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La defensa frente a la contaminación
acústica y otras inmisiones

Comentarios a la Ley 37/2003 del


Ruido y a sus Reglamentos.
Comentarios a todas las normativas autonómicas.
Examen de la doctrina jurisprudencial
civil, penal y administrativa.
Defensa frente a otras inmisiones:
vibraciones, humos y olores.

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Joaquim Martí Martí

La defensa frente a la
contaminación acústica
y otras inmisiones
Comentarios a la Ley 37/2003 del
Ruido y a sus Reglamentos.
Comentarios a todas las normativas autonómicas.
Examen de la doctrina jurisprudencial
civil, penal y administrativa.
Defensa frente a otras inmisiones:
vibraciones, humos y olores.

2008

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Printed in Spain – Impreso en España

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“Si hay ruido, no somos libres”.
Lluís Permanyer
Periodista.
Diario La Vanguardia, 2 de diciembre de 2000

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Índice

1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

2. Comentarios a la normativa estatal. . . . . . . . . . . 15


Ley 37/2003 del ruido y reglamentos de desarrollo. . 15
Ley 26/2007 de responsabilidad medioambiental. . . 48

3. Comentarios a la normativa autonómica . . . . . . 51


La normativa de Cataluña. Ley 16/2002 de
protección contra la contaminación acústica. . . . . . . 51
La normativa de Galicia. Ley 7/1997 contra
la contaminación acústica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
La normativa del País Vasco. Ley 3/1998
general de protección del medio ambiente
del País Vasco. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
La normativa de Navarra. Ley Foral 4/2005
de intervención para la protección ambiental
y reglamento de desarrollo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
Normativa de la CA de Madrid. Decreto de
protección contra la contaminación acústica. . . . . . . 66
Normativa de Andalucía. Ley 7/1994 de protección
ambiental y reglamento de desarrollo . . . . . . . . . . . . 69
Normativa de Extremadura. Decreto de
reglamentación de ruidos y vibraciones . . . . . . . . . . 77

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Índice

Normativa de Murcia. Ley 1/1995 de protección


del medio ambiente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
Normativa de CA de Valencia. Ley 7/2002 de
protección contra la contaminación acústica y
reglamento de desarrollo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
La normativa de Baleares. Ley 1/2007 contra la
contaminación acústica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Los problemas competenciales . . . . . . . . . . . . . . . . 87

4. Jurisprudencia civil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
La desmitificación del decibelio . . . . . . . . . . . . . . . . 89
La acción de cesación prevista en la Ley de
Propiedad Horizontal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
Resolución arrendaticia por ruidos y
otras inmisiones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
La acción negatoria de las inmisiones. . . . . . . . . . . . 101
La indemnización por el mal causado. . . . . . . . . . . . 107
Vicios constructivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113

5. Jurisprudencia penal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115


El delito contra el medio ambiente . . . . . . . . . . . . . . 115
Concurrencia del delito contra el medio ambiente
con el de prevaricación especial para el Alcalde
que no actúa contra el infractor . . . . . . . . . . . . . . . . 125

6. Jurisprudencia de lo contencioso-administrativo. 129


Inactividad de la Administración. . . . . . . . . . . . . . . . 129
El autocontrol administrativo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Actividades molestas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134

7. Otras inmisiones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137


La contaminación por olores, vibraciones y fluidos. . 137
La contaminación por humos y polvo. . . . . . . . . . . . 143
La contaminación lumínica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
La contaminación estética o visual. . . . . . . . . . . . . . 149

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1. Introducción

En enero del 2001, al autor de este libro, Letrado en ejercicio pro-


fesional, se le encarga por parte de una Comunidad de Propieta-
rios de Barcelona, el ejercicio de la acción de cesación prevista
en el artº 7.2 de la Ley de Propiedad Horizontal, por los ruidos
que causaba un “Bar de Copas” situado en los bajos de la finca,
ubicada en una zona urbana donde se concentraban varios loca-
les de ocio nocturno.
Interpuesta demanda judicial, el Letrado de adverso, entre otras
argumentaciones, planteaba que la finca de la Comunidad de
Propietarios se encontraba en una zona conocida por los diver-
sos bares de copas que se localizaban en ella. Era una argumen-
tación, en su defensa, que venía a decir que los vecinos “debían
soportar el ruido al encontrarse en una zona de ocio”.
Obvia decir que los edificios de viviendas se habían construido
mucho antes de la instalación de locales de ocio en los bajos de
algunos de ellos, y que, en todo caso, debían ser los locales los
que debían respetar a las viviendas y a su habitabilidad.
No obstante, esa argumentación del año 2001 era un sentir gene-
ralizado, no se consideraba que un vecino o un grupo de éstos, pu-
dieran quejarse por un ruido existente (ocio nocturno, industrias en
la zona, actividades comerciales) a pesar de que ese ruido llegara
a superar unos decibelios comúnmente admitidos como límite.
Por suerte para mis clientes, para el Derecho, y para mí, al influir-
me tanto a partir de entonces en mi vida profesional, el Juzgado

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de 1ª Instancia nº 42 de Barcelona dictó Sentencia estimando la


acción de cesación por los ruidos del Bar de Copas; Sentencia
que fue confirmada íntegramente por la de la Sección 1ª de la AP
de Barcelona de 12 de junio de 2002 y que ha sido enormemente
recogida y difundida en medios jurídicos.
Con posterioridad, entra en vigor la Ley 37/2003 del Ruido, los
reglamentos que la desarrollan y, lo que es más importante y
trascendental para el Derecho, la doctrina jurisprudencial con-
traria a las inmisiones sonoras se va implantando con determina-
ción. Tanto es así que la jurisprudencia civil proclama la máxima
del “derecho a ser dejado en paz”.
Pero la evolución jurisprudencial civil consigue remolcar por el
mismo camino a la jurisprudencia penal, que evoluciona con el
mismo ritmo imperturbable y pasa de absolver al que causa rui-
do, a considerarle autor de un delito contra el medio ambiente y a
los recursos naturales. Y, lo que es más novedoso, a considerar
que el Alcalde que no obliga a la industria a eliminar las inmisio-
nes, es culpable del delito de prevaricación especial por “dejar
sobre la mesa las denuncias presentadas”.
Ambas jurisdicciones, la civil y la penal, castigan con unas res-
ponsabilidades civiles por daños morales que llegan a importes
que superan sobradamente los fijados para los accidentes de
tráfico en su Baremo normativo.
La doctrina jurisprudencial y la protección de ésta a las inmisio-
nes sonoras, es incluso muy superior a la que proclama la nor-
mativa sobre el ruido; de tal forma que podemos decir que la
normativa es incluso no aplicada por los órganos judiciales al ser
conscientes que la protección legal es inferior a la que pueden
conceder las sentencias judiciales.
En la fecha de publicación de este libro, la consideración de las
inmisiones sonoras y su protección por parte del Derecho no
tiene parangón con la situación del 2001. La evolución en siete
años es tan acrecentada que no es exponencial, y cada año ha
seguido una evolución tan elevada como positiva.
Este autor, como estudioso de la protección del derecho frente a
las inmisiones sonoras, no puede más que aplaudir que ésta evo-

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Introducción

lución jurisprudencial contra el ruido sea tan contumaz, rotunda e


implacable. Este libro tiene como misión recoger y plasmar esta
evolución jurisprudencial para darla a conocer, única forma de
intentar eliminar los viejos resquicios que aún les sirve a los que
causan las inmisiones para justificar su ilícita actuación.
La consagración de la enorme protección del Derecho frente a
las inmisiones sonoras procede además de considerar que, en la
actualidad, ya se puede hablar de protección frente a inmisiones
provenientes de las vibraciones, olores, fluidos, luces; inmisiones
que se asentarán en la próxima década y, asentadas, éstas, ya
no se dudará de la protección del derecho frente a las inmisiones
sonoras.
La lectura de este libro pretende contribuir a ese asentamiento,
y este autor está obligado a divulgar los términos, contenido y
características de la defensa frente al ruido y a la contaminación
acústica.
No puedo finalizar esta introducción sin agradecer el enorme tra-
bajo recopilatorio, informativo y de apoyo que realiza la asocia-
ción “Granada contra el ruido”, y su Presidente Paco Morales,
dedicado a tiempo completo a la lucha contra el ruido y editor
además de la web www.ruidos.org.
Esta obra se actualizará, a medida que aparezca nue-
va jurisprudencia de interés, a través de la web de su autor
www.bufetejmarti.com y de la editorial www.boscheditor.com.

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2. CO
 MENTARIOS A LA
NORMATIVA ESTATAL
1º. L
 EY 37/2003 DE 17 DE NOVIEMBRE,
DEL RUIDO Y REGLAMENTOS DE
DESARROLLO (Real Decreto 1513/2005,
de 16 de diciembre y Real Decreto
1367/2007, de 19 de octubre)

Ámbito de aplicación

En relación a la ley del ruido, como ya hicimos referencia en el artí-


culo publicado en el Diario La Ley de 8 de marzo de 2004, nº 5970,
la primera sorpresa y desconcierto nos proviene del propio título
de la Ley. La parquedad del título de la Ley, “del ruido” desconcier-
ta en el sentido de si lo que se está regulando es la prevención o el
fomento. En todo caso hubiera sido más oportuno titularla “Ley de
prevención del ruido”, “Ley reguladora del ruido”, o al menos añadir
al término “ruido” el verdadero interés del legislador.
La Ley de la Comunidad Autónoma de Catalunya 16/2002, de 28
de junio, al igual que otras normas autonómicas, lleva por titulo
“de protección contra la contaminación acústica”, identificación
que es mucho más esclarecedora.
En la ley, la contaminación acústica se define (art. 2), como la pre-
sencia en el ambiente de ruidos o vibraciones, cualquiera que sea
el emisor acústico que los origine, que implique molestia, riesgo o
daño para las personas, para el desarrollo de sus actividades o para

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los bienes de cualquier naturaleza, o que causen efectos significati-


vos sobre el medio ambiente. Y ante esta agresión la Ley tiene por
objeto prevenir, vigilar y reducir la contaminación acústica (art. 1).
La propia ley, pues, utilizando los conceptos prevenir, vigilar y
reducir, ya está advirtiendo, a nuestro entender, que no podrá
evitar y eliminar la contaminación acústica y, lo que es más grave,
resarcir por el daño causado.
Es decir, con independencia de la eliminación de la inmisión, la
ley se olvida del resarcimiento y/o reparación por el mal causado,
algo que sí consigue la acción judicial que ordena el cese de las
actividades molestas.
Además, la ley parece excluir las inmisiones sonoras provenien-
tes de un miembro de la Comunidad de Propietarios cuando es
otro miembro de ésta la que padece la inmisión, por cuanto en el
art. 2 establece que «quedan excluidos del ámbito de aplicación
de la Ley:... los comportamientos de los vecinos...».
A juzgar por la lectura de la ley, y por el olvido de la acción de re-
sarcimiento por el mal causado, es más favorable para la defensa
frente al ruido que las actividades vecinales sigan teniendo como
protección la acción de cesación del art. 7.2 de la Ley de Pro-
piedad Horizontal, que, como ya hemos apuntado en el capítulo
anterior, ha obtenido ya diversos pronunciamientos favorables y
de enorme repercusión práctica.
Así pues, a modo de conclusión, los primeros artículos de la ley
nos reflejan una crisis en la protección que esta ley pretende
ofrecer. No se contempla la cesación de todas las actividades
ruidosas, y, lo que es más grave, no se prevé la reparación del
mal causado, de la molestia ocasionada y de los trastornos pro-
vocados por la inmisión sonora.

Áreas acústicas

La ley implanta una segmentación acústica del territorio en base


a la zonificación del mismo a resultas del uso preferente que se
haga de éste.

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Comentarios de la normativa estatal

Para el artº 7 el territorio se divide en áreas acústicas, en atención


al uso predominante del suelo, que serán las siguientes:

a. S
 ectores del territorio con predominio de suelo de uso residencial.
b. Sectores del territorio con predominio de suelo de uso industrial.
c. Sectores del territorio con predominio de suelo de uso recreativo y de
espectáculos.
d. S
 ectores del territorio con predominio de suelo de uso terciario distin-
to del contemplado en el párrafo anterior.
e. S
 ectores del territorio con predominio de suelo de uso sanitario, do-
cente y cultural que requiera de especial protección contra la conta-
minación acústica.
f. S
 ectores del territorio afectados a sistemas generales de infraestructu-
ras de transporte, u otros equipamientos públicos que los reclamen.
g. E
 spacios naturales que requieran una especial protección contra la
contaminación acústica.

En la ley se hace referencia a que el Gobierno aprobará regla-


mentariamente los criterios para la delimitación de los distintos
tipos de áreas acústicas.
El reglamento del 2007 así lo precisa, y su determinación se ins-
taura en base al uso preferente de esa área geográfica.
Para este reglamento (Anexo V) cuando en una zona coexistan
o vayan a coexistir varios usos que sean urbanísticamente com-
patibles, a los solos efectos de lo dispuesto en este Real Decreto
se determinará el uso predominante con arreglo a los siguientes
criterios:

a. P
 orcentaje de la superficie del suelo ocupada o a utilizar en usos dife-
renciados con carácter excluyente.
b. C
 uando coexistan sobre el mismo suelo, bien por yuxtaposición en al-
tura bien por la ocupación en planta en superficies muy mezcladas, se
evaluará el porcentaje de superficie construida destinada a cada uso.
c. Si existe una duda razonable en cuanto a que no sea la superficie,
sino el número de personas que lo utilizan, el que defina la utilización
prioritaria podrá utilizarse este criterio en sustitución del criterio de
superficie establecido en el apartado b.
d. Si el criterio de asignación no esta claro se tendrá en cuenta el princi-
pio de protección a los receptores más sensibles

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e. E
 n un área acústica determinada se podrán admitir usos que requie-
ran mayor exigencia de protección acústica, cuando se garantice en
los receptores el cumplimiento de los objetivos de calidad acústica
previstos para ellos, en este Real Decreto.
f. L
 a asignación de una zona a un tipo determinado de área acústica no
podrá en ningún caso venir determinada por el establecimiento de la
correspondencia entre los niveles de ruido que existan o se prevean en
la zona y los aplicables al tipo de área acústica.

Pues bien, con este reparto del terreno, el perjudicado por el rui-
do, si está incluido en una zona mayoritariamente industrial, en
base a un porcentaje que es mayor del uso industrial que el resi-
dencial, no podrá alegar inmisión a pesar de que ese mismo nivel
sonoro o acústico sea declarado como inmisión en otra zona.
Este autor considera que no debe prevalecer la zona donde reside
la persona, sino las medidas correctoras que deben imponerse
en cada una de ellas. Esas medidas correctoras no pueden ser
inferiores en suelo industrial próximo al residencial. En ese suelo,
ahora calificado como área acústica sector b), las medidas co-
rrectoras deberían permitir que el nivel sonoro fuera el mismo que
en el uso residencial, y ello por cuanto el derecho del residente y
el derecho del industrial, en materia de ruido, son perfectamente
compatibles siempre y cuando el segundo adopte medidas co-
rrectoras para no perjudicar al primero.
Para la delimitación de las áreas acústicas, el reglamento del
2007 establece las directrices generales siguientes:

a. L
 os limites que delimiten las áreas acústicas deberán ser fácilmente
identificables sobre el terreno tanto si constituyen objetos construidos
artificialmente, calles, carreteras, vías ferroviarias, etc. como si se trata
de líneas naturales tales como cauces de ríos, costas marinas o lacus-
tre o límites de los términos municipales.
b. E
 l contenido del área delimitada deberá ser homogéneo establecien-
do las adecuadas fracciones en la delimitación para impedir que el
concepto uso preferente se aplique de forma que falsee la realidad a
través del contenido global.
c. Las áreas definidas no deben ser excesivamente pequeñas para tratar
de evitar, en lo posible, la fragmentación excesiva del territorio con el
consiguiente incremento del número de transiciones.

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Comentarios de la normativa estatal

d. S
 e estudiará la transición entre áreas acústicas colindantes cuando la
diferencia entre los objetivos de calidad aplicables a cada una de ellas
superen los 5 dB(A).

Estos criterios o directrices “generales” no parecen favorables


al particular que sufre la inmisión sonora, sobretodo cuando se
refiere a que las áreas no deben ser excesivamente pequeñas. A
nuestro entender, la globalidad del área comportará el perjuicio
para la minoría.
Los criterios para determinar los principales usos asociados a
áreas acústicas se establecen en:
Áreas acústicas de tipo a. - Sectores del territorio de uso residencial:
Se incluirán tanto los sectores del territorio que se destinan de forma
prioritaria a este tipo de uso, espacios edificados y zonas privadas ajar-
dinadas, como las que son complemento de su habitabilidad tales como
parques urbanos, jardines, zonas verdes destinadas a estancia, áreas
para la practica de deportes individuales, etc..
Las zonas verdes que se dispongan para obtener distancia entre las
fuentes sonoras y las áreas residenciales propiamente dichas no se asig-
narán a esta categoría acústica, se considerarán como zonas de transi-
ción y no podrán considerarse de estancia.
Áreas acústicas de tipo b. Sectores de territorio de uso industrial:
Se incluirán todos los sectores del territorio destinados o susceptibles de
ser utilizados para los usos relacionados con las actividades industrial y
portuaria incluyendo; los procesos de producción, los parques de acopio
de materiales, los almacenes y las actividades de tipo logístico, estén o no
afectas a una explotación en concreto, los espacios auxiliares de la activi-
dad industrial como subestaciones de transformación eléctrica etc.
Áreas acústicas de tipo c.- Sectores del territorio con predominio de uso
recreativo y de espectáculos:
Se incluirán los espacios destinados a recintos feriales con atracciones
temporales o permanentes, parques temáticos o de atracciones así como
los lugares de reunión al aire libre, salas de concierto en auditorios abier-
tos, espectáculos y exhibiciones de todo tipo con especial mención de las
actividades deportivas de competición con asistencia de público, etc.
Áreas acústicas de tipo d. Actividades terciarias no incluidas en el epí-
grafe c:
Se incluirán los espacios destinados preferentemente a actividades co-
merciales y de oficinas, tanto publicas como privadas, espacios destina-
dos a la hostelería, alojamiento, restauración y otros, parques tecnológicos
con exclusión de las actividades masivamente productivas, incluyendo las
áreas de estacionamiento de automóviles que les son propias etc.

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Áreas acústicas de tipo e. Zonas del territorio destinadas a usos sa-


nitario, docente y cultural que requieran especial protección contra la
contaminación acústica
Se incluirán las zonas del territorio destinadas a usos sanitario, docente
y cultural que requieran, en el exterior, una especial protección contra la
contaminación acústica, tales como las zonas residenciales de reposo o
geriatría, las grandes zonas hospitalarias con pacientes ingresados, las
zonas docentes tales como campus universitarios, zonas de estudio y
bibliotecas, centros de investigación, museos al aire libre, zonas museís-
ticas y de manifestación cultural etc.

En este último apartado e) nos detendremos para traer a cola-


ción que no nos parece adecuado incluir las actividades docen-
tes conjuntamente con las de uso sanitario. Y ello es así en base
a una diferenciación horaria que es determinante en el ruido: la
actividad docente no precisa de protección en horario nocturno.
A nuestro entender, por ejemplo, es mucho mayor la repercusión
del ruido nocturno en la zona industrial, en relación incluso a los
propios trabajadores o personal del área, que en una zona docente
como un campus universitario, biblioteca, museo al aire libre, etc.
Nos parece bien toda protección frente al ruido, pero no conside-
ramos a los servicios docentes como necesarios de protección
en horario nocturno.
Áreas acústicas de tipo f. Sectores del territorio afectados a sistemas
generales de infraestructuras de transporte y otros equipamientos pú-
blicos que los reclamen
Se incluirán en este apartado las zonas del territorio de dominio público
en el que se ubican los sistemas generales de las infraestructuras de
transporte viario, ferroviario y aeroportuario.
Áreas acústicas de tipo g. Espacios naturales que requieran protección
especial.
Se incluirán los espacios naturales que requieran protección especial contra
la contaminación acústica. En estos espacios naturales deberá existir una
condición que aconseje su protección bien sea la existencia de zonas de cría
de la fauna o de la existencia de especies cuyo hábitat se pretende proteger.
Asimismo, se incluirán las zonas tranquilas en campo abierto que se
pretenda mantener silenciosas por motivos turísticos o de preservación
del medio.

Si la crítica en las áreas docentes nos parecía inadecuada, en los


espacios naturales nos parece ilícita la protección “por motivos turís-

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Comentarios de la normativa estatal

ticos” a zonas que deben permanecer tranquilas en espacio abierto.


Es decir, los campos de golf, las urbanizaciones de lujo construidas
a su alrededor, etc. serán calificadas como de espacios naturales
que requieren una protección especial; ahora bien, el edificio que ha
sido incluido en sector industrial va a padecer la inmisión declarada
lícita por la normativa. La prioridad no debe ser el motivo turístico,
sino la persona en general, o más bien, la persona en particular.
Finalmente, el reglamento del 2007 establece en su artº 6 que las
áreas acústicas se revisarán como máximo, cada diez años desde
la fecha de su aprobación, por lo que la dificultad en dividir el entor-
no en áreas acústicas se repetirá, como máximo, cada diez años.

Servidumbres acústicas

La ley prevé en el artº 10 la creación de unas zonas de servidumbre


acústicas, que se delimitarán en el entorno de las infraestructuras
de transporte viario, ferroviario, aéreo, portuario o de otros equi-
pamientos públicos. Esta previsión parece lógica en base a ese
principio general que se refiere a que nadie puede construirse una
casa en las proximidades de una autopista o una vía férrea.
El Reglamento del 2007 concreta esas servidumbres acústicas en
su artº 7º, definiéndolas como las destinadas a conseguir la compa-
tibilidad del funcionamiento o desarrollo de las infraestructuras con
los usos del suelo. Cabe explicar, no obstante, que la ley y el regla-
mento no instauran servidumbres acústicas para “compatibilizar” el
ruido que crea una vía férrea con las viviendas; sino para que el ruido
de la infraestructura “se imponga” al uso restante del suelo.
Si se tratara de compatibilizar, estaríamos regulando la adopción
de medidas correctoras, si se trata de imponer, estamos fijando
la extensión de la servidumbre, que es, en definitiva, a lo que se
refiere el reglamento.
El artº 7.2 del reglamento se refiere a que:
2. Podrán quedar gravados por servidumbres acústicas los sectores del
territorio afectados al funcionamiento o desarrollo de las infraestructuras
de transporte viario, ferroviario, aéreo, y portuario, así como los sectores

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de territorio situados en el entorno de tales infraestructuras, existentes


o proyectadas.

Y la compatibilidad se destruye cuando el apartado 3 resuelve:


3. En los sectores del territorio gravados por servidumbres acústicas las
inmisiones podrán superar los objetivos de calidad acústica aplicables a
las correspondientes áreas acústicas.

Así pues, en estas zonas no hay defensa posible frente al ruido.


Veamos ahora la extensión de estas zonas.
El artº 8 del Reglamento del 2007 se refiere a la delimitación de
las zonas de servidumbres acústicas que serán delimitadas por
la Administración. En el punto b) del citado artículo se concreta la
extensión de esta zona de servidumbre que vendrá marcada por
el ruido que genera:
La zona de servidumbre acústica comprenderá el territorio incluido en el en-
torno de la infraestructura delimitado por la curva de nivel del índice acústico
que, representando el nivel sonoro generado por esta, esté mas alejada de
la infraestructura, correspondiente al valor limite del área acústica del tipo a),
sectores del territorio con predominio de suelo de uso residencial,

Es decir, en el lugar en el que el ruido se reduzca hasta los ni-


veles de zona residencial. Nada se dice a que “tras la adopción
de medidas necesarias para reducir la contaminación acústica”.
Es decir, la zona de servidumbre tendrá la extensión necesaria
para permitir que el ruido, por sí solo, se reduzca hasta niveles de
compatibilización con las viviendas.
En infraestructuras nuevas sobre terrenos no urbanizados, la
gravedad de la previsión es tolerable; en nuevas infraestructuras
(AVE) sobre zonas urbanas ya consolidadas, se nos atisba un
conflicto de difícil solución entre la creación de la zona de servi-
dumbre y los propietarios que van a quedar incluidos en ésta.
Sobretodo cuando el artº 7.2 del reglamento establece que po-
drán quedar gravados por servidumbres acústicas los sectores
del territorio afectados. Aún así, a nuestro entender, el propietario
afectado podrá instar la correspondiente acción negatoria de las
servidumbres, y el conflicto judicial (en la jurisdicción contencio-
sa) nos revelará la solución. Este autor se inclina por la victoria de
la acción negatoria y la imposición de medidas correctoras.

22 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios de la normativa estatal

Ello es lo que parece resolver el artº 10 del reglamento del 2007:

Artículo 10. Delimitación de las zonas de servidumbre acústica en áreas


urbanizadas existentes.
1. Cuando se delimite una zona de servidumbre acústica en un área ur-
banizada existente, se elaborará simultáneamente el correspondiente
plan de acción en materia de contaminación acústica.
2. E
 l plan de acción en materia de contaminación acústica contendrá las
medidas correctoras que deban aplicarse a los emisores acústicos
vinculados al funcionamiento de la infraestructura, atendiendo a su
grado de participación en el estado de la situación, y a las vías de
propagación, así como los responsables de su adopción, la cuantifi-
cación económica de cada una de aquellas y, cuando sea posible, un
proyecto de financiación.
3. C
 uando dentro de una zona de servidumbre acústica delimitada
como consecuencia de la instalación de una nueva infraestructura o
equipamiento existan edificaciones preexistentes, en la declaración
de impacto ambiental que se formule se especificarán las medidas
que resulten económicamente proporcionadas, tomando en conside-
ración las mejores técnicas disponibles tendentes a que se alcancen
en el interior de tales edificaciones unos niveles de inmisión acústica
compatibles con el uso característico de las mismas.

No hay otra solución. Lo que ocurre, entonces, es que esas me-


didas correctoras también deberían adoptarse para reducir las
zonas de servidumbre acústicas para ir reduciendo el terreno de-
clarado incompatible.

Índices acústicos

Le ley regula en su artº 11 la necesidad de la determinación de


los índices acústicos, y es el reglamento del 2005 el que lo desa-
rrolla. El índice acústico es la medición del ruido, y su resultado
es el decibelio.
La normativa siempre había diferenciado, en el nivel acústico, el
índice acústico del día en relación al de la noche, entendiendo este
último como necesariamente más bajo a los efectos de respetar el
nivel normal de vida, que precisa del descanso nocturno.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 23

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Joaquim Martí Martí

Sin embargo, el reglamento del 2005 y asimismo el del 2007 dife-


rencian tres períodos en lugar de dos. Así el artº 3 del reglamento
del 2005 define estos tres períodos:
e. L
 d (Índice de ruido día): el índice de ruido asociado a la molestia duran-
te el período día. Equivalente al Lday (Indicador de ruido diurno).
f. L
 e (Índice de ruido tarde): el índice de ruido asociado a la molestia
durante el período tarde. Equivalente al Levening (Indicador de ruido en
período vespertino).
g. L
 n (Índice de ruido noche): el índice de ruido correspondiente a la al-
teración del sueño. Equivalente al Lnight (Indicador de ruido en periodo
nocturno).

La determinación del horario es la siguiente:


•A
 l día le corresponden 12 horas, a la tarde 4 horas y a la noche 8 horas.
La administración competente puede optar por reducir el período tarde
en una o dos horas y alargar los períodos día y/o noche en consecuen-
cia, siempre que dicha decisión se aplique a todas las fuentes, y que
facilite al Ministerio de Medio Ambiente información sobre la diferencia
sistemática con respecto a la opción por defecto. En el caso de la
modificación de los períodos temporales, esta modificación debe refle-
jarse en la expresión que determina el Lden.
•L
 os valores horarios de comienzo y fin de los distintos períodos son
7.00-19.00, 19.00-23.00 y 23.00-7.00, hora local. La administración
competente podrá modificar la hora de comienzo del período día y,
por consiguiente, cuándo empiezan la tarde y la noche. La decisión de
modificación deberá aplicarse a todas las fuentes de ruido.

Ahora bien, la ley y los reglamentos se centran en el “promedio”


del ruido, en la “ponderación” del ruido. Es decir, la ley tiende a
generalizar el ruido en base a un promedio. La referencia al pro-
medio del ruido resulta del Anexo I del Reglamento del 2005:
•L
 d es el nivel sonoro medio a largo plazo ponderado A definido en la
norma ISO 1996-2: 1987, determinado a lo largo de todos los períodos
día de un año.
•L
 e es el nivel sonoro medio a largo plazo ponderado A definido en la
norma ISO 1996-2: 1987, determinado a lo largo de todos los períodos
tarde de un año.
•L
 n es el nivel sonoro medio a largo plazo ponderado A definido en la
norma ISO 1996-2: 1987, determinado a lo largo de todos los períodos
noche de un año.

24 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios de la normativa estatal

Este autor considera que esa ponderación oculta los excesos del
ruido. Es decir, la inmisión sonora no proviene de la ponderación
durante 8 horas si no de los excesos que durante esas 8 horas
se han producido.
Si nos permitimos la utilización del símil con el tacómetro de los vehí-
culos a motor sería como si a un conductor le solicitaran el tacómetro
del recorrido de las últimas 8 horas. ¿le sancionarían si en 4 ocasio-
nes ha sobrepasado el límite máximo permitido durante 20 segundos
o se lo ponderarían con los períodos que ha circulado por debajo de
ese límite?. Está claro que la infracción se produce cada vez que se
supera ese límite, sea acústico o de velocidad máxima, no si durante
8 horas la ponderación queda por debajo del nivel máximo.
Esta es la principal crítica de la normativa en cuanto a la medición
sonora o índices acústicos. El decibelio es el que es y no se pue-
de promediar en un período de 8 horas.
La plasmación de la imposibilidad de promediar la constató el autor
de este artículo cuando encargó medición sonométrica sobre los
ruidos de la tercera pista del aeropuerto de El Prat, en Barcelona.
Efectuada medición acústica y promediada ésta, resultaba que los
aviones pasaban cada seis minutos y durante 20 segundos. El resto
de los 5’40’’ el nivel acústico era calmado. El promedio resultaba
francamente favorable al emisor sonoro. Pero visto de otra forma, los
vecinos soportaban casi 85 decibelios durante 20 segundos cada
seis minutos, esto es, diez veces a la hora, ochenta veces durante
la noche. ¿Alguien duda de la enorme inmisión sonora que produce
esa fuente emisora?. Hubo pues, que realizar una medición sonora,
no con el promedio, sino como un tacómetro, indicando claramente
el nivel sonoro sin el paso del avión y el brutal incremento al paso del
avión por encima de las viviendas del municipio de Gavá Mar.

Mapas de ruido

La ley instituye una obligación a las Administraciones Públicas


que este autor consideró ya en el momento de promulgación de
la ley (2003) que era una ingente inversión de medios en la radio-
grafía del problema y no en la solución a la patología.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 25

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Joaquim Martí Martí

La ley incluye esta obligación en su artº 14:


Artículo 14. Identificación de los mapas de ruido.
1. En los términos previstos en esta Ley y en sus normas de desarrollo,
las Administraciones competentes habrán de aprobar, previo trámite
de información pública por un período mínimo de un mes, mapas de
ruido correspondientes a:
 ada uno de los grandes ejes viarios, de los grandes ejes ferro-
a. C
viarios, de los grandes aeropuertos y de las aglomeraciones, en-
tendiendo por tales los municipios con una población superior a
100.000 habitantes y con una densidad de población superior a la
que se determina reglamentariamente, de acuerdo con el calenda-
rio establecido en la disposición adicional primera, sin perjuicio de
lo previsto en el apartado 2.
b. Las áreas acústicas en las que se compruebe el incumplimiento de
los correspondientes objetivos de calidad acústica.

La definición de los mapas de ruido proviene del reglamento del


2005:
 apa de ruido: la presentación de datos sobre una situación acústica
h. M
existente o pronosticada en función de un índice de ruido, en la que
se indicará la superación de cualquier valor límite pertinente vigente,
el número de personas afectadas en una zona específica o el número
de viviendas expuestas a determinados valores de un índice de ruido
en una zona específica.
 apa estratégico de ruido: un mapa de ruido diseñado para poder
i. M
evaluar globalmente la exposición al ruido en una zona determinada,
debido a la existencia de distintas fuentes de ruido, o para poder reali-
zar predicciones globales para dicha zona.

Como bien define mi compañero y amigo Joaquin Jose Herrera


del Rey «los costes derivados de la elaboración de estos mapas
de ruidos se han evaluado en 15,4 millones de euros, en una
primera fase que finalizará en el año 2007, y en 13,8 millones de
euros, en la segunda fase que finalizará en el año 2012. El enfer-
mo está muy grave y ¿nos vamos a gastar todo el dinero para
diagnosticarlo pudiendo curarlo?».
Compartimos en su integridad la opinión de mi compañero, es
como si a un paciente se le tardara cinco años en diagnosticar
su enfermedad, tras multitud de pruebas que han mermado su
salud de forma irreversible. No se precisa sólo el mapa acústico,

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Comentarios de la normativa estatal

lo que se precisa es la solución a la inmisión, el fomento de la


defensa frente al ruido.
Y tanto más después de considerar la “vacatio legis” que se toma
la ley:
DISPOSICIÓN ADICIONAL PRIMERA. Calendario de aplicación de
esta Ley.
1. Los mapas de ruido habrán de estar aprobados:
 ntes del día 30 de junio de 2007, los correspondientes a cada uno
a. A
de los grandes ejes viarios cuyo tráfico supere los seis millones
de vehículos al año, de los grandes ejes ferroviarios cuyo tráfico
supere los 60.000 trenes al año, de los grandes aeropuertos y de
las aglomeraciones con más de 250.000 habitantes.
 ntes del día 30 de junio de 2012, los correspondientes a cada
b. A
uno de los restantes grandes ejes viarios, grandes ejes ferroviarios
y aglomeraciones.
 os planes de acción en materia de contaminación acústica habrán
2. L
de estar aprobados:
 ntes del día 18 de julio de 2008, los correspondientes a los ámbi-
a. A
tos territoriales de los mapas de ruido a los que se refiere el párrafo
a del apartado anterior.
 ntes del día 18 de julio de 2013, los correspondientes a los ámbi-
b. A
tos territoriales de los mapas de ruido a los que se refiere el párrafo
b del apartado anterior.

Para el 2013 se prevé el completo diagnóstico del problema, por


suerte la jurisprudencia no esperará al 2013 para resolver los dis-
tintos supuestos que se le van planteando.
El objeto de los mapas del ruido es, según el artº 15 de la ley,
b) permitir la realización de predicciones globales para dicha zona.

El propio reglamento del 2005 alarga las previsiones al referirlas


a “planes de acción” que podrán, evidentemente, establecer pla-
zos para intentar encontrar la solución:
Artículo 10. Planes de acción.
 ntes del 18 de julio de 2008, las administraciones competentes ten-
1. A
drán elaborados, de acuerdo con los requisitos mínimos establecidos
en el anexo V, planes de acción dirigidos a solucionar en su territorio
las cuestiones relativas al ruido y sus efectos,

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 27

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Joaquim Martí Martí

Buenas palabras para grandes intenciones.


Los fines de estos planes, según el artº 23 de la ley es el de:
a. A
 frontar globalmente las cuestiones concernientes a la contaminación
acústica en la correspondiente área o áreas acústicas.

Globalización, que, a nuestro entender, legitima la excepción.


Los mapas de ruido se revisarán cada cinco años (artº 16), lo que
repetirá la previsión de costes de dicha actuación.
Las áreas acústicas en las que no haya forma de controlar el
exceso de ruido serán calificadas como “zonas de protección
acústica especial” (artº 25 ley) a las que se aplicará un estado de
excepción acústico que podrá suponer:
 eñalar zonas en las que se apliquen restricciones horarias o por
a. S
razón del tipo de actividad a las obras a realizar en la vía pública o en
edificaciones.
 eñalar zonas o vías en las que no puedan circular determinadas cla-
b. S
ses de vehículos a motor o deban hacerlo con restricciones horarias
o de velocidad.
c. No autorizar la puesta en marcha, ampliación, modificación o traslado
de un emisor acústico que incremente los valores de los índices de
inmisión existentes.

Prevención de la contaminación acústica

La ley pretende, como no, prevenir la contaminación acústica. La


prevención de la contaminación acústica como tal no es posible
de forma anticipada. Es como prevenir de forma anticipada el
no sobrepasar los límites de velocidad. Si no es con un limitador
de potencia, es materialmente imposible. La prevención sólo es
posible con eficientes medidas sancionadoras. Sólo con el cono-
cimiento del implacable castigo se consigue evitar la infracción,
pero no se puede prevenir la infracción con medida alguna que
no sea la sanción.
Lo que la ley puede pretender son medidas para reducir el nivel
sonoro de una fuente emisora o emisor acústico (definido en la

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Comentarios de la normativa estatal

ley como cualquier actividad o comportamiento que genere rui-


do), pero esa pretensión no es una prevención sino una medida
correctora.
El reglamento del 2007 pretende concretar la prevención:
Artículo 14. Objetivos de calidad acústica para ruido aplicables a áreas
acústicas.
1. En las áreas urbanizadas existentes se establece como objetivo de
calidad acústica para ruido el que resulte de la aplicación de los siguien-
tes criterios:
Si en el área acústica se supera el correspondiente valor de alguno de
los índices de inmisión de ruido establecidos en la tabla A, del anexo II,
su objetivo de calidad acústica será alcanzar dicho valor.
En caso contrario, el objetivo de calidad acústica será la no superación
del valor de la tabla A, del anexo II, que le sea de aplicación.

Es decir la prevención pretende que los agentes emisores circu-


len al límite de velocidad permitido si lo superan en el momento
de la infracción.
Para los que no lo superan no pueden llegar a él, por lo que re-
sulta más ventajoso superarlo y que la prevención sólo obligue
a reducirlo hasta el límite, que siempre es mejor que no poder
llegar a éste.
El símil con la velocidad es, aunque reiterativo, ilustrativo; los que
circulen a 133 Km/h. por autopista deben reducir la velocidad a
120, los que no la superen no pueden llegar a él.
Pero hay un tercer grupo, el primer grupo son los que superan el
nivel máximo de decibelios, el segundo los que no lo superan, y
luego está el resto:
2. Para el resto de las áreas urbanizadas se establece como objetivo
de calidad acústica para ruido la no superación del valor que le sea de
aplicación a la tabla A del anexo II, disminuido en 5 decibelios.

Es decir, los que no circulan (áreas urbanizadas no existentes,


esto es futuras) cuando circulen, deberán hacerlo a un máximo
de 115 km/h o 5 decibelios menos.
Lo preocupante no acaba con lo expuesto, sino con que, ade-
más, se admite lícitamente la superación de los niveles de ruido

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Joaquim Martí Martí

por parte del 3% de actividades o emisores acústicos en 3 de-


cibelios:
Artículo 15. Cumplimiento de los objetivos de calidad acústica para rui-
do aplicables a áreas acústicas.
Se considerará que se respetan los objetivos de calidad acústica es-
tablecidos en el artículo 14, cuando, para cada uno de los índices de
inmisión de ruido, Ld, Le, o Ln, los valores evaluados conforme a los
procedimientos establecidos en el anexo IV, cumplen, en el periodo de
un año, que:
a. N
 ingún valor supera los valores fijados en la correspondiente tabla A,
del anexo II.
b. El 97 % de todos los valores diarios no superan en 3 dB los valores
fijados en la correspondiente tabla A, del anexo II.

Es decir de cada 100 vehículos 3 de ellos podrán superar la ve-


locidad máxima en un 5%. Todo ello nos parece mucha permi-
sividad, demasiada excepción. Del juego de los artículos 14 y
15 puede resultar legitimada la inmisión sonora causada a una
Comunidad de Propietarios por parte de un local de ocio noctur-
no situado en los bajos del inmueble. Este autor no puede más
que denunciar que la ley no puede habilitar y legitimar exceso e
inmisiones que en el ámbito judicial se resuelven con sanciones
ejemplares.
Lo mismo ocurre con los objetivos de calidad acústica aplicables
a los interiores de las viviendas (artº 16 del reglamento 2007),
estableciendo el artº 17 la misma legitimación al 3% en 3 deci-
belios.
El mejor sistema de prevención es el previsto en el artº 19 de la
ley bajo el título “autocontrol de las emisiones acústicas”, pre-
veyendo que, como condición contenida en la Licencia de ac-
tividad, se imponga al particular un sistema de autocontrol de
las emisiones acústicas, debiendo los titulares informar de los
resultados a la Administración. En otros países se ha utilizado un
sistema de “tacómetro acústico” que, colocado en el interior del
local, mide y graba las emisiones sonoras de la fuente emisora
del ruido. De este modo la policía administrativa tiene completo
conocimiento de los límites sonoros a que han estado expues-
tos los colindantes sin necesidad de que se realice medición en

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Comentarios de la normativa estatal

pleno horario nocturno por parte de la policía local avisada por el


vecino cuyo descanso se ha abortado.
Con este tacómetro, sin necesidad de denuncia y sin necesidad
de la actuación in fraganti se puede comprobar si la actividad ha
generado inmisión acústica, la franja horaria en que se ha produ-
cido y el tiempo que ha perdurado.
Es, en resumen, una buena medida preventiva de la contamina-
ción acústica si se aplica según lo expuesto.

Emisores acústicos
especialmente regulados

Tal y como se ha referido anteriormente, para la ley, emisor acústi-


co es toda actividad, equipo o maquinaria que genere contamina-
ción acústica. Realmente, emisor acústico es toda actividad que
emite ruido, lo que debe impedirse es que emita contaminación
acústica. Es decir, hay que actuar sobre todo emisor acústico y,
claro está, si se convierte en contaminante acústico, entonces el
control se traduce en medida correctora y sanción.
El reglamento del 2007 regula unos casos especiales. Así en su
artº 18 se regula a los ciclomotores y vehículos de motor, que ven
limitada su posibilidad de superar el ruido en 4 db, de los fijados
en su ficha técnica de homologación del vehículo. Esta es una
buena solución, al menos por su claridad y sencillez en la com-
probación y en la consideración como infracción.
En el artº 19 del mismo reglamento se regulan los vehículos de
urgencias y emergencias, y está resuelto con la misma sencillez
y claridad:
1. Los vehículos de motor destinados a servicios de urgencias deberán
disponer de un mecanismo de regulación de la intensidad sonora de
los dispositivos acústicos que la reduzca a unos niveles comprendi-
dos entre 70 y 90 dB(A), medidos a tres metros de distancia y en la
dirección de máxima emisión, durante el período nocturno, cuando
circulen por zonas habitadas.

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Joaquim Martí Martí

2. Los vehículos destinados a servicio de urgencias disponen de un año,


a partir de la entrada en vigor de este Real Decreto, para instalar el
mecanismo a que se refiere el apartado anterior.

Ocurre no obstante que la horquilla es de 20 db, que ya de por


sí es exagerada, tanto más si el extremo máximo es 90 db, con-
siderado por el Derecho Penal como delito contra el medio am-
biente, y si, por último, ese extremo máximo lo es en período
nocturno.
Con esta regulación no habrá más remedio que soportar los es-
tridentes ruidos y contaminación acústica de ambulancias por la
noche y de coches de policía con la sirena activada.
Para las embarcaciones de recreo y motos náuticas (artº 20) el
nivel máximo de db es el fijado por la normativa que regula sus
medidas de seguridad, no obstante en este supuesto no dis-
ponen del margen que, por ejemplo, sí tienen los ciclomotores
(4db).
Las aeronaves y aviones subsónicos civiles sólo podrán ser utili-
zados en los aeropuertos civiles españoles cuando previamente
hayan obtenido una certificación acústica que resulta del Conve-
nio de Aviación Civil Internacional (artº 21).
La maquinaria utilizada en la construcción y la utilizada en acti-
vidades de ocio queda limitada a lo previsto en el RD 212/2002
de 22 de febrero (artº 22). La lectura de este RD nos da una idea
de la enorme concreción de la normativa sobre máquinas de la
construcción. Se diferencian los motovolquetes de las palas ele-
vadoras, y los equipos de perforación de las topadoras. Con tal
nivel de concreción, no es posible determinar un nivel máximo de
ruido en las obras y construcciones. No obstante, dicha norma
establece la obligación relativa a que cada una de las maquina-
rias que intervengan en las obras dispongan a la vista de un pic-
tograma o indicador del nivel de potencia acústica garantizado,
que estará compuesta por la cifra en dB correspondiente a la
potencia acústica garantizada, el símbolo LWA.
Con esta obligación cada máquina dispondrá de una “matrícu-
la acústica” del nivel sonoro que emite y del nivel máximo de
“potencia acústica”, que es el término que utiliza este decreto y

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Comentarios de la normativa estatal

que debe referirse a emisión sonora. Si todas actúan al mismo


momento tendremos un mapa de ruido de la obra perfectamente
definido y los residentes en viviendas próximas sabrán el grado
de contaminación acústica a la que están sometidos. No se les
solucionará nada, pero al menos conocerán el problema, parece
decir la ley.
Otra excepción, pues, al mapa acústico, constituyen las actua-
ciones en las obras, públicas o privadas, que, evidentemente, no
quedarán limitadas por el mapa acústico, y que, a nivel normativo
no se ofrece un control acústico de las mismas.

La contaminación acústica

Recordando el concepto de contaminación acústica (no de rui-


do), la ley lo definía como (artº 3):
Presencia en el ambiente de ruidos o vibraciones, cualquiera que sea el
emisor acústico que los origine, que impliquen molestia, riesgo o daño
para las personas, para el desarrollo de sus actividades o para los bie-
nes de cualquier naturaleza, o que causen efectos significativos sobre el
medio ambiente.

En definitiva, es la actividad ilícita resultante del exceso de ruido.


Pues bien, la normativa condiciona la contaminación acústica al
exceso de decibelio. Quedarse a un decibelio del límite, aunque
sea de forma indefinida, 24 horas al día, no es contaminación acús-
tica para la normativa. Deberá ser el legislador y la administración
quien expliquen tal solución al propietario de una vivienda situada
sobre una actividad industrial cuya emisión sonora se queda a un
decibelio de los máximos permitidos por la normativa.
En próximos capítulos resolveremos satisfactoriamente esta
cuestión y si decimos satisfactoriamente, lo será favorable al que
padece la inmisión y no para el que la comete.
Ahora bien, el resultado de la normativa es frío y proviene de una
consecuencia numérica. Ése resultado numérico emana de los
reglamentos, ya que la ley del 2003 remitió a éstos su cuantifica-
ción. Es decir, la ley de noviembre de 2003 del ruido quedó sin

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cuantificar hasta la publicación del reglamento de diciembre de


2005 y, sobretodo, hasta el de noviembre de 2007.
Durante casi cinco años la ley del ruido ha sido una ley práctica-
mente inaplicable; no obstante, los procedimientos judiciales en
cinco años se han multiplicado de forma que, en la actualidad, el
número de procesos en defensa frente al ruido no tiene parangón
con los de principios del 2000.
Es el reglamento del 2007 quien identifica los decibelios máximos
en los Anexos de la citada norma.

ANEXO II.
Objetivos de calidad acústica.
Tabla A. Objetivos de calidad acústica para ruido
aplicables a áreas urbanizadas existentes.

Índices de ruido
Tipo de área acústica
Ld Le Ln
Sectores del territorio con predominio de suelo de uso
e sanitario, docente y cultural que requiera una especial 60 60 50
protección contra la contaminación acústica
Sectores del territorio con predominio
a 65 65 55
de suelo de uso residencial.
Sectores del territorio con predominio de suelo de
d 70 70 65
uso terciario distinto del contemplado en c).
Sectores del territorio con predominio de suelo
c 73 73 63
S/D = SIN DETERMINAR

de uso recreativo y de espectáculos


Sectores del territorio con predominio
b 75 75 65
de suelo de uso industrial
Sectores del territorio afectados a sistemas
f generales de infraestructuras de transporte, u otros S/D S/D S/D
equipamientos públicos que los reclamen. (1)

La sorpresa, para este autor, es que se justifique por el legislador


la mayor protección a determinados usos del suelo docente y
cultural, tales como:
campus universitarios, zonas de estudio y bibliotecas, centros de in-
vestigación, museos al aire libre, zonas museísticas y de manifestación
cultural etc.

Como se ha referido anteriormente, este autor no considera jus-


tificado que a un museo se le aplique un objetivo de índice de

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Comentarios de la normativa estatal

ruido de 60 db durante el día y a un uso residencial 65. Tampoco


encuentra justificación que a una biblioteca se le aplique un ob-
jetivo de índice de ruido nocturno de 50 db, (cuando la biblioteca
permanece cerrada) y a la vivienda 55 db.
Este Anexo II se refiere a objetivos y los profesionales del derecho
sabemos que ese término no es sinónimo de límites. Asimismo,
ambos parámetros (objetivos o límites) se refieren a lo que po-
dríamos denominar “exterior de las viviendas”, es decir en las
zonas abiertas de esos sectores.
En el interior de las viviendas dentro de cada sector se estable-
cen unos objetivos en la Tabla B.

Tabla B. Objetivos de calidad acústica para ruido aplicables al


espacio interior habitable de edificaciones destinadas a vivienda,
usos residenciales, hospitalarios, educativos o culturales. (1)

Índices de ruido
Uso del edificio
Ld Le Ln
Estancias 45 45 35
Vivienda o uso residencial
Dormitorios 40 40 30
Zonas de estancia 45 45 35
Hospitalario
Dormitorios 40 40 30
Aulas 40 40 40
Educativo o cultural
Salas de lectura 35 35 35

La primera conclusión de ambas tablas es, en primer lugar la


equidad entre los límites del día y la tarde; son los mismos en
todos los casos. No se ha resuelto pues, establecer una reduc-
ción progresiva del nivel sonoro, reducción progresiva que sería
conveniente en atención a que el período de tarde es de 19 a 23
horas. No nos parece acertado que a las 22 horas pueda emitirse
el mismo nivel acústico que a las 10 horas, algo que ocurre con
la actual normativa.
Entonces ¿qué interés tiene el legislador en fijar tres períodos al
día?. A nuestro entender la única justificación es la posibilidad de
que el período tarde “desaparezca” a favor del período noche o
bien “se divida” en los otros dos períodos. El reglamento del 2007
instituye esta posibilidad:

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Joaquim Martí Martí

La administración competente puede optar por reducir el período tarde


en una o dos horas y alargar los períodos día y/o noche en consecuen-
cia, siempre que dicha decisión se aplique a todas las fuentes, y que
facilite al Ministerio de Medio Ambiente información sobre la diferencia
sistemática con respecto a la opción por defecto. En el caso de la mo-
dificación de los períodos temporales de evaluación, esta modificación
debe reflejarse en la expresión que determina los índices de ruido.

Sólo en ese supuesto de “dividir” el período tarde y aumentar


dos horas a cada período restante tendría sentido su existencia,
por cuanto, de facto, se estaría reduciendo el período de día y
sus índices de ruido en el resultado de aplicar el período noche
y sus índices.
El Reglamento del 2007 no obstante, introduce una peligrosa
previsión en su Anexo III:

ANEXO III.
Emisores acústicos. Valores límite de inmisión.
Tabla A1. Valores límite de inmisión de ruido aplicables a
nuevas infraestructuras viarias, ferroviarias y aeroportuarias

Índices de ruido
Tipo de área acústica
Ld Le Ln
Sectores del territorio con predominio de suelo de uso
e sanitario, docente y cultural que requiera una especial 55 55 45
protección contra la contaminación acústica
Sectores del territorio con predominio
a 60 60 50
de suelo de uso residencial.
Sectores del territorio con predominio de suelo de
d 65 65 55
uso terciario distinto del contemplado en c.
Sectores del territorio con predominio de suelo
c 68 68 58
de uso recreativo y de espectáculos
Sectores del territorio con predominio
b 70 70 60
de suelo de uso industrial

Las “nuevas” infraestructuras viarias, ferroviarias y aeroportuarias


no son consideradas como excepción, por cuanto los valores
límite están por debajo de los “objetivos” de cada sector. Ahora
bien, para las infraestructuras ya existentes se permite superar
claramente los objetivos fijados en el Anexo II.
Se trata pues de otra excepción que la propia normativa legiti-
ma:

36 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios de la normativa estatal

Tabla A2. Valores límite de inmisión máximos de ruido


aplicables a infraestructuras ferroviarias y aeroportuarias

Índice de
Tipo de área acústica
ruido L Amax
Sectores del territorio con predominio de suelo de uso
e sanitario, docente y cultural que requiera una especial 80
protección contra la contaminación acústica
Sectores del territorio con predominio
a 85
de suelo de uso residencial.
Sectores del territorio con predominio de suelo de
d 88
uso terciario distinto del contemplado en c.
Sectores del territorio con predominio de suelo
c 90
de uso recreativo y de espectáculos.
Sectores del territorio con predominio
b 90
de suelo de uso industrial

Legitimar 85 decibelios es desnaturalizar el tipo penal del delito


contra el medio ambiente y los recursos naturales previsto en el
artº 325 del C. Pe. No cabe más que calificar como exageración
que, en una norma estatal, se admita que una aeronave pueda
emitir 90 db en suelo de uso recreativo, y sólo 5 db menos en
uso residencial.
Ahora bien, para el resto de las actividades, el reglamento del
2007 incluye una Tabla B1, cuya procedencia no se justifica en la
que se refiere a “valores límite”. Cabe recordar que la Tabla A se
refería a “objetivos”. La Tabla B1 reduce en 10 db cada uno de los
índices de la Tabla A.
Esta tabla B1 se aplica sólo a “nuevas actividades” según el artº
24 del reglamento del 2007:
1. Toda nueva instalación, establecimiento o actividad portuaria, indus-
trial, comercial, de almacenamiento, deportivo-recreativa o de ocio de-
berá adoptar las medidas necesarias para que no transmita al medio
ambiente exterior de las correspondientes áreas acústicas niveles de
ruido superiores a los establecidos como valores límite en la tabla B1, del
anexo III, evaluados conforme a los procedimientos del anexo IV.

Pero ¿por qué sólo las nuevas?, las ya existentes ¿podrán siem-
pre emitir 10 db más?. ¿En qué momento se considera que una
actividad es nueva?, ¿es a partir de la fecha de su Licencia, cons-
trucción o puesta en marcha?.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 37

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Joaquim Martí Martí

La Disposición Transitoria Primera de la ley se refiere a que los


emisores acústicos existentes a la fecha de entrada en vigor de
esa ley, deberán adaptarse antes del 30 de octubre de 2007, por
lo que debemos considerar que esa fecha es un supuesto punto
de inflexión.
Es injustificable que la ley admita una dudosa diferenciación en la
emisión de ruido según la fecha de su puesta en marcha o funcio-
namiento. Al juez que examine la inmisión se le darán demasiados
parámetros de duda en relación al límite a aplicar de nivel de ruido.
Y si al juez se le va a dificultar la tarea, mucho más al particular que
ya no sabrá si debe soportar o no el ruido, si este se califica como
inmisión o no y si puede solicitar la cesación o no.
La Tabla B1 es la siguiente:

Tabla B1. Valores límite de inmisión de ruido aplicables


a infraestructuras portuarias y a actividades

Índices de ruido
Tipos de áreas acústicas
LK, d LK,e LK,n
Sectores del territorio con predominio de suelo de
e uso sanitario, docente y cultural que requiera una 50 50 40
especial protección contra la contaminación acústica
Sectores del territorio con predominio
a 55 55 45
de suelo de uso residencial.
Sectores del territorio con predominio de suelo de
d 60 60 50
uso terciario distinto del contemplado en c.
Sectores del territorio con predominio de suelo
c 63 63 53
de uso recreativo y de espectáculos.
Sectores del territorio con predominio
b 65 65 55
de suelo de uso industrial

Esta Tabla B1 se refiere al ruido exterior, estando regulado el ruido


interior en la Tabla B2, que reduce en 5 db la Tabla B del Anexo II,
siguiendo el mismo planteamiento que la anterior.
De la diferenciación de ambas tablas, actividades “existentes” o
“nuevas”, podemos concluir que la ley instaura una nueva ex-
cepción a los límites acústicos para las actividades “existentes”
permitiendo entre 5 y 10 db más que las “nuevas”.

38 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios de la normativa estatal

Los valores límites según la


Organización Mundial de la Salud

Pero todos estos decibelios e índices ¿son altos o bajos?, al fin y


al cabo ¿es mucho o poco lo permitido?.
Pues bien, según la OMS, partiendo de que el nivel de presión
acústica del discurso normal opera sobre los 50 db, un ruido con
niveles sonoros por encima de los 35 db dificulta la comprensión
y el entendimiento de la palabra, haciéndola prácticamente inen-
tendible a partir de los 65 db.
Los 50 db sólo están recogidos como “objetivos” en la Tabla A
del Anexo II para el valor noche de los sectores de uso sanitario y
docente, mientras que el suelo residencial permite 55 db en valor
noche y 65 en valor día. En uso industrial el objetivo durante el día
es 75 db por lo que se justifica la falta de entendimiento entre los
propios trabajadores del sector de la construcción.
En las “nuevas” actividades del Anexo III sólo se fija como límite
los 50 db en los sectores sanitarios y docentes (día) mientras que
en la zona residencial podrán llegar a los 55 db y el uso industrial
65 db, es decir, inentendible para la OMS.
En las zonas residenciales la comunicación está impedida, al ad-
mitirse 85 db.
En el interior de las viviendas, la OMS recomienda que para un
buen aprovechamiento del sueño, el nivel acústico del ruido no
debería exceder de 30 db para el ruido continuo y deberían evi-
tarse ruidos superiores a 45 db por cuanto destruyen el des-
canso y dificultan su reanudación. Del examen de las tablas se
concluye que la normativa, al menos, respeta el descanso de los
vecinos al acoger estos índices.
En las zonas cercanas a los aeropuertos, la OMS advierte que
los habitantes pueden padecer alteraciones en sus funciones fi-
siológicas a resultas de una exposición prolongada a niveles de
65-70 db, nada que ver con los 85 db previsto en la Tabla A2 del
Anexo III y que, como hemos referido, se aplica para tipificar el
delito contra el medio ambiente.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 39

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Joaquim Martí Martí

Concluye la OMS que un ruido por encima de los 89 db aumenta


la agresividad de los individuos con predisposición a reacciones
de aislamiento y hostilidad social. Toda la Tabla A2 del Anexo III
bordean los 89 db, el valor mínimo es 80 y el máximo es 90.

Reproduciendo una tabla de la OMS los valores límite serían:

Valores límite recomendados


LAeq Tiempo LAmax,
Recinto Efectos en la salud
(dB) (horas) fast (dB)
Exterior habitable Malestar fuerte, día y 55 16 -
anochecer
Malestar moderado, 50 16 -
día y anochecer

Interior de viviendas Interferencia en la 35 16


comunicación verbal, día y
anochecer
Dormitorios Perturbación del 30 8 45
sueño, noche

Fuera de los Perturbación del sueño, 45 8 60


dormitorios ventana abierta (valores
en el exterior)

Aulas de escolar y Interferencia en la 35 Durante -


preescolar, interior comunicación, perturbación la clase
en la extracción de
información, inteligibilidad
del mensaje

Dormitorios de Perturbación del sueño 30 Horas de 45


preescolar, interior descanso

Escolar, terrenos Malestar (fuentes externas) 55 Durante -


de juego el juego

Salas de hospitales, Perturbación del sueño, 30 8 40


interior noche
Perturbación del sueño, 30 16 -
día y anochecer

Salas de tratamiento Interferencia con descanso


en hospitales, interior y restablecimiento

Zonas industriales, Daños al oído 70 24 110


comerciales y de
tráfico, interior y exterior

Ceremonias, festivales Daños al oído (asistentes 100 4 110


y actividades habituales: < 5 veces/año)
recreativas

40 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios de la normativa estatal

Valores límite recomendados


LAeq Tiempo LAmax,
Recinto Efectos en la salud
(dB) (horas) fast (dB)
Altavoces, interior Daños al oído 85 1 110
y exterior

Música a través de Daños al oído (valores 85 1 110


cascos y auriculares en campo libre)

Sonidos impulsivos Daños al oído (adultos) - - 140


de juguetes, Daños al oído (niños) - - 120
fuegos artificiales y
armas de fuego

Exteriores en parques Perturbación de la


y áreas protegidas tranquilidad

En la página web www.ruidos.org se transcriben ruidos frecuen-


tes. Recopilando estos datos podemos tener un reflejo práctico
de los índices de ruido y contaminación acústica.

Edificaciones

Esta regulación es acertada en lo relativo a la prevención de las


inmisiones sonoras, pero únicamente en las edificaciones de
nueva construcción. Es quizás, el mejor aspecto preventivo para
las personas: que sus casas, viviendas y edificios cuenten con
un buen nivel de insonorización, para al menos, no convertir las
actividades ordinarias en contaminantes acústicos.
El artº 20 de la ley no deja lugar a dudas:
1. No podrán concederse nuevas licencias de construcción de edifica-
ciones destinadas a viviendas, usos hospitalarios, educativos o cultura-
les si los índices de inmisión medidos o calculados incumplen los obje-
tivos de calidad acústica que sean de aplicación a las correspondientes
áreas acústicas, excepto en las zonas de protección acústica especial
y en las zonas de situación acústica especial, en las que únicamente se
exigirá el cumplimiento de los objetivos de calidad acústica en el espacio
interior que les sean aplicables.

La Ley de Ordenación de la Edificación reproduce tal regulación


en su artº 3 al exigir como condición básica de las edificaciones:

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Joaquim Martí Martí

c.2) Protección contra el ruido, de tal forma que el ruido percibido no


ponga en peligro la salud de las personas y les permita realizar satisfac-
toriamente sus actividades.

El Código Técnico de la Edificación incluye un artº 14:


Artículo 14. Exigencias básicas de protección frente al ruido (HR)
1. El objetivo de este requisito básico “Protección frente al ruido” consis-
te en limitar dentro de los edificios, y en condiciones normales de utiliza-
ción, el riesgo de molestias o enfermedades que el ruido pueda producir
a los usuarios, como consecuencia de las características de su proyecto,
construcción, uso y mantenimiento.
2. Para satisfacer este objetivo, los edificios se proyectarán, construirán,
utilizarán y mantendrán de tal forma que los elementos constructivos que
conforman sus recintos tengan unas características acústicas adecua-
das para reducir la transmisión del ruido aéreo, del ruido de impactos y
del ruido y vibraciones de las instalaciones propias del edificio, y para
limitar el ruido reverberante de los recintos.
3. El Documento Básico “DB HR Protección frente al Ruido” especifica
parámetros objetivos y sistemas de verificación cuyo cumplimiento ase-
gura la satisfacción de las exigencias básicas y la superación de los nive-
les mínimos de calidad propios del requisito básico de protección frente
al ruido. Hasta que se apruebe este DB se aplicará la Norma Básica de la
Edificación NBE-CA-88 “Condiciones acústicas en los edificios

En el BOE de 23 de octubre de 2007 se publicó el RD 1371/2007


por el que se aprueba el documento básico del Código Técni-
co de la Edificación de protección frente al ruido, una completa
regulación de los requisitos de las edificaciones para la defensa
frente al ruido exterior.
Todo ello viene a concluir que en caso de deficiencias en la cons-
trucción relativas a la insonorización de los edificios estaremos
ante el concepto de “vicios de la construcción” y por tanto recla-
mables judicialmente a todos los que intervinieron en el proceso
constructivo.

Inspección y sanción

La ley regula las bases de la inspección y la sanción. Ahora, una


vez desarrollada la ley con los reglamentos del 2005 y 2007 so-

42 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios de la normativa estatal

bretodo, ya puede considerarse tipificada la infracción que per-


mitirá la sanción.
Con el ímpetu de la regulación del decibelio, todo parecería in-
dicar que las sanciones y las infracciones se tipificarían en base
a un progresivo exceso de ruido, es decir, por ejemplo en una
graduación de la infracción por superar tramos de 3 db según
los valores límite.
Sin embargo, el artº 28 de la ley tipifica la infracción como “muy
grave” cuando se haya producido un daño o deterioro grave para
el medio ambiente o se haya puesto en peligro grave la seguridad
o salud de las personas; como “grave” cuando no ha ocurrido tal
deterioro grave; y, finalmente, como “leve” las demás.
En primer lugar, cabe advertir la poca claridad del régimen san-
cionador, el cual está sujeto y afectado por los principios de “pre-
sunción de inocencia” y de “in dubio pro reo”. En virtud de ello,
si los tipos sancionadores son oscuros y poco claros en su gra-
duación, la realidad en su aplicación será que difícilmente podrán
calificarse las infracciones como graves o muy graves.
En segundo lugar, el daño que sufren las personas por el ruido
está englobado, en gran número de supuestos, en el “daño mo-
ral” que incluye todo padecimiento, zozobra o incomodidad. Es-
tos parámetros son difícilmente equiparables a “deterioro grave”.
Una vez tipificada la infracción, cuestión que ya se ha atisbado
como francamente complicada, la sanción está prevista en el artº
29 y puede suponer una sanción económica, la revocación de la
autorización ambiental concedida, clausura definitiva o temporal,
total o parcial, de las instalaciones.
En materia sancionadora, durante la tramitación del expedien-
te, en el artº 31 se habilita a la administración para que, como
medida cautelar administrativa, pueda proceder al precintado de
equipos y la adopción de medidas de corrección.
La laguna legal es la relativa al resarcimiento por el mal causado.
Es decir, la ley prevé sanciones que, evidentemente, supondrán
un pago al erario público por parte del infractor. Pero si se ha

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Joaquim Martí Martí

conseguido tipificar una infracción como muy grave, recordemos


que se ha producido un deterioro grave de la salud de una per-
sona. Pues bien ¿esta persona no tiene derecho a ser resarcido
por el mal causado?.
La jurisdicción civil, como veremos, no tiene duda en que se
debe resarcir por el mal causado, en base a las cuantificaciones
del daño moral. La ley del ruido en cambio no.
En base a esta laguna legal, este autor considera que la ley del
ruido y sus reglamentos son normas administrativas. Son normas
que pueden formar parte del Código de leyes administrativas,
pero no del Código de leyes civiles en relación con el ruido.
Y ello por cuanto la ley sólo prevé que el infractor responda frente
a la administración y no frente al particular.
Olvido en las pretensiones indemnizatorias de los afectados por
las inmisiones sonoras que no tuvo el legislador en Galicia donde
la convirtió en exigencia legal, previéndola el art. 17 de la Ley de
Protección contra la Contaminación Acústica de 11 de agosto
de 1997: «En la resolución que ponga fin al procedimiento san-
cionador podrá acordarse, aparte de la imposición de la san-
ción correspondiente, la adopción de medidas correctoras, así
como la indemnización de los daños y perjuicios causados como
consecuencia de la actividad infractora...». Y que luego adoptó
el legislador catalán en la Ley de la Comunidad Autónoma de
Cataluña 16/2002, de 28 de junio, de protección contra la conta-
minación acústica: «la resolución que pone fin al procedimiento
sancionador puede acordar, además de la imposición de la san-
ción pecuniaria que corresponda, la adopción de medidas co-
rrectoras y la indemnización por daños y perjuicios ocasionados
como consecuencia de la actuación infractora».
Como veremos, esta reparación también la incluyen las normati-
vas del País Valenciano y Baleares.
Esa previsión, la de que en la resolución del procedimiento san-
cionador se prevea la indemnización, es el gran olvido de la «Ley
del ruido» que, definitivamente, no puede calificarse como «Ley
reparadora del ruido».

44 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios de la normativa estatal

La vibración

Es una complacencia que la normativa del ruido incluya una de


las otras inmisiones a que nos referiremos en esta obra: la vibra-
ción.
Definida erróneamente por el reglamento del 2007 como:
a. V
 ibración: perturbación producida por un emisor acústico que provo-
ca la oscilación periódica de los cuerpos sobre su posición de equi-
librio.

El emisor puede no ser acústico, de hecho la peor vibración es


la “sorda”, aquella que causa una maquinaria por la vibración de
sus elementos, que se reproduce a través de las paredes del
edificio, y que se manifiesta en las del vecino.
Está, por ello, incluida erróneamente dentro del concepto de
contaminación acústica, cuando, evidentemente, ni es lo mismo,
ni merece incluirse dentro del concepto de otra inmisión. Ruido y
vibración son dos inmisiones y como tales merecen la adopción
de medidas correctoras propias, de limitaciones a su ejercicio
y de medidas reparadoras para el que las ha sufrido. La ley del
ruido incurre en este error en su artº 3:
d. C
 ontaminación acústica: presencia en el ambiente de ruidos o vibra-
ciones, cualquiera que sea el emisor acústico que los origine, que im-
pliquen molestia, riesgo o daño para las personas, para el desarrollo
de sus actividades o para los bienes de cualquier naturaleza, o que
causen efectos significativos sobre el medio ambiente.

La ley del ruido, en el año 2003, basó todo su esfuerzo normativo


en el ruido y su control, pero, al menos, dejó una puerta abierta a
incluir en el desarrollo normativo posterior a la vibración. Este desa-
rrollo normativo ha llegado en el reglamento del 2007, si bien con-
ceptualmente es errónea su equiparación o asimilación al ruido.
La vibración, conceptualmente correcta, vendría definida por
movimiento vibratorio, o doble oscilación de las moléculas o del
cuerpo vibrante. Nada se refiere el Diccionario de la RAE a que
proceda de un emisor que sea acústico.
En esta obra incluiremos un estudio conceptual para cada inmi-
sión.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 45

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Joaquim Martí Martí

El reglamento del 2007 instaura, como novedad y cuestión no-


vedosa, la medición de la vibración, y los límites en virtud de los
cuales puede considerarse inmisión. Novedad legislativa muy in-
teresante, pues, la del reglamento del 2007, que no tiene paran-
gón además en las normativas autonómicas, como veremos.
La norma equipara los valores día, tarde, noche y los períodos
horarios que se instauran para el ruido. En el Anexo I del regla-
mento del 2007 se establece un apartado A para la medición
del ruido en db y en el apartado B la medición de la vibración
también en db.
B. Índices de vibración
Definición del índice de vibración Law : (Índice de vibración): el índice de
vibración asociado a la molestia, o a los efectos nocivos, producidos por
vibraciones,
El índice de vibración, Law en decibelios (dB), se determina aplicando la
fórmula siguiente:
aw
Law = 20 lg
a0

Siendo:
• aw: el máximo del valor eficaz (RMS) de la señal de aceleración, con
ponderación en frecuencia wm, en el tiempo t, aw (t), en m/s².
 0: la aceleración de referencia (a0 = 10- 10 m/s²).
•a
Donde:
•L
 a ponderación en frecuencia se realiza según la curva de atenuación
wm definida en la norma ISO 26312:2003: Vibraciones mecánicas y
choque - evaluación de la exposición de las personas a las vibraciones
globales del cuerpo - Parte 2 Vibraciones en edificios 1 - 80 Hz.
• El valor eficaz aW (t) se obtiene mediante promediado exponencial con
constante de tiempo 1s (slow). Se considerará el valor máximo de la
medición aW. Este parámetro está definido en la norma ISO 2631-1:1997
como MTVV (Maximum Transient Vibration Value), dentro del método
de evaluación denominado running RMS.

La ponderación en la medición de la vibración es quizás más


justificada que en el ruido, por cuanto las curvas sonoras, ge-
neralmente, son más bruscas que las curvas vibratorias que se
definen, con mayor frecuencia, por un equilibro en su emisión.
El reglamento del 2007 instaura, en su Anexo III, un procedimien-
to de medición de las vibraciones. El protocolo a seguir es:

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Comentarios de la normativa estatal

a. L
 as mediciones se realizarán sobre el suelo en el lugar y momento
de mayor molestia y en la dirección dominante de la vibración si esta
existe y es claramente identificable. Si la dirección dominante no está
definida se medirá en tres direcciones ortogonales simultáneamente,
obteniendo el valor eficaz aw,i (t) en cada una de ellas y el índice de
evaluación como suma cuadrática, en el tiempo t.

El reglamento distingue dos tipos de inmisiones por vibración, las


que sean estacionarias o transitorias.
i. T
 ipo estacionario: se deberá realizar la medición al menos en un mi-
nuto en el periodo de tiempo en el que se establezca el régimen de
funcionamiento más desfavorable; si este no es identificable se medirá
al menos un minuto para los distintos regímenes de funcionamiento.
ii. T
 ipo transitorio: se deberán tener en cuenta los posibles escenarios
diferentes que puedan modificar la percepción de la vibración (foco,
intensidad, posición, etc.). A efectos de la aplicación de los criterios
señalados en el artículo 17, apartado 1.b, en la medición se deberá dis-
tinguir entre los periodos diurno y nocturno, contabilizando el número
de eventos máximo esperable.

El reglamento también regula las vibraciones que provengan de


infraestructuras públicas:
d. E
 n la medición de vibraciones generadas por las infraestructuras
igualmente se deberá distinguir entre las de carácter estacionario y
transitorio. A tal efecto el tráfico rodado en vías de elevada circulación
puede considerarse estacionario.
i. Tipo estacionario: se deberá realizar la medición al menos en cinco
minutos dentro del periodo de tiempo de mayor intensidad (princi-
palmente de vehículos pesados) de circulación. En caso de desco-
nocerse datos del tráfico de la vía se realizarán mediciones durante
un día completo evaluando el valor eficaz aw.
ii. Tipo transitorio: se deberán tener en cuenta los posibles escena-
rios diferentes que puedan modificar la percepción de la vibración
(p.e: en el caso de los trenes se tendrá en cuenta los diferentes
tipos de vehículos por cada vía y su velocidad si la diferencia es
apreciable). A efectos de la aplicación de los criterios señalados
en el artículo 17, apartado 1.b, en la medición se deberá distinguir
entre los periodos diurno y nocturno, contabilizando el número de
eventos máximo esperable.
e. D
 e tratarse de episodios reiterativos, se realizará la medición al menos
tres veces, dándose como resultado el valor más alto de los obteni-
dos; si se repite la medición con seis o más eventos se permite carac-
terizar la vibración por el valor medio más una desviación típica.

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Joaquim Martí Martí

Pues bien, los objetivos fijados por el reglamento para regular la


vibración son:

Tabla C. Objetivos de calidad acústica para vibraciones aplicables


al espacio interior habitable de edificaciones destinadas a vivienda,
usos residenciales, hospitalarios, educativos o culturales

Índice de
Uso del edificio vibración
L aw
Vivienda o uso residencial 75
Hospitalario 72
Educativo o cultural 72

2º. LEY 26/2007, de 23 de octubre, DE


RESPONSABILIDAD MEDIOAMBIENTAL

La más moderna norma estatal, lamentablemente, no aporta


nada a la defensa del particular frente a la contaminación acústi-
ca y medioambiental.
La ley se refiere en su artº 1 al principio que pretende instaurar:
Artículo 1. Objeto.
Esta ley regula la responsabilidad de los operadores de prevenir, evitar
y reparar los daños medioambientales, de conformidad con el artículo
45 de la Constitución y con los principios de prevención y de que «quien
contamina paga».

Parece dar a entender que la nueva norma va a ser implacable


con los contaminadores mediambientales. No obstante, para lo
que pretende esta obra, la Ley de responsabilidad medioambien-
tal es la culminación del abandono de la defensa del particular.
Y ello por cuanto, el segundo principio que instaura, a nuestro en-
tender, es el de «quien la sufre no cobra». Y si alguien se pregunta
el por qué de tal afirmación, encontrará la respuesta en el artº 5:
Artículo 5. Daños a particulares.
1. Esta Ley no ampara el ejercicio de acciones por lesiones causadas
a las personas, a los daños causados a la propiedad privada, a ningún

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Comentarios de la normativa estatal

tipo de pérdida económica ni afecta a ningún derecho relativo a este tipo


de daños o cualesquiera otros daños patrimoniales que no tengan la
condición de daños medioambientales, aunque sean consecuencia de
los mismos hechos que dan origen a responsabilidad medioambiental.
Tales acciones se regirán por la normativa que en cada caso resulte de
aplicación.
2. Los particulares perjudicados a que se refiere el apartado anterior no
podrán exigir reparación ni indemnización por los daños medioambien-
tales que se les hayan irrogado, en la medida en la que tales daños que-
den reparados por la aplicación de esta ley. El responsable que hubiera
hecho frente a esa doble reparación podrá reclamar del perjudicado la
devolución o la compensación que proceda.
3. En ningún caso las reclamaciones de los particulares perjudicados en
cualesquiera procesos o procedimientos exonerarán al operador res-
ponsable de la adopción plena y efectiva de las medidas de prevención,
de evitación o de reparación que resulten de la aplicación de esta ley ni
impedirán las actuaciones administrativas encaminadas a ello.

La ley se refiere a trasladar los «costes» al que contamina, pero


éstos son definidos en la propia ley como todo gasto justificado
por la necesidad de garantizar una aplicación adecuada y eficaz
de esta ley ante un supuesto de daño medioambiental o de ame-
naza, cualquiera que sea su cuantía. En particular, quedan com-
prendidos todos los gastos que comporte la correcta ejecución
de las medidas preventivas, las de evitación de nuevos daños y
las reparadoras; los de evaluación de los daños medioambienta-
les y de la amenaza inminente de que tales daños ocurran; los
dirigidos a establecer las opciones de acción posible y a elegir
las más adecuadas; los generados para obtener todos los da-
tos pertinentes y los encaminados a garantizar el seguimiento y
supervisión. Entendiendo comprendidos, entre tales gastos, los
costes administrativos, jurídicos, y de actividades materiales y
técnicas necesarias para el ejercicio de las acciones citadas.
Recordemos: ¡faltan las «indemnizaciones»¡.
La propia ley define como «medida reparadora» o «medida de
reparación»: toda acción o conjunto de acciones, incluidas las de
carácter provisional, que tenga por objeto reparar, restaurar o re-
emplazar los recursos naturales y servicios de recursos naturales
dañados, o facilitar una alternativa equivalente a ellos.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 49

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Joaquim Martí Martí

Con esta norma, en consecuencia, sigue sin existir en el cuerpo


normativo estatal una ley reguladora del medioambiente que re-
conozca el derecho del particular a ser indemnizado por el mal
causado por la contaminación que ha sufrido.

50 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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3. COMENTARIOS A LA
NORMATIVA AUTONÓMICA

Las Comunidades Autónomas de Catalunya, País Vasco, Balea-


res, Murcia, País Valenciano y Andalucía, tienen sus propias leyes
del ruido que, evidentemente, aplican en su ámbito territorial con
preferencia sobre la ley estatal y sus reglamentos. Sólo en aquello
que es básico y, por tanto, de obligado cumplimiento en todo el
Estado, y a falta de regulación o de laguna legal en la norma au-
tonómica, se debe acudir a la normativa estatal.
Así pues, este es el verdadero “MAPA ACÚSTICO” del Estado
Español. El resultante de aplicar en cada Comunidad Autónoma
su normativa, los límites acústicos, las medidas correctoras, las
sanciones y la posibilidad de resarcimiento al perjudicado. Este
es el mapa acústico que interesa al particular y entre éstos a los
lectores de esta obra. Por ello, no podemos poner a la venta una
obra relativa a la defensa frente al ruido sin el estudio de cómo
articula cada Comunidad Autónoma su defensa.

1º. L
 a normativa de Cataluña: LEY CA
DE CATALUNYA 16/2002, de 28 de
junio, DE PROTECCION CONTRA
LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA

Más antigua que la propia legislación estatal, Catalunya ha sido


más sensible frente a las inmisiones sonoras y se percibe que

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 51

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Joaquim Martí Martí

le “ha molestado” más el ruido que a otras autonomías, como


veremos.
Catalunya ha tenido, además, la dificultad de la regulación de su
tejido industrial propio, y que forma parte del motor del territorio,
formado por pequeñas y medianas industrias, muchas de ellas
familiares, y con sus recursos dedicados únicamente a la pro-
ducción y subsistencia, dejando la inversión para el respeto del
medio ambiente y de la contaminación acústica en un lugar no
prioritario.
El título de la ley catalana, no obstante, es más claro y conciso
que el de la “ley del ruido”. Coincidirá el lector que el título de la
“protección contra la contaminación acústica” es el más adecua-
do para la ley reguladora de esta inmisión.
El artº 1 de la ley del ruido estatal se refiere a que la ley pretende
evitar y reducir. La normativa catalana se refiere a corregir. Por
tanto, se refiere a prevenir y castigar en caso de infracción para
evitar que se repita.
El objeto de la presente Ley es regular las medidas necesarias para pre-
venir y corregir la contaminación acústica, que afecta a los ciudadanos y
ciudadanas y el medio ambiente, provocada por los ruidos y vibraciones,
y al mismo tiempo establecer un régimen de intervención administrativa
que sea de aplicación en todo el territorio de Cataluña.

El artº 2 contiene además una perfecta definición de los dere-


chos de los ciudadanos afectados por el ruido y la vibración:
La presente Ley tiene como finalidades básicas garantizar la protección
de:
a) El derecho a tener un medio ambiente adecuado para el desarrollo
de la persona.
b) El derecho a la protección de la salud.
c) El derecho a la intimidad.
d) El bienestar y la calidad de vida de los ciudadanos.

Esta normativa, a diferencia de la estatal, coincide con la asen-


tada jurisprudencia del TS, con base en la del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos, que se refiere al derecho a la intimidad
y a la inviolabilidad del domicilio como sustento a la protección
frente al ruido.

52 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

Ámbito de aplicación

La ley catalana parece no admitir excepciones en su ámbito de


aplicación, excepciones que se generalizan en la ley estatal. El
artº 3 pretende incluir a todas las actividades dentro del ámbito
de aplicación de la ley:
Quedan sometidos a la presente Ley cualquier infraestructura, instala-
ción, maquinaria, actividad o comportamiento incluidos en los anexos
que originen ruidos y vibraciones.

Posteriormente, el artº 19 concreta dicho ámbito de aplicación e


instaura un mayor control a las actividades susceptibles de gene-
rar impacto ambiental.
Actividades e infraestructuras sometidas al procedimiento de evaluación
de impacto ambiental
1. Las actividades y las infraestructuras sometidas al procedimiento de
evaluación de impacto ambiental susceptibles de generar ruidos y vi-
braciones por sí mismas o por el uso a que son destinadas deben
incluir, en el correspondiente estudio de impacto ambiental, un es-
tudio del impacto acústico de aquellas emisiones, con las medidas
preventivas y correctoras necesarias para contrarrestarlo.
2. E
 l estudio de impacto acústico a que se refiere el apartado 1 debe
tener el contenido mínimo establecido por los anexos 10 y 11.
Artículo 20. Actividades e instalaciones sometidas a licencia de obras u
otros actos de intervención municipal
Las actividades y las instalaciones no incluidas en ninguno de los supues-
tos a que hacen referencia los artículos 18 y 19 que sean susceptibles de
generar ruidos y vibraciones, de acuerdo con un informe fundamentado
del ayuntamiento, deben presentar un estudio de impacto acústico que
debe tener el contenido mínimo establecido por el anexo 10.

Finalmente, el artº 21 obliga a los Ayuntamientos a la aprobación


de Ordenanzas Municipales para regular en sus lugares públicos,
entre otras actividades, las actividades de carga y descarga, las
de ocio nocturno y las de los equipos de aire acondicionado, tres
de las actividades más ruidosas en zona urbana.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 53

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Joaquim Martí Martí

Mapas acústicos

La ley catalana divide el territorio en tres tipos de sectores (artº 5):


Zonas de sensibilidad acústica
1. A efectos de la presente Ley, el territorio se delimita en las siguientes
zonas de sensibilidad acústica:
a) Zona de sensibilidad acústica alta (A): comprende los sectores del
territorio que requieren una protección alta contra el ruido.
b) Zona de sensibilidad acústica moderada (B): comprende los secto-
res del territorio que admiten una percepción media de ruido.
c) Zona de sensibilidad acústica baja (C): comprende los sectores del
territorio que admiten una percepción elevada de ruido.

Dejando para los reglamentos de desarrollo de la ley la concre-


ción de esas zonas.
Las disposiciones que se dicten para el desarrollo de la Ley deben esta-
blecer los criterios para asignar a cada parte del territorio la correspon-
diente zona de sensibilidad acústica.

Para la normativa catalana son los municipios los que deben de-
terminar esas zonas de sensibilidad acústica. De tal forma que
cada vivienda deberá conocer si está incluida dentro de una sen-
sibilidad determinada.
También se refiere la ley catalana en su artº 9 a los mapas de
ruido:
Los ayuntamientos deben elaborar un mapa de capacidad acústica con
los niveles de inmisión de los emisores acústicos a que es aplicable la
presente Ley que estén incluidos en las zonas urbanas, los núcleos de
población y, si procede, las zonas del medio natural, a efectos de determi-
nar la capacidad acústica del territorio mediante el establecimiento de las
zonas de sensibilidad acústica en el ámbito del respectivo municipio. Las
disposiciones que se dicten para el desarrollo de la Ley deben establecer
los criterios para la elaboración de dichos mapas de capacidad acústica.

Cabe advertir que dicho mapa puede no ser complejo para los
ayuntamientos de las grandes aglomeraciones, pero esa com-
plejidad se incrementa proporcional e inversamente al número
de habitantes del municipio. Desconocemos el modo en que los
pequeños municipios conseguirán un mapa acústico de su tér-
mino municipal.

54 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

Prevención

La ley catalana se refiere incluso a la obligación de instalar pan-


tallas o barreras acústicas para la insonorización de los edificios
próximos a infraestructuras (artº 13). Una medida de prevención
innegablemente eficaz.
Normas para las nuevas construcciones en las zonas de ruido
1. En las nuevas construcciones situadas en las zonas de ruido a que
hace referencia el artículo 6, donde exista una contaminación acústica
superior en los valores límite de inmisión establecidos por la presen-
te Ley, los promotores deben adoptar, como mínimo, las siguientes
medidas, de acuerdo en todo caso con las Normas básicas de edifi-
cación (NBE):
a) Medidas de construcción o reordenación susceptibles de proteger
el edificio contra el ruido.
b) Disposición, si procede, de las dependencias de uso sensible al
ruido en la parte del edificio opuesta al ruido.
c) Insonorización de los elementos de construcción de acuerdo con lo
que establece el anexo 9.
d) Apantallamiento por motas de tierra o barreras artificiales en la
proximidad de la infraestructura.

Inspección y sanción

La creación de un equipo especializado de inspección por parte


del Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat de Cata-
lunya aparece instaurado en el artº 27:
El Departamento de Medio Ambiente ha de tener equipos para la vi-
gilancia de la contaminación acústica, que deben desplazarse a los
municipios que lo soliciten para apoyar en las tareas de control e ins-
pección.

Dicha inspección puede actuar de oficio, o por denuncia de parte


interesada.
La graduación de las infracciones por parte de la normativa cata-
lana respeta los principios del derecho sancionador al establecer
la progresión con criterios claros y fijos.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 55

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Joaquim Martí Martí

Son infracciones “leves” las que resulten de superar en 5 db los


límites máximos, son infracciones “graves” superar entre 5 y 10
db los límites máximos, e infracciones “muy graves” superar en
más de 10 db. (artº 30). Nada que ver con la “afectación grave a
la salud de las personas” como supuesto para la graduación de
las infracciones en la normativa estatal.
El artº 32 se refiere a las medidas de precintado y cierre temporal
de las instalaciones como medidas provisionales a adoptar en los
expedientes sancionadores instruidos.
El atº 33 regula las sanciones que suponen una sanción econó-
mica, el precintado de equipos, la retirada de la licencia, etc.
No obstante, la medida más eficaz y diferenciada frente a la le-
gislación estatal es que toda sanción puede llevar implícita la in-
demnización a la persona afectada, es decir la reparación del mal
causado:
4. La resolución que pone fin al procedimiento sancionador puede acor-
dar, además de la imposición de la sanción pecuniaria que corresponda,
la adopción de medidas correctoras y la indemnización por daños y per-
juicios ocasionados como consecuencia de la actuación infractora.

Esta normativa, al incluir la posibilidad de indemnización por la


inmisión causada, puede considerarse incluida dentro de las
normas civiles catalanas en las que también se encuentran la
Ley 13/90 de inmisiones, ahora incluida en el Código Civil de
Catalunya.

Índices acústicos

La ley resuelve, en primer lugar, una duda generalizada en los


ciudadanos relativa al horario de las obras públicas y privadas. El
artº 15 es bien claro en su solución:
3. El horario de funcionamiento de la maquinaria utilizada en los trabajos
en la vía pública y en la construcción se fija entre las 8 y las 20 horas,
salvo las obras urgentes, las que se realizan por razones de necesi-
dad o peligro y las que, por sus características, no puedan realizarse
durante el día.

56 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

5. El trabajo nocturno debe ser expresamente autorizado por el ayun-


tamiento.

En los anexos de la ley se indican los límites acústicos, con un


planteamiento más sencillo que el estatal.
En primer lugar, sólo se contemplan dos perídos, día y noche,
si bien, la hora de inicio y fin de cada período depende de los
emisores acústicos.
En segundo lugar, por cuanto la calificación de la fuente emisora
es más lógica.

Anexo 1.
Determinación de los niveles de evaluación de la inmisión sonora
en el ambiente exterior producida por los medios de transporte

Valores límite de inmisión Valores de atención


- -
Zona de sensibilidad L Ar en dB(A) L Ar en dB(A)
Día Noche Día Noche
A, alta 60 50 65 60
B, moderada 65 55 68 63
C, baja 70 60 75 70

El horario diurno, período comprendido entre las 7 h y las 23 h (960 min).


El horario nocturno, período comprendido entre las 23 h y las 7 h (480 min).

Anexo 2.
Determinación de los niveles de evaluación de la inmisión sonora
en el ambiente exterior producida por el transporte aéreo

Valores límite de inmisión Valores de atención


- -
Zona de sensibilidad L Ar en dB(A) L Ar en dB(A)
Día Noche Día Noche
A, alta 60 50 65 60
B, moderada 65 55 68 63
C, baja 70 60 75 70

El horario diurno, período comprendido entre las 7 h y las 23 h (960 min).


El horario nocturno, período comprendido entre las 23 h y las 7 h (480
min).

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 57

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Joaquim Martí Martí

Nada que ver con los 80, 85 y 90 db de la normativa estatal,


que, no obstante, se contienen como nivel máximo de la media
acústica.
Para las infraestructuras de transporte aéreo, además de los niveles de
inmisión L Ar, es aplicable el nivel de inmisión máximo de ruido medio, L A-
max
, que es la media energética del nivel de ruido máximo de un número
de sobrevuelos o de pasadas.

Valores límite de inmisión Valores de atención


Zona de sensibilidad - -
L Amax en dB(A) L Amax en dB(A)
A, alta 80 85
B, moderada 85 88
C, baja 90 93

Anexo 3.
Determinación de los niveles de evaluación de
la inmisión sonora, L Ar, en el ambiente exterior
producida por las actividades y el vecindario
1. Ámbito de aplicación.
A efectos de la presente Ley, se entiende por ruido producido por las
actividades el que proviene de las máquinas, las instalaciones, las obras,
etc., y por ruido producido por el vecindario el que proviene de las acti-
vidades domésticas y del funcionamiento de los electrodomésticos, los
aparatos, los instrumentos musicales o acústicos, de los animales do-
mésticos, las voces, los cantos, los gritos u otros orígenes asimilables.
2. Niveles de inmisión.

Valores límite de inmisión Valores de atención


- -
Zona de sensibilidad L Ar en dB(A) L Ar en dB(A)
Día Noche Día Noche
A, alta 60 50 65 60
B, moderada 65 55 68 63
C, baja 70 60 75 70

El nivel de evaluación se calcula para el período siguiente:


El horario diurno, período comprendido entre las 8 h y las 21 h (780 min);
El horario nocturno, período comprendido entre las 21 h y las 8 h (660 min).

58 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

Anexo 4.
Determinación de los niveles de evaluación de la inmisión sonora, L Ar,
en el ambiente interior producida por las actividades y el vecindario
1. Ámbito de aplicación.
A efectos de la presente Ley, se entiende por ruido producido por las
actividades el que proviene de las máquinas, las instalaciones, las obras,
etc., y por ruido producido por el vecindario el que proviene de las ac-
tividades domésticas, del funcionamiento de los electrodomésticos, los
aparatos, los instrumentos musicales o acústicos, de los animales do-
mésticos, las voces, los cantos, los gritos u otros orígenes asimilables.
2. Niveles de inmisión.

Valores límite de inmisión


-
Zona de sensibilidad L Ar en dB(A)
Día Noche
A, alta 30 25
B, moderada 35 30
C, baja 35 30

2.1. Períodos de evaluación.


El nivel de evaluación se calcula por separado para los períodos siguientes:
El horario diurno, período comprendido entre las 8 y las 21 h (780 min);
El horario nocturno, período comprendido entre las 21 y las 8 h (660 min).

Finalmente, se regulan los vehículos de emergencias:


2. Vehículos destinados a servicios de urgencias.
2.1. Todos los vehículos destinados a servicios de urgencias deben dis-
poner de un mecanismo de regulación de la intensidad sonora de los
dispositivos acústicos que la reduzca a unos niveles comprendidos entre
70 y 90 dB(A) durante el período nocturno (entre las 22 y las 7 horas),
cuando circulen por zonas habitadas. Los niveles se miden según lo que
indica el punto 2 del anexo 1 de la Directiva 70/388/CEE.

Vibración

En la ley catalana, la vibración no aparece identificada derivada


únicamente del emisor acústico:
Vibración: movimiento de una partícula de un medio elástico en torno a
su punto de equilibrio como consecuencia de una fuerza.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 59

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Joaquim Martí Martí

Anexo 7.
Determinación de los niveles de evaluación de la inmisión
de las vibraciones en el interior de los edificios.
1. Ámbito de aplicación.
A efectos de la presente Ley, se entiende por inmisión de las vibraciones
en el interior de los edificios las perturbaciones procedentes del exterior
o del interior del edificio que sean manifiestas, como los movimientos de
los cierres de las dependencias.
2. Valores límite de inmisión a las vibraciones.

Valores límite de inmisión


Zona de sensibilidad -
L Aw, en dB
A, alta 70
B, moderada 75
C, baja 80

2.1. Magnitud a medir.


2.1.1. Debe medirse el valor eficaz de la señal de la aceleración, pondera-
do en frecuencia, entre las frecuencias de 1 a 80 Hz, durante un período
de tiempo representativo del funcionamiento de la fuente de la vibración
que se evalua.
2.1.2. Debe determinarse el valor máximo del valor eficaz de la acelera-
ción en el intervalo de medición.
2.1.3. El valor eficaz se obtiene con un detector de media exponencial de
constante de tiempo 1s.

Código Civil de Catalunya

La norma más utilizada en Catalunya era la Ley 13/1990 de 9


Jul. CA Cataluña (acción negatoria, inmisiones, servidumbres y
relaciones de vecindad) que en su art 3.5 instauraba una acción
negatoria que permitía una acción judicial para hacer cesar una
molestia que provenía de un predio vecino, la adopción de medi-
das correctoras para su evitación futura, y la indemnización por
el daño sufrido.
Esta normativa, todo y ser autonómica, se aplicaba en los Juz-
gados y Tribunales de todo el Estado Español, al considerar que,

60 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

como integrante de las normas del Estado, podía aplicarse per-


fectamente fuera del territorio de la CA de Catalunya.
Ahora la Ley 13/90 está recogida en el Código Civil de Catalunya,
lo que, sin duda, eleva el rango normativo de la citada acción
negatoria.
El artº 544-4 del CC Cat. regula la acción negatoria definiéndola
como aquella que legitima al propietario de una finca a hacer
cesar las perturbaciones e inmisiones ilegítimas, así como exigir
que no se produzcan perturbaciones futuras del mismo género.
Se exceptúa la acción negatoria a las molestias que el perjudica-
do deba soportar por una actuación legítima.
Esta acción se había utilizado para las inmisiones que podían
provenir de actuaciones como la molestia por caída de hojas de
árboles de fincas vecinas, por la emanación de aguas de lluvia
provenientes del tejado vecino, etc. Es decir, una buena acción
judicial para evitar pequeñas inmisiones que, no obstante, resul-
tan muy molestas para el que las sufre.
Con amparo a esta acción, la acción negatoria ha servido para
las inmisiones que provienen de ruidos y vibraciones, como se
estudiará en esta obra en el apartado de jurisprudencia civil.
Tanto es así que el actual CC Cat incluye las inmisiones al medio
ambiente, de forma expresa, en su artº 546-13, mención explícita
que anteriormente no se encontraba en la Ley 13/90. El citado
artículo establece que las inmisiones por humos, ruidos, gases,
vapores, calentamiento, vibración, ondas electromagnéticas y
luz, así como otras semejantes producidas por actos ilegítimos
de los vecinos y que causan daños a las fincas y a las personas
que habitan en ellas son prohibidas y generan responsabilidad
por el mal causado.
La mejor definición de la inmisión por parte de una norma civil es la
del citado artículo; las leyes del ruido estatales o autonómicas no
han descrito con tanta perfección la inmisión, el daño que provoca
y el derecho que tiene el que las soporta y no quiere soportar.
El artº 544-6 del CC Cat regula el contenido de la acción, inclu-
yendo ésta, además de la cesación de la perturbación y la adop-

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 61

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Joaquim Martí Martí

ción de medidas correctoras para su evitación, la indemnización


por el mal causado.
En base a esta previsión de indemnización, la jurisprudencia ha
aplicado el “daño moral” como indemnizable por la inmisión su-
frida; “daño moral” que resulta de todo padecimiento, zozobra o
malestar causado por la inmisión declarada ilegítima.
La acción negatoria no prescribe, y se puede instar mientras per-
dure la inmisión, a pesar de que ésta no sea reciente y se remonte
en el tiempo. Mientras dure la perturbación cabe el ejercicio de la
citada acción judicial, si bien la indemnización prescribe a los tres
años de conocerse la inmisión. Por ello en caso de inmisiones
antiguas, la acción de cesación se permitirá y cabrá la discusión
sobre la prescripción de la indemnización.

2º. La normativa de Galicia. LEY


7/1997, de 11 de agosto, CONTRA
LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA

También se refiere la ley gallega como ámbito de actuación a


las inmisiones que provengan del ruido y la vibración. El artº 4
instituye una voluntad de regular toda actividad susceptible de
generar ruido. Para esta ley, todas las obras, instalaciones o ac-
tividades susceptibles de generar ruido están sometidas a un
procedimiento de evaluación de impacto ambiental que deberá
contener un estudio acreditativo de su impacto acústico, y que
contendrá las medidas correctoras precisas. Eficiente regulación
la contenida en este artículo.
El artº 5 se preocupa del ruido del tráfico rodado para, inclu-
so, establecer que el Gobierno de Galicia o los Ayuntamientos
respectivos, podrán incluso limitar el tráfico rodado en aquellas
zonas en las que se alcancen valores de ruido superiores a 55 db
en período nocturno y 65 db en período diurno.
En las edificaciones (artº 6) la ley regula la prohibición de que los
equipos de aire acondicionado, evacuación de humos, etc, se
sitúen de tal forma que puedan provocar ruidos o vibraciones

62 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

al resto del inmueble. Asimismo, se regula que el nivel de inso-


norización de los edificios al ruido aéreo será el que permita al
menos, reducir el ruido en su interior a 55 db.
El artº 7 regula las obras en la vía pública, que no podrán superar
los 90 db y no podrán llevarse a término entre las 22h y las 8h del
día siguiente (a excepción de las urgentes).
La normativa gallega en materia de infracciones resuelve, al igual
que la catalana, que la graduación de las infracciones será por tra-
mos, dependiendo del nivel de exceso en el ruido. Así el artº 13 es-
tablece las graduaciones hasta un exceso de 5 db, como “leves”,
más de 5 db como “graves”; y más de 15 db como “muy graves”.
Graduación que respeta los principios del derecho sancionador.
Las sanciones previstas (artº 16) son las económicas, clausura
temporal y clausura parcial o total. Pero lo que es más destacable
es el reconocimiento del derecho a ser indemnizado; algo que,
como hemos dicho, no incluye el legislador estatal. El artº 17 ex-
presamente establece:
Artículo 17. - Indemnización de daños.
La resolución que ponga fin al procedimiento sancionador podrá acor-
dar, además de la imposición de la sanción correspondiente, la adop-
ción de medidas correctoras, así como la indemnización de los daños
y perjuicios ocasionados como consecuencia de la actividad infractora.
Para la ejecución de estos actos, si el infractor no los cumpliese vo-
luntariamente en el plazo que se le señale, podrán imponérsele multas
coercitivas sucesivas de hasta 500.000 pesetas cada una. Igualmente
podrá ordenarse la ejecución subsidiaria en los términos previstos en el
articulo 98 de la Ley de régimen de las administraciones públicas y del
procedimiento administrativo común.

Mapa acústico

La normativa gallega también prevé, al igual que la catalana, la divi-


sión del territorio en zonas de sensibilidad acústica alta, moderada
y baja. Conteniendo la primera las zonas de espacios sanitarios y
docentes, la moderada las viviendas y hoteles, y la baja las de ac-
tividades de restauración y ocio. También se reconocen zonas de
servidumbre en los alrededores de las infraestructuras.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 63

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Joaquim Martí Martí

Existe, no obstante, la duda de la zonificación de una calle de


ocio cuyo destino esté entre viviendas urbanas.

Índices acústicos

Fácilmente resueltos en la normativa gallega con los siguientes:


Los valores son L pAeq ):

De 8:00 a De 22:00
Zona de sensibilidad acústica
22:00 h a 8:00 h
A: Alta sensibilidad 60 dBA 50 dBA
B: Moderada sensibilidad 65 dBA 55 dBA
C: Baja sensibilidad 70 dBA 60 dBA
D: Servidumbres y otras zonas específicas 75 dBA 75 dBA

En el interior de las viviendas:

De 8:00 a De 22:00
Zona de sensibilidad acústica
22:00 h a 8:00 h
A: Alta sensibilidad 30 dBA 25 dBA
B: Moderada sensibilidad 35 dBA 30 dBA
C, D: Baja sensibilidad y servidumbre 40 dBA 35 dBA

3º. L
 a normativa del País Vasco. LEY
3/1998, de 27 de febrero, GENERAL
DE PROTECCIÓN DEL MEDIO
AMBIENTE DEL PAIS VASCO

Es gratificante el reconocimiento que realiza la normativa del País


Vasco a los derechos fundamentales de los ciudadanos frente al
ruido:
Artículo 3. Derechos.
1. Todas las personas tienen derecho al uso y disfrute de un medio am-
biente saludable, correspondiendo a las Administraciones públicas pro-
mover políticas ambientalmente adecuadas para garantizar el ejercicio
de este derecho.

64 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

2. Todas las personas tienen el derecho a la información ambiental, de


conformidad con lo establecido en el ordenamiento jurídico.

La ley regula la protección del medio ambiente, tratando el ruido y


la vibración a partir de su artº 32. No obstante, esta ley se refiere
a la protección medioambiental, sin regular expresamente el ex-
ceso de ruido, por lo que no se preocupa de establecer unas zo-
nas de sensibilidad acústica y unos índices acústicos derivados.
Dicha regulación la traslada a los Ayuntamientos respectivos.
Pensamos que la ley, quizás, debería regular el ruido de una for-
ma más concreta. En ausencia de esa regulación se aplicaría la
norma estatal.

4º. L
 a normativa de Navarra. LEY
FORAL 4/2005, DE 22 DE MARZO DE
INTERVENCION PARA LA PROTECCIÓN
AMBIENTAL. DECRETO FORAL
93/2006, de 28 de diciembre, por el
que se aprueba el Reglamento de
desarrollo de la Ley Foral 4/2005,
de 22 de marzo, de Intervención
para la Protección Ambiental

Normativa genérica medioambiental en la que tiene cabida la re-


gulación del ruido.
El reglamento foral prevé la aplicación de una matrícula sonora a
cada actividad “ab initio”, en el mismo momento de la concesión
de su Licencia de actividad.
Artículo 74. Contenido de la licencia.
1. La licencia municipal de actividad clasificada contendrá, en su caso y
según proceda, las siguientes determinaciones:
a) Los valores límites de emisión y, en su caso, las medidas técnicas
equivalentes que los sustituyan, según la naturaleza y características
de la instalación, relativos a la emisión de sustancias contaminantes a
la atmósfera, a las aguas y al suelo y a ruidos y vibraciones.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 65

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Joaquim Martí Martí

En ausencia de mayor regulación se aplica la normativa estatal.

5º. N
 ormativa de la CA de Madrid.
Decreto 78/1999, de 27 de mayo,
por el que se regula el régimen
de protección contra la
contaminación acústica

Mapas de ruido

La normativa de la CA de Madrid se refiere a áreas de sensibili-


dad acústica en su artº 8 como zonificación acústica de la Co-
munidad de Madrid. La zonificación distingue, además, entre el
ruido exterior y el ruido interior.
Según el ruido exterior la zonificación será:
a. Ambiente exterior:
Tipo I: Área de silencio. Zona de alta sensibilidad acústica, que com-
prende los sectores del territorio que requieren una especial protección
contra el ruido. En ella se incluyen las zonas con predominio de los si-
guientes usos del suelo:
• Uso sanitario.
• Uso docente o educativo.
• Uso cultural.
• Espacios protegidos.
Tipo II: Área levemente ruidosa. Zona de considerable sensibilidad acús-
tica, que comprende los sectores del territorio que requieren una protec-
ción alta contra el ruido. En ella se incluyen las zonas con predominio de
los siguientes usos del suelo:
• Uso residencial.
• Zona verde, excepto en casos en que constituyen zonas de transi-
ción.
Tipo III: Área tolerablemente ruidosa. Zona de moderada sensibilidad
acústica, que comprende los sectores del territorio que requieren una

66 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

290108tripa_marti.indd 66 30/1/08 10:09:51


Comentarios a la normativa autonómica

protección media contra el ruido. En ella se incluyen las zonas con pre-
dominio de los siguientes usos del suelo:
• Uso de hospedaje.
• Uso de oficinas o servicios.
• Uso comercial.
• Uso deportivo.
• Uso recreativo.
Tipo IV: Área ruidosa. Zona de baja sensibilidad acústica, que compren-
de los sectores del territorio que requieren menor protección contra el
ruido. En ella se incluyen las zonas con predominio de los siguientes
usos del suelo:
• Uso industrial.
• Servicios públicos.
Tipo V: Área especialmente ruidosa. Zona de nula sensibilidad acústica,
que comprende los sectores del territorio afectados por servidumbres
sonoras en favor de infraestructuras de transporte (por carretera, ferro-
viario y aéreo) y áreas de espectáculos al aire libre.

Según el ruido interior será:


Tipo VI: Área de trabajo. Zona del interior de los centros de trabajo, sin
perjuicio de la normativa específica en materia de seguridad e higiene
en el trabajo.
Tipo VII: Área de vivienda. Zona del interior de las viviendas y usos
equivalentes, en la que se diferenciará entre la subzona residencial ha-
bitable, que incluye dormitorios, salones, despachos y sus equivalen-
tes funcionales, la subzona residencial servicios, que incluye cocinas,
baños, pasillos, aseos y sus equivalentes funcionales, y la subzona
hospedaje.

Niveles acústicos

La Comunidad de Madrid también se apunta a diferenciar entre


“nuevos emisores acústicos”, y los que ya estén en funcionamien-
to a la entrada en vigor de la normativa. Siendo los segundos más
permisivos, algo que no parece respetar el principio de igualdad
ante la ley que proclama nuestra Constitución.
En las áreas urbanizadas de nueva creación los niveles son los
siguientes:

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 67

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Joaquim Martí Martí

Diurno Nocturno
Tipo I (Área de silencio) 50 40
Tipo II (Área levemente ruidosa) 55 45
Tipo III (Área tolerablemente ruidosa) 65 55
Tipo IV (Área ruidosa) 70 60
Tipo V (Área especialmente ruidosa) 75 65

En las ya existentes se permite más ruido:


Diurno Nocturno
Tipo I (Área de silencio) 60 50
Tipo II (Área levemente ruidosa) 65 50
Tipo III (Área tolerablemente ruidosa) 70 60
Tipo IV (Área ruidosa) 75 70
Tipo V (Área especialmente ruidosa) 80 75

Los ya existentes tienen un margen superior de entre 5 y 10 db,


exceso que en la mayoría de las normativas supone pasar de
infracción leve a grave.
En ambiente interior, los límites son:
Diurno Nocturno
Tipo VI (Área de trabajo) Sanitario 40 30
Tipo VI (Área de trabajo) Docente 40 40
Tipo VI (Área de trabajo) Cultural 40 40
Tipo VI (Área de trabajo) Oficinas 45 45
Tipo VI (Área de trabajo) Comercios 50 50
Tipo VI (Área de trabajo) Industria 60 55
Tipo VII (Área de vivienda) Residencial habitable 35 30
Tipo VII (Área de vivienda) Residencial servicios 40 35
Tipo VII (Área de vivienda) Hospedaje 40 30

Los vehículos a motor y maquinaria no podrán sobrepasar los


4 db de los valores de su ficha técnica. Las obras públicas y
privadas se concentrarán en el período diurno. Los sistemas de
alarmas no podrán superar los 85 db.
Los niveles máximos de vibración son (en superación de curva base):
Diurno Nocturno
Tipo VI (Área de trabajo) Sanitario 1 1
Tipo VI (Área de trabajo) Docente 2 2
Tipo VI (Área de trabajo) Cultural 2 2
Tipo VI (Área de trabajo) Oficinas 4 4

68 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

Tipo VI (Área de trabajo) Comercios 8 8


Tipo VII (Área de vivienda) Residencial habitable 2 1,4
Tipo VII (Área de vivienda) Residencial servicios 4 2
Tipo VII (Área de vivienda) Hospedaje 4 2

Infracciones y sanciones

Sorprendentemente, la normativa madrileña no contiene gradua-


ción de las infracciones, por lo que deberá aplicarse la normativa
estatal.

6º. Normativa de Andalucía.


LEY 7/1994, de 18 de mayo, DE
PROTECCIÓN AMBIENTAL Y
REGLAMENTO DE DESARROLLO.
Decreto 326/2003, de 25/11

Es la norma más antigua del Estado Español específica sobre


ruido y vibración.
Sorprende que, en cambio, la normativa andaluza se refiera a las
inmisiones sonoras cuando regula en la citada ley “la calidad del
aire”. Evidentemente el “aire” no debe estar contaminado, pero
por la contaminación por humos y olores, el ruido no contamina
el aire, sino en todo caso el ambiente.
Artículo 38.   
Se entiende por calidad del aire la adecuación a niveles de contamina-
ción atmosférica, cualesquiera que sean las causas que la produzcan,
que garanticen que las materias o formas de energía, incluidos los po-
sibles ruidos y vibraciones presentes en el aire no impliquen molestia
grave, riesgo o daño inmediato o diferido, para las personas y para los
bienes de cualquier naturaleza.

Es el reglamento de desarrollo el que regula la inmisión sonora y


sus consecuencias. (Reglamento de protección contra la conta-
minación acústica en Andalucía).

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 69

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Joaquim Martí Martí

Mapas de ruido

La normativa andaluza, en el reglamento, zonifica el territorio en


áreas de sensibilidad acústica:
Artículo 11. Clasificación de las áreas de sensibilidad acústica.
1. A efectos de la aplicación del presente Reglamento, las áreas de sen-
sibilidad acústica se clasifican de acuerdo con la siguiente tipología:
Tipo I: Área de silencio. Zona de alta sensibilidad acústica, que com-
prende los sectores del territorio que requieren una especial protección
contra el ruido. En ella se incluyen las zonas con predominio de los si-
guientes usos del suelo:
a) Uso sanitario.
b) Uso docente.
c) Uso cultural.
d) Espacios naturales protegidos, salvo las zonas urbanas.
Tipo II: Área levemente ruidosa. Zona de considerable sensibilidad
acústica, que comprende los sectores del territorio que requieren una
protección alta contra el ruido. En ella se incluyen las zonas con predo-
minio de los siguientes usos del suelo:
a) Uso residencial.
b) Zona verde, excepto en casos en que constituyen zonas de transición.
c) Adecuaciones recreativas, campamentos de turismo, aulas de la
naturaleza y senderos.
Tipo III: Área tolerablemente ruidosa. Zonas de moderada sensibi-
lidad acústica, que comprende los sectores del territorio que requieren
una protección media contra el ruido. En ella se incluyen las zonas con
predominio de los siguientes usos del suelo:
a) Uso de hospedaje.
b) Uso de oficinas o servicios.
c) Uso comercial.
d) Uso deportivo.
e) Uso recreativo.
Tipo IV: Área ruidosa. Zona de baja sensibilidad acústica, que com-
prende los sectores del territorio que requieren menor protección contra
el ruido En ella se incluyen las zonas con predominio de los siguientes
usos del suelo:
a) Uso industrial.
b) Zona portuaria.
c) Servicios públicos, no comprendidos en los tipos anteriores.
Tipo V: Área especialmente ruidosa. Zona de nula sensibilidad acús-
tica, que comprende los sectores del territorio afectados por servidum-

70 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

bres sonoras a favor de infraestructuras de transporte, autovías, autopis-


tas, rondas de circunvalación, ejes ferroviarios, aeropuertos y áreas de
espectáculos al aire libre.
2. A efectos de la delimitación de las áreas de sensibilidad acústica, las zo-
nas que se encuadren en cada uno de los tipos señalados en el apartado
anterior lo serán sin que ello excluya la posible presencia de otros usos del
suelo distintos de los indicados en cada caso como mayoritarios.
3. Asimismo, a fin de evitar que colinden áreas de diferente sensibilidad,
se podrán establecer zonas de transición, en la que se definirán valores
intermedios entre las dos zonas colindantes. En el caso de que una de
las áreas implicadas sea de Tipo I los valores intermedios no podrán
superar los asignados a las áreas de Tipo II.

Serán los Ayuntamientos los que zonificarán su término munici-


pal. No obstante los plazos para dicha zonificación son demasia-
do permisivos en el tiempo.
Artículo 14. Obligatoriedad de realización de mapas de ruido.
1. Corresponde a los respectivos Ayuntamientos la elaboración y apro-
bación de los mapas de ruido de las grandes aglomeraciones que a
continuación se indican:
a) Las ciudades de más de 250.000 habitantes deberán haber elabo-
rado un mapa de ruido antes del 30 de junio de 2007.
b) Todas las ciudades de más de 100.000 habitantes y menos de
250.000 deberán tener realizado un mapa de ruido, con anteriori-
dad al 30 de junio del año 2009.
2. La Administración Autonómica o Local, competente por razón de la
actividad, estará obligada a elaborar y aprobar mapas de ruido para los
ejes viarios cuyo tráfico supere los seis millones de vehículos al año,
antes del 30 de junio de 2007 y antes del 30 de junio de 2012 para los
de más de tres millones.

Para un reglamento del 2003, prever una zonificación hasta el


2012 nos parece ciertamente excesiva.

Infracciones y sanciones

El reglamento andaluz sigue la graduación de las sanciones en


el mismo sentido que el estatal, aplicando los mismos criterios
que entendemos de dudoso respeto a los principios del derecho
sancionador:

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 71

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Joaquim Martí Martí

Artículo 57. Graduación de las multas.


1. Las multas correspondientes a cada clase de infracción se graduarán
teniendo en cuenta, como circunstancias agravantes, la valoración de
los siguientes criterios:
a) El riesgo de daño a la salud de las personas.
b) El beneficio económico derivado de la actividad infractora.
c) La intencionalidad o negligencia del causante de la infracción.
d) La reincidencia por comisión en el término de dos años de más de
una infracción de la misma naturaleza cuando así haya sido decla-
rado con resolución firme.
e) La comisión de la infracción en zonas acústicamente saturadas.
f) El grado de superación de los niveles admisibles y de la obstaculi-
zación de la labor inspectora, así como el grado de incumplimiento
de las medidas de autocontrol.

Nada se dice, asimismo, del resarcimiento al perjudicado por la


inmisión sonora.

Índices de ruido

Los límites de los índices de ruido aparecen en los Anexos del


reglamento:

NIVELES LIMITE DE INMISION DE RUIDO EN EL INTERIOR DE


LAS EDIFICACIONES. NIVEL ACUSTICO DE EVALUACION. NAE

Niveles Límites
Zonificación Tipo de Local Día (7-23) Noche (23-7)
Equipamientos Sanitario y bienestar social 30 25
Cultural y religioso 30 30
Educativo 40 30
Para el ocio 40 40
Servicios Terciarios Hospedaje 40 30
Oficinas 45 35
Comercio 55 45
Residencial Piezas habitables, excepto
35 30
cocinas y cuartos de baño
Pasillos, aseos y cocinas 40 35
Zonas de acceso común 50 40

72 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

TABLA NÚM. 2. NIVELES LÍMITE DE EMISIÓN DE RUIDO EN EL


EXTERIOR DE LAS EDIFICACIONES. NIVEL DE EMISIÓN EXTERIOR
Niveles Límites (dBA)
Noche
Situación Actividad Día (7-23)
(23-7)
Zona de equipamiento sanitario 60 30
Zona con residencia, servicios, terciarios, no comerciales
o equipamientos no sanitarios. 65 55
Patios y zonas verdes comunes
Zona con actividades comerciales 70 60
Zona con actividad industrial o servicio urbano
75 70
excepto servicios de administración

TABLA NÚM. 3. NIVELES LÍMITE DE RUIDO


AMBIENTAL EN FACHADAS DE EDIFICACIONES
Niveles Límite (dBA)
Día (7-23) Noche (23-7)
Área de Sensibilidad Acústica
L Aeqd L Aeqn
Tipo I (Área de Silencio) 55 40
Tipo II (Área Levemente Ruidosa) 55 45
Tipo III (Área Toleradamente Ruidosa) 65 55
Tipo IV (Área Ruidosa) 70 60
Tipo V (Área Especialmente Ruidosa) 75 65

TABLA NÚM. 4. CURVAS BASE LÍMITE DE INMISIÓN DE


VIBRACIONES EN EL INTERIOR DE LAS EDIFICACIONES
Estándares limitadores para la transmisión de vibraciones
Uso del recinto afectado Período Curva Base
Diurno 1
Sanitario
Nocturno 1
Diurno 2
Residencial
Nocturno 1,4
Diurno 4
Oficinas
Nocturno 4
Diurno 8
Almacén y comercial
Nocturno 8

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 73

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Joaquim Martí Martí

GRÁFICO 1. CURVAS BASES DE NIVELES


DE INMISIÓN DE VIBRACIONES
Aceleración (m/s2)
Frecuencia,
K1 K 1,4 K2 K4 K8
Hz
1 0,003600 0,005040 0,007200 0,014400 0,028800
1,25 0,003600 0,005040 0,007200 0,014400 0,028800
1,6 0,003600 0,005040 0,007200 0,014400 0,028800
2 0,003600 0,005040 0,007200 0,014400 0,028800
2,5 0,003720 0,005208 0,007440 0,014880 0,029760
3,15 0,003870 0,005418 0,007740 0,015480 0,030960
4 0,004070 0,005698 0,008140 0,016280 0,032560
5 0,004300 0,006020 0,008600 0,017200 0,034400
6,3 0,004600 0,006440 0,009200 0,018400 0,036800
8 0,005000 0,007000 0,010000 0,020000 0,040000
10 0,006300 0,008820 0,012600 0,025200 0,050400
12,5 0,007800 0,010920 0,015800 0,031200 0,062400
16 0,010000 0,014000 0,020000 0,040000 0,080000
20 0,012500 0,017500 0,025000 0,050000 0,100000
25 0,015600 0,021840 0,031200 0,062400 0,124800
31,5 0,019700 0,027580 0,039400 0,078800 0,157600
40 0,025000 0,035000 0,050000 0,100000 0,200000
50 0,031300 0,043820 0,062600 0,125200 0,250400
63 0,039400 0,055160 0,078800 0,157600 0,315200
80 0,050000 0,070000 0,100000 0,200000 0,400000

TABLA I. LIMITES MÁXIMOS DE EMISIÓN DE RUIDO


POR MOTOCICLETAS Y CICLOMOTORES
Los límites máximos de nivel sonoro para ciclomotores y vehículos auto-
móviles de cilindrada no superior a 50 c.c, serán:
De dos ruedas: 80 dBA. De tres ruedas: 82 dBA. Los límites para las
motocicletas serán los siguientes:

Categoría de motocicletas Valores


Cilindrada expresados en dB(A)
≤ 80 c.c. 78
≤ 125 c.c. 80
≤ 350 c.c. 83
= 500 c.c. 85
> 500 c.c. 86

74 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

TABLA 2. LÍMITES MÁXIMOS DE NIVEL


SONORO PARA OTROS VEHÍCULOS
Categorías de Vehículos Valores en dB(A)
Vehículos destinados al transporte de personas con
capacidad para 8 plazas sentadas como máximo, 80
además del asiento del conductor. (M1)
Vehículos destinados al transporte de personas
con capacidad para más de 8 plazas sentadas,
además del asiento del conductor, y cuyo peso
máximo no sobrepase las 3,5 toneladas. (M2)
Vehículos destinados al transporte de mercancías que
81
tengan un peso máximo que no exceda de 3,5 Tn. (N1)
Vehículos destinados al transporte de personas
con capacidad para más de 8 plazas sentadas,
además del asiento del conductor, y cuyo peso
máximo exceda las 3,5 toneladas. (M2)
Vehículos destinados al transporte de personas
con capacidad para más de 8 plazas sentadas,
82
además del asiento del conductor, y cuyo peso
máximo que exceda las 5 toneladas. (M3)
Vehículos destinados al transporte de personas con
capacidad para más de 8 plazas sentadas, además
del asiento del conductor, y que tengan un peso 85
máximo que exceda de 5 Tn y cuyo motor tenga una
potencia igual o superior a 147 kw. (M2 y M3)
Vehículos destinados al transporte de mercancías
que tengan un peso máximo que exceda de 3,5
Tn, pero no exceda de 12 Toneladas. (N2)
Vehículos destinados al transporte de mercancías que
86
tengan un peso máximo que exceda de 12 Tn. (N3)
Vehículos destinados al transporte de mercancías que
tengan un peso máximo que exceda de 12 toneladas y cuyo 88
motor tenga una potencia igual o superior a 147 kw. (N3)

Extensa y completa la regulación que ofrece el reglamento an-


daluz.
No obstante, la permisividad del ocio en Andalucía, que tanto
ha sido criticada por organizaciones como “Granada contra el
ruido”, encuentra justificación en la norma, al establecer que los
locales de ocio nocturno podrán superar los 90 db si lo indican.
Esta conclusión es la que resulta del artº 29:
2. En establecimientos de espectáculos públicos y de actividades re-
creativas, no se permitirá alcanzar en el interior de las zonas destinadas
al público, niveles de presión sonora superiores a 90 dBA, salvo que en

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 75

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Joaquim Martí Martí

los accesos a dichos espacios se dé adecuada publicidad a la siguiente


advertencia:
«Los niveles sonoros producidos en esta actividad, pueden producir le-
siones permanentes en la función auditiva».
La advertencia será perfectamente visible, tanto por su dimensión como
por su iluminación.

Un simple cartel indicativo no puede permitir el sobrepasar los


90 db por mucha iluminación que disponga el mencionado car-
tel. No obstante, el mejor mecanismo de prevención es el que la
normativa andaluza prevé para estos locales:
Artículo 41. Instalación de Equipos Limitadores-Controladores
Acústicos.
1. En aquellos locales descritos en el artículo 29 de este Reglamento,
donde se disponga de equipo de reproducción musical o audiovisuales
en los que los niveles de emisión sonora pudieran de alguna forma ser
manipulados directa o indirectamente, se instalará un equipo limitador-
controlador que permita asegurar, de forma permanente, que bajo nin-
guna circunstancia las emisiones del equipo musical superen los límites
admisibles de nivel sonoro en el interior de las edificaciones adyacentes,
así como que cumplen los niveles de emisión al exterior exigidos en este
Reglamento.
2. Los limitadores-controladores deberán intervenir en la totalidad de
la cadena de sonido, de forma espectral, al objeto de poder utilizar el
máximo nivel sonoro emisor que el aislamiento acústico del local le per-
mita. Ningún elemento con amplificación podrá estar fuera del control
del limitador-controlador.

El nivel de prevención de estos limitadores da como resultado la


mejor medida de prevención que, en materia de ruido, se puede
adoptar frente a un emisor acústico. Es esta medida la que se
nota a faltar en la normativa estatal y en otras normas autonó-
micas, que sólo prevén el precintado del equipo como medida
de sanción o preventiva en un expediente sancionador, pero no
como en la andaluza, que se adopta como medida de preven-
ción, incluso sin expediente sancionador en marcha.
Ya establece el artº 41 que, insatisfechas las medidas de pre-
vención, se iniciará expediente sancionador. Expediente sancio-
nador que podrá adoptar, como medida provisional (artº 51), el
precintado del equipo.

76 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

7º. N
 ormativa de Extremadura. Decreto
de la Junta de Extremadura 19/1997,
de 4 de febrero, de Reglamentación
de Ruidos y Vibraciones

Nada especifica la normativa extremeña sobre la zonificación


en mapas acústicos. Por lo que, o no la considera necesaria o
adoptará la estatal. No obstante, por su antigüedad (1997), es
posible que considerara inalcanzable la zonificación en mapas
acústicos.

Índices acústicos

El artº 11 divide el día y la noche, a partir de las 22 h. hasta las 8


del día siguiente:
Artículo 11º.   
1. A efectos de la aplicación de los niveles de ruido y vibraciones admi-
sibles, se define como «día» u horario diurno el comprendido entre las 8
y las 22 horas.
2. Análogamente, se define como «noche» u horario nocturno el com-
prendido entre las 22 y las 8 horas.
Artículo 12º.   
No se permitirá el funcionamiento de ninguna fuente sonora cuyo nivel
de recepción externo (N.R.E.) sobrepase los siguientes valores:
• 12.1. En zona hospitalaria, entendiendo como tal todo centro sanitario
debidamente autorizado que preste servicios en régimen de interna-
miento y un radio de protección en torno a éste de 25 metros, conta-
dos desde la fachada del edificio:
— De día: 35 dB(A).
— De noche: 35 dB(A).
• 12.2. En zona residencial-comercial:
— De día: 60 dB(A).
— De noche: 45 dB(A).
• 12.3. En zona industrial y zonas de preferente localización industrial:
— De día: 70 dB(A).
— De noche: 55 dB(A).

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 77

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Joaquim Martí Martí

Artículo 13º.
No se permitirá el funcionamiento de ninguna fuente sonora cuyo nivel
de recepción interno (N.R.I.) sobrepase los siguientes valores:
• 13.1. Establecimientos Hospitalarios: 30 dB(A).
• 13.2. Locales residenciales:
—De día: 35 dB(A).
—De noche: 30 dB(A).
• 13.3. Locales administrativos y de oficinas:
— Despachos profesionales: 40 dB(A).
— Oficinas: 40 dB(A).
• 13.4. Establecimientos de uso docente:
— Aulas: 40 dB(A).
— Salas de lecturas: 35 dB(A).

En los locales de ocio nocturno:


Artículo 25º.
1. En las actividades dedicadas al uso de establecimiento público el
estudio justificativo del artículo 24º ha de partir de un valor de emisión
(N.E.), determinado por los elementos generadores de ruido que se pre-
tenden instalar, que en ningún caso podrá ser inferior a los que se esta-
blecen a continuación:
• a. En salas de fiesta, discotecas, así como otros locales autorizables
para actuaciones en directo: 105 dB(A).
• b. Establecimientos dotados con equipos de reproducción sonora,
exceptuados los del apartado a), tales como pub o bares musicales
y similares: 95 dB(A).
• c. Establecimientos sin equipos de reproducción sonora, tales como
bares, restaurantes, bingos, salones de juegos recreativos y similares:
85 dB(A).
• d. En el resto de locales de pública concurrencia, no incluidos en los
apartados anteriores: 80 dB(A).
2. Las actividades dedicadas al uso de establecimiento público, que co-
existan con viviendas, garantizarán, respecto a la vivienda más afectada
por la propiedad, los siguientes niveles de aislamiento acústico norma-
lizado «R»:
• a. Para salas de fiesta, discotecas, así como otros locales autorizables
para actuaciones en directo, R 75 dB(A).
• b. Para establecimientos dotados con equipos de reproducción sono-
ra, exceptuados los del apartado a), tales como pub o bares musicales
y similares: R 65 dB(A).

78 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

• c. Para establecimientos sin equipos de reproducción sonora, tales


como bares, restaurantes, bingos, salones de juegos recreativos y si-
milares: R 55 dB(A).
• d. Para el resto de locales de pública concurrencia, no incluidos en los
apartados anteriores: R 50 dB(A).

La vibración aparece regulada en el artº 14.


Artículo 14º.
1. No se permitirá el funcionamiento de ninguna fuente vibrátil que transmita a
los elementos constructivos que componen la compartimentación del recinto
receptor niveles de vibración superiores a los señalados a continuación:

ESTANDARES LIMITADORES PARA LA


TRANSMISION DE VIBRACIONES
Uso del recinto afectado Período Curva base
Sanitario Diurno 1
Nocturno 1
Residencial Diurno 2
Nocturno 1,4
Administrativo y oficinas Diurno 4
Nocturno 4
Almacén y comercial Diurno 8
Nocturno 8

Infracciones y sanciones

Se considera infracción “leve”, sobrepasar hasta 6 db en hora-


rio diurno y 3 db en nocturno. Primera normativa que establece
diferente graduación en día y noche para las infracciones, algo
que no deja de ser lógico por cuanto considera que de noche, la
inmisión es doble que durante el día, y por ello el nivel máximo
de exceso se reduce a la mitad; asimismo sobrepasar hasta 2
curvas base de vibración en el día y una en la noche.
Se considera infracción “grave” más de 6 db en día y 3 de noche,
y más de dos curvas de día y una de noche en vibraciones.
Se considera infracción “muy grave” más de 6 db en horario noc-
turno, y más de dos curvas en vibraciones en horario nocturno.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 79

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Joaquim Martí Martí

Nada se dice de la infracción muy grave en horario día, algo que


no parece estar justificado.
Las sanciones incluyen multas económicas, cierre temporal, parcial
o total y precintado de las instalaciones, aunque nada se refiere al
deber de indemnizar por el mal causado (obligación de reponer).

8º. N
 ormativa de Murcia. LEY 1/1995 DE
PROTECCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE

Normativa que pretende regular genéricamente y como marco


para el desarrollo reglamentario posterior, los distintos tipos de
contaminación medioambiental en aplicación del principio “quien
contamina paga”, y entre los que se encuentra el ruido.
A la reglamentación posterior, que determinará los índices acústi-
cos máximos u objetivos de los mismos, la ley impone la gradua-
ción de las infracciones en graves, si se supera en más de 10 db
los citados límites y leves sobrepasar de 5 a 10 db.
En conclusión, no existen infracciones “muy graves” en mate-
ria de ruido, por lo que las sanciones muy graves no se podrán
aplicar. Asimismo, sobrepasar los límites acústicos no obtendrá
sanción si no se supera en 5 db, por lo que los índices acústicos
que se fijen serán aproximados.
Es, no obstante la única particularidad normativa, por lo que será
de aplicación la normativa estatal hasta tanto no se apruebe el
reglamento concerniente al ruido y la vibración.

9º. Normativa de la CA de Valencia. LEY 7/2002,


de 3 de diciembre, DE PROTECCIÓN
CONTRA LA CONTAMINACIÓN
ACÚSTICA. Decreto 266/2004

Tradicionalmente ruidosa, la Comunidad Valenciana tiene norma-


tiva específica de contaminación acústica, que inicia su articula-

80 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

do, al igual que otras normas autonómicas, confundiendo ruido y


vibración, en su artº 2.
Confusión que en la definición de conceptos no se repite:
Ruido: es cualquier sonido que moleste o incomode a los seres huma-
nos, o que produce o tiene el efecto de producir un resultado psicológico
y fisiológico adverso sobre los mismos.
Sonido: sensación percibida por el oído humano, debido a la incidencia
de ondas de presión.
Vibraciones: perturbación que provoca la oscilación de los cuerpos so-
bre su posición de equilibrio.

Mapas acústicos

La novedad en la Comunidad Valenciana es la elaboración en su


territorio de un “Plan acústico”:
Artículo 19. Objeto
El Plan Acústico de Acción Autonómica tendrá por objeto coordinar las
actuaciones de las administraciones públicas en sus acciones contra el
ruido, fomentar la adopción de medidas para su prevención y la reduc-
ción de las emisiones sonoras por encima de los máximos legalmente
previstos, concienciar y formar a los ciudadanos y potenciar la investiga-
ción e implantación de nuevas tecnologías para conseguir la reducción o
eliminación de la contaminación acústica.

Obligando el artº 22 a la elaboración de un Plan acústico munici-


pal a todo municipio de más de 20.000 habitantes.
Aún así, el artº prevé la elaboración de sus mapas de ruido que
zonificará el territorio en los siguientes usos:
Artículo 26. Mapas acústicos
1. Los mapas acústicos tienen por objeto analizar los niveles de ruido
existentes en el término municipal y proporcionar información acerca de
las fuentes sonoras causantes de la contaminación acústica.
2. A tal efecto distinguirán entre zonas rústicas y urbanas, estableciendo
áreas diferenciadas por el uso que sobre las mismas exista o esté previs-
to, por las fuentes que generan la contaminación acústica o las condicio-
nes de calidad sonora que requieran los valores existentes en ellas.
Estas áreas serán las siguientes:

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 81

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Joaquim Martí Martí

a) Principales vías de comunicación.


b) Áreas industriales y recreativas, donde se producirá la implantación
de estos usos, teniendo en cuenta los mayores niveles de ruido que
genere.
c) Áreas residenciales y comerciales.
d) Áreas especialmente protegidas por estar destinadas a usos sanita-
rios y docentes.
e) Á
 reas especialmente protegidas por los valores medioambientales
que residen en las mismas y que precisan estar preservados de la
contaminación acústica.
f) Áreas de los centros históricos.

La normativa de la Comunidad Valenciana reconoce que en su


territorio existen “áreas saturadas” de ruido y prevé su regulación:
Artículo 28. Zonas acústicamente saturadas
1. Son Zonas Acústicamente Saturadas aquéllas en que se producen
unos elevados niveles sonoros debido a la existencia de numerosas
actividades recreativas, espectáculos o establecimientos públicos, a la
actividad de las personas que los utilizan, al ruido del tráfico en dichas
zonas así como a cualquier otra actividad que incida en la saturación del
nivel sonoro de la zona.

En esas áreas saturadas, frecuentemente, intervienen las activi-


dades de ocio. Pues bien, la normativa regula el nivel máximo de
emisión acústica
Artículo 39. Locales cerrados
1. El aislamiento acústico exigible a los elementos constructivos delimita-
dores de los locales, que entre sus instalaciones cuenten con sistemas
de amplificación sonora regulables a voluntad, se deducirá conforme a
los siguientes niveles de emisión mínimos:
a) Salas de fiestas, discotecas, tablaos y otros locales autorizados para
actuaciones en directo: 104 dB(A).
b) Locales y establecimientos con ambientación musical procedente ex-
clusivamente de equipos de reproducción sonora: 90 dB(A).
c) Bingos, salones de juego y recreativos: 85 dB(A).
d) Bares, restaurantes y otros establecimientos hoteleros sin equipo de
reproducción sonora: 80 dB(A).
2. El aislamiento acústico exigible al resto de locales se deducirá confor-
me al nivel de emisión más próximo por analogía a los señalados en el
apartado anterior o bien según sus propias características funcionales,
considerando en todo caso la aportación producida por los elementos
mecánicos y el público.

82 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

3. En aquellos locales en los que el nivel sonoro sea superior a 90 dB(A)


deberá colocarse, en sus accesos, un aviso perfectamente visible sobre
sus consecuencias nocivas.

Cartel de aviso que nos parece a todas luces insuficiente.

Índices acústicos

Para las obras públicas se fija un límite de 90 db. (artº 42), y el


horario permitido de 8 a 22 horas; ambas previsiones salvo ex-
cepciones expresas.
Para los vehículos y motocicletas los que resulten de su ficha
técnica, considerándose como infracción que conlleva la inmovi-
lización del vehículo si supera en 6 db su ficha técnica (artº 52).
En los Anexos de la ley se incluyen los límites de ruido y vibración:

Tabla 1. Niveles de recepción externos


Nivel sonoro dB(A)
Uso dominante Día Noche
Sanitario y Docente 45 35
Residencial 55 45
Terciario 65 55
Industrial 70 60

Niveles que están entre los más bajos de la normativa de todo el


territorio español.

Tabla 2. Niveles de recepción internos


Nivel sonoro dB(A)
Uso Locales
Día Noche
Zonas comunes 50 40
Sanitario Estancias 45 30
Dormitorios 30 25
Piezas habitables (excepto cocinas) 40 30
Residencial Pasillos, aseos, cocina 45 35
Zonas comunes edificio 50 40

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 83

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Joaquim Martí Martí

Nivel sonoro dB(A)


Uso Locales
Día Noche
Aulas 40 30
Docente
Salas de lectura 35 30
Salas de concierto 30 30
Bibliotecas 35 35
Cultural
Museos 40 40
Exposiciones 40 40
Cines 30 30
Teatros 30 30
Recreativo
Bingos y salas de juego 40 40
Hostelería 45 45
Comercial Bares y establecimientos comerciales 45 45
Administrativo Despachos profesionales 40 40
y oficinas Oficinas 45 45

ANEXO III.
NIVELES DE VIBRACIONES.
Tabla 1
Valores de K
Situación Vibraciones continuas Vibraciones transitorias
Día Noche Día Noche
Sanitario 2 1,4 16 1,4
Docente 2 1,4 16 1,4
Residencial 2 1,4 16 1,4
Oficinas 4 4 128 12
Almacenes y Comercios 8 8 128 128
Industrias 8 8 128 128

Infracciones y sanciones

La graduación de las sanciones provendrá de los siguientes ex-


cesos de ruido. Hasta 6 db, falta leve; graves, en más de 6 db en
vehículos a motor y en más de 6 y menos de 15 db en el resto
de actividades; muy graves en más de 15 db. Graduación que
consideramos acertada a resultas de su claridad y respeto a los
principios básicos del derecho sancionador.

84 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

Las sanciones imponen desde multas hasta el precintado de


equipos, el cierre total o parcial, temporal o total del estableci-
miento, etc. El acierto en la regulación de las sanciones se debe
a que incluyen el deber de reparar por el mal causado, algo que
la normativa estatal no prevé.
Artículo 60. Obligación de reponer
1. Los infractores estarán obligados a adoptar las medidas correctoras
necesarias establecidas por el órgano sancionador, con independencia
de la sanción penal o administrativa que se imponga.
2. La prescripción de infracciones no afectará a la obligación de restau-
rar ni a la de indemnización de daños y perjuicios causados.

10º. La normativa de Baleares. LEY


1/2007, de 16 de marzo, CONTRA
LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA

La normativa Balear, muy semejante a la del País Valenciano,


también confunde ruido y vibración en su artº 4:
Contaminación acústica: Presencia en el ambiente de ruidos o vi-
braciones, cualquiera que sea el emisor acústico que los origina, que
implican molestia, riesgo o daño para las personas, para el desarrollo de
sus actividades o para los bienes de cualquier naturaleza, o que causan
efectos significativos sobre el medio ambiente.

Definiendo ambos conceptos de forma parecida al Diccionario


de la RAE:
Ruido: Cualquier sonido que molesta o incomoda a los seres humanos,
o que les produce o tiene el efecto de producirles un resultado psicoló-
gico y fisiológico adverso.
Vibración: Perturbación que provoca la oscilación de los cuerpos sobre
su posición de equilibrio.

Áreas acústicas

Curiosamente remite la ley balear a la estatal en cuanto a la zonifica-


ción del territorio (artº 6), correspondiendo a los Ayuntamientos:

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 85

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Joaquim Martí Martí

a. L
 a delimitación de las áreas acústicas en su ámbito municipal de
acuerdo con la Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del ruido, la presen-
te Ley y sus desarrollos reglamentarios.

Índices acústicos

La ley balear considera asimismo, aplicables los índices acústi-


cos de la normativa estatal, hasta que se apruebe el reglamento
de desarrollo de esta ley. Ello se deduce del artº 11:
Artículo 11. Niveles sonoros en el ambiente exterior y en el interior.
El Gobierno de les Illes Balears definirá reglamentariamente, para el caso
de transmisión al ambiente exterior y al interior, los niveles de inmisión
máximos que cualquier actividad o instalación puede transmitir al exte-
rior en función del área acústica en que se encuentra.

Considerando entonces que, hasta esa aprobación, es de aplica-


ción supletoria la normativa estatal.
Es también aplicable la normativa estatal para el ruido en el inte-
rior de las edificaciones y en zonas de servidumbre.
Se regula expresamente el carácter de vicio oculto a las infraccio-
nes en materia de insonorización de viviendas:
DISPOSICIÓN ADICIONAL CUARTA. Saneamiento por vicios o de-
fectos ocultos.
A efectos de lo dispuesto por los artículos 1484 y siguientes del Código
Civil, se considera concurrente un supuesto de vicios o defectos ocultos
en los inmuebles vendidos determinante de la obligación del vendedor
de sanearlos en el caso de que no se cumplan en aquéllos los objetivos
de calidad en el espacio interior fijados en la presente Ley.

Infracciones y sanciones

Todo y remitir a la normativa estatal para la fijación de los índices


acústicos, dicha remisión no se produce para la fijación de la in-
fracción por superación de los mismos. De hecho la graduación
de las infracciones no sigue los criterios sombríos de la normativa
estatal.

86 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Comentarios a la normativa autonómica

Para la normativa balear, la graduación proviene de la superación


de los límites acústicos en tramos de hasta 6 db para las infrac-
ciones “leves”, de 6 a 15 db las “graves”, y “muy graves” en más
de 15 db. (artº 55).
Resulta pues curioso que la normativa balear remita a los índices
acústicos de la normativa estatal, pero que solucione las zonas
oscuras en las infracciones que prevé aquélla.
Sorprende que la infracción puede graduarse atendiendo a:
• La nocturnidad de los hechos.

Cuando en contaminación acústica la nocturnidad no gradúa la


sanción sino que determina o no la infracción al tener un nivel
máximo más bajo.
Las sanciones (artº 56) van desde la sanción económica, al precin-
tado, y la prohibición total o parcial del ejercicio de actividades.
La normativa balear también soluciona la obligación de resarcir
por el mal causado, es decir, lo que la normativa estatal olvida. La
normativa balear lo denomina “obligación de reponer”.
Artículo 62. Obligación de reponer.
1. Las personas infractoras están obligadas a adoptar las medidas co-
rrectoras necesarias establecidas por el órgano sancionador, con inde-
pendencia de la sanción penal o administrativa que se imponga.
2. La prescripción de infracciones no afecta a la obligación de restaurar
ni a la de indemnización de daños y perjuicios causados.

Todo y no decirlo claramente parece dar a entender que el ór-


gano sancionador puede obligar a reponer el mal causado y a
indemnizar por daños y perjuicios. Regulación de la obligación de
reponer copiada de la Valenciana.

11º. Los problemas competenciales

Con tal reparto del territorio en autonomías más o menos preocu-


padas por la regulación del ruido, la dificultada añadida para el
particular que lo sufre es si la normativa estatal es de aplicación

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 87

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Joaquim Martí Martí

supletoria para aquellos aspectos no regulados en las normativas


autonómicas.
Sobretodo en aquellas, como Murcia y Navarra, que tienen nor-
mativa medioambiental que no regula en detalle el ruido y la vi-
bración como lo hacen las normativas catalanas, andaluza y del
País Vasco.
El reglamento estatal del 2007 parece querer hacerse sitio “con
los codos” en la regulación del ruido al referirse en su Disposición
Final Segunda que:
Este Real Decreto se dicta al amparo de lo dispuesto en el artículo
149.1.16 y 23 de la Constitución, que atribuye al Estado la competencia
exclusiva en materia de bases y coordinación general de la sanidad y de
legislación básica sobre protección del medio ambiente. Ello sin perjuicio
de que la regulación de servidumbres acústicas de las infraestructuras
estatales y el régimen especial de aeropuertos y equipamientos vincu-
lados al sistema de navegación y transporte aéreo se dicte de confor-
midad con lo establecido en los párrafos 20, 21 y 24 del apartado 1 del
citado artículo 149.

Pero, como se dice en el argot callejero “ya veremos quien gana”


en la regulación del ruido.
Ante este “mapa acústico” la solución la encontramos, por suer-
te, en el estudio de los siguientes capítulos que nos pormenori-
zan la defensa judicial frente a la contaminación acústica y otras
inmisiones.

88 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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4. JURISPRUDENCIA CIVIL

La desmitificación del decibelio

Ante tanta regulación de los decibelios, cabe preguntarse si pue-


de no calificarse de inmisión una exposición continuada a 60 db
en zona recreativa en período nocturno (con el “objetivo” según
la Ley del ruido de 63); o si puede no calificarse de perturbación
que un particular perciba 29 db en su dormitorio durante toda la
noche (con el “objetivo” de 30).
Este Letrado participó en un expediente en el que una clienta
suya padecía la inmisión en su vivienda, que provenía de un
horno de pan situado en los bajos de la finca; dicha actividad
emitía, en dos ocasiones cada noche, una fuerte inmisión so-
nora y vibratoria. Eran dos emisiones de escasamente tres se-
gundos, eran pues, unos seis segundos cada ocho horas. Sólo
eso. Pero esas inmisiones le provocaban pérdida del sueño, an-
siedad por dormirse y despertar a la primera de las inmisiones,
imposibilidad de reanudar el sueño entre la primera y segun-
da, etc. Esta situación se repetía cada noche. En la visita que
concertó con este Letrado, la clienta ya se medicaba contra la
ansiedad que padecía.
Para la Ley del ruido y la vibración, tanto estatal como catalana
(aplicable al caso), promediadas las dos inmisiones durante las
ocho horas, el resultado no se consideraba ni siquiera infracción

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 89

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Joaquim Martí Martí

leve. Conclusión que ni este Letrado, ni ninguno de los que pue-


den leer esta obra, podría dar a la clienta como solución.
Y es que, como decía el periodista Lluís Permanyer en el Diario
La Vanguardia de fecha 2 de diciembre de 2000, en su artículo
titulado «Si hay ruido, no somos libres» y que guardaba relación
con la estimación por parte del Juzgado de Primera Instancia
núm. 42 de Barcelona de una acción de cesación instada por
este Letrado contra el titular de un «Bar de copas»: «El ruido es un
intruso que se cuela en nuestro territorio, lo invade peligrosamen-
te y nos provoca agresiones intolerables, que en casos extremos
pueden causar lesiones graves. Si el ruido tuviera cuerpo, la de-
fensa habría resultado más fácil; es su inmaterialidad lo que le ha
permitido tan incomprensible tolerancia...».
Las leyes del ruido, todas ellas, intentan colocarle paredes al ruido.
No así la jurisprudencia, quien nunca ha condicionado la pro-
tección a la superación del límite de decibelios. El TS lleva años
proclamándolo. En la STS de 22 de diciembre de 1972, para el
Alto Tribunal, deben calificarse como notoria y ostensiblemente
incómodas y molestas, aquellas actividades ruidosas, perfecta-
mente audibles a altas horas de la noche por los diversos vecinos
que residen en el inmueble donde aquéllas se ejercen, sin que
ello precise siquiera que la incomodidad sea insufrible o intole-
rable, por bastar para la estimación de la causa resolutoria, que
la industria resulte desagradable para los ocupantes de la finca,
aunque les sea soportable su permanencia. También sentencias
del Tribunal Supremo de 14 de noviembre de 1984, 16 de febrero
de 1987, 31 de diciembre de 1987.
Nada se dice de superar los 63 db en horario nocturno de los
sectores con predominio de uso recreativo y de espectáculos,
basta con que sea «desagradable, aunque les sea soportable».
En sentencia del TS 12 de diciembre de 1980, se proclama que
«en materia de relaciones de vecindad e inmisiones o influencias
nocivas en propiedad ajena, el conflicto debe resolverse acudien-
do a los principios de normalidad en el uso y tolerabilidad de las
molestias, atendidas las condiciones del lugar y la naturaleza de
los inmuebles, fundamentando la adecuada tutela legal en el art.

90 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Jurisprudencia civil

1902 y en las exigencias de una correcta vecindad y comporta-


miento según los dictados de la buena fe, que se obtienen por
generalización analógica de los arts. 590 y 1908 del CC, pues re-
gla fundamental es que “la propiedad no puede llegar más allá de
lo que el respeto al vecino determina”. Y también en la doctrina
del abuso de derecho —art. 7 del CC—, que prohíbe el ejercicio
de un derecho subjetivo que, pese al reconocimiento que el or-
den jurídico le presta y aunque el mismo se adapte a la normativa
legal que lo concibe y regula, en su proyección práctica viene a
traspasar los límites naturales que imponen unos insobornables
principios de equidad y buena fe, rectores del ordenamiento ju-
rídico, lesionándose unos intereses ajenos, no como naturales
efectos de toda colisión de derechos, sino consecuencia de una
cierta antisocialidad de aquella acción. Desde esta perspectiva,
no cabe duda de que una inmisión provocada por un nivel acústi-
co evitable, cuya desaparición o amortiguamiento a unos niveles
de mucha mayor tolerancia no es en absoluto complejo, ni ofrece
grave dificultad o empeño, es una actuación que traspasa los
límites naturales que imponen la equidad y buena fe; lesionan-
do intereses jurídicos ajenos, incluso un derecho fundamental,
como es el relativo a la intimidad e inviolabilidad del domicilio,
con arreglo a la interpretación mantenida por el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos, en cuya Sentencia de 9 de diciembre de
1994, vino a incluir, en el núcleo de la intimidad-protección del
domicilio, las intromisiones sonoras por considerar que el ruido
excesivo supone una violación de los derechos fundamentales
protegidos por el art. 18 de nuestra Constitución; en este mismo
sentido la STC 22/1984, de 17 de febrero, declara que la interpre-
tación de esta regla de la inviolabilidad del domicilio con ámbito
de privacidad, que ha de quedar inmune a las invasiones o agre-
siones exteriores de otras personas, impone una “extensa serie
de garantías y facultades en las que se comprenden las de vedar
toda clase de invasiones, incluidas las que puedan realizarse sin
penetración directa por medio de aparatos mecánicos, electróni-
cos u otros análogos”».
Los términos para estimar la protección frente a la contaminación
acústica son la normalidad en el uso de las cosas, no traspasar

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 91

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Joaquim Martí Martí

los límites naturales de la equidad y la buena fe, lesionando inte-


reses jurídicos ajenos, y la de vedar invasiones sonoras.
En la SAP de Salamanca de 16 octubre 1997, rollo 655/1979, la
Sala de apelación concibe como molestas las actividades que in-
ciden seriamente, por su signo excesivo, en el natural sosiego de
una vecindad sensiblemente perturbada, en casos, como el de
ese supuesto, por ruidos y estridencias sonoras, que comúnmen-
te se entienden salen de lo normal; como no es inusual, lamen-
tablemente, en estos momentos, con las actividades hosteleras
conectadas al ocio o expansión de la juventud, con la agravante
de circunscribirse a horas nocturnas en que el descanso gene-
ral de las personas se perturba absoluta y sistemáticamente, a
extremos de perjudicar la salud y derechos más personales de
quienes tienen el inconveniente de vivir en las proximidades de
centros generadores de inmisiones difícilmente tolerables y en
todo caso abusivos: «... los índices de insonorización del local or-
denados, pueden resultar baldíos —al no ser exigibles y antieco-
nómicos los de carácter absoluto—, con la sola falta de voluntad
en el manejo de los aparatos de que emanan los sonidos desor-
bitados, situándolos en el máximo nivel o potencia, o permitiendo
a los clientes actitudes desproporcionadas a lo que debe ser un
normal comportamiento ciudadano...».
La normativa se refiere a la prevención, al cartel indicador de peligro
por ruido, la Sala de Apelación se refiere a la realidad en la manipula-
ción de los aparatos reproductores de música en discotecas.
Según Caballero-Gea1 «incómodo es lo que carece de como-
didad, lo que molesta, lo que es contrario a la buena disposición
de las cosas para el uso que ha de hacerse de ellas; señalan-
do que si la palabra incomodidad implica o supone ausencia de
comodidad, por actividades incómodas se entenderán aquellas
que privan o dificultan a los demás el normal y adecuado uso y
disfrute de la cosa o derecho».

1. José-Alfredo Caballero Gea, «Comentario sobre el art. 7 de la LPH», Pro-


piedad horizontal. Comunidades de Propietarios, Complejos Inmobiliarios
privados, 1999, págs. 143 a 202

92 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Jurisprudencia civil

Las sentencias de la Audiencia Territorial de Barcelona, Sala 1.ª,


de fecha 25 de marzo de 1988, y la de la Audiencia Provincial de
Palma de Mallorca de 29 de enero de 1996, definían el concepto
de «inmisión molesta» afirmando que el concepto de incomodi-
dad es relativo, en relación a cada caso concreto y conjunto de
circunstancias concurrentes, presentando una graduación de
matices; que, salvo aquellos que son legalmente definidos como
tales en el Reglamento de 30 de diciembre 1961, por los efectos
nocivos o molestos que en el mismo se describen, requieren una
definición en cada caso concreto y siempre en relación con su
incidencia negativa o perturbadora del adecuado y normal uso
y disfrute de la cosa respecto de los demás, «... en realidad im-
plican una inmisión en la armonía y en el equilibrio y finalidad de
la concurrencia de los distintos espacios físicos que se estructu-
ran en la construcción, como adscritos a una persona o titular;
se rompe el contenido o la frontera de los límites y se invade
incómodamente más allá de lo normal o tolerado...». Nada que
ver con la enorme preocupación normativa de la ponderación, la
medición, la fijación de límites, etc.
¿Qué ocurre ante la separación de orientaciones entre las leyes
y la jurisprudencia?, la solución nos la da el propio TS y la propia
lógica jurídica: las leyes del ruido y la contaminación acústica son
leyes administrativas que regulan las relaciones entre los particu-
lares y la administración pública, pero no entre particulares. Tal
y como se razonaba en las sentencias del Tribunal Supremo de
4 de marzo y 3 de septiembre de 1992, incluso sería irrelevan-
te que no se superaran los niveles de ruido permitidos por las
normas administrativas —porque se trata de deducir—, no si las
inmisiones de tal tipo que provienen de la finca colindante son
administrativamente correctas, «sino si son civilmente excesivas
y molestas para los vecinos».
En contraposición al «culto al decibelio» de la normativa admi-
nistrativa del ruido y la contaminación acústica, la jurisprudencia
civil ha dejado claro que la inmisión se produce, no sólo cuando
se contraviene una norma administrativa o se superan un núme-
ro de decibelios, sino cuando se acredita que se ha producido
una molestia a alguien que no estaba obligado a soportarla.
Pero nunca se ha condicionado el reconocimiento de la inmi-

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sión a la aportación de una prueba pericial acreditativa de la


lesión causada, ya sea en número de decibelios o en horas de
padecimiento.

La acción de cesación prevista en


la Ley de Propiedad Horizontal

Si estas inmisiones sonoras proceden de un miembro de la Co-


munidad de Propietarios, la solución que ofrece el Derecho Civil
está en el ámbito de la propiedad horizontal donde existe una
normativa específica (art. 7 LPH) que sanciona el ejercicio de ac-
tividades: a) prohibidas por los estatutos; b) que resultan daño-
sas para la finca, o c) que contravengan las disposiciones gene-
rales sobre actividades molestas, insalubres, nocivas, peligrosas
o ilícitas, otorgando a la comunidad acción directa contra el ocu-
pante del piso que lleva a cabo la conducta infractora —si bien
también deberá dirigirse contra el propietario—, previo requeri-
miento para que cese en la conducta. Dentro de este catálogo de
actividades no permitidas por el precepto interesa destacar que
se ha interpretado el precepto en su redacción originaria, anterior
a la modificación introducida por la Ley 8/1999 —que tan sólo ha
introducido variaciones no sustanciales—, en el sentido de que
ha de tratarse de actividades que, de forma notoria y ostensible,
afecten con entidad bastante a la pacífica convivencia jurídica,
que excedan y perturben el régimen de estado de hecho que es
usual y corriente en las relaciones sociales.
En definitiva, actividades o actuaciones que priven o dificulten a
los demás el normal y adecuado uso y disfrute de su derecho,
bien se trate de actos de emulación, que sin producir beneficio
alguno al propietario u ocupante determinan un perjuicio para
los demás, o bien se trate de inmisiones, es decir, actividades
desarrolladas por personas dentro del ámbito de su esfera do-
minical o de su derecho de goce que excedan de los límites de
la normal tolerancia, proyectando sus consecuencias sobre la
propiedad de los demás, perturbando su adecuado uso y dis-
frute, dentro de las cuales se incluyen aquellas actividades que
provoquen molestias por ruidos, vibraciones, olores, humos y

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Jurisprudencia civil

en general las que comporten reuniones numerosas y bullicio-


sas (sentencias del Tribunal Supremo de 22 de diciembre de
1972, 28 de septiembre de 1993, 18 de mayo de 1994, 14 de
noviembre de 1994).
En la Sentencia del Juzgado de Primera Instancia núm. 42 de
Barcelona, Cognición 505/99-2.ª, Sentencia confirmada por la
Sección 1ª de la AP de Barcelona en S. de 12 de junio del 2000,
ambas instancias consideran que la actividad del arrendatario
debe catalogarse de inmisión sonora: «... imponiendo a los ve-
cinos una contaminación acústica permanente en horas de des-
canso nocturno cuyo carácter gravemente molesto queda fuera
de toda duda, constituyendo una inmisión ilegítima y perjudicial
que los propietarios afectados no tienen el deber jurídico de so-
portar...».
Pues bien, esa situación fáctica, concretada y acreditada con el
expediente administrativo incoado por los técnicos municipales,
en el que constaban diversas pruebas de mediciones de sonido,
y por un informe pericial por perito designado en autos, quien
efectuó mediciones de niveles de sonido durante varios días
entre la 1 y las 2,30 de la madrugada con la fuente sonora en
funcionamiento, dio como resultado: «unos niveles todos ellos
que superan los límites previstos por la normativa municipal,
que el perito recoge en otro apartado de su dictamen, corro-
borando los resultados obtenidos por los técnicos municipales.
Asimismo, el Ayuntamiento certifica que el local tiene concedida
licencia C-1, que sólo autoriza para la actividad de bar, no la de
bar musical, razón por la que se tramita expediente de disciplina
urbanística al superar los niveles de sonido obtenidos los límites
permitidos para la clase de licencia concedida, en el que por
Resolución de fecha 9 de noviembre de 1998 se ha ordenado
el precinto del local.»
Y tras estos antecedentes resuelve estimar la demanda, ante lo
que denomina la realidad de los actos de inmisión perjudiciales
procedentes de la actividad comercial desarrollada por el arren-
datario demandado, haciendo viable la pretensión ejercitada, aun
cuando la actividad de bar musical no estaba prohibida por los
estatutos, por cuanto la actividad ejercida de hecho —para la

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que carece de licencia municipal— se llevaba a cabo contravi-


niendo la normativa municipal de niveles de ruido, «...imponiendo
a los vecinos una contaminación acústica permanente en horas
de descanso nocturno cuyo carácter gravemente molesto queda
fuera de toda duda, constituyendo una inmisión ilegítima y per-
judicial que los propietarios afectados no tienen el deber jurídico
de soportar por cuanto excede de la “normal tolerancia” o del
ejercicio normal de un derecho, en modo alguno consentido por
la conciencia social, prohibido, además, por la normativa regla-
mentaria, y conocido por los responsables de la empresa de-
mandada, que, a pesar de las quejas de los vecinos, no ha adop-
tado medida correctora alguna, continuando con su actividad a
sabiendas de las serias molestias que estaba causando…».
En este concepto de inmisiones tienen cabida las actividades
comerciales que, desarrolladas en un local de la Comunidad,
provoquen incomodidad por ruidos y vibraciones, y en general
las que comporten reuniones numerosas y bulliciosas de gente
alrededor de esta actividad, como resulta habitual en los deno-
minados Bares Musicales, cuando la clientela no respeta el des-
canso de los vecinos, convirtiendo la entrada del local y el portal
de la finca en una continuación del espacio del bar destinado a la
consumición de bebidas y de reunión.
Existe una gran variedad de ejemplos jurisprudenciales de la apli-
cación de los art. 7.3 LPH y 19 de la LPH de 1960 a las activida-
des de «Pubs» o «Bares Musicales»: en la sentencia de la Audien-
cia Provincial de La Coruña, Sección 4.ª, de 9 de julio de 1998,
núm. 283/1999, Rollo 562/1998, se estimó la demanda al resultar
acreditado, en período probatorio, el antijurídico funcionamiento
del local de litis, con las evidentes molestias que ello generaba a
la comunidad accionante, acreditándose, entre otras cuestiones,
que llegaron a incoarse diversos expedientes sancionadores por
parte del Ayuntamiento de A Coruña, dando lugar a precintos del
local en diversas ocasiones al carecer el referido local de la nece-
saria insonorización y constatarse la emisión de ruidos excesivos
en niveles no autorizados, ilícita actividad en la que era reinciden-
te. Resultando obvio que la actividad del local de litis atentaba
a la legalidad vigente, constituyendo una actividad molesta que
constituye causa legal de resolución del vínculo arrendaticio; «...

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Jurisprudencia civil

sirviendo de botón de muestra nuestra Sentencia de la Sala de lo


Civil de nuestro más Alto Tribunal de 13 de mayo de 1995 cuando
indica que concurriendo la causa de resolución invocada (acti-
vidad notoriamente incómoda) hay que referirla al momento en
que efectivamente se ha producido sin que cualquier subsana-
ción posterior pueda enervar la viabilidad de la acción ejercitada
(STS 24 de enero de 1954)».
En la SAP Castellón. (Sección 3ª). Sentencia 1 febrero 2002. P.:
Marco Cos, José Manuel. Rº 250/2001, se proclama que cada
miembro de la comunidad de propietarios, constituida en pro-
piedad horizontal, ejercita los derechos inherentes a su título con
las limitaciones inseparables al respeto que requiere el uso de
su respectivo derecho por los restantes comuneros, a la vez que
debe cada uno soportar el correcto ejercicio de las facultades del
dominio por los demás miembros de la comunidad, articulando a
continuación la posibilidad del ejercicio de la acción de cesación
para el caso de que el comunero que desarrolle alguna de las
actividades prohibidas, no atienda al requerimiento hecho en tal
sentido.
Para esta Sala, es criterio jurisprudencial que «la calificación civil
de las actividades como molestas, insalubres, incómodas o pe-
ligrosas es independiente del alcance o significado que pudiera
atribuírseles en la esfera administrativa» (STS 14 Feb. 1989), no
hallándose vinculados los Tribunales por la conceptuación que
merezcan en aplicación de ordenanzas Municipales y Regla-
mentos Administrativos como el de 30 Nov. 1961 (TS SS 18 Abr.
1962, 16 Dic. 1963, 30 Abr. 1966): Nuevo ejemplo de la separa-
ción entre las jurisdicciones civil y administrativa.
En el mismo sentido, se dice que el cumplimiento de las formali-
dades administrativas para instalación de un negocio o industria
no afecta a las consecuencias del mismo en el orden civil, ni con-
diciona los derechos de esta índole reconocidos en las leyes (TS
SS 22 Nov. 1960, 14 Nov. 1989, 4 Mar. 1992). En igual sentido
se ha pronunciado la llamada jurisprudencia menor, entre cuyas
resoluciones podemos citar la sentencia de la AP Salamanca de
4 May. 2000), la SAP Navarra —sec 1ª- de 8 Ene. 2001) y la SAP
Asturias —sec 5ª— de 30 Mar. 2001).

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En el supuesto de la SAP de Castellón (civil) se considera incluso


irrelevante que la sentencia del Juzgado de lo Contencioso Admi-
nistrativo núm. 1 de Castellón de 27 Abr. 2001 anulara la licencia
municipal de actividad concedida en su día por el Ayuntamiento
de Peñíscola por haberse infringido el procedimiento para ello,
sobre todo teniendo en cuenta que se hallaba en tramitación la
concesión de una nueva, como tampoco interesa si en su día
se llegó a desarrollar la actividad antes de haberse obtenido la
licencia.
Nueva casuística es la enjuiciada por la A.P. Barcelona. (Sección
4ª). Sentencia 14 enero 2002. Ponente.: Ríos Enrich, Mireia. Rº
797/2000. En estos autos, la Comunidad de Propietarios, y varios
miembros de ella a título personal, demandan al constructor del
edificio y al titular del gimnasio ubicado en el local de la finca, a
fin de que se condene al constructor a indemnizar a los actores
(personas físicas) en concepto de daños morales ocasionados
por los ruidos e inmisiones derivadas de la actividad de gimnasio,
atribuyendo al constructor deficiencias graves en la insonoriza-
ción del edificio. Pues bien, la Sentencia acoge tal pretensión,
condenando al constructor a dicha indemnización, a llevar a cabo
en el local las medidas que técnicamente sean necesarias y que
se determinan pericialmente para que dejen de producirse los
daños y perjuicios reclamados de conformidad con la normativa
en vigor; condenando al titular del local a estar y pasar por esta
declaración, así como a una indemnización económica de unos
18.000 € para cada actor reclamante.
En la SAP de León, Sección 2ª, Sentencia de 11 Ene. 2007, rec.
215/2006. Ponente: Peñín del Palacio, Manuel Angel. Nº de sen-
tencia: 11/2007, se estima la acción de cesación consistente en
el cese inmediato de la tenencia de perros en el patio interior
de su vivienda, causantes de ruidos, así como de numerosos
residuos orgánicos que producen malos olores, y ordenando a
la demandada a mantener el expresado patio en buenas condi-
ciones higiénico sanitarias, y adoptando las medidas de limpieza
tendentes a evitar malos olores a los vecinos.
En la SAP de Córdoba, Sección 2ª, Sentencia de 13 May. 2004,
rec. 164/2003. Ponente: Puebla Povedano, Antonio. Nº de sen-

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Jurisprudencia civil

tencia: 109/2004, se estima la acción de cesación con privación


del derecho de uso durante seis meses, al titular de la sala de
baile ubicado en el local de la finca.
Otras casuísticas resueltas en las SS A. P. Jaén, Sec. 2ª S. 1
de junio de 2001, A. P. de Alicante, Sec. 4ª S. de 15 de marzo
de 2002, A.P. de Toledo, Sec. 1ª, S. 11 de diciembre de 2000,
A.P. Valencia, Sec. 7ª, S. de 31 de julio de 2000, A.P. Cádiz, Sec.
1ª, S. de 11 de junio de 2001, A.P. de Asturias en Sentencia de
la Sección 1ª de 21 de mayo de 1997, A.P. Cáceres Sección 1ª
de 21 de noviembre de 1996 ó A.P. Murcia Sección 2ª de 24 de
mayo de 1997.
En la SAP de Asturias, Sección 1ª, Sentencia de 19 Sep. 2001,
rec. 103/2001. Ponente: Seijas Quintana, José Antonio. Nº de
sentencia: 413/2001, la acción de cesación conllevó la extinción
del contrato de alquiler del local bajos.
Lo fundamental para los tribunales es, pues, la verificación de si
se ha acreditado que la actividad sea molesta y deba ser califi-
cada como tal en el ámbito del art. 7.2 LPH que regula la acción
de cesación.

Resolución arrendaticia por ruidos


y otras inmisiones (artº 27 LAU)

El arrendador puede accionar contra el arrendatario por incum-


plimiento de las obligaciones arrendaticias si realiza en el local
arrendado actividades molestas e insalubres, y ello por aplica-
ción del artº 27 regla d) de la LAU 1994.
La jurisprudencia no ha dudado en dictar la resolución contrac-
tual por ello. Así, en la Sentencia de la AP de Valencia de 2 de no-
viembre de 1990, 45/1991, analizado el conjunto de alegaciones
y pruebas, en especial la prueba documental referente a las ac-
tuaciones administrativas del Ayuntamiento, en relación con las
actividades molestas denunciadas, quedó demostrado que, en el
local de negocio arrendado, se venían produciendo actividades
gravemente molestas para los demás copropietarios del edificio;

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mediante aparatos amplificadores del sonido, incluso durante las


horas nocturnas, de una música ambiental de nivel sonoro, sen-
siblemente superior al máximo permitido por la normativa muni-
cipal, desobedeciendo contumazmente los reiterados acuerdos
del Ayuntamiento y requerimientos, que, para el cese de dichas
infracciones administrativas, se le formularon, el último de ellos
prohibiéndole la reproducción de cualquier tipo de música de
ambiente. Frente a ello, termina la Sala decretando la resolución
de los contratos de arrendamiento, por concurrir la causa de re-
solución prevista en el art. 114.8.ª LAU 1964, en relación con los
arts. 7.3 y 19 LPH.
Con la LAU de 1994 en vigor, en la SAP de Barcelona, Sección
13ª, de 16 May. 2000, rec. 459/1998. Ponente: Gomis Masque,
María dels Angels; se solicita por parte del arrendador, la resolu-
ción del contrato de alquiler de piso. Para la Sala, acreditado que
la conducta de los demandados, y sobretodo de la codeman-
dada Sra. G. (ruidos nocturnos, música alta, altercados, insul-
tos amenazas y vejaciones a distintos vecinos...) ha causado el
rechazo de los vecinos de la finca, provocando alarma entre los
mismos y perturbando de modo notable la pacífica convivencia
en el inmueble, concurre la causa invocada y, en consecuencia,
estima la demanda interpuesta.
La Sentencia más reciente es la de la Audiencia Provincial de As-
turias, Secc. 5.ª S 28 Sep. 2007.— Ponente: Pueyo Mateo, María
José. Que estima la resolución a instancias del arrendador por ac-
tividades molestas e incómodas en la vivienda alquilada derivadas
a la atracción de palomas al depositar comida en la terraza.
En el supuesto examinado por esa Sala, la arrendadora pretende,
al amparo del art. 114.8.ª LAU 1964, la resolución del contrato de
arrendamiento de vivienda por la realización por la arrendataria
de la actividad molesta consistente en dar de comer a las palo-
mas. Pues bien, de la testifical practicada en el proceso, y en el
anterior seguido por la comunidad de propietarios contra arren-
dadora y arrendataria conforme al art. 7.2 LPH, se colige que la
demandada atrae a las palomas colocando comida en la terraza
de la vivienda que disfruta en inquilinato, y esta actividad no sólo
se venía produciendo cuando se interpuso la demanda de la co-

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Jurisprudencia civil

munidad, sino también durante la tramitación de aquel proceso, a


pesar de que el Juzgado de Primera Instancia acordó como me-
dida cautelar el cese de la misma. A ello se añade que dos testi-
gos que declararon en autos, vecinos del inmueble, mantuvieron
que, tras la vuelta de la demandada al piso, al transcurrir el plazo
durante el que se acordó la suspensión del arrendamiento por la
sentencia recaída en el referido pleito, las palomas volvieron al
inmueble, mientras que durante el tiempo en que la apelante no
estuvo su afluencia se redujo significativamente. Es cierto que un
tercer testigo sostuvo que palomas las hubo siempre, lo que no
se discute por la existencia de un edificio colindante en estado
de abandono, mas lo que se sanciona es que la población de
esas aves aumenta por el hecho de que se les proporciona por
la demandada alimentos que ésta deposita en la terraza de su
vivienda o en la barandilla de ésta.
Así pues, a la vista de la prueba practicada en el anterior proceso y
de la realizada en esa litis, se estima que concurre la causa de reso-
lución invocada al haberse probado la actividad incómoda y molesta
denunciada en la vivienda alquilada y la notoriedad de la misma. En
conclusión, podríamos catalogar dicha causa resolutoria en la de
“por otras inmisiones” que no propiamente por el ruido.

La acción negatoria de las inmisiones

Frente a inmisiones dañosas o molestas en propiedad ajena, los


vecinos perjudicados están asistidos de acción civil para instar,
ante los Tribunales del orden jurisdiccional civil, el cese de la ac-
tividad que las ocasiona y el resarcimiento de los daños produci-
dos, sin que a ello sean obstáculo:
a) la regulación administrativa de la actividad que las origina, en
consideración a los intereses generales eventualmente afec-
tados por ella, porque hay que distinguir lo relativo a la tutela
preventiva de los intereses generales o públicos, de inequívoca
naturaleza administrativa, de lo que atañe a la propiedad de
intereses privados y a su protección, de incuestionable carác-
ter civil;

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b) la remisión de las normas civiles de vecindad a disposiciones


administrativas, porque la heterointegración de aquéllas no
sustrae al Derecho civil las relaciones que disciplinan, ni trasla-
da sin más el conocimiento y la resolución de sus conflictos a
la Administración y su jurisdicción revisora;
c) e
 l ejercicio de la actividad emisora con la preceptiva licencia
administrativa, porque dado su alcance limitado a las relaciones
entre la Administración concedente y el sujeto a quien se refiere
y su neutralidad con respecto a los derechos privados de terce-
ros, la actividad emprendida y ejercida con la oportuna licencia
puede ser impedida por los Tribunales civiles a instancia de los
particulares cuyos derechos lleguen a verse lesionados, y
d) e
 l desarrollo de la actividad con observancia de las normas y
medidas administrativas requeridas para su ejercicio, porque
ello no coloca al obligado al abrigo de la correspondiente ac-
ción civil que los perjudicados puedan ejercitar. Es decir, la
autorización administrativa de la actividad permite, de princi-
pio, estimar acreditado el cumplimiento de las disposiciones
establecidas en interés general para su puesta en funciona-
miento, pero no alcanza a asegurar el normal desarrollo de la
actividad licenciada, ni legitima las inmisiones nocivas que de
él puedan derivarse.
Doctrina que se recoge de las SS TS Sala 1.ª de 12 Dic. 1980,
12 Feb. 1981, 16 Ene. 1989, 28 May. 1991, 4 Mar. 1992, 25 May.
1993 y 18 Jul. 1997 y AP de Córdoba, Secc. 2.ª S 27 Abr. 2004.
El origen de la acción negatoria es la regulación de la CA de Cata-
lunya, primero en su ya famosa Ley del Parlamento de Catalunya
13/1990, de 9 de julio, de la acción negatoria, las inmisiones, las
servidumbres y las relaciones de vecindad, ahora incorporada al
Código Civil de Catalunya, incluso con una redacción y tratamien-
to mejorada. No obstante, esa es la primera norma en incluirla, si
bien la incorporación de esta acción judicial a la jurisdicción civil
fue estimada ya en la STS de 12 de diciembre de 1980 que es del
siguiente tenor literal:
«Si bien el Código Civil no contiene una norma general prohibitiva
de toda inmisión perjudicial o nociva, la doctrina de esta Sala y

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Jurisprudencia civil

la científica entienden que puede ser inducida de una adecuada


interpretación de la responsabilidad extracontractual, impuesta
por el art. 1902 de dicho Cuerpo legal, y en las exigencias de
una correcta vecindad y comportamiento según los dictados
de la buena fe, que se obtienen por generalización analógica de
los arts. 590 y 1908 del Código Civil, pues regla fundamental es
que “la propiedad no puede llegar más allá de lo que el respeto
al vecino determina”... A la luz de estas pautas orientadoras, es
manifiesto que el ejercicio de una industria, no obstante su inte-
rés para la economía nacional, debe desenvolverse en su funcio-
namiento guardando el debido respeto a la propiedad ajena, ya
que, según autorizada opinión, el ordenamiento jurídico no puede
permitir que una forma concreta de actividad económica, por el
solo hecho de representar un interés social, disfrute de un régi-
men tan singular que se le autorice para suprimir o menoscabar,
sin el justo contravalor, los derechos de los particulares, antes
por el contrario, el interés público de una industria no contradice
la obligación de proceder a todas las instalaciones precisas para
evitar los daños, acudiendo a los medios que la técnica imponga
para eliminar las inmisiones.»
En el mismo sentido, la SAP de Badajoz, Sección 2ª, Sentencia
de 17 Ene. 2007, rec. 895/2006. Ponente: Carapeto y Márquez
de Prado, Carlos Jesús. Nº de sentencia: 15/2007.
Son varios los autores2, con los que coincidimos, que han admi-
tido, al igual que la jurisprudencia, la aplicación de la acción ne-
gatoria como cauce civil para la tutela de las inmisiones sonoras3,
tomando siempre como fundamentación jurídica el planteamien-

2. Recomendable artículo el de Antonia Nieto Alonso, Profesora Titular de


Derecho Civil, Universidad de Barcelona, «La acción negatoria como po-
sible cauce civil para la tutela del medio ambiente», publicado por Actua-
lidad Civil, Editorial La Ley.
3. M
 i reconocimiento a la concreción y planteamiento dado al artículo «El
derecho de las inmisiones y la protección contra la contaminación acús-
tica». Luís Vacas Garcia-Alos. Diario La Ley, Número 5886. Miércoles, 5
de noviembre de 2003.

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to doctrinal de la Ley catalana 13/90 de acción negatoria de las


inmisiones y la jurisprudencia que la aplica.
La definición de la doctrina de la aplicación de la acción de ne-
gación de inmisiones es recordada por la sentencia del Tribunal
Supremo de 11 de noviembre de 1988: «La acción negatoria,
definida por la doctrina como aquella que compete al propietario
de una finca para defender la libertad de su dominio, declarándo-
se la inexistencia de gravámenes sobre el mismo, frente a quien
pretende ser titular de un ius in re aliena que lo limita, o al menos
que se comporta como tal».
En base a esta incorporación, procedamos primero a determinar
el verdadero sentido y alcance de la acción negatoria de las inmi-
siones que provienen del ruido y la vibración.
La doctrina jurisprudencial en Catalunya, que admite la acción
negatoria contra la inmisión proveniente de ruidos, tiene su origen
en la sentencia de la Sección 16.ª de la Audiencia Provincial de
Barcelona de 1 de septiembre de 1999, Ponente D.ª Inmaculada
Zapata, que proclama que el actor tiene derecho a ejercitar la ac-
ción prevista en el art. 3 de la Ley de la Generalitat de Catalunya
13/1990, de 9 de julio, para combatir el exceso del nivel de ruido
provocado por la actividad del colegio colindante, más la corres-
pondiente indemnización por daño moral.
El Juzgado de Primera Instancia desestimó la acción, que en la
demanda se ejercitaba, dirigida a obtener la condena de los de-
mandados a adoptar las necesarias medidas correctoras para la
cesación de las inmisiones (consistentes en ruidos) proceden-
tes de la finca colindante, destinada en parte a patio descubierto
para las actividades de recreo y gimnasia de los alumnos de un
Colegio. Y ello, por considerar el Juez a quo, que no constaba
acreditado que se tratara de ruidos especialmente molestos, por
lo que estimó que, en cualquier caso, se estaría ante una de las
inmisiones que el art. 3 de la Llei 13/1990 considera inocuas.
Esta apreciación no es compartida por la Sala, quien no obstante
advierte que «... Resulta ciertamente difícil en esta materia pro-
nunciarse en uno u otro sentido, puesto que en gran medida todo
depende de la percepción subjetiva que el receptor pueda tener

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Jurisprudencia civil

del concepto de ruido molesto y en tal sentido no hay más que


acudir a las contradictorias declaraciones de los testigos vecinos
aportados por una y otra parte al pleito».
No obstante, la prueba pericial practicada en esos autos, deter-
minó que la pared que separaba las dos fincas, no cumplía con la
normativa administrativa aplicable a la construcción de escuelas,
ya que no existía pared propia separada 3 cm de la colindante
ni, por consiguiente, relleno del espacio entre ambas con ma-
terial aislante. De hecho, la licencia de actividad concedida por
el Ayuntamiento de Barcelona al titular del establecimiento con-
dicionaba el inicio de la actividad a la adopción de una serie de
medidas correctoras, entre las que se encontraba, precisamente,
la de que las paredes medianeras deberían cumplir determina-
dos requisitos (se hacía referencia literalmente a que las pare-
des medianeras «serán RF-120»), lo que ratificó que el colegio
adolecía de la insonorización precisa según las correspondientes
ordenanzas municipales.
Y es que no hay duda de que, ante la falta de específica regu-
lación civil en esta materia —al igual que ocurre por ejemplo en
materia de distancias entre construcciones—, cabe acudir a las
correspondientes normas administrativas que definen también el
contenido del derecho de propiedad y, en especial, el uso normal
de cada finca decisivo para regular las relaciones de vecindad o
las limitaciones del dominio legalmente impuestas por razón de la
colindancia de fincas (así se establece por ejemplo y por remisión
expresa en los arts. 551, 570, 571, 581, 587, 589, 590 y 591 del
Código Civil, CC).
Recordando la doctrina expuesta en el primer apartado de este
capítulo, tal y como se razonaba en las sentencias del Tribunal
Supremo de 4 de marzo y 3 de septiembre de 1992, incluso sería
irrelevante que no se superaran los niveles de ruido permitidos
por las normas administrativas —porque se trata de deducir—,
no si las inmisiones de tal tipo que provienen de la finca colin-
dante son administrativamente correctas, «sino si son civilmente
excesivas y molestas para los vecinos». Y es por ello que en este
supuesto la Sala atiende a la falta de cumplimentación del antes
mencionado requisito administrativo.

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Joaquim Martí Martí

En definitiva, la perturbación descrita se califica como una in-


misión, que puede eliminarse mediante el ejercicio de la acción
prevista en la Llei 13/1990, de 9 julio, que otorga al propietario de
un inmueble acción negatoria para hacer cesar las perturbacio-
nes en la propiedad ajena salvo si son inocuas (art. 3). Y ello por
cuanto, como se razona en la sentencia del Tribunal Supremo de
3 de septiembre de 1992, resulta indiscutible que, al menos, el
nivel de ruidos nunca deberá exceder de los mínimos previstos
en la Ordenanza Municipal sobre la materia.
Acción negatoria estimada, asimismo, por la SAP Córdoba, Secc.
2.ª S 27 Abr. 2004. Ponente: Sr. Berdugo Gómez de la Torre de
la que haremos completo estudio en el apartado siguiente de
este capítulo, pero que aquí interesa destacar la estimación del
ejercicio de la citada acción negatoria.
Para la Sala, el objeto principal de la acción de cesación de la
actividad que ocasiona la inmisión, debe ser la eliminación de las
perturbaciones que rebasan el límite de la obligada tolerancia.
Especialmente, tratándose de inmisiones producidas por el uso
normal, el cese ha de entenderse prioritariamente referido a la
propia inmisión, a fin de suprimirla o reconducirla a los límites de
la tolerancia, por lo que, su consecución no ha de suponer ne-
cesariamente la clausura del establecimiento o de la instalación,
ni la paralización de su actividad, soluciones sólo procedentes
cuando las medidas correctoras adecuadas y suficientes para el
cese de la perturbación, se revelan inoperantes o incapaces de
contener las inmisiones en niveles tolerables. Por ello, en rigor,
la doctrina considera que, constatada una inmisión molesta, la
elección de la forma de obtener su eliminación corresponde a
quien la produce, que podrá optar por la fórmula que mejor con-
venga a sus intereses, siempre que garantice la supresión de la
perturbación. En cambio, al vecino afectado por ella, tan sólo le
asiste el derecho a exigir su cesación, pero no el derecho a la
adopción de una u otra medida de entre las varias potencialmen-
te aptas para la consecución de ese efecto.
Reitera la Sala que, no obstante la prioridad de las medidas co-
rrectoras, su inexistencia, inoperancia o insuficiencia, permiten a los
Tribunales civiles ordenar la paralización de la actividad, sin que a la

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Jurisprudencia civil

adopción de esta medida extrema obste, en principio, la autoriza-


ción administrativa de la actividad y su normal ejercicio conforme a
las exigencias de los reglamentos que la disciplinan. La licencia y la
adecuación a la normativa administrativa no dotan a la actividad, y
a los derechos implícitos en su ejercicio, de una prelación sobre los
demás derechos perjudicados por la inmisión. En cualquier caso, el
interés colectivo o general de la actividad, no autorizaría la subor-
dinación al mismo de los derechos de los particulares sin la previa
satisfacción del justo contravalor (Cfr. STS 1.ª 12 Dic. 1980).

La indemnización por el mal causado

A toda acción negatoria le acompaña la discusión sobre la indem-


nización por el mal causado. En definitiva, calificada la conducta
como de inmisión sonora y admitida la acción negatoria sobre la
misma, consistente en la adopción de las medidas necesarias
para su desaparición, entra la jurisprudencia en la valoración de
la indemnización por haberla soportado.
En la referida SAP Barcelona, Sección 16ª, de 1 de septiembre
de 1999 se desestima la pretensión inicial del actor de la indem-
nización por el concepto de disminución de valor de su vivienda,
pero en cambio, se declara la procedencia de la reclamación for-
mulada en concepto de «daño moral», como consecuencia de
la declaración de la responsabilidad de los demandados por los
hechos objeto del pleito.
Para la Sala no se pueden considerar totalmente faltos de prue-
ba los daños morales ni cabe afirmar que sean puramente hi-
potéticos, o que provengan de simples conjeturas. Y es que,
según la línea jurisprudencial seguida, entre otras, en senten-
cias del TS de 22 de mayo y 3 de noviembre de 1995, se pue-
de englobar en el concepto de daño moral toda la gama de
sufrimientos y dolores físicos o psíquicos que haya padecido la
víctima a consecuencia del hecho ilícito y, como se razonaba en
la de 14 de diciembre de 1996 (resolviendo sobre un supuesto
de responsabilidad extracontractual), «el sufrimiento físico o es-
piritual» debe originar también una reparación «que proporcione

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en la medida de lo posible una satisfacción compensatoria al


sufrimiento causado».
Establece la Sala que es, desde luego, poco menos que imposi-
ble para la parte reclamante probar en sí la existencia de un per-
juicio de esta índole, pero cabe deducirlo por la Sala cuando con-
curran las circunstancias adecuadas al efecto. Porque hay casos
en los que de la naturaleza de los propios hechos probados de
los que se hace derivar la responsabilidad exigida en la demanda,
se deduce necesariamente la existencia de un perjuicio moral,
que como tal se puede presumir. En definitiva, las molestias y
desazón que produce todo ruido cuando excede de los límites
de la tolerable convivencia son en sí mismos perjuicios indemni-
zables que aunque difíciles de cuantificar económicamente, dada
la propia relatividad e imprecisión del concepto, no por ello dejan
de ser valorables aun de modo aproximado.
Desde luego, no cabe por esta vía duplicar de forma injustificada
la reparación de unos perjuicios que ya estuvieran suficientemente
compensados de otro modo. Sin embargo, desde el punto de vista
conceptual la reclamación distinguiendo entre daños puramente
económicos (pérdida de valor de la vivienda, que como se ha razo-
nado antes no se estimaron por la Sala) y daños morales (molestias
e incomodidades, en definitiva disminución de la calidad de vida)
es plenamente correcta. Así pues, atendidas en el caso enjuiciado
las características especiales de los hechos, la Sala considera jus-
to reconocer una cierta cantidad a modo de compensación. Al no
sufrir el actor ningún tipo de afección física o psíquica por razón de
estos hechos se fija la indemnización por este concepto, y en este
caso concreto, en la suma de 300.000 ptas.
Para la SAP de Barcelona Sección 4..ª S 14 enero de 2002.-Po-
nente: Sra. Ríos Enrich; nada impide acumular las acciones ten-
dentes a pedir la adopción de las medidas necesarias para el
cese de perturbaciones o inmisiones derivadas de relaciones de
vecindad, y concretamente, de inmisiones provenientes de ins-
talaciones autorizadas administrativamente, junto con la indem-
nización correspondiente por los daños y perjuicios materiales y
morales causados —arts. 590 y 1908 CC—. En este supuesto la
Sala estima ajustado fijar la indemnización en la cuantía de 300

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ptas. diarias para cada uno de los miembros de cada unidad


familiar y desde la fecha del inicio de las inmisiones para cada
uno de ellos, hasta el mes anterior a la fecha de la interposición
de la demanda.
En conclusión, para la Jurisprudencia, el deber de indemnizar
nace a resultas de la inmisión sonora por cuanto dentro de la
expresión «perjuicios» que se hayan causado, han de compren-
derse no sólo los de índole material, que afectan al patrimonio,
sino también los de índole moral —sufrimientos, incomodidades
o alteraciones del ánimo—, pudiendo exigirse la correspondien-
te indemnización por la vía del art. 1902 CC (Cfr. TS SS 12 de
diciembre de 1980 y 16 de enero de 1989, AP Lleida S 15 de
septiembre de 2000 y AP de Barcelona, Sección 4.ª, S 14 de
enero 2002).
Las SS TS 5 de marzo y 24 de marzo de 1993 y 7 de abril de 1997
establecen que nos encontramos ante una responsabilidad de
claro matiz objetivo, por razón del riesgo creado.
Especialmente ilustrativa del concepto indemnizable, es la SAP
de Córdoba, Sección 2.ª, Sentencia de 27 de abril de 2004, rec.
36/2004 Ponente: Berdugo Gómez de la Torre, Juan Ramón, re-
ferida en el apartado anterior, donde proclama que las molestias
generadas por la percepción de inmisiones acústicas superiores
a los niveles de tolerancia constituyen un daño moral extrapatri-
monial indemnizable. Y es que, aunque de manera inmediata no
representen un daño a la salud física o psíquica de quienes le
padecen sino un peligro potencial para ella, su percepción origina
estrés, dificultades para el reposo, la memorización, la concen-
tración y la comunicación verbal, limitaciones en la capacidad
de reacción y en el rendimiento de trabajo físico e intelectual,
así como sentimientos de miedo, impotencia, malestar, ansiedad,
desasosiego e irritación que en su injusto padecimiento constitu-
yen su verdadero daño moral.
Para esta Sala, probada la realidad y persistencia de una inmi-
sión de ruido por encima de los límites de obligada tolerancia, la
certeza del daño moral sufrido por quien se ha visto compelido a
soportarla, no requiere una prueba adicional de las reacciones,
sentimientos y sensaciones que han acompañado a su padeci-

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miento; condenando a los demandados al pago de 2.500 € a


cada uno de los dos actores reclamantes.
La STS 31 de mayo de 2000 se refiere a que la situación básica
para que pueda dar lugar a un daño moral consiste en un sufri-
miento o padecimiento psíquico. También la jurisprudencia más
reciente se ha referido a diversas situaciones, entre las que cabe
citar el impacto o sufrimientos psíquico o espiritual (23 de julio
de 1990), la impotencia, zozobra, ansiedad, angustias (STS 6
de julio de 1990) la zozobra, como sensación anímica de inquie-
tud, pesadumbre, temor o presagio de incertidumbre (STS 22
de mayo de 1995) el trastorno de ansiedad, impacto emocional,
incertidumbre consecuente (STS 27 de enero de 1998). En lo que
se refiere a las relaciones vecinales, la STS 27 de julio de 1994
considera daño moral el ataque al sosiego y legítimo disfrute en
paz de los bienes que se han adquirido conforme a la ley, y han
de ser disfrutados por su posesión pacífica y debidamente res-
petada por todos. La STS de 29 de abril de 2003 proclama un
concepto sobre el que no cabe la inmisión que es el «derecho a
ser dejado en paz».
En la jurisprudencia de las Audiencias Provinciales puede esti-
marse también generalizada la consideración como daño moral
de la agresión que al sosiego y la tranquilidad en el disfrute de la
vivienda causan a sus moradores los ruidos excesivos. Son re-
flejo de este tratamiento, las SS AP Valencia 17 de julio de 1990,
Asturias 14 de septiembre de 1993; Baleares 1 de diciembre de
1994, Murcia 24 de mayo de 1997, Barcelona 3 de marzo de
1999; Asturias 25 de febrero de 2000, Lleida 15 de septiembre de
2000, Salamanca 2 de marzo de 2000 y Valencia 19 de febrero
de 2001.
En la SAP de Barcelona, Sección 1.ª de 12 de junio 2002, Rec.
349/2001, en la que intervino el Letrado autor de este artículo
en defensa del que padecía la inmisión, se consideró concepto
y bien indemnizable el descanso, la tranquilidad y sosiego de los
vecinos, por lo que se estimó la pretensión de resarcimiento por
este concepto con el carácter de daño moral, al considerarse
deducible de la propia naturaleza de la actividad lesiva, daño in re
ipsa, real y efectivo, que no precisa la acreditación de su realidad

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Jurisprudencia civil

cuantificada por ser consecuencia forzosa del acto infractor o


acto ilícito, lo que determina por sí la obligación reparadora que
surge como efecto inevitable (también SSTS de 24 de enero de
1975, 5 de junio de 1985, 30 de septiembre de 1989, 7 de di-
ciembre de 1990, 15 de abril y 15 de junio de 1992, 25 de febrero
de 2000).
Para la Sala es acertada la valoración del Juez de instancia que
determinó como daño a indemnizar el moral por importe de
3.000 €, derivado de la agresión a valores extrapatrimoniales,
cuya valoración ha de ser discrecional y de la exclusiva aplicación
del Juzgador (SS TS 25 de junio de 1984, 22 de febrero de 1991,
20 de febrero de 1992).
La Jurisprudencia, pues, declara que, ante la realidad y persis-
tencia de una inmisión de ruido por encima de los límites de obli-
gada tolerancia, la certeza del daño moral sufrido por quien se
ha visto compelido a soportarla no requiere una prueba adicional
de las reacciones sentimientos y sensaciones que han acom-
pañado a su padecimiento. A diferencia de los procedentes de
otras causas, los daños morales derivados del ruido hallan en
la constatación de las propias inmisiones y de sus intolerables
molestias la justificación de su misma realidad, lo que no es sino
aplicación a estos casos de la doctrina de la iure ipsa loquitur.
Así se pronuncia la STS 31 de mayo de 2000 cuando señala: «la
temática planteada, aunque relacionada con la doctrina general
sobre la carga de la prueba del daño, presenta ciertas peculiari-
dades, sobre todo, por la variedad de circunstancias, situaciones
o formas (polimorfia) con que puede presentarse el daño moral
en la realidad práctica y de ello es muestra la jurisprudencia, que
aparentemente contradictoria, no lo es, así si se tienen en cuenta
las hipótesis a que se refiere». Así se explica que unas veces se
indique que la falta de prueba no basta para rechazar de plano
el daño moral (STS 21 de octubre de 1996); o que no es necesa-
ria puntual prueba o exigente demostración (STS 15 de febrero
de 1994); o que la existencia de aquél no depende de pruebas
directas (3 de junio de 1991) en tanto en otras se exige la contes-
tación probatoria (SS 14 de diciembre de 1993) o no se admite la
indemnización —compensación o reparación satisfactoria— por
falta de prueba (STS 19 de octubre de 1996).

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No son precisas pruebas de tipo objetivo (SSTS 23 de julio de


1990, 29 de enero de 1993) sobre todo en su traducción econó-
mica y ha de estarse a las circunstancias concurrentes en cada
caso, como destacan las SS 29 de enero de 1993 y 9 de diciem-
bre de 1994.
En definitiva, se produce una diferenciación y cuando el daño
moral solicitado emana de un daño material o resulta de unos
datos singulares de carácter fáctico, es preciso acreditar la rea-
lidad que le sirve de soporte; pero cuando depende de un juicio
de valor consecuencia de la propia realidad litigiosa, que justifica
la operatividad a la iure ipsa loquitur o cuando se da una situación
de notoriedad, no es exigible una concreta actividad probatoria.
Sin olvidar en este sentido la norma del art. 9.3 LO 1/1982 que
para las inmisiones en los derechos fundamentales que tutela
establece que: «la existencia de perjuicio se presumirá siempre
que se acredite la intromisión ilegítima».
Finalmente para determinar el importe de la indemnización, en
cada caso, el quantum debe determinarse valorando las circuns-
tancias concurrentes, particularmente la duración, intensidad y
frecuencia o continuidad de las inmisiones, la normalidad o anor-
malidad de los usos que las generan, el horario diurno o noc-
turno en que se producen a su ininterrupción. La SAP Lleida 15
de septiembre de 2000 tras reconocer que la cuantificación del
daño moral por ruidos molestos es compleja, indica que han de
tenerse en cuenta «las circunstancias concurrentes» y fija pru-
dencialmente la indemnización en un tanto alzado, criterio similar
siguen las SS AP Barcelona 3 de marzo de 1999 y 12 de junio de
2002, Valencia 31 de julio de 2000 y Asturias 28 de febrero de
2000, tras admitir que no existen mecanismos para el estableci-
miento de cuantías más o menos automáticas y que es inevitable
un cierto componente de subjetividad, sin olvidar que también
cabrá considerar, si no el beneficio obtenido, sí la reacción mos-
trada por el inminente frente a las reclamaciones del afectado, no
ya para anudar efectos primitivos a la indemnización, sino para
compensar el mayor sufrimiento que a éste hubiera podido oca-
sionar la indiferencia o el desprecio que el autor hubiera eviden-
ciado por la suerte de sus vecinos.

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Jurisprudencia civil

Vicios constructivos

El artº 1591 del CC y la Ley de Ordenación de la Edificación, ha-


cen responder a los que intervinieron en la construcción del edifi-
cio de los vicios acaecidos en él, ya sean del deficiente proyecto
constructivo o del proceso de ejecución.
Así pues, serán vicios reclamables los que sean defectuosos para
evitar los ruidos o los que hayan surgido durante su ejecución y
que provoquen ruido. Con la aprobación del Código Técnico de
la Edificación ya no hay duda de la exigencia de cumplimentación
de la insonorización en los edificios.
Ejemplo de vicio constructivo el de la SAP de Castellón, Sec-
ción 1ª, Sentencia de 8 Feb. 2005, rec. 248/2004; Ponente: Do-
mínguez Domínguez, Carlos. Nº de sentencia: 4/2005, donde
se considera vicio constructivo y por tanto responsabilidad del
contratista y promotor los ruidos que causa el ascensor en su
funcionamiento.

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5. JURISPRUDENCIA PENAL

El delito contra el medio ambiente.


Artº 325, 327 y 328 C.Pe

La Sentencia pionera en la aceptación de la contaminación acús-


tica como delito contra el medio ambiente fue la SAP de Palencia
de 9 de noviembre de 2000, Rollo 3/2000, P.A. 17/1999 del Juz-
gado de Instrucción num 3 de Palencia, en relación a la Sala de
Fiestas «Chapó».
Esta Sentencia fue confirmada por la STS, Sala 2.ª de 24 de fe-
brero de 2003, Ponente Sr. Granados Pérez.
Los antecedentes y hechos que motivaron la instrucción fueron,
circunstancialmente, las inmisiones sonoras provocadas por la
referida sala de fiestas, situada en el casco urbano de la ciu-
dad de Palencia, que empezó a funcionar en julio de 1994, y ya
en mayo de 1996 la Comunidad de Propietarios se quejaba del
nivel de ruido y vibraciones que emanaban de la misma. Pre-
sentadas diversas denuncias ante el Ayuntamiento de Palencia
y tras diversas comprobaciones por parte de la Policía Municipal
se dictó resolución administrativa en la que se imponía dotar a la
instalación musical de limitador. Incumplida la medida cautelar
por manipulación del precinto, se resolvió por el ente público la
imposición de multa en varias ocasiones y la clausura temporal
del negocio.

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A resultas de las inmisiones sonoras, uno de los ocupantes de un


piso situado en la Comunidad decidió trasladarse de domicilio;
otros propietarios precisaron asistencia médica.
Por todo ello, el Juzgado de instrucción núm. 3 de Palencia, ins-
truyó procedimiento abreviado que, una vez concluso, fue eleva-
do a la Audiencia Provincial de la capital, que dictó Sentencia en
fecha 9 de noviembre de 2000.
El delito contra el medio ambiente, que va a servir al Derecho
penal para castigar la contaminación acústica de las actividades
de ocio nocturnas, es el tipificado en el art. 325 CP 1995.
La Sala 2.ª del Tribunal Supremo no se refiere a «inmisiones sono-
ras» en su sentencia, sin duda, al considerar que, en todo caso,
este término es propio de la jurisdicción civil. El Alto Tribunal deja
clara su posición frente al ruido al referirse a «contaminación
acústica». Considerándola como atentatoria al medio ambiente y
a la salud pública. Por ello hemos adoptado este concepto en el
título de esta obra y no únicamente el de «ruido».
Así pues, parece diferenciar el ruido, como provocador de una
inmisión, de la contaminación acústica, como provocadora de un
perjuicio grave del equilibrio de los sistemas naturales y la salud
de las personas.
¿Supone ello un plus de exigencia? ¿Supone un límite para el ac-
ceso a la vía penal por las inmisiones sonoras? Según el Tribunal
Supremo sí, según este autor no.
Para el Tribunal Supremo, a la hora de determinar en qué casos
habrá de acudirse al Derecho penal, y qué conductas serán
merecedoras de una mera sanción administrativa, habrá de
partirse del principio de intervención mínima del Derecho penal.
Sólo ante los ataques más intolerables será legítimo el recurso
al Derecho penal.
Ahora bien, en la instrucción aparecieron como hechos probados
los que se han referido brevemente en la parte introductoria de
este artículo. Es decir, los habituales y concurrentes en la prácti-
ca generalidad de supuestos en los que se producen inmisiones
sonoras por parte de locales de ocio. Y ello es así por cuan-

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Jurisprudencia penal

to, aunque la Sala 2.ª del Alto Tribunal transcriba la consigna de


intervención mínima de su jurisdicción, acaba aplicando el tipo
penal del art. 325 CP al ruido, imputando a éste unos efectos
contaminantes y atentatorios contra el medio ambiente. En pala-
bras del TS «el ruido es una de las manifestaciones de agresión
al medio ambiente y a la salud de las personas y ello ha exigido
una respuesta del Derecho». El ruido y la contaminación acústica
aparecen, pues, como uno de los elementos descriptivos del tipo
objetivo de los delitos contra el medio ambiente.
El tipo del artº 325, como origen de la contaminación acústica,
supone contravenir las disposiciones normativas. Ahora bien,
para la protección del Derecho penal no es preciso que esas
disposiciones normativas provengan únicamente de la vía penal,
ya que según el TS pueden provenir de cualquier ámbito del de-
recho; y, es más, dictadas por cualquier administración compe-
tente para regular su emisión.
Por ello, se refiere la Sala 2.ª del Alto Tribunal a que, cuando el art.
325 CP se refiere a «el que, contraviniendo las Leyes u otras dis-
posiciones de carácter general protectoras del medio ambiente,
provoque o realice...», está constituyendo un ejemplo de Ley pe-
nal en blanco y que, si bien es cierto que corresponde al Estado
la competencia exclusiva para dictar Leyes sobre Derecho penal,
dicho principio no sufre menoscabo cuando es la legislación es-
tatal la que determina la pena y fija el núcleo esencial del injusto,
limitándose a remitir a la legislación autonómica aquellos aspec-
tos que son de su competencia, al tener las CC.AA. facultades
para dictar disposiciones generales en defensa o protección del
medio ambiente (Ley 16/2002 de la Generalitat de Catalunya de
28 de junio, de protección contra la contaminación acústica; el
Decreto 78/1999, de 27 de mayo que regula el régimen de pro-
tección contra la contaminación acústica de la Comunidad de
Madrid, y la Ley 7/2002, de 3 de diciembre, de la Generalitat
Valenciana, de Protección contra la Contaminación Acústica).
Asimismo, recordemos la regulación del art. 7 LPH, que ya esta-
blece la prohibición de realizar actividades molestas.
Incluso la ordenanza local cumple para la Sala 2.ª del TS, un pa-
pel complementario indispensable de la ley sectorial protectora

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del medio ambiente que le da cobertura, por lo que también su


contravención se integra en el tipo del art. 325 CP.
Así pues, el elemento delictivo de la Sala de Fiestas «Chapó» no
es distinto, bien al contrario, del resto de antecedentes de hecho
enjuiciados por otras jurisdicciones; por lo que el principio de
intervención mínima del Derecho penal se convierte en sentido
inverso, dando protección a la generalidad de situaciones que
perturban las exigencias de una correcta vecindad y comporta-
miento, según los dictados de la buena fe, de unas conductas
que imponen unos insobornables principios de equidad y buena
fe, rectores del ordenamiento jurídico, lesionando unos intereses
ajenos, no como naturales efectos de toda colisión de derechos,
sino consecuencia de una cierta antisocialidad de aquella acción
contaminante.
En el supuesto enjuiciado, la pena se impone ante una conducta
que ha puesto en situación de peligro grave. De hecho el tipo
del art. 325 CP tras describir las manifestaciones de la conducta
delictiva se añade que puedan perjudicar gravemente el equilibrio
de los sistemas. Es decir, la pena y la protección del derecho
penal aparecen por una posibilidad de perjuicio grave. Se trata
de un delito de peligro abstracto, extendiendo la punición a todas
las actividades de vertido, emisión, etc. (ruido, vibración y otras
inmisiones) que puedan dar lugar a un perjuicio grave, aunque no
lo hayan producido. Es decir, es la generación del riesgo lo que
activa la protección del Derecho penal, anticipándose la actua-
ción y la pena a la consumación del peligro y sus efectos.
La contaminación acústica, como delito contra el medio ambien-
te no exige, para su consumación, la producción de un verdadero
resultado de peligro como elemento del tipo objetivo, sino única-
mente la comprobación del carácter peligroso de la acción.
En la conducta del titular de la Sala de Fiestas «Chapó», el peligro
aparece evidente y perfectamente definido por atentar a la intimi-
dad personal y familiar, el derecho a la inviolabilidad del domicilio.
Parámetros que son utilizados también por la Sala Civil del Tri-
bunal Supremo —significadamente en STS de 12 de diciembre
de 1980.

118 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Jurisprudencia penal

El tipo es de peligro abstracto pero grave. El art. 325 CP contiene


dos conceptos que pueden parecer contrapuestos «puedan per-
judicar» y «gravemente».
Pero la contradicción no es tal si consideramos la contaminación
acústica como perjuicio grave por naturaleza. Como bien esta-
blece la Sala Penal del TS en la Sentencia que estamos estudian-
do, tanto el TC como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
ponen de manifiesto las graves consecuencias que la exposición
prolongada a un nivel elevado de ruidos tienen sobre la salud
de las personas, integridad física y moral, su conducta social y
en determinados casos de especial gravedad, aun cuando no
pongan en peligro la salud de las personas, pueden atentar con-
tra su derecho a la intimidad personal y familiar, en el ámbito
domiciliario, en la medida que impidan o dificulten gravemente
el libre desarrollo de la personalidad, resaltando que constituyen
supuestos de especial gravedad cuando se trata de exposición
continuada a unos niveles intensos de ruido.
Basta alzar la vista para darnos cuenta que es el mismo argu-
mento que el utilizado por la Sala Civil del Alto Tribunal del que se
ha hecho referencia en un capítulo anterior.
Perjuicio grave y prolongado. Para la Sección de la AP de Palen-
cia, que dictó la Sentencia condenatoria objeto de Recurso, éste
es un delito de «hábito», para el Tribunal Supremo es un delito
permanente cuya consumación se prolonga en el tiempo y alcan-
za hasta la cesación efectiva de la actividad ilícita. Materializán-
dose en el caso enjuiciado en padecimientos físicos y psíquicos
para varios de los vecinos del inmueble.
Con este carácter de delito prolongado no importa que el ente
local sancionara con multa o con precinto el incumplimiento de la
normativa municipal, ya que ese expediente sancionador, en todo
caso, serviría de correctivo para la actuación puntual que originó
el expediente administrativo.
Pero el delito se produciría en todos los momentos anteriores o
posteriores a esa infracción administrativa. Por lo que el sujeto, con
su actividad continuada, estaría incurriendo en infracciones admi-
nistrativas y tipos penales de forma alternativa pero axiomática.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 119

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Joaquim Martí Martí

Es decir, para el Alto Tribunal, en este caso no hay ni superposi-


ción ni adición efectiva de una nueva sanción, ya que el derecho
reconocido en el art. 25.1 CE en su vertiente sancionadora no
prohíbe el «doble reproche aflictivo» sino la reiteración sancio-
nadora de los mismos hechos con el mismo fundamento pade-
cida por el mismo sujeto, lo que no ocurre en el caso enjuiciado
teniendo en cuenta que la actividad delictiva ha persistido en el
tiempo con posterioridad a los hechos afectados por los expe-
dientes administrativos «por lo que los acusados siguieron reali-
zando la actividad delictiva investigada y que ha sido objeto de
condena judicial» .
Doctrina jurisprudencial más reciente es la referida en la STS,
Sentencia de 27/4/2007 por Ruidos del restaurante «El Portet»
en Barcelona; que confirma la SAP de Barcelona de 20/3/2006
por Delito contra el medio ambiente imponiendo cuatro años de
prisión, tres de inhabilitación especial y de cierre de estableci-
miento, y multa de 24 meses a doce euros diarios. Accediendo
asimismo, a la indemnización de 32.000 €.
Según el TS en relación a la autoría, examinando la conducta del
titular del establecimiento y no de los encargados de las máqui-
nas que causaban ruido, el delito no es de los llamados de propia
mano, es decir, de los que excluyen la posibilidad de coautoría
mediata. Lo decisivo de la imputación típica no es el movimiento
corporal del operador de los aparatos, sino la infracción de los
deberes legales y reglamentarios que incumben al titular de una
organización respecto de los bienes ajenos que puedan ser le-
sionados.
La conducta delictiva, al fin y al cabo no la ha causado el titular
del establecimiento por acción sino por permisión. «Es perfecta-
mente acorde con las máximas de la experiencia que los ruidos
propios de las máquinas y del público del restaurante que se
hayan podido comprobar con diferencia de seis meses, ante la
reconocida omisión, reconocida en el motivo tercero, de las me-
didas de insonorización, se deben producir todo el tiempo que
dure la actividad. »
Para el TS, en lo concerniente a si los ruidos emitidos con cons-
tancia durante una parte del día y durante un largo tiempo, aten-

120 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Jurisprudencia penal

tan a la salud del que los padece, la respuesta debe ser positiva:
«actualmente los conocimientos científicos han adquirido un nivel
de divulgación tal en esta materia que es innecesario hacer aquí
una reseña prolija de los mismos».
Nueva casuística es la referida en la STS 749/2006 de 31/01/2007,
Ponente Excmo. Sr. D.: Joaquín Giménez García. Ruidos produ-
cidos por «Pub Probst». Por delito de contaminación acústica,
imponiendo la pena de dos años, tres meses y un día de prisión,
inhabilitación para el derecho de sufragio durante el mismo tiem-
po y durante un año para profesión u oficio. 16 meses de multa
a 6 € diarios. Indemnización de 5.500 € más 30 € por día hasta
curación. La Sala acaba solicitando la petición de un indulto al
Gobierno.
El TS verifica que, lejos de encontrar un vacío probatorio, el Tri-
bunal sentenciador con un detalle que supera el canon de mo-
tivación exigible, en los fundamentos jurídicos de la sentencia,
efectuó un inventario de los reiterados y graves incumplimientos
a las órdenes emanadas de la Alcaldía de Jaén a lo largo de
los tres años, así como de las concretas probanzas constituidas
por informes técnicos y declaraciones acreditativas de la emi-
sión de ruidos procedentes del equipo de música del Pub muy
por encima de la concreta normativa aplicable; y, finalmente, en
adecuado nexo de causalidad la existencia de un grave perjuicio
para la salud de las personas, en el caso de autos concretada en
la persona de Dolores C.
Curiosa es la resolución del motivo de recurso cuarto: Al respecto
se dice por el recurrente “... francamente no podemos dejar de ma-
nifestar nuestra desagradable sorpresa al conocer el contenido de
la sentencia...”. Para el TS es normal y está en línea con la naturale-
za humana: «Sería heroico —y por tanto excepcional—, demandar
la adhesión al fallo judicial por quien ha sido condenado».
En definitiva, para el TS que el ruido es un factor patógeno, es algo
fuera de duda, y que el tipo del artº 325 es norma en blanco cuya
técnica ha sido declarada admisible constitucionalmente por no
atentar al principio de taxatividad penal, aunque es técnica que
debe ser aceptada con prudencia, es afirmación aceptada por la
comunidad jurídica habiéndose admitido por el Tribunal Constitu-

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 121

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Joaquim Martí Martí

cional, entre otras la STC 219/89 “... si bien los preceptos legales
o reglamentarios que tipifican las infracciones deben definir con
la mayor precisión posible los actos u omisiones o conductas
sancionables, no vulnera la exigencia de lex certa que incorpora
el artº 25.1º CE la regulación de tales supuestos ilícitos median-
te conceptos jurídicos indeterminados, siempre que su conexión
sea razonablemente factible en virtud de criterios lógicos, técni-
cas o de experiencia, y permitan prever, por consiguiente, con la
suficiente seguridad, la naturaleza y características esenciales de
las conductas constitutivas de la infracción tipificada...”.
El TS admite claramente que hoy día el Medio Ambiente es un
concepto que abarca y se integra por un abanico de derechos
fundamentales de los que la contaminación acústica constituye
un ataque contra aquél. En tal sentido se pueden citar como refe-
rentes normativos desde la Directiva 2002/49 C.E. de 25 de Junio
de 2002 sobre la Evaluación y Gestión del Medioambiente, a la
Ley 37/2003 de 17 de Noviembre —Ley del Ruido—.
Como precedentes jurisprudenciales se pueden citar, entre las pri-
meras tres sentencias del TEDH, las sentencias de 9 de Diciembre
de 1994, caso López Ostra vs España, 19 de Febrero de 1998, caso
Guerra vs Italia y 2 de Octubre de 2001, caso Hatton vs Reino Unido.
En esta última sentencia se relaciona el ruido como agente agre-
sor de la intimidad domiciliaria. También del Tribunal Constitucio-
nal se pueden citar las SSTC 119/2001 de 24 de Mayo, 16/2004
de 23 de Febrero y 25/2004 de 26 de Febrero. De esta Sala,
citaremos solamente por su importancia, la STS 52/2003 de 24
de Febrero. En esta sentencia se admite la aplicación del tipo
previsto en el art. 325 del Código Penal.
En definitiva, para el TS la protección del medio ambiente, a tra-
vés de la interdicción del ruido, es un bien jurídico que queda
enmarcado en el ataque a los derechos fundamentales como el
derecho a la salud y a la intimidad personal y familiar, y que ya ha
pasado a formar parte del acervo de valores comúnmente acep-
tados por nuestra sociedad. En relación al elemento subjetivo del
injusto, éste se integra por el conocimiento para el responsable
del riesgo creado por su conducta activa y pasiva, que puede ir
desde la pura intencionalidad de causar el efecto, al dolo even-

122 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Jurisprudencia penal

tual, según el nivel de representación de la alta probabilidad de


que se produjera esa situación de peligro.
En el caso enjuiciado por el TS, el delito fue conformándose por la
reiteración y repetición a lo largo de tres años de conductas que
agreden el medio ambiente por contaminación acústica, conduc-
ta delictiva que fue precedida de expediente administrativo sin
riesgo de vulneración del non bis in idem. Basta recordar que la
única sanción administrativa impuesta fue de 400 €, según se
recoge en la motivación de la sentencia, respuesta mínima dada
la enormidad de la antijuridicidad y culpabilidad de los autores y
de los efectos para la vida humana producidos.
Pero el delito contra el medio ambiente no sólo se aplica a «pubs»,
sino también a particulares. En la STS de 20/6/2007 el supuesto
enjuiciado deriva de la música de intensidad excesiva de un veci-
no que molesta a otro en Montgat (Barcelona).
El TS anula la sentencia absolutoria de 3/2/2006 de la AP Barcelona
y condena por delito medioambiental del art.325 del CP con la cir-
cunstancia agravante del 326 b), aplicando, no obstante, la eximente
incompleta de trastorno psíquico. Condena a 2 años de prisión.
Los hechos enjuiciados son los resultantes de la conducta de
Joan, «mayor de edad, sin antecedentes penales, que padece
un trastorno de la personalidad mixto y de grave entidad. Entre
los años 1999 y 2003, la música que sonaba en su domicilio, se
escuchaba en el piso de su vecino Braulio, que ocupa el 1º del
citado inmueble. Y, ello dio lugar que el mismo, en 19 ocasio-
nes, solicitara el auxilio de la policía municipal, quien levantó las
correspondientes acta de toma de ruidos, sobrepasando el que
procedía del domicilio del acusado los niveles permitidos por la
legislación local y general.»
En este caso el recurso de la sentencia absolutoria corrió a car-
go del Ministerio Fiscal1, que respetando la relación fáctica de la
sentencia considera infringido el artº 325 C. Pe.

1. En relación a las funciones del Ministerio Fiscal: MINISTERIO FISCAL Y


MEDIO AMBIENTE: ALGUNAS CUESTIONES SOBRE LA INVESTIGA-

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 123

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Joaquim Martí Martí

El TS coincide con el Ministerio Fiscal en que, lo cierto, es que


no se precisa la prueba de un efectivo perjuicio para la salud de
las personas, puesto que, de producirse, llevaría al concurso del
delito contra el medio ambiente con otro más de lesiones.
Por otro lado, en este supuesto, en el que el nivel de los ruidos,
comprobado a través de diversas y sucesivas mediciones llevadas
a cabo por funcionarios policiales, alcanzó en alguna ocasión 66
decibelios, más del doble del máximo permitido por la norma ad-
ministrativa aplicable, a la que remite el precepto penal, y con unos
valores medios de 45-50 decibelios, es decir, de un 50% superior al
establecido legalmente como límite, no puede caber duda alguna,
de acuerdo con las máximas de experiencia más elementales, cita-
das por la referida Sentencia de 27 de Abril de 2007, de que creaba
ese riesgo concreto de la suficiente gravedad para la salud, exigido,
como elemento esencial, para la existencia del ilícito penal.
Si además, tenemos en cuenta que la perturbación sonora era
sufrida por las otras personas a horas realmente intempestivas,
propias de los períodos de descanso, y en su propios domicilios,
la consideración penal de la conducta del acusado, en orden a
su necesaria gravedad, se ve aún más reforzada, desde el punto
de vista de los requisitos del tipo.
Por todo ello, el TS considera responsable de dicho delito el acu-
sado, Joan , por la directa participación que tuvo, como autor,
en el ilícito enjuiciado, según la descripción que del mismo se
recoge en la narración fáctica anteriormente admitida. Resultan
de aplicación, al concurrir la eximente incompleta de trastorno
psíquico, los mínimos de las penas inferiores en un grado a las
previstas en el Código Penal para esta clase de conductas, de
acuerdo con lo dispuesto en el artículo 68 de ese Cuerpo legal,
atendida la entidad del trastorno mental sufrido por el acusado y
sus circunstancias personales, fijándose, por otra parte, la cuota
diaria de la sanción pecuniaria, a la vista de la ausencia de datos
acerca de la situación económica de Joan, en dos euros.

CIÓN DE LOS DELITOS MEDIOAMBIENTALES. Diario La Ley 6667. 8 de


marzo de 2007. Manuel Jesús Dolz Lago. Fiscal del Tribunal Supremo.

124 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Jurisprudencia penal

Concurrencia del delito contra


el medio ambiente con el de
prevaricación especial para el Alcalde
que no actúa contra el infractor

A nuestro entender, y como se ha referido, puede referirse como


logro jurisprudencial civil la admisión de la inmisión sin la necesi-
dad de acreditar el decibelio, también la admisión de la indemni-
zación como daño moral, su cuantificación, y, finalmente, la ad-
misión por la jurisprudencia penal del ruido como contaminante
del artº 325 del C Pe. Pero el más reciente logro jurisprudencial
es la admisión del delito de prevaricación especial para el Alcalde
que deja sobre la mesa las denuncias contra el ruido.
Y ello por cuanto, no nos engañemos, las inmisiones sonoras
siempre se producen tras la inactividad del Ayuntamiento ante
las denuncias de los vecinos. Si los ayuntamientos aplicaran las
leyes del ruido, podrían adoptar, como medida cautelar, el precin-
tado del equipo, y al aplicar la sanción, el cierre temporal o total
del establecimiento y la retirada de la Licencia.
Hasta ahora los ayuntamientos se han limitado a realizar pruebas
sonométricas (que servían al menos para acreditar la inmisión
frente al órgano judicial), a aplicar sanciones económicas y órde-
nes de cierre y precinto que no se cumplían, etc.
Con la actual doctrina penal del delito de prevaricación especial,
los Alcaldes, antes de responder penalmente por inactividad, se
preocuparán de la correcta aplicación de las leyes y de las san-
ciones. Y todo ello por la doctrina penal del «caso Villareal». STS
Sala Segunda, de lo Penal S 19 Oct. 2006. Ponente: Martín Pallín,
José Antonio.
Para el TS la conducta del Alcalde de Villareal, en el caso, integra
una decisión por acción y omisión o dejación de funciones que, de
forma deliberada, se sitúa al lado de una industria contaminante
en contra de los intereses de los ciudadanos. Sus actuaciones se
pueden considerar absolutamente arbitrarias y deliberadamente
injustas, dada la existencia de un perturbador ruido emanado del

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 125

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generador de la fábrica que afectó gravemente a algunos vecinos


y despertó las protestas de los más directamente afectados, de
asociaciones y grupos alarmados, hasta el punto de que los he-
chos llegaron a convertirse en un problema de pública y notoria
trascendencia. Resulta incomprensible que ante la avalancha y
reiteración de quejas se limitase a enviar agentes de la Policía
Municipal con aparatos de medición inútiles y finalmente, reduce
el trámite, una y otra vez, a «dejar el asunto sobre la mesa» hasta
la llegada de una nueva oleada de protestas. Obra «a sabiendas»,
incumpliendo la normativa y sin tener en cuenta sus obligaciones
puesto que la empresa solicitó durante su mandato la preceptiva
autorización y no sólo empieza a funcionar sin obtenerla sino que
tampoco adoptó las correcciones acústicas indicadas.
Por permitir las flagrantes irregularidades denunciadas durante
años, el TS considera que comete un delito continuado de pre-
varicación medioambiental; y le impone la pena de un año y seis
meses de prisión, más ocho años de inhabilitación especial para
empleo o cargo público, por lo que el Alcalde tuvo que dimitir de
su cargo electo.
En cuanto a la conducta de la fábrica de pavimentos. Para el TS
la contaminación acústica no puede medirse en un análisis de
laboratorio sino por sonímetros; se utilizan para ello unos pará-
metros que se expresan en decibelios A y B y sirven para deter-
minar cuándo se superan unas barreras marcadas para el funcio-
namiento de los emisores de toda clase de ruidos. La sentencia
recurrida, en el caso, consideró que no se habían practicado
mediciones fiables que acreditasen que los ruidos emitidos por
la fábrica de pavimentos afectaban gravemente a la salud física o
psíquica de las personas.2
Sin embargo, ante una acumulación reiterada de tantos indicios
resulta temerario prescindir de ellos y refugiarse en un dato nega-

2. E xcelente artículo el titulado EFICACIA Y ADMISIBILIDAD DE LA PRUE-


BA PERICIAL EN EL ENJUICIAMIENTO DE DELITOS CONTRA EL MEDIO
AMBIENTE. Diario La Ley 6551. 18 de septiembre de 2006. Jordi Nieva
Fenoll, Joseph Vives-Rego, Mirentxu Cordoy Bidasolo

126 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Jurisprudencia penal

tivo y evasivo que se limita a desvalorizar los aparatos medidores


del ruido, pues los juzgadores tenían datos técnicos imprescindi-
bles para afirmar que estaban inutilizados o eran inservibles. Lo
cierto es que la empresa instaló una «central de cogeneración»
que comenzó a funcionar sin la preceptiva autorización —aunque
más adelante presentó el proyecto oficial de instalación junto al
estudio de impacto medioambiental—, y que las medidas correc-
toras de aislamiento acústico propuestas nunca fueron ejecuta-
das, pese a las fundadas y reiteradas quejas de los vecinos. La
actuación del único acusado, por parte de la generadora de los
ruidos, le convierte en autor de un delito medioambiental, pues,
dada su condición de representante legal, adquiere la condición
de garante con pleno dominio funcional y capacidad decisoria.
Este capítulo, se convierte pues, en lectura obligada para cual-
quier cargo público que esté relacionado directamente con el
medio ambiente y la contaminación acústica.

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6. J
 URISPRUDENCIA DE LO
CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO

Inactividad de la Administración

En la casuística jurisprudencial en el ámbito de lo contencioso-


administrativo, se han dado supuestos enjuiciados en los que se
hace referencia a la inactividad de la Administración, o bien que la
actuación de ésta no fue lo contundente que cabía esperar frente
a la manifiesta ilegalidad de la actividad que provoca ruidos, en
relación con la licencia obtenida, o con la falta de respeto a la
normativa que regula el modo de desarrollar las actividades.
Para la jurisdicción contencioso-administrativa, no basta con
regular mediante las oportunas ordenanzas, la protección del
medio ambiente, la prohibición de venta de alcohol fuera de los
establecimientos que tengan licencia para ello y la limpieza en
los lugares públicos, sino que es preciso que, con los medios
adecuados, como pueda ser una dotación policial, se hagan
efectivas dichas ordenanzas impidiendo que se sobrepasen los
límites de emisión de ruidos. Que se proceda, además, al cierre
de los establecimientos que lo incumplan e incluso dispersando
las concentraciones de jóvenes cuando se sobrepasan dichos
límites; esto es, la prohibición del tan perseguido «botellón».
Con ello no se trata de ejercer una represión policial, sino dentro
de los límites de dicha función, denunciar, una y otra vez, las in-

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fracciones administrativas, incomodar y disuadir a los jóvenes en


sus comportamientos y no favorecer, mediante cortes de tráfico
y vallas, dichas concentraciones; porque los derechos de los jó-
venes a expresarse y reunirse encuentran sus límites en los dere-
chos de los demás ciudadanos a la libre circulación, al descanso
y a la propia vida entendida en un sentido amplio, no sólo físico,
que se ven menoscabados al no adoptar la Administración las
medidas adecuadas y suficientes para paliar al menos en parte
los efectos negativos del mal uso de dichas actividades.
En estos supuestos de inactividad de la Administración, que per-
judica a los vecinos de una concreta zona, ha de condenarse a
aquélla a que adopte las medidas que impidan el consumo de
bebidas alcohólicas fuera de los establecimientos y la utilización
de aparatos musicales que sobrepasen los límites de emisión
permitidos, facilitando la libre circulación de los vecinos.
La Sección 1.ª de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del
Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en el recurso núm.
949/1998, interpuesto por la Asociación de Vecinos Torre del Oro,
Centro Histórico Monumental y Barrio del Arenal, contra resolución
del Ayuntamiento de Sevilla, examina los supuestos de inmisiones
que también han sido objeto de intervención por el resto de las
jurisdicciones descritas en este artículo con anterioridad.
La Asociación actora, integrada por vecinos de Torre del Oro, Cen-
tro Histórico Monumental y Barrio del Arenal, interpone recurso
contra la inactividad de la Administración Municipal de Sevilla ante
la actitud de los jóvenes que, durante los fines de semana de la mi-
tad del año, se aglomeran en las calles, consumiendo bebidas al-
cohólicas hasta el amanecer, causando numerosas molestias de-
bido a las voces, ruidos, peleas, actos vandálicos, etc., impidiendo
el descanso de los vecinos, e incluso el acceso a sus viviendas.
Se pone de manifiesto, en estos autos de recurso contencioso,
la necesidad de afrontar un problema que, efectivamente, es co-
mún a muchas ciudades de España por el fenómeno sociológico
que comporta.
La Jurisdicción contencioso-administrativa también es capaz de
ofrecer una tutela judicial frente a las molestias que se causan

130 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Jurisprudencia de lo contencioso-administrativo

por el ejercicio antisocial de las actividades que ocasionan inmi-


siones sonoras. Para esta Jurisdicción «la “movida” es un fenó-
meno sociológico producto de causas heterogéneas que está
provocando verdaderos estragos en la Sociedad por el abuso del
consumo de alcohol y drogas, violencia en las personas y bienes
y molestias a los vecinos de aquellas zonas donde por una u otra
causa son elegidas por los jóvenes para concentrarse».
Se da por sentado que «no puede el Ayuntamiento usar méto-
dos represivos salvajes ni impedir concentraciones de jóvenes o el
consumo de alcohol o la utilización de vehículos de motor, y que
la responsabilidad de los padres, educadores y de la sociedad en
general no es ajena al fenómeno, porque la falta de educación,
cultura, solidaridad y civismo de nuestros jóvenes son la causa de
los efectos indeseables de este fenómeno social. Compartimos
igualmente que no sólo la Administración Municipal, sino la del
Estado y Comunidad Autónoma en el ámbito de sus respectivas
competencias, puede combatir mediante el ejercicio de la acción
policial correspondiente, el tráfico de estupefacientes, la violencia
callejera, etc., para que se haga efectiva la seguridad ciudadana».
Para la Sala de lo Contencioso, no se está enjuiciando a los pa-
dres, educadores, a la Sociedad, sino revisando una inactividad
de la Administración Municipal denunciada por los vecinos afec-
tados en una concreta zona de “movida” y particularizada en tres
cuestiones relativas a impedir el consumo de bebidas alcohólicas
en la calle, la utilización de aparatos musicales de gran poten-
cia en la calle o fuera de ella, control de ruido de motocicletas
y facilitar la circulación de los vecinos a pie y en vehículo a sus
domicilios.
En definitiva, no basta con regular mediante las oportunas orde-
nanzas la protección del medio ambiente, la prohibición de venta
de alcohol fuera de los establecimientos que tengan licencia para
ello, la limpieza en los lugares públicos, sino que, con los me-
dios adecuados, hacer efectivas dichas Ordenanzas, impidiendo
se sobrepasen los límites de emisión de ruidos, procediendo al
cierre de los establecimientos que lo incumplan e, incluso, dis-
persando las concentraciones de jóvenes cuando se sobrepasan
dichos límites.

La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones 131

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La condena a la inactividad de la Administración ante tales ile-


galidades, proviene del principio constitucional que proclama
que la Administración debe servir con objetividad los intereses
generales con sometimiento pleno a la Ley y al Derecho y a
los fines que la justifican. Estimando la Sala que se pueden
adoptar medidas de control adecuadas para evitar el ruido, la
venta de bebidas alcohólicas en la calle, la utilización de aqué-
lla como urinario público, los daños al espacio público y sus
elementos, y permitir la libre circulación de personas y vehícu-
los, como es una dotación policial adecuada que exija en todo
momento el cumplimiento de cuantas normas y Ordenanzas
estén vigentes en sus estrictos términos. A la Administración
le incumbe en su función de policía el cumplimiento del deber
de vigilancia de horarios de cierre, emisión de ruidos de bares,
vehículos, etc.
Los vecinos no tienen el deber jurídico de soportar la incomodi-
dad de acceso a sus viviendas, el exceso de ruidos que impiden
el descanso nocturno y otras molestias que se pueden paliar si
la Administración, en el ámbito de su competencia, no hace de-
jación de su función, y adopta cuantas medidas sean necesarias
para exigir el cumplimiento de la Ley, haciendo posible que el
ejercicio de un derecho por parte de un sector de la población
no menoscabe los derechos de los vecinos de la zona en la que
se concentran.
Ciertamente, dichas medidas pueden resultar impopulares y
pueden tener un coste electoral por parte del sector afectado,
pero no hay que olvidar que la Administración, como proclama el
art. 103 de la Constitución (CE), «debe servir con objetividad los
intereses generales con sometimiento pleno a la Ley y al Derecho
así como a los fines que la justifican».
Y es por todo ello, que la Sala dicta sentencia contra la resolución
presunta del Ayuntamiento de Sevilla desestimatoria de la peti-
ción efectuada por la asociación vecinal, anulando la misma y or-
denando al Ayuntamiento a adoptar las medidas que impidan el
consumo de bebidas alcohólicas fuera de los establecimientos,
la utilización de aparatos musicales que sobrepasen los límites de
emisión permitidos, facilitando la libre circulación de los vecinos.

132 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Jurisprudencia de lo contencioso-administrativo

Esta sentencia tiene el honor de haber sido la precursora y cau-


sante de la actividad normativa por parte de diversas Comunida-
des Autónomas para la erradicación del fenómeno del «botellón».

El autocontrol administrativo

La jurisdicción contenciosa también se ha preocupado de regular


la actividad administrativa causante de ruido. Así el TS, Sala de
lo Contencioso, Sección 4ª, en sentencia de 13 de abril de 2005,
nº de recurso 8343/2002, tiene ocasión de examinar la conducta
municipal de los carnavales canarios.
Por el Presidente de la Comunidad de Propietarios de un deter-
minado edificio, se presentó ante el Ayuntamiento de Las Palmas
de Gran Canaria, solicitud de que se trasladase a otro lugar la
celebración del festejo popular denominado “mogollón carnava-
lero”, típico y habitual de la ciudad indicada, dadas las molestias
que causaba a los vecinos. Desestimada dicha petición se inter-
puso recurso contencioso-administrativo.
El TS en el estudio del fondo de la cuestión planteada, se refiere
a que, en efecto, el festejo es una actividad susceptible de cau-
sar molestias no ligeras a los vecinos y, aunque se ponderan el
interés publico de aquel festejo y el arraigo popular del mismo,
se declara que el Ayuntamiento como Administración pública,
incluso aunque la cuestión implique un desgaste político, debe
actuar en defensa de la legalidad vigente y con respeto de la
reglamentación sobre actividades molestas. Por ello, se entien-
de no conforme a derecho la resolución del Alcalde impugnada
que se anula, y se declara que el Ayuntamiento debe decidir la
instalación del festejo en otro lugar que no coincida con el que
venía siendo tradicional. En estos términos, se estima el recurso
contencioso administrativo interpuesto.
Para el TS, se exige a la Administración el mantenimiento de la
tranquilidad pública que, desde luego, no se asegura cuando du-
rante un tiempo considerable ésta permite la producción de rui-
dos que causan molestias al vecindario e impiden o dificultan el
descanso nocturno. Por otra parte, en modo alguno se despren-

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Joaquim Martí Martí

de del propio Reglamento de Actividades Calificadas que sólo


deba aplicarse a las de carácter permanente, por lo que hemos
de estar al tenor de su normativa y sobre todo del bien jurídico
protegido. Además de ello, es claro que por su jurisprudencia, y
por la del Tribunal Constitucional, amén del propio Tribunal Su-
perior de Justicia Europeo, se está procurando cuidadosamente
la protección contra las contaminaciones acústicas que no son
tolerables y no deben ser padecidas por la población, en general,
o por el vecindario próximo, en particular.

Actividades molestas

La referencia al Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres,


Nocivas y Peligrosas, Decreto 1414/1961, de 30 de diciembre de
1961, nos sirve para someter nuevamente a examen las activi-
dades que son calificadas como molestas. Así el art. 3: «Serán
calificadas como molestas las actividades que constituyan una
incomodidad por los ruidos o vibraciones que produzcan o por
los humos, gases, olores...». Y a éstas el art. 11 les impone que «...
habrá de tenerse en cuenta en todo caso para su funcionamiento
deberán dotarse inexcusablemente de los elementos correctores
para evitar molestias AL VECINDARIO».
Es por ello que el examen de la Licencia que va a conceder o que
ha concedido el Ayuntamiento a una actividad, que se supone va
a generar inmisiones sonoras, abre otra vía a la actuación reviso-
ra contencioso-administrativa.
El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo núm. 5 de Sevilla,
en el Procedimiento Ordinario 857/2001, dictó Auto resolviendo
la petición de medidas cautelares y acordando la suspensión de
la licencia municipal de instalación de la actividad de discoteca
en previsión de las inmisiones que se iban a ocasionar en una
zona, ya de por sí, castigada por el ruido.
La concesión de licencias y autorizaciones provisionales para el
ejercicio de actividades susceptibles de inmisiones sonoras, ha
sido, pues, objeto de sanción por parte de los Tribunales.

134 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Jurisprudencia de lo contencioso-administrativo

La Sección Tercera del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía


en sentencia de 29 de marzo de 2001, Recurso 2303/1996, con-
sideró contraria a derecho la autorización provisional concedida
por el alcalde a los empresarios explotadores de carpas destina-
das a discotecas en la zona de Sancti Petri, condenando al Ayun-
tamiento de Chiclana (Cádiz) a una indemnización compensatoria
para el restablecimiento de una situación jurídica individualizada
[recurso interpuesto por un particular y representado por nuestro
compañero y amigo Joaquín Herrera del Rey, contra el Ayunta-
miento de Chiclana de la Frontera, Cádiz].
La gravedad de esta arbitraria actuación municipal queda paten-
te por los perjuicios que para los vecinos ocasionó el desarrollo
de la actividad molesta, sin previa exigencia de medidas correc-
toras, y por ello se concluye que los dos actos administrativos
objetos de examen de legalidad son nulos.
Nulidad que no sólo afecta a los actos administrativos, sino que
habilita al reclamante a obtener el resarcimiento por los perjuicios
que se le ha ocasionado por la ejecución de los mismos. Indem-
nización que la Sala considera adecuada en la suma de 900.000
ptas., a satisfacer por la Corporación Municipal.
Por último, recordar aquí que la adopción de medidas cautela-
res de suspensión de actividad en materia de actividades clasi-
ficadas como molestas, con el fin de hacer cesar la excesiva y
reiterada emisión de ondas sonoras que implica molestias para
los vecinos de un inmueble, ha sido constantemente reconocida
por la Jurisprudencia del Tribunal Supremo, en sentencias de 30
de octubre y 22 de noviembre de 2000 y en la más reciente de
la Sala 3.ª del Tribunal Supremo, Sección 4.ª, de 16 de enero de
2002, Ponente: Sr. Soto Vázquez. En esta última:
«... la Sala de instancia ha declarado probado que el local clausu-
rado ocasionaba continuas molestias a los vecinos del inmueble
a causa de las emisiones sonoras que proyectaba, rebasando
los límites permitidos y perturbando reiteradamente el sosiego y
tranquilidad de los mismos, y también que se siguieron sucesivos
expedientes en los que se dio audiencia a la empresa interesada
y se efectuaron requerimientos encaminados a que se adoptasen
las medidas correctoras precisas para evitar dichas molestias,

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Joaquim Martí Martí

pese a lo cual se constató, atendiendo a las nuevas quejas veci-


nales e inspección municipal, que el límite sonoro seguía exce-
diendo de lo permitido, acordándose, en fin, el cierre cautelar de
dicho local en tanto no se comprobase que se había cumplido
con las garantías técnicas necesarias para el buen funcionamien-
to de las instalaciones, y alzándose la medida cautelar seis días
después de haberse precintado el local, una vez comprobado
que la transmisión sonora a las viviendas inmediatas ya no resul-
taba molesta al haberse tarado y precintado los dos limitadores
instalados...»
Por ello se desestima el recurso interpuesto por la titular de la
actividad, que pretendía declarar la antijuridicidad de la actuación
municipal consistente en el cierre cautelar de una discoteca, sin
otra invocación que el art. 24 L 5/1993 de 21 Oct. CA Castilla y
León (actividades clasificadas), así como de determinado artículo
de una Ordenanza municipal de ruidos y vibraciones y el art. 62.1
e) LRJAP.

136 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Otras inmisiones

7. E
 L EXAMEN A OTRAS
INMISIONES

Las Leyes del ruido se refieren al ruido y a la vibración, pero exis-


ten otras inmisiones mediambientales que atentan al derecho a
ser dejado en paz.
De hecho, estas otras inmisiones aparecen concretadas en el
Código Civil de Catalunya, que al ser el código normativo más
moderno, ya las incluye en todas sus variantes:
Artº 546-13. Inmisiones ilegítimas.
Las inmisiones por humo, ruido, gases, vapores, olor, calentamiento, vi-
bración, ondas electromagnéticas, luz y otras similares producidas por
actos ilegítimos de los vecinos y que causen daños a la finca o a las per-
sonas que habitan en ellas están prohibidas y generan responsabilidad
por el daño causado.

El citado Código Civil catalán, pues, se convierte en la norma civil


con mejor definición normativa de las referidas inmisiones. Ade-
más, como puede comprobarse, incluye la responsabilidad por
el daño causado, algo que las leyes medioambientales estatales
olvidan expresamente.
Al fin y al cabo, el legislador civil catalán no hace más que recoger
la doctrina jurisprudencial civil sobre estas inmisiones.

La contaminación por olores,


vibraciones y fluidos

Cuando la inmisión procede de olores o fluidos, los mismos con-


ceptos que se han fijado para la inmisión sonora son utilizados

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Joaquim Martí Martí

por la jurisprudencia, de tal forma que pueda hablarse de aplica-


ción analógica.
Especialmente ilustrativa, por tratarse de inmisiones de cuadra
de cerdos en finca colindante, es la SAP de León, Sección 1.ª,
de 29 de octubre de 1992. Ponente: García Prada, Manuel; que
determina como tipo legal de amparo para este tipo de inmisio-
nes el art. 1908.2 CC, al referirse: «por los humos excesivos, que
sean nocivos a las personas o a las propiedades». Esta sentencia
y las SS TS 15 de marzo y 24 de mayo de 1993 y 7 de abril de
1997 dicen que nos encontramos ante una responsabilidad de
claro matiz objetivo, por razón del riesgo creado; se trata de una
responsabilidad ligada al riesgo o peligro de ciertas formas de
explotación, que obligan a su titular al empleo de todos los me-
dios necesarios para prevenir y evitar su traducción en daños.
La acción que se ejercita en la demanda, se fundamenta en las
inmisiones que se generan en la finca propiedad de los deman-
dados, y cuyas manifestaciones más palpables son los malos
olores (de cuadra de cerdos), y la contaminación de los pozos
de los actores.
Esta Sala entiende la inmisión, como la ingerencia en la esfera
jurídica ajena mediante la propagación de sustancias nocivas o
perturbadoras, comprendiendo también la realización de aque-
llos actos que tienen lugar en el inmueble propio, pero que reper-
cuten negativamente en el ajeno, de forma que lesionan en grado
no tolerable para el hombre medio (según las circunstancias y
lugar), el disfrute de derechos personales (derecho al descanso,
intimidad, bienestar o patrimoniales). Para esta Sala, en el mun-
do actual en que nos hallamos, con una sociedad fuertemente
industrializada y con tendencia a su potenciación en el futuro, no
cabe duda que es difícil armonizar el progreso de los pueblos y
el avance tecnológico, con el adecuado respeto a la naturaleza y
a la vida tranquila y reposada de la persona que repercute en su
bienestar, debiendo buscarse fórmulas o medios que hagan po-
sible ambos objetivos, los dos legítimos, y para ello será preciso
regular estrictamente las condiciones bajo las que habrán de de-
sarrollarse las actividades industriales, ganaderas, de servicios,
incluso de recreo u otro tipo, sin que ello suponga un ataque a

138 La defensa frente a la contaminación acústica y otras inmisiones

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Otras inmisiones

derechos subjetivos legítimos de personas o bienes que se en-


cuentren en su ámbito de influencia o afectación.
Reflexiona la Sala, que, en estos casos, es muy frecuente que la
parte demandada, ante una imputación de contaminación o in-
misión nociva, alegue que ha cumplido escrupulosamente todos
los requisitos y respetado la normativa administrativa, de ámbito
estatal, autonómico o municipal que regule la materia. Pero ello
no es suficiente a efectos de una reclamación planteada en el
contorno de las relaciones jurídico-civiles, pues muchas veces la
observancia de aquellos presupuestos ha sido meramente for-
mal o superficial, y en otras, se ha demostrado que es ineficaz o
anacrónica, puesto que se ha producido el hecho contaminante.
La legislación que regula la normativa en nuestro país, se remon-
ta al Decreto 2414/1961 de 30 de noviembre, de Industrias Mo-
lestas, Insalubres, Nocivas y Peligrosas, y posteriores modifica-
ciones, el art. 590 y 1902 en relación con el art. 1908 del Código
Civil, y más recientemente nuestra Constitución, que contiene
una referencia concreta a la protección del medio ambiente, y la
calidad de vida en el art. 45. Por último, existe la novísima legis-
lación, si bien reducida a su perímetro territorial, como es la Ley
13/1990, de 8 de julio, de Acción Negatoria, Sumisiones, Servi-
dumbres y relaciones de vecindad, aprobada por el Parlamento
de Cataluña (modificada ahora por el Código Civil de Catalunya),
que introduce una acción negatoria que permite al propietario
perjudicado por inmisiones dañosas o molestas, hacer cesar
todas las perturbaciones ilegítimas de su derecho que no sean
objeto de la acción reivindicatoria.
En proyección de toda la doctrina antes expuesta a las inmisio-
nes por olores y fluidos, se viene a considerar por la Sala de
Apelación, que acreditada la corta distancia entre la fosa séptica
de la nave de crianza de cerdos de los demandados, 4 metros
y 10 metros respecto de los pozos situados en las fincas de los
actores; la circunstancia acreditada de la contaminación del agua
de los pozos, no siendo recomendable ni para regar, presentan-
do los pozos manchas y escurridos oscuros en sus paredes;
estando asimismo acreditado los permanentes malos olores a
cuadra de cerdos (los propios demandados lo reconocen en su

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Joaquim Martí Martí

interrogatorio) y así lo refleja la farmacéutica y los testigos; está


suficientemente probada la existencia de unas inmisiones insalu-
bres y molestas, proveniente de las actividades pecuarias a que
se dedican los apelantes, que alteran las condiciones normales
de salubridad e higiene del medio ambiente, así como ocasionan
unas incomodidades evidentes, que afectan e inciden directa-
mente sobre la ordinaria convivencia, bienestar y propiedad de
sus vecinos más próximos, violando sus derechos subjetivos le-
gítimos, merecedores de protección jurisdiccional, mediante la
adopción de las medidas cautelares.
Para la SAP de Valencia, Sección 7.ª de 13 de abril de 2005; Rec.
162/05, enjuiciando la inmisión causada por la actividad indus-
trial de joyería que se desarrollaba en los bajos de la finca de
los reclamantes, y, en concreto, por la inmisión sufrida a causa
de las vibraciones procedentes de las máquinas con las que se
desarrollaba la actividad en el bajo comercial y por el calor que
emanaba de la sección de fundición. Inmisiones causadas por
la constante emanación de calor que provocaron el recalenta-
miento del forjado, y por las continuas vibraciones, causa de la
separación de los tabiques y del pavimento en las habitaciones
recayentes sobre la sala de fundición.
La Sala de apelación define esa inmisión por fluidos como la deri-
vada de las injerencias que, de resultas de la actividad desplega-
da en un inmueble, se derivan de la propagación e introducción
natural de sustancias materiales o elementos, o fuerzas incorpo-
rales en otro inmueble vecino, interfiriéndose en el goce pacifico
y útil del mismo por su propietario o poseedor.
Nos encontramos, nuevamente, con el acogimiento del goce pa-
cífico de la vivienda por el propietario y poseedor como concepto
indemnizable a resultas de una inmisión.
En la fijación del quantum indemnizatorio, la Sala estima que el
perjuicio se desprende del propio relato de hechos probados y
de la naturaleza de las inmisiones que sufre la comunidad, y par-
ticularmente el demandante y que se concretan en olores, ruidos,
humos, vibraciones y calentamiento del suelo, que ha provocado
en el demandante una alteración de sus hábitos de vida al no
disponer de todas las dependencias de su vivienda y tener que

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Otras inmisiones

soportar durante mucho tiempo toda clase de inmisiones que


inciden negativamente en su calidad de vida.
Indemnización que queda fijada en el importe de 9.000 euros;
pues debe ser acorde con el perjuicio sufrido por los demandan-
tes, que incluso en su propio domicilio no han sido respetados
en su derecho a la intimidad personal y a otros derechos funda-
mentales.
La doctrina de esta sentencia finaliza con un lapidario: «quien le-
siona los derechos de terceros, so pretexto de tener una licencia
que ampara la actividad, totalmente insuficiente para la efectiva
actividad desarrollada, y siendo conocedor del daño que produ-
ce, no puede pretender la eliminación o reducción in extremis de
la indemnización por daño moral, comprensible de la afección
sufrida por el perjudicado, cuando es conocedor de esa situa-
ción desde hace más de 5 años y mantiene su actividad a toda
costa».
Nueva contaminación eflúvica se examina en la Sentencia de
la Audiencia Provincial de Soria, de 1 de febrero de 2001, rec.
229/2000; Ponente: Martínez Sánchez, Carmen. Núm. de sen-
tencia: 23/2001, a consecuencia de los gases y productos quí-
micos de tintorería.
Para esta Sala, el incremento en la sociedad actual de conductas
generadoras de riesgo y nocivas ha conllevado una evolución ju-
risprudencial hacia la presunción de responsabilidad, la inversión
de la carga de la prueba o incluso el apreciar culpa ante la más
mínima negligencia, llegándose incluso a declarar la responsa-
bilidad con la simple producción del daño, y consecuencia de
todo ello, es la elaboración de la denominada «teoría del riesgo».
Por ese cauce de inversión de la carga de la prueba, se presume
culposa toda acción que genera un daño indemnizable sin que
sea bastante para desvirtuarla el cumplimiento de Reglamento
alguno, al no alterar la responsabilidad de quienes los cumplan,
cuando las medidas de seguridad y garantía se muestren insufi-
cientes en la realidad para evitar eventos lesivos (STS 9 de febre-
ro de 1996). Son actividades que normalmente diligentes lícitas,
producen un riesgo para la colectividad y consecuencia de ello

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es un firme reproche en orden a los eventos dañosos que para


terceros puedan resultar (STS 28 de febrero de 1992).
En definitiva, en este tipo de actividades, la diligencia requerida
comprende no sólo las prevenciones reglamentarias, sino ade-
más todos los cuidados que la prudencia imponga para prevenir
el evento dañoso (STS 21 de noviembre de 1989), aunque debe
existir plena certeza probatoria en torno al nexo causal (STS 28
de junio de 1979). En todo caso, son elementos necesarios para
apreciar la responsabilidad: la existencia de comportamiento le-
sivo, un daño acreditado y la relación causal entre ambos, sin
olvidar un criterio de imputación que perfectamente puede ser
encarnado por esa teoría del riesgo.
En relación al comportamiento lesivo, no solamente la contraven-
ción de una norma puede justificar este requisito, sino también la
contravención del principio alterum non laedere, principio general
del derecho que está integrado por una serie de deberes que nos
obliga a comportarnos respecto de terceros con la prudencia y
corrección necesarias para evitarles daños y que la convivencia
sea posible. Si el ejercicio de un derecho se ha ejercido de mane-
ra anormal o excesiva da lugar a resarcimiento (art. 7 CC).
Para esa Sala de apelación, la actividad de la tintorería se encua-
draría en el concepto proclamado, al acreditarse mediante prue-
ba testifical que en la vivienda se percibía perfectamente el olor a
productos químicos, lloraban los ojos y se producían nauseas.
Concepto indemnizable por la inmisión eflúvica sería el impedi-
mento para desarrollar una vida normal en la vivienda, donde las
periciales del Ayuntamiento competente detectaron la presencia
de percloretileno, pero añade que dentro de los límites normales
y esta Sala se pregunta si es normal que en un domicilio deba
convivirse con la presencia de este producto, de carácter quí-
mico y nocivo, demostrativo de que no nos hallamos ante una
cuestión baladí sino de gran importancia.
En cuanto a los perjuicios sufridos resulta lógico pensar que de
las emanaciones del producto, que es nocivo, puedan derivarse
unos perjuicios no sólo físicos sino también psíquicos dada la
prolongación del problema en el tiempo sin hallar soluciones, e

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Otras inmisiones

incluso materiales. Se han aportado distintos informes médicos,


así como se ha practicado una pericial, que acredita esos daños
físicos y perjuicios sufridos por la familia, que, si bien lógicamente
no pueden ser concluyentes a la hora de determinar el origen de
los daños, aluden a unas dolencias perfectamente compatibles
con la situación denunciada por los actores.
Nueva casuística puede mencionarse en la Sentencia de la Au-
diencia Provincial de Albacete, Sección 2.ª, de 10 de mayo de
2004, rec. 32/2004; Núm. de sentencia: 118/2004; por daños
provocados en un pozo por la pérdida de gasolina y por reitera-
ción de emanación de fluidos. La condena se circunscribe a la
extracción de la gasolina acumulada en el subsuelo y que fluye
a través del pozo de autos, así como a una indemnización a los
actores de 36.131,16 €.
Finalmente, la SAP de Murcia de 13 de febrero de 2001 juzga la
inmisión causada por transformador que provoca un campo elec-
tromagnético que invade el domicilio de los demandantes, con va-
lores permanentes de noche y de día superiores a 1 microtesla y
varias horas al día superando incluso los 4 microteslas. Medición
muy superior al que se ven expuestos en cualquier otro domicilio
con el uso cotidiano de los aparatos electrodomésticos.

La contaminación por humos y polvo

El TS también ha tenido ocasión de enjuiciar una inmisión prove-


niente de industria de áridos y materializada en factores de con-
taminación como el polvo, en menor medida humos y el ruido. En
concreto, es la Sentencia del Tribunal Supremo, Sala Primera, de
lo Civil, de 2 de febrero de 2001, rec. 72/1996, Ponente: Martí-
nez-Calcerrada Gómez, Luis. Núm. de sentencia: 70/2001.
El concepto indemnizable vuelve a ser el derecho a disfrutar del
medio ambiente, con la tutela por parte del ordenamiento de todo
aquello que suponga defenderse frente a cualquier emisión o in-
jerencia nociva para la ambientación social: «... no hay que olvidar
que la contaminación medioambiental intensa, masiva, continua
y generalizada al tratarse de emanaciones de polvo, humos, rui-

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Joaquim Martí Martí

dos, quema por asfixia de los cultivos, supone un peligro latente


para la vida de la población próxima por el riesgo notorio de llegar
a desarrollar graves dolencias, y ello integra un claro perjuicio
moral a quien lo soporta que debe ser indemnizado» (también
STS 16 de enero de 1989). Indemnización que se fija en ese su-
puesto en 3.000 €.
El propio TS manifiesta que: «a este Tribunal le impresiona, ade-
más de los facta transcritos, las inmisiones y agresiones medio-
ambientales de toda índole transcritas por el FJ 4.º de la recurrida,
en especial sobre el deterioro de la calidad de vida, al decirse: «en
definitiva, prescindiendo de las concretas impresiones que hayan
podido obtenerse en inspecciones o reconocimientos preorde-
nadas o preavisadas a las partes, existe un deterioro ambiental
continuado, si bien, con distintas intensidades a lo largo de los
años que son objeto de autos, afectante no sólo a la producción
agrícola y estado de las construcciones, sino también de forma
notable a la calidad de vida humana, mas sin llegar a ocasionar
enfermedad somática objetivada...».
Y al respecto, se subraya que, dentro de la disciplina enjuiciadora
del ilícito derivado de aquellos efectos agresores del medio am-
biente, en la actualidad, ya en un campo doctrinal bien decan-
tado cabe reproducir que: «por ambiente, entorno o medio, se
entiende la sistematización de diferentes valores, fenómenos y
procesos naturales, sociales y culturales, que condicionan en un
espacio y momento determinados la vida y el desarrollo de orga-
nismos y el estado de los elementos inertes, en una conjunción
integradora, sistemática y dialéctica de relaciones de intercambio
con el hombre y entre los diferentes recursos...».
Un ambiente en condiciones aceptables de vida, no sólo signifi-
ca situaciones favorables para la conservación de la salud física,
sino también ciertas cualidades emocionales y estéticas del en-
torno que rodea al hombre, destacando que su regulación jurídi-
ca interna habrá de tener en cuenta los principios rectores de la
realidad telúrica del llamado ecosistema.
La Constitución española de 1978 destaca en el art. 45 el deber
de defender y conservar los recursos naturales y el derecho a
disfrutar de ellos. De este modo, la norma constitucional plantea

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Otras inmisiones

la horizontalidad del Derecho Ambiental y, por ende, el carácter


intersectorial e interinstitucional de la política y problemática am-
biental, al ser elaborada y aplicada con los instrumentos creados
por el ordenamiento jurídico. Al lado de los derechos públicos,
subjetivos, civiles, políticos, sociales y económicos, se puede
afirmar la existencia de los derechos vinculados a la calidad de
vida y al pleno desarrollo de la personalidad, cuya expresión más
sobresaliente es el derecho a la calidad ambiental.
Ya dentro del Derecho Civil, se afirma que: «una de las carac-
terísticas más destacadas de la crisis en las relaciones socie-
dad-naturaleza, es el progresivo y generalizado daño y deterio-
ro que se produce sobre los componentes físico-naturales del
ambiente, como resultado de la actividad humana. Los daños
al ambiente y, evidentemente, a la naturaleza, que se producen
u originan a causa de las actividades o prácticas agresivas de
deterioro y degradación, afectan tanto derechos e intereses de
carácter público como de orden privado. Históricamente, los
planteamientos civiles son los primeros en materia de humos
y olores en las relaciones de vecindad. El daño al ambiente en
algunas ocasiones puede limitarse a comportamientos físico-
naturales del espacio (aguas, suelos, capa vegetal, bosque,
fauna), pero también sus consecuencias pueden llegar a afectar
a la población humana, incidiendo negativamente en su salud y
bienestar general».
En la medida que determinadas actividades dañen al ambien-
te, destruyendo o deteriorando recursos naturales, degradan-
do los componentes biológicos de determinados ecosistemas,
o alterando las condiciones de la vida social, es lógico dentro
de los principios generales del Derecho, que ello traiga como
consecuencia la aplicación de postulados de la responsabilidad
jurídica, sea civil, administrativa o penal para el autor o autores
del daño. Al estar integrado el ambiente por espacios someti-
dos tanto al dominio del Estado, como al de los particulares, se
constituye en objeto de un régimen de tutela jurídica. El control
de las actividades que generan situaciones de deterioro y desen-
cadenan en daños ambientales, no puede desarticularse de un
cambio en la organización de la vida social.

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Joaquim Martí Martí

Nuestro venerable legislador del siglo pasado ya atisbó, en cier-


ta medida, la condena a este tipo de agresiones a la propiedad
privada, cuando modeló la estructura normativa en los arts. 590
y 1908 CC.
La Sentencia hace mención de las razones, incluso, de carácter
sociológico y de protección de la Ordenación Universal al Me-
dio Ambiental aducidas, para evaluar el quantum indemnizatorio
derivado de esa conducta transgresora, de elementales debe-
res, incluso, subsumibles dentro de la órbita amplia de la res-
ponsabilidad aquiliana/extracontractual --ex art. 1902 CC--, por
cuanto que los Tribunales, cuando fijan tras la ponderación de
esa conducta negligente, la cuantificación de los daños irroga-
dos, han de contemplar esas circunstancias no sólo estrictamen-
te jurídicas o de Derecho positivo emanadas tanto del Derecho
Nacional como del Derecho Internacional, e incluso del Derecho
Comunitario, sino las atinentes a los distintos elementos que
cualquiera que sea su procedencia económica o profesional, cul-
tural o sociológica, sean factores determinantes o coadyuvantes
en la apreciación del hecho ilícito y, sobre todo, en la verificación
de los resultados dañosos (es sabido que en la complectud del
dato normativo, dentro de la metodología integradora, la función
determinante del ilícito emergente y su sanción debe compulsar
el conjunto estructurador de lo dado; presupuestos personales,
sociales, económicos, culturales, ambientales, etc.).
Por ello el TS eleva la cuantía indemnizatoria fijada por la Sala de
apelación a la suma de 7.000.000 ptas. estimando en esa cuantía
el recurso, con los demás efectos derivados.
Nuevo reconocimiento a la protección frente a la inmisión por
olores, humos y fluidos es la recogida en la SAP de Les Illes Ba-
lears, Sección 3.ª, de 19 de junio de 2002, rec. 243/2002, Ponen-
te: Gómez Martínez, Carlos; relativas a la actividad de vertedero
ejercida en cantera que ocasiona humos y olores que alcanzaban
a las viviendas de los actores sitas en urbanización próxima. Ur-
banización destinada a segunda residencia de los reclamantes.
Para esta Sala resulta acreditado que el ámbito de influencia de
las emisiones atmosféricas procedentes del vertedero se extien-
de mediante un penacho variable en función de las condiciones

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Otras inmisiones

climáticas, especialmente la dirección y velocidad del viento así


como el gradiente térmico atmosférico; que los receptores po-
tenciales son los residentes o visitantes ocasionales, indepen-
dientemente de la fauna y vegetación del Área Natural de Espe-
cial Interés en la que se ubica la cantera; y que se da una alta
probabilidad de graves consecuencias para la salud humana.
En consecuencia, merecen la inicial consideración de perjudica-
das con legitimación activa para ser parte en el proceso todas
aquellas personas a las que los humos y emanaciones del ver-
tedero han supuesto riesgo para su salud y han producido mo-
lestias que han afectado a su bienestar, a la calidad de su vida
privada, a la tranquilidad de su domicilio, condiciones que reúnen
los propietarios de viviendas próximas a la cantera y sus hijos,
demandantes en el proceso.
Especialmente significativa es la sentencia en lo que se refiere a
la inmisión por los humos dimanantes de la combustión y emana-
ción de gases de los focos crematorios de la cantera, calificando
como daño indemnizable el ocasionado a la calidad de la vida
privada y familiar, a la tranquilidad del domicilio y al bienestar de
los demandantes, y el riesgo a su salud que representan.
La Sala considera responsable de dicho daño al propietario de
la cantera, en base al art. 1908.2 Código Civil, cuando establece
que los propietarios responderán por los daños causados «por
los humos excesivos que sean nocivos a las personas o a las
propiedades» recoge uno de los supuestos clásicos de inmissio
in alienum, para el que establece un régimen de responsabilidad
objetiva según reiterada jurisprudencia (por todas, TS SS 14 de
marzo de 1968 y 17 de marzo de 1998) facilitando al actor la ac-
ción de resarcimiento contra el propietario con independencia de
una eventual acción de repetición de éste.
Acción de repetición que no se precisa en ese caso, por cuanto
la Sentencia declara asimismo responsable de las inmisiones y
de la contaminación eflúvica al ingeniero de minas que estaba
contratado por la cantera, por culpa in vigilando.
En la cuantificación del daño, dado el carácter personal de los
bienes jurídicos que resultan dañados, la cuantía de la indem-

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nización sólo puede hacerse de modo ponderado, tomando en


consideración las circunstancias concurrentes, tales como la
persistencia de los humos y olores, su intensidad, el riesgo para
la salud calificado como «grave» por los expertos, la alarma crea-
da en los vecinos, los riesgos potenciales derivados de la exis-
tencia en lugar cercano de un vertedero incontrolado, el perjuicio
estético de observar un paisaje alterado por penachos de hu-
mos. Por todo ello se entiende por la Sala ajustada la cantidad de
2.000.000 ptas. para cada actor fijada en la sentencia recurrida.
Finalmente dos ejemplos más. El primero el resuelto por la Au-
diencia Provincial de Pontevedra, Sección 3.ª, en Sentencia de 4
de diciembre de 2002, rec. 115/2001. Ponente: Valdés Garrido,
Francisco Javier. Núm. de sentencia: 394/2002; que considera
contaminación ambiental la producida por obras de construcción
y acondicionamiento de camping sin extremar las precauciones,
ya sea por el polvo producido por las voladuras y destierre del
solar, como por el empleo de herbicidas.
Y el segundo por la Audiencia Provincial de Guadalajara, en Sen-
tencia de 13 de febrero de 2002, rec. 346/2001. Ponente: Martí-
nez Domínguez, María Angeles. Núm. de sentencia: 57/2002; por
el uso indebido de un compresor de aire en la vía pública para la
limpieza general de los vehículos agrícolas que origina gran canti-
dad de polvo y suciedad que va a parar a la propiedad del actor.

La contaminación lumínica

Reconocida como tal y objeto de protección, si bien la casuística


jurisprudencial siempre la ha estudiado conjuntamente con las
otras que el supuesto de hecho ha considerado.
No obstante entendemos que la contaminación que provoca
una emanación excesiva de luz artificial en período nocturno, ya
sea por un campo de fútbol, polideportivo descubierto u obra en
construcción, debe merecer la misma protección ante la inmi-
sión por contaminación ambiental; incardinándose el concepto
indemnizable en la calidad de vida y derecho al medio ambiente.

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Otras inmisiones

La contaminación estética o visual

Por lo expuesto en la doctrina jurisprudencial de las inmisiones


descritas, el bien jurídico a proteger y el concepto indemnizable
ante tal perturbación es el derecho fundamental a la propiedad,
el derecho a la inviolabilidad del domicilio, pero también lo que se
ha configurado como la calidad de vida.
Esa calidad de vida que, en nuestro tiempo, en nuestra sociedad
y en nuestro entorno, se caracteriza por un estado de bienestar,
por una calidad de vida acomodada, por un derecho a no ser
molestado, «a ser dejado en paz», a disfrutar de la propiedad y
del status social por el que se ha luchado y trabajado.
Ello se transforma en una correlativa obligación para el vecino,
que no puede perturbarnos en su actividad domiciliaria y debe
respetar nuestro espacio vital. Pero esa perturbación que pueda
causar el vecino en su actividad domiciliaria se convierte en aten-
tado si procede de la actividad industrial o fabril que despliega.
De tal forma que, el cumplimiento de las normas administrati-
vas, y la tenencia de los títulos administrativos competentes, no
le sirven en su actividad continuada para justificar que la misma
respeta el ordenamiento jurídico.
Y ello es así por cuanto el ordenamiento jurídico y la teoría ju-
risprudencial de protección han contorneado un concepto de
calidad de vida que está por encima del configurado por las nor-
mas administrativas que regulan la actividad industrial, mercantil
y fabril en nuestro ordenamiento. Y el concepto que fija el TS de
«condiciones aceptables de vida, que no sólo significan situa-
ciones favorables para la conservación de la salud física, sino
también ciertas cualidades emocionales y estéticas del entorno
que rodea al hombre», es muy superior, e incluso distinto, del que
cabría extraer del propio contenido de las leyes mercantiles y ad-
ministrativas que regulan las actividades económicas.
Ahora bien, en ese concepto no se encuentra hoy el derecho al
paisaje y a una percepción visual del entorno en base a unos pa-
rámetros que el reclamante pueda entender como estado normal
del mismo.

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Y esta conclusión no es de este autor, sino del TS quien en la


Sentencia de la Sala Primera de 31 de mayo de 2007, Ponente:
Marín Castán, Francisco; sitúa el límite de los bienes jurídicos
objeto de protección y conceptos indemnizables en los derechos
perturbados o atentados por las inmisiones sonoras, lumínicas,
pulvígenas, olorígenas, y eflúvicas; pero ya no por lo que puede
considerarse por el reclamante como atentado al paisaje y al en-
torno visual.
El supuesto de hecho es la construcción de viaducto para el
transporte de materiales por ferrocarril entre dos factorías. Si bien
el TS admite la pretensión indemnizatoria por inmisión sonora,
cuando examina lo que califica de «contaminación estética» o
«contaminación visual» resuelve que el paisaje no merece hoy
por hoy la consideración de objeto de un derecho subjetivo cuya
vulneración deba ser indemnizada, sino la de un bien colectivo o
común cuya protección incumbe primordialmente a los poderes
públicos y cuya lesión dará lugar a las sanciones que legalmente
se establezcan pero no a indemnizaciones a favor de personas
naturales o jurídicas determinadas.
Así lo proclama el TS con fundamento además en la sentencia
de esa Sala de 4 de diciembre de 1996 (recurso núm. 528/93),
que consideró incurso en abuso de derecho el interdicto de obra
nueva promovido por una comunidad de propietarios con base,
entre otras razones, en que la construcción comportaba «una
limitación ilegal del paisaje marino y abierto que el inmueble de
mis mandantes tiene».
Compartimos con el TS que, en nuestro estado del bienestar,
la contaminación visual tiene un componente subjetivo muy su-
perior al resto de inmisiones. Como ejemplo podríamos citar las
distintas edificaciones urbanas que para unos son una joya arqui-
tectónica y para otros un atentado al paisaje (Museo Guggenhe-
im en Bilbao, Torre Agbar en Barcelona, Torres KIO en Madrid).
Ante estas controversias, los órganos judiciales no pueden entrar
a resolver si ciertamente esas edificaciones merecen una u otra
calificación.
Pero podríamos preguntarnos si esta ausencia de equiparación
de la contaminación visual con otras inmisiones es fruto de una

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Otras inmisiones

falta de maduración de la doctrina jurisprudencial y si esa madu-


ración se producirá por el propio devenir de la casuística.
A nuestro entender, la proliferación de las resoluciones con res-
pecto a la protección de las inmisiones sonoras, pulvígenas, olo-
rígenas y eflúvicas no podrá beneficiar a la contaminación pai-
sajística por cuanto en esta última nunca podrá manifestarse que
esas edificaciones pueden llegar a provocar el impacto o sufri-
mientos psíquico o espiritual (23 de julio de 1990), la impotencia,
zozobra, ansiedad, angustias (STS 6 de julio de 1990) la zozobra,
como sensación anímica de inquietud, pesadumbre, temor o
presagio de incertidumbre (STS 22 de mayo de 1995) el trastor-
no de ansiedad, impacto emocional, incertidumbre consecuente
(STS 27 de enero de 1998) y por lo que se refiere a las relaciones
vecinales (STS 27 de julio de 1994) el ataque al sosiego y legítimo
disfrute en paz de los bienes que se han adquirido conforme a la
ley y han de ser disfrutados por su posesión pacífica y debida-
mente respetada por todos.
Si esa doctrina no se cumple para aplicar la protección, no esta-
mos ante una cuestión de falta de madurez de la doctrina juris-
prudencial, sino de imposibilidad de aplicación de la misma.
En definitiva, el «derecho a ser dejado en paz» no nos legitima
para que nuestra valoración de la visualización de la actuación
humana se encumbre a un nivel más allá de la propia subjetividad
de nuestra percepción1.

1. Otros artículos recomendados: Álvarez L ata, Natalia, «Tutela ambiental y


acción negatoria de inmisiones: un ejemplo de su operatividad», Revista
Actualidad Civil, núm. 37, año 2002.

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