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«Para la teoría en sentido tradicional, siempre queda en un lado el saber, formulado en

el pensamiento, y en el otro lado un estado de cosas que debe ser aprehendido por
aquél, y esta subsunción, este establecer la relación entre la mera percepción o
constatación del estado de cosas y la estructura conceptual de nuestro saber, se
denomina explicación teórica. En la concepción tradicional no aparece la verdadera
función de la ciencia, no aparece lo que la teoría significa en la existencia humana. Pero
la vida de la sociedad es en realidad el trabajo conjunto de las distintas ramas de la
producción, y éstas, incluida la ciencia, no se pueden considerar autosuficientes e
independientes. Son especializaciones del modo en que la sociedad se enfrenta a la
naturaleza y se conserva en su forma dada (…)

La totalidad del mundo perceptible, tal como existe para el miembro de la sociedad
burguesa y tal como se interpreta en la concepción tradicional del mundo que se
encuentra en interacción con aquélla, se presenta al sujeto como un conjunto de
facticidades: el mundo está ahí, y debe ser aprehendido. Pero el mismo mundo que para
el individuo es algo existente en sí, que él contempla y debe aprehender, es al mismo
tiempo, en la forma en que existe y subsiste, un producto de la praxis social general. Lo
que percibimos en nuestro entorno, las ciudades, los pueblos, los campos y los bosques,
lleva en sí el sello de la elaboración. Los hombres son el resultado de la historia no sólo
en sus vestidos y su conducta, en su figura y en su forma de sentir, sino que también el
modo en que ven y oyen es inseparable del proceso vital social tal como se ha
desarrollado durante milenios.

Los hechos que los sentidos nos presentan están socialmente preformados de dos
modos: a través del carácter histórico del objeto percibido y a través del carácter
histórico del órgano percipiente. Ambos no son sólo naturales, sino que también están
configurados por la actividad humana. Sin embargo, el individuo se experimenta a sí
mismo en la percepción como receptivo y pasivo (…)

La acción conjunta de los hombres en la sociedad es el modo de existencia de su razón,


el modo en que emplean sus fuerzas y afirman su esencia. Pero al mismo tiempo este
proceso, junto con sus resultados, es ajeno a ellos mismos, y se les presenta con todo su
derroche de fuerza de trabajo y vida humana, con sus situaciones de guerra y con toda
su miseria absurda, como una intolerable violencia de la naturaleza, como un destino
sobrehumano. La filosofía teórica de Kant, su análisis del conocimiento, contiene esta
contradicción. El problema no resuelto de la relación entre actividad y pasividad, a
priori y datos sensibles, filosofía y psicología, no es por tanto una limitación subjetiva,
sino una insuficiencia objetivamente necesaria»

 Sobre esa fractura se despliega el enfrentamiento entre el saber y la realidad, no


puede clausurarse el antagonismo ni la diferencia.
 Lo que actúa como sujeto trascendental es la propia praxis social.
 Avanzar hacia la autoconciencia de las propias determinaciones.
 Salir del concepto de verdad como adecuación, que subyace también a los
intentos del positivismo, la lógica y ciertas filosofías del lenguaje de encontrar la
adecuada expresión lingüística y legaliforme.

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