoles. No
obstante, no os penséis que lo hicieron porque sí. Luis XIV cambió de política con España
porque, al ver la debilidad de Carlos, quería que su familia llegara al poder del imperio a través
de la sucesión, que será el verdadero problema de Carlos.
- Menudo listo el pavo este, ¿no?
- Sí, un poco. De hecho, como podréis intuir, lo consiguió.
- ¿Cómo? ¿Perdona? ¿Me estás diciendo que, después de todo, los franceses al final
conquistaron España?¡No puede ser!
- Madre mía, ¡pues claro! ¿Acaso no sabes que nuestro rey actual es un Borbón y

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que esa familia es de origen francés?
- A ver, haya paz, que no pasa nada por no saber algo. Para eso estudiamos. Tampoco es
que la conquistaran, pero, sí, la familia de nuestro actual rey es de origen francés,
descendiente de Luis XIV, por lo que pedazo de spoiler histórico os acabo de hacer.
Pero veamos cómo llega esta familia al poder.

El problema sucesorio será el gran problema de Carlos II a lo largo de su vida, pero


especialmente tras su muerte. Él muere sin hijos y sin parientes cercanos que puedan heredar.
Entonces, en Europa surge la gran duda: ¿Y quién va a gobernar ahora los territorios
hispánicos? Pues va a haber dos pretendientes que serán apoyados por distintas alianzas
europeas y que se enfrentarán en la llamada Guerra de Sucesión Española (1701-1713):
En un bando estará el emperador alemán Carlos
Carlos VI, o archiduque Carlos, en 1706.
VI, también conocido como archiduque Carlos,
tío lejano de Carlos II y que, al pertenecer a la
misma familia que él, se autoproclamó rey. Este
fue apoyado por Inglaterra, por la casa de Austria
y por Holanda, y era partidario de mantener la
separación de los territorios hispanos (Aragón,
Castilla, etc.), por lo que fue especialmente
apoyado y querido en Cataluña, ya que les
convenía.
El otro bando estaba compuesto por Felipe de
Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, que fue
nombrado sucesor por Carlos II a cambio de que
renunciase a ser heredero de la corona francesa.
Al “Hechizado” no le quedó otra, pues le nombró
heredero tras rechazar Carlos VI su petición de
separar entre él y Felipe los territorios de la
Monarquía Hispánica tras su muerte. Felipe va a
contar con el apoyo de Francia y era partidario de
unificar todos los territorios hispanos bajo un
Felipe de Anjou, futuro Felipe V, en 1701.
mismo gobierno centralizado.
La guerra duró 12 años, pero, al final, ganó la alianza de Felipe, quien subirá al trono con el
nombre de Felipe V. Este hecho fue el que puso fin a la dinastía de los Austrias en España y
dio comienzo de la dinastía de los Borbones, dinastía de nuestro rey actual, Felipe VI.

- ¿Bueno, quedan claro los Austrias Menores, y los Austrias en general?


- Siii. Vamos, que con ellos estuvimos en lo más alto, pero también se perdió todo.
- No todo, pero sí que dejamos de ser la mayor potencia mundial.
- Pues vaya. Por cierto, ¿sabes que el profe estuvo de vacaciones con una novia en Santa
Pola?
- ¿Qué me dices? Profe, ¿Has tenido varias novias? Vaya, vaya…
- Sí, sí, como lo oyes.

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- Madre mía… Sí, tuve una novieta en la universidad con la que veraneé en Santa Pola.
Raffaella se llamaba. Era italiana, creo. Después se fue a vivir al sur, no sé por qué.
- ¿Ah, pero que los profesores tenéis vida fuera del colegio?
- Noooo, en absoluto. Somos robots creados y programados por vuestros padres para
tocaros las narices… ¡Pues claro! ¡Anda, al patio, venga! que esto ya se está yendo de
madre…
- Ya, ya… ¡gracias profe! ¡Y no ligues mucho!
- ¡O sí! ¡muchas gracias!
- Y no ligues mucho, dice… ¡De nada, anda!

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