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ECONOMÍA - TEMA 19
I. LA ACTIVIDAD ECONÓMICA.
TEMA 19
LA ACTIVIDAD ECONÓMICA
La actividad económica. Sistemas económicos. Tipos de organización de la actividad
económica. Funciones de un sistema económico.
I. LA ACTIVIDAD ECONÓMICA.
La economía forma parte de nuestra vida, ya que todos nosotros tomamos decisiones económicas a
diario. Por otra parte, en la prensa y en la televisión son constantes las alusiones a términos y
cuestiones económicas: descenso de los tipos de interés, presupuestos, distribución de la riqueza,
paro, inflación... Por eso debemos conocer cuál es el significado y la importancia de todo ello. Una
rebaja impositiva, un incremento de las pensiones o una bonificación del gobierno a la hora de
comprar un coche son aspectos que condicionan nuestras decisiones de producción o consumo. Por
tanto, lo que estudiamos en economía son problemas reales que nos afectan de forma directa.
Hace pocos años nadie pensaba que íbamos a tener microondas, ordenadores personales o nuevos
medios para combatir enfermedades. Todo ello es producto de una economía en crecimiento y
diversificación, capaz de crear productos innovadores que consiguen elevar el nivel de vida. De forma
opuesta nos encontramos con el desempleo, la inflación y el subdesarrollo, problemas de indudable
importancia cuya solución hunde las raíces en la economía.
Hay que tener en cuenta, que la economía no es sólo gráficos y estadísticas, ya que sus resultados permiten
mejorar el mundo en el que vivimos. Para ello, necesitamos utilizar los recursos existentes de la mejor manera
posible. Ésa es la esencia de la economía, es decir, el estudio de cómo deben asignarse los recursos escasos
de una sociedad para satisfacer las necesidades de sus miembros. Ahora bien, en una sociedad existen
normas e instituciones muy concretas que dependen de las decisiones políticas. La organización de los Estados,
las leyes y normas establecidas suponen un nexo vital entre la economía y la política. Sólo cabe estudiar los
problemas económicos delimitados por los estrechos márgenes y vaivenes que la política ofrece, y será ésta la
que facilite o dificulte el proceso de desarrollo y crecimiento económico.
Antes de adentrarnos en los problemas básicos vamos a definir lo que es la Economía. En principio
podremos decir que la Economía es la ciencia de la elección. Por tanto, su objeto no es un campo
concreto de la actividad y relaciones humanas, sino un aspecto, que podemos resumir como la
necesidad de cualquier persona de elegir cuando intenta satisfacer sus necesidades.
La Economía se ocupa de las cuestiones que surgen en relación con la satisfacción de las necesidades
de los individuos y de la sociedad. Las necesidades son múltiples. Pueden ser necesidades materiales
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(alimentos, vivienda, vestido, etc.) o necesidades inmateriales, entre las que están la sanidad, el ocio o
la educación.
Lo que pretende la Economía es facilitar y hacer eficiente este proceso. Nos vamos a enfrentar con
múltiples problemas, desde detectar lo que la población está demandando hasta la selección de una
maquinaria y unos trabajadores. La Economía trata de ofrecer un método para establecer las
prioridades a la hora de tomar las decisiones que afectan a las necesidades, ya sean individuales o
colectivas, que se desea satisfacer. La Economía se preocupa precisamente de la forma en que se
administran o se asignan los recursos escasos. Teniendo estos hechos en cuenta, una definición más
sistemática de lo que entendemos por Economía es la siguiente:
• La Economía estudia el modo en que los individuos, las empresas, el Estado y otras entidades de
nuestra sociedad eligen cómo utilizar los recursos productivos escasos y susceptibles de usos
alternativos para producir bienes económicos y distribuirlos entre los distintos individuos o grupos
que componen dicha sociedad.
En primer término, hay que aclarar el concepto de bien económico, ya que no todos los bienes son
económicos. Un bien que es escaso y deseado está sujeto a intercambio y a precio, motivo por el que
recibe el nombre de bien económico. Una puesta de sol no es un bien económico, puesto que no es
escaso. Sin embargo, dedicar tiempo a observar una puesta de sol sí lo tenemos que considerar como
un bien económico, ya que nuestro tiempo no es ilimitado y hemos elegido emplear determinados
minutos del día en deleitamos con la caída del sol en lugar de hacer cualquier otra cosa.
Los bienes que no son económicos, como la puesta del sol o el aire que respiramos, se denominan
bienes libres o gratuitos. Al no ser escasos no están sujetos a intercambio. Por ejemplo, no hay que
realizar ningún tipo de transacción para obtener un puñado de arena del desierto.
Pero los bienes gratuitos no lo son en todo lugar ni a lo largo de todo el tiempo. Hay bienes que solían
ser gratuitos pero que actualmente son bienes económicos como las algas o el salvado del pan. Es
decir, algo que no era escaso ahora sí lo es. Esto viene motivado porque en algún momento su
abundancia era tal que no podía ser nunca considerados como escasos, o también porque no eran
valorados, nadie los deseaba, y ahora sí. En definitiva, sobre los bienes gratuitos no va a tratar la
economía porque no son escasos y, por consiguiente, no están sujetos a elección.
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En segundo término, cualquier decisión no es una decisión económica. En principio, las decisiones
económicas son aquellas que implican elección y que se toman teniendo en cuenta la satisfacción que
nos producen. De hecho, muchas de las decisiones que estudian los economistas pueden formularse de
la siguiente forma: ¿hay que hacer la actividad z?.
Para decidir de forma racional si se ha de llevar a cabo la actividad en cuestión debemos de comparar
los beneficios y los costes que conlleva. Este es el objeto del análisis coste-beneficio (ACB), en el
que se valoran los costes y beneficios en términos monetarios y se decide realizar la actividad si el
beneficio que nos reporta es mayor que su coste. Es decir, realizaremos la actividad z sí B(z) > C(z).
Ahora bien, para realizar correctamente el ACB tenemos que tener en cuenta un concepto nuevo: el
coste de oportunidad. Como mencionamos anteriormente, sabemos que debemos elegir entre los
diferentes bienes que deseamos, esto implica que siempre que realizamos una elección estamos
dejando de lado otras opciones. Es decir, nos quedamos con una posibilidad, con una alternativa entre
otras, lo cual implica un coste.
Por este motivo, el coste de una actividad no es sólo su precio, sino también la valoración que demos
a la mejor opción que rechazamos. Por tanto, el coste de oportunidad es el valor de la mejor
actividad alternativa.
Para analizar este concepto, habría que incluir el análisis de la Frontera de Posibilidades de
Producción (FPP) de un país. Con ella, se puede entender el concepto de eficiencia, escasez y coste de
oportunidad. La FPP indica las posibilidades máximas de producción de un país, con la tecnología y
los recursos disponibles. Se estará produciendo eficiente y óptimamente si se aprovecha toda la
tecnología y los recursos disponibles (puntos A y B situados sobre la FPP). Se producirá
ineficientemente cuando no se utilicen todos los recursos disponibles (puntos interiores, como C ).
Pongamos un ejemplo. Un estudiante puede elegir entre ir al cine o cuidar a sus sobrinos. La satisfacción
que le reporta ver una película tiene para el estudiante un valor de 12 euros, mientras que los costes del cine
son de 6 euros (entrada, transporte y palomitas). Por otra parte, si no va al cine el estudiante obtiene una
gratificación de 9 euros, a pesar de que estaría dispuesto a cuidar a sus sobrinos gratuitamente. Por lo tanto,
la pregunta que se debe hacer el estudiante es la siguiente: ¿debo ir al cine o cuidar a mis sobrinos? Para
contestar económicamente empleamos el ACB, es decir, comparamos los costes y los beneficios que le
reporta al estudiante ir al cine teniendo en cuenta que éste irá si:
En este caso, los costes en que incurre el estudiante son iguales a los costes explícitos (6 euros), más
el coste de oportunidad de los ingresos que pierde (9 euros). Por tanto, los costes totales ascienden a
15 euros, motivo por el que la mejor opción es no ir al cine, ya que C (cine) > B (cine). De no tener en
cuenta los costes de oportunidad el estudiante tomaría la elección errónea de ir al cine.
Una vez precisados los conceptos claves de la definición de Economía, debemos de estudiar con más
detalle lo que significa la actividad económica.
Como hemos señalado con anterioridad, toda actividad económica implica la elección entre diversas
alternativas posibles. Esto es debido a que las necesidades son ilimitadas y los recursos productivos
son escasos y susceptibles de usos alternativos. Por este motivo, toda sociedad tiene que dar respuesta
a los problemas de la producción, el intercambio y el consumo de bienes. Es decir, se debe determinar
qué bienes se producen, cómo se producen y cómo se distribuyen entre los diferentes miembros de la
sociedad.
1. ¿Qué se produce?
2. ¿Cómo se produce?
3. ¿Para quién se produce?
Estas cuestiones plantean problemas de elección, de toma de decisiones por parte de los individuos,
las empresas y el Estado, a los que denominamos agentes económicos. El hecho de tener que elegir
viene motivado por razones de escasez. Estas elecciones determinan conjuntamente cómo se utilizan
los recursos escasos y susceptibles de usos alternativos de los que dispone una economía.
Por tanto, para comprender cómo las sociedades realizan esta asignación de recursos debemos
estudiar por separado los determinantes básicos de estas tres preguntas.
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Para responder a la primera pregunta, qué se produce, y también en qué cantidad, debemos observar
los deseos de los agentes económicos. Las necesidades que estos tienen determinarán los bienes y
servicios que la sociedad produzca. La dificultad está en que las necesidades son ilimitadas, mientras
que los recursos son escasos. Los distintos agentes económicos muestran una capacidad infinita de
desear bienes y servicios.
El objetivo de la Economía es proporcionarnos los instrumentos para que podamos elegir qué bienes y
servicios debemos de producir. Además, esta elección debe ser la mejor posible, la óptima, y aquélla
que permite alcanzar máximamente los objetivos propuestos en cada caso concreto, ya que de lo
contrario estaremos dejando de satisfacer por error algún deseo o necesidad de cualquier agente
económico. ¿Cómo podemos saber si la decisión por la que nos inclinamos es la mejor? Únicamente
podemos acertar si somos capaces de ordenar nuestras necesidades y deseos por orden de preferencia.
La teoría económica se basa en estas características de las necesidades para poder ordenar cualquier
alternativa que nos planteemos. Más adelante, cuando estudiemos microeconomía, profundizaremos
en la situación en la que el consumidor alcanza el óptimo. Pero de momento basta con saber que no
son decisiones aleatorias, sino que el sujeto analiza ventajas e inconvenientes para quedarse con la
posibilidad que subjetivamente cree que es la mejor.
Esa satisfacción es lo que en términos económicos denominamos utilidad. Como en otras nociones
básicas, no debemos entender este concepto en el sentido limitado que vulgarmente se le atribuye,
sino que asimilamos el significado de utilidad al de satisfacción.
Es decir, utilidad no es sólo que algo nos sea práctico para conseguir un objetivo, como el bolígrafo
para escribir y el martillo para golpear, sino también cualquier hecho que nos produce bienestar.
Al ser la utilidad una valoración subjetiva, ésta dependerá de los gustos de los consumidores. Del
mismo modo, y como veremos en próximos temas, las decisiones de los consumidores estarán
restringidas por su renta y los precios de los bienes. Por otra parte, las decisiones sobre qué se
produce también estarán limitadas por los recursos y técnicas que disponga la sociedad en un
momento determinado tal como explicamos en el apartado siguiente.
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En primer lugar, porque engloba cualquier transformación que implique no sólo un cambio cualitativo
(por ejemplo, el caucho se transforma en un neumático) sino también cuando el cambio es de
localización espacial o temporal. Un ejemplo de cambio de localización espacial sería el agua de la
sierra, que se transforma en agua disponible para su consumo en una ciudad, mientras que podemos
ilustrar un cambio de localización temporal en un stock de almacén que se guarda para ponerse a la
venta en otro momento del tiempo.
En segundo lugar, por la definición misma de la palabra bien, ya que el término producción también
lo aplicamos cuando nos referimos a la provisión de servicios de hostelería, jurídicos, médicos, etc.
Más concretamente, los factores de producción son todos los bienes que sirven para fabricar otros
productos. Es decir, son los recursos incorporados al proceso productivo. Podemos clasificar los
recursos en tres tipos: naturales, humanos y de capital.
Definimos la tecnología como las fórmulas o técnicas conocidas para producir cosas. Es el conjunto
de conocimientos o “recetas” que nos indican las posibles combinaciones de los factores de
producción para fabricar otros bienes. La tecnología puede mejorar con el tiempo debido al progreso
técnico, pero en cada momento considerado la tecnología está dada.
Cada bien puede producirse de muchas maneras: utilizando mucha mano de obra y poca tecnología;
empleando tecnología sofisticada y poca mano de obra; o bien una producción puede caer en manos
de un empresario poco cuidadoso que emplee a dos trabajadores para hacer lo que puede hacer sólo
uno. Pues bien, cuando en economía utilizamos el término tecnología sólo nos estaremos refiriendo a
la mejor de las fórmulas conocidas para producir cada uno de los bienes. Es lo que llamamos
tecnología eficiente.
Por tanto, a la hora de producir un determinado bien nos encontramos con una serie de limitaciones
que reciben el nombre de restricciones: los recursos son fijos y la tecnología está dada. Estas
restricciones imponen la necesidad de elegir, ya que el correcto proceso de decisión determinará o no
el éxito en el proceso de producción.
La conducta del empresario será elegir el modo de producción, teniendo en cuenta los recursos y la
tecnología de los que dispone, que le permita maximizar algún objetivo estratégico como el beneficio,
las ventas, la producción,...
La tercera pregunta, para quién se produce, se corresponde con el problema de la distribución de los
bienes y servicios fabricados. En principio, ésta depende de la propiedad y retribución de los distintos
factores de producción. El concepto clave aquí es la teoría de la distribución de la renta que será
estudiada con más detalle en el próximo tema. Ahora bien, en principio podemos agrupar los factores
de producción en dos clases: trabajo y propietarios de los bienes de equipo y recursos naturales. Por
tanto, la distribución de la renta dependerá de la proporción que presente el trabajo sobre el resto de
factores.
Vivimos tomando decisiones, muchas más de las que creemos. Decidimos si levantamos a una hora o
dormir más (aún a costa de llegar tarde al trabajo, siendo conscientes de lo que eso supone).
Decidimos qué ropa ponemos, dónde vamos a comer, en qué medio de transporte nos vamos a
desplazar, cómo vamos a ocupar nuestro tiempo libre. Pues bien, vamos a plasmar en términos
científicos lo que cada día hacemos todas las personas, sin saber que eso es economía.
Todos estos conceptos básicos nos conducen hacia un objetivo. Elegimos por orden de preferencia,
siendo conscientes de lo que dejamos de lado. Sabemos cual es el coste de las decisiones que
tomamos. Sin embargo éstas no se toman con el mismo criterio si somos consumidores o si somos
productores. Llega el momento de distinguir entre los distintos agentes económicos que se diferencian
por su actividad básica: consumidores, productores (o empresas) y Estado. Por ahora nos centraremos
en los dos primeros dejando aparte la conducta del Estado.
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Por otra parte, la conducta más habitual en los empresarios es maximizar la diferencia entre sus
ingresos y los costes que soporta. Es decir, el productor al tomar las decisiones que afectan a su
empresa pretende maximizar su beneficio teniendo en cuenta las restricciones que soporta, los
precios de los factores productivos, los impuestos y la tecnología disponible para incorporar a su
producción.
¿Por qué el consumidor quiere maximizar su bienestar y el productor su beneficio? La respuesta hay
que encontrarla en la naturaleza humana, ya que los individuos racionales buscan la mejor de las
situaciones posibles, es decir, pretenden alcanzar lo que la teoría económica denominará como
óptimo.
Veamos si varios individuos pueden acercarse a su óptimo de forma simultánea y qué ocurre: hay
veces en las que muchos consumidores y productores pueden aproximarse a su óptimo individual sin
afectar a terceros. Por ejemplo, yo puedo estar más cerca de mi óptimo personal, porque me reporta
más satisfacción pasear por el campo que por la ciudad. Es evidente que mi decisión entre andar en el
campo o la ciudad no provoca que alguien empeore por ello. Yo me aproximo a mi óptimo personal,
está mejorando mi situación sin que se deteriore la de nadie. Sin embargo, puede llegar un momento
en que cualquier intento de estar mejor por mi parte afecte necesariamente a otra u otras personas. En
un aula en la que hay pupitres para 20 alumnos y hay ese número de matriculados, si entran dos
alumnos más los dos estudiantes nuevos estarán mejor, porque antes no recibían clases y ahora sí.
Pero están mejor a costa de que los otros 20 estén peor, puesto que ahora disponen de menos sitio y de
peores condiciones. Alguien ha mejorado, pero sólo porque otros han empeorado.
Hay muchas situaciones previas a aquella en la que ya nadie puede mejorar si no es a costa de que
este otro empeore. Un cambio que permita a una persona estar mejor sin empeorar la condición de
ninguna otra se denomina una mejora paretiana, en honor al economista W. Pareto (1848-1923), que
fue el primero en desarrollar esta idea. Si se hacen todas las mejoras paretianas posibles, el resultado
es un óptimo de Pareto.
Cuando alcanzamos la situación de óptimo de Pareto significa que se han realizado todas las posibles
mejoras paretianas. Nadie puede estar mejor sin empeorar la condición de otra persona. A esta
situación también la denominamos una solución eficiente. El objetivo de la economía es alcanzar la
solución eficiente en cada actividad.
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Por último, vamos a definir las dos formas de aproximarse a la Economía y describiremos muy
brevemente la evolución del pensamiento económico.
En los capítulos que vamos a tratar a continuación vamos a diferenciar entre temas macroeconómicos
y microeconómicos. Macroeconomía y microeconomía no son dos materias distintas, sino dos
perspectivas diferentes de analizar la actividad económica.
Vamos a ver las líneas de pensamiento de tres de los autores más importantes en la ciencia
económica: A. Smith, K. Marx, o J. M. Keynes.
Como ciencia, (si bien ciencia denominada “blanda” o “semiciencia” por ser inexacta), la economía
sólo tiene dos siglos, desde que Adam Smith escribiera La riqueza de las naciones en 1776. Su
aportación principal fue mostrar cómo los precios y los mercados sin dirección central organizan
eficientemente la actividad económica y consiguen el crecimiento económico. Por eso decimos que
con La riqueza de las naciones se desarrolla la doctrina de la libertad económica.
¿Qué implica la libertad económica! Lo que Smith defiende es la libre empresa y el libre comercio
entre países. El Estado ha de intervenir lo menos posible en el mercado, dejando libertad a la gente
para procurarse su propio interés. A. Smith investiga cómo los agentes económicos son capaces de
ponerse de acuerdo en qué bienes tienen que producir, con qué materiales, en qué cantidad y a qué
precio venderlos sin que intervengan las autoridades. Es lo que Adam Smith denominó el mecanismo
de la mano invisible y actualmente conocemos por mecanismo de libre mercado (o mecanismo de
precios, debido a que los precios lanzan señales a productores y consumidores). El libre mercado es el
modelo en el que se basa el sistema capitalista.
A lo largo de la historia, existen distintos pensadores que han criticado las aportaciones de Smith.
Entre los más influyentes cabe destacar a Marx. A diferencia de Smith, Marx apoya una intervención
y dirección férrea por parte del Estado en cualquier actividad y decisión económica. La organización
económica marxista es antagónica a la capitalista, ya que el sistema de asignación deja de ser el
mecanismo de precios para ocupar su lugar un Estado planificador.
En los años 30 aparece, sin embargo, una obra que ha sido fundamental para la ciencia económica. Se
trata de La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. Estamos hablando de Keynes. Dicha
obra constituye una revolución, porque cambia la perspectiva desde la que abordar la economía. El
universo Keynesiano es el de la totalidad. No el de las partes aisladas, sino el de la sociedad en su
conjunto. Aunque el término macroeconomía fue acuñado por Frisch en 1933, podemos afirmar que
la macroeconomía nace con Keynes al aportar éste la posibilidad de cuantificar el comportamiento
agregado de la economía. Con ello nace la contabilidad nacional. Al tener los datos de la realidad
económica, el Estado puede instrumentalizar medidas para corregir los fallos. Así, la contabilidad
nacional y Keynes son los orígenes de la política económica, lo que otorga a los gobiernos gran
capacidad de actuación e intervención en la economía. El Estado pasa a jugar un papel fundamental,
ya que empieza a tener cada vez un mayor peso en áreas como la sanidad, la educación y en la
inversión, sobre todo en infraestructuras.
El entorno económico representa las posibilidades y los deseos de los individuos, es decir, los
recursos naturales y humanos, la tecnología disponible y las preferencias de los agentes.
Ningún país ha usado un sistema económico que corresponda precisamente a uno de estos tipos
extremos de sistemas de organización económica. Sin embargo, Estados Unidos y Japón se acercan
más a las economías capitalistas, y la ex Unión Soviética y China, sobre todo antes de la década de los
80, se aproximan más a las economías socialistas. La mayoría de las economías utilizan
conjuntamente las señales del mercado y las directrices del Estado para seleccionar los resultados
económicos. Lo más frecuente es que los países combinen la propiedad privada con la propiedad
estatal. Las soluciones que resultan se denominan economías mixtas. Nos podemos encontrar con
países en los que se ha implantado un socialismo de mercado, que es un sistema socialista de
planificación central pero relajado, es decir, haciendo concesiones a la propiedad privada. Otra
combinación es el capitalismo de Estado benefactor, también conocido como Estado de bienestar.
En este sistema se combina la propiedad privada de los recursos productivos con la intervención
estatal en el mercado.
RESUMEN
Como los sistemas económicos actuales están formados por una combinación de mercado y Estado
conviene que examinemos con más detenimiento las dos formas de organización económica extrema:
capitalismo y socialismo.
a) Capitalismo.
En el capitalismo los propietarios de los factores de producción tienen libertad para decidir cómo
usarlos. También eligen la forma de utilizar los ingresos que reciben. No podemos perder de vista que
las decisiones se toman para maximizar bienestar y beneficios. Por eso quien posee un factor de
producción se ve incentivado a ofrecer más cantidad si sube su precio, mientras que las empresas
prefieren reducir la cantidad que demandan. Los precios de los factores se ajustan para igualar la
cantidad ofrecida a la demandada. Se trata de muchos individuos “regateando” a la vez por
determinado producto.
De forma paralela, las familias eligen la cantidad que comprarán de cada bien o servicio y las
empresas eligen la cantidad que producirán y venderán de cada uno de ellos. Estas decisiones vienen
determinadas por los precios. Los recursos y los bienes y servicios producidos fluyen desde las
familias hasta las empresas a través de los mercados de factores y de bienes.
En la figura 3 se muestra un ejemplo del funcionamiento del sistema capitalista. Muestra cómo en una
economía capitalista son posibles transacciones multilaterales entre muchos participantes. El
resultado es que nadie planifica la economía capitalista.
De forma más general, en una economía con empresas y familias el flujo circular de la renta puede
representarse de la siguiente manera:
En este caso, sólo existen familias y empresas. Las familias son las propietarias de las empresas y de
los factores de producción. Además, éstas adquieren todos los bienes que producen las empresas. De
esta forma, en cada período se establecen una serie de flujos recogidos en la figura 4. En primer lugar,
las familias venden a las empresas los factores de producción y obtienen a cambio una renta, ya sea en
forma de salarios o de beneficios. Por su parte, las empresas venden a las familias la totalidad de los
bienes y servicios que producen y a cambio reciben un flujo de pagos que representa el gasto de
consumo de las familias. Por otro lado, la parte de la renta de las familias que no es destinada al
consumo se ahorra. Este ahorro es recogido por el sistema financiero, que hace de intermediario entre
las familias y las empresas, y permite financiar el gasto de inversión de las empresas.
b) Socialismo.
Marx observó que el sistema capitalista provocaba desigualdades, y facilitaba la existencia de ricos y
pobres. Creía que el Estado debía intervenir para remediar esta falta de equidad. Para conseguirlo, el
Estado debería asumir la mayor parte de la toma de decisiones que el capitalismo deja a individuos y
empresas.
¿Cómo funciona la planificación central? El capital y los recursos naturales son propiedad del Estado.
Los planificadores preparan planes y órdenes que determinan cómo se usarán esos recursos en la
producción de bienes y servicios. El plan central se comunica a las empresas propiedad del Estado,
que producen los bienes y servicios que les han ordenado. Esta producción se hace llegar a las
familias o a otras empresas, según el plan, a unos precios impuestos anteriormente por el planificador.
Los precios se fijan para alcanzar objetivos sociales. Las familias deciden su consumo según sus
preferencias, pero los planificadores centrales determinan la cantidad total disponible.
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RESUMEN
ECONOMÍA DE PLANIFICACIÓN
MERCADO
• La respuesta se alcanza • El Estado decide directamente en cuanto a la
¿qué?
mediante el enfrentamiento producción de bienes de capital mediante planes
de la oferta y la demanda en elaborados a corto y medio plazo. En la
los mercados de bienes de producción de bienes de consumo existen planes
consumo y de bienes de de producción que se corrigen en función de la
capital. demanda de periodos anteriores.
• Creación de riqueza
• Alto nivel de empleo
• Estabilidad de los precios
• Distribución equitativa de la renta
Para las sociedades modernas, la dificultad para alcanzar estos objetivos radica en el gran número de
agentes que se ven afectados ante la adopción de una determinada medida. Beneficiar a unos implica
normalmente empeorar la situación de otros. Por ejemplo, para ofrecer más subsidios por desempleo
hace falta recaudar más impuestos, con lo que los contribuyentes se ven afectados. Por este motivo
todas las decisiones de política económica son tan difíciles de tomar.
Sin embargo, a pesar de existir distintas opiniones con relación a los medios que se han de adoptar el
consenso suele ser amplio en cuanto a los fines, ya que la creación de empleo, la obtención de un
desarrollo sostenido, el aumento en el nivel de vida y una distribución más equitativa de la riqueza
son objetivos que cualquier sistema económico debe tener como prioritarios.