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Rincón de esperanza
Escribe las peticiones por las que estarás orando todo el mes (si
requieres ayuda pídela a un adulto de tu familia).
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Porque en ti espero, oh SEÑOR; tú responderás, Señor, Dios mío.
Salmos 38:15
IDEAS DE SOBRES
IDEA DE TARJETA
IDEA DE COFRE
Tarde con amigos.
Nuevos amigos.
Anita era una dulce y tierna niña que vivía junto a sus papitos en una
encantadora casa en el campo, Anita disfrutaba despertarse
temprano para escuchar el canto de las aves y ayudar a su mamita a
ordeñar las vacas; siempre estaba dispuesta a ayudar y le encantaba
ir todos los días a su escuelita para compartir con sus amigos y la
profesora.
Un día el papá de Anita llegó a casa con una noticia que entristeció a
la niña: por motivos de trabajo debían trasladarse a una ciudad lejos
de su hogar. Esto puso muy triste a la niña, ella amaba el campo, su
escuela, sus vacas, pero, sobre todo le encantaba disfrutar con sus
amigos en la escuela.
Anita llegó muy triste a su casa, y con lágrimas en los ojos le contó a la
mamita lo sola que se sentía, la mamita la abrazó y le dijo que no se
preocupara que ella tenía un kit de emergencia para estas
situaciones. Anita abrió sus ojos sorprendida, pues no sabía a qué se
refería su mamá, ¿Un kit de emergencia? ¿Por no tener amigos? Se
preguntaba la niña sin salir de su asombro.
Al momento Anita vio llegar a su mamá con su Kit de emergencia, el
cual contenía: una biblia, cojín para orar, plumones, papeles de
colores y una receta para hacer galletas.
Anita sabía que su mamá era muy sabia y pronto entendería para que
necesitaban todos esos objetos, si su problema era que no había
podido conseguir amigos.
Bueno Anita- dijo la mamá- ¿Sabes para qué he traído todo esto?
No estoy segura -contesto Anita- bastante curiosa.
La Mamita le dijo: Anita, muy sencillo, en la biblia buscaremos
proverbios 18:24 que tienen un mensaje especial: “el hombre que
tiene amigos debe ser amistoso, y amigos hay más unidos que un
hermano”.
Que hermoso mensaje -dijo la madre- si deseamos tener amigos
debemos tratar a los otros con amor, ahora vamos a usar estos lindos
papeles de colores con los plumones para escribir un mensaje de
amistad para tus compañeros.
Anita estaba muy entusiasmada, le pareció una buena idea lo que la
mamita le estaba proponiendo. Luego sacaron la receta de las
galletas, fueron a la cocina y empezaron a prepararlas. Cuando
estuvieron listas y frías las empacaron en lindas bolsitas, pegaron las
tarjetas y se arrodillaron en su cojín de oración pidiéndole a Dios que
las bendijera, que ayudará a Anita a mostrarse amistosa y se sintiera
feliz en su nueva escuela.
Al otro día Anita llegó muy feliz de la escuela, los niños se mostraron
agradecidos por la bondad de Anita, se presentaron y estuvieron
dispuestos a jugar con ellas. Anita se sintió muy feliz de dar el primer
paso para tener nuevos amigos, recordando que si queremos tener y
conservar una buena amistad debemos mostrarnos amistosos.
Reflexión:
• ¿Has experimentado una situación similar a la de Anita?
• ¿Qué cosas puedes hacer para mostrarte amistoso?
• ¿Cómo puedes tratar a un compañero nuevo para que se sienta
feliz?
Actividades:
.
Comparte con tu amigo
de oración una copia de esta
actividad y enséñale que Jesús nos
da esperanza de una vida nueva
aquí en la tierra, pero, nos está
preparando otra con él por la
eternidad.
Un acto de esperanza
Tú eres mi escondite y mi escudo; en tu palabra he puesto mi
esperanza. Salmo 119:114
Ana, una niña de tan solo una hora de nacida, estaba plácidamente
calientita en los brazos de mamá, se sentía tan bien y tan querida al
escuchar las palabras de su madre al decirle que Dios la amaba y la iba
a cuidar siempre. ¡Qué delicia es estar en los brazos de alguien que te
ama, protege, pero sobre todo el escuchar que alguien es mucho más
grande y fue capaz de dar su vida por ti!
Pero, en ese momento, algo sumamente triste sucedió. Ana dejó de
respirar y su corazón fue dejando de latir poco a poco, estaba
quedando sin oxígeno y su vida se estaba apagando. Su madre corrió
angustiada para pedir ayuda a los médicos, que aún se encontraba en
la sala donde dan a luz las mamis embarazadas. Los doctores se la
llevaron y la auxiliaron inmediatamente.
La mamita de Ana se encontraba en una habitación del Hospital
esperando triste y afligida, A ella no le importaba el cansancio, el dolor
físico que tenía por haber dado a luz. Ella se arrodilló en su camilla y le
suplicó, a quien todo lo puede, un milagro. ella tenía la certeza y la
esperanza que Jesús le iba dar la vida a su bebé.
Los médicos informaron que tenían que dejar a Ana internada porque
no sabían el motivo por el cual había pasado la crisis. Pasaron los días,
y Ana no respondía. Su oxigeno iba y venía. Los latidos de su corazón
aumentaban y disminuían. El alimento suministrado por el médico. Ana
no lo soportaba, o tan chiquita e indefensa pasar por tan difíciles
circunstancias en tan poco tiempo de vida.
La mamá de Ana sabía que tenía un Dios que realiza muchos milagros,
y que solo Él puede hacer cosas inexplicables. Con un rayo de
esperanza la mamá de Ana iba todos los días llena de fuerza; Ella sabía
que Ana saldría del hospital. Una mañana muy de mañana, el Señor le
hizo saber que ese día sería diferente.
La mami de Ana llegó a donde estaba Ana. Su corazón latía
rápidamente. Ella la tomó en sus brazos y le dio de su pecho, la
estrechó con amor y ternura y empezó a orar en voz audible. Las
mamitas, que estaban cerca, escucharon esa hermosa y esperanzadora
oración y la seguridad que ella tenía de que Ana pronto saldría de allí.
De repente, inexplicablemente, Ana respiraba mucho mejor, y sus
latidos empezaron a aumentar, de un momento a otro Ana ya no
necesitaba ayuda del oxígeno. La mamá de Ana compartió su Alegría
con otras mamitas y se puso a orar con ellas por sus Hijos, ella supo
que la esperanza que solo da Dios al ser compartida con otros pueda
ocasionar milagros asombrosos.
En poco, muy poco tiempo Ana salió del hospital para disfrutar con sus
papitos y su hermanito que la esperaban anhelosamente en casa. Hoy tú
también puedes compartir esperanza; hacer que otros Se enamoren de
Dios, Nunca la pierdas, Nunca dudes que Jesús vendrá por ti y nos dará un
hermoso lugar para disfrutar con nuestras familias y amigos por la
eternidad.
DEVOCIONAL
TEXTO CLAVE: “La respuesta suave quita la ira; más la palabra áspera hace
subir el furor” (Proverbios 15:1)
DANIEL Y LAS PALABRAS PODEROSAS
Te presento a Daniel, el gran genio de las palabras. El abuelo de Daniel es
muy aventurero y este año le ha enviado desde un país sin nombre, por su
cumpleaños, un regalo muy extraño: una caja llena de letras brillantes.
En una carta, su abuelo le dice que esas letras forman palabras amables
que, si las regalas a los demás, pueden conseguir que las personas hagan
muchas cosas: hacer reír al que está triste, llorar de alegría, entender
cuando no entendemos, abrir el corazón a los demás, enseñarnos a
escuchar sin hablar.
Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta palabras
sin cesar. Hay veces que las letras se unen para formar palabras fantásticas,
imaginarias, y es que Daniel es un genio de las palabras.
Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más
quiere. Es muy divertido ver la cara de mamá cuando descubre por la
mañana un buenos días, preciosa debajo de la almohada; o cuando papá
encuentra en su coche un te quiero de color azul.
Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y
hacen sentir bien:
- gracias
- te quiero
- buenos días
- por favor
- lo siento
- me gustas
Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y
ver la cara de felicidad de la gente cuando las oye. Sabe bien que las
palabras amables son poderosas, son como llaves que te abren la puerta
de los demás.
Porque si tú eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta:
¿quieres intentarlo tú y ser un genio de las palabras amables? FIN
PARA MEDITAR
“Las palabras bondadosas, alegres y animadoras son tan satisfactorias para
el alma como el pan lo es para el hambriento” (Testimonios para la Iglesia,
Tomo 2, p. 337). Esto significa que debemos hablar con amor y gratitud a
los demás, especialmente a los que están tristes o desanimados. Así
podremos alimentar su alma y darles esperanza.
“Las palabras amables son como el rocío y las suaves lluvias para el
alma; pueden ser el medio de restaurar la salud moral” (La Educación
Cristiana, p. 223) Debemos hablar con ternura y compasión a los demás,
especialmente a los que están enfermos o sufren. Así podremos sanar
sus heridas y mostrarles el amor de Dios.
La Biblia dice: “No salga de vuestra boca ninguna palabra torpe, sino la
que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para
que imparta gracia a los oyentes” (Efesios 4:29). Debemos evitar las
palabras groseras, mentirosas o hirientes, sino las que sean útiles,
oportunas y agradables. Así podremos edificar a los demás y glorificar a
Dios.
“Los padres deben tener cuidado de no irritar a sus hijos con palabras o
acciones injustas. Antes de castigarlos, deben considerar si el mal
comportamiento de los niños ha sido provocado por su propia
negligencia o mal ejemplo. Los padres deben gobernarse a sí mismos y
gobernar a sus hijos con sabiduría y amor cristianos” (El Hogar
Cristiano, p. 281)
La Esperanza de José
Introducción
La esperanza es como un faro que brilla en medio de la tormenta. Ayuda a
mantenernos fuertes y confiados en Dios, incluso cuando enfrentamos
dificultades.
Es por esto que es este mes recordaremos la historia de José, en nuestras
biblias lo encontramos en el libro de Genesis, vamos a recordarla
Aplicación
José fue un joven en la Biblia que enfrentó muchos desafíos en su vida. A
pesar de las dificultades, José mantuvo su esperanza en Dios. A través de
sus pruebas, Dios lo usó para realizar grandes cosas y salvar a muchas
personas. La historia de José nos muestra cómo la esperanza en Dios
puede convertir situaciones difíciles en oportunidades para hacer el bien.
Al día siguiente, Abraham hizo una bolsa con pan y un odre con agua
para Agar e Ismael. Con lágrimas en los ojos, los llevó al desierto de
Beerseba y los dejó allí. Imaginen lo asustados y tristes que debieron
haberse sentido.
Mientras caminaban por el desierto, el agua se agotó, y Agar no sabía
qué hacer. Estaba desesperada y temerosa por la vida de Ismael.
Entonces, lo dejó debajo de un arbusto y se alejó, no podía soportar
verlo sufrir. Ismael, siendo un niño pequeño, no entendía nada de lo
que pasaba. ¿Qué harían ustedes si los dejaran solitos en el desierto?
Ismael comenzó a llorar fuertemente. Pero aquí viene la parte más
emocionante de la historia: ¡Dios nos cuida, incluso en medio del
desierto! Dios escuchó el llanto de Ismael desde el cielo. Un ángel de
Dios se apareció ante Agar y le preguntó: "¿Qué te pasa?" Dios sabía lo
que estaba pasando, pero quería recordarle a Agar que Él siempre está
con nosotros, en los buenos y malos momentos.
El ángel le dijo a Agar que no tuviera miedo, porque Dios había
escuchado el llanto de Ismael y estaba con ellos. Le indicó a Agar que
se levantara y tomara la mano de su hijo, porque Dios haría de Ismael
una gran nación. ¡Y aquí viene algo interesante! Agar encontró un pozo
de agua, llenó su odre y le dio agua a Ismael, aliviando su sed y
restaurando su esperanza. Puedo imaginarme la alegría de Agar,
saltando y abrazando fuertemente a su pequeño Ismael.
A partir de ese momento, Dios siempre estuvo con Ismael y su mamá
en el desierto. Ismael creció fuerte y valiente, y se convirtió en un hábil
tirador de arco. Más tarde, Agar encontró una esposa para él, ¡la
familia había empezado a crecer! Tal como Dios lo había prometido.
Esta historia nos enseña que, incluso cuando cometemos errores y
enfrentamos momentos difíciles, Dios siempre está con nosotros para
ayudarnos y darnos esperanza. Incluso en los momentos más tristes y
solitarios, nunca estamos solos. Siempre podemos confiar en Dios.
¿Les gustó esta historia de esperanza en el desierto? ¡Nunca olviden
que Dios siempre está con ustedes, cuidándolos y dándoles esperanza
en los momentos más difíciles!
Preguntas para realizar después de contar la historia:
La señora Patricia, a quien todos llamaban Patty con cariño vivía con sus
tres hijos Pablito de 10 años, Elena de ocho y Sofía de seis, en una
pequeña casita rodeada de un jardín que tenía muchas plantas y flores
que ella y sus hijos cuidaban con amor y constancia. Los vecinos llamaban
aquella casa, “la casa que canta”. Patty tocaba un viejo piano que había
heredado de sus padres, siempre cantaba y cuando ella no lo hacía eran
sus hijos quienes cantaban. El ambiente en aquella casa era bonito, era de
alegría y llenaba a sus habitantes y vecinos de mucha paz pues eran
melodías muy especiales las que salían y se escuchaban en aquella casa.
Como seguidores de Jesús Patty y sus hijos tenían en cuenta aquello de
que “debían bendecir al Señor en todo tiempo, de que sus labios siempre
debían alabarlo. Nuestra alma se alegra en el Señor, los oirán los humildes
y se alegrarán. Engrandezcamos al Señor y exaltemos a una su nombre”.
Salmo 34:1-3
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