EL ÁTOMO

¿pueden existir átomos del mismo elemento, pero con diferente masa?

No era Juana, era una momia

Juana de Arco nació el 6 de enero de 1412. (…)
Cuando tenía 13 o 14 años empezó a escuchar
voces de ángeles y mensajes de Dios que le
encomendaban salvar a Francia en la Guerra de
los Cien Años. En lugar de encerrarla en un
manicomio, el Delfín de Francia (y futuro rey),
Carlos VII, le dio autoridad sobre su ejército en
Orleans. Así, logró varias victorias (loca pero
valiente). Sin embargo, en 1430 fue acusada de
herejía. La “doncella de Orleans” fue condenada
a la hoguera (con 19 años) en la Normandía de
1431. En el lugar donde murió se encontraron un
hueso de costilla, trozos de tela y el fémur de un
gato. Los restos los conservó un farmacéutico y,
muchos siglos después, en 1867, la Iglesia
Católica los reconoció como “las reliquias de
Juana de Arco” y fueron a parar a un museo en
Chinon perteneciente a la archidiócesis de Tours.
Cuando en 1909 Juana fue beatificada, los
científicos declararon que era altamente
probable que esos fueran sus restos (excepto el
del gato, claro). Pero…
En 2006, un equipo de científicos, liderados por el
forense Philippe Charlier, estudió las reliquias de
Juana mediante análisis biológicos, radiológicos,
toxicológicos y de carbono 14. Y resultó que una
gran parte de la evidencia no coincidía con los
supuestos hechos históricos.
Por un lado, expertos perfumistas y narigólogos
que formaban parte del equipo, capaces de oler
cosas inimaginables, detectaron rastros de yeso
quemado y vainilla. El olor a yeso tiene sentido,
ya que se cree que Juana ardió en un poste de ese
material, y no de madera, para hacer el show más
duradero. Pero el aroma de vainilla no cerraba
por ningún lado. Se produce durante la
descomposición de un cuerpo, por eso no puede
encontrarse en alguien que ha sido quemado. Por
otro lado, en los restos se halló polen de pino. Sin
embargo, los pinos no crecían en Normandía en
la época de Juana y, finalmente, el análisis de
carbono 14 demostró que los huesos databan de
los siglos VII a III a. C.
Todo esto apuntaba al mismo lugar: las reliquias
de Juana de Arco eran, en realidad, restos de una
momia egipcia. En Egipto, se usaba resina de pino
para embalsamar, los gatos se enterraban con los
muertos y los cuerpos se descomponían con olor
a vainilla. ¿Y por qué alguien pondría en el lugar
esos restos falsos? Una de las hipótesis apunta a
que el fraude fue preparado por un farmacéutico
del siglo XIX para acelerar la beatificación de
Juana. En este caso, la mentira tuvo patas largas.
(Fuente: Eldelsztein, Valeria, Científicas, Colección
Ciencia que Ladra)

Luego de leer el texto, respondan:

a) ¿Quién fue Juana de Arco?
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b) ¿Cuáles fueron los restos de su muerte que se conservaron?

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c) ¿Cómo se determinó que los restos guardados no pertenecían a Juana?

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d) ¿Qué rol cumplió el análisis de carbono-14? ¿Saben en qué consiste? ¿Por qué es necesario aclarar
que es “carbono-14”?
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