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Oración inicial
Señor gracias por darnos tu salvación, por abrir
nuestros ojos y oídos espirituales y entender la
grandeza de tu obra en la cruz. Todo lo hiciste por
nosotros. Nos amaste sin medida y nos regalaste la
vida eterna. Llévanos a compartir esta verdad a otros.
Amén.
3. Reflexiona
«Consumado es», esta palabra en el idioma original es
sólo una, y fue pronunciada por el Señor Jesús
«tetelestai». Fue su grito de victoria y de terminación
con el pecado de la humanidad, con la esclavitud del
dolor y la enfermedad. En esa sola Palabra Jesús
declaró un hecho y una verdad poderosa, su triunfo
sobre el maligno. Pero éste, derrotado y vencido, no ha
cesado de oponerse a que hombres y mujeres
comprendan el significado de este último grito de
victoria de Jesús, por eso hay muchos que siguen
buscando la paz y el descanso de su alma pero no se
han dado cuenta de que la salvación es una obra ya
realizada. Siguen tratando de hacer cosas buscando el
perdón y el favor de Dios. No saben que la salvación no
se puede ganar, sólo aceptarse, porque ya Cristo lo
hizo todo en la cruz.
Su obra de salvación se completó y es nuestro deber
proclamar que Jesús es el salvador.
Considerar el precio
La Biblia en un año :
Jueces 16–18
Lucas 7:1-30
DIARIO
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La escritura de hoy :
Juan 19:25-30
Las obras de Miguel Ángel exploraban muchas facetas de la vida de
Jesús. En la década de 1540, bocetó una pieta (un dibujo de la madre de
Jesús sosteniendo el cuerpo del Cristo muerto) para su amiga Vittoria
Colonna. Dibujado en tiza, el boceto muestra a María mirando al cielo
mientras abraza a su hijo inerte. Detrás de María, la viga vertical de la
cruz reza las siguientes palabras del Paraíso, de Dante: «Nadie piensa en
la cantidad de sangre que cuesta». Al contemplar la muerte de Jesús,
debemos considerar el precio que pagó.
Mientras más pienso en la historia redentora, más estoy convencido de que esto
comenzó el día que un rabino judío se colgó en una cruz, clavado allí, acusado de
blasfemia y acusado de revolucionario ante las autoridades romanas. Este hombre,
nacido en un pesebre, vivió en perfecta conformidad con la ley de Dios por 33 años
y enseñó única y exclusivamente lo que el Padre le había encomendado—no más,
no menos. El Mesías que habían anunciado los profetas del Antiguo Testamento.
La noche antes de Su crucifixión, fue al aposento alto y tuvo una conversación
íntima con Sus discípulos y luego la interrumpe para tener una conversación hasta
más íntima con Su Padre diciendo “Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo
terminado la obra que me diste que hiciera.” (Juan 17:4) En el momento, los
discípulos no entendieron aquellas palabras, pero de aquel aposento alto, Jesús,
acompañado por ellos, se dirige al huerto de Getsemaní y de ahí a la cruz. En esa
cruz, Él pronuncia siete frases muy conocidas:
En el griego, esta palabra está en el tiempo verbal indicativo y voz pasiva, lo cual
implica que hubo un hecho que se completó pero que tiene un efecto que dura
para siempre. Por lo tanto, cuando Cristo dijo “Tetelestai”, Él estaba completando
algo que tendría un efecto permanente y lo estaba siendo por toda la humanidad.
En la antigüedad, esta palabra se usaba de varias maneras. Por ejemplo, se usaba
por los esclavos cuando completaban una encomienda dada por sus amos. Al
terminar su trabajo, lo contemplaban y decían “Tetelestai, amo. Lo que me
encomendaste, lo completé.” Esto es exactamente lo que Cristo dice en Juan
17:4, “Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que
hiciera.” Ese es el siervo que abandona Su gloria y completa la obra
encomendada.
Por otro lado, la palabra se usaba por artistas cuando inspeccionaban una obra que
habían completado. Cuando entendían que no había absolutamente nada más que
podían agregar decían, “Tetelestai”. Así mismo, Dios venía entretejiendo Su tapiz
que incluía la historia del pueblo hebreo y gentil. Cuando Cristo llega a la cruz, Su
vida y Su muerte proveen el lente que finalmente nos permite ver la obra de arte
de forma completa y entender todo el simbolismo y las profecías del Antiguo
Testamento que apuntaban a Cristo. En el Antiguo Testamento, Moises era la
sombra del profeta perfecto que vendría en el tiempo debido. Aaron era la sombra
del sumo sacerdote que se sentaría a la derecha del Padre. David era la sombra
del rey del universo que gobernaría soberanamente. De manera que Jesús es la
realidad de la sombras del Antiguo Testamento. Ahora podía mirar Su obra,
sentirse satisfecho y decirle al padre, “Yo he concluido.”
Los comerciantes usaban la palabra cuando había una deuda que estaba abierta y
alguien efectuaba el pago final. Cuando la deuda quedaba cancelada, en el
certificado de pago decía, “Tetelestai, pago por completo.” Entonces, las palabras
de Cristo en la cruz no solamente las oyeron los que estaban al pie de la cruz, sino
todo el universo. “La creación entera a una gime y sufre dolores de
parto” (Romanos 8:22) y esperaba por la consumación de la obra de redención.
El momento que Cristo dijo “Consumado es”, el infierno tembló; porque sabían lo
que eso representaba. En ese momento, la ira y la misericordia de Dios se
besaron: La ira de Dios demandó el pago debido a Él por la deuda moral del
hombre y la misericordia de Dios en Cristo, ofreciéndose para ser dicho pago.
Cristo pagó la deuda del tal manera que llegaría el día en que todos pudiéramos
poner nuestra confianza en ese sacrificio hecho en la cruz y decir “Señor, yo soy
culpable” y oír a Cristo decir “Tu deuda está cancelada porque consumado
verdaderamente fue.”
Puedes ver como el Antiguo Testamento comenzaba a ver lo que iba a ocurrir ese
día. En Salmos 22:6 encontramos una expresión profética de como Cristo se
sentiría y cual era su función en la cruz ese día. Dice, “Pero yo soy gusano, y no
hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.” En Hebreo, la palabra
traducida ahí como “gusano” es “tola”, un insecto que cuando era aplastado,
botaba una tinta roja que era usada para teñir los tejidos; esa es justamente la
palabra que allí aparece para referirse a Cristo en la cruz.
Isaías 53:10 nos dice que fue la voluntad del Padre “aplastarlo” en la cruz.
Entonces, cuando el Dios Padre aplasta a Su hijo en la cruz, sale de Él sangre que
ha teñido nuestras vidas y las ha limpiado de pecado: La sangre de Cristo que
limpia toda maldad.
La pregunta es, entonces, cuando Cristo dice “consumado es”, ¿Que fue
exactamente lo que terminó? Primero, los sacrificios del Antiguo Testamento en el
templo que se hacían continuamente cesarían. Estos sacrificios existían para pagar
los intereses de la deuda moral con Dios, pero al final del camino, la deuda
permanecía igual; por eso eran tan continuos hasta que Cristo viniera. En el
momento que Cristo dice “Tetelestai”, Él hizo perfectos para siempre a aquellos
por los cuales murió (Hebreos 1:3). Ningún sacerdote anterior había podido
terminar de pagar por los pecados del pueblo; pero cuando el Sumo Sacerdote, el
hijo de Dios, se encarna y se ofrece como sacrificio, al terminar, Él se sienta a la
diestra del Padre porque, Tetelestai, ¡Consumado era! El sacrificio de Jesús puso
fin a cada una de las profecías que apuntaban a Él.