Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
JESUS ES CONDENADO
A MUERTE
Lector: Te adoranos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Lector: El inocentísimo Jesús acepta por la gloria de Dios y la paz
entre los hombres la injusta sentencia de muerte pronunciada contra
El por Pilato.
Todos: Oh amorosísimo Jesús, por tu amor y en penitencia de mis
pecados acepto la muerte con cuantos dolores, penas y afanes me la
envíes.
Hágase, oh Señor, no mi voluntad, sino la tuya.
Lector: Señor, ten piedad de nosotros.
Todos: Ten piedad de nosotros.
En la Biblia: “Ellos insistían a grandes voces pidiendo que fuera
crucificado, y sus gritos resultaban violentos.
Y Pilato decidió que se hiciera como pedían. Dejó en libertad al que
pedían (Barrabás), el cual había sido encarcelado por sedición y
homicidio, y entregó Jesús a la voluntad de ellos”. (Lc. 23, 23s).
SEGUNDA ESTACIÓN
JESUS ES CARGADO
CON LA CRUZ
QUINTA ESTACIÓN
LA VERONICA ENJUGA
EL ROSTRO DE JESUS
Lector: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Lector: Movida a compasión, la Verónica enjuga el rostro de Jesús, y
Jesús la premia imprimiendo sus facciones en aquel lienzo.
Todos: Reconozco en esta piadosa mujer el modelo de las almas
reparadoras. Comprendo el deber que tengo de llorar mis muchos
pecados y todas las ofensas hechas a tu divina majestad. Oh Jesús,
imprime en mí las virtudes de tu sacratísimo corazón.
Lector: Señor, ten piedad de nosotros.
Todos: Ten piedad de nosotros.
En la Biblia: “Así como muchos quedaron estupefactos al verlo, por
estar tan desfigurado, por no parecer ya como un hombre, ni tener
cara como la de los hijos de los hombres, asimismo hará estremecerse
numerosas naciones”. (Is. 52, 14s).
SEPTIMA ESTACIÓN
JESUS SE VE DESNUDADO
DE SUS VESTIDURAS
Lector: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Lector: Llegado al Calvario, Jesús es despojado de sus vestidos y su
boca amargada con una bebida de hiel y vinagre.
Todos: He aquí cuanto costaron a Jesús los pecados de ambición y
de gula. Oh Señor, concédeme la gracia de desapegar siempre más
mi corazón de toda vanidad y satisfacción pecaminosa, para buscarte
únicamente a ti, mi suma y eterna felicidad.
Lector: Señor, ten piedad de nosotros.
Todos: Ten piedad de nosotros.
En la Biblia: “Como perros de presa me rodean, me acomete una
banda de malvados. Mis manos y mis pies han traspasado. / Y
contaron mis huesos uno a uno.
Esta gente me marca y me vigila. / Reparten entre sí mis vestiduras y
mi túnica se juegan a los dos”. (Salmo 22, 17 – 19).
UNDECIMA ESTACION
JESUS ES CLAVADO
EN LA CRUZ
Lector: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Lector: Los verdugos clavan en la cruz al Hijo de Dios, que sufre
espasmos indecibles, bajo la mirada de su afligidísima Madre.
Todos: Pertenecen a Jesucristo los que crucifican su carne con los
vicios y concupiscencias. Yo quiero ser de Jesucristo durante la vida,
en la muerte, en el juicio universal y por toda la eternidad. ¡Oh Jesús,
no permitas que me separe de ti!
Lector: Señor, ten piedad de nosotros.
Todos: Ten piedad de nosotros.
En la reflexión: “Cristo crucificado sufrió como debía sufrir una
Persona Divina, con sabiduría resignada, cediendo de mala gana a la
intrusión del dolor en la felicidad natural que le era propia; cediendo,
no obstante, con valentía, porque el hacerlo así significada salvación
para las almas que El llevaba en el seno de su amor”. (A. Vonier).
DUODECIMA ESTACION
JESUS MUERE EN
LA CRUZ
Lector: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Lector: Durante tres horas sufre Jesús penas indecibles, y muere al
fin sobre la cruz, por nuestros pecados.
Todos: La muerte de Jesús se renueva diariamente sobre nuestros
altares, con la Santa Misa. ¡Oh Jesús amorosísimo! Concédeme la
devoción a la Santa Misa, a fin de que asista a ella a menudo y con las
disposiciones que tuvo tu santa Madre al pie de la cruz.
Lector: Señor, ten piedad de nosotros.
Todos: Ten piedad de nosotros.
En la Misa: “!Oh Jesús!, que, obedeciendo a la voluntad del Padre y
por la cooperación del Espíritu Santo, diste vida al mundo con tu
muerte, líbrame, por tu cuerpo y sangre sacratísimos, de todas mis
culpas y de todos mis males, y haz que yo me adhiera inviolablemente
a tus mandamientos, y no permitas que me separe jamás de ti”.
(Ordinario de la Misa).
DECIMOTERCERA ESTACION
JESUS ES BAJADO DE LA CRUZ
Y ENTREGADO A SU MADRE
Lector: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Lector: La Madre Dolorosa recibe entre sus brazos al Hijo descendido
de la cruz.
Todos: María contempla en sus llagas la obra inhumana de nuestros
pecados y el amor infinito de Jesús por nosotros. La devoción a María
es un signo de salvación. ¡Oh Madre, acéptame como hijo,
acompáñame en la vida, asísteme cada día y especialmente en la
hora de mi muerte!
Lector: Señor, te piedad de nosotros.
Todos: Ten piedad de nosotros.
En la Biblia: “Estaban en pie junto a la cruz de Jesús su madre, María
de Cleofás, hermana de su madre, y María Magdalena. Jesús viendo a
su madre y junto a Ella el discípulo que Él amaba, dijo a su madre:
Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu madre. Y
desde aquel momento el discípulo la recibió consigo”. (Jn. 19, 25-27).
DECIMOCUARTA ESTACION
JESUS ES DEPOSITADO
EN EL SEPULCRO
Lector: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Lector: El cuerpo de Jesús, ungido con aromas, es llevado al sepulcro.
María esperaba con fe viva la resurrección de su Hijo, según Él lo
había predicho.
Todos: Creo firmemente, Dios mío, en la resurrección de Jesucristo,
como creo en la resurrección de la carne. Quiero resucitar diariamente
a nueva vida, a fin de merecer resucitar a la gloria en el último día.
Lector: Señor, ten piedad de nosotros.
Todos: Ten piedad de nosotros.
En la fe: “Jesucristo descendió para asegurarnos: ¡No teman; yo
poseo las llaves de la muerte; yo vencí a la muerte; yo abrí la puerta
de la soledad última; donde no había presencia alguna, allí estoy yo;
donde había un abandono final, allí está mi descanso; donde reinaba
la muerte en adelante morará la vida!”” (L. Boff).
DECIMOQUINTA ESTACION
JESUCRISTO RESUCITA
GLORIOSO DEL SEPULCRO
En la Biblia: “Pasado el sábado, muy de madrugada, el primer día de
la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro.
De pronto hubo un gran terremoto, pues un ángel del Señor bajó del
cielo, se acercó, rodó la piedra del sepulcro y se sentó en ella. Su
aspecto era como un rayo, y su vestido blanco como la nieve.
Los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos. Pero
el ángel, dirigiéndose a las mujeres, les dijo: No teman, pues sé que
buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí: resucitó como dijo”. ( Mt.
28, 1-6).
Lector: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu Santa Cruz y Resurrección redimiste al mundo.
En la vida: “Cristo resucitado debe ser nuestra alegría, porque su
Resurrección nos dice que está vivo, a nuestro lado, como vivo y al
lado estaba de los discípulos de Emaús, para decirnos, como a ellos,
que el fracaso, el desaliento, la desesperanza y la muerte no deben
tener cabida en el corazón de sus amigos, de los verdaderos
creyentes”. ( A. Valdés).
Al terminar el Viacrusis se puede rezar un Padrenuestro, Avemaría y
Gloria según las intenciones del Sumo Pontífice