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“Conocer” en el AT era usado para intimidad e intimidad sexual.

Comunica el nivel
más profundo de intimidad humana.
En el tiempo de cortejo tratamos de dar la mejor impresión, a veces incluso lo que no
somos para atraer a alguien.
Cuando ya se es enamorado, se empieza a mostrar poco a poco el cómo somos y nos
preguntamos si la otra persona al ir conociéndonos, seguirá queriéndonos o
correspondiendo.

El tipo de amor que construye un matrimonio permanente es donde hay intimidad.


Para que la intimidad ocurra, dentro del matrimonio, el conocerse mutuamente, debe
continuar y profundizarse.
Es requisito conocer profundamente a tu cónyuge, porque el matrimonio no puede
sostenerse solo de sentimiento.
Tenemos que estudiar a nuestro cónyuge
Hay algo que ocurre en el matrimonio, mientras que en el compromiso ese acto de
conocerse continua, en el matrimonio, por alguna razón, el conocerse deja de ser
prioridad, se deja de lado, construyéndose asi una barrera para la intimidad entre ambos.
Muchas veces invertimos más tiempo, vida y dinero en los estudios o trabajo que en
conocer íntimamente a nuestro cónyuge.
Tenemos que darnos a conocer a nuestro cónyuge hablándole de lo que tenemos dentro,
de lo sentimos. Hablemos juntos, conozcámonos juntos.
Usar métodos amenos, como preguntar. Que te gusta, que te gustaría…que serias si
pudieras escoger, que pedirías.
Las suposiciones muchas veces son incorrectas, por ello, tenemos que aprender a
expresar las necesidades principales que tenemos.
Es importante satisfacer las necesidades principales de nuestro cónyuge para que no se
entre en tentación. Por ello necesitamos conocer esas necesidades insatisfechas, allí es
vital la comunicación.
Nuestro cónyuge tiene una personalidad única e interesante, conocerla enriquece nuestra
vida.

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