la cautiva contempla el vaivén de las olas cual si en ellas dormido su corazón tuviera… Hacia el norte sus ojos se vuelven febrilmente velados por el llanto que en su prisión desgasta Respuesta: A orillas del pacífico, con su dolor a solas, suscita sobre los hombros la blonda cabellera, la cautiva contempla el vaivén de las olas cual si en ellas dormido su corazón tuviera… Hacia el norte sus ojos se vuelven febrilmente velados por el llanto que en su prisión desgasta, ¡Bolivia, Madre Mía!, murmura tristemente, cuando podrá estrecharte tu bella Antofagasta… La madre que ha escuchado su honda melancolía Mirando en sus destinos, oceánicos reflejos, comprendo, le responde, tu tristeza, hija mía. Y al verte encadenada en una tierra extranjera, invoco a la justicia, su fallo no está lejos y que su voz me dice: espera, espera, espera!... María Teresa Solari O.