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EFESIOS 5:20-31

Nos encontrábamos en la sección titulada "La experiencia de la


iglesia", que se extiende desde el versículo 18 hasta el versículo 24 de
este capítulo. Vamos a leer nuevamente el versículo 20 de este
capítulo 5, que estábamos considerando al finalizar el programa
anterior.

"Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de


nuestro Señor Jesucristo."

Otra evidencia de estar llenos del Espíritu Santo es dar gracias a Dios,
es decir, una actitud de agradecimiento. En el libro de los Salmos ya
hemos observado mucha acción de gracias y alabanza a Dios y a un
elevado nivel espiritual. No tenemos mucho de ese elevado nivel entre
los creyentes hoy. Expresiones de gratitud como "alabado sea el
Señor y gracias a Dios por su don inefable" y otras similares, deberían
brotar con naturalidad de nuestros corazones, y no como un lenguaje
rutinario o una expresión trivial. La plenitud del Espíritu Santo produce
una vida de agradecimiento, de manera que podemos dar
sinceramente gracias a Dios por todas las cosas.

Quizá usted tendría que hacer lo del automovilista que llega a la


estación de servicio a llenar su tanque de combustible. Quizá usted
esté vacío. Usted y yo, estimado oyente, no tenemos nada dentro de
nosotros mismos. Necesitamos acudir a Dios y decirle que estamos
vacíos, y que necesitamos ser llenos del Espíritu Santo, para poder
vivir para El. Necesitamos reconocer que para nosotros es imposible
vivir como a Él le agrada, pero que Él puede hacerlo a través de
nosotros.

Y resumiendo lo dicho en el sentido que el ser llenos del Espíritu


Santo es el único mandamiento dado a los creyentes en relación con
el Espíritu Santo. Los otros cuatro ministerios del Espíritu Santo son
realizados cuando recibimos a Cristo. Cada creyente es regenerado
por el Espíritu Santo: dice Juan 1:12, "más a todos los que le
recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios".

En el creyente, también habita el Espíritu Santo; dice Romanos 8:9,


"Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él". El creyente es
también sellado por el Espíritu Santo; dice Efesios 1:13, "y habiendo
creído en él, fuisteis sellados por el Espíritu Santo de la promesa".
También, el creyente es bautizado por el Espíritu Santo; dice 1
Corintios 12:13, "porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados
en un cuerpo".

Estos cuatro ministerios del Espíritu Santo tienen lugar cuando una
persona deposita su fe en Cristo. Son realizados a favor nuestro. Lo
único que nos queda a nosotros es obedecer Su mandamiento de ser
constantemente llenos, controlados por el Espíritu Santo, como hemos
leído en este capítulo 5:18.
Continuemos nuestra lectura en Efesios 5:21, "Someteos unos a
otros en el temor de Dios."

Esta palabra "someteos" es una palabra interesante. En realidad, no


significa obedecer. Pablo no estaba diciendo que el hijo de Dios era un
soldado raso en la retaguardia que recibe órdenes de alguna persona
en la iglesia que se considerara un sargento, o un capitán. Nosotros sí
recibimos órdenes, pero las recibimos del Capitán de nuestra
salvación.

En la antigüedad, Josué pensó que era un general de los israelitas. En


el relato de Josué 5:13-14, en las afueras del campamento vio a un
hombre con una espada desenvainada y le preguntó: "¿eres de los
nuestros o de nuestros enemigos?" En realidad, fue como un
reproche, como si le hubiera dicho: "¿quién te dijo que desenvainaras
una espada? ¡Yo soy el general aquí!" Entonces Aquel que era Cristo
antes de su encarnación le respondió: "No, sino que he venido como
Príncipe del ejército del Señor". Y Josué se postró en tierra sobre su
rostro y se quitó el calzado de sus pies, porque el lugar que estaba
pisando era sagrado. Entonces aprendió que tenía un Capitán.

Y usted y yo, estimado oyente, estamos bajo un Capitán, pero la


relación con Él no es una relación militar, sino que está basada en el
amor. En Juan 14:15, el Señor les dijo a los suyos: "Si me amáis,
guardad mis mandamientos". Y creemos que aquí tenemos una
alternativa: "si no me amáis, olvidaos de mis mandamientos."

Aquí vemos que usted y yo debemos someternos el uno al otro por


temor y reverencia a Cristo. Aquí no se trata de gestos ni actitudes
externas ante alguien que tenga una mayor jerarquía. Lo que se
enfatiza es una actitud de humildad en el trato.

Si retrocedemos al capítulo 4, versículos 1 y 2, veremos que Pablo


comenzó esta sección práctica diciendo que nuestra vida debería
desarrollarse en humildad y mansedumbre. Es la misma idea que
tenemos aquí. Pero observemos que en el capítulo 4 el apóstol
comenzó diciendo: Os ruego. No era una orden, sino el lenguaje del
amor. Los fuegos del Sinaí ya se habían apagado y ahora el
mandamiento está basado en lo que ha sido hecho por Cristo en la
cruz.

Está basado en la gracia de Dios. Por ello Pablo pudo decir: "Os ruego
que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
con toda humildad y mansedumbre".
El someterse unos a otros por reverencia a Cristo significa que nadie
trata de controlar la iglesia. Los pastores, diáconos, demás cargos y
todos los miembros de la iglesia, todos nosotros tenemos que
someternos unos a otros por causa de esa actitud de respeto
reverente a Cristo. Una actitud contraria de querer imponer
unilateralmente las opiniones propias no sería una señal de la plenitud
del Espíritu Santo en la vida de un creyente.

En cambio, ese sometimiento voluntario es una evidencia del control


del Espíritu Santo. Continuemos ahora leyendo los versículos 22 al
24:
"Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor,
porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de
la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la
iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus
maridos en todo."

Hemos estado investigando esta palabra "sujetar". Y hemos


descubierto algunas cosas sorprendentes. ¿Sabía usted, por ejemplo,
que esta palabra "sujetar", en relación con las esposas, no aparece en
los mejores manuscritos? Pero, aunque su presencia en otros
manuscritos justifique su inclusión, debe interpretarse de una manera
diferente a como se ha interpretado en el pasado, en el sentido de
obedecer a los maridos. El verbo someter, es una palabra muy
moderada, tierna. Significa responder, reaccionar ante el propio
marido como ante el Señor. La forma en que respondemos o
reaccionamos ante el Señor es amándole porque Él nos amó
primero. Observemos que aquí dice, a sus propios maridos. La base
para esta sumisión es una relación amante. Pablo estaba claramente
hablando a creyentes sobre el matrimonio cristiano.

Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de


la iglesia. ¿En qué forma? Bueno, por la sencilla razón de que ésta es
una relación de amor, y el esposo tiene que ser la cabeza por una
cuestión de orden, para que cada uno pueda cumplir con las funciones
para las que fue creado por Dios.

En esta sección de Efesios tenemos cuatro áreas diferentes en las


cuales se mencionan una dirección:
 las esposas sometidas a los esposos
 los esposos sometidos a Cristo.
 Los hijos sometidos a sus padres
 los siervos a sus amos.

Se trata de un sometimiento dulce, un sometimiento voluntario hacia


alguien a quien amas, y que a su vez te ama. Es una relación de ese
tipo. Y si en esa relación no hay amor, la idea de sumisión no
tiene ningún valor.
En su tiempo y como fruto de su experiencia en consejería familiar, el
Dr. McGee, autor de estos estudios, destacó que en un 75% de los
casos de fracaso matrimonial, la culpa estaba en la parte masculina.
Él creía que es el hombre el que debe tener la iniciativa en mantener
encendida la llama del amor. Recordemos que, en el Cantar de los
Cantares de Salomón, el novio le dijo a la novia: "¡Que hermosa eres,
amada mía, que hermosa eres!" (Cantares 1:5) Y ella le respondió:
"¡Mi amado es mío y yo soy suya!" Cantares 2:16) O sea, que él
primero le expresó su amor, y después, ella le respondió.

Alguien podría decir que somos muy idealistas y románticos acerca de


este tema. Ahora, en el Jardín de Edén Dios los hizo así. Dios
comenzó todo con una pareja romántica: Adán y Eva. Probablemente
Dios no le entregó aquella mujer a Adán hasta que Adán se dio cuenta
de que necesitaba a alguien. Y ella le fue entregada como una buena
compañera, sencillamente como la otra parte del hombre. Un hombre
sin una mujer, es como si le faltara su otra mitad.

Matthew Henry que escribió uno de los comentarios más áridos que
existen, tuvo una vida muy romántica, cuando era un joven
predicador. Uno no se lo imaginaría como una persona romántica al
leer sus comentarios, pero sí lo era. En la ciudad de Londres, llegó a
conocer a una joven que pertenecía a la nobleza y que era muy rica; él
por su parte, era un joven de muy pocos recursos. Pero él se enamoró
de ella, y ella de él. Finalmente, ella se decidió a informarle del asunto
a su padre, y él trató de disuadirla, diciéndole: "Ese muchacho no tiene
antecedentes, ni siquiera sabes de donde procede. Ella le contestó:
"Tienes razón, yo no sé de dónde vino, pero sé a dónde va, y yo
quiero ir con él". Y así fue como sucedió.

Otro ejemplo, fue el de Nathaniel Hawthorne. Él era un simple


empleado de gobierno en una oficina de la aduana en la ciudad de
Nueva York y fue despedido por incompetencia. Se dirigió a su casa y
allí se sentó, sintiéndose desalentado y derrotado. Y su esposa se
puso a su lado y poniendo sus brazos alrededor de él le dijo:
"Nathaniel, ahora tienes la oportunidad de hacer lo que siempre has
querido hacer. Puedes escribir". Y él escribió: "La Casa de Siete
Tejados" y "La Letra Escarlata" y muchas obras más. Así es que esta
relación funciona en la vida diaria cuando está basada en el amor. Y
ha funcionado en las vidas de multitudes de personas.

Las instrucciones de Pablo en cuanto al hogar, enseñan que el hogar


cristiano ha de ser como un espejo de la relación que existe entre
Cristo y la Iglesia. La relación de Cristo con la iglesia es diferente a la
relación que existe entre marido y mujer, en que "Cristo es cabeza de
la iglesia, siendo Él mismo el Salvador del cuerpo". El marido no es el
salvador de la esposa. Pero en el área de la sumisión, la esposa
tendría que estar sometida al esposo y al Señor Jesucristo.
Leamos ahora el versículo 25 de Efesios 5, que comienza a hablar
sobre

La expectativa de la Iglesia
"Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y
se entregó a sí mismo por ella"
Esta sección está comprendida entre los versículos 25 y 33 de este
capítulo 5. Dios nunca le pidió a una mujer que se sometiera a un
hombre que no la amara y que la amara de esta manera. Éste,
estimado oyente, es el amor cristiano en un alto nivel. Sólo el creyente
puede llegar a conocer lo que es el verdadero amor en un matrimonio,
porque es elevado al alto nivel de la relación entre Cristo y la Iglesia. Y
no hay otro plano con que se pueda comparar. Continuemos con esta
idea leyendo el versículo 26 de este capítulo 5, de la epístola a los
Efesios:
"Para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por
la palabra"
Cristo amo a la iglesia y se entregó por ella. Esto sucedió en el
pasado. En el presente Él la está purificando con el agua de la Palabra
de Dios. El elemento purificador, que es la Biblia, es más eficaz que
cualquier otro elemento del universo. La Palabra de Dios no sólo
quitará las manchas que usted tenga, sino que evitará que nuevas
formas de impureza se adhieran a su vida. Habiendo hablado del
pasado y el presente, en el versículo 27 leemos:
"A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera
mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa y sin
mancha."
Aquí tenemos el futuro. En el futuro veremos a la iglesia presentada
ante Cristo, como una iglesia radiante, sin mancha, ni arruga ni
ninguna otra imperfección. Veremos a la iglesia adornada para su
marido cuando estudiemos el libro de Apocalipsis.
Debemos tener en cuenta que cuando utilizamos la palabra "iglesia"
no nos estamos refiriendo a una organización con su sede en un
edificio, con un salón de actos y un órgano. Estamos hablando del
cuerpo de los cristianos, de los verdaderos creyentes. Este versículo
significa que Dios está purificando a cada creyente, preparándole para
ese gran evento. Nosotros creemos y muchos también así lo creen,
que esto es algo que está teniendo lugar en nuestros días.
Así que hemos visto el pasado, el presente y el futuro. Cristo amó a la
iglesia y se entregó por ella. La está purificando con el agua de la
Palabra. Y en el futuro, la iglesia será presentada al Señor como una
novia radiante, de quien todo el pecado habrá sido removido.
Entonces será una iglesia santa e irreprochable.
Aunque sólo haremos comentarios hasta el versículo 31, vamos a leer
los versículos 28 al 32:
"Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus
mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama, pues
nadie odió jamás a su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida,
como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su
cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su
padre y a su madre, se unirá a su mujer y los dos serán una sola
carne. Grande es este misterio, pero yo me refiero a Cristo y a la
iglesia."
Hemos citado la totalidad de este pasaje para poder ver cómo Pablo
recurrió a estos dos temas, tratándolos una y otra vez; la relación de
marido y mujer, Cristo y la iglesia. Después de hablar de Cristo y la
iglesia, el tema retrocedía al de marido y mujer. Por ello el versículo 28
afirmó los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos
cuerpos.
Más allá de todos los festejos de una boda, lo que la pareja necesita
es ser llena del Espíritu Santo. De esa manera, dicha pareja, unida por
un verdadero amor, disfrutará de la mejor luna de miel haya podido
tener. Hay muchos jóvenes hoy que pretenden saber todo sobre el
sexo y las relaciones fuera del matrimonio, pero no saben cómo es el
verdadero amor, ni la belleza, el éxtasis y la dulzura de un verdadero
matrimonio cristiano.
El marido ha de amar a su esposa porque la relación matrimonial
convierte a la mujer en una persona tan unida a él, que es como si
formara parte de su propio cuerpo. Es como la iglesia, que es el
cuerpo de Cristo, y Cristo es la cabeza de ese cuerpo. En base a ello,
el marido desempeña la función de ser cabeza de la mujer. Y no es
normal que un hombre deteste a su propio cuerpo; así, el marido ha
de amar a su esposa porque ella es su propia carne.
Cristo, conociendo la debilidad de la iglesia, le demuestra su amor y la
alimenta, los maridos tienen seguir el ejemplo de su Maestro.
El versículo 31 es una cita de Génesis 2:24. Aquí Pablo se refirió a la
relación que existió en el jardín del Edén entre Adán y Eva, la primera
pareja fue una figura de la futura unión de Cristo y la iglesia como
marido y mujer. Eva fue creada para ser una buena compañera para
Adán. Fue tomada de su costado, no formada de la tierra como los
demás animales. Adán estuvo incompleto, hasta que ellos estuvieron
juntos. Dios la formó, y creemos que el momento más hermoso de la
creación fue cuando Dios se la presentó a Adán. Ella compensó lo que
a él le faltaba. Fue hecha para el y formaron un solo ser. La palabra
hebrea para hombre es "ish" y para mujer es "isha". El término es casi
el mismo, porque ella fue tomada de él.
Estimado oyente, todo lo que Dios crea, es hermoso.
Lamentablemente, el pecado entró en la raza humana y contaminó a
la creación y a la descendencia. Por ello el Creador envió a Su Hijo al
mundo a morir en una cruz, para llevar nuestra miseria, nuestra
maldad. Si usted cree en Él como su Salvador, Dios, por Su Espíritu,
le recreará, le regenerará, le salvará y comenzará a transformarle,
restaurando lo que el pecado ha destruido, para que usted cumpla el
propósito para el cual ha sido creado.

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