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 “En situación de guerra, el pobre y el rico tienen que dejar sus diferencias “

Bola de Sebo está ambientada en la Francia de los 1800’s, durante la guerra franco-prusiana.
Trata sobre un grupo de variopintos personajes que, por necesidad, se ven obligados a escapar
de sus hogares todos juntos en una diligencia. Guy de Maupassant, con un estilo de escritura
muy cínico y sarcástico, describe a cada personaje con sus peores defectos: “Una era vieja, con
el rostro descarnado, carcomido por la viruela, como si hubiera recibido en plena faz una
perdigonada” pág 8, en donde describe la apariencia física de una de las monjas.

Todos los personajes, de un modo u otro, se creen superiores, ya sea por su posición
económica, política o moral. Excepto uno, Elisabeth Rousset, una mujer que ejerce la
prostitución a la cual muy respectivamente se refieren como “Bola de Sebo” por su físico:
“Famosa por su abultamiento prematuro, que le valió el sobrenombre de Bola de Sebo; de
menos de mediana estatura, mantecosa, con las manos abotagadas y los dedos estrangulados
en las falanges“ pág 8.

Automáticamente, Elisabeth se gana el repudio de sus compañeros de viaje (principalmente el


de las mujeres), aunque esta nunca haya hecho nada malo. Al contrario, demuestra en sus
actos y palabras que es mejor que ellos, al, por ejemplo, compartir su comida con los demás
cuando sólo ella había traído alimentos para el viaje: “—¿Usted gusta? ¿Le apetece algo,
caballero? Es penoso pasar todo un día sin comer.” pág 11, Elisabeth hacia el señor Loiseau.

Entre tensiones y aburrimiento, comienzan a hablar de sus vidas y el porqué tuvieron que
escapar de la ciudad, donde se revela que Elisabeth es la única realmente patriótica, que
escapa no por cobardía sino por enfrentarse a un militar prusiano que fue a vivir con ella tras la
derrota francesa, algo que ni Cornudet (el cual se nos describía así: “El hombre, muy conocido
en todas partes, era Cornudet, fiero demócrata y terror de las gentes respetables” pág 8)
habría hecho: “Ya no pude contenerme y me arrojé al cuello de uno para estrangularlo" pág 13.

En mitad del viaje, son detenidos por militares prusianos. Se les dice que no los dejarán pasar
hasta que Elisabeth no se acueste con uno de ellos; naturalmente ella lo rechaza, porque odia a
los prusianos y se le hacía impensable la sola idea de estar con uno de ellos. Pero los demás le
insisten para que tenga relaciones con el militar, sin poder concebir porqué “Bola de Sebo”
rechazaría hacer su “trabajo”, sobretodo cuando sus pellejos entran en juego.

Al final, Elisabeth termina aceptando y los prusianos los dejan seguir adelante. En el medio, los
demás compran comida para el final de la travesía y, sin convidarle nada a Elisabeth, siguen su
camino mientras esta solloza. Incluso las monjas, las que representan no sólo a la iglesia como
institución sino que a la moral cristiana, la ignoran mientras rezan un padre nuestro

Sin intención de decir una obviedad, la novela activamente crítica y se mofa de la aristocracia,
la burguesía y la religión, haciéndolos ver cómo aprovechados, egoístas, cobardes y un largo
etcétera. Mientras que la clase trabajadora de los más bajos rangos, representada por una
prostituta gorda, la muestra como una víctima de todos ellos, que da sin esperar nada a cambio
y que, efectivamente, no recibe nada de parte de la clase privilegiada.

La recomiendo si querés una novela corta que se pueda terminar en una hora con una fuerte
crítica social producto de su tiempo, humor ácido y comentarios sardónicos que te puede
hacer reír y, a la vez, sentirte mal por la protagonista en tan solo unas pocas páginas.

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