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La heroica leyenda
de Arslan
La heroica leyenda de Arslan
Contenido
Capítulo 1: La batalla de Atropátene ............................................................. 8
Epílogo.................................................................................................................192
Créditos ...............................................................................................................197
(Bellas y bestias, v)
La heroica leyenda de Arslan
El sol debería haber salido hace tiempo, pero a través del manto de
niebla que cubría las llanuras, no podía penetrar ni un solo rayo de luz.
Al fin y al cabo, estábamos a mediados del décimo mes, cuando el sol
otoñal era cada vez más débil. Tampoco había el más mínimo indicio de
viento. De hecho, era un espectáculo muy poco común para los climas
habituales de Pars – una niebla tan espesa que no parecía que fuera a
dispersarse pronto.
Arslan, el hijo del rey Andrágoras III de Pars, acarició suavemente su
inquieta montura. Como era la primera vez que participaba en una
batalla, Arslan estaba algo nervioso. Sin embargo, comprendía que si no
mantenía tranquilo a su caballo, no podría actuar en absoluto cuando
llegase el momento.
Dicho esto, ¿Qué era esta niebla? La lenta extensión de las llanuras en la
distancia, la aguda elevación de los picos nevados en el extremo norte:
Todo estaba oculto, ya no era visible para los ojos.
Los cascos sonaron desde la derecha, materializándose en un anciano
caballero con armadura completa. Era el Eran 1 Vahriz de Pars. Aunque
ya tenía sesenta y cinco años, su cuerpo estaba perfeccionado por largos
años de cabalgar a la guerra o a la caza.
“Así que ahí es a donde huyó, Su Alteza. No te alejes demasiado del
batallón principal de Su Majestad. No es una broma perderse en estas
condiciones”.
“Vahriz, ¿No es esta niebla desventajosa para nuestras tropas?”,
preguntó Arslan al viejo caballero. Bajo su yelmo, los luminosos ojos del
príncipe brillaban oscuros como el claro cielo nocturno.
“Ya sea la niebla o la oscuridad de la noche”, respondió Vahriz, riendo,
“o incluso una gran ventisca – nada puede detener el avance de los
1
Comandante en jefe.
2
Se entiende por lusitanos al colectivo de diversos pueblos prerromanos de origen indoeuropeo, cultural y
étnicamente afines, que habitaron el oeste de la península ibérica, en torno al distrito portugués de Castelo
Branco y extendiéndose hacia el norte hasta las riberas del río Duero, al este hasta la actual Extremadura, y por
el sur hasta el norte del Alto Alentejo.
3
2000 kilómetros.
4
Sah también escrito como Sha, es el título que reciben desde la antigüedad los monarcas de Irán, antiguamente
conocido por Occidente como Persia. También fue adoptado por algunos Estados islámicos tales como el
Imperio otomano o Mogol, que usaron el derivado padişah.
5
La dinastía arsácida de Partia fue la serie de reyes partos que reinaron en el antiguo Irán, en el que
establecieron el Imperio parto. La fundó en 247 a. C. Arsaces I, jefe de la tribu nómada de los parnos.
6
Marzban, marzbán o Marzpan era una clase de margrave, guardián de las marcas, y por extensión,
comandantes militares a cargo de las provincias fronterizas del Imperio parto y sobre todo, del Imperio sasánida
del Imperio persa.
7
Los Azadan eran una clase de nobles iraníes.
8
Azat era una clase de nobleza armenia. El título llegó a designar inicialmente a la nobleza media y baja, en
contraste con los najarark que eran los grandes señores. Desde la Edad Media tardía, el término y sus
derivaciones se utilizaron para designar a todo el cuerpo de la nobleza.
9
En el Imperio otomano se dio este nombre a los jóvenes esclavos utilizados en el ejército; la ausencia de vida
familiar y descendencia hacía que no fuesen una amenaza para la dinastía reinante.
10
Turan fue el nombre dado durante la Edad Media al territorio al norte de Irán y al norte del río Oxus y a los
pueblos nómadas del norte.
11
Miṣr es el árabe coránico clásico y el nombre oficial moderno de Egipto.
12
Ecbatana es, según lo que la tradición supone, la capital de Astiages, adoptada por el emperador persa Ciro II
el Grande en el sexto año de Nabonido (549 a. C.).
13
Los "Inmortales" es un nombre usado por los historiadores romanos de las Guerras Romano-Persas para
referirse a una unidad de élite del ejército del Imperio Sasánida. Algunas de estas fuentes afirman que la unidad
estaba compuesta por 10.000 soldados de caballería.
Daryun parpadeó.
Al ver la confusión de su sobrino, el anciano dijo, en un tono enérgico
pero mesurado: “Serás el próximo Eran del Reino de Pars. Informé a la
reina de mis deseos antes de partir de la capital”.
Daryun miró a su tío sorprendido. “Aprecio sus esfuerzos, señor, pero
cualquier decisión relativa a estos asuntos depende enteramente de Su
Majestad el rey. Sin mencionar el incidente de hace un momento... Tío,
no importa lo que digas, simplemente no hay manera de que el rey te
haga caso ahora”.
“¿De qué estás hablando? Por supuesto que hará caso. Es muy
consciente de tu habilidad”.
El anciano dio un ligero bostezo.
“Ah, así es, Daryun”.
“¿Hm?”. Daryun se inclinó hacia adelante inconscientemente en
previsión de lo que su tío diría a continuación.
“He estado observando al Príncipe Arslan durante bastante tiempo.
¿Qué te parece su aspecto?”.
“Bueno, creo que ha crecido mucho, y es muy atractivo. Dentro de dos o
tres años, todas las jóvenes nobles de la capital se pelearán con uñas y
dientes por él. Pero, señor, por qué...”.
“¿A quién crees que se parece Su Alteza? ¿Al rey o a la reina?”.
Daryun se encontró perplejo ante la pregunta de su tío. Sin duda, ni la
belleza ni la falta de ella era una cualidad absolutamente vital e
indispensable en un gobernante. Entonces, ¿Por qué su tío se
preocupaba tanto por un detalle así?
“Si lo preguntas en serio, ¡Supongo que se parece más a la reina!”.
Para ser más precisos, no era tanto que el muchacho se pareciera a la
reina como que él no se pareciera a su padre, el rey Andrágoras III. Pero
como mero vasallo, eso no era algo que Daryun pudiera expresar en voz
alta.
16
Jamshid fue el cuarto Shah de la dinastía mitológica de Irán, según el Shahnamé.
17
5 km.
18
30 m.
de los cascos confusos y los gritos airados de los jinetes, un nuevo ruido
se unió a la refriega.
El silbido de las flechas lloviendo desde el cielo.
Los oficiales parsianos pidieron a gritos la retirada. Desgraciadamente,
fue imposible cumplir su orden. Ante ellos, un muro de llamas de más
de un farsang bloqueaba su avance. En las tres direcciones restantes,
interminables anillos de fuego impedían su huida. Y desde el muro de
fuego resonaban los gritos de hombres y caballos que se quemaban
vivos.
Los lusitanos habían preparado incluso cientos de torres de asedio, cada
una de ellas de la altura aproximada de cinco hombres. Desde lo alto de
las torres apuntaban un constante fuego de flechas contra los anillos de
fuego. Para los lusitanos, derribar a sus oponentes, atrapados y en
apuros, era poco más que un juego. A medida que esta matanza
unilateral continuaba desarrollándose, los cuerpos de los parsianos,
bañados en sangre, pronto cubrieron el suelo como la maleza.
Sin embargo, no mucho después, una fracción de jinetes parsianos
atravesó la cortina de fuego y humo, emergiendo ante las tropas
lusitanas. En cualquier caso, sólo les esperaba la muerte... Al darse
cuenta de esto, los hombres transformaron el pensamiento en acción,
convocaron todo su orgullo y habilidad como jinetes y saltaron el muro
en llamas. Los que fallaron cayeron directamente en el fuego que los
esperaba y desaparecieron en una masa de llamas. De los que
sobrevivieron al salto, la mayoría sufrió graves quemaduras. Y aunque
muchos caballos y jinetes fueron tragados por las llamas, otros tantos
cayeron por puro agotamiento.
Los jinetes parsianos, que antes no tenían rival en toda la tierra, cayeron
al suelo en una oleada tras otra, como un ejército de muñecos de arcilla
derribados por una tormenta. Las vidas de miles de personas, el orgullo
de miles de personas, el legado de toda una nación: Bajo la lluvia de
flechas, en medio de la interminable niebla blanca, todo se convertiría
pronto en polvo.
Arslan apartó las pequeñas llamas que le lamían las mangas y el manto,
ahogándose con el humo mientras gritaba: “¡Padre! ¡Daryun! ¡Vahriz!”.
No hubo respuesta.
Los parsianos que habían escapado de su red de fuego desenfundaron
sus espadas una vez más, apagando las llamas de sus mantos mientras
avanzaban al encuentro de la caballería lusitana.
Esta violenta carga engendró una reacción inevitable en el enemigo. Los
parsianos superaban con creces a los lusitanos tanto en habilidad
ecuestre como en el manejo de la espada a caballo. Uno a uno, los
lusitanos fueron abatidos, su sangre empapó las espadas de los jinetes
parsianos, y sus cadáveres se amontonaron en las mortajas de los
parsianos caídos.
“¡Qué fuerza tan aterradora! Si nos hubiéramos enfrentado a ellos cara a
cara, no habríamos tenido ninguna oportunidad”, murmuró el general
lusitano Montferrat, mientras esperaba con sus tropas detrás de tres
capas de zanjas y fortificaciones. A su lado, el general Baudouin asentía
con la cabeza. Con las expresiones vagas y frías que cruzaban sus
rostros, no parecían en absoluto hombres que esperaran una victoria
inevitable.
Los cadáveres de los jinetes parsianos siguieron amontonándose ante
sus ojos, uno tras otro. Los lusitanos se dispersaron ante los parsianos,
que mataron y mataron hasta llegar a las tropas enemigas que los
esperaban. Pero fueron incapaces de pasar las tres capas de
fortificaciones. Mientras tanto, los lusitanos seguían lanzando flechas
desde lo alto de sus torres de asedio. Tanto los hombres como los
caballos cayeron al suelo y perecieron.
Justo cuando la acumulación de cadáveres amenazaba con desbordar las
fortificaciones, resonaron en el aire las agudas notas de una trompeta
lusitana. Era la señal para un contraataque. Las puertas de las
fortificaciones se abrieron. De su interior salió el grueso de las tropas
lusitanas, aún sanas e indemnes, corriendo hacia la llanura en una
avalancha de armaduras.
19
Provincia de Badajshán es una de las treinta y cuatro provincias de Afganistán. Está ubicada al noreste del
país, entre el Hindu Kush y el Amu Daria.
Marzban Kharlan. Sin embargo, en este rostro había una expresión que
nunca había visto antes.
Al ver que Daryun se acercaba, Kharlan levantó la mano en silencio. Los
jinetes que lo rodeaban apuntaron sus lanzas hacia Daryun. Daryun se
dio cuenta de que no eran hombres de Pars, sino de Lusitania.
“¿Qué significa esto, Señor Kharlan?”.
A pesar de formular la pregunta, Daryun ya había leído la respuesta en
el rostro de Kharlan. Kharlan no había confundido las tropas enemigas
con las suyas.
Tampoco se había vuelto loco. Daryun sabía muy bien que Kharlan
acababa de incitar a los lusitanos a la acción a sabiendas y
deliberadamente.
Respiró profundamente y luego escupió: “¿Te has vuelto un traidor,
Kharlan?”.
“No es traición. Si realmente te importa Pars, deberías unirte a nosotros
para remover a Andrágoras del trono”.
Kharlan no había mostrado el debido respeto al rey, sino que se había
referido a él sólo por su nombre. Los ojos de Daryun brillaron con
comprensión mientras gruñía: “¿Es así? Ahora lo veo. Por eso querías
que me dirigiera a Su Majestad antes de la batalla. Para que provocara el
descontento de Su Majestad y perdiera mi posición como marzban – eso
era lo que esperabas, ¿No es cierto?”.
Kharlan respondió con una carcajada. “Así es, Daryun. No eres un bruto
descerebrado. ¿Cómo podría dejar que siguieras al mando de diez mil
soldados de caballería? Después de todo, no importa lo feroz que seas
como guerrero, no hay forma de que un solo hombre afecte el flujo de la
batalla por sí mismo”.
Tras regodearse así de su éxito, Kharlan cambió de táctica y se calló la
lengua. Daryun levantó su lanza y espoleó a su montura negra.
Uno de los lusitanos al lado de Kharlan saltó sobre un caballo gris pardo
para hacer frente a la carga. Levantó su propia lanza -que, a diferencia
20
4000 km.
“¿Oh? Interesante. ¿Y qué quieres decir con eso?”. El único ojo de Qobad
se estrechó.
Entre los marzbanos, Qobad era el más joven después de Daryun y
Kishward. Actualmente tenía treinta y un años. La única cicatriz tallada
profundamente en su rostro, a través del ojo izquierdo, dejaba una
impresión indeleble en cualquiera que lo viera. No cabía duda de que
era un guerrero feroz y un táctico experimentado, pero a pesar de su
impresionante historial, su reputación se resentía entre ciertas facciones
de la corte. En parte, esto se debía a su tendencia a la exageración.
Afirmaba, por ejemplo, que había perdido su ojo izquierdo en un épico
enfrentamiento con un azhdahak 21, un dragón de tres cabezas, en el
lejano monte Qaf 22. Además, él mismo había sacado a su vez un solo ojo
de cada una de las tres cabezas del dragón. En otras palabras, “El dragón
de tres cabezas es ahora un dragón de tres ojos”. La mayoría de la gente
lo tomó naturalmente como una broma, y algunos incluso fruncieron el
ceño ante su indiscreción.
Shapur, que tenía treinta y seis años, era el polo opuesto de Qobad: Un
hombre extremadamente rígido. Tal vez ellos mismos eran conscientes
de este hecho, pues se rumoreaba que cada vez que se convocaba a los
doce marzbanos, los dos hombres no dejaban de disponerse en ambos
extremos de la fila.
En cualquier caso, este par de raros valores puso cada uno una mano en
la empuñadura de su espada mientras miraba a su camarada marzban.
Los soldados de Pars entraron en pánico. Pero antes de que el aura
sanguinaria llegara a su punto álgido, sonó un grito de “¡Ataque
enemigo!”. Al ver la tropa lusitana que se acercaba, Qobad desvió su
montura.
“¿Huyendo, Qobad?”.
El tuerto Marzban chasqueó la lengua en respuesta a esta reprimenda.
“Por mucho que me guste, sin expulsar a esas fuerzas enemigas no
habrá ningún lugar al que huir. ¿Por qué no tenemos nuestra pequeña
21
Se le describe como un monstruo con tres bocas, seis ojos y tres cabezas, astuto, fuerte y demoníaco.
22
Kafkuh o Cafcuh es una montaña mitológica en la tradición iraní.
Una máscara de plata. Cubría toda la cara, salvo por unas estrechas
rendijas en los ojos y la boca. Y por las rendijas de los ojos se filtraba un
brillo frío y salvaje.
A la luz del día, tanto el rey como el general habrían soltado una
carcajada al verlo. La máscara de plata parecía demasiado como algo
sacado de una obra de teatro, algo imposible de imaginar que existiera
en la realidad.
Pero aquí, bajo el tenue velo gris de la niebla, donde el propio paisaje
parecía sumergido en la oscuridad de una pintura de tinta sericana 23, la
máscara parecía congelar en su interior la desgracia y la calamidad
acumuladas del mundo entero.
“¿Abandonar a tus hombres, Andrágoras? Qué desvergüenza. Y muy
propio de ti”.
El parsiano fluido sonó a través de la rendija de la boca. La voz poseía
una cualidad que hacía que el corazón de un hombre se enfriara.
“¡Huye, mi señor! Que estos viejos huesos aguanten aquí...”.
Vahriz, con el cuerpo atravesado por cinco flechas, sacó su espada de la
vaina y plantó su caballo entre el rey y el hombre de la máscara de plata.
De los ojos de la máscara plateada emanaba una luz intensa, que ardía
con el resplandor de la furia y el odio combinados.
“¡Viejo fracasado! ¡Ya basta de tus estupideces!”.
El enmascarado lanzó un grito atronador. Su espada larga, de un blanco
resplandeciente, se arqueó hacia la cabeza del general de un solo golpe.
Incluso contra un oponente herido de muerte y de edad avanzada, su
espada no se detuvo, sin dejar la más mínima abertura para que Vahriz,
el gran Eran de Pars, pudiera contraatacar. Fue una exhibición
impresionante de habilidad con la espada.
Andrágoras observó con ojos apagados cómo el cuerpo de su fiel y viejo
vasallo se desplomaba pesadamente en el suelo. Su brazo con la espada
no se movió. No podía, pues la flecha que le atravesaba la muñeca había
23
Sérica fue uno de los países más orientales de Asia conocidos por los geógrafos griegos y romanos antiguos .
Los seres fueron un pueblo antiguo del Asia Central y de China occidental, famoso en el mundo clásico por ser
el origen de la seda.
por el sol y los cielos despejados, pero ahora parecía que incluso el
propio clima había abandonado al reino.
Con el impulso de su lado, las tropas lusitanas reanudaron su ciclo de
ataques y matanzas. Los parsianos ya no luchaban por su rey, sino que
seguían resistiendo por sus propias vidas y su honor. Por muy inútiles
que fueran sus esfuerzos, los caballeros parsianos eran
incuestionablemente fuertes. A pesar de que los lusitanos se adjudicaron
una victoria tras otra, sus filas también sufrieron muchas pérdidas. Al
abandonar sus robustos baluartes para unirse a la ofensiva, los muertos
de los lusitanos pronto superaron a los de los parsianos.
Sólo Daryun estaba quizá dispuesto a responsabilizarse él mismo de al
menos la mitad del odio de los lusitanos. Al poco tiempo, se encontró
con las tropas del Marzban Qobad en medio de la sangre y las llamas.
Mientras celebraban su mutua supervivencia, intercambiaron algunas
averiguaciones apresuradas.
“¿No se ha encontrado con el Príncipe Arslan por casualidad, Lord
Qobad?”.
“¿El príncipe? No”. Con esa contundente respuesta, Qobad volvió a
mirar al joven caballero, ladeando la cabeza con desconfianza.
“¿Qué les pasó a tus hombres? ¿Han sido aniquilados los diez mil?”.
“Ya no soy Marzban”.
Daryun estaba lleno de una sensación de amargura. Qobad parecía
querer decir algo, pero cambió de opinión y en su lugar pidió a Daryun
que se uniera a él para luchar por salir del campo de batalla.
“Mis disculpas, pero le hice una promesa a mi tío. Debo localizar a Su
Alteza Real Arslan”.
“¡Entonces toma cien de los míos!”.
Rechazando respetuosamente el bienintencionado ofrecimiento de
Qobad, Daryun volvió a galopar solo. Tanto si se trataba de diez mil
hombres como de cien, cualquier séquito sólo serviría para llamar la
atención del enemigo, lo que, por el contrario, supondría un mayor
peligro y los convertiría a todos en blancos fáciles.
24
Una lengua franca o lengua vehicular es un idioma adoptado de forma tácita para un entendimiento común
entre personas que no tienen la misma lengua materna.
25
Sindhanur es una ciudad y taluk del distrito de Raichur en Karnataka.
26
Los pueblos túrquicos o túrcicos del norte y el centro de Eurasia son pueblos que hablan lenguas de la familia
túrquica, y que comparten varios rasgos históricos y culturales en diferentes grados.
27
La gobernación de Diyala o la provincia de Diyala es una gobernación en el centro-este de Irak.
28
Lago Darbandikhan.
pero por el momento, instituyó al hijo de Teos, Narsus, como sucesor del
señor. Aunque Teos hubiera fallecido, su fuerza militar seguía siendo de
suma importancia para el rey.
Poco después, Narsus apareció en Ecbatana con sus tropas. El rey se
alegró al principio, luego se aturdió y finalmente se disgustó – pues las
tropas que Narsus había traído eran dos mil hombres de caballería y tres
mil de infantería. Esto no era en absoluto lo que se esperaba.
“¿Por qué no trajiste más tropas? Tenía un acuerdo con tu padre”.
“Mis más humildes disculpas”.
De esta manera tan suave, el entonces señor de veintiún años ofreció una
reverencia. El rey apenas logró abstenerse de gritar.
“Las disculpas son de esperar. ¡Quiero razones!”.
“La verdad es que he emancipado a todos los esclavos de nuestra Casa
29”.
“¿Qué...?”.
“Como Su Majestad también debe saber, los soldados de a pie eran
todos esclavos, por lo que la infantería, por supuesto, no era más.
Anunciando que repartiría salarios si venían, conseguí de alguna
manera reunir a estos cinco mil hombres y traerlos conmigo aquí”.
“¿Y la disminución del número de la caballería?”.
“Al estar sorprendidos por estos acontecimientos, ellos dejaron mi
humilde empleo. Me temo que no hay nada que hacer”. A pesar de la
impecable cortesía de su discurso, su falta de vergüenza parecía
despreocupada. “Ah, realmente no se puede evitar. Comprendo muy
bien cómo se debe sentir”.
El rey Andrágoras siempre había sido un hombre de mal genio y
obstinado. Toda la decepción y el descontento que había estado
exudando de su corpulenta masa se concentró ahora en una mirada
dirigida a Narsus. Y sin embargo, ante esta mirada del rey que podía
29
Casa noble, casa nobiliaria o casa de nobleza es el nombre con el que se designa corporativamente a los
nobles de la misma familia, y el que reciben los linajes o dinastías nobiliarias, de modo semejante a como se
designa a las casas reales.
30
El framadār ocupaba una posición importante dentro del clero zoroastriano. Parece aplicarse a un funcionario
de alto rango dentro del clero zoroastriano y probablemente se aplicaba a ciertos funcionarios civiles.
31
Un qanat o kariz o foggaras , es un sistema de transporte de agua desde un acuífero o pozo de agua hasta la
superficie, a través de un acueducto subterráneo. Construido en Irán, Irak y muchas otras sociedades, este es un
antiguo sistema de suministro de agua que permite que el agua sea transportada a largas distancias en climas
cálidos y secos sin pérdida de gran parte del agua por evaporación.
corte, lo que le vino muy bien a Narsus. Aislado en una cabaña en las
montañas, vivió solo en paz, inmerso en su pintura y su literatura
extranjeras...
“¿A Narsus le gusta pintar?”.
La pregunta de Arslan había pretendido ser sólo un comentario
superficial, pero la respuesta de Daryun no parecía tan insignificante.
“Bueno, cada hombre debe tener su vicio”. Al recibir una mirada
confusa del príncipe, continuó en un tono algo exasperado: “Si
realmente hay que hablar de él, sólo puede describirse como un caso
extremo de pasión en la ineptitud. Ese hombre – cuando se trata de los
movimientos de los cielos, la geografía de tierras lejanas y las
cambiantes mareas de la historia, no hay nada que no sepa. Sin embargo,
en este único tema, el de su propia capacidad artística...”.
Un ruido súbito atravesó la noche. Un pálido rayo de luz atravesó sus
visiones y se clavó en el tronco de una conífera. Los caballos relincharon
de angustia. Mientras los dos calmaban a sus monturas, sus ojos se
posaron en la única flecha enterrada en el tronco del árbol, que brillaba a
la luz de la luna.
“¡Da un paso más, y el siguiente encontrará tu cara!”.
Desde las oscuras profundidades del bosque resonó la voz de un niño
que sólo podía tener la edad de Arslan.
“Más allá de aquí se encuentra la residencia de mi señor Narsus, el
antiguo señor de Dailam. No se permite a nadie pasar este límite sin ser
invitado. ¡Atrás si no quieres ser herido!”.
Daryun gritó: “Elam, ¿Eres tú? ¡Soy Daryun! He venido a reunirme con
tu maestro, a quien no he visto en tres años. ¿No nos dejarás pasar?”.
Tras unos instantes de silencio, las sombras crujieron y una figura
humana se acercó.
“Vaya, Lord Daryun, cuánto tiempo sin vernos. ¡Perdóname por no
reconocerte!”.
32
El dírham o dírhem era una antigua moneda de plata utilizada en varios puntos del mundo islámico que valía
la décima parte del dinar de oro. Dracma era el nombre de una antigua moneda (hecha de plata) de las ciudades-
estado griegas y los reinos helenísticos de Asia.
“El Reino de Pars debe su estabilidad por completo al Rey Gotarzes. Sin ese
gran rey, ya no se puede confiar en Pars. Debemos hacer un tratado con el Reino
de Sindhura para asegurar la paz de nuestra nación”.
33
Gotarces II de Partia fue un rey que gobernó sobre el Imperio parto desde aproximadamente 40 hasta 51. Era
hijo de Artabano II. Cuando éste murió y legó el Imperio a su primogénito, Vardanes I, Gotarces se rebeló
contra su hermano.
34
Osroes I fue un rey que gobernó sobre el Imperio parto de 109 hasta 129. Sucedió a su hermano Pacoro II.
Durante su reinado contendió con su rival Vologases III, establecido en el levante de Partia. Orsoes invadió
Armenia y entronizó allí primero a su sobrino Exedares, y después a su hermano Partamasiris.
35
Helmand es una de las 34 provincias de Afganistán, ubicada al suroeste del país.
37
Acinaces, o también akinakes o akinaka es el término usado para referirse a un tipo de espada o daga utilizada
principalmente en el primer milenio a. C. en la región mediterránea oriental, especialmente por los medos,
escitas y persas, y luego por los griegos.
38
Farah es la capital y ciudad más grande de la provincia de Farah en el oeste de Afganistán . Se encuentra en el
río Farah , cerca de la frontera con Irán .
39
8 km.
40
6km.
41
12 y 7 metros.
42
El laúd árabe o ud es un instrumento de cuerda pulsada con 11 o 12 cuerdas agrupadas 5 o 6 órdenes,
fabricado en madera de caja de resonancia redondeada con forma de pera, un mástil más corto y que carece de
trastes. Ejemplo.
43
El barbat o barbud era un laúd de origen de Asia Central o Gran Irán o Persa. El Barbat se caracteriza por
estar tallado en una sola pieza de madera, incluido el mástil y una placa de sonido de madera. Ejemplo.
44
Sistán es una región fronteriza en el sureste de Irán y el suroeste de Afganistán. En la antigüedad la región era
conocida como Aracosia; empezó a conocerse como Sakastán en el siglo I a. C. después de ser conquistada por
las tribus saka. Más tarde Sakastán cambió a Seistán y, en época moderna, a Sistán.
En el Shahnameh, aparece Sistán como Zabulistán, por Zabul, originalmente una provincia tayika (persa). En el
poema épico de Ferdousí, Zabulistán es a su vez descrita como la tierra natal del héroe mitológico Rostam.
A estas alturas, el asedio a Ecbatana ya había durado diez días, pero los
lusitanos habían sido incapaces de avanzar un solo paso en la ciudad.
Los lusitanos, que ya habían perdido a cincuenta mil de sus efectivos en
la batalla de Atropátene, tal vez se dieron cuenta de la insensatez de un
asalto directo sólo con la fuerza y optaron por recurrir finalmente a la
táctica psicológica.
El quinto día del undécimo mes, más de un centenar de cabezas se
alinearon en una plataforma al frente de las filas lusitanas. “¡Ríndanse o
compartan su destino!” – una simple amenaza, pero al ver rostros que
les habían sido familiares en vida, el público recibió un golpe no menor.
La reina consorte Tahamenay dirigió un rostro pálido al Marzban Saam,
que había acudido al palacio para hacer su informe. “Seguramente no,
seguramente no Su Majestad...”.
“No, mi reina. Su Majestad no se encontraba entre ellos. Sólo el Eran,
Lord Vahriz, y los marzbanos Manuchehr y Hayir...”.
Saam habló con los dientes apretados. Al contemplar, de esa manera, las
cabezas de los hombres con los que una vez había cabalgado a la batalla
y compartido bebidas, uno no podía permanecer imperturbable.
“¡Saam! ¡Mejor abrir las puertas y hacer sonar una carga! ¿Para qué más
sirve la caballería? No debemos dejar que estos bárbaros lusitanos sigan
a su antojo”, propuso el marzban Garshasph.
“No hay necesidad de pánico. Somos diez mil dentro de estas murallas,
y nuestras provisiones y armamento son más que suficientes. Si
esperamos a que lleguen los refuerzos de la frontera oriental, con su
apoyo podemos enfrentarnos a los lusitanos de allí en un ataque en
pinza y demolerlos en una sola mañana. ¿Hay, entonces, alguna
necesidad de que lancemos un ataque prematuro?”.
Como responsables de los asuntos militares de la ciudad, Garshasph y
Saam se enfrentaban a menudo. Garshasph era partidario de la acción y
la resolución rápidas, mientras que Saam prefería las batallas de
resistencia. Además, cuando los lusitanos de fuera de la ciudad incitaron
a los ghulam de la ciudad a la acción con promesas de emancipación,
Garshasph apoyó los métodos de fuerza para reprimir a los esclavos,
Ante esta aguda refutación, Saam cerró la boca. Pero al ver cómo los
esclavos eran azotados y arrastrados, volvió a hablar.
“Mira sus ojos, Garshasph. Puede que hayas matado a una docena de
insurgentes, pero a cambio has dado a luz a mil más”.
... Eso es. Es exactamente por eso que los ciudadanos inocentes no tienen otra
opción que valerse por sí mismos. Como yo.
“No te presiones, ahora. Tiene que ser difícil fingir ser Su Majestad”.
Tras una larga pausa, una voz resignada rompió el silencio. Resultó ser
la de otra persona.
“¿Cómo te diste cuenta?”.
“El olor”.
Gieve se señaló con un dedo su perfilada nariz y mostró una sonrisa
cómplice.
“Tu olor corporal no es como el de Su Majestad. Aunque uses el mismo
perfume”.
A eso, la mujer no tuvo respuesta.
“Usándote como doble mientras esa reina consorte mentirosa hace su
escape. Es ese tipo de acuerdo, ¿No?”.
Los labios de la mujer permanecieron sellados.
“Así es la gente de alta cuna. Asumiendo que es perfectamente natural
que otros les sirvan. Dando por sentado que los demás se sacrificarán
por su bien. Sin saber nada sobre la gratitud. Son criaturas engreídas,
sabes”.
“No permitiré que calumnies a Su Majestad”.
“Por Dios...”.
“No importa lo que Su Majestad y el Señor Ministro piensen, yo escucho
y obedezco lealmente. Todo lo que tengo que hacer es cumplir con mi
propio deber”.
“Eso es a lo que se le llama mentalidad de esclavo”.
Gieve habló con valentía y sin piedad.
“Es por culpa de personas serviles como ustedes que los de alta cuna
pueden seguir actuando a su antojo. Mientras ellos se revuelcan en su
propia complacencia, ustedes los que acaban sufriendo. Ese tipo de
deberes seguro que no son lo mío”.
“En ese caso, ¿Quieres decir que no puedes llevarme más lejos?”.
Sin embargo, en ese mismo momento, una lanza lusitana salió disparada
y atravesó el pecho de su montura. Con un grito agudo, el caballo se
desprendió de su jinete y cayó al suelo.
El arrojado Garshasph acababa de conseguir levantarse a medias del
suelo cuando las cuchillas lusitanas cayeron sobre él desde arriba, por
detrás, por delante y por los lados. El orgulloso Marzban no era ahora
más que un trozo de carne ensangrentada.
idolatría en nombre de su propio Dios. Por fin, las puertas del Gran
Templo fueron destruidas y todos irrumpieron a la vez.
A su izquierda y a su derecha estaban dispuestas las estatuas de varias
divinidades del panteón parsiano.
Coronada de oro y ataviada con una túnica de piel de castor estaba la
diosa de todas las aguas, Anahita 45, a la que también se la conocía como
la diosa del nacimiento.
El caballo blanco con crines doradas era un avatar del dios de la lluvia
Tishtrya 46. El que tenía las alas de un cuervo gigante en lugar de las
manos era el dios de la victoria Verethragna 47.
La diosa de la belleza y la suerte era la deidad guardiana virginal, la
brillante Ashi 48. Y por último, el de las mil orejas y de los diez mil ojos,
que conoce todo lo que hay en los cielos y todo lo que hay entre los
hombres. Mithra 49, dios de la alianza y de la lealtad, adorado también
como dios de la guerra.
Alrededor de estas estatuas los soldados lusitanos gritaron y se
reunieron, bajándolas de sus plataformas una tras otra. Las estatuas
estaban hechas de distintos materiales. Algunas estaban talladas en
mármol; otras habían sido fundidas en bronce y recubiertas en oro.
Las figuras de mármol se hicieron añicos al caer al suelo. Los bronces
fueron despojados de su oro a golpe de espada y a mano. “¡Dioses
paganos!”, “¡Demonios malignos!”, proclamaron los soldados, junto con
otras expresiones de su fe, incluso mientras acumulaban láminas de oro
en sus pechos y escupían en las caras de las estatuas.
“Los cerdos serán cerdos, supongo”.
45
Aredvi Sura Anahita, es el nombre de una figura cosmológica indo-iraní, venerada como la divinidad de las
aguas, asociada con la fertilidad, la virginidad, la sanación y la sabiduría.
46
Tishtrya o Roozahang es el nombre en avéstico de una divinidad benevolente de Zoroastro asociada con la
lluvia y la fertilidad que traen vida.
47
Era el dios de la victoria en la mitología persa. Era la personificación del triunfo agresivo. Tenía diez
encarnaciones o aspectos, un viento, un toro con los cuernos de oro, un camello, un jabalí, un carnero, un pájaro,
un joven de quince años, un hombre con una espada de oro, un caballo blanco y un macho cabrío.
48
Ashi es una divinidad en la jerarquía zoroastriana de yazata
49
Mithra era un dios solar de Persia, cuya adoración se difundió más tarde en la India y el Imperio romano.
“Así es, esta es la mujer. Aquella con la que Andrágoras estaba tan
obsesionado, la consorte de Badakhshan...”.
Su voz era como agua estancada extraída de los pozos más profundos de
la memoria. Aunque la expresión de Tahamenay no decayó, sus mejillas
palidecieron notablemente.
“No has cambiado en absoluto desde ese entonces. Sólo nutriéndote de
las vidas y destinos de innumerables hombres puedes haber conservado
tal belleza, ¡Oh, monstruo!”.
Las profundidades inimaginables del odio que se escondía en su insulto
provocaron escalofríos a todos los presentes.
“Todos los textos obscenos que contradigan las sagradas escrituras serán
quemados; hasta el último pagano será borrado de la faz de la tierra”.
Tal había sido su credo de toda la vida. Llevaba quince años gobernando
y en ese tiempo había matado a unos tres millones de paganos -incluidos
niños- y quemado alrededor de un millón de volúmenes de textos sobre
brujería, ateísmo y cultura extranjera. A los eruditos que insistían en que
“Dios no existe” se les extrajo la lengua. Los amantes sorprendidos en
reuniones clandestinas en los templos de culto fueron quemados al rojo
vivo, empalados en gigantescos pinchos de hierro para que “los dos se
convirtieran en una sola carne”.
Si un rey tan fanático se cruzaba con una reina pagana, el único
resultado posible era seguramente la más cruel de las ejecuciones. Sin
embargo, las expectativas de sus vasallos se quedaron cortas.
Al contemplar el rostro de Tahamenay, el rey lusitano guardó silencio
durante algún tiempo. Poco a poco, la evidencia de un profundo
impacto comenzó a impregnar su rostro y, en poco tiempo, todo su
cuerpo se estremeció.
Varios de sus vasallos intercambiaron miradas. Mientras la sombra de la
desgracia se cernía sobre sus corazones, contemplaban en un silencio
constreñido a su propio rey y a la reina de su destruido enemigo.
razón hay para que se fije en esta mujer de una nación caída, que
pertenece a otro?”.
“... Mm, supongo que es cierto”.
Como si se deshiciera de cualquier remordimiento persistente, Guiscard
asintió con la cabeza y engulló una copa de vino antes de ir a ver a su
hermano el rey. A la hora de la verdad, la mayor diferencia entre él y su
hermano era probablemente su capacidad para rendirse.
... Al día siguiente, un solo caballero de rostro pálido, cuyo orgullo había
sufrido heridas más profundas que su cuerpo, cabalgó desde los
territorios de Kharlan, dirigiéndose a su señor en Ecbatana.
transitado. Antes, él no había podido hacer otra cosa que morderse los
dedos y quedarse mirando el violento salvajismo de los lusitanos. Las
mujeres parsianas deberían pertenecer a los hombres parsianos... La
chica luchó contra él, pero el soldado, demasiado excitado, le agarró la
cabeza para intentar inmovilizarla.
El soldado gritó. La tela que envolvía su cabeza, junto con el cabello de
la chica, se había caído limpiamente. ¡Era una peluca! Cuando el
asombro del soldado se convirtió en ira, la punta de una acinaces salió
disparada y le atravesó el pecho. Una vez que el soldado cayó en el
polvo, su agresor, como un ágil pajarito, saltó a otro callejón.
“Ugh, qué asco”.
La bonita doncella –o más bien, el joven vestido como tal– escupió al
suelo con desazón. Este era Elam.
A petición de Narsus, se había infiltrado en la capital Ecbatana para
espiar los movimientos del ejército lusitano en su interior. Te lo ruego, no
intentes nada peligroso, había insistido Narsus, cuya hipocresía a Elam le
parecía risible.
En cualquier caso, tenía que informarle a Narsus.
Elam dobló dos o tres esquinas antes de entrar en el patio trasero de la
casa de alguien. Se quitó la ropa de chica y se puso un conjunto de ropa
masculina que había sido lavada y secada. Luego dejó cinco cobres
mithqal 51 para cubrir el uso de la ropa de la chica y se untó de barro
toda la cara y la ropa.
Mientras atravesaba el bazar una vez más, Elam pudo oír los débiles
gritos de los soldados que levantaban un clamor por el descubrimiento
del cadáver de su camarada.
51
Mithqāl es una unidad de masa equivalente a 4,25 gramos que se utiliza principalmente para medir metales
preciosos, como el oro, y otros productos básicos, como el azafrán. El nombre también se aplicó como un
término alternativo para el dinar de oro , una moneda que se usó en gran parte del mundo islámico desde el siglo
VIII en adelante y sobrevivió en partes de África hasta el siglo XIX.
52
El león asiático (Panthera leo persica) es una subespecie de león, es un poco más pequeño y menos corpulento
que los leones africanos, rondando los 150-180 kg en el caso de los machos y los 110-120 kg en el de las
hembras. Los leones asiáticos también tienen el pelaje ligeramente más claro, y la melena rojiza y más corta en
los ejemplares salvajes.
“Bueno, tal vez sea cierto que todavía tengo que madurar como poeta,
pero bueno, nuevamente, mi pasión por la belleza y la justicia no
perdería ni a los grandes poetas de antaño. Por esa misma razón he
venido a rescatarte ahora mismo”.
“Aunque me pareció bastante conveniente, ¿No te limitaste a esperar el
momento adecuado?”.
“Qué injusto es que sospeches así de mí. Mi deidad tutelar, la diosa
Ashi, nos confirió su protección a ti y a mí, e impuso un merecido
castigo a esos bárbaros lusitanos por su falta de fe. ¿No deberíamos
alabar tal justicia divina?”.
La sonrisa de la mujer parecía amarga. Gieve preguntó su nombre, y ella
respondió con bastante facilidad.
“Me llamo Farangis 53. Estuve al servicio de un templo de Mitra en la
región de Khuzestan 54. La Suma Sacerdotisa me envió como enviada a
la capital Ecbatana”.
“¿Oh? ¡Mithra! Después de Ashi, la buena de Mithra es la que más
respeto me inspira. Mi señora Farangis y yo definitivamente
compartimos un vínculo de destino único, no hay que confundirlo”.
Las frívolas palabras de Gieve fueron completamente ignoradas por la
bella sacerdotisa.
“Sin embargo, he oído decir que la capital ya ha caído. No deseando
volver en el fracaso, pensaba que al menos debía encontrar algún lugar
para descansar la noche cuando aparecieran esos desvergonzados
lusitanos”.
“¿Puedo preguntar qué asuntos tiene en la capital?”.
“Para localizar al príncipe heredero, Su Alteza Arslan. Tengo una única
pregunta que hacerle: ¿Podría tal vez el respetable Sir Juglar conocer el
paradero de Su Alteza Real?”.
53
Farangis o Frigis es un personaje femenino en la épica persa Shahnameh. Ella es la hija mayor de Afrasiab,
rey de Turan. También es la segunda y favorita esposa de Siyâvash, el príncipe santo de Irán y madre de un
héroe legendario y más tarde Shah de Irán, Kai Khosrow.
54
Juzestán o Juzistán es una de las 31 provincias de Irán. Situada en el sudoeste del país, comparte frontera con
Irak. Su capital es Ahvaz.
55
Genio, a veces transliterado como djinn o jinn es un espíritu de la mitología árabe preislámica. Se trata de un
pueblo de criaturas sobrenaturales que aparecieron en la mitología de los árabes antes del Islam pero fueron
adaptados dentro de la teología musulmana, a veces como interpretación de los dioses menores o espíritus de
otras religiones.
Ese día, a plena luz del día, una de las tropas de Kharlan quemó una
aldea y arrojó al fuego a cincuenta aldeanos – aunque sólo hombres. Sólo
dejaron una frase —“Si a partir de ahora alguien alberga al príncipe
Arslan y a sus secuaces, ¡Ni siquiera las mujeres y los niños se
salvarán!”— junto con las cenizas, el odio y el dolor.
Para Kharlan, ya no había nada que pudiera hacer más que beberse el
veneno. Repetir una y otra vez esta especie de masacre para acorralar a
Arslan y compañía era la única manera de ganarse la más profunda
confianza del ejército lusitano.
Cuando el sol se puso y llegó la hora de establecer el campamento, se
recibió un único informe. Un hombre, aferrado al lomo de un caballo, al
borde de la muerte, había sido descubierto vagando por el desierto.
Aquel hombre confesó que había sido contratado como porteador de
Arslan y compañía, pero que le habían pillado robando sus pertenencias;
azotado casi hasta la muerte y diciéndole que le matarían al día
siguiente, había escapado desesperado.
Kharlan examinó las heridas del hombre. Consideró la posibilidad de
que el hombre hubiera fingido sus heridas para hacerle caer en una
trampa. Pero las innumerables rayas en el cuerpo del hombre eran
auténticas. Kharlan decidió interrogar al hombre personalmente.
“¿Cuántos viajan con el Príncipe Arslan?”.
“Sólo cuatro de ellos”.
“No mientas, debería haber cien veces más”.
“Es cierto, y dos de ellos son niños además... es por eso por lo que me
contrataron para transportar su equipo”.
“Entonces, ¿A dónde se dirigen el príncipe y los demás?”.
“En el sur, es así”.
Cuando este breve interrogatorio llegó a su fin, el hombre pidió una
recompensa por su información. Con una inclinación de cabeza y un
“¡Muy bien!”, Kharlan sacó repentinamente su espada de la vaina y le
Mientras saltaba hacia atrás una vez más, Narsus desenfundó su espada
para rechazar el siguiente ataque plateado. Las chispas volaron con el
chirrido de metal contra metal. El segundo asalto había terminado antes
de empezar. Ambas partes se habían dado cuenta de que el otro no era el
enemigo que esperaban, y apartaron sus espadas.
“¿No es usted uno de los lusitanos?”.
Era la voz de una mujer joven, acompañada por el sutil aroma del
perfume; incluso Narsus fue tomado por sorpresa.
“¿Quién es usted?”.
Al ser preguntado, Narsus ofreció inmediatamente su propio nombre:
“Narsus, partidario de su alteza Arslan”. Su rápida respuesta fue
totalmente intuitiva.
“Mis disculpas. Soy Farangis, una adherente de Mithra, vengo a ofrecer
mi fuerza a Su Alteza Arslan. He estado siguiendo a las tropas de Lord
Kharlan todo este tiempo”.
“¿Oh?”.
Narsus no tenía ningún jinn que le ayudara. Que confiara en Farangis
era sólo por lógica. Si formaba parte de la facción de Kharlan, sólo tenía
que gritar para revelar la ubicación de Narsus a todos los demás.
“¿Dices que deseas aliarte con su alteza Arslan?”.
“En efecto”.
Sus palabras carecían de emoción, pero su voz era musical para el oído.
“Cooperemos, entonces. Desde aquí, debemos capturar al traidor
Kharlan y llevarlo ante Su Alteza Arslan”.
“Entendido. Sólo tengo una pregunta: ¿Cuántos están actualmente al
servicio de Su Alteza Arslan?”.
Narsus respondió con indiferencia a la pregunta de la bella mujer.
“Junto contigo, serán un total de cinco”.
Narsus, al parecer, se había dado cuenta de que Gieve estaba detrás de
ella.
ímpetu, pero una lanza giratoria las apartó. “¡Príncipe!”, gritó una voz:
Este era Kharlan. El príncipe aspiró, tiró su arco y se enfrentó al marzban
traicionero.
“¡Kharlan, hay algo que quiero preguntarte!”.
Arslan era demasiado consciente de que su voz delataba sus propios
nervios.
“Como marzban, no, como guerrero hasta ahora irreprochable de Pars,
¿Por qué doblarías tus rodillas ante los invasores lusitanos?”.
No hubo respuesta.
“No creo que hayas sido tentado por un deseo personal. Si hay una
razón para todo esto, dímela, por favor”.
“Mejor que sigas siendo ignorante, ¡Oh, hijo maldito de Andrágoras!”.
La burla desnuda en la voz de Kharlan resonaba aún con una oscuridad
más profunda. También el par de ojos que miraban a Arslan parecían
brillar con una luz sobrenatural.
“Mejor ir a tu muerte creyendo que yo, Kharlan, no soy más que un
miserable traidor. Ya sea asesinado por un leal vasallo o a manos de un
traidor, la muerte es la muerte: De cualquier manera, no hay diferencia”.
Una ventisca terrible arrancó las enredaderas de la duda que se
enroscaban en el corazón de Arslan. Al mirar a Kharlan, parecía que
todo su cuerpo se había hinchado. El poder de un verdadero guerrero,
su abrumadora diferencia de fuerza... Arslan podía sentirlo todo.
La montura de Arslan resopló nerviosa, como si reflejara el cambio en el
corazón de su jinete.
Lanzando un grito de guerra, Kharlan espoleó a su caballo para que
cargara. Una enorme y desgastada lanza que había visto tantas batallas
como su amo se lanzó directamente al corazón del príncipe.
Arslan la detuvo, medio por instinto. La punta de la lanza se desvió
hacia el espacio vacío, pero el brazo que sostenía la espada del príncipe
estaba entumecido hasta el codo.
“¡Pequeña molestia-!”.
En las paredes de piedra había una humedad tan fría que no se podían
formar gotas.
Era una cámara subterránea no bendecida por la luz del sol. Una
lámpara más gruesa que la empuñadura completa de dos manos adultas
iluminaba un radio de unos diez gaz en el centro de la sala.
En una serie de estantes se disponían textos y drogas y otros bienes
diversos para el uso de la magia. Cosas como fetos de ratón, hierbas
venenosas molidas en polvo, velas hechas de azufre endurecido y manos
cortadas empapadas en alcohol.
En el suelo de piedra estaba parado el hombre de la máscara de plata.
Aunque era un invitado, no parecía especialmente bienvenido. El
anciano de túnica gris, que era el dueño de la sala, permaneció sentado
en una silla de roble y comenzó a hablar como si esta descortesía
estuviera justificada. Su voz recordaba el chirrido de una rueda de
hierro oxidada.
“Perdóname por permanecer sentado. Tú, en tu ignorancia, no tienes
idea de cuánta energía me vi obligado a gastar en ese truco. Invocar la
niebla en llanuras que no conocen ni el valle ni la montaña, sólo para
confundir a la caballería parsiana y hacerles creer que no había enemigos
en las cercanías...”.
“Pero le queda suficiente energía para balbucear, parece”, comentó
fríamente el hombre de la máscara de plata. “Ya está bien. ¿Con qué
propósito me has convocado expresamente aquí?”.
“Oh, en ese caso”. La voz rancia poseía una ligera cualidad rítmica.
“Aunque no lo consideres una noticia agradable, Kharlan ha muerto”.
Por un momento, el hombre de la máscara de plata se tensó. La luz que
se filtraba por sus ojos se intensificó. No cuestionó esta noticia; tal vez
consideró innecesario el hacerlo.
56
Zahhāk o Zohhāk es un malvado personaje de la mitología persa, que en el folclore del antiguo Irán y en los
textos del Avesta era conocido como Azi Dahaka. En persa medio se llama Bēvar-Asp o Dahāg. En el
zoroastrismo , Zahhak (bajo el nombre de Aži Dahāka) es considerado el hijo de Ahriman, el enemigo de Ahura
Mazda. En el Shāhnāmah de Ferdowsi, Zahhāk es el hijo de un gobernante llamado Merdās.
“Mi Señor y maestro Zahhak, por favor espere un poco más. Noche y día
su sirviente aquí se esfuerza por el segundo advenimiento de su
maestro...”.
Seguramente no había nadie en esta tierra que no conociera el nombre
del Rey Serpiente Zahhak. Salvo los recién nacidos, claro. Ese era el
nombre de un antiguo gobernante del mundo, un rey muy cruel y
demoníaco. Por él, el sabio rey Jamshid había sido aserrado vivo, los
pedazos de su cuerpo arrojados al mar, y toda su riqueza y poder
robados.
De los dos hombros de Zahhak brotaron un par de serpientes negras.
Este fue el origen de su calificativo de “Rey Serpiente”. Estas dos
serpientes se daban un festín con los cerebros humanos; durante el
reinado de Zahhak, cada día se mataba a dos súbditos, ya fueran nobles
wuzurgan 57 o humildes ghulam, y sus cerebros se daban de comer a las
serpientes. Este reinado de terror duró mil años sin interrupción; el
mundo cayó en la ruina; la gente nació en el mundo encadenada por el
miedo, y fue a la muerte rodeada de collares de desesperación. Cuarenta
generaciones pasaron antes de que el gobierno del Rey Serpiente llegara
a su fin. Así comenzó la dinastía real de Pars—
Con una mirada de adoración, el anciano observó durante algún tiempo
las dos serpientes negras que asomaban sus cabezas desde los hombros
de Zahhak. Luego, con gran esfuerzo, su cuerpo demacrado se agitó,
flotando en el aire frío como un extraño pez de aguas profundas. Al
poco tiempo, sus labios se abrieron como un peñasco agrietado.
“Gurgin”.
El anciano llamó urgentemente a alguien.
“¡Gurgin!”
“Sí, Maestro, aquí estoy yo en espera”.
La voz de respuesta brotó de un rincón oscuro de la habitación, pero no
se pudo ver la figura del requerido. Sin embargo, al anciano tampoco
pareció importarle y ordenó con bastante impaciencia: “¡Convoca a tus
57
Wuzurgan, también conocido por su forma persa moderna de Bozorgan, era el nombre de la alta nobleza y el
tercer rango de clase de los cuatro de la aristocracia sasánida. Después de la caída del Imperio Sasánida,
reaparecen bajo la dinastía Dabuyid.
“¡Blasfemo!”.
Bodin pisó el suelo con fuerza.
“Si lo que se registra en estos textos está de acuerdo con las sagradas
escrituras de Yaldabaoth, entonces las escrituras por sí solas son
suficientes para los mortales terrestres. Si contradicen las escrituras,
entonces se basan en las artimañas de los demonios malignos y deben
ser destruidos. No importa, ¡Todos deben ser arrojados al fuego!”.
“Pero arrojar incluso los textos de medicina al fuego…”.
Al recibir un fuerte golpe en la boca, el caballero se tambaleó hacia atrás.
“Aquel que reverencia a Yaldabaoth desde el fondo de su corazón no
será poseído por los demonios de la enfermedad. Quien esté enfermo,
llevando las semillas del mal en su corazón, recibirá el castigo divino.
Incluso si es rey de una nación...”.
Dirigiendo una mirada llena de veneno al rey sentado en su lejano trono,
Bodin volvió a levantar la voz.
“Aunque sea rey de una nación, cuando da lugar a designios tan
perversos como tomar por esposa a una mujer pagana, uno tan altivo
será ciertamente abatido por un báculo divino formado por su propia
enfermedad. Arrepiéntanse y refórmense, oh pecadores”.
Inocencio VII palideció y su cuerpo flácido se estremeció. No por miedo,
sino por extremo desagrado. El príncipe real, el Duque Guiscard,
apostado a su lado, estaba secretamente satisfecho. Para él, esto era una
excelente señal.
Bodin levantó la mano y la montaña de textos fue rociada con aceite
antes de que se lanzase una antorcha.
Las llamas ardieron de inmediato, tragándose doce millones de
volúmenes de textos en la quema. Los pensamientos y sentimientos
grabados de la humanidad, acumulados durante más de un milenio
desde antes de la fundación de la nación, fueron ahora borrados en
nombre del dios de los invasores.
La historia, la poesía, la geografía, la medicina, la farmacología, la
filosofía, la agricultura, la artesanía... el esfuerzo y la pasión de
58
Mani o Manes fue un líder religioso parto, fundador del maniqueísmo, una antigua religión nacida del
cristianismo gnóstico, el budismo y el zoroastrismo que llegó a alcanzar una gran difusión antes de su
exterminio.
Sea como fuere, él pensó que tenía que haber algo más. Una de las
razones para llevar una máscara era que los demás no pudieran
reconocer su aspecto original, pero cuando se encontraba entre
completos desconocidos en una tierra completamente desconocida, esa
excusa ya no debía valer. Si no fuera por esas cicatrices de quemaduras,
tal vez incluso el propio Narsus hubiera recordado algo inesperado con
facilidad...
Según las damas de la corte a las que había escuchado murmurar a sus
espaldas, “es porque Su Majestad sólo se valora a sí misma...”. Era
posible, tal vez, que sus críticas estuvieran justificadas. No obstante,
Tahamenay era la mujer que le había dado a luz; como niño no podía
dejar de rescatar a su propia madre.
“Mi señora madre debe ser rescatada. Antes de que sea obligada a
casarse con el rey lusitano...”, Arslan repitió.
Daryun y Narsus intercambiaron una mirada furtiva. Los sentimientos
del príncipe eran naturales, pero con su poderío actualmente inferior,
darle prioridad al rescate de la reina restringiría significativamente sus
opciones tácticas.
Bajo la cárcel había otra prisión, ésta contaba con gruesos muros y
pesadas puertas, y estaba aislada de las celdas de la planta baja por
largos tramos de escaleras. Además, soldados blindados montaban
guardia por todas partes, sin duda para interceptar a los intrusos mucho
antes de que pudieran alcanzar sus objetivos.
El único prisionero en esta mazmorra era un hombre de mediana edad,
de complexión poderosa, cuyo cabello y barba habían crecido totalmente
desordenados, y que, sin embargo, tenía una figura mucho más
majestuosa que los hombres que lo interrogaban.
Era el rey Andrágoras de Pars, que había desaparecido sin dejar rastro
en el mundo de arriba.
A pesar de las innumerables heridas que rezumaban sangre, Andrágoras
seguía vivo. O quizá fuera más exacto decir que le habían dejado vivir.
Cada vez que el examen de sus interrogadores llegaba a un punto
muerto, un pequeño y escuálido médico que no parecía tener más de la
mitad de su tamaño se materializaba y dirigía el tratamiento del
prisionero. Tanto las marcas de los latigazos como las quemaduras de
los atizadores se lavaban con alcohol y se untaban con bálsamo; luego se
le aplicaban compresas de hierbas, se le obligaba a abrir la boca y se le
vertía brandy medicinal en la garganta, y luego se le hacía dormir.
Cuando el robusto cuerpo del hombre parecía haber recuperado la
fuerza suficiente para resistir, los interrogadores comenzaban de nuevo
su trabajo.
Esto continuó durante varios días y varias noches. En una ocasión, el
hombre se arrancó las cadenas con una ráfaga de pura fuerza física; para
ello, cambiaron a partir de ese entonces las cadenas por unas destinadas
originalmente a atar a un sher.
Al ver partir a Hilmes, los ojos del rey Andrágoras brillaron. La más fina
pizca de luz se expandió hasta llenar sus pupilas, y cuando se disipó,
una sonrisa tan fría como el vino envenenado se pintó en el rostro de
Andrágoras.
El rey estalló en carcajadas. Expulsado de su trono, con su reino
saqueado, y ahora incluso negado de su derecho a gobernar, el hombre
hizo sonar las cadenas que lo ataban mientras reía y reía.
Por razones que nadie conocía, salvo él mismo, la risa de Andrágoras
siguió resonando en las paredes de su celda subterránea.
—Año 320 del calendario parsiano. Con el rey Andrágoras en un
paradero desconocido, la capital real Ecbatana cayó. El Reino de Pars se
arruinó.
Epílogo
59
Historia Regum Britanniae (Historia de los reyes de Bretaña, en latín) es una crónica pseudohistórica de Gran
Bretaña, escrita por el galés Godofredo de Monmouth entre los años 1130 y 1136. El libro reseña
cronológicamente las vidas de los reyes de los britanos, comenzando con los troyanos que escaparon de la
guerra de Troya y fundaron la nación británica; y termina cuando los anglosajones ocuparon el país en el siglo
VII. Se trata de una de las piezas centrales de la materia de Bretaña.
60
Godofredo de Monmouth fue un clérigo escritor y uno de los principales personajes en el desarrollo de la
materia de Bretaña y responsable en la expansión y notoriedad de los relatos sobre el rey Arturo.
61
El libro La muerte de Arturo es la versión de sir Thomas Malory sobre la historia del Rey Arturo y los
Caballeros de la Mesa Redonda, basada en varias leyendas inglesas y francesas.
62
Thomas Malory fue el autor o el compilador de La muerte de Arturo.
63
El rey Arturo, es un destacado personaje de la literatura europea, especialmente inglesa y galesa, en la cual se
lo representa como el monarca ideal tanto en la guerra como en la paz.
64
Los caballeros de la Mesa Redonda forman un grupo de personas además de una orden de caballería mítica y
legendaria que aparece en las leyendas artúricas de la llamada materia de Bretaña. Según éstas, la orden fue
fundada cuando Arturo fue proclamado rey de Bretania y fundó su corte en Camelot.
65
Sir Mordred es un personaje de la mitología celta, hijo incestuoso del rey Arturo y de Morgause o de
Morgana, conocido por haber sido asesinado por el Rey Arturo y, al mismo tiempo, acabar con su vida en la
Batalla de Camlann. Aunque su relación con Arturo depende de la leyenda, la más conocida es la de ser su hijo
ilegítimo nunca aceptado.
66
Como género literario de alta cultura, el romance heroico o el romance caballeresco es un tipo de narrativa en
prosa y verso que fue popular en las cortes nobles de la Alta Edad Media y la Europa Moderna Temprana. Eran
historias fantásticas sobre aventuras llenas de maravillas , a menudo de un caballero andante caballeresco
retratado con cualidades heroicas, que emprende una búsqueda.
67
Los tres mosqueteros es una novela del escritor Alejandro Dumas. La novela narra las aventuras de un joven
gascón de 18 años, conocido como d'Artagnan, que se va a París para hacerse mosquetero. Los verdaderos
mosqueteros son Athos, Porthos y Aramis, amigos inseparables que viven bajo el lema “Uno para todos, todos
para uno”. D'Artagnan primero se enfrenta separadamente a cada uno de ellos, pero terminan siendo sus amigos.
Juntos sirven al rey Luis XIII y se enfrentan a su primer ministro, el cardenal Richelieu, y a sus agentes Milady
de Winter y el conde de Rochefort, para así resguardar el honor de la reina Ana de Austria.
68
El hombre de la máscara de hierro es un misterioso personaje francés de los siglos XVII-XVIII, que fue
encarcelado por razones desconocidas en la prisión de la Bastilla. Mientras estuvo en prisión su rostro fue
cubierto con una máscara probablemente hecha de terciopelo, aunque la leyenda dice que era de hierro. El
filósofo de la Ilustración Voltaire hizo la primera referencia a su existencia con su obra El siglo de Luis XIV.
69
Nansō Satomi Hakkenden es una novela épica japonesa de 106 volúmenes escrita por Kyokutei Bakin.
Situada en el tumulto del período Sengoku, Hakkenden es la historia de ocho samuráis medio-hermanos y sus
aventuras, que abarca los temas de lealtad y honor familiar, así como confucianismo, bushidô y filosofía budista.
70
A la orilla del agua, es una de las cuatro novelas clásicas más importantes de la literatura china. Atribuida a
Shi Nai'an y escrita en chino, la historia, ambientada durante la dinastía Song, relata cómo un grupo de 108
forajidos fuera de la ley se encontraron en el Monte Liang para formar una fuerza armada considerable antes de
que el gobierno les concediera la amnistía y los enviara en campañas para hacer frente a invasores extranjeros y
luchar contra fuerzas rebeldes.
71
Legend of the Galactic Heroes o Heldensagen vom Kosmosinsel por sus títulos oficiales en pantalla, es una
serie de novelas de ciencia ficción escritas por Yoshiki Tanaka e ilustradas por Naoyuki Kato (del primer al
quinto volumen) y Yukihisa Kamoshita (del sexto al último volumen). Localizada en algún lugar lejano del
espacio, sobre el siglo XXXV, Legend of the Galactic Heroes es la historia de una lucha épica entre el totalitario
Imperio Galáctico y la democrática Alianza de Planetas Libres.
80
Las cruzadas vistas por los árabes, en francés en el original Les croisades vues par les Arabes, es el título de
una obra del escritor libanés Amin Maalouf publicada en 1983. El libro es un ensayo histórico sobre las
Cruzadas, y cuyo punto de vista es el de las fuentes árabes.
81
Amin Maalouf es un escritor y periodista franco-libanés. Estudió Economía Política y Sociología en la
Universidad de San José de Beirut. Periodista en el diario An-Nahar, como enviado especial en zonas como
Vietnam y Etiopía. En 1976 se exilió en Francia a causa de la guerra civil libanesa. Ha sido galardonado con el
Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2010. Es miembro de la Academia Francesa, ocupando la silla
número 29, en la que sucedió a Claude Lévi-Strauss.
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Ricardo I de Inglaterra, conocido como Ricardo Corazón de León, fue rey de Inglaterra entre 1189 y 1199, fue
el tercer hijo del rey Enrique II de Inglaterra y de Leonor de Aquitania. Durante su reinado, solo visitó Inglaterra
en dos ocasiones: las correspondientes a sus dos coronaciones. En total, no llegaron a seis los meses que pisó su
suelo como rey. Tomó parte en la Tercera Cruzada, con campañas en Sicilia y Chipre en el camino. A la vuelta
de Tierra Santa cayó prisionero de Leopoldo V, duque de Austria.
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Robin Hood es un arquetipo de héroe y forajido del folclore inglés medieval. Inspirado por Ghino di Tacco, su
personaje es un hombre llamado Robin Longstride o Robin de Locksley, quien sería de gran corazón y viviría
fuera de la ley, escondido en los bosques de Sherwood y Barnsdale, cerca de la ciudad de Nottingham.
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Ivanhoe es una novela histórica del escritor romántico escocés Walter Scott. Trata de una de las primeras y
más aclamadas obras del género. Escrita en 1820 y ambientada en la Inglaterra medieval, más precisamente
durante el siglo XII, el protagonista de la acción es Wilfredo de Ivanhoe, un joven y valeroso caballero.
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Acre es una ciudad costera de Israel situada a orillas del mar Mediterráneo, cercana a la bahía de Haifa.
Pertenece administrativamente al Distrito Norte. Durante la Tercera Cruzada se llamó San Juan de Acre.
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Al-Nāsir Ṣalāḥ ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb, más conocido en Occidente como Saladino, fue uno de los grandes
gobernantes del mundo islámico, siendo sultán de Egipto y Siria e incluyendo en sus dominios Palestina,
Mesopotamia, Yemen, Hiyaz y Libia. Con él comenzó la dinastía ayubí, que gobernaría Egipto y Siria tras su
muerte. Defensor del islam y particularmente de la ortodoxia religiosa representada por el sunismo, unificó
política y religiosamente el Oriente Próximo al combatir y liderar la lucha contra los cristianos cruzados y
acabar con doctrinas alejadas del culto oficial musulmán que representaba el Califato abasí. Es particularmente
conocido por haber vencido en la batalla de Hattin a los cruzados, tras lo cual volvió a ocupar Jerusalén para los
musulmanes y se tomó Tierra Santa. El impacto de este acontecimiento en Occidente provocó la Tercera
Cruzada liderada por Ricardo I de Inglaterra que se convirtió en mítica tanto para cristianos como para
musulmanes. Su fama trascendió lo temporal y se convirtió en un símbolo de caballerosidad medieval, incluso
para sus enemigos. Sigue siendo una figura muy admirada en la cultura árabe, kurda y religión musulmana.
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El sitio de Jerusalén se llevó a cabo del 20 de septiembre al 2 de octubre de 1187. Su resultado fue la
conquista de Jerusalén por Saladino y el colapso casi total del Reino de Jerusalén. La toma de Jerusalén por los
musulmanes sirvió de motivo para el inicio de la Tercera Cruzada.
cómo capturaban a sus dos padres, podrá librarse sin duda de unas
cuantas de ellas en el futuro. Sin embargo, antes de eso, él, que aún no
ha madurado ni como gobernante ni como guerrero, tiene que crecer
bastante. Como mínimo, tendrá que aprender a dirigir a las cuatro
personas y media que actualmente se consideran sus subordinados. De
lo contrario, el título de “Arslan Senki” no tendrá sentido.
De momento, Arslan no es más que un equipaje para sus subordinados.
Tiene que crecer a toda prisa y despejar todas las conspiraciones que le
ha puesto su malvado creador – peligro, guerra, tramas secretas,
catástrofes naturales, muerte, etc., o eso espero. Y así, si mis lectores
siguen animando a este protagonista poco fiable y a las diversas figuras
que le rodean, eso será lo más tranquilizador para mí, que soy quien
cocina esta sopa.
Créditos
Volumen 1