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Estudio Metódico de la

Biblia
1. El Estudio Inductivo de la Biblia
2. Estudio directo e independiente de la Biblia
3. Estudio literario de la Biblia
4. Estudio sicológico de la Biblia
5. Estudio constructivo de la Biblia
6. Estudio comprensivo de la Biblia
7. Estudio sincero de la Biblia
8. Estudio asimilativo de la Biblia
9. Estudio reverente de la Biblia
Existen ciertos postulantes que son la razón fundamental del estudio metódico de la
Biblia. No trataremos de probar ninguno de los mismos de modo concluyente, ya que
ello por sí solo requeriría uno o más volúmenes. El fin principal aquí es enunciarlos tan
clara y concisamente como sea posible.
La Biblia es digna de ser estudiada. El estudio metódico de las Escrituras conlleva
ciertos requisitos. Estos postulados serán considerados a la luz de las características
del estudio metódico de la Biblia.

1. El Estudio Inductivo de la Biblia


Uno de los requisitos necesarios para un enfoque metódico es que el mismo
corresponda a la naturaleza de su objetivo, ya que es el medio por el cual podemos
alcanzar este objetivo. Así, por ejemplo, el estudio metódico de cómo lanzar una
pelota incluiría, entre otras cosas, coger la pelota firmemente con la mano, llevar el
brazo hacia atrás, y lanzarla con el movimiento apropiado del brazo. Todo esto es
cierto, ya que es parte de la naturaleza misma de cómo lanzar una pelota. Por
consiguiente, si queremos que un enfoque particular de las Escrituras sea válido, el
mismo deberá tener una semejanza sustancial a las propias Escrituras.
Ahora bien, las Escrituras son aparte del que las interpreta. Si las verdades de la Biblia
existiesen ya en el hombre, no había necesidad de usar la Biblia y este libro, sería
superfluo. Pero lo cierto es que la Biblia es una obra objetiva de la literatura que existe
porque el hombre necesita conocer ciertas verdades que ignora y que deben llegarle
de fuera de él mismo. Consecuentemente, si ha de descubrir, verdades que se
encuentran en esta pieza objetiva de literatura, debe utilizar un enfoque que
corresponda a la naturaleza de esta pieza, es decir, un enfoque objetivo.
Hay dos maneras de enfoque al alcance del estudiante de la Biblia. Una es la
deducción, que parte de generalidades para llegar, poco a poco, a los particulares. Por
su propia naturaleza este método tiende a ser subjetivo y prejuiciado. Tiende a
producir dictadores más bien que oidores de las Escrituras. En vista del carácter
objetivo de la literatura de las Escrituras, este enfoque no es adecuado a la BIblia y,
por ende, tampoco es metódico. Por otra parte, su opuesto, la inducción, es objetivo e
imparcial, ya que exige que primero uno examine los detalles de las Escrituras en los
cuales se basarán luego las conclusiones. Este enfoque tiene una base firme porque
siendo objetivo, corresponde a la naturaleza misma de la Escritura, que es objetiva.
Como consecuencia produce individuos que escuchan en lugar de hablar, y la
naturaleza de las Escrituras requiere que las escuchemos con oídos atentos. Tenemos
entonces que el estudio metódico de la Biblia es inductivo, porque en este caso la
inducción es metódica.
Sin embargo, hay que tener en cuenta dos cosas respecto a esta ecuación de
metodología e inducción. La primera es que la inducción pura no existe por sí misma.
Por enfoque inductivo se entiende aquí un acercamiento relativamente inductivo. Ese
mismo principio podemos aplicarlo a la deducción. El segundo es consecuencia del
primero. Puesto que no existe la inducción pura, tampoco existe la absoluta
objetividad. Con sumo acierto dijo Gamaliel Bradford: “Simplemente existen aquellos
que se creen imparciales y aquellos otros que saben que no lo son”. Sin embargo, un
sistema que recalca la inducción en cuanto sea posible es mucho más probable que
produzca intérpretes imparciales y acertados que cualquier otro que pueda ser
usado.

2. Estudio directo e independiente de la Biblia


Habiendo dado por sentado que la inducción es el enfoque metódico de las Escrituras,
se nos presenta ahora la cuestión de cuál es la manera exacta de descubrir los hechos
particulares en que se basan nuestras conclusiones.
Parece razonable suponer que la mejor manera de asegurarnos de poder encontrar
estos particulares es mediante un estudio directo e independiente de los particulares
en sí mismos. Luego, pues, la Biblia misma, y no los libros relacionados con ella,
habrá de ser el libro de texto para su estudio. La observación directa capacita al
intérprete para familiarizarse con el espíritu de los autores sagrados; es por ello que
destacamos su importancia. Permite además tener ideas originales y le brinda una
base para poder juzgar válidamente las diversas fuentes secundarias que, muchas
veces, son opuestas unas a otras.
Este énfasis en la importancia del estudio directo no significa que no se recomiende la
consulta de comentarios; por el contrario, cuando se hace en su oportunidad tal
consulta, se considera parte indisponible de estudio metódico. Con razón apunta
Spurgeon que “dos errores opuestos afectan con frecuencia al estudiante de la Biblia:
la tendencia a tomarlo todo de segunda mano, proviniendo de otros, o la negativa
absoluta a tomar en consideración cualquier cosa que provenga de otros”.
Puesto que existen muchas versiones de la Biblia, tenemos que decidir cuál debemos
usar: La elección la determinan los requisitos individuales de cada estudiante, ya que
si va a investigar por sí mismo los particulares, necesitará un instrumento adecuado a
su capacidad. Por ello es que, en la mayoría de los casos, una Biblia en la lengua
nativa del estudiante es las más adecuada para la fase inicial del estudio inductivo.
Esto se debe a que el estudiante generalmente no es lo suficientemente experto en los
idiomas originales como para usarlos con verdadera autoridad y, además, pues que
las traducciones son producto de expertos en la materia, es casi seguro que la
mayoría de los estudiantes no sólo serán incapaces de mejorar estas traducciones
sino quizás tampoco de igualarlas. Aún más, el individuo piensa siempre en su lengua
nativa y, por esta razón, está más capacitado para aprender cuando estudia en su
propio idioma. Tenemos también que considerar el hecho de que la lengua nativa
permite al individuo usar relaciones muchos más amplias en sus ideas y conceptos
que si se estudia en los idiomas originales de la Biblia. Por estas y otras varias
razones, todas las exposiciones que haremos más adelante estarán basadas en la
premisa de que el primer paso del estudio metódico de las Escrituras ha de ser un
estudio directo e independiente de la edición vernácula. Bajo ningún concepto
queremos decir con esto que no reconozcamos la incalculable ayuda que puede
obtener del uso de la versión original; pero ocurre además que el uso directo e
independiente del idioma nativo muy a menudo realza el interés y conocimiento de la
versión original en idioma extranjero.

3. Estudio literario de la Biblia


Es estudio literario de la Biblia da por sentado que las Escrituras contienen una gran
literatura y que, por ello, están supeditadas a las leyes que rigen todas las obras
maestras literarias. Estos hechos hacen de todo punto necesario que el estudiante de
las Escrituras esté familiarizado y guiado por las leyes de la literatura. V. Ferm declara:
“La Biblia como un todo es obra maestra literatura, y el estudio de la maestría de los
libros, de la naturaleza del genio poético y de sus creaciones es, por lo menos, tan
necesario para la verdadera comprensión del libro como pueda serlo el adiestramiento
del crítico de historia”.
Debemos observar que esta premisa está basada en la convicción de que, aunque las
Escrituras son únicas en su contenido y mensaje son, a la vez, semejantes a otras
formas literarias, puesto que también son comunicaciones lingüísticas escritas. Si esto
es así, entonces la forma literaria tiene las mismas funciones tanto en relación con las
ideas bíblicas como en relación con conceptos que no lo sean; es decir, es un medio
de comunicación y, consecuentemente, medio de interpretación. Es necesario
entonces que tengamos en cuenta las cualidades literarias de las Escrituras si nuestro
estudio de las mismas ha de ser metódico.

4. Estudio sicológico de la Biblia


La Biblia no es un libro abstracto sobre religión ni tampoco un almanaque de hechos y
creencias religiosas. Es una crónica de experiencias vivas y dinámicas. Su naturaleza
misma es sicológica. Por esta razón, el intérprete debe acercarse a ella teniendo
siempre en cuenta esta experiencia contenida en las Escrituras. V. Ferm antecede la
cita mencionada con estas palabras:
“Gran parte de la BIblia, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, tiene carácter de
poesía, y porciones que, aún no siendo poéticas, están saturadas de una emoción tan
profunda que poseen a su vez grandeza literaria. Para mí es siempre una satisfacción
acercarme a la Biblia pensando que es una gran obra literaria, la cual hay que
disfrutarla y no sólo tratar de comprender. O mejor aún, que no puede ser realmente
comprendida a menos que uno añada a los elementos externos— que pueden
ayudarnos a situar el libro en su ambiente original y propósito inmediato— una
percepción interior del corazón y de la mente de su autor, percepción que debe ser no
tanto un conocimiento de cosas como un conocimiento directo de persona a persona”.

5. Estudio constructivo de la Biblia


Alguien ha escrito: “Estas son épocas en las cuales todo lo que es de incalculable
dimensión en las Sagradas Escrituras ha quedado fuera del alcance de nuestra visión,
al tiempo que nuestros pobres ojos se concentran en puntos y comas”. Debido a la
realidad de esta tendencia y a los daños que emanan de la misma, es totalmente
imperativo que los estudiantes de la Biblia se concentren en lo positivo, claro, y
obviamente fundamental. Desde luego que existen problemas en la interpretación de
las Escrituras, pero no es necesario que ocupen la mayor parte de nuestro tiempo.
Porque según ya lo dijo alguien: “No son las partes de la Biblia que no comprendemos
las que deben preocuparnos, sino las que entendemos”.

6. Estudio comprensivo de la Biblia


Sería ideal que el estudio metódico de la Biblia fuese completo en dos aspectos:
primero, en los medios — todo medio auxiliar debe ser usado en el estudio de la
verdad de las Escrituras; segundo, en alcance — debería existir una total y absoluta
comprensión de las Escrituras, teniendo en cuenta todos y cada uno de los libros de la
Biblia.

7. Estudio sincero de la Biblia


Esta característica estuvo ya incluida en la explicación sobre la inducción; pero es tan
importante que podemos volver a hablar de ella. Al acercarnos a las Escrituras no
debemos poner nada en las mismas, sino más bien obtener todo lo que en ellas hay,
evitando que algo que verdaderamente esté contenido allí quede oculto. En su
Introducción a Shakespeare, Harding Craig hace notar que “parecía existir solamente
una forma honesta de proceder. Tuve que desbrozar el campo cuando necesité
limpieza y lo hice con la fe en que, si con ello podemos escuchar la voz de
Shakespeare, entonces no tenemos nada de qué preocuparnos”.
Es estudiante de la Biblia debe proceder de la misma forma al acercarse a las
Escrituras con el propósito de hacer que ellas le hablen y con la confianza de que, si
podemos escucharlas, entonces no tenemos nada de qué preocuparnos. L. Gilman
dijo acerca de Toscanini: “Inconscientemente nos recuerda Toscanini que solamente
son capaces de tocar los resortes emocionales más profundos aquellos artistas que
demuestran propósito único, pureza de intención, y sinceridad incorruptible”.
Sólo aquellos que exhiban estas mismas cualidades podrán funcionar verdaderamente
como estudiantes de la Biblia.

8. Estudio asimilativo de la Biblia


El fin inmediato del estudio bíblico es reproducir en los que en él participan la misma
experiencia que originó las Escrituras. El estudiante chino que escribió: “Estoy
estudiando ahora la Biblia y viviéndola”, comprendió la importancia de este principio
básico. Es esencial que la verdad descubierta en la Biblia sea así incorporada a
nuestra vida. Esto es cierto por muchas razones, de las cuales anotaremos solamente
dos:
Primero, la asimilación de la verdad que encontramos en las Escrituras hace que la
Biblia sea digna de ser estudiada. Holbrook Jackson, en su libro titulado La lectura de
libros, dice: “ El resultado primordial de la lectura es despertar, no informar… A menos
que de alguna manera o alguna vez las palabras, oraciones, o libros produzcan este
efecto beneficioso y creador, no sólo revelandonos la vida sino enseñándonos cómo
vivir, la lectura es una pérdida de tiempo”. Esta declaración es total y completamente
cierta en lo que atañe al estudio de la Biblia.
Segundo, cuando nos apropiamos de la verdad de las Escrituras se aumenta nuestra
comprensión; de no ser así, caemos en la atrofia espiritual. Jesús dejó esto
perfectamente aclarado hablando de sus parábolas: “Si alguno tiene oídos para oír,
oiga. Les dijo también:MIrad lo que oís, porque con la medida con que medís os será
medido y aun se os añadirá, a vosotros— los que oís. Pues al que tiene se le dará, y al
que no tiene, aún lo que tiene se le quitará[ (Mt 4:23-25).

9. Estudio reverente de la Biblia


La reverencia es necesaria por dos razones:
Primera, permite la receptividad, la cual es esencial para la compresión de la verdad
espiritual. El mismo Jesús enseñó esto en la parábola del sembrador (Mr 4:1-20).
Horace Bushnell hizo notar: “Es mi experiencia que la Biblia es poco interesante
cuando yo mismo estoy poco interesado en ella. Cuando estoy de verdad atento y me
concentro con una oleada de vívidas afinidades, el texto se abre y sus
descubrimientos se multiplican, revelando profundidades más rápidamente de lo que
yo puedo alcanzar a comprenderlos”.
La falta de interés en la Biblia se debe a una actitud inadecuada hacia las Escrituras
que puede superarse solamente mediante el cultivo de un verdadero respeto hacia las
mismas.
Segundo, conlleva una dependencia devota al Espíritu de Dios, sin el cual uno no
puede comprender su Palabra; pues Aquel que inspiró la Palabra es también su
supremo intérprete. A sus palabras citadas anteriormente Bushnell añade: “El espíritu
mundano nos cierra la Biblia; el Espíritu de Dios la convierte en un fuego que esparce
verdades gloriosas y llenas de significado”.
(Método para el estudio de la Biblia. por: Robert A. Traina. p 9-16)

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