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UNIVERSIDAD MESOAMERICAA

FACULTAD DE MEDICINA
CUROS DE BIOÉTICA

Problemas bioéticos del


inicio de la vida humana

Dr. Gustavo Méndez Morales


El respeto a la vida humana

El respeto a la vida humana aparece como uno de los


principios más fundamentales y evidentes de todas las
ideologías y culturas. Su fundamentación no necesita ningún
esfuerzo racional, pues todo el mundo comprende, como
una exigencia básica del sentido común, que sin conservar y
cumplir con este valor no hay ninguna posibilidad de
convivencia y armonía entre los hombres. La vida humana
merece ser defendida y respetada por todos los miembros
de la comunidad.

El derecho a la vida, en primer lugar, sólo se hace absoluto


en la persona inocente, pero hoy vivimos en unas
circunstancias bastantes distintas a aquellas en que se
fraguaron muchos de estos principios.
Se ha dicho certeramente que la humanidad ha vivido
cambios más profundos en los últimos cien años que en
todo el resto de la historia del hombre sobre la tierra.
Lamentablemente, todos esos progresos y desarrollo de la
ciencia y la técnica, no siempre van unidos al
correspondiente crecimiento moral de la persona, de tal
manera que sean puestos al servicio del hombre,
destinatario de los esfuerzos y los trabajos de científicos,
técnicos y políticos, y de todos cuanto tienen alguna
responsabilidad en la vida colectiva constituye tal vez el
drama más profundo de nuestro tiempo: la pérdida del
sentido de la persona humana, el olvido de su dignidad, la
esclavitud de los hombres con respecto a sus propias obras
y proyectos. Resultando así los múltiples ataques y
amenazas a la vida huma.
No hace mucho tiempo hablar sobre la defensa de la
vida o era tarea difícil, ese derecho incuestionable a la
vida, o se discutía, pero sucede que en nuestros días
eso ha desaparecido y no sólo debemos enfrentarnos a
violaciones concretas del derecho a la vida como son:
asaltos, secuestros terrorismo, sino a sutiles amenazas
casi imperceptibles sobre la integridad de la vida
incipiente en la persona de los embriones y fetos
humanos sometidos a la experimentación y
eliminación sin limites y hasta amparados por
legislaciones injustas que permiten esa manipulación o
la muerte de los embriones, como es le caso de la
reproducción asistida en la que se sacrifican miles de
embriones sobrantes de todo el mundo y en el propio
aborto que niega el carácter de ser humano y persona
a los embriones muy jóvenes,
pudiendo ser eliminados impunemente con miles de
razones y argumentos, reduciendo a estos seres
humanos a la categoría de cosas u objetos, material de
laboratorio, olvidando completamente su dignidad de
persona y negarles el derecho natural y más
fundamental, el de la vida.

Consideraciones de la vida humana en


nuestros días
¿Cual es el concepto y la valoración que tiene nuestra
sociedad de la vida humana?
La respuesta a esta pregunta puede ser dada por el
análisis que se haga de lo que se entiende hoy en día de
los conceptos de:
Ciencia: La ciencia actual es hija de la modernidad y se
entiende dentro de lo que suele denominarse la
sociedad tecnológica.
En el campo biomédico, la biología y la medicina son
instrumentos no sólo para vencer las enfermedades, sino son
llevados por esta inspiración técnica, para convertirlos medios
de modificación y transformación de la propia naturaleza
humana, sustituyéndola o manipulándola.

Persona: En los tiempos actuales el hombre aparece


identificado o solamente en su dimensión pensante, haciendo
caso omiso de su corporeidad, o solamente evidenciando su
dimensión corporal o material de donde la vida del hombre,
sólo tiene una dimensión biológica, material que no es
esencialmente personal. Esto hace que el cuerpo entre bajo
los dominios de la técnica y de la ciendia. La vida, la salud, la
enfermedad, son sólo cuestiones técnicas.
La dimensión corporal del hombre queda así cosificada,
reducida a pura materia, sujeta a criterios de utilidad y
eficiencia.
Ética: El concepto ético a este respecto puede preguntarse:
¿Quién instituye esos criterios de utilidad y eficiencia? La
libertad.
En el campo ético las ideas modernas se apoyan en dos
fuentes o fuerzas del hombre, su autonomía y su libertad. El
hombre es reducido a pura conciencia y desde ella actúa
sobre el mundo, he allí el pensamiento pragmático utilitarista
que llena la cultura occidental.
No hay referencia a unos valores externos, objetivos, que se
le impongan. Es licito todo lo que el hombre realice en modo
libre (cientifismo tecnológico) por el cual todo lo que es
posible hacer técnicamente es licito desde el punto de vista
ético. Por el contrario al principio ético que dice: No todo lo
que se puede hacer se debe hacer.
Si caemos en esta trampa, el valor ético de la vida
humana queda en términos de utilidad y que tenga
cierta calidad. Como si fuera un producto de
mercado. Por el contrario la Bioética Personalista,
considera la vida humana como un bien absoluto,
como algo inviolable, algo que se contempla, a lo
que se sirve y respeta, se llama también la ética de
la sacralizad de la vida humana y su inviolabilidad.
Esta ética se basa sobre el llamado principio
terapéutico que busca siempre el bien de la
persona entera. Cuerpo y alma espiritual. Respeta
a todo ser humano, incluso el no nacido en su
verdad completa.
En conclusión diremos: todas las culturas han firmado
con unanimidad el respeto a la vida. Se trata de unos
principios universales presentes en la conciencia de la
humanidad. Representa el valor central en torno al cual se
desarrolla la conciencia moral de los hombres en todos los
tiempos. La vida es siempre un don, un bien y esta es la
gran verdad que el hombre esta llamado a comprender
ciertamente que el primer bien e interés del hombre es su
propia vida. Por eso este valor antecede a todos los demás.
Nos encontramos ante un bien radical de la persona. Es la
condición indispensable para la existencia y para los demás
bienes y derechos. Por ello toda vida humana es inviolable y
debe ser respetada siempre.
Además la vida humana es un bien
social, un bien de la humanidad. Atentar
contra la vida de alguien es siempre un
atentado contra la justicia.
La vida humana así entendida es el
fundamento de la persona, el primer
valor sobre el cual enraízan y sobre el
que se desarrollan los demás valores y
derechos. Por lo que nadie puede
disponer de ella a su antojo ni de la
propia ni de la ajena.
Universidad Mesoamericana
Facultad de Medicina
El aborto
es sinónimo
de
Crimen
(Matar al ser indefenso)

Dr. Gustavo Méndez


El aborto
La medicina entiende por aborto toda
expulsión del feto, natural o provocada,
en el periodo no viable de su vida
intrauterina, es decir, cuando no tiene
ninguna posibilidad de vivir.

El aborto provocado:
Es el que se produce por la intervención
de la mano del hombre
Definiciones y clasificaciones
Para centrar el problema, es útil precisar algunas
definiciones. De acuerdo a su finalidad y
circunstancias, los abortos provocados han sido
clasificados en los siguientes tipos:

• Aborto libre. Es el aborto realizado bajo el


supuesto derecho que tendría la mujer para
interrumpir su embarazo. Se invocan una
serie de motivaciones, las más frecuentes son
las económicas o sociales. Bajo este
concepto, algunos aceptan como suficiente la
voluntad de la mujer y bastaría el hecho de
ser un embarazo no deseado.
• Aborto eugenésico. Es aquel que
pretende la eliminación de un feto cuando se
puede predecir con probabilidad o certeza
que nacerá con un defecto o enfermedad.

• Aborto por razones médicas o


terapéutico. Es aquella interrupción
voluntaria de un embarazo antes de la
viabilidad fetal por razones de salud materna.

• Aborto por motivaciones mixtas. Se


refiere a la llamada reducción fetal selectiva,
que pretende eliminar algunos embriones en
el caso de embarazos múltiples, con el fin que
otros tengan mejor probabilidad de
sobrevivir.
Aborto ético:
Por razones humanitarias que legitimarían
un aborto ético, en los casos de embarazos
consecuencia de una violación o el incesto.

Conclusión
• Las interrupciones de embarazo, como
actos físicos genéricos, no pueden ser
valoradas éticamente. Actos
instrumentales, como por ejemplo un
legrado uterino o una inducción oxitócica
son absolutamente indiferentes desde
del punto de vista moral, desprovistos de
su especificación formal. Son las
diferencias específicas que completan
una acción concreta, las que permiten
una valoración ética.
• En el tema de las interrupciones de
embarazos no es posible hacer una
evaluación ética sólo analizando si una acción
corresponde o no con una definición, ya que a
pesar que las definiciones comprenden un
género y diferencias, éstas no logran alcanzar
la especificidad de una acción concreta. La
definición de aborto terapéutico como
"interrupción voluntaria de una gestación
antes de la viabilidad fetal, por razones de
salud materna" es por lo tanto demasiado
genérica, no logra agotar la especificidad de
frecuentes y diversas situaciones clínicas.
• De acuerdo a lo discutido, serían lícitas las
interrupciones de embarazos en las cuales el
fin buscado por el agente (médico tratante) no
sólo es bueno (ordenado), sino que también
proporcionado al efecto no deseado. No
serían lícitas en cambio, las interrupciones del
embarazo en las cuales el fin buscado por el
médico es desordenado o desproporcionado
en relación al efecto no deseado.
• En conclusión, es necesario que los médicos
tratantes realicemos, frente a un caso en
particular, un análisis acucioso de nuestras
motivaciones, de lo que pretendemos con
nuestra intervención, así como también un
estudio profundo de los datos clínicos
relevantes, para así poder juzgar
adecuadamente la proporcionalidad de los
efectos posibles en las diversas
circunstancias, constituyendo de este modo el
acto moral completo, del cual sí podemos
juzgar su licitud o ilicitud.
La desinformación sistemática ha impedido a las
personas que respetan la vida desde el instante
mismo de la concepción, el ejercicio de su
derecho a la autonomía en su toma de
decisiones. Se ha creado una situación de
atropello ético al derecho a Consentimiento
Informado[17]. Más allá de la situación de
atropello al derecho individual a Consentimiento
Informado en los países con aborto legalizado,
está el engaño colectivo, especialmente en los
países del tercer mundo, en los que el aborto es
ilegal. Cientos de miles, quizás millones de
personas, han sido inducidas a error como
consecuencia de una campaña sistemática que
controla incluso la información científica.
Disponemos desde hace más de una década de
los elementos diagnósticos que permiten
demostrar la existencia de un embrión humano
en su etapa de pre-implantación, en la ventana
de siete días de impunidad antes mencionada.
Una sustancia inmuno-supresiva, el Early
Pregnancy Factor (EPF), tipo de proteína
específica del embarazo producida por el huevo
fecundado, aparece en el suero de la mujer
embarazada 48 horas después de la
fertilización[18]. La función de esta notable
sustancia es "avisar" al endometrio que no
rechace la implantación del huevo, lo que
debería ocurrir, ya que la composición genética
de las células del embrión es diferente a la de la
madre.
Además de producir precozmente sustancias que
le son propias como el EPF, en la actualidad
sabemos[19] que el Genoma humano ya está
activado en etapas anteriores a lo previamente
conocido por la ciencia. Así se detectan
diferencias en la tasa de crecimiento entre
zigotos XX y XY inmediatamente después de la
fertilización como expresión de genes ligados al
cromosoma Y. Ha sido posible detectar
transcriptos SRY en embriones humanos desde
la etapa de una célula, lo que confirma la tesis de
que desde el momento de la fecundación el
embrión humano se expresa biológicamente
como un nuevo ser vivo, diferente de sus padres
para siempre.
CONSECUENCIAS PSICOPATOLOGICAS
DEL ABORTO EN LA MUJER
Uno de los problemas de mayor actualidad es, hoy, lo
relativo al aborto, lo que suele llamarse aborto
provocado o también aborto intencionado y voluntario.
Todo planteamiento necesariamente tiene que partir del
reconocimiento del hecho de que desde el momento de
la concepción comienza la vida de la persona humana y,
por tanto, el producto de la fecundación -también desde
el punto de vista psicológico- es genéticamente único e
irrepetible, tiene una propia dignidad humana
El nuevo ser tiene en potencia todas las posibilidades del
ser humano: comienza a tener sensaciones,
percepciones (es sensible al dolor, al tacto, al frío, al
sonido y a la luz), tiene sentimientos, ideas... Por
ejemplo, se sabe que, a partir de los 43 días, se pueden
recoger ya impulsos eléctricos en el EEG, loq ue indica
que el cerebro ha empezado ya a funcionar.
Una vez hecho esta preámbulo, vamos a tratar de centrarnos más
en el tema y enumerar algunas consecuencias psicopatológicas
más frecuentes que acontecen en la mujer tras un aborto
provocado.
En primer lugar, los más frecuentes son cuadros
depresivos que se acompañan de un sentimiento grande
de culpabilidad y en lo que todos los autores están de
acuerdo.
Son pues contínuos en las abortistas los autorreproches
y la idea de reparación. Esto no es nada nuevo, lo
describen varios autores. La Dra. Standford, psiquiatra
canadiense, nos cuenta su propia experiencia. Habla del
síndrome postaborto y señala cómo la mujer recorre tres
estadios:
1) Desasosiego y tristeza ("No tiene el alma en paz, ni el
espíritu en paz).
2) Revive continuamente el momento traumatizante del
aborto de un modo muy profundo.
3) El estadio siguiente, es una gran depresión. Depresión
profunda con un gran sentimiento de culpabilidad,
perdiendo interés por las cosas que antes eran
interesantes en su vida, y a veces no ve otra salida que el
suicidio."No como elección por la muerte en sí, sino
como una elección para salir de la situación de dolor, de
pena, como un modo de salir de allí"...
De hecho, la OMS en celebración oficial en 1970 dijo:"Las
mujeres con alguna señal indicativa de trastorno
emocional corren mayor riesgo de graves desajustes
mentales tras el aborto, y más si tenían alguna
enfermedad psiquiátrica previa". Y sigue diciendo que
"cuanto más serio sea el diagnóstico psiquiátrico, más
perjudicial es para ella el aborto".
Ford hace un estudio entre 40 mujeres que solicitan el
aborto para ver cuál es su actitud ante la maternidad, y dice
que sólo 8 de 40, o sea el 20%, expresan comentarios
positivos respecto a la propia imagen. También el mismo
autor relata la proporción de síntomas psíquicos que
aparecen en estas mujeres en relación al grupo control y
encuentra: depresión (97,5%), ansiedad (82,5%), insomnio
(77,5%), pérdida de la libido (72,5%), ideas de suicidio
(55%), anorexia (45%).
En general, puede decirse que todos los abortos,también
desde este punto de vista psicológico, tienen
consecuencias negativas no sólo para la propia mujer,
sino también para su familia y para la sociedad en
general.
Por eso pienso que quizá uno de los
argumentos más poderosos que
puede haber en contra del aborto es,
precisamente, las consecuencias
psicopatológicas que puede sufrir la
mujer, porque como decimos al
principio con frase del profesor
Willke:"es más fácil sacar al niño del
útero de su madre que sacárselo de
su pensamiento".
EL MAYOR DESAFIO ETICO DEL
PROXIMO SIGLO: EL ABORTO
Estamos clausurando el siglo y el milenio que
termina, parece una oportunidad que no se puede
desaprovechar para volver a considerar el más grave
problema bioético, social y humano del siglo que
termina, y que sin duda constituirá el mayor desafío
moral en el siglo que estamos a punto de comenzar.

Para hacer un mundo más humano.-


A lo largo de este siglo, junto con grandísimos avances
científicos en el campo de la medicina, junto a
importantísimas victorias sobre enfermedades que a
comienzos de siglo y aún décadas después seguían
siendo mortales -tantas enfermedades infecciosas, entre
otras-, hemos visto aparecer también, a escala mundial y
en unas proporciones gigantescas desconocidas hasta
entonces, el recurso al aborto como medio para terminar
con embarazos no deseados.
Si el recurso al aborto supone ordinariamente un grave
deterioro ético por parte de los que acuden a él, es aún
mayor su gravedad por parte de los profesionales de la
salud que lo practican -porque son plenamente
conscientes de estar matando una vida humana- y de las
autoridades encargadas de velar por el bien común y el
derecho a la vida -que sin embargo lo aprueban o lo
toleran en determinadas circunstancias legales-.

La actitud de los médicos es capital para conformar de


una manera o de otra -a favor de la vida o en contra de
ella- la mentalidad de los ciudadanos sobre el aborto. Y
el valor pedagógico de la ley y el deber de proteger la
vida y velar por el bien común agrava la irresponsabilidad
de los gobernantes que permiten el aborto.
Empezamos el siglo con una cualificación profesional
cada vez mayor por parte de médicos y enfermeras, con
unos criteros deontológicos generalmente aceptables en la
mayoría de los casos, pero también desgraciadamente con
un porcentaje de agentes de la salud que han puesto sus
conocimientos al servicio de la “cultura de la muerte” -
por intereses crematísticos u otros no justificables- en vez
de servir a la “cultura de la vida”.
. Juan Pablo II, Enc. Evangelium vitae, 1995, n. 5
Además, vivimos en el mundo de la
imagen, que posee una fuerza mayor que la
de la palabra, al menos para “el gran
público”. Las imágenes de los niños
hambrientos de países de Africa las vemos
con cierta frecuencia y nos conmueven a
todos; o las masacres étnicas, o los actos de
violencia terrorista, etc. Pero raramente
veremos embriones o fetos descuartizados
por succión o embriotomía, o fetos enteros
tirados en cubos de desecho tras la
cesárea... No porque no se sepa dónde
encontrarlos o porque el número de estas
masacres sea insignificante; por el
contrario, es infinitamente mayor al de las
primeras. Pero no se considera
“políticamente correcto” mostrarlas.
Puntos de referencia, para no perder
sensiblidad.-
Algunas de las consideraciones hechas van en
la línea de ayudar a “recuperar la sensibilidad” ante
el aborto, si es que en algún caso fuera necesaria.
Abundando en esta misma finalidad podríamos
añadir otras comparaciones.
Estos días estamos expectantes ante la
posibilidad de que apliquen la pena de muerte en
la silla eléctrica, en Estados Unidos, a un español
acusado de asesinato. Los medios de
comunicación se han ocupado de mostrarnos
imágenes del “corredor de la muerte” y de la
siniestra “silla eléctrica”.
Las manifestaciones y las protestas de los
ciudadanos “de a pie”, y parlamentarios y
legisladores de diversos países piden la
abolición de esta pena. Y es deseable que así
sea, y así se ha pronunciado claramente
también el Papa y la Iglesia. ¿Cómo no aplicar
actitudes al menos semejantes para el aborto,
tanto más cuanto que ahora no se trata de un
“condenado”-o varios-, sino de millones, que
además son absolutamente inocentes.? . cfr.
Juan Pablo II, Evangelium vitae, n. 56 y
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2267.
No es admisible la incongruencia de rechazar la pena de
muerte y admitir tranquilamente la legalidad de millones
de abortos al año.
Con motivo de los 50 años de la Declaración universal
delos Derechos Humanos (10-XII-1998) se ha recordado
el progreso que ha supuesto para la humanidad el
reconocimiento de esos derechos. Pero sería un error y
una hipocresía pensar que dicho reconocimiento sea
compatible con la legalidad del aborto. No puede haber
ningún derecho real que prevalezca sobre el derecho a la
vida del inocente. La Declaración “no otorga los
derechos que proclama, sino que los reconoce ... por ser
inherentes a la dignidad de la persona humana...,
con independencia de cualquier cultura, religión,
contexto político, social o económico”. . . Y el primero es
el respeto a la vida.
El aborto -como la eutanasia, los actos terroristas y tantos
otros atentados contra la vida- es la antítesis de la cultura de
la vida: es directamente la cultura de la muerte, aunque no
dé la cara, aunque se difunda silenciosamente...
Porque haya abortos legales e ilegales, no hay abortos
“buenos” y “malos”, o “justos” e “injustos”. El valor
pedagógico de la ley va calando en las conciencias de los
ciudadanos, tanto más cuanto menos formación y criterios
éticos tienen. Todos nos deben preocupar por igual,
aunque los ilegales sean más fáciles de combatir y evitar. .
“No matarás”. El valor absoluto de la vida
humana.-
Si efectivamente el concebido no nacido es un ser humano,
no puede existir una autoridad en este mundo que
legítimamente apruebe o permita su muerte. “No
matarás” es un mandato imperativo de Dios que obliga en
conciencia, sin excepciones, a todo hombre de buena
voluntad . Mt 19,18
Por tanto, “sólo Dios es Señor de la vida desde su
comienzo hasta su término” y “nadie, en ninguna
circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de
modo directo a un ser humano inocente”.
Por ser imagen y semejanza del Creador, “la vida
humana tiene un carácter sagrado e inviolable, reflejo de
la inviolabilidad misma del Creador” y “precisamente
por esto, Dios se hace juez severo de toda violación del
mandamiento ‘no matarás’, que está en la base de la
convivencia social. Dios es el defensor del inocente”.
. Evangelium vitae, n. 53
Evidentemente, este mandato, en su formulación negativa
-indicando así, como decíamos, el límite que no debe ser
transgredido- conduce, implícitamente, a la actitud
positiva de respeto absoluto por la vida.
Fiel a las enseñanzas de su Maestro, desde siempre la
Iglesia ha velado por la protección de la vida humana
desde su origen. Así, en el libro cristiano no bíblico más
antiguo, la Didaché o doctrina de los doce apóstoles,
escrito posiblemente en Siria en la primera mitad del
siglo II, selle, “no matarás al hijo en en seno de su madre,
ni quitarás la vida al recién nacido”.
En los primeros siglos, el homicidio -y por tanto el
aborto- se consideraba entre los tres pecados más
graves (junto con la apostasía y el adulterio), y se
exigía una penitencia pública particularlmente
dura y larga antes de que al homicida arrepentido
se le concediese el perdón y su readmisión en la
Iglesia .
El tema de cada uno enlaza aborto atenta
a lo más profundo de la moral natural.
Algo en la conciencia de cada uno enlaza
aborto con crimen.
El problema del aborto provocado ha sido
objeto de estudio, como un problema
social, un problema cultural, problema
político, pero en realidad no es ni un
problema médico en la actualidad, lo que
es y debe ser considerado como un
problema moral, es una decisión de
vida o muerte.
Uno de los grades objetivos de la humanidad debe ser la búsqueda
de la defensa de la vida desde el nacimiento hasta la muerte en este
siglo XXI, como requisito imprescindible para la convivencia, la paz,
el orden social justo y el verdadero progreso de la humanidad.

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