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TEMA 9

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Prevención y extinción de incendios
El fuego se puede definir como una reacción química de oxidación-
reducción que se caracteriza por ir acompañada de un desprendimiento de
calor, humo, gases y, en muchos casos, llamas. Para que se produzca el fuego
es necesaria la presencia simultánea de tres elementos:

- Combustible: toda sustancia capaz de arder.


- Comburente: toda sustancia capaz de oxidar un combustible.
- Energía de activación:(calor): cualquier fuente capaz de proporcionar la
energía necesaria para que la combustión se inicie.

Una vez iniciado el fuego, se producen nuevas reacciones de


combustión, originándose el proceso conocido como reacción en cadena, que
hace posible que el fuego no solo se mantenga, sino que se desarrolle con más
fuerza.

En función del estado físico de los materiales combustibles se clasifican


los siguientes tipos de fuego:

- Clase A: Combustibles sólidos. El combustible es de naturaleza sólida


(madera, tejidos, papel, carbón…) y la combustión tiene lugar normalmente
con formación de brasas.
- Clase B: Combustibles líquidos. El combustible es de naturaleza líquida
(gasolina, aceite, disolventes…) o bien son sólidos que por la acción del
calor pasan a estado líquido, comportándose como tales (sólidos grasos).
- Clase C: Combustibles gaseosos. El combustible es de naturaleza gaseosa
(butano, propano, acetilano…).
- Clase D: Combustibles con un comportamiento especial. Combustibles no
comprendidos en los apartados anteriores por su especial naturaleza (
carburo cálcico, metales ligeros como el aluminio en polvo, magnesio… y
los metales de alto poder radiactivo como el uranio).

La prevención de incendios consiste en el conjunto de medidas


tendentes a evitar que se inicie un incendio. Las medidas de prevención se
centrarán en la eliminación de uno o más de los factores del fuego, o en evitar
que éstos coexistan. Por tanto se podrá actuar sobre el combustible, el
comburente, el calor y la reacción en cadena.

Otro tipo de medidas constituyen la protección contra incendios, y son


medidas tendentes a minimizar las consecuencias de un incendio, en el caso
de que éste ocurra. Por una parte encontramos las medidas de protección
estructural o protección pasiva, cuya misión consiste en contener el fuego
dentro de un espacio limitado, evitando su propagación a la vez que se reducen
daños en la zona afectada (puertas cortafuegos, compartimentación en
sectores de incendios, uso de materiales ignífugos, etc…).

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Por otra parte se encuentran las medidas de protección activa en las
instalaciones, cuya misión es detectar y poner a disposición los medios
necesarios para poder apagar el fuego., como pueden ser los extintores
portátiles, bocas de incendio equipadas, sistemas automáticos de extinción,
sistemas de detección, alarma y evacuación, etc….

Se extiende por detección de incendios el hecho de descubrir lo antes


posible la existencia de un incendio en un lugar determinado. Hay diferentes
tipos de detección. Por una parte tenemos la detección humana, que se realiza
de forma directa (visual u olfativa), y por otra la detección automática, realizada
por unos aparatos (detectores automáticos de incendios), que se basan en los
fenómenos que acompañan al fuego como pueden ser gases, humos, llamas y
calor. Estos detectores normalmente están distribuidos en los techos de los
locales a proteger y conectados a una central de control. Los principales
detectores de incendios son:

- Gases o iónicos: detectan los gases de la combustión, es decir, humos


visibles o invisibles.
- Ópticos de humos: detectan humos visibles.
- Ópticos de llamas: detectan las radiaciones infrarrojas o ultravioletas que
emiten las llamas.
- Temperatura o térmicos: detectan la superación de una temperatura fija o
un aumento rápido de temperatura.

La alarma consiste en avisar de forma que se ponga en marcha la


evacuación de las personas y la extinción del incendio. La alarma manual se
puede realizar mediante unos pulsadores debidamente localizados y
accionados de forma manual. También se puede dar la alarma por otros
sistemas (megafonía, etc…) o bien ésta puede ser automática pasando por una
Central de Control desde la que se darán las órdenes oportunas para ejecutar
el Plan de Emergencia y Evacuación, que debe tener cualquier centro de
trabajo.

Las técnicas de extinción de incendios se basan en separar o eliminar


uno de los factores o elementos que componen el tetraedro del fuego. Así
distinguimos:

- Eliminación del calor por enfriamiento.

Para extinguir un fuego es suficiente con absorber una pequeña porción


del calor desarrollado por la combustión. El agente extintor más común es el
agua. Cuando el agua se vaporiza, además de robar calor al fuego, se
expande, con lo que también reduce el volumen de aire (oxígeno).

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- Eliminación del combustible.

La retirada o eliminación del combustible suele ser difícil y peligrosa,


aunque hay excepciones como el trasvase de líquidos, el corte de suministro
de gas, el trazado de pasillos cortafuegos en un bosque, etc….

- Eliminación del aire (oxígeno)

El oxígeno se puede separar por sofocación, por medio de una manta


húmeda, echando arena al fuego, cubriéndolo con espuma, con gases inertes o
con vapor de agua.

- Interrupción de la reacción en cadena

Existen agentes químicos, como bicarbonatos, fosfatos, hidrocarburos,


etc…, que rompen la reacción en química de combustión, creando una serie de
radicales libres que se combinan con los radicales que se forman en la
reacción de combustión, parando la misma.

Equipos de extinción de incendios


En principio, puede considerarse como un equipo de extinción de
incendios cualquier aparato, equipo o sistema capaz de extinguir un incendio.
Sin embargo, vamos a centrarnos en este apartado en aquellos equipos e
instalaciones que requieren de la intervención humana.

1) Extintores portátiles.

Son los elementos más adecuados para una primera intervención y


sobre fuegos poco desarrollados, Los podemos definir como un equipo de
peso y dimensiones adecuados para su uso a mano que, una vez
presurizado, permite proyectar y dirigir un agente extintor sobre un fuego.
Existen distintas formas de clasificar los extintores: en función de su peso
(portátiles y sobre ruedas), del agente extintor, del sistema de presurización
(de presión adosada y de presión incorporada), de su eficacia, etc….Todos
ellos tienen en común lo siguiente: son muy eficaces si se usan en fuegos
poco desarrollados y con la sustancia extintora adecuada, es necesario que la
persona que lo utilice esté formado y familiarizado con el uso de estos
equipos, y se deben realizar revisiones periódicas que permitan garantizar su
correcto funcionamiento.

Una norma de referencia a este respecto es el Real Decreto 513/2017,


de 22 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento de Instalaciones de
protección contra incendios.

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En relación con el manejo de los extintores, es importante tener en
cuenta las siguientes pautas.

- Se deben utilizar los extintores más próximos al incendio, comprobando que


el agente extintor que contiene ese el adecuado al tipo de fuego a apagar.
- Se debe utilizar el extintor siguiendo las instrucciones de uso que aparecen
en la etiqueta, realizando un corto disparo de prueba antes de desplazarnos
hasta el lugar del incendio, para comprobar que el extintor funciona
correctamente.
- Para apagar el fuego nos colocaremos, siempre que sea posible, de
espaldas al viento o a corrientes de aire.
- Aprovechar el alcance de lanzamiento del agente extintor (entre 1 y 3
metros), para situarnos lo más lejos posible del fuego, siempre y cuando
nos aseguremos que el agente extintor llega a las llamas.
- Apretar la palanca de accionamiento dirigiendo el chorro a la base de las
llamas, barriendo en zig-zag y atacando primero la parte externa del
incendio, pasando después a dirigir el agente extintor hacia el interior.
- Si el chorro no va dirigido hacia la base de las llamas, interrumpir el disparo,
ya que estamos desperdiciando el agente extintor, y en ocasiones se puede
dificultar la visibilidad.
- Es más eficaz que varias personas ataquen el fuego a la vez, tomando la
precaución de no enfrentarse entre ellos.
- Una vez apagado el fuego, nos retiraremos de la zona sin dar la espalda por
si le fuego se reinicia.
- El extintor usado se termina de descargar para despresurizarlo y no se
vuelve a colocar en su sitio sin haberlo recargado previamente.
- Si por la magnitud del incendio o por su preparación, una persona no está
convencida de poder controlar el incendio, nunca debe de exponerse
inútilmente.

2) Bocas de incendio equipadas (BIE)

Una boca de incendio equipada (BIE) puede definirse como una toma
de agua dotada de los elementos necesarios para transportar y proyectar el
agua desde la red de incendios hasta el fuego. Por sus características, su uso
está reservado a personas que hayan recibido la formación específica. Una
BIE está formada por los siguientes elementos:

- Boquilla: elemento que permite regular la forma de salida del agua (como
chorro sólido o de ataque).
- Lanza: tubo que une la boquilla a la manguera para facilitar su manejo.
- Manguera: tubo flexible o semirrígido, provisto de racores en sus extremos
para su conexión a la lanza o al a red.

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- Racor: pieza metálica normalizada que permite el acoplamiento rápido de
los distintos elementos.
- Válvula: dispositivo que permite la apertura y cierre del paso del agua.
- Manómetro: instrumento que mide la presión en la red.
- Soporte de manguera: elemento de sujeción de la manguera.
- Armario: elemento destinado a contener los elementos anteriores.

Las BIE se clasifican en dos tipos: BIE de 45 mm y BIE de 25 mm. La


BIE de 45 mm se caracteriza por emplear una manguera flexible de diámetro
nominal de 45 mm, enrollada en una devanadera o en una plegadera. Para su
empleo es necesario desenrollar la manguera en su totalidad antes de abrir la
válvula. La dificultad de su manejo hace que su uso requiera, al menos, de dos
personas.

La BIE de 25 mm se caracteriza por emplear una manguera semirígida


de diámetro nominal de 25 mm, enrollada en una devanadera, y no siempre va
a estar dentro de un armario. No es necesario para su empleo extender la
totalidad de la manguera, y puede ser utilizada por una sola persona, aunque
es aconsejable que sean dos.

En relación con la BIE de 45 mm, se deben tener en cuenta las


siguientes normas de utilización:

- Romper el cristal de protección empleando un objeto contundente y


colocando sobre el armario alguna prenda que impida la proyección de los
cristales rotos.
- Retirar los restos de cristal presentes en los cercos del armario con objeto
de impedir que la manguera resulte dañada al ser desenrollada.
- La manguera deberá ser totalmente desenrollada y extendida, evitando la
presencia de pliegues a lo largo de la misma.
- Comprobar que la lanza está conectada y la boquilla en posición cerrada.
- Mientras una persona sujeta la lanza, la otra abrirá la válvula de paso del
agua lentamente hasta dejarla totalmente abierta.
- Como medida de precaución, al abrir la válvula se apuntará con la lanza
hacia el suelo.
- Apagar el fuego.
- La lanza no se soltará hasta que la válvula no sea totalmente cerrada para
evitar que la presión del agua haga que la manguera golpee a otras
personas.

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En relación con la BIE de 25 mm, las normas de utilización son las
siguientes.

- Romper el cristal de protección empleando un objeto contundente y


colocando sobre el armario alguna prenda que impida la proyección de los
cristales rotos.
- Comprobar que la lanza está conectada y la boquilla cerrada.
- Abrir totalmente la válvula de agua.
- Desplegar la manguera a la vez que nos dirigimos hacia el incendio.
- Abrir la boquilla y apagar el fuego.

3) Hidrantes.

Un hidrante puede definirse como un dispositivo de conexión a la red


de abastecimiento de agua para las mangueras de uso contra incendios. Su
utilización está reservada a personal altamente especializado, por lo que no
vamos a extendernos mucho sobre ellos, simplemente describiremos los
distintos tipos de hidrantes.

- Hidrante de boca. Boca de salida de una tubería de abastecimiento, provista


de un racor para la conexión de la manguera.
- Hidrante de columna. Tubería vertical conectada a una red subterránea en
la que se encuentran las bocas de salida.
- Hidrante de arqueta. Boca de salida de una red subterránea, alojada en una
arqueta enterrada y cubierta con una tapa a nivel del suelo.

4) Instalación de columna seca.

En determinadas instalaciones y edificios, la normativa requiere la


existencia de una instalación de columna seca, de uso exclusivo del Cuerpo
de Bomberos, formada por una conducción vacía que, partiendo de una toma
de alimentación en la fachada del edificio, discurre generalmente por la caja
de la escalera y está provista de bocas de salida con racores de conexión y
llaves de corte del paso de agua en los distintos pisos.

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Sistemas de control de accesos
Sistemas autónomos

Se emplean para controlar una sola puerta. Los tipos de sistemas más
habituales son teclados y lectores de tarjeta. Los teclados únicamente
permiten acceso o no en función de si se conoce el código. Es el equipo más
básico para controlar accesos. Normalmente no permite crear grupos de
personal ni grupos horarios.

Los lectores de tarjetas autónomos suelen tener un teclado que se


utiliza para programar y dar altas de tarjetas, aunque en algunos modelos
también se puede añadir un PIN (código de identificación personal) a la
tarjeta. El sistema de lectura es casi exclusivamente por proximidad, y solo
hay que acercar la tarjeta al equipo para que realice la lectura.

Sistemas modulares

El control de acceso puede contemplar desde una pequeña red con


lectores para acceso a las dependencias más significativas, hasta la
distribución de permisos en un gran edificio con accesos repartidos en cada
planta y departamento significativo.

En todos los casos es importante contar con un sistema de


comunicaciones adecuado, un software de gestión ágil, sencillo y potente, y
por último con un sistema de lectura acorde al tipo de instalaciones.

Sistemas biométricos

La biometría es el estudio de métodos automáticos para el


reconocimiento único de humanos basado en uno o más rasgos conductuales
o físicos. En el mercado se pueden encontrar varios sistemas de seguridad
biométrica. Algunos usan las huellas digitales, otros los patrones oculares o
los rasgos faciales. Muchos expertos aseguran que los indicadores
biométricos serán las llaves del futuro. Las personas no tendrán que llevar
llaves, que se pueden extraviar o ser robadas. Además la persona ha de estar
presente para abrir una cerradura biométrica.

Cuando se instalan aparatos de esta clase como sistemas de


seguridad se requiere que las personas den su información biométrica, que es
guardada en un disco duro. Cada vez que alguien intente ingresar en un área
protegida, los sistemas biométricos revisarán la información archivada en la
base de datos, con el fin de ver si dicho individuo tiene permiso para ingresar
a determinado lugar.

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Control de presencia

El software de control de presencia es un elemento crucial para la


gestión de los trabajadores de cualquier empresa. Toda la información se
centraliza y almacena en una base de datos, y a través del programa de
gestión se puede monotorizar toda la actividad registrada en sus diversas
sedes y delegaciones.

Se han apuntado básicamente estas cinco razones para adquirir un


sistema de control de presencia: ahorrar costes de trabajo, mejorar la
productividad y resultados, mejorar el pago de las nóminas y evitar errores,
aumentar la satisfacción del empleado, y proporcionar información para
ajustarse a la legislación.

Gestión de visitas

El sistema de control de visitas es un sistema informático que permite


controlar y registrar el acceso de personas visitantes en cualquier empresa o
institución, utilizando la tecnología de digitalización de imágenes. Permite
llevar un estricto control de todas las personas que ingresan en una
organización, mediante un registro fotográfico digitalizado de todos y cada
uno de los visitantes, así como crear un registro detallado de las personas
que visitan la organización, o crear un listado de personas con acceso
prohibido a las instalaciones.

El método “bumping”
Utilizado desde hace años por profesionales cerrajeros para realizar la
apertura de cerraduras en caso de pérdida de llaves o en situaciones de
emergencia, hoy el método bumping es una técnica muy habitual en robos,
tanto en viviendas como en negocios. Se calcula que el 90% de las
cerraduras existentes en el mercado se pueden abrir con este método. Su
conocimiento por parte de ladrones y otros delincuentes genera un auténtico
problema de seguridad, ya que está siendo utilizada para fines delictivos por
bandas organizadas.

Esta técnica consiste en la apertura de cilindros de forma limpia, sin


rotura, mediante la percusión de sus pitones a través de llaves manipuladas
para ello, las llamadas llaves bump. Se trata simplemente de desplazar todos
esos pitones de manera simultánea mediante el golpeo de una llave bump
con algún objeto contundente (martillo, destornillador,…). Se trata de una
operación sencilla, de rápida ejecución (no más de 30 segundos), y que no

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daña el dispositivo de cierre. Sólo requiere la llave bump, el elemento de
percusión y un poco de destreza manual.

Los fabricantes de cerraduras están trabajando en modelos no


vulnerables a través del método bumping, pero resulta complicado, ya que no
todos los cilindros que se denominan de alta seguridad incorporan medidas
de protección contra este ataque.

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