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BATIDOS
Este fenómeno es un caso particular de interferencia. Cuando dos trenes de ondas de
igual amplitud, pero frecuencias ligeramente diferentes coinciden en el espacio, dan
lugar a una vibración cuya amplitud varía con el tiempo. Si se trata de ondas sonoras,
estas variaciones de amplitud se percibirán como variaciones de sonoridad, o lo que es
lo mismo, aumentos o disminuciones periódicas de intensidad, que se denominan
batidos o pulsaciones.
Aunque este fenómeno se produce siempre, el oído humano solo lo percibe cuando las
frecuencias de las dos ondas son muy parecidas, ya que en el resto de los casos la
amplitud varía demasiado rápidamente para que el oído las distinga (el oído humano
puede distinguir hasta 10 pulsaciones por segundo). Cuando las frecuencias son menos
parecidas los batidos pueden ser demasiado rápidos para nuestro oído. Ahora bien,
aunque los batidos no lleguen a percibirse separadamente sí que pueden modificar el
timbre del conjunto.
Las pulsaciones son utilizadas para el afinado de muchos instrumentos musicales. Por
ejemplo, es usual la afinación de una cuerda tensándola o aflojándola, tras haber
observado la aparición de batidos cuando la cuerda es actuada simultáneamente a un
diapasón u otra cuerda de referencia.
Se utilizan también las pulsaciones para detectar pequeños cambios en frecuencia, como
los que se producen cuando el haz de un radar se refleja en un coche en movimiento. La
variación de la frecuencia del has reflejado se produce por el efecto Doppler. Esta
variación de la frecuencia está relacionada con la velocidad que lleva el coche respecto
al radar. Puede determinarse esta velocidad midiendo los batidos producidos por el has
reflejado del radar cuando se combina con el haz original.