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University of Virginia Library
F3405.G25 1924 V.1
ALD La mujer peruana a traves de

XX 001 149 552


LIBRARY OF THE
UNIVERSITY OF VIRGINIA
UNIVERSITY

VIRGINIA
O
F

1819

FROM THE BOOKS


OF
MILES POINDEXTER
(1868-1946 )
1
GIFT OF
COMDR . GALE POINDEXTER , USN
!
La Mujer Peruana

a través de los siglos

Serie histuriada de estudios y observaciones

- por

Elvira García y García


Miembro de la Sociedad Geográfica , del Instituto Histórico
y del Ateneo de Lima.

Primer Tomo

LIMA

Imp. Americana.-Plazuela del Teatro


1924
1930
BINDIN
G

DEC 15 '49

24C5
.625

1924
476131

V.1

Propiedad reservada y registrada .

UV
COMITE INTERNACIONAL DE UNIVERSITARIAS
GRADUADAS - PERU

MOCION

El Comité Internacional de Universitarias


Graduadas ,somete a la consideración del Co-
mité Ejecutivo de la Conferencia Pan America-
na de Señoras lo siguiente :
Deber patriótico imperioso es , el procurar
que en la Conferencia próxima a reunirse en
esta capital , se presente a la mujer peruana
en todo su valer moral intelectual y social ,
a traves del tiempo transcurrido desde los
albores de la civilización Incaica hasta nues-
tros días ; y nada puede llenar mejor este in-
cuestionable propósito , que la publicación del
libro titulado La Mujer Peruana , escrito por la
notable educacionista y talentosa escritora
señorita Elvira García y García , que a la im-
portancia y amplitud con que trata ese asunto ,
une el indiscutible mérito de ser obra eminen-
temente nacional , tanto por el tema como por la
autora .
El justo anhelo que nos domina - J
nocer al mundo la acción intelixen $ al:
ejercida por la mujer peruana
da en la citada obra , nos alicnta a contar
esta moción , seguras de que el Comité Ejecuti-
vo , formado por cultísimas damas , que sincera-
mente desean ver siempre , bien puesto el nom-
bre de la Patria , la aceptarán unánimemente ,
patrocinando y procurando su inmediata publi-
cación .
Lima , a 29 de octubre de 1924 .

ESTHER FESTINI DE RAMOS OCAMPO


Presidenta

ELVIRA RODRIGUEZ LORENTE


Secretaria
J.
TERCER CONGRESO CIENTIFICO PAN AMERICANO

SEGUNDA CONFERENCIA PAN AMERICANA DE MUJERES


COMITE EJECUTIVO

Lima , 3 de noviembre de 1924 .

Señora doctora doña Esther Festini de Ramos


Ocampo , Presidenta del Comité Internacio-
nal de Universitarias Graduadas .

Ciudad .

Hemos tenido el agrado de recibir su apre-


ciable comunicación , y adjunta a ella , la mo-
ción en que solicita ese importante Comité , la
publicación de la obra de la distinguida educa-
sionista y escritora señorita Elvira García v
García , titulada “ la Mujer Peruana y nos
es muy satisfactorio manifestarle , que su pe-
dido ha sido aprobado por unanimidad , y que
este Comité prestará decidido apoyo a todas
las iniciativas , que como ésta , estén encamina-
das a revelar los méritos de la mujer peruana .

Aprovechamos esta oportunidad para ofre-


cer a Ud . los sentimientos de nuestra conside-
ración .

MERCEDES GALLAGHER DE PARKS


Presidenta

FRANCISCA PAZ SOLDAN MARGARITA ALAIZA P.


AMPARO A. DE GALVEZ
Secretarias
DEDICATORIA

A ELENA ORTIZ DE ZEVALLOS Y TAGLE , dedico este

trabajo, reconociendo en ella, a una de las mas ilustres damas, que con

su cultura y talento, consolida esa especie de lazo misterioso , que une el


pasado con el presente.

A la buena amiga, con cuya esquisita y delicada conversación , he

podido adquirir buen número de referencias, las que, sin ese auxilio,

habrían quedado sepultadas, en las tinieblas del olvido .

Con todo mi cariño y agradecimiento, le ofrezco este libro.

ELVIRA GARCIA Y GARCIA.


OBJETO DE ESTE LIBRO

La Psicología de la mujer peruana, es de todo punto descono-


cida, y es que, nada se ha escrito , entre nosotros , acerca de ella , po-
niendo de relieve cuanto de noble y de bueno se alberga en su al-
ma, preparada para todas las virtudes .
Tampoco se sabe, de que medios se ha valido, para poner en
acción todos esos tesoros , que forman la esencia de su espíritu , en
el momento mismo , en que, grandes intereses generales , así lo han
demandado .
Podemos asegurar, que a través de toda nuestra historia , no
se conoce a la mujer peruana ; se ignora lo que ella es, porque na-
die se ha detenido a profundizarla. Se la ha juzgado, en el mayor
número de casos , tras un prisma engañoso , sumando entre sus fac-
tores psíquicos , otros que, no le son ingénitos , y que, si alguna vez,
han dominado , es porque lo imponían las solicitaciones imperiosas
e invencibles del medio, en que ha gravitado su actividad.
Esta sencilla obra , lleva el sincero propósito de hacer desapa-
recer las sombras, y que se haga la luz de la historia.
Es toda ella , de estricta justicia. Nada se encontrará a través de
sus páginas, que marche en oposición , con lo que, la verdad de los
sucesos, se encargue de demostrarnos .
Es necesario si ; es indispensable ; que se conozcan esos grandes
ejemplares de nuestras damas pretéritas y presentes, que en el si-
lencio de su hogar han sabido llevar una vida empapada de actos
meritísimos , que deben ser conocidos para que se las quiera y re-
verencie .
La mujer peruana, en el correr de los siglos , de nuestra vida
histórica, no siempre tuvo oportunidad de actuar de manera espec-
table, conformándose casi siempre, con la pasividad de la vida del
hogar, donde fué a cada paso , la consejera prudente y atinada del
esposo , del hijo , del hermano o del amigo ; o laborando a su lado,
cuando circunstancias especiales así lo imponían, en las grandes em-
6

presas de nuestra vida pública , con sacrificio a veces , de su tranqui-


lidad, de su fortuna y hasta de su vida .
A la mujer contemporánea, se le conoce menos aún. Se la juz-
ga equivocadamente. Se la supone con actividad apenas , para gas-
tarla en las frivolidades sociales. Se le niegan sus derechos civiles
y politicos , temiendo que, en el ejercicio de ellos , descienda a ser
la eterna niña . Se limita su cultura intelectual , cortándole las alas
muy temprano. Se sostiene que, con la ciencia rudimentaria que be-
be en aquellos centros culturales , que la moda y la costumbre impo-
nen, tiene suficiente, pensando que, es peligroso dejarla marchar
muy allá.
En el breve deslizarse de estas páginas , hemos procurado pre-
sentar los mejores exponentes de nuestra actividad femenina , dete-
niéndonos en aquellos, que pueden servir de modelo , contribuyendo
a levantarla, en el sitial que merece estar colocada , considerada co-
mo inseparable compañera del hombre.
Al recordar los ejemplares más connotados de nuestra mujer,
hemos querido considerarla , desde los tiempos más lejanos, presen-
tando los casos más dignos de ser conocidos, en los siguientes pe-
riodos Tahuantisuyo. - Colonia.-Virreinato.- Lucha por la Inde-
pendencia . Primeros años de la República.- En la Guerra con Espa-
ña y con Chile.- La Mujer contemporánea.
Si estudiamos imparcialmente, cada uno de estos momentos his-
tóricos , llegaremos a negar la influencia, que ejerció siempre so-
bre el desenvolvimiento político , social y familiar?
Sin la intervención directa e inmediata de Mama-Occllo , es sc-
guro que Manco - Capace, no habría alcanzado a dar cima a su obra
civilizadora. Las ñustas, que unieron su sangre con la de los hijos
de Castilla, contribuyeron poderosa y enérgicamente, a que fueran
más suaves los lazos , con que los conquistadores pretendían atar a
sus conquistados . Rosa de Santa María, con el suavísimo perfume
de sus virtudes , lleva sin imponerles, a tantas mujeres de su época , al
margen de la vida contemplativa, y de la perfección espiritual .
Es la mujer quien directa y valerosamente influye en la reali-
zación de la grandiosa obra emancipadora, y sin temor al castigo,
ni intimidarse ante la amenaza de la muerte, se yergue y marcha
de frente . Cumple con su deber de patriota y no se arrepiente ni se
muestra débil nunca . María Parado de Bellido, paga con su vida
el amor a la patria . Brígida Silva de Ochoa , sufre encarcelamiento
con otras patriotas, que vivían convencidas de que, había llegado
-7.-

el momento de formar una patria grande y libre, ajena a tutelas ex-


trañas .
Al constituírse la república surgen otras mujeres admirables .
Doña Mariana Echavarria de Santiago y Ulloa , Marquesa de To-
rre Tagle, fiel a sus principios democráticos . todo lo pierde, todo
lo sacrifica voluntaria, y muere entre las mazmorras del Casti-
llo del Real Felipe, prisionera victima de Rodil , la que no claudicó
jamás , de sus principios de adhesión a la causa de la patria.
Repetimos, lo que expusimos al comenzar esta obra es de es-
tricta justicia , para que, la generación que se levanta, sepa todo
lo que la patria debe a la mujer, que ha brillado , en todo instante ,
por su preclaro talento, por su cultura espontánea superior, por su
abnegación y filantropia, por su patriotismo nunca desmentido, y por
todas las manifestaciones de su espíritu superior.

Elvira García y García.


PROLOGO

¿ Qué es, qué puede y qué debe ser la mujer, si es la mitad de


la especie humana ? Mil veces , dicho , está ; pero su acción la pro-
clama, en todas las situaciones de la vida, más altamente, que la
mejor palabra. No es ella el capitan , que manda ; pero es el piloto,
que por entre escollos , y arrecifes , conduce el barco a buen puerto .
Es hija, y guarda en si la pureza de su futuro sacerdocio . Es
madre, y del hijo hace ciudadanos . Es esposa, y de su hogar hace
un semillero de virtudes , destinadas a florecer en la vida pública,
como sentimiento y pureza de la patria ; como acción que triunfa en
el trabajo y en la defensa .
Ella no es la espada ; pero es el escudo que no ataca , y que en
la defensa no conoce el castigo de la derrota , sino el glorioso y
santo sacrificio del deber cumplido .
En donde la mujer no esté preparada a ejercer el triple minis-
terio de su hogar, no habrá ciudadano verdadero, sino actividades
egoístas y turbulentas, opuestas a todo legítimo interés , indiferen-
tes ante los conflictos de la causa pública . No habrá fuerza capaz
de triunfar, sino debilidad siempre vencida .
La materia tratada por la autora de este libro , abraza todas las
épocas de nuestra historia . Comienza con la pureza ejemplar de la
ñusta recluída. para el Viracocha y el Inca, y acaba apreciando con
mesura y tino, la amplitud que en los días presentes , alcanza el
movimiento feminista, serio y útil, acaso la más formal influencia
reconstituyente, el más fecundo factor, aportado a la reacción social
y política, que el país necesita , para que, las normas de la verdad ,
la justicia y el bien , recuperen su imperio, y nuestra amada patria ,
pueda derivar, de estos principios, las fuerzas de su poder y engran-
decimiento .
10

El carácter de esas épocas diversas, aparece señalado en este


libro, por la obra inteligente , virtuosa y enérgica de muchas damas ,
en quienes la fé religiosa y la fé cívica , se adunaron, fortaleciendo.
su acción ; ya sean ellas , la mama cuna , o la virgen de la edad in-
kana ; o bien, aquellas varoniles mujeres , que produjo el tiempo he-
roico de la conquista , ya sean ellas , las que embellecieron el cua-
dro apacible, regocijado y señorial del coloniaje ; o bien, las que, en
ese otro tiempo heroico , de la revolución libertadora, supieron te-
ner poderosos brazos , para postrar las armas del rey, al pié de nues-
tra gloriosa insignia republicana .
La señorita García y García , trae a su libro sentimientos , que
formó en sus alumnas durante largos años de magisterio, para in-
filtrarlos en la vida pública, fuera de la enseñanza reglamentaria y
privada. En él , completa la doctrina moral y social , que la civilización.
profesa, con el glorificado ejemplo de numerosas damas, que culmi-
nando en saber y virtudes cívicas, trajeron el proceso histórico de
nuestra nacionalidad , lo más valioso de la cooperación femenina , des-
de la influencia literaria y artística , ejercida en múltiples aspectos ,
hasta la acción heroica y memorable, del voluntario sacrificio .
En suma, este libro vivifica el recuerdo , y centraliza en el
amor patrio , nacido de la fé, la mucha obra realizada por la mu-
jer peruana, en el extenso escenario que le toca . Con ejemplos me-
recidamente ensalzados , en honra y gloria, manifiesta él, cuan di
versos son los ideales, a que puede dirigirse la actividad de la mu-
jer . Su discreta reserva ; excluye 1 desvario del feminismo, que pro-
pende a dejar en vacancia, la función fisiológica , conservadora de
la especie, para invadir órbitas absolutas y permanentemente mas-
culinas. Reserva discreta, justificada, porque la parte de la mujer,
en la obra común de los sexos , no podrá ser efectiva , mientras ella
no sea el delicado sentimiento , de la virtuosa acción, ya que de-
be ser corazón amoroso ; brazo , no que ordena, porque en tal caso ,
desconocería el deber y la órbita del sexo fuerte, abandonando la
esfera social , que le es propia en la cual, le corresponde formar las
virtudes del porvenir. Por otra parte, siendo ella, la llamada a dejar
sentir las delicadezas, que hacen llevaderas las amarguras de la
vida, no le están bien, las acciones de la fuerza bruta. Ni a la mu-
jer, ni al hombre, le es lícito , dejar de ser los tipos armónicos , que
hizo la naturaleza , y definidos en la bella frase de Napoleón Bona-
parte : "La mujer es poesía : el hombre la prosa " .
--- 11

Tampoco podrá ser realidad, la parte femenina, en la obra co-


mún, mientras que el sentimiento masculino no comprenda , que su
primer deber es respetar lo bello ; y su primera obligación , defender
la debilidad .
Este libro, es obra de justicia, y de necesaria enseñanza social.
Vigoroso esfuerzo de síntesis históricas y de Antologia literaria ,
digno de aplauso efusivo y generoso estímulo .

Lima, a 7 de noviembre de 1924.

Emilio Gutiérrez de Quintanilla.


PRIMERA PARTE
INDICE

1. La Mujer en el Tahuantisuyo.
2.-Mama-Ocllo .
3. Coya-Chimpu.
4. Anaguauqui.
5.-Chimpu-Urma.
6. Coillor .
7.-Chimpu-Ocllo .
8.-Micay.
9.- Ipawaco.
10. Cusi-Coillor.
11.-Ima-Suman.
12. Ragua-Ocllo .
13.-Chuqui-Uspay
14. Chuquillauto.
15. Cumbillaiya- Cusicoillor.
16.-Carwuaticlla.
17.-Nansa-Cuco .
18.-Mama-Runter.
19. Chimpu-Urma II.
20. Anaguauqui II.
21. Sumacc-Tticca.
22.-Kenti.
23. Pillco .
24. La Bella Paccha.
25.-Quilla.
26.-Yanatilde.
La Mujer Peruana en el Tahuantisuyo
JeJo JoJo JoJoJoLe

LA MUJER EN EL TAHUANTISUYO

Muy pocas referencias tenemos, acerca de la condición social


de la mujer, antes de la fundación del Imperio por Manco -Сcapace
Todo es tan vago , que lo único que puede afirmarse es que , su ac-
tividad se perdía en el fárrago de las costumbres, quedando conver-
tida , en la verdadera sierva del hombre.
Al fundarse el Tahuantisuyo , entró la mujer, a formar parte
principal en todas las manifestaciones de la vida en general ; unas
veces, como esposa del Inca (Coya ) , con quien compartía el gobier-
no ; otras veces como princesa (ñusta y palla ) ; como virgen consa-
grada al culto del Sol ( escogida ) ; como mama-cuna (guardadora ) ;
y en general, como compañera del hombre.
De todos modos , siempre estuvo la mujer someti la al poder y
a la autoridad del hombre. No faltaron casos excepcionales , de al-
gunas mujeres , que han dejado a la posteridad el recuerdo de sus
hazañas , derivadas del poder, que ejercieron ; sea por la fuerza de
su talento, por su belleza, o por el papel que les correspondió d :-
sempeñar, en determinado momento.
La ignorancia reinaba entonces en el mismo grado, para el
hombre y la mujer, notándose si , que se procuraba relegar a ésta, a
las funciones domésticas , creyéndola apta únicamente, para los ser-
vicios más sencillos , y para las funciones más elementales.
Por la misma razón , que el medio en que actuaba , no favorecia
a la mujer, hemos de sorprendernos, de encontrar algunos ejempla-
res excepcionales, que la historia no debe olvidar, y que es un de-
ber de justicia, el presentarlos a la posteridad , como un caso de auto-
educación , que les permitió distinguirse entre todas las mujeres de
la época, brillando por su valor, por su espíritu de sacrificio y de
abnegación .
La obediencia, que la mujer de esos tiempos , prestó siempre al
hombre, llegó a ser proverbial, y su sometimiento era de tal ma-
- 20-

nera absoluto , que soportaba golpes y castigos crueles, casi sin pro-
testar. Trabajaba siempre al lado de su compañero, y no se eximía
nunca de poner en práctica todos los trabajos , a que el hombre se
dedicaba, fuera en la agricultura , en la mineria , en la cerámica , en
el hilado , el tejido etc. etc. y en todo cuanto pudiera ser ocupada,
se prestaba con voluntad y decisión . Jamás se quejaba. Era incapaz
de protestar .
El hombre fué considerado como amo y señor y no le quedaba
a la mujer otro camino, que el de la obediencia, el que seguía con
entera resignación .
Sólo la Coya, quedaba excepcionada de esa situación humillan-
te , actuando con lucimiento al lado del Inca ; tenia voz y autoridad
y era en ocasiones, consultada y obedecida.
Las ñustas sí , desempeñaban el papel pasivo, que correspondía,
de manera general, a la mujer, cumpliendo las órdenes que daba su
Inca y Señor, con la más santa devoción .
TY-FREE

MAMA-OCLLO,

enseñaba a las mujeres el hilado y el tejido .


- 21 -

MAMA-OCLLO

Ha sido ésta, la mujer que más culminó en toda la vida pública ,


que alcanzó el Tahuantisuyo . A principios del siglo XII , se cuenta,
que Mama-Ocllo , hermana y esposa de Manco-Ccapace acompañó a
éste a fundar el nu vo Imperio, poniendo la primera piedra , en el
cerro de Huanacaure, sitio en el que, la tradición , refiere, que se hun-
dió la célebre barreta de oro, que el padre Sol, les había dado , CO-
mo símbolo de la autoridad.
La actividad de Mama- Ocello fué ejemplar, en todo momento , y
su abnegación tan grande, que puede decirse, que hizo de su im-
perio, una vasta familia . Reunió a todas las mujeres del Cuzco , y ha-
blándoles de la posibilidad de encontrar una vida mejor, de la que,
hasta entonces habían llevado , distribuyó las distintas ocupaciones,
a que era fácil , sa pudieran entregar, sin mayor esfuerzo . Unas se
perfeccionarían en hilar la lana y el algodón ; otras tejerían las telas
para confeccionar los vestidos ; no faltarian, quienes se dedicaran a
preparar los vestidos , distinguiéndose entre éstas, algunos grupos ,
clasificados según sus aptitudes , pues , mientras las más expeditas ,
se ocupaban de las vestiduras , dedicadas a la familia real , otras
dejaban listas las finísimas telas , que habían de servir de lujoso or-
namento en los templos .
Está fuera de duda , que Mama- Ocello fué una mujer superior,
por más que, la carencia de documentos escritos , no permita afir-
mar toda la verdad de los sucesos en esa época , que se pierde así,
en la noche del pasado. Lo que si , puede asegurarse, es que siempre
y en todo momento , estuvo dotada , de un carácter esencialmente or-
ganizador. Sólo a esta condición , puede explicarse, que haya con-
tribuído a generalizar los trabajos femeninos , y que alcanzara a con-
solidar la formación de la familia, creando los ayllos, en que se di-
vidió toda la población .
A Mama-Ocello se debe, el que la civilización de esa época se
hubiera cimentado , en forma correcta y tan disciplinada , que se
podía averiguar en cualquier momento, la ocupación de cada ayllo .
- 22

Este mérito es muy saltante, si se tiene en cuenta, que tódo cuanto


hizo y puso en práctica , no era sino, la obra espontánea, de quien
preveía para su pueblo, una modalidad superior.
No disponiendo de modelos que imitar, no contando con maes-
tros, que la hubieran orientado, sobre lo que más convenía hacer,
es forzoso el declarar, que su poder de intuición fue muy grande, y
sólo a esa alta cualidad , se debió el progreso, que se extendió en todos
sus dominios .
Reunía, por agrupaciones , a las mujeres , según su clase, y ex-
plicándoles entonces, la diferencia de creencias , entre la idolatría en
que vivían engañados los pueblos, y la religión del Sol, que ella acep-
taba, por inspiración propia , 1s aconsejaba, que reconocieran al
Sol como Dios y alma del Imperio .
Mediante esas enseñanzas, consiguió Mama-Ocello , que se dedi-
caran algunas Virgenes, al culto del Sol , y les mandó construír un
palacio especial , en el que vivirían encerradas y siempre bajo la
celosa custodia, de algunas mujeres de edad, que se hacían notar por
sus virtudes, y a las que, se les llamó Mama Cunas.
Educó a su hijo primogénito, que debía ser el heredero del tro-
no, en los principios austeros de moral y de justicia, sostenidos en el
gobierno de su esposo . De esa manera , pudo alcanzar, que Sinchi
Rocca, fuera el digno sucesor de quien fundara ese Imperio, uno de
los más importantes de la antigüedad.
Mama-Ocello , estableció un sistema de etiqueta en el que , no fal-
taba la delicadeza más esquisita : tenía a su disposición cerca de cin-
cuenta mujeres, muchas de ellas, hijas de los grandes señores , y pa-
ra las cuales , era verdadera educadora .
Las crónicas de la época, aseguran que era hermosísima , lo que
no se puede ya , poner en duda , porque era la característica de su
raza, como lo han probado los ejemplares posteriores .
Tenía gran refinamiento para los vestidos que debía usar, consi-
guiendo , después de muchas experiencias, que se tejieran telas tan
delicadas, que tomaban todo el aspecto de la más fina seda.
Por todos sus súbditos , fué muy querida y respetada, repután-
dola en todas partes , como mujer de gran talento .
23

COYA CHIMPU

Heredó de su madre Mama-Ocello , toda la majestad suave y se-


vera, con que siempre trataba en todo momento ; así , como la pom-
pa y la suntuosidad, que ponía en sus actos públicos . Casada, según
la costumbre de la época, con su hermano Sinchi-Rocca , tuvo cinco.
hijos , a cuya educación se consagró, con sin igual empeño .
Todas las mujeres, que formaban su corte, usaban grandes are-
tes y hermosas gargantillas de oro con perlas . Tenía especial cui-
dado , para escoger que fueran muy hermosas y jóvenes , las muje-
res que la acompañaban, y así llegaban a formar un lindo cuadro,
digno de la emperatriz que reinaba .
Cuando recibía en su palacio, lo hacía siempre, sentada en una
especie de trono o altar ; y las ñustas , alcanzaban a los visitantes ,
unos banquillos de palma negra , muy bien labrados , en los cuales
podían tomar asiento, guardando cierta distancia, y dando en todo
momento, muestras de respeto y de humildad .
Siempre se hizo notar, por la magnanimidad de sus acciones y la
grandeza de su corazón , tomando nota inmediatamente, de cualquie-
ra queja, que se le presentara ; en ocasiones, se le hacían pedidos , so-
bre puntos, que se relacionaban con el gobierno del imperio , y a
todos atendía con la mayor cortesía , correspondiendo a los servicios.
demandados, si los consideraba justos .
Por primera vez, se introdujo la costumbre de hacerse servir la
comida, que fué muy frugal, con acompañamiento de música y al-
gunas veces, se agregaba el baile.
Procuraba que en su corte, todos estuvieran contentos, y pro-
digaba, cuanto pudiera conquistar la felicidad .
-
- 24-

ANACGUAUQUI

Tal fué el nombre, que se le dió a la Coya Mama-Cuna, herma-


na y esposa de Lloque-Yupanqui. Se hizo muy notable, por su dis-
creción, gravedad, y sobre todo, por su gran inteligencia .
Cada vez que debía salir de su palacio , lo hacía rodeada de una
magestad extraordinaria, introduciendo la costumbre de resaltar sus
actos, con gran pompa, para acrecentar la cual, se hacía acompañar
de los Curacas, de los principales señores, de los orejones y de mu-
cha gente de su servicio . Todos debían asistir ricamente vestidos.
Introdujo la moda de las chaquiras (pequeñas cuentas ) ,
las que, se empleaban para adornar los trajes , y especialmente
para rodearse el cuello , los brazos y la cabeza , a manera de dia-
dema ; también tuvo el refinamiento , de agregar prendas de oro
con perlas y esmeraldas, muchas de ellas , de gusto esquisito .
Siempre se hizo querer de sus vasallos y el respeto que se le
tenía , no estaba excluído de la confianza , con que se solicitaban
sus favores, que pocas veces negaba. La etiqueta se llevó entonces a
límites exagerados , y todas las personas, que habían de hablarle, lo
hacían doblando la rodilla, al acercarse, y hablando en voz tan baja,
que apenas se le alcanza a sentir lo que decían y no debían tampoco
levantar la cabeza , para mirar de frente.
Ofrecía frecuentes banquetes en su suntuoso palacio , a los cua-
les asistían de preferencia , todos los miembros de la familia real,
los amautas, y las autoridades .
Aseguraban, que esa sociedad, constituía una especie de lugar
de aprendizaje de buenos modales y de conversación sabia y distin-
guida .
Al mismo tiempo , que sabía sostener la conversación en el te-
rreno de la seriedad, se burlaba con gracia extraordinaria , de cuanto
merecía reproche ; y criticaba con causticidad, pero sin desvergüen-
CHIMPU URMA,

rodeada de animales que gustaba domesticar.


1
25 -

CHIMP U-UR MA

Se hizo distinguir, desde su niñez, por la suavidad de su ca-


rácter, circunstancia que contribuyó a que fuera muy amada , de
todas las personas que la rodeaban . Mostró una afición extraordi-
naria por los animales , y se dedicó a criar juntos , algunos ejempla-
res de especies contrarias, como pumas, venados , tigres, leopardos , ja-
balíes, puerco espines , monos , huanacos, vicuñas , iguanas , etc. etc.,
los que, por haber crecido juntos , no se hacían daño entre sí, y obe-
decían sumisos , la voz de su dulce domadora.
Así llegó a comprobarles , a sus súbditos , que los hombres de las
distintas tribus , podían asociarse, sin hacerse daño , y que debían
tender a alejar la guerra, que llevaba el duelo y la tristeza a todas
partes .
Una vez casada con Mayta- Ccapac, y convertida por ese ma-
trimonio, en la Coya del imperio , se dedicó de preferencia a prote-
ger el trabajo, poniendo así , en evidencia , la actividad de su espí-
ritu . Hizo cultivar el mayor número de chácaras , en las que dió
labor a muchas mujeres, haciendo sembrar árboles, que todavía no
se conocían en el Cuzco, como guayabos, pacaes y algunos otros.
Los instrumentos de música , que ordenó para que se generaliza-
ra, entre todas las clases, debían ser trabajados, con huesos de ve-
nado ; además introdujo, el uso de las bocinas hechas con grandes
caracoles ; también, hizo arreglar grandes manojos de conchas , que
se ataban en las piernas, a manera de cascabeles , y que producían
muy agradable efecto , durante el baile .
Era muy sensible y cultivaba las artes con especial esmero, en
medio de la limitación , con que todo correspondía, en esos tiempos .
Murió de pena , al ser dolorosamente sorprendida , con la muer-
te violenta de su esposo, quien se aseguraba, que había caído ful-
minado, debido a la influencia nefasta, de un veneno, que le pro-
pinara su envidiosa hermana Cusi-Chimpu , que le disputaba el amor
del Inca .
· 26 -

COILLOR

Esta hermosa ñusta, nacida en la comunidad de Uskamaita, era


la hijo predilecta de Maita - Ccapac , el cuarto soberano del Tahuan-
tisuyo , y que se hallaba empeñado , como sus antecesores , en el so-
metimiento a su gobierno , de todas las tribus rebeldes .
Paucar, príncipe real a quien el Inca había confiado el coman-
do del ejército , y Cusipuma, guerrero terrible e infatigable , se ha-
bían presentado al Inca, solicitando la mano de la princesa Coillor .
El inca dió respuesta negativa a los dos pretendientes, dicién-
doles que Coillor, sería premio de guerra.
Cusipuma y Paucar, se la disputarían, por la más grande acción ,
que realizaran significando verdadera gloria para el Imperio,
a juicio del Inca y de Coillor, que sería quien decidiera la petición .
Los dos rivales partieron a la guerra. Cusipuma iba a la ca-
beza de los Huaracks, mientras que l'aucar era el jefe de la Huaranka
Uskamaita.
Coillor lloró desconsolada a la partida de los pretendientes, con-
fiando en que, el Sol les devolvería salvos y pudiera entonces decidir
su suerte.
La victoria de los generales fué completa.
El Inca y su Corte, esperaban a los vencedores en el palacio de
Carmenka, mientras que la muchedumbre se repartia por las co-
linas .
Se acercaba el momento, que había de decidir la suerte de Coi-
llor.
Cusipuma, el más entusiasta, fué el primero en llegar y en anun-
ciar sus acciones épicas, crueles y sanguinarias.
La princesa se sintió horrorizada, ante esa descripción , y ase-
guró que nunca entregaría su mano, a quien tuviera la suya, tinta
en sangre .
El Inca ratificó lo que su hija decía y dijo al guerrero : tu ha-
zaña no merece como premio , esta flor delicada . Eres puma ; ve y
vence a los Antis .
VERSE

COILLOR,

escoge entre sus pretendientes al que no había


manchado sus manos con sangre.
— 27.-
-

Paucar, se acercó tímidamente al soberano y habló así : Señor,


las gentes del llano se morían de sed ; cerca de la cordillera encontré
una fuente de agua fresca y deliciosa ; he construído un gran canal,
y antes de la luna nueva, corría el agua por todas partes , salvando
a los hombres y fecundando las tierras .
Coillor, enternecida volvió a mirar a su padre, como para con-
sultar su voluntad y le dijo : padre mío, esta hazaña es la más gran-
de y merece ser premiada .
Cusipuma quitaba la vida a tus súbditos, porque así lo imponía,
la dureza de la guerra, y él cumplía, como buen soldado ; pero Pau-
car, ha salvado la vida de tu gran ejército, no permitiendo que mue-
ran desesperados por la sed .
El Inca , abrazó a su hija , después de escucharla, y dijo a Pau-
car : tú eres el símbolo del nuevo Imperio , civilizador y constructor
por excelencia. Digna es de ti, la estrella , tierna florecilla de los
cielos. Tómala por mujer .
Coillor simboliza así al mismo tiempo , que la constancia para
esperar, al compañero que el Padre Sol, lo depusiera, la decisión a
favor de una causa humanitaria, que es la que siempre gana terre-
no en el corazón de la mujer .
28 .―

CHIMPU-OCLLO

Esta Coya se distinguió, entre todas las del Tahuantisuyo , por-


que quedó gobernando el imperio , cuando su esposo Ccapac-Yupan-
qui, salió a la guerra , asolando a los pueblos a sangre y fuego . Se
presentaba el curioso y admirable cuadro, de que mientras el Inca
destruía a los hombres, para vencerlos, la Coya atendía a las fami-
lias pobres, repartiéndoles limosnas, y no descuidaba ningún deta-
lle, que significara el interés , que todo le merecía .
Implantó los mejores hábitos en la vida de familia y generalizó
costumbres de limpiza, orden y confort, dando ella el más hermo-
so y educador ejemplo . Se bañaba todos los días, respirando así,
un ambiente de bienestar, que la hacía tan atrayente. Por un refi-
namiento en sus costumbres, hizo cubrir con esteras tejidas espe-
cialmente, todos los suelos de su palacio , y se tapizaron las paredes
con primorosas telas y adornos de plumas .
La mesa en que se servían los banquetes , era admirablemente
labrada y la engalanaba con manteles y pañuelos tejidos con algo-
dón blanco y de colores, formando artísticos y simbólicos dibujos .
Usaba vestidos elegantísimos , los que solía cambiar con la ma-
yor frecuencia, hasta tres veces al día ; los que se quitaba , en el
momento de cambiarse de ropa , para asistir a alguna fiesta , no los
volvía a usar, y los regalaba en seguida a las ñustas y a las
gentes de su servicio .
Tuvo predilección especial por la música, que cultivaba con es-
mero, dirigiendo ella misma, la enseñanza a las niñas, procurando
hacer obra de perfeccionamiento y de selección.
En todos sus actos , dió siempre muestras de poseer un espíri-
tu artístico , muy superior a lo que podía y debía esperarse de una
época tan remota , y en la que, no tenían nada mejor que imitar.
29
1
MICAY

Era hija de un Cacique vecino a los quechuas , que gobernaba


una pequeña tribu, llamada Patahuaycallá. Contrajo matrimonio .
con Inca- Roca, sexto inca del imperio . Este matimonio fué hecho a
raíz, de la promesa que su padre hiciera a Tocay- Ccapac, el cacique
más poderoso de los alrededores, y que presidía la tribu de los Aya-
marcas.
Este matrimonio , que no fué decisión de Micay, pues según cos-
tumbre, las hijas aceptaban el esposo elegido por sus padres, trajo
graves trastornos , encendiendo el odio entre las dos tribus , y siendo
Micay, la mujer inocente, el blanco de todos los odios y el centro
de las venganzas , que fermentaban en silencio.
Después de varios años de luchas encendidas y que parecían no
extinguirse, se firmó la paz , y aquí comienza la venganza contra la
infeliz Coya , que nunca pudo sospechar lo que se fraguaba contra su
amor maternal .
Valiéndose de engaños , y siempre en nombre d * la paz , atra-
jeron al príncipe heredero, que cayó en poder del implacable Tocay-
Ccapac .
Micay estaba penetrada de que su hijo sufriría en poder de los
enemigos , y aunque el Inca cedió , en el deseo de mantener la paz del
imperio , la Coya , con su previsión maternal, esperaba nuevas des-
gracias que acabarían de acibarar su vida.
Así sucedió , y pocos fueron sus años de vida , para llorar a ese
hijo amado , al que sus enemigos los Ayamarcas, sometieron a toda
clase de procedimientos , hasta convertirlo en un imbécil , y así fué
devuelto a sus padres, al cabo de un año , cuando se contaba de él
un prodigio que aterró a sus enemigos , y es que, en un momento de
indignación , cuando les imprecaba su conducta, tenindo aún, ape-
nas ocho años , le salió sangre de los ojos, por lo que fué llamado
Yahuar-Huacac nombre con el cual reinó a la muerte del Inca Roca .
Micay, fué una Coya muy desgraciada, a raíz del rapto de su
hijo, al que sacaron del Cuzco , niño, hermoso , inteligente y alegre ,
- 30

para devolverlo enfermizo e idiotizado , viéndose obligado a abdicar


el trono, en favor de su hijo Viracocha.
La Coya, se mostró en todo momento, madre abnegada y solí-
cita, y se cuenta que se sustrajo a la etiqueta y a todas las fiestas
imperiales, para consagrarse a los cuidados infinitos, que ese niño
demandaba y que sólo una madre era capaz de prodigarle.
No me valen, decía , los honores y el oro de que disfruto , sino
consigo volver a mi hijo digno sucesor de su padre.
Casi, poco tiempo después de haber sido coronado Inca , Yahuar-
Huácac, se consumió la existencia de Micay, que pasó por la vida, sólo
para llorar y sufrir, porque no se consolaba de la desgracia ocu-
rrida en su primogénito, las gracias y hazañas de sus otros hijos .
1,

IPAWACO ,

muy generosa, atendía a las necesidades de


sus vasallos .
- 31 --

IPAWACO

La esposa de Yahuar- Huácac llevó al más grande refinamiento ,


la vida fastuosa del palacio de los incas. Dispuso todo, de manera
que se prestara la mayor suma de comodidad, al mismo tiempo , que
se consultaba la fastuosidad de que le gustaba rodearse. Hizo abrir
en palacio veinte puertas, destinadas a los distintos servicios : cua-
tro grandes patios , con distintos ornamentos y con aplicaciones es-
peciales ; en uno de los patios , se levantó una lindísima fuente , que
lanzaba el agua constantemente ; muchas salas, bastante amplias, y
que se comunicaban unas con otras ; cincuenta baños, dedicados a los
distintos servidores ; y en suma , cuanto hasta entonces , no se había
podido imaginar.
El edificio , comenzado por los antecesores a su esposo, puso
gran empeño en que se terminara, y se hizo en medio de grandes.
fiestas, que pusieron una vez más , en relieve el buen gusto de Ipa-
waco. El material empleado era a base de piedra, alternada según las
exigencias de los constructores , con jaspe, mármol , pórfido y otras
piedras de gusto y muy delicadas .
Esta reina, muy rica y generosa , repartia mercedes entre sus
vasallos, atendiéndoles en cuanto necesitaban.
Hizo construír además, en su palacio, una magnífica capilla,
que fué luego dedicada al Sol . Las paredes quedaron revestidas de
oro y plata , con gran cantidad de perlas y piedras preciosas . Alli
se postraba la Coya en oración, durante muchas horas, pidiendo por
el triunfo de las armas del Inca y Señor .
A los costados de la capilla, hacía colgar todas las armas toma-
das a los prisioneros, y eran la ofrenda que hacía al Padre Sol , para
que, mediante ellas, pudiera vencerse al enemigo, dándole la victo-
ria al Inca .
En extremo mística, y dotada de una sensibilidad demasiado
exquisita, dejó de existir en plena juventud.
I

- - 32 ---

CUSICOILLOR

(Princesa Alegre)

Puede considerársele, como a la ñusta más infeliz del Imperio .


Hija del gran Inca Pachacutec, en cuyo tiempo se hizo muy nota-
ble, por el esplendor de sus innumerables hazañas , el general Ollan
ta. La grandiosidad que revistieron los triunfos de Ollanta, colo-
caron a ese valinte soldado, en un nivel muy superior, al que co-
rrespondía a todos los defensores del periodo clásico de la unifi-
cación .
Contrariado en sus amores con la princesa predilecta , por per-
tenecer a una familia humilde, y ser prohibido en la legislación in-
caica, que las ñustas contrajeran matrimonio en forma desigual, tu-
vo que marchar a la guerra , dejando a la mujer amada , expuesta a
la cólera paterna .
Ollanta después de un nuevo triunfo , que devolvía al Cuzco , la
tranquilidad y paz, por algún tiempo , y sacrificando su soberbia al
amor de la ñusta, se postró ante Pachacutec, y no queriendo dejarla
sola, 1 habló como último recurso , suplicando al Inca, que olvida-
ra su origen oscuro , y que sólo tuviera en cuenta, la abnegación con
que le había servido , y le concediera la mano de su hija .
Pachacutec, sin tomarse el trabajo de escuchar nuevas razones ,
y sin dejar que imperara la voz del corazón, se dejó arrebatar por
su indomable orgullo, y extrañando que un General se atreviera a
tanta osadía, le arrojó de su lado, presa de la más violenta ira .
Ollanta huyó, resuelto a vengarse del Inca , mientras que Cusi-
Coillor, era encerrada y emparedada en Acyahuasi ( palacio de las
escogidas ) .
Así trascurrieron muchos años , sin que nadie tuviera clemencia
para la infeliz ñusta , quien sólo pudo vivir, gracias a los cuidados
furtivos, que le prodigaba la pequeña Ima- Suman, que había cre-
cido en esa casa, y que descubrió una noche, el encierro de la pri-
sionera .
‫די‬

CUSI-COILLOR,

se apasiona con los triunfos de Ollanta.


33

Con el correr de los años , esa nueva mártir del despotismo de un


padre, pierde la noción del tiempo y de la vida , y no hace sino llo-
rar y gemir y consolarse apenas , con las caricias de la pequeña .
Termina el gobierno de Pachacutec y es eleido Inca , Tupac-
Yupanqui, quien entra inmdiatamente en arreglos de paz con Ollan-
ta, y vuelve el general vencedor al Cuzco , donde es colmado de ho-
nores .
En una de las fiestas , con que se celebra la vuelta de Ollanta , des-
pués de su triunfo sobre los Tampus, se presenta al Inca , pidiendo
gracia, la pequeña Ima- Suman, y arrojándose a sus plantas, le
cuenta que en Acyahuasi, se tien a una mujer emparedada , por es-
pacio de muchos años, cumpliendo una condena impuesta por Pa-
chacutec. Yo , le dice , burlando la vigilancia de sus carceleras , le
llevaba todas las noches, agua y alimentos , y así , he podido impe-
dir, el que muera desesperada .
Dominados todos, pos terrible emoción , se dirigen presurosos al
lugar indicado. La antes, tan hermosa princesa , estaba convertida
en un espectro , sufriendo su castigo con entera resignación .
Cuenta entonces su historia , y deja sorprendido a su hermano
el nuevo Inca .
Al reconocer Ollanta a la mujer a quien tanto amaba, y cuya
existencia ignoraba, descubre su secreto al clemente Tupac-Yupan-
qui, y recordándole sus desgracias anteriores , lo mismo que sus
victorias, le pide perdón por todo lo trascurrido y que consinta en
que, se legitime esa unión , premiando al mismo tiempo , la piedad
filial de Ima-Suman, que prodigaba cuidados a esa mujer, sin sa-
ber, que era su madre .
34 ―

IMA-SUMAN

El heroísmo y la abnegación , que dominaron el espíritu de esta


princesa, sobrepasan a cuanto es posible esperar en una mujer de
pocos años. Hija de Ollanta y de la ñusta Cusi-Coillor, fué conde-
nada apenas nació, al abandono, dadas las condiciones en que hizo.
su entrada al mundo .
Encerrada en Acyahuasi, descubre de manera providencial , que
existía una mujer emparedada, y sin saber de quien se trataba, y só-
lo por un espíritu de misericordia, se dedica a facilitarle cuanto po-
día necesitar en medio de esa vida de tormento . a que estaba con-
denada .
La pequeña Ima- Suman, burlaba la vigilancia de sus carceleras ,
y aprovechando las horas de la noche, en que todas dormían, en el
convento, se levantaba ligera como una sombra, y se dirigía sin
vacilación, al sitio donde yacía Cusi- Coillor, separaba la piedra que
cubría el sitio en que le había colocado , y allí no sólo le llevaba ali-
mentos y bebidas, sino lo que es más precioso , le ofrecía el bálsamo
consolador de su compañía .
Cuando Tupac- Yupanqui sube al trono incaico , por fallecimien-
to de Pachacutec, resuelve el Inca perdonar a Ollanta, teniendo en
consideración , las innumerables victorias , que le debía el imperio .
En una de las conferencias , que celebraba el Inca con el gene-
ral, se presenta Ima-Suman , que tenía acceso al palacio imperial ,
y arrojándose a los pies del Soberano le pide gracia para la em-
paredada de Acyahuasi.
Sin la bondad infantil de Ima - Suman , habría perecido la in-
feliz ñusta, a quien la cólera paterna , castigó con rigor tan grande.
La pequeña implora y no teme ser castigada, hasta que consi-
gue ser escuchada, y guía entonces al Inca, hacia el lugar donde se
encuentra su hermana, cuya existencia ignoraba .
Es una piedad filial , que no tiene nada que le exceda . Como na-
die se cuidaba de la niña , vagaba por la casa, y así podía, con
entera facilidad, guardar todo aquello , que le parecía
. mejor, y en
IMA-SUMMAN,

salva a su madre de la muerte.


se
lu

S
- 35--

seguida esperaba el momento de cumplir la augusta misión, que vo-


luntariamente se había impuesto .
La princesa fué perdonada , y al hacerse el matrimonio de Cusi-
Coillor con Ollanta, Ima- Summa , pasó a ocupar el puesto que le
correspondía en la Corte, siendo querida y reverenciada por todas
las personas, que conocían hasta dónde había llevado su abnegación
salvadora por la prisionera de Acyahuasi.
36 -

RAGUA- OCLLO

La esposa de Huaina-Ceapac, puede considerarse como una de


las más bellas princesas de la corte incaica, uniéndose a ese poler
sugestivo, la bondad de su alma , que la inclinó a trabajar activamen-
te para conservar la armonía entre los dos hijos del Inca : Huás-
car y Atahualpa, y de cuyo rompimiento, derivó la destrucción del
Tahuantisuyo .

Después de las intrigas de Urco- Calla, cacique de los Cañaris ,


se mandaron por Atahualpa, emisarios a Huáscar, que significaban
una declaración de guerra , si se toma en cuenta , el carácter con que
1
venían. El enviado de Quito , llamado Quillaco -Lupanqui, era muy
querido por la Coya , por haberse criado en el palacio del Cuzco, y
ser hermano de leche de la princesa Chuqui-Uspay .

La reina quiso recibir al embajador, de tal manera, que se


borrara toda idea de guerra, y formó una comisión de las doncellas
más hermosas del imperio , para que fueran hasta Siquillibamba, a
dar la bienvenida a los embajadores ; y las niñas fueron adornadas.
con sus mejores joyas y sus más ricos vestidos.

Las medidas conciliatorias de la madre de Huáscar, no produ


jeron efecto, y la guerra fraticida se desencadenó, teniendo que salir
el Inca al frente de sus tropas. Vencedoras las fuerzas de Atahual-
pa, tomó posesión del Cuzco , el general Quizquiz, quien apeló a los
medios de crueldad más refinada, con toda la familia imperial . La
Coya Mama-Ragua-Ocllo , al presenciar actos tan delictuosos , dijo :
"Jamás el Creador de todas las cosas, Ticci-Viracocha , ha dejado
el crimen impune" .

Estas palabras , pronunciadas con dignidad, entereza y energía,


no hicieron cambiar la determinación de los vencedores , quienes die-
ron muerte a las mujeres, que le acompañaban.
- 37 -

Se mostraron valerosas hasta el último momento, recibiendo la


muerte sin protestas. Estaban vencidas, y sabido es que, los Incas
apelaban a formas extremas, con los enemigos de guerra.
La Coya predilecta , soportó todo el rigor del infortunio , con una
fortaleza digna de ser loada.
A la partida del Inca , a la conquista de los Sciris, que le tomé
tantos años de lucha, quedó Ragua Ocllo, frente al gobierno del
Cuzco, disponiendo todo con habilidad y tino admirables . La paz
se extendió en todos sus dominios , y apenas se tenían las noticias
de la guerra sostenida por el Inca , en la región setentrional hacia
donde había impuesto su dominación .
La muerte del Soberano, después de haberse unido en matri-
monio con la bella Pacha princesa de los csiris , y por cuyo medio con-
siguió definir la alianza, laceró el corazón de la Coya, sin que pro-
testase, ni tomara determinación airada.
Se dedicó a la educación de su hijo primogénito Huáscar, quien
según la legislación del Imperio, había de ser el futuro Inca.
Sin embargo, la semilla de la discordia había quedado sm-
brada y Atahualpa, hijo de la Pacha, se consideraba con idénticos.
derechos a los de Huáscar, prendiendo la guerra civil fraticida .
Mama Ragua , quiso retener a su hijo , sin conseguirlo, porque
la dirección de la guerra, lo llamaba hacia el norte, volviendo a que-
dar, frente al gobierno del Cuzco , ciudad que no podía abandonar,
sin exponer a sus hijos a terribles males .
En esta noble mujer se cebó el infortunio, para que sufriera to-
das las desgracias , que herir pueden el corazón de la esposa y de la
madre .
Aparte de la serenidad llena de nobleza , con que soportó las
infidelidades de Huaina- Ccapac, tuvo que sobresaltarse a cada paso ,
con los distintos pasos de la guerra , hasta que supo , que Huáscar
había caído prisionero de Atahualpa , y que encerrado en una forta-
leza , no había como hacerlo gozar de libertad .
Id, donde el general vencedor , les dijo Mama Ragua, y decidles ,
que estoy pronta a poner a sus pies, todo el oro que me pida , si a
ese precio me concede la libertad de mi hijo .
Otros acontecmiientos se interpusieron , y tal vez si , la genero-
sidad reconocida en la Coya, contribuyó para que Atahualpa descon-
fiara de su prisionero, quien podía encontrar facilidades en los es-
pañoles , si la oferta subía en la misma forma, en que le fué presen-
tada a él .
38 -

Era un enemigo peligroso , que debía desaparecer, y se consumó


el crimen fraticida, envolviendo a la Coya en el más grande de
los dolores, quien al saber lo ocurrido huyó del Cuzco , a un castillo
solariego, donde no hizo sino llorar y sufrir, hasta que Dios com-
padecido del dolor de la esposa y madre, infeliz cual ninguna, le
permitió descansar para siempre, habiéndole dado sepultura sus ami-
gos más fieles .
39-
-
|
CHUQUI-USPAY

A la muerte del gran Inca, Huaina-Ccapacc , los consejeros del


nuevo rey, Huáscar, se propusieron buscarle una esposa, y se deci-
dieron por la hermana del nuevo Soberano, y se nombraron comi-
sionados, para que hicieran la petición a la Coya , Esta negó su con-
sentimiento , alegando , que estaba profundamente descontenta y muy
afligida , ante las crueldades cometidas por su hijo, y que ante su
criterio nada podía justificar , esos actos que reprobaba todo senti-
miento de humanidad. Sin embargo, el amor de la princesa por su
hermano, era tan grande, que estaba resuelta, a arrostrar toda clase
de sacrificios , y a intervenir, por todos los medios imaginables, has-
ta suavizar la negativa de su madre.
La influencia de Chuqui-Uspay fué de tal manera dominadora ,
sobre el Inca, que consiguió, que éste sacara del templo los ídolos ,
que ofendían a Viracocha . En seguida unió sus ruegos cerca de la
Coya, de las Sacerdotes y grandes del reino, y pudo así , celebrarse
su matrimonio , ceremonia que se hizo con gran pompa, preparándose
luego a la festividad de primavera.
Puede decirse , que este caso ha sido el primero, en que, la
mujer intervino de manera directa, en la petición para el matrimo-
nio , y en que, bajo su influencia espiritual, el Inca suavizó sus cos-
tumbres, disminuyó su crueldad y se apartó del camino de la ido-
latría .
Dotada de un carácter esencialmente conciliador, intervenía en
cuanto significaba rompimiento o separación, entre los miembros de
la familia imperial . Cuando años más tarde , llegaron los enviados.
de Atahualpa al Cuzco , con el objeto de hacer una visita , y llevan-
do valiosos presentes , para la Coya, fueron bien recibidos por Chu-
qui-Uspay, quien alcanzó a convencer al Inca , de que no llevando
los visitantes intenciones hostiles , no se les debía rechazar, no
obstante, lo que en contrario , había afirmado Urco- Calla, cacique y
señor de los Cañaris.
40

La suavidad y dulzura de la princesa , sólo pudo aplazar por un


tiempo, el desencadenamiento de la guerra entre los dos herma-
nos , desgracia inevitable, y que tarde o temprano, cual una plaga ,
se cernía sobre el imperio .
Vencida en una de las jornadas , que el ejército de Huáscar,
sostenía sobre el soberano de Quito, y no pudiendo el Inca defender
a su hermana y esposa , ésta cayó prisionera de Quizquiz , el general
quiteño. El vencedor fué tan cruel , que obligó a que todas las mu-
jeres de la corte, incluso la Coya , se postraran de rodillas con
rostro hacia Quito, y declararan en voz alta , que Atahualpa era su
verdadero señor .
Como la princesa se negara a practicar esa cobardía ver-
gonzosa , fué degollada junto con otras princesas . Este acto
se realizó en la plaza pública del Cuzco y en presencia de la fami-
lia real .
- 41 --

CHUQUILLAUTO

Entre las esposas del Inca Huáscar , ésta era la elegida, por
ser la más hermosa , la más discreta y valerosa . Guardaba esmero es-
pecial en su manera de vestir, por lo que puede asegurarse , que se
se convertía así, en un modelo de buena educación y de gusto esqui-
sito, dirigiendo personalment , la indumentaria, que debían llevar
todas las mujeres de su palacio .
Cuando salía, a cualquiera parte que se dirigiera , nunca lo ha-
cía sola , y al contrario, se hacía acompañar por buen número de
ñustas y de nobles .
Cuidó mucho y dirigió con esmero , la decoración del palacio,
cuyas paredes hizo pintar de manera tal , que tuvieran un aspecto
alegre y delicado, notándose en las decoraciones , profusión de oro ,
plata, perlas y piedras preciosas .
Para con todas las personas se mostraba suave y apacible, ha-
ciéndose querer, mucho más , por haber quedado viuda cuando era
tan joven, sin más compañía que su hija , la hermosa Cusi-Varcay.
En sus principales fiestas lucían servicios de casa, mesa y co-
cina, de oro, en que sobresalían los grandes aparadores de la vaji-
lla, que solían ser también de plata.
- 42 -

CHUMBILLAIYA-CUSICOILLOR

Cuando se celebró en el Cuzco , la coronación de Huáscar, el


Cacique de los pueblos de Ica , Pisco y Lima, se hizo representar
mediante Embajadores , por encontrarse en momentos , en que
no podía abandonar su cacicazgo . La Embajada del suntuoso Caci-
que era portadora de magníficos presentes , entre los que , ocupaba
el primer rango, una lindísima joven llamada Chumbillaiya, dotada
de una belleza tan perfecta y maravillosa, que cautivaba a cuantas
personas tenían ocasión de contemplarla.
Era hija de un noble del valle de Ica , llamado Xullca- Changa-
lla y cuya esposa, obedecía al nombre de Illayocoyché .
Al llegar la joven al Cuzco, como era natural , causó la admira-
ción de todo el mundo, inspirando una vivísima pasión al mismo
Huáscar, quien le agregó el nombre de Cusicoillor (estrella de oro) .
El nacimiento de una hija, aumentó de tal manera , la pasión de
Huáscar, por la niña esclava, que se desentendía de sus otras mu-
jeres , las que llenas de celos , se propusieron vengarse en la niña
preferida . No discutieron mucho para hacerla beber un veneno , en
la preparación de los cuales eran muy diestras, y una mañana la
encontraron muerta , en el departamento, que en palacio, se le había
destinado .
Huáscar hizo embalsamar el cuerpo de la mujer amada , y re-
deado de honores , fué devuelto el cadáver a sus parientes, por ha-
berlo pedido con insistencia .
- 43 -

CARWATICLLA

Verdadero modelo de amor fraternal, se sacrificó , como que era


la única amiga de la infeliz Chumbillaiya, y desafiando la cólera de
todas las mujeres de la corte, se llevó secretamente a la niña , que
había nacido , y que debía ser conocida más tarde, con el nombre de
su madre .
Todos lo abandonó Carwaticlla, para consagrarse al amor de esa
infeliz criatura, que así pudo crecer sana y feliz , rodeada de amor y
de grandeza . La educó con el mayor esmero y su belleza alcanzó a
ser tan esplendorosa , que la llamaron como a su madre, Cusicoillor.
La lealtad de Cawaticlla salió de lo normal. Cuando Quilaco
quiso hacer su esposa a Cusicoillor, se presentaba amenazante el
fantasma de la guerra , por cuya razón, esta abnegada mujer, se
comprometió bajo juramento , a ser la fiel guardadora de su sobri-
na, por todo el tiempo que fuera necesario , hasta que esa unión pu-
diera realizarse , sin tener ante su vista, el fantasma de la destruc-
ción de los hombres.
Al fin, abrumada por la vejez, y en espera, siempre, de mejores
días, expiró esa mujer toda bondad , sin recibir siquiera el consuelo ,
de ver coronados sus deseos, de dejar casada a su sobrina con Qui-
laco -Yupanqui, que fué el primer elegido de su corazón .
La vida de esa encantadora mujer puede reducirse en esta pa-
labra sacrificio . Fué tan buena como noble.
-44--

NANSA- CUCO

Valerosa, entre las más valerosas mujeres del Tahuantisuyo .


acompañó a Atahualpa , en toda la guerra, que sostuvo contra el
ejército imperial, que dirigía el mismo Huáscar. Nada le arredraba .
ni retrocedía en ningún momento , por grandes que fueran los peli-
gros que la rodearan . Siguió esa dura peregrinación , primero en la
marcha y después en los peligros del combate, hasta ser ella , quien
recibiera y cuidara el cuerpo del Inca , caído al fin, en la contienda
fraticida .
No terminó allí la acción de Nansa - Cuco . Todo había perdido ,
por cumplir la alta y noble misión , que su corazón le había dictado y
que llevaba a cabo, sin temor a nada de lo que pudiera sucederle .
Desaparecían para ella, en medio de su agitada vida, comodidades
y honores y así siguió avanzando , hasta llegar a Cajamarca, lu-
gar en el que, debía reposar el Inca vencedor . Alli cantaba la prin-
cesa el triunfo de su Señor, sin pensar ni lejanamente , que se opa-
caba ya la estrella, que había marcado la ruta de sus triunfos .
Nansa- Cuco recibió con serenidad todo el golpe, que el infor-
tunio deparó sobre su Señor. Cuando años más tarde, y vencido
Atahualpa por los hombres blancos , Nansa-Cuco , que no quiso ser
juguete de los nuevos dominadores del Imperio, pagó con su sacri-
ficio ahorcándose, la resistencia que presentara a ser el escarnio y el
juguete de los castellanos.
45-

MAMA RUNTER

Esta Coya que tuvo que asistir al desplome del gran impe-
rio fundado y sostenido por sus antepasados, fué la madre de Macc
II y de Paullu .
Al saberse la llegada de los hombres blancos a los confines del
Tahuantisuyo, la inquietud se esparció por todas partes , y apenas
si , podía preveerse todo lo que había de suceder.
Presto llegaron, sin embargo , al Cuzco las noticias inquietantes,
de la tragedia ocurrida en Cajamarca, y de que, los conquistadores ,
se aprestaban a marchar hacia la capital imperial.
Fué entonces que la Coya , se comportó con toda la fiereza de su
raza, y la prudencia que caracterizaba a la peruana de esos tiempos .
Reunió a la familia imperial, y penetrándolas de los grandes pe-
ligros, a que todas se hallaban expuestos , sugirió la idea de salvar
los más valiosos ornamentos del Coricancha, y se asegura que a su
previsión se debió el que muchos de los ricos vasos , piezas de oro y
de plata y finísimos tejidos , se ocultaran en sitios inaccesibles a las
pesquizas de los hombres blancos , y que no han podido ser hallados
hasta este momento , porque en el gran drama que se desencadenó
entre todas las familias de la nobleza, se convino en guardar silen-
cio, sobre los lugares en que se ocultaron los más valiosos tesoros .
Parece que no se encontraba en el Cuzco , Mama Runter, cuando
hicieron su entrada triunfal los españoles, y que prefirió retirarse.
a Yucay, para esperar allí, las órdenes de su hijo , quien debía asu-
mir el gobierno , según el derecho que le asistía .
El papel que desempeñó en los primeros meses, fué pasivo , hasta
cierto punto , desde que, no era permitida la entrada y salida del
Cuzco, a los miembros de la familia de Manco II.
Sin embargo , tan luego como el nuevo inca, consiguió burlar a
los españoles, cuando éstos levantaron su secuestro , permitiéndole
que fuera sólo a Yucay, cayó en brazos de su madre , quien se ase-
gura que le habló con amor y entusiasmo patriótico , sobre la le-
yenda de sus antecesores, y que debía seguir ese ejemplo , decla-
rando la guerra a los extranjeros .
- 46

Cuando Manco II , sitió el Cuzco, poniendo en alto peligro la


situación de los españoles, era ayudado valerosamente por su ma-
dre, quien nunca dejó de estar a su lado vigilando el menor de sus
movimientos, y procurando librarlo de todos los peligros . Derrota-
do Manco II , en la fortaleza de Sacsayhuamán y obligado a buscar
un refugio en las montañas de Vilcabamba, siguió Mama Runter a
su hijo al destierro , y lloró junto con él, la pérdida de su poder y de
su fortuna .
En ese destierro siguió mostrándose grande y valerosa , tocán-
dole llorar al hijo amado , que cayó víctima de un amigo infidente.
Los últimos años de Mama Runter, no son conocidos ; pero es
casi seguro, que no abandonó esas regiones, donde había visto exha-
lar el último suspiro a su hijo , dedicándose a laborar a favor de sus
compañeros de infortunio , proporcionando lo que les era menester a
los infelices indios , que huían del rigor con que eran tratados , en
todos los pueblos ocupados.
- 47 ―

CHIMPU- URMA II

Este nombre que significa en quechua , aureola caída , estaba en


relación con la vida de reclusión a que se vió obligada, por seguir
a Tocay-Ccapac, y refundirse, en unión de sus parientes en la tribu
de los Ayamarcas, que merodeaban por Anta .
No fué indiferente, no obstante su gran amor al Cacique, a las
desgracias de la Coya, que no cesaba de llorar por su hijo Cusi-
Hualpa, que gemía bajo la férrea venganza de Tocay-Ccapac .
Pudo más en ella, la compasión por la madre y por el niño , y
hablaron esos sentimientos tan alto , en su corazón, que todo lo sa-
crificó para devolver a ese niño a su madre .
Se puso al habla, con los parientes más allegados , que le res-
taban en la tribu , y aprovechando de una ausencia del Cacique, en-
tró en negociaciones con el Inca y la Coya , que al fin rescataron a
su hijo , quedando Chimpu -Urma en el palacio imperial, y siendo
considerada tanto ella, como las parientes, que la habían ayudado
en esta arriesgada empresa, como parte de la familia imperial,
y ocupando puesto preferente en el palacio de los Incas, no obs-
tante su origen plebeyo .
48

ANAGUAR QUI II

Valerosa y prudente, pudo hacer frente al gobierno en todos


los momentos , en los que, las exigencias de la guerra, inevitable en
un imperio, que puede decirse , estaba en formación, obligaba al Inca
a abandonar la ciudad imp rial . Siempre se hizo notable, por el or-
den y el concierto , que en todos sus actos , sabía inspirar. Más no-
table fué aún, su actitud decidida y sin precedente, cuando la ciu-
dad se vió asolada por el terrbile terremoto , que muy pocos edificios
respetó .
Aseguran, que sin la serenidad de la Coya, habrían perecido
la mayor parte de los habitantes . Dictó sabias y prudentes medi-
das, para evitar la destrucción completa de las casas , y personal-
mente acompañó a su pueblo , a fin de que, sufriera lo menos posi-
ble , en esa especie de flagelo público .
Dispuso que se ofrecieran sacrificios a los ídolos, en todos los
templos y ella personalmente ascendia hasta la torre más alta del
Coricancha , de donde se distinguía toda la ciudad y los pueblos cir-
cunvecinos , y allí se postraba a hacer oración , pidiendo esa reina,
el auxilio d 1 Sol , para ese pueblo castigado .
SUMMAN -TICCAC,

contempla con tristeza sus tierras estériles.


I
- 49

SUMACC-TTICCA

(Flor bonita)

Es fama generalmente establecida, que esa princesa sobrepujó


en belleza y en talento, a todas las de su época . Habitaba en un solita-
rio palacio , situado en las cercanías de Urcos , en medio de una que-
brada muy estrecha y cerrada , y tras cuyas empinadas cumbres , se
vislumbraban a distancia, los más pintorescos picachos nevades .
A la muerte de su padre, quedó sumida en la más dolor tris-
teza, de la que nada tenía influencia bastante para independizarla.
En estas condiciones, su mano fué solicitada por los princizales
principes de la corte imperial, así como, los de las inmediaciones de su
castillo. Siempre se negó terminantem nte a aceptar a niaguno por
esposo.
Entre los muchos pretendientes , Osoja Maita , le ofree a oro es
abundancia , así como, la posesión de todas las tierras, que alcanzaba
a dominar su vista .
Oseja Paucar le brindaba los tesoros de su corazón enamora-
do, y la haría su esposa ante el Sol .
Ppacco Rucana , creía que él debía ser el preferido , por haber sido
el compañero de sus años de la infancia.
Champi Sencco , le ofrece llevarla a la gran laguna, donde su
ayllo reina.
En medio de todas esas solicitaciones, Sumacc-Ttica, contesta
con la misma negativa , asegurando a sus pretendientes, que tenía re-
suelto consagrarse al Sol .
Los enamorados se creen rivales, unos de otros , y se prepara
la lucha entre los correspondientes ayllos .
Al saberlo la princsa, llama desconsolada a sus amigos, y al
verles reunidos, les habla así :
Nunca me casaré con un príncipe, que haya manchado sus ma-
nos , con la sangre de sus hermanos .
50 --

Sólo quiero la felicidad de mi pueblo, y que éste , no sufra nun-


ca, ni tenga hambre .
Quiero que haya paz por todas partes, y que todos trabajen y
vivan unidos .
Que el Sol haga madurar los frutos .
Que el cielo envíe bastante agua, para aumentar las cosechas .
Al precisarle el Huillac-Umu ( Suno Sacerdote ) , que en esos
momentos, había llegado atraído por las noticias de una posible gue-
rra , que debía decidir de la suerte de esos príncipes , Sumacc- Tticca
se arrodilla y rompe a llorar desconsolada.
Obligada a dar una respuesta concisa y definitiva a los preten-
dientes, que se hallaban presentes, se levanta como inspirada, y
dice lentamente y con un acento enérgico y de convicción pro-
funda :
Daré mi mano, en señal de matrimonio, a aquel que , haga bajar
el agua, hasta estas soledades , a fin de que se fertilice la campiña,
que hoy nada produce a sus habitantes, quienes corren el grave pe-
ligro de morir de hambre .
Para el amor no hay imposibles, dice la princesa , y el que me
ame con todo su corazón , sabrá vencer a la naturaleza misma.
Todos los enamorados se retiran desconsolados , porque el pe-
dido de la caprichosa ñusta, pertenece a la categoría de aquello , que
está fuera del dominio del hombre. No hay de donde aportar el agua
a esta región, inhospitalaria en el más alto grado .
Sumacc-Tticca sufría cada día más y más, cuando contempla-
ba, que en su jardín nada podía florecer, por falta de riego , y que
los campos sufrían también las consecuencias de la sequía, conside-
rándose eso, como castigo del cielo .
Una mañana , trascurrido más de un año , a los primeros albores
del día, despierta Sumacc-Ttica, al sentir un ruido extraordinario ;
sale como enloquecida , para averiguar lo que ocurre, y se encuentra
con la grata sorpresa , de admirar como un chorro , un hilo de agua,
baja serpenteando desde la cumbre de la montaña , sobre la cual se re-
cuesta en su base, el castillo de la ñusta y derramaba tímidamente su
precioso tesoro .
Es Oseja -Mayta , quien realizaba ese milagro, mediante un tra-
bajo paciente y perseverante, sin descansar en las altas horas de la
noche, para traer el agua desde una distancia increíble.
- 51 -

Huillac-Umu , que fué llamado para que presenciara esa obra


grandiosa, lleva al vencedor a presencia de la ñusta , quien cumple
su palabra, ofrendándose como esposa.
Así consiguió esa valerosa y abnegada princesa , que en su ayllu ,
todos los hombres tuvieran trabajo , porque es el agua, lo que lleva
la abundancia y la alegría a los pueblos agricultores.
Todavía se admiran las ruinas del que fué castillo de Sumacc-
Ttica, y se advierte el tradicional salto del liquido límpido y refres-
cante, que se resbala perezoso, entre las altas montañas .
En todos los pueblos de las inmediaciones se respeta esta tra-
dición .
52
-
|
KENTI

Ñusta de sangre real , Kenti, era la alegría y el solaz de la


Corte imperial, cuando retirada a su castillo de Kasana, esperaba
las noticias que debían traer los chasquis del estado de la guerra.
Kenti era la alegría, y era ella quien con su linda voz cantaba ,
en las horas en que el Inca se mostraba más preocupado.
También era Kenti la que dirigia las danzas, (kashua ) y nadie
la igualaba en gracia y hermosura.
En la gran terraza, iluminada , por el Sol poniente, se desenvol
vía con desusada y maravillosa solemnidad la Danza Máxima, de
la que era Kenti , la verdadera creadora , y que aliviaba la tristeza
y preocupación del Inca y la angustia de la Coya y las ñustas .
Fué Kenti, el verdadero consuelo de la princesa, y en el pala-
cio , se le consideraba entre las más hermosas, y como la primera
para difundir la alegría , en medio de los graciosos movimientos de
sus bailes, y con los dulces trinos , de sus sentimentales canciones .
KENTI,

bailaba las más lindas danzas.


-- 53 -
-

PILLCO

Era Pillco , la amiga y confidente de la princesa Coillor, y a


quien se le había confiado, por la habilidad de que siempre dió mues-
tras, en los tejidos más finos , que habían de servir, para el ornato
del Inca , de la Coya , y de los mantos del templo.
Pillco hizo una verdadera creación , en los tejidos , y la delica-
deza de su mano era de tal manera esquisita , que excedían en finu-
ra y suavidad, las telas, que brotaban de sus ágiles dedos , que los
manejaba con sin igual destreza.
Casi pu de asegurarse , que antes de Pillco, no se había toma-
do entre las ñustas verdadera afición a los tejidos ; pero cuando se
pudieron contemplar las muestras asombrosas , de su singular pe-
ricia , todas se pusieron a su lado, y solicitaron aprender, para igua-
larla y disfrutar de la satisfacción de cooperar a esa obra de ver-
dadero engrandecimiento .
Así, pudo conseguirse, que todas las ñustas, las escogidas y has-
ta las mama-eunas, tomaran buena parte de su tiempo , para consa-
grarlo a ese trabajo, que con tanta razón, se le ha llegado a califi-
car, por quienes han tenido oportunidad de apreciar, las telas anti-
guas, extraídas de las tumbas de los Incas , como únicas por su cali
dad, coloración y flexibilidad, entre todas las que se han encontra-
do en los restos de la antigüedad americana.
- 54-――

LA BELLA-P A CHA

Así se llamaba a la princesa del reino de los Sciris o Quitus,


debido a cuya influencia se hizo la alianza entre los quechuas y los
sciris, después que Huaiha-Ccapace extendió sus conquistas hasta el
reino de Cuito .
La resistencia entre las dos razas, igualmente poderosas , se
acentuaba cada día más. La entrada triunfal de Huaina -Ccapace, des-
pués de haber sojuzgado , a los pueblos de la sierra y de la costa,
en el trayecto recorrido desde el Cuzco hasta Quito, no contribuyó
sino a hacer más vivos los odios, y así, todos se aprestaban para la
guerra .
Tan luego como el Inca vencedor, conoció a la Bella Paccha,
sintió que algo nuevo brotaba en su alma, y al ofrecerle su mano
en matrimonio, esa mujer abnegada y valerosa , la aceptó , porque era
el único medio de fundi a esos dos pueblos , que debían constituír
un sólo y poderoso imperio .
El matrimonio se efectuó con gran pompa, no obstante que,
Huaina-Ccapace tenía a su esposa legítima en el Cuzco , que era la
llamada Coya. La legislación incaica, permitía la poligamía , como
el estado social más perfecto ; y, en este sentido , los Incas podían
tener varias esposas .
Se convirtió, desde ese momento, Paccha, en la celosa guar-
diana del orden y de la prosperidad del Imperio, y su influencia,
alcanzó a ser tan grande , que la paz reinó, durante todo el tiempo ,
que se estableció el Inca en Quito.
La pasión que Paccha inspiró a Huaina-Ccapacc, llegó a ser de
tal manera dominadora, que cuando éste exhaló el último suspiro en
brazos de su abnegada esposa , había dispuesto con antelación, que
su cuerpo se trasladara al Cuzco, para que se depositara al lado
de sus antepasados ; pero . su corazón , quedaría en Quito , donde esta-
ba la mujer, que logró inspirarle la pasión más viva y más noble,
que el más poderoso de los Incas, albergó en su alma.
QUILLA,

vestal que es salvada de la hoguera por


Hernando de Soto.
-55 -

QUILLA

La más linda y ponderada de las acllas, o Vírgenes del Sol ,


se había quedado en el templo , como lo hacía siempre, a cuidar el
fuego sagrado . El espíritu puro y místico de Quilla, la invitaba so-
lícitamente, a guardar es : puesto de preferencia, a cualquiera otra .
Idos vosotras a descansar, les decía , yo quedaré .
No pensó, tal vez , una tarde, en que su soledad , en la severidad
del templo, había de cambiar en un todo , la fas de su vida .
Entregada a su profunda meditación, no percibió unos pasos ,
que avanzaban hasta donde ella estaba , y que de pronto, casi alcan-
zó a tocarla. Las Virgenes , según el rito que imperaba, usaban sólo ,
un túnica blanca, muy delgada , que apenas alcanzaba a cubrirlas ,
y se ceñían los pies con finas jusutas de lana, mientras que, ador-
naban la cabeza, en la que flotaba el cabello con diademas de oro.
Había penetrado sigilosamente un castellano , era Hernando de
Soto , el hermoso , que en misión especial, había salido de Cajamar-
ca, para recorrer los pu blos , en los que se temía una insurrección .
Quilla quedó petrificada, ante la visión que se le presentaba ; se
cree presa de terrible sueño ; quiere huir espantada ; pero Hernando
de Soto, la toma y le hace señas , que no la profanará.
Huyen del templo, atraviesan el hermoso jardín y se van le-
jos , muy lejos .
Tan luego como las mamacunas , ( encargadas del cuidado de
las vírgenes ) , se imponen de la fuga de Quilla , ordenan que se le
persiga, hasta encontrarla , escandalizadas de la profanación co-
metida .
Quilla es alcanzada y traída por una de las mamacunas y no
obstante sus lágrimas, sus protestas, sus lamentos en los que expo-
ne su vida íntegra de consagración al culto del Sol , es condenada a
perecer abrasada por las llamas , que era el castigo que recibían, quie-
nes violaban los juramentos , hechos al entrar al palacio de las
acllas.
56 -

Las vírgenes y mamacunas preparan la hoguera donde será


sacrificada Quilla , quien presagia la llegada por el mar, de los hom-
bres blancos, y que todos los de su raza , tenían que morir .
En esos momentos solemnes , llega un chasquis, al templo y
anuncia que en Cajamarca, había sido muerto a manos de los espa-
ñoles el inca Atahuallpa .
Las Virgenes imploran al Apu Inti, su protección , presas todas
de inmenso pavor .
Penetraba el Huillac-Umu, que había de hacer el sacrificio de
Quilla, y en el momento que entonan los coros finales, ven cernerse
por los aires, ulchando en combate desigual , un cóndor y un halcón y
que, contra lo previsto , éste vence a aquél, que va a caer muerto
a las puertas del templo .
Terrible augurio, que anunciaba el final de esa raza .
Tantos sucesos se habían hilvanado, que Quilla esperaba la
muerte, con indiferencia . Casi la deseaba.
En el momento preciso de su ejecución , penetra en el Corican-
cha, abriéndose paso , Hernando de Soto , el Hijo del Sol , como lo
llamaba Quilla , y con ademán solemne, separa a todos y toma bajo
su protección a Quilla, que cae en sus brazos , y es llevada fuera del
templo .
Chaska, otra de las Vírgenes , anuncia ante este suceso inespe-
rado, la extinsión del fuego sagrado , que significaba la muerte del
astro-rey y de su estirpe .
Todas las vírgenes lloran desconsoladas y se retiran, en espe-
ra de nuevos sucesos .
YANATILDE ,

refiere al Huillac-Umo, los sueños que ha tenido.


--- 57 -

YANATILDE

Esta preciosa Virgen del Sol, era de las más inteligentes , y se


hizo notar, por la clara visión de su espíritu , que la llevó hasta a
anunciar tódo cuanto había de ocurrir al Imperio de sus mayores .
En el Coricancha , al relatar las últimas catástrofes ocurridas en
el Tahuantisuyo , siente que una dolorosa zozobra invade su corazón .
y presiente los males que se avecinan.
Recuerda los sueños de Huaina-Ccapace, y dice que ella ha te-
nido otro más triste aún, que lo va a referir y a interpretar.
He visto la Luna (quilla) rodeada de tres círculos : rojo el pri-
mero como la sangre ; negro el segundo , como las noches malas ;
gris el tercero , como las cenizas que se pierden .
El círculo rojo, les dice Yanatilde, es la guerra , que se avecina ;
la caída del Imperio, está representada con el círculo negro ; y la de-
saparición de la raza , con el círculo gris.
El Sumo Sacerdote eleva una oración al Sol, y hace que todas
las Virgenes, entonen himnos , para borrar un tanto las tristezas des-
pertadas por los augurios de Yanatilde .
Desgraciadamente lo que Yanatilde anunciaba estaba realizán-
dose , y todos los días llegaban nuevos chasquis , anunciando el domi-
nio en todos los pueblos, por los castellanos, que a pasos apresura-
dos, avanzaban hacia el Cuzco , donde todas las Virgenes , se con-
virtieron en sus prisioneras .
El sueño de Yanatilde se había realizado . El Imperio se disol-
vía, y la raza se convertía en el pueblo esclavo , que soportó siglos
después, tan dura cautiverio .
SEGUNDA PARTE
INDICE

1. La Mujer peruana en la Conquista.


2.- Azarpay.
3. Leonor Cusicoillor.
4.-Inés Huaylas Quispicusi.
5.-Ccori-Occllo.
6. Beatriz Coya.
7.-Isabel Cimpu- Occllo.
8. Angelina Yupanqui.
9. María Betanzos Yupanqui.
10.-Isabel de Estete y Guevara.
11.-Isabel de Mendaña.
12.-Inés Bravo de Ribera.
13.-Inés Muñoz de Rivera.
14. Ana de Rolla de Vedia.
15. Huillac-Ñusta.
16. María Manrique Cusiguarcay.
17. Beatriz Clara de Loyola.
18.-Ana María García de Loyola.
19. Manuela Tupac-Amaru y Arce.
20. Francisca Pizarro.
21. María Calderón de Vallejo.
22. María de Alvarado.
23. Paula Tirado y Herrera.
24. Catalina y María Ana Huanca.
25.-María Escobar,
La Mujer Peruana en la Conquista
LA MUJER EN LA CONQUISTA

La mujer del Tahuantisuyo se asimiló fácilmente a la raza es-


pañola, y la fusión hubiera resultado más perfecta , sin los graves
abusos a que se entregó el vencedor. Fueron muchos los matrimo-
nios y las uniones ilegítimas que se hicieron , en los primeros años
de dominación, y así fué como resultó ese nuevo ejemplar étnico , que
da lugar al llamado mestizaje, y en el que palpitan los rasgos carac-
teristicos de las distintas razas .
Desde el punto de vista intelectual y moral, la fusión produjo
excelentes resultados , porque la mujer no tardó en recibir con anhe-
los de amor y de esperanza, la nueva religión que se le enseñaba,
en la que. a base de igualdad y fraternidad , era declarada compa-
ñera del hombre ; veía que el perdón ocupaba puesto preferente ; y
se le pintaba una vida futura, eterna, con premio y castigo .
En ese período histórico , llegó a convertirse la mujer peruana ,
en el eterno e indestructible lazo, que había de mantener la unión
entre los descendientes de Manco- Ccapace y los hijos de Casti-
lla, despertándose los sentimientos de amor, a los que nunca perma-
neció insensible, la india del Tahuantisuyo ; pero, que supo en ocasio-
nes, sacrificarse, cuando el amor, quería ser impuesto, con la violen-
cia y la fuerza , que trae consigo el poder .
No faltaron en medio de ese cuadro de aparente concordia, actos
de rebeldía, en los que , la nujer supo mantenerse a la altura de la
leyenda, que de ella conservaba la tradición de su raza . Se levantaba
airosa, y sabía defenderse , cuando se trataba de desconocer sus de-
rechos, o de mancillar su honor, que en tan alta estima guardaba.
La india peruana se volvió en ocasiones feroz ; y, hasta llegó a
practicar actos de verdadero heroísmo , cuando vislumbraba que se pre-
tendía abusar de ella, considerándola como a la salvaje, de quien
podía hacerse, todo cuanto quisiera el nuevo amo , o sea el conquis-
tador .
66 -

No llegó a ser debidamente comprendida , porque si bien es


cierto , que la mujer del Tahuatisuyo, se adaptaba a la nueva forma
de civilización, que se le presentaba , sus ideales eran otros, ocu-
pando un sentimiento delicado y tierno, el lugar preferente, entre to-
das sus modalidades de sentir y de pensar .
No lo creyeron así los españoles , y entonces no le quedó a ella,
otro recurso, que prepararse a la defensa, convirtiéndose en la fi-
ra indomable, cuando se contrariaron sus pasiones . En no pocos
casos , fué la mártir dulce y suave, que siguió tranquila el camino del
martirio , ofrendándose voluntaria, en obsequio de una causa, que ella
presentía que era hermosa y justa.
De manera general, la condición de la mujer, en la colonia ,
avanzó bien poco . Las escuelas no se le franquearon , con entera
generosidad ; y si, algunas de las más distinguidas, pudieron cultivar
los conocimientos aportados , por los nuevos maestros, que se intro-
ducían lentamente ; en cambio, el grupo más numeroso, el bajo pu-
blo, continuó sometido a un servilismo miserable, en el que, se os-
curecían sus sentimientos naturales, perdiendo los destellos de su
civilización , sin, aprovechar de la que, se trataba de enseñarles.
Las luchas continuas en que se agitaron los conquistadores en-
tre sí , y las que, a su vez , sostuvieron contra los valientes defen-
sores del Tahuantisuyo, conservó determinada distancia, que no se
acortaba sino muy lentamente, entre la india y el español , a quien
siempre temía, considerándolo como el portador de todas sus des-
gracias .
De manera general, puede decirse , que la fusión no llegó a com-
pletarse de manera espontánea y el blanco vencedor, continuó tra-
tando a la india vencida , como a la eterna esclava , ahondando cada
d'a más el resentimiento natural, que se trasmitía a través de las ge-
neraciones sucesivas . Ese odio ha cristalizado , creando ese espíritu
de desconfianza, que ha llegado a ser ingénito en el indio , quien cree,
que en cuanto se le acerca un blanco, algún mal ha de sobrevenirle.
Así continuó esa guerra desigual y de represalias, en todo el
tiempo que duró la conquista , destruyéndose una civilización , para
imponer otra nueva, que no supieron sostener, y defender con el
ejemplo .
¡ Triste condición, la de la mujer de la colonia , vencida en su
propio territorio y condenada eternamente a ser paria , en su propio
suelo ! .....
AZARPAY ,

es condenada a muerte por negarse a ser prenda de


guerra y haber huído del poder de Navarro
1
- 67 -

AZARPAY

Modelo de fidelidad y de adhesión a la causa de su Inca y Se-


ñor, no se apartó nunca Azarpay del sitio donde su deber le acon-
sejaba estar, aunque ello significara un sacrificio. Al recibir noticias.
de la muerte de Atahualpa , y temiendo las represalias , que de ese
acontecimiento derivarían, se casó con el hermano d : aquél, con Tu-
balipa, huyendo juntos hasta Jauja, para librarse de la cólera de los
hombres blancos .
Su desgracia estaba decretada, y en el camino cayó muerto , el
otro hermano del Inca, Toparpa , sobre cuyo fin, la historia no da la
última palabra .
En estas condiciones quedaba abandonada , porque su compañe-
ro debía dejarla , para seguir, determinada comisión secreta , que se
le confiara. El Conductor de S. M. Navarro , conoció a Azarpay, y
queriéndola para hacerla su entretenida , pidió al Marqués don Fran-
cisco Pizarro, que le cediera a esa india , considerándola como un te-
soro y un trofeo de guerra .
Azarpay era considerada como una de las principales damas , de
ese reino, muy querida y estimada por los naturales de esas regio-
nes .
Tan luego , como Azarpay tuvo noticias, de que la entregarían
al español , en calidad de obsequio, tal como si se tratara de un ob-
jeto de oro o de plata , huyó a media noche de la casa de Navarro ,
y atravesando los más peligrosos caminos , se regresó hasta Caja-
marca .
Reconocida por los españoles, y sabedores de lo ocurrido, por
los propios que se habían mandado en su persecución , fué prendida
por un español de apellido Verdugo, devolviéndola en seguida a Li-
ma, donde la encerraron en casa del Marqués.
Cuando los indios tuvieron noticias de lo que, había ocurrido
con la hermana de su Inca , se sublevaron y cercaron la ciudad de
Lima . Es posible que las consecuencias de ese encuentro hubieran
sido muy funestas, para los españoles, si una de las hermanas de
Azarpay, doña Inés , no hubiera influído en el ánimo del Marqués , pa-
ra que le hiciera dar muerte, asegurándole que sino mataban a
Azarpay, los indios no se retirarían, y el ataque podía ser de te-
rribles consecuencias .
Así friamente, sin razón alguna que exponer, se practicó el
acto cruelísimo y cobarde, que nada alcanzará a justificar, de con-
denar a muerte, a la infeliz princesa , mártir de la integridad de su
raza, que supo defender con su sacrificio .
LEONOR CUSICOILLOR,

se une en matrimonio cristiano con


Hernando Yupanqui.
69

LEONOR CUSICOILLOR

La hija predilecta de Huáscar, respondía a este nombre. Ape-


nas contaría quince años , cuando fué elegida para que formara parte
de la comisión , que debía recibir al Embajador que venía de Quito ,
en nombre del hermano del Inca .
En Siquillabamba, que era el lugar donde la comisión de donce-
llas había de esperar, conoció a Quilaco -Yupanqui , quien quedó sor-
prendido ante belleza tan incomparable, enamorándose de ella, con
pasión enloquecedora, sólo comparable, al amor con que la princesa
supo corresponderle .
Desgraciadamente, para la pareja apasionada, aunque Quilaco
confió su pasión a Carguaticlla, tía de la princesa , no pudo negarse
a cumplir la comisión que el Inca le encomendara . "Id a Quito , le
dijo, y decid a mi hermano, que tan pronto , como llegueis , venga a
darme cuenta de su conducta" .
La guerra se desencadenó terrible, entre los dos hermanos , lu-
chando en medio de cuadros de heroísmo y de crueldad, los solda-
dos de uno y otro bando . Quilaco siguió todas las operaciones bé-
licas , actuando en primera fila, desde Quito hasta Jauja .
Cusicoillor desesperada en el Cuzco y sin saber la suerte de
Quilaco, se preparó a marchar al combate, hasta encontrar a su ama-
do . A fin de librarse de todos los peligros, a que su sexo, la exponía,
se cortó su hermosa cabellera , y cambiando su elegante indumenta-
ria, por la que correspondía a los guerreros , quedó expedita y se
preparó a salir, no sin antes , haberse pintado el rostro con diversos
colores, según la costumbre de los indios que iban a la guerra, en-
rolándose luego entre los soldados , con el nombre de Titu .
En esas condiciones , y después de haber sufrido toda clase de
peripecias , la encontró Quilaco, cerca de Cajamarca, quien al prin-
cipio no pudo reconocerla, y sólo cuando la princesa le habló, para
darle cuenta de la llegada de los hombres blancos , y que había ter-
minado la dominación de los Incas, se convenció de que esa mujer
le daba la prueba de amor más grande , que podía exigirse en una ni-
ña criada en sus condiciones .
― 70 -

La sorpresa de Quilaco la dejó enmudecida, y deseando garan-


tizar la situación de la princesa , la llevó ante Hernando de Soto, pa-
ra que respondiera de que nadie había de faltarle.
En esos momentos fueron bautizados los dos amantes , con los
nombres de Hernando Yupanqui y Leonor Cusicoillor , casándolos en
seguida, según las leyes de la Iglesia cristiana, a la que entraron
fácilmente .
Dos años después murió Yupanqui.
La viuda se casó con el conquistador Hernando de Soto , de cuya
unión nació , una niña doña Leonor de Soto , que se estableció en el
Cuzco, casándose años después , con el español Carrillo, notario de
Su Magestad .
-71-

INES HUAYLAS QUISPICUSI

Fué un verdadero milagro, que esta princesa escapara con vi-


da , de la horrible matanza, practicada por orden del General quite-
ño , vencedor de Huáscar, en toda la familia imperial, cuando hicie-
ra su entrada triunfal al Cuzco .
Desde entonces vivió alejada y en constante sobresalto , atenta
siempre a las desgracias, que amenazaban la tierra de sus mayores .
Años más tarde, cuando los españoles se apoderaban de la ciu-
dad imperial y de todo el territorio , quedó convencida la princesa, que
su poder estaba terminado , y que ni presentándose, como hija le-
gítima que era , de Huaina-Ccapace, haría valer sus derechos .
Cuispicusi fué catequizada , sin mayor violencia, abriéndose su
espíritu, hacia la nueva religión que se le enseñaba , y recibió volun-
taria el sacramento del bautismo ,, dándole entonces el nombre cris-
tiano de Inés .
Fué la ñusta Inés , la madre de doña Francisca Pizarro . Como el
Marqués no encontrara politico ni conveniente legitimar esa unión ,
por medio del matrimonio, porque se trataba de una india, que según
el español , no debía pasar a la categoría, en que él quedaba colo-
cado, no obstante su origen plebeyo, se separaron amistosamente,
quedando Pizarro a cargo de su hija pequeña .
Poco tiempo después , se casó católicamente la ñusta Inés, con
don Martin de Ampuero, vecino notable de la Ciudad de los Reyes,
y se formó la familia que llevó ese apellido, y del que, descienden
los Ampuero , esparcidos en España y en el Perú.
El Conquistador instituyó en su testamento , como heredera uni-
versal de sus bienes , a su hija doña Francisca .
- 72 -

CCORI-OCLLO

La ñusta Ccori - Ocllo , era hermana de Manco II, coronado co-


mo Inca, por Francisco Pizarro. Cuando el Inca se retiró a las mon-
tañas de Vilcabamba, la abnegada princesa le acompañó , resuelta
a no abandonarle nunca, convirtiéndose desd 1 ese momento , en la
verdadera mártir, por la adhesión que siempre mostró a su Inca y
Señor .
Tomada prisionera por Gonzalo Pizarro , la condujeron hacia
Ollantaytambo , con el fin de que , revelara cual era el sitio, en que
se habían escondido los tesoros imperiales, tan luego como tuvieron
noticias de la aproximación de los hombres blancos . Esta valerosa
y resuelta mujer, no llegó a hacer la denuncia , ni bajo el rigor de
los azotes , que el mismo jefe español , tuvo el raro placer de presen-
ciar, suponiendo que no soportaría , la sensibilidad de una dama, que
se había criado en medio de contemplaciones y cuidados.
Posteriormente se habló de una sublevación de los indios, para
restaurar el trono de sus antepasados , y se supuso , que la ñusta.
que aun permanecía prisionera, no fuera indiferente a ese movi-
miento , por lo mismo que , siempre se la había consultado , sobre
todos los puntos , que los españoles deseaban saber.
Ni el martirio, ni las amenazas , ni la proximidad de la muerte,
hicieron hablar a la princesa , que se llevó a la tumba, todos los se-
cretos que guardaba .
Intrépida en todo , y serena siempre, sin ostentación ni inso-
lencia, supo defenderse heroicamente, cuando su honra se veía en
peligro , atacada por las liviandades de Gonzalo Pizarro y de sus
Capitanes. Todo cuanto se hizo , para reducirla, llegó a ser inútil ,
sin que nadie pudiera conseguir, que la princesa cediera a los torpes
apetitos de sus verdugos. Cuando la dejaban sola , se cubría el cuer-
po, con unas yerbas , que ella sabía donde crecían , y que despedían
un hedor tan fétido , que hacía huír a sus adoradores .
Para vengarse de la altiva princesa, tuvieron la cobardía sus
enemigos, de condenarla a que muriera asaetada, vendándola y de-
CCORI OCLLO,

es azotada por los españoles , sin conseguir que


denuncie donde habían ocultado los tesoros.
- 73 -

jándola en completa desnudez , para que los tiros resultaran certe-


ros .
Cuentan las crónicas, que la bella india increpaba a sus marti-
rizadores, diciéndoles : "Os portais , de muy distinta manera a como
se portaría el último de mi raza . Daos prisa y acabad de una vez”
Así murió esa princesa , conservando incólume su virtud, que no
pudo abatir, la ferocidad de los conquistadores, insaciable en su cor-
tejo de fuerza y de abuso .
El escultor cuzqueño , Benjamín Mendizábal, ha inmortalizado
la acción heróica de Cori-Ocllo, en una magnífica estatua de bron-
ce, que titula Heroína. Será ese el recuerdo eterno , del sacrificio de
las mujeres superiores, que los españoles encontraron en el Tahuan-
tisuyo .
-74-

BEATRIZ COYA

La ñusta Beatriz, descendía legítima y directamente de Huaina-


Ccapace, siendo por tanto , hermana de Manco II. Puso todo em-
peño en ayudar a sus connacionales, en cuanto le era posible, para
que prepararan su defensa , contra la opresión del extranjero . 1
Muy sensible y sentimental, no permaneció indiferente a los he-
chizos de los conquistadores , y contrajo matrimonio con don Mar-
tín de Musticia, noble de origen, y que desempeñó por muchos años ,
el cargo de contador en el Perú, de la hacienda de Carlos V.
De este matrimonio nacieron tres hijos varones, pasando por
esta circunstancia, la ñusta , a ocupar una posición culminante entre
la alta sociedad española .
Habiendo enviudado después de varios años de unión , en la
que, todo fué felicidad, se casó en segundas nupcias, con el conquis-
tador Mancio Sierna de Leguizamo, y cuyo hijo único , llamado Juan,
actuó con lucimiento, en las operaciones muy complejas, que los es-
pañoles emprendieron en la Colonia .
No se sintió extrañada , la antigua ñusta, con el cambio que en
su vida, alcanzó a realizarse, pues, sin dejar de lado, sus principios
generales , de recordar su pasado de grandeza y esplendor, fué en
todo momento la esposa amante, y la madre preocupada por la edu-
cación de sus hijos .
Como cristiana, se sometió completamente a la religión de los
conquistadores , y aseguran que habiéndose perfeccionado en la len-
gua castellana, cobró por ella tal afición que no le fué difícil el
aprender a leer y a escribir , sintiendo un notable gusto por la lec-
tura .
Formó una especie de vínculo soldado en el amor y la frater-
nidad, entre los castellanos y los hombres de su raza , alcanzando
algunas medidas de equidad, para estos últimos , que vivían tan
oprimidos en todos los pueblos ocupados por la invasión ,
ISABEL CHIMPU OCLLO,

narra a su hijo Garcilaso de la Vega, las hazañas


de los Incas.
1
- 75-

ISABEL CHIMPU-OCLLO

Apenas habrá una dama descendiente de los incas, que merez-


ca ser recordada con más cariño , que la que nos ocupa . Erą hija
predilecta del Auqui , Huallpa- Tupac ; nieta de Tupac-Inca-Yupanqui y
sobrina del gran Inca Huaina- Capac.
De esta descendencia legítima de la nobleza incaica, nació Gar-
cilaso de la Vega, el gran escritor peruano , autor de "Los Comenta-
rios Reales del Inca ", la obra que sirve de fundamento , entre todas
las que corren, sobre el Perú antiguo .
Esta admirable mujer, conservó y avivó en su hijo, todos los
recuerdos de sus antepasados ; le refería , sin faltar a la verdad y
sin incurrir en exageraciones, todo lo que ella había presenciado ,
desde que , era niña , tanto en su casa , como en la de sus parientes ,
y principalmente, en la familia real, a quien veía con frecuencia , y
se penetraba de cuanto allí ocurría .
Gracias a esa educación especial , que recibió Garcilaso , se inte-
resó vivamente, por lo que había ocurrido entre sus antepasados , no
siéndole indiferente , la suerte de los descendientes de sus abuelos .
Así, pudo conservar fresco el recuerdo de lo que había ocurrido de más
notable ; y cuando Garcilaso se propuso escribir, no hacía sino consul-
tar los apuntes que tenía coleccionados , en todos los cuales , se aso-
ciaba a cada paso, la palabra autorizada de su madre. La ñusta había
sido testigo presencial de algunos hechos, dignos de ser conmemora-
dos, y no podía equivocarse, al hacer determinadas apreciaciones, que
el buen juicio de su hijo, depuraba en seguida , separando aquello , que
la pasión por los ascendientes , pudiera contribuír a que se pusiera
en tela de juicio , lo que se narraba .
Puede asegurarse, sin incurrir en exageraciones , ni apasiona-
mientos , que esa primera Historia del Perú, que llegó a publicarse,
con aplauso general, fué inspirada, y casi redactada por una mujer,
quien sin gran cultura, supo inculcar a su hijo , el amor por la tra-
dición .
La memoria del niño no podía haberse remontado a un más allá,
muy lejano ; por lo tanto , lo que se consigna en esas memorias, no
es sino la obra exclusiva de la erudicción de la ñusta Isabel Chimpu-
Ocllo .
- 76 <

ANGELINA YUPANQUI

Era la hija predilecta del Inca Atahualpa . Recibió con entera


voluntad el bautismo y se entregó a las excelencias de la nueva re-
ligión, que abrazara con la fe y el fervor, que había prestado , algu-
nos años atrás , a la religión de sus padres. Tuvo una hermosa hija
del Marqués don Francisco Pizarro , que también llevó el mismo nom-
bre de su padre. La niña resultó tan buena , que se hizo querer de
cuantas personas la trataron , tanto entre los españoles , cuanto entre
los descendientes de la madre, estableciéndose así una especie de lazo
de unión cariñosa, entre las dos razas, que comenzaban a aproxi-
marse .
Doña Angelina soportó con verdadero valor, la serie de sufri-
mientos, que su situación le imponía : sabido es. que nunca se qui-
so en el Perú a Atahualpa , ni a sus descendientes , y por esa misma
razón, encontraba al rededor, el vacío de sus parientes.
Tuvo la inmensa desgracia de que, su hija tan querida y úni-
co consuelo , y en quien cifraba sus esperanzas , para alcanzar la con-
ciliación que tanto ambicionaba, para tranquilizar su vida, muriera
muy jovencita , y con este acontecimiento , la zahirieron nuevamente ,
atribuyendo todas las desgracias del Imperio, y de la familia, a la
influencia nefasta del bastardo Atahualpa , nombre con que, siem-
pre se le designó entre los descendientes de Huáscar.
La infeliz madre, nada pudo hacer en obsequio de su raza , y se
limitó a sufrir , esperando juntarse en la otra vida , con su hija tan
llorada .
Años después , se unió en matrimonio cristiano , con don Juan.
Diez de Betanzos , uno de los primeros españoles , que vinieron al
Perú, con el propósito de estudiar, y hacerse cargo del estado de
civilización en que estos pueblos se encontraban . Sus vastos conoci-
mientos y el estudio que practicó sobre la lengua quechua, que al-
canzó a dominar, le permitieron asociarse del todo , a la nobleza,
entre la cual llegó a familiarizarse y hacerse querer, respetar y es-
timar .
- - 77

Doña Angelina aprovechó de este matrimonio , para abogar a fa-


vor de su pueblo oprimido , y sirvió de mucho, para conseguir apa-
ciguar y que se hicieran negociaciones favorables , con los Incas ,
que se mantenían sublevados y retirados entre las quebradas de los
And s, esperando el momento de hacer valer sus derechos .
El matrimonio se estableció definitivamente en el Cuzco , edifi-
cando una suntuosa casa en el barrio de Carmenca , en el propio so-
lar, que hoy ocupa el monasterio de Santa Teresa.
Doña Angelina influyó mucho para hacer que Betanzos se com-
penetrara de la psicología de la raza vencida, hasta el punto que lle-
gó a tener en él, un verdadero amigo afectuoso y sincero, con quien
se desahogaba de sus infortunios , recordando sus días de grande-
za .
- 78 -

MARIA BETANZOS YUPANQUI

Del matrimonio de doña Angelina Yupanqui con don Juan


de Dios Betanzos , nació esta dama, considerada como una de las
mestizas más hermosas y alegres de su época.
Según real provisión despachada por la Audiencia de los Re-
yes, en 8 de octubre de 1550 se estableció en el Cuzco , y en el ba-
rrió de Chalquichaca, un beaterio , que serviría de refugio a las mes-
tizas , hijas de los conquistadores , que quisieran librarse allí , de los
peligros que corrían .
Las futuras religiosas , bajo la obediencia y dirección de doña
Francisca Ortiz, vistieron el hábito de las terciarias de San Francis-
co , dedicándose luego, al cuidado de los enfermos, que se asistían
en el hospital de los naturales.
El beaterio adquirió gran importancia y como aumentara el
número de las solicitantes , se le trasladó, al que hoy ocupa el mo-
nasterio de Santa Clara .
Una de las primeras mestizas que ingresaron al nuevo instituto ,
fué doña María de Betanzos , manifestándose en los primeros años
muy devota y fervorosa mistica . Algunos años después , mortificada
con la vida claustral, que aumentaba sus obligaciones , haciéndolas
cada dia, más severas, optó por diferir su profesión, y abandonó el
convento , del cual había llegado a ser la vicaria.
Contrajo entonces matrimonio con don Juan Bautista de Victo-
ria . Este acto fué desaprobado por su padre, quien se propuso casti-
gar a la hija rebelde, declarándola deṣheredada e inhábil para suce-
derle en el goce de sus bienes, honores y preeminencias , tanto a ella,
como a toda su descendencia .
Doña María soportó estas desgracias, con resignación evangé-
lica, asegurando que su destino, no estaba en el monasterio .
Años después , quedó viuda y contrajo segundas nupcias , con
ion Gaspar Hernández. Siempre fué consultada en todos los asuntos
que se relacionaban con sus antepasados, y procuró hacer a favor
de los peruanos, todo el bien que estaba a su alccane, catequizando
y dirigiéndolos en el manejo de su familia, y de sus pequeñas in-
dustrias .
MARIA BETANZOS YUPANQUI,

mestiza, terciaria de San Francisco.


-- 79 -

ISABEL DE ESTETE Y GUEVARA

Don Miguel de Estete es considerado como el proto -cronista du-


rante la conquista del Perú, donde contrajo matrimonio con doña
Beatriz de Guevara , hija del Capitán Vasco de Guevara. De este
matrimonio nació doña Isabel de Estete y Guevara, que consagró
buena parte de su vida al alivio de la raza indígena , tan oprimida
entonces, haciendo algunas fundaciones, que contribuyeron a su cul-
tura y perfeccionamiento moral .
En el año de 1574, fundó en la ciudad de Huamanga, una cape-
llanía de misas , en el convento de Santo Domingo, en memoria y su-
fragio de sus progenitores .
Años después se trasladó a Lima , donde continuó la práctica
de sus buenas obras, hasta que profesó en el monasterio de la En-
carnación , donde acabó sus días .
La descendencia de Miguel Estete, merece recordarse, pues aún
cuando su hija Isabel no dejó descendientes , en cambio, sus otros hi-
jos, se entroncaron con la familia de los Zárate, cuyo linaje en el
Perú, procedía del oidor don Pedro Ortiz de Zárate , uno de los fun-
dadores de la Audiencia de Lima, y de doña Isabel de Rivera , hija
del conquistador Nicolás de Rivera .
Nuevos entroncamientos se hicieron con la casa de Agüero , que
es considerada como una de las más linajudas e ilustres, que ha ha-
bido en el Perú .
De esta manera se fusionaban las dos razas, sin que , por esto
aminorara del todo, la situación general del indio, que continuaba
siendo espoleado, por los que se servían de él .
Doña Isabel, aseguran, que fué una ñusta de gran belleza y de in-
teligencia tan viva , que pronto quedó orientada en todo lo que de
bueno y noble presentaban los hijos de Castilla, a los que llegó ella.
por su parte, a ilustrar en la historia de sus antepasados .
Parece que Estete, recoleccionó buena suma de datos , para su
importante obra de Crónicas de Indias, adquiridas tanto por su es-
posa Beatriz, como por su hija Isabel , que fiel a la tradición de sus
antepasados, se hacía referir, todo lo que podía por sus parientes y
amigos .
80 -

ISABEL DE MENDAÑA

Esta valerosa ñusta , esposa del navegante español don Alvaro


de Mendaña . tuvo ocasión de demostrar, con la evidencia de los he-
chos , de cuanto es capaz una mujer, desde el momento en que , se
propone hacer frente a una obra superior.
Acompañó a su esposo en el viaje que hiciera el año 1568, cuan-
do tuvo la suerte de descubrir las islas de la Polinesia , que se co-
nocen con el nombre de Salomón.
En la segunda expedición que hizo la flota exploradora, y que
partió de Paita, doña Isabel fué de las más entusiastas, para conti-
nuar el viaje, sin que la arredraran los trabajos que habían pasado
en el viaje anterior. En 1595 , se agregó a la expedición el notable
marino don Pedro Fernández Quirós, atraído por las leyendas que
se referían, tanto de lo arriesgado de los viajes, cuanto del valor de
la dama, que completaba la expedición .
En este nuevo viaje, los trabajos pasados fueron para hacer
temblar a los más valientes, ocurriendo la mayor de las desgra-
cias, cual fué, el fallecimiento de Mendaña, y la pérdida de algunas
buques . Estas circunstancias determinaron a Quirós a retirarse ,
con los restos de los buques, que había aportado a la expedición.
La situación era gravísima, y comenzaba a sentirse en la tri
pulación del buque, sin el Comandante, las vacilaciones que prec-
den a la revuelta. En estos momentos , doña Isabel , les habló en
forma tal, que los llegó a conmover y tomando el mando de la nave
capitana, emprendió rumbo hacia Manila , a donde llegaron sin nove-
dad, pudiendo salvar todos los que en ese buque viajaban. Las otras
naves , que tomaron rumbos distintos , perecieron en el Océano .
Todos los tripulantes se sometieron gustosos a la viuda de su
comandante, persuadidos de que su energía, sabría poner en orden,
a todo el que, pretendiera abusar. Siempre se supo mantener en la
línea que le marcaba su decoro , sostenido por una seriedad tal , que
nadie se atrevía a faltarle, ni siquiera con el pensamiento ,
Notable ejemplo de mujer heroica, que llega a comprobar, cuan-
to puede hacer una mujer, desde que pone en acción, las fuerzas
más hermosas de su espíritu .
ISABEL DE MENDAÑA,

toma el mando de la nave, después de la muerte de


su esposo, y sigue viaje a Manila
-81--

INES BRAVO DE RIBERA

Corrían los tiempos en los que, las huestes de Gonzalo Pizarro ,


atravesaban en todo sentido, el territorio, en su afán insaciable, de
aumentar el número de defensores, para hacer frente al ejército , que
cada dia aumentaba más y más , bajo la hábil y atinada dirección.
de don Pedro de la Gasca, enyiado especial del rey de España .
Habiendo llegado a noticia de Gonzalo Pizarro , que un grupo
de valientes , que había pedido permiso para retirarse a descansar ,
de las operaciones de la guerra, lo que hacían era alistarse, para
formar parte de las tropas del Presidente, mandó gente intrépida , pa-
ra que los persiguieran, hasta hacerles prisioneros.

Los perseguidos , tan luego como divisaron la proximidad de


las tropas rebeldes , se dieron a la fuga, siendo imposible el alcan-
zarlo , y apenas cayó en manos de los ejecutores de la orden de Pi-
zarro , don Hernán Bravo de Lagunas, sobre quien recayó toda la
cólera del jefe, quien le rmitió a poder de don Francisco de Carba-
jal, para que fuera ahorcado .
Al tener noticia de lo ocurrido, doña Inés, que era esposa de
Nicolás de Ribera uno de los que había tenido tiempo de escapar ;
y que por otra parte, era también , prima hermana del prisionero , se
propuso salvarlo, no omitiendo para ello, ninguna clase de sacrifi-
cio .
Se hizo acompañar de su padre, y presentándose a Gonzalo, Pi-
zarro, le pidió y suplicó , en forma tan persuasiva, por la vida del
sentenciado , que el valiente gu rrero no resistió a las lágrimas y
súplicas de esa abnegada mujer, que así se exponía , por salvar la vi-
da de un pariente .

Conzalo Pizarro al verse tratado con tanta distinción por una


mujer, de méritos tan grandes , no resistió a los requerimientos
y concedió el perdón solicitado .
- 82

De sa manera se libró de la muerte de horca , Hernán Bravo ,


llegando orden del perdón , que fué trasmitida por la misma doña
Inés , en lo momentos precisos , en que se le había conducido al lu-
gar en quebía ser ejecutado , bajo un frondoso árbol .
El sitio que debió haber sido testigo, de una nueva injusticia,
sólo fué, de la conciliación de una familia, que esa desgracia, volvió
a aproximar, debido a la generosidad de una mujer.
vo , 9
ña
u-
196
a,

INES BRAVO DE RIBERA ,

consigue el indulto para su esposo Nicolás de Ribera.


I
-
83
|
INES MUÑOZ DE RIVERA

Viuda del Conquistador don Antonio de Rivera , había sido ca-


sada antes , con don Martín de Alcántara, y a ella se le encomendó
el cuidado de los hijos de Pizarro, razón por la cual, fué muy per-
seguida, durante el tiempo que duró la guerra desarrollada entre los
Socios y compañeros , de la Conquista.
Muy piadosa , se consagró a la práctica de obras pías , fundando
el monasterio de la Concepción de Lima, previo el correspondiente
permiso del Arzobispo Loayza . No contenta con esto, y comprendien-
do que su misión no estaba terminada, instituyó doce becas perpé-
tuas para las niñas , que al tener vocación para profesar, carecieran
de recursos , para pagar su dote, haciéndose ella responsable de los
gastos correspondientes ; y, para asegurar la entrega regular de la
suma necesaria , señaló varias fincas, rústicas unas, y urbanas otras ;
todas de gran valor, entre ellas , la llamada Huerta Perdida , en la
que, además de los muchos árboles frutales , que contenía , se ad-
miraban, más de mil olivares. También atendió al monasterio , obse-
quiando buena cantidad de ornamentos y otros objetos valiosos .
Al hacer su testamento , la mayor parte de su gran fortuna, fué
adjudicada al citado monasterio . También dejó instituídas algunas
capellanias, para los indios de Jauja , Carabayllo y Santa a fin de que
se les instruyera y tratara bien .
Murió a la edad de 110 años , después de haber quedado ciega
Según sus disposiciones testamentarias , y cumpliendo el último de-
seo, de quien había sido tan generosa , le dieron sepultura, en el
muro izquierdo del presbiterio, del Convento que fundara, y en el
que, pasó sus últimos dias .
Es este uno de los más bellos exponentes , de las influencias que
ejerció en las mujeres del Perú, la religión introducida por los con-
quistadores, y a la que se acogieron, considerándola, como una án-
cora de salvación, y un refugio infinito de consuelo, en medio de las
adversidades .
Sus últimos años , en los que no alcanzó a perder su lucidez ,
fueron dedicados al catequismo , comenzando por ilustrar a sus
protegidos, en todo aquello, que una mujer no debía ignorar.
- 84

ANA DE ROLLA DE VEDIA

Habiendo quedado viuda del Capitán don Diego de Vedia , a


quien quiso con singular cariño , consagró los años que le quedaron
de vida, a practicar el bien en todas las formas que le fué posible.
En 1674 fundó en la misma casa en que vivió con su esposo ,
y que era testigo de sus años de felicidad , un Beaterio , que después
alcanzó a convertirlo en el Monasterio de las Recogidas . Como la
casa no se prestaba para todo cuanto la institución demandaba , hizo
construir y agregar, por su cuenta, una capilla , y las celdas nece-
sarias , en conformidad con el número de las religiosas, que formaban
la orden . Naturalmente, con todas estas obras , practicadas con
mayor entusiasmo y desinterés , fué elegida Superiora , por unanimi-
dad, habiendo practicado todo aquello que contribuía al engrandeci-
miento de la naciente orden .
Al morir dejó en su testamento las disposiciones necesarias , pa-
ra que legalmente la heredaia el monasterio , correspondiéndole se-
gún tasación, la suma de 91,111 pesos , suma que, por esa época, cons-
tituía una fortuna fabulosa.
El Monasterio de las Recogidas, fundado por esa entusiasta
propagandista de la nueva religión , estaba situado en la calle lla-
mada hoy de San Ildefonso , y alcanzaba a tener una extensión , de
casi una manzana .
Ultimamente, por convenir a necesidades generales, se hizo la
expropiación del Convento, pasando las religiosas, que allí vivían a
un nuevo local , cedido por el gobierno .
En la actualidad, la casa que fué cedida por la criolla piadosa y
llena del espiritu ascético , se ha dedicado a la Escuela de . Bellas
Artes . La capilla, que parece fué una primicia del arte de la época ,
está preparándose para el Museo de la Escuela , y de manera ge-
neral , en todo el local se adivina la munificencia de su fundadora , que
no puso nunca limitación, a las cantidades de dinero, que interesaba.
invertir, para el progreso y el ensanche de la institución monacal.
HUILLAC-ÑUSTA,

muere azaetada junto con Almeida, después de


recibir el bautismo.
- 85 -

HUILLAC-NUSTA

Generalmente se le llamaba "La bella Tirana del Tamarugal”.


Corría por sus venas la sangre de los emperadores peruanos , y na-
ció en el Cuzco , veinte años antes que los conquistadores españoles ,
osaran pisar esta tierra , fundada por Manco- Сcapace.
Cuando a mediados del año 1533 , el Adelantado don Diego de
Almagro, salió al descubrimiento y conquista de Chile, llevó un ejér-
cito de diez mil indios peruanos .
Entre los jefes se distinguieron principalmente Paullo-Tupac,
del linaje de los Incas, y el Huillac-Umu , padre de Huillac- Ñusta ,
quien no teniendo valor para separarse de su padre, se ofreció para
acompañarle y correr así , todos los riesgos , que envolvían la em-
presa, en que se había comprometido.
De regreso de la conquista, que fracasó en todo sentido , y en-
contrándose a la altura de Pica , logró Huaillac-Umu , acompañado
de la ñusta su hija, y seguido de buen número de indios, re-
fugióse todo el grupo fugitivo , en el bosque de tamarugos , ár-
boles muy frondosos , que cubrían la parte, que hoy se llama la pam-
pa de Tamarugal .
Huillac-Ñusta tuvo valor suficiente, para soportar esa vida, pri-
vada de toda clase de comodidades, durante cuatro años , sintiéndose
relativamente feliz , en medio de la estrechez de su situación, porque
se sentía libre de la opresión extranjera .
Puede decirse que la princesa estableció su reino en el bosque
de los tamarugos , que así se convirtió al mismo tiempo , en su más
seguro baluarte, consagrando todas las fuerzas de su espíritu a la
causa de su pueblo, esparciéndose esa noticia por todos los ámbitos.
del territorio .
Los ayllus vecinos y remotos , se consolaban de la esclavitud en
que yacían, reconociendo en la animosa princesa cuzqueña , un sím-
bolo de la nacionalidad, y en cada una de sus hazañas , que día a día
se hacían conocer, para consuelo de la raza oprimida , veían una
gallarda protesta , contra la invasión castellana.
- 86

De esta manera, y con el valeroso ejemplo de la ñusta , se vió


en poco tiempo, que el bosque de los tamarugos , se poblaba de hom-
bres valientes y resueltos , a rendir la vida , al lado de esa ejemplar
mujer, que salvaba, la integridad de su suelo natal, con su protesta
fecunda .
Asi se pudo observar, que durante cuatro años, la selva primiti-
va y bravia, fué el último reducto de esa raza perseguida , y el cen-
tro de un culto proscrito. En ese rincón ignorado, cada día apenas
brillaba el Sol, sobre el abrupto perfil de la cordillera andina, toda
esa multitud refugiada , se postraba de hinojos , al compás de sus cán-
ticos sagrados , siguiendo la dulce voz de la ñusta , que ya era llama-
da "La Bella Tirana del Tamarugal".

La guerra estaba declarada, y no tenían punto de reposo ; la


fama de la ñusta se había generalizado de tal manera , que era te-
mida por los enemigos , porque se había jurado , que todo español
o indio bautizado, que cayera prisionero , sería condenado a la muer-
te de flechas .
Entre los prisioneros , fué llevado a presencia de la ñusta , don
Vasco de Almeida , quien con otros compañeros, hacía una gira, en
busca de la Mina del Sol.

Aunque no tenía carácter bélico , ni se mostró como enemigo ,


el Consejo de Ancianos le condenó a muerte .
El corazón de la ñusta no había conocido , hasta entonces vacila-
ciones ni dudas , embargada como estaba por la pasión del odio
y la venganza .
Su ser entero se extremeció de horror, al escuchar esa senten-
cia, que encontró demasiado dura , y una ola de extraña compasión ,
brotó de lo más íntimo de su alma , donde creía , que no había sem-
brado sus raíces, sino el árbol de sus rencores .

Una mirada del prisionero , una sola, bastó para que se realizara
el milagro .
El cambio fué instantáneo . Era como una especie de lluvia be-
néfica, que hubiera caído sobre su alma , inundándola, en la más dul-
ce de las emociones, por lo mismo , que era nueva , en esa alma , ce-
rrada hasta entonces, a toda ternura .
No era posible consentir, en que se cumpliera la terrible sen-
tencia, y el amor que nacía en su alma, le inspiró un ardid, para sal-
var la vida del castellano .
87

Consultó a su padre el Sol ; interrogó a las momias tutelares de


su nación ; y tanto éstas como aquél, le dieron a entender , que debía
ser aplazada la ejecución del prisionero, hasta el fin de la cuarta
luna .

A los instintos bélicos , sucedió en el corazón de la ñusta , una


paz tan completa, que se suspendieron por varios meses , las corre-
rías, que fueron el terror de los españoles .
Trascurrieron los cuatro meses señalados , por la sentencia de
los ancianos, y pronto no le quedaban a Almeida, sino contados sus
días, de infortunio .

La certidumbre de un amor compartido, despertó en el cora-


zón de ambos amantes , sensaciones desconocidas , y fomentó en su
conversación, nuevas ideas, al cabo de las cuales , sus almas pare-
cieron buscarse y recrearse, para seguirse amando indefinidamente.
El cautivo habló a la ñusta de su propia religión , y lo hizo con
tanto y tan sincero fervor, que consiguió convencerla, hasta que re-
solvió dejarse bautizar .
Almeida la condujo hacia las inmediaciones de una fuente , y
vertiendo el agua sobre la cabeza de la adorada neófita , pronunció las
palabras sacramentales .
No había terminado la frase Almeida, cuando una nube de fle-
chas , disparadas de todos los contornos de la selva, cayó sobre am-
bos , hiriéndolos mortalmente .
Almeida se desplomó inerte, como el árbol lozano, herido por
el rayo .
Huillac, aun con alientos de vida , llamó en torno suyo a los
wilcas, a los sacerdotes , a los ancianos y al pueblo , y sobreponiéndo-
se a los dolores de su agonía, les dijo :
Muero resignada ..... casi , puedo deciros, que dichosa , segura
como estoy en estos momentos , en la fe de Jesucristo , de que mi alma
se remontará a los cielos , donde se unirá al alma , del que, ya era mi
esposo, en la fe cristiana. Adios ! .....

Almeida había levantado , desde que inició su obra catequista ,


una cruz, ante la cual se postraban , mientras le hablaba de su reli-
gión, la más grande y la más santa .
La ñusta les señaló ese símbolo, y pidió que allí la sepultaran
junto al esposo , que Dios le había deparado.
88

En el sitio histórico , se levantó, algunos años después, una Igle-


sia, que aún hoy existe, con el nombre de "Nuestra Señora de la Ti-
rana" , en medio de la región salitrera hacia el pueblo de Pica.
Por mucho tiempo , fué esa pequeña iglesia, objeto de venera-
ción y el centro de una asidua romería , formada tanto de los na-
turales del valle, cuanto de la gente que bajaba de las sierras in-
mediatas .
- 89

MARIA MANRIQUE CUSIGUARCAY

De pura estirpe real , Cusiguarcay, fué hija de Huáscar y de Ma-


ma Varcay, y nieta de Huaina- Ceapace . Como era costumbre, siendo
muy niña, contrajo matrimonio con Sairi-Tupac .
Años más tarde, recibió el bautismo, y de este matrimonio , na-
ció dona Beatriz, Clara Coya, quien contrajo matrimonio , con el
Capitán español Martín García de Loyola , Caballero de la orden de
Calatrava, que fué quien alcanzó a sostener la acción heroica de
Vilcabamba .
La descendencia de esa ñusta es de gran importancia , porque su
. nieta Ana fué llevada a España, a la muerte de sus padres , donde el
Rey Felipe III , le dió el título de Marquesa de Oropesa.
Doña Ana , Marquesa de Oropesa , se casó a su vez, con don
Juan Henríquez de Borja , hijo del marqués de Alcamizas , y nieta
por la linea materna, de San Francisco de Borja , duque de Candia.
Cusiguarcay y su esposo Sairi-Tupac, cedieron todos sus bienes,
en sucesión, a la señora doña María Henríquez de Cabrera, Duque-
sa de Medina y Marquesa de Alcamizas , y a su esposo , don Santiago
de Oropesa .
El marqués de Alcamizas y Oropesa , hizo nombrar en febre-
ro de 1690, a don Jerónimo de Loayza y Zárate como administrador
y gobernador de los Estados y Mayorazgos de Oropesa .

Cusiguarcay prestó servicios muy importantes a la Corona de


Castilla, habiendo sido de las primeras, en abrazar la religión cris-
tiana , cuyas verdades aceptó, sin resistencias .
En la Real Justicia del Cuzco , en 1567, constan los servicios
prestados por esta dama y por su hermana .
Contrajo segundas nupcias, con don Juan Fernández Coronel.
El Virrey don Francisco de Toledo , recibió orden de Su Mages-
tad, de hacer merced, de una renta de 2,500 pesos, al matrimonio .
-- 90

Le correspondía por herencia, al Real Convento de Santo Do-


mingo del Cuzco, del que hizo donación a su hija legítima Beatriz
García de Loyola , reservándose el derecho , de la Capilla Mayor de la
Iglesia de dicho convento , por haberla fabricado a su costo , sobre
los cimientos del Templo del Sol .
Antes de Morir, dispuso que sus restos fueran sepultados en el
Convento de Santo Domingo .
Matrimonio de la Nusta Beatriz con D. Martín
de Loyola
- 91 -

BEATRIZ CLARA DE LOYOLA

Esta linda princesa , hija de don Diego- Inca, último del rey del
Tahuantisuyo, contrajo matrimonio católico , con don Martin Lo-
yola, Gobernador que fué de Chile, y sobrino de Nuestro Padre.
San Ignasio de Loyola .

Don Martín y doña Beatriz, tuvieron una hija , llamada doña


Lorenza de Loyola , la que pasó a España , por orden de los reyes,
y la casaron en Madrid, con el Excmo . señor de Borja .
Estos dos matrimonios han tenido una importancia muy gran-
de , pues debido a ellos , emparentaron entre sí , y con la real za de
los Reyes de España , los descendientes de los Incas peruanos , y las
dos Casas grandes y nobles de Loyola y de Borja .
La sucesión de esta rama , se encuentra en los Excmos . señores
Marqueses de Alcanizas, grandes de primera clase, en España.
La leyenda de este matrimonio , que causó gran novedad en la
Colonia, por lo mismo que se hacía una especie de alianza , entre dos
razas grandes y poderosas , consta en un hermoso cuadro , pintado al
óleo, por un artista incógnito español , y que se conserva, aunque muy
maltratado, en la iglesia de la Compañía en el Cuzco . El primogé-
nito de este matrimonio, don Beltrán García de Loyola, contraio
matrimonio en España , con doña Lorenza de Idiáquez.
Con esta unión se enlazaron los descendientes de San Ignasio
de Loyola y de San Francisco Javier, cuyas casas y cuya sangre,
están representadas hoy, en los Excmos señores Idiáquez, Duques de
de Granada, Condes de Javier y Grandes de España de primera cla-
se .

Como se puede observar, en toda esa descendencia, corre la


sangre india, por haber sido la ñusta Beatriz , de raza pura y legiti
ma, de los quechuas .
92 .-

Si bien la raza castellana , se fusionó con la india , dejando en


sus descendientes, las condiciones típicas, de ese pueblo de valien-
tes , también la raza de los quechuas, sembró en España, su descen-
dencia, alternando, fraternalmente, en las familias que se formaron
al unirse por sagrados lazos de amor, conquistadas y conquistado-
res .
Matrimonio en España de D. Martín García de
Loyola con Da. Lorenza de Idiáquez
- --
93 -

ANA MARIA GARCIA DE LOYOLA

Hija legítima de doña Beatriz y de don Martín García de Loyo-


la, recibió la ñusta Ana María García de Loyola , en vista de los ser-
vicios prestados , por su familia , una Real Cédula , en marzo de 1614.
en la que, se le concedía a ella y a todos sus sucesores , el título de
Castilla, el que podía ser perpetuamente usado y trasmitido de una
a otra descendencia , con la denominación de Marqueses de Oropesa ,
en relación con su origen y merecimientos especiales .

Ana María , recibió como Mayorazgo , según la cédula indicada ,


cuatro villas , llamados entonces : San Benito de Alcamara, San Ber-
nardo, Santiago de Oropesa y San Francisco . Esos nombres corres-
ponden hoy, a los pueblos actuales, que son muy conocidos : Majes ,
Urubamba, Yucay y Huayabamba. Esta posesión fué con jurisdicción
civil y criminal .

Años después , contrajo matrimonio con don Juan Henríquez de


Borja .

La extensión de tierras, de la cual era poseedora doña Ana


María, era tan grande, que venían a formarle una especie de feudo ,
uno de los más ricos , que por esa época fuera poseído , por un ma-
trimonio de criolla . No abusó nunca , sin embargo, de su poder, y
en la medida de lo posible, aunque sin tiempo para recorrer todas
sus propiedades, dictaba órdenes en beneficio y provecho de los in-
dios, que trabajaban en su jurisdicción .

Por desgracia, ya se sabe lo que entonces significaba el traba-


jo del indio, y no obstante las advertencias de la rica propietaria ,
imperaba el abuso en todas partes, del cual ella no alcanzaba a
tener conocimiento siempre. Sin embargo tan luego como le llegaba
alguna queja, ponía inmediatamente remedio.
94 ―

Su viaje a España , fué una verdadera desgracia, para sus colo-


nos, quienes así, perdieron el apoyo que tenían, y por cuya razón
clamaban siempre por su buena patrona, que era tan clemente y ge-
nerosa .

De manera general, en todas sus propiedades, según puede ver-


se, hasta hoy, por los restos que aún quedan, su acción benéfica se
dejó sentir, por todas partes .
- · 95 -
-

MANUELA TUPAC AMARU Y ARCE

Esta ñusta, muy celebrada por su belleza , era la hija legitima


de Tupac-Amaru y llegó a contraer matrimonio cristiano con don
Bernardo de Betancour .
De este matrimonio , que significaba la unión de dos razas y de
dos civilizaciones , resultó una larga descendencia .
Según consta en la Cédulas Reales , el Virrey don Francisco de
Toledo, ordenó, que se le guardaran a ella, y a todos sus descendien-
tes, los privilegios reales, que les correspondían.
Esta famliia dió orígen a muchas ramas , de las que, descien-
den muy conocidos personajes , entre otros don Gerónimo de Be-
tancour y Tupac-Amaru, a cuya piedad y diligencia , se debió la fun-
dación y construcción de la iglesia de Pisac , obra que se comenzó
en febrero de 1776 .
También trabajó doña Manuela Tupac-Amaru, en la instalación
de un Hospital para Naturales en el Cuzco .
Los matrimonios, que muchos años después, fueron contrayen-
do los hijos y las hijas, que salieror de esa pareja , fundaron las ra-
mas de Avendaño, Vargas, Ladrón de Guevara y otros más
Los privilegios concedidos a esta familia y a toda su descen-
dencia, se hacen constar en la Cédula , que les fueron otorgados por su
arreglada conducta, su juiciosidad, su lealtad, su obediencia y su
amor al mejor servicio, del Rey y del Estado .
En cada sucesión se concedía, el que se ganaran nuevos mé-
ritos y privilegios , según el comportamiento de los individuos .
El hospital que se construyera , por orden de esta benefactora ,
recibió el nombre de Espíritu Santo , y estaba situado en lo que hoy
es la pampa de Santa Clara en la ciudad del Cuzco . Funcionó esa ca-
sa de caridad , hasta el siglo pasado , habiendo sufrido algo , con el
terremoto , que ocurrió hace siglos en esa ciudad. Hechas algunas re-
paraciones , siguió funcionando, hasta que se le abandonó, termi-
nándose así su destrucción . Cuando ya no era sinó un hacinamiento
de despojos y grandes paredones derruídos, la Beneficencia de esa
ciudad, cedió el sitio para que se construyera el Asilo de la Infan-
cia.
-96-

FRANCISCA PIZARRO

Puede asegurarse, que esta dama fué una de las primeras crio-
llas , que contribuyeron a realzar la unión del castellano , con la raza
india . Era hija de la ñusta Inés Huayllas Quispicusi , hija de Huaina-
Ccapace y hermana de Atahuallpa .
Fué educada al lado de su padre, en sus primeros años , hasta
que, algún tiempo después se le trasladó a España , de donde ya no
regresó. Ll gó a ser la heredera de su padre, por haber muerto, el
otro hermano , Gonzalo , cuando aún tenía muy pocos años .
En muy temprana edad, contrajo matrimonio , con su tío.
hermano de su padre , don Hernando , quien fué mandado en comi-
sión a España, y no regresó a América. De esa unión se formó la
descendencia, que recibió el título de Marqués de la Conquista.
El Conquistador la reconoció en su testamento, como hered ra
única de todos sus bienes ; pero, como era bastarda , el Rey la man-
dó legitimar, con el fin de que, la descendencia de un capitán tan
ilustre y benemérito a la Corona, no quedase oscurecido por la bar-
tardía y se hiciese capaz de disfrutar legalmente de los reales merca-
dos dispensados a su progenitor .
Doña Francisca fué llevada a España por Francisco de Ampue-
ro, con quien se casara su madre, a la muerte del Marqués, y allí con-
trajo matrimonio con su octogenario tío, Hernando Pizarro, preso
a la sazón, en el castillo de la Meta de Medina .
Doña Francisca había continuado su instrucción en España, por
lo mismo que, al lado de su padre , en los años , que corrían , no po-
dían haberse encontrado, profesores capaces de dirigir la cultura
de una niña, llamada a tener figuración social espectable .
Bastante inteligente, supo asimilar con provecho todas las lec-
ciones recibidas, y cuando años más tarde, por su unión matrimonial ,
con don Hernando , su tío , tuvo que ser presentada a la Corte, la
figuración de esa niña, no desmerecía de las que, habían hecho ya su
adiestramiento , en la etiqueta .
No olvidaba su origen, por parte de su madre, y hablaba a to-
dos , de la bondad de sus parientes , y de la grandeza de sus ante-
cesores .
Dña. FRANCISCA PIZARRO ,

Marquesa de la Conquista, se une en matrimonio


en España, con D. Hernando Pizarro
-
- 97--

MARIA CALDERON DE VALLEJO

Esposa del Capitán don Jerónimo de Vallejo, tomó parte acti-


va en el movimiento político , provenido contra Gonzalo Pizarro , y a
consecuencia del cual, sufrían tanto los pueblos del Perú. Dotada de
un carácter vehemente y apasionada por las ideas que sostenía , no
tuvo discreción para disimular su pasión política, la que, al contra-
rio , la exponía en todas partes, indignada por las injusticias , que
a cada paso se cometían por Pizarro y sus corifeos, desprestigiando
su causa por doquiera se dirigía .

El jefe español la amenazó muy seriamente, en varias ocasiones ,


y Carbajal, que era su compadre espiritual, le hizo ver con fre-
cuencia que se exponía , como siguiera trabajando contra la causa
de Pizarro . No obstante estas advertencias , la vehemencia de doña
Maria, la conducía a términos extremos , aumentando su indigna-
ción en la misma proporción en que se multiplicaban las medidas.
injustas y temerarias .

Llegó, por fin , el día fatal para esa valerosa mujer, digna de
haber sido apreciada, si hubiera actuado entre gente de concien-
cia y de honor. Debidamente autorizado, se presentó Carbajal , el
Demonio de los Andes, como se le llamaba , con mucha razón , y al
presentarse acompañado de los dos negros facinerosos, que le ser-
vían de guardaespaldas, le comunicó la orden que llevaba de ejecu-
tarla . Al principio, la señora se rió , porque supuso que se trataba
de una broma de su compadre , y no tomó ninguna clase de precau-
ciones, para evitar el golpe. Muy sorprendida quedó , cuando los ne-
gros avalanzándose sobre ella, la tomaron en actitud criminal, y sin
poder presentar resistencia , la extrangularon miserablemente. ΕΙ
cadáver fué colgado en seguida , en la ventana de su casa , para que
sirviera de escarmiento, a la sociedad del Cuzco , en donde se sentían
movimientos poco favorables, al jefe rebelde .
- 98 -

Aseguran que Carbajal, premunido de ese cinismo , que formó


la característica que tanto ha dado que hablar, repitió , con gran
serenidad al ver el cadáver colgado : "Señora comadre, si de ésta
no escarmienta , vuesa merced, no se, que me haga ” .
MARIA CALDERON DE VALLEJO,

es extrangulada por dos negros, según sentencia


de Carbajal.
99

MARIA DE ALVARADO

La ciudad de Huánuco meció la cuna de esta ilustre poetisa .


una de las más inspiradas de su época . Siempre se le llamó la anó-
nima, porque jamás firmó sus poesías y tuvo el capricho de no ha-
cerse conocer .
Sin embargo, considerándose discípula del gran Lope de Vega,
a quien leía e interpretaba con perfecta conciencia, no pudo conte-
nerse de dedicarle y remitirle, la mayor parte de sus estrofas, acom-
pañadas de una carta, que mereció ser contestada por el notable es-
critor español .
Principalmente el canto titulado : "De Belardo a Amarilis".
fué sometido a una especie de estudio de disección, del poeta del
siglo XVI , prodigándole los más justos aplausos, que enaltecieron
en mucho a la poetisa peruana, por lo mismo, que no estaba prece-
dida de la fama de ser una escritora conocida.
Este incidente la hizo conocer, y cuando se supo en Lima, que
una modesta escritora que jamás había salido de Huánuco , fuera hon-
rada así, por el Príncipe de las Letras, se le consid ró en primera
fila, entre las damas de su tiempo , que se permitían jugar, a escribir
versos y novelas cortas .
Desgraciadamente, nada se ha conservado . Todas sus lindas
producciones se perdieron en la voragine del tiempo, y no obstante
que era fecunda su musa, sirviéndole de inspiración , todos los mo-
tivos que la rodeaban , especialmente , las bellezas del campo , suce-
dió lo que ocurre con frecuencia a los autores, que no siempre la
familia mantiene el culto por esas primicias, cuyo mérito se engran-
dece, con el correr de los siglos.
La cultura de María de Alvarado , fué espontánea, porque en
aquellos años , no tenía la mujer ninguna clase de oportunidades ,
para aprender, por grandes que fueran sus deseos . La lectura fué
su única dirección, y por lo mismo que era hecha en desorden y apro-
vechando los pocos libros, que llegaban a sus manos , no pudo tener
una orientación definida . No obstante estas razones , su inspiración.
obedecía a las reglas de la versificación y no carecían de gracia , fi-
nura y espontaneidad.
-
-- 100 -

PAULA TIRADO Y HERRERA

El bonancible y silencioso puerto de Paita, perdió su tranquili


dad, al presentarse de improviso , la escuadra mandada por el pira-
ta inglés Jorge Spilberg , quien notificó a los moradores del pueblo,
como tenía costumbre de hacerlo, para quedar en propiedad de lo
que la ciudad amenazada, poseía , fu ra en la fortuna pública o pri-
vada .

Buen número de los pobladores huyeron , salvando lo que pu-


dieron .

Paula Tirado , no podía consentir, que el pueblo en que había vis-


to la primera luz, y que era a su vez , la cuna de sus antepasados ,
sucumbiera sin antes hacer un esfuerzo supremo . Tomó una deter-
minación y se aprestó a la lucha.
Al saber la aproximación de los buques enemigos , abandonó los
negocios que tenía en el pueblecito de Colán, y se vino a Paita , don-
de entró en arreglos directos con el pirata , quien se conformó , con
una indemnización , de suma tal, que fué posible, reunir entre todas
las personas de la localidad , impidiendo esta acción oportuna, el que
la población fuera destruída por las llamas , como estaba sentenciado
que sucediera .

Por esa razón, se consideró siempre en Paita a doña Paula Ti-


rado, como a la verdadera salvadora , a quien debía la vida , pues sin
su auxilio inmediato, es seguro, que hubiera sido reducida a ce-
nizas .

Su fortuna era cuantiosa , poseía un repartimiento de indios en


Colán y muchas propiedades en Lima. Cedió parte de los terrenos,
que muchos años después ocupó el Colegio de Belén en Lima ; pero
la entrega fué a condición de que, el patronazgo recayera siempre
en los miembros de su familia .

Sus disposiciones testamentarias , no se cumplieron con toda


exactitud, o por lo menos, se fueron olvidando y dejando de lado,
- 101 -

cuanto favorecía a los indios, que en todos los legados , llegaban a


constituír la víctima obligada .
En todo momento se preocupó doña Paula Tirado de levantar
la raza indígena , de la decadencia en que se hallaba, y para conse-
guir ese fin, se empeñó por fomentar el trabajo en la ciudad , en el
que interesaba al mayor número, vigilando por la exacta entrega
del salario fijado .
-
102-

CATALINA Y MARIA ANA

HUANCA

Estas dos hermanas indias, de raza legítima, tuvieron figura-


ción muy espectable, en los primeros años de la conquista . Nacie-
ron en Huánuco , y descendian directamente de los Apu-Alaya , indí-
genas de los más poderosos , y que fueron combatidos y perseguidos
por los conquistadores .
Cuentan que, no obstante, que Catalina llegó a ser ahijada de
bautismo de Pizarro , continuó dedicándos en unión de su hermana
Ana, a la alfarería, con el propósito de burlar de esa manera las
ambiciones, que los españoles mostraban, ante la descendencia de la
familia imperial, por suponer, que tuvi ran conocimiento de los te-
soros ocultos .
Dedicándose a ese trabajo modesto, despistaban a los conquis-
tadores , acerca de la cuantiosa fortuna, que en verdad poseían .
Años después , cuando pudieron tener alguna confianza , para
desenterrar parte de lo mucho que poseían , comenzaron a dedicar su
fortuna a la práctica de obras piadosas, a las que, se dedicaron con
gran entusiasmo .
Catalina fué protectora decidida y entusiasta , de las obras que
entonces llevaba a cabo la Comunidad Franciscana. Fué ella , quien
obsequió, haciéndoles traer de España los lindos y famosos azule-
jos del primer claustro cuyo valor se hacía ascender a cien mil pe-
sos ensayados .
Sobre este trabajo , se refiere , que cuando llegaron los azule-
jos, nadie podía combinarlos, por lo variados que eran , ofreciéndose
a efectuar el trabajo, que lo hizo con magnífico resultado , don Alon-
so Godinez , escapado de la horca . La donadora presenció la reali-
zación de la obra, quedando del todo satisfecha .
Asociada Catalina a las obras del Arzobispo Fray Jerónimo de
Loayza y Fray Domingo de Santo Tomás, edificó el Hospital de Mu-
103 -

jeres de Santa Ana , en Lima, y para cuyo sostenimiento , hizo una do-
nación de fincas y terrenos .
En la real caja de Lima , según lo afirma don Ricardo Palma , es-
tableció una fundación cuyo producto debía emplearse en pagar, par-
te de la contribución correspondiente, a los indígenas de los pueblos
inmediatos, a la capital del cacicazgo .
María Ana, fundó en la heráldica ciudad de Los Caballeros de
León de Huánuco , el Hospital de San Juan de Dios, donando a cada
enfermo una renta diaria de veinte reales, más una gallina .
Sobre la inmensa fortuna de las hermanas Huanca, y del boato
con que vivían , se cuentan cosas prodigiosas. Después de pasar una
temporada en su casa solariga de San Jerónimo , venían a la capital
en una litera de plata, y escoltadas por trescientos indios. Además ,
llevaban a Lima , en cada viaje que hacían , cincuenta acémilas car-
gadas de oro y plata .
En los siete pueblos de su cacicazgo , instituyeron la costum-
bre de reunir cada año , el día de la fiesta de la población , a todos
los ciegos , de la comarca, quienes debían ser vestidos y alimentados ,
por los mayordomos de la fiesta .
Con poca diferencia, fallecieron las dos hermanas , al cumplir los
noventa años , siendo virrey del Perú , el marqués de Guadalcázar,
don Diego Fernández de Córdoba .
- 104 -
-

MARIA ESCOBAR

Los servicios , que esta mujer ha prestado al país, son tan gran-
des, que no se podrán olvidar nunca . Fué ella, quien en un exceso
de previsión , trajo, en unión de su esposo , don Diego Chávez , un
almud de trigo , con el propósito de hacer conocer en este mundo ,
planta tan importante, que se sabía , no existía en ninguna de las zo-
nas del territorio .
Con la mayor economía, y en medio del más exquisito orden, co-
menzó a repartir esos preciosos granos, entregando a cada uno de
los que solicitaban, y garantizaban , que iban a aprovecharlos , de 20
a 40 granos, lo suficiente, para hacer producir algunas plantas , que
rendirían el beneficio de sus ubérrimas espigas.
El primer trigo que se cosechó fué en Cañete, siguiendo Lima,
y los otros lugares por donde había circulado la preciosa semilla .
Las primeras plantas, se vieron , puede decirse con reverencia , y no
se dedicó ese trigo a la fabricación del pan, porque lo primero que
se necesitaba era propagar la planta, en todos los lugares en que
fuera posible la cosecha .
El cultivo fué creciendo , siendo cada año , notable por la abun-
dancia, superior, a la del año que terminaba . Entonces se dedicaron
los industriales a la elaboración del pan, y los comerciantes, dieron
principio a la exportación , repartiendo los productos de las mejo-
res cosechas, entre Guayaquil, Chile y Bolivia. De esa manera , to-
dos los pueblos resultaron beneficiados , con la previsión inteligente
y atinada de una mujer .
En vista del gran servicio prestado al país , por doña María
Escobar de Chávez, se le entregó en Lima , por mandato del gobier-
no, un repartimiento de indios. Después de viuda, pasó a establecer-
se al Cuzco , ciudad que le interesaba por su leyenda llena de acon-
tecimientos de pujante fortaleza . Su primer cuidado al llegar, fué
dedicarse al cultivo del trigo, cosa que se hacía en muy pequeña es-
cala, por cuya razón, aún no se elaboraba el pan. Debido a sus es-
fuerzos, y siguiendo sus consejos , se consagraron los agricultores ,
de preferencia al sembrío de trigo , y es desde entonces, que consti-
tuye esa planta, uno de los privilegios de la región andina .
TERCERA PARTE
La Mujer Peruana en el Virreinato
INDICE

La Mujer en el Virreinato.
1. Rosa de Santa María.
2. Florencia de Mora de Sandoval.
3. Mencia de Sosa de Hernández Girón.
4.-Inés de Sosa.
5. Luisa Díaz de Oré.
6. Juana Escalante.
7. María Esquivel de Sánchez Balboa.
8. Lucía Guerra de la Daga.
9. María de los Angeles Monteagudo .
10.-Elvira de la Serna y Guadalupe.
11. Francisca Antonio de la Torre de Calvo de la Banda.
12.-Josefa de Baica y Llano Valdez.
13. Ana Rodríguez de Solórzano.
14.-Francisca Ortiz.
15.-María Jacinta de Ayllón.
16.-Isabel Figueroa de Tarazona.
17. Catalina María Daria.
18.-Francisca Medrano.
19. Usenda Loayza y Bazán.
20. María Loayza.
21.-Josefa de la Madre de Dios .
22. Feliciana de Jesús.
23. María Velarde.
24. Buenaventura de Jesús.
25.-Josefa Cordero .
26. Clara Fuentes.
27.-Juana de Herrera y Mendoza.
28. Violante de Cisneros.
29. Rosa Corvalán.
30.-Josefa Cruzat y Munive, Marquesa de la Feria.
31.-Josefa Azaña y Llano.
110

32. Catalina de Jesús y Huamán.


33.-María Juana del Castillo.
34. Ana de Medina de Muro.
35.-Francisca Vélez Michel de Velasco.
36.-Ignacia Ramírez de Arellano.
37.-Melchora de Jesús.
38.-Ana Margarita de Galván y Cuéllar.
39. María Rita Zubizarreta de San Martín.
40. Micaela Bastidas.
41. Tomasa Condomaita.
42.-Marcela Castro.
43.-Elena Rodríguez de Corte Real de Galdánez.
44.-María Manuela Carrillo de Andrade y Sotomayor.
45.-Manuela Orrantía.
46.-Juana Calderón, Marquesa de Casa Calderón.
47.-Micaela Villegas.
48.-Josefa Bravo de Lagunas.
49.-Mariana de Orbegoso de Ganoza, Condesa del Olmo .
50.-Isabel de Orbea.
51. Laura Melgarejo de Soto.
52. Mariana de Querejazu y Concha de Segurola.
53. María Fernández de Paredes de Calderón de la Barca y
Bota.
51 - aría Sagasti Ortiz de Foronda, Condesa de Premio Real.
55.-Rosa Salazar y Muñatones, Condesa de Monte Blanco.
56. Rosa Gutiérrez de Cosío, Condesa de San Isidro .
57.-Josefa Izázaga y Tenorio Vásquez de Acuña y Tagle, Mar-
quesa de Torre Tagle.
58.--Micaela de Tagle y Cavero de Cavero .
59.-Josefa Portocarrero y Gavilán, Marquesa de Torre Tagle.
60.-María García Ciudad.
61.- Rosa Catalina Vásquez de Velasco y Peralta.
LA MUJER EN EL VIRREINATO

En este período histórico, de grandeza y distinción , cúpole a la


mujer ser el exponente más expresivo , de una cultura superior , en la
que imperaba en totalidad la tendencia española .
Las familias se habían formado de la descendencia de Casti-
lla, y superaba ésta de tal manera , que la india , pasó a un plano tan
inferior, que no tenía cabida , sino en la servidumbre . Las nuevas
generaciones, si bien peruanas por nacimiento, eran castellanas por
su ascendencia, y sólo después de tres siglos , puede asegurarse, que
brotaron esos nuevos elementos étnicos , que sostenían su condición
de criollos , con caracteres peculiares, que los hacía distinguirse en
mucho de los peninsulares .
Esa mezcla de la mujer india fundida en la sangre española, y
tamizada a través de muchas gen raciones, dió pruebas inequívocas.
de haber aprovechado todo lo que de bueno , grande y noble , exis-
tía en los hijos de Carlos V , como los hubo también, en los descen-
dientes del genio fundador del Tahuantisuyo .
Brillan en ese período muchas mujeres , que asombran a la cris-
tiandad entera, por su tesoro de virtudes, que las hace elevarse has-
ta el culto de los altares ; no son pocas, las que dan lustre a las
ciencias ; a las artes y a las bellas letras, sin que hubiera mediado
una enseñanza superior, siendo esa superioridad , obra espontánea de
un talento nada común ; al paso de esas , no escasean los casos de
mujeres heroicas , que convencidas , de que , la misión del conquista-
dor había terminado, y era llegado el momento en que, el hijo ma-
yor se independizara , toniaron parte activa en la rebelión, ayudando
al hombre en cuanto estuviera al alcance de su poder, para defen-
der la tierra de sus mayores .
La delicadeza , con que se trató a la mujer en ese período histó-
rico , corría parejas con la cultura que entonces dominaba , reme-
do de la fineza española y francesa .
112

La belleza de esta mujer llegó a ser tradicional , y su talento y


gracia, han sido proverbiales .
Las hubo de grandes campanillas, cuyas haciendas y minas , les
producían una renta de treinta mil ducados , buena parte de la cual ,
invertian en la construcción de santuarios , como el del señor de
Acoria, por ejemplo. La construcción del templo de San Fran-
cisco en Lima, que es notable por la riqueza de su arquitectura , es
donación de una dama muy rica de la colonia.
Si en buna parte, la mujer de esa época , se elevaba en las re-
giones del sentimiento , entregándose con sin igual entusiasmo , a
todo lo que era extraordinario, y marchando tranquila hasta el sa-
crificio , si se trataba de defender, los intereses , de una causa no-
ble, sin consultar para nada su personalidad ; formando el reverso
de esta faz , la vemos levantarse a mayor altura , igualándose al
hombre en talento , en saber y en valor ; se asocia al progreso social ,
y pone a prueba su actividad femenina. Ningún camino, que conduz-
ca a ese fin, le queda desconocido , y señora de sus actos , tiene la
conciencia de sus deber s y de sus derechos .
Domina en toda la Colonia, el poder y la influencia , impuestos
por la nobleza española, y no se acepta en la alta sociedad , sino a
quienes ostentan el escudo nobiliario , con las páginas muy limpias
de sus ascendientes . Esto explicará, el como, la mayor parte de las
familias más antiguas, no obstante el sabor republicano democráti-
co, del gobierno que reemplazara al que nos mandaba la metrópoli ,
ha continuado aferrada a los altos títulos de Castilla.
ROSA DE SANTA MARIA

(De un cuadro al óleo pintado por Da. Elena


Ortiz de Zevallos y Tagle)
- 113 ---

ROSA DE SANTA MARIA

El 20 de abril del año 1586, siendo Virrey del Perú, don José
Antonio Manso de Velazco , nació esta santa del matrimonio de don
Caspar de Flores y de doña María de Oliva , y por esa razón la llama-
ron Isabel Flores de Oliva. Se señala como la casa en que naciera
esa niña predestinada para la santidad, la que se halla en la calle
de Santo Domingo, junto a la capilla del Espíritu Santo , (hoy el
Santuario de Santa Rosa , y a donde se levantará la Basílica del
mismo nombre) .
Recibió el bautismo el día de Pascua de Pentecostés , con el non-
bre que dejamos indicado, el que le fué cambiado, con el de Rosa ,
por haber presenciado la madre, el caso prodigioso de que el sem-
blante de la pequeña se trasformó en una rosa ; y también porque el
Arzobispo de Lima , Toribio de Mogrovejo , en el momento de ad-
ministrarle la confirmación la llamó Rosa de Santa María .
Apenas habrá en la Cristiandad , una santa que reuna en tan
alto grado la santidad con que nació y que se pronunciara desde los
primeros días de su vida , con la que salpicó su existencia entera.
derramando una poesía infinita , por la austeridad y grandeza de que
estuvo matizada siempre la senda que le tocó recorrer, en la que
nunca se detuvo ante los obstáculos que se le ofrecían a cada paso ,
como para hacerla desmayar de la predestinación , con que vino al
mundo .
Nació para ser un ángel , y como tal creció, no oyéndose jamás
llorar, cosa que de cierta manera inquietaba a su madre, quien la
contempló en ocasiones, sufrir el rigor de crueles dolencias en su
cuerpecito, sin prorrumpir la más leve queja y tal como si el dolor
material, no existiera para esa alma, que estaba destinada para al-
go tan grande .
Sóla ella , desde los cuatro a cinco años , se imponía penitencias,
privándose de todo aquello , que constituye la felicidad de los niños
y sometiéndose voluntaria a toda clase de privacions , sin que
se le notara en ningún momento que desmayaba su entusiasmc y
- 114 .

su alegría, cuando se dedicaba a la oración , y como permanecía in-


diferente a lo que fuera mundanal, no levantando jamás los ojos ,
ni atisbando el oído, para hacerse cargo de lo que ocurría a su al-
rededor .
Se había tomado como modelo la vida de Santa Catalina de
Sena, y sin que nadie, ni su confesor siquiera, le hubiera ordenado
la penitencia, hizo votos solemnes de ofrecer su virginidad, al
culto de Dios, consagrándose años después a la orden Terciaria de
la que fué el más noble y hermoso ejemplo .
En el rincón más apartado de su humilde casa , había preparado
un jardincito, sin más ornato que una cruz en el fondo y ese era
el lugar, que consagraba a las penitencias que a diario se impo-
nía, y de las que jamás se arrepintió, no obstante el rigor con que se
trataba .
No había descuidado su cultura y habiendo aprendido a leer
muy pronto, se consagró a leer a Fray Luis de Granada y demás
Clásicos místicos de su época, componiendo ella misma, hermosos
cánticos que ella sola cantaba , acompañándose a la vihuela, y con
lo que atraía a los miles de pajarillos, que revoleteaban sobre la
enramada, que formaba su templo y lugar de solaz.
Cuentan que su belleza física seguía parejas con la de su alma ,
y que la conservó hasta el día en que cayó como la flor tronchada
por la tempestad, sin que se marchitara, no obstante la vida de do-
lor y de penitencia en que siempre estuvo sumida . El Patriotismo
fué otro de sus m ;s exhaltados sentimientos y así, cuando el año
1615 llegaron a las aguas del Callao , los buques que formaban la
flota de los corsarios holandeses , se aprestó entusiasmando a todas
las damas limeñas , que lloraban aterrorizadas en el templo de Santo
Domingo, para la defensa de la capital . La misma viveza de amor
patrio, manifestó en todos los momentos, en que su suelo recibial
distintas clases de amenazas .
Parece que llegó a presentir el día de su muerte, y hasta lo
anunció, despidiéndose de muchas personas y haciéndoles encargos
especiales, para cuando eso ocurriera, que fué el día 24 de agosto de
1617, a los 31 años de edad.
El sepelio se efectuó en la iglesia de Santo Domingo y a esa
ceremonia, concurrió la ciudad entera , sin exceptuar al Arzobispo,
le Real Audiencia , el Cabildo Metropolitano , el Ayuntamiento , to-
das las Comunidades religiosas, sin que hubiera mediado la más
leve invitación.
115---

Todos se disputaban el placer de contemplar el rostro de la


santa y de besar sus manos y hábitos, todos respiraban el cé-
lebre olor de la santidad. La llevaron en hombros los canónigos ,
concejales y religiosos y el pueblo se agolpó a la Iglesia, para pe-
dir que no se le sepultara , pues no obstante de que todo el ceremo-
nial duró algunos días , el cuerpo no daba señales de descomposi-
ción .
Las peregrinaciones de los fieles duraron por varios días hacia
la casa de la Santa y al templo en que se 1: dió sepultura . Parece
que este hermoso ejemplo de virtud austera y perfecta sirvió de po-
deroso ejemplo, por algún tiempo , y se notó en el mayor número
de las mujeres de la ciudad virreynal, un arrepentimiento sincero
por sus pasados extravíos, y grandes tendencias a la santidad . Ese
buen ejemplo se propagó a todo el Perú y hasta en la América,
que aplaudía y veneraba las tan particulares virtudes de la santa li-
meña .
La beatificación se hizo el año 1668 y la canonización solemne
fué el año 1571. La cabeza de la Santa junto con otras reliquias
se veneran en la iglesia de Santo Domingo en el altar que se le de-
dicó, desde entonces, y que aún hoy subsiste. El Papa Clemente IX,
la declaró Patrona no sólo de Lima y del Perú, sino además de todas
las provincias, reinos, islas y regiones de tierra firme de la Amé-
rica, Filipinas y la India .
Hoy en todos los pueblos católicos se le rinde culto , y tiene en
todos los templos un altar de preferencia en el que se levanta la
estatua que la conmemora.
116 --

FLORENCIA DE MORA DE

SANDOVAL

Fué la mestiza más ilustre del siglo XVI. Nació en la ciudad.


de Huamachuco el año d : 1500, hija del Capitán español don Diego
de Mora, primer gobernador de Trujillo , y de una india de noble
abolengo , descendiente del último Gran Huamachuco , que fué so-
metido por Pachacutec .
Joven, de belleza notable y de fabulosa fortuna , casó en tem-
prana edad, con el Conquistador español , don Juan de Sandoval.
Quedó viuda muy joven y no tuvo descendencia ; y el pesar que
le causara la desaparición prematura de su esposo , perfiló en ella
una vida de recogimiento y misticismo, viviendo sólo para hacer
el bien a los demás. Su fortuna le sirvió para consagrarse a obras
pías, sea edificando asilos , para los indios y t mplos, como el de San
José, levantado en su ciudad natal ; o bien, repartia dinero , entre los
colonos de los dominios de sus grandes propiedades. Su actividad
era tan grande y las ideas que concebía para mejorar las condicio-
n´s de su pueblo , tan hermosas, que no había punto que no tocara,
y así se la veía fundando escuelas para que los indios recibieran
instrucción gratuita, como también se interesaba, para que supie-
ran manipular y tejer el algodón, a fin de que pudieran vestirse
cómoda y d centemente. En suma, fué la protectora más decidida ,
que tuvieron los indios de esa comarca .
Nada es más digno de llamar la atención, que el talento que
desplegó esta noble matrona, cuya cultura, como es de suponerlo
era muy limitada ; al hacer su testamento , legando todos sus bienes
para beneficiar a los indios de sus propiedades, consultando lo que
convenía a cada cual . Así vemos que dispuso lo siguiente : dos de sus
propiedades debian arrendarse, para que el producto de sus arren-
damientos, sirvieran para el pago de las innumerables contribuciones ,
que pesaban sobre los indios de las provincias comarcanas , obligán-
dose a éstos, sólo a cultivar el terreno y a multiplicar la ganade-
- 117 -

ría ; otra de sus haciendas fué destinada al cultivo del algodón ex-
clusivamente, para conseguir así, el incremento del cultivo de
importante planta, y al mismo tiempo, se hacía hilar y tejer en los
Obrajes, de otra de las haciendas , y que de esa manera se cubrie-
ra la desnudez de los aborígenes muy pobres ; una de las haciendas ,
la más pequeña, quedó destinada a que sus arrendamientos, sirvie-
ran para atender a los indios viejos y pobres, proporcionándoles mo-
dicinas y cuanto pudieran necesitar, al mismo tiempo que dispo-
nia , se levantara un Hospital para todos los enfermos menestero-
sos ; dos de las más grandes, que eran esencialmente ganaderas, ser-
virian, para que, con sus productos , se le pagara una suma al pá-
rroco, a fin de que se le obligara a ilustrar a todos los analfabetos ,
casar a los adultos y sepultar a todos gratuitamente ; al mismo tiem-
po debían establecerse Obraj s , para el hilado y tejido del algodón ;
la más rica de todas las propiedades de la ilustre testadora , que tam-
bién era ganadera , sirvió, para que los conchucanos pagaran sus
contribuciones , al mismo tiempo , que incrementaran los sembríos
y la ganadería .
Como se puede observar, todo lo consultó esa gran mujer, y
se penetró perfectamente, de las necesidades de los indios de sus
propiedades ; dictando en seguida medidas inteligentes y prudentes ,
que pusieran alivio inmediato a la cruel situación por la que atra-
vesaba el indio durante la Colonia .
Desgraciadamente el testamento desapareció, y aunque algunas
de sus disposiciones se cumplieron al principio, y así los indios fue-
ron beneficiados, según lo había ideado la notable benefactora , des-
pués, el obispo , los párrocos , los intendentes y subdelegados del
rey, fueron burlando la mente de la testadora.
Se asegura, que posteriormente, los indios, soa sugestionados ,
o en forma espontánea, cedieron a la Patria, en los años en que,
Torre Tagle, mantenía la rebelión contra España , todos sus derechos
adquiridos, en las cláusulas del testamento.
En el día, apenas si una hacienda , la denominada Chuyugual
está en poder de los indios ; el resto se encuentra considerado entre
los bienes fiscales y en poder de algunos particulares.
Murió a muy avanzada edad, y no obstante los grandes bene-
ficios que derramó en su pueblo natal, no se tiene de ella el menor
recuerdo, y muchos no conocen ni siquiera su existencia.
- 118 --

MENCIA DE SOSA DE HERNANDEZ

GIRON

Esta noble y piadosa matrona, viuda del Conquistador don


Francisco Hernández Girón, pasó por el dolor sin igual, de asistir
al horripilante espectáculo , de la sentencia, que se diera contra su
esposo, condenado por rebelión, durante el gobierno del Virrey don
Antonio de Mendoza , a que fuera ahorcado en lugar público y lue-
go arrastrado su cadáver por todos los lugares centrales de la
capital .
No terminaba la sentencia con ese acto de crueldad , sino que se
confiscaron todos los bienes que legara a su esposa, circunstancia
que dejaba a la viuda en muy crítica situación.

Se asegura que esa admirable mujer, tuvo una entereza ejem--


plar, para soportar, cuanto el infortunio había deparado sobre ella ,
y buscó el consuelo al lado de su madre doña Leonor de Portoca-
rrero, quien vivía a la sazón , en una casa situada frente a lo que es
hoy, la iglesia de San Marcelo .
La infeliz viuda trabajó asesorada por su madre, para que se
fundara en Lima un convento para monjas , que aún no lo había.
La piedad creciente, de aquellas damas , a quienes la des-
gracia visitaba, con saña implacable, las hizo encontrar el consuelo
que su alma demandaba al consagrarse a la vida contempltiva .
Aconsejadas y dirigidas por los Padres Agustinos , procedie-
ron a fundar el Monasterio de la Encarnación, habiéndose puesto
la primera piedra del edificio en 1538 y aceptando a las monjas
que se extrenaban allí , el 25 de mayo de 1561 , recibiendo los vo-
tos el Arzobispo Fray Jerónimo de Loayza, y asistiendo la funda-
dora en compañía de su madre .
Desde entonces , sirvió ese tradicional monasterio, de seguro
refugio, a quienes atenaceadas por el dolor o el desengaño , necesi-
- 119 —

taban alejarse del mundo, para en medio de la vida espirtiual , ol-


vidar las injusticias de los hombres, castigando de manera cruel, y
destrozando los corazones sensibles , y capaces de dar todo su amor .
En esas soledades , sino olvidaron sus aflicciones , por lo menos, las
amortiguaron y legaron a la posteridad ese asilo de paz y de con-
suelo, que las hará recordar eternamente.
- 120-

INES DE SOSA

Esta distinguida y piadosa dama, era hija de uno de los pri-


meros pobladores de Lima, don Francsico de Talavera, quien hizo
donación de sus bienes , para que se fundara el Monasterio de las
Descalzas , habiéndose hecho la consagración el 19 de Mayo de
1598, por el Santo Arzobispo de Lima Toribio de Mogrovejo .
Al día siguiente de la consagración, doña Inés de Sosa , acom-
pañada de cinco religiosas profesas del monasterio de la Concep-
ción, entre las que se hallaba la Reverenda Madre Leonor de la
Santísima Trinidad, hermana del Marqués de Matará, que fué nom-
brada Abadesa, se recluyeron en el nuevo monasterio , dando comien-
zo a la vida monástica, en la que doña Inés, fué siempre el más
perf cto modelo de piedad y de vida laboriosa y activa.
Así quedaba demostrada , la influencia decisiva que en la mu-
jer ejerció el Cristianismo, abrazándose a esta religión, en la que
todo era consuelo .
Doña Inés de Sosa, s ededicó con la actividad más grande, a que
puede prestarse la acción de la mujer, y desde entonces se estable-
ció la costumbre de que las casas de monjas de clausura, derrama-
ran sus bienes en las que quedaban en el mundo , mediante las dá-
divas que generosas ofrecían, a las familias que así lo solicitaban ,
unas veces en tela o ropa, lista para ser usada , y en ocasiones, con
raciones alimenticias que así aliviaban la situación precaria , de quie-
nes imploraban en silencio a esa casa de misericordia.
Puede asegurarse, que la virtud que se asimiló más en la crio-
lla , fué la caridad, no obstante que en la organización social, que
imperó en los tiempos antiguos, sentó base el comunismo más com-
pleto .
En estas casas de reclusión y de consuelo, para las desgracia-
das , jamás se cerraron las puertas , para quien pedía pan o necesita-
ba abrigo .
- 121 -

LUISA DIAZ DE ORE

Esta int rensantísima dama, fué esposa de don Antonio Oré, es-
pañol, que en 1571 fué Corregidor de Huamanga (Ayacucho ) . De
este matrimonio nacieron nueve hijos , cuatro varones y cinco mu-
jeres .
Por aquellos tiempos, se había acentuado en el Perú la moda.
española, del misticismo, llevado a sus extremos, y así, tener mu-
chos frailes y buen número de monjas en la familia , era el medio
que se creía más seguro para conquistar la felicidad eterna .
No escapó a esta influencia doña Luisa Díaz , y consiguiendo do-
minar a su esposo , cosa que no fué difícil , siendo como era , mujer
de gran talento y de una fuerza de voluntad incontrastable, era ne-
cesario salir de frente, en el sesgo que había dado a su vida , prepa-
rando el porvenir de sus hijas , según ella lo entendía.
Invirtió buena parte de su fortuna, que era cuantiosa , en ha-
cer construir templos y conventos, que sirvieran para que, sus hi-
jos sucesivamente los fueran poblando. Quedó así, instituído el con-
vento de Santa Clara de Huamanga (Ayacucho) .
Al morir, muchos años después, doña Luisa fué sepultada bajo
el altar mayor del templo, que su piedad , mandara levantar, cos-
tumbre que era muy corriente en aquellos años , en los que, la aris-
tocracia, no podía ponerse de lado de todo el mundo, ni siquiera en
la mansión del reposo eterno .
Lo más admirable que pudo ocurrir en su ceremonia funeraria
.
fué lo siguiente : las cinco hijas, de doña Luisa , a la sazón monjas
cantaron desde el coro, el miserere ; oficiaron la misa tres de los hi-
jos ; y el mayor que llegó a ser obispo, pronunció la oración fúnebre.
Caso muy singular es éste, y que merece ser conocido . Puede decir-
se que fué una madre de santos.
- 122 --
-

JUANA ESCALANTE

Tuvo la clara visión de establecer en Lima una Casa de Salud,


destinada a la medicación de las mujeres pobres, las que , por la
decencia de su condición social, no se resolvían a perderse en los
hospitales, que aún tenían, una organización tan rudimentaria .
La casa se llamó San Juan de la Penitencia, y ocupaba el local ,
que hoy corresponde a la Universidad Mayor de San Marcos . La
traslación se hizo en 1576, porque se estableció, en sus comienzos ,
en un local contiguo, a la parroquia de San Marcelo , en el mismo.
sitio, que años antes fuera el Convento de San Agustín.
Esa Casa de Salud, se fundó siendo Virrey don Andrés Hurta-
do de Mendoza , Marqués de Cañete, ordenando que, de preferencia ,
se cuidara allí , a las mestizas, hijas de los conquistadores.
La Casa prestó servicios muy grandes, por lo mismo, que el
número de mujeres pobres y enfermas excedía, al que podían
contener los hospitales existentes ; y sobre todo, cuando se trata-
ba de aquellas mujeres , que siendo decentes, no se aventuraban a in-
ternarse en las casas de caridad pública, cuyo servicio se resentía
en mucho, de lo que reclamaban la higiene y el confort.
Fué una clara visión la de la señorita Juana Escalante, al de-
finir la fundación de esa institución que llenó una necesidad senti-
da con fuerza imperiosa, y que persistió por muchos años , hasta que,
los Jesuitas tomaron parte de ese local, para establecer su Escuela
de Noviciado .
La memoria de Juana Escalante, fué reverenciada en todo ese
tiempo , porque ella misma hacía el oficio de enfermera , sobre todo,
cuando alguna epidemia reinante, hacía caer regular número de ata-
cados , que no podían asistirse en su casa , ni tampoco debían pene-
trar a las salas, poco consoladoras de los hospitales , donde la mis-
ma promiscuidad, que no era posible que faltara , en una casa dedi-
cada a todos presentaba un cuadro de tristeza y de abandono, al que
no era fácil , que se resignara , quien pertenecía a una clase scoial ,
colocada un tanto más arriba , de lo que se acostumbra llamar el ba-
jo pueblo.
- 123 -

MARIA ESQUIVEL DE SANCHEZ

BALBOA

Vecina de Lima y esposa del Capitán Cristóbal Sánchez Balboa ,


llegó a poseer una regular fortuna, que invirtió, en buena parte, en
beneficio de los desgraciados. Su obra predilecta fué la fundación
del Hospital de San Diego , que llegó a extrenarse en 1591 , con
anuencia de Felipe II . Esa Casa de Misericordia se dedicó , de pre-
ferencia, al cuidado de los enfermos convalescientes, que salían, por
haber cumplido su plazo en el hospital de San Andrés.
Habiendo enviudado en temprana edad, cedió ese estableci-
miento, que ya no tenía energías para seguir dirigiendo , como lo
había hecho , en colaboración con su esposo, a la orden de San Juan
de Dios, a fin de que, continuaran prestando los mismos servicios .
Para que tuvieran renta segura , les entregó los títulos de una Huer--
ta, que se consideraba como accesoria a San Diego .

Además, el año 1592 hizo construír un local contiguo a San


Diego, destinado al recogimiento de todas aquellas mujeres , que
quisieran apartarse del mundo, y que hubieran llevado una vida de-
sordenada. Por esa razón , se le llama la Casa de Santa María Mag-
dalena.

La casa alcanzó a poblarse en poco tiempo , y todas las que allí


encontraron asilo seguro y fuente de trabajo , no tuvieron nunca que
arrepentirse, al haber cambiado la vida borrascosa , tras de la cual ,
no se asilan sino el remordimiento y las enfermedades, por una vi-
da de orden, en la que, no se les imponía, la profesión monástica ,
sino únicamente, su devoción por el orden y las costumbres hon-
radas y decentes . Llegó a probar esta casa de María Magdalena ,
como lo tenía pensado su fundadora, que la mujer se abandona en
el mayor número de casos , porque le falta una mano piadosa , que
124 .-

la ayude a salir de ese charcal, en que acontecimientos imprevistos ,


la han sumido .

Aseguraba siempre esta buena mujer, es necesario ayudar a la


mujer, porque si nosotros no lo hacemos, los hombres no han de
tener idea de levantar a las caídas. Era una feminista que se adelan-
taba a su época . Toda su labor se encaminó en sus distintas mani-
festaciones, a favor de la mujer.
LUCIA GUERRA DE LA DAGA
-1125

LUCIA GUERRA DE LA DAGA

Muy jóven aún, contrajo matrimonio esta ilustre dama, con don
Antonio Pérez de Mondéjar, mayorazgo que asociaba a su calidad
muy distinguida, grandes bienes de fortuna, y lo que es más plau-
sible aún, altos méritos morales e intelectuales .

En toda su vida , tanto de soltera , como después de casada , sos-


tuvo amistad muy estrecha , con Rosa de Santa María, la hoy Santa
Limeña, patrona de las Américas. Esta intimidad contribuyó podero-
samente a exhaltar sus virtudes místicas, por cuya razón al que-
dar viuda , lo que le causó una pena extraordinaria , de la que no
creyó curarse nunca, invirtió toda su fortuna , que era muy cuan-
tiosa, en fundar el monasterio de Santa Catalina, alcanzando a in-
vertir hasta 140.421 pesos . Como no bastara la suma puesta a dispo-
sición de la obra , para todo cuanto era necesario llevar a efec-
to , se vió ayudada por su hermana Clara , también de aficiones mo-
násticas , haciéndose la fundación e inauguración en el año de 1625.
El virrey Marqués de Guadalcázar, autorizó la fundación, sir-
viendo al mismo tiempo de padrino a doña Lucía , en el acto de con-
sagrarse a la vida monacal .

Dieciocho años consecutivos desempeñó el alto puesto de Aba-


desa , doña Lucía, y siempre se distinguió por su consagración a to-
da clase de trabajos manuales, dando así, vivo ejemplo de modes-
tia, de humildad y de laboriosidad .

La inteligencia y el celo con que desempeñó su cargo, tan lleno


de responsabilidades, por lo mismo que se trataba de una institu-
ción naciente, fueron tan notables , que llamó la atención , que alcan-
zara a constituír un fondo de economías , con el que pudo hacer
frente a los tiempos de estrecheces, que por desgracia, no tardaron
en presentarse .

El orden y la moderación , que reinaban en todos los actos de la


vida de esas religiosas , llegó a ser de tal manera encomiable, que al-
-- 126 -
-

canzó a captarse la confianza del público, conquistándose de esa ma-


nera, mayor número de donantes.

Debido a los recursos extraodrinarios, que así , entraron a la


institución, se pudieron emprender nuevos trabajos, como la cons-
trucción del Coro, de los Claustros, de las oficinas y otras dependen-
cias, todo lo cual estuvo justipreciado, en la respetable suma de
20,000 pesos .
ANA MARIA DE LOS ANGELES MONTEAGUDO
I
h
- 127 .-

MARIA ANA DE LOS ANGELES

MONTEAGUDO

Esta admirable y virtuosa mujer, nació en Arequipa el año


1602 , del matrimonio de don Sebastián Monteagudo , español , y de
loña Francisca Ponce de León , perteneciente a la nobleza arequi-
peña .
Su educación tuvo que limitarse a lo poco , que entonces era
dable ofrendarle a la mujer, reduciéndose a lo que se le enseñó en
el monasterio de Santa Catalina, que era el lugar obligado para la
educación de las niñas, por lo mismo, que se carecía de institutos
docentes .
Cuando cumplió quince años , sus padres la retiraron del con-
vento, y fué entonces que comenzó para ella , la lucha de sus sen-
timientos, pues mi ntras sus padres resolvieron su matrimonio, con
un caballero a quien no conocía y por consiguiente no podía que-
rer, ella tomó otra determinación , por no sentirse inclinada a ese
cambio de estado .
En el colmo de su desesperación huyó en altas horas de la
noche, más como no conociera las calles , hizose guiar, por un ni-
ño que encontró en su camino , y tocó las puertas del convento don-
de se había educado, explicando lo que le ocurría y as gurando que
estaba resuelta a todo , menos a casarse con un hombre a quien ni
conocía ni amaba , y que prefería quedar para siempre en el con-
vento .
Los padres hacen fuerza para arrancarla del poder de las mon-
jas, quienes procuran calmar los ánimos y todo queda resuelto , con
la renuncia que Ana María, hace de su patrimonio, a favor de sus
padres .
Desde ese momento , comienza la vida más hermosa de Ana de
Los Angeles, que enriquece su cultura, penetrándose de la verdad,
y sosteniendo valerosas polémicas con los místicos, en todas las cua-
les obtiene un verdadero triunfo.
-- 128

Consagró su vida entera a practicar el bien en su más alta es-


cala, y se cuentan de ella verdaderos prodigios realizados, que están
fuera de lo posible, asegurándose por los vecinos de Arequipa, que
hacía multitud de milagros, como por ejemplo, la salvación del
obispo , en momentos en que era arrebatado por la corriente del río ,
cuando María Ana, no sabía ni siquiera nadar.
Fué muy combatida , por lo mismo que su mérito era recono-
cido por cuantos la conocían . Sufrió todo , con resignación y pacien-
cia ejemplares , perdonando a cuantos la insultaban o mortificaban .
Se as gura que Ana de los Angeles conoció el d'a en que iba
a morir, y se hizo vestir y rodear de toda la comunidad , a quienes
les dió los más sabios y cariñosos consejos , perdonando a todas las
personas que habían contribuído directa o indirectamente a aci-
barar su existencia .
El día que se clebraron sus funerales, asistió toda la pobla-
ción de Arequipa , sin distinción de clases , y fue llorada por todos ,
de la misma manera que había sido querida y admirada.
ELVIRA DE LA SERNA Y GUADALUPE
129 -

ELVIRA DE LA SERNA Y

GUADALUPE

En el año de 1661 , hizo edificar esta ilustre dama, en unión de


su esposo don Alonso Rosas Cervantes , una capilla d: Guadalupe,
en Lima que es la que hasta hoy subsiste, estableciéndose a ' e nás
el Colegio de San Buenaventura. De esa manera , cons guía la ilus-
tre donante, que se rindiera culto en lugar especial , a la Virgen de
Guadalupe .
La iglesia fué entregada a la Orden de los Franciscanos , a fir
de que fueran ellos, los directamente encargados de la vigilancia,
que la institución necesitaba.
Posteriormente se suprimió el convento, y en su lugar se es-
tableció un cuartel , el que a poco se trasformó en la Cárcel de Gua-
dalupe, que hoy conocemos , en el mismo sitio , que ocupara el an-
tiguo convento unido al Colegio .
Años después , quedó la Iglesia a cargo de las religiosas de
San José de Cluny , cuando se trasformó la parte del convento y
colegio , en la Maisón de Santé, previa compra de los locales , por la
colonia francesa radicada en Lima .
La señora de La Serna, de muy ilustre abolengo, emparentada
con las familias de Santiago de Ulloa, y los marqueses de Irala ,
fué siempre mujer modestísima , y no se hizo reconocer otra nobleza ,
que la de su alma plena de bondad y de angelicales virtudes.
Dotada de esclarecido talento , supo dirigir sus obras , de ma-
nera tal , que ellas respondían a un adelanto muy superior, al de
su época , y que, por lo mismo llenaba de admiración a todas las
personas, que no se explicaban, como sin haber tenido un ambien-
te, que pudiera servirle de modelo , tuviera idea para tanto , preocu-
pándose por cuanto convenía implantar en su ciudad natal, para su
progreso y moralización.
130

FRANCISCA ANTONIA DE LA TORRE

VIUDA DE CALVO DE LA BANDA

Doña Francisca Antonia de la Torre fué casada con don José


del Corral Calvo de la Banda, emparentado con los condes de Torre
Velarde Quijano y Zevallos , dama muy entusiasta por la herman-
dad y devoción que fundara y sostuviera de Nuestra Señora de las
Lágrimas, que se generalizó en todo Lima a raíz de un aconteci-
miento sobrenatural, acerca del cual existe una tradición , que es
necesario hacerla conocer, por lo mismo que pinta el estado mís-
tico de nuestra capital colonial .
Se refiere , que doña Francisca tenía en el oratorio particular
de su casa, situada en la que es hoy calle de Estudios , una ima-
gen pequeña de la Candelaria, a quien su dueño , en un momento que
le dirigía sus preces , asegura que la vió llorar varias veces , cosa
que se atribuyó, tan luego como se tuvo conocimiento del prodigio,
a desgracias que debían realizarse .
La señora de La Torre, poseída de gran temor, sobre lo que ha-
bía de suceder, se retiró a una de sus granjas , y allí permaneció,
hasta que el tiempo fué calmando su sobresalto, y pensó que Dios
perdonaría el castigo anunciado , mediante las lágrimas de su ima-
gen .
A poco de haber regresado a la capital doña Francisca, acaeció
el terrible terremoto del 28 de octubre de 1687, que arruinó la ciu-
dad de Lima, quedando ilesa la casa de la señora de La Torre, que
estaba cercana a la iglesia de San Pablo (hoy San Pedro) . Restable-
cida la tranquilidad, el Arzobispo ordenó que la imagen milagrosa
fuese trasladada a la iglesia de San Pablo, para rendirle culto pú-
blico, legando luego doña Francisca los bienes necesarios, para
mantener la grandeza de las ceremonias, con misiones en el mes
de octubre y el retiro consiguiente.
- 131 -

Se asegura también , que la imagen primitiva fué robada , y que


la que hoy se venera con el título de Nuestra Señora de las Lá-
grimas , es otra que se adquirió después , en recuerdo de la primera ,
fundadora y anunciadora de terribles desgracias .
Hasta aquí la tradición.
Por su parte doña Francisca mujer de gran moralidad, traba-
jó activamente por la conversión de una hermana, que había dado
mucho que hacer en la vida galante de aquellos años . No cejó hasta
que la vió redimida , y que ocupara un puesto , perfectamente arre-
pentida, en la Casa de Ejercicios del Corazón de Jesús .
132-

JOSEFA DE BAICA Y LLANO

VALDEZ

Esta notable dama peruana descendiente de la más ilustre al-


curnia, nació en Lima el año de 1655 , del matrimonio del Maestro de
Campo don Bartolomé Sánchez de Baica y Palacio , Caballero de
la Orden de Santiago , y de doña Juana de Llano Valdez y López de
Olivares .
Siempre se hizo notar, desde muy temprana edad, por su pre-
claro talento , del que dió pruebas muy hermosas , dedicándose a las
letras , en la forma limitada , que podía hacerse en aquella época ; dis-
tinguiéndose mucho en su correspondencia epistolar , que merecia
los más grandes elogios , por la forma castiza y sencilla , que siem-
pre fué la forma por la cual se decidió ; y principalmente , por su
conversación , salpicada de toda la gracia y el donaire , que distin-
guieron a la peruana de antaño .
Mujer de una inteligencia superior, tuvo siempre las más fe-
cundas iniciativas, dedicando buena parte de su vida a la práctica
del bien, entendiéndolo en su interpretación , de la manera más ele-
vada, que es posible aplicarlo y contribuyendo en todo momento .
con su acción y su dinero a aliviar las desgracias ajenas. Se puede
asegurar, que en su tiempo, no hubo desgraciado que tocara Sus
puertas, que no encontrara inmediatamente resuelta su situación .
Era enemiga de la limosna mercenaria, y se decidía de prefe-
rencia, por proporcionar el trabajo que a cada cual conviniera , y que
le permitiría el cambio honrado y meritorio en su posición social.
Atraída por sus virtudes místicas , cambió la vida de sociedad ,
en la que tuvo figuración espectable, hasta suscitar celos y envidias,
que jamás provocó, pero que la hacían resaltar su cultura esmerada ,
las singulares dotes de su ingenio incomparable, y sobre todo , su
belleza, perfecta , que le permitía llamar la atención doquiera se
presentara . Puede decirse, que jamás podía pasar inadvertida , co-
mo era su más sincero empeño . Se decidió por la vida religiosa y
133

entró al convento de las Capuchinas, donde siguió siendo un mode-


lo de todo lo bueno, como la había sido en el mundo . Con el mayor
tino distribuyó su cuantiosa fortuna. Buena parte de ella dedicó
a la fundación del Monasterio de la Concepción en Cajamarca, y
muchas obras pías , le merecieron preferente atención.
Se la ha olvidado y hasta las obras que instituyera han pasa-
do por diferentes fases, permitiendo que se confunda con la indiferen-
cia ese pasado lejano, que supo envolver en su esquisita grandeza .
Alma grande y altruista, su paso por la vida fué un reguero
de luz , que la guiaba hacia la ejecución de todo lo que había de
contribuír a aliviar un dolor, hacer nacer una esperanza o cimen-
tar la fe, que alentaba en medio de sus más acrisoladas virtudes .
Muy distinguida en su tiempo , deja un grato recuerdo y me-
r.ció que Mendiburu la mencionara en su célebre Diccionario , cali-
ficándola como a una de las mujeres más distinguidas de su época .
- 134

ANA RODRIGUEZ DE SOLORZANO

Viuda muy joven, y poseedora de gran fortuna, pensó empren-


der una obra en provecho de la mujer. Preocupada por la manera
como se trataba a los enfermos , y principalmente a las mujeres ,
dedicó sus energías, a establecer un Hospital , consagrado exclusiva-
mente para la mujer, y asoció a ese establecimiento, un Colegio pa-
ra la educación de niñas huérfanas .

Ella misma dirigió y asumió todos los gastos que demandara


la construcción del hospital y del Colegio , que llevaron el nombre
de Nuestra Señora del Socorro, y que tuvo la satisfacción de ver
que funcionaban con el mejor resultado, prestando inmejorables ser-
vicios , y recibiendo en cambio , numerosas bendiciones, de todas las
personas beneficiadas . Con el fin de que, no faltaran los recursos ne-
cesarios, para el sostenimiento mensual, cedió unas fincas , cuyo
producto , serviría para cubrir en parte, los gastos que demandaran
los dos establecimientos .

Ese Hospital fundado por la inspiración de una mujer de gran


corazón, ha sido el primero que existió en Sud América.
El Colegio ha sido considerado como un verdadero modelo ,
de buena educación moral y subsistió por muchos años , hasta des-
pués de la independencia, habiéndose fundado en 1559 .

Posteriormente, tanto el Hospital como el Colegio , dejaron de


recibir protección . Las rentas de que disponían no eran entregadas, y
tuvieron que clausurarse, en 1822, dejando de prestar esos servi-
cios tan hermosos, que la generosa donante, soñó, que no faltarían
nunca a la mujer de su patria .

Digno de llamar la atención es el que, en el siglo XVI , cuando


aún en Europa , se descuidaba tanto la cultura de la mujer, en la
Colonia de España, sin que le pudiera servir de modelo, lo que la
madre España introducía, fuera una mestiza, la que con mano fuer-
- 135 -

te y segura, sentara las bases , par sacar a la mujer, del oscuran-


tismo en que se la tenía sumida, y que, para llegar a ese resultado ,
se preocupara de la educación de las huérfanas, cuyas madres mo-
rían en el Hospital, adyacente. Así las mismas enfermas, sufrían
menos, porque sabían, que al encerrarse en esa casa de misericor-
dia, había quien velara por sus hijas, fuera un tiempo corto o in-
determinado .
- 136-

FRANCISCA ORTIZ

Fué una dama dotada de excepcional talento, y sus virtudes


fueron tan grandes , que en todas partes se la señalaba como el dechado
más perfecto , que merecía ser imitado .
En aquellos tiempos , de fanatismo ciego, se creía sincera-
mente, que la intelig ncia de la mujer, apenas si, merecía ser ejer-
citada para los asuntos que se rozaban directamente con la reli-
gión, y cuando alguna mujer sobresalia por su talento , se le prepa-
raba, para la vida contemplativa.
No escapó a esa inclinación ciega, Francisca , y habiendo to-
mado el hábito en el convento de Clarisas, fué nombrada direc-
tamente por el rey Felipe II , como Abadesa del Monasterio de
Santa Clara en el Cuzco .
Es preciso tener presente, que en aquellos tiempos , se re-
querían condiciones excepcionales en una mujer, para que alcan-
zara el título de Superiora de un convento, y esa designación
recaída en Francisca Ortiz, es el mayor elogio, que puede ha-
cerse de su cultura y bondad esquisita.
Quedó así instituída esa orden en el Cuzco , siendo ella, la
primera que supo dirigir esa congregación, destinada, casi exclu-
sivamnete, a las hijas de los nobles y grandes de Castilla, venidos
a estas tierras .
La congregación naciente, aceptó de buen grado, la regla-
mentación que arregló Francisca , combinando la conveniencia y
la relativa libertad de que podía disfrutar cada una de las recluídas ,
con la disciplina que debe reinar en todo centro colegiado .
Lo que constituyó el mayor elogio de esta Superiora, fué el
tino y la sagacidad , que supo poner al alcance de sus actos , para
conseguir el ser querida y respetada , y que sus consejos fueran
ac ptados, por todas las personas, porque se tenía la evidencia de
que estaban inspirados en un espíritu de justicia y de buena fe.
La orden progresó en todo sentido , y se le consideraba como
una colmena humana en la que, laborando todas, consiguieron dar-
le días de verdadero esplendor .
FRANCISCA ORTIZ
- 137 -

MARIA JACINTA DE AYLLON

Maria Jacinta fué una mestiza notable por su natural cultura y


superior talento, y que colaboró activamente, en la obra que sos-
tenía su esposo , de amparar a las jóvenes pobres y honradas, pro-
porcionándoles todos los medios de subsistencia, y dedicándolas a
un trabajo colectivo honrado. Llegó así, a constituirse una especie
de escuela taller, la que, por la indole de los años en que vivían,
se trasformó en un beaterio, para que no fueran vistas con ojos
sospechosos, las mujeres que allí se asilaban.
Cuando María Jacinta enviudó , quedando aún, bastante joven,
encontró que su deber honrado , se concentraba en el sostenimiento
y ensanche de la Casa que fundara su esposo , con propósitos tan
nobles .
Como entonces, no se concedía personería a la mujer, ni si-
quiera para los actos más sencillos y más santos , tuvo que solici-
tar licencia y autorización al rey de España , Carlos II , allá por el
año de 1698 .
La obra se engrandeció de man ra admirable, y así la cédula
concedida por el monarca español , autorizó a la demandante , no
sólo al sostenimiento del Beaterio primitivo, sino que, se le autoriza-
ba además , para que lo el vara a la categoría de Monasterio , en
vista del aumento de pupilas , y sobre todo , del orden y la mora-
lidad que allí reinaban .
Esa institución llegó a ser el Convento de Jesús María, que
consagró el Arzobispo y Virrey del Perú, Fray Diego Ladrón de
Guevara, y que hasta hoy es admirado por su disciplina austera y
su laboriosidad infatigable .
Siguiendo el ejemplo de su fundadora , todo fué en esa casa ,
orden , laboriosidad y moralidad.
Después que se elevó el Beaterio a la categoría de Monasterio ,
se trabajó por mejorar las condiciones artisticas, consiguiéndose
dejar el templo, que le es inmediato , en las condiciones de riqueza
arquitectónica, que conocemos .
138-

ISABEL FIGUEROA DE TARAZO . A

En el siglo XVI brilló por su esclarecido talento, Isabel Fi-


gueroa, nacida en Huánuco , y posa del opulento encomendero don
Bartolomé Tarazona . Poseía un instrucción vasta y profunda , so-
bresaliendo en Historia y Mitología, estudios que merecieron su pre-
dilección ; cultivó además, otras ciencias , siempre con gran pro-
vecho, para sus aficiones literarias, hacia las que dirigió todos los
conocimientos que llegó a poseer .
Se le ha llegado a considerar como la mejor poetisa de su épo-
ca.
Escribió un libro de cartas , que mereció la aceptación general,
tanto por el estilo clásico, que en él imperaba, cuanto por la be-
lleza de sus conceptos , y la profundidad de los principios sosteni-
dos .
Algunos aseguran tal vez, no sin fundamento , que haya sido
Isabel Figueroa , la célebre hermana de Amarilis, poetisa que tam-
bién nació en Huánuco , según consta en la colección de las obras.
que dejara escritas Lope de Vega.
De todos modos, la obra poética de Isabel Figueroa , mereció
ser aplaudida , por todas las personas de letras , de su época , deplo-
rando que, la poca importancia que se daba a los trabajos litera-
rios de la mujer, han hecho que se pierdan todos los versos y las
cartas, escritas por esa mujer, que puede asegurarse, s culturó sola,
puesto que no habían centros educacionales para la mujer, si se ex-
ceptúan los conventos en los que, a duras penas se enseñaba a leer ,
lo que ya significaba , cierto grado de adelanto.
¿ Cómo adquirió conocimientos literarios , esta criolla ?—Es
necesario declarar, que en ella, como en otras mujeres de su época ,
la ilustración especial, ha sido obra espontánea, de la meditación ,
de la inspiración , y enriquecida , con alguna lectura , de obras que
por casualidad cayeran en sus manos .
MARIA JACINTA DE AYLLON
- 139 .

CATALINA MARIA DORIA

Casada, desde muy joven, con el Capitán don Domingo Gó-


mez de Silva, se preocupó vivamente de la falta de educación, que
s daba a las niñas , en sus distintas clases sociales , y con el fin de
aliviar, siquiera fuera en parte, esta omisión, estableció en Lima, un
Recogimiento o Colegio de Niñas, asumiendo bajo su responsabili-
dad todos los gastos , que demandara su fundación ; y señalaba al
mismo tiempo una renta fija y cuantiosa , para el sostenimiento
mensual. La fundación se hizo en 1626 , prestando , desde entonces ,
muy importantes servicios .
Con la protección , que el Obispo de Arequipa, le dispensó a
su obra, consiguió ad más, fundar el Monasterio del Carmen, que
se regiría bajo la regla, y con la reforma establecida por Santa
Teresa de Jesús .
No teniendo hijos , y habiendo enviudado , dedicó para las ins-
tituciones que había fundado , noventaiseis mil pesos, suma conside-
rable, para la época a que se refiere en el año de 1643 .
Por todas estos servicios prestados a la causa de la mujer,
como se entendía entonces , doña Catalina, fué reconocida como
la egregia fundadora, que merecía la gratitud nacional .
En el monasterio del Carmen, que mereció toda su protección,
hizo construír una magnífica capilla adjunta, que es la que subsis-
te hoy, y al contemplar la cual, muy pocas personas, recuerdan a
quien, pensando en el porvenir de la mujer, se preocupó de for-
marle un centro de cultura , para que fuera lavándose de esa capa de
ignorancia, que costaba mucho trabajo hacer desaparecer, porque
si bien, se había salido de una modalidad comunista, cual era la de
los quechuas, en cambio, se había caído en otro régimen absolutista ,
en el que, la mujer no tenía libertad , para desarrollar sus naturales
facultades intelectuales .
- 140

FRANCISCA MEDRANO

Esta dama ilustre, fué la esposa del Contador don Francisco


Rocero, y en el vivo deso de dar impulso a la ilustración de los
jóvenes, que se educaban en el Colegio Máximo de San Pablo , con-
siderado en aquellos tiempos , como el mejor y en el que más pro-
vecho obtenían los estudiantes , obsequiò a la Compañía de Jesús, a
cuyo cargo corría el indicado instituto docente, la suma de 34,000
pesos . De esta cantidad , entregó , en efectivo de 25,000 pesos , y puso
además , a disposición de la indicada institución, algunas fincas, a
fin de que se formaran con el producto de ellas , una renta, con la que
pudieran atender los gastos normales, sin que los alumnos carecie-
ran de las comodidad's requeridas, comenzando por el ensanche y
mejora del local .
Por su generosa donación , ` fué declarada fundadora, título que
constaba en una placa colocada en lugar público, a fin de que, todos
conservaran por ella el agradecimiento que se merecía .
Cuando falleció se le celebraron pomposos funerales en la
Capilla de San Pablo, del mismo colegio, guardando sus restos , en
uno de los nichos de la capilla .
Sostenía esta generosa dama, el principio que, los ricos debían
preocuparse de lo que le falta a los pobres , quienes no son culpa-
bles de haber venido al mundo , faltos de todo . Es preciso laborar,
decía, a favor de los que necesitan, no para enseñarlos a que sean
egoístas, sino para hacerles sentir, la magnanimidad de los de arri-
ba, quienes no pueden dejarse de impresionar con los tristes cuadros ,
que el correr de los días, presenta a su vista.
El que puede, repetía, que ayude a su hermano , y se sentirá más
feliz , que si se sienta solo a su mesa , a disfrutar de un gran banque-
te .
141 -

USENDA LOAYZA Y BAZAN

Nació en el Cuzco , y fué hija de don Francisco de Loayza y de


doña Catalina Chávez, patrones ambos del Convento de San Agus-
tín, de la indicada ciudad. Era de origen noble, como que, descen-
dia directamente del Cond : de la Gomera .
Contrajo matrimonio tres veces : la primera vez con don Diego
Domingo Vargas Carvajal , de la orden de Alcántara en 1624 ; en
segundas nupcias , se unió a don Alvaro Cervantes y Canarza de la
orden de Calatrava, en 1628 ; el último y tercer matrimonio, la unió
con don Diego Gómez de Sandoval, marqués de Cañete en 1639 .
El Virrey don García Hurtado de Mendoza, cuarto Marqués
de Cañet?, cedió al primer esposo de doña Usenda , las ricas y ex-
tensas tierras de Cupina y Homo , por lo cual, ella fué declarada
heredera. Por primera vez se procedió en esos lugares , al sem-
brío de la vid, habiendo hecho sembrar doña Usenda , algo más de
60,000 cepas, que se convirtieron en una fuente de riqueza, al mis-
mo tiempo , que contribuyeron eficazmente a la propagación de esta
planta en toda la provincia de Moquegua .
Contra lo que todos esperaban , en su testamento , no resultó
beneficiada la provincia en que habían crecido las ricas plantas , y
todo el valor de esa hacienda , se declaró que debía pasar, para propen-
der al sostenimiento del Convento de la Merced en el Cuzco .
Faltas de apoyo, las plantaciones de Moquegua, fueron deca-
yendo, hasta que, muchos años más tarde aumentaron muchas de las
que hoy cuenta ese departamento .
En cambio, el impulso que doña Usenda dió a las plantacio-
nes del Cuzco , hizo que prosperara cca planta, en regiones que siem-
pre se creyó , que eran inapropiadas , para ese cultivo ; p ro que , ella
con tino y observación , hizo elegir determinados valles abrigados , y
libres de las fuertes lluvias, que son propias , en esa región .
Andando los años , los herederos, abandonaron ese sembrío ,
para dedicarlo a algo , que más directamente aumentara la renta que
se dedicaban, a sostener el Convento de la Merced .
Así los buenos propósitos , de desenvolver la agricultura en su
provincia , quedaron defraudados , por descuido de sus herederos .
- 142 .-

MARIA LOAYZA

Fué una mística muy notable, que apartó un tanto su actividad


de las cosas de la iglesia , para pensar en los seres más desgracia-
dos, y extendió hasta ellos su protección .
Su principal preocupación fué fundar una casa asilo, para ni-
ñas pobres , donde pudieran librarse de todos los riesgos que pe-
san sobre la mujer joven y pobre , que no tiene ninguna defensa .
Para llevar a cabo su proyecto , cedió un gran solar , del cual
era poseedora, el que tenía al lado una hermosa huerta . Se constru-
yó la casa , según las indicaciones fijadas , y el asilo , se convirtió ,
por voluntad de las asiladas, que ya no desearon salir, en el Con-
vento y Capilla de Monserrate, que ha sido destruída en buena par-
te, en nuestros días, o por lo menos , ha cambiado la aplicación para
que fué donada .
Personalmente hacía la búsqueda de niñas, sin obligar a que
cedieran a su invitación , sino mediaba su voluntad decisiva . Las
que tengan, vocación , decía , para llevar una vida de orden y mora-
lidad, que se asilen, sin exigirle a ninguna, que forzosamente sea
monja .
Su fin era, no llenar el convento o la casa de asilo , que fué en
sus principios , de niñas abúlicas, que estuvieran allí obligadas por
la miseria .
Piensen les repetía, si se sienten con fuerzas, parà quedarse en
esta santa casa. De todos modos, pueden quedar aquí todo 1 tiem-
po , que crean conveniente, hasta que sean capaces de hacer frente
a lo que la vida les ofrezca .
Librense de las tentaciones ; pero no se sacrifiquen .
Con esta libertad de que disfrutaban las asiladas , pudieron de-
finir su porvenir. Cuando el asilo se convirtió en Convento, fueron
las asiladas, quienes por propia deliberación, resolvieron formar el
primer grupo , que había de prestar el ejemplo de sus virtudes y de
su consagración ejemplar al trabajo .
Muy bien comprendía Maria Loayza , que la vida monástica , ne-
cesita una vocación especial , y por esa razón, jamás obligó a nin-
guna de sus protegidas .
- 143-

JOSEFA DE LA MADRE DE DIOS

Nació esta piadosa mujer en Lima , perteneciendo a la parroquia


de San Marcelo. Cuentan los cronistas, que era atacada de raptos
místicos tan notables, que la alteraban, asegurando , que en ese es-
pecie de ensueño , en que quedaba , veía a N. S. Jesucristo, a la San-
tísima Virgen y al patriarca San José.
Estas visiones, no fueron nunca consideradas como una im-
postura, y al contrario, han quedado testificadas , por el cura de la
referida parroquia, el doctor don Ignasio de Hijar y Figueroa , sa-
cerdote muy respetable, y que merece entero crédito .
Cuando terminó la vida de esa piadosa dama, la oración fúne-
bre, que sólo se acostumbraba dedicar a personalidades muy con-
notadas, fué encargada al doctor Hijar, y al mismo tiempo se le
celebraron excequias , con una pompa extraordinaria , considerándola ,
como a verdadera Sierva de Dios .
Su sensibilidad esquisita , le llevaba a quedar sumida en éxtasis ,
que algunos creían signos de trastorno cerebral, pero que la rea-
lidad de los hechos , se encargó luego de desmentir.
Esos ensueños le dieron cierta popularidad , y todos solicitaban
su amistad, porque la creían muy cerca de la perfección espiritual .
Sin disfrutar de bienes de fortuna, su desaparición revistió ca-
racteres de grandeza , lo que atestiguaba , el alto concepto en que se
tenían sus virtudes , y como se tuvo siempre fe , en su seriedad,
considerándola, como a una mujer virtuosa en el más alto grado.
- 144 -

FELICIANA DE JESUS

Era natural de Trujillo y vivió casi toda su vida en Lima,


dedicada al misticismo , que formaba la esencia de su alma . Es ne-
cesario tener presente , que en el período virreinal , estaba la mujer
preparada, como un estado natural, al ascentismo, y que florecieron
muchas damas virtuosas, sugestionadas por las excelsas virtudes
de la Santa Limeña , Rosa de Santa María .
Fué Feliciana, imitadora delicada de Santa Catalina de Siena ,
y que pasó , según refieren las crónicas de la época , casi toda su
vida, encorvada bajo el peso de la Cruz de 33 puntas, que cargaba
continuamente sobre sus hombres , coronándose de espinas.
El rigor de la penitencia a que consagrara su vida, sometién-
dose a terribles martirios, la hizo sucumbir a los 38 años de edad.
Se le dió honrosa sepultura en las inmediaciones de Santa
Rosa, como hermana terciaria, que fuera de Santo Domingo .
De belleza excepcional , no gustaba lucir sus encantos , que pro-
curaba desfigurar, por medio de la penitencia, que llegó a ser el
estado natural , de su vida diaria . Alta y admirablemente bien con-
foreala, e cervaba su cuerpo para marchitar esa frescura y 10-
ran'a, què tantes aplausos d'espertó en los primere ; año , en que aún
re le ve a atrav car las calles , siquiera fuera, en busca de las obras
pías, a las que se consagró, desde que aún era, casi niña.
No pudo sustraerse a la influencia de su época, y como todas
las mujeres, aspiraban a la santidad, como el único estado perfecto,
siguió la misma inclinación y como a santa se le reconoció y ad-
miró .
- 145

MARIA VELARDE

Desde muy niña se dedicó con gran empeño, a la lectura de los


misticos clásicos , con lo que, al mismo tiempo , que adquirió una
cultura literaria, muy poco común en la mujer, por los años de la
colonia, preparó su espíritu, para la vida contemplativa , a la que s
consagró, sin enclaustrarse y prestando sus servicios , donde eran
necesarios .
Su generosidad nunca desmentida, la impulsó a hacer dona-
ción, de buen número de fincas, y gran extensión de terrenos , que
poseía en la parte norte de la ciudad virreinal , para que s le-
vantara en ellos , un Convento de r ligiosos , y al mismo tiempo se
edificara una Iglesia, que correspondiera a la grandeza de la ins-
titución .
Esa Iglesia y ese Convento , son nada menos que los ocupados
hoy por los Padres Carmelitas Descalzos , a quienes se instituyó, co-
mo poseedores de la regia donación , allá por los años de 1591 , es
decir, en los tiempos en que imperaba la Colonia, en toda su fuerza,
y se hacía sentir la grand za de la religión , importada por los
hijos de Castilla.
Es digno de notarse, que la generosidad de la mujer, fuera atraí-
da, hacia la fundación de templos y conventos, no sólo para muje-
res, sino también para hombres , resaltando así, la nota altruista.
del alma femenina, que siempre se ha inclinado a toda obra de pa-
ciencia y de amor .
Naturalmente, que el convento citado, no alcanzaba en la época
de su ilustre donadora, toda la extensión que abarca hoy, y que
han sido necesarias nuevas adquisicions , para imponerse en la forma
que hoy ostenta, casi con los caracteres de una colonia.
- 146-

BUENAVENTURA DE JESUS

Cuando se piensa en que la mujer de la Colonia, no tenía es-


cuelas, ni medios para desarrollar su inteligencia, porque en el
hogar se relegaba a la niña a segundo plano, maravilla el encontrar
ejemplares, que, como Buenaventura de Jesús , alcanzara a sobre-
salir por su talento y cultura, consagrándos : a los estudios litera-
rios, y escribiendo un libro que tituló Cartas Místicas, que mereció
comentarios muy elogiosos de don Pedro Peralta primero , y luego
del sabio don José Eusebio Llano de Zapata .
Sus últimos años , los dedicó a la vida religiosa , ingresando al
convento de Carmelitas , donde fué considerada como émula de San-
ta Teresa, tanto por su consagración a las bellas letras, cuanto por
el misticismo de que estuvo ungida su vida . No descansaba de leer
y de escribir ; pero su excesiva modestia hizo que, buena parte de
sus hermosas composiciones , quedaran inéditas , con lo que se ha
perdido la oportunidad de catalogarlas, y formar de ellas un nuevo
libro, que pudiera servir de mod lo a la generación actual .
Esos versos , que hoy tendrían importancia tan grande, han sido
olvidados, dejados de lado , para dar importancia a lo que producía,
en este orden el sexo fuerte. No era posible, que mereciera guardarse
y catalogarse, lo que había escrito una mujer, por inspiración pro-
pia, sin sujetarse a ninguna clase de prescripciones literarias .
Buenaventura de Jesús, se inspiraba y componía versos , de la
misma manera que el pájaro canta en su rama, sin el propósito de
hacer gozar a nadie .
- 147

JOSEFA CORDERO

Es considerada como una de las vecinas más entusiastas y más


benéficas de Ica, su ciudad natal . Encontrando, que la mujer ca-
recía de todo centro , en que pudiera adquirir su perfeccionamiento
moral, así como , los recursos necesarios para la salud del cuerpo ,
dedicó buena parte de su fortuna a fundar una Casa de Ejercicios
Espirituales, un Hospital para mujeres y una Casa de Expósitos .
Como el sostenimiento de esos tres establecimientos , deman-
daba fuertes gastos, y aunque ella había cedido el terreno y contri-
buído a los gastos de construcción y fundación , no alcanzaba para
hacer frente, a cuanto se imponía, con el carácter de inaplazable , ha-
ciendo uso de sus numerosas influencias, y poniendo como espejo
su buen ejemplo, consiguió int resar a muchas personas , a favor de
estas obras benéficas , y de esa manera fué posible sostenerlas por
algunos años .

Siendo Virrey el Caballero de Croix, en 1783, se autorizó la


fundación , y fueron entregados al público los tres establecimientos .
Nunca se avergonzó de implorar auxilios , para el sostenimiento
de sus tres casas , y como los servicios prestados, eran tan hermo-
sos, y nadie podía poner en duda su importancia , doquiera dirigía sus
súplicas, era atendida, y así fué como desde el Virrey para abajo, to-
dos laboraron en su gran obra de interés general.
No terminaba allí su obra munificente. Era labor penosísima,
asistencia de enfermos, y ella misma, dando un hermoso ejemplo
encontrar personas aparentes, y suficientemente preparadas en las
de caridad cristiana , se constituía en el hospital, y los enfermos , la
veían llegar como a un ángel salvador, seguros de que, su presen-
cia significaba para todos ellos , el alivio a sus dolencias , o por lo
menos, el consuelo que siempre representa, para quien sufre, la com-
pañía de una mujer de corazón, que sabe comprender el sufrimiento ,
del que yace en el lecho del dolor .
148

Razón tuvieron en Ica , de considerarla como a una santa, por-


que así dividia su actividad , tanto en el Hospital , como en los Expósi-
tos, donde cada niño recibía de ella , cuanto podía necesitar , según su
edad, interesándose luego , porque fueran convenientemente educados ,
y terminaba su misión, en el recogimiento de su casa. de Ejerci-
cios .

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J

!
- 149 -

CLARA FUENTES

Clara Fuentes , fué dama muy distinguida de la sociedad


colonial, en la que eran admirados su talento superior , su savoir
dire, que la hacía ser considerada como un excelente causserre , su
cultura poco común, y la belleza de su alma que la predisponía al
bien en todas sus manifestaciones .
Dolores invencibles, que laceraron su alma, la encaminaron a la
vida mística , hasta que se hizo monja trinitaria, en cuyo puesto con-
tinuó prestando las luces de su talento poco común.
En sociedad satisfacía todos los anhelos de las personas que
formaban su círculo social, brindando sus consejos cuando los so-
licitaban, que siempre fueron prudentes y sinceros y atinados ; es-
cribiendo versos , que fueron generalmente muy alabados , y sobre
todo , sosteniendo una correspondencia epistolar con su familia y
amigas, cuyas cartas no habrían tenido que envidiarle nada, a las
de las mejores escritoras francesas , como que eran precisas , lla-
nas , explicativas , agradables, humorísticas y sobre todo, muy su-
yas, porque en ellas se respiraba, toda la nobleza que encerraba su
alma .
Es de admirar, el que en una época , en que se abogaba por la
ignorancia absoluta de la mujer, suponiendo que era más buena, a
medida que su oscurantismo era mayor y que no tenían ocasión si-
quiera de leer buenas obras, por cuanto los españoles , restringian la
entrada de buenos libros, y éstos, caso de llegar de contrabando, ja-
más estaban al alcance de la mujer, que ocupaba lugar tan secun-
dario , en la sociedad, resaltaran algunas damas, por su cultura y su
talento, como la que nos ocupa , de quien las crónicas de su época ,
no quedan cortas en prodigarle los más efusivos elogios .
Escribió una carta mística , cuya doctrina no discrepa en nada ,
de las enseñanas de Caisano y de San Juan Clímaco , lo que justi-
fica, que se le hubiera considerado como a la consejera espiritual,
de muchas personas de alta significación, de su época.
- 150-

JUANA DE HERRERA Y MENDOZA

Como poetisa lírica, se hizo muy notable, Juana de Irrera y


Mendoza , escribiendo lindos versos , empapados de una delicadeza
extraordinaria, que fueron dignos de llamar la atención , tanto por
su forma, ajustada a las reglas de la métrica , como por su fondo
sentido , cosas ambas que causaban admiración, por lo mismo que ,
la mujer de esa época, carecía de oportunidades, hasta para leer
obras selectas , que pudieran contribuir al desarrollo de su menta-
lidad .
Cuentan, que personajes distinguidos, solían buscar su con-
versación, y que ella trataba con modestia y seguridad, de asuntos
trascendentales , dejando convencidos a quienes ocurrían a ella , en
demanda de consejos .
La claridad de su inteligencia, y el buen juicio de que estaba
dotada, la hicieron figurar en primera fila, entre las damas de su
época, distinguiéndose por su discreción , que no la dejaba apartarse
de su plano sencillo , para esforzarse en exhibir lo que sabía .
Hizo un estudio detenido , con comentarios bien fundados , de
la célebre obra titulada "Galería de Mujeres Fuertes", escrita por
el célebre literato y poeta limeño don Fernando Bravo de Lagu-
nas y Bedoya .
De manera general, todas sus producciones merecieron ser elo-
giadas con regocijo de las damas y aplaudidas por los caballeros,
quienes reconocían, que había en la naciente escritora espontánea,
talento y dotes suficientes, para que tomara la dirección que mejor
le conviniera en el orden literario .
Fué generalmente ponderada, su hermosa Oda a la Virgen, que
según aseguraban sus críticos , merecía haber sido firmada por
Fray Luis de León .
Su filantropía corría parejas con su talento, y se convertía a
diario , en la verdadera madre de todos los que sufrían y necesitaban
apoyo y consuelo. Toda persona que tocaba sus puertas, implorando
alivio a sus penas, era inmediatamente atendida, no sólo, con la entrega
- 151 --

de limosnas mercenarias , que no aceptaba su espíritu altivo e inde-


pendiente, sino con la oportunidad de prestar servicios, para que de-
sempeñaran alguna ocupación lucrativa, pensando con muy buen
juicio , que era la mejor manera de atender a los pobres.
Muchas fueron las familias, que según esa dirección, llegaron
a educarse en lo referente a entregarse a un trabajo honrado que
les permitiera gozar de paz y tranquilidad, mediante la solución del
problema económico .
Dominado su espíritu por el misticismo, que primaba en esa
época , se hizo religiosa del convento de Santa Catalina del que, lle-
gó a ser la Superiora , querida y respetada por todas . Alli sepultó
su hermosura , que fué muy celebrada ; pero no su talento , que siguió
produciendo con la misma fecundidad.
Encerrada entre las tristes, mudas e inexpresivas murallas de
su celda , no enmudeció, y según se aseguraba, fué en ese período ,
cuando se definió de manera definitiva su personalidad literaria .
- 152 -

VIOLANTE DE CISNEROS

Parece que el convento de la Concepción albergó a las más no-


tables literatas limeñas del año 1730 y que la vida conventual , no
ahogaba, sino que más bien aumentaba la inspiración de las dulces
y suaves poetisas . Así pasó con Violante de Cisneros, quien fué
notable por su especial ingenio , e ilustración vastisima , escribiendo
obras muy notables , en un estilo natural, elegante y libre de afec-
tación .
El género de poesía a que más se distinguió fué el místico , ha-
biendo escrito preciosas Odas a la Virgen, en las que se trasparenta
su alma saturada del espíritu religioso de la época y en el que se
empapaba siempre toda mujer de la aristocracia.
Sus poesías no han sido conservadas y andan errantes en al-
gunas bibliotecas particulares, como una curiosidad de la época,
sin que nadie haya tenido el interés de coleccionarlas, por lo mismo.
que han sido tantas y tan selectas .
Delicada en sus composiciones, aseguran sus críticas , podian figu-
rar hoy los versos de Violante, al lado de las mejor inspiradas com-
posiciones líricas, como que todas ellas expresaban los anhelos de
una alma empapada del espíritu místico , y que aspiraba a una vida.
superior .
Sus Odas, merecieron un estudio crítico muy severo y la san-
ción fué el más legítimo y merecido aplauso, en forma tantusiasta,
como no se había alcanzado a dar a ninguna dama de esos tiempos.
- 153 --

ROSA CORVALAN

Parece que en el año de 1730 hubo en Lima , una especie de


inspiración para todas, o buen número de damas, y esta influencia
ganó sitio en los Conventos , en los que, en razón de la misma vida
contempla.va que llevaban, quienes a ella se consagraban, fueron
favorecidas por las musas .
Rosa de Corvalán, fué monja del Monasterio de la Concepción ,
centro de la aristocracia, y lugar en el que , encontraban refugio
tranquilo y seguro, las mujeres que habían despedazado su corazón ,
con alguna pasión contrariada .
Fué mujer de gran ingenio , y de ilustración vastísima , muy su-
perior a lo que correspondía a su época, en que más aún , que en nues-
tros días , se cohibía la libre expresión de la mentalidad femenina .
No debemos suponer, desde luego , que expuestas las razones
anteriores, su cultura haya sido algo superior , sino es considerada.
de manera relativa , declarando, que había más mérito, en que la
mujer traspasara los umbrales de la literatura en una época, en
que todo conspiraba contra la elevación de su talento , que hoy que
todo se encuentra al paso , para la mujer que quiere cultivar su in-
teligencia y elevarse a un nivel superior.
Es ci'a ' a por Ricardo Palza, y Eleazar Peloña , como una mu-
jer de mérito y muy superior al medio en que se formó ; y hacen un
juicio crítico de sus composiciones , señalándoles lugar preferente ,
entre las muchas composiciones , que por entonces se hacían conocer
en la capital virreinal.
Los versos de Rosa Corvalán, dice Palma , exteriorizan el sen-
timiento hondo y delicado de una mujer, que sabe explicar el proce-
so de una pasión , siquiera sea ésta la mística , y que llega a inundar
todo el espíritu , de una fruición esquisita , hasta exteriorizarse en
la forma en que , sólo un poeta es capaz de poderlo hacer.
De ella, puede decirse , lo que s ha repetido imprudentemente
de algunas otras . Se adelantó a su época , y tal vez si, por esa razón
no fué bastante bien comprendida .
- 154 -

JOSEFA CRUZAT Y MUNIVE

(Marquesa de la Feria)

Alcanzó el título de marquesa de la Feria , como esposa del


Maestre de Campo , don Francisco Félix de Vega, que fué el pri-
mero que adquiera en 1740, el título de Marqués de la Feria .
Nació en Huamanga y allí fué querida , estimada y admirada
por todas las personas que tuvieron ocasión de aquilatar su privi-
legiado talento, que le permitió conquistar una cultura , que no se
explicaba en las mujeres de su tiempo , para las que, no había ninguna
clase de institutos docentes , en los que tuvieran facilidades , para
progresar y desarrollar su intelecto , tal como lo hacían los hom-
bres .
La viveza y solidez de su inteligencia, le permitió disponer de
una aplicación extraordinaria , que supo dedicar con todo empeño ,
al estudio de las ciencias y artes, que constituian entonces el saber.
Se perfeccionó en el conocimiento del latín, lengua que maneja-
ba , con la misma facilidad que el castellano, y que eso le permitió ,
conocer a fondo a los clásicos y hasta traducir los trozos de mayor
importancia, que eran leídos en las tertulias, que ella provocaba con
ese fin .
Los salones de la Marquesa de la Feria , llegaron a ser el centro
de mayor importancia, desde el punto de vista cultural , y era
allí, donde se adquirían las primeras noticias, del adelanto intelec-
tual , que se pronunciaba en Europa . Sin ser pedante, ni llamar la
atención por su verbosidad, se asociaba a todas las conversaciones ,
teniendo el esquisito tino . de dejar que hablaran las personas , que
a su invitación llegaban a formar su tertulia .
Esa discreción para saber escuchar, sin imponer nunca su opi-
nión , ni hacer gala de lo que sabía , le valieron los más justificados
elogios , y en todas partes se la citaba como a la mujer talentosa,
que se imponía, con la solidez de su saber, sin tener que apelar a
medios pedantes para llamar la atención.
- 155--

JOSEFA AZANA Y LLANO

Pertenecía esta dama, a una familia muy distinguida entre la


aristocracia limeña, y aparte de su esclarecida virtud, que la hacía.
brillar, como la primera en la ejecución de obras piadosas , se
distinguió por la fuerza de su talento y su consagración al estudio,
para vencer cuya afición, tenía que hacer verdaderos prodigios , por
lo mismo que los buenos libros , no abundaban en los tiempos co-
loniales, y era punto menos que imposible, el que fueran facilitados
a la mujer, los pocos que existían en determinada biblioteca de ca-
rácter particular .
La conversación sostenida , con las personas ilustres que for-
maban la sociedad de su familia , y lo que pudo alcanzar a estudiar,
le prepararon una cultura , que se hizo distinguir, como una de
las mejor cimentadas de las mujeres de su época.
Sabido es que, durante el virreinato se sostuvo , tanto por el
hombre, como por la mujer misma , el principio de que, la mujer ha-
bía de consagrarse a la vida religiosa , y no se creía, y esto era sin-
cero, que la inteligencia y la cultura, tuvieran mejor aplicación ,
que cuando estaba dedicada al servicio de Dios , en la dirección de
una de esas casas , consagradas a la vida ascética, y que tanto abun-
daron en la Lima de nuestros abuelos .
Esto explica , la decisión de esta admirable dama, a ponerse en
acción, cuando se trató de que era indispensable fundar en Caja-
marca el Monasterio de la Concepción , y que debían partir de Li-
ma, quien se encargaran de esa fundación.
Doña Josefa Azaña se brindó voluntaria , porque ya se encon-
traba en ese período de la vida , en el que , casi era de reglamento, que
la mujer diera por terminada su misión en el mundo, y se consa-
grara a la vida contemplativa .
Partió pues doña Josefa acompañada de cuatro monjas Capu-
chinas, y debido a su talento y excelentes dotes administrativas , la
casa religiosa se instituyó, y siguió dirigida por ella, hasta que ter-
minó sus días, habiendo prestado muy importantes servicios .
- 156 -

CATALINA DE JESUS Y HUAMAN

Era tan dura la situación de los indígenas en los años colonia-


les, que fué preciso que buenos corazones se pusieran de su lado , y
amenguaran en algo, la desgracia que sobre ellos pesaba . Así lo
comprendió Catalina de Jesús y Huamán , y puso toda su inteli-
gencia y la bondad de su alma, a defender a esa agrupación, muy
digna de ser tratada de manera justa y equitativa, cumpliendo así ,
los simples deberes d: humanidad .
Procuró y lo consiguió, que se dedicara el Beaterio de Copaca-
bana , a asilar a las indigenas , que por su pobreza o aislamiento , no
tuvieran donde guar cerse, para librarlas de todos los peligros , que
sobre las infelices se veía cernerse a cada paso .
El número de las recogidas aumentó considerablement , a tal
extremo , que los recursos con que contaba la institución , llegaron
a ser insuficientes, sin que por esto se acobardara , quin se había
constituído en su verdadera madre .
Se dirigió directamente al Rey de España , solicitando que el
Beaterio fuera ascendido a la categoría de Monasterio , y al mismo
tiempo, pedia al Consejo de Indias, un aumento sobre la renta , que
le estaba asignada, fundando esta petición ; en el gran número de
solicitantes , a quienes no se podía recibir a causa de la penuria eco-
nómica, porque atravesaban. No es posible, imploraba, que cerre-
mos las puertas , a quienes vienen hacia nosotras, para ser ilustradas
en el Evangelio y en la R ligión Cristiana” .
No obstante la justicia de esta petición, el Consejo de Indias
la denegó ; pero, esta valerosa mujer, ante el triste cuadro que
se le pr sentaba, de abandonar a sus refugiadas , quienes día a
dia, se penetraban de la verdad de la nueva religión en que se ini-
ciaban, se resolvió a hacer frente a toda clase de sacrificios con tal
d ' ver coronada su obra , que consideraba santa y justa .
Dotada de un valor, que entonces era de llamar la atención .
salió en romería, recorriendo buen número de pueblos de nueustro
territorioy recogiendo en todos ellos algunas limosnas, penetrando
hasta La Paz , después de visitar las ciudades de la región andina.
— 157 -

Este acto de abnegación y de tan decidida voluntad, llegó a


conmover a quienes lo presenciaron, por lo mismo que, en esos
años , no era corriente, que la mujer se aviniera a solicitar auxilios
pecuniarios siquiera fueran dstinados a un fin tan santo, y los
donativos se multiplicaron, consiguiendo reunir una fuerte suma de
dinero, con la que, terminó las obras iniciadas en la casa central de
Lima, e hizo frente a los gastos ordinarios de la institución.
El crédito de la casa era ascendente, y en todas partes se la ci-
taba como un modelo de orden, laboriosidad y de una vida moral
perfecta .
Habiendo ocurrido , algunos años después , serias disenciones en-
tre las indias y las blancas , que se hallaban refugiadas en el con-
vento de Jesús María, de esta ciudad, se hizo necesario , que la au-
toridad respectiva expulsara a las indias , que parece que llevaron
la peor parte en el disturbio .
Catalina de Jesús , amparó en el acto a las expulsadas, quienes
hallaron abiertas las puertas del Monasterio de Copacabana, donde
encontraron la tranquilidad a que tenían derecho, quienes azo-
tadas por la desgracia, habían tenido que mendigar por la calle , el
suustento diario , sin alcanzar a conmover otro corazón, que el de
esta incomparable mujer. Se confundieron en la comunidad y con-
tinuaron prestando sus servicios y sometiéndose a todo lo que la
Casa imponía .
La iglesia de Copacabana, aunuque contigua a la casa , no perte-
necía al convento de indígenas ; pero , por intervención de su Pre-
lada , se permitió el que usaran el coro alto y bajo, y que así con-
sideraba, como suya , la comunidad, ese lugar dedicado a la ora-
ción .
Al morir Catalina de Jesús, había dejado asegurada la situa-
ción económica del Baterio , que podía sostenerse con sus propios
recursos, debidos a la honradez y laboriosidad de sus hijas.
158 -

MARIA JUANA DEL CASTILLO

Se la consideró en su tiempo, como la verdadera joya del pen-


cil limeño , deslumbrando a cuantos la trataban, por las singulares
muestras de su f cundo talento, y seduciendo con los encantos de
sus acrisoladas virtudes .
Muy dedicada a la poesia, alcanzó a publicar un libro , que se
titulaba "Poesías Sagradas ", en las que pudo trasparentar, toda la
hermosa idea que le merecía la Divinidad.
Según expresión de uno de sus críticos , el señor Llano de Zapa-
ta , en cada pieza de su libro , se descubría el espíritu sublime de su
autora, así como la profunda sinceridad de su misticsimo .
No obstante de que algunos de sus libros llegaron a imprimir-
se, muchos de los original s de sus nuevas producciones, fueron re-
tenidos por el Inquisidor de Lima , don Mateo de Amézquita , quien
encontraba peligroso , el continuo trato de las bellas letras , que
acabarían por despertar la vanidad, en quien no debía pensar sino
en consagrarse exclusivamente a la vida contemplativa.
Así se perdieron los últimos trabajos, de esa admirable mujer,
que indudablemente, debieron ser también los mejores .
No había razón , sin embargo , para ese temor, porque su natu-
ral modestia , le servía de coraza contra la vanidad , declarando since-
ramente, que ella no sabía escribir versos , y que lo único que ha-
cía era cantar, tal como lo hacen los pajarillos , para alabar a Dios .
Sus críticos la llamaron, poetisa de espíritu sublime, y no hay
exageración en ese epiteto, si se considera, que sus versos fueron
muy populares , y que era raro encontrar persona, en aquellos años ,
que no conociera a la espiritual poetisa , e hiciera de ella los más jus-
tos y merecidos aplausos .
María Juana del Castillo, asociada a Alonso de Avila , fundó el
primer Corral de comedias , nombre que por entonces se daba a los
teatros , según la costumbre española.
159 -

ANA DE MEDINA DE MURO

Muy conocida fué esta dama, viuda del Capitán don Juan Muro,
por las obras importantes que llevó a efecto habiendo sobresalido ,
en la fundación del monasterio de Mercedarias, asociada a sus dos
hijas Tomasa y Bernarda , que secundaban valerosamente el entu-
siasmo de su madre. Debido a es arrojo, en el que, no se omitió
ningún esfuerzo, para vencer, se terminó en menos del tiempo , que
entonces se dedicaba a las construcciones . La consagración se hizo
en 1718. que fué cuando llegó la licencia real , que se había solicitado
en su oportunidad .
El monasterio creado, había sido en años anteriores un Bea-
terio, instituído por iniciativa de la dama chalaca doña Ana María
Zavaleta .
La señora Medina de Muro invirtió en la obra que donó a Lima,
310,000 pesos , entregados, parte en dinero , que fueron invertidos
inmediatamente en la obra, y algunas fincas rústicas y rurales , com-
pletaron la suma donada, que se dejaron para formarle renta a la
institución .
La categoría a que había ascendido el primitivo beaterio, y la
favorable acogida , que en todas las clases sociales, le dispensaron,
obligó a las generosas donantes, a no economizar nada, hasta dejar
en condiciones de responder al fin a que se consagraba, esa Casa
de Oración .
Lo admirable fué, que ni la madre ni las hijas , llegaron a ser
monjas, como que, las atenciones que el sostenimiento de esta casa
les significaba, y la necesidad de arreglar todas las diferencias , de
manera que no hubiera ningún entorpecimiento en lo futuro, las
obligó a disfrutar de la libertad, de continuar su vida , en medio de
la modestia , con que siempre la habían reglado .
Desgraciadamente , esos bienes legados , no obstante, la forma
en que se hizo la donación , han pasado a otras manos, quedando la
congregación pobre y en condiciones de no poderse sostener.
―― 1,60 -
-

FRANCISCA VELEZ MICHEL

DE VELASCO

De un espíritu muy levantado sintió la pesadumbre, que domi-


naba a la mujer y de manera especial de la correspondiente a la
clase pobre, que no podía aspirar ni siquiera a la más elemental en-
sñanza, porque no habían centros , en los que pudiera modelarse su
inteligencia .
Nacida en Lima y casada con don Mateo Pastor de Velasco , per-
sona muy culta y de ideas avanzadas , encontró apoyo , en su espo-
so, para llevar a cabo el proyecto que acariciaba , y que, no era
otro, que fundar un Colegio, en el que pudieran ilustrarse las niñas
huérfanas ,que carecían de fortuna .
La escuela se fundó en Lima, y aunque la instrucción que allí
se daba tenía que limitarse a lo que entonces podia ofrecers a la
mujer, adquirían siquiera el conocimiento de la lectura y la escritu-
ra, que les servía para franquear todas las puertas que conducen
al saber .
Puede asegurarse, que esa escuela fundada en las condiciones
indicadas, sirvió de base, para que se pensara, en que era justo dar
a la mujer una cultura semejante a la que adquiria el hombre, pues-
to que, había de ser en todo momento , su constante compañera .
A esta escuela siguieron otras , y se continuó, dando preferen-
cia a la educación femenina , que desde entonces , comenzó a tomar
cierto vuelo , sin que superara en mucho , a lo que se hacía y había
derecho, para exigir a favor de la mujer, quien aunque ignorante,
aspiraba al saber y trataba de sacudirse de las fuertes ligaduras que
la mantenían atada a la tradición . Se creía entonces, como creen no
pocos, hoy mismo, que la ignorancia de la mujer, aviva su fe.
ia feme-
¡ Error gravísimo , que detiene el vuelo de la inteligenc
- 161 -

IGNASIA RAMIREZ DE ARELLANO

A esta ilustre dama, en compañía de su esposo , se debe la ins-


titución religiosa de Nuestra Señora de Valvanera, quienes traje-
ron la portentosa imágen de España, y la colocaron en un altar es-
pecial de la iglesia de San Agustín , estableciéndose un culto activo
e interesante, que se ha trasmitido , como por herencia a toda la
familia , descendiente de esa rama , porque así fué la voluntad de los
fundadores .
Como para sostener ese culto , era necesario disponer de ren-
tas suficientes , la señora doña Ignasia tuvo previsión para todo , e
hizo comprar un solar, a fin de que, con los réditos que producía se
sostuviera el ceremonial debido.
En el testamento se instituía que uno de los miembros de la
familia se convirtiera siempre en Patron de la institución , orden
que se respetó religiosamente, y se sigue respetando , siendo en la
actualidad , Presidenta de la hermandad doña Josefa del Valle y
Osma Vda. de Torrico , y descendiente directa de la fundadora.
- 162

MELCHORA DE JESUS

Esta dama limeña, que acabó siendo religiosa del Monasterio


de Mercedarias en el año de 1705, es considerada como la primera.
mujer de su época, por su notable cultura, consiguiendo , sin preten-
derlo naturalmente, sobrepasar a todas las damas de su tiempo ,
por su capacidad intelectual , que la igualaba a los hombres con quie-
nes alternaba conversando de asuntos, que se referían a Literatura .
Filosofía . e Historia . De todo conversaba con seguridad y sin la.
pretensión de llamar la atención .
Con esa consagración de todos los momentos de su vida alcan-
zó a culutivar su afición a las letras , dejando hermosos apuntes , sobre
los asuntos que más llamaban su atención .
Se asegura, que dejó escrito un libro, con su propia letra , que
es un modelo de caligrafía, en el que hizo una compilación de todo
aquello , que había constituído su alimento intelectual, en las fre-
cuentes lecturas a que consagraba la mayor parte de su vida .
En esa obra, que merecía haber sido impresa y difundida en todas
las casas de religiosas , exponía la verdadera misión de la religión ,
a fin de resolver, todas las dudas, que pudieran surgir en un mo--
mento dado , sobre ciertos puntos , objeto de controversia .
El estilo que usaba era notable, porque había aunado con ad-
inirable tino, una elegancia esquisita a una claridad impecable.
Todo lo que produjo su privilegiado talento, quedó inédito , co-
rriendo la suerte, de aquellos papeles, que no encuentran una mano
protectora, que los salve de la indiferencia y del olvido .
MELCHORA DE JESUS
― 163 -

ANA MARGARITA DE GALVAN

Y CUELLAR

Hija del Ayudante Mayor don Juan José Calván y de doña


Silvestra Cuéllar y Orellana , nació en Lima en el año 1709. Es con-
siderada como una de las mujeres dotadas de mayor capacidad, en
los años que viviera . Se dedicó con gran afán y con el mejor éxito
a las Letras , alcanzando un adelanto, que por entonces, no se ima-
ginaba , que pudiera ser compatible con la mujer , a quien se miraba
como a un ser incapaz , de profundizar, estudios , que sólo el hombre
debía emprender.
Más notable se hizo por la perfección, con que llegó a mane-
jar el estilo epistolar, admirando a propios y extraños , la discre-
ción y elegancia , que reinaba en todas sus cartas, las que se propaga-
ban por todas partes, por lo mismo , que su actividad social , tendía a
extender, el círculo de sus relaciones.
Pero, no terminaban allí sus habilidades ; fué una artista nota-
ble en el canto y en la ejecución del piano y otros instrumentos de
la época . Dejó una gran cantidad de piezas de música ; se asegura ,
que entre ellas se encontraban, todas las que se conocían en esos
años . Eso prueba su cultura musical , que la llevaba a proporcio-
narse los ejemplares de las principales obras .
Su inspiración musical dió margen a motivos místicos, que
resonaron en los actos más solemnes de nuestra santa religión.
Los templos de Lima , principalmente el de la Merced , recibieron
sus especiales composiciones , dedicadas a cada una de las grandes
festividades, que era costumbre el celebrar .
Prestó su fama, traspasó las fronteras patrias y en muchos de
los principales pueblos de América , se introdujeron sus bellas com-
posiciones, las que, eran elogiadas con ocasión de alguna fiesta
clásica, que se celebrara .
- 164 .-

Parece que la suma delicadeza , en que mantuvo su espíritu ,


arrebatado por la inspiración de la poesía o de la música, aparta-
ron su alma de las regiones mundanales, para hacerla vivir en
los ideales del misticismo.
Los últimos años de su vida , quiso pasarlos, como en efecto los
pasó, entregada a la vida contemplativa, en un convento, sin que ,
la clausura hubiera contenido, la fecunda inspiración , que fué siem-
pre la principal dote, que recibiera al venir al mundo.
- 165 -

MARIA RITA ZUBIZARRETA

DE SAN MARTIN

Era natural de Huancavelica y fué considerada como una de


las damas más acaudaladas de su época, allá por el año de 1715.
Poseía un buen número de minas que todas producían ingentes
sumuas de metálico, y sus haciendas eran tan ricas y florecientes ,
que la renta puede asegurarse, que en sus manos se multiplicaba,
por obra de milagro .
Lo admirable, en la posesión de esta fortuna, es que ella era
la que administraba todos sus bienes, y dirigía sus trabajos , ora
en los campos que cultivaba, ora en las minas , con la seguridad
de un experto agricultor y minero . Sus operarios todos la querian
y obedecían. Jamás hubo huelgas , ni habrían sido necesarias, por-
que trataba a todos sus dependientes con la debida consideración ,
y el más exagerado principio de justicia.
Buena parte de su renta invertía periódicamente en la construc-
ción del santuario del Señor de Acoria en Ica, que según la popular
conseja, fué una imagen de Cristo , aparecida , por obra de un mila-
gro indiscutible, en el mismo sitio en que se levantara el templo,
y cuya devoción subsiste hasta hoy. No quedó en sólo esto , su
generosidad . Señaló luego una renta para el sostenimiento del
santuario y para un Capellán . Años después , dedicó la mayor parte
de su fortuna a que se levantara el magnífico templo de San Fran-
cisco, que hoy se admira en Huancavelica y cuya belleza arquitec-
tónica, así como el artístico tallado de los retablos, son justamente.
alabados por todas las personas, que tienen ocasión de visitar esa
verdadera joya del arte cristiana en el Perú.
La graciosa donante, no omitió nada , de cuanto puede consti-
tuír el lujo de una casa consagrada a Dios .
Años después , en 1760, un hijo de esa señora , Fray Pedro de
San Martín y Zubizarreta , llegó a ser Guardián, en el Convento
que se había edificado con los caudales, de su noble y cristiana
madre .
- 166-

MICAELA BASTIDAS

Corría por sus venas, la sangre de los Incas , de aquellos va-


lientes defensores del Imperio de sus antepasados , y para quienes
norir, no significaba un sacrificio, porque tenían la esperanza de
unirse allá, a los que vivían a su lado .
Fué esposa de Tupac Amaru II , verdadero Precursor de la Eman-
cipación de América. La posteridad le ha olvidado. Ningún símbolo
que recuerde ese sacrificio, sin igual ; nada, que haga pensar a la
generación actual , que ese infeliz indio se sublevó contra una tiranía ,
que tendía a diezmar su raza, embruteciéndola cada día más .
Su esposa y leal compañera Micaela Bastidas , fué la confi-
dente de todo el movimiento revolucionario , y quien, en su condición
pasiva, podía comunicar todas las órdenes , que se trasmitían a quie-
nes estaban comprometidos en el movimiento.
Puede decirse, que todo el complot debió la gran actividad
con que se desenvolvió, a esa valerosa mujer, que no vaciló en nin-
gún momento y corría descalza por los campos , penetrando a los
pueblos y llevando en su corazón , le leyenda que debía referir a to-
dos para interesarlos a favor de su causa .
Así sucedía ; cada día ganaba en prestigio y el número de los
adeptos era numeroso . Descubierto el complot y tomado prisionero
Tupac-Amaru, se le llevó al Cuzco , para procesarlo, por orden del
Virrey don Agustín de Jáuregui , y en la orden se envolvía la pri-
sión de la esposa y de los hijos .
Micaela pudo huiír. Sabido es , que cuando los indios toman los
vericuetos de la cordillera, que sólo ellos son capaces de conocer y
de vencer, son inencontrables. Sin embargo , Micaela que siempre
estuvo unida a su esposo , en la acción, debía estarlo en el martirio
cruento a que se le sometió .
Soportó el tormento, sin confesar cual era el plan que existía.
Se le dijo que le iban a cortar la lengua y a ahorcarla en seguida,
lo mismo que a sus hijos, y que el último sería, su esposo . Que
confesara .
- 167 -

Manan, fué toda su respuesta .


De la misma manera , que las mártires griegas y que las cris-
tianas, se entregó a sus verdugos, sin delatar a aquellos que esta-
ban comprometidos en la acción .
El velo del olvido se echó luego , sobre esa incomparable mu-
jer, cuyo postrer aliento debe haber conmovido los elementos de la
naturaleza , desencadenando en forma de lluvia , el llanto del cielo ,
y repercutiendo desde las pampas argentinas, hasta las riberas del
Caribe, como el sacrosanto somatén , para la reivindicación de los
derechos de los pueblos americanos.
- 168 -

TOMASA CONDOMAITA

Gobernaba el Perú don Agustín de Jáuregui. Se presentía un


movimiento de los criollos , contra el gobierno ibérico, que extre-
maba cada día más y más , sus medidas de rigor.
La sublevación de Tupac Amaru II , intranquilizaba a las autori-
dades españolas , por lo mismo, que los naturales , disponían de una
extensión considerable, conocedores profundos como eran de la
topografía de su suelo .
Las mujeres prestaron una colaboración decisiva y de grandes
resultados , habiéndose distinguido de manera muy especial, la heroína
Tomasa Condomaita, quien en compañía de Micaela Bastidas, la
esposa del infeliz Inca, sublevaba a las tribus, y les hablaba de
una patria grande y libre, como la de sus antepasadas .
Los españoles alcanzaron a tomarla prisionera y entonces la
sometieron a toda clase de martirios , para que denunciara el plan
que se fraguaba contra ellos . Todo fué inútil , y soportó los mar-
tirios , con una serenidad de santa, que hacía recordar a las vírge-
nes que, en Roma, sufrían todo, por su religión .
Ofrecida su libertad y la de sus hijos , si hablaba, se negó como
lo había hecho en los momentos, en que el dolor arrancaba sus car-
nes .
Perdida la esperanza de haceria hablar, fué condenada, junto
con toda la familia del mártir peruano, al terrible drama sangriento ,
que se realizó en el Cuzco , y que siempre caerá como un anatema ,
sobre la crueldad que el conquistador, impuso en la más hermosa
y la más rica de sus colonias.
- 169

MARCELA CASTRO

Abrazó con tenaz empeño , la causa de Tupac Amaru, y aun-


que el desastre ocurrido atemorizó a los más animosos , permitién-
doles acogerse al indulto real, esta indómita mujer, que sólo tenía
ante su visión, el cuadro del desastre sufrido por los hombres de su
raza, se comprometió nuevamente, y sin medir las consecuencias, en
los planes fraguados por el hermano del desdichado indio, Cristo-
bal Tupac Amaru. De esa manera , el incendio revolucionario co-
menzaba a propagarse en los pueblos del interior, conmoviendo a
todos los indios, que esperaban la hora de la rehabilitación de sus
derechos .
La influencia de Marcela Castro era avasalladora : a su voz to-
dos se levantaban, y le creían por la sinceridad que se adivinaba a
través de sus cortos , pero elocuentes discursos . No pensaba sino en
conseguir la libertad de su raza, y en vengar la muerte ignominiosa
que habían dado a los principales de su familia .
La indignación de Marcela era tan grande ; se hallaba tan con-
movida, con todo lo que había ocurrido, que no tenía en su espíritu,
sitio preferente la reflexión. Ese estado de exhaltación, la perdió .
Los insurrectos establecieron su cuartel general en Marcapata,
por el año 1783, tomando Marcela parte activa en todo cuanto se
fraguaba. Desgraciadamente, no contaban con recursos suficientes , y
eran muy perseguidos, por lo mismo que hacía poco que, se había
dominado el movimiento de José Gabriel Condorcanqui , que en
tan grave peligro, puso al Virreinato .
La revolución fué sofocada a poco de haber estallado, y al ser
apresados sus autores, no escapó la infeliz Marcela , que se resignó
a sufrir, todo lo que impusieran sus tiranos .
Marcela Castro fué condenada a muerte, no sin que , antes pe-
saran sobre ella , todas las penas infamantes, que eran de estilo , en
esos tiempos de tiranía y de crueldad . La primera parte de la
horripilante tragedia , consistía en sacarla de su casa , atada de pies
y manos y metida en un saco, para que fuera arrastrada a la cola
170 -

de un caballo ; así fué llevada hasta la plaza del Regocijo , donde


estaba levantada la horca, y como operación previa, le cortaron
s la con-
la lengua . Quedó en seguida, colgada para que todo
templaran, y adquirieran así escarmiento.
No terminó con eso , la escena de encarnizamiento inaudito . El
cadáver debía ser descuartizado , para que los restos se repartieran
a los lugares, donde convenía sembrar el terror : la cabeza se colocć
en una picota, en el camino a San Sebastián ; un brazo se mandó
para que se expusiera en lugar público , en el pueblo de Sicuani ;
otro brazo se remitió a Urcos ; una pierna fué llevada a Pampamar-
ca ; la otra pasó a Ocongate. Todavía faltaba algo más : el resto
del cuerpo fué quemado en una hoguera, en la plaza del Regocijo y
luego, las cenizas se arrojaron al viento .
Así acabó esa modesta patriota , víctima del amor a la libertad
y fiel defensora de la justicia del derecho de los suyos .
Nada se ha hecho por recordar ese sacrificio silencioso , y lleva-
do a cabo, sin mira interesada alguna, ni siquiera, la sed del renom-
bre. Heroína silenciosa, justo es que la posteridad la recuerde con
respeto y gratitud .
ELENA RODRIGUEZ DE CORTE REAL DE
GALDAMEZ
- ----
171-

ELENA RODRIGUEZ DE CORTE REAL

DE GALDAMEZ

Esposa del Capitán Benito Galdámez , pertenecía a una de las


más distiguidas familias de la ciudad de Moquegua , lugar donde na-
ciera esta filántropa dama .
Establecida en Lima , después de viuda, trabajó activamente
hasta fundar el monasterio de Santa Rosa, contribuyendo con la su-
ma de ciento treinta mil soles, representados por dos haciendas y
unas casas , que entregó para que fueran vendidas, en la cantidad in-
dicada, según la tasación hecha con ajuste a la ley .
En el año de 1704 se obtuvo el permiso del rey, para la funda-
ción, instalándose el primer establecimiento, que había de evolucio-
nar en el Beaterio , en la finca que, para el caso se compra-
ra en la calle frente al Santuario , y que después se trasladó a San
Sebastián .
El Monasterio se abrió, por fin, no sin hacer grandes gastos , y
poner en acción toda la obra de esa mujer admirable, en 1708, en el
mismo lugar que corresponde a la casa, que años después ocupó
la Santa Limeña .
Doña Elena, como generalmente se le conocía, fué declarada co-
mo patrona y fundadora de la institución.
En su testamento , no olvidó su ciudad natal , y dispuso que se
entregaran cuatro mil pesos , para la refección de la iglesia , en que
había sido bautizada y que, con este motivo, se repartieran dona-
tivos a familias necesitadas, y que fueran de cierta posición social ,
que por su misma decencia, no tienen valor para pedir, ni solicitar
limosnas . Discreta y prudente, sabía el momento oportuno, en que
le correspondía hacer las entregas, que así llegaban en el momento
en que, más se les necesitaba'
- 172 -
-

MARIA MANUELA CARRILLO DE

ANDRADE Y SOTOMAYOR

La obra literaria de esta dama , allá por el año de 1757 , fué muy
discutida, por lo mismo , que se imponía la ignorancia durante el
período colonial , y no se quería aceptar el que una mujer se hiciera
notar, por las excelencias de su bien cultivado talento .
Sería temerario, el pretender que la obra de la señora de An-
drade y Sotomayor, hubiera resultado perfecta, siendo como fué ,
una manifestación espontánea , en la que no tuvo el auxilio de un
maestro que dirigiera sus aficiones, y ni siquiera la libertad , de es-
coger los libros que habían de dirigir su inteligencia . Ya sabemos ,
que los tiempos coloniales, no se distinguieron por la intensidad de
la cultura , la que era aun, mucho más restringida , si se trataba de
la mujer .
Estos antecedentes , han de ceder paso a la indulgencia, con que
se debe juzgar la obra de esta notable dama , en la que , no se en-
contrará ni la elegancia , ni la perf cción apetecibles , y apenas si , se
desborda una imaginación exuberante, y un sentimiento muy deli-
cado .
No obstante las acusaciones, que siempre se hicieron, a cuan-
to brotó de la pluna de esta insigne limeña , el número de sus admi-
radores superó a sus detractores , y mereció que se le llamara la
limana musa, lo cual era bastante significativo , por lo mismo que
en lugar de elevar la obra femenina, se trataba de apocarla, sea
con la burla o con lo que es más grave, con la indiferencia .
Nuestro gran tradicionista , el inmortal don Ricardo Palma,
decía de ella : "No hubo en su época, pluma más fecunda ni me-
jor dirigida". Y, sabido es que el autor citado no se distinguó
nunca, como feminista ; sin embargo, era justo.
Manuelita Carrillo, como se le llamaba familiarmente , se de
dicó con preferente entusiasmo a la poesía, sobresaliendo en
géneros amatorio , bucólico , anacreóntico y epitalamio . En este úl-
timo género ha dejado muchos y muy interesantes sonetos.

- 173 --

No escapó al gongorismo, que primaba en el siglo XVIII, y


así se observa , que en los versos que compuso, con motivo de la
muerte del Rey de Portugal , don Juan V. lo mismo que en los que
dedicó a María Amalia de Sajonia, diez años más tarde, la am-
pulosidad de su estilo , era la nota característica .
DE
Puede decirse, que nunca tuvo reglas para escribir , y que lo
hacía con la misma facilidad con que hablaba . No estudió Litera-
tura, ni métrica , ni tuvo nociones especiales, que encarrilaran sus
producciones. Rimaba, como cantan los pájaros , espontáneamente.
el También escribió algunas comedias, que fueron representadas
con notable éxito, y acogidas con gran entusiasmo. Llano de Za-
al

pata, hace un estudio muy elogioso , de la que escribió con moti-


vo de las exequias del Rey don Juan de Portugal.

t
- 174-

MANUELA ORRANTIA

Perteneciente a una familia aristocrática de descendencia es-


pañola, brillaba en los salones coloniales , no sólo por el lustre de
su nombre y su belleza , sino principalmente por su fino y deli-
cado talento , así como por su erudición superior, que hacía que
se la considerase como una de las primeras causseures, en los aris-
tocráticos salones .
El género a que se dedicó a escribir fué la poesía lírica , para
la que abundaba en la más fina y delicada inspiración . Su cultu-
ra era sorprendente , y decimos que lo era, porque careciendo en-
tonces la mujer, de buenos colegios , o considerándose todavía la
máxima de que a la mujer le bastaba saber manejar su hogar, era
de admirarse , que hubiera ejemplares que como Manuela Orrantia
descollaba en sus trabajos literarios igualándose a muchos de los
escritor s de aquellos años .
Desgraciadamente la escuela gongórica, dominaba, y diluían
demasiado en palabras huecas y sonoras , las ideas que así , se resen-
tían de espontaneidad .
Aún expuestos estos defectos, que pueden considerarse como
una enfermedad de su tiempo , sobresalió por su estilo fino , castizo
y elegante, así como por la fuerza de su expresión, que la hacia
igualarse a los principales escritores de su tiempo.
Orrantia, el hermano de Manuelita, formó parte de la Junta de
Temporalidades , creada por el Virrey de Amat. Los dos herma-
nos , muy dados a sus aficiones literarias, y penetrados , por sus
lecturas de las obras modernas y del movimiento político , que sacu-
día al mundo , tuvieron en su casa, tertulias, a las que asistía lo
más selecto de la sociedad criolla, y en las que se comprendía a los
hombres de más valor intelectual, y que alcanzaron a ser muy co-
mentadas .
Manuelita, que era la nota rosada de las tertulias, en los mo-
mentos, en que se dejaba de lado la política , recitaba tanto en cas-
tellano, como en francés y en italiano, las poesías más en boga,
por entonces,
- 175 -

JUANA CALDERON

(Marquesa de Casa Calderón)

La Marquesa de Casa Calderón , se distinguió siempre como


una dama ilustre, muy hermosa mujer y conocedora de la Li-
teratura Castellana . Poseía a la perfección, dominándolas en to-
talidad, las lenguas latina , griega y francesa , estudio al que se de-
dicó con excelente resultado , cuando apenas contaba diez años .
Tradujo muchos poemas griegos y latinos , y así pudo familiari-
zarse con los clásicos , a quienes imitó de preferencia , a cualquier
otro autor. En todos sus escritos domina el más refinado clasi-
cismo y se distinguió entre los escritores de su siglo, por esa ten-
dencia del más puro y refinado gusto literario .
Dotada de una memoria privilegiada , asimilaba cuanto leía , y
repetía trozos extensos de la Iliada y la Eneida, en las lenguas
nativas , y dominaba sin mayor esfuerzo , la Filosofía y la Metafi-
sica, ciencias no del todo generalizadas entonces, principalmente,
cuando se refería a la cultura femenina.
Todo lo que escribió, que fué mucho, quedó inédito , por lo
mismo que no se disponía en esa época , por parte de los escritores ,
de facilidades para la publicación de las obras y los periódicos eran
de una extensión mesurada , de manera , que no quedaban las co-
lumnas a disposición de los escritores.
Faltando un campo más abierto , para que se lucieran los es-
plendores del talento de la Marquesa de Casa Calderón , quedaron
reducidos a brillar en las tertulias sociales , que se fomentaban con
relativa frecuencia , y en esos centros , si bien reducidos, en cam-
bio, muy selectos, eran escuchadas sus composiciones, en prosa y
principalmente en verso , que era a lo que más se dedicaba , con
vivo interés , aplaudiéndola ardorosa y entusiastamente. Por mucho
tiempo , sus versos y cuentos aristocráticos , sostuvieron el interés de
las grandes fiestas , en las que, la autora figuraba como un astro de
primera magnitud.
- 176 -

MICAELA VILLEGAS

Nació en Huánuco en 1739 y a los 21 años entró al Teatro ,


siendo célebre actriz cómica y tiple discreta y elegante, que ha-
cía las delicias del público de Lima allá por los años de 1760 a 1785,
siendo muy joven , hermosísima y dotada de sentimientos muy de-
licados y de manera especial inclinada a la piedad.

Cuentan las crónicas de la época, que a los veinte años , Mi-


caela Villegas, era la primera cómica peruana, que recitaba versos
de los ingenios españoles , en los teatros de Lima. Fué ella, la pri-
mera artista, que recuerda la historia del Teatro en el Perú , lle-
gando ser asentista del Teatro de Lima, por muchos años , en
unión de su esposo don Fermín Vicente de Echarri.
Dicen que era una mujer seductora , de una inteligencia muy
viva y rápida ; hablaba con gran locuacidad y salpicaba de chis-
tes discretos su conversación , haciéndose de esa manera mucho
más atrayente ; complacíase en la sociedad inteligente e ilustrada
y tenía muy desarrollado el sentimiento de lo bello y de lo gran-
de ; era profundamente religiosa y en extremo caritativa .

Fué esta graciosa artista en la época del Virrey Amat , lo que


la Dubarry en el reinado de Luis XIV, quien por cariño le dió
el nombre de Perricholi.
Estando aún en la plenitud de sus facultades de artista, y de
mujer hermosa y de moda , abandonó la escena del Coliseo de
Lima, para entrar en un convento donde fué modelo de caridad y
mansedumbre .

A propósito de sus sentimientos exaltados de piedad, se cuen-


ta lo siguiente : el día de la Porciúncula, fiesta que se celebraba con
gran pompa en aquellos años, en la Alameda de los Descalzos , se le
ocurrió ir al paseo de la Alameda en una lujosísima calesa , que tenía
incrustaciones de nácar y varillas de metal amarillo , siendo el fo-
rro de los asientos de seda rosada. Esto , cotno era natural , provocó
gran escándalo en la sociedad limeña . Cuando regresaba del paseo,
177 -

encontró por el puente al cura de San Lázaro , que llevaba el


Viático a pié. Hizo parar al calesero, descendió de la calesa y la
regaló en el acto , con caballos , calesero, pajes y todo lo que con-
tenía , a la parroquia, exclamando : No es propio que vaya el San-
tísimo Sacramento a pié y una pobre pecadora, como yo , en ca-
lesa .
- 178

JOSEFA BRAVO DE LAGUNAS

Después de haber sido , por buen número de años , todos los


que correspondieron a su primera juventud, la niña mimada de
la sociedad colonial, en la que era elogiada con vivo entusiasmo ,
por su singular talento, su belleza poco común, y su ingénita bon-
dad, asociada a la más esquisita filantropía, parece que se cansó
de todos esos donativos, que la sociedad le derrochaba sin limita-
ción .
No escapó al mal de la época, y cayó dominada por el conta-
gio reinante, cancelando sus cuentas con la buena sociedad a que
pertenecía, para encerrar su juventud y los tesoros de que estaba
adornada, en el convento de la Concepción , donde fué recbiida con
tan singulares muestras de alegría , que poco después de su pro-
fesión, se le eligió Abadesa.
Ricardo Palma, en su discurso de orden , a inaugurarse en
1887, a la Academia Peruana , hace de ella , los más grandes y me-
recidos elogios , declarando , que su obra literaria era digna de figu-
rar al lado de cualquiera de los mejores escritores de su siglo .
La vida austera a que se consagró en los últimos años de su
vida, no ahogó su inspiración, que continuó desbordándose, como
un torrente incontenible. Desgraciadamente, como ante el criterio
de la orden a que pertenecía, se consideraba como muestra de
vanidad mundanal, la exhibición de las primicias de ese talento ,
que tendía a exteriorizar cuanto concebía en sus momentos de ins-
piración , no se hicieron conocer al público , los versos que conti-
nuó escribiendo.
Dignas de figurar, al lado de las poesías místicas de Fray Luis
de León, y demás clásicos de la época , las inspiraciones de la mon-
ja peruana , quedaron refugiadas entre los muros del convento ,
considerando pecaminoso el exponer un idea. nueva, brotada del
mismo amor divino , o encargada de ensalzar las bellezas con que se
engalana la naturaleza , como obra de ese Divino Autor, al que con-
sagró toda su obra poética .
- 179

El tiempo se encargó de apaciguar esos entusiasmos líricos, con-


sintiendo que las musas dejaran de visitarla , hasta quedar convertida
en la austera monja, que más es una máquina viviente, que un ser
que piensa y siente .
El fanatismo dominante, envolvió también a esa gran mujer,
dotada de cualidades tan superiores, que pudo haber influ´do en
forma muy ventajosa, sobre la juventud femenina de su épo-
ca.
180-

FRANCISCA DE MONCADA

GALINDO Y VERASTEGUI

(Condesa de Olmos)

Esta notable dama, de la alta y pura aristocracia , no hizo valer


la elevación de su alcurnia , sino para brillar por su bondad , por-
tándose con ricos y pobres, con la más alta fraternidad .
Su casa estaba abierta para todo el que necesitara de ella algún
consuelo, algún auxilio o alguna protección . Se la llamaba, con
mucha justicia , la madre de los desgraciados.
La Condesa de Olmos, fué madre de doña Mariana , que tan
alta figuración llegó a tener, como escritora avanzada de ideas jus-
tas y nobles y del Gran Mariscal don Luis José de Orbegoso , Conde
de Olmos, que fué uno de los primeros Presidentes, en el período
republicano .
Sostenía el principio de que la mujer es la llamada a formar
el corazón de sus hijos, y en ese sentido , fué muy asidua en el cui-
dado y la dirección de su familia, llegando a formarla en la escuela
del deber y de la rectitud .
FRANCISCA DE MONCADA MORALES
GALINDO Y VERASTEGUI

Condesa de Olmos
- 181-

MARIANA DE ORBEGOSO DE

GANOZA

(Condesa de Olmos)

La cultura de esa gran dama sobrepasó a lo que en su época


podía alcanzar la mujer y se dedicó con gran asiduidad a la
lectura de las obras más importantes, que entonces podían intro-
ducirse a nuestro país , a tal extremo , que fué terriblemente perse-
guida por el Tribunal de la Inquisición, en razón de habérsele acu-
sado de leer y conservar en su casa obras prohibidas , por contener
lo que entonces se llamaba ideas contra la Religión .
Sus principios fueron muy avanzados y liberales, en relación con
las obras que leía, sin que por esto pudiera tildársele de irreligio-
sa, pues comprendía y cumplía con severidad puritana , todos los
altos deberes que impone la religión de Cristo .
Nació en Trujillo esta gran dama y fué hija de don Justo de
Orbegoso y Burritarán , Oidor de la Real Audiencia de Quito y de
doña Francisca de Moncada y Morales, Condesa de Olmos.
Siendo muy joven contrajo matrimonio con don Mariano Vás-
quez de Ganoza y Cañas , y en su esposo no encontró sino un há-
bil consejero y compañero de la obra que se había propuesto rea-
lizar, extendiendo la cultura en la mujer, que era contenida por
quienes abogaban porque la mujer ignorante es más creyente y
mejor cristiana. Error muy grande, que doña Mariana trataba de
destruír con su noble ejemplo .
Escribió sobre muchos temas de actualidad y especialmente so-
bre la defensa que hiciera al verse perseguida injustamente por
un Tribunal , que deshonraba la sublime religión del Divino Maes-
tro, materializándola y conduciéndola por erróneos caminos.
Se puede asegurar sin caer en exageración, que fué la mujer
más ilustre de su tiempo en el pueblo que la vió nacer.
- 182

ISABEL DE ORBEA

Fué una inspirada poetisa , que desde muy niña se hizo notar ,
por los versos que escribía, en forma tan natural y espontánea, que
no parecía sino , que jugaba, como que se inició en esa edad, en
que las niñas se entregan del todo a sus juegos y travesuras pro-
pias de su tiempo . Era cuando hablaba tan seria y reflexiva , que
contrastaba esa actitud, con su exterior infantil, que olvidaba por
completo, en los momentos en que escribía , sin dirección alguna,
y hasta, sin que a ella misma se le hubiera ocurrido, el pensar que
mer cía llamársele protegida de las musas. Las condiciones pro-
pias de su carácter, se reflejaron en sus composiciones, n las que
se trasparenta una alma , anhelosa, de vivir en otro medio que sea
capaz de comprenderla.
Sus versos, que dejó escritos en buen número, fueron todos del
género lírico . Estos trabajos interesantes en alto grado , eran el
exponente perfecto del alto vuelo que pudo haber tomado la cul-
tura de la mujer, si se la hubiera dado dirección superior . Des-
graciadamente, entonces, con más exageración que hoy. se pensa-
ba y sostenía, que a la mujer, con el cuidado del hogar, le sobra
mundo. Poco se conserva de sus importantes producciones ; sin em-
bargo, se cita el nombre de la señorita de Orbea, en buen núme-
ro de documentos , que existen en los archivos coloniales .
Mujer de gran mérito y de talento superior, ocupó puesto
prominente en la sociedad aristocrática a que pertenecía, no opo-
niéndose el cumplimiento de sus deberes sociales, a sus aficiones li-
teratas, que cultivó de preferencia, dedicándoles buena suma de
tiempo . Además de los muchos versos , que con notable fecundidad
llegó a escribir, dejó también muchos cuentos, algunos romances
y hasta se adelantó a escribir unas pocas novelas , que fueron jus
tamente elogiadas y juzgadas. En todo lo que escribió, fuera en
prosa o en verso, se trasparenta su espíritu filosófico , de vuelo muy
alto , muy superior, a lo que se podía esperar en aquellos años ,
de la mujer cohibida por las mil trabas, que sobre ella pesaban.
183

Escribió muchas máximas liberales, sujetas en su texto a la


más refinada moralidad. La influencia que así ejerciera llegó a
crear temores en el Clero, dada la franqueza con que exponia sus
ideas . No podía entonces, permitirse, el que una mujer, tuviera
el avance de exteriorizar lo que pensaba , y el Tribunal de la Santa
Inquisición, le prohibió bajo terrible amenaza, el que continuara
escribiendo .
Le fué preciso obedecer, y desde ese momento , resolvió , que
sino podía decir la verdad y todo lo que sentía , era preferible ,
guardar silencio absoluto. El poder de ese tribunal era tan grande
y los castigos aplicados a las faltas reales o imaginarias, tan crue-
les y sobre todo , de tal manera humillantes , que el único camino.
que quedaba era obedecer. La escritora cedió, ante la imposición
de esa fuerza abrumadora .
Así se apagó esa luz, que tanto podía todavía contribuír a ilu-
minar a las mujeres de su época .
- 184 -

LAURA MELGAREJO DE SOTO

Esta distinguida dama, disfrutó de una alta reputación, por


sus virtudes y principalmente por su excepcional instrucción, des-
tacándose en las materias religiosas. Unida en matrimonio , desde
muy joven, con don Juan de Soto, Rector que fué de la Universi-
dad Mayor de San Marcos , tuvo oportunidad de dirigir su talento
por los senderos de la sabiduría , descollando en todo, y laborando
junto con su esposo , en muchos puntos que atañían a su elevado
cargo .
Como era entonces punto de honrilla , el trabar amistad con
Rosa de Santa María, fué una de las que formó su círculo íntimo,
contagiándose así, de sus excelsas virtudes místicas.
La vida intelectual y moral de Laura Melgar jo, era admira-
da de manera general, y las pruebas de su privilegiado talento, se
encontraban a cada paso , señalándose las huellas que doquiera se
dirigía, dejaba grabada su inagotable caridad .
Su muerte fué muy sentida , cosa que ocurrió, cuando aún era
relativamente joven. Las crónicas de la época , aseguran que la
ceremonia funeraria a que dió lugar su sepelio , fué algo extraor-
dinariamente suntuoso , concurriendo el Virrey, el Arzobispo , los
Cabildos y las Corporaciones, distinción ésta , que habla muy alto a fa-
vor de la fama que disfrutaba.
La biografía de esta dama de tantos merecimientos , fué escri-
ta en forma muy elogiosa, por uno de los Padres de la Compañía
de Jesús, más en boga por aquellos años , la que fué luego muy di-
fundida, para que sirviera de noble ejemplo, y luego se le con-
servó en las principales bibliotecas de los conventos y de los cen-
tros culturales , cumpliendo así justicia , a quien pasó por la vida,
dedicada sólo a practicar las más excelsas virtudes .
10

MARIANA DE QUEREJAZU Y CONCHA DE SEGUROLA


9
- 185 -

MARIANA DE QUEREJAZU Y

CONCHA DE SEGUROLA

Fué tal vez, la dama más notable de su tiempo . Su valer ad-


quirido por su esquisito talento, su vasta cultura y su gentileza in-
comparable, le hicieron conquistarse un prestigio, como no lo ha-
bia obtenido hasta entonces , ninguna mujer en América.
Se le consultaban muchos asuntos de importancia social y has-
ta política, de donde arrancó el dicho aquél de que : en Lima ha-
bían tres poderes : el Virrey, el Arzobispo y doña Mariana de Que-
rejazu.
Esta admirable dama, en medio de su alta posición, era notable
por su bondad y sencillez . Entronada con la alta nobleza española ,
se rodeó siempre de lo más aristocrático por la sangre y por el ta-
lento . Su salón llegó a ser el centro de reunión de lo más selec-
to de la sociedad virreynal, y las distintas personalidades , que
allí se congregaban, buscaban la oportunidad de cambiar ideas.
con doña Mariana , seguros de recibir un consejo o una adverten-
cia oportunos .
Nació en Lima, del matrimonio del doctor Antonio H. de
Querejazu y Mollinedo, Caballero de Santiago, Oidor de la Real
Audiencia de Lima y Capitán General de Charcas ; y de doña Jo-
sefa de Santiago Concha y Errausquin . Su abolengo, la posición so-
cial de su familia, su gran talento y singular belleza, hacían de
ella, una especie de astro , alrededor del cual, giraban muchos otros .
Por primera vez , se daba importancia en la capital colonial
a la cultura femenina asistiendo a verdaderos torneos , de una con-
versación espiritual y en la que, el talento de doña Mariana , se
destacaba en primera fila.
Joven aún, contrajo matrimonio con el señor doctor don Ja-
cinto de Segurola, formándose ese nuevo hogar, sobre bases muy
felices , en las que , la distinción , la elegancia suprema, el talento y
la práctica de todas las virtudes cristianas, irradiaban con los más.
vivos y hermosos destellos .
― 186 ---

No se recuerda , que haya dejado escrita ninguna obra ; pero


su correspondencia tanto familiar como política, se cuenta, que fué
notable, tanto, que podía tomársele como modelo de estilo episto-
lar , al lado de la de Mad de Sevigné, y de otras escritoras igualmen-
te notables , por su fecundidad , elegancia en el estilo, y sobre todo ,
por haber conservado, lo castizo de la lengua, en todos los do-
cumentos, que legó a su familia.

1
― 187 .-

MARIA FERNANDEZ DE

PAREDES DE CALDERON

DE LA BARCA Y BOTA

Era natural de Lima y contrajo matrimonio con el dist.ngui-


do caballero , don Alonso Calderón de la Barca y Bota , Señor de
Valdemoro y poseedor de varios mayorazgos en España . Quedó
viuda muy joven, y desde entonces , consagró su vida , sólo a hacer
el bien, en conformidad con los dictados de su corazón y según las
modalidades de la época . Contribuyó con la suma de sesenta mil
pesos , para la construcción d1 monasterio de las Nazarenas , por
estar en toda la efervescencia el culto al Señor de los Milagros ,
recién aparecido, según lo referido por la tradición .
Después de la ruina del Callao y el consiguiente terremoto ocu-
rrido e Lima, que malogró casi todos los templos, su generosi-
dad se hizo sentir, y entregó veinte mil pesos , para que se conti-
nuara la obra interrumpida .
En el año 1752 hizo construir, corriendo ella sola con todos
los gastos , una Casa de Ejercicios para Mujeres , en la que se le-
vantó al mismo tiempo , una suntuosa Capilla . No terminaron aquí
sus donativos , sino que fijó una renta , para que se sostuviera esa
Casa, cuya dirección correría a cargo de los Padres Jesuitas.
Cuando la Orden fué expulsada , por petición del Virrey Amat,
la señora donante , pidió al Virrey, consiguiéndolo , que se lẹ en-
tregara la Casa, para dirigirla personalmente lo mismo que la
chacra, situada en la Magdalena, llamada "Ejercicios ", cuyo pro-
ducto estaba destinado al sostenimiento de los gastos ordinarios.
En su testamento señaló una renta perfectamente saneada , pa-
ra el sostenimiento de la Casa de Ejercicios , que fué la que , años
más tarde dirigiera el Presbítero doctor Mateo Aguilar, notable
orador peruano .
188 -

Separados los donativos piadosos , fijó en su testamento , como


su legítima heredera a su hermana doña María, Condesa de Polen-
tinos y a su sobrino , hijo de la hermana querida don Felipe Col-
menares, quienes recibieron cuatrocientos mil pesos , en efectivo .
-
- 189-

MARIANA SAGASTI ORTIZ DE

FORONDA

(Condesa de Premio Real)

Muy respetada y querida en la sociedad virreynal, fué la da-


ma mencionada, y brilló en las grandes fiestas sociales , lite-
rarias y religiosas , que entonces se celebraran correspondiéndole,
por propios merecimientos, sitio espectable.
Fué casada, en muy temprana edad, con don José Antonio de
Lavalle, Conde de Premio-Real , cuyo título le correspondió de esa
manera .
De este matrimonio desciende la actual familia de Lavalle , por
una parte y de otra rama las de Osma y Pardo .
Fueron propietarios de la quinta llamada el Pacayar de Pre-
mio Rey, cuya elegancia y riqueza sobrepujaron a lo que enton-
ces, solía usarse, para las residencias de campo .
Es tradicional , la distinción con que doña Mariana , solía tra-
tar a sus invitados, quienes se retiraban siempre encantados de la
esquisita cultura , con que la dueña de casa , hacía pasar momentos ,
inolvidables a quienes tenían la suerte de formar parte del grupo
de sus amigos .
La riqueza de sus salones, la grandiosidad de los cuadros y
las obras de arte esquisito, formaban el marco obligado a esta gran
dama, que parecía nacida para haber brillado , en las cortes eu-
ropeas de más renombre , según aseguran sus críticos , que supie-
ron reconocer todo el tacto esquisito , que tuvo para sobresalir en
todo y entre todo, sin solicitarlo, ni mucho menos hacerlo sentir .
Su discreción , se asegura, que sólo era comparable a su gran
talento .
- 190-

ROSA SALAZAR Y MUNATONES

(Condesa de Monte-Blanco)

Fué la hija única de don Agustín de Salazar y Muñatones , y


como a tal, le correspondió el título de condesa de Monte- Blanco .
Contrajo matrimonio con don Fernando Carrillo de Albornoz y
Bravo de Lagunas , de lo orden de caballería de Montesa y herma-
no del conde de Montemar , cuyo título heredó más tarde.
Era propietaria de un fundo campestre titulado el Pacayar de
Monte-Blanco , situado en el camino de Surco .
Los bienes vinculados con el Mayorazgo que fundó don An-
tonio de Salazar y Muñatones, y que constan ante el escribano O.
de Ascarrunz , comprendía los 37,186 pesos a que montaban por
tasación el menaje y el adorno, de la cuadra de estrado , sala, pieza
del dosel y cuarto de dormir del Señor . El adorno , inclusive las
telas , cuya tasación se encomendó al pintor peruano Lozano , al-
canzó a 9,480 pesos . Estos bienes pertenecieron, como a legítima
sucesora del Mayorazgo a doña Rosa Salazar y Muñatones.
De un talento artístico admirable, sabía distinguir, apreciar y
criticar todas las obras de arte, que se repartían en su regia man-
sión, a la que se concurría , de la misma manera, que pudiera ha-
cerse a un gran museo , en la seguridad de que todo lo que se os-
tentaba era esquisito , y había el doble atractivo , de la explica-
ción que, sobre cada obra de arte, hacía con una expresión esqui-
sita, la Condesa de Monte - Blanco .
- 191 -

ROSA GUTIERREZ DE COSIO

(Condesa de San Isidro)

El nombre de esta dama, entroncada con la más alta aristocra-


cia de la Lima virreinal, alcanza hoy importancia especial , aparte
de sus merecimientos propios e indiscutibles, como dama de privi-
legiado talento y fina cortesía, por la resurrección , que comienza
a darse a toda la zona, que correspondió a la hermosa propiedad
de los Condes de San Isidro, y que hoy se urbanizan, dándoles el
nombre de "Los Olivares de San Isidro ”.
La señora Rosa Gutiérrez de Cosío fué casada en primeras nup-
cias con don Jerónimo de Angulo, contrayendo , después de algu-
nos años de viudez, nuevo matrimonio, con su tio, don Joaquín
Antonio de Abarca y Gutiérrez Cosío.
Esta unión constituyó un núcleo muy importante , porque pue-
de decirse, que de allí irradian buen número de las familias , que
hoy descienden de esa antigua rama aristocrática. Así la hija pre-
dilecta de este matrimonio Teresa Abarca y Gutiérrez de Co-
sio, casó con don Lúcas Cortázar, y fueron ellos los padres de don
Isidro Cortázar y Gutiérrez de Cosío, último Conde de San Isidro ,
que fué esposo de doña Micaela de la Puente y Querejazu , de cuya
descendencia , pueden citarse las familias de más alta alcurnia, en-
tre nuestras actuales matronas .
Es así, como la señora Condesa de San Isidro, puede decirse ,
que adquiere una nueva vida, recordándose la distinción, con que
siempre se condujo en las grandes fiestas sociales , que se celebra-
ban en su hermosa residencia, y la delicadeza que sabía poner en
todo cuanto ella tocaba.
-- 192-

JOSEFA IZAZAGA Y TENORIO

VASQUEZ DE ACUÑA DE TAGLE

(Marquesa de Torre Tagle )

Los padres de esta ilustre dama , que llegó a ser tan querida
y admirada en la capital virreinal , tanto por su esclarecido talento ,
como por sus singulares virtudes, vivieron por mucho tiempo , a la
moda de los señores feudales, en el espléndido dominio que poseían.
la hacienda "Cóndor", en la villa de Pisco . Allí nació y allí creció
esa niña, que estaba llamada a tan altos fines morales y socia-
les .
Su belleza , cuentan que era tan singular, que atraía a cuan-
tos caballeros llegaban hacia esos lugares, por la fama muy justa
de que estaba revestida. Sin embargo, era tan sencilla , tan mo-
desta y tan buena, que no estimaba, que su belleza merecia los
elogios que de ella se hacían, desde que no era obra del esfuerzo
de su alma, sino que así había nacido.
Era costumbre en Cóndor, alojar a todas las personas que a
sus puertas tocaban, para lo cual existía un regio pabellón inde-
pendiente, y amueblado con todo el lujo y confort, que correspon-
día al rango de sus propietarios .
Desde que Josefa contaba al rededor de quince años , era raro
que la casa de huéspedes estuviera desocupada, sin que la presen-
cia de los jóvenes , inquietara en nada a la linda propietaria.
Fué necesario el arrojo de don José Tadeo de Tagle y Bra-
ccio, quien sin rodeos se presentó al padre de doña Josefa y la so-
licitó en matrimnoio , cambiando desde ese momento la fas de vida
que la niña llevaba .
Las fiestas con que se celebró ese matrimonio, han formado
época, pues nada se omitió , de lo que en aquella época se estilaba :
torneos, corridas de toros, banquetes, iluminaciones a la venecia-
na, y como complemento, por parte de la novia, repartición de ro-
- 193 -

pa, víveres y dinero , a todas las personas necesitadas en los lu-


gares inmediatos . Era necesario, decia ella, que la alegría sea
para todos.
En Lima se estableció la feliz pareja, en los bajos del pala-
cio Torre Tagle, pasando a ocupar los altos a la muerte de los
marqueses .
Siempre se mostró muy sencilla , y jamás quería usar las sun-
tuosas joyas , que recibiera como regalo de su matrimonio , pues
su modestia era tan grande , que prefería vestir como pobre.
Su principal preocupación, no era brillar en sociedad, sino ha-
cer el bien, pero en forma duradera y de manera que sirviera de
verdadero alivio la dádiva que se hacía .
Dispuso que su hermosa casa , que poseía en la esquina de la
plaza de San Pedro, se entregara, para que allí se estableciera el
Seminario ; separó tres casas grandes , para familias pobres : una
para blancas, otra para pardas y la tercera para negras . ( Es nece-
sario recordar, que por esos tiempos, había mucha separación de
razas) .
Educó admirablemente a sus hijos, inspirándoles siempre ideas.
de justicia y de la más santa moralidad.
Siendo en todo un dechado de virtudes , su desaparición se hizo
muy sentida de propios y extraños , porque era muy raro , que hu-
biera alguien que sufriera , y que ella no consolara .
Pasó por la vida derramando el bien con toda esplendidez .
194 -

MICAELA DE TAGLE Y CAVERO

DE CAVERO

En esta mujer, dechado de virtudes, sentó la caridad su do-


minio , en la forma más inteligente y provechosa .
Fué madre de quince hijos, y al nacer cada uno de ellos , dedi-
caba su caridad diligente, en provecho de los que nacían en igual
tiempo, protegiéndolos en la forma más positiva .
Cuentan que había hecho la promesa de que cuando tuviera
el último hijo, obsequiaría a la Virgen del Rosario , en el día que
el niño cumpliera cuatro años, una cantidad de plata igual al
peso de su hijo . Naturalmente , que la promesa se cumplió, y que
la plata fué entregada religiosamente, para aumentar los fondos
destinados al sostenimiento del culto de la Madre Inmaculada .
Una noche, estando enferma en cama. olvidaron las esclavas ,
de preparar la taza de caldo , que acostumbraba tomar a la media
noche , y no encontrándola a mano , pudo sufrir la dura necesidad
de la falta de alimento , la cual la llevó a pensar en los pobres,
que soportan el terrible at naceo de la miseria en su estómago .
Recordando ese momento, que nunca olvidó, disponía que to-
dos los días se preparara , en su casa, una cantidad considerable de
un caldo muy nutritivo y bien sazonado , que era el que ella to-
maba, y para convencerse de que sus órdenes se cumplían , y se re-
partía el caldo a los pobres , por los esclavos, éstos salían llevando dos
grandes pipas , y precedidos de uno que anunciaba el obsequio , me-
diante una campana. Todos los que acudían eran atendidos , sin
hacerles observación alguna , y así se aliviaron, es seguro , mu-
chas hambres , principalmente de aquellas secretas , que es tan di-
fícil llegar a descubrir .
Nunca se arrepintió de su generosidad y no había desgracia-
do que a ella acudiera, que no recibiera en el acto, los consuelos de
su discreta y significativa protección.
JOSEFA PORTOCARRERO Y GAVILAN DE
TAGLE E IZAZAGA,
‫ןי‬
-- 195

JOSEFA PORTOCARRERO Y

GAVILAN DE TAGLE E IZAZAGA

(Marquesa de Torre Tagle )

La esposa de don José Manuel de Tagle e Izázaga, ya nacida


en Lima, estuvo dotada de un talento superior, lo que le permitió
conquistarse una cultura extraordinaria, como no ra común en-
contrar en la mujer de su época , que se sentía aún cohibida para
frecuentar los centros de educación .
Llegó a dominar perfectamente el latin, con lo que pudo hac r
traducciones y comentarios de las principales obras clásicas . Ha-
blaba muy bien el francés y el italiano y era gran aficionada a la
lectura de los autores modernos .
Con el propósito de intensificar los estudios literarios en las
mujeres de su círculo , abrió un Salón literario, a semejanza de los
que se estilaban en París, y allí lucían su saber y su sapiencia los
más grandes cultores de esos tiempos : Olavide, 1 Conde de Vista.
Florida y todos los que formaban el grupo selecto del Virrey Con-
de de Lemos , cuya cultura superior es de todos alabada, lo mismo
que la protección que prestó a las bellas letras .
No terminó con esa actividad, esa mujer superior : separó una
parte de su fortuna , que dedicó a dotar a los jóvenes que carecien-
do de fortuna , no podían seguir una prof sión , para la cual tenían
suficientes aptitudes. No fueron pocos, los que, después brilla-
ron en el foro, en la medicina etc. etc. gracias a esa protección ge-
nerosa que recibieron .
Procuró dar a todos sus hijos , entre los cuales, se contaba a
don José Bernardo, heredero después del título , una educación su-
perior, relacionada con la categoría de la familia a que pertenecían.
Años después , mereció la distinción de que el Virrey, teniendo
presente sus merecimientos especiales , designara al mayor de sus
hijos, para que representara al Virreinato en las Cortes de Espa-
- 196 -

ña, en 1816, y fué además condecorado con la Flor de lis, por


Luis XVIII rey de Francia.
Se asegura, que esta mujer, dotada de tan singular belleza,
ejecutaba el arpa con una maestría sin igual, y que dejaba abisma-
dos a quienes la escuchaban, no sólo por los lindos sones, que
arranbaca al pulsar las cuerdas de su arpa favorita , sino también
que cantaba las más lindas canciones, distinguiéndose en las pa-
triotas, a las que sabía imprimirles todo el entusiasmo que bullia
en su alma noble y decidida por la causa de la libertad .
-- 197 -

MARIA GARCIA CIUDAD

En tiempo del Virrey don Gabriel de Avilés se hizo notar es-


ta ilustre y tan admirable dama , a quien la historia no puede
echar en olvido .
Por entonces, existía una industria , que se prestaba un tanto
para la actividad, que podía desempeñar la mujer : eran los obra-
jes, una especie de tiendas , en las que, se vendían las telas , que las
mujeres tejían en los pueblos del interior .
La buena calidad de estas telas , hacía que fueran muy soli-
citadas . Sin embargo , se presentaban las dificultades consiguientes ,
a la representación, que en la capital pudieran tener, las encarga-
das de esas confecciones .
En la señora María García Ciudad , encontraron una excelente
protectora, quien arregló y dispuso los obrajes, de manera tal, que
no se abusara de las infelices indias, y al contrario, recibieran el di-
nero que representaba el valor de su trabajo.
También tomó parte activa en los primeros movimientos re-
volucionarios , realizándose en su casa, algunas de las reuniones
preliminares de los patriotas , la que no podía inspirar sospecha al-
guna, por lo mismo, que se la creía dedicada a la protección de
las indias en la industria de los tejidos , a que se consagraban y que
ella las dirigía en el manejo y administración de los obrajes.
198 -

MARIA FERNANDEZ DE CORDOVA

Y SANDE SEÑORA DE

VALDEMORO

Muy filantropa dió en todos sus actos pruebas del interés que
le merecía la gente menesterosa . Era viuda del General don Alonso
Calderón de la Barca de la Orden de Calatrava, y por lo tanto se
encontraba asociada a la primera clase del periodo virreinal , en el
que, tanto escrúpulo había, para considerar a una persona entre to-
das las damas de la aristocracia .
Preocupada de la situación en que se encontraban las fami-
lias, que carecían de medios de fortuna para poderse sostener, fun-
dó la Casa de Ejercicios Espirituales de Santa Rosa, que todavía
subsiste, en la calle de San Pedro asignando una renta para el
sostenimiento de la casa , en cuyos altos habita el Director y Ca-
pellán . Además contribuyó también a la fundación del Monaste-
rio de las Nazarenas , aclarando en todo lo que pudo la situación
económica de esas dos instituciones, que habían de servir de re-
fugio a la mujer piadosa y desprovista de medios de fortuna .
Tanto en la Casa de Ejercicios , como en las Nazarenas , se
conserva un gran retrato al óleo , de la filántropa dama , atestiguán-
dose así, la exactitud de la donación, por la inscripción que se
conserva, de mano del artista que hiciera la obra de arte.
SOR JERONIMA DE SAN DIONISIO
-
- 199 -

SOR JERONIMA DE SAN DIONISIO

En el siglo XVII , existía en Lima una dama , que a sus do-


tes especiales de filantropía y misticismo, asociaba una inteligen-
cia poética de alto vuelo , que permanecía ignorada hasta de sus
mismos compatriotas, como que, siempre ocultó su inspiración ,
tras los infranqueables muros de un monasterio .
Sor Jerónima de San Dionisio, que en el mundo fuera la se-
ñorita de Hinojosa, puede ser comparada , sin incurrir en exagera-
ciones por sus heroicas virtudes, con Santa Rosa de Lima y por
su poética inspiración, con la mística Doctora Santa Teresa de
Jesús .
Hizo su profesión religiosa en el monasterio de Santa Clara,
fundado en Lima , por el Arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo .
La Madre Hinojosa , escribía siempre, y sus poesías corrían y
se publicaban en los pocos diarios , de que entonces era posible dis-
poner y acostumbraba firmar humildemente : Esclava de las Bendi-
tas Animas del Purgatorio.
Sus numerosas poesías y su autobiografía, (escrita por obe-
diencia) existen todavía, en el Archivo del Convento de San
Francisco de Lima.
De esta poetisa, dice en un interesante artículo , el R. P. Fray
Manuel Jesús Castro, de la O. F .: "Hemos sólo de advertir, que
para valorar su mérito de composición habremos de saber la señal
característica de su espíritu : una candorosa ingenuidad rayana en
dulce embeleso" .
CUARTA PARTE
La Mujer Peruana en la Lucha

por la Independencia
INDICE

La Mujer en la Lucha por la Independencia


1.-Brígida Silva de Ochoa.
2.-Manuela Estacio .
3.-Juana y Candelaria García.
4. Francisca Sánchez de Pagador y Josefa Sánchez .
5. Petronila Ferreyros.
6.-Juana de Dios Manrique de Luna.
7. Antonia Zumaeta de Riquero.
8. Melchora Balandra.
9.- La Señora de Toledo y sus dos hijas.
10. Josefa Carrillo , Marquesa de Castellón.
11. Rosa Merino.
12. Andrea Parado de Bellido .
13. Angélica Zevallos.
14.-Josefa Castañeda de Bonifaz.
15.-Juana Riofrío.
16. Agustina Antoñete.
17. Manuela Carbajal.
18. Camila Arnao.
19.-Antonia Ulate y Gómez.
20. Mercedes Nogareda.
21. Carmen Noriega de Paredes.
22.-Agustina Pérez de Seguín.
23. Francisca Caballero.
24.-Petronila Alvarez.
25. Bárbara Alcázar.
26. Catalina Agüero y Narcisa Iturregui.
27.-Trinidad Celis.
28.-Hermenegilda de Guisla y Larrea, Marquesa de Guisla,
206 --

29.--Mariana Echavarría de Santiago y Ulloa, Marquesa de


Torre Tagle .
30. Rosa Cavero y Tagle de Cavero y Muñoz, Marquesa de
Bellavista.
31.-Mercedes Ortiz de Zevallos de Egúsquiza .
32. Juana Salazar de Coloma.
33.- María Manuela Egúsquiza de Gálvez.
34.-Antonia Bernales de Zubiaga.
35. Carmen Manrique de Lara de Zárate, Marquesa de Mon-
temira.
36.-Juana Calatayud de Aliaga .
37.-Petronila Arias de Saavedra de Puente, Marquesa de
Villafuerte.
38.- María del Carmen Cortés y del Castillo , de Castro Huerta.
39.-Natividad Pinillos de Eléspuru .
40.-Carmen Vásquez de Acuña de Santiago Concha, 7a. Con-
desa de la Vega del Ren.
41. Narcisa Arias de Saavedra de Lavalle, Condesa de Vista
Alegre.
42. María Josefa Martínez de Pinillos, Condesa de Olmos.
43.-Tomasa Urízar de Pardo de Zela.
44. Carmen Morales García de La Plata de Barrenechea.
45.-Petronila Carrillo de Albornoz de Boza , Marquesa
Casa Boza .
46.- Carmen del Valle y García de Robina de Erezcano .
47.-Manuela Avella-Fuertes y Querejazu de Rábago , Conde-
sa de San Pascual.
48.-Andrea de Mendoza de Sancho Dávila, Marquesa de Ca-
sa Dávila.
49. Rosario Valdivieso de Alvarado , Condesa de Cartago.
50.-Damas Patriotas, Nómina de todas las que merecieron
el Premio al Mérito .
*******JKLKJ

LA MUJER EN LA LUCHA POR

LA INDEPENDENCIA

La Lucha por la Independencia , se hizo sentir en el Perú , des-


de los finales del siglo XVII , con fuerza de tal manera avasalla-
dora, que repercutió en el corazón de todos los patriotas , propa-
gándose como un incendio incontenible. La mujer, fiel a sus tra-
diciones de coraje y de lealtad, no permaneció indiferente a ese
movimiento de reacción , que se pronunciaba cada día más y más,
y se extendía hacia todo el territorio .
Ella, serena y valerosa , se ofrendó en la forma que le era
posible hacerlo , sin medir el peligro que entrañaba, ni sumar sus
consecuencias ; nunca se detuvo tampoco ante los obstáculos , que
se le interponían, cuando se aprestaba a la realización de sus de-
signios, respondiendo que, todo cuanto se presentaba, como para
detenerla , apenas serviría de acicate, para que siguiera de frente
y siempre adelante hacía la realización de sus designios .
La lucha era tenaz y amenazaba no terminar, sino con el ani-
quilamiento de una de las dos fuerzas : nadie cedía ; no había es-
peranza que augurara la interpolación de algún acontecimiento
conciliador, que permitiera nivelar las aspiraciones de patriotas.
y realistas .
Los peruanos estaban convencidos de que, había llegado el
momento de sacudir las ligaduras, demasiado pesadas ya , que man-
tenían a la Colonia atada a la Metrópoli. La mujer pensaba y sen-
tía de la misma manera .
El Patriotismo se había despertado en la mujer, en forma tan
viva y violenta, que sin distinción de clases sociales, y en medio de
---- 208 .

un gesto emo de heroismo, tomó parte en el movimiento y se


preparó a har sin tregua ni cuartel .
Fueron muchas las damas , pertenecientes a las más connota-
das agrupaciones sociales y de manera general todas, y de distin-
tos puntos del territorio, que levantaron su voz de protesta . ante
los abusos consumados , asegurando que la medida se había coi-
mado , y que las cosas , no podían continuar, como lo habían esta-
do , hasta ese momento .
En una hermosa y vibrante proclama "Al Bello sexo perua-
no", inducía el Ceneral San Martín , desde Pisco , donde acababa
de desembarcar , para que siguiera la mujer trabajando con su va-
lor e inteligencia reconocidos , por la causa de la patria . El nom-
bre de todas las damas que actuaron , y el recuerdo de los hechos
más culminantes merecen la gratitud nacional .
En el Album de Ayacucho escrito por el doctor don José Hi-
pólito Herrera, se encuentra la siguiente declaración :
"A pesar de que fueron muchas las señoras , que en Lima pres-
taron importantes servicios a la causa de la Independencia, por lo
que merecieron después, del General San Martín, la condecoración
de una Banda de seda, deben distinguirse las que, se mencionan
en seguida, por haber sufrido del gobierno peninsular, unas, car-
celería dilatada ; otras , tormentos degradants ; y últimamente,
una condena ofensiva al honor y delicadeza , cual fué la de servir.
en el hospital de la Caridad, en calidad de presas ” .
Las Patricias a que se hace referencia, en la moción anterior,
son las siguientes : Bárbara Alcázar, Petronila Alvarez , Manuela
Estacio, Juana y Candelaria García , Francisca Sánchez de Paga-
dor, Josefa Sánchez, Noriega de Paredes, Agustina Pérez de Se-
guín , Francisca Caballero , Hermelinda de Guisla , Mercedes No-
gareda, Brígida Silva, Petronila Ferreyros, Camila Arnao , Anto-
nia Ulate , Narcisa Gómez, Antonia Zumaeta.
El Congreso, por ley de 12 de febrero de 1825, creó una me-
dalla de honor de Bolívar, para recompensar los servicios presta-
dos en la lucha contra los españoles , por resolución de 24 de di-
ciembre de 1825. El Consejo de Gobierno , hizo extensiva a las
señoras el uso de esa medalla, como premio a su valor y abnega-
ción.
- 209 .-

Ministerio de Estado .

Lima, 24 de diciembre de 1825.

“ El diploma y la medalla , que de orden de S. E. el Consejo


de Gobierno, tengo la satisfacción de acompañar a V. al paso que
exaltan sus virtudes cívicas y su decidida adhesión a la causa de
los libros, le imponen la honrosa obligación de pertenecer al cuer-
po que ha mandado crear, con la denominación de "Sociedad P-
ruana de las Damas " . El objeto de esta institución, es perfeccio-
nar los establecimientos públicos, de educación y beneficencia, en
favor del sexo de las gracias".
"Ud. señora se distingue en él, por las inapreciables dotes de su
espíritu y su corazón ; y es de esperar, que en ejercicio de ellas ,
se consagre toda entera , a una ocupación, que es , ciertamente , el
fundamento más sólido de la moralidad nacional".
"Acepte Ud. la distinguida consideración y el aprecio, con que
soy su atento servidor" .

Por el señor Ministro (firmado ) .- José Serra.

A la Sra. Da .....

Afianzado el gobierno republicano, con el Protectorado ejerci-


do por el General don José de San Martín , éste ordenó, que se es-
tableciera la "Junta de Purificación, la que declaró Patricias, y me-
recedoras de la gratitud nacional, a las Damas mencionadas , a ca-
da una de las cuales, se le extendió el diploma correspondiente, que
ostentaba la firma del Protector.
- 210

Tal es la actuación, de la mujer, durante ese período tan agi-


tado de nuestra vida republicana . Deber de todas las generaciones ,
es rendirle el tributo de cariño y de admiración , que se merecen ,
quienes de manera tan eficaz, contribuyeron al afianciamiento de
nuestra vida independiente .
- 211

BRIGIDA SILVA DE OCHOA

Nos encontramos frente a un caso excepcional ; ante una mu-


jer superior, a cuyo recuerdo , es necesario , que las generaciones
modernas, se descubran, dotada como se encontraba de un espíri-
tu varonil ; de un carácter valeroso y enérgico, que hace recordar
a las mujeres espartanas, que todo la sacrificaban, cuando tenían
la mirada fija, en aquella que había de contribuír al engrandeci-
miento de la patria .
Así fué Brigida Silva, alma noble y generosa . Perteneció a una
generación de valientes, todos los cuales se sacrificaron por labrar
para el suelo que los viera nacer, libertad e independencia. Era
hermana del Coronel don Remigio Silva y del abogado don Mateo
Silva, que tomaron participación muy activa en la guerra de la
independencia y a quienes ayudó doña Brígida, de manera inteli-
gente y valerosa en tan alto grado , que habría sido un tanto difi-
cil , que coronaran su obra, sin el concurso valiosísimo , que esta ad-
mirable mujer pudo prestarles .
Madre de siete hijos , cuatro mujeres y tres hombres , no va-
ciló en el cumplimiento de su augusta misión, en el momento que
se convenció, que su patria demandaba sus servicios . Todo lo sa-
crificó : fortuna, tranquilidad y cuanto puede aptecer una dama ,
para cumplir la augusta misión de madre de familia. Ante ella exis-
tía, sin embargo , otro deber más grande, y no vaciló, cuando fuera
necesario, que prestara los servicios , que 1 sugería su inteligencia y
su indiscutible fuerza de voluntad.
Siendo Virrey del Perú don Fernando de Abascal , se dejaron
sentir los primeros movimientos revolucionarios, que no habían.
de cejar ya , porque era llegado el momento, en que el hijo mayor,
reclamara sus derechos, para gobernarse solo
El primer grito de alerta lo dió la injusta prisión de los her-
manos de doña Brígida. Desde ese momento , fué ella quien sirvió
de intermedio, para llevar y traer las comunicaciones , que en-
cerraban la relación de los asuntos graves y delicados , que se fra-
― 212 --

guaban entre los patriotas , y que era necesario cambiar entre las
fuerzas de la patria, situadas en las inmediaciones de la capital ,
pra que estuvieran al tanto, de los movimientos de los realistas , que
se aprestaban para el combate.
Doña Brígida tenía entrada en todas partes, porque nadie po-
día sospechar de ella, por lo mismo que, el mayor de sus hijos , Ma-
nu1 Ochoa, prestaba sus servicios, como oficial del cuerpo de
Artillería, acuartelado, en Santa Catalina, al servicio del rey. Esta
circunstancia , la hacía insospechable y se le permitía la entrada
franca en el cuartel, donde estaba prisionero , su hermano el Co-
ronel don Remigio Silva , a quien así, podía en ocasiones, entregar
correspondencia , y en otras también recoger.
Fué así, como pudo establecerse una comunicación directa y
diaria, poniendo a los patriotas al corriente de todo cuanto se ha-
cía y disponía . Por ese intermedio, supieron los j fes de la escua-
dra, todo el movimiento desplegado por Osorio, y se resolvió en
forma segura el ataque, intrépido e inesperado , que afianzó la in-
dependencia de Chile en la batalla de Maipú .
Esta mujer era infatigable : todo se le ocurría , tenía una vi-
sión clarísima de los sucesos y nada temía , cuando se trataba de
ofrendar el contingente de sus servicios . Fué ella sola, la que fa-
voreció la comunicación de los patriotas con el coronel Torres en
1807 ; y posteriormente en 1810, trasmitió la palabra de orden, al
doctor Anchoris y al cura Tagle, y a otros que fueron tomados pre-
sos , por declararlos rebeldes al rey.
El cura Tagle, refiriéndose al patriotismo de doña Brígida de-
cía : "Ojalá todas las de su sexo , imitando su comportamiento e
instruídas, de algún modo en sus verdaderos intereses, hubieran
coadyuvado a formar la opinión pública , que entonces habrían res-
pirado , el patriotismo ascendrado, el odio profundo a la tiranía y
los más vivos deseos , de que se realizase nuestra independencia ci-
vil, para felicidad y progreso de América".
En esa obra importantísima que llevó a efecto doña Brígida
Silva, se reveló siempre como la mujer toda corazón, que no se
convierte en ningún momento en la marimacho , ser híbrido , que ca-
rece de las delicadezas propias de la mujer. No fué su acción de ba-
tallar con las armas al brazo ; sin embargo , ofrendó a su patria , los
servicios más eficaces, consagrándose a todos aquellos , que sumer-
gidos en horrorosas prisiones e inmundos calabozos, esperaban en
vano, que llegara el momento en que se abrieran las puertas que
- 213 -

los guardaban . Siempre puso a disposición de esos recluídos , cuyo


número aumentada día a día, no sólo sus servicios personales , sino
también su dinero, para proporcionarles cuanto podían necesitar .

Era necesario repartir por toda la capital , aquellos impresos ,


en los que palpitaba toda el alma de la patria. Hacerlo significaba
una empresa peligrosa . Sin embargo, doña Brígida , que no temía
a nadie, recibió los boletines de Paredes y de García, y luego con
tino y sin ostentación , logró repartirlos por calles e Iglesias , que-
dando después de poco tiempo, en poder de todos los habitantes
de Lima .

Descubierta en un complot, para favorecer la evasión de don


José Medina, fué reducido a prisión el menor de sus hijos, don José
Ochoa, quien de la misma masa espartana de su madre, no de-
claró el lugar donde se ocultaban, el hermano de éste , don José
María, ni los hermanos de doña Brígida.

En suma, esta admirable mujer, sacrificó el último centavo de


que disponía, en proporcionar los víveres y vestidos , que deman-
daban los prisioneros , cuando fueron trasladados al Callao , en
pera de un buque, que los llevara lejos.

Después de declarada la independencia, se formó la Junta de


Purificación, con el fin de estudiar los actos de los patriotas . Ante
esa Junta declararon testigos de valía y consideración como : El
doctor Mariano Alvarez, Fiscal de la Alta Cámara , el doctor don Cé-
cilio Tagle, cura de la parroquia de San Sebastián ; el doctor don
José Santos Figueroa , Comisario de Guerra ; el doctor don José
Balcázar, Presbítero ; el doctor Juan Sánchez, el doctor don Justo
Zumaeta ; el doctor don Lorenzo Gallardo ; el doctor don Eduardo
Carrasco. Todos estos testigos declararon, bajo juramento , y cada
uno por separado , que doña Brígida Silva había prestado grandes
y eficaces servicios a la causa de la patria .
Estos actos , merecieron que doña Brigida fuera declarada ,
en el decreto de 11 de diciembre de 1822, Patriota , según cons-
ta en el Diploma que se le expidió , rubricado por don José de San
Martín y su Ministro Monteagudo . Podía además usar la divisa del
Patriotismo , concedida en el mismo diploma .
214

Sin embargo, de todos esos méritos reconocidos y declarados ,


hemos de confesar, que no hubo suficiente justicia , para premiar a
esa mujer patriota, y que su situación económica fué muy estrecha ,
consiguiendo apenas una pensión de 30 pesos, que nunca fueron
pagados con puntualidad .
Se perteneció toda a la patria, y justo es que la generacion ac-
tual , la conozca, y aquilata en lo que vale, sus excepcionales vir-
tudes .
-- 215 -

MANUELA ESTACIO

Interesada , cual ninguna, en la causa de la independencia del


Perú, excedió en entusiasmo y en audacia, a cuanto podía esperar-
se de una mujer, y se expresaba en todos sus actos, libremente
contra el gobierno español y sus autoridades subalternas , sin temer
a la amenaza y al castigo .
Estaba en inmediata relación, con todas las personas interesa-
das por la causa de la Patria, y no cejaba su actividad, unas veces
seduciendo a las tropas, otras, excitando a los jefes y oficiales , pa-
ra que prestaran sus servicios, o abandonaran las filas realistas ;
y en no pocos casos , favoreciendo a los que, se hallaban encerra-
dos en lóbregas prisiones, a causa de sus opiniones liberales , tra-
bajando a la vez, por conseguirles la libertad.
No había conspiración o proyecto de los patriotas, en que no
estuviera envuelta Manuela Estacio, y esto , trajo como consecuen-
cia, que fuera perseguida y recluida en una cárcel, figurando siem-
pre su nombre, en todos los procesos que se seguían , en vista de las
delaciones, que se hacían al Virrey Pezuela .
En los últimos años en que debía sellarse la hostilidad extre-
mada contra los patriotas, entendieron en esta clase de juicios , el
Mayor de la Plaza , Coronel Lando y el Alcalde del Crimen Bernizá-
bal, quienes poniendo en ejecución la habitual dureza , que emplea-
ban en cuanto decían y hacían, no tuvieron consideración alguna
con esta patriota , a quien hostilizaron sin piedad, cometiendo toda
clase de arbitrariedades .
De todos modos , por muchas que fueran las medidas tomadas
por los realistas , Manuela Estacio , se daba trazas de burlarlas , y te-
nía comunicación directa con el General San Martín , en los mo-
mentos precisos, en que preparaba y ponía en ejecución su batalla
contra Lima . Entonces , pudo comprobarse, cuanto vale una mujer
resuelta, de corazón y valerosa , pues consiguió desempeñar comisio-
nes secretas, que ningún hombre, habría podido ponerlas en ac-
ción, prestando de esa manera , los más grandes servicios a su pa-
tria .
- 216

Cuando se estableció el Protectorado , Manuela Estacio , iué


considerada , al tomarse en consideración , por los grandes servicios ,
que había prestado , como merecedora de la gratitud nacional, y se
la condecoró con una banda nacional y una medalla de oro . Su
nombre consta en el Cuadro de Honor, del Album de Ayacucho .
Dama meritoria en el más alto grado , si se atiende a que su si-
tuación económica, se hizo muy grave, en vista de las persecucio-
nos de que era víctima , y que la coactaban en todo cuanto preien-
día hacer.
El patriotsimo, sin embargo , se había inoculado tan honda-
mente en el alma de todas las peruanas, que consideraban un ho-
nor la serie de persecuciones , que sobre ellas pesaban, y nada les
oponía valla , suficientemente pod rosa, para atajarlas.
Cuando Manuela Estacio, fué notificada para entrar a la cár-
cel, contestó estas sencillas palabras : "Todo cuanto se sufre por
la patria, hasta la cárcel, sabe a gloria si se tiene puesta la mirada ,
en conquistar su libertad” .
Hermoso ejemplo, que merece ser imitado por quienes con-
templan con ternura y orgullo , el tener una patria grande y libre .
- 217 -

JUANA Y CANDELARIA GARCIA

Con mucha razón se llamó a estas dos mujeres , las hermanas


heroicas. Cuando el ejército libertador se aprestaba a penetrar a
Lima, la exhaltación patriótica había alcanzado una intensidad
estupenda de tal manera , que cada peruano se sentía convertido en
un león, y no temía a nada, ni a nadie. No escaparon a ese momento
psicológico las mujeres ; y al contrario , muchas de ellas, sacrificaron
su fortuna y su tranquilidad, encontrando que ese era, por el
momento, su principal deber.
Juana y Candelaria García, facilitaban el cambio de corres-
pondencia entre el ejército patriota y los vecinos de Lima , y re-
partían en calles e iglesias los boletines, que secretamente se hacían
imprimir, y que también eran ellas , las que facilitaban los medios
de extraerlos de los lugares secretos en que se imprimían .
Descubiertas en su tarea patriótica , por un traidor que las de-
lató fueron castigadas severamente por orden del Virrey quien
las hizo purgar primero en la Cárcel su amor a la patria, sometién-
dolas a crueles tormentos , para que declararan, quienes eran los
autores .
Estas heróicas mujeres, soportaron el tormento , con serenidad
tan grande, que asustó a sus mismos verdugos , quienes declararon ,
que se encontraban ante un caso excepcional de valor y abnega-
ción .
Fueron perseguidas , hasta que los españoles abandonaran la
capital y entró a Lima el ejército de San Martín, quien ordenó in-
mediatamente, que se abrieran las puertas de las cárceles , para
quienes estaban acusados por su rebelión a la causa del Rey .
Esas dos hermanas , no se desalentaron nunca ante el sufri-
miento y el peligro de muerte que corrían.
Cuando el General San Martín, creó la "Sociedad Peruana de
Damas", y la decoración formada por una banda de honor, que de-
bían usar sólo las Patriotas peruanas, las hermanas Juana y Can-
delaria García, formaron parte de esa agrupación de mujeres , que
tanto contribuyeron a darnos patria libre e independiente.
218

Juana y Candelaria, parece que se hicieron más hermanas en


el sufrimiento, y era curioso observar, que al encarcelamiento de la
una, seguía el de la otra, como si se atrajeran en ese fárrago de
inquietudes por las persecuciones, que sobre ellas pesaba .
Cuando traspasaron las rejas de la cárcel, los mismos carcele-
ros, sentían piedad, ante la serenidad con que se sometían al casti-
go, y cuando alguien les observó , la pena que sentían al verlas en-
trar a ese lugar infecto e inapropiado , para albergar a dos muje-
res jóvenes , contestaron sencillamente : "Ya vendrá quien nos ha-
ga abrir estas puertas, hoy qu nos encierran , porque carecemos de
libertad"
La salida de ambas hermanas, fué una verdadera procesión
triunfal, porque su encarcelamiento , había causado profunda indig-
nación, a quienes estaban enterados de la elevación de miras , que
guiaba todos sus pasos, y como obedeciendo a los dictados de su
deber patriótico , obedecian a los dictados de su conciencia hon-
rada .
219 -

FRANCISCA SANCHEZ DE PAGADOR

Y JOSEFA SANCHEZ

Estas dos hermanas dieron pruebas en todo instante de ser


valerosas y abnegadas, en el más alto grado . En los momentos
en que el puerto de Pisco, su pueblo natal , estaba amenazado de
ias fechoras, que con tanta frecuencia regalaban a los puertos del
Perú, los piratas, y en el día en que, el Pirata Eduardo David , se
aprestaba a bombardear la ciudad, convencido como estaba de la
ausencia del Corregidor Villegas , quien no podía salvar en pocas
horas, la distancia a que se encontraba, para preparar la defensa
de la población .
La confusión se difundió por todas partes : nadie atinaba a lo
que debía hacerse, mientras llegaba la autoridad, y el peligro era
tan inminent , que no había tiempo que perder.
Entonces esas dos hermanas, valerosas y entusiastas se encar-
garon del fuerte y su ejemplo fué seguido por todo el pueblo , que
oyó las alecuciones valerosas, que desde ese sitio les dirigiera, in-
vitando a todos a la defensa . Ellas mismas, manejaban los caño-
nes, con una presteza , tal, que dejó atónitos a los atacantes, quie-
nes, creyeron que la presencia de la autoridad, había cambiado la
situación y se retiraron en seguida.
Las dos mujeres fueron llevadas en triunfo a su casa , y decla-
radas como las salvadoras de Pisco .
No terminaron allí, los servicios prestados por estas dos her-
manas a la causa de la Patria y durante el período agitado de la
guerra de la independencia , tomaron parte en todo lo que significó
acción entusiasta . El pueblo, las aclamaba, por todas partes , y al
desembarcar el Ejército Libertador, ya se sabía de antemano , que
serían ellas, las que más laborarían a favor de la gran causa.
En efecto, una vez , que se pusieron al habla con San Martín ,
recibieron comisiones secretas que las cumplieron con toda devo-
ción, y cuyos encargos , jamás llegaron a saberse, sino por las per-
- 220-

sonas interesadas. Eran verdaderos sepulcros, tan grande fué siem-


pre su discreción .
Como se tenían noticias de la confianza que le merecían al
Libertador, eran asediadas a preguntas, sobre lo que se hacía y
debía hacerse . Siempre fué una negativa absoluta y sin mis-
terios , la mejor respuesta que dieran a quienes , querían sondear
esas almas, y desprender de allí, lo que se encerraba , que desde lue-
go, en esos momentos, podía asegurarse, que no les pertenecía.
Una sola palabra dicha por una de nosotras , solían repetir
en sus momentos de confidencia fraternal , podría comprometer a tan-
tos de nuestros buenos patriotas ; por esa razón debemos ser mu-
das a toda insinuación , que se nos haga, para hablar .
Como se lo prometieron ,, cumplieron esas dos grandes muje-
res, a quienes la posteridad debe recordar con veneración.
-- 221 ―

PETRONILA FERREYROS

Fué miembro culminante de la "Sociedad Peruana de las Da-


mas", y pocas veces la banda de honor, lució con mayor brillo, que
cuando se posaba en el pecho de esa excepcional mujer, grande en
la acción y notable por su talento y distinción .
En todas las campañas de la independencia prestó esquisitos
y eficaces servicios , escribiendo ella misma , los boletines que de-
bían repartirse con toda profusión, para que se hiciera efectiva la
propaganda por la causa de la patria .
Su posición social , su cultura poco común y su belleza le abrían
paso, doquiera se presentara , y así podía personalmente, estable-
cer la comunicación que era necesaria entre López Aldana y el
General Castelli, para que no pasara desconocido uno solo, de los
movimientos de los realistas .
El Virrey llegó a sospechar de tantos afanes y de andanzas in-
fatigables, y ordenó inmediatamente, que se le tomara prisionera ,
junto con un grupo de sus compañeras . Como las cárceles estaban
repletas , y no podían contener mayor número de prisioneros , se
dispuso que las damas pasaron a los hospitales , en calidad de con-
denadas. Allí fueron obligadas a prestar sus servicios en los más
bajos y degradantes menesteres, soportando esos vejámenes con re-
signación estoica y la más grande serenidad, comprendiendo , que
se valían de esas armas para doblegarlas .
Al terminar el período álgido de la lucha , volvió a presentar-
se en sociedad, donde fué recibida en triunfo, siendo una de las da-
mas, que brilló con más esplendor en la hermosa fiesta con que se
conmemoró la independencia nacional .
Muy hermosa y dotada de ese don de gentes , que tanto carac-
terizó a la limeña de antaño , fué objeto de las mayores atenciones,
por parte del Protector y de todo su séquito , persuadidos como es-
taban , de que sin la cooperación de esa valerosa mujer, habrían que-
dado tantas lagunas , por llenarse, que el triunfo hubiera llegado
más tardíamente .
- 222 --

Cuando recordaba sus días de horror, pasados en los hospitales ,


donde estaba en el mismo rol que las sirvientas , dados los bajos ofi-
cios , que se le encomendaban, solía repetir : "esto lo hacen, muy a
su pesar, sólo por la esperanza de hacerme claudicar de mis prin-
cipios . Se equivocan, las patriotas somos en esto inflexibles , y na-
da nos hace vacilar” .
Así se mantuvo firme en todo momento , riéndose en ocasiones
de la especie de burla que se jugaba con su vida, y en no pocos
momentos , encontrando que era ella la burladora , pues nunca e
falté oportunidad, aun recluída entre los epidemiados, para poner-
se en comunicación con los patriotas , y hacerles saber algo , que en
conversaciones ocurridas, entre los muchos que allí llegaban, solía
tomar al escape, en medio de su aire sereno e indiferente.
223 --

JUANA DE DIOS MANRIQUE

DE LUNA

No hubo sacrificio a que no estuviera lista a someters , ni pe-


ligro que no arrostrara, la ilustre dama limeña , que nos ocupa , cuan-
do se trataba de prestar algún servicio a la causa de la libertad
del Perú. Era ella , la que sostenía frecuente y entusiasta corres-
pondencia con el General Sucre, quien se hallaba en el Castillo del
Real Felipe , en el Callao , y por este medio, estaba al corriente de
los últimos movimientos realizados en la capital y en vista de los cua-
les , podían actuar los patriotas y aprestarse a la defensa o al ataque,
según lo que fuera necesario.
Pero, la señora Manrique de Luna, necesitaba un auxiliar po-
deroso ; de un brazo fuerte ; de una voluntad incontrastable, para que
al lado de ella, procediera con actividad, prudencia y discreción .
Ese corazón generoso lo halló en José Olaya, el mártir chorilla-
no, quien recibía la correspondencia de la valercsa patriota , des-
pués de celebrar conferencias con los principales directores del mo-
vimiento revolucionario .
Parece que la acción llevada a cabo , de común acuerdo ,
entre los patriotas, que daban sus órdenes y las entregaban a la
señora de Luna , para que ésta en seguida, buscando el momento
oportuno, las pusiera en manos de Olaya, quien simulando un co-
mercio, que no tenía porque infundir sospechas, hacía viajes fre-
cuentemente en su débil canoa , hacia la isla de San Lorenzo , con-
tribuyó no poco, a la captura de la fragata " Esmeralda" que for-
maba parte de la escuadra española .
Como el espionaje era intenso , llegaron a llamar la atención ,
las frecuentes visitas de Olaya a la señora de Luna , y así fué toma-
do preso el entusiasta mensajero , llenando de alarma a todos , por
lo que el abuso fuera capaz de ensañarse contra la ilustre dama .
En la mañana del 29 de junio, día en que se prendió a Olaya,
se presentó el ayudante del General español Rodil, don Manuel
124

Llanos, y comunicó la orden escrita, que llevaba de prender a la


señora Juana Manrique de Luna , y llevarla inmediatamente a pre-
sencia del Jefe de la Plaza .
La imposibilidad en que se encontraba la señora de salir , a
causa de seria enfermedad, de lo cual se informó por propio exa-
men, el mismo Llanos, impidió que se le sometiera a un interroga-
torio, en el que, es seguro, habrían sobrado los vejámenes , y sólo
fué calmado el Jefe, cuando pudo llevar consigo, en reemplazo de la
acusada , a la señora doña Antonia Zumaeta, pariente inmediata , y
quien hizo las declaraciones , que convenía, sosteniendo siempre el
secreto , y no comprometiendo en nada a la señora de Luna .
-- 125 -

ANTONIA ZUMAETA DE RIQUERO

Laboró activamente, al lado de su sobrina, la señora Juana


Manrique de Luna, para proporcionar los datos , que debía condu-
cir José Olaya a la fuerza peruana, que se encontraba en los Cas-
tillos del Callao .
Recorría las casas de los amigos de la Gran Causa ; celebraba
conversaciones con otros ; servía, en suma, de intermediaria , entre
los patriotas de Lima y los del Callao , poniendo a éstos, al corrien-
te de cuanto se hacía , y de lo que, a su vez , ellos debían ejecutar,
para combinar el plan general , que se trataba de resolver en me-
dio del espionaje de que eran víctima los peruanos .
Es preciso, pensar en los peligros inmediatos a que se expo-
vía esta dama , joven aún, hermosa y que sin embargo , desafiando-
lo todo, no tenía sino la mira puesta en muy alto, para ofrendar
todas sus acciones en el altar de la patria.
El día que fue tomado preso Olaya, al salir de casa de la se-
ñora de Luna, se le intimó a ésta , para que se entregara prisione-
ra , por orden del Jefe de la Plaza . No se amedrentó la señora ;
pero el estado de su salud , impedía todo movimiento , y como el
jefe no podía dudar de la verdad del suceso , se conformó , con la
propuesta que se le hizo, para que, en su lugar condujera a otra
persona de la familia .
Doña Antonia Zumaeta esposa de don Andrés Riquero, y co-
mo tal, tía política de la señora de Luna . se aprestó a salir condu-
cida por el Ayudante don Manuel Llanos , y llegó a Palacio, donde
fué interrogada, por el mismo General Rodil .
La serenidad que en sus palabras se exteriorizaba ; la pruden-
cia, que en todo momento, puso al frente de su actitud ; el respeto ,
asociado a su dignidad de mujer ilustre, desconcertaron al impla-
cable español , quien convencido de que, no conseguiría nada de esa
dama , ni aún empleando la violencia , ordenó que fuera d'jada en
libertad . Sin embargo , desde ese momento se hizo muy difícil , la
situación para esas dos damas, porque eran constantemente espia-
-226-

das, sin que, por esto, dejaran de interesarse y de prestar los más
grandes servicios a la causa de la patria .
Contaba muy serena, cuando regresó a su casa , que tenía tal
seguridad de ser martirizada, para obligarla a que confesara, que
casi, sintió una especie de desengaño , cuando le dijeron que estaba
libre, comprendiendo que lla , débil mujer, había vencido al altivo
castellano .
La persecución no ahogó su actitud revolucionaria, y no ce-
saba un momento de actuar, no obstante que sabía lo espiada que
se encontraba, y que se conocía el número y la calidad de las perso-
nas que entraban a su casa y así como también, las casas que ella
visitaba .
No importa, solía contestar, cuando los amigos le aconsejaban
que fuera prudente : "tienen que cansars de perseguirme ; en cam-
bio, yo no me fatigaré nunca de trabajar por la libertad de mi
patria"
Como lo prometió lo cumplió, y sostenia conferencias y cam-
bio de correspondencia con los patriotas, aprovechando de circuns-
tancias, que sólo a una mujer de ese temple, podían ocurrirsele.
MELCHORA BALANDRA
-- 227

MELCHORA BALANDRA

Un modestísimo ejemplar de la raza genuina del Perú, fué la


madre de José Olaya el mártir de la libertad e independencia del
suelo, que lo viera nacer .
Con esta sencillísima mujer, celebró la primera conferencia, la
ilustre daña doma Juana Manrique de Luna, facilitando el que se
viera su hijo con esta señora y guardando la fidelidad, que pres-
tara a la santa causa que defendía, no confesando , ni en los
momentos en que la vida del hijo amado, corría todos los peligros
a que su abnegación le condujo , quienes eran las damas que con
ellos habían hablado ni quines frecuentaban su casa .
Heroína anónima, toda su acción estuvo encarnada dentro de
la de su hijo , siguiéndole pacientemente , y ayudándole en cuanto
podía, en medio del más grande silencio , y de la más grave pruden-
cia , que jamás comprometió ninguno de los actos que debían rea-
lizarse .
Nadie se ha ocupado nunca de recordarla ; sin embargo, es
necesario ser justos y pensar que si de la discreción de Olaya , de-
pendió el salvar la vida de muchas damas, esa discreción no ha-
bría producido sus efectos , sino hubiera estado respaldada por la
de la humilde y tan modesta mujer, que no lo fué, para hacerse car-
go, de lo grave que era el hablar del inmenso secreto , que pesaba
tanto sobre el hijo , como sobre la madre.
Este sacrificio , consumado por una mujer de otra clase social ,
habría sorprendido menos ; pero imaginemos a una mujer del bajo
pueblo , aferrada al egoísmo, de conservar para su propio provecho
al hijo , que le sirve y sostiene, y entonces tendremos mérito , para
elevar himnos de alabanza a quien en nombre de los intereses gene-
rales de su patria , ofrenda lo que le es más caro : ¡ su hijo amado !
Por lo mismo , que esto no es general , debemos recordar a Mel-
chora Balandra , y declararla heroína, al lado de todas las perua-
nas , que en los momentos en que se arriesgaba tcdo, por conquis-
tar la independencia patria, no se sustrajo a esa influencia , ni ne-
228

cesitó, que se la impulsara, obligándola a que cumpliera ese de-


ber .
Allí está, precisamente, la parte más admirable de ese sacri-
ficio en su espontaneidad .
Le habría bastado, delatar dos o tres nombres, para que tanto
ella como su hijo , se hubieran visto libres de todo peligro ; sin em-
bargo, en el alma de esa aam:rable mujer, se levantó , con la fuer-
za de lo inevitable, un sentimento , que para ella era nuevo, y tuvo
el valor de sacrificarse en su obsequio .
Su hijo subió al cadalso . 7 ella fué encarceiada, hasta que lle-
gó el momento de la liberación.
Mucho lloró, por su bue: hijo ; sin embargo, había otra des-
gracia, que pesaba más sobre su alma y era , el ver encadenada su
patria , que ella estaba convencida que ya era llegado el momento
de hacerla libre .
Todo su consuelo, fué eniugar sus lágrimas en los brazos de
las damas, que llegaron a ser aus protectoras , y le ofrecieron siem-
pre el consuelo de su amistad.
Los intereses patrióticos no establecían separación de rangos,
y esas tres mujeres se consolaban juntas de sus mutuos sufrimien-
tos .
Ese era el sentir general. v así puede pensarse, como fué posi-
ble, que la mujer tomara parte tan activa y principal, en los asun-
tos de la guerra de la independencia.
- - 229

LA SEÑORA DE TOLEDO Y SUS

DOS HIJAS

La revolución americana ha presentado cuadros de un heroís-


mo tan grande, que apenas. si , pueden encontrar competencia en la
época en que, la mujer luchaba como leona, al lado de su esposo ,
disputando palmo a palmo, el territorio que la justicia y el dere-
cho, le concedían .
La señora de Toledo y sus dos hijas habitaban en el modesto
pueblo de Concepción, en el departamento de Junín, llevando esa
vida pasiva de la mujer, que no toma parte en las grandes delibe-
raciones, y cree sinceramente, que es incapaz de hacer por su
cuenta, ninguna hazaña, digna de ser mencionada .
No sucede así, siempre, como vamos a probarlo.
Rocafort, jefe de las fuerzas realistas debía pasar el río Man-
taro, para aproximarse a la capital, hacia donde convergian las
fuerzas, con el fin de ponerse a órdenes inmediatas del Virrey, cuya
posición era cada día más insegura .
Aldao, que al otro lado del río , sostenía la defensiva , no po-
día detenerlo, ni impedir que dominara el puente, porque sus fuer-
zas eran inferiores en número y en armamento . El momento era gra-
vísimo , y la situación no podía prolongarse, sin grave riesgo y res-
ponsabilidad, para los patriotas .
En el pueblo, todos temían la entrada del ejército realista,
porque incapaces de poderlos dominar, esperaban sus represalias . Las
mujeres querían hacer de sus pechos una muralla infranqueable ,
que empujara la cólera del castellano y detuviera el avance de las
huestes . Sin embargo, eso no era suficiente . Era indispensable to-
mar una resolución y prepararse a impedir la entrada de los espa-
ñoles . ¿ Qué hacer ?
Eso es lo que vamos a narrar, y lo que convierte en heroínas,
a esta madre y a sus dos hijas.
230

Se preparó la resistencia siendo llamados a las armas , todos los


habitantes del pueblo, sin exceptuar ni a los ancianos, ni a las mu-
jeres . Todos se unían como un solo cuerpo .
La impotencia de los defensores se pronunciaba cada momen-
to con mayor desesperación, porque el ataque de artillería , obliga-
ba a retroceder .
En el supremo momento , en que todo se creía perdido , y en
que ya los españoles parecían dueños del puente . Ellas , las tres dé-
biles mujeres , se situaron a la entrada del puente de cuerdas, que
era el único , que establecía la comunicación , y con una presteza ,
que nadie esperaba, ni enemigos , ni defensores , cortaron las ama-
rras y dejaron así , esa especie de hamaca , sin seguridad alguna.
En el momento mismo, en que el ejército realista , penetró a
paso de victorioso, al quedar a medio puente, cele éste, cayendo
para quedar sepultados en las aguas correntosas y profundas de
este gran río , Mantaro , el ejército español , que cantaba la victoria
como suya .
Así quedó salvado el pueblo de Concepción, y ese acto de he-
roísmo , fué obra exclusiva de esas tres abnegadas mujeres , a quie-
nes la posteridad, ni siquiera recuerda para glorificarlas, como me-
recen .
Al llegar al puente de Concepción, una muchedumbre entusias-
mada por el ejemplo de las heroicas mujeres , puestas a su cabeza ,
estaba en espera de sus adversarios y guardaban el pasaje. Rocafort
hizo adelantar alguna tropa , para tentar el paso , pero fué rechazada.
Entonces calculando la distancia de una a otra orilla , la encontró
dominable por el fuego de artillería el cuel le permitiera romper la
valla .
Comenzando éste, se produjo la retirada consiguiente de los mal
organizados defensores , cuyas armas de fuego en escaso número , no
les permitían siquiera contestar el cañón. Las Toledo , quedaron al-
gunas pocas, y cuando juzgando propicio el momento , se aventura-
ron al puente los realistas, cortaron los cables de sustentación , ha-
ciendo caer puente y tropas a las turbias aguas del Mantaro , e
impidiendo el pasaje del destacamento . Rocafort había sido vencido ,
estaba paralizado , se sentía sin la fuerza bastante para coronar con
éxito su misión y hubo de retirarse hacia Izcuchaca.
- 231 .-

JOSEFA CARRILLO

(Marquesa de Castellón)

Esta ilustre dama, Marquesa de Castellón, descendía de don


Juan Berrio, primer Marqués de Castellón , y entroncado con los
condes de Monte Blanco y San Juan de Lurigancho. Este abolen-
go, cuya página limpia de toda mancha , podia ostentar enorgulle-
cida, sólo le sirvió para aumentar la nobleza de su alma, preparán-
dola al cumplimiento de las más altas virtudes, que puede alber-
gar el alma de la mujer, que se prepara a la realización de los idea-
les modernos , en los que vislumbra a través de todo, y entre todo ,
la libertad.
En todo el movimiento que llevaron a efecto las principales da-
mas limeñas, para favorecer la entrada del ejército del Libertador
San Martín , tomó ella, parte activísima : unas veces escribiendo
ella misma cartas comprometedoras , y que era preciso que firma-
ra , para que así tuvieran todo el valor, que se imponía darles, a fin
de que fueran creídas y produjeran su efecto. Nada la arredró nun-
ca y ante peligro tan grande , se afrontó serena y resuelta a ir hasta
el sacrificio , si era necesario .
Su acción fué tan notable y de tal manera conocida, que mere-
ció que el Libertador la reconociera como Prócera de la Indepen-
dencia, para certificar lo cual se le entregó el correspondiente di-
ploma .
Fué la Marquesa de Castellón, una de las damas que más bri-
lló en las suntuosísimas fiestas, con que se celebró el advenimien-
to de la Independencia, por el General San Martín. Allí , ocupan-
do el puesto de honor, y haciendo las atenciones de recepción, de-
jó admirados a todos los jefes extranjeros , que tal vez si , no ima-
ginaron nunca, que en este rincón apartado, se destacara una dama,
en quien la belleza , el talento , la distinción y demás cualidades que
caracterizaron a las mujeres de la Corte del Rey Sol, se dieron
cita, para igualarla a las mujeres más ilustres del Viejo Mundo.
232

Los días angustiosos, fueron seguidos de los de alegría, exte-


riorizada por todas las clases sociales, y entonces recorriendo los
grandes salones, apoyada en el brazo del Protector, nadie habría
conocido en ella, a la terrible revolucionaria , que no se asustaba
jamás, ante la inminencia del peligro de ser tomada y encarcelada .
A las personas que la asediaban a preguntas, sobre los sobre-
saltos , que debieron haberle causado las largas horas de espera, ca-
da vez, que mandaba alguna correspondencia firmada, solía contestar
"era necesario ese sacrificio, para gozar ahora de la compensación
de haber conseguido la independencia de la patria. "Ya pueden us-
tedes ver, que no se necesita tanto, cuando el tiempo que nos resta
para gozar, es mucho más dilatado, que el que, hemos pasado ".
- 233 -―

ROSA MERINO

El nombre de esta distinguida dama limeña, esta asociado a


acontecimiento de importancia tan grand: que provocan en el es-
píritu, no obstante el tiempo trascurrido, evocaciones santas , no-
bles y puras, de una fecha , que no puede olvidar nunca el cora-
zón de todo peruano .
Corría el año 1821 : las ideas de Patria y Libertad se asocia-
ban en confraternidad tan íntima, que formando el alma de todos
los americanos, que encontraban llegado el momento de romper
del todo , las cadenas que aun mantenían este trozo del mundo de
Colón a la vieja monarquía española, hacía esfuerzos supremos , pa-
ra que este hijo mayor, no abandonara aún la tutela que se le te-
nía impuesta .
Se trataba de celebrar la capitulación de las fortalezas del Ca-
llao, ajustada por el General La Mar, quien después de haber ofre-
cido sus servicios en el ejército español , encontró justo en deter-
minado momento, romper esos compromisos , que se le oponían a
los que todos los americanos sentían bullir en su alma , ante la
grandeza de constituír un gobierno democrático .
Ese magno acontecimiento, que favorecía en buena parte, los
planos concebidos por los patriotas , debía celebrarse en una gran
fiesta, con la concurrencia de todas las personas notables de la loca-
lidad , para lo que se había combinado un interesante programa , que
había de desenvolverse en el Teatro Principal de esta ciudad.
Dos acontecimientos se celebraban en la misma fecha la ca-
pitulación de las fortalezas del Callao, ajustada por el General La
Mar, y el extreno en público del Himno Nacional, que el maestro
José Bernardo Alcedo, había concebido en un momento de inspira-
ción estupenda, y cuyos armoniosos sones, conmovieron todos los
corazones , como siguen hoy mismo agitándolos , apenas se escuchan
las primeras notas , llenas de virilidad y patriotismo .
Fué en esa noche memorable, 24 de setiembre de 1821 , cuando
Rosa Merino, la bella y simpática cantatriz, que formaba entonces
234 -

las delicias de todos los salones aristocráticos, se presentó en el


escenario teatral, y ante esa concurrencia nutrida en el más alto
grado, y formada por todas las familias distinguidas de la capi-
tal y los Jefes y Oficiales del Ejército Patriota, dejó sentir su ar-
gentina voz , cantando las estrofas de nuestro Himno Patrio, que
así hacía su consagración pública, en medio de la más profunda
emoción, escuchándosele con el más religioso silencio, para ser
premiada en seguida, con una interminable y entusiasta salva de
aplausos , que así exteriorizaba el sentir del auditorio .
Las cuatro estrofas fueron cantadas con emoción creciente , sa-
liendo el alma de esa admirable mujer, a ponerse en contacto con el
sentir de todos y ayudando de esa manera a continuar la obra pa-
triótica en que todos estaban empeñados . Mientras Rosa Merino
se hacía aplaudir hasta el frenesí, toda la multitud se asociaba en
el coro, que interpretaba los anhelos de quienes habían pedido una
música que respondiera al estado del patriotismo en esos difíciles
y tan graves momentos . La ovación que merecía la genial canta-
triz, tenía que reflejarse en el autor de la música , y en el poeta José
de la Torre Ugarte, que fué quien compuso los versos , Mucho se ha
discutido, sobre la necesidad de cambiar la letra de nuestro him-
no, por no ajustarse a la versificación moderna ; pero todo cambio.
resultará difícil, porque ella está inspirada en el patriotismo que
dominaba en ese tiempo , y otra expresión resultaría pobre y fal-
sa , si debía exteriorizarse en totalidad el sentir del alma peruana .
Rosa Merino, su maestro José Bernardo Alcedo y el poeta José
de la Torre Ugarte, merecen bien de la patria , y la generación que
hoy se levanta, que aprende en las escuelas a cantar el himno de
su libertad, no debe olvidar a quienes le dieron vida, y supieron
exteriorizarlo , provocando la más hermosa y la más santa de las
emociones .
MARIA PARADO DE BELLIDO
- 235-

ANDREA PARADO DE BELLIDO

La heroína peruana, émula de las griegas y romanas de los


tiempos legendarios, nació en la ciudad de Huamanga, hoy Aya-
cucho , el año de 1777. Cuentan que era muy hermosa, no quedan-
do de ella ningún retrato , por la resistencia que siempre tuvo el
indio peruano para dejarse retratar, arte que miraba con gran des-
confianza .
A los quince años contrajo matrimonio con don Mariano Be-
llido, y de esta unión resultaron siete hijos , que fueron educados en
el trabajo, el honor y el cumplimiento del deber, que formaban la
alta moral de ese hogar que en todo ofreció un nɔble ejemplo.
La posición económica del matrimonio era bastante holgada,
porque cada uno de ellos contribuía al mejoramiento, en su respec-
tiva esfera de acción, dedicándose principalmente a proporcionar
chasquis, para el servicio correspondiente entre los pueblos inter-
medios, bajo la dependencia de España .
Durante la lucha, cada día más intensa , a favor de la indepen-
dencia, y cuando las fuerzas de Arenales , ya al servicio de los pa-
triotas , salieron de Huamanga , uno de los hijos de Andrea , To-
más el cuarto nacido en el matrimonio, se alistó como soldado vo-
luntario en el ejército del General Arenales .
Al tener conocimiento de la determinación de su hijo , la futu-
ra heroína ayacuchana , envió a sus hijas Gregoria y Andrea para
que hablaran y suplicaran a Quirós , Jefe de la fuerza en que actua-
va Tomás, para que lo dejaran en libertad, ofreciendo por su res-
cate la suma de 500 pesos , que fueron entregados .
Aún cuando Quirós, encontraba que Tomás era un magnífico
soldado, y que significaba una pérdida el separarse de él, no tuvo
valor para resistir a las lágrimas de la madre y de las hermanas y
ordenó que Tomás saliese del ejército , para que volviera al lado
de su atribulada familia .
Cuando el heroico joven, digno hijo de su madre tuvo conoci-
miento de lo que ocurría se presentó a su jefe y le dijo : "Al ingre-
- 236 -

sar voluntariament en el ejército , he jurado sostener, hasta derra-


mar la última gota de mi sangre, la santa causa de nuestra inde-
pendencia. Si hoy mi madre, por temores inspirados, sin duda, por
su excesiva ternura, os ofrece 500 pesos por mi rescate , recibidlos
para el sostenimiento de nuestra causa ; pero que sea, junto con
el juramento que ahora repito de no volver a mi casa, antes de ver
triunfante la bandera de la libertad".
Digno hijo, de tan excelsa madre !! Con esta declaración fran-
ca y viril, quedó Tomás Bellido en el ejército libertador, prestando
eficaces servicios en todos los lugares en que se le necesitaba.
Las fuerzas realistas, al mando del General Carratalá , ocu-
paron la ciudad de Huamanga y deseando exterminar el ejército de
Quirós , destacó algunas fuerzas, sobre el pueblo de Paras. Con
este motivo , Andrea que continuamente comunicaba a Quirós , el
movimiento de los realistas, dirigió a su esposo, que era Keceptor
de Correos de ese pueblo, la siguiente carta, que le fué escrita por
don Matías Madrid, por no saber ella leer ni escribir, y apenas po-
día firmar .

"Huamanga , marzo 26 de 1822.

Idolatrado Mariano :

"Mañana marcha la fuerza de esta ciudad a tomar la que exis-


te allí , y a otras personas, que defienden la causa de la libertad .
Avisale al Jefe de esa fuerza , señor Quirós, y trata tú de huír in-
mediatamente a Huancavelica, donde nuestras primas las Negretes :
norque si te sucediese una desgracia ( que Dios no lo permita) se-
ría un dolor para tu familia y en especial para tu esposa".

Andrea.

El portador de esta carta, un indio de toda confianza , desem-


peñó su cometido con rapidez asombrosa . Continuamente, desem-
peñaba misión igual . Por desgracia, a la entrada al pueblo de Pa-
ras, se hallaban paseándose dos fanáticos realistas , Luzón y Jaime,
quienes luego sospecharon, que el indio llevaba alguna comunica-
ción, para el ejército patriota , y fingiendo ser de ellos , lograron apo-
derarse de la carta ,
- 237 -

Quirós, por relación verbal del indio, conoció el movimiento


de las tropas realistas, e inmediatamente, en vista de la inferiori-
dad de sus fuerzas , emprendió la retirada hacia Ica, a reunirse con
las tropas de Tristan .
Entre tanto, los traidores a su patria, Luzón y Jaime , apre-
suraron su viaje a Ayacucho y entregaron a Carretelá, la carta de
Andrea .
Comenzaba la tragedia, para la infeliz india , que pagó con su
vida, el amor a su patria. A las 8 de la noche del 29 de marzo de
1822, se presentó un grupo de soldados españoles , en casa de la fa-
milia Bellido , poniendo guardias en todas las habitaciones, acto que
fué seguido por el saqueo de la casa conjurándose el incendio que
ya se había iniciado , por la intercesión del doctor Ubilluz, Dean de
la Catedral .
La carta había sido escrita por el señor Madrid, pero como la
firma era de Andrea , esa diferencia de letras, intrigó a Carratalá,
para obligar a la infeliz mujer, a que denunciara el autor de la
carta .
Carratalá necesitaba descargar su cólera por lo acontecido , y
no teniendo a su alcance a otra persona, que a Andrea, la hizo lle-
var ante los Jefes, para que declarara quien había escrito la carta ,
Todos los medios de persuación , de violencia , y de amenazas em-
pleados para arrancarle el nombre del autor de la carta , fueron
inútiles , diciendo tranquilamente, que jamás revelaría el nombre del
autor de la carta, porque eso significaba un servicio prestado a su
Patria .
Se le formó un tribunal, para que la juzgara y éste, la condenó
a muerte, y le leyeron la sentencia, que decía lo siguiente, con la
esperanza de que vacilaría ante el temor del fin que le esperaba :
A doña María Andra Parado de Bellido, se, le aplica la pena
capital , paraejemplo y escarmiento de la posteridad, por haberse
rebelado en contra del Rey y Señor del Perú, cuya disposición per-
judica por una carta escrita o hecha escribir " .
Andrea escuchó su sentencia , con calma tan estupenda, que
desesperó a sus enemigos . El día de la ejecución , se rodeó el acto
del mayor aparato posible, con el fin de conseguir conmoverla y
que obligada por el temor, hablara . Se le hizo pasear por todas las
calles de la plaza mayor, y en cada una de las esquinas , se leía la
sentencia en forma declamatoria, como para inspirarle terror, sin
que nada de eso cambiara su resolución . Luego enviaron a un sa-
238

cerdote domínico español, para que la confesara y le hablara en


nombre de la religión, exponiéndole, que con su terquedad no con-
seguiría ninguna ventaja, para la causa de los patriotas , y que en
cambio, con su resistencia, sacrificaba a todos sus hijos, a quienes.
condenaba a la orfandad y a la miseria.
Un sólo momento no vaciló el alma tan bien templada de esa
valerosa mujer, que recibió la muerte, dando un adiós a sus hijos
y un viva al Perú libre e independiente.
Cuando pasaba el cortejo , que hacía derramar lágrimas a to-
dos los espectadores , y en medio de cuya concurrencia, s destaca-
ba su simpática figura, radiosa y galana , pidió como última gra-
cia, el detenerse en la Iglesia de Santo Domingo , que era su pa-
rroquia, donde se había unido al hombre elegido de su corazón y
en donde también se habían bautizado todos sus hijos .
Cuentan que reverente se postró, ante el altar de la Virgen del
Rosario y quedó en oración , sin debilitar su ardimiento, y al contra-
rio salió tranquila , para continuar su marcha pausadamente, sin
osadía, pero sin acobardarse , ni siquiera en el supremo momento.
Recibió todos los auxilios de la Santa Religión Católica, a la
que pertenecía. Hasta en los últimos momentos, se le decía, que le
perdonarían la vida , si ella denunciaba a las personas comprometi-
das en la causa de la patria. Nada consiguió hacer vacilar esa alma
templada como la de las antiguas espartanas .
Llegado el momento de su ejecución , no consintió que la ven-
daran, los ojos, para morir, contemplando el cielo de esta patria,
que tanto amaba .
Su cuerpo cayó desplomado, con los cinco tiros disparados por
los soldados españoles , pero su alma voló a la inmortalidad , legan-
do a la posteridad , el más valeroso ejemplo de heroismo , que con-
templaran hasta ese momento , los pueblos americanos.
- 239 -
-

ANGELICA ZEVALLOS

Gobernaba el Virreinato del Perú don José Joaquín de la Pe-


zuela, y las id as de Patria y Libertad, se habían introducido y
afianzado con fuerza tan grande en todos los peruanos que, ya no
era posible volverse atrás. La mujer no podia permanecer indife-
rente a esta acción patriótica , y prestaba su cor.curso en todos los
momentos en que se le creía necesaria .
Se imponía el proveer de armas al ejército patriótico , y tomar
las providencias indispensables, para hacer frente a la guerra ine-
vitable, que debía desencadenarse entre los españoles , que no se
conformaban con que hubiera terminado el período de tutelaje . No
habían recursos con que hacer frente a este problema, mucho más
grave aún en las difícil s circunstancias de ese momento . El tiempo
trascurría y era preciso tomar una determinación atrevida .
Fué entonces que Angélica Zevallos , dama de ilustre alcurnia ,
y que ocupara posición muy espectable en la sociedad colonial, hi-
zo un llamamiento a todas las damas y entregando sus joyas ,
que significaron un lote muy valioso, invitó a las damas presentes
a que contribuyeran, cada una de ellas , con lo que estuviera en rela-
ción, con el grado de su entusiasmo .
Tan noble ejemplo fué seguido por aquellas señoras a quie-
nes se dirigió, asegurándose , que ninguna excedió al donativo de
la señorita Zevallos , quien decía que se encontraba muy feliz , al
haber obsequiado a la causa de la Patria, lo único de que podía dis-
poner todas sus joyas .
La compra de armamento se hizo a la mayor brevedad, y se
contribuyó así poderosamente a la defensa nacional , por lo mismo
que, los patriotas no contaban con recursos para hacer frente a los
gastos de la guerra, viéndose en todo bloqueados por los realistas ,
que habían llegado a confiscar los bienes de los poderosos , con el
temor de que fueran puestos a disposición del ejército, que debía
combatir .
240 -

Sin embargo, no contaba el virrey, con el patriotismo de la mu-


jer, y al haberlo sospechado , es seguro, que también habrían sido de-
tenidas las joyas, antes de que hubieran salido de las elegantes ar-
quetas, en que eran guardadas .
A gala tuvieron, muchas de las damas que así contribuyeron a
salvar a la patria, el presentarse en las primeras fiestas , con que se
clebrara el triunfo, sin lucir ninguna joya , y cuando se hacía alu-
sión a ellas , contestaba Angélica Zevallos , muy serena y conforme :
"las joyas sólo sirven para alimentar la varidad del hombre y de
la mujer. Podemos declarar ahora , que nunca tuvieron mejor inver-
sión, y que será en adelante, una especie de profesión de fe , para
nosotras , el pensar, que contribuímos con nuestro grano de arena,
a levantar el edificio de la patria libre" .
¡ Qué tiempos y qué mujeres !
- 241 --

JOSEFA CASTAÑEDA DE BONIFAZ

Esta ilustre dama nacida en la ciudad de Cajamarca , y pertene-


ciente a una familia entroncada con la nobleza española, vió el adve-
nimiento de una Patria libre e independiente empapada en una al-
gría superior a todo lo que había sido capaz de experimentar en su
ya larga, como agitada existencia .
Viuda y sin más compañía que sus dos hijos , no vaciló en ofren-
darles a servicio de la Patria . Cuando el Libertador Simón Bolí-
var, pasó por Cajamarca , con su gran ejército de patriotas , cada
uno de los cuales era un convencido de la causa que peleaba , la se-
ñora de Bonifaz , igualándose a la madre de los Gracos, se presentó
al Gran Hombre del momento y le dijo : no tengo otra ofrenda que
hacerle a mi patria que mis dos hijos , que por hoy , forman mi ma-
yor tesoro ; a vos , os los entrego y que cumplan con su deber.
Esta acción no ha sido justipreciada en todo lo que vale , y es
necesario que el nombre de tan noble matrona , quéde esculpido con
letras de oro, para que sirva de estímulo a la humanidad .
Los jóvenes Bonifaz combatieron heroicamente al lado de Bo-
lívar, distinguiéndose en todas las jornadas , que tomaron parte.
Se establecieron en Arequipa , una vez firmada la paz , y allí for-
maron la numerosa familia , que ha honrado al país , no sólo en la ca-
rrera de las armas, sino también en las letras, en las artes , en las
ciencias jurídicas y en la diplomacia. Dignos sucesores de la matro-
na , que alentó el alma de tan valiosos patriotas .
Cuando salieron los hijos de la señora, dejando vacío su hogar.
donde antes , todo era alegría , no pudo sustraerse a un momento de
natural debilidad ; pero ahogando sus lágrimas, aseguró a las per-
sonas que la acompañaban, que era una cobardía, el que una madre
patriota, sufriera al ver salir a sus hijos a combatir por la libertad .
Todas las madres tenemos el mismo deber, y ajenas a todo egoís-
mo, sabremos cumplir cada una, con lo que la suerte nos ha lega-
do".
242

Las nuevas que llegaban a diario, eran alternativas, de triun-


fos y caídas , hasta que por haberse alejado mucho , perdieron las
noticias, que si llegaban era demasiado tarde , y como sucede siem-
pre, un tanto , alteradas .
Esa madre tenía, sin embargo, confianza tan grande en el triun-
fo , que decía a las otras damas, que como ella sufrían : el triunfo tar-
dará pero , llegará . Yo tal vez , no goce de él ; pero las madres jóvenes ,
tendrán la satisfacción de abrazar a sus hijos cuando vuelvan vence-
dores. ¡ Qué satisfacción más grande para una madre, que continuar
la adhesión a la patria , a través de la acción meritoria de sus hi-
jos !
243

JUANA RIO FRIO

Acontecimientos, que no es del caso averiguar, llevaron a pres-


tar un juramento perpetuo, como religiosa en el Convento de la En-
carnación, muy en voga en los tiempos coloniales , y puede decirse ,
que el asiento de la aristocracia , de los tiempos virreinales , a Juana
Riiofrío, mujer de gran talento , de valor admirable, y de un patrio-
tismo tan exaltado, que no fué bastante poderosa para calmarlo , la
piedad religiosa a que consagrara buena parte de su existencia.
La lucha entre patriotas y realistas, se hacía cada día más en-
carnizada , y la vigilancia exag rada que las autoridades españolas
mantenían sobre toda persona , que pudiera ser considerada como
sospechosa, hacía muy difícil el mantener la correspondencia acti-
va, que las circunstancias exigían . Si las personas que libremente,
traficaban por las calles , no podían hacer llegar las comunicaciones
a tiempo, no pasaba lo mismo con la enclaustrada, que en este senti-
do , sirvió de verdadero correo de gabinete, valiéndose de mil me-
dios , todos aquellos, que tenían que pasar en sombras para los seve-
ros vigilantes .
Fueron tantos y tan importantes los servicios prestados por la
monja, sea entregando correspondencia, consiguiendo dinero , y hasta
facilitando armas , que mereció de los patriotas , el que se le entre-
garan las reliquias con que se premiaba entonces a quienes se
ofrendaban en aras de la patria . La monja Juana Riofrío,
guardó las insignias y las mantenía a su vista en una de las pare-
des de su celda , s gura de que nadie hab'a de penetrar allí , siendo
como era esa casa de Dios , inviolable para los profanos .
No lo fué sin embargo , para la autoridad realista, y el Intendente
don Ramón Pazos , no encontrando entrada franca la consiguió ha-
ciendo valer el puesto de su rango, y así penetró al interior de esa
casa, que las pisadas de ningún hombre habían profanado . Las me-
didas de violencia de que hicieron uso los visitantes , intimaron a
las monjas, no así a la valiente Riofrío , a quien nada intimidaba ,
quien al sentir que su celda iba a ser registrada, se interpuso, impi-
- 244

diendo con energía inesperada , el que se pretendiera tocar siquiera


sus insignias ; y con su altivez los enemigos , fueron intimidados .
Al ser increpada para que entregara todo lo que en el convento
se guardaba, para repartir luego a los patriotas contestó altivamen-
te, negando la exist ncia de los objetos , cuya devolución se exigía :
y en último caso , replicó , si algo tuviera que favoreciera la causa de
mi patria, tampoco lo entregaría, aunque tuvieran que dividirme en
pedazos .
Encolerizados los españoles, quisieron apelar a la violencia ; pe-
ro ella consiguió aplacarlos , con sólo su energia indomable , su en-
tereza admirable y la serenidad llena de distinción , que en todo mo-
mento supo mantener, hasta el extremo , que venció a sus enemi-
gos , siendo como era una débil mujer, obligándolos a que se retira-
ran sin tocarla, y sin mancillar ninguno de los objetos , que en su
celda estaban a la vista .
El Encargado del Gobierno del Perú , don José Bernardo de
Tagle, escribió a la monja una carta muy laudatoria, haciendo pre-
sente que su patriotismo, sería una hermosa lección para la posteri-
dad .
Esta carta fué contestada por Juana Riofrío, con toda la since-
ridad y la modestia , de que están poseídas las personas de verdade-
ro mérito .
- 245 -

AGUSTINA ANTONETE

Es digna de ser recordada la memoria de doña Agustina Anto-


ñete, distinguida y patriota dama nacida en la ciudad de Ica , por los
servicios que prestó a la causa de la patria , por las persecuciones que
sufrió , y por la entereza con que sobrellevó, cuanto la vil calumnia ,
y la venganza miserable, vertieron sobre ella, con el propósito de da-
ñarla .
Ocupando una posición económica, extraordinariamente venta-
josa, tenía que incitar los sobresaltos, tanto de los realistas , que
veían en ella , a una dama peligrosa , por que nunca se percata-
ba, de exponer sus ideas , acerca de una patria libre, cuanto por los
mismos vecinos del lugar, que no economizaron la oportunidad de
calumniarla. En esos tiempos, bastaba que se dijera de alguien, que
servía de espía a los patriotas, para que cayera sobre ella, todo
rigor de la ley. Así sucedió , en efecto , acusada ante el jefe del ejér-
cito, Ceneral Rodil, de prestar importantes servicios a los patriotas ,
fué tomada presa y conducida en tal condición , al cuartel de infantería
en Chavalina .
La acusación decío lo siguiente : "Los servicios , que a los ene-
migos de la nación y del rey tiene hechos Agustina Antoñete ,
son tan públicos y manifiestos , que en repetidas ocasiones , ha sido
su casa asilo de ellos, con notable perjuicio del vecindario ...
El caudillo de la montonera de Chincha, Antonio Pola , se hospedó
en su casa y pasó a la ciudad a ser espía, para la entrada de Rau-
""
let ......
No se necesitaba más, en aquellos tiempos , para formar cabe-
za del proceso, que luego se instauró contra la valerosa patriota , a
quien no asustó ni la cárcel, ni el peligro de muerte, que sobre ella
se cernía . Esperaba tranquila y confiada, que vendrían días de li-
bertad .
Largos meses de prisión, sufridos con toda serenidad, demos-
traron que fué una de las mujeres iqueñas, que sufrieron persecución
y pena, por servicios prestados a la causa de la Independencia Na-
cional .
-- 246 --

MANUELA CARBAJAL

Los servicios que prestó esta admirable mujer, que viera la pri-
mera luz en la ciudad de Ica, fueron tan grandes y los peligros a que
se expuso tan inminentes, que mereció el recibir de manos del mismo
Libertador General don Simón Bolívar, un diploma honorífico , en el
que constaban los inmensos servicios que había prestado , en las lu-
chas de la emancipación nacional .
Cuentan que, durante la permanencia del General Rodil en Ica,
y a raíz del desastre sufrido por los patriotas, en el encuentro de la
Macacona, estuvo en acción, exponiéndose a los mayores peligros,
y haciendo llegar noticias al General Tristán. sobre los movimientos
emprendidos por los realistas, a fin de que pudieran oportunamente
ponerse en salvo .
S esabe, que por parte de ambos bandos se movía toda una le-
gión de espías, como que, era ese el único medio de saber, lo que
se ejecutaba en el bando opuesto . Doña Manuela Carbajal, tenía a
su disposición buen número de servidores, que le comunicaban todo
lo más importante, y entonces ella, personalmente en ocasiones, y
en otras veces , valiéndose de servidores muy leales, hacía llegar las
noticias a los patriotas . Así pudo hacer saber a Tristán , que acampaba
en Churrutina , que el General Carratalá había llegado a Himanga
y que, la vanguardia, acampaba cerca del Carmen.
Por otra parte , le hizo saber a su jefe, que el General Canterac
se acercaba. Ya sabemos , que con este movimiento envolvente , la
columna patriota fué derrotada , no habiéndolo podido impedir, la
acción incesante de doña Manuela Carbajal, que tuvo que ocultarse,
para no caer en poder de los realistas, que la buscaban con intencio-
nes demasiado hostiles, para que ella, se dejara prender .
Increíble es todo lo que esta gran dama sufrió para escapar a
sus perseguidores, que llegaron hasta a ofrecer fuertes sumas , a quien
la entregara .
- 247 -

Su patriotismo , y su sacrificio, la salvaron, porque propios y


extraños , encontraron que quien así se ofrendaba a una gran causa ,
debía tener una alma muy bien templada, y pasó la ola roja, sin que
la encontrara a su alcance . Todos se confabularon para salvarla .
La mayor parte de su fortuna, la puso a disposición de la cau
sa patriota, y no exigió después , indemnización de ninguna clase.
248 -

CAMILA ARNAO

Cuando debían realizarse las conferencias entre San Martin y


La Serna, se acentuaba en Lima la versión, que se llegaría al re-
sultado , de que se dejara siempre un Principe español .
La opinión de todas las mujeres, que sostenían la causa de la
patria, era contraria a esta aseveración y en una carta que se hizo
llegar a manos del virrey , escrita por el Libertador, se exponía el pen-
sar de la mujer peruana. Fué Camila Arnao, la que hizo llegar esa
carta a manos de un soldado de toda confianza y que a su vez , fué en-
tregada a uno de los capitanes de San Martín, hasta que llegó a sus
manos, y temiendo , comprometer a las damas que la firmaban , si aca-
so se le encontraba, en un posible fracaso , la destruyó después de
leerla.
El Virrey recibía siempre cartas firmadas por Las Patriotas,
asegurando que si los hombres se cansaban de luchar, entrarían e
acción las mujeres, hasta conseguir el fin que se habían propuesto .
Se asegura, no sabemos con que fundamento , que esa labor fué
encabezada y puesta en práctica por Camila Arnao .
Cuando cayeron todas las acusadas como conspiradoras, Camila
fué una de las asiladas, primero en la cárcel y después en el hospi-
tal .
Las mujeres, parece que tenían entonces la voluptuosidad del
dolor . Nada les arredraba y por consiguiente, ninguna amenaza era
capaz de contenerlas .
- 249

ANTONIA ULATE Y GOMEZ

Esta señora había sentado sus reales en los templos , cambiando


de uno a otro , según le convenía, y era allí donde aprovechaba , pa-
ra repartir los boletines y volantes encargados de enardecer a los
patriotas, haciéndoles saber, el movimiento del Ejército Libertador ,
ya que, entonces era imposible disponer de otrc medio de propa-
ganda .
Increíble parece lo que se contribuyó a mantener vivo el entusias-
mo y a sostener la fe en los destinos de la patria. Era necesario ,
sin embargo , que esos papeles llegaran a todas las manos y solía de-
jarlos muy bien doblados , hasta en determinados sitios , que ella sa-
bía muy bien, eran ocupados por las familias godas, que era como
se designaban a las españolas .
Fué siempre muy discreta ; sin embargo, al fin la tomaron , por
meras sospechas , sin encontrar pruebas para acusarla , por determi-
nada falta , y en la cárcel , se hacía llegar nuevos papeles , que colo-
caba en determinados sitios, segura de que serían encontrados , por
los vigilantes y jefes que visitaban las cárceles .
- 250 --

MERCEDES NOGAREDA

Fué de las primeras patriotas , que cayó prisionera , y encerrada


junto con sus compañeras ; pero , sea por lo ligera que era a causa
de su pequeña talla y su aire espiritual, o porque hubo un momento
de descuido, se aprovechó de la primera circunstancia que se le pre-
sentó y escapó del hospital, donde tan vigilada era, por la guardia
española .
Cuando el preso quiere, decía riéndose, siempre se escapa, por-
que no tiene sino esa idea fija. Como lo pensó lo ejecutó , y sin te-
mer un nuevo encarcelamiento , continuó encargándose de conducir
correspondencia, que era uno de los puntos más delicados, cosa que
ya, no hacía sino en la noche , persuadida, que en medio de la lo-
breguez, que entonces reinaba en la capital virreinal, todas las mu-
jeres se confundían y era casi imposible, que dieran con ella .
- 251 -

CARMEN NORIEGA DE PAREDES

Tan luego como se tuvo noticias en Lima , de la llegada del


Ejército libertador a la bahía de Paracas , los patriotas se agita-
ron llenos de alborozo , y los realistas duplicaban su vigilancia, prin-
cipalmente sobre las mujeres, porque estaban convencidos del papel
tan importante que desempeñaban, en esta campaña de la libertad,
animando a sus esposos , a sus hijos a sus hermanos, a sus amigos ,
y ejecutaban en ocasiones acciones, poco comunes, hasta en los mis-
mos hombres . Carmen Noriega de Paredes, se propuso poner
práctica, algo que no podía hacer ningún hombre, cual era la trasla-
ción de armas , cosa que hizo ella , sin llamar la atención, valiéndose
de la amplitud de sus faldas y del reboso que no dejaba. Si me toca
un realista , le decía riendo a su marido , reviento como un cañón,
tan cargada voy, en cada viaje que hago, al lugar que me recomien-
dan, y que, como soy tan zorra, procuro que no sea el mismo .
Debido a ese estratagema, pudieron encontrar los patriotas las
armas y los elementos bélicos , que les hacía falta en los distintos lu-
gares .
- 252 -

AGUSTINA PEREZ DE SEGUIN

Hija y esposa de valientes , se decidió por la causa de sus ma-


yores, siendo para ellos el más valioso elemento colaborador.
Dotada de una vivacidad extraordinaria burlaba y sorprenda a
todos, presentándose al lado de los patriotas , en el momento en que
más podían necesitarse sus servicios y escapando de manos de los
realistas, cuando éstos creían tenerla segura . Es necesario , decían
los Jefes, encerrar a esa mujer, que a cada rato nos pone en ri-
dículo .
Si los godos, pueden, decía riéndose, que me encierren. Caso
verdaderamente notable presentaban las mujeres de ese tiempo , a
quienes no asustaban ni los tormentos , ni la cárcel, ni los castigos
humillantes del hospital . Todo era por la patria, y no había otra de-
cisión, que vencer o morir, siguiendo enteramente del lado de los hom-
bres, a quienes alentaban con su palabra y con su acción .
253 -

FRANCISCA CABALLERO

Los patriotas Riva-Aguero . Sucr y algunos más , se habían re-


fugiado en el Callao , cuando Lima fué ocupada nuevamente por el
general Canterac. Era necesario , sin embargo , mantener relación in-
mediata con ellos, por parte de los patriotas qu laboraban en Li-
ma. y faltaba un intermediario , que hiciera llegar esas cartas . Es
verdad que el héroe de esa jornada fué Olaya , el mártir chorrillano ;
sin embargo , siempre no podía entrar el pescador a la capital, por-
que inspiraban sospechas, entonces , todas las personas . En más de
una ocasión . Francisca Caballero, recibía las cartas y salía al en-
cuentro de Olaya , y usando de toda discreción , las entregaba, según
la forma convenida .
Una tarde desgraciada , en momentos en que se cre'a salvada ,
sintió que la perseguían, y como los pasos se aceleraban , ella , sin
perder la serenidad, se metió a la iglesia de la Concepción , que era
la más inmediata, y se arrodilló delante de un confesonario . Esta
aptitud la salvó ; pero no dejó el sitio , mientras ve'a de lejos a sust
perseguidores, y dirigiéndose luego , a la reja . por donde se habla con
las monjas , les confió lo que le ocurría , suplicándoles que, para des-
cargo de su conciencia , le guardaran el papel , qu : llevaba , y lo en-
tregó en seguida .
Al salir, fué tomada , y aún cuando la registraron , en la forma
grosera que solían hacerlo , no pudieron encontrar nada . Sin esa
precaución, habría sido descubierto tal vez, un plan, que convenía
mantener en reserva .
254

PETRONILA ALVAREZ

Era espiada, desde tiempo atrás esta valiente mujer, porque se


sospechaba de ella a causa de la resistencia, que siempre había pre-
sentado a los realistas. Como era de esperarse , consiguieron tomar-
la, no obstante de que su viveza e ing nio la habían librado por
mucho tiempo, burlando a sus perseguidores , casi en los momentos
mismos en que cambiaba cartas y repartía los famosos folletos , que
tanto contribuyeron a caldear el ánimo de los patriotas.
Fué llevado a un hospital de Caridad, en calidad de reclusa ,
con la orden severa , de que nadie podía sacarla, sin orden supe-
rior, y ni tampoco recibiría visitas . La dedicaron, por orden supre-
ma, a todas aquellas faenas, contrarias al honor y a la delicadeza de
ana dama ; sin embargo , tuvo paciencia y resistió todo el tiempo,
que se le mantuvo en ese sitio de abyección , con la esperanza de que,
pronto había de llegar, quien estaba encargado por la Providencia,
de salvar a todos los peruanos , de la sujeción ignominiosa que su-
frían . Esa esperanza era tan firmie , que todo lo sufrían con serena
tranquilidad .
255 -

BARBARA ALCAZAR

Pertenecía a una familia de valientes . Todos entre los suyos ,


libraban acción bravía, para defender a la patria . En ese ambiente
de hombres valerosos y resueltos , Bárbara no pudo permanecer indi-
ferente, y ayudaba a los patriotas en todo lo que una mujer delicada
puede hacer, aún comprometiéndose, como en efecto resultó , hasta
el extremo, que fué tomada prisionera y llevada a la cárcel, junto
con otras compañeras, aplicándole tormentos, para que confesara ,
cosa que resultó naturalmente inútil , pues no obstante los dolores ,
que sufriera , sus labios permanecieron mudos , asombrando a sus tor-
turadores, el valor con que resistió los castigos .
Era esa débil mujer más valiente, que aquellos intrépidos solda-
dos, quienes con la esperanza de que hablara, no vacilaron en des-
cender del nivel en que debe mantenerse un caballero , cuando se
trata de castigar a una mujer .
- 256-
---

CATALINA AGUERO Y NARCISA

ITURREGUI

No sólo las damas limeñas , se ofrendaron a la causa de la li-


bertad. También en provincias se trabajó activamente. Estas dos da-
mas nacidas en Lambayeque, descendiendo de familias muy conno-
tadas , dejaron todos esos prejuicios , para ponerse de lado de la
democracia americana .
Era necesario que San Martín, supi ra lo que ocurría en todos
los pueblos, para que la acción. decisiva fuera obra de la conjun-
ción de las fuerzas repartidas, en la forma que se había convenido .
Por la misma razón , que todos los hombres formaban filas en el
ejército, no quedaban sino las mujeres , quienes tomaron a su cargo ,
la parte en que ellas podian servir .
Eran estas dos damas, las que, al mismo tiempo , que escribían
y se valían de medios prudentes, para que esas cartas llegaran , ha-
ciendo saber el movimiento que efectuaban las fuerzas realistas , reu-
nían dinero, vendiendo sus alhajas y vajilla de plata , para formar
un contingente, que luego distribuían en pequeñas partes , que se en-
tregaban a servidores honrados y leal s . Así el ejército patriota , re-
cib'a auxilios de todas partes , y en los momentos en que se encon-
traba más apurado, porque la previsión de estas dos damas , las lle-
vaba hasta calcular, el tiempo en que necesitaban nuevos auxilios .
- 257 -

TRINIDAD CELIS

Nacida en Ayacucho , como la mártir María Bellido , no sintió


apagarse su entusiasmo ni se amilanó, ante el hecho injustificado
practicado por el Ceneral Carratalá.
Al contrario , decía, ese crimen , ha levantado el valor de las aya-
cuchanas y de hoy en adelante, pelearemos con más valor y cordura.
Se nos quiere contener, y eso es lo mismo, que poner : barreras al
mar .
Desde ese momento , puede asegurarse que se constituyó en Aya-
cucho un verdadero ejército de mujeres, con la diferencia , que no
tomaban armas para matar sino, que ayudaban a quienes tenían el
sagrado encargo de velar por la salvación de la patria . El alma de
todo ese movimiento era Trinidad de Celis, y con su palabra fácil
y convincent : llevaba a todas el entusiasmo, y hacía saber cuanto
to se ponía o debía ponerse en práctica , para ayudar a los valientes
defensores .
Si el tesoro estaba en poder de los español s , era muy inesta-
ble la situación del ejército patriota. No necesitamos ahora , decía
a sus compañeros , Trinidad Celis , ni alhajas , ni vajilla de oro y pla
ta ; pero todo eso puede convertirse en armas, para nuestros bravos
soldados. Así se hacía .
- . 258

HERMENEGILDA DE GUISLA Y

Ꮮ Ꭺ Ꭱ Ꭱ Ꭼ Ꭺ

(Marquesa de Guisla Guiscelan)

Fué tan grande la acción de esa extraordinaria mujer, que ha


superado a todas las de su epoca , habiendo merecido ser considera-
da en el número de las Damas Patricias, premiadas por San Mar-
tín .
En los tiempos contemporáneos, ha sido muy elogiada por el
historiador inglés Clemente Markhan.
Todo lo sacrificó a la santa causa de la patria , y no temió ni el
castigo ni a la prisión, que soportó con valor tan grande, que llenó
de sorpresa y estupor a quienes la hab'an condenado .
Exponiéndose a todo, brindó su casa, regia mansión, para que
alli se reunieran los principales conspiradores. Ten r Sede, era una
de las dificultades más grandes con que contaban los patriotas, por-
que toda casa a la que, se les veía entrar más de dos veces , era
señalada como sospechosa.
Fué pues, en casa de la Marquesa Casa Guisla, donde se reunie-
ron los conspiradores que dirigieron los primeros trabajos a favor
de la independencia, Don José de la Riva Aguero y don Francisco.
de Paula Quiroz , llamados con muy justa razón, los próceres de la
independencia.
Esta hermosa limeña, fué a la que le tocó el honor de nacer
los honores , en primer lugar, en el suntuoso baile , que ofreció San
Martín en Palacio, lo mismo que , en otros saraos igualmente im-
portantes , y a los que, concurrieron no sólo patriotas, sino también,
muchos personajes notables de la colonia, que al ver triunfante la
causa de los patriotas, trataban de acomodarse.
El General San Martin, ordenó que se reconociera como deuda
nacional, la suma de cincuenta mil pesos, que doña María Hermene-
gilda de Guisla y Larrea, esposa del Capitán Carlos José de Guisla
HERMENEGILDA DE GUISLA Y LARREA
(Marquesa de Gusila)
- 259

y Salazar, Marqués de Guisla Guiscelan, impuesto en el Tribunal del


Consulado, y se le abonaron por la Tesorería de Lima , los int reses
correspondientes .
El Protector General San Martin declaró, que era una de las
damas que se hacía acreedora, a un honroso diploma, a la banda na-
cional y una medalla de oro. Así se premiaron los servicios presta-
dos, por las grandes damas , a la causa de la Independencia del
Perú .
- 260 -

MARIANA ECHEVARRIA DE

SANTIAGO Y ULLOA

(Marquesa de Torre-Tagle)

Como esposa y como mujer patriota, supo siempre colocarse a


la altura de sus más augustos deberes .
Cuentan las crónicas, que fué doña Mariana, mujer de singular
hermosura y que cautivaba a cuantos la conocían , con las delicias de
su preclaro talento . Muy joven se unió a don Demetrio O'Higgins ,
Marqués de Osorno , quedando viuda a los seis años de matrimo-
nio .
Poco tiempo, después de haber enviudado, se casó doña Maria-
na con don José Bernardo de Tagle Portocarrero e Izázaga , Mar-
qués de Torre-Tagle, Brigadir de los Ejércitos Reales y Goberna-
dor de la Provincia de La Paz. El nuevo matrimonio se trasladó
a Trujillo , de cuyo gobierno había sido encargado por el Virrey, a
pesar, de que ya estaba sindicado de mantener relaciones , con los revo-
lucionarios patriotas .
Desde Trujillo , se puso de acuerdo con San Martín, con quien
llegó a sostener amistad muy intima, y allí proclamó la Indepen-
dencia en 1820. Puede asegurarse, que en todo este movimiento ,
le cupo parte muy princpial a doña Mariana, que tanto simpatizaba
con las ideas del Protector .
De regreso a Lima, Tagle y su esposa se declararon francamen-
te a favor de San Martín , y en contra de Bolívar, cuyos planes tra-
taron de cruzar , por todos los medios imaginables .
Dotada de una belleza extraordinaria, llamaba la atención de
cuantos la veían , mostrándose siempre modesta en el más alto gra-
do y trataba a todos con sencillez tan grande, que causaba verdade-
ra admiración . Así , pudo convertirs en verdadero ídolo de su es-
poso, a quien logró moderar en los gastos dispendiosos, a que la ge-
nerosidad de su carácter lo llevaba. Todo lo puso en orden, sin que
MARIANA ECHAVARRIA DE SANTIAGO Y
ULLOA DE TAGLE

Marquesa de Torre Tagle


(Señora de Banda Patriótica)
- 261 .-

hubiera sido necesario, apelar a estrecheces , que no se explicaban en


su posición social .
Su laboriosidad llegó a ser tan admirable, que se hizo prover-
bial,y en todas partes se citaba su caso especial , de reunir a las es-
clavas y a toda la servidumbre de su casa , para coser, componer la
ropa, y hacer otras ocupaciones domésticas, de todo lo cual era ella ,
la principal iniciadora.
Desde los primeros pasos dados a favor de la Independencia , fué
la Marquesa , el brazo fuerte de la acción , y en todas partes se le
vió, siempre entusiasta y resuelta a ponerse en el sitio , que se le se-
ñalara, en vista de las circunstancias. Ante los deberes de la Patria,
repetía, no hay distinción de linajes , todos somos iguales, colaboraré
al lado de la más encopetada dama, con la misma confianza , que
si me sintiera ligada con la mujer de más humilde nacimiento . Si nos
procuramos formar una Patria libre, todas debemos ser iguales,
puesto que, tendremos los mismos derechos .
¡Admirables palabras, pronunciadas en una época, en la que,
la más grande preocupación se cifraba , en la categoría del abolengo ,
de cada familia !
Cuando el Marqués don Bernardo de Torre Tagle, fué nombra-
do Intendente de Trujillo, su esposa, la marquesa se aprestó, sin
vacilar ni un momento , a acompañarle, no obstante los peligros a
que se exponía . Dejó las comodidades de que disfrutaba en su es-
pléndido Palcaio de Lima , para enfrentarse a las luchas, que nece-
sariament , habían de desencadenarse , en la nueva situación que se
presentaba .
El primer paso del Marqués de Torre-Tagle, fué la proclamación
de la Independencia en Trujillo, ceremonia patriótica, que se cele-
bró con una espléndida fiesta social en la que, hizo los honores la
Marquesa, como sólo ella era capaz de hacerlo .
Trasladados a Lima , una vez que se juró la Independencia en
la capital , entró la ciudad en un período de fiestas y alegría des-
bordantes, cual correspondía al magno acontecimiento que se con-
memoraba .
Cuentan las crónicas de la época, que en la gran fiesta ofrecida
por el General San Martín , al consolidarse la situación de los patrio-
tas , y expedirse el Estatuto Provisorio, que debía regir el nuevo.
Estado , que acababa de formarse, se encargó a la Marquesa , el de-
licado papel de hacer los honores en el Palacio de Gobierno. Más
de doscientas damas, habían sido invitadas. Todas ellas, acudieron
- 262 --

deslumbrantes de belleza, de lujo y de distinción, y, en medio de


todas ellas, cual un astro de prim ra magnitud, la Marquesa de To-
rre Tagle, tomada del brazo del Protector, atendía con la magestad
de una reina , a las personas que habían sido invitadas por el gran
hombre de la libertad .
No hubo, se asegura, ninguna nota discordante , y cuando s ? re-
tiraron, en altas horas de la noche, llevaban quieres habían gozado de
esa fiesta excepcional, el espíritu pleno de alegría y de satisfacción ,
ante el espectáculo dado por nuestras mujeres, que pudieron una vez
más, comprobar, que no necesitaban tutelas extrañas para saberse
gobernar y conducir de la misma manera , que lo harían las damas de
las cortes europeas .
San Martin condecoró a los marqueses de Torre- Tagl , con la
Orden del Sol, a doña Mariana, de manera especial , le fué concedida
la Banda Patriótica , por sus eficaces servicios , a favor de la inde-
pendencia .
Terminado el gobierno de San Martin, con quien habían milita-
do en la mejor armonía, y al retirarse el Protector del Perú, se
vislumbraban días poco gratos , para los marqueses de Tagle.
Comenzó entonces la persecución , contra todos los que habian
sido del credo del Protector, y no comulgaban con las ideas del
Libertador Bolívar, y de esta persecución no se libraron , natural-
mente los esposos Tagle .
Se cuenta, que una noche asediados, por los gritos de la mul-
titud, que se agolpaba a las puertas d1 Palacio, tuvo que salir al
balcón el Marqués , en compañía de su esposa , y mostrando a su pe-
queña y primogénita en brazos , que había sido apadrinada por el
Protector, jurar por el amor a su hija única , que se mantenían fieles
a la causa de la Patria .
De todos modos , la persecución se hacía cada día más viva .
Al tener la marquesa noticias de la orden que el Libertador acaba-
ba de expedir contra su esposo, lo mismo que, contra el General
Berindoaga, que había sido ya tomdao prisionero , y poco después
ejecutado, no pensó esa valerosa mujer, sino en los medios de con-
seguir, la salvación del marqués , revelándose en esos terribles mo-
mentos , la grandeza de ese carácter invencible, cuando se le busca-
ba fuera del terreno de la justicia.
Sin pérdida de tiempo se dirigió doña Mariana al convento de
las Descalzas, donde su munificencia le había conquistado buen nú-
mero de méritos y pidió asilo para su esposo , logrando que se le
- 263 -

guardara detrás del Santuario, lugar inviolable que no habría sido


profanado por ningún soldado . En la media noche, fué conducido
a ese asilo sagrado , debidamente disfrazado, de manera que nadie
supo la suerte que corría .
Pero ese asilo, que no podía ser sino momentáneo, no dejaba
tranquila a la marquesa , que continuaba sus gestiones, para sacar-
lo de la capital, como que, la persecución dictada , no se suspendía,
y la cólera de Bolívar , no era para jugarse con ella .
En estas condiciones , tuvo oportunidad de hacer un arreglo con
el Almirante Blanco Encalada , quien le dijo que en la bahía del Ca-
llao, había un buque a disposición de los marqueses , y que él se com-
prometía, a que fueran embarcados, sin peligros de ninguna clase .
La peregrinación fué de lo más penosa , en la media noche de-
jaron la capital, y acompañados de sus dos menores hijos, y de sus
parientes más íntimos, en número de veintinueve , pudieron llegar al
vecino puerto, donde pronto se convencieron , que habían sido ju-
guete de una burla cruel, pues no existía ningún buque del Almi-
rantazgo chileno.
No le quedó otro camino a toda la famliia , que entregarse pri-
sioneros al General Rodil , Jefe del Castillo del Real Felipe, pidiéndo-
le antes toda clase de garantías .
El general español le manifestó al Marqués , que podía vol-
verse a España, siempre que reconociera la autoridad del Virrey,
y aceptara la causa en la forma que se encontraba a favor de la
monarquía.
Ni el Marqués ni su esposa, aceptaron semejantes condiciones.
No podían claudicar, después de la parte tan activa, que les había
correspondido en la proclamación y reconocimiento de la Repúbli-
ca.
En la barraca inmunda en que fué alojada toda la familia , los
sufrimientos fueron horribles , hasta que atacados de escorbuto , la
plaga que grasaba entre los prisioneros , comenzó a diezmar a ese con-
junto admirable de héroes. La marquesa fué de las primeras en
caer, en los momentos mismos , en que daba la vida a su infeliz hi-
jo, que debía morir pocos días después . A los qunice días de falleci-
da la marquesa, 1 : siguió su esposo , y los demás parientes.
Se les dió sepultura en las fosas , que los sobrevivientes cava-
ban donde podían, para no dar el trist : espectáculo , de los despojos.
mortales, expuestos a la profanación de los indiferentes .
-
-- 264-

Restablecido el orden, la familia exhumó los restos de los mar-


queses , para darles honrosa sepultura.
Así acabó esa gran mujer, que si grande fué en la acción , se ma-
nifestó como verdadera heroína , durante el infortunio .
De los hijos sólo quedaron Josefa y María, que fueron reco-
gidos por los parientes más inmediatos , y traidos a la capital.
ROSA CAVERO Y TAGLE DE CAVERO
Y MUÑOZ

Marquesa de Bellavista
-265-
-

ROSA CAVERO Y TAGLE DE

CAVERO Y MUÑOZ

(Marquesa de Bellavista)

Debido al talento extraordinario, que adornó a doña Rosa Ca-


vero, y principalmente por su valor y patriotismo sin límites, llegó
a constituírse la casa de los marqueses de Bellavista , en el centro
de reunión obligada de los principales patriotas, tanto en Lima, don-
de se practicaron los primeros movimientos, como posteriormente en
Trujillo, hacia donde tuvieron que trasladarse, por razones de la
época , en la que, toda sospecha contra el sostenimiento español , era
castigado con la mayor crueldad.
Es posible, que sin la intervención directa de esta admirable mu-
jer, que jamás tembló ante el peligro , no se habría avanzado en for-
ma tan decisiva a favor de la causa que defendían . No había acción ,
en la que ella no estuviera interesada, ni plan que no se combinara
en su casa , siguiendo en muchos casos , sus consejos e indicacio-
nes .
No hubo entonces, situación apurada en la que no estuviera com-
prometida, sosteniendo correspondencia con los principales actores ,
a quienes daba cuenta detallada de todos los movimientos ejecutados
por una y otra parte, agregando a los hechos relatados , sabias indica-
ciones, acerca de lo que, convenía modificar o intensificar. No pasó
desapercibida su acción directa , y se la persiguió con ensañamiento ,
dándose ella , muy buenas trazas, para burlar a sus perseguidores ,
y no separándose en ningún momento, de su esposo con quien cola-
boraba eficazmente .
Terminada la primera parte de la campaña patriótica , con la
Jura de la independencia, San Martín premió sus hazañas , su valor
y sus importantes servicios, otorgándole como premio , el uso de la
Banda Patriótica, condecoración que sólo se concedió a las damas ,
cuyos méritos habían sido calificados como meritorios, para la santa
causa de la libertad .
- 266 --

No terminó allí la grandeza de alma de esta admirable dama .


Cuando años después, tuvo la desgracia, de que, el Marqués de Be-
llavista, como consecuencia de una grave enfermedad que sufrie-
ra, quedara ciego , abandonó todos los halagos de la vida social, en
la que ella se destacaba, como figura de preferencia, y se consagró
al cuidado asiduo y solícito, de su compañero, a quien se considera-
ba más unida en la desgracia , de lo que estuviera en las horas de
ventura .
De común acuerdo , los dos esposos , como siempre lo habían es-
tado , fundaron en el interior de su casa , aprovechando el tercer pa-
tio , con todas las salas que lo rodeaban , en su hermosa y regia man-
sión de Trujillo , un Hospicio para ciegos pobres, corriendo ellos so-
los , con todos los gastos que su sostenimiento ocasionaba , esme-
rándose en que la alimentación que se les servía, fuera de lo me-
jor, y en que su vestido y confort general, contribuyeran a hacerles
más llevadera la vida a quienes se veían privados del privilegio , de
gozar de la luz del sol.
Es necesario , decía doña Rosa , saber lo que es la desgracia , pa-
ra pensar en remediarla , y por esta razón, nunca descuidaremos , a
quienes están unidos a nosotros, por una desgracia común.
El Marqués seguía emocionado la obra de su esposa , favorecien-
do a todos y llevando una vida de verdadera santidad , por lo que,
en el pueblo, llegó a conocérsele con el segundo nombre de El Señor
San José.
MERCEDES ORTIZ DE ZEVALLOS Y GARCIA
DE EGUSQUIZA
267 -

MERCEDES ORTIZ DE ZEVALLOS

DE EGUSQUIZA

La esposa d'1 General Egúsquiza y Gálvez, vencedor de la In-


dependencia, sobresalió entre las damas de su tiempo , por su singu-
lar cultura, habiéndose especializado en los estudios literarios , que
le permitieron hacer algunas críticas, con general aplauso , y tam-
bién escribió mucho , tanto en prosa, como en verso. Se guarda el
recuerdo de su correspondencia epistolar, digna de ser tomada co-
mo hermoso modelo , en cualquiera parte, que se la quiera apreciar
y juzgar .
Si como mujer culta se le considera en primera línea , como pa-
triota cautivó a cuantos tuvieron oportunidad de apreciar su arrojo.
sin igual, acompañando a su esposo en las empresas más atrevidas.
y contribuyendo con su valor y con su ejemplo, al triunfo de la bue-
na causa .
Cuando le hablaban de quedarse, porque era imprudente el que
acompañara a su esposo en la campaña en que estaba comprometido ,
respondía tranquila : “la mujer debe seguir a su marido a todas par-
tes, y la esposa de un patriota , no tiene otro hogar que el campo
de batalla" .
Como lo aseguraba lo hacía, y nunca se le vió flaquear, ni restar
a su esposo el valor que le correspondía, cuando la situación se iba
haciendo más grave. Con los heridos y desgraciados, que se reza-
gaban del combate, por cualquiera desgracia era la verdadera her-
mana de la caridad ; pero con los guerreros era inflexible y sabía
situarse siempre, donde el honor y la delicadeza de la mujer, así le
imponían.
Verdadero tipo de la mujer, nacida en los momentos en que to-
da le actividad se debatía en las ansias de conquistarse una patria
grande, libre e independiente .
Como aficionada a la música llegó a hacerse muy notable, to-
cando admirablemente el arpa, y cantando las más lindas cancio-
nes que interpretaban el estado del alma de los peruanos , que debían
pasar del estado de colonos al de hombres libres.
268-

JUANA SALAZAR DE COLOMA

Esta heroica mujer, gloria de los tiempos de la Independencia,


en los que la vida se jugaba a cada paso , fué hija del General Sala-
zar y Carrillo y de doña Jos fa Saénz de Ayala. Las dos damas , no-
bles por todos sus ascendientes , esto no obstante cuando se trató de
formarse una patria libre, laboraron en toda la línea , siendo perse-
guidas, encarceladas y sometidas a toda clase de humillación , según
se estilaba para obligar a la mujer, a que por temor al castigo ,
d jara de lado , la causa que con tanto fervor y entusiasmo defen-
día, si uarredrarla , nada de lo que sucederle pudiera .
Estaban preparadas para la lucha y no rehuían las ocasiones de
ofrendarse a la causa que, por entonces , formaba verdadero d lirio ,
entre las más encumbradas matronas, para seguir hasta las humildes
plebeyas. El poder del contagio se difundía por todas partes .
La señora Juana Salazar contrajo matrimonio con el General
J. Ildefonso Coloma, que también fué prócer de la Independencia .
Así esta valerosa mujer, quedaba en un centro , que todo le habla-
ba del amor de la patria y de los esfuerzos, que interesaba empren
der .
El General San Martín la condecoró con la Banda de Honor y
la Orden del Sol , declarándola benemérita de la patria.
Igual condecoración recayó sobre su madre, la señora Josefa
Sanz de Ayala, de Salazar. Nunca se arrepintieron de laborar juntas,
y en los momentos aflictivos solían consolarse, esperando mejores
días, y pensaban que todo eso se hacía por la patria, y asi se sentían
un tanto consoladas .
Sellada la Independencía , la señora Juana Salazar de Coloma ,
siempre valerosa y activa, defendía con ardimiento la causa del par-
tido político, al que , en compañía de su esposo estaba afiliada , no
viendo jamás con indiferencia , la lucha militar que siguió a los glo-
riosos días de la libertad .
En una de esas refriegas, cuando ella solía salir a las calles , con-
duciendo de manera reservada armas y municiones, que repartía lue-
-

JUANA SALAZAR DE COLOMA


269

go , entre los partidarios de su causa , sufrió la inmensa desgracia,


de saber que su esposo había caído muerto, en una de esas tantas
refriegas callejeras , a consecuencia de una pedrada lanzada por ma-
no criminal .
Esta desgracia la abatió sobremanera , y ya no se la vió enarde-
cida , como antes animando a los combatientes, y prestando sus ser-
vicios en todos los puestos , en que eran necesarios .
Su viudedad fué muy triste. Le faltaba a su espíritu la fuerza
que le comunicaba su compañero, a quien estuvo unida por vínculos
de verdadero amor. Sus primeros años fueron tan animosos , que
contrastaban con los que siguieron a su gran desgracia .
Se recluyó , desde entonces, de tal manera , que apenas si salía
para cumplir con sus deberes religiosos. Así vivió largos años , ha-
biendo dejado de existir a muy avanzada edad y dejando a sus des-
cendientes, el recuerdo de una vida ejemplar, en la que, se hilva-
naron todos los deberes , y de cuyo cumplimiento , conquistó en todo
momento el más franco y decidido éxito .
- 270-

MARIA MANUELA EGUSQUIZA

DE GALVEZ

Esta admirable mujer, forma un cuadro de heroísmo , que ape-


nas puede encontrarse otro , que le sea igual .
Esposa del prócer de la Independencia Coronel José Gálvez,
trabajó con todas las fuerzas de su inteligencia en la conquista de
la independencia para su patria, que soñaba siempre grande y fe-
liz, y a cuyo fin ofreció, todo lo que tenía .
A su vez, fué madre d1 General José Gálvez, Ministro de la
Guerra en el Gobierno del Coronel don Mariano Ignacio Prado, y
que le cupo morir gloriosamente en el combate del Dos de Mayo,
defendiendo la causa de la Patria, en el torreón de la Merced , y
a su vez, fué abuela de José Gálvez Moreno .
Por su conducta ejemplar, durante las campañas de la libertad,
mereció la medalla de Bolívar, y además fué citada, junto con su
hermana Mercedes Egúsquiza , entre las damas, que trabajaron efi-
cazmente, por la causa de la Patria , en la ciudad de Cajamarca.
Fueron sus padres , don Agustín de Egúsquiza, Corregidor de
Santa, y doña Apolinaria Aristizábal. No obstante su origen de no-
bleza, todos estuvieron al lado de la causa de los patriotas , ocu-
pando entre ellos , un puesto connotado y de primera fila. Por to-
das estas razones , es citada esa descendencia como los primeros ,
entre las que merecieron bien de la Patria .
-271----

ANTONIETA BERNALES DE

ZUBIAGA

Hija, esposa y madre de valientes. El valor y la temeridad for-


maban en ella, algo tan natural , que jamás se alarmó, por lo que se
le presentaba la oportunidad de hacer, si de su acción, dependía una
conquista a la libertad de su patria .
En todo el movimiento revolucionario , estuvo comprometida,
ocupando distintos puestos , y se le confiaban las comisiones más
temerarias y de mayor responsabilidad.
Cuando el naufragio del buque en que traían los realistas pre-
sos a varios de los caudillos , que alcanzaron a caer en su poder,
aprovechando del trastorno , que el naufragio trajo consigo, varios
lograron escapar : pero Barrenechea, noble y valiente ragentino, fué
tomado prisionero por el Virrey Pezuela , y trasladado luego a Ca-
sasmatas , que era lo mismo que condenarlo a muerte. Los esfuer-
zos de los patriotas , por libertar a Barrenechea , no cesaban , hasta
que fué factor eficaz de esa jornada , doña Antonia Bernales , valién-
dose de personas subalternas de su confianza , que pudieron ponerse
al habla con el distinguido prisionero , y en un cambio de trajes ,
conquistó su libertad .
Como no estaba conseguido todo , con ese primer paso, quedaba
el más delicado de todos y era el alojarlo ; entonces la señora de
Zubiaga, de común acuerdo, con su esposo , lo introdujo a su casa,
y exponiéndose a los mil riesgos , que ese acto de reb lión significaba,
lo ocultó por algunos meses, hasta que llegó el momento , en que
pudiera enrolarse en el Ejército Libertador.
Sin la intervención inteligente y valerosa de esa noble dama,
se habría malogrado ese patriota, encerrado en esa inmunda cárcel,
donde era muy difícil , que el que penetraba, pudiera salir con vida o
siquiera con salud .
272 -

CARMEN MANRIQUE DE LARA

DE ZARATE

(Marquesa de Montemira )

Sabido es que, el Marqués de Montemira fué el último Alcalde


que tuvo Lima, virreinal, y el que cumplió el delicado encargo de en-
tregar a San Martin, las llaves de la ciudad. Cuando el Libertador
quiso consultar la voluntad del pueblo, para decidir si debiera o
no proclamarse la Independencia , hizo colocar un libro especial , en
la Municipalidad, para que firmaran los que opinaban por una
patria libre. La primera firma que allí se ostento fué la del Marqués
de Montemira , que era español ; pero su esposa era nacida en Lima ,
y eso era influencia bastante poderosa , para que se decidiera por la
causa de su esposa , porque ésta era desde hacía tiempo, una fer-
vorosa devota de la independencia nacional.
No era posible resistir a esa influencia, y la perseverancia con
que esta señora llevaba a cabo su obra era de tal manera movida , que
nadie se le resistía . Cuando se hizo la proclamación en la Plaza públi-
ca, entre las damas principales , que se encontraban en los alrededo-
res del tablado , la Marquesa de Montemira aplaudía y vivaba con
toda la fuerza de un convencido . Era imposible no seguirla y esa
propaganda fué mucho más poderosa , que lo hubieran sido las pro-
clamas militares de más fuego .
Cuentan las personas que han hablado con asiduos visitantes de
la señora Carmen Manrique, que quienes no se habían afiliado a la
causa de la libertad , tan luego como cambiaban ideas con tan entu-
siasta dama , quedaban convencidos. De muy fácil palabra , y de ra-
zonamientos convincentes, fué la aliada más fiel, que tuvo la causa
nacional . Por esa razón, no se le puede olvidar, y las fiestas que se
celebraron en sus suntuosos salones , conmemorando la entrada del
ejército libertador, acabaron de terminar la obra, sino lo hubiera
estado ya, definida .
- 273 -

Esta mujer, que tanto había servido a la causa de la patria , con


su acción, con su influencia y con su dinero, sufrió considerablemen-
te, una vez establecido el gobierno de Bolívar, y con él, esa especie
de disloque, entre la aristocracia , y la nueva vida que se desenvol-
vía .
Interesada su hija la marquesa de Lara , en su próximo enlace ,
con el General venezolano, Alvarez, la señora, como era de cos-
tumbre, hizo tomar informes , sobre la familia y antecedentes del
pretendiente, celebrándose para el caso una conferencia con el
mismo Bolívar, en la que, el Libertador con esa dureza , que solía
emplear, para que formara el contraste con su amabilidad habitual ,
dijo como contestación definitiva , "que la nobleza de Venezuela ha-
bía concluído, muriendo en los campos de batalla " .
Contestación demasiada dura para consolar los anhelos de una
madre, interesada en la felicidad de su hija.
Sin embargo, sufrió callada , y pensó con el buen juicio que la
caracterizaba , que en medio de todo , Bolívar tenía razón.
-- 274 -
--

JUANA CALATAYUD DE

ALIAGA

Habían pasado, lo que podía llamarse, los días de la Patria, y


San Martín había abandonado el Perú para siempre. Se imponía la
venida de Bolívar, que al fin fué llamado por el Congreso . De la
misma manera que los salones de la aristocracia, se abrieron para
recibir fraternalmente y agasajar al Protector, se repitieron los aga-
sajos , para ofrendar al Libertador, de las tres repúblicas del norte,
el homenaje de cariño y admiración , que el bello sexo, ponía a sus
pies. Podía decirse que la aristocracia había cambiado de fas , y Bo-
lívar hacía y correspondía visitas, en medio de una llaneza tan com-
pleta, que no podía decirse, donde comenzaba y donde terminaba ca-
da clase social .
La señora de Aliaga atiende a Bolivar con manifestaciones tan
esquisitas, y le hace saber cuan grandes eran las esperanzas que to-
dos los peruanos , cifraban en sus grandes cualidades de soldado , pa-
ra dar término a la guerra .
Llega por fin el momento, en que Bolívar debe salir a campaña,
y la situación en Lima cambia, por completo. siendo muchos los pe-
ligros, que corren las damas, que han estrechado su amistad y ex-
teriorizado sus atenciones con los Jefes americanos . La señora de
Aliaga , no teme a las amenazas, y continúa valerosa , su empresa de
proporcionar noticias, y de hacer llegar a poder de los soldados pa-
triotas, cuanto podía serles útil, en los aflictivos momentos .
Compensación muy grande, tiene esta noble señora, en medio
de los peligros que corre amenazada por enemigos encubiertos al
regresar Bolívar y su séquito , después de la victoria de Junín , sien-
do entonces su casa el asiento de las fiestas alegres con que ese
triunfo se celebrara , y una de las bellezas más perfecta , que adorna-
ra las distintas festividades, realizadas en obsequio del Libertador,
que comenzaba con tan felices resultados , a dar cima a su gran pro-
grama de guerra .
JOAQUINA DE LA PUENTE Y ARIAS
DE SAAVEDRA

Marquesa de Villafuerte
-
- 275 -

PETRONILA ARIAS DE SAAVEDRA

DE PUENTE

(Marquesa de Villafuerte)

Quienes afirman, que la lucha en América fué la rebelión del


pueblo contra la aristocracia , no están en lo cierto . Cuando vemos
ponerse de lado de los rebeldes a una aristocraía como la Marquesa
de Villafuerte , y que ofrece sus salones , y los abre de par en par ,
para recibir en ellos al General San Martín, y que sigue religiosa-
mente sus indicaciones , armonizando en todo lo que significaba su
campaña libertaria tenemos que declarar, que fué la aristocracia li-
meña, la que venció al absolutismo español .
Descendemos de los hijos de la península, conversaba la Mar-
quesa con el General , como desci nde también Ud. , pero ha llegado
el momento en que nos hemos conquistado el derecho de gobernar-
nos sin tutela ; sobre todo , que se deje a los hijos de este continente ,
que se pronuncien por lo que, les sea más grato.
Desde la llegada de San Martín, la casa de doña Petronila Arias ,
era un centro, no diremos de conspiración , porque no cabe este tér-
mino, cuando se trabaja a la luz del día ; pero si de movimiento
patriótico , el que dirigía y fomentaba esa inteligente mujer , que
siempre encontraba los términos más apropiados, para inducir a to-
dos los que formaban su tertulia politica , a que se decidieran por la
causa , que se peleaba . Mucha influencia tenían esas tertulias , porque
en ellas , la Marquesa, exponía la verdad de la situación, mediante
las noticias que recibía de su bien establecido servicio , encargado de
comunicar lo que ocurría entre las fuerzas que merodeaban fuera de
la capital, y al mismo tiempo, hacía llegar a los patriotas de fuera ,
las últimas noticias, que habían de interesarles, para dirigir sus mo-
vimientos definitivos .
276--

MARIA DEL CARMEN CORTES Y

DEL CASTILLO DE CASTRO HUERTA

Pertenecía a una aristocrática familia de Piura , y se convirtió en


el fuego animador de los corazones de todos los patriotas . La causa
avanzaba tan rápidamente, que no había tiempo que perder, y doña
María del Carmen, como familiarmente se la llamaba, no desperdicia-
ba ninguna ocasión en que pudiera ganarse la voluntad de nuevos
adeptos. Su correspondencia era nutrida y numerosa , y así hacía saber
a todos los suyos, la marcha que seguían los acontecimientos , y lo
que a cada cual, le correspondía hacer.
Ha llegado el momento , decía, en que hasta los niños tienen su
papel que desempeñar, siquiera sea , para arrojar las flores, al paso de
ios vencedores . Las mujeres debemos enardecer los corazones , y si
somos capaces de influír en el espíritu del hombre, que sea para man-
t ner vivo el fuego sacro del patriotismo .
Un escritor decía , con mujeres como las peruanas , sería muy
difícil , el no trunfar. Así era en efecto , y la actitud que toma esta
notable dama, comprometiendo a todos los miembros de su fami-
lia, y dándoles ella misma el ejemplo, al poner su fortuna a dispo-
sición de la patria, si llegaba el momento, que así lo demandara,
fué un poderoso estímulo , que contribuyó a aumentar las filas , y que
se la quiso y reverenció en todo su departamento , recordándola
a través de las generaciones , que se han sucedido , como el alma de
la revolución en ese pueblo peruano .
MARIA DEL CARMEN CORTES Y DEL
CASTILLO DE CASTRO HUERTA
NATIVIDAD PINILLOS DE ELESPURU
--277--

NATIVIDAD PINILLOS DE

ELESPURU

Apenas habrá una ciudad en el Perú, que se hubiera convertido


en un centro aristocrático más selecto y rico , que aquella en que
proclamó la Libertad, el Marqués de Torre Tagle, hasta el punto ,
que siempre creyó el poder español , que esa ciudad por su aristocra-
cia numerosa y de gran poder, se hubiera mantenida alejada del
movimiento democrático .
No sucedió así, sin embargo, y familias de las más encumbra-
das , como la formada por doña Natividad Pinillos de Eléspuru , se
convirtieron en los paladines de la independencia absoluta y radi-
cal del poder español. Natividad Pinillos, era un verdadero poder en
Trujillo su talento y su belleza, la colocaban en primer plano, y era
desde allí , dotada de ese gran poder, que ella laboraba , por la li-
bertad de la tierra de sus mayores .
Los soldados del General Arenales, atravesaban una situación
penosa, por los lugares agrestes , en los que debían luchar. No eran
indiferentes a esa situación peligrosa , las damas de Trujillo , y di-
rigidas por la notable dama Natividad Pinillos de Eléspuru , se reu-
nían en la casa de esa señora , para confeccionar todo lo que había
menester el ejército , que jugaba su vida para dar la libertad a su
pueblo .
No cesaba la señora en sus afanes , y unas veces laborando jun-
to con sus amigos , y otras recolectando fondos , para la compra de
medicinas y vestuario , de los valientes , que arrostraban los peligros,
en el campo de batalla , la noble dama, tenía fija en ellos toda su preo-
cupación, y día y noche, seguían los menores pasos, que avanzaban
en la lucha por la defensa de los principios democráticos , de los que
era ella, la más ferviente defensora.
278-

CARMEN VASQUEZ DE ACUÑA

DE SANTIAGO CONCHA

(7a. Condesa de la Vega del Ren)

Nada es más digno de ser tomado en consideración , cuando se


estudian los trabajos activos a favor de la Independencia , que cuan-
do se considera la participación decidida y valerosa , que tuvo la
mujer de la aristocracia , si imaginamos los tiempos aquellos , en
los que, los títulos de nobleza tenían un valor tan grande, que sin la
posesión de aquellos , no se consideraba alta la posición social de
una familia .
No obstante esas razones, la Condesa de la Vega del Ren, po-
seedora de títulos heredados de sus ascendientes españoles, no va-
ciló en trabajar por la democracia en América , respecto de la cual ,
fué fervorosa partdiaria . Muy dada a la lectura, esta ilustre dama ,
había seguido con creciente afán los sucesos ocurridos en Fran-
cia y en España, y declaraba, que después de conocer los Dere-
chos d1 Hombre, proclamados en Europa , y cuando éstos se ha-
bían hecho circular en los pueblos sudamericanos, por la pública-
ción que en Venezuela hiciera Nariño, para que fueran profusamente
repetidos y penetrados , sin distinción de clases , no era posible, que en
el Perú, por lo mismo que era el imperio del poder virreinal , se per-
maneciera aferrados a los prejuicios de antaño .
Como lo pensaba , lo hacía esa distinguida dama , que dió el
más hermoso ejemplo, de lo que significa la renovación espiritual,
cuando ésta se verifica , al conjuro de nuevas ideas , que al entrar,
empujan a las que ya caducan .
La Condesa de la Vega del Ren, muy entroncada con la nobleza
española , recibió con marcadas manifestaciones de atención , respe-
to y deferencia muy especial , primero a San Martín, y en seguida
a Bolívar, prestándoles sus servicios, en la forma en que abian ha-
1

CARMEN VASQUEZ DE ACUÑA DE


SANTIAGO CONCHA
Condesa de la Vega del Ren
279-

cerlo, las damas de esa sociedad, admirable por su cultura y genti-


leza .
Ella, con su palabra ferviente y entusiasta, llamó a su causa a
todos , y es en su casa, donde se labora de manera decisiva , para con-
tribuír a la obra de la libertad y la independencia de esta región
americana .
-280-

NARCISA ARIAS DE SAAVEDRA

DE LAVALLE

(Condesa de Vista Alegre)

Habría parecido imposible, si se hubiera afirmado con ant la-


ción, que en una sociedad esencialmente aristocrática , como era la
de Lima, tuvieran entrada , las ideas de libertad e independencia de
la madre España, y que las mujeres de alta alcurnia , hubieran sido ,
que más eficazmente . contribuyeran al feliz éxito de esa epopeya .
La Condesa de Vista Alegre, dió un noble ejemplo de su ape-
go a la causa emancipadora , recibiendo en sus salones con toda
esplendidez al General San Martín , y declarándole en la fiesta con
que le agasajara, y a la que concurrió lo más connotado de la so-
ciedad aristocrática , que de manera general , todos los peruanos an-
siaban constituír un gobierno libre, y que a es : fin tendían todos
los trabajos .
Fué una feliz colaboradora de la obra de la libertad, y enca-
bezó la especie de procesión de flores , en medio de la cual , hizo su
entrada triunfal el Libertador del Perú, y siguió trabajando , con sin
igual entusiasmo, en todo lo que era necesario , para el logro de las
aspiraciones generales .-Ya estamos demasiado grandes , decía , pa-
ra seguir teniendo amos . Necesitamos gobernarnos sólos , y sta es,
la aspiración general.
En sus hermosas tertulias , que con ese fin se hicieron frecuen-
tes , no se hablaba sino de los acontecimientos , que se mantenían la-
tentes, y como la guerra era inevitable, pues ninguno de los dos
bandos cedía , las señoras concurrentes , a invitación de doña Nar-
cisa , se dedicaban a laborar, en la preparación de los utensilios , que
luego serían mandados al campo de batalla.
MARIA ARIAS DE SAAVEDRA DE LAVALLE ,

Condesa de Vista Alegre


281 -

Además , se preparaba en la casa de la Condesa de Vista Ale-


gre, una especie de Hospital de Sangre, donde eran recibidos los que
caian, y podían ser trasportados a la ciudad.
Mujer de gran talento y de magníficas iniciativas , todo se le
ocurría y su previsión iba siempre mucho más allá, de lo que era
posible imaginar.
282 -

MARIA JOSEFA MARTINEZ

DE PINILLOS

(Condesa de Olmos)

Trujillo había sido un centro prominente de la nobleza y allí


habían radicado muchas familias de abolengo , de pura cepa es-
añola . Sin embargo cuando se dejaron sentir, los primeros mo-
vimientos a favor de la causa emancipadora , fueron los nobles los
primeros en laborar favorablemente, y sus esposas , hermanas e hi-
jas, se convirtieron en factores valiosísimos para la causa. Doña Ma-
ría Josefa Martínez de Pinillos, se encontraba entre las más activas
y batalladoras, plegada del todo a la causa de la Patria. Se trataba,
decía, de formarnos como seres libres e independientes , ya esta-
mos en edad y en condiciones de solicitar ese derecho .
La causa sostenida y defendida por el General San Martín, en-
contraba adeptos en todo el territorio, y la Condesa de Olmos , s
sostenía como la propagandista más entusiasta y a cuya palabra hen-
chida de las más altas virtudes cívicas , todos quedan convencidos y
siguen voluntarios la causa más grande, que pueden defender los
pueblos .
Pero si la causa de la libertad ganó tanto terreno , durante el go-
bierno de San Martín , no decayó en nada, cuando el Protector deja
voluntariamente el Perú , y es entonces cuando la Condesa de Olmos ,
sostiene en su casa , las tertulias políticas, en las que tanto se tra-
bajó para consolidar la libertad y la independencia del Perú , caldeado
como se encontraba el espíritu de los peruanos , uniéndose todos , sin
distinción de clases sociales.
A la llegada de Bolívar, la Condesa de Olmos, que se mantenía
fiel a sus principios republicanos, es visitada por el Libertador y
continúa prestando sus servicios, no obstante ciertas disposiciones
MARIA JOSEFA MARTINEZ PINILLOS
(Condesa de Olmos)
- 283 -

del General , contra algunas familias de la nobleza, que sin afectar


en nada la causa sostenida y defendida, hería la susceptibilidad, de
·
quienes sufrían destierros , y castigos.
Sin embargo, de todo esto , la Condesa de Olmos , se mantuvo
fiel a la causa , que era la que su esposo apoyaba con todas las ener-
gias de su espíritu, valiente , noble e hidalgo.
-284

TOMASA DE URIZAR DE PARDO

DE ZELA

Cuando el General San Martín llegó a Lima , en medio del aplau-


so de todos los peruanos, las familias más aristocráticas, que eran
las que, principalmente defendían la causa de la patria, abrieron sus
salones, y se celebraron fiestas en su honor. La familia de los de
Urizar, acoge con entusiasmo a los generales , que acompañan a
San Martín y es poco después, que se celebra el matrimonio de To-
masa de Urizar, con el General Pardo de Zela , que era uno de los
más distinguidos , de los que militaban al lado del Libertador .
La casa de los Urizar, es desde ese momento , el punto de cita
obligada, para tratar de los asuntos relacionados , con la situación
que se desenvolvía en forma, poco grata , para los españoles , y To-
masa Urizar, en todo el esplendor de su belleza , vino a servir , como
una especie de lazo de unión , que estrechaba más los afectos entre
los patriotas peruanos y los argentinos , que se asociaban en una
causa común, cual era la de la libertad de América .
Doña Tomasa Urizar de Pardo de Zela , activó todos los trabajos
que la mujer podía ofrendar , y así muy pronto se vió , su casa en la
que congregaba a buen número de sus amigas , convertida en una espe-
cie de ambulancia , donde eran recibidos y atendidos por aristocrá-
ticas manos, los heridos que del ejército patriota caían en la con-
tienda .
No obstante sus pocos años , se multiplicaba, en sus labores hu-
manitarias, y los enfermos , comenzaban a declarar, que no sentían ni
el dolor de las rasgaduras de su carne, cuando recibían las caricias
de manos blancas , inspiradas y dirigidas , por el supremo amor a la
patria .
CARMEN MORALES GARCIA DE LA PLATA
DE BARRENECHEA
- 285 -

CARMEN MORALES GARCIA DE LA

PLATA DE BARRENECHEA

Esta aristocrática dama, de origen netamente español , sentía la-


vada su sangre de la influencia peninsular, hasta llegar a declararse
republicana, con profundo desdén, por todo lo que significara
la imposición sostenida por la metrópoli . Por esta razón , al unir-
se en matrimonio con el General argentino Barrenechea, que habia
acompañado a San Martín, en su campaña libertadora, y con él tam-
bién hizo su entrada triunfal al Perú, su espíritu , alcanzó a definirse
de manera tan perfecta , que no dejaba lugar a vacilaciones.
Soy la esposa, decía de un general libertador, y estoy y estaré
siempre incondicionalmente, al lado de esa causa grande y justa .
No se limitaba únicamente a repetir estas palabras, sino que,
laboraba de la manera más activa , y su palabra era tan convincente.
que los que no estaban del todo convertidos , pronto definieron su
orientación a su poderosa influencia.
En su casa , una de las más concurridas, por la alta sociedad aris-
tocrática, no se hablaba sino de la causa republicana, y todas las
damas amigas, trabajaban a favor de los que se hallaban en los cam-
pos de batalla, como eran los soldados que comandaba el General
Arenales, por el centro del Perú, preparando las hilas y vendajes ,
que luego eran enviados, con algún comisionado especial, que la dis-
creta dama sabía encontrar para confiarle misión tan delicada.
Dicen los cronistas , en pocas horas, salían de las delicadas ma-
nos de las limeñas , verdaderas montañas de hilas, que era en lo que
se convertían las telas finísimas, que a porfia ofrecían todas sin dis-
tinción de linaje.
· 286 -
-

PETRONILA CARRILLO DE

ALBORNOZ DE BOZA

(Marquesa de Casa Boza)

El espíritu patriótico , estaba de tal manera caldeado , que la mu-


jer no podía permanecer fría . La Marquesa de Casa Boza , reune en su
casa a los miembros más connotados de la nobleza residente en Li-
ma, y allí se tratan de los puntos principales que debían cambiar en
totalidad la fas de América .
Ella cita a los principales, les habla en las reuniones familiares.
y no deja un solo resorte sin tocar, facilitando de esa manera los
principios sostenidos por su esposo , de quien llega a ser la más fiel
aliada y la confidente más celosa y discreta .
Recibe al Libertador en su casa y le ofrece magníficas fiestas,
en las que, ostenta su belleza , paseando en sus salones, tomada del
brazo del Protector , quien se ufana de llevar asida a su brazo , a una
dama, emporio de la aristocracia limeña , y asidua defensora de la
causa republicana .
Más tarde , el Libertador General Bolívar. la cuenta entre sus
fervientes partidarias, por más que, determinados actos contra algu
nas familias , provoca cierto enfriamiento, que no llega a convertir-
se, sin embargo, en un rompimiento , que pudiera malograr la cau-
sa .
Esperaba y observaba , sin cambiar en nada sus convicciones,
por lo mismo que eran tan arraigadas .
La colonia se ha derrumbado contestaba, cuando se le hacían
observaciones a sus determinaciones enérgicas, y es preciso pensar
en formar una república, que no se bambolee nunca .
LA MARQUESA DE CASA BOZA
- -
287-

CARMEN DEL VALLE Y GARCIA

DE ROBINA DE EREZCANO

El General Erézcano, que había luchado entre los bravos de San


Martín, se prendó al llegar a Lima , de las gracias insuperables , de
doña Carmen del Valle y García , y ese enlace, sirvió para afianzar
la causa republicana , como que , eran ya varios los enlaces realiza-
dos , entre las damas aristocráticas de la sociedad limeña , y los Ge-
nerales republicanos, que así contribuían a mantener firmes las ideas.
por la gran causa defendida .
Carmen del Valle, había luchado entre las primeras, y sino sufrió
como otras damas castigos y represions, fué tal vez, por el presti-
gio de que gozaba su familia , de quien no se podía aún dudar, porque
se necesitaban pruebas . Esas 11 garon al celebrarse su enlace con un
repúblico, y por fortuna, ya el poder español, estaba abatido en
Lima, donde se imponía el Protectorado .
De todos modos , se exigían aún sacrificios de parte de las da-
mas, para ayudar a los que combatian, al lado de Riva-Aguero ; y
Carmen del Valle, vigilaba valiéndose de todos aquellos medios , que
sólo a una mujer, pueden ocurrirsele .
Aprovechaba de la salida de los arrieros conocidos , encargados
del acarreo de productos y mercaderías, y ejerciendo influencia so-
bre algunos de ellos , y pagando su discreción, hacía llegar a las tro-
pas de Riva Aguero noticias y cuanto podían necesitar de más ur-
gencia .
Así pudo mantenerse una relación inmediata y comunicarse sin
mayores peligros .
- 288--

MANUELA ABELLA FUERTES Y

QUEREJAZU DE RABAGO

(Condesa de San Pascual )

La Condesa de San Pascual, fué de las primeras en abrir sus


salones, al General San Martín, que así llegó a convertirse en el pun-
to de cita obligada, de todos los nobles, que se decidieron por la li-
bertad de la patria .
Mujer de gran talento, de temperamento esquisito por su sensi-
bilidad y la fortaleza de su carácter, templado en el molde de las
antiguas espartanas, puso toda su inteligencia y su hermoso cora-
zón al servicio de la causa de su esposo , a cuyo lado laboraba con en-
tusiasmo y decisión tan grandes, que hacía repetir, a quienes la tra-
taban y conocían a fondo la importancia de su obra. ¡ Es mucho
hombre esta mujer".
Esta noble mujer, convencida, penetraba , como se encontraba de
que la guerra no terminaría , sino con el aniquilamiento de uno de
los dos ejércitos, aconsejaba a quienes trataban de eliminarse , posei-
dos d enfermizo pesimismo , que la buena causa no podia dejar de
triunfar y que, llegado había, el instante en que , las cadenas debian
.
de romperse .
No es posible, ya soldadura alguna. Sólo ha de quedarnos a los
peruanos, el recuerdo grato de la herencia de valor , nobleza e hidal-
guía, que nos dejara nuestra madre España .
No hubo paso que no diera en los momentos álgidos de la lucha ,
ni Jefe con el que no tratara, estrechando su amistad con el Gene-
ral San Martín,, que la consideraba como a una de sus mejores
amigas, y de sus más asiduas colaboradoras.
Por esa razón , San Martín declaraba y recordaba en su ostracis-
mo, que sin la colaboración activa de la mujer, la causa de la liber-
tad habría demorado mucho más tiempo .
MANUELA ABELLA FUERTES Y QUEREJAZU
DE RABAGO

Condesa de San Pascual


289

Cuando se cuenta con mujeres , decía. del temple de la Condesa


de San Pascual , toda causa que se patrocine tien que triunfar.
Llega triunfalmente el Libertador general Simón Bolívar, y es
doña Manuela Abella Fuertes, una de las más solicitas en atender
al genio de la Libertad, quien le prodiga toda clase de atenciones , a
quien ya, anciana, gozaba con el espectáculo de sa opulenta mani-
festación, ofrecida por don José de Riglos , en el que, al decir de
un testigo presencial, un viajero inglés, " se rendia la mesa, al peso
de la vajilla de plata" .
--- 290 -

ANDREA DE MENDOZA DE

SANCHO DAVILA

(Marquesa de Casa Dávila)

Fué en los aristocráticos salones de la Marquesa de Casa Dá-


vila, donde se hizo la primera recepción al general San Martín , des-
pués de hacer su entrada triunfal a Lima, rompiendo con este acto.
de valor y delicadeza , el frío , que aún tenía a la nobleza , un tanto
perpleja , sobre la actitud, que les correspondía desempeñar.
Est acto fué imitado por todas las damas, que componían su
círculo , y puede asegurarse, que desde ese instante, quedaba sepul-
tada la aristocracia española.
Sin renegar de su pasado , ni perder el derecho a los títulos, que
ostentara, la Marquesa de Casa Dávila, fué una ferviente republica-
na, sirviendo a la causa de San Martín , y apoyando a Bolívar, hasta
el momento, en que los hechos del Libertador, influyeron en la divi-
sión de la sociedad.
Sin embargo, el cambio que se realizó en Bolívar sorprendió a
esta dama , desde que, a su llegada, aceptó emocionado las recepcio-
nes que se le hicieron en los más aristocráticos salones, uno de los
cuales fué el de la Marquesa de Casa Dávila.
Bolívar se sintió halagado , sin ser dueño de ahogar ese senti-
iniento de orgullosa satisfacción de las atenciones recibidas , y de
verse rodeado de un cortejo de damas, que brillaban no sólo por la
Lelleza tradicional de la mujer limeña, sino especialmente, por su ele-
vado talento y su patriotismo del que , tenían dadas tantas pruebas .
Sin embargo, doña Andrea de Mendoza , se solidarizó con to-
das las familias , que sufrían persecuciones , por declararlas faltas de
razón, desde que, todos los peruanos estaban decididos a sostener
la causa de la libertad .
- 291

ROSARIO VALDIVIESO DE

ALVARADO

(Condesa de Cartago)

Desde que se comenzaron a delinear los trabajos a favor de la


independencia, la Condesa de Cartago, no cesó de prestar su cola-
boración, con sus consejos razonables y discretos unas veces ; con
las frceuentes conferencias , que se celebraban n su casa otras , en
las que, ella era el alma, de esas conversaciones ; con su dinero ,
que en las cantidades de que podía disponer, ofrecía para los gastos
urgentes de la causa ; con distintas comisiones, en las que , no pocas
veces, personalmente, desempeñaba aquellos encargos, que era pe-
ligroso confiar a la discreción de otra persona . En suma, la señora
Rosario Valdivieso de Alvarado que pertenecía a una familia de pa-
triotas , que ya había sufrido persecuciones , no se libró de la influen-
cia avasalladora, que cual una especie de contagio inevitable , para
el que no existía vacuna preventiv,a s había apoderado del corazón
de todas las peruanas .
La Condesa de Cartago , no obstante el abolengo que distinguía
a toda su familia , era mujer de espíritu democrático , aunque en la
selección de sus características , se mantenía fiel a las tradiciones de
sus antepasados .
- 292 -

DAMAS PATRIOTICAS

Damas que sobresalieron por sus sentimientos patrióticos

El General don José de San Martín , en el deseo de premiar el


mérito, tuvo a bien honrar el patriotismo , donde lo encontró.
La lista, que copiamos a continuación, es tornada de la "Gace-
ta" de la época , y aumentaba cada día en proporción , al noble esti-
mulo, que producía la recomp nsa ganada ai esfuerzo solidario . To-
dos los nombres que se expresan a continuación , corresponden a las
damas, que merecen la gratitud de la patria.

Antonia Ulate y Valderrama.


Andrea Mendoza .
Antonia Maldonado.
Antonia López.
Agustina Vela.
Antonia Cabrera y Zegarra.
Andrea Jáuregui .
Antonia Bernales de Zubiaga.
Bernarda Argote.
Baleriana de Aguirre.
Baltazara Flores .
Brígida Silva.
Benancia Pineda.
Catalina Agüero de Muñecas.
Carmen Larriva de López Aldana.
Carmen Muñecas .
Candelaria Palomeque de Postigo.
Carmen Noriega de Paredes.
Condesa de San Isidro .
Carmen Ormaia.
Carmen Palacios de Tellería.
293 -

Carmen Martínez.
Catalina Fernández.
Clara Coquis .
Camila Arnao .
Carmen Vásquez de Acuña.
Condesa de la Vega.
Eulalia Cárdenas.
Francisca Unánue.
Francisca Caballero.
Francisca Mancebo.
Josefa Sánchez de Callejas .
Josefa Anglade.
Josefa García .
Jesús Montoya.
Josefa Zapelena.
Josefa Boquete.
Juana Unánue.
Juana Sánchez de Zumaeta .
Juana Palacios de Mariátegui.
Juana de Dios Nabajas de Sierra.
Josefa Cuna de Unánue .
Josefa Boqui .
Josefa de Larriva de Agüero .
Josefa Cortés .
Juana Beles .
Juana Pezet.
Juana Anglade.
Lucía Delgado de Herrera .
Marquesa de Torre Tagle.
María Visitación Requena .
Manuela Noriega.
María Palacios.
María Guisla.
Maria Cabrera de Pezet.
Manuela Valdivieso.
Micaela Solar de Forcada .
María Josefa Tagle.
Mercedes Veles.
María Narcisa Barba.
Manuela Bahamonde.-
294 -

María Sánchez.
Manuela Estancio.
Manuela Sanz de Tabuer.
Micaela García de Fani.
María de Otero.
María Josefa López Portocarrero .
Manuela Urriola.
María del Pilar Pérez .
María Felene.
Marquesa de Castellón .
María Matute de Saravia.
Manuela Vilches.
Mercedes Nogareda.
Manuela Carbajal y Espejo .
Manuela Paredes y Noriega.
María de la Cruz Castillo .
Micaela Silva.
María Reyes y Cavero.
María Concepción Córdova.
Manuela Ortiz .
Mercedes de la Riva.
Marquesa de Casa - Boza .
María Jesús Unánue.
Marquesa de Casa Muñoz.
Narcisa Arias de Saavedra ,
Narcisa Balderrama.
Petronila de La Torre.
Petronila Gómez.
Petronila González de Larriva.
Paula Barrera .
Petronila Ferreyros .
Rosa Campusano .
Rosa Palomares.
Rosa Piedra Lequerica.
Ignacia Trejo.
Teresa Trito de Campe.
Teodora Loayza.
Tomasa Garay.
Trinidad Blanco .
Tomasa Amal.
-
295 -

Teresa Campos y Trito.


Tomasa Coquis.
Ignacia Mendiburu de Palacios .
Ignacia Larriva .
Inés Arce.
Ignacia Cuéllar .
Isabel Orbea.
Juliana Montero de Balleto .
María Ana Ulloa.
Estefanía de Saavedra.
Marquesa de Fuente Hermosa .
Marquesa de Valleumbroso .
Condesa de San Carlos.
Marquesa de Castel- Bravo .
Condesa de Premio Real.
Josefa Lisano .
Rosa Delgado.
Señora de Casa Saavedra.
Manuela Vda. de Bedoya .
Natividad Sánchez.
Josefa Pimentel .
María Trucíos .
Teresa Rodríguez.
Tomasa Estada.
Baltazara Flores .
Manuela Sans de Thorne.
Lorenza Chávez.
María Islas.
Lorenza Carabajal.
Josefa Quebedo.
Josefa Antonio Dueñas .
Rosa Martínez.
Nicolasa Reyes.
Juana Montenegro .
Agustina Pérez de Seguín.
Narcisa Gómez.

Todas las damas mencionadas , además de su acción patriótica ,


prestaba en todos los momentos, que sus servicios eran necesarios ,
contribuyeron con grandes donativos, para sostener el Ejército Li-
296-

bertador, consistentes en dinero , telas, víveres, y todo cuanto era


necesario .
En boca de todas las damas , no se escuchaban sino las palabras
patria y libertad.
El entusiasmo patriótico se había difundido de tal manera en
todas las agrupaciones sociales , que no quedaron excluidas de este
fervor extraordinario, las religiosas recluídas en sus conventos , y
que a pesar de eso , ofrendaron valiosos donativos , sirviendo la causa
de la Patria , de la manera que les era permitido dada su falta de
libertad.
Por esa razón, en el decreto del Protector , de 11 de enero del 21 .
declarando Beneméritas a las damas que dejamos citadas, quedaron
comprendidos los siguientes conventos :

Concepción.
Encarnación .
Santa Catalina .
Trinidad.
Descalzas .
Carmen Alto y Bajo.
Trinitarias.
Mercedarias.
Jesús María.
Nazarenas .
Santa Rosa.
El Prado.
Santa Clara.

Todas las monjas se brindaban solicitas, para preparar la ro-


pa que era necesaria, y hacer todo aquello, que no se opusiera a
su reclusión y categoría .
QUINTA PARTE
La Mujer Peruana en los primeros

años de la República
- 301 -

INDICE

La Mujer peruana en los primeros años de la República.


1.-Rosa Tristán.
2.-Josefa de Contreras.
3.-Natividad Cortez.
4.-Mercedes Subirat y Cossío de La Fuente.
5.-Francisca Zubiaga de Gamarra.
6. Cipriana de Torre de Vivanco.
7. Manuela Rábago y Avella- Fuertes de Riglos.
8. Juana Pérez de Salaverry.
9. María Josefa de Tagle y Portocarrero.
10.-Josefa de Tagle y Echavarría de Ortiz de Zevallos.
11.- Rosa Rábago de La Puente.
12. Francisca Diez Canseco de Castilla.
13. Dolores Palomeque de Quirós.
14. Candelaria Palomeque de García del Postigo.
15.--Antonia Nadal de Garmendia.
16.- Melchora Dalaney de Rada.
3038

LA MUJER EN LOS PRIMEROS

AÑOS DE LA REPUBLICA

La mujer en los primeros años de vida republicana, porque atra-


vesara el Perú, tuvo que sostener la dura lucha, que la fuerza de
las circunstancias, así exigían . Se había salido de la fuerza de una
tiranía, para caer en otra : el poder militar.
Al lado de esos politicos militantes, la mujer no podía perma-
necer indiferent a la causa general, que seguía llamándosele, la cau-
sa de la patria, por más que, no respondiera ya, sino a aspiracio-
nes personales , que se disfrazaban con el sello poderoso de la pa-
tria libre, que se quería formar.
En todo momento dió la mujer pruebas y manifestaciones, de
la energía de su carácter, aprestándose a luchar en los graves ca-
sos que se presentaban. No se explicaban el valor, la acción, la en-
tereza de carácter , sino en la fu rza militar ; era el partido que pre
dominaba , y a su lado seguia la mujer valerosa y serena, dejando
una estela, en la que se destacaban los rasgos más saltantes , de un
heroismo, que hacía recordar a las patricias griegas y romanas.
Era corriente, que la mujer luchara al lado de su compañero ,
y si materialmente, no tomaba las armas al brazo, para salir al
campo de batalla, en cambio, era ella quien hacia y deshacía las
revoluciones , movi ndo las fuerzas acuarteladas y dirigiendo la
acción que se perseguía, para hacer triunfar d terminada causa.
Se confiaba en este sentido , de manera tan incondicional , en el
valor , la serenidad y discreción de la mujer, que los jefes salian
tranquilos al sitio que les señalaba el cumplimiento de su dǝber de-
jando encargado a su esposa, aquello que más convenía hacer, en
determinado momento , para atacar o defenders , según fuera el
rumbo que tomaran los acontecimientos .
304 --

Pocas veces falló en sus decisiones, y previsora , inteligente y


prudent al mismo tiempo, tenía el tino de dirigirse de manera se-
creta, sólo a aquellos , que eran capaces de responder a esa prueba
tan grande de confianza .
Desde la Proclamación de la Indep ndencia, hasta el momento
en que España, se presentaba nuevamente con el propósito de agre-
dir al Perú, haciendo que se paseara airada su poderosa escuadra
en las aguas peruanas, en son d combate, la mujer actuó en forma
viv'sima, siendo siempre la consejera más inteligente del hombre ,
y su más poderoso auxiliar.
La fas de la guerra, abre para ella otros caminos de la activi-
dad y ya veremos , como se supo colocar entonces a la altura de sus
más sagrados deberes .
Sin dejar de ser femenina : siendo principalmente, la buena ma-
dre, cuidadosa de todo lo que puede labrar la felicidad de los hi-
jos, qu debe educar, no descuidaba , los intereses generales , em-
papada como estaba su alma , de la acción bélica, que por tantos
años , había formado la esencia de la vida ; desde la lucha por con-
quistar la independencia, hasta la que se seguía sosteniendo, para
constituir un gobierno, que interpretara los anhelos, por los cuales
se había sufrido tanto .
No creia terminada su acción , y en los salones , y en n todas
partes , era la mujer, la que mejor enterada estaba de los asuntos
públicos , y en ocasiones, eran sus indicacions sabias y atinadas ,
las que merecían ser escuchadas , de preferencia.
Tenía una especie de clara visión, y rara vez , los planes que
preparaba , sofian fracasar.
¿Cómo no seguirla, si tenía todas las seducciones ; y la clari-
dad de su inteligencia se demostraba , con la realidad de los lie-
chos ?
305 -

ROSA TRISTAN

Bien pocas serán las personas, que conocen a fondo toda la


movida e interesante historia de nu stra compatriota Flora Tristán ,
mujer de méritos tan grandes y de tal manera saltantes, que bien
puede el Perú, vivir orgulloso de haber s rvido de cuna a esa in-
comparable mujer, que tuvo actuación tan trascendental en París
y en otras ciudades importantes del Viejo Mundo .
Hija del matrimonio cel brado en Madrid, de don Mariano.
Tristán (peruano) con una dama francesa , Teresa Leisney, nació
en París el 7 de abril de 1803, considerándose siempre y en todo
momento, como peruana, país qu quería con entrañable amor, por
ser la patria de sus antepasados, y llegó a constituír a través de
toda su accidentada vida , uno de sus mayores anhelos , el conocer
a sus parientes , y el visitar la tierra peruana .
Huérfana en muy temprana edad , llevó una existencia empa-
pada de desventuras , que se aumentaron después de su matrimonio
de todo punto desigual, en el que fué siempre incomprendida , y no
sintiéndose con fuerzas para s guir soportando yugo tan severo,
como cruel e injusto , prefirió asumir todas las responsabilidades ,
que entereza tenía para ello, y huyó a otros pueblos, no sin que ,
su marido furioso , por el abandono que de él hacia Flora , le sustra-
jra a su hija única, a quien para mayor seguridad dejó como pu-
pila en un Colegio de Religiosas. Los celos se imponían con toda
la crueldad de esa terrible pasión y no dejaba a Flora, tranquila
en ninguna parte, porque indagaba el menor de sus movimientos ,
para perseguirla en seguida .
En estas condiciones , pensó encontrar algún auxilio en los pa-
rientes lejanos de América, y xponiéndose a todos los peligros ,
esos años corría la mujer joven, que se atrevía a en-
prender largos viajes, sin más coraza que la fuerza de su carác-
ter, tomó pasaje en un barco que atravesaba el Charco , y allí con-
tinuó su cadena de desventuras , por la pasión que despertó en el
Capitán del buque, primero, y en la mayor parte de los pasajeros
- 306

después . Triunfó de todas esas as chanzas, y supo defenderse, y


salvar su honor, hasta poder llegar a la anhelada tierra peruana ,
donde le esperaba el mayor de los desengaños .
Su presencia en Arequipa , compl.tamente sola , sin hablar ca-
si el castellano , dotada de una belleza extraordinaria, y con una
cultura tan superior, que causaba verdadero escándalo , en esa so-
ciedad retrógada, y completamente españolizada , como se encontra-
ba, cien años , atras sorprendió desfavorablemente a todos. No sólo
no fué reconocida , para que entrara en posesión de la fortuna que
le correspondía, como nieta legitima de don Pio Tristán, sino que
todas las puertas se le cerraron, habiendo tenido que r gresar a Pa-
rís, en las mismas condiciones de desencanto en que saliera de la
capital francesa. Ese golpe r cilido en la parte más tierna de su al-
ma de mujer buena y apasionada , parece que fue el bautismo que
recibiera para consagrarse luego, como la escritora genial, verda-
dera precursora del socialismo .
Todo s reunía en ese espiritu excepcional : humanitaria y
mística, abre su corazón a todos los desgraciados ; con una ilus-
tración insuficiente y alquirida en desorden, se prepara sola, para
su carrera de escritora : crece día a día ante la consideración de
quienes la tratan por el poder y la fecundidad de su incomparable
talento ; obligad aa soportar y sosten r, en medio de la infelici-
dad, que el destino le presenta, la independencia d su espíritu, se
enfrenta al infortunio, que se complacía en azotarla, y se convier-
te en la val rosa, en la eterna luchadora.
Dotada de una belleza poco común, se le confundía con fre-
cuencia con Mad Du Barry, creándole ese parecido algunas situa-
ciones graves y difíciles, de las que supo d fenderse , como lo hacía
siempre en las graves situaciones en que tuvo que verse colocada ,
por la originalidad de su vida.
Empapada de los dolorosos desengaños , que en su vida había
podido adquirir, sea en el seno de su matrimonio primero, y entre
los parientes de ultramar en seguida, conteniendo siempre los esta-
llidos de su alma, que se sublevaba ante la injusticia que siempre
encontrara en su camino , llegó al momento , en que sintió la nece-
sidad de que todo ese torrente de dolores se desbordara de algu-
na manera, y fué entonces , que para dar actividad a su alma in-
quieta y d lirante por todo lo bueno y lo justo , se consagrara con
la devoción , con que ponía su alma, al lado de las causas que de-
fendía, a las luchas sociales, condenando los privilegios de la bur-
- 307 -

guesía enriquecida, a costa del dolor humano del mayor núme-


ro .
Así quedó consagrada , Flora Trsitán, como ia socialista activa ,
no cediendo un paso a su labor y emprendiendo desde entonces , un
trabajo colosal , superior a las fuerzas de una mujer, y que aún puede
juzgársele, como muy considerable, para la energ'a de cualquier
hombre, por preparado que se encontrara para el trabajo de la lu-
cha d : las ideas. En todas partes, se le encontraba , siempre a la ca-
bera presidia 'mitines, con gran lucimiento, en los que pronunciaba
discursos empapados en la más sana justicia ; escribía en los pe-
riódicos de ideas más avanzadas ; colaboraba en todos sus trabajos
con Feurier, Victor Considerant de Ow n, Enfantín y de todos los
hombres de más importancia de su época. De la misma manera que
Luisa Michel, así como Clemence Royer y como Ceorge Eliot , Flora
Tristán se pres nta como la radical impetuosa , que pregona en todos
los tonos , la libertad conquistada , para conseguir el triunfo de los
hombres .
En 1843 escribió un notable folleto , sobre la Unión Obrera , el
que se publicó cinco años ant s de la gran revolución social, por
cuya razón se le considera con perfecto derecho , como a la precur-
sora del socialismo en Francia. Esta admirable mujer, al hacer esas
publicaciones, que eran fruto d su inspiración espontánea , preveía
los futuros sindicatos, sosteniendo que , la clase obrera debía con-
quistar la riqueza , por sus propios esfuerzos.
Dotada de una locuacidad extraordinaria y convincente, brota-
da de una especi : de santa inspiración, defiende el trabajo manua!.
la dignidad de la mujer y enseña con el ejemplo, como es posible tra-
bajar y sostenerse y sab rse defender.
Hace luego una gira por todos los más importantes pueblos de
Francia, como predicadora laica de una nueva fé, y s anuncia su pa-
so, con grandes elogios , y con especial's aplausos de cariño
y de respeto , produciéndose luego grandes manifestaciones a favor
d sus ideas .
Esa vida tan azarosa, tan agitada, tan golpeada por el infor-
tunio, se apagó en 1844 habiendo merecido la traslación de sus res-
tos , una ceremonia tan solemne , y de una popularidad tal, como no
se hab'a visto nada semejante hasta entonces .
Después de la revolución del 48, qu ella preparó con su propa-
ganda, se le erigió un monumento en el cementerio de Chartreux ,
por inmensa y espontánea suscrición popular.
308 -

Como no son conocidas las obras de Flora Tristán, entre noso-


tros, sino por un grupo selecto y muy reducido , nos proponemos ha-
cerlas conocer, citando las principales :
Peregrinaciones de una Paria, escrita a propósito del viaje que
hiciera a Arequipa , con el fin de conocer a sus parientes , y reclamar
la herencia, que en justicia le correspondía .
Paseos en Londres, a propósito de su permanencia en la gran
ciudad, en su calidad de institutriz, que le permitió observar con mi-
rada penetrante, la miseria del pueblo , escuchando al mismo tiempo ,
el verbo poderoso y convincente de O'Connell.
Memphis, novela de interés creciente, considerada como el me-
jor de sus libros , en que hace una dolorosa protesta contra las injus-
ticias sociales.
Para publicar su importante folleto sobre Unión Obrera, el cual
bastó para consagrarla como a escritora de gran talento, abrió una
suscrición , entre el círculo de sus amigos y admiradores . Allí figu-
raron George Sand, Eugene Sué, Hortense Allart, Chateaubriand,
Beranger, Saint Beuve, Ponsard, Martínez de La Rosa, Proudhon y
muchos otros, igualment considerados, como los mejores escritores
de ese momento .
De la necessité de faire un bon accuei aux femmes etrangeres.
Mariquita l'espagnole.
Florita la Peruvienne.
La fille de Lima.
París et ses misteres.
De l'emancipation de la femme.
Además de estos libros , ha dejado publicados muchos artículos
sobre arte y principalmente sobre la cuestión social , con la que tanto
se encariñó , llenando la actividad de esa vida , consagrada a la jus-
ticia y al bien .
-- 309

JOSEFA DE CONTRERAS

(Llamada Santa Rosa de Iquique)

Josefa de Contreras, considerada en las soledades del cerro de


Huantajaya, en la provincia de Iquique, como una santa, en vista
de la vida edificante que desde sus primeros años sostuvo con fe,
vivísima , firmeza inquebrantable y una abnegación empapada de su-
blimidad ejemplar , fué hija de un segundón de familia ilustre de
Salta en el antiguo virreinato de Buenos Aires , quien siguiendo una
tradición salteña y tucumana vino a realizar una punta de mulas a
Tarapacá, donde acabó por radicarse, uniendo su suerte a una ilus-
tre dama tarapaqueña poseedora de grandes pertenencias en el ce-
rro de Huantajaya , donde se explotó la famosa mina del Tropezón,
así llamada , por el que sufrió un negrito , sirviente del primer explo-
tador que tuvo ese famoso mineral , don José Basilio de la Fuente
y Haro, y que puso en peligro su vida , y que al reconocer el sitio en
que había caído, se descubrió que era un ejemplar insuperable de ri-
quísimo rosicler de plata, que alcanzó a dar la no insignificante
suma de quince millones de pastas metálicas .
Nacida en medio de la opulencia Josefa de Contreras, podia ase-
gurarse que había sido mecida en cuna de oro , lo que le creó gran
renombre fuera de sus merecimientos físicos y morales, que fueron
muy saltantes .
Cuando estuvo en edad de cambiar su suerte, fué solicitada en
matrimonio por los jóvenes más preciados de la localidad, sin que
ninguno alcanzara a cambiar la determinación firme, que había he-
cho de permanecr soltera, para poderse consagrar a todos los des-
graciados , a quienes ofrendaría , cuanto alcanzara a poseer.
Su más vivo deseo fué entrar a un Convento ; pero la necesidad
de acompañar a sus padres, por la circunstancia de ser hija única,
la obligó a obedecer desistiendo de sus piadosos propósitos.
- 310

Si bien es cierto , que no sepultó sus encantos tras las murallas


inaccesibles de un convento , en cambio , llevó vida de perfección , en
su propio hogar, tomando como su más hermoso modelo, la vida de
la santa limeña, lo que dió origen, a que la llamaran a ella , la Santa
Rosa de Iquique .
Al cabo de algunos años , quedó Josefa huérfana y heredera de
una inmensa fortuna de la que formó buena parte la mina situa la en
el cerro de Huantajaya, que más tarde s llamó del Hundimiento.
Ella misma se d dicó a manejar su cuantiosa herencia con acier-
to singular, y tomando del conjunto lo que era estrictamente indis-
pensable, para atender sus más premiosas necesidades, entregaba to-
do lo demás a las familias necesitadas, salvando de la misa y de
los rigores de la orfandad, a todas las que estaban al alcance de su
mano protectora .
Puede asegurarse , que desde el momento en que entró en pose-
sión de la rica hacienda, fué sólo la administradora, considerando co-
mo a los verdaderos propietarios , a todos los desheredados de la
fortuna del pueblo en que vivía , r signándose voluntaria a una ejen-
plar modestia, en medio de la cual se destacaba , la superioridad de
su hermosa persona .
Cuentan que de veinte leguas a la redonda , acudían a ella ricos
y pobres, para escuchar sus consejos , en medio de su palabra cari-
ñosa y persuasiva , con lo que devolvía a todos la tranquilidad que
demandaban .
El año 1871 , es sabido que ocurrió una horrorosa catástrofe en
Huantajaya, de la que se recuerdan los episodios más patéticos.
Se disponía toda la gente a regresar al trabajo, después de ha-
ber almorzado , y ya se alistaban a penetrar a los socavones, cuando
se presenta Josefa que corría anhelosa, jadeante, fuera de si, y les
grita desde lejos : ¡ Deténganse todos .... no bajen a las minas , que
se hunden de un momento a otro ! .. . .
Todos la escucharon atónitos y se miraron sorprendidos , te-
miendo que la razón d la gran benefactora se hubiera extraviado :
sin embargo la obedecieron y nadie se movió del sitio en que esta-
ban, que era la plaza del pueblo .
Un ruido espantoso, aterrador, dió respuesta a las preguntas
que todos le hacían, tal como si una erupción volcánica , corriera por
las entrañas de la tierra .....
Acababa de hundirse la mina, sin que, por fortuna, hubiese que
lamentar pérdida de vidas , gracias al oportuno y milagroso aviso ,
de la santa ....
311

Los hombres de ciencia explicaban este aviso, diciendo que el


caso de haber estado la santa, recluída en el templo silencioso , en la
hora precisa del desgarramiento de la tierra , la hizo percibir los pri-
meros crugidos , y que inteligente y observadora , como era , no le
quedó duda del fenómeno que se producía , y así pudo evitar la
catástrofe g neral .
Sin embargo, los obreros, y todos , no pensaron de la misma ma-
nera, y al ser salvados de aquella terrorífica aventura , vieron en el
aviso o corazonada, que les salvó la vida , un milagro patente dl
cielo, producido por las especiales virtudes de esa admirable mujer.
El hundimiento de la mina, la sumió en la ruina, y no pudiendo
seguir protegien lo a sus pobres, como lo había hecho, no se dió por
vencida, y cambiando la faz de su vida, se dedicó a trabajar, abrion-
do una Escuela elemental para niñas, a quienes educó con esmero y
solicitud, convirtiéndolas en el más preciado tesoro de la soci dad
tarapaqueña .
La decadencia que había caído sobre Huantajaya con el hundi-
miento de la mina, era creciente, convirtiendo esa región en un pá-
ramo inhabitable, del cual no quería salir Josefa, as gurando, que era
la arrendataria de la casa de Dios.
De todos modos , la situación se hizo en ese pueblo in-
sostenible a raíz del gran terremoto ocurrido el año 1863 , y en vir-
tud del cual se derrumbó hasta la humilde casa en que vivía la santa ,
y fué entonces, cuando en procesión, todos los descendientes de sus
protegidos , la sacaron en medio de una hermosa comitiva , que la
llevó en hombres hacia Iquique .
Los repiques de campanas , 37 las manifestaciones de alegría de
que hacían ostentación espontánea , demostraban cuan grande era el
cariño y la admiración, que había sabido inspirarles, y como en aque-
llos tiempos, abundaban las almas agradecidas , que no olvidaban
el bien recibido, y que así exteriorizaban a la ya venerable anciana,
que el bien sembrado por ella, había dado muy hermoso fruto .
El respetable vecino Jorge Smith, le cedió en el puerto d Ta-
rapacá, la casita que habitó hasta que llegó el día de su muerte, y
cuando en 1868 ocurrió el terrible cataclismo , que tantas víctimas
causó, fueron muy pocas las casas , que soportaron el violento sacu-
dimiento .
Todos acudieron, pasados los primeros momentos de estupor.
a visitar a la vi jecita, temiendo no encontrarla, y la vieron sa-
na y salva puesta de rodillas delante de un crucifijo, serena como
312 ----

siempre y como siempre , olvidada de si misma , pidiendo al cielo por


sus semejantes .
La ola monstruosa , que anegó el pueblo, respetó la casa de la
santa, desviándose a sus costados, como para dejar a salvo la po-
bre casucha de la venerable anciana, en los momentos que se con-
sagraba a la oración .
Cuando los vecinos , le preguntaban ¿ porqué no había huído ?
les contestaba siempre tranquila : ¿ A dónde iré que no me alcance la
mano de Dios ?
Así se ha repetido a través de los años trascurridos, la misma
versión que sostuvieran, quienes conocieron a esa mujer incompa-
rablemente buena, y a quien hay el derecho de considerarla como a
una santa .
-
-313-

NATIVIDAD CORTEZ

Hacia el año 1823 , y cuando aún, no estaba definitivamente afian-


zada, nuestra Indep ndencia nacional, vió la primera luz en la ca-
pital de la república , esta distinguida y genial escritora , dotada de
una ma apasionada y romántica , a tal extremo, que se dedicó
en los primeros años de su juventud, a cantar todos aquellos anhe-
los incomprendidos , de una alma llena de amor y sedienta de ter-
nura .
Por la misma razón , de la época tan lejana, en que le tocó ac-
tuar y por no darse entonces , mayor importancia , a las aficiones li-
terarias de la mujer, quedan muy contadas muestras de su fecunda
musa . Muchas de sus obras , entre ellas, una novela muy interesan-
te, según opinión de los críticos, quedó sin publicarse, aturdidos to-
dos los hombres de su época , en los disturbios nacionales y políti-
cos, que les hacía dejar de lado , las bellas letras .
En plena juventud, sufrió una decepción, de aquellas que tras-
tornan el espíritu , sellando la fuente de la felicidad. Entonces cantó
en sentidos versos , toda la pena que ese desgarramiento de su amor,
le causara. Tuvo una composición , considerada como la más her-
mosa de todas , dedicada al Suicidio, que en el estado de trastorno
en que se encontraba, llegó a justificar, encontrando que la muerte ,
era el único remedio de saldar las penas y amarguras de la vida.
El tiempo se encargó de calmarla y haciéndola reaccionar, pudo
convencerse, que si bien era cierto , que su sufrimiento había alcan-
zado un grado muy alto de dolor, y que ya no conquistaría nuevas
alegrías, por lo menos pensó, que existían otros seres más desgra-
ciados, a quienes podía dedicarles su vida, tratando de aliviar su tris-
te situación .
Desde entonces , se consagró a la práctica de obras humanita-
rias, dedicándoles toda su esquisita ternura, y repartiendo entre los
necesitados, no sólo el pan del cuerpo , sino principalmente el del al-
ma, no negándoles los recursos de sus cariñoscs consuelos . Doquie-
ra se dirigía, encontraba obras pías que practicar y alguna pena
que aliviar .
-314 --

MERCEDES SUBIRAT Y COSSIO

DE LA FUENTE

Una de las cosas que tenemos que admirar más , en esta excep-
cional mujer, es la especie de multiplicidad que había en su espíritu ,
llevándola d un ardor bélico sólo comparable, al del soldado ave-
sado al combate, a los deberes sociales , en los que se mostraba, co-
mo la mujer culta, fina y ponderada, de cuyo trato quedaban encan-
tados hombres y mujeres, para luego distinguirse en las obras pia-
dosas, a las que se consagraba, con amor, como para descanso de su
alma, agitada por mil emociones opuestas. No le fueron desconoci-
dos tampoco , los encantos de la literatura, y exc lente lectora, sos-
tenía una correspondencia, con hombres de notoria importancia, que
parecía producida, por la pluma del más refinado literato .
Hija predilecta de un militar español y de una dama de cam-
panillas , en aquellos años, en que el uniforme del soldado se impo-
nía en la sociedad, al lado del pergamino que acusaba lo nobiliario
de la ascendencia , casó siendo muy joven aún, y dotada de excepcio-
nal hermosura, con el entonces Mayor Gutiérrez d La Fuente , una
de las figuras más simpáticas y de mayores esperanzas en el ejérci
to peruano , en los momentos en que se hacía más viva e intensa la
lucha por la libertad y por la patria .
Ella siguió muy de cerca a su esposo , viéndole ascender , desde
la clase de Mayor, hasta la de Gran Mariscal, que alcanzó algunos
años después , mostrándos en toda época digna del puesto que ocu-
paba, buena y abnegada en todos los casos en que era preciso , que
ejerciera sus virtudes .
La intimidad que guardó siempre en su vida matrimonial , le
permitió seguir paso a paso , la carrera gloriosa del compañero de su
vida, identificándose con la acción política del inquieto hijo de Mar-
te. No fueron escasas las situaciones graves y llenas de peligro , en
que se vió envuelta muchas veces, por salvarle la vida, exponiendo
CAROLINA DE LA FUENTE Y SUBIRAT
1
315 -

la suya, cuando era perseguido por los enemigos de la causa del


partido político a que él pertenecía .
La presencia de ánimo de la señora Subirat de La Fuente, per-
mitió que en una ocasión en que la casa fué atacada, persiguiendo
a su esposo , diera lugar a que se escapara por los techos, mientras
que ella, con sus maneras corteses , su palabra suave y persuasiva ,
atendía a quienes habían ido a buscarlo , manifestándos ? ajena al asun-
to de que se trataba . Después de haberles tratado con toda la ama-
bilidad, que sabía emplear para el rico y para el pobre, y trascurrido
un momento , que calculó , que su esposo se habría puesto en salvo ,
invitó a los atacantes a que hicieran un registro minucioso en la
casa, dejando todas las habitaciones a su entera disposición , per-
suadida como se hallaba , que su esposo se hallaría bien lejos , des-
pués de la fuga, que ella misma había preparado.
No descansó en toda la acción política, que tocó desempeñar a
su esposo , tomando parte activa en todo lance, y mostrándose co-
mo una experta conspiradora, para quien nada se oculta, todo
preve , y está dispuesta a luchar y a triunfar. Su sacrificio lo en-
contró en todo momento, como la acción más sencilla , y jamás se
cuidó , ni se apartó del peligro.
El salón de los esposos La Fuente, llegó a ser uno de los me-
jores en su tiempo , y como es natural suponerlɔ , fué el centro de la
contienda política , que se ventilaba en aquellos años , hasta que fué
ascendido a la Presidencia de la República , el Mariscal La Fuente.
Siempre s vió rodeada de cariños y consideraciones infinitas ,
y el cronista de su época cuenta, que cuando después de una exis-
tencia muy fructifera , aunque demasiado agitada , pasó a mejor vida ,
la señora Subirat de La Fuente, la ceremonia funeral , con que la
sociedad limeña le dió la despedida eterna , se asegura que fué una
manifestación de duelo en toda la ciudad, sin ant cedentes ni pre-
ceder tes .
La señora La Fuente ocupó siempre la casa situada en la calle ,
que lleva el nombre de su esposo , y que hoy es propiedad de las Re-
ligiosas de San José de Cluny, donde tienen establecido un Colegio.
de niñas .
Como una prueba de lo querida , estimada y admirada que fué
la señora Cossío de La Fuente , se recuerdan las ceremonias que se
hicieron para su sepelio , que sobrepujaron en solemnidad, grandio-
sidad y recogimiento, a cuanto se había acostumbrado hacer hasta en-
tonces .
- 31,6 -

La calidad de las personas que concurrieron y el fausto de que


estuvo rodeado todo el ceremonial, llevaba el pensamiento, hacia la
época virreynal, en la que, a la calidad de los personajes , se suma-
ba la riqueza de los atavíos y la seriedad de los actos.
El cadáver de la señora de la Fuente estuvo expuesto , para que
todo Lima , lo contemplara con la gratitud y el cariño sincero , que
sólo son capaces de conquistar, las almas que han pasado por la vi-
da derramando el bien .
FRANCISCA ZUBIAGA DE GAMARRA
"La Mariscala"
- 317 -

FRANCISCA ZUBIAGA DE GAMARRA

(La Mariscala)

Esta interesante mujer es necesario estudiarla según sus tres fa-


ces : por su belleza incomparable, por su filantrogia inimitable y por
su valor, que la igualó a una de las raras mujeres de la antigüedad.
Nació en el Cuzco del matrimonio del español don Antonio Zu-
biaga y de doña Antonia Bernales . La primera hija de este honrado
y modesto matrimonio, qu había de llenar con su nombre el Perú ,
nació en el caserío de Huacarpay o Anchibamba perteneciente a la
provincia de Quispicanchi, el año 1803 , deslizándose sus primeros
años en la ciudad del Cuzco, hasta que los negocios de Zubiaga , obli-
garon a la familia a trasladarse a la capital , a donde recibió Fran-
cisca la educación más esmerada , que en aquella época podía ofre-
cerse a la mujer.
Desde muy temprano se distinguió por su clara inteligencia, así
como por su carácter excesivamente valeroso, llamando la atención,
que en sus juegos infantiles, daba preferencia a los de los niños y
que su voz gruesa, y sus modales varoniles marchaban en perfecta
armonía con sus gustos e inclinaciones . Quienes la conocieron , deja-
ron de ella el recuerdo que era de cara redonda y tez alabastrina ,
mirada penetrante y altiva ; nariz un tanto arremangada ; boca muy
pequeña, dibujada por labios delgados y rojos ; cabellera abundante,
sedosa y rubia ; alta de estatura ; aire esbelto y aptitudes enérgicas .
Tal era fisicamente esa mujer, una de las más hermosas de su épo-
ca.
Robusta y nervuda , montaba a caballo con el gancia y maestría ;
manejaba con gran destreza toda clase de armas , y de manera espe-
cial la pistola ; era admirable e invencible en la natación ; y una de
sus diversiones favoritas era las jugadas de gallos , adonde hacía gran-
des y temerarias apuestas , que pocas veces perdía , porque tenía gran
conocimiento de esos animales de lidia .
Prefería la sociedad d varones a la de mujeres ; pero cuando
adquiría alguna amiga era delicada , cumplida, sincera y abnegada .
318 ---

Sus aspiraciones , respecto al puesto que le correspondería ocupar


en sociedad eran ilimitadas. Así aún cuando su rara belleza y las
condiciones especiales que la adornaban , creaba a su alrededor una
corte de adoradores entusiastas , a todos rechazaba , como presintien-
do un destino muy superior .
El coronel don Agustín Gamarra viudo de doña Juana Manuela
Alvarado , quedó prendado de su hermosa figura, y más que todo , de
su carácter varonil y esclarecida inteligencia. Contrajo matrimonio
entonces Francisca Zubiaga , con esa esclarecida figura patriótica , po-
co antes de la batalla de Ayacucho .
Salvada la cadena que unía el Perú a su metrópoli , en esa me-
morable jornada, fué nombrado don Agustín Gamarra Prefecto del
Cuzco, y entonces hizo llamar a su esposa, que hasta entonces resi-
día en Lima. No sólo en la capital , sino en todo el departamento, se
celebraron grandes fiestas por la unión de su digna hija, que tan alto
ponía así, el nombre del Cuzco , su ciudad natal .
Anunciada la visita que don Simón Bolívar debía hacer al Cuzco ,
se prepararon festividades en relación con la importancia del visi-
tante. La señora Zubiaga fué la designada por el bello sexo, para sa-
ludarlo con un elocuente discurso y ofrendarle una corona de oro y
brillantes, en nombre de la ciudad incaica . El Libertador , después
de haberla aceptado , quiso obsequiarla a la mujer mas hermosa , y
fué la frente de la señora Gamarra, la que la ostentó toda la noche,
devolviéndola a Bolívar, cuando ya se había lucido ante la numero-
sa concurrencia . Este la conservó, desde entonces y después la obse-
quió a Sucre.
Como madre, la señora Gamarra fué muy mujer, aunque tuvo la
desgracia de que todos sus hijos se le murieran en los primeros
años . En cambio desplegó su cariño y la más grande solicitud
por su hijo político, Andrés, hijo del primer matrimonio de su es-
poso , para quien fué en todo momento, verdadera madre.
Donde la señora Gamarra dió a conocer por completo su carác-
ter guerrero y las nobles y excepcionales dotes de su corazón femeni-
do, fué en la campaña del Alto Perú en 1828, época en la cual , acom-
pañó a su marido y recorrió toda aquella república , siempre siguien-
do al ejército peruano . A la cabeza de un batallón y con su
escolta de 25 lanceros , tomó personalmente la plaza de Paria y con-
tribuyó eficazmente con sus consejos y hábil política a la capitula-
lación del ejército boliviano con el nuestro en Piquiza , donde su es-
poso fué proclamado Gran Mariscal por el ejército peruano ,
319 -

De regreso al Perú estuvo primero en Lima y en seguida pasó


al Cuzco, adonde después de algún tiempo , tuvo noticias de que el
batallón de infantería se había sublevado contra ella . Se disfrazó
de hombre, montó a caballo y embosada en una capa militar pe-
netró sola al cuartel revolucionario y descubriendo su rostro les
dijo : "cholos ¿ es posible que ustedes estén contra mí ?" Un
¡ viva nuestra patrona !, fué la respuesta , terminando así el motín .
Comprometido el Perú en 1833 en una cuestión con Bolivia , tu-
vo el Gran Mariscal, que dirigirse precipitadamente a aquella re-
pública, quedando doña Francisca en la capital . Allí adquirió la no-
ticia de que el General La Fuente, hostilizaba a Gamarra, negando
el refuerzo de tropas que necesitaba .
Fué en esa ocasión cuando se reveló tal como era la esposa vi-
gilante de los intereses de su marido y la mujer patriota . Tomando
toda clase de medidas, logró aprisionar a La Fuente, quitándole
toda la autoridad que investía , dando luego cuenta a su esposo ,
cuya aprobación y agradecimiento recibió en seguida .
En 1834 el 28 de enero , estalló una revolución contra el Gene-
ral Bermúdez , a quien Gamarra pretendía hacer elegir Presidente.
Doña Francisca se puso a la cabeza de las pocas tropas leales que
quedaron, y salió de Lima a caballo , empuñando una pistola y abrién-
dose paso , por entre el pueblo amotinado y sublevado en favor de
Orbegoso, quien ya había tomado los Castillos del Callao , reforzán-
dose en ellos .
Viendo doña Francisca , que las tropas de que disponía eran in-
suficientes para recuperar a viva fuerza los castillos perdidos con-
tramarchó y se dirigió a Jauja, llevando una división compuesta
de dos batallones y un escuadrón de caballería .
Ocupada doña Francisca en los preparativos de la defensa , que
debía hacer, recibió aviso de que Gamarra se encontraba de regre-
so de su expedición y volvió a la capital a donde se unió con su
esposo .
Estando doña Francisca en Arequipa estalló un movimiento
revolucionario a favor de Orbegoso. El pueblo amotinado atacó la
casa de Gamio , que era donde estaba alojada doña Francisca ,
quien no teniendo fuerzas a sus órdenes , para repeler a sus enemi-
gos tuvo que fugar . En tal ocasión dió un terrible salto de la azo-
tea al segundo patio de la casa contigua, del cual salvó milagro-
samente ; pero que dió origen a la terrible enfermedad que la lle-
vó al sepúlcro .
320

En la casa donde cayó , encontró de manera casual un sombre-


ro y una capa de clérigo , prendas que se puso en el acto , saliendo
a la call , sin ser conocida por nadie. Después de algunos días de es-
condite, disfrazada de hombre se dirigió hacia la costa, hasta poder
tomar n Islay un vapor, que la condujo a Valparaíso .
Así fué toda la vida de esta mujer accidentada y llena de so-
bresaltos, sin que nada fuera capaz de deten r el arrojo temera-
rio , que prueban el genio guerrero , el alma grande y la inteligen-
cia con que la naturaleza dotó a esa s ñora, sublime, en todo mo-
mento .
Lo que más ha enaltecido a doña Francisca fué ei interés vivo ,
que le mereció el ejército , cuidando de proporcionarle la mejor ali-
mentación posible, y pago justo , inclusive las gratificaciones que le
correspondía a cada soldado , según sus hazañas .
Ese carácter guerrero no eclipsaba en nada la mansedumbre que
la impel'a a la práctica de todas las virtudes evangélicas, que lle-
naba a conciencia y con amor ; cuidaba a los enfermos , asistiéndo-
les con jemplar solicitud, aún sobre el mismo campo de batalla.
donde siempre se le veía la primera, desempeñando el augusto mi-
nisterio de las hijas de San Vicente de Paul .
La salud de doña Francisca quedó muy quebrantada, desde la
aventura aquella del salto que dió en Arequipa, y por prescripción
médica pasó de Valparaíso a Quillota, cuyas condiciones son exce-
lentes por su clima, que devuelve la salud, a quienes la buscan alli .
Desgraciadamente el mal había avanzado mucho y no obstante lo
tanto que se hizo para devolverle la salud , fué imposible una reac-
ción, terminando su agitada existencia el 5 de mayo d: 1835 a los
32 años de edad .
Como fué notable la vida de esta admirable mujer, fueron tam-
bién sus últimas disposiciones. Sintiendo que su mal se agravaba ,
por momentos llamó al médico , y con el aire de una convencida le
dijo : " Doctor , no me engañe Ud . porque tengo valor para todo ,
quiero saber la verdad de mi estado".
El médico dió alguna excusa, pero tuvo que decirle, obligado
por su insistencia, que sus días estaban contados .
Liena de serenidad ante esta declaración hizo llamar a un sa-
cerdote, de quien recibió todos los auxilios espirituales , quedan-
do del todo tranquila . En seguida pidió que la dejaron completa-
mente sola y no la interrumpieran, pues deseaba descansar. Se
321-

cambió toda la ropa, se arregló convenientemente el cabello , escri-


bió sus últimas disposiciones , que dejó en pliego cerrado .
Arreglado todo lo que ella creyó preciso se reclinó en un di-
ván graciosamente, y durmió el sueño eterno doña Francisca Zu-
biaga de Camarra , legando a su país un recuerdo honroso y a la
posteridad episodios dignos del mayor er.comio.
En testamento , declaraba que nunca en la elevación , a que,
como pocas mujeres, había alcanzado, ni en los muchos sufrimien-
tos, que como ninguna soportó, había renegado de la Santa Reli-
gión en que sus padres la habían educado . Ordenaba que su cora-
zón fuera extraído y remitido al Perú, para que lo entregaran a su
esposo, si aún vivía, y caso que hubiera fallecido , pasara a poder
de su tío don Pedro P. Bernales, dean de la Catedral del Cuzco .
Sus pocas alhajas debían ser distribuidas catre los sirvientes que
la asistieron .
Todo fué cumplido según lo dispuesto .
Cuentan que el corazón de esa admirable mujer, tenia un ta-
maño sorprendente y que fué conservado en alcohol y exhibido en
el catafalco levantado en los funerales , que en el Cuzco se hicie-
ron en honor del Ceneralísimo de mar y ti rra, don Agustín Ca-
marra.
Este corazón, que ha debido ser una reliquia histórica , pasó
después al monasterio de Santa Teresa , de donde ha desaparecido ,
sin que se pueda saber a donde ha ido a parar.
Esta es , tratada asi tan brevemente, la leyenda que queda de esa
mujer tan excepcional y digna de admiración, y a quien se le debe la
justa deuda de gratitud de todos los peruanos, que deben honrar
como se merece su memoria, salpicada de los hechos más saltan-
tes .
--- 322 -

CIPRIANA LA TORRE DE

VIVANCO

Muy notable por su belleza y por su cultura esquisita , llegó


a serlo más aún, por su patriotismo ascendrado y por su valor te-
merario . Siendo Prefecto de Arequipa , el General Vivanco hacía su
visita ordinaria a las provincias. Sabido es, que los primeros años
de la república, se distinguieron por los movimientos militares , que
se sucedían a porfía. Estos eran de tal manera continuados , que
ningún gobierno podía considerarse tranquilo . Entre los muchos
movimientos , ninguno encierra una forma tan plena de romanticis-
mo, como la que imperó el año 1842 que hizo caer el gobierno pro-
visional del General Vidal , y llevó a la presidencia , al General Vi-
vanco .
Sabedora la señora de Vivanco, del movimiento que se trama-
ba contra el gobierno reconocido , y viendo que todo tambaleaba , an-
te el número de los contendores , no teniendo tiempo de consultarse
con su esposo , toma una resolución temeraria , monta a caballo y du-
rante la noche, recorre la población, hablando con los jefes de los
dos regimientos, que debían conservar allí el orden. Despierta lue-
go, a los oficiales , reune las tropas y a la misteriosa luz de las an-
torchas, les dirige la palabra llena de entusiasmo , haciéndoles
ver, que no debían dejarla abandonada , cuando lo que debían pro-
curar todos reunidos , era la salvación de la patria . Convence a to-
dos y queda , desde ese momento proclamado como Director Supre-
mo, el General Vivanco.
Después se dirigió a Lima , y allí ejerció el poder hasta el año
1845 .
Fué pues la señora Cipriana La Torre de Vivanco , el alma de esa
revolución , sin que haya podido nadie, al estudiar esa acción varo-
nil y meritísima, juzgarla como a una ambiciosa vulgar. Legos de
eso, el triunfo que aportó la señora de Vivanco, fué definido y evitó
un derramamiento de sangre hermana, que se hacía inevitable.
323

La presteza y la fuerza de lo inesperado , produjeron su acción.


y nadie que llevaba galones con honor, habría sido capaz de aban-
donar a la esposa de su jefe , que cumplía con su deber, exponiendo
su pecho y sacrificando su tranquilidad , para que no se abusara de
la ausencia de su esposo , que estaba segura , no desaprobaría lo que
ella había hecho , por no quedarle otro camino que seguir.
Sin la determinación de la señora Vivanco , el movimiento se-
dicioso , habría tomado otro camino y es seguro que su esposo , el
Ceneral, se hubiera encontrado en una situación comprometida, por
lo mismo que no se encontraba en la capital del departamento cuyo
gobierno se le confiara , por haber tenido que hacer la visita que se
estila a todas las provincias , para conocer de cerca, las principales
necesidades .
- 324 1

MANUELA RABAGO Y AVELLA

FUERTES DE RIGLOS

Hacía falta en Lima , allá , en los primeros años de nuestra eman-


cipación política, una iniciativa enérgica e inteligente, que tuvie-
ra influencia y atractivo suficientes, para asociar a su rededor a to-
das las personas, que entonces brillaban en nuestra capital, por las
producciones de su talento. Esa misión tan importante, y que había
de dejar inolvidables recuerdos, le correspondió a la señora doña
Manuela Rábago de Riglos, quien a su esclarecido talento de escri-
tora purista y elegante, asociaba un savoir dire, que contribuía, en-
tre muchos otros atractivos , a que fuera buscada y admirada, por
todos los hombres de mérito de aquellos tiempos, menos prosaicos
y metalizados , que los del siglo que atravesamos. Con mucha jus-
ticia se le llamaba la Stael peruana.
El primer Salón literario, que hubo en Lima , fué el que orga-
nizó la señora de Riglos , y no tenía nada que pedir, a los que de su
especie existían en Francia , sostenidos y dirigdios por las grandes
damas, de aquellos tiempos .
Ese Salón , llegó a ser el punto de cita obligada, de los políticos ,
literatos , educadores y extranjeros de distinción , quienes sostenian
conversaciones de estilo superior , siendo perfectamente comprendi-
das, por sus oyentes, y ampliadas en ocasiones por la dama que nos
ocupa , quien sorprendía a todos, con su conversación empapada en
las más hermosas ideas, en medio de las cuales , brillaba la mod s-
tia, que la hacía , callar para escuchar, lo que constituía su expre-
sión favorita . No llegaba, por entonces, un extranjero a Lima, que
no trajera la ilusión de visitarla y tratarla, pues era seguro que traia
acerca de ella, las mejores referencias .
Eran asiduos concurrentes a sus tertulias , en las que, la cultura
superior de la dueño d casa , imprimía un sello de insuperable dis-
tinción , don Manuel Lorenzo de Vidaurre , Olmedo, don Joaquin
de Mora, don Felipe Pardo y Aliaga, los Excmos . Mariscales seño-
MANUELA RABAGO DE RIGLOS
Y
325 -

res Orbegoso, Santa Cruz, La Fuente y Necochea : el General Sala-


verry, don Juan García del Rio , el doctor don Manuel Solari, don
Manuel Ros y cuanto de notable existía en Lima, por su talento , su
posición social o política .
Todos sus visitantes, se retiraban, haciendo de ella los más
grandes elogios y quedaban encantados de su conversación y trato
cortés. Su reputación, como escritora , ocupó el primer luger, cola-
borando en todos los periódicos de su época , y se dedicó no sólo a
tópicos literarios, sino también pedagógicos , sociales y políticos , des-
collando en todos , y mereciendo siempre, los más justos elogios, y
los más merecidos aplausos. Su cultura era vastísima , dominando
perfectamente las lenguas francesa e italiana .
Nació e Lima el año de 1809 del matrimonio del Brigadier don
Simón Díaz de Rábago y Gutiérrez Morante, Caballero de Santiago ,
Secretario de Cámara y Gobierno , del Virreynato del Perú y

doña Manuela de Avella- Fuerte y Querejazu , Condesa de San Pas-


cual .
A los 15 años contrajo matrimonio con don José de Riglos y
La- Salle , Primer Cónsul de las Provincias Unidas del Rio de la
Plata, acreditado en Lima .
El abolengo de su familia, explica el que hubiera podido fun-
dar con éxito creciente , su Salón Aristocrático, que por tanto tiem-
po , fué el centro social de mayor importancia, y que no ha encon-
trado reemplazo, con el rodar de los años .
Además de sobresalir como escritora la señora de Riglos , cau-
saba la admiración y el encanto de todos , con su argentada voz , in-
terpretando fielmente con, la delicadeza de su espíritu apasionado y
pleno de sensibilidad esquisita.
Cuentan las crónicas de aquella época , que fué en su clavicordio ,
donde ensayó Alcedo el Himno Nacional, que le encomendara el
Protector d.1 Perú, y que fué ella, con su linda y bien cultivada voz ,
quien cantó por primera vez , las estrofas del himno patrio, y lo hizo.
con emoción tan dulce y apasionamiento tan grande, que al escuchar-
la San Martín , en una de sus veladas, a la que fué especialmente in
vitado, cuando apenas se hacían los primeros ensayos , se levanto loco
de alegría y de ardor patricico , y aplaudiéndola , puronunció con
gran energía, las siguientes palabras : "Este será de hoy en adelante,
el Himno Nacional del Perú".
Todos los escritores y poetas de su tiempo, le consagraron ar-
tículos elogiosos que se publicaron en las principales revistas lite-
326

rarias. Son muy pocas las personas, que conservan las muestras del
trabajo de esa mujer admirable, y es sensible, que así se pierda en
el olvido, lo que debiera significar una especie de culto a la dama ,
que se adelantó a su tiempo , y que bien podía servir de modelo a
la generación actual, que siente rebajada su dignidad social, si se
dedica al cultivo de las bellas letras , y se le llama escritora.
Sería de desear , que los descendientes de la ilustre dama, que
son tantos , formaran una colección de todos sus trabajos litera-
rios, y publicaran con ellos un libro, que es seguro sería solicitado ,
por todas las personas de buen gusto .
Hacia el año de 1842 dejó de existir esa gran mujer, cuya obra
literaria y de edificación social , es el mejor nonumento que puede
habérsele levantado .
- 327 -

JUANA PEREZ DE SALAVERRY

Dama de muy distinguida posición social, muy estimada y go-


zando de gran ascendiente en el medio en que estaba colocada , se
unió en matrimonio al General Felipe Santiago Salaverry, que era
por entonces la figura más gallarda , y el personaje que envolvía a
todos con los rasgos incontables de su valor y generosidad .
No fué ambiciosa la señorita Juana Pérez, y así el ascenso rá-
pido de su esposo , no la hizo feliz . Parecía presentir, que de la mis-
ma manera que su elevación había sido súbita , debía ser también
así, su caída.
La correspondencia, que sostenía con su esposo , era admira-
ble por su belleza , en la expresión y por las reflexiones juiciosas y
atinadas que solía hacerle, procurando llevarle al camino de la
moderación y de la justicia .
Aseguran, quienes tienen motivo para formar ese juicio, que
si después del triunfo en Arequipa , hubiera estado el General acom-
pañado de su esposa, es seguro, que no se habría hecho el terrible
fusilamiento que ordenó el Dictador de los generales Fernandini,
Carrillo Valle-Riestra , y otros más , cuya sangre derramada, parece
que contribuyó a opacar las glorias del joven general.
No cesaba de calmarlo y, lo más notable, es, que él la atendía y
hasta declaraba que tenía razón .
Las mujeres , decía el General, siempre tienen razón ; pero no
las tenemos a nuestro lado , cuando deben hacernos entrar en razón .
Esta sñora tan valerosa, y que tanto ayudó a su esposo , pro-
curando calmarle la impaciencia natural de su carácter, se mostró
tan grande en su dolor, como lo había sido en todo el tiempo de su
esplendor .
Fué siempre el consuelo de quienes sufrían y con su espíritu jus-
ticiero contribuyó en todo momento a calmar, la natural impacien-
cia de que se hallaba , poseído quien, en tan pocos años , había alcan-
zado los más altos puestos , a que un hombre podía aspirar en el
Perú. Todo lo fué, y por esa misma razón , tanto le lloró su incon-
solable esposa .
- 328 -

MARIA JOSEFA DE TAGLE Y

PORTOCARRERO

La actuación de esta excepcional dama, en los tipos agita-


dos, que siguieron a ia proclamación de la Independencia en el
Perú, merece ser tomada en consideración desde distintos puntos
de vista .
Le quedaba un deber fraternal que cumplir y supo satisfacerlo
con una abnegación y energía tan grandes, que ha sido con sta ra-
zón, elogiada por amigos y enemigos . Los huérfanos , hijos de su her-
mano don Bernardo , yacían aún en la barraca del Castillo del Real
Felipe, en el v.cino puerto del Callao , esperando que la mano de la
Providencia se manif stara de alguna manera. Doña Josefa , que no
descuidaba ninguno de sus deberes, convencida de que, personalmen-
te, no podría hacer nada, se valió del señor don Manuel de Ben-
goechea, quien en su caráct r de sacerdote, era considerado perfec-
tamente imparcial , en la lucha política que se desencadenaba , y lo-
gró sacar a los tres niños de la prisión , entregándolos acto contú-
nuo , a su tía doña Josefa, quien desde ese momento , hizo el juramen-
to de consagrar lo que le faltara de vida , a la educación y el cuidado
de sus sobrinos y a rehabilitar el nombre de su hermano el Mar-
qués .
Por desgracia , el menor de los niños, que no pudo resistir el
mal trato que se le diera por las personas sin corazón , que los veian
sufrir sin clemencia alguna, murió pocos días después, siendo inefi-
caces todos los cuidados ; el escorbuto había laborado demasiado en
ese debilitado organismo. Fué un milagro, que sobrevivieran las dos
niñas, que fueron desde ese momento, para doña Josefa , verdaderas
hijas , doblemente queridas , por la serie de desgracias , que sobre
ellas pesaba .
Doña Josefa era una dama de cultura tan extraordinaria , que
se le consideraba como una notabliidad en su época . Las desgracias
que había presenciado en el seno de su familia, la habían alejado
de la sociedad, llevando una vida enteramente retraída, que sólo era
329

solazada con los cuidados de las pequeñas , que tomó bajo su pro-
tección y cariño . Por la misma razón , no aceptó nunca el casarse ,
no obstante, las solicitaciones, que para ello recibía a menudo : me
debo a mi familia, respondía, y esos deberes son para mí , sagra-
dos .

Cuando fué requerida para hacer el viaje a Furopa, en momen-


tos que, distintos miembros de su familia se dirigían a España , ella
no quiso moverse, tanto por que desconfiaba del Almirante Blanco
Encala , en cuyo buque debían partir, cuanto porque estaba consa-
grada a la recopilación y ord nación de todos los documentos que
significaban la rehabilitación de su hermano .

Así, tuvo que presenciar esta valerosa mujer, el saqueo y la des-


trucción en buena parte, del Palacio de Torre Tagle, donde estaba
como secuestrada , teniendo que huir con sus sobrinitas , y refugiar-
se en casa de un caballero argentino , el doctor Araoz , quien por su
estrecha amistad con Bolivar, ofrecía un campo abierto de garan
tias para la prófuga y perseguida .

Era costumbre entoncs que las damas salieron con el tocado de


moda , llamado saya y manto , y nunca usó otro , doña Josefa, no obs-
tante su rara hermosura. De pronto , se descubrió y comenzó la bús-
queda de ocasiones , para sostener una conferencia con el Liberta-
dor, por cuya razón frecuentaba el Palacio de Gobierno , casi todos
ios d'as. Habiéndole observado un amigo íntimo, sobre su cambio
de incmentaria , le respondió muy tranquila : "Salgo ahora a la calle,
con cara descubierta, porque quiero ver que todos esos canallas ,
que cuando mi hermano era Presidente, me besaban los piés , me ha-
gan un desaire ahora , así , en plena cara.

Su situación era tan terrible, que no era posibl prolongarla más ,


y no pudiendo obtener, el que se le pasara a la sala de audiencias ,
e sentó un día en la grada por donde forzosamente tenía que salir
el Libertador. Llegó el momento en que Bolivar con gran sorpresa
se dió con doña Josefa, y al ser interrogada, cual era la causa que
la mantenía en ese lugar, le contestó : "Justicia, Señor, justicia ! Na-
die me permite pasar a las antesalas palaciegas, y estoy como una
mendiga solicitando la devolución de mis bienes , y la rehabilitación
de mi hermano " .
- 330 -

Bolivar tomó a doña Josefa del brazo, y la condujo a su sala


particular, donde aquella le expuso sus quejas, consiguiendo todo lo
que demandaba , y siendo atendida inmediatamente. Logró , en efecto ,
que sus sobrinas entraran en posesión de lo que les correspondía, y
comprobó que el Presidente Torre Tagle, no había faltado nunca a
sus deberes de patriota y de peruano, según consta en documentos
que existen, en los archivos que pose : la familia.
JOSEFA DE TAGLE Y ECHAVARRIA DE
ORTIZ DE ZEVALLOS
331--

JOSEFA DE TAGLE Y ECHAVARRIA

DE ORTIZ DE ZEVALLOS

La vida tan accidentada de la señora doña Josefa, (como fami-


liar y cariñosamente se le llamaba ) , podía dar margen para escribir
una novela, en la que abundarían los episodios de aquellos que lla-
mamos inverosímiles .
El nacimiento de la niña , fué celebrado con una pompa extra-
ordinaria, habiéndose cristianado en la Capilla del Palacio de Gobier-
no , sirviéndole de padrino el Protector don José de San Martín , que
estaba unido a la familia por los lazos de la libertad que defen-
dían .
Fué hija de don Bernardo de Tagle y Portocarrero , Presidente
que fué del Perú, y de doña Mariana Echavarría y Santiago de
Ulloa .

A los pocos meses de su nacimiento , puede decirse , que comen-


zó su larga peregrinación . Cuando Bolívar se hizo cargo del Go-
bierno del Perú , Torre Tagle fué perseguido , haciéndole acusacio-
nes muy graves, de las que , desde luego , salió bien librado .
Se cuenta, que en un día que la poblada pretendía atacar su re-
gia residencia, él salió al balcón, con su hijita en los brazos , y gri-
tó con voz franca y noble : os juro , por la hija que os muestro en
mis brazos , que todas las acusaciones que me haceis son injustas, y
que dejaré la verdad en su sitio , cuando se me permita hablar.
Fué llevada por sus padres, en la dolorosa peregrinación , la no-
che que abandonaran la capital , con la esperanza de refugiarse en un
buque del Callao, y no encontrándolo se entregaron prisioneros a
Rodil . Esa infeliz criatura , que apenas contaba tres años, presen-
ció los horrores del sitio de Rodil, sufriendo los rigores del hambre
y la sed, y presenciando la muerte sucesivamente de su madre y de
su padre para quedar abandonada entre personas extrañas y hosti-
les, con sus dos hermanos menores .
332

Sacada del Castillo del Real Felipe, por la amistad solicita del
presbítero Bengoechea , fué entregada para su educación y cuidado ,
a una de sus tías, hermana de su padre . Allí fué educada en relación
con el rango social que le correspondía, y su singular talento apro-
vechó de todas las enseñanzas recibidas, de las que supo sacar el
partido necesario .
Algunos años después , previas las solicitaciones de su tia que
le servía de madre, al mismo tiempo , que se conseguía la rehabilita-
ción de su padre el marqués de Torre Tagle , recibía los bienes que
en legítimo derecho le correspondían. En esa época, se trasladó la
familia Tagle, a su propio palacio , destruído en buena parte, por lo
que, se instalaron en una de las alas latrales .
La situación de la huérfana era demasiado delicada, encargada
una tía de su gobierno, y teniendo que atender a los numerosos plei-
tos y litigios a que la radquisición de su fortuna originaba . Ante
este conjunto de circunstancias delicadas , tuvo que ceder a las indi-
caciones de sus parientes, para que se uniera en matrimonio , no
contando sino trece años , con el estimable caballero señor don José
Moreira y Avella - Fuertes . No obstante la diferencia de edad , la nue-
va pareja vivió muy feliz en los tres años , que duró esa unión , re-
sidiendo en el fundo denominado " La Pólvora", y no viniendo a Li-
ma sino por cortas temporadas . En su viudez que ocurrió a los tres
años de casada , se vió acompañada por sus dos hijitas Anita e Isabel,
que perdió poco después .
Los num rosos pleitos en que estaba envuelta su fortuna y la
gran am‘naza que pesaba sobre sus bienes, la determinaron a ocu-
par los servicios del ilustre jurisconsulto doctor don Manuel Ortiz
de Zevallos y García, con quien poco después se unió en segundas
nupcias .
En ese período de gran florecimiento , se llevó a cabo la res-
tauración del Palacio de la familia , dándose fiestas tan suntuosas ,
que no han habido otras iguales con que poderlas comparar.
El carácter de esta dama es considerado como el protitipo de la
dulzura, contrastando con el de su esposo , de quien se decía que era
un volcán, y que según declaración propia , sólo una mujer tan in-
teligente , tan discreta y tan buena, como la que había tenido la suer-
te que le tocara, pudo haber mantenido la paz del matrimonio .
Algunos años más tarde viajó en compañía de su esposo , por
España, quien se ocupó de rivalidar el titulo del Marquesado de To-
rre Tagle, para su esposa, logrando además recuperar algunos bic-
- 333

nes de gran consideración , que habían sido tomados indebidamen-


te .
Al hacer esta readquisición , la marquesa hizo un suntuoso do-
nativo, fundando y sosteniendo seis escuelas para niños pobres, en
Villafranca , y dotándolas en su oportunidad. El ayuntamiento agra-
decido hizo colocar una lápida conmemorativa con esta inscripción :
"A la Excma. Marquesa de Torre Tagle, el Ayuntamiento , agrade-
cido por su generoso donativo de sis escuelas para niños pobres " .
Años después volvió a Lima , y presenció con dolor, los horrores
de la guerra con Chile y el saqueo de su Palacio .
Una terrible enfermedad de su esposo , puso a prueba su amor
y abnegación, no separándose del lado de su querido enfermo , hasta
que exhaló el último suspiro . Quedaba nuevamente viuda y empo-
brecida ; pero su carácter no se amilanó : fué en todo momento , mo-
desto modelo de virtudes llevadas hasta el heroísmo ; de sencillez
proverbial y de dulzura infinita , se hizo querer y admirar, por cuan-
tos tuvieron ocasión de tratarla .
Nació en la opulencia y desde esa altura descendió a la mise-
ria más negra, que hizo perecer de hambre y de desesperación a sus
padres para volver a resurgir. Esas desgracias, tan inmensas , sufri-
das en sus primeros años, tornaron su carácter reservado y melancó-
lico , sin que le faltara carácter y entereza , para hacer frente a todo
cuanto le sobrevenía .
años , tornaron su carácter reservado y melancólico , sin que le fal-
tara carácter y entereza, para hacer frente a todo cuanto le sobre-
venía.
Así pasó por la vida esta ilustre dama, recibiendo las convulsio-
nes más enérgicas que pueden conmover el alma de una mujer.
- 334--

ROSA RABAGO DE LA PUENTE

Definida la situación de la república, comenzaron los peruanos


a manifestar su alegría y el poder de su independencia , celebrándo-
se fiestas muy notables, para las cuales abrieron sus salones las fa-
milias más connotadas de la época .
Uno de los salones, que más llamaba la atención, y que era,
por lo tanto el más frecuentado , fué el de la familia Rábago , vi-
sitado por el elemento orb gosista , por ser las dueños de casa ,

partidarios entusiastas de Orbegoso , quien entró triunfante a Lina ,


después de´su gran campaña en la sierra, y fué en esa casa donde se
le ovacionó en forma inusitada , hasta entonces .
Era esta linda muj r , una de las damas que brillaba con mayor
esplendor en el salón aristocrático -literario , que abriera doña Manue-
la Rábago de Riglos , iniciándose así el amor a las bellas artes.
Doña Rosa, nunca quiso escribir, porque aseguraba, que lo que
producía su hermana era suficiente para saitsfacer a toda la fami-
lia. En cambio , se la recuerda y cita, por todos sus contemporáneos ,
por una agudeza extraordinaria , teniendo respuestas tan espontáneas
y rápidas, que dejaban asombrados, a los hombres de mayor talento .
Disfrutaba del privilegio, poco común, de una conversación taŋ
grata, de tal manera salpicada de humorismo, de gentileza y digni-
dad, que cuantas personas llegaban a Lima , solicitaban el ser pre-
sentadas a ella, para convencerse de lo que se sabía en todas partes,
por referencias .
En todo el esplendor del Libertador Bolivar, era uno de sus más
asíduos cortejadores ; pero como ella, se manifestaba un tanto rea-
cia, para contraer matrimonio, sus amigos le aconsejaban que no
perdiera ocasión tan brillante, que la llevaba a colocarse sobre to-
das las mujeres sudamericanas .
La respuesta fué una de sus tantas agudezas : "La Presidencia
pasa y el z .... queda en casa" .
Cuando la lucha política entre Orbegoso y Salaverry, ella fué
puede decirse, el alma del movimiento dirigido por el General Or-
begoso, a quien ayudó de palabra y de acción.
+

ROSA RABAGO DE LA PUENTE


335

Se cuenta que era Rosa Rábago la alegría de esos salones, y lla-


maba la atención de todos por su excepcional belleza , y sobre todo ,
por su fina conversación y la picardía y agudeza de sus expresiones ,
que han pasado a ser proverbiales .
Rodeada de sinnúmero de admiradores , de la misma manera que
la reina Elisabeth , no pensaba en dar su mano a ninguno, asegu-
rando a todos , que tenía el propósito de no casarse nunca , porque
tendría, que dejar a muchos desairados .
Entre sus primeros pretendientes , se contaba al Libertador don
Simón Bolívar, de quien decía con mucha gracia , que no le atraía ,
por la diferencia de razas.
Sin embargo, sus propósitos de permanecer soltera se cambia-
ron al fin, y ya con más años , encontró que era triste esperar la ve-
jez en compieta soledad. Se unió en matrimonio, al señor don Pedro
de La Puente .
Conforme había sabido ser la alegría de los salones, lo fué des-
pués de su hogar, y la buena madre y amiga, de sus dos retoños ,
Pedro y Rosa .
Personas que la trataron , aseguran que se podían escribir mu-
chos libros, consignando sus respuestas agudas , todas ellas de buen
tono . Esa fama que alcanzó la mejor limeña de otros tiempos , de ser
tan oportuna para responder en forma humoristica a todo lo que
se le dècia , tuvo en Rosa Rábago , su mejor interpretación . En gra-
cia y humorismo, nadie la ha excedido .
Su talento brillaba siempre, apenas se le escuchaba en una con-
versación, por breve que fuera .
336-

FRANCISCA DIEZ CANSECO DE

CASTILLA

Esta notable dama, que tuvo tan grande figuración en nuestra


vida republicana , nació en Arequipa el 28 de febrero de 1812, del
matrimonio de don Manuel Diez Canseco y de doña Mercedes Cor-
bacho y Abrill . Por su padre descendía de los condes de Alostaya .
Muy joven contrajo matrimonio con el general don Ramón Cas-
tilla , compartiendo con él, su agitada vida pública , aunque siem-
pre se cuidó de no intervenir en los asuntos políticos. Fué siempre
modesta y tan moderada en sus ambiciones, aun aquellas a las que
ten'a justo derecho, que jamás pretendió imponerse como Presidenta,
prefiriendo el de dama espectable, que desmpeñó con tino , lo mis-
mo el cuarto de siglo , que el Mariscal Castilla, fué árbitro de los
destinos del Perú, que en los treintaiocho años posteriores , a esa épo-
ca , que duró su viudez , y que sobrellevó con dignidad y resigna-
ción .
No podía permanecer impasible a los acontecimientos realiza-
dos, durante el gobierno agitado de su esposo , especialmente en el
segundo período , en el que una noche en la que, según costumbre
establecida , se debía vigilar el menor , de los actos de las personas,
que visitaban la casa del Presidente (calle Divorciadas) , un grupo
de sediciosos, penetraron al patio, con intenciones no muy santas ,
a pesar del disimulo puesto en juego .
La señora de Castilla, sin sorprenderse, recibió a los visitantes
intempestivos , con fina atención, y les hizo tomar asiento, encargan-
do al sirviente , que llamara al General, porque deseaban hablarle
unos amigos, no sin hacer antes una seña de inteligencia . Mientras
tanto , ela se dedicó a conversar con serenidad tan grande, sobre
acontecimientos locales, que hizo caer en la trampa a los malos ami-
gos.
Fué esto, durante el tiempo necesario , para que el Mariscal , pu-
diera huír por los techos, y una vez tomada la calle, llegó al cuartel
FRANCISCA DIEZ CANSECO DE CASTILLA
337

de Santa Catalina, donde a su voz se hizo la reacción, y volvió a la


cabeza del batallón que se mantuvo 1 al. El movimiento revolucio-
nario quedó abortado , gracias a la prudencia de la señora.
En los momentos en que se realizaba el movimiento del Maris-
cal Castilla , contra el gobierno del General Echenique, que terminó
con la batalla de la Palma, el año 1854 , temiendo el Gobierno , que
los auxilios prestados por la señora Francisca, demorarían los pla-
nes del gobierno, se le mantuvo prisionera en su casa ( era un tiempo
en que se respetaba mucho a la mujer) , permitién lose la entrada
sólo de sus parientes y amigas .
Fué así, como una tarde, que hab'a 11 gado una señora de visi-
ta, cambió con ella la indumentaria, y cubriéndose con la tradicional
manta, salió de su propia casa , sin ser notada . Horas después , ves-
tida de marinero , llegaba al Callao , refugiándose en un buque ex-
tranjero.
Matrona de gran f , se dedicó a la práctica del bien, sin osten-
tación ni petulancia. Su espíritu de caridad, la llevó a fundar una
Casa para Señoras Pobres, señalándole renta suficiente para su sos-
tenimiento .
La casa existe aún, y está situada en la calle d Mascarón, ba-
jo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, y entregada pa-
ra su custodia al párroco de Santa Rosa de las Monjas.
En todos pensaba y tanto cuando ocupaba el primer puesto de
de mujer peruana , cuanto en sus días de viudez , su afán más gran-
de se circunscribía a trabajar a favor de los desgraciados .
- 338

DOLORES PALOMEQUE DE QUIROS

Hija del Oidor de la Audiencia Real, doctor don Ignacio Pa-


lomeque, aseguran las crónicas de su tiempo, que fué de una belle-
za insuperable, y qu cautivó de tal manera, al Libertador Bolivar.
que estuvo entusiasta, por unirse a ella en matrimonio , cosa a la
que no accedió la dama, no obstante la aureola de gloria y grande-
za, que circundaba al Gran hombre de la época.
Poco después contrajo matrimonio , con el Gneral Anselmo Qui-
rós, uno de los principales jefes que militaba al lado de Santa Cruz ,
en la campaña de la Confederación Perú- Boliviana, y que fiel a su
causa, encontró la muerte en la famosa jornada de Pan de Azúcar ,
en Huaraz.
La viuda que era mujer de gran corazón, consagró sus años
de viudedad a la práctica de obras pías, en las que se distinguió,
difundiendo el bien por doquiera dirigia su planta .
Separada de su familia, por cuestiones de política, porque su
hermana, sosteniendo la causa de los suyos , militaba en bando opues-
to, no tuvo ni siquiera el consuelo , que brinda en casos semejantes ,
la compañía de los seres queridos .
En la religión y en el socorro a los desgraciados , deslizó los
últimos años de su hermosa existencia , en la que no pasó un sólo año .
sin que hubiera sembrado una nueva acción digna de ser conside-
rada como edificante .
339 -

CANDELARIA PALOMEQUE DE

GARCIA DEL POSTIGO

Hermana de la señora d: Quirós , se unió en matrimonio , sien-


do aún muy joven , con el Contralmirante don Carlos Garcia del
Postigo, uno de los marinos más llenos de gloria, porque su grado
correspondia tanto a la Armada del Perú como de Chile. Se ase-
gura, que s hizo muy notable por su singular talento, y principal-
mente, por la fuerza de su carácter, que le permitió conducirse en
todas las situaciones azarosas de su vida , con una ecuanimidad , que
ha llegado a hacerse proverbial.
Su conversación era tan castiza , elegante y sencilla, que to-
das las personas, solictiaban su sociedad, y se la veía en su gran
salón, recibiendo con una distinción tan grande, como si se trata-
ra de la dama de una Corte europea.
No había extranjero, que arribara a estas a estas tierras, por
entonces, que no fuera presentado a doña Candelaria, como tami-
liarmente se la llamaba, descontando , que todos saiian muy bien im-
presionados , y extrañados de qu , en esta ciudad, hubiera damas, de
distinción tan grande que harían el papel más brillante, en cual-
qui ra de las capitales europeas .
Ese fué, por regla general, el tipo de la antigua limeña , hermo-
sa, elegante, culta, amable y caritativa .
340 ―

ANTONIA NADAL DE GARMENDIA

Nacida de padres que brillaron en el Cuzco, los señores Ramón


Nadal y Mercedes Picoaga , recibió la más esmerada educación , que
pudiera recibir una mujer, allá, por los primeros años de la repú-
blica .
Don Ramón Nadal lugia el honroso título de Coronel Argentino,
fundador de la Independencia del Perú, y fué el encargado de llevar
del campo de Ayacucho al Cuzco , las capitulaciones firmadas por
Canterac en la base del Condorcunca, impuestas por el General Su-
cre .
Doña Mercedes Picoaga , aún cuando descendía de una familia
de eximios realistas , fué hija y hermana de aqu llos próceres, que
nos dieran Patria y Libertad .
Desde muy tierna manifestó Antonia Nadal el gérmen de las vir-
tudes privilegiadas, que años después , supo cultivar en provecho de
todas las personas que la rodeaban.
Unida en matrimonio al doctor Carmendia , hizo un viaje a Eu-
ropa, y allí se dedicó a estudiar y observar, las condiciones indus-
triales, de los países que visitara, con las industrias que podían im-
plantarse en el Cuzco, su ciudad natal.
Fué entonces , que la señora de Garmendia, deridió instalar en
el Cuzco una fábrica de paños y casimires , en la finca de su propi≥-
dad llamada "Lucre ".
Las dificultades creadas por la falta de vías de comunicación ,
hicieron tambalear la negociación , aún cuando no llegó a fracasar ,
porque la inteligente dama, asoció a algunas personas , que partici-
paban de su entusiasmo, y que pudieron completar el capital necesa-
rio. En el año 1860, estaba funcionando la fábrica, primera de su gé-
nero en el Perú, y que prestaba inmensos servicios , no sólo a los de-
partamentos circundantes, sino también a la vecina república de Bo-
livia .
A los diez años de trabajo constante, la señora de Garmendia
redimió todas las acciones, quedando de única dueño de la fábrica .
ANTONIA NADAL DE GARMENDIA
- 341 -

El desenvolvimiento político de los acontecimientos de aquella


época, obligaron al doctor Garmendia a dejar los trabajos de la
fábrica, para cumplir con otra clase de deberes, quedando la señora
Antonia, como única Jefe de la vasta negociación. En un segundo via-
je a Italia que hiciera Garmendia, rindió culto a la vida en la ciudad
de Placencia, y aún cuando esa desgracia abatió el ánimo de la vale-
rosa señora, poco después , enjugándose las lágrimas, se conven-
ció, de que sus deberes , quedaban duplicados , y que debían seguir
luchando, y luchó, hasta conseguir la más alta prosperidad en sus
negocios, la disciplina del más austero trabajo , la mejora material
en todos sus intereses , tomando luego , contratas valiosas , con Boli-
via y estableciendo almacenes en Lima , Arequipa , Puno y Cuzco.
Hizo un segundo viaje a Europa , para instalar a sus dos hijos.
Ramón y Victor, en un centro educativo , que les permitiera prepa-
rarse, para quedar al frente de la negociación , al mismo tiempo , que
observaría, lo más conveniente para mejorar el estado de sus fá-
bricas .
Cariñosa con sus amigos, sus modales cautivaban tanto al gran-
de como al pequeño . El hogar doméstico fué para ella, un templo de
adoración, donde se cultivaban las más grandes virtudes .
Trataba a todos sus subordinados con cariño , consideración y
generosidad, cumpliendo justicia para todos, sin establecer humi-
llantes diferencias .
Empapada de las costumbres de sus antepasadas, en las fies-
tas que se celebraban en la hacienda, con motivo de las distintas fes-
tividades , propias del lugar, los empleados y, sobre todo, los cam-
pesinos , desde los más lejanos límites de su propiedad, acudían a
saludar a su buena señora, con sus vestidos especiales, y hacían ce-
remonias genuinamente coloniales , como rezago inevitable, en el se-
no de una familia republicana , pero que se había caldeado en el re-
gazo de la nobleza española .
El nombre de la señora Antonia Nadal de Garmendia, es que-
rido y respetado en todo el sur del Perú, y su laboriosidad, sólo es
comparable, a sus grandes virtudes .
Muy interesada siempre en la política, alentó a su esposo , en
las distintas campañas que libró , como representante, autoridad polí-
tica y segundo Vice - Presidente de la República , siendo su casa una
especie de Club político, donde se deslindaban todas las dificultades ,
en las que, siempre tomó parte activa , la inteligente dama cuzqueña ,
que se manifestaba previsora y lista para todo .
-
342-

MELCHORA DELANEY DE RADA

Cuando se preludiaba el movimiento revolucionario , que debía


dar la libertad al Perú, nació en la histórica ciudad de Arequipa, el
6 de enero de 1820 , la ilustre dama, que respondía al nombre de
Melchora Delaney, y que vive hasta estos momentos constituy endo
toda una leyenda, por lo mismo , que en su larga y dilatada existen-
cia, ha saboreado toda la felicidad a que puede aspirar una mujer.
para llegar al descenso de su vida , en el apartamiento de una casa
de caridad, donde se le corr sponde todo el bien, que ella derramo con
mano pródiga y sin limitación alguna.
Después de casada , viajó muchísimo , siendo esa su predilección
especial, y de la cual supo sacar gran provecho, tanto para enrique-
cer su cultura personal, como para hacerse cargo del papel , que le
correspondía desempeñar, en cualquier lugar, y en cualquiera so-
ciedad en que se encontrara .
Su trato frecuente, con altas personalidades , le dió ese cachet.
de distinción , que la hizo ser tan apreciada , no sólo en su país , sino
también en el extranjero, habiéndose distinguido mucho en la Corte
de Francia , durante el gobierno de Napoleón III, por la amistad es-
trecha que sostuvo con la Emperatriz Eugenia de Montijo.
Muy aficionada a los trabajos literarios , a los que dedicaba to-
dos los momentos , que su vida social , demasiado activa, le dejaba li-
bres , escribió unas memorias sobre Eugenia de Montijo, con qui n
se había encariñado, y a quien conoció muy a fondo, en sus grandes
virtudes , por lo mismo , que la trató más que, como a la soberana ,
como a la mujer íntima , y a la amiga querida.
No se detenía nunca , cuando se trataba de hacer el bien, y no
sólo en su país, sino también en el extranjero , estaba list a auxi-
liar a quien necesitaba . Un rasgo , que la retrata de cuer] entero :
estando de temporada en París, se impuso por los diarios de la mi-
seria extrema, a que había llegado una familia, por diferentes cir-
cunstancias , que ella nunca ha tratado de juzgar. La caridad inte-
ligente de la señora de Rada se hizo sentir, con una prodigalidad,
343

que es seguro, llenó de sorpresa a las mismas beneficiadas . Hizo el


donativo de una casa , perfectamente amueblada, sin que faltara en
ella, nada de cuanto ha menester, una familia, para vivir con confort
y decencia. El nombre de la peruana, corrió por todo París, y se
alababa, al mismo tiempo que su cuantiosa fortuna que le per-
mitió hacer un obsequio tan fastuoso , su magnanimidad , para aso-
ciarse a los seres desgraciados .
Ya en la viudedad y cuando por culpa de malos administradores ,
había perdido toda su frotuna, que estaba radicada en minas y pro-
piedades en Bolivia ; desorientada y sin tener, persona alguna que
le prestara apoyo, decidió refugiarse en un Convento, y terminar
allí sus días . Ni ese consuelo alcanzó a ten r, porque la falta de dote ,
le cerraba las puertas de esas casas de miserioccordia y de perdón .
Hoy vive resignada en el Asilo " Gemma Galcani" , y si recuerda
su pasado de fausto , es sólo , para presentar el ejemplo de su vida ,
y nunca para desesperar de su cambio , que 1: ha hecho recorrer to-
dos los peldaños sociales , desde la fortuna inacabable, que le per-
mit a viajar, socorrer y darse gusto , en cuanto deseaba , hasta la mi-
seria extrema, que obliga a encerrarse en un cuarto , cedido por la
mano misericordiosa , de otra dama , que sabe pensar en los caídos ,
y en las luchas de la vida.
"1

JUANA TIRADO DE PEZET


344 A -

JUANA TIRADO DE PEZET

La esposa del General Juan Antonio Pezet, Presidente de la


República por los años de 1863 a 1865 , fué oriunda de Arequipa,
perteneciente a una muy connotada familia y se distinguió, desde
muy niña por su sencillez, su bondad esquisita y sobre todo, por su
inagotable filantropía , que llegó a convertirla en el consuelo de los
desgraciados .
La elevación política de su esposo , no la tomó de sorpresa .
Parecía haber nacido para los altos puestos, y en todos se encon-
traba , como en el que, naturalmente le correspondía ocupar.
Nunca se esforzó por brillar ni por llamar la atención . Tam-
poco intervino en ningún momento en los asuntos públicos , dejan-
do plena libertad al compañero de su vida, para que actuara en
la forma que creyera más conveniente . No fué batalladora y le
bastó el reino del hogar.
Su espíritu caritativo la llevaba a pensar en los medios de ali-
viar a los que sufren , buscando los medios nuevos , que aún no se
habían puesto en acción , hasta ese entonces . Así fué, como en el
ejercicio de sus muchas obras benéficas, tuvo la feliz idea, por
>rimera vez, de fundar en el vecino balneario de Chorrillos , donuc
ella residía la mayor parte del año, un Hospicio de Convalescien-
tes , donde encontrarían alivio y consuelo , los enfermos , tocados de
la desgracia de no poder cambiar de clima.
Por desgracia, los acontecimientos desgraciados , que sobre el
Perú derramó la Guerra con Chile, impidieron la terminación de la
obra, que en sus comienzos, fué devorada por las llamas , en el
incendio de ese pueblo .
La señora de Pezet , sufrió mucho con los acontecimientos de-
rivados , de la ocupación chilena , sobreviviendo poco tiempo a su
esposo, que dejó de existir en 1881. Todo lo he perdido repetía,
esposo, fortuna, libertad, sólo me queda resignación para espe-
rar el momento del trance. Así dejó de existir, tranquila y resig-
nada , como fué siempre, una alma justa y llena de bondad.
La señora de Pezet, tuvo un solo hijo don Federico Pezet y
Tirado, tronco a su vez, de la respetable familia, de ese apellido ,
y a la que ha sabido legarle, todo el tesoro de sus virtudes .
344 B -

MELCHORA LIZARZABURU

DE BALTA

Perteneciente a una ilustre familia de Trujillo , unió su exis-


tencia al Coronel don José Balta , que ocupó la Presidencia de la
República por los años 1858 a 1872 , durante una época particu-
larmente holgada y bonancible .
La señora de Palta compartió con su esposo, los homenajes
del efecto y del contentamiento populares, y en todo momento supo
estar a la altura de sus deberes .
En la sociedad, en la que brilló con singular donosura, era ad-
mirada, querida y considerada, por cuantas personas la trataban ,
por sus modales esquisitos , y su don de gentes , que la hacía esen-
cialmente atrayente .
Se convirtió en verdadero abogado de todos los que necesi-
taban de justicia, y que por esos mil subterfugios, de las leyes y
de las cuestiones políticas suelen enmarañarse . No , decía ella , es
preciso ante todo, que se cumpla justicia.
Era casi, seguro , que cuando ella se interesaba con su esposo ,
o con alguno de sus Ministros , para que se atendiera alguno de sus
pedidos , era servi'a inmediatamente, porque todos repetían : " cuan-
do la señora se interesa, es porque es justo".
No puede darse de esta dama mayor recomendación .
Llegó a la mayor elevación , a que una mujer hubiera ascendi-,
do hasta entonces . Así fué también su caída, en la que, la desgra-
cia la sometió a las más duras pruebas .
Si siempre fué la compañera de los triunfos de su esposo , más
tarde le correspondió saborear hasta las heces las amarguras del
poder , sobreviviendo a su marido, villanamente asesinado , en una
revuelta política .
Desde entonces la señora de Balta, se aisló completamente del
movimiento social , consagrándose a su dolor , a la educación de sus
hijos, y a la práctica del bien, perteneciendo a todas las institucio-
nes humanitarias, y ayudando a todas las familias, que reclamaban
de ella, su compasión y apoyo .
1

MELCHORA LIZARZABURU DE BALTA


344 C-

MARGARITA EGUSQUIZA Y ORTIZ

DE ZEVALLOS DE CAVERO

Dama muy apreciada por su talento y por sus virtudes. Fué


hija de doña Mercedes Ortiz de Zevallos y del General don José
María Egúsquiza y Gálvez, que tan brillante figura hiciera en las
luchas finales por la Independencia del Perú .
El hogar en que se formó Margarita, contribuyó a su cul-
tura, rodeada como se vió siempre de las más altas personalidades
de la época, pues su madre muy erudita y perfectamente versada
en el manejo de las lenguas vivas , recibía a todos los extranje-
ros distinguidos, que por entonces llegaban, y que encontraban en
los salones de la aristocrática dama, un verdadero sitio de solaz
y de encanto .
Terminó su educación , en el colegio que por entonces fundaran
los notables literatos Mora y Bello, el primero de los cuales, era
casado con una muy distinguida profesora francesa , y en cuyas au-
las pasaron, las más encopetadas señoritas limeñas .
A la muerte del Ceneral primero, y de la señora Mercedes , en
seguida, sup iron las dos hijas Margaria y Polita , sostener el brillo.
y la distinción de sus salones , tal como lo habían aprendido de sus
antecesores .
Fué en ese período de orfandad, que Margarita resolvió con-
traer matrimonio , con el señor don Juan C. Cavero , que ejercía la
carrera diplomática, y en la que, tuvo ocasión Margarita de lucir
en todas partes, las dotes especiales de su talento, de su belleza y
distinción .
MARGARITA EGUSQUIZA Y ORTIZ DE
ZEVALLOS DE CAVERO
SEXTA PARTE
La Mujer Peruana en las Guerras

Nacionales
- 349 -

INDICE

La Mujer Peruana en las Guerras nacionales.


1. Magdalena Ugarteche de Prado.
2. Angela Moreno de Gálvez.
3. Polita Egúsquiza y Ortiz de Zevallos.
4. Margarita de Aliaga y Puente de D'Aponte Ribeyro.
5.- Joaquina de la Puente y Arias de Saavedra.
6.-Rosa Vernal de Ugarte.
7.-Isabel González de Prada,
8.- Rosalía Rolando de Laurie.
9.- Isabel Ugarte.
10.-Rosario Cárdenas de del Solar.
11.- Olga Grohman de Pasadre.
12. Hortensia Ceballos de Ruiz.
13. Clara Enríquez de Pobeda.
14.-Dolores.
15. Antonia Moreno de Cáceres.
16.-Gregoria Lainez.
17.-Magdalena Peralta y Lola Chocano.
18. Las Hijas de Arequipa.
19. Alcira Zapata.
20. Candelaria Guevara.
21.-Perfecta Heredia de Taillanq.
22.-Eloisa Mac Clean de Nugent.
23. Cristina Carbajal de Vidal.
24. Una india frutera.
25.- La Cantinera, Marta.
26. Comisión de cincuenta Señoras, para la Gran Colecta.
LA MUJER EN LAS GUERRAS .

NACIONALES

La abnegación de que dió pruebas la mujer peruana , durante


el luctuoso episodio de la guerra, es el exponente más decisivo
de cuanto puede hacer la mujer, si el fuego sagrado del pa-
triotismo , inunda su alma , haciéndola olvidar todo , para consa-
grarse al cumplimiento del más grande los deberes.
A los esfuerzos del patriotismo y a los hechos gloriosos de
quienes salvaron el honor de nuestra bandera hay que sumar, si
queremos cumplir un deber de justicia, la altivez , la nobleza , el va-
lor y la decisión, con que la mujer se ofrendó sin limitaciones de
ninguna clase, poniendo sus servicios ante los altares de la patria .
No fueron pocas, las que sucumbieron con el plomo enemigo ,
en los campos de batalla , unas combatiendo con el arma al brazo,
otras auxiliando a los heridos , o prestando los últimos consuelos.
al moribundo . Su proverbial caridad ; su abnegación sin límites ; y
su valor indiscutible, se pusieron a prueba en todos los instantes
y doquiera se entablara la lucha .
Las valerosas hijas de Arequipa se dirigieron oficialmente , al
Jefe Supremo Político y Militar de los departamentos del Sur, pa-
ra que se les permitiera alistarse en un cuerpo especial, con el fin
de marchar al combate, para auxiliar a los defensores, comunicar-
les entusiasmo y tomar las armas, para inutilizarlas , cuando caye-
ran vencidos y no pudieran continuar la acción .
La mujer no vió con indiferencia esas desgracias nacionales :
todas querían mezclar su sangre con la de los seres más amados
y se resignaban a morir por la patria, dando antes sus consuelos.
en un grito de ternura de la madre, de la esposa , de la hermana,
grito que, agitaría la sangre del luchador, multiplicando sus fuer-
zas y confortando su corazón .
- 352

Ese ejemplo fué seguido por buen número de mujeres , y en


todas partes se levantaron sociedades de salvamento , para ponerse
terca de los lugares de lucha y auxiliar a los heridos .
Por otra parte, tanto en Lima, como en otras ciudades prin-
cipales, inmediatas al teatro de la lucha, cada casa se convirtió
en un Hospital de Sangre, y no hubo una sola dama, que no se
inscribiera en la Cruz Roja , y ofrendara sus servicios con entera
abnegación, tanto al enemigo, como al amigo, que ya, el que está
para rendir su tributo a la vida , deja de ser enemigo .
MAGDALENA UGAARTECHE DE PRADO
353 -

MAGDALENA UGARTECHE DE

PRADO
(1

Descendía esta ilustre dama de antiguos y blasonados títulos.


que a la distinción de su abolengo , uniera siempre las característi-
cas , de familias formadas, por sus diversas ramas , en la tradición
militar. i

Así, era nieta del Coronel español don Pedro de Ugarteche ,


Jefe de la Milicias Reales , en la histórica ciudad del Plata en la
República Argentina , durante la época del estallido revolucionario
de la emancipación .
Era hija del Coronel argentino don Juan Antonio de Ugarte-
che, que tan alta figuración obtuvo en el Perú, en las campañas de
los primeros años de nuestra vida independiente.
Por su rama materna descendía del caballero español dou Rai-
mundo de Gutiérrez de Otero , y del brigadier don Mateo Cossío
y la Pedrulza, Jefe de las Milicias Reales , de la ciudad de Are-
quipa en los últimos años de la época colonial.
Este origen selecto, jamás lo recordó, para ehalt cerse, con-
vencida como estuvo siempre de que, la verdadera nobleza estaba
en el corazón .
Siendo muy joven, contrajo matrimonio a fines del año 1864 .
en su propia ciudad natal, Arequipa , con el General Prado , que
entonces desempeñaba la Prefectura de aquel departamento , en vis-
peras de la iniciación del movimiento revolucionario que significó
la campaña de la Restauración , del año 65 y que condujo al Perú
a la gran victoria del año 66 .
Desde entonces, en medio de aquellas inquietudes, al lado de su
esposo , ya convertido en caudillo , la vida de esta dama , encarna-
ción última t del espíritu que mantuvo encendido el fervor del pa-
triotismo y las heroicas virtudes , está matizada de acontecimien-
tos, que enteramente unidos a la historia pública de su esposo , lle-
narían páginas con las tradiciones de aquellos períodos políticos.
- 354 --

Excepcionalmente dotada de una inteligencia ágil, y segura


de si misma ; dotada de un espíritu superior, y de una entereza tem-
plada en el molde de las viejas tradiciones señoriles ; con todos
los atributos de la belleza , de la juventud y de la fama, apareció
radiante de donosura y de gracia ; y alabada por todos , cuantos la
conocían y trataban , hizo su entrada al Palacio de Pizarro , que
fué una sucesión de triunfos .
Las preeminencias y el rango político con que se inicia la vida.
extraordinaria de la señora de Prado, joven y triunfadora, exenta
de las experiencias de la vida , hacen que disfruta tranquilamente de
un apogeo incomparable, sin adormecerse ni embriagarse con las ala-
banzas y adulaciones , que seguían a su cortejo de explendores .
Siempre fué modesta , sencilla y franca, por la inclinación na-
tural de su alma.
Prevenida por intuición de su espíritu , de las rudezas de la
vida, púsose por guía en su paso por el mundo, las normas infle-
xibles de su conducto de esposa solicita y ejemplar y de madre
amorosa y abnegada.
Tuvo siempre la serena visión de la realidad , que le permitía
medir sin engañosas apariencias, las ocultas rudezas de la vida y
supo mantener la suprema majestad de la mujer jamás ensoberbeci-
da , que ni se deja marear con el incienso de las alturas, ni se deja
contaminar con las pasiones políticas.
Nunca perdió su atrayente dignidad de dama bondadosa y
noble, que sabía limar las asperezas políticas, desarmar a los más
encarnizados enemigos y mantener sobre todas las cosas y viscitu-
des , amigos fieles y abnegados .
Mientras el Dictador organiza el Gobierno y prepara los me-
dios para la defensa nacional , ella, a quien la simpatía popular ca-
lificara con el titulo de la Presidentita, dirige las asociaciones de
caridad, con las matronas de Lima ; arbitra fondos para los hos-
pitales, y cuando suena la hora de la guerra se pone ella misma al
frente de las ambulancias y auxilia y cura personalniente a los he-
ridos .
Todo el amor del país la acompaña , y los días que siguie-
ron al triunfo de la Guerra con España , no se hablaba sino de
la Presidentita, y todos querían de alguna manera exteriorizarle su
cariño y admiración .
Se proyectó entre los círculos más connotados de Lima la
idea de agasajar a la señora del vencedor del Dos de Mayo, con
--- 355 -

una fiesta, que revistiera los caracteres de grandeza , como no se


habían visto hasta entonces .
Comienza a hacerse una colecta entre los caballeros más dis-
tinguidos , y a pocos días se tienen reunidos diez mil soles .
Doña Magdalena lo sabe y piensa en los seres que sufren la
miseria y la orfandad . Llama al presidente de la Comisión señor
don Dionisio Derteano, y 1 indaga suave y tranquilamente, sobre
sus proyectos y deseos , que él explaya con todo el entusiasmo con-
cebido para agasajar a quien se había convertido en el ídolo de to-
dos .
Ella escucha en silencio, y luego le dice suave y tranquilamen-
te :
"Señor Derteano, agradezco infinito, lo que se piensa hacer
en mi obsequio ; pero la esposa del héroe de esta jornada, no puede
aceptar esta fiesta , sabiendo que hay huérfanos y mutilados y otros
seres tocados de la miseria".
"Si se me quiere hacer honores, dignos de mi nombre y del
de mi esposo , os suplico , que esa suma sea puesta a mi disposición ,
para que sea repartida entre las principales víctimas de esta guerra".
El señor Derteano , cuenta , que poco faltó para que se arro-
dillara a pedirle perdón , y besándole las manos se retiró avergon、
zado de tanta hidalguía , sin poder ocultar su emoción .
La señora de Prado, nombró una comisión de las siguientes
damas Catalina Mendoza de la Guarda, Josefa de Tagle de Ortiz
de Zevallos, Teresa Boloña de Roca, Isabel Soyer de Oyague, An-
drea S. de García, Isabel Coloma de Diez Canseco, Carmen Iriar-
te, Manuela de Armas y algunas otras.
La repartición se hizo en la forma siguiente : se dividió la
ciudad en diez cuarteles y jurisdicciones, y cada una de las damas
se encargó de la distribución de los socorros , mientras la se-
ñora de Prado , gozaba de la intima satisfacción de haber ali-
viado desgracias muy grandes . No sólo fué la caridad, la
virtud que culminó en su espíritu , sino también el valor y la ente-
reza de su carácter. Cuando la pretendida sublevación del fuerte
de Santa Catalina, en el segundo gobierno del General Prado , que
supo debelar el mismo General , los amigos aconsejaban a la seño-
ra, que abandonara Palacio , para no exponerse a algún asalto : nun-
ca haré tal cosa, contestó, y mi puesto está aquí , al lado de mis
hijos .
356-

Triunfante su esposo , ella ejerció su influencia como esposa y


madre, a favor de los revolucionarios vencidos y después salva-
dos .
Donde puede apreciarse más aún , la alta inteligencia de esta
matrona, es en la educación que supo dar a sus hijos , respetando sus
ideas, y conduciéndolos únicamente por la senda del honor y del
deber .
Verdadero exponent : de una época, la señora Magdalena
Ugarteche de Prado, es un timbre de orgullo para el país y para
la sociedad en general .
‫ין‬

ANGELA MORENO Y MAIZ DE GALVEZ


357 —

ANGELA MORENO Y MAIZ DE

GALVEZ

La viuda del General don José Gálvez , murto gloriosamente


en la jornada del Dos de Mayo, en la explosión sufrida en el fuer-
te de la Merced, del cual era el comandant , tenía el alma prepara-
da para las más altas acciones heroicas. El sufrimiento que le cau-
sara esta inmensa desgracia, no apagó los destellos de su alma es-
partana .
Educó a su hijo , en la religión del honor y del deber, y cuan-
do años más tarde en la infausta Guerra del Pacífico , todos los
peruanos cumplieron su deber de patriotas , el hijo de la viuda de
Cálvez, fué de los primeros en alistarse, preparándose para la de-
fensa , de su patria, en el lugar en que se le necesitara .
La desgracia se había ensañado contra los buenos , y en una
noche dolorosa , en la que , según todas las probabilidades, un tor-
pedo minuciosamente estudiado y calculados sus efectos , debía ser
arrojado por el valiente José Gálvez, hijo del héroe, de la lancha
que mnaejaba y en la que hacía la ronda en la bahía del Callao,
bloqueada por la escuadra chilena ; cuando el torpedo debía ser lan-
zado sobre uno de aquellos buques, que amenazaban a cada paso ,
la tranquilidad del vecindario, la fatalidad invierte sus papeles , y
hace explosión el torpedo en el momento mismo de ser arroja-
do .
La noticia de esta desgracia se esparció por todas partes , has-
ta llegar a oídos de la señora Angela, madre del nuevo héroe.
Serena, erguida, impuso su voluntad de trasladarse al vecino.
puerto a recibir los despojos de su hijo mutilado .
Así lo hizo, sin lanzar una queja, y dando el más hermoso
ejemplo de la madre y la patriota, se abrazó al cadáver de su hijo ,
tristemente destrozado , y preparó su traslación a la casa de su fa-
milia .
358

No terminó allí la misión de esta valerosa mujer. Trabajó has-


ta reconquistar la bandera que había flameado en la lancha noctur-
na , y fué ella la que sirvió de envoltura al amado hijo .
La desgracia no la abatió : se avivó en ella , el amor de la ma-
dre y pensó en las madres, que debían sufrir igual tortura ; y en los
medios de aliviar a los que sufrían ; convirtió su casa en Hospital
de Sangre, y allí fueron atendidos prolijamente, los caídos , en los
combates de San Juan y Miraflores .
En cada herido, creía ver el retrato de su hijo , y en su nombre,
les brindaba sus cuidados maternales, no sintiéndose desfallecer
nunca .
Los heridos que recibieron su cuidado , que naturalmente , da-
da la extensión de su casa habitación, no podían ser muchos , no
dejaron de bendecirla nunca y de mostrarse agradecidós a los cui-
dados prolijos que allí se les brindó, en los que, hubo algo más ,
que la obligación de hacer un bien : surgía el dolor de una madre,
que se convertía en amor a la humanidad doliente .
Alcanzó una larga vida, y fué siempre una mujer solicitada
por todos , dada su excepcional cultura y el don de gentes, que la
caracterizó, haciendo que, las horas pasadas a su lado , se desliza-
ran plácidas y en medio del encanto , que significa una buena con-
versación, en la que se teje el pasado con el presente.
POLITA EGUSQUIZA Y ORTIZ DE ZEVALLOS
359-

POLITA EGUSQUIZA Y ORTIZ

DE ZEVALLOS

Hija de un matrimonio de valientes patriotas, y nacida en un


momento en que se peleaba por la conquista de la libertad , la igual-
dad y la fraternidad , cuyas doctrinas se habían hecho conocer a
todos los peruanos , que avanzaban en su cultura superior, recibió
el nombre que llevaba , en recuerdo de la mártir colombiana Pola
Salabarrieta, que ella supo hacer brillar con su talento y su amor
a la patria . Educada bajo la dirección de don Joaquín de Mora y
don Andrés Bello, pudo asimilar todos los vastos conocimientos ,
que sus maestros supieron trasvasar a su excepcional talento.
Perfeccionada su educación en grandes centros europeos , supo
alternar allá , con un selecto grupo de jóvenes artistas , que desper-
taron en ella, el amor al arte, que pocas veces falta en una pe-
ruana .
Cuando volvió a la patria , se la consideró como una mujer ex-
traordinaria, y en todas partes se le citaba por su talento , su cul-
tura superior , y sobre todo , por su modestia . Fué entonces , que re-
cibió la dolorosa sorpresa de encontrarse con la ruina de su fa-
milia, y convencerse de que , la cultura recibida y el valor para
hacer uso de ella , abren las puertas para vencer en la lucha por
la vida . Recibió el cambio sin protestas, y jamás volvió a recor-
dar lo que había sido y tenido. Tan noble en la grandeza como en
su caída no hizo notar los desgarramientos naturales de su es-
píritu .
Durante los meses azarosos , que precedieron a la ocupación de
Lima, por el ejército chileno , en la Guerra del Pacífico , Polita
Egusquiza colaboró activamente en la fundación de "El Pan de
Santa Rosa", sociedad creada , con el fin de auxiliar a las familias
que carecían de medios para su subsistencia.
La activa caridad de Polita fué mucho más allá, porque esa
fundación desapareció a la caída del gobierno de Piérola , cuya es-
posa era la Presidenta , y al tener que huir junto con su esposo , se
360

perdieron los fondos con que se contaba para sostenerla. Nada la


arredró y hacía visitas frecuentes a las familias expulsadas del
Sur de nuestro territorio , consiguiendo becas para colocar a los
niños (hombres y mujeres ) en los colegios que podían funcionar
entonces .
Luego, deseando hacer algo , que fuera la continuación de “ El
Pan de Santa Rosa" fundó con un Padre Jesuita "Las Conferen-
cias de Señoras" , con lo que se consiguió aliviar en parte, la te-
rrible miseria que grasaba , en la capital, pletórica de familias que
habían venido de todos los puntos de la república y principalmente
del Sur, y cuando nadie recibía sus montepios, ni sueldos , y cuan-
do los chilenos se habían encargado de aumentar la miseria natu-
ral derivada de estas causas, con el incendio y saqueo de todos los
pueblos por donde habían pasado.
Es necesario declarar, que en circunstancias tan terribles , el
corazón de la mujer fué heroico.
Castiza, como la que más, por los estudios profundos que hi-
ciera sobre la lengua castellana, hacía comentarios muy importan-
tes sobre cuanto leía, alcanzando una alta reputación como escri-
tora y conocedora de su lengua .
Esta magnífica preparación le valió el haber sido la Secretaria
privada de toda confianza, del doctor Manuel Ortiz de Zevallos ,
a quien siguió a través de su obra de estudio , conduciéndose en to-
do momento con la nobleza de alma, que hizo juzgarla como a
una mujer muy superior .
Se asegura, que bastaba , que se le dieran los principales li-
neamientos , sobre los cuales era necesario tratar una cuestión ju-
rídica, para que ella pudiera desenvolverla con todo lucimiento
aún tratándose de asuntos de gran trascendencia .
Tanto antes de su partida a Europa , como durante su viaje
por el antiguo continente, y a su regreso a la patria, tuvo muchos
pretendientes a su mano, que siempre solicitaron personas de valer,
prendados de su hermosura excepcional , y de su esclarecido talen-
to .
Sus razones tendría . ¡ Misterios del corazón de la mujer ! ....
Nunca se resolvió por el santo sacramento y murió soltera , pero
querida y honrada por cuantas personas la trataron.
MARGARITA ALIAGA DE D'APONTE
RIBEYRO
- 361 -

MARGARITA DE ALIAGA Y

PUENTE DE D'APONTE RIBEYRO

Nació esta ilustre dama el 10 de junio de 1838. Descendien-


te de conquistadores nobles, obtuvieron sus antepasados el solar ,
que en el reparto de la ciudad , recién fundada , le tocó a don Je-
rónimo de Aliaga .
Dotada de belleza extraordinaria , no exageran los cronistas ,
al asegurar, que fué el más preciado adorno de los salones de su
época .
Siempre fué una eximia caussere, y aún en la senectud, conser-
va esa habilidad , como que, dotada de una memoria privilegiada y
de un espíritu de justeza exquisita, jamás desfigura los hechos , por
el propósito de favorecer o disculpar, a quienes fueron sus buenos
amigos .
Contrajo matrimonio, con el diplomático brasileño señor
D'Aponte Ribeyro, y desde ese momento tuvo oportunidad de lu-
cir las gracias y la belleza de que estaba dotada en otros lugares ,
donde siempre brilló esa dsitinción sin empeñarse jamás en lla-
mar la atención .
Durante la Guerra con Chile, le tocó estar en Santiago, donde
era su esposo Ministro Plenipotenciario de su país. Pudo entonces.
presenciar los desastres de ra guerra y seguir muy de cerca los re-
sultados de las misiones diplomáticas, confiadas a un grupo de
buenos peruanos, quienes encontraban en su casa, la expansión del
propio hogar .
Comenzaban a llegar a las ciudades chilenas, los prisioneros pe-
ruanos, que caían en los distintos combates, que con tan mala
suerte para nuestras armas, se sucedían sin cesar.
Allí encontraban siempre a la buena compatriota , que no des-
mayaba ni un momento , para poner en acción todo cuanto de ella
dependía, y que había de contribuír a hacerles menos dolorosa su
situación, al encontrarse en poder del enemigo.
- 362

No se detenía por nada , tan luego como llegaban nuevos pri-


sioneros, a los que procuraba hacerles la vida más grata , dulcifican-
do ese doloroso destierro , el que no estaba en sus manos , revo-
car .
Llegó hasta el extremo, que el Ministro, su esposo , llegó a
infundir recelos en los chilenos, que veían visiones en todas partes :
sin embargo, ella, empleando la prudencia, y aún haciendo parti-
cipar en ocasiones a la autoridad de sus determinaciones , se limi-
taba a practicar aquellos actos a favor de sus compatriotas , que
nacen de la más sincera amistad .
En los días que llegaron los prisioneros caidos en el combate
de Angamos, como sobrevivientes del Huáscar, la señora Marga-
rita pidió que se le permitiera atenderlos , por encontrarse reduci-
dos a la más triste y deplorable situación , tanto física como mʊ-
ral . Pidió y se impuso con tal energía, que no fué posible, que le
negaran, el derecho que le asistía de visitar a sus compatriotas, y
proporcionarlos , cuanto les faltaba, para no vivir en riña absoluta
con la decencia y comodidad , a que estaban acostumbrados .
Los doctores Francisco García Calderón y Manuel María Gál-
vez, llegaron también como prisioneros , y desde ese momento , el
carruaje de los esposos D'Aponte Ribeyro , tomaba diariamente el
camino de San Bernardo , para cumplir con esa visita, que conside-
raba la buena matrona, como su más augusto deber.
Las críticas aumentaban , y ella procuraba, sin exponer a su
esposo , llenar los requisitos , que le imponían las leyes de la diplo-
macia y de la humanidad.
Nada faltó , desde que la señora Margarita , tomó a su cargo,
el cuidado de los prisioneros , a sus desgraciados amigos, que espe-
raban la hora de la visita , como el momento de romper, con la ti-
ranía de la época en que vivían, siquiera fuera por breves horas.
La delicadeza para con los amigos , era tan grande , que procu-
raba al mandar distribuír el almuerzo y la comida , que volunta-
riamente había tomado bajo su responsabilidad , que fueran las es-
quisitas viandas , que recordaban el terruño , las que constituían el
obligado menú .
Desgraciadamente, para los peruanos alli residentes, los debe-
res del cargo de su esposo determinaron su traslación a Río Ja-
neiro, donde vivió rodeada de esa corte fastuosa y admirada por
su talento, belleza y por es : don de gentes, que formó su especiali-
dad .
- 363 ----

Conoció y trató a los más egregios caudillos, de nuestra vida


republicana. De todos fué muy amiga, como que, su casa , era el
centro obligado donde se daba cita , la más alta sociedad de su
época .
De cada uno de los altos personajes de aquella época de tradi-
cional distinción y humorismo, hace recuerdcs amenos , salpicados
de anécdotas animadas del más vivo interés .
No hay un sólo nombre que se le consulte, que no lo recuerde,
y detalle en seguida con profusión de datos , fechas y hechos, que
para todos ellos tiene muy fresca la memoria.
Tronco de una familia numerosa y respetable, su nombre es y
será repetido, con cariño y con respeto.
364

JOAQUINA DE LA PUENTE Y

ARIAS DE SAAVEDRA

No obstante su ilustre abolengo, fué una dama muy popu-


lar, habiéndose hecho querer de cuantas personas, tuvieron opor-
tunidad de aquilatar su alma bondadosa y su preclaro talento.
Hija del matrimonio de don Manu 1 de la Puente Querejazu, Mar-
qués de Villafuerte con doña Petronila Arias de Saavedra , de los
Condes de Saavedra, jamás hacía mención de los titulos de no-
bleza de sus antepasados . Prefería igualarse a todos , distinguiéndo-
se sólo por su alma noble y superior.
Siempre se la consideró como al verdadero tipo de la senci-
11z y de la caridad , una hija modelo y una amiga ejemplar, por
su abnegación . De todos era solicitada : de los pobres por los fa-
vores que solía dispensarles , sin volverles a recordar, ni permitir,
que se le presentaran con la túnica del agradecimiento . "El servi-
cio que se hace, decía, no se vuelve a recordar" . Los ricos busca-
ban su compañía atraídos por su trato lleno de encantos y de tal
manera seductor, que llegó a considerársele, en justicia como a
la mejor causseure, de su tiempo, asociando sin esfuerzos , la dis-
tinción con la gracia y gentileza. Trataba sobre cualquier tema y
lo abordaba en cualquier momento, segura de salir airosa, y de no
dejar a nadi disgustado.
Perdió toda su fortuna, como consecuencia de la Guerra con
Chile, y no se arredró con esa desgracia, puesta siempre su espe-
ranza en la Providencia , que nunca olvida a nadi , y refería con
mucha gracia e ingenuidad : "cuando entraron los chilenos y como
era natural , no pagaban a los pensionistas, repetíamos : nos vamos
a morir de hambre ; sin embargo, se fueron los chilenos y segui-
mos viviendo ". Esto prueba, que su humorismo natural , no la aban-
donó en ningún trance, por serio que fuera.
- 365

Sus parientes adinerados, hicieron algo en su favor, para que


pasara tranquila sus últimos años, y hasta las sirvientes que había
criado, y recibido de ella favores tan especiales, fueron consecuen-
tes, rodeándola y sirviéndola sin exigirle remuneración alguna .
Justo homenaje tributado, a quien fué toda amor, ternura y abnega.
ción !....
- 366

ROSA VERNAL DE UGARTE

Esta gran dama, cuya alma parece que fué modelada en la


de las espartanas, que dieron el más bello ejemplo a los pueblos
de la Grecia , nació el año de 1830 en el pueblo de Tarapacá, que
fué la antigua capital del departamento del mismo nombre ; la mis-
ma ciudad que sirvió de cuna al Gran Mariscal don Ramón Cas-
tilla .
Fueron sus padres el señor don Pedro Vernal y la señora do-
ña Felipa Carpio de Vernal. Muy joven aún, contrajo matrimonio
con el señor don Narciso Ugarte, de cuya unión nacieron dos hi-
jos : Alfonso Ugarte, el héroe de Arica , que murió en defensa
de la plaza que se le confiara , y la señorita Isabel Ugarte, que re-
side actualmente en París .
En segundas nupcias se unió al caballero alemán señor Jorge
C. Hilleger, teniendo sola una hija, que murió en temprana edad,
Viuda por segunda vez, consagró toda su actividad , su talento y su
fortuna, a la educación de sus hijos y a servir a su patria en todos
los momentos en que ésta damandaba sus esfuerzos .
Cuando estalló la guerra del Pacífico , su único hijo, cumplió
su deber como patriota y como peruano, y formó y costeó con par-
te de su fortuna, un batallón , que quedó diezmado en el campo de
batalla. La señora de Ugarte ,no omitió jamás sacrificio alguno pa-
ra servir a su patria en los momentos tan dolorosos , por los que
atravesaba , y sea con su dinero, que nunca economizó o con sus
servicios personales , siempre se le encontraba, en el punto mismo en
que se la necesitaba .
Cuando los desastres , fueron encargándose de que perdiera-
mos todas las ilusiones de triunfar, que en un principio se acaricia-
ron, alguien, razonando sin sentir sin duda lo que es el amor al
suelo en que se nace, aconsejó a la señora de Ugarte, que abando-
nara el país , porque la derrota era segura, y que habiendo cum-
plido su hijo, con su deber ,lo retirara de la acción, porque corría
el grave riesgo de perderlo siendo tan entusiasta y valeroso , como
se había manifestado en todo momento .
ROSA VERNAL DE UGARTE
367 -

La señora Rosa de Ugarte, escuchó este consejo, con la serie-


dad que le imponía su innegable cortesía. Tal vez si , la persona que
le daba consejos de esa naturaleza , lo hacía con la mejor de
las intenciones. No tenia el derecho , de reprocharle, el que se le
creyera capaz , de abrigar en su alma , tamaña cobardía .
Suave y tranquilamente respondió : " Si todas las madres pe-
ruanas, razonaran con tan buen juicio , que apartaran a sus hijos
de los peligros , que corren en todos los combates , que el enemi-
go les presente, ¿ quién defenderá su territorio ? ¿ Quién pondrá a
salvo el honor nacional ? ¿ Quién impedirá que la soldadesca em-
brutecida y desenfrenada invada los hogares , y mancille el honor
de sus mujeres ? .... Mi hijo , quedará en su puesto, mientras ha-
ya un palmo de tierra que defender, un enemigo a quien atacar ,
y una arma para volverla , contra el mal hermano, que así nos ha
arrastrado a esta guera . Mi hijo es peruano , antes que todo , y
cumplirá con su deber.
Yo como madre , no haré otra cosa que alentar sus entusias-
mos, y llorarlo si la desgracia me lo arrebata" .
Respuesta digna de que sea conocida por toda la generación
que se levanta, para que pueda venerar a esa madre santa y már-
tir, que supo medir todo el sacrificio de su hijo ; pero que no se
interpuso , porque se trataba del cumplimiento de un deber gran-
de y santo , sentimiento , que en el plano de los sentimientos , que
se acomodan en el alma humana , ocupa el nivel más alto , aquél que
obliga a todos los renunciamientos y sacrificios .
El amor a la Patria , modeló el alma de esa notable dama, y
si es cierto aquello , que para aquilatar el mérito de un hombre, es
preciso ascend r al conocimiento , de la mujer que le sirvió de ma-
dre, encontraremos la respuesta lógica de como se formó ese
héroe, que con su arrojo asombró al mundo entero, siguiendo en
todo momento , las huellas que le marcara su madre , que supo ins-
dre, encontraremos la respuesta lógica de como se formó ese
pirarle entre las más tiernas caricias , el amor a su Patria , y el cum-
plimiento de todos los deberes que con ella se relacionaban.
- 368

ISABEL GONZALEZ DE PRADA

La ilustre ascendencia de esta dama , la coloca en primera fila ,


entre las personas más connotadas de la Lima de glorioso recuer-
do . Hija de don Francisco González Prada, Grande de España ,
en línea recta por su padre, y de doña Josefa Ulloa , hija que fué,
del Coronel español Ulloa , que peleó en el peñón de Gibraltar al
lado de Nelson y de toda esa pléyades de valientes, ha heredado
toda la grandeza de alma de sus ilustres progenitores .
Su vida altamente fecunda , la ha consagrado a hacer el bien,
sin distinción, prefiriendo a los niños, a quienes ha consagrado bue-
na suma de sus esfuerzos .
Pero, donde crece la personalidad de Isabel González de Prada ,
es en los luctuosos días de la Guerra con Chile. Nunca se hizo
ilusiones acerca del triunfo . Preveía los desastres que se sucedie-
ron, porque estaba penetrada de que, dada la inferioridad de nues-
tras fuerzas , era temerario pensar en que, el ejército enemigo , pre-
parado con antelación, y que en secreto, había adquirido todo el
armamento que se podía apetecer en esos años , pudiera ser ven-
cido . Es necesario, repetía a todos, hacer frente al desastre y
prpararse a recibirlo y soportarlo.
Su clara visión, tuvo por desgracia, clara resonancia .
Tan luego como se supo la aproximación a la capital, del ejér-
cito invasor, hizo toda clase de gestiones, para la formación de
una Ambulancia , en la que se pudieran ofrendar todos los auxilios
necesarios, a quienes cayeran en la contienda. Así fué, en efecto :
la Municipalidad de Lima, con muy buen acierto , le cedió el Pala-
cio de la Exposición, y allí disponiendo de una gran extensión , al-
tos y bajos, se instalaron algo más de mil camas, provistas de to-
do el equipo indispensable, para el fin a que se les destinaba . En
los días de Pascua, en el mes de Diciembre, se hizo la instalación ofi-
cial, y a continuación terminadas las jornadas de 13 y 15 de enero de
1880 , el espacio faltó, para recibir a los heridos. y agonizantes ,
quienes eran atendidos por las personas que allí se habían congre-
369

gado, de las que era verdadera Jefe, Isabel González de Prado , que
encontraba suficientes fuerzas en su espíritu, para atender todo y
proveer a los enfermos, de cuanto les era menester, no obstante
la deficiencia de recursos con que se contaba , por lo mismo que las
necesidades se multiplicaban sin limitación .
Allí peruanos y chilenos, confundidos en la desgracia que une
a los que sufren desgarramientos en su carne, en defensa de su pa-
tria, eran atendidos por la noble dama, que jamás preguntó a nin-
guno de la yacientes en el lecho del dolor , cual era su naciona-
lidad, ¿ para qué decía ? Si todos sufren, es caritativo ayudarlos
a calmar su dolor .

Pasadas las primeras semanas, puede d cirse, que la Caja se


había agotado , y comenzaba la amenaza dolorosa de la falta de re-
cursos, en los momentos graves , en que la capital ocupada por el
ejército enemigo , hacía imposible , el dirigirse a las autoridades ,
para pedir el sostenimiento. Allí estuvo, entonces , la fortuna pri-
vada de la ilustre patriota, que con toda generosidad invertía en
cuanto había menester. Colaboraban a su lado , su hermana Rosa
González de Prada, y la señora Josefa Ulloa de González de Pra-
da, madre de ambas, habiendo sido dirigida técnicamente la ambu-
lancia , por las hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul ,
que para este fin fueron solicitadas de algunos de los hospitales ,
existentes en la capital .

El General Baquedano, hizo. una visita a esa Casa del dolor ,


y ordenó a la Presidenta , que entregara a todos los heridos chile-
nos, porque se sabía, que no eran tratados con humanidad .
La respuesta de la señorita fué la siguiente : "Sírvase señor ,
acompañarme a visitar todas las camas de los heridos , y entran-
do a cada departamento, con voz serena y cariñosa , preguntó sepa-
radamente, cuales eran los chilenos, y hago esto, le decía al Jefe
chileno, porque yo no los distingo, y para que expongan su queja,
porque van a ser llevados a otra casa , donde serán mejor tratados .
Unos heridos llamaban a la noble enfermera y besándole la
mano, le suplicaban, que no los entregara, y todos unánimemente,
expusieron su agradecimiento, asegurando que jamás se les había
molestado, y que al contrario , recibían todo lo que la mano pia-
dosa de la mujer peruana, podía poner a su disposición, para ha-
cerles menos penoso el lecho del dolor .
370 ―

Cuentan, que ante ese cuadro de sinceridad, quedó conmovido


el Ceneral Baquedano, y dándole mil satisfacciones, y expresando
su agradecimiento, se despidió , de la tan altruista dama .
La Ambulancia se sostuvo hasta el mes de Agosto , porque
los heridos habían sido muy numerosos , y su restablecimiento se
iba haciendo tardío, y casi puede asegurarse, que pasados esos pri-
meros meses , en los que, el entusiasmo hizo que todos contribu-
yeran con sumas más o menos regulares, llegó la hora del descon-
suelo y del aislamiento del mayor número . Sólo Isabel González de
Prada, no economizaba nada de lo que le pertenecía , y estaba lista ,
para invertir todo el dinero que demandaba tan grave situación .
Llegó hasta el momento, en que las mismas Hermanas de Caridad,
le dijeron señorita , a este paso , va a quedar usted, sin un centavo ,
para su sostenimiento .
El General Linche, quiso tomar a su cargo el sostenimiento
de la Ambulancia , y para este fin habló con la Presidenta . No se-
ñor, le contestó : una peruana no recibirá nunca, din ro del que
ha hollado su territorio ; haré pasar a distintos sitios a los enfer-
mos peruanos , y quedará Ud . en posesión de la casa, porque todo
lo han tomado ustedes con su carácter de invasores . Adiós . Yo nun-
ca podré trabajar bajo las órdenes de ninguno de los chilenos .
De esta manera abandonó la Ambulancia, cuando ya no deja-
ba ningún peruano enfermo y habiendo trabajado incesantemente
durante ocho meses.

Todavía tenía otra misión que cumplir, y era la de atender


a las familias, que yacían en la miseria y formó parte activa en to- 4
das las instituciones , que para el alivio de las familias más azota-
das por la calamidad de la guerra, habían quedado en Lima, no
queriendo tomar cargo en ninguna de ellas , porque su carácter in-
dependiente, no se avenía , con ciertos principios, que se sostenían
por muchas de las asociadas . De manera general , puede asegurar-
se, que donde se la necesitaba allí estaba.

Años después , fundó en una casa, que para el efecto hizo re-
constru´r, en la Alameda de los Descalzos, una Escuela, en la que
internó primero a veinte niños, y que después redujo a doce, to-
dos pertenecientes a famliias distinguidas , y a quienes la guerra
había hecho cambiar de posición social. Además , en otra sección
de la casa , educaba personalmente a un reducido número de niñas .
quienes recibieron siempre de ella , las más sanas enseñanzas . Todo
371 -

esto, practicado de manera discreta , sin anuncios , ni bulla de nin-


guna clase durante dieciseis años.
Achaques de salud, la hicieron dejar la Escuela , y entonces
franqueó su casa para la Cruz Roja, que se estableció cuando
cuando la guerra civil, entre las fuerzas del Gobierno dirigido por
el General Cáceres , y las fuerzas de la Coalición de los partidos
políticos civil, demócrata y Unión Civica, convirtieron la capital
en un campo de batalla. Fué ella , sola , la que abrió su casa, y
de las primeras en recibir heridos , de los caídos, en el primer en-
cuentro en Morón .
Tampoco quiso anuncios, conformándose con prestar sus ser-
vicios , en esa casa, sostenida con sus propios recursos .
Hoy alejada del bullicio social, continúa prestando sus inesti-
mables servicios . Y todos los niños del barrio, acuden a su casa ,
y congregándose en el antiguo salón de la Escuela , que conserva
todos su mobiliario, reciben las enseñanzas dominicales , agre-
gándose a las explicaciones del sacerdote, encargado de esa misión ,
algunas distracciones , como el cinematografo, en el mismo sa-
lón, los libros que les son indispensables, y algunos regalos para
determinadas épocas del año .
Así es como la mujer peruana, de corazón y de talento, sirve a
su patria, contribuyendo a formar al ciudadano y a hacer más bue-
- 372 --

ROSALIA ROLANDO DE LAURIE

Apenas habrá una figura, que se destaque en forma más pro-


nunciada por su patriotismo y audacia , para hacer frente a las en-
presas temerarias, que la que nos ofrece, la señora Rosalía Ro-
londo de Laurie , esposa de uno de los comerciantes de mayor for-
tuna, en los aciagos años de la Guerra con Chile.
El matrimonio Laurie, había emprendido varios viajes , y
sus relaciones adquiridas en ese tiempo, fueron aprovechadas por
la señora Rosalía , en forma ventajosa , para servir a su patria .
Esta noble dama, puso en acción todas las energías de su ju-
ventud y de su talento y prestó servicios tan grandes , que es un
deber de justicia el hacerlos conocer, para que, sino es posible
recompensarla en la forma que se merece, siquiera que se la re-
cuerde con la gratitud a que se hizo acreedora.
La situación del Perú era por demás desgraciada . Todos los
peruanos se aprestaban para ofrendar sus servicios, tropezándose
con el gravísimo inconveniente de que se carecía de las armas ne-
cesarias, no obstante de que existía un cargamento de rifles para
el Perú, en el puerto de Panamá, de donde no se podían inrtodu-
cir, porque el espionaje chileno hacía fracasar todas las tentativas.
que se habían pronunciado .
Para la mujer no hay imposibles, cuando tiene la mirada fija
en los altos intereses de la Patria amenazada . Recordó la señora de
Laurie, la amistad que la unía al Comandante del vapor “Colum-
bia", Mister Notter, a la sazón anclado en la rada de Ancón .
La señora Rosalía , habló con el Comandente, pidió , suplicó y
ofreció, hasta conseguir que se comprometiera el marino inglés a
recoger el cargamento de armas, que le sería entregado , por nues-
tro Cónsul en Panamá señor doctor Federico Larrañaga.
Las armas fueron introducidas , y este primer paso dado por
la noble y patriota dama no fué sino el comienzo de una labor no in-
terrumpida , y que, en cada una de sus etapas, fué haciendo más y
más gloriosa .
ROSALIA ROLANDO DE LAURI
- 373 -

En los momentos más graves a que llegó la guerra , y cuando


era necesario , aumentar los recursos , que tanto faltaban para con-
tinuar por tiempo indeterminado , la gravedad de los sucesos, más
intensos después del bloqueo del Callao ; en un generoso despren-
dimiento, ofreció buena suma de sus recursos pecuniarios, que for-
maban su patrimonio, los que puso a disposición del país, con la es-
peranza de allegar un alivio, en medio de la vorágine de desgra-
cias, que culminaban .
No terminó allí su acción. Durante las conferencias realizadas
en Arica, auspiciadas por los Estados Unidos del Norte, puso en
ejercicio toda su influencia , para conseguir que el Ministro Osber-
ne, hiciera por nuestra causa, todo lo que era posible, dentro del
plano , en que, aún podían moverse los peruanos . Desgraciadamen-
te, el atraso de los acontecimientos , frustró el éxito de las nego-
ciaciones, sin que la mujer patriota , cesase en sus constantes dili-
gencias, para conseguir alguna ventaja en medio de las desgra-
cias que a porfía, sobrevenían al Perú .
Cuando el ejército chileno tomó posesión de nuestra capital , la
señora Laurie, multiplicaba su actividad, repartiendo sus servicios.
en todos los Hospitales de la Cruz Roja , establecidos con el fin
de atender a los heridos , que cayeron en la contienda, fueran ami-
gos o enemigos .
Tuvo bajo su dirección el Hospital de Santa Sofía, y allí reci-
bieron los caídos, toda clase de cuidados prolijos y solicitas aten-
ciones y consuelos oportunos . La acción , en esos momentos fué tan
grande, que, no obstante que todas las damas peruanas se apres-
taron a ofrecer sus servicios en las distintas ambulancias, mereció
el reconocimiento de todos , por su actividad infatigable.
Aun le quedaban de su fortuna, sus hermosas joyas, que lucie-
ra en los días felices de su juventud, que lo fueron también los de
su patria. En un rapto , de ese desprendimiento , que formaba su
característica, entregó todo, cuando se recolectaba dinero, para
aumentar nuestro armamento naval.
No ha sido recompensada por nadie, en la forma que se mere-
ce. Le queda , sin embargo, la satisfacción de haber prestado a su
patria, los más grandes y desinteresados servicios y de haber le-
gado a la posteridad , el más noble y generoso ejemplo, digno de
ser imitado .
- 374 -

ISABEL UGARTE

Hermana del héroe de Arica , no hacía sino continuar la tradi-


ción de su familia, que siempre se manifestó como un grupo de es-
partanas .
¿ Qué puedo hacer, decía en favor de mi patria, si a las mu-
jeres, todo nos está vedado ?
Sin embargo , su acción fué muy importante. Sabido es que,
Alfonso Ugarte ,organizó una columna de valientes, de la que él
era Jefe ; pues bien, Isabel colaboró con su trabajo personal, y con
su dinero , para el sostenimiento e incremento de esa fuerza , que
mediante su concurso , pudo aumentar su personal.
Todo debemos sacrificarlo aseguraba , en estos momentos, en los
que, corremos tan graves peligros ; y de la misma manera que su
madre, Rosa Vernal de Ugarte, ofrendó en los altares de la pa-
tria, buena parte de su fortuna personal.
Cuando los dolorosos acontecimientos, obligaron a los perua-
nos, a que soportaron el doloroso espectáculo , del ejército enemi-
go, paseándose por las ciudades peruanas, resolvió en unión de su
madre abandonar el país, y antes de partir al extranjero, tuvo to-
davía otro gesto de amor a su suelo natal, obsequiando para el
Museo Nacional, tres espléndidos cuadros, de grandes dimensio-
nes, y que ostentan la firma de artistas renombrados del viejo mun-
do .
Así se identificaba más aún, a su país , dejando ese último re-
cuerdo, que es de suponerlo, ha sido apreciado en todo lo que vale
y merece .
Las Ambulancias que se formaron en los distintos lugares ,
nunca le fueron indiferentes , y allí estaba ella , entregando su dine-
ro y ofreciendo sus servicios .
ISABEL UGARTE
ROSARIO CARDENAS DE DEL SOLAR
1
— 375 --

ROSARIO CARDENAS DE DEL

SOLAR

Ilustre matrona , unida en matrimonio al notable hombre pú-


blico , doctor don Pedro A. del Solar, supo en todo momento se-
cundar la acción interesante, que a su esposo le correspondía de-
sempeñar, ofrendando las luces de su talento y de su alta cultura .
No sólo se ha hecho admirar por sus particulares dotes de mu-
jer de sociedad y madre de familia, sino que, cuando los aconte-
cimientos lo impusieron se ofrendó como patriota, en la forma en
que, a la mujer le corresponde actuar.
Se avecindaba el combate en las inmediaciones de Lima, des-
pués que l ejército chileno pudo desembarcar en Lurín. El peli-
gro era inminente y se imponía el tomar las debidas precauciones.
Fué entonces cuando un grupo de damas se alistó en la Cruz Roja,
abriendo la Ambulancia, que tuvo como sede, el local de Santa
Sofía, en donde se disponía de gran extensión , de salas y patios ,
contando además, con la suavidad del clima, temperado por los cam-
pos cultivados , que cercaban ese recinto .
La distancia del centro de la ciudad, era entonces mucho más
considerable, si se piensa, que el edificio estaba del todo aislado , y
que no existían medios fáciles de comunicarse. Sin embargo, para
ese puñado de valientes no hubo distancias ni dificultades . Presi-
didas por la señora Jesús Itúrbide de Piérola, y asociada a las
señoras Julia Estenós de Buckel , quien en compañía de su hija
laborada con toda actividad ; de Matilde Estenós de Codecido y de
Emilia Carassa de Figueroa , se desempeñaron como expertas en-
fermeras , no obstante de que , no habían tenido preparación al-
guna .
La señora de del Solar, como una especie de sacrificio en ob-
sequio de su parte, tomó a su cargo la sección más penosa , de los ser-
vicios que exigía ese Hospital de Sangre, que al ser entregado a la
impericia de mujeres , que no llevaban más preparación que Su
376-

amor a la humanidad , sorprendieron a propios y extraños, por la


manera como se comportaron. Esta señora, tenía la sala de los en-
fermos graves, aquellos cuyas heridas, por no haber recibido opor-
tuno auxilio, estaban en el grave estado de putrefacción, y que sin
embargo, las delicadas manos de esa admirable y ejemplar dama.
supieron curar, y consolar, hasta que el desenlace se presentaba, fa-
vorable unas veces , y fatal, en no pocos casos.
Fué digna de admiración la manera como se impuso y supo
cumplir, acción tan meritoria, durante los varios meses , que duró
la ambulancia , que fué, mientras hubo heridos peruanos y enemi
gos, que asistir y que consolar.
No terminó allí su acción meritoria . Estaba en pié la situa-
ción de las familias menesterosas , que sufrían por la carencia de
trabajo y de recursos . Allí estuvo la mano beneficente de la señora
de del Solar, que unas veces en una o en otra de las tantas insti-
tuciones humanitarias a que pertenecía , llevaba el consuelo moral
y material. ¡ Cuántos pobres, tienen que bendecirla ! ....
Años después , cuando se restableció el gobierno peruano, des-
contada además la lucha civil y valiéndose de las influencias con-
quistadas por sus méritos personales, pudo abrir un taller, donde
se cosía ropa para el ejército , y en donde encontraban trabajo se-
guro y bien remunerado , todas las familias, que preferían la labor
de todos los días , a la falta de pan para sus hijos . Ese taller,
admirablemente organizado , es recordado como un modelo en su
especie , y persistió, aliviando la situación de tantas personas , que
allí encontraban protección y consideraciones guardadas a su mi-
seria, hasta que, cambios de política y de otras circunstancias , obli-
garon su clausura, que fué haciéndose lentamente, hasta desapare-
cer del todo , cuando la señora tuvo necesidad de hacer un viaje
a Europa, en unión de su esposo , y de sus hijos.
La acción humanitaria de la señora de del Solar no cesa nun-
ca y en su gloriosa ancianidad, continúa siendo el alivio de todos
los que sufren , y para las personas que la conocen y tratan , la
dama ilustre, que honra al país que la vió nacer.
1

OLGA GROHMAM DE BASADRE


- 377

OLGA GROHMAN DE BASADRE

Nació en Tacna , del matrimonio del caballero alemán señor


Grohman con la señorita tacneña Pi Vidal, habiendo sido mandada
a Inglaterra, para que hiciera su educación en un colegio dirigido
por religiosas , donde se perfeccionó en todos los ramos que alli
se dictaban, y familiarizándose perfectamente con el manejo del
inglés, francés y alemán, sin olvidar el castellano .
Estando aún en el extranjero, sufrió la inmensa desgracia de
quedar huérfana, pues sus padres desaparecieron con corto inter-
valo de tiempo, y volviendo a su país, a casa de doña María Tina-
xas de Bokenham , que era su madrina y le sirvió de madre, en
esa nueva etapa de su vida , que la comenzaba a los dieciocho
años .
Poco después fué testigo presencial, de los horrores , que si-
guieron a la batalla del Alto de la Alianza , y de la entrada del
ejército chileno a la ciudad de Tacna , triunfo que coronó el ene-
migo , con el incendio , saqueo y pillaje general, teniendo que huir
las familias, buscando refugio en los Consulados extranjeros .
Dos años después de la toma de Tacna se unió en matrimonio
la señora Olga Grohman, con el distinguido caballero tacneño , Car-
los Basadre y Forero, miembro prestigioso del partido Demócra-
ta, actuando en primera fila , sea como Ministro de Estado o CO-
mo Representante a Congreso .
La señora Basadre constituyó un hogar, que siempre se le re-
cuerda como un modelo fiel de orden, economía, distinción, genti-
ieza y elegancia , quedando siempre a la altura que le imponía la
posición social y política de su esposo .
No se apagaron los ecos patrióticos en el alma de esta señora ,
y siguiendo la tradición de la mujer, de esa provincia desmembra-
da a nuestro territorio , laboró en todo sentido , para mantener in-
vívito el amor al Perú . Con este fin, organizó la Asociación Pa-
triótica, para que las nuevas generaciones se formaran en el culto
del amor a la patria. Todas las damas acudieron a su llammiento ,
378

siendo el primer paso, el obsequio que se hizo a cada hogar po-


bre de una bandera peruana, que pudo flamear el 28 de julio en to-
das las casas de las familias peruanas, hasta en las pequeñas tien-
das y en los más humildes hogares. Se agregó a este obsequio , al-
gunos otros donativos , como ropa , calzado , juguetes y dulces para
los niños , todo en suma, lo que debía contribuír a celebrar la magna
fecha de la Independencia.
La alegría, que hacía tiempo no sentían las familias peruanas,
revivió al contemplar la bandera bicolor en todas las casas ; pero
esa fiesta debía acabar muy mal . En efecto , los secuaces del
Gobernador de Tacna, Palacios, se presentaron ante la señora de
Basadre, con la orden perentoria , de que esa bandera fuera bajada
inmeditamente .
"Jamás", contestó la señora de Basadre . Ustedes , que tienen
la fuerza , podrán escalar mi casa y arrancarla ; pero , por mi orden
no se arriará nunca, y al contrario , flameará, como protesta al de-
recho de conquista, que ustedes quieren hacer valer" .
Vencidos los emisarios chilenos , con esa muestra de energía
y altivez, se retiraron enmudecidos y humillados .
Estando casi abandonado el culto que era costumbre sostener
en las iglesias de esa ciudad católica, trató la señora de Basadre
de avivarle y se encargó del cuidado y la construcción del altar
de la Virgen del Carmelo en la iglesia Matriz .
No aceptó la señora , y así aconsejó a sus amigas y compañe-
ras, la invitación de la autoridad chilena , para la construcción de
una capilla en el panteón , a fin de que, por ningún motivo , se mez-
claran los nombres peruanos a los chilenos.
Cuando el General Saenz Peña , debía pasar por Arica , para
concurrir a las fiestas que se celebraban en Lima, a la erección del
monumento a Bolognesi , las señoras tacneñas , resolvieron mandar-
le de obsequio , al buque en que pasara, un canastillo de flores , en
prueba de cariño y agradecimiento . Sólo se podía disponer de las
flores del jardín particular de la señora Maria Mac Lean de Nu-
gent, y como los chilenos seguían el menor de los pasos de estas
damas, se propusieron burlarlas, asaltando el jardín por la noche
y dejándolo desprovisto de su lindo ornato . Sin embargo, la pre-
visión de la señora de Basadre fué más allá, y pensando en que,
los enemigos de su patria habían de hacerle alguna jugada re-
solvió pasar la noche, velando el jardín en compañía de las señoras,
y sólo a este precio sorprendieron y evitaron el asalto de los chi-
lenos , quienes una vez más, quedaban burlados .
379

Debido a esa precaución , pudieron las damas , obsequiar las


más lindas flores al valiente general argentino .
No descansaba en sus obras patrióticas y humanitarias, y así
todos los peruanos , encontraban en ella , seguro apoyo y amparo ,
en todas sus dificultades .
Al quedar viuda , se le presentó el gran problema de atender so-
la al sostenimiento de su familia, y es entonces, cuando se presenta
con toda la fuerza de su carácter.
Toma a su cargo la Empresa del Gas, que fundara y dirigiera
su esposo , y siguió manejando los negocios con la misma precisión,
que se habían seguido hasta entonces .
Una noche en que se celebraba una fiesta entre los chilenos , en
medio de un opipero banquete, por una de aquellas compromete-
doras casualidades, se apagó el alumbrado de la ciudad, y se creyó
por el pueblo , que era obra de la terrible peruana, como se la lla-
maba , y se armó una poblada , para atacar su casa. Por fortuna , el
mismo Gobernador los contuvo , diciendo : "La señora de Basadre
es gran enemiga nuestra, no nos quiere ; pero, es incapaz de una
felonía".
Pocos momentos después, se restableció el uso de la luz , y se
calmaron los ánimos . La vida en Tacna, se hacía muy dura para
la señora de Basadre, después de viuda , por lo mismo que tenía que
atender a la educación de sus hijos, y tuvo que trasladarse a Lima ,
donde permaneció, hasta hace un año, que cumpliendo su misión .
y cuando la suerte de sus hijos estaba definida , terminó una existen-
cia que fué tan activa y laboriosa , y en la que tuvo que sufrir, muy
grandes contrariedades .
- 380

HORTENSIA CEBALLOS DE RUIZ

El bombardeo, incendio y saqueo infernal, que la soldadesca


chilena, practicara con pleno consentimiento de sus jefes, en el in-
defenso puerto de Pisagua , cortó en un día toda la felicidad de
que había disfrutado el hogar formado al calor de un cariño y de
una consideración , que nada había interrumpido, en buen núme-
ro de años , por don Alejandro Ruiz y su esposa doña Hortensia
Ceballos, quienes para que nada les amargara en la vida , queda-
ron viviendo al lado del padre del esposo de la ilustre dama, D. An-
tomo Ruiz , poseedor de una de las fortunas más sólidas de la época .
Cuando el ataque se generalizó , doña Hortensia se negó a
abandonar su casa, diciendo que ¡ cómo sería posible, que ella se
pusiera en salvo, mientras que su padre, su esposo y sus dos hi-
jos, cumplían su deber de patriotas ! .... No , les dijo , yo estaré con
ustedes, hasta que Dios defina la suerte que nos corresponda.
La casa de la familia Ruiz , por lo mismo que se sabía, cuan-
to atesoraba, era el punto de mira de los saqueadores ; pero los due-
ños supieron defenderla , cayendo sucesivamente, al mismo tiempo
que mataban a los asaltantes.
Al fin quedó sólo don Alejandro , quien encontrando , que la
situación era muy grave para su esposa, que en ese momento
procuraba ayudarlo en la defensa en lo que fuera posible hacer, y
sintiéndose herido y sin fuerzas para sostener el arma, que había
de defender el honor de su esposa, viendo que un chileno , la toma-
ba por los brazos, para hacerla ya , su más preciado trofeo, le
arroja la bayoneta del rifle , que ya no podía sostener y le dice:
defiéndete, ¡ ¡ ¡ mátate, para que no caigas viva en poder de estos
malvados !
Hortensia , se hace cargo del tétrito cuadro, que se le presen-
ta, y con la presteza del rayo, al saber que todos habían muerto,
se hunde en la garganta la bayoneta, que había formado parte del
arma, con que su esposo , había defendido ese hogar destruído en
un momento, y pensando en su patria encarnecida.
- 381 -

De esa familia , tan feliz antes, sólo quedaban cinco cadá-


veres .
Los chilenos , que habían mirado con inquietud el heroísmo de
esa familia, se descubri ron reverentes , ante el desenlace que a la
escena final , daba esa valerosa mujer .
382

CLARA ENRIQUEZ DE POBEDA

Fué en la ciudad de Tacna , donde vió la luz, esta modestisi-


ma mujer, qu encerraba , sin embargo , una alma muy grande, en la
que tuvieron cabida los sentimientos más nobles y el más ascen-
drado patriotismo, que la impulsó a practicar una acción, que muy
pocas personas , habrían tenido el valor de ejecutarla. Sabido es , que
cuando la mujer siente el impulso para decidirse a una acción , que
su espíritu le presenta , como el cumplimiento de un deber sagra-
do , nada la arrera, y mi ntras más grandes sean los peligros a
que se expone, mayor es también su entusiasmo.
Fué Clara Henriquez , criada por la familia d : don Joaquín
Inclán, y llegó a merecer toda confianza , la que ella correspondía
con un cariño y una fidelidad tan grandes, que muy pronto encon-
tró la ocasión de probar de manera práctica.
Sabido es que don Joaquín Inclán fué uno de los que rindió su
vida, cayendo como bueno y como patriota, en la batalla de Arica .
Una vez que se tuvo noticias en Tacna del desastre del Morro , las
familias no pensaron sino en buscar los medios , de salvar los cadá-
v res de sus deudos , rescatándolos a cualquier precio . No era ,
sin embargo, operación muy sencilla, porque la soldadesca desen-
frenada y ebria, se habia entregado como tenía costumbre de ha-
cerlo, al pillaje y por doquiera pisara su planta sembraba el
terror y la desolación . El camino se hallaba interceptado por tro-
pa chilena y era casi imposible, hacer la travesía, que mediaba en-
tre el pu blo de Tacna y el puerto de Arica.
Ese imposible no existia para Clara Enriquez, que no tuvo
otro pensamiento que penetrar al teatro del combate, buscar los
cadáveres de sus compatriotas y d manera especial, el de su se-
ñor, don Joaquin Inclán ; prestar a los heridos o prisioneros , cuan-
tos auxilios , estuviera en su mano el suministrarles. En medio de
mil penalidades, practicó el viaje, escondién lose en unos mom ›ntos,
burlando la ronda en el mayor número de casos, y escuriéndose y
agazapándose como si fuera una criminal. Por fin llegó a Arica,
en condiciones tales, d fatiga y extenuación, que casi no podia
sostenerse en pié. De todos modos, se rehizo pronto, y trató de in-
383 -

quirir por la suerte de los prisioneros peruanos, particularmente


de los de su casa y prestar a los heridos, los servicios que nece-
sitaran en esos momentos , en que parecía , que estaban olvidados del
mundo entero .
Al tener noticias de que los prisioneros se hallaban con cen-
tinela de vista, instalados en el local de la Aduana , procuró bus-
car su alojamiento ,. en una casita inmediata , para estar al tanto de
la suerte que corrían .
Allí tuvo noticias de la muerte gloriosa de los peruanos en el
Morro, y de la imposibilidad de rescatar los cadáveres , porque
la mayor parte, habían sido quemados , a poco rato de terminada
la refriega .
No le faltó un ardid, para penetrar a la casa de los presos, y
entonces les expuso lo que había hecho, para poderlos ayudar en
lo que creyeran conveniente. Fué, en esos supremos instantes, cuan-
do reconoció al Sargento I Juan José Vildoso , y al acercarse a
él , para que 1 : diera noticias de la suerte del señor Inclán , le co-
municó que tenía una misión muy importante que confiarle, y que
si sentía capaz de cumplirla . Todo cuanto sea necesario haré por
ustedes , les contestó ; para eso he venido , corriendo los más graves
peligros .
Escúchame bien lo que vas a hacer. He podido salvar la glo-
riosa bandera del Estado Mayor, que permaneció izada , durante to-
do el tiempo que duró el combate, y que tuve la precaución de re-
coger y guardarla , una vez que me convenci de que la derrota era
inevitable. La doblé prolijamente, y me la arrollé en la cintura.
donde aún la guardo, debajo de mi casaca. Así pude salvar ese
trofeo querido , evitando el que los chilenos la hubieran infama-
do . Ahora lo interesante es sacarla de aquí, porque estoy conde-
nado a muerte , y al encontrarla el enemigo en mi cadáver, seguro
es que la llevarían en triunfo .
Clara Enríquez, se ofreció a salvarla , y recibiéndola de Vil-
doso , en un momento de descuido , la envolvió en su cuerpo , deba-
jo de las faldas , con prest za tan grande, que no pudo ser vista
de nadie. Luego salió tranquila y erguida , en medio de los guar-
riosa bandera d 1 Estado Mayor, que permaneció izada, durante to-
mado la pena , siquiera d voltear a verlos . Paso a paso , llegó a
su alojamiento , en el que no podía tener amplia confianza , y esa
enseña sagrada, que se le daba a guardar constituía el mayor pe-
ligro, porque al encontrársela, se le habría averiguado, el como la
384

había adquirido . No pudo desde ese momento, ni aún desvestirse


para descansar, porque sólo tenía confianza en mantenerla pegada
a su cuerpo, convirtiéndose así, en su salvaguardia.
Si el viaje de ida a Arica, fué para Clara lleno de peligros , es
de suponerse cuantos mayores encerraría el de regreso, y como de-
moró buen número de días en ejecutarlo, a fin de no sembrar en
nadie la menor sospecha .
Después de sufrimientos inauditos , y llevando el alma tran-
sida de pena, ante el espectáculo de sangre y desolación , que se ha-
bía presentado en Arica , cuando todavía humeaban los cañones ,
penetró a Tacna, en la media noche, como enloquecida , y se diri-
gió directamente a la casa del Sargento Vildozo, a entregar a la
madre de éste, la bandera, cumpliendo así , el encargo que se le
hiciera en los momentos en que , es : valiente defensor de su patria ,
había hecho su despedida a la vida .
Vildozo fué perdonado de ser fusilado y quedó como prisio-
nero , siendo después dejado en libertad, y conservando esa insignia.
sagrada por espacio de cuarenta años .
Hoy ha sido obsequiada por el poseedor de ese tesoro , al Mu-
seo Nacional, donde es necseario que la conozcan todos los esco-
lares, y que sepan los peligros que corrió esa infeliz mujer, al pro-
ponerse salvarla , y que se den cuenta todos , de la suma de abnega-
ción y de patriotismo, que esa acción sin prcedente significa.
DOLORES ,

(heroína anónima en la batalla de San Francisco)


- 385 --

DOLORES

La india peruana tomó parte tan activa, en la guerra con Chi-


le , que merece capítulo aparte. Era costumbre entonces, que cada
batallón, que salía a campaña , podía hacerse acompañar, de un pe-
queño grupo de mujeres, que se llamaban rabonas, y que servían
al soldado en todo cuanto podían demandar. Nunca fueron un es-
torbo, y al contrario, a todos eran muy útiles , llegando algunas de
ellas a desempeñar comisiones muy delicadas, que se confiaban a
su discreción y heroismo.
Dolores era la esposa de un sargento , que en la toma del Ce-
rro de Dolores, en el combate de San Francisco animaba a todos
sus compañeros con la palabra y los hechos . La mujer le seguía,
como la sombra al cuerpo, y le proporcionaba cuanto podía serle
útil, y cada vez que el Sargento gritaba : ¡ Adelante, muchachos ! la
india se sentía arebatada por el mismo ardor belico .
Al fin, el sargento cayó para no levantar más, pronunciando
sus clásicas palabras ¡ Adelante, compañeros !" .
Un grito indescriptible, un rugido salvaje, como el de la leona
que ve caer herido a su compañero , rey de las selvas, se escapa del
pecho de la joven, y en un momento de locura y de desespración ,
después de abrazarse al cuerpo de su marido , le arebata el rifle de
las manos , ocupa su puesto en la compañía y clamando venganza a
gritos, toma de las mantas de los soldados, cápsulas, que dispara
contra el enemigo.
En su ci go dolor, insulta a los mismos soldados que le acom-
pañan : “Cobardes ! les gritaba , ¡ Suban pronto ; corran como lo ha-
go yo ; vamos a vengar al sargento !".
Poseida de una fiebre que la consume, no se detiene ante los
obstáculos , que encuentra en el camino y avanza haciendo fuego ,
como si fuera un soldado veterano . Llega la primera a los para-
petos del enemigo, ayuda a desalojarlos y les toma los cañones.
Su voz se oye entre todas , animando a cumplir su deber de
peruanos.
386-

Pelea junto a los soldados , cuerpo a cuerpo . Todos retroce-


den, menos ella, que se muestra temeraria .
Su entusiasmo es contagioso , y viéndola los soldados , que no
abandonaba el puesto, no tienen valor para dejarla sola, y que-
dan combatiendo a su lado, hasta que la obligan a retirarse y la
hacen descender la colina .
Al bajar tropieza con el cadáver de su marido y al contemplar-
lo nuevamente, renace en su alma todo el ardor bélico y quiere que-
dar allí , para vengar la muerte de todos los suyos .
Con mi trabajos logran desprenderla de ese sitio, y comien-
za desde entonces la triste peregrinación, junto con todo ese ejér-
cito de valientes, que emprend en la triste y angustiosa retirada ,
hasta llegar a Tarapacá.
Allí vuelve a tomar parte activa en el combate, la valiente Do-
lores, y rodeada de sus soldados reanima sus pechos desfallecidos .
hasta que ganan la batalla, alcanzando la más gloriosa victoria por
lo mismo que la condición de las fuerzas, era tan desigual .
Su glorioso comportamiento pasa inadvertido, para todos . Na-
die sabe ni cual es su nombre. Eso no le importa. La llaman Do-
lores , por el nombre del cerro , que sirvió de escenario a su mag-
na empresa .
La valiente mujer, heroina modesta de San Francisco y de
Tarapacá, no pudo resistir las penalidades que fué preciso sopor-
tar, al regreso hacia Arica.
Había recibido una grave herida en un brazo, y las mil fati-
gas de la marcha , el recuerdo de su esposo , al que no olvidaba, y
la miseria, que soportaban, careciendo hasta de lo más necesario,
doblegaron su organismo, que menos fuerte que su espíritu , cayó
como la flor tronchada por la tempestad.
El Cuerpo de Dolores, como el de muchos valientes, quedó ten-
dido y abandonado en medio del camino .
$

ANTONIA MORENO DE CACERES


387

ANTONIA MORENO DE CACERES

Cuando los acontecimientos más graves se realizaban , duran-


te la contienda de la guerra con Chile, y cuando el ejército in-
vasor había ocupado la capital, el General Cáceres , no aceptó la
derrota, y frente a sus tropas , mantuvo la resistencia , en la región
andina, durante la gloriosa campaña de la Breña.
Allí se hizo sentir entonces la acción heroica de Antonia Mo-
reno, esposa del valiente soldado , cuya cabeza estuvo a precio , por
el General Linch , jefe de las fuerzas ocupantes . Durante algún
tiempo, la señora de Caceres , permaneció en Lima , lista a cumplir
las órdenes de su esposo, con quien se mamenía en constante co-
municación y que, con un valor extraordinario y una viveza ad-
mirable, cumplía, todo cuanto se 1 : encomendaba , sin que le arre-
drara nada absolutamente.
Llegó, sin embargo, el momento en que la permanencia de la
señora y de sus tres hijas, se hiciera imposible en la capital , donie
Linch no les ofrecía garantía alguna.
En Lima se había formado un Comité secreto , que procura-
ba a Cáceres armas, municiones , vestuario , y cuanto le era necesa-
rio. para continuar la campaña, y era alma de ese movimiento la
señora Antonia Moreno , quien de acuerdo con los hermanos In-
cháustegui postillones muy conocidos en el servicio de arrieraje
comercial, y que por la misma razón, eran insospechables , pomia
en manos de su esposo, todo lo que , por el mismo conducto, pedía
con urgencia .
El trabajo de la señora de Cáceres era tan intenso, que por
muchas precauciones que tomara , llegó a ser traslucido, por el jefe
chileno, quien le hizo saber, que tomaría medidas de rigor, sino
se moderaba , por lo mismo que siempre burlaba su vigilancia .
Se hacía indispensable una conferencia con el General, que s
hallaba con su Cuartel General en Matucana , y fué la señora Cá-
ceres , quien se ofreció y preparó para tan arriesgada empresa . Era
importante, el que se pusiera de acuerdo con él respecto a la re-
- 388

solución que adoptaría en el porvenir ; al mismo tiempo, debia in-


formarle de la verdadera situación, por la que se atravesaba en
Lima .
Era un propósito tan dificil , que todos los amigos, que la se-
cundaban, encontraban imposible de realizarse, por lo mismo que
pesaba una vigilancia incesante ; pero la señora de Cáceres tenía
un espíritu de entereza varonil y una alma de patriota , no dete-
niéndose jamás , cuando se trataba de hacer bien a su patria .

Lo primero que pensó fué, en dejar a sus hijas en lugar


seguro, y madre antes que todo , las internó en el colegio de los
Sagrados Corazones , de San Pedro , entregándolas a la Madre Su- ·
periora, con la recomendación muy especial, de que nadie sino
ella podía visitarlas y sacarlas cuando fuera necesario .

Ya libre de esa responsabilidad, la señora se pertenecía por en-


tero al servicio de la causa, que su esposo sustenía y defendía .
Se embarcó en el tren que debía conducirla, sin preparativos pre-
vios, ni anuncios y confundiéndose con todas las personas que via-
jaban, entre las cuales procuró pasar, por una de las tantas que
hacían ese trayecto .

Los viajes de ida y regreso eran tan frecuentes, como las cir-
cunstancias lo exigían, sin haber sido sorprendida en ningún mo-
mento , pues en cada vez tenía medios diferentes para pasar inad-
vertida. Llegó, sin embargo un momento muy difícil, en que en
Consejo de Ministros , se resolvió tomar a la familia. Esto ocurría,
estando la señora en Lima, y no le quedó otra salvación, que par-
tir con sus hijas pequeñas , apoyada por algunos amigos leales, y
pasando todos los trabajos , y los peligros , que es posible imagi-
nar ; y resguardadas en una carreta , en la que pasaban como una
de las familias de campesinos , pusieron llegar al sitio en que las
esperaban las bestias , que debían llevarlas a la quebrada, des-
pués de haber pasado por distintas haciendas, y recorrido en una
noche de angustias increíbles, los lugares designados en el derro-
tero señalado por las personas encargadas de conducir a la fa-
milia .

Se necesitaba una alma templada, como era la de la señora


Cáceres, para no sentirse vencida en esa lucha contra la fatalidad y
contra todo .
Reunida con su esposo , en las inmediaciones de Matucana,
pudo encontrarse salvada la familia, que en medio de peligros tan
- 389

inminentes, había salido de la capital, burlando la vigilancia, que


sobre ella pesaba .
Desde entonces se convirtió la señora Cáceres, en el más se-
guro sostén de la causa patriótica , y no había comisión secreta y
delicada , que se le confiara , que no cumpliera a entera satisfacción.
Las exigencias de la campaña , obligaron a todos a internarse
on la sierra , hasta que la familia estableció su sede en Ayacucho ,
para seguridad de las niñas , sin que la señora hubiera dejado de to-
mar parte activa en todo , hasta que llegó el momento en que se
firmara el tratado de paz, por el que, las tropas enemigas abando-
naban el territorio , después de tres años de ocupación, que signi-
ficaron para esa valerosa mujer, la lucha de todos los días , y de
todos los momentos .
390 -

GREGORIA LAINEZ

Fué una mujer modestísima, que prestó a la causa de la patria,


los más grandes e importantes servicios , cuando el ejército chile-
no tomó posesión de la capital, y se comenzaba a delinear de ma-
nera muy expresiva , la resistencia que el General Cáceres se pro-
ponía sostener en la quebrada de Huarochirí, con el propósito de
atacar al enemigo .
Se trataba de que adquiriera las armas, que en Lima, un puñado
de valientes , compraban secretamente, y que no había medios de
hacerlas llegar . Sin embargo, esta valerosa mujer, se comprometió
a todo y apenas se le daba una orden , podía contarse con su eje-
cución inmediata .

Pudo trasladar los rifles, cosa que era tan arriesgada como
difícil, lo mismo que las municiones, a los lugares en que las ocul-
taban, sirviendo de depósito el antiguo Teatro Politeama.
Esta mujer se hacía amarrar los rifles uno por uno , a su
cuerpo, colocándose en seguida , la ropa , que le era costumbre usar, y
se envolvía luego, en la tradicional manta limeña, que entonces usa-
ban todas las mujeres. No podía llamar la atención, con ese to-
cado .

En la mano llevaba siempre un canasto con verduras y otras


provisiones, y que en el fondo ocultaba buena suma de municio-
nes .

Casi todo el día destinaba a esta ocupación, con lo que alcan-


zó a prestar los más importantes servicios, consiguiendo tener las
armas juntas en el lugar que eran necesarias, para el empleo que
les darían, los directores del movimiento .

Cuando se hacía ataviar Gregoria, decía a los que la fajaban


"que me ajusten bien el rifle, procuren que no se caiga , yongan
la seguridad, que si me descubren lo único que me sucederá es que
me azotan para que cante ; pero, eso no sucederá nunca. Aunque
391 -

me maten, no denunciaré jamás lo que hacen los buenos perua-


1.OS.
Así se expuso esa buena mujer, en quien hay que admirar la
fuerza de su patriotismo espontáneo, por lo mismo que, falta de
educación , no hacía sino guiarse, por la excelencia de sus senti-
mientos .
-
392 —

MAGDALENA PERALTA Y LOLA

CHOCANO

Durante los días tristisimos, que siguieron al combate de An-


gamos, estas dos niñas que eran primas hermanas , vivían aleja-
das de todo movimiento social , es una modesta casita en la calle
Alma de Gaspar. Huérfanas y pobres , vivían de su trabajo , que
se volvía cada día más infecundo , por lo mismo que, la situación
general de Lima tornaba a ser más angustiosa, a medida que se
sucedían los desastres .
Cuenta el señor don Julián Sandoval, que las conoció, que am-
bas eran de una belleza espléndida , rubia Magdalena y de negros
cabellos Lola.
En esos momentos , que la derrota había herido el patriotismo,
todos se sentían anhelosos , por contribuir al rescate de las unida-
des navales, que se habían perdido. Se formó una Liga patriótica ,
encargada de recoger donativos, para reunir la cantidad necesaria,
a fin de que se pidiera inmediatamente un gran buque, que debía
reemplazar al Huáscar .
Cuando la comisión llegaba a los hogares , fueran éstos ricos o
pobres, las damas se disputaban en generosidad y todas se esme-
raban en ofrendar, lo mejor que poseían.
Acertó a penetrar la Comisión a la modesta casita de las dos
primas, que entregadas a la actividad de la costura, que había de
proporcionrles el sustento diario, ni recordaban, que la Patria ,
tocaba el hogar del pobre y del rico .
Mudas de sorpresa y de vergüenza quedaron las niñas, cuando
el presidente de la junta colectora, les dijo que la Patria necesita-
ba la limosna de todos sus hijos. Las dos niñas , completamente so-
las, porque sus hermanos, cumplían su deber como soldados, ca-
recían de toda clase de recursos.
Se vieron un momento las dos criaturas y entonces Lola tuvo
una brillante idea : tomó las tijeras, de que se servían para su tra-
393 .-

bajo diario, y de una par de tajos, desprendió sus hermosas cren-


chas , que al descender sobre sus faldas remedaron el aleteo del
cuervo .
Siguiendo su hermoso ejemplo, Magdalena , cortó sus rubios
cabellos, que cual una cascada de oro , fueron a confundirse con los
de la otra niña angelical .
Formaron un sencillo envoltorio y llena de timidez , entrega-
ron sus pobres joyas, las únicas que podían ofrendar .
La acción fué tan espontánea ; la intención tan sincera, que
no imaginaron esas dos criaturas, que habían practicado una acción,
digna de ser recordada .
Nunca se les ha cumplido justicia . Muchos se ha hablado de las
valiosos donativos que se ofrendaron a la Patria , en esas horas de
tan terrible angustia ; pero nunca se han dado sus nombres , y es
necesario que se les recuerde con el amor y la veneración, a que
se hacen acreedores , quienes ofrendan lo único que tienen , y más
grave aún en la mujer, si se piensa, qu : entrega la nota más her-
mosa de su belleza física .
- 394.

LAS HIJAS DE AREQUIPA

A los esfuerzos del patriotismo y a los hechos gloriosos de


quienes salvaron el honor nacional, en la Guerra del Pacífico , fuer-
za es sumar, de manera especial , el ejemplo hermosísimo de las va-
lerosas hijas de Arequipa, quienes se ofrecieron , para defender,
al lado de nuestros soldados, y de la misma manera que ellos , el
territorio hollado por el enemigo .
El documento que va en seguida, prueba de manera irrefuta-
ble, que el acto que se propusieron realizar, no correspondía , a la
que generalmente se dice : "producir efecto ". Es la revelación sin-
cera de la grandeza de alma de la mujer mistiana, que así pensó
ofrendarse a la patria .

"Señor Capitán de Navío , Jefe Superior, Político y Militar de los


departamentos del Sur.

Señor :

"Las suscritas, hijas del pueblo heroico de Arequipa , ante vos ,


respetuosamente nos presentamos a decir :
"Se aproximan los instantes en que los enemigos de la pa-
tria, van a combatir, el pueblo reservado , por la justicia de Dios,
para castigar crímenes".
"Hasta hoy, se ha creído, erróneamente, debe limitarse a las
pobres tareas, que le permiten su debilidad ; y es, que no se ha
tenido en cuenta , que el corazón , que se abrasa en el amor a la pa-
tria , no importa que esté encerrado en el cuerpo de una mujer,
cuando él sólo basta, para esperar los mayores prodigios de he-
roísmo".
395 -

"Las que hemos tenido la dicha envidiable de nacer a las fal-


das del Misti , jamás hemos tenido en nuestras almas, el abatimien-
to y pequeñez, que casi siempre caracterizan a las personas del
sexo en nino " .
Los arquipeños han sido en todas las épocas, grandes : su
nombre ha brillado glorioso en los fastos de la historia ; y , si ellos
han sabido conquistarse esa altura digna y respetada, en el mundo
ha sido, porque nosotros les hemos alimentado, con nuestra sangre
de fugo , y los hemos educado en la escuela de la guerra he-
roica" .
"Por eso , cuando se ha pretendido mancillar, nuestra honra ;
cuando el resto de la república ha demandado el auxilio , de este
pueblo para salvarse ; nosotras , y es nuestro orgullo decirlo, pri-
mero hemos lanzado a nuestros hijos ; y, luego, cuando han caído ,
los hemos relevado con el arma vengadora , para dar a compren-
der, que no hay nada más terrible, que el coraje de la leona, que
mira muerto al cachorro , que alimentó con sus senos".

"Un grupo inmenso de casos de mujeres, que pueden figurar


en las epopeyas sangrientas, capaces de ofrecer a la patria, una
existència, que se desliza ignorada , acuden, por nuestro conducto,
a vos , para pediros , que las permitais, en esta hora de prueba , alis-
tarse en un cuerpo especial".
"No perseguimos , un fin que nos ridiculice ; no queremos hacer
alarde de necias ostentaciones ; ni pretendemos , que se nos den,
las armas que pueden emplearse mejor, mientras hayan brazos ,
d hombres valerosos , que las manejen. Es muy serio, lo que per-
seguimos ".
"Deseamos que se nos autorice, para marchar al combate, pa-
ra auxiliar a nuestros defensores ; a comunicarles entusiasmo , mien-
tras pelean ; y a tomar sus armas, para utilizarlas , cuando caigan
donoddamente, pronunciando la sublime frase : " gloria a Are-
quipa !".
"No temais señor, que no cumplamos esta sagrada promesa.
Tal vez habrá llegado a vuestro conocimiento , que no hemos des-
cuidado nuestro deber , en otras ocasiones " .
"No es posible acallar nuestro entusiasmo , porque nacimos
mujeres . Dejadnos asistir al teatro , en donde los gigantes llegan
ser retados por el despreciable orgullo ; dejad, que mezclemos nues-
tra sangre, con la de los seres más amados, de nuestro corazón" .
396-

Dejadnos morir, en fin, por esta patria tan querida , como des-
graciada, en el campo de honor en que va a jugarse la suerte fu-
tura de la república".
"Vos , como soldado , comunicareis valor a las guerras ; pero,
que no les falte el grito de la ternura y de la esposa ; grito que
agitará su sangre, multiplicará sus fuerzas y confortará su cora-
zón" .
"Recordad señor, que en el Paraguay, no se negó a las muje-
res, una gracia semejante ".
"Permítanos pues, morir como esas mártires , junto al altar
de la patria , sin vacilar un momento".
"Y, para conseguirlo, a vos ocurrimos, seguros de que defen-
dereis, a nuestra justa demanda" .

Arequipa, mayo 31 de 1882.

(Firmado ) . Margarita G. de Salazar, Margarita Arce , Se-


bastiana Alle, Beatriz Arce, María Huertas, Julia Cáceres, Elisa
Uría, Agueda Pino , María Isabel Herrera, Inés Figueroa, Micaela
Zegarra, Candelaria Morante, Clara Díaz, Josefina Retamozo , Ma-
ría Rosa de La Torre, Toribia Luna, Delfina del Alcázar.

Jefatura Superior, Política y Militar de los departamentos del Sur.

Arequipa, 1o . de junio de 1882.

Siendo altamente patriótico el fin, que se proponen las recurren-


tes, y de suma utilidad, y conveniencia, en un caso dado , los im-
portantes y abnegados servicios, que ofrecen presentar, en defensa.
de la patria ; acéptase, desde luego, la presente solicitud, y pase al
señor Prefecto del departamento , para que disponga, que la sub-
prefectura del cercado , anote los nombres de los recurrentes, y
además el de las que se presenten, en la posterior, a fin de que, esta
Jefatura, determine, con su conveniente oportunidad" .

Regístrese .
(Firmado ) Camilo N. Carrillo.- Víctor R. Benavides, (secre-
tario) .
-- 397 --

ALCIRA ZAPATA

De la misma manera que lo fuera su padre, cumpliendo su mi-


sión como peruana, Alcira dió pruebas inequívicas de ser un.
patriota, vaciada en el molde de las más preclaras patricias de los
tiempos clásicos .
Ningún camino encontró vedado , si se trata de ofrendarse a
la patria, y unas veces contribuyendo con su dinero, y otras con
su acción, siempre estuvo al frente de las causas santas y bue-
nas .
Pasados los momentos dolorosos del combate, que precedió a
la ocupación de Tacna, por el ejército chileno , y no enjugadas aún
las lágrimas por el espectáculo, de muerte, incendio y desolación ,
en que se convirtió la predil cta ciudad de Tacna, fué preciso pen-
sar en los caídos .
Los heridos estaban regados por calles y caminos y no eran
atendidos por nadie . Todo faltaba , menos la caridad de la mujer
peruana, que se pone de frente,aún en los momentos de mayor pe-
ligro .
Se formó una Ambulancia, y establecida en una casa particu-
lar, se procedió a recoger a todos los que necesitaban amparo y
curación, amigos y enemigos, que la caridad no establece diferen-
cias de cunas ni de nacionalidad .
Alcira Zapata fué infatigable , y en compañía de todas las da-
mas, jóvenes en su mayor parte, procedieron a enjugar lágrimas,
y aliviar dolores, porque su misión era esa , que es obra de amor,
como lo es siempre, todo lo que emprende la mujer.
Su consagración a curar a los heridos fué tan absoluta , que
no abandonaba el hospital en ningún momento . Es necesario pen-
sar, que la obra de salvación de los heridos no pudo hacerse con
la presteza, que el caso requería, porque los desórdenes de la sol-
dadezca atajaban las mejores intenciones . Así, cuando los heri-
dos, pudieron ser trasportados , desvestidos, bañados y curados , el
estado de sus desgarraduras era terrible, y la putrefacción de la
398

carne se dejaba sentir en todas las salas , sin que bastara a conte-
ner el hedor inmundo, todo lo que la ciencia aconseja en esos
momentos .
Los médicos decían : "Es preciso tomar precauciones, hay pe-
ligro de intoxicación".
Alcira no reflexionaba , y no podía hacerlo, porque ella era el
alma, de esa cruzada, contra la implacable muerte.
Trabajaba hasta el delirio, médicos y enfermeras caían doble-
gados por el trabajo. Sólo ella se mantenía erguida, como el roble
que no doblegan las tempestades .
Le llegó desgraciadamente su momento. No era posible que
escapara al contagio . Se inoculó probablemente el virus del mal . v
cayó como la azucera tronchada por el cierzo helado y sucumbió
en plena juventud, cumpliendo su deber como peruana y como pa-
triota .
399

CANDELARIA GUEVARA

El padre de Candelaria don Andrés Guevara , se portó como


valiente, en todas las jornadas que precedieron a la toma de Tacna,
y por esa razón su casa , fué de las primeras, que trataron de bus-
car los chilenos , para saciar su sed de venganza , contra el buen
patriota .
Candelaria, no escapó a esa persecución, y ants que caer en
manos de los enemigos de su pueblo, huyó, teniendo que refugiar-
se, durante toda una noche, bajo el Pu nte de la Alameda , donde
temia a cada paso, ser descubierta , y de donde presenció los ho-
rrores, con que celebraron su triunfo esos dignos herederos del
heroismo de Atila .
Pasadas esas horas de estupor, y aprovechando de los momen-
tos de calma , salió de su escondite, para refugiarse en el Consulado
inglés, donde pudo esperar el curso de los acontecimientos .
Siempre estuvo al frente de todas las instituciones de carác-
ter patriótico , hablando a los niños y al pueblo , en forma mesura-
da y discreta de los deberes que a cada uno correspondía cumplir ,
para conseguir la redención de la patria humillada .
Otra de sus preocupaciones fué recolectar fondos , siempre con
fines patrióticos , como procurar el incremento de la escuadra y la
compra de armamento. En todo estuvo ocupando puesto prefe-
rencial , y sus insinuaciones eran atendidas , porque se tenía con-
fianza en su talento y en la claridad de sus ideas, que la llevaban
a decidirse por lo mejor.
Nunca dejó de laborar a favor de los peruanos .
Cuando los heridos no tenían de quien recibir auxilios , ella los
llevo a su casa y ayudada por sus hermanas Rosario y Demofila ,
procedieron a hacerles las primeras curaciones , llevando su abne-
gación y su destreza, a tal punto, que no disponiendo de meios.
para hacer las curaciones, extraían las balas superficiales, que mal-
tratan a los heridos , succionando primero , y tomando luego las ba-
400

las, con los dientes , que así se libraban de ese estorbo , que les can-
saba tanto martirio .
Cuando los chilenos tuvieron noticias de que las señoritas
Guevara, tenían en su casa algunos heridos, a los que atendían
con singular solicitud, asaltaron ese domicilio , que debió haber si-
do inviolable, y las insultaron y amenazaron .
Ellas lograron huír, llevando consigo los enfermos que podían
siquiera arastrarse, y aprovechando de la oscuridad de las calles ,
lograron ponerlos en lugar seguro .
Los desgraciados, que no pudieron ser llevados en hombros ,
por las tres débiles mujeres , no obstant : los esfuerzos que hicie-
ron, fueron asesinados en el mismo lecho del dolor, según la cos-
tumbre que dejaron establecida los invasores chilenos . Así se hizo
notoria la vida de estas hermanas, y desde esos momentos , los chi-
lenos fueron implacables para pers guirlas , por más que , ellas
conseguían casi siempre burlarlos y continuar serenas y tranqui-
las , su obra de engrandecimiento nacional , en medio de las rui-
nas en que todo había quedado envuelto .
401

PERFECTA HEREDIA DE

TAILLANQ

Los peruanos eran perseguidos con saña infernal y apenas si ,


podía escapar el que llegaba a ser distinguido por alguno de los
enemigos, y ni siquiera se libraba la casa en que se les veía en-
trar .
Sin embargo, nadie podía ver con indiferencia, la suerte de
los peruanos perseguidos, después de la derrota, y su corte de des-
gracias inmensas que era la continuación .
Doa Perfecta , mujer de gran corazón, y que su piedad infini-
ta la llevaba a no temer nada, ni aredrarse ante ninguna forma
de amenazas, logró salvar a las siguientes personas , que habían
ya cumplido como buenos al lado de su bandera : Mariano Soto ,
Guillermo Almanza, Absalón Quelopana, Eduardo Corrchano ,
Isaías Soto , Federico Albarracín, Mariano Franco y a muchos
otros .
Después, ella misma, se apersonó a las autoridades consulares ,
hasta conseguir, mediante la influencia de su palabra convincente ,
que se dieran toda clase de garantías a los habitantes de la ciudad
.
vencida , como era costumbre en todos los pueblos civilizados .
Años después , se dedicó a la educación de los hijos de los pe
ruanos , abriendo con tal objeto un colegio , en el que, se forma-
ron verdaderas madres de familia.
La influencia de esa educación , basada en la moral más pura
y en el respeto al derecho y al cumplimiento del deber, fué mirada
con ojos envidiosos por la autoridad chilena , quien creyó proce-
der correctamente, dando orden cobarde, de que ese centro de cultu-
ra, fuera clausurado inmediatamente, amenazando con fuertes pe-
nas, caso de reincidencia .
La señora de Taillanq, cumplió la orden amenazadora, sólo a
medias , y cuidándose y tomando toda clase de precauciones, para
-- 402 -

no sr sorprendida continuaba su obra de cultura , en el interior de


su casa, y siempre a puerta cerrada .
No obstante esta delicadeza , que en nada podía ofender la sus-
ceptibilidad del ocupante, se la obligó nuevamente a la clausura, im-
pidiendo la policía , que llegaran niños a la casa de esa buena pe-
ruana .
Lo que si, no pudo impedir, fué, que ella de la misma manera,
que lo hacen los misioneros siguiera dispersando la buena semilla,
doquiera se dirigía .

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- 403

ELOISA MAC CLEAN DE NUGENT

Gran patriota cumplió en el grupo de esas peruanas, que en


la hora del dolor, por las desgracias caídas sobre la patria, no se
limitaron a llorar el bien perdido , sino que actuaron en forma in-
teligente y activa, para salvar las primeras dificultades , que estor-
baban el correr de la normalidad de la vida .
En su viudedad, desgracia con la que la suerte quiso someterla
nuevamente a prueba, tampoco se doblegó y consiguió levantarse se-
rena e imperturbable, como que, tenía la grave responsabilidad de
educar a sus hijos.

Se puso al frente de la Compañia Inglesa de Vapores, de la


cual su esposo había sido agente en Tacna, y en compañía de sus
hijos , que laboraban con gran tino e inteligencia , asumió la re-
presentación , con todo su trabajo , con la inmensa responsabilidad
que sobre ella pesaba.
Desde los primeros pasos , puso las cosas en su sitio, y no con
sentía que entre sus empleados , cualquiera que fuera su categoría
hubieran chilenos . Su lema era : todos los empleados serán perua-
nos, y así lo cumplió.

Nunca las puertas de ese centro de trabajo , se cerraron para


cualquier peruano que solicitara apoyo, siempre que estuviera dis-
puesto a cumplir con su deber y llenar las obligaciones , que se le
fijaran.
Era uno de los primeros casos , y por eso llamó tanto la aten-
ción , de que una dama de cierta posición social espectable , rompi≥-
ra con los prejuicios y la tradición española, y se colocara frente.
a una oficina de trabajo , sentando desde entonces un magnífico
pr.cedente, que la mujer que la ha seguido, sabe imitar con honor.
y exactitud.
Jamás hubo contra esta señora, otras quejas , que no fueran
las de los chilenos, que no eran atendidos , y como se trataba
de una oficina sostenida por la bandera inglesa, estuvo en todo
— 404 —

momento perfectamente respaldada , siendo objeto de manifesta-


ciones de cariño, de quienes conocían cuanto valía esa mujer, que
en los días aciagos , en que el suelo patrio fuera profanado , ella
levantaba muy alto, el pabellón del trabajo , y de la más acrisola-
da moral .
-- 405 -
――

CRISTINA CARBAJAL DE VIDAL

Cuando esta ilustre dama, tuvo notilcias de que su esposo ha-


bía caído en el asalto de Arica, su deseperación no tuvo limites, y
corriendo mil riesgos , atravesó esos caminos, escondiéndose a ca-
da paso, para no caer en manos de los soldados enemigos , hasta
que pudo conseguir, que se le diera sepultura al compañero de su
vida. La peregrinación de esa noble mujer, no hay palabras como
explicar, lo que entrañaba de grave, noble y sublime.
Pensó luego , en la suerte de los que aún quedaban con vida,
y que no recibían ninguna clase de auxilios , pereciendo algunos ,
bajo la dura agonía de la sed, que sigue a la pérdida de la san-
gre.
Con algunas damas piadosas organizó una pequeña asociación
de socorros, y aún exponiéndose a las burlas y a los insultos de los
chilenos , y resguardándose con la insignia de la Cruz Roja, logra-
ron recoger algunos heridos, que así pudieron salvar algunos, y mo-
rir cristianamente y sin desesperación, aquellos sobre cuyas heridas.
habían tomado mayores precauciones.
No dejemos a nuestros hermanos decia, y se dirigía por to-
dos los sitios , donde sabía , que se había ocultado algún enfermo
o herido , para librarse del terrible repase , modalidad salvaje, que
puso en práctica , en medio de cantos báquicos y de destempladas
carcajadas, el vencedor del 79, en todas sus jornadas, en las que
siempre venció, por la superioridad del número.
La señora de Vidal, que consiguió sugestionar a sus buenas
compañeras , en el cumplimiento de este doloroso deber, no cejó
en sus funciones, mientras hubo heridos que curar y desgraciados
que consolar .
No obstante la escasez de recursos, puesto que, todas las en-
tradas habían sido tomadas por las autoridades chilenas, no le
faltaban mil medios de que valeroso , para proveerse de cuanto era
necesario, sin descender a recibir recursos de los enemigos de su
patria, que tan duros e inclementes, se habían mostrado .
406

UNA INDIA FRUTERA

Esta es una heroica incógnita , cuyo nombre, nadie se ha preo-


cupado de averiguar ; pero cuya acción demuestra bien a las cla-
ras, que la mujer indígena, no fué insensible a las desgracias na-
cionales .
El General Cáceres, que después de los desastres de San Juan
y Miraflores , s dirigió al centro , con el fin de dirigir la campaña .
aprovechando de la decisión de la indiada , que siempre había dado
grandes muestras de valor, había hecho su cuartel general en
Chosica, y se pr paraba a internarse, para dirigir sus operaciones
preliminares , con las que, se proponía, levantar el nombre del
Perú .
Después de haber celebrado varias conferencias en el salón
del hotel del pueblo en el que se había establecido momentáneamente ,
quedó por un momento solo , y fué entonces que una mujer joven
que comerciaba en fruta con la capital, y que llevaba el traje carac-
terístico , de la sierra , se acercó al General y emocionada y con
los ojos llenos de lágrimas, le contó ; que en el mismo tren que
regresara, venía un enviado de Lynch, cuya misión era asesinar-
lo, para cuyo acto, le habian entregado una fuerte suma de dine-
ro .
Yo pude oír la conversación , seguía diciéndole la frutera, por .
que no les hablo sino en quechua , y en la confianza de que, no en-
tiendo el castellano , no se cuidan de mí y hablan con toda confian-
za. Asi nude oir, que mandaban a un italiano que estaba encargado
de matarte. Vi luego llegar, continuaba la ingenua frutera , a un
extranjero de muy fea cara , se acercó al Jefe, hablaron en secreto ,
y ví que le entregaron algo.
He venido corriendo a pié, para decirte que te cuides, porque
es a ti, a quien van a matar.
Esta pobre mujer, corrió todos los riesgos imaginables , a una
muchacha, que se atreve a recorrer sola y a pié , esos , caminos , en
407

aquella época, en que los soldados chilenos , alevosos hasta la te-


meridad, se cruzaban por todas partes .
Esa infortunada criatura , no tenía otra visión, que salvar la
vida del General, porque, su instinto le decia , que de allí debía
partir la redención de su patria.
No fué un aviso inoportuno . Tampoco fué una calumnia . A
las pocas horas , llegó el extranjero anunciado y que por la viva
descripción , que de él le hiciera, pudo el General, ponerse en guar-
dia, librándose de una muerte segura.
Así fué la acción de la india. Por todas partes prestaba sus ser-
vicios , y como no tiene casi personería , no puede ni siquiera fijarse,
el nombre de aquellas , que se sacrificaron , muriendo unas al lado
de sus compañeros o de sus hijos , y defendiéndose hasta la teme-
ridad, de los ataques que a sus hogares, hacía la soldadesca ene-
miga .
¡ Pobre raza , siempre calumniada ! Sin embargo en cada alma
de esas mujeres, palpitaba una heroina, que no tenia ni siquiera la
idea de que su hazaña, que encontraba tan natural, fuera tomada
en consideración .
La india tomó parte en todos los combates , y se confundía
con el hombre, no siendo pocos los asaltos , en los que, a la termi-
nación de ellos , no se encontraron los cadáveres de esas criatu-
ras , que así se ofrendaban a esta patria, que ni siquiera es capaz
de comprenderlas .
La india , que nos ocupa, cumplió esa misión espontáneamente ,
sin que nadie se la encomendara, y salvó una preciosa existencia. Es
seguro , que sin esa advertencia, la vida del General, hubiera corri-
do mayores peligros .
Terminó su misión y se retiró tranquila a continuar la venta
: la fruta cosechada con tanto trabajo . Nadie volvió a pensar en
eila, ni tampoco ella , fué capaz de penetrarse del bien que había
>
cho a su patria , interponiéndose entre el cobarde asesino a quien
s le entregaba una cantidad de dinero , para que manchara sus
manos con sangre, y asesinara al regenerador del honor nacional.
Pasó por la vida , como una ave que cruza el espacio , sin de-
jar huellas de como terminó .
408

LA CANTINERA MARTA

Tal era el nombre con que generalmente se reconoció a Carmen


Reyes esa valiente mujer, que jamás tembló ante el peligro, y que
prestó importantes servicios en el ejercicio militante, poniendo en
acción, sus buneos sentimientos .
No sostenemos, el que la misión de la mujer sea la de ponerse
con las armas al brazo y matar, tal como lo hace el hombre, por-
que se llama el ser fuerts ; pero , cuando un país es visitado , por la
terrible calamidad , que se llama guerra, la desmoralización se ex-
tiende , se propaga por todas partes, hasta convertir en héroe, al
que alcanza a extinguir más vidas .
La Cantinera Marta, era , sin embargo , un ejemplar excep-
cional : si fué feroz en el combate, se le reconocía como una bo-
nísima mujer, tan luego como entraba en calma .
Terminada la Guerra con Chile, por el Tratado de Ancón, se
impuso el gobierno Militar, para combatir el cual se formó una
Coalición de los partidos políticos del país , frente a los cuales
se puso el ciudadano don Nicolás de Piérola . El entusiasmo que
esta decisión causara, llegó a todos los hogares, y fué entonces ,
que salió de su vida apartada, en el vecino pueblo de Huacho , la
mujer que en toda la campaña coalicionista se le reconoció con
este nombre .

Cuidaba a los enfermos y les proporcionaba medicinas y ali-


mentos ; entraba a los pueblos, sin inspirar sospechas , y de ellos
sacaba , cuanto habia de servir para aliviar la triste condición de
sus compañeros .
Infatigable en la acción, siguió toda la campaña, con tal bi-
zarría, que hasta se le llegó a conferir grado militar, en vista de
los servicios, que había prestado. Nada la arredraba, y en la to-
ma de los pueblos , así como, en la refriega de las encrucijadas , era
temible, por su arrojo y denuedo .
Resultó herida algunas veces ; pero el valor se sobreponía a
los dolores físicos , y después que se vendaba ella misma, los ras--
409 -

guños que recibía ( así los llamaba ella ) seguía , como poseída de
una fiebre que la impulsaba a la acción .
Cuando el ejército carecía de recursos, en alguno de esos para-
jes solitarios , era seguro, que la Cantinera Marta, sabría encon-
trar lo que nec sitaban, y así , marchaba sola, unas veces , y acom-
pañada de algun número de soldados de confianza , otras , para
regresar como portadora del consuelo , que se imponía fueran ví-
veres o noticias de posibilidad de adquirirlas .
Nunca fué causa de desórdenes , y al contrario, siempre se hi-
zo respetar de todos . Era un verdadero consuelo para el que su-
fría. Si algún enfermo estaba obligado a quedarse, cuando el
ejército seguía su acción , entonces la Cantinera Marta, se con-
vertía en la hermana de caridad, que consuela con su compañía y
con sus cuidados .
Fué un mixto de fiereza y de bondad esquisita , querida de pro-
pios y extraños, terminó su misión, con la entrada del ejército
coalicionista a la capital, a la caída del gobierno militar.
He cumplido con la misión , que voluntariamente me impuse ,
decía, cuando entró triunfante a la capital , luciendo su glorioso
uniforme, del grado conferido .
Se retiró lu go a la vida privada , y continuó siendo la mujer
pacífica , que lo fuera antaño . La vida contra naturaleza, que llevó
por largo tiempo, minó su organismo , y una serie de achaques se
conjuraron, para acabar con su existencia, dos años después de
haber entrado a la vida de reposo .
Existencia misteriosa , que no se ha estudiado lo suficiente,
por lo mismo que, perteneciendo a las clases populares, pasó como
una de tantas, sin que por eso , deje de ser acreedora a la gratitud
nacional .
- 410

COMISION DE CINCUENTA

SEÑORAS

(La Gran Colecta para la Guerra)

Las damas de la capital rivalizaron en generosidad y des-


prendimiento , para contribuír con objetos más o menos valiosos ,
según la categoría de las donantes, a aumentar los fondos de
guerra .
El Consejo Municipal, nombró una comisión de cincuenta se-
ñoras, bajo la Presidencia de la señora Rosa Mercedes Riglos de
Orbegoso, para que se encargaran de colectar objetos cuya rea-
lización en una rifa se aplicaría al cuidado de los heridos , y a soco-
frer a las viudas y a los huerfanitos.
La mujer estuvo entonces a la altura de los dolorosos momen-
tos, que se aproximaban, y nada omitió , para conseguir el fin pro-
puesto .
De casa en casa solicitaban lo que cada cual podia ofrecer y
de esa manera se amontoñaron multitud de objetos , que constitu-
yeron la Gran Fifa , que se llevó a cabo en setiembre de 1879 ,
después que los objetos se habían exhibido por buen número de
días, a medida que se iban recibiendo .
La Comisión de la Honorable Municipalidad solicitó de cada
una de las señoras colectoras, su intervención inmediata, a non-
bre de la ciudad , agradeciendo la prestación de este servicio pa-
triótico .
Las señoras que contribuyeron a esta obra fueron las siguien-
tes :
Rosa M. Riglos de Orbegoso .
Josefa Araníbar de Mendiburu.
Josefa La Barrera de Velarde.
Mercedes Soyer de Elster.
411

Zoila Eléspuru de Orbegoso.


Manuela Varela de Riglos.
Amelia Riglos de Moreira.
Leonor Segovia de Tezanos Pinto.
Catalina del Valle de Carrillo .
Leandra Raygada de Ezeta.
Francisca Espantoso de Elías.
Luisa Núñez de Cavero .
Matilde Stevenson de Basadre.
Teresa Lastres de García y García.
Leonor Pinto de Uriburu.
Mercedes Puente de Rosas .
Carmen Olavegoya de Correa .
Emilia López de Escobar .
Josefina del Valle de Chacaltana.
Matilde Orbegoso de Sandoval.
Rosalía Rossel de Bresani .
Jesús Beltrán de Elías.
Virginia La Torre de Valle Riestra.
Enriqueta Vélez de Corzo .
Santos Chávez de Elguera.
Cristina Bustamante de Cisneros ,
Francisca Iribarren de Soria.
Benjamina Eléspuru de González.
Jesús Olavegoya de La Puente.
Matilde Guerra de Miró Quesada .
Amalia Laos de Barreda .
Dolores Cavero de Grau.
Eulalia Alvarez de Ribeyro .
Belica Delgado de Delgado .
Mercedes Guisse de Dartnell.
Angela Moreno de Gálvez,
Clementina López, Aldana de Bryce.
Rosa Sauri de Valdeavellano .
Francisca Irigoyen de Elguera.
Elvira Derteano de Kruger.
Augusta S. de Alvarez Calderón.
Elena Paz Soldán de Alayza.
Virginia Osores de Porras.
Francisca Risco de Mandalengoitia.
- 412

Petronila Puente de Marriott.


Maria Aramburú de Sánchez.
María Moreira de Prevost.
Santos Mendivil de Ayulo.
Eugenia Noble de Freundt.
Francisca Canseco de Castilla.

Puede asegurarse, de manera general, que no hubo persona


que dejara de contribuír a formar el fondo de guerra, citándose
hasta el caso , de aquellos dos niñas , que no pudiéndo disponer
de un donativo , po pobre que fuera , se cortaron de manera vo-
luntaria, las hermosas trenzas , que formaban su más lindo orna-
to .
Cada una de las señoras, que formaban las comisiones , llega-
ron a dirigirse a las damas residentes en Lima, y en los balnea-
rios , consiguiendo, sin esfuerzo, que todas correspondieran a las
espectativas nacionales.
Como siempre, la mujer peruana, brilló por su entusiasmo y
generosidad.
Este libro mereció ser premiado en el Concurso promovido por el Instituto
Histórico, con el Primer Premio .
"Impresiones de viaje. A través de Buenos Aires".
Contiene lo más importante que hay en esta gran ciudad, estudiando a gran-
des rasgos, su historia, educación, progresos agrícolas, industriales y comerciales ;
y en suma, todo cuanto pueda interesar a la persona que se proponga conocer esta
importante y magnífica villa.
"Imresiones de viaje. A través de Montevideo y Río Janeiro".
Descripción de la belleza natural, que encierra esta rica zona sudamericana , y
estudio de sus principales instituciones fuentes de progreso .
"Impresiones de viaje . Del Cuzco a Buenos Aires".
Es la descripción con notas históricas, y geográficas locales , de la altiplanicie
de Puno, del lago Titicaca, La Paz, Oruro , las salitreras , Antofagasta, Coquim-
bo, Valparaíso, Viña del Mar , Santiago, Los Andes, Mendoza , y la pampa , has-
ta Buenos Aires . De regreso : Iquique , Arica y Mollendo .
"Impresiones de viaje . A través de Trujillo y del Valle de Chicama".
Estudio detenido sobre el momento histórico de Salaverry y de Trujillo , así
como de su importancia, como ciudad colonial . Descripción del valle de Chica-
ma y estudio de la grandeza de sus grandes haciendas cañaveleras : Chiclín, Casa
Grande, Roma, Cartavio y Chiquitoy . Contiene una serie de observaciones sobre
los grandes bienes que el país puede recibir de este gran centro de trabajo .
"Progreso industrial y agrícola del Perú.-Estudio de las principales
industrias establecidas".
Fábricas de tejidos , de vidrios , de calzado , de papel , de conservas , de aceite ,
de jabón y velas , de fideos , de sombreros , de aguas gaseosas, de escobas , de cor-
tinas , de mosaicos, de madera, de galetas y connies, eu., in. h6*1 སཅ་ བ “
ricultura , etc.
"Estudio histórico progresivo de las principales instituciones públi-
cas, educacionales y de Beneficencia".
Universidades, Colegios , Escuelas, Hospitales , Asilos , etc. , etc. , Libre-
rías, Bibliotecas .
"Luchas del Corazón" .
Novela psicológica de carácter histórico nacional .
"Para mi Album".
lección de cuentos y artículos de costumbres .
V Escolar" .
Serie de Alegorías Patrióticas y Comedias , aparentes para ser representadas
s Colegios y las Escuelas .
" on o lo que no muere".
a psicológico en cuatro actos .
La Educación del niño indígena".
Oretación que debe dársele , para convertirla en una realidad .
"Fundición del Asilo de la Infancia".
Ha ciudad del Cuzco .
nde icias de la Educación femenina, correspondientes a la misión
Social, que debe llenar la mujer en América" .
La presentado al Congreso Científico , primero Panamericano, que se
u Santiago .
alidad en la educación".
⠀ɔ presentado al Congreso Feminista re'n'do en Buenos Aires .
ne intelectual".
abajo presentado al Congreso del Niño , reunido en Tucumán .
saciones familiares".
taciones sobre Moral , Historia y otros tópicos de interés social .
femenina per" ana" .
a de artículos de las principales escritoras peruanas, desde la Colo-
estros días .
IMPRENTA AMERICANA
Plazuela del Teatro. - LIMA

29
1759
1
ALDERMAN LIBRARY
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indicated below

DUE DUE

96
4/19/

Usually books are lent out for two weeks, but


there are exceptions and the borrower should
note carefully the date stamped above . Fines
are charged for over-due books at the rate of
five cents a day; for reserved books there are
special rates and regulations. Books must be
presented at the desk if renewal is desired .
XX 001 149 552

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