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Alicia en el País de las Maravillas

Una hermosa mañana de primavera, Alicia decidió salir a pasear por el parque. Mientras
caminaba entre los coloridos árboles y las flores que parecían bailar bajo el sol, sintió un
extraño viento que soplaba desde una dirección desconocida.
Curiosa como siempre, decidió seguir ese misterioso viento y ver a dónde la llevaba. Caminó
durante varios minutos hasta llegar a un pequeño arbusto, detrás del cual descubrió una puerta
diminuta, apenas del tamaño suficiente para que Alicia pudiera atravesarla.
Sin pensarlo dos veces, Alicia se agachó y se adentró en la puerta. Lo que encontró al otro lado
era más allá de su imaginación: un mundo completamente diferente, donde los animales
hablaban, las flores tenían rostros sonrientes y las tazas de té volaban por el aire.

Alicia se encontró con criaturas misteriosas y fascinantes. Había un conejo blanco que siempre
estaba en constante prisa, un gato que podía desvanecerse en el aire y volver a aparecer en
cualquier momento, y una reina malhumorada que jugaba al croquet con flamencos rosados.
Lo más sorprendente de este mundo eran las leyes de la física que parecían no existir. Alicia
podía cambiar de tamaño a voluntad, creciendo tan grande como una casa o encogiéndose lo
suficiente como para caber en la palma de una mano. Los relojes se detenían, el tiempo parecía
no avanzar y el espacio se distorsionaba.
Alicia se sentía como si estuviera en un sueño, una fantasía hecha realidad. Aunque sabía que lo
que veía no era realista ni científicamente posible en el mundo real, lo aceptaba y se dejaba
llevar por la maravilla y el absurdo que la rodeaba.
Después de un tiempo explorando este mundo fantástico, Alicia decidió regresar a su casa.
Aunque las aventuras en este extraño país de las maravillas habían sido divertidas y
emocionantes, también sentía nostalgia por su vida cotidiana.
Al despedirse de sus nuevos amigos en el país de las maravillas, Alicia cruzó de regreso por la
pequeña puerta y se encontró nuevamente en el parque. Caminó de regreso a casa con una
sonrisa en su rostro, sabiendo que había experimentado algo único y especial, incluso si solo
había sido parte de su imaginación.
Y así, Alicia entendió que a veces las historias de ciencia ficción y fantasía pueden llevarnos a
lugares donde nuestra imaginación es libre de volar, donde la lógica y la realidad no tienen
límites y donde podemos sumergirnos en un mundo completamente diferente al nuestro,
aunque solo sea por un momento.
La Máquina del Tiempo

Hace unos años, me encontré con una máquina del tiempo. Sí, suena increíble, pero déjenme
contarles cómo sucedió todo.
Estaba caminando por las calles de un pequeño pueblo, cuando noté un pequeño taller en un
rincón apartado. La curiosidad me llevó a entrar, y ahí, en medio de herramientas y chatarra, vi
una extraña máquina. Mi corazón comenzó a palpitar con la emoción, y supe en ese momento
que estaba frente a algo único.
Sin pensarlo dos veces, me acerqué y examiné cada detalle de la máquina. Estaba llena de
engranajes y luces intermitentes, con un aspecto futurista que me hizo pensar que tal vez era
una invención proveniente de otro tiempo o lugar. Decidí arriesgarme y subir a esta extraña
máquina que me prometía viajar en el tiempo.

Activé los controles, y antes de darme cuenta, sentí cómo mi cuerpo se desintegraba en el aire.
Fui transportado a un lugar completamente diferente, un paisaje que nunca había visto antes.
Me encontraba en el año 2050, en medio de una ciudad futurista llena de rascacielos y coches
voladores. Me quedé boquiabierto, asombrado ante la realidad que tenía frente a mis ojos.

Exploré cada rincón de esa nueva época, fascinado por la tecnología avanzada y las
innovaciones que habían logrado los humanos con el paso del tiempo. Caminé por calles
repletas de androides y seres humanos con implantes cibernéticos, donde la realidad virtual se
había convertido en algo completamente cotidiano. Incluso tuve la oportunidad de probar un
traje de realidad virtual que me permitió vivir experiencias totalmente inmersivas.
Sin embargo, también descubrí que no todo era perfecto en esta nueva realidad. La desigualdad
social seguía siendo un problema, y la humanidad enfrentaba nuevos desafíos, como el
calentamiento global y la sobreexplotación de los recursos naturales. A pesar de los avances
tecnológicos, los viejos problemas todavía persistían.

Mi aventura en el futuro llegó a su fin cuando decidí volver al presente. Regresé a la máquina
del tiempo y activé los controles, sintiendo cómo mi cuerpo se volvía a desintegrar. Regresé al
taller donde había encontrado la máquina y me di cuenta de que todo había sido real. Había
viajado al futuro y regresado, dejando atrás una experiencia increíble que nunca olvidaré.

Desde aquel día, la máquina del tiempo se volvió una obsesión para mí. Pasé años investigando
cómo funcionaba y tratando de replicarla, con la esperanza de volver a vivir aquella aventura en
el futuro. Aunque hasta el día de hoy no he logrado construir una máquina del tiempo propia,
sigo soñando con volver a viajar en el tiempo y descubrir qué otros misterios aguardan en el
futuro.

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