Está en la página 1de 5

Carta de sinceridad 2.

0
“Mi Última carta donde demuestro lo que en
realidad hay detrás de la corteza”
Hay veces que el ser yo no lo todo, siempre
caminando por la vida solo, cuando yo callo es
porque en realidad así es que me siento, aunque mi
silencio no sea para medir el mal o el bien o valorar
cosas que me convienen, y es por eso que hoy es
vuelto a escribirte para desahogarme una vez más,
ciertamente ayer de nuevo llore recordando muchas
cosas que se supone ya debían formar parte del
olvido, pero eso no fue suficiente para drenar mi
alma, hay tantas cosas que quisiera hacer pero que
no puedo, ¿Cuánto diera por ser el reflejo de mi
padre? ¿Cuánto diera porque estuviera siempre a mi
lado cuando lo necesito? Sigo sin olvidar aquel 7 de
septiembre: el día que aprendí que “las cosas más
grandes, se acaban tan solo con un momento.” Pero
¿Qué es el hombre para quejarse de sí? Quiero y te
prometo, enmendar mi falta; despues de hoy no
volveré, como hasta ahora, a exprimir las heces de
las amarguras del destino; y a gozar de lo actual y lo
pasado como si no existiera.
No tarde demasiado en darme cuenta que conozco
mucha gente, pero si te soy sincero no tengo
compañeros, no tengo amigos. No sé qué atractivo
pueda haber en mi trato con los hombres; muchos
me muestran afecto y hasta se complacen con mi
amistad, pero inevitablemente veo siempre con pena
que nuestros caminos difieren y no tardo en
alejarme, aunque no puedo negarte que esas
personas de las que te hablo son bienintencionadas.
A veces, me olvido de mí y acudo a gozar con ellos
los extraños placeres que a los mortales se conceden,
entonces solo en ese momento me percato que es
necesario olvidar y no recordar que hay en mí una
gran cantidad de defectos latentes, que me veo
obligado a ocultar con el mayor cuidado. ¡Ah, esto
me oprime el corazón en alto grado! ¡Y sin
embargo… no tener comprensión es nuestro destino!
¡Me he dado cuenta, en muchos de mis insomnios lo
niños que somos, y qué valor tan elevado damos a
una mirada, a un gesto, a una palabra! Cuando
somos niños no deseamos otra cosa más que ser
mayores, y cuando llegamos a ser mayores
deseamos profundamente volver a ser niños y esto
solo se debe a que cuando somos niños recibimos
mucho amor de todas esas personas que queremos
(en ocasiones no) pero cuando grandes retribuimos a
los más pequeños ese cariño que llevamos dentro.
¿qué es el mundo para nuestros corazones cuando no
hay amor? ¿Cuándo ese cariño no existe? Pienso que
sería algo así como estar vivo, pero no tener vida,
algo así como llevar consigo a una excursión a la
montaña una linterna sin baterías.
Hoy, hace algunas horas volví a tomar alcohol para
inspirarme, he notado que escribo bien cuando estoy
sobrio, pero escribo mejor borracho y mientras lo
hacía vi llover mientras me quedaba quieto y vacío,
completamente ausente, siendo siempre el mismo
chico que le cuesta bastante abrirse a la gente, aquel
que no demuestra sentimientos aunque se muera de
ganas y que sigue vagando hacia ninguna parte con
miedo y sin pasaporte, hoy que no estas siento que
se derrumbó mi soporte, aunque lo que hay tras mi
corteza a ti no creo que te importe. Una vez alguien
dijo que sentía miedo de mostrarme tal y como soy,
de mostrar mi carácter y no se equivoco, pero es que
escribir solo en ocasiones, eso me relaja, eso es lo
que me demuestra a mí y le demuestra al mundo
quien soy, así encuentro la manera de que páginas
que antes estaban en blanco, se atrevan a decir lo
que yo no.
Hay momentos en los que tan solo quiero alejarme
de la multitud y plasmar todo lo que siento en papel,
escribir, al hacerlo me desahogo, aunque solo lo
hago en ocasiones especiales ¿el motivo? Lo
desconozco. Solo sé que “yo escribo poco, pero lo
hago cuando quiero” vivía por escribir y siento que
cada vez que lo hago muero, y aunque sé que suena
irónico siento que mi vida pasa frente a mí segundo
a segundo cada vez que tengo de frente una hoja en
blanco lista para que la convierta en la traducción de
mis sentimientos, preguntándome a mí mismo si
vale la pena suicidarme cada vez que escribo, si las
personas que leen mis líneas en verdad aprecian lo
que hago, aprecian lo que digo.
Como quisiera no haber fallado nunca, pero yo
también soy un ser humano y yo también me
equivoco, yo también fallo, quien no se equivoca es
porque no hace nada. Por algún motivo siento que
parte de mis mejores momentos los he vivido
contigo, cuanto diera por volver a aquellos días,
aquellos tiempos donde solo esperaba ansiosamente
la llegada de las semanas que sabía que te vería, pero
todo eso ya transcurrió. Dime ¿Qué hay detrás de
una persona que pasa la mitad de su vida
escribiendo? Siendo consciente de que el tiempo
corre, teniendo siempre presente que el reloj sigue su
curso dándole paso a ese factor que nadie le da valor
pero que al fin de cuentas termina siendo el peor de
los amigos, que jamás te perdonara, pero dime
también, ¿Cómo puedo hacer para resolverlo? Si lo
que soy yo mismo lo cree y pierdo una parte de mi si
lo disuelvo.
Despues de un tiempo te das cuenta que, si te
expones demasiado al sol, te quemaras, aprenderás
incluso que las personas buenas pueden herirte y que
tendrás que perdonarlos, aprenderás que hablar
puede aliviarte los dolores del alma, aprenderás
inclusive que lleva años construir confianza y apenas
unos segundos destruirla y tu también harás cosas de
las que te arrepentirás el resto de tu vida, por eso si
el tiempo decide seguir corriendo, dejare que junto a
él todo se borre y lo que quede con vida lo empujare
de la parte más alta de la torre.

También podría gustarte