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El Nacimiento de Eris y el Surgimiento del Mal

En los días antiguos, mucho antes de que el mundo conocido tomara forma, reinaba el
equilibrio y la armonía en el reino de los dioses griegos en el Monte Olimpo. Sin embargo, en
las profundidades del caos primordial, se gestaba una fuerza oscura, un mal que se alzaba
lentamente en el horizonte.

Eris, la diosa de la discordia, nació de las sombras del caos, un ser nacido del odio y la envidia.
Desde su nacimiento, su corazón estaba envenenado por la amargura y el deseo de sembrar el
caos entre los dioses y los mortales.

Eris, con su mirada afilada y su risa malévola, tejía sus engañosas artimañas, buscando sembrar
la discordia en el seno de la familia divina. Observaba con envidia la armonía que reinaba en el
Monte Olimpo y anhelaba sumir a los dioses en el conflicto y la desconfianza.

Su primera víctima fue la diosa Hera, la celosa esposa de Zeus. Eris susurró palabras de duda
en los oídos de Hera, sembrando la semilla de la sospecha sobre la fidelidad de Zeus. Los celos
y la ira de Hera se encendieron, desatando una tormenta de discordia que sacudió el Olimpo y
amenazó con romper el vínculo sagrado entre los dioses.

Pero Eris no se detuvo ahí. Con sus artimañas, incitó a Ares, el dios de la guerra, a desafiar a su
propio padre Zeus, provocando enfrentamientos sangrientos entre los dioses y sembrando el
caos en el mundo mortal.

Zeus, el rey de los dioses, finalmente reconoció la amenaza que representaba Eris y decidió
actuar. Con la ayuda de sus hermanos, Hera, Poseidón, Deméter y Hestia, Zeus elaboró un plan
para contener el mal que Eris había desatado.

Los dioses reunieron su poder y encarcelaron a Eris en las profundidades del Tártaro, el abismo
más oscuro del inframundo, donde su maligna influencia no podría alcanzar ni a los dioses ni a
los mortales. Sin embargo, aunque Eris fue aprisionada, su espíritu maligno continuó
acechando en las sombras, esperando el momento oportuno para volver a sembrar la
discordia y el mal en el mundo.

Desde entonces, la historia de Eris se convirtió en una advertencia para los dioses y mortales
por igual, recordándoles que el mal puede surgir en cualquier momento y en cualquier forma,
alimentado por la envidia y el odio. Y aunque los dioses pudieran encerrar a Eris, el mal nunca
desaparecería por completo, siempre acechando en las sombras, esperando su próxima
oportunidad para sembrar la discordia en el corazón de la humanidad.
LA CAÍDA DEL OLIMPO
La caída del Olimpo, morada de los 12 dioses. Tuvo lugar con el inicio de la
guerra entre dioses, guerra que había iniciado Hades, dios del inframundo
este había estado acumulando una gran envidia y odio por Zeus, su
hermano, pues el quería gobernar lo que ya gobernaba Zeus, la tierra y el
cielo, pensando que su grandeza iba más allá de solo el inframundo.
Poseidón, había intentado hacer entrar en razón a su hermano, pero este
segado por su ira clavo una lanza en su corazón, comenzando así con la
gran masacre que se avecinaba.
Al enterarse de la muerte de Poseidón, Tritón, su hijo, se lleno de ira, se
propuso a vengarse de su tío. Este logro convencer a algunos dioses,
mientras que otros eligieron estar con Hades, pues también estaban
hartos de el régimen de Zeus.
Los aliados de Hades fueron Afrodita, Hefesto, Zagreo, Macaria y
Polifemo, quién había traicionado a su padre Poseidón.
Mientras que los aliados de Zeus fueron; Hera, Atenea, Apolo, Ares,
Dioniso y Artemisa.
La guerra entre estos se presume que duro al menos 1000 años, años en
que la tierra padeció lo que en el Olimpo pasaba, en ese tiempo murieron
muchos a manos de Hades y sus aliados y viceversa, para este tiempo solo
quedaba Zeus, Hades y Atenea.
Zeus y Atenea estaban a punto de derrotar a Hades,, pero en un
movimiento impredecible Hades corto la cabeza de Atenea, su padre,
Zeus, al ver esto no tenía más motivos para pelear y lo último que le dijo a
su hermano fue “Ya no hay razón para pelear, ¿contento?, lograste matar
a todos los dioses, a toda tu familia, el olimpo cayo por manos tuyas, lo
único que vas a gobernar son ruinas y escombros” con esto Zeus mismo,
quién alguna vez fue el dios de dioses se mato, dejando a hades como el
único dios sobrante del Olimpo.

Las palabras de Zeus se cumplieron y lo único que tuvo hades para


gobernar fue una tierra en ruinas, gracias a la disputa que el mismo inicio.

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