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SERVICIO DE COMUNIÓN

Pr. Yefry Marte


¿Quiénes pueden participar del servicio de comunión?

La Iglesia practica la comunión abierta. Todos los que han entregado su vida al Salvador
pueden participar. Los niños aprenden el significado del rito al observar a quienes
participan. Después de recibir instrucción formal en las clases bautismales y de hacer su
compromiso con Jesús en el bautismo, están preparados para participar de la ceremonia.
Manual De La Iglesia, 137.
1. Todos los que son bautizados.
2. Niños ya bautizados.
3. Niños instruidos en la iglesia.
1Co 11:27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del
Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. 1Co 11:28 Por
tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. 1Co 11:29
Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come
y bebe para sí.
Pueden participar los que están haciendo preparativos para bautizarse
Elena G. de White: »Pueden entrar en el grupo personas que no son de todo corazón
siervos de la verdad y la santidad, pero que desean tomar parte en el rito. No debe
prohibírseles. Hay testigos que estuvieron presentes cuando Jesús lavó los pies de los
discípulos y de Judas. Hay ojos más que humanos que contemplan la escena» (DTG
627, 628).
Los que no deben participar
1Co 5:11 Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano,
fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni
aun comáis.

Francisco Aquino
Antes del lavamiento de los pies

Elena G. de White: »Este rito es la preparación indicada por Cristo para el servicio
sacramental. Mientras se alberga orgullo y divergencia y se contiende por la supremacía,
el corazón no puede entrar en comunión con Cristo. No estamos preparados para recibir
la comunión de su cuerpo y su sangre. Por esto Jesús indicó que se observase
primeramente la ceremonia conmemorativa de su humillación» (DTG 619, 620).
La experiencia espiritual que encierra el acto del lavamiento de los pies deja de ser una
costumbre común para convertirse en un rito sagrado. Transmite un mensaje de perdón,
aceptación, certeza y solidaridad, principalmente de Cristo hacia el creyente, pero
también entre los propios creyentes. Ese mensaje se expresa en una atmósfera de
humildad. Manual De La Iglesia, 134.

Pr. Yefry Marte


Después del lavamiento de los pies

En el acto del lavamiento de los pies de los discípulos, Cristo ejecutó una limpieza más
profunda: la de lavar el corazón de la mancha del pecado. El participante se siente
indigno de aceptar los sagrados emblemas antes de experimentar la limpieza que hace a
uno «todo limpio» (Juan 13: 10). Manual De La Iglesia, 133.
Jesús quería «lavar el enajenamiento, los celos y el orgullo de sus corazones […]. El
orgullo y el egoísmo crean disensión y odio, pero Jesús se los quitó al lavarles los pies.
[…] Mirándolos, Jesús pudo decir: “Vosotros limpios estáis” (Juan 13: 10)» (DTG 618).

Antes de los emblemas

Pr. Yefry Marte - Elena G. de White: La ceremonia de la Cena del Señor es tan
sagrada hoy como cuando fue instituida por Jesucristo. Jesús sigue estando presente
cuando se celebra este rito sagrado. «Es en estas ocasiones designadas por él mismo
cuando Cristo se encuentra con los suyos y los fortalece por su presencia» (DTG 628).
Francisco Aquino - Lectura antes de repartir el pan.
1Co 11:23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor
Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 1Co 11:24 y habiendo dado gracias, lo
partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto
en memoria de mí.
Pr. Yefry Marte - Lectura antes de repartir el vino.
1Co 11:25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta
copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en
memoria de mí.
Francisco Aquino - Después de tomar los emblemas.
1Co 11:26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la
muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
Pr. Yefry Marte - Elena G. de White: Un recordatorio de la crucifixión. «Al recibir
el pan y el vino que simbolizan el cuerpo quebrantado de Cristo y su sangre derramada,
nos unimos mentalmente a la escena de comunión del aposento alto. Es como si
estuviéramos pasando por el huerto consagrado por la agonía de Aquel que llevó los
pecados del mundo. Presenciamos la lucha por la cual se obtuvo nuestra reconciliación
con Dios. El Cristo crucificado es levantado entre nosotros» (DTG 630, 631).
Francisco Aquino – Elena G. de White: Una proclamación de la segunda venida.
«El rito de la comunión señala la segunda venida de Cristo. Estaba destinado a mantener
esta esperanza viva en la mente de los discípulos. En cualquier oportunidad en que se
reuniesen para conmemorar su muerte, relataban cómo él “tomando el vaso, y hechas
gracias, les dio, diciendo: ‘Bebed de él todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto,
la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados. Y os digo, que desde
ahora no beberé más de este fruto de la vid hasta aquel día, cuando lo tengo de beber
nuevo con vosotros en el reino de mi Padre’”. En su tribulación, hallaban consuelo en la
esperanza del regreso de su Señor. Les era indeciblemente precioso el pensamiento:
“Todas las veces que comáis este pan, y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis
hasta que él venga” (1 Cor. 11: 26)» (DTG 629).

Pr. Yefry Marte - Mat 26:30 Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte
de los Olivos.
Himno #584: Amémonos hermanos.

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