Nuestro Firme Fundamento
Nuestra Misión
La misión de Hope International y de los
redactores de Nuestro Firme Fundamento es
la de presentar claramente a Cristo y su ver­
dad. Los días que le restan a este mundo son
pocos, y debemos trabajar rápidamente. De­
bemos proclamar intrépidamente las verda­
des históricas del adventismo que nos colo­
can sobre un fundamento tan firme en medio
de nuestro mundo turbulento.
Los Redactores.
Acerca de Hope International
Hope International es un ministerio fundado,
sostenido y operado por adventistas del sép­
timo día quienes asisten a la iglesia adven­
tista del séptimo día en la proclamación del
Evangelio Eterno en todas las formas que
son consistentes con los principios de Dios
como han sido revelados por la Inspiración.
Redactor Ejecutivo: Ron Spear
Director Ejecutivo: Joe Olson
Redactor Administrativo: Harvey Steck
Administradora de la Librería: Celeste
Morais
Nuestro Firme Fundamento
es publicado por:
Hope International
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Lunes a Jueves de 8:00 a.m. a 5:00 p.m.
Viernes de 8:00 a.m. a 12:00 p.m.
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Internet: http://www.hopeint.org
Por favor, nótese que no tenemos ninguna
persona de habla hispana en nuestra oficina
principal. Por lo tanto, pedimos que las lla­
madas y la correspondencia por escrito sean
en inglés. ¡Gracias por su paciencia!
Junio 2005 Contenido
Editorial: Caminando en la Luz ...................................................... 2
Joe Olson
La Iglesia Militante y la Iglesia Triunfante..................................... 3
Clark Floyd
¿Qué podemos aprender de la visión de dos montes, cuatro carros, y
caballos de cinco colores diferentes?
Cómo Restarurar Nuestra Iglesia, Parte 1 ...................................... 5
Vance Ferrell
Nueve pasos para una exitosa reforma
Las Condiciones Para la Aceptación .............................................. 8
Anónimo
“Si usted ha cumplido con las condiciones, crea en Dios, ya sea que
se sienta diferente o no.”
En Él Estáis Cumplidos, Parte 3 .................................................... 11
Elena G. de White
Si estoy en Cristo, ¿ cómo actuaré hacia los demás?
La Tormenta de Persecución que se Avecina .............................. 13
Will Ross, Elmer Johnson, y Everett Rogers
Una declaración de Elena G. de White en Loma Linda, California,
alrededor del año 1908.
El Plan Educativo de Dios............................................................. 16
Clark Floyd
¿Nos estamos preparando para proclamar el fuerte pregón?
Vislumbres de los Pioneros .......................................................... 19
Ecos de los Pioneros ..................................................................... 20
Notas Históricas............................................................................. 23
Cartas al Redactor ......................................................................... 24
Hope International no solicita diezmos, sin embargo, somos una organización mere­
cedora de recibir diezmos y los aceptamos. Usamos el diezmo solamente para el mi­
nisterio del Evangelio. Donaciones marcadas como “Ministerio Evangélico” serán
consideradas diezmo.
 Editorial: Caminando en la Luz
“Tenemos también la palabra pro­
fética más permanente, a la cual
hacéis bien de estar atentos como a
una antorcha que alumbra en lugar
oscuro hasta que el día esclarezca, y
el lucerode la mañana salga en vues­
tro corazón.” 2 Pedro 1:19.
¡Oh, cuánto amo este texto! Se
nos dice que la palabra profética es
aún más permanente que las declara­
ciones de testigos, o las voces del
cielo.
“Porque no os hemos dado a co­
nocer la potencia y la venida de
nuestro Señor Jesucristo, siguiendo
fábulas por arte compuestas; sino
habiendo con nuestros propios ojos
visto su majestad. Porque él había
recibido de Dios Padre, honra y glo­
ria, cuando una voz fue a él enviada
de la magnífica gloria: Este es mi
Hijo amado, en el cual me he agra­
dado. Y nosotros oímos esta voz en­
viada del cielo, cuando estábamos
junto con él en el monte san­
to.”Versículos 16–18.
Es esa palabra profética a la que
(nosotros) “hacemos bien de estar
atentos.” Estando atentos “como a
una antorcha que alumbra en lugar
oscuro.” ¡Qué ilustración tan sencilla
y poderosa! Cuando estamos en la
oscuridad, siempre nos concentramos
en la luz, o en aquello sobre lo cual
está resplandeciendo la luz, porque
es la única manera en que podemos
caminar con seguridad, de lo contra­
rio tropezaremos en el camino.
Nadie en su sano juicio teniendo
una luz, rehusaría usarla para ilumi­
nar su camino. De la misma manera,
las profecías son guías seguras para
conducirnos en la dirección correcta.
Y esas profecías hemos de usarlas
como nuestra “luz” hasta que el día
2 Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
Autor: Joe Olson
esclarezca. Una vez que venga el día,
ya no se necesita la “luz” profética
para iluminar el camino. Entonces
hay una iluminación perfecta y no es
necesaria otra luz. Oh, cuando ese
día amanezca, todo se aclarará ver­
daderamente.
Ahora, “por fe andamos, no por
vista.” 2 Corintios 5:7. Entonces an­
darems por vista. “Ahora vemos por
espejo, en obscuridad; mas entonces
veremos cara a cara.” 1 Corintios
13:12. Tristemente no estamos toda­
vía en aquel “día”, paro alabado sea
el Señor, no hemos sido dejados sin
luz; se nos ha dado “la palabra profé­
tica más permanente.” Como decla­
ramos anteriormente, nadie que esté
en tinieblas debería fracasar en obte­
ner una luz para poder ver. De hecho,
mucha gente se siente aterrorizada de
la obscuridad. Es incomprensible que
alguien prefiera estar en la obscuri­
dad, sin ninguna luz. Sin embargo,
tenemos consejo inspirado que indica
que algunos hacen justamente eso:
“¿Podrán los que tienen casi todo
que aprender, mantenerse alejados de
cada reunión donde hay una oportu­
nidad de investigar los mensajes que
llegan al pueblo, simplemente porque
se imaginan que los puntos de vista
sostenidos por los maestros de la
verdad puede que no estén en armo­
nía con lo que ellos han imaginado
como la verdad? Eso fue lo que
hicieron los judíos en los días de
Cristo, y se nos ha advertido que no
hagamos lo que ellos hicieron, para
que no seamos guiados a escoger las
tinieblas en vez de la luz, porque
había en ellos un corazón malo de
incredulidad para apartarse del Dios
vivo.” Counsels on Sabbath School
Work, págs. 29–30.
¿Cuán a menudo aquellos que son
llamados por el nombre de Dios se
niegan a sacar provecho de las reu­
niones, de los libros, sermones, audio
casetes, revistas, boletines, y cosas
por el estilo, y sin embargo le oran a
Dios para recibir más luz, por su
bendición, por su salvación? Nues­
tros corazones ansían que el Espíritu
Santo sea derramado sobre nuestro
pueblo, aunque sabemos que Dios
nunca puede permitirlo hasta que su
pueblo esté dispuesto a escuchar la
verdad procedente de cualquiera que
él escoja usar. Nuevamente, Dios
habla a través de su profetisa:
“Nadie puede permitirse el que­
darse atrás en una actitud de indife­
rencia y confianza propia, diciendo:
‘Conozco lo que es la verdad. Estoy
satisfecho con mi posición. Me sien­
to seguro, y no me moveré de mi po­
sición, venga lo que venga. No escu­
charé el mensaje de este mensajero;
porque sé que no puede ser la ver­
dad.’ Es a causa de haber seguido
esta misma trayectoria que las igle­
sias populares fueron dejadas en obs­
curidad parcial, y es por eso que los
mensajes del cielo no las han alcan­
zado.” Ibid., pág. 28.
Pronto, muy pronto Jesús ha de
regresar. Espero que cada uno esté
dispuesto a que los mensajes del cie­
lo lo alcancen. La “Estrella de la ma­
ñana” pronto nos llamará, y final­
mente iremos al hogar, bañados en la
luz contínua que procede del trono de
Dios.
¡Ven, Señor Jesús!
Joe Olson sirve como director ejecutivo y
presidente de la junta de Hope International.
También viaja como un orador internacional.
 La Iglesia Militante y la Iglesia Triunfante
¿Qué podemos aprender de la visión de dos montes,
cuatro carros, y caballos de cinco colores diferentes?
Dios está en control. No hay nada
que pase en la historia de lo cual
Dios no esté consciente antes de que
ocurra. “Por cuanto conozco que eres
obstinado, y barra de hierro tu cerviz,
y tu frente de bronce, por eso, te lo
dije ya hace tiempo; antes que suce­
diera te lo advertí. . . . te he hecho oír
cosas nuevas y ocultas que tú no sa­
bías”. Isaías 48:4–6.
Dios sabía que la apostasía, la
creciente mundanalidad, tendría lu­
gar en nuestra amada Iglesia Adven­
tista del Séptimo Día antes de que
ocurriera. A través de las Escrituras y
del espíritu de profecía, él predijo lo
que habría de tener lugar. “Desde
ahora os lo digo antes que suceda,
para que cuando suceda, creáis que
yo soy.” (Juan 13:19)
En Zacarías 6:1–8, tenemos una
profecía que fue dada en la forma de
una parábola. (“Todo esto habló Je­
sús en parábolas a la gente, y sin pa­
rábolas no les hablaba nada.” Mateo
13:34.) Esta profecía envuelve mon­
tes, caballos, y carros y colores—
pero, ¿qué significa? Examinémosla
más detalladamente, usando las Es­
crituras para interpretar las Escritu­
ras, un poquito aquí, otro poquito
allá. Véase Isaías 28:10; 1 Corintios
2:13.
“De nuevo alcé mis ojos y miré, y
he aquí cuatro carros que salían de
entre dos montes; y aquellos montes
eran de bronce. En el primer carro
había caballos alazanes, en el segun­
do carro, caballos negros, en el tercer
carro, caballos blancos, y en el cuarto
carro, caballos tordos vigorosos.
Tomé entonces la palabra y dije al
ángel que hablaba conmigo: Señor
mío, ¿qué es esto? Y el ángel me
respondió y me dijo: Éstos son los
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
Autor: Clark Floyd
cuatro vientos de los cielos, que sa­
len de presentarse delante del Señor
de toda la tierra. El carro de los caba­
llos negros salía hacia la tierra del
norte, y los caballos blancos salieron
tras ellos, y los tordos salieron hacia
la tierra del sur. Y los alazanes salie­
ron y se afanaron por ir a recorrer la
tierra. Y dijo: Id, recorred la tierra. Y
recorrieron la tierra. Luego me lla­
mó, y me habló diciendo: Mira, los
que salieron hacia la tierra del norte
han aplacado mi Espíritu en la tierra
del norte.” Zacarías 6:1–8.
Descifrando los Simbolos
Montes: Al examinar esta profe­
cía, primeramente debemos pregun­
tarnos, ¿qué son los dos montes de
bronce? ¿Qué representan en las Es­
crituras? Antes de buscar en otros
libros de la Biblia, miramos en Zaca­
rías para ver si hay un significado
espiritual para monte. En Zacarías
8:3 encontramos: “Así dice Jehová:
Yo retornaré a Sión, y moraré en me­
dio de Jerusalén; y Jerusalén se lla­
mará Ciudad de Verdad; y el monte
de Jehová de los ejércitos, Monte de
la Santidad.” Todo énfasis es supli­
do.
Monte se usa claramente en las
Escrituras para describir al pueblo de
Dios, su iglesia. Isaías 51:16 declara
en parte “Y decir a Sión: Pueblo mío
eres tú”. Véase también Daniel 9:16,
20; Isaías 2:2–3.
Pero aquí en Zacarías tenemos
dos montes de bronce, y de entre
ellos vemos que vienen caballos y
carros.
Bronce: La primera definición
dada en la Strong’s Exhaustive Con­
cordance [la Concordancia en inglés
de Strong] para la palabra hebrea
usada aquí para bronce es “cobre”.
El cobre es un metal puro, aunque el
bronce es un metal fuerte que no se
corroe. Los pies de Jesús son descri­
tos como “semejantes al bronce bru­
ñido” en Apocalipsis 1:15.
Esos dos montes de bronce des­
criben a la iglesia de Dios, su pueblo,
durante las dos épocas en la historia
de la iglesia cuando son un pueblo
puro. En la era del Antiguo Testa­
mento nunca fueron puros; conti­
nuamente estaban yendo en contra de
los mensajes de los profetas de Dios.
Pero al comienzo del Nuevo Testa­
mento, en el tiempo del Pentecostés,
eran una iglesia pura:
Esos dos montes de
bronce describen a la
iglesia de Dios, su pueblo,
durante las dos épocas en
la historia de la iglesia
cuando son un pueblo pu­
ro.
“Y cuando llegó el día de Pente­
costés, estaban todos unánimes jun­
tos. Y de repente vino del cielo un
estruendo como de un viento recio
que soplaba, el cual llenó toda la casa
donde estaban sentados; y se les apa­
recieron lenguas como de fuego, que,
repartiéndose, se posaron sobre cada
uno de ellos. Y todos fueron llenos
del Espíritu Santo, y comenzaron a
hablar en otras lenguas, según el Es­
píritu les daba que se expresasen.”
Hechos 2:1–4.
El único tiempo en que la iglesia
será pura es cuando ésta sea com­
puesta por los 144,000 quienes son
3
descritos como “vírgenes” sin que se
hallara “mentira” en su boca, “sin
mancha delante del trono de Dios”.
Apocalipsis 14:4–5. Nuevamente el
Espíritu Santo será derramado. Véase
Joel 2:28.
“Revestida de la armadura de la
justicia de Cristo, la iglesia entrará
en su conflicto final. ‘Hermosa como
la luna, esclarecida como el sol, im­
ponente como ejércitos en orden’
(Cantares 6:10), ha de salir a todo el
mundo, vencedora y para vencer.”
Profetas y Reyes, pág. 535.
Pablo nos adviritió acerca del
tiempo entre estas dos iglesias: “Na­
die os engañe en ninguna manera;
porque no vendrá [la venida de Cris­
to] sin que antes venga la apostasía, y
sea revelado el hombre de pecado, el
hijo de perdición.” 2 Tesalonisenses
2:3.
Carros: Los carros representan la
iglesia de Dios, la mensajera de la
verdad, durante esos períodos. “En
lugar de poner vuestro peso en contra
del carro que está siendo halado a lo
largo de un sendero inclinado, debe­
ríais trabajar con toda la energía que
podáis producir para empujarlo hacia
adelante.” Review and Herald, 18 de
marzo del 1890. Véase también Joel
2:5.
Caballos: Pero, que pasa con los
caballos y los carros? Nuevamente,
buscando en Zacarías 1:8–11: “Vi de
noche, y he aquí un varón que cabal­
gaba sobre un caballo bermejo, el
cual estaba entre los mirtos que había
en la hondura; y detrás de él había
caballos bermejos, overos [entreca­
nos] y blancos. Entonces dije: ¿Qué
son éstos, señor mío? Y díjome el
ángel que hablaba conmigo: Yo te
enseñaré que son éstos. Y aquel va­
rón que estaba entre los mirtos res­
pondió, y dijo: Estos son los que Je­
hová ha enviado a recorrer la tierra.”
En Zacarías 10:3 leemos: “Contra
los pastores se ha encendido mi eno­
jo, y castigaré los machos cabríos;
mas Jehová de los ejércitos visitrará
su rebaño, la casa de Judá, y tornará­
los como su caballo de honor en la
guerra.” Joel 2:2, 4, 11 dice: “Un
4 Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
pueblo grande y fuerte, nunca más
desde el siglo fue semejante, ni des­
pués de él será jamás en años de ge­
neración en generación. . . . Su pare­
cer, como parecer de caballos, y
como gente de a caballo. . . . Y Jeho­
vá dará su voz delante de su ejérci­
to”.
Finalmente, “Los movimientos
espasmódicos y caprichosos de algu­
nos que pretenden ser cristianos, es­
tán bien representados por la forma
en que se mueven los caballos fuertes
pero no domados.” Testimonios para
los Ministros, pág. 490.
Por eso concluimos que los caba­
llos representan al pueblo de Dios
durante el período entre el Pentecos­
tés y los 144,000.
El primer caballo era rojo. El rojo
puede representar el pecado (Isaías
1:18), o sangre (2 Reyes 3:22—
“rojas como sangre”). Véase también
Primeros Escritos, págs. 18–19.
Los caballos rojos y el carro re­
presentan el primer período de la
iglesia después del Pentecostés. To­
dos los apóstoles, excepto Juan fue­
ron martirizados, como también lo
fueron muchos de los primeros cris­
tianos. Véase Foxe’s Book of Mar­
tyrs. Nótese también que esa era una
iglesia que no tenía una dirección
específica en la cual ir—la muerte
era su destino final.
Los caballos negros y el carro
que habían de ir “hacia la tierra del
norte” (Zacarías 6:6) representan al
pueblo de Dios durante la Edad Me­
dia, desde el 538 D.C. al 1798. “A la
tarde del día, ya que oscurecía, en la
oscuridad y tiniebla de la noche.”
Proverbios 7:9. “El camino de los
impíos es como la oscuridad: No
saben en qué tropiezan.” Proverbios
4:19. El Norte, en la Biblia, a menu­
do representa a Babilonia. “. . .Del
aquilón. . .Nebucodonosor, rey de
Babilonia, rey de reyes”. Ezequiel
26:7.
Muchas personas fueron enviadas
con la Palabra de Dios—los valden­
ses, los hugonotes, y finalmente, los
reformadores (véase El Conflicto de
los Siglos). Estos grupos trataron de
alcanzar a la gente que estaba bajo el
control del papado. El papado está
representado por Babilonia en la pro­
fecía. Véase Apocalipsis, capítulos
17 y 18.
Los caballos blancos y el carro
representan a la iglesia de Filadelfia.
El movimiento millerita. El blanco
representa gente pura: “Muchos se­
rán lavados, y emblanquecidos y pu­
rificados”. Daniel 12:10; véase tam­
bién Apocalipsis 19:8. “Entre todos
los grandes movimientos religiosos
habidos desde los días de los apósto­
les, ninguno resultó más libre de im­
perfecciones humanas y engaños de
Satanás que el del otoño de 1844.” El
Conflicto de los Siglos, pág. 453.
En Apocalipsis 3:7–12 la iglesia
de Filadelfia, la iglesia del amor fra­
ternal, no recibe ninguna condena­
ción. Zacarías 6:6 muestra que ellos
también predicaron en la tierra del
norte—en Babilonia. En la época de
Miller, la moderna Babilonia repre­
sentaba a los católicos y a los protes­
tantes (Babilonia y sus hijas). Véase
El Conflicto de los Siglos, págs. 432–
434.
Notamos que los que van hacia la
tierra del norte han apaciguado el
espíritu en la tierra del norte. Véase
Zacarías 6:8. El Espíritu Santo está
siendo resisitido o silenciado por los
que están en Babilonia.
Después de la iglesia de Filadelfia
viene la iglesia de Laodicea—la Igle­
sia Adventista del Séptimo Día. Esto
está simbolizado por el carro siendo
halado en dos direcciones diferentes
por dos grupos de caballos diferen­
tes. Véase Zacarías 6:6–7.
La Iglesia Adventista del
Séptimo Día. Esto está
simbolizado por el carro
siendo halado en dos di­
recciones diferentes por
dos grupos de caballos
diferentes.
Uno de los grupos de caballos es­
tá compuesto por caballos overos—
moteados o grises. No son ni blancos
ni negros—ni fríos ni calientes. Se
dirigen hacia la tierra del sur. Véase
Zacarías 6:6. Cuando “Movió Abram
de allí, caminando y yendo hacia el
Mediodía” (Génesis 12:9), él se en­
caminaba hacia Egipto. Egipto, en la
Biblia, representa el ateísmo y la
mundanalidad. Véase Apocalipsis
11:8; El Conflicto de los Siglos, pág.
312 .
Este grupo de caballos overos es­
tá guiando al último carro hacia
Egipto o el mundo. Son el primer
grupo de caballos.
Hablando acerca de la Iglesia Ad­
ventista del Séptimo Día, nuestra
profetisa dijo: “La iglesia se ha de­
vuelto de seguir a Cristo su Líder y
está constantemente retrocedienco
hacia Egipto. Sin embargo, pocos
están alarmados o sorprendidos ante
su falta de poder espiritual. La duda
y hasta la incredulidad hacia los tes­
timonios del Espíritu de Dios, está
leudando nuestras iglesias por todas
partes. Así lo desea Satanás.” Testi­
monies, tomo 5, pág. 217; véase tam­
bién ibid., pág. 211; ibid., tomo 1,
págs. 608–609; ibid., tomo 9, pág.
164; Obreros Evangélicos, págs. 15–
16.
Ahora, por favor, nótese que so­
lamente hay un carro pero hay dos
Cómo Restarurar Nuestra Iglesia, Parte 1
Nueve pasos para una exitosa reforma
¿Que debemos hacer para expe­
rimentar esa unidad en el espíritu y
en la verdad que Cristo anhela ver
en su iglesia? El siguiente artículo
ha sido adaptado del libro del mismo
autor titulado Bringing It Back: A
Message to Our Denominational
Leaders on All Levels.
¿Es usted un líder en la iglesia?
Puede que no lo crea, pero cualquie­
ra que sea su posición o responsabi­
lidad—usted puede influir sobre
otros para bien. Todos los que son
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
grupos de caballos. No hay otra igle­
sia después de la Iglesia Adventista
del Séptimo Día. La Iglesia Adven­
tista del Séptimo Día nunca se con­
vierte en Babilonia. No se vuelve la
Iglesia Adventista Reformada. ¡Pero
algo sí ocurre!
Hay un segundo grupo de caba­
llos envuelto con este carro—otro
grupo dentro de la misma iglesia.
Estos caballos son de color tordo o
bayo. En muchas Biblias King James
en inglés hay una nota de pie de pá­
gina la cual indica que la palabra tra­
ducida como “tordos [bayos]” pudo
haber sido traducida como “fuerte.”
Proviene de una raíz principal que
significa estar alerta, la cual es tra­
ducida en algunos lugares como “te­
ner buen ánimo” o “ser de mente
firme.” Véase la Strong’s Concor­
dance.
La Iglesia Final y Purificada de
Dios
Esos caballos se afanan por ir a
recorrer la tierra. Este es un grupo
que se esfuerza por proclamar el ver­
dadero mensaje final de Dios—los
mensajes de los tres ángeles en su
totalidad—a todo el mundo. “Se afa­
nan” en el versículo 7 significa “bus­
car” o “luchar en pos.” Véase la
Autor: Vance Ferrell
leales a los intereses de la iglesia
recibirán este mensaje.—Los Redac­
tores.
A nuestros líderes a todos los ni­
veles de la Iglesia Adventista del
Séptimo Día. Les saludo con todo el
respeto que merecen. Este pequeño
libro contiene importantes principios
que pueden ayudarles en su obra de
fortalecer a nuestra iglesia. Aquí en­
contrarán principios que pueden res­
taurar la confianza, aliviar los cre­
Strong’s Concordance.
Finalmente se da la orden: “Id,
recorred la tierra. Y recorrieron la
tierra”. Zacarías 6:7. Compárese con
Zacarías 10:12; Miqueas 4:5. Dois
tendrá un pueblo, un pueblo que
obedientemente estará de parte de la
verdad. Purificará a su iglesia. Los
tordos guiarán hacia la segunda mon­
taña de bronce y se convertirán en
los 144,000.
“El cuidado de Dios pos su
herencia es constante. No tolera que
venga aflicción alguna sobre sus
hijos, a no ser aquellas que son esen­
ciales para su bienestar presente y
eterno. Purificará a su iglesia, como
Cristo purificó el templo durante su
ministerio terrenal.” Hechos de los
Apóstoles, pág. 418; véase también
Testimonies, tomo 4, pág. 17.
La pregunta es—¿Estará usted en­
tre los caballos moteados o entre los
tordos? ¿Estará entre los 144,000?
¿Estará en la iglesia purficaca?
¡Entréguese completamente a Je­
sús y estará en la iglesia triunfante!
Clark Floyd reside en Leicester, North Caro­
lina. Es un miembro de la junta directiv y un
orador de Hope International.
cientes problemas, reducir la
constante pérdida de nuestros miem­
bros más fieles, e invertir una base
financiaera cada vez más precaria.
Si se consideran atenamente y se
siguen de manera cuidadosa, los
principios que siguen pueden ayudar­
los grandemente en su propia porción
de la obra del Señor. Sin embargo, si
son adoptados a una escala más ex­
tensa, estos principios, hasta el grado
en que sean aplicados, son capaces
de cambiar la dirección de nuestra
5
iglesia, y capacitarla para cumplir
con la misión que Dios originalmente
le asignó..
Agradecido por esta oportunidad
de hablarles, los respetados líderes de
nuestra denominación, les agradezco
por darle a este breve mensaje su
cuidadosa atención.
Nuestra Crisis Actual
¿Dónde podemos ir, adónde pó­
demos buscar respuestas para la cri­
sis actual de la iglesia? Al examinar­
la cuidadosamente, descubrimos que
los problemas ocultos que ahora nos
enfrentan pueden ser hallados en la
historia de los israelitas. Ciertamente,
puede que resulte sorprendente el
hecho de que, no solamente nuestros
problemas básicos—sino su solu­
ción—puede ser hallada en el Anti­
guo Testamento.
Puede que en ese entonces, los is­
raelitas no hayan tenido los innume­
rables problemas que nuestra deno­
minación está experimentando hoy
día; sin embargo, causas ocultas que
condujeron a su colapso en ese tiem­
po son idénticas a las que están co­
rroyendo los fundamentos de nuestra
iglesia en la actualidad.
Desafortunadamente, hay perso­
nas en nuestras iglesias, colegios y
universiades—hombres y mujeres
quienes están solamente parcialmen­
te convertidos—quienes le están en­
señando a los miembros de iglesia y
a los estudiantes que ya no es necesa­
rio obedecer los mandamientos de
Dios.
Tenemos muchos líderes buenos
quienes se sienten perplejos ante la
magnitud de nuestros problemas, y
cómo resolverlos. Algunos han per­
dido toda esperanza de encontrar so­
luciones a las crecientes dificultades.
Pero, gracias a Dios, su Palabra es­
crita explica tanto los problemas co­
mo las soluciones en asombroso de­
talle. La Escritura revela cómo los
líderes de nuestra iglesia actual—
pueden volver a llevar a la iglesia de
vuelta a Dios en arrepentimiento y
sincera obediencia a su santa ley.
6 Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
De modo que pueden ver cuán
importante es este breve mensaje.
Por favor, les animo a que lo consi­
deren cuidadosamente.
Esperanza en la Palabra de Dios
En los libros de Dios, encontra­
mos una puerta de esperanza. Si us­
tedes—los líderes del Israel moder­
no—solamente abrieran y entraran
por esa puerta, es la sincera creencia
de muchos que nuestra iglesia podría
ser retornada a su pureza histórica.
Verdaderamente podría decirse de
ustedes: “¿Y quién sabe si para esta
hora te han hecho llegar al reino?”
(Esther 4:14).
El Antiguo Testamento repetida­
mente revela no solamente cómo la
iglesia llegó a estar en apostasía sino
cómo se recuperó de ella. Era un pa­
trón que ocurrió repetidas veces a
través de los siglos. ¡Hoy día pode­
mos usar ese patrón de recuperación
para restaurar a nuestra iglesia a la
reverencia hacia Dios y a la obedien­
cia a sus Escritos Inspirados! ¡Sé que
eso es lo que ustedes quieren!
“Y estas cosas les acontecieron
como ejemplo, y fueron escritas para
amonestarnos a nosotros, a quienes
han alcanzado los fines de los si­
glos.” 1 Corintios 10:11.
En esos ejemplos encontramos un
patrón para el éxito, ¡un patrón que
tuvo éxito! Así como, con la ayuda
de Dios, líderes piadosos en la anti­
güedad reiteradas veces llevaron a la
iglesia de vuelta a Dios, ¡igualmente
se puede hacer hoy día!
Respetados líderes, a todos los
niveles de nuestra obra, ¡les digo que
se puede hacer! Tomen valor en ese
hecho. Con la ayuda de Dios, ¡pue­
den tener una parte en hacer esa
obra! Las respuestas se encuentran
en la Palabra de Dios.
Puede que no piensen que su po­
sición de liderazgo en la iglesia sea
muy importante. Puede que usted
solamente sea un maestro de escuela
sabática, una superintendente de es­
cuela sabática, el encargado de la
obra misionera de la iglesia, el líder
de la juventud, el primer anciano.
Puede que sea un pastor local o un
líder de distrito.
O puede que esté al mando de una
de las posiciones ejecutivas más im­
portantes en una de nuestras asocia­
ciones, uniones, casas publicadoras,
hospitales o en la Asociación Gene­
ral.
Cualquiera que sea su puesto, hay
personas que diariamente lo miran a
usted para obtener dirección y lide­
razgo. Quieren seguir donde usted
dirija. Y le aseguro, donde usted ca­
mine, muchos seguirán.
¡Qué tremenda responsabilidad es
la de ser un líder en la iglesia en la
actualidad! A la vista de Dios, usted
está dirigiendo a otros—hombres,
mujeres y niños—ya sea hacia arri­
ba o hacia abajo. No hay un terreno
intermedio.
Es un hecho solemne el que, en
cualquier nivel que sea, su posición
de liderazgo en la iglesia se encuen­
tra escrita en los libros del Cielo.
Usted tiene una responsabilidad im­
portante a la vista de Dios. Es una
responsabilidad que debería hacerle
temblar, no sea que descuide la obra
que se le ha encomendado.
Usted tiene una respon­
sabilidad importante a la
vista de Dios. Es una res­
ponsabilidad que debería
hacerle temblar, no sea
que descuide la obra que
se le ha encomendado.
Problemas en la Iglesia Antigua
Examinemos brevemente lo que
ocurrió en la iglesia antigua. Necesi­
tamos comprender mejor la causa de
los obstáculos. La apostasía se des­
arrolló reiteradamente, no solamente
en el tiempo de Moisés y de los jue­
ces, sino también en los reinos divi­
didos de Judá y de Israel. Eso no de­
bería ser sorprendente, porque en
cada época, Satanás trabaja para ale­
jar al pueblo de Dios de él.
De una manera significativa, la
causa siempre ha sido la misma. Se
nos dice: “La apostasía de Israel se
había desarrollado gradualmente. De
generación en generación, Satanás
había hecho repetidas tentativas para
inducir a la nación escogida a que
olivdase “los mandamientos . . .” que
había prometido guardar para siem­
pre. Deuteronomio 6:1. Sabía él que
si tan sólo podía inducir a Israel a
olvidarse de Dios, y a andar ‘en pos
de dioses ajenos’, para servirlos y
postrarse ante ellos, ‘de cierto’ pere­
cería. Deuteronomio 8:19.” Profetas
y Reyes, pág. 221.
Ahí lo tienen. La causa siempre
es la misma. Satanás no se fue a to­
mar una larga vacación cuando la
iglesia adventista vino a la existen­
cia. Está vivo y activo en el planeta
Tierra. Y su blanco especial hoy día
es el pueblo de Apocalipsis12:17 y
14:12 guardador de los mandamien­
tos. No hay otra denominación en el
mundo que él esté tan determinado a
arruinar.
Sin embargo, guardar la ley de
Dios no es complicado. Es solamente
confiar en Jesús y, en su fortaleza,
¡obedecer esos mandatos! Debemos
hacer algo más que simplemente “te­
ner fe en Jesús.” Porque lo amamos,
debemos tomar la decisión nueva­
mente cada día, de que con su forta­
leza, viviremos vidas limpias, y pia­
dosas de acuerdo con su Palabra
escrita.
¡Es un amor al pecado, un des­
agrado hacia la obediencia a las pa­
labras de Dios, lo que constituye la
base de toda apostasía! Si Satanás
puede conducir al pueblo del Adve­
nimiento a abandonar a Dios y a su
ley, habrá cumplido con su objetivo.
Entonces el mundo será suyo; porque
ya no se escuchará la voz de los
guardadores del sábado, llamando a
los hombres y a las mujeres a la obe­
diencia a la santa ley de Dios.
A partir de la definición dada en
Apoclaipsis 12:17, ya no serían el
remanente. A juzgar por la definición
que se da en Apocalipsis 14:12, ¡ya
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
no estarían dando el mensaje del
tercer ángel!
“Desde la muerte de Jeroboam
hasta el momento en que Elías com­
pareció ante Acab, el pueblo de Is­
rael sufrió una constante decadencia
espiritual. Gobernada la nación por
hombres que no temían a Jehová y
que alentaban extrañas formas de
culto, la mayor parte de ese pueblo
fué olvidando rápidamente su deber
de servir al Dios vivo, y adoptó mu­
chas de las prácticas idólatras.” Pro­
fetas y Reyes, pág. 80.
La introducción de formas de en­
tretenimiento y de adoración extrañas
y no bíblicas gradualmente fueron
arruinando a Israel. Cuán minucio­
samente debemos examinar lo que
está tomando lugar en la Iglesia Ad­
ventista del Séptimo Día en la actua­
lidad.
Afortunadamente, cuando una
crisis eclesiástica general ocurrió en
la antigua iglesia de Dios, él siempre
impulsó a alguien a advertir acerca
de la creciente apostasía:
“Mediante mensajeros fieles, el
Señor mandó repetidas amonestacio­
nes al rey y al pueblo apóstatas; pero
esas palabras de reprensión fueron
inútiles. En vano insisitieron los
mensajeros inspirados en el derecho
de Jehová como único Dios de Israel;
en vano exaltaron las leyes que les
había confiado.” Profetas y Reyes,
pág. 85.
A través de creyentes fieles, Dios
rogó a su iglesia antigua, la cual
amaba mucho. Sin embargo, muchos
se negaron a arrepentirse y a regre­
sear a él en humildad de corazón.
Para obtener más detalles, léase Pro­
fetas y Reyes, págs. 209–211.
El Arrepentimiento Personal y la
Oración
A partir de lo que aprendemos en
las Escrituras, su primer paso como
líder para restaurar la iglesia a la
obediencia a la Palabra de Dios es la
sincera oración—la suya, personal­
mente, a solas con Dios.
Moisés es un ejemplo extraordi­
nario de un líder piadoso. Una y otra
vez tuvo que enfrentar a gente que
estaba empeñada en la rebelión en
contra de la obediencia a Dios. No
obstante, cada vez que enfrentaba
una explosión de apostasía, Moisés
inmediatamente tomaba el primer
paso.
Cuando surgía un problema, el
gran líder de la iglesia se postraba de
rodillas—a veces sobre su rostro—y
oraba, clamando a Dios por dirección
y ayuda. Por eso fue que Dios pudo
usarlo tan bien. Ese fue siempre el
primer paso para resolver los distur­
bios y la apostasía en la iglesia—
¡siempre! Así será siempre en la vida
de los líderes de la iglesia de Dios en
la tierra.
En una ocasión, durante una
completa apostasía, ocurrió el si­
guiente incidente:
“Y llegaron hasta el punto de
nombrar un capitán que los llevara de
vuelta a la tierra de su sufrimiento y
esclavitud. . . . En humillación y an­
gustia, ‘Moisés y Aarón cayeron so­
bre sus rostros delante de toda a
multitud de la congregación de los
hijos de Israel’ (Números 14:5), sin
saber qué hacer para desviarlos de su
apasionado e impetuoso propósito.”
Patriarcas y Profetas, pág. 410.
En otra ocasión: “Moisés no
había sospechado la existencia de tan
arraigada maquinación y cuando
comprendió su terrible significado,
cayó postrado sobre su rostro en mu­
da y fervorosa súplica a Dios. Se le­
vantó entristecido, pero sereno y
fuerte. Había recibido instrucciones
divinas.” Ibid., pág. 421.
Cuando nuestros líderes actuales
enfrenten asuntos que los descon­
ciernten, también serán guiados por
el Señor acerca de qué deberán
hacer, si también hacen esto. Serán
fortalecidos para mantenerse en favor
de lo correcto, ¡aunque se desplomen
los cielos!
Recuérdese que Moisés no tenía
la Biblia o el espíritu de profecía pa­
ra poder recurrir a ellos, como los
tenemos ahora. Hoy día, nuestra pri­
mera obra es rogarle a Dios por ayu­
7
da—y abrir esos libros inspirados y
buscar consejo del Cielo.
No importa cuán elevada o cuán
humilde sea su posición en la deno­
minación, cuando en ferviente humi­
llación y oración ante Dios, usted
confiese y abandone sus pecados y
vuelva a dedicar su vida a él, él le
impresionará con lo que debe co­
menzar a hacer para cambiar las con­
diciones de la iglesia en su propio
territorio.
Generalmente, su Padre celestial
no le revelará todo lo que se encuen­
tra muy adelante en el sendero; pero,
a medida que toma los primeros pa­
sos hacia las tinieblas, ¡él abrirá el
camino para usted mediante su direc­
ción providencial! Es como si estu­
Las Condiciones Para la Aceptación
Autor: Anónimo
“Si usted ha cumplido con las condiciones, crea en Dios, ya sea que se sienta diferente o no.”
En el ejemplar anterior pre­
sentamos tres condiciones para
ser aceptados por Dios: (1) reco­
nocer y aceptar nuestra culpa; (2)
obedecer los mandamientos de
Dios; y (3) separación del mundo.
Este mes concluiremos con cinco
condiciones adicionales.
4. Corregir los Agravios
La condición número cuatro la
encontramos en Mateo 5:23–24: “Por
tanto, si trajeres tu presente al altar, y
allí te acordares que tu hermano tiene
algo contra ti, deja allí tu presente
delante del altar, y vete, vuelve pri­
mero en amistad con tu hermano, y
entonces ven y ofrece tu presente.
La cuarta condición para ser acep­
tados por Dios es corregir los agra­
vios cometidos en contra de nuestros
semejantes. Nuevamente, esta no es
una idea popular, sino que es un
mandato de la Palabra de Dios.
Considere esta declaración de un
8 Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
viera caminando en la oscuridad a
través de los bosques solamente con
una pequeña linterna para iluminar la
senda delante de usted. Al dar cada
paso, verá un poquitó más allá.
Esa es la experiencia de todos los
que jamás han sido usados por Dios
para realizar cosas importantes en su
obra: y lo hará por usted también
cuando vaya ante él, en profunda
humillación de alma, para conocer
cuál es su voluntad—a fin de poder
efectuarla.
Vance Ferrell escribe desde Tennessee, don­
de opera su ministerio Pilgrim’s Rest.
En el próximo ejemplar conside­
raremos cómo debemos proceder
cuando la oración ferviente a Dios
artículo titulado: “Condiciones para
ser aceptados por Dios” publicado en
el Review and Herald, 2 de abril,
1889. “ ‘El que encubre sus pecados,
no prosperará; mas el que los confie­
sa y se aparta, alcanzará misericor­
dia.’ Proverbios 28:13. Si un hombre
ha sido deshonesto y ha agraviado a
su prójimo y a su Dios, solamente
hay un curso de acción a seguir. De­
be confesar su error, restituir lo que
ha robado; debe abandonar sus malos
caminos, y mostrar ‘arrepentimiento
ante Dios, y fe en nuestro Señor Je­
sucristo.’ Hechos 20:21.”
No hace mucho tiempo me dí per­
fecta cuenta de esto cuando estaba
luchando con la ira que sentía hacia
un hermano, quien yo creía que me
había ofendido.El Señor puso en mi
corazón la convicción de que era ne­
cesario enmendar las cosas con él y
disculparme por el resentimiento que
había albergado en mi corazón. Re­
sistí esta convicción hasta un sábado
cuando este hermano vino a la iglesia
y se sentó precisamente detrás de mi.
por nosotros nos lleva a la oración
ferviente en favor de otros y a una
profunda preocupación por ayudar­
los a volver a la obediencia a la Pa­
labra de Dios.
Este artículo fue tomado del libro
Bringing It Back, págs. 4–12. Puede
ordenarlo [en inglés] a través de
Hope International por $1.95 cada
uno. Cantidades de 10 o más: 99¢
cada uno; cajas de 24: 80¢ por libri­
to.
Favor de ver la pág. 30 para obte­
ner información acerca del franqueo
e impuesto de venta.
Fue un buen sermón y mientras el
ministro hablaba, podía oir al herma­
no detrás de mi respondiendo al men­
saje. Parecía que el Espíritu de Dios
estaba impresionándome para que
hiciera lo correcto y enmendara las
cosas. Una vez, anteriormente, me
había disculpado, pero la ira había
continuado alimentándose en mi co­
razón, y ¡cuánto luché antes de en­
tregársela al Señor!
Ahora, no recomiendo que se pida
una señal cuando el Señor ha dejado
saber claramente lo que usted debería
hacer, pero en medio de la agitación
que había en mi corazón aquel día, le
pedí a Dios que me diera una señal
clara de que debía disculparme con
este hermano una vez más. Inmedia­
tamente después de la iglesia, algu­
nos amigos se acercaron y me envol­
vieron en una conversación
interesante, pero estaba distraído.
Estaba buscando aquella señal. El
hermano que estaba detrás de mi em­
pezó a hablarle a mi esposa quien
estaba a mi derecha, y entonces se
puso en pie y comenzó a caminar
hacia el final del banco. Estaba pen­
sando que como el tema de conver­
sación era importante,quizás podía
encontrar una salida, pero súbitamen­
te, cuando aquel hermano llegó al
final del banco, se volteó hacia mi y
dijo: “Hola.” Entonces se volteó una
segunda vez y casi gritó:”Hola.” Con
toda seguridad esa era mi señal.
Me excusé y fuí hacia él y dije:
“He estado buscando una oportuni­
dad para pedirle perdón por la antipa­
tía que he guardado en mi corazón
hacia usted.”
Él me miró y dijo que había esta­
do también buscando una oportuni­
dad para pedir mi perdón por el daño
que había causado. Entonces nos
abrazamos.
¡Qué bendición! Regresé a mi
hogar sintiendo una paz que no me
había dado cuenta que extrañaba.
Amigo, esa es una condición para ser
aceptado por Dios. ¡Cuántos de noso­
tros estamos llevando cargas que nos
separan de Dios! sé que lo estamos
haciendo; me encuentro y hablo con
mucha gente, y yo mismo lo he expe­
rimentado.
5. No se Aferre al Pecado
La condición número cinco se en­
cuentra al final de la historia de la
curación en Betesda. “Después le
halló Jesús en el templo, y díjole: He
aquí, has sido sanado; no peques
más, porque no te venga alguna cosa
peor.” Juan 5:14. La quinta condi­
ción para ser aceptados por Dios es
no mirar a la iniquidad o aferrarse a
un pecado conocido.
“Las condiciones para la acepta­
ción son: que salgamos del mundo y
nos apartemos de éste, que abando­
nemos los pecados secretos y que
dejemos de transgredir a sabiendas
cualquiera de los requerimientos de
Dios.” Review and Herald, 16 de
marzo, 1886.
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
Las condiciones para la
aceptación son: que sal­
gamos del mundo y nos
apartemos de éste, que
abandonemos los peca­
dos secretos y que deje­
mos de transgredir a sa­
biendas cualquiera de los
requerimientos de Dios.
Y un pasaje familiar del Camino
a Cristo, págs. 95–96: “Si toleramos
la iniquidad en nuestro corazón, si
nos aferramos a algún pecado cono­
cido, el Señor no nos oirá: mas la
oración del alma arrepentida y con­
trita será siempre aceptada. Cuando
hayamos confesado con corazón con­
trito, y reparado en lo posible todos
nuestros pecados conocidos, pode­
mos esperar que Dios contestará
nuestras oraciones. Nuestros propios
méritos no nos recomiendan a la gra­
cia de Dios. Es el mérito del Señor
Jesús lo que nos alva y su sangre lo
que nos limpia; sin embargo nosotros
tenemos una obra que hacer para
cumplir las condiciones de la acepta­
ción.”
6. Trabaje por el Bien de Otros
La condición número seis se en­
cuenta en Mateo 25:41–46, “Enton­
ces dirá también a los que estarán a
la izquierda: Apartaos de mí, maldi­
tos, al fuego eterno preparado para el
diablo y para sus ángeles: Porque
tuve hambre, y no me disteis de co­
mer; tuve sed, y no me disteis de be­
ber; fuí huésped, y no me recogisteis;
desnudo, y no me cubristeis; enfer­
mo, y en la cárcel, y no me visitas­
teis. Entonces también ellos le res­
ponderán, diciendo: Señor, ¿cuando
te vimos hambriento, o sediento, o
hésped, o desnudo, o enfermo, o en
el cárcel, y no te servimos? Entonces
les responderá, diciendo: De cierto os
digo que en cuanto no lo hicisteis a
uno de estos pequeñitos, ni a mí lo
hicisteis. E irán éstos al tormento
eterno, y los justos a la vida eterna.”
“Los que serán aceptados por el
Cielo, habrán llevado sus talentos a
los banqueros para la gloria de Dios
y el bien de la humanidad. Se habrán
vuelto colaboradores juntamente con
Dios, y recibirán la aprobación del
Maestro cuando él venga en las nu­
bes de los cielos. La religión es algo
más que una profesión, algo más pro­
fundo que un sentimiento impulsivo.
Es hacer la voluntad de Dios median­
te la fe en Cristo.” Review and Her­
ald, 14 de febrero del 1888.
En el Comentario Adventista del
Séptimo Día, tomo 7A, págs. 397–
398, leemos lo siguiente: “En este
pasaje [Apocalipsis 2:1–5] se resu­
men las condiciones para ser acepta­
dos por Dios. La primera experiencia
de la iglesia de Éfeso la indujo a
buenas obras. Dios se deleitaba en el
hecho de que su iglesia reflejaba la
luz del cielo al revelar el espíritu de
Cristo en ternura y compasión. El
amor que moraba en el corazón de
Cristo, el amor que lo movió a entre­
garse como sacrificio por la humani­
dad y a sufrir con paciencia el repro­
che de los hombres hasta el punto de
ser llamado diablo, el amor que lo
impulsó a hacer prodigiosas obras de
curación durante su ministerio: éste
era el amor que debía ser revelado en
las vidas de sus discípulos.”
7. Sea Perseverante
“Y propúsoles también una pará­
bola sobre que es necesario orar
siempre, y no desmayar, diciendo:
Había un juez en una ciudad, el cual
ni temía a Dios, ni respetaba a hom­
bre. Había también en aquella ciudad
una viuda, la cual venía a él dicien­
do: Hazme justicia de mi adversario.
Pero él no quiso por algún tiempo;
mas después de esto dijo dentro de
sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo
respeto a hombre, todavía porque
esta viuda me es molesta, le haré jus­
ticia, porque al fin no venga y me
muela. Y dijo el Señor: Oid lo que
dice el juez injusto. ¿Y Dios no hará
justicia a sus escogidos, que claman
9
a él día y noche, aunque sea longá­
nime acerca de ellos? Os digo que
los defenderá presto. Empero cuando
el Hijo del hombre viniere, ¿hallará
fe en la tierra?” Lucas 18:1–8.
Esta es una parábola de contraste,
no de comparación. Véase Palabras
de Vida del Gran Maestro, págs.
106, 97. Dios no nos contesta porque
lo molestamos tanto que él finalmen­
te cede y cumple nuestra petición
para que lo dejemos en paz. Jesús
quería que viéramos que si un juez
injusto finalmente concedía la peti­
ción de una viuda perseverante,
cuánto más Dios estará dispuesto a
darnos abundantemente más en re­
puesta a la oración perseverante. “La
perseverancia en la oración ha sido
constituída en condición para reci­
bir.” El Camino a Cristo, pág. 98.
8. Tenga Fe
“Empero sin fe es imposible
agradar a Dios, porque es menester
que el que a Dios se allega, crea que
le hay, y que es galardonador de los
que le buscan.” Hebreos 11:6. La fe
es una condición de aceptación con
Dios.
Por la fe, aprópiese la siguiente
promesa inspirada: “Habiendo satis­
fecho los requerimientos de la Pala­
bra de Dios, no dependáis de vues­
tros sentimientos para obtener la
evidencia de vuestra aceptación con
Dios. ‘La fe es la firme seguridad de
las realidades que se esperan, la
prueba convincente de lo que no se
ve’. Versículo 1. Si habéis cumplido
con las condiciones, creed a Dios, ya
sea que os sintais diferentes o no.
Cristo declaró: ‘Actúo como el Padre
me mandó. . . . Si guardáis mis man­
10
damientos, permaneceréis en mi
amor; así como yo he guardado los
mandamientos de mi Padre, y per­
manezco en su amor’. Juan 14:31;
15:10. Que todos los que compren­
den los reclamos permanentes de la
ley de Dios, rindan obediencia implí­
cita a cada requerimiento dado en la
Palabra. Las convicciones del Espíri­
tu Santo son advertencias que es pe­
ligroso descuidar.” Manuscript Re­
leases, tomo 1, pág. 368.
Si habéis cumplido con
las condiciones, creed a
Dios, ya sea que os sin­
táis diferentes o no.
Ocho Condiciones en Una
Encontré algo interesante mien­
tras investigaba para hacer este estu­
dio. Cuando escribí en el CD­ROM
de Elena de White [en inglés] las
palabras condiciones y aceptación.
Encontré cada uno de estos puntos
claramente delineados, pero entonces
encontré una declaración singular
que me impulsó a estudiar más deta­
lladamente la parábola de la boda.
En la parábola, “entró el rey para
ver a los convidados, y vio allí a un
hombre no vestido de boda. Y le di­
jo: Amigo, ¿cómo entraste aquí no
teniendo vestido de boda? Mas él
cerro la boca.” Mateo 22:11–12.
Él cerró la boca porque Aquel que
había provisto gratuitamente el vesti­
do de boda estaba haciéndole la pre­
gunta, y él no pudo darle una res­
puesta lógica.
Ahora, en relación con esta pará­
bola, preste atención a lo que la
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
Sra.White escribió: “Necesitamos
preguntarnos: ¿Qué haré para heredar
la vida eterna? Cristo dio su propia
vida para que el transgresor de la ley
no sufriera su penalidad, para que
como nuestro Redentor pudiera estar
delante del Padre levantando sus ma­
nos horadadas, diciendo: ‘Coloca sus
pecados sobre mi. Tomo la responsa­
bilidad de ellos. Llevaré sus transgre­
siones. En las palmas de mi manos
los tengo esculpidos.’ El pecador
puede ser perdonado si acepta a Cris­
to como su Salvador personal. Sola­
mente hay una condición––la acep­
tación del manto de justicia de
Cristo.” Sermons and Talks, tomo. 2,
pág. 138. Todo el énfasis ha sido su­
plido.
Acabamos de notar en la Biblia y
en el espíritu de profecía ocho condi­
ciones para ser aceptados por Dios, y
ahora esta declaración dice que hay
solamente una. ¿Es ésta una contra­
dicción? La respuesta es muy senci­
lla. ¿Qué significa aceptar el manto
de la justicia de Cristo? Esto está
descrito en las ocho condiciones que
acabamos de estudiar. Esas ocho
condiciones abarcan la única condi­
ción para aceptar su manto de justi­
cia.
Alabado sea el Señor que la sier­
va de Dios nos explicó cómo es que
debemos aceptar el manto de la justi­
cia de Cristo. Si hacemos esto, sere­
mos encontrados vestidos apropia­
damente en la cena de bodas del
Cordero.
Concluido.
 En Él Estáis Cumplidos, Parte 3
Si estoy en Cristo, ¿ cómo actuaré hacia los demás?
Texto: Colosenses 2:1–10.
“Porque quiero que sepáis cuánta
solicitud tengo por vosotros, y por
los que están en Laodicea, y por to­
dos los que nunca vieron mi rostro en
carne. Para que sean confortados sus
corazones, unidos en amor, y en toda
riqueza de cumplido entendimiento
para conocer el misterio de Dios, y
del Padre, y de Cristo. En el cual es­
tán escondidos todos los tesoros de
sabiduría y conocimiento. Y esto
digo, para que nadie os engañe con
palabras persuasivas. Porque aunque
estoy ausente con el cuerpo, no obs­
tante con el espíritu estoy con voso­
tros, gozándome y mirando vuestro
concierto, y la firmeza de vuestra fe
en Cristo. Por tanto, de la manera
que habéis recibido al Señor Jesu­
cristo, andad en él; arraigados y so­
breedificados en él, y confirmados en
la fe, así como habéis aprendido, cre­
ciendo en ella con hacimiento de
gracias. Mirad que ninguno os enga­
ñe por filosofías y vanas sutilezas,
según las tradiciones de los hombres,
conforme a los elementos del mundo,
y no según Cristo. Porque en él habi­
ta toda la plenitud de la divinidad
corporalmente. Y en él estáis cum­
plidos, el cual es la cabeza de todo
principado y potestad.
Cuando Moisés oró: “Ruégote
que me muestres tu gloria” (véase
Éxodo 33:18), el Señor tomó ese
átomo de humanidad, quien era sin
embargo, un poderoso hombre de fe,
lo colocó en el hueco de una roca, y
lo cubrió con su mano; el Señor pasó
por delante de él y proclamó: “Jeho­
vá, Jehová, fuerte, misericordioso y
piadoso; tardo para la ira, y grande
en benignidad y verdad; que guarda
la misericordia en millares, que per­
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
Autor: Elena G. de White
dona la iniquidad, la rebelión, y el
pecado, y que de ningún modo justi­
ficará al malvado; que visita la ini­
quidad de los padres sobre los hijos y
sobre los hijos de los hijos, sobre los
terceros y sobre los cuartos.” Éxodo
34:6–7. La gloria del Señor es su
bondad y su amor. Entonces no en­
señéis a vuestros niños que el Señor
siente desagrado por ellos, sino que
cuando pecan, contristan al Espíritu
de Dios, quien siempre los ama.
Atraed vuestros niños a Jesús. Pero si
atraed vuestros niños a Jesús, no en­
tréis en vuestro hogar con el ceño
fruncido. Si regresáis de vuestro tra­
bajo cansados y agotados, solamente
pedid que Dios os conceda su gracia,
el descanso de su Espíritu, para que
vuestros corazones se deshagan en
ternura, y vuestros labios estén llenos
de palabras de bondad y consuelo.
Ligad vuestros hijos a vuestro co­
razón. Mostradles cuán agradable es
vuestra religión. Vuestros niños son
una parte de vosotros, y ¿podéis so­
portar que estén separados de voso­
tros en el día del regreso de Cristo?
Mediante vuestro carácter semejante
al de Cristo, dadles una representa­
ción de su carácter, y haced que
vuestro hogar sea como un cielo en
la tierra.
La religión de Cristo quitará toda
la aspereza del carácter, y ablandará
y suavizará el alma. Lo que necesi­
tamos es el Espíritu de Dios. Que la
obra comience volviéndonos al Señor
con una firmeza de propósito en el
corazón, para que éste se suavice y
que podáis ser moldeados y forma­
dos a la divina semejanza de Cristo.
La Confianza de Jacob
Pero muchos piensan que no pue­
den acercarse a Jesús con confianza.
Dicen: “No parece que Dios ha escu­
chado mis oraciones. He tratado y
tratado de librar mi alma del pecado,
pero no puedo hacerlo.” Entonces
dice: “Señor, soy impotente para
limpiarme y salvarme, y rindo mi
alma indefensa ante tí.”
Eso fue lo que hizo Jacob. Duran­
te toda la noche había estado luchan­
do con Uno que él suponía era su
enemigo; pero era el gran Yo Soy, el
poderoso Dios, el Príncipe de paz; y
mientras continuaba con su lucha, no
encontraba consuelo ni esperanza.
Para él esto era un asunto de vida o
muerte, y su fuerza estaba casi ago­
tada. Entonces el Ángel le tocó en el
encaje de su muslo, y supo que no
estaba luchando con un adversario
común.
Herido e indefenso, Jacob cayó
sobre su pecho, de la misma manera
que vosotros y yo debemos hacerlo,
igual que cualquier alma lo hace
cuando cae sobre la Roca y es que­
brantado. “Déjame, que raya el alba.”
(Génesis 32:26), rogó el Ángel; pero
Jacob no cesó en su intercesión, y
Cristo tuvo que llegar a un acuerdo
con esta alma impotente, quebranta­
da y penitente, de acuerdo a su pro­
pio carácter. “¿O forzará alguien mi
fortaleza? Haga conmigo paz, sí,
haga paz conmigo.” Isaías 27:5.
Nuestro amado Salvador no pue­
de alejarse de un alma herida y des­
amparada, y que clama por su ayuda.
Jacob suplicó con un espíritu lleno de
deteminación: “No te dejaré, si no
me bendices.” Génesis 32:26. ¿Quién
fue el que inspiró este espíritu de
persistencia? Fue Aquel que luchó
con el patriarca; fue él quién le dio la
victoria, el que cambió su nombre de
Jacob a Israel, y dijo: “No se dirá
más tu nombre Jacob, sino Israel;
11
porque has peleado con Dios y con
los hombres y has vencido.” Versícu­
lo 28.
Pero mucho de vosotros dicen:
“Mientras más trato de acercarme a
Cristo, peor me siento.” ¿No tuvo
Jacob esta misma experiencia? Al
ver las heridas y magulladuras que el
pecado ha causado en vosotros, con­
templad el cuerpo magullado de
vuestro divino Redentor, herido por
vosotros, para que las marcas que el
pecado ha hecho puedan ser sanadas.
¿No os habéis sentido una y otra vez
afligidos y en agonía tratando de
buscar méritos en vosotros mismos?
Yo me he sentido así. Y ahora la
pregunta es: ¿Qué haréis? Podéis
decir: ‘Señor Jesús, no puedo borrar
una mancha de pecado de mi alma.
Debo venir a ti.
“ ‘Tal como soy de pecador, sin
otra fianza que tu amor, A tu llamado
vengo a ti.’1
Sólo puedo venir diciendo: “En
mi mano nada traigo, sólo me aferro
a tu Calvario.’ ”2
Puede que digáis: ‘Repartiré toda
mi hacienda para dar de comer a po­
bres. Entregaré mi cuerpo para ser
quemado’ (véase 1 Corintios 13:3);
pero eso no mejorará vuestro caso. El
hombre no puede hacer nada para
merecer el favor del Cielo. Lo único
que ayudará al pecador es aceptar
alegremente el sacrificio que Cristo
ha hecho, y apreciar su amor, apro­
piándose de su justicia por medio de
la fe. Él os ama; y cuando le amáis
porque él os amó primero, sentiréis
que toda facultad del alma y del
cuerpo le pertenecen. Aceptad la dá­
diva gratuita, y entonces entregaos
voluntariamente a él; y el poder de
Dios vendrá sobre vosotros.
1
Charlotte Elliot, “Just as I Am,” 1836.
2
Augustus M. Toplady, “Rock of Ages,”
1776.
12
El hombre no puede hacer
nada para merecer el fa­
vor del Cielo. Lo único
que ayudará al pecador
es aceptar alegremente el
sacrificio que Cristo ha
hecho, y apreciar su
amor, apropiándose de su
justicia por medio de la fe.
Pero cuando le pedís a Dios su
bendición, no le señaléis la manera
en la cual os ha de dar esa bendición.
No siempre la recibiréis precisamen­
te en la forma en que pensáis que
vendrá. Pedid al Señor que os dé la
bendición misma que necesitáis, en
la forma misma que él cree que es
mejor para vuestro bienestar. Que
vuestra oración sea: ‘Dadme lo que
mi alma necesita, para que pueda ser
un centinela fiel para Dios.’
‘Venid luego, dirá Jehová, y es­
temos a cuenta. Si vuestros pecados
fueren como la grana, como la nieve
serán emblanquecidos; si fueren ro­
jos como el carmesí, vendrán a ser
como blanca lana.’ Isaías 1:18. ¿No
creeremos en la promesa de Dios,
sabiendo que él hará por nosotros lo
que ha prometido? Necesitamos el
toque vital de la fe, para que poda­
mos saber que la misericordia de
Dios se extiende sobre nosotros.
Dios nos acepta a través de Cris­
to, y no hemos de sentir que no te­
nemos valor a su vista. Él envió a su
Hijo unigénito al mundo para que
muriera por nosotros, y hemos de
valorarnos a la luz de la cruz del
Calvario. Jesús declara: ‘Haré más
precioso que el oro fino al varón, y
más que el oro de Ofir al hombre.’
Isaías 13:12. Y todos podremos ser
hechos preciosos en Cristo; porque él
le dice a los que sienten su propia
debilidad: ‘¿O forzará alguien mi
fortaleza? Haga conmigo paz, sí,
haga paz conmigo.’
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
Misioneros Abnegados
Si la vida de Jesús estuviera en
vosotros, estaríais llenos de energía
vital. La iglesia no estaría en un esta­
do de frialdad y apostasía, sino que
veríamos un reavivamiento del espí­
ritu misionero. No descansaríais en
comodidad, recibiendo los privile­
gios del Evangelio como si éstos de­
bieran ser exclusivamente para voso­
tros; sino que trataríais de extender
las alegres nuevas de salvación a este
o aquel pariente, a este o aquel veci­
no o amigo.
Os acercaríais a ellos, no con un
espíritu farisaico, sino con un espíritu
de amor, buscando romper toda opo­
sición. Encontraríais el camino hacia
su corazón, y les hablaríais del amor
de Jesús. Presentaríais al Señor en
oración a aquellos por los cuales os
preocupáis, rogándole que os dé esta
o aquella alma como una preciosa
gavilla para el granero celestial, a fín
de llevarlas a los pies del Maestro.
Todos hemos de ser misioneros, y
es esencial para cada uno de nosotros
que la justicia de Cristo vaya antes
de nosotros, y que la gloria del Señor
sea nuestra retaguardia. Mi corazón
se siente elevado cuando pienso en
las bendiciones acumuladas para
aquellos que están relacionados con
Dios de una manera correcta, y hace
que en mí surja la esperanza de que
podemos ser bautizados con el Espí­
ritu Santo en este lugar. Jesús está
ofreciendoos su precioso don; ¿Lo
recibiréis? Es el Consolador, el cual
él prometió que vendría para estar
con vosotros para siempre. Gracias a
Dios por esta preciosa promesa.
En el cielo se sabe cómo repre­
sentamos a Cristo ante el mundo. Se
sabe cuáles impresiones hacemos
sobre aquellos que están a nuestro
alrededor. Todas nuestras palabras y
acciones están escritas en los libros
del cielo. Entonces, cuán importante
es que revelemos el hecho de que
hemos estado con Jesús, y que hemos
aprendido de él. ¿Alguno de vosotros
que profesáis conocerle, se espacía
en una conversación vacía e inútil?
Oh, no permitáis que vuestros labios
profieran lo que será una piedra de
tropiezo para aquellos que observan
para ver qué beneficio habéis recibi­
do de vuestra fe en Cristo. En vez de
eso, elevad sus mentes para que se
espacíen en las realidades eternas.
Cuando os mezcláis con la gente
en el mercado, cuando camináis por
la calle, o en cualquier lugar donde
podáis estar, aseguraos de que tenéis
una conexión viviente con Dios, y
que representáis el carácter de Cristo
ante el mundo. Jesús dijo: ‘Como me
envió el Padre, así también yo os
envío.’ Juan 20:21. Como él repre­
sentó al Padre, así sus seguidores han
de representar a su Señor ante el
mundo. Pero no podréis hacer esto a
menos que el poder convertidor de
Dios se sienta en vuestro propio co­
razón día tras día. Vuestra vida debe
estar escondida con Cristo en Dios.
El yo debe estar escondido en Cristo.
No habrá ningún gran yo en el cielo,
sino el gran YO SOY.
‘Porque nosotros, coadjutores
somos de Dios.’ Véase 1 Corintios
3:9. Dios trabajará con la iglesia,
pero no sin su cooperación. Que cada
uno de vosotros que habéis probado
la buena palabra de Dios, ‘Así alum­
bre vuestra luz delante de los hom­
bres, para que vean vuestras buenas
La Tormenta de Persecución que se Avecina
Autores: Will Ross, Elmer Johnson, and Everett Rogers
Una declaración de Elena G. de White en Loma Linda, California, alrededor del año 1908.
Hace más de 50 años, Will Ross,
un hermano, testificó acerca de un
tiempo cuando la Hna. White relató
a un grupo de adventistas del sépti­
mo día una visión que había recibi­
do—una que, hasta donde sabemos,
ella nunca puso por escrito.
En Abril del 1989, Dave Fiedler,
quien era entonces redactor de Our
Firm Foundation, recibió una carta
de parte de un Everett A. Rogers,
la cual citamos a continuación en
su totalidad. Como verá el lector,
el Hno. Rogers estaba confirman­
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
obras, y glorifiquen a vuestro Padre
que está en los cielos.’ Jesús dice:
‘Vosotros sois la sal de la tierra. Si la
sal se desvaneciere ¿con qué será
salada? No vale más para nada, sino
para ser echada fuera y hollada de los
hombres.’ Mateo 5:16, 13.
La sal de salvación, el sabor del
cristiano, es el amor de Jesús en el
corazón, la justicia de Cristo per­
meando el alma. Si el que profesa la
religión conservara la eficacia salva­
dora de su fe, debería siempre man­
tener la justicia de Cristo ante él, y
tener la gloria de Dios como su reta­
guardia. Entonces el poder de Cristo
será revelado en su vida y en su ca­
rácter.
Oh, cuando lleguemos ante las
puertas perlinas, y entremos en la
ciudad de Dios, ¿se arrepentirá cual­
quiera que entre allí, de haber dedi­
cado su vida sin reservas a Jesús?
Amémosle ahora con afecto indiviso,
y cooperemos con las inteligencias
celestiales, para que podamos ser
coadjutores con Dios, y al participar
de la naturaleza divina, poder revelar
a Cristo a otros.
¡Oh, quién diera que recibiéramos
el bautismo del Espíritu Santo! ¡Oh,
que los brillantes rayos del Sol de
justicia puedan resplandecer en las
do el testimonio de Elmer John­
son, los dos habían escuchado al
Hno. Ross relatar la visión de la
Hna. White en varias ocasiones.
Nombres han sido incluídos entre
[corchetes] para aclarar quién
escribió cada porción de la carta.
Algunos han dudado de la auten­
cididad de esta visión, refiriéndose a
ella como apócrifa. Aunque no po­
demos ni probar ni refutar el testi­
monio del Hno. Ross, hemos seguido
esta carta con citas del espíritu de
cámaras de la mente y del corazón,
para que todo ídolo pueda ser destro­
nado y expulsado del templo del al­
ma! ¡Oh, que nuestras lenguas pue­
dan soltarse para hablar de su
bondad, para contar de su poder!
Si respondéis a la atracción de Je­
sús, no fallaréis en tener una influen­
cia sobre alguien mediante la belleza
y el poder de la gracia de Cristo.
Contemplémosle y seamos transfor­
mados a la imagen de Aquel en quién
habita toda la plenitud de la divini­
dad corporalmente, y nos demos
cuenta de que somos aceptos en el
Amado, ‘cumplidos en él, el cual es
la cabeza de todo principado y potes­
tad.’ Colosenses 2:10.
Bible Echo and Signs of the Times,
15 de febrero, 1892. Un sermón pre­
dicado en Melbourne, Australia, el
19 de diciembre de 1891.
Elena G de. White, 1827–1915, recibió el don
espiritual de profecía, y los frutos de su vida
y obra están de acuerdocon las pruebas bí­
blicas de una verdadera mensajera de Dios.
Hasta hoy en día, sus consejos son una ben­
dición incalculable para el pueblo de Dios
alrededor del mundo.
profecía que ayudarán al lector a ver
cómo esta visión armoniza con otros
pasajes inspirados.–Los Redactores.
# Comienzo de la Carta #
[Elmer Johnson:] El Hermano
Will Ross (ahora difunto) era un
amigo personal mío, y un conocido
por aproximadamente cuarenta y cin­
co años. En nuestro compañerismo
13
en la iglesia a menudo pasábamos las
tardes de los sábados discutiendo sus
experiencias en el mensaje, y sus
conversaciones con la Sra. E. G. de
White.
Alrededor del 1908, mientras es­
taba en Loma Linda y viviendo cerca
de la Hna. White, frequentemente la
acompañaba en sus caminatas, y dis­
cutía el mensaje y los eventos futu­
ros. En una de esas caminatas juntos,
y mientras esperaban en la estación
de ferrocarriles de Loma Linda en la
compañía de la Hna. McInterfer 1 y
estando presente el pastor D. E. Ro­
binson2, la Hna. White le relató a los
tres acerca de la tormenta de perse­
cución que venía para la Iglesia Ad­
ventista del Séptimo Día. Will Ross
me la relató como sigue:
[Will Ross:] “La Hna. White nos
dijo, mientras estábamos allí en la
plataforma de la estación de ferroca­
rriles, que una terrible tormenta de
persecución iba a venir, justamente
como una tormenta de viento, cuyo
viento azotó todo objeto que estaba
en pie. No se veía un solo adventista
del séptimo día. Ellos, como los dis­
cípulos abandonaron a Cristo y huye­
ron. Todos los que habían buscado
posiciones nunca más volvieron a
verse.
“Después de la tormenta hubo
una calma. Entonces los adventistas
se levantaron como un gran rebaño
de ovejas, pero no tenían pastores.
Todos se unieron en ferviente ora­
ción pidiendo ayuda y sabiduría, y el
Señor respondió ayudándoles a esco­
ger líderes entre ellos, quienes nunca
habían buscado posiciones anterior­
mente. Oraron fervientemente por la
ayuda del Espíritu Santo, el cual fue
derramado sobre ellos, haciendo que
estuvieran completamente listos para
el servicio. Fueron adelante ‘Hermo­
sa como la luna, esclarecida como el
sol, imponente como ejércitos en
orden’ a dar el mensaje a todo el
mundo. [Véase Cantares 6:10.]
1
La secretaria de la Hna. White.
2
El esposo de la nieta de Elena de White
14
“Estaba sorprendido, y pregunté
si eso se aplicaba a Loma Linda, ya
que estábamos mirando hacia esa
dirección. La Hna. White contestó mi
pregunta declarando que se aplicaba
a todo el mundo denominacional. Me
sorprendió tanto que no hice más
preguntas.” Will Ross Boulder, Colo­
rado
“La Hna. White contestó
mi pregunta declarando
que se aplicaba a todo el
mundo denominacional.
Me sorprendió tanto que
no hice más preguntas.”
[Elmer Johnson:] En el año
1943, el Pr. D. E. Robinson estaba
visitando las iglesias de Colorado.
Yo servía como el anciano en la pla­
taforma aquel sábado en que el Pr.
Robinson visitó y habló en la Iglesia
Adventista del Séptimo Día de Boul­
der, teniendo consigo una Biblia
grande, que la Hna. White había sos­
tenido en su mano, y había ojeado en
sus visiones.
Cuando el servicio terminó, el
Hno. Ross habló con el Pr. Robinson
y le preguntó si recordaba cuando él
y el Pr. Robinson y la Hna. McInter­
fer estaban parados en la plataforma
de la estación conversando con la
Hna. White, y ella les relató acerca
de la terrible tormenta de persecu­
ción que iba a venir sobre la Iglesia
Adventista del Séptimo Día. El Pr.
Robinson contestó: “Sí, Hno. Ross,
lo recuerdo.”
De manera que documenté esta
respuesta del 15 de junio del 1946,
no queriendo olvidar esta importante
narrativa, que me fue relatada por el
Hno. Ross, y que yo discutí a menu­
do con él en años posteriores, y sus
declaraciones nunca variaron.
(Firmado)
Elmer Johnson
[Everett Rogers:] 4/20/89.
Estimado Dave:
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
Escribí esto e hice que Elmer
Johnson lo firmara ya que él conoció
a Will Ross muy bien por muchos
años. Elmer era un viejo pionero ad­
ventista por aquí y murió a los 88
años de edad. Yo también escuché a
Will Ross contar esta historia mu­
chas veces y soy el único que queda
quien escuchó a Will Ross muchas
veces. Will Ross también murió en
Boulder, Colo.
(Firmado)
Everett Rogers
# Fin de la Carta #
La Terrible Tormenta
“Pregunté cuál era el significado
del zarandeo que yo había visto, y se
me mostró que lo motivaría el directo
testimonio que exige el consejo del
Testigo giel a la iglesia de Laodicea.
Tendrá este consejo efecto en el co­
razón de quien lo reciba y le inducirá
a ensalzar la norma y expresar cla­
ramente la verdad. Algunos no so­
portarán ese testimonio directo, sino
que se levantarán contra él. Esto es lo
que causará un zarandeo en el pueblo
de Dios. . . .
“Fijé la atención entonces en la
hueste que antes había visto tan vio­
lentamente sacudida. Vi a los que
antes gemían y oraban con aflicción
de espíritu. Los rodeaba doble núme­
ro ángeles custodios, y una armadura
los cubría de pies a cabeza. Marcha­
ban en perfecto orden, firmemente,
como una compañía de soldados. Sus
semblantes delataban el severo con­
flicto que habían sobrellevado y la
desesperada batalla que acababan
de reñir. Sin embargo, sus rostros
que llevaban la impresión grabada
por la angustia, resplandecían ahora,
iluminados por la gloriosa luz del
cielo. . . .
“El número de esta hueste había
disminuido. Con el zarandeo, algu­
nos fueron dejados a la vera del ca­
mino. . . . Los descuidados e indife­
rentes que no se unieron con quienes
apreciaban la victoria y la salvación
lo bastante para perseverar en an­
helarlas clamando angustiosamente
por ellas, no las obtuvieron y queda­
ron rezagados en tinieblas; pero sus
lugares fueron ocupados en seguida
por otros, que se afiliaron a la hueste
que había aceptado la verdad.” Joyas
de los Testimonios, tomo 1, págs.
61–62.
“El zarandeo de Dios avienta
multitudes como hojas secas. La
prosperidad contribuye a que in­
gresen en la iglesia multitudes que
meramente profesan la religión. La
adversidad las elimina de la iglesia.
El espíritu de esta clase de personas
no es firme en Dios. Se separan de
nosotros porque no son de los nues­
tros; porque cuando la tribulación o
la persecución surgen por causa de
la Palabra, muchos se escandali­
zan.” Joyas de los Testimonios, tomo
1, pág. 480.
“La hora más sombría de la lucha
que sostiene la iglesia con las poten­
cias del mal, es la que precede inme­
diatamente al día de su lieberación
final. Pero nadie que confíe en Dios
necesita temer; porque si bien ‘el
ímpetu de los violentos es como tur­
bión contra frontispicio,’ Dios será
para su iglesia ‘amparo contra el tur­
bión’. Isaías 25:4.” Profetas y Reyes,
pág. 535.
“En medio de las cambiantes es­
cenas, con la introducción de la here­
jía y las doctrinas falsas que probarán
la fe de todos, la casa edificada sobre
la roca sólida no podrá ser movida.
Pero cuando la termenta y la tem­
pestad vengan, la casa construida
sobre la arena caerá, y grande será su
ruina.” Medical Ministry, pág. 87.
“A medida que las pruebas se
multipliquen a nuestro alrededor, se
verán en nuestras filas tanto la se­
paración como la unidad. Algunos
que ahora están listos para tomar ar­
mas de guerra manifestarán en tiem­
pos de verdadero peligro que no han
edificado sobre la roca sólida; cede­
rán a la tentación. Los que han teni­
do gran luz y preciosos privilegios,
pero no los han aprovechado, se
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
apartarán de nosotros con un pre­
texto u otro. No habiendo recibido
el amor de la verdad, serán atrapados
por los engaños del enemigo; presta­
rán atención a espíritus seductores y
a doctrinas de demonios, y se aparta­
rán de la fe. Pero, por otra parte,
cuando la tormenta de la persecu­
ción realmente descienda sobre
nosotros, las verdaderas ovejas
escucharán la voz del verdadero
Pastor. Se harán esfuerzos abnega­
dos para salvar a los perdidos, y mu­
chos que se han alejado del redil vol­
verán a seguir al gran Pastor. El
pueblo de Dios se unirá y presen­
tará al enemigo un frente unido.
En vista del peligro común, la lucha
por la supremacía cesará; no habrá
disputas acerca de quién será el ma­
yor.” Testimonies, tomo 6, págs.
400–401.
Los que han tenido gran
luz y preciosos privilegios,
pero no los han aprove­
chado, se apartarán de
nosotros con un pretexto
u otro.
“Los hacedores de la Palabra es­
tán edificando con seguridad, y la
tempestad y la tormenta de la per­
secución no sacudirá su fundamen­
to, porque sus almas están arraigadas
a la Roca eterna.” The Upward Look,
pág. 315.
“Los que están dispuestos a ser
guiados por falstas teorías y doctri­
nas que no son seguras, quienes edi­
fican sus esperanzas para la eternidad
sobre la arena movediza, descubrirán
que la tormenta y la tempestad de
la prueba arrazarán con su refugio
de mentiras. Su estructura se caerá,
y perecerán—perdidos, perdidos por
toda la eternidad.” Review and
Herald, 23 de abril del 1901.
“Hay una qualidad extraordina­
riamente engañosa en el pecado. Para
el corazón que no ha sido cambiado
por la justicia, Satanás presenta una
justicia falsificada. Los que confían
en esa justicia edifican sobre arena
movediza, y la tormenta de la prueba
y la aflicción los vencerá.” Signs of
the Times, 15 de diciembre del 1898.
Líderes Humildes Escogidos
“Se acercan rápidamente los días
cuando habrá gran perplejidad y con­
fusión. Satanás, vestido con ropas
angelicales, engañará, si es posible,
aun a los escogidos. . . . Los que han
rendidio homenaje supremo a la ‘fal­
samente llamada ciencia’ (1 Timoteo
6:20), no serán los líderes entonces.
Los que han confiado en el intelec­
to, el genio, o el talento no estarán
entonces a la cabeza de las filas. No
se mantuvieron al paso de la luz. A
aquellos que han probado ser infieles
no se les confiará el rebaño. En la
última obra solemne se envolverán
pocos hombres grandes. Están lle­
nos de autosuficiencia, son indepen­
dientes de Dios, y él no los puede
usar. El Señor tiene siervos fieles,
quienes en el tiempo de prueba del
zarandeo saldrán a la vista. . . .
Puede ser que bajo un exterior tosco
y poco atractivo, el puro brillo de un
carácter genuinamente cristiano se
revelará. . . .
“Los que paso a paso han cedido
a exigencias mundanas y se han con­
formado a las costumbres del mundo
no considerarán que es algo difícil
para ellos el ceder a las autoridades,
en lugar de someterse a la mofa, el
insulto, la amenaza de prisión y la
muerte. . . . La verdadera piedad se
distinguirá claramente del oropel y
de la apariencia de ésta. Muchas es­
trellas que admiramos por su brillo se
apagarán entonces en las tinieblas.
La paja, como una nube será llevada
por el viento, aun en lugares donde
vemos solamente terrenos de rico
trigo. . . .
“Cuando los árboles sin fruto
sean cortados por ocupar la tierra,
cuando multitudes de falsos herma­
nos se distingan de los verdaderos,
entonces los que están ocultos sal­
drán a la vista, y con hosannas se
colocarán bajo la bandera de Cristo.
15
Los que han sido tímidos y han
desconfiado de sí mismos se decla­
rarán abiertamente a favor de Cristo
y de su verdad. Los más débiles y
vacilantes en la iglesia serán como
David—dispuestos a hacer y a atre­
verse. Cuanto más negra sea la noche
para el pueblo de Dios, más brillante
serán las estrellas. Satanás hostigará
mucho a los fieles; pero, en el nom­
El Plan Educativo de Dios
¿Nos estamos preparando para proclamar el fuerte pregón?
De acuerdo a E. A. Sutherland,
uno de nuestros pioneros adventistas
del séptimo día en el campo de la
educación, el deseo de Dios era tra­
bajar con las iglesias protestantes de
los años 1830, para proclamar el
clamor de medianoche. Sin embargo,
en razón de que las escuelas protes­
tantes no obedecieron sus instruccio­
nes, ni se dejaron guiar por su mano,
él no las podía usar, y otro grupo fue
levantado para que fueran sus mensa­
jeros.
El movimiento millerita que pro­
clamó el clamor de medianoche con­
sistía de hombres y mujeres (prove­
nientes de diversas denominaciones
protestantes) quienes no habían cur­
sado muchos estudios. Un remanente
del movimiento millerita entonces se
convirtió en los fundadores de la
Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Aquellos a quienes Dios escogió
no carecían de inteligencia, por el
contrario, pero no habían sido educa­
dos en las escuelas superiores de la
educación de su época. Dios tenía
otros planes y otra manera de educar
a su pueblo:
“Cuando la verdad para estos úl­
timos días llegó al mundo en la pro­
clamación de los mensajes del pri­
mer, segundo y tercer ángeles, se nos
mostró que en la educación de nues­
tros hijos, se debía introducir un or­
den diferente de cosas.” Testimonies,
tomo 6, pág. 126.
16
bre de Jesús, saldrán más que vence­
dores. Entonces la iglesia de Cristo
aparecerá ‘Hermosa como la luna,
esclarecida como el sol, imponente
como ejércitos en orden.’ . . .
Dios hará una obra en nuestros
días que pocos anticipan. Levantará
y exaltará entre nosotros a los que
son enseñados más bien por la un­
ción de su Espíritu que por la edu­
Autor: Clark Floyd
Los jesuitas con su tipo de siste­
ma educativo tuvieron mucho éxito
en tender una emboscada a la refor­
ma protestante. “Una educación
mundana compele a los estudiantes,
no importa cuáles sean sus necesida­
des o trabajo futuro, a seguir un cur­
so de instrucción ya prescrito. Éste
trata a los estudiantes en conjunto.
La educación cristiana reconoce las
necesidades individuales, y trabaja
para perfeccioar el carácter indivi­
dual. Ésta le permite a los estudian­
tes, en consulta con los maestros,
seleccionar tópicos de acuerdo a sus
futuras necesidades. El papado no
puede progresar a menos que someta
a los estudiantes a un curso prescrito,
‘el estudio pesado,’ para destruir la
independencia y la individualidad. El
protestantismo es lo opuesto.” 1
Sin embargo, las escuelas protes­
tantes, comenzaron a usar los méto­
dos jesuitas de entrenar a los estu­
diantes, y los jóvenes perdieron el
fervor misionero que había llevado
tan valientemente hacia adelante el
espiritu del protestantismo. Se vol­
vieron más interesados en obtener
reconocimiento que en estar prepara­
dos para darle al mensaje un sonido
certero, si acaso se daba el mensaje.
El sistema educativo protestante
nunca debió haber comenzado a ir
por ese sendero, porque “el otorgar
títulos, premios, honores, etc., ha
sido copiado del sistema papal de
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
cación externa en institutos de
ciencia. Esas instituciones no son
despreciadas ni condenadas; son or­
denadas por Dios, pero solamente
pueden proporcionar las calificacio­
nes externas. Dios manifestará que
no depende de mortales instruidos y
que se sienten importantes.” Testi­
monies, tomo 5, págs. 80–82.
educación.” 2
Cuando la educación adventista
del séptimo día comenzó, habíamos
de mantenernos alejados de los
“premios” y de los “honores” en
nuestro sistema escolar.
“En nuestras instituciones de
aprendizaje había de ejercerse una
influencia que contrarrestaría la in­
fluencia del mundo, y que no diera
ningún incentivo a la complacencia
del apetito, en la gratificación egoísta
de los sentidos, en el orgullo, la am­
bición, el amor al vestir y al desplie­
gue, el amor a la alabanza y a la adu­
lación, a la lucha por obtener
elevados premios y honores como
una recompensa por tener una buena
erudición. Ninguna de estas cosas
había de fomentarse en nuestras es­
cuelas. Sería imposible evitar estas
cosas y todavía enviarlos a las escue­
las públicas.” Fundamentals of
Christian Education, pág. 286.
El método jesuita de entrenar es­
tudiantes ha evolucionado de los
egipcios, a través de los griegos, de
los romanos, y finalmente hasta lle­
gar a lo católico medieval. Moisés
había recibido entrenamiento en las
escuelas egipcias, y se llevó cuarenta
años de pastorear ovejas en el desier­
to para reemplazar ese entrenamiento
a fin de que Moisés pudiera estar
capacitado para guiar al pueblo de
Dios.
“Como Moisés, muchos tienen
que olvidar muchas cosas a fin de
aprender las lecciones mismas que
necesitan aprender. Él necesitaba ser
entrenado mediante la más severa
disciplina mental y moral, y Dios
obró en él antes de que pudiera ser
capacitado para entrenar a otros en
mente y en corazón. Él había sido
instruido en las cortes egipcias. Nada
fue dejado fuera como innecesario
con el fin de entrenarlo para que se
conviertiera en un general de ejérci­
tos. Las falsas teorías de los egipcios
idólatras habían sido inculcadas en
su mente, y las influencias que lo
rodeaban y las cosas que sus ojos
contemplaban no podían ser descar­
tadas o corregidas fácilmente. Así
ocurre con muchos que han recibido
un entrenamiento falso en cualquier
ramo. Toda la basura idólatra de la
tradición pagana debía ser removida,
pedazo a pedazo, artículo por artícu­
lo, de la mente de Moisés.” This Day
with God, pág. 321, énfasis suplido.
“El estudiante de la Biblia puede
leer en la historia del antiguo Israel
una serie de reformas que exaltaron
la Palabra de Dios a su lugar apro­
piado en el hogar y en la escuela. Eso
fue seguido por el descuido con res­
pecto al estudio de la Biblia y a la
práctica de sus principios en el hogar
y en la escuela. Eso quería decir que
las ideas de hombres mundanos to­
maron precedencia a la Palabra de
Dios. . . . En el mundo educativo,
ellos (Israel) se voliveron la cola en
lugar de la cabeza.” 3
Notamos que “el niño Jesús no
recibió instrucción en las escuelas de
las sinagogas.” El Deseado de Todas
las Gentes, pág. 50. Fue educado en
el hogar, con las Escrituras como la
base de su entrenamiento. Jesús tam­
poco escogió a los hombres de gran
educación de su época para que for­
maran el liderazgo de la iglesia en el
Pentecostés. Aun sus propios discí­
pulos tuvieron que pasar por un gran
chasco y volver a ser entrenados a fin
de ser capacitados para digirir en la
iglesia apostólica.
La persona escogida como profeta
para la Iglesia Adventista del Sépti­
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
mo Día solamente tenía un tercer
grado de educación. Parece que los
hombres muy educados a menudo se
elevan por encima de la sencillez del
mensaje y no pueden ser usados de
una manera efectiva por Dios. “Co­
mo colaboradores con él, nunca de­
bemos elevarnos por encima de la
sencillez de su obra; porque a menos
que caminemos humildemente con
Dios; el Espíritu Santo no puede asis­
tir nuestros esfuerzos.” The Australa­
sian Union Conference Record, 1 de
julio del 1902.
La humildad no siempre acompa­
ña a un doctorado. Fácilmente puede
olivdarse que “todos vosotros sois
hermanos,” que todos han de ser tra­
tados igualmente en el reino de Dios.
“Los cristianos deben presentarle
al mundo el hecho de que ‘todos los
hombres han sido creados iguales; y
su Creador les ha concedido ciertos
derechos inalienables; que entre éstos
se encuentran la vida, la libertad, y la
búsqueda de la felicidad,.’ El papado
se opone a estas verdades, y ha des­
cubierto que sus instrumentos más
favorables para vencer estos dere­
chos inalienables son su sistema edu­
cativo con sus cursos y sus títulos.
Por un lado, éstos destruyen la liber­
tad, la independencia, y la originali­
dad del pensamiento; mientras que
por otro lado, desarrollan la distin­
ción de clases, la aristocracia, y el
imperialismo.” 4
El método educativo del mundo
depende de que el estudiante siga
exactamente lo que el sistema ha im­
puesto, y se confieren títulos a aque­
llos que han seguido satisfactoria­
mente las reglas prescritas. La idea
de un título también pone a los estu­
diantes en competencia el uno con el
otro, algunos perdiendo y otros ga­
nando, lo cual es contrario a los mé­
todos de Dios y a su manera de ac­
tuar.
“El Señor ve que el curso rígido
para obtener un título a menudo trae
a la iglesia a hombres ‘sabios según
la carne’ 1 Corintios 1:26.” 5
En lugar de estudiar las Escrituras
por sí mismos, como se nos aconseja
hacer, los estudiantes a menudo bus­
can la aprobación del maestro o pas­
tor sin primero buscar al Espíritu
Santo. Esos hombres deberían ser
consulatos pero no como la autoridad
final.
“La Biblia con sus preciosas ge­
mas de verdad no fue escrita sola­
mente para el estudiante. Por el con­
trario, fue diseñada para la gente
común; y la interpretación dada por
la gente común, cuando está auxilia­
da por el Espíritu Santo, está más de
acuerdo con la verdad como es en
Jesús. Las grandes verdades para la
salvación son esclarecidas como la
luz del mediodía, y nadie errará ni
perderá su camino excepto los que
siguen su propio juicio en vez de lo
que ha sido claramente revelado por
Dios.” Testimonies, tomo 5, pág.
331.
Debe haber un cambio en la ma­
nera en que educamos a nuestros jó­
venes. Debemos enseñarles a pensar
por sí mismos. Debemos apartarlos
de la idea de estar pendientes de
cuánto mejor les está yendo en com­
paración con sus compañeros de es­
tudios. La educación no es una carre­
ra; no es un concurso. Las mentes de
los estudiantes deben ser dirigidas a
buscar la aprobación de Dios, no a
lograr un GPA elevado [un promedio
elevado de calificaciones]. Dios es el
mejor instructor. Si permitiéramos la
libertad de pensamiento, tan necesa­
ria para el crecimiento de la espiri­
tualidad, veríamos cambios dramáti­
cos en las actitudes y los caracteres
de nuestros jóvenes. Veríamos una
consagración que no se ha visto des­
de los tiempos apostólicos; entonces
la obra sería terminada.
“Será proclamado el mensaje del
tercer ángel. Cuando llegue el tiempo
de hacerlo con el mayor poder, el
Señor obrará por conducto de humil­
des instrumentos, dirigiendo el espí­
ritu de los que se consagren a su ser­
vicio. Los obreros serán calificados
más bien por la unción de su Espíritu
que por la educación en institutos de
enseñanza. Habrá hombres de fe y de
oración que se sentirán impelidos a
17
declarar con santo entusiasmo las
palabras que Dios les inspire.” El
Conflicto de los Siglos, pág. 664.
Debemos darnos cuenta de que no
podremos hacer esta obra sin oposi­
ción y resistencia. Satanás sabe bien
que reformas educativas semejantes
conducirán a lograr gente que piensa,
y finalmente, a un pueblo santo.
Satanás sabe bien que re­
formas educativas seme­
jantes conducirán a lograr
gente que piensa, y final­
mente, a un pueblo santo.
“Satanás trabajará con todo su
poder para engañar a fin de tener un
grupo de hombres a la cabeza de la
Iglesia Adventista del Séptimo Día al
tiempo del fuerte pregón que consi­
derará la obra de humildes instru­
mentos guidados por el Espíritu de
Dios, quienes no se habrán graduado
de un instituto de enseñanza, con la
misma desaprobación con la que las
iglesias protestantes antes del 1844
consideraron tales irregularidades.
Dios desea tener a miles de hombres
entrenados en nuestras escuelas, pero
él no desea que reciban un entrena­
miento tal que su actitud hacia la
verdad sea la misma que la escuela
de hombres de otras denominaciones
antes del 1844.” 6
Esas son las palabras de E.A.
Sutherland, uno de los fundadores
del Nashville Agricultural and Nor­
mal Institute, en Madison, Tennes­
see. Elena de White le dijo a él y a
Percy Magan que comenzaran una
escuela y que nunca permitieran que
ésta cayera bajo el control de la de­
nominación a menos que Dios diera
18
instrucción específica de hacerlo.
También es interesante notar que la
junta directiva de la escuela fue la
única junta directiva de la que Elena
de White era miembro.
En Testimonies, tomo 6, pág. 139,
se dice a nuestro pueblo: “Deben
establecerse escuelas, no escuelas tan
elaboradas como las de Battle Creek
y College View, sino escuelas más
sencillas con edificios humildes, y
con maestros que adopten los mis­
mos planes que fueron seguidos por
las escuelas de los profetas.” Dios, a
través de su profetisa, dijo que nues­
tras escuelas deberían ser más senci­
llas, no tan elaboradas. Han de seguir
el plan divino no el del mundo. De­
bemos volver a lo que Dios planeó
para nuestras escuelas, donde la Bi­
blia sea el libro de texto, no los auto­
res infieles; donde los escritos inspi­
rados sean exaltados a la mayor
consideración, y las opiniones del
mundo no sean exaltadas.
Podríamos preguntar, ¿qué haría
Jesús?
“En sus enseñanzas nuestro Sal­
vador no animaba a nadie a asistir a
las escuelas rabínicas de su época,
porque sus mentes serían corrompi­
das con la constante repetición de
‘ellos dicen,’ o ‘se ha dicho.’ El Se­
ñor puede hacer más con mentes que
no tienen conexión con escuelas en
las que autores infieles son estudia­
dos. Esos libros de texto él extiende
su mano para remover. Y en su lugar,
coloca el Antiguo y el Nuevo Testa­
mento.” Sermons and Talks, tomo 1,
pág. 285.
En Hope International, se está
planeando una escuela que sigue el
patrón de Madison, la cual se abrirá
pronto en la campiña, cerca de Ga­
lesburg, Illinois.
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
“Hay una influencia refinadora y
subyugadora en la naturaleza que
debería ser tomada en consideración
al seleccionar el local para una es­
cuela.” Fundamentals of Christian
Education, pág. 423.
Por favor, mantenga esta escuela
en sus oraciones—el tiempo es corto
y necesitamos gente entrenada, no
con el propósito de recibir títulos,
sino a fin de terminar la obra de Dios
a través del Fuerte Pregón.
Clark Floyd reside en Leicester, North Caro­
lina. Es un miembro de la junta directiv y un
orador de Hope International.
Referencias:
1
E.A. Sutherland, Studies in Christian Education,
Upward Way, Dodge Center, MN, 1989, 33.
Disponible en la internet en formato html en in­
glés visitando www.tlmi.net/sce y en formato
pdf visitando:
www.maranathamedia.com.au/download/books.
2
Ibid., 40.
3
Ibid., 27–28.
4
Ibid., 38.
5
Ibid., 130.
6
Ibid., 131.
¿Estamos en peligro de seguir el cur­
so de Babilonia en nuestro sistema
educativo? “Ahora como nunca antes
necesitamos comprender la verdade­
ra ciencia de la educación. Si fraca­
samos en entender esto, nunca, nunca
podremos tener un lugar en el reino
de Dios.” Elena G. de White, The
Christian Educator, agosto del 1897.
Recomendamos mucho el estudio del
libro Studies in Christian Education,
por E.A. Sutherland [disponible so­
lamente en inglés]. Puede adquirir
copias a través de Hope International
por la suma de $8.99 cada uno, más
gastos de franqueo y manejo (véase
la pág. 30).
 [Vislumbres de los Pioneros]
Jaime White: Este Pequeño Comienzo
Jaime y Elena White pasaron la
mayor parte del invierno del 1848 al
1849 en Maine. Era sólo natural que
pasaran el mayor tiempo posible con
sus amigos, los Howland, ya que eso
les daba la oportunidad de estar con su
pequeño hijo, Henry. También Jaime
y Stockbridge eran buenos amigos. El
Sr. Howland era un constructor bien
conocido en el área, y su influencia
entre los hombres de negocios de
Topsham deber haber hecho que fuera
más fácil para él poder ayudar al jo­
ven ministro a encontrar empleo.
Una fría mañana durante el culto
familiar, a Elena se le dio una visión.
Cuando ésta había terminado, ella le
dijo a su esposo: “El Señor me ha
mostrado que es nuestro deber ir a
Dartmouth, Massachusetts.”
“¿Se te mostró por qué deberíamos
ir allá?” Jaime preguntó. “Viajar no es
fácil en esta época del año.”
“No, no sé por qué se nos necesita.
Ciertamente lo sabremos cuando lle­
guemos allá.”
Después del desayuno, Jaime ca­
minó a la oficina de correos para re­
coger el correo matutino. Cuando re­
gresó entró a la casa, subió las
escaleras, y entró en la habitación
donde Elena estaba trabajando. Estaba
moviendo una carta en su mano.
“Aquí está la respuesta, Elena,” le
dijo. “Esta carta explica por qué de­
bemos ir a Dartmouth.”
“¿Qué dice, Jaime? ¿De quién es?”
“Es de Philip Collins. Dice que su
hijo Gilbert está muy enfermo y nos
ruega que vayamos y oremos por el
niño.”
“¿Por qué no llama a Joseph Ba­
tes? Él es un hombre de oración y de
fe, ¡y no vive muy lejos!”
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
Autor: Virgil Robinson
“No me sorprendería si el pastor
Bates estuviera de viaje. Tu sabes que
él viaja contantemente.”
Así que Jaime y Elena empacaron
su pequeño baúl y tomaron el tren
para Dartmouth. El Hno. Collins se
sintió aliviado cuando llegaron a su
hogar. Los condujo a la habitación de
su hijo, donde el niño yacía aparente­
mente a las puertas de la muerte. Se
había desgastado hasta parecer casi un
esqueleto.
“Hace nueve semanas que cayó
con tos ferina,” explicó el padre. “Su
madre y yo tememos que pueda estar­
se volviendo tuberculoso.”
Con los padres del niño enfermo,
los White se arrodillaron al lado de la
cama del jovencito que aparentemente
moría. Mientras oraban, el poder de
Dios inundó la habitación. Jaime Whi­
te se levantó de sus rodillas, cargó al
jovencito en sus brasos, lo elevó hacia
el cielo, y exclamó mientras caminaba
de un sitio a otro en el cuarto: “¡No
morirás sino que vivirás!”
Los White pasaron ocho días visi­
tando a los creyentes en el área antes
de volver sus pasos nuevamente hacia
el hogar de los Collins. El niño estaba
en el portón para recibirlos. Su tos se
había ido, y había ya ganado cuatro
libras de peso.1.
“Alabado sea el Señor,” exclamó
Jaime White, mientras él y Elena se
apresuraban a entrar en la casa para
saludar a los gozosos padres. . . .
Unos pocos días más tarde, Jaime
y Elena estaban nuevamente en cami­
no de regreso a Topsham, donde per­
manecieron durante el resto del in­
vierno.
Cuando llegó la primavera, los
White recibieron cartas de parte de
amigos tanto en Connecticut como
New York, pidiéndoles que trabajasen
en esos estados. No estando seguros
acerca de qué hacer, finalmente deci­
dieron ir a Utica, New York, así que
escribieron una carta aceptando la in­
vitación.
Pero antes de que Jaime pudiera
enviar la carta, Elena empezó a sentir
una sensación de angustia, como si
algo estuviera mal. Al ver eso, Jaime
quemó la carta y oró que el peso fuera
removido de su esposa.
Regresando de la officina de co­
rreos la siguiente mañana, Jaime trajo
otra carta, que había de cambiar sus
planes. Ésta era de parte de Albert
Belden, en cuyo hogar se habían que­
dado por unas cuantas semanas el ve­
rano anterior. No solamente eran cáli­
damente invitados a regresar a Rocky
Hill sino que Belden les había enviado
dinero para su transporte.2 De manera
que en la primavera del 1849 Jaime y
Elena viajaron nuevamente a Rocky
Hill, Connecticut. Es probable que
ocuparan la misma habitación amplia
y sin amueblar en la casa de Belden
en la cual se había celebrado la confe­
rencia sabática el año anterior. . . .
Ahora Jaime empezó a sentir pro­
fundamente la impresión de que debía
comenzar a publicar el “pequeño pe­
riódico” acerca del cual su esposa
había recibido instrucciones en visión
el noviembre pasado.3.
Proponiéndose seguir sus impre­
siones, Jaime sintió la bendición de
Dios sobre él. Pero entonces, se sintió
oprimido por la perplejidad cuando
pensó en el hecho de que se encontra­
ba totalmente sin dinero para empren­
der una empresa tal. Y aquellos que
podían afrontar el ayudar no estaban
19
dispuestos a hacerlo. Finalmente, des­
animado, le dijo a Elena: “Voy a en­
contrar un campo de paja que cortar.
Por lo menos podré ganar algo para
pagar la imprenta.” Se encaminó hacia
la puerta.
Cuando estaba saliendo, un peso
aplastante calló sobre Elena y se des­
mayó. Regresando a su lado, Jaime se
arrodilló y comenzó a orar ferviente­
mente. Pronto pudo ver que ella esta­
ba en visión. Sabía que no había nada
que temer. Elena sería fortalecida.
Después de que terminó la visión,
Elena dijo: “Jaime, la visión se trataba
de ti y de tu obra. Hiciste bien el año
pasado, cortando paja para ganar dine­
ro para asistir a las conferencias. Pero
no es el plan de Dios que lo hagas otra
vez. Debes avanzar por fe. ¡Debes
comenzar a escribir, escribir, escribir!
Si vas al campo de paja serás atacado
por la enfermedad.”4.
Jaime aceptó el mensaje, aunque
todavía no podía ver cómo todo iba a
funcionar. Lo aceptó por la fe, y es­
cribió. Present Truth sería el nombre
de su periódico. Escribió las palabras:
“Es mediante la verdad que las almas
son santificadas, y preparadas para
entrar en el reino eterno. La obedien­
[Ecos de los Pioneros]
[Este es el último artículo de la serie acerca del Alfa y la Omega del Error Mortal.]
Un Llamado a los Atalayas
El Alfa y la Omega del Error Mortal, Parte 8
Una Revisión de Advertencias Importantes e Instrucciones Especiales Tomadas del Espíritu de Profecía
Hace veinticinco años, cuando la
iglesia fue amenazada con una inva­
sión de opiniones ateas y espiritistas,
se hizo el siguiente llamado a los ata­
layas sobre los muros de Sión:
“Entonces oí una voz que decía:
¿’Dónde están los atalayas que debi­
eran estar sobre los muros de Sión?
¿Están dormidos? ¿Cómo pueden es­
tar en silencio? Este fundamento fue
20
cia a la verdad nos matará para este
mundo, a fin de que podamos estar
vivos, por la fe en Jesús.”5.
Jaime fue a visitar a Charles Pel­
ton, un prensista en Middletown, a
ocho millas de Rocky Hill, y le pre­
guntó si estaría dispuesto a imprimir
un periódico de ocho páginas. La con­
versación probablemente fue así:
Pelton: “Imprimir es mi negocio.
No veo por qué no había de imprimir
para usted como lo hago para todos
los demás.”
Jaime: “Quizás haya una pequeña
diferencia en mi caso. Usted ve, no
tengo dinero. Pero espero recibir algo
en breve tiempo después de que los
periódicos salgan a la luz.”
El Sr. Pelton sin duda miró a su
cliente cautelosamente. Probablemen­
te nunca había conocido a alguien que
hablara así.
“Usted parece ser un hombre
honesto. ¿Cuál es su ocupación?”
“Soy un ministro del Evangelio.”
“He conoicido a unos cuantos pre­
dicadores deshonestos en mi vida,
pero no creo que usted sea uno de
ellos. Me arriesgaré. Traiga su mate­
rial y lo preprararemos y lo imprimi­
remos.”
Autor: F. M. Wilcox
edificado por el Obrero Maestro, y
soportará la tormenta y la tempestad.
¿Permitirán que este hombre presente
doctrinas que nieguen la experiencia
pasada del pueblo de Dios? El tiempo
ha llegado para tomar una acción de­
cidida.’
“Fuí instruída a llamar a nuestros
médicos y ministros para que tomaran
una postura firme en favor de la ver­
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
“Gracias, Sr. Pelton. Regresaré
más tarde.”
Con un corazón contento Jaime
White caminó las ocho millas de re­
greso a Rocky Hill. El camino estaba
abierto. Probaría a Dios, avanzando,
como Elena había dicho, dependiendo
solamente en las “simples promesas
de Dios.”
Jaime había tomado el primer pa­
so. El Present Truth se publicaría.
Virgil Robinson era el biznieto de Jaime y de
Elena de White del lado materno, y biznieto de
William Farnsworth (uno de los primeros ad­
ventistas del séptimo día) del lado paterno.
Referencias:
1
Life Sketches (1888), pp. 225, 256.
2
Life Sketches (1915), p. 123, footnote.
3
Footprints of the Pioneers, p. 125.
4
Ibid., pp. 125, 126.
5
James White, Present Truth (Middletown, Conn.:
1849), vol. 1, No. 1, p. 1.
Este artículo fue tomado del libro de
Virgil Robinson, James White, págs.
54–58. Este libro está disponible a
través de Hope International por la
suma de $11.99 más gastos de fran­
queo e impuesto de venta (véase la
pág. 30).
dad. No hemos de permitir que opi­
niones ateas y espiritistas sean presen­
tadas a nuestra juventud. Dios nos ha
guiado en el pasado, dándonos la ver­
dad, la eterna verdad. Mediante esta
verdad hemos de mantenernos fir­
mes.” Special Testimonies, Series B,
No. 7, pág. 38.
Este mismo llamado llega hoy en
día a los atalayas. Si éste fue necesa­
rio hace dos décadas y media, es aún
más necesario en la actualidad. Como
ministros, médicos, como miembros
de la iglesia de Cristo, ¿escucharemos
el llamado, y permaneceremos fiel y
resueltamente en favor de la verdad
como es en Cristo? A menos que
hagamos esto, traicionaremos nuestro
cometido sagrado de una manera des­
preciable.
Prisoneros de Esperanza
Debemos considerar el asunto des­
de ambos puntos de vista, y evitar una
posición llena de prejuicios o desequi­
librada. Mientras por un lado busca­
mos escapar del error, mientras por el
poder de nuestra influencia, detene­
mos a nuestros muchachas y mucha­
chos de arrojarse dentro del gran vór­
tice mundano, el fin de lo que será una
muerte espiritual, deberíamos ser jus­
tos y fieles, y rápidos en proveerles de
fondos por medio de los cuales pue­
dan asegurarse la ayuda que deman­
dan esos días y la obra que está ante
ellos.
Bajo la protección de Dios, y en su
infinita misericordia, nuestras escue­
las han realizado una obra noble. A
pesar de todos nuestros fracasos y
errores del pasado, de nuestros cole­
gios superiores y academias ha salido
un gran ejército de jóvenes y señoritas
devotos, quienes están prestando un
excelente servicio a Dios. Y si ahora
nos volvemos a él con todo nuestro
corazón este número aumentará gran­
demente en los días por venir. Esta es
la promesa que se nos ha hecho. La
sierva del Señor declara:
“A pesar de que en muchos aspec­
tos nuestras instituciones de enseñan­
za se han desviado hacia una confor­
midad mundana, aunque paso a paso
han avanzado hacia el mundo, son
prisioneras de esperanza. Las circuns­
tancias no han tejido sus redes alrede­
dor de sus actividades para que tengan
que permanecer impotentes y en in­
certidumbre. Si ellas escucharan la
voz del Señor y siguieran sus méto­
dos, Dios las corregiría e iluminaría, y
las llevaría de vuelta a su posición de
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
rectitud y diferente del mundo.” Tes­
timonies, tomo 6, pág.145.
¿Cuál es el Remedio?
El editor del Review no puede ir más
allá de señalar esos peligros. Hacer
eso es el deber al que se ha compro­
metido. El hacerlo no requiere ningu­
na sabiduría especial; los hechos son
patentes aun para cualquiera que los
considere de la manera más rápida.
Pero el remedio no es tan fácil de re­
conocer. Lo que debiera hacerse, ne­
cesita un estudio cuidadoso. La situa­
ción es una apelación a la iglesia para
que busque a Dios sinceramente por
ayuda y liberación. Esta instrucción
que hemos recibido del espíritu de
profecía relativa a nuestras escuelas,
debería ser revisada cuidadosamente.
Donde nuestras escuelas han fracasa­
do en alcanzar la estatura del patrón
que se nos ha dado, deben ser disci­
plinadas. Solamente podemos esperar
las bendiciones y la dirección de Dios
cuando le rendimos obediencia.
“Creed a Jehová vuestro Dios, y seréis
seguros; creed a sus profetas, y seréis
prosperados.” 2 Crónicas 20:20.
Responsabilidad del Liderazgo
La situación actual debería apelar
en forma definida, particularmente al
liderazgo de la iglesia,––no solamente
en lo que respecta al problema educa­
tivo, sino al bienestar de Israel desde
cualquier ángulo. El pueblo remanente
enfrenta graves peligros. El espíritu de
mundanalidad, de la búsqueda de pla­
cer, del mercantilismo, de las comodi­
dades materiales, de los intereses ego­
ístas, las concesiones al mal, se están
introduciendo en las vidas de los ad­
ventistas del séptimo día. La antigua
sencillez de la fe y de la práctica se
está yendo de la experiencia de mu­
chos. El Israel de antaño cedió a estas
influencias. La historia de la iglesia ha
sido estropeada al comprometer la
verdad y la justicia. El buen Josafat
“emparentó con Acab” (2 Crónicas
18:1), y mereció el reproche el Cielo.
Las grandes iglesias a nuestro alrede­
dor han estado de luna de miel con la
apostasía, y Dios le ha confiado a los
adventistas del séptimo día un mensa­
je de reforma. ¿Hemos de dar ese
mensaje fielmente, siendo fieles a
nustra elevada y exaltada comisión, o
cederemos, como muchos otros lo han
hecho? ¿Permitiremos que la iglesia,
sobre la cual Dios nos ha hecho atala­
yas, siga tras otras organizaciones, y
sea despedazada sobre las rocas de la
desobediencia y la deslealtad a los
requerimientos del Cielo? Hay un
gran peligro de esto a menos que des­
pertemos a nuestras responsabilidades
confiadas por Dios. En todos estos
males que amenazan a la iglesia, se
encuentra en el resultado final, la
esencia de la omega en contra de la
cual se nos ha advertido.
No sólo peligros desde adentro, si­
no desde afuera amenazan el avance
de nuestra obra hoy día. Ingresos que
se disminuyen prometen vergüenza
para nuestro avance misionero. Una
depresión económica mundial envuel­
ve a la tierra. El creciente desempleo
existe en prácticamente cada país. Pe­
ro estas condiciones despiertan un
interés en la profecía divina, y el de­
seo de saber el significado de las co­
sas que le sobrevienen a la tierra.
Puertas que se abren rápidamente se
encuentra en cada campo. Los llama­
dos pidiendo obreros nunca han sido
tan insistentes como ahora. Gracias a
Dios por estas evidencias de que él
está trabajando en los corazones de
los hombres. Con el día de peligro,
también viene un día de oportunidad
sin precedentes. Con la oportunidad
vendrá poder para aprovecharla si tan
solo nos relacionamos correctamente
con Dios y con su obra, teniendo el
espíritu de verdadera consagración y
del sacrificio heróico.
El Llamado al Ayuno y a la Oración
Es en una hora como esta que los
líderes en el movimiento del segundo
advenimiento son llamados por el pro­
feta Joel a humillar su alma, a confe­
sar sus pecados, al ayuno y al llanto y
21
a la súplica, a una nueva consagración
del corazón y de la vida a Dios y a su
servicio. El clamor debería levantarse
de cada corazón: “Ten piedad, oh Je­
hová de tu pueblo, y no entregues al
oprobio tu heredad” Joel 2:17. Léase
la convocatoria divina a los sacerdotes
y ministros del Señor:
Es en una hora como esta
que los líderes en el mo­
vimiento del segundo ad­
venimiento son llamados
por el profeta Joel a humi­
llar su alma, a confesar
sus pecados, al ayuno y al
llanto y a la súplica.
“Por eso pues, ahora, dice Jehová,
convertíos a mí con todo vuestro co­
razón, con ayuno, llanto y lamento.
Rasgad vuestro corazón, y no vuestros
vestidos, y convertíos a Jehová vues­
tro Dios; porque es clemente, compa­
sivo, tardo para la ira y grande en mi­
sericordia, y presto a revocar el
castigo. ¿Quién sabe si se volverá y se
arrepentirá y dejará bendición tras sí,
para ofrenda y libación para Jehová
vuestro Dios? Tocad trompeta en
Sión, proclamad ayuno, convocad
asamblea solemne. Reunid el pueblo,
santificad la reunión, juntad a los an­
22
cianos, congregad a los niños y a los
que maman, salga de su cámara el
novio, y de su tálamo la novia. Entre
la entrada y el altar, lloren los sacer­
dotes ministros de Jehová, y digan:
Ten piedad, oh Jehová de tu pueblo, y
no entregues al oprobio tu heredad,
para que las naciones se mofen de
ella. ¿Por qué han de decir entre los
pueblos: Dónde está su Dios” Joel
2:12–17.
La Respuesta Misericordiosa de
Dios
Si obedecemos este llamado a la
oración y verdaderamente humillamos
nuestras almas ante Dios, buscando de
su parte el camino de la liberación, el
remedio para nuestras enfermedades,
esta es su misericordiosa promesa:
“Y Jehová celará su tierra, y per­
donará su pueblo. Y responderá Jeho­
vá, y dirá a su pueblo: He aquí yo os
envío pan, y mosto, y aceite, y seréis
saciados de ellos, y nunca más os
pondré en oprobio entre las gentes.
. . . Tierra, no temas; alégrate y góza­
te: porque Jehová ha de hacer grandes
cosas. Animales del campo, no te­
máis; porque los pastos del desierto
reverdecerán, porque los árboles lle­
varán su fruto, la higuera y la vid da­
rán sus frutos. Vosotros también, hijos
de Sión, alegraos y gozaos en Jehová
vuestro Dios; porque os ha dado la
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
primera lluvia arregladamente, y hará
descender sobre vosotros la lluvia
temprana y tardía como al principio.
Y las eras se henchirán de trigo, y los
lagares rebosarán de vino y de aceite.
. . . Y comeréis hasta saciaros, y ala­
baréis el nombre de Jehová vuestro
Dios, el cual hizo maravillas con vo­
sotros: y nunca jamás será mi pueblo
avergonzado. Y conoceréis que en
medio de Israel estoy yo, y que yo soy
Jehová vuestro Dios, y no hay otro: y
mi pueblo nunca jamás será avergon­
zado.” Versículos 18–27.
Ojalá busquemos esta experiencia,
y buscando, encontraremos en esta
hora de perplejidad, la salida de toda
dificultad, y la sabiduría que esté de
acuerdo con nuestra necesidad en
Cristo Jesús.
Serie Concluida.
Fuente: “Why Our Educational Symposium?
The Alpha and the Omega of Deadly Error: A
Review of Significant Warnings and Special
Instruction from the Spirit of Prophecy, in
Two Parts—Part 2,” Review and Herald, Ta­
koma Park, Washington, D.C., 23 de octubre
del 1930, págs. 7–8.
Francis McLellan Wilcox sirvió a la Iglesia
Adventista del Séptimo Día como autor, minis­
tro, y administrador y fue el redactor del Re­
view and Herald desde el 1911 al 1944.
 Notas Históricas
“No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que
nos ha enseñado en nuestra historia pasada.”—Elena G. de White, Notas Biográficas, pág. 216.
Hoy día muchos han descuidado estudiar la historia y la gente que compusieron los primeros días del movimiento ad­
ventista. Para despertar interés en la historia adventista, hemos preparado preguntas acerca de la gente y los eventos de
nuestro pasado. Nuestra meta es despertar fe, y estimular un estudio adicional acerca de “la manera en que el Señor nos ha
conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada”.

c. 1843.
1. ¿Cuántos nietos tuvieron Jaime 5. ¿A qué iglesia pertenecía Elena d. 1812.
y Elena White? de White antes del Movimiento
a. 2. Millerita?
b. Ninguno a. Bautista 9. ¿Quién era el presidente de los
c. 7. b. Católica Estados Unidos cuando Elena
d. 12. c. Metodista de White nació?
d. Presbiteriana a. Andrew Jackson
b. John Quincy Adams
2. ¿Hasta qué edad vivió Elena de c. James Monroe
White? 6. Daniel, el abuelo de Elena de d. Thomas Jefferson
a. 87. White, ¿estuvo en qué famosa
b. 92. guerra?
c. 82. a. La Guerra del 1812. 10. El padre de Elena de White era
d. 103. b. La Revolución un fabricante de sombreros.
c. La Guerra con España ¿Cuál era el salario regular de
d. La Primera Guerra Mundial un artesano bien entrenado du­
3. ¿Cuál fue el apellido de soltera rante la juventud de Elena de
de Elena de White? White?
a. Gorham 7. ¿Cuántos hermanos y herma­ a. 10 centavos al día
b. Gould nas tenía Elena de White? b. 5 centavos al día
c. Roberts a. 7. c. 75 centavos al día
d. Harmon b. 10. d. 10 centavos al día
c. 12.
d. 0. Respuestas: 1:C, 2:A, 3:D, 4:D,
4. ¿Las raíces familiares de Elena 5:C, 6:B, 7:A, 8:B, 9:B, 10:C.
de White se remontan a qué pa­ Fuente: Para recibir referencias es­
ís? 8. ¿En qué año publicó Guillermo pecíficas a cualquier respuesta, for
a. Dinamarca Miller por primera vez, su obra
favor diríjase a Hope International.
b. Irlanda acerca de la pronta venida de
c. Holanda Cristo?
d. Inglaterra a. 1798.
b. 1833.

Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005 23

 Cartas al Redactor
Estoy tan contento de que después
de una ausencia hayan publicado nue­
vamente la sección de Noticias de In­
terés. Esto me ayuda a mantenerme al
día con los eventos de actualidad a la
luz de la profecía bíblica.
HL, Hawaii
Oí hablar de Hope International
hace algún tiempo, pero no fue hasta
que alguien me dió una copia de
Nuestro Firme Fundamento (me gustó
el mensaje directo) que me suscribí a
la revista.
Hay una gran cantidad de cambios
en el mundo y también en la iglesia, y
algunos no son fáciles de comprender.
Soy un adventista de mucho tiempo;
mi padre y mi madre se unieron a la
iglesia en 1929. Que el Señor les ben­
diga y también la obra que están
haciendo.
WG, Florida
Gracias por su carta. Estoy muy
complacido de tener su revista, Nues­
tro Firme Fundamento. He sido real­
mente bendecido por la lectura de
muchos de sus artículos. Me uní a la
iglesia hace doce años, y desde enton­
ces muchas cosas han cambiado––
tanto, que me he encontrado sin de­
seos de asistir a ella y de envolverme
en sus actividades.
Su revista me lleva de nuevo al
tiempo cuando por primera vez me
uní a la iglesia, cuando el estudio de la
Biblia era incentivado más allá de la
lección de la escuela sabática.
Sí, su revista me alimenta espiri­
tualmente. Espero ansiosamente reci­
bir cada copia. Las notas históricas
son interesantes.
JK, Tennessee
Los amo a todos––especialmente
por el beneficio espiritual que estoy
24
recibiendo. Oren por mí, por mi espo­
so y por mi hijo.
VS, Illinois
Acabo de leer en Nuestro Firme
Fundamento el artículo de Ralph Lar­
son, titulado “El Escándalo de un Li­
bro,” parte 8. Gracias al Señor que
ustedes tuvieron el valor de imprimir­
lo, y de que la parte que probablemen­
te jugaron los jesuitas fue menciona­
da. Tengo la seguridad de que un buen
número de adventistas del séptimo día
conservadores creen que la iglesia ha
sido infiltrada. Esto no es algo con lo
cual deseo ocupar mucho de mi tiem­
po, pero es muy probable que sea ver­
dad. Lo único que sé que debo hacer
en este tiempo es no fijar mi atención
en ningún hombre, ni en ninguna or­
ganización, sino en Cristo.
DT, Maine
Aprecio verdaderamente la revista
y me agradan el formato y el color.
Especialmente disfruto las “Notas
Históricas.” He leído la revista duran­
te muchos años y está mejor que nun­
ca. Continúen haciendo la buena obra.
Estoy orando por todos ustedes.
FL, Virginia
Gracias por enviarme una copia de
su revista, Nuestro Firme Fundamen­
to. Que el Señor los bendiga ricamen­
te, como también a su personal, para
que puedan alcanzar más personas en
los Estados Unidos. Les animo a que
traten de alcanzar a los países del ter­
cer mundo––tales como Indonesia,
con sus 17,000 islas––quienes necesi­
tan conocer el Evangelio de Jesucris­
to, para que todos le amemos como
nuestro Salvador personal.
Estoy ansiando la segunda venida
del Señor a este mundo para llevar a
sus hijos al hogar.
LN, Indonesia
Nuestro Firme Fundamento, Junio 2005
Me agrada la revista––tanto, que
estoy comprando copias adicionales
para darlas a otras personas. Disfruté
verdaderamente su reunión campestre,
fueron las reuniones más espirituales a
las que jamás haya asistido.
RF, Arizona
¡El tiempo es tan corto! Por favor
usen este cheque donde más se necesi­
te. Oro por bendiciones sobre todos
sus planes. Que cada día seamos fieles
en las pequeñas pruebas, para que po­
damos estar firmes en las pruebas más
difíciles que se hayan ante nosotros.
PW, North Carolina
Gracias a ustedes y al Señor por la
revista tan interesante que publican.
Me regocijo en recibirla cada mes.
Que el Señor continúe bendiciendo a
todo su personal al preparar mensajes
oportunos para el conteo final aquí en
la tierra.
RS, Tennessee
Me agrada mucho la nueva sección
acerca de los pioneros adventistas del
séptimo día del pasado, y de otros es­
critores que han fallecido. Es maravi­
lloso enseñar cómo los hombres se
mantuvieron firmes a favor de la ver­
dad no contaminada en las diversas
situaciones que han conducido a la
apostasía actual.
El regreso de la columna con las
noticias mundiales es también apre­
ciada, especialmente con sus fotogra­
fías.
Oh, sí, Nuestro Firme Fundamento
se está viendo mejor que nunca––no
estoy alabándoles, sino. . . a Aquel
que guía y perfecciona todas las habi­
lidades humanas y sus recursos. Y doy
gloria al autor [y redactor] de nuestra
salvación.
BH, Maryland