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Otra evidencia de estar llenos del Espíritu Santo es dar gracias a Dios,
es decir, una actitud de agradecimiento. En el libro de los Salmos ya
hemos observado mucha acción de gracias y alabanza a Dios y a un
elevado nivel espiritual. No tenemos mucho de ese elevado nivel entre
los creyentes hoy. Expresiones de gratitud como "alabado sea el
Señor y gracias a Dios por su don inefable" y otras similares, deberían
brotar con naturalidad de nuestros corazones, y no como un lenguaje
rutinario o una expresión trivial. La plenitud del Espíritu Santo produce
una vida de agradecimiento, de manera que podemos dar
sinceramente gracias a Dios por todas las cosas.
Estos cuatro ministerios del Espíritu Santo tienen lugar cuando una
persona deposita su fe en Cristo. Son realizados a favor nuestro. Lo
único que nos queda a nosotros es obedecer Su mandamiento de ser
constantemente llenos, controlados por el Espíritu Santo, como hemos
leído en este capítulo 5:18.
Continuemos nuestra lectura en Efesios 5:21, "Someteos unos a
otros en el temor de Dios."
Está basado en la gracia de Dios. Por ello Pablo pudo decir: "Os ruego
que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
con toda humildad y mansedumbre".
El someterse unos a otros por reverencia a Cristo significa que nadie
trata de controlar la iglesia. Los pastores, diáconos, demás cargos y
todos los miembros de la iglesia, todos nosotros tenemos que
someternos unos a otros por causa de esa actitud de respeto
reverente a Cristo. Una actitud contraria de querer imponer
unilateralmente las opiniones propias no sería una señal de la plenitud
del Espíritu Santo en la vida de un creyente.
Matthew Henry que escribió uno de los comentarios más áridos que
existen, tuvo una vida muy romántica, cuando era un joven
predicador. Uno no se lo imaginaría como una persona romántica al
leer sus comentarios, pero sí lo era. En la ciudad de Londres, llegó a
conocer a una joven que pertenecía a la nobleza y que era muy rica; él
por su parte, era un joven de muy pocos recursos. Pero él se enamoró
de ella, y ella de él. Finalmente, ella se decidió a informarle del asunto
a su padre, y él trató de disuadirla, diciéndole: "Ese muchacho no tiene
antecedentes, ni siquiera sabes de donde procede. Ella le contestó:
"Tienes razón, yo no sé de dónde vino, pero sé a dónde va, y yo
quiero ir con él". Y así fue como sucedió.
La expectativa de la Iglesia
"Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y
se entregó a sí mismo por ella"
Esta sección está comprendida entre los versículos 25 y 33 de este
capítulo 5. Dios nunca le pidió a una mujer que se sometiera a un
hombre que no la amara y que la amara de esta manera. Éste,
estimado oyente, es el amor cristiano en un alto nivel. Sólo el creyente
puede llegar a conocer lo que es el verdadero amor en un matrimonio,
porque es elevado al alto nivel de la relación entre Cristo y la Iglesia. Y
no hay otro plano con que se pueda comparar. Continuemos con esta
idea leyendo el versículo 26 de este capítulo 5, de la epístola a los
Efesios:
"Para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por
la palabra"
Cristo amo a la iglesia y se entregó por ella. Esto sucedió en el
pasado. En el presente Él la está purificando con el agua de la Palabra
de Dios. El elemento purificador, que es la Biblia, es más eficaz que
cualquier otro elemento del universo. La Palabra de Dios no sólo
quitará las manchas que usted tenga, sino que evitará que nuevas
formas de impureza se adhieran a su vida. Habiendo hablado del
pasado y el presente, en el versículo 27 leemos:
"A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera
mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa y sin
mancha."
Aquí tenemos el futuro. En el futuro veremos a la iglesia presentada
ante Cristo, como una iglesia radiante, sin mancha, ni arruga ni
ninguna otra imperfección. Veremos a la iglesia adornada para su
marido cuando estudiemos el libro de Apocalipsis.
Debemos tener en cuenta que cuando utilizamos la palabra "iglesia"
no nos estamos refiriendo a una organización con su sede en un
edificio, con un salón de actos y un órgano. Estamos hablando del
cuerpo de los cristianos, de los verdaderos creyentes. Este versículo
significa que Dios está purificando a cada creyente, preparándole para
ese gran evento. Nosotros creemos y muchos también así lo creen,
que esto es algo que está teniendo lugar en nuestros días.
Así que hemos visto el pasado, el presente y el futuro. Cristo amó a la
iglesia y se entregó por ella. La está purificando con el agua de la
Palabra. Y en el futuro, la iglesia será presentada al Señor como una
novia radiante, de quien todo el pecado habrá sido removido.
Entonces será una iglesia santa e irreprochable.
Aunque sólo haremos comentarios hasta el versículo 31, vamos a leer
los versículos 28 al 32:
"Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus
mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama, pues
nadie odió jamás a su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida,
como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su
cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su
padre y a su madre, se unirá a su mujer y los dos serán una sola
carne. Grande es este misterio, pero yo me refiero a Cristo y a la
iglesia."
Hemos citado la totalidad de este pasaje para poder ver cómo Pablo
recurrió a estos dos temas, tratándolos una y otra vez; la relación de
marido y mujer, Cristo y la iglesia. Después de hablar de Cristo y la
iglesia, el tema retrocedía al de marido y mujer. Por ello el versículo 28
afirmó los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos
cuerpos.
Más allá de todos los festejos de una boda, lo que la pareja necesita
es ser llena del Espíritu Santo. De esa manera, dicha pareja, unida por
un verdadero amor, disfrutará de la mejor luna de miel haya podido
tener. Hay muchos jóvenes hoy que pretenden saber todo sobre el
sexo y las relaciones fuera del matrimonio, pero no saben cómo es el
verdadero amor, ni la belleza, el éxtasis y la dulzura de un verdadero
matrimonio cristiano.
El marido ha de amar a su esposa porque la relación matrimonial
convierte a la mujer en una persona tan unida a él, que es como si
formara parte de su propio cuerpo. Es como la iglesia, que es el
cuerpo de Cristo, y Cristo es la cabeza de ese cuerpo. En base a ello,
el marido desempeña la función de ser cabeza de la mujer. Y no es
normal que un hombre deteste a su propio cuerpo; así, el marido ha
de amar a su esposa porque ella es su propia carne.
Cristo, conociendo la debilidad de la iglesia, le demuestra su amor y la
alimenta, los maridos tienen seguir el ejemplo de su Maestro.
El versículo 31 es una cita de Génesis 2:24. Aquí Pablo se refirió a la
relación que existió en el jardín del Edén entre Adán y Eva, la primera
pareja fue una figura de la futura unión de Cristo y la iglesia como
marido y mujer. Eva fue creada para ser una buena compañera para
Adán. Fue tomada de su costado, no formada de la tierra como los
demás animales. Adán estuvo incompleto, hasta que ellos estuvieron
juntos. Dios la formó, y creemos que el momento más hermoso de la
creación fue cuando Dios se la presentó a Adán. Ella compensó lo que
a él le faltaba. Fue hecha para el y formaron un solo ser. La palabra
hebrea para hombre es "ish" y para mujer es "isha". El término es casi
el mismo, porque ella fue tomada de él.
Estimado oyente, todo lo que Dios crea, es hermoso.
Lamentablemente, el pecado entró en la raza humana y contaminó a
la creación y a la descendencia. Por ello el Creador envió a Su Hijo al
mundo a morir en una cruz, para llevar nuestra miseria, nuestra
maldad. Si usted cree en Él como su Salvador, Dios, por Su Espíritu,
le recreará, le regenerará, le salvará y comenzará a transformarle,
restaurando lo que el pecado ha destruido, para que usted cumpla el
propósito para el cual ha sido creado.