5.

EL MUNDO EN GUERRA

2. PRELUDIOS: UN
APACIGUAMIENTO
IMPOSIBLE
2.1 FACTORES DE UNA NUEVA
GUERRA MUNDIA
MUNDIALL
El orden surgido en Europa tras la Primera Guerra
Mundial comenzó a resquebrajarse durante los años
treinta. Hubo importantes problemas que se
convirtieron en las precondiciones para el estallido de la
Segunda Guerra Mundial:

Los tratados de paz de la Gran Guerra. Las

cláusulas extremas impuestas a los países
derrotados, especialmente a Alemania, o la
insatisfacción de algunos países vencedores, como
Italia, generaron una percepción de humillación y
frustración entre las opiniones públicas de esos
países que contribuyeron a exacerbar los
sentimientos nacionalistas de las masas.

La Gran Depresión. La crisis económica provocó

un extraordinario empobrecimiento y generó
millones de personas desempleadas. En el caso
alemán fue aún más complicado por las
reparaciones que tenía que pagar tras la Primera
Guerra Mundial, lo que lastraba su recuperación.

El auge de los regímenes fascistas. La

depresión económica y la expansión de un
nacionalismo revanchista constituyeron el caldo de
cultivo perfecto para el ascenso al poder de
partidos fascistas que implantaron dictaduras
totalitarias en Alemania e Italia.

El militarismo y el rearme. Uno de los principios

ideológicos de las potencias fascistas era la
expansión imperialista. Para ello formaron
poderosos ejércitos. Además, la política de rearme
les servía como estímulo para el crecimiento
económico.

Una política exterior agresiva. El rearme de

Alemania e Italia se acompañó de un discurso
desafiante y de una política exterior agresiva.
Buscaban acabar con la Paz de París y la Sociedad
de Naciones para llevar a cabo sus aspiraciones
imperialistas. Además, pretendían poner a prueba
sus nuevas armas y tácticas con el objetivo de
vencer en un futuro conflicto a las potencias
democráticas y a la Unión Soviética.

La política de apaciguamiento. Frente a los

desafíos de nazis y fascistas, la respuesta
diplomática fue tratar de llegar a un compromiso
que evitara una nueva guerra. De este modo, se
toleraron las violaciones de los acuerdos
internacionales que realizaron Italia y Alemania
entre 1933 y 1939, e incluso se alcanzaron
consensos que las legitimaron.

Asia y el imperialismo japonés

Japón había desarrollado una política imperialista
fundamentada en la apropiación de materias primas
para su industria y en un agresivo militarismo. Como
consecuencia se produjo la guerra rusojaponesa de
1905, que prosiguió con el dominio de Corea (1910), el
de los archipiélagos alemanes en el Pacífico tras la
Primera Guerra Mundial y el de la región china de
Manchuria, donde creó en 1931 un Estado títere,
Manchukuo. Además, después de aliarse con Alemania e
Italia, el Gobierno japonés se lanzó a la conquista del
resto de China y atacó la Unión Soviética.

El pacifismo ante la escalada fascista

Las políticas nazis y fascistas, antidemocráticas y
contrarias a los derechos humanos, hicieron que
muchas personalidades se posicionaran firmemente a
favor de los países aliados y apoyaran la guerra contra
las potencias del eje. Por ejemplo, el célebre filósofo y
matemático Bertrand Russell, que se opuso a la Primera
Guerra Mundial desde posiciones pacifistas, cambió de
opinión y llegó a la conclusión de que la guerra era,
lamentablemente, la única forma de frenar la expansión
del fascismo en Europa.

Bertrand Russell, a la izquierda, en una manifestación pacifista en 1958.

2.2 LA ESCALADA DE TENSIÓN Y EL

APACIGUAMIENTO INÚTIL
Los hechos que caracterizaron la política internacional
antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial fueron los
siguientes:

El rearme alemán (1933). Hitler desobedeció el

Tratado de Versalles organizando unas poderosas
fuerzas armadas y abandonó la Sociedad de
Naciones.

La invasión italiana de Etiopía (1935-1936). La

Sociedad de Naciones, de la que Italia y Etiopía
eran miembros, se mostró inoperante para
contener la agresión fascista. Las tropas italianas
causaron la muerte de cientos de miles de
personas de ese país, en su mayoría civiles.

La Guerra Civil española (1936-1939). Alemania

e Italia intervinieron en apoyo de Franco. Como
contrapartida, la Unión Soviética decidió socorrer a
la República.

La militarización de Renania (1936). Hitler

ocupó la zona desmilitarizada establecida en
Alemania por el Tratado de Versalles.

La invasión japonesa de China (1937). Japón

atacó China y perpetró una política
extraordinariamente cruel contra la población civil.
En Asia se considera el inicio de la Segunda Guerra
Mundial.

El Anschluss (1938). Alemania se anexionó

Austria, dado que el nazismo aspiraba a reunir en
el Reich todas las poblaciones germanas de
Europa.

La anexión de los Sudetes (1938). En la

Conferencia de Múnich Gran Bretaña y Francia
autorizaron a Hitler la invasión de los Sudetes
checoslovacos, la región fronteriza con Alemania
con mayoría de población germana.

La agresión japonesa contra la URSS (1939). El

ejército japonés atacó la Unión Soviética y fue
vencido de forma contundente.

La anexión de Chequia y el reparto de

Eslovaquia (1939). Hitler ocupó lo que quedaba
de Chequia y Eslovaquia quedó dividida: una parte
se convirtió en un país títere de Alemania y el resto
se entregó a Hungría, país aliado de Hitler.

La ocupación de Albania por Italia (1939).

Mussolini, animado por la experiencia alemana en
los Sudetes, ordenó la ocupación de este país.

Stalin y el expansionismo fascista

La prioridad diplomática de Stalin fue la seguridad del
Estado soviético, por lo que uno de sus principales
objetivos fue normalizar las relaciones con las potencias
democráticas. Trató de negociar un acuerdo con Gran
Bretaña y Francia frente a Alemania, pero a ambas
potencias les preocupaba más apaciguar a Hitler, con
quien acordaron la cesión de los Sudetes.

En ese contexto Stalin firmó el Pacto Germanosoviético

de No Agresión (1939). Hitler obtuvo carta blanca para
atacar Polonia y Stalin para recuperar territorios que
habían formado parte del Imperio ruso. El acuerdo
provocó el descrédito de la Unión Soviética y fue
considerado como una traición por el comunismo y el
antifascismo de todo el mundo.

Firma del Pacto Germanosoviético de No Agresión.

Los pactos Anti-Komintern y de Acero

Las agresiones de Alemania, Italia y Japón estuvieron
acompañadas por una serie de acuerdos. El Pacto Anti-
Komintern fue un tratado anticomunista firmado por
Alemania, Japón e Italia (1936-1937). En el Pacto de
Acero (1939) Alemania e Italia acordaron prestarse
apoyo mutuo en una futura guerra.

PRACTICAR Y AVANZAR

16 Imagina que una amistad, que no ha estudiado

Historia Contemporánea, te planteara lo siguien-
te: ¿cómo es posible que veinte años después de
la Gran Guerra volviera a estallar otra Guerra
Mundial? Responder a esta pregunta requiere de
una detenida reflexión.
Prepara una redacción en la que intentes dar res-
puesta a esta cuestión abordando estos concep-
tos y relacionándolos entre sí:
Principales cláusulas de los tratados de
paz.
Militarismo y rearme.
Gran Depresión.
Percepción de humillación.
Aparición de dictaduras totalitarias.
Política exterior agresiva y expansionista.
Nacionalismo exacerbado y revanchista.
Política de apaciguamiento.

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17 ¿En qué consistió la política expansionista de Ja-

pón? Detalla sus objetivos y su desarrollo.

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18 Cita las cláusulas de la Paz de París que fueron

incumplidas por Italia y Alemania durante los
años previos al estallido de la Segunda Guerra
Mundial.

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19 ¿Qué pactos se sellaron entre Estados totalitarios

antes de la Segunda Guerra Mundial? Explica a
qué países involucraron y cuáles fueron sus obje-
tivos y consecuencias.

Escribe tu respuesta aquí

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20 Elabora un eje cronológico sobre la escalada béli-

ca que precedió a la Segunda Guerra Mundial es-
pecificando en fichas aparte en qué consistió
cada hito.

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