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La economía política del FMI.

Financiamiento, poder y condicionalidades*

Pablo Nemiña**

Qué vas a aprender en este capítulo:


- ¿Que es el FMI?,
- Cuáles son sus funciones y cómo evolucionaron históricamente
- Cómo obtiene sus recursos, cómo condicionan su estructura de poder
- Cómo presta y con qué condicionalidades
- ¿Quién y cómo manda en el FMI?
- Principales actores e intereses que inciden en el comportamiento del FMI.
- El rol de EE.UU., el resto de las potencias centrales y el sector financiero.
- Cómo influyen las ideas y la comunidad epistémica
- El rol de la política doméstica del deudor
- ¿Cuáles son los principales desafíos a futuro del FMI?
- El debate por una representación más equitativa
- Los paradigmas y la orientación de política
- El rol del FMI en los procesos de reestructuración de deudas soberanas.

Introducción
Con matices, una intervención reciente típica del FMI podría resumirse de este modo.
Un país periférico, cuyo principal producto de exportación son materias primas, atraviesa
por una crisis financiera derivada de la falta de divisas para hacer frente al pago de deudas
y la demanda de los actores privados. Con el fin de recuperar la confianza de los inversores,
el gobierno anuncia un programa con el FMI. El acuerdo incluye financiamiento en dólares,
pero condicionalidades centradas en profundizar el ajuste fiscal, subir la tasa de interés no
restringir los flujos de capital. El efecto es opuesto: la recesión se agrava debido a la caída
de los salarios y la restricción de la base monetaria, mientras que los inversores aceleran la
demanda de dólares ante la expectativa de que se producirá una devaluación que corrija el
déficit externo a costa de un empeoramiento de los indicadores sociales.
Surgido junto al Banco Mundial de las negociaciones de Bretton Woods en 1944, la
función original del FMI fue garantizar el cumplimiento de los acuerdos de tipos de cambio
fijo, promover un sistema multilateral de pagos mediante la libre convertibilidad de las

*
Una versión previa de este trabajo fue presentada en un Workshop en la Universidad del Rosario (Bogotá,
Colombia) el 11/10/17.
**
Sociólogo y Doctor en Ciencias Sociales, en ambos casos por la Universidad de Buenos Aires. Investigador
Asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, con sede en el Instituto de Altos
Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín. Investigador Asociado del Área de Relaciones
Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – Argentina. E-mail:
pablonemina@yahoo.com.ar.
monedas para las transacciones corrientes, y otorgar créditos condicionados de corto plazo
ante un desequilibrio de balanza de pagos con el fin de promover la actividad económica y
el crecimiento del comercio.
Debido a los crecientes desequilibrios externos de los EE.UU., en 1973 se produce la
crisis del sistema monetario de tipos de cambio fijos y la instauración de los tipos flotantes
que siguen vigentes hasta hoy (Eichengreen, 2019). De manera concomitante, se produjo
una progresiva liberalización financiera que facilitó los movimientos de capital a nivel
global y potenció el endeudamiento externo. Sin paridades cambiarias por las que velar y
desplazado su financiamiento por los créditos privados, durante esos años el FMI atravesó
por un período de retracción conocido como la “travesía por el desierto” (Boughton, 2001).
El estallido de la crisis de la deuda a partir de la cesación de pagos de México en 1982 lo
reubicó en el centro del escenario financiero global como el garante del repago de las
deudas externas de los países de la periferia, para lo cual otorgó créditos condicionados a la
implementación de impopulares ajustes estructurales. Desde entonces, los países en
desarrollo se convirtieron en los principales usuarios de los recursos del organismo.
Durante la década de 1990 sobresalió como consultor al ofrecer asistencia técnica a las
economías del Este de Europa para impulsar la transición al capitalismo, mientras que en
los países en desarrollo promovió las reformas de mercado y actuó, luego, como
prestamista de última instancia ante el estallido de las sucesivas crisis financieras sistémicas
durante el segundo lustro de esa década. Luego de un segundo repliegue durante el boom de
las materias primas, a partir de la crisis financiera global de 2008 el FMI fue relegitimado
por el G20 como el organismo multilateral encargado de supervisar la estabilidad del
sistema financiero internacional y otorgar asistencia financiera frente a las crisis externas.
Hoy el FMI está conformado por 189 países miembros, lo cual lo consolida como una de
las instituciones multilaterales con membrecía más universal. Según el Convenio
Constitutivo sus fines son: a) fomentar la cooperación monetaria internacional; b) facilitar
la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional; c) fomentar la
estabilidad cambiaria, procurar que los países miembros mantengan regímenes de cambios
ordenados y evitar depreciaciones cambiarias competitivas; d) contribuir al establecimiento
de un sistema multilateral de pagos para las transacciones corrientes que se realicen entre
los países miembros, y eliminar las restricciones cambiarias que dificulten la expansión del

2
comercio mundial; e) infundir confianza a los países miembros proporcionándoles créditos
temporales, para darles así oportunidad de que corrijan los desequilibrios de sus balanzas de
pagos sin recurrir a medidas perniciosas para la prosperidad nacional o internacional y f)
acortar la duración y aminorar el grado de desequilibrio de las balanzas de pagos de los
países miembros.
El capítulo se organiza en tres secciones, articuladas en torno a tres interrogantes
prácticos: qué es el FMI, quién manda en la institución y a través de qué mecanismos, y
cuáles son los principales desafíos a futuro que enfrenta.

1. ¿Qué es el FMI? Caracterización institucional


1.1. Principales instrumentos de gestión y estructura organizativa
Para cumplir con sus fines el FMI combina funciones reguladoras, consultivas y
financieras, en virtud de las cuales dispone de una variedad de instrumentos. Respecto de la
función reguladora, puede establecer sanciones a países que imponen restricciones no
autorizadas sobre los pagos y transacciones internacionales corrientes. En tanto consultor,
por un lado ofrece asistencia técnica y capacitación a los gobiernos y bancos centrales de
los países miembro en temas macroeconómicos y financieros; por otro, realiza un
seguimiento regular de las políticas económicas nacionales y globales, a través de la
vigilancia bilateral y multilateral respectivamente. La primera se realiza mediante las
denominadas consultas del Artículo IV, y la segunda a través de estudios como las
Perspectivas de la Economía Mundial y el Global Financial Stability Report que se
publican semestralmente. Recientemente ha extendido el monitoreo multilateral mediante
evaluaciones de las políticas monetarias y financieras de los países del G20. Finalmente,
cumple su función financiera a través de la provisión de financiamiento temporal a países
que atraviesan desequilibrios de balanza de pagos, la entrega de créditos concesionarios de
largo plazo a países de bajo ingreso1, y la asignación y administración de Derechos
Especiales de Giro (DEG).

1
Los créditos concesionarios se financian con aportes y créditos bilaterales de los países centrales
al Fondo a través del Servicio para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (PRGT, por sus
siglas en inglés). Al momento, 60 países cuyo PBI per cápita en 2011 era inferior a 2.390 dólares
pueden acceder a los créditos, los cuales poseen una tasa de interés cero. A julio de 2019 el saldo
de créditos PRGT pendientes de reembolso ascendía a ocho mil setecientos millones de dólares,
el 8,5% del total de la cartera de créditos del FMI (datos del FMI).

3
1. Recuadro: Qué son las consultas del Artículo IV
Se trata de revisiones anuales o bianuales que el organismo realiza sobre la economía de
los países que lo integran. Su nombre se debe a que su realización está establecida en el
Artículo IV del Convenio Constitutivo del FMI. Consiste en la visita de una misión de
técnicos al país, que luego de realizar un monitoreo de las principales variables
macroeconómicas, publica un informe que contiene un diagnóstico de la economía del país
en cuestión y recomendaciones de política, que son de cumplimiento optativo.

Las decisiones de gestión del organismo corresponden al Directorio Ejecutivo y al staff,


que depende del director gerente y tres subdirectores gerentes. Sus facultades de gestión
han sido delegadas por la Junta de Gobernadores, que es la autoridad máxima de la
institución, en la que están representados todos los países miembros. El Directorio
Ejecutivo está formado por 24 directores ejecutivos y es presidido por el director gerente.
Mientras que ocho países, Estados Unidos, Japón, China, Alemania, Francia, Reino Unido,
Rusia y Arabia Saudita, tienen un director cada uno, el resto de los países está representado
en grupos por los 16 directores restantes.
El personal comprende a unos 2400 funcionarios, en su mayoría economistas formados
en universidades anglosajonas, que está distribuido en diferentes departamentos (IMF,
2019; Woods, 2006). En especial se destacan los departamentos funcionales y los
regionales. Mientras que los primeros desarrollan casi exclusivamente tareas de
investigación y análisis, los segundos están a cargo de mantener el vínculo con los países
miembros. En ellos se desempeñan los técnicos que integran las misiones que regularmente
visitan a los países para negociar los acuerdos, sus posteriores revisiones y las evaluaciones
sobre la marcha de la economía (Chwieroth, 2013).

1.2. Recursos y distribución del poder


Los recursos del Fondo son suministrados por los países miembros, principalmente por
medio del pago de cuotas, que procuran reflejar el tamaño de la economía del país con
relación a la economía mundial. Sin embargo, históricamente este indicador ha subestimado
a las economías emergentes.

4
El monto total de las cuotas constituye la principal fuente de recursos disponibles a ser
prestados a los países miembros. Actualmente el total de cuotas asciende a 477 mil
millones de Derechos Especiales de Giro (DEG), unos USD 653 mil millones al tipo de
cambio vigente. Asimismo, con el fin de incrementar los recursos prestables, el FMI ha
establecido acuerdos multilaterales (General y New Arrangements to Borrow) y bilaterales
de financiamiento (Bilateral Borrowing Arrangements) con 40 países miembros que ponen
a disposición recursos adicionales por 255 mil y 440 mil millones de dólares
respectivamente.
2. Recuadro: qué es el DEG
El DEG es un activo de reserva creado en 1969 por el FMI, que está conformado por una
canasta en la que cotizan cinco monedas: dólar, euro, renminbi, yen y libra esterlina. En la
actualidad cumple tres funciones. Primero, se asigna a los países en proporción a sus cuotas
para alentar la diversificación de los activos de reserva, al tiempo que ofrece una vía para
crear liquidez. Hasta la fecha se realizaron tres asignaciones -en 1970/72, 1979/81 y 2009-
por un total de DEG 204 mil millones (equivalentes a unos 429 mil millones de dólares de
2019). Segundo, constituye la unidad de cuenta del Fondo, por lo que todas las
transacciones que realiza con los países se efectúan en esta “moneda”. La cotización del
DEG en relación con el dólar es cambiante, y posee un importante impacto sobre los
deudores del organismo: a mayor revaluación del DEG en relación con el dólar, mayor
cantidad de dólares tendrá que destinarse para saldar las deudas con el FMI. Tercero, posee
una tasa de interés que varía de acuerdo a las condiciones de mercado, la cual constituye la
base para calcular los intereses que se cobran por los créditos del FMI. Durante los últimos
diez años la tasa básica ajustada para préstamos osciló entre el 1% y el 4% anual,
dependiendo si las condiciones económicas internacionales eran de mayor o menor
liquidez.
A nivel de cada país las cuotas cumplen cuatro funciones: determina cuál es el aporte que
le corresponde hacer a la institución, la proporción de votos que posee, el nivel de acceso a
los recursos totales del Fondo y la participación de cada país en las asignaciones generales
de DEG (ver recuadro 2). Las cuotas se determinan por una fórmula que se revisa cada
cinco años y refleja las pujas de poder entre los países. Actualmente el cálculo pondera el
PBI (tomando en cuenta el cálculo a precios de mercado y a paridad poder de compra,
como desean los países centrales y en desarrollo respectivamente), el promedio anual de las
reservas y de pagos internacionales, y los ingresos corrientes de la balanza de pagos de un
período reciente de cinco años, así como su variabilidad.

5
Para efectivizar el ingreso al FMI, los países deben pagar la cuota que les corresponde. El
25% de su cuota debe integrarse en DEG o monedas integrantes de la canasta (dólar, euro,
renminbi, yen o libra) y son contabilizados en las reservas de los países; el 75% restante
puede abonarse en la moneda nacional. Por ejemplo, México posee una cuota de 12.210
millones de dólares (equivalente al 1.87% de las cuotas del FMI), de la cual integró 3.052
millones en monedas de la canasta DEG y el resto en pesos mexicanos.
A diferencia de otros organismos internacionales -como la Asamblea General de las
Naciones Unidas- cuyo sistema de votación sigue el principio de “un país, un voto”, en el
FMI el poder de voto de cada país está en relación con la cuota que posee, y por ende con
su aporte de capital. Debido a la metodología de cálculo de las cuotas, históricamente los
países desarrollados han tenido mayor capacidad de influencia en la toma de decisiones que
los países en desarrollo. En especial se destaca el caso de EE.UU., quien desde la creación
del FMI contó con más del 15% del total de votos, lo cual le otorga poder de veto para las
decisiones trascendentales que requieren el 85% de los votos (ver cuadro 1).
Cuadro 1: Primeros 11 países con mayor
poder de voto en el FMI y resto.
Participación en votos del FMI y del PBI
mundial (PPA) a 2017.
% PBI
País % votos
(PPA)
EE.UU. 16,52 15,26
Japón 6,15 4,25
China 6,09 18,16
Alemania 5,32 3,29
Francia 4,03 2,24
Reino Unido 4,03 2,29
Italia 3,03 1,82
India 2,63 7,52
Rusia 2,59 3,15
Brasil 2,22 2,55
Canadá 2,22 1,38
Resto 45,17 61,91
G7 41,30 30,53
BRIC 13,53 31,38
Fuente: elaboración propia con datos del FMI y World Economic Outlook
Database (April 2019).

1.3. Financiamiento

6
Las cuotas también estipulan los límites de acceso al financiamiento. El FMI procura que
un país no acceda a un monto de créditos que exceda el umbral considerado normal, el cual
consiste en el 145% de la cuota durante un año, o el 435% de la cuota acumulada. Los
límites y las tasas buscan desalentar el uso exagerado y prolongado de los recursos del FMI
por parte de los países; sin embargo, estos límites pueden ser superados en circunstancias
excepcionales, en particular las crisis financieras. Históricamente la línea de crédito más
utilizada fue el acuerdo de derechos de giro o Stand-by (SBA), orientado a solucionar
dificultades de corto plazo de la balanza de pagos; y a partir de 1974 el servicio ampliado
del FMI (SAF), centrado en afrontar problemas de la balanza de pagos que obedezcan a
restricciones estructurales de mediano plazo. Durante la década de 1990 el organismo
incluyó dos novedades: creó el hoy discontinuado Servicio de Complementación de
Reservas (SCR), una línea para otorgar asistencia financiera de gran magnitud a países que
enfrentaban una severa crisis externa, debida a una fuga de capitales masiva y repentina; y
lanzó el Servicio para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (SCLP), a través del cual
comenzó a ofrecer financiamiento concesionado a países de ingreso bajo. Como respuesta a
la crisis de 2008, lanzó dos líneas precautorias, la Línea de Crédito Flexible (LCF) y la
Línea de Precaución y Liquidez (LCL), se trata de programas sin condicionalidad pero con
un exigente mecanismo de precalificación, que buscan atender las necesidades de liquidez
de los países con fundamentos económicos sólidos2. El cuadro 2 resume las principales
características de cada tipo de acuerdo vigente en la actualidad3.

2
Además de una evaluación muy positiva en la consulta del Artículo IV más reciente, el país debe
cumplir los siguientes requisitos: posición externa sostenible, cuenta de capital con predominio de
flujos privados, historial de estable a los mercados internacionales, un nivel de reservas
relativamente holgado, situación fiscal y de deuda sólida, baja inflación en un marco sólido de
política monetaria y cambiaria, sistema financiero sólido y bien supervisado, disponibilidad de datos
íntegros y transparentes.
3
El Fondo cuenta con otras líneas de asistencia menos usadas, entre las que se destaca el
Instrumento de Financiamiento Rápido, que ofrece rápida asistencia financiera a todos los países
miembros que enfrentan una urgente necesidad de balanza de pagos, como las planteadas por
shocks de precios de las materias primas, catástrofes naturales, situaciones de conflicto y
posconflicto, y emergencias debidas a situaciones de fragilidad.

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Cuadro 2.2: Características de las principales líneas de crédito del FMI, vigentes a 2019.
No concesionales (Cuenta de recursos general) Concesionales (Convencionales y
precautorios)
Convencionales y precautorios Precautorios (puede haber desembolsos)
Stand-by (SBA) Servicio ampliado Línea de Crédito Línea de Stand-by (SCF) Servicio de Crédito
(SAF) Flexible (LCF) Precaución y ampliado (SCA)
Liquidez (LPL)
Duración 1 a 3 años 3 a 7 años 1 a 2 años 1 a 2 años 1 a 2 años 3 a 7 años
Objetivos Atender crisis de Resolver crisis de Prevenir crisis en Prevenir crisis en Atender crisis de Resolver crisis de
balanza de pagos balanza de pagos a países con marcos países con balanza de pagos balanza de pagos a
mediano plazo, con de política e marcos de política mediano plazo, con
alta carga de historiales e historiales alta carga de
reformas económicos muy económicos reformas
estructurales sólidos. sólidos, que no estructurales
acceden a LCF.
Condicionalidad Cuantitativas y Cuantitativas y, en Sí, ex ante. Sí, ex ante. Cuantitativas y Cuantitativas y, en
estructurales especial, estructurales especial,
estructurales estructurales
Límite de 145% de la cuota 145% de la cuota Sin límite 250% de la cuota 75% de la cuota por Ídem Stand by
acceso por año y 435% de por año y 435% de por año y 500% año (56,25% si es
normal la cuota acumulado la cuota acumulado de la cuota precautorio) y 225%
acumulado. de la cuota
acumulado
Tasa de Tasa básica: tasa Tasa básica: tasa *Si hay Ídem LCF Concesionada hasta Concesionada hasta
interés DEG (0.93%) + DEG (0.93%) + desembolsos* junio 2021 junio 2021
margen (1%) + margen (1%) + Tasa básica:
Sobretasa: 2% en Sobretasa: 2% en variable +
montos ≤ 187.5% de montos ≤ 187.5% de Servicio: 0.5% +
la cuota, 3% sobre la cuota, 3% sobre Sobretasa: 3%
montos > 187.5% montos > 187.5% de inicial y luego del
de la cuota. la cuota al mes 51. primer año va
creciendo hasta
5%.
Cargo por 0.5% sobre cada Ídem SBA *Si hay *Si hay 0.15% sobre cada Ídem
servicio monto utilizado desembolsos* desembolsos* monto utilizado
Ídem SBA Ídem SBA
Plazo 3 ¼ a 5 años 4 ½ a 10 años *Si hay *Si hay 4 a 8 años 5 ½ a 10 años
máximo de 8 cuotas 12 cuotas desembolsos* desembolsos*
repago trimestrales semestrales Ídem SBA Ídem SBA
Nota: los valores de las tasas corresponden a finales de agosto 2019.
Fuente: elaboración propia en base a FMI (2001b: 36) y www.imf.org.

9
Los acuerdos Stand-by son los más comunes, mientras que el servicio ampliado fue
muy empleado en países de América Latina y las repúblicas pertenecientes a la ex
Unión Soviética durante la etapa de implementación de las reformas de mercado en la
década del ’90. Luego de la crisis financiera de 2008, los créditos LCF de gran
magnitud otorgados a México, Colombia y Polonia aumentaron la presencia de ese
financiamiento. Por su parte, el servicio de complementación de reservas fue utilizado
para otorgar grandes desembolsos a países que atravesaron por crisis financieras durante
las décadas de 1990 y 2000 como Corea del Sur, Turquía, Brasil y la Argentina. Aunque
eran atractivos porque no tenían límites de acceso, su corto plazo de repago y elevado
interés los convertían en un recurso costoso que desalentaba su uso, en detrimento de
los más “blandos” ofrecidos en el marco del SBA.
Un análisis de los créditos otorgados por el FMI durante los últimos diez años permite
observar el comportamiento anticíclico del financiamiento del FMI, que se incrementa
en momentos de crisis, al tiempo que los desembolsos otorgados a través de cuenta de
recursos generales (no concesionales) acaparan entre el 85 y el 90%4 (gráfico 1). Con
relación a los créditos aprobados (que no necesariamente son desembolsados) durante el
mismo período, se nota el aumento inicial de los créditos Stand by para contener la
crisis en la periferia de Europa, algunos de los cuales fueron reemplazados por
programas extendidos, y paralelamente el incremento notable de los compromisos
precautorios (en especial, LCF). Por último, el paquete extraordinario aprobado para la
crisis en Argentina explica el aumento súbito de los compromisos SBA en 2018 (gráfico
2).
Gráfico 1. FMI. Stock acumulado de crédito pendiente de reembolso, en millones
USD. Detalle cuenta de recursos generales y créditos concesionales. 2008-2018.
200000 25%
150000 20%
15%
100000
10%
50000 5%
0 0%
2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Cuenta de Recursos Generales Concesionales (SCLP) % Concesionales (SCLP)

Fuente: elaboración propia en base a datos del FMI.

4
La excepción es 2008, ya que los programas relevantes de asistencia ante la crisis se
aprobaron en su mayoría con posterioridad a ese año.
Gráfico 2. FMI. Crédito aprobado, por año, en millones USD. Detalle programas
CRA. 2008-2018.

Fuente: elaboración propia en base a datos del FMI.

1.4. Condicionalidades
Según una conocida afirmación, en economía no hay tal cosa como un almuerzo
gratis. Si la disponibilidad de financiamiento a baja tasa de interés en contextos de crisis
es la “zanahoria” que ofrece el FMI, el “castigo” son las condicionalidades, que reducen
la autonomía para hacer política económica. El Fondo argumenta que las condiciones
incluidas en sus créditos tienen como fin contribuir a que el país logre corregir el
desequilibrio externo, mientras garantizan la naturaleza rotativa de sus recursos, es
decir, que el restablecimiento del equilibrio permita al organismo recobrar sus
acreencias y de ese modo vuelvan a estar a disposición de otros países. Pero dado que a
pesar de la baja tasa de cumplimiento de condicionalidades los países han seguido
pagando sus créditos con el Fondo, la condicionalidad puede interpretarse como un
mecanismo privilegiado para intervenir sobre la orientación de la política económica de
los países prestatarios, en tanto permite presionar por cambios que, de no existir esa
oportunidad, tal vez no se hubieran implementado (Buira, 2002). En este sentido, en
muchas ocasiones las exigencias del Fondo exceden su área de expertise -la
macroeconomía- abarcando ámbitos como la reforma del Estado, política laboral e
incluso, políticas sociales.
Los créditos del FMI incluyen compromisos no vinculantes y vinculantes. Los
primeros son medidas que se indican en el acuerdo con mayor o menor nivel de
precisión, cuyo cumplimiento, aunque recomendado por el organismo, no es obligatorio
para la continuidad del programa. Los compromisos vinculantes o condicionalidades,
constituyen medidas que establecen una mayor exigencia, en tanto su incumplimiento
puede derivar en la suspensión del programa. Debido a su importancia, a diferencia de
los primeros, las condicionalidades son indicadas con claridad en los programas o en los
reportes del staff del Fondo respectivos a los mismos.
Aunque importante, conocer la cantidad de condicionalidades exigidas o cumplidas no
es suficiente para dar cuenta de la severidad de la posición del FMI. En efecto, no todos
los Gobiernos reciben el mismo tipo de condicionalidad ni todos cumplen las mismas
condicionalidades. Por ejemplo, disminuir la base monetaria puede ser de más fácil
cumplimiento para el Ejecutivo que aprobar una ley sobre la reforma del sistema
jubilatorio. Por ello, la evaluación cuantitativa debe complementarse con un análisis
cualitativo, que permita determinar qué tipo de condicionalidades y en qué coyunturas
reciben los países, y cuáles se cumplen (Vreeland, 2006).
En términos cualitativos, las condicionalidades pueden clasificarse según su clase y el
grado de exigencia que imponen. Respecto de la clase, pueden ser cuantitativas o
estructurales. Las primeras -las más tradicionales en cuanto a su aplicación- refieren a
metas numéricas sobre indicadores macroeconómicos como saldo fiscal, endeudamiento
y base monetaria. Las segundas consisten en reformas del marco institucional de la
economía. Aquí la variedad es mayor y se cuentan, entre otras, privatizaciones,
desregulaciones y reformas al régimen financiero, tributario o laboral. Luego de una
extendida utilización durante la aplicación de reformas de mercado en la década del ’90,
a partir de la crisis de 2008 su uso ha disminuido y se privilegian aquellas relativas a las
áreas centrales de expertise del Fondo (Nemiña y Larralde, 2018).
Las condicionalidades también pueden distinguirse según el grado de exigencia que
imponen. Este criterio se define a partir del tipo y la profundidad estructural. El primero
refiere a los requisitos formales de cumplimiento, que pueden ser duros, medios o
blandos. La condicionalidad dura incluye las acciones previas, medidas que deben
cumplirse previamente a la suscripción o revisión de un acuerdo, y cuyo
incumplimiento conlleva la inmediata suspensión del programa o las negociaciones. La
condicionalidad media remite a las metas de ejecución, medidas que los países se
comprometen a cumplir y cuyo incumplimiento amerita la suspensión de los
desembolsos; no obstante, el Fondo puede otorgar una dispensa (waiver) y posibilitar
que el programa continúe vigente. La condicionalidad blanda incluye las metas
indicativas y los parámetros de referencia, medidas cuyo incumplimiento no implica
sanción en términos formales, pero es considerado al momento de la revisión del
acuerdo.
3. Cuidado.
Aunque el staff del Fondo puede otorgar un waiver si considera que el país ha
adoptado o planea adoptar medidas para corregir el desvío, en la práctica los waivers
suelen operar como un instrumento político mediante el cual el FMI manifiesta su
apoyo o desacuerdo con la gestión económica del país (Buira, 2002).

Por su parte, la profundidad estructural refiere a la magnitud y la duración del cambio


que aportarían las condicionalidades si fueran implementadas. La misma puede ser baja,
media o alta. La condicionalidad baja no aporta en sí misma un cambio significativo,
aunque podría servir como punto de partida para aplicar reformas: por ejemplo, la
preparación o el anuncio de planes o legislación. La condicionalidad media, en cambio,
exige la aplicación de medidas excepcionales que se espera tengan un efecto inmediato
y posiblemente significativo, pero que deberá complementarse con otras para que el
efecto sea duradero: por ejemplo, la publicación del presupuesto o la limitación al
aumento del gasto público. Finalmente, la condicionalidad alta aporta, en sí misma,
cambios duraderos en el entorno institucional. La mayoría de las condiciones de esta
categoría supone cambios legislativos (OEI, 2007).
Como puede apreciarse, el grado de exigencia de las condicionalidades no puede
determinarse de forma homogénea para las cuantitativas y las estructurales. Mientras
que en las primeras la exigencia se determina por una combinación entre los
requerimientos formales que imponen (es decir, si se trata de un criterio de ejecución o
de referencia) y la magnitud relativa del ajuste requerido (exigir una reducción del
déficit fiscal de un 25% supone menos exigencia que un 75%); en las segundas se
determina mediante una combinación entre el requerimiento formal y la profundidad
estructural. Por ejemplo, no es lo mismo que se exija la mera preparación de un
proyecto de ley, que la aprobación de legislación en torno a un determinado tema. El
cuadro 2 resume las posibles clasificaciones de las condicionalidades según los criterios
indicados anteriormente.

Cuadro 2.3: Condicionalidades del FMI. Clasificación según clase y grado de exigencia
Grado de exigencia
Criterio de requerimiento Magnitud del ajuste (cond. cuantit.) /
Profundidad estructural (cond. estruct.)
Duro Medio Blando Alta Media Baja
Cuantitativa Acción Meta de Meta Ajuste muy Ajuste Ajuste poco
Tipo

previa ejecución indicativa exigente exigente exigente


Estructural Acción n/c Parámetro Aporta un Aporta un No aporta en
previa de cambio cambio sí misma un
referencia significativo y significativo, cambio
duradero pero debe significativo
complementarse
con otra para
que sea
duradero

Fuente: elaboración propia en base a datos del FMI.

Ejemplo aplicado: ¿Por qué los créditos del FMI son impopulares?
Más allá de las diferencias entre las líneas de crédito, la decisión de aprobar
cualquiera de ellos se basa en la aplicación del llamado modelo Polak. Desarrollado en
1957 por el economista Jacques Polak, el modelo constituye la base teórica desde la
cual el Fondo diagnostica el estado de cualquier economía que presenta un desequilibrio
externo y prescribe condiciones. Polak plantea que en una economía abierta al exterior y
con un tipo de cambio dado, un déficit de balanza de pagos indica que se están
absorbiendo demasiados recursos en consumo e inversión en relación a los que el país
puede producir. Luego de una serie de simplificaciones, llega a la conclusión de que el
país que incrementa el crédito doméstico muy rápidamente, enfrentará un déficit
externo, que se reflejará en una caída del nivel de reservas; por ello, la regla de oro del
modelo es que la cantidad de moneda circulante debe expandirse a una tasa que no
supere la del crecimiento real del PBI. En base a estos supuestos, las recomendaciones
del Fondo para un país que enfrenta un desequilibrio externo se centran en la
depreciación de la moneda nacional y la implementación de una política fiscal y
monetaria restrictiva, basada en la reducción del gasto público, la suba de impuestos y la
contracción de la base monetaria, que permitirán reestablecer el equilibrio al aumentar
los saldos exportables y disminuir -al mismo tiempo- las importaciones (Woods, 2006).
Si bien el modelo atrae por su sencillez, presenta importantes limitaciones. En especial,
considera que los desequilibrios externos se explican exclusivamente por factores
internos, soslayando el papel de los factores estructurales que afectan especialmente a la
periferia. En estos países, el déficit externo suele expresar una propensión a la falta
crónica de divisas, producto de la combinación de la tendencia al deterioro de los
términos de intercambio (Prebisch, 1986) y la existencia de una estructura productiva
desequilibrada (Diamand, 1972). En ese marco, una política de ajuste en contexto de
crisis no hace sino profundizar el impacto de la recesión, sin resolver el problema
estructural. Aunque a juicio del FMI se trata de una intervención inaceptable en el
mercado, parece más adecuado resolver el desequilibrio externo a través de una política
restrictiva de importaciones que aliente, al mismo tiempo, el desarrollo de una política
de sustitución de importaciones (Prebisch, 2001: 20, en Pollock y otros).

Recuadro de resumen
- Que es el FMI, cuáles son sus funciones y cómo evolucionaron históricamente

- Cómo obtiene sus recursos

- Cuál es su estructura de poder

- Cómo presta y con qué condicionalidades

2. ¿Quién y cómo se toman decisiones en el FMI? La política interna del organismo


Si la promoción de un interés económico implica la defensa de determinados intereses
políticos por sobre otros, se comprende que la política constituye un condicionante
central de la relación entre el FMI y los países miembros (Bird and Rowlands, 2003).
Pero, ¿qué intereses se ponen en juego en la relación y cómo se resuelven? A
continuación, se repasan las tres principales fuentes de interés que condicionan el
comportamiento del FMI: intereses de actores externos, institucionales o nacionales.

2.1. EE.UU.: Poder de veto


Hay consenso en reconocer que el país más poderoso del mundo en términos de
recursos económicos, políticos y militares, puede incidir de manera destacada sobre el
FMI. Sin embargo, surgen diferencias cuando se analiza cómo ejercen los EE.UU. esta
influencia, y cuál es el alcance de la misma.
EE.UU. logra condicionar el comportamiento del Fondo a partir de los mecanismos de
selección del staff y la Gerencia, la orientación política de la condicionalidad y las
características de los acuerdos de financiamiento y la capacidad de vetar decisiones
estratégicas (como la ampliación de recursos) (Kahler, 1992; Woods, 2006). Al respecto
Ugarteche (2016, p. 85) menciona el doble estándar: las evaluaciones del FMI previas a
la reciente crisis financiera subestimaron los desequilibrios de la economía
norteamericana, mientras que en los países en desarrollo reclamó la implementación de
políticas de ajuste. Según Dreher y Jensen (2007), los acuerdos que firman países
aliados de EE.UU. poseen menos condicionalidades; y diversos trabajos muestran que la
afinidad política con los EE.UU. permite a los países facilitar su ingreso a organismo
(Kedar, 2012), recibir un crédito del Fondo (Thacker, 1999), o evitar la inclusión de
reformas muy exigentes (Momani, 2004).
No obstante, sin subestimar el manifiesto poder que poseen los EE.UU., el Fondo no
puede considerarse un mero instrumento de la política de ese país. Woods (2006, p. 38)
señala que si bien los EE.UU. establecen los parámetros generales de acción dentro de
los cuales el FMI desarrolla su actividad, su influencia se ve limitada por diversos
motivos. Primero, menos que un supuesto dado de antemano, los intereses de EE.UU.
son el resultado de disputas al interior del sistema político norteamericano. Son
conocidos los conflictos que muchas veces emergen entre el Congreso y el Ejecutivo, o
entre el Departamento de Estado y el Tesoro, en relación a los temas monetarios y
financieros internacionales; incluso suelen observarse diferencias entre los funcionarios
de la misma dependencia (Blustein, 2005). Segundo, en algunas circunstancias cuando
los EE.UU. no tienen un interés específico sobre los temas en agenda del FMI, lo dejan
a cargo de la situación. Tercero, otros países influyen sobre el organismo, los cuales no
siempre comparten el mismo interés que EE.UU.

2.2. La influencia de otros países centrales y el sector financiero


Oatley y Yackee (2004) encuentran que los créditos más grandes otorgados por el
FMI entre 1985 y 1998 se destinaron a los países en los cuales los bancos
norteamericanos estaban más expuestos. Así, concluyen que los intereses financieros
priman por sobre los de política exterior a la hora de explicar la influencia de EE.UU.
sobre la entrega de créditos del FMI. En esta línea, Copelovitch (2010) encuentra que el
interés y la homogeneidad de la posición de los países del G5 (EE.UU. más Japón,
Alemania, Francia y Reino Unido) se reflejan en créditos de mayor magnitud, y
viceversa. Esto destaca la pertinencia de tomar en cuenta los intereses de las demás
potencias centrales.
Gould (2006) plantea que debe considerarse la influencia que ejercen los fondos
privados de inversión, ya que su apoyo es importante para que los programas del Fondo
tengan éxito. La autora observa que los programas suscriptos por países que estaban
comprometidos en una renegociación de deuda, contienen más condiciones amigables
para los bancos. De lo cual puede inferirse que el sector financiero logra incidir
indirectamente sobre el FMI, a través del lobby sobre los Directores Ejecutivos y la
comunión de ideas con los funcionarios del organismo.
Con relación a la anterior, la intensa promoción de las reformas neoliberales en
América Latina y Europa del Este por parte del Fondo y otras instituciones
multilaterales durante la década del ’90, motivó la concepción del organismo como
integrante del “complejo Wall Street – Tesoro”, que reproducía los intereses de los
centros financieros y de poder político internacional (Bhagwati, 1998). Para Stiglitz
(2002) esto sucede porque buena parte de sus funcionarios circulan continuamente entre
las IFI, las áreas económicas de los Gobiernos y el sector financiero, y por ende existe
una comunidad epistémica que enfoca los problemas desde una perspectiva e ideología
que privilegia a las finanzas. Para cambiar esta situación, el autor propone aumentar el
poder de voto de los países en desarrollo y la representación de los funcionarios de esos
países en el staff del FMI (ver sección 3).
Sin embargo, esto no garantiza por sí mismo el objetivo de consolidar una institución
de coordinación monetaria global que promueva el interés de la comunidad
internacional por sobre el de los países poderosos. Durante más de cien años el
pensamiento sociológico ha enseñado que una institución es mucho más que la suma de
los individuos que la integran: si bien la ideología de los funcionarios incide sobre el
devenir de la institución, los aspectos estructurales como las tradiciones, expectativas,
jerarquías y la estructura de toma de decisión, condicionan la acción de los sujetos que
la conforman (Giddens, 1998).

1.3. El poder de la burocracia


Los organismos internacionales se debaten entre satisfacer los deseos de los países
dominantes y mantener su independencia y credibilidad como agencias técnicas, para lo
cual deben ser percibidos como instituciones legítimas, esto es, que orientan su acción
en base a reglas y objetivos determinados colectivamente (Woods, 2003, p. 94).
El FMI posee como primer objetivo perdurar en el tiempo (Babb y Buira, 2005). Para
esto precisa recursos simbólicos y materiales, que a su vez, le otorgan autonomía de
acción. Strange (1974) identifica dos fuentes de autonomía del FMI: a) un fondo de
recursos propio, conformado por las cuotas que aportan los países miembros (ver
sección 1), y b) la creciente capacidad de decisión que han adquirido sus funcionarios.
A medida que el trabajo del Directorio Ejecutivo se recarga y complejiza, depende en
mayor medida de la opinión del staff, que en algunos casos persigue su propia agenda
orientada a ganar poder, prestigio o autonomía de las potencias (Martin, 2006).
En este sentido, Vaubel (1991) muestra que durante los períodos de revisión regular
de las cuotas, el FMI ingresa en un proceso de otorgamiento expeditivo de créditos con
el objetivo de reducir sus recursos disponibles y justificar el reclamo por un aumento de
las cuotas (y por ende, de sus recursos). Por otra parte, durante la década de 1990 el staff
del FMI impulsó la eliminación de las restricciones a la cuenta de capital en los países
en desarrollo (Leiteritz, 2005; Chwieroth, 2010).
Con todo, el organismo y el staff poseen autonomía limitada. En términos financieros,
el Fondo incentiva la utilización de su financiamiento ya que sus gastos operativos se
financian a partir de los intereses que pagan los países sobre los préstamos. Por otra
parte, diversos autores han caracterizado al FMI como una institución verticalista y
centralizada, en la cual el Directorio Ejecutivo y la Gerencia conservan un amplio poder
de decisión (Babb, 2003; Loser cit. en Tenembaum, 2004).

1.4. El deudor también decide


La política doméstica del país prestatario también incide en el comportamiento del
FMI. La capacidad de influencia de los programas del FMI está vinculada a la
existencia de una relación de cercanía entre los funcionarios de ambas instituciones
(Woods, 2003). Por otra parte, la suscripción de un acuerdo con un país donde impera
un régimen presidencialista aparece como una tarea menos compleja que en otro donde
existe un régimen parlamentario, dado que en el primero la decisión está más
centralizada (Tsebelis, 2002).
Aunque el financiamiento del Fondo puede ser decisivo ante crisis externas, la
disposición política del prestatario posee un rol central. Los gobiernos que implementan
políticas heterodoxas suelen mostrar resistencia a las condicionalidades ortodoxas del
organismo; al contrario, gobiernos ortodoxos pueden pedirle al FMI condicionalidades
para reforzar la presión hacia los sectores domésticos que se oponen a las reformas
(Vreeland, 2003). Esto también impacta en el organismo. Durante mediados de la
década de 1970 el Fondo denegó créditos a diversas democracias que profundizaban las
reformas populares en América Latina y atravesaban por desequilibrios externos, pero
aprobó rápidamente créditos a las dictaduras de Chile, Argentina y Uruguay que
tomaron el poder en el marco del Plan Cóndor y promovieron la implementación de
reformas neoliberales (Kedar, 2012; Nemiña y Larralde, 2018).

Recuadro de resumen
- Qué actores e intereses inciden en el comportamiento del FMI?

- A partir de su posición dominante, los EE.UU. determinan o condicionan la acción del


Fondo?

- Qué otros países, y cómo, logran influir?

- La influencia indirecta del sector financiero a través del lobby y las ideas

- Los márgenes de acción del deudor

3. Desafíos a futuro y cierre de capítulo


Debido a que es convocado en situaciones de crisis financieras, las intervenciones del
FMI suelen generar controversias. Mientras que algunos señalan que el problema del
Fondo es ser demasiado permeable a la política (como si fuera posible que una
institución pudiera volverse impermeable a tal dimensión), otros denuncian que su rol es
imponer políticas que refuerzan la dependencia económica (Brenta, 2008). Como hemos
visto, la intervención del FMI es menos un dato dado que el resultado de la interacción
contingente de diversos factores: el interés de las potencias centrales, la burocracia, y la
posición del país prestatario. Con relación a los países en desarrollo, esto significa que
existen estrechos márgenes de acción para obtener grados de autonomía, limitados por
condicionamientos estructurales.
En este sentido, el FMI enfrenta una serie de desafíos en pos de reforzar su
legitimidad, y así mejorar su desempeño como prestamista de cuasi última instancia y
encargado de supervisar la estabilidad del sistema monetario y financiero internacional.

3.1. La representación de los países en desarrollo


Primero, reformar su estructura de poder a fin de corregir la subrrepresentación de
los países del Sur global (Vestergaard & Wade, 2013). Como fue visto en el Cuadro 1,
concluido del proceso de redistribución de poder iniciado en la Asamblea Anual de
Singapur de 2006, el G7 mantuvo el triple de votos que el bloque BRIC, a pesar de que
el PBI de ambos grupos de países medidos a PPA son similares. Para corregir esta
situación, es necesario avanzar en la 15ª reforma de las cuotas, para mejorar la
representación de las economías emergentes, y discutir seriamente la continuidad del
veto que conservan los EE.UU., un rezago del mundo de la segunda posguerra que
genera un déficit democrático decisivo en la institución. Por último, y a tono con el
mundo multipolar actual, hay que revisar el llamado “pacto de caballeros” que garantiza
a un estadounidense y a un europeo la Dirección del Banco Mundial y el FMI
respectivamente, y reemplazarlo por un proceso de selección competitivo, abierto y
equitativo.

3.2. Dogmatismo intelectual


Segundo, asumir una posición de mayor humildad intelectual. Las sucesivas y cada
vez más profundas crisis financieras, junto al creciente malestar social en diversas
partes de Occidente en torno a la desigualdad y la concentración del ingreso, reflejan los
límites de la economía de mercado para garantizar crecimiento estable y con una
distribución equitativa políticamente sostenible del ingreso (Cordera Campos, 2017). Al
respecto, las economías del Este de Asia, las más dinámicas de las últimas dos décadas,
muestran una marcada intervención del Estado como coordinador, regulador y
empresario. Si bien el Departamento de Investigaciones ha alentado en los últimos años
una crítica a las políticas del Consenso de Washington, rescatando los controles de
cambios, la importancia de reducir la desigualdad y el espacio para implementar política
fiscal contracíclica, en la práctica no han logrado permear sustantivamente las
recomendaciones de política del organismo (Ban & Gallagher, 2015). A esta
persistencia se suma un retroceso en el proceso de “racionalización” de las
condicionalidades, que se refleja en un aumento de la cantidad de condicionalidades
luego del estallido de la crisis financiera.
En este marco, los países en desarrollo suelen demorar o evitar la solicitud de
financiamiento al FMI, dado que la consideran una institución poco legítima: su voz no
posee la representación adecuada, las recomendaciones del organismo no suelen tomar
en cuenta las particularidades estructurales de las economías periféricas, y los
programas sobreestiman la confianza en las políticas ortodoxas de ajuste para
restablecer el crecimiento, las cuales usualmente agravan el contexto recesivo, no frenan
la fuga de capitales y poseen un fuerte impacto negativo en los indicadores sociales,
como fue visto en los programas aplicados en la periferia europea o más recientemente,
en Argentina y Ecuador.

3.3. El rol en la reestructuración de deudas soberanas


Por último, aparece la cuestión de la reestructuración de deudas. Durante la década
de 1980 el FMI se reposicionó en la arena internacional como el garante del repago de
las deudas que los países en desarrollo habían contraído con bancos comerciales de los
países centrales. Luego de la titularización de deudas en la década siguiente, las
reestructuraciones se volvieron más complejas, ya que involucraban a cientos de
acreedores dispersos por el globo, y que con frecuencia tenían títulos emitidos bajo
diversas legislaciones. La ausencia de un marco internacional que organice las
reestructuraciones de manera similar a la ley de quiebras a nivel nacional, habilitó el
accionar de los llamados fondos buitres y puso de manifiesto la necesidad de promover
soluciones multilaterales.
Desde entonces, los países en desarrollo bregan por el establecimiento de un marco
multilateral que organice el proceso y proteja a los deudores de la posición dominante
que ostentan los acreedores. A instancias de una propuesta de Argentina y con el apoyo
del G77 + China, en el año 2015 se aprobaron en la ONU con amplia mayoría nueve
principios básicos que deben guiar las reestructuraciones de deuda soberanas, con el fin
de asegurar la equidad y evitar abusos por parte de los acreedores. La propuesta
enfrentó la previsible oposición de EE.UU. y el Reino Unido, principales potencias
financieras, pero también la del FMI, quien luego de insinuar un apoyo, optó por
profundizar y reformar la solución contractual. En ésta, el esfuerzo está puesto en
mejorar los contratos de deuda con cláusulas de acción colectiva y otras especificidades
jurídicas, a fin de limitar el accionar buitre. Si bien importantes, no eliminan por
completo el riesgo al que están expuestos los deudores y no resuelven los conflictos
latentes sobre la deuda aún vigente emitida antes de la inclusión de estas cláusulas
(Manzo, 2018).

Recuadro. El fugaz apego del FMI a las soluciones estatutarias.


En 2002 la entonces vice directora gerente del FMI Anne Krueger propuso un Plan
de Reestructuración de Deudas Soberanas para países con alto endeudamiento. La
propuesta estaba inspirada en el Capítulo 11 del Código Civil de EE.UU., relativo a las
quiebras de empresas e incorporaba la idea de que los países podían quebrar al igual que
las corporaciones, y que en ese proceso de quiebra podría haber acreedores que cobraran
y otros que no, en relación al riesgo que hubieran asumido al efectuar sus préstamos.
Según el proyecto, el Fondo debía tener el poder de ordenar los procesos de default,
actuando como una suerte de mediador entre el país deudor y los acreedores, tratando de
conseguir que éstos últimos llevaran a cabo una negociación de buena fe. Aunque la
incoporación de un período de protección para el deudor era destacable, la propuesta
recibió fuerte crítica y fue descartada por parte de la comunidad financiera
internacional, debido al doble papel de juez y parte que asumiría el FMI, en tanto
acreedor de los países y mediador en el proceso de reestructuración.

Recuadro de Resumen
- Los principales desafíos que enfrenta el FMI en la actualidad, desde la óptica de los
países en desarrollo
- El debate por una representación más equitativa
- Reflexionar sobre paradigmas y revisar políticas
- ¿Qué rol para el FMI en los procesos de reestructuración de deudas soberanas?

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GLOSARIO

Acceso Excepcional: Se considera acceso excepcional a los recursos del FMI, cualquier
requerimiento de financiamiento por parte de algún país miembro que exceda el 145 por
ciento de su cuota en un año o el 435 por ciento de su cuota acumulado. Los países sólo
pueden acceder a financiamiento excepcional, si cumplen con cuatro requisitos:
atraviesan por desequilibrios temporales de balanza de pagos, su nivel de deuda es
sustentable, poseen perspectivas reales de reacceso al financiamiento privado y
establecen un programa de política económica de ajuste. Sin embargo, en casos
excepcionales puede entregarse financiamiento a países que no cumplan con estos
requisitos.
Acuerdo Precautorio: La característica principal de un acuerdo precautorio consiste en
que el país miembro se compromete, de mantenerse estables las variables
macroeconómicas, a no hacer uso del crédito disponible que posee con el organismo.
No obstante, en caso de producirse un desequilibrio en el sector externo del país, éste
podrá hacer uso de dicho crédito.
Crisis Financieras sistémicas: La crisis financiera de México en 1994 marca el inicio
de un nuevo tipo de crisis financieras, que por sus causas y efectos son llamadas en la
literatura especializada como crisis sistémicas. Siguiendo las recomendaciones del
paradigma neoliberal durante los primeros años de la década del ‘90, los países en
desarrollo llevaron adelante políticas de desregulación y apertura económica, y en el
área financiera se abrió completamente la cuenta de capitales y el mercado de divisas,
con la expectativa de atraer un flujo mayor de capitales hacia estas economías ávidas de
inversiones. Sin embargo, la mayor parte de los capitales que ingresaron en los países
en desarrollo eran financieros, que lo hacían para aprovechar coyunturalmente las altas
rentas que allí obtenían. Pero cuando los inversores empezaban a percibir que los
deudores tendrían complicaciones para afrontar los pagos de intereses de esos créditos,
rápidamente fugaban sus capitales hacia mercados de economías de países centrales (en
un proceso conocido como fly to quality). Así, los países debían enfrentar masivas y
repentinas salidas de divisas que desestabilizaban sus economías. Pero los efectos de
esas crisis no eran sólo nacionales, sino que debido a la interconexión de los mercados,
se expandían o “contagiaban” hacia otras economías de países en desarrollo.
Fondos buitres: Los llamados “fondos buitre” son fondos de inversión especializados
en hacer negocios en economías altamente endeudadas. En general, tienen la forma
institucional de hedge funds o fondos de cobertura dedicados a la realización de
inversiones sofisticadas y altamente riesgosas, lo que es posible debido a que están
sometidos a una escasa regulación gubernamental. Aunque también adquieren deuda
corporativa, su accionar más controversial se relaciona con los títulos de deuda pública

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