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Hablar de Malvinas es hablar de una parte de la historia que no ha terminado.

Es
recordar y reconocer a aquellos combatientes que dieron su vida por defender la
soberanía argentina, y por otro lado, también no olvidar a aquellas personas que se
encontraban, por aquellos años, dirigiendo los destinos de la vida del resto de los
argentinos, desde el “gobierno”.
En la actualidad se ha logrado una conciencia popular y un sentimiento
compartido entre los argentinos sobre el derecho del estado nacional, de que se le
reconozca su soberanía sobre todo el territorio que conforman las Islas Malvinas.
Aquí juega un papel fundamental, el rememorar la cruda tarea que tuvieron que
llevar a cabo aquellos jóvenes soldados que le pusieron el cuerpo a la guerra, que
muchos dejaron la vida en este combate, y otros han vuelto de ese enfrentamiento,
y hoy se convirtieron en héroes de nuestra historia.
Es importante tener en la memoria lo que hicieron nuestros compatriotas, los
cuales no tuvieron opción y debieron defender el honor de nuestro país. Para ellos
el mayor de los respetos, y compartir sus dolores y por sobre todo sus reclamos,
que hoy dejaron de ser de todos los que habitamos el suelo argentino.
Pero las guerras también tienen otro costado, y el contexto debe ser tenido en
cuenta. Por aquellos años los destinos de Argentina estaban comandados por una
dictadura que se venía a pique, y que vio la oportunidad de que, bajo la pantalla de
la guerra, su imagen iba a reflotar en el imaginario de la sociedad. La guerra fue
pensada como un medio para ellos, sin importarle demasiado lo que los jóvenes
soldados ponían en juego al momento de enviarlos a pelear frente al ejército
británico. Una vez más, los costos de las decisiones tomadas por las altas cúpulas
de la política argentina eran pagados por ciudadanos comunes.
A 42 años del momento en que la tropa nacional desembarcara en suelo de las
Malvinas el sentimiento se mantiene intacto; no olvidar a nuestros héroes de la
reciente historia de nuestro país, y defender y reconocer las islas como territorios
pertenecientes a Argentina. Que esta conmemoración sirva no solo para un
protocolo de silencio, sino, y en primer lugar, para que cada uno de los que
formamos esta comunidad educativa asumamos el compromiso de sacar adelante a
nuestra Argentina.
Los caídos en Malvinas estarán entre nosotros, y serán honrados en nuestra nación
por siempre.

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