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´´ EL MISTERIO DE LA MONTAÑA ´´

Autora: Sandoval Cardoza Ana Daniela

Estos eran dos grandes amigos. Ellos fueron al bosque ya que querían investigar
más sobre lo armoniosa que era la naturaleza. Habían sido avisados por los nativos
del lugar que era muy peligroso.
Ya en el bosque observaron una gran montaña.
Su asombro y curiosidad los hizo quedarse en el
bosque, para así seguir explorando.
Al día siguiente muy de mañana emprendieron su
viaje hacia la montaña misteriosa, al llegar ahí, se
dieron cuenta que había dos caminos y sin saber
cuál ellos tomar, se entristecieron mucho. Pero
luego decidieron descansar un poco más,
después de un largo viaje.
Cuando se percataron que algo estaba entre unos arbustos, muy aterrados
decidieron preguntar:
- ¿Quién se esconde detrás de esos arbustos? - preguntó un amigo. No hubo
respuesta.
Pasó un buen rato, pero el arbusto se comenzó a mover nuevamente, esta vez saltó
un leopardo de piel negra, pero con ojos brillantes, uno de los amigos suplicó con
mucho miedo diciendo:
- ¡No nos hagas daño …por favor! el leopardo les respondió:
-No les haré daño sólo estoy aquí para ayudarles y decirles cual es el camino
correcto que deben tomar para llegar a la montaña. Ustedes son los primeros en no
rendirse, siempre llegan personas aquí, pero tienen mucho miedo y se marchan.
Pasaron así unos minutos conversando con el leopardo, él les contaba mucho sobre
el bosque. Una vez ya terminada su conversación y ya teniendo las instrucciones
adecuadas para llegar a la misteriosa montaña, emprendieron su viaje. No sin antes
despedirse del leopardo quien se había convertido en su mejor amigo.
Pasó la tarde y la noche estaba cayendo, se detuvieron e hicieron una fogata. Se
pusieron a charlar sobre todo del miedo que habían tenido. Pero se alentaban a la
vez entre sí. Este fue un viaje muy largo y agotador, pero descubrimos algo muy
asombroso e interesante dijo uno.
-Sí. muy cierto dijo el otro amigo.
Así se dijeron buenas noches, y durmieron encima de hojas de plátano,
contemplando la luna y las estrellas.
Al día siguiente se despertaron, teniendo bastante hambre después de no haber
comido durante un día, comieron los frutos de un árbol de manzanas, también
fueron a una fuente la cual se encontraba muy cerca, para llenar sus botellas de
agua.
Siguieron después por el camino indicado, hasta encontrarse cara a cara con la
misteriosa montaña.
Muy felices de haber logrado su objetivo fueron dispuestos a tocar la montaña, para
así realizar sus investigaciones.
Después de todo lo observado, llevaron su vista arriba, se dieron cuenta de que
había una pequeña casita de madera, la cual tenía un gran cartel que decía:
“SOLO PARA VALIENTES”

Su miedo regresó, cuando de pronto, de la nada surgió


una escalera de ramas secas. Uno de los amigos dijo:
-Debemos averiguar que hay dentro, el otro amigo
aceptó.
Subieron las escaleras, tocaron la puerta… y cuál no
sería su sorpresa cuando vieron a su amigo leopardo,
se pusieron muy alegres de verlo nuevamente, se saludaron y comenzaron a
charlar, el leopardo tomó la palabra:
-Me alegra mucho verlos con vida, ¿cómo han estado todo este tiempo?
- Nosotros también nos alegramos de verte, dijo uno de los amigos.
-Sí, en nuestro viaje tuvimos algunas dificultades, pero pudimos llegar a la montaña
que tanto deseamos, agregó el otro amigo.
-Que bien, dijo el leopardo.
-Pero ¿qué debemos hacer?, preguntó uno de los amigos.
-Sí leímos el cartel grande en la puerta, dijo el otro.
-El pueblo se ha olvidado de la naturaleza, la montaña ha perdido su brillo porque
está muy triste.
Uno de los amigos muy inquietado por la respuesta del leopardo, preguntó:
- ¿Antes la montaña tenía brillo?
-Sí, respondió el leopardo.
- ¿Qué tipo de brillo?, preguntó nuevamente el joven inquietado.
-Piedras preciosas, como esmeraldas, zafiros, rubíes y entre muchas más, estas
piedras preciosas daban brillo a la montaña.
- ¿Hay algo en lo que podríamos ayudar?, preguntó el otro amigo.
-Sí, respondió el leopardo.
-El joven se apresuró a preguntar, ¿qué deberíamos hacer?
-Esta misión es muy peligrosa, y difícil a la vez adquirió el leopardo.
-Los dos amigos dijeron, queremos ayudar a que la montaña sea como estaba
antes. ¿Qué podemos hacer?
-Me alegra, que sean muy valientes. Para esto tendrán que encontrar una fuente,
luego deberán regresar a la ciudad y convencer al pueblo para que vengan a beber
de la fuente de agua, para que así regrese su amor por la naturaleza. Pero tengan
mucho cuidado que las personas del pueblo son muy malas y pueden hacerles
daño.
-Si tendremos cuidado, así se retiraron del lugar.
Pasaron los días y cuando por fin salieron del bosque para llegar al pueblo, uno de
ellos dijo: -Creo que no deberíamos hacer esto, es muy peligroso.
-Puede que esto sea peligroso, pero tenemos que ayudar para que la naturaleza
esté contenta, y para que la montaña de nuevo brille, respondió el otro.
-Sí, tienes mucha razón, dijo el amigo.
así cruzaron un puente que separaba el bosque del pueblo.
Cuando en la entrada un pequeño niño los recibe muy amablemente, ellos entonces
dudan de lo que les dijo el leopardo y se dicen:
-Las personas de aquí son muy amables, ¿crees que el leopardo nos haya mentido
con respecto a que su gente es muy mala? Cuando el otro amigo estaba para
responder, una señora vino muy molesta y les gritó diciendo:
- ¡Qué es lo que hacen aquí! Los dos amigos no comprenden porque la señora les
había gritado de esa manera, porque ellos no estaban haciendo nada malo.
La señora muy molesta, porque su pregunta no había tenido respuesta, agarró muy
fuerte el brazo del niño, quien resultaba ser su hijo. Los amigos sin comprender lo
que ocurría, decidieron mejor pasar la noche a la entrada del pueblo. Uno de los
amigos dijo:
-No entiendo, por qué esa señora vino a gritarnos y a llevarse forzosamente a ese
niño.
-Yo tampoco, respondió el otro amigo.
-Así llegó la noche. Y se quedaron dormidos.
Cuando a media noche un amigo se despertó por el ruido de personas gritando a lo
lejos. Muy asustado decidió despertar a su amigo, quien se hallaba
profundamente dormido.
Una vez que lo había despertado le dijo:
- ¿Escuchas ese ruido?, el amigo muy asustado dijo:
-sí, ¿De dónde proviene?
-No lo sé, pero creo que
deberíamos irnos de aquí, sugirió el amigo.
-sí, respondió el otro amigo. Así decidieron
esconderse entre unas casas.
Al amanecer, y después de no haber dormido
salieron de donde se habían escondido,
prefirieron salir a esa hora porque aún no había
aclarado mucho el día.
Cuando por el camino se encontraron con muchas personas quienes traían palos y
antorchas encendidas, entre ellos reconocieron al niño quién les había recibido
amablemente, también se encontraba la señora quien les había gritado sin motivo
alguno. Sin saber lo que ocurría y tratando de comprender lo que pasaba, un señor
interrumpió sus pensamientos diciéndoles:
-Nosotros no recibimos a forasteros por estos lugares. Uno de los dos amigos y con
mucho miedo dijo:
-nosotros no somos forasteros, solo venimos a decirles que…los interrumpieron
diciéndoles.
-váyanse de aquí.
Uno de los amigos arriesgándose dijo gritando
- ¡La naturaleza está muy triste, porque las personas con el paso del tiempo se han
ido olvidando de ella! ¡por eso les vengo a decir que me sigan a beber agua del
manantial!
Las personas aún más molestas por lo dicho le tomaron por loco, luego de
insultarles les tomaron prisioneros sin razón alguna.
Cuando se encontraban solos, uno de ellos pidió perdón al otro amigo.
- ¿por qué, me pides perdón?, dijo-
-por haber dicho lo que nos dijo el leopardo.
-No tienes por qué pedir perdón, hiciste bien en decir la verdad, el leopardo nos
advirtió que sería una misión muy arriesgada.
-sí, respondió el otro amigo.
- ¿Qué haremos entonces?, preguntó.
-Tenemos que esperar qué es lo que van a hacer con nosotros.
Por otra parte, las personas del pueblo estaban acordando que es lo que harían con
ellos.
-Propongo matarlos, así ya no tendríamos más problemas con ellos.
- Yo dijo mandarlos a la hoguera, dijo otro.
-No, gritó uno de la gente del pueblo, tratando de apoyar a los dos amigos, mejor
debemos escucharles y hacerles caso, tal vez ellos tengan razón.
El líder del pueblo, muy molesto por aquella respuesta, tomó la decisión más rápida
diciendo: -La sentencia está lista… los mataremos.
Todo el pueblo aplaudió ante la respuesta, mandó a que sacaran a los dos
prisioneros. Luego de estar en medio del pueblo, trajeron una gran lanza, matando
así a los dos amigos.
Pero aquel hombre que horas antes había propuesto que los dejaran libres, miraba
con mucho desprecio a su líder, al ver tanta injusticia decidió irse al bosque, quería
averiguar si lo que los dos amigos habían dicho era cierto. Cuando por fin llegó al
bosque, vio una gran montaña, se sorprendió mucho y decidió ir a verla
emprendiendo así su viaje. pasaron los años y el líder del pueblo murió.
Al enterarse de la noticia el hombre que había ido al bosque decidió regresar al
pueblo, ya estando ahí dijo las siguientes palabras:
- ¡La naturaleza está muy triste, porque las personas con el paso del tiempo se han
ido olvidando de ella. por eso les vengo a decir que me
sigan a un lugar!, si exactamente dijo las mismas
palabras que años antes habían sido dichas por uno de
los amigos.
Finalmente convenció a las personas para que lo
acompañaran al bosque, logrando así que las personas
beban de la fuente. Y así fue como la armonía del
hombre con la naturaleza se restauró, volviendo a brillar la montaña.

FIN

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