¿Qué reflexiones sociales actuales te suscita esta obra?
La constitución pastoral Gaudium et Spes, es una riqueza que la Iglesia ofrece a la
humanidad en cuanto al ámbito social se refiere. En el documento se habla ampliamente sobre el caminar de la Iglesia en el mundo actual y lo primero que se debe hacer notar es la actualidad que goza dicho documento, pues, a 60 años del Concilio Vaticano II, aún sigue vigente el mensaje de paz, de solidaridad y de pastoral que los padres conciliares dejaron ya tiempo atrás. Una de las reflexiones que podemos hacer es sobre la dignidad del hombre en el mundo moderno, si bien, el documento es redactado 20 años después del término de la segunda guerra mundial y en medio de la guerra fría, es de interés notable que, a día de hoy, en muchos lugares del planeta, se mire al ser humano según su nacionalidad, religión o color de piel y se haga una distinción jerárquica entorno a eso. El mundo debe saber que el hombre es imagen de Dios, su dignidad reside es su propio ser y no en cuestiones accidentales. Otro aspecto a reflexionar es la cuestión del trabajo y la remuneración, el Concilio, fiel a su tradición social, vela por el bienestar de los trabajadores, pues al ser imagen de Dios, tienen derecho a una vida digna, a vivir de su trabajo y no ser considerados como “de segunda clase”, pues es Cristo quien, con su encarnación, muerte y resurrección, nos devuelve la dignidad primigenia y nos hace hijos de Dios. ¿Qué enseñanzas te deja como iluminación a tu futuro ministerio sacerdotal en cuanto guía social? Esta constitución habla claro a los obispos y sacerdotes, a los cuales se les dio el mandato de regir al pueblo, es por eso que, siendo punto de referencia para los pueblos, el sacerdote debe motivar y defender los derechos de los pueblos, velar por proteger la dignidad del ser humano desde su concepción, instruir al pueblo en la doctrina, en la cultura y en la moral, para que así, logremos el fin trascendental que Jesús nos encargó: “sean perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5, 48). En el ministerio futuro, nos espera mucho y el mundo espera mucho de nosotros, nuestra labor será guiar a las almas en el camino de la verdad y la justicia.