Buenos días queridos hermanos. Con la celebración del quinto
domingo de Cuaresma, nos acercamos mucho más a la pascua. La celebración litúrgica de hoy es una invitación gozosa a reflexionar sobre el misterio de nuestra vida hecha fecunda por Cristo. El grano de trigo muere pero después se multiplica en nuevas formas de vida. Con la esperanza de poder nosotros también morir y resucitar con Cristo, dispongámonos a iniciar esta Santa Misa. De pie y con el canto de entrada recibimos a nuestro celebrante. MONICION DE LAS LECTURAS. El profeta Jeremías habla de una Alianza nueva, escrita y grabada en el interior de las personas, la carta a los Hebreos nos habla de sus «gritos y lágrimas» ante la certeza de su muerte. El evangelio nos recuerda otro momento de «crisis» de Jesús ante la «hora» dramática que ve acercarse, aunque triunfa su voluntad de obediencia al plan salvador de Dios, con la hermosa imagen del grano de trigo que, para dar fruto, tiene que enterrarse y morir.
ORACIÓN DE LOS FIELES.
1-Por la Iglesia, para que sea sembradora de vida y esperanza, en un mundo visitado por el dolor y la muerte. Oremos 2-Para que el Papa, obispos y sacerdotes sean fieles a su ministerio y que, conscientes de la misión que Dios les ha confiado, sean hombres de misericordia y de perdón, rectos en el actuar y amantes del bien a favor de todo el pueblo de Dios. Oremos. 3-Para que todos aquellos que sufren la esclavitud del pecado puedan recorrer el camino del grano de trigo y morir a sí mismos para resucitar con Cristo. Oremos. 4-Para que todos nosotros descubramos la ley que Dios puso en nuestros corazones y la vivamos a imagen de Jesús. Oremos.