Está en la página 1de 3

ANTECEDENTES DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Te explicamos cuáles fueron los principales acontecimientos que antecedieron a la Segunda


Guerra Mundial.

El expansionismo japonés, alemán e italiano impulsó el estallido de la Segunda Guerra


Mundial.

¿Cuáles fueron los antecedentes de la Segunda Guerra Mundial?

La depresión económica iniciada en 1929 destruyó la frágil concordia internacional construida


en los primeros años del período de entreguerras y facilitó el ascenso del nazismo en Alemania
y el militarismo en Japón. A partir de 1931 el mundo asistió a una serie de crisis internacionales
que marcaron el camino hacia un conflicto general. Alemania, Japón e Italia fueron
configurando un bloque militar, el Eje, decidido a acabar con el orden establecido tras la
Primera Guerra Mundial.

Las potencias democráticas desplegaron una política vacilante frente a Adolf Hitler, quien se
había convertido en canciller de Alemania en 1933. El primer ministro británico, Arthur Neville
Chamberlain, personificó la “política de apaciguamiento”: trató de negociar con Hitler y
concederle algunas de sus demandas con la esperanza de que el líder nazi finalmente “se
apaciguaría” y aplacaría sus ambiciones territoriales. Sin embargo, esta política solo sirvió para
intensificar la determinación expansionista del gobierno de Alemania.

Mientras tanto, en la Unión Soviética, Iósif Stalin buscó, tras muchas dudas, la alianza con las
potencias democráticas para poner un freno a Hitler. Sin embargo, la desconfianza mutua hizo
fracasar este intento y, ante el asombro internacional, el líder soviético acabó pactando con
Hitler y propiciando la agresión alemana a Polonia que finalmente desencadenó la Segunda
Guerra Mundial (1939-1945).

PUNTOS CLAVE

Los principales acontecimientos que antecedieron a la Segunda Guerra Mundial fueron:

Los países vencedores y vencidos de la Primera Guerra Mundial firmaron tratados y acuerdos
en un intento de alcanzar la paz y la reconstrucción económica mundial, pero en la práctica
generaron nuevas situaciones de tensión.

El Tratado de Versalles (1919) impuso severas condiciones y reparaciones de guerra a


Alemania por las atrocidades causadas durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, no
logró mantener la paz y fue, en cambio, uno de los detonantes de la Segunda Guerra Mundial.

Los movimientos nacionalistas y militaristas, como el fascismo y el nazismo, adquirieron poder,


impusieron gobiernos dictatoriales e impulsaron políticas expansionistas.

La debilidad económica de la posguerra y la Gran Depresión (1929) afectaron a las principales


potencias y facilitaron la expansión de movimientos socialistas, lo que contribuyó a que los
partidos fascistas señalaran al socialismo como una amenaza a los valores tradicionales.

Los antecedentes de la Segunda Guerra Mundial en Asia

El Imperio del Japón invadió Manchuria en 1931 y atacó otros territorios chinos en 1937.
Los primeros pasos en el camino hacia una nueva guerra mundial se dieron en Asia. En 1931, el
gobierno japonés ultranacionalista de Inukai Tsuyoshi invadió la región china de Manchuria
tras el incidente de Mukden (el atentado al tramo de una vía férrea japonesa que fue
presuntamente realizado por oficiales japoneses para atribuirlo a disidentes chinos y justificar
la invasión).

Tras las denuncias internacionales, en 1933 el Imperio del Japón abandonó la Sociedad de
Naciones y en 1937 atacó China. Se inició así la guerra chino-japonesa. Si se analiza el período
desde una visión que no sea eurocéntrica, se puede afirmar que la Segunda Guerra Mundial se
inició en ese momento, aunque el consenso es colocar el inicio de la guerra en la invasión
alemana de Polonia en 1939.

En cualquier caso, la guerra entre la República de China (liderada por Chiang Kai-shek) y el
Imperio del Japón (liderado por el emperador Hirohito y sus ministros) se confundió
posteriormente con la Segunda Guerra Mundial. Ambas guerras terminaron en septiembre de
1945.

Los antecedentes de la Segunda Guerra Mundial en Europa

Las crisis decisivas que llevaron a la Segunda Guerra Mundial tuvieron lugar en Europa. El
momento clave fue 1933, cuando Hitler fue nombrado canciller de Alemania. Desde un
principio Hitler manifestó su deseo de acabar con el orden creado por el Tratado de Versalles.

En poco más de tres años la Alemania de Hitler abandonó la Sociedad de Naciones (1933),
estableció el servicio militar obligatorio (1935), remilitarizó Renania, zona limítrofe con Francia
y Bélgica (1936), e intervino junto a Benito Mussolini (líder de la Italia fascista) en la guerra civil
española (1936-1939) apoyando al bando rebelde dirigido por el general Francisco Franco.

La condena franco-británica a la invasión italiana de Etiopía (1935) y la lucha común de


Alemania e Italia en la guerra civil española acercaron a Hitler y Mussolini, que ya tenían
afinidades ideológicas. Esto dio lugar al nacimiento del Eje Roma-Berlín en 1936. Ambas
potencias proclamaron su alianza política basada en una visión común de la política
internacional. Ese mismo año, Alemania firmó con Japón el Pacto Antikomintern, dirigido
contra la Unión Soviética y el comunismo internacional. Italia y la España de Franco se unieron
poco después.

El expansionismo alemán y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial

Reino Unido y Francia respondieron con tibieza a los impulsos expansionistas de Alemania.

Las agresiones alemanas de finales de la década del treinta no encontraron una respuesta
firme de las potencias democráticas:

En marzo de 1938, Alemania invadió Austria. Hitler cumplió un viejo sueño del nacionalismo
alemán: el Anschluss, la anexión de Austria a Alemania. Esta anexión, que había sido prohibida
por el Tratado de Versalles (1919), recibió una respuesta moderada de las potencias
democráticas, en línea con la política de apaciguamiento promovida por el primer ministro
británico, Neville Chamberlain.

En septiembre de 1938, en la Conferencia de Munich, los gobiernos de Francia y Reino Unido


accedieron a las reivindicaciones territoriales de Hitler y dieron su acuerdo a la anexión
alemana de la región checoslovaca de los Sudetes.
Cuando, en marzo de 1939, Hitler incumplió lo acordado en Munich (que suponía anexionarse
solamente los Sudetes) e invadió Checoslovaquia, se hizo evidente el fracaso de la política de
conciliación con la Alemania nazi. Francia y Reino Unido proclamaron que no permitirían
ninguna nueva anexión alemana. Hitler respondió con la reivindicación del puerto de Danzig
(Gdansk) y la preparación de una agresión a Polonia. Europa se hallaba en la antesala de la
guerra.

Europa acababa de asistir al triunfo del bando franquista en España, en abril de 1939, cuando
el mundo quedó conmocionado por una noticia inesperada: en agosto de 1939, Alemania y la
Unión Soviética firmaron el Pacto de No Agresión germano-soviético (también llamado Pacto
Ribbentrop-Molotov). Stalin y Hitler acordaron secretamente el reparto de Polonia y la anexión
soviética de las repúblicas bálticas.

Esta era la última señal que esperaba Hitler. El 1 de septiembre de 1939, las fuerzas armadas
alemanas (Wehrmacht) invadieron Polonia, lo que precipitó la declaración de guerra a
Alemania por parte de Reino Unido y Francia. La Segunda Guerra Mundial había comenzado.

También podría gustarte