Está en la página 1de 2

Dramatización: Purificación en el Nuevo Testamento

Caso: Alcoholismo
Primera escena: Está un hombre llorando en un parque. Y pasa un joven (que iba a un culto,
lleva su biblia) que al verle llorar se detiene a hablarle.
Joven: Discúlpeme el atrevimiento Señor, pero, ¿Está usted bien?
Señor: No joven, ya no aguanto, ya no aguanto. (llora)
Joven: ¿Qué le pasa Señor?
Señor: He perdido todo, todo. Mi familia, mi casa, mi trabajo. Y todo por el alcohol. Por más que
he intentado una y otra vez dejarlo no puedo. Y mi familia ya se cansó de mí, ya me corrieron
de mi trabajo. Y yo mismo, ya me cansé de estar así.
Joven: Tranquilo Señor. Que para estos casos yo conozco a alguien que puede ayudarle.
Señor: No joven, nadie puede ayudarme. He ido a todos lados, con todo tipo de personas y
nadie ha podido hacer algo por mí.
Joven: Miré amigo, yo un día también pasé por lo mismo. Le hice mucho daño a mis papás, a
toda mi familia, pero sobre todo, me hice daño a mí mismo. Pero un día conocí a alguien con
mucho poder y mucho amor, que no sólo me ayudó a dejar el alcohol, también me dio una nueva
vida, estoy con mi familia otra vez y sabes, me ha dado paz y esperanza. Se llama Jesús.
Señor: (lo mira) ¿De verdad? ¿Crees que me pueda ayudar a mí también?
Joven: Claro que sí. Es más, justo voy a su casa. ¿Me acompañas?
Señor: Sí, claro que sí yo necesito conocerlo y necesito que haga algo en mí.
Joven: Vamos pues

Caminan hacia el Templo y encuentran al Pastor en la puerta.

Joven: ¡Pastor!, ¡Pastor!...


Pastor: Hola Paco. Dios te bendiga muchacho. (Lo saluda).
Joven: Mire Pastor, traje a un amigo, le presento a… (le da oportunidad que diga su nombre)
Señor: Me llamo Ismael. Mucho gusto.
Pastor: Hola Ismael. Dios te bendiga. ¿Es la primera vez que vienes verdad? No te había visto
por aquí.
Señor: Sí Pastor.
Joven: Pastor, yo lo encontré cuando venía y lo invité para que escuchara la Palabra de Dios.
Dramatización: Purificación en el Nuevo Testamento

Pastor: Muy bien Ismael, has venido al lugar correcto.


Señor: Pastor yo ya no aguanto, he perdido todo y me siento tan sucio, que no sé si Dios pueda
perdonarme.
Pastor: Claro que sí Ismael. Es el pecado el que te ha llevado a toda esta situación. Te has
lastimado tú, has lastimado a tu familia y sabes, también esto te ha separado de Dios.
La Palabra de Dios dice que la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna
en Cristo Jesús.
Y que aún siendo pecadores, Cristo murió por nosotros. Lo que Dios quiere es precisamente
perdonarte, limpiarte, cambiar tu corazón y salvarte, darte vida eterna.
Señor: Yo quiero que Dios me perdone Pastor, que saque de mi todo lo malo, quiero que me
limpie.
Pastor: Claro que sí, pero necesitas dos cosas
Señor: ¿Qué es Pastor? La verdad no traigo nada (Se revisa las bolsas del pantalón)
Pastor: No Ismael. La palabra de Dios (lo lee en su biblia) Romanos 10:9-11 “que si confesares
con tu boca…”
Necesitas creer, creer en Jesucristo quien ha dado su vida en una cruz, en donde derramó su
sangre. Él ya ha pagado tus pecados. Sólo necesitas creer en él y aceptarlo en tu vida.
Señor: Yo sí creo Pastor
Pastor: Muy bien, también necesitas arrepentirte de verdad. Confesarle tus pecados y pedirle
perdón.
Señor: Sí Pastor, yo quiero cambiar.
Pastor: Muy bien, entonces vamos a orar ¿Te parece? Dile a Dios todo esto que me acabas de
decir, que te arrepientes con todo tu corazón y que lo necesitas, que desde hoy él es tu Salvador.
Pastor: Ayúdame Paco, vamos a orar.

Proceden a orar y el Pastor dirige la oración.


Terminan de orar.

Señor: Pastor, la verdad me siento diferente. Como si me hubieran quitado una piedrota de
encima.
Pastor: (lo abraza) Sí, ese es el perdón de Dios. No estás sólo Ismael. Ahora Dios te ha limpiado,
ahora eres su hijo.

También podría gustarte