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Párrafo Descriptivo: “Mi Compañero”

Mi pomerania es un zorrito en miniatura con su pelaje anaranjado que reluce bajo el sol junto con su nariz
alargada y ojos brillantes. Cuando se emociona o quiere jugar, se asoman sus dientes afilados útiles para
cazar y hacer sus travesuras, lo que le da una ferocidad a su apariencia encantadora; pero no te dejes
engañar por su pequeño tamaño, su personalidad es grande y audaz.
Es un perrito muy gruñón y desconfiado con desconocidos; pero conmigo es muy cariñoso. Le gusta
pasear, comer pollo y jugar con su tigrecito; sin embargo otra característica destacable sería su peculiar
miedo a las escobas (su talón de Aquiles).
En él veo más que una mascota; es mi compañero de vida y el amor más puro y recíproco que he podido
encontrar. Es increíble la forma en que me conoce, sabe cuando estoy triste y cuando necesito un poco
alegría; con el a mi lado no hay más que pedir.

Párrafo Narrativo: “Los dos mundos de mi infancia”

Durante mi infancia, las carreteras fueron los caminos mágicos que me llevaban de un mundo a otro: de la
calma de los paseos a orillas del río en el pueblo de mi familia materna, al bullicio de las ferias y fiestas del
pueblo paterno. En el primer lugar, cada día era un nuevo descubrimiento entre risas y abrazos familiares, bajo
la sombra de árboles me sentía en paz y sin preocupaciones. En el segundo, la adrenalina de los juegos y la
espuma en las ferias me sumergía en una inmensa diversión compartida con amigos.
Entre ambos mundos, me encontraba navegando en un océano de memorias confusas, donde los detalles de
lo que sucedía en cada pueblo se perdía cuando me tocaba volver a mi realidad. A pesar de las confusiones,
esos viajes me enseñaron la riqueza de tener una familia extendida que se entrelazaba en la geografía,
dejando una huella imborrable en mi corazón y en mi identidad.
Pueblo paterno

Pueblo materno

Párrafo Argumentativo: “Entre páginas y pantallas”

Los libros superan a las películas en muchos aspectos y sin duda brindan una mejor experiencia. Esto se
debe a que la profundidad y el detalle que se encuentran en las páginas de un libro permiten una inmersión
completa en la trama; es tanto así que los lectores terminan identificándose con sus personajes, algo que
las películas a menudo no logran capturar con la misma intensidad.
La imaginación del lector es libre de dar vida a los mundos descritos, estimulando el pensamiento crítico al
procesar la información y reflexionar sobre los temas tratados. A diferencia de las películas, cuya duración
está limitada, la lectura de un libro se extiende en el tiempo, creando una conexión más profunda entre el
lector y la historia. Según encuestas sobre hábitos de lectura, se ha observado que el número de personas
que prefieren leer libros es significativamente alto en comparación con aquellos que prefieren ver películas;
una de las causas más importantes de este resultado fue la variedad y originalidad literaria.
En conclusión, aunque el cine tiene su encanto, los libros siguen siendo faros luminosos de conocimiento,
guiando a almas curiosas hacia la eternidad de historias.

Mis faros luminosos.

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