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RESUMEN DE CIUDADANÍA Y DERECHOS FUNDAMENTALES:

El texto aborda la evolución del término "ciudadanía" y su relación con los "derechos
del hombre". Se destaca cómo la noción de ciudadanía ha ganado terreno sobre la de
derechos humanos, lo que ha llevado a confusiones y a un error conceptual. Se
cuestiona si extender el significado de ciudadanía es ventajoso y se argumenta en contra
de esta idea, señalando que impide reconocer la diversidad de derechos y los vincula de
manera indebida a la pertenencia a una comunidad política. Se propone revisar
críticamente esta concepción predominante en la sociología y la ciencia política

II. LAS PREGUNTAS DE ARISTÓTELES:

El texto explora las raíces históricas de los conceptos de derechos del hombre y
ciudadanía, remontándose a Aristóteles. En particular, se enfoca en las preguntas
planteadas por Aristóteles sobre quién es y quién debe ser considerado ciudadano,
destacando la importancia de distinguir entre la definición del concepto y los requisitos
para obtener ese estatus. Aristóteles define al ciudadano como aquel que tiene un poder
público permanente en la toma de decisiones colectivas, sostiene que la participación en
el poder político es la característica esencial de la ciudadanía política. Respecto a quién
debe ser considerado ciudadano, Aristóteles descarta la residencia y la descendencia
como requisitos, sugiriendo que la ciudadanía se determina de acuerdo a las diferentes
constituciones políticas. Además, considera que aquel que es capaz de ejercer el poder
(arché) debería ser reconocido como ciudadano.

II. LOS ORÍGENES ROMANOS DE LA NOCIÓN DE CIUDADANÍA:

destaca los orígenes romanos de la noción de ciudadanía, con énfasis en el término


latino “civis”. Se analizan los derechos que caracterizan al ciudadano romano, como el
derecho a formar una familia, tener esclavos, votar en comicios y ser elegido como
magistrado. Además, se discute quiénes son considerados ciudadanos romanos,
inicialmente limitados a los autóctonos, pero luego extendidos gradualmente a través de
la historia de Roma culminando en la Constitutio Antoniniana del año 212 d.C.

LA CONCEPCIÓN PREMODERNA DE LOS DERECHOS:

La lectura analiza la pérdida de derechos de ciudadanía en la antigua Roma, donde


incluso los no indígenas podían adquirir derechos ciudadanos, pero también perderlos, a
través de la capitis deminutio, que tenía tres formas. La segunda forma, la capitis
deminutio media, implicaba la pérdida de la civitas, pero no de la liberta. Se discute si la
libertad sin ciudadanía era concebible en Roma, concluyendo que no lo era
completamente. Se destaca que algunos derechos están más estrechamente vinculados
con la ciudadanía que otros, especialmente los derechos políticos, que representan la
posesión de la ciudadanía plena. Esto se refuerza al observar que algunos extranjeros
tenían ciertos derechos, pero no los políticos, lo que demuestra una distinción entre los
derechos privados y los políticos.
MODERNIDAD: DERECHOS SIN PERTENENCIAS:

Tambien discute la transición de la concepción premoderna del hombre y los derechos


hacia la modernidad, donde la idea de los derechos individuales desafía y supera la
visión anterior. En la modernidad, se destaca la primacía del individuo sobre la
comunidad y la importancia de la libertad individual. Este cambio se refleja en la
Declaración de los Derechos del Hombre de 1789 y en la priorización de la identidad
individual sobre la identidad colectiva.

ERRORES TEÓRICOS Y PRÁCTICOS:

La objeción planteada por Dahrendorf sugiere que la perspectiva de la ciudadanía


vincula los derechos individuales con la pertenencia a una comunidad específica, lo que
puede llevar a que los derechos civiles se diluyan y los derechos de pertenencia se
conviertan en deberes. Sin embargo, esta perspectiva puede ser problemática ya que los
derechos humanos son inherentes a la condición humana, no dependen de la pertenencia
a una comunidad. Además, los estados pueden y deben reconocer ciertos derechos
fundamentales a todas las personas, independientemente de su ciudadanía.

argumenta que los derechos políticos deben considerarse derechos de la persona y no


estar restringidos a los ciudadanos de una comunidad específica. Se critica la exclusión
de ciertos individuos de participar en el proceso político basado en criterios de
pertenencia a una comunidad, abogando por un enfoque más inclusivo y democrático.
En resumen, aboga por una revisión de la teoría contemporánea de la ciudadanía para
reconocer los derechos políticos como inherentes a la persona y no limitados por la
nacionalidad o la pertenencia a una comunidad específica.

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