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CARRASCAL 1: NUEVOS APORTES A LA DISCUSIÓN SOBRE LA PRESENCIA INKA


EN CHILE CENTRAL

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Carlos González Godoy Itaci Correa Girrulat


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CARRASCAL 1: NUEVOS APORTES A LA DISCUSIÓN… • Iván Cáceres, C. González, I. Correa , R. Retamal, M. Rodríguez y M. Saavedra • 331 •

CARRASCAL 1: NUEVOS APORTES A LA DISCUSIÓN SOBRE


LA PRESENCIA INKA EN CHILE CENTRAL
Iván Cáceres*, Carlos González **, Itací Correa ***, Rodrigo Retamal ****,
Mónica Rodríguez *****y Miguel Saavedra******

RESUMEN
Se presentan los resultados del rescate del sitio funerario Carrascal 1, ubicado en la ribera sur del río
Mapocho en la Región Metropolitana. El sitio corresponde a un acotado espacio de inhumación con
los restos óseos de 4 individuos, 14 piezas cerámicas, una flauta de piedra y conchas marinas. El aná-
lisis del contexto como de sus materiales lo adscriben al Período Tardío (1.400 - 1.536 años DC) de Chile
central. Asimismo, se discuten las particularidades del sitio y sus aspectos complementarios respecto
la presencia inka de este valle e influencia en las poblaciones tardías locales, como su relación con la
conquista del Tawantinsuyu de Chile Central.
Palabras claves: funebria Tardía, ofrendas cerámicas, ocupación inka de Chile
Central, período Tardío Chile Central.

ABSTRACT
The results of the rescue excavations carried out at the Carrascal 1 funerary site, located on the south
bank of the Mapocho River in Santiago, are presented. The inhumation of 4 individuals, 14 ceramic
vessels, a stone flute and seashells, pertaining to Central Chile’s Late period (1.400-1.536 AD), were dis-
covered in a small area. The cultural particularities of the site and global aspects such as, the Incan
presence in the central valley, its influence on local groups and its connection to the Tawantinsuyu
conquest of Central Chile, are discussed.
Keys words: funerary site, pottery grave offerings, Late period, Incan conquest of Central Chile.

Introducción

C on motivo de las obras del Proyecto Autopista Central se registraron 4


hallazgos arqueológicos en el sector denominado «Paso Inferior Puente
Carrascal», que se concentraron en el eje de la calle Walker Martínez,
entre Carrascal por el norte y Salvador Gutiérrez por el sur, en la Comuna de
Quinta Normal, Región Metropolitana. Este conjunto se descubrió por las ex-
cavaciones de 1 m x 1 m x 13 m de profundidad para instalar las estructuras que
sostendrían la loza de la obra. Debido al inminente impacto sobre estos bienes
patrimoniales, se realizó su rescate, efectuándose excavaciones arqueológicas
entre julio y septiembre del año 2004 (Cáceres 2005). El primer hallazgo, iden-

* Norcontrol Chile S.A. – Applus+. E-mail: icaceresroque@appluscorp.com


** Ilustre Municipalidad de Diego de Almagro, Avda. Diego de Almagro 600, Diego de Almagro.
E-mail: inkacarlitos@yahoo.es
*** E-mail: itaci7@yahoo.es
**** Departamento de Antropología. Universidad de Chile. E-mail: roretama@uchile.cl
***** Departamento de Antropología. Universidad de Concepción. E-mail: monica.rodriguez.balboa@gmail.com
****** E-mail: masvi@terra.cl
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tificado como Puente Carrascal 1, corresponde a una tumba colectiva con cua-
tro esqueletos humanos, catorce vasijas cerámicas, una flauta de piedra y una
concha marina; adscrita al Período Tardío de Chile Central (1.400-1.536 años
DC). Mientras en Puente Carrascal 2, se exhumó una tumba aislada con un
esqueleto humano sin ofrendas. Por su parte, en Puente Carrascal 3 se encon-
traron dos ocupaciones, una a 0,8 m de profundidad, con dos esqueletos hu-
manos muy disturbados por obras anteriores al proyecto y que corresponden
al período Republicano; y otra a 2,4 m de profundidad, representada por una
tumba con dos esqueletos y cuatro vasijas cerámicas Aconcagua (800-1.500
años DC). Finalmente, Puente de Carrascal 4, a escasos metros de Carrascal
2, se definió como una tumba aislada, con un esqueleto humano sin ofrendas.

El sitio arqueológico Carrascal 1

La estrategia de la excavación fue trazar una Unidad de Recuperación Arqueo-


lógica de 4 m x 4 m, denominada Unidad 1, considerando la posición estrati-
gráfica de los hallazgos. De este modo, se procedió a decapar con retroexca-
vadora hasta 1,5 m de profundidad, para continuar luego con una excavación
manual por niveles artificiales de 10 cm, harneándose en malla de 0,4 mm.
Esta unidad evidenció un contexto de cuatro esqueletos humanos, ocho
vasijas cerámicas, un instrumento musical («flauta de pan») y conchas de loco
(Concholepas concholepas). Además, se deben considerar seis piezas cerámicas
previamente retiradas –junto con material óseo– por la Policía de Investiga-
ciones, que se asocian con el Esqueleto 1. Este individuo se encontraba en po-
sición decúbito lateral izquierda con las piernas semiflectadas, asociado a la
Pila 49. De acuerdo a las escasas piezas óseas, miembros inferiores y huesos de
las manos, se determinó que se trataba de un sub adulto, de aproximadamen-
te 10 a 15 años de edad al momento de la muerte. Las vasijas asociadas a este
enterratorio, algunas fragmentadas e incompletas, que fueron posteriormen-
te entregadas, se encontrarían a una profundidad máxima de 3,3 m de profun-
didad; constan de: un jarro café monocromo (Pieza nº 11); un vaso decorado
(Pieza nº 12); un cuenco miniatura (Pieza nº 12), un plato decorado (Pieza nº 13)
y un plato de paredes rectas (Pieza nº 14). Por su parte, el esqueleto 2, ubicado
a 2,4 m, se encontraba en mal estado de conservación, pudiendo registrarse
sólo el cráneo y algunas piezas dentarias. Se trata de un infante de 4-5 años,
vinculado a: un jarro decorado negro sobre blanco (aysana) (Pieza nº 1) y una
olla monocroma fragmentada in situ (Pieza nº 2); también se registraron dos
conchas de loco (Concholepas concholepas). Mientras, el esqueleto 3, situado a
2,8 m corresponde a un individuo de sexo masculino entre 20-25 años de edad,
decúbito lateral izquierda con las piernas semiflectadas, asociado a una olla
monocroma (Pieza nº 3). Por último, el esqueleto 4, ubicado a la misma pro-
fundidad que el anterior, es un preadolescente de 10-12 años, decúbito lateral
derecho, con la mayor cantidad de material arqueológico: un plato (chua) (Pie-
CARRASCAL 1: NUEVOS APORTES A LA DISCUSIÓN… • Iván Cáceres, C. González, I. Correa , R. Retamal, M. Rodríguez y M. Saavedra • 333 •

za nº 5); un jarro decorado negro sobre blanco (Pieza nº 6); un aríbalo (maka)
(Pieza nº 7); una olla (Pieza nº 8) y una «flauta de pan» (Pieza nº 9). A su vez,
una olla monocroma (Pieza nº 4) se encontró entre los individuos 2 y 3.

Análisis Bioantropológico

El análisis bioantropológico de los esqueletos de Carrascal 1 señala que uno de


los individuos (Esqueleto 3) presenta evidencias de treponematosis en ambas
tibias, lo que significaría que en este caso el individuo sobrevivió por varios
años a esa enfermedad. Considerando que la enfermedad alcanzó a dañar am-
bas tibias, fíbulas y a un metatarsiano del pie izquierdo, con consecuencias
invalidantes es posible plantear que este individuo habría sido apoyado por su
comunidad para sobrevivir durante los años que duró su padecimiento.
Respecto a la treponematosis en Chile, ésta ha sido confirmada en restos
tanto en el norte como sur de nuestro país. Allison et al. (1982 en Castro y Aspi-
llaga 2004) reportaron 11 posibles casos de infección por Treponema en momias
precolombinas del sur de Perú y norte de Chile, con presencia de lesiones carac-
terísticas en cráneo (caries sicca) y tibia (en vaina de sable). Standen et al. (1984
en Castro y Aspillaga 2004) describen presencia de periostitis gumatosa en las
tibias y lesiones en las fíbulas y ulnas de nueve individuos de la cultura Chin-
chorro y proponen el bejel o sífilis endémica como el tipo de treponematosis que
afectó a esa población. Aspillaga et al. (1990 en Castro y Aspillaga 2004) sugieren
la presencia de treponematosis en una muestra de indígenas chonos históricos.
Llama la atención que la población analizada en la presente investigación
no posea caries de ningún tipo, lo que no coincide con lo sugerido por dife-
rentes autores (Burt 1993, Mayhall 1970, Moorrees 1957, Oranje et al. 1935-1937,
Pedersen 1947, Price 1936, Russell et al. 1961, Walker et al. en Larsen 1997), que
señalan que las poblaciones con economía agrícola presentan mayor frecuen-
cia de caries debido al consumo de alimentos blandos que provocan un medio
ácido en la cavidad bucal, propiciando la formación de una placa bacteriana
cariogénica. Esto tampoco concuerda con lo observado en el sitio Quinta Nor-
mal (Reyes et al. 2005), que presentaba el 19% de las piezas afectadas, ni con
otros sitios prehispánicos (Quilén 1, Loma el Arenal, citados en Reyes et al.
2005). Asimismo, la ausencia líneas de hipoplasia del esmalte, criba orbital o
hiperostosis porótica, sugiere que los individuos de este sitio no sufrieron al-
tos niveles de estrés. En todo caso se debe ser cauto con estos planteamientos
puesto que la muestra debe ser contrastada con mayor cantidad de material
para lograr una interpretación representativa de la población.

Descripción de la Cerámica

En el conjunto cerámico (Tabla 1) del sitio Carrascal 1, se identificaron las


• 334 • Actas del XVII Congreso Nacional de Arqueología Chilena

siguientes piezas.
Junto al cráneo del individuo 2, se encontró un jarro (aysana) restringido
(Pieza 1), con cuello de perfil inflectado, cuerpo elipsoide y cuello hiperboloide
con base recta. Posee un asa cinta adherida al cuerpo superior, con un arco
estrecho y alargado y cuatro franjas dispuestas de forma horizontal desde el
cuello hasta el cuerpo inferior sobre la superficie, encontrándose en su totali-
dad engobada de blanco. Por su parte, la Pieza 2 se encontraba completamente
fragmentada no incluyéndose en este análisis, pues se encuentra en proceso
de restauración. La Pieza 3 es una olla monocroma (café oscuro), cuerpo elips-
oide horizontal, cuello hiperboloide y base plana, sin decoración, presentando
en la base una leve erosión y ahumado por golpes de fuego y hollín adherido
en casi toda su superficie. La Pieza 4 no se encuentra asociada directamen-
te a ningún individuo, consiste en un jarro monocromo color café rojizo, de
contorno inflectado y cuerpo ovoide, estando ausente el cuello y gran parte
del asa, que finaliza en el cuerpo superior de la vasija. No posee decoración
y en la base se detecta lo que podría ser ahumado por uso. La Pieza 5 es un
plato plano (chua) de contorno simple y cuerpo elipsoide horizontal, carente
de asa, aunque las inserciones indican que sería un asa cinta tipo ojal. En el
borde opuesto posee dos apéndices semicirculares característicos de este ti-
po de platos. Se encuentra completamente engobada de color rojo. El diseño,
de pintura negra sobre el engobe, se compone de 6 triángulos terminados en
volutas ordenados de forma concéntrica. La Pieza 6 corresponde a un jarro
(aysana) de cuerpo elipsoide, cuello hiperboloide y base plano-convexa. Poseía
un asa cinta vertical adherida al cuerpo superior. Presenta engobe blanco en
toda la superficie externa y al interior del cuello. Sobre este engobe, exhibe un
campo decorado con un diseño de franjas verticales, cuya unidad mínima es
una clepsidra roja y negra ubicada sobre cuatro líneas paralelas que se despla-
zan siguiendo el principio de traslación vertical (González 1995). En la zona del
cuerpo donde se adhiere el asa, el diseño de franjas verticales conformada el
patrón zig-zag (Cornejo 1989), de origen diaguita. La Pieza 7 consiste en un arí-
balo (maka) de cuello hiperboloide y borde evertido, estando fracturado en la
base y cuerpo inferior; posee engobe rojo y un diseño con pintura negra sobre
el engobe de un arco apuntado que circunscribe el cuerpo, enmarcando sus
asas (Sanhueza 2001). El motivo específico que conforma el arco es de líneas
oblicuas paralelas.
Una olla monócroma (Pieza 8) se ubicó junto al cráneo del individuo 4.
Carece de decoración, presentando una gran fractura en la base y el cuerpo,
faltándole todo el borde y las dos asas; la base y toda la zona de apoyo de la
pieza se encuentran erosionadas; prácticamente todo el cuerpo de la vasija
está ahumado y con hollín. La Pieza 10 corresponde a un jarro restringido con
cuello hiperboloide y cuerpo ovoide, casi completo, faltando el asa y parte del
borde; presenta un engobe rojo que cubre toda la superficie externa, abarcan-
do por el interior sólo el cuello; sin huellas de hollín y con suaves y pequeñas
manchas de ahumado (posiblemente por cochura). La Pieza 11 consiste en un
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Tabla 1: Piezas cerámicas y flauta del sitio arqueológico Carrascal 1.


Ubicación Prof. Fotos
Aysana
altura: 117 mm ancho asa: 19 mm
diámetro base: 81,5 mm espesor asa: 8,3 mm Esqueleto 2 2,4 m
diámetro cuerpo: 91mm espesor borde: 6,7 mm
diámetro unión cuello-cuerpo: 57 mm diámetro borde: 78 mm
Olla c/1 asa sin decoración
altura: 109 mm ancho asa: 17,4 mm Cráneo
2,8 m
diámetro cuerpo: 120 mm espesor labio: 6 mm Esqueleto 3
diámetro unión cuello-cuerpo: 96 mm diámetro borde: 112 mm
Jarro con cuello fragmentado
Entre
altura: 200 mm (sin cuello) ancho asa: 31,4 mm
Esqueleto 2,7 m
diámetro máximo cuerpo: 225 mm espesor asa: 8,3 mm
2y3
diámetro unión cuello - cuerpo: 111 mm diámetro borde fracturado: 94 mm
Plato plano (chúa)
Cintura
altura: 35 mm ancho asa: 25 mm
pélvica 2,8 m
diámetro máximo: 169 mm espesor asa: 5,4 mm
Esqueleto 4
Espesor borde: 6 mm
Aysana
altura: 100 mm ancho asa: 26 mm Cintura
diámetro base: 125 mm espesor asa: 9 mm pélvica 2,8 m
diámetro cuerpo: 125 mm espesor borde: 4,6 mm Esqueleto 4
diámetro unión cuello-cuerpo: 41 mm diámetro borde: fracturado
Aríbalo
altura: 395 mm ancho asa: 30 mm
Cráneo
diámetro base: 83 mm espesor asa: 8 mm 2,8 m
Esqueleto 4
diámetro máximo cuerpo: 277 mm espesor labio: 7 mm
diámetro unión cuello - cuerpo: 67 mm diámetro boca: 147 mm
Olla
altura: 147 mm ancho asa: 24 mm
Esqueleto 4 2,8 m
diámetro máximo cuerpo: 173 mm espesor pared: 8 mm
diámetro unión cuello - cuerpo: 140 mm
Flauta
Cráneo
ancho máximo: 5,5 cm largo: 8,5 cm 2,8 m
Esqueleto 4
espesor máximo:1,5 cm materia prima: combarbalita
Jarro con borde fragmentado y ausencia de asa
altura: 222 mm (sin cuello) ancho asa: 31,4 mm 3 - 3,3
Esqueleto 1
diámetro máximo cuerpo: 198 mm espesor asa: 8,3 mm m
diámetro unión cuello - cuerpo: 66 mm diámetro borde fracturado: 80 mm
Vaso decorado
3 - 3,3
altura: 86 mm diámetro máximo, borde: 86 mm Esqueleto 1
m
espesor labio: 4,7 mm diámetro mínimo, base: 64 mm
Cuenco
3 - 3,3
altura: 64 mm diámetro cuerpo: 87,5 mm Esqueleto 1
m
diámetro borde: 62 mm espesor borde: 42.5 mm
Plato plano (chúa), fragmentado
altura: 45 mm ancho asa: 29 mm 3 - 3,3
Esqueleto 1
diámetro máximo: 191 mm espesor asa: 4,5 mm m
Espesor borde: 4,4 mm:
Escudilla, fragmentada
3 - 3,3
altura: 62 mm diámetro máximo: 171 mm Esqueleto 1
m
Espesor borde: 6,3 mm
• 336 • Actas del XVII Congreso Nacional de Arqueología Chilena

vaso no restringido, contorno simple y cuerpo cónico evertido. La unidad mí-


nima del diseño decorativo es una greca blanca sobre una franja horizontal
negra; presenta astillamiento en el labio y leve erosión en el centro de la base,
sin huellas de ahumado ni hollín. La pieza 12 es un cuenco, contorno simple
y cuerpo esférico, completo, faltando sólo pequeños fragmentos de labio; se
trata de una pieza tosca con un alisado superficial no muy prolijo.
La Pieza 13 es una chua, definida como un plato de contorno simple y cuer-
po elipsoide horizontal, fragmentado en más de un 50%. Se encuentra comple-
tamente engobado de rojo, presentando en su interior pintura negra, confor-
mando un diseño de configuración cuatripartita, estructurado por una banda
diametral con dos fajas de clepsidras que en negativo generan rombos rojos
en cadena (Cantarutti 2002). En el eje perpendicular se encuentra un motivo
constituido por un triángulo relleno terminado en una voluta, que se refleja
verticalmente en el mismo borde y horizontalmente en el borde opuesto (Gon-
zález 1995); los fragmentos existentes no muestran astillamiento del labio ni
del asa. La Pieza 14 consiste en una escudilla de paredes rectas, no restringida,
de contorno compuesto y cuerpo hiperboloide. Se encuentra fracturada, aun-
que con la mayoría de sus fragmentos. Presenta engobe blanco en todo el inte-
rior y engobe rojo en la base exterior. Al exterior de las paredes rectas exhibe
una greca como unidad mínima, que se refleja desplazadamente con la greca
opuesta, unidas por una diagonal (González 1995). No se observa microastilla-
miento en el labio, como tampoco huellas de ahumado.

Flauta de piedra

Corresponde a la Pieza 9, confeccionada en combarbalita roja con un fino tra-


tamiento de pulido. Es una flauta pequeña, de 8,5 cm de largo x 5,5 de ancho,
con dos tubos simples de igual diámetro interno. El tubo largo presenta en su
parte distal un orificio intencional, que silencia el tubo, siendo en instrumen-
to «matado» en un sentido simbólico, quitándole la posibilidad de producir
sonido al morir su dueño, enterrándolo junto a él. Probablemente, la flauta
haya sido más grande y luego de alguna fractura ser acondicionada a sus di-
mensiones actuales.

Discusión y Conclusiones

El sitio Carrascal 1 manifiesta la incidencia cultural de los inkas en las po-


blaciones tardías del valle del Mapocho, adscribiéndolo al Período Tardío de
Chile central (1400-1536 años DC), según la cerámica que por morfología y atri-
butos decorativos lo correlacionan con otros descubrimientos funerarios del
citado valle, tales como: cementerios 1 y 2 de Quilicura; enterratorio aislado
de Parcela 24-Quilicura; cementerio Las Tinajas de Quilicura (Stehberg 1976,
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Maturana 1991 com. pers., González y Rodríguez 1993, González 1996, respec-
tivamente); cementerios con tumbas abovedados de La Reina (Mostny 1947),
Marcoleta (Baytelman 1971), Conchalí y Pérez Rosales esquina Larraín (Steh-
berg 1975, 1977) como Jardín del Este (Madrid y Gordon 1964); además de un
conjunto con cerámica tardía y en su mayoría sin asociación a restos óseos
humanos, compuesto por Calle Catedral (Latcham 1928), Chacra Bezanilla,
Compañía esquina Chacabuco (Escuela Normal) (Looser 1927), Apoquindo
6737, Tobalaba (Stehberg 1977) y Alférez Real 0821 (Stehberg y Morales 1987). A
ellos deben sumarse el cementerio Estación Quinta Normal (Reyes et al. 2005)
y los sitios Peldehue (Hermosilla et al. 2002-2005) y Lenka Franulic (Sanhueza
2006 com. pers.). No obstante, existen similitudes y diferencias contextuales
del sitio Carrascal 1 respecto a estos hallazgos. Por un lado, las excavaciones
demostraron la inexistencia de estructuras funerarias como bóvedas, hileras
de piedras o lajas, reconociéndose sólo inhumaciones en la tierra. En este sen-
tido y comparando los datos funerarios mencionados, el sitio se aproxima a
los contextos de Estación Quinta Normal y Peldehue, compartiendo con ellos:
enterratorios primarios; disposición extendida de los individuos (decúbito
dorsal, ventral o lateralizada); depositación de ofrendas cerámicas adyacentes
al cráneo y al costado de los individuos; y ofrendas cerámicas en baja frecuen-
cia, 1 a 8 piezas por individuo, al contrario de la abundante cerámica de los
cementerios con tumbas abovedadas, que sobrepasan las 15 piezas.
Por otra parte, tanto Peldehue como Carrascal 1 corresponden a enterra-
torios múltiples, ya que en el primer sitio con un área de 5 m2, contabilizó 6
individuos, mientras que en el segundo, con un área de 4 m2, contenía 4 indi-
viduos, denotando una concentración de enterratorios en espacios acotados.
Probablemente, en ambos casos los enterratorios hayan estado contenidos en
un túmulo que habría sido obliterado por faenas agrícolas en Peldehue y por
depósitos aluviales en Carrascal 1; aunque esta posibilidad no es sostenida por
la estratigrafía de ambos sitios. Valga considerar que la presencia de enterra-
torios en túmulos con ofrendas incaicas no es ajena al Período Tardío de Chi-
le central, como lo señalan algunos contextos de los cementerios de túmulos
locales de Santa Rosa (Coros y Coros 2001) y de Bellavista (Durán y Planella
1989). Esto demuestra que los grupos incaizados irrumpen con sus prácticas
funerarias los cementerios locales, al igual que en los sitios habitacionales
Aconcagua, como lo indican los registros de los sitios Parcela 24-Quilicura
(González y Rodríguez 1993), Quintay (Rivas y Ocampo 1997) y Peldehue (Her-
mosilla et al. 2005-2005). Por tanto, el influjo inka comprende no sólo los ám-
bitos rituales, sino también los cotidianos, formando parte de una estrategia
de incaización de Chile central.
Asimismo, resulta sintomática la presencia en Carrascal 1 de individuos de
distinto rango etario, tres subadultos y un adulto, planteando la alternativa
de encontrarnos ante un grupo familiar, aunque esta posibilidad no puede ser
afirmada sin análisis mas precisos (ADN) y que únicamente pudo ser sexado
un solo individuo (esqueleto 3, adulto masculino), debido a las malas condi-
• 338 • Actas del XVII Congreso Nacional de Arqueología Chilena

ciones de conservación de los restos óseos. Por el contrario, un hecho evidente


radica en la atención dada al único infante reconocido (esqueleto 2) y a los
dos preadolescentes (esqueletos 1 y 4), en comparación al adulto (esqueleto 3),
acompañado sólo por una olla local. Las ofrendas del infante consisten en una
imitación de aysana, una olla fragmentada intencionalmente y una concha de
loco (Concholepas concholepas); correspondiendo esta última a un elemento
típico de la influencia ideológica inka, la asociación de infantes con conchas
marinas. Esta práctica deriva de las ofrendas elaboradas en Spondylus sp. (esta-
tuillas antropo y zoomorfas, colgantes y cuentas), que concuerdan con el ofer-
torio oficial de los adoratorios del Tawantinsuyu (Cornejo, M. 1995), con o sin
incorporación de Qhapaq Qocha. Conchas marinas acompañan a enterratorios
de infantes en La Reina (Mostny 1947) y Quintay (Rivas y Ocampo 1997), como
también a adultos, según lo atestigua el sitio La Ligua (Ávalos y Román 1996).
Los preadolescentes exhiben cerámica con influencia incaica, como las dos
chuas, una aysana, un jarro y una escudilla con reminiscencias Diaguita III,
además del único aríbalo del sitio, con el borde fracturado intencionalmente,
integrando un cuenco y una olla locales. Junto a la cerámica, el individuo 4
presentaba una flauta de pan de dos tubos, confeccionada en combarbalita.,
perforada ritualmente. Este instrumento es único hasta la fecha en la cuenca
del Mapocho, pero se une a otra pieza del mismo material, un pito, encon-
trado en Conchalí dentro de un contexto incaico inédito (colecciones Sección
Antropología, Museo Nacional de Historia Natural, Santiago). Flautas de pan
elaboradas en combarbalita han sido encontradas en el sitio inka de Cerro La
Cruz (Rodríguez et al. 1993), aunque son abiertas y no cerradas como la flauta
de Carrascal 1 y en el sitio inka El Tártaro (Pavlovic et al. 2003). También se
corresponde con otros dos instrumentos similares de Chile Central, una flauta
de combarbalita con cuatro tubos y cerrada, hallada en un túmulo del cemen-
terio Bellavista, en un contexto Aconcagua (Sánchez y Massone 1995); y una
pieza de toba porfírica con cuatro tubos, localizada en 1956 en un cementerio
de túmulos de Hacienda Chacabuco, al parecer en un contexto tardío con ce-
rámica «Diaguita» (Lindberg en Iribarren 1957). Estos datos ejemplifican la
existencia preincaica e inka de flautas en Chile central; situación equivalente
para los territorios diaguitas de la región de Coquimbo (Ampuero 1993).
Finalmente, consideramos que no toda la cerámica del sitio se corresponde
con la categoría «Inca Mixto» (Calderari y Williams 1991), porque este concep-
to uniforma la cerámica tardía elaborada en los territorios ocupados, pese a
que puede utilizarse en el caso del aríbalo, las aysanas y las chuas de Carrascal
1, aunque con aprensiones respecto a las dos últimos tipos, por sus desdibuja-
das formas y decoraciones. El resto del universo cerámico no se engloba den-
tro de este concepto, por sus características disímiles. Incluso, la observación
de la morfología y los patrones decorativos de las piezas recuperadas, da cuen-
ta de burdas e imitativas conceptualizaciones distintivamente cuzqueñas y
diaguitas incaicas, presentes por el contrario en sitios de mitmaqkuna como
La Reina o Cerro La Cruz. Por consiguiente, nos parece adecuado definir Ca-
CARRASCAL 1: NUEVOS APORTES A LA DISCUSIÓN… • Iván Cáceres, C. González, I. Correa , R. Retamal, M. Rodríguez y M. Saavedra • 339 •

rrascal 1 como un sitio funerario de poblaciones locales agrícolas que reciben


la influencia incaica o están en proceso de incaización, bajo el dominio de
grupos incaizados que habrían ocupado los denominados Tambillos del Inca,
en los actuales terrenos de la Estación Mapocho (González, C. 2000). Por tal
motivo, identificamos cerámica Inca Mixto en el sitio, pero también de la cate-
goría «Cerámica Local de la Fase Inca» (González, C. 2003). Creemos que estas
especificaciones se ajustan con Estación Quinta Normal, que presenta fechas
por TL que van desde los 1.470 a 1.500 años DC (Reyes et al. 2005), correlacio-
nando de esta forma los sitios en cuestión, distinguiéndolos del resto de las
evidencias funerarias tardías de la Cuenca del Mapocho. Las características
locales de Carrascal 1 están presentes también en las fracturas de la cerámica
y la perforación de la flauta, ambas intencionales, respondiendo a un rasgo
típicamente local de las poblaciones del Centro-Sur de Chile (Gordon 1985). No
obstante que la fractura de piezas cerámicas exhibe una extensión más andi-
na, el contexto del sitio nos remite a especificaciones locales; esta práctica se
constató en Estación Quinta Normal (Cantarutti y Mera 2002). Del mismo mo-
do, la flauta de combarbalita corresponde a otro elemento local, con escasos
pero importantes antecedentes preincaicos e inkas en Chile central.
Estas definiciones concuerdan con un registro material inka de Chile cen-
tral heterogéneo y variable, acorde a la estrategia de domino incaico, general-
mente uniformada en términos de interpretación arqueológica (González, C.
2000). Esta variabilidad podría interpretarse, de acuerdo a Sanhueza (2006
com. pers.), como la existencia de diferentes relaciones sociopolíticas con las
poblaciones locales, adquiriendo la interacción pautas locales. Con ello se
plantea que los grupos Aconcagua y otros, no habrían sido asimilados total-
mente a las normativas incaicas, participando núcleos poblacionales específi-
cos, presentando el domino inka un carácter discontinuo (González, C. 2000).
Por último, un aspecto destacable radica en la probabilidad que Carrascal
2, 3 y 4, también de carácter funerario, con algunos componentes Aconcagua,
conformen junto a Carrascal 1 un área de sepultación diacrónica en el lugar,
indicando la importancia del sector desde el punto de vista simbólico. De es-
ta manera, Carrascal 1 indicaría la apropiación por parte de grupos tardíos
de sectores de honda significación ritual para las poblaciones locales, como
acontece con otros casos. En consecuencia, el sitio Carrascal 1 ha ampliado el
conocimiento de las manifestaciones incaicas no solo de la cuenca norte del
Mapocho, sino de Chile Central, siendo testimonio de un heterogéneo dominio
del Tawantinsuyu como de sus particulares influencias.

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