Está en la página 1de 150

ESCUELA ARTURO JAURETCHE N° 4-038 - UGARTECHE, LUJÁN DE CUYO, MENDOZA

Nombre y Apellido:………………………………………………………….

Curso y división:………………………………………………………………

PROFESORAS: MARÍA ELENA QUIPILDOR, LAURA ARNEZ


1
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Programa de Lengua y Literatura
Tercer año
Diagnóstico - Nivelación:
 Clasificación de textos. Los géneros discursivos. Soportes y portadores. Funciones y tramas de los textos.
 Propiedades textuales. Coherencia y cohesión. Recursos cohesivos: pronominalización, conectores, elipsis,
sinonimia, antonimia.
 Lectura de textos narrativos (cuentos) y expositivos, con el propósito de repasar y reafirmar sus conceptos y
características.
 El texto expositivo. Elementos paratextuales. Estructura explicativa. Función. Estrategias explicativas.
Técnicas de estudio: Subrayado, resumir, titular párrafos.
 El texto narratvo. Función. Superestructura narrativa. Tipo de cuentos. Tipos de narradores.
 Clases de palabras: Sustantivos, adjetivos, verbos, pronombres. Aplicación de las reglas ortográficas.

EJE N°1: LITERATURA. LOS GÉNEROS LITERARIOS TRADICIONALES


 Concepto de Literatura. Los géneros literarios tradicionales. Características.
 La Narración. Estructura. Diferencias y semejanzas entre cuento y novela. Tipo de novelas. Producción escrita
de textos narrativos.
 Tiempos verbales de la narración. Modo indicativo.
 Coherencia y cohesión. Conectores temporales.
 La argumentación. Superestructura. Estrategias persuasivas. (anédota, ejemplificación, ironía, comparación,
pregunta retórica, relación de causa- consecuencia). Producción escrita.
 Reglas generales de acentuación. Agudas, graves, esdrújulas y sobreesdrújulas. Hiato, diptongo y triptongo.
 Lectura propuesta: Campos de fresas de Jordi Sierra i Fabra.

EJE N°2: El texto expositivo – El Informe


 El Informe: definición, tipología textual, objetivos, estructura y presentación. Pasos para la producción.
Elaboración de informe.
 Literatura: Narrativa. Novela. Trama narrativa; marco: espacio, tiempo y personajes; narrador y puntos de
vista; tema. Literatura hispanoamericana: características. Lectura de la novela: “El Túnel”, de Ernesto Sábato.
 Género Dramático. Estructura del texto teatral, emisor y destinatario. Elaboración de títeres.
 Lectura de obras teatrales: “La isla desierta” y “Más fuerte que no te oyo”
 Género Lírico: Características, rima y métrica. Recursos expresivos: metáfora, anáfora, paralelismo,
repetición, comparación, imágenes sensoriales.
 Lectura de antología de poemas: “Poema 20” , “Duda” ,“Desmayarse,atreverse, estar furioso”, “El hombre y
el agua”; “Donde jugarán los niños”.
 Normativa: Reglas ortográficas.
 Gramática: Oración Bimembre y Unimembre . Oración compuesta por coordinación y yuxtaposición.
Lecturas Propuestas:

“Campos de fresas de Jordi Sierra i Fabra.

“El túnel” Ernesto Sábato.

Antología de cuentos

2
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Tema: LITERATURA. CONCEPTOS, GENERALIDADES.

“Traté al arte como una suprema realidad


y a la vida como una rama de la ficción”.
Oscar Wilde
¿Por qué Literatura?
En realidad deberíamos preguntarnos: ¿Qué es la Literatura? ¿Para qué leer literatura? ¿Por qué tengo que
leer? ¿Para qué me sirve? ¿Qué libros leí? ¿Cuáles me gustaron? ¿Por qué? ¿Qué libros me resultaron
aburridos? ¿En qué me baso para elegir un libro?

 Para iniciar te proponemos que reflexiones y respondas estas preguntas.

…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….

…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..

……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..

……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….

 A partir de lo reflexionado, compará tus respuestas con lo que piensa la protagonista de la novela
“LA REINA DEL SUR” mientras está leyendo “El conde de Montecristo” de Alejandro Dumas.

[…] Teresa nunca hubiera imaginado que un libro absorbiera la atención hasta el punto de estar deseando
quedarse tranquila y seguir justo donde lo acababa de dejar, con una señalita puesta para no perder la
página. Patricia le proporcionó aquél después de hablar mucho de ello, admirada Teresa de vela tanto
tiempo quieta mirando las páginas de sus libros; de que se metiera todo eso en la cabeza y prefiriese aquello
a las telenovelas –a ella le encantaban las series mexicanas, que traían acento de su tierra- y las películas y los
concursos que las otras reclusas se agolpaban a ver en la sala de televisión.

Los libros son puertas que te llevan a la calle, decía Patricia. Con ellos aprendes, te educas, viajas, sueñas,
imaginas, vives otras vidas y multiplicas las tuyas por mil. A ver quién te da más por menos. […]

También por eso leía tanto, ahora. Leer, había aprendido en la cárcel, sobre todo novelas, le permitía habitar
su cabeza de un modo distinto; cual si al difuminarse las fronteras entre realidad y ficción pudiera asistir a si
propia vida como quien presencia algo que le pasa a los demás. Aparte de aprenderse cosas, leer ayudaba a
pensar diferente, o mejor, porque en las páginas otros lo hacían por ella. Resultaba más intenso que en el
cine o en las teleseries; éstas eran versiones concretas, con caras y voces de actrices y actores., mientras que
en las novelas podías aplicar tu punto de vista a cada situación o personaje. Incluso a la voz de quien
contaba la historia: unas veces narrador conocido o anónimo, y otras una misma. Porque al pasar cada hoja –
eso lo descubrió con placer y sorpresa- lo que se hace es escribirla de nuevo. Al salir de El Puerto, Teresa

3
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
había seguido leyendo guiada por intuiciones, títulos, primeras líneas, ilustraciones de portadas. Y ahora, a
parte de su viejo Montecristo encuadernado en piel, tenía libros propios que iba comprando poquito a poco,
ediciones baratas que conseguía en mercadillos callejeros o en tiendas de libros usados o volúmenes de
bolsillo que adquiría tras dar vueltas a esos expositores giratorios que tenían algunas tiendas. Así leyó
novelas escritas hacía tiempo por caballeros y señoras que a veces iban retratados en las solapas o en la
contraportada, y también novelas modernas que tenían que ver con el amor, con las aventuras, con los viajes.
De todas ellas, sus favoritas eran Gabriela clavo y canela, escrita por un brasileño que se llamaba Jorge
Amado; Ana karenina, que era la vida de una aristócrata rusa escrita por otro ruso, e Historia de dos
ciudades, con la que lloró al final, cuando el valiente inglés –Sidney Cartón era su nombre- consolaba a la
joven asustada tomándole la mano camino de la guillotina. También leyó aquel libro sobre un médico casado
con una millonaria que Pati le aconsejaba al principio dejar para más adelante; y otro bien extraño, difícil de
comprender, pero que la había subyugado porque reconoció desde el primer momento la tierra y el lenguaje
y el alma de los personajes que transitaba por sus páginas. El libro se llamaba Pedro Páramo, y aunque
Teresa nunca llegaba a desentrañar su misterio, volvía sobre ese libro una y otra vez abriéndolo al azar para
releer páginas y páginas. El modo en que allí discurrían las palabras la fascinaba como si se asomara a un
lugar desconocido, tenebroso, mágico, relacionado con algo que ella misma poseía –de eso estaba segura-,
en algún lugar oscuro de su sangre y su memoria: “ Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre,
un tal Pedro Páramo…” Y de ese modo, después de sus muchas lecturas en El Puerto de Santa María, Teresa
continuaba sumando libros, uno tras otro, el día libre de cada semana, las noches en que se resistía al sueño.
Hasta el familiar miedo a la luz gris del alba, aquellas veces que se tornaba insoportable, podía tenerlo a raya,
en ocasiones, abriendo el libro que estaba sobre la mesita de noche. Y así, Teresa comprobó que lo que no
era más que un objeto inerte de tinta y papel, cobraba vida cuando alguien pasaba sus páginas y recorría sus
líneas, proyectando allí su existencia, sus aficiones, sus gustos, sus virtudes o sus vicios. Y ahora tenía la
certeza de algo vislumbrado al principio, cuando comentaba con Pati O Farrell las andanzas del infortunado y
luego afortunado Edmundo Dantés: que no hay dos libros iguales porque nunca hubo dos lectores iguales. Y
que cada libro leído es, como cada ser humano, un libro singular, una historia única y un mundo aparte.

Arturo Pérez-Reverte, La Reina del Sur, Alfaguara, Buenos Aires, 2002

1. Luego de la lectura, respondé:


a. ¿Dónde transcurre la acción en el primer fragmento?

……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
b. ¿Qué le proporciona la lectura a la protagonista? ¿Qué papel cumple su amiga?
……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
c. ¿Qué diferencia encuentra la protagonista entre una obra literaria y una serie televisiva?

……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

d. El lector realiza hipótesis, predicciones sobre el contenido de un libro tomando como punto de referencia el
paratexto. ¿En qué elementos paratextuales se basa Teresa para elegir sus libros?

……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

Para las teorías literarias de los siglos XIX y XX, el autor era la figura protagónica. Luego, fue la obra;
y desde fines de 1960 es el lector. Sin éste, ¿existiría la literatura? Cada lector es un productor de sentido
de acuerdo con su competencia lingüística, cultural e ideológica.

4
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
e. Subraya las expresiones en las que se alude a la importancia del lector en “La Reina del Sur”

f. ¿Qué movilizó en vos la lectura de este fragmento?

……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

Ahora lee el siguiente fragmento

En la novela “ARDIENTE PACIENCIA” de Antonio Skármeta, filmada con el título El cartero, se muestra a
través del protagonista, que la lectura puede generar en el lector el deseo de la escritura.

[…] Con el primer sueldo, pagado como es usual Neruda miró su reloj y suspiró.
en Chile con un mes y medio de retraso, el - Bueno, cuando tú dices que el cielo está
cartero Mario Jiménez adquirió los siguientes llorando. ¿Qué es lo que quieres decir?
bienes: una botella de vino Cousiño Macul - ¡Qué fácil! Que está lloviendo, pu’.
Antiguas Reservas, para su padre; una entrada al - Bueno, eso es una metáfora.
cine gracias a la cual se saboreó West Side Store - Y ¿por qué, si es una cosa tan fácil, se llama tan
con Natalie Wood incluida; una peineta de acero complicado?
alemán en el mercado de San Antonio, a un - Porque los nombres no tienen nada que ver con
pregonero que las ofrecía con el refrán: la simplicidad o complicidad de las cosas. Según
“Alemania perdió la guerra, pero no la industria. tu teoría, una cosa chica que vuela no debería
Peinetas inoxidables marca Solingen”; y la edición tener un nombre tan largo como mariposa.
Losada de las Odas elementales por su cliente y Piensaque elefante tiene la misma cantidad de
vecino Pablo Neruda. letras que mariposa y es mucho más grande y no
[…] vuela –concluyó Neruda exhausto. Con un resto
- ¿Qué te pasa? de ánimo, le indicó a Mario el rumbo hacia la
- ¿Don Pablo? caleta. Pero el cartero tuvo la prestancia de decir:
- Te quedas ahí parado como un poste. - ¡P’tas que me gustaría ser poeta!
Mario torció el cuello y buscó los ojos del poeta - ¡Hombre! En Chile todos son poetas. Es más
desde abajo: original que sigas siendo cartero. Por lo menos
- ¿Clavado como una lanza? caminas mucho y no engordas. En Chile todos los
- No, quieto como torre de ajedrez… poetas somos guatones.
- ¿Más tranquilo que gato de porcelana? Neruda retomó la manilla de la puerta, y se
Neruda soltó lo manilla del portón, y se acarició disponía a entrar, cuando Mario mirando el vuelo
la barbilla. de un pájaro invisible, dijo:
- Mario Jiménez, aparte de Odas elementales - Es que si fuera poeta podría decir lo que quiero.
tengo libros mucho mejores. Es indigno que me - ¿Y qué es lo que quieres decir?
sometas a todo tipo de comparaciones y - Bueno, ése es justamente el problema. Que
metáforas. como no soy poeta, no puedo decirlo.
- ¿Don Pablo? […]
- ¡Metáforas, hombre! - ¿Y para pensar te quedas sentado? Si quieres
- ¿Qué son esas cosas? ser poeta, comienza por pensar caminando. ¿O
El poeta puso una mano sobre el hombro del eres como John Wayne, que no podía caminar y
muchacho. mascar chiclets al mismo tiempo? Ahora te vas a
- Para aclarártelo más o menos imprecisamente, la caleta por la playa y, mientras observas el
son modos de decir una cosa comparándola con movimiento del mar, puedes ir inventando
otra. metáforas.
- Deme un ejemplo. - ¡Deme un ejemplo!
5
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
-Mira este poema: “Aquí en la Isla, el mar, y - ¿Cómo se lo explico? Cuando usted decía el
cuánto mar. Se sale de sí mismo a cada rato. Dice poema, las palabras iban de acá pa’ allá.
que sí, dice que no, que no. Dice que sí en azul, - ¡Como el mar pues!
en espuma, en galope. Dice que no, que no. No - Sí, pues, se movían igual que el mar.
puede estarse quieto. Me llamo mar, repite - Eso es el ritmo.
pegando en una piedra sin lograr convencerla. - Y me sentí raro, porque con tanto movimiento
Entonces con siete lenguas verdes, de siete tigres me marié.
verdes, de siete perros verdes, de siete mares - Te mareaste.
verdes, la recorre, la besa, la humedece, y se - ¡Claro! Yo iba como un barco temblando en sus
golpea el pecho repitiendo su nombre.” palabras. Los párpados del poeta se despegaron
- Hizo una pausa satisfecho-. ¿Qué te parece? lentamente.
- Raro. - “Como un barco temblando en mis palabras”
- “Raro”. ¡Qué crítico más severo que eres! - ¡Claro!
- No, don Pablo. Raro no es el poema. Raro es - ¿Sabes lo que has hecho, Mario?
como yo me sentía cuando usted recitaba el - ¿Qué?
poema. - Una metáfora.
- Querido Mario, a ver si te desenredas un poco, - Pero no vale, porque me salió de pura
porque no puedo pasar toda la mañana casualidad, no más.
disfrutando de tu charla. - No hay imagen que no sea casual, hijo.
[…]

Antonio Skármeta, El cartero de Neruda (Ardiente paciencia) Sudamericana, Buenos Aires, 1996.

1. Responde
a. ¿Qué incentiva en Mario la lectura de poemas de Neruda?

b. ¿Qué ejemplo le da Neruda a Mario para que entienda qué es una metáfora?

c. Al igual que Mario escribe cinco metáforas que usas en tu vida diaria. Por ejemplo: “Estoy caminando
por las nubes”; “tiene el corazón de piedra”

………………………………………………………………………………………………… RECUERDA: Una METÁFORA establece


una analogía entre dos palabras o
……………………………………………………………………………………………… expresiones. En vez de comparar,
identifica un elemento real con otro
……………………………………………………………………………………………… imaginario. (R=I). Cuando se mencionan
los dos elementos, la metáfora es
………………………………………………………………………………………… impura

……………………………………………………………………………………………… Ej: Tus dientes, dos perlas brillantes en


tu boca
……………………………………………………………………………………………….
Cuando solo se menciona el elemento
………………………………………………………………………………………………… imaginario, la metáfora es pura.

………………………………………………………………………………………………… Ej: las dos perlas brillantes en tu boca

6
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Ahora lee lo que otros escritores dicen de la LITERATURA

¿Qué dicen los escritores sobre la literatura?

 “Que otros se jacten de la palabras que han escrito; a mí me enorgullecen las que he
leído”. Jorge Luis Borges, Un lector.

 “Todo escritor narra la realidad que conoce y, a partir de allí, las pasiones humanas y los
conflictos de la condición humana. No por contar problemas argentinos, dejo de contar problemas
universales”. Tomás Eloy Martínez.

 “Los hombres siguen buscando en los libros ese aliento de eternidad que pareciera no estar en ninguna otra cosa. El libro
ha sido siempre no sólo una celebración del conocimiento, sino, ante todo, del a vida. ¿Qué significa celebrar la vida en
estos tiempos de integración de los mercados, las finanzas y la tecnología? Significa celebrar los valores que definen lo
mejor del espíritu humano. Todos seguimos imaginando el Paraíso bajo la especie de una biblioteca”. Tomás Eloy
Martínez (entrevista)

 La lectura ha dejado de ser un gozo inocente para Alicia Steimberg: “Como escritora sé exactamente cuáles son los
resortes que esconden los textos. Quizá por eso lo que más me interesa cuando leo es la arquitectura del párrafo,
descubrir el relieve de la prosa. Y como soy muy consciente de lo que busco, no puede prescindir de los buenos
escritores”, dice al señalar a Mann entre sus favoritos.

 El goce de leer surge a partir de sentirse en presencia de una voz que nos cautiva, reflexiona el filósofo y escritor Santiago
Kovadloff: “Nos cautiva porque al decirnos algo sobre él esa voz nos dice mucho sobre nosotros. Los escritores que se
constituyen en autores queridos suelen ser más reales que muchos de los seres concretos que frecuento”. Para el filósofo,
el placer de leer es también el de la intimidad con quien nos dirige la palabra “y que nos conecta a su vez con nuestra
propia voz. No son sólo ellos los que pueblan nuestros anaqueles, sino también nosotros los que estamos en esa
biblioteca”.

 Al referirse a la necesidad de la lectura, el escritor Abelardo Castillo dijo: “Es un acto decisivo para la comprensión del
mundo en que vivimos. Leer es descifrar una intrincada escritura que nos circunda y nos rige. Es el hilo para encontrar el
camino hacia nuestra libertad. La instrumentación de la ignorancia es el arma más formidable para aniquilar la libertad de
un pueblo”

 “El papel de la literatura es más importante de la que comúnmente se piensa. Es en la obra de los literatos, y no en los
diarios, revistas o informativos de televisión, donde se comprende y se entiende, en profundidad, lo que sucedió y lo que
sucede. Mempo Giardinelli.

 “Hace muchos años, Osvaldo Soriano escribió su novela No habrá más penas ni olvido. En ella, está el mejor retrato de la
tragedia que recientemente vivimos los argentinos, aunque se escribió mucho antes. Porque cuando no miramos el
mañana, sino el pasado mañana, es cuando captamos mejor el hoy”. Mempo Giardinelli.

 -Usted ha dicho que las grandes obras literarias ayudan a componer o fijar ese espacio mental y hasta moral que es la
sensibilidad de una época. ¿Sigue pensando así?
-Mientras un lector lea, y luego ese lector escriba, y otro más lea, ya hay una mirada incontrolada y suelta que está
corroyendo. Mientras haya una mirada que escape al control no somos esclavos. La literatura sirve para salvarnos
de la esclavitud, no tiene otro fin. Entrevista a Rafael Chirbes, La Nación.

 “Yo creo que la literatura tiene una responsabilidad moral.. No lo digo en el sentido fácil de moraleja, sino en tanto nos
propone experiencias juzgadas. No dogmáticas, pero juzgadas. La literatura muestra acciones hermosas o terribles,
personajes de todo tipo, dentro de contextos vividos por la imaginación del escritor. Eso es de una utilidad inmensa. Es lo
que hace que los lectores, más que los que participan en otras artes, tengan la posibilidad (aunque no la garantía) de
aprender algo. Porque los personajes pasan por experiencias que siempre son las nuestras”. Alberto Manguel, en Revista
Ñ, Nº 50, 11 de setiembre de 2004.

 “Entre tantos conflictos y contradicciones, existe un territorio llamado libro en donde el placer, los sueños, la memoria y
las ideas conviven y confrontan a través de la palabra. En sus páginas se mezclan la sensualidad, las pasiones, la intriga, las
imágenes y las ideas a través del lenguaje, vehículo integrador que nos permite hacer clic cuando queremos sin que la
pantalla oscurezca nuestra imaginación”. Manuela fingueret.
7
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
2. Teniendo en cuenta las opiniones de los escritores responde.
a. ¿Qué escritores resaltan el papel del lector?...................................................................
b. ¿Por qué la literatura nos ayuda a ser libres?..................................................................
………………………………………………………………………………………………………………………………………..
………………………………………………………………………………………………………………………………………..
c. La literatura anticipa los hechos. ¿Quién lo
afirma?......................................................................................
d. ¿En qué se diferencia la literatura del
periodismo?......................................................................................
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….
e. ¿Qué escritor plantea la diferencia entre un lector novato y uno experto? ¿Qué valora el experto? ¿En
qué se interesa el novato?
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….
f. ¿Qué brindan los libros?.................................................................................................................................
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….
g. La literatura logra originalidad cuando plantea la problemática del hombre a nivel universal, es decir,
común a todos. ¿Quién afirma esto? ……………………………………………………………………………………………………….

Autor y lector, camaradas en el camino


La literatura introduce al lector en un universo donde
se la permite vivir aventuras, experiencias, que quizás nunca
podría realizar en su mundo cotidiano. Esto provoca placer, una
del as finalidades de todas las artes.

Además, como producto humano, la obra literaria está


sujeta al contexto socio-histórico en el que se inserta y del cual
emerge. De ahí que conocer el espacio y el tiempo que la rodea
es fundamental para su comprensión. Así, para leer un relato
ambientado en la cultura azteca convendrá conocer el mundo
precolombino para poder interpretar las ideas, los conflictos histórico-sociales, los valores vigentes.

Otro aspecto importante es la ubicación de la obra dentro de un determinado género y de una corriente
literaria. Estos conocimientos permitirán a un lector entrenado interpretarla con mayor profundidad.

Por otra parte, distintas instituciones y actores cumplen una función fundamental, porque poseen un poder
específico en el momento de definir qué es la literatura. La universidad, los editores, la crítica literaria académica y
periodística, los suplementos culturales de los diarios y las revistas literarias son instituciones especializadas que
cumplen una función central en las decisiones sobre qué es y qué no es literatura: incluyen y excluyen textos, realizan
una tarea, en muchos casos, explícita o implícitamente valorativa y proponen también un modo de interpretar los
textos. Tomando el caso específico de la crítica literaria periodística, es este tipo de crítica la que suele ofrecer una
orientación más directa a los lectores e influir en la consagración de los escritores.

Además la literatura, en tanto situación de comunicación, pone en contacto al escritor y al lector. Se crea un
pacto entre ambos: comunicarse a través de la ficción. En una obra literaria, como por ejemplo la novela histórica,
pueden aparecer hechos, personajes y lugares reales; pero estos constituyen solamente un recurso ficcional dado que
están presentados de una manera subjetiva: los personajes viven sentimientos, emociones que son inventadas por el
autor y que resultan creíbles solamente en el mundo de la ficción.

La literatura tiene sus propias reglas y en el momento de la lectura que se lee se vive como verdadero. Pero
importa destacar que no existen dos lectores idénticos: cada una encuentra distintos sentidos al texto y por ello se
puede afirmar que el lector no es un mero receptor, también es coautor porque sin él la obra quedaría inconclusa.
Julio Cortázar afirma en su novela Rayuela que le escritor debe lograr “hacer del lector un cómplice, un camarada en
el camino”, es decir, un lector que posea competencias lingüísticas y culturales que le permitan descubrir las claves
8
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
secretas de un texto. Manuela Fingueret afirma: “Saber leer no basta, manejar una computadora no es suficiente. Sin
una lectura crítica y un lector que se deslice por la telaraña de otros saberes, estamos a merced de la información que
ha jibarizado la sensibilidad. Es el analfabetismo de la modernidad”.

Tampoco debemos olvidar que la obra literaria es también un objeto estético. Presenta, en el discurso que la
concretiza, ciertas características que la diferencian claramente de otros discursos (periodísticos, científicos, etc.).
Estos tienen un referente real, mientras que el discurso literario crea su propio referente. El lenguaje literario es el
protagonista y si bien aparecen todas las funciones del lenguaje, lo que caracteriza a este tipo de discurso es la
función poética a través de la cual el autor se preocupa por la forma del mensaje. El artista selecciona las palabras y
las combina de un modo único y personal aprovechando los aspectos fónicos, morfológicos, sintácticos y semánticos
que la ofrece la lengua. Es decir, trabaja con la plurisignificatividad, polisemia y ambigüedad del signo lingüístico
utilizando las posibilidades connotativas del lenguaje que le permiten sugerir otros significados y no uno solo como
en el leguaje denotativo.

Gustavo Bombini afirma que la literatura evade los sentidos convencionales, únicos, cerrados, evita la
transparencia y desmantela los estereotipos: rehúye las rutinas. Ejerce un efecto desestabilizador sobre el lenguaje a
través de transgresiones y montajes. Crea una nueva realidad con reglas propias que permiten al lector pensar en la
posibilidad de cuestionar su propia realidad.

3. A partir de la lectura del texto anterior, responde.


a..Muchos lectores no saben distinguir entre realidad y ficción. ¿Cómo explicarías esto a un lector
inexperto?
b. ¿Qué instituciones influyen en la valoración, preferencia y gusto del lector?
c. ¿Qué competencias brinda el conocimiento del contexto histórico-literario?
d. ¿Por qué Cortázar afirma que el lector debe ser un cómplice del autor?
e. ¿Por qué afirma Bombini que la literatura puede ser revolucionaria?
f. Extrae las características del discurso literario que se mencionan.

Las obras literarias, según ciertas características comunes, se


agrupan en tres géneros literarios: lírico, narrativo y dramático. Para
entender estos conceptos, realice el siguiente ejercicio:
Lea atentamente los textos que se presentan a continuación:

NOCTURNO
El bosque se duerme y sueña.
El río no duerme, canta.
Por entre las sombras verdes
el agua sonora pasa
dejando en la orilla oscura
manojos de espuma blanca.

Llenos los ojos de estrellas


en el fondo de una barca.
Yo voy como una emoción
por la música del agua.
Y llevo el río en los labios.
Y llevo el bosque en el alma
Conrado Nalé Roxlo
9
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
La música
Era un mago del arpa. En los llanos de Colombia, no había fiesta sin él. Para que la fiesta fuera
fiesta, Mesé Figueredo tenía que estar allí, con sus dedos bailanderos que alegraban los aires y alborotaban
las piernas.
Una noche, en algún sendero perdido, lo asaltaron los ladrones. Iba Mesé Figueredo camino de una
boda, a lomo de una mula, en una mula él, en la otra el arpa, cuando unos ladrones se le echaron encima y lo
molieron a golpes.
Al día siguiente alguien lo encontró. Estaba tirado en el camino, un trapo sucio de barro y sangre, más
muerto que vivo. Y entonces aquella piltrafa dijo, con un resto de voz:
-Se llevaron las mulas.
Y dijo:
-Y se llevaron el arpa.
Y tomó aliento y se rió; echando baba y sangre se rió:
-Pero no se llevaron la música.
Eduardo Galeano

¡ JETTATORE !
ACTO PRIMERO

Sala elegante. Una mesa al centro con revistas y diarios. Una chimenea o piano sobre el foro izquierdo.
Un sofá sobre el foro derecho. Araña encendida.

Escena primera
Carlos: - Vamos, Lucía... de una vez. ¿Sí o no?
Lucía: - Es que no me resuelvo, Carlos. ¿Y si se me conoce?
Carlos: - No seas tonta ... ¿En qué se te puede conocer? Todo es cuestión de un momento.
Lucía: - ¡Si llegaran a descubrirnos!
Carlos: - ¡Pero no pienses en eso!... No es posible. Yo te aseguro que no nos van a descubrir. ¿Por qué imaginarte
siempre lo peor? Tengo todo preparado. Enrique está esperando en la esquina...
Lucía: - No me animo, Carlos ... Tengo miedo.
Carlos: - Bueno, lo que veo es que no te importa nada de mí.
Gregorio de Laferrére

ACTIVIDADES
1. En los siguientes enunciados, escribe en la línea de puntos, el título que corresponda según la
característica del texto:
En ....................................................................... se cuenta un suceso, un hecho, protagonizado por
un personaje y ubicado en un tiempo y lugar.
En ..................................................................... el escritor expresa su emoción, sus propios
sentimientos frente a sí mismo y a los demás.
En ........................................................................ el conflicto aparece representado en los
personajes que dialogan.
2. Para aproximarnos más a la definición de cada género, una con flechas cada término de la
columna izquierda con el verbo correspondiente de la columna que está a la derecha:
Género lírico representa situaciones mediante el diálogo.
Género narrativo expresa sentimientos y emociones
Género dramático cuenta una historia.
10
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
En síntesis, se puede caracterizar a cada uno de los géneros de la siguiente
manera:

GÉNERO LÍRICO: comprende obras en las que el poeta expresa sus emociones y sensaciones para lo cual
combina palabras y crea hermosas imágenes que intentan conmover al lector. Si bien el autor se manifiesta
acerca de la vida, los objetos, la patria, la mujer amada, los paisajes o cualquier otro tema, siempre esa realidad
es evidenciada a través del impacto emocional que produce en el poeta. El mundo real es el punto de partida
para que el escritor desnude su espiritualidad, su manera de sentir. Como en las obras líricas se fusionan el yo del
poeta y la realidad evocada, en ellas es donde se transmite con mayor fuerza la subjetividad del autor. En estas
obras el lenguaje es sumamente connotativo, por eso, la función poética se evidencia en plenitud. Generalmente
se presenta en forma de poesía (composiciones realizadas en verso).

GÉNERO NARRATIVO: en las obras narrativas, el autor imagina y cuenta historias que son desarrolladas
por personajes en un tiempo y un espacio determinados. En los textos literarios narrativos, hay siempre una
transformación, un cambio de una situación inicial que evoluciona hacia una situación final diferente de la
primera. Esos hechos narrados son ficticios (hechos, personajes o circunstancias que pueden parecer reales,
pero no lo son). La mayoría de las obras narrativas de la actualidad están escritas en prosa, si bien,
antiguamente, los relatos se escribían en verso, por ejemplo, los romances viejos o las poesías heroicas. Las
formas más comunes del género narrativo son la novela, el cuento, la leyenda, la fábula.

GÉNERO DRAMÁTICO: la característica fundamental de las obras que están comprendidas dentro del
género dramático es que han sido escritas para ser representadas. El receptor va comprendiendo los conflictos
y la historia a través de lo que dicen los personajes y por medio de las acciones que éstos realizan. Por ello, en
este tipo de género lo esencial se muestra a través del diálogo y las relaciones que se establecen entre los
personajes crea- dos por el autor. Las obras dramáticas más frecuentes son la comedia, la tragedia, el drama, la
tragicomedia, el sainete, Etc.

GÉNERO LÍRICO_____________ _

Por Alfonsina Storni

¿Qué diría la gente, recortada y vacía,


Si en un día fortuito, por ultra fantasía,
Me tiñera el cabello de plateado y violeta,
Usara peplo griego, cambiara la peineta
Por cintillo de flores: miosotis o jazmines,
Cantara por las calles al compás de violines,
O dijera mis versos recorriendo las plazas,
Libertado mi gusto de vulgares mordazas?

¿Irían a mirarme cubriendo las aceras?


¿Me quemarían como quemaron hechiceras?
¿Campanas tocarían para llamar a misa?
En verdad que pensarlo me da un poco de risa.

11
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
1. ¿Cuántas estrofas tiene el poema y cuántos versos hay en cada una de ellas?
…………………………………………………………..........……………………………………………………………
……………………………………………………………………………..………………………………………………
2. ¿Por qué este texto es una poesía?
……………………………………………............………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………………..
3. ¿Cómo ven a la mujer que se anima a ser diferente?
…………………………………………………………..........……………………………..……………………………
…………………………...........………………………………………………………..……………………………….
4. ¿Cuál es el mensaje que deja el poema?
………………………………………………………...........……………………………….……………………………
………………………………............…………………………………………….………………………………………

5.. Subraye en el poema 3 frases que indiquen la expresión del yo poético.

YO POÉTICO

La poesía es una de las formas de expresión que resulta más subjetiva, es decir, parece que el poeta, el autor
de “carne y hueso”, nos hablara directamente a los lectores. Cuando leemos un poema “escuchamos” una voz que
expresa las emociones y las ideas, los poetas utilizan el recurso de construir una voz que es la que suena en el poema y
a través de la cual nos identificamos o no con los pensamientos y emociones expresados; esa voz se conoce como el
yo poético.
El yo poético es el mediador del poeta, pues a través de éste, manifiesta sus sentimientos, deseos, sueños,
razones y experiencias; es la voz a través de la cual los pensamientos del escritor o escritora adquieren sentido. El yo
poético dialoga, propone, sugiere y seduce a los lectores.
De acuerdo con el contexto situacional, el yo poético puede ser un personaje, un animal o una flor como parte
de una metamorfosis.

6. Te propongo ahora a que hagas un breve texto/poema que comience y termine igual que el de Alfonsina:
⠀⠀“¿Qué diría la gente si yo… (…) pensarlo me da un poco de risa.”

GÉNERO NARRATIVO_________________

Los dos reyes y los dos laberintos

Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de
Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones
más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la
confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres.
Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la
simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de
la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey
de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día.
Luego regresó a Arabia, juntó a sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan
venturosa fortuna que derribó sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un
camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días y le dijo:” ¡Oh, rey del tiempo y sustancia y cifra del siglo!, en
Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce, con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha
tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escale- ras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que
recorrer, ni muros que te veden el paso.”
Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria
sea con Aquel que no muere.
Jorge Luis Borges

12
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
1) Completa el siguiente enunciado:

Este texto, pertenece al género narrativo porque …………………………………………............………………………………….


Dentro de ese género se lo pude clasificar como un …………………………….

2) Marca en el texto las partes de la estructura narrativa: Marco, Conflicto, Resolución.


3) Ordena las acciones narrativas de acuerdo a cómo se presentan en el texto:

……….Visita del rey de Arabia.


………Destrucción de los reinos de Babilonia.
………Construcción del laberinto.
………Muerte del rey de Babilonia.
………Ingreso y salida del rey de Arabia del laberinto.
……..Regreso del rey a Arabia.
……..Cabalgata por el desierto.
4) ¿Quiénes son los protagonistas del relato? Caracterízalos con dos adjetivos a cada uno.
.............................................................................................................................................................................
.............................................................................................................................................................................
5) ¿En qué lugares transcurren las acciones?
.............................................................................................................................................................................
6) ¿Está determinado claramente el tiempo en que transcurre la acción? Justifique su respuesta.
............................................................................................................................................................................
7) Transcribe la expresión del texto que se refiere al tiempo:
.............................................................................................................................................................................
............................................................................................................................................................................
8) ¿Cuál es el tema principal y cuáles son los temas secundarios?:
Tema principal:
...................................................................................................................................................................
Temas secundarios:
...........................................................................................................................................................
9) ¿Cuál es su opinión respecto de la actitud final del rey de Arabia?:
.............................................................................................................................................................................
.............................................................................................................................................................................

13
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
GÉNERO DRAMÁTICO_______________________
A continuación, te proponemos leer la siguiente obra de teatro y desarrollar las
actividades para conocer más sobre este género.

HAY UNA SOPA EN MI MOSCA

ACTO ÚNICO

PERSONAJES: -ENFERMERO 3 -COCINERO


-MOZO 1 - LOS COMENSALES: ANIBAL, ROSITA, JULIAN, HUGO Y DOROTEA
-MOZO 2
-MOZO 3 -ENFERMERO 1
-ENCARGADO -ENFERMERO 2

(La escena transcurre en un restaurante. Como es una comedia de situaciones que no tienen relación entre sí,
en tres niveles diferentes hay tres mesas y sus sillas, en donde cada mozo atiende a los comensales. En el
centro del escenario hay una puerta vaivén que da a la cocina, como las de los restaurantes, por donde
aparecen y desaparecen los mozos. Además, hay un mostrador, donde está el Encargado. Los comensales
están ubicados en sus respectivas mesas, conversando y esperando que los atiendan o sirvan la comida. Los
mozos también atienden a otros que no están en escena, para lo cual salen por los laterales como si estuvieran
en otra parte del mismo restaurante.)

MOZO 1: (Con la bandeja en las manos, pasa delante del encargado.) -¡Sale una especial de muzzarella y aceitunas!
(La lleva a Aníbal, que está sentado solo a su mesa.)

ENCARGADO: (Detrás del mostrador.) -Si sale, que lleve abrigo, afuera hace un frío terrible.
(El mozo 1 le deja la pizza a Aníbal sobre la mesa.)
ANÍBAL: (Exigente.)- ¡Le pedí con vino y vino sin el vino!
MOZO 1: -¿Quién no vino?
ANÍBAL:- Usted vino sin el vino.
MOZO 1:- Pero vine… (Duda mirando hacia la cocina.) ¿O acaso no vine?
ANÍBAL:- Usted vino, pero…
MOZO 1: -Ufff, me quedo más tranquilo, pensé que no había venido y todavía estaba en la cocina sacándome la
mugrecita de las uñas. (Vuelve a la cocina.)
ROSITA: (Acompañada en la mesa por Julián, le pide al mozo 2.) -Mozo, tráiganos dos tecitos con azúcar.
MOZO 2: (Con el anotador en la mano.)- No tenemos té, pero le puedo traer el azúcar.
JULIÁN: (Ofuscado.) Mejor, que sean dos cafés con leche… ¿Tiene leche, no?
MOZO 2: (Apunta.)- Es lo que sobra aquí. (Vuelve a la cocina.)
COCINERO: (Desesperado, sale de la cocina.) -Señor Encargado, se pudrió todo: los ratones tomaron la cocina.
ENCARGADO: -¿No habíamos traído un gato?

COCINERO: -Si, pero recuerde que el minino se hizo adicto a la leche y tuvimos que traer un perro para que lo
espantara de la heladera…
ENCARGADO:- ¿Y el perro, dónde está?
MOZO 1: (Con la bandeja en las manos, pasa delante del encargado.)- ¡Salen dos pastas con albóndigas! (Sale de
escena, como llevando la comida a otros comensales.)
COCINERO:- Ahí va, en esos platos, acompañando los espaguetis. Ojalá no ladre cuando lo pinchen con los
tenedores. (Vuelve a la cocina.)
HUGO: (Al mozo 3.)- ¿Sopa con qué tiene?
MOZO 3: -Hay con fideos y arroz…
DOROTEA:- Pidámoslas con fideos, así no se nos llena la boca de granos.
MOZO 3: (Vuelve a la cocina.)- ¡Marchen dos sopas con fideos!
ENCARGADO: -¡Si marchan, sacáles una foto, que seguro nos hacemos millonarios!
ANÍBAL: (Mira asqueado la pizza.)- ¡Mozo! (Cuando tiene adelante al mozo 1.) Yo le pedí una especial de muzzarella y

14
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
aceitunas negras. Mire, el queso brilla por su ausencia y las aceitunas están caminando por la pizza. ¿Qué
hacemos?
MOZO 1:-No se preocupe, en un instante se lo soluciono. (Vuelve a la cocina.)
HUGO: (Mientras espera, conversa con Dorotea.) -¿Y cómo van tus estudios de piano?
DOROTEA: -Bárbaro, si hasta me han pagado una beca para terminarlos en una universidad de Alemania.
HUGO: -¿Quién?, ¿el gobierno?
DOROTEA: -No, los vecinos (Al ver la sopa que el mozo 3 le acaba de servir.) Mozo, ¿se dio cuenta de que traía el
dedo metido en la sopa?
MOZO 3:- Sí, pero no se preocupe, no está caliente.
HUGO: (Va a meter la cuchara, pero se detiene porque se dio cuenta de algo.) -¿Qué hace esta mosca en mi sopa?
MOZO 3: (Mira el plato.) -Yo diría que nada estilo pecho, señor
DOROTEA: (También mira su sopa.) -Y en la mía hay una mosca muerta.
MOZO 3: -Sí, es que no todas nadan tan bien como la de la sopa de su amigo.
COCINERO: (Se acerca.) -¿Hay algún problema con la sopa?
HUGO: (Asqueado.) -¡Su sopa tiene una mosca muerta y la mía aún patalea!
COCINERO: (Desesperado.)- ¡Llame a un salvavidas! Mientras, tirémosle un grisín a ver si así se mantiene a flote.
HUGO: (Fastidiado.)- Ah, ¿son pillos? (Los empieza a seguir para golpearlos y así salen por un lateral.)

(El mozo 1: vuelve a la mesa de Aníbal llevando un tubo de insecticida y rocía la pizza.)
ANÍBAL:- ¡¿Qué hace?!
MOZO 1:- Mato las cucarachas y de paso le doy el toque que le falta a la pizza: este insecticida tiene sabor y aroma a
muzzarella.
ANÍBAL: -¿Y el vino?
MOZO 1:- No sé, creo que no vino (Se va a la cocina.)
JULIÁN: (Le comenta a Rosita.)- Me regalaron un reloj, pero no me gusta llevarlo por la calle.
ROSITA: -Tenés miedo de que te lo roben.
JULIÁN:- No, porque es de pared. (Al ver que el mozo 2 mete la corbata en su taza.) Mozo, está metiendo su corbata
en mi café con leche.
MOZO 2:- No se alarme, señor, esta tela no encoge. (Les sirve los cafés con leche a ambos.)
ROSITA: (Descubre algo en la taza y se levanta espantada.)-¡Encima, hay una laucha!
MOZO 2:-Yo sabía que había oído mal: era con leche, no con laucha. Pero no se preocupe, no tomará mucho.
JULIÁN: (Mientras apantalla a Rosita que se ha desmayado sobre su silla.)- Pero, dígame, ¿qué hace esa laucha en el
café con leche?
MOZO:- ¡¿Qué sé yo?! Soy mozo, no adivino.
JULIÁN:- Encargado, Encargado… Venga por favor.
ENCARGADO: -Sí, ya oí todo. (Al mozo 2.) ¿Te parece bonito? Además, ese café con leche está helado
MOZO 2: -¿Cómo sabe? Si ni lo probó.
ENCARGADO:- Porque la pobre laucha está tiritando de frío
JULIÁN: (Enojadísimo.) -Yo los mato. (Comienza a pelear con el encargado y el mozo 2 intenta separarlos.)
ANÍBAL: (Al mozo 1.) -Mozo, quiero que venga el encargado y vea a estas cucarachas pizzeras.
MOZO 1: (Que ha ido a atenderlo.) -Eso no va a poder ser. El encargado les tiene un asco terrible a las cucarachas.
ANÍBAL: (Se le tira encima y lo quiere ahorcar.)- ¿¡Me estás gastando!? ¡Te mato, pedazo de infeliz!
MOZO 3 Y COCINERO: (Entran seguidos por Hugo y Dorotea.)- ¡La policía, llamen a la policía! ¡Nos matan y aún soy
joven para morir! (Se confunden en la trifulca general.)
Los enfermeros entran súbitamente y, tras ver la pelea, se abalanzan sobre los mozos, el cocinero y el
encargado, a quienes les ponen una camisa de fuerza.)

ENFERMERO 1: -Finalmente los pudimos atrapar.


ENFERMERO 2: -Hace una semana que estos cinco locos se escaparon del manicomio y pusieron este restaurante.
ANÍBAL: (Que, como los demás, está muy sorprendido por la situación) -¿Y son peligrosos?
ENFERMERO 3:- No, pero estaban a cargo de la cocina del hospital y desde que se escaparon tenemos que pedir
comida por teléfono. Ahora, vamos que los están esperando para que preparen la cena.
ENCARGADO: -¿Pero no podemos irnos sin antes cobrarles a los clientes?
COMENSALES: (Molestos.) -¡Yo no pienso pagar! ¡Pero si casi nos envenenan! ¡Lo único que falta, que nos cobren!
MOZO 1:- Bueno, si no quieren pagar, no paguen. Pero, al menos, déjennos unas buenas propinas.

APAGÓN O TELÓN
Texto © 2008 Fabián Sevilla. Imagen © 2008 Marina Cuello.

15
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
ACTIVIDADES
1. ¿Por qué este texto pertenece al Género Dramático?
2. Marca en el texto el diálogo y las acotaciones.

 Marca la opción correcta


3. Hay una sopa en mi mosca es una comedia porque:
a. Los personajes se ven en situaciones humorísticas, suscitan risas del público.
b. Se enfrenta en vano el destino y se ven abocados a un final funesto.
c. Pretende hacer reflexionar al espectador sobre las cuestiones de carácter social.
d. Trata temas serios y reúne lo cómico y lo trágico.
4. La conversación que se da entre mozo 1 y Aníbal, en teatro se llama:
a. Diálogo
b. Decorado
c. Acto
d. Escena.
5. Lo que expresa cada uno de los personajes, mozo1, mozo 2, mozo 3, encargado, cocinero, Aníbal, Rosita, Dorotea y
Hugo, etc., en teatro se llama:
a. Acto
b. Escena
c. Parlamento
d. Monólogo.
6. El texto recrea:
a. Mundos desconocidos
b. Mundos imposibles
c. Situaciones en lugares comunes
d. situaciones extrañas y exageradas.
7. ¿Quién es el autor? Investiga sobre sus obras.
8. Enumera todos los hechos extraños que suceden en el restaurante.
9. Comenta como termina la obra.

16
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
TEMA: la narración literaria: el cuento y la novela. Los verbos de la narración.Producción escrita.
Te invito a leer el siguiente material teórico, luego deberás resolver las actividades que se proponen a continuación.

 EL CUENTO Y LA NOVELA: textos narrativos literarios


Como hemos dicho anteriormente son textos narrativos literarios que se incluyen dentro del género narrativo.

Para saber cuáles son las características de cada uno lee atentamente el siguiente cuadro comparativo:

Cuento Novela

Clase de texto Narrativo literario Narrativo literario


Relato de hechos Ficticios Ficticios
Función del lenguaje Poética Poética
Elementos narrativos Personajes principales y secundarios (pocos), Personajes principales y secundarios
espacio, tiempo, narrador. (muchos), espacio, tiempo, narrador
Extensión Relato breve, corto, acotado. Predomina la Relato extenso; se presentan mayores
concentración; no hay grandes descripciones descripciones, hay presencia de
ni digresiones. digresiones, incluye otros tipos de texto.
Mundo creado Incompleto. Completo y complejo.
Superestructura Situación inicial: se presentan a los personajes Situación inicial: se presentan a los
narrativa en un tiempo y espacio personajes en un tiempo y espacio
Historia: desarrollo de los hechos o Historia: desarrollo de los hechos o
acontecimientos. Formada por las acontecimientos. Formada por las
complicaciones y sus respectivas resoluciones. complicaciones y sus respectivas
Situación final: cierre o desenlace de la resoluciones.
historia. Final abrupto que produce un único Situación final: cierre o desenlace de la
efecto en el lector. historia.
Lectura Debe ser leído de una sola vez. Se puede interrumpir su lectura sin
perder el sentido.

Organización Párrafos. Capítulos.

Algunas pistas a la hora de producir una narración literaria:


A la hora de producir un texto narrativo literario, en primer lugar, debemos prestar atención al uso de los tiempos
verbales, ya que estos son el eje de la narración y debemos utilizarlos correctamente.
a. Observa y anota en las líneas de puntos los verbos del Modo Indicativo, un ejemplo del tiempo verbal (caminar)
que se utilizan en la narración.

-Pretérito imperfecto: .................................. (Este tiempo se utiliza para describir lugares y personajes. Indica acciones
que se repiten o duran en el pasado.
-Pretérito Perfecto simple:………………………………………(Señala los núcleos narrativos. Es el tiempo que hace avanzar la
narración. Indica acciones terminadas en el pasado)
-Pretérito pluscuamperfecto:………………………………………………(Indica una acción anterior a otra acción pasada)
-Presente:………………………………………………………..(Se usa en diálogos y para indicar aclaraciones u opiniones del
narrador).
-Condicional:………………………………………………( se utiliza para acciones futuras)

17
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Paradigma de los verbos regulares
MODO INDICATIVO
Tiempos simples Tiempos compuestos
Presente Pretérito perfecto o compuesto
Yo amo, temo, parto Yo he amado, he temido, he partido
Tú amas, temes, partes Tú/Vos has amado, has temido, has partido
Vos amas, temes partís Usted ha amado, ha temido, ha partido
Él ha amado, ha temido, ha partido
Usted ama, teme, parte Nosotros hemos amado, hemos temido , hemos partido
Él ama, teme, parte Vosotros habéis amado, habéis temido, habéis partido
Nosotros amamos, tememos, partimos Ustedes han amado, han temido, han partido
Vosotros amáis, teméis, partís Ellos han amado, han temido, han partido
Ustedes aman, temen, parten
Ellos aman, temen, parten Pretérito pluscuamperfecto
Yo había amado, había temido, había partido
Pretérito imperfecto Tú/Vos habías amado, habías temido, habías partido
Yo amaba, temía, partía Usted había amado, había temido, había partido
Él había amado, había temido, había partido
Tú/Vos amabas, temías, partías Nosotros habíamos amado, habíamos temido, habíamos
Usted amaba, temía, partía partido
Él amaba, temía, partía Vosotros habíais amado, habíais temido, habíais partido
Nosotros amábamos, temíamos, partíamos Ustedes habían amado, habían temido, habían partido
Vosotros amabais, temíais, partíais Ellos habían amado, habían temido, habían partido
Ustedes amaban, temían, partían
Ellos amaban, temían, partían Pretérito anterior
Yo hube amado, hube temido, hube partido
Pretérito perfecto simple Tú/Vos hubiste amado, hubiste temido, hubiste partido
Usted hubo amado, hubo temido , hubo partido
Yo amé, temí, partí Él hubo amado, hubo temido , hubo partido
Tú/Vos amaste, temiste, partiste Nosotros hubimos amado, hubimos temido, hubimos partido
Usted amó, temió, partió Vosotros hubisteis amado, hubisteis temido, hubisteis partido
Él amó, temió, partió Ustedes hubieron amado, hubieron temido, hubieron partido
Nosotros amamos, temimos, partimos Ellos hubieron amado, hubieron temido, hubieron partido
Vosotros amasteis, temisteis, partisteis
Ustedes amaron, temieron, partieron Futuro perfecto
Ellos amaron, temieron, partieron Yo habré amado, habré temido, habré partido
Tú/Vos habrás amado, habrás temido, habrás partido
Usted habrá amado, habrá temido, habrá partido
Futuro Él habrá amado, habrá temido, habrá partido
Yo amaré, temeré, partiré Nosotros habremos amado, habremos temido, habremos
Tú/Vos amarás, temerás, partirás partido
Usted amará, temerá, partirá Vosotros habréis amado, habréis temido, habréis partido
Él amará, temerá, partirá Ustedes habrán amado, habrán temido, habrán partido
Nosotros amaremos, temeremos, partiremos Ellos habrán amado, habrán temido, habrán partido
Vosotros amaréis, temeréis, partiréis
Ustedes amarán, temerán, partirán Condicional perfecto
Ellos amarán, temerán, partirán Yo habría amado, habría temido, habría partido
Tú/Vos habrías amado, habrías temido, habrías partido
Usted habría amado, habría temido, habría partido
Condicional Él habría amado, habría temido, habría partido
Yo amaría, temería, partiría Nosotros habríamos amado, habríamos temido, habríamos
Tú/Vos amarías, temerías, partirías partido
Usted amaría, temería, partiría Vosotros habríais amado, habríais temido, habríais partido
Él amaría, temería, partiría Ustedes habrían amado, habrían temido, habrían partido
Nosotros amaríamos, temeríamos, partiríamos Ellos habrían amado, habrían temido, habrían partido
Vosotros amaríais, temeríais, partiríais
Ustedes amarían, temerían, partirían
Ellos amarían, temerían, partirían

18
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
MODO SUBJUNTIVO
Tiempos simples Tiempos compuestos
Presente Pretérito perfecto compuesto
Yo ame, tema, parta Yo haya amado, haya temido, haya partido
Tú/Vos ames, temas, partas Tú/Vos hayas amado, hayas temido, hayas partido
Usted ame, tema, parta Usted haya amado, haya temido, haya partido
Él ame, tema, parta Él haya amado, haya temido, haya partido
Nosotros hayamos amado, hayamos temido, hayamos
Nosotros amemos, temamos, partamos
partido
Vosotros améis, temáis, partáis Vosotros hayáis amado, hayáis temido, hayáis partido
Ustedes amen, teman, partan Ustedes hayan amado, hayan temido, hayan partido
Ellos amen, teman, partan Ellos hayan amado, hayan temido, hayan partido

Pretérito imperfecto Pretérito pluscuamperfecto


Yo amara o amase, temiera o temiese, partiera o Yo hubiera o hubiese amado, hubiera o hubiese temido,
partiese hubiera o hubiese partido
Tú/Vos amaras o amases, temieras o temieses, Tú/Vos hubieras o hubieses amado, hubieras o hubieses
partieras o partieses temido, hubieras o hubieses partido
Usted hubiera o hubiese amado, hubiera o hubiese
Usted amara o amase, temiera o temiese, partiera o temido, hubiera o hubiese partido
partiese Él hubiera o hubiese amado, hubiera o hubiese temido,
Él amara o amase, temiera o temiese, partiera o hubiera o hubiese partido
partiese Nosotros hubiéramos o hubiésemos amado, hubiéramos
Nosotros amáramos o amásemos, temiéramos o o hubiésemos temido, hubiéramos o hubiésemos partido
temiésemos, partiéramos o partiésemos Vosotros hubierais o hubieseis amado, hubierais o
Vosotros amarais o amaseis, temierais o temieseis, hubieseis temido, hubierais o hubieseis partido
partierais o partieseis Ustedes hubieran o hubiesen amado, hubieran o
Ustedes amaran o amasen, temieran o temiesen, hubiesen temido ,hubieran o hubiesen partido
Ellos hubieran o hubiesen amado, hubieran o hubiesen
partieran o partiesen temido, hubieran o hubiesen partido
Ellos amaran o amasen, temieran o temiesen,
partieran o partiesen Futuro perfecto
Yo hubiere amado, hubiere temido, hubiere partido
Futuro Tú/Vos hubieres amado, hubieres temido, hubieres
Yo amare, temiere, partiere partido
Tú/Vos amares, temieres, partieres Usted hubiere amado, hubiere temido, hubiere partido
Usted amare, temiere, partiere Él hubiere amado, hubiere temido, hubiere partido
Él amare, temiere, partiere Nosotros hubiéremos amado, hubiéremos temido,
Nosotros amáremos, temiéremos, partiéremos hubiéremos partido
Vosotros hubiereis amado, hubiereis temido, hubiereis
Vosotros amareis, temiereis, partiereis
partido
Ustedes amaren, temieren, partieren Ustedes hubieren amado, hubieren temido, hubieren
Ellos amaren, temieren, partieren partido
Ellos hubieren amado, hubieren temido, hubieren partido

19
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
A continuación resuelve las actividades para determinar cómo se usan los tiempos verbales.
Actividad N° 1:
Lee atentamente el siguiente fragmento de un cuento y observa los verbos remarcados:

Érase una vez una hechicera que tenía tres hijos que se amaban fraternalmente, pero la anciana no confiaba en
ellos porque pensaba que querían quitarle su poder. Entonces convirtió al mayor en un águila que anidó en la cima de
una rocosa montaña […]. Al segundo lo transformó en una ballena que vivía en las profundidades del mar […].

El tercer hijo, temiendo que la hechicera hiciese también de él un animal, un oso o un lobo, huyó furtivamente.
Había oído decir que en el palacio del Sol Dorado se encontraba una princesa encantada esperando que alguien
viniese a librarla de su hechizo y así sería, luego de caminar un largo tiempo la encontró….

La bola de cristal (fragmento), J. y W. Grimm


Ubica en el siguiente cuadro los verbos remarcados del punto anterior según corresponda con la acción que
indiquen:
Acciones anteriores al pasado Acciones principales Acciones secundarias y Acciones posteriores o futuras
descripciones
Pretérito Pluscuamperfecto M. Pretérito Perfecto simple Pretérito Imperfecto Condicional simple
Indicativo M. Indicativo M.Indicativo

Actividad N° 2:

Completa el siguiente fragmento del cuento Cumpleaños de Isabel Ferrero con los verbos en los tiempos que
correspondan. Presta atención a la concordancia.

“Cada vez que doña Adelaida --------------------------- (consultar, Pret. Imp.) el reloj antes de las cuatro de la tarde, se
asombraba del lento transcurrir de las horas. Las cuatro era el momento en que su mezcla de hastío e indiferencia se -
----------------------- (convertir, Pret. Imp.) en ansiedad. Debía empezar a preparar la mesa para el chocolate con que
diariamente obsequiaba a sus nietos quienes, al salir del colegio, de paso le hacían una visita rápida.

De sus tres hijos, solamente el menor --------- (vivir, Pret. Imp.) en la ciudad. Los otros se ---------------------- (afincar,
Pret. Plusc.)en la capital. Esa casa, desde la muerte de Manuel, era demasiado grande para ella. No obstante, ------------
-------------- (preferir, Pret. Plusc.) quedarse, pues compartir la vida con sus hijos no hubiera significado ser más feliz, si
no vivir siempre a lo gitano, de una casa a otra.

Además, ----------------- (amar, Pret. Imp.)ese barrio tranquilo, donde casi todos los vecinos, a pesar de ser
relativamente nuevos, la ----------------- (saludar, Pret. Imp.) breve, pero cordialmente cada mañana.

Esto y algunas visitas especiales del cartero -------------- (constituir, Pret. Imp.) toda la vida social de doña Adelaida,
que se apresuraba a responder las cartas contando los mil detalles diarios del monocorde sucederse de su existencia.

Sus ojos ----------------------- (recorrer, Pret. Perf. Simple) el calendario. Mañana ------------- (salir, Condicional Simple)
para comprarle el regalito a Alberto, pues el martes era su cumpleaños. Poco después le -------------------- (tocar,
Condicional Simple) a ella… un año más… ya eran 69…”

20
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
TEMA: LOS CONECTORES. CLASIFICACIÓN
En segundo lugar, hay que tener en cuenta los conectores temporales y de causa consecuencia: en las
narraciones las ideas se pueden enlazar temporalmente (se utilizan conectores como luego, después, posteriormente,
a continuación, entonces) o de manera lógica, es decir, estableciendo una causa y consecuencia (se utilizan conectores
como porque, puesto que, ya que, debido a, por lo tanto, por consiguiente, por ende, por eso, entre otros)

Clasificación Explicación Ejemplos de conectores


Copulativos Agregan información a la ya dada. y, además, también
Disyuntivos Indican una alternativa entre dos o, u
opciones.
Adversativos Objetan parcialmente lo dicho con Sin embargo, pero, en cambio, no obstante,
anterioridad. sino, mientras que, a pesar de.
Ordenadores Establecen un orden lógico entre En primer lugar, en segundo lugar, para
los elementos. continuar, por último, por otra parte,
finalmente, en primera instancia.
Causales Indican una causalidad. porque, ya que, como, dado que, debido a
Consecutivos Indican una consecuencia. Por lo tanto, luego, en consecuencia, así que,
de ahí que, por eso, por ese motivo,
consecuentemente.
Temporales Establecen relaciones temporales. Antes, mientras, después de, entonces,
mientras tanto, anteriormente
Comparativos Comparan información. Contrariamente, así, del mismo modo,
igualmente, asimismo
Sintéticos Resumen lo expuesto. en síntesis, sintetizando, en resumen, en
definitiva, para resumir
Introductorios Introducen un tema o precisan el Con respecto a, en lo que concierne a, en
tema del que se habla. cuento a, en relación con, por una parte, por
otra parte, por otro lado

Actividad N° 4:

Lee atentamente el siguiente relato, extrae los conectores remarcados e indica qué relación establecen:

“Después del desayuno, salía a las ocho de la mañana y volvía a casa a las siete porque asistía a un colegio bilingüe
de doble turno. Entonces, estaba en cuarto año. A la mañana teníamos todas las materias en español; a la tarde, las
cursábamos en alemán. Generalmente, lo jueves teníamos Educación Física, aunque a veces faltábamos. Por eso, casi
nos quedamos libres en el último mes. Es que nosotros éramos muy vagos para el deporte. Además, el profesor era
muy exigente y los chicos solo queríamos jugar a la pelota.

 ---------
 ---------
 ---------
Actividad N° 5:

Al siguiente fragmento de un relato le faltan los conectores. Completa en la línea de puntos con los que se
encuentran en el rectángulo.

“------------------- de la escuela, todos los martes, con los chicos nos dirigíamos a la cancha que estaba a
tres cuadras de allí y nos encontrábamos con los muchachos del barrio para jugar un partidito. Entre ellos

21
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
estaba Luis, el crack del equipo, pero un día faltó. Nos enteramos que había sufrido un grave accidente, ------
-------------- no podría seguir con nosotros. Quisimos ir a verlo, pero él se negaba.

------------------ de un tiempo lo encontré en la calle ---------------- buscaba un par de botines. Lo vi muy


cambiado y me contó que había estado muy mal. ----------------------- a su accidente había perdido la
posibilidad de jugar en un club grande. Eso lo había puesto muy triste y lo había hecho alejar de todo.

Sin embrago, un día se despertó, se dio cuenta que de nada le servía seguir así y entendió que solo él
podía cambiar su situación. ----------------------, decidió comenzar de nuevo.”

por lo tanto luego después


mientras debido a
por eso

 PRODUCCIÓN ESCRITA:
En la siguiente actividad de producción escrita deberás aplicar todo lo aprendido anteriormente sobre los pasos
formales de la escritura, sobre el uso de los tiempos verbales, los conectores y sobre las clases de cuentos en una
narración literaria.
A continuación se presenta la situación inicial de un cuento fantástico y los núcleos narrativos que deben formar
parte de la historia. Desarróllala y no te olvides de redactar la situación final.

Situación inicial: “El pueblo en el que vivía Marco era de esos lugares en los que el tiempo y el progreso parecían no
haber pasado. Era de esos lugares opacos y aburridos; la única nota de color eran las casitas de tejas rojas y algunos
árboles que manchaban el paisaje. Era de esos lugares que nunca podría ser tapa de un diario o una revista, porque
solo devenía la vida monótona y convencional de sus habitantes.
Sin embargo, algo estaría por suceder y cambiaría el transcurso de los hechos.
Historia (complicación): Luego de un tiempo, Marco………………
Situación final: ………………
Núcleos narrativos:
 Marco buscaba e investigaba sobre insectos extraños.
 El joven creó un insectario.
 Marco encontró un raro insecto.
 El muchacho fue mordido por el insecto.
 Marco siente malestar.
 Marco actúa de manera extraña.
Pasos de la producción escrita:
 Planificación: imagina cómo es el protagonista y qué otras ideas pueden ampliar los núcleos narrativos.
Anótalas a continuación.
 Escritura del borrador: escribí la historia y la situación final (tené en cuenta el uso de los tiempos verbales y
los conectores)

AHORA QUE YA CONOCES LAS CARATERISTICAS DEL TEXTO NARRATIVO Y TAMBIEN SABES LAS DIFERENCIAS ENTRE
CUENTO Y NOVELA TE PROPONGOA QUE LEAS LA NOVELA: CAMPOS DE FRESAS, del escritor Jordi Sierra i Fabra

22
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
LECTURA PROPUESTA: CAMPOS DE FRESAS

A continuación, trabajaremos una guía de lectura que servirá para ir


entendiendo mejor la novela conforme vayamos leyendo.

1. ¿Cuál es la situación que da inicio a la novela? ¿Qué le ha


sucedido a Luciana? ¿Quiénes la acompañaban? ¿Cuál es su estado
de salud?
2. Una vez enterados los padres de Luciana, se suceden una serie de
llamados telefónicos, a través de los cuales se van presentando los
personajes que protagonizan esta historia. ¿Quiénes son? ¿Cuáles
son sus vínculos con Luciana? ¿Y sus conflictos individuales?
3. Todos los que conocen y aman a Luciana luchan por ella. En cada
uno, sin embargo, tiene lugar otra lucha, personal, individual. Al
terminar el relato, algunos personajes han cambiado, han
encontrado fuerzas, respuestas, han hecho algo por Luciana y por sí
mismos. Mencionen quiénes son esos personajes y describan su cambio.
4. Hay otros personajes que no son ni amigos ni familiares de Luciana, pero entran en juego y ayudan al
desenlace de la historia. ¿Qué roles desempeñan el médico, el policía, el periodista? ¿En qué medida es
importante cada uno de ellos?
5. Luciana está en coma. Sin embargo, puede ver y oír a quienes la rodean. ¿Cómo se siente ella? Comenten
brevemente sus pensamientos y señalen cuál es el recurso que se emplea para que los lectores conozcamos
los sentimientos y pensamientos de Luciana.
6. ¿Cómo finaliza la historia para cada protagonista?
7. ¿Cuánto tiempo transcurre desde la primera llamada telefónica hasta el desenlace? ¿Cómo se indica esto
en la novela?
8. ¿Por qué se puede afirmar que esta es una novela de carácter realista?

PRODUCCIÓN ESCRITA
9. Los lectores conocen los pensamientos de Luciana durante su estado de coma. ¿Qué les habrá contado a
los suyos después de despertar? Les proponemos que elijan a un personaje y que escriban aquello que
Luciana le contó una vez recuperada: sus sensaciones durante el estado de coma, sus temores, su lucha por
la vida, sus ganas de seguir, sus proyectos después de una experiencia tan intensa. Pueden elegir entre
escribir un diálogo o una carta.

ACTIVIDADES DE INTEGRACIÓN
10. Luciana es una buena jugadora de ajedrez. Y la lucha por su vida se narra como una partida de ajedrez.
¿Por qué suele compararse este con la lucha entre la vida y la muerte?
11. INVESTIGUE. ¿Qué es la prensa “sensacionalista” o “amarillista”? ¿Qué características presenta?
12. Loreto sufre de bulimia, una enfermedad relacionada con trastornos alimenticios. ¿Qué saben sobre la
bulimia? ¿Y sobre la anorexia? Les proponemos que investiguen y que elaboren un folleto informativo y de
prevención acerca de estas enfermedades.
14. Busque en diarios y revistas propagandas para prevenir el consumo de drogas, el abuso y la adicción.
Luego péguelos en su carpeta.

23
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
TEMA: LA ARGUMENTACIÓN. ESTRUCTURA. TIPO DE ARGUMENTACIONES.
ESTRATEGIAS DE PERSUACIÓN.

La situación de argumentación
Actividades:

1. Escucha y observa atentamente el video que se


presenta a través del siguiente enlace:
https://youtu.be/6128OjtkOi8

V. Completa. “Es hora de romper la ley del silencio sobre el


´bullying”. Iñaki Zubi…

Aprendamos Juntos 2023

2. Ahora responde las siguientes preguntas:


a. ¿cuál es el tema de la exposición del joven?
b. ¿Qué sentimientos/emociones ocasionaron en él el acoso sufrido?
c. ¿Cuál fue el efecto o consecuencia extrema que sufre el joven tras la violencia sufrida?
d. ¿Sabés qué es el bullying? Si tu respuesta es sí, tratá de definirlo.
e. ¿Qué opinás sobre este fenómeno? ¿Por qué? (respuesta que será expuesta en un debate con el
resto de los compañeros).

Ahora reflexionemos sobre lo que hicimos cuando debatíamos o exponíamos nuestras opiniones…

3. Marca con una cruz la opción correcta en cada caso:


a. Cuando debatías con tus compañeros: ¿qué acción llevabas a cabo?:
⃝ Expusiste información
⃝ Opinaste, planteaste una tesis
⃝ Narraste una anécdota
b. ¿Cuál era tu intención?
⃝ Convencer a los receptores (compañeros) de tu punto de vista
⃝ Informar y explicar un tema
⃝ Crear un mensaje bello para entretener y conmover
c. En tal caso: ¿cuál fue la función del lenguaje que predominó?:
⃝ Poética-literaria
⃝ Referencial-informativa
⃝ Apelativa
d. En estas opiniones predomina:
⃝ La objetividad
⃝ La subjetividad
e. ¿Qué tipo de texto crees que produjiste cuando opinaste?:
⃝ Narrativo literario
⃝ Expositivo
⃝ Argumentativo

24
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Para seguir reflexionando sobre el tema del bullying lee con atención el siguiente texto…

EL ACOSO ESCOLAR O BULLYING


Publicado en enero 16, 2011. REVISTA VIVIR MEJOR por Oscar Cortés.

El bullying es una palabra inglesa que


significa intimidación, es un tipo de violencia que se
da, mayoritariamente, cuando un chico o grupo de
chicos agreden física o verbalmente a otro durante
mucho tiempo y sin parar.
La persona que ejerce el bullying lo hace
para imponer su poder sobre el otro, a través de
constantes amenazas, insultos, agresiones o
vejaciones, y así tenerlo bajo su completo dominio
a lo largo de meses e incluso años. La víctima sufre
callada en la mayoría de los casos. El maltrato intimidatorio le hace sentir dolor, angustia y miedo, hasta tal
punto que, en algunos casos, puede llevarle a consecuencias devastadoras como el suicidio.
La definición más acertada es la de Dan Olweus, afirma que “un estudiante se convierte en víctima de
acoso escolar cuando está expuesto, de forma reiterada y a lo largo del tiempo, a acciones negativas llevadas
a cabo por otro u otros estudiantes”.
Entonces, ¿Por qué callar? Según estudios, un 2% de los casos de suicidio responde a personas que
les han hecho bullying durante mucho tiempo haciéndoles la vida imposible.
Un ejemplo de ello es el de Jokin Zeberio, de 14 años, quien antes de suicidarse, tirándose al vacío
con su bicicleta, desde lo alto de la muralla de Hondarribia, España, en septiembre de 2004 dejó escrito…
“Libre, libre. Mis ojos seguirán aunque paren mis pies…” Jokin venía sufriendo el acoso de sus colegas desde
hacía años. Las continuas amenazas, humillaciones, insultos, golpes, palizas, lo hicieron sufrir y lo llevaron a la
muerte. El hecho hizo sonar la alarma social, política y educativa. Pero lamentablemente, no frenaron el
fenómeno. Los casos de bullying afloran día a día.
Tipos de acoso escolar. En primer lugar y de igual importancia que los demás es el maltrato verbal: el
más habitual, sólo deja huellas en la víctima. Las palabras tienen mucho poder y minan la autoestima de la
víctima mediante humillaciones, insultos, menosprecios en público, propagación de rumores falsos, mensajes
telefónicos ofensivos o llamadas, lenguaje sexual indecente. Luego, el maltrato físico, que consiste en la
agresión directa a base de patadas, empujones, golpes con objetos. También el maltrato psicológico, se
realiza mediante amenazas para provocar miedo, para quitar algún objeto o dinero, o simplemente para
obligar a la víctima a hacer cosas que no quiere ni debe hacer. Y el maltrato social, que consiste en la
exclusión y en el aislamiento progresivo de la víctima. En la práctica, los acosadores impiden a la víctima
participar, bien ignorando su presencia y no contando con él en las actividades normales entre amigos o
compañeros de clase.
Por lo tanto estos indicios de maltrato deben poner en alerta tanto a la familia como los docentes
para que puedan frenar estas conductas a tiempo.
Para concluir, es indispensable que se realicen las denuncias al acosador, y también ser conscientes y
aconsejar a los chicos abusados, como a quienes conocen dichos casos, que no deben tener miedo de pedir
ayuda o de ayudar. Por eso en mi opinión es muy importante que todos nos comprometamos para no tener
que lamentar más víctimas.

25
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
LAS DISTINTAS MIRADAS QUE LAS PERSONAS TIENEN SOBRE UN TEMA ABREN EL DEBATE Y SON
EXPRESADAS POR MEDIO DE

ANTES DE LA LECTURA
1. Responda:
a. ¿Qué diferencias presentan los textos a continuación?
b. ¿Dónde salieron publicados?
c. Observe los títulos e imagine de qué se trata cada texto.

26
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
2. Complete el cuadro a continuación.

Textos ¿Quién escribe? ¿Por qué escribe? ¿Cuál es la opinión que expresa frente a
(Motivo) la situación?
Museo: otra noche
para recordar.

Carnaval

Corte de luz

Desenamorado

27
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
1. Marcá con una X las características que presentan los textos. En algunos casos pueden ser las mismas.

2. Respondé en la carpeta:
a. ¿Por qué les parece que los autores de las cartas recurren a este medio para
expresarse?
b. ¿Cuál sería en las cartas una opinión contraria a la expresada?
c. ¿Estás de acuerdo con los reclamos expresados en las cartas? Justificá tu
respuesta.
3. En los textos leídos anteriormente, señalá entre corchetes y con diferentes
colores la estructura del texto argumentativo (hipótesis, argumentos,
conclusión).

28
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
4. Leé los siguientes fragmentos a continuación y señalá qué recurso se está utilizando en cada caso.

a……………………………………………………………………… b………………………………………………………………………….

c………………………………………………………………………. d…………………………………………………………………………..

e……………………………………………………………………… f…………………………………………………………………………….

PRODUCCIÓN ESCRITA
5. Leé la siguiente carta y luego resolvé:

a) Señalá entre corchetes la estructura argumentativa.

b) Reescriba la carta y agregue 4 estrategias argumentativas.

29
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
CONTINUAMOS TRABAJANDO…
1. Leé atentamente el siguiente texto y luego resolvé:

EL USO DE LAS REDES SOCIALES Y EL ATRASO ESCOLAR

Es innegable el beneficio que han traído consigo las redes sociales, en el aspecto de la enorme facilidad que
aportan para la comunicación intercontinental y el traslado en tiempo real de la información. Pero en los últimos
años han traído desórdenes y hasta riesgos para los usuarios y para quienes los rodean. En primer lugar, las
nuevas generaciones, cada vez más obesas, no logran despegarse del asiento frente al monitor de su
computadora, otros no despegan sus dedos de sus celulares y Black Berry, perdiendo no solo tiempo de
interacción real con humanos tangibles, especialmente sus familiares, sino también postergando sus tareas y
estudios por preferir seguir obsesivamente la menor tontería que aparezca en alguna de esas redes sociales,
llegando en la mayoría de los casos a caer en la compulsión y obsesión, entonces se habla ya de adicción a las
redes sociales. Esta enfermedad aumenta enormemente y miles de personas pierden no solo materias escolares,
algunas, el año escolar por completo e incluso el trabajo, cuando desatienden en su totalidad sus deberes por
atender cualquier novedad en las redes, aunque sea algo totalmente absurdo.

Por otra parte, también aumentan los casos de jóvenes agredidos por otros usuarios, quienes los acosan y suben
fotos o videos humillantes de sus incautas víctimas, quienes más de las veces, dan información privada a
cualquiera que quiera interactuar con ellas, sin pensarlo antes, y solo se enteran del video o foto, cuando otro
conocido les manda la información. Es entonces que se dan cuenta de su error, pero demasiado tarde: su imagen
está dañada y es casi imposible de borrar del Internet.

Por eso, es mejor usar las redes sociales, solo para lo que fueron hechas, pero cuidando no caer en la adicción ni
descuidar los estudios. Pueden ser muy entretenidas, pero al final, existe el mundo real y para sobrevivir en él se
necesitan conocimientos reales, fuera de la realidad virtual.

Autor: Víctor Humberto Clemenceau. www.ejemplode.com-escritos.

COMPRENSIÓN LECTORA
1. Marcá en el texto y buscá en el diccionario las palabras cuyo significado desconozcas.
2. Respondé:
a) Cuáles son las ventajas de las redes sociales?:
b) ¿Cuáles son las desventajas? Extraer algunas:
c) ¿Por qué se crea una adicción?:
d) ¿Por qué aumentan los casos de jóvenes agredidos por otros usuarios?:
e) ¿Qué aconseja el autor del texto con el uso de las redes sociales?:
f) ¿Ustedes, cuántas horas que pasan navegando en la red? ¿Qué efectos o consecuencias creen que
sufren por pasar tanto tiempo en ellas?:

3. Repasemos la estructura argumentativa:


a) Marcá en el texto “El uso de las redes sociales y el atraso escolar” la estructura
argumentativa. Recordá encerrar entre corchetes de diferentes colores: el punto de
partida, la tesis, los argumentos y la conclusión.

Como hemos dicho anteriormente, el autor de un texto argumentativo presenta las ideas con un
orden lógico, es decir, que se unen a través de una relación de causa- consecuencia. Por ello
predominan ciertos conectores que son propios de este tipo de relación, aunque también se pueden
encontrar otras clases de nexos. Veamos a continuación algunos ejemplos a través de la resolución
de algunas actividades…

30
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Conectores lógicos y temporales:
1. Extraé los conectores subrayados del texto según la relación que establecen entre las ideas:
 Oposición:
 Causa- Consecuencia:
 Suma de ideas:
2. Uní los siguientes argumentos con los conectores adecuados (en consecuencia, pero, también y ya
que.)

Las redes sociales facilitan la comunicación……..…..podemos caer en la adicción si pasamos mucho


tiempo frente a ellas.
No solo se pierden las relaciones personales con amigos y familia, sino que pueden llegar a perder el año
escolar entero, y hasta el trabajo en algunos casos.
………………las redes sociales están cada vez más accesibles por medio del celular o computadora,
amplían la forma de comunicación.………………….…. éstas, están transformando nuestro entorno y
la forma de relacionarnos: aleja a las personas de su vida normal y causa distracciones que se
producen en los centros detrabajo.

3. Respondé:
¿Qué tipo de palabras son los conectores? (sustantivos, conjunciones, adjetivos): --------------------
¿Qué clase de conectores son los del punto anterior? (temporales, lógicos o comparativos): ------
¿Qué función cumplen en el texto los conectores?: -----------------------------------
¿Se podría leer el texto sin conectores? ¿Por qué?: -------------------------------------

CLASES DE TEXTOS ARGUMENTATIVOS Y RECURSOS


PROCEDIMENTALES
 A continuación vamos a abordar algunas clases de textos argumentativos a través de la
resolución de laactividad que se presenta…
1. Lee atentamente y luego une con flechas las siguientes clases de textos argumentativos con
su definición:

Publicidad Es un texto epistolar (carta) en el que el emisor (lector de un diario o revista) expresa una
opinión, un pedido una sugerencia, una queja, un agradecimiento o felicitación. La dirige al
director de un diario o revista y el destinatario es cualquier lector. Presenta una estructura
propia: título, fórmula de cortesía (Sr. Director), cuerpo, firma del emisor y su DNI al final de
la carta.

Crítica de Texto que busca convencer a su destinatario para que adopte conductas o ideas. Las hay
espectáculos políticas, religiosas, sobre el cuidado de la salud y el medio ambiente, etc.

Carta de los Texto argumentativo que pertenece al ámbito periodístico en el cual el autor presenta un
lectores punto de vista sobre un tema de actualidad. Lleva el nombre y el apellido del periodista.

Editorial Se opina con argumentos sobre una película, un recital, una obra de teatro, un libro,
etcétera.

Columna o Se intenta convencer al destinatario de las bondades de un producto para que los adquiera.
artículo de opinión Predominan los argumentos emotivos

Propaganda Texto que pertenece al ámbito periodístico en el que se expresan las opiniones o la postura
de un periódico sobre un hecho de actualidad. No lleva la firma del autor ya que no comunica
opiniones personales, sino de la empresa en general.

2. Busca en diarios y revistas o páginas de internet, recorta y pega un ejemplo de: carta de lector, artículo
deopinión, publicidad y propaganda.

31
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
ESTRATEGIAS ARGUMENTATIVAS
-Ejemplificación: a través de un ejemplo o caso particular se justifica lo que se sostiene. Conectores: por
ejemplo, es el caso de. Ej.:

La desigualdad social de las oportunidades polariza a la juventud argentina. Por ejemplo, cursan estudios
secundarios un 34,4% de los adolescentes en Misiones, un 64,5% en Córdoba y hasta un 82% en Capital Federal.

-Cita de autoridad: se introduce la voz de una persona famosa para avalar la tesis. Ej.:

Dijo Mario Benedetti: "No es lo mismo "hábito" que "habito", "húsar" que "usar". Antes de pensar en abolir la
ortografía es más importante tratar el problema de la eliminación del analfabetismo"

-Planteo de causa-consecuencia: se indican las causas y las consecuencias de lo que se analiza. Los
conectores causales más comunes son: porque, ya que, puesto que; los conectores consecutivos son: por
lo tanto, pues, en consecuencia, por ende, así que, debido a.

-Preguntas retóricas: el emisor presenta una interrogación sin esperar respuesta de los receptores porque
ésta se presupone. Ej.:

¿No sería más interesante que los chicos se identificaran con sus escuelas por compartir con ellas una serie de
principios y valores y no por tener estampado el nombre del colegio en letras gigantes en la espalda?

-Analogía: establece una comparación o paralelo entre dos situaciones semejantes que se consideran
familiares para reforzar la tesis. Conectores: como, como si, tal como. Ej.:

En la telenovela "Betty la fea", la historia de la protagonista concluye con una metamorfosis tal como sucede
con la oruga que se convierte en mariposa.

-Concesión: se acepta en parte alguna opinión contraria para luego refutarla. Conectores: si bien, es cierto
que, aunque.

-Refutación: se cuestiona y se trata de invalidar otras opiniones mediante argumentos opuestos.


Conectores: pero, sin embargo, no obstante. Ej.:

Es cierto que las nuevas tecnologías facilitan a escalas impredecibles el acceso a la información, sin embargo sí
se sabe leer, interpretar información, resumir textos, encontrar las ideas clave, lo demás viene por añadidura.
Internet es sólo el medio.

-Desmentida: descarta la validez de un argumento opuesto. Conectores: no es cierto que, contrariamente


a. Ej.:

No es cierto que el fútbol genere la violencia en los estadios como sostienen algunos periodistas.

-Ironía: es una forma de refutación a través de una burla disimulada con la cual se expresa lo contrario de
lo que se está diciendo. Ej.:
García Márquez (quizás debería poner garsia markes) planteó un tema que vuelve cada tanto: la reforma orto-
gráfica del castellano.

32
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Tema: El Informe

¿Qué es un informe?
El informe es un texto explicativo expositivo. Su finalidad comunicativa es dar cuenta al destinatario de
hechos objetivo y datos obtenidos. Este tipo de texto supone la exploración de una realidad precisa. El escritor
informa, describe y explica esa realidad llegando a ciertas conclusiones y/o recomendaciones.
El informe se utiliza en distintos ámbitos – académicos, científicos, históricos, periodísticos, etc.-y eso influye en las
diferentes formas en que será presentado.
El informe académico cuyo objeto de estudio lo constituye uno o varios textos literarios, escuelas,
movimientos, géneros, autores, se denomina “Informe Literario”. Un informe de este tipo permite analizar la relación
de una obra literaria con otras, el estilo de un autor o época, el desarrollo de un género, la concepción del mundo y de
la literatura a través de distintos momentos históricos. La estructura de estos informes literarios es útil para cualquier
área del conocimiento. es una declaración, escrita u oral que describe las cualidades, las características y
el contexto de algún hecho. Se trata de una elaboración ordenada basada en la observación y el análisis con el fin de
comunicar algo sucedido o los resultados de una investigación.
En el informe escrito prima el lenguaje formal e informativo, con una fuerte carga de objetividad y se utiliza para
conocer hechos ya acontecidos y anticipar lo que aún no ocurrió. Se utilizan en el ámbito científico, comercial,
contable o en el campo de la psicología, entre otros.

Características de un informe
 Claro. Se usa un lenguaje simple y directo para que sea comprendido por toda la audiencia a la que se dirige.
 Objetivo. Se basa en hechos e información comprobable y no incluye las opiniones o punto de vista del redactor.
 Estructurado. Responde a ciertos criterios y se expone siguiendo una estructura narrativa de: introducción,
desarrollo y conclusión.
 Periódico. Suele publicarse según una determinada cantidad de tiempo.
 Específico. Tiene un objetivo determinado y apunta a una temática o cuestión a resolver o analizar dentro de un
campo de estudio.

Estructura de un informe
Para la redacción de un informe escrito se puede organizar y plasmar el contenido según la siguiente estructura:
 Introducción. Explica brevemente de qué tratará el informe y los objetivos.
 Cuerpo. Detalla la información principal, en muchos casos con subtítulos y elementos paratextuales, y
eventualmente, los pasos que orientaron la investigación. Plantea los argumentos, los antecedentes y la
metodología utilizada.
 Conclusión. Pone en consideración los resultados más destacados o importantes.
 Bibliografía. Detalla quiénes aportaron los datos y de qué forma. Se incluye al final del informe. En el caso de
los informes que se exponen oralmente, la bibliografía puede estar a mano del informante, que acudirá a ella
cuando necesite reforzar la validez de las afirmaciones.

TIPOS DE INFORME
Según el contenido:

Informes técnicos. Son investigaciones sobre fenómenos sociales, psicológicos o económicos adaptados para las
organizaciones que se nutren de esos datos. Por ejemplo: el censo que se realiza casa por casa periódicamente en casi
todos los países, que luego de un tiempo de recopilación produce informes con datos.

Informes científicos. Surgen de las investigaciones que se realizan dentro de las ciencias más duras, permiten analizar
resultados y repensar el camino en el que se desenvuelve la ciencia.

Informes de divulgación. Adaptan los resultados de investigaciones hechas con procesos técnicos a las competencias
de cualquier ciudadano de modo que estos puedan acceder a la información y a las conclusiones sin la necesidad de
tener conocimientos técnicos.

33
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Según la estructura:
Informes persuasivos. Intentan convencer a la audiencia sobre los resultados o conclusiones expuestos.
Informes expositivos. Exponen de manera narrativa hechos comprobables utilizando la estructura de: introducción,
desarrollo y conclusiones.
Informes analíticos. Determinan y desarrollan las causas de un hecho o fenómeno.

¿Cómo se hace un informe?

Para realizar un informe escrito:


Definir la temática. El objetivo del informe y el porqué de su redacción.
Definir la audiencia. Es importante conocer quiénes serán los lectores del informe, para a partir de allí definir el tono
y el lenguaje a utilizar.
Recolectar información. Se debe buscar la información disponible sobre el tema a tratar.
Consultar fuentes calificadas. En caso de ser necesario, se puede recurrir a personas especializadas en algún tema
para que su declaración avale los argumentos expuestos.
Definir la estructura. Antes de comenzar con la redacción del informe es importante conocer toda la información a
incluir y cómo será distribuida dentro del escrito.
Utilizar material de referencia. Se pueden utilizar imágenes, gráficos o cuadros que acompañen y den soporte al
texto.
Redactar el escrito. Una vez recopilada toda la información se procederá a redactar el informe según su estructura.
Una vez que hayas elaborado el primer borrador del informe, debes releerlo y modificar aquellas cosa que se pueden
mejorar. Recuerda que debe tratarse de un texto con cohesión y coherencia, es decir que las palabras, oraciones y
párrafos deben estar deben estar relacionados entre sí para que pueda ser comprendido por el lector.

PRINCIPALES FENÓMENOS COHESIVOS:


· Usar los conectores: para que los datos escritos se relacionen entre sí. Estas conexiones deben darse a distintos
niveles del texto: entre las palabras que forman las oraciones, entre las oraciones que conforman el párrafo, entre los
párrafos entre sí; entre los distintos párrafos y el tema central.
· Repetir los términos específicos: para que el lector los fije, puede ser importante su repetición a lo largo del
trabajo. Además, en muchos casos no tienen sinónimos por los que puedan ser reemplazados.
· Usar pronombres, sinónimos o elipsis: para no repetir siempre una palabra.
Cuando hayas terminado tu trabajo es recomendable dárselo a otra persona para que lo lea y confirme si se trata de
un texto comprensible o si hay alguna falla en la organización o exposición del tema.
Para realizar un informe oral:

En los informes orales, existen algunas diferencias importantes:


En primer lugar, es recomendable realizar primero el informe escrito y luego trasmitirlo oralmente. El orador tiene
que conocer muy bien el contenido del informe y cómo fue desarrollada la investigación.
A la hora de la exposición se sigue la misma estructura que el informe escrito (introducción, cuerpo y conclusión).
Debe ser claro y breve, sin excederse en detalles, ni tampoco omitiendo partes importantes. Aquí entran en juego los
conocimientos sobre oratoria.

Presentación del trabajo

Un informe requiere además del texto, paratextos (son elementos que acompañan al texto y agregan información).
Son elementos paratextuales:
· PORTADA: Se especifica el título del trabajo, el nombre del autor, la institución a la que se representa, el lugar y
el año de presentación. El orden de estos elementos está prescripto, ya sea mediante normas explícitas o de acuerdo
con los usos institucionales, antes de elaborarla debes consultar esas disposiciones.
En tu caso , en la portada debes escribir: escuela, materia, profesor, tema investigado, alumno/s, curso, división, fecha
de entrega.(Estos datos van en la primer hoja).
· ÍNDICE GENERAL: Contiene las subdivisiones principales, capítulos, títulos y subtítulos con la indicación de las
páginas correspondientes.(segunda hoja)
· INTRODUCCIÓN (En la tercera hoja)
· DESARROLLO (Cuarta hoja y siguientes)
· CONCLUSIÓN
34
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
· APARTADOS, APÉNDICES O ANEXOS: Se incluyen cuando hay necesidad de presentar gráficos, mapas, recortes
periodísticos, datos estadísticos, tablas, cuadros, textos completos citados fragmentariamente, listas de abreviaturas,
etc...
Se colocan después de las conclusiones pero antes de la bibliografía, aclarando siempre la fuente de la cual han sido
extraídos.
· NOTAS AL PIE O AL FINAL: Se usan para agregar informaciones o hacer aclaraciones sobre el trabajo, que si bien
son importantes, su inclusión no es pertinente en el cuerpo del texto.
· BIBLIOGRAFÍA: Es la lista completa de las fuentes que se han usado para elaborar el trabajo. Se incluyen los
textos citados en el informe y los que se usaron de referencia.

Se hace de esta forma:


Apellido y nombre del autor, Título de la obra (subrayado si el trabajo se presenta escrito a mano o en cursiva si es
escrito en computadora), lugar de edición, editorial, fecha de edición.
Confeccionar el listado según orden alfabético de apellido de autor.
Si en el libro no figura el lugar de edición, se escribe: s. l. (sin lugar).Si no figura el editor, debes omitirlo. Si no figura
fecha de impresión, se coloca s. d. (sin data).
¿Y si los autores son dos?
Morel, Ana y Liliana Velez, ...
Morel, Ana; Velez, Liliana, ...
¿Y si son más de dos?
Se escribe lo mismo que en el ejemplo anterior y se agrega: “y otros” o “et alia” (que en latín significa: y otro).

ACTIVIDAD:
Elegir una obra de Jordi Sierra i Fabra, buscar información sobre sus obras y su vida y analizar la relación
entre esa obra y el contexto socio-histórico a la que pertenece o perteneció.
SE PUEDE TRABAJAR DE A DOS ALUMNOS.

EL Género Dramático
El teatro es un arte muy antiguo y ligado desde sus orígenes a la experiencia colectiva, puesto que pone de
manifiesto creencias y pasiones que pertenecen al grupo social.
El hecho teatral cuenta con texto dramático y con la puesta en escena, la representación de los actores y la
participación del público, mediante los aplausos o las demostraciones de rechazo.
Una obra dramática puede leerse como una novela o como un cuento, pero sólo es la representación donde
alcanza su total expresión.

DRAMA: es una palabra de origen griego, que significa HACER. Indica las acciones que los actores llevan a cabo en un
escenario y en consecuencia, es el género en el cual los hechos se representan.
La palabra teatro tiene varias acepciones: es el texto cuyo argumento desarrolla la obra teatral en escena, y es la
representación de este frente a un público y en un lugar destinado para este fin.

ACTIVIDAD N°1

Observar atentamente el video del link


https://www.youtube.com/watch?v=yq2AxjNNuCQ

EL ORIGEN DEL TEATRO


Luego, responder las preguntas que aparecen a continuación.
TE RECOMIENDO ESCUCHAR DOS VECES EL VIDEO, EN LA SEGUNDA VEZ IR PAUSANDO PARA RESOLVER
LAS PREGUNTAS. (30p)

a- ¿En qué país surge el teatro? ¿En honor a quién?


b- ¿Quién era Dionisos? ¿Qué les había enseñado a su pueblo?
35
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
c- ¿Qué significaba la muerte de Dionisos? ¿Qué evento se realizaba por motivos del mismo?
d- Nombrar los lugares del teatro griego
e- ¿Qué pasó con el teatro en la Edad Media?¿Por qué?
f- ¿Quiénes eran los trovadores y quiénes los juglares?
g- ¿Dónde actuaban los trovadores y dónde los juglares?
h- ¿Para qué usaba el teatro la iglesia?
i- ¿Cómo eran los escenarios de esa época?
j- ¿Cómo se ubicaba el público en el teatro?
k- ¿Quiénes aportaron dinero para que los teatros actuales sean un edificio específico? (4p)

Subgéneros dramáticos
En el arte dramático, como ocurre en el resto de las manifestaciones literarias, existen características
genéricas que relacionan unas obras con otras, las agrupan y las diferencian de las demás. La dramática se
clasifica en:
 Tragedia: obra extensa, de tono solemne, tema serio, personajes elevados y final desgraciado. Ejemplo:
Edipo Rey, Sófocles.
 Pueden ser: clásicas o isabelinas. Clásicas: falla trágica en el destino. Isabelina: falla trágica en los
personajes.
 Comedia: obra de cierta extensión que carece de solemnidad. Su tono es satírico, el tema popular, los
personajes comunes, y el final es grato.
 Drama: obra más o menos extensa que combina lo desgraciado con lo feliz. Presenta un conflicto
doloroso y lo sitúa en la realidad. Los personajes son menos elevados que los héroes trágicos y más
cercanos a la realidad. El final puede ser venturoso o funesto.

EXTRUCTURA EXTERNA E INTERNA DEL TEATRO:


 Estructura externa:
 ACTOS: cae el telón.
 ESCENAS: cambio de personajes.
 CUADROS: cambio de escenografía

 Estructura interna:
 INTRODUCCIÓN: se presentan los personajes y se plantea el conflicto.
 DESARROLLO: la tensión se hace cada vez más fuerte y los hilos de la trama se entrelazan cada vez
más hasta llegar al clímax.
 DESCENLACE: la tensión baja y el conflicto se resuelve.

Algunos elementos del teatro para tener en cuenta:


La escenografía: se define el decorado como el ambiente en que se desarrollan las escenas de una obra
dramática y la escenografía, como el arte de componer decorados

El actor: es el agente que pone en comunicación al poeta dramático con el público mediante el recitado de
un texto.

El autor: se llama así al que ha escrito una obra dramática, es decir, al dramaturgo, al que compone un
texto cuya finalidad es su representación sobre la escena. Proporciona el tema o argumento y las palabras
que lo exponen. En las acotaciones al margen del diálogo, indica cómo desea que se interprete y se
escenifique su texto.

 Leé la siguiente obra de teatro:

36
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
LA ISLA DESIERTA - ROBERTO ARLT

Burlería en un acto Automáticamente todos los EMPLEADOS


enderezan las espaldas y se quedan mirando la
Personajes: ventana.
EL JEFE (irritado). - ¡A ver si siguen
EL JEFE equivocándose! (Pausa.)
EMPLEADA 1ª EMPLEADO 1° (con un apagado grito de
MANUEL- angustia). - ¡Oh! no; no es posible. (Todos se
EMPLEADA 2ª vuelven hacia él.)
MARÍA EL JEFE (con venenosa suavidad).-¿Qué no es
EMPLEADA 3ª posible, señor?
EMPLEADO 1º MANUEL - No es posible trabajar aquí.
CIPRIANO (MULATO) EL JEFE - ¿No es posible trabajar aquí? ¿Y por
EMPLEADO 2º qué no es posible trabajar aquí? (Con lentitud.)
DIRECTOR ¿Hay pulgas en las sillas? ¿Cucarachas en la
TENEDOR DE LIBROS tinta?
MANUEL (poniéndose de pie y gritando).-¡Cómo
no equivocarse! ¿Es posible no equivocarse
ESCENA ACTO ÚNICO aquí? Contésteme.
¿Es posible trabajar sin equivocarse aquí?
EL JEFE.-No me falte, Manuel. Su antigüedad en
la casa no lo autoriza a tanto. ¿Por qué se
Oficina rectangular blanquísima, con
arrebata?
ventanal a todo lo ancho del salón, enmarcando
MANUEL. - Yo no me arrebato, señor.
un cielo infinito caldeado en azul. Frente a las
(Señalando la ventana.) Los culpables de que nos
mesas escritorios, dispuestos en hilera como
equivoquemos son esos malditos buques.
reclutas, trabajan, inclinados sobre las máquinas
EL JEFE (extrañado). - ¿Los buques? (Pausa.)
de escribir, los empleados. En el centro y en el
¿Qué tienen los buques?
fondo del salón, la mesa del JEFE, emboscado
MANUEL. - Sí, los buques. Los buques que
tras unas gafas negras y con el pelo cortado
entran y salen, chillándonos en las orejas,
como la pelambre de un cepillo. Son las dos de la
metiéndosenos por los ojos, pasándonos las
tarde, y una extrema luminosidad pesa sobre
chimeneas por las narices. (Se deja caer en la
estos desdichados simultáneamente encorvados
silla.) No puedo más.
y recortados en el espacio por la desolada
TENEDOR DE LIBROS. - Don Manuel tiene
simetría de este salón de un décimo piso.
razón. Cuando trabajábamos en el subsuelo no
nos equivocábamos nunca.
EL JEFE. - Otra equivocación, Manuel.
MARÍA. - Cierto; nunca nos sucedió esto.
MANUEL. - ¿Señor?
EMPLEADA 1ª - Hace siete años.
EL JEFE. - Ha vuelto a equivocarse, Manuel.
EMPLEADO 1°-¿Ya han pasado siete años?
MANUEL. - Lo siento, señor.
EMPLEADO 2º - Claro que han pasado.
EL JEFE.-Yo también. (Alcanzándole la planilla.)
TENEDOR DE LIBROS. - Yo creo, jefe, que
Corríjala. (Un minuto de silencio.)
estos buques, yendo y viniendo, son
EL JEFE. - María. MARÍA. - ¿Señor?
perjudiciales para la contabilidad.
EL JEFE.-Ha vuelto a equivocarse, María.
EI JEFE. - ¿Lo creen?
MARÍA (acercándose al escritorio del JEFE).-Lo
MANUEL. - Todos lo creemos. ¿No es cierto que
siento, señor.
todos lo creemos?
EL JEFE.-También yo lo voy a sentir cuando
MARÍA. - Yo nunca he subido a un buque, pero
tenga que hacerlos echar. Corrija.
lo creo.
Nuevamente hay otro minuto de silencio. Durante
TODOS. - Nosotros también lo creemos.
este intervalo pasan chimeneas de buques y se
EMPLEADA 2ª -jefe, ¿ha subido a un buque
oyen las pitadas de un remolcador y el bronco
alguna vez?
pito de un buque.

37
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
EL JEFE. -¿Y para qué un jefe de oficina necesita es que en el subsuelo hay que trabajar con luz
subir a un buque? eléctrica.
MARÍA. - ¿Se dan cuenta? Ninguno de los que MARÍA. - ¿Y con qué va a trabajar uno si no?
trabajan aquí ha subido a un buque. EMPLEADO 1°-Uno estaba allí tan tranquilo
EMPLEADA 1ª- Parece mentira que ninguno como en el fondo de una tumba.
haya viajado. TENEDOR DE LIBROS. - Cierto, se parece a una
EMPLEADO 2º - ¿Y por qué no ha viajado usted? tumba. Yo muchas veces me decía: "Si se apaga
EMPLEADA 1ª - Esperaba a casarme... el sol, aquí no nos enteramos"...
TENEDOR DE LIBROS. - Lo que es a mí, ganas MANUEL. -Y de pronto, sin decir agua va, nos
no me han faltado. sacan del sótano y nos meten aquí. En plena luz.
EMPLEADO 2°-Y a mí. Viajando es cómo se ¿Para qué queremos tanta luz? ¿Podés decirme
disfruta. para qué queremos tanta luz?
EMPLEADA 3ª - Vivimos entre estas cuatro TENEDOR DE LIBROS. - Francamente, yo no
paredes como en un calabozo. sé...
MANUEL. - Cómo no equivocarnos. Estamos EMPLEADA 2ª - El jefe tiene que usar lentes
aquí suma que te suma, y por la ventana no negros...
hacen nada más que pasar barcos que van a EMPLEADO 2ª -Yo perdí la vista allá abajo ...
otras tierras. (Pausa.) A otras tierras que no EMPLEADO 1º -Sí, pero estábamos tan
vimos nunca. Y que cuando fuimos jóvenes tranquilos como en el fondo del mar.
pensamos visitar. TENEDOR DE LIBROS. - De allí traje mi
EL JEFE (irritado). - ¡Basta! ¡Basta de charlar! reumatismo.
¡Trabajen! Entra el ordenanza CIPRIANO, con un uniforme
MANUEL. - No puedo trabajar. color de canela y un varo de agua helada.
EL JEFE.- ¿No puede? ¿Y por qué no puede, don Es MULATO, simple y complicado, exquisito y
Manuel? brutal, y su voz por momentos persuasiva.
MANUEL. -No. No puedo. El puerto me produce MULATO. - ¿Y el jefe?
melancolía. EMPLEADA 2ª - No está. ¿No ve que no está?
EL JEFE. - Le produce melancolía. (Sardónico.) EMPLEADA 3ª - Fue a la Dirección...
Así que le produce melancolía. (Conteniendo su MULATO (mirando por la ventana). - ¡Hoy llegó el
furor.) Siga, siga su trabajo. "Astoria"! Yo lo hacía en Montevideo.
MANUEL. - No puedo. EMPLEADA 2ª (acercándose a la ventana). -
El JEFE.-Veremos lo que dice el ¡Qué chimeneas grandes tiene!
director general. (Sale violentamente.) MULATO. - Desplaza cuarenta y tres mil
MANUEL. - Cuarenta años de oficina. La juventud toneladas...
perdida. EMPLEADO 1° - Ya bajan los pasajeros...
MARÍA. - ¡Cuarenta años! ¿Y ahora? ... MANUEL. - Y nosotros quisiéramos subir.
MANUEL. - ¿Y quieren decirme ustedes para MULATO. - Y pensar que yo he subido a casi
qué? todos los buques que dan vuelta por los puertos
EMPLEADA 3ª -Ahora lo van a echar... del mundo.
MANUEL. - ¡Qué me importa! Cuarenta años de EMPLEADO 2° - Hablaron mucho los diarios...
Debe y Haber. De Caja y Mayor. De Pérdidas y MULATO.-Sé los pies que calan. En qué astilleros
Ganancias. se construyeron. El día que los botaron. Yo,
EMPLEADA 2ª- ¿Quiere una aspirina, don cuando menos, merecía ser ingeniero naval.
Manuel? EMPLEADO 2° - Vos, ingeniero naval... No me
MANUEL. - Gracias, señorita. Esto no se arregla hagas reír.
con aspirina. Cuando yo era joven creía que no MULATO.- O capitán de fragata. He sido
podría soportar esta vida. Me llamaban las grumete, lavaplatos, marinero, cocinero de
aventuras... los bosques. Me hubiera gustado ser veleros, maquinista de bergantines, timonel de
guardabosque. O cuidar un faro... sampanes, contramaestre de paquebotes...
TENEDOR DE LIBROS. - Y pensar que a todo se EMPLEADO 2°-¿Por dónde viajaste? ¿Por la
acostumbra uno. línea del Tigre o por la de Constitución?
MANUEL. -Hasta a esto... MULATO (sin mirar al que lo interrumpe). - Desde
TENEDOR DE LIBROS.-Sin embargo, hay que los siete años que doy vueltas por el mundo, y
reconocer que estábamos mejor abajo. Lo malo juro que jamás en la vida me he visto entre

38
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
chusma tan insignificante como la que tengo que EMPLEADA 3ª - Cerrando la puerta. (Va a la
tratar a veces... puerta.)
MARÍA (a EMPLEADA 1ª). - A buen entendedor... MULATO (quitándose los pantalones y quedando
MULATO. - Conozco el mar de las Indias. El con un calzoncillo corto y rojo con lunares
Caribe, el Báltico... hasta el océano Ártico blancos). - Miren estos dibujos. Son del más puro
conozco. Las focas, recostadas en los hielos, lo estilo malasio. ¿Qué les parece esta guarda de
miran a uno como mujeres aburridas, sin monos pelando bananas? (Murmullos de "Oh...
moverse... ah...".) Lo menos que merezco es ser capitán de
EMPLEADO 2° - ¡Che, debe hacer un fresco una isla. (Toma un pliego de papel madera y
bárbaro por ahí! rasgándolo en tiras se lo coloca alrededor de la
EMPLEADA 2ª - Cuente, Cipriano, cuente. No cintura.) Así van vestidos los salvajes de las islas.
haga caso. EMPLEADA 1ª - ¿A las mujeres también les
MULATO (sin volverse). - Aviada estaría la luna si hacen tatuajes...?
tuviera que hacer caso de los perros que ladran. MULATO. - Claro. ¡Y qué tatuajes! Como para
En un sampán me he recorrido el Ganges. Y resucitar a un muerto.
había que ver los cocodrilos que nos seguían... EMPLEADA 2ª - ¿Y es doloroso tatuarse?
MARÍA - No sea exagerado, Cipriano. MULATO. -No mucho... Lo primero que hace el
MULATO. - Se lo juro, señorita. brujo tatuador es ponerlo a uno bajo un árbol ...
EMPLEADO 2° - Indudablemente, éste no pasó EMPLEADA 2ª - Uy, qué miedo.
de San Fernando. MULATO. - Ningún miedo. El brujo acaricia la piel
MULATO (violento).- A mí nadie me trata de hasta dormirla. Y uno acaba por no sentir nada.
mentiroso, ¿Sabe? (Arrebatado, se quita la EMPLEADO 1° -Claro ...
chaquetilla, y luego la camisa, que muestra MULATO.-Siempre bajo los árboles hay hombres
una camiseta roja, que también se y mujeres haciéndose tatuar. Y uno termina por
saca.) no saber si es un hombre, un tigre, una nube o un
EMPLEADA 1ª - ¿Qué hace, Cipriano? dragón.
EMPLEADA 2ª - ¿Está loco? TODOS. - ¡Oh, quién lo iba a decir! ¡Si parece
EMPLEADA 3ª - Cuidado, que puede venir el jefe. mentira!
MULATO. - Vean, vean estos tatuajes. Digan si MULATO (fabricándose una corona con papel y
éstos son tatuajes hechos entre la línea del Tigre poniéndosela). -Los brujos llevan una corona así
o Constitución. Vean... y nadie los mortifica.
EMPLEADA 2ª - ¡Una mujer en cueros! EMPLEADA 1ª - Es notable.
MULATO.-Este tatuaje me lo hicieron en EMPLEADA 2ª - Las cosas que se aprenden
Madagascar, con una espina de tiburón. viajando...
EMPLEADO 2° - ¡Qué mala espina! MULATO. - Allá no hay jueces, ni cobradores de
MULATO. - Vean esta rosa que tengo sobre el impuestos, ni divorcios, ni guardianes de plaza.
ombligo. Observen qué delicadeza de pétalos. Un Cada hombre toma a la mujer que le gusta y cada
trabajo de indígenas australianos. mujer al hombre que le agrada. Todos viven
EMPLEADO 2º-¿No será una calcomanía? desnudos entre las flores, con collares de rosas
EMPLEADA 2ª - ¡Qué va a ser calcomanía! Este colgantes del cuello y los tobillos adornados de
es un tatuaje de veras. flores. Y se alimentan de ensaladas de magnolias
MULATO. - Le aseguro, señorita, que si me viera y sopas de violetas.
sin pantalones se asombraría... TODOS. - Eh, eh...
TODOS. - ¡Oh... ah!... EMPLEADA 2ª - ¡Eh! ¡Cipriano, que no nacimos
MULATO (enfático).-Sin pantalones soy ayer!
extraordinario. MULATO. - Juro que se alimentan de ensaladas
EMPLEADA 1ª - No se los pensará quitar, de magnolias.
supongo. TODOS. - No.
MULATO. - ¿Por qué no? MULATO. - Sí.
EMPLEADA 3ª - No, no se los quite. EMPLEADO 2° - Mucho... mucho...
MULATO. - No voy a quedar desnudo por eso. Y MULATO. - Digo que sí. Y además los árboles
verán qué tatuajes tengo labrados en las piernas. están siempre cargados de toda clase de fruta.
EMPLEADA 1ª -Es que si entra alguien... MANUEL.-No será como la que uno compra aquí,
en la feria.

39
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
MULATO.-Allá no. Cuelgan libremente de las os diréis: "¿Qué he hecho de mi vida?
ramas y quien quiere, come, y quien no quiere, no Consagrarla a la teneduría de libros. Bestias.
come... y por la noche, entre los grandes árboles, MANUEL. - Quiero vivir los pocos años que me
se encienden fogatas y ocurre lo que es natural quedan de vida en una isla desierta. Tener mi
que ocurra entre hombres y mujeres. cabaña a la sombra de una palmera. No pensar
EMPLEADA 1ª - ¡Qué países, qué países! en horarios.
MULATO. -Y digo que es muy saludable vivir así EMPLEADO 1º - Iremos juntos, don Manuel.
libremente. Al otro día la gente trabaja con más MARÍA. - Yo iría, pero para cumplir este deseo
ánimo en los arrozales y si uno tiene sed (toma el tendría que cobrar los meses de sueldo que me
vaso de agua y bebe) parte un coco y bebe su acuerda la ley 11.729.
deliciosa agua fresca. EMPLEADO 2º -Para que nos amparase la ley
MANUEL (tirando violentamente un libro al suelo). 11.729, tendrían que echarnos.
- ¡Basta! MULATO. - Aprovechen ahora que son jóvenes.
MULATO. - ¿Basta qué? Piensen que cuando les estén untando con aceite
MANUEL.-Basta de noria. Se acabó. Me voy. la planta de los pies no podrán hacerlo.
EMPLEADA 2ª - ¿A dónde va, don Manuel? MARÍA. -La pena es que tendré que dejar a mi
MANUEL. -A correr inundo. A vivir la vida. Basta novio.
de oficina. Basta de malacate. Basta de números. EMPLEADO 2° -¿Por qué no lo conserva en un
Basta de reloj. Basta de aguantarlo a este otro tarro de pickles?
canalla. (Señala la mesa del jefe.) Pausa. EMPLEADA 2ª - Cállese, odioso.
Perplejidad. MULATO. - Señores, procedamos con corrección.
EMPLEADO 1°-¿Quién es el otro? Cuando don Manuel declaró que él era el
TODOS. - ¿Quién es? chismoso, una nueva aurora pareció cernirse
MANUEL (perplejo). -El otro... el otro... el otro... sobre la humanidad. Todos le miramos y nos
soy yo. dijimos: "He aquí un hombre honesto; he aquí un
EMPLEADA 3ª - ¡Usted, don Manuel! hombre probo; he aquí la estatua misma de la
MANUEL. - Sí, yo; que desde hace veinte años le virtud cívica y ciudadana". (Grave.) Don Manuel.
llevo los chismes al jefe. Mucho tiempo hacía que Usted ha dejado de ser don Manuel. Usted se ha
me amargaba este secreto. Pero trabajábamos convertido en Simbad el Marino.
en el subsuelo. Y en el subsuelo las cosas no se EMPLEADA 3ª - ¡Qué bonito!
sienten. MANUEL. - Ahora, lo que hay que buscar es la
TODOS. - ¡Oh! ... isla desierta.
EMPLEADO 1°-¿Qué tiene que ver el subsuelo? TENEDOR DE LIBROS. - ¿Hay todavía islas
MANUEL. - No sé. La vida no se siente. Uno es desiertas?
como una lombriz solitaria en un intestino de MULATO. - Sí, las hay. Vaya si las hay. Grandes
cemento. Pasan los días y no se sabe cuándo es islas. Y con árboles de pan. Y con plátanos. Y
de día, cuándo es de noche. Misterio. (Con con pájaros de colores. Y con sol desde la
desesperación.) Pero un día nos traen a este mañana a la noche.
décimo piso. Y el cielo, las nubes, las chimeneas EMPLEADO 2º - ¿Y nosotros? ...
de los transatlánticos se nos entran en los ojos. MULATO. - ¿Cómo nosotros?
Pero entonces, ¿existía el cielo? Pero entonces, EMPLEADA 2ª -¿Claro? ¿Y a nosotros nos van a
¿existían los buques? ¿Y las nubes existían? ¿Y largar aquí?
uno, por qué no viajó? Por miedo. Por cobardía. MULATO. - Vengan ustedes también.
Mírenme. Viejo. Achacoso. ¿Para qué sirven mis TODOS. - Eso... vámonos todos.
cuarenta años de contabilidad y de chismerío? MULATO. - Ah... y qué les diré de las playas de
MULATO (enfático). - Ved cuán noble es su coral.
corazón. Ved cuán responsables son sus EMPLEADA 1ª Cuente, Cipriano, cuente.
palabras. Ved cuán inocentes son sus MULATO. - Y los arroyuelos cantan entre las
intenciones. Ruborizaos, amanuenses. Llorad breñas. Y también hay negros. Negros que por la
lágrimas de tinta. Todos vosotros os pudriréis noche baten el tambor. Así.
como asquerosas ratas entre estos malditos El MULATO toma la tapa de la máquina de
libros. Un día os encontraréis con el sacerdote escribir y comienza a batir el tam tam ancestral, al
que vendrá a suministraros la extremaunción. Y mismo tiempo que oscila simiesco sobre sí
mientras os unten con aceite la planta de los pies,

40
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
mismo. Sugestionados por el ritmo, van entrando quitando los sacos, los chalecos, las corbatas; las
todos en la danza. muchachas se recogen las faldas y arrojan los
MULATO (a tiempo que bate el tambor). -Y zapatos. El MULATO bate frenéticamente la tapa
también hay hermosas mujeres desnudas. de la máquina de escribir. Y cantan un ritmo de
Desnudas de los pies a la cabeza. Con collares rumba. La hoja de la bananera...
de flores. Que se alimentan de ensaladas de EL JEFE (entrando bruscamente con el
magnolias. Y hermosos hombres desnudos. Que DIRECTOR, con voz de trueno).- ¿Qué pasa
bailan bajo los árboles, como ahora nosotros aquí?
bailamos aquí... La hoja de la bananera De verde MARÍA (después de alguna vacilación). - Señor...
ya se madura Quien toma prenda de joven Tiene esta ventana maldita y el puerto... Y los buques...
la vida segura. esos buques malditos...
La danza se ha ido generalizando a medida que EMPLEADA 2ª - Y este negro.
habla el MULATO, y los viejos, los empleados y DIRECTOR. - Oh... comprendo... comprendo. (Al
las empleadas giran en torno de la mesa, donde JEFE.) Despida a todo el personal. Haga poner
como un demonio gesticula, toca el tambor y vidrios opacos en la ventana.
habla el condenado negro. Y bailan, bailan, bajo
los árboles cargados de frutas. De aromas... TELÓN
Histéricamente todos los hombres se van

ACTIVIDAD N° 2
Comprensión lectora (20p)
a) ¿Cómo era la vida de los empleados en el sótano?
b) ¿Por qué su vida cambia al mudarse al décimo piso?
c) ¿Qué representan los barcos que ven y escuchan desde la oficina?
d) ¿Qué función cumple la ventana?
e) ¿Por qué al final le ponen vidrios negros?
f) ¿Por qué Cipriano inventa la historia de la isla desierta?
g) ¿Qué simboliza esta isla?
h) ¿Cómo van reaccionando los diferentes personajes al escuchar a Cipriano?
i) ¿Cuál es la autocrítica de Manuel?
j) Cuando el director despide a todos, ¿Crees que los empleados lograron su objetivo? Justificar.

Tipología textual (16p)

k) Determinar la estructura externa e interna de la obra.


l) ¿A qué subgénero dramático pertenece la obra leída? Justificar
Reflexión (10p)

m) ¿Cómo se sienten los personajes de la obra respecto a su situación laboral?


n) ¿Crees que es algo que le pasa cotidianamente a las personas?
o) ¿Alguna vez estuviste en la misma situación que los empleados de la obra? ¿Cómo te sentiste?
p) En la lectura, los jefes muestran actitudes de violencia hacia sus empleados. ¿Cuáles?
q) ¿Qué derechos te parece que se están violando?

Producción escrita (20p)

r) Agregar un acto a la obra que continúe a partir del final.

Recuerda que en esta Actividad deben realizar de manera completa. Para ello deberán leer el texto y
luego responder con LAPICERA, LETRA CLARA Y DE MANERA COMPLETA todas las consignas

MUCHA SUERTE!!

41
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
ACTOS DE HABLA
1. Observá las siguientes situaciones y luego respondé a las preguntas.
a. ¿Qué es lo que busca conseguir el emisor
que habla desde atrás de la puerta?
b. ¿Cuáles son las diferencias en la manera de
enunciar su mensaje?
c. Relacione cada una de las viñetas con al
menos una de las siguientes acciones:

expresar un deseo • ordenar • pedir


• sugerir • echar • lastimar

2. Indique junto a cada enunciado qué acto de habla se


realiza. Por ejemplo:

negar • sugerir • ordenar • invitar • felicitar

a. Profe, le prometo que voy a estudiar. ………………….……


b. Prohibido estacionar. …………………………………………………
c. Ay, cómo me gustaría un vestido así. …………………………
d. Entonces… te espero a las ocho, ni un minuto antes ni un minnutos después……………………………………………………

3. En algunos de los enunciados de la actividad anterior, el


verbo que se utiliza expresa el acto de habla que se
realiza. Indique en qué caso ocurre esto.

………………………………………………………………………….

4. Escriba en la carpeta enunciados que respondan a los


siguientes actos de habla. En aquellos que sea posible,
emplee verbos realizativos.

amenazar • ofrecer • rogar • jugar •


afirmar

5. Vuelva a observar las imágenes correspondientes a la


actividad 1 y conteste. ¿Cómo creen que habrá
reaccionado el interlocutor en cada una de las
situaciones? ¿Su reacción habrá sido la misma en los
tres casos? ¿Por qué?

42
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
ACTOS DE HABLA DIRECTOS E INDIRECTOS
6. Compará los siguientes enunciados.
a. ¿Qué actos de habla ilocutivo y
perlocutivo realiza el emisor con estos
enunciados?
b. ¿En cuál de ellos se emplea un verbo
realizativo?
c. Señale en cuál o cuáles el emisor
expresa de forma directa su acto de habla y en
cuál lo hace de forma indirecta?

7. Indique en los siguientes pares de enunciados cuál


corresponde a un acto directo (D) y cuál corresponde a un
acto indirecto (I). Luego señale cuál es el acto que se realiza.

8. Lea las siguientes viñetas y reescriba los globos de diálogo transformando los actos de habla directos en
indirectos y viceversa.

43
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
REGLAS DE TILDACIÓN I

44
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
REGLAS DE TILDACIÓN II

45
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
ORACIONES BIMEMBRES Y UNIMEMBRES

46
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
47
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
PREDICADO VERBAL

48
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
49
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
PREDICADO NO VERBAL

50
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
51
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
ORACIÓN COMPUESTA

52
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
53
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
54
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Capítulo 1
Blancas: e4
Jordi Sierra i Fabra Abrió los ojos cuando el primer zumbido del
teléfono aún no había muerto y lo primero que
Campos de fresas encontró fueron los dígitos verdes de su radio-reloj en
la oscuridad de la noche.
Por ello supo que la llamada no podía ser buena.
Ninguna llamada telefónica lo es en la madrugada.
Alargó el brazo en el preciso momento en que
sobrevenía el silencio entre el primer y el segundo
zumbido, y tropezó con el vaso de agua depositado en
la mesita de noche. Lo derribó. A su lado, su mujer
también se agitó por el brusco despertar. Fue ella la
que encendió la luz de su propia mesita.
La mano del hombre se aferró al auricular del
teléfono. Lo descolgó mientras se incorporaba un poco
para hablar, y se lo llevó al oído. Su pregunta fue
rápida, alarmada.
—¿Sí?
Escuchó una voz neutra, opaca. Una voz
desconocida.
—¿El señor Salas?
—Soy yo.
—Verá, señor —la voz, de mujer, se tomó una
especie de respiro. O más bien fue como si se
dispusiera a tomar carrerilla—. Le llamo desde el
Clínico. Me temo que ha sucedido algo delicado y
necesitamos…
—¿Es mi hija? —preguntó automáticamente él.
Sintió cómo su mujer se aferraba a su brazo.
—Sí, señor Salas —continuó la voz, abierta y
Luciana, 17 años, está en coma por haber ingerido una directamente—. Nos la han traído en bastante mal
pastilla de éxtasis. Es «el día siguiente». Mientras sus estado y… bueno, aún es pronto para decir nada,
amigos se preguntan qué ha pasado, Eloy, el chico que ¿entiende? Sería necesario que se pasara por aquí
la ama, busca desesperado al camello que le vendió la cuanto antes.
pastilla para tratar de salvarle la vida. Sólo analizando —Pero… ¿está bien? —la tensión le hizo
qué contenía la droga sabrán los médicos a qué se atropellarse, la presión de la mano de su esposa le
enfrentan. Luciana se convierte en noticia de la prensa hizo daño, su cabeza entró en una espiral de miedos y
depredadora y en unas pocas horas a su alrededor angustias—. Quiero decir…
todo se convulsiona: sus padres, su hermana pequeña, —Su hija ha tomado algún tipo de sustancia
su mejor amiga que es bulímica y la necesita para peligrosa, señor Salas. La han traído sus amigos y
luchar contra su enfermedad, los médicos, la policía estamos haciendo todo lo posible por ella. Es cuanto
que persigue al camello y este que se enfrenta a su puedo decirle.
jefe… Y mientras, Luciana lucha una partida de ajedrez Confío en que cuando lleguen aquí tengamos
con la muerte. mejores noticias que darle.
—Vamos inmediatamente.
«Nada es real, —Hospital Clínico. Entren por urgencias.
no hay nada por lo que preocuparse. —Gracias… sí, claro, gracias…
Campos de fresas para siempre.» Se quedó con el teléfono en la mano, sin darse cuenta
John Lennon, Strawberry fields forever de que su mujer ya estaba en pie. Después la miró.

55
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—¿Un accidente de coche? —apenas si consiguió Capítulo 3
articular palabra ella. Blancas: d4
—No, dicen que se ha… tomado algo —exhaló él.
La confusión se empezaba a reflejar en sus rostros.
Lo despertó el timbre del teléfono y al
—¿Qué? —fue lo único que logró decir su esposa
levantar la cabeza de la mesa, el cuello le envió una
entre las brumas de su nueva realidad.
punzada de dolor al cerebro. La brusquedad del
despertar fue paralela a ese dolor.
Capítulo 2 —¡Ay, ay! —se quejó tratando de flexionar el cuello
Negras: c6 para liberarse del anquilosamiento.
Casi no lo logró, así que se levantó y fue hacia el
Cinta, Santi y Máximo no se movían desde teléfono, moviéndose lo mismo que un muñeco
hacía ya unos minutos. Era como si no se atrevieran. articulado que iniciase su andadura. No sólo era el
Sólo de vez en cuando los ojos de alguno de ellos se cuello, a causa de haberse quedado dormido sobre la
dirigían hacia la puerta, por la que había desaparecido mesa, sino los músculos, agarrotados, y la sensación
el último de los médicos, o buscaban el apoyo de los de mareo producto del súbito despertar, unido a la
demás, apoyo que era hurtado al instante, como si por larga noche de estudio a base de cafés y colas.
alguna extraña razón no quisieran verse ni En quien primero pensó fue en Luciana, Cinta, Santi
reconocerse. y Máximo.
—¿Por qué a mí no me ha pasado nada? Sus padres no podían ser. Nunca llamaban, y
Había formulado la pregunta media docena de mucho menos a una hora como aquella. ¿Para qué?
veces, y como las anteriores, Cinta no tuvo respuesta. Así que sólo podían ser ellos. Los muy…
—Yo también estoy bien —dijo Máximo. Levantó el auricular, pero antes de poder decir
—Dejadlo, ¿vale? —pidió Santi. nada escuchó el zumbido de la línea al cortarse.
—¿Qué vamos a…? Encima.
La pregunta de Cinta murió antes de formularla. Volvió a dejar el teléfono sobre la mesa y bufó
Desde que había empezado todo, los nervios se lleno de cansancio. Esperó un par de segundos, luego
mantenían a flor de piel, pero aún adormecidos, o se desperezó. Tenía la boca pastosa, los ojos espesos y
mejor dicho atontados, a causa del estallido de la la lengua pegada al paladar. Debía haberse quedado
situación. Ahora empezaban a aflorar plenamente. dormido aproximadamente hacía tres horas. Las
Fue Santi el primero en reaccionar, y lo hizo para primeras luces del amanecer asomaban ya al otro lado
sentarse al lado de ella. La rodeó con un brazo y la de la ventana. Miró los libros.
atrajo suavemente hacia sí. Después la besó en la Él estudiando y los demás de marcha. Genial.
frente. Cinta se dejó arrastrar y apoyó la cabeza en él. Claro que a Máximo le importaban un pito los
Luego cerró los ojos. estudios, y Santi ya había dejado de darle al callo. Pero
Comenzó a llorar suavemente. en cambio, Luciana y Cinta…
—Ha sido un accidente —suspiró Santi con un hilo El teléfono no volvía a sonar, así que se apartó de
de voz. él y fue al cuarto de baño, para lavarse la cara. Todavía
Máximo hundió su cabeza entre sus manos. tenía todo el sábado y todo el domingo por delante
Cinta se desahogó sólo unos segundos. Acabó antes del dichoso examen del lunes. Sus padres habían
mordiéndose el labio inferior. Sin desprenderse del hecho bien yéndose de fin de semana. Y él había
amparo protector de Santi, pronunció el nombre que hecho bien negándose a escuchar los cantos de
todos tenían en ese mismo instante en la mente. sirenas de los otros para que al menos saliera el
—Deberíamos llamar a Eloy. viernes por la noche.
Se produjo un silencio expectante. A pesar de lo mucho que deseaba estar con
Nadie se movió. Luciana.
—Y también a Loreto —terminó diciendo Cinta. La llamada se repitió cuando se echaba agua a la
Santi suspiró. cara por segunda vez. ¿Por qué sus padres no
Pero fue Máximo el que resumió la situación con un compraban un maldito inalámbrico? Cogió la toalla y
rotundo y expresivo: se secó mientras se dirigía hacia el teléfono. En esta
—¡Joder! ocasión se dejó caer en una butaca antes de levantar
el auricular. Sí, tenían que ser ellos. ¿Quién si no?
56
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—Sección de Voluntarios Estudiosos y Futuros —Está dormida.
Empresarios —anunció—. ¿Qué clase de zángano y —Es algo… importante, señora.
parásito nocturno osa? —Será todo lo importante que tú quieras, pero en
Nadie le rió la broma al otro lado. su estado no pienso robarle ni un minuto de sueño.
—Eloy —escuchó la voz de Máximo. Dime lo que sea y cuando se despierte se lo digo.
Una voz nada alegre. Hubo una pausa al otro lado del hilo telefónico.
—¿Qué pasa? —frunció el ceño instintivamente. —Es que… —vaciló Cinta.
—Oye, antes de que esto pueda cortarse de —¿Qué ha sucedido?
nuevo… Estamos en… bueno… Es que… —Se trata de Luciana —suspiró finalmente Cinta—.
—¡Díselo! —escuchó claramente la voz de Cinta Estamos en el hospital, en el Clínico.
por el hilo telefónico. —¡Dios mío! ¿Un accidente?
—Máximo, ¿qué ha ocurrido? —gritó alarmado —No, no señora. Que le ha sentado mal algo.
Eloy. —¿Y quieres que Loreto vaya ahí tal y como está
—Luci se tomó una pastilla, y le ha sentado mal. ella?
—¿Una…? —se despejó de golpe—. ¡Mierda! ¿Qué —Yo sólo he pensado que tenía que saberlo.
clase de pastilla? —¿Qué es lo que ha tomado?
La pausa fue muy breve. —Una… pastilla.
—Éxtasis. —¿Drogas?
Fue un mazazo. Una conmoción. —No exactamente, bueno… no sabría decirle —se
¿Luciana? ¿Un éxtasis? Aquello no tenía sentido. le notaba nerviosa y con ganas de terminar cuanto
Estaba en medio de una pesadilla. antes—. ¿Le dirá lo que ha sucedido cuando
—¿Qué le ha pasado? ¿Dónde estáis? despierte?
—En el Clínico. La hemos traído porque… bueno, —Sí, claro —la mujer cerró los ojos.
no sabemos qué le ha pasado, pero se ha puesto muy —¿Cómo está ella?
mal de pronto y… —Lleva un par de días mejor.
—Deberías venir, Eloy —escuchó de nuevo la voz —¿Come?
de la mejor amiga de Luciana por el auricular. —Lo intenta.
—Los médicos están con ella —continuó Máximo— —Está bien. Gracias, señora Sanz —se despidió
. Pensamos que deberías saberlo y estar aquí. Cinta.
Se puso en pie. Colgó dejando a la madre de Loreto todavía con el
—Salgo ahora mismo —fue lo último que dijo antes auricular en la mano.
de colgar.
Capítulo 5
Capítulo 4 Blancas: Caballo e2
Negras: d5
La primera en entrar en la sala de espera fue
A pesar de que el sol acababa de despuntar Norma, la hermana pequeña de Luciana. Después lo
más allá de la ciudad, la mujer ya estaba en pie, como hicieron ellos, los padres. El padre sujetaba a la madre,
cada mañana, por costumbre. Estaba cerca del que apenas si se sostenía en sus brazos. Las miradas
teléfono, en la cocina, preparándose su primer café. de los recién llegados convergieron en las de los
Debido a ello pudo coger el auricular antes de que su amigos de su hija y hermana. Cinta se puso en pie.
zumbido despertara a todos los demás. Santi y Máximo no. Los ojos del hombre tenían un halo
No le gustaban las llamadas intempestivas. La de marcada dureza. Los de su esposa, en cambio,
última había sido para decirle lo de su madre. naufragaban en la impotencia y el desconcierto. La
—¿Sí? —contuvo la respiración. cara de Norma era una máscara inexpresiva.
—¿Señora Sanz? —¿Cómo está? —quiso saber Cinta.
—¿Quién llama? El padre de Luciana se detuvo en medio de la sala,
—Soy Cinta, la amiga de Loreto. abarcándolos totalmente con su mirada llena de
—¿Cinta? Pero hija, ¿sabes qué hora es? aristas. Vieron en ella muchas preguntas, y leyeron
—Es que ha pasado algo y creo que Loreto debería aún más sentimientos, de ira, rabia, frustración, dolor.
saberlo. Cinta tuvo un estremecimiento.
57
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—¿Qué ha pasado? —la voz de Luis Salas sonó mano para atrapar a ninguno. Eran los peces los que le
como un flagelo. buscaban si querían.
—Nada, estábamos… Como aquella muñeca pelirroja.
—¿Qué ha pasado? —repitió la pregunta con —¡Eh!, tú eres Poli, ¿verdad?
mayor dureza. —Podría ser.
Santi se puso en pie para coger a Cinta. —¿Aún te queda algo?
—Tomamos pastillas y a ella le han sentado mal, —El almacén de Poli siempre está lleno.
eso es todo —tuvo el valor de decir. —¿Cuánto?
—¿Qué clase de pastillas? —Dos mil quinientas.
—Bueno, ya se lo hemos dicho al médico… —¡Joder! ¿No eran dos mil?
—¡Mierda!, ¿estáis locos o qué? —¿Quieres algo bueno o simplemente una
La madre de Luciana rompió a llorar más aspirina?
desconsoladamente aún por la explosión de furia de La pelirroja sacó el dinero del bolsillo de su
su marido. Incluso Norma pareció despertar con ella. pantalón verde, chillón. Parecía imposible que allí
Se acercó a su madre buscando su protección. Sin dentro cupiera algo más, por lo ajustado que le
dejar de llorar, la mujer abandonó el regazo protector quedaba. Poli la contempló. Diecisiete, tal vez
de su marido para abrazar a su hija pequeña. dieciocho años, aunque con lo que se maquillaban y lo
Luis Salas se quedó solo frente a ellos tres. bien alimentadas que estaban, igual podía tener
Cinta tenía los ojos desorbitados. dieciséis. Era atractiva y exuberante.
—¿Cómo… está? —preguntó por segunda vez. —Con esto te mantienes en pie veinticuatro horas
La respuesta les alcanzó de lleno, hiriéndolos en lo más, ya verás. No hace falta que te tomes dos o tres.
más profundo. Le tendió una pastilla, blanca, redonda, con una
—Está en coma —dijo el hombre, primero media luna dibujada en su superficie. Ella la cogió y él
despacio, para agregar después con mayor recibió su dinero. Ya no hablaron más. La vio alejarse
desesperación, con los puños apretados—: ¡Está en en dirección a ninguna parte, porque pronto la perdió
coma!, ¿sabéis? ¡Luciana está en coma! de vista por entre la marea humana.
Siguió su camino.
Capítulo 6 Apenas una decena de metros.
Negras: de4 —¡Poli!
Giró la cabeza y le reconoció. Se llamaba Néstor y
no era un cliente, sino un ex camello. Se había ligado a
El exterior del after hour era un hervidero de
una cuarentona con pasta. Suerte. Dejó que se le
chicos y chicas no precisamente dispuestos a disfrutar
acercara, curioso.
de los primeros rayos del recién nacido sol de la
—Néstor, ¿cómo te va?
mañana. Unos hablaban, excitados, tomándose un
—Bien. Oye, ¿el Pandora's sigue siendo zona tuya?
respiro para seguir bailando. Otros descansaban,
—Sí.
agotados aunque no rendidos. Algunos seguían
—¿Estuviste anoche vendiendo allí?
bebiendo de sus botellas, básicamente agua. Y los
—Sí.
menos echaban una cabezada en los coches ubicados
—Pues alguien tuvo una subida de calor, yo me
en el amplio aparcamiento. Pero la mayoría reían y
andaría con ojo.
planeaban la continuidad de la fiesta, allí o en
—¿Qué?
cualquier otra parte. Cerca de la puerta del local, la
—Mario vio la movida. Una cría. Se la llevaron en
música atronaba el espacio con su machacona
una ambulancia.
insistencia, puro ritmo, sin melodías ni suavidades que
Poli frunció el ceño.
nadie quería.
—Vaya —suspiró.
El único que parecía no participar de la esencia de
—Ya sabes cómo son estas cosas. Como pase algo,
todo aquello era él.
habrá un buen marrón. ¿Qué vendías?
Se movía por entre los chicos y las chicas, la
—Lo de siempre.
mayoría muy jóvenes, casi adolescentes. Y lo hacía con
—Ya, pero ¿era éxtasis…?
meticulosa cautela, igual que un pescador entre un
—Oye, yo vendo, no fabrico. Hay lo que hay y
banco de peces, sólo que él no tenía que extender la
punto. Por mí, como si se llama Margarita.

58
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—Bueno —Néstor se encogió de hombros—. Yo te primeras y decisivas cotas de libertad. Luciana ya
he avisado y ya está. Ahora allá tú. estaba dejando atrás la adolescencia. Era una mujer.
—Te lo agradezco, en serio. ¿Por qué había tenido que pasar aquello?
—Chao, tío. Los padres de Ernesto, un compañero del colegio,
Se alejó de él dejándole solo. habían perdido a un hijo en un accidente, y se
Realmente solo por primera vez en toda la noche. volcaron tanto en su otro hijo que lo tenían amargado.
Eso era lo que le esperaba a ella si…
Capítulo 7 De pronto sintió vergüenza.
Blancas: Caballo x e4 Su mente se quedó en blanco.
Bajó la cabeza.
¿Qué estaba pasando? ¿Era posible que con su
Norma vio cómo sus padres salían de la
hermana allí, en coma, ella pensara tan sólo en sí
habitación en la que acababan de instalar a Luciana,
misma y en sus ansias de vivir y de ser libre para abrir
reclamados de nuevo por los médicos que la atendían,
las alas?
y se quedó sola con ella.
¿Era posible que aún no hubiera derramado una
Entonces casi le dio miedo mirarla.
sola lágrima por Luciana?
Tenía agujas clavadas en un brazo, por las que
Se sintió tan culpable que entonces sí, algo se
recibía probablemente el suero, un pequeño artilugio
rompió en su interior.
fijado en un hombro y conectado a sondas y aparatos
Y empezó a llorar.
que desconocía; un tubo enorme, de unos tres
Luciana podía morir, ésa era la realidad. O
centímetros de diámetro, de color blanco y amarillo,
permanecer en aquel estado el resto de su vida, y
parecía ser el nuevo cordón umbilical de su vida. De él
también era la misma realidad. Un coma era como la
partía un derivado que entraba en su boca, abierta.
muerte, aunque con una posibilidad de despertar, en
Otro, sellado con cinta a su nariz, se incrustaba en el
unas horas o unos días. Una posibilidad. Ni siquiera
orificio de la derecha. Por la parte de abajo de la cama
sabía si su hermana era consciente de algo, de su
asomaba una bolsa de plástico a la que irían los orines
estado, de su simple presencia allí.
cuando se produjeran. Y desde luego no parecía
Le cogió una mano, instintivamente.
dormir. Con la boca abierta y los ojos cerrados,
—Luciana… —musitó.
embutida en aquella parafernalia de aparatos, más
bien se le antojó un conejillo de indias, o alguien a las
puertas de la muerte. Capítulo 8
Y era aterrador. Negras: Alfil f5 - Blancas: Caballo g3
Tuvo una extraña sensación, ajena a la realidad
primordial. No llores, Norma.
Una sensación egoísta, propia, mezcla de rabia y No llores, por favor.
desesperación. Lo que tenía ante sus ojos, además de Ayúdame.
una hermana en coma y, por tanto, moribunda, era el Os necesito fuertes, a todos, así que no llores.
fin de muchos de sus sueños, y especialmente de sus Puedo verte, ¿sabes, Norma? No sé cómo, porque
ansias de libertad. sé que tengo los ojos cerrados, pero puedo verte. Sé
Ahora, a ella, ya no la dejarían salir, ni de noche ni que estás ahí, a mi lado, y que llevas tu blusa amarilla
tal vez de día. Y si Luciana moría tanto como si seguía y los vaqueros nuevos, ¿verdad?
en coma mucho tiempo, sus padres se convertirían en ¿Lo ves?
la imagen de la ansiedad, convertirían su casa en una Y, sin embargo, aquí dentro está tan oscuro…
cárcel. Es una extraña sensación, hermana. Es como si
Siempre había ido a remolque de Luciana. Total, flotase en ninguna parte, mejor dicho, es como si mi
por tres años de diferencia… Ella aún tenía que volver cuerpo estuviese fuera de toda sensación, porque no
a casa a unas horas concretas, y no podía salir de siento nada, ni frío ni calor, tampoco siento dolor. Es
noche, y mucho menos regresar al amanecer y pasar la un lugar agradable. Bueno, lo sería si no estuviese tan
noche fuera de casa aunque se tratara de algo oscuro. Me gustaría ver, abrir los ojos y mirar. Hay
especial, como una verbena. Ella aún estaba atada a la algo que me recuerda la placenta de mamá. Sí, antes
maldita adolescencia. También Luciana, pero su de nacer. Recuerdo la placenta de mamá porque era
hermana mayor se había ganado finalmente sus cálida y confortable.
59
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
¿Y cómo puedo recordar eso? —Yo —volvió a hablar Cinta.
No, allí no tenía miedo, había paz. Aquí en cambio Miró a Santi y a Máximo.
tengo miedo, a pesar de que siento algo de esa misma —Todos tomasteis, ¿no? —preguntó el doctor.
paz. La siento porque estoy a sus puertas. Puedo dar —Sí.
un paso y olvidarme de todo para siempre. —¿Éxtasis?
Un simple paso. —Sí.
Pero no puedo moverme. —¿Cómo sabéis que era éxtasis?
Norma, Norma, ¿y los demás? —Bueno… —vaciló Máximo—. Se supone que…
¿Están bien? —¿Soléis tomarlo a menudo?
¿Y Eloy? —No —dijeron al unísono los dos chicos.
Oh, Dios, daría mi último aliento por tenerlo aquí, a Probablemente demasiado rápido, aunque…
mi lado, y sentir su mano como siento la tuya, —¿Qué efecto os causó? —continuó el
hermana. interrogatorio.
Tu mano. —Era como… si tuviera un millón de hormigas
Eloy. dentro —dijo de nuevo Cinta, dispuesta a hablar—. Mi
Me siento tan sola… cuerpo era una máquina, capaz de todo. Un estado de
exaltación total.
Capítulo 9 —Yo quería a todo el mundo —reconoció
Negras: Alfil g6 Máximo—. Un rollo estupendo. Me dio por reírme
cantidad.
—Sí, eso —convino Santi—. Era como estar… muy
En el despacho del doctor Pons había dos
arriba, no sé si me entiende.
sillas únicamente, así que mientras esperaban, él
Arriba y muy fuerte.
entró en un pequeño cuarto de baño y regresó con un
—¿Y ahora?
taburete que colocó en medio de ellas. Cinta y Santi
No hizo falta que respondieran. El bajón ya era
ocuparon las sillas. Máximo, el taburete. El médico
evidente. Fueran o no habituales, podían tener
rodeó de nuevo su mesa para ocupar la butaca que la
náuseas, cefaleas, dolor en las articulaciones…
presidía. Desde ella los observó.
—¿Qué le pasó exactamente a Luciana?
Cinta era de estatura media, tirando a baja,
—Empezó a subirle la temperatura del cuerpo.
adolescentemente atractiva con la ropa que llevaba,
—No —Santi detuvo a Cinta—. Primero se mareó, y
pero también juvenilmente sexy: cabello largo, ojos
luego vino lo de los calambres musculares.
grandes, labios pequeños, cuerpo en plena explosión.
—Fue todo junto —apuntó Máximo—. Yo me
Santi y Máximo, en cambio, eran el día y la noche. El
asusté cuando vi que dejaba de sudar. Entonces
primero llevaba el cabello corto y tenía la cara llena de
comprendí que le venía un golpe de calor.
espinillas, como si en lugar de piel tuviera un
—¿Así que sabéis lo que es eso?
sembrado. El segundo mostraba una densa cabellera,
—Sí.
rizada, como si de la cabeza le nacieran dos o tres mil
—¿Y aun así, os arriesgáis?
tirabuzones de color negro que luego le caían en
Era una pregunta estúpida, improcedente. Lo
desorden por todas partes.
comprendió al instante. Miles de chicos y chicas lo
Unió sus dos manos entrelazando los dedos y se
sabían, y sin embargo todas las semanas se jugaban la
acodó en su mesa. Luego empezó a hablar, despacio,
vida tomando drogas de diseño. Después de todo, sólo
sin que en su voz se notaran reconvenciones o tonos
alguien moría de vez en cuando.
duros. Era médico. Sólo médico.
Sólo.
Y había una vida en juego.
—¿Qué pasó después? —siguió el doctor Pons.
—Ahora que vuestra amiga, por lo menos, está
—Lo que le hemos contado —dijo Cinta—. Empezó
estabilizada, es hora de que retomemos la
con las convulsiones, el corazón se le disparó y…
conversación que antes iniciamos.
—¿Tenéis aquí una pastilla de esas?
—Ya le dijimos todo…
—No.
—Oídme, ¿queréis ayudarla o no?
Suspiró con fuerza. Hubiera sido demasiada
—Sí —contestó Cinta rápidamente.
suerte. Con una pastilla al menos sabría qué llevaba
Los otros dos asintieron con la cabeza.
—¿Quién más tomó pastillas?
60
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Luciana en el cuerpo. Un análisis de sangre no Eloy; venía corriendo, congestionado aún por la prisa
bastaba. Había que analizar el producto. que se había dado en llegar desde su casa a aquella
Ni siquiera sabían contra lo que luchaban. hora.
—A nosotros no nos hizo nada —manifestó Santi—. Máximo llenó sus pulmones de aire. Santi se
¿Por qué sí a ella? quedó quieto. Cinta fue la única en reaccionar yendo,
—Eso no se sabe, por esta razón es tan peligroso. directamente, al encuentro del recién llegado para
Os venden química pura adulterada con yeso, abrazarse a él.
ralladura de ladrillos, materiales de construcción como Volvió a llorar.
el «Agua-plast» e incluso venenos como la estricnina. —¿Qué… ha pasado? —preguntó Eloy alarmado.
A veces son más benévolos y simplemente se trata de Cinta no podía hablar. Fue Santi quien lo hizo.
un comprimido de paracetamol, que no es más que un —Está en coma.
analgésico. Pero de lo que se trata es de que, luego, —¿Qué? —Eloy se puso pálido.
cada cuerpo humano reacciona de una forma distinta. —Ha sido una putada, tío —manifestó Máximo.
De hecho, no hay nada, ninguna sustancia, capaz de —Pero… ¿cuánto tiempo…?
provocar una reacción como lo que le ha sucedido a —Está en coma —repitió Santi—. ¡Jo, tú, ya sabes!,
Luciana, un coma en menos de cuatro horas; pero si ¿no?
alguien sufre del corazón, tiene asma, diabetes, La idea penetró muy despacio en su mente.
tensión arterial alta, epilepsia o alguna enfermedad Fue como si se diera cuenta de que Cinta estaba allí,
mental o cardíaca, que a veces incluso se ignora por entre sus brazos. La apretó con fuerza, para no
ser jóvenes y no estar detectada, la reacción es sentirse solo, ni tan impotente como se sentía en ese
imprevisible. Incluso beber agua en exceso, pese a que instante.
se recomienda beber un poco cada hora, puede llevar —¿Qué dicen los médicos? —logró romper el
a esa reacción. En una palabra: el detonante lo pone la nudo albergado en su garganta.
persona. —Que hay que esperar. Las cuarenta y ocho horas
Dejó de hablar. Los tres le habían escuchado siguientes son decisivas —le respondió Santi.
con atención. Pero el resultado era el mismo. Cerca de Eloy apretó las mandíbulas.
allí una chica de dieciocho años se debatía entre la —¿Qué mierdas habéis tomado? —alzó la voz de
vida y la muerte, al filo de ambos mundos, perdida, tal pronto.
vez eternamente, en una dimensión desconocida. No hubo una respuesta inmediata. Fueron los ojos
Quizá por ello esperaba la última pregunta. de Eloy los que actuaron de sacacorchos.
La formuló Cinta. —Nada, tío, sólo un estimulante —pareció
—Se pondrá bien, ¿verdad, doctor? defenderse Máximo.
Y no tenía ninguna respuesta para ella. Ni siquiera —¿Para qué? ¡Mierda! ¿Para qué?
un mínimo de optimismo en que basarse. —Oye, si hubieras estado allí, tú también lo habrías
hecho, ¿vale?
Capítulo 10 —¿Yo? ¡Si ni siquiera fumo!
Blancas: h4 —¿Qué tiene que ver esto con el tabaco? Lo
tomamos para ver qué pasaba y estar en forma y no
cansarnos y…
Al salir del despacho del doctor Pons se
—¡Y para ver qué pasaba, coño! —acabó Santi la
quedaron unos segundos sin saber qué hacer o
frase de Máximo.
adónde ir. Luego, de común acuerdo aunque sin
—Por favor… no os peleéis… por favor —suplicó
mediar palabra alguna, encaminaron sus pasos en
Cinta.
dirección a la salita en la que habían esperado las
—Yo no habría tomado nada —insistió
noticias acerca del estado de Luciana.
mirándola—. Ni la habría dejado a ella.
No sabían a ciencia cierta por qué seguían allí,
¿Lo habéis hecho por eso, porque no estaba yo?
pero lo cierto es que no se les pasó por la cabeza
—Ha sido una casualidad —Santi dejó caer la
marcharse. Era como si ya formaran parte del hospital,
cabeza abatido.
o del destino de su amiga.
—¡Y una mierda! —gritó Eloy.
Vacilaron al ver que en la sala había otras dos
—Estábamos con Ana y Paco, bailando, y
personas, esperando también noticias de otros
entonces… —Cinta volvió a verse dominada por la
enfermos. Entonces fue cuando vieron aparecer a
61
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
emoción. Las lágrimas le impidieron continuar traspuso, empleando la otra para abrirla. Los dos se
hablando. Se abrazó de nuevo con fuerza a Eloy y encontraron dentro con los padres de las dos
balbuceó un desesperado—: Lo siento… Lo siento… Lo hermanas.
siento… Pero Eloy apenas si reparó en ellos.
Ya no encontró ninguna simpatía ni consuelo en él. La imagen de Luciana, inmóvil, con los ojos
La apartó bruscamente de su lado. cerrados, la boca abierta y las agujas, y los tubos
—¡Iros a la mierda! —exclamó el muchacho—. entrando y saliendo de ella, le atravesó la mente.
¡Parecéis críos de…! —Hijo… —suspiró con emoción la mujer
No terminó la frase. Giró sobre sus talones y los levantándose.
dejó allí, quietos, inmóviles, tan perdidos como lo —Me quedé a estudiar… Lo siento, ¡lo siento! —
estaban ya antes de su llegada, pero ahora mucho más apenas si logró articular palabra aunque sin poder
vulnerables por la condición de culpables ante sus dejar de mirar a la persona que más amaba en el
ojos. mundo.

Capítulo 11 Capítulo 12
Negras: h6 Blancas: Caballo f3 - Negras: Caballo d7

Se tropezó con Norma inesperadamente, ¿Eloy?


mientras se sentía como un león enjaulado en mitad ¡Oh!, Dios… ¿Eres tú, Eloy?
del laberinto de pasillos y salas, sin saber qué más ¿Estoy soñando? No, no es un sueño. Eres tú.
hacer para conseguir abrir una brecha en el sistema. Reconozco tu voz, y huelo tu perfume y… sí, también
Los dos se reconocieron en mitad de la nada, puedo verte, al lado de Norma. Y ahora mamá que te
envueltos en su soledad. da un beso mientras papá sigue abatido ahí, junto a la
—¡Eloy! ventana.
La hermana de Luciana se le echó a los Has llegado. Sabía que lo harías, pero como aquí el
brazos. Por primera vez desde que la conocía, y pronto tiempo no existe, no sabía cuándo sería posible verte.
haría dos años, él no la rehuyó, al contrario: la abrazó ¡Ahora, sin embargo, me alegra tanto tenerte a mi
y le dio un beso en la cabeza, por entre la espesa mata lado!
de su pelo. Norma temblaba. Aunque lamento mi aspecto.
Y él esperó, cauteloso, aunque en aquel momento Estoy horrible, ¿verdad?
sabía que se necesitaban. Y pensar que lo último que te dije fue…
Ya no tenía nada que ver el hecho de que ella, Te quiero. No hablaba en serio, ¿sabes? ¡Qué
como muchas hermanas menores, estuviera estúpida fui! En realidad… no sé, estaba jugando, ya
enamorada de él. sabes tú. Creo que me asustaba atarme. Se dicen
—Me han dicho que está… en coma —murmuró tantas tonterías acerca del primer amor: que si se
casi un minuto después. empieza pronto luego se estropea enseguida, que es
Norma no se separó de su abrazo. mejor vivir primero y después…
—Tengo miedo —reconoció. No quiero perderte, Eloy.
—No me han dejado verla —dijo Eloy—. Llevo la Ni quiero perderme yo.
tira pidiendo… ¿Por qué no me coges de la mano?
Esta vez sí. La chica se apartó de él para mirarle a Por favor…
los ojos. Luego lo cogió de la mano. ¿Has estudiado mucho? Supongo que sí, toda la
—Ven —se limitó a decir. noche. Menudo eres. Y terco. Y ahora esto, ¡menudo
La siguió. Era un contacto dulce y, en el fondo, una palo! Si el lunes suspendes el examen, encima será
mano amiga. La primera en aquel mundo inhóspito. culpa mía. Me sabe mal, cariño, pero te juro que yo no
¡Norma y Luciana se parecían tanto! De hecho, viendo quería acabar así. Lo único que deseaba era pasar una
a Norma, recordaba cómo y cuándo se había noche loca, emborracharme de música, olvidar, volar.
enamorado de Luciana. En aquel tiempo, sin embargo, Lo deseaba más que nunca.
Luciana se acababa de convertir en una mujer. Aunque te echaba de menos.
El trayecto apenas duró veinte segundos. Norma Me crees, ¿verdad?
se detuvo en una puerta. Sin soltarle a él de la mano la Claro. Estás aquí. De lo contrario no habrías venido.
62
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Cógeme de la mano. —¿Cuánto os costó lo que comprasteis?
Vamos, cógeme de la mano. —Dos mil cada uno. Pedía dos mil quinientas, pero
Así… al comprar varias…
Gracias. —¿Tomasteis todos?
Ahora ya no me importan el silencio ni la oscuridad. —Oiga… —se incomodó Máximo.
Ahora… —¿Se lo pregunto a vuestros padres?
—Tomamos todos —dijo Cinta.
Capítulo 13 —¿Cómo eran las pastillas?
Blancas: h5 —Blancas, redondas, tipo aspirina y más pequeñas,
¿cómo quiere que…?
—Tenían una media luna grabada —manifestó Santi
—¿Sois los que estabais con Luciana Salas?
sabiendo a qué se refería el inspector.
Lo miraron los tres, sorprendidos. Era como si
El hombre puso cara de fastidio.
hubiera aparecido allí de improviso, materializándose
—¿Una media luna?
en su presencia.
—Sí.
—Sí —reconoció Máximo.
Chasqueó la lengua con mal contenida furia.
—Inspector Espinós —se presentó el hombre—.
—¿Qué pasa? —quiso saber Máximo.
Vicente Espinós.
—Nada que os importe —se apartó de ellos
—¿Policía? —se extrañó Santi.
pensativo antes de agregar—: ¿Dónde fue?
—¿Qué creéis? —hizo un gesto explícito—. Se trata
—En el Pandora's.
de un delito, ¿no os parece? Cinta estaba pálida.
—Muy bien —suspiró—. Dejadme vuestros
—Nosotros no hemos hecho nada —se defendió. El
teléfonos y direcciones, y si recordáis algo más,
hombre no respondió a su aseveración.
llamadme —les tendió una tarjeta a cada uno—. A
—¿Quién os dio esa pastilla? —preguntó sin
cualquier hora, ¿de acuerdo?
ambages.
No esperó su respuesta y se alejó de ellos
Los tres se miraron, inseguros, acobardados,
caminando con el paso muy vivo.
indecisos. El policía no les dejó reaccionar. Su voz se
hizo un poco más ruda. Sólo un poco. Nada más.
Suficiente. Capítulo 14
—Oídme: cuanto antes me lo contéis, antes podré Negras: Alfil h7
hacer algo. Puede que os vendieran cualquier cosa
adulterada, ¿entendéis? Para que esta noche no acabe Volvieron a tropezarse con Eloy frente a la puerta
nadie más como vuestra amiga, depende de lo que de acceso a urgencias. Salía de la zona de las
ahora hagamos. Es más: si conseguimos una pastilla habitaciones, allá donde ellos no habían conseguido
igual a la que se tomó ella, es probable que la entrar, y pudieron percibir claramente las huellas del
ayudemos a recuperarse. llanto en sus ojos. Tenía las mandíbulas apretadas.
—No lo conocíamos —dijo Cinta. —¿La has visto? —se interesó Cinta.
—¿Qué aspecto tenía? —Sí.
—Pues… no sé —miró a Santi y a Máximo en busca Iba a preguntar algo más, pero no lo hizo al ver la
de ayuda. cara de su amigo. Por el contrario, fue él quien
—Era un hombre de unos treinta años, puede que formuló la siguiente pregunta.
menos, no tengo buen ojo para eso —se adelantó —¿Habéis llamado a Loreto?
Máximo—. Me pareció normal, vulgar. Todo fue muy —Sí.
rápido, y estaba oscuro. —¿Qué ha dicho?
—Era la primera vez… —trató de intercalar Santi. —Hemos hablado con su madre. No ha querido
—¿Alguna seña, color de ojos, de cabello, un despertarla. Sólo le faltaba esto tal y como está ella.
tatuaje? —¿Tenéis alguna píldora más de esas? —preguntó
—Bajo, cabello negro y corto, vestía traje oscuro. de pronto Eloy.
Me chocó porque hacía calor. —No.
—Nariz aguileña —recordó Santi. —Los médicos no saben qué había en ella, cuál era
—¿Algún nombre? su composición. Si pudiéramos conseguir una, tal vez…
—No. —Sí, ya lo sabemos —asintió Santi.
63
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—¿De veras crees que una pastilla ayudaría a…? — entraron varias personas llevando a un niño lleno de
apuntó Cinta. sangre en los brazos.
—¡No lo sé, pero se podría intentar!, ¿no? El lugar se convirtió en un caos de gritos, voces y
No ocultó su impotencia llena de rabia. Frente al carreras.
abatimiento y la desesperanza de Cinta, Santi y
Máximo, todo en él era puro nervio, una ansiedad mal
medida y peor controlada. Capítulo 15
—¿Adónde ibais? —les preguntó de nuevo. Blancas: Alfil d3
—A casa, a dormir un poco —suspiró Cinta.
Eloy no la miró a ella, sino a Máximo.
El doctor Pons le tendió el pliego de hojas.
—¿Os vais a dormir? —espetó.
—Desde luego, no es Metilendioximetaanfetamina,
—¿Qué quieres que hagamos?
sino Metilendioxietanfetamina.
—¿Ella está muriéndose y vosotros os vais a dormir
El inspector Espinós alzó la vista del análisis de
tan tranquilos? —insistió él.
sangre.
—¡Estamos agotados, tío! —protestó Máximo.
—No es éxtasis —aclaró el médico—, sino eva.
Parecía no podérselo creer.
—Bueno, eso ya me lo imaginaba —reconoció el
—¿Te pasas los fines de semana enteros bailando,
policía—. La gente sigue llamándolo éxtasis pero…
de viernes a domingo, sin parar, y ahora me vienes con
—Lo malo es que ahora que teníamos el éxtasis
que estás agotado un sábado por la mañana? —
bastante estudiado… —hizo un gesto de desesperanza
levantó la voz preso de su furia.
el doctor Pons antes de empezar a hablar, casi como si
—Ya vale, Eloy —trató de calmarlo Santi.
lo hiciera para sí mismo—. Quizá no debía haberse
—Todos estamos…
prohibido, ya ves tú. Cuando vamos descubriendo una
Nadie hizo caso ahora a Cinta. Eloy seguía
cosa, la prohíben, y entonces sale otra más difícil y
dirigiéndose a Máximo.
compleja de detectar. A comienzos de siglo se
—Fuiste tú quien compró esa mierda, ¿verdad?
empleaban dosis controladas de éxtasis en psiquiatría
—Oye, ¿de qué vas?
para mejorar la comunicación con los pacientes.
—¡Fuiste tú!
Ahora, desde que la DEA lo catalogó en 1985 dentro
—¿Y qué si fui yo, eh? —acabó disparándose
del grupo de sustancias sin utilidad médica
Máximo—.
reconocida, y con riesgos de adicción… En fin, que
¿Qué pasa contigo, tío?
prefería vérmelas con el éxtasis, amigo. Está claro que
—¡Maldito cabrón!
siendo el eva un veinticinco por ciento menos potente
Se le echó encima, pero Santi estaba alerta, y era
que el éxtasis, su mayor cantidad de principio activo lo
más fuerte que él. Lo detuvo y lo obligó a retroceder,
hace más peligroso, porque actúa más rápido.
mientras Cinta se ponía también en medio, de nuevo
Es todo lo que sabemos y poco más, muy poco más.
llorosa y al borde de un ataque de nervios.
—¿Y además de eva, qué contenía esa pastilla?
—¡Por favor, no os peleéis, por favor! —gritó la
—Ahí está todo lo que hemos detectado —señaló el
muchacha.
análisis de sangre—, pero como siempre, es
—Vamos, Eloy, cálmate —pidió Santi—. No ha sido
insuficiente. El cuerpo ya ha eliminado algunas
culpa de nadie. Y tampoco ha sido culpa suya. Fue Raúl
sustancias.
el que trajo al tipo y el que…
Seguimos sin saber contra qué luchamos. De las
—¿Estaba ahí ese imbécil? —abrió los ojos Eloy.
variedades analizadas por los laboratorios de
—Sí —reconoció Santi.
toxicología últimamente, el ochenta por ciento era
La presión cedió, los músculos de Eloy dejaron de
eva, y no había ninguna pastilla cuya composición
empujar y Santi relajó los suyos. Máximo también
fuese igual a otra. Siempre hay alguna porquería que
respiró con fuerza, apretando los puños, dándoles la
las diferencia entre sí.
espalda mientras daba unos pasos nerviosos en torno
—Ésta también es diferente —le informó el
a sí mismo. Cinta quedó en medio, abrazándose con
inspector Espinós—. Según esos chicos, tenía una
desvalida tristeza.
media luna grabada. Es la primera con esta marca, así
Fue en ese momento cuando las puertas de
que debe haber una nueva partida recién llegada a la
urgencias se abrieron de par en par y, corriendo,
ciudad, tal vez de procedencia remota.
—¿Por qué les ponen esos sellos? ¿Lo sabes?
64
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—Para distinguirlas, para jugar… ¡qué sé yo! He generación de depresivos, porque eso es lo menos que
visto pastillas con tantas figuras y nombres…: el les va a pasar a estos chicos. Las lesiones cerebrales y
conejito de Play Boy, la lengua de los Rolling Stones, físicas serán de consideración.
logotipos de canales de televisión, dibujos infantiles… —Este caso levantará ampollas —dijo Vicente
—De momento, esta luna ya tiene una víctima. Espinós.
—Luna —rezongó el policía—. Malditos hijos de —Por eso te decía que a veces se necesita algo
puta… Un paquete de mil pastillas pesa algo más de un como lo de esta chica para sacudir a la opinión pública.
cuarto de kilo, ¿cómo lo ves, eh, Juan? Alrededor de —Ya, pero a la única opinión pública que va a
doscientos ochenta gramos. ¡Diez mil pastillas pesan sacudir es a la policía.
menos de tres kilos! ¡Y valen veinte millones de —¿Qué harás, una redada general de camellos con
pesetas en el mercado! sello de urgencia?
—Es el precio lo que lo hace fácil —intercaló el —No seas cruel, Juan —protestó el inspector—.
médico—. ¿A cómo está ahora la cocaína en la calle? Pero desde luego va a haber una buena movida.
Vicente Espinós suspiró agotado. —¿Te han dado algún dato de interés esos chicos?
—Doce mil el gramo. El policía se puso en pie.
—Creo que el speed está a unas tres mil, y el éxtasis —Una nariz aguileña.
o el eva a un poco menos, ¿me equivoco? Es lo más —¿Y?
barato, y por tanto también lo más explosivamente —Es suficiente —dijo Vicente Espinós—. Al menos
peligroso. En Inglaterra se consumen a la semana por ahora.
entre un millón y un millón y medio de pastillas, todas Y le tendió la mano a su amigo, dispuesto a irse,
entre chicos y chicas de trece a diecinueve años. dando por terminada su breve charla.
¿Cuántas se consumen en España?
No había cifras, y los dos lo sabían. Por ello la Capítulo 16
pregunta se hacía más angustiosa. Negras: Alfil x d3
—Nos llevan una gran ventaja —dijo el policía—, los
fabricantes y los traficantes por un lado, y esos chicos
Marcó el número de teléfono de memoria y apenas
por otro. A veces oigo a mi hija hablar de música y me
lo hubo hecho, miró a derecha e izquierda, para
parece una extraterrestre. Rave, hardcore, trance,
asegurarse una vez más de que todo estaba tranquilo
house, techno, hip-hop… ¡Hasta hace poco aún creía
y la calle envuelta en la normalidad prematura de un
que el bacalao se comía, y ahora resulta que lo
sábado por la mañana. No tuvo que esperar mucho.
escriben con K y se baila! —no se rió de su mal
—¿Sí? —le contestó una voz femenina por el
chiste—. ¿Qué más quieren si ya salen de noche,
auricular.
practican el sexo y hacen lo que les da la gana? ¿Por
—¿El señor Castro?
qué además han de destruirse? ¿Es eso libertad?
—Duerme —fue un comentario escueto—. ¿Quién
—¿Recuerdas cuando fumábamos hierba en los
le llama?
sesenta?
—Poli —dijo él—. Poli García.
—¡Venga, no compares, tú!
—¿Qué quieres?
—Lo único que sé es que a veces se necesita una
—Ha habido una movida. He de hablar con él.
muerte para sacudir a la sociedad —desgranó Juan
—¿Qué clase de movida?
Pons con deliberada cautela—. En 1992 las drogas de
—Oye, despiértalo, ¿vale? Puede ser importante y
diseño apenas si alcanzaban un tres por ciento del
tiene que saberlo.
consumo total en nuestra Comunidad. En 1993
—¿Qué clase de movida? —repitió la voz femenina.
saltamos al diecinueve por ciento, en 1994 llegamos al
—Una chica en el hospital —bufó el camello—.
treinta y cuatro por ciento y en 1995… Desde
Estoy en una cabina, y no tengo muchas monedas.
entonces, y sobre todo en estos últimos tiempos, ha
—Cómprate un móvil. ¿Qué tiene que ver esa chica
seguido aumentando su consumo. Aun así, estamos
con Alex?
lejos de los cincuenta y dos adolescentes muertos en
—Le vendí una luna. De las primeras.
Inglaterra en la primera mitad de los noventa.
Ahora sí. Ella pareció captar la intención.
Cincuenta y dos, que se dice pronto. Y eso quitando
—Espera —suspiró.
comas, lesiones permanentes y efectos secundarios. Y
espera, que dentro de diez años tendremos una

65
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
No tuvo que hacerlo mucho tiempo, pero por si horrorizándola. Los brazos y las piernas eran simples
acaso introdujo otra moneda de veinte duros por la huesos con apenas unos gramos de carne todavía
ranura del teléfono. luchando con firmeza por la supervivencia. El pecho no
—¿Poli? —escuchó la voz de Alejandro Castro—. existía. Pero lo peor seguía siendo el rostro, enteco,
¿Qué clase de mierda es ésa? lleno de ángulos debido a que en él no había ya más
—Ya ves. Estuve en el Pandora's, vendí como que piel.
cincuenta, y nada más irme una chica se puso a parir. A veces le costaba reconocerla.
—¿Golpe de calor? Había sido tan bonita.
—Eso parece. Tan…
—¿Cómo lo sabes? —Hola, mamá. Buenos días.
—Me lo han soplado. Yo también tengo amigos, —Buenos días, cielo.
¿sabes? —He dormido doce horas, ¿no?
—¿Está bien? —Sí, está bien. ¿Cómo te encuentras?
—¡Y yo qué sé! Debe estar en algún hospital. —¡Oh!, estupendamente.
—¡Eh, eh, tranquilo! Le hizo la pregunta que tanto temía, pero que debía
—¿Tranquilo? Esa clase de marrones no me gustan. formular para dar visos de normalidad cotidiana. La
Si muere, habrá problemas; y aunque no la palme pregunta que tres veces al día la llenaba de zozobra. Y
puede que los haya igualmente. ¡Coño, me dijiste que no porque ella fuese a rechazarla.
era material de primera! —¿Quieres desayunar?
—¡Y lo es!, ¿qué te crees? Se encontró con la mirada de su hija.
—¡Nunca me había pasado nada así! —Unos cereales, con leche.
—Oye, Poli, entérate: yo no las fabrico, las importo. —¿Te los pongo yo?
Y trabajo con gente que lo hace bien. —No, ya lo haré yo misma, gracias. Voy a lavarme.
—Todo lo que tú quieras, pero yo tengo doscientas La vio salir y se apoyó en la mesa. A fin de cuentas
pastillas encima y ya veremos qué pasa esta noche. lo importante ya no era sólo que comiera algo sin
—¡Yo tengo quince kilos, y hay que venderlas, no muestras de gula o ansiedad, sino que no lo vomitara
me vengas con chorradas! después.
—Mira, Castro, si esa cría muere, la poli va a Ésa era la clave.
remover cielo y tierra, y como den conmigo… De algún lugar de sí misma buscó las fuerzas que le
—¿Como den contigo, qué? —le atajó el aludido al permitieran seguir. Ella también estaba como su hija:
otro lado del teléfono. en los huesos de su resistencia. Pero los médicos, los
Poli percibió claramente su tono. psiquiatras sobre todo, no dejaban de repetirle y
Llenó sus pulmones de aire. recordarle que tenía que ser fuerte, muy fuerte.
—Nada —acabó diciendo—. Supongo que estoy un Si ella flaqueaba, Loreto estaría perdida.
poco nervioso. De pronto recordó la llamada telefónica.
—Pues tómate una tila y cálmate, ¿vale? Pensó en no decirle nada, pero de cualquier forma
No había mucho más que decir. ella llamaría antes o después a sus amigos, así que…
—¡Vale! —¡Loreto!
El otro ni siquiera se despidió. Fue tras ella. Ya estaba en el baño. Llamó a la
puerta y entró casi a continuación. Su hija se cubrió el
Capítulo 17 cuerpo rápidamente con la toalla. Pero bastó una
Blancas: Reina x d3 fracción de segundo para que ella pudiese verla
desnuda. Casi tuvo que abortar un grito de pánico y
dolor.
Loreto apareció en la puerta de la cocina con el
Los prisioneros de los campos de exterminio nazis
sueño todavía pegado a sus párpados. Su madre la
no tenían peor aspecto.
contempló buscando, como cada mañana en los
—¡Mamá! —gritó Loreto.
últimos días, la naturalidad en sus gestos y la
—Lo… siento, hija —trató de dominarse a duras
indiferencia en su mirada. Pero también como cada
penas—. Es que algo le ha pasado a Luciana y…
mañana, le fue difícil hacerlo. Pese al camisón, que le
Loreto se olvidó de la interrupción.
llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas, la
—¿Qué pasa? —se alarmó.
delgadez, de su hija era tan manifiesta que seguía
66
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—La han llevado al Clínico. Por lo visto se ha —Vamos, Espinós —el periodista abrió los brazos
tomado algo esta noche, alguna clase de droga. mostrándole sus manos desnudas—. ¿Me lo dice en
—¡Oh, no! —el rostro de la muchacha se serio?
transmutó—. ¿Está bien? —Se lo digo en serio, sí.
—No lo sé. Han llamado muy de mañana, apenas —Debería saber que es bueno que esas cosas se
había amanecido. sepan —justificó Zapata—. Siempre actúan de freno.
—¿Por qué no me despertaste? Un montón de padres les prohibirán a sus hijos salir el
—Vamos, hija, ¿qué querías que hiciese? próximo fin de semana, y tal vez, algunos chicos y
—He de ir allí —dijo Loreto. chicas no vuelvan a tomar porquerías recordando lo
—¿En tu estado? —Mamá… que le ha sucedido a esta chica. Eso tiene de bueno la
Salió del baño, envuelta en la toalla, y caminó en información.
dirección al teléfono. Marcó el número de la casa de —Depende de cómo se dé.
Luciana y esperó unos segundos. —¿Quiere decir que yo la manipulo?
—No hay nadie —dijo finalmente. No le contestó directamente, aunque le hubiera
Colgó. gustado. Siempre había existido una coexistencia más
Y en ese instante el timbre del aparato las sacó a las o menos pacífica entre la ley y la prensa. Pero Mariano
dos de su silencio. Zapata era otra cosa. Un sensacionalista.
—Si habla de esa chica, los responsables de lo que
Capítulo 18 le ha sucedido tomarán precauciones.
—O sea, que debo callar para ayudarles a
Negras: e6
desarrollar su investigación.
—Más o menos.
Vicente Espinós salió por la puerta de urgencias del
—No puedo creerlo —se burló el periodista antes
Hospital Clínico y se detuvo en la acera para tomar
de que cambiara de tono y dijera con énfasis—: ¡La
aire y decidir qué rumbo seguir. La mañana era
gente tiene derecho a saber lo que pasa! ¡Y cuanto
agradable. Una típica mañana de primavera, a las
antes mejor!
puertas del verano y en tiempo de verbena, pero aún
Era la misma historia de siempre. No sabía por qué
sin los calores caniculares. No le gustaban los
discutía con él.
hospitales. Debía ser hipocondríaco. Se decía que un
Inició de nuevo su camino, sin siquiera despedirse.
buen tanto por ciento de personas que entraban en un
—Vamos, Espinós —le acompañó la voz de
hospital, salían con algún virus pegado al forro. Y lo
Zapata—. Tiene todo el día de hoy para investigar el
mismo los pacientes. Los curaban de una tontería y
caso, ¿qué más quiere?
salían con algo gordo.
Quería romperle la cara, o detenerle, pero eso
Se olvidó de sus malos presagios cuando le vio a él.
hubiera sido… ¿anticonstitucional?
Aunque de hecho su presencia no hizo más que
¿Quién decía que hasta las ratas tienen derechos?
reavivarle otros.
El reconocimiento fue mutuo.
—¡Vaya por Dios! —comentó el policía sin ocultar
Capítulo 19
su disgusto. Blancas: Alfil f4
—Caramba, la ley —dijo el aparecido deteniéndose
ante él. Al llegar al portal del edificio, los dos aminoraron el
No podía ser casual. No con Mariano Zapata. paso de forma que se detuvieron como si se les
—¿Qué hace por aquí? —le preguntó. hubiese terminado la energía. Santi, que llevaba a
—Creo que lo mismo que usted —sonrió el Cinta cogida por los hombros, fue el que se colocó
periodista—. ¿Qué hay de esa chica? delante de la chica para besarla.
—Las noticias vuelan rápido. ¿Quién le ha llamado? Ella se dejó hacer, sin colaborar, sin reaccionar.
—Contactos —se evadió Mariano Zapata con un —¿Estás bien? —acabó preguntando él.
aire de suficiencia. —Sí.
—¿Por qué no le hace un favor a ella, y a la —¿Seguro?
investigación, y se va? —Que sí.
Santi levantó la cabeza. Miró la casa.

67
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—No es conveniente que te quedes sola — Parecía no creerle. Se le plantó delante, mirándolo
comentó. de hito en hito.
—Ya —Cinta plegó los labios. No tuvo tiempo de mostrarse enfadado por la falta
—¿Tus padres vuelven mañana? de fe materna, ni de protestar o tratar de capear el
—Ya sabes que sí. temporal al que, por otra parte, ya estaba habituado.
—Déjame que suba. Su padre apareció por la puerta del baño a medio
—No. afeitar.
—Pero… —¿Qué, por qué no empalmas ya, directamente? —
—Ahora no —quiso zanjar el tema sin conseguirlo. le gritó.
—¿Por qué? —Se me ha hecho tarde, caramba. No voy a estar
—Porque acabarás como siempre, y no me apetece. mirando la hora…
Además, la última vez casi nos pillan, y juré que no —¡Ay, hijo, es que primero llegabas a las tres o las
volvería a ser tan imprudente. cuatro, luego ya fue al amanecer, y ahora…! —se puso
—Oye, que es sábado por la mañana. La otra vez en plan dramático su madre.
era domingo y nos quedamos dormidos. Y ellos no van —Oye, tengo casi diecinueve años, ¿vale?
a volver el sábado por la mañana, ¿vale? —¡A tu madre no le contestes!, ¿me oyes? ¡Mira
—Imagínate que mi madre se pone mal o qué sé yo. que te doy un guantazo que te pongo las orejas del
—Escucha —trató de ser convincente, casi tanto revés! ¡Casi diecinueve años, casi diecinueve años! ¡Si
como solía gustarle a su novia—, sólo quiero echarme aún te quedan siete meses, crío de mierda!
un rato, nada más. Y así nos hacemos compañía. Ha —Bueno, no discutáis —trató de contemporizar la
sido un palo, y no quiero dejarte sola. mujer.
Se encontró con la mirada cargada de dudosos —Tú has empezado, mamá —la acusó Máximo—.
reproches de Cinta, pero nada más. He salido, se me ha hecho tarde y estoy bien, ¿ves?
—Además dije en casa que estaría fuera todo el fin ¿Qué más quieres?
de semana —continuó él—. Si aparezco a esta hora del —¿Y no piensas que tu madre a veces no pega ojo
sábado van a creer que ha pasado algo. No esperaba en toda la noche? —continuó gritando el hombre.
que ocurriera una cosa así. —Yo no tengo la culpa de eso —se defendió él.
—Mucha cara tienes tú. —Si es que cada semana se matan tantos chicos en
—Va, no seas así. accidentes que…
Le dio un beso en la frente y Cinta cerró los ojos. La discusión ahora ya era entre ellos dos, como
Luego él la atrajo hacia su pecho, y ella se dejó habitualmente solía suceder.
acariciar, muy quieta. Dejaron de hacerle caso a ella.
No hizo falta volver a hablar. —¡Y ahora a dormir hasta la hora de comer, claro!
Acabaron entrando en el portal en silencio, todavía ¡Eso si te levantas, porque a lo peor empalmas y hasta
abrazados, revestidos de ternura, hasta que la la noche, y vuelta a empezar! Pues ¿sabes lo que te
aparición de una vecina en la escalera les hizo digo, eh? ¿Sabes lo que te digo? ¡Que se me están
separarse. empezando a hinchar las narices! ¡Y a mí cuando se
me hinchan las narices…!
Capítulo 20 —Vale, oye, no grites —trató de contenerle
Negras: Reina a5 Máximo al ver que su madre iba a ponerse a llorar.
—¡Tú a callar, yo grito lo que me da la gana!
Máximo se tragó su posible respuesta. Lo hizo tanto
Abrió la puerta con sigilo, por si tenía suerte y ellos
por cansancio como por su madre. El silencio los
aún dormían o por lo menos no le oían llegar, pero
envolvió súbitamente, de forma que los tres se
comprendió que no era precisamente su día de suerte.
miraron como animales acorralados.
Su madre apareció en el pasillo, en bata, con su
Fue suficiente. La tensión cedió de manera
habitual cara de preocupación.
progresiva, como una espiral.
—¡Vaya horas, Máximo! —fue lo primero que le
El hombre volvió a meterse en el cuarto de baño,
dijo.
dando un portazo.
Lo siguiente fue acercarse a él, para comprobar su
Y Máximo entró en su habitación.
estado.
—Estoy bien, mamá. No he bebido.
68
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
En el momento de dejarse caer sobre la cama, tenía —¿Podría hacerle una fotografía a Luciana?
los puños apretados, pero no sólo era por la discusión —¡No!
que acababa de tener. Fue casi un grito. Los dos hombres la miraron.
Seguía pensando en Luciana, y en Raúl, y en… —Señora, esa imagen…
—¡No quiero que nadie la vea así, por Dios!
Capítulo 21 Todo el horror del mundo tintaba sus facciones. El
Blancas: Alfil d2 periodista supo ver en ellas una negativa cerrada.
—De acuerdo, señora —se resignó—. Lo siento.
Y volvió a tenderles la mano dispuesto a marcharse.
Aparecieron los dos, y, al entrar en la sala, Mariano
Zapata se levantó. Fue él quien les tendió la mano en
primer lugar. Capítulo 22
—¿Señores Salas? Negras: Reina c7
Primero se la estrechó a ella, haciendo una leve
inclinación. Después a él. Acto seguido les mostró su Cinta sintió la mano de Santi en su muslo
credencial de prensa. desnudo, y rápidamente movió la suya para detener
Esther Salas lo miró sin acabar de comprender. su avance.
—¿Cómo está su hija Luciana? —se interesó el —Ya vale —dijo con escueta sequedad.
periodista. Santi no le hizo caso. Siguió recorriendo su
—En… coma —articuló Luis Salas. piel, en sentido ascendente, tratando de vencer la
—Sí, lo sé. Me refería a si había habido algún oposición de la mano de ella.
cambio —aclaró Mariano Zapata. —¡Estate quieto!, ¿quieres? —acabó gritando Cinta
—No, dicen que aún es… pronto. mientras se daba la vuelta en la cama, furiosa.
—Créanme que lo siento. Estas cosas le revuelven a —Mujer… —se defendió él.
uno el estómago. —¡Has dicho que sólo querías echarte un rato!
—¿Va a escribir algo sobre nuestra hija? —vaciló el —Es que al verte así…
padre de Luciana. —¡Pues cierra los ojos, o date la vuelta!
—Debo hacerlo. —Ya.
—¿Porque es noticia? Cinta se acodó con un brazo y le miró presa de una
—Es algo más que eso, señor Salas —trató de fuerte rabia.
mostrarse lo más sincero posible, y en el fondo lo —¿Serías capaz de hacerlo, ahora? —le preguntó.
era—. Cuando estas cosas pasan la desgracia de una —¿Por qué no?
persona suele ser la salvación de otras. —¿Con Luciana en el hospital, en coma?
—No le entiendo —musitó la mujer. —Precisamente por eso necesito…
—Un caso como el de Luciana alerta a los demás, a —Eres un cerdo —le espetó su novia.
posibles víctimas y a sus padres —le aclaró su marido. —No soy un cerdo.
—Así es —corroboró el periodista—. De ahí que Cinta volvió a darle la espalda. Hizo algo más: se
quiera hablar con ustedes, saber algo más de su hija, apartó de él, colocándose prácticamente en el filo de
pedirles que me cuenten cómo era, que me den la cama. A través de la penumbra Santi vio sus formas
alguna fotografía. suaves, su belleza juvenil, todo cuanto encerraba en su
—Señor… cuerpo.
—Zapata, Mariano Zapata —les recordó. Tan cerca, y, de pronto, tan lejos.
—Señor Zapata —continuó Luis Salas—. Ahora —Vale, perdona —dijo. No hubo respuesta—. He
mismo no estamos para otra cosa que no sea para dicho que lo siento.
estar a su lado, ¿entiende? Tal vez mañana, o pasado… El mismo silencio.
no sé… Roto apenas unos segundos después por el
—Esta noche cientos de chicos y chicas tomarán la ahogado llanto de ella.
misma porquería que ha llevado a Luciana a ese Aunque sabía que no era por él.
estado, señor Salas —insistió él. Era como si Luciana estuviese allí, entre ellos, y
—Todo esto acaba de ocurrir. Todavía… —balbuceó también en sus mentes.
Esther Salas.
—Se lo ruego, señor Zapata —pidió Luis Salas. Capítulo 23
69
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Blancas: 0-0-0 —Venga, venga, que vamos a arrasar.
—¿Habéis oído hablar del Special K ?
Al principio, precisamente, la que le había gustado —No, ¿qué es?
era Luciana. Las conoció a las dos al mismo tiempo, —¡Huy, lo más fuerte! ¡Y lo último!
inseparables, sin olvidar a Loreto, que iba más a su —No toméis alcohol con esto, ¿eh? Te deshidratas.
bola y apareció después. Las llamó las destroyers, Y bebed agua cada hora, pero sin pasarse.
porque arrasaban. Tenían toda la marcha del mundo, —Muy enterado estás tú.
eran fans de casi todos los grupos de guaperas habidos —Hombre, hay que saber de qué va la película.
y por haber. Pero en sus rostros y en sus cuerpos —¿Qué tal? ¿Flipa o no flipa?
anidaba un ángel, algo especial. —Yo no siento nada. —¡Venga, vamos a bailar!
Cuando comprendió que Luciana era diferente, más ¡Que circule!
inaccesible, y que además se inclinaba por Eloy, Santi volvió a abrir los ojos. Jadeaba, y el corazón le
entonces se fijó en Cinta, y ella en él. Desde ese latía con mucha fuerza en el pecho.
momento todo fue muy rápido. No era Cinta, sino él, quien necesitaba que le
Enamorados como tontos. abrazaran ahora.
Jamás pensó que pudiera liarse tan pronto, pero —Cinta… —susurró.
con Cinta había encontrado algo que no conocía: la No hubo respuesta.
paz. Por otra parte, primero todo fue un juego
adolescente. Después ya no. Capítulo 24
Ahora Cinta no era fan de ningún grupo de Negras: Caballo gf6
guaperas. Era una mujer.
Una mujer de dieciocho años. Cinta miraba las rendijas de la persiana, los
¿Por qué había tenido que meter la pata? segmentos horizontales por los cuales se filtraba la luz
La oyó llorar más y más, hasta que el viento del sol. No tenía sueño, ni pizca de sueño, aunque
huracanado de ese sentimiento menguó y cesó. Tuvo agradecía el hecho de poder estar tumbada, en
deseos de cogerla, abrazarla, ya sin deseo sexual, sólo silencio. Lo único malo del silencio era oír el eco de sus
porque ella lo necesitaba, pero no se atrevió siquiera a propios pensamientos. Un eco cargado de
tocarla. Cinta tenía carácter. reverberaciones que la aturdían.
Mucho carácter. Y no podía escapar de las mismas. Eran como ondas
Cerró los ojos, y, entonces, se vio a sí mismo, y a los que se dilataban y se contraían en la superficie quieta
demás, la pasada noche, bailando. de un lago.
Luciana, Máximo, Cinta, Raúl, Ana, Paco, él… Oía Ella y Luciana habían sido las más reacias a tomar la
sus voces. pastilla. Una cosa eran las anfetas o alguna bebida
—Vamos, total… a ver qué pasa. fuerte, y otra muy distinta una pastilla de éxtasis. Raúl,
—Oye, esto no será muy fuerte, ¿verdad? y Máximo, y también Santi en el fondo, incluso la
—A mí me da por reírme. misma Ana, fueron los motores. Raúl y Máximo
—¡Ya, que te voy a creer! estaban habituados. En realidad, ni Ana ni Paco
—En serio. formaban parte del grupo, pero los conocían. Ella
—Mirad que como mañana me despierte en una parecía estar de vuelta de todo. Demasiado.
cama ajena y no recuerde nada… Os mato, ¿vale? Una simple pastilla blanca, redonda, del tamaño de
—Todo depende de cómo sea él. una uña, o tal vez más pequeña.
—¡Pero si no es más fuerte que una anfeta, cagada! ¿Cómo era posible que…?
—Por eso vale dos mil cucas, ¿no? —Oye, ¿no dices que quieres probar nuevas
—¡Cómo te enrollas! experiencias, y que le has dicho a Eloy que vas a
—Venga, tía, va. tomártelo con calma? Pues empieza.
—Que no, en serio. —Creo que soy idiota.
—Serás… —Bueno, mañana le llamas y le dices que eres
—¿Vas a ser la única que pase? idiota. Pero esta noche vamos a soltarnos el pelo.
—En fin… pero no se lo digáis a Eloy. —La verdad es que pagar dos mil del ala por esto…
—A ver si es que vas a tener que pedirle permiso —A mí no me irá mal dejar de pensar un rato.
para todo, tú. Tengo los exámenes metidos en el tarro.
70
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—Seguro que me mareo y vomito. gran parte. Fue él quien llevó las malditas pastillas a
—¡Jo, qué moral, tía! ¡Tómatela ya y calla de una Luciana, Cinta y Santi. Él y, por supuesto, Raúl.
vez! Aún más condenadamente loco.
Ojalá hubiera vomitado. Cuando la vio caer al suelo, —¡Vamos, tío, si compramos un puñado nos las
y se dio cuenta de lo mal que estaba… Y todo lo que rebaja!
ocurrió después, cuando la sacaron fuera, y —¿Colocan bien?
empezaron los gritos, y la espera de la ambulancia, y —¿De qué vas? Te estoy hablando de éxtasis, no de
todo lo demás… ninguna mierda de esas de colores para críos con
Santi tal vez tuviera razón: necesitaba un poco de acné.
cariño, amor, ternura, tal vez sexo. Pero no se movió. —Que ya lo sé, hombre, ¿qué te crees? Pero no sé
Recordaba cuando se conocieron. Hacían cola para si ellas…
comprar dos entradas del concierto de su grupo —¿Luci y Cinta? ¿Qué son, bebés? ¡Eh, colega!
preferido, y de pronto cerraron la taquilla y Entonces había aparecido él.
anunciaron que se habían agotado. Luciana se echó a El camello.
llorar, y ella empezó a gritar, dispuesta a saltar sobre Tal y como se lo describió al inspector.
la taquilla y abrirla a golpes. Sin saber cómo, se vieron —Recién llegadas. ¿A que son bonitas? ¿Veis? Una
una junto a la otra, llorando desconsoladas, y luna. Dos mil cada una si compráis media docena.
abrazándose. No sabían nada la una de la otra, pero Precio de amigo.
compartían su amor infinito por ellos, los cinco chicos —De amigo sería a mil.
más guapos de la creación, los que mejor cantaban, —Sí, hombre, si quieres te las regalo.
los que mejor bailaban, los que mejor se movían… —¡Anda ya!
No pudieron ir a ese concierto, pero desde Se conocían. Raúl y el camello se conocían.
entonces fueron como hermanas. Luego, Luciana le Entonces fueron con Cinta, Santi y Luciana. Paco y
presentó a Loreto. Eran íntimas, pero a Loreto la Ana también estaban allí. Siete pastillas. Catorce mil
música le importaba menos, así que Luciana y ella pesetas. Raúl ya llevaba algo encima, porque no
tenían muchas más cosas en común. paraba de moverse, de reír, de gritar, con los ojos
Incluso tenían planes. Se querían ir a vivir juntas. Y iluminados.
solas. Raúl era de los que aguantaban todo el fin de
De pronto todo parecía increíble, lejano, y sobre semana, de viernes a lunes prácticamente. Cuatro días
todo, ¡tan absurdo! de bajada y al siguiente viernes, vuelta a empezar. Era
Una simple noche, una simple pastilla que se su vida.
suponía iba a disparar… La música, la mákina y el bakalao, la disco, el
Sí, disparar era la palabra exacta. movimiento continuo.
Como todas las armas, el disparo podía llegar a ser Y en un momento determinado, todos formando
mortal. una cadena, el camello, Raúl, él, y, finalmente,
Luciana.
Capítulo 25 Una cadena que se rompía por el eslabón más
Blancas: Reina e2 pequeño y más débil.
Aparte de Loreto, la única chica que le había
importado, y que ya no era más que una sombra de sí
Máximo tampoco podía dormir.
misma por culpa de la maldita bulimia.
La pelea entre sus padres a causa de él había
¿Por qué se destruían a sí mismos?
cesado hacía rato, y ahora la casa estaba en silencio,
Suspiró con fuerza, para sentirse vivo, pero sólo
pero su mente era un hervidero. Creía que un
consiguió recordar que Luciana ya no podía hacerlo. El
descanso, atemperar los nervios, le vendría bien, y
dolor se le hizo entonces insoportable. Y no tenía ni
descubría que no, que la soledad era peor. El silencio
idea de cómo arrancárselo.
se convertía en un caos.
Si Luciana moría…
Cinta y Santi estaban juntos, pero él no tenía a
Si permanecía en coma durante meses, o años…
nadie.
Máximo se levantó de un salto. Estaba temblando.
Nunca había tenido a nadie. El loco de Máximo.
Loco o no, ahora no podía eludir su responsabilidad.
Eloy tenía razón. La culpa era suya, no toda, pero sí Capítulo 26
71
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Negras: 0-0-0 No había nadie dentro, pero no tuvo que esperar
demasiado. Un hombre calvo, bajito, con una camiseta
Eloy tuvo suerte. No se vio obligado a llamar desde sudada, apareció de detrás de una cortina hecha con
el interfono. Un hombre, llevando de la mano a un clips unidos unos a otros. Su ánimo decreció al verlo y
niño, salía del portal, y él se coló dentro sin necesidad reconocerlo.
de llamar. Ni siquiera esperó el ascensor. Total, sólo —Hola, Benito —le saludó el policía.
eran tres pisos. Los subió dando zancadas que —Hola, inspector, ¿qué le trae por aquí?
devoraron los peldaños de dos en dos y se detuvo ante No había alegría ni efusividad en su voz, sólo
la puerta el tiempo justo para coger aire. Luego llamó. respeto, y un vano intento de parecer tranquilo,
Le abrió Julia. La conocía. Era una preciosidad de distendido.
catorce años, que daría mucho que hablar cuando se —Busco al Mosca.
formara un poco más, si es que ya no lo hacía ahora. —Moscas tenemos muchas…
Rubia, de pecho pequeño y puntiagudo, ojos grises, —Benito, que no tengo el día.
piernas largas que ella resaltaba con ajustadas —Perdone, inspector.
minifaldas de tubo… Por la cortina apareció alguien más, una mujer,
—Vaya —le sonrió—. Es toda una sorpresa. ¿Cómo entrada en años, pero aún carnosa y sugestiva. Iba
estás? muy ceñida, luciendo sus caducos encantos. Le sacaba
—Bien —mintió—. ¿Está Raúl? toda la cabeza al calvo.
Su hermana pareció sorprenderse por la pregunta. —¡Inspector! —cantó con apariencia feliz.
—¿Es un chiste? —sonrió—. Pasa. —Hola, Ágata —la saludó él.
—No, tengo prisa. —Está buscando al Mosca —la informó Benito.
Ella no ocultó su disgusto. —El bueno de Policarpo —suspiró la mujer—. ¿En
—¿No conoces a Raúl? El fin de semana no aparece qué lío se ha metido ahora, inspector?
por casa. ¿Por qué iba a estar aquí un sábado por la —Sólo quiero hablarle de un par de cosas, nada
mañana habiendo after hours? importante.
—¿Sabes dónde podría encontrarlo? —Pues tendrá que buscar en otra parte —dijo
—No es de los que dicen dónde va, ni tampoco de Ágata.
los que hacen planes previos. —Se marchó hace dos meses —concluyó Benito.
Si tú no lo sabes, menos lo sé yo. ¿Por qué lo —¿Adónde?
buscas? —¿Quién lo sabe? —fingió indiferencia ella—. Ésta
—Necesito una información urgente. es una pensión familiar, y barata. Cuando algunos
—Pues hasta el lunes… ganan un poco de dinero, siempre intentan buscar
Se dio cuenta de que ella aún pensaba que era una algo que creen que es mejor.
excusa, así que se rindió definitivamente. —El mundo está lleno de desagradecidos —
—Vale, gracias. apostilló el hombre.
Julia se encogió de hombros. —¿Trincó pasta el Mosca?
—Estoy sola —le dijo—. Y aburrida. —Yo no he dicho eso —se defendió Ágata—, pero
—Y yo de exámenes. como se marchó de aquí…
Ya estaba en la escalera. —Haced memoria o llamo a Sanidad o a alguien
La hermana de Raúl cerró la puerta sin darle tiempo parecido.
a despedirse. —¡Hombre, inspector!
—¡Que tampoco es eso!
Capítulo 27 No lo conmovieron, así que decidieron lo más
práctico.
Blancas: Caballo e5
—Lo único que sabemos es que se veía con la Loles,
¿la conoce? Una del Laberinto.
Vicente Espinós aparcó el coche sobre la acera
—Sé quién es —asintió Vicente Espinós.
directamente, y bajó de él sin prisa. No cerró la puerta
—Bueno, pues me alegro —manifestó la mujer.
con llave. Sólo un idiota se lo robaría, a pesar de no
El policía los miró de hito en hito. Formaban una
llevar ningún distintivo que indicase que era un coche
extraña pareja. Y llevaban treinta años casados. Otros
policial. Luego salvó la breve distancia que le separaba
de la entrada de la pensión Ágata.
72
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
se divorciaban a la más mínima. Luego se dio media peso, al desaparecer la carne de su cuerpo, habían
vuelta. tenido que desarrollar su propia base para sostenerla.
—Si lo veis… Era un monstruo.
—Lo llamamos, inspector, descuide. No faltaría Aunque mucho peor era estar gorda…
más. Tener tanta hambre, y comer, y engordar, y…
No lo harían, pero eso era lo de menos. —¡Yo te ayudaré, Loreto! ¡Voy a ayudarte a superar
esto! ¡Te lo prometo! ¡Estaré a tu lado! ¡Comeremos
Capítulo 28 juntas, lo necesario, sin gulas ni ansiedades, y no te
Negras: Caballo b8 dejaré vomitar, se acabó! ¡Te lo juro!
No hacía ni veinticuatro horas.
Y ahora ella estaba en coma.
Loreto se miró en el espejo de su habitación.
Se moría.
Desnuda.
Era tan injusto…
Recorrió las líneas de su cuerpo, una a una. Casi
Y no sólo por Luciana, sino también por ella misma.
podía contar sus huesos, las diagonales de sus
Porque la dejaba sola.
costillas, el vientre hundido, la pelvis salida y
Sola.
extrañamente frondosa, las nudosidades de sus
Sintió una punzada en el bajo vientre, dolorosa,
rodillas, la piel seca, el cabello débil y sin fuerza que se
aguda. No podía ser la menstruación, porque se le
le caía cada día más.
había retirado hacía meses después de tenerla en
Y aun así, se sintió mal por algo distinto. Peor.
ocasiones diez días seguidos o de pasar tres meses sin
Gorda.
ella, y el estreñimiento no le producía aquel tipo de
Tuvo que cerrar los ojos, y volver a abrirlos, para
daño. Tampoco eran sus habituales dolores
enfrentarse a la realidad.
abdominales. Era un dolor diferente, nuevo.
Tal y como le había dicho el psiquiatra.
Tal vez un espasmo.
Se estaba muriendo. Si no dejaba de comer
Pero de alguna forma, por extraño que pareciese,
incontroladamente para vomitar después al sentirse
gracias a él sintió, de pronto, que estaba viva.
culpable de ello y temiendo a la obesidad, sería el fin.
Luciana no sentía nada.
Había llegado al punto límite, y tras él, no existía
Ya no.
retorno posible.
Loreto se apoyó en el espejo. Primero la mano.
Luchó desesperadamente, consigo misma, y pensó
Después la cabeza. Cerró definitivamente los ojos.
en Luciana.
—No te mueras —susurró—. Por favor, no te
Luciana, tan llena de vida, siempre alegre.
mueras.
Desde que sabía que estaba en coma, era como si
Ni ella misma supo a cuál de las dos se refería.
algo, en su interior, pugnase por estallar, sin saber qué
era, ni tampoco por dónde saldría esa explosión.
Estaba ahí, agazapado. Capítulo 29
Luciana. Ella. Blancas: Torre h4
Apenas veinticuatro horas antes, Luciana había Mariano Zapata estaba en la cafetería del hospital,
estado allí, a su lado, frente a aquel espejo, tomando su segundo café del día, cuando apareció
obligándola también a mirarse. Norma, cabizbaja, con las muestras de la preocupación
—¡Por Dios, Loreto!, ¿es que no lo ves? ¡Mira tus atentando su serena belleza adolescente. La
dedos, tus dientes, tus pies! muchacha parecía buscar algo, tal vez una máquina en
Miró sus dedos. De tanto introducírselos en la boca, vez de la barra del bar.
para vomitar, los tenía sin uñas, doblados, convertidos Para el periodista, era la oportunidad que
en dos garfios, atacados por los ácidos del estómago. esperaba, la que buscaba desde que una enfermera se
Miró sus dientes, con las encías descarnadas, colgando la señaló a lo lejos.
como racimos de uva seca de una vid agotada, Se acercó a ella.
también destrozados por los ácidos estomacales que —Tú eres Norma Salas, ¿verdad?
subían con la comida al vomitar. Miró sus pies, sus La hermana de Luciana.
hermosos pies, casi tanto como las manos unos años Lo miró sin sospechar nada.
antes, ahora llenos de callosidades, pues al perder —Sí.
—¿Cómo se encuentra?
73
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—Igual. ¿Usted es…? Cruzó la calzada y entró en el local. Fue
—¡Oh, perdona! Me llamo Mariano. Soy de la directamente a la barra. Apenas había gente a aquella
Asociación Española de Ayuda a Drogodependientes. hora.
—Mi hermana no es una drogata —la defendió —¿Qué será? —le preguntó un camarero.
espontáneamente. —Un cortado y el listín telefónico, por favor.
—Claro, claro —la tranquilizó él—, no se trata de El listín llegó inmediatamente. Buscó los teléfonos
eso. Lo que pasa es que este caso va a dar mucho que de los hospitales de la ciudad y empezó a anotarlos en
hablar, ¿entiendes? un papel, despacio, para no dejarse ninguno. Mientras
—¿Por qué? lo hacía le sirvieron el café.
—Tu hermana es una chica joven y sana, había —¿Tiene cambio para hacer algunas llamadas
salido para pasarlo bien, bailar, y, sin embargo, ahora telefónicas? —pidió.
puede morir. Como comprenderás… Esa porquería que El camarero tomó el billete de mil pesetas y le dio el
se tomó… éxtasis, ¿verdad? cambio del café en monedas de cien y de cincuenta. El
—El médico dice que no es éxtasis, sino eva. camello las recogió, se bebió el café de dos tragos y se
—Bueno, es el mismo perro con distinto collar. fue hacia el teléfono, que era verde y estaba ubicado
¿Qué edad tiene tu hermana? en el extremo opuesto de la barra de manera visible.
—Casi dieciocho. Marcó el primero de los números que había anotado.
—¿Estudia o trabaja? —Urgencias, ¿dígame?
—Aún estudia, pero lo suyo es el ajedrez. —Perdone, ¿podría decirme si tienen ingresada ahí
—¿Ah, sí? Interesante. ¿Es buena? a una chica que anoche tomó drogas en una
—Mucho. Ha ganado varios campeonatos discoteca? La llevaron en una ambulancia…
escolares, aunque ella no acaba de creérselo. Supongo Negativo.
que para sobresalir en eso hay que arrimar mucho el Marcó un segundo número.
hombro, y ella aún no lo tiene claro. Y un tercero.
—¿Dónde sucedió todo? Quiero decir lo de tomarse La respuesta le llegó en el cuarto intento.
esa cosa. —¿Luciana Salas Masoliver? —le preguntó una voz
—En una discoteca llamada Pandoras. femenina.
—¿Iba sola? No tenía ni idea. ¿Pero cuántas chicas habrían
—No, con sus amigos y amigas. Ayer era viernes por ingresado de noche por causa de las drogas?
la noche. —Sí, sí es ella —su tono cambió revistiéndose de
—Sí, claro, es lógico. ¿Tiene novio? angustias—. ¿Cómo se encuentra?
Por primera vez, Norma se percató de que sin darse —Disculpe, pero…
cuenta estaba respondiendo a las preguntas del —Mire, es que mi cuñada me ha dejado el recado
desconocido que tenía delante. Aunque no parecía en el contestador contándome lo que había pasado,
mal tipo. Él también percibió su instintiva reacción. pero sin decirme el hospital ni nada, y como estamos
—¿Tomas algo? —le propuso antes de que ella fuera… ¡Dios, qué angustia!, sólo quiero saber… Está
siguiera hablando o dejara de hacerlo. viva, ¿verdad?
—¿Es su sobrina? —insistió la voz femenina.
Capítulo 30 —Sí, por favor… ¡por favor!
Negras: Alfil d6 —Bueno —la resistencia cedió—, se ha estabilizado
y por el momento está bien, aunque no fuera de
peligro, pero… sigue en coma. Es cuanto puedo
Poli García volvió a detenerse frente a una cabina
decirle.
telefónica, pero sólo fue cuestión de unos segundos.
Coma.
Chasqueó la lengua y miró arriba y abajo de la calle en
—Gracias, ha sido usted muy amable.
busca de un bar. Lo divisó en la esquina opuesta, a
—De nada, señor.
menos de veinte metros.
Colgó y se quedó mirando el teléfono.
En todas las calles de todas las ciudades de España
Tal vez debiera llamar a los otros hospitales, para
había por lo menos un bar.
asegurarse. Tal vez no fuese ella. Tal vez la de
Un bar y dos o tres bancos.
Pandora's ya estuviese en casa, tan tranquila. Tal vez.
Coma.

74
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Golpeó el mostrador con el puño cerrado, machismo se vio sorprendido con algo totalmente
impulsivamente, preso de una incontenible rabia. Al diferente. Pero aun antes de saber que era ella, ya se
instante se encontró con la mirada preocupada del había enamorado. Desde el momento en que entró en
camarero. la casa se le paró el corazón en el pecho. Flechazo
Salió del bar desorientado, sin saber adónde ir o puro. Como para no creérselo, o reírse, porque era la
qué hacer. pura y simple realidad.
Cinco minutos después ya estaban hablando.
Capítulo 31 Una semana después le daba el primer beso.
Blancas: Caballo c4 Un año después…
No iba a poder amar a nadie más como la amaba a
ella. Eso lo sabía. Su padre le habló una vez del «amor
Eloy se detuvo en seco, inesperadamente, al
de su vida», su primera novia. Nunca la olvidó, y
encontrarse con El Arca de los Noés cerrada. Se acercó
aunque había sido feliz con su madre, aún pensaba en
a la puerta y descubrió que estaba precintada por la
ella, porque había sido lo más importante de su
autoridad facultativa. Su desconcierto fue palpable.
adolescencia. Su padre decía que la adolescencia era la
Era una de las posibilidades de encontrar a Raúl a
parte de la vida más importante, porque es aquella en
aquella hora.
la que las personas se abren a todo, se tocan,
Pese a todo, no había muchos locales de baile
descubren que están vivas, se sienten, aprenden,
abiertos en un sábado por la mañana, legales, ilegales,
sufren la primera realidad de la existencia, aman y
camuflados o privados.
buscan ser amadas. El estallido de las emociones.
Suspiró desalentado.
Su padre tenía razón.
Y entonces, por primera vez desde que había salido
Por eso se había declarado a Luciana. Ya eran
del hospital, se preguntó qué demonios estaba
novios, pero él quería el compromiso definitivo, para
haciendo.
empezar a hacer planes. Por eso no entendía el
En parte lo sabía: moverse, no parar, hacer algo
comportamiento de ella.
para no volverse loco. No habría podido quedarse en
—Luciana… —gimió envuelto en un suspiro.
casa, solo, o en el hospital, abatido, con Luciana tan
Si no se hubiera quedado a estudiar.
cerca hundida en la sima de su silencio. Pero en parte
Si no…
era algo más. Las palabras revoloteaban por su mente
¿A quién quería engañar? Máximo tenía razón:
como moscas inquietas: «Si pudiéramos dar con una
Luciana era tozuda. Se habría tomado aquella cosa
pastilla igual a la que se ha tomado ella», «Si
igualmente. Y probablemente él también lo hubiera
supiéramos qué sustancias contenía», «El éxtasis, el
hecho, para no parecer idiota, para acompañarla en
eva, son como bombas inexploradas, y cada remesa es
todo.
diferente a otra»…
Ahora ya no tenía remedio.
No, no quería dar con Raúl para romperle la cara.
No tenía remedio el pasado, aunque sí el futuro.
Quería dar con él para intentar ayudar a salvar a
Se puso en pie, de golpe, apartó las sombras de su
Luciana.
mente y continuó su búsqueda.
Tenía que conseguir una de aquellas pastillas. Así de
Cada minuto contaba.
simple.
Se sentó en el bordillo y hundió la cabeza entre las
manos. ¿Qué estaba haciendo, jugar a policías y Capítulo 32
ladrones? Y, sin embargo, tal vez fuese una Negras: Torre d7
oportunidad de hacerlo, sí, de salvar a Luciana.
Luciana. Acabó de marcar el número telefónico y esperó
Oyó su voz y su risa contagiosa en algún lugar de su con la frente apoyada en el puño cerrado de su mano
cerebro. libre. Era sábado, así que la respuesta le llegó de
Y recordó la primera vez. Aquella primera vez. inmediato.
Estaba en casa de Alfredo, uno un poco pirado, y —Marisa —le dijo a la telefonista—, ponme con
oyó decir que iba a llegar «la Karpov». La llamaban así Gaspar.
porque había ganado un campeonato de ajedrez Otros cinco segundos.
escolar. Se imaginó a una chica con gafas, paticorta, —¿Mariano? —escuchó la voz de su compañero y
fea, con granos, hombruna, sin el menor sexy, y su jefe de sección.
75
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—Oye, hazme un favor: que me busquen todo lo Vicente Espinós tuvo que esperar más de un
que haya en documentación acerca del éxtasis, el eva, minuto, y llamar tres veces, antes de que al otro lado
los casos en Inglaterra de comas y muertes de de la puerta sonara un ruido o lo más parecido a una
adolescentes, estadísticas españolas y todo lo respuesta. Después, una voz gutural, espesa, se hizo
relacionado con el tema. patente con escasas muestras de cordialidad.
—¿Dónde estás? —¿Quién es?
—En el Clínico, con algo muy bueno. —Abre, Loles.
—¿Qué es? —¿Quién es? —repitió la voz prácticamente en el
—Una adolescente en coma por un golpe de calor mismo tono.
debido al eva. —¿Quieres que te muestre la patita por debajo de
—¿Crees que vale la pena? la puerta? Abre o echo la puerta abajo.
—¿Una buena niña, campeona de ajedrez, limpia, Transcurrieron unos segundos. Tras ellos, la puerta
sana? ¿Tú qué crees? Esto es de portada, ¿vale? se abrió sólo unos centímetros. Los necesarios para
—¿Estando el Campeonato de Europa de fútbol, la que por ellos asomara un ojo enrojecido que se
reunión de la ONU, lo del Gobierno y…? esforzó al máximo para centrarlo en su retina.
—¿Qué te pasa? Sacamos en portada cuatro o cinco El policía no dijo nada. Esperó.
temas. Y te aseguro que éste será uno de mañana. —¿Qué quiere? —farfulló la mujer una vez lo hubo
Vamos a remover las conciencias justamente el día en reconocido.
que la gente olvida las suyas en casa para echarse a las Vicente Espinós puso la mano en la puerta. No la
carreteras a hacer el hortera. empujó, porque se la hubiera llevado a ella por
—Vale, vale. Tú eres el experto —concedió el otro. delante. Sólo hizo un poco de presión, la justa. Loles se
—Puedes apostar a que sí —confirmó Mariano tuvo que apartar.
Zapata—. Un caso así, a las puertas del verano, será Pudo olerla desde allí, a pesar del metro escaso de
dinamita pura. Vamos a poner a la policía en el distancia. Olía a vino peleón y a sudor. Pero eso no era
disparadero, y a todas las discotecas makineras, que lo peor. Lo peor era su imagen, con el cabello
son la tapadera de ese comercio, y a esos niñatos que alborotado, la bata que apenas le cubría nada, aunque
se pasan el fin de semana bailando con la muerte… — lo que ocultaba tampoco era como para recrearse, los
se detuvo un instante y cambió el tono para decir—: ojos cargados de rimel corrido, el maquillaje tan seco
¡Eh, buen titular: «Bailando con la muerte»! ¡Me como los pantanos en España después de una sequía
gusta! canicular, las uñas de las manos con el esmalte roto,
—Eres un caso —se burló Gaspar—. Disfrutas con toda su edad doblada en los pliegues de una vida
tu trabajo, ¿eh? castigada.
—¿Me he equivocado alguna vez cuando he dicho Ella también había vivido el viernes noche.
que tenía algo bueno? —Estoy buscando al Mosca —la informó tras echar
—No —reconoció su compañero. también una ojeada por detrás de Loles, por los
—Pues este tema va a dar para toda la semana. Y confines caóticos de la habitación, que más se
mucho más con esa chica en coma. Sólo me falta su asemejaba a una sucursal del infierno que a otra cosa.
fotografía. —Yo en cambio ya he dejado de buscarle —rezongó
—¿La puedes conseguir? la mujer.
—Creo que sí. —Según parece, estabais juntos.
—Si hay foto desde luego es portada —convino —¿Quién es su informante, Humphrey Bogart?
Gaspar. Porque muy al día no está, que digamos.
—Cuenta con ella. —¿Cuánto hace que no lo ves?
—Buena movida. —Se largó hace un par de meses.
—Hasta luego. Te tendré informado —se despidió —¿Os peleasteis?
el periodista. —Diferencias irreconciliables —manifestó Loles,
siempre en el mismo tono y con la misma expresión.
Capítulo 33 —¿No me engañas?
Blancas: Caballo e4 —¿Por qué tendría que hacerlo? Es un idiota
malnacido. ¿Qué ha hecho, inspector?
—Ha metido a una chica en un problema.

76
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—¿Poli? —se llenó de dudas sin poderlo creer. Se debatió en esa zozobra, aumentada mil, cien mil
—No es un problema de esos. Ella está en coma por veces, por el fantasma de Luciana y por su propia
su culpa, y puede morir. Le vendió algo, ¿entiendes? realidad.
Pareció acusarlo. O tal vez no. Su cara seguía El miedo se hizo atroz, nunca había sentido tanto.
siendo una máscara. Vicente Dejó de luchar, vencido, arrastrado hacia la sima, y
Espinós recordó que Loles tenía una hija. entonces despertó.
Adolescente. Quedó tendido en la cama, con los ojos abiertos,
—¿Tu hija se salió de la heroína? —preguntó de empapado por el sudor, antes de ponerse en pie, de
pronto. un salto. Su corazón estaba desbocado, a mil
Loles lo miró fijamente. La máscara se resquebrajó pulsaciones por minuto. Miró la hora y pensó que su
un poco. Le tembló el labio inferior. familia estaría sentándose a la mesa.
—Mi hija murió hace dos años —dijo. ¿Y si salía, se sentaba con ellos y lo contaba todo?
—Lo siento. No, no, mejor no, ¡qué estupidez! A su padre sólo
Siguieron mirándose, aunque ahora el tiempo dejó le faltaba eso.
de tener validez para ambos. Más bien fue un pulso. Se acercó a la ventana y miró a través de ella. La
La ingravidez del policía frente al desmoronamiento de imagen de lo cotidiano, las casas, las ventanas, las
la mujer. Algo muy impresionante la estaba calles, por primera vez, le pareció espantosa.
aplastando de forma lenta pero implacable. Y entonces supo que aquello sólo era el comienzo.
Por esta razón no esperaba aquello.
—Pensión Costa Roja —musitó Loles con un hilo de Capítulo 35
voz. Blancas: Torre x e4
No pudo ni darle las gracias. Ella cerró la puerta sin
despedirse.
Santi se había quedado dormido finalmente, y sus
suspiros, a veces, se convertían en ronquidos cargados
Capítulo 34 de una paz que a ella le enturbiaba aún más los
Negras: Caballo x e4 sentidos, porque el sueño de su novio la dejaba sola
con sus propias ideas y pesadillas.
Máximo intentó abrir los ojos. No pudo. Así que se levantó.
Intentó moverse, primero una mano, después una Se acercó a la ventana y miró a través de una de las
pierna. rendijas horizontales de la persiana. Por la calle casi no
No pudo. circulaban coches, y al otro lado, en las ventanas del
Estaba dormido, lo sabía, pero maniatado, como si edificio de enfrente, no se veía movimiento alguno.
algo fallara entre el cerebro y sus terminaciones La ciudad vivía encerrada en sí misma.
nerviosas. Y también estaba despierto, lo sabía, El mundo entero vivía cerrado en sí mismo.
porque de lo contrario no hubiera podido pensar y Aunque, detrás de cada ventana, podría haber una
darse cuenta de su imposibilidad de reacciones. tragedia, una lucha tal vez perdida de antemano, tal
Le había sucedido un par de veces, y siempre había vez…
sido angustioso. Cinta cerró los ojos. Nunca había pensado así,
Querer y no poder. Desear incluso gritar, llamar a porque nunca hasta ahora se había tenido que
alguien, pedir ayuda, y sentirse muerto en vida. enfrentar a nada semejante. Ni siquiera cuando murió
Escuchó su propio gemido de impotencia. su abuela. A fin de cuentas era mayor, y ya estaba
¿Era eso lo que sentía Luciana? muerta cuando llegaron ellos. Ahora todo era distinto,
Se le coló por la puerta de la razón. Luciana. Y eso era como madurar de golpe. Un latigazo en mitad de
le asustó aún más. la conciencia.
Todo su ser se agitó, no física, sino mentalmente. Volvió a abrir los ojos, para no abandonarse a su
Un miedo atroz, silencioso, abrumador, le asaltó de depresión. Cada vez que los cerraba veía a Luciana
arriba abajo. Sabía que tenía que guardar la calma, cayendo al suelo en mitad de la pista de la discoteca.
que era una pesadilla, que lo mejor era tranquilizarse y Los demás, dado lo abigarrado del espacio, casi la
esperar. En unos segundos todo volvería a la habían pisoteado. Tenía cada uno de aquellos
normalidad y podría abrir los ojos, moverse. espasmos grabado en la memoria.
Pero unos segundos podían ser eternos a veces. —¡Luciana! ¡Luciana! ¿Qué te pasa? ¡Luciana!
77
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—¡Va, tía, no hagas tonterías! naturalidad era difícil de guardar cuanto lo que veían
—¡Está ardiendo! ante sí no era más que el pálido reflejo de lo que un
—¡Luciana! día había sido su hija.
—¡Que alguien llame a un médico! ¡Socorro! Loreto miró la sopera, la fuente de carne, el pan, la
La música seguía sonando, y sonando, y sonando, y ensalada. La necesidad de comer se le disparó en la
los que les rodeaban lo miraban todo entre curiosos y mente. La avidez de su estómago le acentuó su
sorprendidos, sonriendo, como si aquello fuese un habitual dolor de cabeza.
juego. —¿Das tú las gracias hoy? —le preguntó la mujer a
—Menudo pedo. su marido cambiando rápidamente de conversación.
—Si es que no aguantan. —¿Hija? —trasladó él el ofrecimiento a Loreto.
—Sacadla fuera, tendrá un mal embarazo. Ella vaciló sólo un instante.
Más risas, más indiferencia. Después, los tres bajaron la cabeza y unieron sus
No iba con ellos. Bailaban juntos pero nadie conocía manos.
a nadie. Eran compartimientos estancos de un mismo —Te damos las gracias, Señor, por los alimentos
barco. Ni siquiera eran conscientes de que en ese que recibimos de tu bondad, y te pedimos por todos
barco navegaban todos juntos. tus hijos, en especial aquellos que sufren —hizo una
Cinta abandonó la ventana, aunque su abatimiento pausa muy breve, antes de continuar diciendo—: Y te
la acompañó, no se quedó allí mirando a través de pido que ayudes a Luciana, Dios mío. Ayúdala a luchar,
ella. Salió de la habitación y se dejó caer, agotada por y a ser firme en esta hora oscura, porque sin Ti estará
ese simple esfuerzo, en una de las butacas de la sala- perdida. Ayúdala a encontrar el camino de regreso de
comedor. El teléfono estaba a su lado. las sombras. Te lo pedimos, Señor.
No tenía más que levantar el auricular y marcar un Sobrevino un largo segundo de silencio, mientras la
número. emoción se apoderaba de ellos.
Luciana tal vez ya estuviese bien, fuera del coma. Pero incluso esa emoción quedó en un segundo
Fin de la pesadilla. plano cuando Loreto levantó la cabeza, suspiró, apretó
Tendió su mano en dirección al aparato, pero no las mandíbulas y, con determinación, se sirvió tres
llegó a ponerla sobre él. cazos de sopa. Luego introdujo la cuchara en el plato
para empezar a tomarla con la mayor naturalidad.
Capítulo 36 Sus padres intentaron mantener la normalidad.
Negras: Reina x d8 Después de todo la clave era siempre el después. Lo
que hiciera ella con lo que hubiese ingerido.
—Está buena —dijo Loreto.
—¿Y si ya estuviese muerta?
—Vamos, Loreto —dijo su padre—. Un coma es
algo que puede durar días, o meses, pero de ahí a que Capítulo 37
en unas horas se produzca un desenlace fatal… Blancas: Torre g4
—Sea como sea he de ir, entendedlo.
El hombre y la mujer se miraron entre sí, pero no Esther Salas no conseguía apartar los ojos de su hija
llegaron a proferir palabra alguna. y del complejo sistema de tubos y aparatos que la
—No me pasará nada —insistió ella. envolvía.
—Puede ser un esfuerzo considerable —se arriesgó En aquellas pocas horas, había aprendido todo lo
su madre. que tenía que aprender de la situación, y de todo
—Cogeré un taxi. No me cansaré, de verdad. aquello que ahora la mantenía con vida de forma
—Hablaremos luego, ¿de acuerdo? Llamas por artificial. El tubo de la nariz era una sonda
teléfono y si sigue igual… — concedió su padre—. nasogástrica; el de la boca, un respirador para la
Ahora lo que debes hacer es comer de manera ventilación asistida, y que la unía a la bomba que le
tranquila y no pensar en nada. suministraba a ella el aire. También sabía que un coma
Su esposa le miró directamente, aunque ya era era la ruptura de las funciones cerebrales específicas,
demasiado tarde. Los psiquiatras les habían insistido la abolición del movimiento, la sensibilidad y la
en que no la forzaran, que no hablaran de obligaciones movilidad. El doctor Pons y las enfermeras le habían
ni nada parecido, aunque tampoco se mostraran dicho que, sobre todo, tratase a su hija como si ella
permisivos o falsamente indiferentes. Sin embargo, la realmente pudiera oírla, y que le hablase.
78
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Lo habría hecho igualmente. Todos están ahí abajo, junto a mi cuerpo, tratando
No estaba muerta, y si no estaba muerta es que de salvarme, de conseguir que ese yo que ahora flota
estaba viva. Por lo tanto podía oír. vuelva a mí otro yo físico. Los veo desesperarse, me
Estaba segura de ello. inyectan cosas, se gritan unos a otros dándose
Fue a cogerla de la mano… órdenes, manipulan los aparatos. No saben que la
Y entonces todo en Luciana se disparó. decisión es mía. Tengo la paz tan cerca…
Fue tan fulminante que por un momento creyó que Sin embargo, no quiero que sufran, y sé que están
iba a volver a la vida. Pero inmediatamente se dio sufriendo. Papá, mamá, Norma, Eloy…
cuenta de la anormalidad en la siguiente fracción de Sufren por mí, porque me quieren, y si me voy… Si
segundo. Luciana se estiró y arqueó por completo, de me dejo atrapar por esta paz…
una forma absolutamente antinatural y casi Tal vez debiera luchar.
inverosímil, apoyándose tan sólo en la nuca y los Siempre habrá una paz, pero no tengo más que una
talones, con la espalda tan curvada hacia arriba que vida.
parecía que se le iba a romper. Todo su cuerpo fue Esta vida.
preso de una tensión brutal. Recuerdo la partida del último campeonato. ¡Oh, sí,
—¡Luis! —gritó. sí, fue genial! ¡Qué maravilla! No sólo fue la victoria,
Su marido ya se había dado cuenta, lo mismo que sino cómo la conseguí. Me sentí orgullosa de mí
Norma, aunque la chica se quedó inmóvil, atenazada. misma. Acorralada, sin mi reina, sin torres, sin el alfil
El hombre salió por la puerta gritando: blanco y sin el caballo negro, con un alfil y un caballo,
—¡Enfermera! ¡Enfermera! y tres peones. Mi rival tenía todas las de ganar, pero
La primera entró inmediatamente. Otras dos resistí, paciente. Ella cometió un error, provocado por
corrían ya hacia la habitación. Una cuarta llamaba al mí, y tras él…
médico. Puede que ésa sea la clave: luchar.
El pequeño espacio se llenó de voces profesionales. Sí, la paz estará siempre ahí, al final del camino,
—¡Está en opistótonos! pero antes he de pasar por muchas batallas.
—¡Rápido! Ése es el sentido de la vida, de la partida. No
—¡Sujetadla! rendirse.
El doctor Pons tardó en llegar lo que para Luis y No rendirse jamás.
Esther Salas era una eternidad. También reaccionó de Esperad… ¡esperad! ¿Quién ha dicho que me estáis
manera fulminante, sin necesidad de consultar a las perdiendo?
enfermeras que ya atendían a Luciana y procuraban Quiero volver.
que no se desconectara de las máquinas. Aún no es el momento.
—¡Sulfato de magnesio intravenoso, ya! Quiero seguir con vosotros, mientras decido cuál ha
Luciana continuaba arqueada, arrastrada por sus de ser mi próximo movimiento.
convulsiones espásticas. Sus padres contemplaron Esperad…
horrorizados la escena sin saber qué hacer o decir, lo He vuelto, estoy aquí, ¿notáis mi pulso?
mismo que Norma, que rompió a llorar. Esperad…
La aguja hipodérmica se hundió en la carne de la
paciente. Capítulo 39
Negras: Torre x d6
Capítulo 38
Negras: Torre g8 - Blancas: Caballo x d6 Al entrar por la puerta, todo cambió. Ella, la mujer
que estaba detrás del pequeño mostrador, se puso en
Estoy al final de un camino y al comienzo de otro. pie de un salto. Su camiseta ajustada, a pesar de que
Puedo escoger. le sobraban bastantes kilos, era tan roja como el
Retroceder, para empezar de nuevo, por el primer cuadro de una imaginaria costa que presidía la
camino, o seguir, para ver que hay en éste. rudimentaria recepción. Poli se sintió por un momento
Siento que una parte de mí me empuja hacia como si estuviese delante de un gran semáforo en
delante, pero hay otra que me obliga a esperar, y movimiento.
luchar. —¡Poli! ¡Poli! ¡Ay, menos mal que has llegado! —le
Como luchan ellos. disparó a bocajarro la mujer
79
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—. ¡Acaba de llamar una, llorando, histérica, peleas, y las últimas lágrimas maternas, habían sido
gritando que ella no quería, pero que…! por esa causa. Al menos antes del ultimátum del
—Espera, espera —intentó contenerla—. ¿Quién ha psiquiatra.
llamado? Tanto tiempo vomitando, vomitando, vomitando…
—¿Qué más da? —casi le gritó saliendo de detrás El psiquiatra le dijo que todo dependía de sí misma.
del mostrador de recepción de la pensión—. ¡El caso Si continuaba, muy pronto dejaría de vomitar. Ya no
es que debes largarte cuanto antes! ¡Pueden llegar de podría.
un momento a otro! Estaría muerta.
—¿Quién? No quería morir, pero su hambre incontrolada, el
—¡La policía!, ¿quién va a ser, maldita sea? —le miedo a engordar, la sensación de impotencia y
empujó hacia la puerta—. ¡Están en camino! ¡Un tal frustración, aún eran superiores a ella.
Espina, o Espinosa, no recuerdo bien! ¡Yo te guardaré Nadie se acercó a la puerta. El cuchicheo subió de
tus cosas, tranquilo! tono, alcanzó un clímax y después cesó. Creyó
Poli García ya no luchó contra la desaforada masa escuchar palabras como «confianza» y fragmentos de
de nervios que le sacaba a empujones del lugar. Por frases sueltas como «no presionarla» o «vamos a
puro instinto de supervivencia miró hacia la calle, esperar, nos prometió…».
como si esperase ver aparecer el coche de la policía de Promesas, promesas. Todas desaparecían al acabar
un momento a otro. Luego miró hacia arriba, donde de comer. Entonces quedaba ella, y sólo ella frente a sí
también de forma real, pero imaginaria para él, debía misma.
hallarse el descanso discreto que formaban las cuatro Casi instintivamente, como el drogadicto que busca
paredes de su habitación. la aguja de forma inconsciente para hundírsela en la
Ella tenía razón. Si subía a por algo se arriesgaba a vena, se llevó los dedos a la boca.
verse atrapado. Los introdujo hasta la garganta.
No quedaba tiempo. Y sintió la primera arcada.
—¡Mierda, Eulalia, mierda! —gritó a modo de Había comido en exceso: sopa, carne, ensalada,
exclamación. pan, postre. Sería fácil devolverlo todo. Bastarían unos
—¡Lárgate ya! —le apremió en la calle—. segundos. Como siempre.
¡Telefonéame antes de volver! ¡Si digo tu nombre, es Sin ruido.
que no hay moros en la costa, pero si no lo digo, es La arcada aumentó.
que hay problemas!, ¿vale? Se acercó a la taza del inodoro. Se arrodilló delante
—¡Te debo una! —le gritó él antes de echar a de ella. Inclinó la cabeza.
correr. Pero de pronto se vio a sí misma, reflejada en el
—¡Ay, Dios, Dios! —le despidió la voz y el gesto pequeño lago quieto formado por el agua clara y
dramático de la Eulalia antes de que desapareciera y transparente del fondo del WC, al otro lado de la cual
exclamase más bien para sí misma, igual que una desaparecía el conducto, rumbo a las cloacas.
madre preocupada—: ¡A saber en qué líos te habrás Ella.
metido ahora, hombre! No… de pronto dejó de verse a sí misma.
Se convirtió en Luciana.
Capítulo 40 Tuvo un espasmo, un estremecimiento, pero no
Blancas: Reina f3 debido a la presión de los dedos o a causa de otra
nueva arcada. Fue como si un grito silencioso acabase
de estallar en su interior.
Loreto entró en el cuarto de baño y cerró la puerta.
Luciana.
Inmediatamente después de ello, pegó la oreja a la
Loreto nunca hubiese gritado; Luciana sí.
madera.
Cerró los ojos y volvió a abrirlos, un par de veces.
No tuvo que esperar demasiado.
Esperó, pero la imagen no desapareció, no volvió a ser
No les oía hablar con claridad, aunque sí supo que
la de sí misma.
lo estaban haciendo por el tono de sus voces,
Despacio, muy despacio, apartó los dedos del fondo
ahogadas por los cuchicheos y la distancia. También
de su boca, hasta acabar sacándoselos de ella.
reconocía el tono de su previsible discusión. Ahora su
Entonces, la imagen volvió a ser la suya.
madre solía entrar en el baño sin llamar a la puerta,
para tratar de sorprenderla si vomitaba. Las últimas
80
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Se dejó caer temblando hacia atrás, hasta acabar —Ignoramos lo que pueda haber en su mente
sentada en el suelo del cuarto de baño, aturdida. ahora mismo. Tal vez sea consciente de algo, y luche, o
Luego se llevó las manos a la cabeza. No era una tal vez no. Un coma no es más que un largo sueño, y
guerra, era algo mucho peor. Dos personas también un delgado cordón umbilical doble que une al
peleándose en su interior. paciente con la vida y con la muerte, un cordón muy
Corazón dividido, cerebro dividido, vida dividida. frágil en ambos sentidos. Lo que sí está claro es que tal
—¡Vomita! vez no resista otra crisis como la que acaba de tener.
—¡No lo hagas! —¡Oh, no! —tembló ella.
Ella… y Luciana. —Miren, he de ser sincero con ustedes —el doctor
De algún lugar sacó las fuerzas, no supo de dónde. Pons buscó los ojos del hombre para apoyarse en su
Lo único que fue capaz de recordar en los dos o tres aparente mayor dominio, aunque sabía que Luis Salas
minutos siguientes fue que, tras permanecer en el estaba tan destrozado como su esposa—. Las
suelo un tiempo indefinido, acabó levantándose para próximas horas serán decisivas, quiero que lo sepan.
salir como un rayo del baño, alejándose del influjo Me gustaría que lo entendieran y que se prepararan
hechizante de su reclamo. para lo que pueda suceder.
Y lo había conseguido sola. —Díganos la verdad —pidió el padre de Luciana.
Por primera vez. —Se la estoy diciendo. Por esa razón les hablo
Sola o con el espectro de Luciana reflejado allí ahora y no después, cuando ya no haya nada que
abajo, aunque la decisión final seguía siendo suya, y hacer. Hay un riesgo de que muera, y en tal caso es mi
eso era lo más importante. deber preguntarles si estarían dispuestos a donar sus
Se encontró con sus padres, llenos de ansiedad, órganos.
pero no hizo falta que les dijera nada. El ruido de la —¡No!
cisterna del inodoro no había sonado. Así que se metió La reacción fue instantánea, fulminante, por parte
en su habitación temblando, asustada por su éxito, de Esther Salas.
más asustada de lo que nunca había estado en la vida. —Señora…
—¡No quiero que la troceen y…! ¡No, no, no! —se
Capítulo 41 negó a escuchar más y se llevó las manos a los oídos.
Negras: Torre d7 Luis Salas bajó los ojos. Su voz sonó como si hablara
desde el suelo.
—¿Tenemos que contestarle ahora? —preguntó.
Juan Pons entró en la sala tratando de que su rostro
—¡Luis! —gimió su esposa.
reflejara una esperanza que difícilmente podía
—No, claro que no —suspiró Juan Pons—. La
transmitirles. Al verle aparecer, los padres de Luciana
urgencia es siempre para los que esperan vivir con los
se levantaron y fueron también hacia él. Antes de que
órganos de los que se van. Lamento haber parecido…
la mujer pudiera hablar, lo hizo el médico.
Era su trabajo, y la conversación tenía para él
—La hemos estabilizado —informó.
muchos ecos habituales. Pero aun así, no se
—¡Oh, Dios mío! —Esther Salas se llevó una mano a
acostumbraba a ellos. Nunca lo haría. Todos los
los labios.
padres, igual que los hijos, tenían un rostro propio,
—Entonces… —vaciló Luis Salas.
inolvidable. Todos, tanto los que veía morir y llorar
—Todo ha vuelto a la normalidad, si es que
como los que veía vivir y reír.
podemos hablar de normalidad en su estado —explicó
—¿Se encuentra bien, señora Salas?
el médico—. Sigue el coma, y sus constantes vitales se
Era una pregunta sin sentido, por eso ella no le
mantienen, pero la crisis ha pasado.
respondió.
—¿Son normales este tipo de complicaciones? —
quiso saber el padre de Luciana.
—No hay una respuesta exacta para esto, señor Capítulo 42
Salas —dijo el médico midiendo las palabras—. Blancas: Reina g3
Hacemos lo que podemos, pero a veces, aunque les
cueste creerlo, no sabemos contra qué luchamos. Ya le Mariano Zapata había estado esperando el
dije que su hija puede despertar en cuarenta y ocho momento oportuno, y de pronto lo tenía a su alcance,
horas, seguir así o… fácil, rápido.
—Ella es fuerte —aseguró su madre.
81
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Después del susto y la crisis, con la chica sólo Pero Mariano Zapata ya no se detuvo.
estaba su hermana. La enfermera acababa de irse tras Tenía todo lo que necesitaba.
dejarlo todo en orden. Las demás bastante tenían con
tener controlados a todos los pacientes que estaban a Capítulo 43
su cargo. Negras: Reina f6
Aunque sabía que los padres volverían enseguida, y
lo más probable fuera que ya no se apartaran del lado
Eloy se sintió cansado y abatido, en primer lugar
de su hija.
por las pocas e incómodas horas que había logrado
No esperó más. El secreto del éxito periodístico era
dormir durante la noche, y en segundo lugar por el
lanzarse siempre, arriesgarse.
fracaso de sus pesquisas.
Después de todo, Norma ya lo conocía, habían
Raúl podía estar en cualquier parte.
estado hablando, se la había ganado, confiaba en él.
En una fiesta privada, o bailando en una nave recién
Metió la cabeza por la puerta de la habitación de
estrenada o en cualquiera de los muchos after hours
Luciana.
ilegales que proliferaban para los que querían bailar
—¿Norma?
setenta y dos horas seguidas. Era como buscar una
—¿Sí?
aguja en un pajar.
Pareció asustarse. Estaba muy concentrada
Entró en una cafetería. Necesitaba un café para no
mirando a su hermana mayor. Casi hechizada por
desfallecer, víctima de los nervios o del cansancio,
aquella imagen tan triste y dramática, con los ojos
aunque sabía que si se detenía un segundo, y pensaba
cerrados y la boca abierta, conectada a todos los
en Luciana, sería peor.
aparatos que la mantenían con vida. Respiró con
Bastante duro era llevar esa imagen en su mente.
ansiedad tras la ruptura de su silencio.
Pero más duro sería llevarla durante el resto de su
—Tus padres te llaman, creo que han de
vida.
consultarte algo —le dijo.
La imagen de la persona que más quería en estado
Norma se levantó.
de coma, convertida en una muerta viviente.
—¿Dónde están?
Precisamente él, que quería ser médico. Qué extraña
—En la sala de espera, al final del pasillo, ya sabes.
paradoja del destino.
Creo que el médico está con ellos.
—Un café, por favor.
—¡Oh, no! —gimió asustada Norma.
—¡Marchando!
—No creo que sea nada grave, no temas. Como ves,
El camarero empezó a manipular la cafetera. Un
ya está fuera de peligro.
cliente, a su lado, en la barra, le dirigió una mirada
—Gracias.
ocasional. Se sentía muy raro. Tenía percepciones y
Pasó por su lado, salió de la habitación y echó a
nociones de la realidad muy distintas, nuevas. Le
correr por el pasillo.
costaba creer que el mundo siguiera como si nada.
Apenas había dado dos pasos, de espaldas a él,
Podía entender que Loreto, por ejemplo, estuviese
cuando Mariano Zapata ya había sacado la pequeña
enferma. Pero lo de Luciana no.
cámara de alta sensibilidad del bolsillo de su cazadora.
Eso no.
Al tercer paso de Norma, el periodista entró en la
La confusión y el aturdimiento se acentuaron.
habitación.
Hasta que el café aterrizó delante de sus manos.
Hizo una, dos, tres fotografías rápidas. La primera a
Sin embargo, no fue por él. La reacción se la
los pies de la cama, las otras dos de cerca, muy de
produjo el cliente de la barra, cuando de pronto
cerca. Por el ojo de su objetivo pudo ver a Luciana,
levantó la voz y llamó la atención del camarero
llenando la cámara, impregnándole de su realidad.
diciendo:
Como impregnaría la portada del periódico, y las
—Paco, ponme otra.
conciencias de sus lectores.
Eloy tuvo el flash. Ana y Paco. Ellos también
Unas fotografías que probablemente también se
estaban allí. Verdaderamente, no eran más que dos
publicarían en otros países con la misma problemática.
zumbados que ya lo habían probado todo en la vida,
Salió justo a tiempo. La enfermera volvió a entrar
pese a su corta edad, yendo siempre a
en la habitación, cruzándose con él un poco más allá
contracorriente. Pero lo importante es que sabía
de la puerta.
dónde vivían, y eran amigos de Raúl.
—¡Eh, oiga! —le llamó la mujer, extrañada.
Eran su última oportunidad.
82
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
pasos. Introdujo la llave en el hueco de la cerradura y
Capítulo 44 abrió la puerta.
Blancas: Alfil f4 El Mosca no nadaba en la abundancia
precisamente.
Había un par de pantalones, una poca ropa interior,
La pensión Costa Roja era tanto o más destartalada
un par de camisas y una chaqueta. Eso era todo. No
que la pensión Ágata. O bien el Mosca protegía su
había nada más, salvo un despertador, una revista
identidad saltando de un lado a otro, sin dar muestras
erótica y una vieja fotografía de una mujer mayor.
de estar vivo y menos de tener algún dinero, o bien lo
—Hasta los delincuentes tienen madre —dijo el
de vender como camello no le daba para más.
policía en voz alta.
Lo primero que vio Vicente Espinós al entrar fue el
Ni rastro de pastillas. El Mosca las llevaba encima.
cuadro sobre el pequeño mostrador de recepción, si
Abrió los cajones del armario empotrado y de la
es que podía llamarse así. Lo segundo, la inmensidad
mesita de noche. Fue en esta última donde encontró
de la que estaba tras él, embutida en una camiseta
un listado escrito a máquina.
roja a punto de reventar.
Discotecas, pubs, after hours, clubes privados, con
La dueña de la camiseta lo miró con precaución.
fechas, anotaciones y algunas marcas.
Evidentemente no parecía un posible huésped.
Le echó una rápida ojeada. Junto a la mayoría de los
—Inspector Espinós —le mostró la credencial—.
nombres escritos había números. No hacía falta ser
¿Está Policarpo García?
muy listo para saber que era el número de pastillas
—¿El señor García? —repitió la mujer insegura.
vendidas en cada local. Una extraña forma de llevar la
—El señor García —insistió él.
contabilidad. Las otras anotaciones correspondían a
—No, no está.
días de la semana. Se detuvo en cinco locales en
—¿Cómo se llama usted?
concreto: Calígula Ciego, Popes, La Mirinda, El Peñón
—Eulalia Rodríguez Espartero, para servirle.
de Gabriltar y Marcha Atrás. Escrito a mano junto a
—Me bastaba con el nombre, Eulalia, pero puesto
todos ellos pudo leer la palabra: «sábado». Sábado.
que está dispuesta a servirme, hágalo. ¿Dónde ha ido?
Podía ser este sábado, o tal vez otro.
—No lo sé. Ahí está su llave, ¿ve? La número 9.
De no ser porque junto al nombre de Pandora's la
Colgaba de un clavo en la pared, a su derecha.
palabra escrita era: «viernes». Los leyó todos.
—¿Volverá?
«Viernes» aparecía escrito junto a otros tres locales.
—Tampoco lo sé. A veces está un par de noches
Tal vez fuera algún indicio. Tal vez ya no lo fuera.
fuera.
Dependía del Mosca. Aun así sacó una pluma de la
—¿Cuándo lo vio por última vez?
chaqueta y un bloc de notas del bolsillo, y copió los
—Ayer a mediodía, o a primera hora de la tarde. No
nombres de los locales junto a los que se leía viernes y
ha pasado la noche aquí.
sábado. Hubiera sido mejor hacer una fotocopia de
Vicente Espinós alargó la mano. Cogió la llave.
todos, pero entonces habría tenido que salir y volver a
—No le importará que suba a su habitación,
entrar, y eso habría alertado a la tal Eulalia. Dejó el
¿verdad? Y no me pregunte si traigo una orden de
listado en el mismo cajón y en la misma posición y
registro, porque esa chorrada sólo pasa en las
salió de la habitación.
películas americanas. Todo el mundo ve demasiadas
Eulalia seguía en el mismo sitio, como si no se
películas americanas, hasta los delincuentes.
hubiera movido y estuviese pegada al suelo.
—¡Oh, no, claro…! —asintió Eulalia—. Encantada de
colaborar. Puede subir, aunque le agradecería que…
—Descuide. No tocaré nada. Capítulo 45
—Es que no quisiera que el señor García se Negras: Caballo a6
enfadara, ¿sabe usted? Es una buena persona. No sé
qué puede… Máximo salió de su habitación tras haberse
La dejó hablando y subió la destartalada escalera duchado y cambiado de ropa. La ducha le había
sin prisas, por si acaso. Los que corrían se encontraban despejado y serenado las ideas. Se sentía mejor, más
antes con las balas, y no había ninguna necesidad de fresco, pero no quería seguir en casa. En su habitación
tener prisa para algo así. Llegó a un pasillo mal todo eran fantasmas azuzándole, y fuera de ella
iluminado y encontró la habitación número 9 a los dos estaban sus padres, sobre todo su padre.
—Vaya, ¿ya vuelves a irte?
83
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
¿Lo espiaban? ¿Tenían ojos en la nuca? Creía que Blancas: Alfil e5
estaban viendo la tele, y había tratado de no hacer
ningún ruido al salir. Santi abrió los ojos.
—Voy a dar una vuelta —dijo—, pero volveré De alguna forma, supo que le había despertado el
temprano. silencio, más estruendoso en ocasiones que mil
—¿A qué llamas tú temprano? sonidos distintos o incluso que una explosión. Y el
Apareció su madre. Salía de la cocina. Era una mujer silencio en casa de Cinta era muy intenso, estaba
de la vieja escuela. Se pasaba el día en la cocina. cargado de sensaciones y presagios.
—Temprano —repitió él—. Esta noche no voy a Miró a su alrededor: las paredes estaban llenas de
salir. pósters y fotografías, la ropa tirada por el suelo
—¡Oh, qué bien, gracias! —se burló el padre. formando montones; el desorden natural de cualquier
—¿Pero vendrás a cenar? —preguntó su madre. habitación.
—No lo sé —trató de no perder la paciencia—. Luego miró el vacío en la cama, a su lado, donde
Puede que sí y puede que no, pero no voy a salir. Lo antes había estado el cuerpo de su novia.
mismo llego a las diez que a las doce. Se desperezó, y quedó boca arriba unos segundos,
—O las dos o las tres. Eso también es temprano no demasiados. El mismo silencio aterrador con
para vosotros. imagen de Luciana en sus pensamientos le obligó a
Volvió el agobio, sólo que no tenía fuerzas para levantarse. Iba en calzoncillos, pero no se molestó en
discutir. Más aun, cuando se enteraran de lo de ponerse los pantalones. Salió de la habitación y se
Luciana, y probablemente se enterarían aunque ellos metió en el baño, para lavarse la cara y refrescarse la
no conocían a los padres de sus amigos, tendrían un nuca. Se sintió un poco mejor tras ello, y entonces
buen disgusto. Sería un palo. buscó a Cinta.
—Voy a ver a Loreto —mintió. No tuvo que buscar mucho, tampoco era difícil a
—¿La bulímica? —se interesó su madre. pesar de que el piso era bastante grande. La encontró
—Sí. en la sala, acurrucada, sentada en cuclillas en una
Un día, un par de semanas antes, se lo dijo a su butaca, abrazada a sus propias piernas desnudas, con
madre, por hablar de algo. Ella se puso la cabeza apoyada en las rodillas y la mirada perdida.
inmediatamente en plan de madre sufridora, Le pareció sugestivamente sexy, un sueño,
identificándose con el dolor de la madre de Loreto. hermosa y sugestiva.
Algo muy propio. No tenía más que alargar una mano y tocarla. Pero
—Estáis todos locos —rezongó su padre dándole la no lo hizo.
espalda para volver a la sala, junto al televisor. Una barrera invisible los separaba de forma más
Iba a decirle que no más que él yendo cada implacable que si hubiera sido de piedras y cemento.
domingo al fútbol y gritando como un poseso a un tipo Cinta sabía que él estaba allí, de pie, y sin embargo no
vestido de negro y a veintidós mendas en pantalón se movió, ni un ápice. Nada. Siguió en la misma
corto que se mataban por una bola mientras ganaban posición, con la mirada perdida.
una pasta por ello. Pero no lo hizo. No valía la pena. Santi sintió el peso de una culpa muy grande,
Su madre le acompañó a la puerta. aplastándolo.
—Dale recuerdos a esa chica, y anímala para que El mismo peso y la misma culpa que la estaban
coma. aplastando a ella.
No se molestó en volverle a explicar que bulimia y No habló, no dijo nada. Se sentó en la otra butaca,
anorexia eran cosas distintas. Bajó la escalera o más bien se tendió en ella, con los pies colgando por
sintiéndose libre y al llegar a la calle supo que seguía uno de los lados y la cabeza apoyada en el otro. Y dejó
sin saber qué hacer ni adónde ir. perdida su mirada en el techo.
Entonces pensó en Cinta. Los minutos comenzaron a devorarlos como
Sus padres estaban siempre fuera el fin de semana. termitas.
Tenían otra casa. Ella estaría allí, tal vez durmiendo,
pero al menos era un lugar seguro y tranquilo. Capítulo 47
Y no se lo pensó dos veces.
Negras: Reina f5
Capítulo 46
84
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Luis Salas apartó la mirada de su hija y la fijó en su Su marido supo que era tanto una derrota como un
mujer, que seguía como hipnotizada por ella. Norma implícito reconocimiento de la realidad de cuanto
acababa de salir una vez más, incapaz de quedarse habían estado hablando.
quieta, asustada y al mismo tiempo nerviosa por aquel
caos de emociones y sensaciones. Le cogió una mano a Capítulo 48
su mujer, y se la presionó suavemente. Blancas: Torre x g7 - Negras: Torre x g7
Fue una llamada.
Pero Esther Salas no la atendió.
Os oigo.
—Esther —musitó él finalmente.
Claro que os oigo.
No hubo respuesta.
Ni siquiera hace falta que habléis. Puedo escuchar
—Esther —repitió—. Tenemos que hablar.
vuestros pensamientos. Y no me duelen. Tampoco me
—¿De qué?
llenan de alegría. Aquí las emociones, las sensaciones,
—De todo esto.
son distintas. Puedo razonar sin presiones, como nunca
—No.
lo había hecho. En cambio, sí me importa vuestro
—Creo que sí. Tenemos que decidir algo.
dolor, pero deberíais saber que estoy bien.
—No —repitió ella con mayor determinación.
Y si abandono mi cuerpo al final del camino… por
—Debemos confiar, esperar, y estaremos con ella
supuesto, ¿para qué necesitaré ya mi corazón o mis
aunque pase así días, o semanas, o meses —se negó a
riñones?
decir la palabra «años»—. Pero el doctor tiene razón.
Lo único que querría era tener un instante final de
Si se produce lo irremediable…
lucidez, sólo eso, para deciros que os quiero, aunque
—No quiero que la destrocen. Es mi hija.
vosotros ya lo sabéis, y para decírselo a Eloy, que tal
—Querida…
vez crea que ya no es así. Sólo quiero un instante. Un
—¡Está viva! —gritó sin levantar la voz, en su
instante final.
mismo cuchicheo—. No quiero oír hablar de eso.
Aunque temo que baste ese simple segundo para
—Vamos, por favor, cálmate —la presión de la
sentir el dolor que no siento ahora. No me gusta el
mano se acentuó.
dolor. Tal vez por ello no quiero volver. Ése es mi
Hasta que ella la apartó de las suyas.
último miedo.
—Tú estás de acuerdo, ¿verdad?
Me toca mover. Pasa el tiempo y la partida está en
Se enfrentó a los ojos de su esposa.
tablas. Pero me toca mover. Mi rival acaba de lanzar
—Sí —manifestó agotado, pero decidido.
un ataque sobre las posiciones de mi rey y mi reina. Es
—¿Por qué?
una situación comprometida. Debo hacerlo. Puedo
—Porque es mi hija, y tiene un corazón, un hígado,
sacrificar una torre para escapar, o meditar
dos riñones, dos córneas… Y porque si ella muere, me
detenidamente mi propio ataque, lanzando el caballo
gustaría pensar que sigue viva en otras cinco personas,
sobre su alfil. ¿Y ese peón? Cuidado. Mi rival es bueno.
tal vez cinco chicas como ella misma.
Es el mejor que he tenido nunca.
Esther Salas ya no lloraba. Desde la crisis ya no
Porque ahora sé cómo es.
lloraba.
Sé quién es.
—A veces…
Le he visto la cara.
—¿Qué? —la alentó para que siguiera al ver que se
Mi rival es la muerte, y juega a ganar.
detenía.
—No, nada —bajó los ojos un momento antes de
Capítulo 49
volver a fijarlos en el cuerpo de Luciana.
Luis Salas respetó su silencio. Blancas: Reina x g7
Lo rompió de nuevo su esposa unos segundos
después. Tuvo que llamar al timbre media docena de veces, y
—¿Y si nos está oyendo? —susurró. aporrear la puerta con los puños, hasta conseguir
—Sabe que estamos aquí. despertarlos. Cuando ya creía no poder hacerlo,
—Sí, pero ¿y si nos está oyendo? escuchó un ruido al otro lado de la madera. Y una voz.
—Luciana siempre ha sido una gran chica, tiene un —¡Ya va! ¡Ya va!
corazón de oro. Todo el mundo lo sabe. Le abrió Ana. No se había preocupado mucho de
Esther Salas suspiró. taparse. Llevaba una bata corta mal anudada por

85
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
encima de su desnudez. Después de todo, lo raro era —¡Luciana está en coma! —gritó aún más fuerte
incluso que se hubiera puesto la bata, porque Ana era Eloy—. ¡Se tomó una mierda y le sentó mal! ¡La misma
de las que pasaba de convencionalismos. En eso le mierda que os tomasteis vosotros, y que se tomaron
ganaba a Paco. La modernidad por montera. El los demás! ¿Lo cogéis ahora?
estímulo de la contracorriente. La rebeldía de los que Lo cogían, pero a cámara lenta.
no tienen ninguna rebeldía, salvo vivir. —Pero si…
Vivir para pasarlo bien. —Nos fuimos y ella…
—¿Eloy? —lo reconoció a duras penas por entre las —¿Tenéis una pastilla de esas?
brumas de su sopor—. ¿Qué haces aquí? —No —dijo Ana.
—Tengo que hablar con vosotros. —¿Para qué vamos a tener una…? No hay ningún
—¡Jo! ¿Estás loco? ¿Qué hora es? problema en comprarla después, donde vayamos.
Eran aves nocturnas, así que el día les producía Ningún problema.
sarpullidos, y más aún los fines de semana. Tal vez se —¿Dónde puedo encontrar a Raúl?
volvieran de piedra y se deshicieran, convirtiéndose en —¿Para qué…?
un montón de cenizas, como Drácula. —Porque él fue el que las consiguió. Me lo dijo
Eloy entró decidido, sin esperar una invitación. Ana Máximo. Venga, ¿dónde puede estar a esta hora un
cerró la puerta, indecisa, y le siguió como si flotara, sin sábado por la tarde?
entender qué pasaba. El pequeño apartamento era un —Raúl… —siguió espeso Paco.
museo barroco mal arreglado, con velitas, símbolos de —¡Vamos, vamos, joder! —le zarandeó Eloy.
todas clases, desde el yin y el yang y pósters hindúes —¡Déjale en paz!, ¿quieres? —le defendió Ana—.
hasta objetos de diseño, luces por el suelo o un ¡Iba a una privada! ¡Nos dijo si queríamos ir, pero
mueble del más puro estilo art decó. No faltaba ropa pasamos, porque yo no me encontraba bien y prefería
tirada por el suelo. Al fin y al cabo Ana tenía dieciocho salir esta noche!
años v Paco no había llegado aún a los veinte. —¿Dónde está esa privada?
—¡Paco! —llamó Eloy. —¡En una nave abandonada, cerca de las viejas
—¡No grites! —Ana se llevó las manos a los oídos. fábricas, al lado de la estación! ¡Y no grites más, coño!
—¿Te has tomado un valium o es pura y simple —¿Cómo la reconozco? ¡Ahí hay varias fábricas, las
resaca? están echando abajo!
—¡Eh, qué pasa contigo! —protestó ella. —¡Tiene el techo plano, y un rótulo en rojo en la
Entró en la única puerta que estaba medio cerrada, puerta, Hilos de No-sé-qué o algo parecido! —Paco se
y se encontró con el colchón, en el suelo, y con Paco llevó una mano a la cabeza, como si ésta fuese a
tendido sobre él, boca abajo. Se sintió irritado por la estallarle.
escena sin saber por qué. —Al lado hay una con una chimenea muy alta, ¡no
—Vamos, Paco, despierta. tiene pérdida! —tomó el relevo Ana.
La respuesta fue un bufido. Era suficiente. Se puso en pie, jadeando, y se dirigió
Así que le apartó la sábana y, tras arrodillarse a su a la puerta para no perder ni un minuto más. Iba a
lado, lo zarandeó. traspasarla cuando escuchó de nuevo la voz de Ana a
—¿Qué haces? —protestó Ana despejándose más su espalda.
rápidamente al comprender que pasaba algo. Ya no gritaba.
Paco acabó abriendo los ojos. Lo miró a él y frunció —Eloy —le detuvo.
el ceño. Luego la miró a ella. Ana también se había Él la miró.
arrodillado junto a Eloy, para impedirle seguir. El —¿Es… grave? —preguntó la muchacha.
silencio fue muy breve. —Ya os lo he dicho: está en coma. Tuvo un golpe de
—¡Luciana está en coma!, ¿vale? —les soltó a calor.
bocajarro—. Ahora quiero que me digáis si tenéis Ana cerró los ojos.
alguna pastilla como la que ella se tomó anoche. Y Eloy se marchó sin esperar más.
Tardaron en reaccionar. Las palabras tenían que
atravesar una espesa masa de algodón hasta llegar a Capítulo 50
su cerebro. Negras: Reina x h5
—¿Qué? —balbuceó Paco.

86
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Al salir del ascensor y asomarse al portal, se exclusivamente en sí misma y en sus dos únicas
encontró con la portera, que no ocultó su alegría al acciones, comer y devolver, y así, el inexorable
verla. declinar hacia el abismo.
—¡Loreto, hija! Apartó esos recuerdos de su mente. Y le dio la
—Hola, señora Carmen. espalda a las dos mujeres obesas.
—¿Cómo estás? ¡Tienes mucho mejor aspecto! Ahora sólo contaba Luciana.
Mentía, pero no era una mujer chismosa. A lo Tenía que verla.
sumo, como cualquier vecina de las que la conocían de Saber.
toda la vida. Pasó por su lado dispuesta a no darle Era como si el futuro se concentrara de pronto en
palique. ese punto inmediato, y en nada más.
—Sí, estoy muy bien —afirmó ella. Levantó una mano al ver el primer taxi con la luz
—¿De paseo? verde iluminada en la capota.
—Hace muy buena tarde, ¿verdad? —¡Taxi!
—Muy buena, y todavía no hace nada de calor. Se Y cuando se metió en él, casi sin darse cuenta, sí
está muy bien. miró un instante a su casa, al balcón de su piso. Lo
—Bueno, adiós. justo para ver a su padre y a su madre allí, quietos,
Salió a la calle, sin detenerse. Sabía que sus padres observando sus movimientos con atención, como
estarían asomados al balcón, mirándola, así que no se hacían a cada momento fingiendo no hacerlo desde
le ocurrió levantar la cabeza. Lo único que hizo fue que la crisis había sido ya tan irremediable que el
llegar a la calzada y mirar a derecha e izquierda, por si desenlace parecía aterradoramente próximo.
veía un taxi.
Luego caminó hacia la izquierda, en dirección a la Capítulo 51
avenida.
Blancas: g4
A mitad de camino las vio.
Una era una mujer de mediana edad, obesa, mejor
Máximo llamó al portero automático y no tuvo
dicho, gorda, absoluta y rematadamente gorda, sin
tiempo de preguntarse si había cometido una
medias tintas, de las que medía el doble de ancho que
estupidez yendo hasta allí. La voz de Cinta sonó por el
de alto, con unos brazos rollizos, unas piernas
interfono.
enormes, un vientre abultado y dos gigantescos senos
—¿Sí?
que semejaban globos de carne aposentados en él. La
—Soy yo, abre.
otra podía ser su hija, o una amiga, porque era más
—¡Jo, tío, menudo susto nos has dado! —exclamó
joven, mucho más joven, pero estaba igualmente
la voz antes de oírse el zumbido de la puerta al ser
gorda para sus años, con la diferencia de que, a causa
abierta desde arriba.
de ellos, lucía un espléndido escote, sin complejos.
«¿Nos?» Bien. Eso quería decir que Santi estaba allí
Lo más curioso era que iban por la calle comiéndose
también. Mejor. Los tres juntos podrían pensar en
un fantástico helado.
hacer algo. Por lo menos podrían compartir la
Y riendo.
inquietud, y apoyarse mutuamente.
Reían sin parar, abriendo la boca, ofreciendo toda
Subió al piso y al salir del ascensor se encontró con
su abundante felicidad a los que, como ella, las
la puerta abierta. Entró. Santi apareció en el pasillo, en
miraban por la calle.
calzoncillos. Cinta no estaba.
Loreto las vio pasar, alejarse, darle lametones al
—Oye, no estaríais… —lamentó de pronto.
helado, reírse.
—Sí, hombre —suspiró Santi—. Para eso estamos.
Como si tal cosa.
—¿Y Cinta?
Felices.
—Vistiéndose.
Ella, con sólo un par de kilos de más, había
—¿Creíais que eran sus padres?
empezado sus regímenes a los trece años, y ése fue el
—Ellos tienen llave, pero como no esperaba a nadie
comienzo, el detonante. Después, las frustraciones, la
y menos a esta hora… ¿Sabes algo?
culpabilidad, el progresivo hundimiento de su ánimo,
—No, nada. He estado en casa. ¿Y vosotros?
el hallazgo de los vómitos como remedio para su
—Tampoco sabemos nada.
hambre, las ganas de morirse, el delicado equilibrio de
todo un mundo que acabó convergiendo

87
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Cinta salió de su habitación acabando de —Gracias —suspiró.
abrocharse los vaqueros. Llevaba una camisa suelta Colgó el aparato y miró los nombres anotados en su
por encima. libreta, los que había copiado del listado hallado en la
—¿Sabes algo? —repitió la pregunta de su novio sin habitación del Mosca. Se los sabía ya de memoria,
darse cuenta. pero los repitió una vez más.
—No, ya le he dicho a Santi que he estado en casa, —¡Roca! —llamó de pronto.
y no he querido llamar al hospital para no tener que Lorenzo Roca apareció ante él. Era alto y delgado,
explicarles nada a mis padres. Sólo hubiera faltado de nariz prominente y ojos saltones, de la nueva
eso. escuela, un buen policía. Casado, con hijos, pero tenía
—Ya. futuro, eso sí. Llegaría lejos.
—¿Habéis dormido? —Mírame dónde están esos cinco locales, hazme el
—Éste, un poco, aunque no sé cómo ha podido — favor —le pidió.
dijo Cinta señalando a Santi con el dedo. —Enseguida, jefe.
—Yo es que estoy como… —no encontró la palabra Lo vio alejarse en dirección a su mesa y coger un
adecuada para referirse a su estado. listín telefónico y una guía de calles. Se echó hacia
—Como nosotros —terminó Santi. atrás y recapituló por el breve recorrido del día en
—¿Qué hacemos? busca de Policarpo García, alias el Mosca. La tarde
Estaban en la sala. Máximo esperó una respuesta, enfilaba su última hora y pronto anochecería. Era la
pero ésta no llegó. Cinta volvió a dejarse caer sobre la hora de moverse.
butaca. Y Santi se cruzó de brazos. Lorenzo Roca reapareció frente a él en un tiempo
—Oye, vístete, ¿no? —le reprochó Cinta—. A ver si inusitadamente corto, o tal vez fuera que él se había
aún vas a tener que salir por la ventana. quedado pensativo sin darse cuenta mucho más allá
—Vale, vale. de lo calculado.
Pero no se movió, y los tres se miraron de nuevo el —Vea, jefe —dijo su subordinado dando la vuelta a
uno al otro, hasta que Máximo repitió la pregunta. la mesa para situarse frente al mapa de la ciudad que
—¿Qué hacemos? presidía la pared—: El Calígula Ciego está aquí; La
Mirinda, aquí; el Popes, aquí; el Marcha Atrás, aquí, y
Capítulo 52 el Peñón de Gabriltar… aquí —y dio por concluida la
Negras: Reina g6 señalización enfatizando las dos sílabas del último
«aquí». Luego agregó—: Vaya nombres, ¿no? Los hay
que…
Vicente Espinós levantó el auricular del teléfono y
No estaban lejos unos de otros. Se podían recorrer
marcó él mismo el número del hospital. El sonido del
en una noche.
disco al girar en el viejo aparato, extrañamente
Todo dependía del Mosca.
audible, le hizo recordar que era sábado por la tarde, y
—¿Puedes averiguarme algo más acerca de ellos?
que no había mucha gente en comisaría, como si los
Horarios y todo eso, clase de público, etcétera.
sábados ellos, los protectores de la ley, tuviesen
—Sí, claro —Roca hizo ademán de alejarse.
vacaciones.
—Espera.
—¿Hospital Clínico? —dijo una voz.
—Esperó.
—Inspector Espinós. Con el doctor Pons, por favor.
—Antes da aviso de búsqueda de Policarpo García,
—El doctor Pons ha salido ya, señor.
alias el Mosca, y envía un coche para que vigilen
—Pues con alguien que atienda a Luciana Salas.
discretamente la pensión Costa Roja, por si aparece
—¿Luciana Salas? Un momento, no se retire.
por su habitación.
No tuvo que esperar demasiado. Una voz femenina
—¿Algo más?
tomó el relevo de la anterior. Ni siquiera preguntó
—No. Tráeme esos datos cuanto antes.
quién era. Desde luego no se trataba de la madre de la
Lorenzo Roca volvió a dejarle solo.
chica.
—Soy el inspector Espinós. Llamaba para saber el
estado de Luciana Salas. Capítulo 53
—Sigue igual, señor inspector, aunque hemos Blancas: f3
estado a punto de perderla hace un rato. Ahora está
estabilizada.
88
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
La música mákina, el bakalao puro, atronaba el escalera subió iniciando ya el reconocimiento de lo
lugar con una amplitud decibélica ensordecedora que quedaba abajo. La gran pista de baile.
incluso para él en sus circunstancias, con la presión de No, Raúl no era de los que se detenían más allá de
lo sucedido, el recuerdo constante de Luciana en el cinco minutos, lo justo para beber algo, orinar, o
hospital y una noche casi en vela. tomarse alguna porquería que le permitiera seguir y
Pero se sintió cerca de su objetivo. Tenía un seguir. Era un loco del baile, un loco de la mákina, un
presentimiento. perfecto modelo de genuina estirpe. Siempre les había
Lo había tenido desde el mismo momento de hecho gracia. Incluso a él. Vivía por y para el fin de
asomarse al lugar y ver la cantidad de gente que se semana. Eso y las pastillas. El resto de los días no
movía en él y escuchar su música, dispuesta a existía. Era una isla entre dos fines de semana.
machacar toda energía. Allí había de todo. Cuerpos Hasta Máximo era un chico normal comparado con él.
que eran como modelos individuales de la gran Le pareció que los cuerpos, desde arriba, se
fotografía clónica de la especie. Cuerpos embutidos en retorcían en un infierno sin fuego. Todo se le antojaba
jerséis de lycra y pantalones de nailon cortos o largos, artificial. Sin embargo, de no haber sido por el estado
ajustados y andróginos, con muchas cremalleras, de Luciana, él mismo tal vez habría estado allí abajo,
colores vistosos, aplicaciones holográficas, bailando, con ella y con todos los demás. No podía
fluorescentes, metalizadas, irisadas o plásticas; sentirse juez de nada.
cazadoras bombers, bolsas en bandolera, mochilas de Pero desde luego ahora lo veía de otra forma.
charol a la espalda, gafas de plexiglás, cabellos Con otro sentimiento.
«divertidos», en punta o dejando espacio a la Buscó a Raúl. También eso debía resultar fácil.
imaginación, desordenados y locos, tanto como Siempre iba a la última de su rollo, colores,
cabezas peladas o con una leve capa de pelo, algún sensaciones. Claro que allí habría cien o doscientos
tatuaje ya visible, zapatillas deportivas a la última, con Raúles y Raúlas. El espectáculo resultaba enorme. La
sus cámaras de aire que permitieran variar la presión y masa humana se movía al mismo compás, con el
situarla en el tono ideal para bailar techno, rave, mismo ritmo, bajo el mismo influjo hechizante,
house. La suma expresión de lo sintético. magnético, y muy especialmente hipnótico. Lo curioso
Era el marco ideal para el loco de Raúl. es que antes no le daba importancia. Cada cual tenía
Eloy trató de seguir un plan, peinar la enorme nave su rollo. ¿Por qué, de pronto, era como si se sintiese
abandonada de forma rigurosa, para que Raúl no se le viejo, muy mayor, incluso carca? Había leído que el
escapara por un lado mientras él estaba por el otro, o bakalao gustaba a los adolescentes por esa razón: los
se cruzaran sin darse cuenta. La ventaja era que hipnotizaba, los sumergía en un mundo en el cual no
aquello no era una discoteca al uso, con poca luz. La había ideas propias, los globalizaba y los unificaba. No
desventaja era que podía tener una docena de había necesidad de pensar, ni cambiar, sólo dejarse
rincones ocultos, porque por todas partes había llevar, y llevar, y llevar.
columnas, viejas máquinas, barras de bar Y cuando el cansancio podía con todo, para eso
improvisadas, restos de su antigua función de fábrica. estaban las pastillas, el éxtasis, el eva, los speeds, los
La moda de los partys privados ya no dejaba rincón ácidos, las anfetas, los popperazos, una larga lista de
virgen por descubrir. posibilidades para mantener el cuerpo en forma y
Buscó algún sitio alto, y lo encontró sin problemas. aguantarlo todo, absolutamente todo durante
Dos escaleras con peldaños de hierro subían hasta un veinticuatro, cuarenta y ocho o setenta y dos horas sin
primer piso del cual salía una plataforma metálica, dormir.
enrejillada, que corría paralela a una de las paredes Llegó a la plataforma, y pasó los siguientes tres
longitudinales. Un perfecto punto de avistamiento. minutos mirando abajo de forma sistemática,
Tuvo que dar algunos codazos, sonreír a un par de calculada, hasta que empezaron a dolerle los ojos.
monadas que le sonrieron a él y luego se pusieron a Sólo hasta entonces.
cuchichear en voz alta sin disimulos, y esquivar a uno Porque de pronto lo vio.
que ya llevaba la tajada encima, y a otro que se movía Raúl.
con los ojos cerrados, a golpes, brazos en forma de Estaba allí, casi en el centro de la pista, bailando
aspas de molino, bailando igual que si estuviese en como un loco, como si acabara de empezar en lugar de
medio del desierto del Sáhara. Cuando llegó a la llevar ya casi un día en ello.

89
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Eloy buscó un par de puntos de referencia para —Tú fuiste en busca de Raúl, para que te pasara
situarle y fue hacia él. algo, y luego Raúl trajo a ese tipo, al camello, y
después me decidí yo, lo reconozco, ¡yo!, no voy a
Capítulo 54 escurrir el bulto, pero no vengáis ahora con excusas.
Negras: Caballo c7 Todos estábamos allí, y todos somos responsables
aunque ninguna justicia nos acuse.
—Vamos, cálmate —le pidió Santi yendo hacia ella.
En el silencio de la sala, la voz de Cinta sonó como
Cinta lo rehuyó. Puso las dos manos con las palmas
un disparo.
abiertas por delante, a modo de pantalla, pero sin
—Nosotros lo hicimos.
mirarle a la cara. Los ojos los tenía fijos en el suelo, en
Santi y Máximo fueron alcanzados por él.
el abismo abierto entre ellos. Toda la tensión que
Se miraron el uno al otro.
sentía se expandió con ese gesto, abarcando un
—Si muere, la habremos matado nosotros —
enorme radio en torno a sí misma.
continuó Cinta.
—Estoy muy calmada —dijo—. Muy calmada.
—No es cierto —articuló Máximo.
Pero los dos sabían que no era así, que las
—Sí lo es —Cinta le atravesó con una mirada de
emociones volvían a flotar, a salir por los resquicios y
hierro.
las grietas de su ánimo. Y tanto o más que la verdad de
—Te podía haber pasado a ti —le dijo Santi—, o a
las palabras de Cinta, temieron la inminente explosión
mí mismo, o a Máximo. Le tocó a ella por un golpe de
que iba a llevarles de nuevo a la crispación.
mala suerte. Esas cosas pasan.
La cuenta atrás fue muy rápida.
—¿Qué excusa es ésa?
Ninguno de los dos le contestó.
—¿Queréis responderme? —exhaló ella revestida Capítulo 55
de una falsa paz. Blancas: Torre h1
—¿Qué quieres, que no salgamos de casa por si nos
atropella un coche? — manifestó Máximo. Le puso una mano en el hombro a Raúl, y le pareció
—Uno hace cosas, y ya está. Se arriesga —dijo tocar un arco voltaico rebosante de electricidad.
Santi—. Siempre nos arriesgamos, con todo. Al El muchacho se volvió, quedó frente a él, pero sin
respirar, puedes coger algo con la porquería que hay dejar de moverse, siguiendo el ritmo.
en el aire, ¿o no? Lo reconoció.
—A ver si te va a dar ahora la neura —continuó —¡Eloy!
Máximo dirigiéndose a su amiga. Y se le echó encima, abrazándolo. Eloy no pudo
—Así que tenemos que olvidarlo y ya está. Como si hacer nada para evitarlo, ni para apartarlo. Raúl tenía
fuera un accidente. los ojos muy abiertos, el rostro congestionado, la
—Ha sido un accidente —puntualizó Santi. huella de las hormigas mordiéndole el trasero, la
—Y todos nos sentimos mal por él —le apoyó energía de cuanto llevara en el cuerpo disparando
Máximo—, pero no sirve de nada castigarnos en plan todas sus reservas.
masoca. Lo aprovechó para intentar sacarlo de allí.
—Todos tomamos una, ¿vale? —¡Eh, eh! ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí? ¿Están
Cinta fulminó a su novio. todos? ¡Puta madre!, ¿no? ¡Puta madre, tío!
—Ella no quería tomarla. Estaba muy pasado, muchísimo. Probablemente
—Pero la tomó, y no la obligamos —insistió Santi. habría empezado con alcohol el viernes por la noche,
—¡Prácticamente se la pusimos en la boca!, ¿lo has para darle a las pastillas de éxtasis de madrugada, tal
olvidado? —elevó la voz la chica. vez un poco de coca aquella misma mañana y ahora,
—Se hizo un poco la estrecha, nada más. quizás, acabara de pegarse un popperazo, por lo de
—Ya sabes cómo es Luciana. reírse y no parar de moverse, que eran sus efectos.
—Le gusta hacerse de rogar. Aquella noche podía seguir con speed, y vuelta a las
—Eso. pastillas de nuevo de madrugada, sólo que entonces
—Además, el que lo lió todo fue Raúl. comidas, inhaladas en polvo o disueltas en alcohol,
—No, Máximo —volvió a hablar Cinta después del para aguantar definitivamente la subida final del
puñado de frases sueltas de ellos dos—. Fuiste tú. domingo.
—¡Sí, hombre, encima!
90
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Raúl se gastaba de veinticinco a treinta mil pesetas aquello por la misma razón del comienzo: no quedarse
cada fin de semana en toda esa porquería. quieto, moverse, hacer algo, escapar.
No sabía de dónde las sacaba, porque, desde ¿Lo mismo que Raúl?
luego, no trabajaba. No, era distinto.
Continuó llevándoselo de allí, hasta que él se dio —¡Dios mío, Luciana…! —gimió Raúl resbalando
cuenta de ello. hacia el suelo de espaldas a la pared.
—¿Qué haces? ¿Adónde…? Eloy apartó sus ojos de él. Había deseado pegarle,
No pudo evitarlo. Se movía sin parar, pero sus descargar su ira, toda su frustración.
fuerzas estaban encaminadas a esa acción, no a Ahora ya no sentía ganas de hacerlo.
intentar detener a Eloy, y menos a resistirse a su furia. No sentía nada.
—¡Eloy, tío! La misma voz del caído se le antojó muy lejana
—Vamos fuera. cuando dijo:
—Pero… —Oye, sé… dónde para ese tío, el camello. Él sí
—¡Fuera! tiene pastillas de esas. Todas las que quieras.
Continuó riéndose y bailando, aunque ahora, Eloy volvió a mirarle.
sujeto por Eloy, más bien parecía un muñeco
articulado, una marioneta. Su rostro se convirtió en Capítulo 56
una mueca, pero ya no se resistió. Atravesaron la Negras: Reina x g7
marea de cuerpos sudorosos bajo la cortina sónica y
llegaron a la puerta. Alguien les puso un sello invisible,
No era una pelea, era más bien la liberación de
para poder volver a entrar. Luego salieron fuera.
todas las tensiones, de todas las frustraciones, de toda
Eloy no se detuvo hasta haber andado unos veinte
la impotencia. Máximo ya no hablaba, tenía miedo de
metros, a la derecha de la nave, en una zona en la que
que a Cinta le diera un ataque de histeria imparable.
no había nadie cerca. Entonces empujó a Raúl contra
Santi era el que intentaba calmarla, sin mucho éxito.
la pared.
—¡Por favor, Cinta, vas a hacer que todos los
—¡Eh, me has hecho daño! —protestó el chico aún
vecinos se enteren y te caerá una buena!
riendo.
—¡Yo no quiero que se pase el resto de la vida así,
—¿Tienes una pastilla como las que tomasteis
en una cama! ¡No lo resistiré!
anoche?
—¡Cinta!
—¿Para eso me sacas fuera? Jo, qué morro!
—¡Hoy teníamos que ir a ver la última de Brad Pitt!
—¿La tienes? —gritó Eloy.
¡Y está allí! ¡Y a lo peor ya se ha muerto! ¡Y yo no
—¡No! —por primera vez Raúl dejó de reír, aunque
quiero que se muera! ¡No quiero!
los ojos siguieron desorbitados y se le quedó un tic en
—Dale algo, tú —pidió Máximo.
el labio inferior—. ¿Qué pasa contigo, eh?
—¡Sí, hombre! —protestó Santi—. ¿Qué te crees,
—Luciana está en un hospital, en coma.
que yo vivo aquí y sé dónde está todo?
—¿Qué?
—¡Si me tocáis, grito! —anunció Cinta.
Lo había oído, pero en su estado las cosas
Máximo se apartó aún más.
difícilmente le entraban a la primera.
—Si lo sé no vengo —rezongó.
—¡Luciana está en coma en un hospital, por la
—¡Cobarde! —le insultó Cinta—. ¿Vas a pasarte el
mierda que os tomasteis anoche!
resto de la vida ignorando esto, fingiendo que no ha
—Jo… joder, tío —parpadeó.
pasado nada? ¡Pues ha pasado!
No, ya no reía.
—¡Yo no digo que no haya pasado, sólo digo que así
—Raúl, esto es serio —dijo Eloy—, necesito una de
no resolvemos nada!
esas pastillas. Tal vez ayude a Luciana.
—¡Cállate! —ordenó ella.
—¿Ayudarla? ¿Cómo?
—Deberíamos llamar al hospital —propuso Santi,
—¡No lo sé! —se sintió desfallecido—. ¡Los médicos
asustado por el estado de su novia—. Seguro que ya
no saben de qué estaba hecha! A lo mejor…
está bien y nosotros aquí…
Comprendió que estaba dando palos de ciego,
—¡Mierda! —llegó al límite Cinta—. ¿Por qué lo
empeñado en una búsqueda extraña, probablemente
hicimos? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué…?
inútil, aunque en parte había seguido haciendo

91
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Iba a volver a llorar, dejándose arrastrar por los Se levantó y fue hacia ella. Luis Salas también se
nervios, abandonándose por completo, y en ese puso en pie. Loreto, sin embargo, no tenía ojos más
momento sonó el teléfono. que para Luciana. El mazazo aún expandía ondas
El zumbido los alarmó a los tres. paralizantes a todo su cuerpo, a pesar de que Norma
Les paralizó el corazón, y la mente. ya la había advertido de lo que iba a encontrarse.
Se miraron entre sí, asustados, y tras la primera La madre de su amiga la abrazó, pero no sintió
señal, llegó la segunda, y la tercera. nada. El padre le dio un beso en la mejilla, pero
—Serán tus padres… —el primero en hablar fue tampoco sintió nada. A través de los ojos le llegaba la
Santi, indicando así que no podía cogerlo él. crudeza de una realidad superior a sus fuerzas. Era el
—Déjalo —dijo Máximo—. Como si no hubiera único puente con un exterior que de pronto la
nadie. Tal vez sea un vecino, como ha dicho antes bloqueó.
Santi. El efecto apenas duró unos segundos, mientras
—Es del hospital —balbuceó Cinta. hablaba, casi sin darse cuenta, con los padres de ella.
Sus palabras los atenazaron aún más. —Ya ves, hija.
El timbre sonó por cuarta vez. —¿Tú cómo estás?
Y por quinta. —Si es que estas cosas…
Cinta se movió hacia el aparato. Vaciló durante el Después, Norma logró arrastrar a su padre y a su
sexto zumbido. madre fuera de la habitación, comprendiendo que si
—No —susurró Máximo. seguían allí, hablándole, aturdiéndola, acabarían todos
—Son tus padres, seguro —insistió Santi. llorando de nuevo.
Ella atrapó el auricular con la séptima señal. Loreto se quedó sola con el cuerpo de su amiga.
—¿Sí? —musitó débilmente. El cuerpo.
—¿Cinta? ¡Maldita sea, creí que no estabais! Tardó en sentarse en la silla, junto a la cama. Y lo
—¿Eloy? hizo por debilidad, más que por el hecho consciente
Los otros se le acercaron. de estar más cerca de ella, porque sintió cómo las
—Oye, ¿están contigo Santi y Máximo? piernas se le doblaban. Finalmente, buscó su mano
—Sí. libre, aquella en cuyo brazo no había ninguna aguja
—¡Bien! —los tres le oyeron gritar por el pequeño clavada en la carne, y se la cogió con toda la ternura
auricular telefónico—. Escucha, os necesito y rápido. del mundo, igual que si temiera despertarla.
¡Sé dónde encontrar al tío que os vendió anoche las —Luciana… —susurró.
pastillas! ¡Necesitamos una!, ¿vale? Hay que Esperó unos segundos. La inmovilidad de la
intentarlo, por Luciana. Por pequeña que sea la enferma le pareció aterradora. En otras circunstancias
esperanza de que eso la pueda ayudar… Pero yo no hubiera sido un juego, ella se habría hecho la dormida
puedo ir solo, tenemos que ir todos. y, de pronto, le habría saltado encima haciéndole
Cinta miró a los otros dos. La histeria desaparecía. cosquillas. Ahora no era un juego. Luciana flotaba en
Ahora todos tenían algo que hacer. una dimensión desconocida.
Por fin. —Por favor, no te vayas —suplicó muy
—¿Dónde estás? —quiso saber. débilmente—. No me dejes sola ahora. Por favor…
Le acarició los dedos, uno a uno. Luciana tenía las
Capítulo 57 manos más bonitas que jamás había visto. Cuando
Blancas: Alfil x g7 jugaba al ajedrez, más que mover las piezas del
tablero, las acariciaba. Y lo sabía. Siempre se las había
cuidado mucho. Las uñas perfectamente cortadas eran
Al entrar en la habitación de Luciana, Loreto
la mejor prueba de ello.
apenas si pudo dar unos pasos. El choque, al ver la
La mano de Luciana, entre las suyas, con los dedos
imagen de su amiga postrada en la cama, fue brutal.
deformes por los ácidos estomacales, destacaba como
Norma, a su lado, hizo un ademán como de ir a
una obra de arte en medio de un horror.
sostenerla, extendiendo una mano y pensando que en
—Sin ti no lo conseguiré, ¿sabes? —Loreto cerró
su estado de debilidad el impacto tal vez fuese
los ojos y se dejó arrastrar por el dolor—. Quiero que
excesivo. Pero Loreto logró sobreponerse.
sepas que hoy no he vomitado. ¿Qué te parece? No he
—¡Oh, hija! —exclamó Esther Salas al verla.
vomitado, y lo he hecho por ti, créeme. Por ti. Pero

92
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
ahora no voy a poder seguir si tú te vas, si me dejas. Loreto, no dejes mi mano.
Luciana, ¡Luciana!, por favor… Hagamos un pacto, ¿Me escuchas? Sí, sé que lo haces, hemos abierto
¿vale? Un pacto. Yo comeré, aunque estalle, aunque una puerta.
me convierta en la mujer más gorda del mundo, y no ¿Y Eloy? ¿Sabes dónde está Eloy?
volveré a vomitar, pero tú tienes que seguir viviendo Loreto, Loreto…
para estar a mi lado… Luciana, ¿me oyes? Vuelve. No
te mueras, vuelve, ¡vuelve! Lo he hecho por ti, Capítulo 59
Luciana, por ti, por ti… Negras: f6

Capítulo 58 Poli García entró en el bar, se detuvo en la misma


Negras: Caballo e8 - Blancas: Alfil h8 puerta, y miró en dirección a la barra. El único
camarero era Victorino, y no le hizo ningún gesto, así
Te sienta tan bien este conjunto, Loreto. Me alegro que acabó de traspasar el umbral y caminó unos
de que te lo hayas puesto. Y con unos kilos de más, pasos, no en dirección a la barra, sino hacia una de las
estarás arrebatadora, preciosa. Javier caerá rendido a mesas ubicadas en la parte posterior. Se sentó en una
tus pies. ¿Recuerdas el día que lo compramos? ¡Qué de las sillas de plástico, y se apoyó con cansancio
locura! Fue verlo, entrar, probártelo y ¡zas! El dinero sobre el mármol de la mesa, circular y castigado por
de la escapada de fin de semana convertido en arte miles de partidas de dominó. Tener mesas con la
sobre ti. superficie de mármol y sillas de plástico era un
Lástima que eso fuese poco antes de que antagonismo muy propio de Alejandro Castro. El
empezases a caer en picado. muy…
Loreto. Esperó casi cinco minutos. Se le hicieron eternos.
¿Qué estás haciendo aquí? Acabó llamando a Victorino para que le trajera una
Claro que te escucho, pero aunque me gustaría, no cerveza. El camarero no dijo nada, ni antes, ni durante
puedo moverme, ni abrazarte, ni darte un beso, ni ni después de servírsela. No hacía falta. Se la dejó
decirte lo contenta que estoy. Entiéndelo, Loreto: si me sobre la mesa, con el pequeño ticket de la
muevo, sentiré el dolor, y no sé si estoy preparada consumición al lado. Pero sí desapareció unos
para eso. ¡Dios…!, me alegro de que me hables de vivir, segundos por la puerta de atrás, para regresar al
pero tal vez si conocieras esto dieses el paso. No sé. instante, tal cual, manteniendo su mutismo. Poli cogió
Todo es tan extraño, tan relativo aquí. el ticket maquinalmente. En la parte superior estaba
Os oigo a todos, os veo a todos, pero es como si escrito el nombre del local: Bar Restaurante La Perla.
hubiese una distancia de millones de kilómetros. En Muy adecuado, pensó.
cambio, los sentimientos están cerca. Son como una Jugó con él, enrollándolo, matando el tiempo de
ola de calor constante. Cada voz, cada caricia, cada espera.
mirada, cae sobre mí como un manto de ternura. Y Alejandro Castro acabó asomando la cabeza por la
creo que es esa ternura la que me retiene, ¿no es misma puerta, miró hacia él y le hizo un leve gesto. No
curioso? No quiero hacer daño a nadie, y menos a tenía cara de buenos amigos, más bien de todo lo
quien me quiere. Así que la ternura me ata a este lado contrario. Poli se levantó con la intención de ir tras él.
del camino mientras la paz me llama al otro. Le detuvo la voz de Victorino.
Bien, puede que me quede aquí para siempre, en —¡Eh, tú, paga!
esta tierra de nadie. Poli le lanzó una mirada de ira. Era un desgraciado.
Una partida de ajedrez sin fin, sin ganador ni No tenía agallas más que para ser camarero.
perdedor. Tablas eternas. —¿Qué pasa? Tengo que volver a salir, ¿no?
Háblame, Loreto, háblame. —Mira, esto no es gratis, y tú eres capaz de irte por
No has vomitado. ¡Bien! Es una magnífica noticia. la puerta de atrás, así que…
Un primer paso importante. Ahora el siguiente te Todavía llevaba el ticket en la mano, pero no miró
costará menos, seguro. Esta noche tampoco vas a el importe. Sacó dos monedas de cien pesetas y una
vomitar, ¿vale? Esta noche darás el segundo. Por mí, de veinticinco y las dejó en el plato. El ticket se lo
de acuerdo. Pero también por ti. Ánimo, Loreto, guardó en el bolsillo de la chaqueta. Fue otro gesto
¡ánimo! No has vomitado, y da igual el motivo: eso es maquinal. Lo único que quería era pasar de Victorino,
que quieres salir del pozo, y vivir. hablar con Castro y largarse de allí cuanto antes.
93
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Se metió por la puerta del fondo del local y fue tras Al traficante se le acabaron de endurecer las
los pasos del dueño del tinglado. Allí había un pasillo facciones.
que daba al almacén, a la cocina, a los retretes y, —Poli, me estoy hartando de ti. Anoche Pepe
finalmente, en la parte posterior, a un par de vendió el doble que tú. El doble, y sin chorradas.
despachos. Uno tenía la puerta abierta. Entró. ¿Cuánto me debes? ¿Lo tienes? Yo también tengo mis
Alejandro Castro ya lo esperaba, sentado detrás de la problemas, y mis obligaciones. Y he de cumplir con
mesa de su despacho. La cerró y cubrió la breve otros, porque esto es una cadena, ¿te enteras? No
distancia que lo separaba de la única silla libre frente a puedo parar el negocio ni cerrar sólo porque una cría
la mesa. tenga un mal viaje.
—¿Qué estás haciendo aquí? —le espetó sin Si tienes miedo, véndelo todo esta noche, que para
contemplaciones el hombre. eso es sábado, y mañana desapareces unos días. Pero
A Poli García no le gustó su tono. precisamente porque es sábado, no vas a dejarlo hoy,
—Esa cría está en coma —le dijo. ni a dejarme colgado a mí. ¿Lo has entendido?
El otro valoró debidamente la información, pero sin Lo había entendido, pero seguía sin gustarle.
pestañear. —Esto es un mal rollo —rezongó.
—¿Y qué? —acabó diciendo. —Las dos piernas rotas o tu cadáver en una cuneta
—¿Sabes lo que eso significa? —se movió inquieto son un mal rollo —le aclaró Alejandro Castro.
en la silla el camello—. ¡Van a remover cielo y tierra Poli recogió el paquete y se lo guardó de nuevo en
por su culpa! bolsillo. Apretó las mandíbulas al hacerlo.
—Oye, tú, tranquilo —Alejandro Castro le apuntó —Si me cogen… —suspiró.
con un dedo—. Cada día mueren drogatas, y una —Si te cogen, sabes que te mandamos un abogado.
docena de chicos y chicas sufren comas etílicos o Pero salvo que lo hagan con una pastilla igual a la que
golpes de calor o lo que sea. Y no pasa nada. Nunca tomó esa cría encima, no van a poder tocarte un pelo.
pasa nada. Por eso tienes que acabar hoy con lo que te queda y
—¡Esto es diferente! en paz. Yo tengo quince kilos aquí, cincuenta mil
—No grites, Poli. pastillas, ya te lo he dicho antes. Y no voy a tirarlas por
—Esto es diferente —repitió cambiando la voz el retrete. Así que tranquilo, ¿eh?
aunque no el nerviosismo—. Sé de qué va. Era una Poli se puso en pie.
cría, ya sabes, quince, dieciséis o diecisiete años. Los Estaba de todo menos tranquilo.
periódicos van a meter bulla, y la policía montará una
de las suyas. ¡Ya me están buscando! Capítulo 60
—¿Cómo que te están buscando? Blancas: Torre x h6
—He ido a mi pensión y la dueña me ha dicho que
uno que conozco, Vicente Espinós, andaba tras de mí.
Mariano Zapata entró en el despacho con una
—Será una casualidad.
amplia sonrisa en su rostro, sin llamar. Gaspar Valls
—¡Y una leche, casualidad!
levantó la cabeza y le lanzó una mirada fugaz, con los
—Te han detenido otras veces por camello, así
ojos arqueados, antes de volver a examinar las
que…
pruebas que tenía delante.
—Mira, Castro, yo me abro. He venido a devolverte
—Muy contento vienes tú —le dijo.
las pastillas y a liquidar.
El periodista no contestó. Puso sobre la mesa,
Sacó un montón de billetes de mil, dos mil y cinco
frente a sus ojos, la fotografía de Luciana.
mil de un bolsillo, y un paquetito del otro. Lo puso
Incluso alguien tan experimentado y con tantos
todo sobre la mesa. Alejandro Castro cogió el dinero.
años de profesión a sus espaldas como Gaspar frunció
No tocó el paquetito.
el ceño.
—Recógelo —ordenó.
—¡Coño! —exclamó.
—¿Qué?
Le fue imposible apartar los ojos de aquella imagen
—Recógelo y sal a vender. No me jodas, Poli.
en los segundos que siguieron. Aun en su estado, ojos
—¡No puedo!
cerrados, boca abierta, llena de tubos y agujas, se
—Acaba eso —señaló el paquetito—, y luego, si
advertían detalles importantes en ella, su juventud, su
quieres, desapareces unos días.
belleza, su extraña indefensión.
—Castro…
—¿Es de portada o no? —le retó Mariano Zapata.
94
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Gaspar Valls levantó la cabeza. —Tener hijos, ¿para esto? —soltó un bufido de
—¿Tienes el permiso de los padres? sarcasmo—. Hasta luego.
—No. Salió por la puerta a buen paso.
—Entonces, ¿nos la jugamos? Casi un minuto después Gaspar Valls seguía
—Sí. mirando esa puerta sin poder volver a concentrarse en
—Así, con dos pares de… el trabajo.
—Con lo que haga falta —el periodista apuntó la
fotografía con el dedo índice de su mano derecha—. Capítulo 61
Esto es dinamita. Nos la van a quitar de las manos. Negras: Torre x d4
Saldrá en toda España, y en el extranjero, ¿qué te
apuestas?
Eloy repitió una y otra vez el número de teléfono
—¿Y el texto?
que acababan de darle en información, e introdujo
—Me pongo a ello enseguida. Ya casi está. Antes
una moneda de cien pesetas por la ranura superior del
quería ver cómo salían las fotos.
aparato antes de marcarlo. Mientras lo hacía, no
—¿Ella sigue en coma?
apartó los ojos del cruce donde había quedado con
—Sí.
Cinta, Santi y Máximo. Aún era pronto para que
—¿Seguro?
apareciesen, pero se mantenía alerta por si acaso.
—Bueno —no entendió su prevención—, lo estaba
—Hospital Clínico, ¿dígame?
cuando le hice las fotografías.
—La familia de Luciana Salas, por favor. No sé si
—Antes de llevarlo a máquinas, asegúrate.
sigue en la UCI o está ya en una habitación…
—¿Por qué? ¿Qué tiene que ver que pueda salir del
—Espere, no se retire.
coma?
Esperó, unos largos segundos. El corazón se le
—Vamos, Mariano, ¿y tú me lo preguntas? Es una
aceleró en el pecho a medida que se aproximaba el
cuestión de ética, nada más. Aquí aún tenemos un
momento de la verdad. Tuvo que pasar otro filtro más.
poco de eso. Si esa chica mañana está bien y salimos
De pronto escuchó la voz de Norma.
con esa foto en portada diciendo que está así… nos
—¿Sí?
cubrimos de gloria. Si se pusiera bien, lo publicamos
—Soy Eloy —cerró los ojos y mantuvo todo su ser
igual, pero dentro. La noticia sería distinta.
en vilo.
—No veo la diferencia —arguyó el periodista.
No tuvo que preguntar nada.
—No seas bestia, hombre —le reprochó su
—Sigue igual.
compañero, pero también su superior —. Sabes
—¡Ah!
perfectamente lo que vende y lo que no, y lo que
—¿Dónde estás?
puede ir en portada y lo que no.
—No te lo creerías —suspiró.
—¿Y si muere?
—¿Por qué?
—Entonces es una gran exclusiva —reconoció
—Ando detrás del tío que les vendió esas mierdas.
Gaspar Valls—. Sólo que no querrás que esa infeliz la
—¿Qué?
palme únicamente para tener esa exclusiva y una
—Es igual, déjalo. Supongo que no es más que una
portada, ¿verdad?
forma de hacer algo, aunque…
—No, hombre, claro. Era una pregunta, nada más.
—Eres increíble.
Lo observó de hito en hito, como si dudara de su
—Dile que la quiero.
afirmación.
—Vale.
—Tú llama al hospital antes, en el último minuto, y
—Pero díselo, ¿eh? Yo creo que…
así nos curamos en salud.
—Lo haré, tranquilo. Ahora está Loreto con ella.
—De acuerdo.
—¿Loreto?
Hizo ademán de irse. Gaspar lo detuvo.
—Ha venido, sí.
—¡Eh!, llévate eso —le tendió la fotografía aun
Llenó los pulmones de aire. El teléfono se puso de
sabiendo que tenía varias copias
pronto a dar señales de que el dinero se estaba
—. Quiero dormir esta noche.
acabando. Y ya no tenía más que decir.
—Impacta, ¿verdad?
—Esto se corta, adiós.
—Ya lo creo que impacta —asintió Gaspar—. Y a ti
—Adiós, Eloy.
te impactaría más si tuvieras hijos.

95
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Se quedó con el auricular en la mano y la señal de la —Bueno, sea como sea nosotros somos cuatro —
línea cortada zumbando entre los dos. terció Santi.
—Me sigue dando miedo Eloy. Está loco por
Capítulo 62 Luciana.
Blancas: Alfil x f6 Ese pensamiento los mantuvo en silencio en los
instantes siguientes. El taxi se paró en un nuevo
semáforo. El taxista les lanzó una mirada distraída por
Fue al detenerse el taxi en un semáforo cuando
el retrovisor interior. La detuvo sobre ella, bastante
Cinta rompió el silencio.
rato, casi todo el que duró la espera ante el semáforo.
—Eloy es alucinante.
Cinta se la acabó devolviendo, y el hombre retiró sus
—¿Por qué? —preguntó Santi.
ojos.
—¿Tú qué crees? —lo dijo como si pareciera
—¡Vamos ya, que está en verde! —protestó
evidente—. Sale del hospital esta mañana hecho una
levantando una mano en dirección al vehículo que le
furia, con Luciana medio muerta, y se mete a buscar al
precedía.
tío que anoche… —miró al taxista y no siguió
hablando.
—Pero tiene razón —intervino Máximo—. Si Capítulo 63
conseguimos una pastilla de esas… Negras: Torre f4
—Los médicos están bastante despistados, ¿no? —
manifestó Santi. Por primera vez en todo el día, estaba quieto.
—A mí me da un poco de miedo, por no decir Podía pensar.
mucho —plegó los labios Cinta. Deseó no hacerlo, y que los otros tres llegaran de
—¿Miedo? una vez para ponerse en marcha. Por eso les había
—Yo estoy en coma, y tú te encuentras cara a cara citado cerca de su destino tras llamarles por teléfono,
con el tío que me ha dado eso. ¿Qué haces, le dices aunque había llegado antes. Probablemente ellos aún
que necesitas otra pastilla para ver si así me salvas o le tardarían unos minutos. Demasiados.
das de hostias? ¿Y si hubiera ido solo?
Santi parpadeó. No, qué estupidez. Se lo había repetido ya una
—Oye, ¿no irás a pensar que Eloy…? —dudó docena de veces. Los necesitaba. De entrada porque él
Máximo. no conocía al camello, y Máximo sí. Y también porque
—Sólo digo lo que hay —repuso Cinta. cuando lo tuviese delante…
—Pero lo importante es conseguir esa pastilla — ¿Qué haría cuando lo tuviese delante?
convino Santi. Lo más importante era Luciana, conseguir una
—Ya, nos acercamos y le pedimos una. ¿Crees que pastilla. Pero aquel cerdo era el causante de que ella
el tío va a estar tan normalito? estuviese como estaba. Era como si la hubiese
—De entrada, el tío no sabe que tú estás en coma matado, aunque…
—dijo Santi—, así que normalito sí va a estar. No, no era cierto. El camello no era más que un
—Otra cosa es que tras conseguir la pastilla, si es eslabón de la cadena. Y el último, el decisivo, eran
que Eloy tiene la suficiente sangre fría como para ellos.
esperar, después… —aventuró Máximo. Ellos decidían comprar, y tomársela. Ellos y nadie
—¡Eh!, no somos héroes de cómic —dijo Cinta. más que ellos.
—¿Has visto cómo se ha puesto Eloy esta mañana Un juego divertido.
con nosotros? —puso el dedo en la llaga Máximo—. Para eso se es joven, para probar cosas, para
¿Te imaginas con ese camello? experimentar.
Cinta volvió a mirar al taxista. Parecía muy ocupado Para eso y para desafiarlo todo.
controlando el tráfico de última hora de la tarde. ¿O no?
—Esas personas son peligrosas —advirtió Santi. Anduvo inquieto por la esquina. Parecía idiota. Un
—¿Ése? No era más que un mierda —dijo Máximo idiota de diecinueve años. ¿Por qué todas las
con desprecio. reflexiones surgían después de que las cosas hubieran
—¿Y si lleva un arma? pasado? ¿Por qué los ataques de madurez, y los
—Oye —Máximo miró a Cinta—, ¿qué te crees, que sentimientos, y las prevenciones, y el sentirse carca,
esto es Nueva York o qué? y…?
96
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
La confusión lo invadía como una marea negra. Capítulo 65
Impregnándolo todo. Negras: Torre x f3
De acuerdo, darían con ese cabrón, compraría una
pastilla, apretaría los puños y las mandíbulas, se
Eloy ya había visto el taxi, primero porque su
tragaría su odio, sus deseos de venganza, y luego irían
velocidad decrecía, después por el intermitente
al hospital y llamarían a la policía. Por ese orden.
indicando que se detenía, y, finalmente, porque
Existía la ley.
sentados detrás contó tres cuerpos. Cuando el
Aunque nada, ni siquiera esa ley, podría ayudar a
vehículo se detuvo, abrió la puerta. Máximo fue el
Luciana a volver a la vida.
primero en bajar, seguido de Cinta que iba en medio.
Siguió caminando arriba y abajo, inquieto, mientras
Santi estaba pagando la carrera.
los coches pasaban por su lado llenándole de humos y
—¡Jo, tío! —expresó su liberación de tensión
ruidos. Ningún taxi se detuvo en la calzada. Volvía a
Máximo—. ¿Cómo te lo has montado?
moverse para no pensar, para seguir activo.
—Por Raúl.
Lo peor llegaría más tarde, cuando tuviera que
—¿Has localizado a Raúl? —abrió los ojos Cinta.
parar.
—Primero he estado en casa de Paco y Ana, y
Entonces estaría probablemente tan muerto en
después lo he pillado a él. Le hubiera traído conmigo
vida como Luciana.
de no haber estado completamente ido.
—Lo suyo es demasiado —reconoció Máximo.
Capítulo 64 Santi ya estaba fuera. El taxista les dirigió una
Blancas: Alfil e5 última mirada, sobre todo a ella, y luego arrancó
alejándose de allí.
—Eso debe quedar por aquí, ¿no? —dijo Santi Se quedaron solos.
mirando por la ventanilla. —¿Dónde está? —quiso saber Máximo.
—Supongo, no sé —hizo lo mismo Máximo. —En una discoteca llamada Popes, aquí cerca.
—Ahí delante —les indicó el taxista—. Pasado el —No la conozco —plegó los labios Santi.
próximo semáforo. —Es de barrio, quinceañeros y gente así —le
—Bueno —suspiró Cinta. informó Eloy.
Los dos chicos la miraron a ella, como si fuera la —¿Seguro?
jefa o tuviera algo más que decir. —Raúl me ha dicho que sí, que a esta hora y en
—¿Qué hacemos? —quiso saber Santi al ver que su sábado suele estar siempre ahí.
novia no seguía hablando. —¿Y de veras crees que saber lo que hay en una
—¿Qué quieres que hagamos? pastilla de esas puede ayudar a Luciana? —repitió
—No sé. Una vez que nos reunamos con Eloy… Cinta la misma duda que aquella mañana.
—Todos estamos fastidiados —reconoció la —El médico lo dijo, ¿no? ¿Se os ocurre algo mejor
muchacha—, pero esto es de Eloy, así que lo único… para ayudarla?
tratar de que no haga nada… En fin, ya me entendéis. Ninguno tenía una respuesta válida. Eso zanjó el
—Va a ser muy complicado. tema.
—¿Tú estás bien? —Santi le cogió una mano. Quedaba, tan sólo, dar el primer paso.
No se habían tocado desde que estuvieron en la —¿Qué hacemos?
cama juntos. Se miraron los cuatro. Las diferencias de la mañana
—Sí. habían desaparecido. Eran cuatro amigos unidos por
—¿De verdad? las circunstancias, pero también por algo surgido más
—Sí, de verdad. allá de ellas. Algo que sólo conocían ellos mismos,
No lo estaba, pero ahora al menos no se sentía igual que lo conocían todos los que compartían un
como en su casa, con aquella presión y aquel miedo, mismo sentimiento común en la adolescencia.
pensando en Luciana. Por lo general, ese sentimiento se desvanecía
Incluso agradeció el contacto lleno de calor de después.
Santi. Aunque eso aún no lo sabían, lo intuían por la vida
El taxi recorrió el último tramo de calle. de sus padres.
—¡Ahí está Eloy! —Máximo fue el primero en verlo. —Vamos ya, ¿no?
—Espera —le detuvo Cinta.
97
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Eloy sintió la presión de la mano de su amiga en el Se puso en pie. Agradecía salir de allí. Los casos se
brazo. Se detuvo y la miró a los ojos. Los tenía resolvían en la calle, aunque no había nada como «la
enrojecidos, y no era necesario preguntar por qué. oficina» para pensar en ellos y reunir los datos y la
—Tranquila —musitó comprendiendo el tono de su información necesarios. Lorenzo Roca fue a por su
inquietud—. Lo primero es Luciana. chaqueta. Los dos se encontraron en la puerta del
Entonces Cinta lo abrazó. departamento.
Un abrazo cálido, de corazón, preñado de —¿Quién cree que ganará mañana? —se encontró
emociones sin medida. Y él le correspondió con la con la inesperada pregunta de Roca.
misma intensidad.
Fue lo último antes de que los cuatro echaran a Capítulo 67
andar calle arriba. Negras: Rey d8

Capítulo 66 La diferencia entre el Popes y la nave en la que


Blancas: Torre h8 había encontrado a Raúl era manifiesta, y no sólo por
el espacio, a pesar de que la discoteca también era
—Inspector. bastante grande y tenía dos niveles. Allí los chicos y las
Vicente Espinós centró la mirada en Lorenzo Roca chicas transpiraban todavía leche materna, o al menos
saliendo de su larga abstracción, una más en los así se lo parecía. No hacía más de cuatro años que él
últimos minutos. El policía llevaba unas anotaciones era también así, pero se le antojaba una gran lejanía
hechas a mano. en el tiempo. A veces incluso se preguntaba cómo
—¿Lo tienes? había podido comportarse así, tan absurdamente loco.
—El Calígula Ciego y el Marcha Atrás son discotecas ¿O era que se sentía «mayor»?
nocturnas de gente guapa —comenzó a decir Roca—. ¿Absurdamente mayor?
Se animan a partir de las dos de la madrugada. Antes… Contempló la fauna de bollycaos, ellas abriéndose
—puso cara de asco—. El Peñón de Gabriltar es un bar a la vida en plan peleón, dispuestas a comerse el
musical con algo de ambiente putero, hay reservados mundo, luciendo la esbeltez de sus cuerpos, la
y todo eso, aunque al parecer la clientela es selecta longitud de sus piernas emergiendo de sus breves
porque las chicas están bien. El Popes es una discoteca faldas o pantaloncitos muy ceñidos, la belleza de sus
de tarde y noche, o sea, que a esta hora hay niños y cabelleras típica de spot publicitario, lo último en
niñas bien, y más tarde van sus hermanos y hermanas, moda, la audacia para combinar colores y sensaciones,
o sus padres. Por último, La Miranda, es un bar de y sin los protectores de los dientes que guardaban en
esos fríos, pero que también se llena pasadas las los bolsos o las chaquetas para volver a ponérselos al
tantas. llegar a casa, fumando, convertidas en depredadoras
Vicente Espinós evaluó la información facilitada por cuando iban en grupo ya que la fuerza las hacía
su subordinado. estallar, o entregadas al amor en el caso de que
Despacio. compartieran tempranamente su espacio vital con un
—O sea que, de los cinco, sólo en uno hay chico; y ellos ocultando sus inseguridades o luciendo
animación ahora mismo —expresó sus pensamientos su buena planta y, por tanto, sus argumentos de
en voz alta. dominio, mirándolas y dejándose mirar, ofreciendo lo
—En el Popes, sí —le respondió Roca como si sano de sus vidas aún sin malear, con el vaso de algún
hablara con él. brebaje en la mano, igual que si en lugar de sostenerlo
—¿A qué hora cierra ese local? fuese él quien los sostuviera a ellos. Y en suma, todas
—A las diez. Justo para que los nenes y las nenas y todos, bailando, bailando sin parar, porque para eso
vuelvan a casita. Reabren después, a eso de las once. se suponía que estaban allí.
De cinco, uno. Bailando para divertirse y romper con todo.
No se trata de instinto o intuición, sino de un —¡Qué movida!, ¿no?
hecho. Eloy miró a Máximo. Parecía haberse olvidado
—El Mosca puede ir a uno de ellos esta noche, así también de que ellos eran igual cuatro años atrás,
que habrá que vigilarlos todos, pero ahora… —miró a incluso menos, tres… o tal vez dos.
Roca, decidido—, no perdemos nada probando. —Primerizos —comentó Santi.
—¿Nos vamos, jefe? —¡Menuda guardería! —continuó Máximo.
98
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—¿Por dónde empezamos? importante es llegar al lunes y no haber parado, haber
Eloy estaba al mando. Nadie se lo discutía. vivido la locura total, la evasión máxima, con los ojos
—Vamos arriba, a ver si lo vemos —empleó la desorbitados, la mandíbula temblando y la risa fácil
misma táctica que en la nave—. Si está vendiendo, lo del no poder parar.
que no va a hacer es estar en la pista, y fuera no lo »L.S.M. es una de esas chicas. Salió el viernes de su
hemos visto. casa para gozar de la vida, y en unas pocas horas la
—De acuerdo —gritó Cinta para hacerse oír por vida le dio la espalda. Una pastilla, un eva, lo que
encima de la música. muchos aún llaman éxtasis, le segó la esperanza. Ella,
Eloy abrió el camino hacia arriba. como miles de chicos y chicas en España y en otros
países, pagó tan sólo dos mil pesetas por "algo" que le
Capítulo 68 permitiera ver las estrellas. Ahora, en coma, es
Blancas: g5 probable que las vea, y que no le gusten. Su imagen,
en el hospital, es estremecedora.
»El cóctel formado por la música discotequera
Mariano Zapata puso el punto final y se apartó de
actual y las drogas de diseño tiene atrapados a miles
la pantalla del ordenador echándose para atrás.
de nuestros jóvenes. El viejo porro parece haber
Suspiró feliz, orgulloso de su obra, pero no perdió el
pasado a mejor vida, con los últimos heavys, grunges o
tiempo refocilándose en ese orgullo. Miró la hora, y
pasotas. La coca sigue siendo privativa de la gente
luego manipuló el teclado para ver el artículo desde el
guapa que puede pagarla. Por el contrario, las drogas
principio. Empezó a leerlo para sí mismo, pero en voz
de diseño se han apoderado de esa gran masa
alta. Primero el titular, directo, contundente:
formada por los adolescentes ávidos de sensaciones.
Son baratas, contundentes, efectivas. Médicamente,
«BAILANDO CON LA MUERTE».
se dice que no crean adicción, así que, para sí mismos,
no son drogadictos, sólo adictos psíquicos del fin de
Después los antetítulos:
semana, porque no entienden lo de salir de casa sin
"colocarse". Pero ahora que el éxtasis (mdma)
«Una joven de dieciocho años en coma por el eva»,
comenzaba a ser conocido, lo que triunfa es el eva
«Las drogas de diseño se disparan entre la juventud»
(mdea), del que no se sabe absolutamente nada. Casi
y «Desconcierto médico ante los pocos datos de las
el cuarenta por ciento de las sustancias requisadas en
nuevas drogas juveniles».
nuestra comunidad recientemente contenían mdea,
mientras que sólo en el diez por ciento aparecía
Finalmente, el artículo:
mdma. El éxtasis y sus derivados, antes llamados "la
droga del amor", son ahora ya "la droga de la muerte",
«Tienen entre 13 y 19 años, y son nuestros hijos,
como todas, porque aun suponiendo que sea verdad
los suyos y los de su vecino. Los vemos cada día,
que no creen adicción, su uso y más su abuso, son
sanos, alegres, estudiando o trabajando o luchando
como un billete a Ninguna Parte.
por salir adelante, con sus problemas y sus
»El manual de drogas de diseño, e incluso el de
frustraciones, pero llenos de vida y energía, capaces
bebidas utilizadas por nuestros jóvenes, dejaría
de superar lo que se les ponga por delante. Es difícil
boquiabiertos a muchos de sus padres o profesores. La
imaginarles haciendo algo insólito, algo malo. Y sin
Real Academia de la Lengua no tiene ninguno de esos
embargo, muchos de ellos, al llegar el fin de semana,
términos en sus vetustas páginas. ¿Habían oído hablar
cambian, se transforman, se abocan al lado oscuro de
del popperazo? Inhalación de nitritos. Provoca risas
la existencia. Mientras sus padres están en casa,
espasmódicas e impide dejar de bailar, todo en unos
durmiendo, o fuera, dejándoles solos porque "ya son
segundos. ¿Saben lo que es un speed? Un combinado
mayores" o mucho más independientes que nosotros
de cafeína y anfetamina que se vende en papelinas.
a su edad, ellos, chicos y chicas, son capaces de estar
¿Les suena el término Special K? Es una sustancia
bailando tres días seguidos, sin parar, utilizando todos
farmacéutica de uso hospitalario, la ketamina, para
los medios a su alcance para forzar la máquina, para
anestesias humanas o animales, y sólo se vende con
conseguir que el cuerpo aguante. No hay otra ley. Así
receta. Un botecito cuesta en cualquier farmacia 900
es la realidad. Y con su música, mákina, bakalao, el fin
pesetas. Es suficiente con dejarlo evaporar en una
de semana se convierte en un largo camino que
sartén, cortar el residuo para que se quede en polvo, y
traspasa todos los márgenes prohibidos, porque lo
99
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
con ello se fabrican las suficientes dosis como para porque una pastilla se cruzó en su camino. El coma
ganar veinte veces la inversión. Dicen que da «viajes» puede ser eterno, llevarla a un rápido y fatal
muy fuertes y deja atontado, pero aun así, es la moda, desenlace, o cesar inesperadamente. Pero eso no
y muy peligrosa ahora mismo. En Estados Unidos se ocultará la cruda realidad.Como decían los Beatles, los
mezcla con cocaína y se llama Special Kalvin Klein. campos de fresas pueden llegar a ser eternos.
¿Quieren que siga? Podría hablar del éxtasis líquido y »L.S.M. bailó el viernes por la noche con la muerte,
del éxtasis natural, conocido como Paz de Indio (una y sigue bailando.»
botellita cuesta 3.000 pesetas y dos o tres personas Mariano Zapata soltó aire y asintió con la cabeza.
pueden colocarse con ella), y del cristal, del xtc, del Perfecto. Directo a las conciencias.
Adam, del águila dorada y de muchos otros. Las drogas Periodismo y azote. Le gustaba. ¿Oportunista?
ya no son cocaína o heroína. El sida ha cambiado ¿Demagogo? ¿Sospechoso? ¿Panfletario? Al diablo
muchos de nuestros hábitos. La química nos ha con todo. Era una noticia, y sabía cómo tratarla. Fuera
invadido. Lo peor de todo es que los fabricantes las cual fuera esa noticia, lo importante era el modo de
adulteran también continuamente, por lo que los presentarla, el tono, el envoltorio.
jóvenes a los que van destinadas casi siempre ingieren Pensó en el inspector Espinós.
auténticas bombas de relojería. Ninguna mata de Iba a tener trabajo, mucho trabajo, pero ése era su
facto. El componente fatal lo pone siempre el problema.
receptor, pero basta cualquier anomalía o cualquier —¡En marcha! —dijo poniéndose en pie.
casuística desafortunada para desencadenar una
reacción química que precipite el fin. Tampoco matan Capítulo 69
las bebidas, pero ¿pueden imaginarse las reacciones Negras: Torre f1
de algunas con nombres tan llamativos como
Pepdrink, Flying Horse, Red Bull, Semtex, Take Off,
—¿Qué edad tienen sus hijos, jefe?
Love Bomb, Explosive, si se mezclan con productos
No le gustaba que le llamasen «jefe». Le sonaba a
químicos? Un simple dato: la Pepdrink produce un
película de gángsters americana. Pero se olvidó de ello
efecto parecido a tomarse un porro con un café puro y
por la sorpresa de la pregunta.
muy cargado.
—Veintitrés, diecinueve y quince.
»L.S.M. cayó por un golpe de calor la madrugada
—La mía tiene siete, y el golferas tres, que menudo
del viernes. Esta pasada madrugada, miles de pastillas
toro está hecho.
habrán sido ingeridas por un ejército de acólitos de la
—Cuando son pequeños sufrimos porque son
noche. El próximo fin de semana sucederá lo mismo.
pequeños y parecen indefensos, y cuando son
La policía decomisa algunas partidas, pero ya no se
mayores sufrimos porque son mayores y se creen que
trata de drogas duras que llegan de Colombia o
lo saben todo — contestó Vicente Espinós.
Tailandia, ni de hachís procedente de Marruecos. Se
Quizá lo mejor era hablar, aunque fuera de aquello.
trata de laboratorios clandestinos que aparecen en
Llevaban demasiado rato en silencio, envueltos en el
todas partes y que las fabrican sin cesar, llenando el
ruido del tráfico del anochecer.
mercado y sobre todo facilitándolas a precios muy
—Lo de esa chica es un palo, ¿verdad?
asequibles. Nuestros hijos "bailan con la muerte"; ya
—¿Lo dices por sus padres?
no es sólo cuestión de divertirse, sino de explorar el
—Y por nosotros. La prensa va a hincarle el diente
lado oscuro de la realidad. La secuela que deje en sus
al tema. Una cosa es que la palme un drogata, y otra
mentes no lo sabremos hasta dentro de unos años,
una chica normal y corriente que había salido a
cuando esas bombas de relojería estallen y pasen
divertirse.
factura. Entonces, como es natural, será demasiado
—Cada fin de semana mueren una docena de
tarde para actuar. Puede ser una generación sin letra,
chicos y chicas jóvenes por accidentes de circulación.
ni X, ni Z, ni P, o A. Puede ser la generación
—Ya, pero son una docena, como dice. Ésta está
esquizofrénica. Puede ser la última. Y la habremos
sola, y además está en coma, porque si te mueres, a
creado nosotros, por no abrir los ojos a tiempo.
los pocos días ya no es noticia, pero como siga así
»L.S.M. tiene 18 años, era campeona de ajedrez,
mucho tiempo… ¿Pongo la sirena, jefe? Esto no se
una chica normal, modélica, buena estudiante, con
mueve.
unos padres felices y una hermana pequeña. Tenía
—No, no la soporto.
novio. Todo eso se ha ido en unos segundos, sólo
—¿Sus hijos salen de noche?
100
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Era una buena pregunta. Regresaron a la puerta del Popes. Tardaron cerca
—Sí —convino con desgana. de tres o cuatro minutos en abrirse paso por entre los
—Y llegan de madrugada, claro. Como todos. cuerpos juveniles que pululaban por el espacio lúdico.
No hacía un mes que le había encontrado a Un portero con aires de gorila les puso el habitual sello
Fernando, el de diecinueve años, una pastilla de invisible en la muñeca, mirándolos impertérrito. Una
hierba en un cajón. vez fuera empezaron a moverse de nuevo por el
—Roca, no me toques los huevos, ¿quieres? aparcamiento y las proximidades de la discoteca, que
—Jefe, si yo sólo… ocupaba un lugar propio en la calle, abierta a los
—Y no me llames jefe. cuatro vientos. No tardaron en regresar a las
—Vaya —suspiró el policía—, parece que éste va a inmediaciones del recinto, más y más desconcertados.
ser un caso movido. De no haber sido por la determinación de Eloy, Santi y
Tenía su gracia, por el acento y la forma de decirlo, Máximo ya habrían arrojado la toalla, convencidos de
así que hasta forzó una media sonrisa en sus labios. que el camello no estaba por allí ni tenía intención de
—Tú estate alerta con el toro ese que dices que ir.
tienes, que ya verás dentro de quince años. Pero les bastó con ver la cara de su amigo.
—No, si ahora ya puede conmigo. —Volvamos dentro —ordenó él—. Y esta vez nos
—Pues eso. separaremos. Yo iré al lavabo, tú te pones entre la
—Pero una buena leche a tiempo… pecera del disc jockey y la barra del bar, y Cinta y Santi
—Ya. que se queden en la puerta, viendo a todo el que entra
—La culpa es nuestra, que como se lo damos todo y sale.
hecho… —Bien —asintió ella.
—Roca. Máximo y Santi no dijeron nada.
—¿Qué, jef… inspector? Volvieron a meterse en el Popes.
—No me filosofees, ¿vale? Y pon la sirena para salir
de este atasco, pero luego la apagas. Capítulo 71
No tuvo que decírselo dos veces. Negras: Torre g1
En un minuto ya estaba pisando el acelerador casi a
fondo.
Loreto sentía el peso de una enorme conmoción
sacudiéndola de arriba abajo.
Capítulo 70 Ni siquiera lo entendía.
Blancas: Rey d2 Creía que ver a Luciana allí, en aquel estado, sería
tanto como renunciar a la salvación final, porque si
No había ni rastro del camello, así que el primer Luciana, tan fuerte, tan distinta, sucumbía, ¿qué
atisbo de frustración asomaba ya en sus rostros esperanzas tenía ella? Y sin embargo…
cansados de mirar a todas partes, luchando contra los La mano de Luciana entre las suyas, aún caliente. La
flashes de las luces estroboscópicas y el movimiento vida que fluía de ese contacto a pesar de todo. El
continuo de la discoteca, la música y los gritos de los aliento de una lucha soterrada, silenciosa, como si
que intentaban hablar entre sí. pese al coma su amiga le hubiese hablado.
Como ellos ahora. Había creído oír aquella voz, su voz.
—¡Yo creo que no está! ¡Lo veríamos! ¡Un tío de Muy dentro de sí misma.
más de veinte aquí canta mucho! Un extraño efecto.
—¡Puede que esté fuera, apostado en alguna parte, Y una consecuencia sorprendente, por su fuerza
y que no le hayamos visto, o que haya llegado demoledora.
mientras tanto! Quería vivir, vivir, vivir…
—¿Y si preguntáramos a uno de éstos dónde poder Como Luciana.
comprar algo? —¿Echo por el paseo o doy la vuelta?
—¿Estás loco? ¿Crees que todos hacen lo mismo o El taxista no la arrancó de su abstracción.
qué? —Da lo mismo —dijo.
Máximo los miró como si así fuera. El hombre se encogió de hombros. Le bastó con
—¿Salimos? —propuso Cinta. volver a mirarla para que evitara hablarle de lo que iba
—¡Sí! —accedió Eloy. a hacer y por qué. Su pasajera parecía obnubilada.
101
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Lo estaba. —Al baño —dijo por decir algo.
Loreto pensó en su pequeña victoria de hacía un —Ah.
rato, cuando se venció a sí misma para no vomitar. Ése Se quedaron mirándose las dos, fijamente, con Luis
había sido realmente el primer paso. Y lo hizo por Salas de mudo testigo. Luego la chica se encaminó al
Luciana. lavabo.
Aunque eso fuese ya lo de menos.
Lo importante es que lo había hecho. Capítulo 73
—Luciana… —musitó. Negras: Rey d7
—¿Decía usted algo, señorita?
—No, no, nada.
Norma cerró la puerta del baño y se apoyó en el
Se sentía tan distinta…
lavabo. El espejo le devolvió su imagen, a mitad de
Algo tan simple como no vomitar.
camino de ninguna parte. Al menos así es como se
Tan y tan distinta.
sentía.
Demasiado joven para ser mujer, demasiado mujer
Capítulo 72 para ser joven.
Blancas: Alfil f6 + Todas las sensaciones volvieron a ella.
En bloque, sepultándola bajo su peso.
Esther Salas se levantó como impelida por un Cuando se dejó caer sobre la taza del inodoro, para
resorte. Su marido la vio acercarse a la cama de sentarse, al flaquear sus piernas, comenzó a llorar en
Luciana, mirarla, mover una mano temblorosa hasta silencio, con la cabeza echada hacia atrás y apoyada
su frente, depositarla en ella. en la pared, con los ojos cerrados.
—¿Qué sucede? —preguntó. —¿Por qué? —gimió—. ¿Por qué?
—Creía que… se había movido —desgranó la mujer. Fue lo único que pudo decir, una y otra vez,
No era cierto. Él también la estaba mirando en esos mientras pensaba en su hermana.
momentos, bajo la perpetua sombra de aquella
incredulidad que sin embargo era más y más certeza a Capítulo 74
medida que pasaban las horas. Pero no se lo dijo a su Blancas: Torre h7 +
mujer.
Esther Salas acarició la frente de su hija. En su gesto
Eloy entró en la zona de lavabos del Popes. Primero
flotó una desesperanzada esperanza.
vio un pasillo que conducía a una especie de
—Mañana habrá que llamar a la familia —volvió a
distribuidor. En él, la puerta de la derecha mostraba el
hablar en voz muy baja.
acceso para los chicos y la de la izquierda para las
La familia.
chicas. No había nadie en el distribuidor, así que se
Abuelos y abuelas que completarían el cuadro de la
metió en el lavabo masculino. Salvo un par de meones
tragedia.
no encontró nada, pero se aseguró. Abrió todas las
—Tu madre se morirá —dijo él.
puertas de los inodoros; cinco en total.
Habían preferido no hacerlo a lo largo del día,
Salió fuera y entonces, por la puerta frontal, la de
esperar, confiar, pero ahora, al acercarse la noche,
las chicas, vio aparecer a dos morenitas muy pintadas,
todo se convertía en amargura y realidad. Incluso ellos
clónicas, piernas desnudas, ombligo desnudo, brazos
tendrían que descansar, después de una primera
desnudos.
noche en vela. Tendrían que descansar, por extraño
—¡Dos mil quinientas! ¡Cómo se pasa!, ¿no?
que pareciera.
—Tía, serán buenas.
No hubieran querido dormir, sino estar despiertos,
—Ya, pero…
constantemente, para velar el sueño de Luciana.
Las vio alejarse por el pasillo. Y volvió a mirar hacia
Norma se levantó, se había movido todo el día de
la puerta del lavabo femenino.
aquí para allá, como una zombi, respondiendo al
Zona prohibida, a no ser que…
teléfono o haciendo cualquier cosa, incapaz de
Esperó unos segundos, sólo para sentirse más
permanecer quieta más allá de un minuto. Cada vez
tranquilo. Luego empujó la puerta unos centímetros,
que una emoción le asaltaba, tenía que hacerlo, para
dispuesto a hacerse el despistado o el borracho si
no caer en el abismo abierto a su alrededor.
aparecía alguna chica. Dentro no vio a nadie, por
—Norma, ¿adónde vas? —la detuvo su madre.
102
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
extraño que le pareciera. Siempre había creído que los —Pues me gustaría aparcar cerca de la entrada,
lavabos femeninos estaban llenos a rebosar, con una para poder vigilar la puerta sin tener que bajar del
abigarrada fila de cuerpos delante de los espejos. coche —repuso Vicente Espinós.
Además, ellas iban de dos en dos, algo que tampoco —Ya.
había entendido jamás. Tal vez, pensó, todo aquello Sólo le faltó agregar: «¿y qué más?».
fuese un mito alimentado por el cine y la tele. El caso Rodeó una parada de autobús en la que ya hacían
es que, por la hora o por lo que fuese, no había nadie cola un puñado de chicos y chicas, muy vistosos. Les
a la vista. echaron una ojeada distraída y el inspector volvió a
Salvo en uno de los retículos privados para hacer pensar en su padre, en lo que le decía cuando él iba de
necesidades mayores. hippy, o lo pretendía, con el cabello largo y las ropas
Primero fueron sus voces, quedas. psicodélicas. Fue un pensamiento fugaz.
Después su realidad. —Claro, ahí no vamos a poder entrar —manifestó
—Vamos, decídete. Roca mirando la discoteca—. Cantaríamos como una
—¡Es todo lo que tengo, y he de volver a casa! almeja.
—Pues yo me largo ya. Me buscas mañana. —Ya sabes que el noventa por ciento del trabajo
—¡Jo! policial consiste en perder el tiempo, pero el diez por
Eloy cerró la puerta del lavabo sin entrar. Oyó voces ciento restante depende casi siempre del noventa por
a su espalda, por el pasillo. Se apoyó en la pared ciento primero.
fingiendo descansar después de la movida y esperó. —Todos esos coches no pueden ser de los que
Aparecieron dos chicos y una chica. Cada cual se metió están ahí dentro, ¿verdad?
en su lugar. —No, porque son menores, pero las motocicletas sí
Ni siquiera sabía si aquel camello era el que —le señaló un pequeño bosque lleno de vehículos de
buscaba, y, por lo tanto, si lo que vendía era lo que dos ruedas.
necesitaba. —Bueno, ¿qué hago?
Se sintió nervioso. Si se iba a buscar a los otros, el —Roca, ¿quiere que piense yo en todo?
camello podría escapársele. Si se quedaba, tal vez —Para algo es el jefe, ¿no?
tardara en irse o en cambiarse de lugar. A veces le hacía sonreír, aunque no tuviera ganas,
El tiempo empezó a transcurrir muy despacio. como en ese momento.
La clienta del camello salió al cabo de un minuto. —¿Y si llamamos por radio a la grúa para que se
Tenía alrededor de quince años, era sexy y atrevida. La lleve uno de estos coches? — propuso Lorenzo Roca.
nueva chica que había entrado salió a los tres minutos,
aún retocándose el pelo. Los dos chicos aparecieron Capítulo 76
casi inmediatamente. Blancas: Torre x b7
Y entonces, de pronto, la puerta del lavabo
femenino se abrió y por ella asomó un hombre, treinta
Poli García salió de los lavabos y se encaminó al bar
años, nariz aguileña.
de la discoteca para tomarse algo antes de largarse.
Sus ojos se encontraron con los de Eloy.
No le gustaba vender dentro. Demasiado arriesgado. Y
Apenas un segundo.
menos hacerlo en los lavabos. Y menos aún en el de
El aparecido salió del lavabo y echó a andar por el
las mujeres. Pero había sido necesario, y discreto.
pasillo, en dirección a la discoteca.
Dadas las circunstancias, no se fiaba ya de nada ni de
nadie. También había una diferencia: aquellos críos
Capítulo 75 preferían no comprar fuera, por si alguien los veía.
Negras: Rey d6 Tenían tanto miedo que más de uno se lo haría encima
en una situación extrema. Por eso los lavabos eran el
La sirena ya hacía unos minutos que había mejor sitio. Se corría la voz, y acudían como moscas.
enmudecido. El automóvil rodaba ahora a velocidad Todavía le quedaban demasiadas pastillas, y allí ya
moderada, porque el Popes se hallaba a la vista. había vendido todo lo que tenía que vender. Lo que
Lorenzo Roca se preocupaba más de buscar un lugar podía vender.
donde aparcar que de otra cosa. Giró la cabeza.
—Esto está lleno —rezongó. El muchacho que estaba en el distribuidor había
salido tras él.
103
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Parecía observarle. El hombre girando la cabeza, reaccionando con
Suspiró. Ya empezaba con las manías persecutorias. miedo, echando a correr hacia la salida.
—¡Mierda! —dejó escapar en voz baja. Si se escapaba, perderían su última oportunidad.
Cuando antes acabase la mercancía, antes podría —¡Cinta, Santi! —gritó aun sabiendo que era
largarse. No le gustaba todo aquello, sentirse así, inútil—. ¡Va hacia vosotros! ¡Detenedle!
acorralado, asustado. Castro no era más que un cerdo. Empujó a cuantos encontró por delante, sin
Incluso sabía que si a él le trincaban, nunca se miramientos, derribó a una chica, hizo caer algunos
atrevería a decir nada, porque sería hombre muerto. vasos y manchó a otros muchos al salpicarles con el
Castro podía dormir tranquilo. vaivén de sus propios vasos. Un murmullo de ira
Él no. arropó sus movimientos junto a la música que seguía
Se abrió paso sin muchos miramientos. Las machacando sus sentidos. Pero para él lo único que
inmediaciones del bar estaban más densamente contaba era cogerlo.
pobladas de adolescentes, aunque a esa hora la huida, Cogerlo.
el regreso a casa, ya se había iniciado. Tenía sed. Sólo que el camello parecía haber tomado ya una
Hasta que se detuvo en seco. sustancial ventaja en su huida.
Delante de él, a unos cinco metros, vio una cara.
Una cara vagamente familiar. Capítulo 78
Una cara expectante, y además gesticulante. Su Blancas: gf6
dueño movía los brazos, daba la impresión de estar
diciéndole algo a alguien situado a sus espaldas,
Está anocheciendo.
mientras lo señalaba a él.
¿Por qué me parece todo un símbolo?
Poli giró la cabeza por segunda vez.
No tengo por qué tomar ninguna decisión. Puedo
El muchacho de los lavabos estaba ahí, más cerca,
estar aquí todo el tiempo que me apetezca. Estoy bien.
como si pugnase por avanzar en su dirección. Y tenía
Sin embargo…
las mandíbulas apretadas.
Todas las partidas han de terminar, antes o
El camello volvió a mirar al de los gestos.
después. Y como buena jugadora, sé que es mejor no
Fue un flash, rápido, fugaz, pero contundente.
prolongarlas indefinidamente.
La noche pasada, un amigo de uno que se llamaba
¿Cuál es la situación?
Raúl, buen cliente, siete pastillas de golpe, un par de
Ella, la muerte, ataca con su reina negra segura y
chicas…
dominante. Yo sólo tengo mi caballo blanco, mi
Quizá fuera una casualidad, quizá no, pero tenía los
resistencia. Si hacemos tablas, me quedaré en este
nervios a flor de piel y no se detuvo a preguntar.
lugar armónico y apacible para siempre. Pero no
Poli enfiló la salida de la discoteca, abriéndose paso a
quiero las tablas. Nunca ha sido mi estilo. Prefiero…
codazos y empujones. Y redobló sus esfuerzos al ver
Jaque mate.
que los otros dos, el de los gestos y el de los lavabos,
Ganar o perder.
echaban a correr tras él con la misma nerviosa
Anochece y es el momento, sí. Y mañana será otro
celeridad.
día.
Tengo dos opciones, y el valor de enfrentarme a
Capítulo 77 ellas. Una es ir hacia la oscuridad, la paz eterna. El
Negras: Caballo x f6 adiós. Otra es regresar por donde he venido, volver,
asumir el dolor y recuperar mi cuerpo, mis
Eloy no esperaba aquella reacción de Máximo. sensaciones. Oscuridad y luz.
—¡Ya lo sé, ya lo sé! ¿Pero no ves que le estoy Y en ambos casos, el camino es difícil.
siguiendo? —gruñó para sí mismo—. ¡Vas a hacer Debo decidirme.
que…! Muevo mi caballo blanco. La reina negra espera.
Claro que, con sus gestos, Máximo le acababa de Mi turno, mi turno.
dar la certeza final. Era él.
El camello que le había vendido a Luciana aquel Capítulo 79
caballo blanco y mortal. Negras: a5
El resto estalló allí mismo, entre sus manos, en su
mente, en cuestión de un segundo.
104
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Cinta y Santi se apoyaban en la pared, cerca de la obstáculo para ganar la libertad, la calle. Allí
puerta. Hacía rato que habían dejado de mirar en desaparecería en un abrir y cerrar de ojos.
dirección al interior de la discoteca. Su atención se Salió al exterior, por fin, y la bocanada de aire
centraba más en quienes entraban o salían, incluso en fresco y puro le hizo sentir mejor, próximo a
su aspecto, si llevaban algo en las manos, como si conseguirlo. Ya no tenía ninguna frontera. Dependía
esperasen ver una pastilla recién comprada. No había de sí mismo y de sus piernas.
ni rastro de Máximo ni de Eloy. Poli echó a correr en línea recta, hacia el
—Ese tío no viene —dijo él. aparcamiento.
—O ya se ha ido —arguyó ella.
Cinta giró la cabeza hacia el otro lado. Capítulo 81
Y se encontró con el tumulto. Negras: Torre g1
Tan próximo a ella que ya lo tenía encima.
Un hombre corriendo hacia la puerta, vagamente
Lorenzo Roca detuvo el ronroneo del motor del
familiar, aunque la noche pasada apenas si le había
coche al cerrar el contacto. Su gesto inmediato,
lanzado una ojeada. Y detrás, a unos metros que eran
estirando los brazos, como si hubiera conducido un
como una enorme distancia, Eloy primero, y Máximo
millar de kilómetros, provocó la curiosa atención de su
después.
superior.
Reaccionó demasiado tarde, barrida por el viento
—¡Bueno! —suspiró Roca alargando la «e» con
de la sorpresa.
resignada paciencia.
—¡Santi!
—¿No te gusta conducir?
Cuando su novio se movió, ya no pudo impedir que
—Sí, claro.
el camello lo atropellara, empujándole sin
—¿Entonces?
miramientos. Cayó hacia atrás, y, al intentar sujetarse,
—Me preparo para lo peor: pasar aquí un buen rato
arrastró a la desguarnecida Cinta con él.
—miró la discoteca—. Nos van a tomar por dos
—¡Se escapa! ¡Se escapa! —chilló la muchacha.
guarros mirando a esas crías y críos… —dejó de hablar
El camello salía por la puerta cuando ellos todavía
en seco. Sus ojos se dilataron por la sorpresa mientras
estaban en el suelo y los otros dos a demasiada
recuperaba de nuevo el habla para gritar —: ¡Jefe!
distancia como para impedirlo.
Vicente Espinós ya lo había visto.
Poli García, el Mosca, corriendo en dirección al
Capítulo 80 aparcamiento en el que estaban ellos, aunque no en
Blancas: f7 línea recta. Acababa de sacarse algo del bolsillo sin
dejar de correr y correr.
Poli García seguía sin saber a ciencia cierta por qué Y detrás, un grupo de chicos, tres muchachos y una
corría. muchacha, también distanciados entre sí aunque no
Pero corría. tanto como lo estaban de él.
Con toda su alma. Le fue fácil reconocerlos.
Ellos eran dos, y aunque fuesen dos niñatos, tal vez —¡Vamos! —ordenó saliendo del coche.
ni siquiera con media torta, en su caso lo mejor era no
preguntar. Aquella chica en coma lo había cambiado Capítulo 82
todo. Eso y la policía buscándole. Blancas: a4
Tendría gracia que fuera por otra cosa.
Y que aquellos dos imbéciles…
He de intentarlo.
Sólo que no creía en casualidades, y mucho menos
Pero ¿por qué me cuesta tanto?
en tantas. ¿Por qué tendría que perseguirle un chico al
Debería de ser fácil, ¿no? Es sólo volver atrás,
que la noche pasada había vendido siete pastillas? Si la
aunque duela. Bajar y meterme de nuevo en mi
que estaba en coma era una de aquellas dos niñas…
cuerpo.
El miedo puso nuevas alas a sus pies.
Intentarlo, intentarlo.
Hasta dejó de pensar, aunque su mente era un caos
¿No puedo?
de ideas en ebullición, cuando, de pronto, chocó
La paz es la muerte. La reina negra me abate. El rey
contra alguien que se le puso por delante, cerca de la
negro acecha. El dolor es la vida. Mi caballo blanco,
puerta. Otro idiota. Tuvo que derribarle. Era el último
105
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
mis alfiles, mis torres, mis peones me llevan al jaque —¡Vamos, Eloy, vamos! —oyó la voz de Máximo a
mate. Oscuridad y luz. Pero me siento atrapada, su lado.
paralizada. ¿Es eso? ¿Mi alma está tan quieta como mi
cuerpo en esa cama? Capítulo 85
Este silencio…
Negras: Rey d5
Si me dejo llevar, volando hacia la oscuridad, todo
habrá acabado. Todo.
Máximo veía correr al camello delante de él, pero
Pero no quiero rendirme, ¡no quiero! Papá, mamá,
también le oía.
Norma, Loreto, Eloy… Vamos, ¡vamos! Lo estoy Su voz, la pasada noche.
intentando. ¿Alguien puede oírme? ¡Lo estoy —Toma, chico: con esto, Disneylandia.
intentando! —Prefiero algo un poco más emocionante.
—Lo que tú quieras, hombre. Todo está en tu
mente. Disfruta.
Capítulo 83
—¿Por dos mil pelas?
Negras: c5 —La llave del Paraíso no siempre tiene por qué
costar demasiado.
Loreto abrió la puerta de su casa. No tuvo que La llave del Paraíso.
llamar. Su madre apareció al momento, saliendo de la Cuando Eloy hubiera conseguido aquella pastilla,
sala. ¡con qué gusto le rompería el alma a aquel hijo de
—¿Cómo está Luciana? mala madre!
—Quiere vivir —dijo suavemente ella. Si lo cogían.
—Pero… —la mujer pareció no entender el El camello daba la impresión de volar por entre los
significado de sus palabras. coches.
—Mamá.
La abrazó, con fuerza, a pesar de su debilidad. Capítulo 86
Detrás de las dos apareció su padre. Tampoco él
Blancas: Torre d7 +
pareció entender qué sucedía.
—Loreto, ¿qué te pasa? —quiso saber su madre.
—Estoy enferma, mamá, pero quiero curarme. A Santi le dolía el brazo, contusionado por la caída,
Era la primera vez que lo decía en voz alta. Los pero trataba de no perder la estela de la persecución.
psiquiatras se lo habían dicho decenas de veces: todo Había sido un idiota. Dejarse sorprender de aquella
terminaba con la aceptación de la enfermedad por su forma…
parte.
Miró hacia atrás. Cinta era la última, pero no podía
Ése era el primer paso.
esperarla.
—Loreto…
—Yo también quiero vivir —suspiró su hija—. —¡Corre! ¡Corre! —le dijo ella.
Ayudadme, por favor. Corrió.
Continuaban abrazadas, así que la mujer no pudo Estaban solos en el mundo.
ver su cara, inundada de dolorosa pero firme paz. Su Muy solos.
padre en cambio sí la vio. Él las abrazó a las dos.
Entonces Loreto cerró los ojos, y su mente volvió
junto a Luciana. Capítulo 87
Libre. Negras: Rey c6
Su voz seguía allí.
Cinta sabía que no tenía la menor posibilidad.
Capítulo 84 Nunca había sido buena en eso de moverse rápido.
Blancas: Rey d3 Pero confiaba en ellos, en los tres, sobre todo en la
rabia de Eloy.
Eloy era el que más cerca estaba de él, pero pese a A los veinte metros se habría rendido, de no ser por
todo, la distancia no disminuía, y cuanto más ansiaba Luciana.
cogerle, más sentía el peso de todas sus emociones Era por ella.
lastrándole. La última oportunidad.
Era un buen corredor, y sin embargo… Por ella y para liberarse a sí mismos.
El camello alcanzó la zona del aparcamiento.
Empezó a poner obstáculos entre él y ellos. Capítulo 88
106
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Blancas: Torre a7 Corrían codo con codo, a la par. Máximo se desvió
un poco, para sortear un automóvil. Eloy no. De un
Mariano Zapata colgó el teléfono y se quedó unos salto se subió a su capó, y de él pasó a otro vehículo,
segundos en suspenso. como si acabase de encontrar un atajo aéreo.
Pensó en aquella pobre chica. —¡Mosca, maldita sea! —volvió a oírse la voz de
¿Habría preferido que le dijeran que estaba bien, uno de los policías.
que había salido del coma? Eloy saltó a un tercer coche.
¿Corazón de oro? El camello ya no estaba a más de diez metros.
Bien, ya no importaba. Tenía su gran exclusiva, y su Aunque iba a salir de entre los vehículos aparcados,
portada. para volver a correr en línea recta.
Si las cosas eran así, así es como eran. Hizo un último esfuerzo. Ahora él iba en cabeza. Un
Y punto. —¡Adelante! —ordenó—. ¡Todo sigue último esfuerzo por Luciana, por su vida.
igual! El amor, tanto como el odio, pusieron las definitivas
Después concluyó su trabajo echándose para atrás alas a sus pies.
en su silla, con los brazos debajo de la nuca, y cerró los Su perseguido giró la cabeza, como si percibiera su
ojos mucho más tranquilo. aliento.
Y entonces…
Capítulo 89 El camello resbaló, pisó algo, o fue su propia
velocidad. Fuere como fuere sus piernas salieron
Negras: Rey d5
disparadas hacia arriba, mientras el resto de su cuerpo
se le quedaba atrás. Manoteó en el aire, sorprendido,
Los ojos.
un breve instante.
Quiero abrirlos.
Después cayó al suelo, de nuca.
Y no puedo.
El grito de victoria de Eloy se confundió con el sordo
Siento una voz, en alguna parte, pero no la distingo,
ruido del cráneo humano astillándose, lo mismo que
ni sé lo que me está diciendo. Es como la suma de
una cáscara de huevo vacía. Fue audible desde la
muchas voces, de muchos sentimientos. Me llaman,
distancia.
me llaman.
El camello rebotó junto a una acera.
Sigo intentándolo.
Llevaba algo en la mano.
A un paso de la rendición, de decir adiós, pero sigo,
Un paquete pequeño que a duras penas, y más por
sigo intentándolo.
instinto, consiguió echar por el agujero de la
Necesito tan sólo hacer el último movimiento.
alcantarilla que quedaba allí, a su alcance, antes de
Parece tan fácil…
quedarse definitivamente quieto.
—¡No! —aulló Eloy comprendiendo de qué se
Capítulo 90 trataba.
Blancas: c4 +
Capítulo 91
Eloy se sorprendió al ver cómo el camello, de Negras: Rey e5
pronto, parecía detenerse en una fracción de segundo,
justo para cambiar el rumbo, casi de forma
Fue el primero en llegar, pero no se ocupó del
fulminante, saliendo de estampida hacia la izquierda.
caído, ni de la mancha de sangre que iba formándose
A su derecha vio a dos hombres, también corriendo
bajo su cabeza. Se abalanzó sobre el agujero de la
hacia el fugitivo.
alcantarilla, como si quisiera meterse por él.
—¡Alto, Mosca! —gritó uno de ellos.
El ruido del agua corriendo por abajo le golpeó los
—¡Quieto! —ordenó el otro.
sentidos como si fuera un puñetazo en la conciencia.
No tenía ni idea de quiénes eran, pero desde luego
—No… —volvió a decir envolviendo su expresión en
iban tras su perseguido igualmente. No perdió tiempo
un gemido de desaliento.
en dudas o vacilaciones. La ventaja se decantaba de su
Máximo se arrodilló al lado del camello.
lado.
Santi llegaba ya, lo mismo que los dos hombres por
—¡Es la policía! —oyó gritar a Máximo—. ¡Ya es
el otro lado. Cinta aún estaba lejos.
nuestro!
—Está… muerto —dijo Máximo.
107
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Eloy se incorporó, pero sólo para quedar sentado —Hace tiempo que sabemos que es la tapadera de
en el bordillo. Alex Castro y su gente, pero nunca le hemos pillado
Desde allí miró el cadáver con su odio final. No nada —comentó—. Hasta hoy.
tenía que registrarle para saber que ya no llevaba —¿Cree que habrá suerte? —preguntó Roca.
ninguna pastilla encima. El inspector de policía asintió con la cabeza un par
de veces, pensativo. Empezó a sonreír.
Capítulo 92 —Sí, creo que sí —dijo.
Las «lunas» eran nuevas, tenían que estar en alguna
Blancas: Rey e3
parte. Tal vez…
Se arremolinaba gente en torno a ellos. Incluso se
Mis peones acosan. El fin está cerca. Jaque.
escuchó una sirena policial.
Una jugada más y…
—Llama al departamento, Roca —se puso en
Jaque mate.
marcha Vicente Espinós—. Vamos a por Castro.
Quiero vivir.
—Sí, jefe.
—Y vosotros iros a casa, ¿de acuerdo? —les ordenó
Capítulo 93 a ellos.
Negras: Rey d6 Eloy, Máximo, Cinta y Santi le obedecieron.
—Señor… —trató de hablar Eloy.
Vicente Espinós y Lorenzo Roca llegaron junto al —Sé lo que buscabais y por qué, chicos. No os
cuerpo de Poli García jadeando, más el primero que el preocupéis. Ahora marchaos.
segundo. Fue este último el que se inclinó sobre el
cadáver para ponerle los dedos índice y medio de su Capítulo 94
mano derecha en el cuello.
Blancas: Rey e4, Jaque Mate
—Muerto —dijo rotundo.
El inspector miró directamente a los tres
No dieron más allá de una docena de pasos. Los
muchachos. Cinta se acercaba ya más despacio, muy
suficientes para salir del círculo de los curiosos, que
lentamente, con los ojos muy abiertos ante la escena.
miraban hechizados el cuerpo roto del camello.
También Máximo miró al policía.
Sentían su derrota, aunque no los cuatro.
—Nosotros… —intentó decir.
Los ojos de Cinta brillaban.
—Ya no importa —le detuvo Espinós—. Tranquilos.
Pero ya no por miedo o a causa del impacto por lo
Lorenzo Roca registraba al camello. De uno de los
sucedido.
bolsillos de la chaqueta sacó un montón de dinero. Del
—¿Qué hacemos? —rompió el silencio Máximo.
otro un simple papel, el ticket de una consumición
—Yo voy al hospital —dijo Eloy.
cualquiera en un bar cualquiera.
Ya no necesitaba correr, ni huir de nada, ni
—No lleva pastillas, jefe —dijo Roca—. Está limpio.
perseguir ninguna utopía. Sólo volver.
—Las arrojó a la alcantarilla —dijo Eloy en un hilo
—Vamos todos —dijo Cinta.
de voz—. Fue lo último que hizo antes de morir.
Notaron su tono, y, al mirarla, se dieron cuenta de
La sangre, buscando cauces en el suelo por los que
su sonrisa de esperanza. No la entendieron, hasta que
fluir, también se dirigía ya con espesa paciencia hacia
ella extendió su mano derecha, abierta, mostrándoles
la misma alcantarilla.
algo.
Cinta llegó al lado de Santi. Se le colgó del brazo tan
—Debió de caérsele al correr —fue su único
agotada como asustada.
comentario.
Vicente Espinós cogió el dinero que llevaba encima
En la palma de la mano había una pastilla blanca,
el Mosca. Lorenzo Roca se quedó con el pequeño
con una media luna en relieve impresa en su
ticket blanco en la mano.
superficie.
—Bar Restaurante La Perla —leyó en voz alta.
Su superior le miró inquisitivamente.
—¿De cuándo es ese ticket? —preguntó.
Capítulo 95
—Lleva fecha de hoy. Epílogo: Blancas ganan partida,
Espinós arqueó las cejas. Negras pierden partida

108
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Al salir del túnel, a medida que se Sanitat, los archivos de El Periódico y La Vanguardia, así
reencontraba con el dolor, pero también con la luz, como a todos los que, de una forma u otra, han aportado sus
Luciana abrió los ojos. testimonios al respecto, algunos de ellos actuales
«pastilleros» sin remedio, y otros en fase de recuperación de
Una vez.
sus adicciones.
Parpadeó.
Otra muchacha, Helen Cousins, que logró despertar después
Dos veces. de dos meses en coma, dijo una frase que resume toda esta
Se encontró con su hermana Norma, que la miraba historia: «No bailéis con la muerte».
de cerca, boquiabierta. Este libro fue escrito en Isla Margarita (Venezuela) y
Luciana esbozó una tímida sonrisa. Vallirana (Barcelona), entre los meses de mayo y junio de
Y la acentuó ante la reacción impulsiva y excitada 1996.
de Norma. ________________________________________
—¡Papá! ¡Mamá!
Cerró los ojos por última vez, sólo para ver cómo la
Jordi Sierra i Fabra nació el 26 de julio de 1947 en Barcelona,
reina negra se alejaba vencida por un recodo del
aunque él prefiere decir siempre que nació en La Tierra
camino llevándose a su derrotado rey, y convencerse a porque no cree en fronteras ni banderas. A los 8 años
sí misma de que había vuelto. Y de que había ganado. decidió que sería novelista y no ha parado de escribir desde
Después los abrió, dispuesta a mantenerlos así. entonces. Hijo único, de familia humilde, se encontró con
Vio a sus padres y a su hermana, rodeándola. pocas posibilidades de alcanzar su sueño entre otras cosas
Estaba viva. por la oposición paterna a que fuera escritor. Su vinculación
con la música rock (ha sido director y en muchos casos
fundador de algunas de las principales revistas españolas
entre las décadas de los años 60 y 70) le sirvió para hacerse
«Toda esa gente solitaria,
popular sin perder nunca de vista su auténtico anhelo:
¿de dónde ha salido?
escribir las historias que su volcánica cabeza inventaba. Su
Toda esa gente solitaria, primer libro lo editó en 1972. Hoy ha escrito cuatrocientas
¿adónde pertenece?» obras, muchas de ellas best-sellers, y ha ganado casi 30
premios literarios además de recibir un centenar de
Paul McCartney, Eleanor Rigby menciones honoríficas y figurar en múltiples listas de honor.
En 2005 fue candidato por España al Nobel Juvenil, el premio
Hans Christian Andersen 2006, en 2007 recibió el Premio
Agradecimientos Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura español y en
En noviembre de 1995 una muchacha británica de 2009 vuelve a ser candidato al Andersen de 2010. Sus cifras
dieciocho años, Leah Betts, murió después de cinco días de de ventas superan los 10 millones de ejemplares.
permanecer en coma por haber tomado una pastilla de
éxtasis el día de su cumpleaños. Sus padres autorizaron a En 2004 creó la Fundació Jordi Sierra i Fabra en Barcelona,
que la dramática fotografía de su hija en coma fuera que en 2010 recibió el Premio Ibby-Asahi de Promoción de la
publicada por la prensa, y sirviera de aviso a todos aquellos Cultura, y la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra en
que cada fin de semana tomaban pastillas. La imagen de Medellín, Colombia, como culminación a toda una carrera y
Leah dio la vuelta al mundo. a su compromiso ético y social.
Sus padres donaron posteriormente los órganos de su
hija muerta; el hígado de Leah fue trasplantado a una En 2011 ingresó como patrono del Instituto Cervantes,
muchacha española. siendo el primer autor de literatura infantil y juvenil en
Cada año mueren en el mundo decenas de adolescentes conseguirlo.
por el consumo de las llamadas «drogas de diseño»,
aparente y falsamente inofensivas. Muchos más sufren
comas, alteraciones de personalidad, locuras,
esquizofrenias, depresiones y un sinnúmero de Más información en la web oficial del autor:
enfermedades psíquicas y físicas. Y es sólo el comienzo. www.sierraifabra.com
Nadie sabe a ciencia cierta qué pasará dentro de unos años,
cuando los adictos de hoy lleguen a sus puntos críticos y los
del mañana sigan alimentando sus cuerpos con las nuevas
químicas.
Quiero agradecer la ayuda prestada para la elaboración
de este libro a Jaume Comas, Enrique y Laia Esteva, la
Generalitat de Catalunya a través de la Conselleria de

109
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm

preferentemente los hechos malos y, así, casi podría


ERNESTO SÁBATO decir que "todo tiempo pasado fue peor", si no fuera
porque el presente me parece tan horrible como el
EL TÚNEL pasado; recuerdo tantas calamidades, tantos rostros
cínicos y crueles, tantas malas acciones, que la
memoria es para mí como la temerosa luz que
alumbra un sórdido museo de la vergüenza. ¡Cuántas
veces he quedado aplastado durante horas, en un
rincón oscuro del taller, después de leer una noticia en
la sección policial! Pero la verdad es que no siempre lo
más vergonzoso de la raza humana aparece allí; hasta
cierto punto, los criminales son gente más limpia, más
inofensiva; esta afirmación no la hago porque yo
mismo haya matado a un ser humano: es una honesta
y profunda convicción. ¿Un individuo es pernicioso?
Pues se lo liquida y se acabó. Eso es lo que yo llamo
una buena acción. Piensen cuánto peor es para la
sociedad que ese individuo siga destilando su veneno
y que en vez de eliminarlo se quiera contrarrestar su
acción recurriendo a anónimos, maledicencia y otras
bajezas semejantes. En lo que a mí se refiere, debo
confesar que ahora lamento no haber aprovechado
mejor el tiempo de mi libertad, liquidando a seis o
siete tipos que conozco.
Que el mundo es horrible, es una verdad que no
necesita demostración. Bastaría un hecho para
probarlo, en todo caso: en un campo de concentración
"...en todo caso, había un solo túnel, oscuro y un ex pianista se quejó de hambre y entonces lo
solitario: el mío". obligaron a comerse una rata, pero viva.
No es de eso, sin embargo, de lo que quiero hablar
ahora; ya diré más adelante, si hay ocasión, algo más
A la amistad de Rogelio Frigerio que ha resistido todas sobre este asunto de la rata.
las asperezas y vicisitudes de las ideas.
II

I Como decía, me llamo Juan Pablo Castel. Podrán


Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que preguntarse qué me mueve a escribir la historia de mi
mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en crimen (no sé si ya dije que voy a relatar mi crimen) y,
el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores sobre todo, a buscar un editor. Conozco bastante bien
explicaciones sobre mi persona. el alma humana para prever que pensarán en la
Aunque ni el diablo sabe qué es lo que ha de recordar vanidad. Piensen lo que quieran: me importa un
la gente, ni por qué. En realidad, siempre he pensado bledo; hace rato que me importan un bledo la opinión
que no hay memoria colectiva, lo que quizá sea una y la justicia de los hombres. Supongan, pues, que
forma de defensa de la especie humana. La frase publico esta historia por vanidad. Al fin de cuentas
"todo tiempo pasado fue mejor" no indica que antes estoy hecho de carne, huesos, pelo y uñas como
sucedieran menos cosas malas, sino que — cualquier otro hombre y me parecería muy injusto que
felizmente— la gente las echa en el olvido. Desde exigiesen de mí, precisamente de mí, cualidades
luego, semejante frase no tiene validez universal; yo, especiales; uno se cree a veces un superhombre, hasta
por ejemplo, me caracterizo por recordar que advierte que también es mezquino, sucio y

110
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
pérfido. De la vanidad no digo nada: creo que nadie oportunidad de leer la historia de un crimen hasta el
está desprovisto de este notable motor del Progreso final.
Humano. Me hacen reír esos señores que salen con la Podría reservarme los motivos que me movieron a
modestia de Einstein o gente por el estilo; respuesta: escribir estas páginas de confesión; pero como no
es fácil ser modesto cuando se es célebre; quiero decir tengo interés en pasar por excéntrico, diré la verdad,
parecer modesto. Aun cuando se imagina que no que de todos modos es bastante simple, pensé que
existe en absoluto, se la descubre de pronto en su podrían ser leídas por mucha gente, ya que ahora soy
forma más sutil: la vanidad de la modestia. ¡Cuántas célebre; y aunque no me hago muchas ilusiones acerca
veces tropezamos con esa clase de individuos! Hasta de la humanidad en general y de los lectores de estas
un hombre, real o simbólico, como Cristo, pronunció páginas en particular, me anima la débil esperanza de
palabras sugeridas por la vanidad o al menos por la que alguna persona llegue a entenderme. AUNQUE
soberbia. ¿Qué decir de León Bloy, que se defendía de SEA UNA SOLA PERSONA.
la acusación de soberbia argumentando que se había "¿Por qué —se podrá preguntar alguien— apenas una
pasado la vida sirviendo a individuos que no le débil esperanza si el manuscrito ha de ser leído por
llegaban a las rodillas? tantas personas? Éste es el género de preguntas que
La vanidad se encuentra en los lugares más considero inútiles, y no obstante hay que preverlas,
inesperados: al lado de la bondad, de la abnegación, porque la gente hace constantemente preguntas
de la generosidad. Cuando yo era chico y me inútiles, preguntas que el análisis más superficial
desesperaba ante la idea de que mi madre debía revela innecesarias. Puedo hablar hasta el cansancio y
morirse un día (con los años se llega a saber que la a gritos delante de una asamblea de cien mil rusos,
muerte no sólo es soportable sino hasta nadie me entendería. ¿Se dan cuenta de lo que quiero
reconfortante), no imaginaba que mi madre pudiese decir?
tener defectos. Ahora que no existe, debo decir que Existió una persona que podría entenderme. Pero fue,
fue tan buena como puede llegar a serlo un ser precisamente, la persona que maté.
humano. Pero recuerdo, en sus últimos años, cuando
yo era un hombre, cómo al comienzo me dolía III
descubrir debajo de sus mejores acciones un sutilísimo
ingrediente de vanidad o de orgullo. Algo mucho más Todos saben que maté a María Iribarne Hunter. Pero
demostrativo me sucedió a mí mismo cuando la nadie sabe cómo la conocí, qué relaciones hubo
operaron de cáncer. Para llegar a tiempo tuve que exactamente entre nosotros y cómo fui haciéndome a
viajar dos días enteros sin dormir. Cuando llegué al la idea de matarla. Trataré de relatar todo
lado de su cama, su rostro de cadáver logró sonreírme imparcialmente porque, aunque sufrí mucho por su
levemente, con ternura, y murmuró unas palabras culpa, no tengo la necia pretensión de ser perfecto.
para compadecerme (¡ella se compadecía de mi En el Salón de Primavera de 1946 presenté un cuadro
cansancio!). Y yo sentí dentro de mí, oscuramente, el llamado Maternidad. Era por el estilo de muchos otros
vanidoso orgullo de haber acudido tan pronto. anteriores: como dicen los críticos en su insoportable
Confieso este secreto para que vean hasta qué punto dialecto, era sólido, estaba bien arquitecturado. Tenía,
no me creo mejor que los demás. en fin, los atributos que esos charlatanes encontraban
Sin embargo, no relato esta historia por vanidad. siempre en mis telas, incluyendo "cierta cosa
Quizá estaría dispuesto a aceptar que hay algo de profundamente intelectual". Pero arriba, a la
orgullo o de soberbia. Pero ¿por qué esa manía de izquierda, a través de una ventanita, se veía una
querer encontrar explicación a todos los actos de la escena pequeña y remota: una playa solitaria y una
vida? mujer que miraba el mar. Era una mujer que miraba
Cuando comencé este relato estaba firmemente como esperando algo, quizá algún llamado apagado y
decidido a no dar explicaciones de ninguna especie. distante. La escena sugería, en mi opinión, una
Tenía ganas de contar la historia de mi crimen, y se soledad ansiosa y absoluta.
acabó, al que no le gustara, que no la leyese. Aunque Nadie se fijó en esta escena; pasaban la mirada por
no lo creo, porque precisamente esa gente que encima, como por algo secundario, probablemente
siempre anda detrás de las explicaciones es la más decorativo. Con excepción de una sola persona, nadie
curiosa y pienso que ninguno de ellos se perderá la pareció comprender que esa escena constituía algo
esencial. Fue el día de la inauguración. Una muchacha
111
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
desconocida estuvo mucho tiempo delante de mi que será para siempre ajena a nuestra vida.
cuadro sin dar importancia, en apariencia, a la gran Desgraciadamente, estuve condenado a permanecer
mujer en primer plano, la mujer que miraba jugar al ajeno a la vida de cualquier mujer.
niño. En cambio, miró fijamente la escena de la En esos encuentros imaginarios había analizado
ventana y mientras lo hacía tuve la seguridad de que diferentes posibilidades. Conozco mi naturaleza y sé
estaba aislada del mundo entero; no vio ni oyó a la que las situaciones imprevistas y repentinas me hacen
gente que pasaba o se detenía frente a mi tela. perder todo sentido, a fuerza de atolondramiento y de
La observé todo el tiempo con ansiedad. Después timidez. Había preparado, pues, algunas variantes que
desapareció en la multitud, mientras yo vacilaba entre eran lógicas o por lo menos posibles. (No es lógico que
un miedo invencible y un angustioso deseo de un amigo íntimo le mande a uno un anónimo
llamarla. ¿Miedo de qué? Quizá, algo así como miedo insultante, pero todos sabemos que es posible.)
de jugar todo el dinero de que se dispone en la vida a La muchacha, por lo visto, solía ir a salones de pintura.
un solo número. Sin embargo, cuando desapareció, En caso de encontrarla en uno, me pondría a su lado y
me sentí irritado, infeliz, pensando que podría no verla no resultaría demasiado complicado entrar en
más, perdida entre los millones de habitantes conversación a propósito de algunos de los cuadros
anónimos de Buenos Aires. expuestos.
Esa noche volví a casa nervioso, descontento, triste. Después de examinar en detalle esta posibilidad, la
Hasta que se clausuró el salón, fui todos los días y me abandoné. Yo nunca iba a salones de pintura. Puede
colocaba suficientemente cerca para reconocer a las parecer muy extraña esta actitud en un pintor, pero en
personas que se detenían frente a mi cuadro. Pero no realidad tiene explicación y tengo la certeza de que si
volvió a aparecer. me decidiese a darla todo el mundo me daría la razón.
Durante los meses que siguieron, sólo pensé en ella, Bueno, quizá exagero al decir "todo el mundo". No,
en la posibilidad de volver a verla. Y, en cierto modo, seguramente exagero. La experiencia me ha
sólo pinté para ella. Fue como si la pequeña escena de demostrado que lo que a mí me parece claro y
la ventana empezara a crecer y a invadir toda la tela y evidente casi nunca lo es para el resto de mis
toda mi obra. semejantes. Estoy tan quemado que ahora vacilo mil
veces antes de ponerme a justificar o a explicar una
IV actitud mía y, casi siempre, termino por encerrarme
en mí mismo y no abrir la boca. Esa ha sido justamente
Una tarde, por fin, la vi por la calle. Caminaba por la la causa de que no me haya decidido hasta hoy a hacer
otra vereda, en forma resuelta, como quien tiene que el relato de mi crimen. Tampoco sé, en este momento,
llegar a un lugar definido a una hora definida. si valdrá la pena que explique en detalle este rasgo
La reconocí inmediatamente; podría haberla mío referente a los salones, pero temo que, si no lo
reconocido en medio de una multitud. Sentí una explico, crean que es una mera manía, cuando en
indescriptible emoción. Pensé tanto en ella, durante verdad obedece a razones muy profundas.
esos meses, imaginé tantas cosas, que al verla, no Realmente, en este caso hay más de una razón. Diré
supe qué hacer. antes que nada, que detesto los grupos, las sectas, las
La verdad es que muchas veces había pensado y cofradías, los gremios y en general esos conjuntos de
planeado minuciosamente mi actitud en caso de bichos que se reúnen por razones de profesión, de
encontrarla. Creo haber dicho que soy muy tímido; por gusto o de manía semejante. Esos conglomerados
eso había pensado y repensado un probable tienen una cantidad de atributos grotescos, la
encuentro y la forma de aprovecharlo. La dificultad repetición del tipo, la jerga, la vanidad de creerse
mayor con que siempre tropezaba en esos encuentros superiores al resto.
imaginarios era la forma de entrar en conversación. Observo que se está complicando el problema, pero
Conozco muchos hombres que no tienen dificultad en no veo la manera de simplificarlo. Por otra parte, el
establecer conversación con una mujer desconocida. que quiera dejar de leer esta narración en este punto
Confieso que en un tiempo les tuve mucha envidia, no tiene más que hacerlo; de una vez por todas le
pues, aunque nunca fui mujeriego, o precisamente por hago saber que cuenta con mi permiso más absoluto.
no haberlo sido, en dos o tres oportunidades lamenté ¿Qué quiero decir con eso de "repetición del tipo"?
no poder comunicarme con una mujer, en esos pocos Habrán observado qué desagradable es encontrarse
casos en que parece imposible resignarse a la idea de con alguien que a cada instante guiña un ojo o tuerce

112
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
la boca. Pero, ¿imaginan a todos esos individuos freudianos creen obligatorios en su profesión, y como
reunidos en un club? No hay necesidad de llegar a si también se preguntara: "¿qué otra chifladura le está
esos extremos, sin embargo, basta observar las empezando a este tipo?"
familias numerosas, donde se repiten ciertos rasgos,
ciertos gestos, ciertas entonaciones de voz. Me ha Recordé haber leído algo sobre una reunión o
sucedido estar enamorado de una mujer congreso presidido por un doctor Bernard o Bertrand.
(anónimamente, claro) y huir espantado ante la Con la convicción de que no podía ser eso, le pregunté
posibilidad de conocer a las hermanas. Me había si era eso. Me miró con una sonrisa despectiva.
pasado ya algo horrendo en otra oportunidad: —Son unos charlatanes —comentó—. La única
encontré rasgos muy interesantes en una mujer, pero sociedad psicoanalítica reconocida internacionalmente
al conocer a una hermana quedé deprimido y es la nuestra.
avergonzado por mucho tiempo, los mismos rasgos Volvió a entrar en su escritorio, buscó en un cajón y
que en aquella me habían parecido admirables finalmente me mostró una carta en inglés.
aparecían acentuados y deformados en la hermana, La miré por cortesía.
un poco caricaturizados. Y esa especie de visión —No sé inglés — expliqué.
deformada de la primera mujer en su hermana me —Es una carta de Chicago. Nos acredita como la única
produjo, además de esa sensación, un sentimiento de sociedad de psicoanálisis en la Argentina.
vergüenza, como si en parte yo fuera culpable de la luz Puse cara de admiración y profundo respeto.
levemente ridícula que la hermana echaba sobre la Luego salimos y fuimos en automóvil hasta el local.
mujer que tanto había admirado. Había una cantidad de gente. A algunos los conocía de
Quizá cosas así me pasen por ser pintor, porque he nombre, como al doctor Goldenberg, que
notado que la gente no da importancia a estas últimamente había tenido mucho renombre a raíz de
deformaciones de familia. Debo agregar que algo haber intentado curar a una mujer los metieron a los
parecido me sucede con esos pintores que imitan a un dos en el manicomio. Acababa de salir. Lo miré
gran maestro, como por ejemplo esos malhadados atentamente, pero no me pareció peor que los demás,
infelices que pintan a la manera de Picasso. hasta me pareció más calmo, tal vez como resultado
Después, está el asunto de la jerga, otra de las del encierro. Me elogió los cuadros de tal manera que
características que menos soporto. Basta examinar comprendí que los detestaba.
cualquiera de los ejemplos: el psicoanálisis, el Todo era tan elegante que sentí vergüenza por mi
comunismo, el fascismo, el periodismo. No tengo traje viejo y mis rodilleras. Y sin embargo, la sensación
preferencias; todos me son repugnantes. Tomo el de grotesco que experimentaba no era exactamente
ejemplo que se me ocurre en este momento: el por eso sino por algo que no terminaba de definir.
psicoanálisis. El doctor Prato tiene mucho talento y lo Culminó cuando una chica muy fina, mientras me
creía un verdadero amigo, hasta tal punto que sufrí un ofrecía unos sandwiches, comentaba con un señor no
terrible desengaño cuando todos empezaron a sé qué problema de masoquismo anal. Es probable,
perseguirme y él se unió a esa gentuza; pero dejemos pues, que aquella sensación resultase de la diferencia
esto. Un día, apenas llegué al consultorio, Prato me de potencial entre los muebles modernos, limpísimos,
dijo que debía salir y me invitó a ir con él: funcionales, y damas y caballeros tan aseados
—¿A dónde? —le pregunté. emitiendo palabras génito-urinarias.
—A un cóctel de la Sociedad —respondió. Quise buscar refugio en algún rincón, pero resultó
—¿De qué Sociedad? —pregunté con oculta ironía, imposible. El departamento estaba atestado de gente
pues me revienta esa forma de emplear el artículo idéntica que decía permanentemente la misma cosa.
determinado que tienen todos ellos, la Sociedad, por Escapé entonces a la calle. Al encontrarme con
la Sociedad Psicoanalítica; el Partido, por el Partido personas habituales (un vendedor de diarios, un chico,
Comunista, la Séptima, por la Séptima Sinfonía de un chofer), me pareció de pronto fantástico que en un
Beethoven. departamento hubiera aquel amontonamiento.
Sin embargo, de todos los conglomerados detesto
Me miró extrañado, pero yo sostuve su mirada con particularmente el de los pintores. En parte,
ingenuidad. naturalmente, porque es el que más conozco y ya se
—La Sociedad Psicoanalítica, hombre —respondió sabe que uno puede detestar con mayor razón lo que
mirándome con esos ojos penetrantes que los se conoce a fondo. Pero tengo otra razón: LOS

113
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
CRÍTICOS. Es una plaga que nunca pude entender. Si era hallarla a ella y luego, en todo caso, buscar un
yo fuera un gran cirujano y un señor que jamás ha amigo común para que nos presentara.
manejado un bisturí, ni es médico ni ha entablillado la Quedaba el camino inverso, ver si alguno de mis
pata de un gato, viniera a explicarme los errores de mi amigos era, por azar, amigo de ella. Y eso sí podía
operación, ¿qué se pensaría? Lo mismo pasa con la hacerse sin hallarla previamente, pues bastaría con
pintura. Lo singular es que la gente no advierte que es interrogar a cada uno de mis conocidos acerca de una
lo mismo y aunque se ría de las pretensiones del muchacha de tal estatura y de pelo así y así. Todo
crítico de cirugía, escucha con un increíble respeto a esto, sin embargo, me pareció una especie de
esos charlatanes. Se podría escuchar con cierto frivolidad y lo deseché, me avergonzó el sólo imaginar
respeto los juicios de un crítico que alguna vez haya que hacía preguntas de esa naturaleza a gentes como
pintado, aunque más no fuera que telas mediocres. Mapelli o Lartigue.
Pero aun en ese caso sería absurdo, pues ¿cómo Creo conveniente dejar establecido que no descarté
puede encontrarse razonable que un pintor mediocre esta variante por descabellada, sólo lo hice por las
dé consejos a uno bueno? razones que acabo de exponer. Alguno podría creer,
efectivamente, que es descabellado imaginar la
V remota posibilidad de que un conocido mío fuera a la
vez conocido de ella. Quizá lo parezca a un espíritu
Me he apartado de mi camino. Pero es por mi maldita superficial, pero no a quien está acostumbrado a
costumbre de querer justificar cada uno de mis actos. reflexionar sobre los problemas humanos. Existen en
¿A qué diablos explicar la razón de que no fuera a la sociedad estratos horizontales, formados por las
salones de pintura? Me parece que cada uno tiene personas de gustos semejantes, y en estos estratos los
derecho a asistir o no, si le da la gana, sin necesidad de encuentros casuales (?) no son raros, sobre todo
presentar un extenso alegato justificatorio. ¿A dónde cuando la causa de la estratificación es alguna
se llegaría, si no, con semejante manía? Pero, en fin, característica de minorías. Me ha sucedido encontrar
ya está hecho, aunque todavía tendría mucho que una persona en un barrio de Berlín, luego en un
decir acerca de ese asunto de las exposiciones, las pequeño lugar casi desconocido de Italia y, finalmente,
habladurías de los colegas, la ceguera del público, la en una librería de Buenos Aires. ¿Es razonable atribuir
imbecilidad de los encargados de preparar el salón y al azar estos encuentros repetidos? Pero estoy
distribuir los cuadros. Felizmente (o diciendo una trivialidad, lo sabe cualquier persona
desgraciadamente) ya todo eso no me interesa; de aficionada a la música, al esperanto, al espiritismo.
otro modo quizá escribiría un largo ensayo titulado De Había que caer, pues, en la posibilidad más temida, al
la forma en que el pintor debe defenderse de los encuentro en la calle. ¿Cómo demonios hacen ciertos
amigos de la pintura. hombres para detener a una mujer, para entablar
Debía descartar, pues, la posibilidad de encontrarla en conversación y hasta para iniciar una aventura?
una exposición. Descarté sin más cualquier combinación que
Podía suceder, en cambio, que ella tuviera un amigo comenzara con una iniciativa mía; mi ignorancia de
que a su vez fuese amigo mío. En ese caso, bastaría esa técnica callejera y mi cara me indujeron a tomar
con una simple presentación. Encandilado con la esa decisión melancólica y definitiva.
desagradable luz de la timidez, me eché gozosamente No quedaba sino esperar una feliz circunstancia, de
en brazos de esa posibilidad. ¡Una simple esas que suelen presentarse cada millón de veces; que
presentación! ¡Qué fácil se volvía todo, qué amable! El ella hablara primero. De modo que mi felicidad estaba
encandilamiento me impidió ver inmediatamente lo librada a una remotísima lotería, en la que había que
absurdo de semejante idea. No pensé en aquel ganar una vez para tener derecho a jugar nuevamente
momento que encontrar a un amigo suyo era tan y sólo recibir el premio en el caso de ganar en esta
difícil como encontrarla a ella misma, porque es segunda jornada. Efectivamente, tenía que darse la
evidente que sería imposible encontrar un amigo sin posibilidad de encontrarme con ella y luego la
saber quién era ella. Pero si sabía quién era ella ¿para posibilidad, todavía más improbable, de que ella me
qué recurrir a un tercero? Quedaba, es cierto, la dirigiera la palabra. Sentí un especie de vértigo, de
pequeña ventaja de la presentación, que yo no tristeza y desesperanza. Pero, no obstante, seguí
desdeñaba. Pero, evidentemente, el problema básico preparando mi posición.

114
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Imaginaba, pues, que ella me hablaba, por ejemplo jamás tendría suficiente valor para hacer esa pregunta
para preguntarme una dirección o acerca de un a boca de jarro. Como siempre, el desaliento me hizo
ómnibus; y a partir de esa frase inicial yo construí caer en el otro extremo, imaginé entonces una
durante meses de reflexión, de melancolía, de rabia, pregunta tan indirecta que para llegar al punto que me
de abandono y de esperanza, una serie interminable interesaba (la ventana) casi se requería una larga
de variantes. En alguna yo era locuaz, dicharachero amistad, una pregunta del género de: "¿Tiene interés
(nunca lo he sido, en realidad); en otra era parco; en en el arte?"
otras me imaginaba risueño. A veces, lo que es No recuerdo ahora todas las variantes que pensé. Sólo
sumamente singular, contestaba bruscamente a la recuerdo que había algunas tan complicadas que eran
pregunta de ella y hasta con rabia contenida; sucedió prácticamente inservibles. Sería un azar demasiado
(en alguno de esos encuentros imaginarios) que la portentoso que la realidad coincidiera luego con una
entrevista se malograra por irritación absurda de mi llave tan complicada, preparada de antemano
parte, por reprocharle casi groseramente una consulta ignorando la forma de la cerradura. Pero sucedía que
que yo juzgaba inútil o irreflexiva. Estos encuentros cuando había examinado tantas variantes
fracasados me dejaban lleno de amargura, y durante enrevesadas, me olvidaba del orden de las preguntas y
varios días me reprochaba la torpeza con que había respuestas o las mezclaba, como sucede en el ajedrez
perdido una oportunidad tan remota de entablar cuando uno imagina partidas de memoria. Y también
relaciones con ella; felizmente, terminaba por advertir resultaba a menudo que reemplazaba frases de una
que todo eso era imaginario y que al menos seguía variante con frases de otra, con resultados ridículos o
quedando la posibilidad real. Entonces volvía a desalentadores. Por ejemplo, detenerla para darle una
prepararme con más entusiasmo y a imaginar nuevos dirección y en seguida preguntarle: "¿Tiene mucho
y más fructíferos diálogos callejeros. En general, la interés en el arte?" Era grotesco.
dificultad mayor estribaba en vincular la pregunta de Cuando llegaba a esta situación descansaba por varios
ella con algo tan general y alejado de las días de barajar combinaciones.
preocupaciones diarias como la esencia general del
arte o, por lo menos, la impresión que le había VI
producido mi ventanita. Por supuesto, si se tiene
tiempo y tranquilidad, siempre es posible establecer Al verla caminar por la vereda de enfrente, todas las
lógicamente, sin que choque, esa clase de variantes se amontonaron y revolvieron en mi cabeza.
vinculaciones; en una reunión social sobra el tiempo y Confusamente, sentí que surgían en mi conciencia
en cierto modo se está para establecer esa clase de frases íntegras elaboradas y aprendidas en aquella
vinculaciones entre temas totalmente ajenos; pero en larga gimnasia preparatoria: "¿Tiene mucho interés en
el ajetreo de una calle de Buenos Aires, entre gentes el arte?", "¿Por qué miró sólo la ventanita?", etcétera.
que corren colectivos y que lo llevan a uno por Con más insistencia que ninguna otra, surgía una frase
delante, es claro que había que descartar casi ese tipo que yo había desechado por grosera y que en ese
de conversación. Pero por otro lado no podía momento me llenaba de vergüenza y me hacía sentir
descartarla sin caer en una situación irremediable para aun más ridículo: "¿Le gusta Castel?".
mi destino. Volvía, pues, a imaginar diálogos, los más Las frases, sueltas y mezcladas, formaban un
eficaces y rápidos posibles, que llevaran desde la frase: tumultuoso rompecabezas en movimiento, hasta que
"¿Dónde queda el Correo Central?" hasta la discusión comprendí que era inútil preocuparme de esa manera,
de problemas del expresionismo o del superrealismo. recordé que era ella quien debía tomar la iniciativa de
No era nada fácil. cualquier conversación. Y desde ese momento me
Una noche de insomnio llegué a la conclusión de que sentí estúpidamente tranquilizado, y hasta creo que
era inútil y artificioso intentar una conversación llegué a pensar, también estúpidamente: "Vamos a ver
semejante y que era preferible atacar bruscamente el ahora cómo se las arreglará."
punto central, con una pregunta valiente, jugándome Mientras tanto, y a pesar de ese razonamiento, me
todo a un solo número. Por ejemplo, preguntando: sentía tan nervioso y emocionado que no atinaba a
"¿Por qué miró solamente la ventanita?" Es común otra cosa que a seguir su marcha por la vereda de
que en las noches de insomnio sea teóricamente más enfrente, sin pensar que si quería darle al menos la
decidido que durante el día, en los hechos. Al otro día, hipotética posibilidad de preguntarme una dirección
al analizar fríamente esta posibilidad, concluí que tenía que cruzar la vereda y acercarme. Nada más
115
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
grotesco, en efecto, que suponerla pidiéndome a ¿comprende?
gritos, desde allá, una dirección. Ella estaba asustada:
¿Qué haría? ¿Hasta cuándo duraría esa situación? Me —¿La ventanita? —balbuceó—. ¿Qué ventanita?
sentí infinitamente desgraciado. Sentí que se me aflojaban las piernas. ¿Era posible que
Caminamos varías cuadras. Ella siguió caminando con no la recordara? Entonces no le había dado la menor
decisión. importancia, la había mirado por simple curiosidad.
Estaba muy triste, pero tenía que seguir hasta el fin, Me sentí grotesco y pensé vertiginosamente que todo
no era posible que después de haber esperado este lo que había pensado y hecho durante esos meses
instante durante meses dejase escapar la oportunidad. (incluyendo esta escena) era el colmo de la
Y el andar rápidamente mientras mi espíritu vacilaba desproporción y del ridículo, una de esas típicas
tanto me producía una sensación singular, mi construcciones imaginarias mías, tan presuntuosas
pensamiento era como un gusano ciego y torpe dentro como esas reconstrucciones de un dinosaurio
de un automóvil a gran velocidad. realizadas a partir de una vértebra rota.
Dio vuelta en la esquina de San Martín, caminó unos La muchacha estaba próxima al llanto. Pensé que el
pasos y entró en el edificio de la Compañía T. mundo se me venía abajo, sin que yo atinara a nada
Comprendí que tenía que decidirme rápidamente y tranquilo o eficaz. Me encontré diciendo algo que
entré detrás, aunque sentí que en esos momentos ahora me avergüenza escribir.
estaba haciendo algo desproporcionado y —Veo que me he equivocado. Buenas tardes.
monstruoso. Salí apresuradamente y caminé casi corriendo en una
Esperaba el ascensor. No había nadie más. Alguien dirección cualquiera. Habría caminado una cuadra
más audaz que yo pronunció desde mi interior esta cuando oí detrás una voz que me decía:
pregunta increíblemente estúpida: —¡Señor, señor!
—¿Éste es el edificio de la Compañía T.? Era ella, que me había seguido sin animarse a
Un cartel de varios metros de largo, que abarcaba detenerme. Ahí estaba y no sabía cómo justificar lo
todo el frente del edificio, proclamaba que, en efecto, que había pasado. En voz baja, me dijo:
ése era el edificio de la Compañía T. —Perdóneme, señor... Perdone mi estupidez... Estaba
No obstante, ella se dio vuelta con sencillez y me tan asustada...
respondió afirmativamente. (Más tarde, reflexionando El mundo había sido, hacía unos instantes, un caos de
sobre mi pregunta y sobre la sencillez y tranquilidad objetos y seres inútiles. Sentí que volvía a rehacer y a
con que ella me respondió, llegué a la conclusión de obedecer a un orden. La escuché mudo.
que, al fin y al cabo, sucede que muchas veces uno no —No advertí que usted preguntaba por la escena del
ve carteles demasiado grandes; y que, por lo tanto, la cuadro —dijo temblorosamente. Sin darme cuenta, la
pregunta no era tan irremediablemente estúpida agarré de un brazo.
como había pensado en los primeros momentos). —¿Entonces la recuerda?
Pero en seguida, al mirarme, se sonrojó tan Se quedó un momento sin hablar, mirando al suelo.
intensamente, que comprendí me había reconocido. Luego dijo con lentitud:
Una variante que jamás había pensado y sin embargo —La recuerdo constantemente.
muy lógica, pues mi fotografía había aparecido Después sucedió algo curioso, pareció arrepentirse de
muchísimas veces en revistas y diarios. lo que había dicho porque se volvió bruscamente y
Me emocioné tanto que sólo atiné a otra pregunta echó casi a correr. Al cabo de un instante de sorpresa
desafortunada; le dije bruscamente: corrí tras ella, hasta que comprendí lo ridículo de la
—¿Por qué se sonroja? escena; miré entonces a todos lados y seguí
Se sonrojó aún más e iba a responder quizá algo caminando con paso rápido pero normal. Esta decisión
cuando, ya completamente perdido el control, fue determinada por dos reflexiones: primero, que era
agregué atropelladamente: grotesco que un hombre conocido corriera por la calle
—Usted se sonroja porque me ha reconocido. Y usted detrás de una muchacha; segundo, que no era
cree que esto es una casualidad, pero no es una necesario. Esto último era lo esencial, podría verla en
casualidad, nunca hay casualidades. He pensado en cualquier momento, a la entrada o a la salida de la
usted varios meses. Hoy la encontré por la calle y la oficina. ¿A qué correr como loco? Lo importante, lo
seguí. Tengo algo importante que preguntarle, algo verdaderamente importante, era que recordaba la
referente a la ventanita, escena de la ventana: "La recordaba constantemente."

116
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Estaba contento, me hallaba capaz de grandes cosas y natural preguntarle por el tiempo o por el hijo
solamente me reprochaba el haber perdido el control enfermo. Pero como yo no tenía ninguna relación y en
al pie del ascensor y ahora, otra vez, al correr como un verdad jamás hasta ese momento había visto a ese
loco detrás de ella, cuando era evidente que podría hombre, mi decisión de no abrir la boca no podía
verla en cualquier momento en la oficina. producir la más mínima complicación. El hecho de que
hubiera varias personas facilitaba mi trabajo, pues lo
VII hacía pasar inadvertido.
Entré tranquilamente al ascensor, pues, y las cosas
ocurrieron como había previsto, sin ninguna dificultad;
"¿En la oficina?", me pregunté de pronto en voz alta,
alguien comentó con el ascensorista el calor húmedo y
casi a gritos, sintiendo que las piernas se me aflojaban
este comentario aumentó mi bienestar, porque
de nuevo. ¿Y quién me había dicho que trabajaba en
confirmaba mis razonamientos. Experimenté una
esa oficina? ¿Acaso sólo entra en una oficina la gente
ligera nerviosidad cuando dije "octavo", pero sólo
que trabaja allí? La idea de perderla por varios meses
podría haber sido notada por alguien que estuviera
más, o quizá para siempre, me produjo un vértigo y ya
enterado de los fines que yo perseguía en ese
sin reflexionar sobre las conveniencias corrí como un
momento.
desesperado; pronto me encontré en la puerta de la
Al llegar al piso octavo, vi que otra persona salía
Compañía T. y ella no se veía por ningún lado.
conmigo, lo que computaba un poco la situación;
¿Habría tomado ya el ascensor? Pensé interrogar al
caminando con lentitud esperé que el otro entrara en
ascensorista, pero ¿cómo preguntarle? Podían haber
una de las oficinas mientras yo todavía caminaba a lo
subido ya muchas mujeres y tendría entonces que
largo del pasillo. Entonces respiré tranquilo; di unas
especificar detalles: ¿qué pensaría el ascensorista?
vueltas por el corredor, fui hasta el extremo, miré el
Caminé un rato por la vereda, indeciso. Luego crucé a
panorama de Buenos Aires por una ventana, me volví
la otra vereda y examiné el frente del edificio, no
y llamé por fin el ascensor. Al poco rato estaba en la
comprendo por qué. ¿Quizá con la vaga esperanza de
puerta del edificio sin que hubiera sucedido ninguna
ver asomarse a la muchacha por una ventana?. Sin
de las escenas desagradables que había temido
embargo era absurdo pensar que pudiera asomarse
(preguntas raras del ascensorista, etcétera). Encendí
para hacerme señas o cosas por el estilo. Sólo vi el
un cigarrillo y no había terminado de encenderlo
gigantesco cartel que decía:
cuando advertí que mi tranquilidad era bastante
COMPAÑÍA T.
absurda: era cierto que no había pasado nada
Juzgué a ojo que debería abarcar unos veinte metros
desagradable, pero también era cierto que no había
de frente; este cálculo aumentó mi malestar. Pero
pasado nada en absoluto. En otras palabras más
ahora no tenía tiempo de entregarme a ese
crudas: la muchacha estaba perdida, a menos que
sentimiento: ya me torturaría más tarde, con
trabajase regularmente en esas oficinas; pues si había
tranquilidad. Por el momento no vi otra solución. que
entrado para hacer una simple gestión podía ya haber
entrar. Enérgicamente, penetré en el edificio y esperé
subido y bajado, desencontrándose conmigo. "Claro
que bajara el ascensor; pero a medida que bajaba noté
que —pensé— si ha entrado por una gestión es
que mi decisión disminuía, al mismo tiempo que mi
también posible que no la haya terminado en tan
habitual timidez crecía tumultuosamente. De modo
corto tiempo." Esta reflexión me animó nuevamente y
que cuando la puerta del ascensor se abrió ya tenía
decidí esperar al pie del edificio.
perfectamente decidido lo que debía hacer: no diría
Durante una hora estuve esperando sin resultado.
una sola palabra. Claro que, en ese caso, ¿para qué
Analicé las diferentes posibilidades que se
tomar el ascensor? Resultaba violento, sin embargo,
presentaban:
no hacerlo, después de haber esperado visiblemente
1.. La gestión era larga; en ese caso había que
en compañía de varias personas. ¿Cómo se
seguir esperando.
interpretaría un hecho semejante? No encontré otra
2.. Después de lo que había pasado, quizá estaba
solución que tomar el ascensor, manteniendo, claro,
demasiado excitada y habría ido a dar una vuelta antes
mi punto de vista de no pronunciar una sola palabra;
de hacer la gestión; también correspondía esperar.
cosa perfectamente factible y hasta más normal que lo
3.. Trabajaba allí; en este caso había que esperar
contrario: lo corriente es que nadie tenga la obligación
hasta la hora de salida.
de hablar en el interior de un ascensor, a menos que
uno sea amigo del ascensorista, en cuyo caso es
117
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
"De modo que esperando hasta esa hora —razoné— llegaba al edificio y durante mi aventura de ida y
enfrento las tres posibilidades." vuelta en el ascensor. Es decir, que nos habíamos
Esta lógica me pareció de hierre y me tranquilizó cruzado sin vernos. El tiempo de todo este proceso era
bastante para decidirme a esperar con serenidad en el muy breve y era muy improbable que las cosas
café de la esquina, desde cuya vereda podía vigilar la hubieran sucedido de este modo, pero era posible:
salida de la gente. Pedí cerveza y miré el reloj: eran las bien podía consistir la famosa gestión en entregar una
tres y cuarto. carta, por ejemplo. En tales condiciones creí inútil
A medida que fue pasando el tiempo me fui afirmando volver al otro día a esperar.
en la última hipótesis: trabajaba allí. A las seis me Había, sin embargo, dos posibilidades favorables y me
levanté, pues me parecía mejor esperar en la puerta aferré a ellas con desesperación.
del edificio: seguramente saldría mucha gente de Llegué a mi casa con una mezcla de sentimientos. Por
golpe y era posible que no la viera desde el café. un lado, cada vez que pensaba en la frase que ella
A las seis y minutos empezó a salir el personal. había dicho ("La recuerdo constantemente"), mi
A las seis y media habían salido casi todos, como se corazón latía con violencia y sentí que se me abría una
infería del hecho de que cada vez raleaban más. A las oscura pero vasta y poderosa perspectiva; intuí que
siete menos cuarto no salía casi nadie: solamente, de una gran fuerza, hasta ese momento dormida, se
vez en cuando, algún alto empleado; a menos que ella desencadenaría en mí. Por otro lado imaginé que
fuera un alto empleado ("Absurdo", pensé) o podía pasar mucho tiempo antes de volver a
secretaria de un alto empleado ("Eso sí", pensé con encontrarla. Era necesario encontrarla. Me encontré
una débil esperanza). A las siete todo había diciendo en alta voz, varias veces: "¡Es necesario, es
terminado. necesario!"

VIII IX

Mientras volvía a mi casa profundamente deprimido, Al otro día, temprano, estaba ya parado frente a la
trataba de pensar con claridad. Mi cerebro es un puerta de entrada de las oficinas de T. Entraron todos
hervidero, pero cuando me pongo nervioso las ideas los empleados, pero ella no apareció: era claro que no
se me suceden como en un vertiginoso ballet; a pesar trabajaba allí, aunque restaba la débil hipótesis de que
de lo cual, o quizá por eso mismo, he ido hubiera enfermado y no fuese a la oficina por varios
acostumbrándome a gobernarlas y ordenarlas días.
rigurosamente; de otro modo creo que no tardaría en Quedaba, además, la posibilidad de la gestión, de
volverme loco. manera que decidí esperar toda la mañana en el café
Como dije, volví a casa en un estado de profunda de la esquina.
depresión, pero no por eso dejé de ordenar y clasificar Había ya perdido toda esperanza (serían alrededor de
las ideas, pues sentí que era necesario pensar con las once y media) cuando la vi salir de la boca del
claridad si no quería perder para siempre a la única subterráneo. Terriblemente agitado, me levanté de un
persona que evidentemente había comprendido mi salto y fui a su encuentro. Cuando ella me vio, se
pintura. detuvo como si de pronto se hubiera convertido en
O ella entró en la oficina para hacer una gestión, o piedra: era evidente que no contaba con semejante
trabajaba allí; no había otra posibilidad. Desde luego, aparición. Era curioso, pero la sensación de que mi
esta última era la hipótesis más favorable. En este mente había trabajado con un rigor férreo me daba
caso, al separarse de mí se habría sentido trastornada una energía inusitada: me sentía fuerte, estaba
y decidiría volver a su casa. Era necesario esperarla, poseído por una decisión viril y dispuesto a todo.
pues, al otro día, frente a la entrada. Tanto que la tomé de un brazo casi con brutalidad y,
Analicé luego la otra posibilidad: la gestión. Podría sin decir una sola palabra, la arrastré por la calle San
haber sucedido que, trastornada por el encuentro, Martín en dirección a la plaza. Parecía desprovista de
hubiera vuelto a la casa y decidido dejar la gestión voluntad; no dijo una sola palabra.
para el otro día. También en este caso correspondía Cuando habíamos caminado unas dos cuadras, me
esperarla en la entrada. preguntó:
Estas dos eran las posibilidades favorables. La otra era —¿A dónde me lleva?
terrible: la gestión había sido hecha mientras yo
118
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—A la plaza San Martín. Tengo mucho que hablar con No respondí en el instante. Dejé su brazo y quedé
usted —le respondí, mientras seguía caminando con pensativo. ¿Para qué, en efecto? Hasta ese momento
decisión, siempre arrastrándola del brazo. no me había hecho con claridad la pregunta y más
Murmuró algo referente a las oficinas de T., pero yo bien había obedecido a una especie de instinto. Con
seguí arrastrándola y no oí nada de lo que me decía. una ramita comencé a trazar dibujos geométricos en la
Agregué: tierra.
—Tengo muchas cosas que hablar con usted. —No sé —murmuré al cabo de un buen rato—.
No ofrecía resistencia: yo me sentía como un río Todavía no lo sé.
crecido que arrastra una rama. Llegamos a la plaza y Reflexionaba intensamente y con la ramita complicaba
busqué un banco aislado. cada vez más los dibujos.
—¿Por qué huyó? —fue lo primero que le pregunté. —Mi cabeza es un laberinto oscuro. A veces hay como
Me miró con esa expresión que yo había notado el día relámpagos que iluminan algunos corredores. Nunca
anterior, cuando me dijo "la recuerdo termino de saber por qué hago ciertas cosas. No, no es
constantemente": era una mirada extraña, fija, eso...
penetrante, parecía venir de atrás; esa mirada me Me sentía bastante tonto, de ninguna manera era esa
recordaba algo, unos ojos parecidos, pero no podía mi forma de ser. Hice un gran esfuerzo mental, ¿acaso
recordar dónde los había visto. yo no razonaba? Por el contrario, mi cerebro estaba
—No sé —respondió finalmente—. También querría constantemente razonando como una máquina de
huir ahora. Le apreté el brazo. calcular; por ejemplo, en esta misma historia ¿no me
—Prométame que no se irá nunca más. La necesito, la había pasado meses razonando y barajando hipótesis
necesito mucho —le dije. y clasificándolas? Y, en cierto modo, ¿no había
Volvió a mirarme como si me escrutara, pero no hizo encontrado a María al fin, gracias a mi capacidad
ningún comentario. Después fijó sus ojos en un árbol lógica? Sentí que estaba cerca de la verdad, muy
lejano. cerca, y tuve miedo de perderla: hice un enorme
De perfil no me recordaba nada. Su rostro era esfuerzo.
hermoso pero tenía algo duro. El pelo era largo y Grité:
castaño. Físicamente, no aparentaba mucho más de —¡No es que no sepa razonar! Al contrario, razono
veintiséis años, pero existía en ella algo que sugería siempre. Pero imagine usted un capitán que en cada
edad, algo típico de una persona que ha vivido mucho; instante fija matemáticamente su posición y sigue su
no canas ni ninguno de esos indicios puramente ruta hacia el objetivo con un rigor implacable. Pero
materiales, sino algo indefinido y seguramente de que no sabe por qué va hacia ese objetivo, ¿entiende?
orden espiritual; quizá la mirada, pero ¿hasta qué Me miró un instante con perplejidad; luego volvió
punto se puede decir que la mirada de un ser humano nuevamente a mirar el árbol.
es algo físico?; quizá la manera de apretar la boca, —Siento que usted será algo esencial para lo que
pues, aunque la boca y los labios son elementos tengo que hacer, aunque todavía no me doy cuenta de
físicos, la manera de apretarlos y ciertas arrugas son la razón.
también elementos espirituales. No pude precisar en Volví a dibujar con la ramita y seguí haciendo un gran
aquel momento, ni tampoco podría precisarlo ahora, esfuerzo mental. Al cabo de un tiempo, agregué:
qué era, en definitiva, lo que daba esa impresión de —Por lo pronto sé que es algo vinculado a la escena de
edad. Pienso que también podría ser el modo de la ventana: usted ha sido la única persona que le ha
hablar. dado importancia.
—Necesito mucho de usted —repetí. No respondió: —Yo no soy crítico de arte —murmuró. Me enfurecí y
seguía mirando el árbol. grité:
—¿Por qué no habla? —le pregunté. Sin dejar de mirar —¡No me hable de esos cretinos!
el árbol, contestó: Se dio vuelta sorprendida. Yo bajé entonces la voz y le
—Yo no soy nadie. Usted es un gran artista. No veo expliqué por qué no creía en los críticos de arte: en fin,
para qué me puede necesitar. Le grité brutalmente: la teoría del bisturí y todo eso. Me escuchó siempre
—¡Le digo que la necesito! ¿Me entiende? Siempre sin mirarme y cuando yo terminé comentó:
mirando el árbol, musitó: —Usted se queja, pero los críticos siempre lo han
—¿Para qué? elogiado. Me indigné.

119
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—¡Peor para mí! ¿No comprende? Es una de las cosas había pintado la escena de la ventana como un
que me han amargado y que me han hecho pensar sonámbulo.
que ando por el mal camino. Fíjese por ejemplo lo que —No, no es que fuera más superficial —agregué,
ha pasado en este salón: ni uno solo de esos como hablando para mí mismo—. No sé, todo esto
charlatanes se dio cuenta de la importancia de esa tiene algo que ver con la humanidad en general
escena. Hubo una sola persona que le ha dado ¿comprende? Recuerdo que días antes de pintarla
importancia: usted. Y usted no es un crítico. No, en había leído que en un campo de concentración alguien
realidad hay otra persona que le ha dado importancia, pidió de comer y lo obligaron a comerse una rata viva.
pero negativa: me lo ha reprochado, le tiene A veces creo que nada tiene sentido. En un planeta
aprensión, casi asco. En cambio, usted... minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de
Siempre mirando hacia adelante dijo, lentamente: años, nacemos en medio de dolores, crecemos,
—¿Y no podría ser que yo tuviera la misma opinión? luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir,
—¿Qué opinión? gritamos, morimos, mueren y otros están naciendo
—La de esa persona. para volver a empezar la comedia inútil.
La miré ansiosamente; pero su cara, de perfil, era ¿Sería eso, verdaderamente? Me quedé reflexionando
inescrutable, con sus mandíbulas apretadas. en esa idea de la falta de sentido.
Respondí con firmeza: ¿Toda nuestra vida sería una serie de gritos anónimos
—Usted piensa como yo. en un desierto de astros indiferentes?
—¿Y qué es lo que piensa usted? Ella seguía en silencio.
—No sé, tampoco podría responder a esa pregunta. —Esa escena de la playa me da miedo —agregué
Mejor podría decirle que usted siente como yo. Usted después de un largo rato—, aunque sé que es algo
miraba aquella escena como la habría podido mirar yo más profundo. No, más bien quiero decir que me
en su lugar. No sé qué piensa y tampoco sé lo que representa más profundamente a mí... Eso es. No es
pienso yo, pero sé que piensa como yo. un mensaje claro, todavía, no, pero me representa
—¿Pero entonces usted no piensa sus cuadros? profundamente a mí.
—Antes los pensaba mucho, los construía como se Oí que ella decía:
construye una casa. Pero esa escena no: sentía que —¿Un mensaje de desesperanza, quizá? La miré
debía pintarla así, sin saber bien por qué. Y sigo sin ansiosamente:
saber. En realidad, no tiene nada que ver con el resto —Sí —respondí—, me parece que un mensaje de
del cuadro y hasta creo que uno de esos idiotas me lo desesperanza. ¿Ve cómo usted sentía como yo?
hizo notar. Estoy caminando a tientas, y necesito su Después de un momento, preguntó:
ayuda porque sé que siente como yo. —¿Y le parece elogiable un mensaje de desesperanza?
—No sé exactamente lo que piensa usted. Comenzaba La observé con sorpresa.
a impacientarme. Le respondí secamente: —No —repuse—, me parece que no. ¿Y usted qué
—¿No le digo que no sé lo que pienso? Si pudiera decir piensa? Quedó un tiempo bastante largo sin
con palabras claras lo que siento, sería casi como responder; por fin volvió la cara y su mirada se clavó
pensar claro. ¿No es cierto? en mí.
—Sí, es cierto. —La palabra elogiable no tiene nada que hacer aquí —
Me callé un momento y pensé, tratando de ver claro. dijo, como contestando a su propia pregunta—. Lo
Después agregué: que importa es la verdad.
—Podría decirse que toda mi obra anterior es más —¿Y usted cree que esa escena es verdadera? —
superficial. pregunté. Casi con dureza, afirmó:
—¿Qué obra anterior? —Claro que es verdadera.
—La anterior a la ventana. Miré ansiosamente su rostro duro, su mirada dura.
Me concentré nuevamente y luego dije: "¿Por qué esa dureza?", me preguntaba, "¿por qué?"
—No, no es eso exactamente, no es eso. No es que Quizá sintió mi ansiedad, mi necesidad de comunión,
fuera más superficial. porque por un instante su mirada se ablandó y pareció
¿Qué era, verdaderamente? Nunca, hasta ese ofrecerme un puente; pero sentí que era un puente
momento, me había puesto a pensar en este transitorio y frágil colgado sobre un abismo. Con una
problema; ahora me daba cuenta hasta qué punto voz también diferente, agregó:

120
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—Pero no sé qué ganará con verme. Hago mal a todos —En lo extraño que es todo esto... lo de su cuadro... el
los que se me acercan. encuentro de ayer... lo de hoy... qué sé yo... La
imprecisión siempre me ha irritado.
X —Sí, pero yo le he dicho que no he dejado de pensar
en usted —respondí—. Usted no me dice que haya
Quedamos en vernos pronto. Me dio vergüenza pensado en mí.
decirle que deseaba verla al otro día o que deseaba Pasó un instante. Luego respondió:
seguir viéndola allí mismo y que ella no debería —Le digo que he pensado en todo.
separarse ya nunca de mí. A pesar de que mi memoria —No ha dado detalles.
es sorprendente, tengo, de pronto, lagunas —Es que todo es tan extraño, ha sido tan extraño...
inexplicables. No sé ahora qué le dije en aquel estoy tan perturbada... Claro que pensé en usted...
momento, pero recuerdo que ella me respondió que Mi corazón golpeó. Necesitaba detalles: me
debía irse. Esa misma noche le hablé por teléfono. Me emocionan los detalles, no las generalidades.
atendió una mujer; cuando le dije que quería hablar —¿Pero cómo, cómo?... —pregunté con creciente
con la señorita María Iribarne pareció vacilar un ansiedad—. Yo he pensado en cada uno de sus rasgos,
segundo, pero luego dijo que iría a ver si estaba. Casi en su perfil cuando miraba el árbol, en su pelo
instantáneamente oí la voz de María, pero con un castaño, en sus ojos duro y cómo de pronto se hacen
tono casi oficinesco, que me produjo un vuelco. blandos, en su forma de caminar...
—Necesito verla, María —le dije—. Desde que nos —Tengo que cortar —me interrumpió de pronto—.
separamos he pensado constantemente en usted cada Viene gente.
segundo. Me detuve temblando. Ella no contestaba. —La llamaré mañana temprano —alcancé a decir, con
—¿Por qué no contesta? —le dije con nerviosidad desesperación.
creciente. —Bueno —respondió rápidamente.
—Espere un momento —respondió.
Oí que dejaba el tubo. A los pocos instantes oí de XI
nuevo su voz, pero esta vez su voz verdadera; ahora
también ella parecía estar temblando. Pasé una noche agitada. No pude dibujar ni pintar,
—No podía hablar —me explicó. aunque intenté muchas veces empezar algo. Salí a
—¿Por qué? caminar y de pronto me encontré en la calle
—Acá entra y sale mucha gente. Corrientes. Me pasaba algo muy extraño: miraba con
—¿Y ahora cómo puede hablar? simpatía a todo el mundo. Creo haber dicho que me
—Porque cerré la puerta. Cuando cierro la puerta he propuesto hacer este relato en forma totalmente
saben que no deben molestarme. imparcial y ahora daré la primera prueba, confesando
—Necesito verla, María —repetí con violencia—. No uno de mis peores defectos: siempre he mirado con
he hecho otra cosa que pensar en usted desde el antipatía y hasta con asco a la gente, sobre todo a la
mediodía. Ella no respondió. gente amontonada; nunca he soportado las playas en
—¿Por qué no responde? verano. Algunos hombres, algunas mujeres aisladas
—Castel... —comenzó con indecisión. me fueron muy queridos, por otros sentí admiración
—¡No me diga Castel! —grité indignado. (no soy envidioso), por otros tuve verdadera simpatía;
—Juan Pablo... —dijo entonces, con timidez. Sentí que por los chicos siempre tuve ternura y compasión
una interminable felicidad comenzaba con esas dos (sobre todo cuando, mediante un esfuerzo mental,
palabras. trataba de olvidar que al fin serían hombres como los
Pero María se había detenido nuevamente. demás); pero, en general, la humanidad me pareció
—¿Qué pasa? —pregunté—. ¿Por qué no habla? siempre detestable. No tengo inconvenientes en
—Yo también —musitó. manifestar que a veces me impedía comer en todo el
—¿Yo también qué? —pregunté con ansiedad. día o me impedía pintar durante una semana el haber
—Que yo también no he hecho más que pensar. observado un rasgo; es increíble hasta qué punto la
—¿Pero pensar en qué? —seguí preguntando, codicia, la envidia, la petulancia, la grosería, la avidez
insaciable. y, en general, todo ese conjunto de atributos que
—En todo. forman la condición humana pueden verse en una
—¿Cómo en todo? ¿En qué? cara, en una manera de caminar, en una mirada. Me
121
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
parece natural que después de un encuentro así uno frase sobre todo se me había grabado como con ácido:
no tenga ganas de comer, de pintar, ni aun de vivir. Sin "Cuando cierro la puerta saben que no deben
embargo, quiero hacer constar que no me molestarme." Pensé que alrededor de María existían
enorgullezco de esta característica: sé que es una muchas sombras.
muestra de soberbia y sé, también, que mi alma ha Estas reflexiones me las hice por primera vez mientras
albergado muchas veces la codicia, la petulancia, la corría a su casa. Era curioso que ella no hubiera
avidez y la grosería. Pero he dicho que me propongo averiguado mi dirección; yo, en cambio, conocía ya su
narrar esta historia con entera imparcialidad, y así lo dirección y su teléfono. Vivía en la calle Posadas, casi
haré. en la esquina de Seaver.
Esa noche, pues, mi desprecio por la humanidad Cuando llegué al quinto piso y toqué el timbre, sentí
parecía abolido o, por lo menos, transitoriamente una gran emoción.
ausente. Entré en el café Marzotto. Supongo que Abrió la puerta un mucamo que debía de ser polaco o
ustedes saben que la gente va allí a oír tangos, pero a algo por el estilo y cuando di mi nombre me hizo pasar
oírlos como un creyente en Dios oye La pasión según a una salita llena de libros: las paredes estaban
San Mateo. cubiertas de estantes hasta el techo, pero también
había montones de libros encima de dos mesitas y
XII hasta de un sillón. Me llamó la atención el tamaño
excesivo de muchos volúmenes.
A la mañana siguiente, a eso de las diez, llamé por Me levanté para echar un vistazo a la biblioteca. De
teléfono. Me atendió la misma mujer del día anterior. pronto tuve la impresión de que alguien me observaba
Cuando pregunté por la señorita María Iribarne me en silencio a mis espaldas. Me di vuelta y vi a un
dijo que esa misma mañana había salido para el hombre en el extremo opuesto de la salita: era alto,
campo. Me quedé frío. flaco, tenía una hermosa cabeza. Sonreía mirando
—¿Para el campo? —pregunté. hacia donde yo estaba, pero en general, sin precisión.
—Sí, señor. ¿Usted es el señor Castel? A pesar de que tenía los ojos abiertos, me di cuenta de
—Sí, soy Castel. que era ciego. Entonces me expliqué el tamaño
—Dejó una carta para usted, acá. Que perdone, pero anormal de los libros.
no tenía su dirección. —¿Usted es Castel, no? —me dijo con cordialidad,
Me había hecho tanto a la idea de verla ese mismo día extendiéndome la mano.
y esperaba cosas tan importantes de ese encuentro —Sí, señor Iribarne —respondí, entregándole mi mano
que este anuncio me dejó anonadado. Se me con perplejidad, mientras pensaba qué clase de
ocurrieron una serie de preguntas: ¿Por qué había vinculación familiar podía haber entre María y él.
resuelto ir al campo? Evidentemente, esta resolución Al mismo tiempo que me hacía señas de tomar
había sido tomada después de nuestra conversación asiento, sonrió con una ligera expresión de ironía y
telefónica, porque, si no, me habría dicho algo acerca agregó:
del viaje y, sobre todo, no habría aceptado mi —No me llamo Iribarne y no me diga señor. Soy
sugestión de hablar por teléfono a la mañana Allende, marido de María. Acostumbrado a valorizar y
siguiente. Ahora bien, si esa resolución era posterior a quizá a interpretar los silencios, añadió
la conversación por teléfono ¿sería también inmediatamente:
consecuencia de esa conversación? Y si era —María usa siempre su apellido de soltera. Yo estaba
consecuencia, ¿por qué?, ¿quería huir de mí una vez como una estatua.
más?, ¿temía el inevitable encuentro del otro día? —María me ha hablado mucho de su pintura. Como
Este inesperado viaje al campo despertó la primera quedé ciego hace pocos años, todavía puedo imaginar
duda. Como sucede siempre, empecé a encontrar bastante bien las cosas.
sospechosos detalles anteriores a los que antes no Parecía como si quisiera disculparse de su ceguera. Yo
había dado importancia. ¿Por qué esos cambios de voz no sabía qué decir. ¡Cómo ansiaba estar solo, en la
en el teléfono el día anterior? ¿Quiénes eran esas calle, para pensar en todo!
gentes que "entraban y salían" y que le impedían Sacó una carta de un bolsillo y me la alcanzó.
hablar con naturalidad? Además, eso probaba que ella —Acá está la carta —dijo con sencillez, como si no
era capaz de simular. ¿Y por qué vaciló esa mujer tuviera nada de extraordinario.
cuando pregunté por la señorita Iribarne? Pero una
122
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Tomé la carta e iba a guardarla cuando el ciego —Sí, sí, naturalmente —dije.
agregó, como si hubiera visto mi actitud: Me acompañó hasta la puerta. Le di la mano y salí
—Léala, no más. Aunque siendo de María no debe de corriendo. Mientras bajaba en el ascensor, me repetía
ser nada urgente. con rabia: "¿Qué abominable comedia es ésta?"
Yo temblaba. Abrí el sobre, mientras él encendía un
cigarrillo, después de haberme ofrecido uno. Saqué la XIII
carta; decía una sola frase:
Necesitaba despejarme y pensar con tranquilidad.
Yo también pienso en usted. Caminé por Posadas hacia el lado de la Recoleta.
MARÍA Mi cabeza era un pandemonio: una cantidad de ideas,
sentimientos de amor y de odio, preguntas,
Cuando el ciego oyó doblar el papel, preguntó: resentimientos y recuerdos se mezclaban y aparecían
—Nada urgente, supongo. sucesivamente.
Hice un gran esfuerzo y respondí: ¿Qué idea era esta, por ejemplo, de hacerme ir a la
—No, nada urgente. casa a buscar una carta y hacérmela entregar por el
Me sentí una especie de monstruo, viendo sonreír al marido? ¿Y cómo no me había advertido que era
ciego, que me miraba con los ojos bien abiertos. casada? ¿Y qué diablos tenía que hacer en la estancia
—Así es María —dijo, como pensando para sí—. con el sinvergüenza de Hunter? ¿Y por qué no había
Muchos confunden sus impulsos con urgencias. María esperado mi llamado telefónico? Y ese ciego, ¿qué
hace, efectivamente, con rapidez, cosas que no clase de bicho era? Dije ya que tengo una idea
cambian la situación. ¿ Cómo le explicaré? desagradable de la humanidad; debo confesar ahora
Miró abstraído hacia el suelo, como buscando una que los ciegos no me gustan nada y que siento delante
explicación más dará. Al rato, dijo: de ellos una impresión semejante a la que me
—Como alguien que estuviera parado en un desierto y producen ciertos animales, fríos, húmedos y
de pronto cambiase de lugar con gran rapidez. silenciosos, como las víboras. Si se agrega el hecho de
¿Comprende? La velocidad no importa, siempre se leer delante de él una carta de la mujer que decía Yo
está en el mismo paisaje. Fumó y pensó un instante también pienso en usted, no es difícil adivinar la
más, como si yo no estuviera. Luego agregó: sensación de asco que tuve en aquellos momentos.
—Aunque no sé si es esto, exactamente. No tengo Traté de ordenar un poco el caos de mis ideas y
mucha habilidad para las metáforas. sentimientos y proceder con método, como
No veía el momento de huir de aquella sala maldita. acostumbro. Había que empezar por el principio, y el
Pero el ciego no parecía tener apuro. "¿Qué principio (por lo menos el inmediato) era,
abominable comedia es esta?", pensé. evidentemente, la conversación por teléfono. En esa
—Ahora, por ejemplo —prosiguió Allende—, se conversación había varios puntos oscuros.
levanta temprano y me dice que se va a la estancia. En primer término, si en esa casa era tan natural que
—¿A la estancia? —pregunté inconscientemente. ella tuviera relaciones con hombres, como lo probaba
—Sí, a la estancia nuestra. Es decir, a la estancia de mi el hecho de la carta a través del marido, ¿por qué
abuelo. Pero ahora está en manos de mi primo emplear una voz neutra y oficinesca hasta que la
Hunter. Supongo que lo conoce. puerta estuvo cerrada? Luego, ¿qué significaba esa
Esta nueva revelación me llenó de zozobra y al mismo aclaración de que "cuando está la puerta cerrada
tiempo de despecho: ¿qué podría encontrar María en saben que no deben molestarme"? Por lo visto, era
ese imbécil mujeriego y cínico? Traté de frecuente que ella se encerrara para hablar por
tranquilizarme, pensando que ella no iría a la estancia teléfono. Pero no era creíble que se encerrase para
por Hunter sino, simplemente, porque podría gustarle tener conversaciones triviales con personas amigas de
la soledad del campo y porque la estancia era de la la casa: había que suponer que era para tener
familia. Pero quedé muy triste. conversaciones semejantes a la nuestra. Pero
—He oído hablar de él —dije, con amargura. Antes de entonces había en su vida otras personas como yo.
que el ciego pudiese hablar agregué, con brusquedad: ¿Cuántas eran? ¿Y quiénes eran?
—Tengo que irme. Primero pensé en Hunter, pero lo excluí en seguida: ¿a
—Caramba, cómo lo lamento —comentó Allende—. qué hablar por teléfono si podía verlo en la estancia
Espero que volvamos a vernos.

123
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
cuando quisiera? ¿Quiénes eran los otros, en ese más extraordinario: la forma de hacerme llegar la
caso? carta. Recordé el argumento que me transmitió la
Pensé si con esto liquidaba el asunto telefónico. No, mucama: "Que perdone, pero no tenía la dirección."
no quedaba terminado: subsistía el problema de su Era cierto: ni ella me había pedido la dirección ni a mí
contestación a mi pregunta precisa. Observé con se me había ocurrido dársela; pero lo primero que yo
amargura que cuando yo le pregunté si había pensado habría hecho en su lugar era buscarla en la guía de
en mí, después de tantas vaguedades sólo contestó: teléfonos. No era posible atribuir su actitud a una
"¿no le he dicho que he pensado en todo?" Esto de inconcebible pereza, y entonces era inevitable una
contestar con una pregunta no compromete mucho. conclusión: María deseaba que yo fuera a la casa y me
En fin, la prueba de que esa respuesta no fue clara era enfrentase con el marido. Pero ¿por qué? En este
que ella misma, al otro día (o esa misma noche) creyó punto se llegaba a una situación sumamente
necesario responder en forma bien precisa con una complicada: podía ser que ella experimentara placer
carta. en usar al marido de intermediario; podía ser el
"Pasemos a la carta", me dije. Saqué la carta del marido el que experimentase placer; podían ser los
bolsillo y la volví a leer: dos. Fuera de estas posibilidades patológicas quedaba
una natural: María había querido hacerme saber que
Yo también pienso en usted. era casada para que yo viera la inconveniencia de
MARÍA seguir adelante.
Estoy seguro de que muchos de los que ahora están
La letra era nerviosa o por lo menos era la letra de una leyendo estas páginas se pronunciarán por esta última
persona nerviosa. No es lo mismo, porque, de ser hipótesis y juzgarán que sólo un hombre como yo
cierto lo primero, manifestaba una emoción actual y, puede elegir alguna de las otras. En la época en que yo
por lo tanto, un indicio favorable a mi problema. Sea tenía amigos, muchas veces se han reído de mi manía
como sea, me emocionó muchísimo la firma: María. de elegir siempre los caminos más enrevesados: Yo me
Simplemente María. Esa simplicidad me daba una vaga pregunto por qué la realidad ha de ser simple. Mi
idea de pertenencia, una vaga idea de que la experiencia me ha enseñado que, por el contrario, casi
muchacha estaba ya en mi vida y de que, en cierto nunca lo es y que cuando hay algo que parece
modo, me pertenecía. extraordinariamente claro, una acción que al parecer
¡Ay! Mis sentimientos de felicidad son tan poco obedece a una causa sencilla, casi siempre hay debajo
duraderos... Esa impresión, por ejemplo, no resistía el móviles más complejos. Un ejemplo de todos los días:
menor análisis: ¿acaso el marido no la llamaba la gente que da limosnas; en general, se considera que
también María? Y seguramente Hunter también la es más generosa y mejor que la gente que no las da.
llamaría así, ¿de qué otra manera podía llamarla? ¿Y Me permitiré tratar con el mayor desdén esta teoría
las otras personas con las que hablaba a puertas simplista. Cualquiera sabe que no se resuelve el
cerradas? Me imagino que nadie habla a puertas problema de un mendigo (de un mendigo auténtico)
cerradas a alguien que respetuosamente dice con un peso o un pedazo de pan: solamente se
"señorita Iribarne". resuelve el problema psicológico del señor que
¡"Señorita Iribarne"! Ahora caía en la cuenta de la compra así, por casi nada, su tranquilidad espiritual y
vacilación que había tenido la mucama la primera vez su título de generoso. Júzguese hasta qué punto esa
que hablé por teléfono: ¡Qué grotesco! Pensándolo gente es mezquina cuando no se decide a gastar más
bien, era una prueba más de que ese tipo de llamado de un peso por día para asegurar su tranquilidad
no era totalmente novedoso: evidentemente, la espiritual y la idea reconfortante y vanidosa de su
primera vez que alguien preguntó por la "señorita bondad. ¡Cuánta más pureza de espíritu y cuánto más
Iribarne" la mucama, extrañada, debió forzosamente valor se requiere para sobrellevar la existencia de la
haber corregido, recalcando lo de señora. Pero, miseria humana sin esta hipócrita (y usuaria)
naturalmente, a fuerza de repeticiones, la mucama operación!
había terminado por encogerse de hombros y pensar Pero volvamos a la carta.
que era preferible no meterse en rectificaciones. Solamente un espíritu superficial podría quedarse con
Vaciló, era natural; pero no me corrigió. la misma hipótesis, pues se derrumba al menor
Volviendo a la carta, reflexioné que había motivo para análisis. "María quería hacerme saber que era casada
una cantidad de deducciones. Empecé por el hecho para que yo viese la inconveniencia de seguir

124
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
adelante." Muy bonito. Pero ¿por qué en ese caso Aires o que me escribiese. Fui hasta el Correo Central y
recurrir a un procedimiento tan engorroso y cruel? la hice certificar, para disminuir al mínimo los riesgos.
¿No podría habérmelo dicho personalmente y hasta Como decía, pasé unos días muy agitados y mil veces
por teléfono? ¿No podría haberme escrito, de no volvieron a mi cabeza las ideas oscuras que me
tener valor para decírmelo? Quedaba todavía un atormentaban después de la visita a la calle Posadas.
argumento tremendo: ¿por qué la carta, en ese caso, Tuve este sueño: visitaba de noche una vieja casa
no decía que era casada, corno yo lo podía ver, y no solitaria. Era una casa en cierto modo conocida e
rogaba que tomara nuestras relaciones en un sentido infinitamente ansiada por mí desde la infancia, de
más tranquilo? No, señores. Por el contrario, la carta manera que al entrar en ella me guiaban algunos
era una carta destinada a consolidar nuestras recuerdos. Pero a veces me encontraba perdido en la
relaciones, a alentarlas y a conducirlas por el camino oscuridad o tenía la impresión de enemigos
más peligroso. escondidos que podían asaltarme por detrás o de
Quedaban, al parecer, las hipótesis patológicas. ¿Era gentes que cuchicheaban y se burlaban de mí, de mi
posible que María sintiera placer en emplear a Allende ingenuidad. ¿Quiénes eran esas gentes y qué querían?
de intermediario? ¿O era él quien buscaba esas Y sin embargo, y a pesar de todo, sentía que en esa
oportunidades? ¿O el destino se había divertido casa renacían en mí los antiguos amores de la
juntando dos seres semejantes? adolescencia, con los mismos temblores y esa
De pronto me arrepentí de haber llegado a esos sensación de suave locura, de temor y de alegría.
extremos, con mi costumbre de analizar Cuando me desperté, comprendí que la casa del sueño
indefinidamente hechos y palabras. Recordé la mirada era María.
de María fija en el árbol de la plaza, mientras oía mis
opiniones; recordé su timidez, su primera huida. Y una XV
desbordante ternura hacia ella comenzó a invadirme:
Me pareció que era una frágil criatura en medio de un En los días que precedieron a la llegada de su carta, mi
mundo cruel, lleno de fealdad y miseria. Sentí lo que pensamiento era como un explorador perdido en un
muchas veces había sentido desde aquel momento del paisaje neblinoso: acá y allá, con gran esfuerzo,
salón: que era un ser semejante a mí. lograba vislumbrar vagas siluetas de hombres y cosas,
Olvidé mis áridos razonamientos, mis deducciones indecisos perfiles de peligros y abismos. La llegada de
feroces. Me dediqué a imaginar su rostro, su mirada — la carta fue como la salida del sol.
esa mirada que me recordaba algo que no podía Pero este sol era un sol negro, un sol nocturno. No sé
precisar—, su forma profunda y melancólica de si se puede decir esto, pero aunque no soy escritor y
razonar. Sentí que el amor anónimo que yo había aunque no estoy seguro de mi precisión, no retiraría la
alimentado durante años de soledad se había palabra nocturno; esta palabra era, quizá, la más
concentrado en María. ¿Cómo podía pensar cosas tan apropiada para María, entre todas las que forman
absurdas? nuestro imperfecto lenguaje.
Traté de olvidar, pues, todas mis estúpidas Esta es la carta que me envió:
deducciones acerca del teléfono, la carta, la estancia, He pasado tres días extraños: el mar, la playa, los
Hunter. caminos me fueron trayendo recuerdos de otros
Pero no pude. tiempos. No sólo imágenes: también voces, gritos y
largos silencios de otros días. Es curioso, pero vivir
XIV consiste en construir futuros recuerdos; ahora mismo,
aquí frente al mar, sé que estay preparando recuerdos
Los días siguientes fueron agitados. En mi minuciosos, que alguna vez me traerán la melancolía y
precipitación no había preguntado cuándo volvería la desesperanza.
María de la estancia; el mismo día de mi visita volví a El mar está ahí, permanente y rabioso. Mi llanto de
hablar por teléfono para averiguarlo; la mucama me entonces, inútil; también inútiles mis esperas en la
dijo que no sabía nada; entonces le pedí la dirección playa solitaria, mirando tenazmente al mar. ¿Has
de la estancia. adivinado y pintado este recuerdo mío o has pintado
Esa misma noche escribí una carta desesperada, el recuerdo de muchos seres como vos y yo?
preguntándole la fecha de su regreso y pidiéndole que
me hablara por teléfono en cuanto llegase a Buenos
125
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Pero ahora tu figura se interpone: estás entre el mar y —Vuelvo mañana a Buenos Aires. Te hablaré apenas
yo. Mis ojos encuentran tus ojos. Estás quieto y un llegue. Al otro día, a la tarde, me habló desde su casa.
poco desconsolado, me miras como pidiendo ayuda. —Te quiero ver en seguida —dije.
MARÍA —Sí, nos veremos hoy mismo —respondió.
—Te espero en la plaza San Martín —le dije. María
¡Cuánto la comprendía y qué maravillosos pareció vacilar. Luego respondió:
sentimientos crecieron en mí con esta carta! Hasta el —Preferiría en la Recoleta. Estaré a las ocho.
hecho de tutearme de pronto me dio una certeza de ¡Cómo esperé aquel momento, cómo caminé sin
que María era mía. Y solamente mía: "estás entre el rumbo por las calles para que el tiempo pasara más
mar y yo"; allí no existía otro, estábamos solos rápido! ¡Qué ternura sentía en mi alma, qué hermosos
nosotros dos, como lo intuí desde el momento en que me parecían el mundo, la tarde de verano, los chicos
ella miró la escena de la ventana. En verdad ¿cómo que jugaban en la vereda! Pienso ahora hasta qué
podía no tutearme si nos conocíamos desde siempre, punto el amor enceguece y qué mágico poder de
desde mil años atrás? Si cuando ella se detuvo frente a transformación tiene. ¡La hermosura del mundo! ¡Si es
mi cuadro y miró aquella pequeña escena sin oír ni ver para morirse de risa!
la multitud que nos rodeaba, ya era como si nos Habían pasado pocos minutos de las ocho cuando vi a
hubiésemos tuteado y en seguida supe cómo era y María que se acercaba, buscándome en la oscuridad.
quién era, cómo yo la necesitaba y cómo, también, yo Era ya muy tarde para ver su cara, pero reconocí su
le era necesario. manera de caminar.
¡Ah, y sin embargo te maté! ¡Y he sido yo quien te ha Nos sentamos. Le apreté un brazo y repetí su nombre
matado, yo, que veía como a través de un muro de insensatamente, muchas veces; no acertaba a decir
vidrio, sin poder tocarlo, tu rostro mudo y ansioso! otra cosa, mientras ella permanecía en silencio.
¡Yo, tan estúpido, tan ciego, tan egoísta, tan cruel! —¿Por qué te fuiste a la estancia? —pregunté por fin,
Basta de efusiones. Dije que relataría esta historia en con violencia—. ¿Por qué me dejaste solo? ¿Por qué
forma escueta y así lo haré. dejaste esa carta en tu casa? ¿Por qué no me dijiste
que eras casada?
XVI Ella no respondía. Le estrujé el brazo. Gimió.
—Me haces mal, Juan Pablo —dijo suavemente.
Amaba desesperadamente a María y no obstante la —¿Por qué no me decís nada? ¿Por qué no
palabra amor no se había pronunciado entre nosotros. respondes? No decía nada.
Esperé con ansiedad su retorno de la estancia para —¿Por qué? ¿Por qué? Por fin respondió:
decírsela. —¿Por qué todo ha de tener respuesta? No hablemos
Pero ella no volvía. A medida que fueron pasando los de mí: hablemos de vos, de tus trabajos, de tus
días, creció en mí una especie de locura. preocupaciones. Pensé constantemente en tu pintura,
Le escribí una segunda carta que simplemente decía: en lo que me dijiste en la plaza San Martín. Quiero
"¡Te quiero, María, te quiero, te quiero!" saber qué haces ahora, qué pensás, si has pintado o
A los dos días recibí, por fin, una respuesta que decía no.
estas únicas palabras: "Tengo miedo de hacerte Le volví a estrujar el brazo con rabia.
mucho mal." Le contesté en el mismo instante: "No —No —le respondí—. No es de mí que deseo hablar:
me importa lo que puedas hacerme. Si no pudiera deseo hablar de nosotros dos, necesito saber si me
amarte me moriría. Cada segundo que paso sin verte querés. Nada más que eso: saber si me querés.
es una interminable tortura." No respondió. Desesperado por el silencio y por la
Pasaron días atroces, pero la contestación de María no oscuridad que no me permitía adivinar sus
llegó. Desesperado, escribí: "Estás pisoteando este pensamientos a través de sus ojos, encendí un fósforo.
amor." Ella dio vuelta rápidamente la cara, escondiéndola. Le
Al otro día, por teléfono, oí su voz, remota y tomé la cara con mi otra mano y la obligué a mirarme:
temblorosa. Excepto la palabra María, pronunciada estaba llorando silenciosamente.
repetidamente, no atiné a decir nada, ni tampoco me —Ah... entonces no me querés —dije con amargura.
habría sido posible: mi garganta estaba contraída de Mientras el fósforo se apagaba vi, sin embargo, cómo
tal modo que no podía hablar distintamente. Ella me me miraba con ternura. Luego, ya en plena oscuridad,
dijo:
126
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
sentí que su mano acariciaba mi cabeza. Me dijo —No sé, María, perdóname —dije abatido—. Pero
suavemente: tuve la seguridad de que habías sonreído.
—Claro que te quiero... ¿por qué hay que decir ciertas Me quedé en silencio; estaba muy abatido. Al rato
cosas? sentí que su mano tomaba mi brazo con ternura. Oí en
—Sí —le respondí—, ¿pero cómo me querés? Hay seguida su voz, ahora débil y dolorida:
muchas maneras de querer. Se puede querer a un —¿Pero cómo pudiste pensarlo?
perro, a un chico. Yo quiero decir amor, verdadero —No sé, no sé —repuse casi llorando. Me hizo sentar
amor, ¿entendés? nuevamente y me acarició la cabeza como lo había
Tuve una rara intuición: encendí rápidamente otro hecho al comienzo.
fósforo. Tal como lo había intuido, el rostro de María —Te advertí que te haría mucho mal —me dijo al cabo
sonreía. Es decir, ya no sonreía, pero había estado de unos instantes de silencio—. Ya ves como tenía
sonriendo un décimo de segundo antes. Me ha razón.
sucedido a veces darme vuelta de pronto con la —Ha sido culpa mía —respondí.
sensación de que me espiaban, no encontrar a nadie y —No, quizá ha sido culpa mía —comentó
sin embargo sentir que la soledad que me rodeaba era pensativamente, como si hablase consigo misma.
reciente y que algo fugaz había desaparecido, como si "Qué extraño", pensé.
un leve temblor quedara vibrando en el ambiente. Era —¿Qué es lo extraño? —preguntó María.
algo así. Me quedé asombrado y hasta pensé (muchos días
—Has estado sonriendo —dije con rabia. después) que era capaz de leer los pensamientos. Hoy
—¿Sonriendo? —preguntó asombrada. mismo no estoy seguro de que yo haya dicho aquellas
—Sí, sonriendo: a mí no se me engaña tan fácilmente. palabras en voz alta, sin darme cuenta.
Me fijo mucho en los detalles. —¿Qué es lo extraño? —volvió a preguntarme, porque
—¿En qué detalles te has fijado? —preguntó. yo, en mi asombro, no había respondido.
—Quedaba algo en tu cara. Rastros de una sonrisa. —Qué extraño lo de tu edad.
—¿Y de qué podía sonreír? —volvió a decir con —¿De mi edad?
dureza. —Sí, de tu edad. ¿Qué edad tenés? Rió.
—De mi ingenuidad, de mi pregunta si me querías —¿Qué edad crees que tengo?
verdaderamente o como a un chico, qué sé yo... Pero —Eso es precisamente lo extraño —respondí—. La
habías estado sonriendo. De eso no tengo ninguna primera vez que te vi me pareciste una muchacha de
duda. unos veintiséis años.
María se levantó de golpe. —¿Y ahora?
—¿Qué pasa? —pregunté asombrado. —No, no. Ya al comienzo estaba perplejo, porque algo
—Me voy —repuso secamente. Me levanté como un no físico me hacía pensar...
resorte. —¿Qué te hacía pensar?
—¿Cómo, que te vas? —Me hacía pensar en muchos años. A veces siento
—Sí, me voy. como si yo fuera un niño a tu lado.
—¿Cómo, que te vas? ¿Por qué? —¿Qué edad tenés vos?
No respondió. Casi la sacudí con los dos brazos. —Treinta y ocho años.
—¿Por qué te vas? —Sos muy joven, realmente.
—Temo que tampoco vos me entiendas. Me dio rabia. Me quedé perplejo. No porque creyera que mi edad
—¿Cómo? Te pregunto algo que para mí es cosa de fuese excesiva sino porque, a pesar de todo, yo debía
vida o muerte, en vez de responderme sonreís y de tener muchos más años que ella; porque, de
además te enojas. Claro que es para no entenderte. cualquier modo, no era posible que tuviese más de
—Imaginas que he sonreído —comentó con sequedad. veintiséis años.
—Estoy seguro. —Muy joven —repitió, adivinando quizá mi asombro.
—Pues te equivocas. Y me duele infinitamente que —Y vos, ¿qué edad tenés? —insistí.
hayas pensado eso. —¿Qué importancia tiene eso? —respondió
No sabía qué pensar. En rigor, yo no había visto la seriamente.
sonrisa sino algo así como un rastro en una cara ya —¿Y por qué has preguntado mi edad? —dije, casi
seria. irritado.

127
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—Esta conversación es absurda —replicó—. Todo esto positiva y brutal: me echaba sobre ella, le agarraba los
es una tontería. Me asombra que te preocupes de brazos como con tenazas, se los retorcía y le clavaba la
cosas así. mirada en sus ojos, tratando de forzarle garantías de
¿Yo preocupándome de cosas así? ¿Nosotros teniendo amor, de verdadero amor.
semejante conversación? En verdad ¿cómo podía Pero nada de todo esto es exactamente lo que quiero
pasar todo eso? Estaba tan perplejo que había decir. Debo confesar que yo mismo no sé lo que
olvidado la causa de la pregunta inicial. No, mejor quiero decir con eso del "amor verdadero", y lo
dicho, no había investigado la causa de la pregunta curioso es que, aunque empleé muchas veces esa
inicial. Sólo en mi casa, horas después, llegué a darme expresión en los interrogatorios, nunca hasta hoy me
cuenta del significado profundo de esta conversación puse a analizar a fondo su sentido. ¿ Qué quería decir?
aparentemente tan trivial. ¿Un amor que incluyera la pasión física? Quizá la
buscaba en mi desesperación de comunicarme más
XVII firmemente con María. Yo tenía la certeza de que, en
ciertas ocasiones, lográbamos comunicarnos, pero en
Durante más de un mes nos vimos casi todos los días. forma tan sutil, tan pasajera, tan tenue, que luego
No quiero rememorar en detalle todo lo que sucedió quedaba más desesperadamente solo que antes, con
en ese tiempo a la vez maravilloso y horrible. Hubo esa imprecisa insatisfacción que experimentamos al
demasiadas cosas tristes para que desee rehacerlas en querer reconstruir ciertos amores de un sueño. Sé
el recuerdo. que, de pronto, lográbamos algunos momentos de
María comenzó a venir al taller. La escena de los comunión. Y el estar juntos atenuaba la melancolía
fósforos, con pequeñas variaciones, se había que siempre acompaña a esas sensaciones,
reproducido dos o tres veces y yo vivía obsesionado seguramente causada por la esencial
con la idea de que su amor era, en el mejor dé los incomunicabilidad de esas fugaces bellezas. Bastaba
casos, amor de madre o de hermana. De modo que la que nos miráramos para saber que estábamos
unión física se me aparecía como una garantía de pensando o, mejor dicho, sintiendo lo mismo.
verdadero amor. Claro que pagábamos cruelmente esos instantes,
Diré desde ahora que esa idea fue una de las tantas porque todo lo que sucedía después parecía grosero o
ingenuidades mías, una de esas ingenuidades que torpe. Cualquier cosa que hiciéramos (hablar, tomar
seguramente hacían sonreír a María a mis espaldas. café) era doloroso, pues señalaba hasta qué punto
Lejos de tranquilizarme, el amor físico me perturbó eran fugaces esos instantes de comunidad. Y, lo que
más, trajo nuevas y torturantes dudas, dolorosas era mucho peor, causaban nuevos distanciamientos
escenas de incomprensión, crueles experimentos con porque yo la forzaba, en la desesperación de
María. Las horas que pasamos en el taller son horas consolidar de algún modo esa fusión, a unirnos
que nunca olvidaré. Mis sentimientos, durante todo corporalmente; sólo lográbamos confirmar la
ese período, oscilaron entre el amor más puro y el imposibilidad de prolongarla o consolidarla mediante
odio más desenfrenado, ante las contradicciones y las un acto material. Pero ella agravaba las cosas porque,
inexplicables actitudes de María; de pronto me quizá en su deseo de borrarme esa idea fija,
acometía la duda de que todo era fingido. Por aparentaba sentir un verdadero y casi increíble placer;
momentos parecía una adolescente púdica y de y entonces venían las escenas de vestirme
pronto se me ocurría que era una mujer cualquiera, y rápidamente y huir a la calle, o de apretarle
entonces un largo cortejo de dudas desfilaba por mi brutalmente los brazos y querer forzarle confesiones
mente: sobre la veracidad de sus sentimientos y sensaciones.
¿dónde? ¿cómo? ¿quiénes? ¿cuándo? Y todo era tan atroz que cuando ella intuía que nos
En tales ocasiones, no podía evitar la idea de que acercábamos al amor físico, trataba de rehuirlo. Al
María representaba la más sutil y atroz de las final había llegado a un completo escepticismo y
comedias y de que yo era, entre sus manos, como un trataba de hacerme comprender que no solamente
ingenuo chiquillo al que se engaña con cuentos fáciles era inútil para nuestro amor sino hasta pernicioso.
para que coma o duerma. A veces me acometía un Con esta actitud sólo lograba aumentar mis dudas
frenético pudor, corría a vestirme y luego me lanzaba acerca de la naturaleza de su amor, puesto que yo me
a la calle, a tomar fresco y a rumiar mis dudas y preguntaba si ella no habría estado haciendo la
aprensiones. Otros días, en cambio, mi reacción era comedia y entonces poder ella argüir que el vínculo

128
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
físico era pernicioso y de ese modo evitarlo en el XVIII
futuro; siendo la verdad que lo detestaba desde el
comienzo y, por lo tanto, que era fingido su placer. Mis interrogatorios, cada día más frecuentes y
Naturalmente, sobrevenían otras peleas y era inútil retorcidos, eran a propósito de sus silencios, sus
que ella tratara de convencerme: sólo conseguía miradas, sus palabras perdidas, algún viaje a la
enloquecerme con nuevas y más sutiles dudas, y así estancia, sus amores. Una vez le pregunté por qué se
recomenzaban nuevos y más complicados hacía llamar "señorita Iribarne", en vez de "señora de
interrogatorios. Allende". Sonrió y me dijo:
Lo que más me indignaba, ante el hipotético engaño, —¡Qué niño sos! ¿Qué importancia puede tener eso?
era el haberme entregado a ella completamente —Para mí tiene mucha importancia —respondí
indefenso, como una criatura. examinando sus ojos.
—Si alguna vez sospecho que me has engañado —le —Es una costumbre de familia —me respondió,
decía con rabia— te mataré como a un perro. abandonando la sonrisa.
Le retorcía los brazos y la miraba fijamente en los ojos, —Sin embargo —aduje—, la primera vez que hablé a
por si podía advertir algún indicio, algún brillo tu casa y pregunté por la "señorita Iribarne" la
sospechoso, algún fugaz destello de ironía. Pero en mucama vaciló un instante antes de responderme.
esas ocasiones me miraba asustada como un niño, o —Te habrá parecido.
tristemente, con resignación, mientras comenzaba a —Puede ser. Pero ¿por qué no me corrigió?
vestirse en silencio. María volvió a sonreír, esta vez con mayor intensidad.
Un día la discusión fue más violenta que de costumbre —Te acabo de explicar —dijo— que es costumbre
y llegué a gritarle puta. María quedó muda y nuestra, de manera que la mucama también lo sabe.
paralizada. Luego, lentamente, en silencio, fue a Todos me llaman María Iribarne.
vestirse detrás del biombo de las modelos; y cuando —María Iribarne me parece natural, pero menos
yo, después de luchar entre mi odio y mi natural me parece que la mucama se extrañe tan poco
arrepentimiento, corrí a pedirle perdón, vi que su cuando te llaman "señorita".
rostro estaba empapado en lágrimas. No supe qué —Ah... no me di cuenta de que era eso lo que te
hacer: la besé tiernamente en los ojos, le pedí perdón sorprendía. Bueno, no es lo acostumbrado y quizá eso
con humildad, lloré ante ella, me acusé de ser un explica la vacilación de la mucama.
monstruo cruel, injusto y vengativo. Y eso duró Se quedó pensativa, como si por primera vez
mientras ella mostró algún resto de desconsucio, pero advirtiese el problema.
apenas se calmó y comenzó a sonreír con felicidad, —Y sin embargo no me corrigió —insistí.
empezó a parecerme poco natural que ella no siguiera —¿Quién? —preguntó ella, como volviendo a la
triste: podía tranquilizarse, pero era sumamente conciencia.
sospechoso que se entregase a la alegría después de —La mucama. No me corrigió lo de señorita.
haberle gritado una palabra semejante y comenzó a —Pero, Juan Pablo, todo eso no tiene absolutamente
parecerme que cualquier mujer debe sentirse ninguna importancia y no sé qué querés demostrar.
humillada al ser calificada así, hasta las propias —Quiero demostrar que probablemente no era la
prostitutas, pero ninguna mujer podría volver tan primera vez que se te llamaba señorita. La primera vez
pronto a la alegría, a menos de haber cierta verdad en la mucama habría corregido.
aquella calificación. María se echó a reír.
Escenas semejantes se repetían casi todos los días. A —Sos completamente fantástico —dijo casi con
veces terminaban en una calma relativa y salíamos a alegría, acariciándome con ternura. Permanecí serio.
caminar por la Plaza Francia como dos adolescentes —Además —proseguí—, cuando me atendiste por
enamorados. Pero esos momentos de ternura se primera vez tu voz era neutra, casi oficinesca, hasta
fueron haciendo más raros y cortos, como inestables que cerraste la puerta. Luego seguiste hablando con
momentos de sol en un cielo cada vez más voz tierna. ¿Por qué ese cambio?
tempestuoso y sombrío. Mis dudas y mis —Pero, Juan Pablo —respondió, poniéndose seria—,
interrogatorios fueron envolviéndolo todo, como una ¿cómo podía hablarte así delante de la mucama?
liana que fuera enredando y ahogando los árboles de —Sí, eso es razonable; pero dijiste: "cuando cierro la
un parque en una monstruosa trama. puerta saben que no deben molestarme". Esa frase no
podía referirse a mí, puesto que era la primera vez que
129
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
te hablaba. Tampoco se podía referir a Hunter, puesto —No sé, verdaderamente. Quizá porque no era mi
que lo podés ver cuántas veces quieras en la estancia. tipo.
Me parece evidente que debe de haber otras personas —Dijiste que se parecía a mí.
que te hablan o que te hablaban. ¿No es así? —Por Dios, quise decir que se parecía a vos en cierto
María me miró con tristeza. sentido, pero no que fuera idéntico. Era un hombre
—En vez de mirarme con tristeza podrías contestar — incapaz de crear nada, era destructivo, tenía una
comenté con irritación. inteligencia mortal, era un nihilista. Algo así como tu
—Pero, Juan Pablo, todo lo que estás diciendo es una parte negativa.
puerilidad. Claro que hablan otras personas: primos, —Está bien. Pero sigo sin comprender la necesidad de
amigos de la familia, mi madre, qué sé yo... quemar las cartas.
—Pero me parece que para conversaciones de ese tipo —Te repito que las quemé porque me deprimían.
no hay necesidad de esconderse. —Pero podías tenerlas guardadas sin leerlas. Eso sólo
—¡Y quién te autoriza a decir que yo me escondo! — prueba que las releíste hasta quemarlas. Y si las releías
respondió con violencia. sería por algo, por algo que debería atraerte en él.
—No te excites. Vos misma me has hablado en una —Yo no he dicho que no me atrajese.
oportunidad de un tal Richard, que no era ni primo, ni —Dijiste que no era tu tipo.
amigo de la familia, ni tu madre. —Dios mío, Dios mío. La muerte tampoco es mi tipo y
María quedó muy abatida. no obstante muchas veces me atrae. Richard me atraía
—Pobre Richard —comentó dulcemente. casi como me atrae la muerte o la nada. Pero creo que
—¿Por qué pobre? uno no debe entregarse pasivamente a esos
—Sabes bien que se suicidó y que en cierto modo yo sentimientos. Por eso tal vez no lo quise. Por eso
tengo algo de culpa. Me escribía canas terribles, pero quemé sus cartas. Cuando murió, decidí destruir todo
nunca pude hacer nada por él. Pobre, pobre Richard. lo que prolongaba su existencia.
—Me gustaría que me mostrases alguna de esas Quedó deprimida y no pude lograr una palabra más
cartas. acerca de Richard. Pero debo agregar que no era ese
—¿Para qué, si ya ha muerto? hombre el que más me torturó, porque al fin y al cabo
—No importa, me gustaría lo mismo. de él llegué a saber bastante. Eran las personas
—Las quemé todas. desconocidas, las sombras que jamás mencionó y que
—Podías haber dicho de entrada que las habías sin embargo yo sentía moverse silenciosa y
quemado. En cambio me dijiste "¿para qué, si ya ha oscuramente en su vida. Las peores cosas de María las
muerto?" Siempre lo mismo. Además ¿por qué las imaginaba precisamente con esas sombras anónimas.
quemaste, si es que verdaderamente lo has hecho? La Me torturaba y aún hoy me tortura una palabra que se
otra vez me confesaste que guardas todas tus cartas escapó de sus labios en un momento de placer físico.
de amor. Las cartas de ese Richard debían de ser muy Pero de todos aquellos complejos interrogatorios,
comprometedoras para que hayas hecho eso. ¿ O no? hubo uno que echó tremenda luz acerca de María y su
—No las quemé porque fueran comprometedoras, amor.
sino porque eran tristes. Me deprimían.
—¿Por qué te deprimían? XIX
—No sé... Richard era un hombre depresivo. Se
parecía mucho a vos. Naturalmente, puesto que se había casado con
—¿Estuviste enamorada de él? Allende, era lógico pensar que alguna vez debió sentir
—Por favor... algo por ese hombre. Debo decir que este problema,
—¿Por favor qué? que podríamos llamar "el problema Allende", fue uno
—Pero no, Juan Pablo. Tenés cada idea... de los que más me obsesionaron. Eran varios los
—No veo que sea descabellada. Se enamora, te enigmas que quería dilucidar, pero sobre todo estos
escribe cartas tan tremendas que juzgas mejor dos: ¿lo había querido en alguna oportunidad?, ¿lo
quemarlas, se suicida y pensás que mi idea es quería todavía? Estas dos preguntas no se podían
descabellada. ¿Por qué? tomar en forma aislada: estaban vinculadas a otras: si
—Porque a pesar de todo nunca estuve enamorada de no quería a Allende,
él. ¿a quién quería? ¿A mí? ¿A Hunter? ¿A alguno de esos
—¿Por qué no? misteriosos personajes del teléfono? ¿O bien era
130
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
posible que quisiera a distintos seres de manera sentido, que a su lado me siento un ser mezquino y
diferente, como pasa en ciertos hombres? Pero culpable. ¿Cómo podes imaginar, pues, que no lo
también era posible que no quisiera a nadie y que quiera?
sucesivamente nos dijese a cada uno de nosotros, —No soy yo el que ha dicho que no lo quieras. Vos
pobres diablos, chiquilines, que éramos el único y que misma me has dicho que ahora no es como cuando te
los demás eran simples sombras, seres con quienes casaste. Quizá debo concluir que cuando te casaste lo
mantenía una relación superficial o aparente. querías como decís que ahora me querés a mí. Por
Un día decidí aclarar el problema Allende. Comencé otro lado, hace unos días, en el puerto, me dijiste que
preguntándole por qué se había casado con él. yo era la primera persona a la que habías querido
—Lo quería —me respondió. verdaderamente. María me miró tristemente.
—Entonces ahora no lo querés. —Bueno, dejemos de lado esta contradicción —
—Yo no he dicho que haya dejado de quererlo — proseguí—. Pero volvamos a Allende. Decís que lo
respondió. querés como a un hermano. Ahora necesito que me
—Dijiste "lo quería". No dijiste "lo quiero". respondas a una sola pregunta: ¿te acostás con él?
—Haces siempre cuestiones de palabras y retorcés María me miró con mayor tristeza. Estuvo un rato
todo hasta lo increíble —protestó María—. callada y al cabo me preguntó con voz muy dolorida:
Cuando dije que me había casado porque lo quería no —¿Es necesario que responda también a eso?
quise decir que ahora no lo quiera. —Sí, es absolutamente necesario —le dije con dureza.
—Ah, entonces lo querés a él —dije rápidamente, —Me parece horrible que me interrogues de este
como queriendo encontrarla en falta respecto a modo.
declaraciones hechas en interrogatorios anteriores. —Es muy sencillo: tenés que decir sí o no.
Calló. Parecía abatida. —La respuesta no es tan simple: se puede hacer y no
—¿Por qué no respondes? —pregunté. hacer.
—Porque me parece inútil. Este diálogo lo hemos —Muy bien —concluí fríamente—. Eso quiere decir
tenido muchas veces en forma casi idéntica. que sí.
—No, no es lo mismo que otras veces. Te he —Muy bien: sí.
preguntado si ahora lo querés a Allende y me has —Entonces lo deseas.
dicho que sí. Me parece recordar que en otra Hice esta afirmación mirando cuidadosamente sus
oportunidad, en el puerto, me dijiste que yo era la ojos; la hacía con mala intención; era óptima para
primera persona que habías querido. sacar una serie de conclusiones. No es que yo creyera
María volvió a quedar callada. Me irritaba en ella que que lo desease realmente (aunque también eso era
no solamente era contradictoria sino que costaba un posible dado el temperamento de María), sino que
enorme esfuerzo sacarle una declaración cualquiera. quería forzarle a aclarar eso de "cariño de hermano".
—¿Qué contestas a eso? —volví a interrogar. María, tal como yo lo esperaba, tardó en responder.
—Hay muchas maneras de amar y de querer — Seguramente, estuvo pensando las palabras. Al fin
respondió, cansada—. Te imaginarás que ahora no dijo:
puedo seguir queriendo a Allende como hace años, —He dicho que me acuesto con él, no que lo desee.
cuando nos casamos, de la misma manera. . —¡Ah! —exclamé triunfalmente—. ¡Eso quiere decir
—¿De qué manera? que lo haces sin desearlo pero haciéndole creer que lo
—¿Cómo, de que manera? Sabes lo que quiero decir. deseás!
—No sé nada. María quedó demudada. Por su rostro comenzaron a
—Te lo he dicho muchas veces. caer lágrimas silenciosas. Su mirada era como de
—Lo has dicho, pero no lo has explicado nunca. vidrio triturado.
—¡Explicado! —exclamó con amargura—. Vos has —Yo no he dicho eso —murmuró lentamente.
dicho mil veces que hay muchas cosas que no admiten —Porque es evidente —proseguí implacable— que si
explicación y ahora me decís que explique algo tan demostrases no sentir nada, no desearlo, si
complejo. Te he dicho mil veces que Allende es un demostrases que la unión física es un sacrificio que
gran compañero mío, que lo quiero como a un haces en honor a su cariño, a tu admiración por su
hermano, que lo cuido, que tengo una gran ternura espíritu superior, etcétera, Allende no volvería a
por él, una gran admiración por la serenidad de su acostarse jamás con vos. En otras palabras: el hecho
espíritu, que me parece muy superior a mí en todo de que siga haciéndolo demuestra que sos capaz de

131
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
engañarlo no sólo acerca de tus sentimientos sino la otra me señala su fealdad y la ridiculez de todo
hasta de tus sensaciones. Y que sos capaz de una sentimiento de felicidad. En fin, ya era tarde, de todos
imitación perfecta del placer. modos, para cerrar la herida abierta en el alma de
María lloraba en silencio y miraba hacia el suelo. María (y esto me lo aseguraba sordamente, con
—Sos increíblemente cruel —pudo decir, al fin. remota, satisfecha malevolencia el otro yo que ahora
—Dejemos de lado las consideraciones de formas: me estaba hundido allá, en una especie de inmunda
interesa el fondo. El fondo es que sos capaz de cueva), ya era irremediablemente tarde. María se
engañar a tu marido durante años, no sólo acerca de incorporó en silencio, con infinito cansancio, mientras
tus sentimientos sino también de tus sensaciones. La su mirada (¡cómo la conocía!) levantaba el puente
conclusión podría inferirla un aprendiz: ¿por qué no levadizo que a veces tendía entre nuestros espíritus:
has de engañarme a mí también? Ahora ya era la mirada dura de unos ojos impenetrables. De
Comprenderás por qué muchas veces te he indagado pronto me acometió la idea de que ese puente se
la veracidad de tus sensaciones. Siempre recuerdo había levantado para siempre y en la repentina
cómo el padre de Desdémona advirtió a Ótelo que una desesperación no vacilé en someterme a las
mujer que había engañado al padre podía engañar a humillaciones más grandes: besar sus pies, por
otro hombre. Y a mí nada me ha podido sacar de la ejemplo. Sólo logré que me mirara con piedad y que
cabeza este hecho: el que has estado engañando sus ojos se ablandasen por un instante. Pero de
constantemente a Allende, durante años. piedad, sólo de piedad.
Por un instante, sentí el deseo de llevar la crueldad Mientras salía del taller y me aseguraba, una vez más,
hasta el máximo y agregué, aunque me daba cuenta que no me guardaba rencor, yo me hundí en una
de su vulgaridad y torpeza. aniquilación total de la voluntad. Quedé sin atinar a
—Engañando a un ciego. nada, en medio del taller, mirando como un alelado un
punto fijo. Hasta que, de pronto, tuve conciencia de
XX que debía hacer una serie de cosas.
Corrí a la calle, pero María ya no se veía por ningún
Ya antes de decir esta frase estaba un poco lado. Corrí a su casa en un taxi, porque supuse que ella
arrepentido: debajo del que quería decirla y no iría directamente y, por lo tanto, esperaba
experimentar una perversa satisfacción, un ser más encontrarla a su llegada. Esperé en vano durante más
puro y más tierno se disponía a tomar la iniciativa en de una hora. Hablé por teléfono desde un café: me
cuanto la crueldad de la frase hiciese su efecto y, en dijeron que no estaba y que no había vuelto desde las
cierto modo, ya silenciosamente, había tomado el cuatro (la hora en que había salido para mi taller).
partido de María antes de pronunciar esas palabras Esperé varias horas más. Luego volví a hablar por
estúpidas e inútiles (¿qué podía lograr, en efecto, con teléfono: me dijeron que María no iría a la casa hasta
ellas?). De manera que, apenas comenzaron a salir de la noche.
mis labios, ya ese ser de abajo las oía con estupor, Desesperado, salí a buscarla por todas partes, es decir,
como si a pesar de todo no hubiera creído seriamente por los lugares en que habitualmente nos
en la posibilidad de que el otro las pronunciase. Y a encontrábamos o caminábamos: la Recoleta, la
medida que salieron, comenzó a tomar el mando de Avenida Centenario, la Plaza Francia, Puerto Nuevo.
mi conciencia y de mi voluntad y casi llega su decisión No la vi por ningún lado, hasta que comprendí que lo
a tiempo para impedir que la frase saliera completa. más probable era, precisamente, que caminara por
Apenas terminada (porque a pesar de todo terminé la cualquier parte menos por los lugares que le
frase), era totalmente dueño de mí y ya ordenaba recordasen nuestros mejores momentos. Corrí de
pedir perdón, humillarme delante de María, reconocer nuevo hasta su casa, pero era muy tarde y
mi torpeza y mi crueldad. ¡Cuántas veces esta maldita probablemente ya hubiera entrado. Telefoneé
división de mi conciencia ha sido la culpable de hechos nuevamente: en efecto, había vuelto; pero me dijeron
atroces! Mientras una parte me lleva a tomar una que estaba en cama y que le era imposible atender el
hermosa actitud, la otra denuncia el fraude, la teléfono. Había dado mi nombre, sin embargo.
hipocresía y la falsa generosidad; mientras una me Algo se había roto entre nosotros.
lleva a insultar a un ser humano, la otra se conduele
de él y me acusa a mí mismo de lo que denuncio en los
otros; mientras una me hace ver la belleza del mundo,
132
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
XXI Era casi de madrugada cuando decidí volver a casa. No
recuerdo cómo, pero a pesar de esa decisión (que
Volví a casa con la sensación de una absoluta soledad. recuerdo perfectamente), me encontré de pronto
Generalmente, esa sensación de estar solo en el frente a la casa de Allende. Lo curioso es que no
mundo aparece mezclada a un orgulloso sentimiento recuerdo los hechos intermedios. Me veo sentado en
de superioridad: desprecio a los hombres, los veo los muelles, mirando el agua sucia y pensando: "Ahora
sucios, feos, incapaces, ávidos, groseros, mezquinos; tengo que acostarme" y luego me veo frente a la casa
mi soledad no me asusta, es casi olímpica. de Allende, observando el quinto piso. ¿Para qué
Pero en aquel momento, como en otros semejantes, miraría? Era absurdo imaginar que a esas horas
me encontraba solo como consecuencia de mis peores pudiera verla de algún modo. Estuve largo rato,
atributos, de mis bajas acciones. En esos casos siento estupefacto, hasta que se me ocurrió una idea: bajé
que el mundo es despreciable, pero comprendo que hasta la avenida, busqué un café y llamé por teléfono.
yo también formo parte de él; en esos instantes me Lo hice sin pensar qué diría para justificar un llamado a
invade una furia de aniquilación, me dejo acariciar por semejante hora. Cuando me atendieron, después de
la tentación del suicidio, me emborracho, busco a las haber llamado durante unos cinco minutos, me quedé
prostitutas. Y siento cierta satisfacción en probar mi paralizado, sin abrir la boca. Colgué el tubo,
propia bajeza y en verificar que no soy mejor que los despavorido, salí del café y comencé a caminar al azar.
sucios monstruos que me rodean. De pronto me encontré nuevamente en el café. Para
Esa noche me emborraché en un cafetín del bajo. no llamar la atención, pedí una ginebra y mientras la
Estaba en lo peor de mi borrachera cuando sentí tanto bebía me propuse volver a mi casa.
asco de la mujer que estaba conmigo y de los Al cabo de un tiempo bastante largo me encontré por
marineros que me rodeaban que salí corriendo a la fin en el taller. Me eché, vestido, sobre la cama y me
calle. Caminé por Viamonte y descendí hasta los dormí.
muelles. Me senté por ahí y lloré. El agua sucia, abajo,
me tentaba constantemente: ¿para qué sufrir? El XXII
suicidio seduce por su facilidad de aniquilación: en un
segundo, todo este absurdo universo se derrumba Desperté tratando de gritar y me encontré de pie en
como un gigantesco simulacro, como si la solidez de medio del taller. Había soñado esto: teníamos que ir,
sus rascacielos, de sus acorazados, de sus tanques, de varias personas, a la casa de un señor que nos había
sus prisiones no fuera más que una fantasmagoría, sin citado. Llegué a la casa, que desde afuera parecía
más solidez que los rascacielos, acorazados, tanques y como cualquier otra, y entré. Al entrar tuve la certeza
prisiones de una pesadilla. instantánea de que no era así, de que era diferente a
La vida aparece a la luz de este razonamiento como las demás. El dueño me dijo:
una larga pesadilla, de la que sin embargo uno puede —Lo estaba esperando.
liberarse con la muerte, que sería, así, una especie de Intuí que había caído en una trampa y quise huir. Hice
despertar. ¿Pero despertar a qué? Esa irresolución de un enorme esfuerzo, pero era tarde: mi cuerpo ya no
arrojarse a la nada absoluta y eterna me ha detenido me obedecía. Me resigné a presenciar lo que iba a
en todos los proyectos de suicidio. A pesar de todo, el pasar, como si fuera un acontecimiento ajeno a mi
hombre tiene tanto apego a lo que existe, que prefiere persona. El hombre aquel comenzó a transformarme
finalmente soportar su imperfección y el dolor que en pájaro, en un pájaro de tamaño humano. Empezó
causa su fealdad, antes que aniquilar la fantasmagoría por los pies: vi cómo se convenían poco a poco en
con un acto de propia voluntad. Y suele resultar, unas patas de gallo o algo así. Después siguió la
también, que cuando hemos llegado hasta ese borde transformación de todo el cuerpo, hacia arriba, como
de la desesperación que precede al suicidio, por haber sube el agua en un estanque. Mi única esperanza
agotado el inventario de todo lo que es malo y haber estaba ahora en los amigos, que inexplicablemente no
llegado al punto en que el mal es insuperable, habían llegado. Cuando por fin llegaron, sucedió algo
cualquier elemento bueno, por pequeño que sea, que me horrorizó: no notaron mi transformación. Me
adquiere un desproporcionado valor, termina por trataron como siempre, lo que probaba que me veían
hacerse decisivo y nos aferramos a él como nos como siempre. Pensando que el mago los ilusionaba
agarraríamos desesperadamente de cualquier hierba de modo que me vieran como una persona normal,
ante el peligro de rodar en un abismo. decidí referir lo que me había hecho. Aunque mi
133
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
propósito era referir el fenómeno con tranquilidad, A vuelta de correo llegó una carta de María, llena de
para no agravar la situación irritando al mago con una ternura. Sentí que algo de nuestros primeros instantes
reacción demasiado violenta (lo que podría inducirlo a de amor volvería a reproducirse, si no con la
hacer algo todavía peor), comencé a contar todo a maravillosa transparencia original, al menos con
gritos. Entonces observé dos hechos asombrosos: la algunos de sus atributos esenciales, así como un rey es
frase que quería pronunciar salió convertida en un siempre un rey, aunque vasallos infieles y pérfidos lo
áspero chillido de pájaro, un chillido desesperado y hayan momentáneamente traicionado y enlodado.
extraño, quizá por lo que encerraba de humano; y, lo Quería que fuera a la estancia. Como un loco, preparé
que era infinitamente peor, mis amigos no oyeron ese una valija, una caja de pinturas y corrí a la estación
chillido, como no habían visto mi cuerpo de gran Constitución.
pájaro; por el contrario, parecían oír mi voz habitual
diciendo cosas habituales, porque en ningún momento XXIV
mostraron el menor asombro. Me callé, espantado. El
dueño de casa me miró entonces con un sarcástico La estación Allende es una de esas estaciones de
brillo en sus ojos, casi imperceptible y en todo caso campo con unos cuantos paisanos, un jefe en mangas
sólo advertido por mí. Entonces comprendí que nadie, de camisa, una volanta y unos tarros de leche.
nunca, sabría que yo había sido transformado en Me irritaron dos hechos: la ausencia de María y la
pájaro. Estaba perdido para siempre y el secreto iría presencia de un chofer. Apenas descendí, se me
conmigo a la tumba. acercó y me preguntó:
— ¿Usted es el señor Castel?
XXIII —No —respondí serenamente—. No soy el señor
Castel.
Como dije, cuando desperté estaba en medio de la En seguida pensé que iba a ser difícil esperar en la
habitación, de pie, bañado en un sudor frío. estación el tren de vuelta; podría tardar medio día o
Miré el reloj: eran las diez de la mañana. Corrí al cosa así. Resolví, con malhumor, reconocer mi
teléfono. Me dijeron que se había ido a la estancia. identidad.
Quedé anonadado. Durante largo tiempo permanecí —Sí —agregué, casi inmediatamente—, soy el señor
echado en la cama, sin decidirme a nada, hasta que Castel. El chofer me miró con asombro.
resolví escribirle una carta. —Tome —le dije, entregándole mi valija y mi caja de
No recuerdo ahora las palabras exactas de aquella pintura. Caminamos hasta el auto.
carta, que era muy larga, pero más o menos le decía —La señora María ha tenido una indisposición —me
que me perdonase, que yo era una basura, que no explicó el hombre.
merecía su amor, que estaba condenado, con justicia, "¡Una indisposición!", murmuré con sorna. ¡Cómo
a morir en la soledad más absoluta. conocía esos subterfugios! Nuevamente me acometió
Pasaron días atroces, sin que llegara respuesta. Le la idea de volverme a Buenos Aires, pero ahora,
envié una segunda carta y luego una tercera y una además de la espera del tren había otro hecho: la
cuarta, diciendo siempre lo mismo, pero cada vez con necesidad de convencer al chofer de que yo no era,
mayor desolación. En la última, decidí relatarle todo lo efectivamente, Castel o, quizá, la necesidad de
que había pasado aquella noche que siguió a nuestra convencerlo de que, si bien era el señor Castel, no era
separación. No escatimé detalle ni bajeza, como loco. Medité rápidamente en las diferentes
tampoco dejé de confesarle la tentación de suicidio. posibilidades que se me presentaban y llegué a la
Me dio vergüenza usar eso como arma, pero la usé. conclusión de que, en cualquier caso, sería difícil
Debo agregar que mientras describía mis actos más convencer al chofer. Decidí dejarme arrastrar a la
bajos y la desesperación de mi soledad en la noche, estancia. Además, ¿qué pasaría en caso de volverme?
frente a su casa de la calle Posadas, sentía ternura Era fácil de prever porque sería la repetición de
para conmigo mismo y hasta lloré de compasión. Tenía muchas situaciones anteriores: me quedaría con mi
muchas esperanzas de que María sintiese algo rabia, aumentada por la imposibilidad de descargarla
parecido al leer la carta y con esa esperanza me puse en María, sufriría horriblemente por no verla, no
bastante alegre. Cuando despaché la carta, certificada, podría trabajar, y todo en honor a una hipotética
estaba francamente optimista. mortificación de María. Y digo hipotética porque jamás

134
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
pude comprobar si verdaderamente la mortificaban No, ahora que recuerdo, eso me lo preguntó después
esa clase de represalias. que bajamos. Apenas me presentó a esa mujer, que
Hunter tenía cierto parecido con Allende (creo haber estaba sentada en el jardín, cerca de una mesa donde
dicho ya que son primos); era alto, moreno, más bien se habían puesto las cosas para el té, Hunter me llevó
flaco; pero de mirada escurridiza. "Este hombre es un adentro, a la pieza que me habían destinado. Mientras
abúlico y un hipócrita", pensé. Este pensamiento me subíamos (la casa tenía dos pisos) me explicó que la
alegró (al menos así lo creí en ese instante). casa, con algunas mejoras, era casi la misma que había
Me recibió con una cortesía irónica y me presentó a construido el abuelo en el viejo casco de la estancia
una mujer flaca que fumaba con una boquilla del bisabuelo. "¿Y a mí qué me importa?", pensaba yo.
larguísima. Tenía acento parisiense, se llamaba Mimí Era evidente que el tipo quería mostrarse sencillo y
Allende, era malvada y miope. franco, aunque ignoro con qué objeto. Mientras él
¿Pero dónde diablos se habría metido María? ¿Estaría decía algo de un reloj de sol o de algo con sol, yo
indispuesta de verdad, entonces? Yo estaba tan pensaba que María quizá debía estar en alguna de las
ansioso que me había olvidado casi de la presencia de habitaciones de arriba. Quizá por mi cara escrutadora,
esos entes. Pero al recordar de pronto mi situación, Hunter me dijo:
me di bruscamente vuelta, en dirección a Hunter, para —Acá hay varios dormitorios. En realidad la casa es
controlarlo. Es un método que da excelentes bastante cómoda, aunque está hecha con un criterio
resultados con individuos de este género. muy gracioso.
Hunter estaba escrutándome con ojos irónicos, que Recordé que Hunter era arquitecto. Habría que ver
trató de cambiar instantáneamente. qué entendía por construcciones no graciosas.
—María tuvo una indisposición y se ha recostado — —Este es el viejo dormitorio del abuelo y ahora lo
dijo—. Pero creo que bajará pronto. ocupo yo —me explicó señalando el del medio, que
Me maldije mentalmente por distraerme: con aquella estaba frente a la escalera.
gente era necesario estar en constante guardia; Después me abrió la puerta de un dormitorio.
además, tenía el firme propósito de levantar un censo —Este es su cuarto —explicó.
de sus formas de pensar, de sus chistes, de sus Me dejó solo en la pieza y dijo que me esperaría abajo
reacciones, de sus sentimientos: todo me era de gran para el té. Apenas quedé solo, mi corazón comenzó a
utilidad con María. Me dispuse, pues, a escuchar y ver latir con fuerza pues pensé que María podría estar en
y traté de hacerlo en el mejor estado de ánimo cualquiera de esos dormitorios, quizá en el cuarto de
posible. Volví a pensar que me alegraba el aspecto de al lado. Parado en medio de la pieza, no sabía qué
general hipocresía de Hunter y la flaca. Sin embargo, hacer. Tuve una idea: me acerqué a la pared que daba
mi estado de ánimo era sombrío. al otro dormitorio (no al de Hunter) y golpeé
—Así que usted es pintor —dijo la mujer miope, suavemente con mi puño. Esperé respuesta, pero no
mirándome con los ojos semicerrados, como se hace me contestó. Salí al corredor, miré si no había nadie,
cuando hay viento con tierra. Ese gesto, provocado me acerqué a la puerta de al lado y mientras sentía
seguramente por su deseo de mejorar la miopía sin una gran agitación levanté el puño para golpear. No
anteojos (como si con anteojos pudiera ser más fea) tuve valor y volví casi corriendo a mi cuarto. Después
aumentaba su aire de insolencia e hipocresía. decidí bajar al jardín. Estaba muy desorientado.
—Sí, señora —respondí con rabia. Tenía la certeza de
que era señorita. XXV
—Castel es un magnífico pintor —explicó el otro.
Después agregó una serie de idioteces a manera de Fue una vez en la mesa que la flaca me preguntó a qué
elogio, repitiendo esas pavadas que los críticos pintores prefería. Cité torpemente algunos nombres:
escribían sobre mí cada vez que había una exposición: Van Gogh, el Greco. Me miró con ironía y dijo, como
"sólido", etcétera. No puedo negar que al repetir esos para sí:
lugares comunes revelaba cierto sentido del humor. Vi —Tiens. Después agregó:
que Mimí volvía a examinarme con los ojitos —A mí me disgusta la gente demasiado grande. Te
semicerrados y me puse bastante nervioso, pensando diré —prosiguió dirigiéndose a Hunter— que esos
que hablaría de mí. Aún no la conocía bien. tipos como Miguel Ángel o el Greco me molestan. ¡ Es
—¿Qué pintores prefiere? —me preguntó como quien tan agresiva la grandeza y el dramatismo! ¿No crees
está tomando examen. que es casi mala educación? Yo creo que el artista
135
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
debería imponerse el deber de no llamar jamás la familia. No me vas a decir que no es agotador, mismo
atención. Me indignan los excesos de dramatismo y de para ti.
originalidad. Fíjate que ser original es en cierto modo —Te vuelvo a repetir, Mimí, que no hay motivos para
estar poniendo de manifiesto la mediocridad de los que digas los nombres rusos en francés.
demás, lo que me parece de gusto muy dudoso. Creo ¿Por qué en vez de decir Tchékhov no decís Chéjov,
que si yo pintase o escribiese haría cosas que no que se parece más al original? Además, ese "mismo"
llamasen la atención en ningún momento. es un horrendo galicismo.
—No lo pongo en duda —comentó Hunter con —Por favor —suplicó Mimí—, no te pongas tan
malignidad. Después agregó: aburrido, Luisito. ¿Cuándo aprenderás a disimular tus
—Estoy seguro de que no te gustaría escribir, por conocimientos? Eres tan abrumador, tan épuisant...
ejemplo, Los hermanos Karamazov. ¿no le parece? —concluyó de pronto, dirigiéndose a
—Quelle horreur! —exclamó Mimí, dirigiendo los mí.
ojitos hacia el cielo. Después completó su —Sí —respondí casi sin darme cuenta de lo que decía.
pensamiento—: Todos parecen nouveaux-riches de la Hunter me miró con ironía.
conciencia, incluso ese moine ¿cómo se llama?... Yo estaba horriblemente triste. Después dicen que soy
Zozime. impaciente. Todavía hoy me admira que haya oído con
—¿Por qué no decís Zózimo, Mimí? A menos que te tanta atención todas esas idioteces y, sobre todo, que
decidas a decirlo en ruso. las recuerde con tanta fidelidad. Lo curioso es que
—Ya empiezas con tus tonterías puristas. Ya sabes que mientras las oía trataba de alegrarme haciéndome
los nombres rusos pueden decirse de muchas esta reflexión: "Esta gente es frívola, superficial. Gente
maneras. Como decía aquel personaje de una farce: así no puede producir en María más que un
"Tolstói o Tolstuá, que de las dos maneras se puede y sentimiento de soledad. GENTE ASÍ NO PUEDE SER
se debe decir." RIVAL." Y sin embargo no lograba ponerme alegre.
—Será por eso —comentó Hunter— que en una Sentía que en lo más profundo alguien me
traducción española que acabo de leer (directa del recomendaba tristeza. Y al no poder darme cuenta de
ruso, según la editorial) ponen Tolstoi con diéresis en la raíz de esta tristeza me ponía malhumorado,
la /'. nervioso; por más que trataba de calmarme
—Ay, me encantan esas cosas —comentó alegremente prometiéndome examinar el fenómeno cuando
Mimí—. Yo leí una vez una traducción francesa de estuviese solo. Pensé, también, que la causa de la
Tchékhov donde te encontrabas, por ejemplo, con una tristeza podía ser la ausencia de María, pero me di
palabra como ichvochnik. (o algo por el estilo) y había cuenta de que esa ausencia más me irritaba que
una llamada. Te ibas al pie de la página y te entristecía. No era eso.
encontrabas con que significaba, pongo por caso, Ahora estaban hablando de novelas policiales: oí de
porteur. Imagínate que en esc caso no se explica uno pronto que la mujer preguntaba a Hunter si había
por qué no ponen en ruso también palabras como leído la última novela del Séptimo círculo.
malgré o avant. ¿No te parece? Te diré que las cosas —¿Para qué? —respondió Hunter—. Todas las novelas
de los traductores me encantan, sobre todo cuando policiales son iguales. Una por año, está bien. Pero una
son novelas rusas. ¿Usted aguanta una novela rusa? por semana me parece demostrar poca imaginación
Esta última pregunta la dirigió imprevistamente a mí, en el lector.
pero no esperó respuesta y siguió diciendo, mirando Mimí se indignó. Quiero decir, simuló que se
de nuevo a Hunter: indignaba.
—Fíjate que nunca he podido acabar una novela rusa. —No digas tonterías —dijo—. Son la única clase de
Son tan trabajosas... Aparecen millares de tipos y al novela que puedo leer ahora. Te diré que me
final resulta que no son más que cuatro o cinco. Pero encantan. Todo tan complicado y detectives tan
claro, cuando te empiezas a orientar con un señor que maravillosos que saben de todo: arte de la época de
se llama Alexandre, luego resulta que se llama Sacha y Ming, grafología, teoría de Einstein, baseball,
luego Sachka y luego Sa-chenka, y de pronto algo arqueología, quiromancia, economía política,
grandioso como Alexandre Alexan-drovitch Bunine y estadísticas de la cría de conejos en la India. Y después
más tarde es simplemente Alexandre Ale-xandrovitch. son tan infalibles que da gusto. ¿No es cierto? —
Apenas te has orientado, ya te despistan nuevamente. preguntó dirigiéndose nuevamente a mí.
Es cosa de no acabar: cada personaje parece una

136
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Me tomó tan inesperadamente que no supe que las novelas policiales: simplemente dije que se podría
responder. escribir algo así como el Don Quijote de nuestra
—Sí, es cierto —dije, por decir algo. Hunter volvió a época. En segundo lugar, te equivocas sobre mi
mirarme con ironía. absoluta incapacidad para ese género. Una vez se me
—Le diré a Georgie que las novelas policiales te ocurrió una linda idea para una novela policial.
revientan —agregó Mimí, mirando a Hunter con —Sans blague —se limitó a decir Mimí.
severidad. —Sí, te digo que sí. Fijate: un hombre tiene madre,
—Yo no he dicho que me revienten: he dicho que me mujer y un chico. Una noche matan misteriosamente a
parecen todas semejantes. la madre. Las investigaciones de la policía no llegan a
—De cualquier manera se lo diré a Georgie. Menos ningún resultado. Un tiempo después matan a la
mal que no todo el mundo tiene tu pedantería. Al mujer; la misma cosa. Finalmente matan al chico. El
señor Castel, por ejemplo, le gustan ¿no es cierto? hombre está enloquecido, pues quiere a todos, sobre
—¿A mí? —pregunté horrorizado. todo al hijo. Desesperado, decide investigar los
—Claro —prosiguió Mimí, sin esperar mi respuesta y crímenes por su cuenta. Con los habituales métodos
volviendo la vista nuevamente hacia Hunter— que si inductivos, deductivos, analíticos, sintéticos, etcétera,
todo el mundo fuera tan savant como tú no se podría de esos genios de la novela policial, llega a la
ni vivir. Estoy segura que ya debes tener toda una conclusión de que el asesino deberá cometer un
teoría sobre la novela policial. cuarto asesinato, el día tal, a la hora tal, en el lugar tal.
—Así es —aceptó Hunter, sonriendo. Su conclusión es que el asesino deberá matarlo ahora
—¿No le decía? —comentó Mimí con severidad, a él. En el día y hora calculados, el hombre va al lugar
dirigiéndose de nuevo a mí y como poniéndome de donde debe cometerse el cuarto asesinato y espera al
testigo—. No, si yo a éste lo conozco bien. A ver, no asesino. Pero el asesino no llega. Revisa sus
tengas ningún escrúpulo en lucirte. Te debes estar deducciones: podría haber calculado mal el lugar: no,
muriendo de las ganas de explicarla. el lugar está bien; podría haber calculado mal la hora:
Hunter, en efecto, no se hizo rogar mucho. no, la hora está bien. La conclusión es horrorosa: el
—Mi teoría —explicó— es la siguiente: la novela asesino debe estar ya en el lugar. En otras palabras: el
policial representa en el siglo veinte lo que la novela asesino es él mismo, que ha cometido los otros
de caballería en la época de Cervantes. Más todavía: crímenes en estado de inconsciencia. El detective y el
creo que podría hacerse algo equivalente a Don asesino son la misma persona.
Quijote: una sátira de la novela policial. Imaginen —Demasiado original para mi gusto —comentó
ustedes un individuo que se ha pasado la vida leyendo Mimí—. ¿Y cómo concluye? ¿No decías que debía
novelas policiales y que ha llegado a la locura de creer haber un cuarto asesinato?
que el mundo funciona como una novela de Nicholas —La conclusión es evidente —dijo Hunter, con
Blake o de Ellery Queen. Imaginen que ese pobre tipo pereza—: el hombre se suicida. Queda la duda de si se
se larga finalmente a descubrir crímenes y a proceder mata por remordimientos o si el yo asesino mata al yo
en la vida real como procede un detective en una de detective, como en un vulgar asesinato. ¿No te gusta?
esas novelas. Creo que se podría hacer algo divertido, —Me parece divertido. Pero una cosa es contarla así y
trágico, simbólico, satírico y hermoso. otra escribir la novela.
—¿Y por qué no lo haces? —preguntó burlonamente —En efecto —admitió Hunter, con tranquilidad.
Mimí. Después la mujer empezó a hablar de un quiromántico
—Por dos razones: no soy Cervantes y tengo mucha que había conocido en Mar del Plata y de una señora
pereza. vidente. Hunter hizo un chiste y Mimí se enojó:
—Me parece que basta con la primera razón —opinó —Te imaginarás que tiene que ser algo serio —dijo—.
Mimí. Después se dirigió desgraciadamente a mí: El marido es profesor en la facultad de ingeniería.
—Este hombre —dijo señalando de costado a Hunter Siguieron discutiendo de telepatía y yo estaba
con su larga boquilla— habla contra las novelas desesperado porque María no aparecía.
policiales porque es incapaz de escribir una sola, Cuando los volví a atender, estaban hablando del
aunque sea la novela más aburrida del mundo. estatuto del peón.
—Dame un cigarrillo —dijo Hunter, dirigiéndose a su —Lo que pasa —dictaminó Mimí, empuñando la
prima. Después agregó—: Cuándo dejarás de ser tan boquilla como una batuta— es que la gente no quiere
exagerada. En primer lugar, yo no he hablado contra trabajar más.

137
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Hacia el final de ¡a conversación tuve una repentina concentración, aceptar cualquier cosa para vivir y
iluminación que me disipó la inexplicable tristeza: intuí alegremente desempeñar los trabajos más
que la tal Mimí había llegado a último momento y que humillantes; pero es bastante extraño que a un
María no bajaba para no tener que soportar las hombre no le baste con haber escapado a la tortura y
opiniones (que seguramente conocía hasta el a la muerte para vivir contento: en cuanto empieza a
cansancio) de Mimí y su primo. Pero ahora que adquirir nueva seguridad, el orgullo, la vanidad y la
recuerdo, esta intuición no fue completamente soberbia, que al parecer habían sido aniquilados para
irracional sino la consecuencia de unas palabras que siempre, comienzan a reaparecer, como animales que
me había dicho el chofer mientras íbamos a la estancia hubieran huido asustados; y en cierto modo a
y en las que yo no puse al principio ninguna atención; reaparecer con mayor petulancia, como avergonzados
algo referente a una prima del señor que acababa de de haber caído hasta ese punto. No es difícil que en
llegar de Mar del Plata, para tomar el té. La cosa era tales circunstancias se asista a actos de ingratitud y de
clara: María, desesperada por la llegada repentina de desconocimiento.
esa mujer, se había encerrado en su dormitorio Ahora que puedo analizar mis sentimientos con
pretextando una indisposición; era evidente que no tranquilidad, pienso que hubo algo de eso en mis
podía soportar a semejantes personajes. Y el sentir relaciones con María y siento que, en cierto modo,
que mi tristeza se disipaba con esta deducción me estoy pagando la insensatez de no haberme
iluminó bruscamente la causa de esa tristeza: al llegar conformado con la parte de María que me salvó
a la casa y ver que Hunter y Mimí eran unos hipócritas (momentáneamente) de la soledad. Ese
y unos frívolos, la parte más superficial de mi alma se estremecimiento de orgullo, ese deseo creciente de
alegró, porque veía de ese modo que no había posesión exclusiva debían haberme revelado que iba
competencia posible en Hunter; pero mi capa más por mal camino, aconsejado por la vanidad y la
profunda se entristeció al pensar (mejor dicho, al soberbia.
sentir) que María formaba también parte de ese En ese momento, al ver venir a María, ese orgulloso
círculo y que, de alguna manera, podría tener sentimiento estaba casi abolido por una sensación de
atributos parecidos. culpa y de vergüenza provocada por el recuerdo de la
atroz escena en mi taller, de mi estúpida, cruel y hasta
XXVI vulgar acusación de "engañar a un ciego". Sentí que
mis piernas se aflojaban y que el frío y la palidez
Cuando nos levantamos de la mesa para caminar por invadían mi rostro. ¡Y encontrarme así, en medio de
el parque, vi que María se acercaba a nosotros, lo que esa gente! ¡Y no poder arrojarme humildemente para
confirmaba mi hipótesis: había esperado ese que me perdonase y calmase el horror y el desprecio
momento para acercársenos, evitando la absurda que sentía por mí mismo!
conversación en la mesa. María, sin embargo, no pareció perder el dominio y yo
Cada vez que María se aproximaba a mí en medio de comencé inmediatamente a sentir que la vaga tristeza
otras personas, yo pensaba: "Entre este ser de esa tarde comenzaba a poseerme de nuevo.
maravilloso y yo hay un vínculo secreto" y luego, Me saludó con una expresión muy medida, como
cuando analizaba mis sentimientos, advertía que ella queriendo probar ante los dos primos que entre
había empezado a serme indispensable (como alguien nosotros no había más que una simple amistad.
que uno encuentra en una isla desierta) para Recordé, con un malestar de ridículo, una actitud que
convertirse más tarde, una vez que el temor de la había tenido con ella unos días antes. En uno de esos
soledad absoluta ha pasado, en una especie de lujo arrebatos de desesperación, le había dicho que algún
que me enorgullecía, y era en esta segunda fase de mi día quería, al atardecer, mirar, desde una colina, las
amor en que habían empezado a surgir mil torres de San Gemignano. Me miró con fervor y me
dificultades; del mismo modo que cuando alguien se dijo: "¡Qué maravilloso, Juan Pablo!" Pero cuando le
está muriendo de hambre acepta cualquier cosa, propuse que nos escapásemos esa misma noche, se
incondicionalmente, para luego, una vez que lo más espantó, su rostro se endureció y dijo, sombríamente:
urgente ha sido satisfecho, empezar a quejarse "No tenemos derecho a pensar en nosotros solos. El
crecientemente de sus defectos e inconvenientes. He mundo es muy complicado." Le pregunté qué quería
visto en los últimos años emigrados que llegaban con decir con eso. Me respondió, con acento aún más
la humildad de quien ha escapado a los campos de sombrío: "La felicidad está rodeada de dolor." La dejé

138
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
bruscamente, sin saludarla. Más que nunca, sentí que humor, y cuando caminamos a través del parque,
jamás llegaría a unirme con ella en forma total y que hacia la costa, tenía verdadero entusiasmo. Era una
debía resignarme a tener frágiles momentos de mujer diferente de la que yo había conocido hasta ese
comunión, tan melancólicamente inasibles como el momento, en la tristeza de la ciudad: más activa, más
recuerdo de ciertos sueños, o como la felicidad de vital. Me pareció, también, que aparecía en ella una
algunos pasajes musicales. sensualidad desconocida para mí, una sensualidad de
Y ahora llegaba y controlaba cada movimiento, los colores y olores: se entusiasmaba extrañamente
calculaba cada palabra, cada gesto de su cara. (extrañamente para mí, que tengo una sensualidad
¡Hasta era capaz de sonreír a esa otra mujer! Me introspectiva, casi de pura imaginación) con el color de
preguntó si había traído las manchas. un tronco, de una hoja seca, de un bichito cualquiera,
—¡Qué manchas! —exclamé con rabia, sabiendo que con la fragancia del eucalipto mezclada al olor del mar.
malograba alguna complicada maniobra, aunque fuera Y lejos de producirme alegría, me entristecía y
en favor nuestro. desesperanzaba, porque intuía que esa forma de
—Las manchas que prometió mostrarme —insistió con María me era casi totalmente ajena y que, en cambio,
tranquilidad absoluta—. Las manchas del puerto. de algún modo debía pertenecer a Hunter o a algún
La miré con odio, pero ella mantuvo serenamente mi otro.
mirada y, por un décimo de segundo, sus ojos se La tristeza fue aumentando gradualmente; quizá
hicieron blandos y parecieron decirme: también a causa del rumor de las olas, que se hacía a
"Compadéceme de todo eso." ¡Querida, querida cada instante más perceptible. Cuando salimos del
María! ¡Cómo sufrí por ese instante de ruego y de monte y apareció ante mis ojos el cielo de aquella
humillación! La miré con ternura y le respondí: costa, sentí que esa tristeza era ineludible; era la
—Claro que las traje. Las tengo en el dormitorio. misma de siempre ante la belleza, o por lo menos ante
—Tengo mucha ansiedad por verlas —dijo, cierto género de belleza. ¿Todos sienten así o es un
nuevamente con la frialdad de antes. defecto más de mi desgraciada condición?
—Podemos verlas ahora mismo —comenté Nos sentamos sobre las rocas y durante mucho tiempo
adivinando su idea. estuvimos en silencio, oyendo el furioso batir de las
Temblé ante la posibilidad de que se nos uniera Mimí. olas abajo, sintiendo en nuestros rostros las partículas
Pero María la conocía más que yo, de modo que de espuma que a veces alcanzaban hasta lo alto del
añadió en seguida algunas palabras que impedían acantilado. El cielo, tormentoso, me hizo recordar el
cualquier intento de entrometimiento: del Tintoretto en el salvamento del sarraceno.
—Volvemos pronto —dijo. —Cuántas veces —dijo María— soñé compartir con
Y apenas pronunciadas, me tomó del brazo con vos este mar y este cielo. Después de un tiempo,
decisión y me condujo hacia la casa. Observé agregó:
fugazmente a los que quedaban y me pareció advertir —A veces me parece como si esta escena la
un relámpago intencionado en los ojos con que Mimí hubiéramos vivido siempre juntos. Cuando vi aquella
miró a Hunter. mujer solitaria de tu ventana, sentí que eras como yo y
que también buscabas ciegamente a alguien, una
XXVII especie de interlocutor mudo. Desde aquel día pensé
constantemente en vos, te soñé muchas veces acá, en
Pensaba quedarme varios días en la estancia pero sólo este mismo lugar donde he pasado tantas horas de mi
pasé una noche. Al día siguiente de mi llegada, apenas vida. Un día hasta pensé en buscarte y confesártelo.
salió el sol, escapé a pie, con la valija y la caja. Esta Pero tuve miedo de equivocarme, como me había
actitud puede parecer una locura, pero se verá hasta equivocado una vez, y esperé que de algún modo
qué punto estuvo justificada. fueras vos el que buscara. Pero yo te ayudaba
Apenas nos separamos de Hunter y Mimí, fuimos intensamente, te llamaba cada noche, y llegué a estar
adentro, subimos a buscar las presuntas manchas y tan segura de encontrarte que cuando sucedió, al pie
finalmente bajamos con mi caja de pintura y una de aquel absurdo ascensor, quedé paralizada de
carpeta de dibujos, destinada a simular las manchas. miedo y no pude decir nada más que una torpeza. Y
Este truco fue ideado por María. cuando huiste, dolorido por lo que creías una
Los primos habían desaparecido, de todos modos. equivocación, yo corrí detrás como una loca. Después
María comenzó entonces a sentirse de excelente vinieron aquellos instantes de la plaza San Martín, en

139
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
que creías necesario explicarme cosas, mientras yo Pero era imposible: mientras oía los latidos de su
trataba de desorientarte, vacilando entre la ansiedad corazón junto a mis oídos y mientras su mano
de perderte para siempre y el temor de hacerte mal. acariciaba mis cabellos, sombríos pensamientos se
Trataba de desanimarte, sin embargo, de hacerte movían en la oscuridad de mi cabeza, como en un
pensar que no entendía tus medías palabras, tu sótano pantanoso; esperaban el momento de salir,
mensaje cifrado. chapoteando, gruñendo sordamente en el barro.
Yo no decía nada. Herniosos sentimientos y sombrías
ideas daban vueltas en mi cabeza, mientras oía su voz, XXVIII
su maravillosa voz. Fui cayendo en una especie de
encantamiento. La caída del sol iba encendiendo una Pasaron cosas muy raras. Cuando llegamos a la casa
fundición gigantesca entre las nubes del poniente. encontramos a Hunter muy agitado (aunque es de
Sentí que ese momento mágico no se volvería a esos que creen de mal gusto mostrar las pasiones);
repetir nunca. "Nunca más, nunca más", pensé, trataba de disimularlo, pero era evidente que algo
mientras empecé a experimentar el vértigo del pasaba. Mimí se había ido y en el comedor todo
acantilado y a pensar qué fácil sería arrastrarla al estaba dispuesto para la comida, aunque era claro que
abismo, conmigo. nos habíamos retardado mucho, pues apenas
Oí fragmentos: "Dios mío... muchas cosas en esta llegamos se notó un acelerado y eficaz movimiento de
eternidad que estamos juntos... cosas horribles... no servicio. Durante la comida casi no se habló. Vigilé las
sólo somos este paisaje, sino pequeños seres de carne palabras y los gestos de Hunter porque intuí que
y huesos, llenos de fealdad, de insignificancia..." echarían luz sobre muchas cosas que se me estaban
El mar se había ido transformando en un oscuro ocurriendo y sobre otras ideas que estaban por
monstruo. Pronto, la oscuridad fue total y el rumor de reforzarse. También vigilé la cara de María; era
las olas allá abajo adquirió sombría atracción: ¡Pensar impenetrable. Para disminuir la tensión, María dijo
que era tan fácil! Ella decía que éramos seres llenos de que estaba leyendo una novela de Sartre. De evidente
fealdad e insignificancia; pero, aunque yo sabía hasta mal humor, Hunter comentó:
qué punto era yo mismo capaz de cosas innobles, me —Novelas en esta época. Que las escriban, vaya y
desolaba el pensamiento de que también ella podía pase... ¡pero que las lean!
serlo, que seguramente lo era. ¿Cómo? —pensaba—, Nos quedamos en silencio y Hunter no hizo ningún
¿con quiénes, cuándo? Y un sordo deseo de esfuerzo por atenuar los efectos de esa frase. Concluí
precipitarme sobre ella y destrozarla con las uñas y de que tenía algo contra María. Pero como antes que
apretar su cuello hasta ahogarla y arrojarla al mar iba saliéramos para la costa no había nada de particular,
creciendo en mí. De pronto oí otros fragmentos de inferí que ese algo contra María había nacido durante
frases: hablaba de un primo, Juan o algo así; habló de nuestra larga conversación; era muy difícil admitir que
la infancia en el campo; me pareció oír algo de hechos no fuera a causa de esa conversación o, mejor dicho, a
"tormentosos y crueles", que habían pasado con ese causa del largo tiempo que habíamos permanecido
otro primo. Me pareció que María me había estado allá. Mi conclusión fue: Hunter está celoso y eso
haciendo una preciosa confesión y que yo, como un prueba que entre él y ella hay algo más que una
estúpido, la había perdido. simple relación de amistad y de parentesco. Desde
—¡Qué hechos, tormentosos y crueles! —grité. luego, no era necesario que María sintiese amor por
Pero, extrañamente, no pareció oírme: también ella él; por el contrario: era más fácil que Hunter se irritase
había caído en una especie de sopor, también ella al ver que María daba importancia a otras personas.
parecía estar sola. Fuera como fuese, si la irritación de Hunter era
Pasó un largo tiempo, quizá media hora. originada por celos, tendría que mostrar hostilidad
Después sentí que acariciaba mi cara, como lo había hacia mí, ya que ninguna otra cosa había entre
hecho en otros momentos parecidos. Yo no podía nosotros. Así fue. Si no hubieran existido otros
hablar. Como con mi madre cuando chico, puse la detalles, me habría bastado con una mirada de soslayo
cabeza sobre su regazo y así quedamos un tiempo que me echó Hunter a propósito de una frase de
quieto, sin transcurso, hecho de infancia y de muerte: María sobre el acantilado.
¡Qué lástima que debajo hubiera hechos inexplicables Pretexté cansancio y me fui a mi pieza apenas nos
y sospechosos! ¡Cómo deseaba equivocarme, cómo levantamos de la mesa. Mi propósito era lograr el
ansiaba que María no fuera más que ese momento! mayor número de elementos de juicio sobre el
140
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
problema. Subí la escalera, abrí la puerta de mi despreciables como en la mía? ¿No podía ser lo de
habitación, encendí la luz, golpeé la puerta, como Hunter una pasión baja de ese género?
quien la cierra, y me quedé en el vano escuchando. En Rumié esas conclusiones y las examiné a lo largo de la
seguida oí la voz de Hunter que decía una frase noche desde diferentes puntos de vista. Mi conclusión
agitada, aunque no podía discernir las palabras; no final, que consideré rigurosa, fue: María es amante de
hubo respuestas de María; Hunter dijo otra frase Hunter.
mucho más larga y más agitada que la anterior; María Apenas aclaró, bajé las escaleras con mi valija y mi caja
dijo algunas palabras en voz muy baja, superpuestas de pinturas. Encontré a uno de los mucamos que había
con las últimas de él, seguidas de un ruido de sillas; al comenzado a abrir las puertas y ventanas para hacer la
instante oí los pasos de alguien que subía por la limpieza: le encargué que saludara de mi pane al señor
escalera: me encerré rápidamente, pero me quedé y que le dijera que me había visto obligado a salir
escuchando a través del agujero de la llave; a los urgentemente para Buenos Aires. El mucamo me miró
pocos momentos oí pasos que cruzaban frente a mi con ojos de asombro, sobre todo cuando le dije,
puerta: eran pasos de mujer. Quedé largo tiempo respondiendo a su advertencia, que me iría a pie hasta
despierto, pensando en lo que había sucedido y la estación.
tratando de oír cualquier clase de rumor. Pero no oí Tuve que esperar varias horas en la pequeña estación.
nada en toda la noche. Por momentos pensé que aparecería María; esperaba
No pude dormir: empezaron a atormentarme una esa posibilidad con la amarga satisfacción que se
serie de reflexiones que no se me habían ocurrido siente cuando, de chico, uno se ha encerrado en
antes. Pronto advertí que mi primera conclusión era alguna parte porque cree que han cometido una
una ingenuidad: había pensado (lo que es correcto) injusticia y espera la llegada de una persona mayor
que no era necesario que María sintiese amor por que venga a buscarlo y a reconocer la equivocación.
Hunter para que él tuviera celos; esta conclusión me Pero Marta no vino. Cuando llegó el tren y miré hacia
había tranquilizado. Ahora me daba cuenta de que si el camino por última vez, con la esperanza de que
bien no era necesario tampoco era un inconveniente. apareciera a último momento, y no la vi llegar, sentí
María podía querer a Hunter y sin embargo éste sentir una infinita tristeza.
celos. Miraba por la ventanilla, mientras el tren corría hacia
Ahora bien: ¿había motivos para pensar que María Buenos Aires. Pasamos cerca de un rancho; una mujer,
tenía algo con su primo? ¡Ya lo creo que había debajo del alero, miró el tren. Se me ocurrió un
motivos! En primer lugar, si Hunter la molestaba con pensamiento estúpido: "A esta mujer la veo por
celos y ella no lo quería, ¿por qué venía a cada rato a primera y última vez. No la volveré a ver en mi vida."
la estancia? En la estancia no vivía, ordinariamente, Mi pensamiento flotaba como un corcho en un río
nadie más que Hunter, que era solo (yo no sabía si era desconocido. Siguió por un momento flotando cerca
soltero, viudo o divorciado, aunque creo que alguna de esa mujer bajo el alero.
vez María me había dicho que estaba separado de su ¿Qué me importaba esa mujer? Pero no podía dejar de
mujer; pero, en fin, lo importante era que ese señor pensar que había existido un instante para mí y que
vivía solo en la estancia). En segundo lugar, un motivo nunca más volvería a existir; desde mi punto de vista
para sospechar de esas relaciones era que María era como si ya se hubiera muerto: un pequeño retraso
nunca me había hablado de Hunter sino con del tren, un llamado desde el interior del rancho, y esa
indiferencia, es decir con la indiferencia con que se mujer no habría existido nunca en mi vida.
habla de un miembro cualquiera de la familia; pero Todo me parecía fugaz, transitorio, inútil, impreciso.
jamás me había mencionado o insinuado siquiera que Mi cabeza no funcionaba bien y María se me aparecía
Hunter estuviera enamorado de ella y menos que una y otra vez como algo incierto y melancólico. Sólo
tuviera celos. En tercer lugar, María me había hablado, horas más tarde mis pensamientos empezarían a
esa tarde, de sus debilidades. ¿Qué había querido alcanzar la precisión y la violencia de otras veces.
decir? Yo le había relatado en mi carta una serie de
cosas despreciables (lo de mis borracheras y lo de las XXIX
prostitutas) y ella ahora me decía que me comprendía,
que también ella no era solamente barcos que parten Los días que precedieron a la muerte de María fueron
y parques en el crepúsculo. ¿Qué podía querer decir los más atroces de mi vida. Me es imposible hacer un
sino que en su vida había cosas tan oscuras y relato preciso de todo lo que sentí, pensé y ejecuté,
141
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
pues si bien recuerdo con increíble minuciosidad Salí del baño, me desnudé, me puse ropa seca y
muchos de los acontecimientos, hay horas y hasta días comencé a escribir una carta a María. Primero escribí
enteros que se me aparecen como sueños borrosos y que deseaba darle una explicación por mi fuga de la
deformes. Tengo la impresión de haber pasado días estancia (taché "fuga" y puse "ida"). Agregué que
enteros bajo el efecto del alcohol, echado en mi cama apreciaba mucho el interés que ella se había tomado
o en un banco de Puerto Nuevo. Al llegar a la estación por mí (taché "por mí" y puse "por mi persona"). Que
Constitución me recuerdo muy bien entrando al bar y comprendía que ella era muy bondadosa y estaba
pidiendo varios whiskies seguidos; después recuerdo llena de sentimientos puros, a pesar de que, como ella
vagamente que me levanté, que tomé un taxi y que misma me lo había hecho saber, a veces prevalecían
me fui a un bar de la calle 2 5 de Mayo o quizá de "bajas pasiones". Le dije que apreciaba en su justo
Leandro Alem. Siguen algunos ruidos, música, unos valor el asunto de la salida de un barco o el asistir sin
gritos, una risa que me crispaba, unas botellas rotas, hablar a un crepúsculo en un parque pero que, como
luces muy penetrantes. Después me recuerdo pesado ella podía imaginar (taché "imaginar" y puse
y con un terrible dolor de cabeza en un calabozo de "calcular"), no era suficiente para mantener o probar
comisaría, un vigilante que abría la puerta, un oficial un amor: seguía sin comprender cómo era posible que
que me decía algo y después me veo caminando una mujer como ella fuera capaz de decir palabras de
nuevamente por las calles y rascándome mucho. Creo amor a su marido y a mí, al mismo tiempo que se
que entré nuevamente a un bar. Horas (o días) más acostaba con Hunter. Con el agravante —agregué— de
tarde alguien me dejaba en mi taller. Luego tuve unas que también se acostaba con el marido y conmigo.
pesadillas en las que caminaba por los techos de una Terminaba diciendo que, como ella podría darse
catedral. Recuerdo también un despertar en mi pieza, cuenta, esa clase de actitudes daba mucho que
en la oscuridad y la horrorosa idea de que la pieza se pensar, etcétera.
había hecho infinitamente grande y que por más que Releí la carta y me pareció que, con los cambios
corriera no podría alcanzar jamás sus límites. No sé anotados, quedaba suficientemente hiriente.
cuánto tiempo pudo haber pasado hasta que las La cerré, fui al Correo Central y la despaché
primeras luces del alba entraron por el ventanal. certificada.
Entonces me arrastré hasta el baño y me metí,
vestido, en la bañadera. El agua fría empezó a XXX
calmarme y en mi cabeza comenzaron a aparecer
algunos hechos aislados, aunque destrozados e Apenas salí del correo advertí dos cosas: no había
inconexos, como los primeros objetos que se ven dicho en la carta por qué había inferido que ella era
emerger después de una gran inundación: María en el amante de Hunter; y no sabía qué me proponía al
acantilado, Mimí empuñando su boquilla, la estación herirla tan despiadadamente: ¿acaso hacerla cambiar
Allende, un almacén frente a la estación que se de manera de ser, en caso de ser ciertas mis
llamaba La confianza o quizá La estancia, María conjeturas? Eso era evidentemente ridículo. ¿Hacerla
preguntándome por las manchas, yo gritando: "¡Qué correr hacia mí? No era creíble que lo lograra con esos
manchas!", Hunter mirándome torvamente, yo procedimientos. Reflexioné, sin embargo, que en el
escuchando arriba, con ansiedad, el diálogo entre los fondo de mi alma sólo ansiaba que María volviese a
primos, un marinero arrojando una botella, María mí. Pero, en este caso, ¿por qué no decírselo
avanzando hacia mí con ojos impenetrables, Mimí directamente, sin herirla, explicándole que me había
diciendo Tchékhov, una mujer inmunda besándome y ido de la estancia porque de pronto había advertido
yo pegándole un tremendo puñetazo, pulgas que me los celos de Hunter? Al fin de cuentas, mi conclusión
picaban en todo el cuerpo, Hunter hablando de de que ella era amante de. Hunter, además de
novelas policiales, el chofer de la estancia. También hiriente, era completamente gratuita; en todo caso
aparecieron trozos de sueños: nuevamente la catedral era una hipótesis, que yo me podía formular con el
en una noche negra, la pieza infinita. único propósito de orientar mis investigaciones
Luego, a medida que me enfriaba, aquellos trozos se futuras.
fueron uniendo a otros que iban emergiendo de mi Una vez más, pues, había cometido una tontería con
conciencia y el paisaje fue reconstituyéndose, aunque mi costumbre de escribir cartas muy espontáneas y
con la tristeza y la desolación que tienen los paisajes enviarlas en seguida. Las cartas de importancia hay
que surgen de las aguas.

142
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
que retenerlas por lo menos un día hasta que se vean —Usted comprende, señora, que el reglamento no
claramente todas las posibles consecuencias. puede ser ilógico: tiene que haber sido redactado por
Quedaba un recurso desesperado, ¡el recibo! Lo una persona normal, no por un loco. Si yo despacho
busqué en todos los bolsillos, pero no lo encontré: lo una carta y al instante vuelvo a pedir que me la
habría arrojado estúpidamente, por ahí. Volví devuelvan porque me he olvidado de algo esencial, lo
corriendo al correo, sin embargo, y me puse en la fila lógico es que se atienda mi pedido. ¿O es que el
de las certificadas. Cuando llegó mi turno, pregunté a correo tiene empeño en hacer llegar cartas
la empleada, mientras hacía un horrible e hipócrita incompletas o equívocas? Es perfectamente claro y
esfuerzo para sonreír. razonable que el correo es un medio de comunicación,
—¿No me reconoce? no un medio de compulsión: el correo no puede
La mujer me miró con asombro: seguramente pensó obligar a mandar una carta si yo no quiero.
que era loco. Para sacarla de su error, le dije que era la —Pero usted lo quiso —respondió.
persona que acababa de enviar una carta a la estancia —¡Sí! —grité—, ¡pero le vuelvo a repetir que ahora no
Los Ombúes. El asombro de aquella estúpida pareció lo quiero!
aumentar y, tal vez con el deseo de compartirlo o de —No me grite, no sea mal educado. Ahora es tarde.
pedir consejo ante algo que no alcanzaba a —No es tarde porque la carta está allí —dije,
comprender, volvió su rostro hacia un compañero; me señalando hacia el cesto de las cartas despachadas.
miró nuevamente a mí. La gente comenzaba a protestar ruidosamente. La cara
—Perdí el recibo —expliqué. No obtuve respuesta. de la solterona temblaba de rabia. Con verdadera
—Quiero decir que necesito la carta y no tengo el repugnancia, sentí que todo mi odio se concentraba
recibo -agregué. en el lunar.
La mujer y el otro empleado se miraron, durante un —Yo le puedo probar que soy la persona que ha
instante, como dos compañeros de baraja. Por fin, con mandado la carta —repetí, mostrándole unos papeles
el acento de alguien que está profundamente personales.
maravillado, me preguntó: —No grite, no soy sorda —volvió a decir—. Yo no
—¿Usted quiere que le devuelvan la carta? puedo tomar semejante decisión.
—Así es. —Consulte al jefe, entonces.
—¿Y ni siquiera tiene el recibo? —No puedo. Hay demasiada gente esperando. Acá
Tuve que admitir que, en efecto, no tenía ese tenemos mucho trabajo, ¿comprende?
importante documento. El asombro de la mujer había —Este asunto forma parte del trabajo —expliqué.
aumentado hasta el límite. Balbuceó algo que no Algunos de los que estaban esperando propusieron
entendí y volvió a mirar a su compañero. que me devolvieran la carta de una vez y se siguiera
—Quiere que le devuelvan una carta —tartamudeó. El adelante. La mujer vaciló un rato, mientras simulaba
otro sonrió con infinita estupidez, pero con el trabajar en otra cosa; finalmente fue adentro y al cabo
propósito de querer mostrar viveza. La mujer me miró de un largo rato volvió con un humor de perro. Buscó
y me dijo: en el cesto.
—Es completamente imposible. —¿Qué estancia? —preguntó con una especie de
—Le puedo mostrar documentos —repliqué, sacando silbido de víbora.
unos papeles. —Estancia Los Ombúes —respondí con venenosa
—No hay nada que hacer. El reglamento es calma.
terminante. Después de una búsqueda falsamente alargada, tomó
—El reglamento, como usted comprenderá, debe la carta en sus manos y comenzó a examinarla como si
estar de acuerdo con la lógica —exclamé con la ofrecieran en venta y dudase de las ventajas de la
violencia, mientras comenzaba a irritarme un lunar compra.
con pelos largos que esa mujer tenía en la mejilla. —Sólo tiene iniciales y dirección —dijo.
—¿Usted conoce el reglamento? —me preguntó con —¿Y eso?
sorna. —¿ Qué documentos tiene para probarme que es la
—No hay necesidad de conocerlo, señora —respondí persona que mandó la carta?
fríamente, sabiendo que la palabra señora debía —Tengo el borrador —dije, mostrándolo. Lo tomó, lo
herirla mortalmente. miró y me lo devolvió.
Los ojos de la arpía brillaban ahora de indignación. —¿Y cómo sabemos que es el borrador de la carta?

143
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—Es muy simple: abramos el sobre y lo podemos hirientes frases parecían inmerecidas. Pero en ese
verificar. momento, al volver a pensar en todo lo que antecedió
La mujer dudó un instante, miró el sobre cerrado y a la carta, recordé de pronto un sueño que tuve en
luego me dijo: alguna de esas noches de borrachera: espiando desde
—¿Y cómo vamos a abrir esta carta si no sabemos que un escondite me veía a mí mismo, sentado en una silla
es suya? Yo no puedo hacer eso. La gente comenzó a en el medio de una habitación sombría, sin muebles ni
protestar de nuevo. Yo tenía ganas de hacer alguna decorados, y, detrás de mí, a dos personas que se
barbaridad. miraban con expresiones de diabólica ironía: una era
—Ese documento no sirve —concluyó la arpía. María; la otra era Hunter.
—¿Le parece que la cédula de identidad será Cuando recordé este sueño, una desconsoladora
suficiente? —pregunté con irónica cortesía. tristeza se apoderó de mí. Abandoné la puerta del
—¿La cédula de identidad? correo y comencé a caminar pesadamente.
Reflexionó, miró nuevamente el sobre y luego Un tiempo después me encontré sentado en la
dictaminó: Recoleta, en un banco que hay debajo de un árbol
—No, la cédula sola no, porque acá sólo están las gigantesco. Los lugares, los árboles, los senderos de
iniciales. Tendrá que mostrarme también un nuestros mejores momentos empezaron a
certificado de domicilio. O si no la libreta de transformar mis ideas. ¿Qué era, al fin de cuentas, lo
enrolamiento, porque en la libreta figura el domicilio. que yo tenía en concreto contra María? Los mejores
Reflexionó un instante más y agregó: instantes de nuestro amor (un rostro de ella, una
—Aunque es difícil que usted no haya cambiado de mirada tierna, el roce de su mano en mis cabellos)
casa desde los dieciocho años. Así que casi comenzaron a apoderarse suavemente de mi alma,
seguramente va a necesitar también certificado de con el mismo cuidado con que se recoge a un ser
domicilio. querido que ha tenido un accidente y que no puede
Una furia incontenible estalló por fin en mí y sentí que sufrir la brusquedad más insignificante. Poco a poco
alcanzaba también a María y, lo que es más curioso, a fui incorporándome, la tristeza fue cambiándose en
Mimí. ansiedad, el odio contra María en odio contra mí
—¡Mándela usted así y váyase al infierno! —le grité, mismo y mi aletarga-miento en una repentina
mientras me iba. necesidad de correr a mi casa. A medida que iba
Salí del correo con un ánimo de mil diablos y hasta llegando al taller fui dándome cuenta de lo que quería:
pensé, si volviendo a la ventanilla, podría incendiar de hablar, llamarla por teléfono a la estancia, en seguida,
alguna manera el cesto de las cartas. ¿Pero cómo? sin pérdida de tiempo. ¿Cómo no había pensado antes
¿Arrojando un fósforo? Era fácil que se apagara en el en esa posibilidad?
camino. Echando previamente un chorrito de nafta, el Cuando me dieron la comunicación, casi no tenía
efecto sería seguro; pero eso complicaba las cosas. De fuerzas para hablar. Atendió un mucamo. Le dije que
todos modos, pensé esperar la salida del personal de necesitaba comunicarme sin pérdida de tiempo con la
turno e insultar a la solterona. señora María. Al rato me atendió la misma voz, para
decirme que la señora me llamaría dentro de una
XXXI hora, más o menos.
La espera me pareció interminable.
Después de una hora de espera, decidí irme. ¿Qué No recuerdo bien las palabras de aquella conversación
podía ganar, en definitiva, insultando a esa imbécil? por teléfono, pero sí recuerdo que en vez de pedirle
Por otra parte, durante ese lapso rumié una serie de perdón por la carta (la causa que me había movido a
reflexiones que terminaron por tranquilizarme: la hablar), concluí por decirle cosas más fuertes que las
carta estaba muy bien y era bueno que llegase a contenidas en la carta. Claro que eso no sucedió
manos de María. (Muchas veces me ha pasado eso: irrazonablemente; la verdad es que yo comencé
luchar insensatamente contra un obstáculo que me hablándole con humildad y ternura, pero empezó a
impide hacer algo que juzgo necesario o conveniente, exasperarme el tono dolorido de su voz y el hecho de
aceptar con rabia la derrota y finalmente, un tiempo que no respondiese a ninguna de mis preguntas
después, comprobar que el destino tenía razón.) En precisas, según su hábito. El diálogo, más bien mi
realidad, cuando me puse a escribir la carta, lo hice sin monólogo, fue creciendo en violencia y cuanto más
reflexionar mayormente y hasta algunas de las violento era, más dolorida parecía ella y más eso me

144
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
exasperaba, porque yo tenía plena conciencia de mi Estábamos en la cama, cuando de pronto cruzó por mi
razón y de la injusticia de su dolor. Terminé diciéndole cabeza una idea tremenda: la expresión de la rumana
a gritos que me mataría, que era una comediante y se parecía a una expresión que alguna vez había
que necesitaba verla en seguida, en Buenos Aires. observado en María.
No contestó a ninguna de mis preguntas precisas, pero —¡Puta! —grité enloquecido, apartándome con
finalmente, ante mi insistencia y mis amenazas de asco—. ¡Claro que es una puta!
matarme, me prometió venir a Buenos Aires, al día La rumana se incorporó como una víbora y me mordió
siguiente, "aunque no sabía para qué". el brazo hasta hacerlo sangrar. Pensaba que me refería
—Lo único que lograremos —agregó con voz muy a ella. Lleno de desprecio a la humanidad entera y de
débiles lastimarnos cruelmente, una vez más. odio, la saqué a puntapiés de mi taller y le dije que la
—Si no venís, me mataré —repetí por fin—. Pensalo mataría como a un perro si no se iba en seguida. Se
bien antes de tomar cualquier decisión. Colgué el tubo fue gritando insultos a pesar de la cantidad de dinero
sin agregar nada más, y la verdad es que en ese que le arrojé detrás.
momento estaba decidido a matarme si ella no venía a Por largo tiempo quedé estupefacto en el medio del
aclarar la situación. Quedé extrañamente satisfecho al taller, sin saber qué hacer y sin atinar a ordenar mis
decidirlo. "Ya verá", pensé, como si se tratara de una sentimientos ni mis ideas. Por fin tomé una decisión:
venganza. fui al baño, llené la bañadera de agua fría, me desnudé
y entré. Quería aclarar mis ideas, así que me quedé en
XXXII la bañadera hasta refrescarme bien. Poco a poco logré
poner el cerebro en pleno funcionamiento. Traté de
Ese día fue execrable. pensar con absoluto rigor, porque tenía la intuición de
Salí de mi taller furiosamente. A pesar de que la vería haber llegado a un punto decisivo. ¿Cuál era la idea
al día siguiente, estaba desconsolado y sentía un odio inicial? Varias palabras acudieron a esta pregunta que
sordo e impreciso. Ahora creo que era contra mí yo mismo me hacía. Esas palabras fueron: rumana,
mismo, porque en el fondo sabía que mis crueles María, prostituta, placer, simulación. Pensé: estas
insultos no tenían fundamento. Pero me daba rabia palabras deben de representar el hecho esencial, la
que ella no se defendiera, y su voz dolorida y humilde, verdad profunda de la que debo partir. Hice repetidos
lejos de aplacarme, me enardecía más. esfuerzos para colocarlas en el orden debido, hasta
Me desprecié. Esa tarde comencé a beber mucho y que logré formular la idea en esta forma terrible, pero
terminé buscando líos en un bar de Leandro Alem. Me indudable: Marta y la prostituta han tenido una
apoderé de la mujer que me pareció más depravada y expresión semejante; la prostituta simulaba placer;
luego desafié a pelear a un marinero porque le hizo un María, pues, simulaba placer; Marta es una prostituta.
chiste obsceno. No recuerdo lo que pasó después, —¡Puta, puta, puta! —grité saltando de la bañadera.
excepto que comenzamos a pelear y que la gente nos Mi cerebro funcionaba ya con la lúcida ferocidad de
separó en medio de una gran alegría. Después me los mejores días: vi nítidamente que era preciso
recuerdo con la mujer esa en la calle. El fresco me hizo terminar y que no debía dejarme embaucar una vez
bien. A la madrugada la llevé al taller. Cuando más por su voz dolorida y su espíritu de comediante.
llegamos se puso a reír de un cuadro que estaba sobre Tenía que dejarme guiar únicamente por la lógica y
un caballete. (No sé si dije que, desde la escena de la debía llevar, sin temor, hasta las últimas
ventana, mi pintura se fue transformando consecuencias, las frases sospechosas, los gestos, los
paulatinamente: era como si los seres y cosas de mi silencios equívocos de María.
antigua pintura hubieran sufrido un cataclismo Fue como si las imágenes de una pesadilla desfilaran
cósmico. Ya hablaré de esto más adelante, porque vertiginosamente bajo la luz de un foco monstruoso.
ahora quiero relatar lo que sucedió en aquellos días Mientras me vestía con rapidez, pasaron ante mí todos
decisivos.) La mujer miró, riéndose, el cuadro y los momentos sospechosos: la primera conversación
después me miró a mí, como en demanda de una por teléfono, con la asombrosa capacidad de
explicación. Como ustedes supondrán, me importaba simulación y el largo aprendizaje que revelaban sus
un bledo el juicio que aquella desgraciada podría cambios de voz; las oscuras sombras en torno de
formarse de mi arte. Le dije que no perdiéramos María que se delataban a través de tantas frases
tiempo en pavadas. enigmáticas; y ese temor de ella de "hacerme mal",
que sólo podía significar "te haré mal con mis

145
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
mentiras, con mis inconsecuencias, con mis hechos amigo de Hunter, amigo íntimo. Es cierto que era otro
ocultos, con la simulación de mis sentimientos y individuo despreciable: había escrito un libro de
sensaciones", ya que no podría hacerme mal por poemas acerca de la vanidad de todas las cosas
amarme de verdad; y la dolorosa escena de los humanas, pero se quejaba de que no le hubieran dado
fósforos; y cómo al comienzo había rehuido hasta mis el premio nacional. No iba a detenerme en escrúpulos.
besos y como sólo había cedido al amor físico cuando Con viva repugnancia, pero con decisión, lo llamé por
la había puesto ante el extremo de confesar su teléfono, le dije que tenía que verlo urgentemente, lo
aversión o, en el mejor de los casos, el sentido fui a ver a su casa, le elogié el libro de versos y (con
maternal o fraternal de su cariño, lo que, desde luego, gran disgusto suyo, que quería que siguiésemos
me impedía creer en sus arrebatos de placer, en sus hablando de él), le hice a boca de jarro una pregunta
palabras y en sus rostros de éxtasis; y además su ya preparada:
precisa experiencia sexual, que difícilmente podía —¿Cuánto hace que María Iribarne es amante de
haber adquirido con un filósofo estoico como Allende; Hunter?
y las respuestas sobre el amor a su marido, que sólo Mi madre no preguntaba nunca si habíamos comido
permitían inferir una vez más su capacidad para una manzana, porque habríamos negado; preguntaba
engañar con sentimientos y sensaciones apócrifos; y el cuántas, dando astutamente por averiguado lo que
círculo de familia, formado por una colección de quería averiguar: si habíamos comido o no la fruta; y
hipócritas y mentirosos; y el aplomo y la eficacia con nosotros, arrastrados sutilmente por ese acento
que había engañado a sus dos primos con las cuantitativo respondíamos que sólo habíamos comido
inexistentes manchas del puerto; y la escena durante una manzana.
la comida, en la estancia, la discusión allá abajo, los Lartigue es vanidoso pero no es zonzo: sospechó que
celos de Hunter; y aquella frase que se le había había algo misterioso en mi pregunta y creyó evadirla
escapado en el acantilado: "como me había contestando:
equivocado una vez"; ¿con quién, cuándo, cómo? y —De eso no sé nada.
"los hechos tormentosos y crueles" con ese otro Y volvió a hablar del libro y del premio. Con verdadero
primo, palabras que también se escaparon asco, le grité:
inconscientemente de sus labios, como lo reveló al no —¡Qué gran injusticia han cometido con su libro!
contestar mi pedido de aclaración, porque no me oía, Me fui corriendo. Lartigue no era zonzo, pero no
simplemente no me oía, vuelta como estaba hacia su advirtió que sus palabras eran suficientes.
infancia, en la quizá única confesión auténtica que Eran las tres de la tarde. Ya debía estar María en
había tenido en mi presencia; y, finalmente, esta Buenos Aires. Llamé por teléfono desde un café: no
horrenda escena con la rumana, o rusa, o lo que fuera. tenía paciencia para ir hasta el taller. En cuanto me
¡Y esa sucia bestia que se había reído de mis cuadros y atendió, le dije:
la frágil criatura que me había alentado a pintarlos —Tengo que verte en seguida.
tenían la misma expresión en algún momento de sus Traté de disimular mi odio porque temía que
vidas! ¡Dios mío, si era para desconsolarse por la sospechara algo y no viniese a la cita. Convinimos en
naturaleza humana, al pensar que entre ciertos vernos a las cinco en la Recoleta, en el lugar de
instantes de Brahms y una cloaca hay ocultos y siempre.
tenebrosos pasajes subterráneos! —Aunque no veo qué saldremos ganando —agregó
tristemente.
XXXIII —Muchas cosas —respondí—, muchas cosas.
—¿Lo crees? —preguntó con acento de desesperanza.
Muchas de las conclusiones que extraje en aquel —Desde luego.
lúcido pero fantasmagórico examen eran hipotéticas, —Pues yo creo que sólo lograremos hacernos un poco
no las podía demostrar, aunque tenía la certeza de no más de daño, destruir un poco más el débil puente
equivocarme. Pero advertí, de pronto, que había que nos comunica, herirnos con mayor crueldad... He
desperdiciado, hasta ese momento, una importante venido porque lo has pedido tanto, pero debía
posibilidad de investigación: la opinión de otras haberme quedado en la estancia: Hunter está
personas. Con satisfacción feroz y con claridad nunca enfermo.
tan intensa, pensé por primera vez en ese "Otra mentira", pensé.
procedimiento y en la persona indicada: Lartigue. Era
146
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
—Gracias —contesté secamente—. Quedamos, pues, que estaba dispuesto a pedirle, a mendigarle! Pero, —
en que nos vemos a las cinco en punto. pensé con feroz amargura— entre consolarme a mí en
María asintió con un suspiro. un parque y acostarse con Hunter en la estancia no
podía haber lugar a dudas. Y en cuanto me hice esta
XXXIV reflexión se me ocurrió una idea. No, mejor dicho,
tuve la certeza de algo. Corrí las pocas cuadras que
Antes de las cinco estuve en la Recoleta, en el banco faltaban para llegar a mi taller y desde allí llamé
donde solíamos encontrarnos. Mi espíritu, ya nuevamente por teléfono a la casa de Allende.
ensombrecido, cayó en un total abatimiento al ver los Pregunté si la señora no había recibido un llamado
árboles, los senderos y los bancos que habían sido telefónico de la estancia, antes de ir.
testigos de nuestro amor. Pensé, con desesperada —Sí —respondió la mucama, después de una pequeña
melancolía, en los instantes que habíamos pasado en vacilación.
aquellos jardines de la Recoleta y de la Plaza Francia y —¿Un llamado del señor Hunter, no? La mucama
cómo, en aquel entonces que parecía estar a una volvió a vacilar. Tomé nota de las dos vacilaciones.
distancia innumerable, había creído en la eternidad de —Sí —contestó finalmente.
nuestro amor. Todo era milagroso, alucinante, y ahora Una amargura triunfante me poseía ahora como un
todo era sombrío y helado, en un mundo desprovisto demonio. ¡Tal como lo había intuido! Me dominaba a
de sentido, indiferente. Por un segundo, el espanto de la vez un sentimiento de infinita soledad y un
destruir el resto que quedaba de nuestro amor y de insensato orgullo: el orgullo de no haberme
quedarme definitivamente solo, me hizo vacilar. Pensé equivocado.
que quizá era posible echar a un lado todas las dudas Pensé en Mapelli.
que me torturaban. ¿Qué me importaba lo que fuera Iba a salir, corriendo, cuando tuve una idea. Fui a la
María más allá de nosotros? Al ver esos bancos, esos cocina, agarré un cuchillo grande y volví al taller. ¡Qué
árboles, pensé que jamás podría resignarme a perder poco quedaba de la vieja pintura de Juan Pablo Castel!
su apoyo, aunque más no fuera que en esos instantes ¡Ya tendrían motivos para admirarse esos imbéciles
de comunicación, de misterioso amor que nos unía. A que me habían comparado a un arquitecto! ¡Como si
medida que avanzaba en estas reflexiones, más iba un hombre pudiera cambiar de verdad! ¿Cuántos de
haciéndome a la idea de aceptar su amor así, sin esos imbéciles habían adivinado que debajo de mis
condiciones y más me iba aterrorizando la idea de arquitecturas y de "la cosa intelectual" había un volcán
quedarme sin nada, absolutamente nada. Y de ese pronto a estallar? Ninguno. ¡Ya tendrían tiempo de
terror fue naciendo y creciendo una modestia como sobra para ver estas columnas en pedazos, estas
sólo pueden tener los seres que no pueden elegir. estatuas mutiladas, estas ruinas humeantes, estas
Finalmente, empezó a poseerme una desbordante escaleras infernales! Ahí estaban, como un museo de
alegría, al darme cuenta de que nada se había perdido pesadillas petrificadas, como un Museo de la
y que podía empezar, a partir de ese instante de Desesperanza y de la Vergüenza. Pero había algo que
lucidez, una nueva vida. quería destruir sin dejar siquiera rastros. Lo miré por
Desgraciadamente, María me falló una vez más. A las última vez, sentí que la garganta se me contraía
cinco y media, alarmado, enloquecido, volví a llamarla dolorosamente, pero no vacilé: a través de mis
por teléfono. Me dijeron que se había vuelto lágrimas vi confusamente cómo caía en pedazos
repentinamente a la estancia. Sin advertir lo que aquella playa, aquella remota mujer ansiosa, aquella
hacía, le grité a la mucama: espera. Pisoteé los jirones de tela y los refregué hasta
—¡Pero si habíamos quedado en vernos a las cinco! convertirlos en guiñapos sucios. ¡Ya nunca más
—Yo no sé nada, señor —me respondió algo recibiría respuesta aquella espera insensata! ¡Ahora
asustada—. La señora salió en auto hace un rato y dijo sabía más que nunca que esa espera era
que se quedaría allá una semana por lo menos. completamente inútil!
¡Una semana por lo menos! El mundo parecía Corrí a la casa de Mapelli pero no lo encontré: me
derrumbarse, todo me parecía increíble e inútil. Salí dijeron que debía de estar en la librería Viau. Fui hasta
del café como un sonámbulo. Vi cosas absurdas: la librería, lo encontré, lo llevé aparte de un brazo, le
faroles, gente que andaba de un lado a otro, como si dije que necesitaba su auto. Me miró con asombro:
eso sirviera para algo. ¡Y tanto como le había pedido me preguntó si pasaba algo grave. No había pensado
verla esa tarde, tanto como la necesitaba! ¡Y tan poco nada pero se me ocurrió decirle que mi padre estaba

147
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
muy grave y que no tenía tren hasta el otro día. Se salieran después de comer. Me oculté en un lugar del
ofreció a llevarme él mismo, pero rehusé: le dije que parque que me permitía vigilar la salida de gente por
prefería ir solo. Volvió a mirarme con asombro, pero la escalinata y esperé.
terminó por darme las llaves.
XXXVI
XXXV
Fue una espera interminable. No sé cuánto tiempo
Eran las seis de la tarde. Calculé que con el auto de pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal
Mapelli podía llegar en cuatro horas, de modo que a de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a
las diez estaría allá. "Buena hora", pensé. nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un
En cuanto salí al camino a Mar del Plata, lancé el auto amor, a la espera de una muerte. Pero de mi propio
a ciento treinta kilómetros y empecé a sentir una rara tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno
voluptuosidad, que ahora atribuyo a la certeza de que de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y tumultuoso a
realizaría por fin algo concreto con ella. Con ella, que veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar
había sido como alguien detrás de un impenetrable inmóvil y perpetuo donde María y yo estábamos
muro de vidrio, a quien yo podía ver, pero no oír ni frente a frente contemplándonos estáticamente, y
tocar; y así, separados por el muro de vidrio, habíamos otras veces volvía a ser río y nos arrastraba como en
vivido ansiosamente, melancólicamente. un sueño a tiempos de infancia y yo la veía correr
En esa voluptuosidad aparecían y desaparecían desenfrenadamente en su caballo, con los cabellos al
sentimientos de culpa, de odio y de amor: había viento y los ojos alucinados, y yo me veía en mi pueblo
simulado una enfermedad y eso me entristecía; había del sur, en mi pieza de enfermo, con la cara pegada al
acertado al llamar por segunda vez a lo de Allende y vidrio de la ventana, mirando la nieve con ojos
eso me amargaba. ¡Ella, María, podía reírse con también alucinados. Y era como si los dos hubiéramos
frivolidad, podía entregarse a ese cínico, a ese estado viviendo en pasadizos o túneles paralelos, sin
mujeriego, a ese poeta falso y presuntuoso! ¡Qué saber que íbamos el uno al lado del otro, como almas
desprecio sentía entonces por ella! Busqué el doloroso semejantes en tiempos semejantes, para encontrarnos
placer de imaginar esta última decisión suya en la al fin de esos pasadizos, delante de una escena
forma más repelente: por un lado estaba yo, estaba el pintada por mí, como clave destinada a ella sola, como
compromiso de verme esa tarde; ¿para qué?, para un secreto anuncio de que ya estaba yo allí y que los
hablar de cosas oscuras y ásperas, para ponernos una pasadizos se habían por fin unido y que la hora del
vez más frente a frente a través del muro de vidrio, encuentro había llegado.
para mirar nuestras miradas ansiosas y ¡La hora del encuentro había llegado! Pero ¿realmente
desesperanzadas, para tratar de entender nuestros los pasadizos se habían unido y nuestras almas se
signos, para vanamente querer tocarnos, palparnos, habían comunicado? ¡Qué estúpida ilusión mía había
acariciarnos a través del muro de vidrio, para soñar sido todo esto! No, los pasadizos seguían paralelos
una vez más ese sueño imposible. Por el otro lado como antes, aunque ahora el muro que los separaba
estaba Hunter y le bastaba tomar el teléfono y fuera como un muro de vidrio y yo pudiese verla a
llamarla para que ella corriera a su cama. ¡Qué María como una figura silenciosa e intocable... No, ni
grotesco, qué triste era todo! siquiera ese muro era siempre así: a veces volvía a ser
Llegué a la estancia a las diez y cuarto. Detuve el auto de piedra negra y entonces yo no sabía qué pasaba del
en el camino real, para no llamar la atención con el otro lado, qué era de ella en esos intervalos anónimos,
ruido del motor y caminé. El calor era insoportable, qué extraños sucesos acontecían; y hasta pensaba que
había una agobia-dora calma y sólo se oía el murmullo en esos momentos su rostro cambiaba y que una
del mar. Por momentos, la luz de la luna atravesaba mueca de burla lo deformaba y que quizá había risas
los nubarrones y pude caminar, sin grandes cruzadas con otro y que toda la historia de los
dificultades, por el callejón de entrada, entre los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y
eucaliptos. Cuando llegué a la casa grande, vi que que en todo caso había un solo túnel, oscuro y
estaban encendidas las luces de la planta baja; pensé solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi
que todavía estarían en el comedor. infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos
Se sentía ese calor estático y amenazante que precede trozos transparentes del muro de piedra yo había visto
a las violentas tempestades de verano. Era natural que a esta muchacha y había creído ingenuamente que
148
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en ¡Y hablaba con ese monstruo ridículo! ¿De qué podría
realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin hablar María con ese infecto personaje?
límites de los que no viven en túneles; y quizá se había ¿Y en qué lenguaje?
acercado por curiosidad a una de mis extrañas ¿O sería yo el monstruo ridículo? ¿Y no se estarían
ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi riendo de mí en ese instante? ¿Y no sería yo el imbécil,
insalvable soledad, o le había intrigado el lenguaje el ridículo hombre del túnel y de los mensajes
mudo, la clave de mi cuadro. Y entonces, mientras yo secretos?
avanzaba siempre por mi pasadizo, ella vivía afuera su Caminaron largamente por el parque. La tormenta
vida normal, la vida agitada que llevan esas gentes que estaba ya sobre nosotros, negra, desgarrada por los
viven afuera, esa vida curiosa y absurda en que hay relámpagos y truenos. El pampero soplaba con fuerza
bailes y fiestas y alegría y frivolidad. Y a veces sucedía y comenzaron las primeras gotas. Tuvieron que correr
que cuando yo pasaba frente a una de mis ventanas a refugiarse en la casa. Mi corazón comenzó a latir con
ella estaba esperándome muda y ansiosa (¿por qué dolorosa violencia. Desde mi escondite, entre los
esperándome? ¿y por qué muda y ansiosa?); pero a árboles, sentí que asistiría, por fin, a la revelación de
veces sucedía que ella no llegaba a tiempo o se un secreto abominable pero muchas veces imaginado.
olvidaba de este pobre ser encajonado, y entonces yo, Vigilé las luces del primer piso, que todavía estaba
con la cara apretada contra el muro de vidrio, la veía a completamente a oscuras. Al poco tiempo vi que se
lo lejos sonreír o bailar despreocupadamente o, lo que encendía la luz del dormitorio central, el de Hunter.
era peor, no la veía en absoluto y la imaginaba en Hasta ese instante, todo era normal: el dormitorio de
lugares inaccesibles o torpes. Y entonces sentía que mi Hunter estaba frente a la escalera y era lógico que
destino era infinitamente más solitario que lo que fuera el primero en ser iluminado. Ahora debía
había imaginado. encenderse la luz de la otra pieza. Los segundos que
podía emplear María en ir desde la escalera hasta la
XXXVII pieza estuvieron tumultuosamente marcados por los
salvajes latidos de mi corazón.
Después de este inmenso tiempo de mares y túneles, Pero la otra luz no se encendió.
bajaron por la escalinata. Cuando los vi del brazo, sentí ¡Dios mío, no tengo fuerzas para decir qué sensación
que mi corazón se hacía duro y frío como un pedazo de infinita soledad vació mi alma! Sentí como si el
de hielo. último barco que podía rescatarme de mi isla desierta
Bajaron lentamente, como quienes no tienen ningún pasara a lo lejos sin advertir mis señales de
apuro. "¿Apuro de qué?", pensé con amargura. Y sin desamparo. Mi cuerpo se derrumbó lentamente,
embargo, ella sabía que yo la necesitaba, que esa como si le hubiera llegado la hora de la vejez.
tarde la había esperado, que habría sufrido
horriblemente cada uno de los minutos de inútil XXXVIII
espera. Y sin embargo, ella sabía que en ese mismo
momento en que gozaba en calma yo estaría De pie entre los árboles agitados por el vendaval,
atormentado en un minucioso infierno de empapado por la lluvia, sentí que pasaba un tiempo
razonamientos, de imaginaciones. ¡Qué implacable, implacable. Hasta que, a través de mis ojos mojados
que fría, qué inmunda bestia puede haber agazapada por el agua y las lágrimas, vi que una luz se encendía
en el corazón de la mujer más frágil! Ella podía mirar el en otro dormitorio.
cielo tormentoso como lo hacía en ese momento y Lo que sucedió luego lo recuerdo como una pesadilla.
caminar del brazo de él (¡del brazo de ese grotesco Luchando con la tormenta, trepé hasta la planta alta
individuo!), caminar lentamente del brazo de él por el por la reja de una ventana. Luego, caminé por la
parque, aspirar sensualmente el olor de las flores, terraza hasta encontrar una puerta. Entré a la galería
sentarse a su lado sobre la hierba; y no obstante, interior y busqué su dormitorio: la línea de luz debajo
sabiendo que en ese mismo instante yo, que la habría de su puerta me la señaló inequívocamente.
esperado en vano, que ya habría hablado a su casa y Temblando empuñé el cuchillo y abrí la puerta. Y
sabido de su viaje a la estancia, estaría en un desierto cuando ella me miró con ojos alucinados, yo estaba de
negro, atormentado por infinitos gusanos pie, en el vano de la puerta. Me acerqué a su cama y
hambrientos, devorando anónimamente cada una de cuando estuve a su lado, me dijo tristemente:
mis vísceras. —¿Qué vas a hacer, Juan Pablo?
149
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez
Poniendo mi mano izquierda sobre sus cabellos, le Me hice a un lado y tropezó contra una mesita,
respondí: cayéndose. Con increíble rapidez, se incorporó y me
—Tengo que matarte, María. Me has dejado solo. persiguió por toda la sala, tropezando con sillas y
Entonces, llorando, le clavé el cuchillo en el pecho. Ella muebles, mientras lloraba con un llanto seco, sin
apretó las mandíbulas y cerró los ojos y cuando yo lágrimas, y gritaba esa sola palabra: ¡insensato!
saqué el cuchillo chorreante de sangre, los abrió con Escapé a la calle por la escalera, después de derribar al
esfuerzo y me miró con una mirada dolorosa y mucamo que quiso interponerse. Me poseían el odio,
humilde. Un súbito furor fortaleció mi alma y clavé el desprecio y la compasión.
muchas veces el cuchillo en su pecho y en su vientre. Cuando me entregué, en la comisaría, eran casi las
Después salí nuevamente a la terraza y descendí con seis.
un gran ímpetu, como si el demonio ya estuviera para A través de la ventanita de mi calabozo vi cómo nacía
siempre en mi espíritu. Los relámpagos me mostraron, un nuevo día, con un cielo ya sin nubes. Pensé que
por última vez, un paisaje que nos había sido común. muchos hombres y mujeres comenzarían a
Corrí a Buenos Aires. Llegué a las cuatro o cinco de la despertarse y luego tomarían el desayuno y leerían el
madrugada. Desde un café telefoneé a la casa de diario e irían a la oficina, o darían de comer a los
Allende, lo hice despertar y le dije que debía verlo sin chicos o al gato, o comentarían el film de la noche
pérdida de tiempo. anterior.
Luego corrí a Posadas. El polaco estaba esperándome Sentí que una caverna negra se iba agrandando dentro
en la puerta de calle. Al llegar al quinto piso, vi a de mi cuerpo.
Allende frente al ascensor, con los ojos inútiles muy
abiertos. Lo agarré de un brazo y lo arrastré dentro. El XXXIX
polaco, como un idiota, vino detrás y me miraba
asombrado. Lo hice echar. Apenas salió, le grité al En estos meses de encierro he intentado muchas
ciego: veces razonar la última palabra del ciego, la palabra
—¡Vengo de la estancia! ¡María era la amante de insensato. Un cansancio muy grande, o quizá oscuro
Hunter! La cara de Allende se puso mortalmente instinto, me lo impide reiteradamente. Algún día tal
rígida. vez logre hacerlo y entonces analizaré también los
—¡Imbécil! —gritó entre dientes, con un odio helado. motivos que pudo haber tenido Allende para
Exasperado por su incredulidad, le grité: suicidarse.
—¡Usted es el imbécil! ¡María era también mi amante Al menos puedo pintar, aunque sospecho que los
y la amante de muchos otros! Sentí un horrendo médicos se ríen a mis espaldas, como sospecho que se
placer, mientras el ciego, de pie, parecía de piedra. rieron durante el proceso cuando mencioné la escena
—¡Sí! —grité—. ¡Yo lo engañaba a usted y ella nos de la ventana.
engañaba a todos! ¡Pero ahora ya no podrá engañar a Sólo existió un ser que entendía mi pintura. Mientras
nadie! ¿Comprende? ¡A nadie! ¡A nadie! tanto, estos cuadros deben de confirmarlos cada vez
—¡Insensato! —aulló el ciego con una voz de fiera y más en su estúpido punto de vista. Y los muros de este
corrió hacia mí con unas manos que parecían garras. infierno serán, así, cada día más herméticos.

150
Profesoras: María Elena Quipildor - Laura Arnez

También podría gustarte