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Departamento de ciencias sociales

Historia Social General

Clase N° 1

Unidades 1 y 2: La Sociedad Feudal. De la expansión del siglo XVI a


la crisis del XVII

Hacia mediados del siglo XI se produjo en Europa occidental un notable proceso de


crecimiento y expansión de la economía feudal que fue acompañado por un no
menos importante conjunto de transformaciones sociales. En términos generales,
estas transformaciones incluyeron:

1. Transformaciones en el proceso productivo agrícola a través del avance de la


superficie cultivable y la implementación de nuevas técnicas y herramientas;
2. El restablecimiento y aumento de la intensidad del volumen comercial;
3. Cambios en la estructura social (campesinos libres, burgueses, aumento del
prestigio social de la nobleza);
4. Aumento de la importancia de las actividades económicas urbanas en el marco
de un proceso de resurgimiento urbano en todo el occidente europeo.
En efecto, la población del occidente europeo creció a partir de mediados del siglo
XI, estimándose que de 42 millones de habitantes en el año 1000 se habría pasado
a unos 69 millones en el 1250. El historiador francés Jacques LeGoff sostiene al
respecto que en la Europa occidental el aumento demográfico implicó también un
concomitante aumento en el número de bocas que había que alimentar, de cuerpos
que había que vestir, de familias que había que alojar y de almas que era preciso
salvar. En este sentido, fue necesario entonces de un aumento en la producción
agrícola, la fabricación de objetos de primera necesidad (vestidos y viviendas), “y,
antes que ninguna, aquellas en donde se realiza la salvación de las almas: las
iglesias”.

En otras palabras, el aumento demográfico que se registra en Europa occidental a


partir del siglo XI implicó la puesta en marcha de diversas acciones en el plano
económico para satisfacerlas y que dio lugar a lo que se llamó “la revolución
agrícola del año 1000 o la segunda revolución agrícola”. Sus principales elementos
constitutivos fueron:

- La utilización de nuevas máquinas y herramientas agrícolas, tales como el


arado con ruedas y vertedera y la utilización del utensillos fabricados en hierro;
- La implementación de un nuevo sistema de cultivo conocido como sistema de
rotación trienal con cultivo en barbecho. En la rotación trienal de los cultivos la
tierra se dividía en tres partes más o menos iguales, de las cuáles una se
dejaba descansar por lo general un año para que ésta recuperar sus nutrientes
naturales. En algunas regiones también se usaba esta tierra en barbecho para
el pastoreo de ganado.
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- El acrecentamiento de las superficies cultivadas a través de la implementación


de desmontes, relleno de pantanos y avance sobre las costas;
- El aumento de la productividad de la fuerza de trabajo animal por la sustitución
del buey por el caballo. A su vez, se generalizó el uso del sistema moderno de
enganche, que reemplazó al antiguo sistema que se aplicaba en el pecho del
animal, lo comprimía y lo ahogaba disminuyendo así su potencia. También se
hizo más común los métodos de herraje para darle más firmeza a la marcha del
animal.
En su conjunto, estos cambios tecnológicos (de producto, proceso y organización)
han supuesto un aumento de los rendimientos de producción y una mejora en la
cantidad y en la calidad de los regímenes alimentarios.

Ahora bien, ¿en qué consistía en términos generales la organización social que
sustentaba aquel conjunto de transformaciones? En otros términos, ¿quiénes
constituían la clase dominante y quiénes conformaban las clases subordinadas de la
edad media? ¿quiénes y cómo se apropiaban del excedente de producción? y ¿cómo
se justificaba esta apropiación?

Les propongo que lean el siguiente relato y verán que ahí aparecen algunas
respuestas a estos interrogantes:

“El feudo del conde de Bourgogne era un gran territorio con espesos
bosques y un gran río lo cruzaba de este a oeste. Alrededor del castillo
vivían los campesinos repartidos en varias aldeas cada una con sus
respectivas tenencias. Estaban ocurriendo cosas terribles en la aldea. El
verano anterior la cosecha había sido muy mala y las pocas reservas
que quedaban se las habían comido las ratas. El fantasma del hambre
apareció y se llevó a los más débiles, que eran los niños. Después vino
también una peste, una terrible enfermedad que atacaba hasta los más
fuertes, y los campesinos sufrían mucho viendo que gran parte de la
aldea desaparecía. Los hombres vestidos con ropa de lana y sandalias
de cuero, se reunieron entorno a Froilán, que era el más viejo de la
aldea, y le pidieron consejo. Froilán les habló así: -“Hermanos, el Señor
ha vuelto a castigarnos por nuestros pecados y por eso nuestros hijos
han muerto y no tenemos nada que llevarnos a la boca, ni nos queda
grano para sembrar. Mi consejo es, pues, que entremos a la Iglesia y
recemos. Pediremos a Dios que perdone nuestros pecados...”. Los
aldeanos comenzaron a rezar. Al rato se escucho el galopar de cascos de
caballos ante la puerta de la Iglesia y los campesinos salieron asustados.
Varios hombres con los rostros cubiertos con yelmos se dirigieron ante
los aterrorizados campesinos. Uno de estos hombres se subió la visera,
y al verle el rostro, todos los allí presentes inclinaron la cabeza en señal
de sumisión. Habían reconocido a su dueño y señor, el conde de
Bourgogne. El conde, sin bajar del caballo, habló así a sus campesinos: -
“Escuchadme, oh siervos ingratos, que no cumplís con el mandato divino
de servirme! Dónde están los huevos, panes y vino que teníais que
traerme al castillo? En lugar de esos presentes, sólo he recibido vuestros
lamentos y llantos. Os advierto que si en la Pascua volvéis con las
manos vacías sentiréis mi noble ira... Ahora necesito dos jóvenes para el
servicio de mi esposa y tres adultos para reparar la muralla del castillo”.
Y dicho esto, uno de sus acompañantes entró en una casa y salió
acompañado de dos muchachas de catorce años. La tristeza y el silencio
volvieron a reinar en la aldea”.

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Estamos ya en condiciones de precisar, con mayor nivel de profundidad conceptual,


las características definitorias de este sistema de producción social y económico
denominado “feudalismo”.

Podemos entender la organización económica y social feudal por lo menos desde


dos puntos de vista. Desde un plano estrictamente jurídico-político, el feudalismo:

a) constituye un régimen político caracterizado por la dispersión de la autoridad y

b) está constituido por un conjunto complejo de vínculos personales entre los


hombres, vínculos estos que unen a los campesinos con los señores feudales, a los
señores feudales entre sí, y a campesinos y señores feudales con el monarca.

Sin embargo, esta forma de entender la organización feudal es bastante restrictiva


y no nos permite responder las preguntas que nos formulábamos anteriormente.

En lo personal prefiero entender el feudalismo no como forma jurídica o conjunto de


relaciones legales, sino más bien como un sistema socioeconómico específico e
históricamente situado. El razonamiento sería el siguiente:

Las fuerzas productivas, que en el caso de Europa llegan a su pleno desarrollo en


los siglos XI, XII y XIII (es decir, los campesinos, las tierras y los elementos y
procesos productivos que mencionábamos al principio de la clase) y las relaciones
de producción que les corresponden (las relaciones que unen a los campesinos con
los señores feudales) configuran un modo de producción que llamaremos feudal
o feudalismo.

El modo de producción feudal presenta las siguientes características básicas:

1. La unidad productiva fundamental es la parcela campesina familiar,


2. Existen distintas relaciones de propiedad sobre los medios de producción (la
tierra): una propiedad útil de los campesinos sobre la tierra, una propiedad
eminente de los señores feudales sobre esa misma tierra y una propiedad
parcial de los señores sobre los productores directos (los campesinos) y sus
tiempos y capacidades,
3. Los productores directos (los campesinos) cuentan con un acceso estable sobre
los medios de producción (tierra y herramientas);
4. Los señores feudales, es decir los dueños legales de las tierras, se apropian del
excedente generado a través de una coacción extra-económica, que asume la
forma de renta feudal,
5. Solo una porción minoritaria de la producción global participa del circuito
mercantil.
Esta forma de entender el sistema feudal como un modo de producción con las
características antes descriptas es muy importante para entender luego el problema
de la transición del feudalismo al capitalismo. Les pido por ahora que retengan esta
explicación.

Otra forma de entender el feudalismo como un modo de producción es la que


realiza Perry Anderson en su libro “Transiciones de la antigüedad al feudalismo”
(Siglo XXI. Pp 147-154) y que sintetizo a continuación:

1. El feudalismo es un modo de producción dominado por la tierra y la economía


natural, y donde ni el trabajo ni el producto del trabajo constituyen mercancías.

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2. El campesinado (las fuerzas productivas) se encuentran unidos a la tierra (medio


de producción) a través de una relación social específica:

2.1. Los campesinos ocupan y cultivan una porción de tierra que no les
pertenece (tenencias).

2.2. La propiedad agrícola (el señorío) está controlada privadamente por una
clase de señores feudales, que extraen un plusproducto del campesinado por medio
de una coerción extraeconómica que puede incluir: prestaciones de trabajo
obligatorias; rentas en especie o dinero; y obligaciones consuetudinarias.

2.3. El señor feudal recibe la totalidad de las tierras, junto a los derechos de
propiedad y jurisdiccionales en calidad de feudo, de otro noble superior a quien
debe prestar servicio de armas y/o consejo.

3. Existe entonces una parcelación de la soberanía. El monarca, primer feudatario,


es dueño eminente de todas las tierras del reino. La soberanía política no se asienta
en un solo centro, sino que las funciones del Estado se desintegran en una
distribución vertical.

Sin embargo, en el siglo XIV comenzaron a manifestarse signos de agotamiento. La


organización de la economía y de la sociedad feudal que la acompañaba había
llegado a su límite. Con esto se quiere decir que la agricultura, el comercio y las
artesanías, e incluso el conocimiento y la cultura, en las formas tradicionales en las
que estaban organizadas, no podían ya producir nuevos resultados.

Se señala en una fuente que: “Los mismos hombres y mujeres que vivían en
Europa alrededor del año 1350 tuvieron conciencia de que algo muy grave les
estaba sucediendo y lo atribuyeron a la epidemia de peste negra que desde 1348 se
había generalizado por todas partes”.

Entre el año 1300 y el 1400 la población de Europa descendió alrededor de un


30%. Pero este decrecimiento no se puede explicar sólo como consecuencia de la
“peste negra”.

En efecto, desde mucho antes de 1348 comenzó un alza de precios que provocó la
carestía de alimentos. La actividad y la producción agrícolas también se vieron
afectadas por un ciclo de guerras que afectó especialmente a los campesinos.

A las limitaciones para aumentar la producción de alimentos, a la muerte de los


campesinos y a la destrucción de tierras se sumó también un desmejoramiento
general del clima, sobre todo durante los primeros años del siglo XIV. La suma de
estos factores produjo, sin lugar a dudas, una escasez general de alimentos, lo que
a su vez explica la carestía (el aumento de los precios) y la generalización del
hambre. Ésta era la situación de la población europea cuando se propagó la
epidemia de “peste negra” a partir del año 1347.

Los historiadores contemporáneos explican que la crisis del siglo XIV tuvo todavía
las características de las crisis de la antigüedad, esto es que se originó por el
agotamiento de la producción más importante, la agrícola, y los precios subieron en
consecuencia.

Pero, quizás más importante para nuestro análisis lo constituye el hecho de que
conjuntamente con esta crisis de agotamiento se produjo también una
desorganización de las relaciones sociales feudales, aquellas que describíamos
anteriormente.

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La imagen de la época se repetía: los campesinos se fugaban escapando del


hambre, la peste y la guerra, y abandonaban así las tierras y los poblados
agrícolas. Esto, a su vez, provocaba una mayor presión de los señores feudales
sobre los que aún continuaban en sus dominios.

Por su parte, en los caminos y los bosques merodeaban gavillas de asaltantes y


vagabundos que, a veces se empleaban como mercenarios para algún señor local, y
otras veces simplemente se dedicaban al bandidaje y al pillaje por cuenta propia.

Esta situación planteó un problema para los señores feudales, quienes se quejaban
de la falta de fuerza de trabajo necesaria para mantener sus privilegios y rentas.
Desde entonces fue cada vez menor el número de campesinos que trabajaban para
los señores, porque estaban obligados por una relación personal (las llamadas
prestaciones gratuitas de trabajo) y cada vez más aparecían formas más cercanas
al capitalismo en los propios dominios señoriales: compra de trabajo y
arrendamientos de tierras a precios cada vez más bajos para que los campesinos
quisieran aceptarlas.

Lo que quedó en evidencia es que los señores eran los propietarios de las tierras y
de los medios de producción y su riqueza dependía de la fuerza de trabajo y de las
rentas que pagaban los campesinos. Esta situación tuvo su correlato en numerosas
revueltas de media y gran escala que fueron organizadas en distintas partes de
Europa y que tuvieron como protagonistas a las clases populares urbanas y rurales.
Lo interesante de estas revueltas será el hecho de que se cuestionaba en ellas la
dominación feudal ejercida por los señores, pero no se cuestionaba la autoridad del
monarca, el principal feudatario, que aparecía ante los ojos de los campesinos
como el representante de dios en la tierra y por lo tanto defensor contra las
injusticias.

Esta profunda transformación en la organización del trabajo significó el


debilitamiento del poder señorial e implicó una profunda reorganización de las
relaciones de dominación feudales a partir de los siglos XV y XVI. Con esto
queremos decir que las relaciones de producción feudales aunque no
desaparecieron todavía, sí se transformaron a partir de entonces, dando comienzo
a un proceso largo y complejo de transición del feudalismo al capitalismo.

Podemos afirmar entonces la existencia de dos problemas fundamentales


relacionados con este proceso de transición, a saber:

Primero, ¿cuáles fueron las causas que condujeron a la desintegración del


sistema feudal de explotación? y

Segundo, ¿cómo se dio el proceso de formación del modo de producción


burgués o capitalista, basado en el trabajo asalariado, en el marco de la
transición de los siglos XIV, XV, XVI y XVII?

En relación a la primera cuestión, existe una no muy grande variedad de opiniones.


Una de ellas, quizás la que ha tenido una mayor difusión en los textos, es la que
sustenta la idea de que la disolución del feudalismo se relaciona directamente con
el auge del comercio local y de larga distancia a partir del siglo XII. En efecto, el
feudalismo, enraizado en un tipo de economía llamada “economía natural”, fue
minado, debilitado y posteriormente destruido por el desarrollo del comercio y de
las relaciones monetarias. Éstas dieron lugar a la conmutación de los servicios de
trabajo por rentas en dinero y estimularon la producción de mercancías para un
mercado amplio. Es decir, una economía monetaria se contrapone con una
economía natural de carácter feudal, siendo la primera la disolvente de la segunda.

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El historiador Henri Pirenne sustentó esta visión sobre las causas que provocaron la
disolución del feudalismo atribuyendo al auge del comercio de larga distancia, que
tuvo lugar a partir del siglo XII como resultado del resurgir del comercio
mediterráneo, la destrucción de la economía señorial autosuficiente de la Europa
feudal.

En otras palabras, esta visión sustenta la idea de que la extensión del comercio
estimuló la demanda de productos de lujo importados por parte de la clase feudal y
que los propios señores se vieron progresivamente interesados en el comercio y en
la obtención de rentas en dinero.

Esta interpretación presenta al comercio como el principal elemento disolvente de la


sociedad feudal, algo así como una fuerza exógena que opera sobre el propio
sistema de producción y explotación feudal sustituyéndolo progresivamente por
otro tipo de relación de producción (la burgués capitalista). Sin embargo, como
señala Maurice Dobb, esta forma de entender la disolución del feudalismo supone
una sociedad esencialmente estable que, sin el accidente histórico del comercio de
larga distancia, hubiese podido seguir existiendo por mucho tiempo más.

Este punto de vista, basado en el rol del comercio y la burguesía mercantil como
principales factores disolventes, presenta algunas inconsistencias analíticas. En
primer lugar, la supuesta contraposición de una “economía monetaria” a una
“economía natural” como la antinomia directamente responsable de la disolución
del feudalismo, no sólo es una formulación demasiado abstracta, sino que además
ignora (al menos parcialmente) la influencia de los conflictos y contradicciones
internas en el modo de producción feudal, como, por ejemplo, las luchas y
revueltas campesinas que, bajo distintas formas, fueron casi endémicas a partir del
siglo XIV.

Ignora también el hecho de que la existencia del comercio y producción para el


mercado no era incompatible con el feudalismo como sistema de trabajo y que el
aumento del comercio y de las relaciones monetarias no actuaron uniformemente
como disolventes del sistema feudal de explotación. Por el contrario, el desarrollo
del comercio, fenómeno ciertamente observable en toda la Europa occidental
durante la alta edad media, estuvo a menudo acompañado por una intensificación
concreta de las relaciones de explotación feudales.

Lo que intento sugerir aquí es que el desarrollo del comercio no condujo


necesariamente al capitalismo. Es decir que es equivocada la idea de que la
presencia de un elemento burgués en la sociedad (en el sentido de personas que
empleaban un capital monetario en el comercio) implicó la presencia de métodos y
relaciones de producción burguesas.

Piénselo de esta manera, en todas las sociedades históricas -en la antigua


Mesopotamia, Egipto, Grecia, etc.- ha existido mercado y relaciones comerciales de
mayor o menor magnitud. Inclusive, la actividad comercial durante la temprana y
alta edad media (antes de los hermanos Polo, por ejemplo) era mucho más activa
de lo que se suele suponer.

En otras palabras, el mundo medieval era mucho más dinámico, complejo y


contradictorio de lo que tradicionalmente se nos contó y enseñó. La imagen de una
sociedad estática, aislada y encerrada en sí misma es falsa y conceptualmente
errónea.

Pero volvamos al punto. Si bien es cierto que “el comercio alimenta a los
comerciantes”, es decir a un sector de la burguesía comercial, ésta se mantenía

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alejada de la producción y era ajena al modo de producción dominante que


constituía el feudal. Ni cuestionaba ni alteraba en lo sustancial las relaciones de
producción feudales de explotación.

La idea básica que me gustaría que retengan (sobre todo para los temas que
desarrollaremos las próximas clases) es que la existencia de una burguesía
comercial en el último período medieval, que acumuló capital a partir de los
beneficios del comercio y que los reinvirtió como capital mercantil, no era
inconsistente con la existencia de un modo de producción y explotación feudal.

La burguesía mercantil urbana de la edad media y sus actividades no actuaban


automáticamente como disolventes del feudalismo, ni siquiera los intereses de los
señores feudales y de la burguesía mercantil estaban necesariamente opuestos.

Sólo si el capital mercantil se hubiera vuelto hacia el modo de producción feudal y


hubiera buscado el modo de invertir capital en formas nuevas de producción,
alterando las formas en las que los señores se apropiaban del excedente producido
por los productores directos, tal vez así el capital mercantil hubiera servido, por lo
menos en términos conceptuales, como instrumento de transición hacia el
capitalismo.

Pero entonces, si no fue el capital mercantil, ¿cuál fue el elemento que sí nos
permite entender y explicar la forma de disolución del feudalismo?

¿Alguna idea?

(momento para pensar un poco)

Sí, la respuesta está en la propia contradicción de sistema basado en las relaciones


de producción feudales. Y esta contradicción tuvo como protagonistas
fundamentales a los productores directos y a los señores feudales, a las revueltas
campesinas (y urbanas) y a la reacción feudal.

Acuérdense que el modo de producción feudal fue básicamente el modo de la


pequeña producción, que estaba a cargo de pequeños productores vinculados a la
tierra y a sus instrumentos de trabajo. La relación social básica reposaba sobre la
extracción del producto excedente por parte de las clases sociales dominantes que
se apoyaban en la utilización de diversos métodos de coacción extraeconómico. Se
desprende entonces que el conflicto fundamental fue el que confrontó a los
productores directos con los señores feudales, quienes a fuerza de jurisprudencia y
autoridad feudal establecieron exacciones de tiempo de trabajo excedente o de sus
productos. Cuando este conflicto pasó a convertirse en antagonismo abierto, tuvo
como expresión las revueltas campesinas (y urbanas).

Fue la lucha de las clases fundamentales bajo el feudalismo, y no algún tipo de


enfrentamiento directo entre la burguesía mercantil urbana y los señores feudales,
lo que explica el largo proceso de disolución de las relaciones sociales de
producción feudales.

Por supuesto que no faltaron ejemplos de conflictos entre aristocracia feudal y


burguesía mercantil urbana. Pero estos conflictos tuvieron más que ver con el
intento de obtener autonomía política y el control de los mercados locales, más que

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trastocar las formas de producción en el campo. En este sentido, es dable pensar


que los comerciantes urbanos, en tanto que puros comerciantes e intermediarios,
fueron por lo general marginales dentro de la estructura feudal y de las relaciones
de producción dominantes y, tendían a establecer compromisos con la aristocracia
feudal.

Si nuestro razonamiento es correcto, es entonces en este conflicto entre


productores y señores feudales, y en las revueltas que fueron la expresión de aquel
conflicto de intereses, donde debemos fijar nuestra atención para intentar explicar
la disolución y colapso final de la explotación feudal, por lo menos en la Europa
occidental.

Cabe preguntarnos por último qué conexión existió entonces entre la revuelta de
los pequeños productores y la génesis del capitalismo.

En realidad se trata de una conexión indirecta. La revuelta campesina contra el


sistema de explotación feudal, aun cuando tuviera éxito, no implicó necesariamente
la aparición simultánea y automática de relaciones de producción burguesas.
Recuerden que entre las revueltas de los siglos XIV, XV y XVI y los primeros
indicadores de sistemas de explotación capitalistas pasó mucho tiempo, digamos
unos 300 años, por lo menos.

En palabras de Hobsbawm “la transición del feudalismo al capitalismo no es un


proceso simple en el que los elementos capitalistas inmersos dentro del feudalismo
se fortalecen hasta que tienen la potencia necesaria para romper en pedazos el
caparazón feudal”.

Maurice Dobb señala con precisión el modo en el que se da esta conexión: en la


medida en que los pequeños productores consiguen con éxito una emancipación
parcial de la explotación feudal (quizás al principio fuera tan solo un alivio del
mismo, como por ejemplo un cambio de la renta en trabajo en una renta en
metálico) los productores directos pudieron retener para sí mismos cierta parte del
producto excedente. Esto les da los medios y el motivo para mejorar los cultivos y
extenderlos a nuevas tierras, lo que inicialmente sirve para exacerbar su
antagonismo contra las restricciones feudales en forma cada vez más acusada.

Este proceso también sienta las bases para que se produzca al mismo tiempo una
cierta acumulación de capital dentro del propio modo de la pequeña producción, e
inicia por tanto un proceso de diferenciación de clases dentro de la economía de los
pequeños productores. La polarización social en el campo (que por su parte tiene su
equivalente entre el artesanado urbano) prepara el camino a la producción de
acuerdo con relaciones de trabajo asalariadas y, por consiguiente, con las
relaciones de producción burguesas.

Pero esta última cuestión la abordaremos la próxima clase.

Les deseo a todos y todas una buena semana y nos encontramos nuevamente en la
próxima clase.

Saludos,

- Fin de la clase 1 -

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Bibliografía obligatoria de la clase 1:

BIANCHI, S (2012), “Cap. 1. La Sociedad Feudal”, en: Historia Social General. Carpeta de
Trabajo Digital, UVQ, Bernal, pp. 21-49. (UNIDAD 1)

KRIEDTE, P. (1982), “Cap. I, La época de la revolución de los precios”, en: Feudalismo


tardío y capitalismo mercantil, Crítica, Barcelona, pp. 29-83. (UNIDAD 2)

HOBSBAWM, E., (1983), “La crisis del siglo XVII”, en: ASTON, Trevor (comp.), Crisis en
Europa, 1560-1660, Alianza, Madrid, pp. 15-53. (UNIDAD 2)

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