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Alcanzar nuestra Realidad Ideal (R.I.

) requiere de mucha responsabilidad; especialmente, la que es


hacia nosotros mismos y nuestros actos. Por ello, en esta lección nos enfocaremos en reforzar
nuestra responsabilidad con nosotros mismos, a través del análisis de la Culpa.

La lengua tibetana, moldeada por siglos de budismo, no contiene alguna palabra para "Culpa".

Desde esta interpretación que llamamos Coaching Ontológico, la Culpa se refiere al espacio
emocional que predispone a indicarnos que hay uno de nuestros principios o valores al cual
estamos traicionando. Por ejemplo, cuando digo:

EJEMPLOS DE CULPA PERSONAL


EJEMPLOS DE VALOR

“Hace tiempo que no llamo por teléfono a mi padre”


“No puedo comprarle tal cosa a mi hijo”
“Llegué tarde por causa del tránsito en la ciudad”
“Le mentí a mi pareja”
“Cometí un pecado”

Soy mala hija


Soy un padre mediocre
Soy irresponsable
Soy deshonesta
Estoy fallando a mi fe

En base a estos ejemplos entramos en territorios emocionales de la Culpa y ésta nos predispone a
diferentes acciones. Las acciones que están disponibles desde la Culpa pueden ser el auto-
castigo, el aislamiento, la soledad, no poder perdonarme.

La Culpa siempre afecta a nuestra Identidad Privada; es decir, que vemos comprometida nuestra
imagen privada acerca de nosotros mismos; a diferencia de la Vergüenza, en donde la que se ve
afectada es nuestra Imagen Pública.

Cada vez que consideremos que hemos fallado a nuestra creencia más profunda o a nuestras
tradiciones, aparecerá esta emoción. Sin embargo, ¿Qué viene a decirnos? ¿De qué nos avisa?

"Descubrirás que sentir CULPA no siempre es algo malo,

sino una sensación que puede avisarte de algo"

Si analizamos la Culpa desde los niveles de tensión, podemos decir que van desde un cosquilleo
en nuestra panza - digamos un nivel 1- hasta un dolor de estómago o vómitos en un nivel 7.

Es en los niveles 1 y 2 donde esta emoción puede ayudarte y avisarte de algo importante para ti.
Aprende a distinguirla.

La culpa surge cuando realizamos acciones que son repudiadas por los demás y por nosotros
mismos; pues van en discordancia con nuestros valores. A partir de esto, podemos llegar a las
siguientes conclusiones:

La culpa es responsabilidad ante una falta cometida voluntariamente.


La culpa acompaña la experiencia de hacer algo malo, herir a alguien, violar un código
moral o legal.

Sientes culpa porque existe una norma

o creencia interna.

La culpa a veces surge porque nos damos cuenta que la acción que hemos cometido perjudicó a
un grupo de personas o a alguien específico, acción que nos convierte en Culpables. Cuando esto
sucede; la emoción de culpa que sentimos puede ser utilizada por terceros para ejercernos un
castigo o asignarnos un deber para reincorporarnos a nuestro círculo o recuperar confianza.

¿Es esto sano? ¿Nos da responsabilidad de nuestros actos?

A veces, la culpa que sentimos no se basa en nuestros propios valores; estas también son
generadas por creencias que, si las analizamos, no hieren a nadie y son sólo infundadas por: una
religión, una tradición, una obligación impuesta por otros, etcétera.

Veamos a continuación algunos ejemplos de frases que suelen usar otras personas para generar
CULPA:

Por tu culpa, me siento mal.


Tu hermano es mejor que tú.
Tu deber es estudiar.
Lo que hiciste es un pecado.
Dios te castigará.
Irás derecho al infierno.
Papá Noel no te querrá si haces eso otra vez.
Deberías sentir vergüenza por lo que has hecho.
¿Saldrás a la calle con esa falda?

¿Nuestro sentimiento de CULPA,

es originado por las palabras de otra persona?


El vínculo entre Culpador y Culpado:

Al igual que, como vimos en la lección 15 – La Exigencia-, también existe otro tipo de relación
tóxica; y esta se trata del Culpador y el Culpado. Entre ambos aspectos se genera un diálogo que
podría ser el siguiente:

"Te señalo como culpable de mi pena, de mi dolor, de mi fracaso, de mi frustración, de mi


desencanto, de mi pérdida. En el acto, eso me da derechos sobre ti (…)"

Como verás en el diálogo de ejemplo, el Culpador es quien se atribuye el papel de guardián del
código; quien, cada vez que transgredamos alguna pauta del código impuesto por este, activará
una señal avisando de la transgresión del código; quitándonos la capacidad de juicio sobre
nuestras acciones.

Por otro lado, cuando la persona dice "me siento culpable por lo que hice", está nombrando su
realidad y por tanto, en decisión propia, es responsable de su culpa.

Podemos entender a partir de ello, que dentro de cada uno existe un “culpador” y un “culpado”.
Las formas con las que el culpador informa al culpado resultan a veces funcionales para la
persona y otras veces disfuncionales.

Hay quienes cargan con toda culpa que anda suelta, sea consecuencia o no de sus actos.
¿QUÉ ENTIENDO POR RESPONSABILIDAD?

Ahora que ya sabes un poco más sobre los conceptos de Culpa y cómo podemos calificarla;
pasemos a definir la Responsabilidad; aquel factor que nos hará dueños de nuestros actos para
hacer y deshacer la culpa.

La responsabilidad es la capacidad de responder, de dar respuesta y también la capacidad de


preguntarnos cuáles serán esas consecuencias. La persona responsable se hace cargo de las
consecuencias de sus actos.

El responsable lo es, en primer lugar, de su propia vida.


Para adquirir responsabilidad frente a la culpa podemos preguntarnos:

1. ¿Ha cambiado mi actitud o conducta desde el día en que se produjo ese sentimiento de
culpa?
2. ¿Lo que nos parece mal a nosotros, también lo parece para los demás?
3. Pregúntate a ti misma/o qué estás evitando en el Presente por culpa del Pasado.

Cada persona es un universo de creencias propias.

Dos hermanos gemelos que nacieron y se criaron juntos, no tienen por qué creer en lo mismo ni
tener una escala de valores similar. A pesar de haber sido criados por la misma familia, han
aprendido a valorar distinto de acuerdo a lo aprendido individualmente.
La culpa es una emoción y una elección personal

Para concluir con esta lección, podemos resumir que la Culpa es una emoción que podemos
controlar si hemos entendido qué la produce. Queda, por tanto, en nosotros, vivir culpables toda la
vida; sin embargo, la emoción de sentirse libre de toda culpa es como haber recuperado la
inocencia y creatividad.

Pongamos en práctica lo aprendido. Dentro de tu cuaderno de apuntes, te invitamos a apuntar


cinco valores sobre los que tú riges tu vida; calificándolos de mayor a menor. En base a estos;
apunta las acciones que te han hecho sentir culpable, que transgredan con estos valores.

A partir de ello, pregúntate, ¿qué acciones responsables puedes tomar para liberar esa culpa de ti
mismo?

CAMBIOS Y DECISIONES

En la actualidad, ninguna empresa u organización es un lugar estable. Hay


diversas fuerzas que impulsan cambios constantes, como son la naturaleza de la
fuerza laboral, la tecnología, la economía y la política mundial, la competencia
que aparece en cualquier parte del planeta, las tendencias sociales, y muchos
factores más.
El dinamismo y los constantes cambios que deben transitar las
organizaciones, en todo el mundo, requiere respuestas rápidas e inmediatas; es
decir, adaptación permanente. Como dice S. Robbins en su libro
“Comportamiento Organizacional”, se trata de “Cambiar o Morir”.

“No es la más fuerte ni la más inteligente de las especies la que


sobrevive, sino la que mejor se adapta al cambio”

Charles Darwin.

Un cambio continuo y sin dificultades, afirma Richard Boyatzis, profesor de


Psicología y Comportamiento Organizacional, “no encaja con la realidad que la
mayoría de nosotros experimentamos”, este autor, propone la teoría de la
complejidad para comprender el proceso de cambio en todos los estratos de la
organización social y humana. Se refiere a la importancia de comprender los
sistemas complejos como una combinación multinivel de sistemas que, incluso,
pueden accionar o comportarse de una forma independiente de sus sistemas
constituyentes. Estos sistemas complejos, según este autor, comprenden:

Sistemas no lineales y dinámicos


Sistemas autorganizados en patrones de equilibrio y desequilibrio donde
cada emergente inicia un nuevo proceso dinámico
Sistemas de multinivelaridad e interacción permanente entre esos niveles
por medio del líder o referentes.

Cualquiera sea la naturaleza del cambio; forzado por las circunstancias externas o
intencionales en función de objetivos específicos perseguidos en un equipo u
organización, la INCERTIDUMBRE es una característica que emerge.
¿Cómo afectará esta situación a mi puesto de trabajo? ¿Seré capaz de
adaptarme?; y entonces comienzan a surgir diversas emociones y estados de
ánimo que impactan en el equipo de trabajo.
En el proceso o la situación de cambio, pueden surgir momentos de ansiedad o
miedo, culpa y amenaza, desilusión, negación, resistencia, hostilidad hasta lograr
la aceptación del cambio y avanzar.

Identificar mis emociones favorece la forma de transitar un cambio, al


lograr escuchar qué me dicen y a qué me predisponen. Las emociones, según la
intensidad, tiñen nuestro comportamiento y se traducen en acciones específicas
que pueden abrir o limitar nuestro aprendizaje y las posibilidades para alcanzar
nuestros objetivos.

“Lo único constante en la vida es el cambio”


Heráclito

Desde el COACHING podemos acompañar los cambios, creando espacios


para identificar fortalezas y áreas de mejora, emociones subyacentes, y
alternativas para poner en acción en función de la meta o el objetivo.

¿Qué hace que puedan aparecer el arrepentimiento y la culpa en la toma de


decisiones?
Cuando tomamos una decisión o hacemos algún tipo de elección, estamos
escogiendo al menos entre dos alternativas existentes.
Esto implica, necesariamente, que alguna de ellas ha sido descartada por una o
diversas razones de tipo personal, social, económico, etc., tras haber realizado
una valoración (más o menos exhaustiva) sobre las implicaciones de cada una.
El arrepentimiento y la culpabilidad son procesos que nacen de la observación de
las consecuencias de nuestras decisiones, bien en nosotros mismos o en
personas de nuestro entorno, cuando éstas no están en la línea de los resultados
que habríamos esperado.
Esta discrepancia entre nuestra expectativa y el resultado obtenido nos lleva a
vivenciar la situación con un nivel alto de malestar, en ocasiones acompañado de
una intensa sensación de frustración.
Las consecuencias, cuando no sólo nos afectan a nosotros, hacen que aumente
nuestra percepción de arrepentimiento, dado que las decisiones pueden implicar
una separación, pérdida (física o emocional) o distanciamiento de algún vínculo
próximo, con el correspondiente malestar añadido.
Peter Senge, en “La Quinta disciplina” afirma que para hacer frente a los
constantes cambios a los que se enfrenta una empresa u organización es preciso
“establecer culturas empresariales que aprenden”. Para este autor, una
organización que aprende de manera continua y sistemática, transita un proceso
para obtener el máximo provecho de las experiencias aprendiendo de las
mismas.

6 claves para sentirnos responsables de nuestras decisiones:

Evaluación de pros y contras: Tanto más, cuanto mayor sea nuestro nivel
de seguridad. Por paradójico que pueda parecer, si somos personas con
un alto nivel de inseguridad y baja confianza en nuestras propias
decisiones, evaluar una y otra vez una situación solo servirá para que no
consigamos avanzar y nos atasquemos en un punto medio.
Ser conscientes de que la elección realizada responde a una necesidad:
Cuando elijo o hago algo, tomo la decisión en un momento dado, de
acuerdo a unas necesidades y motivaciones que se ajustan a un contexto.
Valorar los aprendizajes y puntos positivos: Aun cuando nos hayamos
preguntado alguna vez qué habría pasado de haber escogido otra vía,
siempre podemos extraer aprendizajes, experiencias y puntos fuertes de
la elección realizada.
Ser responsable de las acciones y elecciones: Cuanto mayor importancia
tenga nuestra decisión, mayor es la necesidad de que nos apoyemos en
nuestro propio criterio.
Saldar la deuda emocional: En aquellas ocasiones en las que alguna de
nuestras decisiones haya podido repercutir en el bienestar de otras
personas, y por ello hayamos vivido algún tipo de conflicto emocional, es
importante que busquemos la forma de abordar la problemática y/o
malestar y tratar de expresar aquello que nos puede quedar pendiente.

Para RECORDAR:

1. El dinamismo y los constantes cambios que deben transitar las


organizaciones, en todo el mundo, requieren respuestas rápidas e
inmediatas; y adaptación permanente.
2. Cualquiera sea la naturaleza del cambio, surgen diversas emociones en el
proceso.
3. Identificar esas emociones, favorece la forma de transitar el cambio, al
lograr escuchar qué me dicen y a qué me predisponen.
4. Desde el COACHING podemos acompañar los cambios, creando
espacios para identificar fortalezas y áreas de mejora.

PARA REFLEXIONAR:

1. ¿Qué emociones te permites escuchar en una situación de cambio?


2. ¿Cuáles son tus fortalezas ante un cambio eventual?
3. ¿De qué manera puedes contribuir, en una situación de cambio, a tu
equipo de trabajo?

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