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RECONOCER PARA NO REPETIR

El conflicto armado en Colombia es un problema interno que ha durado más de


cinco décadas y ha involucrado a varios grupos armados, incluyendo guerrillas,
paramilitares y la fuerza del gobierno. El conflicto se ha caracterizado por la
violencia generalizada, los abusos contra los derechos humanos y el
desplazamiento forzado de millones de personas.

La historia nos ha relatado que el conflicto armado es el principal combustible para


guerra esto afecta y deja en el medio a personas que tienen nada o poco que ver,
creando una guerra sin fin por intereses personales, donde generan daños a la
población y al medio ambiente, se producen asesinatos, secuestros, extorsiones,
desplazamiento, entre otro.

No obstante, la guerra en Colombia se configuró en el campo político y desde ahí


se condujo la acción militar. Fue una guerra profundamente racional en la que el
uso de la violencia se reguló o desreguló de acuerdo con la consecución de
objetivos o intereses relativos al poder. La guerra responde a múltiples factores y
no a la naturaleza de nuestra sociedad. Esto nos permite mirar al pasado,
examinarnos, ofrecer un contexto, actuar de cara al futuro, hacer un alto en el
camino y considerar la vida como un pilar fundamental en la sociedad.

El Estado colombiano ha sido moldeado para la guerra. Las instituciones, con


notables excepciones, actúan en guerra, con marcos mentales de guerra. Las
Fuerzas Militares y de Policía, así como los organismos de inteligencia del Estado,
actuaron durante largo tiempo bajo marcos ideológicos que en la práctica se
convirtieron en una forma de la política

En síntesis, los momentos donde se han hecho acuerdos de paz han sido los más
democratizadores y modernizantes para Colombia. Han significado saltos
cualitativos en la construcción de Estado y nación las víctimas han generado
inclusión y ambientes reformistas.

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