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Estos eran dos grandes amigos. Ellos fueron al bosque ya que querían investigar
más sobre lo armoniosa que era la naturaleza. Habían sido avisados por los nativos
del lugar que era muy peligroso.
Ya en el bosque observaron una gran montaña.
Su asombro y curiosidad los hizo quedarse en el
bosque, para así seguir explorando.
Al día siguiente muy de mañana emprendieron su
viaje hacia la montaña misteriosa, al llegar ahí, se
dieron cuenta que había dos caminos y sin saber
cuál ellos tomar, se entristecieron mucho. Pero
luego decidieron descansar un poco más,
después de un largo viaje.
Cuando se percataron que algo estaba entre unos arbustos, muy aterrados
decidieron preguntar:
- ¿Quién se esconde detrás de esos arbustos? - preguntó un amigo. No hubo
respuesta.
Pasó un buen rato, pero el arbusto se comenzó a mover nuevamente, esta vez saltó
un leopardo de piel negra, pero con ojos brillantes, uno de los amigos suplicó con
mucho miedo diciendo:
- ¡No nos hagas daño …por favor! el leopardo les respondió:
-No les haré daño sólo estoy aquí para ayudarles y decirles cual es el camino
correcto que deben tomar para llegar a la montaña. Ustedes son los primeros en no
rendirse, siempre llegan personas aquí, pero tienen mucho miedo y se marchan.
Pasaron así unos minutos conversando con el leopardo, él les contaba mucho sobre
el bosque. Una vez ya terminada su conversación y ya teniendo las instrucciones
adecuadas para llegar a la misteriosa montaña, emprendieron su viaje. No sin antes
despedirse del leopardo quien se había convertido en su mejor amigo.
Pasó la tarde y la noche estaba cayendo, se detuvieron e hicieron una fogata. Se
pusieron a charlar sobre todo del miedo que habían tenido. Pero se alentaban a la
vez entre sí. Este fue un viaje muy largo y agotador, pero descubrimos algo muy
asombroso e interesante dijo uno.
-Sí. muy cierto dijo el otro amigo.
Así se dijeron buenas noches, y durmieron encima de hojas de plátano,
contemplando la luna y las estrellas.
Al día siguiente se despertaron, teniendo bastante hambre después de no haber
comido durante un día, comieron los frutos de un árbol de manzanas, también
fueron a una fuente la cual se encontraba muy cerca, para llenar sus botellas de
agua.
Siguieron después por el camino indicado, hasta encontrarse cara a cara con la
misteriosa montaña.
Muy felices de haber logrado su objetivo fueron dispuestos a tocar la montaña, para
así realizar sus investigaciones.
Después de todo lo observado, llevaron su vista arriba, se dieron cuenta de que
había una pequeña casita de madera, la cual tenía un gran cartel que decía:
“SOLO PARA VALIENTES”
FIN