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20020221J-Gaceta del Angel-Elbita la Huerfanita-German Dehesa-Jueves 21 de Febrero

de 2002

Elbita la Huerfanita
Germán Dehesa

Creo que lo único sano con respecto a Big Brother y con respecto a las elecciones
interno-externas para renovar la dirigencia priísta, sería el prieto silencio.

Opinar a favor o en contra es entrarle al juego y ayudar a agrandar asuntos que en


esencia son menores. En principio, ésta era mi opinión; pero ya ven que el
Ejecutivo propone y el Legislativo dispone. Así pues, rompo el silencio y, ante lo
incontenible de mi muina (originalmente: Mohína) haré algunos comentarios acerca de
la fórmula “Carmela y Rafael” (Roberto y Elba Esther) y sus pintorescas
declaraciones del día martes 19 de febrero.

Lo de la Profa. Gordillo merece un poco de historia. No hace falta mucha memoria


para recordar esa joya de la baja repostería que fue su contestación a algún
informe de Miguel de la Madrid. Algunos años después, escribí un artículo titulado
“La divina garza” que contenía la nunca refutada historia de las iras de la Profa.
en un exclusivo salón de belleza donde se atrevieron a no atenderla de inmediato.
La justa ira de doña Elba supo encontrar una solución: Compró el salón. Como
resultado de esta crónica, la señora Gordillo me invitó a desayunar a un restorán
de la avenida San Jerónimo. Mientras su “personal de apoyo” iba y venía con
múltiples celulares, la estoica maestra me contó una historia: Es cierto que hoy
puedo darme ciertos lujos, pero mi origen es muy humilde; bástele saber que, en mis
tiempos de profesora, sólo tenía un par de zapatos.

Cuando me contó esto, ya había pasado ese dramático domingo (a Salinas le


encantaban los domingazos) que culminó con la gasificación de Carlos Jonguitud y
con la salinista elevación a los altares laicos y profesorales de la humilde
maestra chiapaneca. Creo que con estos jirones entresacados de mi baúl personal
basta para entender mi sorpresa ante la capacidad cosmética de doña Elba Esther que
ahora resulta millonaria en dólares, heredera de un próspero terrateniente y
antisalinista intrépida, aunque secreta. Yo no sabía que ya también el pasado puede
ser sometido a cirugía estética (lo odiaba tanto, que nunca se lo dijo). Por
supuesto que se ha ganado con creces un puesto directivo en el PRI. El
contorsionismo moral merece ser premiado.

Todavía deslumbrado por esta rutina a manos libres, se presenta ante mis video-ojos
el carismático Madrazo quien, con herida voz muy similar a la del gallo Claudio, se
dirigió a las masas y les dijo (cito de memoria): Señalemos con dedo de fuego
(¿para eso estudiaste literatura en el CUM?, ¿para salir con tu nakada del “dedo de
fuego”?) a esos cuantos corruptos que están en nuestro partido. ¡Ya basta que unos
cuantos nos hagan vivir a todos los priístas en la vergüenza! El afónico bohemio
calló. Yo también. Allá el PRI si decide que estos dos cínicos logreros son los que
merecen encabezar su “redención”.

El traicionero hielo

Me dicen que el drama vivido por los Teletubbies en ¡Utah! levantó ámpula en
Guadalajara. Tanta fue la pena que don Carlos Andrade Garín, máxima autoridad del
deporte tapatío, ha decidido subsanar el oprobio y construir una helada pista para
bobsled y similares en las gélidas regiones jaliscienses. Me parece perfecto. Es
cuestión de congelar Chapala y de hacerle las curvitas. Va a ser un éxito. Jalisco
siempre ha tenido vocación ártica.

Con la pena
Ahora resulta que no es mi cuate González Iñárritu el que se echó a cuestas la
hercúlea tarea de restaurar (o inventar) la “imagen” de los diputados. El nombre
del mártir es Carlos García Agraz y el precio de su hazaña no llega a los tres
millones. Corrijo y aclaro no por temor a una improbable acción legal, sino porque
es una cuestión de decencia, de respeto y de amistad.

Sin embargo, algo sobrevive de este naufragio: La campaña de restauración existe,


los promocionales ya están realizados y tú y yo seguimos sin saber quién es y para
qué sirve nuestro diputado. Reitero: No hay peor imagen que la del que no se ve.

Golpe bajo

De haber sabido, no invierto. Todas las pingües ganancias que he acumulado de la


Serie Mundial para acá, las invertí alocadamente en el inminente duelo Pumas-
América. Mi amigo cuyo apodo es peor que cualquier declaración de la Gordillo se
aprovechó de mi ingenuidad. Yo aposté con la tranquilidad de saber que el América
iba a alinear a Germán Villa que es toda una garantía. Ya ensartado en los lances
del azar, veo en la televisión que Jorge Campos se acaba de casar en una boda
azotada por los huracanados vientos (como todas las bodas). La novia es canadiense
y me temo que el partido del domingo le importa un puro y garapiñado pistache. No
quiero ni imaginar en qué condiciones va a presentarse el domingo nuestro portero.
Si todo sigue su natural curso, va a llegar desfalleciente. Sus lances más vistosos
ya los habrá ejecutado en la penumbra vaga de la pequeña alcoba.

Intento sobreponerme (supongo que, en este momento, él también) y me digo que la


garra universitaria ha sorteado trances más difíciles. No quiero ser alarmista, ni
excesivo, ni patarato; pero es mi deber anunciar que si pierden los Pumas, me mato.
Mis acreedores tendrán que entenderse con Paco Gil que es el dueño del 35% de mi
escasa fortuna. Dice Sor Juana: “Y no digo más porque pasa de locura.”

Cualquier correspondencia con esta columna heredera de un terrateniente, favor de


dirigirla a germandehesa@prodigy.net.mx o al Apartado Postal 19-111, Delegación
Benito Juárez, México, D.F.

Germán Dehesa es Licenciado en Letras Hispánicas con estudios de Doctorado en


Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; profesor universitario.

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