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El valor de la legalidad, entendido como respeto a las leyes, es un concepto abstracto

que, sin embargo, los niños y las niñas pueden asimilar muy bien gracias a que éste toma una
forma concreta en la vida doméstica. Por ejemplo, en el conjunto de reglas que rigen el
funcionamiento del hogar y que todos los habitantes deben respetar

El valor de la legalidad nos invita a reconocer que, para vivir en sociedad, necesitamos
respetar las leyes y esforzarnos para que los demás también lo hagan. Puede ser que, en
ocasiones, no estemos de acuerdo con algunas disposiciones, ya sea porque nos parezcan
injustas o inútiles. En tales casos, lo importante no es desobedecerlas, sino tratar de
cambiarlas. Cuando una ley no funciona o trae más perjuicios que ventajas, las personas
pueden decidir modificarla o suprimirla. En cualquier caso debe ser una decisión de todos los
interesados y no de un solo.

¿T e has preguntado alguna vez qué ocurriría si, de un momento a otro, desaparecieran
todas las leyes? ¿Qué crees que sucedería? Imagínate que una mañana te despertaras con la
noticia de que ya no hay reglamentos, normas o códigos de ningún tipo. Los automovilistas ya
no estarían obligados a respetar las luces de los semáforos, nada impediría a la gente tirar su
basura frente a la casa de sus vecinos, los ladrones podrían actuar con toda libertad y sin
temor a ser detenidos, los comerciantes tendrían la osadía de ponerle el precio que se les
ocurren a sus productos, no estaría prohibido vender cigarros y bebidas alcohólicas a los
menores de edad, los maestros podrían —si así lo desearan— ponerle a sus alumnos la
calificación que se les antojara, los bancos se gastarían a su gusto el dinero de los ahorradores,
no habría castigo para quienes cometieran un delito o incumplieran con el pago de sus deudas,
etcétera. Es cierto que, aunque ya no hubiera leyes, muchas personas tratarían de hacer lo
correcto. No obstante, si no hubiera leyes la sociedad no podría funcionar.

Las leyes son acuerdos entre las personas que nos permiten saber qué debemos y no debemos
hacer. También nos indican cuáles son nuestros deberes y derechos, así como los castigos que
podemos sufrir si las desobedecemos. Son una guía para nuestras acciones. Gracias a ellas los
seres humanos podemos convivir en armonía y libertad. También permiten que exista
seguridad, orden y justicia. Para ello hay toda clase de leyes: las reglas no escritas que rigen
vida en el hogar, el reglamento de la escuela, el código de circulación, el código penal, la
legislación electoral, las leyes del trabajo y aquellas que permiten el funcionamiento
económico del país, entre otras muchas.

Don Hilario era jardinero en un parque público ubicado en un tranquilo barrio de la


ciudad. Hacía ya treinta años que tenía ese empleo y ni un solo día había dejado de cumplir
con sus obligaciones. Con gran dedicación se ocupaba de plantar, regar y cuidar las flores, los
arbustos y el césped, así como de barrer las hojas secas. Además de ser el jardinero, don
Hilario se consideraba el vigilante no oficial del lugar.

Siempre estaba cuidando que los visitantes no arrojaran basura al suelo ni molestaran a las
aves y a las ardillas. En cierta ocasión, durante su ronda diaria, descubrió que alguien había
robado varias gardenias. Se aproximó al lugar y tras confirmar el hurto, se enojó mucho.
¡Cómo era posible! Presa de la indignación, colocó un letrero junto a aquellas flores blancas:
“Quien corte flores será remitido a las autoridades”. Pero el aviso no surtió efecto, pues
algunos días después el robo se repitió y, pasada una semana, el ladrón regresó por tercera
vez.

Cuando el jardinero les contó a sus parientes lo ocurrido, su nieta Elisa dijo: “No te
preocupes, abuelito, yo descubriré al culpable”. Todos se rieron de ella, pues pensaron que
estaba bromeando. Lo que no sabían era que Elisa era muy inteligente y había leído muchas
historias de detectives. La niña le pidió a su abuelito que la llevara a la “escena del crimen”. Él
se dijo que no perdía nada y así lo hizo.

Elisa comenzó a examinar el prado con una lupa. Luego le preguntó a su abuelo cuántas
gardenias calculaba que se había llevado el ladrón y cada cuándo ocurrían los robos. Tras
anotar las respuestas en un cuadernito, la niña anunció que había resuelto el misterio. Don
Hilario puso cara de sorpresa. “Es muy sencillo, abuelito. Sólo hay que juntar todas las pistas”,
dijo. “La primera pista son las huellas de zapatos que descubrí por todo el lugar. Son zapatos
de hombre muy finos. La segunda es que en total se han llevado 36 flores. Si divides ese
número entre los tres robos, resulta que el ladrón se lleva 12 flores en cada ocasión.

La tercera es que, habiendo tantos tipos de flor, el ratero sólo se interesa en las gardenias. Y
la cuarta es que únicamente roba los martes.” Don Hilario le preguntó a su nieta qué
significaba todo eso. “¡Pero si está clarísimo!”, respondió ella. “Las huellas de zapatos indican
que el tipo llega vestido con elegancia. ¿No te parece raro? El hecho de que siempre se lleve
una docena de flores quiere decir que va a ver a alguien importante para él.

Y como los robos ocurren los martes, significa que visita a dicha persona ese día. Además, el
ladrón es bastante tacaño, pues roba flores en lugar de comprarlas. Y te apuesto que tiene una
novia llamada Gardenia.” Don Hilario no creía que su nieta tuviera razón. Sin embargo, el
siguiente martes se ocultó detrás de un arbusto y esperó allí hasta que sorprendió a un joven
bien vestido robando sus gardenias.

El muchacho trató de huir, pero sus finos zapatos se hundieron en la tierra y cayó al suelo. ¡El
ladrón había sido atrapado! Y, tal como había dicho Elisa, era un muchacho tacaño cuya novia
se llamaba Gardenia. Como castigo, la municipalidad condenó al joven a trabajar como
voluntario en el mismo parque donde había cometido sus fechorías

. ¿y tú qué piensas...?
• ¿Cómo se relaciona el tema de la legalidad con el cuento que acabas de leer?

• ¿Consideras que el castigo que recibió el ladrón de gardenias fue justo?

• ¿Crees que don Hilario hubiera logrado atrapar al ladrón sin la ayuda de su nieta?
Vamos a actuar
 Proponle a tu profesor leer y discutir en clase algunos artículos de la Constitución.

 Investiga si también otros países tienen su propia constitución.

 Busca en internet o en una enciclopedia datos sobre nuestra Carta magna.

Imagina un país en el que no existiera una normativa legal que


regulara las acciones de los ciudadanos. Escribe como piensas
que sería esa sociedad.

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