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RESUMEN
Se presentan los resultados del rescate del sitio funerario Carrascal 1, ubicado en la ribera sur del río
Mapocho en la Región Metropolitana. El sitio corresponde a un acotado espacio de inhumación con
los restos óseos de 4 individuos, 14 piezas cerámicas, una flauta de piedra y conchas marinas. El aná-
lisis del contexto como de sus materiales lo adscriben al Período Tardío (1.400 - 1.536 años DC) de Chile
central. Asimismo, se discuten las particularidades del sitio y sus aspectos complementarios respecto
la presencia inka de este valle e influencia en las poblaciones tardías locales, como su relación con la
conquista del Tawantinsuyu de Chile Central.
Palabras claves: funebria Tardía, ofrendas cerámicas, ocupación inka de Chile
Central, período Tardío Chile Central.
ABSTRACT
The results of the rescue excavations carried out at the Carrascal 1 funerary site, located on the south
bank of the Mapocho River in Santiago, are presented. The inhumation of 4 individuals, 14 ceramic
vessels, a stone flute and seashells, pertaining to Central Chile’s Late period (1.400-1.536 AD), were dis-
covered in a small area. The cultural particularities of the site and global aspects such as, the Incan
presence in the central valley, its influence on local groups and its connection to the Tawantinsuyu
conquest of Central Chile, are discussed.
Keys words: funerary site, pottery grave offerings, Late period, Incan conquest of Central Chile.
Introducción
tificado como Puente Carrascal 1, corresponde a una tumba colectiva con cua-
tro esqueletos humanos, catorce vasijas cerámicas, una flauta de piedra y una
concha marina; adscrita al Período Tardío de Chile Central (1.400-1.536 años
DC). Mientras en Puente Carrascal 2, se exhumó una tumba aislada con un
esqueleto humano sin ofrendas. Por su parte, en Puente Carrascal 3 se encon-
traron dos ocupaciones, una a 0,8 m de profundidad, con dos esqueletos hu-
manos muy disturbados por obras anteriores al proyecto y que corresponden
al período Republicano; y otra a 2,4 m de profundidad, representada por una
tumba con dos esqueletos y cuatro vasijas cerámicas Aconcagua (800-1.500
años DC). Finalmente, Puente de Carrascal 4, a escasos metros de Carrascal
2, se definió como una tumba aislada, con un esqueleto humano sin ofrendas.
za nº 5); un jarro decorado negro sobre blanco (Pieza nº 6); un aríbalo (maka)
(Pieza nº 7); una olla (Pieza nº 8) y una «flauta de pan» (Pieza nº 9). A su vez,
una olla monocroma (Pieza nº 4) se encontró entre los individuos 2 y 3.
Análisis Bioantropológico
Descripción de la Cerámica
siguientes piezas.
Junto al cráneo del individuo 2, se encontró un jarro (aysana) restringido
(Pieza 1), con cuello de perfil inflectado, cuerpo elipsoide y cuello hiperboloide
con base recta. Posee un asa cinta adherida al cuerpo superior, con un arco
estrecho y alargado y cuatro franjas dispuestas de forma horizontal desde el
cuello hasta el cuerpo inferior sobre la superficie, encontrándose en su totali-
dad engobada de blanco. Por su parte, la Pieza 2 se encontraba completamente
fragmentada no incluyéndose en este análisis, pues se encuentra en proceso
de restauración. La Pieza 3 es una olla monocroma (café oscuro), cuerpo elips-
oide horizontal, cuello hiperboloide y base plana, sin decoración, presentando
en la base una leve erosión y ahumado por golpes de fuego y hollín adherido
en casi toda su superficie. La Pieza 4 no se encuentra asociada directamen-
te a ningún individuo, consiste en un jarro monocromo color café rojizo, de
contorno inflectado y cuerpo ovoide, estando ausente el cuello y gran parte
del asa, que finaliza en el cuerpo superior de la vasija. No posee decoración
y en la base se detecta lo que podría ser ahumado por uso. La Pieza 5 es un
plato plano (chua) de contorno simple y cuerpo elipsoide horizontal, carente
de asa, aunque las inserciones indican que sería un asa cinta tipo ojal. En el
borde opuesto posee dos apéndices semicirculares característicos de este ti-
po de platos. Se encuentra completamente engobada de color rojo. El diseño,
de pintura negra sobre el engobe, se compone de 6 triángulos terminados en
volutas ordenados de forma concéntrica. La Pieza 6 corresponde a un jarro
(aysana) de cuerpo elipsoide, cuello hiperboloide y base plano-convexa. Poseía
un asa cinta vertical adherida al cuerpo superior. Presenta engobe blanco en
toda la superficie externa y al interior del cuello. Sobre este engobe, exhibe un
campo decorado con un diseño de franjas verticales, cuya unidad mínima es
una clepsidra roja y negra ubicada sobre cuatro líneas paralelas que se despla-
zan siguiendo el principio de traslación vertical (González 1995). En la zona del
cuerpo donde se adhiere el asa, el diseño de franjas verticales conformada el
patrón zig-zag (Cornejo 1989), de origen diaguita. La Pieza 7 consiste en un arí-
balo (maka) de cuello hiperboloide y borde evertido, estando fracturado en la
base y cuerpo inferior; posee engobe rojo y un diseño con pintura negra sobre
el engobe de un arco apuntado que circunscribe el cuerpo, enmarcando sus
asas (Sanhueza 2001). El motivo específico que conforma el arco es de líneas
oblicuas paralelas.
Una olla monócroma (Pieza 8) se ubicó junto al cráneo del individuo 4.
Carece de decoración, presentando una gran fractura en la base y el cuerpo,
faltándole todo el borde y las dos asas; la base y toda la zona de apoyo de la
pieza se encuentran erosionadas; prácticamente todo el cuerpo de la vasija
está ahumado y con hollín. La Pieza 10 corresponde a un jarro restringido con
cuello hiperboloide y cuerpo ovoide, casi completo, faltando el asa y parte del
borde; presenta un engobe rojo que cubre toda la superficie externa, abarcan-
do por el interior sólo el cuello; sin huellas de hollín y con suaves y pequeñas
manchas de ahumado (posiblemente por cochura). La Pieza 11 consiste en un
CARRASCAL 1: NUEVOS APORTES A LA DISCUSIÓN… • Iván Cáceres, C. González, I. Correa , R. Retamal, M. Rodríguez y M. Saavedra • 335 •
Flauta de piedra
Discusión y Conclusiones
Maturana 1991 com. pers., González y Rodríguez 1993, González 1996, respec-
tivamente); cementerios con tumbas abovedados de La Reina (Mostny 1947),
Marcoleta (Baytelman 1971), Conchalí y Pérez Rosales esquina Larraín (Steh-
berg 1975, 1977) como Jardín del Este (Madrid y Gordon 1964); además de un
conjunto con cerámica tardía y en su mayoría sin asociación a restos óseos
humanos, compuesto por Calle Catedral (Latcham 1928), Chacra Bezanilla,
Compañía esquina Chacabuco (Escuela Normal) (Looser 1927), Apoquindo
6737, Tobalaba (Stehberg 1977) y Alférez Real 0821 (Stehberg y Morales 1987). A
ellos deben sumarse el cementerio Estación Quinta Normal (Reyes et al. 2005)
y los sitios Peldehue (Hermosilla et al. 2002-2005) y Lenka Franulic (Sanhueza
2006 com. pers.). No obstante, existen similitudes y diferencias contextuales
del sitio Carrascal 1 respecto a estos hallazgos. Por un lado, las excavaciones
demostraron la inexistencia de estructuras funerarias como bóvedas, hileras
de piedras o lajas, reconociéndose sólo inhumaciones en la tierra. En este sen-
tido y comparando los datos funerarios mencionados, el sitio se aproxima a
los contextos de Estación Quinta Normal y Peldehue, compartiendo con ellos:
enterratorios primarios; disposición extendida de los individuos (decúbito
dorsal, ventral o lateralizada); depositación de ofrendas cerámicas adyacentes
al cráneo y al costado de los individuos; y ofrendas cerámicas en baja frecuen-
cia, 1 a 8 piezas por individuo, al contrario de la abundante cerámica de los
cementerios con tumbas abovedadas, que sobrepasan las 15 piezas.
Por otra parte, tanto Peldehue como Carrascal 1 corresponden a enterra-
torios múltiples, ya que en el primer sitio con un área de 5 m2, contabilizó 6
individuos, mientras que en el segundo, con un área de 4 m2, contenía 4 indi-
viduos, denotando una concentración de enterratorios en espacios acotados.
Probablemente, en ambos casos los enterratorios hayan estado contenidos en
un túmulo que habría sido obliterado por faenas agrícolas en Peldehue y por
depósitos aluviales en Carrascal 1; aunque esta posibilidad no es sostenida por
la estratigrafía de ambos sitios. Valga considerar que la presencia de enterra-
torios en túmulos con ofrendas incaicas no es ajena al Período Tardío de Chi-
le central, como lo señalan algunos contextos de los cementerios de túmulos
locales de Santa Rosa (Coros y Coros 2001) y de Bellavista (Durán y Planella
1989). Esto demuestra que los grupos incaizados irrumpen con sus prácticas
funerarias los cementerios locales, al igual que en los sitios habitacionales
Aconcagua, como lo indican los registros de los sitios Parcela 24-Quilicura
(González y Rodríguez 1993), Quintay (Rivas y Ocampo 1997) y Peldehue (Her-
mosilla et al. 2005-2005). Por tanto, el influjo inka comprende no sólo los ám-
bitos rituales, sino también los cotidianos, formando parte de una estrategia
de incaización de Chile central.
Asimismo, resulta sintomática la presencia en Carrascal 1 de individuos de
distinto rango etario, tres subadultos y un adulto, planteando la alternativa
de encontrarnos ante un grupo familiar, aunque esta posibilidad no puede ser
afirmada sin análisis mas precisos (ADN) y que únicamente pudo ser sexado
un solo individuo (esqueleto 3, adulto masculino), debido a las malas condi-
• 338 • Actas del XVII Congreso Nacional de Arqueología Chilena
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