Está en la página 1de 11

NOVENA DE LA VIRGEN DESATANUDOS

Por señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios


nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Pésame, Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido.


Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí; pero mucho más
me pesa porque pecando ofendí un Dios tan bueno y tan grande como vos;
antes querría haber muerto que haberle ofendido, y propongo firmemente
ayudado por tu divina gracia, no pecar más y evitar las ocasiones próximas
de pecado. Amen.

Santísima Virgen María, "la que desata los nudos", te ofrezco esta novena
pidiéndote por las siguientes intenciones: (aquí se dicen y recuerdan los
favores que se quieren alcanza con la novena).
DÍA PRIMERO
"Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque el
salvara a su pueblo de todos sus pecados" (Mateo 1, 21)

Breve reflexión:
Nuestra Madre es una con el Señor. Vive sólo para Él en perfecta, amorosa y
eterna comunión con la divina Voluntad.
Pidámosle a la Santísima Virgen María que nos lleve de su mano a una
perfecta comunión con las Tres Divinas Personas de la Santísima Trinidad:
Padre, Hijo y Espíritu Santo y que nos ayude por su intercesión maternal a
desatar los nudos de la soberbia, lujuria y avaricia, que tanto oprimen al
hombre y lo esclavizan en todo su caminar terreno. Amén.

ORACIÓN:
Santa María, llena de la presencia de Dios, durante los días de tu vida
aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre, y el maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y, con toda sencillez
y paciencia, nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras
vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra, pones en orden y haces
más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, tú que con corazón materno
desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos recibas
en tus manos y que nos libres de las ataduras y confusiones con que nos
hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal,
Señora Nuestra, y desata los nudos que impiden nos unamos a Dios, para
que libres de toda confusión y error, lo hallemos en todas las cosas,
tengamos en Él puestos nuestros corazones y podamos servirle en nuestros
hermanos. Amén.

Para finalizar este día rezamos una decena del Santo Rosario:
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.
DÍA SEGUNDO
"El ángel le respondió; El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado
Hijo de Dios." (Lucas 1, 21)

Breve reflexión:
La Divina Esposa del Espíritu Santo es ahora la Madre de Dios y por tanto la
perfecta intercesora del género humano ante Él.
Ella es la Omnipotencia Suplicante, la Misericordia de Dios hecha madre
para que sus hijos heridos nos acerquemos con confianza y ternura en
busca de su maternal intercesión.
Pidamos a Nuestra Madre con la Luz de su santo Esposo, el Espíritu Santo,
disipe las tinieblas que nublan nuestras almas para que reine en ellas la luz
de la Verdad. Amén.

ORACIÓN:
Santa María, llena de la presencia de Dios, durante los días de tu vida
aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre, y el maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y, con toda sencillez
y paciencia, nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras
vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra, pones en orden y haces
más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, tú que con corazón materno
desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos recibas
en tus manos y que nos libres de las ataduras y confusiones con que nos
hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal,
Señora Nuestra, y desata los nudos que impiden nos unamos a Dios, para
que libres de toda confusión y error, lo hallemos en todas las cosas,
tengamos en Él puestos nuestros corazones y podamos servirle en nuestros
hermanos. Amén.

Para finalizar este día rezamos una decena del Santo Rosario:
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.
DÍA TERCERO
"María dijo entonces: yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mi lo
que has dicho. Y el ángel se alejó". (Lucas 1, 38)

Breve reflexión: Nuestra Madre, vive sólo y exclusivamente para su Sueño y


Señor. Sabe que su Señor es el dueño de la vida, es la Vida misma, por tanto
no tiene reparo en entregarle todo su ser con pasado, presente, futuro y
eternidad. Ella se entrega total e incondicionalmente a la Voluntad de Dios.
Todos los impulsos de su corazón, sus pensamientos, palabras, y acciones
están enajenadas en favor del Padre Celestial. Antes de la anunciación ya
era exclusivamente de Dios. Por eso le fue tan fácil la respuesta. El amor
verdadero no calcula, se da...
Esclava del Señor, que has querido ser esclava del único dueño, enséñanos
a vivir la perfecta y única esclavitud para que por ellas seamos libres de las
ataduras y confusiones del error. Amén.

ORACIÓN:
Santa María, llena de la presencia de Dios, durante los días de tu vida
aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre, y el maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y, con toda sencillez
y paciencia, nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras
vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra, pones en orden y haces
más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, tú que con corazón materno
desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos recibas
en tus manos y que nos libres de las ataduras y confusiones con que nos
hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal,
Señora Nuestra, y desata los nudos que impiden nos unamos a Dios, para
que libres de toda confusión y error, lo hallemos en todas las cosas,
tengamos en Él puestos nuestros corazones y podamos servirle en nuestros
hermanos. Amén.

Para finalizar este día rezamos una decena del Santo Rosario:
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.
DÍA CUARTO
"Dijo María: 'Mi alma engrandece al Señor y exalta de júbilo mi espíritu en
Dios mi Salvador porque ha mirado la humildad de su sierva. Por esto todas
las generaciones me llamarán bienaventurada'".
(Lucas 1, 48)

Breve reflexión:
Arrinconar la Voluntad de Dios para hacer lo que nos plazca, no es otra cosa
que la desobediencia y en eso consiste el pecado.
Cuando en la tierra se haga la Voluntad de Dios como se hace en el cielo,
entonces la Gloria de Dios y las delicias celestiales se disfrutarán en la tierra
aunque persistan el dolor y el sufrimiento, porque éstos nos configuran, con
Cristo, Varón de Dolores.
Nuestra Madre, Santa María, con su humildad ha engrandecido al Señor y
por este mismo atributo vivido en grado sumo se ha hecho merecedora a
que todas las generaciones la llamen Bienaventurada.
Humilde y casta doncella, rosa del altar del cielo: ayúdanos a desatar con tu
serena humildad las ataduras del egoísmo, la prepotencia, la jactancia, el
orgullo y el falso amor propio tan contrarios a tus virtudes. Amén.

ORACIÓN:
Santa María, llena de la presencia de Dios, durante los días de tu vida
aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre, y el maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y, con toda sencillez
y paciencia, nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras
vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra, pones en orden y haces
más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, tú que con corazón materno
desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos recibas
en tus manos y que nos libres de las ataduras y confusiones con que nos
hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal,
Señora Nuestra, y desata los nudos que impiden nos unamos a Dios, para
que libres de toda confusión y error, lo hallemos en todas las cosas,
tengamos en Él puestos nuestros corazones y podamos servirle en nuestros
hermanos. Amén.

Para finalizar este día rezamos una decena del Santo Rosario:
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.
DÍA QUINTO
"Fueron con presteza y encontraron a María, a José y al Niño acostado en un
pesebre, y viéndole contaron lo que se les había dicho acerca del Niño. Y
cuantos la oían se maravillaban de los que les decían los pastores. María
guardaba todo esto y lo meditaba en su corazón".
(Lucas 2, 16 - 19)

Breve reflexión:
Si quieres saber algo sobre Jesús adentrarte en el Corazón de María.
Allí están guardados los más bellos secretos sobre el Amor, sobre la Verdad,
sobre la Vida. Allí reposan las más bellas historias de Amor nunca contadas,
los besos, las caricias, las horas de trabajo en Nazaret, las lágrimas de Dios
y de su madre que ablandaron la senda de nuestra redención. Por ella,
también es madre de la discreción. Ella poseen plenitud todas las virtudes
humanas y sobrenaturales. a nadie comunica los misterios de Su Hijo, los
misterios de nuestra salvación. Madre prudente y discreta: te suplicamos
que nos enseñes a meditas los misterios del Reino de Dios y las intimidades
de nuestros semejantes con la caridad y prudencia que lo haces tú, todo
para la Gloria de Dios y bien del prójimo. Amén.

ORACIÓN:
Santa María, llena de la presencia de Dios, durante los días de tu vida
aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre, y el maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y, con toda sencillez
y paciencia, nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras
vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra, pones en orden y haces
más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, tú que con corazón materno
desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos recibas
en tus manos y que nos libres de las ataduras y confusiones con que nos
hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal,
Señora Nuestra, y desata los nudos que impiden nos unamos a Dios, para
que libres de toda confusión y error, lo hallemos en todas las cosas,
tengamos en Él puestos nuestros corazones y podamos servirle en nuestros
hermanos. Amén.

Para finalizar este día rezamos una decena del Santo Rosario:
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.
DÍA SEXTO
“Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: Este niño será
causa de caída y elevación para muchos en Israel; será signo de
contradicción, y a ti mismo una espada te atravesará el corazón." (Lucas2,
33-35)

Breve reflexión:
El corazón de la madre abre también sus compuertas para que broten de él
todos los secretos tan celosamente guardados, que sólo su alma llena de
gracia fue merecedora de recibir de parte de Dios y que se relacionan con el
misterio de nuestra redención. Arca de la nueva alianza que por ser una con
el Señor albergas en tu Corazón Inmaculado los mismos sentimiento de
Cristo, nosotros tus hijos te rogamos desates en nosotros los nudos de la
indiscreción, calumnia, murmuración, desprecio, desamor y toda falta de
caridad hacia nuestros semejantes. Amén.

ORACIÓN:
Santa María, llena de la presencia de Dios, durante los días de tu vida
aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre, y el maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y, con toda sencillez
y paciencia, nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras
vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra, pones en orden y haces
más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, tú que con corazón materno
desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos recibas
en tus manos y que nos libres de las ataduras y confusiones con que nos
hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal,
Señora Nuestra, y desata los nudos que impiden nos unamos a Dios, para
que libres de toda confusión y error, lo hallemos en todas las cosas,
tengamos en Él puestos nuestros corazones y podamos servirle en nuestros
hermanos. Amén.

Para finalizar este día rezamos una decena del Santo Rosario:
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.
DÍA SÉPTIMO
"Al tercer día hubo una boda en Caná de Galilea y estaba allí la Madre de
Jesús. Fue invitado también Jesús con sus discípulos a la boda. 'No tenían
vino porque el vino de la boda se había acabado. En esto dijo la Madre de
Jesús a éste: No tienen vino'. Le dijo Jesús: 'Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? No
es aún llegada mi hora'. Dijo la Madre a los servidores: 'Hagan lo que Él les
diga'".
(Juan 2, 1 - 5)

Breve reflexión:
Es maravilloso meditar cómo Jesucristo hace el primer milagro de su vida
pública en favor de unos esposos, en favor de la familia que comienza con la
bendición de Dios para el amor humano. Hoy que tanto se ataca a la familia
y que se ha desacralizado el Sacramento de matrimonio, es preciso invitar a
Cristo y a Santa María a las bodas, al hogar, a la educación de los hijos y a
la lucha diaria. Nuestra Madre, mujer de hogar, se da cuenta enseguida de
la falta de vino. Es ella quien coacciona de una manera tierna y amorosa,
conmovida por tan apremiante necesidad, pero confiada en la
Omnipotencia y Misericordia de su Hijo Dios y Hombre.
"Hagan lo que Él les diga" esta es la recomendación maternal de la
Santísima Virgen a todo el género humano, pues ella es Madre de Dios y
Madre nuestra, que no quiere que ninguno de sus hijos se pierda
eternamente. Divina intercesora entre Dios y los hombres: Te pedimos que,
como en Caná, intercedas por todas las familias del mundo para que los
esposos disfruten el Vino del Amor, la comprensión, el perdón, la fidelidad y
la paz de Dios. Amén.

ORACIÓN:
Santa María, llena de la presencia de Dios, durante los días de tu vida
aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre, y el maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y, con toda sencillez
y paciencia, nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras
vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra, pones en orden y haces
más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, tú que con corazón materno
desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos recibas
en tus manos y que nos libres de las ataduras y confusiones con que nos
hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal,
Señora Nuestra, y desata los nudos que impiden nos unamos a Dios, para
que libres de toda confusión y error, lo hallemos en todas las cosas,
tengamos en Él puestos nuestros corazones y podamos servirle en nuestros
hermanos. Amén.

Para finalizar este día rezamos una decena del Santo Rosario:
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.
DÍA OCTAVO
"Jesús respondió al que le hablaba: '¿Quién es mi madre y quiénes son mis
hermanos?'. Y extendiendo su mano sobre sus discípulos, dijo: 'He aquí mi
madre y mis hermanos. Porque quienquiera que hiciere la Voluntad de mi
Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre'".
(Mateo 12, 48 - 50)

Breve reflexión:
Nadie como Santa María ha vivido en la plenitud de la Divina Voluntad. Ella
es la Reina del Reino de la Divina Voluntad y su razón de existir es trabajar
por el Reino de Dios y su Justicia.
Ella vela día y noche por la Gloria de Dios y la salvación de sus hijos.
Trabaja e intercede incesantemente porque el Querer de Dios, como en el
cielo, se cumpla en la tierra.
Reina del Reino de Dios, Ayúdanos a desatar los nudos de la voluntad
humana que son la causa del pecado y cólmanos del Querer de Dios para
que seamos configurados con tu Hijo Jesucristo en quien el Padre tiene
todas sus complacencias. Amén.

ORACIÓN:
Santa María, llena de la presencia de Dios, durante los días de tu vida
aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre, y el maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y, con toda sencillez
y paciencia, nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras
vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra, pones en orden y haces
más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, tú que con corazón materno
desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos recibas
en tus manos y que nos libres de las ataduras y confusiones con que nos
hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal,
Señora Nuestra, y desata los nudos que impiden nos unamos a Dios, para
que libres de toda confusión y error, lo hallemos en todas las cosas,
tengamos en Él puestos nuestros corazones y podamos servirle en nuestros
hermanos. Amén.

Para finalizar este día rezamos una decena del Santo Rosario:
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.
DÍA NOVENO
"Estaban junto a la Cruz de Jesús su Madre y la hermana de su Madre, María
la de Cleofás y María Magdalena. Jesús viendo a su madre y al discípulo a
quien amaba, que estaba allí, dijo a su Madre: 'Mujer he ahí a tu hijo'. Luego
dijo al discípulo: 'He ahí a tu madre'. Y desde aquella hora el discípulo la
recibió en su casa".
(Juan 19, 25 - 27)

Breve reflexión:
El alma y la vida inmaculada de Nuestra Madre le han dado la fortaleza
para resistir el holocausto de su Hijo, Cordero sin mancha que quita los
pecados del mundo y que derramó por nosotros hasta su última gota de
sangre. Ella está allí, de pie, con su Corazón traspasado por el dolor,
ofreciendo al Padre su única Razón de existir: su Hijo amado, su Hijo
Inmaculado, su Hijo Crucificado por causa del pecado de todos los mortales.
Y el Redentor la entrega al discípulo puro, al que ha recostado su cabeza
sobre el Corazón de Jesús y que conoce sus Divinos Misterios. En el San Juan
estamos representados todos los hombres y por eso debemos acoger a
María en la casa de nuestras almas como lo hizo el discípulo amado.
Ya Santa María además de Madre de Dios es también Madre Nuestra. No
por merecimiento nuestros sino por la Infinita Misericordia de Dios.
Que bueno es el Padre que además de regalarnos a su Hijo único como
Nuestro Redentor, nos ha regalado a la Santísima Virgen como Nuestra
Madre. Madre del Amor Crucificado, Por la Sangre Redentora de tu Hijo -
que es tu misma sangre y por todos los dolores de tu Corazón Inmaculado,
Intercede ante Dios por nosotros para que seamos libres de todo mal. Amén.

ORACIÓN:
Santa María, llena de la presencia de Dios, durante los días de tu vida
aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre, y el maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y, con toda sencillez
y paciencia, nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras
vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra, pones en orden y haces
más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, tú que con corazón materno
desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos recibas
en tus manos y que nos libres de las ataduras y confusiones con que nos
hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal,
Señora Nuestra, y desata los nudos que impiden nos unamos a Dios, para
que libres de toda confusión y error, lo hallemos en todas las cosas,
tengamos en Él puestos nuestros corazones y podamos servirle en nuestros
hermanos. Amén.

Para finalizar este día rezamos una decena del Santo Rosario:
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.
FINAL
Oración de Consagración a María:

Señora y Madre mía, Virgen Santa María, la que desata los nudos; a tus pies
me encuentro para consagrarme a ti. Con filial afecto te ofrezco en este día
cuanto soy y cuanto tengo: mis ojos, para mirarte; mis oídos, para
escucharte; mi voz, para cantar tus alabanzas; mi vida, para servirte; mi
corazón, para amarte. Acepta, Madre mía el ofrecimiento que te hago y
colócame junto a tu corazón inmaculado. Ya que soy todo tuyo, Madre de
misericordia, la que desata los nudos que aprisionan nuestro pobre corazón,
guárdame y protegedme como posesión tuya. No permitas que me deje
seducir por el maligno, ni que mi corazón quede enredado en sus engaños.
Enséñame a aceptar los límites de mi condición humana, sin olvidar que
puedo superarme con la ayuda de la gracia y que agradezca siempre a Dios
por mi existencia. Ilumíname para que no deseche al Creador por las
criaturas, ni me aparte del camino que él pensó para mí.
Amen.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

También podría gustarte