Profesor: Mariano Sánchez Jardinería Temática 2

U.D. 8 Capitulo 8.1

Unidad didáctica 8 El Jardín Interior

Capítulo 8.1. Introducción

Capítulo 8.2. Condicionantes de diseño, criterios compositivos, zonificación y
selección de especies
Capítulo 8.3. Elementos de control medioambiental
Capítulo 8.4. Tipología y ejemplos prácticos

Capitulo 8.1 Introducción

8.1.a INTRODUCCIÓN

Los jardines de interior responden a la filosofía moderna de vivir lejos del campo pero a
su vez estar en contacto con lo que nos lo recuerda, con las plantas.

Hilando más fino, en este tipo de jardinería trabajamos con plantas que se ubican en
interiores: de las viviendas, de los centros comerciales, laborales, hoteles, hospitales,
parques temáticos, etc, y en lugares más lúdicos como invernaderos y jardines
tropicales, espacios ya pensados para el ocio relajado desde un inicio del proyecto.

En la jardinería de interior debemos cuidar con mayor esmero la elección de especie

puesto que todas ellas debieran ser originarias de un hábitat lejano respecto al lugar de
plantación.

Otra característica importante a tener en cuenta es la necesidad que existe en este tipo
de jardinería de tener un control medioambiental adecuado para estas plantas y
asegurar su supervivencia.

La representación de la flora de otras latitudes es psicológicamente importante para los

ciudadanos porque nos retrotrae a algo que la imaginación ha elaborado, el concepto
de lo lúdico, de lo exótico, queremos plantas que recuerden el Edén, el Paraíso, y
como siempre suele ocurrir, esas plantas son originarias de otras latitudes.

Fig. 8.1.1. Victoria regia en estanque. La

imposición de alguna planta en el proyecto puede
llevar a fracasos estrepitosos por lo costoso del
mantenimiento generado para una única planta.

La conservación de plantas de otras latitudes nos lleva a resolver una duda inicial:

- ¿Queremos ciertas plantas por encima de todo?

- ¿Queremos un recinto económico en construcción y en mantenimiento donde la
idea de lo exótico esté presente sin importar mucho las plantas?

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La respuesta a la primera pregunta nos lleva a quizá elevados costes de

mantenimiento y de instalaciones solo por conservar ciertas plantas que en muchos
casos pueden ser intercambiadas por otras. Un ejemplo puede ser el querer cultivar
determinada especie de orquídeas que son tropicales cuando, si lo que queremos es
tener orquídeas, podemos optar por cultivar las orquídeas de alta montaña y otras de
ambiente subtropical, que aportarán el ambiente exótico sin un desembolso importante
en sistemas de calefacción y de humectación y que además hará que el coste del
mantenimiento sea bastante menor. En este caso hablamos de un coleccionista o de
un jardín botánico

La respuesta a la segunda pregunta en afirmativo responde a una solución posibilista,

una solución real que reducirá los costes de mantenimiento y que por tanto será viable
en la inauguración y en el mantenimiento posterior.

Fig 8.1.2. Invernadero del Botánico de Valencia. Prima el sombreamiento para las plantas a la luz para las
personas.

Es transposición de las plantas debe realizarse, como se ha venido diciendo en otros

muchos temas, espero, de acuerdo al hábitat de las plantas, la reproducción fiel del
mismo es una garantía de éxito con total seguridad.

8.1.b HISTORIA

Los invernaderos son viejos conocidos de la cultura latina.

La primera cita conocida es de Platón (S.IV a.d.n.e) en Phaeton "...Las plantas estaban
bajo sábanas de lapis specularis (mica)".

Además las excavaciones hechas en Pompeya y ciertos comentarios en cartas de

Plinio el Viejo sabemos que el emperador Tiberio por indicación de su médico
Columela precisaba tomar pepinos frescos incluso en invierno, y según cuentan las
crónicas, lo hacía. Los sistemas de protección empleados eran las camas calientes a
base de estiércol y la mica, en la cubierta.

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También en Pompeya se ha encontrado una casita adosada a un muro con cristal, y en

un lateral había una entrada para aire cálido procedente de la estufa. Estaba orientada
al sur.

En el medievo también nos encontramos con estas construcciones adosadas (Pádua,

1259) que eran usadas en los monasterios para producir flor cortada para el altar.

En Pádua y en 1545 se crea el Jardín Botánico y se construye un Vidrium para

proteger todas aquellas plantas procedentes de otras latitudes, principalmente eran
cítricos. Eran habitáculos con algunos cristales y un brasero o chimenea.

Las plantas estaban colocadas en tiestos ya que dada la poca luminosidad del recinto
en primavera se sacaban al exterior.

No es hasta 1619 y en Heidelberg que se emplea masivamente el cristal, pero no en su

totalidad ni en instalaciones fijas, eran desmontables.

Conforme llegaban más y más plantas de Sudamérica y Asia, los habitáculos iban
mejorándose y ampliándose, transformándose en Orangeries, con cristales sólo en la
cara sur. Es en Versalles donde se construye el paradigma de este tipo de jardín en
1685.

Posteriormente, se paso a cultivar palmeras, caña de azúcar, piñas, etc. La experiencia

demostró que la cumbrera debía ser de cristal, por otra parte, los mecanismos de
control medioambiental mejoraron.

Las sucesivas expediciones botánicas traían más plantas y comenzaron a tratar de

reproducir los hábitat más específicos.

En el S. XIX se construyen cada vez más grandes y más atrevidos invernaderos en los
que se sustituyen las estufas por calderas y por calefacción por agua caliente.

Se inician las ferias internacionales, el acero y el vidrio se abaratan y surgen los

palacios de cristal, no existiendo ninguna capital europea que se preciase y que no
tuviese uno. En 1844 surge la Palm House, en 1862 la Temperate House. En estas
fechas se construye el Palacio de Cristal de Madrid.

Hoy en día, por su alto coste de construcción y mantenimiento, estas estructuras de

invernaderos se limitan a los jardines botánicos, donde desempeñan un importante
papel en la preservación de floras en peligro de extinción y en las labores de
divulgación e investigación científica.

A finales del siglo XX y en el siglo actual, surgen los invernaderos controlados por
ordenador: el Climatrón de Missouri, con 10 microclimas, el Princess of Wales con
otros10, el del Real Jardín Botánico con 3 climas, el proyecto Eden, etc.

Cada vez más pueden verse centros comerciales, parques temáticos, oficinas de
trabajo, etc. En los que hay una zona más o menos reducida o amplia en la que hay
una lámina de agua junto con determinadas plantas exóticas más o menos bien
mantenidas y con un diseño más o menos logrado.

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Como paisajistas, se debe considerar la conveniencia de emplear en jardines de

interior especies que pueden cultivarse en el exterior. Esta decisión supone generar un
coste de mantenimiento innecesario, y a menudo, forzar a vivir a las plantas en unas
condiciones que no les son favorables. Tal es el caso de las plantas caducifolias , que
cultivadas en jardines de interior, sufren las consecuencias de comportarse como
plantas perennes o semiperennes, lo que les impide acumular sustancias de reserva y
que las yemas vegetativas puedan pasar a ser yemas de flor. En estas condiciones, las
plantas seleccionadas por sus flores, año tras año van menguando sus floraciones y
las plantas van decayendo hasta que se hace inevitable su sustitución.

De igual modo, en especies exigentes en luz cultivadas en jardines de interior con poca
luminosidad, los crecimientos se elongan, en una enfermedad abiótica que llamamos
ahilamient, lo que debilita a la planta, la afea y le impide la floración ya que todas las
energías las emplea en ese crecimiento longitudinal.

Fig. 8.1.3. Pequeño expositor de

plantas tropicales. Una posibilidad al
gran recinto difícil de controlar en
todas sus variables
medioambientales.

El jardín interior y el invernadero, tal y como veremos en los capítulos siguientes

guardan una especial relación con los edificios, a los que complementan, acompañan o
en los que se insertan.

Fig 8.2.4. Distintas relaciones entre jardín de interior (rayado) y edificio (en blanco) (Harris & Dines, Time
SaverStandards for Landscape Architecture, 1998)

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